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LA BITACOR Sociedad Colombiana de Arquitectos Regional Santander Informativo virtual N° 103 [email protected] –6803869 - 6302663 - wwwscasantander.org Marzo de 2011 1 DIRECTOR: Arq. Javier Prieto Pinzón – COMITÉ EDITORIAL: David Arias Mantilla - Arq. Álvaro Pinto Serrano - Arq. Otto Federico Cala Ardila - Arq. Antonio José Díaz Ardila-Arq. José Fernando Arenas. PARQUE SANTANDER BUCARAMANGA. Imagen del proyecto para la transformación del Parque Santander adelantado por la Cámara de Comercio de Bucaramanga, la Corporación del Espacio Público. Documento tomado de: “Estudio histórico del desarrollo urbano del centro de la ciudad de Bucaramanga para su renovación” Secretaría de Infraestructura, Alcaldía de Bucaramanga Bucaramanga, Santander Colombia CITU- COLECTIVO INTERDISCIPLINARIO DE TEMAS URBANOS Luís Alejandro Murillo Salguero Arquitecto - Sebastián Martínez Botero Historiador - Maria Fernanda Reyes Rodríguez Historiadora - Juan Francisco Spinel Luna Historiador - Diego Silva Ardila Economista - Alejandro Ordóñez Ortiz Arquitecto colaborador La revisión histórica, social y espacial de lo que ha pasado, pasa y puede pasar en el centro de la ciudad, mediante esta estructura documental científica y un posterior resumen comunitario, físico y presentado oralmente; tiene como objetivo recodificar, organizar e iniciar el camino definitivo para la unión de esfuerzos técnicos, administrativos, financieros y comunitarios para la puesta en marcha del Plan de Renovación Urbana y Humana del centro de la ciudad de Bucaramanga a partir de la investigación y el análisis que sugiere la ciencia histórica urbana como pilar para la génesis de un proyecto acertado. Una Renovación Urbana legítima es posible únicamente a partir de una valoración y reflexión desde la historia de las zonas e hitos urbanos específicos que permitan el análisis certero y las proyecciones adecuadas ante el acostumbrado conjunto de “opiniones” y “visiones” de reducidos y diversos grupos humanos en torno a un mismo tema específico y vital para la ciudad, que no se

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[email protected] –6803869 - 6302663 - wwwscasantander.org Marzo de 2011

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DIRECTOR: Arq. Javier Prieto Pinzón – COMITÉ EDITORIAL: David Arias Mantilla - Arq. Álvaro Pinto Serrano - Arq. Otto Federico Cala Ardila - Arq. Antonio José Díaz Ardila-Arq. José Fernando Arenas.

PARQUE SANTANDER BUCARAMANGA.

Imagen del proyecto para la transformación del Parque Santander adelantado por la

Cámara de Comercio de Bucaramanga, la Corporación del Espacio Público.

Documento tomado de: “Estudio histórico del desarrollo urbano del centro de la ciudad de Bucaramanga para su renovación” Secretaría de Infraestructura, Alcaldía de Bucaramanga Bucaramanga, Santander Colombia CITU- COLECTIVO INTERDISCIPLINARIO DE TEMAS URBANOS Luís Alejandro Murillo Salguero Arquitecto - Sebastián Martínez Botero Historiador - Maria Fernanda Reyes Rodríguez Historiadora - Juan Francisco Spinel Luna Historiador - Diego Silva Ardila Economista - Alejandro Ordóñez Ortiz Arquitecto colaborador La revisión histórica, social y espacial de lo que ha pasado, pasa y puede pasar en el centro de la ciudad, mediante esta estructura documental científica y un posterior resumen comunitario, físico y presentado oralmente; tiene como objetivo recodificar, organizar e iniciar el camino definitivo para la unión de esfuerzos técnicos, administrativos, financieros y comunitarios para la puesta en marcha del Plan de Renovación Urbana y Humana del centro de la ciudad de Bucaramanga a partir de la investigación y el análisis que sugiere la ciencia histórica urbana como pilar para la génesis de un proyecto acertado. Una Renovación Urbana legítima es posible únicamente a partir de una valoración y reflexión desde la historia de las zonas e hitos urbanos específicos que permitan el análisis certero y las proyecciones adecuadas ante el acostumbrado conjunto de “opiniones” y “visiones” de reducidos y diversos grupos humanos en torno a un mismo tema específico y vital para la ciudad, que no se

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trata de “lo que nos parece” sino de un producto científico interdisciplinario y de una decidida voluntad política de atención, desarrollo, El conocimiento, la difusión y el basamento a partir del estudio histórico permitirá articular lineamientos y prospectivas en cada uno de los componentes del área de renovación en una puesta en consideración ante los estados patológicos actuales de dichos sitios. La estrategia de unificación de los mismos hacia un futuro integral y contemporáneo de apropiación, exaltación y disfrute del centro de la ciudad provendrá del insumo intelectual, sensitivo, documental, analítico y reflexivo que permita el estudio histórico y los lineamientos prospectivos que se tejen en este abordaje temático bajo la fusión de la ciencia histórica, la arquitectura, el urbanismo, la sociología, la economía y las nuevas estrategias mediáticas.

Panorámica del parque Santander (foto Eslava)

Parque Santander (Historia) En las postrimerías del siglo XIX la ciudad de Bucaramanga experimentaba un proceso de crecimiento que traería como consecuencia la incorporación al casco urbano del área rural del oriente de la ciudad. Esta circunstancia hace pensar a varios de sus moradores en la necesidad de establecer un nuevo templo, que al mismo tiempo que satisficiera sus obligaciones religiosas, sirviera de eje vinculante a los barrios en conformación.7 El audaz proyecto pretendía desvincularse de la jurisdicción parroquial de San Laureano y la oportunidad se presentó a mediados de 1895 cuando el cura párroco José María Villalba emprende un viaje al continente europeo. Queda encargado el presbítero Joaquín Uribe Villarreal, a quien acuden algunos de los líderes del proyecto, entre ellos Félix Anaya, Benicio Collazos y Jesús Neira, a quien le exponen sus deseos, seguros de lograrlo persuadir en sus ideas. En efecto el párroco encargado se muestra partidario e inicia las gestiones concernientes ante las Diócesis de Nueva Pamplona, que ve favorable la creación de una nueva parroquia para la ciudad de Bucaramanga. Como era tradicional en estos casos les correspondía a la feligresía interesada aportar los recursos para la construcción del templo y garantizar su sostenimiento. Así se los manifestó el presbítero Uribe a cerca de 80 personas en la casa de de don Cayetano Pradilla, que se reunieron el 3 de noviembre de ese año para conocer la decisión del Obispo. 8 Ese día se alcanzó a recaudar la suma de $5.224 plata más un solar donado por Pedro Miguel Jaimes. Estos aportes y el solar fueron el capital inicial para el pago de los $10.000 plata por la compra de la casa, con

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sus solares anexos, al médico Eusebio Cadena, situada en la novena manzana hacía el oriente de la plaza de García Rovira, sobre la Calle del Comercio entre las carreras 14 y 15.9 La generosidad de dicho terreno hará posible dejar un amplio pedazo de tierra que se aprovechó para hacer en ésta una plazuela que serviría de antesala a la iglesia que se proyectaba construir; ésta plaza es el origen del actual Parque de Santander y es el inicio de la configuración de un nuevo hito urbano que emerge en el proceso de conversión del suelo rural en urbano y simultáneamente pierde su carácter de privado para convertirse en un espacio público por excelencia. Indiscutiblemente la nueva parroquia ofrece la posibilidad de congregar a los habitantes del área sur oriental de la entonces ciudad de Bucaramanga en torno a una iglesia, que si bien tardaría más de dos décadas en ser culminada, permitió crear un espacio de encuentro a los moradores del sector, que alrededor del ideario religioso y las practicas propias del calendario eclesiástico despiertan la solidaridad propia del vecino, un signo claro de carácter urbano. Pero la aparición de la plaza vendrá a jugar un papel importante en el proceso de integración con el núcleo urbano, ya que ofrece a los bumangueses un nuevo espacio de concurrencia que pronto será uno de los preferidos en los paseos cotidianos de los habitantes de la ciudad. Plaza de Belén Aun cuando no se sepa a ciencia cierta si uno de los motivos que inclinaron la elección de los terrenos comprados era la posibilidad de poder dejar un pedazo de tierra para la construcción de una plaza o si más bien obedece a las circunstancias dadas en el momento del reconocimiento de los predios, si es un hecho fortuito el nombre que termina adoptando originalmente. Entre diciembre de 1895 y Enero de 1896 se inician las tareas de adecuación del paraje, que consistían en principio en despejar el lote , y será precisamente en estos trabajos de desmonte cuando un día cualquiera algún desprevenido personaje que participaba en las brigadas de limpieza encuentra entre los matorrales una “pequeña imagen de la Virgen de Belén”. Un hecho como estos bien pudo pasar inadvertido, pero no faltó quien lo calificara como signo divino y pronto se convirtió en todo un acontecimiento para los vecinos del sector. Este suceso marcará el inicio de la plaza y estará cargado de gran significación, que en alusión directa al hecho, toma el nombre de Belén. 10 La imagen origina un fenómeno social de tipo religioso, típico de las sociedades rurales, que pronto adquiere poderes milagrosos. El testimonio de don Pedro Miguel Jaimes, quien había donado un lote como aporte en la reunión del 3 de noviembre de 1895 y tenía su casa sobre la Calle del Comercio frente a los nuevos predios de la parroquia, fue revelador, lo que generó una romería de creyentes y curiosos de todos los sectores de la ciudad hacía la nueva plaza donde se había dispuesto un pequeño altar para la Virgen de Belén. La continuidad de la afluencia de visitantes se vio favorecida por la fiesta anual que patrocino don Miguel en los últimos años de su vida, todos los 13 de Enero, en retribución de agradecimiento por el favor concedió. Es de anotar que estas festividades se llevaban a cabo en la propia plaza y atraía a gran número de devotos. Con el pasar de los años la devoción tiende a desaparecer y la muerte de su más devoto servidor y patrocinador contribuyen en este sentido; la imagen que se veneró por algunos años termina por desaparecer en circunstancias inciertas. 11 Pero no hay duda que esta experiencia jugó a favor de la consolidación de la nueva parroquia y la plaza abrió el sur-oriente a la ciudad. El nuevo barrio mostró en estos primeros años gran atracción para las capas medias de la población, las cuales fincaron en éste sus

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nuevas casas de habitación, que ya para fines de la primera década del siglo XX lo comenzó a ser para algunas familias adineradas.12 Una vez olvidado el asunto de la imagen, la plaza logró por sí misma mantener su atractivo para los bumangueses, imponiendo un ritmo más dinámico al sector y consolidando su integración plena a la esfera urbana de la ciudad. La popularidad era tal a principios de la década de 1910, que la Diócesis toma la resolución de encerrar la plaza. Esta decisión no obedecía a razones de ornato o embellecimiento, sino que claramente la justificó el Obispo como una forma de expresar el domino que la Iglesia mantenía sobre el terreno y así “evitar servidumbres perjudiciales” que vendrían en detrimento patrimonial para la Diócesis, ya que el carácter privado de dicha plaza parecía que se había desdibujando del imaginario local.13 El tema de las plazas públicas estuvo en la agenda de la administración municipal en 1912 y la de Belén jugará un rol de importancia en estas discusiones. Uno de los temas de debate en las primeras sesiones del Concejo municipal fue un proyecto de Acuerdo para designar las plazas principales de la ciudad, donde se incluía el nombre de la plaza de Belén, que era propiedad de la Diócesis, lo que impedía a la Corporación –al advertir de algún concejal – tomar alguna decisión sobre ésta, ya que era un bien particular14; este impasse deja absolutamente claro la importancia que la Plaza tenía para la ciudad. Qué si el autor del proyecto tuvo en cuenta el carácter privado o sí obedeció a un descuido de buena fe, es algo que no se puede precisar con exactitud, lo cierto es que el grado de concurrencia (especialmente en los días festivos) era una situación que no pasaba inadvertida a las autoridades municipales, que meses más tarde inician las negociaciones para su compra. La idea fue tomando fuerza a mediados de 1912, cuando en el Concejo se debate un proyecto de Acuerdo con motivo de los programados regocijos públicos para la celebración del 20 de julio de ese año. Estas festividades ofrecían la posibilidad para poner en subasta pública el remate de los juegos de suerte y azar del que se podría obtener unas rentas adicionales al presupuesto general de ese año e incluso para la compra de un terreno, que por sus cualidades, hiciera atractiva la propuesta a los posibles interesados.15 Si bien en este momento no sé pensaba en ningún terreno especificó, se abre la posibilidad de considerar a la plaza de Belén como posible sitio, ya que por sí misma reunía los atractivos para el negocio: espacio suficiente para la instalación de las tarimas y tiendas, ser un punto estratégico, pero sobre todo, porque tenía garantizada la asistencia de un nutrido público. Fueron estas circunstancias las que motivaron la propuesta de un Acuerdo completamente nuevo, por parte de los miembros de la comisión a la cual se le encargo el estudio del proyecto original. Un álgido debate se presentó en el seno del Concejo, que contó con la presencia del Alcalde, para ser finalmente aprobado, quedando constancia del voto negativo del concejal Pedro Elías Novoa, quien lo combatió desde su idea primitiva y se manifestó indiferente sobre el éxito que se esperaba.16 Dos factores impedirán el cumplimiento cabal de lo acordado, por un lado la proximidad de la fecha, que hacía apremiante iniciar el proceso de licitación, y por otro la imposibilidad de llegar a un entendimiento con la parroquia sobre el precio del predio. En efecto la cantidad de $500 ofrecida por el Municipio estaba muy por debajo del valor real, como lo consideraba la parroquia. Con relación al primer caso, no había más alternativa que pensar en un nuevo lugar para el desarrollo de la actividad central en la semana de regocijos públicos. Respecto a la compra de la plaza de Belén, el debate parece quedar dilatado ante la inesperada

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situación que obliga a pensar en el nuevo sitio; finalmente se optará por escoger a la Plaza Santander, situada en el antiguo barrio de Waterloo.17 Resuelto el asunto, el Alcalde inicia nuevamente las negociaciones, pero en esta oportunidad se dan en el marco de de las condiciones impuestas por la parroquia y reconsiderando el precio de compra. Para la Diócesis son claros los beneficios del negocio. Las preocupaciones del Obispo en 1910 sobre el difuso carácter privado de la plaza era una realidad manifiesta, y por lo tanto una de las razones que motivan su venta. Es así que la Junta de Fábrica de la Sagrada Familia reunida el 22 de Junio de 1912 para discutir las condiciones de la venta hace énfasis en este punto, pues si la plaza de Belén había llegado a convertirse en un espacio de gran concurrencia, la parroquia no tenía el derecho de cobrar a sus visitantes para su sostenimiento.18 Y como también era cierta la escasez de fondos en las arcas parroquiales, lo que tenía prácticamente paralizadas las obras de construcción de la iglesia, vender significaba por un lado librarse de del pago para su mantenimiento, y por otro, una oportunidad providencial para conseguir fondos suficientes para cumplir con una obligación cada día más apremiante: ¡El templo! que representaba una necesidad espiritual para una zona que mantenía una tendencia de crecimiento habitacional muy marcada, por lo que no podía seguir dándosele más largas.

Parque Santander a- 70s (foto Eslava) La Junta delineó los puntos que finalmente terminan por ser acogidos por el Concejo, después de ser ampliamente debatidos sus sesiones del 26 de Junio y 3 de Julio de ese año.19 Si bien la suma pactada fue de $700 oro, el valor real de la plaza fue estimado en $1.700, por lo que debía entenderse que los $1.000 restantes los donaba la parroquia a favor del ciudad, y que si no había ofrecido en venta la plaza en subasta pública era porque había un único comprador: el Municipio20, el cual se comprometería «á que dicha plaza no será destinada en ningún tiempo á otro uso que no sea para plaza abierta al público para recreo ó espectáculos públicos.»21. Es de anotar que la partida que destina el Concejo para cubrir el pago ya no contaba con los beneficios de la renta del remate de los juegos de suerte y azar como se había acordado en su momento, sino de los Fondos Comunes y serían cancelados en dos contados.22 Otra de las cláusulas impuestas por la Diócesis fue reservarse el derecho de propiedad sobre una faja de tierra –de unos 10m. de ancho, en línea recta sentido oriente-occidente, frente de la Iglesia y la casa cura – para construir en ella el atrio del templo.23 La plaza al momento de la compra era mucho más amplia de lo que originalmente se había asignado de los solares comprados al doctor Cadena en 1895.

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La componían además terrenos agregados en compras efectuadas en los años de 1897, 1898 y 1905.24 Actúo como vendedor el Mayordomo de Fábrica de La Sagrada Familia, a quien se le otorgo el poder de representar a la Parroquia en la instancia civil, y que hacía poco venía ejerciendo el señor Gregorio Villamizar. Por parte del Municipio será el Personero el encargado de firmar la escritura de compraventa de la Plaza de Belén, efectuada el 10 de Julio de 1912.25 De esta forma la Diócesis perdían el dominio de un predio que ya se había convertido en un espacio público por excelencia de los bumangueses y entraba a ser parte de los bienes del Municipio y responsabilidad de la administración pública. El primero trabajo de ornato para la plaza consistió en arreglar los andenes; para ello se requirió del suministro de 2.000 ladrillos que fueron comprados a Macario Chacón por el precio de $40.26 La obra que fue iniciada en Diciembre de 1912, ya presentaba los primeros inconvenientes en Enero de 1913. Los vecinos del sector suscriben un memorial solicitando la intervención del alcalde para que reformara el nuevo andén sobre la carrera 14, ya que el tránsito de vehículos ponía en riesgo a los transeúntes, que además de la estrechez de la vía, se hacía imperioso elevar. El asunto llegará al Concejo y se encarga al Personero estudiar el caso, quien conceptúa fundadas las exigencias de los vecinos, por lo cual resolverá a principios de Marzo autorizarlo a él, junto con el Alcalde, para hacer lo conveniente a fin de reformar el camellón occidental, ofreciendo comodidad al tránsito sobre ruedas, seguridad a los transeúntes y ornato para la vía y la plaza. 26 Plaza de Santander La idea de actualizar los toponímicos de muchos lugares de la ciudad obedece al deseo, no sólo de exaltación a las gestas y héroes de la Independencia, como efectivamente se venía verificando en las últimas décadas y por el entusiasmo derivado de las celebraciones del Centenario, sino que responden a un síntoma de lo urbano. Poco a poco la identificación de un lugar o sitio específico con su referente rural o colonial desaparecía del imaginario social de la Bucaramanga de principios del siglo XX, y la imposición gubernamental de los nuevos nombres ofrecía a su vez una forma para evitar la dualidad e incluso diversidad de nombres con que muchas veces se conocía un lugar, y que eran producto de la espontaneidad inmediata de la gente hasta convertirse por la fuerza de la cotidianidad en referencias de ciertas zonas de la ciudad: ¡Belén es un claro ejemplo de ello! La designación del nombre de Plaza de Santander fue ampliamente debatido por los concejales, el alcalde y personero municipales entre Diciembre de 1913 y Abril de 1914. No hay que olvidar que ya la ciudad tenía una plaza (desde 1910) para honrar la memoria del Prócer, que la era donde actualmente se encuentra el Parque de Antonia Santos. Este argumento fue uno de los empleados por quienes consideraban innecesario el cambio, ya que esto vendría a generar inconvenientes para las direcciones prediales, pues el nombre de las plazas, calles o edificios importantes servían referentes y actuaban como identifica-torios en una ciudad que aún carecía de un sistema de nomenclatura moderno. Ahora, otro de los argumentos era el hecho de que Belén era una plaza muy grande como para pretender poner en ésta el busto del General Santander, ya que sus dimensiones le restarían importancia al monumento. Incluso se llego a plantear la posibilidad de llamarla, sin éxito alguno, la “Plaza del Libertador”, en tributo al Padre de la Patria. Por su parte, quienes veían como favorable el cambio sustentaban la idea precisamente en hacer una mayor exaltación al Hombre de la Leyes, ya que Belén era una plaza de mayor importancia y sería un espacio digno para erigir el busto restaurado, el cual había sido mutilado dos años atrás. El antecedente del atentado era una más que valida razón, esgrime alguno de los

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concejales, para no volver a erigir el busto en la plaza actual, porque explicaba que lo que justamente había facilitado a los profanadores era lo despoblado del entonces barrio Santander, poniéndolo en riego.28 Finalmente los argumentos de los que apoyaban el proyecto se impusieron y en abril de 1914 se aprueba el Acuerdo, que marcado con el número 14, oficializa el cambio del nombre de la plaza.29 Este es un momento de inflexión en la historia del Parque, ya que a partir de ese momento y bajo la figura del Hombre de las Leyes, se da inició a una nueva etapa, que por las características del personaje al que se le quiere rendir tributo se hacía merecedor de una plaza tan importante como ésta. Los trabajos concernientes para la adecuación de la nueva plaza de Santander estuvieron a cargo de Juan B. Villarte, a quien la Junta Patriótica había encomendado la tarea de restaurar el busto mutilado y disponer del pedestal.30 La obra avanzaba con gran rapidez, lo que hace pensar al Personero que pudiera estar listo el trabajo de adecuación, siembra de árboles, colocación del pedestal y restauración del busto, para ser inaugurado en el marco de la conmemoración del 20 de Julio.31 Aún cuando el busto estuvo listo para la fecha indicada, la inauguración se pospone para el 7 de Agosto, lo que daba tiempo para conformar una Junta encargada del acto, solicitar el concurso del gobierno departamental y la colaboración de los centros sociales más importantes de la ciudad.32 La Junta Cívica nunca logró constituirse, lo que llevó al Concejo a conformar una comisión especial que coordinara el evento y solicitara a la gobernación ser tenido en cuenta en el programa oficial con que se solemnizaría el 7 de Agosto de aquél año.33 Los actos inaugurales del busto de Santander se desarrollan con gran solemnidad en el marco de la conmemoración del 95 vo Aniversario de la Batalla de Boyacá. El presidente del Concejo pronunció un ovacionado discurso, donde además hicieron presencia algunos funcionarios municipales y hubo gran afluencia de público. También contó con la presencia de un destacamento del Regimiento Ricaurte N° 3 que al mando de su comandante hace los honores militares al prócer, iza la bandera y planta un árbol cerca al monumento. La década de 1910 nos deja ver a una ciudad en crecimiento, donde sectores como los de Belén o de la Sagrada Familia experimentan su consolidación como barrios y con plena integración al centro de la ciudad. Al interior del área se observa una dinámica de densificación poblacional, que en principio atrajo a las capas medias y después fue atractivo para la élite comercial, que ve en los alrededores de la plaza de Santander un espacio predilecto, donde compran un amplio lote de terreno para construir la nueva sede del Club del Comercio.34 La plaza, el templo en construcción y el proyecto del Club son signos del progreso y nos muestra con claridad la importancia que el barrio había alcanzado para la ciudad, llegando a mediados del siglo XX a convertirse en el centro político, religioso, comercial, social y cultural de Bucaramanga.

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Estatua General Santander En la década de 1920 el tema del ornato y embellecimiento de la Plaza ocupan la atención de la sociedad bumanguesa. Ante la dinámica que venía experimentando el barrio se hacía necesario ajustarla a los ritmos impuestos por desarrollo del sector, y entre las discusiones de la época ocupaba gran atención el asunto del monumento. Si seis años atrás se podía juzgar de desproporcionada a la plaza de Belén para el busto del General Santander, ahora se le consideraba ordinario y ridículo para honrar la memoria del Padre de la República y nada diciente a la categoría de ciudad que había alcanzado Bucaramanga. Es así, que un grupo de ilustres ciudadanos, Enrique Lleras, Víctor M. Ogliastri, Carlos D. Parra, Alejandro Galvis Galvis, Antonio Barrera, José C. Mutis, José A. Escandón, Juan Moreno Díaz, Isaías Cepeda y Eduardo Martínez Mutis, se comprometen a la tarea de darle al parque una nueva estatua que le haga justicia al Hombre de las Leyes, poniendo todo su esfuerzo y ánimo para acometer semejante aventura constituyéndose en lo que dieron a llamar Junta Patriótica. Las gestiones para la consecución de fondos inician en el gobierno departamental, quien destina una partida de $5.000 y se invita a los municipios a que contribuyan de sus fondos locales a la causa del monumento;35 del Municipio de Bucaramanga logran una destinación especial en los presupuestos enerales de rentas y gastos de 1922 y 1923 que suman $60036, más lo donado por algunos particulares de poblaciones como Rionegro, Molagavita, Tona y Jordán, como también de la colonia santandereana de Bogotá, el Club Gremios Unidos y los propios miembros de la Junta.37 Como la escultura merecía ser una verdadera obra de arte que exaltará la figura del héroe y le diera ese maravilloso toque de inmortalidad, se requería de un artista de reconocida fama internacional. La Junta Patriótica contrata con el escultor francés Raúl Verlet una copia de la estatua del General Santander que había hecho para Barranquilla.38 El pedido se formaliza el 2 de Agosto de 1922.39 El costo total de la estatua, que además incluía el mármol y granito para el pedestal, tuvo un valor en París de 30.000 francos40. En 1924 la estatua y las losas de mármol llegan a Puerto Santos, después de un largo viaje desde Europa. Pero allí permanecerá una buena temporada antes de llegar a su destino final, expuesto a la intemperie y a la acción destructora de las recuas que en su tránsito de llegada y salida la pisaban sin piedad. La prensa local denunciará el hecho calificándolo como una verdadera profanación, abogando al gobierno departamental, a

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los miembros de la Junta y a la ciudadanía en general para conseguir los recursos que permitieran traerla a la ciudad; además exhortaba al secretario–tesorero de la Junta, don Eduardo Martínez Mutis, para iniciar las gestiones que hicieran efectivo el auxilio de $1.000 que había destinado la Asamblea para este efecto.41 Dos meses más después el asunto nuevamente cobra la mayor atención pública, motivada por el ofrecimiento de Tiburcio Graternon para trasportar las piezas por tan sólo $1.500. Personajes de la calidad de los doctores Alejandro Galvis Galvis, Enrique Lleras y Víctor F. Paillié acogen con entusiasmo la idea e inician una campaña para completar los fondos apelando a la solidaridad de los bancos, comerciantes y gentes de bien.42 A partir de entonces el diario Vanguardia Liberal lidera la campaña de suscripción pública con este objeto, apelando al sentimiento patriótico de sus lectores: ¡«Sea Ud. patriota, Contribuya al transporte de la estatua del Gral. Santander»! Este llamado patriótico logró recaudar en las siguientes semanas poco más de $250.43 Con relación al auxilio de los $1.000 del Departamento no se tenía certeza de su desembolso. El 26 de Junio don Eduardo Martínez Mutis informaba que aún cuando había la mejor voluntad para ordenar el gasto, no sería posible hacerlo efectivo hasta después de tres meses, una vez surtidas las discusiones sobre la segunda liquidación del presupuesto departamental y se resolviera la forma de entregar el dinero.44 En este punto las cosas volvían a quedar como antes y no había más remedio que esperar. La oportunidad se presenta en Diciembre de 1924 cuando la Junta encargada de organizar las ferias anuales que se venían desarrollando con gran éxito en los primeros días de enero, propone que uno de los puntos centrales de su programación sea la inauguración de la escultura de Santander. Iniciará negociaciones para trasportarla lo antes posible y llega a un acuerdo con don Marcos Gómez, quien se compromete tenerla en Bucaramanga el lunes 22 de Diciembre. La estatua de 2,40m de bronce y los materiales para la elaboración del pedestal requirió para su transporte un importante número de peones, dirigidos por el señor Urbano Arenas, que inician la travesía con la pesada carga por los agrestes caminos de Santander. El 17 de Diciembre llegan al Cáchira y al día siguiente al corregimiento de Palmas, donde extenuados por lo malo del camino solicitaban todo el apoyo para abreviar la marcha. En la noche del domingo 22 llegan al Tambor. En la última semana se había venido publicando por la prensa la inauguración del Santander de Verlet en las Ferias y Fiestas de 1925. Era ya una realidad ese anhelo que por más de un año había tenido expectante a la opinión pública. El 23 están en Bocas y el día de Navidad llegan a Bucaramanga. Su entrada triunfal fue a las cuatro y media de la tarde, pero la fuerte lluvia que caía a esa hora sobre la ciudad terminó por aguar el sentido homenaje de recepción que se había previsto. Solo se harán presentes el batallón del regimiento y contadas personas.45 Paradójicamente a lo anunciado el monumento a Santander no fue inaugurado en la fecha presupuestada. Era imposible lograr tener listo el monumento en dos semanas y mucho menos arreglar el parque para ofrecerle un escenario digno y acorde a la dignidad del personaje que se iba a honrar. Será en las Ferias y Fiestas del año de 1926 cuando finalmente se descubra el bronce y el pedestal en medio de un pomposo acto que contó con la presencia del Presidente de la República. La historia de la estatua merecía especial atención por el valor patrimonial que actualmente representa para la ciudad. Valor por la escultura misma, pero sobre todo, y más importante, por el valor contenido del esfuerzo de un pueblo que venció las penurias y logró ganarle la batalla a los imposibles, gracias a la solidaridad espontanea que brota de los verdaderos

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pueblos. La historia de la estatua es la expresión del ánimo de una ciudad que construía el futuro; del logro de una aspiración. Parque Santander El nuevo monumento hizo imprescindible pensar en la renovación completa del parque. Para esta tarea la Junta Patriótica nombra como Ingeniero Director de la Obra de Embellecimiento al reconocido arquitecto Pedro C. Monticoni, quien en ese entonces era Director de Obras Públicas municipales. Su tarea consistió en confeccionar el pedestal, arreglar el monumento y diseñar el plano, el cual mereció las más halagadoras opiniones por el buen gusto y por considerarse un verdadero modelo del arte.46 El diseño fue pensado en función de la estatua, la cual fue situada en el centro, a donde confluían las ocho avenidas que daban acceso al parque y que lo atravesaban de esquina a esquina y de lado a lado. Los andenes circundantes fueron construidos con un lujoso embaldosado de mosaico, que enmarcarían al parque. En cada lado se dispuso un área circular que contenían: el del occidente un dibujo del escudo de Colombia, el del oriente el espacio para construir un kiosco para las retretas de la banda y en el norte otro para colocar un surtidor.47 Es importante anotar que el antiguo busto del General en el año de 1922 será trasladado el patio central del edificio de la Gobernación de aquél entonces.48 Las obras de remodelación y ornato contaron con el auxilio económico de los gobiernos municipal y departamental. 49 Los trabajos avanzaban con gran dinámica y se esperaban que estuvieran listos antes del 20 de Julio, día en que se estimó pertinente hacer su inauguración. Pero el buen ánimo sucumbió ante la realidad y no hubo más remedio que postergarla indefinidamente hasta tanto estuvieran listos los trabajos de ornato general, el perfeccionamiento del pedestal y la colocación de la estatua. A fines de 1925 el monumento estaba listo y el perfeccionamiento del parque a punto de culminar. Pero la noticia de la visita del Presidente de la República a la ciudad de Bucaramanga en la primera semana de enero no permiten dar más largas y se programa su inauguración para el día de Reyes de 1926.La presencia del Presidente le otorgaría al evento la mayor importancia y boato que se le puede rendir a una dignidad y para honrar con toda magnificencia la memoria de Francisco de Paula Santander. El acto revistió de la mayor solemnidad en el marco de las ferias y fiestas que se desarrollaban en la ciudad. Fue uno de los certámenes centrales –si no el más – de las fiestas de ese año. Contó con la asistencia de una numerosa multitud, que desde bien temprano, ese 6 de Enero, se congregó para presenciar el acontecimiento. El parque fue cubierto literalmente de banderolas nacionales impresas con los nombres de todos los pueblos del Departamento –lo que ofrecía un bello efecto visual–; ofrendas florales de los departamentos del Atlántico, Boyacá, Cundinamarca, Magdalena y Norte de Santander fueron colocadas a los pies del héroe; se entonó el himno nacional; tomaron la palabra el presidente Pedro Nel Ospina, Alejandro Galvis Galvis (miembro de la Junta) y el presbítero doctor Daniel Jordán (en nombre del Clero y en representación del Norte de Santander), quienes pronunciaron sendos discursos que elogiaban las glorias imperecederas del General Santander. Estaba presentes el Gobernador y sus Secretarios, los Prefectos de las Provincias, el Alcalde de Bucaramanga, el pleno del Concejo, el cuerpo consular, los miembros del Tribunal Superior, los jueces, los representantes enviados por los municipios, la élite comercial y social. Una vez concluido el acto, el Presidente junto a su Ministro de Obras Laureano Gómez Castro, quien lo acompañaba en esa gira presidencial, fueron conducidos a los suntuosos salones del Club del Comercio, donde fueron obsequiados con una copa champaña.50 Hay que señalar que el pedestal fue concebido por el

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propio Monticoni y elaborado por el marmolista Miguel Vicente Rueda a partir de las lajas y el granito que venían de Paris. En el pedestal será incrustada una placa conmemorativa que reza: «Bucaramanga al General Francisco de Paula Santander - 1925» que hizo el artista Luis A. Céspedes y que fue acompañada por cuatro coronas de metal confeccionadas por artistas locales.51 Por lo demás es bueno saber que los trabajos de ornamentación del nuevo Parque antander no habían concluido. A los pocos meses de su inauguración se destinan $4.000 para la pavimentación de sus avenidas internas y embellecimiento general. En los años siguientes la Administración Municipal mostró cierto interés en su mantenimiento y destinó algún auxilio cuando de arreglarlo se trataba y así evitar que se echara a menos. Pero un buen día su destinación especial desaparecerá de los presupuestos.52 La empresa privada también participó en el propósito de embellecer el parque y dotarlo de todos los elementos de gran factura que le otorgaran distinción. En 1927 se constituye una Junta liderada por la Colonia Libanesa para comprar 20 bancos de bronces por un valor de $765. Por esa misma época la Compañía Colombiana de Tabaco, Escobar & Co., el Banco Alemán Antioqueño y los Comerciantes Antioqueños Posada Tobón, hacían lo propio para encargar las farolas y candelabros arpías de bronce fabricados en los talleres franceses de Fanderies D`Art du Val D`osne, por un costo cercano a los $2.000.53 A partir de la década de 1930 el parque tomará una dinámica importante gracias a la vibrante actividad desplegada a su alrededor. El Club del Comercio se convierte en el lugar por excelencia de los más importantes eventos sociales, homenajes, agasajos y reuniones donde desfilan las más importante personalidades de la época. La parroquia de la Sagrada Familia se consolida como una de las de mayor feligresía de la ciudad, que acoge a una gran muchedumbre en las celebraciones religiosas. En la década de 1940 contará con la presencia del Hotel Bucarica y sus balcones se convertirán en la su tribuna pública de la ciudad a mediados del siglo. Se levantará imponente el edifico de seis pisos de la Compañía Colombiana de Tabaco, según planos elaborados por la reconocida firma H. M. Rodríguez & Cía. y fielmente interpretados por el doctor Luís Carlos González Mutis que imprimen un toque de modernidad en el paisaje. Por todo ello el Parque de Santander se consolida como el lugar por excelencia de la alta sociedad bumanguesa. El desarrollo de la ciudad impondrá nuevos roles a los parques y así terminan convirtiéndose en estaciones de automóviles que prestaban el servicio de transporte de pasajeros. Hacía 1941 se inicia el levantamiento del kiosco que tuvo un costo de $800, según diseño del arquitecto Germán Tejero, en la esquina nororiental que está al frente del Hotel Bucarica; quedó a discreción del Alcalde el removerlo cuando lo estimará conveniente.54 En ese punto prestó por muchos años sus servicios la Empresa Unida De Automóviles Ltda. que con 25 autos último modelo se convirtió

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Parque Santander 1941 en una de las preferidas por los turistas y las clases acomodadas de la ciudad. En ese año igualmente se hicieron trabajos de adecuación y embellecimiento del parque, principalmente por el costado sur que daba a la iglesia.55 La importancia que alguna vez ostentó el Parque del Centenario como centro social, político y cultural de Bucaramanga se desplazó hacía el Santander y configurarse en uno de los espacios más emblemáticos. A partir 1950 comienza a cumplir la función de plaza cívica, el escenario más importante del acontecer social y el nuevo centro de la actividad religiosa. Esto último se vio favorecido por la designación de Bucaramanga como sede de su propia Diócesis, independizándose de la de Nueva Pamplona que por más de cuatro siglos regentó la actividad eclesiástica de la ciudad. La ceremonia de posesión de Monseñor Aníbal Muñoz como Obispo de la ciudad estuvo presidida por el Nuncio Apostólico Antonio Samoré en el atrio del templo de la Sagrada Familia, ahora nueva Catedral de Bucaramanga, y con asistencia de no menos de 5.000 personas que atiborraron el parque para darle la bienvenida. 56 Pero el rigor de una ciudad en crecimiento requería de arterias viales que conectaran el centro con los nuevos sectores ya vigorosos del norte, sur y oriente de Bucaramanga. A medida que se le ganaba terreno a lo rural, las calles y carreras del plano originario se iban prolongando al ritmo que imponía el desarrollo. En esta dinámica apareció la Calle 36, constituyéndose en un verdadero hito urbano por lo que su construcción significó. Como quien abre camino por entre la selva, la Avenida ira emergiendo tras la demolición de casas, parques y edificios emblemáticos. La obra se desarrolló en varios tramos y en cada uno de ellos se sacrificaron el logro urbano de varias generaciones. Ese fue el precio del progreso. Fue el resultado del empeño admirable de la administración municipal durante muchos años que la consideró un proyecto de utilidad pública. La ciudadanía consciente de la importancia del proyecto solo observó expectante el avance de la obra. Hasta 1950 la apertura de la Calle llegaba hasta la Carrera 19.57 El tramo siguiente afectaba inevitablemente al parque Santander y una parte del Club del Comercio. Esta situación llamó la atención de la opinión pública, que los llevó a reflexionar sobre el verdadero sentido de lo que por entonces llamaban “modernidad” (y anteriormente progreso), que hasta ahora había significado la mutilación de las casas Clausen y de Bolívar, la desaparición del parque Benjamín Herrera y la demolición del Edificio Nacional de Correos y Telégrafos. La tala de las primeras palmeras que circundaban el parque será lo que encienda las alarmas ciudadanas. El Parque Santander empezaba a ser intervenido y nadie sabía lo qué se tenía proyectado hacer. No entendían el motivo de la “destrucción” que lo estaba

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convirtiendo en una plaza escueta. Se acusaba al gobierno de ligereza en un asunto que merecía ser de un concienzudo examen, máxime si se trata de un espacio icónico como éste. Incluso se exigió valor civil a la Sociedad de Mejoras Públicas para que rompiera su silencio y manifestara su concepto sobre toda esta situación.58 En resumidas cuentas la presión ciudadana cumplió su cometido y la administración municipal tuvo que rectificar la traza de la avenida. La Calle 36 vendrá a dividir el terreno originario comprado por la feligresía al doctor Eusebio Cadena en 1895 y que por cerca de medio siglo mantuvo unido al parque con la parroquia. El Atrio de la nueva Catedral se vio afectado, pero el resultado final dejó contentos a todos, ya que logró salvar buena parte del parque y otro tanto del Club del Comercio. Una vez superado el asunto de la prolongación de la Calle 36, el parque de Santander continúa con las simpatías ciudadanas. Como ya se había señalado en párrafos anteriores, en la década de 1950 se convierte en la plaza cívica por excelencia de la ciudad y el centro de la actividad religiosa. En Octubre de 1954, por ejemplo, será el escenario de la instalación del Congreso Mariano Diocesano que alcanzó a reunir cerca de 10.000 católicos, que atentos escucharon en el parque la oración inaugural en boca de monseñor Aníbal Muñoz Duque, Obispo de Bucaramanga, en una tarima instalada en el atrio de la catedral. Como plaza pública con el balcón del Hotel Bucarica como tribuna, se agolpará el pueblo para escuchar las palabras de personalidades que van desde Jorge Eliécer Gaitán, el presidente Roberto Urdaneta Arbeláez, el teniente general Gustavo Rojas Pinilla y Luis Carlos Galán Sarmiento, hasta importantes artistas de fama internacional como Antonio Aguilar y Flor Silvestre o de la vida nacional como reinas, deportistas, etc. Igualmente se llevaran a cabo actividades de todo género: uno de los de mayor expectación fue el espectáculo nocturno de “Los suicidas del aire”, que patrocinado por la Gobernación, el Ministerio de Educación, las Fuerzas Militares y la Alcaldía Municipal, fue presentado por acróbatas alemanes que consistía en varios actos realizados a 40m de altura, como la moto suicida o el paso de la muerte; la prueba de 72 horas que cumplió el ciclista venezolano Carlos Altuve alrededor del parque Santander; o las ya tradicionales ferias del libro usado que intermitentemente a lo largo de una década se vienen desarrollando, la última en noviembre de 2007.59 El uso del parque traerá consigo el deterioro natural del lugar, el desgaste de las bancas, aceras y jardines. Esto se comenzó a evidenciar a mediados de la década de 1960, cuando la prensa local comenzó a llamar la atención a las autoridades para que tomaran cartas sobre el asunto. Uno de los mayores problemas era la inseguridad en las noches por la facilidad que daban las farolas rotas y dañadas que mantenían al parque en la completa oscuridad.60 Será en 1968 en virtud al ofrecimiento de la Compañía del Acueducto de regalar una fuente luminosa para ser construida en el Parque Santander, que se pensó en una remodelación. Cuando el 4 de abril de 1970 se inauguró la nueva obra, la estatua de Francisco de Paula Santander ya no se asentaba sobre el pedestal original, el nuevo era mucho más bajo y trasladado el monumento uno pocos metros más hacía el oriente, perdiendo la centralidad del conjunto concebido en un principio. La fuente se instala en el área que ocupaba el escudo de Colombia desde 1926 en el lado occidental.61 Un dato para resaltar fue la designación del tramo que hay entre el Parque Santander y la Avenida Eduardo Santos con el nombre del ilustre bumangués Enrique Otero D’Costa en 1965, en el primer aniversario de su fallecimiento. El Acuerdo expedido por el Concejo ordenó la colocación de una placa conmemorativa en la Avenida con su nombre, con que se rendiría tributo a su memoria.62 No hay

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claridad sobre el cumplimiento de esto último, lo cierto es que si alguna vez existió ésta placa, se extravío entre los recuerdosolvidados de la ciudad. A partir de entonces la historia del parque se desenvuelve en el desarrollo de la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad, la cual se hacía progresivamente más compleja, congestionada y acelerada. En el último medio siglo quedarán marcadas en su composición material las aspiraciones de un pueblo y en ese transcurrir dejará para la actualidad remanentes de las realidades de otras épocas que hoy ya no nos dicen nada. De allí las bahías en algunos de sus costados cuando el parque fue una estación de ransporte para pasajeros y hoy sirven como parqueaderos para taxis y autos particulares.

Parque Santander actual Los jardines y zonas verdes se levantarán y quedarán comprimidos en enormes materas para evitar su deterioro por el paso de los transeúntes. Pero el parque Santander mantenía su propia muchedumbre. La nueva fuente luminosa era el perfecto paisaje de fondo para las fotografías tomadas por los turistas, particulares y fotógrafos ambulantes. Vendrán instalándose de manera permanente algunos limpiabotas que a la sombra de los árboles improvisaban su puesto de trabajo y luego en casetas regaladas por la Lotería de Santander para que prestaran sus servicios con mayor comodidad para ellos y el cliente. Los fines de semanas y días festivos hacían su presencia los vendedores del algodón de azúcar, de las bombas infladas de helio, el de los helados y paletas, mango y raspado. En la década de los ochenta los parque en general eran los espacios de recreo donde los padres llevaban a sus hijos, departían los abuelos sobre épocas pasadas y prestaban un importante espacio para la socialización ciudadana. En los años noventa se construye en el costado norte un kiosco para cafetería para luego ser convertido en C.A.I. de la policía, que si bien fue concebido además de prestar seguridad, poder ofrecer a los visitantes un punto de información turística, servicio que efectivamente prestó por algún tiempo. En 1997 ocurrió su última intervención por iniciativa de la Fundación Participar y la Corporación Paseo del Comercio, consistente en instalar un juego de ajedrez de tamaño natural en el piso, junto a la fuente luminosa, que pronto dejará de ser luminosa y de botar agua.63 No fue raro en algunos años ver gamines e indigentes bañándose y lavando sus ropas en la fuente pública; la solución fue entonces cerrarle el suministro de agua, pero su receptáculo se convertiría en una caneca más, de las pocas que posee el parque. 63 Inventario de Bienes Culturales Muebles: Parque Santander, Museo de Arte Moderno de Bucaramanga, 1996. Parque Monumento Francisco de Paula

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Santander Actualmente el Parque Santander experimenta una dinámica que expresa los típicos problemas que aquejan al centro de Bucaramanga. Su importancia geográfica, ambiental e histórica reclama hoy en día una intervención para recuperar uno de los parques más representativos de la ciudad. Su estado muestra un completo deterioro físico, un total abandono de sus elementos patrimoniales. Es esta situación la que llevó a que importantes instituciones que rodean el parque, lideradas por la Cámara de Comercio de Bucaramanga, la Corporación del Espacio Público y la Fundación Participar, a pensar en la idea de un nuevo Parque Santander. Y a esta tarea se comprometió el Colectivo Interdisciplinario en Temas Urbanos (CITU), conformado por jóvenes profesionales de la arquitectura, la economía y la historia, quienes desde su saber científico durante poco más de nueve meses trabajaron en el diseño de lo que podría ser el nuevo Parque Santander.64 La virtud de este proyecto fue que contó con la participación de todos los actores que importan al desarrollo del parque: vecinos, visitantes, vendedores ambulantes, limpiabotas, etc. Pero también el hacer un juicioso examen de análisis histórico y económico que permitió delinear el diseño arquitectónico del parque. Se respetan sus elementos patrimoniales y su condición de espacio público por cerca de un siglo; se reconoce la existencia de ciertos fenómenos sociales y se proyecta una “maqueta social” que propicie la discusión de problemas que aunque no son causa del parque sí se reflejan en el lugar. El diseño arquitectónico parte del estudio y análisis anterior y se concibe entonces como un Parque Monumento que revaloriza todos sus elementos, abordando el problema de diseño como un aporte a la transformación para generar una nueva experiencia urbana en el centro de la ciudad, que jalone el proceso de renovación del centro de Bucaramanga que comienza a hacer parte de la agenda pública.65 Parque Santander (Lineamientos y tendencias de proyección)

Imagen del proyecto parque Santander Dentro de la red de Parques que integran este estudio y como espacio que se considera fundamental para la génesis del proceso de renovación de este sector del centro de la ciudad, el Parque Santander reúne todos los potenciales atributos y relaciones para incentivar la continuidad de un 64 Nuevo Parque Santander: Intervención interdisciplinaria para la renovación física, simbólica y social. Cámara de Comercio – Corporación para el Espacio Público – Fundación Participar – CITU – Experiencia Local, Bucaramanga, Noviembre, 2007. [Folleto] 65 Ibídem. Proceso que podría llevarse a cabo de manera puntual y que se conecta con componentes fundamentales como el Paseo del Comercio por medio de la proyección de la textura

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de piso por el costado norte del parque, nivelando la superficie y generando una experiencia sensorial distinta frente a este neurálgico lugar. La intervención del Parque Santander surge como una necesidad apremiante para la dinámica del inicio del Plan de Recuperación del Centro, que debe realizarse con un proceso metodológica, técnica y proyectualmente distinto a los que se han hecho en los últimos meses producto de cierto sentido progresista y “crítico” de algunos sectores, que no han detenido la marcha en “mejorar” y “desarrollar” la ciudad a través de la improvisación, la falta de profundidad en el análisis de los problemas y en ejecuciones de dudosa calidad técnica y estética. Es así que muchos parques se han hecho y otros siguen en marcha, en lugares neurálgicos para el futuro urbano de la ciudad, sin saberse muy bien cuál será el destino y sostenibilidad de las propuestas. En el Parque Santander, el profundo deterioro físico, el abandono de elementos patrimoniales, el nido de la expresión latente de la situación de desempleo y pobreza, traducida en ventas de todo tipo, y en general, una

Imagen del área de acción centro, proyecto parque Santander

desarticulación en la dinámica del centro hacia planes de movilidad peatonal, vehicular y reflexiones ambientales, convierten al Parque Santander en la muestra de lo que ha sido nuestra sociedad en los últimos tiempos. Un monumento al abandono y el aplazamiento de la conciencia ciudadana, profesional y las voluntades políticas y gremiales para la funcionalidad, valoración, mantenimiento y exaltación de los lugares públicos más importantes para la ciudadanía. Hoy todos aquellos atributos se han distorsionado y el Parque ha perdido sus relaciones contextuales, ha quedado congelado en el tiempo y conserva únicamente los tristes rasgos de los espacios residuales, de los componentes arquitectónicos deteriorados, de la falta de cobertura en el mobiliario y el silencio en la proyección de su carga histórica y simbólica. De la misma manera carece de iluminación eficaz y en las noches luce como un nido de inseguridad, a pesar de la existencia del CAI, que tampoco ha podido evitarla conversión del parque en un baño público improvisado. Producto de esta situación y

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concientes del aporte que debe hacer toda la sociedad de la mano con la administración municipal para la transformación urbana de calidad, las importantes instituciones vecinas del Parque Santander, lideradas por la Cámara de Comercio de Bucaramanga y con el apoyo fundamental de la Corporación del Espacio Público y la Fundación Participar han iniciado hace algunos meses un proceso de estudio, análisis, reflexión y proposición de una alternativa integral y coherente para el desarrollo del centro y de la nueva dinámica del espacio público local, tomando el diseño del Parque Santander como punto de inicio de esta empresa ciudadana que con el tiempo debe consolidarse como un propósito en donde estén inscritas las voluntades de todos los actores de la estructura social. El proyecto existente desarrolla los estudios relacionados a la historia del desarrollo morfológico del parque y los contextos sociales que dieron como resultado este espacio y sus varias intervenciones a lo largo del siglo XX. También se estudia la figura de Francisco de Paula Santander como reflexión a partir de la cual se balancearán los influjos positivos del discurso de este importante personaje de la historia de Colombia y fundamentalmente de esa relación con un Departamento de Santander en permanente debate sobre temas como la identidad, la cultura y los elementos necesarios para la proyección al futuro, de una sociedad mayoritariamente desconocedora de sus orígenes y de sus relaciones humanas. El patrimonio material e inmaterial del parque también es analizado y valorado, en donde se inscribe la escultura de Francisco de Paula Santander, elaborada por el escultor francés Raoul Verlet y las luminarias de la fundidora también francesa Valdosne, traidas en los años veinte del siglo pasado. La evaluación y análisis socioeconómico también se hace presente en medio de un debate aún sin resolver desde grandes disposiciones municipales en relación a la invasión del espacio público, la venta de comida en el parque, la inseguridad, el adecuado manejo de los espacios para los lustrabotas como elemento de valor en el parque, en donde la propuesta proyectará una “maqueta social” que propone alternativas para el inicio del tratamiento de estos temas de la mano con la administración municipal y que pueden ser experimentados a partir de pequeños nodos, en una gradual cobertura a temas que son de competencia de muchos frentes. La “maqueta social” también estructura el futuro del parque hacia el mantenimiento y sostenibilidad del mismo por medio de proyectos de mutuo acuerdo y responsabilidad en donde diversas entidades y grupos se encargan de aportar desde cada uno de sus intereses y posibilidades agenda cultural, control y atención al desarrollo del parque como estrategia también necesaria para evitar el abandono frecuente de los espacios públicos de Bucaramanga. Finalmente, el estudio y análisis de estas categorías, junto a un concepto y visión urbana y arquitectónica para el alimentan la propuesta de diseño que se adelanta, en donde se caracteriza la existencia de un mobiliario urbano contemporáneo de mayor cobertura y nuevos usos, un manejo de piso dinámico, sobrio y de nuevas consideraciones para los flujos peatonales con una mayor libertad y relación con los importantes edificios vecinos. De igual manera aparece un lugar para la expresión cultural, la posibilidad de tener galerías urbanas para el arte, la presencia del agua con relación directa y en general una propuesta mucho más integral, unitaria e innovadora que respeta la memoria, la exalta y propone nuevas experiencias urbanas potenciando los usos exitosos de la actualidad alternando nuevos lenguajes. El monumento será proyectado de una manera más directa y lírica a la comunidad, articulado a una valoración ambiental que posibilita avanzar en la razón fundamental que sustenta la propuesta: la conciencia y la voluntad para la transformación, junto con los esfuerzos

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que hay que hacer para conseguirlo y mantenerlo, como única verdadera génesis sin engaño para pensar la ciudad con las exigencias de nuestro momento histórico. De la misma manera es importante entender y asumir la responsabilidad conjunta de toda la ciudad para reconocer y abordar el problema de los parques y el espacio público en Bucaramanga con una visión integral que incluya una relación global de coherencia urbanística en donde grandes planes de recuperación, intervención y transformación son posibles y sostenibles en el tiempo siempre y cuando se proyecten con una estructura integral que une los aspectos viales, peatonales, ambientales, de vivienda, comercio, cultura y espontaneidad, articulando al final la dignidad y legitimidad de las propuestas y la aproximación progresiva a la calidad de vida urbana, en donde el Parque Santander, por medio de este proceso socializado, interdisciplinario e innovador quiere ser la primera piedra que marque ese camino tan necesario en Bucaramanga. Como pieza articuladora de las miradas a la problemática del centro y al posterior desdoblamiento de las voluntades múltiples que se necesitan para generar en plan de renovación es necesario que la ejecución del diseño de transformación del Parque Santander marque un quiebre histórico a partir de su proceso de gestación y de su resultado de diseño, que para este caso surge como necesidad apremiante la transformación total, respetando la historia, hacia una nueva experiencia urbana y humana, que desmitifique todos los precedentes que tienen que ver con la imposibilidad e integre a la ciudadanía en una nueva dinámica y un nuevo sentido de percepción y apropiación del centro de la ciudad.

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7 Ibíd., p 39. 8 VALDERRAMA BENÍTEZ, Ernesto. Real de Minas de Bucaramanga, Imprenta del Departamento, Bucaramanga, 1947, pp 157-158. 9 CDIHR, NOTARÍA PRIMERA DE BUCARAMANGA (NPB), Libro de Protocolos de Instrumentos Públicos, Instrumento 659, 14 de Diciembre de 1895, ff 2.070r-2.076r. 10 VALDERRAMA BENÍTEZ, Ernesto. Op. Cit., p 227 11 Ibíd., p 228. 12 ÁLVAREZ FUENTES, Jaime y RUEDA GÓMEZ, Néstor. Op. Cit., p 38 y p 64. 13 Cfr. VALDERRAMA BENÍTEZ, Ernesto. Op. Cit., p 327. 14 ARCHIVO DEL CONCEJO DE BUCARAMANGA (ACB), Libro de Actas 1912-1913, Sesión del10 de Enero de 1912, pp 5-6 15 Ibíd., Sesión del 5 de Junio de 1912, p 61. 16 Ibíd., Sesión del 12 de Junio de 1912, pp 64-66. 17 Ibíd., Sesión del 19 de Junio de 1912, p 70. 18 Cfr. CDIHR, NPB, Instrumento 1.020, Año 1912, ff 3.001r-3.001v 19 ACB, Libro de Actas 1912-1913, Sesión del 26 de Junio de 1912, p 75; Sesión del 3 de Julio de 1912, pp 78-84. 20 Poder dado al Mayordomo de Fábrica de La Sagrada Familia (28 de Junio de 1912). Cfr. CDIHR, NPB, T. V, Instrumento 1.020, f 3.002r. 21 Ibíd., f 2.999r. 22 Acuerdo 14 del 3 de Julio de 1912, Art° 3. Cfr. Ibíd., f 2.999v 23 Ibíd., f 2.997r. ACB, Libro de Actas 1912-1913, Sesión del 11 de Diciembre de 1912, p 140. 27 Ibíd., Sesión del 5 de Marzo de 1913, p 157. 24Ibíd., T. II, Instrumento 396 (18 de Mayo de 1897); T. III, Instrumento 585 (21 de Julio de 1897); T. IV Instrumento 813 (5 de Octubre de 1897); T. I, Instrumento 100 (8 de Febrero de 1898); Notaría Segunda Bucaramanga, T. I, Instrumento 154 (25 de Abril de 1905) 25 Ibíd., NPB, T. V, Instrumento 1.020, ff 2.996r-3.005r 28 Ibíd., Sesión del 10 de Diciembre de 1913, pp 241-242. 29 Ibíd., Libro de Actas 1914, Sesión del 15 de Abril de 1914, p 38-1. 30 Ibíd., Sesión del 22 de Abril de 1914, p 43-2 y Sesión del 29 de Abril de 1914, p 46-1. 31 Ibíd., Sesión del 3 de Junio de 1914, p 53-1 y Sesión del 10 de Junio de 1914, p 53-2–54-1. 32 Ibíd., Sesión del 15 de Julio de 1914, pp 65-2–66-1. 33 Ibíd., Sesión del 22 de Julio de 1914, pp 68-1. 34 ÁLVAREZ FUENTES, Jaime y RUEDA GÓMEZ, Néstor. Op. Cit., p 85 y p 12335 CDIHR, Ordenanzas Expedidas por la Asamblea del Departamento de Santander - Sesiones Ordinarias 1910 y 1920, Imprenta del Departamento, Bucaramanga, s.f., pp 86-87. (Ordenanza 31 del 8 de Abril de 1920). 36 ACB, Libro de Acuerdos 1918-1921, Acuerdo 1 de 16 de Marzo de 1921, h 2. y (Acuerdo 8 del 17 de Marzo de 1922, h 4 37 CDIHR, Vanguardia Liberal, Bucaramanga, 6 de Enero de 1926, p 26. 38 Ibídem. 39 RIVERA MEJÍA, José del Carmen. Bucaramanga: parques, estatuas y símbolos, Contraloría General de la República, 1984, p 51. 40 CDHIR, Vanguardia Liberal, Bucaramanga, 5 de Diciembre de 1925, p 5. En el momento de la transacción el cambió del franco estaba a $0,07, lo que equivalía a unos USD$ 2.000. 41 Ibíd., 3 de Mayo de 1924. 42 Ibíd., Bucaramanga, 25 de Junio de 1924, p 1. 43 Ibíd., Junio–Julio de 1924. Aportaron: La Compañía Colombiana de la Mutualidad, Posada Tobón, Jorge Cristo & Co., Jorge A. Clausen, la Compañía Santandereana de Tabaco, Droguería Villar, Villamizar Hermanos, Francisco Vargas Hermanos, Paillié & Co., Chedrau & Korgi, Enrique López, Lega Hermanos y J. V. Mogollón & Co 44 Respuesta del Tesorero-Secretario de la Junta para la erección de la Estatua del General Santander al diario Vanguardia Liberal (26 de Junio de 1924). Cfr. Ibíd., 27 de Junio de 1924, p 4. 45 Ibíd., Año VI, Bucaramanga, 17, 18, 19, 22, 24, 26, 29 y 31 de Diciembre de 1924 y 2 de Enero de1925. 46 Ibíd., 6 de Enero de 1926, p 26. 47 Ibídem. 48RIVERA M., José del Carmen. Op. Cit., p 50 49 ACB, Libro de Acuerdos 1922-1926, Acuerdo 2 del 21 de Marzo de 1924, h 5; Acuerdo 8 del 15 de Abril de 1925, h 12; 29 del 6 de Octubre de 1925), h 3 y Acuerdo 4 del 9 de Febrero de 1926, h 11; CDIHR, Gaceta de Santander, LXXVI, No. 5.149, p 100. (Ordenanza 8 del 21 de Marzo de 1925). 50 CDIHR, Vanguardia Liberal, Bucaramanga, 13 de Enero de 1926, p 1.; VALDERRAMA BENÍTEZ, Op. Cit., p 379. 51 RIVERA M., José del Carmen. Op. Cit., p 53. 52 CDIHR, Ordenanzas Expedidas por la Asamblea del Departamento de Santander - Sesiones Ordinarias y Extraordinarias 1926, Imprenta del Departamento, Bucaramanga, s. f., pp 21-22. (Ordenanza 12 del 7 de Abril de 1926); ACB, Libro de Acuerdos1927-1929, Acuerdo 38 del 25 Noviembre de 1927, h 12; Libro de Acuerdos 1936-1938, Acuerdo 26 del 31 de Diciembre de 1937, h 7; Libro de Acuerdos 1941, Acuerdo 38 del 18 de Octubre de 1941, h 3. Ordinarias y Extraordinarias 1926, Imprenta del Departamento, Bucaramanga, s. f., pp 21-22. (Ordenanza 12 del 7 de Abril de 1926); ACB, Libro de Acuerdos1927-1929, Acuerdo 38 del 25 Noviembre de 1927, h 12; Libro de Acuerdos 1936-1938, Acuerdo 26 del 31 de Diciembre de 1937, h 7; Libro de Acuerdos 1941, Acuerdo 38 del 18 de Octubre de 1941, h 3. 53 ÁLVAREZ FUENTES, Jaime y RUEDA GÓMEZ, Néstor. Op. Cit. 54 ACB, Libro de Acuerdos 1939-1940, Acuerdo 18 del 7 de Septiembre de 1939, h 3; Libro de Acuerdos 1941, Acuerdo 8 del 25 de Febrero de 1941, h 1. 55 Ibíd., Acuerdo 38 del 18 de Octubre de 1941, h 3. 56UNAB, Vanguardia Liberal, Bucaramanga, Año XXXIII, 19 de Febrero de 1953, pp 1 y 8; 20 de Febrero de 1953, pp 1 y 6. 57 ACB, Libro de Acuerdos 1946, Acuerdo 17 del 23 de Abril de 1946. 58 UNAB, Op. Cit., 26 de Mayo de 1953, p 3; 27 de Mayo de 1953, p 3; 28 de Mayo de 1953, p 2 y p

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3; 2 de Junio de 1953, p 2 y p 3. 59 Ibíd., 5 de Enero de 1947, p 1; 31 de mayo de 1947, pp 1-2; 1° de Junio de 1947, pp 1-8; Año XXXIV, 11 de Octubre de 1954, p 1; Año XXXVIII, 18 de Octubre de 1956, p 8; Año XLV, 15 de Enero de 1965, p 12 y 13 de Enero de 1957, p 8; Año LXII, 21 de Febrero de 1982, p 1. 60 Ibíd., Año XVL, 10 de marzo de 1965, p 12; 10 de abril de 1965, p 4; 6 de mayo de 1965, p 12 61 RIVERA M., José del Carmen. Op. Cit. 62 ACB, Libro de Acuerdos 1965, Acuerdo 43 del 6 de Septiembre de 1965, hh 1-2