iconos de la ciencia en el arte neogranadino en el arte … · 2013-07-30 · iconos de la ciencia...

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http://www.historiacienciaytecnologia.com Quipu , vol. 12, núm. 1 enero-abril de 1999, pp. 69-98. Iconos de la ciencia en el arte neogranadino y en el arte novohispano (1600-1760) 1 FERNANDO ZALAMEA TRABA* Summary A catalogue of scientific motives in Colombian 's co lonial ar t is here pre- sented for lhe flrst time. The investigation com pares lhe findings in New Granada with a partial list of similar moti ves found in New Spain, through the period 1600- 1 760. A characte ri zation of New Granada, as an indicia} d1screte cultural context (using C.S. Pe irce's trichotomy of signs), and as opposed toa simi lar characteri zation of New Spain, as a symbolicall y de nse cu ltural context, is here proposed. A review of secondary literature related to art and science in co lonial Co lombia and Mexi co is given. Introducción y objetivos N uestra comprensión del pasado tradi cionalmente se ha basado en la revi- sión y análisis de documentos escritos de la época, dando lu gar a mono- grafías que han sistematizado parte de la documentación y qu e han adquirido el (transitorio) carácter de bagajes hlstoriográficamente fi eles. Se ha enfati zado así el aporte de la herencia documental escrita y se ha esperado dar cuenta de "la" historia de una época. Una ilusión mu y arraiga da ha cre íd o poder obtener así una visión completa y objetiva del pasado. 1 El autor agradece a las Becas Nacaonales Colcultura 1994 (Bogotá, Colombaa) por el apoyo econó- maco que penna tt ó realizar esta anves tagacaón. El presente tex to es un resumen del trabajo de anvestigación patrocanado por Colcultura • Depanamento de Matemáticas. Umversidad Nacaonal de Colombaa. [69]

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http://www.historiacienciaytecnologia.comQuipu , vol. 12, núm. 1 enero-abril de 1999, pp. 69-98.

Iconos de la ciencia en el arte neogranadino y en el arte

novohispano (1600-1760)1

FERNANDO ZALAMEA TRABA*

Summary

A catalogue of scientific motives in Colombian 's colonial art is here pre­sented for lhe flrst time. The investigation compares lhe findings in New Granada with a partial list of similar motives found in New Spain, through the period 1600- 1 760. A characterization of New Granada, as an indicia} d1screte cultural context (using C.S. Peirce's trichotomy of signs), and as opposed toa similar characterization of New Spain, as a symbolically dense cultural context, is here proposed. A review of secondary literature related to art and science in colonial Colombia and Mexico is given.

Introducción y objetivos

N uestra comprensión del pasado tradicionalmente se ha basado en la revi­sión y análisis de documentos escritos de la época, dando lugar a mono­

grafías que han sistematizado parte de la documentación y que han adquirido el (transitorio) carácter de bagajes hlstoriográficamente fieles. Se ha enfatizado así el aporte de la herencia documental escrita y se ha esperado dar cuenta de "la" historia de una época. Una ilusión muy arraigada ha creído poder obtener así una visión completa y objetiva del pasado.

1 El autor agradece a las Becas Nacaonales Colcultura 1994 (Bogotá, Colombaa) por el apoyo econó­maco que pennattó realizar esta anvestagacaón. El presente texto es un resumen del trabajo de anvestigación patrocanado por Colcultura

• Depanamento de Matemáticas. Umversidad Nacaonal de Colombaa.

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Existen, sin embargo, otras maneras parciales de " leer" el pasado; otras maneras de acercarse a "las" historias de un espacio cultural. Más allá de las crónicas oficiales (políticas, diplomáticas), más allá de la lectura de relaciones e informes, se encuentran otros indicios que resultan muy útiles para insertarse en el ambiente y en las mentalidades del pasado.2 En este artículo se estudian los indicios que provienen de algunos signos figurativos, entendidos como enlace documental plástico que refleja las tendencias de una época.3 Así, el pasado se lee y se "ve".

La riqueza de los signos se encuentra en su doble carácter de movilidad y permanencia. Por su permanencia, los s1gnos superan los límites materiales del devenir histórico. Pero en cada momento de la historia el signo está reflejando los traslados y deformaciones que existen entre él y e l espectador. En este artí­culo se estudia la dinámica de los motivos científicos que pueden rastrearse en el arte colonial neogranadino. Para controlar un poco el campo de las represen­taciones, dejamos explícitamente de lado las de carácter arquitectónico, y nos centramos específicamente en las artes plásticas: escultura (artesonados, reta­blos, púlpiros, imaginería), pintura y grabado.

Este trabajo cubre el periodo 1600-1760, desde comienzos del siglo XVII hasta la llegada de Mutis a la Nueva Granada. El periodo de estudio es un espa­cio cronológico que en Colombia ha s ido científica y culturalmente dejado de lado4 comparándolo con el auge posterior debido a la Ilustración borbónica. Entre 1600 y 1760 en la Nueva Granada el eclecticismo experimental de la ciencia moderna se encuentra muy reduc ido. Sin embargo, su presenc ia puede rastrearse (sección l ). Por otro lado, se estudian numerosos modelos de disputa­ción lógica y física y se repiten manuales de matemática.5

Al observar (descripción iconográfica, análisis iconológico) los motivos cien­tíficos en e l arte neogranadino entre 1600 y 1760, resultan claras ciertas presen­cias y ciertas ausencias, que comparamos con el auge cultural de la época en Nueva España.6 Las ausencias (y no sólo las presencias) de motivos científicos

2 Cario Ginzburg. Mlfos. tmblemas, mdicios. Barcelona. Gedtsa, 1989. 3 Algunos 1ex1os paradtgm:iucos que recuperaron el profundo valor ,htslónco de las amágenes son:

Aby Warburg, Essats florenwr.~. Pans, Klincksieck, 1990 (origanalcs de 1900-1920); Érntle Mate, L'Art Rtftgieux du X JI/e stéde en Frunce. Paris, Armand Colín, 1948 (origtnal de 1898); Erwtn Panofsky. E.rru­dw.r .robre ICOnología, Madnd. Alianza. 1972 (onginru de 1962), Fntz Saxl, La \'ida de las rnufgenes. Ma­dnd. Ahanza. 1989 (ongtnal de 1957). Mano Praz. Imágenes del bc1rroco. Madrid. S1ruela. 1989 (Ongtnal de 1934)

4. Jorge Orland_o Melo, "La cultura durame el penado colonial". Predectr el pasado · ensayos dt htsto· na dt Colombta. Bogotá, Fundac1ón S1món y Lola Guberek, 1992: Jaime Jaramillo Uribe. "El proceso de la educación en el virreina10", Nueva historw de Colombta, Bogotá. Planela, 1989.

5 Celtna Lértora, Futntu para el estudio de las ciencias exacuu en Colombw, Bogo1á. Academia Colombaana de Caenctas Exac1as. Fístcas y Na!Urales. 1995

6 Elías Trabulse (ed ), HISiorw de la ctencw en Méxtc:o (tomos 2,3 stglos XVI/ y XVII/J. México. Fondo de Cullura Económica, 1985. Sanuago Sebasuán. fconograflcl e tconología del CJrlt nmohr~pano. Méxtco. Grupo Azabache, 1992

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en la pintura y en la imaginería coloniales, resultan ser otros indicios de gran valor histórico totalmente ignorados hasta ahora.

El estudio de las representaciones de un campo de la cultura en otro revela los problemas de la transculturación científica colonial (ciencia virreina) versus metropolitana, desfases locales). Las deformaciones de un signo entre metrópo­lis y periferia ponen de manifiesto omisiones o aportes al ambiente cultural. Ausencias, mímemis y apropiaciones de signos metropolitanos, incorporándose al enormemente rico panorama natural del Nuevo Mundo, reflejan el trajín co­lonial y la incipiente formación de las sociedades nacionales.

En este estudio se tendrán en cuenta algunas de las exigencias de una histo­ria comparativa. A menudo, por desconocimiento o por falsas ilusiones de sim­plicidad, se ha entablado la historia como genealogía, c rónica o cronología. Por otro lado, al hacer historia de la cultura se han propuesto aproximaciones pura­mente intemalistas o, al hacer historia de los movimientos sociales se han lleva­do a cabo síntesis puramente extemaJistas. Sin embargo, desde obras como Los reyes taumaturgos de Marc Bloch, ha quedado claro que toda la complejidad de una época sólo puede percibirse si entran en juego múltiples herramientas historiográficas.

No sólo debe entenderse un lugar y una época corno un todo en el cual se interrelacionan estrechamente el lugar geográfico, las actividades económicas, las tensiones sociales, las múltiples formas y deformaciones de la cultura, sino que además, para la comprensión de ese sitio y de ese lugar es fundamental desplazarlo en el espacio y en el tiempo, induciendo comparaciones con otros espacios y tiempos del fluctuar histórico. De allí la importancia de comparar nuestro estudio en la Nueva Granada con los desarrollos más amplios que se presentan en la ciencia y en el arte novohispanos.

Explicaremos cómo se encuentran dibujados, en los motivos iconográficos que buscamos, unos traslapes de contextos sígnicos que reflejan el movimiento y la dinámica de los contextos sociales, ecónomicos y culturales en los que se insertan. Así, a través de una especie de microscopio cultural, e l signo figurativo puede interpretarse como indicio, como testigo de complejos vaivenes históri­cos. Nuestra mirada por supuesto, no podrá detectar más que aspectos parciales de ese todo que constituyeron las sociedades coloniales, pero puede esperarse· que esos reflejos parciales sean lo suficientemente fieles como para alcanzar un adecuado nivel indicial, en el sentido preciso que enunciamos a continuación.

Adoptarnos aquí la tipología semiótica de Charles Sanders Peirce ( 1839-19 J 4), el gran filósofo y lógico norteamericano, ya plenamente considerado como "el más profundo intelecto nativo que ha surgido en los Estados Unidos" .7

Para Peirce, los signos viven dentro de tres categorías: un signo aislado es un

7 Max Fisch, Pem.-e. Semeívric and Pragmatism. Bloomington. Indiana University Press. 1986. p. VIl.

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[cono; es un lndice, cuando indica una propiedad de lo que representa, y es además un símbolo, cuando la indicación es incorporada, referenciada dentro de un sistema. El nivel icónico es sintáctico: los íconos son combinaciones arbitra­rias; el nivel indicia] es semántico: los índices señalan las transformaciones (las propiedades) de los objetos a los cuales representan ; e l nivel simbólico es prag­mático (en el sentido de Peirce): los símbolos incorporan la visión del observa­dor, quien los integra dentro de un sistema de representaciones culturales.

En todo este trabajo se utilizará la terminología anterior de manera sistemá­tica (en particular, el uso corriente de la palabra "símbolo" queda aquí descarta­do; cada aparición del término hará referencia a su sentido peirceano: "símbo­lo" será "signo en el tercer nivel": hará referencia a su riqueza explícita dentro de un sistema conceptual). De los resultados de nuestro trabajo parece perfilarse una clara distinción cualitativa: los motivos iconográficos de la ciencia en el arte colonial neogranadino deben clas ificarse, a lo sumo, en niveles icónicos e indiciales, mientras que las representaciones en el arte novohispano alcanzan niveles plenamente simbólicos.

Al deformar -en el tiempo (1600-1760) y en el espacio (Nueva Granada, Nueva España)- el estudio de las representaciones artísticas de la ciencia, se crea un entorno para analizar el tema propuesto. Digamos, extrapolando algu­nas de las enseñanzas modernas de la topología (estudio de las transformacio­nes continuas de un sistema), que un entorno es discreto si está constituido por una suma de puntos separados, y que es denso si es el amalgama de una super­posición no trivial de entornos. Nuestro trabajo logrará sustentar en buena me­dida si no demostrar que, en lo que se refiere a la iconografía de motivos cientí­ficos dentro del arte colonial, tenemos el siguiente cuadro:

espacio neogranadino = espacio novohispano =

entorno indicia[ discreto entorno simbólico denso

Tanto la lectura topológica (discreto vs. denso) como la lectura semiótica peirceana (indic ia! vs. simbólico), son útiles instrumentos que sirven para ca­racterizar la distinción entre las culturas colombiana y mexicana.

l. Las presencias

l . 1. Ambiente socio-económico

L a ciencia y el arte neogranadinos, entre 1600 y 1760, se alzan sobre tres grandes soportes sociales: la administración colonial, las órdenes religio­

sas, los comerciantes. Cada uno de estos grupos, ya sea para acrecentar su po-

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der, ya sea por inquietudes puramente intelectuales o ya sea para acreditar su rango social, necesitan producir obras de arte para la comunidad y, en menor medida, tratan también de controlar ciertas técnicas o discusiones científicas dentro de su medio ambiente.

La administración local de Indias en la Nueva Granada, el Cabildo, con sus alcaldes, escribanos, alguaciles y demás oficios vendibles, por un lado, y los miembros del tribunal de mayor jerarquía en las Indias, los oidores de la Au­diencia, por el otro, estuvieron muy a menudo inmersos en conflictos socio­económicos;8 éstos dieron lugar a obras de arte (e.g. dentro de l mobiliario colo­nial) que acreditaron las ganancias contraídas. Se trata de un campo aún inexplorado, pero que puede rastrearse en las visitas que se realizaban a la Au­diencia donde se sometían las quejas y abusos de la sociedad co1onial.9 La se­gunda erección del virre inato en la Nueva Granada (1738) entra en las postrime­rías del marco cronológico que hemos adoptado para este estudio. Con las re laciones de mando e informes de los virreyes se obtiene también un gran cú­mulo de información sobre los haceres de la colonia10 (aunque posteriores, son de gran interés las noticias económicas en Fermín de Vargas.)11

Las obras religiosas fueron extensas en la Nueva Granada. La gran mayoría del arte colonial que ha llegado hasta nosotros se encuentra aún en templos y conventos o depositado en museos. La irresponsable demolición de los conven­tos franc iscanos y dominicos de Santa Fe representa, para nuestros fines, una pérdida irrecuperable. Como sucedió en la Nueva España, era a menudo en los frescos de los muros conventuales en donde se encontraban los mejores aportes iconográficos que acercaban arte y c iencia, según la perspectiva de la época.

Los lazos que produjeron las órdenes re ligiosas entre la enseñanza científi­ca en sus universidades (la ciencia disputativa del XVII, más cercana del esco­lasticismo que de la ciencia moderna, pero aún así se trata de la ciencia local de la época: no hay que desestimarla) y la producc ión de obras de arte para sus templos, constituyen una de las más fructíferas guías de esta investigación . So­bre la vida religiosa de la época se posee bastante infonnación.12

8. Germán Colmenares. "Factores deJa vida política colonial: el Nuevo Reino de Granada en el siglo XVIII ( 1713-1740)", Manual de Historia de Colombia, Bogotá, Tercer Mundo. 1978.

9. Fernando Mayorga García. UJ Audiencit¡ de Santafé en los siglos XVI y XVII, Bogotá. Instituto Colombtano de Cultura Hispánica. 1991

10. Germán Colmenares (ed.). Relaciones e informes de los gobernantu de la Nueva Grarwda (3 tomos), Bogotá. Banco Popular, 1989: Gabnel Giraldo Jaramtllo (ed.), Relacwnes de mando de lo.f virreyes de la Nueva Granada: memorias económicas. Bogotá. Banco de la República, 1954.

1 l . Pedro Fermín de Vargas, Pen.wmlenws poUricos sobre agrccultura. comercio y minas del virreinato de Santafé de Bogotá. Bogotá. Procu ltura. 1986 (original de 1790).

12 José Abel Sala:r.ar. Los estudios eclesiásticos superiores en el Nuevo Reino de GraniJda (1 563-1810). Madrid, CSIC. 1946; Juan Manuel Pacheco S .J .. Los jesuitas en Colombia (3 tomos). Bogotá, 1959-89: Gregorio Arcila Robledo. Las misiones f ranciscanas en Colombw. Bogotá, Imprenta Nacional. 1951; Gabriel MartJnez Reyes, Cartas de los obispos de Cartagena de Indias durante el periodo hispánico: 1534-1820, Medellín. Editorial Zuluaga, 1986.

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Los amplios movimientos del comercio colonial, basado esencialmente en la minería y su estrecha relación con una agricultura de soporte, 13 dieron lugar a constantes intentos de acreditación por parte de encomenderos, hacendados, mineros y aristocracias lugareñas. 14 Oro, sociedad y economía, tanto en la go­bernación de Popayán, 15 como en el Valle del Cauca 16 y en Antioquia, 17 crearon un lazo natural entre la cotidianeidad de las técnicas mineras y el deseo de as­censo social de las aristocracias lugareñas, lazo que podría detectarse en algu­nos indicios tecnico-científicos incorporados a obras de arte realizadas en el lugar. Este es un camino importante de exploración, aún no tocado: podría fun ­damentar la idea de una curva iconográfica que corrobore la curva convexa de Melo y Colmenares18 sobre la producción minera en la Nueva Granada entre 1600 y 1760.

Muchas de las técnicas usadas en la mmería de aluvión eran indígenas19:

sería interesante encontrar en materiales artísticos indicios de La apropiación (y explotación) de las usanzas indígenas. Igualmente en la fábrica de iglesias, en e l desbrozo de trochas y en la construcción de caminos (incluidos puentes, e.g. el puente sobre el Gualí, sobre el que se tiene abundante documentación,)20 el apor­te indígena - más allá de la explotación encomendera- fue fundamental.

1.2. Ambiente cultural

En el mutuo contacto entre españoles e indígenas, los hábitos de vida de cada grupo sufrieron grandes cambios. Tanto en la alimentación como en el vestuario se nota la influencia de los modos indígenas en la vida cotidiana de los colonos españoles.21 El espíritu inquisitivo de los españoles construye meticu­losas crónicas de todas las novedades que encuentran en el Nuevo Mundo.

13. Germán Colmenares, "La economía y la sociedad coloniales (1550· 1800)", Manual de Hiswria de Colombia, Bogot~ Tercer Mundo, 1978.

14. Para un estudio de este fenómeno, relacionado con la c•enc1a, pero en el marco cronológaco post· muus1ano, véase Luis Carlos Arboleda, "La ciencia y el ideal de ascenso social de los criollos en el virreinato de la Nueva Granada", Lafuenle & Sala Catalá, (editores), Ciencia colonial en América Madrid, AlíanUl, 1992.

1 S. Zamira Díaz López, Oro. sociedad y economía: el .nstema colm11al en la gobernación de Popayán: 1533· 1733. Bogotá, Banco de la República, 1994.

16 Germán Colmenares. Cali: termtementes. mineros y comerciantes, stglo XVJ/1, Cah, Un iversidad del Valle, 1975

17 Pedro Nisser, La minnía t.n la Nueva Grwwda, Bogotá, Banco de la República. 1990 (original de 1834).

1 8. Germán Colmenares, "La economía y la sociedad coloniales .... op. Cit.

19 Robert C. West, La minería de aluvión en Colombia duran te el periodo colonial, Bogotá, Univer· stdad Nacional, 1972.

20. Roberto Velandia, La Villa de San Barwlomé de Honda (2 tomos), Bogotá, Editorial Kell y. 1989. 21 . Jorge Orlando Melo. "La cultura durante el periodo colonial", Predecir el pasado: ensayos de

hiswria de Colombia. Bogoti. Fundac16n Simón y Lota Guberek. 1992.

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Más allá de los intercambios culturales que afectan a la vida cotidiana, re­sulta pobre la actividad cultural en la Nueva Granada si se la compara por ejem­plo con los sutiles filones del barroco iberoamericano tal como se presentaron en México22 o en el BrasiJ.23 Sin embargo, entre 1600 y 1760 se encuentra en Santa Fe (Rosario, San Bartolomé, Javeriana, Santo Tomás, ... ) una constante preocupación por la enseñanza24 en ramas que han sido descartadas por la nueva historiografía colombiana:25 teología, filosofía escolástica, retórica.

Hay que recuperar aquí un mejor entendimiento de las limitantes culturales de la época. Una relectura de García Bacca, Rivas Sacconi y Hernández de Alba,26 bajo una perspectiva desprejuiciada, proporciona una visión más equili­brada del entramado global de la colonia en la Nueva Granada y permite compa­raciones con la situación en las otras colonias de América . Por otro lado, al poner de relieve nuevos indicios, como los motivos iconográficos en los que se centra este trabajo, se obliga --debido a la mediana complej idad de saberes que es la que los lleva a aparecer en las obras de arte- a valorar adecuadamente el papel del conocimiento y de la representación sígnica en la cultura neogranadina. Otras presencias fundamentales se encuentran en los cancioneros supérstites del archtvo musical de la catedral de Bogotá27 y en los poemas novelescos o las prosas ascético-místicas de la época.28

1.3. La ciencia neogranadina (1600-1760)

Se acos tumbra datar la implantación de la c ienc ia en e l territorio neogranadino con la llegada de Mutis a la Nueva Granada (1760). La influencia benéfica de Mutis ha sido extensamente estudiada.29 Se conocen mucho menos,

22. Leopoldo Zea, Ideología y filosofía de la cultura barroca latinoamericana, Arre ArmiJano, No. 3, Caracas, 1983.

23 Fernando de A.tevedo, A culwra brasileira, Rio de Janeiro. Instituto Bro.sileiro de Geografia e Estatfsuca, 1943

24 Renán S1l va, Untverstdad y sociedad en el Nuevo Remo de Granada, Bogotá, Banco de la Repúbli­ca. 1992

25 Jorge Orlando Meto, "La cultura durante el periodo colomal" ... , op. ctt. 26 Juan Dav1d García Bacca (ed ). Anwlogía del pensanuento filosófico en Colombta (1647-1761 ).

Bogotá.. B1bhoteca de In Pres1denc1a de Colombia, 1955: J.M. R1vas Saccom, Ellalín en Colombw. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura. 1977 (on gmal de 1949); Guillermo Hemández de Alba, Documenws para la hworw de la educawin en Colombia 1540-1767(tomos 1-3). Bogotá. EdttonaJ Kelly, 1969-76.

27 Jos~ lgnac1o Perdomo Escobar, El arch1vo mus1cal de la catedral de Bogotá, Bogotá., Instituto Caro y Cuervo, 1976

28 Mana Teresa Cnsuna. "La li teratura en la conquista y la colonia", Manual de Hmoria de Co/om­bw. Bogotá. Tercer Mundo, 1978

29 Lu1s Carlos Arboleda. "Mutss entre las matemáticas y la histona natural", Hmorra Soc1al de las Clencws, Bogotá. Umverstdad Nac1onal, 1986; Luis Carlos Arboleda. ''Matemáticas, cultura y sociedad en Colomb1a", Hmorw Sonal de la C1encia en Colombia. tomo 11 . Bogotá, Tercer Mundo. 1993; Maria Pilar de San Pro Aladr~n (ed.). M1111s y la Real Expedición BotántCtl del Nuevo Reyno de Granada (2 vols.), Bogotá/Barcelona/Madrid, Villegas/Lunwerg/CSIC, 1992.

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en cambio, las formas anteriores que adoptó la ciencia en el Nuevo Reino; ese desconocimiento ha motivado, en parte, esta investigación, y no deja de ser algo provocativo eJ hecho de que nuestra inves tigación se concluya cronológicamente justo en e l momento en el que la historiografía tradicional afirma que la c iencia se asoma a la Nueva Granada.

Las formas pre-modemas de la ciencia neogranadina en el período 1600-1760 podrían c lasificarse en c inco baceres princ ipales: las observaciones astronómicas, el ejercicio de la medicina, las obras de ingeniería, las descripcio­nes de historia natural y la elaboración de manuales de física, lógica y matemá­ticas. Es importante también tener en cuenta la eclosión posterior debida a la influencia de Mutis, para tratar de encontrar algunas de las raíces de la, aparen­temente súbita, producción científica asociada a las iniciativas de la Expedición Botánica.

Cartagena de Indias, al comenzar el siglo XVITI, es lugar de las observacio­nes astronómicas del padre Feuillée, quien visita la ciudad;30 en Cartagena se encuentra don Juan de Herrera, ingeniero de la Plaza fortificada,31 quien tam­bién efectúa allí muchas observaciones astronómicas entre 1700 y 1730 (Herrera venía de viajar a Buenos Aires, donde su padre era gobemadoc esa conexión, aún inexplorada, podrá ser muy útil para desarrollos posteriores de este estudio que desean comparar el rápido avance de Buenos Aires, en la segunda mitad de l siglo XVIII, con e l mayor estancamiento de Santa Fe). En la persona de Juan de Herrera puede encontrarse un comienzo de eclecticismo científico, típico del ingeniero Real. Otras observaciones astronómicas se realizaron también para fijar los límites del Reino : se trata de la expedición de Iturriaga, Alvarado y Soriano al Guainía en 1750.32

E l protomedicato, institución real española para controlar el ejercicio de la medicina, instaurada en España en 1497 y más tarde en sus colonias, se hace presente en la Nueva Granada a comienzos del siglo XVII ; hacen falta fuentes documentales para saber exactamente cómo se desarrollaron las labores del pro­tomedicato neogranadino. 33 La actividad en las boticas es, también, desconoci­da: podría resultar muy útil conocer e l uso de drogas medicinales autóctonas y la hechura de los muchos compuestos y j arabes que se debieron usar indiscrimi­nadamente en la colonia. Otras actividades médicas en el Nuevo Reino, sobre

30. Jorge Anas de Gre1ff, ' 'Histona de In astronomía en Colomb1a". Histona Socral d~ la Ctencw ~n Colombw (tomo 2), Bogotá. Tercer Mundo, 1993

31. E. Marco Dorta, Carrag~na d~ lndtas. la c1udad y sus monum~nws, Sevilla, Escuela de Estud1os Htspnnoamencanos, 1951; Gabnel Poveda Ramos. " Ingeniería e historia de las técmcas", Hmorw Sm:wl de la Ctencia ~n Colombta (tomo 4), Bogotá, Tercer Mundo. 1993.

32. Jorge Arias de Gre1ff, "Histona de la astronomía en Colombia" .. op. cit. 33 Emiho Quevedo. "La medicina en el Nuevo Remo de Granada antes de las reformas borbón1cas".

Historta Socwl d~ la Ci~ncw ~n Colombw (tomo 7), Bogotá, Tercer Mundo. 1993

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las cuales tampoco se posee mucha información, fueron la instauración de una cátedra de medicina, a menudo vacante en el periodo 1650-1750, y la organiza­ción de los hospitales. Mención aparte merece el hospital de San Juan de Dios, del que se hacen cargo los frailes desde 1635; sobre este hospital se posee bas­tante información en el Archivo Nacional.34

Además de obras como las fortificaciones de Cartagena~ o el puente sobre el Gualí en el fundamental camino comercial de Honda, es interesante hacer notar el carácter único de la Plaza Mayor de Santa Fe: según Jorge Hardoy, el mejor conocedor del urbanismo colonial latinoamericano, se trata de la única plaza incl inada dentro de la gama de plazas mayores construídas en las colonias his­panas.35 Habría que estudiar si tal inclinación fue consciente o medida en los documentos de la época. Por otro lado, muchos de los instrumentos que se usan en ingeniería llegaron a la Nueva Granada: relojes mecánicos, brújulas, balan­zas, acequias, canales, carros de tiro, bombas, mapas, etc. 36 lndicios de técnicas en la cartografía colonial (esencialmente urbana)37 e indicios que reflejen un control en los asentamientos de las vi llas coloniales,38 son también rastros de las act ividades científicas en la Colonia.

Es sobre todo en el siglo XVI, durante el primer siglo de la conquista, que los cronistas indianos se maravillan ante las magnificencias de Ja naturaleza en el Nuevo Mundo.39 Sin embargo en la Nueva Granada, entre 1600 y 1760, desde Fray Pedro Simón40 hasta Juan & Ulloa,41 se tienen aún algunas crónicas que recopilan mucha información sobre la geografía y la naturaleza de la Nueva Granada. El impacto de la fauna y la flora del Nuevo Mundo fue enorme en todos los ámbitos de la cultura colonial. En particular, abundan los motivos iconográficos que se refieren a la fauna y flora neogranadina42 y americana.43

Queda por verse si, en algún momento privilegiado, antes del diario de obser-

34. lbtdem. 35. Jorge E Hardoy & Ana M. Hardoy, "'Las plazas en Amé rica Laúna: de Teotihuacán a Recife".

Cuadernos de Cultura de la Unesco: citado por A. lriarte. Historia de Bogotá (to mo 2). Bogotá. Salvat­Villegas. 1989.

36. Gabnel Poveda Ramos. " Ingeniería e historia de las técnicas", Historia Socwl de la Ciencia en Colombia (tomo 4). Bogotá , Tercer Mundo, 1993.

37. Jorge E. Hardoy. Canografía urbana colonial de América Latina y el Caribe. Buenos Aires. Grupo Editor Latinoamericano, 199 1.

38. Carlos Martlnez. Samafé. capital del Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Banco Popular. 1987. 39. Antonello Gerbi, lA naturaleza de las Indias Nuevas, México, Fondo de Cultura Económica.

1978; FranCISCO Esteve Barba, Historiografía indiana, Madrid , Gredos. 1992 (original de 1964). 40. Fray Pedro Simón, Noticias historiales de las conqutstas de Tierra Firme en las Indias Occidenta·

les (6 tomos), Bogotá, Biblioteca del Banco Po pular. 1981 (original de 1627). 41 . Jorge Juan & Antonio de Ulloa. Noticias secretas de Amén ca, Bogotá, Banco Popular. 1983 (on­

g¡naJ de 1735) 42 . Santiago Sebast1án. "'Fauna y nora en la decoración arquitectónica de la Nueva Granada", Pamplona.

P rfnctpe de Vi a na. N o. 102. 1966. 43 . Santiago Sebastián, El barroco iberoamencano. Madrid, Ediciones Enc uentro, 1990.

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vaciones de Mutis, las referencias ingenuas a la fauna y a la fl ora adquieren algún matiz descriptivo o clasificatorio más preciso, que las acerque a la ciencia moderna.

La última manifestación de las formas hfbridas que la ciencia adquirió en la colonia neogranadina ocurre en la academia propiamente dicha: la producción de manuales en los colegios y universidades, dentro de los ámbitos intelectuales de las varias órdenes religiosas. En general, esos manuscritos han sido desecha­dos por la historiografía posterior, que ha buscado sólo raíces o prefiguraciones de la ciencia positiva. Sin embargo, en historia de la ciencia, las enseñanzas de Walter Pagel y su escuela en Cambridge han mostrado, de una vez por todas, que el historiador no puede calcar, para la comprensión de épocas oscuras, el marco positivista del mundo moderno. En lo que nos concierne, la lección es particularmente importante. Sólo con e l reciente trabajo de Celina Lértora pue­de ahora empezar a apreciarse la controversia de corrientes místicas y doctrina­rias,44 en teología y filosofía natural , que se esconde detrás de los tratados neo­granadinos sobre lógica, física y matemáticas.45 Aquí también la conexión con los motivos iconográficos de la ciencia dentro del arte es particularmente im­portante, pues corrobora las líneas de tensión y las disputaciones entre las diver­sas escuelas especulativas.

1.4. EL arte neogranadino ( 1600-1760)

Algunas referencias fundamentales para el contexto del arte barroco ibero­americano son (en orden cronológico): Solá. Kelemen, Soria, Kubler&Soria, Sebastián&Mesa, Bayón&Marx, Sebastián.46 Los Anales del Instituto de Arte Americano (24 números entre 1948 y 1971), editados en Buenos Aires por el arquitecto argentino Mario José Buschiazzo, poseen informaciones invaluables. Las artes plásticas en la Nueva Granada han sido estudiadas principalmente por Sebastián, Giraldo Jaramillo, Gil Tovar y Arbeláez Camacho.47 Pionero aún útil

44 Melqufades Andrés, Hisuma d~ la místiCa de ÚJ Edad de Oro en Espaiin v Aminca. Madnd. BAC. 1994.

45. Celina Urtora. Fuentes para el estudio de las ciencias exactas .... up clf 46. Miguel Solá. Hrstona del arte hrspanoamencano: arquitectura. escultura. prntura y artes menores

en la Amüica Española durante los .figlos XVI, XVII y XVIII, Barcelona, Edítonal Labor. 1935; Pal Ke lemen. Baroque and Rococo in I.Atin America, New York, MacMillan, 1951 ; Martín Soria. lA pintura del siglo XVI en Sudamérica , Buenos Aires. IAAIE. 1956; George Kubler & Martín Soria, Art and architecture in Spain and Portugal and therr American dominions. New York. Penguin Books. 1959; Santaago Sebastián, José de Mesa & Teresa Gisben de Mesa. Ane iberoamencano dtsdt la colonizactón hasta la mdependencia, (2 vols.); Summa Ams. vols 28. 29. Madrid , Espasa-Calpe. 1985; Damián Bayón y Munllo Marx. Histona del Artt Colonral Sudamencano. Barcelona, Edicaones Polígrafa. 1989; Santiago Sebastaán, El barroco Ibero­americano op c11

47 Sanuago Sebasuán. Album de arte colunral de Tunja. Tunja. 1963. Sanuago Sebastián, Album de arte colomal de Ca/r. Cala. 1964; Sanüago Sebastaán. "Pmturas derivadas de grabados en Cali", Anales del

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lcdnos d~ la cuneta ~n el arre netlf(ranadmo y en ~/arte novoluspano 79

es Acuña~ a quien sin embargo debe Jeérsele críticamente;48 Jos primeros textos de Hem ández de Alba se ocupan también de las artes plásticas neogranadinas.49

Para los objetivos de este artículo, no se necesita realizar un examen crítico acerca de l valor de las artes plásticas neogranadinas entre 1600 y 1760. Cree­mos que el valor artístico de muchas de las obras es francamente pobre si se las compara con el barroco mexicano o brasileño, 50 o limitado aún si se las enfrenta al barroco peruano. Sin embargo, lo que aquí se busca en ellas no es el valor de su entramado estético sino el entramado de indicios que refieren a la ciencia o a la cultura académica de la época. Como testigos del pasado, su valor adquiere una ascepción diferente. En la obra de los más reconocidos pintores de la colo­nia, los Figueroa y Vásquez Ceballos, se encuentran muy pocos motivos que son susceptibles de un eco científico en los haceres y los manuscritos de la época. Es sobre todo en la talla en madera (artesonados, retablos, púlpitos, ima­ginería), en la pintura mural y en el grabado, en donde se localizan la mayoría de los motivos que hemos encontrado. Como se comentó anteriormente, debe­rán examinarse también en otra ocasión, obras antioqueñas y vallecaucanas: asociados al auge de la minería deben existir en pinturas o grabados de la re­gión, motivos de hidrotecnia. hornos, laboratorios, instrumentario (al)químico, maquinarias, etcétera.

lnsruuro d~ lnvutlganones E.ulrtcas. Méx1co. 1965, Sanuago Sebasuán, "Los frescos de In casa del funda­dor de TunJa", Madrid, Archrvo E.fpañol d~ Arr~. 1965; Santiago Sebastián, "La imponanc1a de los grabados en la cultura neogranadsna", Anuano Colombiano de HISiona Social y Cultural. Bogotá. 1965. Santiago Sebasuán. ltmeranos artfstrco.r d~ la Nue\'0 Granada, Academ1a de Historia del Val le del Cauca. Cali, 1965. Santiago Sebastián. "Fauna y flcra en la decoractón arquitectónsca de la Nueva Granada". Prfncrp~ d~ Vwnt1, Pamplona, No. l 02. 1966. Sanuago Sebasuán. Arulftctura colonial en Boyacá, Diócesis de Duita ma, Ouitama. 1968; Gabriel Giraldo Jaramillo, LA miniatura. fa pintura y el grabado ~n Colombw, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura. 1980; F. Gil Tovar & C. Arbeláez Camacho. El arte colomal ~~~ Colombia, Bogotá, Ed1ciones Sol y Luna, 1968; Francisco Gil Tovar. "Las artes plásticas durante el periodo colonial". Manual de hworia de Colombia. tomo 1, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura. 1978. Franc1~co Gil Tovar. ··un arte para la propagación de la fe". "Reflejos del siglo XV I", "Presencia del arte europeo del \eiSCientos". "Gregorio Vásquez. y su obra", "La casa colomal". "La huella mudéjar", "Un buen vest1do para la arquuectura". ''El barroco en Nueva Granada", "La ornamentación barroca". "La Imaginería de los siglos XVII y XVIII", "La vers1ón v1m:snal del rococó", "Orfebrerra. platería y bordado". "Manien smo y amane­mm1en10", "El arte final del Vmesnato". "El mesllzaJe artfsuco", Hworia del Artt Colombrano, Bogotá, Salvat, 1983, tomos 6-9 .

48. Luis Alberto Acuna. Ensayo .wbre ~/florecimiento d~ la escultura religiosa en Santafé de Bogotd, Rogotá. EJuonal Cromos, 1938; Luis Alberto Acuña. Diccionario biogrdjico de artistas qu~ trabajaron ~~~ el Nuevo Reino de Gmnada, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica. 1964: Luis Alberto Acuña. Srete ensayos sobre el art~ colonwl ~~~la Nu~va Granada, Bogotá, Editorial Kelly, 1973.

49. Guillermo Hemández de Alba, Teatro del arte colonral. Bogotá, 1938: Gu1 llermo Hemández de Alba. "La 1glesia de San lgnac1o de Bogotá", Anuarw de Estud1os Amen canos. Sevilla, 1948, no. 5. Guillermo llemández de Alba. "Arte en Colomb1a. El santuariO de Monguf'. Arte ~n Amérrca y Frlrpinas, Sevi lla. 1949. no 3. Gu1Ucnno Hemández de Alba. Art~ hispámco ~n Colombia, Bogotá. Ed1c1ones de la Dirección de Informac1ón y Propaganda del Estado, 1955.

<;Q Dam1án Bayón y Munllo Marx. Hrstona d~l Art~ Colonral Sudamericano. Barcelona. Ed1c1ones Poligrafa, 1989

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Para no aumentar excesivamente el campo de las representaciones artísti­cas. hemos expresamente dejado de lado en este trabaj o a la arquitectura colo­nial. Sin embargo, es útil tener en cuenta la actividad arquitectónica, pues fue a menudo como complemento de la arquitectura colonial que se desarrollaron las artes figurativas . El texto de referencia sobre los desarrollos y las metamorfosis de la arquitectura colonial en la Nueva Granada es el de Camacho&Sebastián ;51

mucha otra información se encuentra en los textos citados al comienzo de este apartado.

La escultura. la pintura y el grabado en la Nueva Granada adolecieron de la falta de tal leres permanentes que incorporaran un fuerte matiz local a las artes figurativas. Las influencias principales en la escultura provienen de los talleres de Sevilla, foco central de donde partfan y arrivaban las comunicaciones con el Nuevo Mundo y de los talleres de Quito, en los cuales muy pronto en e l siglo XVI se creó una gran tradición en la talla policromada en madera. Además de algunos maestros notables, como el Maestro de la Iglesia de San Francisco , (sobre los cuales la documentación es aún escasa) que trabajaron los altares de iglesias santafereñas y tunjanas, la escultura en buena medida dependió de im­portaciones de art istas españoles que, llegados a la Nueva Granada, realizaron una serie de obras importantes (Pedro Laboria, Pedro Caballero) y murieron sin dejar escuela. Dentro de nuestro estudio, es fác il demostrar que la falta de talle­res y de escuelas se refleja en una ausencia de motivos iconográficos sobre los cuales en cambio, sí se tiene una constancia muy indicativa en el arte de la Nueva España. En la pintura y el grabado neogranadinos, las influencias italia­nas y holandesas (por ejemplo, en la casa de Juan de Vargas) son particularmen­te fuertes ; a tal punto que, a menudo, entre el original europeo y la obra neogranadina se encuentra un calco casi perfecto, dando poco lugar a una translación de signos y motivos que incorpore alguna de las novedades del am­biente local. Sin embargo, dentro de ese barroco algo amilanado y medido que es el neogranadino. se encuentran en las artes figurativas bastantes indicios pre­sentes sobre la ciencia de la época.

Presencias iconográficas

1.5. Flora y fauna americanas

E J descubrimiento de la flora y la fauna americanas y su impacto enlamen­talidad europea, fueron constantemente referenciados en los textos sobre

51 Carlos Arbeláez. Camacho & Santiago Sebastián, La arquitectura colomal (Histona Extensa de Colombia). vol. 20. Bogotá, Lemer, 1967

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Iconos tk la ciencia en el arte ntogranaduw y en el arte novohispano 81

el Nuevo Mundo desde los primeros cronistas de Indias en el siglo XVP2 hasta las expediciones científicas del XIX, pasando por las obras cimeras de Mutis y Humboldt. Sin embargo, las representaciones pictóricas de la flora sólo se reali­zaron sistemáticamente a partir de las láminas encargadas para la Expedición Botánica. 53 A partir de la obra de los pintores de la Expedición, la incorporación de la flora en el dominio de las artes alcanza un nivel plenamente simbólico (en el sentido peirceano, mencionado en la introducción): las representaciones de la flora se integran conscientemente dentro de un sistema de conocimiento y las láminas resultan ser signos plenos del ansia ilustrada de toda la época.

En el periodo al que hemos restringido nuestro estudio ( 1600-1760), tales representaciones simbólicas son inexistentes. Sin embargo, se encuentran mu­chas apariciones "ingenuas" de la flora y la fauna americanas en obras artísticas coloniales de la época, signos aislados que viven a niveles icónicos y a veces, indiciales (en el sentido de Peirce).

Flora

Una de las apanc10nes indiciales más frecuentes en el arte colonial neogranadino es la de la piña [6, 14, 15, 27, 35, 44, 47] .* Según Santiago Sebastián, "las frutas tienen una motivación religiosa y representan la contribu­ción de América al mundo sensual del barroco". S4 La piña es índice de esa mara­villosa y maravillada visión barroca de la naturaleza de las Indias Nuevas.

Muchas otras frutas tropicales aparecen en la ornamentación de templos e iglesias: aguacates [8, 15, 34, 79], sandías [63, 64], bananos [15, 63], papayas [9, 63, 79). La ornamentación frutal es indicia!; indica el ambiente de la época, como lo explicó el insigne historiador mexicano Francisco de la Maza: "quien se quede en la superficialidad de creer que (las frutas en el barroco son) decora­ción pura y no vea en esa integración de la naturaleza y la arquitectura un cons­ciente y auténtico sentido religioso, no comprenderá e l barroco".55 En el Orinoco Ilustrado comenta el padre Gumilla acerca de la bondad de las frutas tropicales: papayas ("nada menos olorosas, y sabrosas que nuestros melones buenos, pero

52. Antonello Gerbi , LA naturaler.a de las Indias Nuevas, México, Fondo de Cultura Económica, 1978. 53 . Eugenio Barney Cabrera, "Pintores y dibujantes de la Expedición Botánica", Historia del Arte

Colombiano, volumen IX, Bogotá, Salvat, 1983, pp. 1177-1201; Carmen Sotos Serrano, "Aspectos artlsticos de la Real Expedición Botánica de Nueva Granada". AA.YV .. Mutts y la Real Expedición Bordnica del Nuevu Reynu de Granada. Bogotá/Barcelona/Madnd. Villegas/Lunwerg/CSIC. 1992. pp. 121 -157.

• Las referencias de la fonna [) envían al motivo número []. reseñado en el catálogo de motivos (sec­ción 3)

54. Santiago Sebasuán, Jrmerarws arrísucos de la Nueva Granada, Cali. Academaa de H1stona del Valle del Cauca. 1965, p. 30.

55. Santiago SebastJán, Arquuectura colonial en Boyacá. Duitama. Diócesis de Duitama, 1968, p 75, catando a de la Mau.

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más sanas,), 56 plátanos ("en la América sirven de pan, de vianda, de bebida, de conserva, y de todo"),57 etcétera.

De las plantas tropicales, las más frecuentes en el arte colonial son las palmáceas [2, 5, 7, 20, 33, 38, 41 , 66, 67] . Una tipología de las varias clases de palmas ha stdo propuesta por Sebastián. 58 Sobre las palmas dice Gumilla: "todo su vivir, comer, vesti r a su modo, pan, vianda, casas, apero de ellas, y todos los menesteres para sus piraguas y pesquerías, y varias mercancías que venden, todo sale de las palmas".59 El maíz aparece varias veces en obras boyacenses [14, 24] .

Otros motivos de la flora menos característicos que podrían catalogarse a un nivel icónico (como puramente decorativos), pueden verse en la Casa del Fundador (Thnja) en pilastras y en algunos bargueños [1 , 11 , 28, 78].

Fauna

Los motivos zoomorfos son menos extensos en el arte colonial neogranadino. Esto es de esperarse, pues dentro de la historia natural la flora es más proclive a ser integrada a los ámbitos eclesiásticos: a voluntad , sus moldeables contenidos sígnicos pueden ser neutralizados. Entre los animales representados en algunas obras coloniales se incluyen: simios [ 13, 65], guacamayas [3, 49] , tapires [4, 65] , garzas [ 1 0], picaflores [11 , 16, 21 , 78]. Fray Pedro de Mercado nos instru­ye, en su Historia: "tratando de los animales que se crían en estas tierras, se pueden poner en primer lugar los monos por la semejanza que tienen con los hombres en e l rostro, manos y pies".60

Reconocer en la fauna americana un valor fundamental para comprender la variedad y e l desarrollo de las especies, es algo que se les deberá más adelante a Humboldt y a Darwin . Teniendo en cuenta esa evolución posterior, es curiosa la frase de Mercado así como es valiosa la conciencia de la diferencia expresada por ejemplo, por Fray Pedro Simón: "hay muchos armadillos y otros innumera­bles animales, muy diferentes de los nuestros".61

La plena recuperación simbólica de esa diferencia integrada coherentemen­te dentro de los sistemas científicos de la Ilustración, sólo se logrará a fines del XVIll. Luego vendrá la diferenciación política con la Independencia. De todos

56. P. Joseph Gumilla. El Orinoco llustrado. Hiswria natural, civil y geográfica de este gran rw. Bogotá, Bibhoteca de la Pres1dencJa de Colombia, 1955 (original de 1741 ). p 356.

57 !bid .. p 352 58 Snnuago Sebastián. lnnuarios artísticos ... op. c11 , p. 31. 59 P. Joseph Gumilla. El Orinoco Ilustrado .. . op. cit., p. 103. 60. P. Pedro de Mercado, Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Qu110 de la Compañía de Jtsú ( 4

wmos). Bogotá. Biblioteca de In Presidencia de la República, 1957 (original de 1687), tomo fV, p. 260. 61 . Fray Pedro Simón, Not1c1as historwles dt las conquiStas tk Tierra Firme en las Indias Oce~denra­

les (6 tomos). Bogotá, Biblioteca del Banco Popular. 1981 (origmal de 1627), 1omo l. p. 552.

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Iconos de la ciencia en el arte M ogranadtno y en el arte novohlsptmo 83

modos, en el arte colonial de l periodo 1600-1760, quedan los rastros indiciales que hemos listado, en los cuales se prefigura la posterior eclosión naturalista.

1.6. Estudios superiores y disputas eclesiásticas

Los estudios neogranadinos en el periodo 1600-1760, han sido analizados con particular cuidado por Salazar, Silva y Lértora.62 Para nuestros objetivos el trabajo de Celina Lértora es fundamental ; revisando exhaustivamente los ma­nuscritos coloniales de los siglos XVII y XVIII conservados en la Biblioteca Nacional, la Academia Colombiana de Historia, el Colegio Mayor del Rosario y el Archivo de la Curia Arzobispal de Popayán, Lértora ha logrado demostrar cómo las disputas escolásticas consignadas en los cursos que se impartían en los centros de enseñanza superior (Santo Tomás, Javeriana, Rosario, San Bartolomé), fueron e l reflejo de emergentes pugnas entre las órdenes religiosas (dominicos, jesuitas, franciscanos) . En los cursos de física y lógica que se impartieron (47 cursos manuscritos revelados por Lértora), se detecta una "anomalía local,: La persistencia en la cultura eclesiástica neogranadina durante todo el periodo 1600-1760, de las formas y argumentos de los modelos disputativos del XVII. El no incorporar los avances de la ciencia europea del xvm en la cultura local neogranadina no parece haberse debido al desconocimiento, sino a la muy con­creta opción de escoger el oficio de disputar. ya anacrónicamente, con el objeti­vo de alcanzar mayores poderes sociales, económicos y políticos.

Acerca de la materia prima por ejemplo, disputaron jesuitas y tomistas; dis­putas metafísicas sobre la esencia y la existencia trataron de ser trasladadas al terreno de los entes físicos, produciendo por supuesto polémicas deformadas.63

Es de notar que esas deformaciones, desplazamientos y omisiones parecen ser un buen índice para caracterizar a la cultura neogranadina de la época (y, por qué no, a la herencia cultural colombiana). Otro ejemplo: los tomistas negaban la coexistencia de dos formas de diferentes especies en un mismo ser (humano o divino), mientras que los franciscanos afirmaban que en la potencia absoluta de Dios todo podía coexistir;64 la controversia no fructificó, aunque hubiese podido hacerlo, si se hubiesen precisado criterios por ejemplo, para la distin­ción de las especies.

Reflejos indiciales de algunas componentes de las controversias entre las órdenes son los motivos [56, 57, 58, 59, 61]. Las pinturas alegóricas con Santo Tomás, ya sea como discípulo de San Alberto Magno [56], ya sea él mismo

62 José Abe! Sal azar. Los estudws eclesiásticos superiores en el Nuevo Remo de Granada ( 1563-JIU O). Mndnd. CSIC. 1946, Renán S1lva, Los ~studws genual~s en el Nuevo Remo de Granada 1600-1760. Bogo1á, CIUP, 1984, Cehna Lénora, Fuentes para ti estudw .. . op. Cll

63 lbld . p. 24 64 lb1d.. p. 26

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enseñando [58], ya sea con los herejes a sus pies [57] , o la terracota estucada de Santo Tomás como guía fundador en el tímpano del Colegio Mayor del Rosario [59], revelan la pervasiva influencia tomista. Es posible que algunos de los li­bros a los pies de Aquino [57] escondieran, además de la lectura herética usual, representaciones de las doctrinas de las demás órdenes. Por otro lado, la disputa sobre la Inmaculada [58], cuya concepción sin mancha de pecado original era defendida por los franciscanos y atacada por los dominicos, es índice importan­te de las manifestaciones del conocimiento en la época (ver en esta sección la Inmaculada como "Stella Maris" y ver la sección 1.8). A los pies de San Agustín [6 1] aparece el "Quare'' (¿por qué?), que impulsó muchas de las posteriores disputas eclesiásticas (por supuesto, muchas de las disputas pueden originarse en los encuentros de Jesús con los Doctores de su época [ 17]).

Reflejos indiciales de la producción universitaria de la época son algunas pinturas que nos han llegado en las que se conmemoran las consecuciones de algunas tesis de doctorado [50, 76, 77]. Las riquezas ornamentales y alegóricas de las tesis de Celis [76] y de Moreno [77], defendidas en la Universidad Javeriana en la década del 1750 y aquellas de la tesis de Mosquera [50], muestran la importancia que se le debió dar en la época al éxito en los estudios superiores. El retrato de fray Cristobal de Torres [60], arzobispo fundador del Colegio del Rosario, esconde las duras luchas que tuvo que emprender fray Cristobal para que el Colegio que había impulsado no se convirtiera en una casa restringida a su propia orden (los dominicos), sino que se mantuviera como un espacio abier­to para toda la juventud estudiosa del Nuevo Reino.65

Francisco Statsny descubrió en sus estudios iconológicos del arte colonial cuzqueño, un símbolo que representó consistententemente a los claustros uni­versitarios: las universidades se vieron simbolizadas por claustros floridos, por jardines rectangulares rodeados de muros donde crecía e l conocimiento.66

Las representaciones del jardín universitario, originadas en retratos de los santos protectores de las universidades cuzqueñas (San Antonio Abad, Santo Tomás), se extrapolaron luego a pinturas alegóricas de la Virgen, en las que la Inma­culada (vista por los franciscanos como "Ste lla Maris" -estrella suspendida en el firmamento) quedó asociada con el huerto universitario. En el arte neo­granadino, de las muchas alegorías de la Inmaculada que nos han llegado, sólo pudimos encontrar en una de ellas [80] el jardín universitario (compáre­se, por ejemplo, la profusa simbología teológica67 de la Inmaculada atribuida

65 Juan Manuel Pacheco SJ .. Htstoria ~cl~s1ás11ca : wmo 1/. lA consolidación de la 1gl~sw en~/ s1glo XV// (Histon a Extensa de Colomb1a, volumen XIII}. Bogotá, Lemer. 1975, p 137

66 Franc1sco St:usny. ''Jardín universitano y Stella Mar1s", lclJiwlogía > .wetedad Aru colomal hts· panoamuicano, XLIV Congreso lncemaclonal de Americamstas. México. UNAM. 1987

67 Jaime Guliérrez Vallejo. Jgl~sta-Muuo d~ Santa Clara ( 1647). Estudw iconográfico. Bogotá. lns· t1luto Colombiano de Cultura, 1995.

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Iconos de la ctencw en el arte neogranadmo y en el arte novohispano 85

a Femández de Heredia [62], con la aparición del jardín en la Inmaculada de Acero de la Cruz [80]).

l . 7. Zodíaco, cosmología

La representación de los cielos y las inquietudes acerca de la creación del mundo han sido siempre objeto de interés en los sistemas culturales. En el arte colonial hispanoamericano, una de sus realizaciones más ricas se encuentra en el programa planetario de la Capilla del Rosario (Santo Domingo, República Dominicana); la bóveda, estudiada detalladamente por Erwin Walter Palm,68

contiene cinco planetas y los doce signos zodiacales insertos en una cuidadosa simetría, en la cual resaltan las cualidades y correspondencias astrológicas que debían influir en los temperamentos humanos y servir de explicación para la composición de las substancias materiales. La alquimia y la astrología, descar­tadas por el conocimiento científico positivo posterior, deben considerarse sin embargo, en el Renacimiento y en el Barroco, como importante sostén heurístico para el crecimiento de la ciencia moderna; no hay que desconocer por ejemplo, que Newton le dedicó un número de páginas sustancialmente mayor a sus inves­tigaciones alquímicas y teológicas que a la elaboración de su sistema de física matemática.

En la Nueva Granada, la exposición del sistema copemicano fue muy res­tringida. La Physica specialis et curiosa, manuscrito que parece ser el más anti­guo en hacer mención al sistema copernicano, podría ser del siglo xvrn (las atribuciones de fecha son dudosas).69 Algunas de las referencias zodiacales y cosmológicas que se pueden encontrar en el arte colonial neogranadino del pe­riodo 1600-1760 son muy ingenuas y no hacen referencia a ningún sistema, ya sea alquímico-astrológico o al sistema copemicano. Los rastros sígnicos en este caso, difíci lmente podrían considerarse algo más que íconos (como siempre, en el sentido de Peirce).

La representación del sol es bastante común [23, 25, 36]; se conjugan en sus apariciones tanto la lectura católica (signo de Dios) como la lectura indígena (ente supremo); es en Boyacá donde el mestizaje artístico alcanzó la mayor fuerza y donde pueden encontrarse los mejores ejemplos de su realización (e.g. [25]). Hay algunas representaciones del zodiaco dispersas [42, 46]; en el "San José carpintero en relación con e l patriarca José" [42] puede hacerse una lectura alquímica : osmosis entre zona estelar y zona sublunar, signos celestes influyen­do en los temperamentos humanos, el todo a través del filtro-figura de San José.

68 Erwsn WaJter Palm, Los monumentos arqu1tect6mcos de Lo Española (2 vals.), Csudad Trujillo, 1955

69. Celina Unora, op. ctt .. p 164.

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En algunas Inmaculadas [37, 62] y en una Creación [39] pueden verse intentos icónicos de responder a inquietudes cosmológicas; por un lado, las Inmaculadas suspendidas en el firmamento con cabezas de ángeles rondando a su alrededor (en el caso de la Alegoría de Femández Heredia [37] los ángeles alrededor de una custodia que refulge como sol), resaltan el carácter de la Virgen como "Stella Maris" que abre las puertas del cielo y conoce el sol, la luna y las estrellas; por otro iado, los movimientos circulares que desencadena la Crea­ción [39], oponiendo en los extremos sol y luna, inducen a pensar en el vórtice que puede haber dado lugar a la formación del universo. La cúpula de la Basí­lica de Monguí [32] con su rica simetría floral, recupera el hondo orden geomé­trico del Renacimiento, en el que la cúpula reflejaba una lectura simétrica de la bóveda celeste.

1.8. Arboles del conocimiento

Las órdenes de predicadores y en menor medida las instituciones eclesiás­ticas, se encargaron de la enseñanza en el periodo que estudiamos. La jerar­quía del conocimiento y las jerarquías de las órdenes se mimetizaron muy a menudo. La estructura ordenada del saber, frecuentemente representada en los árboles de la sabiduría, podía verse en buena medida como isomorfa a la estructura ordenada de las genealogías espirituales en los ámbitos teológicos. Las raíces del conocimiento correspondían a una representación de los padres superiores y las ramificaciones sucedáneas del saber a la distribución poste­rior de sus secuaces predicadores (compárese esta situación con un árbol mé­dico y taxonómico español acerca de los "progresos que ha hecho la lepra en la Villa de Lebrija".)1°

En unas láminas insertadas en un artículo de Statsny'1 puede verse una pin­tura en la que se representan las jerarquías universitarias cuzqueñas: El rector Pérez Armendáriz y el árbol universitario. Las ramificaciones en las que retoñan los catedráticos pueden leerse de manera estructuralmente idéntica en algunas jerarquizaciones presentes en nuestro arte colonial. La orden franciscana parece haber sido particularmente proclive a representar árboles genealógicos y espiri­tuales. Una pintura en el claustro de Monguí [29], muestra la jerarquía francis­cana; por otra parte, la Alegoría de la Eucaristía en la Iglesia de San Francisco [68], nos muestra a la Divinidad en un trono que es un árbol frutal de donde se

70. José Maria López Pi ñero, El grabado en la ctencia hispánica, Madrid, Consejo Superior de lnves~ ligac1ones Científicas. 1987, lámtna XXXIX.

71 . Francisco Stalsny, .. Jardín universitario y Stella Maris". l conologfa y sociedad. Arte colomal his· panoamencano, XLIV Congreso Internacional de Americanista.s. UNAM, México. 1987, folio entre PP-158- 159. ilustración 4.

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Iconos de la ctmcUJ en el arte ueogranadmo y en el arte novohtspano 87

desprenden toda clase de arandelas y pergaminos, con máximas de la sabiduría eclesiástica que recorren el mundo de los fieles .

Una más complicada composición eclesiástica [45] nos muestra a Jesús como fuente de sabiduría de donde se nutren en oroen descendente en la obra los ángeles, los padres fundadores, los santos, los obispos, los filósofos y los predi­cadores. La savia de la divinidad desciende en medio de una armazón barroca cuyo esqueleto se convierte, simultáneamente, en raíz y tronco de sostén. Las Vírgenes Protectoras [72, 73, 75] cobijan bajo su manto (ramificación) y a lo largo de su sotana (tronco) a sus comunidades espirituales; en la Virgen Protec­tora de las Carmelitas [73] la ósmosis entre la Virgen y el árbol de sostén es ya completa: situada encima de un tronco, la Virgen es alimentada con agua para que florezca su protección.

1.9. Iconos de la ciencia moderna

La iconografía que hemos discutido en los apartados anteriores es indica­tiva de su época. Sería equivocado (como a menudo se ha hecho) calificar el periodo 1600-1760 a los ojos de la iJustración posterior. Si los comienzos de la ciencia moderna en la Nueva Granada, pueden datarse claramente desde la llegada de Mutis (exceptuando la expedición de Juan & Ullloa [55] de 1748 que tocó partes del territorio neogranadino), no hay sin embargo que descali­ficar someramente las formas del conocimiento anteriores. Desde nuestra pers­pectiva actual, es claro por ejemplo que la teología dogmática no puede clasi­ficarse dentro de la ciencia moderna; no es claro sin embargo, que en la modestia cu ltural del siglo XVII neogranadino, las elucubraciones escolásticas que te­nían lugar no correspondieran a las formas naturales de impulsar el conoci­miento en la época.

Superando el marco natural, podemos sin embargo encontrar en el arte co­lonial del periodo, varias prefiguraciones de la ciencia moderna. Las aparicio­nes son casi siempre icónicas: detalles a menudo inconscientes, moldes sfgnicos que sólo alcanzarán su pleno contenido simbólico décadas después, cuando el espíritu de los tiempos indique el advenimiento de la Ilustración. Signos de la medicina en el arte pueden encontrarse en [71 , 74]; San Juan de Dios, creador de la orden de los hospitalarios, es el tema de un retrato de Vásquez [74); por otro lado, en el Rapto de San Ignacio de Laboria [69] se encuentra un detalle [71] en el que aparecen las camas de un hospital. En las pinturas que represen­tan el martirio de San Bartolomé, desollado vivo [ 18, 26], se encuentran curio­sos detalles anatómicos; el San Bartolomé de la Iglesia de San Laureano, en Tunja [ 18]. es particularmente interesante a ese respecto: como lo ha demostra­do e l brillante historiador norteamericano Martín Seria (el mejor intérprete de los frescos tunjanos), el lienzo es copia de una lámina anatómica de un libro

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de medicina publicado en 1560.72 El San Bartolomé de Santa Clara, en Thnja [26], es mucho más ingenuo y tremendista. Es de notar que, en la Casa de Juan de Vargas (Thnja), se conservan varios textos de medicina europeos del siglo XVIII [ 12] lo que muestra la circulación de la literatura médica en provincia. En el arte neogranadino no hemos encontrado alegorías explícitas de la medicina, como el grabado que antepone a sus lecciones el catedrático de la Universidad de Valladolid Bravo de Sobremonte (1603- 1683).13

Las referencias a la matemática, en el arte colonial neogranadino del perio­do 1600-1760, son casi inexistentes. Un biombo sobre algunas artes liberales, de la Colección Eder en Cali [43], que posiblemente extrapole su fecha de com­posición a fines del XVlll, es la única referencia explfcita; aparece una alegoría de la geometría tronando encima de una amplia descripción de oficios, entre los cuales de manera singular puede discernirse la dirección de una obra de inge­niería. En contraste, las escuadras y armazones geométricas usadas por los San José carpinteros [40, 42], así como algunos relojes [31], resultan ser íconos tradicionales y no indicativos.

El descubrimiento del Nuevo Mundo amplió y configuró definitivamente la esfera terrestre. La eclosión de los mapamundis europeos en el siglo XVI pro­porcionó un enorme impulso a la geografía [52, 53, 54]. Algunos detalles en el arte colonial [30, 48, 70] nos muestran mapamundis explícitos; en e l claustro de Monguí, e l globo [30] sirve para recordar la dimensión de la misión evangélica franciscana al "extender el Reino de Dios sobre la Tierra"; el Señor del Perdón, de San Agustín en Popayán [48], rige encima de un globo con un espléndido trazado de América (parece demasiado preciso para que haya sido tallado en la Colonia); en el Rapto de San Ignacio, de Laboria [70], aparece otro globo con un trazado de costas más abstracto que podría corresponder a las versiones mí­ticas del Cathay. El mestizaje artístico incorporó acentuadas formas antropo­mórficas [19] y geológicas [22] que intensificaron localmente los rasgos del barroco; en el Altar de los Pe lícanos, de Caballero [22] las incrustaciones ad­quieren un matiz casi descriptivo de los fósiles que se encontraban profusamente en la región aledaña de Villa de Leiva.

72. Martin Soria, LA pmtura del siglo XVI en Sudamlrica. Buenos Aires, IAA IE. 11.)56: Santiago Sebasuán. /tmerarws artísticos de la Nueva Granada. Cali. Academta de Historia del Valle del Cauca. 1965.p 90

73 José Maria L6pe2. Ptñero, El grabado en la c1encia ... op cit . lámina XX

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Iconos de la ciencia en el arte neogranadino y en el arre novohispano 89

2. Las ausencias

2.1. Arte y ciencia en el virreinato de la Nueva España

D esde los tiempos precolombinos se diferencian inexorablemente México y Colombia. Ante ]a riqueza del territorio y de las culturas maya y azteca,

la Colonia, en el espacio de lo que será la Nueva España, organiza sofisticadas formas de apropiación económica y amplias respuestas culturales. El Renaci­miento y el Barroco novohispanos inventan formas de la intuición y del conoci­miento que parecen haber sido desconocidas en la Nueva Granada. Entre 1600 y 1760 desconocemos figuras neogranadinas que alcancen la talla de una Sor Jua­na [87] o de un Sigüenza y Góngora [88].

Comparando lo comparable -dos ejemplos de la colonia española en Amé­rica- situaremos la modestia de la herencia neogranadina con respecto a la mexicana, partiendo del desbalance iconográfico (alrededor de los motivos cien­tíficos) que se puede rastrear en los dos espacios coloniales. Como lo hemos anotado anteriormente, esas iconografías representan indicios de toda una cul­tura; el interés de los indicios en sí puede ser muy relativo, pero el interés de las tensiones y de las formas culturales coloniales que se encuentran reflejadas en esos indicios es, en cambio, enorme.

El arte colonial novohispano alcanzó muchos momentos de gran altura que han sido objeto de estudio de incisivos historiadores del arte. 74 En el México colonial, la ciencia y la filosofía alcanzaron también un importante nivel de desarrollo. Ellas Trabulse y Mauricio Beucbot han hecho grandes esfuerzos por recuperar y reval orar las diversas trazas del conocimiento en la colonia novo hispana. Trabulse75 muestra cómo en el siglo XVII los ingenieros y pensado­res mexicanos efectuaron numerosas mediciones náuticas y astronómicas, descri­bieron minuciosamente la naturaleza, explicitaron técnicas mineras, y cómo en el siglo XVIII se estudió con ahínco la física ilustrada, se realizaron debates sobre el sistema del mundo, se hicieron intentos sistemáticos para desarrollar la botánica y la zoología, se abordaron la química y la geología. Así en el periodo 1600-1760, antes de la llegada de Mutis, la amplitud de los trabajos científicos novohispanos supera, con mucho, los tímidos esbozos neogranadinos. Igual-

74 Manuel Toussaint, Arte colonial en Mbico. México, UNAM. 1990 (original de 1948); Manuel Toussaint, Ptntura colonial en México, México. UNAM, 1990 (póstumo. publicado 1965); George Kubler. Arquitectura mexicana del siglo XVI, México, Fondo de Cultura Económica, 1983 (original. en inglés. de 1948); Francisco de la Maza, Lo. micología cldsica en el arte colonial de México, México, 1968; Erwin Walter Palm, "El sincretismo emblemático en los triunfns de la Casa del Deán de Puebla". Retablo barroco a la memona de Franctsco de la Maza, México, UNAM, 1974.

75 . EHas Trabulse. El círculo roto, México, Fondo de Cultura Económica, 1984; Elfas Trabulse {ed.), Historw de la ciencia en México ... op. cit.

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mente Beuchot16 pone de relieve una activa discusión filosófica en el México colonial, que resulta parca o inexistente en la Nueva Granada. ¿Cómo distinguir esas diferencias culturales? Proponemos aquí "medirlas" a través del inventario de ausencias que explicitamos a continuación. Así, en un aparato representacional se reflejarían los hondos estratos que separan la herencia cultural mexicana y la colombiana.

2.2. Símbolos de la ciencia moderna

En lo que sigue, haremos referencia soLre todo a algunas presenc ias novohispanas que no encontramos en el recorrido indicial de la sección 1 (por lo tanto, ausencias neogranadinas). Mientras el catálogo neogranadino trató de ser lo más completo posible, la lista que se encontrará a continuación sólo puede considerarse como meramente indicativa (de una gran riqueza simbólica que habría que completar apropiadamente).

Los planos de la Ciudad de México [81, 82], desde el siglo XVI, muestran una gran ciudad colonial;n aliado de ella Santa Fe de Bogotá, aún a finales del XVIII, se ve como una ciudad pequeña [51]. Los biombos coloniales de la Nue­va España son particularmente ricos en motivos iconográficos sobre la sociedad de la época; en ellos se alcanzan a descubrir los múltiples oficios que requería para su buen funcionamiento la sociedad novohispana. En el Biombo alegórico de la Nueva España [84]* se observan las diversas ocupaciones de la Colonia, entre las cuales detectamos las apariciones del hombre de ciencia (múltiples sotanas negras y pelucas blancas). Un óleo sobre la Plaza Mayor de la Ciudad de México [83] confirma la presencia de los técnicos y de los científicos (aso­mados en el tercer piso del edificio central).

Las universidades [85, 86] y la intelectualidad de la época [87, 88] fueron plenamente apreciadas, y sobre ellas se fue construyendo una gran tradición cultural cuyos frutos enorguJlecen hoy a México. La biblioteca de Sor Juana es fondo fundamental de uno de sus retratos más conocidos ([87]; (Miguel Cabre­ra, siglo XVIII); el Retrato de don Manuel Carcanio (José Joaquín de la Vega, 1783) pone de relieve la importancia de la Real Academia Mexicana. Es útil

76 Mauncto Beuchot, E.uud10s de historw y de filosofía en ti Mlxico colomal. Mtxico. UNAM. 1991 77 Manuel Touss:unt. Planos de la Ctudad de México. Mtxico. UNAM. 1990 (ongmal de 1940) • El repertorio fotográfico que utilizamos sobre arte colomal me'icano se encuemra esencialmente en

la colecctón Arte NovohtSpano. editada por el Grupo Azabache en ocasión del Qumto Centenario. Joaqum Berchez. Arquirtcrura mex1cana dt los siglos XVII y XVIII. México, Grupo Azabache. 1992; Marcus Burke. Pintura y escultura en Nueva España: el barroco. México. Grupo Azabache, 1992; Rafael López Guzmán. Lázaro Gila Medina, Ignacio Henares Cuéllar & Guillermo Tovar de Teresa, Arquitectura y carpinttria mudeJar tn Nueva España, México. Grupo Azabache, 1992; Sanuago Sebastián, Iconografía t tconologfa del ane novohtspano. Méxtco. Grupo Azabache. 1992, Guillermo Tovar de Teresa. Pmtura y escultura en Nueva España: 1557-1640. Méxtco. Grupo Azabache. 1992. usamos también el repertono fotográfico pre­sente en los trabajos pioneros de Manuel Toussatnl.

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Iconos tk la c1tnc1a m ti artt ntogranadmo y en ti arte novoh1spano 91

comparar un par de catálogos de bibliotecas de la época en Santa Fe y en Méxi­co; en Bogotá~ la del canónigo Fernando de Castro y Vargas (hijo del tunjano Juan de Vargas), poseía l 060 libros (entre los cuales se encontraban el Tratado de Filosofía Natural de Pérez de Moya, el Tratado de Navegación de García de Céspedes, la emblemática de Alciato y las obras del preclaro fraile mexicano Alonso de la Veracruz);78 en México, la biblioteca de Melchor Pérez de Soto, arquitecto y apasionado lector que moriría asesinado en los calabozos de la Inquisición, contó con 1 502 libros, entre los cuales se listaron las obras de Copérnico y Euclides.79

Los biombos alegóricos novohispanos sirvieron de lugar natural para la re­presentación de Jos conocimientos seculares. En el Biombo de las Artes Libera­les (Juan Correa, 1670) se representan la astronomía [91], la aritmética [92], la geometría [93], la gramática L94] y la retórica [95]; en el Biombo de Los Cuatro Elementos (Juan Correa, 1670) se representan los antiguos pilares de la física griega. La riqueza y la extensión de las representaciones de Correa no tienen igual en todo el arte colonial hispanoamericano. Sin embargo, en otros biombos novohispanos más modestos, puede aún trazarse la representación alegórica de las artes liberales [96].

Varios levantamientos de la Ciudad de México dan lugar a grabados en los que se hace referencia explícita al muy importante problema del drenaje de las aguas (Ciudad de México se extenderá sobre la laguna que envolvía a Tenocbti­tlán) [ 111] ;80 las soluciones que se ofrecerán para la urbanfstica de la Ciudad de México no podrán, sin embargo, mantener el ideal de los trazados utópicos del siglo XVI [ 1 08].

En los catafalcos de importantes personalidades se encontraban muchos mo­tivos científicos. En el México colonial se usó la moda de levantar piras funera­rias a príncipes, reyes y aún a caciques indígenas. En algunos de esos catafalcos [1 05 , 106] se hallaban extensos jeroglíficos, en donde se involucraban astrono­mía y astrología (e.g. el de Luis /, realizado por José de Villerías en 1725); es fundamental recordar que, aún en la Europa del XVIII, la herencia hermética y astrológica se encontraba estrechamente ligada con el surgimiento de la ciencia moderna. En el Hospital de San Juan de Dios, en Atlixco, de 1731 , se encuentra una amplia iconografía ( 19 lienzos) que refiere al fundamental sentido teúrgico que la medicina tenía en ese entonces [97].

La influencia matemática en la arquitectura novohispana es fácil de verifi­car, desde los tejidos geométricos del Tratado de arquitectura mudéjar [ ll O] de

78. Guillermo Hemández de Alba, Una biblioteca d~ Santa Fe de Bogotd ~n el siglo XVJI, Bogotá. Instuuto Caro y Cuervo, 1960.

79. José Torre ReveUo. El libro. la impr~nta y ti penod1smo en Amlrica durante la domtrWCIÓn tspa· ñola, Méx1co. UNAM. 1991 (orig1nal de 1940).

80. Francasco de la Maza. Enflco Martínez Cosmógrafo e impresor de Nueva España, México, UNAM. 1991 (on g1nal de 1943).

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fray Andrés de San Miguel (1600), hasta las espirales logarítmicas de escaleras [90] y botareles [89] de mediados del XVIII. La ciencia novohispana produjo muchos grabados para sustentar gráficamente sus tesis; la producción de calen­darios [115], los debates sobre los cometas [113, 1 14], la consecución de un lugar incuestionable para la Nueva España dentro del espacio geográfico ameri­cano y mundial [ 112, 116], fueron objeto de planchas en las que, a menudo, la invocación de la Inmaculada era de rigor (no hay que olvidar que Nuestra Seño­ra de Guadalupe del Tepeyac se estaba convirtiendo, en esas mismas décadas, en la santa patrona de México).

Refiriéndonos a los temas estudiados en las secciones 1.5- 1.8, en el arte novohispano se encuentran también referencias indiciales similares a las ano­tadas para el arte neogranadino. Nuestro objetivo aquí no era el de reconocer las mismas presencias; sin embargo, adjuntamos algunos encuentros someros con algunos de los motivos ya estudiados: Stella Maris [98, 99], árboles del cono­cimiento [lOO, 102, 103, 109], debates de la Fe [101], zodíaco [107]. Una curio­sidad: un San Francisco estigmatizado [104], relieve en madera estofada y poli­cromada, del siglo XVI, podría ser un lejano antecesor de algunos relieves del magnífico altar de San Francisco, en Bogotá; sería útil realizar un estudio de los traslados en la Orden efectuados de la Nueva España a la Nueva Granada en esa época.

La ciencia novohispana del XVII, así como la española, con la cual se esta­blecía todo diálogo, vivió en un tenue claroscuro entre las tendencias arcaizantes (escolástica dogmática) y los deseos de renovación (Feijoo). Dos bandos se fue­ron formando a lo largo del XVII;81 por un lado, los "peninsu lares" que defen­dían el aristotelismo y se encontraban ligados a posiciones conservadoras; y por el otro, los "criollos", quienes se adhirieron a las doctrinas neoplatónicas mági­co-herméticas que sustituían al aristotelismo y que dieron impulso a la forma­ción claroscura - barroca- de la ciencia moderna. Desde comienzos del XVIII ya la actividad científica en México es muy notable; las órdenes religiosas (par­ticularmente jesuitas y franciscanos) tratan de conciliar dogma y ciencia moder­na; los académicos y aficionados impulsan gran cantidad de observaciones y moldean los primeros espíritus de sistema.

La formación de la ciencia mexicana adquiere, en el periodo 1600-1760, una densidad suficiente para fomentar los avances futuros. El arte colonial no­vohispano por su parte, había ya alcanzado una densidad representativa y una riqueza notables. Es en la intersección de esos entornos densos en donde se sitúa nuestro análisis. La riqueza morfológica del arte mexicano permüe inte­grar, dentro de sus múltiples variaciones, una plena estratificación simbólica de Jos haceres de la ciencia. Densidad y simbolismo están estrechamente conecta-

8 1. Elías Trabulse (ed.), Hworia de la cienc1a en México .. op. cit., tomo 11, p. 15.

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Iconos tú la ci~ncia ~n ~/ artt n~ogranadino y m el arte novohtspano 93

dos; el entorno novohispano - tanto en la ciencia como en el arte-posee esas características, y de allí se deduce su incisivo poder expresivo. Los niveles sígnicos, en el periodo estudiado (1600-1760), son icónicos e indiciales en la Nueva Granada, mientras alcanzan a ser simbólicos en la Nueva España.

3. Catálogo de motivos

Tema/ Iglesia/Museo/ Núm Obra descrrpctón Fecha Casa/Colección Ciudad Motivos

NUEVA GRANADA

1 Frescos M1tos y símbolos Siglo xvn Casa del Fundador Tunja Flora americana

2 Frescos Mitos y símbolos Siglo xvn Casa del Fundador Tunja A ora americana

3 Frescos Mitos y súnbolos Siglo XVII Casa del Fundador Tunja Fauna americana

4 Frescos Mitos y símbolos Siglo XVII Casa del Fundador TunJa Fauna americana

5 Frescos Muos y símbolos Siglo XVII Casa del Fundador Tunja A ora americana

6 Temples M1tos y símbo los fin XVI Casa de Juan Tunja Flora c. XVII de Vargas americana

7 Temples Muos y símbolos fin XVI Casa de Juan Tunja Flora c. XV H de Vargas americana

8 Temples Mitos y símbolos fin xvr Casa de Juan Tunja Flora c . xvn de Vargas americana

9 Temples Mitos y símbolos fin XVI Casa de Juan Tunja A ora c. XVII de Vargas amen cana

10 Temples Mitos y símbolos fin XVI Casa de Juan Tunja Fauna c . xvn de Vargas americana

11 Bargueño Ornamentación Casa de Juan TunJa Fauna de Vargas amen cana

12 Libros Medicina siglo XVIII Casa de Juan TunJa Med1cma de Vargas

13 Columna Ornamentación siglo XVII Casa de los Manc1pe TunJa Fauna americana

14 Techumbre Ornamentación siglo XVII Capilla del Rosario TunJa A ora americana

15 Arco Toral Ornamentación siglo XVII Santo Domingo Tunja Flora americana

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94 Quipu . enero-abril de 1999

3. Catálogo de motivos (continuación)

Tema/ Iglesia/Museo/ Núm. Obra descnpci6n Fecha Casa/Colección C1udad Moti\•os

16 Retablo Ornamentación s1glo XVH Capilla del Rosario TunJa Fauna amen cana

17 Retablo Jesús y Doctores s1glo XVII Capilla del Rosario Tunja Doctores Iglesia

18 P1ntura San Bartolomé 1623 San Laureano TunJa Anatomía

19 Pilastras Ornamentación siglo XV U Catedral Tunja Mestizaje

20 Portada Ornamentación siglo XV II Catedral Tunja Flora americana

21 Altar Ornamentación s1glo XV Ill San Franc1sco Tunja Fauna americana

22 Altar Ornamentación s1glo XV II I San Franc1sco Tunja Fauna 1 Geología

23 Po nada Ornamentación s1glo XVII Plaza Mayor Tunja Zodíaco

24 Arco Toral Ornamentación siglo XVII Santa Clara TunJa Flora amen cana

25 Techumbre Ornamentación s1glo xvn Santa Clara Tunja Zodíaco

26 Pintura San Banolomé siglo XV II Santa Clara Tunja Anatonúa

27 Pila Ornamentación Monasterio Tunja Flora del Topo amen cana

28 Ptla Ornamentación Claustro Monguf Flora americana

29 Pintura Orden franciscana siglo XV Il Claustro MonguC Arboles conocimjento

30 Fresco Orden franciscana siglo XV II Claustro Monguf Geografía

31 RelOJ Ornamentación Claustro Monguf Maqui nanas

32 Cúpula Ornamentación Catedral Monguf Zodíaco

33 Pilastra Ornamentación siglo XVII Iglesia Tópaga Flora americana

34 Arco Toral Ornamentación s1glo xvn lgles1a Tópaga Flora americana

35 Arco Toral Ornamentación siglo XVII Iglesia Tópaga Flora americana

36 Arco Toral Ornamentación siglo XV II Jgles1a Tópaga Zodíaco

37 Pantura Inmaculada saglo XV II Museo de Duatama Zodíaco Arte Rehgaoso

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Iconos de la ctencto en el arte neogranadmo y en el arte na..,uhispano 95

3. Catálogo de motivos (conti;mación)

Tema/ lglesw/ Museol Núm Obra descnpción Fecha Casa/Colección Ctudad Mott vos

38 Cap1tel Ornamentación Museo de Du11ama A ora Arte Relig1oso americana

39 Ptntum La Creac1ón siglo XVII Museo de Duuama Cosmología Arte Religioso

40 Pmtum San José 1706 Museo de Duuama Geometría Arte Religioso

41 Sagrruio Ornamentación siglo XVI[) BasOica Santa Fe A ora (Antioq.) americana

42 Pintura San José siglo XVlll La Merced Cal1 Geometría/ Zodíaco

43 B1ombo Alegoría siglo XVIII Colección Eder Cah Matemática

44 Ptla OrnamentaCIÓn siglo XVIII La Merced Cah Flora americana

45 Pintura Jesús y Doctores siglo XVIII Colección MadriñáJ Cali Arboles conocí mielllo

46 Reloj Ornamentación siglo XVUI Casa de la Moneda Popayán Zodíaco

47 Púlpito Ornamentación siglo XVIII San Francisco Popayán A ora amen cana

48 Escultura Sefior del Perdón San Agustín Popayán Geografía

49 Pintura Ultima Cena 1780 Arquidiócesis Popayán Fauna amen cana

50 Ptntura Tests Mosquero s1glo XVII Palacio Arzobispal Popayán Universidad

51 Plano Bogotá 1791 Casa del Florero Bogotá Urbanística

52 Plano Nueva Granada 1633 Mapotecn Archivo Bogotá Cartografía Nacional

53 Plano Nueva Granada 1657 Mapoteca Archivo Bogotá Cartografía Nacional

54 Plano Nueva Granada 1772 M apoteca Archivo Bogotá Cartografía Nacional

55 Libro Exp Juan&UIIoa 1748 Biblioteca Nactonal Puerto Expedición RICO Científica

56 Pintura Alberto Magno siglo XVII Colección Laserna Bogotá Doctores lgles1a

57 Ptntura Santo Tomás s1glo XVII Colecc1ón Nav:u Bogotá Doctores lgles1a

58 Pmtura Santo Tomás stglo XVII Santa Clara Bogotá Doctores Iglesia

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96 Quipu , enero·abrrl de 1999

3. Catálogo de motivos (continuación)

Tema/ Jglesia/Muuol Núm. Obra descrrpc16n Fu ha Crua/Colección Ciudad Motivos

59 Tfmpano Doctores Colegio Mayor Bogotá Doctores del Rosario Iglesia

60 Pintura Fray Crist Torres siglo XVII Colegio Mayor Bogotá Universidad del Rosano

61 Ptntura San Agustín siglo XVII Santa Clara Bogotá Doctores Iglesia

62 Pintura Inmaculada 1675 Santa Clara Bogotá Cosmología

63 Frescos Ornamentación siglo XVII Santa Clara Bogotá Flora americana

64 Frescos Ornamentación siglo XV II Santa Clara Bogotá Flora americana

65 Retablo San Antonio siglo XVII San Francisco Bogotá Fauna americana

66 Retablo San Franc1sco siglo XVII San Franc1sco Bogotá Flora amen cana

67 Retablo San Franc1sco siglo XV ll San Franc1sco Bogotá Flora americana

68 Pintura Eucaristía siglo XVJII San Francisco Bogotá Arboles conocimiento

69 Retablo Rapto San Ignacio stglo XVIII San lgnac1o Bogotá Geografía/ Medicina

70 Retablo Rapto San Ignacio s1glo XV III San lgnac10 Bogotá Geografía

71 Retablo Rapto San Ignacio siglo XVIII San Ignacio Bogotá Medicina

72 Pintura Santa lnts siglo XV II Colección Bogotá Arboles particular conocimiento

73 Pintura Orden Carmelita siglo XV II Monasterio Bogotá Arboles Carmelitas conocimiento

74 Pintura San Juan de Dios siglo XVII Museo de Bogotá Medicina Arte Colonial

75 Ptnturn Vtrgen protectora Museo de Bogotá Arboles Arte Colon1al conocí miento

76 Ptntura Tests Cehs 1759 Museo de Bogotá Universidad Arte Colonial

77 Pintura Tesis Moreno 1752 Museo de Bogotá Universidad Arte Colonial

78 Barmz Ornamentactón Museo de Bogotá Fauna Arte Colonial americana

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Jwnos d~ ltl ci~ncta ~n ~1 arr~ n~ogranudmQ y en el arre rwvoluspano 97

3. Catálogo de motivos (continuación)

Tema/ Iglesia/Museo/ fvúm . Obra descripctón Fecha Casa/Colf'cción Ctudad Motíl'os

79 Retablo Calvario s1glo XV III Colecc1ón BogOLá Flora particular americana

80 Pintura Inmaculada s1glo xvn Arquidiócesis Bogotá Stella Mans

NUEVA ES PAÑA

81 Plano Ciudad de MéXICO 1628 Museo Nacional México, Cartograffa D.F.

82 Plano Ciudad de México 1753 Colccc1ón México. Cartograffa Cervantes D.F

83 Pintura Ciudad de México 1767 Museo Nac10nal México. Ofic1os de Historia D.F

84 Biombo Nueva España s1glo XVlU Banco Nacional MéX ICO, Jerarquías D.F.

85 Fachada Umversidad siglo XVlll Colegio de Méx ico, Universidad San lldefonso

86 lntenor Biblioteca s1glo XVUI Biblioteca Puebla Biblioteca Palafox1ana

87 Pmtura Sor Juana siglo XV III Museo Nac10nal México, lntelectualtdad de Histona D.F

88 Libro Templo/ C1enc1a 1680 B1bhoteca México. Intelectualidad Andrade D.F.

89 Botareles Soportes 1752 Santa Rosa Querétaro Matemática de Vncrbo

90 Escalera Ornamentación 1770 Casa Conde México. Matemática San Mateo D.F

91 B1ombo Alegoría Art Ltber. 1670 Museo Franz México. Astronomía M ayer D.F

92 B10mbo Alegoría Art L1ber 1670 Museo FranL MéXICO, Anunética M ayer D.F.

93 Biombo Alegoría Art.Liber 1670 Museo Franz Mayer México. Geometría D.F.

94 B1ombo Alegoría Art Liber 1670 Museo Franz Mayer México, Gramática D.F.

95 B1ombo Alegoría An L1ber 1670 Museo Franc Mayer México, Retónca D.F

96 B1ombo Alegoría s1glo XVIII Colección Pérez MéX ICO, Geometría Sal azar D.F

http://www.historiacienciaytecnologia.com98 Quipu , enero-abril de 1999

3. Catálogo de motivos (continuación)

Tema/ lgltsia/Mustol f\túm. Obra ducripci6n Fecha Casa/Colección Ciudad MQtivos

97 Pinturas San Juan de Dios 1743 Hospital de San Atlixco Medicina Juan de Dios

98 Pintura Inmaculada 1606 Hospital de Jesús Méx1co, Stell:i Mans DF.

99 Pintura Inmaculada 1637 Museo de Arte Querétaro SteUa Maris

100 Ptntura Orden franciscana 1731 San Franc1sco Puebla Arboles conocimiento

101 Pintura Fe cristiana siglo XV II Convento de México. Debates Churubusco DF. Teología

102 Fresco Orden franc1scana siglo XV I Convento Cuerna vaca Arboles franciscano conocimiento

103 Yeserias Rosario 1657 Santo Domingo Oa.xaca Arboles conocimiento

104 Talla San Franc1sco siglo XVI Santa Maria de Tochilrulco Flora la Asunción

105 Pira Destino 1775 Museo Nacional TepotzoLJán Maquinarias del Virreinato

106 Catafalco Luas 1 1725 Bablioteca Nacional MéXICO. Zodfaco DF

107 Yeserfas Luna siglo XVII San Francisco Javier TepotZOt.lán Zodfaco

108 Labro Rethorica Cristiana 1579 Biblioteca Nacional Madnd Urbanística

109 Labro Rethonca Cristiana 1579 Biblioteca Nacional Madnd Arboles conocimiento

110 Labro Manuscr. mudejar s1glo XV II Biblioteca Nacional México, Geometrfa D.F.

111 L1bro Des ague 1607 Biblioteca Nacaonal Méxaco. Ingeniería DF.

112 Libro Horóscopo s1glo XV II Biblioteca Nacaonal Madrid Geografía

~ 13 Libro Cometas 1652 Btblioteca Nacional MéXICO, Astronomfa DF.

114 Libro Comettls 1681 Biblioteca Nacional México. Astronomía D.F.

115 Ltbro Calendario 1757 Btblioteca Nacional México, Zodíaco DF

116 Libro Te:uro Americano 1748 Biblioteca Nacional Méxaco. Geografía DF