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Amán Rosales Rodríguez La relación entre naturalismo y escepticismo en el pensamiento de David Hume Summary: The purpose of this paper is to in- sist that Hume's philosophical thought cannot be considered simply as an extreme form of scepti- cism, nor can ir be viewed as a mere analytical tool for the destruction of metaphysics. More com- plex than that, Hume's philosophy seeks to conci- liate an influential sceptical background with a comprehensive naturalistic view of mano Resumen: El objetivo de este ensayo es insistir en que el pensamiento filosófico de Hume no pue- de ser considerado, simplemente, como una forma extrema de escepticismo. Tampoco puede ser visto como una mera herramienta analítica para la destrucción de la metafísica. Mucho más compleja que eso, la filosofía de Hume busca conciliar in- fluyentes antecedentes escépticos con una amplia visión naturalista del ser humano. 1 La filosofía en general y la epistemología en particular de David Hume fueron consideradas du- rante mucho tiempo expresiones máximas de un escepticismo corrosivo y destructor. La vigencia de dicha imagen tiene no poco que ver con la in- clusión indiferenciada de Hume dentro de la tradi- ción empirista de Locke y Berkeley. Dos autores, estos últimos, ante los que Hume prefirió guardar siempre una prudente distancia. Han sido dos, en especial, las variantes de la crítica a Hume que aún tienen resonancia en el presente. Por un lado, Hume como el filósofo que llevó a sus conclusiones más absurdas y escépticas la teoría representativa de la percepción, la deriva- da de la "way of ideas" lockeana. Según esta lec- tura, Hume habría sostenido categóricamente que, dadas las limitaciones del entendimiento humano, y sobre la base de la experiencia -la única acepta- ble como punto de partida para la investigación fi- losófica-, "todo lo que estamos autorizados a decir es que hay percepciones brevemente vividas, sin causa ni propósito en un mundo externo, sin un sujeto continuo al cual pertenecer, y sin ninguna clase de vínculo entre ellas." (Grayling, p. 526) No menos popular es la figura de Hume como escéptico religioso, ya cautamente agnóstico, ya implícitamente ateo. Se trataría, en este caso, del Hume crítico demoledor del argumento del desig- nio, y de cualquier otra base a posteriori para la justificación racional de la creencia en Dios. Cier- tamente, la sutileza del. análisis humeano demanda un estudio independiente, basado fundamental- mente en los Diálogos sobre la religión natural (1779), que desborda los límites del presente. Las reflexiones que siguen a continuación se concen- tran en el aspecto epistemológico de la filosofía de Hume. Específicamente, se intentará una caracte- rización general del "escepticismo moderado" de Hume, y de ciertas tensiones que el talante escép- tico genera en el ambicioso proyecto naturalista inicial del Tratado de la naturaleza humana (1739-40). Resulta ser una de las grandes ironías de la his- toria de la filosofía, a la vez que un recordatorio de lo importante que es la perspectiva histórica para la justa valoración de un autor, el que Hume fuese acusado de sostener sin más -corno él mis- mo lo reseña en su "Sumario de cargos"- un "es- cepticismo universal", principios "que llevan a un ateísmo radical, al negarse la doctrina de las cau- sas y efectos", y de " minar los fundamentos de la moral", entre otras cosas. ( cf. C p. 48ss) Es una Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXV (85), 67-73, 1997

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Amán Rosales Rodríguez

La relación entre naturalismo y escepticismoen el pensamiento de David Hume

Summary: The purpose of this paper is to in-sist that Hume's philosophical thought cannot beconsidered simply as an extreme form of scepti-cism, nor can ir be viewed as a mere analyticaltool for the destruction of metaphysics. More com-plex than that, Hume's philosophy seeks to conci-liate an influential sceptical background with acomprehensive naturalistic view of mano

Resumen: El objetivo de este ensayo es insistiren que el pensamiento filosófico de Hume no pue-de ser considerado, simplemente, como una formaextrema de escepticismo. Tampoco puede ser vistocomo una mera herramienta analítica para ladestrucción de la metafísica. Mucho más complejaque eso, la filosofía de Hume busca conciliar in-fluyentes antecedentes escépticos con una ampliavisión naturalista del ser humano.

1La filosofía en general y la epistemología en

particular de David Hume fueron consideradas du-rante mucho tiempo expresiones máximas de unescepticismo corrosivo y destructor. La vigenciade dicha imagen tiene no poco que ver con la in-clusión indiferenciada de Hume dentro de la tradi-ción empirista de Locke y Berkeley. Dos autores,estos últimos, ante los que Hume prefirió guardarsiempre una prudente distancia.

Han sido dos, en especial, las variantes de lacrítica a Hume que aún tienen resonancia en elpresente. Por un lado, Hume como el filósofo quellevó a sus conclusiones más absurdas y escépticasla teoría representativa de la percepción, la deriva-da de la "way of ideas" lockeana. Según esta lec-tura, Hume habría sostenido categóricamente que,

dadas las limitaciones del entendimiento humano,y sobre la base de la experiencia -la única acepta-ble como punto de partida para la investigación fi-losófica-, "todo lo que estamos autorizados a decires que hay percepciones brevemente vividas, sincausa ni propósito en un mundo externo, sin unsujeto continuo al cual pertenecer, y sin ningunaclase de vínculo entre ellas." (Grayling, p. 526)

No menos popular es la figura de Hume comoescéptico religioso, ya cautamente agnóstico, yaimplícitamente ateo. Se trataría, en este caso, delHume crítico demoledor del argumento del desig-nio, y de cualquier otra base a posteriori para lajustificación racional de la creencia en Dios. Cier-tamente, la sutileza del. análisis humeano demandaun estudio independiente, basado fundamental-mente en los Diálogos sobre la religión natural(1779), que desborda los límites del presente. Lasreflexiones que siguen a continuación se concen-tran en el aspecto epistemológico de la filosofía deHume. Específicamente, se intentará una caracte-rización general del "escepticismo moderado" deHume, y de ciertas tensiones que el talante escép-tico genera en el ambicioso proyecto naturalistainicial del Tratado de la naturaleza humana(1739-40).

Resulta ser una de las grandes ironías de la his-toria de la filosofía, a la vez que un recordatoriode lo importante que es la perspectiva históricapara la justa valoración de un autor, el que Humefuese acusado de sostener sin más -corno él mis-mo lo reseña en su "Sumario de cargos"- un "es-cepticismo universal", principios "que llevan a unateísmo radical, al negarse la doctrina de las cau-sas y efectos", y de " minar los fundamentos de lamoral", entre otras cosas. ( cf. C p. 48ss) Es una

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ironía que raya en el absurdo tratándose de unpensador que precisamente "dedica mucha aten-ción al examen crítico del escepticismo, y quedescarta como autocontradictoria y demasiado ab-surda para la consideración racional cualquier co-sa con sabor a escepticismo pirroniano". (Ardley,p.106) Aún más, como pronto se verá, el escepti-cismo extremo, "pirroniano" -tal como él lo en-tiende-, es para Hume una posición enfermiza quesolamente conduce a la melancolía filosófica y aldelirio metafísico. (Sobre la dificultad de reconci-liar la idea de Hume respecto del pirronismo conlos rasgos históricos de este movimiento, cf. Ols-hewsky)

Una vez esbozados, a grandes trazos, los prin-cipios del "escepticismo moderado" de Hume, seprocurará relacionarlos con los de la otra gran ver-tiente del pensamiento humeano: el 'naturalismo'ínsito en su plan inicial de una "ciencia del hom-bre". Si bien es cierto existe en Hume, como se haindicado, una tensión indudable entre" su creen-cia en la posibilidad de desarrollar una ciencia dela naturaleza humana y el escepticismo al que seve conducido," (Passmore (b), p. 167) se sugeriráque la misma no conduce, necesariamente, a con-clusiones autocontradictorias o letales para laepistemología general del filósofo escocés.

2Antes que nada téngase en cuenta que el escep-

ticismo "mitigado" que Hume introduce en la SecoXII de la primera Investigación (1748), tiene unaintención eminentemente práctica que no deja deser llamativa por contraste con el cognitivismo do-minante en el Tratado. Aunque ya más cautelosa-mente que al inicio de la obra, Hume todavía sepermite, al final del Libro 1, "abrigar la esperanzade establecer un sistema o conjunto de opinionesque, si no verdadero (porque esto es quizá pedirdemasiado), fuera al menos satisfactorio para lamente humana y pudiera resistir la prueba del exa-men más crítico." (T, p. 425-6. Según Johnson,Hume acepta de su siglo el supuesto cognitivistafundamental que dice que "el avance del conoci-miento es posible solamente si el conocimiento ensí lo es." p. 333. Desde luego, aquí ya hay un cho-que con el lastre escéptico que Hume arrastra entoda la Parte IV)

Las intenciones de Hume se modifican notable-mente en la primera Investigación. La propuestade un escepticismo "moderado" o "mitigado" tie-ne que ver, por una parte, con lo consciente que es

Hume de las "consecuencias devastadoras" quetiene su escepticismo total (expuesto en la ParteIV) para la edificación de su sistema filosófico:"Su conclusión que todos nuestros intentos porofrecer razones en apoyo de nuestras creenciasson necesariamente auto-destructivos, cosa que élafirma haber probado en la Sección 1, conduce,como lo reconoce en la Sección VII, a la elimina-ción de toda ciencia y filosofía. Con esto no sólose le hace imposible llevar a cabo su proyecto deconstruir una ciencia de la naturaleza humana, si-no que también destruye la legitimidad de sus es-fuerzos filosóficos." (Johnson, p. 332) Por otraparte, y es lo que a continuación tendrá preponde-rancia, la moderación escéptica de Hume se rela-ciona estrechamente con la recuperación de la vi-da "diaria" o "común" como último baluarte de laacción humana. Así, los escépticos moderados hanllegado a comprender que "las decisiones filosófi-cas no son más que reflejos, sistematizados y co-rregidos, de la vida diaria"; por lo que "nunca es-tarán tentados de ir más allá de la vida común,mientras tengan en cuenta la imperfección de lasfacultades que emplean, su estrecho alcance y laimprecisión de sus operaciones." (1, p. 189.Cf.además Livingston, pp. 9-33)

Hume piensa que el pirronismo o escepticismoexcesivo, en la medida en que alienta una suspen-sión total del juicio, representa una postura anti-natural, y que aunque racionalmente irrefutable,no puede ser vivida por un ser humano normal.Según Hume, el pirroniano defiende un punto devista irrebatible (j como él mismo lo ha puesto demanifiesto en el Tratado!) pero no convincente.La observación del comportamiento real de laspersonas nos enseña que el "gran subversor delPirronismo o de los principios excesivos del es-cepticismo, es la acción, la ocupación y los queha-ceres de la vida común." (1, p. 186) Para Hume, lavida diaria ilustra con hechos, actos y no con teo-rías o especulaciones filosóficas la disposición na-turalmente anti-escéptica del ser humano.

La propuesta humeana de un escepticismo"moderado" o "mitigado" no tiene que ver, sola-mente, con la prescripción negativa de limitar"nuestras investigaciones a los temas que esténmejor adaptados a la estrecha capacidad del enten-dimiento humano" (1, p. 189); sino, además, lo tie-ne con la enseñanza positiva de reconocer los pa-peles desempeñados por instintos, hábitos, tradi-ciones, costumbres de la experiencia común, entanto que faros orientadores de la frágil condición

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humana. En ese sentido, y para calibrar justamentela fecundidad del escepticismo "moderado", Hu-me "recomienda no sólo seguir la naturaleza, sinohacerlo también reconociendo o percatándose a lavez de la fuerza inescapable de la naturaleza."(Stroud, p. 281)

Nuevamente: la transición que va del juvenilTratado a la más sobria Investigación, da cuentadel cambio de actitud de Hume respecto de susobjetivos iniciales de reconstrucción de la cienciamoral. La confrontación con argumentos pirronia-nos, aunada a la conformación de un escepticismomodelado según el probabilismo o falibilismo aca-démicos, le han enseñado a Hume que la mentehumana definitivamente no está preparada "paratemas tan remotos y abstractos" como los aprecia-dos por aquellos que practican la "metafísica falsay adulterada". Aún más, quizá al final, el limitadoentendimiento de los mortales, demasiado sujeto alas pasiones y los afectos, no esté en capacidad deestablecer los cimientos -siquiera provisionales -de una ciencia empírica de la moral semejante a lafilosofía natural newtoniana.

En el Tratado, el joven Hume acaba cediendoterreno a un escepticismo completo que amenazacon socavar las bases de una "ciencia de la natura-leza humana". El paliativo de la "imaginación"como recurso final de inteligibilidad, ya que no deracionalidad de ciertas creencias, apenas puede serconsiderada una sorpresiva carta de triunfo paraHume. Al contrario, la imaginación fomenta fic-ciones 'monstruosas' -como "la opinión filosóficade la doble existencia de percepciones y objetos"(T, p. 354)- que se parecen a las aborrecidas su-persticiones, engendradoras para Hume de intole-rancias y fanatismos. Al final, Hume "debe reco-nocer que aquellas fuerzas de la imaginación quesubyacen a la superstición son necesarias para lavida. El gran ilustrador ha dejado la primera bata-lla como un derrotado". (Streminger, p. 183)

En la primera Investigación, un Hume más ma-duro filosóficamente puede salvar la "verdaderametafísica" gracias a la sustitución del amargo"empirismo escéptico" del Tratado, por un másdigerible "empirismo naturalista" con su acopiode creencias pre-filosóficas. (Sobre los dos tiposde 'empirismo', cf. Strerninger, p. 206) Esta últi-ma forma de empirismo ha sido forjada al calordel enfrentamiento de Hume con dos tipos de in-clinaciones naturales: la primera se refiere a latendencia escéptica hacia la duda radical y com-pleta; se trata del pirronismo latente en todo ser

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racional. La segunda se vincula a la propensidadinstintiva hacia la creencia en ciertas cosas (causa-lidad, mundo externo, identidad personal) con quehemos sido dotados por la naturaleza. Así, la acti-tud del "escepticismo moderado" representa, en laprimera Investigación, no sólo "el término naturalde la reflexión filosófica" (Fogelin, p. 399), sino,además, la recuperación de la confianza en el sen-tido común -corno antídoto contra el escepticismoradical- que todo ser humano sensible posee.

El aspecto más constructivo en el enfrenta-miento de Hume con el escepticismo puede versedesde otro ángulo. El mismo tiene que ver con unacontribución más concreta del enfoque hurneano,escéptico-moderado, a la historia de la epistemo-logía. Si bien la "science of man" original no pudomaterializarse -en buena medida por los obstácu-los escépticos plantados por el propio Hurne-, enla primera Investigación se ofrecen los fundamen-tos de lo que será la tarea de la "verdadera metafí-sica" (o epistemología crítica) del futuro. Con suspretensiones analíticas, el objetivo central lucemás modesto por comparación con las intencionessistemáticas originales, pero los frutos parecen po-der ser cosechados más rápidamente. Por eso Hu-me puede afirmar elocuentemente que

"hay muchas ventajas importantes que provie-nen del examen preciso de los poderes y faculta-des de la naturaleza humana [ La meta propia dela "verdadera metafísica" ] (...) De esta manera seconvierte en un objetivo no desdeñable de la cien-cia conocer meramente las diferentes operacionesde la mente, separar las unas de las otras, clasifi-carlas en los debidos apartados, y corregir aqueldesorden aparente en que se encuentran cuandolas hacemos objeto de reflexión e investigación.Esta tarea de ordenar y distinguir, que no tienemérito cuando se realiza con cuerpos externos, ob-jetos de nuestros sentidos, aumenta de valor cuan-do se ejerce sobre las operaciones de nuestra men-te de acuerdo con la dificultad y el esfuerzo conque nos encontramos al realizarla. Y aún si no va-mos más allá de esa geografía mental o delimita-ción de las distintas partes y poderes de la mente,es por lo menos una satisfacción haber llegado tanlejos." (1, p. 27-8).

El aporte constructivo de la epistemología críti-ca propuesta por Hume tiene todavía un aspectomás inmediato y concreto. La modestia y autocon-trol implícitos en su escepticismo "moderado" sonelementos destinados al fortalecimiento de la pra-xis, un ámbito vital que en Hume va creciendo en

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relevancia conforme disminuye el compromisosistemático inical con la "science of man". Lasexigencias y necesidades de la vida práctica, talparece ser la opinión de Hume, demandan un con-trolado escepticismo probabilista y falibilista im-posible de gestar al calor del pirronismo -destruc-tor para Hume de toda teoría y toda práctica-o

Así, en la aceptación del escepticismo "mode-rado" está implícita la distinción entre dos nivelesde pensamiento: "el nivel de pensamiento filosófi-camente crítico que no puede ofrecernos ningunagarantía contra el escepticismo, y el nivel del pen-samiento empírico de todos los días, en el que laspretensiones del pensamiento crítico son totalmen-te sobrepasadas y suprimidas, dado un compromi-so natural inescapable con la creencia por la Natu-raleza." (Strawson, p. 12-13) Por lo tanto, el es-cepticismo "moderado" o "mitigado" resulta uncomplemento del naturalismo básico de la prácticacotidiana; ésta se vuelve imposible al nivel mera-mente teórico, el mismo que se autodestruye porllevar en su interior el germen del pirronismo. (Cf.las importantes observaciones de Rod, p. 220-3)Sin embargo, una vez abierta la puerta al escepti-cismo, siquiera "mitigado", ¿qué pasa con las as-piraciones fundacionistas iniciales de Hume?, ¿ha-brá que renunciar por completo a ellas? Se volverásobre estas preguntas.

3Recientemente se ha definido al 'naturalismo'

como una posición científica- antropológica carac-terizada, básicamente, por: la universalidad en susaspiraciones de comprensión de la realidad, la li-mitación o parquedad en los medios para la des-cripción o explicación de los sucesos, y, ante todo,la creencia que la naturaleza da cuenta de la ac-ción de cosas legítimamente reales (o anti-sobre-naturalismo. Para otras características cf. Vollmer)No es exagerado pensar que Hume estaría deacuerdo, obviamente con las debidas cualificacio-nes y complementos, con dicho bosquejo del enfo-que naturalista. En relación con el plan humeanode una "ciencia de la naturaleza humana" son doslos planos del naturalismo relevantes para la dis-cusión: el ontológico y el epistemológico.

El componente ontológico-naturalista sobresaleen su enfoque acerca de la propia naturaleza hu-mana, y sobre el lugar de ésta en el orden generalde la naturaleza. Por ejemplo, nuestra especie estásujeta en lo fundamental a los mismos instintos deotros animales: "Aunque se trate de un instinto di-

ferente, de todas formas, es un instinto lo que en-seña al hombre a evitar el fuego, tanto como lo esel que enseña a un pájaro con tanta precisión el ar-te de incubar y toda la estructura y orden de su ni-do." (1, p. 132)

Es claro que con lo anterior se desmorona elideal clásico y racionalista acerca del lugar privi-legiado del hombre en el cosmos. Los mismos im-pulsos, propensidades y fuerzas instintivas domi-nan tanto sobre la razón especulativa como sobrela consciencia moral, la experiencia estética, y, engeneral, sobre la percepción emotivo -sentimental.No es de extrañar que James Oswald, uno de loscríticos contemporáneos de Hume, declare acerba-mente "que el efecto último de la filosofía de Hu-me es el de rebajar a los hombres a animales astu-tos". Para Oswald el "escepticismo mitigado deHume se revela como lo que es: un ataque insidio-so a todo aquello que nos coloca en un orden dife-rente al del reino animal y nos hace verdadera-mente humanos." (Cf. Ardley, p. 121)

El componente epistemológico del naturalismosupone que todos los sucesos pueden ser descritosy explicados con recursos exclusivamente empíri-cos, y en lo posible, también experimentales. Du-rante el período de composición del Tratado lameta de Hume es bastante clara: delinear los fun-damentos programáticos de un nuevo modelo em-pírico para la investigación moral (que incluye, enel Tratado, las cuatro ciencias de la "lógica, mo-ral, crítica de artes y letras, y política"; en las que"está comprendido casi todo lo que de algún modonos interesa conocer, o que pueda tender al pro-greso o refinamiento de la mente humana". p. 80).Al mismo tiempo, el enfoque naturalista humeanobusca erradicar exageradas pretensiones de certi-dumbre (Descartes), injustificadas apelacionesmetafísicas (Locke) y peligrosos excesos escépti-cos (Berkeley).

Desde la perspectiva de Hume, el filósofo na-turalista procede, antes que a formular primerosprincipios "autoevidentes" o "innatos", a efectuarun examen, en primera instancia, de las caracte-rísticas comunes de ciertos sucesos. A continua-ción explica Hume: "Si al examinar diversos fe-nómenos encontramos que se resuelven en unprincipio común, y que cabe inferir este principiode otro, llegaremos finalmente a esos pocos prin-cipios simples de que dependen los demás." (R,p. 239) Además, el compromiso naturalista exigedel filósofo experimental "anatornizar la naturale-za humana de una manera regular, prometiendo

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no deducir conclusiones sino cuando las autoricela experiencia." (R, p. 239)

En principio, la estructura metodológica pro-puesta por Hume para su "ciencia de la naturale-za humana" refleja su modelo newtoniano. Sinembargo, pese a la buena intención, y a la exce-lencia del patrón, las dificultades afloran casi in-mediatamente con la propia teoría humeana delfuncionar asociativo de la mente: "Hume intentaderivar los fenómenos del mundo mental a partirde unos cuantos principios simples, análogos alos axiomas o leyes del movimiento de Newton,y de un principio de asociación [ de las ideas]como la contraparte del principio de atracciónuniversal. [ Sin embargo, ] los datos con los que[ Hume ] debía contender eran inmunes al análi-sis matemático, y así su teoría no podía ser desa-rrollada por deducción matemática, ni podía sersometida a pruebas de verificación tal y comoson aceptables en la ciencia experimental. "(No-xon, p. 121).

4Las dificultades con que tropieza el proyecto

humeano de una "ciencia de la naturaleza huma-na", delatan la compleja presencia de influencias yobjetivos contrarios, conflictivos entre sí, en el co-razón mismo del pensamiento de Hume. La másimportante de dichas influencias corresponde a lade la tradición escéptica, ante la que Hume man-tiene una ambigua relación de atracción y repulsa.La situación podría plantearse así: ¿cómo' logrararmonizar, dentro del programa de una teoría ge-neral sobre el ser humano, aspectos tan disímilescomo la ambición explicativa y afán de complitudde inspiración cartesio-newtoniana, con la cons-ciencia escéptica de la bancarrota casi total de larazón para comprender los sucesos? Considéreselos siguientes ejemplos:

Al inicio de su propio resumen del Tratado,Hume escribe que "merece la pena probar si laciencia del hombre no admitiría la misma exacti-tud que la que se ha hallado que son susceptibleslas distintas partes de la filosofía natural. Pareceque existen las mejores razones del mundo paraimaginar que cabe llevarla al mayor grado deexactitud. " (R, p. 238-9) Varias páginas despuésHume ofrece una nueva caracterización, ahoramás bien desalentadora, de sus intenciones: "Portodo lo dicho el lector percibirá fácilmente que lafilosofía contenida en este libro [o sea el Tratado]es muy escéptica, y que tiende a darnos una no-

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ción de las imperfecciones y de los estrechos lími-tes del entendimiento humano" (R, p. 239).

La problemática planteada incide sobre un te-ma meta-científico harto difícil, y respecto delcuál Hume parece asumir posición final con el es-cepticismo "moderado" de la primera Investiga-ción. La tensión entre Hume el escéptico y Humeel naturalista (Strawson, p. 12, señala la interesan-te analogía con la tensión entre el "realismo empí-rico" y el "idealismo trascendental" en Kant) pue-de formularse de diversos modos. Así, por ejem-plo: "El problema es formular una lógica [ de lainvestigación] que deje espacio para el gusto y elsentimiento [ elementos importantes del naturalis-mo humeano ] sin alentar al visionario [ o supers-ticioso ], [ consiste también] en desarrollar un es-cepticismo lo suficientemente profundo como paradisipar la presunción de que una ciencia desarro-llada será puramente 'racional', pero lo suficiente-mente moderado como para conceder la suprema-cía de la ciencia sobre la superstición." (Passmore(a), p. lO)

Una vez asumido el escepticismo "moderado"o "mitigado", Hume sabe que tendrá que buscarun compromiso entre las pretensiones explicativasdel método experimental, y el probabilismo o fali-bilismo propios del escepticismo académico clási-co. La colosal tarea a la que se enfrentó Hume,una que en definitiva no pudo ejecutar, fue la dereconstruir y remodelar la epistemología de la fi-losofía natural- de manera que tuviese también re-percusiones para la moral- luego de su colapso fi-losófico en dos extremos para él inaceptables:

Por un lado, el dogmatismo apriorista de corteracionalista-cartesiano, representante, con su car-ga de "sofistería e ilusión" (1, p. 192) de la repu-diada metafísica "falsa y adulterada" (1, p. 27).De otro lado, el paralizante escepticismo pirro-niano, por ejemplo en su variante berkeleyiana.Lo anterior plantea de nuevo la relación entreescepticismo (moderado) y naturalismo, comouna forma de enfrentar la amenaza de dichos ex-tremos, en el pensamiento de Hume. Se redon-deará y finalizará el trabajo con algunos comen-tarios más en torno a ella.

5Hay un pasaje de la primera Investigación que

expresa con claridad mucho del dilema al que seenfrentó Hume; es decir, la ya mencionada tensiónentre naturalismo y escepticismo (moderado): "Elhombre es un ser racional, y, en cuanto tal, recibe

el escepticismo radical inoperante ante la deman-da constante de acción y decisión.

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de la ciencia el alimento y la nutrición que le co-rresponde. Pero tan escaso es el alcance de lamente humana que poca satisfacción puede espe-rarse en este punto, ni del grado de seguridad ni dela extensión de sus adquisiciones." (p. 22)

La cita anterior muestra al filósofo cognitivistacon su confianza en el poder del conocimiento pa-ra el progreso y realización humanos. En tal senti-do, expresa la influencia naturalista en su defensade la capacidad intrínseca del ser humano -en suinteracción con la experiencia- para apropiarseteóricamente de la realidad. A la vez, sin embargo,el texto resume el fatigoso enfrentamiento con elescepticismo y la claudicación final ante los argu-mentos pirronianos. ¿Qué le queda por hacer aHume?

Una posible respuesta es que la renuncia hu-meana a los deseos originales de certidumbrecientífica, corre pareja a la aceptación creciente deun punto de vista práctico como premisa orienta-dora del progreso material humano. Así, pragmá-ticamente, Hume puede conformarse con la proba-bilidad, y ello es la consecuencia natural del cho-que entre dogmatismo y escepticismo. (Cf. Lüthe,p. 50 ss.) Por una parte, el pirronismo ha hechoimposible la aceptación ingenua del dogmatismo,científico o metafísico. Por otra parte, el pirronis-mo a su vez resulta inaceptable como punto finalde llegada, pues de él no puede esperarse "ningúnbien duradero mientras permanezca en toda sufuerza y vigor." (1, p. 187)

De este modo, el optimismo naturalista inicialde Hume no se pierde completamente luego dela purificación escéptica. Después de ésta la mo-destia y la falibilidad se integran dentro del es-cepticismo "moderado" o "mitigado". Con ellono se invalida la labor correctiva y crítica de larazón, ni mucho menos se apela al irracionalis-mo (o al fideísmo en el caso de Hume como filó-sofo de la religión), sino que se esboza una rela-ción más fructífera entre una sobria especula-ción filosófica y la "vida diaria" o "común", entanto que referente último de toda actividad hu-mana útil y productiva.

Por ello es que, superados el dogmatismo y lasoberbia metafísica, y domesticado el pirronismo,el programa naturalista puede continuarse siemprey cuando se ejerza la autocrítica epistemológicapermanente. El antídoto que Hume propone antelos extremos escépticos y dogmáticos se encuentraen el nivel de la práctica; allí el dogmatismo, consu obsesión por la certeza, se vuelve superfluo, y

* El autor desea expresar su agradecimiento al Institu-to de Investigaciones Filosóficas (lN.LF.), por su va-liosa ayuda en la preparación de este trabajo; el mis-mo corresponde a un Proyecto de investigación aus-piciado por la Escuela de Estudios Generales duran-te el período 11-1996.

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Amán Rosales RodríguezEscuela de Filosofía y

Escuela de Estudios GeneralesUniversidad de Costa [email protected]