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  • 8/13/2019 Decodes 87

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    Por Fray Thomas Keating, O.C.S.O.

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    IInnddiiccee

    CAPTULOS:

    1. La Divina Inhabitacin (1 parte)2. La Divina Inhabitacin (2 parte)3. Los Frutos del Espritu.4. Los Dones del Espritu. (1 parte)5. Los Dones del Espritu. (2 parte)6. El Don de Reverencia.

    7.

    El Don de Fortaleza.

    8. El Don de Piedad.9. El Don de Consejo.10.El Don de Conocimiento (1 parte).11.El Don de Conocimiento (2 parte).12.El Don de Entendimiento (1 parte).13.El Don de Entendimiento (2 parte).14.El Don de Sabidura.

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    L A D I V I N A I N H A B I T A C I NParte 1

    Para la mayora de la gente, la vida ordinaria est caracterizada por lasensacin de que Dios est ausente.No obstante, una poca de metafsica nos alertara delhecho de que, si Dios no estuviera presente en todo momento, nosotros ni siquieraestuvisemos aqu. La Creacin no es un evento-de-un-tiempo. Es el continuo regalo deDios en cada nivel,desde la ms humilde partcula hasta la ms alta etapa de conciencia.

    Sta. Teresa de vila escribi: Todas las dificultades en la oracin pueden seratribuidas a una causa: rezar como si Dios estuviese ausente. Esta es la conviccin quenosotros traemos desde nuestra temprana niez y aplicamos a cada da de vida y a nuestrasvidas en general. Se vuelve ms fuerte a medida que crecemos, a no ser que estemostocados por el Evangelio y comencemos la travesa espiritual. Esta travesa es un procesode desmantelamiento de la monumental ilusin de que Dios est distante o ausente. Cuando

    nuestras peticiones particulares no son atendidas, quedamos ms convencidos de que Diosest ausente. Esta es una posicin irracional, sin embargo, basada en el juicio de emocin, noen la razn. Desafortunadamente nuestras emociones rebeldes no obedecen a la razn y lavoluntad; ellas tienen su propia dinmica. Cuando quiera que nuestra razn y voluntaddeciden hacer algo, nuestras emociones se interponen y deciden si las secundarn. Si, nuestroplan contradice su percepcin de qu es placentero y qu no, tenemos una conmocin ennuestras manos.

    El comienzo, la etapa media y el final de nuestra travesa espiritual es laconviccin de que Dios est siempre presente. A medida que progresamos en nuestratravesa, percibimos la presencia de Dios ms y ms. A medida que emergemos de nuestraniez hacia la plena, auto-conciencia reflexiva, nuestro concepto de cmo Dios est presenteen nosotros, generalmente es vago y primitivo. La travesa espiritual es un procesogradual de acrecentar nuestras relaciones emocionales, mentales y fsicas con la DivinaRealidad que est presente en nosotros pero no ordinariamente accesible a nuestrasemociones y conceptos.

    El dogma de la Trinidad est presente en nosotros como un Dios en trespersonas divinas. La primera persona es llamada El Padre. La segunda persona es llamada LaPalabra. La tercera persona es llamada el Espritu Santo, que significa aliento. Has conocidoa una persona que era una palabra, o a una persona que era aliento? Eso debera alertarnos alhecho de que, cuando hablamos de Dios, no estamos hablando de una persona a quienconocemos.

    El concepto de las personas en Dios se refiere a las relaciones que sonsolamente analogas de las relaciones en los asuntos humanos. As, no debemos esperar queDios est presente de la manera en que otras personas lo estn. El supremo fruto de laespiritualidad del Antiguo Testamento era una educacin de largo plazo que gradualmentedestet al Pueblo Elegido fuera de su estrecho concepto de Dios como uno entre muchosotros dioses del cercano oriente, hacia el Trascendente nico. El Dios monotesta es el granregalo de Israel a la humanidad.

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    Dios est presente en nosotros todo el tiempo, pero inaccesible a medida quetenemos ideas y juicios preconcebidos basados nicamente en la retroalimentacin que nosproveen nuestros sentidos y sentimientos. Los dichos de Jess podran ser parafraseados de lasiguiente manera: El Reino de Dios est cerca y a la manono distante o ausente. Estdentro de ti y en medio de ti.

    As, el principio teolgico fundamental de la travesa espiritual es laDivina Inhabitacin. La Trinidad est presente dentro de nosotros como fuente de nuestroser en cada nivel. Cada nivel de vida desde el ms fsico al ms espiritual, est sostenido porla divina presencia. Acudir a la liturgia o a la oracin pensando que Dios est ausente nosimpide relacionarnos apropiadamente con la divina presencia.

    El Reino de Dios es bsicamente lo que Dios hace en nosotros. Lo divinoest presente como energa sosteniendo nuestras actividades fsicas, mentales y espiritualessin la interrupcin de un momento. Jess nos est llamando al desarrollo humano pleno, re-afianzndonos en nuestra fuente, y capacitndonos para experimentar que esta divina energaes infinitamente tierna, compasiva, nutricia, impulsora y fortaleciente. La experiencia delPadre en Jess fue el Abb, Dios de la infinita preocupacin y ternura para cada cosaviviente, especialmente el ser humano. Su experiencia de Dios fue revolucionaria en elcontexto religioso de su tiempo. Su comprensin est reflejada en los comentarios de losPadres de la Iglesia, y ahora necesita convertirse en la primera leccin en cada instruccincatequtica y constantemente repetida en sermones y homilas. La Divina Inhabitacin de laSantsima Trinidad es una verdad de fe que fcilmente es olvidada o evitada. A pesar de esoes la nica de la que depende una conversin personal radical.

    En nuestra tradicin cristiana nosotros creemos que la Palabra de Dios,revelada en las Escrituras, est dirigida a nosotros. Esa Palabra tambin se hizo carne paraque el ejemplo de Jess pudiese darnos un patrn de cmo llegar a ser completamentehumano y completamente divino. La Palabra Eterna de Dios se dirige a nosotros a travs

    de las Escrituras y la liturgia para despertarnos a su permanente presencia dentro denosotros mismos. La Oracin Contemplativa es nuestra apertura y despertar a estarelacin, a lo que Dios est haciendo por nosotros, ha hecho y har .

    La Escritura para los primeros cristianos no era tan leda comoescuchada, porque los cristianos no tenan libros. Si t solamente escuchabas el Evangeliouna vez por semana y estabas interesado en la travesa espiritual, habras ido a la Iglesia y,todo odos, habras escuchado las lecturas con todo tu ser. Hemos estado tan insensibilizadosleyendo todo bajo el sol, que la vitalidad de las Sagradas Escrituras no fcilmente se haceevidente. Debemos convencernos a nosotros mismos de que hay una especial presencia deCristo en las Escrituras que habla a los corazones de aquellos que estn abiertos ypreparados. El Espritu Santo nos da un empujoncito para percibir eso que nosotros omos

    referido a nuestra situacin personal y tiene la intencin de ser un reto y un estmulo paranosotros. Toda vez que hemos entendido que el Evangelio se dirige a la presencia dentrode nosotros que ya existe, escuchar la Palabra de Dios se convierte en un proceso degradual iluminacin espiritual.

    -oo-

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    L A D I V I N A I N H A B I T A C I NParte 2

    La Divina Inhabitacin se revela en la Oracin y la Accin.Los primeros padres de la Iglesia llamaron a este proceso el desarrollo de los

    sentidos espirituales. Los sentidos externos perciben la inmediatez de la realidad material.Los sentidos espirituales perciben la inmediatez de la divina realidad de varias formas atravs de un proceso gradual en el cual la Palabra de Dios es asimilada, interiorizada ycomprendida. A medida que el proceso avanza, los Frutos del Espritu enumerados porPablo (Gal. 5:22-23) y por Jess en las Bienaventuranzas (Mat. 5:3-11) comienzan aemerger. Estos son signos de que estamos tomando conciencia de la divina presencia.

    La primera etapa de este proceso es escuchar con la entera atencin de alguienque quiere aprender de un gran Maestro. En el esquema cristiano de las cosas, Jess es el

    Iluminado que vive en la asamblea cristiana como el Cristo glorificado.La liturgia yuxtapone los textos para concientizarnos mediante palabras y

    smbolos de la divina presencia en nuestro interior y cmo opera en nuestras vidas, tanto enla oracin como en la accin. La oracin, los sacramentos y las buenas obras son todosdirigidos hacia un gran propsito: concientizarnos de quines realmente somos, pero quedesconocemos an. La recepcin de la Eucarista no es una visita momentnea de Cristo,sino un despertar a su permanente presencia dentro de nosotros, conducindonos a unamayor experiencia del Padre.

    El Espritu da testimonio de la Resurreccin de Cristo, fortalecindonos conlos Frutos del Espritu y las Bienaventuranzas. En un sentido textual, todo lo que podemos

    hacer es escuchar el mensaje con buena disposicin y comenzar el proceso de desmantelarnuestra ilusin de que Dios est ausente. En la vida cotidiana la accin del Espritu seincrementa a medida que tratamos de dar vigencia a los valores del Evangelio. Losreligiosos de la Edad Media llamaron a ste el nivel moral de la Escritura. Cuando estamosmotivados por la belleza y el ejemplo de la vida de Jess, nos concientizamos que podra serposible superar nuestros programas emocionales de felicidad que nos impiden acceder a laplena luz de la presencia y accin de Dios dentro de nosotros.

    Cuando la Palabra de Dios se dirige a nosotros en un nivel ms profundo, nosdesplazamos al entendimiento alegrico de la Escritura. Nos volvemos conscientes de que lasmismas gracias de las que escuchamos en el Evangelio se estn haciendo presentes ennuestras propias vidas. Si Jess pudo soportar las faltas de los Apstoles, soportar las

    nuestras. En el nivel alegrico, uno comienza a entender el ms profundo significado de laEscritura al cual Jess invit a sus discpulos cuando dijo, El que tenga odos, que oiga,implicando que stos no estaban escuchando al nivel en el cual l se estaba dirigiendo aellos. La Palabra de Dios no est dirigida solamente a nuestros odos, a nuestra mente ynuestro corazn; est dirigida sobre todo a quienes somos en el ms profundo nivel.Estamos enraizados en Dios, y al acceder a esa divina energa, estamos unidos a Dios ycapaces de hacer lo que Jess dijo, ser una manifestacin de la ternura y compasin deDios entre las personas que servimos y amamos.

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    El nivel alegrico nos despierta al hecho de que Jess nos est invitando alcompromiso de la amistad. Este compromiso nos despeja los diversos niveles de unin quelos Padres de la Iglesia llamaron la va unitiva. sta es la conciencia de la permanentepresencia de Dios, una presencia que no est indeterminada por lo que nosotros sentimos opensamos, o por lo que otros hacen, o an por la tremenda tragedia. Nosotros hemos

    encontrado nuestra Fuente. Nos volvemos la Palabra de Dios y expresamos la DivinaPresencia, as como Jess lo expres en su vida cotidiana.

    Cada vez que nos movemos a travs de la fe a un nuevo nivel de escucha de laPalabra de Dios, todas nuestras relaciones cambian: hacia nosotros mismos, hacia Dios, haciaotras personas, y hacia el cosmos. Entonces necesitamos gastar considerable tiempointegrando todas nuestras relaciones dentro de una nueva perspectiva.

    Conforme leemos la Escritura en una actitud de escucha y le respondemos conapertura, reflexin y amor, nos interiorizamos y asimilamos el mensaje. En adicin, laEscritura nos conduce a responderle a las buenas cosas que leemos all. As, la oracin seconvierte en la espontnea respuesta a la presencia de la Palabra de Dios . Esta Palabrano est slo presente como un sonido, sino como una persona. Cuando hablamos de laPalabra de Dios, nos referimos a ambas, la Palabra escrita de Dios, y la Palabra de Diosencarnada en Jess. Ambas palabras estn tocando a la puerta de nuestro ser interior donde,debido a nuestra dbil fe, Cristo parece aletargado, por decirlo as. Puesto que nosotros nuncao rara vez hemos experimentado Su presencia, asumimos que l est ausente. A medida quela fe crece, esa ilusin es gradualmente disminuida y doblegada.

    La travesa espiritual es a menudo presentada como la purificacin de lailusin, la liberacin del buscar las cosas malas, o en demasa las cosas buenas, y la libertadde las compulsiones que emergen de la desorientada bsqueda de la felicidad que est anpresente en nuestro inconsciente y se manifiesta asimismo en desordenadas emociones. Lasemociones aflictivas surgen cuando algo que no deseamos sucede, o cuando algo que

    queremos, no sucede. Nuestra decisin de seguir a Cristo en el nivel consciente, no essuficiente para sanar las heridas del pecado original. Los programas inconscientes defelicidad que traemos con nosotros desde la temprana infancia, y de los cuales no estamosplenamente conscientes hasta que vigorosamente nos dedicamos a la travesa espiritual,continan alterndonos cuando no consiguen sus objetivos deseados.

    De este modo, si el poder y control son nuestros programas predominantes defelicidad, podemos tomar todas las deliberaciones que queramos para no contrariarnos porlas circunstancias que estn fuera de nuestro controly an los sentimientos de ira, congojao desnimo, emergen cuando algo que planeamos se frustra. Nosotros estamos siempreluchando con lo que queremos hacer o decidimos hacer y con los sentimientos que se oponena nuestras buenas determinaciones. Esta es el rea a la que nos debemos dirigir en la vida

    diaria. El sentido de la radiante energa que Cristo nos comunica cuando Su palabrafinalmente ha resonado en el ms profundo nivel dentro de nosotros, comienza a trabajar a sumodo en todo nuestro pensar y actuar con objeto de engrandecer nuestra capacidad derespuesta con la clase de amor motivada por l.

    La travesa espiritual, entonces, nos ensea lo siguiente:

    1. Creer en la Divina Inhabitacin dentro de nosotros, plenamente presente yenergizando cada nivel de nuestro ser.

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    2. Reconocer que esta energa es benigna, sanadora y transformadora.3. Abrirnos a su gradual revelacin, paso a paso, ambos en la oracin y la accin.

    Nuestra oracin, como personas contemplativas, es el constante ejerciciode fe, esperanza y caridad (Divino Amor), y tiene lugar en el silencio de nuestroscorazones mientras escuchamos la Palabra de Diosno tan slo con nuestros odos ymentes, sino con nuestro ser interno. DDiiooss ssee ccoommuunniiccaa mmeejjoorr eenn eell ssiilleenncciioo. Esto nosignifica que no tengamos pensamientos no deseados durante la oracin, sino queretornaremos una y otra vez al bsico consentimiento de auto-rendicin y confianza.Nosotros le decimos S a esa presencia y de vez en cuando entramos en unin con ella amedida que identificamos la divina presencia de la humanidad de Cristo con la divinapresencia dentro de nosotros. Cuando decimos Ven Seor Jess,debemos recordar que lya est aqu y que su venida significa que se hace ms y ms presente a nuestroconsciente. El no se mueve, nosotros nos movemos. Este proceso es el de consentir lapresencia de Dios, de rendirse a ella, y de transformarse en ella.

    A medida que aprendemos a escuchar la Palabra de Dios dentro de nosotros,

    desarrollamos mayor sensibilidad a los siete Dones del Espritu Santo, permitiendo a ladivina energa manifestarse apropiadamente durante la oracin y en los eventos de la vidacotidiana. Jess viene a nosotros en la Eucarista para estar con nosotros todo el tiempoy sugerir cmo podemos encaminar nuestras vidas humanas de una manera divina .

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    L O S F R U T O S D E L E S P R I T U

    Los Frutos del Espritu son indicadores de la presencia de Dios trabajando en nosotros

    en varios grados y formas. A travs de los Frutos, el Espritu se est haciendo una realidad ennuestras vidas. Manifestando los Frutos en la vida diaria nosotros testimoniamos laResurreccin de Cristo de una manera ms profunda. No es tanto predicacin o enseanza,sino nuestro enraizamiento en el Espritu que comunica la vida de Cristo a la gente a nuestroalrededora nuestra familia, amigos, y aquellos con quienes trabajamos. Si estamosenraizados en el Espritu, estos frutos inevitablemente comienzan a aparecer.

    Yo a menudo uso el ejemplo de la escalera circular como un smbolo de lapurificacin que gradualmente tiene lugar a travs de la Oracin Contemplativa. Haciendoesto, yo quiero sugerir que cada vez que nos movemos a un nuevo nivel de reconocimientode nuestra debilidad y dependencia en Dios para todo, experimentamos una clase de

    resurreccin interna. Para decirlo en trminos de los doce pasos de Alcohlicos Annimos,mientras ms nos damos cuenta de cun inmanejables son nuestras vidasmientras msdesvalidos estemos para practicar las virtudes e imitar a Jess, ms se hace la vida unaaventura permitiendo que el Espritu nos impulse y nos acompae en la vida cotidiana.

    Nuestro tipo de temperamento, nuestro nmero en el eneagrama, y todas las otrascosas que podemos buscar acerca de nosotros a travs de programas de auto-ayuda son tiles.An, la principal cosa que necesitamos conocer acerca de nosotros es que somos incapacespara hacer cualquier trabajo espiritual bajo nuestras propias fuerzas. Somos completamentedependientes del Divino Espritu.

    El Espritu est presente en nuestro ser ntimo todo el tiempo, invitndonos a dejar irnuestros proyectos auto-centrados, y a permitir al propio Espritu ser la fuente de nuestrasacciones en cada nivel. Con esa clase de confiada dependencia en el Espritu, cada vez queaceptamos un nuevo sentido de nuestra propia debilidad y carencia de virtud, all sigue unaresurreccin interna. Esta es manifestada por la experiencia de los Frutos del Espritu. LosFrutos son el primer indicador de nuestra transformacin en Cristo. A medida quedescendemos en la escalera espiral hacia la profundidad de nuestro propio ser y dentro delcentro de nuestra nada, los siete Dones del Espritu, los cuales son an ms Frutos maduros,comienzan a manifestarse a s mismos.

    La Oracin Centrante es un mtodo para hacernos ms y ms sensibles alEspritu dentro de nosotros.

    El Espritu est presente dentro de nosotros en virtud de nuestro Bautismo, cuando

    fuimos ungidos con Este mismo. Desafortunadamente cuando no estamos disponibles alEspritu, pensamos que ste est ausente. El poder del Espritu es intensificado en elSacramento de la Confirmacin, cuando los siete Dones del Espritu son explcitamentetransmitidos a nosotros. Nuestro inconsciente contiene todo el trauma emocional de una vida(que nosotros hemos reprimido) as como enormes niveles de energa y creatividad. Cadasignificativo evento de nuestra historia de vida est registrado en nuestros cuerpos y sistemanervioso. El material emocional indigesto de una vida debe ser echado fuera con objeto depermitir el libre flujo de la Gracia y de las energas naturales y espirituales en el inconsciente

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    para que se manifiesten a s mismos. Estas energas surgen como las cualidades de la caridad,gozo, paz, bondad, generosidad, devocin, mansedumbre, y auto-control.

    Los Frutos del Espritu son nueve aspectos de la mente de Cristo. Ellos aparecenlistados por San Pablo en Glatas 5: 22,23, y activan y hacen madurar las gracias delBautismo y la Confirmacin. Ellos son lo opuesto de los amargos frutos del falso-yo

    tambin listados en Gl. 5: 19-21: promiscuidad, desenfreno, discordia, agresividad,celos, ria, divisin y envidia. Los Frutos del Espritu crecen juntos con las VirtudesTeologales de Fe, Esperanza y Caridad. Las Bienaventuranzas son los frutos maduros deesa transformacin.

    , o en griego,gape, el cual significa amorauto-donante como opuesto al amor egosta. La mayora de nosotros conoce al amor comodesear algo o a alguien. Esa es la clase de amor que los griegos llamaron Eros, una poderosay necesaria clase de amor, aquella que pretende crecer dentro del amor auto-donante que elEvangelio llam caridad. La Caridad no es limosnera. Es ms una participacin en el amorincondicional de Dios.

    Como resultado nosotros contemplamos a nuestras anteriores actitudes habitualesdesarrollarse y comenzar a amar a personas a quienes normalmente desdeamos o nosoportamos. La fe en la Presencia de Dios en los dems, nos permite pasar por alto lapersonalidad o defectos de carcter que nos causaron dificultades. Podemos comenzar aaceptarlos, y quizs algn da, seremos capaces de darles la bienvenida. El crecimiento de lacaridad nos conduce a la autoentrega de nosotros mismos a Dios y al misericordioso amor delos dems. La caracterstica del amor de Cristo es la fuente de su vitalidad; la continuaternura y la amorosa percepcin de la presencia de Dios, es su recompensa.

    El segundo mandamiento de Jess es amar a nuestros semejantes como a nosotrosmismos, y est enraizado en el reconocimiento y aceptacin por fe de que la Divina Presenciahabita en cada ser humano. Quizs hay alguien en casa o en el trabajo de quien nos gustara

    permanecer tan lejos como sea posible. La primera cosa que nos atrae a aquellos con quienestenemos dificultades es el hecho de que Dos est presente en ello; depositamos nuestra fe deque Dios esta all. Nuestros esfuerzos en aceptar a la gente estn basados en una verdad queno podemos ver inmediatamente ni sentir, pero que la creemos. Aceptar las mociones delEspritu nos permite esa vida del Espritu incrementndose en nosotros.

    Jess nos ha dado un nuevo mandamiento que es mense entre ustedes mismoscomo Yo los he amado (Juan 14, 34). Esta manera de amar es ms demandante. No essimplemente una mocin de fe en el abstracto: es el aceptarnos cada uno con nuestraspropias individualidades, nuestras obstinaciones, en las cosas que nos pegan a lapared, en lo que nos parece fsica o emocionalmente repulsivo de las dems personas.Aceptamos a las personas justamente como son porque Cristo nos ha aceptado comosomoscon nuestra extensa lista de limitaciones, faltas, pecados y los. El amorincondicional de Dios vertido de lleno en nuestros corazones por el Espritu Santo continamostrando amor, no importa qu suceda, an enfrentando oposicin y persecucin.

    De dnde proviene esta caridad? Est siendo infundida dentro de nosotros en elsilencioso semillero de la Oracin Contemplativa. La entera sociedad contempornea escontraria a ese movimiento. En la vida diaria nos tropezamos con los proyectos interminablesde la gente con falsos-yo similares al nuestro, que estn buscando en la cultura o en su medio

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    ambiente, smbolos de: supervivencia y seguridad, poder y control, afecto y estima. Estagente manifiesta su sobre-identificacin con su grupo tnico, familiar, religioso y nacional.Sus actitudes son confinantes y limitantes, mientras que el movimiento del Espritu conducea la libertad.

    GGoozzoo.- El gozo es un sentido permanente de

    bienestar basado en una consciente relacin con Dios . Es el signo de la liberacin delfalso-yo y de la creciente percepcin del autntico-yo. Emanado del gozo viene la libertadde aceptar el momento presente y su contenido sin tratar de cambiarlo. La felicidad absolutapuede ser descrita como la plenitud del gozo. Es el perdurable sentimiento de ser amadopor Dios y de estar permanentemente admitido a Su presencia . Es la experiencia delagua viva que fluye de la Fuente Divina en nuestro ser ntimo, del cual Jess habl en elEvangelio de Juan: Si alguno tiene sed, que venga a M y beba!De la esencia profunda, deesa persona: fluirn ros de agua viva. Juan Evangelista aade: Con esto quera decirJess que quienes creyesen en l recibiran el Espritu.(Juan 7: 37-39).

    PPaazz..--La paz es el penetrante sentido decomplacencia qquuee vviieennee ddee eessttaarr enraizado en Dios mientras se est consciente de lapropia insignificancia. Es el estado que sobrelleva los altibajos de la vida, ms all de lasemociones de gozo y pesar. Al ms profundo nivel, uno sabe que todo est bien, que todoest correcto a pesar de las apariencias de lo contrario. Todo el tiempo uno puede orar conJess, Padre, en Tus manos encomiendo Mi espritu (Lucas 23, 46).

    MMaannsseedduummbbrree..--La mansedumbre es la libertad dela energa de la hostilidad, el rencor, o arrebatos de ira. La ira es necesaria para la salud yel crecimiento humano; pero necesita ser transformada en una capacidad creciente deperseverar en la obtencin del laborioso bien, especialmente los inmensos bienes de latravesa espiritual y de la imitacin de Cristo. El crecimiento de la mansedumbre nos abre alcontinuo apercibimiento de la presencia de Dios y de la aceptacin de cada uno con sus

    limitaciones. Uno no aprueba las cosas dainas que otros pueden hacer, pero las acepta comoson y est listo para ayudar cuando quiera que sea posiblepero sin tratar de cambiarlas.Uno se encuentra an complacido con la incapacidad para cambiarse a s mismo comoquisiera, mientras contina haciendo lo que puede para mejorar; confiando menos en lospropios esfuerzos y ms en Dios.

    llaaFFiiddeelliiddaadd.- La fidelidad es la expresin dinmicade la mansedumbre. EEssllaaddiiaarriiaaoobbllaacciinnddeennoossoottrroossmmiissmmoossyynnuueessttrroossaaccttoossaaDDiioossppoorrccoommppaassiinnaalloossddeemmss,,eenneessppeecciiaallaallsseerrvviicciiooddeessuussnneecceessiiddaaddeessccoonnccrreettaass. Se sirve a Diossin necesidad de hacer hincapi en lo que Dios u otros harn por nosotros, y se insiste en darsin pensar en retribucin alguna. Nuestra necesidad ordinaria de afirmacin est viniendo deun nuevo lugar: la creciente conviccin de ser amado por Dios que en gran medida reduce el

    deseo de recibir aprobacin humana.EEllsseexxttooFFrruuttooddeellEEsspprriittuueessCCoommpprreennssiinnddeelloossddeemmss..--LLaaccoommpprreennssiinneessuunnaa

    ppaarrttiicciippaacciinneennllaammaanneerraaeennqquueeDDiioosshhaacceellaassccoossaass,,qquueeeessaallaavveezzaappaacciibblleeyyffiirrmmee,sosteniendo a toda la creacin con su enorme diversidad, an sin esfuerzo . Nosotroslaboramos al servicio de Dios ms que nunca, y an se tiene la sensacin de volver atrs ymirar a Dios hacer que las cosas sucedan de acuerdo a Su voluntad, ya sea en nosotrosmismos y en los dems. Nuestros esfuerzos ansiosos para servir a Dios y nuestra desesperada

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    L O S D O N E S D E L E S P R I T UPrimera Parte

    San Pablo dice. Si alguno est unido a Cristo, l o ella es una nuevacriatura (2 de Cor., 5:17) A medida que desmantelamos al sistema del falso-yo, el nuevoego emerge con el despertar del verdadero-yo. Esta es la nueva creacin a la que Pablo serefiere. La vieja creacin que est falleciendo es el mundo del falso -yo.

    Los medios que el Espritu usa para purificar nuestras vidas conscientes einconscientes son llamados los siete Dones del Espritu. stos se distinguen de los donescarismticos de: profeca, sanacin, hablar en lenguas, interpretacin de lenguas, sermninspirado, discernimiento de los espritus, administracin, hablar con sabidura yconocimiento, y hacer milagros, (1 Cor.l2:4-11). Estos dones especiales estn concebidosparareanimar a la comunidadcristiana, pero no por s mismos transforman a la

    persona que tiene tales dones. Los Siete Dones del Espritu, por otra parte, son accionesy movimientos del Espritu que nos purifican y elevan a un modo divino deconocimiento a travs del crecimiento de las virtudes teologales de Fe, Esperanza yCaridad (Divino Amor), las cuales son las virtudes transformadoras en el esquemacristiano de las cosas. Isaas 11:2 lista estos dones como, Sabidura y Entendimiento,Consejo y Fortaleza, Conocimiento y Temor de Dios. Las versiones Septuaginta y Vulgar dela Biblia aaden Piedad.

    El Espritu Santo a travs de los Dones es especialmente nuestro gua en la OracinCentrante y en los programas de acompaamiento para brindar sus efectos en la vida diaria.La presencia del Espritu Santo dentro de nosotros est siempre invitndonos a escuchar lasdelicadas inspiraciones que gradualmente toman el control de ms y ms aspectos de nuestras

    vidas, y a transformarlas de expresiones de nuestro falso-yo, en manifestaciones de nuestroautntico-yo y de la infinita bondad y ternura del Padre.

    Los Siete Dones del Espritu estn ntimamente conectados con el crecimiento de lavirtud teolgica de Caridad dentro de nosotros, no tan slo a travs de actos de amor a Dios,sino a travs de la forma en que nos relacionamos con las otras personas. A medida que laCaridad crece ms fuerte, todos los Dones llegan a estar ms y ms en evidencia. Estos soncomo los dedos de la mano de un nio, los cuales no son ciertamente capaces de muchoexcepto de alcanzar y tocar tu nariz. Dado un pequeo tiempo y desarrollo, sin embargo, esosmismos dedos crecen y pueden ser capaces de increbles destrezas, tales como interpretar aRachmaninoff en el piano o crear una gran obra de arte. Se convierten en increblesinstrumentos para la belleza, bondad y verdad.

    As sucede con los Siete Dones; ellos son infundidos en nuestro ser interno en elmomento del Bautismo o del deseo de ste. Podemos asumir que cada genuino buscadordee Dios los posee. En el sacramento de la Confirmacin, la actividad de los Dones esenormemente engrandecida. Cada vez que recibimos la Eucarista, la cual es unareafirmacin de todo lo que est contenido en los sacramentos del Bautismo y laConfirmacin, tambin recibimos un crecimiento de los Dones del Espritu.

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    Los Siete Dones del Espritu son disposiciones habituales. Una disposicin habituales una manera de actuar que es permanente, fcil y encantadora. Los hbitos infusos por elEspritu Santo, nos capacitan para disfrutar de Dios en algn grado y disfrutar siendo comoDios. Los frutos maduros de los Dones son las Bienaventuranzas, que significanliteralmente Oh, cun feliz vas a ser, o como lo dira otra traduccin,

    Felicitaciones!!Qu es lo que t ests realmente haciendo cuando te sientas durante la Oracin

    Centrante y te abres a la presencia y la accin de Dios dentro de ti? Te ests abriendo a lapresencia de Dios y consintiendo Su accin divina. La accin de Dios es el trabajo delEspritu Santo en tu particular encarnacin en este mundo. Jess se refiere al regalo delEspritu por el Padre en el siguiente pasaje: Quien entre ustedes, si su hijo le pide una piezapan, le dar una piedra?. Hace dos mil aos en Palestina, el pan era designado como piedrallana, como el pan de agave hoy en da. De nuevo Jess dice, Quin, si uno de sus hijos lepide un pescado, le dar una serpiente?. Por el mar de Galilea algunos peches parecenserpientes porque tienen la apariencia de anguilas. Jess concluye, Si ustedes con suslimitaciones saben dar cosas buenas a sus hijos, cunto ms el Padre celestial dar al

    Espritu Santo a aquellos que se Lo pidann..((LLuucc..1111,,1111::1133))..Hay dos maneras de pedir. Una es poner nuestra peticin en palabras: Dame esto.

    Otra es ansiar con nuestro ser entero, para ser un manojo de desesperacin, pidiendo lo quems necesito o deseo. La ltima es la actitud bsica que asumimos en la Oracin Centrante.Nosotros estamos implorando por el supremo regalo del Espritu simplemente al consentir lavoluntad y la accin de Dios..

    Existe otro lugar en el Evangelio que parece referirse a la O. Centrante de maneraespecial. Es cuando Jess les dice a sus discpulos en el Sermn de la Montaa: Cuandoquieran orar, vayan a su habitacin interior, y oren a su Padre en lo secreto, y su Padre queve en lo secreto les recompensar, (Mat. 6, 6). En aquellos das, muy poca gente tena alguna

    habitacin, o digamos, cuarto privado. La gente comn viva en casas de una habitacindonde la familia entera tena que arreglrselas. Entonces, debemos suponer que este pasajetuvo la intencin de ser tomado metafricamente. Cuando nos piden entrar a nuestrahabitacin interior, estamos siendo invitados a entrar a nuestro ser ntimo, y all orar ensecreto. Secreto de quin o de qu? podras preguntar. Secreto de las cosas externas, denuestros pensamientos y de nosotros mismos. A san Antonio el Grande se le recuerdadiciendo que la nica perfecta oracin tiene lugar cuando no sabemos que estamos rezando.Tal es la ms secreta clase de oracin. Nos trae a la presencia del Dios Oculto, del Dios queest en lo secreto.

    Abba Isaac, uno de los Padres del Desierto, y miembro de un movimientocontemplativo no-clerical del siglo IV, tiene un importante comentario sobre este texto, el

    cual es aludido en la Novena Conferencia de Casiano. Casiano fue un monje occidental quevisitaba los monasterios de Egipto en el siglo cuarto, y despus, llevando su sabiduraespiritual al occidente. Mucha de esa sabidura eventualmente encontrada, lleg a formarparte de la Regla de San Benito y contina hoy en los monasterios benedictinos ycisterciences, y podra agregar, en todos los que practicamos la O. Centrante. He aqu elcomentario de Abba Isaac:

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    Necesitamos ser especialmente cuidadosos de seguir el precepto Evanglico elcual nos instruye de ir a nuestra habitacin interior y cerrar la puerta para quepodamos orar a nuestro Padre. As es como lo hacemos. Oramos en nuestrahabitacin privada cuando quiera que retiremos completamente nuestroscorazones del tumulto y ruido de nuestros pensamientos y preocupaciones y

    cuando secreta e ntimamente ofrecemos nuestras oraciones al Seor.Al dejar ir todos nuestros pensamientos en la O. Centrante, seguimos este consejo y

    entramos en nuestra habitacin privada. Cerramos la puerta a nuestras actividades mentalesordinarias tales como, sentimientos, imgenes, recuerdos, reflexiones, as como laspercepciones de detalles sensitivos del exterior, tales como gente y ruidos en el cuarto ocosas fsicas aconteciendo en nuestro interior.

    Con respecto de todo el funcionamiento de nuestra ordinaria percepcin psicolgica,simplemente cerramos la puerta. De hecho, Jess dice, de acuerdo con algunas traducciones,pasa el cerrojo a tu puerta, enfatizando cun completamente debemos salirnos de nuestronivel ordinario de percepcin psicolgica, con objeto de abrirnos nosotros mismos al nivelespiritual de nuestro ser y a la Divina Inhabitacin presente en lo secreto en la raz de nuestroser.

    Abba Isaac explica luego, Oramos con la puerta acerrojada cuando, sin abrir nuestrasbocas y en perfecto silencio, ofrecemos nuestras peticiones a Aquel que no pone atencin alas palabras pero se fija fuertemente en nuestros corazones. En otras palabras, Dios mirafijamente a nuestra intencin, mucho ms que a nuestra atencin. En la O. Centrante,nuestra disposicin bsica es Llname con tu Espritu Santo, el supremo Don, conforme aTu promesa. Yo no s cmo pedir correctamente, por eso me siento aqu esperando, pidiendoque T ores en m, pidiendo lo que T quieras concederme, tu Espritu Santo.

    Finalmente Abba Isaac concluye:

    Oramos en lo secreto cuando en nuestros corazones solamente (no en nuestraimaginacin, memoria, razonamiento y sensaciones) y en nuestros recordadosespritus (con nuestra intencionalidad dirigida a la presencia de Dios) nosdirigimos a Dios y revelamos nuestros deseos slo a l y de esta manera lospoderes hostiles en s mismos no tienen asomo de su naturaleza.

    Nuestra apertura al Espritu puede ser comparada a las cras de pjaros abriendo suspicos por el gusano que uno de sus padres les est trayendo. Prcticamente la mitad de esascras es el amplio pico abierto. Los primero Padres y Madres monsticos crean que si uno seentretena con un pensamiento o imagen, los demonios podran decir qu es lo que estabapensando y podran insinuar la adecuada clase de tentacin para distanciar a uno de laoriginal pureza de su intencin. Podramos asimismo mirarlo a la luz de lo que llamamos llaa

    ddeessccaarrggaaddeelliinnccoonnsscciieennttee..Los pensamientos que emergen de nuestro inconsciente como resultado del profundo

    descanso de la O. Contemplativa podran fcilmente ser interpretados como tentacionesdebido a su intenso y perturbador carcter. Cuando stos provienen de recuerdos reprimidos,las emociones emergen justamente como las experimentamos en nuestra temprana infancia,as, algunas veces sentimos como si estuviramos siendo tentados. De hecho, solamenteestamos siendo invitados por el Espritu a aceptar el hecho de estas primitivas emociones y adejarlas ir. Al venir al inconsciente, la energa negativa de los sentimientos es liberada. De

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    aqu que estamos ms abiertos ahora al libre flujo de la Gracia y las energas positivas delinconsciente. Hasta que el depsito del cuerpo es vaciado de material represivo y de las no-digeridas chatarras emocionales de la temprana infancia, nuestra capacidad de responder alEspritu es limitada. Cuando esa evacuacin ocurre a travs del proceso de la O.Contemplativa, nuestros cuerpos por s mismos se tornan ms cooperativos y apoyan la

    accin de los Siete Dones del Espritu Santo dentro de nosotros.-oo-

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    L O S D O N E S D E L E S P R I T U22 PPaarrttee

    Refirmonos a la experiencia de la Oracin Centrante con los donescontemplativos del Espritu Santo, los cuales son tres: Conocimiento, Entendimiento ySabidura. Aquellos que realizan esta prctica regularmente notarn que a veces tienen almenos dos pistas movindose simultneamente en sus mentes. Existe el flujo ordinario de lospensamientos pasando sobre la superficie de la conciencia, algo reducidos por el ordinarioajetreo y bullicio de la vida cotidiana, pero an con todo, confrontndonos cuando tratamosde estar en silencio. El silencio interior es siempre relativo, especialmente al comienzo.Puesto que estamos conscientes de varios pensamientos y percepciones en marcha,introducimos un smbolo sagrado (v.gr. una palabra sagrada) como una expresin de nuestroconsentimiento a la presencia y la accin de Dios en nuestro interior. Los pensamientosemocionalmente cargados son atractivos o repulsivos y provocan deseos o aversiones en el

    inconsciente as como en nuestras maneras habituales de reaccionar en la realidad.LLaassttrreessnneecceessiiddaaddeessiinnssttiinnttiivvaassbbssiiccaassddeellaannaattuurraalleezzaahhuummaannaassoonn::SSuuppeerrvviivveenncciiaayy

    sseegguurriiddaadd,,PPooddeerryyCCoonnttrrooll,,AAffeeccttooyyEEssttiimmaa. Los pensamientos o percepciones que atraenla atencin de alguna de esas necesidades instintivas podran alejarnos fuera de nuestrooriginal consentimiento a la presencia y la accin de Dios dentro de nosotros. Es como siabriramos la puerta de nuestra habitacin interior y comenzramos a salir. Cuando una oms de estas necesidades instintivas ha sido contenida en la temprana infancia, tendemos areprimirlas en el inconsciente o a desarrollar formas compensatorias de supervivencia o dereduccin del dolor de frustracin. Si estamos interesados en gran manera en smbolos deseguridad y adelante viene el pensamiento o la imagen de un bonito auto nuevo, casa o plizade seguros, podramos sentir un espontneo inters de reflejarlo en este material. Si nosotrosconsentimos en la atraccin, estamos alejndonos de nuestra intencin original de consentiren la presencia de Dios. Dado que el tiempo de la oracin an no ha terminado, debemoscomenzar el proceso de nuevo cerrando y quizs acerrojando la puerta esta vez. Entonces,delicadamente reintroducimos el smbolo sagrado que manifiesta nuestra intencin de estaren la presencia de Dios y totalmente abiertos a Su Voluntad.

    Una amigable actitud hacia los pensamientos no-deseados es provechosa para tolerarla constante peticin latente en nuestra imaginacin o memoria. Hemos gastado toda una vidacon desafiantes hbitos de pensamiento y auto-reflexin, por lo que nos tomar algunospocos meses, por decir lo menos, amoldarse a esta nueva manera de relacionarse con Dios,no a travs de nuestras facultades racionales, sino como sugiere Abba Isaac, ofreciendo a

    Dios nuestros corazones, el smbolo en el Antiguo Testamento de nuestro ser ntimo.Para repetirlo, son nuestros corazones los que estamos ofreciendo a Dios en la O.

    Centrante, corazones que estn implorando al Espritu Santo y, al mismo tiempo, tolerandolas debilidades de la naturaleza humana y nuestro propio melodrama personal, por el amor deDios. A medida que retornamos a nuestro smbolo sagrado una y otra vez, gradualmentecaemos en cuenta de que estamos cultivando el nivel espiritual de nuestra conciencia. En estesentido, cada vez que nos movemos desde un pensamiento dentro del lugar del silenciointerior, estamos renovando nuestro amor por Dios. No juzgamos nuestra oracin por

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    cuntos pensamientos tenemos, an si estamos siendo bombardeados por muchos. Ms bien,juzgamos por cun pronto retornamos suavemente cada a vez a nuestro smbolo sagrado. Deeste modo, podemos haber hecho cientos de actos de amor a Dios en el curso de un soloperodo de O. Centrante. Los Dones del Espritu Santo crecen en proporcin directa a laprofundidad y sinceridad de nuestro amor.

    No podemos equivocarnos con esta prctica, excepto por las siguientes dos maneras:Una es cuando deliberadamente nos involucramos en algn pensamiento interesante,percepcin o sentimiento; la otra, es cuando decidimos levantarnos y marcharnos. Estaltima parece ser mayormente la respuesta favorita de la gente que nunca se siente enraizadaen esta prctica. Cuando estamos verdaderamente comprometidos con esta prctica, nopodemos no hacerla. Esta es precisamente una de las seales del Don de Conocimientotrabajando en nosotros. Ya no tenemos que buscar ms tiempo para hacer la oracin; laoracin nos encuentra a nosotros, por decir. Haciendo la O. Centrante dos veces al da seconvierte en nuestro segundo medio ambiente. Este es el trabajo directo del Espritu.

    Un todava ms cierto signo del trabajo del Don de Conocimiento emerge cuando, enla oracin, junto con el ir y venir de los pensamientos y nuestra ocasional o an frecuentebsqueda de stos, un tercer nivel aflora. Este rastro se distingue a s mismo de los primerosdos por nuestra conciencia de no querer ningn pensamiento, o ms exacto, de simplementeestar conscientes de que no los deseamos. En otras palabras, en el nivel superficial deconciencia, parece haber un distanciamiento interior encajado, de seguir a los pensamientos ypercepciones ir y venir.

    Cuando este apercibimiento tiene lugar, ya no necesitamos ms el smbolo sagradopara reafirmar nuestra intencin porque secretamente, como Abba Isaac dira, estamosestablecidos en nuestra peticin al Espritu Santo; sencillamente queremos a Dios y a nadiems. Estamos delicadamente conscientes de una falta de atraccin (desinters) por cualquierclase de pensamiento o percepcin que venga. Ntese que digo desinters--no una

    resistencia a cierta clase de pensamientos (lo cual podra ser una eleccin), sino la libertad deignorar o hacer caso omiso de todos los pensamientos. De nuevo es un Fruto del Espritu deConocimiento que est robusteciendo nuestra debilidad.

    El valor de estar con Dios durante este tiempo particular de oracin se percibecomo algo tan precioso que no existe inclinacin alguna por conseguir ninguna otracosa; o si es el caso, la deja uno rpidamente caer. El Espritu, mediante el Don deConocimiento, est suavemente atrayendo nuestro deseo espiritual sin siquiera notarlo.Nosotros estamos realizando actos interiores muy sutiles pero verdaderos que vienen desde elnivel muy espiritual de nuestro ser.

    Recapitulando, cuando experimentamos pensamientos ordinarios, delicadamenteretornamos a nuestro smbolo sagrado. Pero estamos asimismo conscientes a veces de queDios ha captado nuestra voluntad de tal modo que no queremos hacer nada sino estar en SuPresencia. Lo ltimo es manifestado por un reposo al dejar ir pensamientos o percepciones amedida que surgen.

    Existe un cuarto nivel en la O. Centrante que t puedes haber experimentado. Estoocurre cuando dejas ir todos tus conscientes esfuerzos por mantenerte en la presencia de Diosy existe o no una pequea auto-reflexin. En otros niveles pudiste tener pensamientosocasionales tales como La oracin est yendo bien o Estoy muy en paz. En el don de la

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    divina unin, el Espritu, mediante el Don de Sabidura, captura nuestra imaginacin ynuestro aparato reflexivo y los suspende temporalmente, para que podamos estar llenos de ladivina presencia sin ningn estorbo de nuestra frgil naturaleza y el falso-yo. Esto es comoun beso. Uno est totalmente absorto en las delicias de la presencia de Dios. A veces no hayconciencia de uno mismo para nada. El sabio practicante de la O. Contemplativa no

    tratar de prolongar esta experiencia, sino simplemente acogerla con gratitud . En estaoracin, no hay lugar para el orgullo, porque uno ve intuitivamente que slo Diosimporta. Nada hay para estar orgullosos. El Espritu nos inicia en la realidad de quin esDiosinmenso, humilde, tierno, cercano.

    El Don de Sabidura nos es comunicado en la O. Contemplativa y nos lleva a laperfeccin. Es tambin la fuente del ministerio edificante. Nosotros podemos hacer lomejor que podamosayudar a otras personas de diferentes maneraspero el Don deSabidura nos capacita para ayudar a los dems de la manera en que Dios lo hace, o aser un instrumento a travs del cual Dios directamente le habla al corazn a la gente,siempre con una perspectiva de iniciarlos a la O. Contemplativa que los abre ms y ms a lapresencia y accin de Dios dentro de ellos.

    Los Dones contemplativos del Espritu estn activos en nuestro interior desde elmomento en que comenzamos a hacer seriamente una prctica regular de la O. Centrante.As, el Espritu comienza a comunicar los Dones de Conocimiento, Entendimiento ySabidura. Los Dones estn interrelacionados como vemos, como los dedos de la mano .Cada dedo tiene una especial forma y capacidad; cada uno es importante y til, perotrabajan todos juntos. Si uno crece, todos ellos crecen. Los Dones contemplativos delEspritu son la manera en que Dios toma nuestra esencia entera de tal forma que todo nuestroser le pertenezca a Dios: cuerpo, alma y espritu.

    Los Dones activos del EsprituTemor de Dios, Fortaleza, Piedad y Consejosonde igual importancia y necesarios. Estn diseados para capacitarnos para ser contemplativos

    en la accin, para llevar la experiencia contemplativa que hemos tenido en profunda oracin,a todas nuestras actividades y en verdad a un detalle ms grande

    Echemos una mirada a los efectos de la O. Centrante. Obviamente los efectos van aser diferentes dependiendo de los rastros que hemos experimentado y cun a menudo. Paraque la gente comience con esta jornada, necesitamos animarlos al comienzo para retornar asus smbolos sagrados casi constantemente; pero siempre en forma suave, siempre abiertos alhecho de que podran tener unos pocos momentos en los cuales ellos fueran atrados alsilencio interior. Puesto que nuestra imaginacin est tan habituada a no parar de pensar, letoma algn tiempo al organismo humano reajustarse a una clase de pensamiento que essimplemente darse cuenta de que se est pensando, pero sin reparar acerca del contenido delos propios pensamientos.

    Poco a poco la influencia del Don de Entendimiento se manifiesta al introducirnosdentro de la Noche del Espritu. Los consuelos espirituales cesan y nos sentimosprecipitados a un abismo de oscuridad espiritual, lindando en sentimientos dealienacin de Dios. La Divina Luz revela nuestra abismal debilidad e impotencia en el hechodel aparente repliegue de Dios. Grandes dudas relacionadas con la fe y la verdad puedensurgir. El deseo de retornar a los momentos de unin, los cuales disfrutamos en la etapaanterior, causa un agudo sentido de prdida y afliccin. San Juan de la Cruz ensea que las

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    penas de la Noche son el resultado de la infusin del divino amor, El cual confronta ydisuelve todo aquello en nosotros que se opone al amor de Dios. Las Virtudes Teolgicas de:Fe, Esperanza y Caridad, son liberadas de los apoyos humanos en los cuales ellas han sobre-dependido.

    Existe una quinta etapa de la O. Centrante ms all del nivel de las ocasionales

    experiencias de unin y de angustia de la Noche del Espritu. En esta quinta etapa uno esttotalmente inmerso en la presencia o ausencia de Dios. Este nivel es el trabajo del Don deEntendimiento y de purificacin del inconsciente. No es relacional en el sentido deconversacin o an en el sentido de comunin, pero es una presencia en todo lo que hacemos,an en nuestros pensamientos y percepciones durante la oracin. Es simplemente laconciencia de la experiencia de Dios pero no reflexionada. Esta percepcin consciente es tansutil y tan presente que nos acompaa en la vida cotidiana. Hasta que esto sucedanecesitamos hacer esfuerzos diarios par a acordarnos constantemente de la presencia de Dios.

    Santa Teresa de Lisieux pensaba que recibir un pin de amor puede convertir a unalma. Por qu no recibir dos pines? O, por qu no tener la misma amorosa intencincuando te cepillas los dientes, das un paseo, tomas una taza de t? Podemos hacerlo todo ennuestra vida diaria con la misma intensin.

    La conviccin de ser gratamente amado por Dios crece a travs de los SieteDones. Es intil quejarte porque tienes demasiadas ocupaciones, demasiados hijos, opersonas mayores por quines ocuparte. Justamente donde ests, el Don de Piedad delEspritu est sugiriendo cmo transformar la situacin en un momento de unin con Dios. Yono creo que puedas hacerlo sin una prctica diaria de O. Contemplativa a efecto desumergirte en la realidad de la misericordia de la Presencia de Dios en tu interior, lo quellamamos la Divina Inhabitacin. La Divina Inhabitacin ha sido siempre una de las grandesverdades de la fe, pero necesita ser enfatizada una y otra vez en el transcurso del da. Es laradical fuente de la vida espiritual. La presencia personal de Dios es Don Puro. Esta

    Presencia nos es transmitida en el Bautismo, reforzada en la Confirmacin, yenormemente enriquecida con cada recepcin de la Sagrada Comunin .

    Si bien nosotros enfatizamos lo que Dios est haciendo por nosotros, como en el casode la O. Centrante, iniciamos la travesa espiritual de un lugar diferente al que ha sidotradicional en el pasado. Comenzamos la travesa no con nosotros mismos y lo que estamoshaciendo por Dios, sino con Dios y lo que l est haciendo por nosotros. Consentimos en laPresencia de Dios dejando que l decida lo que quiere que nosotros hagamos. Dios parecequerer encontrar lo que es como vivir la vida humana en nosotros, y cada uno de nosotros esla nica persona que alguna vez puede darle ese gozo. As, nuestra dignidad esincomparable .Estamos invitados a darle a Dios la oportunidad de experimentar a Diosen nuestra humanidad, en nuestras dificultades, nuestras debilidades, en nuestras

    adicciones, en nuestros pecados. Jess escoge ser parte de la experiencia de vida de cadauno, cualquiera que sea, y a elevar a cada quien a la divina unin.

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    E L D O N D E R E V E R E N C I A

    Entre los cuatro Dones activos del Espritu, refirmonos primero al Don de

    Reverencia. Una primera inspiracin de este Don es el caer en cuenta de que nuestras vidasson ingobernables y de que nunca progresaremos en la travesa espiritual sin la Gracia deDios. Estamos plenamente conscientes de nuestra debilidad, as tambin del incondicionalamor de Dios por nosotros, tal como somos. Dios no es evaluativo o crtico. Somos nosotrosquienes nos juzgamos a nosotros mismos a medida que avanzamos en la travesa espiritual.El trabajo en la O. Contemplativa nos convence de que somos quienes somos, y que nosomos alguna imagen idealizada de nosotros mismos que es el resultado de los programasemocionales de felicidad o de varios prejuicios de la cultura a la cual acostumbramospertenecer.

    El Don de Reverencia es tambin llamado el Temor de Dios . El trmino temor,

    no significa la emocin del pavor, sino ms bien temor en el sentido de maravilla, profundorespeto, y reverencia. Este es el temor de ofender a Dios; es inducido por el amor y no por elmiedo o castigo.

    Para la contempornea sociedad occidental, una buena descripcin de este Don podraser el miedo de ir contra la propia conciencia y un genuino respeto por nosotros mismos ypor nuestra propia integridad. Esa actitud es ejemplificada en la descripcin de lastentaciones de Jess en el desierto, donde l fue confrontado con tres serias tentaciones.Jess respondi sin temor o pnico, estando precisamente donde l estuvo. En cada ocasin,Su respuesta mand al demonio a volar. Ser fiel a la propia conciencia es caractersticodel Don de Reverencia o Temor de Dios.

    Cuando seguimos a nuestra propia conciencia, manifestamos nuestra integridad.Cuantas veces conocemos un ejemplo de integridad en los dems, normalmente quedamosprofundamente impresionados. Es siempre bello, imponente e inspirador. Jess manifestesta singular integridad en sus respuestas a las tentaciones del demonio en el desierto.

    Puede ser provechoso basarnos en un ejemplo contemporneo, aunque no es de lavida real. La pelcula Perfume de Mujer del director Martin Brest y estelarizada por AlPacino y Chris ODonnell, tratade un veterano soldado, ciego debido a un accidente. El esobviamente muy irascible y cerca de la desesperacin. Decide correr una ltima parranda yluego, matarse. Su hermana y su cuado, con quienes vive, desean tomarse unas vacaciones ycontratan a un joven que concluye su secundaria en un internado particular para hacersecargo de su hermano. El joven ve los trescientos dlares que le ofrecen por cuidar del viejo

    guerrero como una oportunidad para ganar el dinero que necesita y poder as viajar a casa enNavidad. Tan pronto como la familia se va, al viejo soldado se le ocurre un elaborado planpara viajar a Nueva York. Encontramos poco despus que l ha comprado un ticket-de-ida.Puesto que es ciego, el soldado necesita de este joven para guiarlo en las diversas aventurasque ha planeado antes de dispararse. Entretanto, el joven est en serios problemas debido aque se ha rehusado a identificar a uno de los estudiantes que hizo una broma pesada, mismaque incomod profundamente al presidente del selecto internado escolar. Este ltimo, le dijo

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    al joven que si no revelaba el nombre del culpable del hecho, no lo recomendara paraingresar a una prestigiosa universidad, saboteando as sus esperanzas para el futuro.

    Cuando el grun militar y el joven arriban a Nueva York, se hace obvio que alveterano todo le importaba un bledo. En su cuarto de hotel, el soldado saca una pistola yanuncia que se va a disparar. El joven se siente obligado a hacer lo que dijo que hara; esto

    es, cuidar del soldado ciego durante el fin de semana. l exige la pistola, pero el militar no sela dar. ste, lo enva a comprarle un puro, planeando dispararse en ausencia del muchacho,pero el joven sospecha que hay algo turbio y regresa inesperadamente, para gran indignacindel viejo pillo. El soldado entra furiosamente gritando que no tiene razn de vivir, y, puestoque el estudiante ha comprometido su propio futuro en la escuela, ellos podran asimismo,morir juntos. l hace una ltima oferta: solamente vete, y yo me matar!.

    Pero el joven no se ir. No abandonar su responsabilidad. El veterano est preparadopara presionar al estudiante hasta los verdaderos lmites del terror. Puesto que l se odiamucho a s mismo, no cree que alguien pudiera amarlo, y reta al joven a sugerirle algunarazn para seguir viviendo, diciendo: yo estoy podrido completamente, y te ment cuando tedije que saqu todas las balas, y si no me dejas, te disparar a ti tambin.

    Puesto que el joven rehus a darse por vencido por l, el veterano se encontr en uncallejn sin salida. Comenz a percibir que exista una razn para vivir. Esto lo dej tancontrariado que decidi dispararle a ambos; tom al joven por la garganta y le apunt a lacabeza. O me dejas o voy a dispararte, grit. Nos enfocamos en la c ara del joven mientrasgrita: Dame la pistola! Dame la pistola! l est dispuesto a ser muerto por el veteranosujeto, quien ahora retrocede. Ellos finalmente conducen de regreso a casa. El estudiante estan en problemas con el presidente de la junta directiva escolar. Toda vez que ha dado alveterano su primera experiencia de amor verdadero, el hombre comienza a cambiarPrimero lo vemos defendiendo al muchacho en la escuela. Entonces, los nios de la familiaque siempre le haban desagradado, se renen alrededor de l cuando llega a casa, y le dan la

    bienvenida en vez de alejarse corriendo.En esta historia, la integridad requiere firmeza. El joven no pidi recompensa ni las

    gracias. Una vez que la bondad bsica del militar ha sido despertada de nuevo por laintegridad de su joven acompaante en sus aventuras de mala suerte, ste defendiexitosamente a su recin descubierto amigo de los cargos que habran arruinado su carrera.

    El Don de Reverencia nos mantiene autnticos (fieles) a nosotros mismos y aDios. Dice la verdad en el amor y no se retractar por motivos de auto-defensa o seguridad.Reverencia no es tan slo el temor de ofender a Dios impulsado por el amor, sino sulealtad a la propia integridad personal: hacer lo que uno cree que est correcto, no importaque sea la hoguera. Esta es la fidelidad a la conciencia que permiti a Santa Juana de Arco, ariesgo de su vida, combatir a sus injustos jueces durante su juicio eclesistico. Ella fuequemada en la hoguera como hereje. Veinte aos despus de su muerte, fue exonerada.

    A medida que el Don de Reverencia se hace ms fuerte, nuestra confianza enDios se expande. La Humildad es un profundo sentido de nuestra debilidad y poquedad, peroal mismo tiempo es una an ms grande confianza en la infinita misericordia y compasin deDios. El Don de Reverencia rene juntos a estos conceptos aparentemente opuestos.

    -oo-

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    E L D O N D E F O R T A L Z A

    El Don de Fortaleza nos capacita para ir en pos del difcil bien en la

    travesa espiritual. Este Don, sin embargo, nos impulsa a ir ms all. Nos da energa parasuperar grandes obstculos con miras al crecimiento espiritual; es un enormereforzamiento de las virtudes naturales e infusas de fortaleza. El Don de Fortaleza se expresade dos maneras: una es sosteniendo a las personas que estn en grandes ministerios quecaptan la atencin del pblico; la otra es mantenindonos fieles a los pequeos deberes de lavida cotidiana en los cuales, por el amor de Dios, perseveramos da con da en nuestraparticular vocacinya sea como constructor de casas, abuela, profesional, ministro dealguna clase o recogedor de basura. Existe una manera divina de hacerlo todo. El Espritunos muestra cmo santificar nuestro rol en la vida para que permanezcamos en ladivina presencia. Esta es la razn del porqu los mtodos para permanecer en la presenciade Dios son tan valorados y necesariamente si estamos seriamente empeados en la travesa

    espiritual como un todo integrado.El deseo instintivo de poder y control es enterrado por el Don de Fortaleza, el cual

    no puede resistir que estemos enfadados con los dems. Esta no es la cobarde actitud dedependencia pasiva, sino ms bien de falta de deseo de canalizar nuestra energa enhostilidad o ira. El Don de Fortaleza persevera en la bsqueda del difcil bien, an y cuandoexiste gran peligro u oposicin. Los Siete Dones nos liberan de la sobre-identificacin connuestros programas emocionales para la felicidad. Cuando Dios est presente en nosotrostodo el tiempo, no hay espacio para el temor, puesto que Dios es la verdadera seguridad.

    Un eminente ejemplo del ejercicio de este Don de Fortaleza es el martirio de sietemonjes trapenses del monasterio de Nuestra Seora de Atlas en Tibhirne, Argelia, en 1966.

    El monasterio haba estado en Argelia por sesenta aos, sirviendo como testigo cristiano enun pas musulmn. Despus de que el gobierno argelino cancel una eleccin en 1991 quemuy probablemente iba a perder, hubo gran inquietud en la anterior colonia francesa.Algunos grupos islmicos que posiblemente ganaran la eleccin, se levantaron en armascontra el gobierno, y ste, dio los pasos para erradicarlo. Para 1995, el nmero de muertoshaba alcanzado los 50,000un nmero que inclua al menos un centenar de extranjerosnacionalizados as como varios sacerdotes y religiosos. Los monjes de Nuestra Sra. de Atlasque no formaban parte del conflicto, decidieron quedarse, an y cuando la situacin se tornmuy grave. Su abad Dom Christian de Cherge, declar:

    Porque esto es lo que yo podr hacer, si Dios lo permite: sumergir mi mirada fija en elPadre, para contemplar con l a sus hijos del Islam, como l los ve, todos refulgiendocon la gloria de Cristo, fruto de Su Pasin, llena con el Don del Espritu, cuyo jbilosecreto siempre ser establecer la comunin y transformar las similitudes tomando lasdiferencias.

    En la noche del 26-27 de marzo de 1966, varios hombres vivieron al monasterio ysecuestraron a siete de los monjes. Tomndolos como rehenes, los secuestradoresdemandaron la liberacin de rebeldes secuestrados por el gobierno. Esto no se cumpli y, el23 de mayo, el Cardenal Lustiger de Paris consumi siete velas que haba encendido siete

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    semanas anteriores como oracin por la liberacin de los rehenes. Una semana ms tarde, losrestos mutilados de los siete fueron encontrados a un lado del camino.

    La terrorfica respuesta al secuestro y muerte de los monjes fue difundida, concondenaciones de musulmanes y cristianos alrededor del mundo. Pero lo que los mrtiresargelinos dieron lugar es bien extraordinario. En muchas partes del mundo, especialmente en

    Europa, sus testimonios se hicieron sobresalientes. Hubo, y an permanece, una respuesta alas enormes cuestiones que surgieron en torno a la tragedia de Rwanda, donde un 80% de susciudadanos fueron masacrados, y en donde las personas que cometieron esos crmenes erancristianosen verdad, mayormente catlicos romanos.

    Lo que los mrtires argelinos han hecho es sugerir por sus vidas y martirio, una nuevamanera de ser un misionero. Ellos tambin han introducido una nueva manera de ser monjesy monjas en un claustro. Sus vidas tienen una significancia que sobradamente trasciende suparticular tiempo y lugar. Ellos son ejemplares de una nueva visin de esfuerzo misioneroque involucra no tanto convertir gente al cristianismo como fomentar la comunin con lagente con quienes vivimos, y manifestando respeto, entendimiento, y reconocimiento de sureligin. Tales disposiciones son la nica manera de finalizar las guerras y antipatas que hanexistido entre las diferentes religiones y sagradas tradiciones desde el comienzo de lahistoria.

    Estamos ingresando a una nueva cultura global, una sociedad pluralista mundialdonde los grandiosos planes para nuestra particular persuasin estn, ya sea fuera de tiempoo inapropiados. Ante esta situacin, los mrtires argelinos hablan con gran fuerza Ellos noqueran convertirse en mrtires; simplemente queran mantener un dilogo con susdepauperados vecinos musulmanes, de quienes ellos saban, eran amados por Cristo hasta elpunto de dar sus vidas por la salvacin de la de aquellos. Ellos queran manifestar con suspropias vidas el infinito amor de Cristo por sus vecinos musulmanes. Haciendo esto, ellos secomprometieron a estudiar el Corn sin ningn esfuerzo de conversin. Los hermanos

    mantenan una clnicatenan a un mdico en su comunidadproveyendo conocimientoagrcola, y dando generosa hospitalidad a cada uno que acuda a su albergue.

    Por tres aos anteriores a su martirio, ellos saban que estaban arriesgando sus vidasal continuar sirviendo a sus vecinos musulmanes y viviendo como uno de ellos. El Cornafirma que los hombres santos viviendo en soledad no deben ser maltratados, pero estaproteccin no est extendida a aquellos que participan de la vidas ordinarias de la gente entrequienes ellos viven. Los monjes consideraron muy bien en sus propias conciencias y en elcurso de muchas discusiones comunitarias, lo que significaba permanecer all. Amigos yotros misioneros asociados ya haban sido asesinados por extremistas musulmanes. Losmonjes saban a qu se estaban enfrentando, pero ellos estaban dedicados a continuar eldilogo de presencia con sus vecinos, an en presencia de inminente persecucin. An sin

    proponrselo, ellos encabezaron una nueva clase de dilogo que podra ser llamadodilogo hasta la muerte. Esta frase refleja, as me parece, el profundo carcterdialogal del Evangelio.

    Los mrtires argelinos se rehusaron a condenar o a juzgar a nadie: los asesinos y aquienes fueron asesinados, los opresores y aquellos que fueron oprimidos. Para ellos lafamilia humana consiste en hermanos y hermanasno enemigos, ni an amigos. Suentendimiento profundo era que el mundo est avanzando hacia la unificacin global, de tal

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    manera que la enseanza de Jess: Que todos sean unoest finalmente recibiendo plenoenfoque. Acorde con Pablo, Dios desea que todo se salve. As, Dios debe relacionarse comopadre y madre con cada persona humana.

    Las propensiones y mentalidad que cada monje se trajo de Europa fuerongradualmente dialogadas entre ellos en las frecuentes discusiones comunales y confrontadas

    junto con la creciente posibilidad de muerte. Pero ellos no estaban pensando precisamente enla posibilidad de morir, an menos en la gloria del martirio. Ellos no quisieron ser la causa decastigo para aquellos que pudieran matarlos. Los monjes en Argelia estaban preocupados conlos planes para mejorar la calidad de sus cotidianas vidas y sus testigos monsticos depequeas maneras: hospitalidad generosa, perdn expedito, mutuo entendimiento, y servicioa sus vecinos musulmanes. Ellos haban escuchado la palabra de Dios en su particular mediosocial monstico, y estaban preparados para vivir cada momento como monjes ordinarios, sinimportar qu pueda suceder. Si ellos no hubieran sido martirizados, que bueno; si lo fueren,perdonaron a sus asesinos por adelantado. Ellos an estaban preparados para confiar enaquellos con buena intencin. Los monjes crean que sus votos de estabilidad los confinabanal lugar, no tanto como un deber, cuanto una invitacin al amor incondicional. A su manera,

    los monjes estaban experimentando el pinculo de las cuatro libertades al cual nos llamael Evangelio.

    La primeraes la libertad sobre el pecado deliberado. La segundaes la libertad sobrelas races del pecado, que son llamadas en la teologa espiritual, los pecados capitales. Laterceraes la que proviene de la amistad con Cristo, y an ms, de la unin conyugal msticay consciente con Cristola experiencia de ser amado por Dios y de amar a Diosrecprocamente. Y, finalmente hay una simple libertad: la libertad de estar con Dios en elmomento presente, ya sea que involucre ofrecer algn insignificante servicio, realizarlas tareas del momento presente, u ofrecer la propia vida por amor a Cristo . Como lovieron los monjes, la eleccin era toda parte de la misma motivacin, escuchar la palabra deDiossiempre a ms profundos nivelesyguardarla.

    De esta manera, poco a poco, el Don de Fortaleza, conjuntamente con los otrosDones, transforma la energa de la ira diseada por la naturaleza para propsitosdefensivos, en entusiasmo por el servicio a Dios y a las necesidades de los dems .Sostiene los arduos ministerios y acoge a las vicisitudes de la vida diaria en vez decombatirlas y resistirlas o dar lugar a sentimientos de frustracin. Establece una ciertafirmeza de mente y corazn al hacer el bien y resistirse al mal, especialmente cuando estosson difciles. Manifiesta su inspiracin en la Bienaventuranza: Benditos aquellos que tienenhambre y sed de justicia,porque ellos sern satisfechos. (Mateo 5:6)

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    E L D O N D E P I E D A D

    El Don de Piedad sazona el sentido de reverencia por Dios y sobre-exigencia con

    nosotros mismos. Inspira un gran espritu de bondad y entendimiento hacia los otros, lamansedumbre en soportar sus defectos, la voluntad de perdonar y el genuino afecto porellos.

    El Don de Piedad despierta en nosotros una actitud como de nios hacia Dios ytambin el sentido de que cada uno es nuestro hermano y hermana. Ve a las personascomo compaeros de jornada ms que competidores, an y cuando aquellos tengan diferentesconvicciones religiosas o an carezcan de religin. El Don de piedad no etiqueta o asigna ala gente en cajones. Al mismo tiempo, ste fomenta el respeto por la tradicin y lacreatividad al tratar de adaptarse a la cultura contempornea y a las circunstancias de la vidaordinaria.

    Mientras que los monjes trapenses argelinos mrtires ejemplificaron el Don deFortaleza, como hemos visto en otra reflexin, el Don de Piedad igualmente se manifest enlos mismos. Echemos otra mirada al trabajo de la Gracia en estos hombres bajo esta ltimaperspectiva.

    Los monjes estaban viviendo en un monasterio Trapense rodeado por campesinosmusulmanes desamparados. Estos, podan haber vivido dentro del claustro con seguridad,pero se sintieron llamados a extenderse en dilogo y caridad hacia sus empobrecidoshermanos y hermanas, y ayudarlos tanto fuera posible. Dos aos anteriores a sus muertes,haban sido invadidos por las guerrillas quienes les ordenaron salir de all, pero ellos siemprese rehusaron a ello. A travs de discusin comunitaria y sensibilidad a sus conciencias ysentido de vocacin como monjes, ellos decidieron quedarsesabiendo que probablementeresultaran muertos.

    Aqu es donde el Don de Piedad se manifest en ellos. Los monjes a sus vecinosmusulmanes como hermanos o hermanas, y no como enemigos o amigos. Ellos no los vieroncomo personas a convertirse al cristianismo. Ms bien, ellos se vieron a s mismos creandocomunidad entre cada uno que viva en ese espacio y manifestndolo en el compartir susconocimientos agrcolas, as como tambin cultivando su hospitalidad. Al permanecer ah ymanteniendo su dialgica relacin con sus vecinos musulmanes, ellos se arriesgaron casi auna muerte segura; sin embargo ellos estaban muy conscientes de mejorar la calidad de vidade su diaria existencia en los detalles de la vida monstica y genuina preocupacin por lapoblacin local. Sintieron que el martirio era algo a ser deseado, porque no queran ser

    la causa de cualquier culpabilidad o castigo. En otras palabras, estaban preocupadospor la salvacin de aquellos que podran matarlos. En sus escritos aprendemos quedeberamos orar tanto por lo opresores como por los oprimidos, por aquellos que asesinan,como por los que son asesinados. Esto es lo que el Padre Christian, el abad de la comunidadmonstica de Nuestra Seora de Atlas en Argelia escribi, acerca de la posibilidad de morir.El se dirigi a sus verdugos:

    YYuusstteeddeessttaammbbiinnmmiissaammiiggoossddeellttiimmoommiinnuuttoo,,qquuiieenneessnnoohhaabbrraannssaabbiiddoollooqquueeeessttaabbaannhhaacciieennddoo;; aauusstteeddeess ttaammbbiinn lleessddiiggooggrraacciiaassyy eesstteeaa--ddiiaarr ((aaddiiss))----ppaarraa

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    eennccoommeennddaarrllooss aa DDiiooss eenn ccuuyyoo rroossttrroo llooss vveeoo aa uusstteeddeess.. YY qquuee ll nnooss ccoonncceeddaaeennccoonnttrraarrnnoossaaccaaddaauunnoo,,ffeelliicceessllaaddrroonneess,,eenneellPPaarraassoo,,ssiiaasslleeccoommppllaacceeaaDDiiooss,,eellPPaaddrreeddeettooddoossnnoossoottrrooss..

    El Don de Piedad capacit a los mrtires trapenses argelinos a amar an asus enemigos como hermanos y a perdonarlos anticipadamente por sus crmenes.

    Esta heroica actitud de total perdn a todos y cada uno es el ms maduro fruto delDon de Piedad. Puesto que el sentido de pertenencia a la familia humana como un todocontina creciendo a travs de la O. Contemplativa y su prctica, esta unin se extiendepor la tierra, el medio ambiente y, en verdad, a toda la creacin. Uno comienza a percibira todas las cosas en Dios y Dios en todas las cosas. La Divina Inhabitacin percibe el Ser-de-Dios en todo lo que existe.

    Un ejemplo de esta nueva manera de ver la realidad viene a la mente. Yo amenudo tomo una caminata a travs de una arboleda de lamos en el lugar del monasteriodonde vivo. Las hojas del lamo son extremadamente sensibles a la ligera brisa. An ycuando el aire est tranquilo, unas cuantas hojas siempre se estarn agitando. Tal fue la

    serena recepcin que recib al caminar dentro de la arboleda un cierto da de verano hacepocos aos. De improviso un fuerte viento apareci y sopl a travs del bosque delamos. Todos los rboles con sus hojas entraron en accin. Cada hoja fue agitadasalvajemente. Las ramas fueron curvadas de tal modo que daban la impresin de unaplauso similar a una ovacin. Mova a pensar que los sauces me saludaban a m.Ansiosamente agit los brazos hacia ellos tratando en vano de imitar su tumultuososaludo.

    Pero realmente los sauces me saludaban a m? O estaban saludando al Dios enm? Yo salud al Dios en ellos! Fue un maravilloso intercambio: el Dios en m,saludando al Dios en ellos. El Dios en m siendo el Dios en ellos.

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    E L D O N D E C O N S E J O

    El Don de Consejo eleva la virtud de la Prudencia a una nueva dimensin. Nosolamente sugiere qu hacer en el largo plazo, sino tambin cmo proceder en los detalles denuestras vidas cotidianas. Mientras ms abiertos al Espritu estemos, ms se har cargo denuestras vidas el Espritu. Este mismo ya vive nuestras vidas por nosotros. Cometemosmuchos errores pero nos mantenemos regresando a la toma de conciencia de que Dios conocecmo vivir nuestras vidas. Solamente Dios conoce el camino largo. Solamente sus planespara con nosotros son los que van a funcionar, no los nuestros.

    Las inspiraciones del Don de Consejo estn ms cercanas a nosotros que lasinstrucciones verbales. Dios, est tan ntimamente presente en nosotros que el constanteapercibimiento de la presencia divina est siempre disponible, si estamos abiertos a ella. Nos

    contiene y nos abarca, todo en nuestras vidas, y toda realidad al mismo tiempo. Estar en lapresencia de Dios, tanto como podamos a lo largo del da, es el secreto del continuocrecimiento en la oracin contemplativa.

    La primera cosa que emerge como un patrn a medida que nos relacionamos con elEspritu como Consejero es la necesidad de cambiar o modificar nuestra conducta. ElEspritu nos ensea cmo comportarnos en la casa del Padre. Somos como un jovenzuelotomado de la calle por una muy culta familia que decide sacarlo fuera de la beneficencia. lno sabe cmo comportarse. Cuando ve la mesa del comedor, pone sus zapatos embarradossobre sta. Alguien tiene que decirle que sta, no es la forma apropiada de conducirse.

    Recuerdo haber odo la historia de un hermano cristiano que serva en un hogar para

    menores infractores. l pas un terrible momento con un muchacho que era absolutamenterecalcitrante. Primeramente, acostumbraba escupir en la sopa. El hermano trat depersuadirlo por todos los medios que pudo para que se corrija, sin resultado alguno. Un da,el joven se dirigi hacia l y le dijo: Sabe qu, Hermano? Dime, qu es, replic elHermano. Jess me dijo que no escupa en la sopa.

    As es que el Don de Consejo no est limitado al perfecto o bien portado, pero nosinvolucra a cada uno justamente donde nos encontramos, guindonos sutilmente, aunquealgunas veces sin rodeos, hacia donde debemos conducirnos.

    Las inspiraciones del Don de Consejo son generalmente prcticas, concretas ysensatassugiriendo cmo actuar en los asuntos rutinarios. stas pudieran sugerir a vecesproyectos de largo plazo, pero la mayora de las veces sugieren qu hacer ahora mismo y amenudo con gran detalle; v.gr. qu comer o qu no comer, cul travesa emprender o cul noemprender, cuando irse a la cama, y cundo permanecer despiertos. El Don de Consejopodra sugerir cosas que de apariencia contraria a la piedad; por ejemplo, pudiera sugerir noentrar a una forma de vida religiosa por la cual uno tiene fuerte atractivo. Dios podra ver quehabr problemas a futuro que nosotros no anticipamos a ver. El Espritu podra recomendarcosas que pareciesen extraas tales como tomar un trabajo que nos impida asistir a misa porsemanas o meses. El Espritu podra al mismo tiempo, darnos una apacible atraccin a

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    aceptar esa posicin. Despus, el propio Espritu nos posibilitara hacer mucho bien a losdems.

    El Don de Consejo es flexible y libre de ideas pre-concebidas. Esto es lo quequizs lo caracteriza como un don. Las prcticas que pensamos son esenciales paranuestros planes cuidadosamente trazados de santidad, tienden a verse llenas de hoyos por la

    divina providencia.Necesitamos ser sensibles al divino impulso. El Asesoramiento no es

    necesariamente un mensaje directo; no es una palabra de sabidura la cual es un doncarismtico por el cual quedamos convencidos de que Dios nos est hablando. El Don deConsejo es normalmente una delicada atraccin que es apacible an y cuando sea altamentesorpresiva. Cada uno que est en la travesa espiritual tiene este Don. Su actividad no es elresultado de nuestro razonamiento o planeacin. En incidentes particulares, el hecho de quehaya sido la decisin adecuada para hacer, es solamente revelado en alguna parte delcamino.

    Un clsico ejemplo es el envo de setenta y dos discpulos a sanar la enfermedad y a

    preparar el camino para la llegada de Jess a varias ciudades. La misin se propona causaruna impresin, de tal manera que cuando Jess viniera, fuese bien recibido. Los discpulos noestuvieron bien preparados para esta misin bajo cualquier criterio. Ellos no haban estado enalgn seminario. No conocan mucho de las S. Escrituras. Sus redes estaban escasamentesecas en las orillas del lago cuando Jess reuni a la mayora. Ellos no eran los apstoles. Notenan larga experiencia con l. Ellos eran solamente un grupo de hombres que haban estadosiguiendo a Jess por un corto perodo de tiempo. Jess dijo en efecto, Vayan ahora, curena los enfermos, echen fuera a los demonios. Cmo habras respondido t si tal accin se tehubiera sugerido a ti? Jess los envi de dos en dos para que tuvieran un pequeo apoyomutuo. Pero el mismo se abstuvo de ir; los envi por su cuenta. Cuando estos regresaron,estaban llenos de entusiasmo. La misin fue un aplastante xito. Ellos estaban emocionados y

    estremecidos cual personas en una gran reunin carismtica cantando en lenguas yprofetizando.

    Cuando los discpulos le informaron del suceso a Jess, ste les dijo que no seemocionaran tanto por su poder para hacer milagros; puso fin a su entusiasmo, puntualizandoque deberan entusiasmarse ms por tener escritos sus nombres en el cielo, significando queellos eran parte del plan divino. Esas eran palabras que podan ser dirigidas a nosotros .Somos parte de un plan del que no conocemos mucho. Estamos tratando de seguirlo ynecesitamos la gua del Espritu Santo a travs del Don de Consejo.

    Dmosle una mirada cercana a la historia como pudiera aplicarse a nuestras vidas. Amenudo nos encontramos en una situacin en donde se nos ha encomendado hacer algo paralo cual no nos sentimos adecuadamente preparados; nuestra primera reaccin es No.Cualquier decisin que no sea fcil de discernir requiere que oremos por ella. En unnivel no queremos hacerla porque nos sentimos totalmente incompetentes. Y anapaciblemente el pensamiento viene, Por qu no haces esto de cualquier manera?El puntoque quisiera recalcar es que t podras sentir que vas en contra de tu mejor juicio. Te sientesincompetente y quizs lo seas! Sientes que pudieras hacer un psimo trabajo, y as ttitubeas.

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    Tres etapas ocurren frecuentemente en las acciones que son incitadas por el Espritu.La primera es que te sientes llamado por Dios para hacer algo que requiere gran esfuerzo, yalgunas veces el proyecto es inicialmente un gran xito. La siguiente etapa es cuando tu xitoinicial falla. Sientes que has cometido un error y te sientes humillado. Resuelves no volver atomar un riesgo similar. Finalmente, est el triunfo de la Gracia, a menudo totalmente

    inesperado. Estos tres elementos casi siempre van juntos. El triunfo de la Gracia puedeconsistir en el hecho de que una o dos personas realmente se conecten con lo que estuvistetratando de ensear, y ellos entonces se convierten en el ncleo de un diminuto grupo quecomienza a diseminarse. Lo que percibiste al principio como un xito, resulta ser un fracaso,y lo que pensaste que lo era, resulta en realidad el comienzo de un ministerio bendecido porel Espritu que tendr gran trascendencia. Todo lo que tienes que hacer, es dar el primerpaso.

    En el caso de los discpulos como vemos, ellos fueron un aplastante xito. Realmente,nada falla ms que el xito, especialmente para los principiantes. Jess envi a sus discpulossin preparacin, conociendo que ellos disfrutaran el abrumador xito y regresaran consentimientos e vanidad y orgullo. Esa fue su falla. Jess hubiera tenido que instruirlos de que

    su idea de xito no era lo que l conceba como tal. El xito aparente, ya sea en un ministerioo una vocacin sugerida por el Espritu, no es literalmente lo que ste significa. Ms bien, lahumillacin por el aparente fracaso hace ms certero el triunfo de la Gracia. Podra no ser loque t esperabas, pero ser mucho ms exitoso en el largo plazo que cualquier cosa quepudieras haberte imaginado.

    El Don de Consejo no acta de acuerdo con la prudencia humana. Lo que stesugiere no es generalmente un bien pensado plan de accin. Podra sugerir un rumbo quecontradice lo que ha sido una gran fuente de apoyo en la propia travesa espiritual . Porejemplo, ciertas devociones pueden servir como adecuadas herramientas para un determinadoperodo de la propia vida. Ms adelante, pudiesen no ser tan tiles y un nuevo grupo deherramientas se hiciera necesario. Esto no es para denigrar a las grandes devociones de

    tradicin cristiana. Para algunas personas, estos pudiesen ser excelentes medios toda su vida.En el caso de los dems, el Espritu podra inspirarlos a dejar o agregar alguna prcticaespiritual.

    El Don de Consejo sugiere cmo ajustarse a las circunstancias que son inusualeso que cambian. Puede suceder que en algn punto el Espritu sugerir que nuestro smbolosagrado ya no es ms til; solamente se interpone. O de nuevo t podras piadosamente decirla frase de oracin activa y adelante viene el Espritu diciendo El fruto de la prctica ha sidologrado. Cuando esto suceda, ya no necesitas ms ese medio. Es como cuando tomas un trena Nueva Cork, cuando llegas, no compras otro boleto para ir a Nueva Cork, porque ya teencuentras all.

    Este movimiento dentro de la presencia de Dios en la vida diaria comienza mostrandotodos sus detalles a esa presencia. Lo que hacemos tan pronto nos levantarnos en la maanaes importante. La ltima cosa que hacemos al retirarnos es importante. Justamente lo quehacemos pudiera ser una cuestin de eleccin de qu funciona bien para nosotros. Algunosgustan leer algunas lneas de la Escritura al retirarse, o tan pronto como se levantan por lamaana. Otros prefieren practicar la O. Centrante en seguida. Otros dicen una breve oracindesde sus corazones apenas se despiertan para darse a si mismos a Dios. Algunas personasque practican la O. Centrante y que se levantan en la noche y no pueden volver a dormirse,

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    entran en la actitud que tienen durante la O. Centrante; ellos permanecen en esa actitud poruna hora o ms y encuentran que ello les trae tanto reposo como estando dormidos . Sercreativo en las formas de estar en la presencia de Dios cuan largo es el da, mejorar engran medida nuestra apertura a Dios cuando entramos en la O. Centrante.

    El resultado de muchas de nuestras prcticas, incluida la O. Centrante, es

    establecer un estado en el cual nuestro deseo espiritual es constantemente dirigido aDios. En algn punto alguna prctica especfica podra probar ser un obstculo a la divinaaccin. Podramos estar haciendo algo para ayudar a Dios cuando ste no necesita ayudaalguna. El Don de consejo sugiere la clase de cooperacin que debemos ofrecer a Dios, eigualmente sugiere cundo aquella ya no es ms til. Entonces solamente deberamosdescansar en Dios. Hay gente a quienes cualquier prctica que pudieron haber iniciado leresulta una distraccin. Entonces, cuando algo emerge del inconsciente que da la sensacinde uno de los centros emocionales marchndose, ellos solamente tienen que advertirlo yaquel desaparece. Cualquier esfuerzo para deshacerse del mismo, sera excesivo. Cuandoestamos en un nivel profundo de paz, an un fervoroso movimiento es una distraccin. Escomo los anticuados aviones que se acostumbraban usar radio-seal; si el avin volaba

    demasiado a la derecha, el piloto escuchaba un biip; si iba muy cargado a la izquierda,escuchaba dos biips. Cuando ya no se escuchaba seal alguna, entonces el aeroplano estababien en curso y ya nada tena que hacerse.

    El Don de Consejo es una apacible inclinacin a continuar lo que estamoshaciendo o a cambiarlo. Podemos ignorarlo, es una sugerencia. Tmala o djala. Eldesarrollar esa sensibilidad requiere trabajo de nuestra parte para mantener nuestro interior ensilencio, pero una vez que se ha establecido, el nico momento que disponemos para entraren accin es cuando advertimos una prdida de placidez. Esto significa que estamos fuera decurso. A medida que esa placidez tiene lugar, estamos en profunda oracin todo el tiempo, yasea que estemos orando formalmente o no. As, ya sea que estemos siendo aconsejados ohaciendo trabajo manual pesado, a medida que ese sentimiento de interna quietud y paz se

    alcance, Dios no nos est pidiendo que pensemos en l o que juzguemos la situacin. lsolamente quiere que nosotros nos mantengamos en curso, para hacer Su voluntad en elmomento presente. La oposicin, negatividad o el fracaso no requieren que se les prestemucha atencin. El esfuerzo humano, las fallas y el triunfo de la Gracia, parecen ser elpatrn que normalmente sigue el Espritu. Aunque eso a veces sea difcil de percibirdebido a nuestras ideas preconcebidas respecto de cmo debiera parecerse el triunfo de laGracia. Este ltimo consiste en que nosotros aceptemos la humillacin del fracaso, lo cual esen verdad un triunfo, un mayor triunfo que el xito externo.

    De hecho, la experiencia de las fallas en el ministerio, nos ensea en el largo plazocmo hacerlo, esto es, la completa dependencia en D ios. Yo no s si existe otra manera de

    aprender cmo actuar en el ministerio. El fr acaso es parte del proceso de aprendizaje.Entonces quizs, para nuestra gran sorpresa, todo entra en calma y trabaja durante algntiempo. Sin embargo, no esperemos por mucho tiempo persistir en esa situacin estableporque, justamente cuando todo parece ir suavemente, el Espritu surge con otra nueva idea yt te vas a las competencias otra vez!

    Atestiguar cmo la gente ordinaria crece en su travesa espiritual es un gran aliciente.Podemos ver cmo ellos van profundizando todo el tiempo y nos maravillamos de cmo estosucede. Todos ellos se lamentan de cuntas fallas estn sufriendo, pero de hecho, se estn

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    haciendo ms y ms cercanos a Dios. Esto es donde la historia real de xito miente. Aquellosestn recibiendo consejos del Espritu y ponindolos en prctica.

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    E L D O N D E C O N O C I M I E N T O(Primera parte)

    El Don de Conocimiento nos da una idea verdadera del mundo creado enrelacin a Dios: no es sustituto de Dios, como tendemos a hacerlo. El mundo creado es unpeldao hacia Dios y manifiesta a Dios. Sin esa orientacin. El mundo creado es puravanidad o ilusin. Puesto que nosotros tambin somos seres creados, hay un cierto carcterhumillante que el Don de Conocimiento impartees decir que bsicamente somos contendencia a la ilusin y que nuestra manera de mirar la vida no es el nico camino yciertamente no el ms atinado. Tal conocimiento nos abre, como la apertura de mente ycorazn que nosotros perseguimos en la Oracin Centrante, a la realidad de Dios, justamentecomo l es, sin nuestras interpretacionesya sean stas devotas o pas. Dios esextremadamente sensato y tiene un cierto humor y jovialidad, cualidades que Jess

    manifiesta en el Evangelio, especialmente en las parbolas.El Don de Conocimiento es una intuicin dentro del hecho de que slo Dios puede

    satisfacer nuestros profundos anhelos de felicidad. Este Don provee perspectivas sobre laenerga que ponemos en nuestros programas emocionales de felicidad que surgen alrededorde las necesidades instintivas de: seguridad y supervivencia, poder y control y afecto yestima. Mientras que estas necesidades son esenciales para nuestra supervivencia ycrecimiento como infantes, llegan a ser desorbitadas hasta el grado en que sentimos que hansido contenidas. Es as que a medida que el proceso compensatorio se vuelve ms arraigado,invertimos ms y ms energa en buscar en nuestra cultura o en nuestro medio ambiente lossmbolos que satisfarn nuestras incontrolables necesidades.

    Obvi