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    Revista Geolgica de Amrica Central, 36 Especial: 67-95, 2007ISSN: 0256-7024

    EL LEGADO CIENTFICO DEL LICENCIADO GEMETRAPEDRO NOLASCO GUTIRREZ GUTIRREZ (1855-1918)

    Ronald E. Daz Bolaos1*, Flora J. Solano Chaves2& Giovanni Peraldo Huertas3

    1Escuela de Historia y Centro de Investigaciones Geofsicas de laUniversidad de Costa Rica.

    2Centro de Investigaciones Geofsicas de la Universidad de Costa Rica.3Escuela Centroamericana de Geologa, Universidad de Costa Rica.

    *Autor para contacto:[email protected]

    (Recibido: 20/03/07; aceptado: 20/11/07)

    ABSTRACT:Pedro Nolasco Gutirrez Gutirrez (1855-1918), Licentiate, Geometer, prominent scientic gure ofCosta Rica between late 19th century and early 20th century. This article pretends to analyze his biography, his scien-tic work and the impact of his intellectual activities in the Costa Rican society in that time. Don Pedro knew aboutthe astrometeorology, the geology and the seismology and used the rst eld for forecasting earthquakes and theclimate conditions. Dr. Henri Pittier, Chairman of the National Physical Geographic Institute of Costa Rica, critizedthis methodology. The diffusion of Gutirrez calendars converted him in the most popular scientic person duringthis period. Although, today the earthquakes prediction is very difcult to analyze, but is very important to study themethodology used by Pedro Gutirrez because he predicted some quakes. For this knowledge, was named, Brujo delObservatorio.Key words:Astrometeorology, sismology, biography, politic.

    RESUMEN: El presente artculo versa sobre la vida del Lic. don Pedro Nolasco Gutirrez Gutirrez prominente guracientca de la Costa Rica de nales del siglo XIX y de principios del siglo XX. Don Pedro accedi al conocimiento dela astrometeorologa, a la geologa y la sismologa. La astrometeorologa la us como una herramienta para la predic-cin de sismos. Esta idea no obstante, fue debatida por el Dr. Henri Pittier, en ese entonces, director del Instituto FsicoGeogrco. Naci don Pedro en Puntarenas en 1855 y muri en la ciudad de San Jos en 1918. Labor en el InstitutoFsico Geogrco (IFG). Es importante indicar que de todos los cientcos costarricenses de esa poca, fue don PedroNolasco, que sin querer, se acerc al pueblo mediante su almanaque y fue sin duda la gura cientca ms popular dela poca. Aunque actualmente se indica que las predicciones ssmicas estn an lejanas, es importante, no obstante,seguir indagando la visin de don Pedro, pues acert en varias de sus predicciones, de ah que la poblacin lo empezaraa llamar El Brujo del Observatorio.Palabras clave: Astrometeorologa, sismologa, biografa, poltica.

    BOLAOS, R.E., SOLANO, F.J. & PERALDO, G., 2007: El legado cientfico del licenciado gemetra.- Rev. Geol. Amr. Central,36 Especial: 67-95.

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    []la astronoma y la meteorologa pro-fticas, en Nolasco Gutirrez[]

    Segarra y Juli (1907:220).

    []sin querer alarmar, don Pedro Nolasco[Gutirrez] dice que siempre es bueno temer algodel 10 al 12 y luego del 14 al 24 [de mayo de1910]. Esto por clculos que tiene de series detemblores y pocas que coinciden con el estado

    planetario actual inuencia que pueda estable-cer en l la presencia del cometa [Halley].

    La Prensa Libre, 9-V-1910:3 (Cit. pos MolinaJimnez, 2005:253).

    INTRODUCCIN

    Gran notoriedad y espectacularidad porsu brillantez caus el avistamiento del cometaHalley al aproximarse al planeta Tierra en 1910.Este fenmeno y en general, los cometas han sus-citado una serie de supersticiones en la poblacin,al punto que en muchas culturas se les relacionacomo mensajeros de grandes males. Entre loscometas inspiradores de presagios ha sido elHalley por su periodicidad de tres cuartos de siglocon los que se aproxima a la Tierra (Ocampo,1989). Su presencia gener temor, angustia yadmiracin entre los observadores a nivel mun-dial, particularmente cuando la prensa difundi latesis de cientficos como la del astrnomo francsCamil Flammarion (1842-1925), que al calcularla trayectoria del cometa determin que el extre-mo de su cola alcanzara la Tierra, temindose el

    posible influjo de gases venenosos en la atms-fera terrestre (Paluze Borrell, 1984:164-165 yMolina Jimnez, 2005:235-236).

    La anterior tesis fue compartida y difun-dida en Costa Rica por el Lic. Gem. PedroNolasco Gutirrez Gutirrez (1855-1918)(Fig. 1), uno de los principales estudiosos delos fenmenos astronmicos, meteorolgicos ysismolgicos en el pas. Gutirrez era conocidopor los motes de Sabio brujo o Brujo delObservatorio, segn atestigua el Prof. Jos Fidel

    Tristn (145, 1916:13).

    Otros investigadores que compartan las tesis

    difundidas por Gutirrez sobre el estudio y an-lisis de los posibles impactos del cometa Halleyen 1910 fueron el Ing. Luis Matamoros Sandoval(1859-1934), investigador que aplic el conoci-miento cientfico para el desarrollo de las obraspblicas y el Ing. Manuel Vctor Dengo Bertora(18401925), uno de los artfices del desarrolloelctrico en Costa Rica (Daz, 2003:91; MolinaJimnez, 2005:246-247; Obregn, 2005:69 y273-274 y Goebel, 2006). Con relacin a lacomunin de ideas entre Nolasco y Matamoros

    est como prueba el siguiente extracto periodsti-co don Pedro se propone de hoy en adelante[20 de abril, 1910] medir y calcular, antes queobservar, la posicin del Halley con el ingenierodon Luis Matamoros(El Independiente, 20 deabril de 1910).

    Una perspectiva terico-metodolgica diver-gente fue la del Dr. Juan Rudn (1849-1932),cientfico y profesor suizo radicado en el pas,quien combati duramente las supuestas con-secuencias que traera el cometa para la Tierra

    (Molina Jimnez, 2005:233-234).

    Fig. 1: Lic. Gemetra Pedro Nolasco Gutirrez, tomado delperidico La Informacin del 2 de febrero de 1916, pgina 5.

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    En este mismo ao de 1910 en que se avis-t el cometa Halley, especficamente duranteel primer semestre y acorde con la evidenciahistrico-cientfica, el pas vivi una relevante

    actividad ssmica que tuvo como evento mssignificativo el terremoto de Cartago del 4 demayo de ese ao, fenmeno que provoc ladestruccin de la ciudad y la muerte de 272personas (Cf. Gonzlez Vquez, 1910:139-158;Calvert & Calvert, 1917:475-491, Montero, 1984y Miyamura, 1980:124-125). La creencia inme-morial de atribuir a los cometas y supernovas lageneracin de eventos extremos resurgi entrelas clases populares del pas quienes vieron enel Halley la causa del violento sismo. Adems,desde la poca colonial, era comn en la men-talidad de los moradores del Valle Central cos-tarricense, asignar un origen sobrenatural a loseventos ssmicos y meteorolgicos, asocindoloscon malas cosechas, epidemias y muertes (MolinaJimnez, 2005:259-262 y cf. Rodrguez, 2005).

    En este mismo perodo, el debate de ideascientficas en torno a las posibles consecuenciasde la aproximacin del Halley trascendi a laopinin pblica, precisamente, la figura del Lic.Gutirrez alcanz notoriedad en esta coyuntura. Apesar de su legado en el desarrollo cientfico cos-tarricense, este ha sido poco investigado o enfo-cado desde la perspectiva de la historia culturalobviando el aspecto cientfico (Molina Jimnez,1994 y 2005). Por ello, el presente artculo pre-tende dilucidar este aporte desde el punto de vistade la historia social de la ciencia, cuyo enfoque,de acuerdo con Saldaa (1996:7-8):

    []pretende llegar a entender la naturalezay el comportamiento que han seguido los grupos

    sociales (los cientcos) que crean, desarrollano incorporan conceptos y teoras en un contextosocial particular y como consecuencia del mismo.Se presta atencin igualmente a aquellos aspectosgenerales de la sociedad y de la geografa regio-nales (orden social, cultura, recursos naturales,

    posiciones geogrcas, etctera) que son respon-sables de las actitudes grupales hacia la ciencia yque le han impuesto un estilo particular []

    En esta perspectiva terico-metodolgicatambin se debe acotar el papel de la comunidad

    cientfica que envolva las actividades ejercidas

    por Gutirrez. Rodrguez-Sala (2004:15, cf. Vialesy Clare, 2006-2007:149) la define bajo las siguien-tes condiciones:

    1) un principio de autoridad que se ubica,

    precisamente, en esa comunidad. Es dentro deella en donde se realiza, se juzga y se valora todaactividad cientca, sin permitir ningn tipo de

    intromisin externa.2) la existencia de, y el compartir, un sistema

    de creencias acerca de la ciencia.3) la importancia que reviste el papel social

    de la actividad cientca y que se maniesta

    por la existencia de un patrn de conductas,sentimientos y motivaciones concebidos comounidades de interaccin social, que entraa elreconocimiento o legitimacin de esa actividad

    por parte del resto o cuando menos de una partede la sociedad en que se realiza.

    Es preciso indicar que de acuerdo a investi-gaciones recientes (Solano, 1999; Peraldo, 2003;Daz, 2003; Solano y Daz, 2005) los factoresexternos dinamizan, cohesionan y consolidan laconfiguracin de una comunidad cientfica. Enesta perspectiva, debe entenderse la comunidadcientfica como aquella entidad conformada porinvestigadores y estudiosos con formacin cient-fica capaces de producir conocimiento cientficoy difundirlo a travs de publicaciones que circu-lan dentro y fuera del pas al que pertenecen. Losmiembros de una comunidad cientfica debatenaquellos puntos en desacuerdo sobre un nuevoconocimiento, laboran parcial o exclusivamen-te para instituciones cientficas y pertenecen asociedades cientficas nacionales o extranjeras.Mediante la publicacin de los resultados de susinvestigaciones pueden mantener contactos con

    sus pares a nivel internacional.Lgicamente, las luchas de poder estn pre-sentes al interior de una comunidad cientficadonde sus miembros interactan en condicionesde desigualdad frente a la apropiacin del pro-ducto del trabajo cientfico (Bourdieu, 2000:32,cit. pos Viales y Clare, 2006-2007:150). En elcaso latinoamericano, como lo sealan Vessuri yCapel (cit. pos Viales y Clare, 2006-2007:150),el Estado brind un apoyo explcito o implcitoa las comunidades cientficas en la medida en

    que estas participaban en la organizacin de los

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    nuevos territorios mediante la exploracin de susrecursos potenciales.

    Bajo esta perspectiva, el presente trabajose subdivide en cinco secciones en las que se

    circunscribe la trayectoria cientfica del Lic.Gutirrez: I) El contexto histrico-cientfico demediados del siglo XIX. II) Su formacin cien-tfica. III) Su relacin con las instituciones cien-tficas establecidas al finalizar el siglo XIX. IV)Sus aportes durante el ocaso de su carrera. V) Suconcepcin de la sismologa. VI) Aspectos de lavida cotidiana de su tiempo relacionados con susestudios.

    Esta investigacin se efectu gracias alapoyo institucional del Centro de InvestigacionesGeofsicas (CIGEFI) de la Universidad deCosta Rica a travs del Proyecto Meteorologae Impacto Social Ambiental en Centro Amricay Mxico (MISCAM, VI-805-97-519) y delPrograma Estudios Sociales de la Ciencia, laTcnica y el Medio Ambiente (PESCTMA, VI-805-A4-906), en el que tambin colaboran elCentro de Investigaciones Histricas de AmricaCentral (CIHAC) y la Escuela de Historia de laUniversidad de Costa Rica. Adems, las inves-tigaciones en el mbito sismolgico fueroncanalizadas mediante el apoyo de la EscuelaCentroamericana de Geologa.

    La ciencia en Costa Rica al promediar el siglo XIX

    En el siglo XIX, el concepto de ciencia sedefina como: El conjunto de todos los cono-cimientos del hombre (AMNCR, 7999:10).Posteriormente, en la primera mitad del siglo

    XX, la ciencia se redefine como un corpus dedoctrina metdicamente formado y ordenado, queconstituye un ramo particular del humano saber(Espasa-Calpe, XIII:135). Estas concepcionesde la ciencia se traslapan de Europa y Amricadel Norte a los pases de Amrica Latina, reginfuertemente influenciada por enfoques tericosforneos que originan investigaciones tradicio-nales como las de Eakin (1999:123-124), cen-tradas en aspectos cronolgicos que conciben eldesarrollo cientfico latinoamericano como un

    producto expansivo europeizante en el NuevoMundo. Esta fase coincide con el influjo de la

    industrializacin generando una connotacinmesinica en el pensamiento cientfico a mer-ced del incremento de cientficos exploradoresa la regin quienes conciben la ciencia como un

    instrumento capaz de redimir los pueblos atra-sados (Cf. Pyenson, 1985).

    En contraposicin a las investigaciones ante-riores, los estudios de la historia social de la cien-cia en torno al desarrollo histrico-cientfico enAmrica Latina, ubican sus races en las culturasantiguas de la regin y perciben una simbiosiscon el pensamiento occidental a partir del sigloXVI durante el proceso de conquista y coloni-zacin del Nuevo Mundo. Estas condicionesgeneran las bases de un marco cientfico regionalautctono capaz de nutrir el marco cientficouniversal (Saldaa, 1989 y 1996; Azuela, 1995y 1996; Vessuri, 1996; Weinberg, 1996; Azuelay Guevara, 1998; Azuela et al., 1999; Solano,1999; Peraldo, 2003 y Rodrguez-Sala, 2002a y b,2004a y b, 2005a, b y c y Daz, 2003).

    La Costa Rica de mediados del siglo XIXpreparaba su participacin en la campaa blicacontra las fuerzas filibusteras de William Walker(1824-1860) entre 1856 y 1857. Mientras lasociedad costarricense enfrentaba su principalcoyuntura militar en el siglo XIX, la presenciade un grupo de cientficos, profesionales y estu-diosos constituy el ncleo inicial de una comu-nidad cientfica que contaba en ese momentocon la participacin de dos destacados investiga-dores alemanes: el Dr. Alexander von Frantzius(1821-1879) y el Dr. Karl Hoffmann (1823-1859), quienes ingresaron a Costa Rica en 1854,llevando consigo dos cartas de recomendacinpara el presidente Juan Rafael Mora Porras

    (1814-1860). Una de ellas, escrita por el insignecientfico barn Alexander von Humboldt (1769-1859) y la otra, por el Dr. Nees von Eesenbeck(1776-1858), Director de la Academia Imperialde Ciencias de Prusia (Solano, 1999:129-130 yHilje, 2006:27-28).

    Los aportes de Frantzius y Hoffmann secentraron en la recopilacin de datos para elconocimiento de la meteorologa, la geologa, labotnica y la zoologa de Costa Rica, adems deprestar sus servicios para el ejrcito costarricense

    durante la Campaa Nacional (1856-1857) yen la fundacin de instituciones como la Botica

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    Francesa en cuyo gabinete se forjaron vocacionescientficas como las del Dr. Jos Cstulo ZelednPorras (1846-1923), su esposa Amparo Lpez-Calleja de Zeledn (1863-1957) y los profesores

    Anastasio Alfaro Gonzlez (1865-1951) y JosFidel Tristn Fernndez (1873-1932) (Frantzius,1967; Hoffmann, 1976; Mata, 1992:77-78;Coronado, 1997:259; Palmer, 2003:61-64 y Hilje,2006:38,41-42,80-82 y 117-172).

    La llegada de Frantzius y Hoffmann se vin-cula con el arribo de varios inmigrantes alemanesa Costa Rica, principalmente empresarios, pol-ticos y colonizadores, quienes al abandonar elViejo Continente por aspectos polticos buscan enel territorio costarricense un lugar donde rehacersus vidas y empresas. La expansin cafetalera y laampliacin de las actividades agrcolas en exten-sas reas del suelo patrio ampliaron su panorama.Entre dichos inmigrantes varios destacan por suformacin cientfica, algunos residieron en el pasen forma temporal o permanente y sus trabajos einvestigaciones fueron un aporte para estructurarla comunidad cientfica costarricense. Sobresalen,por ejemplo, el barn Alexander von Bllow(1799?-1856), el Ing. Ludwig Daser (m. 1862),el Ing. Franz Kurtze (m. 1868), el Dr. FriedrichStreber (1809-?), el Cap. Franz Rohrmoser vonChamier (1836-1919) y el escritor Wilhelm Marr(1819-1904) (Herrera, 1988:97-115; Solano yDaz, 2005:29-30 y Hilje, 2006:29-39).

    Adems, la presencia de un contingente demdicos nacionales y extranjeros, residentes en elpas, encabezados por el guatemalteco Dr. NazarioToledo Murga (1807-1887), impulsa el surgi-miento de instituciones como el Protomedicato deCosta Rica, fundado en 1857, con la finalidad de

    normar la prctica de las ciencias mdicas en elpas (Blanco, 1997:165-171; Palmer, 2003:52-56y Viales, 2003:45-49).

    El Protomedicato de Costa Rica vino asumarse al creciente nmero de entidades quepromovan el desarrollo de polticas estatalesfundamentadas en ideas cientficas entre las quedescollaban: 1) la Sociedad Econmica Itineraria,creada con la meta de dotar al pas de una red vial.2) la Universidad de Santo Toms, centro gene-rador de los cuadros polticos y administrativos

    del naciente Estado. 3) la Sociedad Berlinesa deColonizacin, para establecer colonias alemanas

    en el suelo costarricense. Todas estas institucio-nes fueron establecidas en 1843, poco despusdel fracaso de la experiencia unionista del pre-sidente Gral. Francisco Morazn (1792-1842),

    permitiendo a las autoridades encabezadas porel Jefe de Estado, Jos Mara Alfaro Zamora(17991856) proseguir el proyecto poltico y eco-nmico iniciado en la dcada anterior por BraulioCarrillo Colina (1800-1845) de cimentar las basesdel Estado nacional costarricense (Caldern,2002:242-253).

    En esa misma poca, la prensa inicia lapublicacin de informacin cientfica como lasAfecciones astronmicas, un recuento de lasefemrides diarias y tambin, la aparicin de uncuadro sobre diferencias climticas de acuerdocon la latitud del observador (EMC, 17-VIII-1844:224 y 19-VII-1845:372).

    La astronoma sera en esta fase una de lasciencias a las que mayores aportes brindara elLic. Pedro Nolasco Gutirrez. Siendo tan soloun nio de aproximadamente dos aos (1857),descendi del firmamento un meteorito halladoen las proximidades de Heredia y Alajuela. Susfragmentos fueron enviados fuera del pas paraser analizados. El cientfico polaco IgnacioDomeyko Ankuba (1802-1889) public un tra-bajo en Chile donde comparaba la muestra delmeteorito cado en Costa Rica con una similarimportada de Francia y al compararlas confir-m la idea de la universalidad de los elementosde la naturaleza (Soto, 2004; Vargas, 2006 ySolano, Daz y Fernndez: en este trabajo).Domeyko recibi los fragmentos del meteoritode Costa Rica por parte del diplomtico y estu-dioso chileno Francisco Solano Astaburuaga

    (1817-1892), quien fue comisionado por elgobierno de Chile, para promover la adhesindel gobierno costarricense al Tratado de UninAmericana suscrito por varios Estados sura-mericanos (1856) ante una eventual expansinnorteamericana en la zona a raz de la presenciafilibustera en Centroamrica.

    Un anlisis de los procesos anteriores evi-dencia la existencia de una comunidad cientficay la realizacin de actividades relacionadas conla ciencia en el pas, las que fueron aprovechadas

    por el Lic. Pedro Nolasco Gutirrez en su juven-tud para desarrollar su talento cientfico.

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    Formacin cientca del Lic. Pedro NolascoGutirrez

    Escasa informacin se tiene sobre los pri-

    meros aos de vida del Lic. Pedro NolascoGutirrez. Los microfilmes de los libros sacra-mentales pertenecientes al Archivo HistricoArquidiocesano, correspondientes a la ciudad dePuntarenas, registran su nacimiento el 18 de mayode 1855 (AHAMBATH. T-001:2:26,43). En eseentonces Puntarenas era un floreciente puerto delPacfico dedicado a la exportacin del caf y a laintroduccin de artculos manufacturados proce-dentes de Estados Unidos, Europa y los pases dela costa pacfica de Amrica Latina. El SupremoGobierno lo declar puerto franco en 1847 paraincrementar el trfico de buques, pasajeros ymercancas, por lo que esta naciente ciudad fuedotada de una gobernacin y se transform en lasede de numerosas casas comerciales nacionalesy extranjeras que operaron en el principal puertodel pas (Valverde, 1997:39-48).

    El cientfico alemn Moritz Wagner (1813-1887) resume su visita a Puntarenas en 1853como una ciudad donde:

    [...] las calles laterales quedan pobres cho-zas de caa, techadas con hojas secas de palme-ras; en ellas viven los pescadores y jornaleros, ensu mayor parte indios o medio indios. La iglesiaest situada en una plaza abierta, cubierta de

    plantas salmueras. Es una barraca de maderaque se parece a psitos alemanes, con un campa-narito que descansa en cuatro estacas y que mehizo la impresin de unos centinelas cosacos enel Kubn, o bien de un palomar alemn []Elcorreo es un edicio de buena presencia, rodeado

    de un grupo hermoso de palmeras de coco confuertes copas []La casa particular ms bonitaes la del Sr. [Crisanto] Medina; es ste un ricocomerciante y nquero de Miravalles, conocido

    tambin en Alemania por sus ensayos de atraercolonos alemanes a la Meseta de Miravalles []Punta Arenas [sic] es un lugar favorable parael comercio al menudeo, especialmente las bebi-das alcohlicas encuentran aqu, en proporcinal nmero de habitantes, una salida increble.(Scherzer y Wagner, 1944:260)

    El sitio descrito por Wagner dio abrigo alpadre de Pedro Nolasco, el marino Pedro Gutirrez

    (m. 1897), capitn del puerto de Puntarenas.Propietario de un buque, bautizado con el nom-bre de General Guardia, por el parentesco exis-tente entre su familia y la del poltico y militar

    Gral. Toms Guardia Gutirrez (18311882).Guardia haba asumido el poder el 27 de abril de1870, coyuntura que favorecera la insercin del

    joven Gutirrez en la vida pblica (Oconitrillo,1985:156). El buque General Guardia fue adqui-rido en 1875 para dedicarlo al transporte delcorreo entre las distintas poblaciones del Golfo deNicoya, que tenan a Puntarenas como principalnodo de una importante red comercial que enla-zaba las poblaciones costeras de la zona (SenzMaroto, 1970:477). Adems, esta embarcacintransport la correspondencia de Liberia y otrospueblos de la provincia de Guanacaste, cuyasactividades econmicas se vieron favorecidas porel uso de la ruta del ro Tempisque y sus afluentescomo va de comunicacin.

    Es factible que el nio Nolasco viajara con supadre en esta embarcacin y en otras que surca-ban el Golfo de Nicoya, en una poca en que steexperimentaba un activo comercio. La belleza desus costas pudo haber despertado su vocacin porlos conocimientos cientficos. Wagner (1944:263)describe el Golfo de Nicoya como:

    La vista desde la Punta, hacia el Golfo deNicoya es, especialmente en direccin nortea yoccidental, sumamente hermosa.

    Allende de la punta de tierra queda la isla deSan Lucas, que posee lindos contornos, guarne-cidos de bahas, y que se levanta encima del ujo

    azul del golfo []Ms hacia el Noroeste se venlos contornos de las Islas Caballo y Bejuco []Casi todas estas islas estn cubiertas de altos

    rboles y densa vegetacin; ya desde lejos sedivisa el blanco anillo de la rompiente espumosaque brota en sus escollos, que desaparece y vuel-ve, dndoles as a estas islas una apariencia demovilidad.

    En esta misma zona, el Dr. Karl Hoffmannestablece su hogar en febrero de 1859. Su trasladoa Puntarenas se justifica por los beneficios quetraera para su salud las condiciones climticas.No obstante, su enfermedad se agrava, su esposaEmilia fallece durante una epidemia local de tifoi-

    dea y poco tiempo despus, el cientfico muere el11 de mayo de ese mismo ao (Hilje, 2006:67).

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    Cabe preguntarse: Qu influencia tuvo Hoffmannen el despertar de la vocacin cientfica del Lic.Gutirrez? El Cap. Pedro Gutirrez habr tenidoalgn tipo de contacto con el Dr. Hoffmann? El

    nio Pedro Nolasco habr conocido al cientfico?La evidencia histrica no lo comprueba pero lapresencia de Hoffmann y los Gutirrez en estepuerto durante la misma poca podra sugerirlo.

    Es factible que el nio Pedro Nolasco Gutirrezhaya recibido su educacin primaria en dicho puer-to. De acuerdo con Valverde (1997:122-123), susmoradores solicitaron al gobierno la asignacin deun maestro y el producto de dicha gestin favore-ci la apertura de una escuela para nios varonesen la segunda mitad del siglo XIX.

    De su temprana juventud no existe mayorinformacin de los estudios pero s de su primertrabajo cientfico: un conjunto de datos conserva-dos en el Archivo del Museo Nacional de CostaRica que fueron recabados cuando era un jovende diecisiete aos, referentes a la observacinde lluvias, rayos y temperaturas en Puntarenasentre agosto y diciembre de 1872. Estos datosfueron comparados con los registros de tempera-tura analizados en San Jos por Friedrich Maison(1821-1881), Director interino de la Oficina deEstadstica, quien publicaba sus investigacionesen tablas mensuales (AMNCR, 8543:213-214).Esta oficina, fundada en 1861, recibi la misinde recabar los datos meteorolgicos oficiales pro-ducidos en el pas (Solano, 1999:152).

    En ese mismo perodo, las autoridades delpuerto de Puntarenas ponen en marcha un sistemade seales meteorolgicas en el decenio de 1870.Este mtodo es una adaptacin del desarrolladopor el Gral. Albert J. Myer (1828-1880) para

    el ejrcito de los Estados Unidos. Su principalproducto fue elReglamento Interior para el ser-vicio del Vapor Nacional de Guerra Iraz(1879),documento cuyo apartado titulado Reglamentopara el Guardia en Puerto, en que se indica en elinciso 16 (Solano, 1999:159-161):

    Debe anotar el cambio del viento, del tiempoy movimiento de las nubes, posicin del barmetroy termmetro. Esto lo har cada cuatro horas.

    Adems, el Reglamento para losCuartelmaestres especifica la funcin del

    Cuartelmaestre de Seales e incluye el cui-dado del termmetro y el barmetro para las

    observaciones meteorolgicas del puerto (Solano,1999:160). Esto demuestra la sistematicidad en elcuidado y toma de datos relacionados con aspec-tos meteorolgicos, aspecto que denota la preocu-

    pacin gubernamental por aplicar, en la medidade lo posible, las exigencias mnimas para la tomade datos relacionados con el clima. Cabe pregun-tarse si el joven Gutirrez tuvo conocimiento dedicho sistema y si desempe en algn momentola funcin de Cuartelmaestre. Es factible que laresidencia de Gutirrez en una ciudad portuariadurante los primeros aos de su vida pudo haberincidido en la produccin de uno de los primerostrabajos de meteorologa marina y registros demareas para Puntarenas publicados en Costa Ricaal finalizar el siglo XIX (LPL, 30-VIII-1890:2 yLUC, 17-II-1897:142).

    Debe indicarse que el vaporIrazera utiliza-do por el General Toms Guardia y su comitivapara hacer travesas y visitas exploratorias conel fin de estudiar e integrar regiones alejadas almovimiento de la vida social y mercantil del ValleCentral. Obviamente deba mantenerse en buenascondiciones y apegado a las ltimas normas esta-blecidas para la navegacin (Solano, 1999:160).

    Ms adelante, el joven Gutirrez pudo habercomplementado sus estudios en San Jos. Estedato se deduce a partir de la descripcin hechapor el escritor Ramn Cspedes (1937:30-31),quien nombra a Gutirrez entre los discpu-los ms connotados del fsico italiano RodolfoBertoglio (1844-1887), profesor de la Ctedrade Matemticas del Instituto Nacional y dela Escuela de Ingeniera de la Universidad deSanto Toms. Bertoglio fue tambin maestro dedestacados ingenieros costarricenses formados

    en esa poca, entre ellos: Salomn Escalante(1843-1928), Luis Matamoros Sandoval (1859-1934), Nicols Chavarra Mora (1865-1927) yCarlos Francisco Salazar Salazar (1851-1908),profesor de Matemticas (Oconitrillo, 1985:162;Pez, 1994:64-65; Barrantes y Ruiz, 1995:50-53;Rodrguez y Ruiz, 1995:23 y Obregn Quesada,2005:61-64).

    En esos mismo aos, Pedro NolascoGutirrez debi recibir la influencia del astr-nomo Guillermo Molina Molina (1835?-1889),

    una figura poco conocida de la comunidad cien-tfica costarricense. Molina, nacido en la ciudad

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    Revista Geolgica de Amrica Central, 36 Especial: 67-95, 2007 / ISSN: 0256-7024

    de Cartago, procedente de una familia de extrac-cin social humilde y dirigida por una madresoltera, fue tambin tenedor de libros e impresor.Su vocacin cientfica fue autodidacta, segn se

    desprende de un anlisis de la oracin fnebrepronunciada por el Lic. Francisco Mara Iglesias(1825-1903), Rector interino (1850) y Profesorde la Universidad de Santo Toms (ANCR,4278:1; Obregn Lora, 1955:33 y 1991:309;LPL, 10-X-1889:2):

    Hijo sencillo del Pueblo: de ese PuebloCostarricense, fecundo semillero de virtudes yde raros talentos: Pueblo apto para las ciencias,

    para las artes y para todo lo noble y bueno,Molina, sin ms escuela que la primaria de aque-llos tiempos; sin ms Colegios y Universidad quesu instintiva y constante aplicacin la lectura

    y consulta de buenos libros, y al trato social dealgunas personas instrudas; de humildsimoorigen, pobre y desvalido, logr sobreponerse tan contrarios auspicios, cultivar su espritu, yadquirir provechosos conocimientos en algunasciencias exactas.

    Molina inici los primeros estudios desismologa histrica costarricense, import elprimer telescopio que se introdujo en CostaRica y posey una biblioteca de 437 volmenes(ANCR, 4278:1-34; LPL, 10-X-1889:2; GonzlezVillalobos, 1972:99 y 160; IGN, 1989:64 yRodrguez y Ruiz, 1995:25). Adems, fue elautor del Almanaque de Costa Rica, Indicadordel Tiempo para 1873, arreglado al meridiano deSan Jos(1873) y del libro Primeras lecciones de

    Aritmtica para uso de las Escuelas de Prvulos(1875). Estas obras, hoy da extraviadas, son cita-das por el escritor y educador Luis Dobles Segreda

    (18911956) en sundice bibliogrfico de CostaRica(1928:221-222). La primera de ellas se editen la imprenta del autor y su contenido muestrala influencia de la astrologa, incluye cmputosde datos astronmicos, vincula dichos eventosa las celebraciones religiosas de una poblacinconfesionalmente catlica y que poda adquirirpor este medio, alguna nocin bsica de la cienciaastronmica (Daz, 2005:287-288).

    Al analizar este almanaque, se desprende queMolina era practicante de la astrometeorologa,

    disciplina con una de fuerte influencia hermticaque mezclaba elementos cientficos con aspectos

    esotricos, por lo que hoy da se le considerapseudocientfica. Esta forma de conocimientoasoci el comportamiento de la atmsfera con elmovimiento aparente de los astros en la esfera

    celeste, idea desarrollada por los babilonios, losegipcios y los chinos en la Antigedad. Estepensamiento fue retomado y difundido en Europapor los rabes durante el perodo medieval, con-formando una tradicin cuyo auge se situ en elRenacimiento, poca en que se produjeron nume-rosos almanaques con pronsticos astrometeoro-lgicos de largo plazo.

    En los siglos posteriores, la astrometeorolo-ga persisti hasta que empieza a ser desplazadapor la meteorologa moderna en el siglo XIX, alintroducir mtodos ms modernos y sistemticospara pronosticar el tiempo en plazos menores alos propuestos por los almanaques astrometeo-rolgicos (Hardy et alt., 1983:184-191 y PascualBlzquez, 2006). No obstante, la publicacin dealmanaques astrometeorolgicos persisti, inclu-so en Costa Rica, donde su cultivo persisti en lasprimeras dcadas del siglo XX ya que, como seanaliza ms adelante, no se introdujeron mtodosms eficaces para el pronstico meteorolgico,por ello, la astrometeorologa foment la recopi-lacin de datos astronmicos y meteorolgicos,prctica desarrollada por Molina en sus estudios.

    De acuerdo con Rodrguez-Sala (2004:123),el empleo de la astrologa en el pronstico deltiempo no constitua un objeto de censura ecle-sistica ni civil en el perodo colonial debido aque estos pronsticos no se relacionaban con laastrologa judiciaria. Este mtodo censuradopor los tribunales de la Santa Inquisicin enNueva Espaa durante ese perodo, consisti en

    una adivinacin determinista que entraaba lanegacin del libre albedro del ser humano. Estadiferencia sustancial entre la astrometeorologay la astrologa judiciaria, facilit el desarrollode la primera y la posibilidad de ser empleadacomo un mtodo para efectuar pronsticos deltiempo utilizando los movimientos aparentes delos astros en la esfera celeste hasta la irrupcinde la meteorologa moderna en la segunda mitaddel siglo XIX.

    Los rasgos astrolgicos de los registros reco-

    pilados por Molina, no eran cuestionados por laprensa de su tiempo debido a sus aplicaciones

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    prcticas y no vinculadas con los pronsticos dela astrologa judiciaria. Ciertamente, la prensadescribe su labor meteorolgica y astronmica entrminos muy positivos (LPL, 10-X-1889:2):

    Espritu concentrado y analtico, su sentidopredilecto fue el de Observaciones Meteorolgicas,unido al de la Astronoma en la parte que serelaciona con aquellas, aplicado todo los

    fenmenos y variaciones de la Meteorologa yClimatologa Costarricenses.

    A fuerza de estudio y de perseverancia lleg acumular una serie considerable de datos, queaumentaba y perfeccionaba ao tras ao, hastael grado que no ha existido en Costa Rica, y

    pasarn algunos aos para que aparezca otroobservador tan asiduo y tan adelantado en estosestudios especiales.

    Es factible que los datos meteorolgicos yastronmicos publicados en la Gaceta Oficiala mediados de la dcada de 1880, sean obra deMolina por incluir pronsticos semanales juntoa fenmenos astronmicos como las fases de laLuna, la salida y el ocaso del Sol y su relacincon las fiestas de los santos de la Iglesia Catlicay las efemrides patrias, aspectos propios de loscalendarios de la poca que podran servir demedio difusor del conocimiento cientfico bsicoentre los sectores populares. Esta informacinempieza a publicarse a partir del 12 de agosto de1885 como se transcribe a continuacin (cf. GO,12-VIII-1885:673):

    CALENDARIO.Agosto de 1885.

    ESTE MES TIENE 31 DASDA 22 [sic] SOL EN VIRGO.

    Sale las 5 h. 54 m.- Se pone las 6 6h. m.Tiene el da 12 h. 12 m. y la noche 11h. 48 m.

    Martes 12.- Santa Clara de Ass, virgen, santaHilaria, san Aniceto, mrtir, San Herculano,

    obispo.Mircoles 13.- San Alfonso Mara de Ligorio,obispo confesor y mrtir, san Hiplito y san

    Casiano mrtires; santa Elena mrtir.Cuarto menguante las 9 y 3 minutos de la

    noche De hoy al 16 [de agosto] llover muypoco Del 17 al 19 llover y tronar bastante.

    De acuerdo con investigaciones recientes(Solano, 1999 y Daz, 2003), es verosmil queMolina mantuviera intercambio de informacincon miembros de la comunidad cientfica como

    Streber, Kurtze, Maison y el profesor espaolEnrique de Mira Villavicencio ( ?) para registrardatos meteorolgicos y realizar pronsticos delargo plazo que eran los nicos disponibles en laCosta Rica de la poca.

    Los datos que Molina recopil, hoy da seencuentran extraviados, prdida lamentable atri-buible al desinters del Dr. Henri Pittier Dormond(1857-1950), primer director del Instituto Fsico-Geogrfico, quien los debi desechar por la meto-dologa empleada en su confeccin. Este cientfi-co, como se analizar ms adelante, refutara lastesis astrometeorolgicas del Lic. Pedro NolascoGutirrez cuando le cuestiona la asociacin quehaca de los sismos con las fases lunares a iniciosdel siglo XX.

    Cabe sealar que Pittier era parte de unaplyade de cientficos y profesores suizos contra-tados para impartir lecciones de ciencias en loscolegios de enseanza secundaria de las ciudadesdel Valle Central, en el contexto de la reformaeducativa auspiciada por el Lic. Mauro FernndezAcua (1843-1905), durante la administracin delGral. Bernardo Soto Alfaro (1885-1889). Otrosprofesores connotados de esta generacin fueronel Dr. Juan Rudin, el Dr. Gustave Michaud (1860-1924) y el Dr. Paul Biolley (1861-1908), quienesefectuaron valiosas contribuciones al desarro-llo de la Fsica, la Qumica, la Matemtica, laAstronoma y la Biologa en Costa Rica (Daz ySolano, 2005:35) y la Sismologa.

    Curiosamente, cuando se remataron las perte-

    nencias de Molina en su mortual, Pittier adquirisu teodolito para trabajos topogrficos y desacatla recomendacin del Lic. Iglesias de preservarlos datos del difunto astrnomo cartagins (LPL,10-X-1889:2 e IGN, 1989:64):

    Sensible fuera perder tan preciosos datos,y sera de desearse que fuesen recojidos [sic]y utilizados por nuestro naciente ObservatorioMeteorolgico.

    En Costa Rica, la astrometeorologa estable-ci una forma bsica de pronstico meteorolgico

    generado a raz de la comparacin de series deregistros astronmicos con datos meteorolgicos.

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    Revista Geolgica de Amrica Central, 36 Especial: 67-95, 2007 / ISSN: 0256-7024

    La ciencia meteorolgica, que en esa poca incen-tiv metodologas ms modernas que la desarro-llada por la astrometeorologa, no se aplic enCosta Rica porque el Dr. Henri Pittier consideraba

    que el clima costarricense era lo suficientementeconstante para dedicar las tareas del InstitutoMeteorolgico a pronosticar posibles variaciones(Daz, 2003:82).

    Frantzius (1967:10) advirti a sus lectoresde no caer en el error de considerar a los pasescentroamericanos como tierras donde reinaba unaeterna primavera, opinin que prevalece en elpresente, debido a la aparente regularidad con quese suceden los fenmenos meteorolgicos. Por elcontrario, estas condiciones son modificadas porla accin de los sistemas de vientos del Caribe ydel Pacfico y por el relieve, causando variacionesregionales que Frantzius identific en sus inves-tigaciones y Pittier no consider en sus trabajosmeteorolgicos. El siguiente texto de Frantzius(1967:10) explica dicha situacin:

    Si, pues, la mayora de los viajeros, provistossolamente de un termmetro juzgan del clima deun lugar por los grados de temperatura encon-trados, sin acordarse del tiempo seco, pesado porel polvo y el viento, y de la estacin lluviosa deningn modo agradable por su excesiva hume-dad, sin tomar en consideracin los restantes

    fenmenos meteorolgicos, no es de admirar queesta errnea opinin haya silo [sic] difundida deque en Centro Amrica efectivamente una prima-vera siga a la otra.

    El mito de la eterna primavera limit laemisin de pronsticos del tiempo por parte delpersonal del Instituto Meteorolgico, no obstante,La Gaceta y los principales diarios nacionales,

    publicaron pronsticos independientes basadosen los trabajos astrometeorolgicos del astrno-mo Guillermo Molina y continuados posterior-mente por el Lic. Pedro Nolasco Gutirrez.

    Hacia finales de la dcada de 1870 e iniciosde la de 1880, Gutirrez desempe un puesto enla Aduana de Puerto Limn, gracias a la influen-cia de su pariente el Gral. Guardia quien ejercerala presidencia de la Repblica hasta su muerte(1882). En esta misma poca, el distante puertodel Caribe estaba siendo conectado con el Valle

    Central por medio del proyecto de construccindel Ferrocarril al Atlntico (Oconitrillo, 1985:156;

    Murillo Chaverri, 1995; Prez Brignoli, 1997:61-63; Eakin, 1999:138 y 143; Viales, 2000:187-209y Obregn Quesada, 2005:303-319). Esta empre-sa fue financiada por el estadounidense Minor

    Cooper Keith (1848-1929), quien emprendi laexpansin del cultivo del banano en la zona yque ms adelante se convertira en la base delemporio bananero de la United Fruit Company yllegara a ser uno de los principales gestores dela infraestructura cientfica del Instituto Fsico-Geogrfico Nacional, entidad en la que laborarael Lic. Gutirrez.

    Tras finalizar sus funciones en la Aduana dePuerto Limn, Pedro Nolasco Gutirrez se trasla-da a la capital, donde empieza a realizar modestaspublicaciones en la prensa. Una de sus primerasintervenciones periodsticas es un sencillo artcu-lo en que cuestionaba las opiniones del cientficosuizo Dr. Henri Pittier, poco tiempo despus de suarribo al pas (1887). Esta declaracin se relacio-naba con la crtica hecha por el suizo a las obser-vaciones meteorolgicas efectuadas en CostaRica a lo largo de las dcadas anteriores. Lascrticas de Pittier provocaron un intenso debate enla comunidad cientfica costarricense que a su vezcuestion la validez de sus observaciones hechasen la capital (Daz, 2003:72-86).

    La intervencin de Gutirrez publicada en elDiario costarricense el 4 de setiembre de 1888,se refera a unos datos meteorolgicos que obtuvopara refutar los errores cometidos por el cientficoal demostrar (AMNCR, 7961: 5): que Mster[sic] Puttier [sic] se ha equivocado de la mismsi-ma manera que otros observadores aficionados.

    Al mismo tiempo, las tensiones entre laIglesia Catlica y el Estado liberal que llegaron

    a su punto mximo con la promulgacin dela legislacin anticlerical de 1884 y el intentode la institucin eclesistica por derogarla yrecuperar el espacio perdido en la esfera pbli-ca, favoreci el surgimiento del Partido UninCatlica (1890) (De La Cruz, 1984:35-36 ySalazar Mora, 1990:148-152). Esta agrupacinpoltica atrajo el inters de Gutirrez, quienlleg a publicar numerosos trabajos de divul-gacin cientfica en las pginas de La UninCatlica, rgano informativo del movimiento

    antiliberal (AHAMBATH, VP, 5:187; LUC, 22-X-1892:333-335 y 18-XI-1893:850).

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    Entre sus publicaciones para La UninCatlica figuran el artculo Armona entre laciencia y la fe (LUC, 14-XII-1890:3) cuyo argu-mento combata las tesis cientficas respaldadas

    por los liberales que afirmaban la contradiccinirreconciliable entre razn y fe, posicin quese refuerza en un texto de carcter apologtico,Mentiras histricas (LUC, 18-XII-1890:2-3):

    Este mismo Kepler al adquirir tantos cono-cimientos se apresur reconocer la perfectaarmona que existe entre la ciencia y la fe, y nose avergonzaba de dirigir una pblica plegaria

    al Creador.En esos aos, el Ing. Pedro Nolasco Gutirrez

    haba transmitido a su hermana, Micaela GutirrezGutirrez (1860-?), el conocimiento elementalpara realizar observaciones meteorolgicas ensu natal Puntarenas. Los registros de la seoritaGutirrez corresponden a los meses de junio anoviembre de 1892, julio a diciembre de 1894 y deenero a mayo de 1895 (AMNCR, 8543:214-215).

    Aunque estos datos se encuentran incom-pletos, tienen la particularidad de haber sidoregistrados por una mujer. Estos consistan enobservaciones baromtricas y termomtricas,pero no siempre fueron obtenidos mediante elinstrumental adecuado, por lo que la seoritaGutirrez se dedic a recopilar datos en formacualitativa, anotando informacin sobre vientos otormentas elctricas y utiliz un reloj para medirlas horas de lluvia como lo consigna la tabla 1(AMNCR, 8543:215):

    Adems, Pedro Nolasco y su hermanaMicaela Gutirrez estudiaron y analizaron elimpacto de una tormenta al comienzo de la esta-cin lluviosa de 1892 y asociaron su trayectoria

    a factores de ndole astrolgica y astronmica(AMNCR, 8543:214-215). El siguiente textoampla los efectos de dicho evento:

    La misma Seorita [Micaela] [testado:observ] anot que el primero de Mayo [1892]hubo un fuerte aguacero no slo en aquel puer-to [Puntarenas] sino en la vecina hacienda ElCarrizal, y su hermano [Pedro Nolasco]observque aqul se extendi a San Ramn, Atenas yPalmares, y que al mismo tiempo hubo una gara

    en San Jos y que al da siguiente, teniendo la

    Luna 6 das y encontrndose en la constelacin deCncer, principi la estacin lluviosa en San Jos

    con un aguacero seguido de la 1 horas 10 minutos las 5 horas 30 minutos pasado meridiano. Sinhacer mrito la inuencia lunar, nos limitamos

    consignar este dato por va de curiosidad. Los

    mismos observadores anotaron que el 2, 3 y 4 de[testado: Mayo] [sobrerrenglonado: dicho mes]los fuertes aguaceros no slo se hicieron sentir enesos lugares, sino que se extendieron Filadela

    (Guanacaste).

    La publicacin del Almanaque CatlicoCostarricense hizo clebre al Lic. Gutirrez.Adems de continuar la labor de GuillermoMolina, al incluir tpicos religiosos y cientficos,informacin comercial y agrcola. La primeraedicin correspondiente al ao 1893 cont conla aprobacin eclesistica de Mons. BernardoAugusto Thiel Hoffmann (1850-1901), Obispo deSan Jos. La difusin del calendario lo transformen una obra muy popular entre los hogares costa-rricenses ponindolos en contacto con elementosde la ciencia (LUC, 3-XI-1892:347 y 5-II-1893:2y Fernndez Mora, 1953:95).

    Como era de esperar, los pronsticos meteo-rolgicos a largo plazo eran proclives a fallar,mxime en las regiones tropicales donde losfenmenos meteorolgicos evolucionan con msrapidez que en las zonas templadas del planeta.Por ello, se criticaba la inexactitud de los prons-ticos meteorolgicos publicados por Gutirrez ensu Almanaque, obtenidos a partir de la observa-cin peridica del estado del tiempo y el uso demtodos de pronstico basados en la astrome-teorologa (cf. Fernndez Mora, 1953:95). Estoscuestionamientos eran comunes en las publica-ciones astrometeorolgicas de la poca porqueintegraban elementos empricos, cientficos y

    astrolgicos (Hardy et alt., 1983:188-190). Sinembargo, el nivel popular y periodstico le dababuen crdito, tal como lo refiere la siguiente cita:[] consultadas las probabilidades del tiempoen el almanaque de don Pedro Nolasco, vemosque para el da 20 anunciaba da variable tem-blores dbiles, como en efecto los registr casi ensu totalidad el sismgrafo (EI, 22-IV-1910).

    Adems de sus contribuciones al desarro-llo de la astronoma y la meteorologa, losconocimientos autodidcticos de agrimensu-

    ra que posea Gutirrez llamaron la atencindel gobierno del Lic. Jos Joaqun Rodrguez

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    Zeledn (18381917). ste le dispens el ttu-lo de Bachiller en Ciencias y as obtener el deLicenciado Gemetra (1893) a raz de la ausenciade una entidad de estudios superiores capaz deconferirle un ttulo para el pleno ejercicio del ofi-cio de agrimensor (LUC, 13-V-1893:581; Nez,1953:29; Senz Maroto, 1970:477 y Oconitrillo,1985:155-163). Esta dispensa favoreci su posi-cionamiento socioeconmico y profesional por-que el Congreso Constitucional otorg al PoderEjecutivo la potestad de conferir los ttulos deIngeniero Mecnico e Ingeniero Gemetra a losBachilleres en Ciencias tras la clausura de laUniversidad de Santo Toms, adems de cum-plir las disposiciones dictaminadas por la Ley

    Fundamental de Instruccin Pblica y la aproba-cin de un examen aplicado por un tribunal deingenieros nombrados por el gobierno (ObregnQuesada, 2005:64-65).

    A pesar de la fama que la astrometeorologale traera al Lic. Gutirrez en los aos siguien-tes por los motes populares de Sabio brujo oBrujo del Observatorio, por el supuesto pro-nstico del terremoto de Cartago (1910), stefue un acrrimo enemigo del espiritismo y supropagacin en crculos catlicos y cientficos

    (LUC, 3-XI-1892:345 y LI, 27-IV-1916:3, Tristn145.13). Por su cercana al pueblo, se le consider

    una autoridad entre las capas populares (LI, 27-IV-1916:3, Tristn 145.13):

    el Profeta de los graades [sic] cataclismosssmicos, seguido por las multitudes que losodian [?]a preguntas [...]Abrindonos campocasi a la fuerza por entre el compacto grupo,llegamos hasta el centro del amplio crculo de lamuchedumbre que con suma atencin y religiosorespeto oa las predicciones de don Pedro.

    Gutirrez, en cuanto al pensamiento cien-tfico de la poca, defenda la idea del carcterunitario de la ciencia para justificar su pasinpor las observaciones astronmicas, elementoque constituye una prueba ms de su formacincientfica autodidacta, en una poca donde la

    especializacin era aun incipiente y los cient-ficos manejaban varios campos de las cienciasfsicas y naturales. Este ingeniero era abiertoal debate de sus ideas, como lo muestra esteextracto de su informe enviado a Pittier en 1897(IGNCR, 1989:134):

    Si se atiende al ttulo que me da la ley de Jefedel servicio meteorolgico, quiz se me critiquede haberme extendido sobre observaciones que

    por una aberracin, mi juicio, se consideranpor algunos como independientes de l. Pero

    aunque las haya hecho en horas extraordina-rias del servicio y que puedan calicarse de mi

    Fecha Hora ObservacionesJulio 28 de 2 4 p.m. acompaadas de truenos

    Julio 30 de 4 5 p.m.

    Agosto 4 de 4 6 p.m. id. id.

    Agosto 9 id. id.

    Cayendo un rayo las 2 horas 40minutos pm

    Agosto 24 Desde las 6 p.m. id. de viento fuerte.

    Tabla 1

    Precipitaciones en Puntarenas (1894)

    Lluvias observadas en pluvimetro (m/m)

    Da Setiembre Octubre Noviembre Diciembre

    1 - - 7,2 [?] -

    2 - - 2,7 -

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    propiedad particular, quiero, pues las cienciasse enlazan entre s, contribuir aunque sea conun grano de arena al edicio cientco que feliz-mente se levanta en mi patria la sombra de un

    gobierno progresista [la primera administracindel presidente Rafael Iglesias Castro], que noescatima nada para el objeto. De mi informe

    pueden los espritus recalcitrantes aprovechar loque les convenga, desechar contrastar lo quecrean superuo; del contraste me alegrara, pues

    puedo haber incurrido en errores que desearaconocer. Aun deseo el ensanche de las observa-ciones mi cargo, siempre que se haga lo mismocon el edicio para poderlas hacer sin mayores

    gastos para la Nacin. Tiempo para ello no mepuede faltar, mi juicio, desde el momento queestoy en la mejor voluntad para ejecutarlas sinque se me imponga como deber.

    Estas ideas coincidan con los paradigmascientficos de la poca, tal y como lo seala elastrnomo francs Flammarion (1883:15) en suclebre estudio meteorolgicoLa atmsfera:

    La naturaleza, estudiada racionalmente, esdecir, sometida en su conjunto al trabajo del

    pensamiento, es la unidad en la diversidad delos fenmenos, la armona entre todo lo criado,que diere, por su forma, por su constitucin

    propia, por las leyes que lo animan; es el todoempapado en un aliento vital. El resultado masimportante de un exmen racional de la natura-leza es distinguir la unidad y la armona en estainmensa reunin de cosas y de fuerzas, adoptarcon un mismo celo lo que se debe los descubri-mientos de siglos anteriores y lo que es la obradel nuestro [XIX], analizar detalladamente los

    fenmenos sin dejarse abrumar por su magnitud.

    De esta manera puede el hombre hacerse dignode sus altos destinos; penetrando el sentido de lanaturaleza, descubriendo sus secretos, dominan-do por medio del raciocinio, los materiales que sehan recogido por medio de la observacin.

    El Lic. Gutirrez fundamentaba sus anlisisen las Tablas de conocimiento de los tiempos,publicadas anualmente en Pars, que contenanefemrides y numerosos clculos astronmicosque l adaptaba a las coordenadas geogrficasde Costa Rica (AMNCR, 8552). Muchas de las

    observaciones astronmicas las realiz conjunta-mente con el profesor suizo Dr. Juan Rudn. Este

    investigador haba ejercido la enseanza duranteveinte aos en Europa, ingres a Costa Rica el 27de noviembre de 1889, para laborar como Directordel Instituto de Cartago y Profesor en el Liceo

    de Costa Rica. Fue un activo colaborador delInstituto Fsico-Geogrfico y del Museo Nacional(Cspedes Mora, 1937: 79-83; Tristn, 1966:31-32; Pez, 1994:66-67; Coronado, 1997:261 yMolina Jimnez, 2005:233-234).

    La slida formacin acadmica le permitial Dr. Rudn ocupar una posicin ventajosa frentea su par costarricense y adversar las tesis catas-trofistas de Flammarion referentes a los posiblesefectos del gas ciangeno de la cola del cometaHalley en la atmsfera terrestre y fueron objetode una ardua discusin cientfica. Por un lado,los anlisis de Flammarion fueron apoyados ydifundidos por el Lic. Gutirrez en la prensa y porotro, el Dr. Rudn public la obra El peligro delcometa Halley?(1910) que contradice las calami-dades que generara el cometa al aproximarse a laTierra (Molina Jimnez, 2005:234).

    El Lic. Pedro Nolasco Gutirrez y las institucionescientcas de Costa Rica

    La reforma educativa promovida por laadministracin del Gral. Bernardo Soto, indu-

    jo a la fundacin de instituciones cientficascomo el Museo Nacional (1887), el ObservatorioMeteorolgico (1887), el Instituto MeteorolgicoNacional (1888) y el Instituto Fsico-GeogrficoNacional (1889), asociadas con el establecimientode entidades educativas de enseanza secundariacomo el Liceo de Costa Rica (1887) y el Colegio

    Superior de Seoritas (1888). La creacindel Observatorio Meteorolgico en el Liceo deCosta Rica al finalizar el ao 1887 fue el produc-to de la cristalizacin de un proyecto cientficoideado por el Dr. Streber en 1873 y retomado porel Dr. Enrique De Mira Villavicencio una dcadams tarde (1883). El inters de la administracindel Gral. Soto a favor de la ciencia hizo cris-talizar dichos proyectos, ahora retomados porPittier, quien cont con el soporte econmicoe institucional de la Secretara de Instruccin

    Pblica y de su ministro Lic. Mauro Fernndez.El Observatorio Meteorolgico fue la base del

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    Instituto Meteorolgico Nacional (1888), entidadsurgida ante la necesidad de ampliar las investiga-ciones meteorolgicas fuera de la ciudad capital(Daz, 2003:64-94).

    El 22 de agosto de ese mismo ao, se clausu-ra la Universidad de Santo Toms, por parte delgobierno del Gral. Bernardo Soto Alfaro (1854-1931), al considerarse que el pas no reuna lascondiciones cientficas suficientes para sosteneruna institucin de estudios superiores. Esta medi-da desata una fuerte polmica al interior de laintelectualidad costarricense, como lo ejemplifi-ca este pasaje escrito por el Lic. Flix ArcadioMontero Monge (1850-1897), ltimo rector inte-rino de dicha entidad y prominente lder polticoy gremial de la poca (LG, 15-VI-1890:714):

    La muerte de la Universidad es un crimen yun crimen de lesa civilizacin, aparte de ser un

    parricidio de parte del ex-Ministro Fernndez,porque mat su madre intelectual, sin cuyaexistencia don Mauro hubiera continuado ayu-dando misa que fue su primera ocupacin,segn el decir de las gentes de su tiempo.

    No ha sido posible localizar en las fuentesalguna manifestacin sobre la posicin del futuroingeniero Gutirrez en relacin con el cierre de laUniversidad de Santo Toms, pero es factible quehaya sido opuesta a dicho acto, que tuvo comoprincipal promotor al Lic. Mauro FernndezAcua, mentor de Pittier, para el cual una institu-cin universitaria no tena razn de ser en CostaRica, como lo atestigua el siguiente pasaje y cuyodiscurso contradice el apoyo gubernamental aldesarrollo cientfico que experimentaba el pas enesa poca (GO, 27-VII-1888:932):

    La ereccin de una universidad implica la

    creacin de facultades, cuyo sistema no estlimitado por un objeto, sino que tiende la gene-ralizacin de los principios y la investigacincientca de los conocimientos. Se comprende sin

    esfuerzo que esa tendencia exige una alta culturaintelectual, imposible de obtener en pases nue-vos como el nuestro, donde los individuos debendedicarse buscar un ttulo de competencia, una

    posicin ms fructuosa que la que pudiera pro-curarles la investigacin puramente cientca.

    La escuela superior, por el contrario, quiere la

    utilidad inmediata y da todo lo que es til parala vida prctica.

    A pesar de los problemas institucionales,la Universidad de Santo Toms dio invaluablesaportes al plano cientfico, entre ellos, la aperturade ctedras de fsica y qumica, contando con la

    presencia de un gabinete de instrumentos cient-ficos importado de Europa en la dcada de 1860(Solano, Amador y Pez, 1990:377-378 y Pez,1994:64).

    En esa poca, el Instituto Meteorolgico setransformaba en el Instituto Fsico-GeogrficoNacional con la incorporacin temporal del MuseoNacional (1889), reestructuracin que obedecial inters estatal por renovar las representacionescartogrficas de Costa Rica y as impulsar lacolonizacin agrcola, adems apoyar sus tesisfrente a los reclamos fronterizos de Nicaragua yColombia (Daz, 2003:94-95).

    La creciente institucin cont con una SeccinMeteorolgica, siendo su primer encargado, de1889 a 1890, el ingeniero alemn Eduard Gugolz(m. 1904). Su sucesor fue el Ing. Pedro Reitz(1890-1894), hijo de un mdico alemn, quien seesmer porque las observaciones meteorolgicasse realizaran durante las horas reglamentarias, tam-bin por el mantenimiento del equipo, la reducciny anlisis de los datos recabados en otros puntosdel pas. Para evitar el incremento del presupuestodestinado al Instituto contratando un ayudantecalculador, el botnico suizo Adolphe Tonduz(18651921) colabor en la confeccin del regis-tro de las observaciones nocturnas, mientras Reitzconcentraba su trabajo en la reduccin de las cur-vas proporcionadas por el bargrafo, pluvimetroy actingrafo. Este hecho constituye una pruebadel nivel de cooperacin entre los miembros de lacomunidad cientfica nacional (Conejo, 1972:581

    y Solano, 1999:167).La gestin de Reitz continu hasta septiembrede 1894, tras su renuncia por razones de salud.Le sucede en el cargo el Ing. Agrn. AustregildoBejarano Solano (1865-1940), profesor de laDivisin Elemental del Liceo de Costa Rica,quien realiz estudios superiores en Glembloux(Blgica) y traductor, junto con el profesor ManuelAntonio Quirs (1853-1929), de la obra GeometraObjetiva para uso de las Escuelas Primarias(1888) de J. M. Dalseme (Anales 1893 y 1894;

    Conejo, 1972:608-635; Barrantes y Ruiz, 1995:49y Rodriguez y Ruiz, 1995:90).

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    Bejarano ejerci dicho puesto hasta marzode 1895, siendo sustituido por Pedro NolascoGutirrez (Fig. 1), entonces funcionario de laDireccin General de Estadstica, entidad que

    tuvo como director al Dr. Enrique Villavicencio(1883-1893), quien haba mantenido una fuertecontroversia con el Dr. Pittier por la validez delos mtodos empleados por la antigua Oficina deEstadstica para recoger informacin meteorol-gica (Daz, 2003:72-73). Gutirrez continuaracon el registro de las observaciones meteorol-gicas hasta el cierre temporal de la institucinen 1899 (Anales, 1896; Conejo, 1972:608-635 yMolina Jimnez, 2005:247).

    El informe del ao econmico 1897-1898,elaborado por el Lic. Pedro Nolasco Gutirrez,comunicaba el desarrollo positivo de las laboresde la Seccin Meteorolgica: la red pluviomtricase extendi a lo largo del Ferrocarril al Atlntico,gracias al apoyo brindado por la Costa RicaRailway Company (Ro Hondo, Peralta, Siquirresy Swamp Mouth). La UFCO autoriz a susempleados la recoleccin de datos en forma gra-tuita, producto de la misma crisis que impeda algobierno contratar personal para dichas funciones(Conejo, 1972:639).

    La crisis econmica internacional (1897),causada por la sobreproduccin del caf brasi-leo en el mercado mundial (Acua y Molina,1991:148; Hall, 1991:42-43 y Blanco, 1997:227),tuvo sus repercusiones en los proyectos cient-ficos nacionales: los fondos para financiar losproyectos de investigacin cientfica del InstitutoFsico-Geogrfico escasearon, su presupuesto seredujo a cero pesos y el gobierno lo clausura tem-poralmente el 6 de enero de 1899 por razones

    econmicas plenamente justificadas (Repblicade Costa Rica, sf: XXI; Eakin, 1999:133 yYacher, 2000:4).

    Aunque la Seccin Geogrfica paraliz susoperaciones, la Seccin Meteorolgica continucon el registro diario de las observaciones a cargodel Lic. Gutirrez por el inters gubernamentaldel fomento de las actividades agrcolas (MNCR,8553). La recuperacin econmica experimenta-da al despertar el siglo XX favorece la reaperturadel Instituto Fsico-Geogrfico, la reorganizacin

    de sus labores y la reincorporacin del MuseoNacional el 1 de febrero de 1901. El Servicio

    Meteorolgico continuaba funcionando con regu-laridad, igual que las operaciones de las vein-ticuatro estaciones pluviomtricas, dotadas delinstrumental necesario para recabar informes

    sobre precipitaciones y temperaturas (Repblicade Costa Rica, sf:XXI y Eakin, 1999:134).

    No obstante, por razones polticas y labora-les, Pittier renuncia a la direccin del Institutoen 1904 y ocupa el cargo de director el Prof.Anastasio Alfaro Gonzlez (1865-1951), entoncesSecretario del Museo Nacional (Daz, 2003:137).

    En ese mismo ao se suscit una polmicaentre este cientfico y el Lic. Gutirrez. El pri-mero, por su formacin cientfica de influenciapositivista rechazaba los planteamientos astro-meteorolgicos del segundo al atribuir la inci-dencia directa de los fenmenos astronmicosen los meteorolgicos y geolgicos (Cf. Conejo,1972:31-33 y 36-37). Una evidencia de ello es lapublicacin de un artculo con ocasin de los sis-mos del 20 de diciembre de 1904 y el 20 de enerode 1905, ocurridos en das de luna llena, dondePittier criticaba fuertemente las posiciones astro-meteorolgicas de Gutirrez (Gonzlez Vquez,1910:105, cf. Miyamura, 1980:124):

    [est] lejos de m la idea de culpar al astrode las noches por tales calamidades! Creo queen el estado actual de nuestros conocimientos, nose puede establecer con fundamento paralelismocasual alguno entre los fenmenos sesmicos, y elestudio de las obras modernas sobre la materiame ha conrmado en esta opinin.

    Cabe sealar que al inicio de su carrera enCosta Rica, Pittier sospechaba, como era usualen esa poca, una relacin directa existente entrelos fenmenos sismolgicos y los meteorolgicos

    como lo demuestra este pasaje escrito en 1888(Pittier, 1888:47):Es muy notable, por ejemplo, que el prome-

    dio ms elevado de temblores toca a principiosde la estacin lluviosa; pero no se puede olvidartampoco el hecho de que esta poca coincidecon la del cambio en el rgimen de los vientos.

    Muy bien se podra atribuir estos ltimos

    aquel balanceo peridico del suelo mientras lalluvia y la penetracin del agua por inltracin

    en los focos volcnicos explicara de otro lado

    los estremecimientos intermitentes de nuestrostemibles vecinos.

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    Revista Geolgica de Amrica Central, 36 Especial: 67-95, 2007 / ISSN: 0256-7024

    La continuidad de las observaciones trasla renuncia de Pittier en 1904 demuestra que elObservatorio Nacional prosigui con sus labo-res habituales gracias al empeo estatal y a la

    comunidad cientfica en el sostenimiento delas investigaciones meteorolgicas. El gobiernoasign una partida de 5 580 colones al InstitutoFsico-Geogrfico y renueva el contrato con elLic. Pedro Nolasco Gutirrez como Auxiliar delObservatorio (Cf. Senz Maroto, 1970:1000 yMolina Jimnez, 2005:247).

    El Lic. Gutirrez, a pesar de las crticas ver-tidas por Pittier en la prensa (Gonzlez Vquez,1910:105-107 y Conejo, 1972: 278-280) prosi-gui sus trabajos cientficos, centrados principal-mente en el clculo de coordenadas geogrficas,husos horarios, temperaturas, presin atmosfricay declinacin magntica de varias localidades ypuntos destacados de la geografa costarricense,ayudado por el Ing. Leonidas Carranza y algunossacerdotes de su tiempo. Muchos clculos y anli-sis tuvieron como punto de referencia los temploscatlicos (AMNCR, 8517:11-18).

    Los clculos y estudios determinaron enforma ms precisa, la posicin geogrfica delobservatorio por medio de observaciones deocultaciones de estrellas y eclipses solares en1905 y fueron adoptados por el Instituto para suspublicaciones (Anales, 1896:75c). Estos datosse consideraron oficiales y fueron confrontadosal asociarlos con las coordenadas establecidasa partir de los meridianos de Pars, Greenwich,Nueva York y Madrid; de los Observatorios deSan Fernando de Cdiz, Madrid y Tacubaya(Mxico); del Observatorio Naval de Washington;la isla de Hierro (Canarias) y las baslicas del

    Santo Sepulcro (Jerusaln) y San Pedro (Roma),las catedrales de San Pablo (Londres) y de SanJos (Costa Rica), el Gran Hotel de Puerto Limny la iglesia de Puntarenas (Costa Rica). Esta labordemuestra el conocimiento cientfico del Lic.Gutirrez al efectuar dichos clculos basndoseen datos suministrados por la bibliografa de lapoca, entre ellos, la Tabla del conocimiento delos tiempos(Daz, 2005:295).

    Las observaciones solares que hizo Gutirrezentre el 21 de junio (solsticio de verano) y el 20

    de setiembre de 1905 (equinoccio de otoo), lepermitieron calcular la hora para la ciudad de San

    Jos, tambin elaborar informes de temperatu-ra, presin atmosfrica y declinacin magntica(AMNCR, 8550). En este mismo ao, el Ing.Gutirrez estableci un sencillo sistema de infor-

    macin meteorolgica y horaria usando luces decolores, colocadas en la azotea del Observatorio einspirada en los sistemas de previsin meteorol-gica introducidos en Costa Rica para la seguridadde la navegacin martima en su ciudad natal(1879) (LR, 28-XII-1905:3 y Solano, 1999:160):

    [Luces]Fijas. Amarilla, [tiempo] dudoso;Verde, buen tiempo. Roja, tempestad. Extincinde luces roja y verde que [los fenmenos] hanaparecido cinco minutos antes de la hora, .........hora exacta. Azul, reservada para otras seales.

    El aporte anterior, es otro ejemplo del intersde las autoridades costarricenses por transitar yadoptar medidas cientficas que mitiguen en lasociedad costarricense los efectos de los fenme-nos atmosfricos. Este sistema de alerta del Lic.Pedro Nolasco Gutirrez pudo haberse inspiradoen las disposiciones que el gobierno adoptaba enla dcada de 1870, cuando efectuaba sus primerasobservaciones meteorolgicas: el seor RafaelMachado Juregui (1832-1906) de la Secretarade Relaciones Exteriores emiti una correspon-dencia del 13 y 16 de agosto de 1879, en el queaceptaba el sistema de alerta basado en banderasy antorchas para el aviso de la niebla y de otrasemergencias relacionadas con aspectos meteoro-lgicos o de salvamento para las embarcacionesdel gobierno estadounidense. Este sistema deprevencin haba sido inventado por el GeneralAlbert. J. Myer, quien cumpli un papel crucialen el fomento de las relaciones cientficas entrela Oficina del Tiempo de los Estados Unidos

    en Washington DC y el gobierno de Costa Rica(Solano, 1999:160). Con relacin a este sistemade alerta, se sigui aplicando an despus dela salida del Lic. Pedro Nolasco Gutirrez delInstituto Fsico-Geogrfico, sin embargo, en laprensa se expuso el malestar por este sistema queaducan no tendra ningn sentido si lo aplicabaotra persona que no fuera Gutirrez, pues era elnico que haba hecho un seguimiento adecuadode la astronoma y la astrologa (EI, 23-IV-1910):

    [] nada hemos visto tan ridculo como loque actualmente est pasando con las seales

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    del Observatorio. Admitimos perfectamente quecuando don Pedro Nolasco intervena en lasobservaciones, se aprovechara de toda su larga

    prctica pero no existiendo en ese centro

    cientfico nadie que haya dedicado su tiempo aestudios astrolgicos ni astronmicos, nos pareceque el mismo significado tiene para el pblico

    en general que en la torre del Observatorio apa-rezca una luz roja, que traduciramos en peligroinminente, como una luz azul, que entenderamos

    por tiempo bonacible[]La continuidad de los estudios meteorolgicos

    se vio favorecida por la presencia de la SociedadNacional de Agricultura, fundada en 1903, estaasociacin financi la publicacin de un Boletn(1906), sucesor del extinto Boletn del InstitutoFsico-Geogrfico (1901-1903), que al igual quesu predecesor, sus destinatarios principales fueronlos grandes empresarios y propietarios agrcolas.Este documento responda a la necesidad de estesector al mantenerlo informado sobre los avancesmeteorolgicos, botnicos y agronmicos, paramejorar e incrementar la productividad de suscosechas y fortalecer sus nexos como grupo socialy poltico (Cf. BSNA, I, 1, 1906:1).

    En esteBoletnse publicaron las observacionesmeteorolgicas de San Jos efectuadas por el Lic.Pedro Nolasco Gutirrez de enero a abril de 1906,asociando la sismicidad con el estado del tiempoe incluyendo las marcas extremas de humedad yactividad elctrica atmosfrica. Tambin publicuna tabla de lneas loxodrmicas y coordenadasde Costa Rica, con base en clculos astronmicosen un ao caracterizado por la presencia de gran-des temporales que afectaron numerosos caminos,viviendas y cosechas, daos valorados en ms de

    150 000 colones (Gutirrez, 1906a:15-23, BSNA,1906:47; Gutirrez, 1906b:94 y Senz Maroto,1970:1001).

    No obstante, la acusiosidad y esmero en la tomade observaciones, Gutirrez not las limitacionesgeneradas por la escasez de recursos asignados a laSeccin Meteorolgica, afectando la realizacin dealgunas actividades (Gutirrez, 1906a:18). El textoque sigue pone en evidencia esta aseveracin:

    El estudio de la temperatura en el suelo diversas profundidades, del ozono y de la radia-

    cin solar y terrestre, se darn en cuanto se resta-blezca con los instrumentos pedidos al efecto.

    El 17 de noviembre de 1907, el inmigranteespaol Francisco Lloret Bellido (?-1909) fundala Sociedad Geolgica de Costa Rica (LPL, 28-3-1909:2 y Peraldo, 2003). Entre los miembros

    de esta sociedad aparece el nombre de nuestrobiografiado Pedro Nolasco Gutirrez. No se tie-nen noticias sobre los estudios que se lograron enel seno de esta sociedad, solamente las noticiasque han llegado hasta nuestro tiempo respecto ala sociedad fueron dos excursiones, una al vol-cn Iraz cuyo objetivo posiblemente fueron lasobservaciones meteorolgicas y otra a Talamancay al Valle del General para estudiar la estructurageolgica y las minas de carbn (Peraldo, 2002).No obstante, es posible que en la corta vida de laSociedad, el Lic. Pedro Nolasco Gutirrez hayaparticipado en sus actividades.

    Para 1908, con ocasin del eclipse anularde sol del 28 de junio, el Lic. Pedro NolascoGutirrez realiza clculos elementales y undiagrama para explicar el fenmeno (Fig. 2). Noobstante, en Costa Rica fue visto como un eclipseparcial y se podan observar cerca del Sol los pla-netas visibles (Saturno, Mercurio, Venus, Marte yJpiter) y los invisibles por telescopio (Neptunoy Urano) (Daz, 2005:296). Amador y Solano(1991:4-5) destacan que la informacin publica-da en torno a este eclipse exclua sugerencias encuanto a medidas de seguridad para observarlo, alrecomendarse el uso de unos simples anteojosporque se conoca muy poco de los efectos de losrayos ultravioleta en la vista humana.

    Fig. 2: Mapa astronmico del eclipse anular de sol del 28de junio de 1908 de Pedro Nolasco (tomado de Amador y

    Solano,1991). La figura se localiza en el repositorio corres-pondiente a este artculo.

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    Al finalizar la dcada de 1900, el InstitutoFsico-Geogrfico, exiguo en recursos, fue inte-grado por su Director Alfaro al Museo Nacionalde Costa Rica (1910), debido al inters que des-

    pertaron en el pas los trabajos arqueolgicos, entreellos, los del sueco Carl Hatmann (18621941),quien introdujo la arqueologa cientfica en elterritorio costarricense (Hartmann, 1991; Corrales,2003:274-276 y Solrzano, 2003:256-259). Enrealidad, el gobierno clausur el Instituto Fsico-Geogrfico y transfiri al Museo la responsabili-dad de mantener el Observatorio Meteorolgico yel Herbario Nacional (Eakin, 1999:135-136).

    Tras el paso del cometa Halley en 1910, delque se conserva un diagrama sobre su presenciaen el cielo nocturno costarricense (Fig. 3) y unavez concluida la fase ssmica que caracteriz elperodo, el Lic. Gutirrez continu sus trabajosde agrimensura que le permitieron integrarse enuna efmera Comisin de Lmites con Panamorganizada en ese mismo ao y de la cual seretira por razones de salud (LI, 15-XI-1910:3).Tambin en 1910, el presidente saliente CletoGonzlez Vquez publica la obra Temblores,terremotos, inundaciones y erupciones volcni-cas en Costa Rica(1608-1910), donde mencionaalgunos registros de sismos histricos recabadospor el Lic. Gutirrez pero sin aludir al cometacomo causante del terremoto de Cartago (cf.Molina Jimnez, 2005:266).

    Ocaso de una turbulenta carrera cientca(1911-1918)

    El Lic. Pedro Nolasco Gutirrez renuncia a

    su cargo de Auxiliar del Museo Nacional y lasautoridades de esta institucin, encabezadas porel Prof. Alfaro convinieron en la divisin delObservatorio Meteorolgico en dos secciones:el Servicio Meteorolgico y el Sismolgico,el primero encomendado al Ing. Rafael TristnFernndez (1882-1969) y el segundo, a PabloBiolley Constantine (m. 1919), quien estuvoal frente de la Seccin Meteorolgica tras la

    salida del Lic. Gutirrez de la institucin (Daz,2003:184). La renuncia, pudo ser una separacinobligada, a juzgar por una nota periodstica queas lo insina: [] es un delito de lesa astro-

    noma lo que han hecho los seores de las altasesferas polticas al separarlo de su nido cuando nose sabe si no sern ya pocos los das que le restanpara que siga dando sus acertados pronsticossobre el tiempo [](EI, 20-IV-1910, cf. MolinaJimnez, 2005:252-253).

    El Ing. Tristn prosigui la labor de su pre-decesor en la confeccin de registros meteorol-gicos para la ciudad de San Jos, centrados en laobservacin reglamentaria de la temperatura alaire libre y a la sombra, nebulosidad, humedadrelativa y absoluta, presin atmosfrica reduci-da a 0 C, temperatura del suelo, das de lluvia,frecuencia y velocidad del viento por segundo yalgunos de estos reportes mensuales fueron publi-cados en elBoletn de Fomento(1912) (AMNCR,8515: 5; Tristn, 1912: 833-842 y Eakin, 1999:135-136).

    Adems de continuar con la edicin dealmanaques (Fig. 4), el Lic. Gutirrez public eltexto Resumen de la temperatura media en gra-dos Celsius al aire libre observada en el InstitutoFsico-Geogrfico de San Jos de Costa Rica,por los Ingenieros Pedro Reitz y Pedro Gutirrezen los aos 1889 a 1897 (1912-1913), sntesisde los datos de temperatura recabados por elObservatorio Nacional en dicho perodo (Calvert& Calvert, 1917:528).

    Gutirrez tambin public una de sus lti-mas obras, Parte de trabajos astronmicos ygeodsicos hechos y recopilados por el Ingenierotopgrafo que suscribe, para el mapa y geografa

    de Costa Rica(1914) en los que incluye la situa-cin astronmica, declinacin magntica, tempe-ratura media anual, latitud, longitud y altura sobreel nivel del mar de una gran cantidad de lugaresdel pas y prueba una vez ms la slida prepa-racin cientfica que tuvo (Dobles, 1928: 444).Esta obra fue citada dentro del compendio deobras cientficas referentes a la Historia Naturalde Costa Rica recopilada por Amelia (1876-?)

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    Fig. 3: Diagrama del paso del cometa Halley en 1910. Tomado del peridico La Prensa Libre del 13 de mayo de 1910, pgina 3.

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    y Phillip Powell Calvert (1871-1961) (Calvert &Calvert, 1917:522).

    Posteriormente se dedic a la prctica de laastronoma con el Dr. Rudn (LI, 4-II-1916:3),con quien efectu una serie de observaciones araz del eclipse de Sol del 3 de febrero de 1916que en Costa Rica fue parcial (LI, 4-II-1916:3).Atrs haba quedado la rivalidad ocasionada porel avistamiento del cometa Halley y ahora, ambosintercambiaban sus opiniones acerca del fenme-no en la residencia del profesor suizo:

    Pedrito acompa al seor Rudn en toda lajornada atendiendo y explicando a los visitantes el

    resultado de las impresiones cientcas adquiridas.

    Un hecho de trascendental importancia parala historia de la meteorologa costarricense fuela visita del meteorlogo y gelogo cubano,Mariano Valencia, seudnimo de Mariano Pastor

    Prez, autor de numerosas publicaciones cientfi-cas en libros, peridicos y revistas cubanas, quienestuvo realizando investigaciones meteorolgicasy sismolgicas en Costa Rica entre noviembre de1917 y abril de 1918, aprovechando la actividaddel volcn Iraz y promocionando la idea de esta-blecer un Instituto de Pronstico Meteorolgicopara el rea centroamericana que nunca se con-cret por falta de inters de los gobiernos delistmo (LPL, 20-XI-1917:2). En Costa Rica, tuvola oportunidad de tratar con intelectuales y cien-tficos de la talla del Ing. Rafael Tristn, del Prof.Roberto Brenes Mesn (1874-1947), los escritoresCarlos Gagini (1865-1925) y Modesto Martnez(1884-?), el periodista Francisco Borges (m.1914) y el Lic. Pedro Nolasco Gutirrez, conquienes pudo intercambiar informacin cientficarelacionada con el comportamiento del clima y lasismologa nacional (LPL, 20-XI-1917:3, 26-XI-1917:3 y 11-XII-1917:3).

    El diario La Informacin, con fecha del 18de enero de 1918, reproduce uno de sus ltimosaciertos aunque haya ocurrido con tan solo unda de retraso (LI, 20-I-1918:4):

    El da 18 [de enero de 1918], es decir, vier-nes, lo marc don Pedro algo crtico, -segn

    l nos informa- porque se cumplan 19 y 11aos que con la misma edad de la Luna, tembl(aproximidad de la conjuncin en 1918 de lamisma con Venus y muchas manchas solares queactualmente observa don Pedro.

    Ayer sbado [19 de enero], a las 12 y 15 en

    los relojes pblicos (que estn con un adelanto dems de 15 minutos, tembl sintindose el movi-miento con alguna intensidad en San Franciscode La Sabana, coincidiendo con lo marcado ensu Almanaque, variables (quiz dbiles tem-blores) los das 19 y 21.

    Finalmente, el Lic. Pedro Nolasco Gutirrezmuere en San Jos a la edad de 63 aos el11 de julio de 1918. Su funeral, celebrado enla Catedral Metropolitana, fue costeado por elEstado y cont con la participacin de la Facultad

    Tcnica de la Repblica, entidad que agrupaba

    Fig. 4: Detalle del almanaque del Lic. Pedro Nolasco Gutirrezpara abril de 1911. Tomado del peridico La Informacin del5 de abril de 1911, pgina 2 (La figura se localiza en el reposi-torio correspondiente a este artculo).

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    a los ingenieros del pas (LPL, 11-VII-1918:2y Oconitrillo, 1985:162, cf. Obregn Quesada,2005:70-72). Sus restos fueron sepultados en elCementerio General de la capital, en una bve-

    da donde fue sepultada su hermana Etilma (m.1958) (AOCGSJ, 8:307). Ella, junto con su otrahermana Micaela, solicitan en 1941 al gobier-no de su pariente Lic. Rafael ngel CaldernGuardia (1900-1970), una pensin en recono-cimiento del quehacer cientfico efectuado porsu hermano durante varias dcadas por lo quese les concedi una modesta suma (CLD, 1941,II:906). Finalmente, los restos de Etilma y PedroNolasco Gutirrez, fueron trasladados al osariodel Cementerio General josefino, donde descan-san hasta el da de hoy (Fig. 5).

    La sismologa vista desde las hiptesis de donPedro Nolazco Gutirrez

    Al principio este artculo empez narrandosobre el cometa Halley que fue para muchos,un heraldo que anunci el terremoto de Cartagode 1910. De hecho en las supersticiones y age-ros los cometas siempre han sido vistos comocalamidades o anuncios de estas. En el Mxicoprehispnico, el cometa fue uno de los anunciosde la debacle del Imperio Azteca, como los refie-re Fray Diego Durn (Acosta, 2001). Como lorefiere Acosta (2001) para un sismo ocurrido enMxico en 1567 habindose advertido varioscometas, sobrevino terremoto que arruin variasiglesias. En la prensa de 1910, se comentinsistentemente sobre los malos ageros que loscometas generaban en la sociedad testigo de su

    paso. La prensa exacerb el temor popular conla publicacin de notas que trataron de reafirmarel pensamiento catastrofista popular y de algunoscientficos. Por ejemplo, en un reportaje periods-tico de 1910, se hace alusin a la aparicin delHalley en el siglo VIII cuando Roma en losltimos estertores de la agona abandonaba a las

    hordas de los brbaros sus ms bellas y opulentasciudades, el mismo reportaje mencionaba queen la Edad Media reapareci juntamente cuandola peste negra asolaba Europa, y finalmente se

    refiri que apareci nuevamente durante la cada

    del Imperio Romano de Oriente a raz de la tomade Constantinopla por los turcos otomanos en1453 (EI, 28-I-1910).

    En tales situaciones, cuando las personassienten que est en juego su seguridad, tienden aconsultar a las personas que elevan como mento-res del evento que en ese momento est teniendolugar. Es as que por esa poca, el cientficoidneo para consultarle fue sin duda don PedroNolasco. Este grado de popularidad del Lic.Nolasco Gutirrez, se confirma en el siguienteextracto de una nota periodstica de 1910: []el frente de la morada de don Pedro es unaespecie de romera, pues todos se acercan len demanda de datos sobre los temblores, sobrela presencia del cometa en el cielo y mil detallesms con que las gentes abruman a este buenviejo, ansiosas de saber si en efecto se acerca el

    fin del mundo [] (EI, 20-IV-1910).La fama de este cientfico se debe a que sin

    duda fue uno de los representantes ms entusias-tas de los estudios geofsicos de fines del sigloXIX y principios del siglo XX. En este seg-mento se comenta un informe que dio a conocerGutirrez, de un trabajo del astrnomo GuillermoMolina, defendiendo sus tesis, pero que incluyeinformacin de su autora. El artculo en cuestinlo denomin Terremotos y tempestades y fuepublicado en el peridico La Prensa Libre del 11de julio de 1900. En este artculo se trata de rela-cionar la actividad ssmica con la meteorologa y

    astronoma.

    Fig. 5: Osario del Cementerio General de San Jos donde descan-san los restos del Lic. Geom.. Pedro Nolasco Gutirrez y su her-

    mana Etilma. Coleccin particular del Lic. Ronald Daz Bolaos

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    Indica que mediante algunos clculos llega encontrar un ciclo astronmico de 56 aos, endonde el Sol, la Luna y la Tierra se encuentrancasi en la misma posicin y en donde el Sol

    exhibe las mismas manchas. Para esto se sirvide clculos a partir de la lunacin que equivalena dos meses sindicos (el mes lunar sindicoes equivalente al tiempo entre una conjuncinentre la Luna y el Sol, y otra, o sea cada lunanueva) usando en su clculo 716 lunaciones y61 revoluciones nodales. Define su ciclo comoms aproximado por que en l se suceden casi losmismos eventos meteorolgicos que en los otrosciclos calculados por otros cientficos, aparte quereconoce, en l us elementos que otros cientfi-cos no tenan a disposicin cuando calcularon susciclos. Siempre en funcin del trabajo realizadopor Guillermo Molina, refiere que su ciclo seacerca ms al de 57 aos calculado por Molinacon relacin a determinados temblores.

    El elemento que incorpor en sus clculosfue el periodo completo de las manchas solares.Indica que ellas alteran la brjula y esto lo hizopensar que peridicamente producen corrienteselctricas entre los volcanes que considera comograndes vlvulas de seguridad, adems pensabaque como est demostrado la influencia del sol yla luna en el flujo y reflujo de las mareas, enton-ces por que no ha de afectar a las condicionesatmosfricas.

    Hasta aqu ese artculo se refiere del ciclo de56 aos calculado mediante observaciones astro-nmicas y resalta el hecho de que no hace unaclara separacin entre los eventos estrictamenteatmosfricos de los geolgicos, lo cual no es deextraar por cuanto en esa poca era aceptado

    por muchos cientficos la relacin directa entrela atmsfera y los eventos geolgicos desencade-nados por corrientes elctricas denominadas poralgunos como corrientes telricas.

    Es importante anotar que nuestros aborge-nes computaban el tiempo por ciclos, tales comolas culturas azteca y maya. En Nicaragua, porejemplo los nicaraos, de fuerte influencia azteca,cada 52 aos se produce una crisis csmica einicia el nuevo ciclo solar, pero cuando se llega acompletar este ciclo, se crea que se produciran

    catstrofes csmicas (Mazzacurati, 2004). Esrelevante ver que estos ciclos se relacionan con

    ciclos solares, tal como Nolasco propone paracalcular su ciclo de 56 aos como anteriormentese indic. En este sentido, tanto los aztecas comolas culturas de Nicaragua encendan el fuego

    nuevo al inicio de cada ciclo.Si don Pedro Nolasco tena conocimiento

    de la cosmogona de los aborgenes americanosno lo sabemos, pero es realmente interesante lasemejanza de la duracin de los ciclos de los abo-rgenes y el calculado por Nolasco.

    Gutirrez proporciona algunos ejemplospara apoyar su tesis. Refiere que el sismo del21 de junio de 1900, terremoto de Nicoya, tienerelacin con los fenmenos de 1844, y con los de1862 y 1881, pues todos estos temblores, segnsus clculos tuvieron lugar como 4 das despusdel apogeo lunar (punto en que la luna se encuen-tra ms alejada de la Tierra) lo cual es extraoporque se considerara ms bien que entre mscercana est la luna aumenta su fuerza gravitacio-nal sobre nuestro planeta.

    Otro ejemplo es la coincidencia en cuantoque el da 19 de junio de 1900 coincidi con elequilunio y el 30 de junio de 1888 coincidi condos eventos astronmicos importantes: el apogeoy el equilunio. En ese da ocurrieron grandestempestades climticas. Adems recuerda que en1888 un informe de un cientfico que segua esamisma lnea de investigacin refiri que entreel 19 al 23 de diciembre de 1888 era un periodopeligroso por temblores, recordemos que el 30de diciembre de 1888 ocurri el terremoto deFraijanes. Sin embargo, aun cuando consideraque 1888 como 1900 comparten semejanzasastronmicas, no se puede adelantar ese tipo deconclusiones para 1900 porque a nivel de sismos

    se debe considerar un ciclo ms perfecto. Conesto est indicando que la prediccin de sismosobedece a parmetros ms complejos que losrequeridos para la prediccin de otros eventosnaturales, tales como los climticos. De hecho,en diciembre de 1900 no ocurri ningn temblorde importancia.

    Los calendarios que confeccionara el Lic.Pedro Nolasco Gutirrez, posiblemente fueronelaborados en funcin de estas investigacionessobre los eventos astronmicos, pues en varias

    ocasiones indic das peligrosos, que posible-mente por sus clculos cumplan con el ciclo que

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    estableci y con semejanzas en los eventos astro-nmicos para aos con fuerte actividad smica ovolcnica. En este sentido el calendario de 1912hace nfasis en los das 18 a 24 de febrero, siendo

    as que el da 21 de febrero de ese ao ocurriun terremoto destructivo en Tres Ros (EN, 22-II-1912) y cuando ocurri el terremoto del 13 deabril de 1910 en su almanaque haba indicadoel da 12 como sospechoso (EN, 14-IV-1910).Esto se confirma con un reportaje de un diariocostarricense al que se le denomin el brujo.

    Otros aspectos de inters relacionados a lagura del Lic. Pedro Nolasco Gutirrez

    Desde la palestra popular, es muy interesanteanalizar la poca de 1910, pues se amalgam unperiodo de alta sismicidad en plena propagandaelectoral, q