biogrfía de guido de bres

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    Mrtir Heroico

    La Historia de Guido de Bres

    Prologo

    Captulo I: EL HACHA, LA CUERDA Y EL FUEGOCaptulo II: EL PREDICADOR HEREJECaptulo III: POR ENCIMA DE LA MURALLACaptulo IV: EL PRINCIPIO DEL FINCaptulo V: SEA HECHA TU VOLUNTAD

    PROLOGO

    La emocionante historia de Guido de Br s, el campen de la Reforma, autor de una Confesin deFe que ha ejercido la mayor influencia en el mundo cristiano Reformado, es una novedadliteraria en lengua inglesa, seg n hace constar la autora. Mucho ms lo es para los que hablamosel idioma de Cervantes, extendido al igual que el ingl s, a ambos lados del Ocano.

    Y es una novedad estimulante para la juventud de nuestro siglo, vido de aventuras, pues Guidode Br s fue un aventurero, un hombre de arrojo, con la extraordinaria ventaia de que los azaresde su vida no son producto de la imaginaci n de algn novelista, sino una realidad de carne yhueso, formando parte de un movimiento religioso que sacudi Europa entera en la Edad Media.

    Guido de Br s fue como tantos otros adalides de la Refor ma, un valiente a quien gustaba jugarcon la muerte, como si hallare en ello alg n aliciente o placer.

    Valenta ficticia y real

    Se ha dicho que el peligro atrae y enardece, a la vez que convierte en objetos de admiraci n a losque son capaces de afrontarlo con coraje. El bravo torero, el soldado voluntario, el atleta decirco, el motorista deportivo, y los actuales astronautas del espacio, son admirados por suvalent a, al saber mirar la muerte de frente, desafiarla sin titubeos y esquivarla con su arroio destreza. Pero creemos que el desaf o a la muerte tiene tanto ms valor segn la causa por la cualse corre el riesgo, o se cumple el supremo sacrificio. Nuestra admiraci n personal es mayor por

    el piloto del espacio que por el motorista, el equilibrista, o el torero; porque consideramos m simportante el motivo por el cual exponen sus j venes y valiosas vidas.

    Podemos elevar la comparaci n a los hroes deLa Fe Cristiana de todos los siglos, que sesacrificaron y dieron sus vidas por la m s gloriosa, elevada y til de las causas; y afirmar, que losmrtires de la Fe cristiana son los ms grandes, los verdaderos hroes de la humanidad, porquarriesgaron y entregaron sus vidas por valores eternos, con un altruismo que admira a loshombres y a los mismos ngeles, segn creemos. Rehusaron guardar para si mismos el tesoro del

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    Evangelio que trae salvaci n eterna, y tratando de comunicarlo a otras personas, o por no negaral Se or que les rescat sufrieron heroicamente los horrores del martirio.

    Los relatos de aventura, de los grandes m rtires del Cristianismo, de los mejores misioneros, yportavoces del Evangelio; de los hombres buenos y valientes de todos los siglos, debieran

    multiplicarse en nuestros d as y sustituir tanta literatura insulsa de hero smos inexistentes ynecios, cuando no tendenciosos a ponderar el crimen, la astucia y el pecado. Creemos que losescritores cristianos debieran esforzarse, como lo procur la autora de este opsculo, en quitar elpolvo de viejos archivos y ofrecernos en el mejor estilo novelesco, relatos aut nticos de las vidasy haza as, no de hroes imaginarios, sino de los verdaderos hroes de la humanidad; los que shan sacrificado por alguna causa til en favor de sus semejantes, y sobre tacto por aquella quetiene que ver con valores eternos.

    Mrtires o herejes?

    Al entrar a ocuparnos de los m rtires de la Fe Cristiana, surge inevitablemente una pregunta en

    esta Edad Ecum nica. Debemos apreciar a los que dieron sus vidas por la disidencia religiosadel siglo XVI como verdaderos m rtires, ponindoles en un plano de igualdad con los queperdieron sus vidas en los circos romanos o los misioneros martirizados por el fanatismo paganode los pueblos a los cuales trataron de evangelizar?

    La respuesta, por extra a que parezca en estos das de contemporizacin y tolerancia, es que lafe, e inquebrantable entereza de los m rtires de la Reforma es ms, mucho ms de valorar quelade los m rtires del Paganismo. No porque fuera una fe de mejor calidad, sino por adquirir mmrito a causa de las especiales circunstancias que concurrieron a su manifestaci n.

    Sabemos que los m rtires de los primeros siglos, daban sus vidas por unCristianismo vigorosoque acababa de surgir de una revelaci n sobrenatural,LAS COSAS QUE ENTRE NOSOTROSHAN SIDO CIERTISIMAS podan afirmar los testigos oculares de la vida muerte yresurrecci n de Cristo. Sus inmediatos sucesores tenan tambin eficaces medios a su alcance, enaquellos primeros tiempos, para cerciorarse de la realidad hist rica de tales hechos. Esta mayor medida de evidencia resta m rito a la calidad de la Fe, pues como dijo nuestro Se or: Por quviste Tom s creste? Bienaventurados os que no vieron y creyeron".

    La lucha de los primitivos cristianos era, adem s, contra Paganismo absurdo y desacreditado, delque se burlaban: a los fil sofos escpticos de la poca. Jesucristo haba venido a llenar el vac omoral y espiritual sentido por los S crates, Plat n, Platino, Filn y tantas otras mentesprivilegiadas de su poca. No es extrao que un filsofo como Justino, despus de haber vagadopor muchos a os en la incertidumbre espiritual, una vez cerciorado de las evidencias que dieronorigen a la Fe Cristiana, osara exclamar, respondiendo a la ir nica pregunta del procnsul Rufusacerca de su esperanza celestial: NO LO SUPONGO, LO SE, Y ESTOY ABSOLUTAMENTESEGURO DE ELLO .

    Pero era muy diferente el .aso con los m rtires oe laReforma, los cuales se hallaban en lucha, nocon un Paganismo rid culo, de dioses vulgares, y a todas luces inexistentes, sino con unaOrganizaci n Cristiana histricamente procedente de la misma fuente de Verdad que ellos

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    Se ha tratado de presentar a los m rtires de la Reforma como agitadores polticos, para atenuar oexcusar la culpa de quienes los persiguieron por causa de su fe. Esta acusaci n puede ser real enalgunos; peno no en otros ni en la mayor a. Ello queda patentizado en el caso de Guido de Brs ysu colega y compa ero de martirio de La Granje. Aun en este ltimo, y en la mayora deprotestantes que lucharon con las armas en la mano, puede demostrarse que su objetivo no era

    pol tico, o carnal, como diramos en lenguaje bblico; sino que lucharon para defender simple yesencialmente la Libertad Religiosa, como lo demuestra la facilidad con que se somet angozosamente tan pronto como sus enemigos les ofrec an la paz, bajo promesa de libertad de Con-ciencia. La candidez de los Hugonotes franceses cuando eran victoriosos, y la facilidad que sedejaron enga ar, vez tras vez, hasta caer en la trampa de la noche de San Bartolom, prueba queel Movimiento religioso de la Reforma fue un genuino despertar espiritual de !as concienciasms honestas que quedaban en la Iglesia Cat lica Romana en el siglo XVI, y no un Movimientopol tico, de matiz alguno.

    Aquel despertar espiritual ten a corno nico motivo una fe profunda y un amor apasionado alapersona del Redentor. Puede afirmarse que el Movimiento Protestante fue la exteriorizaci n de

    un profundo misticismo espiritual Muchos tren con raz n, que los famosos msticos espaoles dela poca habran sido los ms fervorosos Protestantes, de haber triunfado en Espaa la ReformTenemos de ello buena prueba en los escritos de Juan de Vald s y otros reformistas espaoles delsiglo XVI, cotej ndolos cori los de reconocidos msticos, como Teresa de Avila, Fray Luis deLen y otros, que permanecieron en el seno del Catolicismo tan solamente a costa de reiteradpersecuciones y amenazadoras cr ticas.

    El secreto de su herosmo.

    Es en esta profunda espiritualidad de los cristianos Reformados del siglo XVI, que radiaba elsecreto de su extraordinaria valent a y desprecio de la muerte. Dios le sostuvo por medio de la fe.Una fe que se basaba, no en pruebas externas de milagros o de evidencia hist rica. Estos, segnel sentir de la poca, estaban m s bien al lado de sus enemigos. Su fe radicaba tan slo yexclusivamente en el valor e infalibilidad de la Sagrada Escritura, le da, aceptada e interpretadade un modo natural.

    Les sosten a, asimismo, su gran confianza, sumisa y paciente, en la soberan a de Dios, Laseguridad que ten an de que todos los acontecimientos, buenos y malos, son por Dios permitidou ordenados, y concurren al bien de los que le aman, en esta vida o en la venidera; y que aceptarel plan de Dios y promover su gloria es el ideal de todo fiel cristiano cueste lo que cueste.

    Sin ofensa para el sentir Ecumnico.

    Algunos se preguntar n si es oportuna la publicacin de libros como el presente en esta edadEcum nica Para que herir a los catlicos de nuestro siglo con el recuerdo de hechos que losbuenos cat licos de nuestros das lamentan al igual que los cristianos evanglicos?

    En primer lugar porque la raz n y la caridad cristiana nos ensea que en modo alguno debemosculpar a los mantenedores de una idea de los cr menes cometidos en su nombre en siglospasados. Nadie es responsable de los hechos de otras personas, y mucho menos de lejanas

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    pocas. Todos somos culpables del crimen de intolerancia, pero no de antepasados nuestros sinde la que llevamos en nuestros propios corazones y que nuestro Salvador nos exhorta a extirparorden ndonos amar a nuestros enemigos, y bendecir a que nos maldicen.

    Como expresamos en otro op sculo tituladoUna vid, muchas ramas, el autor de esta

    introducci n se siente complacido por los buenos pasos que ha dado la Iglesia Cat lica Romanaen el Concilio Vaticano II, tan diferente de otros concilios de triste memoria. Pero no creemosque la uni n ecumnica a ciegas, es aquella a que se refera nuestro Seor Jesucristo en suoraci n dominical cuando clamaba Que todos sean uno, como Tu oh Padre en Mi y Yo en Ti;que tambi n ellos sean una EN NOSOTROS, para que el mundo crea que Tu me enviasteObservemos que dice que sean UNO EN NOSOTROS, esto significa que es el anhelante deseodel Salvador que sean una sola cosa ante el mundo, no todos los que se llaman cristianos, sino losque por una genuina conversi n a Dios, habiendo recibido a Jesucristo como su Salvador personal, son real y positivamente UNA SOLA COSA CON SU REDENTOR y con el PadreCelestial.

    Esperamos llegar el tiempo cuando catlicos y protestantes levanten monumentos expiatoriosen memoria de los m rtires que dieron sus vidas con motivo de la disidencia religiosa del sigloXVI. Pero ser a lamentable que ello se realizara como una f rmula de mutua complacencia, por haber disminuido o en unos y otros la tenacidad de la fe; la firme esperanza de los valoreseternos, y el supremo ideal que aquellos sostuvieron de agradar en todas las cosas, grandes y pe-queas, al Seor que les rescat . Mejor fanticos que tibios y escpticos. No permitamos quefracase ahora, por excesiva complacencia o desinter s, lo que entonces cost torrentes de sangremantener, en beneficio de todas las ramas de la Cristiandad.

    Que sea el noble ejemplo de los m rtires de todos los tiempos, primitivos o medievales, unestmulo a cualquier demanda actual de abnegacin o sacrificio para la Obra de Dios. Y ldesagradable y repugnante de la intolerancia, un respectivo en favor de la m s acendrada caridady tolerancia, que el Maestro trat de ensearnos en su da, y la Cristiandad de veinte siglos nosupo aprender ni practicar.

    ***

    Captulo I

    EL HACHA, LA CUERDA Y EL FUEGO

    El anciano rey estaba traspasando su corona v todo el pueblo de Bruselas se preparaba para losfestejos. Las banderas ondeaban al viento, las tiendas estaban cerradas y los ciudadanos vestidoscon largos vestidos de seda y pomposos lazos, se agolpaban por las calles. Era en el mes deoctubre del a o 1555.

    Carlos V, el anciano emperador, hab a decidido cambiar su Imperio por la celda de un mo-nasterio. Nadie conoc a la razn; pero todo el mundo estaba contento de tener una fiesta. Al-gunos eran incluso bastante ilusos para pensar que el nuevo rey Felipe pudiera ser m s toleranteque su padre.

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    Las estrechas calles de Bruselas ascienden desde el r o hasta el palacio en la cresta de la colina.All . en el gran saln principal se haban juntado los prncipes v nobles para or el discurso ddespedida del rey; quien hizo de la ocasi n un granespect culo. Cojeando por la gota vrespirando con dificultad por el asma, Carlos V se apoyaba en el fuerte brazo del pr ncipe de

    Orange, mientras contaba la historia de sus cuarenta a os como emperador.Era un muchacho de negros cabellos, en sus 15 abriles, cuando recibi el cetro v la corona.Pronto, mediante victoriosas batallas y astuta pol tica, vino a ser el ms poderoso gobernante desu tiempo. Emperador de Alemania, de Espa a v los Pases Bajos, y seor de todos los pasesconocidos en frica, Asia y Am rica, montando su magnfico caballo blanco, haba dirigido susejrcitos en cuarenta expediciones guerreras, desde Inglaterra al frica.

    Qu Csar haba sido!, Qu hombre tan poderoso presidiendo parlamentos o Dietas, firmantratados y proclamando edictos que. ten an que ver con la vida de todos los sbditos de su granImperio!

    Ha sido un largo y duro camino el de estas victorias-dijo el elocuente v anciano emperador convoz temblorosa, que trajo l grimas a los ojos de los prncipes.- Y ahora, por amor a mi pueblo val Imperio corono a mi bien amado hijo Felipe, como rey en mi lugar .

    Hubo unas pocas cosas que el emperador de blancos cabellos prefiri omitir en su discurso dedespedida. Pod a haber hablado de las derrotas de sus ltimos aos. De como el joven pr ncipealem n, Mauricio le haba atacado por sorpresa v hecho huir en un carromato labriego a travs dla baja neblina en las monta as. Como el rey francs le haba hecho retroceder en una derrotaque le cost sesenta mil guerreros. Asimismo su majestad el rey Carlos pod a haber contado lasanguinaria historia de como sus edictos contra la herej a, haban llevado al cadalso y a lahoguera a 50.000 protestantes que creyeron en las verdades re-descubiertas en la Biblia.

    Pero esto no lo dijo el Emperador. Por el contrario, con su amabilidad usual refiri a susprncipes v nobles cuanto les amaba y como desecha que ellos sirvieran a su hijo con la mismlealtad ore le hab an servido a El.

    Cuando termin la ceremonia v las fiestas, tom unbarco rara Espa a v el Monasterio de Yuste.All pas los ltimos tres aos de su vida. redactando mensajes para su hijo; regaando a lococineros, y atrac ndose de tortillas de sardina, perdices rellenas, y guisados de anguila,adobados con vasos del mejor vino; despu s que su doctor limpiara una y otra vez sus intestinoscon grandes dosis de ruibardo y hojas de sen.

    As empez a gobernar Felipe II. El pueblo de los Pases Bajos se preguntaban que clase de reser a. Ciertamente no tena nada de simptico. Peque o, ceudo, con ,una mandbula inferior saliente, no pose a ninguno de los atractivos de su padre, Mientras que Carlos baha podidohablar a sus pueblos en sus diversos idiomas, Felipe hablaba s lo el espaol su lengua nativa. Alos 28 a os era un hombre fr o, astuto, cruel y vanidoso. Tena pocas ideas propias, pero unagobernaba su vida: Quer a ser recordado como el rey que aplastara totalmente la herejaprotestante.

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    El anciano emperador bah a combatido la Reforma porque amenazaba su Imperio. Hab a ase-sinado a 50.000 protestantes para mantener la unidad de sus dominios; pero tambi n haba hechaal Papa prisionero, cierta vez, por estar en desacuerdo con l. Pero Felipe fue ms all. Suardiente pasi n era matar a toda persona que no fuera fiel a la Iglesia de Roma, la cual sisignificaba en su vida m s que su mismo Imperio.

    Felipe no pod a tocar a los seguidores de Lotero en Alemania. No hab a heredada e1 imperioalem n, aunque su padre hubiese sido emperador all por el voto de los prncipes alemanesindependientes. Los gobernantes de Francia ten an su propio programa contra la herej a. EnEspa a, su patria, Felipe tena pacas preocupaciones de carcter religioso. El pueblo espaolsiempre hab a sido esclavo de sus reyes. Adems estaba all 1a horrible Inquisicin en plenaactividad. v sus enmascarados ministriles no dejaban hereje suelta; encerr ndoles en oscurosconfesiones de sus labias.

    Pero en los Pa ses Basas las casas eran diferentes. Felipe mir v vio un pueblo prspero, amantde la libertad, que hab a estado organizando sus 17 provincias durante siglos--De un, pantano

    cenagoso, entre los deltas de tres grandes r os que desembocan en el mar del Norte, haban hechoun precioso prado verde. El pueblo hab a conquistado el mar, retenindolo tras de sus diques.Ahora ellos viajaban y pescaban en una red de canales que algunas veces hacen de calles. Unpueblo que hab a vencido a tan poderoso enemigo como es el mar embravecido, tena en s elesp ritu de la lucha. Eran gente ingeniosa.La flota holandesa de buques que navegaba en aqueltiempo por todos los mares, era superior a todas las otras flotas de Europa untas. Estas naves seatrev an a viajar aun en las tempestades invernales. Traan diamantes de Borneo v especies dCalcuta. La ciudad de Antwerp se hab a convertida en e1 mayor huerto comercial de Europa.Quinientos barcos entraban diariamente en sus diques. Cada semana 2.000 carros de mercader apasaban por sus puertas. Los comerciantes de toda Enrona se daban rito en Antwerp. Y all trajeron m s que mercadera. Con sus personas introdujeron sus ideas, las enseanzas reformadade Lutero y Calvino. A1 pueblo de los Pa ses Bajos, aquellas ideas de Libertad Religiosa, lesafectaron muy pronto profundamente.

    Ya en aquellos tiempos, cuando e1 analfabetismo era com n en Europa, los finlandeses v finmeneos pod an leer y escribir. Se alababan que el ms pobre pescador de sus costas, poda leer lBiblia dentro de la m s humilde cabaa, y poda discutir inteligentemente de religin. Nohab anacido el arte de la imprenta en Holanda? Con orgullo la gente contaba la historia de Los -bosques cerca de la corteza de un rbol, luego que hab a cor tado la corteza donde las letras sehallaban grabadas y las llevaba a sus ni os. Cuando al llegar a casa abri el saco, hall que laverde savia hab a impreso algunas de las letras en la tela, y as se le ocurri la idea de laimpresi n. En el tiempo de Lutero -exactamente el mismo a o que Lutero estuvo ante elemperador Carices en la Dieta de Worms, en 1521 el nuevo Testamento fue publicado enBlgica, y el pueblo empez a leer por si mismo el libro prohibido por el Papa.

    Felipe, pudo ver que esta gente no estar a para l ni aceptara fcilmente sus ideas. Eran tercos enel mantenimiento de sus libertades. Cada una de sus 17 provincias ten an su Carta Magna y sugobierno dispuesto a mantener su derecho a vivir pensar v adorar a Dices libremente. Y ahora laReforma bah a entrado, con rolas las herejas deLutero y Calvino. Los 50.000 m rtiresasesinados por su padre, no hab an bastado para atemorizar al pueblo v arrancarle su nueva fe.

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    Bien -se dijo Felipe desde osamente- yo acabar la obra que mi padre ha comenzado; yolimpiar los Pases Bajos de herejes, aunque tenga que matar a toda la poblacin.

    Felipe era cauteloso y astuto, y nunca se apresuraba. Primeramente dijo al pueblo que comonuevo rey honrar a sus fueros, y respetara sus gobiernos locales. Esto eran buenas noticias para

    la gente; pero el golpe vino tres a os despus. Cuando Felipese sinti seguro, puso en vigor losedictos de su padre contra la herej a. El rey Car los los hab a casi suspendido para allanar elcamino de Felipe al trono.

    Todo el mundo sab a lo que decan los edictos. El ltimo y m s terrible,publicado en el a o1540 hacia a la muerte en el cadalso, la m s comn tragedia para cualquier familia de Holanda,pues condenaba a dicha pena a cualquier ciudadano leal u pac fico, por el mero delito de hablar en favor de la Biblia o de la Reforma, aun en el propio hoyar. Pena de muerte era asimismo elcastigo al que fuera descubierto leyendo la Biblia o cualquier escrito reformado. Pena de muertepor asistir a un culto, o por dar alimento o albergue a un protestante fugitivo. Pena de muerte sininicio legal. Muerte, despu s de estar aprisionado can cadenas v torturado para conseguir

    confesiones. Nadie se senda seguro. Cualquier persona sin escr pulos poda acusar a un vecinode herej a y recibir una parte de los bienes dela acusada, despu s de su ejecucin. Estos fueronlos edictos que Felipe restableci . Pronto el hacha, la cuerda, el fuego y el agua, fueron usadosprofusamente en el trabajo de decapitar, ahorcar, quemar y ahogar gente inocente.

    Se levant un gran clamor. Era esta la liber tad de los fueros que Felipe hab a prometidomantener? Escud ndose tras la sombra de su difunto padre Felipe respondi blandamente que eno hac a nada nuevo. Slo estoy poniendo en ejecucin los edictos de mi padre v estos hactiempo que forman fiarte de las leves del Imperio , lesdijo.

    Felipe hizo m s, obtuvo permiso del Pana para organizar catorce nuevos obispados cat licos enHolanda, v tres nuevos arzobispados. Cada uno de los 14 nuevos obispos tra a su squito deayudantes cazadores de herejes. A adiendo a la injuria el insulto. Felipe dividi la caballera delpas en pequeas guarniciones separadas, e impotentes para sublevarse; y trajo a cuatro miladiestrados guerreros de Espa a. Ahora su Majestad el rey Felipe estaba listo para volver a supas natal. Aborrec a a los holandeses, v como le gustaba escribir largos documentos, podr agobernarles f cilmente desde su palacio en Espaa. All iba, adems con vistas a su tercermatrimonio. Su segunda esposa Mar a Tudor, (denominadala sanguinaria) reina de Inglaterrahab a f allecido poco antes.

    Quin sera el regente que ejecutara las r denes de Felipe en los Pa ses Bajos? Eligi para estatarea a su hermanastra Margarita de Parma, que era una hija ileg tima del anciano rey. Esta mujer era alta, de rostro fiero, y se dice que ten a bigote. Como su famoso padre, sufra de gota. Paraasegurarse de que Margarita le ser a plenamente leal, Felipe se llev a su hijo menor a Espaa,como una especie de reh n. A1 lado de Mar garita dej al astuto obispo de Arras como consejero.

    Antes de embarcar, Felipe llam a los diputados de las provincias. Usando al suave obispo Arrascomo int rprete, Felipe pidi a los diputados elevar las contribuciones del pa s a tres millones deflorines de oro por encima de lo acostumbrado. Respecto a sus libertades nada dijo. Losdiputados respondieron firmemente que, a menos que no fueran retiradas las tropas espa olas, no

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    cumplir an la demanda del rey. Felipe se puso plido de ira cuando esta respuesta le fuetraducida. Se sali airadamente de la sala y la asamblea termin en confusin. Pocos dasdespu s los diputados recibieron una carta en la que Felipe prometa retirar las tropas tan prontcomo el dinero fuera enviado a Espa a. No aadi que no tena intencin alguna de cumplir supromesa. A sus obispos y consejeros les dijo malhumoradamente que pod an estar seguros de

    una cosa, que l nunca revocara los edictos contra la hereja. -Puede costaros todas estas provincias, seor, dijo un obispo.

    -Pues bien, replic Felipe- prefiero no reinar, que reinar sobre herejes .

    As embarc en una flota real compuesta de noventa buques, por un Ocano tempestuoso hasta elpunto de que su Majestad corri el peligro de no llegar a Espaa.

    En el pa s que Felipe dej gustosamente, un predicador hereje estaba escribiendo una famosaConfesi n de Fe. Este pequeo libro es la historia de este predicador y del famoso documento.

    ***

    Captulo IIEL PREDICADOR HEREJE

    Una mujer sali de la casa cercana al convento de monjas, acariciando su Rosario con los dedosanduvo sobre las calles empedradas de la ciudad de Mons, capital de la provincia m s al sur deBlgica. Una vez hubo pasado el castillo y el Ayuntamiento, situado al lado de la confina, pastambi n de largo por la soberbia catedral, hasta llegar al otro extremo de la ciudad. All un monjeitaliano, viajero, estaba predicando en plena calle. La mujer se junt a la muchedumbre queestaba oy ndole. Escuch con devota atencin y finalmente dijo en silenciosa oracin: Dios mpor qu no me daras un hijo como ste? Haced que el hijo que llevo en mis entraas sea unpredicador de vuestra Palabra. Poco despus, en el ao 1522, la familia de Juan de Bresscelebraba el nacimiento de un hijo. Era el cuarto de la familia, y sus padres le llamaron Guido.

    Cuarenta y cinco a os ms tarde en la oscura celda de una prisin, Guido de Bress escribi a sumadre una carta de despedida en la cual le recordaba el caso de aquel monje, y su oraci n de queel hijo que llevaba en su seno pudiera ser un predicador. Con sus manos encadenadas escribi :T pudiste a Dios, madre ma, y el oy tu oracin; y porque es rico en misericordia te dio mde lo que pediste. Tu le ped as un hijo que pudiera ser como aquel jesuita; pero l me ha hecho,no un imitar de los jesuitas, sino de Jesucristo mismo; el cual me ha llamado a su santo misterio.No para ense ar las palabras de otros hombres, sino para predicar las puras palabras de Jess sus ap stoles. Esto he bocho hasta ahora .

    La pura Palabra de Jess haba estado cambiando muchas vidas en el pa s de Bress. Ya en elao en que Guillo naci, un monasterio de Antwerp fue entregado a las llamas hasta sus ci-mientos porque sus monjes hab an dado odo a la llamada hereja protestante. La Reforma vinotambi n a Moras. Esta ciudadcon su ancho foso y altos muros, era la capital de la provincia deHainailt, cercana a la frontera francesa. Primero llegaron a Moras los escritos de Lutero; y

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    despu s, con los hugonotes que huan de la persecucin de:. Francia, vinieron las enseanzasdeJuan Calvino acerca de la Palabra de Dios.

    Cuando los cinco hijos de Juan de Br s, entraron en la mayor a de edad, tuvieron que hacer frente a la Reforma. Juan, el hijo mayor, se hizo tintorero como su padre. Aunque ayud a su

    hermano Crist bal a escapar de las garras de la Inquisici n, el propio Juan no tuvo valor suficiente para romper con la Iglesia de Roma. Crist bal, el segundo hijo, era diferente. Tena unnegocio de cristaler a; peco lo usaba como tapadera para una obra ms importante, la dedistribuir Biblias y libros protestantes. Crist bal viaj a diversos puntos de Europa y trabaj conimpresores de Valladolid y Lyon. A menudo en peligro de su vida y ocult ndose bajo nombresfalsos. Este famoso correo de la Palabra de Dios evit su capturay trabaj fielmente para laReforma durante toda su vida. Hubo un tercer hermano, Jer nimo, tintorero como el mayor, quecomo aquel fue un fiel cat lico. Segua una hija nica, Mailette, la cual se cas con uncomerciante de lanas llamado Daniel de La Deuzem y ambos fueron activos en el grupoprotestante de Valenciennes, la ciudad donde Guillo tuvo su ltimo pastorado.

    Guillo fue a la escuela en Moras, y trabaj como aprendiz con un pintor de cristales. La ciudadde Moras era conocida por sus artistas, especialmente los que decoraban ropa y vidrio. Un artistavidriero era tenido en alta consideraci n y el joven Guillo trabaj con inters para hacerse unperito en la materia. Pero mientras trabajaba con sus colores y cristales, su mente se dirig a aotros asuntos. Las cosas que hab a odo en la plaza del mercado; nociones parciales de lasverdades sacadas a la luz de la Reforma; historias de protestantes quemados vivos, o decapitadosen ciudades cercanas, por amor a tales verdades. Ten a 14 aos cuando el gran traductor de LaBiblia Guillermo Tyndale, de Inglaterra, fue estrangulado y quemado cerca de Antwerp. Tyndalehab a buscado refugio en Blgica de las persecuciones de su propio pas; pero los Pases Bajono le hab an proporcionado tampoco un refugio seguro. Por fin, durante su adolescencia, Guidopudo tener una Biblia propia. La ley en privado juntamente con otros escritos protestantes. Por cuanto tiempo ley y luch en su conciencia antes de que el Seor lo convirtiera no lo sabemosslo sabemospor sus propias palabras, en una de sus cartas, que fue convertido antes de llegar alos 25 a os.

    As que el hijo menor de Juan de Bress, era tambin un hereje, expuesto a la muerte en la ho-guera si daba a conocer su fe recientemente hallada. En 1548 Guido hizo la dura decisi n dedejar su hogar. Fue a Inglaterra en donde el ni o rey, Eduardo VI, acababa de ser elevado al tro-no. El joven rey de 10 a os fue rodeado por consejeros que lo inclinaron a la fe Reformada, lasense anzas de Calvino. Los refugiados protestantes eran bien acogidos entonces en Ingle terca;entre ellos se hallaron dos belgas que fundaron la primera iglesia de habla francesa en Inglaterra.Tom s Cranmer arzobispo de Canterbury instaba a los l deres de la Reforma a que fueron aInglaterra. Esto trajo a las islas Brit nicas al gran polaco Juan de Lasco, as como a MartnBucero, el pastor amigo de Calvino en Strasburgo, y a muchos otros. Estos hombres ense aron,instituyendo clases de Teolog a, y escribieron catecismos y libros. El refugiado Guido de Bressaprovech mucho el contacto con estas personas. Estudi bajo su direccin. Les vio establecer una congregaci n ordenada, les oy predicar en las capillas de la calle de La aguja enhebrada;que era una de las iglesias dedicadas a cultos en lenguas distintas. Quince mil refugiados demuchos pa ses estaban en Inglaterra en este tiempo. Por cuatro a os De Bress vivi y aprendien esta pac fica Colonia protestante.

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    En el a o 1552 embarc para su pas. No poda soportar ms elestar fuera. Quer a ayudar a supropio pueblo. Probablemente hab a odo de la persecucin que azotaba a los Pases Bajos, por -que el anciano emperador Carlos lo hab a preparado as para la coronacin de su hijo Felipe II.

    Vuelto a los Pa ses Bajos, De Br ess fue un predicador itinerante. A veces llevaba el nombre de

    Agust n de Mons. El grupo de cristianos de Lille se reuna secretamente en casas particulares. Sllam La iglesia de la Rosa y su membresa incluye muchos mrtires. De Bress trabaj muchoen su Iglesia de la Rosa, y adem s hall tiempo para estudiar y escribir. Su primer libro fuepublicado el mismo a o en que Felipe vino a ser rey, se llam: El bculo de la Fe cristiana.Constaba de 16 cap tulos y fue traducido a diversas lenguas. QuizCrist bal, el hermano deGuido comerciante de cristaler a arregl las cosas pata que fuer a publicado este libro en Lyon.

    Esta obra discut a los principios de la fe Reformada y combata los errores del Catolicismo. Fuededicado al pueblo fiel de la Iglesia de la Rosa , y en su portada figuraba el texto de Efesios:Ponindoos toda la armadura de Dios, para que podis resistir en el da malo y estar firmes...

    Pronto vinieron los d as malos a la Iglesia de la Rosa. El rey Felipe empez su lucha sincuartel contra loa protestantes herejes. Un d a del , mes de marzo de 1556, el herrero RobertoOgguier fue encerrado en la c rcel con su esposa y dos hijos mayores. En su casa se habancelebrado reuniones secretas de la Iglesia Rosa. Despus de una parodiade juicio, el padre yuno de los hijos, Balduino, fueron atados en la plaza del mercado de Lille y quemados vivos.Cuando las llamas los envolvieron pudo o rseles alentndose el uno al otro en el Seor. El dasiguiente Juana, la madre y el otro hijo Mart n, fueron llevados a la muerte. Desde su prisinMart n haba escrito a los fieles de la Iglesia: Os ruego no olvidis la santa doctrina deEvangelio que hab is recibido de nuestro hermano Guido. La carta fue pronto estrujada ydestruida. Aunque los fieles hab an sido animados por ella, era un documento comprometedor, yes natural que ninguno quisiera sufrir la suerte de la familia del herrero. Evidentemente eratiempo de huir para salvar sus vidas.

    De Bress reuni a su gente una noche y les ofrecitraerles a salvo a la ciudad alemana deFrankfurt. All haba ya tres iglesias de refugiados. Trabajando en peque os grupos separados;De Bress y algunos de sus feligreses pudieron escapar. Probablemente atravesaron la gran ciudadde Antwerp. Hacia el mes de mayo estaban en Frankfurt donde hab a una iglesia flamenca, a lacual se unieron con gozo. Tambi n haba una iglesia de refugiados ingleses. Mar a laSanguinaria, que hab a sucedido al nio rey Eduardo en el trono de Inglaterra, bah a obligada amuchos a huir, y el famoso Juan Knox era el pastor temporal de estos refugiados.

    Tambi n haba una iglesia de refugiados franceses, pero sus miembros tuvieron serios problemasentre s . En septiembre de aquel mismo ao 1556, Juan Calvino sino de Ginebra para ayudarlesde solucionar sus diferencias. De este modo De Bress pudo conocer personalmente al granReformador cuyos escritos hab a ledo y aceptado con entusiasmo.

    Quiz Calvino invit a De Bress a ir a Suiza, o quiz De Bress procur continuar sus estudiosvendo all . Quera estudiar griego y hebreo a fin de prepararse mejor para e1 pastorado. Por doaos De Bress estuvo en la Academia proteste de Lausanne, y estudi griego con Teodoro Bezel que vino a ser sucesor de Calvino Ginebra. Cuando Beza fue a Ginebra para ayudar a Calvino,

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    De Bress fue con l. Estuvo un ao esta ciudad de la Reforma. Los domingos iba or a Calvinopredicar bajo las b vedas de la Iglesia de San Pedro. Los das de entre semana a da al pequeoauditorio, al otro lado de la donde se daban conferencias p blicas de Teologa.

    Despu s de estudiar tres aos, De Bress entreg a un activo ministerio. Embarc en buque fluvi

    que viajaba por el Rhin. Esta v no a Mons o Lille, sino ala ciudad de Doornik situada a unasquince millas de Lille. Aqu iglesia protestante clandestina se llamabaIglesia de la Palma y DeBress fue su pastor. Ten 37 a os v era un solitario en su vida de fugitivo. No es extrao que fueraatra do por una seorita de ojos negros que se juntaba para adorar Dios enacuella congregaci n.Pero, tena derecho a casarse, un hombre constantemente perseguido de ciudad en ciudad? DBress revel amor a la seorita de ojos negros, Catalina Ramn, dicindole que solo podaofrecerle una vida de incertidumbres, en manto a las cosas materiales. Pero esto le bastaba a ellaque compart a su esperanza de las cosas eternas. Respondi que su amor le bastaba y que estabdispuesta a encomendar sus vidas en las manos de Dios. Alg n da del ao 1559 Guido de Bressy Catalina Ram n se casaron. El a o siguiente les naci un hijo al que pusieron el nombre deIsrael.

    Durante su primer a o de matrimonio De Bress empez a bosquejar la Confesin de Fe queusar a la Iglesia Reformada por varios siglos, v por lo cual le dara gracias.

    ***

    Captulo IIIPOR ENCIMA DE LA MURALLA

    El centinela de la puerta principal del castillo de Doornik se alegr con la luz del alba. Oteandoen la semi oscuridad observ un pequeo paquete en el lado interior de la muralla, cuando bajpara cumplir su oficio de quitar las barras de hierro que cerraban la puerta principal. Durante lanoche alguien lo habla arrojado, por encima de las puertas. El paquete estaba bien sellado conlacte y dirigido al rey Felipe II. Dentro hab a dos cosas, un librito impreso en francs v una cartaannima escrita a mano.

    De este extra o modo la Confesin de Fe de los Cristianos Reformados de Holanda fuepresentada al rey Felipe v a su representante real en los Pa ses Bajos. Era la noche del 1 al 2 denoviembre de 1561. Pero los rayones de esta carta an nima se hallan en la historia que vamos acontar y que empez varios meses atrs.

    Guido de Bress, se estableci en Doornik a fines de 1559 atando volvi de estudiar en Suiza.Trabaj tambin en otras ciudades, por ejemplo Lille, dela cual habla tenido que huir antes, ensu ciudad natal de Mons y en Antwerp; pero ahora De Bress hab a venido a ser un pastor efectivodel pueblo reformado y muchas iglesias esperaban su ayuda. Constantemente se disfrazabacambi ndose una barba larga por una de corta o una capa flotante por una chaqueta v unsombrero. Se hac a llamar Jernimo, y mucha gente de su propia congregacin nunca leconocieron por otro nombre. En un extremo de la ciudad cerca de la muralla, De Bress alquil dos habitaciones contiguas separadas por un jard n. All vivi cuando per noctaba en Doornik y

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    nunca dejaba sus habitaciones hasta despu s de oscurecer. Probablemente su familia no pod avivir con l.

    La ciudad de Doornik estaba cerca de la frontera francesa. Hab a sidouna ciudad francesa porsiglos hasta que el viejo emperador Carlos se apoder de ellas y los magistrados de la ciudad no

    amaban mucho a sus nuevos amos. Por esto aunque la regente Margarita hab a enviado a susoficiales para perseguir a los protestantes de Doornik los magistrados de la ciudad no se sent aninclinados a proseguir con gran celo la caza de herejes. Por tal raz n De Bress esperaba quetrabajando all con cautela podra ganar a muchos a la fe refor mada.

    La congregaci n de Doornik se llamaba Iglesia de la Palma . Ya en 1544 esta congregacinhab a enviado a buscar un pastor de Strasburgo. Vino Pedro Brully, un predicador que sucediJuan Calvino entre los refugiados franceses de Strasburgo, pero hac a slo tres meses que el pas-tor Brully estaba en Doornik cuando los enviados de la regente Margarita irrumpieron en laciudad. Desde entonces bajo sus rdenes las puertas fueron estrechamente vigiladas y nadiepod a salir sin un pase. Los amigos de Brully lo bajaron una noche con una cuerda por encima de

    la pared, pero cuando uno de ellos se inclin por ltima vez para saludarle con la mano cay unapiedra con tan mala fortuna que rompi una pierna de Brully. Los guardias oyeron el ruido yBrully fue capturado y poco despu s quemado pblicamente en la plaza del mercado. El pr ximopastor corri la misma suerte un ao despus, siendo tambin quemado vivo con cuatro de sufeligreses que fueron decapitados. Despu s de estas dos experiencias la Iglesia de la Palma semantuvo por si mima sin Pastor v ahora 15 a os ms tarde el joven De Bress haba venido en suayuda.

    Todas las reuniones de la iglesia se ten an en secreto, despus del anochecer, y nunca se juntabanms de 12 personas en un lugar. De Bress ayud a la iglesia a organizarse y a elegir ancianos ydiconos, segn la enseanza de Calvino. Se celebr la Cena del Seor, se bautizaron los niode los creyentes. Estos sol an invitar a sus amigos para una cena. All De Bress alias Jer nimo-oraba y meditaba 1a Palabra de Dios. Puesto que era una costumbre flamenca muy com n elinvitar a los amigas para una cena, este m todo serva muy bien pata difundir la Palabra 4eNos ytraen nuevos convertidos a la Iglesia de la Palma.

    Al principio, la mayor a de los creyentes eran de las clases humildes. Hab a una gran brecha en-tre las clases teja y alta de Doornik, pero De Bress lo mismo que Calvino, deseaba ganar genteinfluyente paro el Evangelio. Por medio de estas cenas-coloquio, ad empez a ocurrir. Aun elmagistrado Tafill fue convertido, as como el abogado de Lattre y otra gente influyente. De Bressabrigaba la esperanza de que por medio de un trabajo secreto y cauteloso, la ciudad entera pod aser trada a la fe Reformada.

    Pero las dificultades empezaron por culpa de la propia congregaci n Reformada. La gente hu-milde no eran tan diplom ticos ni pacientes como su pastor jernimo. Viendo como progresabael Evangelio en la ciudad, quer an hacer algunade grupo que era un conocido tejedor llamadoRoberto, grupo era un tejedor llamado Roberto Duffour, du Four, quien estaba ansioso de haceralgo dram tico. Se mova entre la gente humilde excitndoles a hacer algo hasta que no pudieronretroceder. En vano De Bress arg a que echaran a pique todo lo que se hab a adelantado siintentaban hacerse reconocer en la ciudad. No -respond an el tejedor y su gente-, nosotros

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    estamos en la verdad y el Se or defender su Causa. Es tiempo de que vuestras voces sean o daspor o do el pueblo, y que todo el mundo conozca la verdad del Se or.

    Du Four supo que dos a os antes, en Pars, los protestantes osadamente haban cantado salmosen un parque cercano a la Universidad. Pens que esto sera una buena idea para Doornik. En la

    noche del d a de San Miguel, 29 de septiembre de 1661, algunos centenaresde protestantes se juntaron en la plaza del mercado y bajaron por las calles en manifestaci n, cantando los salmosde David dos por Marot y puestos en m sica por el famoso Burgeois, quien escribi muchas delas tonadas que todav a cantamos en nuestras iglesias. El gobernador dio orden de que sedisparara contra los cantores, pero gracias a la oscuridad hubo pocas v ctimas. El da siguientelos magistrados de la ciudad dispusieron la iluminaci n de las principales calles y reiteraron laorden de que despu s de la puesta de sol nadie pudiera transitar por las calles sin su propialinterna, pero esto no detuvo a los cantores. La segunda noche .se juntaron unos quinientoscubiertos con disfraces y largas capas, seguidos por una muchedumbre de curiosos. Comoprimera providencia apagaron las luces puestas por los magistrados y fuego empezaron a cantar ya proferir frases favorables a la reforma y textos de la Biblia enfrente de la casa del vicario del

    Obispo.El obispo de Doornik estaba en Bruselas, cuando alguien le trajo nuevas de lo ocurrido. Directa-mente se fue a ver a la regente Margarita. Esta se j puso furiosa, pensando que aquello era elpreludio de una revuelta, ya que los magistrados de Doornik no le hab an dado cuenta de loocurrido y hab a tenido que enterarse por medio del obispo. Inmediatamente envi a trescomisionados reales para promover la represi n, trayendo una severa carta de reproche a losmagistrados por no haber cumplido con su deber.

    Lo cierto es que hasta la llegada de los comisionados poco hab a sido hecho, para descubrir a lospromotores de la manifestaci n cantante. Dos personas haban sidopuestas en la c rcel ysoltadas poco despu s. Pero los delegados de la Regente no dejaron las cosas as . Centenares depersonas fueron encarceladas y sometidas a tortura para hacerles hablar. Poco a poco sedescubrieron todos los detalles. Que exist a una congregacin clandestina en Doornik que secelebraban reuniones secretas, que el tejedor du Four y otro miembro llamado du Mortier, hab ansido los cabecillas de la manifestaci n de cantores y salmos. Y asimismo fue descubierto elhecho de que hab a un pastor principal llamado Jernimo que haba estado haciendo una laboractiva en Doornik. Du Four y du Morder hab an escapado de la ciudad, con gran consternaci nde los delegados reales, pero en la casa de du Mortier fueron hallados libros de Calvino cartas yuna copia impresa de una Confesi n de fe que no llevaba nombre de autor. Aparec a saber donde se encontraba el pastor Jer nimo, o si lo sab an los fieles no quisieres confesar el secreto.Algunos dijeron que hab a trabajado tambi n en otras ciudades, siendo expedidas rdenes parabuscarle en ellas. Nadie estaba enterado que el pastor era el gran hereje de Bress.

    Oculto en sus habitaciones cerca de la muralla, de Bress se preguntaba que ten a que hacer.Estaba ocurriendo lo que l ya haba temido. Los cantores de salmos haban atrado a losenviados de Margarita a la ciudad y ahora la persecuci n aplastara seguramente todas lasposibilidades de convertir de un modo pac fico a la mayora del pueblo. La Iglesia de la Palmafue calificada como un grupo de rebeldes a la autoridad real. La congregaci n era conceptuada alos ojos de los delegados como agitadores Anabaptistas conocidos por todas partes como

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    revolucionarios protestantes. La oportunidad para una propaganda cautelosa en Doornik hab apasado. Quedaba s lo un camino. Hacer un esfuerzo para mostrar a las autoridades que el puebloreformado no eran aquellos rebeldes pol ticos con los cuales se trataba de confundirles. Hab allegado el tiempo de presentar la Confesi n de Fe abiertamente, en vez de pasarla de mano enmano de un modo secreto entre la gente de la ciudad. Y como nadie pod a tener la osada de

    presentar la tal Confesi n de Fe en persona se ideo, el plan de echarla por encima de la puertadel Castillo del Gobernador, donde se alojaban los comisionados reales.

    En el a o 1561 se imprimieron copias de la Confesin de Breas cono una carta abier ta al reyFelipe. Era una carta m s corta y ms vehemente aun que la que Calvino escribi al rey deFrancia cuando present su famosa Institucin de la Religin Cristiana.

    Por medio de aquella carta De Bess esperaba hablar, no s lo al rey sino a todos los que se dig-naran leerla, mostr ndoles que d pueblo Refor mado de los Pa ses Bajos eran gente pacfica, obe-diente al Gobierno constituido; sin otra pretensi n que d derecho de ser odos en la defensa de sufe.

    LOS CREYENTES QUE ESTAN EN LOS PAISES BAJOS Y QUIERE VIVIR ACUERDOCON EL VERDADERO EVANGELIO DE NUESTRO SE OR JESUCRISTO AL REYFELIPE, SU SOBERANO SE OR... Ad empezaba la carta, hablando en nombre de cien milprotestantes flamencos. Despu s de aquella elocuente introduccin segua la Confesin de Fe,escrita tambi n por de Breas y aprobada por otros ministros del Evangelio. Tras de aquellos 37artculos, que mudaos telogos hoy da consideran como una de las mejores expresiones de la FCristiana en todos los tiempos, segu a otra carta. Era una exhortacina loa magistrados de lasprovincias. Vosotros sois ordenados por Dios -les dec a de Breesy es vuestro deber juzgar con

    justicia, en vez de condenar a muerte a personas inocentes como beb is hecho hasta ahora.

    De Brees esperaba cumplir varios objetivos por medio de esta Confesi n. Ya haba sidodistribuida ampliamente en secreto a los creyentes como regla de fe. Por su medio pensabacombatir los errores de los Anabaptistas que mezclaban la apol tica social con la religin, ytrataba ce reafirmar la fe de los creyentes. Procuraba asimismo de referir al rey y a sus oficialesde gobierno lo que cre an exactamente los cristianos Reformados de los Pases Bajos, con laesperanza de que d rey, d ndose cuenta de que no eras agitadores polticos, tratara conmisericordia a los que solamente se distingu an por su profesin religiosa.

    Cuidadosamente de Breas y unos paros amigos prepararon d paquete con una copia de laConfesi n y aquella carta aura y que de Breas haba escrito de su autgrafo le perjudicara, sifuera aprehendido, pero de Breas estaba dispuesto a correr tal riesgo. En ella de Breas advert a alos comisionados reales que viv an en el castillo, en forma muy elocuente: No Podris vosotros,seores, detener la Reforma en los Pases Bajos, y si lo intent is por medio de vuestrassentencias de muerte, por cada m rtir se levantarn un centenar en su lugar; y si prosegus en ladureza de vuestro coraz n y en vuestros asesinatos, apelamos a Dios para que nos conceda graciay paciencia para sufrirlo todo para la gloria de su nombre... y el cielo y la tierra dar n testimonioalgn da de que nos habis condenado a muerte injustamente.

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    El paquete fue hallado el 2 de noviembre de 1562. Tres d as despus la regenta Margarita or denque cualquier persona en cuyo poder se hallara una copia de aquella Confesi n, o fuera culpablede haberla distribuido, fuese arrestada y castigada. La b squeda por el predicador jernimo, sehizo m s intensa.

    Durante el pr ximo mes de diciembre, de Bress escap de Doornik.Es extra o que no fueradescubierto mientras se hallaba all . Segn parece no os tomar ninguna cosa consigo. El 10 deenero se declar un pequeo incendio en su habitacin y ello trajo el descubrimiento de todos susenseres y papeles. Libros, sermones y 250 copias de la Confesi n de Fe; una carta autgrafa deJuan Calvino, cartas y correspondencia con creyentes de Alemania, Francia y Suiza, fueronhallados y tra dos triunfalmente a la regente Mar garita, quien orden que todo ello fueraquemado p blicamente.

    El 21 de enero Guido de Bress fue quemado en efigie en la-plaza del mercado de Doornik. Guidoen persona hab a escapado a Francia. E! pastor jernimo era conocido como el gran hereje Guidode Bress, quien hab a tenido la osada de presentar su Confesi n de Fe a las autoridades, y esca-

    par de su persecuci n. ***

    Captulo IVEL PRINCIPIO DEL FIN

    Por tercera y ltima vez Guido de Bress fue al destierro. En esta ocasin vivi casi cinco aos elas poblaciones francesas cercanas a la frontera con los Pa ses Bajos. All los hugonotes le dieronuna cordial bienvenida, y trabaj como pastor en varias de sus congregaciones. Debi ser un grangozo para Guido el tener a su familia consigo durante estos a os. Despus de su primer hijoIsrael, vino una hija, Sara.

    Pero tambi n haba persecucin en Francia. En la ciudad de Amiens donde de Bress habatrabajado a os atrs como pastor, haba luchas frecuentes entre hugonotes v catlicos. Una destas luchas termin con el destrozo del plpito en la casa dondede Bress predicaba. Entonces elfue puesto en prisi n hasta que los hugonotes consiguieron libertarle por la influencia de suamigo, el bachiller duque de Boullion.

    El primer a o de su destierro de Bress vivi por lo menos en tres diferentes ciudades francesas.Despu s de Amiens fue a Montdidier y de all a la ciudad costera de Dippe. A principios deao 1553 el duque de Boullion proclam libertad de cultos en la ciudad francesa que estaba basu Control. Poco despu s de este fausto suceso de Bress y sufamilia se trasladaron a Sed n,donde permanecieron por espacio de tres a os, que resultaron muy fruct feros. De Bresspredicaba, manten a una extensa correspondencia, y aun hall tiempo para escribir tres obras deTeolog a.

    Pero su mayor preocupaci n era por sus conciudadanos perseguidos, y no pod a dejar de ir averles. Tres veces viaj , atravesando el centenar de millas que separaba Sedn de Doornik, laciudad donde hab a sido quemado en efigie. Disfrazado a pie, o alomo de caballo, se las

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    compuso cada vez para escapar a trav s de la frontera a la ciudad francesa de Sedn. En 1564 deBress recibi un mensaje del gran duque prncipe de Orange. Venga a Bruselas, le dec a elprncipe para que podamos discutir en secreto algunas propuestas que tengopara unir loscalvinistas con los luteranos. Por la misma causa de Bress fue enviado tambi n a Metz aconsultar con los pastores que se hallaban desterrados all .

    Tambi n de Brs consigui visitar su antigua congregacin de Antwerp. Esta ciudad, florecienteen otro tiempo, era tan solo una sombra de lo que hab a sido. La tirana y la persecucin habandisminuido su comercio hasta hacerlo significante. Cuantas veces de Bress traspuso disfrazadolos 200 kil metros desde Sedn a Antwerp no lo sabemos; perosus cartas a esta Iglesia son tanntimas y calurosas que debi haber conocido bien a su gente.

    En el mes de mayo de 1566 de Bress fue otra vez a Antwerp para el primer Sinodo de las IglesiasReformadas de los Pa ses Bajos, que se celebr all. Aunquehab a muchas iglesias represen-tadas, las reuniones eran de lo m s secreto, pues solamente eran admitidos en ellos los que cono-can la palabra del santo y sea, que en esta ocasin era La via del Seor. En este primer Si-

    nodo la Confesi n escrita por Guido de Bress fue adoptada como s mbolo de fe. Desde entoncesha sido un modelo para todas las iglesias reformadas.

    Dos meses m s tarde, en julio de 1566, la iglesia de Antwerp envi a de Bress un mensajesuplicante. Su pastor Junios hab a salido para asistir a una conferencia importante; querra deBress venir a predicar en su lugar? Una vez m s Guido de Bress hizo el peligroso viaje, pero estaver. no volvi a Sedn. Casi al llegar recibi otro llamamiento de ayuda. Proceda de la Iglesia dValenciennes, cerca de la frontera francesa. Peregrino de la Granje, un valiente predicador;

    joven, educado en Ginebra, necesitaba ayuda y consejo del experimentado Guido para su Iglesiadel guila.

    Quiz Guido de Bress, fue animado a aceptar el llamamiento deValenciennes porque hab a cla-ras se ales de que la Reforma estaba sobreponindose al R gimen intolerante de la regenteMargarita. El mismo mes en que de Bress vino a Antwerp el pueblo Reformado empez a

    juntarse por millares en el campo abierto para o r la predicaci n de la Palabra de Dios. Salanmuchedumbres de las ciudades v nadie pod a detenerles. Las mu jeres y los ni os eran puestos enel centro de la comitiva. Hombres armados iban delante, y todo alrededor se colocaba loscarricoches de diversos estilos, que podr an servir de parapeto en caso de ataque. Salanmultitudes de seis, siete v hasta ocho mil personas, para juntarse en alg n linar campestre con elfin de o r la predicacin de algn elocuente pastor itinerante. El poderoso acorde de lossalmoscantados en los campos, resonaba por varios kil metros en la campia alrededor.

    De Bres sab a esto cuanto hizo la decisin de quedarse en los Pases. Bajos. El 1 de agosto d1566 parti para Valenciennes, visitando de taso Doornik donde predic secretamente a unaparte de su congregaci n, en una casa situada detrs de la Abada. Sus antiguos amigos deDoornik le acompa aron un trecho del camino a Valenciennes, v nuevos amigos futuros,feligreses de la Iglesia del guila, vinieron a su encuentro.Un poco m s tarde su familia seunto a l en esta ciudad, y as empez m ministerio, por el cual la iglesia le prometi un salarde 50 libras flamencas anuales. El 10 de agosto de Bress sali de la ciudad rodeado de sesenta

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    ginetes armados para ir a predicar a una gran multitud en e1 campo de Anzing, un suburbio deValenciennes. En aquel mismo lugar su cuerpo fue enterrado nueve meses despu s.

    De Br s predic por espacio de hora y media a la multitud reunida en e1 campo de Anzing paror al nuevo predicador. La crema de la nobleza de Valenciennes vino a escucharle. Despu s del

    culto, de Brees bautiz a un nio. Los 60 ginetes le escoltaron hasta su casa; pero abandonandolas armas al pasar por las puertas de la ciudad, a fin de cumplir la ley del invasor. Durante todo elmes de agosto, de Breas y la Granje, predicaron en los campos. Por todas partes de los Pa sesBajos la marea de la Reforma sub a y avanzaba. En algunos lugares tra a una ola de destruccin:multitudes mal dirigidas por protestantes fan ticos, entraban en las catedrales y las saqueaban,rompiendo estatuas aplastando reliquias, y borrando en ellas toda traza de Catolicismo. Tambi nen Valenciennes las turbas saquearon dos catedrales, y m s tarde estos edificios empezaron a ser usados para e1 culto protestante. La regente Margarita no ten a fuerzas para controlar elMovimiento. Llena de p nico firm de mala gana, el 25 de agosto, un edicto proclamandoLibertad de Cultos y haciendo cesar la Inquisici n. El pueblo Reformado estaba lleno de j bilo.En Valenciennes, donde los dos tercios de la poblaci n de 30.000 personas haban aceptado la fe

    evang lica, el porvenir se presentaba optimista. Enfervorecida la poblacin se dedicaba casenteramente a las cosas espirituales. Los pastores de la Granje y Guido de Bress, eran losverdaderos amos de la ciudad. El comercio languideci y la gente viva nicamente paraescuchar las predicaciones de los dos pastores.

    Pero las cosas cambiaron de pronto. Desde su palacio de Espa a el rgido rey Felipe II envi r -denes y refuerzos militares a Margarita, y esta se sinti con fuerza, y hall excusas, para suprimir todas las libertades que hab a sido forzada a decretar. Las tropas de refuerzo enviadas por Felipefueron mandadas a someter las ciudades donde los protestantes eran m s poderosos. Se dejabaentrever el principio de una nueva persecuci n ms feroz que nunca.

    Los confiados Calvinistas de Valenciennes, decidieron cerrar sus puertas a las tropas de Felipe.Especialmente el pastor de la Granje era partidario de esta actitud. Cuando alguien sugiri queser a mejor doblegarse a las rdenes del Gobierno, la Granje respondi: Preferira quedarmmudo como un pez, antes que abrir mi boca para aconsejar a la gente una cosa tan irrazonable .Guido de Bress, hombre siempre moderado y respetuoso para el Gobierno ordenado por Diosdisinti de la poltica radical de la Granje. Pero al igual que ea la iglesia de Doornik el pueblcom n era extremista, ya a la Granje. Guido de Bress, los burgueses y la nobleza que estaban asu lado, quedaron una peque a minora. La mayor parte del pueblo contaba con recibir ayuda delexterior en su lucha contra el rey de Espa a. Los pueblos hugonotes cruzar n la frontera paravenir a ayudarnos, y en el norte est el prncipe de Orange desafiando constantemente el poderde la regente de Espa a; no nos dejarn abandonados. Esto envalenton a la poblacin excitadade Valenciennes a tener unas breves negociaciones con el general Noircarmes, comandante delas tropas que acampaban cerca de la ciudad, que terminaron negativamente.

    El 14 de diciembre de 1566 Margarita acus formalmente a la poblacin de Valenciennes derebeli n contra el rey y orden a Noircarmes sitiar la ciudad. Todo el pueblo de los Pa ses Bajosestaba en suspenso, a ver que suceder a. Algunos hicieron ms que esperar los acontecimientos.Tres mil ciudadanos valientes de las poblaciones vecinas, armados con picos, azadas y oxidadosmosquetones, salieron para ayudar a sus compatriotas; pero fueron terriblemente derrotados por

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    las bien armadas tropas de Noircarmes, quienes condujeron a todos los prisionerossobrevivientes a un edificio abandonado y le pegaron fuego, no permitiendo escapar a ninguno.El mes de febrero llegaron a Valenciennes las noticias aplastantes de que el Pr ncipe de Orangehab a abandonado el plan de ayudar a la ciudad sitiada. El libertador de Holanda no queraexponer su naciente ej rcito a una derrota; por lo cual aconsejaba a1 pueblo entrar en negociacio-

    nes en los mejores t rminos posibles. Pero la ciudad se mantuvo contra toda esperanza. Entretan-to de Br s habla enviadouna extensa defensa a los Enfados Generales, el Parlamento holand s;pero este intimidado por el poder de los invasores no respondi . El 21 y 22 de marzoNoircarmes, cumpliendo rdenes de Margarita dispuso sus bateras alrededor de la ciudad paraatacar. El 23 de marzo domingo de Ramos, abri fuego contra ella.

    Mientras las balas de ca n azotaban la muralla y hund an hogares en la ciudad, Guido de Breaspredicaba su ltimo sermn en la iglesia de San Gori. Las campanas del templo tean la melodadel salmo 22, con su lamento: Dios mo! Dios mo! por qu me has abandonado? El ataquetermin en tres horas. La ciudad de Valenciennes no estar preparada para defenderse; se hab acontado con la ayuda exterior y sta no haba llegado. Los magistrados ofrecieron rendirse con la

    condici n de que perdonaran las vidas de los ciudadanos y los edificios no fueran destruidos.Pero Noircaimes entr en Valenciennes como vencedor, y un pueblo derrotado no est encondiciones de pedir misericordia a un conquistador implacable. Para los pastores y para muchagente de la ciudad, el Domingo de Ramos fue el principio del fin.

    ***

    Captulo VSEA HECHA TU VOLUNTAD

    La primera orden de Noircames, el domingo de Ramos de 1567, una vez hubo introducido susfuerzas en la ciudad, fue que se cerraran todas las puertas de la muralla para que nadie pudieraescapar. Tenia rdenes severas de la regente Margarita de encontrar a los dos predicadores paraque pudieran ser ahorcados en la plaza p blica, despus de haber sacado de ellos toda lainformaci n posible en el potro del tormento.

    Pero de Bress y de la Granje no fueron hallados en parte alguna. Toda la semana prosigui labsqueda de casa en casa. Muchos fueron arrestados, pero no los predicadores. El viernes santolos dos hombres objeto de can afanosa b squeda, lograron deslizarse por algn sitio de la murallafuera de .la ciudad. Durante la tarde de este d a el ciudadanoMiguel Herlin sali deValenciennes disfrazado, acompa ado de su criado de 15 aos Juan Vallin. Poco despus sali elzapatero du Rieu disfrazado de soldado. Al caer la noche estos tres hombres se juntaron en elbosque cercano. Durante la oscuridad de la noche de Bress y de la Granje fueron bajados por lamuralla y se dirigieron a un sitio convenido en d bosque. Dos horas antes de salir el so1encontraron a sus tres amigos y los cinco continuaron juntos, esperando llegar en salvo aFrancia.

    Al amanecer, cuatro de los viajeros se escondieron y d zapatero du Rieu se adelant hacia laciudad de Saint Aman. All encontr a un labriego que ten a un pequeo bote, a guen contrat

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    para pasar a los cuatro hombres a trav s del ro. Travesa que se realiz felizmente llegando alpueblecito de Rumegies, cercano a Saint Aman; pero aqu termin d feliz escape. Alguienreconoci a los predicadores, denunci el hecho, y los fugitivos fueron arrestados.

    El alcalde de Sa nt Aman envi soldados para traerlos a aquellaciudad y omiti dar aviso de su

    captura al gobernador de la provincia que resid a en Doornik. El alcalde se senta tanenorgullecido de su haza a que se traslad inmediatamente a Bruselas para traer las nuevaspersonalmente a la regente Margarita. En tanto d gobernador de Doornik envi copas para traer alos prisioneros por la fuerza, con la amenaza de destruir d poblado. Ante tal actitud fueronentregados. Encadenados de manos y pies fueron tra dos al castillo de Doornik y puestos enceldas separadas.

    Durante 14 d as de Breas fue prisionero en aquel castillo por encima de cuya puerta haba sidointroducida su Confesi n de Fe seis aos antes. Al principio se sinti tetado y elido por sucaptura. En una de sus cartas a su Catalina escribi :

    Cuandofuimos arrestados me dije: Cuan est pidos hemos sido de viajar en grupo. Yendo juntoshab a mayor peligro de infundir sospechas y ser reconocidos... pero pronto mi espritu fuelevado, a meditar sobre la Providencia de Dios, y denle entonces mi coraz n haexperimentadouna maravillosa paz. Ahora puedo decir: Dios m o tu me hiciste nacer d da y la hora ordenadapor ti; durante todos los d as de mi vida me has guar dado y preservado en medio de grandespeligros, y me has librado de todas ellos: y ahora, cuando ha llegado d tiempo en que debo pasarde esta vida terrenal para venir a T , que sea hecha tu voluntad. No puedo escapar de tus manos,y si pudiera no lo har a, pues es mi mayor gozo d someterme a Tu voluntad .

    De Bress tuvo muchos visitantes en su calabozo del castillo de Doornik. Algunos vinieres parazaherirle, y a poner a prueba d famoso hereje que her a sido atrapada por fin. Un capitn llamadaTamery vino un d a, trayendo consigo a un serte y otros cinco oficiales. Tuvieron juntos una latadiscusi n con de Breas y cuando no pudieron refutar sus convincentes respuestas le dejaron; nsin antes advertir el sacerdote que este predicador deb a ser incomunicado para castigar suosad a.

    Algunos visitantes vinieron a l por curiosidad. Uno de estos fue la condesa de Reux, que vinoacompa ada de otra dama y cuando vio las pesadas cadenas con que de Bress estaba sujeto dijcon horror:

    Dios m o, seor de Breas; no comprendo como puede usted comer, beber y dormir en esta si-tuaci n, y ante el pensamiento de lo que os espera. Yo creo que me morir a aqu mismo demiedo, si me hallara en vuestro lugar .

    A lo cual respondi Guido de Bress:

    -Seora ma: La buena Causa por la cual sufro, y la buena conciencia que tengo ante el Seohacen mi pan m s dulce, y mi sue o ms profundo, que el de mis perseguidores.

    -Pero vuestras cadenas!-exclamo la condesa- como podis vivir encadenado de este modo?

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    -Es la culpa lo que hace pesada una cadena -respondi de Breas- la inocencia hace mis cadenasmuy ligeras. Yo me glor o en ellas como trofeos de honor.

    Entretanto hab a una contienda sobre quien tena autoridad para juzgar a de Breas y la Granje

    Era un honor que se disputaban el gobernador de Doornik y el comandante de Valenciennes, Margarita solucion la querella, ordenando que los predicadores y sus amigos fueran juzgados enValenciennes, donde hab an cometido su contra el rey. Fueron tra dos al pueblo de SaintAman donde las tropas de ocupaci n de Valencia se haran cargo de ellos. El capitn Tamery,que hab a ido a, disputar con de Bress, recibi el encargo de transportar los prisioneros a SainAman. Con crueldad inhumana se veng de que de Bress le hubiese derrocado, demostrando conargumentos ante sus amigos, que la fe Reformada era m s bblica y apost lica que la que Tamerydefend a. En represalia Guido de Breas fue echado en una carreta sin ning n almohadn de paja,como era costumbre. De este modo tuvo que sufrir los incesantes golpes producidos por losbaches de la carreta. Adem s de las pesadas cadenas, que un an sus pies, y eran ms quesuficientes para descartar todo intento de fuga, hizo de maniatar y atarle, a los barrotes del carro,

    dejndole sin proteccin alguna contra el fro. All de Bress fue puesto en una oscura prisinllamada Brunain. Era un lugar asqueroso, tan os-curo y sucio, que lo llamaban La cueva negra, compa a de 200 soldados esperaban a los cincoprisioneros para conducirles a Valenciennes.

    De Breas fue puesto en una celda copa nica luz vena de una pequea ventana en el techo por lacual ca an las defecaciones de los prisioneros de las celdas del piso superior. Las pesadacadenas de sus manos y pies le har an la carne, abrindole cicatrices hasta el huso. Solamente erasacado para los interrogatorios, siempre a base de tortura.

    Sin embargo, en siete semanas de estancia en este lugar insufrible, de Bress fue capaz de escribir,no s lo sus conmovedoras cartas de despedida, sino tambi n un largoTratado sobre la Cena delSeor y la Misa. Fue un escritotan largo que comprende 233 p ginas en el expediente de sucausa; donde fue reproducido literalmente. Fue escrito en forma de carta a su Iglesia delguila en Valenciennes. Cmo pudo escribir una obra tan brllame y bien pensada dentro de lpeor mazmorra de la t trica prisin' denominada la cueva negra? ha maravillado a muchos.

    Y no menos maravillan sus cartas, de tierna despedida a su esposa, a su madre y a su congre-gaci n. Rog a la Iglesia del guila cuidar de su esposa y de sus cinco hijos, dicindoles:

    Ya no podris darme ms pruebas de vuestro cari o; os ruego que las mostris a mi familia. Por amor del Hijo de Dios y en su servicio, a mi esposa le ha sido arrebatado el marido y a mis hijossu padre. Estad con ellos en su necesidad .

    La carta de de-Bress a su madre, es un escrito serio; una especie de testamento espiritual, re-visando toda su vida en vista a su pr xima muer te. En una de sus varias cartas a su esposaescribe:

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    Mi querida y bien amada esposa en nuestro seor Jess. Tu natural dolor y angustia me muevana escribirte esta carta. Ardiente te ruego que no te entristezcas mas all de lo debido... yasabemos cuando nos casamos que no podr amos estar juntos muchos aos, y el Seor en sugracia nos ha concedido siete. Si el Se or hubiese querido que vivisemos juntos por ms tiempopod a haberlo hecho fcilmente. Pero no fue esta Su voluntad. Que su querer sea hecho y sea es

    razn suficiente para que nosotros lo aceptemos. Considera, querida ma, que no he cado en lamanos de mis enemigos por casualidad, sino por la voluntad de Aquel que gu a y gobierna todaslas cosas, grandes y peque as... Estas consideraciones son las que han puesto gozo y pez en micoraz n; y te ruego, mi querida y fiel compaera, que te regocijes conmigo y des gracias al buenDios por lo que El est haciendo; pues El no hace nunca nada que no sea a la vez bueno y

    justo...Te ruego seas confortada en el Se or. Que te conf es a ti misma y tus afanes a El; pues E1es el marido de las viudas y padre de los hu rfanos, y nunca te dejar ni olvidar... Adis mibuen amada Catalina; ruego a Dios que te consuele y te conceda resignaci n a Su santa voluntad.

    Tu fiel esposo,

    Guido de Bress.

    Era la v spera de Pentecosts; 31 de mayo de 1567 cuando un capitn del ej rcito despert a deBress a las 3 de la madrugada para decirle que seria ejecutado 3 horas m s tarde. Los dos predi-cadores fueron ahorcados. Tres otras personas incluyendo a Herlin, el que anud a escapar a lospredicadores y fue apresado con ellos, fueron decapitados el mismo d a.

    Es interesante decir que el zapatero du Rieu pudo escaparse de la prisi n un. ao despus; pero elcriado de Herlin, de 15 a os, sufri prisin por dos aos ms, y despus decapitado.

    Se permiti a de Bress despedirsede los otros prisioneros, lo que hizo con toda calma y gozo.Hermanos --les dijo- he sido condenado a morir esta ma ana por la doctrina del Hijo de Dios,alabado sea su nombre. Me siento feliz. Nunca hubiese pensado en mi juventud que Dios meconceder a semejante honor .

    A las seis de la ma ana de este domingo los predicadores fueron trados al Ayuntamiento deValenciennes para o r su sentencia. Una gran multitud se haba juntado alrededor del cadalso le-vantado en la Placa del Mercado. Catalina de Bress hab a partido con sus hijos, a la ciudad mssegura de Sed n, donde haba vivido antes Guido de Bress; as fue misericordiosamentepreservada de ver la muerte de su marido.

    De la Granje fue ejecutado primer : Cuando lleg el turno a de Bress se detuvo enel primerpelda o de la escalera para orar y predicar; pero no se le permiti terminar. De pie sobre el pe-dao, con la cuerda atada al cuello, habl a la multitud reunida alrededor del cadalso. Aun en tocasi n no habl contra el Gobierno sino que exhort al pueblo a respetar a las autoridades. Elo-cuentemente les rog tan slo ser fieles a la Palabra de Dios que l les haba predicado en toda supureza. Mientras estaba hablando el verdugo recibi la seal de actuar, y levant a su vctima dela escalera.

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    Desde la ma ana hasta la tarde los cuerpos de los predicadores se balancearon en la plaza deMercado y, un silencio sepulcral rein todo el da en la ciudad donde ellos haban predicado ytrado a tantos a la fe de Cristo. Antes del anochecer, los cuerpos fueron enterrados en sencilloshoyos en un campo del monte Ancin, el lugar donde de Bress hab a hecho su primerapredicaci n al aire libre. Algunos cronistas dicen que animales hambrientos hicieron presa de sus

    cuerpos, citando las palabras del salmo 79. Dieron los cuerpos por comida a las aves de loscielos; la carne de sus santos a las bestias de la tierra .

    Tres meses despu s de la muerte de de Bress, lleg a los Pases Bajos el sanguinario Duque deAlba, que multiplic la matanza de cristianos Reformados, de la cual la horca de Valencienneshabla sido s lo el preludio. El terror del Duque de Alba aplast a todas las iglesias semejantes la de La Palma, de la Rosa y del guila, donde de Breas haba servido a su Maestro cotanta fidelidad; y e1 pueblo Belga que hab a aceptado la Reforma tan entusisticamente como sushermanos del Norte, no logr sacudir el yugo poltico y ni la oscuridad espiritual que caracterizae1 Catolicismo nominal de la mayor a de sus habitantes.

    Pero el gran predicador hereje que muri gozosamente por aquella fe que sus propiosconciudadanos belgas no pudieron aprovechar, dej un tesoro para el mundo entero. Por mediode su obra maestra La Confesin de Fe Guillo de Brees ha hablado a las iglesias Reformadaspor muchos siglos y en muchos pa ses.

    Bienaventurados los que mueren en el Se or... descansaran de sus trabajos, y sus obras siguen...y nosotros los que leemos la historia de su vida y su muerte nos sentimos inspirados de nuevopara vivir por la fe que tan admirablemente supo l exponer en el tesoro literario que nos hadejado y por la cual supo morir de un modo tan fiel y consecuente.

    ***