star wars-james luceno-la fuerza unificadora traducida

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El libro final de la nueva orden jedi

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LA GUERRA DE LAS GALAXIAS La nueva Orden Jedi: Parte 21 La Fuerza Reunificada (The unflying Force) James Lucero Personajes: Nom Anor; ejecutor (varn Yuuzhan Vong) Wedge Antilles; general (varn humano) Nas Choka; maestro de la guerra (varn Yuuzhan Vong) Kyp Durron; Maestro Jedi (varn humano) Jagged Fel; piloto (varn human) Harrar; sacerdote (varn Yuuzhan Vong) Traest Kre'fey; almirante (varn Bothan) Cal Omas; Jefe de Estado (varn humano) Onimi; avergonzado (varn Yuuzhan Vong) Danni Quee; cientfico (hembra humana) Ser Supremo Shimrra (varn Yuuzhan Vong) Luke Skywalker; Maestro Master (varn humano) Mara Jade Skywalker; Jedi Master (hembra humana) Han Solo; capitn del Halcn Milenario (varn humano) Jacen Solo; Caballero Jedi (varn humano) Jaina Solo; Caballero Jedi (hembra humana) Princesa Leia Organa Solo; diplomtica (hembra humana) PARTE PRIMERA: A travs de las estrellas. Captulo 01. Selvaris, reluca dbilmente bajo el influjo de un grupo de calientes estrellas blancas, y con nicamente un luna diminuta como compaero de viaje, pareca el ms solitario de los planetas. Casi cinco aos de una guerra que haba visto la aniquilacin de mundos pacficos, la ruptura de las grandes rutas hiperespaciales, la cada y ocupacin del propio Coruscant, el hecho de que semejante lugar -un verdadero remanso de paztan tranquilo y alejado de todo, pudiera de repente adquirir una sbita y cierta importancia, era quizs la mejor prueba de la espantosa sombra de horror y muerte, que los Yuuzhan Vong haba dejado caer sobre la galaxia. La ms clara evidencia de ese reciente protagonismo era un campo de prisioneros de guerra, que se haba abierto un hueco en la densa selva costera del continente sur del modesto Selvaris. El conjunto de edificaciones orgnicas y de detencin, similar a la estructuralmente a una colmena, que reciba el nombre de 'grashals' estaba rodeado por paredes de corik yoral y torres de vigilancia, que sea vean regularmente embestidas por las aguas verdosas, propias de los mares de este planeta, o quedaban completamente expuestas, cuando llegaba la bajamar. Ms all del permetro amenazador e irregular, donde la vegetacin haba sido alisada o reducida a cenizas por armas de plasma; rgidas briznas de hierbas -de ms de 30 cm. de altura- surgan de la tierra arenosa, extendindose por todas partes hacia la reluciente empalizada verdosa que era la lnea de rboles, que marcaban el nuevo comienzo de la selva frondosa. Azotado por un persistente viento salado, ello provocaba que las copas de los rboles ms altos, se vieran agitadas y sacudidas como estandartes de guerra. Entre el campo de prisionero y un estuario salobre que serpenteaba alcanzando finalmente el mar, se ergua la jungla, con una combinacin de crecimiento de floresta autctona con exticas especies biogenticas creadas por los Yuuzhan Vong y que muy pronto se apoderaran de Selvaris, como ya haban hecho en otros innumerables mundos. Dos naves de desembarco yorik-trema para carbonizar -vegetacin, edificios o cualquier otra cosa-, no totalmente recuperadas de recientes enfrentamientos en el espacio profundo con el enemigo, permanecan posadas en el amplio patio de la prisin. Caminando lentamente junto a ellas, vena un grupo de humanos, biths de crneos achaparrados y rapados, y gotals de gruesos cuernos, portando tres cadveres envueltos en tela. Un guardia Yuuzhan, con la espalda apoyada en uno de las naves de coral viviente, observaba a los prisioneros, enfrentndose a la muerte. "Acabad rpido con esto," orden. 2

"Al 'maw luur', no le gusta que le hagan esperar." Los prisioneros del campamento haban defendido vehementemente, poder disponer de los cuerpos, segn las costumbres propias del fallecido, pero tumbas o piras funerarias haban sido expresamente prohibidas por orden de los sacerdotes Yuuzhan Vong, que oficiaban en un templo cercano. Su decisin fue que todo organismo tena que ser reciclado. El muerto poda ser abandonado, para que se ocuparan de l, las amplias y voraces bandadas de comedores de carroa de Selvaris, o servir como alimento a la criatura Yuuzhan Vong conocida como 'buche luur', la cual para algunos de los prisioneros que haban viajado ms y tenan mayores conocimientos sobre diversas razas, la describan como un cruce entre un compactador de basura y un Sarlacc. El guardia era alto y de largos miembros, con una alargada frente inclinada y bolsas azuladas remarcando sus ojos. La luz de los dos soles de Selvaris haba enrojecido su piel ligeramente, y el trrido y constante calor del planeta, lo haban hecho enflaquecer. Los tatuajes faciales y desolladuras, lo marcaban como un oficial, pero le faltaban las deformaciones e injertos propios del personal de mando. Atado mediante un anillo de coral negro, su melena oscura caa anudada haca un lado, por debajo de sus hombros, y su tnica-uniforme estaba cinchada por un estrecho cinturn de piel. Un arma corta para tumultos, permaneca enrollada alrededor de su musculoso antebrazo derecho, igual que si fuera una vid mortfera. Lo que haca al inusual al Subalterno S'yito era que hablaba bsico, aunque casi no tan fluidamente como su comandante. Los prisioneros hicieron una breve pausa, en respuesta a la orden de S'yito de que se dieran prisa. "Nosotros preferimos ver como sus huesos son devorados por los carroeros, antes que dejar que sean una comida para vuestro comedor de basura," dijo el ms bajo de los humanos. "Haz feliz al 'buche luur' arrojndote t mismo al interior de sus tripas," aadi un segundo humano. "Bien dicho, Commenor," el gotal junto a l, le anim. Descamisado, los prisioneros estaban baados en sudor, y con unos cuantos kilos menos, que cuando haban llegado a Selvaris, dos meses estndar anteriormente, despus de haber sido capturados en un intento fracasado por retomar el planeta Gyndine. Aqullos que vestan pantalones, los haban cortado a la altura de la rodilla, y los trozos lo utilizaron como calzado para proteger a sus pies, y as lograr que estos no se convirtieran en muones ensangrentados, por la accin de la tierra abrasiva o de las oleadas de senalak espinosos que crecan fuera de los muros. S'yito se limit a sonrer con desprecio ante su insolencia, agitando su mano izquierda para dispersar la nube de insectos que le rodeaban. El humano ms bajito, no pudo reprimir una mueca burlona y solt una risotada. "Eso es lo que has conseguido por usar sangre como pintura corporal, S'yito." S'yito no capt el doble significado del comentario. "Los insectos no son el problema. nicamente es que an no son insectos Yuuzhan Vong." Con una sorprendente velocidad y habilidad, cogi uno al vuelo, atrapndolo dentro de su mano. "Este, aun no lo es." La transformacin planetaria se haba iniciado en el hemisferio oriental de Selvaris, y se deca que esta avanzaba por el planeta, a razn de unos doscientos kilmetros por da. La vegetacin bio-ingenieragentica, ya se haba apoderado de varias poblaciones centrales, pero pasaran meses antes de que la transformacin botnica quedara completada. Hasta entonces, todos Selvaris era una prisin. A ningn residente le haba sido permitido salir fuera del mundo, desde que el campo de concentracin haba ido creciendo, y todos los dispositivos de comunicacin enemigos haban sido desmantelados. La tecnologa haba sido prohibida. Y especialmente los androides haban sido destruidos, en medio de grandes muestras de alegra y celebracin, y en el nombre de los dioses y su humanidad. Liberados de su relacin dependiente con las mquinas, las especies con capacidad de cognitiva, podran finalmente ser capaces de vislumbrar la verdadera naturaleza del universo, la cual haba sido trada por los Yun-Yuuzhan a esta galaxia, en un acto de generoso sacrificio, y que era mantenida por los dioses menores, en quienes el 'Creador Supremo' haba depositado su confianza. "Quizs usted debera probar a intentar convertir a algunos de nuestros insectos," sugiri uno de los humanoides. "Comience con amenazarle con arrancarle sus alas," dijo el humano ms bajo. S'yito abri su mano para mostrar al bicho alado, atrapado entre sus dedos ndice y pulgar, pero ileso. "Esto es por lo que ustedes estn perdiendo la guerra, y por qu la coexistencia con ustedes es imposible. Creen que nosotros inflingimos dolor por deporte, cuando nosotros tan slo lo hacemos, para demostrar reverencia hacia los dioses." 3

l sostuvo a la indefensa criatura con el brazo completamente alargado. "Aplquense esto a ustedes mismos. La obediencia lleva a la libertad; la desobediencia, a la deshonra." Abruptamente, aplast el insecto contra su musculoso torso. "No hay medias tintas. O son Yuuzhan Vong, o estn muertos." Antes de que cualquier de los prisioneros pudiera contestar, un oficial humano apareci por la puerta de la choza ms cercana, quedando bajo la rigurosa luz solar. Rechoncho y barbudo, llevaba orgullosamente su uniforme sucio. "Commenor, Antar, Clak'dor, basta de chchara," dijo el oficial, llamndoles por sus mundos nativos, en lugar de por sus nombres. "Continuad con vuestros deberes y luego volved a informadme." "A sus rdenes, Capitn," dijo el humano ms bajo, saludando. "Ese es Page, no es cierto?" pregunt el gotal. "No he odo ms que cosas buenas sobre l." ""Todo es cierto," dijo uno de los bith. "Pero necesitaremos diez mil ms como l, si nosotros queremos darle la vuelta a esta maldita guerra." Mientras los prisioneros se marchaban, S'yito se volvi para contemplar al Capitn Judder Page, quien mantuvo la mirada escrutadora del subalterno Yuuzhan Vong durante un largo rato, antes de regresar paseando al interior de la construccin de madera. El porteador del cuerpo haba hablado con verdad, pens S'yito. Guerreros como Page eran capaces de arrancar la victoria de las mandbulas de la derrota. Los Yuuzhan Vong seguan llevando la iniciativa en la larga guerra, pero solamente apenas. El hecho de que un campamento de prisioneros se hubiera establecido sobre la superficie de Selvaris era una buena prueba de ello. Normalmente un navo de guerra habra servido como lugar de detencin. Pero con las fases finales del conflicto, siendo libradas en numerosos frentes, cada nave disponible estaba desplegada, para comprometer fuerzas hostiles en mundos en disputa, patrullar sistemas conquistados, defender los confusos y difuminados mrgenes del corredor de invasin, o para proteger Yuuzhan'tar, el Centro Sagrado, desde el cual el Seor Supremo Shimrra gobernaba, ahora desde hace un ao estndar. En cualquier otra circunstancia no habra habido necesidad de paredes altas o torres de vigilancia, habra habido necesidad pequea por paredes altas o atalayas, sino de dejar un destacamento completo de guerreros, para vigilar tanto a los prisioneros de alto status, como a la mezcolanza de especies mixtas reunidas en Selvaris. Al comienzo de la guerra, los cautivos haban sido llenados de grilletes, inmovilizados con sarpullidos gelatinosos, o simplemente implantndoles con implantes de coral y esclavizndoles con un dhuryam -un controlador cerebral-. Pero los suministros de grilletes vivientes, sarpullidos gelatinosos, e implantes de coral andaban muy cortos de suministros, y los dhuryams eran tan escasos, como para convertirse en algo muy raro. Si S'yito hubiera estado al mano, Page y otros como l, ya habran sido ejecutados. Mientras que ahora, se haban aceptado demasiados compromisos. Los refugios de madera, la disposicin de los cuerpos, la comida... no importaba la especie, los prisioneros no tenan estmago para la dieta propia de los Yuuzhan Vong. Con tantos de ellos sucumbiendo a las heridas recibidas en combate o a la malnutricin, el comandante de la prisin se haba visto obligado a conseguir comida, de un poblado cercano, donde los residentes del lugar pescaban peces y otros formas de vida marina de los generosos mares de Selvaris, y recolectaban los frutos de las igualmente generosos bosques y selvas del planeta. Contra la posibilidad de que clulas de resistencia pudieran estar operando en el asentamiento, el lugar se mantena vigilado an ms estrechamente que la prisin. Los guerreros dijeron que Selvaris no tena ningn ser pensante autctono, y de hecho los colonos, que llamaban al planeta hogar, tenan el aspecto de aquellos seres que haban sido abandonados o se estaban ocultando de algo o de alguien. El ser pensante que entregaba las raciones semanales de comida, no era ninguna excepcin. Cubierto con desgastada capa de piel -color humo-, el ser caminaba erguido sobre dos musculosas piernas, y eso que se adornaba con un curioso adorno, parecido a una cola. Un par de ojos refulgan en un macilento rostro barbudo, cuyo rasgo prominente era una especie de nariz o protuberancia de alguna especie de sustancia cartilaginosa, perforada a intervalos, igual que una flauta, y curvada hacia abajo por encima de un cado bigote canoso. l iba tirando de un carro montado sobre dos ruedas de coral yorik y que estaba lleno con cestas, ollas, y un surtido de abultados sacos de tela basta. "Comida para los prisioneros," el ser sensitivo anunci mientras se acercaba a la puerta frontal -hecha de hueso- del muro de la prisin. S'yito camin sin prisa, mientras un cuarteto de centinelas se ocupaban de quitar las tapas de los cestos y desanudar las cuerdas que aseguraban los sacos. l olfate el contenido de cada una de las bolsas abiertas. 4

"Todo esto ha sido preparado segn las instrucciones del comandante?" pregunt en Bsico al portador de la comida. El ser asinti. El pelaje de su cabeza era de un blanco absoluto, y se hallaba erguido, como si se hubiera erizado por miedo. "Lav, desinfectado, separado en carnes, granos y frutas, 'Gran Temible'." Este ttulo honorfico era normalmente reservado para el comandante, pero S'yito no se molest en corregir al portador de la comida. "Tambin, bendecido?" "Vengo directamente del templo." S'yito baj la mirada hacia el casi imperceptible rastro que se desvaneca al llegar a la jungla espesa. Para proporcionar un lugar de culto a la guarnicin, los sacerdotes haban colocado una estatua de Yun-Yammka, 'el Asesino', en un grashal, que haba sido hecho crecer especialmente para ser usado como un templo. Cerca del templo se ergua el grashal del comandante, y los grashals-barracones para los oficiales de menor rango. S'yito hizo descender su cara de nariz-chata hacia una de las cestas abiertas. "Pescado?" "De un tipo, 'Gran Terrible'." Los subalternos gesticularon hacia un racimo de velludos y duros cascarones esfricos. "Y stos?" "Un tipo de fruta que crece en las copas de los rboles ms grandes. De rica pulpa, con una especie de leche en un interior." "Abre uno." El portador de comida insert profundamente unos de sus dedos encorvados en la juntura de la fruta e hizo fuerza para abrirla. S'yito extrajo un puado de la pulpa rosada y se la llev a su boca abierta. "Demasiado bueno para ellos," anunci, mientras la pulpa se disolva entre su lengua perforada y divida en dos. "Pero necesaria, supongo." Pocos de los guardias aceptaban que los prisioneros no fueran capaces de tolerar la comida Yuuzhan Vong. Sospechaban que la supuesta intolerancia formaba parte de una tctica del prolongado enfrentamiento entre los cautivos y sus captores. El portador de la comida puso sus manos, con las palmas levantadas, justo por debajo de su corazn, en una postura de oracin. "Yun-Yuuzhan es misericordioso, 'Gran Terrible'. l incluso har llegar la fe verdadera a todos sus enemigos." S'yito le mir con el ceo fruncido. "Qu sabe usted de Yun-Yuuzhan?" "Yo he abrazado la verdad. La llegada de los Yuuzhan Vong me ha hecho abrir los ojos a la existencia de los dioses. A travs de su misericordia, incluso vuestros cautivos sern capaces de ver la verdad." S'yito mene su cabeza con firmeza. "Los prisioneros no pueden ser convertidos. Para ellos la guerra ha terminado. Pero en un futuro muy cercano todos se arrodillarn ante Yun-Yuuzhan." Luego hizo una seal a los centinelas. "Dejad pasar al portador de la comida." En la ms grandes de las chozas de madera, de todas las que haba construidos por los propios prisioneros, haba pocas cosas que hacer, sino atender al enfermo o agonizante, pasar las horas diurnas conversando o matando el tiempo jugando a algo, o esperando ansiosamente la llegada de la siguiente comida. Algunas speras toses o risa puntual, eran lo nico que rompan un lbrego silencio asfixiante. Los Yuuzhan Vong no haba exigido a ninguno de los cautivos, trabajar en trabajar en la recoleccin de villip o en ninguna otra tarea, que implicar el salir fuera de las paredes de coral yorik, y adems nicamente los oficiales de mayor rango haban sido interrogados. Una gran parte del variado elenco de los prisioneros haba sido capturado en Bilbringi, pero otros haban llegado de mundos tan distante como Yag'Dhul, Antar 4, y Ord Mantell. Llevaban los restos andrajosos de sus uniformes de vuelo de cazas estelares o de sus uniformes de combate. Sus cuerpos magullados y desnutridos -ya fueran sin pelo, con pelaje, magros o carnosos- estaban cubiertos de sudor y suciedad. Ellos tenan en comn el 'Bsico' para comunicarse, y, an ms importante, un odio profundo y permanente hacia los Yuuzhan Vong. Que a ellos no les hubieran matado, slo significaba que estaban siendo reservados para un sacrificio -probablemente para la celebracin de la transformacin planetaria de Selvaris, una que esta se hubiera llevado a cabo, o como 5

anticipo ante una inminente batalla con las fuerzas de la Alianza Galctica. "La comida est aqu!" dijo un humano de pie a la entrada de la choza. Una extraa y sbita alegra creci en el ambiente, y todos aquellos que les era posible se pusieron de pie, formando una ordenada fila, que hablaba de la disciplina mostrada de manera constante por los prisioneros. Ojos desencajados, bocas salivando ante el simple pensamiento de poder mitigar su hambre, mientras unos cuantos de los prisioneros se apresuraban a descargar la comida del carro y llevarla dentro. Un Twi'lek con un lekku amputado estudi al ser que haba entregado la comida, mientras otros dos arrastraban los sacos y las ollas dentro de la choza. "T eres un Ryn," dijo el Twi'lek. "Espero que eso no signifique que usted no tocar la comida," dijo el Ryn. Los ojos anaranjados del Twi'lek relucieron. "Algunas de la mejor comida que yo he saboreado fue preparada por un Ryn. Hace alguna aos yo viaje con un par de los de vuestra raza por el 'Margen Exterior'..." "Atencin!" grit una voz humana. Todos lo que lo oyeron se tensaron, mientras un pareja de oficiales humanos con uniforme se aproximaba a la choza. Los prisioneros haban abandonado prcticamente, cualquier nocin de jerarqua, pero si se poda decir que haba alguien que estuviera al mando, eran estos dos: el capitn Judder Page y el mayor Pash Cracken. Procedentes ambos de mundos importantes -Page de Corulag, Cracken de Contruum-, tenan mucho en comn. Ambos eran miembros de familias influyentes, y ambos se haban entrenado en la Academia Imperial, antes de desertar a la Alianza Rebelde durante la Guerra Civil Galctica. Page, el de aspecto ms corriente de los dos, haba comandado a los 'Comandos Katarn'; y Cracken -todava con un aspecto elegante y musculado a pesar de pasar de la cuarentena- el Grupo de Vuelo de Cracken. Ambos haban logrado expresarse con cierta fluidez en el idioma de los Yuuzhan Vong, de la misma manera que el suboficial S'yito lo haca en Bsico. "Haced sitio al comandante y al capitn al inicio de la fila," orden el mismo humano que los haba anunciado. Los oficiales ralentizaron su marcha. "Nosotros comeremos despus de que todos ustedes hayan conseguido su racin," dijo Page por los dos. "Por favor, seores," insistieron varios de los que estaban en la fila. Page y Cracken intercambiaron unas miradas de resignacin y asistieron. Cracken acept un cuenco de madera, que haba sido tallado por uno de los prisioneros, y avanz hacia la cabeza de la fila para comer, donde el Ryn estaba removiendo diversos componentes alimenticios dentro de un gran recipiente de coral yorik. "Nosotros le agradecemos que nos traiga esto," dijo Cracken. Sus ojos eran de un verde claro, y su melena pelirroja marcada con hebras grises, aadan un toque de distincin a sus rasgos aristocrticos. El Ryn sonri ladinamente. Hundiendo un cucharn profundamente dentro de la masa de gachas, se agach sobre la olla, animando a Cracken a que hiciera lo mismo, para conseguir llenar su cuenco. Cuando la oreja izquierda de Cracken estuvo a la distancia adecuada para orle susurrar al Ryn, este dijo: "Ryn uno-uno-cinco, fuera del 'Torbellino'." Cracken apenas si pudo contener un gesto de sorpresa. l haba fuera del fuera de Vrtice". Cracken escondi su sorpresa. l haba sabido del sindicato Ryn slo dos meses antes, durante una reunin informativa en Mon Calamari, mundo que se haba convertido en cuartel general de la Alianza Galctica, despus de la cada de Coruscant. Una extensa red de espionaje, que comprenda no solamente a Ryn, sino a miembros de otras especies, igualmente desplazadas, conformaban una especie de sindicato que hacia uso de secretas rutas espaciales y sendas hiperespaciales urdidas por los Jedi, preparadas tanto, para la evacuacin y puesta a salvo de individuos, como para la realizacin de misiones de inteligencia y espionaje. "Tiene algo para nosotros?" Cracken pregunt calladamente mientras el Ryn segua vertiendo gachas dentro del cuando de madera. Los ojos del Ryn se giraron, para mirar fijamente entre el recipiente y el rostro ansioso de Cracken. "Mastique cuidadosamente, Mayor," dijo, justo lo bastante alto, para ser odo por la persona situada junto a l. "Espera lo inesperado." Cracken se irgui, susurrando el mensaje a Page, quien a su vez se lo susurr al Bith situado justo en la fila, justo detrs de l. Subrepticiamente, el mensaje fue pasado una y otra vez, hasta que hubo llegado al ltimo del centenar -ms o menos- de prisioneros. Para entonces Cracken, Page, y algunos de los otros haban llevado sus cuencos a una burda mesa, alrededor de la cual se sentaron en 6

cuchillas y comenzaron a introducir, con gran cuidado, las gachas dentro de sus bocas, dirigindose entre si, miradas ansiosas. Al mismo tiempo, tres prisioneros se movieron hacia la entrada, para tener controlados a los guardias. Los Yuuzhan Vong no haba instalado villips u otros dispositivos de escucha en las chozas, pero los guerreros al igual que a S'yito, quien haba mostrado una obvia curiosidad hacia sus enemigos, haban convertido en algo habitual, moverse inadvertidamente, y realizar barridos de seguridad y registros. Un fornido devaroriano sentando al otro lado de donde estaba sentado Page, hizo un ahogado sonido. Simulando una tos, con gran cuidado se sac un objeto de los afilados y amenazadores dientes de su boca, y lo mir a hurtadillas. Todos se le quedaron mirando, expectantes. "Ternilla," dijo, mostrando una mirada de decepcin en sus pequeos y brillantes ojos. "O al menos eso, es lo que creo que es." Los prisioneros volvieron a comer, la tensin creci, mientras sus dedos comenzaban a raspar el fondo de sus cuencos. Entonces Cracken mordi algo que le provoc un pinchazo de dolor en sus molares. Se llev su mano izquierda a la boca, y us su lengua para empujar el objeto, a la palma de su mano. Siendo el centro de atencin, abri su mano lentamente, reconociendo el objeto en seguida. Mantenido el objeto oculto en la palma de su mano, puso esta sobre la mesa y la desliz hacia la izquierda, donde, en menos de un parpadeo, desapareci bajo la mano derecha de Page. "Holo-cpsula," dijo el capitn calladamente, sin echar una segunda mirada al objeto. "Slo podr visualizarse una vez. Vamos a tener que ser muy rpido con ello." Cracken seal con la barbilla al devaroniano astado. "Encentra a Clak'dor, Gargan, y al resto de esa tripulacin, y trelos aqu los ms rpidamente posible." El devaroniano se puso de pie y se apresur a salir al exterior. Page se pas su mano, por encima de su rostro barbado. "Nosotros vamos a necesitar un lugar para visualizar los datos. No podemos arriesgarnos a hacerlo al aire libre." Cracken lo pens durante unos instantes, luego se gir hacia el botan de larga barba situado a su derecha. "Quin es el mejor con la baraja de sabacc?" El aliengena peludo agit levemente su cabeza, de manera pensativa. "Creo que Coruscant." "Dile que le necesitamos." El bothan asinti y sali por la puerta. Mientras ellos seguan hablando, el resto de los prisioneros comenzaron a conversas en voz alta, para as cubrir lo que estaban hablando, aquellos que permanecan en la mesa. El Ryn golpe su cucharn contra el lateral de la olla, y algunos de los prisioneros distribuyeron frutas a los otros, arrojndoles por el aire, como si estuvieran en un juego de tirar y coger. "Cmo estn las cosas en el patio?" Page pregunt a los que vigilaban en la puerta. "Coruscant est viniendo, seor. Tambin el grupo de Clak'dor." "Los guardias?" "Ninguno parece sospechar nada." Coruscant, un alto humano, de melena rubia, entr sonriendo y agitando una baraja de sabacc, que l se haba hecho con trozos cuadros de cuero. "Es cierto lo que odo de que alguien est interesado en una partida?" Page hizo un gesto para que todos formaran un crculo en el centro de la choza, y levantaran el nivel de ruido. Los guardias se haban ido acostumbrando a la actividad bulliciosa que a veces surga durante las partidas de cartas, y Page estaba determinado a proporcionarles una verdadera dosis de bullicio. Una docena de prisioneros comenzaron a cantar. El resto convers animadamente, barajando posibilidades y haciendo apuestas. El jugador humano, tres bith, y un jenet pasaron a travs de la falsamente jubilosa muchedumbre, hacia el centro del crculo, donde Page y Cracken les estaban esperando con la holo-cpsula. Coruscant empez a repartir las cartas. Como humanoides altamente evolucionados, los bith eran pensadores profundos y artistas hbiles, con una capacidad innata de almacenar y procesar a travs de inmensas cantidades de datos. El jenet, por contra, era bajito y con aspecto de roedor, pero era poseedor de una memoria fotogrfica. Cuando Page estuvo seguro de que el crculo interno estaba aislado eficazmente del exterior, se agach, como si fuera a unirse al juego. "Nosotros slo tendremos una oportunidad para esto. Estn seguros de poder hacerlo?" El morro del jenet se contrajo graciosamente, y fij sus ojos rojizos en Page. "Eso es por lo que usted nos eligi, no es as?" Page asinti. "Entonces lo conseguiremos." Con destreza, Page puso la pequea cpsula sobre el tabln del suelo y lo activ con la una pequea presin de su dedo ndice derecho. Un cono invertido de luz azulada se proyecto hacia arriba, dentro del cual se proyecto una compleja ecuacin matemtica, que Page no fue capaz de 7

comprender, y mucho menos resolver o memorizar. Tan rpidamente como aparecieron los smbolos y los nmeros, estos desaparecieron. Luego la propia cpsula emiti una especie de silbido, licundose. l tena su boca abierta para preguntar a los bith y al Jenet si haban sido capaces de memorizar la compleja ecuacin, cuando S'yito y tres guardias Yuuzhan Vong entraron en tromba en la choza y se dirigieron directamente al centro del crculo, con sus dagas coufee desenfundadas y sus serpenteantes bastones vivientes, alzados en mxima alerta, preparados para golpear o escupir veneno, si ello era necesario. "Cesen en sus actividades de inmediato," bramo el suboficial. La muchedumbre se abri lentamente en abanico y comenz a apaciguarse. Coruscant y los otros evidentes jugadores de cartas se apartaron precavidamente, fuera del rango de actuacin de los bastones vivientes. "Cul es el problema, Suboficial?" Page pregunt en Yuuzhan Vong. "Desde cundo ustedes se comprometen en juegos de apuestas durante la hora de nutricin?" "Nosotros estamos apostando por una segunda racin." S'yito le mir atentamente. "Usted se burla de m, humano." Page hizo un gesto evidente de indiferencia. "Es mi trabajo, S'yito." El suboficial avanz un paso, en gesto amenazador. "Pongan fin a vuestro juego y a sus cnticos... o nosotros les arrancaremos las partes de su cuerpo responsable de ello." Los cuatro Yuuzhan Vong se dieron la vuelta y se fueron de la choza. "Ese tipo no tiene el menor sentido del humor," dijo Coruscant, cuando recuper el resuello y fue capaz de articular palabra. Todos en las proximidades de Page y Cracken miraron a los dos oficiales. "Los datos tienen que llegar al Mando de la Alianza," dijo Cracken. Page asinti con la cabeza en gesto de conformidad. "Cundo los mandamos?" Cracken contrajo sus labios. "En la hora de la oracin." Captulo 02. Poco antes de su inmolacin pblica en un pozo ardiente, localizado justo a las afueras de las verjas de la prisin, un plateado androide de protocolo que haba pertenecido, durante un breve periodo de tiempo, al mayor Cracken calcul que las posibilidades de poder escapar de Selvaris eran aproximadamente de una entre un milln. Pero el androide no saba nada sobre el sindicato Ryn, o sobre el grupo clandestino de resistencia que se haba formado en el planeta, antes incluso de que los primeros pedazos de yorik coral hubieran sido plantados. Cracken, Compagine, y los otros tan bien saban algo ms: que la esperanza floreca incluso en los ms oscuros y siniestros lugares, y que aunque los Yuuzhan Vong pudiera encarcelarlos o incluso matarlos, no haba un soldado en el campamento que no arriesgara su vida, ya fuera hombre o mujer, para conseguir que algunos de sus compaeros sobreviviera para poder luchar otro da contra el odiado enemigo. A falta de una hora para que salieran los primeros rayos de solo, Cracken, Page, los tres Biths y el Jenet estaba acurrucados a la entrada de un tnel, que los prisioneros haban excavado con las manos, garras, y cualquier herramienta que haban sido capaces de fabricar o robar durante la excavacin del pozo ardiente, en el cual varias docenas de androides haban sido convertidos de manera ritual en escoria metlica por los sacerdotes residentes en el campamento. Cada prisionero de la choza estaba despierto, e incluso muchos no haban pegado ojo en toda la noche. Observaban silenciosamente desde los aplastados lechos de hojas y ramas que eran sus camas, desean poder expresar de manera personal, sus deseos de buena suerte a los cuatro, que estaban a punto de embarcarse en lo que pareca una empresa desesperada. Se haban apostado guardias en la entrada. La luz era vaporosa, y el aire agradablemente fresco. En el exterior de la choza, los rumores y sonidos de la vida selvtica estaban alcanzando un efervescente increscendo. "Tenis alguna duda sobre esto?" Cracken pregunt en un susurr. "No, seor," los cuatro contestaron al unsono. Cracken asinti con seriedad. "Entonces que el poder de la Fuerza este con todos vosotros," dijo Page para todos dentro de la choza. La estrecha entrada al tnel estaba oculta por la propia cama de Cracken, echa de ramas insecto de palma. Debajo de un enrejillado desmontable, el pozo hecho a mano se suma en una sima de oscuridad insondable. El pasadizo secreto haba sido iniciado por los primeros cautivos en ser encarcelados en Selvaris, siendo agrandado y alargado durante los largos meses siguientes por los sucesivos grupos de prisioneros que iban llegando. El avance del tnel, en numerosas ocasiones, haba sido muy lento -apenas centmetros-, como cuando los excavadores se haban tropezado con una masa de yorik coral que haba enraizado en el terreno arenoso. Pero ahora el tnel se extenda por debajo de la pared de la prisin y ms all de las praderas de 8

hierba senalak, adentrndose en la distante lnea arbolada. Con su piel facial ennegrecida con holln de carbn vegetal, el flaco jenet fue el primero en introducirse dentro del agujero. Una vez que los tres bith se hubieron deslizado detrs suyo, la entraba fue cerrada y cubierta de nuevo. Lo que hizo que la poca luz que haba en el tnel, desapareciera por completo. El lder nominal de los inminentes prfugos. El jenet haba sido capturado en Bilbringi, durante una incursin en una instalacin enemiga. Sus compaeros de cautiverio le conocan como Thorsh, aunque en su planeta de origen, Garban, una amplia lista de sus logros y fechoras habra sido adjuntada a dicho nombre. Reconocimiento y exploracin eran sus especialidades, de manera que no le resultaba nada extrao la ms completa oscuridad o los lugares estrechos, despus de haberse infiltrado infinidad de veces en madrigueras e instalaciones de los Yuuzhan Vong en Duro, Gyndine, y otros mundos. El tnel en Selvaris le haca sentirse familiarmente confortable. Los bith lo tenan ms difcil debido a su tamao, pero ellos eran una especie con una buena coordinacin, buena memoria y unas habilidades olfativas que podan rivalizar con las del propio Thorsh. Despus interminables minutos de arrastrarse en silencio, llegaron al primero de una serie de Los minutos indeterminados de arrastrarse poner sordina a trados los a la primera de una serie de confinados giros en ngulo recto, donde los que haban excavado el tnel, se haban visto obligados a realizar un desvo alrededor de una masa amorfa de yorik coral. Para Thorsh el desvo significaba que el equipo estaba directamente debajo de la misma pared exterior de la prisin. Ahora era slo cuestin de lograr pasar por debajo de los senalaks que los Yuuzhan Vong haban plantado en el permetro exterior. Thorsh saba que lo mejor era relajarse, pero su estado de continua tensin y vigilancia, le impeda lograrlo. En el periodo de tiempo de una semana local, las races de senalak haban penetrado a travs del techo del pobremente entibado tnel, y sus enroscadas races estaban recubiertas de pas cortantes, al igual que los zarcillos sueltos que casi alcanzaban el suelo del tnel. Por lo que a pesar de estirarse todo lo que era posible, no haba manera de poder eludirlos. Los zarcillos hicieron trizas las ajadas vestiduras que llevaban los cuatro cuando haban sido capturados, y dejaron profundas marcas sangrantes en la carne de sus espaldas. Thorsh soltaba un apagado juramente cada vez que tena uno de estos dolorosos encuentros, pero los bith -siempre poco propensos a mostrar sus emociones- soportaban en el dolor en completo silencio. El penoso arrastramiento acab donde el tnel giraba hacia arriba, en el borde ms alejado del campo de senalak. Al poco el equipo emergi dentro de la base apuntalada de un enorme habitculo de madera. El grueso tronco vaciado del rbol se asemejaba a los llamativos rboles nudosos, originarios de Dagobah, pero era de hecho una especie completamente diferente. A cien metro de distancia, la pared de la prisin relucan de un suave verde bioluminiscente. Dos guardias soolientos ocupaban la atalaya de vigilancia ms cercana, sus bastones vivientes tiesos como lanzas, y se poda vislumbrar un tercero en la torre adyacente. Estos guerreros no formaban parte, de aquellos otros que estaban dentro de las paredes del complejo asistiendo a los servicios de oracin en el templo. Las ms recientes entonaciones religiosas, llegaban por el aire al borde de la jungla selvtica, como contrapunto a los cnticos y murmullos escandalosos de pjaros e insectos. Volutas de bruma se deslizaban a travs de las copas de los rboles, igual que fantasmales apariciones. Uno de los bith se abri paso junto a Thorsh, y apunt con su delgado dedo ndice hacia el oeste. "All". Thorsh olfate repetidamente y asinti. "All". En los ms profundo de los rboles, abrindose paso por una marisma con el barro hasta lo tobillos, para luego comenzar a vadear, con el agua por la cintura, a travs de un agua negruzca. Apenas haban hecho un kilmetro y medio antes de que sonara la alarma. Nada de una ululante sirena o el estridente pitido del claxon de una nave estelar, la alarma tom la forma de un intento y prolongado zumbido que lleg de todas direcciones. "Escarabajos centinelas," dijo uno de los bith, con voz irritada. Pequeas criaturas, parecidas a una grotesca mezcla tortuga y saltamontes, que reaccionaban ante intrusos o peligros con un rpido aleteo de sus alas dentadas. La especie no era nativa de Selvaris, o de cualquier otro mundo de esta galaxia. Los pies araados de Thorsh se hundieron en la gruesa capa de estircol mojado, acelerando su paso, esperando que los biths le siguieran. "De prisa!" Ya no haba la necesidad de preocuparse por no ser descubiertos. Avanzaron a trompicones en medio de la oscuridad, en el agua cubierta de espuma, tambalendose al avanzar, tropezando con masas de amontonadas races ocultas en el fangoso fondo, mientras sus uniformes se enganchaban en las puntiagudas ramas y lianas de spera corteza. El ruido del aleteo de los escarabajos-centinela se converta en un zumbido ensordecedor, a la vez que focos de iluminacin, formados por cristales lambert, se activaban y se entrecruzaban por encima de sus cabezas. En direccin a la prisin llegaron los feroces 9

ladridos de los bissops, los sabuesos-lagarto de los Yuuzhan Vong. Y algo se elev en el aire: un caza coralita, del tipo caonero, o una de las aeronaves, de aspecto similar a un albatros, que eran conocidas por el nombre de 'vai tsik'. Una atronadora estela surc el cielo, y los cuatro prfugos se sumergieron en el agua espesa para evitar ser descubiertos. Thorsh reapareci en la superficie, unos instante ms tarde, goteando agua y jadeando ansiosamente en busca de aire. El ladrar de los bissops sonaba mucho ms alto, y adems ahora se poda or el ruido frentico de pisadas y de voces furiosas resonando a travs del aire hmedo. El templo se estaba vaciando; patrullas de bsqueda estaban siendo organizadas. Thorsh se irgui en toda su estatura, animando a los dems a que siguieran avanzando. A tropezones, resbalando, es esforzaron en abrirse paso a travs de la densa vegetacin, en direccin a la orilla oriental del amplio estuario. Para entonces las primeras luces del amanecer de Selvaris surgan por el horizonte. Largos y horizontales rayos rosados de luz solarse abran para por entre las copas de los rboles, saturando de color la evanescente neblina blanquecina. En su prisa por avanzar por el agua, uno de los bith se hundi hasta la cintura en la pegajosa arena acuosa. Le costo la fuerza combinada de sus otros tres compaeros de equipo lograr liberar de un tirn, adems de malgastar un tiempo de que no disponan. Los cazas coralitas reaparecieron, atronadoramente por encima del estuario, soltando proyectiles de lava fundido en la selva. Aparecieron bolas de fuego sobre las copas de los rboles, propagndose rpidamente y provocando que miles de criaturas que anidaban en ellas, alzaran el vuelo frenticamente, completamente aterrorizadas. "El Capitn Page nunca nos prometi que esto iba a ser fcil," dijo Thorsh. "O seca," respondi uno de los bith, prcticamente cubierto por completo de arenas movedizas. La larga nariz de Thorsh se contrajo bruscamente, y sus agudos ojos examinaron atentamente la lnea costera opuesta. "Ya no estamos muy lejos." Sealando un islote situado en mitad del estuario. "All". Se zambulleron en el agua salobre y comenzaron a nadar como si sus vidas les fuera en ello -lo cual era ciertamente verdad-. El cielo de la maana se haba vuelto negro, con el vuelo de los pjaros aterrorizados. El caza coralita hizo otra pasada, abrindose paso a travs del catico frenes de aves en vuelo. Cayeron cuerpos de pjaros, golpeando la calmada superficie del agua y tindola de rojo. Thorsh y los otros avanzaron rpidamente hacia la playa estrecha del islote. Surgieron del agua y corrieron a toda velocidad por la arena en busca de refugio, logrando ocultarse entre la maraa de restos de rboles cados y arbustos espinosos existentes en el islote. Tuvieron que pararse frecuentemente para lograr dar con el rumbo adecuado. Los rganos olfativos de los bith estaban localizados en unos pliegues cutneos de sus mejillas, pero fue la larga nariz de Thorsh la que los dirigi directamente a los que el Ryn haba ocultado unos meses antes: dos envejecidas motos deslizadoras, camufladas bajo dos lonas mimetizadoras con el paisaje. Las motos deslizadoras con respulsores eran casi todo motor y nada de chasis, con frontales terminados en pico y manillares altos. Estas dos carecan de arneses de seguridad, y sus estructuras estaban incompletas. Ambas estaban hechas para un solo piloto, pero los asientos -similares a sillas de montar- eran lo bastante grandes para acomodar un pasajero -asumiendo que uno estuviera lo bastante loco para subirse encima-. O asumiendo que no tuviera otra eleccin. Thorsh se mont en la ms destartalada y oxidada de las dos, y comenz a tirar de palancas y pulsar interruptores de arranque. De mala gana, el motor de la moto deslizadora cobr vida, y funcionando algo errticamente al principio, para luego estabilizarse gradualmente. "Estamos listos!" dijo. Uno de los bith se mont detrs de Thorsh en el asiento largo. El ms bajo de sus camaradas de fuga estaba tomando asiento en la otra moto deslizadora. "Las coordenadas del punto de extraccin deben ser cargadas en la computadora de navegacin," Thors dijo, teniendo que gritar, para poder ser odo por encima del ruido de los motores de repulsin. "Apareciendo ahora en la pantalla," dijo el piloto bith. Claramente, el tercero de los bith mostraba graves reticencias sobre lo de montarse en la moto deslizadora, pero todas sus dudas desaparecieron cuando surgi el caza coralita por encima de las copas de los rboles, en busca de seales de los prfugos. Thorsh esper a que la aeronave de ataquen en forma de cua pasara, antes de decir: "Lo mejor ser que nos separemos. Nos reuniremos en el punto de encuentro." "Uno de los dos debe llegar all...," su pasajero empez a decir, slo dejar que sus ltimas palabras quedaran flotando en el aire. El piloto bith aceler el motor de moto deslizadora. "Al menos tenemos una oportunidad." ---------"El juego esta virtualmente acabado," C-3PO le dijo a Han Solo. 10

"Sugiero que rinda ahora al resto de sus jugadores, en lugar de arriesgarse una humillacin an mayor." "Rendicin?" Han estir su pulgar hacia el dorado androide de protocolo. "Con quin demonios se cree que l est hablando?" Leia Organa Solo alz sus ojos castaos de la mesa de juego para mirar a su marido. "Tengo que admitir, que las cosas no pintan nada bien." C-3PO estuvo de acuerdo. "Me temo que usted no puede ganar, Capitn Solo." Han se rasc su cabeza distradamente, y continu estudiando el campo de juego. "No es la primera vez que alguien me dice eso." Ellos tres estaban sentados en la mesa dejarik circular en la parte delantera de la bodega de carga del 'Halcn Milenario'. La mesa era de hecho un proyector hologrfico, con una superficie ajedrezada grabada en crculos concntricos de verde y oro. En ese momento estaban desplegadas seis piezas de monstruos hologrficos, algunos basados en seres de leyenda, otros modelados a partir de criaturas verdaderas, con nombres que sonaban ms como estornudos que como palabras. De cuclillas en la parte enrejada de la cubierta de carga estaban sentados Cakhmaim y Meewalh, los guardaespaldas noghri de Leia. giles bpedos de lampia piel griscea y pronunciadas crestas craneales, eran en apariencia unos fros depredadores, pero su lealtad hacia Leia no conoca lmites. En la larga guerra contra los Yuuzhan Vong, varios Noghri ya haban dado sus vidas para proteger a la mujer, a la que todava algunas veces ellos seguan llamando "Lady Vader." "No me diga que usted realmente est contemplando la idea de realizar un movimiento?" dijo C-3PO. Han le mir de soslayo. "Acaso te parezco que yo estoy simplemente contemplando las estrellas?" "Pero, Capitn Solo..." "Deja de meterme prisa, es lo que te digo." "Es verdad, Threepio," Leia intervino con falsa sinceridad. "Tienes que darle tiempo para pensar." "Pero Princesa Leia, el cronmetro del juego est acercndose al fin de su ciclo". Leia se encogi de hombros. "Ya sabes como es l." "S, Princesa, s cmo es l." Han les mir fijamente a los dos. "Qu es esto, algn tipo tctica dilatoria en equipo?" C-3PO empez. "Ciertamente no. Yo estoy simplemente..." "Recuerda," Han dijo, sealndole con el dedo, "esto no est acabado hasta que los Hutt chillen." C-3PO mir a Leia en busca de una explicacin. "Qu los Hutt chillen?" Han cogi su barbilla llena de cicatrices con la mano y mir atentamente al tablero. A las primeras de cambio, l haba perdido un resuelto Kintan de anchos hombros a manos del venenoso y arrugado k'lor'slug de C-3PO; luego a un ng'ok armado con pinzas ante el socorran monnok empuando una lanza del androide. El cuadrante del tablero de Han an mostraba a un jorobado savrip mantelliano de piel verdosa y nudosos nudillos y a un ghhhk de cuerpo bulboso. Pero su oponente metlico por contra, no slo tena a un grimtassh manejando sus garras y hocico trompetudo, y a un houjic de cuatro patas y dientes afilados, sino que tambin posea a dos molators alderanianos de pellejos multicolores esperando en los extremos. A menos que Han pudiera hacer algo por evitarlo, C-3PO iban enviar al grimtassh al espacio central del tablero y as ganara el juego. Entonces se le apareci repentinamente la solucin. Una sonrisa siniestra escap de sus labios entrecerrados y sus ojos se iluminaron. Leia lo contempl durante unos instantes. "Uh-oh, Threepio. No me gusta el sonido de esa risa". Han le lanz una dura mirada. "Desde cundo?" "La comprendo muy bien, Princesa," C-3PO dijo, un tanto alarmado. "Pero, realmente, no veo que haya algo que l pueda hacer llegados a este punto." Los dedos de Han pulsaron una serie de botones de control situados en el borde de la mesa. Con Leia y C-3PO observando atentamente el tablero, el pesado savrip mantelliano se desliz a la izquierda, aprisionando al ghhhk -la otra pieza restante de Han- y sosteniendo a la repentinamente chillona criatura por encima de su cabeza. C-3PO podra haber pestaeado de sorpresa, si l hubiera tenido ojos en lugar de fotorreceptores pticos. "Pero... pero usted ha atacado a su propia pieza." Se volvi hacia Han. "Capitn Solo, si ste es algn tipo de truco para distraerme, o algn pattico esfuerzo para inspirarme compasin..." "Ahorre su compasin para alguien que la necesite." Han le interrumpi. Te guste o no, se es mi movimiento." 11

C-3PO observo la forma chillona del ghhhk, aparentemente traicionado, forcejear en vano en la frrea presa del savrip. "Que criatura humana ms exasperante," dijo. "Aunque, una victoria es una victoria" El androide baj sus manos hacia el panel de control y orden al grimtass que avanzara al centro. Pero tan pronto como la nariguda criatura dio un paso, el savrip de Han aument la presin de su presa sobre el ghhhk, apretando de tal manera al indefenso ser, que comenzaron a manar hologotas de la muy apreciada piel oleaginosa del ghhhk, comenzaron a gotear sobre el campo de juego, formando una especie de charco virtual. Ocupado, el grimtassh de C-3PO's continu avanzando, solamente para resbalarse sobre la sustancia aceitosa soltada por la piel de ghhhk, cayendo violentamente sobre su espalda, estrellando su cabeza de forma triangular sobre el tablero ajedrezado y desapareciendo. "Ha!" Han dijo, dando una palmada, y luego frotndose sus manos con gran satisfaccin y placer. "Ahora quin est perdiendo?" "Oh, Threepio," Leia dijo simpticamente, ocultando una sonrisa por detrs de su mano. Los fotorreceptores de C-3PO estaban fijos en el tablero, pero la incredulidad era evidente en su respuesta. "Qu? Qu? Eso est permitido?" Levant la vista de la mesa. "Princesa Leia, ese movimiento no es posible que sea legal!" Han se inclin hacia adelante, frunciendo el entrecejo. "Mustrame donde las reglas dicen que as sea." C-3PO tartamude. "Tergiversa las reglas es una cosa, pero esto... esto no es solamente una violacin flagrante de las reglas, sino tambin de la propia esencia del juego! Como poco, usted ha realizado un movimiento sospecho, por no decir uno ilegal y tramposo! " "Buena eleccin de palabras, Threepio," Leia dijo. Han se apart de la mesa, uniendo sus manos por detrs de su cabeza y silbando una meloda burlona. "Sugiero que nosotros permitamos a la Princesa Leia ser la juez final," dijo C-3PO. Han puso mal gesto. "Ah, Eres un mal perdedor." "Un mal perdedor? Por qu, si yo nunca..." "Admtelo y har las cosas fciles para ti el resto de la partida." C-3PO reuni tanta indignacin su le permita su programacin protocolaria. "Tenga usted la ms absoluta seguridad de que yo no necesito lograr salir victorioso de cada compromiso. Pero en cuanto a usted, eso es harina de otro costal..." Han sonri ladinamente, provocando que el androide se callara. "Threepio, te digo una vez ms, lo que te he dicho mil veces: siempre tienes que estar listo para las sorpresas." "Humano arrogante y pomposo," dijo C-3PO. Mientras Cakhmaim y Meewalh con speros comentarios y risas gurutales se unan al jolgorio, l alz sus manos en gesto de derrota. "Oh, qu le vamos a hacer, este hombre no tiene remedio!" Inesperadamente, una seal de alarma, procedente del puesto de ingeniera son por toda la bodega. Los Noghri se incorporaron de inmediato, pero fue Leia la dej la mesa arqueada de dejarik de mullidos asientos y se acerc a la pantalla de comunicaciones. Han la mir expectante desde el tablero de juego. "Una sorpresa?" pregunt cuando Leia dej de mirar las pantallas y se volvi. Ella asinti con la cabeza. "La seal que hemos estado esperando." Han se apresur a levantarse de la mesa y a seguir a Leia por corredor circular de estribor, donde casi tropieza con un par de botas de caa alta, que l haba dejado en mitad del pasillo. Desde sus primeros tiempos en su carrera como contrabandista, el 'Halcn' haba sido el nico hogar que haba conocido, y ahora -especialmente este ltimo ao- se haba convertido en el nico hogar conocido de Han y Leia. Tanto en sus camarotes o en la bodega delantera, sus objetos personales estaban esparcidos por todos lados, esperando ser recogidos y guardados. El desorden haba llegado a tal grado, que era clara la imperiosa necesidad de una buena limpieza -quizs incluso una desinfeccin-. Y de hecho, al igual que el abollado y machacado casco exterior del viejo carguero, con su revoltijo de fusibles y soldados cachos prestado de otras naves, estaba comenzando a parecerse a un hogar, querido y duradero, pero son ocuparse lo ms mnimo de l. Han se detuvo un momento justo delante de la escotilla de acceso a la cabina de pilotaje, y se gir hacia los Noghri. "Cakhmaim, ve a la torreta de caones dorsal. Y esta vez acurdate de acribillar tus objetivos -incluso cuando t creas que no son otra cosa que motas de polvo csmico-. Meewalh, te voy ha necesitar aqu, para ayudarme a conseguir que nuestros paquetes, suban sanos y salvos a bordo." En la estabilizada cabina de pilotaje, con su claustrofbico marco circundante de instrumental parpadeante, Leia ya estaba asegurada al 12

silln de copiloto, y tena ambas manos ocupadas en los sistema de arranque del Halcn y en la consola de pantallas. Han se desliz en el asiento del piloto, asegurndose en l con una mano, y activando interruptores por encima suyo con la otra. "Podemos localizarlos ya?" "Estn en movimiento," Leia dijo. "Pero yo tengo que conseguir fijarlos." Han se agach para estudiar los datos que iban apareciendo en una de las pantallas tcticas. "Fija sus coordenadas en la computadora de seguimiento, y pongamos los sensores topogrficos en lnea." Leia se gir hacia el tablero de comunicaciones, sus manos deslizndose rpidamente por los controles. "Sbela," dijo unos segundos ms tarde. Despertados de lo que se poda calificar como una siesta, los motores YT-1300's cobraron vida. Han puso sus manos sobre el timn de mando y alz la nave fuera de su lugar de ocultacin, un crter por un impacto -probablemente de un meteorito- en la cara oculta de la endeble luna de Selvaris. Aliment los impulsores subluz y traz un curso alrededor del astro deformado. El verde, azul y blanco del plante Selvaris llen por completo la pantalla visora circundante. Han observ a Leia por el rabillo del ojo. "Espera que te acuerdes de mirar dos cosas a la vez." Leia cerr sus ojos durante unos breves instantes. "Nosotros estamos a salvo." Han sonri para si. Los Yuuzhan Vong podan no ser percibidos a travs de la Fuerza, pero Leia nunca haba tenido el menor problema para apercibirse de los problemas. "Solo quiero no ser acusada de permitir ms movimiento ilegales." Ella le devolvi la mirada. "Slo lo ms atrevidos." Han continu mirndola en secreto. A travs de todos los aos violentos y agitados, su rostro no haba perdido su noble porte. Su piel estaba ahora tan perfecta e inmaculadas como lo haba estado, cuando Han haba puesto sus ojos sobre ella, en una celda, de un rea de aislamiento. Su larga melena conservaba su lustre; sus ojos, su profundo y clido afecto. Han y Leia haban experimentado graves problemas y desavenencias conyugales despus de los meses que siguieron a la muerte de Chewbacca. Pero ella haba sabido esperarle; y ahora dondequiera que ellos viajaran, sin importar cuanto peligros corrieran -la mayor parte a causa de Han- ellos estaban en completa armona el uno con el otro. Para Han, todas y cada unas de las cosas que hacan estaban bien. No tena el anhelo de estar en ningn otro lado, sino donde l estaba ahora -con su amada compaera de viaje-. Era ciertamente una reflexin un tanto sentimentaloide, se dijo as mismo. Pero indiscutiblemente cierta, y no le importaba lo ms mnimo reconocerlo as. Como si leyeran sus pensamientos, Leia se volvi ligeramente en su direccin, alzando su barbilla un tanto para mostrarle una mirada dubitativa. "Estas de muy buen humor, para alguien que est a punto de partir en una peligrosa misin de rescate." Han se hizo un poco el importante. "Batir a Threepio al dejarik ha hecho de m un hombre nuevo." Leia lade su cabeza dubitativamente. "No demasiado nuevo, espero." Coloco una mano sobre la de l, en la palanca de mando, y con la otra recorri la pronunciada cicatriz de su barbilla. "Me ha llevado treinta aos acostumbrarme a tu viejo yo." "A m, tambin." dijo, ya sin el menor atisbo de humor. Con los escapes de babor al rojo, el 'Halcn' realiz un brusco viraje, y se lanz en busca de su objetivo hacia el planeta Selvaris. Captulo 03. Agachado sobre el alto manillar de la aeromoto-barredora, Thorsh condujo la embarcacin impulsado por cohetes, a travs de concentraciones de arbolillos y oportunistas plantas Yuuzhan Vong, por debajo de los entramados de enredaderas y por encima de gruesos troncos de rboles abatidos. Se arrim al suelo cubierto de musgo, siempre que le era posible y lo ms cerca posible, tanto por lograr una mayor seguridad, como para evitar a su larguirucho pasajero, cualquier tipo de dao por parte de las espinosas enredaderas, ramitas cortantes, y las picaduras de los fcilmente perturbables enjambres de barblies y otros insectos chupadores de sangre. Pero a pesar de las buenas intenciones de Thorsh, sus esfuerzos no eran suficientes. "Cundo vamos a cambiar de sitio?" el bith pregunt por encima del alarido del repulsor de elevacin. Thorsh supo que la pregunta no era hecha en serio, y contest con el mismo tono. "Manos pegadas a los costados y ni te se ocurra ponerte de pie en el asiento"! Teniendo en cuenta nicamente la diferencia de alturas, el bith debera haber sido quien se pusiera en el silln, con Thorsh apretujado por detrs suyo, con los dedos aferrados a la parte inferior del largo asiento. Pero Thorsh era el piloto ms experimentado, despus de haber volado en motos-deslizadoras, en varias misiones de 13

reconocimiento donde de haber volado descensos sbitos en varias misiones del reconocimiento donde speeders no haban estado disponibles. Sus grandes pies en forma de cua no se asestaban bien sobre los reposapis, y l tena que extender por completo sus brazos para poder agarrar con firmeza los controles del manillar, pero sus perspicaces ojos perspicaces ms que acostumbrados a estos problemas, incluso cuando estaban llenos de lgrimas, como era ahora el caso. Thorsh se mantuvo en el centro de la isla grande, donde las ramas de los rboles ms altos se entrelazaban por encima de sus cabezas y les daban cobertura. La moto-aerodeslizadora an segua corriendo con facilidad, excepto cuando l la inclinaba con brusquedad hacia la derecha, lo cual por alguna razn provocaba que los ratearan y perdieran potencia. l poda or a la otra moto-aerodeslizadora -al este y algo por detrs suyo- abrindose paso a travs de la igualmente densa vegetacin. Los cuatro fugados podran haber avanzado ms, si hubieran ido por encima del estuario, pero sin la proteccin de los rboles, habran sido presas fciles de los cazas coralitas. Uno de los cazas ya haba completado dos pasadas con retorno, lanzando misiles de plasma al azar, y esperando una diana afortunada. El aire de la maana se iba cargando con el tufo del follaje ardiendo. A toda velocidad, la motoaerodeslizadora surgi de entre la maleza, adentrndose en unas extensas llanuras salinas sin rboles, rosadas y de un blanco deslumbrante, por la noche sus terrenos servan de dormitorio para bandadas de aves zancudas que provenan de las grandes zonas selvticas de Selvaris. Determinado a alcanzar la cubierta vegetal antes de que los cazas coralitas se presentaran de nuevo, Thorsh hizo girar con fuerza el acelerador y lanz la moto-deslizadora hacia la ms cercana lnea de rboles. Thorsh justo acaba de entrar en la selva cuando un clamor comenz a surgir del manto vegetal. Su primer pensamiento fue que otro caza coralita se haba unido a la persecucin. Pero haba una tonalidad diferente en el sonido -un Pero haba una calidad diferente al legtimo-una avidez ausente en el silbido mortal propio de un caza coralita-. Thorsh not que su acompaante se ergua en el asiento, exponindose al riesgo que plateaban las ramas que colgaban en el aire. "Es eso lo que yo creo que es?" pregunt el humanoide. "Lo sabremos muy pronto," Thorsh grit hacia atrs, sin volverse. De nuevo gir el acelerador. El viento ulul por encima de la inadecuadamente protegida moto-deslizadora, provocando otro reguero de lgrimas de sus ojos. Pero sus acciones fueron intiles. Los objetos responsables del creciente tumulto pasaron directamente por encima, ahogando el rugir de la moto-deslizadora, y luego sobrepasarles. "Larvas peq!" el bith grit. Thorsh conoca el trmino; era el trmino que los Yuuzhan Vong usaban para denominar a los escarabajos-enredadores, unas de las voraces y especficas versiones de los centinelas alados que haban despertados los guardianes de la prisin. Las larvas peq eran capaces de crear redes entre los rboles, arbustos, o en casi cualquier tipo de arbusto con corteza. Normalmente los escarabajos llegaban en oleadas sucesivas, los primeros formaban lneas de anclaje, y aquellos que los seguan se alimentaban de la corteza y otros organismos para crear las fibras necesarias para completar la filigrana. Una red bien construida era capaz de atrapar o al menos ralentizar a un humano, segn el tamao. Las hebras en si mismas eran sumamente pegajosas, aunque no tan adhesivas como la gelatina blorash del enemigo. El encorvamiento del Bith se acentu mientras la inclinada cubierta frontal se vea salpicada con cuerpos de escarabajos aplastados. Thorsh se arranc algunos del pelaje de su frente, y los arroj a un lado. Justo delante, miles de larvas peq estaban cayendo en la jungla, abrindose paso a travs de la cubierta vegetal igual que piedras de granizo. Thorsh apret los dientes y baj la cabeza. A pesar de lo fuerte que eran las hebras, no eran lo bastante para detener a una moto-deslizadora llevada por manos expertas. A unos cincuenta metros de distancia la red ya estaba tomando forma. Thorsh se entorn teniendo un presentimiento. Ms compactamente tejido que ninguna que hubiera visto en otros mundos, la red ya estaba ciertamente ocultando los rboles. Le llev slo unos segundos comprender que la especie de escarabajos tejedores de redes de Selvaris eran especiales. Mientras la mitad del enjambre estaba volando horizontalmente a varios niveles, la otra mitad estaba volando en pasadas verticales. El resultado de esto era una urdimbre de tejido entrelazado, que conformaba una especie de cortina, que por todo lo que Thorsh poda suponer, podra ser capaz de atrapar a una moto-deslizadora, con tanta facilidad como lo hara la red de una araa con un insecto volador. Extendiendo sus piernas por detrs suyo, se aplast todo lo que le fue posible sobre el rugiente artefacto. Con un lamento de angustia, el bith hizo lo mismo, apretujndose contra la espalda de Thorsh. Thorsh presion el acelerador todo lo que fue posible, dirigindose hacia lo pareca ser una zona con relativamente pocos rboles. La moto-aerodeslizadora se abri paso a travs de las redes a ms de doscientos kilmetros por hora, cada sucesiva cortina partindose con sonoros crujidos que algunas veces se asemejaban a ruidosos gritos. Los caparazones de los escarabajos golpeaban la cubierta con la 14

fuerza de proyectiles deformables, y el bith soltaba gritos de dolor una y otra vez. La moto-aerodeslizadora tembl y los impulsores comenzaron a chirriar por sobreesfuerzo. Thorsh se esforz por aferrarse al manillar, mientras estos se sacudan de un lado a otro por las hebras viscosas. Se arriesg a ascender, slo para darse cuenta que la situacin era an peor y ms peligrosa en las copas superiores de los rboles, dnde las ramas se agitaban violentamente y las hojas eran el hogar de nubes de insaciables insectos voladores con afilados aguijones. Negndose a ceder ni un centmetro, demando hasta el ltimo gramo de poder y empuje del renqueante motor. Luego, de repente, la moto-aerodeslizadora Entonces, de repente, la motoaerodeslizadora se abri paso a travs de la ltima red. Las hebras pegajosas se abrasaban sobre el motor superrecalentado, soltando un hedor irritante. Thorsh escupi hebras de su garganta y se arranc otra de sus ojos irritados. Puso la moto-aerodeslizadora a media-velocidad, slo el tiempo justo para limpiar las aberturas de los escapes y los huecos de ventilacin. Su cabreado pasajero pareca que llevaba una larga peluca blanca. Thorsh tena de nuevo su mano derecha en el acelerador, dispuesto a acelerar a tope, cuando un chillido de dolor surgi de la jungla, interrumpiendo momentneamente la cacofona de trinar de las diferentes aves. Oy un rugido familiar, y ni un segundo ms tarde la segunda moto-aerodeslizadora apareci, portando nicamente al piloto. "Las redes lo han atrapado!" el piloto bith grit por encima del irregular rugido del motor ahogado. Gir el acelerador para mantener la moto-aerodeslizadora al ralent. "Voy a regresar a por l!" Thorsh escupi una hebra de red de su boca y frunci el ceo. "No seas necio." "l est vivo..." "Mejor que t lo ests," Thorsh le interrumpi. Seal con su barbada barbilla hacia el oeste. "Al estuario. Vamos!" Thorsh espole a la moto-aerodeslizadora en un veloz crculo y se lanz fuera de los rboles, el bith se agarr con fuerza a lo que quedaba de la chaqueta de vuelo del jenet. Lanzndose en picado a travs de la densa selva que creca a lo largo de las orillas de la isla, se encontraron volando de espaldas a la luz deslumbrante de los dobles soles gemelos de Selvaris. Sacando la mayor velocidad posible de los cada vez ms renqueantes motores, piloto y pasajero se aplastaban contra la moto-aerodeslizadora por la fuerza inercial del giro cerrado que los condujo por encima de la transparente agua salobre, manchada nicamente con restos orgnicos procedentes de los rboles. Volaron a mxima velocidad slo unos metros por encima de la calmada superficie, pasando a travs de estrechos y serpenteantes canales de translcida agua fresca, manando del subsuelo del planeta y llena de peces de brillantes colores. Desde la orilla ms alejada llegaron los ansiosos ladrillos y gruidos de los sabuesos bissop, que galopaban por entre las marismas y a travs de altas y cortantes hierbas. Los ladridos speros fueron acompaados por los gritos de guerra de los equipos de caza de los Yuuzhan Vong, corriendo detrs de la jaura. Thorsh peg un bandazo, justo a tiempo para eludir una horda de bichos-impacto y bicho-navaja que surgieron de entre los rboles, pasando a unos pocos centmetros de la moto-aerodeslizadora y desgarrando la vegetacin de la orilla del lado opuesto. Atrados por la conmocin, bancos de depredadores de afilados dientes, mostrando espaldas escamosas y colas dentadas, surgieron del agua para tragarse los bichos armados volantes. Raptos de amplias alas con enormes picos, dejaron las cavidades llenas de hongos de rboles moribundos para descender y agarrar a cualquiera de los bichos que los gigantescos depredadores acuticos desechaban. Thorsh tir del manillar y lanz a la moto-aerodeslizadora hacia un brusco ascenso. El agua salada se volvi ms agitada por debajo de ellos mientras en la boca del estuario se poda ver una lnea blanca de agitadas y espumosas olas, avanzaba hasta romper contra la orilla pantanosa. Ciento de blancas isletas escarpadas, erguidas como torreones y cubiertas con vegetacin, se alzaban de entre el ocano de aguas marinas. En el horizonte montculo volcnico surga del agua, grisceas nubes de humo ondulantes asomaban de su crter y de est manaba un ancho ro de lava, que al alcanzar el mar, converta parte de este en vapor. Thorsh inspeccion la otra parte del cielo despejado en busca de seales del caza coralita. A un kilmetro de distancia al este, la otra moto-aerodeslizadora iba en paralelo a la suya. Ganando altitud, las dos mquinas aceleraron sobre las olas rugientes, en busca del estrecho canal que separaba los islotes cercanos de la costa. "Mira hacia arriba!" dijo el bith en la oreja derecha de Thorsh. Su mano de largos dedos sali disparada, sealando un objeto hacia el lado occidental del cielo. Thorsh lo rastre y asinti, a la vez que soltaba una maldicin. Los Yuuzhan Vong lo denominaban tsik vai. Recordaba en cierta manera a un albatros, era una aeronave de bsqueda atmosfrica, su inflado saco del cuello y de un rojo brillante, serva como una seal de aviso a las otras aeronaves del rea. Impulsada por una dovin basal sensible a la gravedad, la 15

monstruosidad tena una vejiga transparente como carlinga, alas flexibles, y agallas analgicas que hacan que silbara al volar. Thorsh empuj todo su peso contra el manillar y tir con fuerza de los timones auxiliares, haciendo girar a la moto-aerodeslizadora hacia la isla ms cercana, intentando mantenerse tan cerca de los blancos acantilados como le fue posible. El tsik vai no era infalible. Picando en busca de su pequea presa, silbando y soltando varios finos tentculos -similares a cables de sujecin-. Thorsh descendi de nuevo sobre la turbulenta superficie, desvindose y acortando en direccin al canal de la isleta ms cercana, yendo a toda velocidad, apenas a un metro por encima de las olas. La aeronave de bsqueda les sigui en el descenso, preparndose para hacer otro intento de apresamiento, cuando algo se clav en su parte trasera. Thorsh y el Bith observaron con perplejidad como el tsik vai perda el rumbo, un ala le era arrancada, y caa en espiral fuera de control. Golpe el mar con una gran salpicadura de espuma, salt un par de veces sobre las olas, luego clav el morro en el mar y comenz a hundirse. Hacia la parte oriental del cielo, con el sol cegador a su espalda, algo grande y de un negro mate estaba aproximndose a velocidad supersnica. Otra nave Yuuzhan Vong, Thorsh pens, que su piloto haba derribado a una de sus propias aeronaves, para tener un mejor blanco sobre la moto-aerodeslizadora. Tirando bruscamente de los propulsores de frenada, hizo girar a la moto-aerodeslizadora en medio del aire, esperando poder alejarse lo ms rpidamente posible de la misteriosa nave, antes de que esta pudiera echarse sobre l. Pero incluso as, ya estaba esperando a que las bolas de fuego comenzaran a caer sobre ellos. Cuando no lo hicieron, mir por encima de su hombro, justo a tiempo de ver a un viejo carguero corelliano surcar a toda velocidad el cielo sin nubes. Thorsh sinti crecer dentro l una clida sensacin de alivio mientras la nave realizaba una rugiente y ensordecedora pasada, que le hizo chirriar los dientes, mientras los caones lser de su torreta dorsal escupan rfagas de energa verdosa sobre un tro de acosadores cazas coralitas. El carguero hizo una seal a las motos-aerodeslizadoras con un movimiento de balanceo, para luego realizar un abierto giro hacia el sur. "Al parecer nuestro vehculo de recogida ya est aqu!" Thorsh dijo. "Y al parecer est en peores problemas que nosotros!" Un estallido de rfagas bien colocados por parte de la torreta artillada de la parte superior del carguero, acert al caza coralita que iba en vanguardia y le envi ech una bola de fuego al mar. La otras dos aeronaves enemigas continuaron bombardeando al carguero con misiles de plasma. Quizs frustrado por los aparentemente impenetrables escudos de la nave, uno de los pilotos de los cazas, se lanz sbitamente sobre el moto-aerodeslizadora pilotada por el bith. Cazada de lleno en mitad del aire por un nico proyectil de lava ardiente, la mquina desapareci sin dejar rastro. Thorsh apret sus mandbulas e hizo descender la moto-aerodeslizadora hacia aguas ms profundas. La moto-aerodeslizadora iba rozando las blancas crestas espumosas de las olas de casi cinco metros, cuando algo enorme ascendi por debajo de la agitada superficie. ---------"Cakhmaim ha conseguido un tiro bastante bueno," dijo Han por encima del sonido correspondiente al can lser cudruple. "Recurdame que le suba la paga, o al menos que lo ascienda," Leia le mir desde el silln del copiloto. "De guardaespaldas a qu, a mayordomo?" Han se imagin al Noghri con uniforme, sirviendo comidas enfrente de Han y Leia en la cabina delantera del 'Halcn'. Su labio superior se contrajo en gesto de complacencia, y solt una risita. "Quizs nosotros deberamos esperar a ver como lo hace l con el resto de los cazas." El YT-1300 estaba justo saliendo de un amplio giro, con los soles dobles de Selvaris a estribor y un volcn activo acaparando casi por completo la pantalla visora delantera. Por debajo, se extendan sin fin unas islas acantilados escarpados y cubierta vegetal verdosa entre el azulado cielo del planeta y el mar de color aguamarina que parecan perderse en el horizonte. Dos cazas coralitas seguan pegados a la cola del 'Halcn', lanzndose sobre este y manteniendo su posicin, a pesar de todos los locos giros y maniobras de evasin por parte del 'Halcn', pero hasta ahora los escudos deflectores seguan aguantando. Sus manos grandes se aferraban a la palanca de mando, Han ech un vistazo a la pantalla localizadora de la consola de mando, donde nicamente una luz estaba parpadeando. "A dnde ha ido la otra moto-aerodeslizadora?" "Lo hemos perdido," dijo Leia. Han se apoy sobre la ventanilla para echar un vistazo al mar ondulante. "Cmo hemos podido perderlo..." "No, quiero decir que ha desaparecido. Uno de los cazas coralitas lo derrib." Los ojos de Han relucieron llenos de rabia. 16

"Por qu, que, cul de ellos?" Antes de que Leia responder, dos misiles de plasma pasaron ms all de la cabina de pilotaje, brillantes como meteoros y fallaron por muy poco la quijada de estribor. "Acaso importa?" Han mene la cabeza. "Dnde est la otra moto-aerodeslizadora?" Leia estudi la pantalla localizadora, luego puso un mapa en el detector terrestre, que mostraba toda la zona de la boca del estuario, cercano al volcn. Su dedo ndice izquierdo toc un punto de la pantalla. "En el lado ms alejado de la esa isla." "Alguna nave la persigue?" Una serie de fuertes explosiones sacudieron al 'Halcn' por su parte trasera. "Nosotros parecemos ser el objetivo ms apetecible," dijo Leia. "Justo de la manera como a ti te gusta," Han entrecerr los ojos. "Ya puedes apostar a que s." Determinado a atraer a la pareja de perseguidores lejos de la motoaerodeslizadora, lanz al carguero a un sbito descenso. Cuando haban ascendido a mitad de camino hacia las estrellas, dej caer la nave en una serie de violentos giros y tirabuzones. Nivelndola violentamente, volte la nave, realizando una serie de looping entrelazados, emergiendo de nuevo al rumbo original pero en direccin opuesta, y con los dos cazas coralitas delante suyo. Le mostr una sonrisa burlona a Leia. "Ahora quin tiene la situacin dominada?" Ella solt un exagero suspiro. "Acaso alguien tena la menor duda?" Han centr su atencin en las dos naves enemigas. Durante mucho tiempo, los pilotos Yuuzhan Vong enfrentados ante combates imposibles de ganar, haban optado por asumir tipo de tctica suicida, como haban hecho durante los primeros das de la guerra. Quizs alguna orden por parte del Seor Supremo Shimrra o de alguien que haba considerado que cierta precaucin era ciertamente una mejor demostracin de valor que un acto suicida intil. En cualquier caso, los pilotos de los dos cazas, a los que Han estaba acosando, aparentemente vieron algn tipo de ventaja en huir, en lugar de volver a enfrentarse a la nave que sus misiles de plasma no haban sido capaces de derribar. Pero Han estaba dispuesto a conformarse nicamente con hacerlos volver a su base, con el rabo entre la piernas, sobre todo despus de que ellos hubieran matado al piloto desarmado de una de las motos-aerodeslizadoras, por las que l haba recorrido casi media galaxia para venir en su rescate. "Cakhmaim, escucha," dijo el micrfono de su auricular. "Yo disparar las armas ventrales desde aqu. Las situaremos en la 'Senda del Dinero' y acabaremos con ellos." La 'Senda del Dinero' era el trmino que usaba Han para referirse a la zona donde los campos de tiro de los montajes de lseres cudruples se solapaban. En situaciones de emergencia, podan dispararse ambos caones desde la cabina de pilotaje, pero la presente situacin no requera eso. Es ms, Han quera darla la oportunidad a Cakhmaim de afinar su puntera. Todo que Han y Leia tenan que hacer el mantener la lnea de los disparos. Por la manera en que los cazas coralitas reaccionaron al sbito cambio de actitud del Halcn, Han casi lleg a creer que los pilotos enemigos haban estado escuchando a escondidas su comunicacin con el noghri. El primero de los cazas -el que ms castigo haba recibido de los dos, mostrando borrones carbonizados y profundas cicatrices supurantes- sali disparado, alejndose de su compaero de ala en un ngulo muy cerrado. Ms pequeo y ms rpido, y aparentemente conducido por un piloto mejor, el segundo de los cazas redujo la velocidad en un intento por engaar al 'Halcn' y atraerla hacia su vector de fuego. Este era el caza que haba derribado la moto-aerodeslizadora, por lo que Han decidi, que este sera el primero en ser vctima de la ira del 'Halcn'. Leia lo supo de inmediato e inmediatamente traz un rumbo de intercepcin. Expuesto, el piloto del caza comenz a realizar una serie de maniobras evasivas, entrando y saliendo de la mira de los caones una y otra vez, pero cada vez con mayor pnico y ms desesperacin, mientras el 'Halcn' con gran serenidad iba alcanzando una posicin mortal. El can lser dorsal estaba programado para disparar tres haces ardientes que, a pesar de los aos pasados, an era tena la capacidad de eludir los dovin basals del ms viejo y de caparazn ms oscuro de los cazas coralitas. Mientras la aeronave enemiga era rpida en desplegar una anomala gravitatoria que absorba el primero y segundo de los haces, pero el tercero consigui pasar, arrancando un enorme trozo de coral yorik de la cola del navo. Han torci ligeramente el timn de mando para colocar la nave en la 'Senda del Dinero', y su mano izquierda apret el gatillo del mecanismo de fuego del can. Rfagas sostenidas de explosiones surgieron de los caones gemelos cortaron al caza por la mitad de su casco; luego estall, arrojando trozos de coral en todas direcciones. "Eso por el piloto de la moto-aerodeslizadora," Han dijo con seriedad. Dirigi su atencin hacia el segundo caza, el cual, desesperado por evitar un destino similar, estaba estaban bandazos y alocados 17

cabriolas por todo el cielo. Pasando silbando por entre los restos del primero de los cazas eliminados, el 'Halcn' ascendi rpidamente y se abalanz sobre el caza que maniobraba alocadamente por encima. La retcula de blancos se puso en rojo, y el pitido del localizador de objetivos reson por toda la cabina de pilotaje. De nuevo los lseres cudruples rugieron al unsono, impactando en la nave, explosin tras explosin hasta que se convirti en nueve de polvo de coral y gases ardientes. Han y Leia lanzaron un grito de victoria. "Buena tanda de disparos, Cakhmaim!" dijo por el auricular. "Apunta dos tantos ms en la cuenta de los buenos." Leia se le qued mirando durante unos segundos. "Ya ests contento?" En lugar de contestar, Han empuj la palanca de control lejos de l, dejando caer el 'Halcn' a poco ms de dos metros de alturas por encima de las olas rugientes. "Dnde est la moto-aerodeslizadora?" finalmente pregunt. Leia tena lista la respuesta. "Vira unos sesenta grados, debera estar justo delante de nosotros." Han ajust el rumbo, y la motoaerodeslizadora qued dentro de su campo de visin, volando por encima de la superficie, portando a dos jinetes sumamente diferentes. En su persecucin, y apenas visible por debajo de la superficie, se desplazaba una enorme sombra triangular pardo-verdosa, arrastrando lo que pareca ser una largusima cola. Han se qued con la boca abierta. "Qu es esa cosa?" dijo Leia. "Threepio, ven aqu!" Han grit, sin apartar sus ojos de la criatura. C-3PO entr tambalendose en la cabina de pilotaje, clavando sus manos en el alto reposaba cabezas del respaldo del silln del navegante para evitar perder el equilibrio, como tan a menudo sola ocurrir. Han alz su mano hacia la pantalla visora y seal algo en el agua. "Qu demonios es eso?" pregunt, resaltando cada palabra. "Oh, dios mo," el droide empez. "Creo que lo que nosotros estamos bien es algn tipo de criatura nutica. La definicin Yuuzhan Vong para ella es vangaak que deriva del trmino 'para sumergir'. Aunque en este caso el trmino ha sido modificado para sugerir..." "Olvdate de la leccin de lenguaje y dime nicamente como matarlo!" "Vale, yo sugerira acertarle en el cpula plana, claramente visible en su superficie dorsal." "Vamos, un disparo en la cabeza." "Precisamente. Un disparo en la cabeza." "Han," Leia le interrumpi. "Cuatro cazas coralitas ms se disponen a interceptarnos." Han manipul algunos de los manos de la consola, y el Halcn aceler. "Nosotros tenemos que actuar con rapidez. Threepio, dile a Meewalh que active la bajada manual de la rampa de desembarco. Yo estar all en un momento." Leia le observ mientras se soltaba de los arneses y correajes de seguridad antiaceleracin. "Por lo que veo, no tienes planeado realizar un aterrizaje." l la bes en la mejilla mientras se incorporaba. "No si puedo evitarlo." La moto-aerodeslizadora luchaba por mantener una altitud de al menos unos ocho metros con el agua, pero eso era bastante para mantenerlo alejada de las mandbulas amenazadoras del vangaak Yuuzhan Vong que casi lo haban enganchado en su primera aparicin. Thorsh podra haber optado por dirigirse tierra adentro si las patrullas de bsqueda Yuuzhan Vong y sus bestias con amenazadores gruidos no hubieran llegado a la orilla pantanosa. Peor an, cuatro manchas que haban aparecido por la parte norte del cielo, eran casi con toda seguridad cazas coralitas, que llegaban volando para reforzar a la pareja que estaba acosando al YT-1300. En su lugar, el jenet haba dirigido la moto-aerodeslizadora en busca de aguas profundas, hacia las afueras del volcn, donde las olas llegaban alcanzar una altura de diez metros. Thorsh y su acompaante podan sentir el aguijonazo del salitre espumoso en sus caras araadas y rostros y manos magulladas. Por detrs de ellos, el vangaak estaba acortando distancias rpidamente, pero si portada algn tipo de armas, como torpedos vivientes, no estaba claro que las fuera a lanzar contra ellos. Un grito vociferante por parte del bith, rompi la concentracin de Thorsh. "El vangaak se ha ido! Se sumergi!" Thorsh no saba si preocuparse o celebrarlo. El vangaak acab rpidamente con sus dudas. Abriendo una brecha en la superficie acuosa justo delante de la motoaerodeslizadora, el grisceo tringulo verde-oliva surgi de entre las olas, saltando al aire, a la vez que verta saliva por las branquias de su costado dorsal, y abra su boca llena de dientes. Thorsh le exigi todo lo que pudo a la moto-aerodeslizadora, acelerando al mximo, pero no haba forma de escapar a la acometida 18

de la criatura. Oy un grito de sorpresa, para luego sentir como su chaqueta de vuelo se desgarraba y le era arrancada. Aligerada, la moto ascendi a gran velocidad, para ahogarse y pararse. Thorsh ech una mirada de soslayo por encima de su hombro. El bith haba quedado atrapado entre los dientes del vangaak, con la boca desencajada, los negros ojos desorbitados por el pnico, y todava agarrando la chaqueta de vuelo de Thorsh con su mano diestra. Los repulsores volvieron a encenderse, y Thorsh vir alejndose, incluso mientras segua cayendo. Un rugido ensordeci sus tmpanos, y de repente el YT-1300 estaba prcticamente junto a l, estaban prcticamente junto a l, rozando la olas a no ms de cincuenta metros de distancia. El cuarteto de cazas coralitas comenzaron a disparar, desde larga distancia, sus proyectiles de plasma abrieron sendas hirvientes a travs de las crestas de blanquecina espuma de las olas. La rampa de aterrizaje del viejo carguero estaba bajada por el brazo de atraque de estribor. Estaba muy claro lo que el piloto del carguero tena en mente. Ellos esperaban que l se pusiera a su altura y lograra introducirse en la bodega por la estrecha abertura, todo ellos sin disminuir lo ms mnimo la velocidad. Pero Thorsh vacil. l saba de las limitaciones de la moto-aerodeslizadora, y an ms importante, de las suyas. Con los cazas coralitas acercndose rpidamente y con el vangaak sumergido -quin sabe donde-, por debajo de las olas, lo ms probable es que l ni siquiera fuera capaz de alcanzar a tiempo al carguero. Adems, y a pesar de que era obvio de que los escudos deflectores estaban graduados para actuar en modo de combate, el carguero se vera obligado a hacer pequeos ajustes horizontales y verticales durante el vuelo, lo cual no hacia sino disminuir las probabilidades de que Thorsh pudiera subir a bordo. Su gesto de duda desapareci, y su lugar fue tomado por una mirada de fiera determinacin. Como nico portador superviviente de la informacin secreta que contena el holo-pastilla, l tena que procurar dar lo mejor de si mismo. Agarrndose con ms fuerza al manillar y al asiento, lade la moto-aerodeslizadora hacia el santuario que representaba la nave de un negro mate. Agachado en la parte superior de la rampa extendida, Han escudriaba hacia el agua, a poco ms de veinte metros por debajo. El viento y las salpicaduras de agua salada que entraban silbando por la abertura, agitaban su pelo en todas direcciones y le haca difcil por mantener los ojos abiertos. "Capitn Solo," C-3PO dijo desde el pasillo circular. "La princesa Leia desea que le haga saber que la moto-aerodeslizadora se est aproximando. Aparentemente el piloto se siento seguro de poder transferirse al 'Halcn Milenario', sin sufrir demasiados daos internos o incluso... perecer en el intento." Han lanz al androide una mirada un tanto confusa. "Perecer?" "Ciertamente las probabilidades estn en su contra. Si estuviera pilotando una moto-jet, quizs. Pero las motos-deslizadoras son famosas por volverse incontrolables, a la ms ligera provocacin!" Han asinti de mala gana. Como antiguo participante en carreras de motos-deslizadoras, saba que lo que estaba diciendo C-3PO era cierto. Teniendo en cuenta la situacin, incluso se pregunt si l mismo sera capaz de hacer esta maniobra imposible. "Voy a la parte de abajo!" le grit. C-3PO irgui su cabeza dorada. "Seor?" Han ya haba iniciado un movimiento de descenso. "A la parte de abajo de la rampa." "Seor, yo tengo un mal presentimiento..." El viento ahog las dems palabras del androide. Han baj arrastrndose hasta la base de la rampa, desde donde poda or, a la torreta ventral del 'Halcn' deslizarse a travs de las agitadas crestas de las olas. Un palpitante sonido inconfundible, llam su atencin. La motodeslizadora estaba empezando a adoptar un ngulo de aproximacin hacia la rampa. El piloto -un jenet, por las pintas- solt su mano diestra del manillar, justo el tiempo necesario para hacer un gesto de saludo a Han. Considerando que incluso ese pequeo movimiento provoc un violenta balanceo en la motoaerodeslizadora, no haba forma humana de que el jenet fuera capaz lograr el abordaje, no con el 'Halcn' aadiendo turbulencias a las del mismo mar. Han lo reconsider, luego se volvi a C-3PO. "Threepio, dile a Leia que nosotros vamos con el Plan B!" El androide alz sus manos hacia cabeza en gesto de desesperacin. "Capitn Solo, slo como suena eso me preocupa!" Han alz su dedo ndice. "Slo dselo a Leia, Threepio. Ella lo entender." "El plan B?" "sa precisamente fue mi reaccin," C-3PO dijo con voz nerviosa. "Pero acaso jams alguien ha escuchado mis preocupaciones?" "No te preocupes, Threepio, yo estoy segura de que Han sabe lo que est haciendo." "Eso apenas si me reconforta, Princesa." Leia se volvi hacia la consola y dej vagar sus ojos por encima 19

del panel de instrumentos. Plan B, ella musit. Qu tena Han en mente? Busc ponerse en la mente de su marido, entonces tuvo una sbita revelacin y sonri. Por supuesto... Sus manos pulsaron diversos interruptores, mientras estudiaban las pantallas de datos. Luego se apart unos instantes de la consola, sopesando los datos. Si, decidi finalmente, se puede hacer, aunque eso significara confiar en gran manera en la disposicin y potencia de frenado de los impulsores, y esperar que ellos no sufrieran ningn tipo de parada o fallo. Mir por encima de su hombro a C-3PO, quin evidentemente haba seguido cada uno de sus movimientos y manipulacin de los mandos de la consola. "Dile a Han que yo lo tengo todo calculado y preparado." "Vaya por dios," dijo el androide, dndose la vuelta y saliendo de la cabina de pilotaje. Los cuatro cazas coralitas se estaban acercando rpidamente, presionando con misiles de plasma que levantaban tempestuosas columnas de agua entre la moto-deslizadora y el carguero. Thorsh contrajo instintivamente la cabeza cuando una de la bola de fuego se zambull entre la olas, a poco ms de diez metros. El feroz impacto gener un geiser de agua hirviendo que salt a gran altura, y que provoc en la moto-aerodeslizadora un prologando encabritamiento. El carguero, mientras tanto, mantuvo su rumbo invariable, mientras su artillero de la torreta superior mantena a raya a los cazas coralitas con rfagas de fuego lser. Un varn humano estaba agazapado en la base de la rampa de desembarco, con su brazo izquierdo envuelto alrededor de uno de los hidrulicos soportes extensibles, y los dedos de su mano derecha haciendo un gesto, que en algunos mundo implicara que estar loco, si su destinatario hiciera caso a ella. Justo ahora, el gesto de girar tambin significaba una total locura, como en general lo era toda la situacin en la que l estaba metido. Thorsh trag con fuerza, ante el simple pensamiento de lo que ambos pilotos estaban a punto de intentar hacer. Disminuyendo ligeramente la velocidad, Thorsh se dej caer por detrs del carguero, de frente a la amplia bodega de carga. Por encima del rugir desacompasado de los repulsores de elevacin de su moto-aerodeslizadora, l oy de repente la reverberacin de los retroimpulsores y de los impulsores de posicin del YT-1300. Luego, sin prcticamente disminuir la velocidad, el carguero comenz a girar noventa grados a estribor, llevando la rampa de abordaje casi directamente delante de la bamboleante moto-aerodeslizadora. "Es la hora!" dijo Han, principalmente para si. "Ahora!" l haba regresado al silln del piloto, sus manos agarrando con fuerza la palanca de mando, mientras Leia manejaba suavemente los impulsores, controlando el 'Halcn' a travs de su cuarto de giro. Volando de lado, Han pudo ver a los cazas coralitas, que un segundo antes haban estado 'por detrs' de la nave, as como tambin de la moto-aerodeslizadora, la cual estaba volando justo al lado del extremo despuntado de brazo de atraque de estribor. Esperando minimizar las posibilidades de que el piloto sobrepasara el punto adecuado de acercamiento y acabara aplastado contra el mamparo de la parte superior de la rampa, Han ajust la velocidad de avance del 'Halcn' para igual la de la moto-aerodeslizadora. "Est acelerando"! Leia dijo. "Threepio! Meewalh!" Han grit por encima de su hombro derecho. "Nuestro invitado est casi a bordo!" Mirando al exterior por el lado derecho de la pantalla visora, l vio que al jenet conduca, entre bandazos' la moto-aerodeslizadora hacia la rampa -la estrecha pero abierta boca del 'Halcn', dispuesta a tragarse a su invitado-. "Ahora!" le dijo a Leia. Hbilmente ella dio mayor poder a los impulsores de posicin, dejando que la nave completara una rotacin completa en el sentido de las agujas del reloj, mientras una serie de ruidos de crujidos y aplastamiento metlicos llegaban a la cabina de pilotaje desde el pasillo circular. Han hizo un gesto de dolor y una contraccin de hombros con cada sonido de crujido y desgarro de metal! evaluando mentalmente el dao, pero manteniendo sus dedos cruzados, con la esperanza de que el piloto jenet estuviera sufriendo muchos menos daos que el interior del brazo de atraque. Tan pronto como el chivato de alarma de la rampa, dej de parpadear en rojo, lo que indicaba que el brazo de atraque haba sido sellado con total seguridad, que Han tir hacia atrs de la palanca de mando, y el 'Halcn' sali disparado en busca del cielo abierto de Selvaris, esquivando descargas de lava fundente por parte de los cazas coralitas perseguidores. El lser cudruple replic con cegadoras descargas de verdosa luz slida, con el rugiente y agitado mar como teln de fondo. "Capitn Solo, l est vivo!" C-3PO inform con teatral alivio. "Todos nosotros estamos vivos!" Exhalando lentamente, Han se recost en el silln, pero sin soltar sus manos de la palanca de mando. Los cazas coralitas ya se iban quedando atrs, cuando el 'Halcn' pas rugiendo