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() , 'clhfQ.('I{)dS ileuista de La A>ociacw il Geulogica Argelllilla, 4!J (:1 -4) ; 17-:;;H ,1994) Mode10 tectosedimentario de 1a cuenca triasica de Ischigualasto (San Juan, Argentina) Juan Patio MlLANN,2 y Oscar ALCOBERI IUniversidad Nacional de San Juan, Museo de Ciencias Naturales, Lib. San Martin 315 Oeste, 5400, San Juan, Argentina. 2Consejo Nacivllai de Investigaciones Cientificas y Tecnicas ABSTRACT. Tectosedi mentary model of the triassic lschigualasto Basin (San Juan, Argentina). A growth· fault half-graben model is proposed for the accumu lation of the Triass ic Ischigual asto Basin, A compressive Palaeozoic structure -the Valle Ferlil Faull- is interpreted to have been reaclivated as" tensional fauH during Triassic times and to Le responsible fur Illostof th" a<;cumuiation during rift phases and for the fin o '! geometry of the Triassic megasequences. Four major tecto -sedimentary sequences ha\(e been recognized as composing th e basin filling. 'I'hey are interpreted as two syn.-if\' phases, each one fiJlloweJ by a post.ri/\'ol·sagsequence . Dul"ing rift ing(pro ved by basaltic 110ws), the footwall depositional systems were favoured as fault movements increased theirslopes, while duringpost-rifl. phases, the hanging wall systems were the best suited flll'devclopmeut, as they normally have much larger dl'ainage basi"s, A dil'ecl consequence of this basin dynamic is the migration of basin axis in opposite directions as teclosequences progreswd in their accumulation. Major differences in both synrifi sequences and postrijl. sequences have been observed. Synr ift S"'luences are not sim ilar because the innitial conditions of accomodation space and the drainage basin network when each cycle started were different: near zero accomodation space and a poorly developed drainage baHiu in the Jin;t rifl.ing, but an inlleriLed value of accomodalion and a developed drainage network hum the eadier phase for the second. Postrift sequences show different grain size trends, that are asnibed t{) the incomplete development of the first post-rift. (truncated by the second synrifl \ Although both postrift. sequences are dillerent in their mode ofaccltmulation (-I pmgradalioual us. a vertical accretion mode), their initial tendency to coarsening upward is similar. Introduccioll La cuenca triasiea de Ischigualasto-ViBa Union (deno- minaci6n l'educida en este aporte a Ischigualasto, dado que es el centro de nuestras in vestigaciones), es amplia- mente conocida poria presencia de numerosos de vertebrados y en particular de los dinosaurios mas anLiguos. Una extensa eita de las eontribuciones paleonto16gicas que se han realizado a traves de mate- rial de esta cuenca es brindada pOl' Sti panicic y Bunaparte (1979). 'Paralelamente a estos trabajos paleont o16gicos se han hecho otros de sintesis regional y sedimentologicos que en general sugieren que esta cuenca en particular estuvo asoeiada a procesos de distensi6n (Criado Roque et al. 1981, Uliana y Biddle 1988, Uliana et at. 1989, Baraldo et at. 1990). Tales interpretaciones deben ser las mas acertadas, si se tiene en euenta la efusividad basiea sinsedimentaria asociada a varios pisos de esta cuenca (Andreis 1969, vease texto), asf como tambien, la filiacion tensional de cuencas del mismo rango estratigralic:o cercanas, como la nOl'menciocina y la de Barreal-Calingasta (el Strelkov y Alvarez 1984, Kokogian y Mancilla 1989, Hamos y Kay 1991). La estratigrafia de la cuenca que nos ocupa no es simple, y ya ha sido cuestionada en numerosas ocasiones la posibilidad que diferentes unidades litoestratignlficas (formaciones) sean en reahdad equivalentes c1'ono- estratigraficos (el Ortiz 1968, Stipanicic y Bonaparte 1979). Otra si tuaci6n que puede parecer un poco confusa 0004-4822/95 $00,00 + $00,50 © 1m)!) Asociaci6u Geol6gica Argwtilla es la existencia de probables uiscordancias muy locali- zadas, y noobservadas en otros sectores de la cuenca. En esta contribucion se tratara de brindar un esquema organico de funcionamiento de la cuenca, con el fin de explicar la existencia de tales discordancias y de su distribucion, Otro aspecto relevante del esquema que se propone es la capacidad de mostrar como algunas discre- pancias entre lito y crono-estratigraffa, son producto de variaciones de los sistemas depositacionales que carac- terizaron la historia de la cuenca, y que adaptan- dose en forma diferencial a las distintas condiciones impuestas por los procesos tectonicos reinantes. Como ya se indico, la mayoria de las interpretaciones tectonicas de esta cuenca sugieren una dinamica tensional que condujo ala generacion de una fosa de tipo rift (l1011eri y Criado Roque 1968, Stipanicicy Bonaparte 1979, Haraldo et at. 1990). En este trabajo se interpreta que la cuenca se genero como un hemigraben (half graben), dada la existencia de una notable asimetria en sentido perpendicular a su eje, reflejada en las tenden- cias isopaquicas (el Slipanicic y Bonaparte 1979, vease Fig, 1), La asimetria de los hemigrabens es un elemento de brran influencia en los sistemas depositacionales, ya que la misma determina en gran medida las pendientes y los tamafios de las areas de drenaje de los sistemas sedimentarios alimentados en los bloques yaciente y colgante (borde pasivo y activo respectivamente, Fig. 2) (Leeder y Ga wthorpe 1987, Leederet at. 1988, Lambiasse 1991, Schlische 1991).

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ileuista de La A>ociacwil Geulogica Argelllilla, 4!J (:1 -4) ; ~ 17-:;;H ,1994)

Mode10 tectosedimentario de 1a cuenca triasica de Ischigualasto (San Juan, Argentina)

Juan Patio MlLANN,2 y Oscar ALCOBERI

IUniversidad Nacional de San Juan, Museo de Ciencias Naturales, Lib. San Martin 315 Oeste, 5400, San Juan, Argentina.

2Consejo Nacivlla i de Investigaciones Cientificas y Tecnicas

ABSTRACT. Tectosedimentary model of the triassic lschigualasto Basin (San Juan, Argentina). A growth· fault half-graben model is proposed for the accumulation of the Triassic Ischigualasto Basin, A compressive Palaeozoic structure -the Valle Ferlil Faull- is interpreted to have been reaclivated as" tensional fauH during Triassic times and to Le responsible fur Illostof th" a<;cumuiation during rift phases and for the fin o'! geometry of the Triassic megasequences. Four major tecto-sedimentary sequences ha\(e been recognized as composing the basin filling. 'I'hey are interpreted as two syn.-if\' phases, each one fiJlloweJ by a post.ri/\'ol·sagsequence . Dul"ing rift ing(pro ved by basaltic 110ws), the footwall depositional systems were favoured as fault movements increased theirslopes, while duringpost-rifl. phases, the hanging wall systems were the best suited flll'devclopmeut, as they normally have much larger dl'ainage basi"s, A dil'ecl consequence of this basin dynamic is the migration of basin axis in opposite directions as teclosequences progreswd in their accumulation. Major differences in both synrifi sequences and postrijl. sequences have been observed. Synrift S"'luences are not similar because the innitial conditions of accomodation space and the drainage basin network when each cycle started were different: near zero accomodation space and a poorly developed drainage baHiu in the Jin;t rifl.ing, but an inlleriLed value of accomodalion and a developed drainage network hum the eadier phase for the second. Postrift sequences show different grain size trends, that are asnibed t{) the incomplete development of the first post-rift. (truncated by the second synrifl \ Although both postrift. sequences are dillerent in their mode ofaccltmulation (-I pmgradalioual us. a vertical accretion mode), their in itial tendency to coarsening upward is similar.

Introduccioll

La cuenca triasiea de Ischigualasto-ViBa Union (deno­minaci6n l'educida en este aporte a Ischigualasto, dado que es el centro de nuestras in vestigaciones), es amplia­mente conocida poria presencia de numerosos ,..~ stos de vertebrados y en particular de los dinosaurios mas anLiguos. Una extensa eita de las eontribuciones paleonto16gicas que se han realizado a traves de mate­rial de esta cuenca es brindada pOl' Sti panicic y Bunaparte (1979). 'Paralelamente a estos trabajos paleonto16gicos se han hecho otros de sintesis regional y sedimentologicos que en general sugieren que esta cuenca en particular estuvo asoeiada a procesos de distensi6n (Criado Roque et al. 1981, Uliana y Biddle 1988, Uliana et at. 1989, Baraldo et at. 1990). Tales interpretaciones deben ser las mas acertadas, si se tiene en euenta la efusividad basiea sinsedimentaria asociada a varios pisos de esta cuenca (Andreis 1969, vease texto), asf como tambien, la filiacion tensional de cuencas del mismo rango estratigralic:o cercanas, como la nOl'menciocina y la de Barreal-Calingasta (el Strelkov y Alvarez 1984, Kokogian y Mancilla 1989, Hamos y Kay 1991).

La estratigrafia de la cuenca que nos ocupa no es simple, y ya ha sido cuestionada en numerosas ocasiones la posibilidad que diferentes unidades litoestratignlficas (formaciones) sean en reahdad equivalentes c1'ono­estratigraficos (el Ortiz 1968, Stipanicic y Bonaparte 1979). Otra si tuaci6n que puede parecer un poco confusa

0004-4822/95 $00,00 + $00,50 © 1m)!) Asociaci6u Geol6gica Argwtilla

es la existencia de probables uiscordancias muy locali­zadas, y noobservadas en otros sectores de la cuenca. En esta contribucion se tratara de brindar un esquema organico de funcionamiento de la cuenca, con el fin de explicar la existencia de tales discordancias y de su distribucion, Otro aspecto relevante del esquema que se propone es la capacidad de mostrar como algunas discre­pancias entre lito y crono-estratigraffa, son producto de variaciones de los sistemas depositacionales que carac­terizaron la historia de la cuenca, y que fu~ron adaptan­dose en forma diferencial a las distintas condiciones impuestas por los procesos tectonicos reinantes.

Como ya se indico, la mayoria de las interpretaciones tectonicas de esta cuenca sugieren una dinamica tensional que condujo ala generacion de una fosa de tipo rift (l1011eri y Criado Roque 1968, Stipanicicy Bonaparte 1979, Haraldo et at. 1990). En este trabajo se interpreta que la cuenca se genero como un hemigraben (half graben), dada la existencia de una notable asimetria en sentido perpendicular a su eje, reflejada en las tenden­cias isopaquicas (el Slipanicic y Bonaparte 1979, vease Fig, 1), La asimetria de los hemigrabens es un elemento de brran influencia en los sistemas depositacionales, ya que la misma determina en gran medida las pendientes y los tamafios de las areas de drenaje de los sistemas sedimentarios alimentados en los bloques yaciente y colgante (borde pasivo y activo respectivamente, Fig. 2) (Leeder y Ga wthorpe 1987, Leederet at. 1988, Lambiasse 1991, Schlische 1991).

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Figura l:a) Mapa regional de la Cuenca de TRchigualaRto, espegores, sucesiones estratigrMicas localesyuhicacion geogrMica de Hneas sfsmicas. LOR numeros en laR columnaR corresponden a: 1: Fomlaciones Talampaya y Tarjados, 2: Formacion Ischichuca, 3: Formaci6n Los Rastros, 4.: Formacion Tschil".lRlasto y fi: Formaci6n Los Colorados. b ) Imagen satelital TM editada del area de !schiguaJasto. Not.ese 1a diRtribuci6n estratigrlifica in-egular de mantos de basaJtos en el area de la Chilea, donde se concentran e n base de Fonnacion Ischichuca y de Formaci6n Ischigualasto

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Modelo tectosetiimelltario de La cuenca Iricis ica de lschigualasto

Esta asimetna tambi(m influye en gran medida sobre el relleno sedimentario, tanto bajo tectonismo constante (cf. Schlische 1991), como cuando existen marcadas etapas en la evoluci6n tect6nica de la cuenca. Tanto es asi, que en las fases de sinrift la cuenca tiende a con­iraerse, localizandose el hundimientoen las areas adya­centes a las principales estructuras de rifting. En cambio durante las eta pas de sag 0 post-rift, la cuenca tiende a ampliarse areahnente debido a que el hundi­miento (marcadamente mas lenio) esta relacionado a subsidencia termotectonica y al efecto de carga de los sedimentos acumulados en la etapa anterior. Esta mecanica de funcionamiento ocasiona que durante las etapas de sinrift, los sistemas deposi tacionales asocia­dos al borde de cuenca activo sean favorecidos, dado que las pendientes de tales sistemas son pennanentemente rejuvenecidas. Ocurre 10 contrario en las eiapas de subsidencia termica (sag), ya que en ausencia de tal rejuvenecimiento tect6nico, los sistemas de los bordes pasivos tienden a desplazar a los de borde activo debido a su mayor desarrollo areal. Un efecto 16gico que se produce, es la migracion de los depoceniros, los cuales si bien siempre estlin localizados cerca del borde de cuenca activo, sufren migraciones que a veces pueden ser com­probadas como se indicara para la secuencia de Ischigualasto. ~ Informaci6n independiente que ha servido para com­

probar la hip6tesis propuesta, es el desarrollo de las sedimentitas triasicas en subsuelo. La escasa informa­cion sismica publicada del area (Georgiefn992), permi­te apreciar que la geometria depositacional de las se­cuencias triasicas (Fig. 3) muestra una tendencia al engrosamiento hacia el margen activo (fall a de Valle Fertil). Tambien se puede apreciarun engrosamiento de las secuencias hacia el SSE, indicando que la cuenca tuvo un control secundario a 10 I argo de su eje, probable­mente canalizado a traves de rnovimientos tensionales

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del sistema de fallas de rumbo ENE que se observan cerca de la entrada del Parque Ischigualasto (Valle de la Luna) y que denominaremos falla del Alto (Fig. 1). La tendencia al engrosamiento hacia el borde activo inferi­do tambien surge al controlar los espesores de las secuencias triasicas a ambos lados de la prolongaci6n austral del Valle de Villa Uni6n (Fig. 1). En cambio, no se encuentran secuencias correlacionables a estas en el borde occidental del Valle del Bermejo, 10 que sugiere su rapido acufiamiento en tal direcci6n. Otro control que se ha utilizado en forma independiente al relleno sedi­mentario, es la aCtividad magmatica asociada a los diferentes estadios evolutivos. Es ampliarnente conoci­do que durante las etapas de sinritt se favorece la extrusi6n de materiales basicos procedentes de niveles subcorticales. Este proceso se puede apreciar tambien en esta cuenca, muy evidente para la primera fase de sinrift por los basaltos olivfnicos en el "Paganzo III" (Andreis 1969) y los efusivos basicos en los tramos basales y medios de la Formaci6n Ischichuca, asociados al primer rifting. Para la segunda etapa de rifting se conocen cuerpos basalticos concordantes en diferentes localidades, asociados principal mente al sector basal de la Formacion Ischigualasto (de la Mota 1949, Stipanicic y Bonaparte 1979, Vallecillo 1986), interpretados POI'

Stipanicic y Bonaparte (1979) como filones capa mesocretacicos, pero cuya genesis como mantos Ulvicos es altamente probable (Monetta, com. verb., vease tex­to), en cuyo caso su edad sena triasica superior bajo, y, corroborarian e1 proceso de rifting activo asociado a la Formaci6n Ischigualasto (segundo sinritt).

EI relleno sedimentario

Siguiendo criterios de analisis estratigraiico asocia­dos a tectonismo activo (analisis tectosedimentario de

Sistema depositaciona' Sistema depositaciona'

des, m~rg~n a~::ode cuenca de,\, marg_e_n: pasivo

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Figura 2: Perfil simplificado de un semi-graben tipo

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facies, Leeder y Gawthorpe 1987, Leeder et al. 1988), se subdi vi di 61 a columna triasica en tecto-secuenci as. Como ya se indic6 en el punto anterior, se han reconocido cuatro gran des fases de acumulaci6n, subdividibles en 7 sub-secuencias que componen el relleno de esta cuenca triasica, cuya diferenciaci6n basica se ha efectuadoen el area de Ischigualasto, dado que la mayoria de elIas adquiere su mayor desarrollo aIlL En este trabajo no se efectl1a una descripei6n detallada de las secuencias depositacionales de menororden, dado que se interpreta que las mismas no estan tan ligadas a los procesos geodinamicos asociados a la cuenca, sino que parecen responder a eventos de variaciones del nivel de base, de probable filiaci6n cIimatico-hidroI6gica.

1. Secuencias asociadas a la primera fase sinrift (Triasico inferior a medio bajo)

Corresponden a esta primera fase, las secuencias sedimentarias asociadas al rifting inicial que configur6 las caracteristicas basicas, a partir de las cuales luego 5e adaptaron las secuencias subsiguientes. Al igual que 10 indicado para la cuenca Tria5ica cuyana (Strelkov y Alvarez 1984, Kokogian y Mancilla 1989, Ramos y Kay 1991), la acumulaci6n asociada a la fase de sinrift se registra en areas mucho mas localizadas que en el caso de las secuencias que sobrevienen en la segunda fase. Las caracteristicas citadas son muy compatibles con 10

-'" que se conoce para los dep6sitos del Triasico inferior: Formaciones Talampaya y Tarjados (tambien el de no­minado "Paganzo III") (cf Stipanicic y Bonaparte 1979) yen menor grado Formaciones Ischichuca-Chanares.

La sedimentaci6n asociada a esta primera fase se puede subdividir en dos: la inicial, de corte netamente aluvial-Iluvial, constituyendo las secuencias de grana mas gruesas de la cuenca y la segunda, principal mente lacustre y en menor parte de planicie aluvial. Si bien 1 a tendencia general de ambas secuencias es granode­creciente, existe una fuerte diferencia entre ambas que como se indicara luego, es producto de 1a evo1uci6n normal de Ull hemigraben.

Secuencia Talampaya-Tarjados (primer sinrift, etapa a):.

Se han reunido dentro de la primera secuencia, como un tinicocicIo depositacional tecto-inducido a las Forma­ciones Talampaya y Tarjados (correlativas al informal "Paganzo III"), dado que suprayacen estratigrMicamente a1 Grupo Paganzo (sensu Azcuy y Morelli 1971), y siem­pre por encima de ellas se encuentran dep6sitos de la pr6xima secuencia. Se ha citado la presencia de una discordancia interna en esta secuencia (limite Forma­ci6n Talampaya-Tarjados, Stipanicic y Bonaparte 1979, p.533), pero ella parece ser una superficie erosiva de

J.P. MiLana y O.

mayor magnitud, naturalmente amp1ificada en los tores marginales de la cuenca, pero mostrando t

continuidad lateral notable dentro del ambito de cuenca. Particularmente, Ia inspecci6n en sentido lat ral de este contacto desde los afloramientos de rio del Peii6n hasta los de Agua de la Pena, evidenci61a ausen­cia de angularidad asociada a esta superficie erosiva.

Como ya se indic6, e1 sistema depositacional que caracteriz6 a estas unidades fue de tipo aluvial. Particu­larmente, la revisi6n del sistema en el area de Ischigualasto, sugiere que el mismo (aIlllenos local men­te) estuvo conformado principalmente por una red de rios entrelazados con gran cantidad de carga de Iecho eminentemente arenosa, y menormente conglomeradica, y con vn casi nulo desarrollo de facies de p1anicie de inundaci6n pelitica. EI aparente incremento de facies arenosas y a S11 vez la disminuci6n del tamano maximo de c1astos hacia las areas de Sierra de Ta1ampaya­Tarjados, sugiere que las mismas se comportaron como areas distales de este sistema depositacional aluvial. Ello ha sido corroborado con la medici6n de paleocorrientes (indicadas por entrecruzamientos) que muestran un rango de direcciones hacia el noreste y este (Fig. 4).

La gran cantidad de arena de este sistema y eJ alto grado de redondeamiento de los clastos que se observan en esta secuencia (en Ischigualasto), no apoyan Ia idea de una fase de sinrift (compareselos en cambio con los conglomerados tie Formaci6n Rio Mendoza, Triasico de Mendoza norte). Sin embargo, los conglomerados basales de esta secuencia presentan esas caracteristicas, con bloques angulosos de basamento de hasta 60 ern. La madurez de los conglomerados en los sectores superio­res deesta secuencia (Talampaya-Tarjados), y la gran arenosidad de los sistemas podrfa ser el resultado del retrabajo de la cubierta sedimentaria paleozoica supe­rior. Adicionalmente, el rifting asociado a estos dep6si­tos es indicado por la existencia de mantos de basalto intercalatios en este cicIo en la zona de Cerro Bola (Andreis 1969, Stipanieic y Bonaparte 1979).

Las observaciones indicadas son elocuentes acerca de la fiJiaci6n de este sistema depositacional con una linea de aporte de material (sedimentos + vulcanitas), repre­sentada por la megafractura de Valle Fertil. Es alta­mente probable que la Formaci6n Talampaya corres­ponda a dep6sit.os sinrift muy tempranos, inicialmente desconectados, y mas estrechamente asociados a Ja estructura Famatina-Tarjados-Paganzo, que probable­mente fue reactivada durante las fases de rifting tem­prano. Este fen6meno podl'fa deberse a herencia del rifting asoei ada a los basal tos mesopermicos de La Torre (Thompson y Mitchel 1972).

A medida que el area de sedimentaci6n se expand fa durante las etapas mas avanzadas de rifting, la progradaci6n de las secuencias asociadas a la ruptura principal (falla de Valle Fertil), alcanz6 y cubri6 las secuencias asociadas a rupturas secundarias. Esta

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Modelo tectosedimentario de La cuenca tricisica de /schigLlaLalito

dinamica sedimentaria es aparentemente visible en lineas sismicas ya que las secuencias reconocidas como la Talampaya-Taljados, tielden a afinarse hacia el ENE (Georgieff1992), mientras que al entrar a atloramientos de Sierra de Tarjados, e1 espesor de las mismas parece incrementarse abruptamente CF'ig. 1).

Secuencia Chanares-Ischichuca (primer sinri(t, etapa b):

Se reunen dentro de esta fase a los dep6si tos que suprayacen al cicIo anterior, iniciado en areas margina­les pOI' un conspicuo banco de ftanita, y cuyo limite superior es transicional hacia los dep6sitos predomi­nantemente arenosos y con arreglo progradante de la Formaci6n Los Rastros. POl' 10 tanto, esta secuencia esta compuesta por dos Formaciones: Ischichuca y Chaftares.

Como se indicara, si bien estas dos unidades confor­man un mismo sistema depositacional, y pOl' ende una misma unidad cronoestratigrafica, 1a subdivisi6n en

o 2 4km

I-c !.-

221

Formaciones se considera acertada ya que las mismas evidencian muy diferentes posiciones dentJ·o del siste­ma depositacional, y pOl' 10 tanto son litol6gicamente bien diferenciables (aunque con engranes laterales transicionales).

Es destacable la existencia de un banco siliceo (de ftanita) en la base de esta megasecuencia, ya que se observa en varios lugares de la cuenca (en general marginales), 10 que descarta la idea original de filiaci6n hidrotermal (rr Romer y Jensen 1966). La distribuci6n de este banco, y su estructura particular sugiere que el mismo se form6 como un dep6sito de "silcrete" asociado a un prolongado perfodo de no deposi tacion, dada la asociaci6n de e;;;tos silcretes con perfodos (generalmente largos) en donde se efectua una profunda meteorizaci6n de las capas superficiales (Twidale y Milnes 1983). Actualmente se reconocen dos principales tipos de silcretes, los pedogeneticos y freati cos (Thiry y Milnes 1991). La disposici6n de la ftanita conformando laminas horizontales, a veceslenticulares, sugiere que se £orma­ron POl' lavado de sil ice 1 11 ego acumulada en ellimite de

QJUH IDADES POS TRIASICAS

~UNIDADfS TRIASICAS

0NEO PALEOZOICO

[!]8ASAMEHTO

Figura 3: Bloque diagrama mostrando la di sposici6n geometrica de las unidades geo16gicas y estructuras interpretadas e n Ifneas slsmicas al sur del Campo de 'l'alampaya. Modificado de GeorgieJf (1992) .

.;

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222

la superficie freatica (cf Thiry y Milnes 1991, Simon­Coincon 1992), aunque se requiere un estudio micro­morfol6gico para sustentar esta hip6tesis. A pesar de esta incertidumbre, esta superficie evidencia un perfodo de stasis (cr. Kraus y Bown 1986), asociado a dimas semi-humedos y calidos.

Esta superficie es particularmente importante ya que evidencia una epoca de "cuenca hambrienta" (underfilled ba.~in), estado que generalmente sucede a las primeras eta pas de rifting. Debe destacarse sin embargo, que esta situaci6n comenz6 a observarse en los tram os cuspidales de la Formaci6n TaIjados, dada la creciente bioturbaci6n de areni scas y conglomerados, hasta la obli teraci6n total de estructuras, fen6meno que requiere que el dep6sito permanezca mayor cantidad de tiempo cercano a la superficie. La situaci6n de cuenca hambrienta es corro­borada por las secuencias que suceden al "silcrete", de corte netamente pelitico. Asi, esta secuencia presenta gran cantidad de lutitas lacustres (en general negras) con areniscas subordinadas, en las areas cercanas a la estructura principal (falla de Valle Fertil), mientras que en las zonas margin ales se observan arenas finas limosas tob;iceas asociables a planicie de inundaci6n madura, caracteristica de la Formaci6n Chafiares.

Como se indicara en el modelo tectosedimentario propuesto, la existencia de un subciclo pelftico es fiUy comtin en secuencias sinrift. EI progresivo aumento del espacio depositacional causa que la cuenca pase de un estado inicial de sobrealimentaci6n (secuencia Talam­paya-Tarjados) a un estado de cuenca infraalimentada (esta secuencia, Chaiiares-Ischichuca), pudiendose re­gistrar un episodio de no depositaci6n en sectores mar­ginales de la cuenca (= silcrete).

Puede parecer extraiio relacionar una unidad tan pelitica como la Formaci6n Ischichuca a una secuencia sintect6n iea. Sin embargo, ciertas observaciones adicio­nales avalan su asignaci6n a una fase simift y precisa­mente relacionada ala estructura Valle Fertil. La revi­si6n de esta formaci6n en el area de Mogote del Toro (Fig. I), indic6 que presenta varias capas de basalto interca­ladas en su secci6n media que se adelgazan y desapare­cen hacia el ENE, a veces mostrando estructuras almohadi11adas. Estos basaltos no s610 comprueban una epoca de sinriftsinoque tambi€m seiialan su proveniencia desde 1a fall a Valle Fertil, mientras que su enfriamiento subacueo eviclencia su extrusi6n hacia el fonda de un lago.

2. Secllencias asociadas ala primera fase post­rift (Tricisico medio-alto)

La Fonnaci6n Los Rastros es la unica representante de esta fase de post-rift. Su diferenciaci6n can la ante­rior secuenci a (Formaci6n Ischichuca-Chaiiares) es bas­tante diffcil ya que en los perfiles recorridos, se observa un pase transicional entre ambas,que es probablemente

J.P. Milana y O. Alcober

]a raz6n porIa que se haya postulado ]a unificaci6n de ' ambas unidades (cf Ortiz 1968). Esta fase post-riftesta conformada par una linica secuencia,]o que puede deber· se al truncamiento del ciclo normal (compare con se· : cuencias Los Colorados inferior y Los Colorados supe· rior), pOl' efecto del inicio de Ia segunda fase sin rift.

Secuencia Los Rastros (primer postrift, etapq a)

En e] area de Ischigua]asto-Los Colorados, esta uni· dad (Formaci6n Los Rastros) es eminentemente arena· . sa y con tendencia genera] granocreciente. Algunas paleocorrientes medidas en nive1es cercanos a1 techo de esta unidad (F-ig. 4), sumada a 1a vergencia de estructu· ras de deformaci6n asociadas a fen6menos de desli·

o D Q)

E o u 'v; ·0 is

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- - ""' Velocldad rei at Iva de generacl6n ~ . Poleocorrientes medldas - - - de espaclo de acomodamlento

::::::::::::> Velocldad de desplazamlento relotivo de 10 folia principal

Dlscordanclas morglnoles

v V V Coladas basoil icas

Figura 4: Modelo conceptual don de ~e relacionan las tectosecuencias marcadas en Ill. columna esquematicR de la Cuenca de Ischigualasto y las posihles velocidades de desplazamiento de la falla principal y la de generacion de espado de acomodamiento. N6tese que en IRS

eta pas postrift, a pesar que Ill. actividad de Ill. falla principal es limitada, la generacion de espacio de acomodamiento no 10 es tanto debido a la suhsidencia termotedonica y por efecto de carga de sedimentos que continuan arribando a la cuenca.

b

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Modelo tecto~edimentario de La cuenca tritisica de IschiguaLasto

zamiento sinsedimentarios tipo slump, sugieren que los sistemas responsaules de la acumulaci6n de esta unidad progradaron principal mente desde el este 0 margen pasivo (bloque colgante) del hemigraben Ccf. Fig. 2). Es probable que la progradaci6n de los sistemas depositacionaJes del borde pasivo se deba a una menor ach vidad de los sistemas del borde acti yo. Los sistemas de los bordes pasivos en cuencas tipo hemigraben, pre­sentan norma1mente un menor gradiente y areas imbrfferas mucho mayores (Leederetal. 1988, Lambiase 1991, Schlische 1991). Esta particularidad es la que parece favorecer la actividad de los,sistemas del borde pasivo cuando termina la suusidencia asociada a 1a estructura, y continua la termotect6nica sumada al efecto del peso de sedimentos,

La secuencia Los Rastros es un buen ejemplo de este fen6meno,ya que repl'esenta un gTancic!o de progradaci6n de los sistemas de borde pasivo, hacia la antigua linea de fracturaci6n. E110 se observ a mejor en las areas cercanas ala falla de VaJle Fertil, ya que fueron los sectores mas distales del sistema deposi tacional preservado, indican­do la existencia de un cuerpo lacustre con facies mas centrales en la zona de Ischigualasto y mas litorales hacia el este. La existencia de facies mas litorales y proximales de f'ormaci6n Los Hastros en las areas de Talampaya-Gualo, comprueba el esquema pl'opuesto. Por otra parte la existencia de restos de vertebrados fasHes en 'las areas marginaleti (Chafiares) y no en las centraJes, es una evidencia indirecta acerca de las dif'i­ciles condiciones de vida para la fauna terrestre en los sectores mas lacustres del sistema.

La inspeccion mas detaJlada de este sistema de­positacional sugiere que el Jago asociado a la Formaci6n Los Rastros fue somero, y con nivel muy variable. Esto se puede dedueir de los espesores medios de los ciclos de progradaci6n (""15 In). Cad a ciclo de progradaci6n se inicia POl' una capa de carU6n 0 lutita carbonosa que representa un pequeno intervalo condensado asociado a deficit detritico producto de la elevaci6n del ni vel de base (es materia carbonosa principalmente transportada, y no formada in situ, dada 1a ausencia de bioturbaciones y alteraciones quimicas, comunmente asociadas a dep6-sitos de carb6n aut6ctono). A medida que se incrementa el aporte detritico del ciclo, la materia organica se diluye progresivamente observandose un a gradaci6n cromatica (de gris a verde) de estructuras y texturas, lutitas y areniscas finas limosas laminadas, pasan a mostrar ondulitas a veces con estratificaci6n ondu1ada oflaser, y 1uego pasan a areniscas medias, ocasionalmente grue­sas con entrecruzamientos y laminaci6n plana de alto regimen de f1qjo.

Estos cic10s de progradaci6n en el area de Agua de la Pefla parecen provenir desde el este, aunque algunas estructuras de otros ciclos pueden oponerse a esta direc­ci6n (esto puede considerarse normal dado que es un 1ago el portador de estas estructuras de corriente). Lossiumps asociados al tramo cuspidal de la Formaci6n Los Ras-

.;

223

tros, sugieren que 1a pendiente depositacional de estos ciclos de progradaci6n deltaic a fue hacia el oeste (Fig. 2 Y 4). La existencia de corl'ientes opuestas en el area de Ischigualasto, sugiere que 1a Formaci6n Los Rastros casi representabael eje de la cuenca (noel area de mayor subsidencia, sino la mas deprimida topograficamente).

La progradati6n general de la secuencia a traves de esta fase post-rift, tendiente a rel1enar finalmente e1 lago de Los Rastl'os, podria relacionarse a1 decaimiento progresivo de la ve10cidad de subsidencia implicando la disminuci6n del espacio de acomodamiento. A pesar que durante esta fase Iii subsidencia no estu vo determinada por la actividad efectiva de estiramiellto tectanico, SI se puede observar una clara dependencia de la misma con la megaestructura Valle Fertil. La tendencia de los espesores de esta secuencia es claramente decreciente hacia el nOl'este, desde un eje de maxima subsidencia entre quebrada de la Pefia y quebrada de Ischichuca. Estas observaciones implican que una parte de la subsidencia termotect6nica y por carga debi6 haber sido canalizada a traves de discl'etas reactivaciones de la megaestructura Valle Fertil.

3. Secuencias asociadas a la segu1lda fase siTu'ill (1i'iasico superior bajo)

La sel,'Unda fase de rifting esta representada porIa unidad denominada Formaci6n Ischigualasto. Al igual que las demas megasecuencias, la Formaci6n Ischi­gualasto presenta cambios laterales y verticales muy importantes (Alcober 1993) que de haber sido reconoci­dos originalmente hubieran justificado diferentes ter­minos formacionales para la misma ullidad cronoes­tra tigrafica. Al igual que en la primer fase sinrift, en esta tambien se han reconocido dos eta pas: una de sobrea­limentaci6n, temporal mente corta, seguida r<ipidamen­te pOl' una secuencia de cuenca infraalimentada. Los espesores de ambas secuencias no guardan relaci6n con los del primer sinrift dado que, en este caso, el proceso de rifting no produce la apertura de la cuenca, sino que la reactiva. La primer etapa, denominada secuencia La Pefla, esta conformada p Ol' los dep6sitos asociados al informal "Conglomerado de la Pefia". La segunda se­cuencia CIschigualasto) esta representada por las sedimentitas tipicas de la Formacion Ischigualasto.

Secuencia La PeTta (segundo sinrift, etapa a)

Esta representada POl' el sistema depositacional par­ticular asociado al Cong10merado de 1a Pefia. El estudio detallado del mismo, localizado en un sector de transi­ci6n entre la Formaci6n Los Rastros e Ischigualasto, sugiere que tal conglomerado es el mejor nivel para marcar la base de 1a Formaci6n Ischigualasto (en coin­cidencia con otros autores: Ortiz 1968, Yrigoyen y Stover

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224

1970, Stipanicic y Bonaparte 1979), ya que indica el comienzo de un nuevo cido sedimentario (yen menor grado, la culminaci6n del cic10 anterior).

La asociaci6n de este conglomerado con todo el cido depositacional de la Formaci6n Ischigualasto es mas clara si se estudia ]a proveniencia del mismo. A pesar que en la base de la Formaci6n Ischigualasto hay una zona de transici6n lito]6gica y de proveniencias (paleocorrientes opuestas en 180 grados: Fig. 4), el Conglomera do de La Pena pertenece al sistema deposi tacional del borde activo, y por 10 tanto representa una fuerte reactivaci6n de la estructura Valle Fertil. Esta filiaci6n es aUn mas clara si tenemos en cuenta Que el espesor de dicho conglomera do se incrementa en las cercanias de tal falla (casi 100 m en cerro Bola, Yrigoyen y Stover 1970), afinandose en Ischigualasto (2-4 m, a unos 15 km de la falla), y cuyas pal eocorri entes medidas en variaslocalidades a traves de 40 km (desde laentrada al Parque Ischigualasto hasta EI SaIto), en direcci6n perpendicular al flujo indicaban sentidos muy coheren­tes hacia el este. Tales observaciones sugieren que este conglomerado caracteriz6 un manto continuo, pero de espesor y texturas irregulares, interpretable como una bajada aluvial producto de la reactivaci6n del borde activo (falla de Valle Fertil),

Esta interpretaci6n puede contraponerse con la apa­rente madurez de este conglomerado. Sin embargo, como se hiciera notaren parte de la secuencia Talampaya­Tarjados (Formaci6n Tarjados), tal madurez puede ser el resultado de un proceso de remoci6n de una cubierta sedimentaria, sin alcanzar a erosionar el basamento cristalino, que es el que aportana clastos mas angulosos dado que las sedimentitas tienden a aportar gran des cantidacles de arena y pelitas, y en menor cantidad cl astos ya trabajados, debido a que se desagregan facil­mente. Sin embargo, es 16gico suponer que a medida que progresa la fase de sinrift, sean expuestas a la erosi6n Jitologfas cada vez mas antiguas, principalmente cerca de los bordes aetivos. Esta suposici6n es facilmente constatable a traves del estudio de Ia composici6n de las arenas gruesas y conglomerados que se observan ocasio­nalmente a traves del desarrollo de la Formaci6n Ischigualasto en el subciclo siguiente (secuencia Ischigualasto).

EI escaso espesor y tamano de clasto tan contrastante del Conglomerado de la Pena es explicable por la dina­mica rciJlnnte en la cuenca. La velocidad de generaci6n de espacio de acomodamiento habia ido en descenso durante la secuencia anterior (Los Rastros), por 10 que al iniciarse nuevamente el rifting se produjo un carta episodio de cuenca sobrealimentada en donde se favore­ci6 la gencraci6n del conglomerado y las secuencias arenosas (amarillento-verdosas) asociadas ala transi­ci6n Los Rastros-Ischigualasto. Este funcionamiento (sobrealimentaci6n asociada al inicio del tectonismo) s610 pllede ser explicado en relaci6n a un modelo de fall a de crecimiento,queen sus primerasetapas de activaci6n

J.P, Milanay 0 , Alc'1

no se asocia a gran des vohimenes de generaci6n espacio de acomodamiento.

Esjustamente en este intervalo en don de se observan capas de basaltos en el area de Cerro Morado (en niveles de arenas guijarrosas correlativas al Conglomerado de La Pena, y en los primeros niveles pelftico-tobaceas de la secuencia siguiente, conformada por la Formaci6n Ischigualasto tipica) interpretados como efusivos (Monetta, com. verb.), Prueba de esta efusividad, es la existencia de rodados de los basaltos en niveles casi inmediatamente suprayacentes. Tambien en el area del rio la Chilca (Fig. 1), se ha reconocido una intensa actividad efusiva basaltica asociada a los tramos basales de la Formaci6n Ischigualasto. En este sector la presen­cia de coladas tambien se registra en la Formaci6n Los Rastros (postrift), pero con una densidad notablemente menor que la de Formaciones Ischichuca e Ischigualsto (sinrift) (Fig. 1b), La notable abundancia de coladas en este sectoresta probablemente relacionada ala cercania a la falla principal, y al posible cruce de fallas que determina e) limite noroccidental de las serranias de Ischigualasto.

Secuencia Ischigualasto (segundo sinrift, etapa b)

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Esta secuencia cornienza con las facies tipicas de la ~ Formaci6n Ischigualasto, generalmente peJitas masi- ~

vas marr6n y morado oscuro (con concreciones), tobas I'~ blancas y en menor medida, capas de areniscas finas a ; medias. EI sistema depositacional de la Fortnaci6n '; Ischigualasto, que esta siendo estudiado en detalle ' i

(Alcober y Milana, en prep.), fue de tipo aluvial, con ~ planicies de inundaci6n medianamente a .nal drenadas I:· ... ·.;

(dependiencio de la localizaci6n del perfil, cf Bossi 1970) ~

, favoreciendo dep6sitos de fangos oscuros, y alimentadas por sistemas de fajas de canales entrelazadosconcentra­das en ciertas areas, y cuyas cuencas imbrfferas estuvie- r,,'

ron localizadas al oeste de la fan a de Valle Fertil. No se ~ ha podido revisar la litologia y sedimentologfa de esta unidad en el area de Talampaya-Tarjados, pero se esti -rna Que el eje de cuenca al momenta de depositarse la Formaci6n Ischigualasto se localiz6 cerca del eje de la depresi6n Ualdecitos-Villa Uni6n, y pOl' 10 tanto, los sistemas depositacionales del borde pnsivo debieron aun ser efectivos en tales sectores aunque con earaete­rfsti cas de planicie aluvial madura,

Dentro de algunos cuerpos de canales se pueden obser­var niveles conglomerados finos, muy diferentes a los del subciclo anterior (secuencia La Pena). Se aprecia: a) un progresivo incremento de las fracciones angulosas en desmedro de fracciones de clastos redondeados y b) un progresivo incremento de fragmentos de feldespato ro­sado anguloso, que en un c1ima humedo y cali do como el hipotetizado para la Formaci6nIschigualasto (en base a la flora, tipo de planicies de inundaci6n, etc., Bonaparte 1969, Bossi 1971, Stipanicic y Bonaparte 1979, entre

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, (

Modelo tectosedimer,tari() de La cuenca tricisica de fschigualasto

otros), s6lo pueden explicarse por la erosi6n y deposi taci6n rapida asociada a bloques de basamento elevados (cf Dickinson y Suczeck 1979, Basu 1985).

Esta secuencia tambien ha sido acompanada por vulcanismo basico, dado que en las areas de Mogote del Toro y La Chilca hemos podido cotejar la presencia de numerosos cuerpos de composici6n basaltica (cj:de la Mota 1949, Stipanicic y Bonaparte 1979) muchos de el10s con caracteristicas de coladas (al teraci6n y fragmentaci6n en su tope), localizados preferentemente en los sectores inferiores de la secuencia (ademas de los basaltos pertenecientes a la secuencia anterior). Por otra parte, la geometria depositacional de esta unidad muestra una neta dependellcia de la estructura madre (falla de Valle Fertil) y de ]a secundaria (falla del Alto), dado que la informaci6n de campo indica que el espesor de la Formacion lschigualasto en la linea lschigualasto -cerro Bola, varia de 900 a 600 m, reduciendose a unos 175 men el area de Talampaya (Stipanicic y Bonaparte 1979), y a un espesor de unos 200-300 m en las cercanias de la fall a del A1 to (Vallecillo 1986). Desafortunadamen­te, la escasa informaci6n sismica del area no es la original (Georgiefl" 1992) y en la misma no se han illdicado los ref1ectores internos del paquete triasico. La revisi6n de las lineas originales permitiria reconocer las caracteristicas isopaquicas detalladas de esta secuencia.

Al igual que la secuencia Chanares-lschichuca, esta caracteriza la segunda etapa en la evolucion de una epoca sinrift, nonnalmente asociada a un estado de cuenca illfraalimentada (cl Schlische 1991). El proceso de rifting activo puede monitorearse a traves de la evoluci6n textural de las gravas (ya illdicada), las ten­dencias isopaquicas y la filiaci6n con vulcanismo basico coetaneo. Las condiciones de infraalimentaci6n son reflejadas en el corte neto de la litologia al iniciarse las secuencias tipicas de la F'ormaci6n Ischigualasto, deter­min ado en este casu por el fuerte incremento de las pelitas. Esta evoluci6n es similar ala ohservada duran­te el primer rifting, aunque se diferencia de tal secuencia (Chanares-Ischichuca) en que no se instala un sistema lacustre ni se observa un periodo de no acumulaci6n tan marcado (sf se observaron paleosuelos de menor impor­tancia en el sector basal). Si bien no se observa un sistema lacustre, es muy posible que gran des areas de la planicie de inundaci6n de la Formaci6n lschigualasto fueran de tipo palustre. Esta diferencia puede deberse a que esta fase sinrift, se llev6 a cabo en un momenta en que la cuenca ya presentaba un sistema de drenaje mucho mas organizado que el del primer sinrift. Esta importante particularidad parece ser la que luego influ­ye en la evoluci6n de las secuencias del segundo postrift.

4. Secuencias asociadas a ia segunda fase postlift (Tliasico superior alto)

La cuarta y ultima etapa del relleno de esta cuenca segUn el modelo de semi-graben propuesto, cOlTesponde

225

al desarrollo de la Formaci6n Los Colorados. Probable­mente, esta unidad es una de las menos conocida en relaci6n a sus variaciones laterales y verticales. La 10calizaci6n de su limite inferior es bastante indefinida, ya que al menos para la zona de Ischigualasto, se manifiesta como una transici6n litol6gica y paleoam­biental. Sin embargo, debe destacarse que en otros sectores de la cuenca se ha citado una importante discordancia erosiva en su base (Ortiz 1969, Yrigoyen y Stover 1970, Stipanicic y Bonaparte 1979). La presencia de una discordan'cia erosiva traducida lateral mente en concordancia y gradaci6n es compatible con la interpre­taci6n de esta secuencia, asociada a una fase postrift. Es muy probable que Ja citada discordancia este relaciona­da a los dep6sitos gruesos que coronan la primer secuen­cia (Los Colorados inferior) y no al inicio de la misma, estando ausente en aquellas localidades el primer inter­valo granocreciente de la Formaci6n Los Colorados. Se han diferenciado dos principales secuencias: la primera caracterizada por ser granocreciente (Los Colorados inferior), mientras que la segunda (porta dora de I a fauna de Los Colorados) presenta tendencia granodecreciente (Los Colorados superior),

Secuencia Los Colm'ados inferior (segundo postri{t, etapa a)

El inicio de esta secuencia se ha hecho coincidir con la base de la Formaci6n Los Colorados. Esta medida es util pero algo arbitraria, ya que tallfmite es cromatico (no relaciollado a un estadio tectosedimentario), y pOl' otra parte, ya en el techo de la F'onnaci6n Ischigualasto se observa una tendencia granocreciente asociable a esta secuencia, 10 que sugiere que este ciclo no comienza estrictamente con los dep6sitos rajos de la Formaci6n Los Colorados. Las diferencias litol6gicas que se obser­van claramente entre la primera fase postrift (Los Rastros) y la segunda (Los Colorados), parecen ser fundamentalmente atribuibles a un proceso de cambio climatico en la cuenca. En esta contribuci6n no se tratani de hipotetizar acerca de cambios globales 0 regionales del clima (compare con Dubiel et ai. 19!H), sin embargoes evidente que ell os ocurrieron dentrodel area de sedimentaci6n de esta cuenca.

Durante la secuencia anterior (Ischigualasto), se de­mostr6 que durante la segunda fase de sinrift, los blo­ques de basamento comenzaron a ser erosionados y a aportar material a la cuenca, 10 que se produjo sin provocar alteraciones cromaticas en los sedimentos de la planicie aluvial. El10indica que es err6neointerpretar el enrojecimiento de las secuencias como asociado a aporte de material oxidado producto de levantamiento tect6nico. Por el contrario, un levantamiento tect6nico cercano a la cuenca, inhibe la profunda oxidaci6n de los componentes ya que son rapidamente erosionados, trans­portados y soterrados en la cuenca. Adicionalmente, los

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226

conglomerados asociados a los tramos cuspidales de esta secuencia muestran nuevamente caracteres muy maduros (clastos preferentemente de cuarzo, bien re­dondeados),10 que contradice la interpretaci6n tect6nica del enrojecimiento. Por el contrario, un cambioc1imatico (aridizaci6n 0 acentuamiento de la estaci6n seca) produ­cinl un defici t hidro16gico en el sistema, permitiendo que los sedimentos permanezcan mas tiempo en la zona de oxidaci6n por arriba de la superficie freatica (zona vadosa), fen6meno frecuentemente indicado para casos de enrojecimiento de secuencias a nivel regional.

Esta diferencia climatica, con una deuda hidrica ma­yor, es la que en parte pudo inhibir la formaci6n de un sistema lacustre como el que se formara en el caso de la primera fase sinrift (Talampaya-TaIjados). Por otra parte, el pasaje de cementos calcareos (son los mas extendidos en la Formaci6n Ischigualasto), a yesosos (muy abundantes en la secuencia Los Colorados inferior, de la Formaci6n Los Colorados), es otro indicador climatico de una creciente aridez, tal como ha sido senalado para las secuencias Miocenas de este area (Malizzia 1987, Damanti y Jordan 1989).

El estudio de los paleoambientes sedimentarios aso­ciados a pst.a secuencia apoyan la existencia de un cambio eli matico. El sector basal es netamente arenoso, observandose una planicie de inundaci6n dominada por crecientes de alta energia (arenosa), formando secuen­cias heterollticas muy bioturbadas. Intercalados, se encuentran dep6sitos de canales con rellenos multie­pis6dicos, de tipo laminar, que consideradosjuntocon la planicie aluvial heterolitica sugieren un sistema fluvial efimero (Lawrence y Williams 1987). No se reconocieron grietas de desecaci6n, debido posiblemente a la arenosidad de esta formaci6n .

Raciae! tope de las barrancas formadas porIa Forma­ci6n Los Colorados comienzan a aparecer delgadas intercalaciones de gravilla, gradaci6n que culmina con conglomerados de 2 a 3 m de espesor, con dastos redon­deados principalmente siliceos, de hasta 17 cm, y que sugieren un sistema de rios entrelazados, cuyo canicter efimero no pudo ser comprobado.

La ausencia de un nivel de base determinado por una superficie de un lago en esta secuencia postrift, provoca que todo el perfil depositacional asociado al tiempo de Los Colorados (postrift) se adapte a las pendientes heredadas del cielo anterior. En tal senti do, como duran­te laetapa postrift la subsidencia suele disminuir pau­latinamente y las areas de sedimentaci6n se expanden, las secuencias verticales que suelen observarse tienden a ser granocrecientes inicialmente y luego granodecre­cientes. EI escaso gradiente del sistema depositacional inicial de esta secuencia parece estar indicado por la diversidad de direcciones de paleocorrientes, mientras que adquieren mas coherencia hacia los terminos cuspidales de la secuencia, debido a un avance del sistema depositacional, en este caso el del borde activo, porefecto de herencia del cielo anterior. La progradaci6n

J.P. Milana y O. A

de los conglomerados durante una etapa de relat inactividad tect6nica, fue seguramente facilitada por progresiva reducci6n de espacio de acomodamiento. Ta hip6tesis (conglomerados en tiempos de calma) es com­probada por modelos sintetizados de acumulaci6n (Paola 1988).

Secuencia Los Colorados superior (segundo postri{t, etapa b)

La tendencia granodecreciente del sector cuspidal de la Formaci6n Los Colorados es bastante conocida y citada por algunos autores (Gentili 1968, Stipanicic y Bonaparte 1979). Si bien se citan algunas gravillas en esta secuencia, los tamafios maximos de grana suelen ser menores a los indicados para el sector medio de Ia Formaci6n Los Colorados (que son los que coronan las barrancas de Los Colorados, pOl' su mayor resistencia). En condiciones de estabilidad tect6nica la disminuci6n del tamano de clasto suele ser indicador de una mayor distancia de transporte (Rust y Koster 1984, Miall 1985).

El alargamiento de los cursos, proceso normal bajo regimen de estabilidad (retroceso del relieve), es 10 tinieo que explica ria esta tendencia granodecreciente final. De no modificarse los sistemas depositacionales, la progre­siva reducci6n del espacio depositacional, deberfa traer aparejada como resultado un dep6sito final grueso muy retrabajado. Sin embargo, el progresivo achatamiento del relieve generado en la etapa sinrift, lIevado a cabo durante la primer secuencia (Los Colorados inferior), generoel citadoalargamiento ydisminuci6ndel gradiente del perfi I deposi tacionaJ, alcanzanclo un grado probabJe­mente similar al de los rlos pampeanos.

Concomitantemente a Ia disminuci6n de la granu­lometrfa en esta secuencia, aparecen algunas litologias no tan oxidadas, que sugieren la posici6n mas superficial de la freatica (seguramente asociada al bajo gradiente de los sistemas), impidiendo asi la oxidaci6n temprana de Jos sedimentos. A su vez, estas mismas condiciones fueron las que seguramente favorecieron la existencia y preservaci6n de 1a fauna de Los Colorados, tfpica de este intervalo cuspidal.

Modelo tectosedimentario

En los puntos anteriores se ha indicado la reJaci6n de cada paquete sedimentario con una determinada etapa evolutiva de la cuenca. En este item trataremos de profundizar sobre las relaciones existentes entre los procesos tect6nicos asociados a la formaci6n de la cuen­ca, las caracteristicas del relleno sedimentario y su evoJuci6n. Este tipo de analisis hacomenzado aefectuar­se en las tiltimas <Iecadas, y algunos autores han pro­puesto e1 termino de tectono-sedimentary facies analysis

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I ModeLo tectosedimelltario de La cuenca triasica de lschiguaiasio

(Leeder y Gawthorpe 1987). Muchos modelos sintetiza­dos muestran ]a clara relaci6n entre los procesos sedimentarios y]a tect6nica activa (cf Bridge y Leeder 1979, Alexander y Leeder 1987, Heller et al. 1988, Paola 1988; Flemings y Jordan 1989, entre otros). Es destacable que, en muchos casos, los modelos predicen situaciones opuestas a loque se opinaba originalmente (porejemplo, aumento de la granulometria como indicativa de activi­dad tect6nica, cf Steel et ai. 1977). Tal es e] caso de los conglomerados areal mente muy extendidos, asociables a etapas de calma tect6nica (cf Paola 1988).

Particularmente, existen model os de funcionamiento tectosedimentario de cuencas extensionales de tipo hemi­graben, en donde se relacionan las velocidades de exten­si6n, espacio creado, geometria de la cuenca y secuencias sedimentarias resultantes (cf Leeder y Gawthorpe 1987, Leeder et al. 1988, Schlische 1991). Sin embargo, como sucede en los model os sintetizados 0 conceptuales, gene­ralmente no son evaluadas todas las variables simulta­nea ooorredamente, por 10 que dichos modelos 0010 presentan un valor importante oomparativo (cf Schlische 1991).

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l<'igura 5: A) Valiaci6n del perfil topogrMico de un sistema de semigraben en relaci6n al sismo de Borah Peak (1983) causado por el movimiento de la falla Lost Hiver en Idaho (EK VU.). B) Locali­zaci6n del hipocentro y replicas en relaci6n a la geologia superficial esquematizada. Modificado de Stein y Barrientos (1985), Leeder et ai . (1988) y Schlische (1991).

227

Para comprender bien c6mo es el funcionamiento de una cuenca hemigraben, cabe recordar que al activarse la falIa principal (falla de Valle Fertil, en nuestro caso), el 90 % del desplazamiento se traduce en hundimiento del bloque colgante (cuenca), mientras que el 10 % restante se convierte en elevamiento del bloque pi so (cf Jackson y McKenzie 1983, Leeder et al . 1988). Estos modelos se basan en observaci6n de deformac:iones moder­nas provocadas por sismos asociados a este tipo de estructuras (Stein y Barrientos 1985) (vease Fig. 5).

En el tipo y evoluci6n del relleno sedimentario de un hemigraben tiene fundamental importancia la clase de estructura asociada al mismo. Existen t res tipos basicos de estructuras tensionales asociadas a hemigrabens (el Schlische 1991). EI sistema mas conocido y simple es el estilo de fallamiento en bloques tipo domin6, descripto original mente para la provincia de Basin and Range (EE.UU.) (Emmons y Garrey 1910). EI segundo tipo de hemigraben es el generado a partir de un despegue horizontal 0 de bajo angulo, y el tercero es el asociado a fallas de crecimiento (Fig. 6). Los dos pr imeros model os consideran un esq uema de defonuaci6n planar constan­te que implica un desplazamiento constante a 10 largo de la estructura y transferido entre depocentros por "fall as de transferencia". EI tercer modelo, de fall a de cl'eci­miento, considera la dependencia del tamano de falla con su desplazami;mto (que se incrementa progresiva­mente), y a su vez asume un vector desplazamiento no uniforme a 10 largo de la traza de la fractura. Esta dinamica de desplazamientos en fracturas parece ser el mas acertado dado que se ha comprobado para vadas escalas de fall as (Watterson 1986, Walsh y Watterson 19t!8).

Schlische (1991) ha sintetizado estos tres modelos, mostrando c6mo evoluc:iona el espacio (cuenca) genera­do por el desplazamiento de las fi'acturas. En el primer modelo, la cantidad de espacio de acomodamiento gene­rado a desplazamiento constante disminuye, en el se­gundo se mantiene aproximadamente constante (asu­miendo balances de areas para las estructuras), mien­tras que para el tercer caso (fall as de crecimiento), el area de acomodamiento se incrementa. Tal incremento del area depende a su vez de la ley que se utilice para relacionar el desplazamiento (D) y la longitud (L) de la traza de la fractura (scaling law: vease Schlische 1991). Watterson (1986) y Walsh y Watterson (1987, 1988) sugirieron una ley universal que relaciona estas dos variables (lrVD), mientras que Cowie y Scholz (1990) sugieren que 1a relaci6n tambien depende del tipo de roc a y ambiente tect6nico (lFD/e). Independientemente de la ley que se utilice, es evidente que este tipo de ruptura es la mas comun en la naturaleza, tal como ha sido indicada para casos de neotect6nica en hemigrabens (Chapmanetal . 1978, SteinyBarrientos 1985, Wernicke .y Axen 1988), como probable mente en hemigrabens antiguos dada la frecuencia con que se observan is6pacas semiconcentricas. Esta geometria tambien se puede

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extrapolar de la escasa informaci6n existente en la Cuenca de Ischigualasto: los espesores se reducen hacia el este (sierra de los Tarjados), al nornoroeste (cerro Bola), y abruptamente hacia el sur (rio del Pefi6n), a partir de areas de maxima subsidencia localizadas un poco al noroeste de Ischigualasto (Fig. 1).

EI estudio tridimensional de los hundimientos y elevamientos relativos asociados a este tipo de modelo tect6nico (Schlische 1991), indica que el incremento de espacio de acomodamiento va a provocar una natural tendencia al pasaje desde ambientes aluviales a lacustres (con la 16gica evoluci6n granodecreciente), tal como se observaen muchascuencas rift (Schlische yOlsen 1990). Sin embargo este modelo debe tomarse conceptual mente ya que postula una entrada de sedimentos constante a la cuene'a, sin dar cuenta del natural rejuvenecimiento de los sistemas sedimentarios que se produce durante la tect6nica activa, y tampoco simula c6mo evoluciona el espacio de acomodamiento durante las etapas de post­rift.

Schlische y Olsen (1990) investigaron varias cuencas rift indicando que en general el relleno es tripartito (aluvial-lacustre-fluviodeltaico, Tabla 2). Es importan­te destacar que el modelo de Schlische (1991) s610 puede simular la evoluci6n desde aluvial hasta lacustre, no asi la cuTia fluviodeltaica cuspidal. Se interpreta que esta

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'. \

Volllmen de Cuenca acumulado

. ... Tipo Domino

- - - de Despegue

J.P. Milana yO. Alcober

falencia es debida a que el modelado se efectu6 uniea­mente en tiempos de crecimiento de la falla (en donde el desplazamiento y la longitud de su traza se incrementan), que no permite apreciar 10 que ocurriria en tiempos de postrift. Un ensayo de 10 que sucederia en las primeras epocas de un periodo de postri ft (Schlische 1991) sugiere que las condiciones continuaran siendo lacustres (com­pare con el inicio del primer postrift: gradaci6n Ischichuca»Los Rastros), perocon una fuerte tendencia ala ampliaci6n del area de sedimentaci6n (con fig'luas de onlap). Es evidente que, de continuar esta situaci6n (no generaci6n de espacio depositacional), el resultado 16gi­co sera la aparici6n de secuencias fluvio-deltaicas.

Para explicar detalladamente las relaciones entre factores geodinlimicos y secuencias sedimentarias re­sultantes, se han tornado como referencia dos variables que parecen sintetizar bastante bien el estado dinamico­evolutivo de la cuenca: espacio de acomodamiento y velocidad de desplazamiento en el borde activo, y se las ha model ado cualitativamente segun el esquema de fallas de crecimiento (fault growth model II, Schlische 1991) (Fig. 6).

Durante las etapas de rifting puro, ]a velocidad de desplazamiento de la falla aumenta a medida que se alarga su traza, y el espacio de acomodamiento crece

CJ

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. , \ , - - - - - - - - de Crecimiento (ley 1) . , .. _ . . _ . . _ . .. de Crecimiento (ley 2)

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Figura 6: Los tres principales model os de (:uencas extension ales tipo semigraben: Ai Mbdelo de fall as en domin6, i.e . Emmonsy Garrey (1910). B) Sistemas de fallAs con despegue basal: el relleno del espacio generado es producido por el colapso del bloque de!<plA7.Ado a 10 largo de fAllas veTticales en el sistema Ifstrico y fallas antiteticas a 45° en el sistema planar. Modificado de Gibbs (1983), Groshong (1989) y Schlische (1991). C) Modelo evolutivo de un .. istema asociado a una falla de crecimiento tridimensional (a diferencia de los anteriores A y C, que son bidimensionales). D) Relaci6n entre el volumen de cuenca acumulado y el despla7.amiento hon7.0ntal de la falla principal para cada uno de los modelos anteriores. En elcaso de fallas de crecimiento,la ley 1 y 2 se reliere a Ja relaci6n longitud de fall a VB. de"plazamiento(veasetexto). N6tese que el incremento progresivo riel volumen de la cuenca es maximo para sistemas de crecimiento, nulo para los de despegue y negativo ~ara los domin6 (modificado de Schlische 1991).

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Modelu tectosedimelltariu de La cuellca triasica de lschiguaLasto 229

Tabla 1: Sfntesis de la evoluci6n paleoambiental de albYllnaS cuencas lipo semigraben descriptas en la lileratura (basada en Lambiasse 1991 y Schlische 1991)

-

Cuenca Ubicaci6n Edad Sucesi6n estratigrafica

Kew~enawa EE.UU/Canada Precambrica Fluvial-lacustre-fluvial - .. - ---------- - - ---------- ---- _. ---------_ .. _.-- .-----------.- -. - --- ---.--

Morondava Madagascar Permo-triasica Fluvial-deltaica-1acustre profunda -flu vio del taica -fl uvial

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Mornbasa Kenya Permo-triaoica Lacustre-fluvio deltaica - - ---------_ .. _-- -.. _._---_ ._-

Deep River Este de EE.UU. Triasica FI uvial-Iacustre-fl uvial -_._-_ .. ---_._---_._---_. --- -".--.. ------.- ---------- --------_ .. _-------.-- .

Dan River Este de EE.UU. Triasica Fluvia] -lacustre profundo - ------------ - _._-- --- - ---- --_._-- - ------_._--_ .. --------~-

Richmond Este de EE. UU. Triasica Fluvial-Iacustre profundo -- --------_ ... - ---------_ ... . - -- ----- ._- .. . --~-~ ----------

Culpeper Este de EE.UU. Triasica -jurasica Fl u v ial-Iacustre-fl u violal:ustre-lacustre profunda

----._--- ---Gettysburg Este de EE.UU. '1'ri asica -j urasica 1"1 uvial-lacustre

1------ ------- -------- ~ -- --_.- . -._- ---_ .. __ . . _--- --_ . --Newark Este de EE.UU. Tri asica -j urasica F1uvial-lacustre profunda-

lacustre someralfl uvial lacustre profunda-

lacustre somera --.-.----~--- .... ----------.- ----- ----- ----------_ .. - .. _--------_._-

HartfordlDeerfield Este de EE.UU. Triasica -jurasica Fluvial -lacustre profunda-lacustre somero-fluvial

---------- -- - - ---Fundy Este de Canada Triasica-jurasica Fluvial-lacustre-

Reconcavo Brasil

GaMn-Angola Oeste de Africa -~ -

Sudan Sur de Sudan

- -----Sumatra Sumatra Central

rapidamente (geometricamente) desde un valor nul0 0 un valor heredado del cicIo anterior. Por el contrario, durante las etapas de postrift (sag phase), 10 que deter­mina el hundimiento en la cuenca es la subsidencia termotect6nica y la producida por la carga de sedimen­tos (Wernicke y Axen 1988, Schlische 1991, Ramos y Kay 1991). A pesar que esta subsidencia puede ser en parte canalizada a traves de la estructura principal, el hundi­miento es mas regional, permitiendo la acumulaci6n de los dep6sitos postrift en areas mucho mas extensas que antes (cf. Kokogian y Mancilla 1989). Las figuras de tipo onlap que se indican para estas etapas son comunes, aunque tambien se pueden observar en las eta pas sinrift, en casos de acumulaci6n regulada por un nivel de base localizado por encima de la superficie depositacional. Sin embargo, la figura mas comtin en eta pas sinrift es denominada fanning wedge, donde las terminaciones tienden a converger a un pun to (cf. Schlische 1991).

Utilizando los conceptos vertidos, se ha tratado de sintetizar en los siguientes parrafos la evoluci6n

lacustre somero; lacustre profunda ---

Cretacica Lacustre profunda-deltaica-fluvial ... __ .. _-._-._---_._----

Cretacica Fluvial-Iacustre profunda deltaica - --------

Cretacica Fluvio lacustre-lacustre profundo-fluvial; lacustre-deltaica fluvial ... _ .. _--_ .. _--

Pale6gena Lacustre somero-lacustre profunda-fluvio deltaica

crono]6gica de cada tectosecuencia, en re]aci6n a los factores geodinamicos impuestos (espacio de acomo­damiento, y desp]azamiento en e] borde activo), repre­sentada en ]a Fig. 4.

1. Primera fase de sinrift

Secuencia Talampaya-Tarjados: Al comenzar a pro­ducirse el estiramiento de la regi6n, las estructuras son inicialmente pequeflas, por 10 que sus desplazamientos no son muy grandes, 10 que favorece el estadioinicial de sobrealimentaci6n: el aporte de sedimentos es mayor que el espacio generado. Como resultado, observamos las secuencias aluviales areno-conglomeradicas de For­maciones TalampayayTarjados. Esta activaci6n inicial de las fallas tension ales fue irregular geografica y tem­poralmente. Las fallas mas activas durante esta primer epoca parecen haber sido las asociadas al sistema Famatina-TaIjados-Paganzo (quizas por herencia del

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rifting permico denotado por los basaltos de La Torre), ya que allf adquiere mayor espesor esta secuencia, particularmente para la apoca de la Formaci6n Talam­paya. Temporalmente, esta secuencia es muy hetero­genea, reflejando epocas de reactivaciones y de disminu­ci6n del desplazamiento de las fallas y por ende del espacio de acomodamiento. Esta raz6n es la que explica las dos secuencias granodecrecientes (Talampaya y Tarjados), mientras que los conglomerados del tope de la Formaci6n Tarjados, se relacionarian con el pasaje ala secuencia siguiente.

Secuencia SRlb: La transferencia del desplazamiento tect6nico hacia la estructura de Valle Fertil durante las 111timas eta pas de la acumulaci6n de la Formaci6n Tarjaclos, produce que esta fall a crezca y se incremente nipidamente el espacio de acomodamiento. De esta forma, los sedimentos son captados preferencialmente por los principales depocentros, adyacentes a esta es­tructura, 10 que provoca que se reduzca notab1emente la sedimentaci6n en areas marginales (tiempo de genera­cion de silcretes). Los depositos que sobrevienen refle­jan este periodo de rapida generacion de espacio de acomodamiento, y estado de "cuenca hambrienta". De esta manera, se deposita 1a secuencia 1acustre de 1a Formacion Ischichuca, con terminos marginales en las areas de Talampaya (Formacion Chafiares) y al sur de Ischigualasto. Esta apreciacion es comprobada por las tendencias isopaquicas: mientras esta unidad puede llegar a 800 m en Mogote del Toro (don de tambien se intercalan lavas basicas), solo alcanza unos 150 m en Talampaya.

2. Primera fase de postri(t

SecUlmcin L08 Rastros: Como se destaca en los mode­los ya citados, el fin de la actividad de la fractura de crecimiento, no trae aparejadas niodificaciones direc­tas, debido a que la cuenca hereda un est ado de infraalimentaci6n. Esta razon ocasiona que la secuencia de postrift presente un inicio gradacional y muy dificil de 10calizar (limite Formacion Ischichuca-Los Rastros). Sin embargo, en esta epoca se revierte 1a tendencia granodecreciente (reflejo del incremento del "hambre" de la cuenca durante el sinrift), y se comienza a apreciar una graduaJ secuencia progradante, con evidentes rit­mos delt.aicos cad a vez mas proximales, denotados pOl' el caracterfsticoincremento de la arenosidad y del tamano medio del grano. Esta tenden cia granocreciente­progradante, es el resultado de la progresiva disminu­cion de espacio depositacional, dado que la subsidencia termotect6nica que caracteriza esta etapa, generalmen­te decae con eJ tiempo. E1 cese de la acti vi dad de 1a falla de Valle Fertil durante esta epoca causa tambien una modificacion en los sistemas depositacionales. EI siste­ma alimentado desde e1 borde activo, favorecido durante la sedimentaci6n sinrift, deja de ser reactivado, ocasio-

J.P. Milana y O. Alcober

nando que el sistema del borde pasivo prevalezca en el proceso de relleno dellago. Como resultado, el eje de la cuenca tiende a migrar hacia el oeste, evento monitoreado por paleocorrientes (Fig. 4).

3. Segunda fase de sinrift

Secuencia La Pefia: La reactivaci6n de la fall a princi­pal, tuvo como consecuencia la generacion de un "tectoconglomerado" (cf. Paola 1988) de poca extension en direcci6n al flujo, gran continuidad lateral, y fuerte acufiamiento. El Conglomerado de La Pefia conform6 una verdadera bajada aluvia] desde el oeste (dada la coherencia de sus paleocorrientes en sentido lateral, por unos 40 km) que es evidencia directa de una linea de aporte tect6nicamente activa. Por otra parte, fluy6 en direcci6n opuesta a como 10 hicieran los sistemas la­custres progradantes de 1a Formaci6n Los Rastros. Durante esta secuencia (conglomerados y zona arenosa basal de la Formaci6n Ischigua]asto -transicion-) se observa que los sistemas de borde pasivoy activo pugnan por e1 espacio de acomodamiento (vease paleocorrientes, Fig. 4). En e1 final de esta secuencia predominan los sistemas de borde activo (debido a] constante rejuve­necimiento por la actividad de]a fall a), empujando a] eje de cuenca hacia eJ este. Las litologfas comparativamen­te gruesas asociadas al inicio de este rifting se deben a que el espacio de acomodamiento generado en esta etapa todavia era poco y la cuenca se hallaba parcialmente sobrealimentada (compare con Talampaya-Tarjados). La corta duraci6n de este episodio, se explica porque a1 estar activa la cuenca con anterioridad al inicio del rifting el espacio de acomodamiento no creci6 desde un valor nulo sino desde un valor heredado.

Secuencia Ischigualasto: Esta secuencia es predomi­nantemente fina, y evidentemente alimentada desde el borde activo. E1 incremento de la cantidad de finos en esta secuencia (representada casi enteramente por ]a Formaci6n Ischigua1asto), nuevamente indica que la cuenca entr6 en un estado de infraalimentaci6n produc­to del fuerte aumento del espacio de acomodamiento. La continua activaci6n del borde acti vo se puede detectar en el incremento de la inmadurez de los componentes clasticos. Las fracciones mas gruesas no alcanzaron las areas de afloramientos, ya que se quedaron entrampadas cerca de la falla de Valle Fertil. Esta secuencia no muestra una definida tendencia granulometrica, aun­que los dep6sitos de menor gradiente depositacionaJ parecen ubicarse en la seccion media de la misma.

4. Segunda fase de postrift

Secuencia Los Colmndos inferior: a] igua1 que en la primer fase de postrift, esta secuencia presenta un comienzo sutil, probablemente ubicado en e1 sector

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Modelo tectosedimelltario de La cuenca triasica de IschiguaLasto

superior de la Fonnacion Ischigualasto, pero localizado por razones pnicticas en el limite Formacion Ischi­gualasto-Los Colorados. Tambien esta secuencia pre­senta un esquema granocreciente, aunque en este casu no se trata de secuencias progradantes como en la secuencia Los Rastros. EI paulatino decaimiento de la subsidencia termotectonica produce una reduccion del espacio de acomodamiento, por 10 que la cuenca tiende a convertirse en sobrealimentada, explicando la tenden­cia granocreciente. La inactividad de la falla de Valle Fertil y los mayores indices de retrabajo (caracteristico de cuenca sobrealimentada) parecen estar reflejados en el incremento de la madurez de los conglomerados en esta secuencia. En esta no se observa un favorecimiento de los sistemas de borde pasivo como en el casu de la secuencia Los Rastros, 10 que puede deberse a que en este casu no se desarrollo un sistema lacustre, y por 10 tanto la presente secuencia here do las pendientes depositacionales de la anterior. Probablemente, el defi­cit hfdrico en estos tiempos, indicado por perfiles de planicies de inundacion oxidados, no favorecio la gene­raci6n de un lago.

Secuencia Los Colorados superior: La progresiva ex­pansi6n del area depositacional de la cuenca produce un progresivo alargamiento de los perfiles fluviales, dismi­nuyendo sus gradientes y capacidades de carga. Como resultado, se favorece la generacion de una secuencia granodecreciente (parte superior de la Formacion Los Colorados), a pesar que la cuenca sigue manteniendo su situacion de sobrealimentacion. Esta situacion no se l1ego a observar en la primer fase de postrift, dado que el comienzo del segundo sinrift no 10 permitio. El escaso gradiente depositacional de estas secuencias parece favorecer periodos con niveles freaticos altos 10 que permitio la preservacion de litologfas menos oxidadas que en la secuencia anterior, y la existencia de una fauna mas desarrollada.

Discusi6n

Los resultados del analisis tecto-estratigrafico efec­tuado permiten interpretar coherentemente la mayoria de las disccntinuidades que se observan en esta cuenca. Particl:llarmente, se observa una alta correlacion entre las areas para las cuales estan citadas discordancias 0

disconformidades con aquellas posiciones marginales asociadas a menor subl:iidencia. Por otra parte, el esquema propuesto permite tambien explicar las ten­dencias sedimentarias observadas dentro de cada tectosecuencia. Uno de los efectos mas interesantes que se ha podido comprobar en el casu de las primeras fases tectosedimentarias, y que sucede entre intervalos de rifting y estabilidad, es la migracion del eje de cuenca. A 1a fecha no se conocen citas de efectos similares, en parte quizas por la dificultad de que los terminos cercanos al

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plano de falla afloren en alguna ocasion. La situation de esta cuenca estuvo favorecida por la reactivaci6n del mismo plano, como falla inversa durante la tect6nica andina.

La localizacion de la cuenca en este area no fue casual. La actividad paleozoica de la fi'actura madre (falla de Valle Fertil) ha sido citada por varios autores (Baldis et al. 1982, Fernandez Seveso et al. 1993). Particularrnen­te, Ramos y Kay (1991), sU!,rieren que la megafractura de Valle Fertil, directa en tiempos triasicos, conformaba un plano de debilidad dado que pudo ser una zona de sutura entre dos terranes (Precordillera/Pie de Palo y Sierras Pampeanas). Una idea similar fue esbozada por Milana (1992) al interpretarque las secuencias depositacionales del ciclo sedimentario eopaleozoico de Precordillera, estuvieron asociadas a una tect6nica compresiva JocaJi­zada hacia el este, posiblemente canalizada en gran parte por la falla de Valle Fertil.

El comportamiento paleozoico inverso de esta fractu­ra no inhibio que iuego fuera directa durante la exten­sion triasica (y posiblemente durante el resto del Mesozoico), y nuevamente compresiva durante el Neogeno. Relictos de esta fase de extension son nume­rosas fall as directas que pierden rechazo vertical mente dentro de los estratos mesozoicos (Alcober 1993), oLser­vadas tambien en lineas sismicas (Georgieff 1992). Evi­dencias indirectas de este proceso de rifting son los mantos lavicos basalticos asociados principalmente a los estratos de tiposinrift. Es de particular importancia la posici6n de los diques basalticos que alirnentaron las lavas triasicas. La revision de los mismos en el area del Mogote del Toro indic6 que existen dosjuegos pl'incipa­les, que al ser rot ados y repl'esentados en una red estereografica indican una direccion de extension maxi­ma en sentido perpendicular a la traza de la falla de Valle Fertil.

Tal como 10 indical'an Ramos y Kay (1991), existiendo esta importante zona de debilidad,la consecuencia nor­mal de una etapa de distension fue lageneracionde fosas de tipo hemigraben. Probablemente, los sistemas de graben completo fueran favorecidos en areas de corteza mas homogenea, pero no en este casu donde es evidente la preexistencia de una corteza altamente estructurada (comprobada para sectores mas australes: Cominguez y Ramos 1990). El sistema de hemigraben propuesto para este area difiere en gran manera con el propuesto por Ramos y Kay (1991) para la cuenca de Cuyo. Esto puede explicarse porque alli, la asimetrfa de los depositos no parece haber sido tan evidente como la que se observa en la cuenca estudiada. Aparentemente, no hubo much as fracturas subsidiarias a la principal (falla de Valle Fertil), salvo en las primeras etapas, en donde el lineamiento de Famatina-Taljados-Paganzo, parece haber favorecido la sedimentacion de la Formacion Talampaya en un depocentro desvinculado de la estruc­tura principal.

Otro punto a tener muyen cuenta es]a situacion de los

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depocentros. Parece existir una tendencia a que los mismos se ubiquen pr6xi mos al area de Ischigualasto, ya que es alli doride se registran los mayores espesores. Si bien esta es la tendenda general, durante las etapas de rifting, la irregularidad de los desplazamientos de la falla principal, pudieron causar una irregular distribu­ci6n de las facies, y por ejemplo mayores espesores de algunas secuencias en particular (por ejemplo los 100 m de espesor del Conglomerado de La Pena que concuerda con la efusividad del rifting precedente). Estas irregu­Iaridades son altamente correlacionables con el modelo de fracturaci6n elegido Cdesplazamiento lateral varia­ble).

EI modelo de fracturaci6n debido a fall as de crecimien­to tambien explica la irregulardisposici6n de depocentros triasicos a 10 largo de esta megafractura. Tales depocentros no compartieron necesariamente el mismo sincronismo de fases tect6nicas, ya que el modelo en particular es coherente con una deformad6n plana no uniforme, euya resoluci6n temporal fue tambien no uniforme. Comprobaci6n de esta hip6tesis es el diacronismo entre las tectosecuencias ohservadas en la cuenca Cuyana (Kokogiany Mancilla 1989, RamosY,Kay

J.P. Milana yO. Alcober

1991) y las indicadas para esta cuenca. Estas observa­ciones sugieren por 10 tanto, que serfa err6neo correlacionar discordancias entre estas cuencas conti­nentales y estructuralmente desviriculadas, como ha sido esbozado en varias ocasiones Ccf. Yrigoyen y Stover 1970, Stipanicic y Bonaparte 1979).

Otro efecto de gran importancia del modelo de fracturaci6n propuesto en esta cuenca, es Ia evoluci6n del espacio de acomodamiento. Desafortunadamente, en tales modelos no se han considerado efectos de subsidencia termal ° por carga. Sin embargo, su aplica­ci6n conceptual a las tecto-secuencias de esta cuenca, ha sido bastante interesante, ya que se ha demostrado que existe gran correlaci6n entre las tendencias granu­lometricas, y el estado geodinamico de la cuenca, sinte­tizado por los desplazamientos de la estructura ¥ por el espado de acomodamiento. Llama la atenci6n la exis­tend a de dos fases de rifting, cuandoen la mayoria de las cuencas extensionales se reconoce s610 una Ccf. Schlische y Olsen 1990, Schlische 1991). Esta particularidad po­dria sugerir que un analisis tecto-sedimentario mas detallado de otras cuencas puede permitir diferenciar mas de una fase de rifting, a que, par el contrario, el caso

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Figura 7: Bloques diagrama esquematicos de la evoluci6n paleoambiental de la cuenca.

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Modelo tecwsalu· ,u:LU"",,·u de ia cuenca lriasiea de fschigualaslo

analizadoconforma una situaci6n anormal. Los autores se inclinan por la pr imer hip6tesis, dada la existencia de numerosas anomalias en los rellenos de los rifts estudia­dos por Schlische y Olsen (1990) (vease Tabla.I).

Debe destacarse la similitud de las secuencias obser­vadas con igual h1iacion tectonica, a pesar de ocurrir bajo condiciones y ambientes sedimentarios diferentes. La mayor influencia durante las etapas de rifting, pare­ce ser el estado evoluti vo de los sistemas depositacionales con que se inicia cada cic1o: en el primero los sistemas son muy inmaduros, favoreciendo luego un sistema lacustre en las eta pas de cuenca hambrienta. No ocune 10 mismo en el segundo cic10 en donde 1a existencia de un sistema sedimentario mas desarrol1ado parece no favo­recer el deficit de aportes'detrfticos del primerciclo y no se lleg'a a conformar un 1ago.

En los dos casos de secuencias postrift, se observan evoluciones bastante similares a pesar de las diferen­das paleoambienta1es. En 1a primer fase, 1a existencia de un lago ocasiona una secuencia de tipo progradante, mientras que en la segunda, la secuencia es eminente­mente de acreci6n vertical. Sin embargo, ambas secuen­cias presentan una tendencia inicial granocreciente que es el resultado de la natural reducc:ion del espacio de acomodamiento. En las etapas postumas de una fase postrift, la tendencia granulometrica se invierte dado que el alargamiento de los perfiles depositacionales y envejecimiento 'del relieve sinrift, causa sensibles re­ducciones en el gradiente y la capacidad de trans porte del sistema sedimentario, que prevalecen sobre el esca­so espacio depositacional generado en estas epocas. Este fenomeno explica que much as secuencias de cuen­cas lift terminen COil depositos muy maduros y finos, aunque no similares a los lacustres de epocas simift. Esta tendencia no se observa en la primer fase postrilt, yaque~uevoluci6n fue truncada porel iniciodel segundo simift.

Conclusiones

La cuenca triasica de Ischigualasto-Villa Uni6n, se com porto como un hemigraben con su Calla principal localiz~daencoincidenciacon el lineaminto Valle Fertil, aprovechando antiguas zonas de debihdad paleozoica (lsuturas'?). El modelo de hemigTaben que mejor se adapta al relleno sedimentario triasico, es el de fallas de crecimiento, las que se caracterizan por su desplaza­miento variable a 10 largo de su traza y creciente en el tiempo, y que ocasionan que el espacio de acomodamiento se incremente sensib1emente con el tiempo. La geome­tria de las secuencias depositacionales triasicas aisla­das y en cOrUunto, es altamente compatible con este modelo, asi como tambien se aprecia en la escasa infor­macion sismica disponible.

Se han reconocido cuatro tectosecuencias principales que representan dos etapas de rifting 0 de tectonica

233

activa, y sus correspondientes etapas postrift. Dentro de estas, se reconocen secuencias asociadas al nivel de evolucion de la fase tect6nica en cuesti6n: en sus prime­ras eta pas 0 en las mas avanzadas. La primera secuen­cia (primer sinrift, inicio) esta materializada pOl' los depositos irregularmente distribuidos asignados al Triasico inferior (Formaci6n Talampaya. Taljados, 0

"Paganzo III"). La segunda secuencia (primer simift, avanzado)estaconstituida porel conjunto de las Forma­ciones Ischichuca y Chafiares. que en realidad conlorma­ron un mismo sistema depositacional, pero en situacio­nes geograficas diferentes . La tercera secuencia (plimer postrift. inicio) esta conformada porIa Formacion Los Rastros, mientras que 1a cuarta secuencia (segundo postrift, inicio) trunca la evoluci6n de la anterior, y esta representada pOl' el conjunto de dep6sitos areno­conglomeradicos asociables al Conglomerado de La Pena (base de la Formacion Ischigualasto). La quinta secuen­cia (segundosinritt, avanzado)esta dada pOl' los sectores finos de la Formaci6n Ischigualasto. La sexta y septima secuencias corresponden ala segunda fase de postrift (inicio y avanzada), ycomprenden el tramo gl'anocl'eciente y granodecreciente de la Formaci6n Los Colorados. correspondientemente.

Durante las lases sinrift, los sistemas del borde activo son Cueltemente activados. 10 que ocasiona que se pro­duzca un inicial corrimiento de las facies hacia el borde pasivo, mientras que durante las epocas avanzadas de sinrift ocune 10 contrario debido a las caracteristicas propias de cuenca hambrienta que se generan. Esta migracion del eje de cuenca puede sel' agudizada en tiempos postrift. dado que los sistemas del borde pasivo son naturalmente favol'ecidos al no sel' rejuvenecidos los sistemas de borde activo. Esta situaci6n es evidente en las primeras tres tectosecuencias (invel'siones del dre­naje), dado que se genera un Jago cuyo nivel de base (horizontal) favorece estas migraciones. No ocurre 10 mismo en las tectosecuencias superiores donde 1a exis­tencia de un sistema de drenaje (con gradiente), regula la direcci6n de transporte de sedimentos.

Finalmente, se destaca la fuerte relaci6n entre los diferentes estadios tectonicos y las tendencias granu­lometricas resultantes. independientemente de los paleoambientes asociados. Durante las epocas de rifting. en nuestro caso directamente evidenciadas por efusio­nes basalticas, el incremento del espacio de aco­modamiento genera secuencias granodecrecientes, que pasan de situacion de cuenca sobrealimentada (dep6si­tos aluviales gruesos) a cuenca hambrienta (secuencias finas, en general lacustres). En cambio, durante las epocas de postrift se observa una tendencia inicial granocreciente. producto de la progresiva reducci6n del espacio de acomodamiento, hecho que se revierte en las eta pas p6stumas debido al envejecimiento del relieve, ampliacion del area depositaciollal y el consiguiente estiramiento de los perfiles aClllI1ulativos del sistema sedimentario.

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Agradecimientos

Se agradece a William Sill y a A. Monetta sus gestio­nes en el M useo de Ciencias Naturales de la U ni versidad Nacional de San Juan, que facilitaron logisticamente este trabajo, como asi tambien sus comentarios criticos. Tambien expresamos nuestro reconocimiento a Victor Ramos y Fernando Fernandez Seveso por sus observa­ciones y valiosas sugerencias. Parte de este trabajo estuvo financiado por Diario de Cuyo y por la Facultad de Ciencias Exactas; Ffsicas y Naturales de la Univer­sidad Nacional San Juan.

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Recibido: 16 de junio, 1993 Aceptado: 30 de octubre, 1994