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    N M E R O 3

    Macario Schettino

    Enrique SernaHctor Zagal

    Cristina Rivera Garza

    Natalia Prez-Galds

    Rogelio Guedea

    Juan Carlos Canales

    Ignacio Padilla

    Vctor Reynoso

    Luis Felipe Lomel

    Csar Lpez

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    *Macario Schettino

    El origen de estas dos funciones, y su asociacin al Es-tado, son sin embargo producto histrico, especialmen-te europeo. La reconstruccin del espacio posterior ala cada del Imperio Romano se centr precisamenteen la aparicin de pequeas sociedades, cada una conalguien encargado de proveer la seguridad de la socie-dad en su conjunto y de resolver las disputas internas.En el siglo XXse han agregado a estas funciones delEstado otras, ms polmicas, que van de la obligacinde proveer educacin, y a veces salud, a la sociedad enpleno, a garantizar un ingreso a todos los adultos. Alconjunto se le suele llamar Estado de Bienestar, aun-que se trate siempre de conjuntos que varan entrepases. El Estado es entonces una estructura de poderque se impone en una sociedad para garantizar la so-brevivencia de sta. Por eso la funcin de seguridadnacional. Y tambin por eso la funcin de imparticinde justicia, que en el fondo no es sino el intento deimpedir que conflictos internos crezcan lo suficientecomo para derrumbar a la sociedad.

    Si partimos entonces de una definicin tan bsicacomo la presentada, es evidente que Mxico no tieneun problema de Estado fallido. La seguridad nacionalsigue en manos del Estado, y en la inmensa mayoradel territorio nacional, la justicia sigue siendo impar-tida por agencias estatales. Igual de mal que lo ha sidosiempre, si acaso. Es tambin indudable que en algunasregiones hay competidores en esta segunda funcin:grupos que imparten justicia segn sus propioscdigos, sean stos grupos del crimen organizado omunicipios autnomos. Pero no hay forma de ex-tender esta situacin al grado de hablar de un Estadofallido en el caso de Mxico. Para la gran mayora delos mexicanos, la violencia slo se ha incrementadoen los medios de comunicacin. Quienes viven en elcentro de Mxico siguen sufriendo atracos y robos,pero muy rara vez enfrentan directamente un even-to como los que cotidianamente ocurren en otrasregiones, con un alto costo en vidas humanas. Nohay, pues, Estado fallido alguno. Lo que s hay es una

    El Estado no es sino una estructura que ordena una sociedad. Suexistencia es necesaria para cualquier grupo superior a los cienindividuos, aunque se ha hecho comn hablar slo de Estadobajo circunstancias ms limitadas. Hay dos funciones sociales que sesuponen exclusivas del Estado: la seguridad nacional y la imparticinde justicia.

    Zapatos viejos, fotografa de Faustman/Pere Navarro 5U N I D I V E R S I D A D

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    amenaza a la seguridad nacional, y zonas enteras endonde la imparticin de justicia no est por com-pleto en manos del Estado. Si este tipo de amenazascrecieran sin control, en algn momento futuro po-dra entonces hablarse de ese Estado fallido, pero nosencontramos an muy lejos de esa situacin.

    Lo que vive Mxico no es un Estado fallido sino

    la ausencia de un rgimen poltico. Un rgimen es elconjunto de reglas y valores que determinan el acceso,

    (por eso la afirmacin con que inicia este artculo). Engrupos mayores, es necesario que exista una terce-ra persona que obligue a un comportamiento tal queimpida el dao. se es el Estado. Cuando ste deja defuncionar adecuadamente, los dilemas del prisione-ro y otros fenmenos de interaccin provocan pr-didas sociales. Se vive cada vez menos bien. Esto es

    lo que perciben muchos acerca de Mxico, y que handado en llamar Estado fallido, de forma inadecuada.

    uso, distribucin y abandono del poder. Cuando nohay rgimen, cuando no hay un acuerdo bsico acer-ca de los valores fundamentales de la Nacin, o delas reglas bsicas acerca de la delimitacin del poder,entonces lo que tenemos es un deterioro paulatinoy constante de la vida en sociedad. El Estado existe,pero deja de tomar decisiones y de establecer reglasclaras a quienes forman parte de la sociedad. Sin es-tas reglas claras, el comportamiento de los individuosse va haciendo cada vez menos social.

    Como sabemos, para que la vida en sociedad resul-te menos mala que la vida en aislamiento, es necesarioromper con diversas fallas de interaccin. Por ejem-plo, el muy conocido dilema del prisionero estable-ce que la interaccin entre dos personas que buscancada una su propio bienestar, llevar a una situacin endonde ambas pierden. Aunque este fenmeno puedeser superado en la vida cotidiana, el ser humano slopuede hacerlo en grupos menores a cien personas

    Mxico ha sufrido este tipo de ausencia de rgimen,por un tiempo largo, slo en dos ocasiones. Primero,frente al derrumbe del imperio espaol, que aqu lla-mamos Independencia. De 1822 en adelante, Mxicono pudo construir un rgimen poltico funcional, demanera que la vida social se fue derrumbando, hastallevar a la prdida de buena parte del territorio. Enese momento se pudo hablar de un Estado fallido, 25aos despus del fin del rgimen anterior. El primerrgimen mexicano es el fundado por Benito Jurez, laRepblica Restaurada, continuado por Porfirio Daz,y tambin por Carranza, Obregn y Calles. Duranteel periodo llamado Revolucin no hay Estado fallido.Ni siquiera hay ausencia prolongada de rgimen. Hay,s, una disputa por apropiarse del rgimen, que es dife-rente. El rgimen de la Revolucin Mexicana, fundadopor Lzaro Crdenas, funcion adecuadamente porvarias dcadas. Inici su cada con la crisis econmicade 1982, que fue de magnitud tal que rompi acuer-

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    dos polticos implcitos. El proceso de fin de rgimense acelera a partir de 1986, cuando se suma una nuevacrisis econmica a la efervescencia social resultantede los terremotos en la ciudad de Mxico y al fraudeelectoral en Chihuahua.

    En 1997, cuando el PRI pierde el control de laCmara de Diputados, termina el rgimen de la Re-

    volucin. Ese rgimen consista en una presidenciaque haba sustituido al hombre fuerte del rgimen

    pueden considerarse jurdicos, van llegando a una Su-prema Corte independiente, que los va resolviendocomo puede, al ritmo natural del Poder Judicial, quese mide en aos. Otros conflictos, ms polticos, notienen ya quien los resuelva, y se trasladan al Con-greso, en donde se neutralizan unos con otros dandocomo resultado la parlisis de la que todo mundo se

    queja. Mientras tanto, los grupos sociales continansu vida, es decir, sus interacciones plagadas de fallas, y

    Zoolgico, ilustraciones de Orlando Larrondo

    anterior (la Repblica de Jurez), que concentrabatoda la tensin poltica del sistema. En consecuencia,el presidente era el jefe del Congreso, los goberna-dores, y los grupos, o corporaciones, que ocupabanprcticamente toda la sociedad. En el momento quela Cmara de Diputados deja de seguir las instruc-ciones del presidente, todo el resto del aparato secolapsa. As, los gobernadores dejan de considerar alpresidente como su jefe, y lo mismo hacen las corpo-raciones, que se independizan. Desde el primero deseptiembre de 1997, el presidente ya no es el hom-bre fuerte, ni la piedra angular del sistema poltico.ste, sin esa piedra, se derrumba. Las reglas y valoresdel viejo rgimen dejan de funcionar, sin que hubiesensido sustituidas todava por reglas democrticas ple-nas. Las elecciones funcionan, pero poco ms que eso.En el rgimen de la Revolucin, los conflictos inter-nos del pas eran resueltos por el presidente. Desde1997, esto ya no ocurre. Algunos conflictos, los que

    las van resolviendo como pueden. Algunos grupos, enel margen de la legalidad o plenamente ilegales, em-piezan a establecer sus propios sistemas de justicia yresuelven sus conflictos como lo ha hecho el ser hu-mano en la mayor parte de su historia: violentamente.El creciente nmero de conflictos y la ascendenteviolencia encuentran ahora medios de comunicacinque rpidamente los multiplican. Y entonces hay quie-nes hablan de Estado fallido. Pero no es as.

    El problema de fondo es la ausencia de rgimen,que va deteriorando la vida en sociedad. Puesto queno hay valores claros de la Nacin, no hay, como sedice coloquialmente rumbo. De los valores del vie-

    jo rgimen quedan todava muchos exponentes. ElNacionalismo Revolucionario no muere fcilmente.Para millones de mexicanos, es cierto que el resto delmundo abusa de nosotros, es cierto que los empresa-rios son sanguijuelas que explotan a los trabajadores,es cierto que el futuro de Mxico est en el campo y

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    el petrleo. Los valores de la democracia, en cambio,han crecido poco, los mexicanos no se acostumbranan al valor del voto, a la importancia de la libertad,a la incertidumbre que va con ella. Puesto que no sa-bemos bien adnde queremos llevar a Mxico, no haydecisin alguna que guste a todos. No compartimosuna idea comn, de forma que no sabemos si quere-

    mos ms Estado o ms mercado, si queremos ms res-tricciones o ms libertad, si queremos ms comercio

    con el resto del mundo, o una soberana autrquicaaunque sea con menor nivel de vida. Sin saber ququeremos hacer del pas, no hay manera de que sepuedan tomar decisiones de fondo, pero esto se agra-va cuando, adems de no tener valores comunes, notenemos tampoco reglas que todos aceptemos. Evi-dentemente, esto segundo es resultado de lo primero:no puede haber reglas comunes cuando no hay creen-cias comunes. Sin embargo, aun si logrsemos tenerestas creencias o valores aceptables para todos, nonecesariamente las reglas seran igualmente aceptadas.Regreso a las fallas de interaccin. Podemos imaginarlo que ocurre en Mxico hoy como un gran dilemadel prisionero. Diversos grupos, que buscan cadauno mejorar su circunstancia, interactan entre s.

    Como dice el teorema, lo que ocurrir es que todosacabarn mal. La nica forma de evitar que esto ocurraes que haya una tercera parte que les ayude a coope-rar, en lugar de enfrentarse. Eso era el viejo rgimen,y eso ser el nuevo rgimen, cuando exista. Mientrasesto no ocurra, al no existir esta tercera parte, to-dos los grupos, al interactuar con los dems, acabarn

    perdiendo un poco. Perdemos todos, por ejemplo, ennuestra interaccin con el SNTE. Un psimo sistemaeducativo que da como resultado generaciones ente-ras de analfabetos funcionales. Pero pierde el SNTEconesto, porque va destruyendo la base de respeto socialque tena la educacin, y porque va destruyendo labase fiscal que sostiene sus prebendas. Lo mismo ocu-rre cuando la interaccin es con PEMEX, o con la CFE, ocuando ocurre entre privados, con TELMEX, Televisa,o quien sea. Cada uno intenta abusar del otro, pensan-do que con eso gana. Poco a poco, todo el sistema se

    va destruyendo. Eso es lo que ocurre cuando no hayun rgimen poltico funcional.En el 2012 Mxico cumplir quince aos sin un

    rgimen poltico. En esos quince aos, no se han po-dido tomar decisiones de fondo. Seguimos viviendode las decisiones previas. La apertura econmica delos primeros aos noventa nos permite hoy tener unlugar en los mercados internacionales. No un lugarde privilegio, pero alcanza para comer. La aperturapoltica previa a 1997 nos ha dado las institucionescon las cuales medio resolvemos problemas: un Bancode Mxico autnomo (que sostiene lo nico en quesomos bien evaluados internacionalmente: la estabi-lidad), una Suprema Corte que va resolviendo algunasdisputas, y el IFEy la CNDH, con sus sistemas locales,que se van deteriorando ao tras ao. Hemos podidosobrevivir a estos quince aos de deterioro porquetuvimos un colchn econmico: el petrleo. Des-afortunadamente, ste dejar de aportar los recursosque nos han permitido sobrevivir sin enfrentarnosviolentamente. Dejar de hacerlo en algn momentofuturo, pero ya no muy lejano. Tal vez dos o tres aosms. Es decir, podremos llegar en condiciones acepta-bles a las elecciones de 2012, pero ya no tendremosmucho tiempo ms. En consecuencia, la eleccin de2012 es determinante. Si mediante esas elecciones esposible iniciar la construccin de un nuevo rgimen,Mxico tendr futuro. Si en 2012 volvemos a discu-tir solamente acerca de los personajes que desean lapresidencia, si nos quedamos en la coyuntura, enton-ces quien gane recibir el peor regalo de su vida: unpas que se derrumbar muy rpidamente. Un pasque, ahora s, ser un Estado fallido.

    Escuela Autnoma Zapatista, Chiapas,fotografa de Simona Granati

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    *Enrique Serna

    Fallido oE

    n el Tercer Mundo hay muchos pases ms pobres que Mxico,

    pero ninguno tiene una delincuencia tan sanguinaria y poderosacomo la nuestra. Los defensores del actual modelo econmicohan utilizado este argumento para negar que la creciente miseria delpueblo sea la principal causa de nuestra catstrofe delictiva. En efecto,la tragedia que estamos viviendo no obedece exclusivamente a facto-res econmicos, pero tampoco se puede deslindar de ellos. Mxico esun pas nico en su gnero, porque en ninguna parte del mundo se atro-pella la ley con menos riesgo.

    En doscientos aos de vida independiente no hemoslogrado construir un verdadero Estado de Derecho,el poder judicial es un enmaraado nido de ratas,y en todos los niveles de gobierno (municipal, estataly federal) las policas estn infestadas de hamponesque trabajan para los grandes imperios del crimen.Nuestra naciente democracia ha sido un fracaso ab-soluto en materia de combate a la corrupcin gu-bernamental. En Per, un pas que hasta hace pocopareca ms atrasado que el nuestro, el ex presiden-te Fujimori ya fue juzgado y encarcelado por terro-rismo de Estado y malversacin de fondos pblicos.En Mxico, por el contrario, los gobiernos panistasno han sido capaces de echarle el guante a ningngobernador corrupto, aunque Arturo Montiel, Uli-ses Ruiz, Mario Marn y Fidel Herrera hayan hechoms mritos que Fujimori para caer en prisin. Nin-gn poltico hace favores gratuitos. A cambio dequ los han protegido?

    Los gobiernos de la alternancia nunca se atre-vieron a desmantelar el aparato corporativo del viejorgimen, que sigue siendo el sostn ms firme de lapodredumbre institucional. El pauprrimo nivel dela educacin pblica nos avergenza ante los ojos delmundo, pero Elba Esther Gordillo, la principal respon-sable de haber convertido al magisterio en un ejrcitode mapaches electorales, tiene ahora ms poder queen tiempos de Salinas o Zedillo. Las mafias enquis-tadas en la administracin de PEMEXordean milesde litros de combustible todos los das y su negocioya est dejando un reguero de muertos. En cualquierpas civilizado, la tragedia de San Martn Texmelucan lehubiera costado el puesto a Juan Jos Surez Coppel,el director de la paraestatal, pero aqu nadie lo hallamado a rendir cuentas. Lo mismo sucedi con latragedia de la guardera ABCen Hermosillo, en la queno hubo ningn responsable de alto nivel. El presiden-te Caldern ha refrendado el viejo contubernio del

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    Mario Marn, Ulises Ruiz y Arturo Montiel

    poder con la oligarqua, eximiendo de pagar impuestosa grandes consorcios. El ao pasado, la Secretara deHacienda se neg a revelar la identidad de los mayoresevasores de impuestos del pas, culpables de adeudaral fisco 74 mil millones de pesos, a pesar de que el IFAIexigi divulgar esa informacin. Con las televisoras, elgobierno ha sido todava ms complaciente. Desdelos tiempos en que el Tigre Azcrraga se ufanabade ser soldado del presidente, la relacin del podereconmico y el poltico ha dado un vuelco de cientoochenta grados, pues ahora el presidente Caldernse comporta como un soldado raso de Televisa, y leotorga nuevas concesiones multimillonarias a preciosde ganga, a pesar de que la televisora promueve sinpudor la candidatura de su aparente enemigo EnriquePea Nieto. Algn negocio inconfesable lo ata de ma-nos para impedir la recada del pas en la dictadura?

    La insurreccin criminal que ya se apoder deTamaulipas, Coahuila, Michoacn, Durango y Nuevo

    Len no es un fenmeno ajeno a la rapacidad denuestra lite poltica y econmica, sino una con-secuencia directa de ella, pues como dice el refrnchino, el pez se pudre desde la cabeza. Las cloacasrevientan por el flanco ms dbil de un rgimen yhubiera sido ingenuo esperar que nuestros seis mi-llones de ninis aceptaran mansamente su miserabledestino en un pas donde slo recibe castigo el 2% delos delitos denunciados al ministerio pblico. Lo raroes que con esos ndices de impunidad slo delincauna mnima parte de la poblacin. En otras socieda-des injustas, pero con gobiernos disciplinados y res-petuosos del Cdigo Penal, los grandes contingenteshumanos condenados a la miseria tienen cerrada lapuerta de la delincuencia, como suceda, por ejemplo,en la Espaa de Franco. Pero en un pas donde cientocincuenta reos se pueden fugar de un reclusorio enun santiamn, y la directora de un penal permite quelos internos salgan de noche para cometer asesinatos

    podrido?

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    masivos, la amenaza de caer preso no puede disuadira ningn criminal en potencia.

    La estrategia de lucha contra el narco est viciadade origen, pues Caldern slo pretende combatir alos principales capos del narcotrfico, dejando impu-ne a la crema y nata del hampa, es decir, a sus aliadospolticos y econmicos. La ciudadana estara de pl-

    cemes si por cada captura de un narco importante seanunciara tambin el encarcelamiento de un senador,un diputado o un banquero, pero el gobierno no seatreve a mover un dedo contra esos intocables, portemor a darse un balazo en el pie, como dice el po-litlogo Jos Antonio Crespo. El Nio Verde autori-z a un subordinado de su partido para que cobrarados millones de dlares por conceder un permiso desuelo ilegal en una playa de Cozumel. Todos vimosel video donde autoriz el peculado y sin embargo el

    junior tracalero sigue en libertad, gozando de infinitas

    prebendas. Con qu autoridad moral puede perse-guir el gobierno al Mayo Zambada, al Chapo Guzmno la Tuta, si Carlos Salinas de Gortari, sealado porsu hermano Ral como beneficiario directo de suslatrocinios, se pavonea en los cocteles de sociedaddespus de haber saqueado arteramente al pas?

    En la revuelta nihilista del crimen organizado hayun ingrediente de rencor social que nadie debera sos-layar. En noviembre pasado, un reportero pregunt aun joven sicario de Ciudad Jurez si no le daba miedomorir acribillado, y el muchacho respondi: Noso-tros nacemos muertos. Cuando la desesperacin dela masa llega a esos lmites, la necesidad de un cambiopoltico deja de ser un asunto de preferencias ideo-lgicas para volverse una cuestin de vida o muer-te. Una parte de la izquierda mexicana esperaba quelas masas pauperizadas se alzaran en armas en 2010,pero la propia incapacidad de la izquierda para encau-zar el descontento popular ha provocado un estallidode anarquismo egosta que ya cobr treinta mil vcti-mas y puede alcanzar las proporciones de una guerracivil. El subsuelo de la sociedad no es ajeno a lo quesucede en la cima del poder: los parias armados hastalos dientes que imponen su ley a punta de metralletason imitadores salvajes de los rufianes incrustados enel gabinete, el congreso y la cpula empresarial, quehan medrado desde siempre con la ilegalidad.

    La nica manera de sanear al pas sera comba-tir simultneamente a la vieja y a la nueva mafia enel poder, pero por desgracia, la escalada terrorista delnarco ha coincidido con un largo periodo de apataciudadana. Tamaulipas es un estado sometido a un r-gimen de terror, donde los zetas mandan por encima

    de la autoridad poltica, y sin embargo, sus habitantesvotaron una vez ms por el PRI en las elecciones de2010. Nadie sospecha que hay una alianza entre loszetas y el PRI, o la aceptan como una fatalidad? Se me-recen vivir como viven y morir como mueren, porquesu indolencia raya en el masoquismo. El asesinato deMarisela Escobedo en diciembre pasado se hubierapodido evitar si la sociedad mexicana hubiera alza-do enrgicamente la voz cuando los jueces CatalinaOchoa, Netzahualcyotl Ziga y Rafael Boudid libe-raron al pistolero Sergio Barraza, el asesino confeso desu hija Marisol Fraire. El video en que Marisela escuchala sentencia de los jueces y monta en clera debide haber exasperado a todos los mexicanos. Pero los

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    noticieros no le dieron difusin hasta despus de sumuerte y la noticia pas inadvertida entre las crnicasde matanzas que nos desayunamos a diario. Tenemosuna grave responsabilidad en este crimen, por no haberexigido a tiempo un castigo ejemplar para el tro de sa-bandijas que dejaron en libertad al doble asesino. Perolo peor de esta pesadilla es que la capacidad de indig-nacin ciudadana parece agotada, y slo nos preocupaya salvar el pellejo en medio del pandemnium. Permi-tiremos cruzados de brazos que veinte mil inmigrantescentroamericanos sean secuestrados cada ao con lacomplicidad del Instituto Nacional de Migracin?

    Para salir del hoyo necesitamos hacer simul-tneamente la revolucin legalista de Madero y la

    revolucin social de Zapata (cualquiera de ellas porseparado no resolver los problemas del pas), perola tctica del avestruz que siguen millones de mexi-canos puede traer al PRIde regreso a Los Pinos. Elmiedo debera de provocar un deseo de salvacin,no orillarnos al suicidio. El desastre delincuencial deMxico no surgi de la noche a la maana: se fuegestando lentamente durante los setenta aos delrgimen corporativo. Los dinosaurios y sus jvenesdiscpulos nos legaron un pas devastado por el atro-pello sistemtico de la ley a favor de los poderosos.Son ellos, y sus aliados del PAN, los responsables his-tricos de que el crimen nos tenga con la soga en elcuello, la pistola en la sien y el machete en la nuca.

    Derrame de combustleo en San Martn Texmelucan.Imagen tomada de la pgina diario.latercera.com

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    Lairona literaria

    contra el optimismo delBicentenario

    Se deben haber descuidado muchas cosas en la defensade nuestra patria. Dedicados a nuestro trabajo, nuncalo pensamos, pero nos inquietan los ltimos sucesos.Yo tengo un taller de zapatero en la plaza, enfrente delpalacio imperial. Al alba, cuando abro el taller, ya veorepletas de gente armada las bocacalles de esta plaza.No son nuestros soldados, desde luego, sino nma-

    das del norte. De modo inexplicable, han llegado a lacapital, aunque est tan lejos de la frontera. Lo ciertoes que estn aqu; y cada da aparecen ms. Fieles a sunaturaleza, acampan al aire libre, pues aborrecen lascasas. Pasan su tiempo afilando las espadas, aguzandolas flechas y haciendo ejercicios con los caballos. Hanconvertido esta plaza, en otros tiempos tranquila y lim-pia, en un autntico establo. Salimos furtivamente denuestros establecimientos para retirar el grueso de lainmundicia, pero lo hacemos cada vez menos, porquees un esfuerzo intil y corremos el riesgo de caer bajo

    Los brbaros en la puerta de Roma

    Ahora que acaba el 2010, me ha dado por recomendar un brevsimorelato de Kafka. Se llama Un viejo manuscrito. Narra la cadadel Imperio Romano desde el punto de vista de un artesano. Losbrbaros han tomado posesin de Roma, sin que el emperador, recluidoen su palacio, protegido por los pretorianos, impida los desmanes de los

    invasores. Las primeras lneas me parecen de una actualidad aterradora:

    los cascos de los caballos salvajes, o de que nos hierancon los ltigos. No se puede hablar con los nmadas.Ignoran nuestra lengua y casi no poseen una propia.Entre ellos se entienden a la manera de los grajos.Siempre se oyen esos chillidos. Nuestras costumbrese instituciones les parecen tan incomprensibles comocarentes de inters.

    El final del relato es an ms desalentador. Se puedepalpar el vaco de autoridad y la impotencia del hom-bre de la calle. El zapatero escribe:

    Cre ver al Emperador, en una de las ventanas del pa -lacio; jams se deja ver en los aposentos que dan alexterior, pues vive retirado en el jardn ms recndito;pero esta vez, al menos as me pareci, estaba de pie

    junto a la ventana, cabizbajo, contemplando el desorden.

    *Hctor Zagal

    Ceremonia del Fuego nuevoImagen tomada de la pgina www.fusioncomunicacion.com.mx

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    Qu ser de nosotros? nos preguntamos. Has-ta cundo soportaremos esta desgracia y este tor-mento? El palacio imperial ha atrado a los nmadas yahora no sabe cmo sacrselos de encima. El portnpermanece cerrado. La guardia, que antes sala y en-traba pomposamente, se guarece detrs de las venta-nas enrejadas. A nosotros, artesanos y comerciantes,se nos confa la salvacin de la patria; pero no nos senti-

    mos a la altura de semejante empresa; jams nos hemosjactado al respecto. Es unmal entendido que nosdestruye.

    Cuando di con este texto,no pude menos que pensaren el Mxico del Bicente-nario: el de los poderososque se guarecen en sus

    camionetas negras blinda-das, rodeados de guarda-espaldas de trajes oscurosy el Mxico donde los de-lincuentes pequeos ygrandes se pasean impu-nemente por las calles. Ynosotros qu podemos ha-cer? Por qu se nos pidea nosotros, profesores yescritores, que salvemosa la patria? Yo hice lo queestaba a mi alcance. Escribuna novela irreverente, ir-nica y sarcstica: La cena delbicentenario, que me costla invitacin a los eventos oficiales y las caras agriasde algunos personajillos. Corr el riesgo y me alegrahaber provocado esa reaccin entre quienes se al-quilaron como Virgilios del Augusto en turno. Lo s:escribir no transforma el mundo. Pero escribir s quedespierta a las inteligencias y para cambiar el mundohemos de despertar del aletargamiento en el que es-tamos sumidos. Fue mi aportacin como zapatero.

    Verdad, libertad, crtica

    La filosofa griega y la sabidura semtica ensearonque mientras la verdad libera, el error y la mentiraesclavizan. El dilogo platnico Gorgiasexplora estaidea utilizando la analoga entre la medicina autnti-ca y la charlatanera de los curanderos. La medicina yla gimnasia son autntica terapia del cuerpo. El mdi-

    co y el entrenador no adulan a la persona con falsasesperanzas y con remedios engaosos. No prometennormalizar los triglicridos utilizando unos zapatosmilagrosos. El mdico honrado prescribe lo necesa-rio para vivir saludablemente: dieta sobria y ejercicio,nada de esos productos maravillosos que garanti-zan la figura atltica sin esfuerzo.

    En el original griego, el trmino therapeiabrillams: significa cuidar, no slo restablecer la salud, sinopreservarla y desarrollarla.Mdico y gimnasta cuidandel alma porque le permiteconservar la armona cor-poral, que no otra cosa esla salud. El cosmetlogo yel gastrnomo son pseudoterapeutas del cuerpo: nole prescriben a la persona

    lo que sta necesita, sino loque a ella le apetece. Adu-lan al paciente con place-res, evitndole cualquierclase del cuerpo. El resul-tado: no provocan la saludverdadera, sino una meraapariencia, un remedo deella. Platn prosigue con laanaloga. As como existeuna terapia y una pseudoterapia del cuerpo, las haytambin del alma. El autn-tico terapeuta del alma seempea en conseguir la ar-mona psquica, que no es

    otra cosa que la justicia. Por ello, las leyes y la polticason verdadera terapia del alma. La aplicacin de lasleyes educa el alma y, en caso de enfermedad, la co-rrige con el castigo. Castigar es rehabilitar.

    Por contraposicin, el retrico y el sofista adu-lan a los ciudadanos; en lugar de prescribir lo que elpueblo necesita de verdad, le dan lo que ste apete-ce. El resultado, como es de esperar, es desastroso:la descomposicin social. La actividad del sofista esespecialmente disolvente, pues al igual que el cos-metlogo, puede esconder la podredumbre moraldebajo del maquillaje de sus discursos. En opinin dePlatn, el sofista oculta con sus embelesos lgicos lainjusticia personal y la injustica pblica. Los discursosdel sofista anestesian la conciencia del ciudadano y dela polis. Segn Platn, Scrates encarn al filsofocomprometido con la verdad. El mismo Scrates

    Kafka

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    conceba su propia tarea en la polis como la del t-bano en el lomo del caballo. Scrates pica insistente-mente sobre el alma de Atenas, para impedir que laciudad caiga en la autocomplacencia. Su misin es, enotras palabras, la de intelectual crtico. Cuando los so-fistas y los retricos adormecen al pueblo de Atenas,impidindoles contemplar la realidad, Scrates los

    despierta con su crtica. Las preguntas de Scratesprotegen al pueblo de las palabras aduladoras de loshechiceros de la palabra.Sabemos el desenlace bio-grfico de Scrates. Su afnde verdad le gan la antipa-ta de los atenienses. Muriejecutado so pretexto deimpiedad y de corromper ala juventud. Era lgico queacabara as, cuando se la

    pasaba desenmascarando alos poderosos y a los petu-lantes frente a los jvenesatenienses.

    El optimismocomo evasin

    Por qu traigo a cuentoesta reflexin con ocasindel Bicentenario? Para res-ponder, contar otra his-toria. Oswaldo, fantico deinternet, se quejaba con-migo de los twittersy statusque criticaban el Bicente-nario en pleno festejo del 15 de septiembre: Es ac-titud de intelectuales amargados. Es el cumpleaos200 de Mxico! A la hora del Grito hay que comerrico, beber fuerte, bailar mucho y, eso s, no manejar.Confieso que segu su consejo y a eso de las siete dela noche del 15, puse a enfriar las cervezas, prend latelevisin y me puse a inflar globos tricolores juntocon mi familia. Mi madre haba preparado pozole ychiles en nogada, as que no fue difcil incorporarmeal ambiente festivo. Me encantaron los fuegos artifi-ciales, los bailes regionales y el espectculo multime-dia en la fachada de la catedral metropolitana del DF.Al otro da, llev a mi pequeo Omar al Paseo dela Reforma. Sorprendentemente, hallamos una bancavaca frente al ngel para presenciar el desfile. Laschicas casi se desmayan cuando desfilaron los rusos.Tras la parada militar, regres a casa para preparar la

    cena. Convid a una veintena de amigos: chilorio, molepoblano, cochinita pibil. Escuchamos mariachis, bole-ros, danzones y acabamos con la Cumbia metalera.Luego conversamos sobre la apoteosis del zcalocapitalino. Los invitados se retiraron paulatinamen-te. A las tres de la madrugada, quedbamos cuatro.Hastiados de tequila, abrimos un whisky. Entonces,

    afloraron las crticas: En 1910, Porfirio Daz inaugu-r la Universidad Nacional, qu institucin culturalnos deja Caldern?, pre-gunt uno. Qu sentirnlos 10 millones de mexi-canos que viven del otrolado, apunt otro, jaibol enla mano. Para no quedarmeatrs, saqu de mi libreroLos bandidos de Ro Fro ycit un par de prrafos pre-

    viamente subrayados. En elprimero, le dan cuenta algobernador poblano de lainseguridad del camino en-tre Puebla-Mxico, la rutams importante del pasall por el siglo XIX: Seorgobernador, ya es un es-cndalo lo que pasa en lasdiligencias. No hay da queno las roben. La cuadrillade los enmascarados se haapoderado del monte y seaumenta cada da. La des-cripcin es de una actuali-dad espeluznante. Y, por si

    fuese poco, captulos ms adelante, Payno describe elambiente de la Ciudad de Mxico en unos trminosdignos de cualquier peridico de estos das:

    En cuanto a la capital, nada en particular; inundada yllena de lodo en tiempos de agua, y de polvo y de ba-sura en la seca, la iba pasando. Los empleados gastando

    tiempo en almorzar en sus oficinas (), el patio delPalacio lleno de viudas y retirados, y los corredorestransitados por oficiales y generales con uniformes detodos colores.

    Las fiestas distraen y distienden. Evasinrima con di-versin. Adems, las fiestas cvicas fomentan el nacio-nalismo (que, por cierto, rima con fascismo). No meparece mal del todo eso de la evasin. Los mexicanosnecesitamos distraernos de vez en vez. No podemos

    Porfirio Daz

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    vivir con la cabeza metida en el estercolero de laviolencia y la injusticia. Pero, de qu sirven los fue-gos pirotcnicos cuando la dcima parte de nuestrapoblacin emigr a Estados Unidos porque aqu nohay trabajo? En mi crculo de conocidos, han asesi-nado a cinco personas para robarles. Sus viudas seconsolarn con los bailes folclricos? PEMEXanunciaque importar petrleo crudo, para qu quiero unColoso si la gasolina es cara?

    Segn los resultados de la prueba Enlace, nuestrosjvenes no saben leer ni razonar matemticamente y,para colmo, tambin retrocedieron en historia nacio-nal. El nivel de ingresos de la clase media y de la cla-se baja contina deteriorndose. El sistema de saludpblica se resquebraja; el de pensiones dista muchode desear (revisen su estado de Afores y mediten sicon eso vivirn en la vejez). En fin, como se ve, arrui-n la reunin citando a Payno. Mis amigos se echaronel trago de Hidalgo y se largaron. Me qued con lasala tirada, con un dolor de cabeza, y una cuenta porpagar en la tarjeta. Con todo, no me arrepiento. Fueuna diversin moderada por mi sano pesimismo. El

    peligro de la diversin es pensar que el mundo es, enverdad, un saln de fiestas. Precisamente por ello, laconmemoracin oficial debera de haberse vacuna-do contra el peligro del optimismo. En otras palabras,debi de haber superado su dimensin retrica. De-bimos de haber conmemorado al modo socrtico, noal modo retrico y sofista. No me cabe la menor dudade que los desposedos conocen la realidad mejorque nosotros. La experimentan cotidianamente. Paraellos, la fiesta fue un merecido descanso, un aliento,una distensin. Sin embargo, para la mayora de noso-tros especialmente para quienes detentan el poderpoltico y econmico el autoengao acecha. Scra-tes palp la dificultad para liberar a las personas desus falsas creencias, especialmente cuando se tratade autoridades polticas o morales. Qu difcil es co-nocerse a s mismo, qu difcil es reconocer los pro-pios errores. Este ejercicio de autodistanciamientode los propios errores requiere, en la mayora de loscasos, de un revulsivo, de un mecanismo de contrasteque nos permita caer en la cuenta de nuestras equi-vocaciones. En el dilogo Gorgias, Platn menciona dos

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    experiencias de contraste: el castigo y la refutacin.Ambas nos ponen frente a nuestros errores: erroresprcticos en el caso del castigo; errores tericos enel caso de la refutacin. A veces, la refutacin no bastapara escapar del cerco del autoengao. No basta conque alguien venga y nos seale nuestras deficiencias.Frecuentemente, el autoengao y la autocomplacen-cia incapacitan para ver el error que tenemos a la vis-ta. Qu hacer en esos casos? Scrates aplicaba lairona. El irnico desmantela la autocomplacenciadel interlocutor a partir de su propio engao. Creoque fue Luigi Pirandello quien sugiri que el humorcontempla al hombre en calzoncillos. Aado yo: y elhumor irnico lo desnuda.

    Don Porfirio va desnudo!

    Hace cien aos Porfirio Daz present ante el mundoa un Mxico desarrollado, industrializado, pacfico, unpas civilizado, que hablaba francs y beba champn.Daz no escatim recursos para el Centenario de laIndependencia. Los festejos comenzaron el primero

    de septiembre con la inauguracin del ManicomioGeneral La Castaeda. El martes 6, en la Plaza de laConstitucin, se hizo juramento a la Bandera frente aPalacio Nacional. Miles de nios colocaron ramilletesde flores al pie de la bandera. El da 12 se inaugur laEscuela Normal para Maestros (despus Colegio Mi-litar), construida en El Rosario. El 15 de septiembre

    hubo un desfile dividido en cuatro grupos que repre-sentaban diferentes momentos de nuestra historia.El 16 de septiembre se celebr el tradicional desfilemilitar. Seis das ms tarde, se inaugur la UniversidadNacional de Mxico: la gran herencia del porfiris-mo. El Gobierno de Mxico invit a todos los pasescon los que sostena relaciones para que asistierana las ceremonias. Los primeros das de septiembre,Daz recibi en audiencias pblicas a cada una de lasdelegaciones. Algunos gobiernos tuvieron bonitasatenciones con Mxico. La colonia francesa ofreci

    una estatua de Luis Pasteur. Estados Unidos dedic unaestatua de George Washington que fue colocada enla plazoleta de las calles de Dinamarca. El embajadorde Alemania obsequi una estatua de Alexander vonHumboldt en la Biblioteca Nacional. El da 18, el mi-nistro de Francia en Mxico regres las llaves de laCiudad de Mxico, que haban sido puestas en manosdel general francs Forey en 1863. El Rey Alfonso XIII,a su vez, devolvi las reliquias de Jos Mara Morelos.El representante de Espaa, el marqus de Polavieja,condecor al Presidente Daz con la Orden de Car-los IIIel 19 de septiembre. El embajador chino regal alPresidente un ajuar de muebles de bano, incrustadosde ncar, revestidos de seda prpura. El emperadormand, tambin, el Reloj chino de Bucareli. La co-lonia turca, por su parte, aport el reloj otomano.El gobierno de Daz estren una serie de edificiosen conmemoracin de la Independencia. Se inaugurEl ngel de la Independencia; la Estacin SismolgicaCentral de Tacubaya; el Parque Obrero de Balbuena(con tamales y atoles para la concurrencia); y el Pa-lacio de Relaciones Exteriores (ya desaparecido); yse coloc la primera piedra del Palacio Legislativo(hoy Monumento a la Revolucin). Ellos se sumaron aotros tantos, como el Palacio de Correos (1907), quese presentaron como prembulos de los festejos.En pocas palabras: en el Centenario de la Indepen-dencia, se ech la casa por la ventana. Pero al final,a partir del 20 de noviembre de 1910, el escenariocomenz a desmantelarse. En poco tiempo, aquellapantalla cay hecha trizas y qued al descubierto elcuerpo hediondo: un Mxico consumido por el des-potismo y la desigualdad, el Mxico de Valle Nacional,

    Festejos del Bicentenario en el Zcalo de la ciudad de Mxico.Imagen tomada de la pgina www.thelobbyconspiracy.wordpress.com

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    de la guerra contra el yaqui y contra los mayas, el dela servidumbre de las haciendas azucareras. A dife-rencia de lo que sucede en el cuento El traje nuevodel emperador, ningn nio se atrevi a gritar ElRey va desnudo!. Al final, la revuelta armada revella verdad a balazos: Don Porfirio y Mxico desfilabanen andrajos!

    Desnudez, irona, autenticidad

    En el arte griego, la belleza fsica se encontraba en ladesnudez, no en los adornos. Slo un cuerpo des-nudo manifestaba la verdadera belleza, la armonay la perfeccin de la carne. Algo semejante ocurrecon el alma. Nuevamente, tomo la idea de Platn, delCrmides, para ser ms especfico. Desnudar el almasignifica despojarla de los oropeles retricos, significademoler las falsas dignidades, desmontar las mitolo-

    gas, rasgar las creencias. Durante el Centenario de laIndependencia, los cantores oficiales no se atrevierona desnudar a Mxico, arrancndole sus vestidos pari-sinos para dejar al descubierto la carne llagada. Nues-tra cultura poltica va cambiando. Afortunadamente, ladictadura de Daz pertenece al pasado. No obstante,seguimos viviendo en una sociedad aristocrtica, au-toritaria y vertical. Por ello, la irona es un momentoobligado de la crtica. Si hay algo que ech de menosen la conmemoracin oficial del bicentenario fue, pre-cisamente, este toque de humor irnico. Revisemoslos programas: imper la solemnidad, incluso cuandose hicieron dibujos animados y caricaturas. Al final,el estado mexicano apost por la mitologa oficial ypor el carcter sagrado de los hroes. Recordemos, sino, la procesin de los huesos de nuestros prceres.Ciertamente, se publicaron muchos y muy buenos li-bros que nos mostraron a los hroes de carne y hue-so. Fue un paso importante en este proceso crtico.Pero, pienso, haba que dar un paso ms: el de la irre-verencia. Jorge Ibargengoitia marc el camino hastael punto que considero Los relmpagos de agostocomoun libro clave para comprender la Revolucin.

    Ridiculizar: he aqu el arma

    El humor irnico e irreverente es el martillazo fe-roz que astilla el mrmol de la mitologa oficial. A lavuelta de doscientos aos, la irona es una de las ma-neras ms grficas de mostrar que s, que Mxico haprogresado, pero que tambin hemos hecho algo mal,francamente mal. No es posible que Los bandidos de RoFroparezca una nota de peridico. Simple y sencilla-

    mente no podemos acostumbrarnos a ello. Ridiculi-zar: he aqu el arma. Ya que no reaccionamos frentea la denuncia, quiz la risa irnica, la que pone al des-cubierto la ridiculez de nuestro pasado y de nuestropresente sea el nico lenguaje que comprendemos.La mayora de nosotros somos zapateros, como en elcuento de Kakfa. Poco podemos hacer para expulsar

    a los brbaros. Cmo llegamos a este estado de co-sas? Nos conformamos. Fuimos optimistas. Como hahecho notar Roger Scruton en su libro Los usos delpesimismo, las falsas esperanzas son muy peligrosas.En toda la parafernalia de la conmemoracin del bi-centenario huelo un tufillo de optimismo infundado,de falsa esperanza. Ese no es el camino para expulsara los brbaros de Roma.

    Qu nos dej la fiesta del bicentenario? Gas-tamos 2,700 millones de pesos en las celebracionesfederales. Cada mexicano incluso nios hubi-semos podido recibir 2,700 pesos en lugar de show.Vali la pena este nacionalismo folclrico y bullan-guero? Ojal la herencia del bicentenario sea algoms que una cruda, un tiradero y una cuenta porpagar, como la que qued en mi casa. Ojal, cuandomenos, nos haya dejado una idea en claro: llevamosdoscientos aos de errores e injusticia.

    Parada militar, 16 de septiembre de 2010

    El coloso, en las celebraciones del Bicentenario 21U N I D I V E R S I D A D

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    En virtud de haber esperado ms de un ao en reposoen este hospital esperando una curacin radical y nopudiendo lograrlo, me ha sugerido el Dr. Jefe de estePabelln le escriba a Ud. Seor Gobernador, anuncin-dole que es necesario que yo vuelva a la Baja Califor-nia, que mi enfermedad no quiere ceder pero tampocoavanza, que los anlisis de expectoracin estn siempre

    negativos, as como los anlisis de sangre, metabolismobasal, tambin negativos. Por otra parte el clima de estelugar me tiene segundo con gripa y una tos rebeldeque tiende a ser asmtica, y que a pesar de todo nohay peligro de contagio. En cuando al estmago es unaconstipacin crnica. Tambin las manchas blancas soncrnicas No pudiendo hacer algo de mi parte, le pidoa Ud., encarecidamente, tome mi asunto de su parte.

    El Oficial Mayor firm el acuse de recibo de esta car-ta el 30 de noviembre del mismo ao, archivndola

    con nmero 14508, en la seccin primera, del expe-diente 852/641.1/856. A lpiz, en los mrgenes de lacarta original, una mano annima escribi un da des-pus: Transcribirlo al C. Secretario de la AsistenciaPblica, suplicando le tenga a bien ordenar se atiendaa este Gob. informe acerca del estado actual de saludde la enferma as como sobre la necesidad que hayade que deje el Hospital en que se encuentra. Copia ala interesada.

    Un par de meses ms tarde, el 17 de febrero de1940, el Oficial Mayor transcriba un oficio dirigidoal C. Secretario General de Gobierno del TerritorioNorte, en el que se detallaba el estado de salud de laseorita paciente. De nueva cuenta, los detalles sobrela situacin de su cuerpo abundaron: tos espasmdi-ca, disnea de esfuerzos, constipacin crnica. Por lodems, las autoridades del hospital declaraban que

    El 29 de noviembre de 1939, una joven paciente que escriba des-de el Pabelln 26 M.4 bis, Altos, le diriga un oficio a Rodol-fo Faguarda, entonces gobernador del Territorio Norte de BajaCalifornia, cuyas oficinas se encontraban en el Palacio de Gobierno deMexicali. En letra muy bonita, respetando las lneas de los renglonesinvisibles, la seorita, puesto que as firmaba, le describa en detalle lasituacin de su salud, que era, al mismo tiempo, la situacin de su cuer-

    po. La situacin de sus entraas:

    Grabado del libro De humani corporis fabrica de Andreas Vesalius

    ElEstado

    sin entraas*Cristina Rivera Garza

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    la seorita poda irse o, si bien as lo decidiera, que-darse. La seorita, por otra parte, no cej en susempeos. Hacia finales de diciembre, por ejemplo, leinformaba al seor Gobernador del estado de susdientes, que estn todos picados, y cuatro muelasque hay que poner. En otros oficios, algunos desdeel sanatorio de Zoquiapan, tambin se extenda so-bre un resfriado o la bronquitis que la haba hechoguardar cama algunas semanas. Lo primero quellam mi atencin fue un oficio del diecisis de juliode 1941, en el que la seorita firmante le informabaal seor Gobernador que pronto la operaran en elHospital General: Me va a hacer una operacin deplastia, es decir, me van a sacar cuatro costillas, pro-bablemente me la harn pronto. Como yo no podravisarle luego del resultado, suplico a Usted SeorGobernador encarecidamente, me haga favor de in-formarse en Asistencia Pblica de esta capital sobremi estado de salud. Dios quiera que quede con vida

    y salud. Yo no tengo deseos de que me operen. Tam-bin no quisiera que hicieran autopsia de mi cuerpodespus de muerta. Pido a Usted Seor Gobernadorinterceda por m con su valiosa influencia, que meden sepultura en algn Pabelln, sin que mi cuerpo loreduzcan a cenizas.

    La correspondencia entre la seorita firmante ylas distintas instancias del Estado, tanto a nivel estatalcomo federal, es ms larga y, con toda seguridad, re-quiere de un anlisis ms cuidadoso. Pero me deten-go aqu, donde dio inicio el estupor y, luego entonces,el inters, porque es justo aqu que aparece una yotra vez, con justificado temor, y acaso injustificadaconfianza, el tema del destino de su cuerpo. El reposofinal de sus entraas. Al entender de una mujer deavanzada edad y sin familia a la cual recurrir, ese des-tino final no era ni una cuestin menor ni meramentepersonal en sentido estricto. Sus entraas eran unacuestin de Estado.

    Reposo final, fotografa de Jascha Hoste

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    Si hay que creerle a los historiadores sociales,mucho de lo escrito hacia y desde el estado mexi-cano de finales del siglo XIXse hizo con el lenguajede la medicina. Ya como urbanistas de hecho o comolegisladores de oficio, los mdicos no slo ausculta-ron el cuerpo social sino que tambin atrajeron loscuerpos de los ciudadanos hacia la camilla, tanto fi-

    gurativa como real, del Estado. Nombrar el cuerpo,sobre todo ese interior del cuerpo al que denomina-mos entraa, fue uno de los pasos que primero secuentan en las triunfantes historias de la profesiona-lizacin de la medicina y varias de sus ramas (la psi-quiatra entre ellas, pero tambin la ginecologa, porejemplo). El sistema de hospitales pblicos que formparte importante de la estructura de los gobiernosposrevolucionarios no hizo sino aumentar la relacinentraable del Estado con la ciudadana. Ya para vigilary castigar, a la Foucault, ya para tomar el asunto de la

    ciudadana de su parte, como confiaba que as fuerala seorita firmante, el Estado produjo un lenguaje,unas instituciones, un cuidado y una responsabilidad,as fuera ms nominativa que real, con los cuerpos desus sujetos, y el sujeto se sujeta a, argumentaba Zizekcitando a Kant en algn lado. Que la relacin entre elEstado y el ciudadano era entraable para ambas parteses lo que se trasmina, y es tal vez lo que ms impre-siona, en los oficios de la seorita firmante: la certeza,ya fuera real o ficticia, ya de facto o buscada, de que elcuidado y el destino de su cuerpo era, en efecto, unacuestin de Estado.

    Pienso en los numerosos oficios que la Seori-ta firmante le dirigi al seor Gobernador y en losnumerosos acuses de recibo y respuestas transcritasque fueron emitidas desde la oficina de ese seorGobernador mientras veo la fotografa del cuerpo deuna mujer que pende, ahorcada, de un puente pea-tonal en la ciudad de Monterrey, Nuevo Len. Es elltimo da de 2010 y hay algo, adems del cuello dela mujer, definitivamente roto en esa imagen. Hace yamucho que los gobiernos de la posrevolucin dieronlugar a los del Estado benefactor y, stos, a los delEstado neoliberal. Hace cunto fue que Fox dijo, fa-mosa o infamemente segn sea el color de la camise-ta del que recuerde, y a m qu?? En esa frase, en laatroz realidad que se resume en esa frase, yace partede la explicacin de la creciente violencia que desdey contra el cuerpo se ejerce en el Mxico de nues-tros das. Cuando el Estado neoliberal dej de ladosu responsabilidad con respecto a los cuerpos de susciudadanos, cuando dej de tomar de su parte elcuidado de su salud y el bienestar de sus comunida-

    des se fue deshaciendo poco a poco pero de maneraineluctable la relacin que, iniciando por las entraasy continuando a travs de sus instituciones, se habaestablecido con y desde la ciudadana a partir de losinicios del siglo XX. La impunidad de un sistema de

    justicia a todas luces ineficiente y corrupto slo haido confirmando el fundamental desapego y la brutal

    indiferencia de un Estado que slo se concibe a smismo como un sistema administrativo y no comouna relacin de gobierno. Esta es, pues, mi hiptesis:el Estado neoliberal, hasta ahora dominado por go-biernos panistas pero de ninguna manera limitado aesa tendencia partidista, no ha establecido relacionesde mala entraa con la ciudadana sino algo todava ala vez peor y ms escalofriante: estableci desde susorgenes relaciones sin entraa con sus ciudadanos.La as llamada guerra contra el narcotrfico, que noes otra cosa sino una guerra contra la ciudadana, ha

    catapultado ciertamente el espectculo de los cuer-pos desentraados tanto en las ciudades como en elcampo, pero de otra manera no ha hecho sino llevara su lgica consecuencia la respuesta a la cnica pre-gunta foxiana: si a ti qu, a m menos. Y ah est comoprueba, entre otros tantos casos, el del cuerpo dela mujer que cuelga del puente peatonal que va de laprimera a la segunda dcada del siglo XXI.

    No cabe duda de que los herederos reales, oen todo caso ms literales, del prisimo del siglo XXhan sido los carteles del narcotrfico. Usurpando ellenguaje popular de la protesta (desde la manta se-sentera hasta su debatible identificacin con las capasms desprotegidas de la sociedad) y estableciendorelaciones de clientelismo con ciertas comunidadesmuy bien elegidas (el intercambio de ciertas mejorasurbanas por apoyo social, por ejemplo), esos empre-sarios exitosos del mundo globalizado participan deuna interpretacin del capitalismo como capitalismodescarnado. Si al Estado qu, a ellos menos. Y aqu,

    justo en esto, el estado neoliberal y el narco estnms que de acuerdo. Si hay que elegir entre la ganan-cia y el cuerpo, la decisin final ser siempre por laganancia. Confirmando las tesis que Vivine Forresteresgrime en El horror econmico, tanto al narco como alEstado neoliberal les queda claro que el trabajo, y elcuerpo humano que llevaba a cabo ese trabajo enel sentido ms amplio del trmino, en el sentido deltrabajo como proceso de transformacin del mundoy subjetivacin de la realidad, ya no es esencial ni parael funcionamiento del capitalismo ni para la sobrevi-vencia del planeta. Si a ti qu, que se sigan despeda-zando entre ellos. Los cuerpos.

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    Releo los oficios que la seorita firmante le en-vi desde distintos hospitales pblicos al gobernadorde una zona remota del estado mexicano all, haciamediados de otro siglo. Releo la manera en que lamujer enumera sus dolencias, mostrando sin pudo-res ficticios y con mucho cuidado el nombre de losrganos de su cuerpo. Los pulmones. Los dientes. Los

    huesos. Releo la forma en que renuncia a convertirseen cenizas y vuelvo a detenerme, sorprendida. Sloalguien que vive en un mundo donde el cuerpo hasido finalmente desbancado por la ganancia podra

    estableci justo a inicios de la etapa posrevolucio-naria pronto dieron pie a formas de cooptacin ysubordinacin social que en mucho sirvieron parapavimentar el terreno de donde surgira el Estadoneoliberal, ese que ya no tom de su parte el cuida-do del cuerpo y, por ende, de la comunidad. Estoy altanto. Lo que s quiero escribir hoy, muy a inicios del

    2011, justo cuando una adolescente de catorce aosde edad fue encontrada en matorrales del munici-pio de Zitlala, segn reporta El Universal, o cuan-do @menosdias, el contador de muertes, reporta enun twit: Coyuca de Cataln Guerrero 31 de dic 4hombres murieron durante los ltimos minutos de lanoche mientras acudan a una fiesta en las canchas,o cuando se habla en los diarios con desenfado de lasms de treinta mil muertes que nos ha costado la asllamada guerra contra el narcotrfico, es que muchome temo que ningn cambio de gobierno, ninguna

    reforma en el sistema de justicia, lograr transformarel espectculo del cuerpo desentraado hasta que elEstado, que somos una relacin encarnada, es decir,una relacin viva entre cuerpos, no est dispuesto aaceptar la responsabilidad que le viene desde el con-trato que se estableci a travs de la Constitucin de1917. Ante el cnico y criminal Y a m qu? de losgobiernos neoliberales, habr que responderle conlas voces de los dolientes de nuestros tiempos: a ti,sobre todo, s, ciertamente, pero a todos por igual.Los cuerpos son cosa de nuestro cuidado. Las en-traas son materia de nuestra responsabilidad. Losmuertos son mos y son tuyos. La responsabilidaddel representante del poder ejecutivo es, en efecto,ejecutar, pero ejecutar viene del latn exsec!utus, deexsequi, que quiere decir consumar, cumplir. Ejecutarno quiere decir matar.

    Yo no s si, en efecto, el cuerpo de la seorita quele escriba oficios al gobernador del territorio nortede la Repblica Mexicana fue sepultado o, contra suvoluntad, se redujo a cenizas. Lo que me sigue sor-prendiendo, y esto en tanto ciudadana de un Estadosin entraas, es esa correspondencia tan larga entrela paciente-ciudadana y las instancias gubernamenta-les que, querindolo o no, creyendo que era su debero no, atendieron las peticiones y los reclamos. Esasrespuestas que declaraban, a su modo, a m s. Todopor un cuerpo. Todo por la relacin todava existente,aunque imperfecta, entre el cuerpo y el Estado. Todopor las entraas. Es el olvido del cuerpo, tanto entrminos polticos como personales, lo que le abrela puerta a la violencia. Son los ex humanos los que laatravesarn.

    suspirar de esta manera frente a los nombres inter-nos de un cuerpo. Solamente alguien que ha visto yademasiadas entraas sobre las callescabezas, dedos,orejas, sangrepodra leer este oficio del dominiopblico como una carta de amor entre el Estado y laciudadana. Slo alguien que ha iniciado la segunda d-cada del siglo XXIcon la imagen casi consuetudinariade un cuerpo colgando, cual pndulo, de un puentepeatonal, podra pensar que estos documentos son,en realidad, constancia de una cosa entraable.

    No me conmina la nostalgia, aclaro. No escriboyo ahora alrededor de unos cuantos oficios que in-miscuyen a las entraas y el contraste escandalosocon la realidad evidente de un Estado sin entraaspara invocar un regreso a un mtico pasado donde lascosas se imaginan como mejores o menos crueles.Antes por lo menos no veamos las cabezas rodandopor los suelos! Antes los fotgrafos guardaban lasimgenes de los ahorcados para la nota roja y a na-die se le ocurra ponerlas en sociales! Estoy al tanto,cual debe, de que las relaciones, que he optado pordenominar como entraables, que el Estado mexicano

    No cabe duda de que los herede-

    ros reales, o en todo caso ms li-

    terales, del prisimo del siglo han

    sido los carteles del narcotrfico.

    Usurpando el lenguaje popular

    de la protesta (desde la man-

    ta sesentera hasta su debatible

    identificacin con las capas ms

    desprotegidas de la sociedad)

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    *Xchitl Campos yDiego Velsquez

    Manuel Gmez Morin form parte de la clase poltica posre-volucionaria, colabor con los primeros gobiernos y fue opo-sitor a partir de 1926, destacndose con el tiempo su luchacontra Calles y Crdenas. Entender qu fue lo que dijo, a quin se lodijo y con qu efectos, es una tarea significativa que contribuye a com-prender la actualidad del personaje y la pertinencia de Gmez Morinhasta nuestros das.

    Manuel Gmez Morin

    Las ideas y conceptos de Manuel Gmez Morin obe-decen a un contexto y a una serie de personajesindividuales y colectivos que se hace necesario desen-traar: a quin le habla? Por qu le habla? Qu ledice? Busca su alianza o lo confronta? Hay propuestaspertinentes o de impacto social en sus ideas? Buscauna legitimidad del momento o de la historia?

    Una pregunta es fundamental en la reflexin deManuel Gmez Morin: cul es el sentido de la Re-volucin Mexicana? l crea que este hecho social ennada se relacionaba con las autnticas revolucionesparadigmticas; sostena que, por ejemplo, poco sehaban modificado las estructuras despus del Por-firiato, y que los actores continuaban con los mis-mos vicios que estigmatizaban en el pasado. Unarevolucin cataliza los procesos modernizadores;sin embargo, en el Mxico que vive Gmez Morinla modernidad no llega. Las acciones del gobierno

    slo han dado lugar a cosas imaginarias: el Estado,los partidos, la economa, la cultura, los ciudadanos.Adems de horadar junto a Gmez Morin elsignificado de la Revolucin Mexicana, se trata en estetexto de encontrar seales que permitan calificar lasdeterminaciones polticas del fundador de AccinNacional y ponderar su discurso como actor socialy hecho histrico. Las primeras ideas, que a la postreconfigurarn la doctrina del Partido Accin Nacional,tienen su manifestacin en 1927, en la obra 1915, lacual se analizar empleando algunas tcnicas simplesde anlisis de contenido y de discurso. Las tcnicasse encuentran determinadas por cunto queremossaber del espacio y tiempo donde se produjo el dis-curso. El acercamiento al discurso de un personajenos permite entender tambin el contexto. Las he-rramientas del anlisis de contenido, la hermenuticay la historia, permitirn entender uno de los discursos

    1915,de Manuel

    Gmez Morin

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    ms importantes del siglo XX. A casi doce aos degobiernos panistas, los tpicos y conceptos que die-ron lugar desde Manuel Gmez Morin a dichoinstituto poltico se han extraviado, o bien, han sidodistorsionados como mitologemas por parte de la cul-tura revolucionaria. De ah la necesidad de su estudio.

    El anlisis de discursoEl anlisis de contenido es una herramienta que permi-te al investigador desmenuzar un discurso, el conte-nido de un texto, de una obra, o de un mensaje dirigidoa una multitud o nacin, con la finalidad de identificarplenamente el verdadero mensaje que va implcitoentre lneas por parte de su locutor o escritor, es de-cir, el anlisis de contenido se basa en el supuesto deque, ciertamente, en lo que los hombres dicen y es-criben se expresan sus intenciones, sus actitudes, su

    interpretacin de cierta situacin, sus conocimientosy sus supuestos tcitos sobre un entorno. En la histo-ria de las ideas polticas se encuentra expresado granparte del discurso poltico y de lo que ste represen-ta. As como se afirma comnmente que la guerra esuna extensin de la poltica, lo mismo podra decir-se de la palabra en el discurso poltico. sta es unaherramienta para llegar al poder, mantenerse en l ycombatirlo. No se da una poltica sin lenguaje, sin habla.La comunicacin que la mayor parte de las personasrealizan, tiene como objetivo establecer vnculos deconvergencia. En poltica, ste propsito existe perova ms all; es ms importante la capacidad de domi-nacin e influencia que se puede conseguir. Lamenta-blemente el discurso poltico se ha determinado comoel smbolo de la mentira. Sin embargo, gran parte de sumagia radica en la capacidad inspiradora que contiene.As como gran parte de otros discursos, por ejemploel histrico o el literario, el discurso poltico transmitemensajes a la poblacin sobre el estado de las cosasque guarda el orden social, las expectativas de vida quelas personas tienen, la posibilidad laboral, educativa, delibertad, etc. No podemos vivir sin poltica, no pode-mos vivir sin discursos.

    A travs del discurso poltico se da cuenta delas posibilidades que tiene el Estado para proveer losbienes sociales que el pueblo demanda. Y ello lo es-tablece tanto quien se encuentra en el control delEstado, es decir, desde el gobierno, como quien esten la oposicin. Ambos discursos y la capacidad decoherencia, argumentacin y pertinencia que cadauno tenga, permitir la atencin y estimular la ac-cin de la sociedad. El discurso poltico siempre ge-

    nera accin. sta puede ser centrfuga o centrpeta,es decir, un mensaje poltico mantiene las posibilidadesde contribuir a la cohesin de un sistema poltico oa su destruccin. El discurso poltico coadyuva a laconsecucin del bien comn o a su cancelacin.

    Por qu es importante atender el discurso pol-tico? Finalmente, la configuracin jurdica-ideolgica-

    poltica-econmica-social del Estado termina siendoconducida por una clase poltica. El gran mrito dela Elitologa permiti aceptar, segn sus axiomas, unhecho irrebatible: la estructura poltica de los gober-nantes y gobernados. Sus estudios tambin logra-ron demostrar que la clase poltica no siempre tieneasegurada su posicin. Debe realizar acciones paramantenerse en el control del gobierno; pues, deno hacerlo, una contralite establecer las nuevascondiciones para arrancarles el poder. La historia,pues, dicen los elitlogos, es el cementerio de lasaristocracias. La lucha por el poder est atravesa-da por el discurso poltico, por los mensajes legi-

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    timadores, crticos, propositivos, cuestionadores,destructivos, conciliadores y de violencia que, lites ycontralites, establecen en la esfera poltica. La polti-ca es, ante todo, voz (Hirschman1), ideas, persuasiny manifestacin de legitimidad. No slo la fuerza sirvepara dominar a los dems; tambin la fuerza de laspalabras.

    El Mensaje

    Siete conceptos principales dan forma al discursopoltico de Gmez Morin: 1915, Revolucin Mexi-cana, Dolor, Accin, Tcnica, Estado e Instituciones,guardan una estrecha relacin y permiten explicarla visin de este importante observador del sistemapoltico mexicano. Todas estas nociones se desarro-llan a partir de la experiencia revolucionaria. ManuelGmez Morin, como tantos otros mexicanos que ex-

    1Hirschman Albert O, Retricas de la Intransigencia. Editorial FCE, 1991,Mxico.

    perimentaron los embates y los resultados del mo-vimiento armado, era capaz de observar en toda sudimensin tanto las oportunidades como los retosde su fase constructiva y, a diferencia de aquellos quela observaron desde el extranjero o desde la indife-rencia, asumi una responsabilidad. El ensayo publica-do por Morin hacia la segunda mitad de la dcada de

    los veinte del siglo pasado, marcauna referencia temporal signifi-cativa que ilustra el discurso: eltexto es, ante todo, un mensajepoltico. Inicia con la descripcindel ao que lleva por ttulo y queha sido catalogado como el mo-mento ms intenso de la revo-lucin mexicana. Gmez Morinas lo reconoce y afirma. En esemomento inicia la etapa ms vio-

    lenta de la guerra civil pero entregrupos revolucionarios. Los por-firistas haban sido expulsadosdel pas con los huertistas, apa-recindose as la ocasin idneapara reencauzar Mxico haciamejores horizontes. No sucedi.Constitucionalistas y Conven-cionalistas iniciaron un conflictoque terminara con la victoriafsica y poltica de los prime-ros. Gmez Morin elige su pro-pio grupo. l tambin se asumecomo constitucionalista. Justificasu preferencia sealando queesta faccin representaba el or-den y la propuesta de trabajo, laley y los proyectos que en el pasfaltaban. No excede en su crticaa lo que fue el villismo y el zapa-

    tismo; empero, con el adjetivo de caudillismo sealasus defectos: el convencionalismo slo representabaun impulso violento y romntico. El pas necesita-ba ley, orden y gobierno. Por tal razn, consideraque 1915 es el peor ao de la Revolucin Mexicanapero tambin el ms productivo por las propuestascarrancistas que ms tarde se materializaran en laConstitucin de 1917, a cuyo constituyente asisti.

    Este momento, el de la oscuridad y la luz, es tras-ladado a la poca de los veinte con el Grupo Sonoray la violenta lucha entre las facciones constituciona-listas. El autor hace de 1915un cronotopo. GmezMorin observa que se ha posicionado en el control del

    Discurso durante la inauguracin de la Asamblea Constitutiva 31U N I D I V E R S I D A D

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    pas el caudillismo, la pasin ciega y voluntariosadel revanchismo que carece de todo sentido hist-rico. Como Venustiano Carranza, hace un llamado alorden, a la ley y a los proyectos. No asume ningunapreferencia ideolgica sino la circunstancia concretaque vive el pas: el dolor. Gmez Morin piensa en unaconciliacin efectiva a partir de sealar que el dolor

    puede disminuirse. Habla a una generacin, es de-cir, a un conjunto de personas que en ese momentoconstituan algo ms que una clase social, estrato osector. La generacin de 1915, como le llama en elescrito de marras, puede considerarse el amplio con-glomerado social que en 1927 representaba a los je-fes de familia y mujeres que ocupaban los principalescargos a nivel social, poltico y econmico; empero,tambin puede referirse a un grupo selecto, espe-cialmente de intelectuales, entre quienes el autor seasuma. No hay una propuesta concreta pero s un

    excelente anlisis de la situacin que el pas vive ha-cia finales de los veinte. Gmez Morin afirma que laclase poltica se ha deslegitimado de la RevolucinMexicana, del Constitucionalismo, de la ley, el ordeny los proyectos. Cayeron en el caudillismo que tan-to temi Venustiano Carranza. Caudillismo que slorepresenta irracionalidad. Por tal razn, observa quees necesario pensar en el dolor como dispositivo dela accin. Es decir, si bien es cierto que el concep-to del dolor motiva a la atencin de su discurso y

    tcitamente a la descalificacin de los insensi-bles sonorenses, no se queda solamente como unacontemplacin. Es necesario actuar para evitar que eldolor se propague y prolongue. Si la existencia es do-lor, la accin puede disminuir sus efectos y quiz con-trolarlo. Sin embargo, no propone cualquier accin.La tcnica debe guiar a la accin. La tcnica es sntesisdel conocimiento, la ciencia y la moral. Es el orden elque se oculta en la propuesta. Gmez Morin ve a larevolucin como una evolucin; de ah su propuestade institucionalizarla mediante la creacin de proyec-tos que atiendan los verdaderos problemas que tieneel pas. Como en su momento lo hizo Carranza.

    Con respecto al anlisis bsico de contenido,basado en las preguntas, quin dice qu, a quin, enqu circunstancias y cules son los resultados; pro-piamente el esquema de Laswell, se puede mencionaren primer lugar que es el propio Manuel Gmez Mo-rin quien escribe el presente ensayo en Mxico, en elmes febrero de 1926, para su publicacin posterior,ya en el ao de 1927. Qu es lo que dice GmezMorin? Como el ttulo sugiere, se centra en hablarsobre el nacimiento, experiencia y origen de la famosa

    generacin de 1915, aquella generacin ponderadacompuesta por intelectuales que comenzaron a re-pensar y re-plantearse la realidad de nuestro pas; larealidad mexicana de cuya reflexin se fueron pocoa poco desprendiendo una serie de respuestas de ac-cin, tanto de ndole cultural y social como de ndolepoltico. A lo largo del texto podemos apreciar casi

    textualmente que Manuel Gmez Morin llama a laaccin, (invitacin) a una accin conjunta por partede los mexicanos. En cuanto a quin se lo dice, lainterpretacin particular del texto nos arroja que sedirige a todos los mexicanos, empero, le otorga unpapel protagnico a los ya mencionados intelectualespertenecientes a la generacin de 1915. Son ellos losque poseen la capacidad de liderazgo y gua para conel resto de los mexicanos. Por otra parte, en cuanto alas circunstancias, puede decirse que en 1927 la situa-cin poltica del pas no era positiva; por el contra-

    rio, se haba incrementado notablemente la violenciaentre la clase poltica y en la sociedad. La soberbia delos sonorenses pona al pas al borde de la guerracivil. Gmez Morin describe puntualmente las circuns-tancias que le empujan a levantar su pluma ante lasignominias que se sufren en los aos posteriores ala Revolucin Mexicana, aos de total desconciertoy crisis socio-poltica, aos que l mismo denominacomo la poca de la oscuridad.

    Conclusin

    Gmez Morin exhorta, ante la necesidad de haceralgo, al protagonismo a los intelectuales como lde-res de la multitud mexicana; es decir, el resto de losmexicanos debera de seguir a los intelectuales eneste camino de reinvencin. Puede decirse que el en-sayo tiene una profunda caracterstica aristocrtica oelitista. Lo inicia con una breve resea de la gnesisde la generacin de 1915, afirmando que sta tieneun origen en la rebelin espiritual ante un rgimendecadente. Posteriormente realiza una serie de n-fasis en aquel grupo de intelectuales que alzaron labandera de una nueva actitud; asimismo, a lo largo deltexto enfatiza incluso que la generacin no estabasujeta a la temporalidad; lo que les una era aquelimpulso inefable, con caractersticas trascendentes,como una consanguinidad espiritual.

    Despus de haber declarado al protagonista, G-mez Morin textualmente hace un llamado, una ex-hortacin, una invitacin a la accin. Esto es de vitalimportancia, pues es muy diferente hacer una invita-cin a la labor discursiva, que una invitacin concreta

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    a la accin. Dicha invitacin, como l mismo lo indica,se trata de una Invitacin que resuelva en la acciny no en la literatura, las grandes contradicciones queestamos viviendo. Aclarado el objetivo: hacer algocon el protagonismo de la generacin de intelectua-les de 1915. Gmez Morin deja ver sufundamento, su justificacin: el dolor, el

    dolor como justificacin para la accin,ese dolor que origina nuestra voluntad.Hay que puntualizar que esa enunciacindel dolor tiene una indispensable carac-terizacin vitalista; es decir, propugna aldolor como motor de la accin, el dolorcomo un elemento indispensable y quepotencializa de sobremanera la accincreadora del ser humano, una especie deinspiracin a la accin.

    El discurso de Manuel Gmez Morin

    es de contrapoder y contralite. Su posi-cin es marginal respecto de los grupospolticos que ocupaban el poder y, porello, trataba de sobrevivir manifestandoque la situacin nacional se violent porlos gobiernos posrevolucionarios. Puededescubrirse, a su vez, que el discurso delpersonaje es liberal y modernizador.Cabra agregar que tambin es revolucio-nario. El liberalismo modernizador y re-volucionario del personaje se manifiestamediante la perspectiva de observar losideales de la Revolucin Mexicana comola exigencia de una evolucin que requie-re instituciones, leyes, trabajo y demo-cracia. El liberalismo de Manuel GmezMorin no se manifiesta mediante el an-ticlericalismo sino mediante sus crticasa los gobiernos de Calles y Crdenas.Observa en ellos una modernizacin au-toritaria, es decir, una involucin. Si bienes cierto que los gobiernos de la Revolu-cin son modernizadores, a Gmez Mo-rin le parece que est constituyndoseun autoritarismo populista y personalistaque sacrifica la libertad y democracia enel pas. Es liberal en tanto intelectual: ex-plica qu ocurre en el pas, cmo se hanagravado las cosas y por qu no hay una firme volun-tad del cambio. Se opuso al modelo del nacionalismocentralista que impuso el general Lzaro Crdenaspor considerar que desvirtuaba la naturaleza humanade la persona.

    En sus ideas hay lealtad con Mxico, hay un apego alos ideales de la Revolucin Mexicana, al maderismo yal constitucionalismo. En el camino, implicara tambinel llamado a la formacin de una coalicin entre losoposicionistas al rgimen de la Revolucin Mexicana.

    El discurso de Manuel Gmez Morin puede cali-ficarse como un discurso de intransigencia, futilidad,riesgo y perversin (Hirschman) respecto de las ac-ciones de los gobiernos revolucionarios antes referi-dos; pero no es un discurso desleal o irresponsable.

    Mariana Ochoa, primera afiliada en la campaa nacional deafiliacin del PAN, 2009

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    Bienvenidoal

    paraso BioUn experimento social en elbarrio de Prenzlauer Berg

    *Natalia Prez-Galds

    Imagine que se encuentra usted en Prenzlauer Berg, un barrio situa-do en Berln Este conocido como Honywood1antes de la cada delmuro. Es jueves por la maana, y ser mejor que usted sea diestroa la hora de sortear el intenso trfico de cochecitos de nio ultramo-

    dernos, abundan los doble-formato, de diversos carricoches de maderatamao mini o de los variopintos remolques de bicicleta ms cmodosque limusinas y ltimo grito del acarreo infantil no contaminante.

    Crecer a partir del pasado, fotografa tomada del concursoContrastes, en Prenzlauer Berg

    Tampoco conviene quedarse pasmado contemplandolos colores fosforescentes de los nuevos materialessintticos que repelen el agua, ni sus ligeras estructu-ras de aluminio ajustables, so pena de que le lancenmiradas furibundas que suelen significar: derechoinalienable e irrenunciable a la preferencia de paso yno moleste usted el avance de la nueva e inmaculadaestirpe bio. Los jueves hay mercadillo. Eco-Bio, claro. Unhuevo son treinta cntimos de euro, o sea cinco pe-sos cincuenta. Huevos de gallina feliz que ha trotadoa su albur y picoteado aqu y all a su entera que-

    rencia por las granjas de Brandeburgo. Una docena,son tres euros cincuenta, es decir, 57 pesos. Ese es elprecio por salir del universo dioxina.

    Prenzlauer Berg es un barrio peculiar. El hecholamentable visto desde la perspectiva actual noparece tan luctuoso de que quedara al otro ladodel muro, tras el teln de acero, lo ha preservado,en un sentido amplio de la palabra, en su mayor par-te de los excesos de occidente. Donde las bombashicieron su trabajo, en general, no se construy in-discriminadamente, de modo que los huecos y so-lares hoy son pequeos parques, zonas verdes conmesas de ping-pong o columpios de madera, y jar-dines para el esparcimiento. Tampoco se levantaroncentros comerciales de dudoso gusto, supermercados,

    1En alusin a Erich Honeker, Jefe de Estado de la Repblica Democr-tica Alemana (DDR) entre 1976-78. En los edificios de sus hermosas yafrancesadas calles habitaba una alta proporcin de cuadros y elitesdel Partido.

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    franquicias, ni otros mamotretos para dar fe deningn milagro econmico tras la posguerra. Pues-to que el deporte y la vida al aire libre eran partefundamental del esparcimiento del proletariado (sinmuchos bienes de consumo al alcance en la demo-cracia comunista), Prenz, como se conoce entre losberlineses a esta colonia, probablemente sea uno

    de los espacios urbanos con ms rboles, parques yequipamientos deportivos al aire libre de todas lasgrandes capitales europeas. Adems, el tranva fluyepor sus amplias avenidas, un transporte limpio, quelos malvados comunistas no erradicaron para hacerhueco al autobs, como hicieron en el Berln delOeste. Un lugar ideal, pensar usted. Sin duda. Poreso, a partir del ao dos mil comenz una lenta peroinexorable migracin de las clases pudientes proce-dentes de Berln del Oeste y de otras capitales eu-ropeas profesionales liberales de mediana edad,

    miembros de la Academia, chicos de los Mass Media,artistas bien asentados, arquitectos, gestoras cultu-rales, editores, diseadores web, el tipo de fauna quese viste de negro, lleva gafas de concha y chupasNorth Face en invierno hacia la tierra prometidade Prenz. La tierra verde y barata. Y as dio comien-zo un pequeo experimento social espontneo.

    A medida que avanza usted entre los puestoscon calcetines de lana tejidos a mano, lechugas cul-tivadas sin pesticidas, mermeladas caseras, manzanascon mala cara pero sin veneno en sus carnes, toma-tes canijos o calabazas retorcidas que, por supuesto,son todos productos de temporada, se le irn cru-zando en el camino madres recin paridas ataviadascon porta bebs tipo rebozo mexicano de tradicinancestral. Puede que usted sienta una cierta extra-eza: Pero no estbamos en Berln? Sern acasotodos tan felices como parecen? Con paso firme,robustos, delgados, los paps tiran de los carritos demadera mientras llenan bolsas de tela con algunasviandas, pocas. Vivaces, activos, los nios correteany montan en sus bicicletas de madera sin las anti-cuadas dos rueditas de apoyo suplementario que seusan en otras latitudes. Energticas, vigorosas, lasmams transportan criaturas y puerros en sus bici-cletas. Mientras se circula por el mercadillo, acudeninevitables a la mente palabras como Lebensreform(reforma vital), eslganes como Zruck zur Natur(vuelta a la naturaleza) y los nombres de algunospioneros como el del antropsofo Rudolf Steiner,el mdico naturista Sebastian Kneipp, el nutrilogoBircher-Benner, desarrollador del meslio muesli, elmejor desayuno del mundo, o el de Arnold Rikli, el

    primer promotor de los baos de sol2. Porque notodo comenz en los 70, no. Hay que retornar. Recu-rrentemente, hay que retornar a la madre naturalezaporque algn terror monstruoso nos obliga a perderla conexin con ella.

    As, paseando, estos nombres enlazan con otraspalabras y desencadenan nuevas asociaciones al tiem-

    po que se divisa el logotipo del mayor supermercadobio-orgnico de Berln, el LPGBiomarkt: un gran edifi-cio con dos plantas conectadas por escaleras mecni-cas abastecidas con toda suerte de productos frescosy envasados con etiqueta de procedencia de agricul-tura biolgica certificada. Asociaciones que, cmono, conducen a la palabra dioxina o a los titularesdel escndalo con el que se abra el ao 2011 en Ale-mania: la distribucin de piensos fabricados con gra-sas industriales plagadas de dioxinas (distribuidas porla empresa Harles & Hetzsch) para alimentar aves y

    cerdos. Vnculos instantneos a trminos espectra-les como grasa saturada, grasas trans (cido grasoinsaturado) o a siglas como GDA(grandes empresasde distribucin de alimentos). Justo entonces, llega elmomento de reparar en que los chicos de Prenz vanal LPGBioMarkt en lugar de ir a uno de los varios su-permercados de descuento que dominan la ciudad.Tambin est bastante cerca, pero no van a comprarall. Con su lema: no se engae, la calidad no es cara,esta famosa cadena de supermercados de descuentoperteneciente a uno de los grandes grupos de distri-bucin alimentaria alemana, ha conquistado las ur-bes europeas de todo tamao y condicin. Parecidoa Walmart (Aurrer, Superama) en Mxico, pero talvez ms barato. Tan barato que all no van los sujetosde nuestro experimento social. Tan barato, que allse alimentan aquellos que van a tener el colesterolalto, diabetes, dioxinas en sangre, los que no sabenlo que es una lipoprotena ni entienden nada del selloaquel que llevan marcados los huevos. Qu cosas!El sellado de los huevos! Quin se fija en eso?3Cla-

    2A finales del siglo XIXse dio en Alemania, Suiza y Austria un movimiento

    o, ms bien, un conjunto de movimientos que preconizaban un regreso aformas de vida de acuerdo con la naturaleza como reaccin y crticaa los efectos de la industrializacin y el materialismo. A los nombres men-cionados arriba, junto a unos cuantos ms, se asocian las primeras teorasy praxis de la protoecologa, la medicina naturista y las virtudes curativasde la vida al aire libre, la alimentacin biolgica-dinmica y vegetariana, laagricultura orgnica, los proyectos de asentamientos como ciudades-jardn,colonias como Edn, de corte vegetariano, o como Monte Verit, dondeartistas, intelectuales anarquistas, vegetarianos o escritores como HermanHesse experimentaron nuevas formas de convivencia, la cultura del cuerpolibre o nudismo (FKK) cuyo pionero fue K. W. Diefenbach, etc. Reaccin omodernidad? Un debate abierto por cuyas venas an fluyen ros de tinta.3El primer nmero de la lnea de nmeros que lleva sellado todo huevoen Europa puede ser: 0 (cra 100% ecolgica, en libertad y con alimen-

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    ro, en el sper de descuento, una docena de huevoscuesta aproximadamente 1.05 euros, o sea, aproxi-madamente veinticuatro pesos, y en el Bio, 3.6 euros,o sea, 52.20 peso, la mitad. Y as con todo. Total, si nosvamos a morir todos y de algo hay que morirse, no?!

    Desde luego no parece ser este el pensamientode los sujetos del experimento social espontneo.Ellos saben que hoy somos lo que comemos. As desimple: es usted lo que come. Mientras el mundoes gestionado por las grandes multinacionales de laalimentacin y los especuladores que compran tri-go, o valores de trigo futuro; mientras las especiestransgnicas se introducen en Asia para alimentara las economas emergentes, o en Mxico donde elmaz transgnico, tanto vivo como listo para ser con-sumido, importado de EE. UU., avasalla a las especiescriollas; mientras las dioxinas se asientan en los hue-vos de las granjas alemanas y europeas, y los nios

    espaoles y turcos se atiborran de grasas trans, lossujetos del experimento saben que son lo que co-men. En medio del temporal han decidido fundar denuevo una colonia-jardn, una pequea reserva, unaisla de conciencia ecolgica y salud en el barrio dePrenz de forma espontnea. Nadie los ha llamado.Van llegando como los elefantes al cementerio, al dic-tado de la recurrente llamada de la madre naturaleza.Saben que el espejismo de la variedad consiste enaadir aditivos a la comida industrializada, saben quelas naranjas y manzanas que brillan en los anaquelesde los mega supermercados del mundo han sido so-metidas a procesos de larga conservacin y madu-racin controlada artificialmente, saben tal vez, queen alguno de sus informes la FAO (Organizacin delas Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimen-tacin) advierte que el 95% de los alimentos que seconsumen en el mundo proceden solo de diecinuevecultivos y ocho especies animales. Y no slo saben,sino que recuerdan perfectamente que sus suelosestn plagados de DDT, de fertilizantes nitrogenadosy residuos industriales de la lluvia cida o nuclearpese a que son parte de una de las sociedades msavanzadas del mundo en lo que respecta a legislacinprotectora del medio ambiente; una sociedad donde

    tacin controlada, es decir sin aditivos nocivos); 1 (cra en semilibertad,pero con alimentacin estndar); 2 (cra en el suelo, en cubculos o jaulas,con alimentacin estndar); 3-4 (cra intensiva en naves iluminadas arti -ficialmente sin pisar el suelo y con alimentacin estndar ms las opor-tunas ayudas al crecimiento rpido). Tras el primer numero, aparecen lassiglas del pas del que procede el huevo, despus el nmero de la reginde que se trate, y para acabar, los nmeros indicativos de la empresa-granja productora.

    Volker Ratzmann es miembro de la Alianza 90/Los Verdes en Alemania

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    Ilustracin de Csar Susano

    los automovilistas no tienen tantas ganas de asesinara los ciclistas como de costumbre. Tienen claro quehan de fundar un nuevo mundo feliz donde ellos de-ben ser los Doble-Ms4que rijan el destino de suscuerpos y de los cuerpos de sus vstagos.

    Para eso, y en primer lugar, los habitantes dePrenz, votan verde, un 34.6% votaron a Volker Ratz-

    mann, candidato para ser concejal del Ayuntamientode Berln, a quin se le poda ver repartiendo infor-macin sobre los objetivos de Los Verdes entre lospuestos del mercadillo Bio durante las ltimas elec-ciones; de hecho, se vaticina que en septiembre de2011 Los Verdes podran conquistar el gobierno enel estado federado de Berln. Para eso, los chicos dePrenz han ido comprando los pisos y rehabilitandolos edificios. Algunas inmobiliarias ya venden coneslganes como el mejor barrio para los nios,Prenz en verde. Para eso, las madres y los padres,

    profesionales de mediana edad con estudios supe-riores y considerablemente ilustrados, han entradoen los consejos escolares y han auspiciado la crea-cin de escuelas de msica, instalaciones de teatro alaire libre, o complejos de juegos verdes, en diversosespacios del barrio. La Liga Verde tiene su sede enuna de sus avenidas ms importantes, y la estafetade correos hace publicidad, a todo el que va a poneruna carta, sobre contratar la luz con una compaaque cobra un poco ms caro el kilovatio pero ase-gura su procedencia limpia. La limpieza se nota, notal vez en las aceras, pero s en los anhelos. Tanto senota y tan acusado es el fenmeno, que ya ha sidobautizado en distintas esferas como lagentrificacin5de Prenz. Lo que es ms, ya existe una plataformacuyo blog se llama Gentrification Blog que lidera lasprotestas contra la gentrificacin del barrio, es decir,contra la subida de los precios de la vivienda que ex-pulsa a los habitantes originales (ossies), contra losintereses inmobiliarios y los desalojos, contra el sutilcambio o sustitucin de habitantes y comercios porotra clase social, una elite econmica y cultural quemaneja el cotarro y demanda tiendas de diseo, res-

    taurantes ms caros, supermercados bio, etc., etc. Lareserva no tiene verjas, ni seguridad privada o ejr-citos de gorilas armados con metralletas para defen-der la propiedad y el nivel de vida. Se trata de unafrontera ms sutil. La frontera del futuro, que noslo se sustancia en la posesin de dinero, sino enla posesin, adems de educacin, de una convic -

    cin radical, activa, combativa: mientras el mundose envenena, nosotros construimos una estirpe lim-pia. Somos lo que comemos, y los verdaderos ricoscomen eco-bio-orgnico. Es posible acaso que todala poblacin mundial acceda a ese estado de cosas?Parece poco probable. Pensemos en Mxico, un pasde los llamados megadiversos, con una gran biodi-versidad de la Tierra, que tiene grandes oportunida-des de desarrollar tecnologas verdes y ser pioneroen agricultura sostenible y biolgica. Un pas que nonecesita incorporar el concepto del mercadillo Eco-

    Bio dado que ya es una realidad, parte de su cultura,un uso ancestral que sita a los tianguis a rebosar dealimentos artesanales y fabricados sin las tecnologasde produccin masiva, como columna vertebral de lacompra-venta de alimentos en los ncleos de pobla-cin pequeos y medianos de todo su territorio. Unpas con planes de fomento a la agricultura orgnica yque dispone de una gua roja y verde de los alimentostransgnicos editada por Green Peace y una Ley deBioseguridad de Organismos Genticamente Modifi-cados (mejor conocida como Ley Monsanto). Un pasas, sin embargo, importa en elevadas proporcionesalgodn, soya, papa jitomate, maz (en este caso el45%) transgnicos que luego se encuentran en los ali-mentos.6Se sita en la triste estadstica de ser el se-gundo mayor consumidor de refrescos (cinco vecesms de azcar que un agua de frutas y otros aditivos),y presenta un altsimo consumo de la llamada comi-da chatarra o de productos alimentarios industrialescon grasas trans y de otro tipo. La pregunta que sehar usted tal vez sea: si el experimento espontneode crear reservas donde se cren las nuevas razas debiolimpiosse llevara a cabo tambin en Mxico o siacaso ya est teniendo lugar, quedarn fuera de esteexperimento las clases desfavorecidas de campesinostradicionales, de indgenas y manufactureros? Sernellos tal vez quienes den de comer a