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Revista Cultura Económica 1

RevistaCULTURA ECONÓMICA

Editorial Editorial

Bien común, justicia y educación Common good, justice and education 2

Artículos Articles

Bienes comunes y economía civil Common Goods and the Civil Economy 8STEFANO ZAMAGNI

¿Contingencia o justicia trascendental: Luhmann o Höffe? Contingency or 26Trascendental Justice: Luhmann or Höffe?GONZALO BUSTAMANTE KUSCHEL

Evolución y perspectivas de la educación en Argentina, su cobertura y 35su calidad Education and Perspectives of Education in Argentina,Coverage and QualityCECILIA ADROGUÉ Y MARÍA EUGENIA ORLICKI

Ensayos Essays

Tres imágenes del mercado Three Images of the Market 50CARLOS HOEVEL

La educación privada: entre el neoestatismo y la sociedad civil 61Private Education: between Neostatism and Civil SocietyCARLOS HORACIO TORRENDELL

Felicidad pública y civilidad en el pensamiento de Juan Hipólito Vieytes 66Public Happiness and Civility in the thought of Juan Hipólito VieytesALVARO PERPERE VIÑUALES

Reseñas de libros Book’s reviews

Carlos Hoevel, The Economy of Recognition. Person, Market and Society in 74Antonio Rosmini La economía del reconocimiento. Persona, mercadoy sociedad en Antonio RosminiRICARDO CRESPO

Octavio Groppa y Carlos Hoevel (eds.), Economía del don, 76perspectivas para Latinoamérica Gift Economy, Perspectives for Latin AmericaCECILIA STURLA

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2 Año XXXII Nº 87 Junio 2014

Bien común, justicia y educación Editorial

En los últimos años se ha vuelto usual hablar nuevamente del bien común. Laantigua y aparentemente neta distinción entre bienes privados y públicos seenriquece con este tercer concepto de antigua data y cargado de un importantecontenido. La reintroducción de la idea de bien común ilumina además la complejasituación de la sociedad y de la economía apuntando a buscar caminos decomprensión y de acción en muchas de sus encrucijadas aparentemente insolubles.

De acuerdo con la clasificación tradicional, los bienes públicos (por ejemplo unhospital, una escuela, una ruta, una plaza) serían aquellos cuyo uso por parte deuna persona no "rivaliza" o disminuye la posibilidad de su uso por otras, como sísucedería con los llamados bienes privados (una manzana, una camisa, un auto ouna casa). Además, se diferencian por la capacidad de los segundos de excluircompletamente a otros (excludibilidad) de su uso o consumo. Por otra parte, uncriterio habitual para distinguirlos es el hecho de que los bienes públicos sonprovistos por el Estado y los bienes privados, por el mercado.

A pesar de la aparente claridad que proporcionan estas distinciones, lacomplejidad de la sociedad contemporánea ha hecho que resulten relativas einsuficientes. En efecto, algunos bienes públicos –como los monopolios naturales,los bienes producidos por empresas estatales u otros bienes públicos a los que seles aplica una tarifa (como las rutas con peaje)– no son bienes rivales pero sí puedenconvertirse en bienes de cuyo uso se excluye a algunas personas y cuyo régimen depropiedad puede llegar a ser mixto.

Por otra parte, existen otros bienes no rivales y tampoco susceptibles de excluiren su uso a algunas personas (como el conocimiento) los cuales, sin embargo, noson de propiedad estatal ni producidos por el Estado. El surgimiento de las redesinformáticas, por ejemplo, ha hecho emerger una nueva clase de bienes muy difícilesde clasificar como internet, buscadores digitales o redes sociales. Por un lado, estánabiertos al uso de muchos sin sufrir los problemas de rivalidad o de exclusividadtípica de los bienes privados. Pero sin embargo, también es cierto que en muchoscasos intervienen en su provisión empresas privadas. Se trata entonces de bienesque podrían ser considerados como públicos, provistos por empresas privadas. Almismo tiempo, también existen redes informáticas dentro y más allá de internetque emergen como resultado de la interacción espontánea de miles o millones deindividuos que intercambian información, experiencias, servicios, etc. Ahora bien¿cómo deberíamos clasificar este tipo de bienes?

Finalmente, también hay bienes de los cuales no se excluye a nadie –como elaire, el agua y el medio ambiente en general– pero que pueden convertirse en bienesrivales por el hecho de que su uso por parte de unas personas va reduciendo laposibilidad de uso futuro por parte de otras en otros lugares o en el futuro. Además,se debe considerar que estos últimos tampoco son provistos ni poseídos por elEstado. ¿De qué tipo de bienes estamos hablando?

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Dada la complejidad de actores, interacciones y tipos de propiedad y formas de provisióny de intercambio de bienes y servicios que exhibe la sociedad actual, surge un segundointerrogante ¿cuál es el modo más justo y adecuado de actuar ante este complejo panorama?¿Es necesario que el Estado intervenga para ordenar esta proliferación de bienes o se deberíadejar un amplio margen a la espontaneidad y a la libertad en este nuevo escenario? Y en casode que se recomiende una intervención estatal ¿en qué debería consistir?

Hay quienes consideran que el modo privado de posesión y provisión de los bienes yservicios es el más justo y/o el más eficiente, en el caso de los bienes privados tradicionales yen aquel de los bienes surgidos como efecto de la nueva complejidad social y tecnológica. Deeste modo, la intervención del Estado debería consistir fundamentalmente en la asignaciónadecuada de derechos de propiedad de estos nuevos bienes por medio de modalidadestradicionales o nuevas, previstas por la ley, y en extender los mecanismos de mercado comoel modo principal para su distribución. Otros, en cambio, creen que el Estado debe intervenirfuertemente para asegurar el carácter público de estos bienes, limitando su privatizaciónmediante la fuerza coercitiva de la autoridad, e introduciendo mecanismos regulatorios quedictaminen modos justos y adecuados para su distribución.

El artículo de Stefano Zamagni Bienes comunes y economía civil intenta precisamente mostrarun tercer camino frente a estas dos visiones opuestas. De acuerdo con el economista italiano,es inadecuada la reducción de este tipo de bienes tanto a la categoría de privados como a lade públicos, por lo cual propone su conceptualización como "bienes comunes". Dado suorigen, modo de generación, características y destino, estos bienes pertenecen a todos. Enese sentido, no son privados. No obstante, su carácter esencialmente relacional o cooperativoimpide también que sean provistos o poseídos por un único agente como el Estado. Esto dalugar a la necesidad de intervención de un tercer actor: la sociedad civil. Zamagni denomina"economía civil" a la integración armónica del mercado, el Estado y la sociedad civil, dentrode un espacio que incluye relaciones interpersonales no-funcionales, basadasfundamentalmente en la confianza, la reciprocidad y la ética, y que constituyen el ámbitomás adecuado para el sostenimiento y crecimiento de los bienes comunes.

En el segundo artículo¿Contingencia o justicia trascendental? ¿Luhmann o Höffe? el filósofopolítico chileno Gonzalo Bustamente Kuschel presenta, a través del debate entre estos doscélebres pensadores sociales alemanes, dos modos de conceptualizar las nuevas formas dejusticia en la situación de complejidad de la sociedad contemporánea. Siguiendo a Luhmanny a Höffe, el autor se pregunta qué tipo de justicia es necesaria y posible hoy, cuando elEstado no puede abarcar todas las relaciones sociales ni proveer todos los bienes necesarios.Asimismo, se pregunta cómo lograr conjuntamente un orden social justo y un espacio parala proliferación de nuevos tipos de bienes y de relaciones. Según Bustamente Kuschel, elcamino luhmanniano propone que la lógica de la diferenciación funcional sea el modo centralde organización y se extienda a toda la sociedad, incluso en las áreas donde se despliegan losbienes comunes. En cambio, la postura de Höffe –al parecer más cercana al autor– muestra lanecesidad de relaciones éticas personales como el sustrato fundamental sobre el cual losbienes comunes se desarrollen de un modo justo y eficaz.

El tercer artículo de las investigadoras argentinas Cecilia Adrogué y María Eugenia Orlicki,Evolución y perspectivas de la educación en la Argentina, su cobertura y su calidad plantea la situaciónde uno de los bienes comunes centrales sobre los que se sostiene la sociedad: la educación.Más allá de los datos que surgen de esta investigación fundamentalmente empírica, las autorasmuestran las profundas ambigüedades del actual sistema educativo argentino. Estas últimasllevan a pensar en los problemas existentes tanto en las acciones como en el modo deinterrelación entre sus principales actores: el Estado, las escuelas, las familias y las asociacionesde la sociedad civil. En tal sentido, el sistema educativo en nuestro país no parece estar a laaltura –no sólo en términos de cuantitativos sino también cualitativos y sociales– de lascrecientes exigencias de una sociedad compleja como ésta en la que vivimos.

La sección Ensayos se abre con una reflexión panorámica sobre el bien común con el trabajoTres imágenes del mercado de Carlos Hoevel, director de nuestra revista. Retomando el problema

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de los bienes comunes desde la perspectiva de la complejidad social actual quedeseamos plantear en este número, el autor muestra tres tipos distintos deacercamiento a las relaciones entre la sociedad y el mercado. En el primero, descritoa partir de la imagen de la ciudad de Chicago, el mercado es visto como espaciototal, siguiendo la propuesta del enfoque económico de la conducta humana deleconomista Gary Becker. En el segundo, partiendo de una visión rápida de lastensiones y contradicciones evidentes en el entramado urbano porteño y bonaerense,el autor refleja la oposición frontal entre el mercado y la sociedad señalada por eleconomista José Luis Coraggio. El tercero, inspirado en la integración relativamentearmónica de lo urbano y lo industrial en algunas áreas del nordeste italiano, presentala posibilidad de relaciones armónicas entre la sociedad y el mercado, siguiendo aStefano Zamagni.

Como segundo ensayo de este número presentamos La educación privada: entreel neoestatismo y la sociedad civil del especialista en educación Carlos HoracioTorrendell, miembro del consejo de redacción de nuestra revista. A partir de unaapreciación positiva del reconocimiento justo del valor de la educación privadacomo "servicio público" en la Ley Federal de Educación, el autor muestra el insólitodesplazamiento semántico y finalmente real al que ha dado lugar en los últimosaños. La citada ley tenía la intención de romper con el prejuicio estatista de unasuperioridad ética y cualitativa de la educación estatal con respecto a la educaciónprivada. No obstante, la estrategia discursiva actual consiste en concebir la educaciónprivada como un servicio público pero con el objetivo de convertirlo en unarepartición completamente controlada por el Estado. Esto conllevaría, según el autor,a un proceso de estatización solapado de la educación privada, no por medio delos mecanismos tradicionales de control burocrático, sino a través de un tipo degobernanza que terminaría por destruir en la práctica su libertad y capacidad deiniciativa. En tal sentido, y en consonancia con una concepción "civil" de laeducación, Torrendell propone repensar el sistema educativo como un bien comúnque combine de una manera equilibrada a todos los actores, evitando un regresoya sea a una concepción estatista como a una visión mercantil de la educación.

Finalmente, presentamos el ensayo Civilidad y felicidad en el pensamiento de JuanHipólito Vieytes, de Álvaro Perpere, secretario de redacción de nuestra revista. Latesis principal del ensayo es la existencia de una tradición civil en la Argentina,anterior a nuestra independencia, que ilumina diversos aspectos de las relacionesentre la economía y la sociedad. A partir de su rol como uno de los organizadoresde la revolución de Mayo, Hipólito Vieytes sostendría, según el autor, unaconcepción de la sociedad en la cual las relaciones de civilidad, es decir, de recíprocoreconocimiento de los otros en cuanto ciudadanos, se vuelven centrales para eldesarrollo económico e institucional del país.

El propósito de este número es entonces el de mostrar, mediante diversasaproximaciones sucesivas, el carácter complejo del bien común social y suproyección tanto hacia la economía como hacia otras áreas hoy fuertementevinculadas a ella, como la educación. En tanto durante buena parte de la Modernidadpredominó un fuerte dualismo entre el Estado –como encarnación casi absolutadel bien público– y el mercado –como medio fundamental de la realización de losbienes privados– el escenario actual parece mostrar la necesidad de una salida aesta rígida dicotomía. En tal sentido, Cultura Económica intenta colaborar en ladilucidación de una tercera alternativa que pueda conjugar, sin perder el lugarpropio de cada uno, los roles del Estado, del mercado y de la sociedad civil, con elobjetivo de lograr una realización armónica de los bienes públicos, privados ycomunes.

C. H.

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Common Good, Justice andEducation

Editorial

In recent years there has been a renewed interest to speak of the common good. The oldand seemingly sharp distinction between private and public goods is enriched with thisthird long-standing concept of full and important content. Reintroducing the idea of commongood also enlightens society and economy’s complex situation, and aims to find ways ofunderstanding and action in many of their seemingly intractable crossroads.

According to the traditional classification, public goods (a hospital, a school, a road, apublic square) would be those whose use by a person does not rival or decrease the possibilityof its use by others such as it would happen with private goods (an apple, a shirt, a car or ahouse). Moreover, both differentiate by the ability of the latter to completely exclude othersfrom their use or consumption (excludability). Furthermore, another common approach is todistinguish the fact that public goods are provided by the State and private goods, by themarket.

Despite the apparent clarity provided by these distinctions, the complexity ofcontemporary society is such that they have become relative and insufficient. Indeed, somepublic goods –such as natural monopolies, the goods produced by State enterprises or otherpublic goods to which a fee is applied (such as toll roads)– are not rival goods but can becomegoods whose use exclude some people and whose ownership can be mixed.

Moreover, there are other non-rival goods, not likely to exclude some people’s use (suchas knowledge) which, however, are not State-owned or produced by the State. The advanceof computer networks, for example, has given rise to a new class of assets which are veryhard to classify such as the Internet, digital search engines and social networks. On the onehand, they are open to use without suffering many of the typical problems of rivalry orexclusivity of private goods. However, it is also true that in many cases private companiesare involved in their provision. These are therefore assets that could be considered publicalthough they are provided by private companies. At the same time, there are also computernetworks within and beyond the Internet emerging as a result of the spontaneous interactionof thousands or millions of individuals who exchange information, experiences, services,etc. How should we classify these goods?

Finally, there are also goods from which no one is excluded, such as air, water and theenvironment in general but which may end up as rival goods by the fact that their use bysome people reduces a possible future use by other people elsewhere or in the future.Moreover, the latter are not provided or owned by the State. What kind of goods are wetalking about?

Given the complexity of actors, interactions, types of property, forms of provision and ofexchange of goods and services which displays today’s society, a second question arises:what is the right and proper way to react to this complex picture. Is it necessary for the Stateto intervene to sort this proliferation of goods or should it leave ample room for spontaneityand freedom in this new scenario? And if State intervention is recommended, what should itconsist of?

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Some argue that the private mode of possession and provision of goods and services isthe fairest and/or more efficient in the case of traditional private goods, and also in the caseof the goods arising as a result of the new social and technological complexity. Thus, Stateintervention should consist primarily in the adequate allocation of ownership of these newgoods through traditional or new methods prescribed by law and the extension of marketmechanisms as the primary means for their distribution. Others, however, believe that theState must intervene strongly to ensure the public nature of these goods, avoiding theirprivatization by the coercive force of authority and by the introduction of regulatorymechanisms that dictate and appropriate ways for their distribution.

The article Common goods and civil economy by Stefano Zamagni displays a third alternativeoption to these two opposing views. According to the Italian economist, it is inappropriate toreduce the above-mentioned goods both to the category of private goods and of public goods.Therefore, he proposes their conceptualization as "commons". Given their origin, mode ofgeneration, characteristics and destination, these goods are considered common because theybelong to everyone. In that sense, they are not private. However, due to their relational orcooperative nature, they cannot be provided or owned by a single agent such as the State.The latter results in the need for the intervention of a third actor: the civil society. Zamagnicalls "civil economy" the harmonious integration of the market, the State and the civil society,in a space that includes non-functional relationships based primarily on trust, reciprocityand ethics, that forms the most suitable space for the maintenance and growth of commons.

The second article Contingency or transcendental justice?¿Luhmann or Höffe? by the Chileanpolitical philosopher Gonzalo Bustamante Kuschel presents, through a discussion betweenthese two famous German social thinkers, two ways of conceptualizing new forms of justicein the situation of complexity of contemporary society. Following Luhmann and Höffe, theauthor wonders what kind of justice is necessary and possible today when the State cannotcover all social relations and provide all the necessary goods. Likewise he also questionshow to achieve both a just social order and a space for the proliferation of new types of goodsand relationships. According to Bustamante Kuschel, the path chosen by Luhmann is topropose the logic of functional differentiation as the central mode of organization that wouldspread throughout society, even in areas where common goods are displayed. Instead, Hoffe’sposition –apparently closer to the author’s– shows the necessity of personal ethical relationsas the fundamental substrate on which the commons would develop in a fair and effectivemanner.

The third article Evolution and perspectives of education in Argentina, coverage and quality bythe Argentine researchers Cecilia Adrogué and Maria Eugenia Orlicki raises the status of acentral common on which society holds: education. Beyond the data that emerge from thisfundamentally empirical research, the authors show the deep ambiguities of the currentArgentine educational system. This leads to thinking about the problems both in the actionsand in the way of interrelation between its main actors: the State, schools, families and theassociations of the civil society. In this sense, the educational system in our country does notseem to be up to the task of the growing demands of the complex society we live in –not onlyin quantitative terms but also in qualitative and social terms.

The Essays’ section opens with a panoramic reflection on the common good with the paperThree images of the market by Carlos Hoevel, director of our journal. Returning to the problemof the commons from the perspective of the current social complexity we want to pose in thisissue, the author shows three different types of approach to the relations between societyand the market. In the first, described from the image of the city of Chicago, the market isseen as total space, following the proposal of the economic approach to human behavior ofthe American economist Gary Becker. In the second, starting with a quick overview of thetensions and contradictions evident in Buenos Aires’ urban fabric, the author presents thefrontal opposition between the market and society proposed by the Argentine economistJosé Luis Coraggio. In the third, inspired by the relatively harmonious integration of urbanand industry in some areas of the Italian northeast, Hoevel reveals the possibility of

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harmonious relations between society and the market, following Stefano Zamagni.The second essay of this issue is Private education: between neo-statism and civil

society by the educational specialist Carlos Horacio Torrendell, a member of theeditorial board of our journal. From a positive assessment of the recognition of thefair value of private education as a "public service" in the Argentine FederalEducation Act, the author shows the unusual semantic and finally real shift thatthis recognition has led to in recent years. The Act had the intention of breakingwith the statist bias of an ethical and qualitative superiority of State education inrelation to private education. However, the current discursive strategy is to conceiveprivate education as a public service but with the aim of turning it into a fullyState-controlled agency. This would mean, according to the author, a process ofhidden nationalization of private education, not through traditional bureaucraticcontrol mechanisms, but through a form of governance that would eventuallydestroy in practice its freedom and initiative. In this sense, and in line with a "civil"concept of education, Torrendell proposes to rethink the educational system as acommon good that combines in a balanced manner all stakeholders, avoiding areturn either to a statist as to a market oriented view of education.

Finally, we present the essay Civility and happiness in the thought of Juan HipólitoVieytes by Alvaro Perpere, editorial secretary of our journal. The main thesis of theessay is the existence of a civil tradition in Argentina, prior to our independencethat illuminates various aspects of the relations between the economy and society.From his role as an organizer of the May Revolution, Hipólito Vieytes holds,according to the author, a conception of society in which relationships of civility,that include a reciprocal recognition of the others as citizens, become central forboth economic and institutional development.

The purpose of this issue is then to show, through various successiveapproximations, the complex nature of the common social good and its projectionboth to the economy and to other areas strongly linked to it today, such as education.While for a large part of Modernity a strong dualism between the State –as thealmost absolute incarnation of public good– and the market –as fundamental meansof achieving private goods– prevailed, the current scenario appears to show theneed for a way out to this rigid dichotomy. In this regard, Cultura Económica tries tocollaborate in the elucidation of a third alternative that can combine, without losingthe proper place for each, the roles of the State, the market and civil society, inorder to reach a harmonious realization of public, private and common goods.

C. H.

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8 Año XXXII Nº 87 Junio 2014

I. Introducción

El problema que rodea a los bienescomunes explotó literalmente en el últimocuarto de este siglo. Su primeraconsideración en términos económicos seremonta a 1911, cuando la economistaestadounidense Katharine Coman publicósu estudio "Some unsettled problems ofirrigation", en la American Economic Review.Sin embargo, fue William Lloyd el primerautor en describir el fenómeno que luegosería denominado "la tragedia de los

comunes", con dos ponencias llevadas acabo en la Universidad de Oxford en 18321.Por otro lado, la literatura sobre lapeculiaridad del management de los bienescomunes remite a S. Gordon (1954).Aristóteles, por su parte, trató el tema en suobra Ética a Nicómaco, desarrollando lasformas alternativas de la propiedad respectode los diferentes tipos de bienes; y en estesentido, escribió: "Como se ve, sería mejorque la propiedad fuese privada, aunquecomún en su uso: lograr que los ciudadanos

Bienes comunes y economía civilSTEFANO ZAMAGNI* Revista Cultura Económica

Año XXXII • Nº 87Junio 2014: 8-25

Resumen: El artículo comienza con el interrogante acerca del problema de los bienes y lapropiedad, y se pregunta qué debería modificarse en la economía para encontrar una solucióncivil a esta cuestión. Para esto, el autor se dedica a desarrollar los conceptos de bien común yeconomía civil. Asimismo, describe la naturaleza de los bienes comunes y el modo de lagestión de los mismos. Finalmente, destaca la importancia de impulsar la aplicación deprácticas de gestión comunitaria para los bienes comunes.

Palabras clave: bienes comunes; bienes privados; bienes públicos; excludibilidad; economíacivil.

Common Goods and the Civil Economy

Abstract: The article begins with the question about the problem of goods and property, and wonderswhich element of the conceptual infrastructure in economics must change so that a civil solution tothe problem of the commons could be implemented. For this, the author develops the concepts of commongood and civil economy. Then, the author describes the nature of commons and its management.Finally, Zamagni highlights the importance of promoting the implementation of communitymanagement practices of common goods.

Keywords: common goods; public goods; private goods; excludability; civil economy.

* Universidad de Bolonia - [email protected]

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Revista Cultura Económica 9

se acostumbren a ese modo de pensamientoes la tarea del legislador".

Tomando en consideración la citaanterior, debemos admitir que recién en losúltimos treinta años los bienes comunes seconvirtieron en una de las cuestiones másagudas en los países desarrollados. Bienescomo el aire, el agua, el clima, la fertilidaddel suelo, las semillas, la biodiversidad, elconocimiento o la cultura, entre otros,plantean desafíos sin precedentes para elfuturo de la humanidad. La conservación oreproducción de estos bienes, ya seanglobales o locales, materiales o inmateriales,es una condición esencial para elmantenimiento del orden socialdemocrático. Los bienes comunes hanexistido siempre, pero ha sido recientementecuando hemos entendido que aquello queconstituye su esencia es también el límite enel cual reside la "tragedia".

La expresión "La tragedia de loscomunes" fue acuñada por Garrett Hardinen 1968, en el título de su celebrado estudiopublicado en Science el mismo año.Seguramente el biólogo evolucionistaestadounidense no hubiese podidoanticiparse al éxito que su publicación halogrado, ni prever los acalorados debatesque ha provocado en los círculosacadémicos. Postula que la tragedia de loscomunes sobreviene cuando se consideracomo su único rasgo característico larivalidad en su consumo – antes que sucarácter de no-excludible. Frischmann(2012), por ejemplo, habla de la "comediade los comunes" y señala que el acceso libre(open access) siempre genera externalidadespositivas, factor que debe tenerse en cuenta.Por otra parte, aunque hablar de "tragedia"remite en el lenguaje común a un dañoirreparable, ruina o salida desfavorable,Hardin emplea el término para hacerreferencia a un problema social. Este es el"dilema del prisionero" que postula que noexiste una solución óptima mientras se partade la tesis antropológica que establece quetodos los agentes actúan como homooeconomicus.

Un dilema social es un estado de cosascaracterizado por un conflicto radical entrelos intereses individuales y los interesescolectivos –tal como indica el ejemplo de la

pastura que desarrolló Hardin y quemencionaremos más adelante. En dichassituaciones, cualquiera sea el curso de laacción, el costo para salir del dilema seráalto. Como no existe una "primera buena"forma para resolverlo, está claro que ladecisión que sea elegida no será de caráctertécnico, sino –como analizaremos a lo largode este trabajo– deberá estar basada enjuicios de valor específicos, dado que la no-excludibilidad es, en esencia, una cuestiónética y no un problema económico nijurídico.

En las páginas que siguen, responderé atres interrogantes específicos. Primero,¿cómo es que la ciencia económica desde elmomento en que se constituyó en unadisciplina autónoma ha ignorado ladiscusión acerca de los bienes comunescomo si tuviesen éstos escasa o ningunarelevancia? ¿Por qué la economía no ha vistolos dos grandes riesgos que conciernen a losbienes comunes: por un lado, suagotamiento o degradación –el problema dela supervivencia– y por otro lado, la injustadistribución entre los ciudadanos –elproblema de la justicia social? En segundolugar, ¿cuál es la naturaleza de los bienescomunes y cuál es el vínculo que los conectaa la noción de "bien común"?2 Finalmente,me dedicaré a esbozar una solución para lavexata quaestio respecto de cómo gestionarlos bienes comunes. Dado que ni la gestiónpública ni la privada se adecuan a lanecesidad real –podemos decir lo mismosobre la solución intermedia de cap & trade,que implica que la autoridad públicaconserva la propiedad y establece elprocedimiento a través del cual se autorizala gestión privada– ¿qué camino factiblepodemos ver en el horizonte para garantizarla fruición universal de los bienes comunesy su salvaguarda en el largo plazo?

No voy a desarrollar la problemática decómo llegar a una definición general y únicade los bienes comunes. Primero, porque enla literatura existen innumerablesdefiniciones dado que cada disciplinacientífica, desde la economía, el derecho, lasociología hasta la ciencia política, hanadoptado sus propios criterios deidentificación, y no siempre soncomparables entre sí (Montebugnoli y

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Pennacchi, 2013)3. Por otro lado, si definirel campo de investigación implica fijarlímites, creo que no es conveniente empezarpor establecer un perímetro; en cambio,considero que es mejor cavar enprofundidad y explorar el campo, aun si estoimplica correr el riesgo de excederse unpoco. En este sentido, si el marco usual parala clasificación de bienes, utilizadoconstantemente en la economía y basado en–como se sabe– las características de la (no)rivalidad y la (no) excludibidad, resultaadecuado para diferenciar entre los bienesprivados, los bienes públicos y los bienes"club", definitivamente no es adecuado paralos bienes comunes.

II. Las razones detrás de la omisión delreconocimiento

¿Por qué razones, entonces, la economíamoderna se ha "olvidado" de abordar latemática de los bienes comunes? Pararesponder a esta pregunta debemosempezar con la consideración que, desde susinicios como disciplina, la economía se haocupado siempre de definir la categoría debien. Lo que ha cambiado a lo largo deltiempo ha sido la identificación acerca de loque constituye un bien y representa sufundamentación.

Hasta la segunda mitad del siglo XVIII,los bienes eran asociados con el términolatino bonum, de acuerdo con la definiciónaristotélica-tomista para el término: es unbien todo aquello que sea bonum. Estanoción de los bienes fue cultivadaparticularmente en dos campos. Por un lado,durante la era de la Ilustración Italiana enla Escuela Napolitana (Antonio Genovesi,Giacinto Dragonetti, Fernando Galiani) y enla Escuela de Milán (Pietro Verri, CesareBeccaria, Giandomenico Romagnosi) dondebonum se clasificaba bajo el concepto defelicidad pública4.

Por otro lado, tenemos a la Escuela deMoralistas Escoceses. En 1776, cuandoAdam Smith publicó La Riqueza de lasNaciones, era muy consciente de que eltérmino "riqueza" (wealth) comparte la raízcon la palabra "bienestar" (welfare), cuyosignificado denota "estar bien". Fue, por

tanto, una vergüenza que la pieza maestrade Smith se haya traducido al italiano comoLa ricchezza delle nazioni – ¡en inglés wealthsignifica riqueza, en términos deabundancia! – porque ha contribuido adisuadir la atención de los economistas delsignificado original de la palabra propuestopor el filósofo moral escocés (Bruni yZamagni, 2004).

Ya desde principios del siglo XIX, con eldesarrollo de la Escuela Clásica , los bienesasumieron el significado de "mercancía": esun bien todo aquello que, tomando la formade mercancía, es llevado al mercado dondeadquiere su valor. Toda la reflexióneconómica, por lo tanto, finalizaba luego dehaber alcanzado las condiciones necesariaspara elevar tanto como fuese posible elvolumen de mercancías en circulación. Elmotivo se puede comprender claramente: enmedio de la Revolución Industrial, el objetivoperseguido era el aumento de la cantidad decapital físico acumulado que, de hecho, secompone de mercancías. Aunque se alzaronvoces disonantes, entre las cuales las másdestacadas fueron las de J.S. Mill, el primergran economista que evocó la convenienciade un estado estacionario y la de K. Marx,éstos no pudieron socavar la corrienteprincipal de su tiempo.

Otro cambio se percibe con el triunfo dela Revolución Marginal de la segunda mitaddel siglo XIX, cuando el bien se convirtió en"utilidad". Este desplazamiento semánticogeneró consecuencias de amplio alcance.¿Qué significa asegurar que el concepto debien coincide con el de utilidad? "Utilidad" –como ha sido enseñado por Aristóteles– es lacapacidad de los bienes de satisfacer lasnecesidades del hombre. Es entonces, unapropiedad que surge de la relación entre elhombre y las cosas. De esto se desprende queuna ciencia como la economía, que seespecializa en favorecer la maximización dela utilidad, es también una ciencia del bien.

Una variante importante, dentro de estaconceptualización, toma forma al final delsiglo cuando el nuevo espíritu de la era,asociado a la asertividad de la filosofíapositivista, declaró que la noción denecesidad era demasiado amplia para unaciencia que aspiraba a ser incluida entre lasciencias duras, como la física. La amplitud

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se debe al hecho de que las necesidadeshumanas "se ven" demasiado naturalistas ysobre todo pueden jerarquizarse: primero sedeben satisfacer las necesidades primarias yluego el resto, en orden de importancia. Peroante la presencia de un orden lexicográficode necesidades, no es posible definir unafunción de utilidad cardinal dotada de laspropiedades pertinentes para apoyar la teoríade valor basada en la escasez que es uno delos pilares de la Escuela Neoclásica.

Esta dificultad ha sido superada, como essabido, por el ingenio de Vilfredo Pareto. Eleconomista italiano demostró que no existeningún motivo por el cual la cienciaeconómica deba hablar de "necesidad". Porel contrario, el problema económico puedeser formulado en términos de preferenciasindividuales. Sobre la base de un conjuntode axiomas sólidos, se deriva una función deutilidad ordinal, la cual permite la obtenciónde todos los resultados que se requieren paralograr los objetivos de la teoría neoclásica delvalor.

Así, se sigue que los bienes coinciden conla satisfacción de las preferenciasindividuales: un bien es todo aquello queamplía las elecciones de cualquier decisor.Una consecuencia importante de esto fue queel estado epistemológico de las preferenciasindividuales pasó a ser el mismo que el de laley: si yo prefiero x antes que y, tendréderecho a esforzarme para obtener x.Ninguna autoridad, moral o legal, me puedeprivar de poder obtenerlo. Claramente, undiscurso económico construido a partir de laidea de bien como satisfacción depreferencias, no puede albergar una categoríacomo la de los bienes comunes.

¿Qué ha fomentado la veloz difusión deesta postura entre los economistas delmainstream durante el siglo XX? La respuestareside en la aceptación acrítica e ingenua delprincipio de NOMA (magisterios nosuperpuestos), formulado en 1829 porRichard Whately, el reconocido Profesor deEconomía de la Universidad de Oxford.Según este principio, la esfera de la economíadebe permanecer separada de la ética y lapolítica, puesto que ésta ya posee un estatutoético derivado del hecho de estar per seorientada al bien. Incluso los valorespertenecientes a los estatutos de áreas

políticas y éticas que se infiltren en el discursoeconómico, debe ser firmemente rechazados,ya que pondrían en peligro la consecucióndel objetivo que la economía debe buscar:sugerir medidas que favorezcan elcrecimiento.

¿Dónde se han percibido principalmentelas influencias del principio de NOMA? Enla convicción de que las variables económicas–precio, salario, ingresos, cantidadesproducidas, valor de los activos, y demás–pueden variar de un período a otro y serinfluenciadas por los hechos propios de lasesferas política y social, y sin embargo, alargo plazo, tienden hacia su nivel dereferencia, a su vez determinado por lo quedenominamos "fundamentos del mercado":por ejemplo las preferencias de los agentes,los recursos productivos, el estado de losconocimientos científicos y las posibilidadestecnológicas. Que tales estándares seanexpresiones del trabajo contenido en lasmercaderías –como la Escuela Clásica haexplicado a través de la noción de "preciosnaturales" y la Escuela Marxista, a través dela noción de "precios de producción"– o quedependan de las condiciones de escasez derecursos (materiales o inmateriales) queexisten en la economía –como ha estipuladola Escuela Neoclásica afirmando que losprecios son índices de escasez– a fin decuentas no representa una gran diferencia:las cantidades y los valores de mercado nopueden alejarse mucho, ni por muchotiempo, respecto de su objeto específico.

Claramente, sólo una concepción de laeconomía como un espacio separado delresto de la sociedad podía conferir sentido aperspectivas como estas. De hecho, desde elmomento en que uno se refiere a estosfundamentos del mercado, afirma al mismotiempo que el mercado posee sus fuerzasobjetivas propias que determina su dinámicaa largo plazo, sin ser interrumpida por otrasfuerzas, como las dinámicas social y política.En particular, la naturaleza y la formaasumida por las relaciones intersubjetivaspueden ejercer poca influencia sobre estasvariables fundamentales. Si hay o nosolidaridad entre las personas que participanen el juego económico; si los agentes seconducen o no por motivaciones asociales,pro-sociales o anti-sociales; si las normas

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sociales de comportamiento incluyen o nosentimientos morales como la confianza, elsentimiento de camaradería de Smith o elamor los otros, nunca podrán debilitar laefectividad de las fuerzas objetivas delmercado. Que estas cuestiones ya no semanifiestan en estos términos en laactualidad, es bien sabido. La problemáticade los comunes propició, y no en pequeñamedida, esta toma de conciencia.

Ciertamente, sabemos que el predominiode una determinada matriz cultural sobreotra ejerce influencia directa sobre lasvariables económicas. De hecho, lossentimientos morales y las virtudes cívicas –en el sentido atribuido a estos términos porlos pensadores de la Ilustración Italiana – porun lado, cambian el carácter del hombre ypor lo tanto su orden de preferencias (queentonces ya no son dadas) y, por el otro,cambian el modo de producción de losbienes (que no está fijado solo por latecnología). Por ejemplo, si la gente atribuyemás importancia a la libertad que a unaventaja económica, está claro que sedesarrollarán más empresas cooperativas osociales que empresas capitalistas. Además,si el porcentaje de personas que practica elprincipio de reciprocidad antes que la merafilantropía alcanza el nivel de su masa críticaa largo plazo el modo de funcionamiento delas organizaciones económicas seguramenteserá diferente. Particularmente, losresultados de la competencia serán distintos:una cosa es tener sólo participantes asocialesy anti-sociales y una cosa muy distinta estener una participación de sujetos pro-sociales en un grado relevante. Unacontribución reciente, tituladasignificativamente The Wealth of theCommons. A Word beyond Market and State,de Bollier y Helfrich (2012), demuestra queexiste una aceptación acrítica de la nociónde mercado como lugar que puede albergarsola y exclusivamente las transacciones queestán en línea con la lógica capitalista. Estoes sesgado conceptualmente porque existentambién mercados civiles que ofrecen unespacio a acciones inspiradas en el principiode reciprocidad (Bruni, 2011). Por tanto, lacuestión no es cómo ir más allá del mercado,sino ver cuál es la forma de civilizar losmercados incivilizados.

III. La naturaleza de los bienes comunes

Una forma práctica de comprender lanaturaleza profunda de un bien común escompararlo con un bien público. Este últimoes un bien que no es ni excludible ni rivalen el consumo, y por lo tanto, es accesible atodos, pero cuyo uso individual esindependiente del uso que le den los demás.Uno podría pensar –para completar la idea–lo que pasa cuando un individuo utiliza unacalle pública: la ventaja que adquiere de suuso no está relacionada con otros sujetos queusen la misma calle. En cambio, es un biencomún aquel que es rival en su consumopero no es excludible, y el beneficio que unindividuo adquiere de su uso, no puedesepararse del provecho que los otrostambién obtengan de este mismo bien. Escomo decir que el beneficio que unindividuo adquiere de un bien común sematerializa junto con otros, no en contra(como lo que sucede con los bienesprivados), ni de forma independiente (comolo que sucede con un bien público).

¿Qué es aquello, entonces, que se oponea un bien común? Por un lado, elcomportamiento de un free rider, quien dejatodo el trabajo para los demás, por ejemplo,evadiendo o eludiendo la obligación decontribuir a su propio financiamiento; y porotro lado, el comportamiento de un altruistaextremo, que se anula o se niega a sí mismoen beneficio de los demás. Como se puedeobservar, ninguno puede resolver elproblema que involucra a los bienescomunes, aun cuando las razones que losmotivan sean diferentes. ¿Y qué alimenta alos bienes comunes? El comportamiento"reciprocante", es decir, el comportamientode alguien que adopta el principio dereciprocidad: "yo te daré algo o realizaréalgo para ti, y tú podrás dar algo enproporción a tus posibilidades a un terceroo incluso a mí". Esto se diferencia delprincipio de intercambio de equivalentes,que estipula: "yo voy a darte o hacer algopara ti siempre y cuando tú me entreguesalgo a cambio por el valor equivalente". Lareciprocidad, por lo tanto, significa entregarsin perder, y recibir sin quitar.

Ahora bien, mientras que para los bienesprivados se puede recurrir al principio de

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intercambio de equivalentes en tanto sirvaa la necesidad y con los bienes públicos sepuede intentar aplicar algún tipo deprincipio de redistribución, con los bienescomunes es esencial poner en juego elprincipio de reciprocidad. Y en este puntoes donde encontramos la raíz del problema:la cultura contemporánea se ha olvidado tancompletamente de la categoría dereciprocidad que ni siquiera tiene en cuentaque los bienes comunes no pueden sergestionados por el sector privado o por elpúblico, sino únicamente en común – esdecir, por una administración basada en losprincipios de reciprocidad5. Sin embargo, esrecomendable, para evitar malosentendidos, no confundir gestión en comúncon gestión comunitaria, ya que esta últimabien puede ser una realidad basada en laexclusión, tal como la historia nos hademostrado.

Luego de haber alcanzado el apogeo desu separación de la comunidad, el individuode la modernidad se ha convertido en suprimera víctima. Obsesivamentepreocupado por su propia subjetividad –analíticamente representada por un mapade preferencias– el individuo, olvidandotoda relación interpersonal, salvo aquellasfuncionales en la búsqueda de su propiafunción objetiva, se proyecta hacia unaseparación completamente inhóspita(Cacciari, 1997). La aguda percepción de esteaislamiento individualista ha contribuido aproducir una fuerte nostalgia respecto de lareciprocidad, tal como lo confirman yavarias investigaciones experimentales yempíricas (Sacco, Vanin, Zamagni, 2005). Laidea de que una sociedad es un sistema denecesidades que deben ser satisfechascuando se une con la historia de un individuoauto-referencial cuyo principal problemareside en maximizar alguna función objetivabajo restricciones, ha generado resultadosdestructivos. Basta sólo con pensar en elsinnúmero de trampas de pobreza socialcreadas por el famoso fenómeno de lacompetencia posicional o en la cuestiónecológica.

Únicamente dejando de lado la posturadel individualismo posesivo –aún, sin negarsus logros, en especial el de liberar al sujetodel dominio del comunitarismo– la economía

podrá abrirse a la relación con otros, y asíser capaz de aumentar su poder explicativo.Para evitar malos entendidos, es importanteaclarar que esta "relación" a la que hagoreferencia no se trata de un intercambio, sinode reciprocidad. La diferencia reside en quela primera posee una naturalezainstrumental – cada vez que realizo unintercambio con alguien es obvio que creoun grado de relación con dicha persona,pero estas relaciones son solo de carácterinstrumental para obtener un objetivo –mientras que la reciprocidad aspira al poderde "estar entre", y esto es lo que en economía,ha sido capturado por la noción de bienescomunes.

Entre los pensadores contemporáneos,nadie ha visto esta distinción mejor queHannah Arendt. En su estudio Vita Activa:Labour, Work and Action (1958) sostiene quelo público designa "aquello que está a la luz",todo lo que puede ser visto y de lo que sepuede hablar y debatir. "Todo aquello quepuede ser visto en público puede ser visto yoído por cualquier persona". Lo privado, porel contrario, es lo que no puede percibirsecon la vista. Lo común, en cambio, "es elmundo mismo que es común a todos y sedistingue del espacio que cada uno denosotros ocupa de manera privada" (Arendt,1958: 39).

Entonces, ¿qué está en la base de "latragedia de los comunes"? La tesis postuladapor Hardin – ya muy conocida – es que si lahumanidad no limita la libertad individual,se arriesga a compartir el destino de loshabitantes de la Isla de Pascua, porqueterminará por destruir los bienes comunesde los cuales depende la vida humana. Dehecho, la búsqueda miope e interesada delos individuos provoca –sin querer– que elhombre corte la rama sobre la que se posa.El ejemplo que propone Hardin sobre losbienes comunes y el libre pastoreo, dondecada granjero alimenta a sus propiosanimales, describe muy bien el concepto. Laelección racional –aquella que maximiza elinterés individual– es aumentarprogresivamente los animales que sealimentan de la pastura, de modo que laventaja individual aumenta, digamos quepor x; mientras que la reducción resultantede la hierba es sólo una fracción de x, desde

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el momento en que el daño es compartidopor todos (n - 1) los agricultores que utilizanesa pastura.

Esencialmente, es como si los usuarios dela pastura no hubiesen considerado, mientrasactuaban, la reducción del bien común (elpasto) que su acción provocaría. No se tomaen consideración así lo crítico de los bienescomunes, porque todos ven solamente suinterés individual; en otras palabras, todosson idiotés, o literalmente "alguien quesolamente se ve a sí mismo"6. Es evidente quecon sujetos de estas características, tarde otemprano, el umbral crítico se superará, loque catalizará la percepción individual de latragedia inminente. Esto, sin embargo, solopasa cuando ya es demasiado tarde, puestoque paradójicamente así es la carrera demaximización del consumo, que aumentaprecisamente cuando algo se está volviendoconstantemente más y más escaso7.

Lo que se ha planteado hasta aquí poseeuna fuerte implicancia en relación alparadigma de la racionalidad que seráoportuna adoptar al tratar sobre los bienescomunes. Se sabe que en las cienciascociales, y en especial en Economía, laelección racional domina el modelo de lainvestigación científica. La aventura míticade "Ulises y las Sirenas" es el ejemplo másclaro. Ulises quiere escuchar la canción delas sirenas, pero sabe el riesgo fatal queimplica. Basado en el consejo de la hechiceraCirce, pide a su tripulación que lo aten almástil de la nave y les ordena que pongancera en sus oídos para no oír a las sirenas.Ulises es, por lo tanto, racional porque eligeuna manera adecuada para lograr suobjetivo. El precio que paga por suracionalidad, sin embargo, es doble. Por unlado, renuncia, aunque de manera temporal,a su libertad (de movimiento); y por otro,paga el precio de su iniquidad, por habersido el único habilitado para escuchar. Laracionalidad de Ulises es exactamente iguala la del homo oeconomicus. El pesimismomanifiesto frente a la posibilidad desoluciones a la tragedia de los bienescomunes, tal como aparece en la revisióncrítica de R. Stavins (2010), se debe alsupuesto antropológico de uncomportamiento individualista y egoísta –las dos características del comportamiento

que describen al homo oeconomicus.Podemos oponer al comportamiento de

Ulises, la racionalidad de Orfeo. Contrarioa los consejos permanentes de losArgonautas, Jasón, justo cuando estaba apunto de salir a la búsqueda del vellocinode oro, decide llevar a bordo a Orfeo, quiensólo era capaz de tocar la lira, aunque demodo supremo. Cuando el barco está apunto de llegar a la Isla de las Sirenas, Orfeoempieza a tocar y, mezclándose con el cantode las Sirenas, su música logra anular elefecto perverso. Así, Orfeo alcanza el mismoobjetivo que Ulises, pero evita los costos, yaque aplica a sus acciones el paradigma dela racionalidad expresiva. La racionalidadde Orfeo es la del homo reciprocans.

El mensaje que estos mitos griegostransmiten es claro. Pensar en encontrarsoluciones eficientes y justas al problema delos bienes comunes (desde el clima a labiodiversidad, y desde el agua a las semillaspara la agricultura, desde el conocimiento ala confianza generalizada) mientras unopermanezca anclado en el paradigma delhomo oeconomicus es como la jaula descrita porF. Kafka en 1918, que sale en busca de unpájaro para llenarla. Desafortunadamentegran parte de la teoría económica secomporta de este modo y no puede ver quebajo el horizonte de la elección racional, nopodremos encontrar una solución alproblema de los bienes comunes.

Por otra parte, si existen anécdotas deéxito en el gobierno de los bienes comuneses porque la mayor parte de los agenteseconómicos no son individualistas yegoístas. Una interesante y distinguidaconfirmación empírica de estas ideas ha sidoaportada por D. Rustagi, S. Engel, M.Kosfeld (2010) quienes reflejan que el dilemade los bienes comunes –la situación en laque los free-riders disfrutan de beneficios sincontribuir en sus costos– es menos frecuentede lo que a la economía estándar le gustaríaadmitir porque existen minorías proféticasque con su comportamiento aspiran a laracionalidad de un "nosotros". Estaracionalidad, bajo ciertas condiciones,podría guiar el comportamiento de otroshasta conformar una masa crítica más alláde la cual el problema en cuestióndesaparecería.

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¿Cuáles son estas condiciones? Por unlado, se debe adoptar la norma decooperación condicional –el individuocoopera si los demás cooperan– y por otro,se debe invertir en reforzar dicha norma. Lasinvestigaciones que tuvieron lugar en laregión de Bale, Etiopía, en 49 aldeas quegestionan bosques en forma colectiva,confirman ampliamente esta proposición. Elestudio indica que más allá de los factoresestructurales que caracterizan los recursosde los bienes comunes, lo que importa es elconjunto de reglas que la sociedad se brindaa sí misma. Ciertamente, la cooperaciónvoluntaria en la gestión de un bien comúnes muy frágil, lo que explica por quénecesitamos diseñar un activo institucionalque sustente a los cooperadores voluntariosy castigue a los oportunistas. Y aún así, laspolíticas públicas tradicionales que siguenla corriente mainstream de la economía, sesiguen ocupando solamente de los factoresestructurales de los bienes comunes,ignorando completamente la ecología de losdiferentes tipos de seres humanos que losdemandan. Entonces, ¿podemosasombrarnos si hemos llegado a la "tragediade los comunes"? Otra investigaciónempírica de Van Vugt (2009), llegó a lamisma conclusión y ha demostrado que noes cierto que los bienes comunes esténdestinados a la tragedia8.

IV. La gestión de los bienes comunes

A la luz de lo señalado, podemosentender por qué ni las gestiones privadasni las públicas de los bienes comunes soncapaces de producir los efectos deseados.Consideremos primero la solución privada.Como se sabe, la gestión privada descansasobre los mecanismos de mercado paralograr la asignación óptima del bien encuestión entre los individuos. Así, estemecanismo presume que existe libertad deelección tanto en la demanda como en laoferta. En el caso de los bienes esenciales –como el agua, el aire, las semillas, etc.–mientras exista libertad de venta, no habrálibertad de compra y esto se debe a la obviarazón de que los bienes esenciales para lavida no poseen sustitutos. Entonces, de ellose deduce que convertir artificialmente en

privado un bien que es en realidad común,socava el funcionamiento del mercado en subase. Se puede percibir la analogía con loque sucede en un monopolio que socava elbuen funcionamiento del mercado porqueimpide el ejercicio de la libertad de venta.

No debería olvidarse, además, que unade las características fundamentales delmercado es que no satisface necesidadessino preferencias que se pagan: yo puedoestar deshidratado hasta el límite de lasupervivencia, pero si no tengo poder decompra mi necesidad no será satisfecha.Más aun, el mercado es una instituciónincapaz de distinguir entre preferencias debase ética y meros deseos. Precisamenteporque el mercado no distingue entrerazones lícitas o ilícitas, no puede ser eltribunal competente para la defensa devalores como el de la libertad positiva. Enconsecuencia, es la existencia de estaasimetría entre la demanda y el suministrode bienes esenciales, la que hace a la gestiónprivada problemática. Esta asimetría generauna reducción de las capacidades –tal comofuera propuesto por Amartya Sen– delsujeto marginado económicamente. Nopodemos olvidar que valores como lalibertad no pueden ser gozados por unapersona que no tiene acceso a ciertos bienesfundamentales.

Esencialmente, la transformación de losbienes comunes en mercancías, que elproceso de privatización genera, no es unasolución porque la tragedia de los comunesno es un problema de derechos depropiedad, tal como se cree. Por el contrario,es un problema de gobernanza; es decir, unproblema de asignación de los derechos decontrol. Ni la presencia de controleseventuales realizados por las autoridadespúblicas o la regulación podrían modificarlos resultados. De hecho, el modeloconocido como "propiedad pública, gestiónprivada" de los bienes comunes –como semencionó anteriormente, de cap & trade–está sujeto al ya conocido fenómeno decaptura regulatoria por aquellos que debenrespetar la regulación.

¿Qué decir, entonces, de la soluciónopuesta, es decir, la de volver públicos losbienes comunes? A pesar de las apariencias,este tampoco es el camino adecuado porque

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transformaría un bien común en un bienpúblico, alterando así su naturaleza.Consideremos aquellos bienes que sesustrajeron de la apropiación privadagracias a una larga tradición histórica –pensemos por ejemplo en las plantacionesagrícolas (partecipanze agrarie) en Emilia, enlas comunidades alpinas, en las "Reglas deCortina" -¡que datan de 1241!– : ¿podemosimaginar que fueran colocadas bajo la esferade la propiedad pública?9

Ahora bien, existen más razonesespecíficas que refuerzan lo negativo queresultaría este último camino. La primerasería el problema de la financiación. Porejemplo, consideremos el caso de las redeshidráulicas italianas: un verdadero "colador"–según la franca definición de CENSIS–responsable de un porcentaje de dispersiónde agua del 47% –agua que literalmente sedesperdicia por la falta de inversiones en elmantenimiento de plantas y tuberías. Elresultado es que Italia, un país que segúnEurostat posee cerca de 300 millones metroscúbicos de lluvia por año –es decir, dondeel agua no escasea– tiene un costo de usoque está entre los más altos de Europa. (Elporcentaje promedio de dispersión enEuropa es del 13%). El hecho es que losrecursos financieros necesarios para laconstrucción de recipientes necesarios paraconservar el agua y mantenerla por untiempo adecuado para distribuirla son muyelevados –se estima que cubrir sólo 300.000kilómetros de tubería costaría 64 billones deeuros. La crisis en las finanzas públicas, porcausas harto conocidas, completan la líneade razonamiento (R. Petrini, La Repubblica,21 de enero 2011).

Existe otra razón que explica por qué lasolución pública es insostenible. La enormeliteratura sobre fracasos de gobierno nosenseña que las entidades públicas, centraleso locales, son afectadas en su accionar pordos cuestiones específicas: la burocracia yel rent seeking. Estos fenómenos hacenineficiente, y en última instancia,insostenible la solución estatista, sin teneren cuenta los problemas financieros antesmencionados. Tampoco se sostiene elargumento de que se podría obtener unprimer resultado óptimo si todo el que operaen la administración pública siguiera un

código de comportamiento inspirado poruna ética deontológica, como la éticakantiana. Si se diera esa condición, elproblema en sí mismo no existiría. Además,en el caso de los bienes globales, si seencomendase al Estado la función de limitarla libertad individual, se perdería el objetivode la solución pública por la sencilla razónde que no existe un Estado global.

En tal sentido está claro que es lasolución comunitaria aquella que ofrece lamejor opción para resolver la "tragedia delos comunes". De hecho, ¿qué es aquello queen última instancia falta en las solucionespúblicas y privadas? La idea de comunidad.Si las personas que se benefician de un biencomún no reconocen (y aceptan) que existeun vínculo de reciprocidad entre ellos,entonces, ni el contrato social de Hobbes –que encomienda al Leviatán contener elriesgo de exclusión– ni el individualismolibertario –que concede a las concienciasindividuales la responsabilidad deautolimitarse–podrán conformar solucionessatisfactorias al problema de los bienescomunes10. Acceso y propiedad, por lo tanto,son categorías diferentes, a veces enconflicto entre sí y esto sin tener en cuentael hecho de que la propiedad es pública oprivada. Tal como escribió Macpherson: "Lapropiedad (…) no necesita ser limitada,como postuló la teoría liberal, al derecho deexcluir a los otros del uso o del goce dealgunos bienes, sino que puede igualmenteconsistir en un derecho individual de no serexcluido por otros del uso y del goce deciertos bienes" (Mcpherson, 1978: 201). Laidea básica –rigurosamente explorada porprimera vez por Elinor Ostrom en la yacitada obra Governing the Commons– consisteen poner a trabajar la energía de la sociedadcivil organizada para inventar nuevasformas de gestión comunitaria. En otraspalabras, el modelo de gestión debe sercongruente con la naturaleza del bien encuestión: si es común, su administracióntambién debe serlo.

En el contexto histórico actual, la formade gestión comunitaria que ofrece una altaprobabilidad de éxito es la cooperativa. Sinembargo, no me refiero al modelocooperativo mono-stakeholder, ya que éste noprovee una tutela adecuada, sino al modelo

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cooperativo multi-stakeholder, capaz de darvida a una organización óptima para laprovisión de un bien común. Es un modeloque aún no se ha establecido, aunque laexperiencia de las cooperativas sociales(nacidas en Italia a principios de 1970) y elreciente crecimiento de las cooperativascomunitarias (la primera fue fundada en2011 en Melpignano en el Sur de Italia)constituyen ejemplos significativos paraobtener un modelo institucional propiciopara superar "la tragedia de los comunes".De hecho, si se comparan los principiosregulatorios de las empresas cooperativas(Zamagni, 2011) y los pre-requisitos parauna gestión comunitaria de bienes comunes,se observa que la forma cooperativa esdefinitivamente la más adecuada a nuestroalcance (Poteete, Janssen, Ostrom, 2010).Esto se debe mayormente al hecho de quela solución cooperativa ofrece la atenciónnecesaria a la demanda de los bienescomunes, un área que hasta hoy ha sidosistemáticamente ignorada. De hecho, lateoría económica estándar ha privilegiadosiempre el enfoque de la "oferta" en elproblema de los bienes comunes(Frischmann, 2012), lo que implica que seha preocupado por la manera de recuperarlos costos y mantener los incentivos quegarantizan un adecuado nivel de suministro.Por el contrario, la teoría de la demanda delos bienes comunes aún no ha sidodesarrollada: el consumidor de estos bieneses un sujeto pasivo que "debe" consumir loque la oferta decida brindar. Esto representauna brecha (no pequeña) en la teoríatradicional: mientras que una teoríaarticulada de la demanda de los bienesprivados y de los bienes públicos existedesde hace mucho tiempo, no se puede decirlo mismo para la demanda de los bienescomunes, a pesar del hecho de que están encontinua expansión en nuestros países.

Sacconi (2014) sugiere que hay doscondiciones que deben satisfacerse en estesentido. Por un lado, se debe verificar queexista una coherencia entre los objetivos dela cooperativa multi-stakeholder y los dos pre-requisitos de cualquier bien común: que seade igual y libre acceso, y que no hayadiscriminación respecto de la identidad ydel poder adquisitivo del usuario. Por otro

lado, se debe determinar si este tipo deempresas son eficaces, es decir, si poseen losincentivos adecuados para alcanzar unequilibrio organizacional que involucre atodos los stakeholders. El contenido delcontrato social de una cooperativa multi-stakeholder, por lo tanto, debe estar definidode modo que la coherencia y la efectividadpuedan alcanzarse en forma simultánea. Sedebe enfrentar el riesgo de que el acuerdoentre la gestión y los stakeholders internos(trabajadores e inversores) tenga un efectonegativo en los stakeholders externos(usuarios, proveedores, territorio). Dehecho, una gestión eficiente de los bienescomunes debe jugar un tripe rol. Primero,debe establecer reglas comunes quesalvaguarden al bien común para el uso dela comunidad entera, garantizando el libreacceso al recurso. En segundo lugar, deberealizarlo en forma tal que la identidad delgrupo de personas que usan dicho recursose preserve a lo largo del tiempo, para queconflictos eventuales puedan resolverse através del diálogo y no de la exclusión. Porúltimo, debe garantizar que tanto las reglasde la gestión comunitaria como elintercambio de información respecto delcomportamiento individual, se compartanpara asegurar una coordinación estratégicade las acciones del grupo. (En este sentido,Thomas Schelling llamó oportunamente aeste tipo de coordinación estratégica "unencuentro entre mentes", para postular quecada agente no sólo tiene que conocer lostérminos objetivos de las opciones en juego,sino también las motivaciones que inducena otros a actuar de determinados modos.

La literatura acerca de cómo gestionar losbienes comunes en una administracióncomunitaria es todavía muy escasa. Sinembargo, no debería sorprendernos siconsideramos que el marco teórico de lainvestigación económica está todavíaanclado en el paradigma hegemónico quese basa en la dicotomía entre las esferaspública y privada, y como consecuencia, enla díada de órdenes y contratos. Sinembargo, los constituyentes italianos yatuvieron en mente un orden social basadoen un esquema tripartito que contempla lopúblico, lo privado y lo civil: luego deescribir en el artículo 42 de la Constitución

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que la propiedad es pública o privada, seagregó el artículo 43 que expresa:

La ley podrá, con finalidades de interésgeneral, reservar a título originario otransferir mediante la expropiación conindemnización al Estado, a organismospúblicos, o a comunidades de trabajadoreso usuarios11, ciertas empresas ocategorías de empresas, que explotenservicios públicos esenciales o fuentesde energía o situaciones de monopolioy tengan un carácter de interés generalpredominante (Constitución NacionalItaliana, art. 43).

Sería interesante recordar que el CódigoJustiniano de 534 d.C. ya oponía res privataey res publicae a res comunes – obviamente porsobre la res nullius.12

Entonces, ¿por qué resulta tan complejoincluir la categoría civil en el discursoeconómico? Y consecuentemente ¿por quéson tan escasas las contribuciones de lainvestigación económica dedicadas ainvestigar modelos de gestión comunitariapara los bienes comunes, como los multi-stakeholder? (Mori, 2013). La respuestaparece inmediata: porque el paradigma dela economía civil, luego de haber obtenidocierto éxito, fue reemplazado hacia fines delsiglo XVIII por el paradigma de economíapolítica (Zamagni, 2008). Intentaré clarificaresta idea.

La Economía Civil es una tradición depensamiento cuyas raíces se encuentran enel Humanismo Civil del siglo XV, y quecontinuó con cierto éxito hasta su edad deoro durante la Ilustración Italiana, en Milány sobre todo en Nápoles. Mientras Smith yHume teorizaban en Escocia sobre losprincipios de la Economía Política, enNápoles los programas de investigaciónsobre Economía Civil comenzaron a tomarsu forma definitiva con Genovesi, Filangieriy Dragonetti. Existen muchas similitudesentre la Escuela Escocesa y la EscuelaNapolitano-Milanesa: la polémica anti-feudal (el mercado es mayormente un mediopara salir de la sociedad feudal); elreconocimiento de los bienes de lujo comoun factor del cambio social, sin excesivaspreocupaciones por los "vicios" de quienes

consumían esos bienes; una gran capacidadpara tomar ventaja de la mutación culturalque el desarrollo comercial generó enEuropa; y la conciencia del rol esencial de laconfianza para el funcionamiento de unaeconomía de mercado. Al mismo tiempo, sinembargo, existe una profunda diferenciaentre los paradigmas de la Economía Políticay de la Economía Civil. Smith, tras haberreconocido que la humanidad posee unatendencia natural hacia la simpatía (lacorrespondencia de sentimientos con otros),consideró que la sociabilidad (por ejemplo,las relaciones no instrumentales) no esrelevante para el buen funcionamiento delos mercados: "La Sociedad Civil puedeexistir entre diferentes personas (…) sobrela base de la consideración de la utilidadindividual, sin ninguna forma de amor o afectorecíproco13" (Smith, 1759: II.3.2).

En realidad, en algunas partes de laTheory of Moral Sentiments y The Wealth ofNations, Smith escribió explícitamente quelos sentimientos y el comportamientobenevolente complican el mecanismo delmercado, cuyo funcionamiento es mejorcuanto más instrumental sean las relacionesinterpersonales. El mercado, según Smith yla tradición económica oficial que lo siguió,es el medio a través del cual se puedenconstruir auténticas relaciones sociales (noexiste una sociedad civil sin mercados)porque está libre de vínculos verticales ystatus social, pero no es en sí mismo unespacio para la sociabilidad. El hecho de quelas relaciones comerciales son impersonalese indiferentes no es un aspecto negativo paraSmith, sino que es positivo y civilizador: sólode esta forma el mercado puede producirbienestar y desarrollo. Por lo tanto, laamistad y las relaciones del mercadopertenecen a áreas diferentes y bienseparadas; aún más, la existencia derelaciones comerciales en la esfera pública(y sólo en ésta) garantiza que en el ámbitoprivado las relaciones de amistad seanauténticas, de libre elección y separadas porel status: si un mendigo ingresa en unacarnicería por limosna, nunca tendrá unarelación de amistad con el empleado porfuera del mercado. Por el contrario, si un ex-mendigo entra en una carnicería o en unacervecería para comprar sus bienes, más

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tarde podrá encontrarse en un bar con sucarnicero con mayor dignidad y quizásconvertirse en su amigo. Según Smith y lateoría de la economía oficial, el mercado escivilización pero no amistad, ni reciprocidadno instrumental, ni fraternidad (Bruni ySugden, 2008).

Es en estos aspectos centrales para lateoría económica contemporánea, donde latradición de la Economía Civil diverge deun modo radical. Según Genovesi, Filangieriy Dragonetti en Nápoles, y según Verri,Beccaria y Romagnosi en Milán, el mercado,la empresa y el ámbito económico son en símismos espacios de amistad, reciprocidady gratuidad. La Economía Civil rechaza laidea, cada vez más difundida y que hoy setoma como un dato, de que el mercado esalgo radicalmente diferente de lo civil,basándose en diferentes principios: laeconomía es civil, el mercado es vidacompartida y ambos comparten la mismaley fundamental: la asistencia mutua. Elconcepto de Genovesi de "ayuda mutua" noes sólo el concepto de "ventaja mutua"postulado por Smith: para la ventaja mutuaun mero contrato es suficiente, en cambio,para la asistencia mutua es necesaria la philiay quizás el agape.

La Economía Civil va más allá de latradición económica de Smith, que entiendeal mercado como la única instituciónnecesaria para la democracia y la libertad.La Economía Civil, si bien reconoce que labuena sociedad es ciertamente un productodel mercado y de la libertad, al mismotiempo, afirma que hay necesidadesatribuibles al principio de reciprocidad queno se pueden eludir, ni ser trasladadas sóloa los ámbitos privado o público. Por lo tanto,se puede entender por qué según laperspectiva de la Economía Civil, el modelodicotómico público/privado –según el cuallo privado debe ser eficiente para producirtanta riqueza como sea posible, y lo públicodebe redistribuir de manera equitativa lariqueza producida– no resulta suficiente.

Una sociedad que debilita el principio dereciprocidad y lo reduce, por un lado, a lamejora de las transacciones basadas en elintercambio de equivalentes, y por el otro,a la expansión de los niveles detransferencias públicas, no es sustentable. El

aspecto esencial de la relación dereciprocidad es que las transferencias a lasque da vida no pueden desarticularse de lasrelaciones humanas; y esto significa que losobjetos de las transacciones no sonseparables de los sujetos que las ponen enmarcha. Esto es lo que ocurre precisamentecon los bienes comunes.

En resumen, la Economía Civil es unamanera de estudiar la realidad económicaque involucra tres tesis fundamentales. Laprimera es el rechazo del ya mencionadoprincipio de NOMA (Non overlappingmagisteria) según el cual si un discursoeconómico aspira a obtener estatus científicodebe cortar el cordón umbilical que lo haconectado durante siglos a la ética y a lapolítica. Claramente, la Economía Civil nopuede aceptar ese tipo de separación por laobvia razón de que el objeto del problemaeconómico es el ser humano en su totalidad.La economía debe ser una ciencia autónomay diferente respecto de la ética y la política,pero no puede estar separada de ellas.

La segunda tesis es que uno de losprincipales objetivos de la investigacióneconómica es diseñar la organizacióninstitucional de la sociedad. Este diseño nopuede verse como algo determinado porfactores externos –como si fuera dado demanera natural. El economista civil nopuede, en otras palabras, limitarse a labúsqueda de un ajuste óptimo de recursosa un determinado conjunto de reglas, por lasimple razón de que no todas lasinstituciones económicas son igualmentecapaces de asegurar los mismos resultados.Se deduce que uno debe elegir entre estosal que mejor fomente el progreso civil de lasociedad, que depende tanto delcomportamiento individual como del tipode instituciones económicas que seseleccionen.

Finalmente, los tres principios del ordendel mercado –intercambio de equivalentes,redistribución, reciprocidad– debenpermanecer en una relación multiplicativa,y no aditiva. Esto significa que los tresprincipios tienen que estar en marchasimultáneamente si queremos activarcírculos virtuosos. No es admisible ningúntipo de compensación entre ellos:renunciamos, por así decir, a que la

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reciprocidad aumente su espacio, quitandolugar al intercambio de equivalentes, oviceversa. Esto presupone dos cosas: la ideade que el agente económico es una persona,o mejor un sujeto que está constitutivamenteen relación con otros; y la idea de que elmercado es un espacio de reciprocidad yasistencia mutua, tal como lo postularaGenovesi. En otras palabras, el elemento quecalifica a la economía civil es que tiene comosu objetivo último el bien común –que es elproducto de los bienes individuales– y noel bien total –que es la suma de los bienesindividuales.

Es un hecho universalmente reconocidoque los bienes a los que apunta una sociedaden progreso ya no son solamente lostradicionales bienes privados o públicos,sino también los bienes comunes. Es por estarazón que la economía, en la era de losbienes comunes, requiere de un cambio deparadigma.

V. Conclusión

¿Qué elemento de la infraestructuraconceptual de la economía debe cambiarpara que la solución civil al problema de losbienes pueda implementarse? Debemosdejar de lado el pesimismo antropológicoque nos remite a Guicciardini y Maquiavelo,que continúan Hobbes y Mandeville, yalcanza su mayor expresión con la economíamainstream. Me refiero al supuesto de quelos seres humanos son individuosdemasiado oportunistas y egoístas comopara pensar que podrían tener en cuenta lossentimientos morales, la reciprocidad, o elbien común, entre otros, en sus propiasacciones. Maffeo Pantaleoni, el más ilustrede los economistas italianos junto conVilfredo Pareto entre los siglos XIX y XX, enun artículo de 1925, desafía a los"optimistas" a demostrar que los motivosque llevan a

[…] los barrenderos a barrer, a lascostureras a hacer ropa, a losconductores de tren a permanecer enservicio durante doce horas al día, alos mineros a ir a la mina, al molineroa comprar y vender grano, etc. (...) essu amor, su dignidad, su espíritu de

sacrificio y de solidaridad, y nosimplemente un tipo de beneficio quese denomina económico (Pantaleoni,1925: 217).

Es este tipo de cinismo antropológico –fundado, como se recordará, en un axiomay no en una confirmación real– el que pasóa construir ese imponente edificio del homooeconomicus que sigue siendo hasta hoy elparadigma dominante en la economía.Luego de una reflexión atenta, resulta odebería resultar obvio que dentro delhorizonte del homo oeconomicus no puedehaber ningún espacio para una gestióncomunitaria de los bienes comunes. Dehecho, según esta perspectiva, los sereshumanos somos uni-dimensionales, capacesde actuar sólo para alcanzar un únicopropósito. Las otras dimensiones, desde lopolítico a lo social, desde lo emocional a loreligioso, deben mantenerse rigurosamenteal margen, o a lo sumo, pueden contribuir acaracterizar las limitaciones del sistema bajolas cuales la función objetiva de los agentesse debe maximizar. La categoría de "común"posee dos dimensiones: el estar en común yaquello que se tiene en común. De estemodo, para resolver el problema de aquelloque poseemos en común, es necesario quelos sujetos involucrados reconozcamos queestamos en "común".

En las últimas décadas, aquellos quebuscaron proveer un fundamento teórico ala premisa del homo oeconomicus, fueronMichael Jensen y William Meckling. En suartículo publicado en 1994, con el desafiante(y evocador) título "La naturaleza delhombre", los autores desarrollan unavariante de la noción de homo oeconomicusque denominan el modelo REMM("Resourceful, evaluative, maximizing model"),que sería capaz de "capturar la esencia realde la naturaleza humana" ( Jensen yMeckling, 1994: 9) y que estaría basado encuatro pilares: cada individuo es unevaluador capaz de atribuir valor a las cosasentre las cuales elige; los deseos delindividuo son ilimitados; cada agenteeconómico es un maximizador; y losindividuos son creativos –es decir, capacesde generar recursos. La implicanciaconductual de este modelo es que

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cualquiera sea el alcance de la actividad quese realice y el cargo que se ocupe en unaorganización, el individuo siempre secomportará como un maximizador creativoque sabe cómo tomar en cuenta todos lostrade-offs de sus acciones. Esto quiere decirque: "nos guste o no, los individuos buscansacrificar un poco de aquello que desean,incluso su propia reputación o código moral14,por una cantidad lo suficientementeimportante de otras cosas deseadas" (Jenseny Meckling, 1994: 9).

La concepción teórica de base en elmodelo REMM también puede considerarsecomo un mero ejercicio retórico o unexpediente analítico y conveniente parafacilitar la solución de los problemas, sinofuera porque incluso los mismos Jensen yMeckling, al finalizar su exposición, realizanla siguiente recomendación dirigida a lacomunidad académica y a los responsablespolíticos:

El desafío para nuestra sociedad y paratodas las empresas que trabajan en ellaes establecer un conjunto de reglas (porejemplo, instituciones económicas) y deprocedimientos educativos (programasde enseñanza) que propaguen laaplicación práctica del REMM paramejorar el uso eficaz de los escasosrecursos disponibles ( Jensen yMeckling, 1994: 18).

Esta recomendación, como se sabe, tuvoamplio reconocimiento en las escuelas denegocios y en las consultoras de management.Por lo tanto, no podemos sorprendernos si,a pesar de las declaraciones puramenteformales, el Management Humanista querechaza el modelo REMM todavía no hasido capaz de socavar el ManagementCientífico, centrado en el reduccionismo queapoya la lógica REMM (Zamagni, 2013).

La influencia negativa del modeloREMM no sólo se ha manifestado en elcampo de las organizaciones empresariales,sino que también ha tenido un impactosignificativo en el proceso de elaboración depolíticas y legislaciones. Tal como lo hademostrado de manera brillante Lynn Stout(2011), en este último ámbito aún predominala idea de que la ley promueve el orden

social a través de castigos y recompensaspara cambiar el "costo" del comportamiento.Debemos esta concepción a Olivier W.Holmes, fundador de la teoría del "hombremalo", núcleo de la jurisprudencia moderna:

Si uno desea entender la ley (…) debeverla como lo haría un hombre malo,un hombre sólo interesado en lasconsecuencias materiales que elconocimiento de la ley le permitepredecir, y no como lo haría unhombre bueno, que encuentra losmotivos de su conducta en los plieguesde su conciencia (Holmes, 1897: 459).

El "hombre malo" postulado por Holmes,que precisamente corresponde al homooeconomicus del modelo REMM, no entiendela ley como un conjunto de mandamientosmorales, ya que para él la moralidad no tienenada que ver con ella. Ahora bien, ¿cómopodemos olvidar que ya en los tiempos deRoma se sostenía: leges sine moribus vanae (lasleyes sin moral no tienen sentido)?

Claramente, dicha concepción tendríalógica si fuera cierto que todos (o la mayoría)de los individuos fueran egoístas yantisociales. La evidencia fáctica, sinembargo, que en la actualidad es sólida,basada tanto en experimentos de laboratoriocomo en evidencia empírica, nos informaque esto no es así porque la mayor parte delas personas demuestran comportamientospro-sociales (por ejemplo, se sacrificaríanpara alcanzar una meta colectiva) y no sonegoístas (por ejemplo, practican conregularidad actitudes de don en formagratuita). Por esta razón, Stout propone confirmeza que se introduzca en la teoría de laley la idea de una conciencia, esa fuerzainterior que inspira el comportamiento pro-social y no egoísta. Conceptualizar la leycomo una suerte de sistema de precios quecobra por los daños causados pornegligencia o incumplimiento de lostérminos contractuales, tiene como efecto,ciertamente negativo, el aumentar el costode conciencia. Enseñar el egoísmo es crearuna profecía auto-cumplida.

Es interesante recordar que uncontemporáneo de Holmes, el juez de laCorte suprema de Estados Unidos Louis

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Brandeis creía –a diferencia de Holmes– que"un fin no secundario de la ley es hacer alos hombres buenos" (Stout, 2011: 196). Estosignifica que buenas leyes hacen buenoshombres –tal como dice precisamente eltítulo del libro de Stout. Pero como loshechos han demostrado, la línea depensamiento de Brandeis perdió lacompetencia con Holmes y ahora vemos losresultados de dicha derrota. De cualquiermodo, es reconfortante observar que laposición teórica de Brandeis está cobrandofuerza en la actualidad. Fenómenos comolos de Wikipedia, Linux, el software libre, lalibertad de derechos de autor, etc., hanrevelado la debilidad intrínseca de la teoríade Locke sobre la propiedad. Tal como loha demostrado Mattei (2011), Locke justificóla propiedad individual y privada de losrecursos comunes y la obligación del Estadode salvaguardar el uso de tales recursos porparte de un individuo, por medio de undoble argumento: por un lado, el ocupanteinvierte su propio trabajo y a sí mismo en elrecurso, volviéndolo de este modofructífero; y por el otro, sin embargo, planteaque la ocupación del individuo es legítimasólo si otros recursos similares permanecenen común y están disponibles para otraspersonas. Ya la historia ha demostrado que,con el paso del tiempo, la segunda condiciónha sido ignorada, lo que ha dado lugar alproblema de los bienes comunes. Es comosi con el avance de la revolución industrialvolviéramos a la teoría de Hobbes en DeCive, donde escribió que el hombre no poseeotro placer más que superar, en cada campo,a sus compañeros: "Puesto que todo placery toda pasión del espíritu consiste enencontrar a alguien con quien compararsey de quien obtener un mayor sentimientopor uno mismo" (Hobbes, 1642: 84).

Sabemos que los rasgos decomportamiento que observamos en larealidad (pro-social, asocial y antisocial)están presentes en toda la sociedad. Lo quecambia de una sociedad a otra es lacombinación entre éstas: en algunas épocasprevalecieron los comportamientosantisociales o asociales; mientras en otras,los pro-sociales, con posterioresconsecuencias en el programa económico yen el progreso civil, que podemos imaginar

fácilmente. Entonces, ¿qué determina lacomposición orgánica de los rasgos decomportamiento de una determinadasociedad, en un momento histórico dado,para que prevalezca un tipo sobre otro? Elfactor decisivo, aunque no el único, es lamanera en la que se llega a la articulacióndel sistema legislativo. Si el legislador,aceptando la postura antropológica deHobbes, establece reglas que cargan a losciudadanos con duras sanciones y castigospara asegurar la prevención de actos ilegalespor parte de individuos anti-sociales, estáclaro que los ciudadanos pro-sociales (y losasociales), que no hubieran necesitado talesdisuasivos, no serán capaces de manejar elcosto y, por lo tanto, incluso si obtorto collo,tenderán a modificar endógenamente supropio sistema de motivación. Comopostula Stout (2011), si se quiere aumentarel número de personas buenas, entonces nose los puede tentar para que sean malas.

Este es el conocido mecanismo dedesplazamiento: las leyes de Hobbestienden a aumentar el porcentaje de lasmotivaciones extrínsecas en la población y,por lo tanto, a aumentar la difusión deconductas antisociales. Esto sucedeprecisamente porque los individuosantisociales no están tan perturbados por elcosto de aplicación de las normas jurídicas,ya que de una manera u otra siempretratarán de eludirlas (pensemos, porejemplo, en lo que sucede con la evasiónfiscal).

Tomando en cuenta esto último, estamosen condiciones de entender cómo y dóndeintervenir si queremos acelerar los tiempospara la aplicación de prácticas de gestióncomunitaria de los bienes comunes15.Mientras continuemos pensando elproblema de la economía como aquel cuyasolución presupone una lógica como la delhomo oeconomicus, y continuemos aprobandola declaración de Bentham según la cual "lacomunidad es un cuerpo falso, compuestopor personas individuales que se consideranellas mismas las extremidades. ¿Cuál esentonces el interés de la comunidad? Lasuma de los intereses de aquellos que lacomponen" (Bentham, 1789: I, IV), entonceses evidente que nunca seremos capaces deadmitir que puede existir una manera

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civilizada de gestionar los bienes comunes.Esto, sin embargo, depende de la teoría, omás bien de la lente con la que examinamosla realidad, y no de la realidad en sí misma.Si la cultura económica italiana, fiel a susraíces, se hubiera dedicado a la línea depensamiento civil, con el espacio y laatención adecuados que merecía a lo largode los últimos dos siglos, entonces no nosencontraríamos hoy tan poco preparadosculturalmente para enfrentar un nuevo yserio desafío tal como es el de los bienescomunes.

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1 Lloyd escribió: "Si una persona aumenta el ganado ensu propio campo, el importe de subsistencia que consume,se deducirá del orden de su población original; y si antesno había más que pasto suficiente, el dueño del campo nocosechará ningún beneficio de las reses adicionales. Enotras palabras, lo que se gana de una manera, se pierde deotra. Pero si se pusiera más ganado en un espacio comúna otros ciudadanos, los alimentos consumidos formaríanuna deducción que se comparte entre todo el ganado, tantopor las bestias propias del primer productor, como por elganado de otros, en proporción a sus miembros. Así, sólouna pequeña parte de la deducción se ha tomado del ganadode dicho productor" (Loyd,1832: 27). Como podemos ver,el economista inglés ¡lo entendía perfectamente ya en1832!2 Es curioso que el título del renombrado libro de ElinorOstrom, Governing the commons, publicado en 1990 fueratraducido al italiano en 2006 como Governare i benicollettivi –Gobernar los bienes colectivos– ¡como si lostérminos "colectivo" y "común" fueran sinónimos!3 Por ejemplo, la Comisión Rodotà (instituida por elMinistro de Justicia en junio de 2007, para formularproposiciones modificando el Capítulo II, Título I delTercer Libro del Código Civil), en la carta c de la Cláusula3 del Artículo 1, define los bienes comunes como "objetosque expresan utilidad funcional para ejercer derechosfundamentales así como el libre desarrollo de una persona(…) Los dueños de los bienes comunes pueden serentidades jurídicas públicas o privadas (…) Los bienescomunes son, entre otras cosas, ríos, arroyos y sus fuentes,lagos, aire (...) bienes arqueológicos, culturales yambientales". Podemos notar que, por primera vez en el

campo jurídico, los bienes culturales son incluidos en lacategoría de bienes comunes y no en la categoría de bienespúblicos, ya que se consideran necesarios para el libredesarrollo de la persona. Los primeros comentarios sobreel proyecto de ley se pueden encontrar en Politica deldiritto, 3 (2008). Ver también S. Rodotà (2013).4 No es casual que hasta principios del siglo XIX, los librositalianos sobre economía incluyeran en su título o subtítulouna referencia a la felicidad pública.5 En este sentido, Falk y Fehr (2001) hacen referencia auna de las primeras contribuciones que se gestionaron enesa dirección.6 Debería recordarse aquella célebre idea de Pericles (elgran estadista griego del siglo V A.C.) referida porTucídides, que afirma que la democracia no funciona biensi la mayoría de los que conforman la polis se comportancomo idiotés.7 En verdad, el argumento utilizado por Hardin es anuladopor un gran error teórico económico. Como Dasgupta(1982) revela, es cierto que el acceso abierto provoca quelos resultados de la pastura no sean eficientes, pero estono implica una tragedia, ya que debajo de un cierto umbral,el beneficio para pastar una ovejas más es muy inferior alcosto marginal del esfuerzo que eso conllevaría. Hay querecordar, en efecto, que la hipótesis de Hardin está basadaen individuos interesados y oportunistas que no puedenhacer otra cosa más que evaluar el costo y beneficio. Estodemuestra, una vez más, que no sólo las característicasreales del bien común crean los problemas, sino más bienla motivación de los sujetos.8 Ver Stavins (2010) para estudiar la distinción entre losregímenes de la propiedad común en los cuales los recursosal alcance son la propiedad privada de algunos grupos, ylos regímenes de libre acceso en los cuales el principio deexclusión es inaplicable. El autor enfatiza en particularlas consecuencias derivadas del agotamiento de recursos.9 En la Edad Media, el señor feudal, que no eranecesariamente el propietario de la tierra, debía consentirel uso de una parte de ésta a los que no poseían nada paraque pudieran sobrevivir. Como sabemos, el advenimientode la Revolución Industrial eliminó estas prácticas sociales.En Inglaterra, a partir de 1770, las tierras comunales fueronrápidamente privatizadas. En Italia, en mayo de 2005, seestableció la Virtuous Town Halls –hoy cuenta con más desetenta ayuntamientos– con la finalidad de realizar unagestión territorial inspirada en criterios sostenibles y en eluso común de la tierra. (Boschini, 2012). Sobre lascontribuciones recientes del marco conceptual de losbienes comunes en el ámbito jurídico, ver Mattei (2011) yLucarelli (2013).10 Cabe recordar que estos bienes poseen una propiedaddifusa precisamente porque todos deberían poder accedera ellos.11 El subrayado es mío.12 Un análisis preciso de las razones que sustentan laelección del modelo de gestión cooperativa para los bienescomunes fue elaborado por Frischmann (2012). Postula,

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sobre una base empírica, la tesis según la cual la formacooperativa daría incentivos al free-riding.13 El subrayado es mío.14 El subrayado es mío.15 "La producción entre iguales" es un nuevo modeloempresarial que presenta diferentes puntos de contactocon los bienes comunes. Se refiere, de hecho, a los bienescomunes corporativos para diseñar un mecanismo deasignación que sustituya tanto al mercado como a laestructura de jerarquía. Benkler y Nissenbaum (2006)presentaron varios ejemplos de bienes comunes deproducción entre iguales, de las cuales la forma másconocida –pero no la única– es el proyecto Wikipedia, unaexpresión de cooperación cuyo éxito habría sido imposible

de imaginar tan sólo diez años atrás. Hay dos elementosque distinguen a este modelo: la descentralización en todosentido; y la ausencia de precios que induzcan la acciónjunto con la existencia de una motivación intrínseca delos participantes. Las Comunidades de Recursos Libreshan creado una nueva institución social: la asociación pro-beneficio, una entidad sin fines de lucro cuya razón de seres la de facilitar y potenciar a las comunidades para iniciarproyectos de cooperación, proporcionando lainfraestructura necesaria. Son asociaciones gestionadas demanera democrática para el bien común de todos losparticipantes. Podemos pensar en el fenómeno de las callessociales o ciudadanos activos que se preocupan por elterritorio, etc.

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¿Contingencia o justiciatrascendental: Luhmann o Höffe?GONZALO BUSTAMANTE KUSCHEL*

Resumen: El autor expone los argumentos centrales desarrollados tanto por Höffe como porLuhmann respecto de los fundamentos de un orden normativo institucional que garanticenuna justicia política y no-metafísica. Así, presenta las contribuciones de ambos pensadores;explica -en la primera sección- la ética luhmaniana, y más adelante describe la crítica deHöffe al positivismo luhmanniano. Finalmente, el autor rescata las contribuciones deLuhmann y Höffe y las ubica como las más relevantes de las últimas décadas en materia defilosofía del derecho alemán.

Palabras clave: Höffe; Luhmann; justicia; orden institucional; filosofía del derecho.

Contingency or Transcendental Justice: Luhmann or Höffe?

Abstract: The author presents the central arguments developed by both Höffe and Luhmann regardingthe foundations of an institutional normative order to ensure political and non-metaphysical justice.Thus, presents the contributions of both philosophers; in the first section, he explains the Luhmanianethics, and afterwards describes the criticism of Höffe to Luhmannian positivism. Finally, the authorhighlights the contributions of Luhmann and Höffe and statuses them as the most important ideas inrecent decades in philosophy of German law.

Keywords: Höffe; Luhmann; justice; institutional order; philosophy of Law.

I. Introducción

Desde la publicación de una Teoría de laJusticia por John Rawls (1971), lafundamentación de un orden normativoinstitucional que garantice una justiciapolítica y no-metafísica será un elementocentral de la filosofía práctica. Su recepciónen Alemania estará marcada por la obra deOtfried Höffe. Este último, la desarrollaráprimero como una alternativa a la propuestahabermasiana; y en segundo lugar,reformulará en ella aspectos centrales para

explicar de modo evolutivo el procesocontractual de emergencia de la sociedad ysu institucionalidad normativa.

Por su parte, la obra de Niklas Luhmann,será considerada desde fines de los años ́ 60como un anti-humanismo, crítico deFrankfurt y del proyecto ilustrado engeneral, expresado en un radicalismo anti-ontológico que refina el positivismo legal aun nivel que haría imposible cualquier tipode normatividad, incluida la de corterawlsiana. Höffe verá en la obra del"conservador revolucionario" (como será

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Junio 2014: 26-34

* Universidad Adolfo Ibañez - [email protected]

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llamado Luhmann en Italia por Danilo Zolo)la propuesta de una teoría imperialista quenegaría toda filosofía práctica e implicaríala imposibilidad de la reflexión sobre lajusticia política.

Tal como lo hará Habermas, Höffereconocerá la sofisticación de la propuestadel sociólogo de Bielefeld y por tantoconsiderará prioritario dar cuenta de sussupuestos que imposibilitan,sistémicamente, tanto una teoría de lajusticia como toda teoría contractualista.

Tanto Höffe como Luhmann comparten(en mayor o menor grado) una posición quees contraria a los supuestos de la teoríacrítica. Eso explica el que no pocosmiembros de la izquierda académica deFrankfurt consideren a Höffe una suerte deRawls reloaded de la cultura alemanaliberal, y a Luhmann como una expresiónmás acabada del funcionalismo de Parsonsy del conservadurismo de Gehlen.

El debate entre ambos representará lacontraposición entre un rawlsianismo a laalemana y un positivismo jurídico evolutivosistémico que pasará posteriormente alámbito del derecho en autores comoGünther Teubner. Las contribuciones, tantode Höffe como de Luhman, se cuentan entrelas más relevantes de las últimas décadasen la filosofía del derecho alemán. Sinembargo, a pesar de la relevancia del debate,en el mundo hispano-hablante no ha tenidola debida consideración.

En este trabajo expondremos losargumentos centrales dados tanto por Höffecomo por Luhmann, para luego explorarciertas consideraciones finales.

II. Desarrollo

En su obra Paraíso Perdido (1667), JohnMilton nos invita a pensar en la caída delhombre y en la consecuente pérdida delparaíso; este último, se reflejaba en la uniónoriginaria con Dios y su querer. Estaprivación traería consecuencias políticas ysociales (Armitage & Skinner, 1995). Miltonlas describirá desde la constitución de lafamilia, la violencia, la libertad y el ordenpolítico. El hombre quedaría entre ladisyuntiva de servir a quien, desarrollandoun querer propio, prefirió reinar en el

infierno antes de servir en el cielo; o aquélque es su Padre, que busca redimirnos pormedio del sacrificio de su propio Hijo.Luhmann, en su trabajo Paradigm Lost:Über die ethische Reflexion der Moral (1990)-con motivo del Hegel Preis- tomará la obrade Milton para indicar las razones por lascuales la modernidad y su diferenciaciónsistémica han dejado atrás la posibilidad deuna sociedad unificada por la ética.Producto de lo anterior, en el contextomoderno, la ética tendría como únicafunción reflexionar sobre la morall . Para elautor de Sistemas Sociales lo definitorio dela ética no es la determinación a-priori deun conjunto de reglas que puedan evaluarla legitimidad de las acciones, y tampoco lajustificación de actos y hábitos comointrínsecamente buenos o deseables para elagente, ni el establecimiento de reglas desderesultados cuantificables como medio deestablecer la moralidad de decisiones. Porel contrario, Luhmann postulará laimposibilidad de toda forma deuniversalismo normativo debido al carácteresencialmente controvertible de la ética. Deesta forma, la única tarea funcional de laética sería una reflexión sobre las múltiplesformas contingentes que va tomando lamoralidad. Esa misma contingencia,impediría la pretensión de la filosofíapráctica por generar un orden normativoapriorístico que determine tanto lalegitimidad de las instituciones como la delas acciones.

Como contraparte, será Höffe (1990)quién en su obra KategorischeRechtprinzipien: ein kontrapunkt delModerne, titulará el capítulo III: "EnBúsqueda del Paraíso Perdido" (Höffe, 2002:39) donde contrapondrá a la analogía deLuhmann respecto de la obra de Milton, lade Paradise Regained (1671) del mismoautor británico. Höffe criticará en sucontrapunto miltoniano a la éticaluhmanniana por ser arbitraria y parcial ensu construcción teórica2 . Básicamente, paraHöffe el error de Luhmann sería doble:

a. El hacer descansar su análisis de lossistemas sociales únicamente en ladiferenciación sistémica, entendiendo porésta última la generación de una auto-referencia que produciría una normatividad

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específica para cada sistema3 y cuyo carácternormativo se reduce a los códigos binariosque determinan la funcionalidad sistémicaparticular.4 (Höffe, 2002: 35).

b. Considerar axiomáticamente lacontingencia5 que se deriva de los procesosde diferenciación como un principionecesario para la funcionalidad sistémicaque, obligatoriamente, implicaría lamarginalización de la ética de los sistemassociales.

Höffe, tomando como partida los dospuntos anteriores, contrapondrá a la lógicaluhmaniana de entender la modernidadcomo un proceso de diferenciaciónnormativamente neutro, una comprensiónde ella como un fenómeno determinado porel surgimiento de la libertad tanto como algodistinto a la contingencia como un criterioesencialmente normativo. Es así como lacultura moderna, sus instituciones ypluralidad de opciones de vida implicaríanun nuevo marco normativo que requeriríala debida protección desde el sistemapolítico. Ese carácter protector tomará en laformulación de Höffe la forma de derechos,los cuales poseen un contenido ético-normativo transversal y no sólo funcional-particular; sus ámbitos de reflejo seríantanto el sistema político como el jurídico.

Por eso Höffe sostendrá que el carácteresencial de la ética es evaluativo, vale decir,obligatoriamente se manifestaría en lapotestad de emitir juicios sobre los distintossistemas sociales. Esto último no sólo noafectaría su funcionalidad sino que seríacondición para su permanencia en el tiempo.La ética aplicada a casos como los negocios,la medicina, o la bioingeniería no sería 'unamoda anti-sistémica' sino una necesariareflexión sobre las acciones y susconsecuencias, central en el largo plazo parael sistema mismo (Höffe, 2002: 34).

Resumiendo, la crítica de Höffe aLuhmann se articula desde tres puntosclaves:

1. Una comprensión distinta de losprocesos que generan la Modernidad yla vinculación de estos con el proyectoIlustrado.2. Una crítica a la idea luhmanniana dediferenciación sistémica y contingenciacomo condiciones amorales y sólo

funcionales de la Modernidad.3. Por último, una idea opuesta respectode la función de la moral en el ámbitopolítico y jurídico en sociedadesaltamente complejas.Si bien el filósofo de Tübingen abordará

otros aspectos como la idea de ambivalenciade la ética6 , el carácter intrínsecamentepolémico y conflictivo que tendría -lo cualexplicaría su imposibilidad unificadora dela sociedad- o el uso descalificador que sepuede hacer de la ética; serán los tres puntosiniciales antes mencionados los quedeterminarán su refutación al "paraísoperdido" de Luhmann (Höffe, 2002: 34-5).

Para analizar el mérito de estasobjeciones, se hace necesario partir de ladescripción del propio Luhmann de la éticay la moral desde los conceptos dediferenciación y contingencia, y solo luego,volver sobre los argumentos de Höffe.

III. La ética Luhmanniana7

¿Qué explicaría un dilema ético? A juiciode Luhmann, son sólo reflejo de equívocosde conceptualización que han existido,justamente, sobre la ética y moral. El origenestaría en la filosofía griega clásica y en lamedieval, donde se habría partido delsupuesto de que existe "el Bien" a partir delcual se debe moralizar y determinar todo losocial. Es así como la ética sería unconocimiento que tendría por misiónidentificar qué actos son buenos y cuálesmalos en cuanto respetan la moral que seríaun reflejo de "el Bien". En palabras deLuhmann:

Durante la Edad Media, el carácterpolítico fue sustituido por otrocarácter: el orden de la sociedad (…).Del zoon politikón se pasó al animalsocial. En ambos caso, la naturaleza (elpoder realizar la forma) del serhumano se concebía comodeterminada por requisitosnormativos de orden social. Lanaturaleza del hombre era su moral,su capacidad de ganar o perder elrespeto en la vida social. Su perfección,en este sentido, estaba orientada a larealización social, lo que no excluía la

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posibilidad de fracaso debido a lacorruptibilidad de toda naturaleza(Luhmann, 1991: 220).

En su opinión, tanto en las corrientesfilosóficas aristotélicas como tomistas, sereduce la ética a un guardián del ordenmoral. Este, ya sea en su versión clásica ogeneradora de moralidad en la versiónilustrada, pertenecería al paraíso perdido.El pecado original sería el aumento de lacomplejidad social y la diferenciaciónsistémica8 . De ellos se seguiría unarevolución irreversible: en el siglo XVIIIpresenciaríamos un cambio de paradigmadesde una explicación y reproducción delmundo teísta a una deísta. Ese nuevomundo deísta se fundaría en la capacidadde su auto-reproducción en forma demáquina, sin más determinismo que lamisma contingencia, que anularía laposibilidad de "ordenar el mundo" desde unprincipio y un fin. La teleología clásica seríasuperada por la supresión tanto de laimposibilidad como de la necesidad,dotándose la realidad de una sola condición,su propia contingencia. Esa mismacontingencia marcará los supuestos de suconceptualización de la ética, los cuales son:Autopoiesis-Diferenciación, Evolución yAuto-referencia (Luhamnn, 1991; 2007).

La crítica de Luhmann a la ética seenmarca dentro de la ambición de su teoríade sistemas, la cual busca ser capaz deobservar la sociedad en su conjunto ygenerar una teoría general de ella,descriptiva y observacional. Luhmannpartirá de la explicación de los sistemascomo autopoiéticos, esto es como capacesde reproducir las unidades elementalesmediante una red de ellas mismas y, alhacerlo así, se delimitan frente a un entorno.La autopoiesis es el modo de reproducciónde esos sistemas.

Todo sistema debe tener la capacidad dediferenciarse de su entorno, por ejemplo,dando paso a la formación de subsistemascon el objeto de reducir la complejidad,debido a que al aumentar sus límitesinternos acrecienta su capacidad deselección, e incrementar la posibilidad deenfrentar exitosamente las distintaspresiones de expectativas y crisis que se

puedan generar.Los procesos de diferenciación

implicarán a la vez evolución. Luhmannnegará cualquier posibilidad de causalidadlineal y mecánica en este proceso. Concibea la evolución como un procesoautorreferente de diferenciación y selección.La evolución es un proceso que crea suspropias condiciones para lo cual requierealcanzar su unidad en el meta-nivel de lareflexividad. La evolución pertenece alámbito de lo "indecidible, imprevisible ysorprendente" (Luhmann, 1991). Abarca,precisamente, una realidad contingente. Porejemplo, si a futuro en el sistema económicose reemplazara el dinero como medio debase de intercambio, y lo sustituyese por "lastarjetas de crédito" o los "antecedentespersonales"; lo que le daría unidad a lasacciones de ese sistema sería otra cosa y esono obedece a plan previo alguno, sino sóloal azar.

Por último, Luhmann afirmará quejamás los seres humanos son parte de unsistema social, sino sólo de su entorno; delo contrario, ni los sistemas sociales ni lossistemas psíquicos alcanzarían su clausura9

. Por eso referirá, fundamentalmente, lahistoria del concepto sujeto a la del conceptode auto-referencia10.

De esta última se seguirá comoconsecuencia, la negación de cualquier tipode metafísica, incluyendo la moderna delsujeto. Lo anterior es producto de que nohabría más unidad que la unidad de lapropia auto-referencia; no cabría admitirrealidades trascendentes a ella. Para el autorde Bielefeld, la supuesta individualidad delser humano no pasaría de ser unapretensión, un mero diletantismo sin basecientífica. No hay nunca un alguien queactúe en diversos sistemas sociales, sino solodiversos actos de comunicación, sin que sepueda encontrar un alguien que lasunifique. Con esto, Luhmann da el paso dereemplazar la idea de persona, en cuantosujeto que tiene una esencia unitaria quepermite decir que más allá de las múltiplessituaciones hay uno que es el mismo, por laidea de la disgregación en diferentesacciones no unificables. Por ejemplo, frentea la pregunta clásica de: "¿Qué tienen encomún Sócrates sentado con Sócrates

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parado?" Si por "común" se entiende"esencia", Luhamnn respondería: nada11.

Del rechazo a la idea clásica de personapasará a la negación de la posibilidad de unaética como guardián de la moral. La segundasería dependiente de la primera. A partir dela concepción de una supuesta naturalezade la cual se deriva una inseparable relaciónentre el ser y el obrar, se define el códigobueno-malo, y su función sistémica es influirdirectamente en la acción de los sujetos paraque éstos obren bien o lo que es igual,moralmente, de acuerdo con la naturalezahumana. Para Luhmann, en estas éticas seestaría en presencia de una absoluta carenciade cientificidad y solo obedecerían aintereses ideológicos.

Esto también aplicaría en corrienteséticas como las que de una u otra formareciben su fuente del proyecto de Kant12 , yde la Ilustración en general; se cometería, apesar de la diferencia de perspectiva con lafilosofía clásica y medieval, el mismo errorsegún Luhmann: reemplazar a la ciencia porla ideología, creando falsos problemaséticos. En este caso, se partiría delpresupuesto de que existe un obrar moralcorrecto y otro incorrecto, y que es posibledistinguir racionalmente entre ambos; tareaque le correspondería a la ética. Esa posiciónreflejaría, para el autor alemán, una visiónideológica anclada en la racionalidadilustrada donde se ligaría la capacidad dela razón de legislar sobre las acciones conun futuro mejor para la humanidad.

Por el contrario, para Luhamann, lamoral es una realidad sistémica que nopuede ser guiada o determinada porninguna ética, sea su fundamento "el Bien",la racionalidad ilustrada, o cualquier otraconsideración extrínseca a la funcionalidadde los sistemas (Luhmann, 2008). Esasformas éticas serían aberraciones en lamodernidad cuyo único destino es tener unefecto negativo de pérdida defuncionalidad. Por eso, la ética sólo se debelimitar a describir y reflexionar sobre lamoral sin nombrarla (Luhmann, 1978; 1990;2008). La moral antecede a la ética, estaúltima solo la encuentra y puede describir,no fundar. En sociedades cada vez máscomplejas, el intentar una programacióngeneral de la dimensión social en forma de

moral resultaría cada vez más inadecuadaporque se contradeciría con la mismanaturaleza compleja y diversa de éstassociedades.

A su juicio, la tradición filosófica vio a laética como una teoría de argumentaciónmoral. En una teoría sistémica, la moraljamás puede ser concebida como norma aseguir en las acciones porque destruye lafuncionalidad necesaria para todo sistemasocial a causa de su cientificidad. Es más,de acuerdo con Luhmann, en la actualidadtendríamos que asustarnos oescandalizarnos no con un Maquiavelo, sinocon alguien que sostuviese -por ejemplo- enla campaña electoral de algún partidopolítico que: "La gente sólo quiere saberquiénes son los buenos y quiénes son losmalos; nosotros para eso estamos"(Luhmann, 1991: 377).

Luhmann considerará que existe ciertocontinuo entre las aspiraciones de la éticade base religiosa y la moderna. Lassociedades tradicionales se mantuvieroncohesionadas a través de un orden moralcon una fuerte base religiosa. Ahora sebusca, a través de nuevas generalidadesabstractas, labrar una nueva moral unitariaque corresponda a las exigencias delmodernismo, que desde una visiónantropocéntrica pretende edificar las basesde la existencia del hombre en principiosprovenientes únicamente de la razónhumana. Es la moralidad entendida comolegitimización del "dios mortal".

La conclusión de Luhmann es noresignarse como Adorno y Horkheimerdespués de que llegaron a resultados muysimilares en La Dialéctica de la Ilustración(1998), sino probar si es que SUEJTO noresulta mejor sin razón y sólo con la lógicade los sistemas.

IV. Crítica de Höffe al positivismoLuhmanniano

No me detendré sobre un primerargumento de Höffe que sostiene que laexistencia de éticas aplicadas (medicina,negocios, biotecnología, etc.) mostraría quela filosofía práctica sigue sana y que suaplicación no significa una disminución dediferenciación sistémica (Höffe, 2002: 34). Lo

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anterior no responde a la objeción centralde Luhmann respecto de que en cualquierade sus dos vertientes, como guardián de lamoral o como teoría de la argumentaciónmoral racional13 , la ética por esencia atentacontra la funcionalidad sistémica. Bastapensar en los argumentos desde Lanaturaleza humana hasta la dignidadhumana basada en una racionalidadcomunicativa (King & Thornhill: 2003), paraoponerse a la ingeniería genética, el estudiode las células madre, entre otros; paraconstatar que lo que Höffe considera unargumento, no es más que la observaciónde múltiples casos de aplicación de la ética,y no muestras de que ésta y la funcionalidadsistémica sean compatibles.

Es así como parece más oportuno partirpor el rechazo de Höffe a la divisiónluhmanniana entre sociedades estratificadas(no-diferenciadas) y funcionalmentediferenciadas. Existiría tambiéndiferenciación en las sociedadesestratificadas. Vale decir, la diferenciación,no sería un fenómeno moderno ni muchomenos generador de la Modernidad. Por esola crítica luhmanniana a una éticadescontextualizada de la realidad modernay compleja, sería un simplismo del autor quese haría evidente en su error de suponer ladiferenciación sistémica como exclusiva delmundo moderno. Ese mismo simplismo, sereflejaría en su idea de moral y ética.

Respecto de esto último, el primer errorsería reducirla a una reflexión que poseacomo objeto a la persona en su conjunto. Deésta forma, indica Höffe, olvidaría Luhmannque la ética se ocupa no sólo de sujetos, sinotambién de instituciones y estructuras. Seráéste mismo simplismo-luhmanniano, el quelo llevaría a ver como imposible estableceruna función específica con una que no lo es(Höffe, 2002: 37-40). Para la filosofía, seríaabsolutamente pensable, por ejemplo, unafunción específica (poder) con una que no(moral).

Una muestra de lo anterior sería laexistencia de casos "morales" que sonrelevantes sólo en cuanto afecten funcionesespecíficas de un sistema (por ejemplo, lacorrupción política). Aquí, la atención deselecciones exclusivas en funcionesespecíficas no eliminaría las consideraciones

del individuo, sino que sólo se le evaluaríaen cuanto participante en tal sistema. De estemodo, la "función no-específica" tomaría, ajuicio de Höffe, la forma de condición deposibilidad de la "función-específica". Estorespecto de lo que diría en relación con unamoral personal que afectaría a los sistemas.Pero habría otra dimensión: la institucionaly estructural.

Por ejemplo, la ética permitiría establecerun imperativo categórico acerca del modoen que se entienden la ley y el derecho,pudiéndose juzgar cualquier régimenpolítico (inclusive aquel que funciona bien)como democrático o no. Es decir, la éticasería capaz de establecer criterios delegitimidad14 . Ese espacio pertenecería al dela moralidad de la ley y el derecho, la cual(moralidad) en este caso no dice relación conpersonas, sino con instituciones, estructurasy sistemas (Höffe, 2002: 31-56).

De esta forma, la crítica de Höffe aLuhmann (Höffe, 1995; 2003) transita desdela negación de la descripción histórica quehace el sociólogo de Bielefeld para suponerla diferenciación sistémica como unacaracterística solo moderna, para luego,negar un supuesto básico luhmannianoexplicativo como es eliminar la persona delos sistemas por consideraciones de función-específica, sin percatarse que funciones no-específicas -esto es, de moral personal-afectan a esos mismos sistemas. Por último,y lo más importante, creer que la moral yética lo son sólo de personas, olvidando ladimensión institucional, estructural y desistemas, que es justamente la que legítimaun sistema de función-específica.

V. Consideraciones finales

Ante la primera objeción, se puedeseñalar que el propio Luhmann la respondeen su obra magna La Sociedad de laSociedad (2007) donde describe ladiferenciación funcional de la sociedadeuropea, reconociendo la existencia degrados en ella. Por lo tanto, no es que con eladvenimiento del mundo moderno aparece,desde cero, la diferenciación, sino que éstase profundiza, y adquiere una dinámica novista con anterioridad.

Sobre la segunda crítica, en parte, se hace

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cargo el propio Höffe al indicar que esposible conceder que la función-específicaes más definitoria que la función no-específica. "luhmannianamente" se puedeagregar que las expectativas generadas porindividuos afectan a los sistemas, y son partede la complejidad que se requiere reducir.

La piedra de toque de su crítica empero,es la tercera cuestión: el olvido de ladimensión institucional de la persona, y susimplicaciones estructurales y funcionales.Höffe contrapondrá a la "no-normatividadnormativa" de Luhmann, una idea deJusticia Política (1995), cuyo origen será unintercambio trascendental. Serían derechosnegativos y derechos positivos generadosvía reciprocidad los que permitirían untercer paso de intercambio de autorizaciónpolítica, generando el orden legítimojurídico-estatal.

Para Luhmann, como ocurre en el casode la argumentación de Habermas o Rawls,eso es "moralismo político". Por ejemplo,sería confundir la valoración de lademocracia como un sistema parasociedades altamente diferenciadas con unaidea de necesaria fundamentaciónnormativa de ella. El origen de la políticasería el poder y no la Ley. Por eso, de lostres subsistemas del sistema político:administración, política y público(administration, politics and public); elprimero, administration, precedería a losotros en su surgimiento. La política comosistema sería básicamente: un sistema detoma de decisiones (decision-making), y sufunción, la transmisión de poderadministrativo. Para Luhmann, lademocracia y la ley no son más queproductos de la contingencia15, y no deindividuos a-históricos que desde una razónautónoma se han vuelto sus propioslegisladores. Para el sociólogo de Bielefeld,Höffe estaría preso de una metafísicaheterónoma del viejo pensamiento europeo;mientras que para el filósofo de Tübingen,Luhmann lo está de un simplismo yreduccionismo en su comprensión de laética y la moral.

En cierta forma la diferencia entre ambosautores pasa por una recepción de latradición kantiana. Höffe, siguiendo alfilósofo de Königsberg, considerará la

autonomía individual como un logro peroserá inseparable de la capacidad racional denormar moralmente. De esa forma, laautonomía y las instituciones que lagarantizan tendrían un sustrato éticofundado en la misma condición de libertadde los individuos; solo así podríanconverger libertad y razón.

Por su parte, Luhmann sostendrá unainversión del kantismo. La autonomía serátrasladada a los sistemas, tanto socialescomo psíquicos, y su condición deposibilidad (de la autonomía) será sudesacoplamiento total de cualquier tipo denormatividad externa a su propiareproducción sistémica. En ese sentido,"luhmannianamente", sería posible sostenerque Kant y sus seguidores disfrazaron unapriorismo heterónomo de autonomía.

Claus Offe definirá a Luhmann como el"Maquiavelo del capitalismo moderno";Höffe, en cierta forma, concuerda con elparalelo; sería un Quirón de un nuevo tipode príncipe: los sistemas sociales y su deseode extensión en un mundo global; unaversión abstracta de realismo, con una dosisde pretensión total propia de ciertohegelianismo.

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1 Como señala Luhmann: "Designaremos como moral deun sistema social al conjunto de condiciones según lascuales se decide, en el sistema, sobre la estima o ladesestima. Las cuestiones morales pueden sercontrovertidas. El concepto no presupone consenso,aunque el consenso alcanzado, naturalmente, es un aspectoimportante de la capacidad funcional de la moral. Conrespecto al contexto y la compatibilidad de los requisitosmorales, se han hecho esfuerzos de sistematización. DesdeAristóteles, la teoría de la moral se denomina usualmenteética. En el marco de las éticas, sobre todo en la Europamoderna, se han desarrollado teorías que más tarde han

enfrentado dificultades para reconocer que el actuar dedeterminada manera con el fin de ganar estima o evitar ladesestima puede ser moral" (Luhmann, 1991: 242).Además: "El análisis social se independiza de la aspiraciónde los teólogos a observar a Dios para poder conocer suscriterios, y con ella también se independiza de las auto-dubitaciones que a tal proceder estaban vinculadas. De loque se trata ahora es de que cada uno se aplique a averiguar,a partir de sí mismo, las condiciones del orden social. Sinembargo, el desarrollo de la sociedad defraudará lasesperanzas así fundadas y obligará a una reflexión denuevo tipo, referida a los fundamentos de racionalidad delos juicios morales. En los años ochenta del siglo XVIII,Kant abre la particular vía alemana del transcendentalismo.Más al oeste, con Bentham comienzan los esfuerzos paraalcanzar un cálculo de racionalidad utilitarista. Al mismotiempo aparece, escrita desde la cárcel, la filosofía de lainversión del Marqués de Sade. Con estas tres variantesse establece por primera vez la ética como teoría reflexivade la moral" (Luhmann, 1998: 143-4).2 La idea de ética como reflexión de la moral ha sidocriticada en general por quiénes se sienten herederos de latradición de Frankfurt, y además por los filósofos de laescuela aristotélico-tomista como Robert Spaemann, quiena pesar de sus diferencias con Habermas, coincide conéste en ciertos aspectos de su crítica a Luhmann porconsiderarlo un "positivista amoral", puesto que reduce lareflexión ética a una reflexión sin consecuencia práctica.3 "Ante todo, debe reconocerse que ningún sistemafuncional puede ser encuadrado por la moral en el sistemade la sociedad. Los sistemas funcionales deben suautonomía a sus respectivas funciones, pero también a unespecífico código binario; por ejemplo a la distinciónverdadero/falso, en el caso del sistema científico, o a ladistinción gobierno/oposición, en el de los sistemaspolíticos democráticos. En ninguno de estos casos, los dosvalores del código correspondiente pueden ser ordenadosen congruencia con los del código moral" (Luhmann, 1998:146).4 Höffe criticará a Luhmann en éste sentido en su obraPolitische Gerechtigkeit (1989). Aquí, enmarcará la críticadentro de su consideración del positivismo jurídico(Kelsen, Hart) como un rechazo a la normatividad modernabasada en el reconocimiento y en la distribución dederechos humanos.5 "La contingencia, (es) una fórmula de reducción decomplejidad que para Luhmann representa el "valorcaracterístico" de la sociedad moderna. Mientras en lassociedades pre-modernas existía una tendencia a negar engran medida la contingencia de las selecciones de sentido,apoyándose para ello en prácticas y semánticas concebidascomo necesarias y divinamente fundamentadas, en lasociedad moderna aparece una más nítida diferenciaciónentre lo normativo y lo cognitivo, lo que permite reducirdrásticamente la intensidad normativa, propia del mundosocial pre-moderno" (Beriain y García Blanco enLuhmann, 1998: 10-11).

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6 Según Luhmann se refleja en qué "de malas intencionesse pueden seguir buenas acciones y buenas accionespueden ser movidas por malas intenciones" (Luhmann,1998: 147).7 La exposición sobre la ética de Luhmann es deudora delos trabajos previos del autor Gonzalo Bustamante Kuscheltales como: su tesis de grado Los PresupuestosAntropológicos de la Teoría de Niklas Luhmann; "TheFinancial Crisis: a systemic or a moral one? ASchumpeterian answer" en Schumpeter Lectures, 2010.Italy; "Luhmann Contribution to Koselleck´s Concept ofCrisis" en Annual Conference of Conceptual History. 2009,UCL-Oxford; "A Luhmannian Analysis of the ReligionFactor in the Chilean Right-wing Parties" en WorldCongress of Sociology, 2010, Gothenburg, Sweden.8 En palabras de Luhmann: "Debido a que los sistemassociales estratificados del Viejo Mundo fueron pocosensibles respecto del conocimiento o el desconocimientode los motivos, pudieron resistir una fuerte discrepanciaentre moral y realidad; la posición de rango arrestaba, pordecirlo así, casi automáticamente la apariencia de la moral.Todo ello tiene cada vez menos importancia para lasociedad de transición de los siglos XVII y XVIII y todavíamenos importancia para la sociedad moderna, funcionaly diferenciada. Las interacciones orientadas por motivosse estandarizan, por ejemplo, mediante la organización,es decir, se dejan en manos del regateo reflexivo, de lacomunicación, de la "negociación de identidades"; noobstante lo cual, la sospecha de los motivos se extiende.Igualmente, esto provoca una separación más aguda entreformaciones de sistemas sociales y sistemasinternacionales" (Luhmann, 1998: 424).9 "Para su propia autopoiesis, una sociedad complejanecesita tantas y tan distantes expectativas que le resultaimposible sancionarlas a todas bajo los preceptos deobtención, pérdida o conservación de estima (quecomprenden también la preparación de posibilidades querestringen o dilatan las relaciones íntimas). Esto tiene quever también con la distancia que separa los sistemas deinteracción de los sistemas sociales (...) Para algunoscampos de la vida social, incluyendo las relacionesamorosas, la moralización constituye un problema. Conello se arriesga, por un lado, demasiado y, por otro,demasiado poco, lo que es muy importante en amboscasos" (Luhmann, 1991: 251). El mismo Luhmann señala:"Llamaremos personas a aquellos sistemas psíquicos queson observados por otros sistemas psíquicos o sociales.El concepto de sistema personal es, entonces, un conceptoque implica una perspectiva de observador, lo cual debeincluir la auto-observación (por decirlo asíautopersonificación)" (Luhman, 1991: 124).10 "Se renuncia a la premisa de que la conciencia es elsujeto del mundo. La duplicación empírico-trascendentalde los hechos de la conciencia deja de ser necesaria.Todavía se puede decir, si se quiere salvar la terminología

del sujeto, que una conciencia es el sujeto del mundo, allado del cual existen otros tipos de sujetos, sobre todosistemas sociales, que los sistemas psíquicos y socialesson los sujetos del mundo, que la autorreferenciasignificativa es el sujeto del mundo o que el mundo es uncorrelato de sentido" (Luhman, 1991: 436).11 Esto puesto que Luhmann considera que laautorreferencia y su teoría de la individualidad tienen clararepercusión en las posibilidades de la metafísica. Comoél mismo señala: "Una teoría de sistemas autorreferencialesplenos de sentido queda fuera del campo de referencia deuna metafísica clásica y de la metafísica moderna delsujeto" (Luhmann, 1991: 117).12 "Social norms, he claims, in fact emerge independentlyof all human foundations of reason and prescription, andthey are largely indifferent to human cognitive and moralprocesses. In his rejection of Kant’s politics and ethics,therefore, Luhmann’s attention focuses directly on theconcept of autonomy, and he strikes at the heart of Kant’sentire philosophy, which (broadly reconstructed) can beviewed as an attempt to explain the terms of humanautonomy, and to define autonomy as the necessaryprecondition of right action, right order, and indeed of allhuman validity" (King & Thornhill, 2003: 138).13 La primera corresponde a la tradición aristotélico-tomista, la segunda a la Ilustrada como la de Kant.14 Para Höffe la legitimidad en Luhmann descansaría enlo que el autor de Tübingen describe como: "Una ideaabsoluta de legitimización por procedimiento y devalidación, exclusivamente, por toma de decisiones"(Höffe, 1995: 110).15 "The core concepts of fundamental rights law, such as"liberty", "property", "freedom of speech and expression","equality" and the corresponding articles symbolizeinstitutionalized expectations and mediate in theirimplementation in concrete situations. Theinstitutionalization of fundamental rights is hence a factualevent—that is something which even the inclusion offundamental rights in the constitution should not make usforget—an event which function (and thus not only:intended normative meaning) has to be examined"Traducción del alemán: "Die Grundrechtsschlagworte"Eigentum", "Meinungsfreiheit", "Gleichheit" usw. unddie entsprechenden Verfassungsartikel symbolisiereninstitutionalisierte Verhaltenserwartungen und vermittelnihre Aktualisierung in konkreten Situationen. DieInstitutionalisierung der Grundrechte ist mithin, daruberdarf auch die Aufnahme der Grundrechte in dasVerfassungsgesetz nicht hinwegtäuschen, zunächst einfaktisches Geschehen, das wir auf seine Funktion in dermodernen Sozialordnung (und also nicht allein: auf seinengemeinten normativen Sinn) hin untersuchen wollen"(Luhmann, 1965: 13).

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Evolución y perspectivas de laeducación en Argentina, sucobertura y su calidadCECILIA ADROGUÉ Y MARÍA EUGENIA ORLICKI*

Resumen: El objetivo central de este trabajo es analizar la situación educativa de la poblaciónargentina en relación con otros países y su evolución en los últimos años. Se observa que la"cantidad de educación" sigue siendo muy importante, aunque también se observarecientemente una caída en la matrícula del nivel medio y una reducción en la matrícula delas escuelas públicas a nivel primario. Asimismo, su distribución continúa siendo muydesigual –aunque es una de las menos desiguales en América Latina– y su calidad, en base alos resultados de pruebas internacionales, es pobre en comparación con otros países.

Palabras clave: educación; escolarización argentina; capital humano; evaluación internacionalPISA

Evolution and Perspectives of Education in Argentina, Coverage and Quality

Abstract: The main purpose of this paper is to analyze the education situation of the argentinepopulation in relation to other countries, and its evolution during the last years. It is observed that the"amount of education" continues being very important, though recently there has been a reduction inthe enrolment in middle school, as well as a reduction in the enrolment of students in public primaryschools. Moreover, the distribution is still very unequal –though less than other inequalities found inLatin America- and its quality, regarding international assessments, is poor in relation with othercountries.

Keywords: education; Argentine school attendance; human capital; PISA international assesment

I. Introducción

El objetivo central de este trabajo esbrindar una mirada a la situación educativade la población argentina en relación conotros países y su evolución en los últimosaños. Dado que el nivel de escolarización dela población argentina ha aumentadonotablemente en los últimos años, este trabajobusca contextualizar ese crecimiento en basea lo ocurrido en otros países. Asimismo, lasestadísticas presentadas pretenden ser unpuntapié para adentrarse en los complejos

desafíos en materia de calidad y equidad dela educación.

Consideramos que el estudio de lasituación educativa de la población es muyrelevante, ya que la educación tiene múltiplesefectos en la vida del individuo y de lasociedad en su conjunto, más allá de losmonetarios (Glewwe, 2002). En este sentido,diversos estudios han encontrado evidenciade que la educación contribuye al crecimientoeconómico (Krueger y Lindhal, 2001) yaumenta la productividad (Sianessi yReenen, 2003). Un aumento en el stock de

Revista Cultura EconómicaAño XXXII • Nº 87

Junio 2014: 35-49

* CONICET - [email protected]; [email protected]

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capital humano eleva no sólo el nivel deproducto per cápita, sino también la velocidadde crecimiento de la economía, ya queestimula la inversión en capital físico y laadopción y desarrollo de nuevas tecnologías.

Sin embargo, no sólo la cantidad deeducación es un factor clave; la calidad y laeficiencia en la asignación de recursos sondeterminantes en el efecto que tiene laeducación sobre el crecimiento económico deun país, siendo necesario un nivel mínimopara garantizar que su efecto sea positivo(FIEL, 2002). Más aun, la escolarización hamostrado ser una pieza fundamental paradeterminar las diferencias de ingreso entre lapoblación. Puede tanto achicar la brecha ymejorar la distribución del ingreso, en el casode que exista igualdad de oportunidadeseducativas; o agrandarla y empeorar lasituación, si los que tienen la posibilidad deestudiar son unos pocos.

Comenzaremos por enmarcar la situaciónque se da en Argentina en un contextointernacional, para lo cual presentamos datosde las tasas brutas de escolarización primariay secundaria, el nivel educativo alcanzado porla población de 25 años o más, la esperanzade escolaridad a los 5 años e indicadores de la

desigualdad en materia educativa. Luego seanalizará el papel de los resultados de laArgentina en las pruebas internacionalesrespecto de otros países; y a continuación sepresentará la evolución de la matrícula enArgentina y un análisis de las diferenciasprovinciales en cuanto a cobertura y calidad.

II. La situación educativa en Argentina enrelación al mundo

Presenta aquí una comparación de laevolución reciente de la inversión en capitalhumano en la Argentina y en el resto de lospaíses miembros de la Organización para laCooperación y el Desarrollo Económico(OECD), con el fin de poner en contexto lasituación de nuestro país en cuanto al stock,acumulación y desigualdades sociales eneducación.

El cuadro 1 muestra la evolución de lastasas de escolaridad brutas1 entre 1975 y 2012utilizando información recolectada por laUNESCO. En líneas generales, puedeobservarse que ya desde 1980, la Argentinapresenta una situación de escolarizaciónprimaria universal igual a la de los países dela OECD.

Cuadro 1. Tasas brutas de escolarización primaria en América Latina y otros países, 1975-2012

1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2011 2012Argentina 106 107 107 108 ... 114 113 118 118 ...Alemania ... ... ... ... 100 103 102 102 101 100Bélgica 104 104 98 100 103 109 106 109 108 106Bolivia 101 98 ... 106 ... 112 .. 98 94 ...Brasil 122 137 133 141 ... 151 136 ... ... ...Canadá 99 98 104 104 102 100 97 99 98 ...Chile 122 117 112 105 ... 100 103 102 102 101Colombia 112 118 107 106 112 119 120 115 111 107Costa Rica 105 104 99 102 104 110 111 109 107 105Cuba 124 108 109 101 100 101 99 102 101 99Dinamarca 103 97 99 98 100 101 99 100 101 101Ecuador 104 114 119 118 108 115 117 114 115 114El Salvador 90 89 ... ... 100 104 113 113 114 113España 114 109 110 107 105 106 103 105 104 103Estados Unidos de América 89 100 99 105 103 101 100 99 99 98Federacion Rusa ... ... 104 107 107 103 95 .. 100 101Francia 111 110 107 110 106 104 108 108 108 107Gran Bretaña 104 105 102 106 115 101 106 107 107 109Grecia 104 102 104 100 95 96 102 103 102 ..Guatemala 63 70 77 77 88 104 113 116 114 ..Haiti 57 68 87 48 91 ... ... ... ... ...Honduras 86 97 108 107 ... 107 112 115 114 109Irlanda 105 101 100 103 102 102 103 106 105 104Italia 108 101 100 98 100 103 101 101 100 ..

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La clara inclusión que la Argentina hadesarrollado en la educación primaria, nopudo trasladarse en su totalidad a lossiguientes niveles. Más aún, en los últimosaños pueden verse cifras notablementemayores a 100, lo cual podría estarmanifestando ciertos problemas como larepitencia.

El cuadro 2 muestra las tasas brutas deescolaridad secundaria para una selección depaíses. En materia de educación secundaria,ya en 1975 la Argentina había perdido suliderazgo a manos de Uruguay y Chile y, condistintas variantes, ha mantenido su puestolatinoamericano. Por cierto, casi todos lospaíses de la región han reducido la brecha

que los separaba de la Argentina.Comparando con los otros países, se observaque hacia 2010 la Argentina tiene menosescolarización secundaria que los países dela OECD y que algunos países de AméricaLatina, como Colombia, Costa Rica y Perú.Es decir, la distancia que separaba a laArgentina de muchos países de AméricaLatina se ha acortado significativamente, yen algunos casos se ha anulado. En Llach(1997) se encuentran evidencias adicionales,indicativas de la pérdida de posicionesrelativas en educación primaria y secundariade la Argentina respecto de otros paíseslatinoamericanos (Chile, Costa Rica, Méxicoy Perú) entre 1960 y 1990.

Cuadro 2. Tasas brutas de escolarización secundaria en América Latina y otros países, 1975-2012

1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2011 2012Argentina 54 56 71 72 ... 87 85 90 92 ..Alemania ... ... ... ... 105 96 99 102 102 101Bélgica 83 90 97 101 145 123 119 122 128 130Bolivia 39 ... ... ... ... 78 .. 78 77 ..Brasil 47 ... 51 ... ... ... ... ... ... ...Canadá 91 88 98 100 104 102 101 102 103 ..Chile 56 63 76 78 ... 82 91 89 90 89Colombia 38 41 46 ... 64 72 82 96 97 93Costa Rica 41 46 40 43 50 61 80 99 101 104Cuba 35 79 81 95 76 82 91 89 90 90Dinamarca ... 103 103 109 118 127 124 120 123 125Ecuador 36 50 58 ... ... 59 63 85 85 87El Salvador 30 34 ... ... ... 54 62 65 67 69España 68 85 91 102 116 111 119 125 129 131Estados Unidos de América 85 93 96 92 96 92 95 93 94 94Federacion Rusa ... ... 97 95 ... 81 81 95 96 95Francia 83 83 88 96 113 106 110 110 110 110Gran Bretaña 82 82 84 84 102 102 105 106 97 95Grecia 76 80 89 93 92 89 103 111 108 ..Guatemala 12 18 19 ... 26 38 51 65 65 ..Haiti ... 12 ... ... ... ... ... ... ... ...Honduras 16 29 37 ... ... 73 74 73

México 108 117 118 114 114 106 102 104 104 105Nicaragua 73 86 87 87 97 101 112 117 .. ..Noruega 101 100 97 100 98 101 99 99 99 99Panamá 116 106 106 106 102 105 105 102 101 100Paraguay 94 102 103 104 113 120 111 97 95 ..Peru 114 114 120 119 121 122 115 107 105 100Portugal 118 120 127 121 123 122 116 112 .. 106República Dominicana 96 110 118 ... ... 113 105 107 105 103Suecia 101 97 98 100 104 110 96 101 101 102Suiza 92 84 82 89 96 106 102 103 103 103Uruguay 107 107 107 109 108 109 114 112 .. ..Venezuela 95 108 109 106 ... 101 105 103 102 102

Fuente: UNESCO

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Irlanda 84 89 97 99 113 105 111 121 118 119Italia 68 72 73 79 88 93 99 100 101 ..México 31 45 56 55 58 70 79 84 84 86Nicaragua 23 37 30 37 46 53 67 69 .. ..Noruega 90 93 97 101 116 116 114 113 113 111Panamá 56 61 59 61 66 65 67 70 70 84Paraguay 19 27 31 31 41 61 66 68 70 ..Peru 46 59 63 67 70 85 85 91 91 90Portugal 50 54 ... 59 103 105 97 110 .. 113República Dominicana 26 39 ... ... ... 59 69 75 75 76Suecia 83 86 86 90 131 152 104 98 97 98Suiza ... 93 96 98 101 95 95 96 96 96Uruguay 61 ... 72 81 82 98 101 90 .. ..Venezuela 44 50 56 55 ... 60 74 82 83 85

Fuente: UNESCO

Respecto del stock de capital humano,la Argentina también se encuentrarelativamente lejos del nivel alcanzado porlos países de la OECD. El cuadro 3 muestrala distribución de la población mayor a 25años que ha completado al menos sueducación secundaria y, en segundo lugar,su formación en el nivel superior (terciarioy universitario), y su correspondiente

comparación con la situación en los paísesde la OECD y América Latina. Si bien en estecaso la comparación entre países se dificultadebido a las diferencias entre los sistemaseducativos, en general, el stock de capitalhumano en Argentina es algo menor al quepresentan los países de la OECD y seencuentra en una situación intermediarespecto de otros países latinoamericanos.

Secundaria TerciariaCompleta(i) Completa(ii) (i)+(ii)(iii)

Alemania 57,0 23,0 79,9Argentina 28,4 13,7 42,1Bélgica 33,0 27,4 60,4Bolivia 12,6 20,9 33,5Brasil 24,4 9,3 33,7Canadá 35,5 43,9 79,4Chile 35,3 15,0 50,3Colombia 28,4 10,1 38,5Costa Rica 15,7 18,6 34,2Cuba 31,0 9,4 40,4Dinamarca 44,4 31,5 75,8Ecuador 64,7 14,8 79,6El Salvador 15,4 6,2 21,6Francia 37,4 22,9 60,3España 18,3 24,5 42,8Estados Unidos 48,4 38,3 86,7

Grecia 33,4 19,2 52,7Guatemala 7,2 3,4 10,6Honduras 11,8 4,2 16,0Irlanda 31,2 26,4 57,6Italia 32,3 11,7 44,0México 15,9 14,5 30,3Noruega 43,0 28,5 71,5Panamá 23,1 10,4 33,5Paraguay 17,7 8,7 26,4Perú 28,6 18,2 46,8Portugal 11,2 11,3 22,5Suecia 48,1 26,9 75,0Suiza 66,4 27,5 93,8Uruguay 17,5 9,5 27,0Venezuela 26,7 14,6 41,3

Fuente: UNESCO

Desde un punto de vista económico,existen rankings como el del Banco Mundial(Kunte et. al, 1998) o el de Barro y Lee (2000)que miden la abundancia relativa de capitalhumano respecto de los otros tres factoresproductivos considerados, a saber, el trabajono calificado, los recursos naturales y elcapital. En el marco de la teoría clásica delcomercio internacional, esta comparación esla más relevante. Más importantes que elstock absoluto de capital, o de trabajo no

calificado, o de recursos naturales, son lasproporciones entre esos recursos: cuántocapital por unidad de trabajo no calificado,cuántos recursos naturales por unidad decapital, etcétera. Computando estasproporciones para distintos países, esposible establecer un ranking de abundanciarelativa. Cuanto mejor posicionado está unpaís en un determinado factor, mayor es laabundancia del mismo comparada con laabundancia de los otros factores. Los

Cuadro 3. Nivel de escolaridad alcanzado por población mayor a 25 años (último añodisponible en base UNESCO)

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2. Las brechas sociales de escolarizacióny su evolución

Continuando el análisis de los niveles deescolarización nos aproximamos ahora amostrar sus diferentes alcances según losniveles socioeconómicos o de ingresos de loschicos y de sus familias. En primer lugar, seanaliza el coeficiente de Gini para los añosde educación. Este coeficiente es la medidaestadística más conocida de desigualdad deuna distribución de individuos, varía entre0 y 1, y cuanto mayor es su valor, mayor esla desigualdad de la distribución. El cuadro6 muestra la existencia de una desigualdaden los años de educación de la poblaciónentre 25 y 65 años en la Argentina. Sinembargo, esta desigualdad en el acceso a laeducación es la más baja respecto del resto

resultados difieren según se utiliza el primerranking, en el que la Argentina aparece enel tercer lugar, o el segundo en el queaparece en el puesto decimoséptimo,considerando una muestra de 76 países queincluye a todos los de mayor tamaño oingresos. Esta es una señal bien clara de quetodavía conservamos una ventajacomparativa en cuanto a la dotación decapital humano.

Para aportar mayor luz al debate,mostraremos la situación actual y laevolución reciente de los principalesindicadores disponibles de escolarización yde calidad educativa, considerando no sólolos promedios, sino las brechas internas ytambién las que separan a la Argentina delos otros países.

1. La escolarización

El indicador de la esperanza deescolaridad primaria y media de laUNESCO (2005), análogo al de la esperanzade vida, mide la cantidad de años de estudioque cumplirá un chico de 5 años que seincorpora hoy al nivel primario. Dado queel indicador se construye sobre la base delas tasas de escolarización actuales, elcálculo supone que las mismas se mantienenen el tiempo. De allí resulta que, para todoslos países, pero sobre todo para los menosavanzados, lo más probable es que laescolarización de la cohorte que hoy se iniciasea finalmente superior. En sentidocontrario, es necesario recordar que estoscálculos sobreestiman los resultadoseducativos, ya que incluyen la repitencia.

Cuadro 4. La esperanza de escolaridadprimaria y media

1999 2000 2005 2009 2010 2011 2012Argentina 11,9 12,0 11,9 12,4 12,5 12,6 ..Bélgica 13,9 13,9 13,6 13,8 13,8 14,1 14,1Bolivia 11,4 11,6 .. 10,8 10,6 10,3 ..Brasil .. .. .. .. .. .. ..Canadá 12,1 12,1 11,9 12,1 12,1 12,1 ..Chile 10,9 11,0 11,6 11,6 11,4 11,4 11,4Colombia 10,3 10,3 11,0 11,8 11,6 11,4 11,0Costa Rica 9,9 9,6 10,6 11,4 11,4 11,4 11,4Cuba 10,8 11,0 11,4 11,5 11,5 11,4 11,4Dinamarca 13,3 13,4 13,5 13,2 13,3 14,5 14,6Rep. Dominicana 10,2 10,6 10,6 11,2 11,0 10,9 10,8

Ecuador 10,4 10,4 10,6 .. 12,0 12,0 12,1El Salvador 9,4 9,7 10,6 10,5 10,6 10,7 10,8España 12,7 12,8 13,0 13,3 13,5 13,7 13,7Estados Unidos 11,8 11,6 11,6 11,7 11,5 11,5 11,5Francia 12,9 12,7 13,1 13,1 13,1 13,1 13,0Gran Bretaña 13,1 13,2 13,8 13,5 13,8 13,2 13,2Grecia 11,1 11,1 12,2 .. 12,8 12,6 ..Guatemala 7,9 8,3 9,5 10,1 10,4 10,3 ..Haiti .. .. .. .. .. .. ..Honduras .. .. .. .. 10,6 10,5 10,2Irlanda 13,5 13,5 13,7 14,3 14,4 14,2 14,2Italy 12,6 12,6 13,0 13,0 13,1 13,1 ..Mexico 10,5 10,6 10,9 11,2 11,3 11,4 11,6Nicaragua 8,8 8,8 10,2 .. 10,5 .. ..Noruega 14,1 13,9 13,8 13,7 13,7 13,8 13,6Panama 10,1 10,2 10,4 10,4 10,4 10,3 11,1Paraguay 10,8 11,0 10,7 10,0 10,0 9,9 ..Perú 11,6 11,7 11,2 11,0 11,0 10,8 10,5Portugal 13,2 13,3 12,7 13,2 13,3 .. 13,1Federación Rusa 9,5 .. 9,9 10,1 .. 10,6 10,8Suecia 15,5 15,4 12,0 12,0 12,0 11,8 12,0Suiza 13,0 13,0 12,8 12,9 12,9 13,0 13,0Uruguay 12,2 12,5 12,9 12,2 12,2 .. ..Venezuela 8,8 9,1 10,0 10,3 10,3 10,3 10,4

Fuente: UNESCO

Cuadro 5. Evolución de los años deescolaridad de la población mayor de 15años en distintos continentes

Región 1960 1970 1980 1990 2000América Latina y el Caribe 3.2 3.6 4.4 5.2 5.9África Sub-Sahara 1.2 1.4 2.0 2.7 3.4Asia del Este y Pacífico 3.1 3.7 4.8 6.1 7.3Países Avanzados 6.6 7.2 8.2 8.8 9.5Media Mundial 3.2 3.6 4.5 5.3 6.1

Fuente: De Ferranti et.al. (2003)

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El cuadro 7 muestra las tasas deescolaridad neta por quintil de ingresoequivalente para el nivel primario, medio yterciario. En el caso argentino se adviertendiferencias sociales todavía muy profundasen los estudios terciarios, algo menores enla enseñanza media, y casi nulas en el nivelprimario. En el primer quintil concurren ala escuela media el 80% de los chicos en esaedad, mientras que en el quintil con mayoresingresos asiste el 94%. La tasa de escolaridaddel nivel terciario cae al 20% para el quintilmás pobre, mientras que la caída es al 53%para el quinto quintil. El mismo cuadro nospermite colocar en perspectivalatinoamericana a estas fuertes diferenciassociales de acceso a la educación. Se observaque si bien la desigualdad educativa en laArgentina es en promedio una de lasmenores de la región junto con Chile, ladesigualdad en la educación media yterciaria es de todos modos muy elevada.

Cuadro 6. La desigualdad educativa enAmérica Latina. Coeficiente de Gini paraaños de educación por grupos de edad

DesigualdadGini de años ingresos/de educación Gini deDesigualdadpor grupo de edad ingresoseducativa (25-65) (10-20) (21-30)

Argentina 2012 0,196 0,195 0,141 0,426 0,46Bolivia 2011 0,355 0,223 0,211 0,465 0,76Brasil 2011 0,347 0,281 0,210 0,523 0,66Chile 2011 0,207 0,220 0,122 0,508 0,41Colombia 2011 0,331 0,242 0,213 0,535 0,62Ecuador 2011 0,305 0,229 0,206 0,462 0,66México 2010 0,315 0,215 0,224 0,472 0,67Perú 2011 0,307 0,224 0,185 0,457 0,67Uruguay 2011 0,228 0,214 0,190 0,433 0,53

Fuente: SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial)en base a Encuestas de Hogares

de los países latinoamericanos estudiados.Asimismo, otro indicador positivo es la bajarelación observada en nuestro país entredesigualdad educativa y de ingresos, lasegunda después de Chile. En ambos países,y en marcado contraste con el resto deLatinoamérica, la educación está dos vecesmejor distribuida que los ingresos.

Cuadro 7. La desigualdad educativa en América Latina. Tasa de escolaridad neta por quintilde ingreso equivalente

Q u i n t i l d e i n g r e s o Diferencia1 2 3 4 5 1q y 5q

Argentina 2012 Primaria 98,9 98,3 99,1 99,5 98,9 0%Secundaria 80,4 83,4 91,7 91,4 94,0 17%Terciario 19,9 24,0 33,3 44,5 53,1 167%

Bolivia 2007 Primaria 92,2 94 96,2 97,6 98,6 7%Secundaria 40,7 64,8 72 80,6 80,9 99%Terciario 1,8 6,9 14,9 18 45,1 2406%

Brasil 2011 Primaria 73,4 79,9 88,1 93,7 97,6 33%Secundaria 41,0 52,9 64,4 74,4 85,4 108%Terciario 5,0 6,3 11,6 20,7 47,0 843%

Chile 2011 Primaria 99,2 99,3 99,3 99,9 98,8 0%Secundaria 78,2 83,9 81,7 90,1 93,1 19%Terciario 21,2 26,4 26,0 37,5 61,6 190%

Colombia 2011 Primaria 94,2 96,7 97,0 97,5 98,3 4%Secundaria 69,6 77,2 80,7 87,0 93,2 34%Terciario 8,6 13,3 18,6 27,0 52,8 511%

Ecuador 2011 Primaria 98,2 98,3 98,4 99,1 99,1 1%Secundaria 72,7 77,3 81,4 84,0 92,1 27%Terciario 15,6 19,7 23,8 27,1 49,3 217%

México 2010 Primaria 96,9 97,9 99,1 99,4 99,5 3%Secundaria 64,7 72,1 77,0 78,7 90,2 39%Terciario 15,0 13,8 20,9 25,4 43,8 191%

Perú 2011 Primaria 98,6 98,6 99,1 99,3 99,2 1%Secundaria 71,6 81,9 88,2 92,7 94,6 32%

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Revista Cultura Económica 41

III. La calidad de la educación: unamirada a las evaluaciones internacionalesPISA

En el análisis de la situación educativade un país, no sólo la cantidad de educaciónes un factor clave, también la calidad y laeficiencia en la asignación de recursos sondeterminantes sobre el efecto que tiene laeducación en el crecimiento económico deun país; y para garantizar que su efecto seapositivo es necesario contar con un nivelmínimo (FIEL, 2002). Por ello, estudiamosaquí los resultados obtenidos por losestudiantes argentinos en las evaluacionesinternacionales PISA, en perspectiva conaquellos obtenidos por los estudiantes deotros países latinoamericanos y de los paísesde la OECD.

Siguiendo una tendencia generalizada enmuchos países, la Argentina decidióincorporarse a las principales pruebasinternacionales homogéneas de evaluaciónde la calidad educativa. El ProgramaInternacional de Evaluación de Alumnos (PISApor sus siglas en inglés) de la OECD es unaencuesta realizada cada 3 años en los paísesmiembros de la OECD y en un grupo depaíses socios, cuyas economías suponen el90% de la economía mundial. Se evaluaronmás de un cuarto de millón de estudiantesde 15 años, representantes de casi 17millones, en PISA 2000; y aproximadamente400.000 estudiantes de 15 años,representantes de 20 millones, en PISA 2006.

PISA evalúa el nivel de conocimientos ydestrezas necesarios para participarplenamente en la sociedad que hanadquirido los estudiantes a punto de acabarsu escolarización obligatoria, centrándoseen competencias clave como la lectura, lasmatemáticas y las ciencias. Asimismo,pretende medir si los estudiantes puedenreproducir lo que han aprendido y, además,examinar su capacidad para extrapolar sus

conocimientos y aplicarlos en nuevosentornos, tanto académicos como fuera deeste contexto. Los alumnos respondentambién a un cuestionario centrado en suentorno social, sus hábitos de estudio, sunivel de compromiso y motivación paraaprender. Los directores de los colegioscompletan un cuestionario acerca de suscentros que incluyen datos sobre la situacióndemográfica y una evaluación de la calidaddel ambiente de aprendizaje de los mismos.

La primera edición de este estudio fuela del año 2000 y participaron 43 países,incluyendo a la Argentina. Las autoridadesnacionales decidieron que el país noparticipara en la segunda edición, realizadaen 2003. Sin embargo, el país ha vuelto aparticipar en las ediciones de 2006 y 2009,en donde se agregaron varios países.

En el Cuadro 8 figuran algunos paísesque han participado de, al menos, unaedición de las evaluaciones. Las ubicacionesobtenidas por la Argentina sonrelativamente pobres. En comprensiónlectora, obtuvo el 35º lugar entre 38 paísescon resultados comprables en el año 2000;puesto 53 entre 56 países con resultadoscomprables en el año 2006; y el 53º lugarentre 58 países en el año 2009. Mientras queen el año 2000, la Argentina se ubicó porencima de Brasil y Chile y una posición pordebajo de México, en los años 2006 y 2009,todos esos países sumados a Uruguay yColombia, tuvieron mejores resultados quela Argentina. Asimismo, la diferencia conMéxico se amplió a más de 10 posiciones.En matemáticas, se ubicó en el 52º lugarentre 56 países en el año 2006, y en el puesto49 entre 58 países en el año 2009. Finalmente,en ciencias obtuvo el 51º lugar entre 56países en el año 2006, y en el puesto 50 entre58 países en el año 2009. En ambasdisciplinas, Chile, México y Uruguayobtuvieron mejores resultados en ambasediciones de la evaluación.

Terciario 11,8 25,9 33,0 42,2 55,1 367%Uruguay 2011 Primaria 99,1 98,9 98,5 97,7 97,4 -2%

Secundaria 69,4 79,4 85,4 91,5 97,0 40%Terciario 4,2 9,4 18,0 30,0 55,9 1216%

Fuente: SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial) en base a Encuestas de Hogares

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42 Año XXXII Nº 87 Junio 2014

R e s u l t a d o s e n C i e n c ia s

M e d ia R M e d ia R M e d ia R M e d ia R M e d ia R M e d ia R M e d ia R M e d ia R M e d ia RA l e m a n i a 4 8 4 2 1 4 9 1 2 1 4 9 5 1 7 4 9 7 1 7 5 0 3 1 9 5 0 4 1 9 5 1 3 1 4 5 1 6 1 3 5 2 0 1 0A r g e n t in a 4 1 8 3 4 3 7 4 5 3 3 9 8 5 3 3 8 1 5 2 3 8 8 4 9 3 9 1 5 1 4 0 1 5 0A u s t r a l ia 5 2 8 4 5 2 5 4 5 1 3 7 5 1 5 7 5 2 4 1 1 5 2 0 1 2 5 1 4 1 3 5 2 7 8 5 2 7 8B é l g ic a 5 0 7 1 0 5 0 7 1 1 5 0 1 1 2 5 0 6 9 5 2 9 8 5 2 0 1 2 5 1 5 1 2 5 1 0 1 9 5 0 7 1 9B r a z i l 3 9 6 3 6 4 0 3 3 7 3 9 3 4 8 4 1 2 4 8 3 5 6 4 0 3 7 0 5 3 3 8 6 5 1 3 9 0 5 2 4 0 5 4 8C a n a d á 5 3 4 2 5 2 8 3 5 2 7 4 5 2 4 4 5 3 2 7 5 2 7 7 5 2 7 8 5 3 4 3 5 2 9 6C h i le 4 1 0 3 5 4 4 2 3 8 4 4 9 4 0 4 1 1 4 7 4 2 1 4 5 4 3 8 4 0 4 4 7 4 0C o l o m b i a 3 8 5 5 1 4 1 3 4 7 3 7 0 5 3 3 8 1 5 2 3 8 8 5 3 4 0 2 4 9D i n a m a r c a 4 9 7 1 5 4 9 2 1 9 4 9 4 1 9 4 9 5 2 1 5 1 4 1 5 5 1 3 1 5 5 0 3 1 7 4 9 6 2 4 4 9 9 2 4E s p a ñ a 4 9 3 1 7 4 8 1 2 6 4 6 1 3 5 4 8 1 3 1 4 8 5 2 6 4 8 0 3 2 4 8 3 3 1 4 8 8 3 0 4 8 8 3 3E s ta d o s U n i d o s 5 0 4 1 4 4 9 5 1 8 5 0 0 1 3 4 8 3 2 7 4 7 4 3 5 4 8 7 2 8 4 8 9 2 9 5 0 2 2 1F e d e r a c io n R u s a 4 6 2 2 7 4 4 2 3 2 4 4 0 3 9 4 5 9 3 9 4 6 8 2 9 4 7 6 3 3 4 6 8 3 5 4 7 9 3 5 4 7 8 3 6F r a n c ia 5 0 5 1 2 4 9 6 1 7 4 8 8 2 3 4 9 6 1 9 5 1 1 1 6 4 9 6 2 3 4 9 7 2 0 4 9 5 2 5 4 9 8 2 5G r a n B r e ta ñ a 4 9 5 1 7 4 9 4 2 3 4 9 5 2 4 4 9 2 2 5 5 1 5 1 4 5 1 4 1 4G r e c ia 4 7 4 2 5 4 7 2 3 0 4 6 0 3 6 4 8 3 2 9 4 4 5 3 2 4 5 9 3 9 4 6 6 3 6 4 7 3 3 8 4 7 0 3 7I r la n d a 5 2 7 5 5 1 5 7 5 1 7 6 4 9 6 1 9 5 0 3 1 9 5 0 1 2 2 4 8 7 2 8 5 0 8 2 0 5 0 8 1 7I t a l ia 4 8 7 2 0 4 7 6 2 9 4 6 9 3 3 4 8 6 2 7 4 6 6 3 0 4 6 2 3 8 4 8 3 3 1 4 7 5 3 6 4 8 9 3 2M é x ic o 4 2 2 3 3 4 0 0 3 8 4 1 0 4 3 4 2 5 4 4 3 8 5 3 7 4 0 6 4 8 4 1 9 4 6 4 1 0 4 9 4 1 6 4 6N o r u e g a 5 0 5 1 2 5 0 0 1 2 4 8 4 2 4 5 0 3 1 0 4 9 5 2 2 4 9 0 2 8 4 9 8 1 9 4 8 7 3 3 5 0 0 2 2P e r u 3 2 7 3 9 3 7 0 5 6P o r tu g a l 4 7 0 2 6 4 7 8 2 8 4 7 2 3 1 4 8 9 2 5 4 6 6 3 0 4 6 6 3 7 4 8 7 2 8 4 7 4 3 7 4 9 3 2 9S u e c ia 5 1 6 9 5 1 4 8 5 0 7 1 0 4 9 7 1 7 5 0 9 1 7 5 0 2 2 1 4 9 4 2 3 5 0 3 2 2 4 9 5 2 7S u i z a 4 9 4 1 6 4 9 9 1 3 4 9 9 1 4 5 0 1 1 1 5 2 7 9 5 3 0 6 5 3 4 6 5 1 2 1 6 5 1 7 1 3U r u g u a y 4 3 4 3 4 4 1 3 4 2 4 2 6 4 3 4 2 2 3 5 4 2 7 4 2 4 2 7 4 3 4 2 8 4 3 4 2 7 4 4O E C D 5 0 1 4 9 7 4 9 5 4 9 9 5 0 0 4 9 7 4 9 9 4 9 8 5 0 1

2 0 0 6 2 0 0 9 2 0 0 6 2 0 0 9R e s u l t a d o s e n C o m p r e s ió n L e c t o r a R e s u l t a d o s e n M a t e m á t ic a

2 0 0 0 2 0 0 3 2 0 0 6 2 0 0 9 2 0 0 3

Cuadro 8. Resultados y rankings (R) de la prueba PISA 2000, 2003, 2006 y 2009 parapaíses seleccionados del grupo con resultados comparables

Fuente: elaboración propia en base a la OECD (2010)

Un resultado importante del estudio PISAes que la Argentina muestra un porcentajemuy alto de chicos cuya comprensión lectorase encuentra por debajo del nivel 2. Según laclasificación de la OECD, este nivel sirve deguía para considerar si los estudiantes hanaprendido a leer y empiezan a mostrar lascompetencias necesarias para usar la lecturapara aprender. Los estudiantes que están pordebajo de este nivel pueden, técnicamente,leer pero no han alcanzado el grado dealfabetismo necesario para participar efectivay productivamente en la vida. En promedio,el nivel de estudiantes por debajo de estenivel en los países de la OECD incluidos en

esta estadística fue del 19,3% en el año 2000y 18,1% en el año 2009 (OECD, 2010)

En el gráfico 1 puede verse que laArgentina muestra, en el año 2000, unporcentaje del 44% de chicos por debajo delnivel 2, igual que Chile y sólo un poco menosque México. Como se mencionópreviamente, la media de los países de laOECD con alumnos por debajo de ese nivelse mantuvo entre el año 2000 y 2009. Sinembargo, el gráfico 2 muestra que enArgentina el porcentaje de chicos por debajode ese nivel aumentó a 57% en el 2009. Por elcontrario, en países como Chile, México yPerú el porcentaje de alumnos por debajo deese nivel disminuyó.

Gráfico 1. Distribución del desempeño en capacidad lectora. Valores de los percentiles 90,75, 25 y 10. PISA 2000

Fuente:elaboraciónpropia enbase aOECD(2010).

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Revista Cultura Económica 43

En el otro extremo, los resultados delpercentil 90 de la Argentina, aquel al quepertenece la centésima parte de losestudiantes encuestados que ocupa el 10ºlugar en cuanto a los resultados, eran en elaño 2000 los más altos entre los paíseslatinoamericanos evaluados. Sin embargo, enel año 2009 los resultados para ese percentilde Brasil, Chile y Uruguay superaron a losde la Argentina. Asimismo, más de un 35%de los estudiantes de los países de la OECDsuperan los resultados obtenidos por laArgentina en ese percentil.

Otro resultado importante del estudioPISA es que la Argentina aparece como unode los países con mayores diferencias encomprensión lectora, comparando ladistribución de los resultados de las pruebasPISA según cuartiles del ISO, un índiceinternacional socioeconómico del nivelocupacional utilizado en dicho estudio. Parael caso de la Argentina, puede verse en loscuadros 9 y 10 que, tanto el cuartil de ISOmuy alto como el muy bajo, están claramentepor debajo de la OECD, aumentando estadistancia a medida que se desciende en elnivel socioeconómico (13% y 22% en el año2000, y 15% y 31% en el año 2009). Asimismo,se observa que la diferencia entre el resultadoen la comprensión lectora del cuartil más alto

respecto del más bajo, pasó de 27% en el año2000 a 36% en el año 2009, aumentando lainequidad de los resultados según elindicador socioeconómico. En el año 2009,esta diferencia fue del 22% en Brasil, 22% enChile, 21% en México, 43% en Perú y 20% enlos países de la OECD. Es decir, los sectoressociales menos favorecidos en la Argentinaestán en peor posición relativa que los sectoressociales más pudientes en su comparación consus "pares socioeconómicos"de otros países,exceptuando a Perú.

Según el resumen ejecutivo realizado porel Ministerio de Educación de la Argentina,un factor de relevancia que explica ladispersión observada respecto del índicesocioeconómico es el alto nivel de inclusióneducativa que exhibe el país, aumentando laheterogeneidad de la muestra argentina.Dicha dispersión supone la escolarización deuna proporción importante de adolescentesy jóvenes, particularmente, de aquellosprovenientes de hogares de bajos recursos.Estos jóvenes son los que presentan másdificultades para estudiar debido a aspectostales como: el nivel educativo de sus padres,la alimentación, la posibilidad de disponerde un lugar para estudiar, y la disponibilidadde materiales de estudio.

Gráfico 2. Distribución del desempeño en capacidad lectora. Valores de los percentiles 90,75, 25 y 10. PISA 2009

Fuente: elaboraciónpropia en base a OECD (2010).

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44 Año XXXII Nº 87 Junio 2014

Cuadro 9. Desempeño en capacidad lectora por cuartiles del ISO (índice internacionalsocioeconómico del nivel ocupacional, OECD). PISA 2000

Cuartiles del índice ISO

Muy Bajo Bajo Alto Muy Alto

País Promedio E.S Promedio E.S Promedio E.S Promedio E.Sde de de de

desempeño desempeño desempeño desempeño

Argentina 379 (7,1) 393 (9,9) 440 (9,6) 483 (6,3)Brasil 368 (3,9) 387 (3,8) 413 (4,0) 435 (4,5)Chile 373 (3,8) 388 (4,3) 420 (4,6) 466 (3,5)México 385 (4,1) 408 (3,7) 435 (4,0) 471 (5,9)Perú 283 (5,9) 317 (4,3) 338 (4,7) 383 (5,8)PromedioOECD 463 (0,9) 491 (0,8) 515 (0,7) 545 (0,9)

Fuente: OECD y Ministerio de Educación de la Nación (2004).Informe Nacional, República Argentina.

Cuadro 10. Desempeño en capacidad lectora por cuartiles del ISO (índice internacionalsocioeconómico del nivel ocupacional, OECD). PISA 2009

Cuartiles del índice ISO

Muy Bajo Bajo Alto Muy Alto

País Promedio E.S Promedio E.S Promedio E.S Promedio E.Sde de de de

desempeño desempeño desempeño desempeñoArgentina 345 (4,9) 377 (4,6) 410 (5,5) 468 (6,2)Brasil 376 (2,5) 401 (3,0) 413 (3,9) 460 (4,1)Chile 409 (3,5) 435 (3,6) 457 (3,5) 501 (3,5)México 386 (2,8) 413 (2,3) 434 (2,2) 469 (2,2)Perú 303 (3,3) 354 (3,1) 390 (3,7) 434 (7,3)PromedioOECD 451 (0,7) 483 (0,6) 506 (0,6) 540 (0,6)

Fuente: elaboración propia en base a datos de OECD.

IV. Características del capital humano enArgentina y su evolución

Luego de haber estudiado la posiciónque ocupa la Argentina en términos deresultados educativos, es interesante evaluarla hipótesis que sostiene que la calidadeducativa empeora debido a que el sistemaestá reteniendo más estudiantes,precisamente aquellos que antes desertabano no llegaban hasta ese nivel. Suponeademás que el gran incremento de laescolarización que se dio en un períodorelativamente breve, trajo aparejadasalgunas dificultades, entre las que seencuentran mantener la calidad del sistema

frente a un aumento notable de la matrícula,produciendo lo que se podría llamar unasaturación del mismo.

Como ya hemos visto en los cuadrosanteriores, la cobertura en la educaciónprimaria ya hace varios años que es muyamplia. Un fenómeno que vale la penaresaltar es que el aumento de la matrículaque se ha dado en los últimos años, se debeprincipalmente a un aumento de laasistencia de alumnos en losestablecimientos privados, ya que comopuede observarse en el siguiente cuadro, lamatrícula en las escuelas públicas tuvo unretroceso en la última década.

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Cuadro 12. Tasa de asistencia a laeducación formal y tasa neta deescolarización secundaria2

1960 1970 1980 1991 2001Tasa específicade asistenciade jóvenes de13 a 17 años

45,9 54,0 63,3 71,8 85,0

Tasa neta deescolarizaciónmedia

s/d s/d 42,2 59,3 71,5

Fuente: DINIECE (2007) en base a CensosNacionales de Población

y Viviendas – INDEC.

El gráfico 1 muestra que las tasas netas deescolarización del nivel medio han subido,sin excepción, en todas las jurisdicciones delpaís.

El gráfico 3 muestra las tasas netas deescolarización del nivel medio en porcentaje1980 – 1991 – 2001.

Fuente: DINIECE (2007) en base a Censos Nacionales de Población y Vivienda.

Cuadro 11. Matrícula de alumnos de NivelPrimario

Año Total de Escuelas Escuelasescuelas públicas privadas

1998 4,665,761 3,700,051 965,7101999 4,664,386 3,726,273 938,1132000 4,727,557 3,755,156 972,4012001 4,757,674 3,782,760 974,9142002 4,776,319 3,804,888 971,4312003 4,674,869 3,712,325 962,5442004 4,701,149 3,710,225 990,9242005 4,651,255 3,629,454 1,021,8012006 4,685,696 3,646,841 1,038,8552007 4,700,176 3,624,114 1,076,0622008 4,716,102 3,592,659 1,123,443

Fuente: UNESCO.

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No obstante, en el gráfico 2 vemos unaseñal de alerta. A partir del año 2003, seobserva una reducción en la matrícula del

nivel medio, explicada en su mayoría poruna caída en la matrícula de losestablecimientos públicos.

Gráfico 4. Evolución de la matrícula del nivel medio común o equivalente.Total País 1900-20063

Fuente: DINIECE (2007) en base a: 1900-1977 - MCyE - DIEPE - Informaciones Estadísticas: 1991 -INDEC - Censo Nacional de Población y Vivienda. 1996 a 2006 - MEN - Relevamientos Anuales.1988 a 1995

estimados por modelo ARIMA.

Frente a este escenario, no podemosjustificar que el deterioro del desempeño delos estudiantes argentinos en las pruebasinternacionales, se deba a que aumentó lamatrícula, ya que precisamente, en el mismoperíodo en que se perdieron posiciones, lamatrícula del nivel medio bajó, al tiempoque la población que debería asistir a esenivel de enseñanza siguió en aumento.

El cuadro 13 presenta un detalle de laevolución de la matrícula del nivel medio

por jurisdicción. Allí se puede apreciar quela tendencia negativa entre el año 2000 y el2006 que provoca una caída en la matrículade estudiantes de nivel medio, se explica porla caída observada en la Provincia de BuenosAires, la Ciudad de Buenos Aires, Jujuy,Entre Ríos Santa Fe y San Luis.Posteriormente, entre 2006 y 2012, se harevertido esta tendencia a excepción de laCiudad de Buenos Aires y la Provincia deSanta Fe.

Cuadro 13. Matrícula del nivel medio y equivalente por jurisdicción

Total País 1960 1970 1980 1988 2000 2006 2012563.987 980.558 1.326.680 1.937.324 2.736.947 2.725.318 3.004.965

Buenos Aires 160.393 346.320 463.818 692.610 1.108.484 993.471 1.128.685Catamarca 4.813 7.597 11.379 16.981 27.397 31.652 31.365Chaco 7.758 14.931 27.037 42.273 70.875 83.778 100.453Chubut 2.374 5.943 11.878 20.602 34.954 36.088 41.217Ciudad de Bs. As. 147.015 176.329 187.806 221.307 196.555 191.291 186.884Córdoba 51.371 98.363 127.383 172.676 201.920 220.608 236.206Corrientes 11.619 20.332 33.123 49.183 71.637 74.335 75.000Entre Ríos 19.183 31.987 45.484 64.199 85.544 84.224 88.092Formosa 2.036 5.193 13.379 26.240 37.887 46.416 49.796Jujuy 5.554 8.230 23.256 44.532 61.720 58.877 65.604

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Cuadro 14. Porcentaje de estudiantes pornivel de desempeño en Lengua de 2º/3º añode Secundaria, según provincias. ONE2010.

Total País Bajo 24,5 Medio 59,3 Alto 16,3

Buenos Aires 25,5 57,0 17,5Catamarca 33,1 57,1 9,9Chaco 35,1 57,1 7,8Chubut 23,1 59,1 17,8Ciudad de Bs. As. 12,4 54,1 33,6Córdoba 20,1 63,1 16,8Corrientes 29,7 60,6 9,6Entre Ríos 23,8 60,8 15,4Formosa 35,2 56,3 8,5Jujuy 25,4 64,7 9,9La Pampa 19,6 58,1 22,3La Rioja 35,3 57,9 6,8Mendoza 19,5 62,8 17,7Misiones 30,9 61,0 8,1Neuquén 24,6 62,4 13,0Río Negro 17,9 63,5 18,6Salta 24,2 62,6 13,2San Juan 23,0 67,6 9,4San Luis 23,2 63,5 13,3Santa Cruz 16,5 67,6 15,9Santa Fé 21,3 61,2 17,6Santiago del Estero 34,8 58,5 6,7Tierra del Fuego 17,5 61,3 21,2Tucumán 32,8 56,6 10,6

Fuente: DINICIE (2012).

Para evaluar la calidad de la educaciónal interior del país, la Argentina comenzó,durante la década del noventa, a realizarevaluaciones sistemáticas mediante losOperativos Nacionales de Evaluación(ONE) –a partir de 1993 en formaexperimental y muestral, y desde 1995 demanera sistemática y generalmente censal.A partir de 2001 se han producidodiscontinuidades en la tarea sistemática quese venía llevando a cabo, en la frecuencia ycobertura de los ONE. Actualmente los ONEse realizan cada dos años y con unametodología muestral. El cuadro 14 muestrael porcentaje de estudiantes por nivel dedesempeño en Lengua para 2º/3º año deSecundaria. Se observa una alta dispersiónen los resultados, principalmente en elporcentaje de alumnos con bajo nivel.Siendo el promedio para ese nivel de un24,5% para el Total país, hay provincias conniveles por debajo del 20% como Ciudad deBuenos Aires, Córdoba, Mendoza, SantaCruz, Tierra del Fuego y La Pampa; y porotro lado, provincias con niveles superioresal 32% como Tucumán, Catamarca,Formosa, La Rioja, Chaco y Santiago delEstero.

La Pampa 3.134 5.144 8.832 14.471 22.625 22.837 23.909La Rioja 3.600 6.079 9.061 14.944 21.187 25.669 29.175Mendoza 22.570 44.107 54.054 85.328 119.803 121.485 129.534Misiones 4.392 11.944 25.965 34.274 61.480 69.230 85.304Neuquén 1.485 4.620 10.715 25.096 38.166 46.335 47.563Río Negro 3.140 7.206 15.414 32.025 42.806 47.727 53.980Salta 11.295 20.743 33.991 62.484 96.818 103.995 118.276San Juan 7.912 12.849 23.852 34.692 42.431 45.033 47.636San Luis 4.417 8.806 11.660 15.809 26.505 26.415 32.569Santa Cruz 589.000 2.294 6.056 12.106 15.714 16.515 22.755Santa Fe 59.315 96.825 114.794 157.972 223.811 216.760 219.216Sant. del Estero 9.416 14.150 18.825 32.110 42.285 53.268 63.730Tierra del Fuego 132 477 1.074 4.083 8.462 11.158 11.886Tucumán 20.474 30.089 47.844 61.327 77.881 98.151 116.130

Fuente: DINIECE (2007) en base a Dirección Nacional de Información y Evaluación de la CalidadEducativa. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación.

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Finalmente, antes de concluir, creemosapropiado mencionar que esta caída en lamatrícula a nivel medio, esta reducción enla matrícula de las escuelas públicas a nivelprimario y las diferencias provinciales en losresultados de las evaluaciones de calidad,aumentan la segregación educativa, que yaexiste. Como muestra Adrogué (2011), lasmayores desigualdades escolares enescuelas públicas se explican por diferenciasdentro de las jurisdicciones. Más aún, enalgunas jurisdicciones estas desigualdadesse encuentran asociadas a factoressocialmente inaceptables, como ser el niveleconómico de los estudiantes.

V. Conclusiones

La información presentada en esteartículo nos ha permitido obtenerconclusiones relevantes para el diseño depolíticas educativas y para abrir líneas deinvestigación con metodologías rigurosassobre temas concernientes a la educación enArgentina.

La esperanza de escolaridad para unchico de 5 años que hoy inicia el preescolaren la Argentina es claramente la más alta deAmérica Latina y no tan lejana de los paísesde la OECD. Esto obedece en parte alimportante aumento de la escolarizaciónobservado desde el advenimiento de lademocracia en 1983, un fenómeno que seobservó en casi toda la región. Sin embargo,la inclusión que la Argentina ha desarrolladoen la educación primaria, no pudotrasladarse en su totalidad a los nivelessiguientes y, a su vez, la distancia queseparaba a la Argentina de muchos paísesde América Latina se ha acortadosignificativamente, y en algunos casos se haanulado. En ese sentido, si bien es cierto quela "cantidad de educación" en nuestro paíssigue siendo muy importante, también seobserva una caída en la matrícula a nivelmedio entre los años 2000 y 2006, luegorevertida en estos últimos años; y unareducción en la matrícula de las escuelaspúblicas a nivel primario. Asimismo, sudistribución continúa siendo muy desigualy su calidad es realmente muy pobre.

En relación con la desigualdad educativa,se advierten diferencias sociales en la

Argentina todavía muy profundas en losestudios terciarios, algo menores en laenseñanza media, y casi nulas en el nivelprimario. Sin embargo, la desigualdadeducativa del país es una de las más bajasde Latinoamérica y lo propio ocurre con larelación entre la desigualdad educativa y lade ingresos, ya que la primera es menos dela mitad de la segunda.

En cuanto a la calidad educativa, talcomo se la mide en las pruebasinternacionales, los resultados son muypobres. Nos muestran a la Argentinaubicada en los últimos lugares de los paísesevaluados tanto en compresión lectora,ciencias y matemáticas. A su vez, mientrasen países como Chile, México y Perú elporcentaje de alumnos por debajo de unnivel mínimo de compresión lectoradisminuyó entre los años 2000 y 2009, en laArgentina ese porcentaje se incrementó.Asimismo, se observa que los sectoressociales menos favorecidos en la Argentinaestán en peor posición relativa que lossectores sociales más pudientes en sucomparación con sus "paressocioeconómicos" de otros países,exceptuando a Perú. No sólo el bajo nivelen comparación con otros países espreocupante, también existen marcadasdiferencias entre provincias al interior de laArgentina, según resultados de lasevaluaciones nacionales.

La aspiración de este trabajo es ser undisparador de nuevos proyectos deinvestigación pues la educación es un factorclave, no sólo para la productividad y elcrecimiento económico de un país, sinotambién para elevar el nivel de bienestar desu población. Trae aparejadas mejoras ensalud, menor mortalidad infantil y mayoresperanza de vida. Más aún, la educaciónes una variable clave para determinar lasdisparidades de ingreso de la población.Puede tanto ayudar a disminuir la brecha ymejorar la distribución del ingreso, en elcaso en que haya igualdad de oportunidadeseducativas, como a agrandarla y empeorarla situación, si aquellos que tienen laposibilidad de realizar estudios son unospocos. Esto no sólo sucede entre los paísessino dentro de los países. Esperamosalcanzar nuestro objetivo.

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1 La tasa bruta de escolarización se calcula como el totalde la población que asiste al nivel estudiado,independientemente de la edad, sobre el total de personasen el rango de edad de asistir a ese nivel.2 La tasa específica de asistencia de jóvenes de 13 a 17años indica la proporción de los mismos que asisten a algúnestablecimiento educativo. La tasa neta de escolarizaciónen el nivel medio representa a la población de 13 a 17años (edad teórica correspondiente a este nivel) que asisteal nivel medio.3 Corresponde a proyecciones de población de la CEPAL/ CELADE - División de Población. Boletín demográficoNo. 66 de julio de 2000.

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Tres imágenes del mercadoCARLOS HOEVEL*

Resumen: El artículo invita a la reflexión respecto de la dicotomía entre economía y sociedad.Para esto, presenta una descripción de diferentes imágenes del mercado. La primera,representada por un mercado como espacio total, descripto a partir de la ciudad de Chicagoy mediante los postulados de Becker. Luego, la segunda imagen remite a las tensiones entremercado y sociedad, a través de las ideas de desarrolladas por Coraggio. Finalmente, elautor concluye presentando la imagen del mercado como un espacio humano y civil,presentando las consideraciones desarrolladas por Zamagni. Así, el autor deja planteado elinterrogante acerca de cuál de las tres imágenes del mercado predominará en la agenda delas decisiones políticas, de la realidad económica y social y, en el imaginario simbólico denuestra cultura.

Palabras clave: mercado; economía civil; sociedad; Zamagni; Coraggio; Becker

Three Images of the Market

Abstract: The article invites to look at the dichotomy between economy and society. For this, Hoevelpresents an overview of different images of the market. The first one, represented by a total spacemarket, described from the city of Chicago and Becker’s ideas. Then, the second image refers to thetensions between market and society, throughout the ideas developed by Coraggio. Finally, the authorconcludes by presenting the image of the market as a human and civil space, presenting Zamagni´sconcepts. Thus, the author leaves open the question as to which of the three images will dominate theagenda of policy decisions, economic and social reality, and in the symbolic imagery of our culture.

Keywords: Market; civil economy; society; Zamagni; Coraggio; Becker

I. Primera imagen: Chicago, Becker y elmercado como espacio total

Cuando uno va llegando a Chicago poravión, el espectáculo que se ofrece desde elaire es el de una enorme llanura similar anuestra pampa, surcada por vías deferrocarril y autopistas que, como tambiénocurre en Buenos Aires, van convergiendocomo radios de un gran semicírculo hastaterminar en un único punto central donde

se levanta la monumental ciudad volcadasobre un inmenso lago azul. Desde finalesdel siglo XIX hasta nuestros días, Chicagoha tenido una importancia vital en laeconomía de los Estados Unidos: por unlado, está situada no muy lejos del centrogeográfico del país, por lo que resulta unformidable cruce de caminos. Por otro, seubica sobre la costa de uno de los GrandesLagos (el lago Michigan) a través del cualse abre la gran vía de salida de la economía

Revista Cultura EconómicaAño XXXII • Nº 87

Junio 2014: 50-60

* Universidad Católica Argentina - [email protected]

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del interior del continente norteamericanoal Océano Atlántico y, a través de éste, almundo entero. Chicago ha sido llamada el"matadero", el "granero", la "acería" ytambién el gran "mercado" del mundo (thegreat marketplace of the world). Probablementesea el primer caso de una estructura masivade vida urbana sujeta a la organizaciónracional de un capitalismo industrial ycomercial en gran escala, casi sin ningúnobstáculo histórico o cultural preexistente.Chicago representa así, como pocos lugaresde la Tierra, la ciudad económica por excelencia.Otras ciudades, incluso algunas en dondeel capitalismo mismo se originó, se han idovolviendo económicas, pero Chicago esquizás el primer experimento de capitalismototal en el que la lógica económica ha sidodesde el principio la base misma de laciudad.

A pesar de la evidencia de esta primeravisión de Chicago, si continuamos nuestrapropuesta de vuelo –ya ahora sobre el mismoentramado de la ciudad– notamos algunoselementos que podrían desmentirla.Podremos ver cómo el diagrama racional dela moderna funcionalidad urbana se vesúbitamente interrumpido por una extrañamalformación, una inesperada excresencia. Setrata de la Universidad de Chicago: un grupode insólitos edificios de estilo gótico, formandoquadrangles a la manera de los antiguosmonasterios medievales, inspirados en los quese alzan en las dos grandes universidadesinglesas de Oxford y Cambridge. Pero no sólodescubrimos la presencia de estas inesperadasconstrucciones: nuestra foto área de Chicagonos muestra muchas otras universidades, todaclase de museos, bibliotecas, una Gran Ópera,y los edificios y casas que reflejan los sueñosmás extravagantes de genios de la arquitecturacomo Sullivan, Frank Lloyd Wright y losrepresentantes de la Bauhaus alemana.

En un relato apasionante de la historiacultural de la ciudad, William Mc Neillcuenta en detalle el modo en que en 1893 elcélebre John David Rockefeller, magnatelocal y nacional, decidió apoyar con susmillones al profesor de Biblia y pensamientoalemán William Harper para fundar laUniversidad de Chicago en el lado sur de laciudad. Algo similar ocurrió décadasdespués cuando el empaquetador de carne

Harold Swift, junto con los miembros de unboard universitario conformado por unamayoría de personalidades mercantiles,contrató como Rector de la Universidad aun humanista como Robert MaynardHutchins, quien llevó a esta institución aconvertirse en el centro de enseñanza de lashumanidades más importante de losEstados Unidos (Mcneill, 1991). Tal comosostiene Helen Horowitz en una singulardescripción citada por Milton Friedman:

Chicago era una ciudad de impulsoscontradictorios: a la vez un centrocomercial dedicado a artículos básicosde una sociedad industrial y unacomunidad envuelta en los vientos dela edificación cultural. Como dijo uncomentarista, la ciudad era unaextraña combinación de carne de cerdoy Platón. Chicago parecía uncompendio de los Estados Unidos(Horowitz, APUD Friedman, 1983:123).

Pero ¿cómo interpretar estas actitudesaparentemente extravagantes e irracionalesde ambiciosos y calculadores empresariosen apoyo de la cultura y la ciencia en mediodel horizonte pragmático del Midwestamericano? ¿Cómo se explica una presenciacultural de tal magnitud brotando en mediode la tónica masivamente mercantil de estaciudad? De acuerdo con Gary Becker,premio Nobel de economía y uno de losprincipales representantes de la escuelaeconómica de Chicago, la tensión entre laeconomía y la cultura que se revela enChicago –y también en casi todos losEstados Unidos– es sólo un fenómenoaparente. Esta supuesta dualidad seresuelve en realidad para Becker por mediode la aplicación de lo que denomina "elenfoque económico" (economic approach) queexplica por medio de la lógica económica,todas las conductas humanas:

Cuando una aparente oportunidad deconseguir beneficios no es explotadapor parte de una empresa, trabajador,o economía doméstica, el enfoqueeconómico no se refugia enafirmaciones acerca de la

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irracionalidad, el contento con lariqueza ya adquirida, o conconvenientes cambios ad hoc en lasvaloraciones. Más bien postula laexistencia de costos, monetarios opsíquicos, que eliminan el beneficio eimpiden tomar ventaja de laoportunidad, costos que quizá no sonfácilmente identificables por losobservadores externos (Becker, 1998: 7).

Incluso las acciones realizadas pormotivos aparentemente extra-monetarios yaltruistas, están regidas, según Becker, porun mecanismo de precios no expresable endinero (que denomina "precios sombra")pero equivalente al de las transaccionesmercantiles:

Los precios, ya sean los preciosmonetarios del sector de mercado o losprecios sombra subyacentes del sectorextra-mercado, miden los costos deoportunidad del uso de los recursosescasos, y la "aproximacióneconómica" predice el mismo tipo derespuesta a los precios sombra que alos precios de mercado... Incluso fueradel sector de mercado, ya sea directa oindirectamente, cada mercadería tieneun precio sombra (Becker, 1998: 6).

Becker es conocido por las múltiplesaplicaciones de esta tesis hechas a múltiplescampos de la sociedad y la cultura,tradicionalmente considerados como extra-económicos, ampliando así el alcance delanálisis de mercado, más allá del límite delas transacciones monetarias tradicionales,a todas las actividades humanas:

En años recientes, los economistas hanusado la teoría económica paraexplicar conductas afuera del mercadomonetario (…) Como resultado, ladiscriminación racial, la fertilidad, lapolítica, el delito, la educación (…) elocio y otras conductas han sido muchomejor entendidas (…) (Becker, 1998: 8).

Del mismo modo, refiriéndose a laeducación y la cultura, argumenta Becker,"las personas sólo eligen seguir la carrera

académica u otras vocaciones intelectualeso artísticas si esperan beneficios, tantomonetarios como psíquicos, que excedanaquellos accesibles en ocupacionesalternativas"(Becker, 1998: 11). En talsentido, en opinión de Becker y de otrosmuchos de partidarios de su versiónextrema de la teoría económica neoclásica,el mercado, entendido como trama deintercambios entre individuosmaximizadores de utilidad, explica yencierra dentro de sí toda la realidad social,cultural y humana. Probablementefascinado por el imponente porte mercantilde Chicago y de los Estados Unidos engeneral, para Becker lo que parece extra-mercantil –como podría ser el caso de lasactividades de la cultura, la educación y laciencia– puede ser en realidadcompletamente sometido al análisis decostos y beneficios, y a la lógica de losincentivos utilitarios que rigensupuestamente también siempre almercado. Entendido como un continuohomogéneo más allá del cual no es posiblepensar, el mercado concebido como unespacio total de intercambios utilitarios,constituye el marco fundamental para lacomprensión de la realidad social y tambiénpara el diseño completo de todas laspolíticas públicas.

II. Segunda imagen: el conurbanobonaerense, Coraggio y el divorcio entremercado y sociedad

Trasladarse en auto desde PuertoMadero –el barrio costero más moderno yconfortable de la ciudad de Buenos Aires–hasta el partido de Malvinas Argentinas –en el corazón del conurbano bonaerenseque rodea la capital argentina– producesensaciones abrumadoramentecontrastantes. Aislado del resto de laciudad –y del país– por un canal y porvarias avenidas atestadas de autos, ysembrado de elevados rascacielos de cristalque sólo reflejan el cielo azul o el verdeimpecable de los parques, Puerto Maderose asemeja a los barrios financieros devanguardia de cualquier gran ciudadglobal como La Defense de París, la bahía

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de Sidney o el frente de rascacielosmarítimos de Dubai. Pero a pocoskilómetros y luego de trasponer los puentesque comunican a este barrio con el país real,uno se encuentra con la primera villa deemergencia –o "asentamiento urbano"– quecorta abruptamente el tejido urbano con susracimos de casillas apiñadas de paredes sinrevoque, y un interminable laberinto deoscuros pasadizos. Detrás de esta villa,como formando un telón inverosímil, sealzan los lujosos y distinguidos edificios delbarrio Norte, en cuyo tope se distinguen lascúpulas y mansardas que todavía otorganese seductor aire parisino a Buenos Aires.Luego de esa primera visión de lafragmentación se recompone la ciudadconvencional en un continuo bastanteuniforme de muchos kilómetros de callesbien trazadas, avenidas comerciales yedificios y casas de clase media. Ya en el granBuenos Aires, la autopista que nos llevahacia el noroeste parece adentrarse en lapampa, pero la mirada no descubre labelleza todavía lejana del campo argentinosino una villa inmensamente más grandeque la anterior, en donde se extiende pormuchos kilómetros un interminablehinterland suburbano en el que descubrimosun verdadero océano de precariedad. Milesy miles de casitas a medio construir,atravesadas cada tanto por largas y sinuosascallejuelas, sucios senderos de tierra yriachos putrefactos a cielo abierto, secombinan con gigantescas alfombras debasura recalentándose al sol donde pululanchicos y perros como sobrevivientes de unagran catástrofe urbana. Pero hasta llegar adestino también se suceden otras realidades:enormes hipermercados, modernas plantasindustriales e innumerables barrioscerrados, donde se encierra ya no laprecariedad sino la prolijidad, a vecesopulenta, planificada para otros habitantespor los desarrolladores urbanos.

En realidad este paisaje tanintensamente fragmentado y tanfuertemente contrastante, que caracterizaa los países en desarrollo, especialmente alos de América Latina, no era el quecaracterizaba a la Argentina. Encomparación con los demás países de laregión la desigualdad y la pobreza, el

contraste entre ricos y pobres, no era laprimera imagen que se imponía en unpasado relativamente reciente alobservador que visitaba por primera vezla ciudad. ¿Qué sucedió en las últimasdécadas para que una realidad urbana ysocial relativamente homogénea como laque caracterizaba a Buenos Aires se hayaconvertido en un auténtico patchwork en elque se suceden realidades tandolorosamente contrastantes?¿Cómo seentiende el progreso continuo de algunossectores de la sociedad y de la ciudad,equiparable en su sofisticación ydinamismo al de los países desarrolladosy, al mismo tiempo, el deterioro crecientede tantos otros lugares en donde seprofundiza cada vez más la pobreza y laexclusión?

Para José Luis Coraggio, director delCentro de Investigaciones del Conurbanode la Universidad de General Sarmiento,la fragmentación que contemplamos enBuenos Aires –y en los países en desarrolloen general– tiene una causa central biendefinida: es el resultado del inevitableconflicto entre la sociedad y el mercado."En la periferia –afirma el economistaargentino– se viene confirmandodramáticamente que el sistema de mercadolibre genera destrucción de la sociedad yla naturaleza, y que difunde el miedo comocondición de vida de las mayorías"(Coraggio, 2012: 12).

Coraggio basa gran parte de supensamiento económico y urbano en elpensamiento de Karl Polanyi1. Para Polanyi,la "gran transformación" que supuso el pasode la economía medieval a la economíamoderna estuvo caracterizada no tanto porla industrialización como por la irrupcióndel mercado capitalista. De acuerdo conPolanyi, en la economía premoderna elmercado estaba inmerso en una intrincadared orgánica de tradiciones, normas y usosreligiosos, sociales y culturales en la cual loshoy llamados factores de producción noexistían independientemente como tales. Enefecto, la tierra era un "lugar natural" o, entodo caso, histórico, donde se habitaba porderecho consuetudinario, y no se la concebíacomo un bien susceptible de ser transadoen un mercado, como sucede en los

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mercados inmobiliarios modernos. Otrotanto ocurría con el trabajo. En el régimenfeudal y en el gremio medieval no existíanada parecido a la oferta y la demanda detrabajo propia del mercado laboral actual.En tal sentido, en la economía premodernaque describe Polanyi, las fuerzas de la ofertay la demanda se hallaban neutralizadasdentro de los límites de las relacionessociales, lo cual impedía que se desplegaranlos efectos destructivos de la lógica delbeneficio y la competencia intrínseca a ellas.

Todo lo contrario sucede en el mercadomoderno ya casi totalmente desprendido dela trama de relaciones sociales tradicionalesy feudales que lo acotaban. En efecto, escribeCoraggio, siguiendo a Polanyi, "el mercadocapitalista amenaza constantemente lasformas de relación desinteresada, valiosaspor sí mismas pero no convertibles en bienesde intercambio porque deben serproducidas en la relación misma. Tiende ahinchar la parte calculadora y hedonísticade las decisiones" (Coraggio, 2012: 13).

En tal sentido –explica Coraggio– elmercado sólo funciona si en las prácticas seabsolutiza el principio individualista yutilitarista: libre acción para maximizar lautilidad subjetiva, trocar para ganar, ganarpara acumular.

Coraggio también sigue a Polanyi en suinterpretación de los mecanismos deexclusión y de fragmentación social. Delmismo modo que Polanyi los explicaapelando a la célebre imagen de loscercamientos (enclosures) –por los cuales losseñores y grandes terratenientes cerrabansus propiedades y expulsaban a todos los"intrusos" que las habitaban con el fin deexplotarlas en la producción de ganadoovino– de acuerdo con Coraggio, las formasmodernas de propiedad privada y deempresa capitalista, explican la actualexclusión social y urbana del conurbanobonaerense y de América Latina en general.La causa es sin duda, para él, la "empresacapitalista, que ve a las personas comosustituibles y sus necesidades como un´gancho´ para incentivarlas a contribuir a laeficiencia empresarial" (Coraggio, 2002: 3).Así, la tendencia del mercado es siempre lade una expansión ilimitada e insaciable,esencialmente incompatible con la

subsistencia del resto de las relacionessociales a las cuales necesariamente pone asu servicio2. En tal sentido, la imagenimperialista del mercado de Coraggio yPolanyi termina por coincidirparadójicamente, con la de Gary Becker3. Elmercado no es por tanto una realidad quese pueda mejorar desde adentro, poniéndolaal servicio de la sociedad, sino un malintrínseco con el que no se puede convivir:

El mercado capitalista –afirma– debeser superado porque es alienante en símismo y máxime por estar dominadopor el poder de los gruposmonopólicos, que manipulan losvalores, necesidades y formas desocialización a través de su control dela comunicación social y además ahoratiende a excluir ingentes mayorías delderecho mismo a ser consumidor yproductor. (Coraggio, 2002: 2)

Dado que Coraggio ve siempre detrásdel mercado una estrategia de poder, unaestructura de dominación esencialmenteantisocial, esta exige, en su opinión, unacontra-estrategia de poder opuesta: "Paracontrarrestarlo – escribe Coraggio– hacefalta fuerza social y decisión política, luchacultural, sujetos colectivos que compartanun proyecto estratégico. Diálogos y alianzasinterculturales entre movimientos sociales"(Coraggio, 2002: 2).

La consecuencia natural de esta posturaes la de sustituir gradual o radicalmente elmercado y las empresas capitalistas por unaserie de economías paralelas socializadas yasea por la acción del Estado, ya sea porcomunidades de trabajadores –economías"sociales", "solidarias", "populares" o "deltrabajo" son las distintas denominacionesque utiliza el autor (Coraggio, 2002: 6) –basadas en una lógica diametralmenteopuesta a la mercantil en la que se suponeque reaparecerá espontáneamente el rostrodel otro, su cuerpo, su pasado y susverdaderas necesidades, superando así lamercantilización alienante. En estapropuesta de un aparente humanismoeconómico –loable por sus intenciones– seesconde sin embargo una dura dialéctica deoposición entre el mercado y la empresa

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capitalista, por un lado, y la llamadaeconomía popular o solidaria, por el otro,que son concebidos de manera tanradicalmente opuesta que no queda espacioalguno para las mediaciones. Así, la imagentan contrastante del mercado en relación ala sociedad de Polanyi aplicada porCoraggio al espacio fragmentado delconurbano bonaerense y de la sociedadargentina, parece conducir inevitablementea elegir entre dos términos que conformanuna opción de hierro.

III. Tercera imagen: la llanura delVéneto, Zamagni, y el mercado comoespacio humano y civil

Luego de descender por varias horas elestrecho valle del Río Adige encajonado porlas todavía altas montañas de lasestribaciones de los Alpes, y habiéndonosdetenido en ciudades como Bolzano en elSud Tirol (o Alto Adige), o como Trento yRovereto en el Trentino, nuestro tren seinterna finalmente en un largo, oscuro y fríotúnel que se prolonga por algunoskilómetros. Un paisaje completamentediferente nos espera al final del túnel: laamplia, luminosa y ya mucho más cálidallanura del Véneto se extiende delante denosotros y descubrimos un mundo que seinsinuaba ya al llegar a Italia pero que allíencuentra su máxima expresión.

En contraste con la fuerte concentracióny masividad urbana de las dos Américas,aquí en Italia las ciudades todavía parecenbrotar lentamente del paisaje ruralsiguiendo sus ondulaciones, imitando suscolores, persiguiendo sus formas. A los doslados del vagón vemos aparecer, aquí y allá,conjuntos de edificios y casas modernas que,sin interrumpir abruptamente el tejido dela ciudad, se van agrupando alrededor delos antiguos cascos urbanos, muchos deellos todavía casi intactos. Así, el tejidourbano va creciendo con una notablecontinuidad a partir de la naturaleza y de lahistoria. Pero no llama la atención solamentela notable armonía entre el mundo urbanoy el paisaje natural que, a pesar de lasevidentes heridas que la modernidad hadejado también aquí, caracteriza al Vénetoy a buena parte de Italia. Lo que se presenta

también a la mirada del observador atentoes la aparición, en medio de este particularentorno urbano, de muchos grupos deedificios claramente industriales ocomerciales que, a pesar de su evidentefuncionalidad arquitectónica, no seyuxtaponen violentamente al entorno, sinoque parecen también integrarsearmónicamente con éste. En efecto, toda lallanura del Véneto está sembrada depequeñas o medianas ciudades las cuales,afincadas en su corazón histórico y en supaisaje natural, cobijan también dentro desí los célebres "distritos industriales", unacreación originalmente italiana, que logracombinar de modo notable y en una medidajusta para cada cosa, paisaje, historia, ciudady empresa.

Los distritos del calzado de Verona o deBrenta, el de los anteojos de Belluno, el delos muebles de Bassano, el de la orfebreríay del curtido de Vicenza y tantos otrosdistritos industriales del Veneto como los dela moda, el informático o el del packaging,están conformados por pequeñas ymedianas empresas en su gran mayoría decapital privado –aunque también en muchoscasos de tipo cooperativo– y forman cadenasde valor que compiten en los grandesmercados nacionales, regionales y globalescapitalistas, pero están al mismo tiempofuertemente integrados a un territoriogeográfica e históricamente circunscripto, ya complejas y densas redes de relacionessociales y urbanas. Ciertamente, tambiénexiste aquí el polo petroquímico de Mestre,cerca de Venecia, y otras formas dedesarrollo industrial que no se condicen conesta particular imagen del mercado enarmonía con la ciudad. Pero éstas son aquímás la excepción que la regla y denotan untipo de organización de la economía que noha tenido su origen en el Véneto ni en Italia.Por el contrario, la imagen del mercadoincorporado a la ciudad, en el formatomoderno de los distritos industriales, es elpunto de llegada de una larga evoluciónhistórica que se remonta a las pequeñasempresas de origen artesanal, fuertementeenraizadas en cada región que, ante la crisisde la gran empresa en la década del setenta,redescubren su potencial y su capacidad deinserción en la nueva economía de mercado.

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De acuerdo con el economista de laUniversidad de Bolonia, Stefano Zamagni–el representante más conocido de lallamada escuela de la economía civil–mercado y sociedad son realidadesciertamente diferentes pero de ningún modonecesariamente opuestas. En efecto,Zamagni es un crítico tanto de la imagen delmercado total de Gary Becker como de ladel mercado perverso de Polanyi yCoraggio:

Por un lado están quienes ven laextensión del mercado y la lógica dela eficiencia asociada a ella como lasolución a todos los problemas. Porotro lado están quienes ven el avancede los mercados como una amenazapara la vida civil y por lo tanto luchanpara protegerse contra ella (Bruni yZamagni, 2007: 16).

En el primer caso, agrega Zamagni, através de una interpretación distorsionadadel pensamiento liberal, esta visión aísla ladimensión social como una entidadseparada de la mecánica del mercado, el cuales visualizado como una institución ética ysocialmente neutral. De acuerdo con talvisión los mercados están siempretrabajando para el bien común. Son la formamás alta de sociedad civil y cualquierintervención en ellos es consideradapeligrosa (Bruni y Zamagni, 2007: 16-17). Enel segundo caso, por el contrario, seconsidera al mercado capitalista como ellugar en donde los poderosos explotan a losdébiles. Tal como sostiene Polanyi, el avancede éste último acelera la ‘desertificaciónsocial’. Los mercados amenazan a lasociedad. Así, es tarea de la sociedad civiltomar acción y protegerse de los mercadosantes de que su lógica erosione las relacionesauténticamente humanas (Lugino Bruni &Stefano Zamagni, Civil Economy, 2007: 17).Zamagni propone una imagen distinta delmercado que puede descubrirse en lahistoria del Véneto pero también del nortede Italia y del norte de Europa en general.Siguiendo las tesis de los historiadores HansBaron y Quentin Skinner, entre otros,Zamagni considera que el mercado no esuna forma de organización económica

moderna que interrumpe violentamente lacivilización medieval sino que es, por elcontrario, el fruto de una larga evolución deesa misma civilización y en particular, de laciudad medieval. En efecto, a partir del año1000, comenzaron a surgir las ciudades enel norte de Italia, dando lugar a un nuevotipo de sociedad que iba a diferenciarse dela sociedad feudal por el tipo de relacionessociales que se desarrollarían en ella. Entanto en la sociedad feudal las relacionessociales estaban basadas fundamentalmenteen la relación vertical, jerárquica, entre elseñor y el vasallo, las nuevas relaciones"civiles" estarán basadas fundamentalmenteen el intercambio y en la reciprocidad entrepersonas básicamente iguales en susderechos y obligaciones. Estas relaciones dereciprocidad abarcaban los distintosaspectos religiosos, culturales, sociales ytambién económicos de la vida. Así, elmercado moderno no nace como lairrupción de relaciones de intercambio deequivalentes en oposición al resto de lasrelaciones personales o sociales, sino comoun sistema de relaciones que además delintercambio de equivalentes motivado porel interés propio, puede incluir otro tipo demotivaciones:

Para evitar malos entendidos – noestamos diciendo que el mercado nohaya conocido en su larga historiaepisodios de degeneración – pensemosen muchas organizaciones criminalesque utilizan los mecanismos demercado para aumentar su poder- oque no ha sido la causa de seriasinjusticias y creado desigualdadessociales. Lo que queremos decir es queel mercado, por su propia naturaleza,no está obligado a actuar de acuerdo alas reglas que permiten taldegeneración4 (Bruni y Zamagni, 2007:23)

La imagen del mercado de la economíacivil que presenta Zamagni tiene sufundamento en una concepciónantropológica de las acciones económicasque se diferencia con claridad de las dosvisiones antedichas:

La relación mercado-sociedad típica

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de la economía civil, se sitúa en unaprospectiva radicalmente distintarespecto a las dos prospectivas hoydominantes. La idea central (y enconsecuencia la propuesta) de laeconomía civil es la de vivir laexperiencia de la sociabilidad humana,en el seno de una vida económicanormal, no al margen, ni antes, nidespués de ésta. Nos dice queprincipios diferentes del beneficio ydel intercambio de equivalentespueden tener cabida dentro de laactividad económica (Zamagni, 2006:20).

Esta imagen civil del mercado noimplica, sin embargo, de acuerdo conZamagni, una exaltación nostálgica de unmundo constituido por pequeñascomunidades locales basadas en relacionestradicionales. Más bien se basa en la ideade que, aún en el ámbito de una economíamoderna y globalizada, es posible queciertos mercados bajo ciertas circunstancias,sin perder su naturaleza económicaespecífica ni la motivación del interésmonetario, incluyan también dentro de sí lariqueza motivacional de las relacionespersonales y sociales expresadas en virtudessociales como la fidelidad, la confianzamutua e incluso la gratuidad o el don5.

En principio esta tercera imagen delmercado parece todavía estar restringida alámbito de las propuestas "alternativas" y deexperiencias muy localizadas. Sin embargo,la creciente tendencia a la combinación delo local y lo global, el auge del desarrolloregional, la evidencia de que la innovacióntecnológica sólo se da enraizada en unterritorio regional, urbano, comunitario ycultural rico y concreto, el reconocimientode que la creación de empleo se da en lasempresas medianas y pequeñas muyvinculadas a la comunidad y el surgimientode nuevos tipos de empresas que combinanla generación de beneficios con otrosobjetivos sociales, son para Zamagnielementos concretos que alimentan laposibilidad real de concebir en nuestrotiempo la imagen del mercado como unespacio humano y civil.

IV. Tres imágenes, tres escenarios

Las tres imágenes del mercado queacabamos de presentar de modo sucintocompiten hoy por apropiarse de la agendade las decisiones políticas, de la realidadeconómica y social y, lo que tal vez sea ladefinición más importante, del imaginariosimbólico de nuestra cultura. Frente a estasituación, surge de inmediato la preguntaacerca de cuál de las tres predominará. Aprimera vista, el aspecto más visible de laglobalización –es decir el que presentan losmercados financieros globales, en especialel mercado de capitales y el de las grandesempresas transnacionales– sumado a lacreciente tecnologización de la economía,hace pensar que el predominiocorresponderá a la primera imagen delmercado presentada por Gary Becker. Latendencia de la globalización llevaría a unacada vez mayor des-territorialización de losmercados al mismo tiempo que a unahomogenización motivacional de losagentes económicos que los asimilaría demodo creciente a la imagen del mercado quedescribe la teoría económica neoclásica.Como consecuencia, y a pesar de los traspiésmomentáneos que pudiera tener, latendencia intrínseca de la globalizaciónpodría llevar también a que dichaasimilación ya no sólo se dé en el campo dela economía, sino en el de toda la sociedaden general, incluyendo las áreas de la vida–como la salud, la educación y las relacioneshumanas- consideradas tradicionalmentecomo no mercantiles. Así, a pesar de que lasotras dos imágenes del mercado pudieranpermanecer latentes en el imaginariocolectivo, la realidad rotunda de unmercado total terminaría por aislarlas en elsilencio o, por lo menos, volverlaspolíticamente inútiles.

Un segundo escenario podría darse encaso de que las tensiones que vienepresentando la globalización, sumadas a lasconsecuencias de las distintas crisis, llevarana un predominio de la segunda imagenparadigmáticamente descrita por Polanyi yaplicada a nuestro medio por Coraggio. Entanto la imagen de una oposición radicalentre el mercado y la sociedad era

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enarbolada hasta no hace mucho sólo porgrupos muy activos pero pequeños ydispersos (como los militantes anti-globales,los grupos ecologistas radicales o la extremaizquierda) ésta se ha extendido ahora amillones de "indignados" en todo el mundo,a los gobiernos de varios países endesarrollo y a muchos ciudadanos europeosy norteamericanos hasta hace muy pococonfortables habitantes de una cada vez másperfeccionada sociedad de mercado. ¿Nopodría por tanto instalarse en la sociedadglobal un ánimo anti-mercantil tal queterminara finalmente tomando la formapolítica de un neoestatismo o unneosocialismo a escala regional o planetaria?

Finalmente, ¿qué podría ocurrir con latercera imagen del mercado presentada porZamagni? Ciertamente en comparación conlas otras dos primeras imágenes, esta terceravisión del mercado como espacio humanoy civil parece presentar a primera vista tresrasgos que la dejan en desventaja: suaparente anacronismo o carácter puramentenostálgico-comunitario, la excesivacomplejidad de su modelo explicativo de laconducta humana y la imposibilidad de suaplicación universal o a gran escala. Noobstante, de acuerdo con Zamagni, esas tresobjeciones podrían volverse también a favorde esta concepción y en contra de las dosprimeras.

En efecto, en primer lugar, las solucionesaparentemente nuevas que se infieren de lasotras dos imágenes no son realmente tales:tanto la imagen del mercado total como lade la dialéctica entre mercado y sociedad,han fracasado ya en varias oportunidades alo largo de la historia moderna, y de maneradrástica en el siglo XX. Basta sólo conmencionar las dos grandes crisis quemarcaron los excesos expansivos delmercado sobre la sociedad (1930, 2008) comoel derrumbe de los proyectos de sociedadedificados a contrapelo del mercado (1989-1991). En realidad, sólo la opción de unmercado en armonía no dialéctica con lasociedad constituiría una auténtica novedadhistórica. Tal como argumenta Zamagni, laidea de un mercado civil fue un proyectoque quedó trunco a principios de lamodernidad con la formación de los grandesEstados modernos y la expansión del

capitalismo industrial en gran escala. Estoscompitieron o se aliaron entre sí,potenciando la tendencia expansiva y portanto, también la tensión conflictiva entreambos, dejando de lado en buena medida ala sociedad con sus relaciones humanas ymercantiles concretas. Es por tanto la terceraimagen del mercado la que todavía no hanacido. Así, la apelación a una imagen civildel mercado no es el resultado de un actode nostalgia por un pasado ya realizado,sino la salida natural al envejecimiento y lacrisis de las otras dos.

En segundo lugar, la objeción de laexcesiva complejidad de la tercera imagen–y por tanto de una mayor utilidad de losmodelos simplificados de la conductahumana, contenidos en la primera o lasegunda imagen del mercado que presentanautores como Becker o como su opositorPolanyi- sería admisible si éstas dos últimaspudieran explicar mejor que la tercera lo queefectivamente ocurre en el mercado. Sinembargo, el actual debate epistemológico enlas ciencias sociales en general y en la cienciaeconómica en particular, parece desmentiresto último. De hecho, la mayoría de loseconomistas del mainstream, parecen ir enla dirección de la necesidad de una cada vezmayor complejidad para dar cuenta de lasconductas humanas y, por tanto también, delas acciones y relaciones que se dan en elmercado. Así, la heterogeneidadmotivacional que fundamenta la imagencivil del mercado reflejaría mejor lo que estásucediendo en la realidad y terminaríasiendo por tanto más útil para lacomprensión y la orientación de laeconomía.

Finalmente, la objeción de que la imagende un mercado humano y civil es imposiblede llevar adelante a escala nacional y menosaún global, sería aceptable si ya existiera laexperiencia de un tipo de globalizaciónhecha sobre la base de mercados civilesinterconectados entre sí. En realidad, nisiquiera se ha practicado en la modernidadla edificación de regiones o sectores enterosde la economía sobre la base de este tipo demercados. El caso de la Italia del norte o delos distritos industriales integrados en eltejido social y urbano existentes en muchaspartes del mundo, permanecen todavía con

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un potencial de ampliación e interconexióninexplorados debido al predominio de losmercados globales financieros y de lasestructuras estatales burocráticas, generadasdurante la época en la que predominaronlas otras dos imágenes del mercado. Detodos modos, la imagen de un mercadocomo espacio humano y civil, no implica deningún modo la negación del rol clave delEstado o de los mercados capitalistasconvencionales, sino la aspiración a unahumanización y civilización de los mismospor medio de una colaboración mutua. Laimagen civil del mercado no es monolíticani autárquica sino relacional, es decir estábasada en un amplio pluralismoinstitucional conformado por diversos tiposde mercados, empresas, asociaciones de lasociedad civil y el Estado, los cuales puedenproducir, si están flexiblementeinterconectados entre sí, una suma depequeños cambios a nivel micro que vangenerando gradualmente, también grandescambios a nivel macro.

Luego de varias décadas en que laimagen del mercado como espacio totalpredominó y llegó casi a apropiarse de casitodas las esferas sociales, hoy vivimos unasituación de reacción ante aquel predominioque va tomando por momentos la forma deuna oposición que nos retrotrae a lostiempos del conflicto y del gran rechazo. Sinembargo, queda aún la posibilidad de quecomience a proyectarse con mucha mayorfuerza una tercera imagen del mercado queabsorba y supere, aunque sea parcialmente,las tensiones entre la economía y la sociedadque amenazan con oscurecer el futuro.

Referencias bibliográficas

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1 Coraggio sigue en esto casi literalmente a Polanyi: "Laconclusión, aunque extraña, es inevitable […] ladislocación causada por tal sistema necesariamentedestruye las relaciones del hombre y amenaza con aniquilarsu habitat natural" (Coraggio, 2002: 42).2 "En última instancia –escribe Polanyi– ésa es la razónpor la que el control del sistema económico por el mercadotiene consecuencias abrumadoras para toda la organizaciónde la sociedad: significa nada menos que la concepciónde la sociedad como un auxiliar del mercado. En lugar deque la economía esté imbuida en las relaciones sociales,las relaciones sociales están imbuidas en el sistemaeconómico […] Así la sociedad debe ser moldeada demanera tal que permita que ese sistema funcione deacuerdo a sus leyes. Este es el significado de la conocidaaserción de que una economía de mercado sólo funcionaen una sociedad de mercado" (Coraggio, 2002: 57).3 "La economía de mercado implica un sistema deautorregulación de los mercados; en términos mástécnicos: es una economía dirigida por los precios delmercado y por nada más que los precios del mercado […]La más asombrosa peculiaridad del sistema radica en elhecho de que, una vez establecido, se lo debe dejarfuncionar sin ninguna interferencia externa" (Coraggio,2002: 41-43).4 En su libro Turbocapitalismo (2000), el analistageopolítico Edward Luttwak describe crudamente alcapitalismo norteamericano actual como un capitalismode mercado total -similar al criticado por Polanyi yexaltado por Becker. En contraposición, recuerda cómo

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eran los mercados locales en la Italia de preguerra en laque vivió durante su infancia: "Cuando yo era chico enMilán –escribe Luttwak– uno no iba a supermercadosanónimos o cadenas de tiendas elegidas cada vez por suspresuntas combinaciones de precio y calidad. El pan secompraba en el panadero, la carne en el carnicero, losvegetales y las frutas en el verdulero. Había solamenteuno de cada uno en nuestra calle, y así como eran nuestrosúnicos proveedores, nosotros y nuestros vecinos éramossus únicos posibles clientes. Los comerciantes no teníanque adivinar o especular cuando estoqueaban lamercadería, porque podían anticipar bastanteacertadamente los ritmos de la demanda a través de lasestaciones y día por día. Tampoco tenían que mirar losprecios de sus competidores para equipararlos hasta elcentavo exacto; los avisos a toda página de los diariosnorteamericanos con listas de artículos para compararprecios no podían existir en ese mundo. Por la mismarazón, los comerciantes no podían esperar expandirse másallá de los límites estrictos de los mercados localizados.Tampoco podían vender sus productos sin servir a susclientes como individuos, adaptándose a sus diferentesmodos de ser así como a sus necesidades específicas, queincluía el crédito informal sin intereses en las partes pobresde la ciudad". (Luttwak, 2000: 40-42).5 "Este estado de cosas –explica Luttwak en el texto quecitábamos antes– no suprimía el mecanismo de la oferta yla demanda: si alguno de nuestros comerciantes hubierademandado precios irracionalmente altos, habríamospodido simplemente irnos a otra calle y encontrar uncompetidor […] Pero allí las relaciones de mercado noeran ‘puras’. Los comerciantes y sus clientes no eran

solamente vendedores y compradores, eran tambiénvecinos que conocían a las respectivas familias y que sesentían comprometidos entre sí por obligaciones mutuas.Los clientes no se sentían libres para comprar en otro ladoporque habrían despreciado la tradición. Tampoco loscomerciantes vendían productos de peor calidad asabiendas a clientes distraídos o a chicos que eranmandados a comprar, por la sencilla razón de que tendríanque verlos a ellos o a las madres al día siguiente y al otrodía y en los años venideros. Hasta el día de hoy […] elmismo tipo de relaciones de mercado […] típica de loscomerciantes y sus clientes en Milán sigue siendo unarealidad hoy en relaciones comerciales de muchas partesdel mundo […] donde la americanización no ha llegadodel todo […] Japón es quizás el más puro ejemplo de esto.Las empresas no están constantemente buscando losproveedores más baratos, tal como prescribiría la teoría.En cambio, tienen proveedores estables con quienes estánligados por una red de obligaciones mutuas. Para losproveedores significa adaptarse a las necesidades de susclientes […] anticipándose a los requerimientos a su propioriesgo y nunca, nunca, tratar de explotar una escaseztemporaria para obtener precios más altos. Para lasempresas significa no abandonarlos por el hecho de recibiruna oferta mejor […] Todo se hace cara a cara y basándoseen la palabra […].Pero esto no se detiene allí: la cadenade obligaciones personales se extiende hasta losempleados. Aunque la lógica pura de la oferta y la demandano puede ser ignorada ni suprimida del todo, es, sinembargo, fuertemente atemperada por una grande y naturalreluctancia a romper las relaciones tradicionales ypersonales" (Luttwak, 2000: 40-42)

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La educación privada: entre elneoestatismo y la sociedad civilCARLOS HORACIO TORRENDELL*

Resumen: En este ensayo, el autor plantea el tema de las relaciones entre el Estado y lasescuelas de la sociedad civil. En 1993 la Ley Federal de Educación estableció que las escuelaspúblicas y privadas aportan por igual al bien común de la sociedad. Sin embargo, en losúltimos años, esta idea ha dado pie a la creación de un proyecto de re-estatización de laeducación privada que Torrendell denuncia puesto que en caso de efectivizarse, cercenaríala participación de la sociedad civil en el ámbito educativo. Frente a esto, debe reconocerse elvalioso papel de las escuelas privadas que enriquecen a la sociedad con su pluralismodemocrático.

Palabras clave: educación; Ley Federal de Educación; Ley Nacional de Educación; estatismo;sociedad civil

Private education: between neostatism and civil society

Abstract: In this essay, the autor raises the issue of relations between the State and civil societyschools. In 1993 the Federal Education Law established that public and private schools equally contributeto society’s common good. However, in recent years this idea has led to the creation of a project for thenationalization of private education Torrendell reports because if applied it would erode civil society’sparticipation on education. Given this, the valuable role of private schools that enriches our societywith its democratic pluralism must be recognized.

Keywords: education; Federal Education Law; National Education Law; statism; civil society

I. El debate en torno a la naturaleza de laeducación privada

En una serie de libros y artículos deinvestigación, en comentarios periodísticosy políticos, y en algunas normativasdestinadas a la educación pública de gestiónprivada, parece alentarse, en los últimosaños en la Argentina, una nuevaconceptualización de la relación entre elEstado y las escuelas de la sociedad civil con

la idea implícita o explícita de reconvertir laescuela privada en un "servicio público"asimilable al transporte o a la telefonía.1

A pesar de haber sido sancionada durantelos mal afamados años 90, la Ley Federal deEducación (LFE) promovió la idea novedosa(y desde mi punto de vista positiva aunquetécnicamente no muy consistente y bastantedifícil de explicar por su carácter contra-intuitivo) de que existe una educación públicade gestión estatal y otra de gestión privada

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* Universidad Católica Argentina - [email protected]

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(Ley Federal de Educación Nº 24.195, 1993:art. 7º, 14º y 36º). Esta norma recogió un largoanhelo de una tradición intelectual y políticaque siempre reivindicó que las escuelascreadas por las iglesias o por personas yasociaciones de la sociedad civil no eransimplemente escuelas particulares ymarginales dentro del sistema, con unacategoría inferior a la de las escuelas públicas(entendidas como sólo estatales), sinoinstituciones que poseen también unadimensión pública.2 La razón central de sucarácter público, desde esta perspectiva,consiste en reconocer que toda escuela aportaal bien común educativo desde el sistemaformal, el cual no resulta exclusivamenteproducido por el Estado (aunque síreconocido), sino que es desarrollado por lasinstituciones que surgen de las variadasiniciativas de la sociedad civil y del mismoEstado.

De hecho, el bien común es, en realidad,el fin al que apunta toda la sociedad –incluidos los particulares– y no sólo el Estado,cuya función es ciertamente la de ejercer laautoridad y coordinar, en una medidarazonable que salvaguarde los derechos y laespontaneidad de los distintos individuos ygrupos, los diversos caminos que se dan enla sociedad en la búsqueda de superfeccionamiento tanto en el nivelindividual como en el colectivo. En talsentido, tanto la escuela estatal, que tambiénes en definitiva siempre una escuelaparticular y concreta, como la escuelaprivada, si desarrollan proyectos educativosfructíferos en el marco del sistema educativoformal, aportan por igual al bien comúneducativo. Habría que tener una visión muysesgada por alguna ideología si seconsiderara a priori a la escuela privada comoinferior a la pública en su contribución a lasociedad por el sólo hecho de no sergestionada estatalmente.

Aunque, como decíamos, la LFE tuvo elmérito de reconocer el estatus público de lasescuelas de gestión privada –que fue inclusoampliado en la Ley de Educación Nacional(LEN Nº 26.206, 2006: art. 2º, 13º, 14º, 62º y63º) – este reconocimiento terminó siendo engran medida puramente nominal. La razónde fondo de esto último radicaprobablemente en que la dicotomía entre lo

público y lo privado forma parte de laestructuración fundamental que ha tenido eldiscurso educativo en una importanteporción de Occidente –especialmente enFrancia y en otros países de Europacontinental– y está sumamente arraigada enla mayor parte de la sociedad argentina. Ental sentido, la definición de la LFE y de la LENsigue siendo cuestionada y en numerosasoportunidades se ha intentadoreinterpretarla en dirección a la mencionadadicotomía clásica.

II. El proyecto neoestatista para laeducación privada

En este contexto de relecturas yresignificaciones, está configurándose unanueva conceptualización con su consecuenteestrategia discursiva y normativa por la cual,al reconocerse el carácter público de laescuela privada, se intenta en realidadinducir a su re-estatización. ¿Qué se quiereseñalar con esta afirmación? Que seaprovecha un logro conceptual de quienesreconocieron el carácter público de laeducación privada –orientada a una igualdadde condiciones y estatus– para re-introduciral Estado indebidamente en la vida de estetipo de instituciones a través de la estrategianovedosa de asimilarla a un servicio público.En otras palabras, la nueva visión y estrategiaya no consiste en marginar a la escuelaprivada y relegarla dentro del sistemaeducativo (como lo fue desde el siglo XIX)sino en integrarla bajo una nueva forma dehegemonía que utiliza el reconocimiento delcarácter público de la escuela privada paraconvertirla en una dependencia más delEstado (Rivas et. al., 2007 y Perazza, 2011).

Está claro que el tipo de inserción de laeducación privada en el sistema educativopúblico, que hoy parece promoverse desdealgunos sectores de la sociedad argentina, noes el que surge del reconocimientorelativamente equitativo que se logródespués de decenios sino algo muy distinto:se trata de una estrategia de aceptación-asimilación que deja muy sutilmente de ladoel auténtico pluralismo y la verdaderaparticipación de la sociedad civil en la vidaeducativa. Desde esta estrategia, la educaciónprivada se convierte en una especie de

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servicio tercerizado o en una suerte defranquicia –como la que se otorga altransporte o a la radiofonía– por la cual elEstado asignaría funciones educativas a lasescuelas privadas siempre que estasdependan y actúen por su delegación y noen nombre de las asociaciones o grupos de lasociedad civil, que en realidad son susverdaderos inspiradores y quienes lassostienen.

En la versión anterior del estatismo, laestrategia era monopolizar lo más posible laeducación a través de la limitación delaccionar de la sociedad civil por medio delno-reconocimiento y la reticencia de recursos.En la actualidad, en cambio, el neo-estatismoreconoce la existencia de la escuela privadapero sólo como servicio público dependientedel Estado. De este modo, bajo una nuevaforma, se regresa a la idea de que la funcióneducativa es prerrogativa exclusiva delEstado y se niega así, indirectamente, elderecho a educar de la sociedad civil. En estanueva situación la escuela privada ya no seríael resultado de la iniciativa de la sociedadcivil, reconocida así también como legítimaeducadora. Por el contrario, la sociedad civilsólo podría actuar en carácter decolaboradora meramente instrumental delaccionar del Estado y en relación de estrictasubordinación a este.

III. Contradicciones y problemas

Ahora bien, cabría justificar esta posiciónsosteniendo que lo que se quiere lograr conesta estrategia es evitar caer en unaconcepción educativa "neoliberal" por la cualel Estado no debería controlar a la escuelaprivada que funciona libremente en unmercado. Quiero dejar en claro que tambiénestaría muy de acuerdo con esta postura sien realidad lograra evitar el peligro delneoliberalismo educativo. Pero no lacomparto precisamente porque consideroque, en realidad, esta estrategia no sólo no seopone al neoliberalismo, sino que en buenamedida lo promueve, incluso en algunas desus formas muy difundidas. En efecto, ¿acasolas escuelas privadas de la Argentina no seconvertirían, bajo esta concepción, en unaespecie de charter schools (escuelas"tercerizadas") tantas veces defendidas por

buena parte de los representantes delneoliberalismo educativo en la región? Dehecho, las escuelas charter, pertenecientes aun movimiento muy difundido en losEstados Unidos, no son otra cosa queescuelas estatales que han sido licitadas paraser gestionadas, bajo condiciones muyprecisas, por agentes privados. Así, la escuelasigue siendo estatal, pero se contrata (por esoel término charter) a un grupo privado para"gestionarla" con un compromiso porresultados e impidiendo al grupo ocomunidad a su cargo toda definicióninstitucional de carácter civil, ya seaconfesional o de otro tipo.3 Lo que se buscaen la Argentina cuando se intenta re-estatizar la educación privada, de acuerdocon la nueva estrategia que se describe aquíno sería algo muy distinto.

Puede resultar paradójico que la fórmulaque en nuestro país se encontró –aunque,como señalé, técnicamente no fuera muyadecuada– para identificar la dimensiónpública de la escuela privada, reconociendoasí su carta de ciudadanía plena en elsistema educativo, podría terminarconvirtiéndose en la receta para una nuevasubordinación. En efecto, si se interpreta elconcepto de que toda la educación espública entendiendo por "pública" enrealidad solamente lo "estatal", la únicadimensión legítima que tendría la educaciónprivada (o sea, la participación de lasociedad civil) sería la de la "gestión"(gerencia) reducida, subordinada ydependiente del Estado, que se auto-definiría como actor educativo excluyente.Ciertamente se añadiría, eso sí, lainnovación que se destacó recién: en estanueva configuración del monopolioeducativo estatal estaría permitido gestionarprivadamente la escuela, siempre y cuandoel grupo privado, social o cooperativo –lasociedad civil– actúe sólo como"gerenciador" sin pretender brindarle a laescuela en cuestión ninguna identidadpropia ni diversa. Resulta notablecomprobar el modo en que se está dandoesta completa reversión o nueva regresióndel sentido y de los logros democráticos que,al menos en la letra, la educación privada -la sociedad civil- parecía hasta ahora haberconseguido.

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IV. Conclusión: el desafío de un caminoen común

No quiero rehuirle finalmente a unproblema que es necesario reconocer: nocabe duda de que no es fácil distinguircuándo una regulación estatal es adecuada,equilibrando y complementandorazonablemente los derechos y deberes delos distintos agentes educativos dentro dela comunidad propia y nacional, y cuándouna regulación es invasiva o lesiva de lalegítima autonomía de la sociedad civil y,por lo tanto, convierte a la escuela privadaen una gerencia. Esta distinción dependemucho de la ideología con la cual se evalúecada caso concreto. Para un liberal radical,resultaría ya un problema la mera existenciade una regulación del Estado a la libertadindividual o de empresa. En el otro extremo,para un estatista, todo ejercicio de libertadindividual o comunitaria implicaría unatentado al carácter público de la educacióny a la comunidad nacional. Entre estos dosextremos (en donde es más fácil discernir),existen múltiples situaciones de difícilresolución, incluso para aquellos que tienenbuena voluntad y deseos de respetar lasperspectivas ajenas, precisamente porquehay criterios diversos sobre situacionesconcretas aún dentro de campos ideológicoscomunes. Pero estas decisiones resultanmucho más justas si existe al menos unespacio de valores en común en que sereconocen los derechos tanto del Estadocomo de la sociedad civil en la construcciónde la vida educativa de una sociedad.

Esto último tal vez podría lograrse si separte del principio de que la educación esresponsabilidad, en primer lugar, de lasociedad toda. Esto implica la primacía delos actores que componen la sociedad civil,especialmente de los padres y de lascomunidades o asociaciones espontáneasque ellos quisieran formar o a las cualesquisieran adherir, y no del aparato estatal.Este último ciertamente tiene una enormeresponsabilidad consistente no enmonopolizar y gestionar directamente todala educación formal, sino en garantizar elderecho/deber efectivo a la educación detodos, coordinándola, promoviéndola,defendiéndola y, en última instancia,

desarrollándola en todos aquellos casos enque la sociedad civil no se pueda hacer cargode su responsabilidad primaria. El biencomún educativo, en sus dimensionesindividual y social, es el fin de toda lasociedad y es esta última la primeraresponsable de su vigoroso despliegue. Eneste sentido es conveniente dejar atrás lamoderna concepción centrada en el EstadoEducador y encarnar en la actual cultura,otra enfocada en la Sociedad Educadora.4

A partir de esta idea matriz, está claroque la escuela de la sociedad civil no es unespacio de gerenciamiento o detercerización ni un servicio público en talsentido. La escuela no existe por el Estadosino por la sociedad. Es pública pero en unsentido no estatista ni subordinado. Laeducación privada no puede ser reducida aun tipo de gerenciamiento que serápermitido siempre y cuando se convierta enuna franquicia (franchising) del Estado oresponda a los intereses e ideologías deturno de quienes ocupan el nivel directivo-burocrático del aparato estatal. La escuelade la sociedad civil tiene sentido en símisma, con su identidad y proyecto en elmarco del bien común y del sistemaeducativo. El Estado tiene que animarla,protegerla, brindarle condiciones,coordinarla, regularla y controlarla para ellogro del bien educativo nacional. Pero noenclaustrarla. Es clave estar atentos y hacerdocencia tanto entre los agentes estatalescomo entre los propios actores de laeducación privada en la Argentina para quese comprenda el daño que este neo-estatismo puede causar en nuestra sociedaddemocrática y plural y el bien que puederesultar, en cambio, si se promueve una sanarelación entre el Estado y las escuelas, seanestas estatales o civiles.

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1 En el ámbito político y periodístico se destaca en estalínea la entrevista realizada a quien fuera Director Generalde Cultura y Educación en la Provincia de Buenos Aires,Prof. Mario Oporto (Diario La Capital, 03/10/2010). Desdeel ámbito académico puede señalarse: Mezzadra, Florenciay Rivas, Axel (2010).2 Esta tradición intelectual se remonta en la Argentina alpensamiento católico del siglo XIX principalmente en lafigura de José Manuel Estrada (1901, 1904). Luego en elsiglo XX es clave la obra de Mayocchi, Enrique M. y vanGelderen, Alfredo M. (1969). Más recientemente sedestaca: Galli, Carlos J.; van Gelderen, Alfredo y Martín,Enrique J. (2012).3 El modelo de escuelas chárter surge en Estados Unidosmás bien en el contexto del Partido Demócrata como unasolución para dinamizar a las escuelas estatales frente a laposición más radical del sistema de vouchers propugnadopor el neoliberalismo de la Universidad de Chicago yalgunos sectores del Partido Republicano. Sin embargo,en América Latina este primer modelo más estatista fuetomado por posiciones pro-mercado o pro-sector privadocomo una vía intermedia más asequible para la renovaciónde la política educativa al percibirse como muy radical elesquema de vouchers (Torrendell, Carlos H., 2007).4 El término de Sociedad Educadora se ha acuñado durantelos últimos años y contiene diversos significados segúnlos autores consultados. Lo común en general es al menosel reconocimiento de que es imposible por razonesculturales, políticas y económicas en la sociedad actualreducir el protagonismo escolar al Estado. En nuestromedio puede consultarse el trabajo de Cecilia Braslavsky(1999). Aquí se utiliza el concepto en un sentido teórico yno tanto como una constatación sociológica.

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Felicidad pública y civilidad en elpensamiento de Juan HipólitoVieytesALVARO PERPERE VIÑUALES*

Resumen: El autor ofrece una relectura de las obras de Juan Hipólito Vieytes a partir de losconceptos de la economía civil italiana. Más allá de la innegable influencia de Adam Smithen el pensamiento económico y social de Vieytes, Perpere Viñuales sostiene que existe tambiénuna profunda influencia de esta corriente de pensamiento. Ciertamente, la noción de felicidadpública como fin último de la economía y el concepto de incivilmento como el medio paraalcanzar el crecimiento económico y social para toda la sociedad, son claves en toda su obradestinada a promover el desarrollo de sus compatriotas.

Palabras clave: felicidad pública; civilidad; economía civil; Juan Hipólito Vieytes

Public happiness and civility in, Juan Hipólito Vieytes

Abstract: The author offers a reinterpretation of the works of Juan Hipolito Vieytes based onthe concepts of Italian Civil Economy. Beyond the undeniable influence of Adam Smith inVieytes’ economic and social thinking, Perpere Viñuales argues that there is also a profoundinfluence of this line of thought. Certainly, the notion of public happiness as the ultimate endof the economy and the concept of incivilmento as the means to achieve economic and socialgrowth for the entire society, are key in his work aimed at promoting the development of hisfellow citizens.

Keywords: public happiness; civility; civil economy; Juan Hipólito Vieytes

I. Introducción

En el año 1802 Juan Hipólito Vieytescomenzó la publicación del Semanario deAgricultura, Industria y Comercio, con el quese propuso influir de un modo continuo ysistemático sobre la sociedad argentina. Através de este periódico, Vieytes buscópromover el crecimiento y el desarrolloeconómico y social de sus compatriotas,divulgando por medio de sus páginas las

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nuevas ideas que llegaban de Europa. Enparticular, aparece especialmente interesadoen las ideas económicas y es posibleencontrar, a lo largo de los sucesivosnúmeros, referencias a los más importantespensadores de su época. En este sentido, susescritos muestran una sólida visión teórica,generada a partir de la lectura de autorescomo Antonio Genovesi, Gaetano Filangieri,François Quesnay y Adam Smith, y que le

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permitió diagnosticar los problemas queafligían a los argentinos de su tiempo(Weinberg, 1956: 127). Al mismo tiempo, esposible descubrir una clara vocación por laacción práctica, que lo llevó una y otra veza proponer medidas económicas concretas.

Aun cuando Vieytes recibió formacióntanto en teología y filosofía como en cienciasnaturales1, ya desde los tiempos delSemanario se nota en él una especialpredilección por la ciencia económica(Weinberg, 1956). La lectura del Semanarionos muestra que al menos desde comienzosdel siglo XIX estaba particularmenteinteresado en reconocer y quitar todos losobstáculos que a su juicio impedían eldesarrollo del Virreinato del Río de la Plata(Vieytes, 1802: VIII y Martínez, 2009: 2). Eneste sentido, no llama la atención quealgunos años después de haber dejado depublicar su semanario, cuando participabacomo Diputado por Buenos Aires en laAsamblea del Año XIII (en la que ejercióincluso como Secretario), Vieytes aparezcaexpresamente mencionado al debatirsecuestiones relacionadas con la economía2,área en la que tanto sus contemporáneoscomo sus primeros biógrafos, le reconocenautoridad3.

En los últimos años, la obra de Vieytesha comenzado a tener un crecientereconocimiento y se le ha prestado mayoratención4. Algunos de estos trabajos hanresaltado especialmente la influencia queejerció sobre él Adam Smith, y los esfuerzosdel autor argentino por aplicar en estastierras algunas de sus ideas (RodríguezBraun, 1997 y Rojas, 2010).

Sin negar la influencia smitheana en suobra, en el presente artículo quisiera revisaren sus escritos la presencia de otra de lasgrandes escuelas del siglo XVIII que tambiénejercieron gran ascendencia sobre él: la dela llamada Economía Civil Italiana, yrepresentada especialmente por los trabajosde Antonio Genovesi, Gaetano Filangieri yFernando Galiani, cuyas obras gozaron degran circulación dentro de los territoriosespañoles en América. Para ello centraré laexposición en la asunción que hace Vieytesde dos de las nociones que, según Zamagniy Bruni, caracterizan a esta tradición depensamiento: las nociones de felicidad

pública y de civilidad. Sobre la primera deellas, Zamagni y Bruni afirman que dentrode esta tradición de pensamiento la felicidades algo esencialmente relacional (Zamagniy Bruni, 2007: 74), y que no es posible una"vida buena" si ella no se da "con los demásy gracias a ellos (esto es, haciendo "felices alos otros")" (Zamagni y Bruni, 2007: 75). Laotra nota, la de civilidad, alude a laimportancia de volver civiles a las personas.El hombre civilizado no es solamente elresultado final de un proceso sino tambiénuna tarea a realizar por medio de laeducación y de la transmisión de la cultura.Dicen Zamagni y Bruni que para losmiembros de la tradición italiana "difundiren el pueblo el estudio de la economía y delas ciencias es también un modo deincivilmento" (Zamagni y Bruni, 2007: 71).

Esta revalorización de la influenciaitaliana permitirá, a mi juicio, una mejorcomprensión del pensamiento de Vieytes yal mismo tiempo, mostrará también lainfluencia que ejercieron sobre él otrastradiciones, además de la de Adam Smith.

II. Dimensiones del desarrolloeconómico

El abordaje al problema de la falta dedesarrollo en el Virreinato del Río de la Platatiene para Vieytes dos dimensionesclaramente diferenciables, aun cuando estaspartes tienen una profunda interrelaciónentre sí. Por un lado, hay una causa quepodría considerarse más "científica-técnica":Vieytes observa que los trabajadores, eincluso mucha gente culta, ignoran granparte de los desarrollos científicos ytecnológicos que se habían dado en Europa,sobre todo aquellos logrados en la segundamitad del siglo XVIII. En su opinión estedesconocimiento hacía que muchosemprendimientos fuesen menos rentables otambién que su dirección fuese másdificultosa. En este sentido, en el SemanarioVieytes se muestra como una personaespecialmente interesada en estar al díarespecto de los últimos descubrimientoscientíficos, con el objeto de darlos a conocera sus compatriotas. Considera central parael crecimiento y desarrollo de las personas yde la riqueza del país, que estos sean

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transmitidos a todos los habitantes, yespecialmente a los más pobres. Ya alcomienzo de la publicación, se presenta a símismo como un mediador entre estos nuevosconocimientos y el gran público, y sepreocupa con esmero en darlos a conocernúmero tras número (Vieytes, 1928: tomos I,IV).

Este optimista espíritu ilustrado lo llevó,por ejemplo, a divulgar durante algúntiempo los principios de la Química, con laesperanza de que los avances de esta cienciafueran más conocidos. Luego de un tiempodesistió del proyecto, reconociendo la aridezdel tema y la dificultad que tenían los lectorespara asimilar este conocimiento (Vieytes,1928: tomo III, 4 y 110. Martínez, 2009).

Su preocupación por la ciencia económicay su divulgación puede ser enmarcada eneste interés más general por conocer lo másavanzado y moderno del pensamientocientífico europeo. En esta línea, Vieytesseñala que un gran número de medidasordenadas por el gobierno aspiransinceramente en muchos casos a la felicidadgeneral, pero que por tener un grandesconocimiento de los principios de laeconomía acaban por lograr lo contrario deaquello que buscan. Por ejemplo, medidastendientes a impedir el libre comercio degranos pueden estar inspiradas en noblesideales pero, a su juicio, manifiestan unnotable desconocimiento de la cienciaeconómica y traen resultados claramentenocivos para el pueblo. Incluso años después,en la Asamblea Vieytes fue uno de losfervorosos defensores de la libertad de losagricultores de disponer de su cosecha(Redactor de la Asamblea, 1813: 24).

El segundo plano de análisis, y sin dudael más profundo de los dos, tiene que ver conuna concepción de la economía como unfenómeno "social" y en el que hay quereconocer y repensar los presupuestosmorales necesarios para que efectivamentepueda florecer el crecimiento, generarriqueza y permitir que la gente salga de lapobreza. Vieytes sostiene que junto a unmayor conocimiento técnico y científico, esnecesario revisar los hábitos y costumbres dela gente. En su opinión, si se quiere progresares necesario un cambio radical en el modode ser de sus compatriotas. Para él, más allá

de que muchos aspectos de la legislaciónconspiran contra la economía del país, elproblema más grave está en los hábitos ycostumbres de los argentinos. En otraspalabras, la pobreza y la falta de desarrollocomenzarán a solucionarse en el momentoen que todos y cada uno de los habitanteshagan este cambio moral. Aun cuando en susescritos muestra una alta estima por lassociedades de beneficencia (Vieytes, 1928:tomo III), que para él ciertamente mitigansituaciones de profundas carencias, Vieytespercibe que la superación de la pobrezadeberá darse por medio de cambiosestructurales y morales, sobre todos y cadauna de las personas que viven tanto en lasciudades como en el campo. A su juicio, elgran problema es que hay costumbresprofundamente arraigadas, que atraviesan atodas las clases sociales (y no solamente a lasmás pobres), y que son las verdaderas causasde la ausencia de desarrollo.

Por ello, sin desconocer la importanteinfluencia de Adam Smith, sobre la que haréalguna mención, en las páginas que siguenintentaré mostrar que Vieytes asume algunasde las tesis centrales de la Economía CivilItaliana, para tomar de ella también algunosprincipios que permitan dar solución alproblema de la pobreza que él observa en elVirreinato del Río de la Plata. Me centrarésobre todo en las dos ideas ya mencionadas.Por un lado, en la de felicidad pública comofin último al que aspira la ciencia económicay, por el otro, en el deseo de promover lacivilidad de los habitantes, como dos caminosque tienden a lograr esa transformación ytraer el bienestar general.

III. Economía y felicidad pública

El primer elemento que quisiera mostrares que la idea de felicidad pública apareceen Juan Hipólito Vieytes como una ideacentral al momento de dar un diagnósticosobre la situación que se vivía en su tiempoen el Virreinato del Río de la Plata. Estanoción, que en la concepción de Vieytes nosremite al pensamiento de los economistasnapolitanos, sobre todo al de AntonioGenovesi5, es la que sirve como fundamentoy fin de todo diagnóstico y reforma que sequiera hacer en el campo de la economía.

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En el mismo Prospecto con que da inicioal Semanario aparece la idea de la felicidadpública como el fin de toda su obra. Luegode un descarnado análisis sobre la realidadde los trabajadores de nuestro país, Vieytesseñala que espera que se sumen máscolaboraciones a sus escritos, hechas por"aquellos amantes a la patria (que) aspiran ala general felicidad de estas provincias"(Vieytes, 1928: tomo I, p. V). En efecto, todoslos cambios que se hagan en la producción yen el comercio deben apuntar no solamentea un incremento de la riqueza sino sobre todoa un crecimiento sustancial en la "felicidadgeneral" (Vieytes, 1928: tomo I, p. V). Estamisma idea es destacada por medio de unabella metáfora: Vieytes expresa que laocupación y la abundancia son padres de laalegría (Vieytes, 1928: tomo I, 16). En otraspalabras, es cierto que es necesario que laproducción y el trabajo crezcan, pero suimportancia última radica en que estas sepresenten como un peldaño ineludible en elascenso a la felicidad, a la que aspira cadaindividuo y la sociedad en su conjunto. Y sibien son aquellos que ejercen el poder políticolos que deben en primer lugar velar por lafelicidad general (Vieytes, 1928: tomo I, 35-36), esto no les compete a ellosexclusivamente. Para Vieytes, es sobre todoa los hombres ilustrados y que poseen un rolpreponderante dentro de la sociedad, aquienes corresponde tomar la iniciativa(Vieytes, 1928: tomo III, 229).

Puesto a precisar qué se entiende por esta"felicidad general" uno encuentra que Vieytesno asocia este concepto a cuestionesexclusivamente materiales, pero al mismotiempo, considera que sin estos bienesmateriales la felicidad a la que podemosaspirar aquí en la tierra, aparece comoimposible. En otras palabras, el trabajo y lasriquezas son elementos que hacen a lafelicidad de las personas y los pueblos, perono son los únicos componentes.

Para explicar esta cuestión él distingueentre la felicidad eterna, que es la que nospropone el cristianismo y que se logra pormedio de la caridad evangélica y lossacramentos, y una felicidad temporal, que esaquella que podemos vivir aquí en la tierra.De hecho, para él, la gente que no goza deun mínimo bienestar es a la vez "miserable e

infeliz" (Vieytes, 1928: tomo III, 42). Vieytesno ve ninguna contradicción aquí entre lafelicidad temporal que proporcionaría unjusto desarrollo en economía y la felicidadeterna que predica el catolicismo. Por elcontrario, cree que ambas deben actuarmancomunadamente en la búsqueda de lafelicidad (Vieytes, 1928: tomo I, 14 y tomo II,294-295). En algún sentido, la que alcanzamosaquí es un reflejo de la celestial, y por ello, lafelicidad temporal predispone mejor a loshombres a buscar la felicidad eterna (Vieytes,1928: tomo III, 294).

La felicidad temporal a la que podemos ydebemos aspirar en esta vida da comoresultado una transformación moral, queluego genera consecuencias concretas en lavida cotidiana de los hombres. Este cambiose manifiesta sobre todo en dos accionesconcretas de naturaleza económica: por unlado, hay una revalorización del trabajo y, porotro lado, redunda en un aumento delcomercio. En otras palabras, se genera uncambio valorativo en los sujetos y esto losempuja a salir de la ociosidad,despertándoles un deseo de trabajar y decomerciar. Todo esto a su vez lleva, a fin decuentas, a vivir una vida más humana, en lamedida en que todos aquellos bienes que nosseparan de los animales, las bellas artes, laamistad, etc., solamente pueden darse silogramos cierto desarrollo económico y social(Vieytes, 1928: tomo I, 21).

En este contexto la economía debepensarse como una ciencia que se ordena asatisfacer, al menos en parte, el deseo defelicidad que está inserto en el génerohumano6. En efecto, al fomentar el comercioy el intercambio, la economía promuevetambién que las personas se vuelvan civilesy por lo tanto, dejen de lado su ferocidad ysu incivilidad (Vieytes, 1928: tomo III, 72). Esverdad que permite que las personas tenganun mayor acceso a los bienes materiales, yque este acceso proporciona cierto bienestarmaterial, pero su principal aporte radica enque también favorece (o debería favorecer)al crecimiento de costumbres y formas devida que son más propias del hombre, y quepor lo tanto, deberían alejarlo de una vidamás inhumana. Por ello, la economía buscapor un lado fomentar en los hombres el deseopor el lujo y el desarrollo económico

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entendido como búsqueda del crecimientode la riqueza material, pero al mismo tiempotambién busca que cada persona alcance unavida más humana, en la que florezcan lasletras, las artes, y el diálogo ameno y cordialentre las personas (Vieytes, 1928: tomo III,172)7.

IV. Adam Smith y el cebo del interés

En concordancia con lo dicho por AdamSmith, Vieytes considera que algunas trabasal desarrollo económico son objetivas yrequieren de gran pericia y de un largotiempo para ser solucionadas. Por ejemplo,en un largo artículo sobre la escasez, lacarestía de los jornales, y el alto precio quehay que pagar para conseguir mano de obra,Vieytes no duda en citar explícitamente aSmith para afirmar que esta situación escientíficamente demostrable: "No quiero quese me crea a mi palabra, voy a demostrarlo"(Vieytes, 1928: tomo II, 203), y que estasituación "no variará de aspecto en muchosiglos, y si varía, algún tanto seráseguramente a favor de los vendedores detrabajo, o lo que es lo mismo de los jornaleros"(Vieytes, 1928: tomo II, 203).

Cuando trata sobre aspectos vinculadosa los presupuestos sociales que sonnecesarios para el desarrollo, Vieytes tambiénparece aproximarse a Smith. En efecto, eldesarrollo económico solamente puedelograrse en la medida en que cada una de laspersonas descubra (o mejor, redescubra,como explicaré más adelante) que es buenoy deseable aumentar las comodidades y losbienes para sí y para su familia. En estesentido, afirma sin dudar que "para que elhombre destierre de la inacción y la pereza,no se conoce otro camino que el de ponerle ala vista el cebo del interés, y allanarle losestorbos que le puedan impedir elconseguirlo" (Vieytes, 1928: tomo I, 16)8.Como se puede ver, para Vieytes solamentese puede fomentar el trabajo (y todos losbeneficios que éste trae) en la medida en quede alguna manera se enfrente a la personacon algún interés, y al mismo tiempo seremuevan todos los obstáculos que puedanimpedir o al menos no favorecer estemovimiento hacia situaciones de mayor lujo.En ambas direcciones será necesario

promover una acción concreta sobre loshabitantes de nuestro país y sus costumbres.

V. Incivilmento como elemento deldesarrollo

Respecto del fomento del interés por losbienes de lujo, Vieytes cree que aunqueresponde a algo propio de la naturaleza delos hombres, es posible que se dé un "olvido"de este deseo, y que por lo tanto, se produzcaun estancamiento de la economía del país envirtud del total desinterés, por parte de losindividuos, por aumentar la producción debienes. Más aun, está convencido de que esteolvido es una de las principales causas deldeterioro social argentino. Puesto a indagarsobre por qué se ha llegado a esto, Vieytesseñala sobre todo dos elementos objetivos.En primer lugar, Argentina es un país queprovee a sus habitantes, con bastantenaturalidad, los alimentos que necesitan,exigiéndoles solamente un mínimo esfuerzo.Esta situación ha hecho que la gente hayaolvidado la importancia del trabajo y, sobretodo, no reconozca el valor que tiene eltrabajo en su realización como personas,tanto a nivel individual como social. En lamedida en que éste sea simplemente el mediopor el que se obtiene lo estrictamentenecesario para vivir, esta situación de dejadeze indolencia no se modificará, pues lo pocoque se busca es relativamente sencillo deobtener de la misma naturaleza (Vieytes,1928: tomo I, 8)9. De todas formas, ésta no espara él la causa más profunda de la falta dedeseo por progresar que cree observar en suscompatriotas.

La segunda razón que da Vieytes tieneque ver con cuestiones sociales y culturales.Para él, es necesario reconocer la importanciaque tiene en la vida económica el ejemplo quelos mayores ejercen sobre los menores. En elcaso argentino, observa que hay una grancantidad de padres que, sumidos en el totaldesconocimiento sobre la importancia deltrabajo, viven día a día en base a aquello quetoman de la naturaleza o trabajando yproduciendo lo mínimo indispensable, sinaspirar a nada más. Si bien es cierto que enparte esto está fomentado por una malalegislación que no permite al trabajador gozarde su esfuerzo plenamente, Vieytes cree que

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hay de fondo un problema más profundo,una especie de mala formación o malaeducación respecto no solamente del trabajoen sí, sino también de las formas máseficientes de trabajar. Esta visión se vapasando de generación en generación, en lamedida en que los padres son imitados porlos hijos, generándose un círculo vicioso que,de no ser roto, hará que la situación actual seprolongue indefinidamente (Vieytes, 1928:tomo I, 6-7). Una vida inhumana, en la quelas artes y las letras, o el diálogo y elencuentro con el otro están limitadas a sumínima expresión, y en la que los hombreacaban viviendo ensimismados yprácticamente con ningún contacto con losdemás (Vieytes, 1928: tomo III, 60).

En línea con lo anterior, se puede decirque para él sucede algo análogo en la relaciónentre clases sociales. Así como los mayoresdeben servir de ejemplo a los menores, laspersonas más pudientes y acomodadastambién deben servir de ejemplo para el restode la sociedad. Vieytes cree que hay ciertadejadez en las clases superiores de muchasciudades, que hace que todo su sistema deproducción permanezca estacionario pordécadas. Esto puede verse, por ejemplo,cuando analiza el caso de la ciudad de Jujuy,tratado in extenso a lo largo de sendosartículos iniciados en septiembre de 1803.Luego de analizar las múltiples posibilidadesque brinda la ciudad, tanto a nivel agrícolacomo en virtud del lugar que ocupa dentrodel comercio interno entre Buenos Aires yPerú, Vieytes considera que la causa últimade la pobreza no es la falta de interés enprogresar, sino la falta de civilidad de sushabitantes. Por eso, la pobreza en que vivenlos jujeños es que "carecen de cuatro o cincopatriotas benéficos que activen la inercia desus vecinos, fomentando la industria sobreaquellos ramos más análogos a la condicióny abundancia de las primeras materias paraun consumo efectivo y ventajoso, medioseguro de hacer florecer a la población"(Vieytes, 1928: tomo III, 21). Esta falta dedeseo de progreso por parte de quienestienen mayores responsabilidades arrastra atodos los demás ciudadanos, no solamentepor las consecuencias materiales que estoproduce, sino por el ejemplo que supone paracon los demás, volviendo a los oriundos de

una misma zona extraños entre sí, y por ladejadez e inacción a la que los somete.Nuevamente, es la imitación de lo malo loque conspira contra el desarrollo.

VI. Hacendados, Párrocos y la accióndesinteresada para promover la civilidad

Puesto a resolver este problema, Vieytesparece dar una solución alternativa. Si bienreconoce el planteo de Smith, quien sostieneque al fomentar el interés personal semejorará el comercio y con ello la civilidad,(y así lo dice explícitamente el propioVieytes10), lo cierto es que al buscar unasolución se acerca más a un planteo cercanoal de los italianos. En efecto, en primer lugares necesario que se fomente la civilidad, eltrato con los otros, y será este aumento lo que,entre otras cosas, generará un incremento delcomercio y llevará a los individuos nosolamente a un crecimiento de su interéspersonal, sino sobre todo de la felicidadgeneral. En otras palabras, a diferencia delplanteo según el cual la civilidad llegaríacomo resultado del crecimiento del interéspersonal y de los intercambios, Vieytessostiene que lo que hay que hacer es un fuertemovimiento civilizador, con la confianza deque será ello lo que inicie el cambio de vidapara todos los habitantes.

En este contexto, él propone por un ladouna serie de medidas legislativas y demodificaciones muy concretas en orden a queesto finalmente mejore: establecimiento demercados y ferias semanales, mayor respetopor la propiedad de los trabajadores,especialmente por la producción de losagricultores, etc.

Sin embargo, el elemento más interesanteaparece al momento de dar lo que élconsidera las medidas más trascendentales.En efecto, para él esta transformación nopuede darse si no hay primero una decisiónde parte de aquellos que ocupan losestamentos superiores de la sociedad encambiar la realidad que observan. Estosindividuos son para él los Párrocos y losHacendados. Dice en el Semanario:

Mientras los Hacendados y los Párrocosno tomen por su parte un interésdecidido en la enseñanza de los

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miserables labradores, esperaremosvanamente ver mudado en modoalguno el cuadro desconsolador quenos presentan los campos másdespoblados en el terreno más fecundo(Vieytes, 1928: tomo II, 193).

Son ellos los agentes transformadores dela sociedad.

Sobre los Párrocos, sugiere que debenpensar en sus feligreses no solamente entérminos de su salvación eterna, sino tambiénde su desarrollo humano en esta vida.Sostiene por ello que

Las miras principales de sus Pastoresse deben dirigir principalmente ainfundirles desde muy tempranohorror al vicio, y amor a la ocupacióny a la virtud, ¿y de qué otro modopodría conseguirse ventajosamenteque instruyéndolos de los primeroselementos de esta arte necesaria (nota:la agricultura) y haciéndoles plantar ycosechar por sus tiernos brazos losfrutos que indignamente pisan susmayores (Vieytes, 1928: tomo III, 60).

Por eso es que incluso sugiere que entodas las Parroquias haya escuelas deagricultura, y que sean los propios Párrocoslos que enseñen los adelantos a susparroquianos (Vieytes, 1928: tomo III, 95 yMartínez, 2009: 8-9).

En el caso de los Hacendados, tambiénaparece una idea semejante. Ellos deben serlos que civilicen a sus compatriotas e inicienel cambio en la sociedad del Virreinato. Enel citado caso de Jujuy, pero también alhablar de Tucumán o de otras ciudades, lacrítica de Vieytes se centra esencialmente enque ellos no han ayudado a modificar lascostumbres y que por eso es que la situaciónno mejora. Ellos deberían en cambioalistarse y correr en socorro de suscompatriotas para llevarlos a un crecimientode su humanidad y civilidad (Vieytes, 1928:tomo III, 42).

Pero quizás lo central de todo esto es que,puesto a justificar por qué deben hacerlo,es decir, qué puede motivar a los Párrocosy a los Hacendados a civilizar al resto desus compatriotas, Vieytes señala que eso no

se debe a motivos de interés personal sinoque deben hacerlo "de un modo totalmentedesinteresado, por la mejora de la felicidadpública" (Vieytes, 1928: tomo III: 42). Enotras palabras, esta acción no puede para élser justificada en que con ellos harán crecersu riqueza sino que debe ser encuadradamás bien en una cierta donación que hacendesinteresadamente a la sociedad, en ordena que el resto de las personas que viven enella alcancen una vida más humana y másdigna. En un bello texto Vieytes expresa:

¡Qué risueña y lisongera no va apresentarse desde este mismo día lainfeliz suerte de los desvalidoshuérfanos, de esos justos objetos denuestra más tierna compasión, cuandopor el caritativo desvelo de unaescogida porción de nuestrosconciudadanos van a recibir unaeducación proporcionada al alto finque los dirije! (Vieytes, 1928: tomo III,42)

Y luego termina diciendo:

Direlo de una vez, ¡qué satisfacción yqué contento no va a recibir lanaturaleza toda al ver a unos pocoshombres empeñados en la suerte de loshombres! Si, hombres benéficos,hombres virtuosos, la naturaleza todase muestra placentera cuando os veíntimamente penetrados del deseo desacrificar vuestro sosiego en obsequiodel hombre desvalido (Vieytes, 1928:tomo III, 42).

De este modo, es este "obsequio" y este"sacrificio desinteresado" el que mueve a loshombres más acomodados a civilizar a losmás pobres y desvalidos. Aun cuando escierto que el "cebo del interés" y lo demás esel mejor y más eficiente mecanismo paragenerar la riqueza, Vieytes parece entenderque no se puede generar a sí mismo, o mejor,que no puede darse si no hay antes un marcocivil en el que la sociedad puedadesarrollarse, y dentro de lo cual el comercioserá una de sus manifestaciones y suretroalimentador.

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VII. Conclusión

Como he intentado mostrar, el planteode Vieytes conjuga elementos delpensamiento de Adam Smith con elementospropios de la tradición civil italiana. Así, auncuando sin duda sus exposiciones sobreAdam Smith ocupan un lugar central dentrode su pensamiento económico, este secompleta con la asunción de tesis centralesde la llamada Economía Civil italiana. Así,las nociones de felicidad pública y sobretodo, la importancia de la civilidad de lossujetos son un presupuesto desde el cual esposible que la riqueza y el trabajo sedesarrollen, y con ello, que se alcance lafelicidad pública anhelada por todos.

Referencias bibliográficas

Gondra L. R. (1927). Las ideas económicas deManuel Belgrano. Imprenta de laUniversidad de Buenos Aires, BuenosAires.

Gutiérrez, J.M. (1860). Apuntes biográficos deescritores, oradores y hombres de estado dela República Argentina, tomo VII.Imprenta de Mayo, Buenos Aires.

Martínez, P. (2009). "El pensamiento agrarioilustrado en el Río de la Plata: unestudio del Semanario de Agricultura,Industria y Comercio (1802-1807)". EnMundo Agrario, v. 9, N° 18.

Redactor de la Asamblea (1813). Imprenta delEstado, Buenos Aires.

Rodríguez Braun, C. (1997) "Early SmithianEconomics in the Spanish Empire: J. H.Vieytes and Colonial Policy" en TheEuropean Journal of the History ofEconomic Thought, 4: 3, Autumn, pp.444-454.

Rojas, R. M. (2010). El pensamiento económicode Juan Hipólito Vieytes, Fundación SanAntonio, Buenos Aires.

Smith, A. (1776). The Wealth of Nations.Oxford University Press, Oxford.

Vieytes, J. (1802). Semanario de Agricultura,Industria y Comercio. Junta de HistoriaNumismática Americana, Buenos Aires.

Weinberg, F. (1956). Estudio Preliminar a losAntecedentes económicos de la Revoluciónde Mayo. Raigal, Buenos Aires.

Zamagni, S; Bruni, L. (2007). Economía civil.Bononiae - Prometeo, Buenos Aires.

1 Seguramente, el trabajo de Weinberg es el estudio máscompleto hasta ahora sobre el pensamiento de Vieytes,quien además era químico.2 Por ejemplo, en El Redactor de la Asamblea de 1813consta en la sesión del 19 de julio que, luego de unintercambio de opiniones, se decide que la cuestión seadebatida por los "economistas", y se menciona en primerlugar al propio Vieytes (Redactor de la Asamblea, 19 dejulio de 1813: 48).3 Como consta también en Apuntes biográficos deescritores, oradores y hombres de estado de la RepúblicaArgentina de Juan María Gutiérrez: "El mejor título delDr. Vieytes a la atención de la posteridad del país es suaplicación apasionada al estudio de las cuestioneseconómicas e industriales a que tan poco se inclinaban,en la época en que él se formó, los hombres de carrerasliberales. Promover la riqueza del país por la libertad delcomercio, por la difusión de las ciencias aplicables, y porel cultivo inteligente de la tierra; tal fue el pensamientoconstante de la buena cabeza de aquel ilustrado patriota"(Gutiérrez, 1860: 113)4 Situación que se contrapone a trabajos como los de L. R.Gondra, que lo acusa de no tener ninguna originalidad(Gondra, 1927).5 La importancia de la centralidad de la felicidad (y no lariqueza) como finalidad de la economía es uno de loselementos distintivos de la escuela de la economía civilitaliana, cuyo representante más reconocido fue AntonioGenovesi (Zamagni, S.; Bruni, L., 2007: 64-79).6 En este sentido, no cabe duda que hay una larga tradiciónintelectual, que comienza con Aristóteles y llega hastaGenovesi, uno de los inspiradores de Vieytes.7 Por el contrario, una vida sin comercio y sin industria esevidentemente inhumana (Vieytes, 1928: tomo III, 171-172).8 En este punto, su reflexión se acerca también a AdamSmith.9 Es de notar que el propio Adam Smith señala esto en LaRiqueza de las Naciones (Smith, 1776: 216; 267). Dierala impresión de que la facilidad con que un argentino podíaobtener carne había llamado poderosamente la atención aSmith.10 Sobre la influencia de Smith en Vieytes recomiendoestudiar los trabajos de Rojas (2010) y Rodríguez Braun(1997).

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The Economy of Recognition. Person,market and society in Antonio Rosmini,

Carlos Hoevel. Springer,Dordrecht, 2013.

Antionio Rosmini (1797-1855) fue unsacerdote católico, que aparte de su tareapastoral, desarrolló un fecundopensamiento filosófico y teológico. Nacidoen Rovereto –parte del Tirol austríaco–estudió en Pavia y Padua, y trabajó junto alPapa Pío IX en Roma. Entre sus escritos,dedicó varios a temas económicos. JuanPablo II lo menciona en la Encíclica Fides etRatio (n. 74) como uno de los pensadorescatólicos más importantes, junto al cardenalNewman, Jacques Maritain y EtienneGilson.

Fue el pensador elegido por CarlosHoevel para buscar una filosofía de laeconomía que arrojara luz para la soluciónde los problemas económicoscontemporáneos. Su pensamiento resultauna base muy adecuada a partir de la cualse pueda construir una sabiduría de loeconómico. La filosofía económica deRosmini se centra en la persona, es realistaal tiempo que exigente, profunda ycompletamente conforme a la visióncristiana del hombre. La exposición einterpretación de Carlos Hoevel constituyeun aporte inédito y sumamente valioso.

El título del libro es explicado desde laintroducción: necesitamos pasar de unparadigma individualista a un paradigmade reconocimiento del otro. Así, Hoevelmenciona a Axel Honneth, a Charles Taylory a Paul Ricoeur como ejemplos de estesegundo paradigma. Hegel está por detrás

de sus propuestas. La intención de Hoevelen este libro es presentar una alternativa nohegeliana para fundamentar la idea delreconocimiento a través del pensamiento deRosmini.

Luego de la introducción, el capítulosegundo nos ubica en el autor estudiadoreseñando sus antecedentes einterpretaciones, y se realiza un rastreo delas principales fuentes económicas deRosmini. Hoevel capta la profundidad ylibertad intelectual de Rosmini, que lepermiten tomar de cada una de esas fuenteslo que aporta a su sistema.

En el capítulo tercero se aborda un temacentral: el utilitarismo, que será la doctrinareferente de todo el pensamiento filosófico-económico de Rosmini, el cual posee unaenorme actualidad. La descripción y análisisde la teoría rosminiana de la acción,desarrollada en el capítulo siguiente, es labase para entender la crítica del pensadorroveretano al utilitarismo. Surge un temamuy actual como es la equivocadaidentificación de acción, racionalidad ymaximización.

En el capítulo quinto se presentanconceptos fundamentales de la filosofíaeconómica de Rosmini, tales como lanaturaleza de la acción económica (resultadode un proceso circular que comienza yfinaliza en la persona humana), la definiciónde bien económico, y el concepto decapacidades (que encontraremos hoy día enAmartya Sen). Este capítulo es central.

En la sexta sección se muestra cómoRosmini aplica sus ideas principales aasuntos económicos concretos como son elconsumo, la motivación para el trabajo, el

Reseñas de libros

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capital, el ahorro, la pobreza, la corrupción,y las necesidades y los deseos económicos.

Luego, el capítulo séptimo nos presentaotro aspecto del pensamiento de Rosminiabsolutamente actual: la relación entrederecho y economía, el cual resuelvebrillantemente. También se ocupa delderecho de propiedad, de la libertadeconómica y sus límites, del precio justo ydel mercado. Para Rosmini, el mercado esuna red de relaciones interpersonales quefacilita el reconocimiento mutuo de losintereses, derechos y obligaciones, a la luzde una idea de la justicia animada por lasvirtudes de la honestidad y la caridad.

Más adelante, en el capítulo siguiente, letoca su turno a la política y su relación conla economía. Por una parte, la economía escondición de posibilidad de lo social; y porotra, queda regulada por la sociedad civil,apuntando al último fin ético. Se planteanlas dimensiones externa e interna de lasociedad. Hoevel recoge aquí lasequilibradas apreciaciones de Rosmini sobrelas diversas formas de utilitarismo.

Luego de la exposición de las ideas defondo y de las críticas al utilitarismoindividualista, los siguientes capítulosexponen la propuesta positiva de Rosminien cuanto a principios de políticaeconómica. En el primero de estos capítulos(capítulo noveno) aparecen los conceptos debien común, público y privado, y susrelaciones; la justicia distributiva, la equidady la igualdad de oportunidades; vuelve aaparecer el concepto de capacidades,enfoque que considero acertado y lúcido; laley de los equilibrios; la responsabilidadpersonal; y el principio de subsidiariedad.

En el capítulo siguiente, pasamos de losprincipios a los instrumentos de políticaeconómica. Sorprende la sensatez, elequilibrio, el realismo, y la libertadideológica de Rosmini en materias como: lapolítica industrial, la política laboral, elcomercio exterior, la política fiscal, laasistencia social y el papel del estado en laeconomía. No es ni liberal ni dirigista. Lasinstituciones, como medios de ejecución dela política económica, aparecen en elcapítulo once. Se requiere una prudenciasocial. Rosmini encara la cuestión de larepresentación política y las sociedades

intermedias. Se destaca el papel central dela virtud.

El análisis de Hoevel es riguroso,ilustrado con citas adecuadas, y puede verseque la publicación es fruto de un laboriosoestudio. Las diez páginas de apretadabibliografía pertinente son una de laspruebas de ello. No es sencillo realizar lasíntesis de la compleja teoría rosminiana talcomo lo hace Carlos Hoevel. La economíaaparece, para expresarlo con sencillez, comopuente entre lo material y lo espiritual delhombre, entre lo objetivo y lo subjetivo, yes instrumento de perfeccionamientohumano.

Las fallas predictivas y explicativas delos economistas se deben a su tendencia areducir las diversas dimensiones queinciden sobre lo económico a la regida porla racionalidad medios-fines o instrumental.Sin embargo, las dimensiones psicológica,ética, sociológica e institucional tienenmuchas veces una gravitación mayor comodeterminantes del curso económico. Todosestos factores son considerados porRosmini. Los fenómenos sociales, incluidoslos económicos, son complejos. Las crisistienen, más allá de sus raíces técnicas, otrasmás profundas pertenecientes a los órdenesrecién mencionados: el psicológico, el moral,el institucional. Sólo con visionescomprehensivas como la de Rosminiestaremos preparados para detectar lascausas de los fenómenos económicos,mejorar las predicciones siempre falibles yestablecer políticas que respeten la dignidadde la persona humana y su desarrollo. Lafragmentación del conocimiento y susconsecuencias negativas, precisamente, esuno de los problemas que apunta Rosminicon mayor énfasis. También, el carácterexcesivamente teórico, abstracto, delconocimiento económico, que conduce a unracionalismo reduccionista. El contacto conla experiencia y la dimensión práctica sonclaves en el campo económico. A ello se uneel tercer elemento empobrecedor: elutilitarismo.

El libro de Hoevel no sólo es original,sino que además es relevante pues aportauna alternativa viable para la cienciaeconómica. Muestra con éxito cómo lapostura de Rosmini supera el utilitarismo

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reduccionista de la Ciencia Económica,aportando una propuesta que no se quedaen generalidades, sino que tiene propuestasy consecuencias bien prácticas. Se trata deuna contribución muy acertada.

Ricardo CrespoIAE Business School - [email protected]

Economía del don, perspectivas paraLatinoamérica, Octavio Groppa y Carlos

Hoevel (eds.), Ciudad Nueva,Buenos Aires, 2014.

En esta edición de trabajos sobre laeconomía del don, se muestran hilvanadosuna serie de ensayos que fueron presentadosen las Segundas Jornadas Internacionales deFilosofía de la Economía titulada La economíadel don: perspectivas para América Latina, queorganizó el Centro de Estudios en Economíay Cultura de la Pontificia UniversidadCatólica Argentina en marzo de 2013.

El libro está dividido en tres grandespartes: la primera, "Don, reciprocidad y biencomún como horizonte de sentido en lasociedad global"; en la segunda parte losautores nos presentan "La economía del dony la ciencia económica"; y una tercera parte,que refiere a las "Experiencias de laeconomía de don en América Latina y laArgentina".

Resalta aquí el ensayo de StefanoZamagni quien relaciona y establece ladistinción entre los llamados "bienescomunes" y "bien común", y se pregunta sino sería posible lograr que el mercadopueda volver a ser como lo fue en la épocadel humanismo: un instrumento decivilización y el medio para reforzar losvínculos sociales. Esto de por sí pareceríaalgo difícil de lograr si no estuvierafundamentado por la profundidad y lalucidez de Zamagni al plantear que existendos modos de gestión que no funcionan: elestatismo y el liberalismo. Ante losproblemas que presenta la realidad,producto de estas dos formas de actuar,postula que existe un tercer modo de

concebir las relaciones sociales y económicasque sí puede funcionar: la opcióncomunitaria. El uso privado de los bienescomunes, pero con una mentalidad dondela fraternidad impediría, en cierta forma,convertirnos en unos idiotes, donde sólobuscasemos intereses particulares sin teneren cuenta al otro en el uso que este hace delos bienes comunes. Es así que el autoranaliza la economía del don a la luz del "BienComún".

En el segundo ensayo, Daniel Finnestudia la "lógica del don" desde un marcoepistemológico que proviene de lasociología. Pasando por el estructuralismoy por el individualismo metodológico, Finnpropone una comprensión diferente de lasestructuras sociales, fundadas en larelacionalidad. Es en este punto donde elfenómeno del don se adentra en laeconomía.

Más adelante, Juan Carlos Scannone nosmuestra el don desde una perspectivafenomenológica. Teniendo a Lévinas comohorizonte epistémico con su concepción depropiedad, trabajo, dinero y mercado, queen cierta forma se enmarca dentro de laeconomía del don, Scannone va hilvanandoeste horizonte, acompañado por Jean-LucMarion, hasta encontrar sus raíces teológicasen la teología trinitaria. Esto da porresultado un ensayo dialogal entre lafenomenología del don y la trinidad,ofreciendo un enfoque interesante desde elcual el mercado es visto no ya como algoautorregulado, sino como un instrumentoal servicio del bien común.

Luego, en "La economía del don,modelos y realidades", Carlos Hoevelpresenta un excelente análisis de losdiferentes tipos de reciprocidad donde cadauno de estos modelos se nutre no de un tipode economía, sino fundamentalmente deuna forma social que tiene sus raíces en laética de cada individuo y en la sociedad.

Afirma el autor que ni el modeloeconomicista ni el modelo estatista danrespuesta a las motivaciones intrínsecas dela reciprocidad y de la economía del don,sencillamente porque tratan a la economíay al mercado como entes que excluyen desuyo a las motivaciones por las cualesactuamos los seres humanos. Éstas, si bien

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son la maximización de la ganancia y lafilantropía, no terminan allí porque ambasmotivaciones se nutren de otras másprofundas que son las que conforman elcapital social de un pueblo, aquellas queparten del bagaje moral y ético de cadapersona.

De manera amena y dinámica, Hoevelejemplifica desde una mirada histórica lasdiferencias entre las sociedades de altaconfianza y las de desconfianzageneralizada (v.gr. Estados Unidos y lassociedades Latinoamericanas), afirmandoque es muy difícil lograr redes de confianzay de reciprocidad en lugares donde, o elterrorismo minó la confianza de donde senutrió y progresó un país como EstadosUnidos, o donde la corrupción y lamentalidad individualista de pensar en elbeneficio propio o de la "familia", dejan delado lo comunitario y el beneficio del BienComún. La idea de la economía del dondebiera ir más allá de los análisis deempresarialidad y de intercambioeconómico. Ello "implica volver a pensar elcírculo de relaciones alrededor de los cualesse organiza la sociedad entera, poniendoénfasis en los puntos en que seinterrelacionan las formas tradicionales derelación política y de mercado con otrasformas de reciprocidad" (p. 110). SostieneHoevel que la realización de la economía deldon –entendida como el círculo dereciprocidad y confianza de las relacioneshumanas y sociales– para que pueda darse,requiere de una fuerte dosis de iniciativa yde ejercicio de la libertad personal dequienes formamos parte de las sociedadesactuales, porque éstas no puedenreemplazarse por ninguna forma deorganización predeterminada. Tanto por laprofusa bibliografía aportada por el autor,como por la soltura y la familiaridad con elcontenido propuesto, el ensayo resultaamigable para todo lector, sea avezado o noen estos temas.

"¿Cómo es el mundo ideal en el que actúauna persona cuyo comportamiento derivatanto de sentimientos egoístas comoaltruistas?" (p.173) es la pregunta central quese plantea Luis Zemborain en "El don y lasantropologías básicas de la economía".Abordando esta cuestión desde la

perspectiva de las tres antropologías:neoclásica, austríaca y keynesiana, el autorsostiene que "la proposición de un modeloevolutivo con raíces neoclásicas parademostrar que en el campo comunitario laredistribución del ingreso puede realizarseen forma espontánea y voluntaria" (p.175),ya que al interactuar socialmente laspersonas no sólo podrán proveer la cantidadsuficiente de bien común, sino tambiéngenerar un bien nuevo; esto es un bien quees el resultado de la relación entre laspersonas, es decir, lo relacional, que ademásno requiere recursos para su producción,pero que aumenta –eso sí– la utilidad globalde la sociedad.

Luego, el artículo de Paola S. de Delboscotrae una visión tan necesaria como fundantea la perspectiva del don: conciliar el trabajocon la empresa parecería ser una prioridad ala hora de hablar de sistema económico yempresa. La autora sostiene que en elconflicto de prioridades, familia y empresadeberían cambiar su relación recíproca yreemplazarla por una de mayor cooperación.Para ello la posmodernidad brinda un buenmarco, ya que la flexibilización y lacreatividad pueden sortear las dificultadesculturales de los roles que solían ser másrígidos. Una sociedad sería más productivae integraría mejor lo social y comunitario sitomara en cuenta los tiempos vitales de lamujer como empresaria, madre y esposa,pero también si, tal como los varones mismosse están dando cuenta, no las dejaran ellosmismos burned-out en su hogar. De esto seanotician entonces la fragilidad de lasfamilias, razón por la cual se hace necesarioun cambio de mentalidad a la hora deproponer una cultura y una economía delbien común. Es un excelente artículo quemuestra la otra cara de la economía del don:la de la familia y la empresa, y la necesidad(y la urgencia) de nuestra sociedad porcompatibilizar estas realidades.

El trabajo de Nicolás Meyer describe lalabor de los Bancos Comunales en barriosempobrecidos de la zona norte delconurbano bonaerense. Estos bancos,explica Meyer, son organizaciones de baseparticipativa, que ofrecen microcréditos yson administradas por los propiosmiembros. Al mismo tiempo, la

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organización les ofrece la facilidad paraacceder al capital y la capacitación necesariapara gestionar el negocio. De esa forma, losbancos comunales forman parte de lasllamadas "finanzas éticas", porquedesarrollan vínculos de confianza que nopodrían darse en el sistema financieroconvencional y presentan una posibilidadde desarrollo para comunidades humanasconcretas, que cuentan con la posibilidad detener un espacio donde ahorrar con otrosde manera segura y transparente, reparandouna confianza que las continuas crisis delsistema habían socavado en los sectores másvulnerables de la sociedad. Por ello es quepara Meyer, los bancos comunalesconstituyen una experiencia exitosa einnovadora dentro del mundo de lasmicrofinanzas.

Para cerrar la sección de experiencias ypraxis de la economía del don, el trabajo deOctavio Groppa analiza diferentesmodalidades de emisión del dinero pararelacionarlos con la noción de reciprocidad.El objetivo es mostrar cómo diseños delsistema monetario que no incentivan lamaximización de los retornos monetariosconforman mercados compatibles con unareciprocidad estricta, sin impedir, sinembargo, el intercambio de dones nomensurables mediante un precio. El autor

también ofrece una reflexión sobre lamodalidad de la inversión en estos sistemasy sobre el impacto de las tecnologías de lainformación por vía de la compensación debalances electrónicos. El trabajo finaliza conuna enumeración de algunas ventajas quepresentan estos tipos de innovacionesademás de abrir preguntas para futurasinvestigaciones.

El libro ofrece un amplio panorama dela economía del don: desde su marcoepistemológico, sociológico, filosófico yteológico, hasta la praxis y las posibilidadesreales y concretas para aplicar esta economíaque busca unificar lo más técnico con lo quetiene de más humano. Porque si dividimosesas realidades no podremos salir de estecallejón en el que nos encontramos, conpaíses cada vez más ricos y otros que cadavez se empobrecen más. Es un libro que abreinquietudes, perspectivas, preguntas y porello su lectura nos deja, además de muchosinterrogantes, grandes expectativas deencontrar una solución que abra unpanorama nuevo en tiempos que nosdesafían a la creatividad y a la fuerza moralque tenemos como sociedad y comopersonas para buscar tanto el bien personalcomo el comunitario.

Cecilia SturlaUniversidad Católica Argentina -

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Libro:Nombre del autor, editor, compilador (apellido y nombre) o la institución responsable.Año de publicación (entre paréntesis). Título y subtítulo (en cursiva). Título de la serie yvolumen. Editorial. Lugar de publicación.Galbraith, John Kenneth (1958). La sociedad opulenta. Editorial Planeta, Buenos Aires.

Texto en un libro con editores:Friedman, M. (1984). "The methodology of positive economics" en Hausman, D., Thephilosophy of economics. An anthology. Cambridge University Press, Cambridge.

Artículo:Nombre del autor del artículo. Año de publicación original (entre paréntesis). Título delartículo (entre comillas). Título de la publicación (en cursiva). Número del volumen.Número de la publicación. Páginas.Belardinelli, S. (2004), "La empresa desde el punto de vista de la sociedad civil", Empresa yHumanismo, vol. VII, 2/4, pp. 179-190.

Referencias en el cuerpo del texto:Debe indicarse entre paréntesis el nombre del autor, el año de publicación y el paginado,si fuera necesario. Esto debe aparecer al final de una oración. Asimismo, el nombre delautor puede aparecer en el texto, seguido del año de publicación entre paréntesis. Lareferencia completa deberá consignarse en la sección bibliográfica del artículo."[...] La democratización de la tecnología, las finanzas y la información –que ha cambiadonuestra forma de comunicarnos, de invertir y de mirar al mundo – ha dado luz a todos loselementos fundamentales del actual sistema de globalización." (Friedman, 1999: 21)Friedman (1999: 21) explica que la democratización de la tecnología, las finanzas y lainformación ha dado luz a todos los elementos fundamentales del actual sistema deglobalización.

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Text in an editor’s book:Friedman, Milton (1984). "The methodology of positive economics" in Hausman, D. (ed.)The philosophy of economics. An anthology. Cambrigde University Press, Cambridge.

Journal article:Name of author (surname, and initials or given name). Year of publication. Title of article,in quotation marks. Title of periodical (italicized). Volume Number. Issue number. Pagenumbers.Kahneman, Daniel (2003). "A psychological perspective on Economics", in The AmericanEconomic Review, American Economic Association, vol. 93, Nº2, pp. 162-168.

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