acoso escolar o bullying: programas de orientación a...

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Acoso Escolar o Bullying: programas de orientación a padres, maestros y estudiantes. Dany Fernández Vega 1 , Leyti Martínez Debs 2 , Stephanie Martel Giralt 3 . Resumen El acoso escolar o bullying se refiere a una situación social en la que uno o varios escolares toman como objeto de su actuación injustamente agresiva a otro compañero y lo someten, por tiempo prolongado, a agresiones físicas, burlas, hostigamiento, amenaza, aislamiento social o exclusión social; aprovechándose de su inseguridad, miedo o dificultades personales para pedir ayuda o defenderse. Esta violencia emerge precisamente de la reproducción de los escolares de conductas desajustadas provenientes de contextos familiares, escolares y comunitarios disfuncionales. Para la puesta en práctica de los programas de orientación se utilizaron diversas dinámicas, tanto grupales como individuales, que propiciaron la reflexión en torno al tema. En las mismas se realizaron construcciones colectivas relacionadas a las diferentes manifestaciones del acoso escolar, así como diversas estrategias y actividades a desarrollar por parte de las familias, maestros y estudiantes para prevenir la aparición de este fenómeno en el contexto escolar. 1 Facultad de Psicología, Universidad de La Habana. E-mail: [email protected] 2 Facultad de Psicología, Universidad de La Habana. E-mail: [email protected] 3 Facultad de Psicología, Universidad de La Habana. E-mail: [email protected]

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Acoso Escolar o Bullying: programas de orientación a padres,

maestros y estudiantes.

Dany Fernández Vega 1

, Leyti Martínez Debs2

, Stephanie Martel

Giralt3

.

Resumen

El acoso escolar o bullying se refiere a una situación social en la

que uno o varios escolares toman como objeto de su actuación

injustamente agresiva a otro compañero y lo someten, por tiempo

prolongado, a agresiones físicas, burlas, hostigamiento, amenaza,

aislamiento social o exclusión social; aprovechándose de su

inseguridad, miedo o dificultades personales para pedir ayuda o

defenderse. Esta violencia emerge precisamente de la

reproducción de los escolares de conductas desajustadas

provenientes de contextos familiares, escolares y comunitarios

disfuncionales. Para la puesta en práctica de los programas de

orientación se utilizaron diversas dinámicas, tanto grupales como

individuales, que propiciaron la reflexión en torno al tema. En las

mismas se realizaron construcciones colectivas relacionadas a las

diferentes manifestaciones del acoso escolar, así como diversas

estrategias y actividades a desarrollar por parte de las familias,

maestros y estudiantes para prevenir la aparición de este

fenómeno en el contexto escolar.

1Facultad de Psicología, Universidad de La Habana. E-mail: [email protected] 2Facultad de Psicología, Universidad de La Habana. E-mail: [email protected] 3Facultad de Psicología, Universidad de La Habana. E-mail: [email protected]

Palabras claves: acoso escolar, bullying, programas de

orientación.

Introducción

En los últimos años han

proliferado alarmantemente

en el panorama nacional los

casos deviolencia escolar

entre iguales en los centros

educativos, creando de esta

forma una gran preocupación

entre los docentes y los

padres y aumentando de

manera exponencial el interés

científico sobre este

comportamiento antisocial

conocido ampliamente bajo el

término Bullying (Andrés &

Barrios,2009; Minton& Mona,

2008). Dicho concepto

engloba aquellos procesos

dirigidos intencionadamente a

hacer daño, en los cuales uno

o más alumnos someten

abusivamente a una víctima

indefensa, a través de

agresiones físicas, verbales,

psicológicas y/o sociales, de

manera repetida a lo largo del

tiempo, habiendo un

desequilibrio de poder entre

sus participantes y siendo sus

consecuencias altamente

perjudiciales para todos ellos,

pero especialmente para la

víctima, con resultados de

victimización psicológica y

rechazo grupal (Avilés, 2002;

Olweus,1987).

Generalmente este tipo de

conductas violentas, las

cuales evidencian un alto

grado de inadaptación social

de los agentes implicados y

una carencia considerable de

habilidades sociales (Vacas,

2002), se llevan a cabo fuera

del alcance de vista de los

adultos, por lo que suelen

pasar inadvertidas para ellos,

complicando de este modo su

detección precoz y la

intervención directa. Sin

embargo, además del agresor,

caracterizado por ser una

persona fuerte que necesita

imponer sus deseos y justifica

sus acciones atribuyendo la

causa de las mismas a la

provocación recibida por parte

de la víctima y a la necesidad

de lograr sus objetivos (Avilés,

2006), y la víctima, quien

suele presentar una serie de

características físicas y

psicológicas que se unen para

convertirle en presa fácil

siempre condescendiente con

los deseos de los demás,

existe un tercer agente

protagonista en los actos que

sí tiene la posibilidad de

denunciar estas situaciones

de abuso: los espectadores

(Cerezo, 2002). Esta figura la

representan aquellos

compañeros de clase que sin

implicarse directamente en

los actos agresivos, son

conocedores de su existencia

y, por lo general, los observan

diariamente impasibles. Para

ellos, la exposiciónconstante

a este tipo de patrones

conductuales también tiene

consecuencias negativas, ya

quepueden llegar a la

insensibilidad emocional y

terminar siendo agresivos en

situacionesescasamente

problemáticas, al verse

disminuido su sentido de

responsabilidad social (Avilés,

2006a; Osofsky, 2002).

El Bullying se trata por lo

tanto de un fenómeno

complejo que repercute

negativamente sobre un

número amplio de personas,

en el que se reconocen

muchas causas posibles, si

bien la investigación parece

identificar la interacción de

variables individuales y

sociales a la hora de

explicarlo (Andrés & Barrios,

2009; Sánchez, Rivas,

&Trianes, 2006), y que es

necesario prevenir para evitar

sus efectos perjudiciales en la

totalidad de los agentes

implicados,o bien, aplacar de

inmediato sus

manifestaciones en caso de

detectarse.

Es ampliamente reconocido

que el objetivo de la

educación formal reglada se

orienta no sólo hacia el

aprendizaje de materias

propiamente instrumentales o

contenidos exclusivamente

curriculares, sino que se

centra también en el

desarrollo de la competencia

social del alumnado, con la

finalidad de promover el

desarrollo armónico de las

personas en sus dimensiones

académica, personal y socio-

emocional, contribuyendo así

a una formación completa y

equilibrada de los estudiantes

(Félix, Soriano, Godoy, &

Martínez, 2007). De esta forma

la función socializadora del

centro escolar permite a los

estudiantes el aprendizaje de

los valores, normas,

comportamientos, actitudes o

aptitudes, enfocados a la

cultura social dominante, en

el contexto político y

económico al que pertenece.

Todos los procesos de

socialización, condicionan a

las nuevas generaciones, las

formas de actuar, sus formas

de pensar, sentir y

expresarse, transmitiéndolos

por gestos, lenguaje y

contenidos. Esta función

socializadora de la escuela

constituye una primera

mediación social en el

desarrollo individual y en la

construcción de significados.

Igualmente, la actividad de

enseñanza-aprendizaje,

sistemática e intencional,

perfecciona el proceso de

socialización espontáneo. Se

desarrolla a través de unas

actividades instructivas, y de

los modos de organización de

la convivencia y las relaciones

interindividuales.

Precisamente, la función

instructiva, utiliza dos

funciones, el

perfeccionamiento de los

procesos espontáneos de

socialización, para garantizar

la formación del capital

humano, que requiere el

funcionamiento del mercado

laboral, por lo que trata de

que, a mayor nivel de cultura,

conocimientos, valores etc.,

existe una mayor posibilidad

de adaptación.

Por otra parte, la función

compensatoria; ya que trata

de compensar las deficiencias

de los procesos espontáneos

de socialización, tanto en lo

que se refiere a carencias y

desigualdades. Es ingenuo

pretender que la escuela

consiga la superación de tales

desigualdades económicas y

culturales, pero sí puede y

debe ofrecer la posibilidad de

compensar algunos defectos,

como la discriminación en el

espacio del currículo común y

de una escuela obligatoria y

gratuita, diversificando las

orientaciones, los métodos y

los ritmos de modo que los

alumnos desarrollen

actitudes, conceptos y

estrategias alejados de la

cultura pública, y puedan

incorporarse a ese proceso de

recrear, vivir, y reproducir.

Por último, la función

educativa requiere una

comunidad de vida, de

participación democrática, de

búsqueda intelectual de

diálogo y aprendizaje. Una

comunidad educativa que

rompa las barreras entre la

escuela y la sociedad, un

espacio de cultura donde se

aprenden los conceptos,

herramientas técnicas y

códigos de la cultura de la

humanidad. La función

educativa, requiere autonomía

e independencia intelectual, y

se caracteriza por el análisis

crítico de los mismos

procesos incluso legitimados

democráticamente. La tarea

educativa de la escuela se

propone la utilización del

conocimiento y la experiencia

más depuraday, por tanto, la

potenciación del sujeto.

Sin embrago, es un hecho

frecuente en los centros

educativos que, a medida que

los alumnos se van haciendo

mayores, se observe una

tendencia hacia el

incumplimiento de las normas

de convivencia y una

presencia considerable de

falta de valores como

aceptación del otro,

tolerancia, compañerismo,

respeto, etc. A la vez se

detecta en los estudiantes

escasez de recursos

personales y sociales para

resolver y enfrentarse de

forma adecuada a las

situaciones problemáticas

interpersonales, carencia que

hace que los jóvenes actúen

de modo violento y justifiquen

su actuación como la

alternativa más segura y

eficaz para solucionar el

conflicto o problema (Avilés,

2006b).

La violencia en los centros es

una de las amenazas más

graves del sistema escolar

dada lapotencia con la que

afecta al desarrollo personal,

social y académico de los

alumnos que estáninmersos

en ella, por lo que son

indispensables medidas para

atajarla o prevenirla

(Trautmant,2008). Los

menores tienen derecho a

estar protegidos ante

cualquier forma de

explotación,maltrato o abuso,

así como a aprender en un

clima social positivo. En este

sentido, la familia yel

profesorado tienen el deber de

garantizar esta seguridad y de

que se respete la integridad

física y psicológica de los

niños. Fundamentalmente la

familia debe ser capaz, en su

función socializadora, de

transmitir valores, pautas de

comportamientos y estilos de

vida, intereses y proyectos

muy vinculados con su

idiosincrasia; permitiendo a

los niños apropiarse de

valores humanos y culturales,

en dependencia del nivel

cultural o educacional de los

padres. Debe ser capaz de

brindar afectos de diferentes

maneras, a los hijos,

ofreciendo apoyos y ayudas

mutuas, así como apoyos

instrumentales, emocionales,

materiales y económicos,

cumpliendo así con la función

afectiva de la familia. Por su

parte, la función educativa

constituye una supra función

que deviene del cumplimiento

de las anteriores.

Por lo tanto, es

responsabilidad de los centros

y de las familias, entre otros

agentes sociales, ofrecer a los

escolares un entorno donde se

sientan a gusto, seguros,

acogidos y bien tratados por

parte de los profesores,

padres y también de los

propios compañeros.

La institución escolar y las

familias de los estudiantes

deben ofrecer una respuesta

educativa en los sucesos de

bullying, asumiendo la gestión

de la convivencia en las aulas,

ya que constituye una de sus

tareas más ineludibles, sobre

todo si lo que se persigue es

la prevención de este tipo de

situaciones (Davis &Davis,

2005; Sánchez, Rivas,

&Trianes, 2006). Por ello son

necesarios programas

específicos que aporten al

profesorado y a las padres

herramientas de calidad

contrastada para trabajar en

los hogares y en las aulas

(Minton& Monas, 2008;

Serrate, 2007; Smith, Pepler,

&Rigby, 2004). Sin embargo, la

calidad intrínseca de un

programa de ningún modo

asegura el éxito a la hora de

aplicarlo en un contexto

institucional y familiar dado,

ante problemáticas muy

concretas y por parte de

docentes y padres con un

conjunto de creencias,

percepciones y expectativas

muy determinado. De hecho,

los autores de algunos

programas atribuyen las

diferencias en los resultados a

la deficiente formación previa

de los profesores y padres que

debían implantarlo, incluso a

su falta de compromiso o de fe

en el mismo; por lo que es de

suma importancia la

sensibilización inicial de los

implicados e incluir sesiones

específicas para su formación

y seguimiento (Moreno, 1998).

Además de esta

consideración, para asegurar

la eficacia de un programa

como el que se presenta,

conviene que éste se

enmarque en una política

global del centro y se adapte

de manera precisa a las

características y posibilidades

peculiares de dicho centro.

Por todo ello, aunque se

presenta un programa de

orientación que

previsiblemente podría tener

resultados satisfactorios

como mecanismo para evitar

la aparición de casos de

violencia, es necesario que su

implementación se ajuste a

cada realidad concreta y que

se lleve a cabo con

rigurosidad y flexibilidad y

ante todo que se intenten

mantener a lo largo del tiempo

el compromiso de sus

participantes para generalizar

y mantener los logros

adquiridos y los aprendizajes

logrados. Igualmente conviene

que, de modo periódico, se

evalúe su eficacia y se

propongan soluciones a las

posibles limitaciones

encontradas.

Metodología

La metodología participativa,

según Agrelo, A. (s/f), es una

forma de concebir y abordar

los procesos enseñanza-

aprendizaje y construcción del

conocimiento. Concibe a los

participantes del proceso

como agentes activos en la

construcción del

conocimiento y no como

agentes pasivos. Con esta

metodología se promueve el

diálogo y la discusión con el

objetivo de confrontar ideas

en un ambiente de respeto y

tolerancia, no respondiendo a

modelos rígidos y autoritarios,

posibilitando la reflexión

individual y colectiva de la

realidad cotidiana. Posibilita

además la transmisión de

información, pero prioriza la

formación de los sujetos,

promoviendo el pensamiento

crítico, la escucha tolerante,

la conciencia de sí y de su

entorno.

En conjunto a esta

metodología, el programa se

basa en los principios de la

Intervención-Acción en la

educación, la cual analiza las

acciones humanas y las

situaciones sociales que son

susceptibles de cambio y que

requieren una respuesta

práctica.

Objetivo General.

Reflexionar acerca de la

influencia que ejercen la

familia y la escuela en la

prevención del acoso escolar

(Bullying).

Objetivos Específicos.

1. Explorar el conocimiento

que poseen los familiares,

maestra y estudiantes del

grupo 4to B de la Escuela

Primaria “Sierra Maestra”

acerca del acoso escolar

(Bullying).

2. Identificar las funciones

que deben desempeñar la

familia y la maestra para

prevenir el acoso escolar

(Bullying).

3. Determinar acciones

concretas que puedan

realizar la familia y la

escuela para prevenir el

acoso escolar (Bullying).

Muestra. Caracterización.

Programa de Orientación

Familiar.

La misma quedó conformada

por el grupo 4to B de la

Escuela Primaria Sierra

Maestra, compuesto por 18

estudiantes con edades

comprendidas entre 9 y 10

años de edad; y sus padres los

cuales presentan profesiones

y edades variadas.

Programa de Orientación a la

Maestra.

La maestra, como parte del

grupo seleccionado, tiene 52

años de los cuales lleva 15

dedicados a su profesión de

educadora, sin embargo, solo

hace un año que es graduada

en educación primaria.

Resultados y Discusión

Programa de Orientación a la

Maestra.

La profesora tiene 52 años de

los cuales lleva 15 dedicados

a su profesión de educadora,

sin embargo, solo hace un año

que es graduada en educación

primaria. Refiere su gusto por

la profesión, y se identifica a

la comunicación que mantiene

con los estudiantes como el

principal elemento que

considera para la realización

de un ejercicio docente

satisfactorio.

Las estrategias educativas

empleadas permitieron el

debate y la construcción

teórica en torno al tema del

programa. La discusión de

situaciones problémicas, así

como de fragmentos de videos

de casos reales de niños que

han sufrido acoso escolar,

guiaron la discusión de todo el

trabajo, obteniendo resultados

significativos como la

elaboración conjunta de

acciones y estrategias

educativas, muchas de las

cuales la maestra emplea

durante el proceso de

enseñanza-aprendizaje en sus

roles de profesora principal

del grupo y de guía base de la

escuela. Estos elementos

evidencian que la maestra

poseía un conocimiento previo

de dichas herramientas y las

ponía en práctica durante el

desempeño de sus funciones,

aun cuando no tenía

conocimientos acerca del

fenómeno del acoso escolar.

Al inicio de la aplicación del

programa, desde un plano

discursivo la profesora no

contaba con conocimientos

acerca del acoso, lo cual

coincidía con el hecho de que

afirmara que en su aula no

existen situaciones de ese

tipo, cuestión contradictoria

con la realidad de los eventos

que acontecen en el espacio

escolar dentro de su aula. Con

el transcurso del trabajo fue

interiorizando los diversos

contenidos que

intercambiamos con ella, los

cuales posteriormente

aplicaba en las situaciones

problémicas que le

presentábamos, así como en

los videos discutidos en

conjunto y durante las clases

que desarrollaba. Como

elementos interesantes, y que

son pertinentes destacar, es

que las carencias afectivas y

las desatenciones por falta de

la familia y escuela -lo que

implica la disfuncionalidad de

los agentes socializadores en

estos espacios-, fueron

indicadores señalados por la

profesora como criterios para

afirmar que la familia y la

escuela influyen en la

emergencia de situaciones de

acoso, las cuales pueden ser

prevenidas desde los marcos

de las funciones que ambos

agentes desempeñan o

pueden desempeñar como

parte de la dinámica

relacional entre familia-niño,

maestro-niño.

En cuanto a las funciones de

la familia que influyen en la

prevención de estas

situaciones, se pueden

mencionar a la cultural,

afectiva y educativa como

aquellas que se destacan en

el discurso argumental que

ofrece la maestra. La cultural

se expresa en la transmisión

de valores y patrones de

comportamientos adecuados

que la familia debe dar a

conocer a los niños, todo ello

conectado con el nivel

cultural con que cuentan los

padres, para de esta forma

posibilitar estilos

comportamentales ajustados

a las normas sociales. Los

indicadores referidos a la

función afectiva igualmente

son identificables, en tanto las

manifestaciones conductuales

de aprecio, respeto,

valoración y comprensión son

necesarias para evitar que

casos de bullying ocurran en

los diferentes espacios de

socialización en los cuales se

inserta niño. El ofrecimiento

de apoyo y ayudas mutuas de

diversas maneras como el

apoyo instrumental, material y

emocional, son claves en

acciones de prevención del

acoso; cuestiones igualmente

identificables en el discurso

de la profesora. Por su parte,

la función educativa de la

familia es tomada en cuenta

por la maestra cuando refiere

que es necesaria la

transmisión de valores y

pautas culturales que orienten

y regulen el comportamiento

de los niños en sentido

positivo.

En el caso de las funciones de

la escuela, las referidas a la

socializadora y la educativa

fueron las identificadas como

preventivas ante estas

situaciones. Indicadores como

el aprendizaje de valores,

normas, comportamientos y

actitudes o aptitudes

favorables por parte de los

escolares, son esenciales

para el adecuado

desenvolvimiento de los

mismos, todo lo cual está

referido a la función

socializadora. En tanto a partir

de la educativa se potencia el

desarrollo de los niños en

diferentes áreas como puede

ser la emocional en la

educación y aceptación de la

diversidad y de las

diferencias, lo cual influye

positivamente en la

prevención del bullying.

Se identificaron además

estrategias educativas que la

profesora pone en práctica en

su grupo, aunque esta no era

consciente de que esas

acciones contribuían a la

prevención de un fenómeno de

tal magnitud como lo es el

bullying. Se destaca la

comunicación, y

específicamente un estilo

democrático en las relaciones,

como vía para estimular un

desarrollo pleno y armonioso

en los niños. La atención

individualizada a cada escolar

es otro elemento relevante a

tener en cuenta para prevenir

la aparición de situaciones de

ese tipo.

De forma general, las

acciones o estrategias que la

profesora pone en práctica

como vías de prevención son:

1. Asambleas de colectivo donde

se conversa con los

estudiantes sobre los

acontecimientos que han

ocurrido en la semana, y de

esta forma debatir los

posibles errores que han

cometido los estudiantes a

través del diálogo colegiado.

2. Trabajos en equipo con

miembros variables, es decir,

se rota a los estudiantes para

que no siempre trabajen los

mismos juntos, y de este

modo evitar discriminaciones

entre ellos y que valoren y

aprecien la diversidad.

3. Introducción de textos sobre

la diversidad, los valores y la

igualdad entre niños y niñas,

independientemente de cuál

sea la asignatura que se esté

impartiendo.

Como conclusiones de las

observaciones efectuadas

durante clases, se pudo

comprobar que la profesora

interiorizó los temas que

habíamos tratado con ella

durante todas las sesiones de

trabajo efectuadas, lo cual se

pudo constatar en el trabajo

en equipo por parte de los

estudiantes, así como la

atención a todos ellos durante

las dudas que presentaban. No

dejaba a nadie sin atender,

evitando así discriminaciones

y constatándose ausencia de

preferencias por algún

alumno.

Resumen de los Principales

Resultados obtenidos con la

implementación del Programa

de Orientación a la Maestra.

Fue reconocida por parte de la

docente la importancia, para

el desarrollo y

perfeccionamiento del

proceso docente educativo, de

la atención diferenciada, lo

cual muestra la intención de

aprender y superarse por

parte de la maestra.

Se reconocieron los

resultados que ofrece el

empleo de la atención

diferenciada para la

identificación de estudiantes

en situación de riesgo y para

prevenir la ocurrencia del

fenómeno del acoso escolar

en el aula y la escuela de

manera general.

Se constató por parte de la

docente, la aplicación

práctica de estrategias

educativas que ayudan a

prevenir las situaciones de

acoso escolar aun cuando el

dominio teórico acerca del

tema no era suficiente.

Se pudo enriquecer la práctica

educativa de la maestra a

través de la elaboración

conjunta de nuevas

estrategias y métodos que

previenen la proliferación del

acoso en el contexto escolar,

las mismas fueron:

Tratar al grupo como un todo,

lo cual crea la sensación de

comunidad haciéndose todos

responsables de sus

conductas, generándose

además lazos solidarios y

actitudes de empatía.

Incluir el juego tanto en las

actividades de aprendizaje

como para abordar la temática

del bullying específicamente.

Los juegos constituyen una

herramienta de gran utilidad

para el trabajo interno

(autoconocimiento, atención,

comunicación directa,

vencimiento de resistencias) y

para facilitar el contacto con

el otro.

Las habilidades para lograr

una buena convivencia no

pueden ser inculcadas a los

niños y a las niñas por

imposición, sino que deben

transmitirse como un modo de

vida, una forma de

comportarse, de estar con el

otro. Trabajar con este

enfoque desde los primeros

grados, favorece que los niños

y niñas aprendan desde

pequeños a reaccionar frente

a la intolerancia y la

provocación, a controlar la ira,

a ser generadores de

propuestas, a buscar

soluciones pacíficas. En

resumen, que puedan ser

capaces de reconocer las

consecuencias negativas y

destructivas de la violencia y

el maltrato, tanto para ellos y

ellas como para los demás.

Cuando se detecte una

situación de bullying, el primer

paso es proteger al estudiante

que está siendo agredido. El

docente debe saber que existe

una gran diferencia entre

frenar el bullying cuando está

en las primeras fases, y

detenerlo cuando ya lleva un

tiempo instalado.

Escuche a los estudiantes.

Tome en serio todo lo que le

digan acerca del bullying,

especialmente si le informan

sobre casos concretos que

ocurren en el centro educativo

(o fuera de él) que involucran

a sus estudiantes. Asegúrese

de brindar atención a cada

caso particular y tomar

acciones correctivas para

detener la situación. Use su

autoridad como docente para

exigir el cese de las

hostilidades contra cualquier

niño o niña.

Si presencia una situación de

acoso, detenga

inmediatamente la agresión.

Colóquese entre el niño, la

niña o el grupo de niños que

molestan o intimidan, y

aquellos que fueron

molestados o intimidados.

Preferentemente, procure

bloquear el contacto visual

entre ellos. No aleje a ningún

niño o niña (especialmente a

los testigos). No pregunte de

inmediato, ni discuta sobre el

motivo de la agresión, ni trate

de averiguar los hechos.

Hable acerca de lo negativo

de molestar o intimidar, y de

las reglas de convivencia de la

escuela. Use un tono natural

para referir qué

comportamientos usted

vio/oyó. Hágales saber a los

niños y las niñas que molestar

o intimidar es inaceptable y

que está en contra de las

reglas de la escuela. Busque

que recapaciten sobre su

actitud y que reconozcan el

daño que provocan.

Apoye al niño o niña

molestado o intimidado para

hacerlo sentir respaldado y a

salvo de las represalias.

Ayude al niño o la niña a

encontrar modos de decir que

no lo molesten más y a buscar

ayuda. Informe lo acontecido

al resto de los docentes.

Incluya a los testigos en la

conversación. Enfatice la

importancia de pedir ayuda a

un docente u a otro adulto, y

bríndeles orientación sobre

cómo podrían intervenir

apropiadamente u obtener

apoyo la próxima vez. Deje

bien en claro que pedir ayuda

no es ser “chivatón”. Por el

contrario, es ser solidario. No

pida a los testigos que

expliquen públicamente lo que

observaron.

El trabajo con el grupo debe

estar encaminado a

desmitificar a quien ejercita

su poder mediante la

violencia. El niño o niña que

recurre a la violencia suele

tener alguna necesidad no

satisfecha. En tal sentido, es

fundamental escucharlo y

entenderlo para luego

marcarle límites a través de la

empatía y la justicia.

Si lo considera apropiado,

imponga consecuencias para

los niños y las niñas que

molesten o intimiden a otros u

otras. No exija a los niños y

niñas que se disculpen, o que

hagan las paces en el calor

del momento. Todos deberían

tomarse su tiempo para

enfriar los ánimos. Todas las

consecuencias deberían ser

lógicas y conectadas con la

ofensa. Es fundamental que

las consecuencias sean justas

y que estén dirigidas a

comprender y ayudar tanto al

que sufre el bullying como a

quien lo hace. Indague a los

agresores acerca de su

comportamiento y bríndeles

apoyo para cambiar las

conductas nocivas. Ciertas

medidas correctivas, como la

suspensión o la expulsión,

tienden a ser

contraproducentes, porque los

niños y niñas se quedan

callados y no se pueden

trabajar las causas

psicosociales que motivan el

comportamiento de los que

molestan y de los que son

molestados.

Notifique a los padres y las

madres de los niños y niñas

involucrados. Es aconsejable

también tratar el tema en

reuniones con madres y

padres, a fin de generar

conciencia sobre el problema

y promover el acercamiento

de las familias a la escuela.

Los padres y madres deben

sentir que la escuela cuida a

sus hijos e hijas, que escucha

sus problemas y que colabora

con la familia en la educación.

Es muy importante involucrar

a los padres y madres.

El docente debe acompañar

tanto al niño o a la niña

acosado/a, como a aquellos y

aquellas que han sido

agresores. Todas las partes

deben sentir que el docente

está pendiente de la situación

para asegurar que la violencia

no vuelva a ocurrir.

Se pudo evidenciar además la

inclusión en las clases de

temas como discriminación y

derechos de los niños y niñas,

a raíz de la realización del

programa.

Reconocimiento, por parte de

la profesora, de la importancia

que tiene para la prevención

del acoso escolar el

cumplimiento efectivo, por

parte de la escuela, de sus

principales funciones en el

proceso docente educativo. Lo

mismo ocurrió en el caso del

papel que juega la familia

como otro importante agente

socializador.

Programa de Orientación

Familiar.

De manera general, luego de

haber aplicado el Programa de

Orientación Familiar pudimos

constatar que aquellos padres

que no asisten a la escuela

por falta de interés en obtener

conocimientos de cómo está

transcurriendo el desarrollo de

la enseñanza de sus hijos, son

aquellos que presentan un

nivel cultural y educativo bajo

y que además tienen

dinámicas disfuncionales,

donde predominan ambientes

familiares agresivos, lo cual

puede influir en que los hijos

sean víctimas de acoso

escolar o victimarios. Esta

etapa del desarrollo se

caracteriza por ser muy

imitativa de las acciones que

realizan las principales figuras

ideales, razón por la cual los

escolares pueden estar

reproduciendo dichas

conductas en el ámbito

escolar. Un factor que

interviene para que este

fenómeno se siga agravando

son las características del

barrio donde ellos residen,

donde día a día se fomentan la

violencia, el consumo de

drogas y alcohol y la

prostitución, por lo que va en

aumento la cantidad de

familias disfuncionales que

existen en la comunidad, y los

niños no están ajenos a estos

factores negativos. Durante el

trabajo con los estudiantes

pudimos constatar que, al

darle solución a las disímiles

problemáticas planteadas

durante los encuentros, se

posicionaban desde el rol del

estudiante que infligía el

maltrato o en el mejor de los

casos, se colocaban en un rol

neutral, es decir, de

espectadores de la situación.

Lo anterior puede ser

resultado de un deficiente

cumplimiento de las funciones

socializadoras, por parte de la

escuela, y de las culturales y

educativas de la familia.

Ambos agentes socializadores

tienen como función

fundamental permitirle al niño

apropiarse de todo el acervo

cultural, de los valores,

comportamientos, actitudes o

aptitudes, enfocados a la

cultura social dominante, en

el contexto político y

económico al que pertenece el

individuo; potenciando

además la participación

democrática, de búsqueda de

diálogo y aprendizaje. Esto

implica que no se puede

analizar la influencia de

ambos contextos en el

proceso docente-educativo,

sin tener en cuenta además

cómo la comunidad atraviesa

también el mismo, pues en

esta predominan las

interacciones basadas en el

poder y en el aparentar ser el

más fuerte. En las propias

familias de los estudiantes del

aula existen miembros

vinculados a los problemas

que se mencionaron como

parte del contexto cultural y

social de Los Sitios, esto

perpetúa entonces desde los

estudiantes modos de

comportamientos basados en

no ser víctimas y en utilizar la

violencia como única vía de

solución de conflictos, aunque

reconocen desde el discurso

“formal” que la violencia no es

la forma correcta de enfrentar

las situaciones. Así se pudiera

hablar de que no existe una

concientización real del tema,

que las interacciones se

basan en el maltrato ya sea

físico, psicológico o verbal,

pero que esto pasa

desapercibido ante los ojos,

incluso, de aquellos que lo

cometen.

En las primeras sesiones se

evidenció como los padres

tenían un conocimiento poco

detallado del tema y que los

métodos que empleaban se

basaban más en la violencia

física y tratar de imponer la

fuerza en los menores. Poco a

poco se pudo evidenciar en

las siguientes sesiones que

los padres ya tenían un mayor

conocimiento del tema y, por

lo tanto, las estrategias

basadas en la violencia se

fueron desplazando. Por lo que

las estrategias que se

plantearon fueron:

Entablar conversaciones

con los hijos dispuestos a

escuchar, evitando juicios

de valor.

Escuchar atentamente a los

hijos lo cual favorece el

fortalecimiento de su

autoestima para conocer

cuánto comprenden ellos

acerca del tema del acoso.

Invitar a sus compañeros

del aula a jugar y/o estudiar

a casa para mejorar las

relaciones interpersonales

entre ellos.

Incentivar a los hijos a

participar en otros grupos,

ya sea en alguna actividad

recreativa, deportiva o

social.

Introducir en las

conversaciones que

mantengan con los hijos la

diferencia entre

compañeros/compañeras y

“mejores amigos/amigas”,

pero siempre valorando la

necesidad de ser educado y

llevarse bien con todo el

grupo.

No valorar positivamente

actitudes competitivas

entre los niños y niñas.

Establecer pautas de no

discriminar y respetar las

diferencias, como valores

compartidos por la familia

para lograr que el niño o

niña los asuma también

como valores propios.

Durante la reflexión grupal,

con familiares y estudiantes,

se reconoció que el acoso

escolar o bullyingse refiere a

una situación social en la que

uno o varios escolares toman

como objeto de su actuación

injustamente agresiva a otro

compañero y lo someten, por

tiempo prolongado, a

agresiones físicas, burlas,

hostigamiento, amenaza,

aislamiento social o exclusión

social; aprovechándose de su

inseguridad, miedo o

dificultades personales para

pedir ayuda o defenderse. La

reflexión deja como

conclusión entonces que el

bullying o acoso escolar no se

refiere a conductas violentas

aisladas, sino a formas de

interactuar que se mantienen

en el tiempo y que si no son

intervenidas pueden acarrear

consecuencias indeseables

para los implicados.

Desde la función afectiva de la

familia, la misma debe ser

capaz de transmitir y educar

en sentimientos de respeto al

otro, de empatía, de

aceptación de las diferencias,

enseñanzas que deben ser

reforzadas o potenciadas por

la escuela en sus funciones

socializadoras y educativas.

La escuela no solo existe para

“transmitir” conocimientos y

disciplinar a los alumnos, esta

institución, al igual que la

familia, debe educar en

valores humanos y

sentimientos, debe rescatarse

en la escuela la función

afectiva de la comunicación

entre el docente y el

estudiante, la cual favorece

precisamente las actitudes de

comprensión y ayuda al otro,

así como promueven el

diálogo y la búsqueda de

soluciones no violentas a las

situaciones.

Como equipo de coordinación

reconocemos, sin caer en las

ideas muy positivas y

optimistas en torno al tema,

que en 3 sesiones de trabajo

solamente, no es posible

producir un cambio

permanente en la conducta de

los estudiantes y familiares,

que además se encuentra

influenciada por otros

ámbitos, pero aun así de

cierta forma logramos

sensibilizar y poner una luz de

alerta sobre el tema que no es

ajeno al contexto escolar de

hoy, marcado por las

diferencias económicas y

culturales entre las familias

de los escolares.

Un resultado importante que

arrojó el estudio fue la falta de

comunicación y confianza de

los estudiantes del grupo de

manera general con la

profesora, situación estaque,

a la luz del tema tratado,

puede traer como

consecuencia la

invisibilización y la evasión de

los conflictos entre los

escolares. Los estudiantes

encuentran en la maestra una

figura de autoridad y

coercitiva, que lejos de

promover el respeto y la

aceptación por vías

democráticas, utiliza los

castigos para erradicar

conductas que de base

implican un mal manejo

educativo.

Aun así, pudimos constatar

que la generalidad de los

estudiantes buscarían ayuda y

apoyo en la familia ante

situaciones de este tipo, todo

lo cual apunta al cumplimiento

de la función afectiva de la

misma y a cómo esta es capaz

de brindar apoyo emocional a

sus hijos.

De manera general, como

principales resultados en la

implementación del Programa

de Orientación Familiar

podemos plantear:

Reconocimiento en la

práctica de la importancia

de mantener buenas

relaciones interpersonales

(padre-hijo, alumno-

alumno), como vía de

prevención del acoso

escolar.

A través de la

implementación de las

técnicas, se establecieron

juicios críticos y

personalizados acerca de la

importancia de la

prevención del bullying.

La identificación de las

funciones de la familia

(cultural, afectiva y

educativa) como las

esenciales en las dinámicas

familiares para la

educación en la prevención

del acoso escolar.

Conclusiones

1- El conocimiento de padres,

estudiantes y maestra

acerca del tema del acoso

escolar era bastante

escaso al inicio de la

aplicación del programa,

reducido solo a las

manifestaciones físicas del

mismo, desconociendo

padres y maestra la

incidencia de este

fenómeno en el contexto

escolar actual y

particularmente en el grupo

estudiado. Una vez

concluido el mismo,

dominan teóricamente el

fenómeno estudiado,

teniendo en cuenta sus

múltiples manifestaciones.

2- Se identificaron las

funciones de la familia

(cultural, afectiva y

educativa) como las

esenciales en las dinámicas

familiares para la

educación en la prevención

del acoso escolar.

Igualmente se destacaron

las funciones de

socialización, instructiva y

educativa por parte de la

institución escolar como

determinantes en la

prevención del acoso

escolar.

3- Las principales acciones

concretas a realizar en el

hogar y la escuela, y que

fueron reconocidas y

elaboradas en conjunto con

los padres, maestra y

estudiantes para prevenir el

acoso fueron:

Padres.

Entablar conversaciones con

los hijos dispuestos a

escuchar, evitando juicios de

valor.

Escuchar atentamente a los

hijos lo cual favorece el

fortalecimiento de su

autoestima para conocer

cuánto comprenden ellos

acerca del tema del acoso.

Invitar a sus compañeros del

aula a jugar y/o estudiar a

casa para mejorar las

relaciones interpersonales

entre ellos.

Incentivar a los hijos a

participar en otros grupos, ya

sea en alguna actividad

recreativa, deportiva o social.

Introducir en las

conversaciones que

mantengan con los hijos la

diferencia entre

compañeros/compañeras y

“mejores amigos/amigas”,

pero siempre valorando la

necesidad de ser educado y

llevarse bien con todo el

grupo.

No valorar positivamente

actitudes competitivas entre

los niños y niñas.

Establecer pautas de no

discriminar y respetar las

diferencias, como valores

compartidos por la familia

para lograr que el niño o niña

los asuma también como

valores propios.

Estudiantes.

No asumir actitudes de

evitación o pasivas ante el

bullying da igual que seas

víctima o testigo de un ataque

contra otros compañeros.

Hablar con un adulto de

confianza, ya sea padre,

madre o maestra, para que

este pueda intervenir.

No responder al bullying con

violencia porque esto hará que

la situación empeore.

Pedir al agresor o a la

agresora que pare de

molestar.

Proponer a la maestra hablar

del tema en la escuela y

elaborar reglas para mejorar

las relaciones intragrupales.

Ser solidarios con los

compañeros que puedan sufrir

o ser propensos al bullying.

Maestra.

Realizar asambleas semanales

en las cuales se reflexione

sobre lo ocurrido en la

semana, los conflictos

grupales y las relaciones, todo

lo cual puede ayudar a reducir

los actos de molestia e

intimidación.

Tratar al grupo como un todo,

lo cual crea la sensación de

comunidad haciéndose todos

responsables de sus

conductas, generándose

además lazos solidarios y

actitudes de empatía.

Crear nuevas reglas para la

conformación de grupos de

trabajo, de manera que se

favorezca la inclusión y evitar

que siempre queden

marginados los mismos

estudiantes.

Incluir el juego tanto en las

actividades de aprendizaje

como para abordar la temática

del bullying específicamente.

Los juegos constituyen una

herramienta de gran utilidad

para el trabajo interno

(autoconocimiento, atención,

comunicación directa,

vencimiento de resistencias) y

para facilitar el contacto con

el otro.

Recomendaciones

-Para la escuela y las familias.

1. Insertar a un mayor número

de estudiantes en

actividades

extracurriculares, para

facilitar la interacción de

los mismos con sus

coetáneos en otros

contextos y propiciar

relaciones más profundas y

cercanas.

2. Brindarle a los profesores y

padresdiferentes espacios

donde se inviten

profesionales de distintos

temas que le permitan

enriquecer el arsenal de

herramientas y métodos

para hacer del proceso

docente educativo un

espacio de gran calidad.

3. Habilitar espacios de

orientación para profesores

y padres sobre las

características de la edad

de los niños, con el objetivo

de promover nuevas formas

de comunicación, e

implementar métodos

educativos coherentes a las

regularidades de la edad.

4. Diseñar actividades

comunitarias que atraigan

la atención de todos los

padres y fundamentalmente

de aquellos que no

participan de forma activa

en las reuniones de padres.

5. Diseñar programas de

intervención para

implementar las

recomendaciones brindadas

por los restantes equipos

de trabajo que realizaron

las prácticas en la escuela,

y de esta forma darle un

seguimiento al trabajo

efectuado.

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