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    O P E R A , N º 7

    Valorización de la identidadterritorial, políticaspúblicas y estrategiasde desarrollo territorial

    en los países del mercosur    andrea benedetto*

    INTRODUCCIÓN

    El presente trabajo tiene por objetivopresentar, de manera general, una aproxi-mación a los procesos de desarrollo terri-torial rural que están cobrando impulsoen los países del Mercado Común del Sur

    (MERCOSUR ).El rol actual del Estado, la descen-

    tralización, cierto fortalecimiento de losbloques regionales, nuevas demandas ymercados, actores sociales más maduros,un panorama macroeconómico relativa -mente estable, son parte de los aconteci-

    mientos, que tiñen los territorios ruralesde los países del sur.

    También han aparecido otros caminosa partir de la identificación de potenciali-dades en los espacios rurales. Muchas delas nuevas oportunidades están asociadas a

    las especificidades culturales y territorialesde las poblaciones. Por ejemplo, estángenerándose diálogos diferentes con losmercados urbanos, interesados en produc-tos y servicios que satisfagan los cambiosen los estilos de consumo.

    La valorización de las identidades

    territoriales, no es una idea nueva, másbien, es parte de las lecciones que se vienenaprendiendo por las experiencias pasadas.La cultura y la identidad aportan a laspolíticas de desarrollo social y económi-co. Los países del MERCOSUR  tienen unimportante patrimonio, material e inma -

    terial, expresado en un vasto conjuntode productos y servicios asociados a losdistintos territorios.

    Todavía es corto el camino que seha recorrido respecto a valorizar, rescatar,proteger y enmarcar, en estrategias de de-

    *  Jefe de trabajos prácticos en la cátedra métodos y técnicas de investigación y docente adscrito de la Uni-versidad Naciona de Cuyo, Argentia.

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    sarrollo rural, la riqueza patrimonial exis-

    tente. ¿Será factible dinamizar economíaslocales a partir de la diversidad culturaly patrimonial de las comunidades de lospaíses del sur?

    El artículo consta de tres apartados. Elprimero retoma sintéticamente las grandesetapas históricas por las que ha transitado

    el agro de los países de América Latina engeneral y el MERCOSUR   en particular.Plantea, además, el contexto en que seinicia la creación del bloque de los paísesdel sur, finalizando con el proceso consti-tutivo propio del MERCOSUR  y algunasde sus características.

    El segundo apartado, rescata accionesdel MERCOSUR  que afectan a las políticaspúblicas para la valorización de la identi-dad territorial. Plantea los rasgos centralesque tienen las actuales políticas rurales delos países miembros, y agrega, además,

    un espacio especial para tratar el tema demarcas y denominaciones de origen en elMERCOSUR . También se comentan as-pectos positivos de la experiencia argentinaen este sentido.

    Por último, en el tercer apartado seanalizan estrategias que tienen lugar en

    el territorio argentino y que avalan expe-riencias de desarrollo rural basadas en lavalorización de la identidad territorial. Sepresentan dos casos distintos, el primero,tiene la característica de haberse originadoa partir de la iniciativa de un conjunto deactores locales privados que decidieron

    poner en marcha un proyecto de rescate desu propio espacio. El segundo, es una ex-

    periencia apoyada por la Facultad de Cien-

    cias Agrarias y Forestales de la UniversidadNacional de la Plata y el Instituto Nacionalde Tecnología Agropecuaria (INTA ) quevaloriza un producto tradicional de lazona, el vino de la costa de Berisso.

    1. VALORIZACIÓN DE LA IDENTIDAD

    TERRITORIAL EN ESTRATEGIAS DE

    DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA

    Y EN LOS PAÍSES DEL MERCOSUR

    Los países del MERCOSUR , partiendode matices diferentes y ajustes temporales,han pasado por etapas muy similares den-tro del sistema capitalista de producción. Al retomar a Daniel Aspiazu y HugoHochteff (1995), se puede sintetizar elproceso de la siguiente manera:

    1. Las economías latinoamericanas, en

    general, no han sido de desarrollo sinode adaptación (tardía desde el punto devista tecnológico), cuyo comportamien-to básico ha sido el ajuste a las oportu-nidades creadas por otras economías.

    2. Desde el punto de vista de la economíaen su conjunto, éste comportamiento no

    ha llevado a un proceso de etapas o ciclosde desarrollo, sino a una serie de boomso “burbujas” que, cuando se terminan,dejan sólo algunas “gotas” aisladas de ca-pacidad tecnológica y productiva, y no,un nuevo estadio de capacidades sobrelas que pueda generarse otro ciclo.

    3. En la mayoría de las economías latinoa-mericanas el primer ciclo de expansión,

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    o más estrictamente, la primera “bur-

    buja”, fue el impulso de la exportaciónprimaria. La Primera Guerra Mundiallimitó esta situación y los países comen-zaron a vislumbrar incipientes signosde estancamiento y debilitamiento delmodelo agro exportador.

    4. La segunda “burbuja”, entre las déca-

    das del 30 al 50, es la impulsada porla industrialización sustitutiva lideradapor empresas trasnacionales. Florecenlas líneas de inversión extranjera queproducen para el mercado interno encondiciones oligopólicas, mudandorápidamente hacia las ramas de la in-

    dustria donde las ventajas comparativasfueran más atractivas. Alrededor de los40 el estancamiento de la producciónagropecuaria y el aumento del consumointerno provocó la reducción de los sal-dos exportables. Los estados indujeron

    procesos de sustitución de importa-ciones, en el intento de alimentar unanueva fase de crecimiento económico.El acento se puso en la industria pesadasobre la base de capitales extranjeros.

    5. La tercera opción para ajustar la econo-mía fue impulsada por el endeudamiento

    externo que comenzó en los 60. Desde1960 la tendencia fue el predominio yafianzamiento de circulación del capitalen el circuito financiero. Como conse-cuencia, aparece una importante acumu-lación de beneficios en actividades ajenasa la producción y un estancamiento de

    la producción con el aparejado deteriorode los ingresos en los sectores menos

    favorecidos. El proceso industrializador

    en el continente pasó a ser motorizadoen grado creciente por el endeudamientoexterno, en las condiciones de créditofácil de la década del 70.

    6. Desde los últimos años de la década del50 y hasta finales de los 70, ramas tradi-cionales de la industria son sustituidas

    por nuevas producciones. Lo que antesrealizaban pequeñas y medianas firmasnacionales, ahora queda en manos deun sector reducido de firmas extranjeras,con plantas de mayor tamaño e inversio-nes intensivas de capital. Los capitalesextranjeros se potencian, acompañados

    por algunas empresas nacionales, lasque consiguieron diversificarse o inte-grarse son las que alcanzaron mayoresniveles de movilidad para enfrentar lasdiferentes coyunturas, logrando de estamanera, paliar los efectos de las crisis en

    las diversas ramas productivas (Aspiazuy Hochteff, 1995).7. A partir de principios de los 90, la

    cuarta “burbuja” está signada por elingreso de capitales, aperturas y desre-gulaciones. El escenario económico delos 90 posibilitó el crecimiento excep-

    cional de la producción agropecuaria,de las exportaciones y la incorporaciónde tecnología. Sin embargo, las con-secuencias han sido claras: marcadoproceso de concentración económica yexpulsión del sistema de gran parte dela población que no pudo reconvertirse.

    Es la etapa de instauración del mercadocomo proyecto político explícito.

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    1.1. El mercosur

    En 1960, debido a la crisis por susti-tución de importaciones, quedó confor-mada la Asociación Latinoamericana deLibre Comercio ( ALALC) que promovíala integración de los países en busca deldesarrollo económico de la región. Ini-

    cialmente, la integraron Argentina, Brasil,Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay;luego se incorporaron Bolivia, Colombia,Ecuador y Venezuela.

    En sus primeros años la ALALC, logróla expansión del comercio regional comose había propuesto. No obstante, debido a

    las asimetrías existentes, no se alcanzaronmuchos de los objetivos planteados, lasprácticas proteccionistas afectaban fuer-temente las intenciones integracionistas(Ortiz, 2004). En 1969 surge el Pacto Andino, propulsado por aquellos países

    que no veían un trato equitativo por partede los países “grandes” (Argentina, Brasily México) y no estaban de acuerdo con ladistribución de beneficios. Este grupo semantuvo dentro de la  ALALC.

    En 1980 en reemplazo de la ALALC,se crea la Asociación Latinoamericana de

    Integración ( ALADI). La  ALADI, apa-rece con un nuevo esquema de trabajo,orientado a la creación de un área depreferencias tarifarias. La  ALADI, en elmarco de los Acuerdos de Alcance Parcialque fueron suscriptos, promueve algunosesquemas integracionistas, entre ellos el

    del MERCOSUR.Durante los 80, momento de cambio

    y transformaciones en la región, aparecie-

    ron tendencias encontradas. Los distintosgobiernos acudieron al ajuste para superardesequilibrios; esto generó costo social porun lado, y pérdida global de dinamismopor el otro. El reemplazo de regímenesautoritarios por la democracia y las limi-taciones de los mercados nacionales frente

    a la fuerte competencia externa, crearon elambiente propicio para pensar la necesi-dad de conformar bloques regionales. Lospaíses buscaban estrategias para adaptarsea las precarias circunstancias en que seestaban desenvolviendo (Ortiz, 2004).

    Sea cual fuera la forma de integración

    buscada, diseñada bajo modelos globalis-tas, multilateral, regional, sectorial o bi-lateral, enfatizando aspectos económicos,políticos o culturales, según el caso. Elacento siempre estuvo puesto en aumentarel comercio intrazonal, el desarrollo indus-trial y mejorar la inserción en el sistema in-ternacional (Nicoletti, 1999). Se buscaba,además, reducir barreras arancelarias y noarancelarias, para profundizar la aperturadel comercio, finanzas y movimientos decapital productivo transnacional.

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    El proceso de integración que conforma el MERCOSUR surgió por iniciativa de Argentina y

    Brasil. El objetivo de las dos naciones sudamericanas era concluir compromisos concretos para acelerar

    su integración y para incrementar el poder de negociación con el resto del mundo.

    En 1985 los presidentes de Argentina y Brasil, suscriben la Declaración de Iguazú, que impulsa

    la creación de una Comisión Mixta de Cooperación e Integración Bilateral encargada de analizar el

    proceso de integración entre ambos países y de formular programas y propuestas para lograrlo.

    En 1986, firmaron el Acta para la Integración Argentino-Brasileña cuyo principal objetivo era

    la consolidación de la paz, democracia, seguridad y desarrollo de la región. Quedó establecido un

    Programa de Integración y Cooperación Económica (PICE). Se trabajó en torno a cuatro grandes

    rubros: comercial, científico-tecnológico, infraestructura y de articulación estructural (sobre bienes

    de capital, producción, abastecimiento de trigo, constitución de empresas binacionales, siderurgia,

    biotecnología, etc.).

    El 6 de abril de 1988 por medio del Acta de Alborada, quedó materializado el ingreso de Uruguay

    al proceso de integración que llevaban a cabo Argentina y Brasil. Esto afianzó las negociaciones realizadas

    y otorgó mayor credibilidad sobre las firmes intenciones de continuar con el camino emprendido.

     En 1988 quedó firmado el Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo entre la República Argentina y la República Federativa de Brasil. Por medio de este instrumento los dos países buscaban

    integrar un espacio económico común en forma gradual, flexible, equilibrada y simétrica para lograr

    una adaptación a las nuevas condiciones de competencia. Los resultados económicos y comerciales,

    consecuencia de este tratado, no fueron los esperados.

    Se firmaron dos documentos fundamentales: en julio de 1990, el Acta de Buenos Aires, con

    el objeto de consagrar el proceso de integración; y en diciembre, el Acuerdo de Complementación

    Económica (ACE). Estos documentos fijaron los mecanismos para alcanzar el mercado común y

    resumieron en un único texto todos los acuerdos comerciales bilaterales firmados hasta ese momento

    entre Argentina y Brasil.

    Uruguay y Paraguay pronto quisieron formar parte de esta iniciativa y, luego de arduas negocia-

    ciones con los principales impulsores, lograron el 26 de marzo de 1991 firmar el Tratado de Asunción,

    conformando los cuatro países a partir de ese momento el Mercado Común del Sur (MERCOSUR).

    Los nuevos socios se incorporaron al proceso de liberalización del comercio, armonización de políticas

    y fijación de un arancel externo común.

    En junio de 1991 se constituyó un Consejo sobre Comercio e Inversión entre los gobiernos de

     Argentina, Brasil, la República del Paraguay, Uruguay y el gobierno de los Estados Unidos de América.

    En mayo de 1992 se firmó un Acuerdo de Cooperación Interinstitucional entre el Mercado Común

    del Sur y las Comunidades Europeas en un intento por fomentar la cooperación entre ambos bloques

    a través de la conformación de un Comité Consultivo Conjunto.

    En el 94 los países miembros suscribieron el Protocolo Adicional al Tratado de Asunción o

    Protocolo de Ouro Preto referente a la estructura institucional definitiva del MERCOSUR. Este

    mecanismo dio un nuevo impulso al proceso iniciado, se renovaron los esfuerzos y el compromiso

    de lograr un mercado común.

     

        D    é   c   a    d   a    d   e    l    8    0

        D    é   c   a

        d   a    d   e    l    9    0

    Cuadro No. 3. Principales acontecimientos

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    En la actualidad el MERCOSURbuscaun mercado ampliado que permita obte-ner ventajas de especialización y econo-mías de escala con el fin último de mejorarla competitividad con miras a una mejor

    inserción en los mercados mundiales.Para Nicoletti (1999), el MERCOSUR  nopareciera ser un fin en sí mismo, sino unmedio para que los estados parte superendificultades estructurales y puedan salir acompetir con el mundo. El eje propuestoha sido principalmente económico.

    Es un mercado de “integración haciaafuera”, donde la búsqueda está orien-tada hacia la eficiencia productiva y lacompetitividad, la conquista de mercadosexternos y el aumento de los mecanismosfinancieros y capacidades de negociación 

    (Molina y Costilla, 1999).

     Jardel y Barraza (1998) relatan cómohan seguido avanzando las negociaciones ycuáles son los nuevos acuerdos establecidospor los miembros del bloque. El futurodel MERCOSUR   pareciera depender deesos acercamientos con el exterior, princi-

    Ese mismo año, Chile se asocia al bloque como “socio independiente” (miembro asociado).

    El 7 de diciembre de 1995 los gobiernos de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia firmaron

    un Acuerdo de Complementación Económica con el objetivo de establecer una zona de libre comercio

    en un plazo de diez años. La búsqueda de relaciones económicas y comerciales más estrechas llevó

    luego a la suscripción del Acuerdo de Libre Comercio el 25 de junio de 1996.

    Fuente: Elaboración propia con base en Ortiz (2004) e información obtenida del Portal Oficial delMERCOSUR   www.mercosur.org.uy  (2006)

    palmente, de una adecuación de políticassobre temáticas específicas al interior delbloque. El acuerdo necesita coordinacióny compatibilización de políticas agrícolas,comerciales, industriales y tecnológicas. Además, se ha vuelto fundamental apostara una fuerte voluntad política y compro-miso para enfrentar posibles adversidadesy obstáculos (Dugini, 1999).

     A partir del 1 de enero de 2006 elMERCOSUR  es un espacio de libre circula-ción de bienes y servicios en los territorios

    de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.Este espacio pretende fomentar la co-operación en los planos de la economíay también de la cultura, asegurando losvalores de democracia, libertad, equidadsocial y modernización. La idea es crearuna entidad supranacional y supraestatal

    constituida por los países miembros y afavor de la construcción de una nuevaidentidad subregional1.

    El panorama actual puede caracteri-zarse a partir de algunos de los temas que sereconocen como el origen de los problemas

    1  www.mercosur.org.uy 

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    a los que debe hacerse frente: la coordina-

    ción de políticas macroeconómicas estádesdibujada entre los países; las asimetríasestructurales en su mayoría no sólo se hanmantenido sino que se han agudizado; haydivergencias importantes en las estrategiasy herramientas de inserción externa, esnecesario asumir mayores compromisos

    políticos con el proceso de integración. Argentina y Brasil tienen ciertas dis-

    crepancias en cuanto a las estrategias dedesarrollo que adoptan (política cambiaria,por ejemplo), sumado a una renuencia paradiscutir conjuntamente las medidas que sevan a adoptar. El MERCOSUR  sigue siendo

    todavía, como varios autores han señalado,una estrategia de “segundo piso”, es decir,los países primero definen sus estrategias yel MERCOSUR  debe ser funcional a ellas yno viceversa (Ortiz, 2004).

    En materia de políticas de desarrollorural lo que se acaba de mencionar esun ejemplo claro: los países del mercadocomún requieren políticas macro y micromás específicas y consistentes. Brasil quizáspueda exceptuarse en el sentido que en laactualidad está avanzado con paso firmeen una política de desarrollo territorial

    basada en los espacios rurales y la agri-cultura familiar. No obstante, tengan ono perfilada una dirección en materia depolíticas para la ruralidad, no hay ningunaacción fehaciente para construir un con- junto de líneas directrices a partir de unaperspectiva regional.

    En cuanto a la temática cultural, quenunca ha sido un tema prioritario en la

    agenda intergubernamental del MERCO-

    SUR , si es posible observar algunos logrosalcanzados: se ha adoptado el logotipo de“MERCOSUR   Cultural” y del “Día delPatrimonio Cultural” (17 de septiembre). Así como también se contabilizan expe-riencias institucionalizadas a partir delintercambio de fronteras que tienen como

    objetivo la promoción y el desarrollo delas regiones en pos de la consolidación desus pueblos en materia económica, social,cultural y política (Comisión Regionalde Comercio Exterior del Noroeste Ar-gentino, CRECENEA ; Comissao do Sul ,CODESUL).

    2. GRANDES LÍNEAS DE LA POLÍTICA

    PÚBLICA EN LOS PAÍSES DEL

    MERCOSUR

    2.1. Líneas de la política agrícola

    y de desarrollo rural en los países

    del MERCOSUR

    El sector agropecuario ha jugadodesde siempre un papel importantísimoen la recuperación de las economías delos países de América Latina. Apoyado

    en la recuperación del precio de las com-modities , el Cono Sur desde el 2004 estáhaciendo honor al título de “Almacén delMundo”. El 2004 marcó para los paísesun nivel récord en los precios de todaslas commodities   en el último lustro, conaumentos importantes respecto al 2003

    en las distintas categorías. Las commodi-ties  agrícolas superaron ampliamente los

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    precios de los cinco años anteriores, ubi-

    cándose apenas por debajo del récord de1998 en los rubros agricultura y granos ysuperándolos en alimentos y aceites (IICA,IPE, 2001).

    Con superávit en las balanzas comer-ciales de Brasil y Argentina, recuperaciónen las de Paraguay y Uruguay, explicados

    principalmente por el desempeño delsector agropecuario y su encadenamientoy crecimientos sectoriales, el Cono Surenfrenta, para muchos, un futuro promi-sorio. Comienza a tomar conciencia de larelevancia de su posición y de la capacidadque tiene para contribuir con la produc-

    ción de alimentos a nivel mundial, asímismo, se percibe claramente el impactoque su comercio tiene en las economíasnacionales.

    La coyuntura externa, sumada al usode los recursos (se señala, por ejemplo, quesólo un 12% de la tierra arable está bajocultivo en los países del MERCOSUR , ladisponibilidad de agua por habitante, lamenor cantidad de población comparati-vamente con países del resto del mundo,etc.)2, colocan al sector agropecuario deestos países, sus tendencias y crecimientos,

    en una nueva dimensión y responsabilidadestratégica: la de construir y poner envalor bajo estas nuevas líneas una políticaagrícola sostenible, nacional, regional einternacional.

    El MERCOSUR , como bloque regio-nal, empieza a debatir cómo hacer para

    dar el salto cualitativo al que puede aspirar

    gracias a las ventajas comparativas de lasque sus países miembros son beneficiarios.Los gobiernos reconocen que son inevi-tables nuevos principios e ideas rectoras,así como también instrumentos concretosde acción. Estos instrumentos deben sertanto mecanismos de innovación hacia

    adentro como hacia fuera del acuerdo deintegración.

    En primer lugar, un tema en el que seestá poniendo toda la atención es el análisisde la dinámica de la economía globaliza-da en la que el MERCOSUR  tiene en laactualidad claras ventajas comparativas

    en relación con la producción de los in-sumos básicos de la industria alimentaria.En segundo lugar, es el análisis de dichasventajas comparativas complementándolascon aumentos sostenidos de producti-vidad para transformarlas en ventajascompetitivas. En tercer lugar comienzaa debatirse que para lograr aumentos deproductividad es fundamental considerarel rol que cumple tanto la especializacióncomo el diferenciamiento de los produc-tos, además del papel imperante que hoypor hoy tienen las normas de calidad en

    los mercados internacionales.En esta realidad, la utilización de lasdenominaciones de origen –aspecto queremite a los productos con identidad terri-torial– y el cumplimiento de las normas decalidad agroalimentaria nacionales, regiona-les e internacionales, constituyen elementos

    2   www.iica.org.py/observatorio/mercosur-reflexiones.htm

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    fundamentales para aumentar la competiti-

    vidad de los productos de la región.Éste es el panorama actual, pero hastael momento sólo pueden observarse ciertosreacomodamientos a nivel de las políticasen los países del sur. Todavía no hay una po-lítica agrícola común y subsisten diferenciasque responden a prioridades nacionales. Las

    políticas sectoriales implementadas por losgobiernos de los países miembros, en ge-neral, tienden a consolidar una agriculturarentable y competitiva. Los países, tantoindividualmente, como el bloque, buscanpromover las exportaciones en el marco dela liberalización de los mercados internos

    de cada país y no hay una agenda priorita -ria en cuanto a vincular esto con políticasmás amplias, que se generen para apoyar eldesarrollo rural visto como un fenómenomucho más amplio al sólo aumento de lasexportaciones de commodities .

    Los objetivos nacionales de los pro-gramas sectoriales aspiran a la ampliacióndel área agropecuaria y aumentar, tam-bién, la cantidad de hectáreas bajo riego.Se promueven las inversiones tendientesa una mayor intensificación y productivi-dad del sector y, en ese sentido, se apoyan

    importantes acciones de investigacióny asistencia técnica, comercialización,financiamiento y crédito rural, ademásde inversiones en infraestructura de ser-vicios para el campo. Se avanza en el áreade sanidad e inocuidad de alimentos, sehan conservado y se fortalecen, con vistas

    a las posibilidades de exportación, lasinstituciones nacionales de investigación,

    regulación y control en este sentido.

    En el caso de Argentina y tambiénBrasil, más que un sector agropecuario sebusca promover el desarrollo de un sectoragroalimentario, orientado a consumido-res nacionales e internacionales. En pers-pectiva, no existe una visión superadoraque actúe como un todo para pensar el

    desarrollo territorial de ambos países, porencima de las cadenas agroalimentarias.

    Brasil está apostando a la consolida-ción de programas que apoyen la agricul-tura familiar y la reforma agraria basadaen un mercado de tierras. Argentina, alno contar con una política de desarrollo

    rural integral, cuenta con una serie deprogramas que tienden a compensar lafalta de políticas para los sectores que hanquedado al margen del modelo exporta-dor (RIMISP, 2005). Paraguay y Uruguaytambién intentan mejorar sus perspectivasinternacionales para los productos de ex-portación del sector. Todos los países delbloque, de forma similar, buscan aumentarel acceso a los mercados internacionalespara los productos agrícolas y agroindus-triales. Uruguay avanza en la generación deprogramas de apoyo al pequeño productor

    y asalariado rural. En Chile, se observa quelos mayores esfuerzos de políticas y progra-mas han estado enfocados en aumentar lacalidad y cantidad de intervenciones hacialos productores más desfavorecidos (prin-cipalmente debido a la apertura comercialy reformas). Chile lleva la delantera en

    cuanto a patrocinar un proceso de mo-dernización productiva.

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     Ahora bien, sumado a esto, podemos

    ver que desde principios de los 90 los paísesdel MERCOSUR  comenzaron a incorporarcon más fuerza algunas de las nuevas prác-ticas y alternativas de producción avaladaspor los discursos de la “nueva ruralidad”.Ésta hace énfasis en pensar en bases alter-nativas para el crecimiento económico de

    las unidades domésticas, valorizando a suvez la unidad territorial. Los espacios rura-les son valorizados, no sólo a partir de lasventajas comparativas y competitivas quetienen para la comercialización de com-modities , sino que las nuevas tendenciasdel mercado mundial abren múltiples vías

    para la valorización y diferenciación de losproductos locales (producidos incluso porlos más pobres) a través de calidades espe-ciales como la denominación de origen ylos sellos de garantía (por ejemplo, vinos,licores, quesos), y otorgan exclusividad ala producción de una determinada región,que podría generar importantes rentasa través de la penetración de nichos demercados (Llambí, 2002). Lo anteriorviene acompañado por una redefiniciónde roles y la aparición de nuevas estrate-gias de intervención para el crecimiento,

    que enfatizan la trascendencia del capitalsocial, y marcan precisamente la impor-tancia de involucrar a los componentesinternos de la sociedad en los procesosde adaptabilidad a las actuales circunstan-cias (por ejemplo, el ingreso a mercadosemergentes).

    Lo local como escala de trabajo hapasado a primer plano en todos los países,

    y busca dinamizar las economías a partir

    de las potencialidades endógenas de losterritorios. El territorio, como espacioeconómico y de desarrollo social y cultu-ral, está siendo fuertemente revalorizadoy los gobiernos locales están adquiriendoen los distintos países nuevas funciones yprotagonismos. Aparecen alternativas de

    innovación, para dinamizar potencialida-des específicas, se estructuran estrategiasasociadas a la riqueza cultural, el patrimo-nio, tangible e intangible, las capacidadesy los recursos locales.

    La estructura social del espacio ruralse ha visto complejizada, emergen actores

    diversos que actúan a distintos niveles, elproceso de descentralización de los gobier-nos favorece dicho reposicionamiento deactores. La región cobra importancia comounidad social y territorial para negociar be-neficios económicos y aumentar los costosde oportunidad en cuanto a infraestruc-tura de grandes obras, comunicaciones,etc. A nivel político, la descentralizaciónavanza y juntamente con ella cierto forta -lecimiento de entidades territoriales que sedesempeñan como ejecutoras de la políticay el gasto social.

    Hay organizaciones públicas y pri-vadas a nivel local y regional que se handefinido para desarrollar acciones focali-zadas en el medio rural. Las organizacionesno gubernamentales también se han vistofortalecidas, en especial, las asociadas alo étnico y/o indígena y las ligadas a

    problemáticas ambientales específicas decada región (por ejemplo, el caso de la

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    minería). Las áreas rurales que por muchos

    años han sido catalogadas como espaciosperiféricos, vinculados al sector primariode la economía (actividades agropecuariasy extractivas), estructuradas en pequeñosy medianos núcleos de población, conun modelo de relaciones basado en unadifusa y dispersa estructura social, están

    siendo redescubiertas y algunas de las ca -racterísticas desventajosas que las presidíanempiezan a perder fuerza. Se rescata nosólo el entorno geográfico característicodel medio rural, sino también, se valorizanlas formas de vida, alimentos, bienes yservicios, resultado de la identidad cultural

    de las poblaciones.Existen renovados intereses sobre las

    posibilidades que encierra “lo rural”, porun lado, en virtud del mejoramiento dela calidad de vida de sus habitantes, por elotro, en la medida que se perfilan diversasopciones para posicionar al campo a partirde otro tipo de diálogo con el mundo ur-bano. Hay un nuevo rol para el territoriorural y sus habitantes, como oferentes deun conjunto de productos y servicios conidentidad. Se visualizan ciertos cambioscuantitativos y cualitativos asociados a

    la puesta en valor de las identidades te-rritoriales. La pluriactividad comienza aser un hecho buscado para aumentar lacompetitividad de los territorios.

    Es posible, en este sentido, mencionarbuenas experiencias locales de puesta envalor de recursos y capacidades endógenas,

    alentando el desarrollo económico y laarticulación entre actores. De las lecciones

    que se rescatan de estas iniciativas, una de

    las más recurrentes es aquella que obligaa redimir el papel preponderante de lacultura y la identidad de los pueblos comofuerza positiva, creadora e innovadora,capaz de amalgamar y retroalimentar auna sociedad a través de la valorización delterritorio y los recursos en él acogidos.

    Los gobiernos de Argentina, Brasil,Chile, Paraguay y Uruguay, encaran hoypolíticas sectoriales, programas, planes yproyectos de desarrollo local-rural, recu-rren a múltiples recursos, entre los cualeslas identidades locales. Los territoriosempiezan a adquirir un perfil exclusivo,

    social y económicamente distintivo. Sereeditan, vivifican y construyen identida-des a partir de las trayectorias históricasde cada comunidad.

    No obstante, estos procesos aún nose ven fuertemente avalados por políticasnacionales. Tampoco existe una visiónregional desde los países miembros. Elsurgimiento y auge de las identidadeslocales, en la mayoría de los casos, ha sidoel resultado de movimientos espontáneosde las comunidades y, en el mejor de loscasos, de gobiernos locales inspirados,

    en el intento de generar estrategias paraencontrar alternativas a situaciones eco-nómicas y sociales muy difíciles.

    En Argentina, por ejemplo, las “polí-ticas del lugar o políticas locales”, surgencomo producto de una opción por la au-tonomía de las regiones o localidades del

    interior, porque habiendo sido construidaspor un Estado fuerte en un gran período de

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    expansión, se encuentran ahora expuestas

    a privatizaciones, desregulaciones y des-centralizaciones que deben ser enfrentadascon los recursos disponibles para morigerarlos costos de la retirada del propio Estadocentral y de su apertura sin controles a laeconomía mundial (Grillo, 2001).

    Pueden identificarse varias experien-

    cias de rescate de las idiosincrasias propiasde las comunidades. Se generan para di-namizar áreas rurales sumamente deprimi-das, con miras a fomentar la pluriactividady enfocadas en paliar la vulnerabilidad,pobreza y marginación, resultado de losúltimos años de crisis. El turismo especia-

    lizado ha sido una de las alternativas quemejores resultados está dando.

    Un experiencia clara es, el éxito quehan tenido en los últimos cinco años losCaminos del Vino que rescatan tradicionesde la provincia de Mendoza vinculadas ala vid, la vendimia y las labores culturalesespecíficas de este producto, además derescatar y valorizar la arquitectura (bode-gas) y el sistema de riego que, en algunossectores, aun sigue respetando el trazadoprecolonial. Esto ha significado la diver-sificación de los pequeños y medianos

    productores en la medida que se conso-lida el mercado y aparece la necesidad deprestar nuevos servicios con el auge de losCaminos del Vino (TURPLAN II, 2005).El espacio se recrea a partir de observarque son muchas y muy variadas las cate-gorías de productos que pueden intervenir

    en el mercado: naturaleza y ecoturismo,aventura, vino-vendimia, patrimonio cul-

    tural-histórico, fiestas y tradición, rural y

    prácticas culturales, etc.En Brasil, desde luego, existe este tipode iniciativas (Flores, en este volumen).Pueden mencionarse la que desarrolla elServiÇo de Apoio à Micro e Pequeña Empre-

    sa  (SEBRAE), focalizando los esfuerzos enlos sistemas productivos locales; y quizás

    con más fuerza que en el resto de los paí-ses del Mercado Común, también se hanpuesto en marcha experiencias basadas enla diferenciación de productos con baseen especificidades locales que aprovechanrecursos particulares de las distintas regio-nes del país.

    Uruguay, por otro lado, está traba- jando directamente en la valorización deproductos agroalimentarios y de desarro-llo rural, como es el caso de la cadena decarne bovina, auspiciado por la Asocia-ción de Universidades, el Grupo Mon-tevideo ( AUGM), le Programme Regional pour les Pays du Mercosur et le Chili , elPrograma Cooperativo para el DesarrolloTecnológico Agroalimentario y Agroin-dustrial del Cono Sur (PROCISUR ) y elInstituto Interamericano de Cooperaciónpara la Agricultura (IICA ) (2005). El

    gobierno uruguayo busca definir unaestrategia de desarrollo de la agriculturafamiliar basada en políticas diferenciadas.Estas políticas se han elaborado a partirde una clara orientación para mantener eltejido social y económico de los territo-rios rurales. Se están registrando produc-

    tores, establecimientos y explotaciones,así como productos que caracterizan a

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    la gran masa de pequeños y medianos

    productores, para pensar estrategias quepermitan atender diferenciadamente aesta gran franja dentro de la estructuraagraria del país. Existen en Uruguay39.120 explotaciones de tipo familiar querepresentan el 79% del total, ocupandoel 24% del suelo productivo del país y

    generando, aproximadamente, la cuartaparte del valor bruto (Fossatti, 2005).

    Por otro lado, Chile avanza mediantela elaboración de un marco conceptualsobre “Desarrollo territorial rural a partirde identidades y culturas locales” para lasregiones del Biobío y de La Araucanía,

    apoyando procesos de desarrollo territoriala partir de enfoques que consideran a lacultura e identidad de las comunidades delas regiones (MIDEPLAN, 2005).

    Las dimensiones físicas del MERCO-SUR , el elevado número de potencialesconsumidores, la riqueza de sus recursosnaturales y culturales, posiciona a lospaíses como mercados emergentes. Lasintensas relaciones económicas y comer-ciales, tanto históricas como actuales, deEuropa y España con los estados miembros(especialmente con Argentina, Brasil y

    Chile), permite pensar procesos de diver-sificación y ampliación de los productos deintercambio, destacando las posibilidadesque el conjunto de bienes y servicios conidentidad territorial tienen en virtud dedinamizar mercados internos y participaren mercados no tradicionales.

    Es imprescindible, no obstante, en lamedida que estas experiencias continúen

    y se sigan consolidando, estudiar las ca -

    racterísticas e interrelaciones que generanactividades basadas en la valorizaciónde las identidades, cómo se produce lainserción internacional de la región eneste sentido en los actuales contextoseconómicos, cuáles son las consecuenciassociales y ambientales, la competencia en

    los mercados, y la sostenibilidad de losprecios diferenciales.

    Por ahora, es un poco “temerario”afirmar que los agricultores, incluyendolos más pobres, son los suficientementeflexibles para apropiarse de los flujos decapital generados por estos mercados

    emergentes. En el caso de los productosbasados en calidad sería relevante indagaracerca de si estos productos pueden ase-gurar “precios especiales” en el mediano ylargo plazo y hasta qué punto las barrerasburocráticas y regulatorias de entrada aestos mercados pueden mantener la conti-nuidad de este flujo (como en el caso de ladenominación de origen). Porque de todoello, depende que estas estrategias seanexitosas o lleven a importantes fracasos(Arias, 2006).

    En los países del MERCOSUR , queda

    mucho por hacer en materia de políticasde desarrollo rural y territorial. Por ahoraprevalecen importantes ataduras respectoa los mercados internacionales y la apues-ta más poderosa es sacar ventajas de laexportación de productos alimentariosprimarios, conjuntamente con una batería

    de programas de tipo asistencialista quecontenga la pobreza de todos aquéllos

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    que no participan de los beneficios del

    mercado exportador.

    2.2. Marcas y denominaciones de

    origen en el MERCOSUR

    Uno de los temas fundamentales a lahora de trabajar las herramientas que ava-

    len la pertenencia territorial de productoscon identidad local, es el de las denomina-ciones de origen, indicaciones geográficasy marcas, entre otros varios.

    Existen enormes deficiencias en cuan-to a la difusión y puesta en práctica delos circuitos posibles para certificar. Hay

    grandes baches respecto al fomento de lascertificaciones, y los productos certifica-dos, por lo general, representan iniciativasa nivel nacional, son pocos los productosque cuentan con una certificación queremita a lo local.

    En los últimos años, ha aumentadoel volumen de productos con algún tipode certificación. Casi siempre, el procesoque se sigue luego de que el producto hatenido éxito en el mercado, es proceder a laobtención de certificaciones que permitanconseguir un precio diferenciado. Son po-

    cos los casos que planifican la certificacióny adhesión a normas de calidad comorequisito previo al ingreso a mercados,por el contrario, los productores se ven“empujados” a llevar adelante acciones eneste sentido por las demandas del mercadode exportación.

    Respecto al encuadre jurídico de las

    indicaciones geográficas y denominacionesde origen en el MERCOSUR , el marcolegislativo de protección se encuentra enel Protocolo de Armonización de Normassobre Propiedad Intelectual, en Materiade Marcas, Indicaciones de Procedenciay Denominaciones de Origen. Se esta-

    blecen reglas y principios para orientarlas acciones de cada país miembro, enel reconocimiento y la aplicación de losderechos de propiedad intelectual, y ga -rantizan que el ejercicio de tales derechosno representa una barrera al comerciolegítimo, deseando reducir las distorsio-

    nes y los impedimentos al comercio y ala circulación de bienes y servicios en elterritorio de los estados partes3.

    El protocolo se refiere a indicacionesde procedencia y denominaciones deorigen, que establecen que los países delMERCOSUR  se comprometen a protegerrecíprocamente sus indicaciones de proce-dencia y sus denominaciones de origen.

    La legislación sobre marcas y denomi-naciones de origen en el MERCOSUR estádefinida a partir de una serie de protoco-los, cuyo origen se da en los organismos

    creados a partir del Tratado de Asuncióny el de Ouro Preto.El MERCOSUR , en este ámbito,

    ha creado su “Marca MERCOSUR ”. Sinembargo, falta mucho por avanzar enesta dirección. Por ejemplo, todavía noexiste un organismo coordinador de la

    3  www.mercosur.org.uy 

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    marca, que funcione como instancia de

    identificación de productos regionalescon potencial exportador y que fomentey fiscalice la incorporación de las normasinternacionales de calidad en los produc-tos. Además, es necesario promocionar yhacer el marketing correspondiente de losproductos MERCOSUR , con los más altos

    estándares de calidad y las denominacionesde origen.

    Entre los protocolos que se expidenen este sentido, cabe destacar el que regu-la los temas relacionados con propiedadintelectual en el MERCOSUR , en materiade marcas, indicaciones de procedencia

    y denominaciones de origen (Ley No.912). Fue aprobado en la VIII Reunión delConsejo del Mercado Común y de la XVIIReunión del Grupo Mercado Común y delEncuentro Presidencial del MERCOSUR  que tuvo lugar en Asunción del 1 al 5 deagosto de 1995.

    Respecto a las marcas, explica la direc-ción que deben seguir los países miembros:reconocer como marca cualquier signo quesea susceptible de distinguirse en el comer-cio de productos y servicios de los estadospartes. La Ley protege tanto las marcas

    de servicios, como las marcas colectivas ymarcas de certificación.Dentro de este marco, se considera

    “indicación de procedencia”, al nombregeográfico del país, ciudad, región o lo-calidad de su territorio, que sea conocidocomo centro de extracción, producción o

    fabricación de determinado producto ode prestación de determinado servicio; y

    “denominación de origen”, al nombre geo-

    gráfico de país, ciudad, región o localidadde su territorio, que designe productos oservicios cuyas cualidades o característicasse deben exclusiva o esencialmente al me-dio geográfico, incluidos factores naturalesy humanos.

    Vale remarcar cuál es la implicancia

    que tiene el tema de las denominaciones deorigen en los países del MERCOSUR . Lasdenominaciones de origen remiten no sóloa la procedencia específica de un producto,es decir, el territorio local en donde se leda origen, sino también, refieren a cuali-dades particulares resultado de procesos

    productivos, de materias primas, de prác-ticas de selección, de saberes técnicos, quepermiten que dicho producto refleje unamarcada identidad territorial. Es el selloque los diferencia de otros productos concaracterísticas semejantes, asociándoloscon cualidades particulares y exclusivas.

    Existen “indicaciones de procedencia”o “identificaciones geográficas” que hanadquirido características de generalidado de uso común por su empleo habitualy de buena fe desde que comenzaron lasmigraciones de Europa hacia América.

    Éstas son “identificaciones geográficas genéricas”, que debido a su grado de uni-versalidad en el uso a través del tiempoya no pueden ser protegidas ni se puedenregistrar (Etcheverry, 2006).

    No obstante, esto está planteandociertos conflictos, que se originan, por

    ejemplo, cuando se considera que elnombre de un producto específico hace

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    referencia a características exclusivas del

    lugar que indica el nombre, como es el casodel queso Roquefort y el lugar de Franciadonde se produce este tipo de queso, y queimpide que el mismo pueda ser reproduci-do con las mismas cualidades, aun cuandose utilice el mismo proceso productivo. Eneste caso la “indicación geográfica” puede

    ser registrada, pasando a gozar de la protec-ción territorial del derecho de propiedad,de forma similar a una marca.

    La Unión Europea, región que contie-ne la mayor parte de los 4.800 productosque se estima posibles de “identificacióngeográfica” a nivel mundial, está insistiendo

    en la creación de un registro vinculante de“denominación de origen”. Lo cual podríasignificar otorgar un monopolio exclusivoen el uso del nombre a los productores deesas regiones (Etcheverry, 2006).

    En ciertos sectores agroindustria-les, en particular vinos y lácteos, existeuna gran preocupación respecto de losperjuicios que les podría ocasionar uncriterio amplio de registro, ya que algunas“identificaciones geográficas” que para elMERCOSUR  son consideradas genéricasno son tomadas de igual modo en la Unión

    Europea, con la consecuencia que elloimplica (Etcheverry, 2006). Argentina y Brasil se mencionan

    como los países que más utilizan las de-nominaciones cuyo uso exclusivo pretendela Unión Europea. En la Argentina seconsidera que la exigencia de la Unión Eu-

    ropea afectaría aproximadamente a unos450 productos que se verían obligados a

    cambiar su nombre, incluidos por ejem-

    plo, quesos como Reggianito, Roqueforty Fontina y vinos como Oporto, Jerez,Chablis y Borgoña.

    Éste es un tema candente para pro-ductos de territorios rurales, puede serque hoy separe a productores y gobiernosdel viejo y nuevo mundo debido a que

    hay ganancias económicas en juego; enproductos de calidad similar, el precio delque utilice la denominación de origen serásensiblemente mayor con respecto al queno lo haga.

    En países tradicionalmente reconoci-dos como productores de alimentos, caso

    argentino, tener ventajas comparativas esfundamental para ampliar las perspectivascomerciales. La certificación de productos,que avalen las cualidades diferenciales dedeterminados bienes es, en definitiva, unaclave para acceder a nuevos clientes de dis-tintos nichos del mercado mundial, aten-diendo nuevos estilos de consumo, tantode Latinoamérica, como de Europa.

     Argentina ha promulgado reciente-mente la Ley No. 25.380 sobre indicaciónde procedencia y denominación de origen(9 de enero de 2001). La Ley destaca que

    la denominación de origen sólo se otorgaráa aquellos productos agrícolas y/o alimen-tarios originarios de una región, provincia,departamento, localidad, área o zona, dereconocida tipicidad y originalidad que,producidos en un entorno geográficodeterminado, desarrollan cualidades par-

    ticulares que le confieren un carácter dis-tinto al resto de los productos del mismo

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    origen, aun en condiciones ecológicas y

    con tecnologías similares, por la influenciadel medio natural y del trabajo del hombre(Ley No. 25.380, 2001).

    La propuesta de adopción de unadenominación de origen surgirá de lainiciativa individual o colectiva de losproductores, siempre que éstos desarro-

    llen sus actividades dentro del área corres-

    pondiente a la futura denominación de

    origen. Los productores que pretendanel reconocimiento de una denominaciónde origen podrán constituir previamenteun Consejo de Promoción, el que ten-drá por objeto redactar un proyecto dereglamento interno de la denominacióny la realización de estudios e informes

    técnicos.

    Cuadro No. 4. Denominaciones de origen

    Fuente: Elaboración propia con base en la Ley No. 25.380 (2001).

    Para registrar una denominación de origen

    deberán consignarse los vínculos existentes

    entre los factores naturales y/o humanos que

    determinan las características del producto yel medio geográfico:

    • El nombre de la denominación cuyo registro

    se solicita.

    • La delimitación del área geográfica a la cual

    deba aplicarse la denominación: antecedentes

    históricos, características generales de la región,

    factores climáticos, relieve y naturaleza, homoge-neidad de los factores de producción y todo otro

    dato de interés.

    • Los productos para los cuales se usará la de-

    nominación de origen.

    • Descripción detallada del proceso de pro-

    ducción del producto (materia prima, métodos

    de producción, técnicas de acondicionamiento o

    procesamiento, etapa de producción).• Acreditación de la personería jurídica del

    Consejo de Denominación de Origen, con la

    identificación del o de los productores que lo

    integran.

    • Demás recaudos que establezca la reglamen-

    tación.

    No podrán registrarse como indicaciones

    de procedencia y/o denominaciones de origen

    las que:

    • Sean genéricas de productos agrícolas o ali-

    mentarios, entendiéndose por tales aquéllas que

    por su uso han pasado a ser el nombre común

    del producto con el que lo identifica el público

    en general en el país de origen.

    • Las marcas registradas vigentes.• Los nombres similares a otros ya inscritos

    como denominación de origen de productos

    agrícolas o alimentarios, o que hubieran iniciado

    trámite de inscripción con anterioridad.

    • Los nombres cuyo uso pudiera inducir a

    error respecto de las cualidades o características

    del producto que se trate.

    • La utilización de cualquier medio que, en ladesignación o presentación del producto, indique

    o sugiera que el producto proviene de una región

    geográfica distinta del verdadero lugar de origen,

    que pueda inducir al público a error en cuanto al

    origen geográfico.

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    Paralelamente a los intentos de lograr

    aumentos sostenidos de productividaden el sector agroalimentario, surge comoobjetivo complementario, fomentar el usode certificaciones que permitan aumentarel precio de productos en virtud de lascualidades particulares que los caracteri-zan. En este sentido, se está apuntando, en

     Argentina, a establecer redes o vínculosentre organismos nacionales e internacio-nales, productores e industria, para hacerfrente a las exigencias que acompañan lasdenominaciones de origen, como es el casodel cumplimiento de medidas sanitarias yde calidad. El proceso de descentralización

    puede contribuir a conocer mejor las po-tencialidades particulares de cada espaciolocal, abriendo un espectro de posibilida-des respecto a nuevos productos.

    No obstante, lejos se está de tener unesquema general de trabajo a nivel localque permita coordinar, promover, con-

    trolar y garantizar la adopción de deno-minaciones de origen, marcas, etc. para lagran variedad de productos que es posiblecontabilizar en el territorio argentino.

    3. LA VALORIZACIÓN DE LA

    IDENTIDAD TERRITORIAL COMO

    BASE PARA EL DESARROLLO:

    ALGUNAS EXPERIENCIAS EN

    ARGENTINA

     A fines de los 90 la Argentina atrave-saba una profunda hiperinflación, caída de

    reservas de divisas, atrasos en los pagos ex-ternos, desequilibrio fiscal, recesión y alto

    desempleo. Para salir de la crisis se apostó

    a la multiplicación de la producción agro-pecuaria. El Estado estaba convencido que Argentina poseía los recursos necesarios:tierras en cantidad y calidad suficiente,productores con calificación adecuada,climas favorables y diversidad de cultivospara enfrentar la crisis.

    Se desarrolló una política financierasumamente activa y promocional para elcampo. Crédito subsidiado para la comprade tractores, semillas, insumos, apoyo a losequipos técnicos, innovación tecnológica,colonización de tierras fiscales y mejora enlos sistemas de comercialización, confor-

    marían la estrategia (Tedesco, 2003). Laidea era que si el Estado y el sector ruralargentino se asociaban en un gran esfuerzode conquista de nuevos mercados, seríaposible optimizar el ingreso de divisas ylograr un crecimiento de la producción yla productividad agrícola sostenible en el

    largo plazo.Se puso fin a la intervención del Es-

    tado en el comercio de granos y se elimi-naron las retenciones a las exportacionesde productos agropecuarios, se autorizóla importación sin gravámenes de ferti-lizantes y agroquímicos no fabricados enel país; se desreguló el transporte de pro-ductos agrícolas y se redujeron los costosde operación portuaria. Estas medidas,tendientes a que el sector se acercara almercado, terminaron en transformar alagro argentino en uno de los más desre-

    gulados del mundo. Las grandes empresastransnacionales quedaron como actores

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    privilegiados de los procesos agrarios

    que, con el apoyo del Estado, dirigieronsu apuesta a la tecnología y a las ventajascomparativas –el aumento de la produc-ción agropecuaria con especialización enoleaginosas y exportación de sus deriva-dos– (Giarraca, 2003).

    Las medidas adoptadas terminaron

    por auspiciar la conformación de un exi-toso modelo agroexportador de materiasprimas con escaso o nulo valor agregado,sin un proceso industrial que favorecierala producción y trabajo nacional, en be-neficio de un sector cada vez más pequeñode la cadena productiva. El pequeño y

    mediano productor fue el eslabón débil delproceso. Algunos, los que tuvieron ciertacapacidad productiva, se alinearon bajo elsistema de integración vertical (agriculturade contrato), pero la gran mayoría inicióun lento proceso de pauperización.

    La política estatal de desarrollo ru-

    ral comenzó a apostar a la generación eintervención en el sector empobrecido,mediante planes, programas y proyectosque atendieran a todos aquellos actoresdesfavorecidos. Las empresas medianasy el conjunto menos abatido de produc-tores contaría con el Programa CambioRural, los pequeños productores y mini-fundistas recibirían asistencia de diversosorganismos técnicos como el INTA  con suprograma Minifundios, Programa Social Agropecuario (PSA) con líneas de subsi-dios y créditos, etc.

     Al igual que en muchos otros paíseslatinoamericanos, en Argentina, las polí-

    ticas de desarrollo rural tienen origen a

    nivel nacional y de allí se bajan a las áreascorrespondientes –Ministerio de Econo-mía, Agricultura, Desarrollo, etc.–, enlos respectivos gobiernos provinciales, yluego, municipales (locales).

    Con el avance del proceso de descen-tralización, los gobiernos locales asumen

    nuevos roles en cuanto a la dirigencia desus propios territorios, pero no cuentancon recursos económicos independientespara hacerse cargo de muchas de las ini-ciativas exitosas que se presentan en susadministraciones. Los municipios ruralesaceptan y, en el mejor de los casos adecuan,

    planes y programas de nación a las realida -des sociales y económicas locales.

    En definitiva, en materia de desa-rrollo rural, Argentina no se destaca portener estrategias nacionales definidas queapunten a la valorización de los escenariosdomésticos, cuna de productos y servi-

    cios con identidad. Persisten estrategiasenraizadas en lograr mejoras en los están-dares de producción para permanecer enmercados tradicionales, sin contemplarlas posibilidades que se abren a raíz de ladiversidad de productos tradicionales quehay en el país.

    Un inicio alentador, a nivel país, hasido, en el 2004, el lanzamiento de la Po-lítica y Estrategia Nacional de Desarrollo yOrdenamiento Territorial, Argentina 2016(Poder Ejecutivo Nacional, Ministerio dePlanificación Federal, Inversión Pública y

    Servicios, 2004). Se incorpora, por pri-mera vez, el tema de la identidad dentro

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    de las prioridades del modelo de desarrolloterritorial al que se aspira para Argentina,planteando la necesidad de desarrollar laidentidad territorial y cultural, y el sentidode pertenencia de la población al terri-torio argentino, valorizando los recursospatrimoniales como dinamizadores de laseconomías locales y regionales.

    Por otro lado, y al tener en cuenta queel negocio alimentario parece ser un ca-mino que abre innegables oportunidadespara países tradicionalmente reconocidoscomo productores de alimentos, Argentinaavanza en este sentido. Desde el 2004 laSecretaría de Agricultura, Ganadería, Pes-

    ca y Alimentación del gobierno argentino,viene promoviendo el sello “Alimentos Argentinos, una elección natural”. “Ali-mentos Argentinos” es una marca nacionalregistrada que facilita la identificación delos alimentos argentinos y sus atributos,distingue una imagen nacional que posi-

    bilita el posicionamiento de los alimentosen los mercados, tanto doméstico comointernacional, y favorece su colocación ycomercialización.

    Recién se empieza a transitar poreste camino. Por un lado, se debe confiaren un sector público nacional que se estádespertando, que puede llegar a organi-zarse y preocuparse por profundizar po-líticas como las que se han mencionado.Por otro lado es recomendable prestarleatención a otro tipo de acciones que estánsiendo impulsadas por diversos actores de

    la sociedad. En este sentido, se rescata laconstrucción de oportunidades a partir de

    iniciativas y gestiones del sector privado(ejemplo claro, es el aumento de bodegaslocales que intentan acceder con sus pro-ductos a una denominación de origen).

    En la provincia de Mendoza, porejemplo, una experiencia que puedemencionarse, es la que lleva a cabo ProMendoza, una entidad en la que converge

    tanto el sector público como el privado.Pro Mendoza tiene la finalidad de hacerconocer y promocionar en el mundo laproducción local.

    Mendoza es una de las provincias ar-gentinas que cuenta con denominacionesde origen. El Instituto Nacional de Vitivi-

    nicultura (INV ) homologó los estándaresde calidad para los productos del Depar-tamento de Luján de Cuyo, Mendoza.La denominación de origen controlada(DOC) Luján de Cuyo constató los es-tándares de calidad para la producción deuvas con destino a vinos de alta gama que

    podrán llevar en sus etiquetas esa nomen-clatura exclusiva del terruño, distintiva enel mundo entero.

    La sigla DOC Luján de Cuyo, alcanzaa los viticultores e industriales que deci-dan voluntariamente integrar el Consejode Denominación de Origen de esa zonavitivinícola. Las zonas vitivinícolas de SanRafael (Mendoza) y Valle de Famatina, enLa Rioja, acordaron un sistema similar,pero Luján de Cuyo es la primera deno-minación reconocida en el país por el INV. Hasta ahora adhirieron las bodegas Nor-

    ton, Chandon, Cabrini, Nieto Senetiner,Cavas de Weinert, Leoncio Arizu, Lagarde,

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    ,

    Cavas de Perdriel, Etchart y Robino. A continuación se presentan sintéti-

    camente dos experiencias de valorizaciónde la identidad territorial. La primera seha originado a partir de la iniciativa de unconjunto de actores locales privados quedecidieron poner en marcha un proyectode rescate de su propio espacio, consoli-

    dando un emprendimiento de turismorural asociado a las formas de vida del De-partamento de San Carlos, Mendoza. Lasegunda, es una experiencia apoyada por laFacultad de Ciencias Agrarias y Forestalesde la Universidad Nacional de la Plata y elINTA  en relación con un producto tradi-

    cional de la costa de Berisso, una localidaddel sur de Buenos Aires.

    3.1. Estación Valle de Uco: Caminos

    de Altamira - San Carlos, Mendoza

    La presente síntesis sobre los Caminos

    de Altamira se ha elaborado siguiendola información aportada por entrevistasque se realizaron a distintos actores invo-lucrados en la experiencia, más materialseleccionado de sitios de internet4  quepromocionan el emprendimiento.

    Caminos de Altamira es una opciónturística que promueve un grupo de san-carlinos a partir de la construcción de unCentro de Atención al Turista ubicado enel distrito de La Consulta, Departamentode San Carlos, Valle de Uco-Mendoza.Ésta es una región que aglutina tres de-

    partamentos de la provincia de Mendoza,siendo San Carlos uno de ellos (los otrosson Tunuyán y Tupungato). Está a 1.000metros sobre el nivel del mar, conformael oasis norte de la provincia, el más ricogracias a la irrigación que recibe del ríoTunuyán y de otra gran cantidad de cursosmenores. Se ubica frente a la cordillera

    de Los Andes, entorno que contribuye aque el paisaje sea más excepcional aún, nosólo por las características naturales, sinotambién porque el valle está conformadopor las mejores tierras para el cultivo devides frías.

    El Centro de Atención al Turista, fue

    creado en conjunto por el municipio y ungrupo de habitantes que generaron e im-pulsaron la iniciativa hasta concretarla. Elcentro ha sido denominado Estación Vallede Uco y su objetivo primordial es ofrecera los visitantes todo tipo de orientacionespara disfrutar y conocer las bondades de

    la tierra mendocina.Caminos de Altamira es precisamente

    una de las opciones promocionadas enEstación Valle de Uco. También nacióen La Consulta (7.363 hab.), hace cuatroaños y por inspiración de un licenciadoen turismo y docente de la zona. Enaquel momento fueron doce las familiasque comenzaron a participar del proyectoa partir de una organización informal.Según las capacidades y trayectorias fami-liares comenzó a armarse una estructurapara ofrecer servicios turísticos basados

    4   www.antiquanatura.com.ar (octubre, 2006); www.estacionvalledeuco.com.ar (noviembre, 2006).

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    en el estilo de vida de las mismas familiasparticipantes.

    La iniciativa germinó a partir de lanecesidad que tiene la población de llevaradelante actividades económicas alter-nativas que complementen los trabajosproductivos en las fincas. La dinámicase sustentó a partir de analizar dos si-

    tuaciones que se estaban viviendo en elDepartamento: (i) comienza a observarseun aumento en la afluencia de visitantesa la región; (ii) algunas de las familiasinvolucradas ya cuentan con algún tipode emprendimiento donde ofrecen susproductos alimentarios, tradicionales de la

    zona. Es un proceso de toma de concienciarespecto a la poca articulación que existeentre unos y otros, lo que empuja la ideade coordinarse y complementar colectiva-mente las experiencias individuales parasacar más provecho de la situación.

    En su sitio internet los mismos prota-

    gonistas de la experiencia pregonan que conla iniciativa pretenden reivindicar el trabajode la mujer mendocina y permitir a los jóvenes encontrar alternativas que logrendetener las corrientes migratorias que estándespoblando el campo. Yenina Ghilardi(2006), una de las participantes sostieneque Caminos de Altamira es un “productoantropológico”, porque la excusa es el cam-po, pero el interés es “su gente”; “somosauténticos en lo que ofrecemos y como lo

    servimos, sin maquillaje. Buscamos desde elinterior de nuestra comunidad, de nuestropaisaje, de nuestra cultura y de nosotrosmismos para conformar productos que semanifiesten sencillamente a través de lanaturaleza” (Reinoso, 2006).

    La iniciativa se basa en las propiascasas de campo que habitan los distintos

    integrantes del proyecto, las fincas depocas hectáreas, la producción a escalafamiliar y bodegas artesanales. Han suma -do artesanos y otros prestadores, más unfactor determinante para el éxito de todaesta empresa: el paisaje de cordillera, losárboles y los cultivos. Con el apoyo de la

    Estación Experimental del INTA , y delmunicipio de San Carlos, las familias co-menzaron a recibir visitantes del exterior,preferentemente de Alemania, ademásde contingentes de Buenos Aires y otraszonas de la Argentina (Diario Los Andes , A, 11/11/2006).

    Trabajan a partir del concepto de tu-rismo alternativo y vivencial, ofrecen undestino diferente y fuera de los circuitosmás tradicionales. Se sustentan en promo-ver el “contacto con la gente común”, paraconocer sus problemas cotidianos y com-partir los días de trabajo en un encuentrocon los paisajes y los lugares del Valle.

    En la actualidad están unidos comoprestadores para conformar el servicio5 lossiguientes actores:

    5  Paseos en sulkys y caballos, regionales aromáticas de frutas secas, amasada, actividades agrícolas comocosecha de cereza, durazno y manzana, comidas típicas y show folclórico, vinos artesanales y trabajo en losviñedos, artesanías en madera, telas y cerámica, talleres, etc.

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    El producto, a partir de todos estosprestadores, se sostiene en torno a trespilares básicos: el alojamiento en casas decampo, la comida local (challa, carne a la

    olla, empanadas, sopaipillas, fruta, etc.) ylas actividades rurales (regar, atar, podar,cosechar), rescatando las actividades pro-pias de la mujer rural, sus dulces, amasadade pan y tortas, envasados, etc.

    Frente al despegue del turismo enMendoza a partir del 2001, Estación Vallede Uco se ha consolidado cada vez en elmercado nacional e internacional. Cientosde visitantes empezaron a hacer el circuitopropuesto por Caminos de Altamira, ac-cediendo a los secretos de la elaboracióndel vino casero de los hermanos Appón,

    amasando tortitas en Los Maitenes ocomiendo y alojándose en La Gertrudis,antigua casa cabecera de la finca de losGhilardi, en la calle La Superiora, y sobretodo, espiando el trabajo de la viña, y susistema de riego, además de disfrutar depaseos en sulky o caballo, para citar algu-

    nos de los atractivos (Diario Los Andes , A,11/11/2006).

    No.

    12

    3

    4

    5

    6

    7

    8

    910

     Actor

    INTA, Estación ExperimentalLa Consulta 

    La Gertrudia

    Villa Nira 

    Bar Los Abuelos

    Camilo

    Finca Melocotón

     Appon Hermanos

    Villa Le MeleEl Tunduque

     Actividad

     Agrícolas, cata y degustación de vinos. Alojamiento, comida y fiestas dulces.

     Artesanías -cerámicas huarpes y telas-, aromáticas.

    Comidas típicas y espectáculos.

    Camping y comidas típicas al horno de barro.

     Actividades agrícolas.

    Vinos caseros y actividades agrícolas.

     Actividades agrícolas.

    Sulki y avistaje de aves.Regionales y artesanía huarpe.

    Desde hace unos meses, Caminos de Altamira está compitiendo con otros dosdestinos turísticos de tiempo libre, unoen Palestina y otro en Australia para ser

    premiado como “mejor emprendimientoturístico que sostiene los valores culturalesbásicos, que además son sustentables socialy económicamente”. Este galardón seráotorgado por el Instituto para el Turismode la ciudad de Amerland (Munich, Ale-mania), fundación privada que se dedica apremiar emprendimientos turísticos con elperfil de la experiencia mendocina.

    Desde el mes de noviembre del 2006la iniciativa está siendo monitoreada porun antropólogo alemán quien debe evaluarno sólo su funcionamiento y desempeño

    a nivel de los servicios que ofrece, sinoconocer cómo es la red de actores localesinvolucrados, cuál es la injerencia del mu-nicipio y otras instituciones participantes,en este caso el INTA , cómo se organizan,cuáles son los resultados económicos ycómo son distribuidos entre las familias y

    los prestadores (Pizzolato, 2006).

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    3.2. El Vino de la Costa - Berisso,

    Buenos Aires

    Se ha elaborado un resumen de laexperiencia que se lleva a cabo en la lo-calidad de Berisso, provincia de Buenos Aires, a partir de haber consultado a lostrabajos de Velarde y Daniele (2006) de la

    Facultad de Ciencias Agrarias y Forestalesde la Universidad Nacional de La Plata ydel INTA  respectivamente.

    El vino de la costa de Berisso, locali-dad ubicada a 70 km. al sur de la provinciade Buenos Aires, es un producto local,fuertemente reconocido por el consumidor

    de la región. Desde principios del siglo XX  existe producción de vino de la costa. Pasapor distintos momentos históricos, de pu- janzas y declinaciones, en la actualidad, yde acuerdo con estimaciones de la Coope-rativa de la Costa de Berisso Ltda., existenaproximadamente 25 has. implantadas con

    vid. En torno a ellas se nuclean alrededorde 65 productores. La uva cosechada noes sólo para vino, también se comercializapara consumo en fresco.

    La elaboración del vino es artesanal, yse realiza en los mismos establecimientosde los productores. El vino tiene caracte-rísticas muy particulares de sabor y aroma,reconocido y valorado por las personas dela zona, lo cual ha motivado la preparaciónde nuevas tierras para el cultivo de la vid ynuevos modos de comercialización: ventaen botellas de 750 cm3 y en mostrador en

    diversos eventos locales (Velarde y Danie-la, 2006).

    Foto: Provincia de Mendoza, Departamento deTunuyán. De Andrea Benedetto

    El vino de la costa se comercializaen los mercados locales informales y enfiestas populares locales y regionales, y es,en definitiva, el resultado de un esfuerzoconjunto entre los productores viñaterosde la costa y la Facultad de Ciencias Agra -

    rias y Forestales que luego de trabajar afavor de plantear alternativas innovadoraspara la zona, capacitarse y llevar adelantediversas experiencias de comercializacióndel producto, lograron reposicionarlo enel mercado local.

    El proceso vino acompañado pordos experiencias positivas, por un lado,la propuesta de colocar en el mercadoproductos nuevos, como el vino de ciruelao fermentado de ciruela del monte de Be-risso y, por otro lado, el rescate de recetastradicionales que permitió conformar un

    grupo de mujeres –Dulceras de la Costa deBerisso– quienes actualmente, junto con

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    la Cooperativa, tiene un reconocimientosocial muy destacado en la zona.

    La Universidad y el INTA  trabajaronen la diferenciación del vino por calidady origen en reuniones grupales con losproductores. El INV  mostró flexibilidadpara la modificación de las resolucionesde inscripción del producto para la pro-

    ducción y comercialización (normativaobligatoria) (Velarde y Daniele, 2006).El vino cuenta con el otorgamiento deestampillas por parte del INV  que permitesu libre circulación.

    La Cooperativa, como instituciónformal reconocida que nuclea a los pro-

    ductores de vino ha logrado consolidaralgunos acuerdos con el municipio. De es-tas alianzas hay dos instancias importantespara rescatar: la primera, los acuerdos conel municipio para fortalecer la producciónagroindustrial del Grupo de Dulceras;y la segunda, la realización conjunta de

    la Fiesta del Vino de la Costa (ya se handesarrollado dos fiestas), además, se estátrabajando en la construcción de unabodega colectiva.

    Las particularidades del vino de lacosta como un producto con una fuerteidentidad territorial, tiene que ver preci-samente con que el vino no sólo encarnaun producto local tradicional, sino esun producto que representa y condensalas características, del territorio, y de lasprácticas culturales de la zona. El vinosimboliza la ribera berissense del río de La

    Plata, su paisaje e historia, y las tradicionesmás antiguas de sus pobladores; y como

    tal, es reconocido por los consumidores.Velarde y Daniele (2006) destacan

    la importancia que pareciera existir entreel consumo, los nuevos consumos y eldesarrollo rural. El 82% de las encuestasrealizadas vinculó la relación entre elconsumo y el desarrollo de la zona ruralde Berisso. Este aspecto, pareciera reforzar

    un retorno a lo “nuestro” y a los productosdel terruño como una alternativa y unresurgimiento de productos que estabanolvidados y hoy se valorizan para paliarlos efectos negativos de la crisis.

    La valorización de la identidad te-rritorial en el caso del vino de la costa,

    queda claramente expuesta al analizaraquello con lo que se asocia al producto,con el patrimonio que significa no sólolos conocimientos fundantes del vino dela costa, conocimientos tácitos trasmi-tidos de generación en generación, sinotambién, con la historia de la ciudad, de

    los inmigrantes, con la tradición que unea un territorio, una procedencia, la familiay el recuerdo de hacer el vino en la unidaddoméstica.

    4. CONCLUSIONES

    Construir el lugar como un proyectoanclado en las identidades territoriales conseguridad remite a un proceso sumamentebeneficioso para cualquier país miembrodel MERCOSUR . Es una posibilidad deempalme entre los macro procesos y las

    historias y estrategias locales. No obstante,de acuerdo con lo que se ha observado,

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    para que estas experiencias prosperen,maduren y se consoliden como estrategiasde desarrollo rural, hay mucho caminopor andar.

    Las experiencias citadas, resultanejemplos claros acerca de las posibilidadesexistentes. Los países miembros tiene unariqueza cultural inmensa y vasta, igual-

    mente valioso es el conjunto de recursosnaturales que definen sus territorios y cuyasimbiosis conforma el patrimonio de todasy cada una de las comunidades rurales quehabitan estas tierras.

    Trabajar las identidades territorialesno es una simple propuesta novedosa y

    creativa para apuntalar iniciativas inno-vadoras. La identidad implica involucraractores sociales a partir de un patrimonioexclusivo de un territorio. Las identidadesterritoriales, los productos y servicios quea partir de ella pueden consolidarse en losmercados, provienen del entorno cotidia-

    no, doméstico, de la historia familiar, delterruño, de los significados de lo propio,lo próximo, las maneras de saber-hacer,la tradición. Por lo tanto, valerse de estariqueza está emparentado con trabajar elconcepto de desarrollo inherente a los po-seedores de la misma, cuál es la visión quetienen sobre su futuro, lo qué quieren ycómo lo quieren. La cultura y la identidadson puertas abiertas hacia la definición dequé es y cómo es posible mejorar el propiodestino.

    El recorrido realizado en el artículo

    deja como saldo algunos aspectos quenecesariamente deberán tenerse en cuenta

    si se quiere llegar a buen puerto. Hay unbloque regional que debe seguir buscandosu consolidación, no sólo para mejorarsus perspectivas de negociación en mer-cados internacionales sino también paraconstruir una serie de políticas comunesque posicionen y defiendan, a través deherramientas concretas, los productos que

    distinguen estos territorios a partir de lasespecificidades culturales.Se vuelve una constante ampliar el

    horizonte en cuanto a políticas nacionalesy del mercado común para alentar este tipode estrategias de desarrollo rural. Es nece-sario seguir profundizando la descentrali-

    zación, para que la misma sea un procesoconsolidado, no sólo a nivel discursivo oen cuanto al aumento de cargas por partede los gobiernos locales, sino también, apartir de fortalecer las entidades territoria-les menores con recursos que les permitanavalar las iniciativas locales que tienen

    éxito en estos tiempos. Alianzas, este es un tema clave que se

    desprende del análisis realizado, es vitalque continúen prosperando los trabajosconjuntos entre organismos del Estado,organismos certificadores, universidadesy agencias de investigación. Organismostécnicos que asesoren y capaciten en cuan-to a normas de calidad y certificaciones deorigen para que los verdaderos protagonis-tas hagan uso de ellas.

    La valorización de las identidadesterritoriales con seguridad no será, una

    panacea para la pobreza rural en Lati-noamérica, pero sí encierra beneficios

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    sociales que deben volverse tangibles paralos gestores de políticas. No sería viableproponer que se terminara de raíz conlas actuales orientaciones que las políticaspara el agro tienen en Argentina, Brasil oUruguay, pero sí podrían complementarselas mismas con un marco que fomente unnuevo lugar para el conjunto de activos

    identitarios, susceptibles de dinamizar,social y económicamente localidades,territorios, mercados.

    La valorización de la identidad terri-torial implica varios aspectos positivos,no sólo se centra en diversificar la lista debienes intercambiables de un conjunto de

    productores. Las experiencias mencionadasdejan claro que este tipo de innovacionestrae aparejados efectos auténticos a nivelde mejoras en la autoestima de la pobla-ción rural, aumento de la cohesión social,recuperación de los orígenes y valorizaciónde lo propio, toma de conciencia acerca de

    la riqueza exclusiva de la propia cultura,redescubrimiento y diferenciación frente aotros territorios, valorización del entornonatural y los recursos existentes.

    Los países del MERCOSUR  se inicianen esta alternativa, hace falta trabajarrespecto a las innovaciones y competen-cias locales necesarias para otorgarle alas experiencias, aisladas y dispersas porahora, una estructura institucional, jurí-dico-legal, social, económico-productivaque apuntale los productos y servicios conidentidad territorial, en el marco de una

    agenda moderna de políticas, mercadeo,marketing y gestión de los mismos.

    Es importante dejar planteado queaun cuando es claro que uno de los de-safíos es que la valorización de las iden-tidades territoriales sea un recurso paraque las poblaciones rurales salgan de sucondición de pobreza mediante la obten-ción de réditos económicos básicos; estostipos de experiencias están acompañadas

    por un “plus” importantísimo, que tieneque ver con un conjunto significativo debeneficios sociales, que toman cuerpo enel proceso de identificación y rescate de losactivos culturales, y puesta en valor de lospropios productos y servicios asociados alespacio cotidiano de cada comunidad.

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