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rb-11a.-

. s SUMARIOPortada (en colores) . — A ofrecer las flores, por Desiderio Marcos; ilustraciones de Carlos

0Vazquez. — Darán razón, por F. Serrano de la Pedrosa.— Cuenca y su Catedral; ilustrado con

fotografías.— De luengas tierras, por Manuel Lassala.—Templete en la Villa Borghnse, íotograffa

artística remitida por D. Luís Roig de Lluís.— Nuevo aerostato-, descripción ilustrada con

fotografías.— Los Nibelungos (Poema alemán).— Por esos teatros, por Un espectador.— Hojeando

libros.

HISPANIA n.o 7 8 I5 Mayo 1902

Número suelto, DOS REALES

— Lo que me monta á las narices no es precisamente el capital sino esos tipos que trabajan.

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.1 OFRECER LAS FLORESI

principios del mes de Marzo, dijo el señor cura á doña Manuela Mendoza :

— Este año ya cumple seis Josefina, y puede usted, por lo tanto, arreglarle sus ropitas para que sea unade las que ofrezcan las flores á la Virgen.

Y la octogenaria señora agradeció al párroco que se hubiese acordado de su nietecilla, y, no obstante su casi

precaria situación, la alegró extraordinariamente la invitación del sacerdote, y corrió presurosa á dar cuenta de lagrata nueva á su nieta :

— ¿ No sabes... no sabes lo que me ha dicho don Tomás, Josefina ?

Y la niña, agarrándose ansiosa á las faldas de su abuela, la interrogó con visible impaciencia:

— ¿ Qué te ha dicho abuelita, qué te ha dicho? .. ¿Que iré á ofrecer las flores este año ?

— ¡ Pero que chiquilla, Dios mío !— exclamó doña Manuela, agradablemente impresionada por la fina perspica-cia de la rapazuca.

— ¡ No es eso !... ¿ Verdá abuelita que no es eso ? — añadió la pequeñuela entre convencida y dudosa.— ¡ Sí, si es eso, mocosina! ¿Pero cómo diantres lo has

adivinado?... ¿Te comunicas de noche con tus compañe-

ros los angelitos que están en el Cielo, y ellos te lo handicho?

— ¡Ay que gusto, abueluca mía, hay que gusto!—

gritó Josefina, más alegre que unas pascuas—¿Y me

comprarás un vestido blanco, y un velo blanco, y una

corona blanca, y unos zapatitos blancos, y unas calcetucasblancas, verdá abuela?

— Te lo compraré todo, todo, á condición de que seas

buena, de que te apliques en la escuela, y de que mequieras mucho, ¿oyes?

—¡Pués qué ! : ¿ te quiero poco aluelita?•

—¡No; no me quieres poco, Josefina; pero muchas 3 Sveces, en lugar de estarte quietecita en casa, haciéndome

compañía, te marchas á enredar por ahí y me dejas sola...solita con Dios!

—Pues no lo volveré á hacer, ¿eh, abueluca rica?

Y terminó el diálogo, confundiéndose la anciana y laniña en tierno y amoroso abrazo.

II

Huérfana de padre y madre desde la edad de dos años,

Josefina no había conocido otro cariño que el de su abuela,

ni otros labios que los (le su abuela la habían besado ma-

ternalmente. Juntas vivían en el amplio y vetusto caserón

donde doña Manuela naciera, juntas dormían, con sus

cabezas y sus brazos en continuo contacto é intimidad y

juntas compartían las necesidades y escaseces á que las

condenaba el ya exiguo patrimonio que restaba á la hija

de don Fausto Mendoza, el que fué un día el hombre más

acaudalado y respetado de la comarca. Pero en medio de

sus privaciones y apuros, doña Manuela se consideraba

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HISPANIA n.o 7S 15 Mayo 1902

feliz, por tener á su ladoá la hijita de su hija difunta.Porque lo que ella decía: ¿Qué sería de mí, Dios mío,si muerto mi marido y muerta mi hija, no me hubiesequedado para compañía y para consuelo éste pimpollito ,esta encantadora criatura que parece que me ha hechoolvidar hasta á su abuelo y su madre?

Lo único que intranquilizaba á ratos á la amantísimaabuela, la única preocupación que la embargaba y solfaentristecerla profundamente, era el pensar que, como era« tan vieja,» se moriría el día menos pensado, y entonces...¿qué sería entonces de su adorada Josefina?... ¿Sería Diostan bondadoso y clemente para su nieta que la concedieraá élla doce ó quince años más de vida, á fin de poderdejarla casada ó en aptitud de campar en el mundo sinayuda de nadie?... Y cuando caía abismada en tan tristespensamientos, llamaba a su nietecita, la sentaba sobresus rodillas y la decía muy callandito :

—Oye, Jose fina de mi vida: cuando rezas por tus papáshas de acordarte de rezar también porque yo no me muerahasta que tu seas grandecita, ¡sí! Porque, ¿qué sería de tí,preciosa mía, si te quedaras ahora sin tu abuelita?

Y la chiquitina, empañados los ojos en lágrimas, escu-chaba atentamente la recomendación de su jabuela, y'

sensible al instinto de felicidad y de dicha, sentíase presa de tierna melancolía y acababa por besuquear estrepitosa-mente á su segunda madre, diciéndole al oído:

— No llores, no abuelita... ¡ Ya verás, ya verás !... Rezaré muchos... muchos padrenuestros y muchas avernaríastodas las mañanas y todas las noches, y así no te morirás nunca, ¿ verdá ?

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I II

Llegó el mes de las flores, como se llama profanamente al mes de Mayo, ó el mes de María, que dice poseído de

ardiente fé el pueblo católico, y la angelical Josefina no soñaba con otra cosa más que con su vestidito blanco,

con sus zapatitos blancos de piel de ternera, con sus guantes blancos de hilo, con sus calcetucas blancas, con

su tul ó gasa de extremada blancura, que la llegaba desde la cabeza hasta los pies, y con su corona de flores y rosastambién blancas, todo de una nitidez que parecía envolverla en un nimbo de maravillas celestiales.

El equipo completo lo había encargado doña Manuela á la capital de la , provincia, y desde el día que se loenviaron, á fines de Abril, se lo puso un ratito todas las tardes la chiquilla para ensayarse en las ceremonias delofrecimiento ante el altarcito que, ad hoc, improvisó la abuelita en la sala.

Y como era lista y muy presumidita y muy airosilla, daba gloria verla acercarse al altar, depositar el canastitode flores á los piés de la Imagen, y retroceder, haciendo vénias y genuflexiones, hasta el sitio que simulaba ser lasgradas de la capilla de la Virgen.

La víspera del primer domingo de Mayo, ó sea del día

en que habían de empezar en la iglesia los festejos á

María, dijo doña Manuela Mendoza á su nieta :

—¡Mira, hija mía, no te olvides de pedir á la Virgen

que me proteja contra las enfermedades, hasta que túseas mocita!

Y la niña abrazó á su abuela tiernamente, y empezó á

cantar con argentina voz :

«¡ Venid y vasitos todos,

con flores á porfía,

Coliflores á María

...gire Madre nuestra es! »

IV

¡Pobre Josefina! Precisamente aquella tarde, cuando

ella se hallaba ya tan emperegilada y peripuesta, cuando

el campanero había redoblado el primer repique anun-

ciando que el rosario iba á empezar, cuando tenía ya en

sus manos el cestito repleto de rosas, lilas, claveles, dalias,

y alhelíes... su abuelita que, compuesta también para ir á

la iglesia, la contemplaba embelesada y bulléndole la sa-

tisfacción por todo el cuerpo, se indispone repentinamente,

desplómase en el suelo, y gime lastimeramente:—¡ Ay, Jesús!... ¡Me muero!... ¡¡Josefina de mi alma!!

Cuando el médico y algunos vecinos que habían acu-

dido en socorro de la anciana señora, salieron de la habi-

tación en que, ya mejorada, se encontraba la enferma,

observaron encantados que Josefina, la dócil nietecilla de

doña Manuela, estaba en la sala de hinojos ante el impro-

visado altar de sus ensayos, con el canastito de flores de-

lante de ella, las manitas cruzadas, llorosa, compungida,

y diciendo á la Imagen con bellísimos mohines de súplica:

— ¡ ¡ No me lleves á mi abuelita, Virgen mía, no me

lleves á mi abuelita!!

DESIDER[O MARCOS

l!ustracianes de CARLOS VÁZQUEZ

I))

DARÁN RAZÓN

RIMERO : « porque tenía Reyes, el pianista delcafé, aquella nariz que, si bien como narizdejaba mucho que desear, lo que es congo

rábano madrileño sólo le faltaban las hojitas. »Segundo: «porque, siendo Reyes un jamón bien

conservado y muy amigo de coquetear con las parro-quianas del café, siempre que fueran hermanas, ami-gas ó señoras sueltas, se abstenía prudentemente detodo coqueteo cuando se trataba de madre é hija. »

Tales eran los dos únicos misterios que para mí te-nía la vida de Reyes. Todo lo demás, desde las aven-turas de su infancia hasta su devoción á Goltschalk,me era perfectamente conocido.

Y no hay que añadir que los susodichos misteriostampoco me importaban un comino; pero el café es-taba desierto, caía la tarde y llovía como los versos deuna oda; había pues que combatir el hipnotismo am-biente (?) con alguna narración tomada del vivo.

— Capítulo primero — dijo Reyes; — pues sabráscómo el año 82 me casé canónica, civil y gustosa-mente con la señora Demetria Rodríguez y Rodrí-guez, que hoy es el día en que no tengo por quéarrepentirme de ello, que juntos hemos pasado mu-chas veces las de Caín, cuando las lecciones escasea-ban y que las de Abel las pasé yo solo en el portal demi casa el día infausto en que murió una correctísi-ma nariz griega del propio Córdoba...

Reyes ahogó en un sorbo de achicoria el resto delrecuerdo.

Y continuó:—El día 20 de Marzo de 1883, diez meses después

de mi matrimonio, doña Demetria puso en manos dela comadre una niña que se llamó Fé, y á los diezmeses de esto, otra niña que se llamó Esperanza...

— Y á los diez meses...— No: conté previamente con el dueño del café y

se negó á tener Caridad.Reyes hizo una pausa.—Capítulo segundo: Han pasado catorce años.

Demetria se mantiene muy fresca; Fé y Esperanzason dos muchachitas de nariz griega de Córdoba; yome defiendo bastante bien, y Pilarcita viene todas lasnoches y ocupa con su madre aquella. mesa del rin-cón. Hace un año de esto. A la madre y ála hija lesgusta extraordinariamente El despertar del león y yorujo todas las noches en mí bemol y Pilarcita- me miramuy tiernamente como diciendo:— j Ay, pobrecito!¡cómo estará cuando ruje de esa manera! Por últimome proponen que dé lección á Pilarcita, después desaber por mí que soy soltero, que vivo en compañíade unas señoras y que Pilarcita tiene la mano admi-rablemente conformada para el piano; conformaciónque examiné durante diez minutos, y haciendo eje-

curar á Pilarcita todos los movimientos de la mano.— Glissez; u`appuyez pas.—Pilarcita se inflamó como la pólvora, el proyec-

til fué su madre y el blanco...— ¿Quién?

— 1 Mi mujer!— ¿Qué?—Que doña Teresa y Pilarcita, convencidas de

que yo iba derecho á casarme con la última, se arran-caron á pedir informes de mi persona á las señoras so-las ó que hubieran vivido solas sin mi compañía.

— j Caracoles!—Al principio de la conversación todo fué bien.

Doña Teresa buscaba para su hija un profesor de pia-no; mi mujer hacía mi elogio; mis hijas estaban calla-das, y doña Teresa y Pilarcita se deshacían en alaban-zas de mi manera de tocar.

Nueva pausa. Yo no me atrevía ni á respirar.—Capítulo tercero,—dijo Reyes.—Doña Teresa,

que era tonta de capirote y á quien habían sido muysimpáticas... mis patronas, se salió como la leche quecuece y dijo á Demetria: Señora, veo que con ustedse puede tener confianza (cosa que ella veía ense-guida con cualquiera); yo vengo :í tomar estos infor-mes con tiempo, como se deben hacer las cosas, por-que me parece que las relaciones están en camino deque esta niña se case con don Reyes.—jCon papá!—exclamaron simultáneamente las dos chicas. Esta re-velación levantó en alto á doña Teresa; gritaban ellay mis hijas, Pilarcita quiso hacer añicos un retratomío del cual había colgado los ojos desde que entró...

—Y tu mujer les daría azotes.— Mi mujer, pasado el primer momento de estu-

pefacción, se reía con los hombros y con todo elcuerpo; acompañó á doña Teresa y á su niña hastala escalera y las asaeteó á cumplidos que hacían enlas otras el efecto de flechas envenenadas. Todavíame gasta bromitas.

—¿Y se acabó la historia?—Capítulo cuarto,—exclamó Reyes—Yo, que

soy un bestia, tuve por conveniente entrar en mi casaen el momento preciso en que pisaba el portal doñaTeresa que, con la sofocación, estaba verde.

—j No serían insultos!—Te equivocas. No Me dijo una sola palabra. Me

metió el abanico por la nariz, con tal fuerza, que serompieron las varillas.

—Y la nariz.Reyes levantó el índice hacia el rabanillo, como

diciendo: « la vista está.»Yo le dejé en esa postura.

F. SERRANO DE LA PEDROSA

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FACHADA DE LA CATEDRAL DE CUENCA

Herraiz, fot. - Cuenca

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ALTAR MAYOR DE LA CATEDRAL DE CUENCA Herraiz, fot.- Cuenca

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CUENCA Y SU CATEDRAL

A catástrofe recientemente ocurrida en Cuenca hahecho que todos dirigiésemos la atención á aque-lla- capital de Castilla la-Nueva.- Los- periódicos

han dado conmovedores detalles del hundimiento de latorre de aquella Catedral, el edificio más notable é impor-tante de la población.

Fué fundada en 1178 por Alfonso VIII y es de sencilloy severo estilo gótico. Destácase casi á los dos tercios dela altura del cerro en que la ciudad se asienta, y su facha-da, que corresponde á la plaza, fué restaurada con pocogusto en 1664, aunque vista desde cierta distancia presen-ta buen aspecto. Llégase á ella por una escalinata ceñidade balaustres, y presenta tres portadas, dos ojivales y se-micircular la del centro, con un rosetón en el segundocuerpo protegido por una ojiva. Las arquivoltas de lasportadas son enteramente lisas, las repisas carecen deefigies, y en vez de las delicadas ojas y sutil arqueríadel estilo gótico á que pertenece el resto del templo, vensepor todas partes fruteros y colgajos que el reformador dela fachada, José Arroyo, prodigó en ella. A los lados delrosetón hay dos grandes balcones y sobre una pesada cor-nisa, entre dos linternas octógonas, una estatua de SanJulián.

La torre cuyo hundimiento costó tantas lag-rimas eracuadrada y de su plataforma se alzaban en pirámide tresfilas de arcos sobrepuestos,- terminando en una figura debronce ó giralda; en dicha torre estaban las campanas ydos relojes, uno para el interior del templo y otro para laparte exterior.

El altar mayor de dicha catedral, construído con ricosjaspes y mármoles de la provincia, trabajados con muchogusto y esmero, fué hecho por el renombrado arquitectodon Ventura Rodriguez en 1785. Ostenta cuatro grandescolumnas de estilo corintio y de jaspe morado con man-chas blancas y sus esculturas é imágenes son todas extran-jeras, habiendo venido de Génova el bajo relieve querepresenta la imagen de la Virgen y figura en lugar pre-ferente de dicho altar, estando decorado con una cortinade perspectiva de ángeles y serafines, las estatuas de SanJoaquín y Santa Ana que hay á ambos lados, el preciosoático que corona el altar y en que. está representado elPadre Eterno, y los ocho medallones de estuco que, figu-rando episodios de la historia de la Madre del Salvadory los cuatro Evangelistas, adornan en dos series los murosde esta capilla mayor. Dos modernas é insignificantes ver-jas cierran los lados del presbiterio; pero la de entrada,labrada en 1 557 con plateresco primor por Hernando deArenas, es una maravillosa obra de arte, digna de la famade los herreros de aquella época.

La consternación que produjo en toda España la catás-trofe de Cuenca; el interés que despertaron los trabajos

• llegados á cabo para intentar el salvamento de las vícti-mas; el peligro inminente de perecer en que se hallabanlos que realizaban dichos trabajos, despreciando la cons-tante amenaza en que les tenían los lienzos de muro quehabían quedado en pié, son cosas que no pueden descri-birse. No hay mas que recordar el interés con que el pú-blico se enteraba de todo lo referente á la ciudad teatrode tan infausto suceso.- Y si esto sucedía en toda España, calcúlese con cuantomayor motivo debía de suceder en aquella ciudad, de re-ducido número de habitantes,-7.500,—casi aislada enmedio de la pendiente del cerro de San Cristóbal, sepa-rado por grandes despeñaderos y sinuosidades llamadasHoces, de otras dos eminencias más elevadas que domi-nan casi por completo la ciudad.

La situación de esta resulta por demás pintoresca. Losríos Júcar y Huécar, afluente éste de aquel, ciñen la po-blación,- lamiendo los cimientos de sus antiquísimas mu-rallas; el Huécar corre en dirección S y O, separando elarrabal del antiguo caserío ; el Júcar lleva sus aguas porla parte N, y uno y otro, bañando los enhiestos peñascosy elevadísimas cortaduras, contribuyen á aumentar losmedios defensivos de la ciudad, pudiéndose inundar conellos los arrabales y la llanura y haciendo de este modosumamente difícil la entrada. Por las antigüedades encon-tradas en esta población supónese con fundamento queexistía ya en la época romana, pero sólo empezó á teneralguna importancia en la árabe, como fortaleza muy apre-ciada llamada Conca, regida por un gobernador depen-diente del emirato de Córdoba. Pasó luego al de Toledocuando éste se declaró independiente; fué después una delas ciudades que constituyeron el dote de la conversa Zai-da, mujer de Alfonso VI, pero andando el tiempo cayó denuevo en poder de lo muslimes de quienes la rescató Al-fonso VIII en 1177. En la guerra de sucesión se declarópor Felipe V, á pesar de que toda la parte oriental de Espa-ña era afecta al Archiduque. Las casas de la ciudad des-cienden hasta lo más profundo del vallé, donde se ex-tiende el arrabal. Vista Cuenca de frente y desde abajopresenta el aspecto de una pintoresca pirámide de edifi-cios por encima de la cual descuellan otras pirámides depeñascos, contrastando la blancura de aquellos con elcolor ceniciento de éstos y del paisaje en general. Lascalles son empinadas, tortuosas, estrechas y sombrías,aunque últimamente se han reformado algunas. En elarrabal, unido á la población por algunos puentes sobreel río Huécar, está la calle de Madereros, vulgo Carrete-ría, que es la principal y en ella se halla el comércio, elGobierno civil, la sucursal del Banco de•España, los ca-sinos, y las fondas. La plaza mayor es de forma irregu-lar, teniendo en uno de sus frentes la casa Ayuntamien-to, y en otro el convento de monjas Petras, ambos confachadas bastante elegantes: en uno de sus extremos lacatedral contribuye á dar mayor realce al conjunto. Losprincipales edificios de Cuenca son la Catedral, las igle-sias de San Miguel, de Santo Domingo de Silos, y deSanta María de Gracia, antigua sinagoga:, la casa de Be-neficencia, de suntuosas proporciones y el Hospital deSantiago. Tiene también esta capital Teatro, plaza deToros, casinos y varios paseos y jardines, figurando en-tre ellos la Alameda y la Glorieta Nueva.

Los arrabales de San Francisco, San Agustín, la Trini-dad, el Puente y Tiradores de la ciudad de Cuenca, si-tuados en la parte más llana y al Oeste, se comunicancon la población, circuída por los ríos Júcar y Huécar,por medio de varios puentes. El más notable de todosera el de San Pablo, que reproducimos en este número,construido sobre el segundo de dichos ríos en el siglo XVIpor don Juan del Pozo, canónigo de la catedral y el cualfacilitaba el paso desde la ciudad al antiguo convento deDominicos. Por su solidez y hermosura considerábaseleanálogo á los mejores que nos dejaron los romanos; perono hace mucho tiempo derrumbóse uno de los arcos, im-pidiendo por consiguiente el paso por él y quedando en elestado en que se ve en la adjunta lámina. Este puente mi-de unos loo metros de longitud por 15o de altura, apo-yando sús extremos ó estribos uno en la colina de la ciu-dad y otro en el cerro de enfrente; consta de cinco arcosdesiguales, algunos de ellos con pilares de 40 metros deelevación, que suben desde el profundo cauce del río,semejando elevadísimas torres de piedra toscamente la-brada, y constituyendo una obra de verdadero atrevi-miento.

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VISTA PANORÁMICA DE CUENCA

Herraiz, foh. - Cuenca

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DE LUENGAS TIERRASPOR MANUEL LASSALA

uMMO los hombres oscuros se elevan á la celebridadrepentinamente, gracias á sucesos que apasionanó consternan al mundo entero, así hay lugares

ignorados en la superficie del globo donde el caprichosogirar de la ruleta histórica arroja una cruz de sangre, ypor esa sola marca toman ya posesión de una casillaperpétua en la memoria de los vivos. ¿ Quien sabía pocoha en España que existiese Iadysmith y quien lo ignoraactualmente ? Pues esta ciudad sudafricana tiene en susanales una nota romántica. Ladysmith significa la Señora

de Smit, porque tomó su nombre de la esposa de un célebregobernador de aquella región ó ínsula, Sir Harry Smith.No puede ser más novelesco el suceso que motivó el casa-miento de aquel ínclito gobernador. Naturalmente, enaquella época era solo uno de tantos capitanes, joven,apuesto, ardiente al estilo rubio y caballeroso al de laépoca. Era en 1812, cuando el asalto de Badajoz; las tro-pas inglesas se hallaban en plena borrachera de victoriay de brutalidad; los atropellos se consideraban como des-ahogos legítimos. Entre las personas maltratadas por lasoldadesca, hubo dos extremeñas extremadamente lindas,hermanas, que se acogieron á la protección de los oficia-les ingleses : habíanles arrancado los pendientes de lasorejas y se hallaban en lastimoso estado de desfelleci-miento. No hubiesen sido aquellos militares espejo degalantería si tan hermosas niñas no hubieran encontradoseguro refugio en su aflicción. De las dos, la más jóventenía catorce años y se llamaba Doña Juana de los Dolo-res de León. Y esta fué la gran suerte del capitán HarrySmith, porque se prendó de Doña Juanita y se casó conella tras cortbimo galanteo. Se cuenta y no se acaba deesta valerosa extremeña, Lady Smith. En la jornada deWaterloo tuvo energía suficiente para recorrer á caballosesenta millas en busca de su marido, porque se susurrabaque estaba tendido en el campo. ¡Qué buena madera la deaquellas antiguas españolas! ¡ Qué excelente pasta la detodas las damas de todos los países 1 No hay mejor nimás hermosa arcilla. No hay rumbo como el suyo en elquerer y en el dar. Leo en «The Lady's Realm» que unaseñora de América (se calla el nombre) ha obsequiado alPadre Santo con una tabaquera de inmenso valor, dentrode la cual iba-un cheque de cincuenta mil duros comoóbolo en la colecta anual liara el dinero de San Pedro.Este es un donativo de mujer opulenta sin aroma de ter-nura : S. S. conservará seguramente mejor recuerdo deaquella maternal campesina que para su jubileo le obse-quió con una enormidad de confites envueltos en un vas-tísimo pañuelo de hierbas, porque Leon XIII tiene unapasión por las golosinas.

En el mismo periódico viene un cálculo aproximadodel valor de los regalos hechos á León XIII desde suexaltación al trono pontificio : diez millones de duros.Solamente en su jubileo recibió, entre otras magníficas

alhajas, 28 tiaras, 319 cruces de pedrería, 1.200 cálices,81 anillos de subido mérito, uno de los cuales era regalodel Sultán y valía cien mil duros. Recibió también 16 bá-culos de oro y piedras preciosas, 7 estatuas de oro y platay, cosa notable, el diamante mayor del mundo, valoradoen Soo.000 libras esterlinas, regalo del ex-PresidenteKriiger.

Ahora que vengan los economistas y que me nieguenque hay en el mundo muchísima gente que tiene muchí-simo dinero de sobra. En medio de todo es un consueloesta superfluidad que nos abruma, porque el planeta quehabitamos, por ahora, está ya muy viejo, es defectuoso ynecesita reparaciones urgentes. Tanto y tanto fachendearcon las maravillas de la ingeniería moderna y apenas lie-mos hecho nada más que arañar una estrecha raya en laarena del istmo de Suez. Que por medio de un ferrocarrilse hayan aproximado el Atlántico y el Pacifico, algo es,no lo niego, pero todavía no está Pekin en los arrabalesde París, ni El Cabo se da la mano con El Cairo; todavíafalta dar el pellizco en Panamá óó en Nicaragua. Induda-blemente, el inundo no está bien así.

Los ingenieros rusos son los más valientes ortopedistasdel planeta. Lo primerito que van á operar es el canaldel Báltico. Trátase de unir por medio de una ranura na-vegable el Duna y el Beresina: estos ríos se comunican yapor medio de up canal insignificante, pero sería menesterahondarlo y ensancharlo en una distancia de mil millas, áfin de poner en fácil comunicación el Báltico con elMar Negro. El único inconveniente es que el agua delcanal se helará durante parte del año.

Pero tiene más miga el proyecto de construir una granpresa en el estrecho de Kertck para elevar diez pies elnivel de las aguas. Actualmente el Mar de Azof es tansomero que los buques tienen que anclar muy lejos de lospuertos principales, lo cual grava enormemente el comer-cio ruso de exportación. El autor de dicho proyecto es elteniente Mendeleyef, hijo del famoso químico que ha des-cubierto la ley de periodicidad de los cuerpos. Parece quela tal obra no solo es factible, sino que constituye unbuen negocio.

Y si los rusos alteran el nivel del Mar de Azof ¿porqueno han de hacer lo propio con el Mar Caspio y el lagode Aral? Represando las aguas de los ríos Obi y Toboles posible obtener una corriente capaz de cuadruplicarel área del lago Aral y duplicar el Mar Caspio: el resulta-do sería mejorar el clima de un enorme territorio ruso,dar habitabilidad á los desiertos y obrar el milagro deque los Cosacos del Don y las provincias del sudeste,que solo tienen hoy cosechas periódicas, puedan rivalizaren lo sucesivo con las comarcas mejo 'cegadas del impe-

- rio.Seamos optimistas : el mundo rueda y se va puliendo ;

no solo se mejora el medio, sino que tambien se mejora

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TE1\'IPLETE EN LA VILLA BORGHESE.-RO\IA (Remitida por p. Luis Roig de Lluís)

la mente ; no solo la máquina se perfecciona, sino quehasta el ruido de la labor es cada vez más agradable. Laliteratura moderna es á mis ojos muy superior á la anti-gua, aunque la opinión contraria sea la corriente entrelos doctos. Quizás esto dependa de olvidar que la pro-ducción literaria se ha centuplicado en pocos años y que,tomándola en masa, el mérito de las obras de ingenio sediluye y pierde en la multitud de los escritos civiles. Re-firiéndose á la literatura inglesa, el doctor Garnett, queha sido hasta hace poco Bibliotecario del Museo Británi-co y que toda su vida la ha pasado escribiendo, manifies-ta sin ambajes que los literatos de hoy no pueden ser fa-vorablemente comparados con los que florecieron cuandola reina Victoria era jóven. Garnett lo atribuye, y esto esmuy curioso, á la gran masa de lectores de mal gusto ycorta ilustración que la sociedad moderna ha improvisado.Esto equivale, según yo entiendo, á acusar á los literatosde aduladores de las masas cursis. Sin embargo, el doctorGarnett reconoce que Jorge Meredith y Tomas Hardycasi se han sostenido á la altura de Carlyle, Ruskin, Thac-

keray y Dickens.Habiéndose pedido á tan venerable experto una lista

de los mejores libros, veo qae coloca en primer lugar ála Biblia, Shakespeare y Milton. Esto basta para saberque el doctor Garnett, no pudiendo ser Académico, comolo sería en España, es clasicista neto. Yo no sé ver cuales el mérito literario de la Biblia inglesa. Naturalmente,la importancia del libro como documento religioso no sepone en tela de juicio, pero una de las muchas maravillasque no tienen explicación es que haya tanto cristianocapaz de leer con paciencia el anticuado inglés de la Bi-blia, un inglés repleto de pedantería, conceptuoso, ama-nerado, tal como lo gastaban los profusos, confusos ydifusos clérigos del siglo de Isabel. Que no somos única-mente los extranjeros los que notamos esta imperfección

del estilo bíblico inglés, lo demuestra la edición que ahora

se está vendiendo del Antiguo Tes-tamento, traducido al inglés moderno.

El buen gusto casi se cifra en saberremozar lo antiguo y en encontraruna patina aceptable para lo nuevo.Lo moderno enteramente crudo y fla-mante pocas veces calma la sed artís-tica. Así, en épocas de manufactura

' insolente ó cuando para hacer obrade arte hace falta el permiso del amode los moldes, brotan los reformado-res místicos, los Orfeos que bajan ácualquier profundidad en busca desu Erudice. Ahora hace zo años pasóá vida mejor en Birchington- on -Sea

un ex(mio artista, toro de estos Orfeos,

Dante Gabriel Rosseti, poeta y pintorde meollo, fundador de la Hermandad

Pre- Raf eelista. Ro -setti, HolmannHunt y Millais fueron los iniciadoresdel movimiento artístico más fecun-do y más simpático de la segundamitad del siglo XIX.

En el siglo actual, hablando de otras artes, han de verseportentosas aplicaciones de la arquitectura. La prensa haheredado el poder del clero y, como en tiempos pasadosel clero construía iglesias, ahora la prensa construye pa-lacios para alojar sus redacciones. De estas, la más her-mosa del mundo es Tlze Washington Star. Este periódico,

que apenas es conocido en Europa, tiene una circulaciónmuy reducida, puesto que no escede de 35.000 ejemplaresdiarios. Sin embargo, es uno de los periódicos que másanuncian en el mundo. Los domingos, en lugar del núme-ro ordinario, publica un magnífico sumario ilustrado.

El edificio erigido para albergar á tan selecto diario esde una suntuosidad imponente. 'Todo él está construidocon marmol pulimentado, y eso que tiene nueve pisos:de arriba abajo todo es marmol: ahora la catedral quepueda decir otro tanto que levante el dedo. El vestíbulo,de elevadísimo techo, es todo de mármol primorosamentelabrado y realzado con adornos de bronce. En derredorse despliegan siete frescos colosales de Dealmau, obrassimbólicas que representan la historia del día, la gacetilla,la función directriz, los anuncios y otros asuntos periodís-ticos. El despacho del propietario es un salón holandésdel siglo XVIII. Todas las habitaciones son igualmentelujosas : en todas se ven costosos mosáicos, columnas demarmol y adornos de bronce. Los cajistas tienen localesque envidiarían en Londres los príncipes del comercio.Todos los cajistas tienen su armario privado y baño idem:hasta en los lavatorios se han prodigado los mosáicos,los mármoles y los metales plateados. Todos los reporters

tienen su mesa escritorio, su butaca giratoria y su máquinade escribir Remington. En la misma casa hay un elegantecasino para solaz de los empleados. Mediante un ingeniososistema de tubos neumáticos, queda reducido á casi nadael servicio de los recaderos. En fin , la mar!... Cosas de

por allá.Abril de Tgo2

203

NUEVO AEROSTATO

LA DIRECCIÓN DE LOS GLOBOS

o es de hoy: de antiguo y constante ha sido la

lucha de los hombres iniciados en las cien-

cias, por vencer la aviación de tejas arriba, deese espacio inmenso y desconocido que tan fácilmenteatraviesan las aves y que al hombre le ha sido imposi-

ble dominar, como lo consiguiera en la tierra y en elagua.

i Cuánto esfuerzo intelectual y cuánta materia gris

perdida, y qué capitales inmensos invertidos en esaporfía 1

El pasado siglo del vapor y de la electricidad pare-

cía que en los últimos años iba á cerrar su existenciacon ese descubrimiento que lo coronase como rey delos siglos en la historia de la humanidad; pero si triun-

fó en muchos y maravillosos inventos, dejó sin solu-ción práctica el gran problema de la aviación.

No hay nación que no cuente con un inventor, ymuchos que creyeron acertar, tienen patente de inven-ción, sin que nadie hasta la fecha pueda legítimamenteser proclamado como tal atrbi et orbe.

Ultimamente, M. Roze en Argenteuil; el conde deZeppelïn en el lago de Constante, y Santos Dumonten París, han fracasado.

La lucha sigue, y quién sabe cuándo y quién será

el vencedor del elemento irreductible hasta hoy; mas

sin esos empeños que la idea de gloria y el becerrode oro mueven, las ciencias, las artes, las industrias,

todo cuanto significa progreso quedaría inactivo, y la

cultura del presente no se habría alcanzado.

Por eso toda iniciativa es plausible y todo esfuerzomerece apoyo. ¡ Quién sabe si alguien acertó y le fal-taron recursos ó quien le diera la mano 1

MIGUEL ESCUDER

En España y en diversas regiones, en Cataluña y enBarcelona, no son pocos los que laboran en ese pro-

blema.

Hace algunos dias, un jóven conocidísimo en esta

capital, que lleva un apellido pregonado en España yfuera, .porque sus motores corrieron por la Península

y traspasaron las fronteras, y sus máquinas de coser ysus ascensores pregonaron su fama, presentóse anteuna entidad respetable, la Asociación de Ingenieros, éinvitado por ella, expuso ante tan docta Sociedad, re-

204

presentación de otras no menos importantes, la prensay selecto público, su invento de un aereostato dirigi-

ble.

Miguel Escuder, ese es el inventor; hijo de donMiguel; socio de la casa Miguel Escuder é hijas; inte-

ligencia viva, cultivada en el estudio y fundida en el

crisol constante del trabajo en la fábrica; actividad in-cansable y voluntad firmísima, bulló en su cerebro la

idea, y en muchos días de vigilia logró darle forma

real.¿ Habrá acertado ? El tiempo, ya muy próximo, con-

testará.Por él, por Barcelona, por Cataluña, por España,

experimentamos satisfacción inmensa, orgullo justifi-

cadí si mo.Veamos su invento.

EL INVENTO

El señor Escuder ha estudiado los últimos inventospara obtener la dirección de los globos, y ha intentado

corregir sus defectos.La dificultad principal para la dirección aérea son

las corrientes atmosféricas. En el invento del señor

Escuder se trata- de vencer las de 7 y 8 metros porsegundo.'

No se ha propuesto, por lo tanto, resolver el pro-blema en toda su amplitud, sino solamente la direc-

ción.El aerostato, comenzado á construir, tiene la forma

de un cigarro, con sus puntas á un ángulo de 30grados, para que ofrezca la menor resistencia á lascorrientes atmosféricas. Está fabricado de seda, y escapaz para una cabida de 825 metros cúbicos de hi-

drógeno puro, de una fuerza ascencional de 905 kilo-

- gramos.• El aerostato está sujeto con delgados cables de seda,que parten de varios puntos, á una armadura de par-tinium, metal casi tan resistente como el acero, y

ligero como el aluminium, cuya armadura pesa 150

k ilogramos.En la parte superior de dicha armadura van coloca-

dos cuatro juegos de palas, invención del señor Escu-der, cada uno de los cuales se conpone de seis aspas,y de éstas solamente dos están en acción, mientraslas cuatro restantes se colocan ellas mismas de canto.La superficie de cada aspa es de 1'20 metros cuadra-dos, haciendo las ocho en junto un trabajo de 136

205

H I SPA N I A n.o 78 15 Mayo 1902

kilogramos de repisón. Están construidas de partinium,recubiertas de seda, y miden cada una un largo de 2

metros por 6o centímetros de ancho. El punto de es-fuerzo de la pala se halla á 1'50 metros del eje. Lavelocidad á que funcionarán es de 6o á 7o revolucio-

nes por minuto, obteniéndose una marcha de ro me-tros por segundo, sin que las corrientes de aire sean

•ni favorables ni contrarias.

Para obtener esa velocidad, precisa un motor de r 1caballos teóricos, y el que instalará el señor Escuder

será -de 16 caballos ó más, y del sistema de petróleo.

De la parte baja de la armadura, donde irá el aereo-nauta que dirija, partirán á derecha é izquierda tubos

de transmisión para la fuerza de los juegos de palasy á las excéntricas directrices.

La maniobra se efectuará con solo hacer girar unos

pequeños volantes conectados á los árboles que trans-

miten la fuerza á las excéntricas. A la vista del aereo-

nauta, habrá un indicador que señalará la posición enque se encuentren las palas de los dos lados del globo,

y á voluntad del que dirija la maniobra se describirán

todas las evoluciones imaginarias, avanzando á gran-des velocidades, retrocediendo y parando rápidamente,

dando vueltas pequeñas y grandes, subiendo y bajando,vertical y oblicuamente, sin que varíe su posición hori-

zontal ni se cambie el movimiento rotativo de losjuegos de palas.

Aunque al variar de alturas el globo se haga más ó

menos pesado, á causa de las presiones atmosféricas,no por eso hay necesidad de desalojar gas, ni tirar

lastre; pues colocando las excéntricas directrices de

modo que al mismo tiempo de marchar hacia adelantetengan tendencia á subir ó bajar, se obtiene que elglobo no varíe la altura que el aereonauta desee.

Las palas trabajan en el centro de tracción y de

resistencia, de manera que la fuerza propulsora es

directamente opuesta á la resistencia que ha de vencer.

Las cabezadas naturales que de cuando en cuando

tienen los globos, se vencen al momento, y sin pararla marcha, con los juegos de palas.

LAS PRUEBAS

El señor Escuder, al acceder á la invitación de laAsociación de Ingenieros, no podía proponerse más

•que dar una idea de su invento, no una demostración

y prueba práctica de haber resuelto el problema de laaviación, porque ni el aerostato está terminado, nipodía funcionar el motor.

Tuvo necesidad de valerse de medios deficientes,

aunque ingeniosos, para suplir aquéllos y otros obs-táculos.

No obstante, el aparato funcionó á voluntad del

señor Escuder. Colocado sobre unos rieles, avanzó y

retrocedió, y desprendiéndose de éstos, se elevó por

el extremo donde están las alas hasta tomar una posi-

ción inclinada próxima á la Vertical, é igual prueba

se practicó por el extremo contrario; tomó direccionesde derecha á izquierda, y descendió en linea recta.

Esas pruebas, realizadas con éxito satisfactorio,

arrancaron entusiastas aplausos á los concurrentes,los cuales fundaron esperanzas dignas de que el éxito

más lisonjero corone los esfuerzos del joven inventor.

Por nuestra parte, sólo ansiamos llegar al momento

en que ese aerostato, libre de las ligaduras con la tierra,

se eleve sobre esta hermosa capital, y el señor Escudervea cómo se proclama su invento.

El invento ha sido patentado en España, Francia,Inglaterra, Italia, Alemania, Bélgica y los EstadosUnidos, y otras naciones.

e^.

206

LOS NIBELUNGOS(CONTINUACIÓN)

E manos de un primo suyo de losHunos, arrancó una afilada espa-da, y esgrimiéndola los separó átodos; grande era su cólera.

« ¡Oh! ¡como voy á perder losservicios de estos héroes si ma-táis aquí el noble artista ! » ex-clamó el rey Etzel. « Yo he vistocomo atacó á ese Huno. Él noha tenido la culpa sino su caba-llo que se ha desbocado.

» Es menester dejar en paz ámis huéspedes. » El mismo loacompañó. Llevaron los caba-llos á sus cuadras donde muchoscriados los curaron y vendaroncon esmero.

El príncipe con sus amigos sedirigió al salón, y contuvo conimperio todos los odios. Pusie-ron las mesas y trajéronles agua.Los del Rhin tenían allí fuertesenemigos.

Aunque á Etzel le incomoda-ba, se vió mucha gente armadaque se agolpaba cuando pasaronlos príncipes para ir á la mesa :todo revelaba el odio hacia losextranjeros. Querían vengar á supariente si había tiempo paraello.

« Preferir comer con vuestrasespadas que sin ellas, es ya una gran descortesía» dijo elsoberano del país. « Si alguno de vosotros hace la menorofensa á mis huéspedes, le cuesta la cabeza. Sabedlo, Hu-nos. »

Antes que se sentaran pasó mucho tiempo; los cuida-dos de Crimilda eran grandes. Ella dijo : « Principe deBerna, os pido ayuda y consejo; mi angustia es grande.»

A estas palabras respondió Hildebrando, el noble caba-llero: « El que ataque á los Nibelungos lo hará sin miayuda, ningún tesoro podrá decidirme, y además les suce-derá una desgracia. Estos esforzados guerreros no han sidovencidos todavía. »

« Hagen me ha causado grandes pesares, pues él asesi-nó á Sigfrido, mi amado esposo. Daría todas mis riquezasal que lo separara de los suyos, pero si uno más pereciera,sentiría grandísima aflicción.»

Hildebrando le respondió enseguida: «¿Cómo podríamatársele cerca de los suyos? Fácil es que comprendáisque si se atacara á ese héroe, se empeñaría enseguida uncombate, en el que tendrían que perecer pobres y ricos.»

El señor Dietrich, animado de los mejores sentimientos,añadió: «Dejad esas palabras, rica reina; vuestros parien-tes no nos han inferido ofensa ninguna que pueda llevar-nos á - un combate contra los fuertes guerreros. »

«Vuestra petición os favorece muy poco, noble esposadel rey, y no es bueno querer quitar la vida á vuestros

parientes. Con gran confianza han venido á. este país.Sigfrido no será vengado por la mano de Dietrich.»

No hallando deslealtad ninguna en el de Berna, pro-metió hacer mandar á Bloedel una extensa marca queen otro tiempo tenía Nudungo. Bien pronto, matándole,le hizo olvidar Dankwart el regalo.

Ella le dijo: «Tú me ayudarás, hermano Bloedel. Aquíen esta casa están mis enemigos, los que asesinaron áSigfrido, mi querido esposo. Al que me ayude á vengarlo,quedaré siempre reconocida. »

Bloedel le respondió : « Señora, bien sabéis que nopuedo dar satisfacción á vuestro odio, pues Etzel quieremucho á vuestros hermanos. Si les causara algún mal, lacólera de Etzel caería sobre mí.»

« No, señor Bloedel, yo os lo agradecería siempre; osdaré en premio toda mi plata y mi oro y una hermosaesposa, la viuda de Nudungo : placer tendríais acarician-do su hermoso cuerpo. ». «Yo os daría además tierras y ciudades ; siempre po-dríais vivir satisfecho, noble caballero, si consiguiérais lamarca que tenía Nudungo. Todo lo que hoy os prometolo cumpliría fielmente.»

Cuando Bloedel conoció toda la recompensa, comoaquella hermosa le agradaba mucho, se apresuró á con-seguir, combatiendo, la hermosa mujer. Pero en aquellaempresa debía perder la vida.

Dijo á la reina : « Entrad en la sala y sin que nadiepueda sospechar provocaré un combate. Menester es queHagen pague el mal que os ha hecho. Os entregaré ama-rrado al vasallo de Gunter. »

«Ahora, exclamó Bloedel, armáos todos los de mi séqui-to. Iremos en busca de nuestros enemigos á su alojamien-to. La esposa de Etzel me lo pide, y no se lo puedo negar;por esto, héroes, debemos exponer nuestros cuerpos.»

Cuando la reina dejó al guerrero Bloedel dispuesto áemprender el combate, se dirigió á la mesa donde estabaEtzel con su acompañamiento. Había preparado una ho-rrible traición contra los extranjeros.

Quiero deciros como fué al banquete: se veían allí ri-cos reyes con la corona ceñida marchando delante de ella,muchos elevados príncipes y muchos valerosos guerrerosque hacían grandes honores á la reina.

El rey hizo dar asientos á todos los extranjeros, colo-cando cerca de sí á los de más valía. Hizo servir lo mismoá los cristianos que á los paganos, siempre con abundan-cia, pues así lo quería el sabio rey.

Los del acompañamiento comieron en sus habitacionesy les habían puesto sirvientes para que los atendieran conesmero. No pasó mucho tiempo sin que aquella hospitali-dad se convirtiera en llanto y duelo.

Como no podía provocarse el combate de otro modo yCrimilda sentía siempre el dolor en su corazón, hicieronllevar á la mesa al hijo de Etzel. ¿Como una esposa podíavengarse de una manera más cruel?

Llegaron luego cuatro hombres de Etzel llevando áOrtlieb el hijo del rey, y colocaron al príncipe en la mesaen que estaba Hagen. El niño tenía que morir á los golpesde su terrible odio.

X07

15 Mayo 1902HISPANIA n.o 75

Cuando el rey vió ásu hijo, dijo amistosa-mente á los hermanosde su mujer: « Mirad,amigos míos, ese es mihijo único y de vuestrahermana, por lo que to-dos seréis buenos conél.»

«Si crece en relacióncon su origen, llegaráá ser un fuerte hombre,rico y noble además,valeroso y atrevido. Sivivo le daré doce ricosdominios de reyes y conesto el joven Ortlieb po-drá serviros bien. »

« Por esto os ruego,queridos amigos míos,que cuando volváis alRhin llevéis al hijode vuestra hermana yobréis cariñosamentecon ese niño. »

« Educadlo en el ho-nor hasta que sea unhombre y si alguna vezen vuestro país os ofen-de alguien, él os ayuda-rá á vengaros tan pron-to como sus fuerzas selo permitan.»

« Esos guerreros po-drían tener confianzaen él, si llegara á hom-

bre», dijo Hagen, « pero el joven rey morirá bien pronto:difícilmente se me podrá ver ir á la corte de Ortlieb. »

El rey miró á Hagen; aquellas palabras le afligían y lecausaban inquietud, pero nada le respondió. Los intentosde Hagen no se armonizaban con la fiesta aquella.

Lo que Hagen había dicho afligió á todos los príncipesy á los que formaban su acompañamiento. Estaban tristespor tenerlo que soportar y aún ignoraban lo que muypronto tenía que hacer aquel guerrero.

Muchos de los que le habían escuchado hubieran que-rido atacarle al momento y el mismo rey lo hubiera hecho,de permitírselo su honor. Bien pronto Hagen hizo más,pues mató al niño á propia vista.

XXXII

DE COMO BLOEDEL LUCHÓ CON DANKWART EN

EL ALOJAMIENTO

Los guerreros de Bloedel estaban listos. En número demil avanzaron hacia la sala en que Dankwart estaba á lamesa con los criados. Entre los héroes estalló la lucha másviolenta. •

Cuando el guerrero Bloedel pasó junto á las mesas,Dankwart el mariscal lo recibió muy amistosamente.« Bienvenido por aquí, mi señor Bloedel: ignoro lo queoçurre; ¿qué noticias vais á darme?

« No te está permitido saludarme» le respondió Bloedel,

« pues mi venida aquí es para tu muerte por causa de tuhermano Hagen que mató á Sigfrido. Menester es quelos Hunos te lo hagan pagar á tí y á muchos guerreros. »

« Nada de eso, señor Bloedel », le replicó Dankwart,« pues si fuera así tendríamos que arrepentirnos de nues-tro viaje á esta corte. Era aún un niño cuando Sigfridoperdió la vida. No se pues que puede exigir de mí la es-posa del rey Etzel.»

« Nada puedo deciros acerca de eso; tus parientes Gun-ter y Hagen lo hicieron; ahora defendeos, pobres gentes,no podéis escapar y es menester que vuestra muerte seauna satisfacción para Crimilda.»

« ¿De modo que no queréis dejarnos?» preguntó Dank-wart. «¡Siento las disculpas que os he dado y que hubierapodido ahorrarme!» El rápido y fuerte guerrero saltó dela mesa y tiró de una acerada espada ancha y fuerte.

Con ella asestó tan fuerte tajo á Bloedel, que la cabezacubierta con el yelmo cayó á sus piés. « Sea esta elmorgengabe » dijo el fuerte Dankwart, « para la viuda deNudungo á quien querías ofrecer tu amor.»

«Mañana podrán desposarla con otro hombre y siquiere tener bienes esponsalicios se le tratará del mismomodo.» Un huno que lo quería le había dicho que la es-posa del rey les preparaba crueles emboscadas.

Cuando los guerreros de Bloedel vieron muerto á suseñor, no quisieron tener consideración por más tiempo álos extranjeros. Con las espadas levantadas y poseídos deindecible rabia, acometieron á los sirvientes, pero muchosse arrepintieron.

Dankwart gritó á los jóvenes: «Bien véis, nobles jóve-nes, lo que os aguarda. Ya que somos extranjeros, defen-dámonos bien. Estamos en peligro por más que Crimildanos haya invitado afectuosamente. »

Los que no tenían espadas, se defendieron con los ban-cos, cogiendo del suelo los anchos escabeles. Los servi-dores de los Borgoñones no querían retroceder. Con lassillas bollaron muchas corazas.

¡Con cuánta furia se defendieron aquellos jóvenes lejosde su patria! Echaron fuera de los alojamientos á los in-vasores, quedando muertos quinientos ó más de ellos. To-dos los del acompañamiento estaban húmedos y rojos desangre.

Esta noticia la supieron al poco tiempo los guerrerosdel rey Etzel y les causó gran dolor el que Bloedel consus hombres hubieran muerto y que la causa fuera el her-mano de Hagen y su acompañamiento.

Antes que el rey lo supiera, se reunieron los Hunos ennúmero de dos mil ó más. Se dirigieron contra el acom-pañamiento como tenía que suceder y de todos ellos nodejaron á uno con vida.

Los infieles llevaron un fuerte ejército delante del aloja-miento. Las servidores extranjeros se defendieron valero-samente; ¿pero de qué les servían sus pujantes esfuerzos?Ellos debían sucumbir. Poco tiempo después sucedió unaterrible catástrofe. •

Oiréis contar cosas maravillosas de un horrible aconte-cimiento. Nueve mil servidores yacían en tierra destroza-dos, como también doce caballos feudatarios de Dank-wart. Viósele solo resistir todavía á sus enemigos.

El ruído se calma, el estruendo cesa, Dankwart, la bue-na espada, mira hacia atrás y esclama: «¡Qué desgracia!¡cuántos amigos he perdido! Ahora, ¡ay de mí! yo sólotengo que hacer frente á mis enemigos. »

( CONTINURÁ )

208

POR ESOS TEATROS

Sada Yacco y Loïe Fuller en Novedades.—=Sol ixent.» Dama en tresactos original del Sr. Pous y Pagés, en Romea.—Compañías en

puerta.

Durante la quincena que acaba de transcurrir hemostenido acontecimiento teatral de verdad. Lo han consti-tuido las funciones dadas en Novedades por la compañíajaponesa de Sada Yacco con la cooperación de Loïe Fu-ller que presentó al público barcelonés bajo nuevos aspec-tos la danza serpentina que le ha valido el singular renom-bre de que goza.

Los elogios que durante la Exposición de 1900 hizo deSada Yacco y de su compañía la prensa de París, fueronsacados á colación por los periódicos barceloneses al anun-ciarse la visita de la genial artista, lo cual hizo concebirá nuestro público la esperanza de un arte deslumbrador,despampanante. Porque ya es cosa sabida que el públicobonachón no cree bueno lo que no le deslumbra y seducedesde el primer instante.

Por eso la eminente trágica japonesa fué recibida concierta frialdad, producto natural del desencanto ocasiona-do por el error tan corriente entre nuestra clase media decreer que no hay oro donde no hay resplandor inusitado.

La primera noche en que se presentó en el escenario deNovedades la notabilísima actriz, no fué comprendida. Nolo fué por la mayoría de los espectadores, pero si por laminoría verdaderamente intelectual que se confundía en-tre la turbamulta de los que habían asistido al teatro conánimo de gozar un espectáculo asequible á todas las inte-

ligencias.El arte que nos presentó la compañía japonesa, primi-

tivo hasta cierto punto, es en un todo propio para que losaboreen los refinados... los que buscan en el teatro algomás que efectos chillones y relucientes. Para gozarlo de-bidamente, debe poseer el espectador antecedentes queno suele tener la mayoría de los que asisten á los espectá-

culos caros,... solo por ser caros y á pesar de aburrirse enellos muchos más de lo que se aburrirían, pongo por caso,en una sesión de cinematógrafo.

Los dramas japoneses representados por Sada Yacco ysu compañía son de una simplicidad encantadora, presen-tándose en ellos el amor y los celos, el odio y el cariño,bajo formas primitivas, sin mezcla de ninguna clase, perocon una intensidad y con un vigor verdaderamente escep-cionales. Naturalmente que en ellos no debemos buscarlos refinamientos de la alta comedia moderna de los paísesseptentrionales: son producción de una raza distinta, deuna civilización distinta á la nuestra y por eso mismodeben producir en el ánimo del espectador poco enterado

cierta contrariedad, ocasionada por el choque de impre-

siones opuestas.De todos modos y apesar de lo dicho, á la segunda

noche de presentarse Sada Yacco ante nuestro público,triunfó por completo. Y es que, dando nu s de s/los dramas

que puso en escena, tuvo ocasión de manifestar las diver-sas fases de su talento escepcional, interpretando perso-

najes y situaciones comprensibles para todo el mundo. Elcorage y la ira, el odio y el amor, la rabia y el cariño, lomisiüo pueden representarse hablando en japonés que encastellano neto. Por eso triunfó completamente la actriz,apesar de los que el día anterior se quejaban por no en-tender una palabra de lo que decía. Y así mismo comotriunfó el segundo día, triunfó también al tercero, reci-biendo al despedirse de nuestro público una entusiástica

ovación.

En los demás teatros el movimiento ha sido escaso,mereciendo citarse el estreno en el de Romea del dramaen cuatro actos de don José Pous y Pagés Sol-ixent en el

que su autor ha demostrado muy apreciables dotes parael cultivo de la escena. Y eso que el asunto que escogiópara su primera obra no tiene mucho de original, ya que,bajo una ú otra forma ha sido llevado á la escena por unnúmero considerable de autores. Trátase de la eterna fá-bula del padre que, con miras egoistas, quiere impedir elmatrimonio de su hijo con una muchacha de condiciónhumilde á la cual ama el joven con toda su alma.

A pesar de lo sobado del asunto, el autor lo ha tratadocon tal discreción y originalidad, que el espectador lo

acepta casi como cosa nueva.Puede augurarse al señor Pous y Pagés un brillante

porvenir dentro la dramática catalana.

Thuiller y la Pino se nos anuncian para el verano consus compañía en los teatros de Eldorado y Novedadesrespectivamente. Les deseamos buena temporada.

UN ESPECTADOR

HOJEANDO LIBROS»Crisálidas». Poesías de Abelardo Hernández y Cld.-.¿Pecadoras?»

por J. F. Lujan. Los Evangelios», por Tolstoi.

El señor Hernández y Cid es un autor joven pero quedemuestra condiciones no vulgares para el cultivo de lapoesía. La sinceridad, el cuidado de la forma, la inspira-ción y el buen gusto en la elección de asunto son cualida-des esenciales de las composiciones poéticas que consti-tuyen el volúmen cuyo título encabeza estas líneas.

Las letras castellanas tienen en el señor Hernández yCid una esperanza legítima.

« ; Pecadoras ? » de don J. F. Lujan, es una novela decostumbres contemporáneas en la que su autor ha mos-trado una vez más las cualidades que ya le ha reconocidoel público en otras ocasiones. Escritor atildado y obser-vador finísimo, ha producido el señor Lujan una obra detodo punto apreciable, como lo es la traducción que acabade hacer de la de Tolstoi «Los Evangelios», editada, comoaquella, por la casa Lezcano y C. a, formando parte de labiblioteca económica que se vende á cuatro reales volú-

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