fundaci6n juan march - contrastiva.it · nidad linguistica» (p. 393); y desde un punto de vista...

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Eugenio de Bustos " Rafael Cano " Fernando Gonzalez Ollé " Francisco Marcos Marin " Angel L6pez Garcia " Antonio Llorente" José G. Moreno de Alba" Antonio Quilis " Iacob M. Hassan " Ricardo Senabre " Manuel Casado " Emilio Lorenzo" Julio Calonge " Francisco Marsa" Juan R. Lodares" Hip6lito Escolar" Manuel Alvar Ezquerra " Ofelia Kovacci " Ambrosio Rabanales .. Pedro Alvarez de Miranda" Humberto L6pez Morales " Juan M. Lope Blanch " José Joaquin Montes Giraldo" Pedro Grases Fundaci6n Juan March

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Eugenio de Bustos " Rafael Cano " Fernando Gonzalez Ollé "Francisco Marcos Marin " Angel L6pez Garcia "

Antonio Llorente" José G. Moreno de Alba"Antonio Quilis " Iacob M. Hassan " Ricardo Senabre "

Manuel Casado " Emilio Lorenzo" Julio Calonge "Francisco Marsa" Juan R. Lodares" Hip6lito Escolar"

Manuel Alvar Ezquerra " Ofelia Kovacci "Ambrosio Rabanales .. Pedro Alvarez de Miranda"Humberto L6pez Morales " Juan M. Lope Blanch "

José Joaquin Montes Giraldo" Pedro Grases

Fundaci6n Juan March

Este libro recoge los 24 trabajos originales y exclusivos quesobre el tema generaI de «La lengua espanola, hoy», y bajo larubrica «Ensayo», ha publicado el Bolet(n Informativo de la

Fundaci6n Juan March desde abril de 1992 hasta diciembre de1994. La selecci6n de temas y autores especializados en cada

aspecto concreto ha sido posible gracias a la ayuda de losacadémicos, y antiguos miembros de la Comisi6n Asesora de

la Fundaci6n Juan March, profesores Manuel Seco yGregorio Salvador.

DI

1. Historia y presenteEl espanol y los romances,por Eugenio de Bustos Tovar 11La historia del espanol,por Rafael Cano Aguilar 23El largo camino hacia la oficialidad delespanol en Espana,por Fernando Gonzalez Ollé 37El espanol, lengua internacional,por Francisco Marcos Marfn 63

2. Unidad y variedad del espanolLa unidad del espanol: historia yactualidadde un problema,por Angel L6pez Garda 77Variedades del espanol en Espana,por Antonio L10rente Maldonado de Guevara 87El espanol americano,por José G. Moreno de Alba 95La lengua espanola en Filipinas y en Guinea Ecuatorial,por Antonio Quilis 105

El espanol sefardi (judeoespanol, ladino),por lacob M. Hassan 117

3. Algunos aspectos de la lengua actualLengua coloquial y lengua literaria,por Ricardo Senabre 143Ellenguaje de los medios de comunicaci6n,por Manuel Casado Velarde 153Anglicismos,por Emilio Lorenzo 165Ellenguaje cientffico y técnico,por Julio Calonge 175

321

4. El estudio y la ensenanzaLa ensenanza del espanol en Espana,por Francisco Marsa 189

El estudio del espanol en el extranjero,por Juan R. Lodares 199

El libro y la lectura en Espana,por Hip61ito Escolar Sobrino 213

Las diccionarios del espanol,por Manuel Alvar Ezquerra 225

El espanol y sus gramaticas,por Ofelia Kovacci 235

La correcci6n idiomatica en el «Esbozo deuna nueva gramatica de la lengua espanola»,por Ambrosia Rabanales 251

5. Las instituciollesLa Real Academia Espanola,por Pedro Alvarez de Miranda 269

Las Academias americanas,por Humberto L6pez Morales 281

El Colegio de México y la lengua espanola,por Juan M. Lope Blanch 291

Ellnstituto Caro y Cuervo y la lengua espanola,por José Joaqufn Montes Giraldo 301

Fundaci6n La Casa de Bello, en Caracas,por Pedro Grases Gonzalez 311

Ambrosio Rabanales,nacido en Santiago deChile en 1917, es doctoren Filologia romanica,profesor de linguisticateorica y de gramaticacientifica espaiìola en laUniversidad de Chile ymiembro de numero de laAcademia Chilena de laLengua. Ha sido invitadopor varias universidadesextranjeras y ha escrito uncentenar de trabajos sobresu especialidad.

La correcci6n idiomatica enEsbozo de una nueva gramatica

de la lengua espafiolaAmbrosia Rabanales

a ultima edicion de la Gra­matica de la Real AcademiaEspafiola (RAE) data de

1931. Desde entonces la lingUisticaha progresado de tal manera queesta ilustre corporacion sintio lanecesidad de revisarla para ponerlaen concordancia con este progreso.El resultado fue que en 1973 pub1i­co (Espasa-Calpe, Madrid) lo queella llamo modestamente Esbozo deuna nueva gramatica de la lenguaespaiiola, compuesta de tres partes:las dos primeras, «Fonologia» (queincluye la «Ortografia») y «Morfo­logia», reelaboradas por SalvadorFernandez Ramirez, y la tercera, «Sintaxis», por Samue1 Gili Gaya. Si aellos se agrega la colaboracion de Rafae1 Lapesa, quien dio las direct:ri­ces para la elaboracion del Esbozo (Fernandez, 1987: 14) '; la de ManuelSeco, Damaso Alonso y Alonso Zamora, se explica aun mejor el avanceconsiderable que representa esta obra en comparacion con la de 1931,no obstante tratarse -segun la propia Academia- de «un mero antici­po provisional de la que seni nueva edicion de su Gramatica de la Len­gua Espai'iola» (p. 5) '. No en vano cuarenta y dos afios separan a una yotra.

I El (los) numero(s) después de los dos puntos indica(n) la(s) pagina(s) de lareferencia bibliografica.

, El numero de la pagina entre paréntesis corresponde al Esbozo.

1. Las.fìlentes

1.1. Segun sus fuentes, el Esbozo esta inspirado, en lo que tiene dedescripci6n, en el estructuralismo, tanto formai como funcional, y tan­to europeo como norteamericano, sobre todo en la parte relativa a lafonologia, elaborada, en lo fundamental, de acuerdo con la doctrina dela Escuela de Praga -que, a su vez, se basa en la de Ferdinand deSaussure- y de acuerdo con la doctrina de Bloomfield y la glosemati­ca de Hjelmslev, el mas fiel de los discipulos saussurianos.

Segun Lapesa (1978: 76-77), «en dominios como la fonologia,constituida como disciplina cientifica en los ultimos treinta y cincoafios, es [en comparaci6n con los otros dominios de la gramatica]mucho mayor el caudal de los neologismos imprescindibles». Y agre­ga mas adelante (ibid.: 83) que «[la] Sintaxis es la [parte] que semuestra menos innovadora. Cosa facilmente explicable: correspondeal dominio linguistico menos trabajado por el estructuralismo; y lagramatica o semantica generativas [igualmente estructuralistas], toda­via en momento de ebullici6n, coinciden en no pocos extremos con lospuntos de vista mas tradicionales». Ahora bien (ibid.: 79), no obstanteque «la Academia no puede emprender la descripci6n cientifica de lalengua ajustandose [enteramente] a la ortodoxia de una escuela [lin­gii.istica] determinada, tiene prevista la posibilidad de editar gramiti­cas estructuralistas, tagmérnicas, generativas, etc., del espaiiol a nom­bre de sus respectivos autores».

Por otra parte, el término estructura aparece citado en el Esbozo nomenos de doce veces (pp. 12n. 12,118,169,183,183 n. 12,215,217,256, 283 n. 39, 351 n. 1, 393, 514). Y no podria ser de otro modo,pues se basa en la linguistica, y todas las conientes linguisticas con­temporaneas, como quiera que se llamen, son estructuralistas.

1.2. Otra fuente, igualmente importante, es el pensamiento gramati­cal de Andrés Bello (1981), «saussuriano» y, por tanto, también estruc­turalista, 69 aiios antes que F. de Saussure. Recuérdese, por ejemplo,que Bello concibe la gramitica, por una parte (ibid.: 126), como la«teOlia que [exhibe] el sistema de la lengua en la generaci6n y uso desus inflexiones y en la estructura de sus oraciones», y por otra (ibid.:139), como «el arte de hablar correctamente, esto es, confonne al buenuso, que es el de la gente educada» o culta, como es mas frecuentedecir hoy: el mismo doble punto de vista sintetizado en la definici6ndel Esbozo como «ciencia y arte de las formas de expresi6n linguisti­ca» (p. 505), y explicitado por Lapesa (1978: 76) como sigue: «ElEsbozo responde a [...] la exigencia del mundo hispanohablante [y delos estatutos académicos, dira en otro lugar (apud Polo 1985: 107)],que reclama una descripci6n del sistema de su lengua y una formula­ci6n de la norma vigente en ella, sin preterir las variedades que se dandentro del sistema y en su uso presente, pero con sentido unitmio y sinperder de vista una tradici6n idiomatica diez veces seculm'».

1.3. Esta clara, pues, que tanto la Gramatica de Bello como elEsbozo son ciencia y arte a la vez; «arte» entendido como en latin«m's», correspondiente al griego TÉXV"f\, es decir, <décnica»: un saber

La correcci61l idiomatica elI el «Es/lozo de lilla I1lleVa gramtitica de la lellglla espatlola»

hacer bien algo, y no un mero saber; solo que en ambas obras la cien­cia existe en funcion de esta técnica o arte: «La Gramatica de la Aca­demia -asegura Salvador Fermindez (1987: 24)- no ha aspiradonunca al conocimiento linguistico puro. Ha sido concebida con mirasa un fin utilitario inmediato: es una Gramatica normativa [... ]. Comoconsecuencia de elIo es literaria, esta basada en autoridades del pasadoy del presente», con excepcion, desde luego, del tratamiento de laFonologia, cuyas reglas estan «inspiradas muchas veces en las reco­mendaciones de los mejores ortologos de la lengua espafiola» (ibid.).

2. La norma es el ESBOZO

2.1. Ahora bien, por lo que hemos dicho, cuando Salvador Fer­nandez asegura que la Gralluitica de la RAE es normativa sin mas,cabe preguntarse hoy en qué sentido lo afirma. Si juzgamos por elEsbozo, no cabe duda de que los autores tienen clara conciencia dela norma estructural, como se infiere del siguiente texto: «Las pala­bras que componen una oracion no se suceden dentro de ella al azarde la iniciativa individuaI de los hablantes, sino que el sistema sin­cronico de la lengua impone a todos ciertas restricciones, que debenobservarse so pena de que la expresion resulte ininteligible, oscura,anfibologica o extravagante. Esta norma colectiva rige, de modo maso menos consciente, en todas las zonas sociales de cualquier comu­nidad linguistica» (p. 393); y desde un punto de vista puramente for­maI, es, en buena parte, una gramatica estructural o descriptiva, tan­to que en lm'is de una oportunidad se habla de «descripcion» (pp.258, 270); incluso la formula mas habitual en la fonnulacion de lasreglas ortograficas es «se escribe» o «escribimos» de tal o cualmanera, pero funcional o intencionalmente es preceptiva, ya que hayque entender que si tal o cual palabra «se escribe» de un determina­do modo, entonces «hay que escribirla» asi si queremos hacerlocorrectamente, interpretacion que confirman formulas alternativascomo «se escribiran» (p. 144) o «escribiremos» (p. 145) del modoque se indica, y otras mas imperativas, segun veremos mas adelante.Pero esto no ocurre solo en la parte en que se trata de la ortografia,que es la que esta mas sujeta a reglas, aunque en pocas ocasiones seusa esta expresion (p. 135), o la de nonna (p. 137), sino a travésde toda la obra: en ella, para dar un ejemplo de otro dominio, a pro­posito de un fenomeno morfosintactico se informa que «han consoli-dado [ ] el plural -s los polisflabos terminados en é, o: cq{és, cana-pés [ ], paletos» (p. 185), donde hay que entender, en consecuencia,que los plurales con -es (cq{ees, canapees, paletoes) son incorrectos,aunque explfcitamente solo se censura como vulgarismo el pl. cq(e­ses. Otro tanto sucede en relacion con el género: «Se ha usado y seusa [... ] para la forma femenina de [... ] adjetivos [construidos con elsufijo -tor], el sufijo triz» (p. 193 n. 9), lo que implica que unaexpresion como consorcio / parqlle alltomotriz, de moda en Chile, esincOlTecta, pues «hay que decir y escribir» consorcio / parqlle allto­motor, que es la manera correcta.

253

>4

Ambrosia Rabanales

2.2. Puede afinnarse que los autores del Esbozo también tienen,obviamente, conciencia de la norma sociolinglifstica, lo que se des­prende --entre otras- de esta cita: «En los pafses americanos dondese practica el voseo, (en vez de] di, sal, ven, canta, ten, etc., (seemplea] dec!, sali, veni, canta, tené. Se trata de un uso propio delcoloquio cuya estimaci6n social varfa segun el pafs» (p. 460 n. 2);pero se debe entender, segun la RAE, que donde se aceptan tales for­mas son por lo mismo consideradas correctas, y donde no, incol1'ectas,o vulgarismos, que no se deben usar.

2.3. En suma, la norma en el Esbozo, si no siempre por la forma, essiempre inequfvocamente preceptiva por su funci6n, aunque el precep­to en repetidas ocasiones se lo morigere presentandoselo como unasimple recomendaci6n. Y creo que esto no se contradice con la aclara­ci6n que de manera destacada se hace en la «Advertencia»: «POR suCARÀCTER (...] DE SIMPLE PROYECTO, EL PRESENTE ESBOZO CARECE DETODA VALIDEZ NORMATIVA» (p. 5), pues, si no entiendo mal, esto s610significa que la normatividad que contiene -lo que es un hecho- noposee caracter «oficial», por lo cual no obliga a nadie a atenerse a ella,y esto en tanto no se publique «la que sera nueva edici6n de su Gra­matica de la lengua espaiiola» (p. 5).

2.3.1. Con todo, ahora, después y siempre, hay que distinguir entrelo que s610 puede ser preceptivo en una gramatica preceptiva, esto es,lo que tiene que ver con hablar y escribir, por tratarse de dos técnicas,y lo que no puede ser preceptivo, como su teorfa de la lengua, su doc­trina gramatical, que como tal es ciencia, y al menos para los que per­tenecemos a la llamada «cultura de Occidente», nos parece inconcebi­ble una ciencia oficial. Asf, se puede -y, mientras no se racionalicenuestro sistema ortografico, conviene- ser obediente para escribir,por ejemplo, luces, cruces con c y no con Z o con s -aun cuandomayoritmiamente en el mundo hispanico, en vez de 181 se pronunciesiempre Isl-, o para concordar paisaje, dia, pensamiento con henno­so, y no con hermosa; pero ninguna norma o regIa puede imponer quese acepte, como se afirma en el Esbozo, que en el enunciado Los juga­dores italianos ganan y los espaiioles pierden, el segundo los es sus­tantivo y espaiioles, adjetivo (p. 172), o bien que adverbio sea s610una palabra y que, sin cambim' de nombre, cumpla tres funciones dis­tintas, o, lo que es mas trascendente, que «sustantivo», «adjetivo»,«verbo», etc., sean ante todo «categorfas de palabras» (p. 170), Y nocategorfas de funciones, etc.

2.3.2. El caracter de gramatica normativa preceptiva del Esbozo secomprueba mediante la existencia de las tres caracterfsticas siguientes:l) es compulsiva; 2) apunta hacia la «cOlTecci6n» idiomatica, lo cualimplica un juicio de valor; y 3) se funda en la postulaci6n de un soloideaI de lengua.

2.3.2.1. El cm'acter compulsivo se hace evidente en la propia redac­ci6n de muchas normas (sobre todo de la parte ortografica) con expre­siones tales como «(no) debe (esclibirse de tal o cual forma]» (pp. 145,147-149, 152); «hay que (escribir de un determinado modo]» (p. 147);<<no se desuniran jamas (los componentes de las letras ch, li y l'l']»

La correccion idiomatica en el «Esbozo de lino nlleva gmmatica de lo /englla espmlo/a»

(ibid.), O mas explfcitamente si cabe, «el uso de [tal o cual signo] solo espreceptivo para indicar [tal o cual fenomeno]» (p. 150). En el planomorfosintactico también, el verbo deber aparece empleado en diversasocasiones: se prescribe, por ejemplo, que «la lengua literaria que no per­sigue como fin especial el reproducir usos populares y vemaculos debeevital' [el uso de cualesquier con valor de singular: Cualesquier dza tevoya ver», uso «muy extendido en el habla vulgar de Espafia y Améli­ca»] (p. 231); o bien que «debemos decir [...] alineo, alineas. alinea,delineo, etc., y no alineo, alineas, alinea, delineo» (p. 259), acentuacioncalificada como «viciosa» (ibid. n. 6).

2.3.2.2. Los juicios de valor de una gramMica preceptiva son aque­110s mediante los cuales se califica un uso idiomatico como «COlTecto»o «incorrecto», pero ademas otros que se emplean para censurarlo pordistintos motivos.

2.3.2.2.1. Ahora, si bien es cierto que el término «censura» seemplea poco, la censura misma es muy frecuente en la obra. A veces,destacandose algunos usos como "correctos» (pp. 19,281 n. 34,409);a veces -las mas-, considerandoselos simplemente como ,dncorrec­tos» (pp. 84, 223, 239, 333 n. 15, 424, 451, 488, 492, 500), o biendesacreditandoselos con no siempre suaves epftetos, por diversas razo­nes. Son «inconectas», para dar algunos ejemplos, la pronunciacionantihiMica yo rocio, tLi rocias, etc., en lugar de yo rOelo, tu roelas (p. 333n. 15); la esdnljula de co/rade y libido de la terminologia freudiana (p.84), y la utilizacion del gerundio como adjetivo: Te envzo una cajaconteniendo libros, en lugar de que contiene libros (pp. 491-492) ocon libros, o el mismo gerundio con el significado de posteridad en,por ej., El agresor hllYO. siendo detenido horas despllés, en vez de y(pero) .tue detenido horas despllés (pp. 488-489), todos modos dedecir habituales en Chile entre personas consideradas cultas. En otroscasos se habla de «vulgarismo», corriente lo mismo en Espafia que enAmérica, como la reduccion del diptongo en apreto, apretas, etc., poraprieto, aprietas (p. 279 n. 20); de vulgarismo que «debe evitarse» (p.418), o que «no cabe en la conversacion culta ni en la lengua literaria»(p. 473), o de «pronunciacion» (p. 15), «forma» (p. 307), «acentua­cion» (p. 84), «atticulacion» (p. 131) o «habla» (p. 252), «vulgares», obien de «formula vulgat· y mediocre» (p. 212), o de «usos vulgares yrlisticos» (p. 224). La descalificacion procede también por tratarse deun «solecismo» (p. 427), o de un «grave solecismo como forma litera­ria» (tu amastes, tefllistes) (pp. 221-252), o de un «uso plebeyo» (p.205), o de un «arcaismo», como las formas riyeron, riyese... , por rie­ron, riese (p. 278 n. 16); sin embargo, se defienden las formas con g(plugo, plllgllieron, etc.) de piacer, aunque «no se emplean en la len­gua hablada, pero tienen estado literario, a pesatO de su caracter marca­damente arcaico», frente a placio, placieron (p. 293 n. 74; v. tambiénp. 359); lo que revela la primacfa que se le da a la lengua literariasobre la lengua oral; o bien la descalificacion se funda en el hecho detratarse de una ,<pronunciacion no esmerada» (p. 21), o de ser un feno­meno propio del «habla descuidada» (p. 252), o de la «lengua pococuidada», o «descuidada», como cuando se asegura que «en textos cla-

sicos y en la lengua actual poco cuidada se suprime a veces la preposi­ci6n [de ante la conjunci6n que en casos en que deberfa estar presen­te]: Hago cuenta que lze lzallado en él un tesoro... » (Cervantes, I, 6),frente a Hago cuenta de que... (p.522), e «inversamente se producecon frecuencia en la lengua descuidada un uso superfluo de la prep. de[ante esta misma conjunci6n]: Me dijeron DE que no saliese» por «Medijeron que no saliese» (ibfd., n. ]). Ni mas ni menos que lo que he!lamado «quefsmo» y «dequeismo», respectivamente, practicasconientes tanto en la Penfnsula como en el habla, aun culta, de nuestropais y de otros de Latinoamérica, para incluir al Brasil, y que en Chile,al menos, sera practicamente imposible modificar debido sobre todo aque no influyen en la comprensi6n de lo que se dice.

2.3.2.2.2. Mas recurrente es que en el Esbozo se censure un fen6­meno considerandoselo «afectado», ya sea que se trate de un «tono»(p. 89 n. 15), de una «pronunciaci6n» (p. 21), de frases que «se sientenhoy como afectadas» (p. 480), de un «rebuscamiento afectado», comoel empIeo del pronombre personal atono en enclisis en enunciados deltipo ParéceME que St. AbriraSE la puerta, en lugar de ME parece queSt, SE abrira la puerta (p. 426). Segun la misma obra, decir vuestracasa en vez de la casa de ustedes «seria afectaci6n entre hispanoame­ricanos» (p. 429), y construcciones por el estilo de Un encargo parausted TENGO o Para usted un encargo TENGO, por !levar el verbo alfina!, «todos sentimos como ins61itas y afectadas» (p. 398). En formaimplicita se reprocha igualmente un uso por ser «contrario a la tradi­ci6n» (p. 241) o porque «no es idiomatico en espanol», como «el p1u­ral los treinta. los cuarenta; o los treintas, los cuarentas, etc., paradesignar, como en inglés, los anos del siglo comprendidos entre 30 y39, 40 Y 49, etc.» (p. 239); o por ser un «barbarismo» (p. 87 n. lO,182), o casos de «discordancia», como la sustituci6n de les por le (NoLE creas a ESOS MENTIROSOS), que «no es raro encontrar [... ] en peri6­dicos, y aun en escritores de todas las épocas de ambos lados delAtlantico» (pp. 423-424); pero no censura numerosas otras clases de«discordancia» (pp. 387-389), incluso las que en la misma obra seestudian bajo el titulo de «Discordancia deliberada», motivada por laafectividad (p. 389). Otras veces puede tratarse de una «entonaci6nartificial y perturbadora» (p. 108 n. 8); o de «ordenaciones posibles enel habla coniente [quel habra que desechar por artificiosas o pedan­tes» (p. 398); o de la repetici6n insistente de los sujetos pronominalespor da machacona pesadez que comunica al estilo» (p. 421). Tambiénmerecen el rechazo fonnas «aberrantes y poco recomendables», comocirn i6. cirnieron, etc., de cernir, en lugar de cerni6, cernieron, etcéte­ra. (p. 283 n. 39); o un empIeo «impropio», como el «de los fracciona­rios en -avo como ordinales: Ese treceavo paisaje (E. d'Ors, Cézanne)(p. 247), a pesar de encontTarse en un escritor de prestigio, prueba deque no todo lo literario esta libre de censura (v. también «acepci6nimpropia», p. 248); o frases «absurdas o impropias» (p. 290), o, final­mente, «construcciones tan disparatadas» como La cantidad [. ..} quele estamos abonando en cuenta... , en lugar de que le abonamos, y Lesestamos escribiendo para il{formarles de... , en lugar de les escribinws,

La conecciGII idiomatica eli el «Esbozo de ulla Ilueva gramatica de la lellgua espaiiola»

las que no solo constituyen «una incorreccion gramatical, sino que fal­sea[n] el pensamiento del que asi escribe» (p. 448; v. también p. 533).

2.3.2.3. Dijimos m;is arriba que la tercera caracteristica de la nonnapreceptiva es que se funda en la postulacion de un solo ideaI de len­gua; en nuestro caso, la lengua espafiola culta y literaria.

2.3.2.3.1. En consonancia con esto, en el Esbozo, a proposito deque en el capitulo relativo a las clases de sonidos «se intenta una des­clipcion articulatoria de los sonidos del espafiol [...] tal como se pro­ducen en el habla tenida por culta en la vasta extension del mundo his­panico y considerada como norma en la ensefianza oficial y en lasprescripciones de las Academias de la lengua espafiola» (p. 14), seafirma (ibfd., n. 15) que «esa [misma] norma [panhispanica en cuantoa pronunciacion] no es pura entelequia ni un deseo minoritario, pese alas diferencias regionales y hasta 10caIes que se dan en toda area lin­gufstica, especialmente cuando se trata de areas extensas, como la delespafiol, y cuando los territorios que la integran, como en este caso,forman diversas agrupaciones polfticas. Es ley ineludible que en talescondiciones tiendan cada vez mas a acentuarse las diferencias lingufs­ticas. En el caso del espafiol, la aspiracion a una norma comun ha sido,sin embargo, secundada por acciones muy positivas, de modo muyespeciaI y efectivo en los pueblos amelicanos, en donde la fragmenta­cion politica hacia temer con mayor verosimilitud una fragmentacionde la lengua [...]. Es licito, por consiguiente, hablar de un espafiolcomun, de una obediencia a detenninada regulacion basica de ordenfonético y gramatical que se manifiesta en el habla de las personascultas y se refleja en la literatura mas universalista y menos tefiida departicularismos lingufsticos».

2.3.2.3.2. La verdad es que, como se indica aquf, el espafiol culto yliterario como nomm unica, expresion de un ideai de lengua tambiénunico para todo elmundo hispanico, es mas una «aspiracion» que todostenemos que algo que funcione estrictamente como tal. Fuera de querelativanlente poca gente conoce este ideaI de lengua postulado por laAcadelnia, en toda comunidad funcionan varios ideales de lengua, loque se manifiesta en varias normas iguaImente cultas. Nadie es fiel a unsolo ideai de lengua ni a todo él. Lo que pennite identificar una lenguacomo taI es mucho mas su sistema que sus normas, en el sentido que aestos ténninos les da Coseriu (1973), y ocurre que nuestro sistema fono­logico, sin 181 y casi sin 1M, posee dos fonemas menos (no ya dos al6fo­nos, cuestion de norma) y un sistema morfosintactico sin el vosotros ylas fonnas verbales cOlTespondientes --entre otras cosas- en el habla«no afectada», como dina la Acadenùa, también es diferente del 11Ùsmosistema del espafiol estandar', y qué decir del sistema léxico, el mas ines­table. Con todo, felizmente es mucho mas -y fundamental- lo quenos une que lo que nos separ'a, sobre todo en el niveI culto formaI delhabla; por esto es que, a pesar de lo sefiaIado, mas de vaIor teorico quepractico, en Hispanoamérica decimos -porque «lo sentimos» asf- quehablamos castellano o espar"iol. Y esto debido a que las innumerablesvariantes nonnativas -propias de toda lengua- no nos hacen perderde vista la gran afinidad entre nuestros sistemas lingufsticos.

Ambrosia Rabmwles

2.3.2.3.3. La pluralidad normativa, propiamente tal, reside en elhecho de que, como apunta Rona (1973: 311), «ni espafioles, ni argen­tinos, ni venezolanos [ni chilenos] pueden ni podnin aceptar una nor­ma que contradiga su uso cotidiano. Poco importa por quién es creadao impuesta esta norma, si por una autoridad politica o académicanacional o extranjera o por una asociacion de acaclemias». En efecto,en materia de pronunciacion el chileno culto no comparte con el espa­fiol culto, fuera cle lo ya anotado, pero ahora en el plano de la norma, yno ciel sistema, su tenclencia a la relajacion articulatoria manifestadaen la sonorizacion de los fonemas Ip, t, kl en posicion final de silaba.Es decir, que, al revés de lo que se estila en Chile, es «conecto» en laPeninsula pronunciar, por ej., [al3to, aomosfera, àyto]. Tampoco com­parte «la pronunciacion generaI [en Espafia]» de /ksl como Isl inclusoentre vocales (p. 133), como en éxodo [ésodo], taxi [tasi], asfixia[asfisja] (p. 21 n. 17), o en posicion final de palabra: torax [toras],s{fex [sJ1es],./enix [fénis] (p. 133), que «se produce [... ] tì"ecuentementefuera de la pronunciacion esmerada» (p. 42) o afectada, conforme a latenclencia generaI a simplificar los grupos consonanticos. Otro tantoacontece con la pérdicla de la Icli en los participios en -ado: cansao,enojao, etc., impensable en el habla culta formaI chilena, donde a lomas se llega a una Idi relajada: /kansaoo, enojaool. Y en el plano mor­fosintactico, mientras en la Argentina el voseo es «COlTecto» (voshablas, vos tenés... ), en Chile, especialmente el voseo pronominal, nolo es, como tal11poco lo es decir, por ej., ~Qué tLi quieres?, conecto enPuerto Rico, en vez de ~ TLi qué quieres? o t; Qué quieres tli?, segunnosotros; o la fon11a negativa Lo veré hasta maFiana, propia de Méxi­co, en lugar de No lo veré hasta maFiana, cle acuerdo con nuestramanera cle hablar.

2.3.2.3.4. Tal11bién en el silabeo abunclan las diferencias entre elhablante peninsular y el chileno en el mismo niveI culto: en Espafia-segun eI Esbozo- lo normal es pronunciar con hiato expresionesque nosotros hacemos con diptongo: crueles Ikru.élesl (pp. 29,48), via­je Ibi.axel (p. 48); actuar laktu.ar/, laktu.é/, laktu.ol (pp. 5 I); guionIgi.on/, cle aqui que la Acaclemia prescriba acentuarla graficamente,porque la considera un disilabo aguclo terminaclo en -n (p. 52). Por otraparte, atlas se silabea [aLIas], [ao.las], separando el grupo tI, que parael chiIeno es tautosiIabico, es clecir, pertenece a una misma silaba.

2.3.2.3.5. En cuanto a acentuacion, tanto en la Peninsula como enChiIe alternan, p. ej., elegiaco - elegiaco; egipcfaco - egipciaco;periodo - periodo; llfada - Iliada. Con respecto a esto, se clice en elEsbozo que «Ias dos forl11as en éstos y en casos analogos aparecenregistradas en el Diccionario Académico con la forma lIana [o grave]antepuesta [elegiaco, egipciaco, etc.], lo que inclica mayor aproxil11a­cion a la norma habIada, vuIgar o culta. Pero en varios tenitorios deAmérica la norma culta parece preferir eI hiato» (p. SO n. 3I), es clecir,la pronunciacion esdrujula, que es la que efectivamente predomina enChile. Sin embargo, frente a la alternancia peninsular Ibo.inal ­Iboi.na/; re.uma/ - Iréu.ma/ (p. SI), nosotros usamos solo las formascon diptongo. En otro lugar se afinna asimismo que «solo o especial-

La correccion idiomatica en el «Esbozo de una l1ueva gramatica de lo lel1gua espmìola»

mente el habla popular de algunas regiones de Espaiia y de Amélicautiliza [la acentuacion] luil en palabras cuya lui ha sido silabica en suorigen: Ikui.da/, Imui/» (p. 55), en lugar de Ikuf.da/ y Imui/, que sonlas mas generales y de mayor prestigio, y se agrega en nota (p. 55 n.65) que «esta acentuacion [luiI] se encuentra algunas veces en textospoéticos» de Cervantes y Lope (ibid.); de modo que nuestra pronun­ciacion, que se da en todos los niveles socioculturales, no obstante suabolengo litermio, para el Esbozo es «popular» ... y c1asica.

2.3.2.3.6. Y asi como éstos, hay muchisimos OtTOS casos de divergen­cia tanto en el dominio de lo fonico como en el de lo mOlfosintactico yléxico que por falta de espacio no puedo ejemplificar. La conc1usion esque, debido a la multiplicidad de nonnas, como realizaciones de pnicti­camente un mismo sistema, NO TODO LO QUE ES CULTO EN ESPANA LO ESTAMBIÉN EN NUESTRA AMÉRICA, Y VICEVERSA, Y TODAS ELLAS, CADA UNAEN SU LUGAR, MERECEN IGUAL CONSIDERACION. Ya lo dijo Bello (1981:131): «Chile y Venezuela tienen tanto derecho como Aragon y Andalu­eia para que se toleren sus accidentales divergencias, cuando las patroci­na la costumbre uniforme y auténtica de la gente educada». Y la RAEcomprende bien esto; de aqui la amplia consignacion en su obra de lasfonnas dialectales y su constante respeto a ellas cuando en cada regionse consideran cultas. Este mismo respeto se manifiesta en esta opinionde Lapesa (1978: 79): «Las nomlas no se pueden establecer de maneraarbitraria, obedeciendo solo al gusto o al sentido lingUistico individuaI ode un grupo. Ni siquiera argumentos etimologicos, de pureza idiomaticao de conveniencia del sistema bastan para formularlas. Es preciso que seatengan al consenso, tacito o explicito, de los estratos sociales cultural­mente rectores. Las nonnas que se den deben ajustarse a da norma», alo que la comunidad hablante estima uso preferible [vale decir, a la nor­ma sociolingUistica]. Y esta norma no ha sido estudiada sino pm'cial­mente y [solo] en cuanto se refiere al nivelliterario; pm'a el coloquio,incluso limitandonos al de personas ilustradas, carecemos, por allOra, dedocumentacion suficiente [... ]. Mientras [ésta] no [esté] a nuestTo alcan­ce, habremos de recUlTir al dictamen de Academias y lingliistas sobrelas preferencias y tolerancias del uso culto y del generaI dentro de cadapafs» (cp. pp. 5 y 6 y 139 n. 39).

Estimo que esta dec1aracion de Lapesa, digna de mi mas sinceraadmiracion por el conocimiento profundo del problema de la normati­va idiomatica que ella revela, deja ya totalmente obsoleta da idea deque la Academia es una institucion autoritm'ia y dogmatica» (Lapesa,ibid., 78).

3. Los criterios académicos de correcci6n

3.0. Es obvio que el que se propone orientar' acerca de como hablary escribir conectamente una lengua, lo hace sobre la base de uno omas criterios de correccion idiomatica. De la manera en que en elEsbozo se enjuician algunos usos, como ya lo hemos podido ver, no esdificil inferir los criterios de correccion en él implicitos, fuera de quecon frecuencia estan también explicitos.

3.1. En el capitulo que en la obra se dedica a la ortografia esta claroque tales criterios son: l) la etimologia, 2) el uso tradicional, 3) la pro­nunciacion, y 4) el proposito de evitar la ambigtiedad; separados ocombinados. Por cielto que la aplicacion de cuatro criterios diferentesa un mismo hecho no puede dar como resultado una ortografia cohe­rente y racional.

3.1.1. El criterio etimologico se aplica en muchos casos, tanto si setrata de voces de origen latino como griego, pero en otros no; p. ej.,boda < lato 16ta; buitre < lato vlilturem; abogado < lato advocatum, seescl1ben con b, y no con v, como en latin; maravilla < lato mirabilia,con v, y no con b (p. 122); invierno < lato hibernum, y Espana < His­pania, sin h (p. 126).

3.1.2. Por atenerse al uso tradicional (pp. 138, 139 n. 39), tienen hno etimologica, por ej., henchir < lato implere; helar < lato gelare;hinojos < lato genuculu (p. 128).

Por tener en cuenta tanto la etimologia como el uso, alternan hoga­Fio < lato hoc anno, y ogaiìo (ibid.).

3.1.3. La pronunciacion, que lamentablemente no es cIiterio unico,ni siquiera dominante, es el fundamento, p. ej., para tildar las palabras:la tilde, cuando no es diacritica, senala los casos contrm10s a nuestrapropension acentual.

3.1.3.1. También, pm'a poner un ejemplo de ortografia segmental,como la t en que terminan algunos extranjerismos no se pronuncia enespanol por ser su posicion contraria a nuestro sistema fonologico, enel Esbozo se dice, a proposito de los galicismos complot, complots(con t en el diccionario académico [DRAE]), que «seria mejor hispani­zarlo[s] en la forma compIo, complos, como se ha hecho con otrosnombres de analoga tenninacion -t, -ts: carné(s), [...], chalé(s), clw­qué(s), parqué(s), a menos que las fonnas francesas resulten mas elo­cuentes e inequivocas para la vista» (p. 183); esto es, se hace prevale­cer, sobre la pronunciacion, un criteIio estilistico y semantico.

3.1.3.2. Tampoco es propio del sistema fonologico del espanol lacombinacion /s + cons.l en posicion inicial de palabra; por esto, a losextranjerismos con esta estructura se les antepone una lei (p. 44),siempre en la pronunciacion y a veces también en la escritura, comoen esplfn « ing. spleen); esmoquin « ingl. smoking); esnobismo «ingl. snob); estandar « ingl. standard); pero aun no apm-ecen espano­lizadas ortograficamente en el DRAE los anglicismos slip, smog, entreotros.

3.1.4. Con la tildacion diacritica (como en los pares dé - de; sé - se;mI - mi; solo - solo; éste - este; mas - mas, etc.), se busca, en cambio,evitar una aIlibigtiedad semantica o gramatical (p. 44), criterio que,ademas de no aplicm-se en todos los casos posibles en nuestra lengua,aquellos en que se aplica no producen practicamente ninguna ambi­giiedad en el habla.

El hecho, muy sensible, es que cualquiera que sea el cliterio que uti­lice la RAE, abundan las excepciones, lo que, obviamente, motiva quela mayoria de las reglas ortograficas sean inoperantes. Por esto, en elEsbozo (p. 122), a proposito solo de algunas reglas sobre el uso de by

La correcci6n idiomatica en el « Esbozo de Ima nueva ,grama/ica de la lengua espmlola»

v, se anota (n. 3) que «podrian agregarse otras reglas practicas de carac­ter formaI, menos generales que algunas de las desarrolladas [... l, perola ortografia entra por los ojos y es mas rapido consultar el Diccionarioque no rememorar reglas de gramatica por muy faciles y sencillas quenos parezcan». La ortografia entra por los ojos cuando no se basa en elprincipio de la relacion biunivoca entre fonema y grafema, segun elcual un fonema debe representarse siempre por un solo y mismo grafe­ma, y un grafema debe representar siempre a un solo y mismo fonema.Cuando esto ocuna sistematicamente, la ortografia enh'm'a por el oido yresolvera una en0l111e cantidad de problemas ortograficos.

3.2. Los criterios normativos relacionados con las otras :ireas coin­ciden solo en parte con los anteriores. Pllede decirse, por los testimo­nios ya adllcidos, que son: l) el uso idiomatico culto de la clase socialdominante, 2) la lengua literaria culta, 3) el uso generaI moderno, 4) latradicion, 5) la frecuencia, 6) la casticidad, 7) lo estético o estilfstico,8) la necesidad, 9) la etimologia y lO) el sentimiento lingUistico.

3.2.1. El uso culto qlle de la lengua hace la c1ase social dominantecomo criterio de coneccion se desprende facilmente de estas dos citasdel Esbozo: en la primera, a proposito de la entonacion, se afinna: «Elbreve exmnen que hacemos aqui de la entonacion espai'iola refleja losusos que han dominado en Madrid dentro de los Ultimos cincuenta anosen el seno de familias burguesas de antigllo abolengo madrileno y engrm1 parte de los medios llniversitarios y CllltOS» (p. 102). En la segllndacita se dice que «en el capftulo [Fonética y fonologia] se intenta una des­cripcion mticulatoria de los sonidos del espanol tal como se producen enel habla tenida por clllta en la vasta extension del mundo hispanico yconsiderada como nonna en la ensenanza oficial y en las prescripcionesde las Academias de lenglla esparl01a. Quedan fuera de nuestro reperto­rio de sonidos la abundante variedad de pm·ticularismos regionales, rura­les y locales cuando son tildados de pronllnciacion vulgar [".]. Por lal11isl11a razoninc1uimos en nuestro repertorio algllna variedad de sonidosde Espaiia y América que no han l11erecido esa calificacion» (pp. 14-15),

3.2.2. La lengua literaria culta apm'ece como criterio relevante si seconsidera que, comparada con la Granuitica del 31, en el Esbozo seamplfan considerablemente las «autoridades literarias», incorporandouna gran cantidad de nllevos escritores de todo el l1111ndo hispanico,«muchos de ellos vivos». «Se aspira asi -segun se senala en la'Advertencia'- a recoger mejor todo lo que es lingUisticamente espa­noI [culto] en el tiempo y en el espacio» (p. 6), Oh'o testimonio -delos muchos que hay- en favor de la lenglla literaria es lo que se afinnaa proposito de un fenomeno sintactico: «Denh'o de [la] variedad histo­rica y geografica, y respetando siempre las diferencias entre los estilosindividuales, la Academia h'ata de reflejar [.,.] las condiciones genera­les en que la lengua literm'ia actual exige o prefiere la anteposicion [ME

LO dio] a la posposicion [dioMELO] de [los] pronombres [personalesatonos] al verbo» (p. 425). Aunque pm'ece querer someter la lenguaoral a los canones de la lengua escrita, en oh'a parte estima que «aplicardiferentes criterios lingUisticos a la lengua qlle se habla y a la que seescribe [.,.] pllede ser verdad en mllchos aspectos» (p. 164 n. 1).

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3.2.3.1. El uso generaI moderno como criterio normativo se atesti­gua, por ej., con esta cita: «Contra toda consideracion historica, haygue admitir en el condicional periecto la construccion ya consolidadapor el uso generaI moderno, Si hubieras (o hubieses) llegado a tiempote hubiésemos invitado a comer, allado de te habriamos (o hubiéra­nws) invitado a comer (p. 475)>>. También un caso similar gue «losgramaticos han censurado» -Bello, entre otros, por estimarlo «inco­rrecto» o «vulgar» (p. 474)- es aceptado porgue «el uso moderno loimpone de hecho» (ibid.). Y en la «Advertencia» se indica gue se pres­ta ahora «una mayor atencion a los usos modernos de la lengua» (p. 6).

3.2.3.2. Particularmente interesante -por lo controvertido y a pro­posito de este criterio- es lo gue dice acerca del uso como personalesde los verbos haber y hacer: «Estos verbos tienen entre sus variasacepciones la de indicar vagamente existencia o presencia, analoga ala gue corresponde a los verbos seI' y estar: No hay nadie; Hacemucho frio. Esta significacion indetenninada explica gue en algunasprovincias espafiolas de Levante y en numerosos paises hispanoameri­canos se interpreten como verbos personales y se diga Hubieron fies­tas, Habian muchos soldados, Hicieron grandes heladas, concertandoel verbo con su complemento plmal, porgue no es sentido como com­plemento, sino como sujeto. Encontramos ejemplos esponidicos deesta construccion en textos espafioles antiguos: Algunos ouieron quef. .. } quisieron di.~famar al rey de Navarra (F. Pérez de Guzrmin); Hoyhacen, serio l', segtln mi cuenta, quince aiios, un mes y cuatro dias quellego a esta posada una seiiora en h6bito de peregrina (Cervantes).Entre los escritores espafioles modernos no hallamos ejemplos de esteuso. Los escritores hispanoamericanos lo evitan generalmente cuandohablan por su cuenta, guiza porgue los gramaticos lo han censuradosiempre; pero en la novela y el teatro, [cuando] hacen hablar a sus per­sonajes en estilo directo [... ] abundan extraordinariamente los ejem­plos; v. gr. [...]: Hubieron tamales (M. A. Asturias); -Hacen dias queest6 en nuestro poder... -;,De modo que hacen dias? (R. Gallegos).Seria facil multiplicar las citas semejantes. Tal abundancia demuestra,por lo menos, la extension y arraigo de esta construccion en el hablacologuial de aguellos paises» (pp. 384-385). Después de esto, me pare­ce una majaderia seguir censurando tales usos, vilipendiados en nuestropais infructuosamente por cerca de ciento cincuenta afios, desde gueBello (1981: 467) lo[s] califico de «vicio casi universal en Chile».

En algunas ocasiones se suman criterios en una decision. Asi, lostres anteriores aparecen juntos para favorecer la forma impersonaIpasiva Se venden botellas, Se alquilan coches frente a la impersonaIactiva Se vende botellas, Se alquila coches, respectivamente. «Laconstruccion pasiva -se indica- es lo tradicional, la gue recomien­dan los gramaticos y domina enteramente en la lengua literaria»; asi,pues, «hoy por hoy parece recomendable atenerse al uso culto, litera­l'io y mas generalizado» (p. 383).

3.2.4. Que la tradicion es otro criterio en funcion del cual se deter­mina si un uso es COlTecto o no ya lo hemos comprobado antes, perogueda de manifiesto ademas cuando en el Esbozo se asegura categori-

La correcciol/ idionuitica el/ el "Esbozo de ul/a Ilueva gralluitica de la leI/glia espmlola»

camente, en relaci6n con el ejemplo Se comenta el discurso que ano­che pronunciara el Presidente (en vez de pronuncio), que «esta cons­trucci6n no esta justificada en modo alguno por la tradici6n del idio­ma» (p. 480). Lo mismo cuando dice: «Creemos que es un usoreciente, contrario a la tradici6n, la concordancia de género [del cardi­nal compuesto con un] con el sustantivo femenino [a que determina]:veintiuna mi! pesetas, treinta y una mi! toneladas [en lugar de veintiunmi! pesetas y treinta y un mi! tOlleladas»] (241).

3.2.5. La reiterada alusi6n a datos estadisticos muestra que muchasnormas se fundan en la alta frecuencia de determinados usos en laspersonas cultas (cp. pp. 44 n. 10,139 n. 40,143-144). Es lo que OCUITepreferentemente cuando hay que decidir entre formas alternantes. Asise sefiala, p. ej., que «hoy es mas frecuente agrfo que agl'io» (p. 333),o que «se emplea mas glodo que glorio» (ibid,), o, en cuanto al plura1de algunos sustantìvos agudos terminados en vocal que «son de usomas frecuente sofas, bajas que las fornlas cultas sofaes, bajaes», y quemaravedfs y maravedises «se encuentra[n] en textos antiguos y clasi­cOS», en tanto que «el plura1maravedfes, que citan los gramaticos, noes frecuente» (p. 185). Es verdad que no se censuran las formas menosfrecuentes, pero también lo es que, al menos, se prefieren las otras.S6lo se descalifican como «vulgarismos» los plurales cafeses, jabali­ses y otros (ibid).

3.2.6. Por cierto que la casticidad es el criterio que surge ante losext:ranjerismos, denominados despectivamente «barbmismos». Censuraindirectamente, p. ej., el uso del posesivo en lugar del muculo en enun­ciados como Pase sus vacaciones en la playa X, en vez de Pase LAS

vacaciones... , pues tal empleo «tiene aqui dejo extranjerizante» (p. 428).Ahora bien, no se trata de que la Academia se oponga sistematica­

mente a los extranjerismos, sino s610 a aquellos que, a su juicio, nosatisfacen ninguna necesidad por haber un equivalente en espafiol,como, p. ej., la f6rmula anglicana a la cua1 ya hemos hecho referencia,los (aiìos) treinta(s), cuarenta(s), etc., porque «resulta [... ] innecesaria,existiendo como existe, por lo menos desde el siglo XVI, el términodecenio, y hasta el mas reciente década en esta acepci6n» (p. 239). Demodo que la casticidad se combina aqui con la necesidad (extensible atodo neologismo) como criterio de cOITecci6n. Es claro que, una vezaceptado un extranjerismo por considerarselo imprescindible, la Aca­demia aboga por su adaptaci6n a nuestros sistemas fono16gico y orto­grafico, como los casos compIo, estandar, espUn, etc., ya citados, obien por una «adecuada traducci6n espafiola: azafata (ingl. air-hos­tess), marca (ingl. record), deporte (ingl. sport), jardfn ù\!àntil (al.Kindergarten) [...], presentacion (fI. début)>> (p. 184).

3.2.7. En funci6n del sentimiento estético se estima en la obra que«sonarfa raro» decir, p. ej., en plural, Admiro sus asombrosos talento ysaber, en vez de Admiro su asombroso talento y saber (p. 392 n. 2).

El cliterio estético prima, pues, sobre e1 critelio l6gico. También que«el plural -es, que [a hipérbaton y memorandum] les cOlTesponderfa porterminar en consonante, produce una estructura ins6lita y desapaciblepara el oido espmlol: hiperbatones, memorandumes, etc.» (p. 183 n. 12).

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Sabemos que para el primero parece preferible la forma lzipérbatos, noobstante ser an6mala, y para el segundo, de acuerdo con el Esbozo, man­tenerlo invariable: el o los memorandwn, aunque ya el DRAE consignatambién menwrando, lo que permite el plural regular memorandos. Porrazones estéticas o estilfsticas se censura igualmente la pnictica de nopluralizar los nombres propios y apellidos que no terminan en -s o -z: losQuintero, los Maclzado, en lugar de los Quinteros, los Maclzados, puesva «contra todos los usos y estilos espafioles» (p. 159), aunque, tratando­se de agudos tenninados en z «al oido espafiol, no disuene, como expre­siones de confianza y familiaridad, oir hablar de los Ortices y de losOrgaces» (ibid., n. 23); es decir, que a éstos se los apmeba en el hablaculta informa1. En palabras de la Academia: «La gramatica tiene suslfrnites, y donde ella termina cornienza el analisis estillstico» (p. 394).

3.2.8. Finalmente, el sentimiento linguistico como criterio decOlTecci6n se manifiesta, p. ej., cuando se afirma en la obra que tal ocual uso «se siente» de tal o cLlal manera (pp. 480, 481, 528).

4. Conclusiones

4.1. LAS REGLAS GRAMATICALES NO SIEMPRE SON EFICACES. Un soloejemplo de muestra: «Bello -segun el Esbozo- sugiri6 la convenien­cia de distinguir entre si las graffas a donde y adonde. La Real Acade­mia Espaì'iola, aceptando la sugerencia de Bello, recomienda, pero nopreceptua, la distinci6n siguiente:

lO Adonde, con antecedente expreso: Aquella es la casa adondevamos [...].

20 A donde, con antecedente tacito: Se vino a donde don Quijoteestaba (Cervantes, Quijote, 1,3) [...].

La recomendaci6n académica no se ha cumplido ni se cumple dehecho en el habla oral y escrita moderna» (p. 538 n. l).

Recuérdese, ademas, lo que ya hemos indicado, las numerosasexcepciones que suelen acompaiiar a muchas nonnas.

4.2. LAS REGLAS CAOUCAN CON EL TIEMPO, ya sea porque el usocambia o porque los criterios académicos cambiano En prueba de loprimero se dice en la obra que «se ha formulado alguna vez la regIasegun la cual diptongan los [nombres] terrninados en -guaI [...] comoigual, y no diptongan los restantes, como manu.al, puntu.al, virtu.al.Pero esta regIa, si alguna vez se ha ajustado a la nonna hablada o a 10susos poéticos, no es hoy del todo valida» (p. 49 n. 25), puesto queahora se pronuncian con diptongo: ma.nual, pun.tual, viJ:tual. Y porcambio de criterio esta el hecho lamentable de que a partir de 1611 sehaya restituido la lz, a fin de «restablecer la ortografia latina», en vocescomo aver (lzaber), omlle (lzombre), ora (lzora), etc. (pp. 127-128). Enmateria de lenguaje, pues, nada es correcto de una vez para siempre.

4.3. No TOOO SE PUEOE REGLAMENTAR. Hay diversas razones paraelIo; entre otras: l) la complejidad de la lengua, tanto en cuantoestructura como en CLIanto sistema, por la multiplicidad de funcionesencargada de realizar, entre las cuales las funciones expresiva o emoti­va, apelativa o conativa y poética son las mas detenninantes, conse-

La cattecriGn idial1uitica en el «Esbaza de una nueva gml1uitica de la lengua espmlala»

cuencia de que el hombre no es, ni mucho menos, pura razon; 2) «lanaturaleza movediza del habla oral o escrita» (p. 514); 3) los numero­sos casos de alternancia en todas las areas; y 4) el razonamiento analo­gico, el mas elemental y, por lo mismo, el mas generalizado de losrazonamientos.

4.3.1. A proposito, una vez mas, del hipérbaton, se dice en el Esbo­zo: «Hemos trazado [...] las lfneas generales del orden que guardanentre si los elementos mas importantes de la oracion, refiriéndonossiempre a la lengua usual, hablada y escrita, de nuestra época. Pero laconstruccion varia con el tiempo; es movediza y cambiante por natura­leza, como la lengua entera. El uso de cada época establece ciertaslimitaciones a la libertad constructiva y deja a la vez ancho campo avariadas posibilidades de expresion. Por otra parote, los artistas de lapalabra, y especialmente los poetas, obedecen a aspiraciones estéticas,y al poner en tension todos los recursos del idioma crean construccio­nes nuevas, que unas veces llegan a imponerse al uso corriente y otraspasan sin dejaro huella, como modas efimeras. De aqui resulta que, tan­to en el plano mayoritario del habla usual como en elminoritario de lacreacion literar-ia, conviven en todo momento ciertas construccionesinsolitas, y que el uso repugna o tolera mas o menos, dentro de una uotra zona social» (p. 400).

En consonancia con esto se afirma también que hay «tendencias»idiomaticas que «por su mismo cadcter generaI [...] no pueden inter­pretarse como reglas que cohiban la libertad de expresion» (506), odicho con validez mas generaI por el genio de Bello (1981: 125-126):«En el lenguaje, lo convencional y arbitrar-io abraza mucho mas de loque comunmente se piensa. Es imposible que las creencias, los capri­chos de la imaginacion y mil asociaciones casuales no produjesen unagrandisima discrepancia en los medios de que se valen las lenguaspara manifestar lo que pasa en el alma».

4.4. De aqui emana la nueva y sabia actitud de la Academia ante losfenomenos lingliisticos: mucha tolerancia y mucha cautela en sus dic­tamenes. Refiriéndose al Esbozo, nos informa Lapesa (1978: 83) que«las vacilaciones [en el uso de algunas fOl1nas verbales] se documen­tan con abundancia de testimonios, lo que hace mas rica la enumera­cion de variantes y menos dogm:iticos los rechazos o preferencias». Yen cuanto a su cautela, se prueba con los numerosos casos en que, masque prescribir categoricamente, prefiere orientar, al que habla y escri­be en nuestra lengua, mediante fonnulas como «se recomienda» (pp.145, 530), «convendlia» (p. 150), «seria mejof» (p. 183), «es preferi­ble» (pp. 301, 424, 448) tal uso, y no otro.

4.5. Finalmente, la verdadera aporia en que se encuentra el proble­ma de la coneccion idiomatica ha motivado sin duda esta lapidariadeclar-acion de Salvador Fernandez (1987: 38) -conedactor del Esbo­zo, como ya seiialamos- que, por cierto, suscribo cordialmente: «Lasobras de lengua normativas pertenecen a un género aparte, si no mfti­co. Por un lado tienen ciertas limitaciones, no suelen recoger mas tes­timonio que el escrito. En el polo opuesto se halla, hay que decirlotambién, la linguistica descriptiva moderna, para la que no existe mas

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testimonio que el oraI. Por ot:ro lado, las gramaticas normativas soncontradictorias: no estan elaboradas en una dimension diacronica,puesto que proponen una y no otra norma, pero tampoco nos presentanuna imagen estatica [o sincr6nica], puesto que, estando elaboradaspara hoy, no dejan de hacer apelaci6n a un clasicismo mas o menosremoto. La nOlma unica se halla también refiida con un area lingUIsti­ca de alguna extensi6n. Diremos entonces que estas obras son intem­porales y que apuntan a algo ideaI que alìenta s610 en lo mas Intimo denuest:ras conciencias». D

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