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REVISTA EUROPEA. NÚM. 14 3'l DE MAYO DE 1 8 7 4 . AÑO I. EL RENACIMIENTO ARTÍSTICO EN ESPAÑA. Exposición permanente de Bellas Artes. I. La Exposición permanente de Bellas Artes, or- ganizada por la iniciativa individual de un buen ciudadano, donde la ilustración, el genio y la di- ligencia se asocian, para dicha nuestra, al patrio- tismo verdadero y modesto, no gárrulo y de cir- cunstancias, puede demostrar, con otros hechos no menos elocuentes, en qué medida son infun- dadas las quejas de los que pintan á España ar- rastrándose al término inevitable de una mortal y vergonzosa decadencia. Nada tan frecuente como encontrar en los periódicos que, por propio y ex- clusivo acuerdo, se han declarado mantenedores desinteresados ó ingenuos de lo que llaman fun- damentos eternos del orden social, artículos ó párrafos sueltos pintando á nuestra patria como el último de los países civilizados; y cuando no se escribe que las familias acomodadas de ciertas regiones han huido al África, buscando bajo el suave cetro del emperador mogrebino, la paz que le niegan los que en España juraron la destruc- ción de toda propiedad, derecho y familia; afir- mase seriamente, que se ha graduado nuestra ab- yección hasta el punto de que las naciones cultas, sobre despreciarnos y escarnecernos, meditan el intervenir en nuestros asuntos, aplicándonos por tal modo, el castigo que merecen los pueblos me- nores ó depravados que no saben usar de sus derechos, ni respetar su propia dignidad. T dieron en la flor, los que así se producen, de referir al influjo maléfico de los principios de li- bertad, la causa de todos nuestros males, divi- diéndose los censores únicamente, en que unos condenan el liberalismo en absoluto, como ver- dadero fruto del libertinaje, la incredulidad y el orgullo humano, mientras los otros, nutridos en la atmósfera descreída pero hipócrita, del moder- no volterianismo, no renuncian á lo que ellos lla- man sanas doctrinas del progreso bien entendido, más á las exageraciones y á la licencia con que las conturban los revolucionarios. A no oponerse la fuerza incontrastable de los sucesos y el mo- vimiento natural de las ideas, los unos habrian hundido de nuevo á la Península, en el envidiable marasmo á que la trajeron en el siglo xvn y xvui TOMO i. los errores de una política absurda y desastrosa, mientras los otros nos mantendrían en el mentido reposo que disfrutábamos cuando en sus mallas nos ahogaban los dogmas del eclecticismo cusi- niano y de la centralización á la francesa. Ligada la Península á los pueblos cultos de la Europa moderna con poderosas é inquebrantables rela- ciones, no fue posible cerrar sus fronteras al ro- cío fecundante de la filosofía y de la ciencia, que, invadiéndonos al cabo, despertaron nuestro anti- guo vigor, dándonos la intuición de un porvenir halagüeño, labrado con nuestros propios recursos y nuestras mismas fuerzas. Nada menos exacto que esa progresiva é inevi- table aproximación al abismo de nuestra deshonra y ruina; ni hay un átomo de verdad en lo del desprecio con que nos rebajan los extranjeros. Podríamos citar numerosos hechos que atesti- guan lo contrario, si bien es cierto, que existen fuera de España elementos eternamente concita- dos contra nosotros, dispuestos á causarnos toda suerte de perjuicios, aun disfrazando su aversión ó egoismo con el manto del interés y del afecto. Pero hurtándonos á este raciocinio que nos lle- varía demasiado lejos, cúmplenos afirmar, sin riesgo de que se nos desmienta, el adelanto de nuestra nación en todos aquellos ramos donde la tutela del Estado no impide los medros y natu- rales crecimientos. Próxima se halla la hacienda nacional á la bancarota, si no mienten las señales, mas en cuanto á la riqueza pública, á pesar de los obstáculos conque la administración y la polí- tica la persiguen, el próspero desarrollo que al- canza, muéstrase cada dia con rasgos más segu- ros y prominentes. Y ha crecido tanto en estos últimos tiempos, que según datos bastante exac- tos, en veinte años, sólo la exportación por las aduanas de los principales artículos, se ha elevado de unos doscientos millones de pesetas á cerca de setecientos; lo que nos autoriza á pensar que muy luego habrá de cuadruplicarse. También en lo tocante al desden conque los extranjeros nos miran, el reciente certamen universal en las orillas del Danubio, ha sido ocasión, demostrán- dose lo contrario, para que se nos haga justicia hasta colocarse á España entre las naciones más consideradas y favorecidas. En lo que desgraciadamente tienen razón loa 27

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REVISTA EUROPEA.NÚM. 14 3'l DE MAYO DE 1 8 7 4 . AÑO I .

EL RENACIMIENTO ARTÍSTICO EN ESPAÑA.

Exposición permanente de Bellas Artes.

I.La Exposición permanente de Bellas Artes, or-

ganizada por la iniciativa individual de un buenciudadano, donde la ilustración, el genio y la di-ligencia se asocian, para dicha nuestra, al patrio-tismo verdadero y modesto, no gárrulo y de cir-cunstancias, puede demostrar, con otros hechosno menos elocuentes, en qué medida son infun-dadas las quejas de los que pintan á España ar-rastrándose al término inevitable de una mortaly vergonzosa decadencia. Nada tan frecuente comoencontrar en los periódicos que, por propio y ex-clusivo acuerdo, se han declarado mantenedoresdesinteresados ó ingenuos de lo que llaman fun-damentos eternos del orden social, artículos ópárrafos sueltos pintando á nuestra patria comoel último de los países civilizados; y cuando nose escribe que las familias acomodadas de ciertasregiones han huido al África, buscando bajo elsuave cetro del emperador mogrebino, la paz quele niegan los que en España juraron la destruc-ción de toda propiedad, derecho y familia; afir-mase seriamente, que se ha graduado nuestra ab-yección hasta el punto de que las naciones cultas,sobre despreciarnos y escarnecernos, meditan elintervenir en nuestros asuntos, aplicándonos portal modo, el castigo que merecen los pueblos me-nores ó depravados que no saben usar de susderechos, ni respetar su propia dignidad.

T dieron en la flor, los que así se producen, dereferir al influjo maléfico de los principios de li-bertad, la causa de todos nuestros males, divi-diéndose los censores únicamente, en que unoscondenan el liberalismo en absoluto, como ver-dadero fruto del libertinaje, la incredulidad y elorgullo humano, mientras los otros, nutridos enla atmósfera descreída pero hipócrita, del moder-no volterianismo, no renuncian á lo que ellos lla-man sanas doctrinas del progreso bien entendido,más á las exageraciones y á la licencia con quelas conturban los revolucionarios. A no oponersela fuerza incontrastable de los sucesos y el mo-vimiento natural de las ideas, los unos habrianhundido de nuevo á la Península, en el envidiablemarasmo á que la trajeron en el siglo xvn y xvui

TOMO i.

los errores de una política absurda y desastrosa,mientras los otros nos mantendrían en el mentidoreposo que disfrutábamos cuando en sus mallasnos ahogaban los dogmas del eclecticismo cusi-niano y de la centralización á la francesa. Ligadala Península á los pueblos cultos de la Europamoderna con poderosas é inquebrantables rela-ciones, no fue posible cerrar sus fronteras al ro-cío fecundante de la filosofía y de la ciencia, que,invadiéndonos al cabo, despertaron nuestro anti-guo vigor, dándonos la intuición de un porvenirhalagüeño, labrado con nuestros propios recursosy nuestras mismas fuerzas.

Nada menos exacto que esa progresiva é inevi-table aproximación al abismo de nuestra deshonray ruina; ni hay un átomo de verdad en lo deldesprecio con que nos rebajan los extranjeros.Podríamos citar numerosos hechos que atesti-guan lo contrario, si bien es cierto, que existenfuera de España elementos eternamente concita-dos contra nosotros, dispuestos á causarnos todasuerte de perjuicios, aun disfrazando su aversiónó egoismo con el manto del interés y del afecto.Pero hurtándonos á este raciocinio que nos lle-varía demasiado lejos, cúmplenos afirmar, sinriesgo de que se nos desmienta, el adelanto denuestra nación en todos aquellos ramos donde latutela del Estado no impide los medros y natu-rales crecimientos.

Próxima se halla la hacienda nacional á labancarota, si no mienten las señales, mas encuanto á la riqueza pública, á pesar de losobstáculos conque la administración y la polí-tica la persiguen, el próspero desarrollo que al-canza, muéstrase cada dia con rasgos más segu-ros y prominentes. Y ha crecido tanto en estosúltimos tiempos, que según datos bastante exac-tos, en veinte años, sólo la exportación por lasaduanas de los principales artículos, se ha elevadode unos doscientos millones de pesetas á cercade setecientos; lo que nos autoriza á pensar quemuy luego habrá de cuadruplicarse. También enlo tocante al desden conque los extranjeros nosmiran, el reciente certamen universal en lasorillas del Danubio, ha sido ocasión, demostrán-dose lo contrario, para que se nos haga justiciahasta colocarse á España entre las naciones másconsideradas y favorecidas.

En lo que desgraciadamente tienen razón loa27

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críticos extranjeros, es en decir que no conocenpueblo con facultades más hermosas y envidia-bles, pero con peor gobierno, y esto mismo loafirmamos nosotros, no excluyendo del anatemaá ninguna de las fracciones, grupos ó partidosque entre nosotros se disputan el predominio po-lítico, no por lo que poseyéndolo puedan mejorar-nos, más por los agasajos y ventajas del podermismo, y la satisfacción que facilite á sus pasio-nes y egoísmos. De acuerdo estamos con los másseveros en esto, como en reconocer el rebajamientode los caracteres en cuanto á la conducta públicase refiere, que no parece sino que político-españoly encarnación viva de la flaqueza, la versatilidad,la falta de convicciones y hasta de la apostasía,son una sola y misma cosa. Ni deja de tener apli-cación en este caso aquel conocido axioma de quelos males presentes suelen traer su carrera delejos, pues si bien se mira, la ruindad de los hom-bres políticos y la miserable fisonomía de los par-tidos, hijas son de causas antiguas más ó menospermanentes, no difíciles de desentrañar, siquieraparezcan ocultas y profundas; causas que conagravaciones modernas ocasionales, han forjadolo que se llama, antes por escarnio que en serio,lo política española contemporánea.

Consolémonos, no obstante, con reconocer que enel fondo de nuestro organismo no escasean el ge-nio, el vigor, las disposiciones y aptitudes que enotras épocas, y prosiguiendo determinados fines,tan alto levantaron nuestro nombre; cualidadesy caracteres que renacen entre nosotros como sisalieran de un profundo letargo, precisamente alcalor de las ideas y principios que con tantoahinco se critican y reprueban. El renacimientoen la Península de la industria bajo todas sus re-laciones, de la literatura y del arte, datan de unamanera segura, sistemática, progresiva y fecundadel momento en que la revolución social y políticagranjeó energía suficiente para luchar con suscontrarios, y todas las mejoras morales y mate-riales que disfrutamos, acompañan muy de cerca,al progreso de las instituciones de la libertad.

II.Bello testimonio de este aserto habrá de recoger

quien con el desinteresado afecto de la verdad porcriterio, traiga á la memoria el espectáculo queofrecen nuestras artes desde hace algunos años, yvisite la antigua platería de Martínez, templohoy consagrado á las plásticas y del diseño. Lapintura, especialmente, testifica en todos sus es-fuerzos, el conato generoso de levantarse á un nue-vo florecimiento, que sin remedar los registradosen pasadas centurias, se ostente con méritos bas-tantes para sostener con ellos la comparación

más adecuada. Puede decirse que la nueva es-cuela pictórica, si no está constituida definitiva-mente, se halla próxima á tan ventajoso término;y cuando se considera que esto se verifica á pesardel estado intranquilo de los ánimos, de la faltade verdadera, regular y decorosa protección queaquí experimentan los artistas; cuando se descu-bre todo lo defectuoso y menguado de la enseñan-za técnica y estética, y la perturbación que en elramo impera, lícito es y justo regocijarse, imagi-nando que semejante éxito responde á condicio-nes esenciales en nuestro modo de ser fisiológico-moral, suficientemente arraigadas para resistir ácuanto tienda á destruirlas.

Dícenos la experiencia que no carecemos de ta-lento artístico; que éste brota espontáneo bajonuestro clima, y que cada nueva generación nostrae una numerosa variedad de jóvenes, que á serdirigidos y estimulados, acrecentarían con mayo-res y legítimos triunfos las glorias de su patria.Lo que realmente nos hace falta es un sistema deeducación artística acomodado á lo que la na-turaleza del engendro y de la producción bellareclama; lo que con urgencia piden nuestros inte-reses, en cuanto á este particular corresponde,es que se ensanche el círculo de las personasamantes de lo bello, y la lista de los que, con susaficiones y gustos, estimulan y recompensan lafacundia del maestro; en una palabra, que se creeuna atmósfera moral propicia á la obra de arte,donde los méritos de ésta hallen la resonanciaque el productor reclama con justicia.

Si no hay quien adquiera el lienzo, la estatua óla acuarela, en vano será que el joven Apeles seafane en levantar su inspiración á grandes altu-ras y en dar á su trabajo las más delicadas per-fecciones. Suspirando por la gloria, no puedeolvidarse el genio de que está contenido en unaentidad física, sujeta á necesidades de múltiplecarácter que es forzoso satisfacer. Ni es prudentedeclamar tanto contra los artistas que no produ-cen: lo que procede es buscar compradores á susobras, abrirles mercados seguros, darles los me-dios apropiados para que no desmayen en susempresas, ni arrojen de sí paleta y pinceles, tro-cándolos por otros útiles ó instrumentos más fe-cundos.

Ó mucho nos equivocamos, ó el pensamientoque ha presidido á la organización del certamenpermanente, abierto en la Platería de Martínez,responde á algunas de estas ideas. Seguros esta-mos que, tanto el Sr. Bosch, propietario del edifi-cio é iniciador del proyecto, como los artistas quelo amparan y secundan, discurren en mucho comonosotros pensamos, y estiman que es llegado eldia de pedir al individuo lo que hasta ahora se

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N.° 14 EL SITIO DE BILBAO. 44 9

usó pedir y solicitar del Estado. Noble es laambición, y bien merece el apoyo de las personasilustradas.

Si el patriotismo de nuestras clases acomo-dadas es un hecho, nunca como ahora se dioocasión para demostrarlo; fomentar, con honrapropia y contentamiento, una de las más hermo-sas manifestaciones del trabajo nacional, equivaleá favorecer la cultura, y no hallamos nada quetanto importe aun país, como elevarse al mayorgrado posible en el termómetro de la civilización.Con las debidas reservas podemos asegurar quela Exposición permanente es un hecho parecido alestablecimiento de la Sociedad de Conciertos: aquise populariza la afición á la buena música, á lamúsica clásica, con beneficio patente del artebello por excelencia; allí se quiere popularizar,difundir, extender el amor á las artes del disañoy de la plástica, no con amor platónico, insustan-cial é imaginario, sino con afecto, que por ser po-sitivo, no será menos honrado y decoroso; afectoque se traduzca en la discreta protección que losartistas necesitan.

Ni es mucho pedir que los que con tanto an-helo se disputan los puestos más visibles en elespectáculo musical, hoy de moda, acudan tam-bién á estampar sus nombres en alguno de losblancos que la contaduría de la Exposición perma-nente ofrece en sus registros. Si distingue y favo-rece la propia dignidad, el sentir la belleza de lossonidos combinados por la ciencia, aún mayor ca-pacidad estética presuponen las aficiones quetienen por término el arte escultórico ó pintoresco.Parécenos que nada aventuramos con pronosticarla influencia saludable que hade ejercer en ciertasclases el establecimiento á que nos referimos,donde curiosos, aficionados é inteligentes habránde seguir, sin pena ni fatiga, el sucesivo desar-rollo del arte nacional, estudiándolo en sus másseñaladas direcciones.

Tampoco puede negarse que la Exposición hade suscitar entre los jóvenes artistas honrosas ynobles rivalidades, creando un medio técnico y es-tético, si la frase es permitida, donde acudan áinspirarse y á fortalecer sus aficiones, rectificandosus gustos y dando á las nativas facultades elrumbo que más derechamente las conduzca á sudilatación y perfeccionamiento. Bajo este con-cepto la Exposición equivale á una lección cuoti-diana de que todos participan, lo mismo el quelabra el cuadro que el que lo admira ó adquiere.El taller del artista, accesible ahora, sólo á algu-nos pocos admiradores de lo bello, rompe susmuros y se traslada á un local cuyas puertasestán abiertas constantemente. De este modo,entre artistas y público se establecen relaciones

directas, y no ha de ser, en verdad, perdida paralos unos ni para el otro esta libre y cuotidianacorrespondencia.

En resumen: si hemos de juzgar por lo quehemos visto y oido el dia de la apertura, el éxitodel pensamiento está asegurado en alguna de susfases principales; falta sólo que el arte obtenga deél las ventajas á que tiene derecho. Y ya en estepunto, cúmplenos recoger las enseñanzas que lasobras expuestas nos suministran, estudiando lasdirecciones más señaladas ds la pintura contem-poránea en España, sus ventajas y flaquezas, susmedros y peligros, á fin de fortalecer, en cuantonos sea permitido, los elementos que á sólidosprogresos encaminan, desacreditando y proscri-biendo lo que, aun enaltecido por la fama, merecela reprobación de la crítica más imparcial y jus-ticiera.

F. M. TÜBINO.

EL SITIO DE BILBAO.

(Continuación.) *

x.Noticias.—Primer sitio del aflo 35.—Segundo sitio.—Tercer sitio Sus

caracteres.—Sns víctimas.—Entrada de un buque francés.—La mari-na de guerra.—El Instituto.—Recuerdos. —Sentimientos.

Alcanzamos así á los diez últimos di-as del mes deAbril. Continuábamos mirando con impaciencia haciael campo de Somorrostro; mi hijo pequeño S9 habiarepuesto algún tanto, y yo tomaba parle directa en lacuriosidad pública: oíamos todos los dias el cañón dede monte Janeo que á veces LOS alarmaba por suponerel comienzo de una batalla.

Las únicas noticias que teníamos eran por mediodel Cuartel Real, sobre todo cuando copiaba algunospárrafos de los diarios madrileños. Así supimos conrelación á La Correspondencia, que las operaciones seemprenderían el dia 21: nos pusimos, pues, á obser-var, pero nada notamos. Vimos movimiento de tropascarlistas por las alturas; era que marchaban á defenderel paso por Valmaseda, y también á oponerse á undesembarco.

Los ancianos que habian conocido la otra guerracivil y sus tres sitios, hacian á propósito de esto ob-servaciones y comparaciones, y el Irurac-bat publi-caba párrafos de la historia de la guerra civil por elSr. Pirata, en que se trataba de este mismo asunto.Procuraré condensar las más oportunas de dichas ob-servaciones, porque servirán de complemento y acla-ración á lo que me he propuesto narrar,

• Véanse los números 12 y 13, pags. 3S8 y 387.

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Tres sitios sufrió Bilbao en la antigua guerra civil.El primero comenzó el 10 di) Junio de 1838, pero nose llegó á formalizar hasta el 13 de dicho mes. Man-daba la plaza el conde de Mirasol, y el ejército sitiadorel célebre Zumalaeárregui. Entonces, como ahora, sedistinguían los carlistas por su fanatismo, crueldad yhasta por sus gritos y frases. El enemigo se posesionóde Begofla y comenzó el dia 14 su fuego contra la pla-za, tanto de cañón como de fusilería. Al dia siguiente,cuando Zumalaeárregui contemplaba desde una casala población y dictaba órdenes, fue herido en unapierna por una bala de fusil, á consecuencia de la cualmurió á los pocos dias. El 16 continuó el bombardeo,y la guarnición hizo salidas los dias 17 y 18. Fue muylento el fuego hasta el dia 23 que se reanudó y en losdias siguientes. El ejército liberal al mando de losgenerales La Hera, Latre y Espartero acudió al so-corro de la plaza. Intimáronla los carlistas su rendi-ción el dia 27, y desde el 28 continuó el fuego. El dia1.° de Julio se levantó el sitio con la entrada delejército mandado por La Hera.

Las malas fortificaciones de la plaza hicieron queentonces se construyeran otras nuevas en la previsiónde un nuevo sitio; estas fueron casi en los mismospuntos en que hoy se encuentran. Pero en toda laguerra civil, Portugalete estuvo siempre en nuestropoder. La marina que entonces teníamos era muy re-ducida, no numerosa, y bien dotada como la actual.En cambio Inglaterra nos prestó eficacísima ayuda,suministrándonos artilleros, tropas, y ayudándonossus buques, entre ellos uno de vapor, que era entoncesuna gran novedad.

El segundo sitio comenzó el 24 de Octubre de1856. Mandaba la plaza D. Santos San Miguel. El dia2íi comenzó el bombardeo. Un inventor francés dis-currió unas carcasas, traducción literal del galaico,do peso de cinco arrobas, llenas de sustancias inflama-bies, con las que se proponía incendiar la población;pero no pudo conseguirlo, pues se las apagaba confacilidad. Arreció luego el bombardeo, y Villareal,jefe carlista, dispuso el dia 26 el asalto al fuerte deMallona, del que fue rechazado por la guarnición y losnacionales. Se levantó el sitio el dia 29: hubo en élnueve milicianos muertos y 80 heridos; 40 individuosdel ejército muertos y 47 heridos; 20 personas dela población muertas y otras tantas heridas. En elsitio anterior, los muertos subieron á 31 y los heridospasaron de 180.

Cayeron en este segundo sitio 1.842 balas rasas,unos 1.400 proyectiles huecos, la mayor parte grana-das. Entró en la plaza un refuerzo de 2.000 hombresque vinieron desde Portugalete y varios cargamentosde provisiones, y el dia 9 del mes de Noviembre delmismo año empezó el tercero y más memorable deaquellos sitios, mandando Eguia á los carlistas.

Fueron cogidos entonces, como ahora al principio

de este sitio, varios destacamentos que cubrían puntosestratégicos inmediatos ala plaza. Establecieron puen-tes en la ria, obstruyeron el paso por ésta, destinaronun ejército para contrarestar al que pudiera venir ásalvarnos, tomando por linea la que va por Cabras,Banderas, Burceña y Castrejana. Aislada la plaza conPortugalete, ésta se comunicó con aquella por mediode señales.

El dia 17 atacaron los carlistas el convento de SanAgustín é intentaron el asalto, siendo rechazados; el19 comenzó el bombardeo; el dia 22 hacian fuego loscarlistas desde la iglesia de Albia contra San Agustín.El día 27 de Noviembre fue terrible; los carlistas seapoderaron de San Agustín con grandes pérdidas dela guarnición; el comandante general fue herido; seprendió fuego á dicho convento por la tropa y nacio-nales, y hubo SI muertos. Se realizaron en esteconvento rasgos de gran valor por parte de los mili-cianos, tanto on este día como en los siguientes.

Entonces, como ahora, tardó algún tanto el ejércitoen venir en socorro de Bilbao; fue también rechazado,y sólo llegó después de reforzado y con grandes pér-didas. ¡Pero qué diferencia de soldado á soldado!Aquellos venían descalzos, hambrientos, mal paga •dos, pero con una bandera bien definida que los enar-decía en la pelea; estos últimos perfectamente ali-mentados y provistos, no aciertan á pronunciar vivaalguno, y tan sólo les impulsa el deber y su nuncadesmentido valor.

El parte que se recibió el dia 3 de Diciembre por eltelégrafo de señales decía: «El ejército va á refor-zarse con B.000 hombres de la reserva; continúe de-fendiéndose la plaza, pues el socorro llegará pronto.»Espartero había bajado por cerca de Valmaseda ennuestra ayuda, embarcando parte de sus fuerzas des-de Castro á Portugalete. La guarnición hizo algunaspequeñas salidas. Hubo bombardeo: los víveres esca-searon y se pagaron á precios muy crecidos, aunqueno tanto como los que hemos alcanzado nosotros.Ocurrieron bastantes desgracias personales, y algunosdestrozos en la población. El batallón de la milicianacional, mandado por el bravo Arana, fue el alma ynervio de la defensa de Bilbao.

Entonces, como en el último sitio, subían los cu-riosos á Miravilla, y como la distancia no f¡s lejana,veían el movimiento de tropas hacia el Desierto. Porúltimo, en la noche del 24 de Diciembre asaltaronlas tropas el áspero monte Cabras, á cuyo pié estáLuchana sobre una espesa capa de nieve; tomarontodas las piezas que tenían los carlistas en el montede Archanda y sus derivados, y entró Espartero enBilbao.

Gran entusiasmo causó la llegada del general liber-tador. La plaza recibió más de 10.000 balas rasas y7.000 proyectiles huecos; de ellos 280 bombas. Elnúmero de Muertos fuó 114; el de heridos, 428; el de

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N . ° U EL SITIO DE BILBAO. 421contusos, 160. Toda España admiró el valor y laconstancia de los defensores de Bilbao, y su salvaciónprodujo indescriptible entusiasmo en todos los ámbi-tos de la península.

El número de víctimas de este sitio excedió conmucho al de las habidas en 1874 por efecto de losataques, tanto por parte de los carlistas como de losliberales. En cambio los sufrimientos de la plaza fue-ron ahora mucho mayores y muchísimo más prolon-gados. Los desperfectos del bombardeo tampoco ad-miten comparación. Por lo demás, los mismos proce-dimientos, sinsabores y reveses análogos, é igualresultado. ¡Quién habia de decir á nuestros padresque tales escenas se reproducirían al cabo de cuarentaafios!

Vuelvo á reanudar el hilo de mi narración, haciendoconstar que en los últimos días de Abril llegamos ásaber que un lugre francés habia penetrado en la ria, yque los carlistas le habían hecho fuego. Esta noticia,aparentemente sin importancia, la tenia muy conside-rable, porque suponía para algunos quo debía traermuniciones para los carlistas, cuya falta sin duda ha-bia hecho cesar el bombardeo, ó mejor dicho pólvora,pues en cuanto á bombas debian tener las que quisie-ran en la fábrica del Desierto. Sin embargo, esta ver-sión se contradecia con la de haber disparado los car-listas contra el buque. Otros suponían que habían des-aparecido por completo los obstáculos de la ria, puestoque ésta habia sido franqueada, y que, por tanto, po-dria entrar la escuadra, cañonear á los carlistas yhacer un desembarco que atacara por retaguardia lasposiciones de Somorrostro ó que viniera directamentesobre Bilbao.

La verdad del caso fue, que el buque vino corriendoun temporal, se precipitó contra la boca del puerto,pasó por encima de las cadenas que habia en ésta porsu poco calado y por el alto nivel que tenían las aguas,y fue á embarrancar en una de las muchas playas quehay en la ria. No podía inculparse, pues, esta vezá la marina de guerra como en otras ocasiones, yespecialmente en el abandono de Portugalete; acusa-ciones que la opinión pública proclama y que yo conella juzgo fundadas.

Una de las tardes que no tenia ocupación urgenteme dirigí al Instituto de segunda enseñanza, en cuyoúltimo piso se halla establecido el colegio sostenidopor la Diputación forol, y que, como he teniJo ocasiónde decir, se hallaba destinado á hospital militar antesdel bombardeo, y libre de toda ocupación por efecto deéste en el momento que yo acudia. Es un edificioconstruido hace unos treinta años, de buenas condi-ciones y no desprovisto de elegancia en su fachada.Habia yo concurrido á sus aulas durante cinco añosconsecutivos, y habia estado interno en su colegiocuatro.

Tengo hacia este edificio el cariño que se posee á la

habitación que uno ha ocupado durante los años másrientes de la vida. Cada sala, cada pasillo, tiene paramí un recuerdo. Allí contraje estrechas amistades, quejamás se olvidan; allí empezó mi inteligencia á adqui-rir ese pequeño caudal de saber que constituye unanueva vida y que proporciona placeres exentos detoda amargura. Muchos de mis compañeros de cole-gio han bajado á la tumba, quizás los más queridos;otros los he perdido de vista en las revueltas y con-tiendas de la vida; muchos permanecen aún en Bil-bao ó su provincia; unos pocos han ocupado puestosdistinguidos en los destinos públicos.

Con placer solía yo, pues, visitar de cuando encuando aquel venerado asilo, departir un rato con lospocos que quedaban de mis antiguos maestros, y re-cordar á alguno de los ancianos dependientes que aúnpermanecía allí las travesuras de otros tiempos.¡Cuan distinto era el cuadro que me encontré! No viuna sola cara conocida; las bombas habían destruidomuchas salas y habitaciones; la biblioteca estaba des-trozada; los gabinetes de física é historia natural muymaltratados.

Quise subir á mi antiguo dormitorio, pero apesa-dumbrado con las ruinas que á cada paso encontraba,me faltaron las fuerzas y asomaron las lágrimas á mi3ojos. Volví atrás en mi camino, y maldije la guerraque tantos deterioros ocasiona y tales perturbacionesproduce.

XI.Servicio de ios auxiliares.—El carca bueno.—Las salidas y lo» asaltos.—

Carácter de ía defensa.—Conducta del bello sexo.—Salida de los ex-tranjeros.—Disciplina carlista.—Ü i timos días del bombardeo.— Datosde éste.—Altura de caida de lau bombas.—Los vijías.—Marcha de unproyectil.

Llevábamos ya cuatro meses de sitio é Íbamos áentrar el el quinto.

El batallón de la milicia hacia un servicio muy pe-noso, pues entraba la mitad de guardia, lo que obligabaá cada uno de sus individuos á ocupar un día sí y otrono en estas faenas. Todos lo soportaban con resig-nación y hasta con alegría, y no decayó un momentoel espíritu y el buen humor de este cuerpo. Antes hedicho que no usaba más uniforme que la gorra, yahora añadiré, para probar que la cosa se tomaba enserio, que los oficíalos no usaban sable, sino fusilRemington como los individuos.

Formaban entre estos últimos las personas más ca-racterizadas de la población, entre ellas algunos ex-diputados á Cortes, y varias que habían obtenido pues-tos superiores en la milicia, como, por ejemplo, el señorMurga, comandante retirado de caballería, el señorJane, que habia sido ayudante del célebre batallón delaño 36 y comandante luego de otro de milicianos.Reinaba en las guardias y retenes el buen humorcaracterísco de los bilbaínos: generalmente se pro-curaba pasar cenando las horas más pesadas, y era

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422 REVISTA EUROPEA. 34 DE MAYO DE 1 8 7 4 . N.'Umuy frecuente que el jefe de la guardia pagara todo elgasto cuando entre los individuos los habia de las cla-ses más pobres que no podian contribuir á él. De al-guno me consta que gastó sendos duros en tan gene-rosa contienda. Distinguíase por su buen humor la7." compañía.

Era frecuente que un centinela de estos voluntariosse viera apostrofado por el carlista, y aun llamado porsu propio nombre, por ese afán que tenían los ene-migos de hablar y comunicarse con nosotros, á lo cualno era quizás extraña la abundante ración de vinoque se les daba. Nuestros centinelas no contestaban.Hizose notar entre los carlistas uno á quien los solda-dos bautizaran con el nombre de el carca bueno,pues sus conversaciones eran siempre afectuosas, susconsejos parecían dictados con recta intención, y haciaadvertencias útiles. Recuerdo que una vez estaba decentinela uno de los auxiliares más corpulentos y letocó en la avanzada inmediata al carca bueno: despuésde llamar éste á aquel por su nombre y de hacerle in-dicaciones á que no contestaba, le dirigió estas ó pa-recidas palabras: «Te descubres demasiado por tal pun-to; me van á relevar, y te advierto que mi sustituto esmala persona y te pegará un tiro si no te cubres.»Excuso añadir que su advertencia fue en este puntoobedecida.

La guarnición cumplia toda con su deber. Algunosde los curiosos de la plaza, convertidos en Aristarcos,criticaban á la autoridad militar porque no habia in-tentado hacer una salida para sorprender alguna delas baterías ó puestos carlistas. Quizás no faltaran enel campo enemigo ojalateros que tacharan á los jefespor no haber intentado el asalto por algún punto delcerco. Estimo que ambas inculpaciones están despro-vistas de fundamento. Ni Bazaine en Metz, ni Trochuen Paris, pudieron romper las líneas prusianas: losalemanes tampoco intentaron ningún asalto en Stras-burga y Sedan.

Es, á mi ver, que con el fusil moderno se hacenmuy difíciles las salidas ó ataques contra un ejércitositiador que se guarece en posiciones defensivas, ydel mismo modo es casi imposible asaltar una trin-chera ó barricada defendida por unos cuantos tirado-res. La rapidez, alcance y exactitud del disparo hancambiado en este punto la estrategia militar. Esto,que hice notar al tratar de la línea de San Pedrode Abanto, me parece igualmente aplicable al sitio deBilbao y de cualquiera otra plaza.

Uno de los caracteres peculiares de la defensa de lainvicta villa que anteriormente inició, es que en ellapuede decirse que no se ha singularizado ningunapersona. Así como en los hechos militares del primerimperio vemos á Napoleón oscureciendo á sus gene-rales; así como Palafox simboliza las glorias de Zara-goza; Alvarez las de Gerona, y Molke es ¡a cabeza dela guerra franco-prusiana, no hallamos en Bilbao sino

al pueblo entero fundido en una pieza con sus autori-dades y guarnición para resistir unidos al ataque car-lista. Verdad es que no era preciso reanimar el espíritupúblico, porque éste se halló siempre muy levantado.Si algunos desfallecíamos, en momentos dados, loocultábamos, publicando en cambio nuestro entusiasmocuando nos hallábamos poseídos de él, como frecuen-temente ocurría. No necesitábamos, por tanto, queninguna autoridad nos animara. Cierto que en casode haber ocurrido un desmayo en la opinión pública,las autoridades se hubieran sobrepuesto á él y lo hu-bieran dominado, pues todas son muy celosas en sudeber; pero felizmente no ocurrió este caso. Tambiénestoy seguro de que si alguna de aquellas se hubieraatrevido á hablar de capitulación, el pueblo en masahabria hecho uso de su supremo derecho, sacratí-simo en casos de angustia, cual es el de recobrarsu poder y delegarlo en personas más idóneas.

Sé que corrieron rumores en este sentido fuera deBilbao: se habló de que el pueblo habia arrastrado áun conocido módico, que ocupaba uno de los primerospuestos en el Ayuntamiento, por haber iniciado laidea de rendirse. Esto, á pesar de carecer de funda-mento, prueba que se juzgaba fuera de la plaza queésta no estaba dispuesta á rendirse.

No tenia poca influencia en esta actitud la conductadel bello sexo de Bilbao. Ninguna de sus componentesexhaló quejas públicas; antes al contrario, procura-ban animar á todo el mundo. Ellas no están afiliadasá ningún partido político, y desconocen casi por com-pleto hasta sus nombres. Sus aficiones religiosas lasinclinan hacia los que defienden la unidad de cultos;el ejemplo de sus esposos ó padres las dirigen hacialos partidos que comulgan en la idea liberal. Pero sudelicado instinto, al ver que los carlistas dirigían losproyectiles contra la plaza y no contra los fuertes, yque aquellos causaban inocentes víctimas y producíandestrozos considerables y penalidades sin cuento, sesublevó contra éstos y sólo respiraba odio y venganzapor sus malas artes.

Así se explica que algunas señoras que antes delsitio miraban con benévolos ojos á los que se titulandefensores de la religión, guardaran en su corazón eldesprecio hacia los mismos después de su conductaen el bombardeo. Todos nos movemos, aun en lascuestiones políticas, por impresiones personales, so-bre todo la mujer en quien la imaginación domina ála reflexión.

Las familias extranjeras se habían refugiado en doscasas de Albia, que el marqués de Valdespina prometióhacer respetar. Alguna bomba extraviada cayó porallí; pero sobre todo se veían molestadas por el fuegode fusilería que se hacia, como punto de las avanzadas.De aquí que el día 27 de Abril reclamaran á dichomarqués los Cónsules de Francia ó Inglaterra, y queal siguiente* salieran hacia Francia por el interior de

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N.°14 EL SITIO BE BILBAO. 423la provincia varias familias de estas nacionalidades.Con este motivo permitieron los carlistas llegar hastasus avanzadas á todo el mundo, y hubo allí conversa-ciones amistosas, trasunto fiel, aunque en menor es-cala, délo que había ocurrido días atrás en el campa-mento de Somorrostro. Con extrafleza se supo que álas seis de la tarde se iba á reanudar el bombardeodespués de veinte dias de reposo. Yo era del númerode los curiosos: me retiró triste á la población.

Aunque no pude juzgar con exactitud en esta ni enotras entrevistas del estado de disciplina del enemigo,me pareció verle bien alimentado, aunque mal vesti-do y sucio. Una de las cosas más admirables de loscarlistas es el modo de racionar sus .fuerzas. Largasfilas de carros acudían desde los confines de las Pro-vincias Vascongadas, trayendo al propio tiempo losrecursos que obtenían por la frontera y costa. El vinovenia de Navarra: abundaba el pescado fresco, puesnuestra marina ha perseguido muy poco á sus lan-chas. Suplia en ellos el celo, actividad y castigo á lasprácticas de una administración montada de antiguo.A cada pueblo se le obligaba á entregar un cierto nú-mero de raciones en puntos próximos señalados: asíhan quedado aquellos arruinados y llenos de deudas.

La disciplina no me parecía muy estrecha. Ademásde los defectillos propios del soldado en campaña, y deoir en sus labios frases análogas á las de todo militar,por más que ellos se creyeran libres de pecado, creínotar que no se acataban las órdenes de los jefes conla odediencia pasiva que debe haber en toda fuerzaarmada. Las rivalidades de provincia á provincia y depueblo á pueblo no habían desaparecido, y los jefes te-nian más prestigio por sus condiciones de vecindad ófortuna personal que por las de mérito militar.

A las seis en punto de la tarde del dia 28 se reanu-dó el bombardeo, contestando á él las baterías de laplaza y fuertes. Continuó bastante intenso al dia si-guiente. Siguió el 30, y hasta media noche del diaprimero de Mayo, teniendo en estos dias mayor fuerzaque anteriormente. A esta hora lanzaron la postrerbomba, gritando: Ahivos va la última, adiós.

Esto constituye uno de los actos más bárbaros delos carlistas. Sabian ya que era preciso levantar elcerco, y por aprovechar, sin duda, los proyectilespreparados nos los dispararon. No se proponían en-tonces aterrarnos para hacernos rendir, puesto que elejército libertador avanzaba sobre Bilbao, sino única-mente causar daño y vengarse de la plaza, que tanvalientemente leshabia resistido. Aún se encontraron,después de levantado el cerco, algunos millares debombas, no lejos de las baterías: á haberles sido posi-ble nos las hubieran lanzado todas en aquellos dias dedesesperación. Sus baterías hicieron lo que pudieron,y el siguiente estado prueba cuál fue la fuerza del bom-bardeo que nos hizo ver en sus postrimerías hastacinco proyectiles á la vez en el aire,

Estado del número de proyectiles arrojados dla plaza por el enemigo en los dias que se expresan:

MESES.

Febrero.

Marzo...

Abril

•O»Mayo

TOTAL.

DIAS.

2122232425262728123456789101112131417181920272829303156

' 8¡ 28' 29301

BOMBAS.

1451132082112071251271515614019817210486133109549874916261528191731897938698994319418429271437325162

5.369

BALASRASAS.

282919233930»2652394112249342542358986))105)>855382»71»»2>»3155103110

1.307

GRA-NADAS

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2434816

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TOTAL.

14712123723023016415715182192237213116881821437910297149711475242417310315017586169994319618629304535476288 •

6.787

La plaza contestó á este fuego con las datos siguien-tes; desde 21 de Febrero hasta el 2 de Mayo, esto es,en la época del bombardeo, hizo ésta 7.200 disparosde granada y 1.987 de bala rasa; total 9.187 proyec-tiles. Gran parte de éstos se fundieron con las bombascarlistas en el taller establecido en Achuri.

Para que las personas que no hayan estado enBilbao juzguen del efecto de las bombas, les diréque las baterías estaban situadas á un nivel de 180á 200 metros más alto que la población, y que elproyectil ascendía en la parábola que trazaba á otraaltura próximamente igual con respecto á la boca delmortero. Venia por lo lanto á caer desde unos 400 me-tros de alto; y un ingeniero, amigo mió, calculaba queel efecto mecánico de cada bomba equivalia al trabajode unos 200 caballos de vapor. ¿Qué extraño es quehaya habido tantos desperfectos en las casas? Calcúlese

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424 REVISTA EUROPEA. 31 DE MATO DE 1 8 7 4 . N.° 14

una máquina de la fuerza citada tirando de una vigaó empujando una pared, y se comprenderá que á pesarde la elasticidad de las construcciones, los resultadosdebían ser terribles.

Los vijías que indicaban las bombas no se descui-daron en una sola. Al reanudarse el bombardeo hubovez en que esto se hizo inopinadamente y á altas ho-ras de la noche: la campana señalaba en el acto lapresencia del proyectil. Cayó uno de éstos en la torrede Santiago, arrancando el reloj y causando otrasaverías; el vijía continuó impávido su misión.

Nos habíamos acostumbrado ya á las bombas, perosu presencia era verdaderamente aterradora. Oíaseprimero generalmente el toque de campana y luegose escuchaba la detonación del disparo; el cuerno ócorneta de los guardias de las calles repetía la señal;uua vibración vigorosa del aire marcaba la aproxima-ción del proyectil; un gran ruido sordo su choquecontra una casa, y un estrépito infernal su explosióny desperfectos dentro de una de éstas. De dia no se lasveia venir por el aire; de noche se podia eludir perfec-tamente su acceso. Si parecía seguir una línea recta,es que venia dirigida hacia el observador; si se perci-bía clara la parábola, era que éste se hallaba fuera delplano de la curva y libre por tanto de su alcance.Ocurrió á este propósito una aventura singular á uncentinela de auxiliares que se hallaba al lado del par-que: departía con un sereno sobre la dirección de unabomba, y viéndola, que parecía ir hacia ellos, se re-fugiaron en un portal inmediato; el proyectil penetrótras de ellos á los pocos instantes, reventó, los llenód3 cascote, según estaban tendidos boca bajo en elsuelo, y se salvaron milagrosamente, sin más que ungran susto y algunas ligeras contusiones.

Los ancianos rondaban, entre tanto, las calles, ar-mados muchos con escopetas; la gente decia al verlosaproximar: hé aquí los chimberos; esto es, los caza-dores de pajaritos.

XII.

Fuego de fusilería.—Porte de los carlistas.—Escasez de municiones.—

Número de victiman.—La Cruz roja.—Recaída de mi hijo.—Su muer-

te.—Mis amigos.—Noticias del ejército.—La política en Madrid.—

Retirada délos carlistas.—Movimiento por Galdames.

Al reanudar los carlistas el bombardeo en los últimosdias del sitio menudearon también sus fuegos de fusile-ría. El número de cartuchos que gastaron durante todoel sitio es fabuloso, y nos prueba que debían recibirlosdel extranjero, pues sus fábricas de Eibar y Arteagaapenas podrían abastecer tal consumo. Colocados enla subida á los montes de Archanda, en las trincherasnaturales quo hace el camino de carro, hacían desdeallí un fuego horroroso á unos 700 metros de la pla-za, de tal suerte, que no era posible transitar por lospaseos y calles desde donde se ven estas laderas.

Ya he tenido ocasión de decir que el punto más

hostilizado era la iglesia de Begoña; la distancia entreésta y las baterías carlistas de Artagan es poco más deun tiro de pistola; juzgúese cómo silbarían por aquelsitio las balas de los modernos fusiles, de que todos¡staban armados, y el efecto que harían los cañonazos.

De aquí los prodigios de habilidad y valor que porambas partes se hicieron en este punto, alguno de loscuales he tenido ocasión de citar. Para completarlosañadiré que las piezas de los carlistas que apuntabaná la iglesia eran muy difíciles de servir, porque losguardias forales hacian de dia un certero fuego, y de-jaban fijos por la noche sus fusiles, con la punteríaafinada y rectificada, de modo que al sentir el menormovimiento disparaban con éxito seguro, volviendo ácargar el arma sin desviarla de su dirección.

Para evitar esto establecieron los carlistas en laboca de la especie de túnel por donde asomaba supieza, una plancha de hierro de una pulgada de espe-sor, que la cubría perfectamente, y que podía girar al-rededor de uno de sus puntos. Esta plancha tenia enla parte superior y central una abertura estrecha ylarga que servia de mira, la cual se cabria con unachapita también giratoria. Por esta hacían la puntería,y en el momento dado levantaban desde dentro conuna cadena la plancha grande, disparando la pieza yretirándose los artilleros. Hecho el disparo se dejabacaer la plancha y se recomenzaba la operación.

La guarnición tenia orden de economizar sus car-tuchos, por haber pocas existencias en la plaza. Esteera uno de los temores de los que estaban en el se-creto, pues creían que les faltarían las municiones encaso de un asalto de los sitiadores. Bien sabido es queel inconveniente principal de los modernos fusiles esel gran consumo de cartuchería y lo mucho que em-baraza á los ejércitos y plazas el trasporte y almace-naje de ésta. Se encargó á la guarnición el conservarlas envolventes de los cartuchos que disparaba, lascuales, entregadas luego en el parque de artillería, sehabilitaban para un nuevo tiro si no estaban muy de-terioradas. El jefe del parque, coronel de artilleríaseñor Maldonado Macanaz, trabajaba sin sosiego diri-giendo esta y otras operaciones propias de su cargo.

El número total de víctimas hechas por el enemigodurante todo el sitio ha sido de 93, de los que corres-ponden 63 á muerte por herida de bala y 30 por lade bomba. El número de heridos por ambas clases deproyectiles ha sido bastante considerable. El de muer-tos es, como se ve, pequeño. El término medio de lasdefunciones diarias, desde el principio hasta unos diasdespués de levantado el sitio, por enfermedades, al-canza á ocho; unas cuatro veces más que las ocurridasen época ordinaria; lo cual, acumulado en cuatro me-ses y medio, da un exceso de mortandad considerable.

La sección de la Cruz roja do Bilbao, sostenida consus propios recursos, era la encargada de recoger ycurar los heridos, prestando su servicio con esmero

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N.° 14 EL SITIO DE BILBAO. 425

ó inteligencia. Estaba á cargo de algunas personaspoco afectas al servicio militar, y más inclinadas alsocorro de sus semejantes. No faltaban, sin embargo,á estas personas algunas censuras, que yo estimo in-fundadas, por haber ingresado en tan benótico insti-tuto, según lo prueban los siguientes versos que seles dirigían:

Hay algunos liberalesQue ni el diablo que los coja,Pues por no agarrar el chopoSe acogen á la Cruz roja.

Con los sustos de los últimos dias de bombardeo yla estrecha vida del entresuelo, recayó mi pequeñuelo,y se agravó rápidamente su enfermedad. Me olvidéen aquellos instantes de todo lo que me rodeaba y delas ansias que teníamos de ver la llegada del ejércitolibertador, y me consagré al cuidado de mi enfermo.Su mal se fue empeorando por instantes; todos locomprendíamos así, y el médico me lo confirmaba, sibien decia lo contrario ante los demás. Mis compañe-ros de habitación rivalizaban en celo para servirnos yen ingenio para hacernos pasar tan amargo trance.Ya nos decian que el chico viviría hasta que pudiéra-mos trasportarlo á punto más á propósito, y que allírecobraría la salud; ya nos relataban las desgracias deotras familias conocidas, para que del cotejo resultaramás llevadera la nuestra.

Yo confiaba mucho en la rapidez de las crisis porque atraviesan los niños de corta edad; pero veia quesu estado era cada vez más alarmante. Por fin, unamañana pareció que comenzaba la mejoría. Todosveíamos un rayo de esperanza. La llegada del médiconos desengañó, dicióndonos que aquel síntoma signi-ficaba poco, y que habia apurado los recursos de laciencia. Pobre y atrasada es ésta cuando tan frecuen-temente se halla vencida en muchas dolencias y des-conoce muchas de las perturbaciones que sufre estamáquina tan compleja y tan perfecta, que se llamacuerpo humano.

Era el último dia de Abril; la temperatura suave,como verdadero tiempo de primavera; no sé si loscampos habian vestido sus galas, porque desde laplaza no era posible percibirlos; sólo el reloj me in-dicaba que aún no habia amanecido, pues la luz delsol apenas llegaba al entresuelo, según antes dije.Continuamente llegaban á mi oído los ruidos de ¡asbombas y de las señales que las anunciaban. En me-dio de este fracaso vi tomar á la fisonomía de mi hijocierto aspecto que me alarmó. Llamé á mi esposa,que en aquel instante disfrutaba de un sueño intran-quilo, pero reparador, y á pocos instantes notamosque la agonía nos arrebataba nuestro ser querido, yque Dios contaba un ángel más en los cielos.

Tuve valor para seguir velando su cadáver, y adia siguiente me separé para siempre do sus restosMaldije por última vez á los causantes de la guerra, y

no vi en ellos más que á los asesinos de mi hijo.Permanecí abatido por algunas horas, pero la re-

flexión, el deseo de animar á mi familia y las atinadasobservaciones de algunos amigos, reanimaron mi es-píritu é hicieron volver mi atención hacia las desdi-has comunes. Entre éstos habia un joven enamora-

do, cuyas relaciones se habian estrechado durante elbloqueo, y para quien aquellas tristes horas habiancorrido alegres y poéticas. Recordé entonces que loshechos de la vida sólo dependen del prisma con queS3 los mira, y que el estado del ánimo del observadorlos modifica y altera, probando la íntima relación queexiste entre el alma humana y los objetos exteriores.

Distraíame también mucho un amigo mió bilbaínode pura raza, que lodo lo veia de color de rosa, y cuyobuen humor era inagotable... Para él los carlistas eranunos aldeanos bárbaros, á quienes se vencería prontopor completo. Una vez levantado el sitio, volvería áadquirir Bilbao su anterior importancia y serviría aquelpara entretener los ratos de ocio con su narración, ypara probar á los batos que jamás podrían dominar áBilbao.

Por estos y otros amigos supe que el dia 29 vencióla curiosidad al temor á las bombas, y todo el mundo-creyó notar movimiento hacia Somorrostro y fuegosobre Galdames. Como he tenido ocasión de decir an-teriormente, sabíamos que Concha iba á emprenderun movimiento envolvente sobre la izquierda de loscarlistas; pero ignorábamos cuál seria la actitud deSerrano. Creíamos que éste habia vuelto hacia pocotiempo de Madrid, pues se habia confundido su viajecon el que hizo Topete para aplazar la crisis, que porefecto de la rivalidad entre radicales y conservadoresse dibujaba, y hacer que continuara la conciliaciónhasta la entrada de las tropas en Bilbao. Jamás pudopasar ^>r nuestra mente la verdadera causa de esteviaje, pues suponíamos, que ante el grave estado dela guerra, se olvidarían en Madrid los enconos entrelos militantes en el gran partido liberal. No sabíamoshasta qué punto las cuestiones personales y el amorpropio ciegan y perturban á nuestros hombres po-líticos.

Suponíamos, pues, que Serrano habia ido á Madridpor nuevos refuerzos, y que una vez con ellos, eraimposible que los carlistas resistieran en San PedroAbanto, no tardando en avanzar victorioso el ejército.

Se notaron en dicho dia 29 movimiento de carlistascon convoyes por las montañas y grandísima agitaciónen sus filas,'' así como varios buques situados en elAbra. Se hicieron análogas observaciones el dia 30.

Entonces opinaron muchos que los carlistas temíanquedarse cortados en sus posiciones de Somorrostro,y que comenzaban á salvar su material retirándolo álugar seguro en el interior de la provincia. Se indicó laconveniencia de una salida, y varios trataron de jus-tificar el fuerte bombardeo con qi.e los carlistas nos

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426 REVISTA EUROPEA. 3 1 DE MAYO DE 1 8 7 4 . N.° 14

abrumaban en aquellas horas por evitar dicha salida ytener en jaque á la plaza y su guarnición.

Se susurró con referencia á las avanzadas carlistasque el movimiento de Concha por Valmaseda ó porGaldames era cierto, y se indicó también que Andó-chaga había siiio muy mal herido al oponérsele. Laansiedad general era indescriptible. Llegué á partici-par de ella, y amortiguando mi dolor y olvidandotoda clase de respetos sociales, salí de mi casa paraobservar la aproximación de nuestros soldados, queesperábamos de un momento á otro. El anheladoinstante de nuestra libertad estaba muy próximo.

UN TESTIGO OCULAR.

[La conclusión en el próximo número.)

RUBENSDIPLOMÁTICO ESPAÑOL.

SUS VIAJES Á ESPAÑA,

SUS GESTIONES COMO AGENTE DIPLOMÁTICO SECRETO

OBKAS DE SU MANO QBE AUN SE CONSERVA» EN MADRID.

(Continuación.) *

Por este mismo correo del 24 de Agosto,escribe Rubens otro despacho al Conde-Du-que dándole minuciosa cuenta de los ama-ños y gestiones de la política francesa enLondres para impedir el viaje del señor Co-tinton á fin de que la paz no llegue á ser unhecho, y para encender la guerra nueva-mente entre España é Inglaterra, todo locual cree que puede muy bien contrarestarsepor España con un poco de buena voluntad,porque el rey Carlos, según él, es muyafecto á España. Además da cuenta de lasgestiones que en Inglaterra hadan los ho-landeses para conseguir auxilios, y contantos buenos datos las participa, que prue-ban en Rubens un celo y una perseveran-cia en su trabajo, cual no se encuentra enlos más hábiles diplomáticos, sobre todo ca-reciendo de mucho dinero, como habia decarecer Rubens; que en diplomacia, como enguerra, el dinero es el más poderoso agente.

(Estado:=Leg. 2.519, f. 37.)

* Véanse los números 1, 2 , 4 , 5, 8, 10, 12 y 13; páginas 6, 40,97. 129, 225, 289, 364 y 397.

Copia de carta autógrafa de Pedro Pablo Rúbeas al Conde-Duque,fechada en Londres á 24 de Agosto de 1629 (1).

Excellentissimo mió signore:

Per sodisffar a gli commandamenü di V. Ex.*, dicoquel tanto che ho potuto penetrar toccante le negocia-

(1) Londres 24 Agosto, 1629.—Al Conde-Duque.— Excmo. Señor.—Pstra satisfacer los mandatos de V. E. diré cuanto he podido saber de lanegociación del embajador de Francia, que persetera en buscar de todasmaneras que no se verifique la ida de Cotinton á España, ó de hacerlainútil, y hasta ahora no ha podido, á pesar de toda su industria, abrirbrecha en el ánimo del rey de Inglaterra, que persevera en su buenpropósito, y á decir verdad, el nombramiento de D. Carlos Coloma haresucitado los ánimos de nuestros partidarios, y mortificado mucho á loscontrarios: créalo V. E. eomo el Evangelio. He sabido por buena parteque el dicho embajador ofrece al rey de Inglaterra carta blanca parahacer liga ofensiva y defensiva contra Eepaña y toda la casa de Austria,sin pedir socorro para la guerra de Alemania de gente ó de dinero al reyde Inglaterra, ni flota para defensa de Francia y ofensa de España, obli-gándose el rey de Francia á recuperar el Palatinado y á sostener la li-bertad de Alemania con sus fuerzas y rentas propias y de otros confe-derados, bajo la condición de que el rey de Inglaterra permita á susvasallos formar compañías con los holandeses, para ir juntos á dañarlasIslas Orientales y Occidentales, de lo cual trata con los diputados llegadospara esto ha ya muchos meses, y que según lo que he podido entender,retardaron su negocio no por otra cosa más que para que no se discutael tratado con España; y en esto créame V. £ . que es de grandísimoefecto la promesa del papel, de no innovar cosa en perjuicio de España,y así es que se apresura la vuelta de Cotinton á fin de que no siendoaceptada la paz con las proposiciones avisadas, se pueda inmediata-mente tomar la resolución de abrazar las ofertas de ios franceses. Nopudiendo impedir ya el viaje del Sr. Cotinton procura que se vayacuanto antes, bajo la condición de volver en seguida, caso que el rey deEspaña no quiera entregar pronto todo el Palatinado, pudiendo disponerS. M. Católica, como él dice, absolutamente del Emperador. Que enestos momentos en que se halla el rey nuestro señor tan bajo y embara-zado con la guerra de Flandes, no debe el rey de Inglaterra contentarsecon poca cosa, porque si ahora no alcanza más será por culpa de pococuidado suyo; estando España infestada por todas partes, por mar ytierra, de holandeses, y esperando estarlo más aún por la ida de las tro-pas fracesas á Italia, á la Puardia, al Artoís y al Haynault. Se obligaeste embajador de Francia á mantener todas sus ofertas hasta el regresodel Sr. Cotinton de España re infecta, creo ciertamente que serian acep-tadas las ofertas mencionadas sin dificultad alguna, y no porque creael rey de Inglaterra que el de Francia pueda cumplir lo que promete,cosa que jamás ha hecho hasta ahora, sino porque podrá firmar el t ra-tado con reputación y apariencia de gran ventaja para el mundo. Meha protestado mü veces S. M. que si pudiese salvar su reputación de otromodo distinto al de las condiciones escritas en el consabido nape), notai'daria una hora en hacer la paz con España de Corona á Corona, sinventaja alguna sobre la pasada. Y estoy seguro de que su alma estimamil veces más la amistad sencilla con España que todas las ofertas deFrancia, y que maldice el dia en que lo del Palatinado llegó á su noticia.Esto es cuanto puedo decir á V. E. en esta materia.

El embajador de Holanda tuvo dias pasados audiencia con ei rey yfué remitido á comisarios especiales, entre quienes se cuentan el grantesorero y el Sr. Cotinton, á quienes pronunció un discurso casi de unhora, exagerando grandemente el peligro sumo en que se hallanlas provincias unidas sino tiene pronto socorro de grandes sumas dedinero y de mucha gente de sus aliados; que él nunca ancontró buenala empresa de Bolducq, pero puesto que ya se habían empeñado en elta,no podían abandonarla sin acarrearse su total ruina, porque hallándoseel pueblo exhausto con tantos subsidios, se alborotaría, al ver que notenían resultado provechoso tantos dineros gastados en fortificarse desdeel primer dia del sitio, que se habían sacado de particulares á interés,caros por ia mucha duración de la empresa, además de los gastosextraordinarios. Suponen los que conocen el humor de este embajador yde los Estados, que exageran inmensamente su necesidad y quizá van

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N.°U CRUZADA. RUBENS, DIPLOMÁTICO ESPAÑOL. 427cion del Embasador de Francia che perseuera a cer-char de storuar in tutti modi l'andata del signor Co-tinton in España, o de rendirla inutile, ma sin adessonon ha potuto con tutta la sua industria lar brescjanel animo constante del Rey de Ingalaterra che perse-uera nel suo buon proposito; et a dir il uero la nomi-

más allá de Ja verdad para mover a compasión al rey y que los socorra.

De todo cuanto dicen, sólo se cree ser verdad que se ven obligados para

resistir si conde Enrique, á fortificar el país de la Belulla con trinche-

ras y canales, y esto monta á tal suma que parere que ha de ser impo-

sible continuar tanto gasto, ó no poderlo pagar nunca. Por esto piden,

como dejo dicho, socorro de dinero y de gente, diciendo que para tantas

empresas se necesita proveer de todo el circuito de la Belulla y lodos

los sitios y fortalezas, además de la ciudad situada sobre el Idil, y los

confines de la Frisa; que ciertamente para esto y la continuación del

asedio de Bolducq es necesario un ejército de sesenta mil hombres, que

se supone que hay ahora al servicio de las provincias unidas, con las

leves hechas por Suecia, que aquellas han retenido en su servicio, á pesar

de no haberse entendido bien que las dejo el rey de Suecia. Y se cree que

serán obligados á dejarlas marchar, con promesa de que se enviarán

entre tanto de aquí y de la compañía de la India de diez á doce mil infan-

tes. Por esta razón no se ha podido evitar el permiso dado al embajador

de hacer algunas levas en este reino, que hasta ahora no se ha conce-

dido. Al fin de su discurso dijo al Sr. Cotinton el embajador que le

parecía extraño que en vez de asistir á sus aliados quisiese el rey tratar

de paces con el enemigo común, pues que sólo su viaje á España haría

tal efecto en el mundo, que aquellos que fundasen sus esperanzas en la

amistad de S. M. desfallecerían, porque era bien claro que haciendo el

rey tan perniciosa demostración á su partido, como era mandar un em-

bajador públicamente, el negocio debía estar más adelantado de lo que

generalmente se creía. Así terminó, y le contestaron que al mismo

tiempo S. M. enviaria á 0 . Enrique para cumplir con los Estados con-

forme á los compromisos de la conferencia, etc.

Yo no tengo talento ni posición para aconsejar á V. E. , pero com-

prendo bien las grandes consecuencias que tendría esta paz, que juzgo

sea el nudo de la cadena de toda la confederación de Europa, cuya sola

enunciación causa ya tan grandes efectos: y también casi comprendo

cuánta alteración y recrudescencia resultaría de la piaclica, que si fuese

totalmente rota se vería en breve tiempo cambiar el estado presente de

las cosas. Y aunque yo confieso que para el rey nuestro señor seria más

importante la paz con los holandeses, creo que no se hará nunca sin la

intervención del rey de Inglaterra, pero si ésta entre España é Inglaterra

sin intervención de los holandeses, lo que daría que pensar y haría

quizá resolverse á los demás. Esto está en mano de V. E . , y d e mo<to

que con la promesa de entregar algunas pocas plazas se podría dar un

gran golpe, siendo cierto, según piensan todos los hombres prudentes,

que haciéndose esta paz se harían todas las otras. Y podría suceder mu»

bien que, no obstante la promesa hecha, ocurriesen en el año, ó en los

dos años, que yo creo habría de conseguirse de término para la entrega,

cosas de tal importancia, que con buenas y justas razones el rey nuestro

señor excusase la restitución pactada, habiendo gozado entre tanto de

las ventajas y consecuencias que particularmente ha de producir al prin-

cipio esta paz; y hallándose embarcado ya el rey de Inglaterra y esca-

pándosele la ocasión de hacer su negocio, quizá se contente con recibir

cualquiera otra satisfacción de S. M. Católica antes de volver á nueva

rotura. Y aun cuando hubiese que hacer al fin la entrega consabida

de algunas plazas, se redimiría aún, según la opinión de Cotinton, con

una parte, el todo. Perdóneme V. E. si mi celo me ha hecho alargarme

demasiado, y le ruego que crea que el pensamiento indicado no es total-

mente mío, sino en su mayor parte de persona de quien V. E. debe

fiarse y estimar su parecer y consejo. Con esto concluyo, y de nuevo me

lecomiendo á la buena gracia de V. E., y le beso los pies. De V. E. hu-

mildísimo servidor.—PIETRO PAOLO RUBEXS.—De Londres á 24 de

Agosto de 1629.

Soranzo, nuevo embajador de Venecia, ha llegado aquí últimamente

de su residencia de Holanda y ha presentado á S. M. un largo escrito

contra la paz de España; pero se le ha hecho muy poco caso.

nacione di Don Carlos Colonna ha risuscitati gli animidella nostra fattione e mortificato assai la parte con-traria. V. Ex." lo creda puré come l'Evangelio. Honteso di buona parte c'hel su detto embajador ofíe-

risce al Rey de Ingalaterra carta bianca a far liga of-fensiua y deffensiua contra EspaBa e tutta la casade Austria senza domandar assistenza nella guerra deAlemana de gente edinari del Rey de Inglaterra, neflota per deffesa de Francia et offesa de España, obli-gandosi il Rey de Francia de recuperar il Palatinatoe di sostener la liberta de Alemana colle sue forze eta spese proprie et daltri confederati, sotto condicionepero che il Rey de Inglaterra permettera a gli suoivasalli di formar compagnie con Holandesi per andarjuntamente a damni delle Indie Oriéntale et Ocidentalede che si trata con gli deputati venuti a questo effetloqiu gia molti mesi sonó, ne secoudo che posso inten-dere viene ritardato per altra causa che per non dis-cutir ¡1 trattato con España. Et aquesto credami V. Ex .*esser de grandissimo effeto la promessa del papel deno innovar cosa alcuna a pregiudicio de España esenza fallo s'affretta tanto il ritorno del signor Cotin-ton de España a fine che no venendo aceettate lepropositione auisate, possino súbito jugliar risolutione -•di abbraociar le oferte de francesi, et in ció concorrequesto Embajador de Francia, cedendo de non poterimpedir la jornada de Cotinton procura che vadaquanto prima sotto condicione de tornar súbito, casoche il Re de España non voglia obbligarse á far rende-re súbito tutto il Palatinato, potendo disporre S. M.cattolica come lui dife assolutamente del Emperadorche in questa congiuntura sendo il Roy nostro signortanto basso et imbarazzato con la guerra de Flandesnon deue il Rey de Inglaterra contentarse de pocacosa, poiche se non alcanza adesso tutto quello chevuole sáfc» culpa e dapoccagine sua, vedendo la Españainfestata da tutte le parti per mare e per térra da Ho-landesi et aspettando d¡ peggio per l'arnñ francessi inItalia e per la Picardía in Artoys ot Haynault. S'obligaquesto Embaxador de Francia de mantener queste sueofferte sino al ritorno del signor Colinton de Españache si ritornara re infacta. lo credo certamenle chesaranno abragerate le condicione sopradette senza al-cuna defficulta, non per che speri il Rey de Inglaterrach'el Rey de Francia sia per mettere in essecutionealcune de queste sue proposte o mantener le sue pro-messe piu di quello che giamai ha fatto per il passato,ma per che potra far quel trattato con reputacione etapparenza de gran vantaggio appresso il mundo. Miha protestato piu volte S. M. che si potesse saluar lasua reputatione et onore d'allra maniera che in con-formita delle condicioni auisate, contenutenel papel,non differirebbe un hora di conchiudere la paz con Es-pana de corona a corona senza alcun vantaggio piuche la passata. E so certo che nel animo suo stimamille volte piu L'amicitia semplice con España che

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tutte le offerte de Francia e maledice il giorno chegiamai il Palatino venne alia sua noticia. Questo equanto posso diré a V. Ex.» in questa materia.

L'Ambasoiator d'Ollanda ebbe gli giorni passatiudienza del Re e fu remesso a commisarü fra qualifurouo il gran tresoriero et il signor Cotinton, a gliquali fece una predica quasi de una hora, essagerandograndimente il periculo grande nel quale si ritrouanole provincie confedérate si non venivanno soccorseprontamraente de gran somma de danari e numerosagente da gli lor confederati; che lui non trovo giamaibuona l'impresa di Bolducq, ma puiche se erano impe-gnati sotto quella piazza contante le epese e trauaglinon poteuane abandonarla senza la lor total rouina, perche il populo sendo essausto per tanti sussidii si al-borotteria se non venisse ad effetto che tutti gli di-nari spesi nel apparato e dal primo giorno de quelassedio furono tolti da particulari anteresse, che perla longa durata della impressa oltra le spesse straor-dinarie se presupone da quelli che cognoscono l'hu-mor de questo Ambasciator et de gli stati che essa-gerasse nel supremo punto le lor necesita et forse piude la verita permouere il Re a compasione et a dar-gli socorso. Pur se crede la mayor parte di quello chedise esser vera che sonó sforzati di fare per resistereal conté Henrico et a fortificar il Paese de la Belulbacontringere e canali montan a tal somma che pare siaimposibile de continuar il gasto o de potería pagargiamai. Per ojo domandano come no ditto soccorsode dinari et de gente diciendo che per taute diuersio-ni bisognava proueder da per tutto il circuito de laBelulba et ogni luoco e forteza oltre le citta, poste so-pra l'lsil et a confini de la frisa. E certamente cheper questo et la continuatione del assedio de Bolducqsia necessario un essorcito de sessanta mille combat-tenti, si fece il computo che stauano adesso a seruiciode stati, colle leuante fatte per suetia, che gli statihanno ritenute al suo seruitio, che pero non biene beninteso qui ne dal Re di Suetia et si crede sarano sfor-zati a lasciargli passar oltra con promessa che s'inuia-ranno altretanti de qui et le compagnie delle Indie dadieci a dodeci mille fanti; non si ha potuto per cióseusar di permettere al Ambasciator di far qualqueleuata in questo Regno che non fu accordata sin ades-so. Al fine del suo discorso se riuolto l'Ainbasciator alsignor Cotinton et li disse che gli pareua strano chein veze de assistere gli suoi confederati, il Re volessetrattar de pace col nimico commune, che solo il suoviaggio in Spagna darebbe una tal apprensione almondo che quelli ch'ebbero qualque speranza nellaamicitia de S. M., se perderebbono d'animi, et ch'eraben apparente che facendo il Re una demostrationetanto perniciosa al suo partito de mandar y riceuereAmbasciatore publicamente, il negocio doueua esserpiu auanzato che non si pensaua. Ansi conchiuso, glifu risposto che nel medesimo lempo S. M. cnuia-

rebbe Don Henry bien per complir colli stati conformeal obligo delle lor confederacioni, etc.

Yo non ho talento ne qualita de dar consiglio aV. Ex.*, ma ben considero de quanta consequenza siaquesta pace che mi pare il nodo della catena de tuttee confederacioni d'Europa, la cui apprehensione solacausa hormai de grandí effeti et ancora quasi com-prendo quanta alteracione et acerbita risultaria de larotlura della Prattica, et si ella fosse totalmente -S9pperata se vederebbe in breue tempo voltar e mutarsila forma del stato presente, et ancor ch'io confeso cheper il Rey nostro signor saria piu importante la pazcon Holandesi, mi dubito che non si fara giamai quellasenza l'interuencione del Rey de Inglaterra, ma forsequesta fra España et Inglaterra senza gli Olandesi chedaria da pensar et faria risoluere ancora gli altri. Equesta sta ¡n mano de V. E. de maniera che colla pro-mesa derendere alcuna Poche Piazze si potria far ungran colpo,essendo certo secondo la speculatione dog-ni huomo Prudente che facendosi questa Paz si fa-ranno tutte le altre. E potria essere che non ostantela promessa intrauenisse nel spacio di un anno a duoiche forse ansi come io credo s'ottenera quel terminoun incidente d: tal peso che con buona y justa raggio-ne il Rey nostro signor non potesse far la detta resti-tucione hauendo fra tanto goduto delle commodita econsequenze che particularmente se sarebbe tiratadentro nel principio questa Paz, e trouandosi imbar-cato il Rey de Inglaterra e scappateli l'occasioni di faril fatto suo altroue si contentara forse di riceuerequalque altra sodisfattione de S. M. cattolica, tal qualella si fosse, prima de tornar an oua rottura; e quandopur si douesse venir a far la restitución de le dettepiazze con alcune restrittioni se redimerebbe ancorasecondo il parer del Cotinton con una parte tutte ilrestante. Mi perdoni V. Ex." si me sonó per zelo souer-chio forze allagarto troppo, pur la supplico di credereche il pensiero non sia totalmente mió ma la mayorparte de persona della qual V. Ex." deue fidarsi e farsuma del suo parer e consiglio con che faro fine et dinouo mi raceomando nella buona gracia di V. Ex."etlebacio gli piedi.

Di vostra Excellenza, humillissimo seruitore,

PlETRO PAOLO R Ü B E N S .

Di Londra il 24 d*Agosto 1629.II Soranzo, nouo Ambasciator de Venecia, e venuto

qui últimamente della sua residenza d'Ollanda e hapresentato a S. M. una gran scrittura contra la pacecon Spanna, ma sen ha fatto poco caso.

Largo fue el despacho de Rubens de estafecha, pues que acompaña además en elmismo correo otras tres importantes cartas,or las noticias que revelan sobre el empeñoe algunos enemigos de España de hacerse

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N . ° U CRUZADA. RDBENS. DIPLOMÁTICO ESPAÑOL. 429

nombrar agregados á la embajada del señorCotinton; así como también por las tempesta-des que aplaca la buena voluntad del rey Car-los, que contra España levantaba la Fran-cia ayudada de los siempre tornadizos du-ques de Saboya, firme siempre aquel sobe-rano en cumplir su empeñada palabra deno hacer cosa alguna directa ni indirecta-mente contra España mientras estuviesenen curso las negociaciones de la paz. Tam-bién cuenta Rubens con algunos detallescómo pasaron las cosas cuando la entregade! importante papel que el rey dictó y fir-mó el gran tesorero.

(Estado:=Leg. 2.519, f 36.)

Copia de otra autógrafa de carta de Pedro Pablo Rubens al Conde Duque.Sin fecha (pero está entre papeles del año 1629) «24 de Agosto en la

carpeta.» (1).

Excelentísimo Signore:fio intenso per via de persona degna da fede che il

18 d'Agosto il Conde de Carlil propose nel ConsiglioReal, presente il Re, che sendo nominato Don CarlosColonna per Ambasciator del Re di Spagna in questacorte, e considerando la grauita e multiplicita del ne-gocio che si doueua trattar in Spagna, et che la prin-cipal disputa sarebbe circa le cose de Alemana, le pa-reua conuenire che per dar maggior rispetto a L'Am-basciator si mandasse juntamente col signor Cotintonun Conté et un Dottor de leggi, e nomino il conté de

(1) Londres 24 Agosto (en la carpeta), 1629.—Al Conde-Duque.—Eicmo. Señor.—He sabido por persona digna (Je fe, que el 18 de Agostopropuso el conde de Carlil en el Consejo Real, estando el rey presente,que habiendo sido D. Carlos Coloma embajador del rey de España enesta corte, y considerando la gravedad y multiplicidad de los asuntosque deberán tratar en España, y que la cuestión principal habrá de sersobre los asuntos de Alemania, le parecía conveniente que, para darmayor respeto al embajador, se mandase juntamente con el Sr. Cotin-ton un conde y un doctor en leyes, y designó al conde de Rutland,suegro del ya duque de Boquingham y al doctor Marteu, sabiendo muybien que seria rechazado el primero por ser católico y como tal recono-cido. Pero como era su intento que se tomase la resolución de mandarun conde, esperaba que siendo rechazado el primero se le designara á élen su lugar, consiguiendo lo que tínicamente desea obtener en estemundo, que es agregarse á esta embajada. Plació á la mayor parte delos consejeros la proposición del conde, y particularmente el que fueseun jurisconsulto versado en las leyes imperiales y constituciones y privi-legios de los electores, y en suma, muy práctico de las cosas de Alema-nia. Pero el gran tesorero se opuso, alegando que era prematura esta di-ligencia y costosa, porque el Sr. Cotinton no iba para tratar de lascosas de Alemania, ni á disputar la cuestión del Palatinado, sino sola-mente á hacer la proposición contenida en el papel, y que si se aceptaba,siempre se estaba á tiempo para mandar otros de las cualidades indicadasque estudiasen la materia; y que si la proposición no se aceptaba no habianecesidad de hacer nada. Con esta opinión se conformó el rey, y seacordó la marcha de! Sr. Cotinton solo, por esta vez.

Me he informado de quién es el doctor Afarleu, y he sabido que esun bellaco parcialismo contra España, y el peor que podría escogerseentre mil.

Rutland suoccero del ia Duque de Boquingam et ilDoctor Marten; de quali lui sapeua bene che il primosarebbe rijettato per esser cattolico e cognoscinto pertale. Ma la sua intentione fu che potendo ottener laresolutione de mandar un conté, e sendo rijetatto ilConté da lui nominato de subintrar nel suo luoco,con che veniua ad ottener quello che lui desidera úni-camente in questo mondo, d'esser impiegato in questaAmbasciata, Piacque alia mayor parte del consiglio laProposta del Conté e particularmente che andasseun jurisperito che fosse ben versato nelle leggi impe-riali e constitutione e priuileggi de gli elettori, et insomma ben prattico delle cose de Allemagna. Ma ilgran tresoriero contradisse allegando esser prema-tura questa diligenza y spesa, poiche il signor Cotin-ton non andaua per trattar sopra le cose d'Allemagnane a disputar le raggioni del Palatino, ma solo a farla Proposta contenuta nell papel, che si veniua acce-tata sariano sempre a tempo per mandar altri de talqualita che ricercarebbe la materia; et si ella non sa-rebbe accetata non era de bisogno di fame alto. Con-questo parer si conformo il Re e fu determinata l'an-data del signor Don Francisco Cotinton solo per questavolta. Mi sonó informato qual sia il Dottor Marten etinlendo esser un villaco partialissimo contra Españaet il peyor che potrebbe trouarsi fra mille.

(Estado:=Leg. 2.519, f. 38.)

Copia de otra autógrafa de carta de Pedro Pablo Rubens al Conde-Duque,fecha 24 de Agosto (sin año, pero está con las de 1629) (1 ) .

Excellentissimo Signor:E certissimo ch'el 16 d'Agosto fu essibito y debat-

tuto nel consiglio de stato col interuento del Re un pa-

(1) De Londres á 24 de Agosto de 1G29.—Al Conde-Duque. — E x -celentísimoTftíñor. —Es ciertísímo que el i 6 de Agosto se presentó y dis-cutió en el Consejo de Estado, con intervención del rey, un papel en-riarlo dfi Tumi por el embajador <Ie Inglaterra, residente cerca del duquede Saboya, que lo trajo con gran diligencia con un servidor de aquelembajador. Se decia en aquel papel por el embajador y el príncipe delPiamonte, habiendo sido anteriormente por el cardenal de Riiihelieu, queel rey de Francia se contentaba con restituir Sussa al duque de Saboya,si el rey de Inglaterra se quería obligar á responder al rey de Francia deque el duque de Saboya concedería el paso libre al rey de Francia y á suejército, siempre que S. M. tuviese necesidad de pasar á Italia para so-correr u sus amigos y aliados. Sobre esta pretensión hubo gran disputa yvariedad de pareceres, y fue aprobado por buen número de consejeros»diciendo ser cosa honrosa para et rey considerarle tanto entre los demásreyes y príncipes, y elegirle por arbitro y caucionario de los tratados.Pero un amigo nuestro dijo que era necesario considerar primero si estapaz convendría al rey de Inglaterra, y luego deliberar por qué medios SuMajestad podría obligar al duque de Saboya á cumplir sus promesas , sifallase á su palabra, hallándose tan lejos y fuera del alcance de las tropasde Inglaterra. El rey, que verdaderamente me parece puntualísimo enobservar sus promesas, fue de parecer y dijo claramente que no podia i n -tervenir en este tratado como caucionario sin contravenir á lo prometidoá España , en virtud del papel entregado á Rubens de no hacer novedadalguna en su perjuicio con franceses durante el tratado; con lo que seremitió el negocio á más madura consideración, é hicíéronse grandesdiscursos sobre la poca fé de aquel principe, que por una parte aparen-taba unirse estrechamente a España y por otra trataba con Francia, con

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430 REY1STA EUROPEA.—34 DE MAYO DE 1 8 7 4 . N.°14

peí mandato da Torino per L'ambasciator d'lnglater-ra residente appresso il duque de Sauoya che viene ingran diligenza con un suo 3eruitore Era questo papelstipulato dal Ambasciator sudetto y del Principe dePiemonte essendo prima approuato del cardenal deRicheliu, il cui contenuto era questo; che il Rey deFrancia si contentaua di restituir susa al Daque deSauoya, se il Re de Inglaterra si uoleua obligar perrespóndeme e cautionato al Rey de Francia che ilDuque de Sauoya concederá il paso libre al Rey deFrancia et a gli suoi esserciti ogni hora che S. M. ha-uera de bisogno di repassar in Italia per socorreré glisuoi Amici et confederati. Sopra questo papel fu grandisputa e varieta de pareri e fu approuato da buonaparte de consiglieri, dic.eudo esser cosa onoreuoie peril Re d'esser in tal concetto apresso gli allri Re e prin-cipi che lo pigliauanno per Arbilro e cantionario dellelor Tratatti; et un amico nostro dise che bisognauaconsiderar prima si questa Paz staria bene al Re d'In-gliterra, e poi mettere en deliberatione per qual mez-zo S. M. potrebbe astringere il Duque de Sauoya amantener la sua promessa quando mancasse a la suaparolla, stando tanto discosto e fuori dogni offesa dalleforzed'Ingliterra.

Ma il Re, che veramente mi par puntualissimo adossoruai1 la sua promessa, fu di parere e disse chiara-niente che non poteua intrauenire in questo trattatocome cautionario senza contrauenire alia sua promes-sa fatta a España in vertu del papel consigniato a Ru-bens di non far alcuna nouita a suo pregiudicio confrancesi durante il Tratado. Con che si rimesse il nego-cio a piu matura consideratione e furono gran discórsidella poca fede di quel Principe che d'una parte simu-laua de unirsi totalmente con España et in quel men-tre trataua a parte con Francia. E fu consideratoquantf»al ingroso s'ingauna il señor abbate Scaglia nelle sueopinioni che la principalmente toccante la Personadel Principe de Piamonte.

Questo passo me ha parso degno della noticia diV. Ex.a e forse seria ben aproposito che sene desseparte al signor Marques, con che di nouo mi racco-mando, etc.

(Estado:=Leg. 2.S19, f. 28.)

Copia de carta autógrafa de Pedro Pablo Rubens al Conde-Duque, fecha24 Agosto, 1629. (1)

Excellentissimo Signor:

Deuo rimostrar a V. Ex.a distintamente come e pas-sato il negocio, a sapere, quando il Re mi commando

siderando cuánto se engaña y cuan completamente el señor abate Sca-

glia en su opinión tocante á la persona del principe del Piamonte.

Este paso me ha parecido digno de que lo sepa V. E . , y quizá seria

eonveniente que de él se diese parle al señor marqués; con lo que nueva-

mente me recomiendo á V. E .

(1) Londres24 Agosto, 1629. —Al Conde-Duque.—-Excmo. Sr. —

Deseo mostrar á V. E. particularmente cómo han pasado las cosas. El

de auisar a V. Ex." et che desideraua d'hauer rispostasopra le sue proposicione inanci la partenza del signorCotinton et che la tardanza di questa potria apportardilacione a quella, perche desideraua che ándase piuparticolarmente instrutto et certo come ho ouisa-toV. Ex.» il 6 di Julio. Allora S. M. mi disse ancorache mi daria il tulto in scrito, che non seguí si non il13 di Julio ne mi ha giamai domandato se io habbiadato alcuni auiso in Spagna sopra questa materia onon, prima d'hauer riceuuto la scritura et quando igran tresoriero mi consigno il detto papel mi disse devoler scriuere a V. Ex.* et il signor Cotinton ancora et10 ho disimulato d'hauer mandato il papel sin adesso,De maniera che non sanno altro si non che l'auiso el11 papel mi sirue colle lor lettere vada tutto col pre-sente correo, ne ho mancato di remostrargli che perla lor dilacione il tempo e scorso de tal maniera chee ¡mposibile d'hauer qualque risposta inanci il giornopreiisso per la partenza del signor Cotinton, che miconfesano esser vero ben sanno pero che il signor Ba-roizzi et io habbiamo dato auiso in Spagna il 2 diJulio della nomir.acione del signor Cotinton per em-baxator in Spagna e del tempo della sua partenza, demaniera che si viene qualque risposta da V. Ex.» so-pra la materia, che forse sara necessaria di communi-car con esse o col Rey propio, io potro sempre diréd'auer con questa occasione dato ancora qualque auisoa V. Ex." et si ella lo rimettera tutto alia venuta degli Ambasator ancora stara benissime nel modo chele cosse stanno adeso colla vizinanza del giorno pre-fisso alia andata del signor Cotinton.

Y por fin acaba este correo dando lasgracias al Conde-Duque porque le autoriza-ba para dejar á Londres y marchar á Flan-des tan pronto como llegara y fuera recibido

rey me mandó que avisase A V. E. que deseaba tener respuesta á susproposiciones antes de que partiera de aquí el Sr. Cotinton, y que de latardanza de esta podría ocisionarse alguna dilación á la marcha de Co-linton, porque deseaba que saliese de aquí especialmente instruido, comolo he advertido a V. E. en 6 de Julio. Ahora me dice S. M. que me lodaria todo por escrito, lo que conseguí el 13 de Julio , no habiéndomevuelto á preguntar si había yo avisado á V. E. sobre este asunto ó no;antes de haber recibido yo el escrito, y cuando el gran tesorero me con-signó el papel, me dijo que quería escribir á V. E. y el Sr. Cotintontambién, y yo he disimulado el haber enviado hasta ahora el papel. Yasi es que suponen que el aviso y el papel juntos con las cartas van conel presente correo. No he dejado de manifestarles que por su dilación e¡tiempo se ha pasado de tal manera, que es imposible tener respuesta an-tes del dia señalado para la partida del Sr. Cotinton , lo que me confesa-ron ser cierto, porque saben bien que el Sr. Barozzi y yo avisamos á Es-paña el dia 2 de Julio el nombramiento del Sr. Cotinton para embajadorde España y la fecha de su salida de aquí; de modo que si llega cualquierrespuesta de V. E. sobre la materia que fuese, será necesario comunicár-sela á ellos y al rey mismo. Yo podré decir siempre que con este motivohe dado algún aviso á V. E., y sí V. E. quiere dejarlo todo para contes-tar cuando hayan llegado los embajadores, también quedarán muy bienlas cosas siguiendo en el mismo estado en que ahora están, y con la proxi-midad del dia fijado para el viaje del Sr. Cotintoo.

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U CRUZADA. RUBENS, DIPLOMÁTICO ESPAÑOL. 431

por la corte inglesa el embajador D. CarlosColoma. Rubens manifiesta sus grandes de-seos de volver al lado de su familia, perohace al mismo tiempo grandísimas protestasde adhesión, no tan sólo á S. M. el rey donFelipe IV, á quien como soberano suyo re-conoce, ama y respeta, sino á la persona yparticulares intereses del favorito de aquelrey, Conde-Duque de Olivares.

(Estado:=Leg. 2.519, f. 30.)

Copia de carta autógrafa de Pedro Pablo Kubens al Conde-Duque,

fechada en Londres a 24 de Agosto de 1629 (1).

Excellentissimo Sr. mió collendissimo:Rendo a V. Ex." mille gragie per auermi dato licen-

za di tornar ¡n flandra doppo l'arriuo del signor DonCarlos Colonna in questa corte, nella quale ben che meritorno con ogni commodita e gusto et onorato uni-uersalmeute piu che non comporta la qualita mia, nonposso trattenermi deuantaggio di quello che il seruiciodi sua maiestá merede et il stato delle cose mié do-mestiche comporta, al cui interesso paro preferirósempre non solamente gli commandamenti del Renostro signore, ma di V. Ex.' ancor?., per il seruiciosuo particolar come che professo d'essere sua creaturaper obligo e volunta di seruirla mentre aueró vita. Econ tal animo la supplico di accettarmi per tale e con-seruarmi nella buona gracia di sua maiesta e sua pro-pria. E con summa deuotione le bacio gli piedi.

Di vostra Excellenza humillissimo seruitorePIETRO PAOLO RUBENS.

Di Londra il 24 d'Agosto de 1629.

Spero che l'istesso nauiglio di guerra che verisil-mente condurra il signor Don Carlos potra pochigiorni doppo seruire per recondurmi a Dunkerque.

Falto Rubens de despachos de España enque se le diga cosa alguna concreta con res-pecto al ultimátum del rey de Inglaterra,que en cifra trasladó en el mes anterior,

(1) Londres24 Agosto, 1629.—Al Conde-Duque.—Excmo. Sr .—

Mil gracias doy á V. E . por haberme dado licencia para volver á Plan-

des en cuanto llegue el Sr. D. Carlos Colonia á esta corle, en la cual

aun cuando me hallo con toda comodidad y gusto, y honrado universal-

mente más de lo que merece mi calidad, no puedo permanecer más tiempo

del que exija el servicio de S. M., ni el estado de mis asuntos domésticos

consiente más, á cuyo interés antepongo siempre, no tan sólo las órde-

nes del rey nuestro señor, sino también las ue V. E., aun para e! servicio

particular suyo, como que reconozco ser su hechura y tener obligación

y voluntad de servir á V. E. mientras tenga vida. Y con tal ánimo le

suplico que me acepte por tal y me conserve en la buena gracia de S. M-

y en la suya propia. Y con sumo respeto le beso los pies.—De V. E.

humildísimo servidor.—PUTRO PAOLO R U B E S S . — D e Londres 4 24 de

Agosto de 1629.

Espero que el mismo buque de guerra que verosímilmente conducirá

al Sr. D. Carlos, podrá, pocos días después, servir para llevarme á

Dunquerque.

impaciéntanse los ánimos en Londres, crecela marejada contra la paz, y ya se hablahasta de la pronta vuelta de Cotinton de Es-paña, antes de que saliera para ella, mohi-no y deshauciado en su misión. Todo quiereconjurarlo Rubens, apoyado en su amistadcon el rey Carlos y en la benevolencia deeste monarca para con España'. Todo esto yno más contienen la estafeta de Rubens deldia 2 de Setiembre.

(Estado:=Leg. 2.519, f. 42.)

Copia de carta autógrafa de Pedro Pablo Rubens al Conde-Duque, fechada

en Londres á 2 de Setiembre de 1629 (1).

Excellentissimo Signor:

Gia commincianno qui, quelli che sonó participi delsecreto, a perderé la speranza vedendo che non viene

(1) Londres 2 de Setiembre, 1629.—Al Conde-Duque.—Excelentí-

simo señor.—Ya comienzan aquí aquellos que son participes del secreto

á perder ia esperanza, viendo que no llega respuesta de V. E., 6 por lo

menos el acuse de recibo, y aunqne yo lo voy excusando con la brevedad

del tiempo, y con las razones que V. E . alega en sus cartas anteriores de

que no se puede negociar por cartas y despachos, y que pava mayor bre-

vedad se deben mandar embajadores. Y como hemos llegado á este es- -

tado, no se puede dar otra respuesta. El mismo Sr. Cotinton es de aquella

opinión y supone que su viaje á España no servirá más que para acelerar

la rotura, porque no llevará más instrucciones que las contenidas en el

papel consabido, y el mismo rey de Inglaterra quiera que el b&rco que Is

lleve se espere en Lisboa para su vuelta. La causa de tañía bulla es que

el embajador de Francia promete sostener durante la ausencia del señor

Cotinton sus ofrecimientos, ya participados en mi carta anterior, á sa-

ber: la carta blanca para las condiciones de la liga ofensiva contra Es -

paña. Y por esto, y no habiendo podido conseguir que no se veriBque

el viaje del Sr. Cotinton, creen algunos que el embajador permanecerá

aquí para esperar la vuelta del Sr. Cotinlon, y procura ahora el laí em-

bajador de Francia que aquel marche cuanto antes para que el rey de

Inglaterra sea más pronto desengañado , asegurando también que este

viaje del Sfc Coiinton es un trabajo inútil, que no servirá más que para

perder tiempo, porque el embajador de Francia dice que tiene noticias

de España que le aseguran que S. M. Católica no quiere entregar por

nada del mundo una sola plaza de lasque tiene en el Palatínado. Y como

saben de cierto que el rey de Inglaterra no puede, á causa de la confede-

ración, hacer la paz con España sin tocar esta cuerda , tienen ya el ne-

goeio por terminado y perdido. Díjome el otro dia el Sr. Cotinton que se

estaban escribiendo sus instrucciones, y me comunicó buena parte de

ellas, á saber: que debia llevar consigo todas las cartas originales escri-

tas en todos tiempos en España sobre este asunto al rey de Jacobo, con

tantas evidentes promesas de hacer la pretendida restitución , y que aun

cuando se quiera contestar quizá, que con la guerra toda promesa había

caducado, decirle que sostenga que con los conatos de paz toman otra

vez nuevo vigor y que todas las cosas vuelven á su estado anterior.

Lleva además el Sr. Cotinton plenos poderes, en el caso en que S. M. Ca-

tólica quiera hacer la paz bajo las promesas consabidas , para pasar más

adelante y romper de nuevo con Francia, y hacer liga ofensiva y defen-

siva con España contra Francia; de la cual se podía esperar grandes su-

cesos, si se encaminara de la manera que él la propondría. Me dice ade-

mas, en confianza, que yendo á esto, espera hacer aun más, perqué veía

al rey de Inglaterra ya desafecto á los holandeses por su insoportable i n -

solencia, y que por lo mismo, fácilmente, hallándose ya en buenas rela-

ciones con EspaOa, se volvería contra ellos á reprimirla en unión con los

españoles. Es cierto que el rey de Inglaterra recibió la noticia de lo de

Wesel con las lagrimasen los ojos; tan aficionado e s a España, aun

cuando tantos aquí son de contrario parecer. Y créame V. E. que él «olo

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alcuna Risposta da V. Ex." o al meno l'accusa dellariceuuta del papel; et ancor ch'io lo vado scusando so-pra la breuita del tempo e colle raggioni che V. Ex.»allega nelle sue lettre precedenti, che non si po nego-ciar per lettere e dispachi ma per maggior breuita sedeuono mandar Ambasciatori.e poiche siamo venuti aquesto non occorre pensar ad altra risposta ilmedesi-tno signor Cotinton e di quel parere e che il suoviaggio di España non seruira ad altro che a precipi-tar la Rotura, perche non portará altro che il contenu-to de! papel et il Re de Inglaterra vuole che le mede-sime maní che lo porteranno si tratencano a Lisboaper il suo ritorno. La causa de tanta fleta e ch'el Em-baxator de Francia promette de tener in vigore duran-te l'absenza del signor Cotinton le sue offerte giaauisate colla mia precedente (a saperia) la carta bian-ca per le condicioni de liga offensiva contra España,sino al ritorno del signor Cotinton de España, et per-cio non hauendo potuto impediré la sua andata etalcuni credono che lui se trateuera fra tanto qui peraspetarlo procura adesso il detto Embaxator de Fran-cia che vada quanto prima per che il Rey de Inglater-ra sia tanto piu presto desingannato, assicurandoloche questa jornada del Cotinton e una fatica de nientene seruira ad altro che a perdita di tempo, essendo luicertamentü auisato do España che S. M. Cattolica nonvuole intendere de douer rendere per cosa del mondouna sola piazza che tiene nel Palatinato et come sauuode certo che il Rey de Inglaterra non po in vertudelle sue confederacioni far la Paz con España senzatoccar questa corda. Gia tengono il negocia per esclusoe roto. Mi disse l'altr'hieri il signor Cotinton che giase fac.euano le sue instrucione et me ne communicobuona parte a saper, che deueua portar seco tutte lelettere originali scrite in ogni tempo de España sopraqnesta materia al Rey Jacobo, con tante prommeseevidenti echiaride farla pretesa restitucione, et ancor

tiene gran esperanza en la generosidad de V. E. , y cree que V. E. com-

prenderá la necesidad en que se halla y la imposibilidad que tiene de ha-

cer la paz de otra manera que no sea recibiendo cualquier aparente satis-

facción, para velar al menos su reputación con aquella promesa, y que

por lo demás le impo-tan poco 6 nada las tales plazas. Tales son sus pa-

labras. Y yo creo firmemente que en caso de que el Sr. Gotinton trajese

la triste noticia de la rotura del tratado , que sentirá grandísimo disgusto

y se verá forzado á tornar otro partido contra su voluntad. El solo ha

tenido en suspenso h;»sta ahora contra todos los esfuerzos del Parla-

mento el acuerdo de la compañía de las Indias Occidentales con los ho-

landeses, como ahora se sostiene contra las instancias del embajador dé

Polonia y el de Holanda, que no piden más condición que esta para cum-

plir su alianza con S. M. Pero todas estas cosas se resolverán de un modo

ó de otro inmediatamente después de que vuelva el Sr. Cotínton de Es-

puna. Y sin más que decir sobre el particular, me recomiendo con todo

respeto á la buena gracia de V. E. y humildisimamente le beso los pies.—

De V. E. humildísimo servidor.—PIKTRO PAOLO RUBENS.—De Londres

i de Setiembre, 1639.

Dudo que la causa de la mudanza del duque de Saboya no sea que

haya entendido por las cartas del abate Scaglia de España que no se

aceptarán las condiciones del rey de Inglaterra, y que por lo tanto el tra-

tado no se efectuará.

che si voglia forse responderé colla guerra sia cessato.Tutto questo dice esser ben de raggione che con lapaz Riprendino vigore et le cose si rimetteno nel statode prima et ancora hauera il Cotinton assoluto poter,caso che S. M. cattolica voglia far la paz colla pre-tesa promessa di passar piu auanti et di romperédi nouo con Francia e far liga offensiua y deffen-siua con España contra Francia, della quale se po-teua sperar ogni gran successo si ella s'incaminas-se della maniera che lui la proponerebbe. Mi disse an-cora in confidenza che venendo a questo lui sperareb-be di fer d'auantaggio per che videua il Re d'Inglater-ra gia mal affettocontra Olandesi, per la insupportabillor insolenza, el che pernio fácilmente trouandosi benstabilito con España si voltarebbe a reprimerla con-giuntamente. Certo e che il Rey de Inglaterra riceuet-te la noua de Wesel colle lachrime a gli occhi, tanto eben inclinato verso España, ben che tutti gli altri sonódi contrario parere, e credami V. Ex.a che lui solo hagran speranza nella generosita di V. Ex." e crede chela considerara la una necesita et imposibilita di far al-trimenti la paz che riceuendo qualque apparenza disodisffattione per velar al meno la sua reputatione conquella promesoa che del resto gli importano poco ouiente le sudette piazze et io credo ferinamente chein caso ch'el signor Cotinton ripostara la triste sen-tenza de la rotura del tratato, che ne sentirá grandí-simo dispiacere e sara sforzato a pigliar altro partitoche non vorrebbe; lui solo ha tenuto sospeso sin ades-so contra ogni sforzo del Parlamento, l'accordo dellacompagnia delle Indie Occidentali con Olandesi, sicome fa ancora contra L'instanza del Embaxator diPolonia et Olanda che non domandano altra condicioneche questa per complimento della lor liga con S. M.;ma tutte queste risolutioni si pigliaranno d'una ma-niera o d'altra súbito al ritorno del signor Cotinton diEspaña; e non hauendo da diré altro in questa materiami raccomando con ogni deuotione nella buona graciadi vostra Excellenza et humillissimamente gli bacciogli piedi.

Di vostra Excellenza humillisimo seruitore

PlETRO PAOLO RtJBENS.

Di Londra il 2 di Settembre 1629.

Mi dubito che la causa de la mutatione del Duquede Sauoya sia che hauera inteso per lettere del AbateScaglia di España che non si accettaranno costi le con-dicione del Re de Inglaterra proposte et che percio iltratato non hauera effeto.

G. CRUZADA VILLAAMIL.

(La continuación en el próximo número.)

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N.°U P . A. ALARCON. ÜN LIBRO NUEVO. 433

UN LIBRO NUEVO.

Hállase en prensa, y pronto debe salir áluz, la anunciada y esperada obra con queuno de los escritores más originales y másqueridos del público, el Sr. D. Pedro An-tonio de Alarcon, ha de señalar su vueltaal palenque literario, que abandonó hace al-gunos años por las tareas políticas.

Dicha obra se titula «LA ALPÜJARRA; se-senta leguas á caballo, precedidas de seisen diligencia»; y á juicio de los que han leidoalgo del manuscrito, es la mejor de su autor.

Para que los lectores de la REVISTA EURO-

PEA sean (de seguro) de esta opinión, ypara solemnizar por nuestra parte, de laúnica manera que podemos hacerlo, el faustoacontecimiento déla vuelta á la literatura deun escritor, cuyas obras han sido por largosaños las favoritas del público, de un públicoque hoy mismo busca con afán los pocos ejem-plares que de ellas quedan, hemos pedido alseñor Alarcon que nos permita anticipar al-guna muestra de su trabajo, y autorizadospor él y por el editor de la obra, que lo esel señor Guijarro, tenemos el gusto de pu-blicar el prólogo, seguros de que nuestroslectores nos agradecerán ser los primerosen conocer algo de tan notable libro.

PROLEGÓMENOS.

Principiemos por el principio.Muy poco después de haberme encontrado yo á

mí mismo (como la cosa más natural del mundo)formando parte de la chiquillería de aquella bue-na ciudad de Guadix, donde rodó mi cuna (ydonde, dicho sea de paso, está enterrado ABEN-HIJMEYA), reparé en que me andaba buscando lasvueltas el desinteresado erudito, Académico...correspondiente de la Historia, que nunca faltaen las poblaciones que van á menos.

Recuerdo que donde al fin me abordó fue en lassolitarias ruinas de la Alcazaba.

Yo había ido alli á ayudarle á los siglos á der-ribar las almenas de un torreón árabe, y él áconsolarse entre las sombras de los muertos dela ignorancia de los vivos.

Tendría él sesenta años, y yo nueve.Al verlo di de mano á mi tarea y traté de mar-

charme; pero el hombre de lo pasado me atajó enmi camino; congratulóse muy formalmente de

TOMO i.

aquella afición que advertía en mí hacia los mo-numentos históricos; tratóme como á compañeronato suyo; dióme un cigarro, mitad de tabaco ymitad de matalahúva, y acabó por referirme (conel más melancólico acento y profunda emoción,á pesar de ser muy buen cristiano y cofrade dela hermandad del Santo Sepulcro) todas las tra-diciones accitanas del tiempo de los moros, y to-das las tradiciones alpujarreñas del tiempo delos moriscos, poniendo particular empeño en su-blimar á mis ojos la romántica figura de ABEK-HUMEYA.

Yo lo escuché con un interés y una agitaciónindefinibles .., y desde aquel punto y hora aban-doné la empresa de demoler la Alcazaba, y dicabida al no menos temerario propósito de salvarun dia las eternas nieves que cierran al Sur ellimitado horizonte de Guadix, á fin de descubriry recorrer unos misteriosos cerros y valles, pue-blos j ríos, derrumbaderos y costas que, seg%nvagas noticias (tal fue la fórmula de aquel geniosin alas), quedaban allá atrás como aprisiona-dos entre las excelsas cumbres de la Sierra y elimperio líquido del mar...

Porque aquella región, tan inmediata al teatrode mis únicas puerilidades legítimas, y de lacual, sin embargo, todo el mundo hablaba sólopor referencia; aquella tierra, á un tiempo célebrey desconocida, donde resultaba no haber estadonunca nadie; aquella invisible comarca, cuyocielo me sonreía sobre la frente soberana delMnlhacem, era la indómita y trágica Alpüjarra.

** *Allí (habíame dicho en sustancia el amigo de

las ruinas, y repitióme luego la Madre Historia)acabó verdaderamente el gigantesco poema denueve siglos que empezó con la traición de donJulián, y que juzgó terminado ISABEL LA CATÓ-LICA con la toma de Granada; aquella fue la Islade Elba del desventurado BOABDIL, desde su me-morable destronamiento hasta que se vio defini-tivamente relegado á los desiertos de la Libia;allí permanecieron sus deudos y antiguos subdi-tos durante ochenta años más, legándose depadres á hijos odios y creencias, bajo la máscarade la religión vencedora; allí estalló al cabo eldisimulado incendio, y ondearon nuevamente en-tre el humo del combate los estandartes del Pro-feta; allí se desarrolló, lúgubre y sombrío, elsangriento drama de aquellos dos príncipes riva-les, descendientes de Mahoma, quo sólo reinaronpara llevar á un desastroso Waterloo el renegadoislamismo granadino; y allí fueron, no ya ven-cidos, sino exterminados, aniquilados y arrojadosal abismo de las olas sus últimos guerreros yvisires, con sus mujeres y sus hijos, con sus

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mezquitas y sus hogares, único modo de poderextirpar en aquellas guaridas de leones la fe mu-sulmana y el afán de independencia.—La nubede alarbes qae entró por el Estrecho de Gibraltarcomo tromba de fuego, y que por espacio deochocientos sesenta años recorrió tronando elcielo de la Península, desbaratóse, pues, enton-ces, y volvió de España al mar, en arroyos dellágrimas y sangre, por las ramblas y barrancosde la despedazada Alpujarra.

Buscar (para adorarlas poéticamente) en losactuales lugares y aldeas de aquella región lasruinas de los pueblos que dejó totalmente desha-bitados la expulsión de los moriscos; evocar entoda regla entre los nuevos alpujarreños, oriun-dos de otras provincias españolas, los encapucha-dos fantasmas de los atroces Monfíes ó de losairosos caballeros árabes que componian la cortemilitar de ABEN-HUMEYA y ABEN-ABOO; seguir lospasos de estos dos régulos de aquellas montañas,y lamentar • patéticamente los funestos amoresdel uno, la cruel desdicha del otro, las traicionesque los pusieron frente á frente, y las catástrofesque de aquí se originaron, todo ello en el propioparaje en que aconteció cada escena; saludar (ómaldecir en nombre de un equívoco sentimientocosmopolita) los campos de batalla inmortaliza-dos por las victorias de los marqueses de MONDÉ-JAR y de los VÉLEZ, del duque de SESA y de D. JUANDE AUSTRIA, y discernir, con toda la severidadcorrespondiente, los calamitosos resultados quetrajo á la común riqueza la política intolerante deFELIPE II y FELIPE III;—tal fue, en resumen, elinterés histórico que ofreció desde entonces á miimaginación la idea de un viaje á las vertientesaustrales de Sierra Nevada; interés histórico que,llegado que hube á la juventud, participó algo(no lo debo ocultar) de cierta filantropía, tan su-perficial y fatua como extensa, á la sazón muyde moda, y cuyo especial influjo en el ánimo delos granadinos para todo lo concerniente á los

moros, paréce.Tie bastante digno de disculpa.*

Semejante atan por aquel viaje subió luego depunto al estímalo de otra curiosidad vehementí-sima y de índole más real y permanente, que de-nominaré interés geográfico.

Sierra Nevada es el alma y la vida de mi paísnatal. A su pié, reclinada la frente en sus últimasestribaciones septentrionales, y tendidas luego enfértiles llanuras, están, en una misma banda, lasoberbia y hermosa capital de Granada y mivieja y amada ciudad de Guadix, á diez leguasuna de otra; aquella al abrigo del elegante Pica-cho de Veleta, y ésta al amparo del supremo Mul-hacem, cuyos ingentes pedestales se adelantan al

promedio del camino con titánica majestad. Bajande aquella Sierra, por lo tanto, los rios queamenizan las vegas de ambas ciudades, los vene-ros de las fuentes que apagan la sed de sus mo-radores, las leñas que calientan sus hogares, losganados que les dan alimento y los abastecen delana, cien surtideros de aguas medicinales, salu-tíferas hierbas y semillas, mármoles preciosos,minerales codiciados, y el santo beneficio de laslluvias, que allí se amasan en legiones de pinta-das nubes y luego se esparcen sobre la tierra, nosin almacenar antes, en perdurables neveras y re-novadas moles de hielo, el fecundante humor querios y acequias, pozos y manantiales destilan ydistribuyen próvidamente durante las sequías delverano.

Pero ni en Quadix ni en Granada conocemosmás que una de las faces de pizarra y nieve deaquella muralla eterna que se interpone entre suscampiñas y el horizonte del mar; muralla insignepor todo extremo en el escalafón orográflco; comoque es la cordillera más elevada de toda Europa,si se exceptúa la de los Alpes. Hay que esquivar-la, pues, para pasar al otro lado y trasladarse ála costa, y yo la esquivé, en efecto, repetidas ve-ces, ora buscando en su extremo occidental elportillo del Suspiro del Moro, y bajando de allídespeñado hasta Motril, ora flanqueándola porLevante hasta ir á parar á las playas de Almería. ,

No se consigue, sin embargo, ni aun por estemedio, ver el reverso de la Sierra, ni vislumbrarremotamente aquel espacio de once leguas de lon^gitud por siete de anchura en que queda encer-rada la Alpujarra.—Lejos de esto, la curiosidadllega hasta lo sumo al reparar en el empeño conque la gran cordillera, auxiliada por sus vasa-llas laterales, oculta su aspecto meridional y elfragoso reino de los moriscos.—Sierra de Gádor,por una parte, y Sierra de Lujar, por la otra, cu-bren los costados de aquel inmenso cuadrilátero,dejando siempre en medio, encajonado é impene-trable á la vista, el secreto de Sierra Nevada, elprincipal teatro de las hazañas de ABEN-HUMEYAlas tahas de Orgiva, Ugíjar, Andarax y los dosiCeheles; regiones misteriosas, cuya existencia nopuede ni aun sospecharse desde las comarcaslimítrofes; tierras de España que sólo se vendesde África ó desde los buques que pasan alolargo déla Rábita de Albnñol.

Sin gran esfuerzo os haréis cargo del nuevoatractivo que estas singulares condiciones topo-gráficas le añadirian en mi imaginación á aquelpaís de tan románticos recuerdos. ¡Suprimir laSierra; desvelar la Alpujarra,

si Ucet exemplis in parvo grandibus nti,representábame un placer análogo al que experi-

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N.'U P. A.'ALARCON.—ÜN LIBRO NUEVO. 435

mentaría Aníbal al asomarse á Italia desde lacúspide de los Alpes, ó Vasco Nuñez de Balboaal descubrir desde lo alto de los Andes la inmen-sidad del Pacífico!

# *Pues agregúese ahora la dificultad material de

transportarse al otro lado del Mulhacem, ó sea elinfernal encanto de la incomunicación.

No habláramos de acometer la empresa de fren-te desde la ciudad de Granada. La Sierra no esfranqueable en todo el año, sino algunos pocosdias del mes de Julio («.entre la Virgen del Car-men y Santiago*—dicen los prácticos del terre-no), y eso con insufrible fatiga y peligros espan-tosos... Cierto que por la parte de Guadi®, casi alextremo de la cordillera, hay un Puerto, llamadode la Ragua (Rama se escribía antes), al que con-ducen escabrosísimas sendas, y por donde es algofrecuente el paso en dias muy apacibles, si biennunca en el rigor del invierno; pero, así y todo,se han helado allí, en las cuatro estaciones, innu-merables caminantes, de resultas de los súbitosventisqueros que se mueven en aquel horrorosotránsito.

Quedaba el camino de Zanjaron, que es el ordi-nario y el histórico; mas, aunque fuese el menosmalo (pues el entrar por la costa en el territorioalpujarreño no se avenía con mis ilusiones), toda-vía me lo pintaban áspero, difícil, arriesgado, pa-voroso, sobre todo de Órgiva en adelante; verda-dero camino de palomas, según la frase vulgar,sujeto á largas interrupciones y contramarchas ála menor inclemencia de los elementos.

Explicábame ya, por consiguiente, la singula-ridad de que la Alpujarra sólo fuera conocida desus hijos; de que apenas existiese un mapa quela representara con alguna exactitud, y de queni los extranjeros que venían de Londres ó deSan Petersburgo en busca de recuerdos de losmoros, ni los poetas españolas que cantaban estosrecuerdos de una gloria sin fortuna, hubiesen pe-netrado jamás en aquel dédalo de promontoriosy de abismos, donde cada peñón, cada cueva,cada árbol secular seria de juro un monumentode la dominación sarracena.

** *

Mi viaje á África con aquel ejército (hoy ya casilegendario) que plantó la bandera de Castilla so-bre la Alcazaba de Tetuan; mi larga residenciaen aquella ciudad santa de los musulmanes, á lacual se refugiaron del siglo XV al XVI innume-rables moros y judíos expulsados de España; misfrecuentes coloquios, ora con Salios hebreos queaún hablaban nuestra lengua, ora con mercade-res argelinos versados en el francés, ora con losmismos marroquíes, merced á nuestro famoso

intérprete Aníbal Rinaldy; mis interminablespláticas con el historiador y poeta Chorby, encuya casa encontré una hospitalidad verdadera-mente árabe; aquellas penosas y casi estériles in-vestigaciones á que me entregué con todos ellosrespecto del ulterior destino de tantos ilustresmoros españoles como desaparecieron en los are-nales africanos, á la manera de náufragos traga-dos por el mar; todas aquellas aventuras, emocio-nes, complacencias y fantasías que forman, enfin, gran parte del Diario de %n testigo de laguerra de África, lejos de calmar mi ardienteanhelo de conocer la tierra alpujarreña, hicié-ronlo más activo y apremiante.

Las tradiciones y noticias de los moros y judíosde 1860 acerca de la estancia de sus mayores ennuestro suelo, eran monos inexactas y borrosascuando se trataba de la Alpujarra y de la guerrade los moriscos, que cuando se referian á otrosterritorios y sucesos de Andalucía. El último hé-roe musulmán de España, ABEN-HUMEYA, inspirá-bales especialmente una profunda veneración,como si vieran en él un modelo digno de serimitado en Ceuta y en Melilla por los marroquíessujetos á la dominación cristiana.

Ni era esto todo: aquellos fanáticos islamitas,semibárbaros en su vida externa, místicos y so-ñadores en lo profundo de su alma, dejábanmeentrever, cuando la afectuosidad de una largaconferencia los hacia menos recelosos y desconfia-dos, esperanzas informes y remotas de que lamorisma volviese á imperar en nuestra patria; yentonces, al expresarme la idea que tenían de lahermosura de estos sus antiguos reinos, celebra-ban sobre todo la comarca granadina, y, nomi-nalmelfte, algunas localidades alpujarreñas, aver-gonzándome de no haberlas visitado; ¡á mí, quelas tenia tan cerca del pueblo de mi cuna!

La historia, pues; la geografía; un culto filialá Sierra Nevada; no sé qué pueril devoción á losMoros, ingénita á los Andaluces; la privación, losobstáculos, la novedad y el peligro, conspirabanjuntamente á presentarme como interesantísimauna excursión por la Alpujarra.

Sin embargo, cuantas veces la proyecté, y fue-ron muchas, otras tantas hube de diferirla, conpesar ó remordimiento, ya para atender á menosgratos cuidados, ya para lanzarme caprichosa-mente á más remotas y noveleras expediciones.

Pero hé aquí que de pronto, y cuando ya esta-ban algo amortiguados en mi espíritu ciertosentusiasmos y fantasmagorías de la juventud, cir-cunstancias harto penosas condujéronme a reali-zar el sueño de toda mi vida.

Poco antes de empezar la última Primavera, en-

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contrándome en esta inmensa oficina llamadaMadrid, donde sólo hay aire respirable para losdias de prosperidad y ventura, plugo á Dios en-viarme uno de aquellos dolores que sólo se puedencomparar al embeleso de que nos privan.

¡Oí los pasos de los que se llevaban al cemen-rio una hija de mi corazón, y quedóme asombradodo no morir cuando me arrancaban el corazón conella!...

Perdóneseme este primero y último grito conque profano la majestad de mi sentimiento; perohubiera considerado más impío no ponerle á estemelancólico viaje su verdadera y triste fecha...

Partida el alma, quebrantada la salud, mis no-ches sin sueño, volví los ojos, por consejo de per-sonas amadas, hacia la madre naturaleza, eternaconsoladora de los infortunios humanos...

Y como un amigo mió queridísimo tuviese porentonces precisión de recorrer la Aípujarra, quedóconvenido que iríamos juntos...—

Ahí tenéis la historia de por qué se hizo esteviaje.

Escuchad ahora la historia del viaje mismo.10 de Marzo de 4815.

P . A . PE AlARCOK.

LA ANTROPOLOGÍA Y LA. ETNOLOGÍAPREHISTÓRICAS.

Encargado de inaugurar el cuarto congreso dela sociedad antropológica alemana, la saludo congran satisfacción en este valle del Rhin, quedesde hace más de mil años es testigo del co-mercio entre las naciones más cultas de Europa,y que ha visto desarrollarse la civilización másrica y vanada acaso que en ningún otro parajede nuestra patria alemana. ¿Qué sitio de reuniónpodia convenir mejor á una sociedad sabia quese ha propuesto el estudio de la humanidad? ¿Po-dria encontrarse otro más propicio que esta -fér-til y célebre tierra, donde, durante el curso delos siglos, se han confundido los pueblos delNorte y del Mediodía, donde los romanos, el pue-blo más poderoso de la antigüedad, se fijaron éimpusieron leyes y costumbres, origen de la civi-lización alemana, donde en la Edad Media, lostres principados de Tréveris, Colonia y Magun-cia, de tan pequeño territorio, manejaban los des-tinos del pueblo alemán, donde en los modernostiempos han nacido algunos de los más grandestalentos con que la humanidad se enorgullece,donde , en fin, reina hoy en todoa los dominios dela actividad humana, arte, ciencia, industria, un

ardimiento hasta aquí desconocido? El magníficodesarrollo de nuestra sociedad demuestra que seha fundado en tiempo oportuno, y que los hom-bres más distinguidos de nuestra patria colabo-ran en sus trabajos.

Nos llamamos Sociedad de antropología, de etno-logía y de arqueología prehistóricas; pero, á lo queparece, esta última ciencia ha absorbido dema-siado exclusivamente nuestra atención. La causadebe buscarse en los sorprendentes descubrimien-tos de los últimos tiempos y en la circunstan-cia de que sólo las ciencias naturales nos permi-ten llegar más allá de las tradiciones y arrojanalguna luz sobre nuestros más lejanos orígenes.Demostraremos con algunos ejemplos la estrecharelación que une la antropología á las investiga-ciones de la etnología y de la arqueología prehis-tóricas. La antropología estudia al hombre en sunaturaleza corporal é intelectual, y una de susteorías es la simultaneidad del desarrollo de laorganización y el de la potencia intelectual. Al-gunos sabios, como Johannes, Muller, Rodolfo"Wagner y Volkmann dudan de que la inteligen-cia dependa del cerebro, pero en mi opinión estehecho está hoy dia demostrado irrefutablemente,siendo base de la apreciación de la naturalezahumana. La etnología y la arqueología prehistó-ricas nos dan precisamente las pruebas más con-vincentes.

No pretendo comparar al hombre enfermizo yraquítico con el que está sano y bueno, ni inves-tigar las diferencias físicas de los individuos di-versamente dotados. Las mismas razas, miradasbajo este punto de vista, pueden ser coordinadasen larga serie. Los buschimanes y los australia-nos forman el grado inferior de la escala del des-arrollo; el grado superior los pueblos europeos.El peso de los cerebros europeos puede excederde 1.800 gramos en algunos hombres privilegia-dos, y, según Broca, puede también bajar á 1.024gramos en los hombres sanos de espíritu, yá 975 en las mujeres. El cerebro de los negrosafricanos es, según Broca, más pequeño que el delos europeos, habiendo por término medio unadiferencia de 12 por 100. La capacidad media delcráneo de los australianos y de los buschimaueses, según Meigs, inferior en 24 centésimas alcráneo anglo-amerieano. Marsháll ha encontradoque el peso del en-ebro de un buschiman era sólode 872 gramos. Huxley estima en 567 gramos elcerebro de un gorilla. Broca le calcula, en vista dela capacidad craniana de este mono, en 540 gra-mos, es decir, en 62 centésimas del peso del cere-bro de un buschiman; de modo que el del cerebrodel mono es mayor que la mitad del que pesa elcerebro hutaano; el primero está respecto al se-

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gundo en la proporción de 2 á 3 1¡4. Huxley pen-saba que el cerebro humano más pequeño pesa32 onzas, el del mono más grande 20 onzas y elde los hombres eminentes, según las indicacio-nes de Rodolfo "Wagner, puede pesar 65 onzas.La diferencia puede llegar por consiguiente á 33onzas entre los diversos cerebros humanos, y á 12onzas entre el cerebro del mono y el del hombre.

Pero el tamaño del cerebro no es el único tér-mino de comparación, debiendo tenerse en cuentaademás la organización, y sobre todo la rela-ción entre la sustancia gris y la sustancia blan-ca. La primera está relativamente desarrolladaen el hombre. Lo que demuestra la importanciade estos elementos de apreciación es el len-guaje. Todos los hombres lo poseen, y por ellotienen más relaciones entre sí que las que existenentre el hombre más inferior y el mono, al cualfalta este poderoso medio de perfección. Única-mente la anatomía de las razas nos permite juz-gar los diversos grados de organización y la dis-tancia que separa al hombre de los animales máselevados. Esta diferencia, bajo el punto de vistadel cerebro, es más pequeña de le que creemos,aunque bastante considerable para que el hombreque tenga el cerebro del tamaño del de el monoesté intelectualmente muerto, sea idiota; pruebade ello son los microcéfalos. Los antropoideos seacercan, pues, al hombre con relación al cerebro,y si quedara alguna duda, bastaría para que des-apareciese examinar la estructura de la columnavertebral en los antropoideos, porque las exactasobservaciones de Broca han hecho ver que está yaen ellos preparada la marcha vertical, por lo cualse aproximan más al hombre que á los monos.

El estudio de las razas nos proporciona otrohecho importante, acerca del cual no se ha in-sistido bastante, cual es que el desarrollo intelec-tual y el desarrollo corporal no son opuestos,como podría creerse atendiendo á casos particu-lares, sino que están estrechamente unidos. Lospueblos más civilizados no son solamente los quepresentan el desarrollo corporal más bello, másregular, más alejado de la forma bestial, sino queademás son los que poseen la mayor fuerza físi-ca. En todas partes donde los marinos de las na-ciones europeas han tenido que pelear con los sal-vajes de las razas inferiores la ventaja ha sidopara los primeros. Los resultados de la lucha sólohan sido favorables á los habitantes de Nueva Ze-landa, á quienes no puede considerarse como in-cultos salvajes.

¡Qué imágenes tan variadas de la actividad delalma humana se presentan á nuestra vista cuan-do sometemos á un examen profundo los hábitosy costumbres, los conceptos religiosos y sociales

de los diferentes pueblos! Puede asegurarse quehasta en las costumbres más extrañas hay siem-pre un fragmento de la historia del hombre. Sesabe, por ejemplo, que, entre muchas razas indiasdel Brasil, no es la mujer quien descansa despuésdel parto, sino el hombre; tiéndese éste perezo-samente sobre la hamaca y recibe las acostum-das visitas. Pudiera creerse que esto es unamanía, un hecho excepcional, y sin embargo, lomismo sucedía entre los antiguos corsos; Diodoronos lo dice, y sabemos por Strabon que los cán-tabros del norte de España tenian igual costum-bre. Jenofonte la encuentra en el Asia Menor, yMarco Polo en China. La uniformidad de esterasgo de costumbres se explica por ciertas con-cepciones idénticas de los pueblos salvajes.Cuando la vida en familia no está ordenada yreglamentada, la paternidad de un niño es siem-pre dudosa, y sólo los derechos de la madre sonindiscutibles. Obrando así, el hombre quiere afir-mar su paternidad, reconocer el hijo, y por ellotan extraña costumbre adquiere una importanciaconsiderable en la vida de estos pueblos primiti-vos y poco adelantados. Por la misma causa en-tre los pueblos salvajes no se lega la herencia álos hijos, sino que se trasmite á los hermanos yá sus descendientes.

Con ayuda de la etnología se ve operar el des-arrollo del espíritu humano bajo el punto de vistade la religión, de las costumbres y de la vida so-cial y política con más facilidad que seria posiblehacerlo por medio de la historia, porque ésta noempieza hasta cierto grado de civilización; elorigen de las concepciones humanas es muchomás antiguo, y podemos entreverlo en la vidamoralvíde los pueblos que carecen de historia.Cuanto más se ensanchan nuestros conocimien-tos relativos á los diversos pueblos de la tierra,más comprobamos la uniformidad de la marchade la civilización, á pesar de la diferencia de razasy de la variedad de condiciones climatológicas enmedio de las cuales viven, y cuya influencia su-fren. No nos admira la pintura de un pueblo afi-cionado á la antropofagia. En casi todos los pue-blos se encuentran rastros de esta primititivabarbarie, porque, en cierto modo, es una necesidadque todos han sufrido. ¡Cuántos conceptos reli-giosos de los pueblos civilizados aparecen claroscuando vemos que la regularidad de una ley na-tural se reconoce hasta en el desarrollo de la no-ción de Dios! La primera impresión fue el temor:ella creó los espectros y los demonios. Obligado áluchar el hombre para prolongar su existencia,vio en todas las grandes fuerzas superiores de lanaturaleza divinidades airadas, que por expiaciónexigían sacrificios humanos. Esta idea primitiva

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estaba tan profundamente arraigada, que ha de-jado rastros hasta en el cristianismo.

A la vista de los astros y de los bellos aspectosde la naturaleza, se levanta un ser benévolo yempieza á iluminar las almas una nueva fe. Losmismos hombres que dominan á los demás, bienporque introduzcan en las razas salvajes los pri-meros gérmenes de civilización, ó porque dennueva dirección á la vida intelectual de los pue-blos civilizados, son considerados como dioses.Cuanto más detenidamente estudiamos las con-quistas intelectuales de la humanidad, mayores la convicción de que la humanidad enteratrabaja para ellas, y que no hay nada que seaobra de uno solo. Unimos al nombre de los gran-des hombres la historia del mundo y de la civili-zación. ¡Quién se atrevería á despreciar la impor-tancia de una gran personalidad! Pero la cienciaimpone hasta á los mismos grandes hombres unaley universal de orden superior, y más digno escreer en ella que divinizar á los hombres, comogeneralmente se ha hecho hasta en el arte y enla ciencia. Todo gran descubrimiento que, al pa-recer, nace espontáneamente de la cabeza de suinventor, estaba preparado. Con frecuencia, elmérito de los grandes pensadores consiste enreunir los elementos hasta entonces dispersos, óen encontrar la expresión precisa, la forma aca-bada de ciertas ideas que estaban por decirlo asíen la atmósfera, y que se habían señalado pordiferentes puntos. Si Newton descubrió la ley dela gravedad, no debe olvidarse queKeplero estuvoá punto de hacerlo antes que él. Lo que bajo estepunto de vista pierde el genio del individuo, logana la sabiduría del Creador, que ha enseñado algénero humano el camino del progreso.

Citaré todavía algunos ejemplos para demos-trar los importantes problemas antropológicosque sólo la etnología puede resolver. La cuestiónde la variabilidad de la naturaleza se presentatambién á propósito de las razas y de los pueblos.Unos sostienen que el clima y el suelo influyen enla vida intelectual de los pueblos. Otros, como elconde Gobineau, han defendido la invariabilidaddel carácter de la raza, y opinado, por ejemplo,que la descripción de los antiguos galos hechapor Julio César se aplica igualmente á los fran-ceses de hoy dia. Los alemanes se parecerían tam-bién á los germanos de Tácito, y los ingleses álos bretones y á los hiverneses de Strabon.Teoría semejante pone en tela de juicio todoslos progresos, del género humano. Puede segura-mente concederse que la naturaleza conserva contenacidad ciertos caracteres físicos ó intelectua-les, y que aún mantiene los primeros á pesar deque las condiciones climatológicas varíen. Por

ello se encuentran en España los cabellos rubiosde los germanos, y en muchas ciudades de lasorillas del Rhin la cabellera negra de los roma-nos; pero ninguna formación orgánica puede con-siderarse invariable, y cuando sucede esto, esporque las influencias que determinan los cam-bios no han obrado todavía. Los cabellos rubiosson ahora en Alemania menos frecuentes que entiempo de Tácito; este es un hecho indicado, á mijuicio con sobrada justicia, por Prichard. Prejuz-gando la invariabilidad del carácter de la raza,Renán se vio conducido á considerar á los semitascomo raza inferior, llegada al monoteísmo por laimposibilidad de abrazar el politeísmo, á causa deno poseer ni ciencia ni poesía. Preciso es recono-cer que en el curso de la historia del mundo, losindo-germanos estaban destinados á grandeséxitos en las artes y en las ciencias, y que debianformar los más poderosos reinos. Chwolson hadefendido brillantemente á los semitas contra losataques de Renán, probando que la noción deDios ha sido entre ellos más clara que en losdemás pueblos, y que ellos lian enseñado la hu-manidad y la moral, fundando tres religiones prin-cipales, el judaismo, el cristianismo y el maho-metismo, y teniendo, durante largo tiempo, el co-mercio del mundo en sus manos. Su madurez po-lítica la demuestra el hecho de no haber entre ellosaristocracia, y aun cuando hoy se encuentrenfamilias nobles entre los árabes, no poseen privi-legios. Los de Babilonia inventaron los pesos ymedidas y nuestra división del tiempo; los asiriosfueron maestros de los griegos en las artes, ysabido es á qué grado se elevó la cultura indivi-dual entre los árabes de España. Las considera-ciones que acabo de exponer bastan para hacerver cuál es el valor de los estudios etnológicospara la inteligencia de la naturaleza humana, ypor tanto para la antropología.

La arqueología prehistórica no es menos im-portante bajo el punto de vista de las investiga-ciones antropológicas. Una de las cuestiones demayor interés que está llamada a resolver es lasiguiente: ¿Los diversos tipos del género humanoque existen hoy en la tierra, y que distinguimoscomo más ó menos perfectos, atestiguan sólovariedades de formación orgánica, y las razasmenos perfectas han degenerado, procediendo derazas superiores desde los tiempos más remotos, óbien representan las diversas razas grados superio-res ó inferiores de una organización humana que,sin cesar, va perfeccionándose? ¿Los restos másantiguos del género humano que encontramos enel suelo, recuerdan la nobleza de la forma humanaque el artista ha reproducido en el Apolo de Bel-vedere, ó la del negro buschiman, ó la del austra-

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liano acurrucado en los agujeros de la tierra?Esta última hipótesis es la expresión de la verdad;los descubrimientos en que podemos apoyarnosnos permiten juzgar así por la estructura delcráneo y de algunas partes del esqueleto.

Pero diráse que precisamente el corto númerode estos descubrimientos sirve para dudar de estaafirmación. Los caracteres que observamos en losrestos humanos fósiles ó antiquísimos son siem-pre semejantes á los que presentan las razasinferiores. Algunas particularidades se han po-dido estudiar con • motivo de ciertos descubri-mientos prehistóricos. La platicnemia, com-presión lateral de la tibia, se ha observadoprimero en los huesos de las cavernas de Gibral-tar y de Eyzies, en los huesos de las tumbas deFrancia y de Westfalia, y anteriormente en los dela caverna de Erpfingen que Jaeger ha descritoantes de que se hubiese observado en el esqueletode los salvajes, de los australianos, por ejemplo,este detalle de estructura que recuerda á los mo-nos. Preséntase de un modo sorprendente en losnegritos de Filipinas, con muchos otros caracte-res de una organización inferior. Así resulta deuna recientisima observación de Yirchow. Nadiese alejará de la verdad admitiendo que esta formade la tibia va acompañada de una modificacióncorrespondiente en los músculos de la pierna,porque sabemos que la forma de los huesos de-pende de la presión de los músculos que los re-visten. Así sucede que la parte posterior unida dela tibia falta á los salvajes y á los monos antro-poideos, mientras que entre nosotros está cubiertade poderosos músculos que sirven para la marchavertical.

Mencionaré además otra modificación de estruc-tura común á los cráneos antiguos y á los de lasrazas inferiores, y que, hasta hoy, no se habia in-terpretado de una manera exacta. Eefiérome alhueso particular de la parte posterior escamosade la cabeza, el hueso de los Incas, llamado asiporque se habia pensado que era especial de estaraza. Hay que admitir que este hueso aislado per-tenece á una formación primitiva, porque en eldesarrollo fetal del cráneo comienza por formarseaisladamente y permanece largo tiempo separadopor una abertura del resto de la parte escamosacuya porción alta y baja acaban ordinariamentepor unirse y confundirse. Este desarrollo se para-liza cuando la abertura se convierte en suturapermanente. Todos los vertebrados poseen elhueso interparietal; en unos persiste, en otrosdesaparece en época más ó menos avanzada.Tsehudi y Rivero consideran la presencia deeste hueso entre los peruanos como carácter par-ticular de las tres razas primitivas del reino de

los Incas, y creen que indica una formación infe/rior. En su concepto sólo se encontraba además enuna de las divisiones menos elevadas, de los ma-míferos, la de los rumiantes. Jacquart dice que laraza peruana no es la única que lo posee, y quetambién se encuentra con frecuencia en otras ra-zas, por lo cual dicho autor deduce que este hue-so no puede servir de carácter de raza, y que nopuede ser considerado como una formación infe-rior, puesto que se encuentra en todos los yerte-brados. Ahora bien: los diez y seis cráneos citadospor Jacquart, y que presentan esta particulari-dad, habian sido encontrados entre 2.000 cráneos,y todos, á excepción de uno árabe, provenían derazas inferiores ó de antiguos cementerios. Habiaentre ellos un cráneo peruano, dos de indios, unode negrito, uno de antiguo celta, uno de bretón,uno de tártaro, uno de neo-caledoniauo, uno denegro, uno de javanés y dos de antiguos cemen-terios. Singular es que Jacquart, que los ha des-crito, no haya notado esta circunstancia. Añadire-mos que el prognatismo del mayor número deestos cráneos, advertido ya por el mismo Jac-quart, es prueba en apoyo de la opinión de que.pertenecen á un grado inferior de organización.Si los diez y seis cráneos presentan un ángulofacial de 82,09 es porque su mayor ángulo facialpara la apreciación del desarrollo del cráneocasi nada significa; el término medio en siete crá-neos solamente no es más que de 67,64. El huesointerparietal en el hombre no es signo de raza,sino un desarrollo inferior en la bóveda del crá-neo. En los cráneos de razas inferiores y de unaépoca remotísima es donde principalmente se en-cuentra este carácter, aunque no aparezca confrecuencia. Yo mismo lo he visto en cuatro crá-neos de la última especie. Welker también diceque este hueso es muy raro, no habiendo encon-trado más que cinco ejemplares entre 851 cráneos.

Sabido es que cuando se descubren restos hu-manos antiquísimos se puede en cierto modo pre-ver las señales particulares que indicaran unaformación primitiva. Puedo citar un ejemplo con-vincente, y siento que la importancia del másfamoso descubrimiento de este género, el de Nean-derthal, haya sido puesta en duda por hechosnuevos que á él pueden referirse. Hablo de losrastros de una afección mórbida de los huesos.¿Las enfermedades que Vírchow señala como ra-quitismo de la juventud y artritismo en la edadmadura, son capaces de producir la forma gene-ral de esta cubierta eraniense? No creo que sehaya observado nunca nada parecido, y que estasenfermedades, ó cualquier otra, una atrofia ó unahipertrofia de los huesos pueda alterar de talmodo el cráneo humano. Además, debe suponerse

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440 REVISTA EÜROKEA.—31 DE MAYO DE 4 8 7 4 . N.M4que este hombre salvaje prehistórico estaba enlucha perpetua con los animales de los bosques yendurecido por violentos trabajos, testigos sumasa huesosa y sus potentes cavidades frontales.No puedo figurarme que este hombre haya sidotan enfermizo, que sólo los cuidados de la fami-lia bastaran para conducirle á la vejez. Lo quesabemos del raquitismo y del atritismo hace in-verosímil que un hombre en estado libre y sal-vaje pueda sufrir tales enfermedades; el raqui-tismo sobreviene, según vemos, por la insuficien-cia de alimentación en las clases populares queviven miserablemente, ó á consecuencia de do-lencias debilitantes, como la sífilis; sabemos quela gota es enfermedad de las clases acomodadas,que se alimentan con manjares especiados y vinosfinos, desconocidos del hombre del Neanderthal.Los dolores reumáticos son la dolencia que conmás frecuencia sufren los salvajes, cuyo desnudocuerpo está expuesto á todas las inclemencias delas estaciones. Los rastros de inflamación y deulceración crónica observados en las osamentasfósiles de las cavernas, deben sin duda algunaatribuirse á periostitis, que se pueden producirfácilmente en la húmeda atmósfera de las ca-vernas , ó á lesiones traumáticas que difícil-mente curan, y dan lugar á supuraciones cróni-cas. El malum coxis senile, que puede tambiéncompararse con la enfermedad del habitantede Neanderthal, ha recibido el nombre de reu-martritismo, y entre las causas que lo producense ha indicado también la influencia de la hu-medad.

Cree Virehow que la curvatura del fémur y elestado horizontal del cuello de este hueso reco-nocen por causa un estado mórbido del sistemahuesoso. Verdad es que ambos caracteres se en-cuentran en los raquíticos; pero al lado de estaexplicación patológica hay otra que es morfoló-gica ó etnológica. En efecto, las mismas particu-laridades se observan también en las razas inferio-res. La desviación del fémur no es tan general en-tre los negros como pretenden muchos escrito-res, pero es frecuente entre los otros salvajes. Elmismo Virchow observa que el húmero está pococontorneado entre los negritos de Filipinas, y elfémur es muy encorvado. Yo mismo he advertidoen las razas inferiores la posición horizontal delcuello del fémur, siendo evidente en un celta mas-culino y un buschiman de la colección de Berlín.Ambos caracteres son también comunes á los mo-nos antropoideos, y especialmente al gorilla y achimpazé. ¿La atrofia délas protuberancias parie-tales, descubierta por Virchow, asigna al hombrede Neanderthal una edad más avanzada? Lo du-do, porque, comparando Pozzi diversos casos de

esta naturaleza, indica seis presentados en per-sonas jóvenes.

No opino, como algunos, que la formación delcráneo de Neanderthal sea patológica y pura-mente individual; la considero como un tipo in-ferior que se acerca incontestablemente á la for-ma animal. Confirma esta opinión el hecho deconocerse ya muchos cráneos antiquísimos quepresentan análoga formación, aunque no sea tanmarcada. En los Congresos de Stuttgard y de Bru-selas en el pasado año he enseñado los dibujosde estos cráneos, comparados con el de un gorillahembra. Además de los de Neanderthal, hay crá-neos de esta especie de Equisheim, de Canstadt,de Gibraltar y de Brüx, á los que es preciso unirel que recientemente ha descrito Sauvage, des-cubierto en 1844 en la toba volcánica de De-nise; Quatrefages y Hamy han hecho de estasformas cranienses su raza cuaternaria más anti-gua (Crania ethnologica, París, 1873). Creo, conVirchow, que es prematuro hablar de razas deestos antiquísimos tiempos prehistóricos, porquesólo poseemos algunos cráneos, la mayor parte in-completos ; y si en ellos descubrimos algunos ras-gos concordantes de un tipo primitivo, este tipoha podido ser común á muchas razas, como hoy lovemos. También estoy conforme con Virchow enno poderse determinar la época á que pertenecenlos huesos de Neanderthal por las dos hachas depiedra pulida que, según Fuhlortt, se han en-contrado lejos de Neanderthal, pero en la mismacapa arcillosa. Importante es el descubrimientoque bajo este punto de vista se ha hecho en unagruta próxima á Neanderthal. En las mismascondiciones en que se ha hallado un diente de osode las cavernas, se han encontrado muchos dien-tes de hiena, cuya superficie gris amarillenta, cu-bierta de dendritas, recuerda exactamente la es-tructura exterior de los huesos de Neanderthal.Si recientemente, para poner en duda la grandeantigüedad del cráneo de Brüx, se ha rechazadoel carácter diluvial de la capa de arena donde seencontró, esta crítica no es de grande importan-cia, porque lo que diferencia las dos capas, eldiluvium y los aluviones, son las épocas de suformación, que en muchos casos es difícil deter-minar, y cuando en estos casos se encuentra unarma de piedra por encima de restos humanos,prueba que el cráneo pertenece á una época re-mota.

Otro descubrimiento importante de que ya hehablado se ha hecho este verano en Coblenza, ypuede servir para probar que los restos de la es-pecie humana, cuya antigüedad es incontestable,presentarán siempre los caracteres da una organi-zación inferior. Al abrir una cueva en la antigua

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N.°U SCHAAFFHAUSEN.-—LA ANTROPOLOGÍA Y LA ETNOLOGÍA. 441cervecería de la ciudad, se hallaron á 10 pies deprofundidad los restos de dos esqueletos humanos,uno masculino y otro femenino; pero no pudoencontrarse la cabeza del primero. ¿Se habia ele-vado allí el terreno artificialmente ? ¿ No era másverosímil que el suelo se hubiera bajado? Apoyabaesta opinión el hecho de encontrarse al mismotiempo los cimientos de un murallon romano deonce pies de grueso, que sólo descendían cuatropies por bajo del nivel actual de la calle. Bl con-sejero de los archivos, Eltester , creyó que estamuralla, de la que se habian encontrado restosen otros sitios de este barrio, el más elevado de laciudad, era la fortificación del Castrwm romano,que en sus cuatro ángulos tenia cuatro torres,viéndose aún los restos, ó al menos las bases dedichas torres.

Siete pies por debajo de estos cimientos roma-nos, á ocho pies de distancia de ellos y del ladodel rio, circunstancia que no debe olvidarse, es-taban los restos humanos en una arena volcánicaque se encuentra constantemente á alguna pro-fundidad en esta parte de la población. Estabansepultados á un pié debajo de esta capa de arena,casi tan dura como la piedra, que se llama britz,y que se extiende sin interrupción en la parte deCoblenza del lado del Mosela. La forma irregularen que estaban las osamentas acreditaban no ha-ber sido allí enterradas por primera vez, y confir-maba esta presunción la solidez de la capa debritz debajo de la cual se encontraban. ¿La pre-sencia de estos restos humanos en un aluvión tanantiguo, prueba la simultaneidad del hombre yde los fenómenos volcánicos en las inmediacionesdel lago de Laah?

Dejo en pié esta cuestión; pero sí aseguro que,por lo menos, habia ocho indicaciones anatómi-cas de una formación inferior, y estos ocho carac-teres acaso no se habian encontrado aún simul-táneamente, demostrando en todo caso que aque-llos restos databan de una época antiquísima. Elcráneo es de mujer joven; su capacidad interiormuy pequeña. La parte posterior de la cabezapresenta por ambos lados la textura bien caracte-rizada de un hueso de los Incas ; el cráneo tieneespina, pero no cresta nasal; el plano de la narizse confunde con la parte anterior de la cara; lamandíbula superior presenta cierto grado deprognat'snio; los dos segundos premolares tienendoble raíz; la tibia del esqueleto femenino estácomprimida lateralmente; en uno de los dos hú-meros se reconoce la señal del agujero intercon-diloideo, aunque esté en parte cerrado por el des-arrollo de la sustancia diploética. Los dos fému-res masculinos están muy encorvados de delanteatrás.

Si en este discurso de inauguración discutoalgunas de las cuestiones más interesantes denuestra ciencia, es para demostrar la importanciaque, para el conocimiento del hombre, tienen lasinvestigaciones etnológicas y prehistóricas, y parajustificar la denominación que nuestra sociedadse ha dado. Ensanchando así su dominio, la antro-pología hace los mayores progresos en el cono-cimiento de la naturaleza humana, y descubreverdades que acaso habian sido sospechadasantes ó indicadas como probables, pero que nuncase habian domostrado. En la prueba antropoló-gica del desarrollo gradual de la naturaleza hu-mana consiste el alto valer y la independencia denuestra ciencia. Sólo la consideración del hom-bre conduce necesariamente á esta verdad.

Reflexiones extraordinariamente sencillas ex-plican el enigma de nuestro origen. Nadie dudade que la civilización es obra del tiempo y no dela naturaleza; pero suprimir la civilización essuprimir al hombre, el cual ha llegado á ser loque es, pero no ha sido creado así. Además, si elestudio de otros seres organizados nos obligaigualmente á admitir un desarrollo progresivo deque el hombre no puede ser excluido, este hechoquedará doblemente probado para el hombre.Dícese que la obra de Darwin no hubiera obte-nido el éxito que ha alcanzado si sólo hubieratratado de las trasformaciones de las plantas, yde los animales, y de sus orígenes, ascendiendohasta las formas primitivas de que, á excepciónde algunos sabios, nadie se ocupa. El interés nohubiera llegado á ser general á no verse obliga-do, como lo hizo en su segunda edición, á aplicaral hombre las leyes que habia formulado. No senegaffc, sin embargo, que, aparte de la ley de se-lección natural de Darwin, se habian acumuladoy mantenido los hechos y las demostraciones enapoyo de la teoría del origen natural del hombre.Darwin no ha añadido nada á esta teoría cientí-fica. Ha desarrollado su ley de selección naturalbajo un punto de vista tan estrecho y tan exclu-sivo, que un escritor humorista en un librito ti-tulado Ueber die Auflosung der Arlen, dwrch na-türliche ZuchtmaJd (de la disolución de las especiespor la selección natural) ha intentado la pruebade que la selección natural, Iéjo3 de producir tía.lo porvenir mayor multiplicidad y perfección enlas formas de la vida, conduciría más bien á ni-velar por completo todas las desigualdades por lasimplificación continua de los organismos, delmismo modo que todas las fuerzas naturales serefunden en el calor universal. El cerebro humano,del que el mayor número de hombres hace tanpoco uso, descendería en el curso de los tiempos alnivel de el del mono; el hombre se trasformaria

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442 HEVISÍA EÜHOPEA. 3 1 DE MAYO DE 4 8 7 4 . N.° 14

en mono, pero no sucedería lo contrario. Todasestas proposiciones se apoyan ciertamente en hi-pótesis inexactas, y debe sostenerse, al contrario,el progreso de la naturaleza enseñado por Danvin;pero el librito á que me refiero indica uno de lospuntos más débiles de su teoría. Equivocadamentesupone que la causa del progreso del desarrollo seencuentra en los mismos organismos, y desdeñala relación fisiológica de los cuerpos vivos con elmundo exterior, bajo cuya influencia se organizanaquellos tan por completo como las circunstan-cias lo permiten, modificándose progresivamentecon ellas y poniéndose siempre en equilibrio conla naturaleza circundante. Los anfibios no sehan trasformado en mamíferos por la selección,sino á causa del levantamiento del suelo y deldesarrollo de la vegetación que le cubría.

Si la selección natural fuese una ley de la na-turaleza, tendría un valor general, pero no seaplica al hombre. El genio no se trasmite de pa-dre á hijo. Todos los nacidos con felices disposi-ciones pueden llegar á ser grandes hombres, siobran en su vida las circunstancias más favora-bles de la manera más propicia. Y es inútil decirque si la selección natural no conviene al hom-bre, es porque entra en juego en él una nuevafuerza, ja fuerza intelectual, que se burla de aque-lla ley natural. El desarrollo intelectual delhombre no es, sin embargo, un elemento com-pletamente nuevo, sino la continuación del des-arrollo de capacidades que principia en el mundoanimal y está unido á la organización de losseres.

Los progresos de la humanidad descansan esen-cialmente en los progresos de las ciencias. Estasno deben sus adelantamientos á la selección na-tural de los sabios, sino á nuevos hechos de ob-servación que la casualidad indica con frecuencia,pero que, de seguro, estaban previstos en el ordendel mundo. Los descubrimientos de esqueletos hu-manos fósiles y de nuevos monos antropoideos,son los que han hecho avanzar nuestra ciencia;no la selección natural de los antropólogos.

Para los ojos penetrantes de la ciencia, todo eldesarrollo del género humano hasta el dia pareceser la última obra de la fuerza creadora que jamasdescansa y que desarrollará cuanto está compren-dido en su plan. El origen de cada desarrollo, ypor consiguiente el del hombre, podemos some-terlo á nuestras investigaciones; pero no estamosautorizados para determinar el objeto final, cual-quiera que sea. El esplendor á que han llegadolos estudios antropológicos y la general aficiónque despiertan, están motivados por la circuns-tancia de que nuestras investigaciones se refierená los intereses más directos del hombre. Lo único

sensible es que todo el m-indo interviene en estasdiscusiones á pesar de exigir conocimientos másextensos y numerosos que las demás ciencias, ytrae al debate sus convicciones religiosas, filosó-ficas, morales ó políticas. Estas convicciones notienen derecho á ser escuchadas, porque la cien-cia no depende de ellas, atendiendo sólo á la exac-titud de los hechos y á sus legítimas consecuen-cias. Los resultados de la ciencia no se avienenbien siempre con nuestras ideas preconcebidas, ynecesitamos aprender á pensar en muchas cosasde un modo distinto que antes, si queremos gozarde esa satisfacción intelectual que es el objetomás elevado á que puede el hombre dirigirse. Elatacar nuestros estudios sirve tan sólo para forti-ficarlos, porque nos esforzaremos entonces en es-tablecer más sólidamente nuestras teorías y enpresentarlas de un modo más convincente.

Si el objeto de nuestra sociedad antropológica,como el de todas las demás sociedades sabias, estrabajar en común para la solución de los proble-mas de la ciencia, reunir con ardiente celo lasobservaciones hechas en el dominio de nuestrasinvestigaciones, despertar y mantener por todaspartes el gusto hacia nuestros estudios, consteque también nos asociamos para gozar de los re-sultados obtenidos hasta el dia y para defendernuestra ciencia contra sus adversarios. Desdeña-remos los ataques injustos, pero acudiremos sinodio al combate con nuestros adversarios cientí-ficos, peleando con armas iguales y por la verdad.

ScHAAFFHAUSEN.

Profesor en la Universidad de Bona.

(Congreso de Wiesbaden.)

BOLETÍN DE LAS ASOCIACIONES CIENTÍFICASY ARTÍSTICAS.

Sociedad española de Historia natural.6 MAYO.

Abierta la sesión á las nueve, con asistencia de31 socios, y bajo la presidencia del Sr. Llórente,se leyó y aprobó el acta de la anterior.

Dióse cuenta de las comunicaciones y publica-ciones recibidas.

La Sociedad, á propuesta del Sr. Martínez ySaez, acordó cambiar sus publicaciones con laSocieté linneenne de Normandie, y á propuesta delmismo señor, en nombre de D. Serafín de Uba-gon, acordó igualmente el cambio mutuo de pu-blicaciones con la Societé entomologique de France.

El Sr. Sánchez Pozuelo presentó un troncoagatizado, procedente de Sierra Almagrera, y unhuevo de caimán petrificado, hallado por un in-dio tagalo en término de Pililla, al N. É. de la la-guna de Bay, en las islas Filipinas.

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N.° 14 BOLETÍN DE LAS ASOCIACIONES CIENTÍFICAS. 443

El Sr. "Vilanova leyó una reseña histórica denuestra Sociedad, escrita por él y publicada porla REVISTA EUROPEA, con objeto de darla á cono-cer á los lectores de este ilustrado periódico.

El Sr. Martin de Argenta dijo que con este mis-mo fin un mo lesto periódico, bastante leido porlas personas dedicadas á las ciencias naturales,viene publicando hace ya cerca de dos años losresúmenes de las actas de la Sociedad.

El Sr. Colmeiro hizo observar que el periódicoá que aludía el Sr. Argenta era el Semanario Far-macéutico, que se publica bajo su digna dirección.El señor presidente dio las gracias en nombre dela Sociedad al Sr. Argenta.

El Sr. Vilanova leyó un artículo publicado enla REVISTA EUROPEA (núm. 9) de M. J. Thoulet,sobre la región volcánica recientemente descu-bierta en Montana (Estados-Unidos), notabilísimapor muchos conceptos, y en particular por ofrecergeiseres mayores que los de Islandia.

El Sr. Pérez Arcas mostró á la Sociedad un di-bujo iluminado, que representa un insecto co-piado del natural por el Sr. Jalón, por si algúnsocio tenia ocasión y deseo de utilizar la habilidadde este artista.

El Sr. Larrinua, en nombre de D. Ignacio Bolí-var, presentó un ejemplar de crustáceo del géneroAlbmea, Fab., remitido de Menorca por D. Fran-cisco Cardona, que dicho Sr. Bolívar se inclinabaá considerar como especie nueva.

El mismo señor leyó el catálogo, precedido dealgunas consideraciones, de los Escutelerinos(Familia Pentatomidos.—Orden Hemipteros) de Es-paña, por el referido Sr. Bolívar.

El Sr. Llórente presentó al examen de la Socie-dad, procedente del gabinete de la Escuela de Ve-terinaria, donde se conserva en alcohol, un pié deternera con las_ regiones metatarsiana y falan-giana dobles, añadiendo que , según las noticiasquemas tarde pudieron adquirirse, eran tambiéndobles las restantes partes de la extremidad,siendo un problema cómo seria la articulacióncon la cadera.

El mismo señor mostró una cabeza de terneradisecada y el esqueleto de la misma, pertenecientetambién á la Escuela de Veterinaria, que ofrecela particularidad de presentar una protuberanciasobre el pómulo izquierdo, con dos ojos, uno delos cuales en el animal recien muerto apareciaatrofiado, sin que en el resto del animal hubieraindicio ninguno de otro individuo.

Se admitieron cinco socios. Hiciéronse cuatronuevas propuestas, y se levantó la sesión á lasdiez y media.— El Vicesecretario.

Sociedad de antropología de Paris.M. de Quatrefajes presenta una nota sobre la

comparación del grado de fuerza de los músculosderechos con los izquierdos, lo mismo en el euro-peo que en el negro. En el hombre blanco losmiembros derechos son más fuertes y más pesa-dos que los izquierdos, mientras que en la mujer¡as extremidades son de fuerza y de pesoequivalentes. El negro presenta las mismas disposicio-nes; pero el observador no ha podido estudiarmás que un sólo individuo de este tipo. Deben,pues, hacerse investigaciones más detenidas ycompletas.

M. de Quatrefajes observa con este motivo cuan

rara es la simetría de los órganos en el hombre;pero recomienda que se estudie bastante esteasunto y se hagan experiencias, porque hay bas-tante oscuridad hasta ahora.

—M. Broca presenta el último número recibidodel Boletín del Instituto egipcio y promueve unadiscusión muy interesante acerca de su contenido.Trátase de dos individuos que se cree pertenecená un pueblo de enanos del África central, pueblode que hicieron mención Herodoto y Strabon, yque ha sido descrito después, con más órnenosdetalles, por Ohaillu, y otros. Los dos individuosAkkas llegados al Cairo, y sometidos al examende los miembros del Instituto, habían sido com-prados por un viajero italiano que acababa de fa-llecer, y el rey del país en que éste había dejadolas colecciones las ha remitido con los individuosen cuestión al Cairo. Ejemplo de lealtad que espreciso recomendar á los demás monarcas afri-canos. Tienen de doce á catorce años de edad eluno, y de nueve á diez el otro. El mayor tiene unmetro de estatura, y el más pequeño algo menos.La piel es de color de chocolate oscuro. Tienenla nariz ancha, los ojos muy brillantes, la frenteabultada, los cabellos lanudos y las mandíbulassalientes. El tórax es ancho, el abdomen promi-nente, y las partes genitales muy desarrolladas.El ángulo facial no es muy agudo. Estos dos jó-venes africanos vienen de un país situado al -Sur de Montbouttou, parte del África centralsituada en el tercer grado de latitud septentrional.

—Después de la discusión á que dan lugar losenanos del centro de África, se promueve otro de-bate acerca de los monstruos dobles, cuestiónmuy oscura todavía, en que apenas pueden ci-tarse más que hipótesis y conjeturas. Basta ocu-parse un poco de antropología, para comprendercuan vagas son todavía las nociones que poseela ciencia acerca de este punto.

Academia de Medicina de Madrid.21 MAYO.

El ss^or marqués de Toca presenta á la socie-dad un voluminoso cálculo de 12 onzas de peso,que recientemente ha operado durante su perma-nencia en Andalucía. Dice que es mayor que to-dos los que ha operado antes y mayor que todoslos cálculos de que tiene conocimiento. Después,con la sencillez y modestia que caracterizan alilustre doctor, hizo á grandes rasgos la historiade tan difícil como notable operación.

El doctor D. Federico Rubio hizo el elogio deeste caso y del Sr. Toca.

Los señores Cortejarena, Benavente y Casas deBatista tomaron parte en la ya larga discusiónsobre el uso de los anestésicos en el parto.

Academia de Ciencias de Paris.4 MAYO.

M. Flammarion presenta una nota sobre los sa-télites de Júpiter.

— M. Barral asegura que en las ascensionesaereostáticas no se experimenta ninguno de losfenómenos atribuidos á la disminución de la canrtidad de oxígeno en el aire ambiente. La noticia deque Gay-Lussac habia sufrido mucho en su célebreascensión debe ser solamente una leyenda. M. Bar-ral ha verificado dos ascensiones aereostáticas.

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444 REVISTA EUROPEA.—*31 BE MATO DE 1 8 7 4 . N.M4

Si en la primera experimentó alguna incomodi-dad era porque la barquilla estaba muy cerca delglobo, y el gas que se extendía á través de la cu-bierta habia determinado en él una verdadera in-toxicación, de la cual se repuso rápidamente. Enla segunda ascensión se elevó á grande altura yno experimentó ninguna incomodidad, porquehabia tenido la precaución de poner la barquillaá bastante distancia del globo.

—M. H. Sainte-Claire Deville presenta un tra-bajo de M. Sansón sobre la relación que existeentre la cifra del trabajo ejecutado por los ani-males de carga y los alimentos que consumen.En este estudio es preciso tener muy en cuenta elpaso del caballo, porque la cantidad de trabajoefectuado varia según los diversos modos de pro-gresión del animal.

—M. Renán indica los elementos y la efeméridedel pequeño planeta 127, descubierto hace dosaños por M. Prosper Henry.

Academia de Medicina; de Viena.El doctor Billroth, profesor de la universidad

de Viena, presenta á la corporación un individuoá quien habia dotado de una laringe artificial, dela cual se servia muy bien, hallándose en perfectoestado de salud. El aparato es muy sencillo, se-gún dice el Boletín de la Academia, que, sin em-bargo, no lo describe, limitándose á decir quehace las veces de epiglotis una lengüeta finísimade plata. El individuo en cuestión leyó en altavoz delante de todos los académicos, que teníanque esforzarse bastante para poderle oir. No obs-tante, la articulación de las palabras era clara, ybastante distinta, siendo sólo algo difícil la voz.El origen de esta laringe artificial fue la extirpa-

' cion que tuvo que hacer el mismo doctor Billrothde la laringe natural del enfermo, á consecuenciade un cáncer que padecía en dicho órgano. Ahoraparece que el operado presenta indicios de unnuevo y próximo desarrollo de cáncer en otraparte del organismo; pero, sea cualquiera el tér-mino de la enfermedad, la operación, tal como lapresenta la prensa alemana, es notabilísima.

Academia de Bellas Artes de Madrid.1 0 MAYO.

LA UNION DE LAS BELLAS ARTES.

De intento hemos tardado algo en dar cuenta dela sesión pública extraordinaria que ha celebradola Academia de Bellas Artes para solemnizar lacreación en la misma de la sección de Música,porque esperábamos poder publicar al mismotiempo el magnificó, el erudito, el aplaudido dis-curso que leyó el popular maestro Barbieri. Peroen la imposibilidad de publicar íntegro el estudiodel Sr. Barbieri, que es bastante extenso, noslimitaremos á un ligero extracto, copiando al-gunos de sus párrafos principales.

Llenos los magníficos salones de la Academiade Bellas Artes de un público numeroso, empezóla sesión por la lectura que hizo el secretario delos acuerdos tomados para la celebración de lamisma, y después comenzó el Sr. Barbieri la lec-tura de su discurso. La unión de las bellas artes

era el tema que se habia propuesto el ilustrecompositor, y lo desarrolló con tal arte, con talelegancia, con tan lógicos razonamientos y apo-yándose en Citas tan oportunas y copiosas, quedifícilmente puede darse un trabajo más brillantey acabado en la forma de un discurso académico.La atención de las eminencias científicas y artís-ticas y del numeroso y escogido público durantela lectura, y los aplausos que al final nadie esca-seó, demostraron elocuentemente el acierto delSr. Barbieri y sus profundos conocimientos, queciertamente no necesitaban esta ocacion, aunquebrillantísima, para ser generalmente apreciados.

Concluida la lectura del discurso, el presidentede la Academia, que lo es el famoso artista D. Fe-derico de Madrazo, pronunció breves palabrassignificando el placer de la Corporación al recibiroficialmente en su seno á los nuevos Académicosde la sección de música, acerca de los cuales dijofrases de elogio; y terminó el acto en medio delos parabienes y entusiastas enhorabuenas quetodos tributaban á porfía al autor de Jugar confuego y de Pan y toros.

El discurso del Sr. Barbieri empieza por unaexcursión histórico-filosófica; pero viniendo des-pués al terreno crítico moderno, dice así:

«Los críticos modernos clasifican las artes se-gún sus medios de representación y los sentidosa que se dirigen, que son la vista y el oido, úni-cos afectos á la percepción de la belleza. Esta di-visión, sin embargo, no satisface al sabio Hegel,y la combina con otro principio de clasificaciónmás filosófico, que se funda, no en los medios ex-teriores del arte, sino en su relación con el fondomismo de las ideas que debe representar. Par-tiendo de este principio, dice Hegel: «El artetiene por objeto la representación del bello ideal:por consecuencia, las artes deben clasificarse con-forme á la manera en que son más ó menos capa-ces de expresarlo. Esta gradación tiene la ventajade corresponder al mismo tiempo al progresohistórico y á las formas fundamentales del arte.Hé aquí cómo, con arreglo á este principio, lasartes se escalonan y se suceden, para formar unsistema regular y completo:

1." En el primer grado se coloca la Arquitec-tura. Este arte es incapaz de representar una idea,como no sea de una manera vaga é indetermina-da: él dispone las masas de la naturaleza inorgá-nica, según las leyes de la materia y las propor-ciones geométricas; él las coloca con regula-ridad y simetría, de modo que ofrezcan á los ojosuna imagen, que es un simple reflejo del espíritu,un símbolo mudo del pensamiento. Per estas ra-zones, histórica y lógicamente, la Arquitecturadebe ser colocada la primera en la serie de lasartes.

2.° En el grado inmediato superior se colocala Escultura, que representa ya el espíritu bajorasgos determinados. Su objeto es efectivamenteel espíritu individualizado, revelado por la formahumana y su organismo viviente. Bajo esta apa-riencia visible, por medio de los rasgos de lafisonomía y las proporciones del cuerpo, expresala belleza ideal, la calma divina, la serenidad, enuna palabra, el ideal clásico.

3.° Aunque encerrada en el mundo de las for-mas visibles, la Pintura se eleva á un grado su-perior de espiritualismo. A la forma añade los

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N.° 14 F. A. BARBIERI. LA UNION DE LAS BELLAS ARTES.

diversos aspectos de la apariencia visible, lasilusiones de la perspectiva, el color, la luz y lassombras; y por esto llega á ser capaz, no sólo dereproducir los cuadros variados de la naturaleza,sino también de expresar sobre el lienzo los sen-timientos más profundos del alma humana ytodas las escenas de la vida moral.

4.° Pero como expresión del sentimiento, laMúsica excede aun á la Pintura, porque lo que ex-presa es el alma misma en cuanto tiene de másíntimo y profundo; y esto por medio de un fenó-meno sensible, igualmente invisible, instantáneoé impalpable, por medio del sonido, cuyas vibra-ciones resuenan en las profundidades del alma con-moviéndola toda entera.

5." Todas estas artes, finalmente, están coro-nadas por la Poesía, que las resume y las excede,y cuya superioridad es debida á su modo de ex-presión, la palabra. Ella sola es capaz de expresartodas las ideas, todos los sentimientos, todas laspasiones, las más elevadas concepciones de la in-teligencia y las más fugaces impresiones delalma. A ella sola le es dado representar unaacción en su completo desarrollo y en todas susfases. Es el arte universal; su dominio es ili-mitado.»

Tal es la teoría de Hegel, que siguen casi todoslos filósofos modernos. Al mismo tiempo la aso-cia á ia división general de las formas del desar-rollo histórico del arte, diciendo que la Arquitec-tura le parece que responde más particularmenteal tipo simbólico; que la Escultura es el arte clá-sico por excelencia, y que la Pintura y la Músicaforman el grupo de las que llama artes románticas.La Poesía, como arte universal, dice que perte-nece á todas las épocas.

Visto, pues, el distinguido lugar que ocupa laMúsica en el cuadro histórico-fllosóflco de las be-llas artes, no será fuera de propósito examinarahora las relaciones particulares que tiene concada una de sus hermanas.

Con la Pintura acabamos de ver que la asociaHegel, llamando á entrambas artes románticas; yen otro lugar de su obra añade que la Pinturatiene con la Música mucha afinidad. ¿Cómo puedeser así, teniendo aquella por medio de percepciónel sentido de la vista y ésta el del oido?... Cues-tión es la presente que cae bajo el dominio de laóptica fisiológica; y no habiendo llegado aún estaciencia á la perfección que seria de desear, segúnconfiesa paladiuamente su más sabio apóstol, elcélebre Helmholtz, resulta la cuestión muy difícilde resolver. Pero estudiando las percepciones vi-suales, se hallan en ellas tantas analogías con laspercepciones acústicas, que dan lugar, si no áuna conclusión científica absoluta, al menos á hi-pótesis muy dignas de tomarse en cuenta.

La experiencia fisiológica ha descubierto, hastadonde la ha sido posible verificarlo, que las exci-taciones de las fibras nerviosas sensitivas corres-pondientes á cada uno de los cinco sentidos, sonindependientes; es decir, que cada fibra nerviosaobra exclusivamente sobre el sentido á que per-tenece. Si esto fuera absolutamente cierto, no ha-bria para qué tratar de la cuestión, pues dichose está que los efectos de la Pintura y de la Mú-sica se perciben por sentidos diferentes; perocomo la misma ciencia reconoce el principio de lasimpatía, ó sea transmisión de la excitación deun nervio sensible, primitivamente excitado, á

otro nervio sensible, que no está sometido á nin-guna influencia exterior, resulta que bien podrátener alguna relación el sentido de la vista con eldel oido, á la manera que la tiene con otros. Elmismo Helmholtz dice que tales sensacionessimpáticas parecen poder producirse también enel aparato nervioso visual por la excitación deotros nervios sensitivos; y además hay que tomaren cuenta que el efecto de toda clase de sensacio-nes viene á sentirse en el cerebro, que es el ór-gano de la conciencia humana. No sacaré lasconsecuencias que de aquí se deducen, porqueesto seria entrar en el campo de la psicología, lle-vándonos demasiado lejos del asunto que me hepropuesto. Cúmpleme sólo hacer notar que si biende la óptica fisiológica no pueden hoy sacarseargumentos concluyentes para probar la relacióníntima que puede y debe existir entre el aparatovisual y el acústico, se sacan otros que hacensospechar con fundamento la existencia de tal re-lación. La prueba de esto se halla con sólo recor-dar que desde el gran Newton hasta el mismoHelmholtz inclusive, son muchos los sabios quecientíficamente han tratado de probar la relacióníntima que existe entre los sonidos y los colores.Newton fue el primero que dio la teoría de que lossiete intervalos de la escala musical correspondená los siete colores principales del espectro pris-mático. Desde que apareció esta teoría, no se hacesado de trabajaren ampliarla y perfeccionarla;y en nuestros días el sabio alemán Unger, con suinvención del Disco cromarmónico, ha fundado unateoría de la armonía estética de los colores conrelación á los sonidos musicales; sacando el re-sultado, por ejemplo, de que al acorde perfectomayor corresponden los colores rojo, verde y vio-lado, reunidos con tanta frecuencia por los máscélebres pintores italianos.

Sobre esto de la verdadera armonía de los colo-res, ya en 1780 el claro talento del diplomáticoespañol Azara adelantó proposiciones afirmativas,que cada dia se van confirmando más y más. An-tes que Azara, D. Antonio Palomino dijo «que laMúsicavSs la pintura del oido, así como la Pinturaes la música de la vista.» Y si descendiéramos áotro género de consideraciones, podríamos citarel hecho muy conocido de aquel ciego de naci-miento á quien se preguntó si se formaba unaidea del color encarnado, y respondió: «el encar-nado es el sonido de la trompeta.»

Con todo lo dicho, resulta demostrado que laMúsica tiene moral y materialmente muchos pun-tos de contacto y afinidad con la Pintura.

No son, ni mucho menos, tan íntimos los quetiene con la Escultura, porque este arte es el quemás se aleja de la Música; y sin embargo, un ilus-tre escultor español, haciendo el paralelo de suarte con otras y con las ciencias, concluye por de-cir que las artes del dibujo y las liberales son to-das hermanas.

Eespecto á la Arquitectura, poquísimo trabajome ha de costar la demostración de lo íntima-mente ligada que está con el arte de los sonidos.Ya he recordado antes que Vitruvio manda á susdiscípulos que estudien la Música, y para estodestina en sus Libros nada menos que tres capí-tulos especiales. El primer traductor español deesta obra, el arquitecto Miguel de Urrea, no con-tento con vulgarizar en la lengua patria los sa-bios preceptos del célebre romano, se permite

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446 REVISTA EÍJKOPEA.^34 DE MATO DE 1 8 7 4 . N.° 14

además añadir un prólogo, en el cual, hablandodel arte y oficio de la Arquitectura, dice: «Para eltal oficio se requiere tener noticia de todas lasdemás ciencias de Filosofía moral y natural, Geo-metría, Aritmética, Perspectiva, Música, Astro-logia y Derechos. Porque el arquitecto que deestas ciencias careciere, no podrá ser perfecto ar-quitecto en sus fundaciones, estructuras, pintu-ras y dibujos, ni podrá hacer obras magníficas ysoberbias.» Modernamente nos ha dicho Heg&l:«que la Música presenta analogías reales con laArquitectura, porque introduce en los sonidos,como la Arquitectura en las formas, la regulari-dad, la simetría y la armonía;» y añade: «queesto es lo que ha hecho que se líame á la Arqui-tectura una Música muda.* Finalmente, el célebrearquitecto y literato Viollet-Le-Duc, clasificandolas cuatro bellas artes por este orden: Música,Arquitectura, Escultura y Pintura, dice que todasson hermanas, pero que la Música y la Arquitec-tura SOtl HERMANAS GEMELAS.»

Aunque con lo dicho basta para que se com-prenda la razón con que esta Academia solemnizahoy el abrazo cariñoso que las artes del dibujoacaban de dar á su hermana la música, el Sr. Bar-bieri se extiende en otro género de consideracio-nes para demostrar que, lejos de extrañar laspasadas diferencias, se explican por el naturalexclusivismo de los artistas; exclusivismo queestá en razón directa del entusiasmo. Beflere des-pués la extensa lista de los artistas que han cul-tivado dos ó tres artes á la vez, y por lo que haceá la música, observa la coincidencia singular deque los pintores italianos que más se han distin-guido como coloristas, son precisamente los quemás y mejor han cultivado la música.

Después de haber examinado el asunto de launión de las bellas artes en general y en particu-lar, pasa á examinarlo por su lado más concreto,es decir, por el relativo á la agregación de la mú-sica á esta antigua Academia, y hace la historiadel divino arte de los sonidos desde la Edad Me-dia hasta nuestros dias, en que se presenta flore-ciente en todas partes, y aun en España, pues «sibien no nos hallamos todavía á la altura de Ale-mania, Bélgica y Francia, por causa de las guer-ras extranjeras y civiles que han paralizado nues-tros progresos, podemos, sin embargo, decir quehemos creado un teatro nacional de Música, quehemos fundado la Sociedad de conciertos, que he-mos publicado multitud de obras dediferentes gé-neros, y que hemos dado, en fin, un gran desar-rollo á nuestro arte, sin contar con otra protec-ción que con la del público, que ha premiado ypremia tan generosamente nuestros loables es-fuerzos.»

Para resumir y terminar su discurso el Sr. Bar-bieri, pronuncia con sonora voz y sentido acento,y hasta con ritmo y entonación verdaderamentemusicales, los siguientes brillantísimos párrafos,condensación feliz de la idea de unión de las be-llas artes, párrafos en los que se ve no sólo alliterato, sino al músico y al poeta, acostumbra-dos á hablar al sentimiento:

«Al llegar á este puntóme asalta el fundado te-mor de que pensareis que todo mi trabajo ha sidoinnecesario; porque la unión de las bellas artes esun hecho consumado, y tan umversalmente reco-nocido como indispensable al corazón humano,

que no habia para qué ocuparse en él, y muchomenos por quien, como yo, carece de las dotesnecesarias para colocarse á la altura de tan filo-sófico asunto. Con efecto, señores; poned la manoen vuestro pecho, y convendréis conmigo en quecuando en lo íntimo de vuestra conciencia sintáisel ferviente anhelo de poneros en contacto con ladivinidad; cuando necesitéis de los consuelos quepresta la oración, ó de los cariñosos auxilios queda la fé católica, iréis al templo. Y ¿qué veréisallí? La unión de las bellas artes todas, absoluta-mente todas, en su más noble y digna manifesta-ción. La Arquitectura, con sus grandiosas naves,cuya elevación parece deciros en su lenguaje mu-do; «¡mirad al cielo!» La Escultura y la Pintura,con la magia de sus formas y colores, poniendoá vuestra vista la divina epopeya de la redenciónhumana. La Música, en la voz angelical del niñoacólito y en la robusta y potente del salmista, decuyos labios brota un raudal de divina Poesía. LaMúsica también, en el órgano, ese instrumentogigante, con cuyas múltiples combinaciones ya oshace entrever la morada de los coros angélicos, ótemer la ira de Dios en el tremendo dia del Juiciofinal. La Oratoria, en boca del sacerdote que ocupala cátedra del Espíritu Santo. Y en fin, hasta laDanza noble, al par que alegre, como la que ejecu-tan los seises de Sevilla ante el Santísimo Sacra-mento. Hé aquí la síntesis de las bellas artes enconjunto respondiendo al más digno de los senti-mientos humanos, al del amor de Dios, que es elamor de los amores.

Pero si apartáis de aquí la vista por un mo-mento y queréis fijarla en los mundanos gocesque prestan las bellas artes, las hallareis tam-bién unidas todas en otro lugar que sintetiza elgusto artístico de la generación presente: en elteatro. Decidme, pues: ¿comprendéis posible elteatro sin la Arquitectura que lo constituye; laEscultura que lo adorna; la Pintura que lo decora;la Poesía, la Música y la Declamación que lo danvoz: la Danza que lo entretiene, y hasta las Cien-cias que lo sirven?...

Pues bien: si la unión de las bellas artes es unhecho consumado; si de ellas necesita el hombremoderno para satisfacer á sus necesidades esté-ticas en lo divino y en lo humano, ¿por qué nohabia de realizarse tan necesaria unión en estaAcademia, donde se rinde tan ferviente culto alprincipio filosófico de la belleza?... Realizóse porfin, como os dije al principio, gracias á la ilustra-ción del Gobierno de la República y á la inicia-tiva y benevolencia de esta misma Academia,quienes comprendieron que, como decia Lamen-nais, «el Arte es uno, como Dios; uno, como el uni-verso; por consiguiente, todas las artes, en conjuntoy estrechamente unidas, nacen de una misma raiz,y cualesquiera que sean las diferencias secundariasque las especifiquen, se resuelven en una rigurosa y" ' ' * •' ' He dicho.

FRANCISCO ASENTO BARBIEBI.»

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N.°U BOLETÍN DE CIENCIAS V ARTES. 447

BOLETÍN DE CIENCIAS Y ARTES.

Esta semana se ha aumentado la galería de re-tratos del Ateneo científico y literario con losde los señores D. Ramón Campoamor y donEduardo Rosales, pintado el primero por el señorEspalter y el segundo por el Sr. Sanz.

* *En Santiago de Chile se celebrará en Setiem-

bre del año próximo una exposición internacional,en la cual figurarán los productos nacionales éindustriales del país, y además los que se envíende los Estados americanos de Europa.

#* *

La Biblioteca Nacional se ha enriquecido en elaño último con más de 50.000 volúmenes; canti-dad enorme, que se compone de la rica bibliotecadel marqués de la Romana de más de 20.000 vo-lúmenes; de la de D. Serafín Estébanez Calderón;de 2.500 volúmenes de D. Cayetano Alberto de laBarrera, y 11.000 del distinguido bibliófilo D.LuisUsoz y RÍOS, que ha regalado su viuda.

Para la colocación de esta riqueza no hay sitiobastante en el actual local de la Biblioteca, y seva á hacer una construcción en el solar contiguo.¡Lástima que los apuros del Tesoro no permitaproseguir y acelerar el gran edificio, cimentado yaen Recoletos, para Museos y Bibliotecas!

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El Ateneo de Valencia ha acordado celebrar uncertamen científico, literario y artístico en Se-tiembre próximo. La sección de ciencias exactas,físicas y naturales ofrece dos primeros premios ydos segundos á los autores de los dos temas si-guientes: 1." Ensayo de una topografía general dela provincia de Valencia.—2.° ¿Puede admitirsela unidad de fuerzas en la producción de los fenó-menos físico-químico-orgánicos?

La sección de Ciencias sociales ofrece otros dospremios primeros y dos segundos con los si-guientes temas: 1." ¿Es más conveniente la aglo-meración ó la diseminación de las industrias bajoel triple aspecto económico, político y nioralV—2." ¿Conviene dar á la mujer instrucción sólida óelemental? Para uno y otro caso, programa razo-nado de los conocimientos que deba enseñársela.

La sección de Letras y Helias Artes ofrece tam-bién dos primeros premios y dos segundos, conlos siguientes temas.—Prosa: Estudios acerca delos orígenes de la poesía castellana en Valencia,y juicio crítico délos poetas valencianos que es-cribieron en el idioma nacional hasta fines delsiglo XVI.—Poesía: Oda sobre asunto heroico ófilosófico. Además ofrece esta sección un premioextraordinario á la mejor poesía sobre asunto his-tórico ó legendario de Valencia.

Para la Pintura también se ha designado unpremio primero y uno segundo; el asunto del cua-dro es libre. Los trabajos científicos y los litera-rios han de entregarse antes del 1." de Setiembre,y los cuatlros antes del 1." de Octubre.

Como se ve, el Ateneo de Valencia no descansaen la civilizadora misión que se ha impuesto.¿Por qué no imitan su activa conducta muchasde las corporaciones de su índole que existen enotras capitales de provincia? Exposiciones, cer-támenes, debates, publicaciones, todo lo utiliza,

todo lo emprende el Ateneo de Valentía, y porello merece los mayores plácemes.

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Se va á establecer una escuela de Agriculturaen el monasterio de la Cartuja, á media legua deJerez, para lo cual la Diputación provincial ha vo-tado la subvención de 125.000 pesetas.

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En el palacio Borbon, deParis, se está celebrandouna exposición artística de cuantas obras de losgrandes maestros se hallaban diseminadas en lasricas galerías particulares de los aficionados pa-risienses, reunidas con un objeto caritativo y pa-triótico, cual es allegar recursos para socorrer álos alsacianos y loreneses que emigran de su pa-tria por no hacerse prusianos. Hay obras de auto-res tan ilustres como Rafael, Rubens, Pablo Ve-ronés, Antonelo de Messina, Van Dyck, GuidoReni, Ruysdael, Wouwermans, Teniers, Mierís,Holbein, Ostade, Memling, More, Hobbena, Pu-sino, Wateau, Leopoldo Robert, Pablo Delaroche,Prudhon, Greuze, Decampa, Ingres, y otrosmuchos.

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En el Museo del Louvre y en el salón del Re-nacimiento, en que se hallan Los cautivos, deMiguel Ángel, acaba de ser colocado un bronce degran mérito, que se atribuye á este célebremaestro. Representa un hombre desnudo en pié,derribando una especie de monstruo; no se hapodido averiguar nada concreto, pero es una obramaestra. Hallábase en un rincón del parque reser-vado de Saint-Cloud, y nadie se habia fijadohasta ahora en que es una obra de arte de primerorden.

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La Sociedad Económica matritense está exami-nando un aparato inventado por el Sr. Marinexpara medir la corriente de las aguas, tanto en lasuperficie como en cualquiera profundidad.

*- * *Un bibliófilo inglés, M. Beriah Botfield, ha pu-

blicado, en un extenso volumen, la colección de losprefacios y prólogos puestos al frente de todas lasediciones que se han hecho de los clásicos griegosy latinos, y de las gramáticas y diccionarios.

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Los ingleses no se descuidan en su laudableafán de enriquecer sus museos y bibliotecas. ElBritish Museum ha aumentado en el año últimosu riquísima sección de manuscritos, nada menosque en 5.415 obras, todas por compra. Entre estosmanuscritos hay uno muy curioso, que es la pri-mera y segunda parte de un tratado inédito, es-crito en francés de puño y letra del rey Eduardo,en 1549, sobre el Santísimo Sacramento.

* *Las obras literarias é históricas de la familia

Bonaparte son más numerosas de lo que general-mente se sabe, y la lista completa acaba de for-marse en Paris á consecuencia del hallazgo de al-gunas de que no se tenia conocimiento.

Napoleón I escribió una Historia de Córcega endos volúmenes; un Discurso sobre las verdades ysentimientos más importantes, algunos versos pococonocidos, y entre ellos una fábula titulada El

Page 32: REVISTA EUROPEA. - Ateneo de Madrid · 2007-04-25 · REVISTA EUROPEA. NÚM. 14 3'l DE MAYO DE 1874. AÑO I. EL RENACIMIENTO ARTÍSTICO EN ESPAÑA. Exposición permanente de Bellas

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'perro, el conejo y el cazador; además sus cartas,sus proclamas y el Memorial de Santa Elena.

Su hermano José publicó una novela tituladaMo'ína, ó la religiosa del Mont- Genis.

Luciano Bonaparte escribió Carlomagno, poemaen veinticuatro cantos; La Cirneida, poema endoce cantos, y Stelina, ó la tribu india, novela decostumbres, reimpresa más tarde con el título deLos Tededarcs,

Luis Bonaparte publicóun Ensayo sobre la versi-ficación; una novela titulada María, ó las penasdel amor; los Documentos históricos sobre el go-bierno de Holanda (1820), y dos ó tres obras dra-máticas, una de ellas Lucrecia, tragedia en cincoactos, y una comedia, El Avaro, en verso, que eshoy una verdadera curiosidad.

La princesa Zenaida, hija de José, y esposa delpríncipe de Canino, ha dejado una excelente tra-ducción de Schiller.

El mayor de los hijos de Luciano es el autor deuna obra sobre los Pájaros de la América delNorte; el segundo, Luis Luciano, ha compuestouna Gramática vasca, La parábola de Saint-Ma-thieu, en 72 idiomas ó dialectos, y dos obras dequímica; Pedro Napoleón, el tercero, ha traducidoen verso francés el Nabucodonosor, de Niccolini, yha escrito en italiano una novela histórica titu-lada La rosa de Castro. Madame Ratazzi (María deSolms), la más pequeña délos hijos de Luciano,ha publicado muchas novelas y colaborado ennumerosos periódicos.

Por último, de los hijos de Luis, el mayor,muerto en 1833, habia publicado una traducciónde la Vida de Agrícola, de Tácito, y una Historiade Florencia; y el segundo, que era el emperadorNapoleón III, ha terminado con la Vida de Césaruna serie de publicaciones militares, económicasé históricas, en las cuales, según se ha dicho enParís, aunque no está probado, colaboró muchoel sabio académico y secretario del emperadorM. Mocquart, muerto poco antes de la caida delimperio,

** *En una de las últimas sesiones de la sociedad

geológica de Francia se ha dado cuenta del falle-cimiento, ocurrido en Chambery, del abate Va-llet, víctima de su amor á la ciencia. Era miem-bro de la citada corporación y autor de algunasobras científicas muy apreciables.

BOLETÍN BIBLIOGRÁFICO.

OBRAS DE ARISTÓTELES, puestas en castellano por

D. Patricio de Azcárate. Tomo VI de la colección.LÓGICA: volumen I. CATEGORÍAS.—HERMENEIA.—

Un tomo en 4.° español, edición de lujo de 500ejemplares.—Medina y Navarro , editores, Ru-bio, 25, Madrid, 1874.

A las dos obras de Aristóteles que componeneste tomo, primero de los cuatro de que consta laLógica, precede un prefacio de M. BarthélemySaint-Hilaire, el gran comentador del filósofogriego, sobre la naturaleza de la lógica en generaly sobre el carácter de la lógica pura y aplicada,

expuesta por Aristóteles en las Categorías, en laHermeneia, en los Analíticos primeros y últimos,;en los Tópicos y en las Refutaciones de los sofistas,y sobre las tentativas para reformar la lógica pe-ripatética y los trabajos que toca hacer á la escuelacontemporánea para fundar la lógica en la psico-logía; terminando con una defensa de Aristótoles,á propósito de las acusaciones que se le han he-cho acerca del Organum, que se decia inspirado enel Nyaya de la India. «Es preciso, dice Saint-Hi-laire , que cesen esas acusaciones inverosímiles,cuya falsedad se reconoce fácilmente cuando setoma uno el trabajo de examinarlas de cerca. ElOrganum es una de las más grandes y más origi-nales del genio griego. A Aristóteles toca por com-pleto la gloria de haberla concebido y ejecutadosin haber tenido modelo, así como no ha tenidotampoco imitadores.»

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EL LIBRO DEL JURADO, ó sea procedimiento criminal

ante el tribunal del Jurado, por D. José R. Fer-nandez, magistrado de la Audiencia de Valladolid.Un tomo en 8.° mayor. Librería de Murillo, Al-calá, 18, Madrid, 1874.

Ofrecer en apoyo de la nueva institución delJurado el fruto de una larga experiencia y obser-vación, como abogado y como magistrado, ha sidoel objeto del autor al idear el conjunto de estelibro, no sólo útil, sino necesario, porque es unaverdadera guia teórico-práctica para el juicio oralante el Jurado, para el orden natural del procedi-miento, para las declaraciones de los testigos, yen una palabra, para facilitar el camino del aciertoen los veredictos. En el estado de la cultura gene-ral el libro del Sr. Fernandez no seria completo sino tuviera como tiene las nociones más indispen-sables de Derecho penal, las diligencias prepara-torias, algunas explicaciones sobre pruebas y re-glas de crítica racional, y los caracteres que cali-fican los delitos de su competencia. Ademáscontiene la obra, y no es lo menos útil por cierto,una colección completa de formularios para todaclase de diligencias, actuaciones y escritos, for-mando un prontuario dividido en secciones, conlas citas de la ley ó código á que se refieren suspartes.

* *ANALES DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NA-

TURAL. Tomo III, cuaderno primero. Madrid,1874.

Este cuaderno, que acaba de vez la luz, con-tiene los artículos siguientes:

Rodríguez y Femenias. Suplemento al catálogode plantas vasculares de Menorca.—Luanco. Des-cripción y análisis de los aerolitos que cayeron enCangas de Onis (Asturias).—Areitio y Larrinaga.Observaciones al folleto intitulado Estudio y des-cubrimiento del bismuto en el Estado de San Luisde Potosí, por D. Florencio Cabrera.-»Am'í»o yLarrinaga. Datos para el estudio de la fosfores-cencia.—Pérez Arcas. Especies nuevas ó críticasde la fauna española. Tercera parte.—Actas dela Sociedad en Enero, Febrero, Marzo y Abril.

Imprenta dp la Biblioteca de Instrucción y Recreo, Rubio, 2 5 .