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JAVIER VELAZA

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Javier velaza

573Sintria, III-IV (1995-2000), 00-00 569

INTERPRETATIO ROMANA,INTERPRETATIO VASCONICA:

MODELOS Y EXPRESIONES DE LA INTERPRETATIO RELIGIOSA EN LA EPIGRAFIA DEL TERRITORIO DE LOS VASCONES

Javier VELAZAUniversidad de Barcelona

The aim of this paper is to analyse the varieties of interpretatio Romana taking on account the corpus of Roman inscriptions of Navarra. The study of material, epigraphical, onomastic and linguistic elements offers an overview of the complexity and diversity in the process of acculturation in the territory of ancient Vascones.

1. El propósito sustancial de estas páginas consiste en aproximarnos, en la medida de lo posible, a ese complejo conjunto de procesos y realidades que habitualmente aglutinamos bajo el término interpretatio(1) tomando como base el corpus de inscripciones votivas conocidas en lo que consideramos el territorio antiguo de los Vascones. Antes de pasar al estudio concreto de la documentación, puede ser provechoso repasar, aunque sea de forma sumaria, algunas de las características generales de la zona, que han de tener, según creemos, una influencia directa en la valoración del material del que disponemos.

1.1. Como primera circunstancia sobresaliente del ámbito que nos ocupa, hemos de señalar su carácter de trifinium cultural en el que se ha insistido repetidas veces(2). La zona del valle del Ebro constituye el lugar de ‘frontera’(3) entre tres culturas de diferentes orígenes y con diversas mani-festaciones culturales: celtas, iberos y vascones entraban allí en contacto en un proceso de interrelación que debió de conocer altibajos y mutaciones permanentes a través del tiempo y que es difícil de definir de un modo

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lineal(4). Existe, por otra parte, un elemento común a estos dominios cultura-les: los tres son esencialmente anepígrafos y sólo adoptan la cultura epigráfica con la presencia romana. En consecuencia es sólo desde ese momento cuando contamos con documentación epigráfica relativa a la religiosidad o, por mejor decir, a la religión(5).

1.2. A decir verdad, poco sabemos de las relaciones reales que se establecían entre los diferentes pueblos que habitaban la zona. Nuestra más importante fuente de documentación, la epigrafía, ofrece en el momento presente un desequilibrio geográfico muy destacable: la zona norte de la región, por encima del área de Pompelo, aparece casi huérfana de inscripcio-nes y lo mismo ocurre con la zona que abarca desde el sur de la Navarra Media hasta el Ebro; en el entorno del valle las inscripciones son muy pocas y dispersas, pese a que, según las fuentes literarias, es ésta la zona más abundante en ciudades. La mayor parte de nuestras inscripciones proceden de una franja central que abarca desde el territorio de várdulos y berones, en el límite con la provincia de Álava, hasta la Canal de Verdún y las Cinco Villas. Esta distribución geográfica puede obedecer a diversas razones: para el Valle del Ebro se ha especulado con la poca adecuación del material geológico disponible para servir de soporte a los monumentos, pero este criterio es altamente discutible; sea como fuera, la irregularidad de las exca-vaciones en gran parte de la actual provincia y quizás el mismo azar pueden estar jugando un importante papel en la cuestión.

1.3. Curiosamente la zona más fértil en inscripciones no es muy abun-dante en ciudades: sólo Pompelo y Andelo están bien documentadas literaria y arqueológicamente y, en la parte oriental, los restos de Los Bañales nos hablan también de una estructura urbana. Pero, por ejemplo, es muy defi-ciente nuestro conocimieto del territorio de los Ilumberritani o de los Carenses;por contra, para zonas epigráficas como la del ámbito de Estella no se nos documenta un centro seguro, por el momento.

1.4. Paradójicamente, allí donde tenemos constancia cierta de la existencia de una ciudad o un municipio, los datos epigráficos pueden ser escasos o inexistentes: es el caso fundamentalmente del Valle del Ebro, donde encontramos la secuencia Calagorri-Gracchurris-Cascantum, caracterizada por la prácticamente total ausencia de monumentos epigráficos.

1.5. Otro problema más particular viene a sumarse a la investigación cuando ésta se centra en la epigrafía de carácter votivo: se trata de la ausencia total de noticias o de restos arqueológicos relacionables con la existencia de templos o de santuarios, con lugares de culto, en suma. Esto

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produce que, para nuestro objeto, carezcamos de un elemento importante en todo estudio epigráfico, a saber, el ‘paisaje epigráfico’. Nuestras inscrip-ciones aparecen en su mayoría fuera de contexto, con lo cual su lectura dentro de un ambiente resulta por fuerza imposible.

2. Si nos centramos en el corpus de inscripciones votivas, también su distribuación geográfica y porcentual presentan rasgos significativos: salvo dos que podemos considerar excéntricas, la de Ibañeta y la de Monteagudo, el resto provienen de la reseñada franja central, mostrando así, de manera aún más acusada que el conjunto epigráfico total, una concentración en dicha zona. Además, ninguna de ellas pertenece a la parte más occidental, la que correspondía al territorio de várdulos y berones, que, sin embargo, es muy abundante en títulos sepulcrales.

Por otro lado, es importante observar que el porcentaje de epígrafes votivos es relativamente alto: de un corpus total que comprende aproxima-damente las doscientas piezas, los tituli sacri alcanzan la treintena; además, si consideramos tan sólo los ejemplares procedentes de la franja central y excluimos los esgrafiados sobre cerámica, el porcentaje relativo es mucho mayor. Esta distribución porcentual puede obedecer a diversas razones, pero no parece descabellado sugerir que tenga mucho que ver la función de este tipo de epígrafes en los procesos de aculturación y de transformación. En lo que sigue intentaremos analizar algunos ejemplos que nos parecen especialmente relevantes.

3. El primer caso que vamos a tomar en consideración es el de dos pie-zas halladas en Ujué: se trata de dos aras que hemos denominado ‘gemelas’ por diversas razones (figs. 1 y 2)(6) : en primer lugar, son de dos piezas procedentes sin ninguna duda de la misma oficina epigráfica; han sido construidas sobre el mismo material y debían de presentar la misma estruc-tura de soporte, con forma idéntica y similar molduración, aunque la segunda se encuentra algo más deteriorada en su parte superior en su estado de conservación actual. Incluso sus dimensiones eran prácticamente iguales: 87 x 43 x 22 cm frente a 87 x 42 x 42 cm, con una diferencia en la medida de la profundidad que muy bien puede justificarse por razones materiales, como no disponer en el taller de dos bloques idénticos. Los campos epigráficos son también de dimensiones muy semejantes: 46 x 35 cm y 43 x 33 cm respectivamente y el módulo de las letras es de 4,5 cm y 4,2 cm.

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La paginación presenta variaciones insignificantes, y la paleografía es, como cabía esperar, idéntica.

La primera de las dos inscripciones (Taracena/Vázquez de Parga, 1946, p. 465 n. 59; IRMNa 59-60 n. 34) es una dedicatoria realizada por tres indi-viduos que ostentan un mismo nomen expresado al comienzo en plural al que le siguen los tres cognomina respectivos: se trata de Coelius Tesphoros,Coelia Festa y Coelius Telesinus. El primero y el tercero presentan cognominagriegos (cf. Solin, 1982, pp. 363-366, 1296) y la fórmula onomástica invita a pensar que se trata de libertos. Ofrecen un exvoto a una divinidad llamada Lacubegi, desconocida por ningún otro testimonio; la fonética y estructura aparente del teónimo invita a interpretarlo dentro de los parámetros de la onomástica ibérica (para el análisis del teónimo, vid. Velaza, 1995, p. 213).

Coelì(i)·Tesphoroset·Festaet·Telesi-

5 nus·Lacu-begi·exvoto

La segunda pieza (Taracena/Vázquez de Parga, 1946, p. 464 n. 58; IRMNa 59 n. 33) presenta exactamente los mismos dedicantes, con idéntica fórmula onomástica, pero está dedicada a Júpiter.

Coelì(i)Tespho-ros·etFesta·

5 et·Tele-sinus·Io-vi·sacrum

Por lo que se refiere a las fórmulas de ambos textos son también práctica-mente idénticas, aunque se diferencian en el carácter de la dedicatoria: ex votoen el caso de la primera, sacrum en la segunda. Por lo que alcanzamos a cono-cer, en tal discrepancia no podemos identificar más que una variatio formular que tiene apariencia de irrelevante, a no ser que la ecuación Lacubegi...exvoto / Iovi...sacrum tenga en realidad un contenido ritual concreto que se nos oculte.

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Fig. 1 – Ara de Lacubegi (Ujué).Foto Museo de Navarra.

Fig. 2 – Ara de Júpiter (Ujué).Foto Museo de Navarra.

Lo verdaderamente relevante en este ejemplo es la voluntad evidente de que ambas piezas sean equivalentes desde todos los niveles de lectura, desde la monumental hasta la textual: desafortunadamente nada sabemos del paisaje epigráfico que ambas sin duda compartieron, puesto que las dos aparecieron fuera de contexto(7), pero no sería nada extraño que ambas se encontraran alineadas o bien enfrentadas en un ámbito público o en un templo.

Desde una posición radicalmente escéptica alguien podría incluso objetar que, pese a todos los datos puestos de relieve hasta aquí, no existe un argu-mento concluyente para defender la identificación Lacubegi-Iuppiter; sepodría decir, incluso, que son dos dedicatorias hechas a dos divinidades totalmente independientes entre sí, la de la comunidad indígena y la aportada por la religión oficial romana. Sin embargo nuestro ejemplo es especialmente afortunado incluso en orden a descartar, según creemos, ese hipotético escepticismo: en el lateral izquierdo del ara consagrada a Lacubegifigura una cabeza de toro en altorrelieve que nos parece un detalle altamente significativo: se trata de un elemento que, sin duda, corresponde a la icono-grafía propia de la divinidad y que debía de ser inmediatamente comprensible para la comunidad indígena. Si Lacubegi era un dios-toro, era lógico que su

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traducción, su interpretatio, al lenguaje religioso romano fuera Júpiter, una de cuyas iconografías más clásicas es la de dicho animal. Sin duda que esta equivalencia era desconocida a los primitivos habitantes de la zona, de for-ma que hay que pensar en una directa intervención romana en el proceso de interpretatio. Y nos parece también relevante señalar que la figura no reaparece ya en el ara dedicada a Júpiter, lo que se justificaría porque la relación Júpiter-toro ya no sería inmediatamente comprensible para un lector indígena. De este detalle podría deducirse que los ejemplares están fundamentalmente dirigidos a una lectura, iconográfica y/o textual, por parte de la comunidad indígena.

Si nuestro análisis puede, como creemos, defenderse sin mayores pro-blemas, el de las aras ‘gemelas’ o ‘bilingües’ de Ujué sería un caso de interpretatio casi sin parangón en toda la epigrafía romana.

4. Podemos aducir de nuestro corpus un ejemplo contradictorio para ilustrar el principio de incertidumbre que este tipo de investigación puede comportar. Se trata del caso de dos aras procedentes de San Martín de Unx (figs. 3 y 4). Los elementos de coincidencia entre ambas son en este caso menos acusados, aunque no dejan de ser significativos. El material y la for-ma de los soportes son similares, aunque las dimensiones presentan alguna diferencia (82 x 37 x 26 cm frente a 69 x 34 x 20 cm). La mayor diferencia reside en la paginación y en la estructura de los textos: la primera de las dos piezas está dedicada por Nerea Helpis a Magna Mater, y el voto es cumplido pro salute Coemae (Taracena/Vázquez de Parga, 1946, p. 461 n. 48; Abásolo/ /Elorza, 1974, pp. 254-255; IRMNa 56-57 n. 30):

Ne(rea)·Helpis[Ma(tri)]·Magn(a)ev(otum) s(olvit) p(ro) s(alute) Côemâe

La segunda presenta sólo el cambio en el nombre de la divinidad, aquí Sol Invicto, que en este caso aparece en el primer lugar del texto (Tara-cena/Vázquez de Parga, 1946, p. 462 n. 49; Abásolo/Elorza, 1974, p. 255 n. 2; IRMNa 57 n. 31):

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Fig. 3 – Ara de Magna Mater (San Martín de Unx). Foto Museo de Navarra.

Fig. 4 – Ara de Sol Invicto (San Martín de Unx). Foto Museo de Navarra.

In(victo)·So(li)Ne(rea) Hel- pis p(ro) s(alute) Côemâe

5 v(otum) l(ibente) a(nimo) s(olvit)

La dedicante, de nombre griego, ha hecho grabar las dos piezas como voto en beneficio de otro personaje femenino, Coema, que presenta ono-mástica céltica. Estamos aquí en presencia de una convivencia de cultos, aunque no es imposible que bajo estas divinidades se esconda la interpretatiode otras divinidades indígenas ya no identificables.

5. La inscripción datable en fecha más temprana dentro de nuestro corpus es un ara procedente de Andión (Castillo/Bañales, 1989, pp. 523-524 n. 2 = AE 1989, 457 = HEp. 3, 1993, p. 262). Pese al aire romano del monu-mento, con corona y base molduradas que sobresalen por todas partes, los elementos del texto mantienen todavía rasgos de indigenismo: el dedicante, Manilio Marcial, con onomástica de duo nomina, pone la inscripción a una

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Fig. 4 – Ara de Sol Invicto (San Martínde Unx). Foto Museo de Navarra.

Fig. 3 – Ara de Magna Mater (San Martín de Unx). Foto Museo de Navarra.

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Fig. 3 – Ara de Magna Mater (San Martín de Unx). Foto Museo de Navarra.

Fig. 4 – Ara de Sol Invicto (San Martín de Unx). Foto Museo de Navarra.

In(victo)·So(li)Ne(rea) Hel- pis p(ro) s(alute) Côemâe

5 v(otum) l(ibente) a(nimo) s(olvit)

La dedicante, de nombre griego, ha hecho grabar las dos piezas como voto en beneficio de otro personaje femenino, Coema, que presenta ono-mástica céltica. Estamos aquí en presencia de una convivencia de cultos, aunque no es imposible que bajo estas divinidades se esconda la interpretatiode otras divinidades indígenas ya no identificables.

5. La inscripción datable en fecha más temprana dentro de nuestro corpus es un ara procedente de Andión (Castillo/Bañales, 1989, pp. 523-524 n. 2 = AE 1989, 457 = HEp. 3, 1993, p. 262). Pese al aire romano del monu-mento, con corona y base molduradas que sobresalen por todas partes, los elementos del texto mantienen todavía rasgos de indigenismo: el dedicante, Manilio Marcial, con onomástica de duo nomina, pone la inscripción a una

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divinidad llamada Larrahi, para la que hay que postular un carácter vascó-nico (cf. Velaza, 1995, p. 213).

Manili-us Mar- tialisvotu(m) re-

5 tulitLarrahi

La paleografía, la presencia de la E de dos barras y la caída de -m en el acusativo votu(m) nos llevan a fechar la pieza en época tardorrepublicana. La fórmula votum retulit es muy poco habitual, tanto en la zona como en la epigrafía romana de Hispania.

Nos encontramos probablemente ante un documento que nos remite al primer horizonte epigráfico de la zona, y no muy distante en el tiempo de la introducción de la epigrafía musiva, representada por el mosaico con ins-cripción en caracteres epicóricos (Mezquírez, 1991-92, pp. 365-367; Unter-mann, 1993).

6. Más difícil de datar es una pieza procedente de Larraga, que evidencia también elementos de una sociedad en transformación (Castillo/Bañales, 1989, p. 524 n. 3 = AE 1989, 458 = HEp. 3, 1993, 261) (fig. 5).

D(omitia) Mater-na Errens-ae pro l(iberta) Iu-l(ia) Crista n(omine)

5 suo v(otum) s(olvit)

La dedicatoria es llevada a cabo aquí por voluntad de una DomitiaMaterna cuyo cognombre nos habla probablemente de su estatus de liberta, y por mediación de una Iulia Crista (tal vez Chresta), de onomástica griega. La divinidad es Errensa, que nos lleva tal vez al ámbito de lo vascónico, mejor que al celta o al ibérico. La estructura formular no deja de ser extra-ña, y persisten además ciertas dudas de carácter epigráfico y en la resolución de las abreviaturas. En todo caso, el ambiente de mixtura cultural es de nuevo evidente.

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Fig. 5 – Ara de Errensa (Larraga).Foto Museo de Navarra.

Fig. 6 – Ara de Peremusta (Eslava).

7. Procedentes de Eslava conservamos dos aras votivas de diferentes características. La primera de ellas destaca en su aspecto exterior por su evidente romanidad (fig. 6): corona y base sobresalientes hacia todas las direcciones, cuidadosa molduración, preparación del campo epigráfico mediante pautado (Rubio Alija, 1955, p. 298; AE 1961, 348; ILER 904; HAE 1062)(8).

Peremustae Deo Magno Araca Marcella pro salute sua et su-

5 orum v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

Pero de nuevo los elementos internos nos hablan de un mundo en transformación: se trata de un voto a una divinidad indígena, Peremusta,calificada como deo magno, una fórmula que es suficientemente conocida como marca de interpretatio en el caso de divinidades del área indoeuropea; este dato parece confirmar la procedencia céltica de la divinidad, a pesar de la presencia de P- inicial (cf. Velaza, 1993, p. 212). La dedicante tiene por

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Fig. 6 – Ara de Peremusta (Eslava).

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Fig. 5 – Ara de Errensa (Larraga).Foto Museo de Navarra.

Fig. 6 – Ara de Peremusta (Eslava).

7. Procedentes de Eslava conservamos dos aras votivas de diferentes características. La primera de ellas destaca en su aspecto exterior por su evidente romanidad (fig. 6): corona y base sobresalientes hacia todas las direcciones, cuidadosa molduración, preparación del campo epigráfico mediante pautado (Rubio Alija, 1955, p. 298; AE 1961, 348; ILER 904; HAE 1062)(8).

Peremustae Deo Magno Araca Marcella pro salute sua et su-

5 orum v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

Pero de nuevo los elementos internos nos hablan de un mundo en transformación: se trata de un voto a una divinidad indígena, Peremusta,calificada como deo magno, una fórmula que es suficientemente conocida como marca de interpretatio en el caso de divinidades del área indoeuropea; este dato parece confirmar la procedencia céltica de la divinidad, a pesar de la presencia de P- inicial (cf. Velaza, 1993, p. 212). La dedicante tiene por

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Fig. 5 – Ara de Errensa (Larraga).Foto Museo de Navarra.

Fig. 6 – Ara de Peremusta (Eslava).

7. Procedentes de Eslava conservamos dos aras votivas de diferentes características. La primera de ellas destaca en su aspecto exterior por su evidente romanidad (fig. 6): corona y base sobresalientes hacia todas las direcciones, cuidadosa molduración, preparación del campo epigráfico mediante pautado (Rubio Alija, 1955, p. 298; AE 1961, 348; ILER 904; HAE 1062)(8).

Peremustae Deo Magno Araca Marcella pro salute sua et su-

5 orum v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

Pero de nuevo los elementos internos nos hablan de un mundo en transformación: se trata de un voto a una divinidad indígena, Peremusta,calificada como deo magno, una fórmula que es suficientemente conocida como marca de interpretatio en el caso de divinidades del área indoeuropea; este dato parece confirmar la procedencia céltica de la divinidad, a pesar de la presencia de P- inicial (cf. Velaza, 1993, p. 212). La dedicante tiene por

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Fig. 5 – Ara de Errensa (Larraga).Foto Museo de Navarra.

Fig. 6 – Ara de Peremusta (Eslava).

7. Procedentes de Eslava conservamos dos aras votivas de diferentes características. La primera de ellas destaca en su aspecto exterior por su evidente romanidad (fig. 6): corona y base sobresalientes hacia todas las direcciones, cuidadosa molduración, preparación del campo epigráfico mediante pautado (Rubio Alija, 1955, p. 298; AE 1961, 348; ILER 904; HAE 1062)(8).

Peremustae Deo Magno Araca Marcella pro salute sua et su-

5 orum v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

Pero de nuevo los elementos internos nos hablan de un mundo en transformación: se trata de un voto a una divinidad indígena, Peremusta,calificada como deo magno, una fórmula que es suficientemente conocida como marca de interpretatio en el caso de divinidades del área indoeuropea; este dato parece confirmar la procedencia céltica de la divinidad, a pesar de la presencia de P- inicial (cf. Velaza, 1993, p. 212). La dedicante tiene por

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nombre Araca Marcella, extraña estructura que quizás deba ser interpretada como Marcella Araca, con inversión de sus elementos: sea como fuera, se trataría de un nombre híbrido, con nomen romanizado y con un cognomentodavía indígena, también céltico, bien documentado; el aspecto general, por lo tanto, de la pieza viene compuesto por elementos de síntesis cultural, y constituye un buen ejemplo de interpretatio. La cronología puede sin dificultad fijarse en el siglo I d.C., si tenemos en cuenta la paleografía, la onomástica y las fórmulas presentes.

La segunda inscripción de Eslava (fig. 7) ofrece unos datos distintos (Escalada, 1934, p. 121; Taracena/Vázquez de Parga, 1946, p. 449 n. 16 [AE 1951, 282; ILER 57]; IRMNa 50 n. 22; Gimeno/Velaza, 1994, pp. 194-196 n. 3):

[I]ovi Op[t]-[i]mo Max(imo)[---?]++ Flau[s] vo(tum) lib(ens) s(olvit)

5 merit[o]

En este caso se trata de un voto a Júpiter Óptimo Máximo, cumplido por un individuo que tal vez lleve por nombre Cornelius Flaus; suficiente-mente señalado ha sido el carácter sincrético de esta advocación, que cons-tituye habitualmente el estadio último de los procesos de interpretatio romana(vid., p.e., Clavel/Lévêque, 1977, pp. 98-99; y Mayer, 1980, pp. 230-231).Sin duda nos hallamos aquí ante una divinidad indígena interpretada, sincretizada: aunque sólo en un plano especulativo, no podemos desechar la hipótesis de que esta divinidad sea el propio Peremusta, que haya experimen-tado ya una total asimilación a los nuevos modelos y se haya convertido en IOM. El proceso de aculturación religiosa o de interpretatio habría así alcan-zado su culminación.

8. Nos ocuparemos ahora por un momento del caso tres aras votivas procedentes de Barbarin, las tres dedicadas a una divinidad de carácter vascónico, Stelaitse. En otro lugar (Velaza, 1992, con la bibliografía anterior y las variantes de lectura) hemos estudiado con mayor detenimiento los aspectos lingüísticos y etimológicos del teónimo; pero nos interesa aquí traer a colación los ejemplos con una intención distinta. Los textos de las piezas (figs. 8, 9 y 10) rezan como sigue:

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Fig. 7 – Ara de Júpiter Óptimo Máximo (Eslava).

Fig. 8 – Ara de Stelaitse 1 (Barbarin). Foto Museo de Navarra.

Fig. 9 – Ara de Stelaitse 2 (Barbarin). Foto Museo de Navarra.

Fig. 10 – Ara de S(telaitse) (Barbarin). Foto Museo de Navarra.

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Fig. 7 – Ara de Júpiter Óptimo Máximo (Eslava).

Fig. 8 – Ara de Stelaitse 1 (Barbarin). Foto Museo de Navarra.

Fig. 9 – Ara de Stelaitse 2 (Barbarin).Foto Museo de Navarra.

Fig. 10 – Ara de S(telaitse) (Barbarin). Foto Museo de Navarra.

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Fig. 7 – Ara de Júpiter Óptimo Máximo (Eslava).

Fig. 8 – Ara de Stelaitse 1 (Barbarin). Foto Museo de Navarra.

Fig. 9 – Ara de Stelaitse 2 (Barbarin). Foto Museo de Navarra.

Fig. 10 – Ara de S(telaitse) (Barbarin). Foto Museo de Navarra.

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Semproni-us Betunus Ste- laîtse v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

I(unius) Germ-anusStelaîtsev(otum) s(olvit) l(ibens)

5 m(erito)

AsclepiusPaternusS(telaitse) v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

Es conveniente comenzar subrayando la diferencia que existe entre los tres monumentos desde el punto de vista formal, ornamental, de ordinatio y de paleografía. Mayor semejanza hay entre las estructuras de los textos, puesto que en los tres casos se reproduce primero el nombre del dedicante, luego el de la divinidad y, al final, la fórmula de consagración, en todos los casos idéntica. La onomástica presenta perspicuos elementos de ambiente indígena, aunque no vascónico, como se esperaría a juzgar por el teónimo: Betunus es antropónimo céltico y tal vez de una muy reciente romanización nos habla el nombre de Asclepius Paternus.

Tal vez sea oportuno poner en relación dos datos procedentes de las fórmulas: de un lado, el hecho de que en la tercera inscripción el teónimo aparezca en forma abreviada y de otro, la mención del dedicante encabe-zando la fórmula: con buenas razones ha defendido J. d’Encarnação (1985- -86) que la omisión de teónimos en inscripciones votivas sería justificable en un contexto de culto. Efectivamente, creemos con él que la abreviación es un elemento que puede admitirse si el contexto en el que la pieza está situado – esto es, su ‘paisaje epigráfico’ – es suficientemente claro como para permitir una correcta comprensión del mensaje al lector; y quizás tengamos que pensar algo parecido de la anteposición del nombre del dedicante: en un templo dedicado a una divinidad concreta, esta anteposición estaría justificada porque lo relevante en el texto no sería ya el nombre de la divinidad – que se ‘respira’ en todo el contexto, en todo el paisaje – sino el nombre del dedicante. La coincidencia de estos dos elementos en la trilogía epigráfica de Barbarin podría conducirnos a la hipótesis – lamentablemente

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no corroborada por datos arqueológicos, de momento – de que las tres piezas puedan proceder de un templo dedicado a la divinidad local Stelaitse.

9. Uno de esos dos elementos, el de la mención regular del dedicante antes que el teónimo, se repite también en el caso de las inscripciones votivas en honor de Loxa/Losa: contamos con cuatro ejemplares, procedentes del triángulo constituido por Arguiñáriz, Cirauqui y Lerate (dos piezas). El ara de Arguiñáriz (fig. 11) presenta el siguiente texto (Escalada, 1943, pp. 154- -155; Taracena/Vázquez de Parga, 1946, p. 444 n. 6 [ILER 865]):

Lucre-tius Pr-oculu-s Loxae

5 v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

Fig. 11 – Ara de Loxa (Arguiñáriz).Foto Museo de Navarra.

Fig. 12 – Ara de Losa 1 (Lerate).Foto Museo de Navarra.

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J. VELAZA, Interpretatio Romana, interpretatio Vasconica

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no corroborada por datos arqueológicos, de momento – de que las tres piezas puedan proceder de un templo dedicado a la divinidad local Stelaitse.

9. Uno de esos dos elementos, el de la mención regular del dedicante antes que el teónimo, se repite también en el caso de las inscripciones votivas en honor de Loxa/Losa: contamos con cuatro ejemplares, procedentes del triángulo constituido por Arguiñáriz, Cirauqui y Lerate (dos piezas). El ara de Arguiñáriz (fig. 11) presenta el siguiente texto (Escalada, 1943, pp. 154- -155; Taracena/Vázquez de Parga, 1946, p. 444 n. 6 [ILER 865]):

Lucre-tius Pr-oculu-s Loxae

5 v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

Fig. 11 – Ara de Loxa (Arguiñáriz).Foto Museo de Navarra.

Fig. 12 – Ara de Losa 1 (Lerate).Foto Museo de Navarra.

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no corroborada por datos arqueológicos, de momento – de que las tres piezas puedan proceder de un templo dedicado a la divinidad local Stelaitse.

9. Uno de esos dos elementos, el de la mención regular del dedicante antes que el teónimo, se repite también en el caso de las inscripciones votivas en honor de Loxa/Losa: contamos con cuatro ejemplares, procedentes del triángulo constituido por Arguiñáriz, Cirauqui y Lerate (dos piezas). El ara de Arguiñáriz (fig. 11) presenta el siguiente texto (Escalada, 1943, pp. 154- -155; Taracena/Vázquez de Parga, 1946, p. 444 n. 6 [ILER 865]):

Lucre-tius Pr-oculu-s Loxae

5 v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

Fig. 11 – Ara de Loxa (Arguiñáriz).Foto Museo de Navarra.

Fig. 12 – Ara de Losa 1 (Lerate).Foto Museo de Navarra.

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Sintria, III-IV (1995-2005), 00-00 581

no corroborada por datos arqueológicos, de momento – de que las tres piezas puedan proceder de un templo dedicado a la divinidad local Stelaitse.

9. Uno de esos dos elementos, el de la mención regular del dedicante antes que el teónimo, se repite también en el caso de las inscripciones votivas en honor de Loxa/Losa: contamos con cuatro ejemplares, procedentes del triángulo constituido por Arguiñáriz, Cirauqui y Lerate (dos piezas). El ara de Arguiñáriz (fig. 11) presenta el siguiente texto (Escalada, 1943, pp. 154- -155; Taracena/Vázquez de Parga, 1946, p. 444 n. 6 [ILER 865]):

Lucre-tius Pr-oculu-s Loxae

5 v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

Fig. 11 – Ara de Loxa (Arguiñáriz).Foto Museo de Navarra.

Fig. 12 – Ara de Losa 1 (Lerate).Foto Museo de Navarra.

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Sintria, III-IV (1995-2005), 00-00 581

no corroborada por datos arqueológicos, de momento – de que las tres piezas puedan proceder de un templo dedicado a la divinidad local Stelaitse.

9. Uno de esos dos elementos, el de la mención regular del dedicante antes que el teónimo, se repite también en el caso de las inscripciones votivas en honor de Loxa/Losa: contamos con cuatro ejemplares, procedentes del triángulo constituido por Arguiñáriz, Cirauqui y Lerate (dos piezas). El ara de Arguiñáriz (fig. 11) presenta el siguiente texto (Escalada, 1943, pp. 154- -155; Taracena/Vázquez de Parga, 1946, p. 444 n. 6 [ILER 865]):

Lucre-tius Pr-oculu-s Loxae

5 v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

Fig. 11 – Ara de Loxa (Arguiñáriz).Foto Museo de Navarra.

Fig. 12 – Ara de Losa 1 (Lerate).Foto Museo de Navarra.

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La de Cirauqui reza como sigue (Gómez Pantoja, 1979, pp. 10-13 n. 1 [AE 1982, 587]):

Terenti-us Mar- tiâlisLosae

5 v(otum) l(ibens) s(olvit)

La primera de Lerate (Escalada, 1943, p. 147; Taracena/Vázquez de Parga, 1946, p. 456 n. 35 [ILER 864]; IRMNa 51-52 n. 24) (fig. 12):

ÂemiliaPaternaLosaev(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

La segunda de Lerate (Abásolo/Elorza, 1974, p. 251; IRMNa 52 n. 25) (fig. 13):

------[-2?-] Tarsili f(ilius/a) Losaev(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

Las características onomásticas de los textos nos llevan también a un ambiente en proceso de aculturación que conviene bien a la datación más verosímil para las cuatro piezas: el siglo I d. C.. Pero es imprescindible seña-lar que los respectivos lugares de hallazgo, pese a no distar excesivamente entre sí, no invitan a especular con un origen común, a no ser que el azar los halla llevado luego a tal dispersión, cuestión que evidentemente se nos escapa. Loxa/Losa parece más bien una divinidad de carácter comarcal cuya competencia parece centrada en el valle de Guesálaz. Por cierto que, en ese mismo valle y a muy poca distancia de Lerate se halla Muzqui, de donde conocemos otra pieza votiva, pero en este caso dedicada a Júpiter Óptimo Máximo (Velaza, 1994) (fig. 14):

------I(ovi) O(ptimo) M(aximo)v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

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Fig. 13 – Ara de Losa 2 (Lerate). Foto Museo de Navarra.

Es probable que la inscripción se encuentre completa en su parte superior, aunque su reutilización posterior como soporte de cruz de iglesia nos haya inducido a marcar por prudencia en la edición del texto la posible mutilación. En este caso carecemos del nombre del dedicante y el texto está exclusivamente compuesto por las abreviaturas formulares. Que tras la mención de IOM esté latente una divinidad indígena es hipótesis con cierto grado de verosimilitud, como hemos dicho más arriba, aunque sin más datos sería muy arriesgado identificarla con esa Losa que parece haber ocupado el mismo ámbito geográfico.

Fig. 14 – Ara de Júpiter Óptimo Máximo (Muzqui).

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10. Otra dedicatoria votiva a Júpiter Óptimo Máximo está documen-tada en Aibar (fig. 15), a cargo de un tal Lucio Sempronio Gémino, uno de los pocos individuos que ostentan tria nomina en nuestro corpus (Escalada,1927 [AE 1930, 18]; Taracena/Vázquez de Parga, 1946, p. 441 n. 1 [AE1951, 280; ILER 54]; IRMNa 46-47 n. 17). Por lo que respecta al monu-mento, es tal vez el de aire más romanizado. El texto dice:

Io vi O(ptimo)M(aximo) L(ucius) Se-mpro-nius G-

5 eminusl(ibens) p(ecunia) s(ua)

El carácter romano persiste también en la estructura y en las fórmulas de la inscripción. Sin embargo, es preciso realizar aquí también algunas observaciones que se derivan de la profusa decoración que la pieza presenta en todas sus caras: en la parte superior del fastigium se ha esculpido un toro cuyos cuernos constituyen las volutas; en el lateral izquierdo un racimo de uvas sobre una jarra; en el derecho, lo que parecen unas gavillas sobre una patera o una hogaza y en la cara posterior una roseta o circulo solar. De toda esta ornamentación destaca a nuestro juicio la presencia de la roseta, elemento muy ligado a las estelas de ambiente indígena, brillantemente estudiadas por F. Marco. Del resto poco podemos decir, pero no es imposi-ble que, en conjunto, nos hallemos también ante un ‘bilingüe iconográfico’, en el que los elementos decorativos sean todavía referencias a los atributos de la divinidad que se ha interpretado como IOM. El paralelo, ya explicado, de Ujué podría ponernos sobre la pista en una interpretación desde tales parámetros que pondría de relieve una vez más la importancia del estudio ‘codicológico’ de las inscripciones.

11. El último ejemplar que tomaremos en consideración es el de un ara hallada en Leyre pero que tal vez provenga del vecino término de Tiermas,lugar que ha conservado en su topónimo la existencia de unas termas romanas (Lostal Pros, 1980, p. 26) y que se encuentra junto al pantano de Yesa. El texto de la inscripción es como sigue (fig. 16) (Vázquez de Parga, 1945 [Taracena/Vázquez de Parga, 1946, p. 456 n. 34; ILER 614]; IRMNa52-53 n. 26):

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QuintusLiciniusFuscus aquile-gus Varaien-

5 sis Nimphisl ibens m(erito)v(otum) s(olvit)

La dedicatoria está aquí puesta por un individuo con tria nomina procedente de la ciudad berona de Vareia a las Ninfas. No hay que olvidar que este teónimo de carácter colectivo suele recubrir la interpretatio de divinidades locales relacionadas con el culto de las aguas (vid. Blázquez, 1991, pp. 63-64). En nuestro caso tal hipótesis puede encontrar apoyo tanto en la profesión de Quinto Licinio Fusco, que era aquilegus, esto es, ingeniero hidráulico, como en la tradicional relación de la zona, perpetuada desde época romana hasta hoy, con el agua(9).

Fig. 15 – Ara de Júpiter Óptimo Máximo (Aibar). Foto Museo de Navarra.

Fig. 16 – Ara de las Ninfas (Tiermas?). Foto Museo de Navarra.

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Sintria, III-IV (1995-2005), 00-00 585

QuintusLiciniusFuscus aquile-gus Varaien-

5 sis Nimphisl ibens m(erito)v(otum) s(olvit)

La dedicatoria está aquí puesta por un individuo con tria nomina procedente de la ciudad berona de Vareia a las Ninfas. No hay que olvidar que este teónimo de carácter colectivo suele recubrir la interpretatio de divinidades locales relacionadas con el culto de las aguas (vid. Blázquez, 1991, pp. 63-64). En nuestro caso tal hipótesis puede encontrar apoyo tanto en la profesión de Quinto Licinio Fusco, que era aquilegus, esto es, ingeniero hidráulico, como en la tradicional relación de la zona, perpetuada desde época romana hasta hoy, con el agua(9).

Fig. 15 – Ara de Júpiter Óptimo Máximo (Aibar). Foto Museo de Navarra.

Fig. 16 – Ara de las Ninfas (Tiermas?). Foto Museo de Navarra.

J. VELAZA, Interpretatio Romana, interpretatio Vasconica

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QuintusLiciniusFuscus aquile-gus Varaien-

5 sis Nimphisl ibens m(erito)v(otum) s(olvit)

La dedicatoria está aquí puesta por un individuo con tria nomina procedente de la ciudad berona de Vareia a las Ninfas. No hay que olvidar que este teónimo de carácter colectivo suele recubrir la interpretatio de divinidades locales relacionadas con el culto de las aguas (vid. Blázquez, 1991, pp. 63-64). En nuestro caso tal hipótesis puede encontrar apoyo tanto en la profesión de Quinto Licinio Fusco, que era aquilegus, esto es, ingeniero hidráulico, como en la tradicional relación de la zona, perpetuada desde época romana hasta hoy, con el agua(9).

Fig. 15 – Ara de Júpiter Óptimo Máximo (Aibar). Foto Museo de Navarra.

Fig. 16 – Ara de las Ninfas (Tiermas?). Foto Museo de Navarra.

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QuintusLiciniusFuscus aquile-gus Varaien-

5 sis Nimphisl ibens m(erito)v(otum) s(olvit)

La dedicatoria está aquí puesta por un individuo con tria nomina procedente de la ciudad berona de Vareia a las Ninfas. No hay que olvidar que este teónimo de carácter colectivo suele recubrir la interpretatio de divinidades locales relacionadas con el culto de las aguas (vid. Blázquez, 1991, pp. 63-64). En nuestro caso tal hipótesis puede encontrar apoyo tanto en la profesión de Quinto Licinio Fusco, que era aquilegus, esto es, ingeniero hidráulico, como en la tradicional relación de la zona, perpetuada desde época romana hasta hoy, con el agua(9).

Fig. 15 – Ara de Júpiter Óptimo Máximo (Aibar). Foto Museo de Navarra.

Fig. 16 – Ara de las Ninfas (Tiermas?). Foto Museo de Navarra.

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QuintusLiciniusFuscus aquile-gus Varaien-

5 sis Nimphisl ibens m(erito)v(otum) s(olvit)

La dedicatoria está aquí puesta por un individuo con tria nomina procedente de la ciudad berona de Vareia a las Ninfas. No hay que olvidar que este teónimo de carácter colectivo suele recubrir la interpretatio de divinidades locales relacionadas con el culto de las aguas (vid. Blázquez, 1991, pp. 63-64). En nuestro caso tal hipótesis puede encontrar apoyo tanto en la profesión de Quinto Licinio Fusco, que era aquilegus, esto es, ingeniero hidráulico, como en la tradicional relación de la zona, perpetuada desde época romana hasta hoy, con el agua(9).

Fig. 15 – Ara de Júpiter Óptimo Máximo (Aibar). Foto Museo de Navarra.

Fig. 16 – Ara de las Ninfas (Tiermas?). Foto Museo de Navarra.

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12. Hasta aquí este sumario repaso al corpus de inscripciones votivas de la zona(10). Como hemos querido hacer patente, se trata de un conjunto extraordinariamente variopinto, donde se pueden apreciar como en flashes las diversas manifestaciones de ese complejo fenómeno que conocemos bajo el nombre de interpretatio. Una variedad de procesos que se inician ya en el siglo I a.C., en época tardorrepublicana, pero que tienen su momento más candente en el s. I d.C., en el que la mayor parte de las piezas pueden ser datadas mediante los criterios habituales; en una zona que conoció desde antiguo el contacto y, tal vez, la convivencia entre tres culturas, la presencia romana debió de constituir un elemento de integración, del que la epigrafía nos da buena cuenta: el hecho epigráfico viene aquí, como tantas veces, ligado a los procesos de transformación por su proyección comuni-cativa y a menudo propagandística en una funcionalidad que podríamos llamar ‘epigrafía para un tiempo de cambio’.

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NOTAS

(1) Tomaremos aquí el término interpretatio en el sentido lato que habitualmente se le atribuye, tal y como se puede comprobar en la mayor parte de los estudios sobre la cuestión. Quizás sea llegado el momento de comenzar a precisar límites más concretos entre conceptos y términos que con ciera frecuencia se utilizan como sinónimos, cuales son interpretatio, sincretismo y aculturación religiosa; pero no es éste lugar para una reflexión metodológica prolija: interesantes aportaciones pueden hallarse en las comunicaciones a este mismo Coloquio de F. Marco y F. Beltrán; son también de gran provecho, aunque preferentemente dirigidas a la cuestión del sincretismo y la aculturación religiosa, Blázquez, 1986; Hoz, 1986, p. 31-34; Encarnação, 1988 – y en general las aportaciones de Lessyncretismes dans les religions grecque et romaine, París 1973, en especial Étienne, 1973, pp. 153,163. Por supuesto, todo estudio de estas características debe tener presentes los trabajos generales de Blázquez, fundamentalmente 1962 y 1975; diversos trabajos de interés pueden hallarse también en Mayer, 1992.

(2) Véanse al respecto, por ejemplo, los siguientes trabajos: Beltrán Lloris, 1993 y 1995; Velaza, 1995; id., 1998.

(3) El término ‘frontera’ debe ser entendido no como limes, es decir, como separación puntual de territorios, sino más bien como zona de contacto y superposición.

(4) Todavía son muchos los puntos oscuros que esta situación presenta, pese a las múltiples aportaciones al respecto: cf. Fatás, 1985-86; Sayas, 1984; id., 1985-86; id., 1987; Peréx Agorreta, 1986.

(5) Es importante no olvidar que la epigrafía votiva es en su esencia un hecho oficial, y que su relación con lo que podríamos llamar ‘verdadera religiosidad’ puede no ser auténtica. En los ámbitos de los santuarios, donde podemos hallar ‘epigrafía espontánea’, es posible que estemos en presencia de un sentimientro religioso más real, aunque sobre esto debería hacerse buen número de precisiones sobre cada caso concreto; útiles reflexiones al respecto de la representatividad de estos epígrafes pueden hallarse en Ramírez Sádaba, 1981.

(6) Quiero expresar mi agradecimiento a la Directora del Museo de Navarra, Mª Ángeles Mezquíriz, por haberme permitido reproducir aquí las fotografías del Museo de las piezas allí conservadas.

(7) Las dos aras se encontraron en la sacristía de la iglesia parroquial de Ujué. (8) La pieza se conserva en la casa de los señores del Castillo, en Eslava, a quienes agra-

dezco muy cordialmente que me permitieran realizar la autopsia y la reproducción fotográfica. (9) Tiermas se halla contigua al moderno pantano de Yesa. (10) No hemos incluido en este repertorio algunas inscripciones votivas de la zona por

diferentes razones: es el caso de la dedicatoria a Júpiter Apenino de Arellano que, como hemos querido demostrar en otro trabajo (Mayer/Velaza, 1994), es producto de un voto proitu et reditu y que no documenta en absoluto un culto local; o de las dos aras de Garisoain, de las que desconocemos el teónimo (Jimeno Jurío, 1975); o del ara de Viana (Abásolo/ /Elorza, 1974, 247-250), cuyas dificultades epigráficas son excesivas para una lectura fiable,

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por más que se la haya querido poner en relación con el Ivaporconis de Sos del Rey Católico (IRMNa 58 n. 32); o la dedicatoria a Mercurio de Luquin y la de Marte Invicto de Montea-gudo (II 2990 y add. 1042; Taracena/Vázquez de Parga, 1946, p. 458 n. 39) que pueden testimoniar cultos ya plenamente romanos, así como la de Sol Invicto de Ibañeta (IRMNa50-51 n. 23), cuyo contexto relacionable con el paso de los Pirineos invita a otro tipo de consideraciones.

[Este trabajo se publica en su redacción original de 1995.]

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Sintria, III-IV (1995-2005), 00-00 591

SOLI AETERNO LVNAE CULTOS ASTRAIS EM ÉPOCA PRÉ-ROMANA E ROMANA

NA ÁREA DE INFLUÊNCIA DA SERRA DE SINTRA: ¿UM CASO COMPLEXO DE SINCRETISMO?

José CARDIM RIBEIRO

The imperial sanctuary devoted to the Sun and to the Moon is situated at the coast of Ager olisiponensis, at the Cape Roca’s area, also called the Promunturium Magnum, definitely the finis terrae of the Ancient World. The inscriptions CIL II 258 and 259, as well as the ara dedicated by C. Iulius Celsus, kept at the São Miguel de Odrinhas Archaeological Museum, were originally from this sanctuary. According to the historiography of the last century, and still today, researchers usually see a connection between this templum and regional phenomena – including some chronologically previous – related to the cult of the stars. Some examples of these phenomena are the limestone “lunulae” found in the chalcolithic tombs around the Sintra Mountain; the proto-historic locus sacer of the “Lage Erguida”, situated at the coastline, which includes rock engravings related to the solar movement and to the sunset; and the Mountain itself, called Mons Sacer by Varrão and Columela and by Ptolomeu, who also called to its natural extension – the Cape Roca. Topographically, there is a relation between this mountain and the classic myth of the mares, fertilized by Zephyrus, who brought a humid and seminal mist from the Ocean.

Could this be, in fact, a complex case of syncretism between prehistoric, proto-historic and roman cult of the stars in Sintra Mountain´s area, which lead to this imperial sanctuary? In order to answer this question, firstly we will analyse separately the several evidence of the cult of the stars pertaining to this area, from the older to the roman ones. Secondly, we will highlight cultural and conceptual characteristics and contexts related to that evidence. Finally, we will show its clear independency, including its predominant aims in terms of cult and their religious function and purpose. The only connection, truly relevant, in evidence is the landscape in which it happens. This landscape is defined by immutable geo-morphological traces, such as the omnipresence of the Mountain and the striking and extended coastline, turned to West and to the Ocean. We will also focus the different cultural archetypes of the several populations which, in time, lived or in any way were related to this landscape. Even if these populations have integrated certain common models in conceptual terms, they show nevertheless multiple and evident differences of perspective, fundamentally in their global comprehension of the symbols connected to this territory. Traditionally, this territory was limited by a microcosmic interpretation. But in the imperial time and under the orbis Romanus perspective, it gained a truly macrocosmic dimension. Therefore, more than simple and direct

Sintria, III-IV (1995-2007), 573-594