teoria elemental trasendental
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PRI\IERA PARTE
DE LA
TEORÍA ELE}ÍE}{TAL TLlSCL\DENTAI.
ESTÉTiCA TRASCEIiDE}{TAL
$1
Sea cu¡l fuere el rnolo cómo un co:cci=d=:o se relacione con
.os objetos, aquel en qu: la rehción es i¡-=:iia- r' para el que todo
:,ens¡mien¡o sirve de rr::!io, se llarn¡ iniz:ció¡"'.
Pero esta intuicióo sólo tiene lug:r r- E=: que el objeto nos
* Anscbtuuag.Intuición, ¡sí como F.::t aqui le definc, es -: :a=.:entacióo iamediata que
Je un objeto me hago. E! conoci:::i¿nto ds u-o :i:¡--¡ :: tiene qle set siee2le
inmediato, pues sin ¡ecesiC:j de cootemplr:!: l::á::::nte puedo obtener su
conocimento. En cfecto: se:':a obje:c curlqubre- :i ?;s:: iel Prrdo, por cjen¡lo'
l'o pucdo conocer este p3s.o reprcsearindome tci- !¡s =:es y clementos de que
e compone, y por las erpiicr;iones que de é1 me i::- :== un cooocimiento ¡rás
) menos perfecto. Este conock¡iento serí siempr: r:.;!;l;., -rque
ea él h¿o i¡=r-
renido une seric dc represer:¡:ioner que le e:p!!c::j- jl T.¡e me referi¿ lo qu: el
lr¡do cra, ha ido desperteedo en mi. Pero é:re, -e
¡s :: medio de couocer, ao
cs el único. Yo puedo, por oi mismo, ir al Prsc¡ i:l l=io y ver lo que es. En
rste crso no tengo utta rr rlaJcDt¿cióo d¿ rcpres=-:doo= como ¿¡rtes' sino eo¿
:egresentación iomediata, es d:cir, uaa rcpresentaoic. &1 rirjeto. Ioruición cs, ttEcs,¡o¡ rcpresctrr¿ción in;;:;lialtmentre ¡elscionsil¿ coa *. c$¡-:. Es u¡ oodo de coco-
:imicnto incedi¡to: asi cooeo el primero cs r¡¡&=: p= conccptoc o imágees.
Le iotuicióo, por conseesctrcir, es un eteacD= =;1 =pital de auestro co:o-
t69
es dado, lo cual sólo es posible, al menos para nosotros bs honbres,cuando el espiriru h¿ sido ¡fecrado por él de cierro m:¡jo. Se -lam¡*nsibilidad la capacidad (receptividad) de recibir l¡s
-creseÍicio-nes según la maner¡ como los objetos nos afecr¡n. Lal objeas oossoo dados mediante l¿ sensibilidad, / ella únicamente s Ie o,. nosofrece las intuiciones; pero solo el entendimienro los coa:be .,1 =o*"los conceptos. llas todo penseariento debe referi¡se en ú1.-o tJ:aino,directa o indirecramente, medi.rnte ciertos signos, a l¡s lcuicic¡es, ypor consiguiente a la sensibüjrd; pues de otra m3ner3 =:gún Éjeropuede sernos dado.
Consiste la, Ssrsaciót ea el efecto de un objeto gbre .,.str¡faculr¡d representarivl *, al
-r afect¡dos por é1. Se ll-" en:¡íric¿
la intuicióa que se relacion¡ con un objeto por medio de : selrriónEl objero indeterminado de ui-¡ intuición empíricr se ll¡:, f enóuens.
Llamo llateri¿ del fenón:ero aquello que en él cor:::¡onÉ ¡ lesensación, ,r Forna del misnc, a lo que hace que lo qe har- r él
cimjento. Er lr primera relación y l: más inmediat¡ que con cl ob¡- pued:.a:n-tei:rsc. De n¡erre, que ul conc€p:o, cue carezc¡ de la i¡ruición qu: ! cor;:rnd:,no puele sxmínistrar ningún conoi-it¡to inmeliato. Esto debe t¡-e desé¡ rio¡:muv presenre prrr lo que en lo s¿::_.ivo h¡ d¿ desarroll¡r K¡nt d: !:ros g :ri_rneros principios, l{o se olvide ta=;oco que rodo ¡rensrmiento * ¡opoo" o*omeCio intuicímt¿s, y que cu¿ndo ¡:: :ensamiento carece dc intuició¡- s pc::e !otienc objeto e que inmediatamen:: ::ierirse, )¡ es por tanto trto, r ;on lc :cn-cepios que ptod.ucc tacíos, sin cc:::rido alguno, pucs csto sólo l: !.rui::.: ¡osunilistr¡. Teadri, cs verdad, un oirro cl concepro de es:e cl:se,
'- seri::rio
concspro, y esr¿resros cn el misno c¡o si c¡rece de iatuición, o ur bag= i: trfan:rsie, es decir, un¡ ioruición C: h imagintción y nada rnás. Carcepto; si ysia objeto, sotr coaceplos ttacíos, *= simples argaciones, como K- decí: rjóilprlzzlum; de ninguna m¿ncr¡ cc::::tor rerles; dicen lo que uü cosa n .s,nunc¡ lo que cs, pues sólo el conce;--: que tiene un objeto es un r¿j ezle. Tt.:qtisaldri después con rodo rigor que :o podemos conocer t Dios, pcr;u este oi:ro,Dior, nnnce * nos d¡ inluitiuane-!¿. Tendremos, es cierro, su co:-ro, p:3 trosu ccnocimicn.,o inmediato, pues Do :s Dios un objeto sensible, un i-ómcnc ::v¡intuición nor sca ascquible. Todo,
- di¡á entonces colsecuenrct¡e:=. cusr de
Dios ¡e ¡firoc en d conocirniento, c:in ncgacioaes, y al decir qu : ioíir:o. scentendcrá quc !o cs fiaito, etc. Ll importanre, pues, es no desp:=dcrse lÉ laidea que no hey conocimientos [ror*mette ¿icbot sin intuicioncs, ircu,icioe si¡objetos y sin fc¡óoeno¡. (N. dcl T.)
t Yorslelltngsfibigkeit.
de diverso pueda ser oiden¡do en c;e:r¡s rel¿cioaes. Como ¡:uellomedi¡nte lo cu¡l hs sensaciones se oídenan y son susceptibl.s dea.dquirir ciert¿ form¡ no puede ser ¡ su vez sens¡ción, la m::eriade los fenómenos sólo puede dárseao; I posterbri y b form¡ ie losmismos debe hallarse y¿ prep¡r¡da a ptíori en cl espíritu p3r¡ ¡odosen,tener¡l, y por consituiente puede ser condder¡dr indepen&cate-mcnte de toda sens¡cióo.
Lhmo representrción pura (en setrrido tres€eodental) aquel!: enle cu¡l no se h¡ll¿ nada de Io que perlenece a b sensación. De rquise deduce que la forma pur¡ de l¡s i¡ruiciones scBsibles eo gesenl,en lx que es percibide tod¡ la dive;sid¿d de los fenómenos bajociert¡s relaciones, se encr¡--ntra a priori eo el espíritu. Esta form¡ rur¡Ce l¡ sensibiüdad se llama también intuición pvrz.
Asi, cuando yo abstraigo de la regresentición de un cuer:o, loque el entendimieato piensa, como sust3acia, fuerze, üvisibilid¡d, ¿:cé-
tera, Io que pertenece a l¡ sens¡ción como imlr€netrabilidad, du:eza,
color, etc., réstame siempre algo de es¡¡ intuición empirica, a s:ber:
estensión y figura. Éstrs pertenecen 3 Ia intr¡icióa pur¡, que :iene
lugar c priori en el espiritu, como unr forma pura de l¡ sensibij.Jad
aún sin un objeto real de los sencidos o seosación.
Lbmo Estética (a) trascefldental lt ciencia de todos los pric::aios
a priori de l¡ sensibilidad. Debe, pues, esistir un¡ ciencil que c.tr:ti-
tuJ-a lr primera parte de la teoria elerqeoml tr¿scendentsl' ,v o;'.:estf,
(¡) Los rlemrnes son los únicos que c=¡larn hoy l: pahbra Estétic: o¡ra
designrr lo quc otros ll¡men Crí¡ica del gus:c. Est¡ daominación se decc r l¡
f¡rc:sade espelrnzr del aot¡bilisimo crítico B::mgarten' que creyó poder raeter
el juicio de lo bello : tos principios de l¡ R¡zó:. y clevrr sus rcglas a un¡ C:¡ci¡.
Todos estos esfuerzos fueron ioútiles, porque ücbas Regles o Criterios tie== sus
priacipales fuentes cn el cmpirismo, y nuocl :us leyes ¡ndria servir prrl ;:tcr-
m,i¡¡rsc ¿ priori y guirr rectrmecte ouest¡o ilici,o del glsto, sino que m* bien
cs cl juicio el que sirve como dc piedra de toc-:€ P¡l¿ le r:cdfic¡cióo de los Srin-cipios. Es, pues, prudente o ab¡ndonar nueYle-rte esa daominación, y rc*-rrh
prra :quella doctrina que es vcrdader¿ ciencie (en lo que se aprorima tem!':a el
i.oglrjo y sentido de io, antiguos, cu¿ndo üriJí¡n cl couccimiento cn o.i€¡nfú
xaí tor¡rú¡ o dividir la denominación catr. Filosofi¿ cs¡rculative y Es-j'jce.
to¡orado esta palrbn uoa sigaificrcióo err palrc s¿sccndecul y q! p¡fte psiccl,fuica.
t70 t7L
¿ aquell¿ otr¡ parte que tiene Por objeto los principios del pensa-
mienro pu¡o' y que se llamr Lógica tr¿scendental.
En l¡ Estétic¡ trascendental, primero consideraremos aislad¡mente
la sensibilid¡d, es decir, separ¡remos todo lo que el entendimiento
mediante sus conceptos en eli¡ Pone, con el fin de que no quede
más que I¡ iaruición empírica. En segundo luger, separaremos t¡mbién
de la intuición, todo lo que Pertenece e la sen:¡ción, con el fin de
ouedarnos solo con la intuición pura y coo la forma de los fenómenos,
que es lo único que la sensibilidad puede dar a ftiori. Se helbrá en
esta indagacióo que hay dos formas puras de l¡ intuición seasible,
como princi¡ios del conocimis¡¡s a liori, a s¡ber; Espacio y Tieopo,
en cuyo exlrass yamos a ocuparnos ahora,
SECCIó}I PRNÍERA
DE LA
ESTÉTICA TRASCENDENTAL
DEL ESPACIO
s2
rxposrclóx ¡tr,t.rrísrc¡ DE EsrE coNcEpro'
Nfediante el sen¡ido externo (propieded de nuestro espíriru) eos
representamos objetos exteriores a nosotros y como reunidos e: el
Espacio, En el Espacio, pues, están deceiminadas o soa determin::lesle figura, tam¡ño y relaciones respectiy3t de tales objetos. El secjdoi;rterno, por medio del cual el espiritu se contempla' a sí mis¡¡o o
sus est¿dos interiores, no nos da en verdad ninguna intuición jel
alma misma como objeto; pero es, sin embargo, una forma dete:=j-
nada, bajo la que sólo es posible la intuición de su estado interno: ie
t¡l modo que todo lo que pertenece a determinaciones interio¡e-. es
representado en relaciones de Tiempo. Así como el Tiempo no pu:de
ser percibido exteriormente, tampoco el Espacio es susceptible de i€l
considerado como algo interior en nosotros. ¿Qué son, pues, Tie=?o
y Esprcio? ¿Son seres reales? ¿Son solamente derermi¡aciones o rela-
ciones de las cosas, que, sin embargo, pertenecerían también ¿ irs
cosas en sí, aunque ¡o fuemn percibidas? ¿O son de tal natur¡j:z¡
I Des reinen De¡kens.
a onscbcr:|,
172173
t .
- r?-' t , .
que sólo pertenecen ¡ l¡ formr de la intuición, y, por consiguieate, a
l¡ cu¡lid¡d subjetiva de nuesro espíritu, sin l¡ cual estos predicrdosno podrírn nunc¡ s€r atribuidos a cos¡ algunr? P¡ra obtener unarespuestr expondremos primenmente el concepto de Espacio'. Yoentiendo por exposición l¡ cl¡n representrción (aunque no see exte[-sa) de lo que pertenece a un concepto; la exposición es metalísicacuenCo contiere lo que el concepto presenta como d¿do a priori,
1. El Esprcio nc es un concepto empirico derivado de expe-ricqci¡s ex¡ernrs, porque, par¡ que ciert¡s sens¡ciones se refieran aalgune cos¡ fuera de mí (es decir, a algo que se encueotr¡ en otrolugar del Espacio que en el que yo me hallo) y p^ta que yo puedrrepresentxrme las cos¡s como exteriores y juntas las un¡s con lasotrxs'*, y por consiguiente, no sólo diferentes, sino también endiferentes lugrres, debe existir ya en principio la represent¡ción dclEspacio. De rquí se infiere que la representación del Espacio no puedeser adguiridr por h experienci¡ de lrs rehciones del fenóme¡o er¡erno,sino que, rl contrrrio, dichr experiencil ex[ern¡ sólo es posible poreste representrción.
2. El Espacio es una representación necesari¡ a priori, que sirvede fund¡menco a tojas las intuiciones ex.ternas. Es imposible co¡cebirque no existe Espacio, aunque se le puede pensar sin que contengxobjeto alguno. Se consiCerará, pues, al Espacio como la coodición deposibüdad de los fenómenos y no como un¡ determin,rción depen-ciiente de ellos: es un3 represen[ación a priori, f.unda,mento necesrriode los fenómenos ertertros ***.
" Ea l¡ ¡rrimera edición decia: "Considerar el Esprcio." Lo siguientc dcsdc"Yo entiendo" h¡st¿ "¿ lriori", es adición de le segunda. (N, lel T.)
+a Als au¡er unJ ¡eben ein¿nder.a++ La prirnere edición tenia algunas otras determineciones que hrn sido
algo modificrdas, y más minuciosamente e:(puesras al principio del p.irrrfo tres dele segunda ed.ición. Ea la primera edició¡ decia: "En est¡ necesid¡d o priori sefund¡ h certezr e¡rodícric¿ de todos los principios de I¡ Geometri¿ y h posibilidrdde sss construcciones ¿ priori. Si es!¡ represe¡tación del Espacio fuer¡ u conccptoa loster'ari, producto de le E:rperiencia general ertern:, no serian mis que pcr-cc¡rciones los primeros principios de Ia determ.inrción maremirica, Tmdrian, pues,tod¡ h accidenr¡lidrd dc h ¡xrcepción, y no sería necesrrio que cntre dos puntos
t74 t7t
3. El Especio rrs ¿5,i¡g"rio cr)rcepto discursivo, o como se dice,uo concepro general ie r¿s rer¡cis¡es de l.rs cosas, sino una intuiciónpuri._En efecb, no puede re?Íesesarse más que un solo Espacio, ycu¡ndo se h¡bl¡ de muchos, se edende sólo en ellos Ias p"ra", a"Lrn mismo y único Espacio- Es¡es *::es sólo se coocib en n ;l Esprciono y omnicomprensivo, sio que !: ¡red¡n prcceler curl si fueran sus
elemenros (cuya composición lo srnscicuiiía). El Espacio es es€rr_cialmenre uao; la va:ied¡d que .: :1 hellrmos, fr por consiguienre,el concepto univers¡l de Espacio rr general, se fund¡l únicamenreen limiracio¡es. De aquí se sigue nre lo que sirve de base ¡ todoslos conceptos que tere¡nos del Lgecio ., .ro" ¡otui.lrr- ; ;;;,(que no es empírica). Lo misno rrn¡ece con los principios geomé-tricos, como cu¡ndo decimos, por :iemplo: junros los dos lados deun triángulo son más grendes qu: e- rercero, cuye cer¡ezr apodícrr-crno procede de los conceptos gea=ri:s de línea y rriángulo, sino drunr intuición a ptiori.
4, El Espacio es re¡rre:enrrCo :uno un quantum * infinito d:Co.Es necesrrio consider¡r toco coece-'o como un¡ representación cor-renida en un¡ multirud in'ri¡i¡a ce íst.intas representaciones posibleslen tanto su nora común), subssniias bajo el concepro; pero nin_gún conce^oio coriio r:1, ccnriele c¿ sí u,na, rnultitud infinita ierepresentaciones. Sin er¡ba¡go, asi ccrcebimos el Espacio (pues todrssus partes coeristen en el inÍic.i¡o;.
-a primitiva representación del
Espacio es, pues, un¡ i:r¡r¡ición s i:;tr! )- no un concepro r.{..
sólo hubier¡ ulr llner ¡ec:¡. siro ql: :ri" r Ex¡xriencie le que en todo tiem¡oIo mostrrria, Lo que se ton¡ d¿ I¡ i:--:::cir no dene más que un¡ unire:-srlided compareriva, a srbc;: le que pei.: u l¡ inducción- podriese, pues, dec:rsoLmente que en todo tien:o qae L¡
-r:af,¡riCo, no se La hrll¡do un Eso:clo
que renga más de tres dime¡sioe;." ¡-\. jl I.)+ Groesst.
+t La primerr edicióo deci¡: "E! E;pco es represenado como un quanluminfi¡ito dedo. Un concepto g:acal C:l Ep;o (común el pie y a Ie vrre), nopuede determi-o¡¡ n¿da resfxio de l¿ car.i.d. Si el progrcso de h intuición¡o fuer¡ ilimit:do, ningún corcepto dr ¡::ción contendri¿ el principio de ruinfinitud." ¡N. lel T,)
$3
EXPOSICIóN TR-{5CENDE.\TAL DEL CO]T'|=PTO IEA ESP,ICO
Entiendo pot ex\osicüz trascendental, L erplicaióo dc ro con-
cepto, como principio que puede mostr¡r la;osibüdai de otr:s cono-
.iiriuoro, sintéticos a fuiiri. P¡ra ello se s-Dose: 1" que rchrente
emanen del concepto dado ales conocimien¡s; 2q' rl¡e estos coooci-
mientos son sólo posibles por la erplicación' de es¡t :oncePta
La Geometría es une cieoci¡ que detm.iar siréticenate' y
sin embargo a piori, las propiedades del Eryacio' ¿)-ué deb-' pues'
,.. l" ,.pr-.r.ntación del Esp:cio Parl gue t¿i coqociniento e posi-
ble? Debe ser primeramenti une incuición; :uesto nre de ua simple
concepco, no p-.r.d.o result¡r groposiciones c¡e sobrg¡¡s¡n los limites
del mismo concePto, que es lo que, sin emb*-¡o, ocu:= en la Geooe-
trir (Inrroducción, V). M¡s esta intuición rbb¿ halhe eo rosotros
d priri,es decir, antes de toda percepción Je u¡ rbjeto; d::iendo
,.i po, consiguiente, un¿ inruición Pure y nl capíri:' Porqte todas
las proposiciones geométricls soo apodícticx, es d*r' impkln la
coocierrci. de su necesidad; como, por ejeqio: el Épacio ¡c riene
más que tres dimensiones' semejantes princitns oo preden sc empí-
ricos, ni juicios experimentales, ni derivados de le i:oeriene (In-
troducción, II).
¿Cómo se halla, Pues, en el espíritu una i::dción =terna 2sienor
a los mismos objetos y en la cual el conceP; de es:s objetos auede
ser decermina do a priori? Esidentemente sób 33 larÉ que C: está
en el sujeto como su propiedad formal de ss aiecta:c por lc obje-
tos, y de recibir así la reptesettaciút inmediafu 3e los numos' c iecir'
1^ iituición, por consiguien[e, como forma jel set:'io extll:'at en
general.Solmente ¡¡uestra expücación hace, pues comp:rsible b fosi-
üIidad del¡ Geometría como un conocimien¡o i¡té¡icr t friori-Todt
explicación que no nos dé cueota de esto, :or má: {ue te:<l en
* Ei¡et gegebeten Erklínngs'art'
aprriencia gnn serncjrnzx coa [a uuestra, puede :er siempre distin-
guidr por esa segurisima señ:i ' .
CONSECL-ENCÍ.{5 DE : C5 CO}-CEPTOs PRECFDE }-TEs
a) El Espacio no repreie:¡¡ ningun.r propiedad ie lrs cosrs, ya
se l¡s considere eo sí mismrs, o en sus ¡el¡ciones enlre sí, es decir,
ningunr determin¡ción que iepend¡ de los objetos mismos y gue
perrnrnezc¿ en ellos si se h¡c: ¡bstr¡cción de todas l¡s condiciones
subjetivas de la intuición; poi3Je ni l¡s de¡erminrcioses absoluns, ni
las relativas puedea ser percitidas an¡es Ce la exisrenci¡ de las cos¿s
¿ que pertenecetr, )i por consi-{uiente a ptiori.
b) El Espacio no es mjs que h forma de los fenómecos de
los sentidos ercce$ros, es deci:, la údc¡ condición subjetive de la
sensibilidad, medirate h que aos ei posible la intui:ión er¡erna.
Y como la receptiridad del suj::o de ser afectado por las cosas precede
necesariamente a toies las in::¡iciones de ellas, se com2rende íácil-
menie que lr for¡n¡ de todos los fe:'imenos puede ha!!:rse d¡d¡ en
el espiritu antes de toJa perce:;ión re¡l Ir por consigu:;ate, a friori'Pero como ¿demás dene la cu:lidad de ser intuicióo pu:r, en h que
todos los objetos deben ser ie:¡rmin¡dosr puede conle:er, ¿ntes de
toda e:periencia, los principios j: sus r:l¡ciones,
\o podemosr pü€s, habl¡: de Espacio, de seres er:ersos' e!c''
nad¡ más que desCe el punto ;: viss¡ del hombre. Nai: significa la
representación del Espacio, si ::limos de la condicióa r:bjetiva, bajo
la que únicamente podemos re:ibir la in¡uición extern3, es deci'r, ser
afecr¡dos por los objetos. Esre -:¡edicajo sólo convieae a las cosrs, eo
tanro que nos ¡pai3ceo **, es i::ir, q¡.:e son objetos de l¡ sensibüdad'
La forma const.ln:. de esta r3::Ptividsd, que llamancs sensibilidrd,
es la condición necearie de toi:s las rehciones, en las cuales percibi-
mos los objetos ccmo exterio:3s a noiotros; y si dicba forn¡ se
abstr¡e de los obje:os, es una i:ruición pura la que ror¡1 el aombre
' Todo cste pirefo ues fué :iadido 9or K¿ct en la xgr'3e edicióa'
't Erscbcinet. N. ¿€I T.)
t76 177
dc Espa:e- Como las conCicioaes particulares de la sensibilidad noson l¿s ¡¡.rdiciones de la pteibilidad de l¡s cosas mismas, sino sola-metrte h Je sus fenómenos, bien podemos decir que el Espacio com-prende t'"¡s las cos¡s que Dos ap¡recen exreriormente; pero oo todasl¡s cos¡s : sí mismas, puedro e Do ser percibidas y sea el que quierael sujeto n:e las perciba; pues de ningún modo nos es posible jrzgr,r
l¡s i¡tui:ares de los otros s.:es Fns¡trtes, ni srber si se hall¡n sujetas¡ l¡s
-i¡n¡s condiciones cue limiran nuesrr¡s inruiciones, y que
tieaen pe: nosotros un valor uaiversal. Si añ¡dimos al concepto delsujeto la ¡stricción de un juicio, el juicio es entonces incondicionado.La propo::ón: "Todas las cos¡s están yurrf,puessas en el Espacio",vrle bajo :¡¡ restricción: si estas cosas son rom¡das como objetos denuestr¡ irr:¡ición sensible. Si yo añedo aquí le condición al conceptov tiigo: Tc¡¡s las cosas, como fenómenos externos, están yuxtipuestrsen el Esca:o; vale entonces :ste regla universalmente y sin restricciónelguna. \ir:srra, pues, nuesi:! exp.osición la reelided, es decir, el valorobjetivo c: Espacio en relaión coo todo aquello que puede presen-tirsenos e:;eriormente cornc objeto; pero al mismo tiempo también,la ideali:¡¡ del Espacio en relación a las cos¡s consideradas en sirnism¡s pc: la Razón, es de.-r, sin atender a la natur¡leza de nuestresensibilid¡i Afirmamos, pue-*, le ¡ealidad empírica del Espacio enrel¡ción a oda experiencir er:ern¡ posible; pero reconocemos t¡mbiénb ide¡li.j:; :ruscendental del nismo, es decir, su no existencia, desdeel mon:e:::, en que abandc-:mos las condiciones de posibilid¡d detoda expe::::cia y suponernc{ que es algo que sirye de fundamento¡ l¡s cosas :r sí,
Aderrá- -'xceptuando el E;pacio, no existe representación algunasubjetiva ::rreote a algo exteior que pueda llamarse objetiva a ptiori,porque d: inguna de ellas :'¿eden derivarse proposiciones sintétic¡sa priori, ccno sucede con l: intuición del Espacio ($ 3). NingunaiCe¡lidr.l, :.¡r hablar exacta=ente, les pertenece, aunque conformencoa I¡ re:;-sentación del E;pacio en depender únicamente de lanatur¡leza rbjetiva del senido, como por ejemplo: del oído, dela vista, del:acro, por las sessaciooes de sonido, color y calor; p€roestas sensa:irnes no so¡r susc¿ptiblc de dar a conocer en si objeto
alguno, y meoor a priori, porque soo sirrples 5s¡5¡si:r{ r oo in-tuiciones a.
Est¡ observ¡ción sólo rieoe por oblrto evitrr q:- = xpliquel¡ iderlidad afirm¡d¡ del Especio por comparacion
' =s=rcienres,como por el color, slbor, erc., todo lo cu:tr es conside=n :- rlzón,no como cu¡lid¡des de las cosrs, si¡o sol¡¡¡ente como =¡ii:¡:cionessubjetivas que puedea variar de individuo ¿ individuc.:- == caso,lo que en su oritea es un simple feaómao, por ejer=.c:
-, ¡osa¡
v¡le en el sentido empírico como una cosa en sí, q= :cie, sinembargo, aparec€r a cad¡ ojo de una E¡ÁDera dife¡- = color.Al contrario, el concepto tr¡sceadentrl & lo, froó--. - el Es_pacic nos sugiere l¡ observación crídc¡ de que nada de _s := :s per_cibido en el Esprcio es una cosa en sí, s qü€ tampoco es j :=;¡io un¡forme de las coxs considerad¡s .en sí misans, sino qu: -: =sj, quenos son desconocidrs en sí mismas, v :o que ll¡mamos ;..=s .:!er-nos soa simples representaciones de nuesrr¡ rnsibilidad,
-:; i._¿ 65
el Espacio, pero cuyo verdaiero correiatiro, esto es, _: :L- ea sínos es tocal¡nen¡e desconocidr, y Io será .bmFre por e-e -*+r:: maspor ella no se pregurta nuncl ea la Espericocia.
t En l¡ princ.-r cdicióo com¿ez¡ba cs- pár:rfo lo mismo l- i- --lcie-mís, erceptuardo C Esptcio, ctc., cre-" !¿s:¡ -suc puede ll-: :i*iv¡ ¿prioi'. Iameditr¡¡nc:: dcsl¡uér dicc cooo s!g::: .?c: condición s:=- i: :odoslos
-f:".ómenos erlerios rro puede se: comprndr co aingune oe: I =* rgn_
d:blc de u¡ vino ao pe:i.!.cce ¿ l¿s Cere¡mi::;:ooes objetiv:s del e: * r-=r] d.un objeto considcr¡do como fcnómcao, sioo : !¡ caidad perticul= ;
-:jo C¿l
sujeto que lo gusta. Lc colorcs no soo cu¡ld:des & los cuerpcs. :Ej- : :¡¡ in-tuición, sino sol¡oen= modific¿cion,¡ dcl sca--;do dc b vistr, afec:: x : luz deciert¡ m¡¡er¡. El Ery¡cio, cmo co¡ücióq C: los objetos erreie 5:-:, alconi:::io, neces¡riam:lc al fenóm*o o ¿ l¡ =ruioío. El sabo¡ i: =-!::o sodlas cosCiciones necs:i¡ psr¿ quc l¡s co;¡ pue¡- ilegar a s* j_;
-: !os-
otros objetos de los sclcidor- Éstos, ¡ux, son simplentc cfectos cL ; -=--¡ciónprrticulrr, teuaidos ¡ccideat¿lmcqrc ca el f*ómena Tampoco sos :;-<=iones
a friorí, sino mis bica re¡ult¿dos de !¡ seu.¡.ión, ¡si como cl sal; --.-:i: deun3 cot¡ tiene su rr:ó¡ c¡ cl senrinie::o de -:i¡c¿r * desplecer) c- :-_- Ce l¡se¡s:ción. Tampoco nadic pucde tcter a fr.ei ni !a reprcseata.i- ; * colorni l¿ de uo s¿bor. Et Esgecio sólo sc ¡eficr¡ r la f,rraa lure de ! :jj:a; ¡oencierrr, por consiguiratc, sc¡s¿ció¡ alguae (:tde dc cnpírico) e - ¡ *:s tesespecics y dg¡s¡ñi"¡cloú€s dc Esprcio ¡nredce y ilóen represen--=z t trari a!Peffú coÁceptos dc fora¡ o dc rcl¡ciooc¡. Solo oc&nte el Espr:.r
- -: rc¡
pcrcibidar coo c¡redo¡c¡ ¡zn aosotroc.- (X. ¿d T-)
t7t t79
SECCIÓN SEGUNDA
DE LA
ESTÉTICA TRASCENDENTAL
D:L TIE}IPO
s1
:XPOSICIó.\- }ÍET.TF:JIC.I DEL CO\_CEPTO DEL TIE\IPO
1s El Tiempo no e! ur concepio empir ico Ceriv¡do de expe-
riencir : lgune, porque la si 'nult¡neid¡d o la sucesión no serí in per-
cibidrs si la repre:en¡¡cién ¡¡ lriori éel Tiempo no les sirliera de
iundeme¡¡o. Sólo bajo e-.t.: suposición podemos represeiixinoi que
una colr ser al mi:rr¡o t ie::--o que orr¡ (simultánea), o en t iempo
diferea¡: (sucesiva).
2e El Tiempo es unl : :presentación necesari¡ que sin-e de base
a todas irs intuiciones. No .3 puede suprimir el Tiempo e:r los feno.
menos ex. general, aunque se puedan separar muy bien ésros de aquéI.
El Tiein¡o, pues, está d¡lo ¿ priori . Sólo en él es posible toda Ia
rerl idad de los fenómenos- Éstos pueden todos desaparecer; pero el
Tierapo mismo (como cc¡3ición genenl de su posibi l idaC¡ no puede
ser supri"i:rido t.
3e En esa necesid¡d e lriori se fu¡da también la posibilidad de
+ Auf gehobm.
los principios apodi;dcos, Ce las rel¡ciones o axiomrs del Tiempo en
gener:rl, trles, cc*o :l Tiempo no tiene más que une dimeasión; los
diferentes Tiempos ¡o son simultánem, si.o sucesivos (de igaal ncio
que Espacios dii:¡=:¿s no son sucesir-cs, sino simultáneoi). Es:os
principios no ron d¿jucidos de le experi:rcie, poroue éste ao ¡:::Jed¡r une estrict¡ u¡.ir::srliC¡d ni un¡ cert¡z¡ apodíccicr. Noso¡ios ,..io
podrírmos deci: : a¡ i lo enseñ¡ h obsen':ción genell ; pero no: et io
debe suceder esi- Es::s priacipios v¡len p¿es como regl¡s, que h:;:n
en general po-.ible 1z esperiencia, sin ser ésta la que ncs nuest¡.: ir
existenci¡ de l3s ¡€l¡s, sino que más bien son ell¡s las que :os
proporcionan el conccimiento de l¡ expeiencia'.
4e El Tienapo ro es ningúo conci:to discursivo o, con)u1 !€
dice, general, siro u.: forrn: pun de l: intuició¡ sensible. Tien_:os
diferentes no soo t¡i; que psrtes del n:i,ino Tiernpo. \les Ie ¡e-::¿-
sentación que sólo ¡-eJe d:rse por un o'r:e:o único, es unr irruic:¡1.
Así Ie proposiciór:: Tiempos dife::ntes -o pue:len ser sirnultár::;,
¡o se deriva Ce ua ccacepco gener:I. Ést.: e; unr proposición sinré:::r
que no puede oioce&: solenente de conc,::tcs. Se hall:, pu¿s, co::i-
nid¿ inmediatr:irerte er l¿ intuiciói )¡ r¿-::esenirciein iei Tien¡o.
te La n:¡uraLez; rnii*¡¡ del Tiempc signiiica. que tod: c¡¡t:::.d
determinada Ce T¡-:o e; solamenre pc'::le por l:s lin:i¡aciones i¿
un único Tiesrp': q:= les si;ve de fundan:rto. Por lo t:nto, l¡ ¡e:::-
sent¡ción prini:ire :el Tienpo debe ser dada cono iimi¡:de. P::o
cu¡ndo las partes mi::rs v magnitudes tc jas de un obje;c sólo pu:J::
ser repres€ncad:; y i¿:ercriaadas por me;:o de un: li¡ric¿ciór de ::e
objeto, no puede ¿i:.:aes L representrció. toda se: d:d:r coi coii.r:_:-
tos (corque és:o: sír: concbnen re,:resen::cione; ¡, : ici : ies), sioo :_-:
deben tener conc {r:irmen¡o una in¡uición inn:edirt¡.
t !
180
* B¿lel:rn !Ét tm !:rs:lbtn.
181
St
EXPOS¡CIóN TR.{SCE¡\¡DEIS;AL D= CONC=PTO DE TIE}IPO A
Pare explicar esle pu¡¡to, predo chr el aia. 3 precedenre, donde,pam ser breve, puse Io que prcrierner= es tra\-etrdental, brjo el títulode Exposicióo mctafisica. Agri solaaente 2;.do, que los conceptosde mudanz¿ y de movimiento l'como =mbio Je lugar), sóto soa posi-bles por y cn la represeotaci& del Tmpo, ¡ que si esr¡ repiesenEa-ción no fuera un¡ intuicióo ilunterr:..¡ a fnti, no podría aingúnconcepto, sea el que quiera, hre¡ c*!'rensúL l¿ posibilidad de un¡mudanza, es decir, la posib;Tif'd de unión de predicedos opuestosconsr¡dictori¡menle en un sob, y miuro obpro (por ejempio, queurut cos¡ misma esté y no esaé '.n u. i¡gar). Sohmente en el Tiem-po pueden encodtr¡rse esas dq deccainacio-s cont¡¡dictori.:menteoouestas en un¡ misma cosa, :s dec- sólo a Ia sucesión. Esplica,pues, nuestro coacepto de Ticc.po, i: posibilded de r¡nros conoci-raientos sinré¡icos d priori co¡E¡ ef,pme l¡ ci¡:cia genenl Cel movi-miento, que no es poco fecu¡l.
S6
co.\*sEcuENct-r.: DE E-.::5 CONaEPTOS
a) El Tiempo no subsis* por r mis:r+, ni pe:tenec: a lascor¡s como determinación obje:ol qi:: --erm3-:za¡ en l¡ cos.: ;risrnr,unr vez abs¡r¡ídas todas las cndicio:es sub;::ivas de su in¡uición.Ea el primer caso, el Tiempo, sh obj:-: real, -.ería sin embrrg:o algorerl; ea el segundo, siendo una Jete¡a¡eció¡ je las cosrs mi;mas oun orden esrrblecido, no podriz pre::-i.: a lcs objetos como su con-dición, ni ser conocido y perciido a riori I**r proposiciones sinré-
+ Todo este párrafo fué ¡ñ¡did¡ en l: .qud: e&ión. (N. ,/cl I..i
tic¡s. Pero esto úldmo tiene lugar si el Tiempo no et más que l¿
condicióo subjetiva brj,o la cual son posibles e¡ oosotros l¡s intücio-
nes; porclue eomr¡ces est¡ forma de h intuición interna puede ser
reDresenade ¿ntes gue los objetos, y, por consiguiente, a priori-
b) El Tiempo es la forma del sentido interno' es decir, de
l¡ intuición de noso¡ros mismos y Ce nuestro estrdo interior. El
Tiempo no puede ser determinación algunr de los fenómenos erier-
nos, no pertenece ni ¡ la figura, siturción, etc'r sino que determine
I¡ relación de hs represeatacioms en nuestros estidos intemos' Y corno
esta intuición interior no tiene figura alguoa' procur¡mos suplir este
falta por analogie y aos representamos la sucesión del Tiempo coo
una líne¡ prolongable hasra lo infinito, cuyas üversas Partes coasti-
tu'-en un¡ serie que e¡ de una sola dimensión, y derivamos de l¡s
propiedades de est¡ lí;:e¡ todas las del Tiempo, excepturndo sólo una,
¿ saber: que las perres de las líneas son simulcáneas, mieotras que
l¡s del Tiempo son siempre sucesivas. De donde se deduce también
que le represen¡ación del Tiempo es un¡ intuición, porque tod¡s sus
relaciones pueden ser erpresadas por una intuición erterior.
c) El Tiem¡n es la condición formal a lriori de todos los
fenómenos en geuerrl. El Espacio, como forrrix pura de tod¡s les
inruiciones extern:¡s, s.rlo sirve, como condiciót a priori, Par¡ Io5
fenómenos exteriores. Por el contrarior como que ¡odai las re¡re-
sentaciones, tengan o no por objeto cosas exteriores, Pefteoecen. sin
embargo, por si mismas, como determinaciones del espiritu' e un
est¡do inrerno, y puesto que este estado, bajo la condicién form¡l de
la intuición in[erne, pe¡tenece al Tiemgo, es e[ Tiempo una condición
a ptiori de todos los fenóme¡os en general; es la condición inmediat¡
de nuestros fenómenos inceriores (de nuestm alma) y le condición
mediat¿ de los feaón:eoos externos. Si puedo decir ¿ ftiori: todos
los fenómenos exteriores están en el Espacio y son determinados ¿
priori segir las rel¡ciones del Esprcio, puedo afirmer también es un
sentido amplio y prciendo del principio del sentido interno: tcdos
Ios fenómenos en ger.eral, es decir, todos los objetos de los sentidos
están en el Tiempo, )- están necesarilmente sujetos a h¡ rel¡ciones
del Tiempo.
r )
182 181
El Tiempo es un pensamiento v¡cio (nrde) si hacemos absrac-
ción de nuestra rn¡nera de intuición incern¡, del modo como com-
prendemos tod¡s l:s intuiciones exteriores en nuestra facultad de
representar (medirate es¿ intuición) r / romemos, por consiguiente,
los objetos tales como puedeo ser en si mismos. El Tiempo tiene un
valor objecivo sollmente en relación a los fenómenos, porgue éstos
son cosrs que con-.ideramos como objetos le nuestros seúidos; yro
deja de tener est3 valor objetivo cu¡ndo se hace abstracción de la
sensibilid¡d de nues¡ra intuición (por consiguiente, de esta especie
de representrcióa que nos es propia), y .urodo se hable de cosas en
general. El Tiem¡o, que es únicameare un¡ condición subjedva de
nuestrx in¡uición humane (siempre sensible, es decir, en tanro que
somos afectrdos por objetos), considerado en sí mismo y fuera del
sujeto, no es ¡aCr. Es, sin embargo, necesarirmente objetivo en rela-
ción a toCos los fenómenos, y por consiguiente, también a todas hs
cosas que puede o;recernos lr Experiencia. No podemos decir: tod¡s
les cosas existen e: el Tiempo, porque en el concepto de cosas engeneral, se hrce abscracción de tcda mlnera de intuición de esas cosas
.v siendo ésrr pro;i:mente l¡ condición por l¡ cual el Tiempc perre-
nece a la represeni:ción de los objetos. If¡s si esta condición se añadeal conce¡to y se cice: tod¿s las cos¡s, como fenómenos (objetos dela intuición sensible), existen en el Tiempo, enronces t iene ese prin-
cipio su esacto v¡lor objetivo y su universa[dzd a friori.
Nues¡ris afi¡r::ciones muesrran b realidal empírica del Tiempo,
es decir, su valo¡ objetivo respecto a todos los objetos que puedan
ofrecerse a nues¡ior sentidoi, Y como nuesrra intuición es siempre
sensible, no puede ::unca ofrecerse a nosocrc; un objeto en h expe-
riencia, sin caer lrjo las condiciones del Tiempo. Combrtimos, por
tanto, todr prete:;ión de reilidad ab:olut¿ del Tiemlo, a saber: la
que le con:idera, sin ¡tender a l¡ forma de nuestra inruición sensible,
como absolu¡3me¡:s inheren¡e a las cosas, es Cecir, como condición o
propiedad. Tales propiedades que perrenecen a las cos¡s en sí, no
pueden nuncx ser :roporcionidas medi¡nte los spntidos. En esto con-
siste, pues, b ide¡liiatl trascenlenta! Cel Tiempo, según la que, si
se abstraen hs coaJiciones subjetivas de la-irruición sensible, ao es
¡bsolutaments n"i-, ¡.¡ ci:eado ser conhdo tampoco entre l3s cosas
en sí mismas (hÉse*:=::s de todr rel¡ción con ruestra intuicióo),
ni como subsisri:rio = j-, ni como inherente a ell¡s. Sin embargo,esn idealidad, lc =iis¡ ::¿ le del Espacio, no debe ser comperedea lrs subrepcion:: js :: '::srciones, porque aquí se supone gue elfenómeno misrni, : i1--. -3 unen estos ¡rributos, riene una re:üd¿d
objedva; realiüi ::e:r: :cmpletameote aqui, e oo ser que se con-
side¡e sólo €r¡l!!,-:r--'- es decir, en lanto que sólo se es¡ime
al objeto comoí::ic----érse par¡ esto l¡ obse¡-cación de la sección
primera,
s71\?LICACIó}_
Contr¿ esta e:;-. :: :oncede al Tienpo une re¡lidad empírice,
pero que co¡nbc :a -,j:J
¡bsolutr r trasceni3ntal, se rre ha
hecho por homir= -=-':rios una objeción que me parece ta de
ocuri¡ tambiéa :. :,:.!:=-j ,:crores que están poco hrbituados a estos
asrl¡tos. Se rne lii:. ::-::ldo: l¿s mudanzas son reales (lo cual
prueba el car¡bb ii. ::.::$ propirs representaciones, aunque se
quisieran negar trÉ:: l.: :::.¡:enos esteriores, así co:no sus cambios).
Ahora bien: los -"-i:: :lo son posibles en el Tiempo; luego el
Tiempo, por cor=.:-:.-:. :s algo ¡erl. La respues:¡ no es Cíicil:
concedo todo el :i=--:-:::. Fl Tiern.oo es indudrbi::rente al,go real,
a s¡ber: l:¡ for:'¡:: ='.1 : - i:¡uición interna. Tieae. pues, un¡ reali-
<ird subjetiva er :-i.:ij:: . ie experienci¡ ioterna: es decir, yo ¡engo
re¡lmente le re¡:=-r:::-- jel Tiempo ..' de mis p:opias deter.;rina-
ciones en é1, Po:::-"! :¡"-: : , el Tiempo ¡o es real como objeto,sino
sólo como el m¡:u- E-: :-qo de repre-.entarme a mí mismo como
objeto. Si pudier: ¡¡r:::-.'-g o ser contemplado por otro se¡, sir
estr condicióo de ; :e-¡iidrri, lrs mismrs determinacior¡es que hoy
noJ representxroo::trmr:::irazas, d¡rían un conocimiento en el c'.ral
la representación j=l T=::o, v por consiguiente b de mudanza, no
184 r8t
existirían. Su realid¡d empiricr permanece, pues, como condición de
todas nuestras experienci¿s. )I¡s la realid¡d absolut¿ no se puede,
según lo maaifestado, conceder al Tiempo.Éste no es más que la forma de nuestra intuición interna *. Si
se quita de est¡ in¡uición l¡ condición especial de nuestr¡ sensibilidad,
desaparece igualmente el coccepto de Tiempo; porque esta forma no
pertenece +* a los objeros mismos, sino al sujeto que los intu¡e.
Es unánime estr objeción entre los que r¡o tienen que oPoner
nrda eviden¡e a I¡ docsrin¡ de la ide¡lidad del Esprcio, porque no
esperaban poder probar apodicticamente la realidad absoluta del Espa-
cio, impedidos por el idealismo, irnpotente en demoscrar con pruebas
fehacientes la realidad de los objetos exteriores, mientras que la del
objeto de nuestro sentido i¡terno (yo mismo y mis estrdos) les prrecir
cl¡r¡ e inmediatamente demostr¡da por la coociencia. Dicen que los
objetos exreriores pueden ser una pura apariencia, pero que estos
últimos son irrefutablemente reales. Ivfas los partidarios de tal opinión
olvidan que dichas dos clases de objetos, sin necesidad de combatir surealidad como representaciones, pertenecen solamente al fenómeno, elcual tiene siempre dos aspectos: uno, cuando el objeto es consider¡doen si mismo (prescindiendo de la matrera de percibirle, cuya natu-raleza permanecerá siendo siempre problemáticr) ; otro, cua¡do seconsidera l¡ forma de le intuicióa de este objeto, formr que no debeser buscad¡ en el objeto en si, sino en el sujero, a quien aparece, yque, no obstante, per¡enece real y necesariamente al fenómeno queese objeto manifiest¡.
Son, pues, Tiempo y Espacio dos fuentes de conocimiento, dedonde pueCen derivarse e ftiori diferentes co¡ocimientos sintéticos,como lo muestra el ejemplo oue principalmente dan las matemáticaspuras en los conocimientos Cel Espacio y de sus relaciones, Tom¡dosambos juntrmente Espacio y Tiempo, son formrs puras de toda intui-
* Yo puedo decir: mis represcnteciones se sucedeu; pero csto sólo quiere
decir que nosotros tenemcs concielci¡ de ellas como un¡ sucesión; es decir, segúnlr form: del sentido inte¡no. No es por esto el Tiempo algo eo si mismo, nirempoco unr determin¡ción dependicnte objctivrmente dc hs cos¡s.
t* H,rcngt úcht at
186 t87
cióo se¡siblc que hrcen ponlles las proposiciones sintéticas r ptioti.
Pero ms fuentes de conoci'oiento a fríori, por Ia misma razóa quesolo sor *i'nples condiciones de la sensibilidad, decerminrn su propiolim!:e, lr cru¡nto que sólo se refieren a los objetos considerado¡ comofen.1i¡gros y no ¡ l¡s coses en sí. L¿ validez de dich¡s fuentesse li=b ¡ los feaómenos; sia que tergan aplicación objetivr fuerade elio¡. Est.r realid¡d form¡l del Tiempo y del Espacio, dejr iacacrala sc5'¡r{¡d del conocimiearo experimental, porque estamos igual-mea¡: ibnos de este conocin;ento, ya p€rteoezcan estas formas aece-s¡rirasrxe ¿ las cos¡s en sí mismas, o solamente a la intuición queceae:aos de l¡s cosas. Los qr.* rfirm¡n l¡ realidad absoluca del Espacioy drl Tirapo, ya los tomeo coaro subsisrentes por si mismos, yr comoinhe:*s cn los objetos, se lrllan en contradicción coo los pri:cipiosde l¡ e;oerhnci¡. Si se deciCe¡. por lo primero y toman Ti*apo yEs::.-io:omo subsistenres por si mismos (partido comúnmente segui-dc :¡: bs fisico-m-r¡emáticos t'), tienen que aceptxr necesari:qrentedos :-;¡i¡rer¡s (Especio y Tienpo) etertras e infidtas que sólo e:risten
{si: :rr seen algo real) pa:r compreader en su seno todo lo que esre¡l. -1=pce¡do la segunda orinión (seguida por algunos metríisicosde l.¡:s¡¡rl.eza **), que co:siste en estimar Tiempo v Espacio comoreL¡:oies Ce fenómenos (si'e',rltáneos en el Espacio y sucesiros en elTie=_:r,' ebs¡reídas de la e::eriencir, aunque confu-.amente iepre-sec::ia= ea esa abstr¡cción, ::- Dreciso negar la velidez de las ¡¡oríasr¡:::=fic¿s a priori, de las ccsrs reales (por ejemplo. e:r el Es¡:cio);o s"-: h Eleoos su certeza 3;odíctica, puesto que no ouede s: éstahall::r t iqsleriorí. Y de igurl modo, los conceptos a priori de Espa-cio '.- Te=:po, segúa esta opirión, serisn sólo cre¡ción de la f¡atasí¡cur'¡ vgd.adera fueate debe buscarse ea le experiencir, porque de susrel::iocs abstr¡iCas se ha r:lido la f¡n¡¡sía para formar alro quecoc:3?s: lo que de general h:-.- en e.ll¡, sunque no sin las restriccionesque !: :,rcr:raleza le ha pue;:o.
Lcs priaeros tienen lr v:ntaja de dejar libre el crmpo Ce losfenó=eros pare las proposic;cres mat:míticas; pero es¡s mism¡¡ con-
- \fcteaúiscbc Natwforsci*.
" I{etufblsiscbe Natnrlebrn.
diciones les emb¡razar ed estreno cuanCo el entendimieoto quiere
s¡lir de este campo. Los sc-eundrs tienea en este último punto, la
ventaja de que las repi-:sentecion= de Espacio y Tiempo ao les detie-
nen, cuudo quieren j=grr los oiie¡65, Do como fenómenos, sino solo
en su re!¡ción con el er-odimier::r; pero ¡.o pueden ni d¡r un fund¡-
mento Ce le posibilidi de los s¡ocimi:?ros matemá ticos a priori,
f¡ltándoles una verd¿C*¿ inruiciór objetirr a priori, ni nmpoco tner
a un¡ conformidad o::eseri¡ la: leyes Ce la experiencie y aquellas
aserciones. En nuestr¿ reoría & Ia verd¡dere natu¡alez¡ de estasdos formas primitivas de l¡ s-'sibilidrd quedan resuel¡as ambas
dificult¡Ces.Finalonente, es ebr¡-ro que L Esté¡ic¿ trascendent¡l no puede
contener más que esor dos elerrrrtos, a *ber: Espacio y Tiempo,puesto que todos los oEcs conce¡jüs, que pErtenecen a l¡ sensibilidad,aun el mismo de mor'-iecio qr:: reúne bs dos anteriores, implicanalgo emaíricor porQue g! mef im;'qto sursae la percepción de algornovible. El Espacio, ccnsideradr en si =ismo, no liene nada demovible: lo movible dée ser, pus, algo gye solawente se encuentra
for la etleriencia en el Eslacio, r-aor coadguiente, un drro empirico.L¡ Esté:icr trascender-l no pude tampoco cont¡r entre sus d¡tosa friori "' rl concepto & cambio; _rorque el Tiempo mismo no cambia,sino algo que existe e. el Tie¡¡::o. Se .*cesi!¡, pues, p¡r3 ello lepercepcir:o de una esi.::acia cuaouieia, r la sucesión ie sus deter-minacio"es, por consisdent:, lr xperienci.:.
f8
oB sE R..--\ cJo N Es c E -\-:f-\tE s sollE rr ¡:¡É tlc.r rRAscE^\-DENTAL
I. Con el fin de citar errÉs y n::Ls interpret¡ciones en esteasunto, iebemos explic: cl¡nmerre ouesr- opinión sobre la nxtura-leza furJ¡mental del t-snocimien:o sensibl: en general.
+ Ibr¿ Dala a frrioi.
1I3
Hemos querido Probar que todts ouestr¿s iotuiciones soo ólo
represenraciones de fenómenos' (lue no percibimos las cosas colDo 5oo
en si m¡mas, ni son sus releciones t¿l como se nos Present¡n' f que
si suprimiéramos nuestro sujeto, o simplemente la constitucióo sub-
jedve de nues¡ros sentidos en general, iesaparecerian tambiéa rcda
propiedrd, tod¡ rel¡ción de los objetos ea Espacio y Tiempo, r run
iambién el Esp.rcio v el Tiempo, Porque ¡odo esto, como feoóneno
no puede esistir ea sí, sino solamente ea nosotro5' Es para Boso:íos
absoluramenre desconocido cuil pueda s¡r. le naturalezt de las coi¡s
en si, independientes de tod¡ receptividad de nuestr¿ sensibüdrd.
No coooc.Áos de ello más que l¡ maner¡ que teoemos de percóirlos;
manen que nos es peculiar, Pe¡o que tamPoco debe ser neces¡ri¡¡eerte
Ia de todo ser' auoque see le de todos lo¡ hombres' A esta m¡oe¡¡ de
percibir es a h gue únicamcnte tenercos que eteoernos' Tiem;o y
Espacio so¡r l¡s formrs purx de esa pelcepción, y la sens¡cióo en
gerr.rrl, la m¡teri¡. Sólo podemos concc3r a fuiari las formas puras
áel Es¡acio y del fempo, es decii, antes de toda percepción efeciva'
y po..rao se ll¡m¡ incuicióa pura; la seaiecióo, al contrario, es quien
hace ser a aues:io cooocimieato a posteriori, es decir, intuición eopi-
rica. Aquelles form¡s Pertenecen absolu¡¡ y necesariamente a Dil3ltra
sensibiiiáad, de cualquier es¡:ecie que selc nuestras sensaciones; éstrs
pueden ser mur diversas. Por más alto que fuera el grado de cla¡ii:d *'
que pudiéramo; d¡r ¡ nuestr¡ intuición, ¡lllnca nos aproximrrilacs a
l" n.c,rr"l"t" Ce las cosas en si; porque ea todo caso sólo conoceri::aos
perfectameate ¡uestra maneÍ¡ de intuic:ón, es decir, nuestra se'sibi-
Ld"d, y esto si:npre bajo las condicion:s de Tiempo y Espacio oigi-
nari¡rnente inlerentes al sujeto. El más perfecto conocimie¡to de
los fenómeaos' que es lo ú¡üco que no! es dado tlca,nza't' jamá: oos
proporcionará el conocimien¡o de los objetos en sí mismos'-
l. d.ro"tur¡liz¡n los conceptos de seqsibilidrd y de feaóreoo
e inutiliza y des:ru1.e tod¡ doctrina del conocimiento, cuando se hace
consisrir tod¿ auestr¡ sensibilidad en la representeción confusr *{' de
las cosrs, representación que contendri¡ absolut¡mente todo lo que
' Dettlícbh¿it.++ Ygruo¡¡¡sc.
1 89.
ellas son en si, aungue bajo la formr dc un cmon¡on¡miento decar¡cteres y represenr¿ciones parciales, que Bo distinguimos clrramenteunos dc orros. La difc'ara, es purarnenre tu;rT';'ff :: :li.::1'::'.::l]',1rut ::;el concepco del Derecho, empleado por le sanr inteligencir co_ún,conriene todo lo que la más suril especulación puede desarroll¡r ceimisrno, ¡unque en el uso práctico y comúa no se tiene concienci¡ delas dil-ers¡s represencacioo., aorr,a,'idas e¡¡ ese concepto. pero nopuede cecirse por eso que el concepro comúa del Derecio sea sensibrey qüe coorenga solo un simple fenómeno, pues el derecho ao puedeser feaómeno de un objeto, sino gue ,.,
"oi..pro existe en el enten-
dimienco y prese'r¿ una cu¡lidad (la moral) de las accion.r, qu. .,de ell¿s nrismas. Al contrario, L r.pr.s.rrtr.i¿o d. un cuer;.o en laintuición no con¡iene absolut¡men¡e nada que propiemenre puedrpertetrecer a un objcrc en sí, sino simplemente el fe¡ómeno d. ,ro.cosa y lr m¡nera como ¡ros ¡tecra. Es¡eleceptivid:,d de ¡uesrn facul_tad de conocer se llama sea;ibilidad, , p.._'.o... siendo siempre muydiferer¡e del conocimieoro del ob;ero eo sí mismo, aunque se pudie.penelnÍ h¡ste la ¡azón del fenómeno,
Le filosofíe leibniz-c¡orii¡n¡ tonró un punro de visrr comprerr-mente falso en sus invesrig:ciones sobre el orig.r, y Ia n¡rur¡leza denuestros conocimientos, al corrsiderar como exclusi.,r¡r'ente lógica hdifereacia eorre Ia sensibificait y el Eotendimiearo. T¡r diferencia esclaramenre ¡rascendental, y no se refiere solo a la claridad ,, or.uridrJ,sino t¡obiéo al origen y coetenido de nuestros conocimientos; de talsuerre' que mediante Ia sensibilided, no conocsmos de ninguna maneralas cos¡s en si mismas. DesC: el momeoco q.r" h"..rno, abstracción denues[r¡ naruraleza subjeriva, cl objero repi.reot"do y las propiedadesque le acribuímos mediante la iniuición sensibte a.r"prr...,'porqu.I¡ na_¡u¡aleza subjetiva es precisamente quien determina l¡ forma deese objero como fenómeao,
- Por orr¿ parte, sabemos distinguir muy bien en los fenómenos
lo que perrenece esenciarmeare a l] ior,ricián de los mismos, v valeen general para todo el senrido humaao, de aquello qr. ,Aú ú p.;_tenece ¡ccideotelmente , que no vale para tod. ,.l".ióo .o g.*rd
190 31
de l¿ sensibüdad, si¡o úaic¡neste p;:z lt posición particuler u
organización de éstc o { o¡r :enddo. }el primer conocimieoto se
dice que represen¡¡ l¡ cs¡ eD ! I del e¡:ndo que rePresenl¡ ¡rtera-
mente el fenóm:so. P=o es: difercj: es sólo empirica. Si se
permenece en ell¡ (com comrnmenle ?:cntece) y ¡o se considera
nuevamente aquelle intuliós gnciric¡ i=g:ria debiera suceder) como
un puro fendmeao, doo& no s:scueo:=:eda que pertenezct ¡ un¡
cosa en sí, desap:::ce srrooce. ¡ues¡¡¡ 'jistinción trascendeotal y
cree¡nos empero coaocei ias co¡s en si :rismas, aunque por todas
p¡rtes y aua e! l¡s -is
pr-j'"drs iri'g:ciones sobre el mundo
sensible no podanos ocrc:¿firos ais quc ie fenómenos. Si llemamos
al arco iris un sim¡le fenheao-. ¡ la llrr':¡ cosx ea sí, esta de¡ermi-
nación será jusce c-u¡ndo sólo unemos e:e último concePto en un
sentido físico, es Cecir, cmo aln que ei=: todas las otras posiciones
divers¡s que se ofrec:n e: [a esie¡cie ¡=enl, se hella ds¡¿¡mi"¿is,
sin embargo, eo L inmi¡ióo & isa ;- r¡ de otra manera.
lVfas si tomemci este l-eaómso empi-*o de un¡ mlnera general
y sio preocuparnos de s¿ co¡fsmid¡d * :oa todo sentido humeno,
pregütrtamos si re¡iesenta taabi¡ une c¡!¡ en sí (ao digo las gotes
de lluvi¿ que como fenóce¡os scr ya ob,kos empiricos), la cuestión
de la relacón enu: la ¡qretenrión v ei "'bjeto vieoe a ser tr¡scen-
denal. En tal caso, ¡o solo estz-< loras sc: :uros fenómenos, sino que
también su figur: ¡¡do.i" y Lsir el es::cio en que caen' !o so¡r
nada en sí, sieado :¡o sc¡o 5io¡r:s moüi:ciones o disposicioces de
nuestr¿ sensible in¡:dcióo- El ob,eo tr¡sc=deetal perm3oece en !¡n¡o
completamente des¡oooci¡o pa:: :'osocrci
Otra importan:: advs-encii ie nues=: Estética trascendent¡l es
que no merece se¡ ¡ecibij¡ solar::cte cc=L1 u.oa hipóresis verosimil,
sino coo un r¡lor ¡¡n cis:to :. ;eguro ::co puede erigirse a una
teoria que debe se¡ti: de Crgana. Y para l:crr por comPleto eriden-
te esta certeza, elij:mos ¡a cesr Jue m-¡s::3 visiblemente su valor
y pueda dar más luz a lo {te }::e h¡ d::i:a en el pármfo 3e+<'.
S€ntemos qoe E:.oacio y Tiengo exis- eo sí mismos objetiva-
' Einsfimlr.ttt¿.t ' "Y pucd¡ d¡ai¡ hg--. dÉrrafo 3i ¡Cicióa dc la scgunda cdicióo'
mente y como condiciones de la posibiridad de r¡s cosas e¡ sí; resurraráprimerumente, que e¡n.ln¡n de ambos un
-gr¡o número de proposicio-
nes apodicticrs v si¡récic¡s a priori, principrlrrrenr. d.l E;";;, ;;.preferenremente indagaremos aquí como ejemplo. puesro q* f.r'nl"_posiciones de l¡ Geome¡ría son conocid.s sintéric¡men¡e' a priori ycon un¡ certez.l apodícrica, pretunto: ¿Ce dónde ro_ái, s"*.j.rrt.,proposiciones y en qué se apoy¡ nuestro e¡¡endimien¡o prrr tt.g.. ;esas verd¡des absolurs óro ex is ren d", *. d;TT; T,'j: T: IJ:'",'"T': ñL:1,'..*::::Tales medios nos son d¡dos ¿ fuiiri o a fostniori. Los conceptosempiricos y su fundameaao, o sea la intuición empírica, au¡ca puedensuministr¡¡¡os más pro;csiciones sintéticas qu. L, n.r.r_.or.'.rnni-ricas, es decir, experi¡.eatales, y que por consiguienre no puedennunc¡ conrener necesid¡l y absolura universalidad, que es lo
"-rr.ar._rístico en ¡odas l¡5 proForiciones de l¡ Geornetrír. Ei otro medio quequeda, consistirí¡ en alc:nz¡r esos conocimieiros con simples concep-tos o inruiciones t priari; pero resulta que de simples .oo..pro, ,rop-uede alcenzarse aingún conocimiento sinté:ico, sino únic¡mente ana_lídco' Tomad por ejemplo, Ia proposición: enrre dos líneas recras nopuede encerrarse un esprcio; por consiguiente, no es posible figuraalguna; y buscad el moCo de deducir .rá d.l concepro de líoea rectey del número dos. Tom:j si no est¡ orra: u-oa figura es posible contres liners recras' e inren¡¡d deducirra de esos mismos concelcos. Todosvuestros esfuerzos seriao inútiles, y os veréis precisados a recurrir
"la intuición, que es lo que ha hecho siempr. l. G.o_.,ri:. Os dris,pues, un objeto en la innición; mas, ¿de qué especie es esr intuición,es pura a ptiori o empíica? Si fuera esto úhimo, no pod¡ia nuncaprovenir de ella una pro¡osición universal, \: menos aún, codictica,porque meüante la expeiencia, no se puedea nunca cooseguir desemejanre n¡ruraleza. Os reréis, pues, obligaCos a daros a fuiori vues_tro objeco eo l¿ intuición, l- fundar en él vues¡r" proposicióa sintética.Si no exisriera en noso.ros una facultad de intuición a prioti, y siesta condición subjetiva, eo cuanto a la forma, no fuer¡ al mismotiempo la general condiciós a friori, única que hace posible el objetode esta intuición (exrem¡) mismai si fuera, en fin, el objeto (el
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triáogulo) algo cn si mismo y rjeno a rcda relacióa cotr vucatro suieto,
¿cómo podriais decir que lo gue es aecesario en vuestras condiciosca
subjerivas para construir un triángulo debe también Perteoecer impres-
cindiblemeote al triángulo en si? Porque vosolros no podéis ¿ñadir a
vuestros cooceptos (de tres lineas) nada nuevo (la figura), quc
neces¡riamen¡e deb¡ encootnrse eo cl objeto, Puesto que éste se he
dado antes que vuestro conocimiento y no Por é1. Si no fuera, pues, cl
Esprcio (y lo mismo el Tiem;o) un¿ form¿ pura de vues¡ra inruición,
que con¡ieoe las coodicioaes a priori, las solas que pueden haccr quc
seatr per¿ vosotros les cosas objetos exteriores' y que sin esu conücióo
subjedva qo son nada eo sí, no podriais detcrminar nada sintética-
mente 4 fuiofi de objetos exteriores. Es, por lo reato' iodudablemente
cierto, y no sólo verosímil o posible, que Espacio y Tiempo, como
coaüciones necesrri¡s para toJa experiencia (interna y erterna) no
son más que cooüciones puramente subjetivas de todas nuestras in¡ui-
ciones, y que en este respecto, todos los objetos son solamente feoó-
meaos y no cosas en si dadas de es¡¡ m¿nere. De éstos puede decirse
mucho a fuiori, referente e la fo¡ma de las cosas; pero nada de la
cos¡ eD sí misma que pueda servir de fundamento a es¡os feaóorenos.
If.' Para confi¡mar esla teoria de la idealidad del seotido
inte:¡o y er.terno, y, por consiguiente, de todos los objeros del seoddo,
corao puros fenómenos, se puede toiavi¡ observar que todo lo que
per¡3aece a l¡ intuición en nues¡ro conocimiento (excepcuando el sen-
timieato de placer, de Color y h voluntadr eue tro son co¡ocimientos),
no contiene más que simples relaciones; relaciones de lupr eo u¡e
intuición (extensión), de carobio de lugar (movimiento), y de leyes
que determinao este cambio (fuerzas motrices). Pero lo que está
preseate en el lugrr o lo que actúa en las coses mismas fuera del
carobio de lugar, no está dado eo la intuición. Ahora bien: como Porlas simples relaciones no puede ser conocida una cosa eo si, es justo
juzgrr que el se¡dCo exteroo, que sólo nos Procura simples rePresea-
t¡ciones de relaciones, no pueda comprender en su rePresetr¡acióo más
que la relación de un objeto con el sujetor / no Io íntimo, que
' Lo que siguc hrtr l¡ cooclsdón de l¿ E¡tétice t¡erccndcat¡l fué ¡i¿üdo
ca le rcguodr cdicióo. (N' /rl T.)
perrcnecc rl objero en si. Lo mismo sucede con l¿ intuición iaeu¿.Y ¡o sólo las rcpresentaciooes de los smtidos exter'to¡es rco las queconstituyea le m¿teria propia con que enriquecemos nuestro cspliru,sino que el Tiempo (en el cual ponemos est¡s represenraciones, y rueprecede ¡ la conciencia de las mismas en la experiencia, sirviéaiLlasde fundamenro como condición formrl de la m¡nera que tenemcs dedisponerlas en auesrro espíritu), comprende ra rel¡ciones de suceiün,de simul¡aneid:d, y de Io que es simuháneo coo lo sucesivo (peua_nente). Ahora, lo que puede, como representación, preceder e adoec.o del pensamienro, es l¿ inruición; y si ésra no contiene más ¡uerelaciones, le forma de I¿ intuición, que no represenra ord" *"tanto que no hrya algo que esré dado en el espíriru, no puede rrotre cosr que la manera, según le curl el espiritu ha sido afect"do ¡orsu propia actividad, por es¡¡ posición de su represenmción, por corsi-guiente, por sí mismo,'es decir, un sentido inrerno rcgún su forna.Todo lo que por un senrijo es represent¡do es siempre un fenóe¡oI¡ o no debe reconocerse un senrido inrerno, o el sujeto que es obircdel mismo, no puede sei representrdo por este senrido sino co:roun fenómenor f no como él se juzgaría a si mismo, 5i 51¡ i¡¡¡i¡iinfuera simplemen¡: esoon.áner, es decir, inrelecru¡I. Tod¡ la dific,,!-dconsiste en sabe¡ cómo ua sujeto se podría contemphr a sí mis¡ointeriormente; m¿s esr¿ dificulred es común a todas l¡s teorias. 1aconciencia de sí mismo (apercepción) ' es la represearación sie:iedel Yo; y si toCo lo que exis¡e Ce diverso er, .i rujeto fuer" <iiioespontáneamente e¡l esta represenración, Ia inuición intern¡ s.."entonces i¡r¡clecru¡I, Esra coaciencia e:rige en el hombre uni perc=-ción intern¡ de l¡ diversidrc anricipadxmence dad¡ en el sujero, ,la manera como ei dada e¿ el espíritu ésca sin ninguna espontaneida:,ha de ll¿marse por eso sensibilidad. Si la facult¡d d. ll.g., .ser consciente de si mismo debe investigar (aprehender) ** Io qr:hay en el espíriru, es necesario que lo ef.ecte y solamente ¡ees[a rnanera puece producir la inruición de sí mismo; pero la foraa
' Allnception.t' Aplrebcnlitcr.
t94t9t
de est¡ intuición, existente ya antes ea el espiritu, dctermiaq ca le
repre;enreción del Tiempo, l¡ manera de componer la diversid¿d en
el espíritu; ésrc se percibe, en efecto, no como él se represen¡ari¿ ¡ sí
mismo inmedieta y espontáneamence, sino según la maner¿ dc scr
afect¡do interiormente, y consiguienle:nente de aquí, como él sc
apxrece a si propio y no como es.
ilI. Al afirm¡r que le inruición Ce los objetos exteriores, y la
que el espiritu tiene de sí mismo, r€presentatr en el Espacio y cl
Tiempo, c¡da una de por si, su objeto, ml como és* afecte Duqttros
sentiJos, esto es, según se nos ap¡rece¡, no quiero decir gue etos
objetos seen une mera apariencia. Y sostenemos esto' porque co cl
fenómeoo, los objercs y aun las propiedades que les a¡ribuimo¡ soo
siempre consider¡dos como algo d¡do re¡lmenre; sólo que coflro é¿s
cualij¡des Cependen únicamente de la m¡nera de incuición, del rujeto
en su rel¡ción coa el objeto drdo, esr: objeto, como manifes¡rción
de sí mismo, es distinto de lo que él es en si. Asi, no digo que los
cuerpos parecen e*isdr simple¡nente fuera de mí, o que mi ¡lmr ólo
parec. est¡r drd¡ en mi coacienci¡, cueodo afirmo que la cuelidad
del Tienpo y del Espacio, según la que me los represento y ea dondc
pongo le condicióo de su eristencia, eriste en mi modo de inruicióo
y no en los objetos en sí. Sería culpa mia si lo que debe estim¡rsc
como fenómeno lo considerlix J¡o como una pura apariencia *. Pero
esto no rucede cor nueslro principio de ide¡lid¡d de todas las incuicio-
aes seasibles. Si se concede, al contrario, una tealidad objetiva t eies
+ Los predi:ado: del fenómeno pucden se¡ ¿tribuidos al Objeto ¡nisÉo cn
rel¡cióo coa nuc:tro srcido, por ejemplo: r lr rosa, el color rojo o cl olor; ¡r:o le
aperiercir no puede !rnc¡' como Predic¡do, scr ¿tribuid¿ al O5;eto, porquc prcci-
srrnen:: ::ibuy: al Cbjeto cn sí lo que no lc Pcrt3¡cce más que pcr la rcl:ción
a los s:i:idos, o en g::ent por rehción zl Sujeto, v. gr.: los do: anillol ¡trib¡ido¡
primitisrneete ¡ S¡!u:ro. Lo que no sc ancucn:r¡ cn cl Objetc en si, sino slmpcc
in la ¡cl:ción dcl misno al Sujeto, y quc c3 inrpreble de le represcntecióa dcl
Objeto, c: f:nó¡neno: asi los predicador de Espacio y Ticmpo, ¡o¡ ¡tribuido¡ coo
r¡zón r lo¡ obje:os del senlido como tzle;, y cn csto ao hry ep:ricncil dguar' Al
contr:¡:o, cuando yo :tribuyo ¿ l¡ ros¿ cn si cl color, a S¿rurao lo: ¡oiüs, o ¡
todos los objctos c:tcriorc¡ l¿ cxtensióo cn sí, rcndcr ¿ l¿ d:tcrminad¡ ¡cl¡cióo
dc cstos objc:or con d Sujcto, ¡i limit¡r mi juicio por coasiguicats, cotolcct &rc!
le apaicocir
forro¿s de I¡ rcprcsenteción, todo inerit¡bremenre sc ,,convierte copan apaiencia*' Ar coasider¡r Tiempo y Espacio como cuelidadesque deben encor¡tra¡riónese en los
"br":tt^-t"-'1-:"t*
en si para su posi&itidad' refle-
infinias si¡ ser,;;:::il "ffiJ:J,'::?.,'l1ffi* .fi:, ;1,:;que cebeo ser argo existese y h..t. .ood¡";¿o neces¡ri¿ de exisrenci¡pan odos los objetos, y que subsistiríaa aunqrrc c.¿ftr., de exisri¡todas I¿s cosas. No ,. delc i",o""., "*ru]",
.l b*o hr&eley cuandoreduci¿ todos los cuerencia,dcpen¿¡."rc.,IPITil:"r:T"",:tilTill;I,#";:':i:.11:quimcrr, tal como el tieropo, ,".í. ;;i::ce u.oa r:,,a apariencia:absurCo que nadie ha sosrcaido h¡sr¡ ahora.
I\'. Eo la Teotogía a:rural, donde se concibe un o&jeto que nosólo no puede ser para nosoi¡os objeto de iacuición, siao que taÍrpocolo pucdc ser de ,riog,rrrr. i¡ruición ,."J;,- se disringue cuidadosa-mente de su propir intuición 1", .oo¿i.looes de Esp:cio y Tiempo(digo de su intuición, po¡que todo su conocimieoto dcbe tener estecarícter y ao el delqué derecho," n;;"!::r,qt"""5.;:T. ":Til:l; H:;;;Tiempo como formas,Í:.b or¡..or-.rrt-.-i,'y for_r, r"#es que, c¡cuanro sirvea de condició¡. p"r, l" existencia de l¡s coe¡s a lriorisiguen subsisriendo, aunque se suprimieran las cos¡s misaes? si soncondicio¡es de toda .xi¡reo.-= ."'r.";;J;.i.o ,*rlo ¡¡r¡abiéo de laerisrenci¡ de Dios. Si Espac:o_, fr._nl'""-'roo, nu.r, coasideradoscomo form¿s objerivas de ¡odas n ár.r, o iadispensa&le tenerlospor foricas subjetir-as de_nues¡ro -"d,
;;;;;ición, asi is¡Fern¡ comoesrerna' y afi¡mamos de ¡¡res inruiciones su cu"Iid¡c db sensibres,
ff$;:jn::t:::o" e; decir' porque no son
"1" q"' po,-,icreem os q u e soro n ",0" T:;;:r. ::1 :lJ: T,$:J: ;:*" hrui:::den de l¡ exisrenlia def ob¡r;; ;:*;:ribtes sieado afecrad¡la facul¡¡d representativ" al ,rr;'"ro.-'-
ev¡¡ l.l
Tam;;oco es ¡ecesario quc limitemos I¿ maner¿ de cmocer por
' Scáab.
196 t97
insuicióa en Tiempo y Espacio ¿ Ia scasibüdad del hombra $zátodos los seres finitos pensaotes conformen neccs¿rianente e- 5to
con los hombres (aunquc nada podamo¡ decidir sobre cstc partier);
pero no por esta universalidad dejaría ie scr la i¡ruición seasibilird,porque es derivad¡ (intuitus deriuatitzs), y no primitivt (izatus
origintrius), )¡ por consiguiente, no es !¡cuición in¡electu¡l, cc= la
que parece perrenecer tan sólo el ser Supremo por las razoEcs =!cs
indicadas y no ¿ un ser depeadiente, :si por su exi¡teaci¡ co=: to!su incuición (que determin¿ su cxisteacie eo relacóo con lc Éegos
dados). Esta úl¡ima obse¡vación no debe ser consider¡da más guc roro
una acl¡racióo y no como uo:¡ prueba Ce nuestre tcori¡ estétie
coxcrusróN ps r-r rsrÉ¡cr TRAscExDExrar
Hemos obtenido ya uÁo de los da:os exigidos pan la resc:=óo
del problemr general de -l¡ Filosofía :¡ascendental, a saber: ¡:::ooson posibles las proposiciones sintétic¿¡ a fuiori| Es dccir, e-=i ia-
tuiciones pur¡s 4 priori: Esol'cio y Tie=po. Cuando eo nuesrro 1cio
c priori queremos ir más allá del concs:co dado, encootramos i= ea
cllas que puede ser descubieno a ptiori e¡ la i¡ruicióo cor:::gn-
diente y no en el concepto, y gue pu:i: ser eolazado si'¡éic-'---te,
a este concepio; pero juicios, que por *!a razól, sólo alc¡oz:: : los
cbjeros de los senddos y sólo valen pa:r los de espeieacia pcsr: