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Intervención Psicosocial, 2003, Vol. 12 N.° 2- Págs. 163-177 INTERVENCION PSICOSOCIAL 163 La integración del menor en la familia de acogida: factores facilitadores Children adjustment to foster families: facilitating factors Cristina HERCE* Cristina ACHÚCARRO* Arantxa GOROSTIAGA** Bárbara TORRES GÓMEZ DE CÁDIZ* Nekane BALLUERKA** RESUMEN En el presente artículo se exponen los resultados de una investigación llevada a cabo con 68 familias acogedoras y 93 menores acogidos de la Comunidad Autónoma del País Vasco. El objetivo radica en analizar el nivel de integración de los menores en las familias de acogida como un indicador de éxito del acogimiento familiar, y como un fenómeno deter- minado por variables de distinta naturaleza, a saber, relacionadas con la actitud y estruc- tura de la familia acogedora, asociadas a el menor acogido, y ligadas al tipo de acogimien- to. Los principales resultados muestran que en la integración del menor influyen de forma positiva los siguientes factores: que la familia acogedora acepte y respete la vinculación del menor con su familia de origen y tenga como principal motivación el deseo de realizar un acto de solidaridad; que el menor preferiblemente inicie el acogimiento antes de los siete años, y que éste pueda establecer un vínculo de apego seguro con los acogedores. Los datos también apuntan a una mejor integración de los menores acogidos en familia ajena respecto a los acogidos en familia extensa. En la discusión se abordan las implicaciones que se derivan de estos resultados para mejorar las líneas de intervención en el acogimien- to familiar que desarrollan las instituciones competentes en dicha materia. PALABRAS CLAVE Acogimiento familiar, Nivel de integración, Indicadores de éxito INVESTIGACIONES APLICADAS * Centro LAUKA de Estudios e Intervención Familiar y Comunitaria ** Departamento de Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento. Facultad de Psicología Universidad del País Vasco Fecha de Recepción: 22-02-2002 Fecha de Aceptación: 22-07-2003

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Page 1: 4. La integraci n del menor · Los principales resultados muestran que en la integración del menor influyen de forma positiva los siguientes factores: que la familia acogedora acepte

Intervención Psicosocial, 2003, Vol. 12 N.° 2- Págs. 163-177

INTERVENCION PSICOSOCIAL 163

La integración del menor en la familia de acogida:factores facilitadores

Children adjustment to foster families: facilitatingfactors

Cristina HERCE*Cristina ACHÚCARRO*

Arantxa GOROSTIAGA**Bárbara TORRES GÓMEZ DE CÁDIZ*

Nekane BALLUERKA**

RESUMENEn el presente artículo se exponen los resultados de una investigación llevada a cabo

con 68 familias acogedoras y 93 menores acogidos de la Comunidad Autónoma del PaísVasco. El objetivo radica en analizar el nivel de integración de los menores en las familiasde acogida como un indicador de éxito del acogimiento familiar, y como un fenómeno deter-minado por variables de distinta naturaleza, a saber, relacionadas con la actitud y estruc-tura de la familia acogedora, asociadas a el menor acogido, y ligadas al tipo de acogimien-to. Los principales resultados muestran que en la integración del menor influyen de formapositiva los siguientes factores: que la familia acogedora acepte y respete la vinculación delmenor con su familia de origen y tenga como principal motivación el deseo de realizar unacto de solidaridad; que el menor preferiblemente inicie el acogimiento antes de los sieteaños, y que éste pueda establecer un vínculo de apego seguro con los acogedores. Losdatos también apuntan a una mejor integración de los menores acogidos en familia ajenarespecto a los acogidos en familia extensa. En la discusión se abordan las implicacionesque se derivan de estos resultados para mejorar las líneas de intervención en el acogimien-to familiar que desarrollan las instituciones competentes en dicha materia.

PALABRAS CLAVEAcogimiento familiar, Nivel de integración, Indicadores de éxito

INVESTIGACIONES APLICADAS

* Centro LAUKA de Estudios e Intervención Familiar y Comunitaria** Departamento de Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento.Facultad de Psicología Universidad del País Vasco

Fecha de Recepción: 22-02-2002 Fecha de Aceptación: 22-07-2003

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INTRODUCCIÓN

La consolidación del acogimiento fami-liar como medida efectiva de protección ala infancia en nuestro país data de fina-les de los años 80. Desde entonces, eltrabajo directo con el menor, su familiabiológica, y su familia acogedora, ha per-mitido a los profesionales tomar concien-cia de numerosos factores ligados al éxitoo fracaso de esta medida. Sin embargo,como señalan Altshuler y Gleeson (1999),las evaluaciones respecto al éxito del aco-gimiento familiar se han focalizado mayo-ritariamente en la seguridad y protecciónde los menores así como en el tiempo de

permanencia de éstos en el acogimiento,sin que se haya progresado suficiente-mente en la incorporación de medidassistemáticas sobre su bienestar. En estesentido, algunos autores han enfatizadola importancia de la integración delmenor en la familia de acogida como unindicador de su bienestar y, por tanto,del éxito o fracaso de dicha medida(Fanshel y Shinn, 1978; George, 1970).Además, en muchos casos, una buenaintegración permitiría reducir los conti-nuos cambios de los menores de un aco-gimiento a otro que, como han señaladodiversos autores, repercuten de maneramuy negativa en el desarrollo evolutivo

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ABSTRACTThe results of a study carried out with 68 foster care families and 93 foster cared chil-

dren in the Basque Country Community are shown in this article. The objective is to analy-se the children's level of adjustment to the foster care families as an indicator of the suc-cess of their fostering and as a phenomenon determined by variables of different naturesuch as the attitude and structure of the foster family, the characteristics of the fosteredchild, and the type of fostering. The main results show that the following factors have apositive influence on the children's: that the foster family acceptance and respectto the linkbetween the child and his birth family; the foster family's main motivation of carriving outan act of solidarity; and the fostering start before the child is aged seven, so that he canestablish a safe attachment to his foster parents. The results also show a better adjust-ment when the children are fostered in non extended families. The main implications deri-ved from these results are discussed to improve the family foster care intervention develo-ped by the responsible institutions.

KEY WORDSFamily foster care, Level of adjustment, Indicators of success.

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de los mismos (Doelling y Johnson, 1989;Webster, Barth y Needell, 2000).

Un primer aspecto que llama la aten-ción a este respecto es la escasez de tra-bajos de investigación empírica queofrezcan datos precisos acerca de la inte-gración de los menores en las familias deacogida. La justificación de este hechopuede encontrarse, además de en laescasa atención prestada a la valoracióndel bienestar de los menores en acogi-miento a la que se ha aludido anterior-mente, en la tendencia imperante queconsidera el acogimiento familiar comoun recurso transitorio hasta lograr lareunificación familiar. Así, Minty (1999)señala que la forma más común de acogi-miento familiar en EEUU y Gran Bretañaes la temporal, con una duración inferiora 3 meses. Sin embargo, en nuestroámbito de trabajo, la mayor parte de losacogimientos son permanentes o se con-vierten en permanentes a lo largo deltiempo. Además, el porcentaje de meno-res que pueden volver con sus familiastras su salida del hogar es bajo; y no esraro que quienes han retornado a susfamilias de origen deban salir de nuevode ellas para reiniciar un acogimientofamiliar (Rzepnicki, 1987; Minty,1999).La larga duración del acogimiento en lamayor parte de los casos hace que elestudio de aquellos factores que influyenen la integración de los menores en lasfamilias de acogida y, por tanto, en eléxito o fracaso del acogimiento, cobreuna importancia sustancial.

La medición y el análisis de esta varia-ble constituye una tarea compleja por laexistencia de múltiples sistemas huma-nos interrelacionados (familia biológica,familia acogedora, menor, Servicios deProtección Infantil, etc.), por la presenciade diversos traumas en algunos de susmiembros, y por la escasez de instru-mentos con los que evaluar dicha varia-ble. No obstante resulta posible inferirdatos acerca de esta cuestión a partir de

los numerosos estudios que se han foca-lizado en la evaluación del éxito o fracasode la medida de acogimiento familiar. Enfunción del método elegido para evaluarel éxito o fracaso del acogimiento familiarpodemos clasificar los estudios en tresgrupos. Un primer grupo lo valora princi-palmente en función de la duración delacogimiento, o de su interrupción prema-tura (Walsh y Walsh, 1990; Dore y Eis-ner, 1993; Beatty, 1996). Siguiendo estoscriterios el éxito sería proporcional altiempo de permanencia del menor en lafamilia; por el contrario, las rupturas noplanificadas del acogimiento serían indi-cativas del fracaso de dicha medida. Sinembargo, la experiencia muestra que lapermanencia por sí sola no es garantíade una buena integración ni permite con-cluir que la medida de acogimiento fami-liar esté siendo un éxito (Minty 1999;Doelling y Johnson, 1989). A fin de valo-rar la integración de los menores en lasfamilias de acogida resulta necesario pri-mar otro tipo de variables directamenteligadas a la relación que se estableceentre el menor y la familia acogedora y ala calidad de los cuidados que reciben losmenores, tales como el afecto que dis-pensan los acogedores a los menores, elmantenimiento de expectativas realistas,la cantidad de tiempo que dedican a losmenores, etc. (Doelling y Johnson, 1989).

Un segundo grupo de estudios haanalizado el éxito o fracaso del acogi-miento familiar examinando la adapta-ción individual, familiar y social de adul-tos que siendo menores permanecieronen régimen de acogimiento familiar(Dumaret y Coppel-Batsch, 1997; Bueler,Orme, Post y Patterson, 2000; Cook-Fong, 2000).

Finalmente, un tercer grupo de estu-dios ha analizado esta cuestión valoran-do el progreso alcanzado en el desarrolloevolutivo de los menores a lo largo deltiempo que han permanecido acogi-dos (Whiting, 1998; Palmer, 1998; Jones,

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1999; Gries, Goh, Andrews, Gilbert, Pra-ver y Stelzer, 2000; McAuley, 2000).

Todos estos estudios han examinadola importancia de numerosas variablesligadas al éxito de la medida de acogi-miento familiar. Si se asume que paraque pueda considerarse que un acogi-miento familiar ha tenido éxito es con-dición necesaria, aunque no suficiente,que se haya logrado una buena integra-ción del menor en la familia de acogida,es posible extraer, a partir de estosestudios, información relevante sobre lavariable que nos ocupa, a saber, la inte-gración de los menores en las familiasde acogida. Así, las variables estudia-das pueden agruparse del siguientemodo:

1. Variables relacionadascon el menor acogido

— Variables sociodemográficas. A esterespecto, la edad aparece como unavariable clave, de tal forma quecuanto más joven es el/la niño/a alinicio del acogimiento, mayor pro-babilidad existe de que el acogi-miento se mantenga (Walsh yWalsh, 1990; Whiting, 1998; Minty,1999; Ferrá, Carballo, Guerra,Panades, Rosello y Vaño 2000). Res-pecto al género de los menores, losresultados son menos consistentes;aunque algunos estudios sí hanseñalado que las chicas se adaptanmás fácilmente que los chicos(McQuaid, 1995; Beatty, 1996).

— Variables ligadas a la historia per-sonal del menor acogido. Se ha ana-lizado el tipo de maltrato sufrido ensus familias (Whiting, 1998; Palmer,1998); el tipo de vínculo de apegoestablecido con sus progenitores(Palmer, 1998); y que el menor hayadado o no su consentimiento al aco-gimiento familiar (Beatty, 1996).

Walsh y Walsh (1990) encontraronque el hecho de haber permanecidoacogido una o más veces en unaInstitución era el factor predictormás potente de la ruptura de losacogimientos familiares.

— Variables relacionadas con la per-sonalidad y el tipo de comporta-miento del menor acogido. Algunosestudios indican un peor ajuste porparte de los menores que se mues-tran más agresivos, y que sacan sumalestar hacia el exterior, frente alos que dirigen su malestar y agre-sividad hacia sí mismos (Beatty,1996; McQuaid, 1995). De igualforma, Walsh y Walsh (1990) seña-lan como factores negativos, laincapacidad para afrontar el éxito,el miedo a la intimidad, el estarnecesitado de afecto y tener uncomportamiento pasivo-agresivo; ycomo indicadores positivos, el he-cho de tener buenas habilidadessociales y/o atléticas, musicales osimilares. Otros autores han seña-lado, en esta misma línea, la exis-tencia de una fuerte asociaciónentre la estabilidad del acogimientoy dimensiones de la personalidad,tales como la tolerancia a la intimi-dad, la impulsividad, el miedo alrechazo, la agresividad y la autoes-tima (Dore y Eisner, 1993).

2. Variables relacionadascon la familia acogedora

Walsh y Walsh (1990) encontraron unafuerte asociación entre la estabilidad delos acogimientos y diversas característi-cas de la familia acogedora. En concreto,señalaron que había dos factores quecontribuían de forma significativa y posi-tiva al nivel de funcionamiento generaldel menor acogido: la capacidad de lafamilia acogedora para tolerar aspectosde la vida del menor que éste todavía no

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ha podido elaborar e integrar de formaadecuada, tales como la retención simbó-lica de sus propios padres; y el hecho deque la motivación de los acogedores paraacoger al menor fuese su atracción porlos menores y sus sentimientos de cer-canía hacia la gente joven. Finalmente,estos autores señalaron que las variablesque reflejan el estilo y la personalidad delos acogedores estaban más intensamen-te asociadas al nivel de funcionamientogeneral de las familias acogedoras quelas variables de tipo sociodemográfico oestructural.

Otros autores han destacado la impor-tancia de que exista un buen empareja-miento entre el temperamento de losmenores y el de las familias acogedoras(Green, Braley y Kisor, 1996). Se ha ana-lizado también la influencia de la existen-cia o no de parentesco familiar entre elmenor acogido y la familia acogedora,observándose ciertas ventajas en los aco-gimientos en familia extensa respecto alos acogidos en familias ajenas (Flynn,1995; Jones, 1999; Iglehart, 1994). A suvez, la percepción de una relación cálidaentre los acogedores y el menor se hallaintensamente asociada a la satisfaccióncon el acogimiento, tanto por parte de losmenores como por parte de los acogedo-res ( McQuaid, 1995).

3. Variables relacionadascon la familia biológica

Walsh y Walsh (1990) señalaron que laausencia de contacto entre el menor aco-gido y su padre, no así en el caso de lamadre, se asociaba con una mayor pro-babilidad de mantener la situación deacogimiento.

Partiendo de las consideraciones quese acaban de exponer, el objetivo del pre-sente estudio consistió en examinar laasociación existente entre el nivel deintegración del menor en la familia de

acogida y diversas variables referidastanto a la familia acogedora, como almenor acogido y a la naturaleza del aco-gimiento. Cabe señalar que los resulta-dos que aquí se presentan forman partede una investigación más amplia cuyosobjetivos generales consistían en identifi-car las variables que permiten predecirun adecuado funcionamiento del acogi-miento familiar, así como analizar lacompetencia socioemocional de losmenores acogidos.

PARTICIPANTES

Para el presente estudio se ha contadocon la participación de 68 familias acoge-doras y 93 menores (45 varones y 48mujeres), con edades comprendidas entrelos 7 y los 18 años. Todos ellos estabanacogidos por familias de la ComunidadAutónoma del País Vasco, las cuales par-ticiparon de forma voluntaria en la inves-tigación.

INSTRUMENTOS DE MEDIDA

— Inventario acerca del nivel deIntegración del Menor en la Fami-lia de Acogida (IMFA). Dada laausencia de instrumentos específi-cos para medir la integración delmenor en la familia de acogida, elequipo de investigación elaboró uninventario destinado a tal fin. Unanálisis preliminar de las caracte-rísticas psicométricas del IMFApuso de manifiesto que el inventarioposee una adecuada fiabilidad yvalidez. (Balluerka, Gorostiaga,Herce y Rivero, 2002). Se redacta-ron un total de 48 ítems, seis deellos pretendían examinar la since-ridad del menor al responder al ins-trumento y configuraron la subes-cala de Deseabilidad social. El restode los ítems preguntaban acerca dediferentes aspectos que reflejan el

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nivel de integración de un/a niño/aen la familia con la que convive. Enconcreto, un análisis de la dimen-sionalidad del inventario puso demanifiesto que éste mide tresdimensiones de la integración, asaber: “Aceptación de la relación delmenor con su familia biológica, porparte de la familia acogedora”(dimensión 1); “ Vinculación afecti-va del menor con la familia acoge-dora” (dimensión 2); y “Relacionesexistentes entre la familia biológicay acogedora del menor” (dimensión3). El formato de respuesta se haadaptado a una escala tipo Likertcon cuatro alternativas: 1.- Nunca;2.- Pocas veces; 3.- Muchas veces;4.-Siempre.

— Protocolo “ad-hoc” de datossociodemográficos y técnicossobre aspectos ligados al acogi-miento familiar. Se elaboró unprotocolo estructurado para recogerinformación sociodemográfica sobrecada menor y su familia acogedora,así como para recabar datos acercade la historia de desprotección delmenor y de las características de suacogimiento familiar con relación auna serie de aspectos relevantes.Este protocolo fue cumplimentadopor el profesional responsable delseguimiento del caso.

— Versión española de Diaz-Aguadoy Martínez (1995) de la escala ori-ginal de Pierre -Harris (1969). Setrata de una escala de 80 ítems conun formato de respuesta dicotómico(SI/NO) que permite obtener unapuntuación global en autoconceptoy en seis dimensiones concretas:conductual, intelectual, físico, faltade ansiedad, popularidad y felici-dad-satisfacción. Para su aplicacióncon los menores de siete años, seadaptó la redacción de los ítems deforma que pudiera ser cumplimen-

tada por el adulto de la familia aco-gedora que mejor conociese almenor.

— Escala de apego de López, Cante-ro y Lázaro (1997). Esta escalaconsta de 58 ítems y mide los vín-culos de apego que el menor esta-blece con cada uno de sus progeni-tores. Para el presente estudio, seadaptó la redacción de los ítems ala situación concreta de acogimien-to y se modificó la opción de res-puesta de escala tipo Likert,ampliándola de tres a cuatro alter-nativas: 1.- Nunca es verdad, 2.-Pocas veces es verdad, 3.- Muchasveces es verdad, 4.- Siempre es ver-dad. Se ha administrado a menorescon edades comprendidas entre los7 y los 11 años.

— Cuestionario de Relaciones (CR)(Griffin y Bartholomew, 1994). Setrata de un instrumento de autoin-forme que permite medir el gradode identificación del menor conalguno de los patrones de apego(seguro, temeroso, preocupado yrechazante) descritos en los cuatropárrafos que contiene el instrumen-to. Se ha utilizado para la medicióndel apego en los menores de edadigual o superior a los 12 años.

PROCEDIMIENTO

Como se ha señalado anteriormente,los datos del presente estudio se enmar-can dentro de una investigación másamplia cuyos objetivos generales eran laidentificación de las variables que per-miten predecir un adecuado funciona-miento del acogimiento familiar, asícomo el análisis de la competenciasocioemocional de los menores acogidos.Los sujetos participantes se encontra-ban acogidos en familias de la Comuni-dad Autónoma del País Vasco. La cola-

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boración de los técnicos de acogimientode las instituciones responsables de sututela, permitió el acceso a las familiasy a los datos sociodemográficos, tantode las familias como de los menores. Laadministración de las pruebas se realizóa través de profesionales previamenteformados en las pautas a seguir para lacorrecta aplicación de las pruebas en eldomicilio de las familias acogedoras, asícomo para favorecer la colaboración delos sujetos.

RESULTADOS

Dado que, como ya se ha señalado, elacogimiento familiar constituye unamedida de protección influida pornumerosos sistemas de naturaleza dife-rente (familia natural, menor, familiaacogedora, instituciones y organismosen contacto con las familias, etc.), laintegración de los menores en las fami-lias está condicionada por factores rela-tivos a todos estos sistemas interrelacio-nados, siendo el peso específico de cadauno de ellos distinto en función de sumayor o menor relevancia en cada casoparticular.

En el presente estudio se ha analizadola importancia que tienen, para el nivelde integración del menor, un conjunto devariables que pueden agruparse en trescategorías: 1) variables asociadas a laestructura de la familia acogedora y a suactitud hacia el acogimiento; 2) variablesligadas al menor acogido; 3) variablesrelacionadas con el tipo de acogimiento.La relación existente entre dichas varia-bles y el nivel de integración de los meno-res ha sido examinada mediante pruebasparamétricas (t de Student) en los casosen los que se cumplían los supuestospara la aplicación de tales pruebas, ymediante pruebas no paramétricas (U deMann-Whitney y test de Kruskal-Wallis)cuando no se cumplían tales requeri-mientos.

1) Relación entre la estructura de lafamilia acogedora y su actitud hacia elacogimiento y el nivel de integración delmenor. Una primera variable estudiadafue el número de hijos propios de la fami-lia acogedora, distinguiéndose dos cate-gorías: familias sin hijos o con un solohijo propio y familias con más de un hijopropio. Los contrastes t de diferencias demedias entre los niveles de integración delos menores acogidos en familias sinhijos o con un único hijo (n= 48) y losacogidos en familias con más de un hijo(n= 42), resultaron estadísticamente sig-nificativos en el caso de la primera (t(88)= 2,5, p< 0,01) y tercera (t(88) = 2,00, p<0,05) dimensión del IMFA. Así, los niñosacogidos en familias sin hijos o con unúnico hijo presentaron puntuacionesmedias en ambas dimensiones [dimen-sión 1:X— = 63,47, SD = 8,23; dimensión3: X— = 24,09, SD = 3,41] muy superioresa las de los menores acogidos por fami-lias con más de un hijo propio [dimen-sión 1:X— = 58,14, SD = 8,39; dimensión3: X— = 21,96, SD = 4,84], indicando queperciben un mayor respeto por parte desu familia acogedora hacia su relación ysentimientos por su familia biológica, yuna mejor relación entre sus respectivasfamilias biológica y acogedora.

En segundo lugar, se examinó lainfluencia que ejerce la condición defamilia monoparental o biparental en laintegración de los menores acogidos.Para ello, se realizó un contraste t dediferencia de medias, encontrándose dife-rencias estadísticamente significativas(t(40) = 3,06, p< 0,05) respecto a lasegunda dimensión del IMFA, “Vincula-ción afectiva del menor con la familiaacogedora”. Tales diferencias pusieron demanifiesto que los menores acogidos porfamilias monoparentales (n=22) expresa-ban más sentimientos de pertenencia,seguridad e identidad familiar (X— =55,40, SD = 4,52) que los acogidos porfamilias biparentales (n= 68) (X— = 50,53,SD = 7,42).

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Otra de las variables estudiadas den-tro de este grupo fue la edad de los aco-gedores al inicio del acogimiento, estable-ciéndose dos niveles: acogedores con unaedad inferior a los 50 años y acogedorescon una edad igual o superior a los 50años. Se llevaron a cabo análisis inde-pendientes en función del género de losacogedores. En este caso, se observarondiferencias estadísticamente significati-vas respecto a la percepción que mante-nían los menores acogidos por ambostipos de familias sobre las relaciones desus familias acogedoras con sus progeni-tores (dimensión 3 del IMFA), siendoconstante este resultado tanto en losanálisis realizados con la acogedora comocon el acogedor. La comparación entrelos promedios de los rangos de las pun-tuaciones presentadas en la terceradimensión del IMFA por los menores aco-gidos por sujetos pertenecientes a los dosniveles de edad, llevada a cabo mediantela U de Mann-Whitney (U de Mann-Whit-ney acogedor = 63,50, p< 0,05; U deMann-Whitney acogedora = 82, p< 0,05),puso de manifiesto que los menores queson acogidos por personas con una edadinferior a los 50 años cuando se formali-za el acogimiento, perciben de forma máspositiva las relaciones existentes entresus respectivas familias biológica y aco-gedora (X— acogedor = 20,24; X— acogedora= 24,66), que los menores acogidos porpersonas de más de 50 años (X— acogedor= 11,77; X— acogedora = 14,11).

Otra de las cuestiones examinadasdentro de este grupo fue la influencia deltipo de motivación que había impulsado ala familia acogedora a acoger a unmenor, en la posterior integración deéste. En concreto, se examinaron seisrazones diferentes: adopción, solidaridad,llenar un vacío emocional, existencia ono de vínculos previos familiares, evitarotra medida de protección y sentirse obli-gados a ello. El análisis realizadomediante la prueba de Kruskal-Wallispuso de manifiesto la existencia de dife-

rencias estadísticamente significativas enlos promedios de los rangos de las pun-tuaciones presentadas por los menoresacogidos en familias con distintas moti-vaciones, en la primera dimensión delIMFA (χ2 (6)= 7,12, p< 0,05). Sin embar-go, sólo se obtuvieron diferencias estadís-ticamente significativas entre el nivel deintegración de los/as niños/as cuyasfamilias habían decidido acogerles porsolidarizarse con su situación (n=12) y elde los menores que estaban acogidos porfamilias cuya principal motivación radi-caba en la existencia de vínculos familia-res con ellos (n=14). En concreto, la com-paración entre los promedios de los ran-gos de las puntuaciones obtenidas en laprimera dimensión del IMFA por losniños acogidos en los dos grupos defamilias citados, llevada a cabo mediantela prueba de Tukey-Kramer, puso demanifiesto que cuando la familia habíadecidido iniciar el acogimiento por solida-rizarse con la situación del niño, éstesentía que dicha familia aceptaba enmayor medida la relación que él mante-nía con su familia biológica, que cuandola razón para iniciar el acogimiento habíasido la de mantener vínculos familiarescon el menor (p< 0,05). Finalmente, cabeseñalar que con relación a la tercera delas dimensiones - “Relaciones existentesentre la familia biológica y acogedora delmenor”- los datos apuntaban la mismatendencia, aunque sin alcanzar significa-ción estadística.

Por último, dentro de este grupo seanalizó la influencia que ejerce la actitud(aceptación/rechazo) de la familia acoge-dora hacia la familia biológica sobre elnivel de integración alcanzado por losmenores acogidos, siendo esta variablevalorada por los profesionales que traba-jaban con cada uno de los casos. Loscontrastes t de diferencias de mediasentre los niveles de integración de losmenores acogidos por familias que acep-taban (n= 22) o rechazaban (n= 39) a lafamilia biológica, resultaron estadística-

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mente significativos con relación a lastres dimensiones del instrumento[dimensión 1: t(59) = -2,07, p< 0,05;dimensión 2: t(59) = -1,80, p< 0,05;dimensión 3: t(59) = -2,43, p< 0,05]. Así,los menores acogidos por familias queaceptaban a sus familias biológicas obtu-vieron puntuaciones medias en lasdimensiones que configuran el IMFA[dimensión 1:X— = 63,99, SD = 8,39;dimensión 2: X— = 53,86, SD = 5,41;dimensión 3: X— = 24,77, SD = 3,26], muysuperiores a las de los menores que seencontraban acogidos por familias quemostraban rechazo, abierto o encubierto,hacia las familias biológicas [dimensión1:X— = 59,26, SD = 8,46; dimensión 2: X—

X—= 50,52, SD = 7,70; dimensión 3: X— =22,13, SD = 4,48].

2. Variables ligadas al menor acogido:una primera variable analizada dentro deeste segundo grupo fue la edad del menoral comienzo del acogimiento. Para ello, seformaron dos grupos de menores: aqué-llos que habían sido acogidos antes delos siete años (n= 42), y los que habíancomenzado su acogimiento a partir dedicha edad (n= 48). Los contrastes t dediferencias de medias resultaron estadís-ticamente significativos en el caso de latercera dimensión del IMFA (t(88) = 2,93,p< 0,05), indicando que los menores queinician su acogimiento antes de los sieteaños tienen una percepción más positivade las relaciones que mantiene su familiaacogedora con su familia biológica. Así,estos menores obtuvieron puntuacionesmedias en dicha dimensión (X— = 24,46,SD = 3,30), superiores a las de aquéllosque habían sido acogidos con una edadsuperior o igual a los 8 años (X— = 21,08,SD = 4,86).

Por otro lado, se analizó la influenciaque ejerce sobre el nivel de integración elvínculo de apego que el menor acogidoestablece con la familia de acogida. Res-pecto a esta variable se establecieron dosniveles: menores con un apego seguro y

menores con un apego inseguro. Asimis-mo, se utilizaron dos instrumentos parala medición del apego, la Escala de Apegode López et al. (1997), para la evaluacióndel apego en los menores con edadescomprendidas entre los 7 y los 11 años yel Cuestionario de Relaciones (CR) (Grif-fin y Bartholomew, 1994) para la medi-ción de dicha variable en los menorescon edades superiores a los 11 años. Elprimero de tales instrumentos consta deuna versión referida a la acogedora y unaversión referida al acogedor. Respecto alos menores de edades comprendidasentre los 7 y 11 años de edad, se estable-ció un grupo de apego seguro constituidopor 23 menores con puntuaciones porencima del percentil 60 (X— y SD en apego208,15 y 6,47, respectivamente), y ungrupo de apego inseguro, constituido por26 menores con valores por debajo delpercentil 40 (X— y SD en apego 176,56 y9,89, respectivamente) en la escala deLópez et al. (1997). En la versión referidaa la acogedora, el contraste t de diferen-cia de medias puso de manifiesto la exis-tencia de una diferencia estadísticamentesignificativa (t(47)= 4,71, p< 0.01) entreambos grupos con relación a la segundadimensión del IMFA relativa al desarrollode sentimientos de vinculación afectivadel menor con su familia acogedora. Así,los menores que establecieron un vínculode apego seguro con la acogedora obtu-vieron una puntuación media en dichadimensión (X— = 55,30, SD = 4,16), muysuperior a la de los menores que nolograron establecer ese tipo de vínculo (X—

= 46,83, SD = 6,74). Con relación al aco-gedor, las diferencias no fueron estadísti-camente significativas, aunque indicabanuna tendencia similar.

En el caso de los/as niños/as mayoresde 12 años, el grupo de apego seguroestaba constituido por 12 sujetos, mien-tras que el de apego inseguro lo forma-ban 21 menores, resultantes de la agru-pación de los menores que presentaronlos patrones de apego preocupado, teme-

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roso y rechazante delimitados por elCuestionario de Relaciones (CR). Nueva-mente, la comparación entre los prome-dios de los rangos de las puntuacionesobtenidas por estos dos grupos en lasegunda dimensión del IMFA, llevada acabo mediante la U de Mann-Whitney (Ude Mann-Whitney = 75, p < 0,05), pusode manifiesto que los menores que esta-blecieron un vínculo de apego seguro conlos acogedores alcanzaron un rango pro-medio (X— = 21,25) en dicha dimensión,superior al de los menores que no esta-blecieron ese tipo de vínculo (X— = 14,57).

Finalmente, dentro de este apartado,se analizó la relación existente entre elautoconcepto de los menores y su inte-gración en la familia de acogida. Paraello, se formaron dos grupos: un grupode autoconcepto positivo, constituido por32 menores con puntuaciones por enci-ma del percentil 60 (X— y SD en autocon-cepto 145,37 y 15,1, respectivamente), yun grupo de autoconcepto negativo cons-tituido por 40 menores con valores pordebajo del percentil 40 (X— y SD en auto-concepto 132,55 y 14,23 respectivamen-te). Los contrastes t de diferencias demedias resultaron estadísticamente sig-nificativos con relación a las tres dimen-siones del instrumento [dimensión 1:t(70) = -2,10, p< 0,05; dimensión 2: t(70)= -2,52, p< 0,01; dimensión 3: t(70) = -3,17, p< 0,05]. Así, los menores con unautoconcepto positivo obtuvieron pun-tuaciones medias totales en las dimen-siones que configuran el IMFA [dimen-sión 1:X— = 65,06, SD = 8,50; dimensión2: X— = 55,41, SD = 5,22; dimensión 3: X—

= 24,91, SD = 3,77], muy superiores alas de los menores con un autoconceptonegativo [dimensión 1:X— = 59,07, SD =8,36; dimensión 2: X— = 51,63, SD = 7,08;dimensión 3: X— = 21,77, SD = 4,44].

3. Variables relacionadas con el tipode acogimiento: Dentro de este tercergrupo se han analizado dos variables: elparentesco entre el menor acogido y la

familia acogedora, y las visitas existen-tes entre el menor y su familia biológica.

Respecto a la primera de estas varia-bles, el parentesco entre el menor acogidoy la familia acogedora, se establecierondos niveles: menores acogidos por fami-lias ajenas (sin vínculos familiares con elmenor) (n=52), y menores acogidos porsus familias extensas (con una vincula-ción familiar con el menor) (n= 38). Losanálisis realizados revelan la existenciade una diferencia estadísticamente signi-ficativa entre ambos grupos con relacióna la segunda dimensión del IMFA (t(88)=2,28, p<0.05), indicando que los menoresacogidos por familias ajenas, desarrollanmás sentimientos de vinculación afectivacon sus familias acogedoras que los aco-gidos por sus propias familias extensas.Así, dichos menores obtienen puntuacio-nes medias en esta dimensión (X— =53,72, SD = 5,37) significativamentesuperiores a las obtenidas por los meno-res acogidos en familias extensas (X— =49,57, SD = 8,15).

Con relación a las visitas existentesentre el menor acogido y su familia bioló-gica, se encontraron diferencias estadísti-camente significativas atendiendo a lafrecuencia de tales visitas. Así, se agrupóa los menores de la muestra en tres gru-pos con diferentes regímenes de visitas:frecuentes (entre 2 y 8 veces al mes, n =44); poco frecuentes (entre 1 vez al mes y1 vez cada dos meses, n = 38) y práctica-mente inexistentes (a solicitud de lafamilia biológica, n = 8). El análisis reali-zado mediante el test de Kruskal-Wallis,puso de manifiesto la existencia de dife-rencias estadísticamente significativas en-tre los promedios de los rangos de laspuntuaciones presentadas por los meno-res pertenecientes a los distintos gruposen la primera (χ2(2) = 11,66, p< 0,5) ytercera (χ2(2) = 8,86, p<0,01) dimensióndel IMFA. Los análisis post-hoc, realiza-dos mediante el test de Tukey-Kramer,permitieron concluir que los menores

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que recibían pocas visitas por parte de sufamilia biológica sentían que su familiaacogedora aceptaba en mayor medida larelación que ellos mantenían con sufamilia biológica y percibían que las rela-ciones existentes entre sus familias, aco-gedora y biológica, eran más positivasque los menores que eran visitados conmás frecuencia por sus padres biológicos(p<0,05 en ambas dimensiones). Sinembargo, en contra de lo esperado,los/as niños/as que no mantenían prác-ticamente ningún contacto con su familiabiológica mostraron peores puntuacionesen las dos dimensiones citadas que losniños que recibían pocas visitas (p<005en ambas dimensiones).

DISCUSIÓN

Los resultados obtenidos en el presen-te estudio refuerzan la idea, anteriormen-te señalada, de que la integración de losmenores en las familias de acogidadepende de numerosos factores de distin-ta naturaleza y pertenecientes a diferen-tes sistemas en interacción.

Respecto a los factores relacionadoscon la estructura de la familia acogedoray su actitud hacia el acogimiento, losdatos del presente estudio parecen indi-car una mejor integración de los menoresen familias acogedoras sin hijos o con unsólo hijo propio, con acogedores de edadinferior a los 50 años, que acuden al aco-gimiento porque desean realizar un actode solidaridad, y que aceptan la relacióny vinculación del menor con su propiafamilia. Además, parece que los menoresacogidos por familias monoparentalesdesarrollan una identidad más firme depertenencia a dichas familias. Estosresultados se pueden explicar atendiendoa diversas razones.

Por un lado, las familias con uno oningún hijo propio, a priori, dispondríande más tiempo para atender la gran

demanda de atención y cuidados quepueden requerir estos menores. Asimis-mo, no tendrían que afrontar la dificultadque supone adaptar el funcionamientofamiliar a menores con diferentes edadesy necesidades, y se reduciría o eliminaríala posibilidad de que aparecieran reaccio-nes celotípicas en los/as hijos/as de lasfamilias acogedoras, lo que supone unimportante factor de riesgo para la conti-nuación de cualquier acogimiento fami-liar (Minty, 1999). Por otro lado, desde laperspectiva del menor acogido, el hechode que haya un solo menor o de que nohaya ningún menor en la familia de aco-gida puede favorecer su integración en lamisma, ya que cuantos menos niños/astenga la familia de acogida, menor es elriesgo de que el menor acogido entre encompetición o rivalidad con alguno deellos, reduciéndose, además, la posibili-dad de que se establezcan alianzas entrelos hermanos biológicos que excluyan almenor acogido y le impidan integrarseadecuadamente en su nueva familia.Además, estos menores pueden sentirque, con su presencia, aportan una partefundamental para la creación de ese sis-tema familiar, esto es, el subsistemafilial.

El dato relativo al mayor desarrollo delos sentimientos de vinculación afectivacon la familia acogedora entre los meno-res acogidos por familias monoparentalesdebería ser objeto de un análisis másprofundo. No obstante, este resultadopuede estar indicando la necesidad deincluir diferentes tipologías de familiasacogedoras en las campañas de selec-ción-captación de las mismas, y quequizá el estado civil no debería ser consi-derado tan relevante como otras varia-bles, tales como la motivación, el tipo deapoyos con los que cuenten dichas fami-lias acogedoras, etc.

Por otro lado, la mayor idoneidad deuna motivación de tipo solidario en lasfamilias que desean acoger a un menor,

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concuerda con lo señalado por otrosautores. Así, Cautley (1980) observabaque las razones altruistas eran indicado-res de mayores éxitos que las de tipo máscercano a necesidades de la familia ofe-rente.

La mejor percepción acerca de lasrelaciones existentes entre la familia bio-lógica y acogedora, detectada en losmenores acogidos por personas más jóve-nes (menos de 50 años), podría estarrelacionada con la existencia o ausenciade parentesco entre los menores y lasfamilias de acogida. Teniendo en cuentaque, en la presente muestra, los acogedo-res de mayor edad son, en general,abuelos/as de los menores, cabría supo-ner que en estos acogimientos existe unmayor grado de conflicto entre las fami-lias biológicas y acogedoras, y que dichoconflicto es percibido por los menores,repercutiendo en una peor integraciónpor parte de éstos en las familias acoge-doras. Esta hipótesis se refuerza si tene-mos en cuenta que, según los resultadosde este estudio, aunque en contra de loseñalado por otros autores (Jones, 1999;Altshuler, 1999), los menores acogidos enfamilia ajena están mejor integrados quelos acogidos en familia extensa. Partien-do de nuestra experiencia clínica, consi-deramos que este resultado puede atri-buirse a que, si bien los acogimientos enfamilia extensa reúnen una serie de fac-tores protectores (menor desarraigo delniño con respecto a su entorno, mayorestabilidad, percepción de normalizacióny sentido de pertenencia), también pre-sentan factores de riesgo evidentes (faltade formación y/o preparación, contribu-ción familiar a la patología o problemáti-ca de los padres/madres de los menores,dificultades para establecer límites ade-cuados con los padres/madres de losmenores que permitan proteger a losmismos, alianzas encubiertas con elpadre y/o madre del menor, mayor resis-tencia al seguimiento…). Además, a dife-rencia de los acogimientos en familia

ajena que se llevan a cabo en otros esta-dos tales como, por ejemplo, Inglaterra oEstados Unidos, cuyo carácter ha sido,tradicionalmente, temporal, el 82% de losacogimientos de nuestra muestra sonpermanentes o pre-adoptivos, lo que hapodido favorecer que los niños acogidosen familia ajena presenten un mejor nivelde integración que el observado en losniños pertenecientes a muestras utiliza-das en otros estudios de ámbito interna-cional.

Para finalizar con los factores asocia-dos a la familia acogedora, se observauna relación muy intensa entre la actitudde la familia acogedora hacia la familiabiológica y la integración del menor. Así,si el menor percibe que la familia acoge-dora respeta y acepta a su familia bioló-gica, es más fácil que se integre en lamisma sin sentir que por ello “traiciona”a su familia de origen.

Con relación a las características delmenor acogido, se confirma la importan-cia de su edad en el momento en el quese formaliza el acogimiento, en concor-dancia con lo señalado por numerososautores (Walsh y Walsh, 1990; Minty1999; Ferrá et al. 1995). Cuanto másjoven es el menor, menos concienciatiene de las dificultades que pueden exis-tir en la relación entre sus respectivasfamilias, biológica y acogedora, y portanto, más fácil resulta su integración enla familia de acogida. Siguiendo a Festin-ger (1990), cuanta más edad tiene unmenor en el momento de ser acogido,más fuertes son los lazos psicológicosque le unen a su familia de origen, por loque su integración en otro contexto fami-liar le generará un mayor conflicto delealtades. Otros autores como Whiting(1998) han destacado el hecho de quelos/as niños/as de menor edad presen-tan un funcionamiento más adaptativo ymejores habilidades de comunicaciónque los/as de mayor edad. Atendiendo alos resultados de nuestro estudio, se

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establece un punto de corte crítico en lossiete años. Se confirma igualmente, queaquellos que logran establecer un vínculode apego seguro con los acogedores desa-rrollan mayores sentimientos de perte-nencia, seguridad e identidad familiarque quienes no consiguen establecerdicho vínculo, aspecto éste que tambiénha sido destacado por otros autores, aso-ciándolo a una mayor probabilidad demantenimiento del acogimiento a lo largodel tiempo (Stone y Stone, 1983). Tam-bién se deduce de los resultados del pre-sente estudio, la importancia que tiene aeste respecto la figura de la acogedora yno tanto la del acogedor, en cuyo caso lasdiferencias no alcanzan significaciónestadística. Ello podría ser un reflejo dela actitud, todavía vigente aunque endescenso, del rol más periférico de loshombres en la crianza de los/as hijos/as.

En este grupo de factores también sonimportantes los resultados relativos alautoconcepto de los menores, los cualesavalan de forma consistente la relevanciade poseer una imagen positiva de sí mis-mos para poder integrarse adecuada-mente en una familia de acogida. Ello vaen consonancia con estudios anterioresque han enfatizado la importancia de larepresentación de uno mismo y la auto-estima que de ella se deriva para el bie-nestar psicológico y la adaptación a larealidad (Díaz Aguado, Segura y RoyoGarcía, 1996).

Finalmente, respecto a los factoresrelacionados con el tipo de acogimientoformalizado en cada caso, ya se hacomentado la asociación detectada entrela existencia de parentesco entre la fami-lia acogedora y el menor y su integraciónen la familia de acogida. Con relación ala frecuencia de visitas, la situación másfavorable parece ser aquella en la que elmenor mantiene contacto regular, perodejando transcurrir un determinadointervalo temporal, con su propia familianatural. La explicación de este hecho

podría radicar en que las visitas alteranel funcionamiento habitual de los meno-res y les enfrentan a una realidad difícilde asumir (Simms y Bolden, 1991). Unaelevada frecuencia de contactos podríadificultar que el menor lograra una esta-bilidad en la familia de acogida; por elcontrario, la ausencia de contactospodría desatar, tanto mecanismos dedefensa de idealización de la propia fami-lia natural, como preocupación por lasituación de esas figuras ausentes loque, en definitiva, haría que al menor leresultara más difícil afrontar su situa-ción.

Atendiendo a los resultados de esteestudio, consideramos que cabe propor-cionar una serie de pautas para maximi-zar las posibilidades de éxito del acogi-miento familiar. En primer lugar, lascampañas de captación y selección depotenciales familias acogedoras deberíanprestar especial atención a la motivaciónde las familias que desean acoger a unmenor, priorizando la de tipo altruista ysolidario. En segundo lugar, antes deasignar un menor a una familia, sedebería realizar una evaluación precisadel impacto que puede tener ese acogi-miento en los otros menores de la familiaasí como del alcance del conflicto exis-tente entre las familias acogedoras y bio-lógicas en el caso de que exista una rela-ción de parentesco entre ambas, desesti-mando su idoneidad cuando dicho con-flicto sea muy intenso. De forma másgeneral, debería considerarse seriamentela posibilidad de descartar a potencialesfamilias acogedoras que muestran difi-cultades para asumir y respetar laimportancia de la familia biológica parael menor susceptible de ser acogido. Entercer lugar, por lo que respecta a losmenores, cuanto más jóvenes sean alinicio del acogimiento, más fácil resulta-rá su integración en la familia de acogi-da. Este dato, ya recogido por otrosautores, resulta especialmente impor-tante para los profesionales e Institucio-

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nes competentes en materia de protec-ción infantil, y pone de relieve la necesi-dad de agilizar los procesos de toma dedecisión cuando dicha decisión afecta amenores de edad inferior a los sieteaños. En cuarto lugar, con relación a lasestrategias de intervención que se acti-van con los acogimientos familiares através de programas especializados, elpresente estudio pone de manifiesto laimportancia de trabajar específicamenteen la promoción de vínculos de apegoseguros entre el menor y la familia deacogida y en el desarrollo de una imagenmás positiva de sí mismos en todos losmenores en régimen de acogimiento.Finalmente, con relación a las visitasexistentes entre los menores y sus fami-lias mientras dure el acogimiento, losresultados obtenidos avalan la importan-cia de mantener un contacto permanen-te pero no demasiado frecuente, como ya

han señalado anteriormente otros auto-res (Simms y Bolden, 1991).

Para finalizar es preciso aludir a unade las principales limitaciones de estetrabajo, a saber, la referida a las dificul-tades prácticas que se han tenido queafrontar para acceder a la información delos menores en régimen de acogimientofamiliar. Ello ha imposibilitado trabajarcon una muestra representativa de lossujetos que se encuentran bajo estamedida de protección en la ComunidadAutónoma de País Vasco. A pesar dedicha limitación, consideramos que losresultados del presente estudio puedencontribuir a mejorar el conocimiento dela realidad del acogimiento familiar ennuestro contexto, así como favorecer eldesarrollo de estrategias que permitanformalizar acogimientos familiares conmayores garantías de éxito para todas laspartes implicadas.

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