sepulveda, tomo i, obras completas

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  • 7/28/2019 Sepulveda, Tomo i, Obras Completas

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    JUAN GINS DE SEPLVEDA

    OBRAS COMPLETAS111

    In memoriam NGEL LOSADA GARCApor

    A. TRUYOL Y SERRACATEJlli..i.:l'lUJ. !lE LA REAL AI-AllF\11-\ DF Y

    DEMCRATES SEGUNDOEstudio histrico del Oemcrates

    J. I lRUFAL PRATSC-\TEllH.\IlCO IJE LA l : \1\EH\I!JAIJ DE V..>,.LLAIJ\JI.IlJ

    Edicin crtica y traduccinA. COROLEU LLETGET

    APOLOGIA EN FAVOR DEL LIBROSOBRE LAS JUSTAS CAUSAS DE LA GUERRAlntroducc)n y edici611 crtica de la Apologa

    A. MORENO HERNNDEZPl{(lFFS\ll< Trn-1->.R llF , J\"\CIO"

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    JUAN GIN'S DE SEPLVEDADl:lviCRA1'hS SEGWVIJO,

    O SOBRE !AS {mTAS CAUS'AS !JI:' LA GUFRRA

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    P R L O G O AL ILUSTRSIMO VARN LUIS DE MENDOZA, CONDE DETENDILLA Y MARQCS DE MONDJAR AL DILOGO SOBRE LAS JUSTAS CAU-SAS DE LA GUERRA" DE GINS DE SEPLVEDA

    Si es justa o injusta la guerra con qu e los reyes de Espaa y nuestros com-patriotas han sometido y procuran someter a su dominio aquellos pueblos br-baros qu e viven en la regin occidental y austral, llamados comnmente indiosen espailoL y en qu justa razn puede fundarse el imperio sobre estas gentes,es problema trascendentaL como sabes, Marqus ilustre, y de cuya soluci(mdependen consecuencias de suma importancia. Estn en juego en l la fama yjusticia ele tan grandes y religiosos prncipes. Dicho problema se refiere a laadministracin de innumerables gentes, de tal suerte que no sin razn se hansuscitado acaloradas polmicas sobre esta materia, ya privado varonesdoctos, ya en pblico ante el gravsimo Consejo Real establecido para la gober-nacin aquellos pueblos y regiones, Consejo que t presides y gobiernas porn1luntad del Csar Carlos, nuestro Rey y a la vez Emperador de romanos, ena tu sabidura y agudo talento. En tanta discordia de pareceres entre losms eruditos y prudentes varones, al ocurrrseme, en mis meditaciones sobre elcaso, ciertas observaciones con las cuales pareca poder dirimirse la controver-sia, pens que no deba abstenerme de un negocio pblico que tantos inter-venan, ni callado cuando tantos hablaban, sobre todo cuando per-sonas tan importantes y de tanta autoridad me invitaban a que expusiese miopinin por escrito y declarase mi doctrina, a la cual ellos parecan inclinadoscuando antes se la haba resumido. As pues, buen grado me propuse tratarla cuestin en un dilogo al estilo socrtico, como lo hicieron en muchas oca-siones nuestros Santos Jermimo y Agustn, recopilar en l las justas causas deemprender una guerra en general y el recto modo de hacerla, y de paso otraspequeas cuestiones no ajenas a mi propsito y muy dignas de ser conocidas.Este es el opsculo qu e te envo como prueba y testimonio mi voluntadrendida y mi devocin po r ti, a quien ya hace tiempo honro y respeto con amor.por tus excelentes virtudes en todo gnero y singular humanidad. Recibirs,pues, este don, C..'"rtamente exiguo, fruto de mi aficin y buena voluntadhacia ti, y, lo que es ms importante, apropiado sobre todo a tu profesin, cargoy conducta. Put:s habiendo t desempeado, por largo y con Lmi\'ersalaplauso, cargos pblicos y honrosos, en la paz y en la guerra, por voluntad ydesignio del Csar Carlos, qu e tan probadas tiene tu fidelidad y cualidades apro-piadas para ambas situacionc.'->, es opinin general que en tu administracin nadaante ti suele pesar tanto como la justicia y la religin, en las qu e se cifra la sumade todas Lis virtudes. Y no pudiendo poseerlas nadie que ejerza imperio injus-

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    to sobre algn pueblo, ni quien sea en algn modo prefecto y ministro de unprncipe taL no dudo que te agradar{ este opsculo en que con s(Jlida y clarsi-ma argumentaci(m se demuestra y adara la justicia del imperio y administracina ti confiados. cuestin hasta ahora ambigua y oscura. i'viudus ele las explica-ciones sobre el justo y recto ejercicio ele! mando est{m tomadas de los grandesfilsofos y telogos y brotan ya del Derecho natural y comn. ya ele b doctrinacristiana. Pero como en otro dilogo titulado Dem6crates primero, ya anterior-mente publicado, para confundir a los herejes que condenan toda guerra comoprohibida po r ley divina, los interlocutores que presentl disputando en Romadesarrollaron ciertos puntos tocantes a esta cuestin. me ha parecido con\e-niente hacer disertar a los mismos personajes en el jardn de nuestra casa, a ori-llas del Pisuerga. para que, aun repitiendo necesariamente algunas sentencias,pongan fin a la polmica suscitada sobre la honestidad de Lt guerra. De ambospersonajes, el alemn Leopoldo, algo contagiado por los errores lt:teranos. epi-demia de su patria, comienza a hablar as:

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    reyes cri.'-.tianos jans deponen las armas y se hallan t;m constantemente en guc-tTa, la que parece que se deleitan en las mismas luch:_t.., y discordi;ts

    (2) DFi'vl.- E.'-. capital distinguir entre el caso de quiL'll. emprendiendo unaguerra por cau:-as justas y a n necesarias, la lleva a ctho no con pusilanimi(_bdo abatimiento. sino con presencia o fortalez;t de :mimo y arrostLl vuluntaria-mcnte el peligm cuando el deber lo exige, y el de quien se deleiu con b pro-pia guerra. sea cual fuere .-..u causa. Lo primero es propio de un varn magr-nimo y \aleroso, pues, segn los filsofos, es indicio de valor inglnito y maduroel ddeitarse con su ejercicio: lo segundo, en cambio, es propio de hombre tur-bulento y ajeno po r completo no slo a la piLdacl cristiana, sino tambiLn a todosentimiento humanitario, quien. como dice HomLro y repite Aristtdes, "careceele derecho, ele tribu y ele casa". As, la gucru jami-; se ha de apetecer por smisma. lo mismo que el hambre. la pobreza. el dolor y otros males parecidos.Pero as como L'Stas desgracias, qu e acarrean molestias sin deshonra, .-..on acep-Udas a veces con rectitud y piedad po r varones muy virtuosos y piadosos. conla esperanza ele algn gran bien, del mi.'-.mo modo los mejores prncipes se venoblig;ldos a admitir la gueru, para conseguir grandes beneficios y a veces po rnecesidad; pues la gucru, segn el sentir de los sabios, se ha ele hacer po r loshombres buenos de t;d manera, que "no parezca sino un medio para lograr lapaz". En suma, nunca ha de emprtnderse sino despus de madura deliberaciny motivada por GtLL'dS justsimas y hasta necesarias .. .La guerra", dice San Agus-tn, "debe ser de necesicbd. para que ele la necesidad nos libre Dios y nos con-serve en la paz, pues no se busca la paz como medio para la guerra. sino la gue-rra como medio para la paz".LEO.- As es como dices, Demcrates; yo, no ob.-,tante, creo que las causasqu e justifican las guerras, o no existen o por lo menos son rarsimas.DEM.- "'f'o, al contrario. creo que son muchas y frecuentes, y no se originanprecisamente de la bondad o piedad religiosa del hombre, sino de sus crmenesy nefandas pasiones que llenan y agitan continuamente la vida humana. Es \'er-dad qu e el prncipe bueno y humano no debe obrar jam{ts con temeridad o codi-cia. Debe agotar todas las soluciones pacficas, sin desechar ninguna hasta versi ele alguna manera puede repeler, sin necesidad de guerra, las injurias de loshombres inicuos e importunos, velar por la salvacin y prosperidad de los pue-blos confiados a .'-. y cumplir co n su deber. pues tal conducta exigen su virtud.su religin y su dignidad. De todos modos si, despu.'-. de haberlo intentadotodo, nada consiguiera y viera que su equidad y moderacin son desbordadaspo r la soberbia y maldad de hombres injustos, no ha de tener reparo en tomarlas annas ni en parecer que hace una guerra temeraria o injusta.

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    ( j ) LEO.- Y no obrara rnjs rect:lmente y ms acorde con la piedad cristia-na si cediese a la injusticia de los malvados, sufriese con resignacin su,c, injuriasy pospusiera todas las costumbres y leyLs humanas a la ley J.i\'ina y e\ anglica.por la que Cristo nos manda que amemos an a nuestros enemigos y soporte-mos pacientemente sus afrentas y dai1os?

    DE;\tf.- Incurres de nuevo en tus absurdos. Leopoldo, y, segn ven. perdimosmucho tiLmpo en vano en aquella c.liscusi

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    LlllHO !

    rato, sobre las luzaas de ste y otros caudillos del emperador Carlos en lb rLp;'m occidental y austral po r completo ignorada de los antiguos hahitantesde nuestro orbe. El asunto, lo confieso, me interes po r su variedad e inesperJ-da novedad. Pero despu,

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    u1mo 1Lbcf'. Ejemplo de esta intcrpretaci(m lo tenemos no solamente en San Pablo, sinoan en el mismo Cristo. San Pablo. al ser abofeteado por orden del prncipe delos sacerdotes, tan lejos estuvo ele ofrecer a los golpes b otra mejilla, quL, lle-vando muy a mal b injuria. se cuid de reprender severamente a su autor. y asle dijo: '"Dios te herid, pared hlanqueacla". esto es. como dice San Agustn:'Hipcrita, t sentado me juzgas segn la ley y contra la ley que se mehiera" Cristo, a su vez, abofeteado del mismo modo, tampoco ofreci la otramejilla, sino que. p3ra evitar con razones qu e el 3gresor extremase su injuria,elijo, como el mismo San Agustn declara, 'si he hablado mal, da testimonio delmaL pero si he hablado bien, por qu me hieres?". Estas no son leyes que obli-gan ele manera distinta a la que hemos expuesto, sino consejos y exhortacionesapropiadas no tanto a la vida comn cuanto a la perfeccin apostlica. SanGre-gc)l"io lo ense!'ia con estas palabras: ""Lo que oy el jo\en rico: , es un mandato especial para una minora ms perfecta. y no gene-ral para textos"". En efecto, para la vida comn y civil, Jesucristo Dio.-; quiso quebastase el cumplimiento del Declogo y dens leyes naturales. y en ellas mis-mas nos enseri que haba apoyo suficiente para conseguir la vida Elmismo Jesucristo. al preguntarle uno: "'Maestro, qu buena accim har paraconseguir la vida eterna', contest: ""Si quieres llegar a esa vida, guarda los man-damientos"'. "'Cules so n estos?". replic aqul, y Cristo le dijo: No cometer{tshomicidio, no cometers adulterio'". Y as continu exponindole Jos dems pre-ceptos del Declogo y a!'iadi: '"Si quieres ser perfecto, ve, vende todo cuantotienes, dselo a los pobres y sgueme"'. Esto es parecido a Jos consejos y exhor-taciones sobre el modo de soportar las injurias de que poco antes hablaba. Y asCristo en otra ocasin dijo refirindose a lo mismo: ''La conducta que querisque sigan los hombres con vosotros, seguidla vosotros con ellos. Este es el esp-ritu de la Ley y los profetas"'. Son stas palabras que los hombres ms pruden-tes y qu e ms sobresalen en doctrina y piedad cristiana interpretan como unaconfirmacin hecha por Cristo de todas las leyes naturales.

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    (.1) Aqu son aplicables tambin las palabras de San Pablo a los rom;mos: "Elque ama a su !)rjimo cumple la ley, pues los preceptos de de su con:-.LTvar en esta vida la sociedad humana v haceras de ella una escala para la vida eterna. Esta .c.,ocicdad se funda te en la mutua caridad yr benevolencia; ahora bien. cntcndemo:-, tambin pormutua caridad humana la piedad y el amor de Dios, ya que el amor de Dios secifra principalmente en la observancia de ,c.,us leyes. "Si alguien me ama, diceCristo. "guardar{t mi palabra". Y aunque entre los cristianos puedan ,c.,urgir tantascontroH'rsias como antiguamente entre los romanos y para resolverlas con ITC-titud sean necesarias tantas leyes como las contenidas en las doce Tablas y enlos cincuenta lihros del Digesto. Cristo. no obstante. con la repetici(m de unaspocas leyes del Dec{t!ogo, ha reducido stas y todas L__., dem{L'-i leyc.c., que rigenla moral conducta humana a una sola corroboraclora del Derecho IUturaL fun-damento ele la sociedad humana. Segn sentencia de ( ;raciano. autor muyimportante, no otra cosa se nos manda por d Derecho natural que lo que Diosquiere que se haga, ni otra cosa se nos prohbe sino lo que Dios prohibe quese haga" Y tan verdad es esto, que siendo tres bs formas rectas y legales degobierno: monJrqua. n::gimcn aristocr{ltico y la llamada comnmente repblica.ninguna ley puede en ellas convenientemente promulgarse contra la naturaleza.o ninguna, desde luego, que se aparte del orden naturaL El fin de todas ellas esla salud y bienestar pblicos, esto es, la felicidad, palahra que puede tener dosacepciones: una, felicidad perfecta y ltima, fin de todos los bienes. qu e se con-

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    UBJ-{() 1sigue co n la clara visin y contemplacin de Dios, y que por serlo recibe el nom-bre de vida eterna. Otra, imperfecta e incoada, a la que puede aspirar el hom-bre en e.'ita vida. consiste, segn doctrina ele los filsofos, en el ejercicio ele lavtucl, y es camino y una especie de escala para la perfecta felicicbd. Con stason bienaventurados los pacficos, bienaventurado.-. los limpios ele coraz(m" ytodos los dems qu e Cristo enumera en el mismo pasaje del Evangelio.

    (.1) Debienco en todo buen estado tender toda la legislacin al ejercicio dela \'irtud (sta es la opinin de los filsofos, no religiosos y cristianos, sinoan pagano.-.) y debiendo por su naturaleza apetecerse y practicarsc b Yirtudsobre todo, segn Dios, resulta que las mejores leyes ms se acomodan lanatuuleza, seglm testimonio no slo de los hombres mejores y ms sabios, sinoa n del mi.-.mo Dios. As pues, cunto ms no han de serlo en aquel estado deque Dios es po r s mismo fundador y legislador?

    3 LEO.- Creo qu e has asentado muy suficientemente y con elocuencia sobreslidos cimientos las leyes naturales y has establecido y confirmado su fuerza yautoridad, pero an te falta determinar y declararnos en qul consiste b ley natu-ral.

    DEM.- Los filsofos clan la siguiente definicin de ley natural: "La que entodas en ello partes tiene la misma fuerza. sin depender de apreciaciones cir-cunstanciales". Los telogos vienen a coincidir con otras palabras, pero que tien-den a lo mismo, de este modo: "Ley natural es la participacin de lJ ley eternaen la criatura dotada de razn". "Ley eterna", segn define San Agustn, "es lavoluntad ele Dios, qu e quiere la con.;;ervacin del orden natural y prohbe superturbacin''. Ahora bien, ele esta ley eterna es partcipe el hombre po r la rectarazn e inclinacin al deber y a la virtud; pues aunque el hombre sea arrastra-do al mal por el apetito, sin embargo por la razn es propenso al bien. As pues.la recta razn e inclinacin al deber y a aceptar las obligaciones de la \'ltucl. esy se llama ley natural. A esta ley se refera San Pablo cuando hahbba de aque-llos hombres buenos entre los paganos que por naturaleza guardaban una rectaconducta. "Ellos, dice, ''son la ley para s mismos, porque muestran la obra dela ley grabada en sus corazones''. Y por eso a los que preguntan en el Salmo:"Quin nos mostrar el bien?'', se les da la siguiente respuesta: "Grabada estsobre nosotros la luz de ru rostro, Seor''. Quiere ello decir: "La luz de la recta

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    razn". que es lo que se entiende por ley natural. Esta es la que hace que elhombre bueno el bien y la justicia de la malc\acl y la inusticia; y noslo e! cristiano, sino todo aquel que no lw corrompido la recta naturaleza consu conducta depravada, y tanto cuanto cada uno es mejor y m .., inteligen-te . Sobre esta ley as se expresa San Cipriano. obispo v mrtir, autor muy impor-tante: ""La ley divina escrita en nada repugna a !a ley natural, sino que b repro-baci(m dd mal y la elcccin del bien estn tan grabadas po r Dius en el almaracionaL que de esto n;die puede alegar excusa, pue.

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    4 LEO.- Volvamos al asunto, y expnmc ya las causas, si es que la.'! hay, porlas cuales crees que puede iniciarse y hacerse una guerra conforme con la jus-ticia y la piedad.DEM.- Una guerra justa exige no slo causas que justifiquen .'iu iniciacin,sino tamhiln legtima autoridad. buena intencin en quien la promueve y recti-tud en su desarrollo. No le estj xrmitido a cualquiera emprender una guerra,sino solamente para rechazar las injurias dentro de los lmites de la justa defen-sa. y esto por Derecho natural; o mjs bien. segn atestigua el Papa lnocencioen el Concilio lugdunense: Todas las leyes y todos los derechos permiten acualquiera dcfl'nderse y repeler la fuerza con la fuerza; pero el declarar la gue-rra corresponde exclusivamente al prncipe o a quien est investido de lasuprema autoridad en la repblica, ya lo haga personalmente, ya por mLdio desus c.tpl tanes PuLs, como dice San Agustn en b disputa Co11tra Fausto, "Elorden natural acomodado a la paz de los mortales exige que la autoriad y detLr-minacin para declarar la guerra residan en el prncipe ..

    (2 ) San Isidoro asLgura que es injusta toda guerra que no ha sido formal-mente declarada. Ahora bien la declaracin de guerra, esto es. el pblico lbma-miento de los ciudadanos a las armas, cst{t reservada a la m{!xima autoridad delEstado, por ser una de las cosas que ms directamLnte ataiien a la 'ioherana dela ciudad o del reino. Y po r prncipe se ha de entender aquella pLrsona que est{Ial frente de una forma de gobierno legal, qu e est investido de la suprLma rielad y gobierna sin dLpcndencia de un jefe superior. Los dems encargados dela gobernacin, no total, sino parcial, del reino o la repblica y que desempe-an su misin sujetos a un jefe superior, no deben se r llamados prncipes, sinons propiamente ministros. Afirm que para la justificacin de una guerra serequiere, en quien la emprende y hace, probidad dL Jnimo, esto es, buen fin yrecta intencin, pues, segn Dionisio, 'la virtud y el deber son de tal naturale-za, qu e si les falta alguno de sus nmeros, pierden el nombre de \'irtud y deber"".As, pecar en cualquier materia puede acaLccr de muy diversos modos; obrarrLctamente, en cambio, solamente de uno, con la observancia de todas las obli-gaciones llamadas comnmente por los filsofos "circunstancias'. Lo mismo quede un punto a otro, segn doctrina de los matemticos, slo puede trazarse unalnea recta y, en cambio, un nmero infinito de quebradas y curvas, y del mi.'lmomodo que los '>

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    los fih\-,ofos, viene a ser como las hip>ksis en las matem:tticls, y por el fin esjusto qu e todas las cos

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    LEO.- Entonces. cualquier guerra que se haga, con tal de que se alas condiciones que acabas de exponer. no dudaremos en considerarla justa, aunen el caso de que un prncipe ataque a un pas vecino movido no por avariciao ansia de imperio. sino por el bien de su poblacin, qu e se ve ahogada po r lafalta de campos y estrechez de fronteras, para as entrar en pose,..,in de sus tie-JTJS como de un botn casi necesario?

    (5) DFM.- De ningn modo, pues es o no sera guerra, sino latrocinio. Jus tasdeben ser !as causas para qu e la guerra sea justa. y de ellas la ms importantey natural es la de repl'ier la fuerza con la fuerza cuando no queda otro recurso:pues, como antes dijimos fundado,.., en la autoridad del Pontfice Inoccncio."todas las leyes y todos los derechos permiten a cualquiera rechazar la fuerzacon la fuerza. as como su propia defensa y la de sus intereses". y no es condi-cim precisa que se haga en el momento en que se infiere la violencia, sino quepuede hacerse en la primera ocasin posible, a saber. despus de reconocida laofensa y hechos todos los preparativos para rechazar de cualquier modo la inju-ria y hacerse cumplir las promesas. Ahora bien. si la guerra no es declarada po rel prncipe ni se funda en su autoridad, no ha de llamarse propiamente guerra,sino defensa, cuya justificacin ha de medirse segn la circunstancia de propiay legtima defensa; y si sta se excediese de sus lmites, incurrira en pena porla violencia y darlo inferido, segn ensea el 'rescripto" del mismo lnocencio.Fn el caso ck_. una guerra tal el botn no pasa a ser posesin del que lo obtiene,y las injurias inferidas han de se r castigadas con las leyes o la autoridad del prn-cipe.

    () Caso distinto es si el estado o su autoridad suprema son injuriados o ata-cados hostilmente con una guerra que deba ser rechazada con la guerra. Y as,precisamente con este fin. ''la naturaleza arm al resto de los animales de garras,cuernos, dientes, cascs y otras defensas, y al hombre le prepar para toda clasede guerras dndole las manos qu e sustituyen a las garras, cuernos y cascos. lomismo que a la espada y lanza y cualquier clase de armas que la mano puedeutilizar". Le dot, adems, como en otro lugar dice el Filsofo, "de habilidad ydems facultades naturales del alma (l las denomina prudencia y virtud); ahorabien, al asegurar que el hombre puede hacer uso de ellas para bien y para mal,declara haber abusado de estos nombres, al atestiguar en otro pasaje qu e nadiepuede abusar de la virtud.(7) Una segunda causa justificativa de las guerras consiste en la recuperacindel botn injustamente arrebatado. Esta fue la qu e impuls a Abraham a luchar

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    contra C:odorlaomor. rey de los elamitas, y sus prncipes aliados, al ver que htos,despus de haber saqueado a Sodoma, se llevaban cautivo con un gran botn aLoth, hijo ele su hermano. Esto nos indica que es lcito hacer la guerra no s>lopara recuperar nul\stras propiedade.s, sino tambin las de nuestros amigos, injus-tamente arrebatadas, y para rechazar las ofensas.

    (fO La causa con.siste en la imposicin del castigo a quien ha come-tido la ofensa, a no ser que antes su ciudad se lo hubiera impuestu olvidandoel perjuicio recibido, para que as tanto el ofensor como el cmplice de su cri-men con su consentimiento, al recibir la pena mcrccida, escannienten para elfuturo y los dems se atemoricen con su ejemplo. Podra aqu enumerar muchasde las guerras llevadas a cabo po r los griegos y romanos po r esta causa, conunnime aprobacim de los hombres, cuyo consentimiento se considera ley dela naturaleza; pues tal fue la que los lacedemonios hicieron po r espacio de diezaiios a los mesenios, po r haber stos violado a sus vrgLncs en el sacrificio anuaLy aqulla otra que los romanos hicieron a los corintios por la afrenta qu e stosinfirieron a sus embajadores, contra el Derecho de gentes. Pero mejor ser tomarejemplos de la Historia Sagrada. En ella vemos cmo por el estupro y muerte dela mujer del Levita en la ciudad de Gahaa, de la tribu de Benjamn, los demsisraelitas hicieron guerra a esta ciudad y a la tribu cmplice del crimen, desapa-reciendo al ser aniquilada casi en su totalidad y siendo incendiadas sus ciuda-des y aldeas. Igualmente los macabeos Jonathn y Simen, para vengar la muer-te de su hermano Juan, tomaron las armas y atacaron a los hijos de Jambro,sembrando entre ellos una gran mortandad.(9) LEO.- Aseguras qu e la venganza de las injurias est permitida a los bue-nos y virtuosos varones? Segn eso, qu fuerza tienen para ti aquellas divinaspalabras del Deuteronomio: "Para m la venganza y yo dar la retrihuci(m"?Acaso no indican qu e este derecho es privativo exclusivamente de Dios?DEM.- No encubras con es o su verdadero sentido, pues Dios no siempreejerce personalmente la venganza, sino que muchas veces lo hace por interme-dio de sus mini.'itros, qu e son en este caso los prncipes y magistrados; puessegn testimonio de San Pablo, el prncipL es ministro de Dios y vengador paracastigo del que obra el mal". Y as, al hombre privado no le es lcito vengar con

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    las armas sus propias injurias. sino solamente repeler la agresin presente yhacer frente a quien le ataca; ni se encuentra desamparado por Lis leyes o losmagistrados para exigir satisfaccin, co n tal de que no sea inducido a ello po rm()\iles de odio, sino que lo haga para que se ponga coto a la injusticia y losmalvados escarmienten co n el ejemplo del castigo. Ahora bien, a los que se ocu-pan del gobierno de un estado les es no slo lcito, sino J n necesario, repelerlos agravios personales en cuanto redundan en descrdito del estado (pues lo exigen su justicia y su dignidad), y aclems los que se hagan a cada ciudada-no en particular. Obrarn as si quieren. como debe ser su mayor deseo, cum-plir la misin que Dios les ha encomendado, no empuftan la espad:1 sinJl1()ti\ 'O.

    (10) Estas son, pues. las tres causas 4ue justifican Lt guctTa, segn San Isi-doro las enumera con a4uellas pocas palabras qu e recorck y qu e han pasado alos Decretos eclesisticos. San Isidoro se refiere al castigo de las en lareclamacin de las cosas hurtadas, pues aun4ue el castigo a veces se exige po rs mismo, corrientemente va unido a la recuperacin de las sustracciones.

    5 Hay adems otras causas que justifican las guerras, no de tanta aplicaci(mni tan frecuentes: no obstante. son tenidas po r muy justas y se fundan en elDerecho natural y divino. Una de ellas, la ms aplicable a esos brbaros llama-dos \'lilgarmente indios, de cuya cldensa pareces haberte encargado, es lasiguiente: qu e aqudlos cuya condicin natural es tal que dc::ban obedecer aotros. si rehsan su gobierno y no queda otro recurso, sean dominados por lasarmas: pues tal guerra es justa segn opinin de los ns eminentes filsofos.

    LEO.- Extrarla doctrina acabas de exponer, Demcrates, y muy apartada dela opinin comlin de los hombres.DEM.- Extraa quiz. pero slo para aquellos que han saludado a la filoso-fa desde el umbral. Y as me asombro de que un hombre tan docto como ttenga por dogma nuevo una doctrina antigua entre los filsofos y muy confor-me al decreto natural.

    LEO.- Acaso ha nacido alguien tan infeliz que sea condenado por naturale-za a \'ivir en servidumbre? Pues, qu otra cosa es estar sometido por naturale-za al gobierno de otro, sino ser esclavo por naturaleza? Acaso crcLs 4ue hro-mean los jurisconsultos, que muchas veces siguen la razn de la naturaleza,cuando ensean 4ue desde el principio todos los hombres nacieron :tbres y quela servidumbre fue introducida por el derecho de gentes y qu e es algo antina-

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    (2) DEM.- Yo, al contrario, creo qu e los jurisconsultos hablan y obran ensnio y exponen sus enseanzas con mucha prudencia. Sin embargo, es muydinrsa la interpretacin que dan al concepto de servidumbre los de la que dan los filsofos. Para los primeros consiste en cierta condicin adven-ticia qu e rit:ne su origen en b fuerza del hombre, en d derecho de gentes y a\'Cccs en el derecho ci\il: los filsofos, en cambio, clan el nombre de seniclum-hre a la torpeza inglnita y a las costumbres inhumanas y b{trharas. Por lo no olvides que el dominio no se ejerce siempre del mismo modo, sino de modosmuy diversos: as son distintos y tienen diverso fundamento jurdico el dominiodel padre sobre el hijo, dd sobre la del seor sobre sus siervos,del magistrado sobre los ciudadanos, del rey sobre los pueblos e individuossujetos a su imperio: y siendo dominios tan diversos. sin embargo, cuan-do se apoyan en la recta razn, tocios tienen su fundamento en el (_h_.'rccho natu-ral, que dentro de su variedad parte, como enserlan los filsofos. ele un soloprincipio y dogma natural: el imperio y dominio de la perfeccin sobre la imper-fecci{m, de la fortaleza sobre la clebiliclacl, de la virtud excelsa sobre el vicio.

    ( j ) Tan conforme a la naturaleza es esto, qu e en todas las cosas que cons-tan de otras muchas. ya continuas. ya -"Cparadas, observamos que una de ellas,a saber, la ms importante. tiene el dominio sobre las dems. segn enseiian losfilsofos, y las otras le estan sometidas. Y as en todos los objetos inanimadoscompuestos de materia y forma, sta. como ms perfecta, preside y parece qu edomina: la materia, en cambio, est sometida a ella y parece su Y sien-do id. Del mismo modo, an en el alma, la parte dotada ele razn prc-

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    side y desempefta un gobierno, aunque civil; y la otra, falta de razn, est some-tida a su dominio y la obedece, y todo esto lo hace por aquella decisin y leydivina y natural la cual las cosas ms perfectas y mejores mantienen sudominio sobre la-; imperfectas y desiguales. Esto ha de entenderse en cosas queconservan incorrupta su naturaleza y hombres sanos de alma y cuerpo, pues enstos se aprecia con claridad por tener ntegra la naturaleza, pero en los vicio-sos y depravados frecuentemente d cuerpo domina al alma y el apetito a larazn, cosa mala y antinatural. Y as en un mismo hombre puede elimperio heril 4ue el alma ejerce sobre el cuerpo, y el civil y regio que la menteo razn ejerce sobre el apetito.( 4) En todo esto se ve con claridad que es natural y beneficioso el dominiodel alma sobre el cuerpo, de la razn sobre el apetito, al tiempo que la paridado desigualdad de dominio es perniciosa para todos. Y, segn ensenan, por estamisma medida y ley se rigen corrientemente los hombres y los restantes anima-les. Pues siendo entre los animales mejores los clorne.;ticados que los salvajes,no obstante, a los primeros les resulta mejor y ms beneficiosa la sumisin algobierno del hombre, ya que as y no de otro modo se conservan. Por la mismarazn el marido tiene dominio sobre su esposa, el adulto sobre el nitl.o, el padresobre el hijo, en una palabra, los superiores}' ms perfectos sobre los inferioresy ms imperfectos. Y ensean que esta misma razn vale para los dems hom-bres en sus mutuas relaciones, pues de ellos hay una clase en que unos son pornaturaleza seflores y otros por naturaleza esclavos. Los que sobresalen en pru-dencia y talento. aunque no en robustez fsica, stos son seftores por naturale-za; en cambio, los tardos y torpes de entendimiento, aunque vigorosos f:.,ica-mente para cumplir los deberes necesarios, son siervos por naturaleza, y aftadenlos filsofos que para stos no slo es justo, sino tambin til, que sirvan a losque son por naturaleza seftore.s. Y v

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    y prudencia y cumplimiento de sus leyes abandonen la barbarie y

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    hermanos menores y otros prceres que le aYentajan en prudencia y en Yirtud.no pretendera cada uno de stos qu e el reino se le deba a l en calidadde varn nl

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    do,..., en bien de la paz; no r-:os apartemos de ellos corporalmente. sino cspiri-)' esto con\'iene hacerlo para la correccin de los malos, siempre qu ese puede seglm las posibilidades de cada uno, quedando a salvo de la paz,.Sohre esta cuestin se expresa Santo TomJs: na de tolerarst, el pecado ddprncipe si no puede ser castigado sin escndalo de b multitud, a n

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    encuentran en la continua sucesin de esta familia uno, dos o dc:->dc Juegopoqusimos que en justicia no puedan contarse en el nmero de rey:cs buenos.Y si alguna vez cae sobre algn reino una taL qu e Dios permite aveces castigar los pecados de los pueblos, se ha de soport:lr pacientemente elrey molesto y se ha de pedir a Dios que le conceda intencin y de Ll Lttemeridad, para que lo qu e quiz{ no puede lograr con su prudencia. lo consig;tsiguiendo el consejo de los mejores y m:ts prudentes varones y goh1erne con-forme a las costumbres e instituciones patrias. En suma, as como los filsofosaseguran que no conv ..ne cambiar las leyes que no sean enteramente rudas yb:irbaras, aunquL se encuLntren otras mejores, sin un bien grande y manifiestopara el l:'Stado, del mismo modo nada se ha de hacer ni proponer contra bslcyLs que no reporte un beneficio grande y muy seguro, y no se funde en laautoridad del prncipe o del estado. M{ls bien se ha de soportar el datl.o tolera-ble por esta misma causa, no sea qu e si los hombres se acostumbran a cambiar.derogar o infringir las leyes sin motivo alguno muy justificado, disminuya la fuer-za de la legisbcin, que es b salvaci(m de la repblica, y se apoya en la ( '0-' -, -tumhn.: de obedecer. As pues, advierte cunta diferencia hay entre la guerracontra los indios y la otra en la que el pueblo amotinado toma las armas un tantotemerariamente contra el prncipe falto de aptitudes. Esta (litima se hace sinautoridad pblica y contra el legtimo prncipe. Aqulla se lleva a cabo po r suorden y autoridad cuando se hace co n rectitud; Lsta va contra los juramentos,kyes e instituciones de nuestros antepaiiados, con grave perturbacin del esta-do. Aqulla se apoya en la ley natural y su fin es repmtar un gran hien a losvencidos para que aprendan de los cristianos el \'alor de la dignidad humana, seacostumbren a la prctica de las virtudes y preparen sus almas co n sana doctri-na y piadosos consejos para recibir de buen grado la religin cristiana.

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    7 LEO.- Pero en esa guerra contra los indios se cometen grandc:s estragosy matanzas de personas, como suele ocurrir, lo cual constituye un motivo en prode su causa para evitar las guerras, de no menor peso que lo tiene entre noso-tros el peligro de las guerras civiles.DEM.- Al contrario, tanto menor es el motivo cuanto mayor es b diferenciaque hay entre una guerra justa y piadosa y una nefanda guerra civil; pues ensta muchas veces se ven envueltas en injusta guerra personas inocentes, mien-tras qu e en aqulla, los que so n derrotados y caen, reciben el castigo mereci-do. ste no es motivo importante que deba retraer de Lt lucha a los prncipesconstantes, valerosos y justos, segn sentencia de San Agustn, que, como dije,habla as a Fausto: "Qu es lo que se culpa en la guerra? Acaso el qu e mue-ran los que alguna vez han de morir para que dominen en la paz los futurosvencedores? Reprender esto es propio de tmidos y no de religioso.-:;''. Aunque,por si lo ignoras, es tal la condicin de estos brbaros, qua co n la rrdida demuy pocos hombros en ambos bandos pueden darse muy grandos avances ensu conquista.(2) LEO.- En una guerra justa, Domcrates, t mismo lo has dicho. se requie-re no slo un a causa justa, sino tambin buena intcnci(m y recto modo de hacer-la. Ahora bien, esta guerra contra los brbaros, segn tengo entendido, no sehace con buena intencin, pues los que la emprenden no tienen otro prop6sitoqu e ganar grandes canticbdes de oro y plata, po r medios lcitos e ilcitos, con-tra aquel precepto de San Agustn al de clara lista: "No es delito hacer la guerra,pero s es pecado hacerla po r el botn". Sentencia parecida a esta otra de SanAmbrosio: ''No est{m exentos ele crimen los qu e por un oculto instinto de Diosse sienten indinados a perseguir a los malvados co n la mala intencin no de cas-tigar los pecados de los delincuentes, sino de apoderarse de sus bienes y some-terlos a su dominio". Luego la guerra que hacen los espafoles no es justa nirazonable sino que es gra\emcnte injuriosa y cruel para los indios y tie desarro-lla a manera de latrocinio, de tal suerte que los espaoles estn tan obligados arestituir las depredaciones a los indios como los ladrones a los caminantes decuyos bienes han despojado.

    ( j ) DEM.- No se ha de creer, Leopoldo, que aquel que aprueba el dominiode un prncipt_> o repblica sobre sus sbditos y clientes, aprueba tambin depleno los pecados de sus prefectos o ministros. Y si hombres rnalvados e injus-tos cometen crmenes y actos de avaricia y crueldad, segn he odo que se !undado muchos casos. no por es o pierde su valor la causa qu e defienden el rrn-cipc y las personas honradas, a no ser qu e stos co n su inteligencia y consenti-miento den ocasin a que se cometan los crmenes, pues entonces los prnci-pes, al consentir, incurren en la misma culpa qu e sus ministros y con la mismapen;_l han de se r castigados en el juicio ele Dios. Clebre es aquella piadosa sen-

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    tencia de lnocencio 111: ''El error al que no se hace resistencia es aprobado, y laverdad que no es defendida es oprimida". As, L'i no cuidarnos de impedir Llaccim de los perversos cuando se puede, no es otra cosa que fomentarla, y noest libre de sospechas de oculta complicidad aqul que deja de oponcr:..,e a undelito manifiesto. Si la guerra, pues, se hace tal como has dicho, Leopoklo, esimpa y criminal, y mi opinim es que se debe castigar a lo:., que as la lucen casicomo a ladrones y plagiarios, pues de poco o nada sirve hacer cosas justa ., silos mtodos. no son justos. Dios dijo: '13uscars justamente lo que es justo"' Perono todos han hecho la guerra de ese modo, si son verdicas ciertas relacionessobre la conquista de Nueva Espaa que le hace poco. '"\fo es de la moderacino crueldad de soldados y jefes de lo que ahora discutimos, sino de la naturale-za de esta guerra y su relacin con el justo rey de las Espafws y su.o., justos minis-tros. Sostengo que es de tal naturaleza qm.' parece poder hacerse con rectitud,justicia y piedad, y que adem{\s rcpmta alguna utilidad al pueblo vencedor, peroaCm mucho mayor beneficio a los vencidos, ya que, como antes dije, se encuen-tran en tal estado que fcilmente y con muy poca:., bajas se le:., puede vencer yobligar a la rendicin. Y si tal empresa se dejase en manos de varones no slovalerosos, sino tambin justos, moderados y humanos. fcilmente :.,e podra lle-var a cabo sin delito ni crimen, y como dije. n..'"portara a los espaoles algnbeneficio, pero mucho mayor y justificado a los indios.

    8 Este es, pues, el proceso lgico de la guerra. Primeramente, que se re; esto es, amonestar a los indios a que acepten los grandes beneficios del ven-cedor y se instruyan en sus ptimas leyes y costumbres, se imbuyan de la dadera religin y admitan el imperio del" rey de las Espafas, no sea que :..,i obrancontrariamente y rechazan su dominio, sean maltratados hostilmente por losespaoles que con el fin de dominarlos fueron enviados por su Rey; si los indiospiden tiempo para deliberar, se les dehe conceder cuanto sea necesario parareunir un consejo phico y redactar las decisiones, pero no conviene darles unlapso de tiempo excesivo; pues si se hubiese de esperar a que ellos se instru-yesen en la naturaleza, costumbres e inteligencia de los espaoles y de las suyas,de la diferencia de ambos pueblos, del derecho de mandar y obedecer, de ladiferencia, hone.'itidac.l y verdad de moral y religin, el tiempo concedido se alar-

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    gar:! hasta el infinito y ,...,cra l'n vano. pues esto no puede conocerse _...,ino des-pus de aceptado nuestro gobierno. con el trato continuo de nuestf)S hombresy con la cloctrinJ de los de y religi(m.(2) Si despuls de instruidos de este modo cumplen nuestu_..., rdcnes, hande ser admitidos en l:i fe ) se les han de conceder condiciones de paz justa enconformidad con su naturaleza, para que. segn la sentencia del Deuteronomio."sirYan bajo tributo Pero si, no haciendo caso de la amonLstaci(m y rechazan-do temerariamente los embajadores, rehsan con pertinacia tomar x11te en laconferencia y se xeparan para resistir. al ser derrotados, tanto ellos como susbienes caer

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    cncmigo se hiciese con (ltlimo malvolo y preocupado no Unto de Ll justiciacomo dd botn (!u cual. como dije, no cst:J exento de torpL?.a y pecado). an:-.,L no obstante. a juicio ele eminentes te()logos. \oluntad del sol-dado o jefe no les obliga a restituir el botn adquirido. por otra parte, con justi-cia y contrarios. pues no de otro motivo jtL'->tificJ el imperio legtimo de losromano:. solm:: los dem:ts pueblos. segn el testimonio de Santo Tom:s L'l1 ellibro J)e/ rgimen del prllcipe, siguiendo a San Agustn. quiln al referirse alimperio de los romanos en el libro quinto de ra Cluddd rle Jhosdijo: "Dios con-ccdk) a los romano:. un imperio muy dilatado y glorioso para impedir los graves que cundan en muchos pueblos quL' en busca de la tenan ansi:tsde riqueza y otros muchos vicios". es decir, para que, con la buena !Lgislaci(mqu e .'->eguan y Lt \'il1ud en que sohrcs:llan. cambiasen ia.'i hJrbaras costumbresy suprimiesen y nnTigicsen los vicios de muchos pueblos brbaros. Pues no seha de creer que los romanos, considerados siempre como virtuosos y xudentes(como Curio. Fabricio, los Escipioncs, .\hximo, f'vletclo y los Catones), eran aje-nos a la virtud .slo por el hecho de que anhelaban la gloria, pues, segn ense-il.an los fi\{)sofos, cultiva y practica la vil1ud principalmLnte aqul qu e busca nola vanagloria de modo absurdo o con el cumplimiento de ficticios deberes. sinola gloria slida siguiendo un camino racional y mtodos legtimos. Y gloria s{)li-da, segn definicin de los sabio.'->, es ]a alalxmza hecha un:mimernentc por losbuenos, la opinin nada venal de los qu e saben estimar las excelencias de la vir-tud": porque as como no se debe hacer ca:.o de los rumores ele los necios y

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    malvados, a quienes no pueden agradar los siervos ele Cristo. del nismo modono deben despreciarse la opinin y juicio de los \'rtuosos y prudentes. que.corno dice el Filsofo. son los que poseen el disn:-rnimiento ele la virtud y dely tal desprecio". a juicio de San Ambrosio, "es propio de un hombre orgu-lloso o disoluto". As pues, ninguna ley prohbe apetecer la gloria. es decir,la buena fama. por ser cosa honesta y muy buena y muchas veces gran alicien-te para la pues, como dice el Filsofo, es loable la apetenci::.t de cosasbuenas con tal ele que se gue por la razn". No se ha de apetecer b. fama comofin de las obras sino para ayudar a la virtud; y esto se conseguid mejor,preferentemente, si, segn los preceptos de la Filosofa cristiana, referimos a nla misma vi11ud a Dios en calidad de Sumo Hien. El mismo San Agustn en otropasaje asegura ms claramente que la providencia de Dios hizo que po r las \'ir-tudcs ele los antiguos romanos su imperio se dilatase. As responde po r carta aMarcelino: 'Soportamos, si no los podemos corregir, a aquellos que quieren quese mantenga en pie. con vicios impunes, la repblica que constituyeron y diu-taron con sus virtudes los primeros romanos, y ail.ade poco despu0.-.: Dios mos-tr en el preclaro y opulentsimo imperio de los romanos cu{mto valor tienen b_._,virtudes civiles an sin la verdadera religin".

    9 Volviendo, pues, a nuestro si es lcito y justo que los mejores yquienes ms sobresalen por naturaleza, costumbres y leyes imperen sobre susinferiores, bien puedes comprender, Leopoklo. si es que conoces la naturalezay moral de ambos pueblos, qu e con perfecto derecho los espaoles ejercen sudominio sobre esos indios del Nuevo Mundo e islas adyacentes. los cuales enprudencia, ingenio y todo gnero de virtudes y humanos sentimientos son taninferiores a los espailoles como los nios a los adultos, las mujeres a los varo-nes, los crueles e inhumanos a los extremadamente mansos, los exageradamen-te intemperantes a los continentes y moderados.(2) Pero no pienso qu e esperes de m que hable de la prudencia e ingeniode los espaoles, puesto que, segn creo, has leido a Lucano. a Silio lt{Ilico, alos dos Snecas y, entre los posteriores a 0stos, a San Isidoro, a nadie inferioren teologa, y a Avcrrocs y Avempace, excelentes en filosofa, y en astrologa alrey Alfonso, para omitir a otros qu e sera prolijo enumerar. Y ;.quin desconocesus otras virtudes: la f(n1aleza. la humanidad, la justicia y la religin? Me refierosolamente a los prncipes y a aquellos de cuya ayuda y habilidad ellos se valenpara administrar el estado, a aqullos, finalmente, qu e han recibido una educa-ci(m liberal. Porque si algunos de ellos son injustos y malvados. no po r es o sustorpezas deben empaflar la fama de su pueblo, la cual debe ser considerada enlas personas cultas y nobles y en sus costumbres e instituciones pblicas, no enlos hombres depravados y semejantes a esclavos a quienes su nacin es la pri-mera en odiar y detestar. Aunque hay ciertas virtudes que se aprecian casi entodas las clases de nuestro pueblo; as el valor, del que a travs de la historia laslegiones espaflolas dieron pruebas que exceden la humana credibilidad. comoocurri en tiempos pasados en la guerra de Numancia y las que hicieron los ca u-

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    Llillos Viriato y Sertorio cuando grandes ejrcitos romanos fueron derrotados ysojuzgados por un pcqueflo nmero de espaoles: y t_>n tiempo de nuestrospadres a las rdenes del Gran Capitn Gonzalo. y en nuestro tiempo bajo losauspicios del Ct-sar Carlos en Miln y :'\fpole.">, y en Tnez, en Africa. bajo ladireccin personal de l propio Carlos, y no hace mucho en las campanas de Bd-gica y Fr;:mcia y recientemente en bs de Alemani;:l, donde fueron derrotados losherejes luteranos, con inmensa gloria de nuestro tiempo. En todos estos parajeslas legiones espaolas dieron pruebas de su valor con gran de loshombres. Y qu dirL' de su templanza comparada a la gula y lascivia, cuandoninguna o rarsima naci(m en Europa puede compararse con Li frugalidad ysobriedad de los espaoles? Aunque he observado que en estos ltimos tiem-pos, por el trato con los extranjeros, ha invadido d lujo las mesas ele nuestrosprceres. sin embargo, como entre d pueblo los hombres de bien lo reprueban,es de esperar que en breve se vuelva a IJ tradicional e innata sobriedad en lascostumbres patrias. Y por lo que respecta segundo gnero de templanza. aun-que los filsofos ensean que los soldados son propt_>nsos a la lascivia, sinembargo el hecho de que no se olviden po r completo de la naturaleza entre losvicios y pecados, ello ya posee una sombra de viitucL

    (3) En cuanto a la religi(m cristiana, muchas prudus claras he visto de loarraigada que est en d coraz(m de los espaflolcs, aun los que se dedican a lamilicia; y la prudu mayor de todas me ha parecido el hecho de que despulsdel saqueo de Roma, en el pontificado de Clemente VII, en la gran peste qu esigui, no hubo ningn espaflol, entre los que murieron de la epidemia, qul:' nomandase en su testamento restituir todos los bienes robados a los ciudadanosdespojados de ellos, y ninguno de otra nacin, que yo sepa, cumpli con estedeber de la religin cristiana, y eso que haba muchos ms italianos y alemanes;y yo, que siguiendo al ejrcito estaba en la ciudad observndolo todo diligente-mente, fui testigo de ello. Recuerdo que ya hicimos mencin ele este hecho enaquella reunin del Vaticano. Qu dir de mansedumbre y sentimientos huma-nitarios de los espafloles? Su nica y mayor solicitud y cuidado en las batallasdespus de conseguida la victoria es salvar el mayor nmero posible de venci-dos y librarles de la crul'ldad de sus aliados.

    10 Compara ahora estas dotes de prudencia, ingenio, magnanimidad, tem-planza. humanidad y religin co n las de esos hombrecillos en los qut_> apenas sepueden encontrar restos de humanidad, que no slo carecen de cultura, sinoque ni siquiera usan o conocen las letras ni conservan monumentos de su his-toria, sino cierta oscura y vaga memoria de algunos hechos consignada en cier-tas pinturas, carecen de leyes escritas y tienen instituciones y costumbres hr-

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    haras. Y a propsito de sus virtudes, si quieres infrmate de su templanza ymansLdumbre, qu se va a esperar de hombre.-. entregados a toda clase depasiones y nefandas iiviandacles y no poco daJ.o.c. a alimentarse de Glnl l ' huma-na? No uets que antes de la llegada de los esparlolcs vivan L'n la paz saturnia-na que cantaron los poetas; al contrario. se hacan la guerra casi continuamen-te entre s con tanta rabia qu e con.c.idcraban nula la victoria si no saciaban suhambre prodigiosa con las carnes de sus enemigos: crueldad que entre ellos estanto ms porter.tosa cuanto m:ts distan de la invencible fiereza de los escita .,,que tambi-n se alimentaban de los cuerpos humano.c.. siendo por lo dens uncobardes y tmidos que apenas pueden re.c.istir la presencia hostil ck los nues-tros, y rnLHJus \eces miles y mik-s de ellos se han dispersado huyendo comomujeres al ser derrotados por un reducido nmero de esparloles que apenas lle-gaban al centenar.(2) Para no entretenerte mJs con esto, aprecia la naturaleza y dignidad eleesos hombres por un solo hecho y ejemplo: el de los mejicano.-.. consideradoscomo los m:1.-. p:udentes y valeroso.c.. Su rey era Jvlottezunu, cuyo imperio sedilataba en longitud y extensin po r aquellas regiones, y hahitab:1 la ciudad deMjico, situada en una vasta laguna, ciudad muy bien defendida tanto por lanaturaleza de l lugar como por las fortificaciones, a Venecia. segndicen, pero casi tres veces mayor tanto en cxten.si(m como en poblacin. Alenterarse ste de la llegada de Hcrn:m Corts, de algunas de sus \'ictorias y dela intencim qu e tena de ir a Mjico con el pretexto de una entrevista, procura-ha con toda clase de razones disuadirle de ello. Al no con.c.cguir nada con losrazonamientos aLiucidos, atemorizado y lleno de terror, le recihi> en la ciudadcon un nmero aproximado de trescientos espaoles. Corts, po r .c.u parte, des-de haberse apoderado as de la ciudad, hizo tanto desprecio de la c.la, ineptitud y rudeza de aquella gente, que no .c.lo oblig, infundiendo terror.al rey y sus principalc.c. sbditos, a recibir el yugo y gobierno del l{ey de Espa-Oa, sino que al mismo rey Moctezuma, por sospechas que tuvo de que en cier-ta provincia haba tramado la muerte de algunos espaftoles, le anteel estupor e inercia de sus conciudadanos, indiferentes ante su situacin y pr l ' -ocupados de cualquier cosa menos ele tomar las annas para lihcr1ar a su rey . . {as Corts tuvo oprimida y atemorizada. al comienzo. duuntc muchos das. con la ayuda de :an reducido nmero de espai1olcs y tan pocos indgenas. a una

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    multitud tan inmensa, qu e daba la impresin de estar falta no slo ele habilidady prudencia, sino hasta de sentido comn. Puede darse mayor o ms claro tes-timonio ele la que unos hombres tienen sobre otros en ingenio, habili-dad, fortaleza de :mimo y viltud? No es prueba de que ellos son siervos pornaturaleza? Pues d hecho de que algunos de ellos parezcan tener ingenio paracienas obras de artificio no es argumento de m:ts humana prudencia, puesto quevemos cmo ciertos animalitos, como las abejas y las araas, hacen obras queninguna humana habilidad logra imitar.

    (3) Y por lo que respecta al gnero civil de vida de los habitantes de NuevaEspaa y provincia de TVJjico, ya he cUcho que se les considera como los mscivilizados de todos, y ellos mismos se jactan de sus institiuciones pblicas,como si no fuese prueba suficiente de su industria y civilizaci(m el hecho detener ciudades edificadas racionalmente y reyes nombrados no conforme a underecho hereditario y de edad. sino por sufragio popular y ejercer el comerciocomo los pueblos ci\'ilizados. Pero mira cunto se engaian ellos y qu diferen-te es mi opinin J.e la suya. pues para m la mayor prueba que nos descubre larudeza, barbarie e innata esclavitud de aque-llas gente-s son pre-cisamente- sus ins-tituciones pblicas, ya qu e casi todas son serviles y brbaras. Pues el he-cho detener casas y alglm modo racional de vida en comn y el comercio a que indu-ce la necesidad natural. qu prueba sino que ellos no son osos o monos caren-te-s por completo de razn?

    11 Me he referido a las costumbres y carCtcter de los indios. Qu dir ahorade la impa religin y nefandos sacrificios de tales gentes, que al venerar como

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    Dios al demonio no crean aplacarle con mejores sacrificios que ofrecindolecorazones humanos? Y aunque esto ltimo est muy bien. si po r corazonesentendemos las almas sanas y piadosas ele los hombres, ellos, no obstante refe-ran esa expresin no al espritu qu e vivifica (para emplear las palahr:ls de S;mPablo), sino, al pie de la letra, al qu e mata y, dndole una interpretaci(m neciay brbara, pensaban que deban sacrificar vctimas humanas y abriendo lospechos humanos arrancaban los corazones, los ofrecan en la.

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    (2) De lo cual se deduce que es tanto ms justo qu e esos hombres estnsometidos al dominio de los ms prudentes, humanos y piadosos, cuanto hayms disciplinas a las que no repugna su carcter si en ellas se instruyen, que-dando claro que todos dios son brbaros o al menos lo fueron antes ele la domi-nacin y trato con los espafloles, que fueron educados sin letras y servilmentealejados de la moral, vida y cultura civil y humana y contaminados con tales cr-menes, que por si constituyen otra causa muy justificativa de la guerra.(3) Esos crmenes, pues, son tan impos y nefandos que Dios, es particu-larmente irritado por ellos, destruy en la guerra a los cananeos, fereceos yUems pueblos pecadores por medio ele los hijos de Tsrael, y a estos mismos asu vez por medio de los asirios y babilonios, les colm de toda clase de blicascalamiclades, muertes y servidumbres, slo por dos gravisimos pecados: el cultoa los dolos y la celebracin de sacrificios humanos, jams promulgados al esta-blecerse la ley; pues sta es divina y natural y en ella se determinan los mismoscastigos tanto para los fieles como para los paganos que se han manchado conestos crmenes segn se declara en muchos lugares y testimonios de las divinasEscrituras, de las cuales sin molestia alguna recordar algunas citas que tengo enla memoria. Al exhortar Moiss, intrprete divino, segn d Deuteronomio, a loshijos de Israel a que no imitasen a los pueblos a quienes por medio de ellosDios haba de destruir, les dice: "Cometieron todo gnero de abominaciones qu eDios detesta, al ofrecer a los dioses sus hijos e hijas y echarles al fuego''. Y en

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    el Leuitco habla Dios as: "Si el pueblo de la tierra olviLbnclo y como teniendoen poco mi gobierno no dejase en lilx:-rtad a aquel hombre qu e hiciL'....,e entregade su semilla a Moloch, es decir, que inmolase sus hijos a los dolos y no qui-siera matarle, pondr mi faz sobre ese hombre y su familia y le matar a t:l y atodos cuantos han consentido su delito al concederle impunidac_l"(4) Aunque estos preceptos son para los hijos de IsraeL sin embargo Diosmismo declar que se trata de una ley no s()Jo di\'ina, sino tambin natural yaplicable a todo-; los pueblos, afirmar que f:I destruy aquellos pueblos peca-dores po r los mismos crmenes. Pues al no estar los paganos sometidos. :.tntesde la venida de Cristo, a ninguna ky divina a excepcin de la natural, segndoctrina unnime de los telogos, nada se les poda objetar como pecado excep-to el caso en que se violase la ley "1\"o digas" (son palabras de la Sagr:l-da Escritura) "cuando Dios los destruya, po r mi justicia me introdujo el Seior enposesin de esL1 tierra, pues las naciones fueron destruidas por sus iniquidades":y de nuevo se Jice en el IJeuteronumio: "Cuando entres en posesi(m de !;_ tie-rra que el Seflor Dios te dar, procura no imitar las ahominacione .., de aquellasgentes y no seas t de los que purifiquen pasando por el fuego a su hijo o con.

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    de la tierra santa. de quienes te horrorizaste, porque cometan acto.s horriblespara ti, por medio de encantamientos y sacrificios injustos y eran asesino::; de sushijos, devoradores de vsceras humana:, y de sangre''. Y en el Salmo se dice:rviezclados estn entre las gentes, han aprendido sus obras, han sido esclavosde sus esculturas, han inmolado a sus hijos e hijas a los demonios y el Seorest enfurecido y airado y ha abominado a su heredad y los ha entregado enmanos de los gentiles". Asimismo en el libro cuarto de los Reyes. Achaz, rey deJud, recordando qu e haba consagrado a su hijo pasndole por el fuego. segnlos dolos de los gentiles, que el Seil.or destruy delante del pueblo de Israel.por cuyos crmenes haban sido entregados sus hijos en manos de sus devasta-dores, y que en tiempo de Osseas. rey ele Israel, haba sido trasladado el pue-blo de Israel a lo.'l asirios, dijo: 'Porque adoraron dioses ajenos y caminaron con-forme al rito de los gentiles, cuyos dioses aniquil el Seflor a la vista de los hijosde Israel''.(S) Testimonios y juicios de Dios son estos tantos y tan importantes que nodejan lugar a dudas a los hombres piadosos. de que estos dos crmenes, el cultoa loi':i dolos y las inmolaciones humanas. que consta eran bmiliarcs a esos bJr-luros, son castigados con suma justicia con la muerte ele quienes los cometie-ron y con la privacin de sus bienes. ya se trate de fieles como entonces eranlos hebreos, ya de paganos, tanto antes como despuls de la venida de Cristo.por fundamentarse esa ley en el Derecho naturaL segn hemos enseado. Talespecados, que se cometen contra el juicio de la razn, estJn sancionados conjusto castigo, no por la ley temporal, sino por la eterna ley de Dios. segn un{t-nime .sentir de Jo-; telogos.( 6) Pero para reforzar esta razm muy acertada con testimonios de los San-tos Padres, San Cipriano, muy docto y a la vez muy santo obispo y mrtir, en suobra titulada Exhortacin al martin'o, dice refirindose a estos crmenes: "Puessi antes de la venida de Cristo se han guardado estos preceptos que ataflen alculto de Dios y repulsa de los dolos, cunto ms se han de guardar despus dela venida de Cristo, ya que al venir nos lo exhort no slo con palabras, sinotambin con obras. Y San Ambrosio se expresa as: 'Cuando los pueblos. pormandato divino, son incitados a castigar los pecados, como lo fue aquel pueblojudaico a ocupar la tierra de promisin y a destruir los pueblos pecadores, sederrama sangre culpable sin delito, y cuantas cosas poseen juntamente estos

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    pueblos, pasan \entamLnte a la jurisdiccin y dominio de los buenos". Puedentambin aqu aquellas de San Agustn cuando dice: Si retra-samos el castigo o la venganza de las gra\cs ofensas hechas a Dios, en \erdadprovocamos su paciencia hasta llegar a la ira. Con poderosas y muy claras razo-nes puede parecer que son importantes las decisiones acerca del exterminio ydc::predacin de esos indios. As pues, si se hubic::se de haber obrado en justiciacon ellos para que fuesen castigados en razn de sus pblico. y no sehubiese decidido anteponer la equidad y misericordia a la severidad podan serprivados no s()lo de sus bienes, sino hasta de su vida. para que se recibiesen elmismo castigo qu e aquellos cuyos pecados segn las decisione.-. divi-nas y la imprecacin del Salmo: "Derrama tu ira sobre las gentes qu e no te cono-cieron y sobre los reinos qu e no invocaron tu nombre"'. Pero, segn \'eo. otrosfueron y son proyectos de nuestros tm.ry dignos reyLs ele Espail.a, quienes enesta misin que les cupo en suerte de .-.omLter a esos brbaros a su dominio yal de Jos cristianos, tienen presente no el ca.stigo de los pecado.s, .sino la enmien-da, salvacin y pblico bienestar de aquellas gentes. segn lo exige la razn dela piedad cristiana, qu e es ley de gracia y mansedumbre y no, como b antigua,de servidumbre }' temor.

    12 LEO.- pue.-,, ha podido ocurrrseles a otros telogos de granrenombre negar a los prncipes cristianos la facultad de someter a su dominio aJos paganos habitantes de aquellas regiones a donde nunca penetr el imperiodL los romanos ni el nombre de Cristo? Pues la infidelidad, motivo que ellos adu-cen. no es causa suficiente para extremar la guerra a los lmites, de b injusticiay despojar a los infieles de sus bienes. Y no tanto me la autoridadde este varn doctsimo. cuanto el testimonio del Apstol San Pablo, qu e niegaque pertenezca a la solicitud y jurisdiccin apostJlica establecer juicios sobre lospaganos; stas son sus palabras: "Por qu me corresponde a m establecer jui-cios sobre aquellos que est:m fuera?"'

    (2) DEM.- Cuando los paganos, Lcopoldo, no son otra cosa peor qu e paga-nos, y no se les puede echar en cara ms que la ausencia de la religiJn cri.-,tia-na, cosa qw: se denomina infidelidad, no hay causa justJ para que los cristianosles ataquen y castiguen con las annnas. Este caso se dara si se encontrase en el

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    frase Lk San Pablo en la que se afirma que a l no le corresponde juzgar a aque-llos que estn fuera, tiene la siguiente significacin: "Por qu conviene que yojuzgue en vano las de los infieles a quienes no puedo corregir, porno obedecer por su voluntad como los cristianos ni contra su voluntad. al no sersuficientes para ello las fuerzas de la Iglesia? No obstante. ellos no escaparn aljuicio ele Dios". Esta es, pues, la conducta dl' la Iglesia, segn asegura San Agus-tn en la carta a Vincencio, "que corrija a los que puede y tolere a los que nopuede corregir, esperando b scparacin al final de los siglos", esto es, d juiciode Dios: y en otro pasaje (en la carta a Marcdino), al referirse a los infielesdetractores de la religin cristiana. dice: "Soporte-mos si somos incapaces decorregirlos a aquellos que en la impunidad de sus vicios quieren que se man-tengan en pie la repblica que fundaron y con sus virtudes los pri-meros romanos". No es. pues, prudente esforzarse en vano ni es propio de lamisin apostlicJ exigir glncro de vida a aquellos que LStn fuera de la fe yhacer que vivan cristianamente, como lo es exigrselo los cristianos.(3) Por lo dems. el hacer todo lo posible para que los pagano ., se comier-tan a la fe de Cristo. el predicarles el Evangelio e intentar en lo posible todoslos medios que conducen para que esto mejor se logn_>, e.'-i lo que es propio dela misin apostlica y esto nos lo atestigua no s{)]o la vida del propio San Pablo.sino en general la de todos los y la muerte que abrazaron por estamisin. Como ves. no temerariamente, sino con graves motivos, nos ensenaronlos ms sabios Yarones que hay causa suficiente para que en justicia los cristia-nos, con la autoridad del Sumo Pontfice. puedan hacer la guerra a los paganospara castigarlos y corregirlos si acaso hubiese algunos que no observasen la leynatural. Y para que nadie pueda poner en duda la jurisdiccin de la Iglesia,entregada a ella en la persona de los apstoles para todo el mundo y para todaslas naciones, Cristo dio a los apstoles el derecho y d precepto de enscar a loshombres y darles leyes segn su doctrina. de tal modo que primeramente ante-pona la frase de que a l le haba sido dada toda la potestad en el cielo y en latierra; despus no slo dijo gentes. sino todas las gentes, con estas palabras: 'Meha sido dada toda la potestad en el cielo y en la tierra; id, pues, y ensenad atodas las gentes, bautizndolas en el nombre del Padre y del Hijo y del EsprituSanto, ensef{mdoles a guardar todos los preceptos que os he dado'. Pues Cris-to haba enseriado a los apstoles, en primer lugar, la obligacin de observarcon la fe cristiana las leyes de la naturaleza contenidas todas ellas en el Dec-

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    LIBRO 1logo y en el amor al propmo. Y al estar todos los mortales sometidos a estasleyes y poder se r instruidos y convencidos po r la razn natural, la Iglesia y elVicario de Cristo y co n su autoridad y decreto los prncipes cristi;mo:", puedencon el mejor derecho castigar a los infractmTS de ellas y atraLrlos a la justicianatural siempre que sea posible. ya quL "la Iglesia", como elije fundado en laautoridad de San Agustin, 'corrige a los que puede y tolera a los que no puedecorregir" Por lo cual Santo Tons afirma que la Iglesia, al estar investida de laautoridad divina, puLde con su derecho dar leyes para los infieles, aun paraaquellos que no pertenezcan a ella ni, como l dice, estn sometidos cemporal-mente a sus miembros. Y siendo esto as podr con el mismo moti\'O y derechoordenarles cuantos preceptos pan:cieren convenientLS y, en consecuencia.emplear, .-,i hay posibilidades, la fuerza necesaria para qu e se cumplan y no envano se promulgue la ley. Y el mismo Santo Toms poco despus, al referirse alos ritos de los infieles, qu e ninguna verdad o utilidad aportan a los cristianos.asegura que no deben ser tolerados por ningn motivo, excepto en d caso deevitar algn mal, como se toleraban en los primeros tiempos, en que haba granmultitud de infieles. Es, pues, justo y legtimo, conforme a la autoridad de la TglL-sia. el someter a los infieles, sobre todo a aquellos que no observan la ley natu-ral, qu e consta es violada, en primer lugar, po r los idlatras y po r quienes noconocen a un Dios nico, eterno, ptimo y mximo. Pues po r instinto divino ymagistLrio de la naturaleza, Scrates, Platn, AristtelLs y dems filsofos admi-tieron la existencia de un Dios nico a quien ms que a nadie se le deba ado-racin, segn lo atestigua nuestro San Pablo cuando escribe as a los romanos:"Lo cognoscible de Dios es manifiesto entre ellos, pues Dios se lo manifest(J;porque desde la creaci(m del mundo, lo invisible de Dios, su eterna virtud y sudivinidad so n conocidos mediante las criaturas".

    13 LEO.- Acaso t crees que Platn y Aristteles admitieron la exLc;tencia deun solo Dios, cuando a cada paso nos hablan de muchos dioses y a algunoshasta los denominan por sus nombres: Jpiter, Saturno, Marte, Mercurio y as aotros muchos?DEM.- Usar la palabra dioses por una metfora, no es impo ni contrario alestilo de las Sagradas Escrituras. Pues leemos en d i'xodo: "No hars de menosa los dioses y no maldecirs al prncipe de tu pueblo"; y en el Salmo: 'Dios sepuso en pie, en la sinagoga de los dioses, y en medio juzga a los dioses'"; y enel mismo Salmo: "Yo dije: ''. As pues, ; loshijos de Dios los llama dioses, aunque propiamente por naturaleza solamente

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    haya un Hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad; sin embargo. todoscuantos tienen fe en Cristo reciben el nombre de hijos de Dios a manera deadopcin. Dice San Pablo: ''Todos son hijos de Dios por la fe". Y San Juan en elEvangelio: "Les dio la potestad de se r hijos ele Dios a aquellos qu e creen en sunombre". En conclusi6n, los sabios fi!Jsofos recordaban y nombraban a muchosdioses, pero lo hacan expresndose en estilo popular y metafrico.

    (2) De este modo, las sustancias incorpJreas que nosotros 1\ama:llOS :mgc-les, ellos las denominaban unas veces inteligencia y otras dioses. Y as comonosotros al admitir la existencia de innumerables ngeles qu e imitan la simplici-da d de Dios, cre

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    (3) Los mismos filsofos al comparar con este Dios a los otros llamados dio-ses y a todas las diosas y elementos y todas las dems cosas contenidas en elmundo, las consideraban tenues, pobres y dbiles y casi en nada estimables,segn declara aquella "cadena homrica" a que se refiere Aristteles en su libronel nwt-'imientu de los animales, quien, al estudiar el orden de las causas, nun-tiene esta misma opinin, a saber: 'Que la primera causa, que es Dios, que almismo tiempo es rector de todas las dems cosas, es la nica inmwil y muevey rige los dems seres". Y en el libro tercero de la Poltica dice: "Si en la ciudadhubiese algn ciudadano que sobresaliese entre todos los restantes juntos enprudencia y todo gnero de virtudes, el querer que ste tal estuviese sometidoal gobierno alternativamente. sera semejante a establecer una particin degobiernos entre los dioses, de tal suerte que Jpiter unas veces imperase y otrasobedeciese al gobierno de otro. El mismo Aristtdes en su obra Jfetafsica, des-pus de haber hecho mencin frecuentemente de muchos dioses. sin embargoen el libro duodcimo demuestra y declara que hay un solo Dios, el cual, segnenseiia en el mismo libro JJel mundo. se ocupa de las cosas humanas y de lajusticia. He aqu sus palabras: 'Dios al tener, segn el dicho antiguo, el princi-pio. el medio y el fin de todas las cosas, siempre marcha rectamente conformea la naturaleza, y al vengar a los infractores de la ley divina, siempre le acom-paa la justicia''. Y dijo Dios siempre marcha rectamente, conforme a la natura-leza, porque Dios manda que se conserve siempre el orden natural y prohbeque se perturbe; y en esto consiste la suma de la ley eterna, segn ensea SanAgustn en su libro Contra fUusto. As San Ambrosio, al asegurar en su libro /Jelos deberes que Aristteles fue del parecer de que "la providencia de Dios nobaj de la luna,., parece que fue engaado por alguno de aqullos que, por elplacer de vituperar, suelen poco religiosamente aducir testimonios de los gran-des varones, como si stos les fueran familiares, cuando, ni siquiera los conocende vista, como suele decirse; pues nada est ms lejos de la doctrina de Arist()-teles que esa opin6n. En sus libros primero y duodcimo de la A1etaJlsica ase-gura que la causa primera, que segn ensea es Dios, es el principio y causa detodas las cosas; y en el libro primero de la .Meteorologa ensea que el mundoque nos rodea es gobernado por las causas celestes, d.e las cuales la primera esDios: en el dcimo de la .f;tica a i'v'icrnaco asegura que Dios ocupa Li

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    de la vida en la \"irtud y pL!n."res del cuerpo, cuando dej clar:1 y certeramente,-.entada su doctrina sobre la felicidad. al asegurar que el Sumo Bien consiste enel ejercicio libre ele la virtud. Y no hizo menci(m de' otros placeres sino de llos que proceden de las obras mismas ele la \'irtud y de la buena conducta; L'Stose observa por aquellos que adquirieron el hbito de la virtud, en lo qu e con-siste el honesto y verLbdero placer. muy alejado de los placcre.-. cuyos seguidores suele afirmar qu e no son felice.-.. y.1 las bes-tias. ya a los esclavos. Y por ejercicio libre de la virtud. entiende aquel al queno pone ohstCtculos ni la indigencia ni la falta de salud para la realizaci(m dey preclaras: pues la voluntad sola no hasta para el cumplimien-to del deber, sino qu e se requiere el hecho, segn atestiguan San Amhro ..,io y elmism Fik>sofo.

    14 LEO.- Te ruego. Dem(Jcrates. ya que hemos hecho mencin do esto, queno lleves a mal el explicarme bn_vemente esu pequea cuesti(m: si aquellos fikJ-creyeron en la existencia de un solo Dios tal cual t lo de expo-ner, qut les falt a ellos, provistos de esta fe, para conseguir la salvacin de susalmas?

    DEi\1.- La fe sin obras. como dice:: Santiago en su epstola, est muerta. "Tcrees'', dice. "que existe un solo Dios; bien haces. Tambiln los cil."monios creeny sin embargo tiemblan" As pues, segn San Pablo. muchos de ellos. -a pesarde haber conocido a Dios, no le glorificaron como tal o le Jieron gracias, sinoqu e se envanecieron en sus pensamientos .(2) LEO.- No es de extraar que haya habido muchos paganos que, a pesarde tener rectas opiniones de Dios, viviesen depra\'aclamente, cuando esto mismoocurre a muchos cristianos. Ahora bien, si entre aquellos antiguos filsofos y susdiscpulos po r ellos educados en la vida civil, hubo algunos qu e unan a sus rec-tas creencias de una buena conducta conforme a la ley natural, como talvez fueron Scr:.1tes, Platn, Aristteles, Arstides ateniense, Arato sicionio, entrelos griegos. y entre los romanos, lo,..., Catones, Curio. Fahricio. los Escipiones.i\ifarco Tulio y otros tenidos por muy buenos y justos, si stos cometieron algnpecado es de creer que lo repararon con sus grandes servicios y la penitenciadel alma. Pues bien, tales varones, si por inspiracin di\'ina o instinto natural cre-yeron en la existencia de un solo Dios qu e se cuida de las cosas humanas. quesperanzas te parece qu e h;.ry que tener de su salvacin?

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    (3) Qul' otra cosa me ha de parecer sino lo que pareci{) a SantoToms de Aquino, muy sabio y santo varn, quien atlrma qu e los antesde la venida de Cristo, estaban sometidos solamente a la ley natural y no a lamosaica, "aunque''. aade, ns perfecta y seguramente conseguan la salvacincon la observancia ele esta ley que slo bajo la ley natural?". En esw pasaje siguia San Pablo, quien escribi as en su Epstola a los romanos: 'Ante Dios no sonjustos Jos que escuchan la ley, sino los que la cumplen; pues cuando los genti-les que no tienen ley hacen naturalmente lo que e .., de la ley, estos que no tie-nen ley constituyen la ley para s mismos. pues muestran la obra de la ley escri-ta en sus corazone:-,". Santo Tons despu:-, ele haber interpretado esta.s palabra:,en diversos sentidos antes, en su comentario a las Epstolas de San Pablo, sinemahrgo en la Suma Teolgica, que escribi en su vejez, las admiti en e:-.;te sen-tido abierto y muy importante; y del mismo parecer fue tambin San Agustn enuna carta, y Alfonso el Tostado, autor muy importante. en su quinta,muy extensamente sigue y explica esta misma opinin,

    (4 ) LEO.- Pero sin la fe en Cristo nadie jams ha conseguido b salvacin porno habrselc dado al hombre bajo el cielo otro ttulo del que sta dependa. tanto los que precedan como los que seguan exclamaban: "Osanna al hijo eleDavid; bendito el que viene en el nombre Jl'\ Scrl.or". Por ello dijo San Agustn:"A los justos de la antigedad les san la misma fe que a nosotros, es decir, lafe en Jesucristo intermediario entre Dios y los hombres". Si esto es a:-;. cmopudieron alcanzar la salvacin .

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    suma se contiene toda la fe en EL segn doctrina de San Pablo. que Santo Toms con las siguientes palabras: 'Todos los artculos se contienen impl-citamente en ciertas primeras verdades que por todos pueden se r ..:redas, estoes. creer en la existencia de Dios y en la providencia qu e tiene de la salvacinde los hombres. segn aquella frase de la Epstola a los hebreos: ; pues en la esencia divina se cifran todas las cosas que creemos que exis-ten eternamente en Dios y en las cuales radicar nuestra felicidad; y po r su parteen la fe en su providencia radican todas las cosas que temporalmente son dis-pensadas por Dios para la salvacin de los hombres y que constituyen el cami-no para la felicidad; y de este modo algunos de los otros artculos subsiguientesse incluyen en otros, del mismo modo que en la en la redencin humanaimplcitamente se contienen la encarnacin y la pasin de Cristo, y as todas lasotras cosas''. Hasta aqu Santo Toms en la segunda parte del libro segundo.cuesti(m primera. El mismo. no mucho despuls, volviendo sobre la misma doc-trina, dice as: "No obstante, si algunos gentiles, a quienes no les fue hecha larevelacin, alcanzaron la salvacin, no lo consiguieron sin fe en el 'Mediador',porque, aunque no la tuvieron explcita, sin embargo tuvieron fe implcita en laDivina Providencia al creer qu e Dios es el libettador de los hombres segn losmtodos que a l le agradan". Por esta razn, fundados en la autoridad de SantoToms y mejor en la ele San Pablo, podemos creer que los antiguos filsofosseguidores de la justicia y los dems varones virtuosos por ellos educados tll\'ie-ron fe en Cristo y pudieron salvarse por la ley de la naturaleza ante.'i de su adve-nimiento.

    ())Otra cuestin es si esta doctrina puede aplicarse a los paganos posterio-res a la venida de Cristo, suponiendo que hay algunos qu e vivan o hayan \'ivi-do rectamente conforme a la ley de la naturaleza, sin qu e a ellos llegara jamsel nombre ele Cristo y po r lo tanto no pudieron creer en aqul a quien no oye-ron, ni or su doctrina po r no haber predicadores, encontrndose en el mismocaso qu e los anteriores. Por lo que atae a todos cuantos guardan la ley de lanaturaleza, hasta con una norma comn ele credibilidad como acabamos deexplicar o es nece.-,aria una peculiar previsin de enviarles justos varones quepersonalmente enseflen con claridad la fe en Cristo, como hizo San Pedro conel centurin Cornelio y los ngeles hicieron con algunos otros de quienes Dio-

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    nisio hace mencin en la jerarqua Celeste y que constituye el tercero y mC1sseguro procedimiento? Los especialistas en estas materias darn la respuesta quLles pareciere ms segura; nosotros, por nuestra parte, no dudaremos en afirmaraquello en que estn ele acuerdo los telogos: que a nadie, seguidor de la justi-cia y 4u e hace todo cuanto est en sus manos. le Ldt() la ay'lKia divina ni antesni despus ele la venida de Cristo. Pues corno dice San Pedro Ap-"tol: "Dios noes au:ptador de personas, sino que en todas las gentl's el qu e le teme y obra lajusticia es aceptado por l".: y asimismo dice San Pablo: 'El mismo es SLor detodo, rico para todos que le im'ocan". Doctrina que refuerza con el testimoniodel profeta joel y co n aquellas palabras: Todo aqul que invocare el nombredel Seor se salvar". Bien sabernos 4ue hasta la memoria de nuestros padreshubo muchos pueblos a los que no se haba predicado el Evangelio. y an ahorano pocos hay en aquella regin que llaman \luevo Mundo que jams oyeron elnombre de Cristo, a pesar de que los antiguos pensasen que ya en su poca nohaba ninguno o muy pocos, como tTey San Agustn, quien en su libro De lanaturaleza y la gracia escribe as: "Pues hay todava gentes apartadas, aun4uecomo es sabido muy pocas, a quienes an no ha sido predicado el Evangelio'.Y San Ambrosio en su obra /Je la uocacin de los p,entles dej escrito lo siguien-te: 'Pues si acatio aun ahora en las ltimas partes hay algunas naciones en lasqu e todava no ha brillado la gracia del Salvador, no dudamos qu e con respec-to a stas, por un oculto designio de Dios, les est sealado el tiempo de lavocacin en el que oigan y reciban el Evangelio que jams oyeron. Ahora bien,a ellas no se les niega aquel recurso general de auxilio que desde lo alto siem-pre estuvo a disposicin de todos los homhres, aunque la naturaleza humana seencontrase daada con L'ln acerba herida, que la contemplacin espontnea anadie puede plenamf'nte ensear a llegar al conocimiento de Dios, si no disipalas sombras del corazn la luz verdadera qu e con su juicio inescrutable Diosjusto y bondadoso derram) no tan intensamente en los siglos pasados como ennuestros das''. Este auxilio general tl mismo San Ambrosio lo llam "ayuda elela gracia" en el libro primero de la citada obra, donde dice textualmente: "Aun-qu e creernos qu e a ningn hombre le ha faltado por completo la ayuda de lagracia''. Este muy importante testimonio de San Ambrosio coincide en granmanera con aquella doctrina de Santo Tons a que antes nos referimos: que losgentiles pudieron salvarse slo con el cumplimiento de la ley natural, aunquems difcilmente que si hubiesen sido iluminados con la luz de la ley mo-"aica.co n tal ele qu e tuviesen la gracia santificante (como dice Escoto); pues su peca-do original poda borrrseles po r medio ele sacrificios y cierta fe oscura y enig-mtica en Cristo de qu e antes hablamos, como ocurra antes de promulgarse lacircuncisin. Coincide con esto lo qu e San Gregorio dice en el libro cuarto desu ,Hora/: "Todo el que no se lihra con el agua de la regeneracin se mantieneatado a las cadenas del primer reato". Ahora bien, el influjo qu e en nosotrostiene el agua bautismal. tuvo entre los antiguos para los nios slo la fe y paralos adultos la virtud del sacrificio y para aqullos qu e procedan de la estirpt' deAhraharn el misterio de la circinci_.,i{m, pue-" es propio ele la misericordia divinael conceder aun a aquellos que no eran de la estirpe de Ahraham, es decir, los

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    gentiles, ayuda para borrar el pecado originJl y en cambio no dejarles algnrecurso para conseguir perd{m para los dems pecados y de volver a la graciacon Dios.

    15 Pero para volver al punto de donde hicimos esta digresin, si la ley dela naturaleza era para vivan segn ella e invocaban el nom-bre del Seor, siendo pernicioso el culto a los dolos, pues, segn San Pablo, bservidumbre de los dolos carecer{t de heredad en el reino de Cri.-,to y de Dios.queda suficientemente claro qu e los idlatras no guardan la ley natural cuya vio-lacin, po r otra parte, sabido es qu e constituye un crimen gravsimo.LEO.- Si el quebrantamiento de la ley natural es causa justa para hacer laguerra. o me engao o no habr naci(m alguna a la qu e en justicia no puedaatac{trsela con las armas po r sus pecados y faltas a b ley natural. Pues cu:ntasy qu naciones se encontrarn que observen la ley de la

    .l'vluchas, sin duda: es mi-;, ninguna nacin hay de las que son y sellaman civilizadas que no observe la ley natural.(2) LEO.- I\"o comprendo bien, Demcrates. qu intLrprctacin cbs en momento a la ley naturJ.L a no se r que asegures quL guardan esta ley aqullosque- solamente se J.partan de las nefandas liviandades y semejantes prevarica-ciones aunque se vean Lnvudtos en otros graves crmenes: ahora hicn. segl111eso, muy pocas gentes habr que observen la ley natural. Por mi parte, yo sos-tengo que los latrocinios, adulterios, homicidios y otros grandes crmenes conlos que vemos que a n los prncipes cristianos corrientemente estn contami-nados, se cometen contra la ley de la naturaleza, lo cual t no me podr{s negar,si no quieres desdecirte, ya que hace poco definas la ley natural como una par-ticipacin ele la ley eterna en la criatura dotada de razn. Y segn esa eterna leytodos los pecados ms graves castigados con la pena capital, esto es, conla muerte eterna.(3) DET\t- No te molestes, Leopoldo; de acuerdo en que cualquier pecadode los ns gra\cs va contra la ley natural, pues segn San Agustn: 'No habrapecados si no fuesen contra la naturaleza. Y San Ambrosio en el lihro primerode De los deberes define 'la decencia, esto es, la honestidad, corno el Yivir segnla naturaleza y considera torpe todo cuanto se hace contra la naturaleza"'. Ahorabien, ten muchsnno cuidado en no generalizar temeariamcnte un principio paratodas las naciones del Universo. Pues el hecho de que en una nacin quebran-

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    Lllmo 1ten algunos b ley nJturJl no cuiere decir que lo hagan y cada uno, ni poreso se ha de con:-;iderar que la nacin entera no observa dicha ley. como falsa-mente creyeron algunos moderno.'> te pblicas. pues seglm enserla el fi!(Jsofo L'n el lilxotercero, c1ptulo primero de la PoliticcJ, "la conducta de un a naci(m se entiendequ e est;'t constituida po r aquellos actos hechos pblicamente por quienes nun-ticnen la clireccin poltica con plena Asimismo es doctrina generalde los jurisperitos que las acciones de cada individuo, aunque sean ele todos. sinembargo no ha n de se r asignadas a la totalidad de la naci(m.(cf) Por lo tanto, en aquellas en que el latrocinio. el adulterio. busura. y aade a Lsto.yes ele supropia ciudad y ."e hubiesen \'isto obligados a restituir las ( Pero si hubiese algn pueblo e inhumano que no rase entre bs cosas torpes todos o algunos de los crmenes que he enumeradoy no los castigase con sus leyes o moral, o impusiese penas muy suaves a losm[\s gra\cs, M>hre todo a aquellos que m{ts detesta la naturaleza, o pensase quealgunos quedar por completo impunes, de un pueblo as se dira conrazhn y propiedad que no la ley natural. ste es, pues, pero aumenta-do, aquel mismo clamor de los habitantes de Sodoma y Gomorra. diceSan Agustn. porque. son , depalabra pblicamente". lln pueblo as podra con el mejor derecho ser destrui-do por los si a causa de su barbarie, inhumanidad y delitos nefandos,rehusaba su gobierno lo que constituira un gran bien para LL al pasar a la obe-diencia dL ciudadanos buenos, civilizados y adictos a la verdadera religin, loshombres brbaros e impos. quienes con las amonestaciones, leyes ytrato dL aqullos podan alcanzar la piedad, la civilizacin y la salvacin, co n locual se cumplira la obligacin mxima de la caridad cristiana. Verdad es que ala potestad o jurisdicci

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    LIBRO 1

    paganos a L:na legislacin cristiana y evanglica o e-l imponerles penas como seh_:cv "' "' !...::, infractores de la religin cristiana que ellos no han recibido; a esto_:, precisamente a !o qu e se refiere el Apstol, como anteriormente declar.cuando dice: qu mf' atae a m establecer juicios sobre aqullos que est:mfuera?"; sin embargo. una de !as misiones es procurar, por todos los medios queno sean muy difciles, apartar a los paganos de los crmenes e inhumanas tor-pezas, del culto a los dolos y por completo de la impiedad, y Jtraerlos a laobservancia ele una recta y humana moral y a la verdadera religin. Obrar asfundado en la autoridad de Dios, qu e quiere que todos los hombres se salven ylleguen al conocimiento de la verdad.

    ((1) Pues la frase de aquel Cremes de Terencio: "Hombre soy y ninguna cosahumana pienso me sea indiferente", dando a entender que el hombre debe mirarpor su semejante y hacerle hien en cuantas cosas pueda sin detrimento propio,y que todos tenemos este deber de humanidad, es ley divina y n;ltural que brotade aquella luz del rostro df' Dios grabada sobre nosotros, es decir, de la ley eter-na y enseada en el Fclesistico con estas palabras: ''Dios encarg(J a cada unode los hombres de su prjimo''. Pues, segn ensea San Agustn en el libro pri-mero ele De la doctrina cristiana, "todos los mortales son pr6jimos y socios entres, por aquel gnero de sociedad que amplsimamente se extiende a todos loshombres". Y si cualquier particular est obligado por la ley natural a cumplir esteservicio. cunto ms deben estarlo el Sumo Sacerdote de Dios y Vicario de Cris-to y los cristianos, que tambien, aun de modo distinto, hacen las veces ele Diosen la tierra, por ser nominal y realmente unos y otros pastores de la grey cris-tiana? Ahora bien, el deber del pastor no consiste tan slo en apacentar el reba-o que le est encomendado, sino que cuando encuentra errante por las sole-dades alguna oveja perteneciente a otro rebao de su mismo dueo o ele ajenoredil, debe cuidarse de ella y, si fcilmente puede hacerlo, conducirla a su pro-pio aprisco y a lugar ms seguro para que as poco a poco se constituya un soloredil y un solo pastor.

    (7) No pueden los paganos, por el solo hecho de su infidelidad, ser casti-gados ni obligados a recibir la fe de Cristo contra su voluntad, porque "el creer",como dice San Agustn. "depende de la voluntad, que no puede ser forzada". Loque s se puede hacer, en cambio, es apattarles ele los crmenes, pues, tal comoSan Agustn dice: 'Nadie debe ser obligado a recibir la fe, pero por la severidady ms bien por la misericordia de Dios sude ser castigada la perfidia con elazote de la tribulacin'. Y de nuevo el mismo Santo se dirige asi a los herejes:"Se considera11 los ms diligentes rectores y ms piadosos consejeros los que juz-gan que vosotros tan levemente debis ser atemorizados con la admonicin delos daftos o ya con el destierro, ya con la confiscacin ele bienes y riquezas, para

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    que comprendiendo el motivo de estas penas conozc{tis vuestro sacrilegio, osabsteng(lis de l y os libris de la condenacin Lterna". Estas palabras contra losherejes pueden aplicarse .tambin contra los paganos. pues unos y otros sonnuestros prjimos y por todos tenemos ohligaciJn de velar, por ley di\ina ynatural, para que se aparten ele sus crmenes, sobre todo por aqullos qu e mJspecan y prevarican contra la naturaleza y el autor de ella que es Dios, siendo,entre todos. los mayores pecadores los idlatras. En cuanto a la dificultad queplanteaste al principio. Leopoldo, de que parece injusta una guerra como staque los espaoles hacLn a los indios por no haber recibido de ellos dao algu-no. segn creo te fundas par:.t ello en la definicin que San Agustn hace de unaguerra justa, a saber: Aquella por la que se vengan las injurias". Ahora bien. hayque tener presente que con una guerra sagrada como la que los fieles hacen alos idlatras no tanto se vengan las injurias hechas a los hombres como lashechas a Dios. que por su mayor gravedad son ms dignas de venganza; porotra parte, quien desoye las justas solicitudes, falta a quien se las exige, y el qu eobligado a obedecer a otro si despus de amonestado rehsa su impe-rio. se coloca en una situacin ilegal. Fn consecuencia queda claro que con estaguerra se vengan tamhiln las injusticias humanas y no sJlo las divinas, aunquesean estas ltinus las qu e ms pesan. por cometerse principalmente con estaclase de crmenes, qu e como dice San Juan Cris6stomo, n