sobre las cualidades de la iglesia s justino popovich

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Sobre las cualidades de la Iglesia. De S. Justin Popovich Publicado en Orthodox Life, vol. 31, no. 1 (Jan.-Feb., 1981), pp. 28-33. Traducción de Stephen Karganovic, de The Orthodox Church & Ecumenism de Arcimandrita Justino (Popovich) (Thessalonica: Chilandar Monastery, 1974), pp. 64-74. Traducido por Padre Josep (Moyá) y padre pablo (Zúñiga), del Patriarcado de Serbia. Coincide que las innumerables cualidades de la Iglesia, le corresponden porque son en todo sentido las cualidades del Señor Cristo, el Dios-hombre y, a través Suyo, las del Dios Trino. Sin embargo, el noveno artículo del Símbolo de Fe, recoge una reducción de las mismas a cuatro cualidades. Expresadas mediante la fórmula de aquellos santos padres divinamente inspirados del 2º Concilio ecuménico, conducidos y mandados por el Espíritu Santo, que reza: Y en la Iglesia que es una, santa, católica, y apostólica. Por lo tanto, la naturaleza de la Iglesia y su misión, son las fuentes de dónde la Iglesia

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Sobre las cualidades de la Iglesia.De S. Justin PopovichPublicado en Orthodox Life, vol. 31, no. 1 (Jan.-Feb., 1981), pp. 28-33. Traduccin de Stephen Karganovic, de The Orthodox Church & Ecumenism de Arcimandrita Justino (Popovich) (Thessalonica: Chilandar Monastery, 1974), pp. 64-74. Traducido por Padre Josep (Moy) y padre pablo (Ziga), del Patriarcado de Serbia.Coincide que las innumerables cualidades de la Iglesia, le corresponden porque son en todo sentido las cualidades del Seor Cristo, el Dios-hombre y, a travs Suyo, las del Dios Trino. Sin embargo, el noveno artculo del Smbolo de Fe, recoge una reduccin de las mismas a cuatro cualidades. Expresadas mediante la frmula de aquellos santos padres divinamente inspirados del 2 Concilio ecumnico, conducidos y mandados por el Espritu Santo, que reza: Y en la Iglesia que es una, santa, catlica, y apostlica. Por lo tanto, la naturaleza de la Iglesia y su misin, son las fuentes de dnde la Iglesia deriva dichas cualidades: la unidad eclesial; la santidad; la catlicidad sobornost; y la apostolicidad. Mas aun, bastan las cuatro para definir ampliamente y sin ambigedad el carcter de la Iglesia ortodoxa de Cristo, que siendo una institucin y comunidad teantrpica, se distingue de las dems entidades jurdicas o comunidades meramente humanas.I. La unidad y la unicidad de la IglesiaUna y nica es la Persona de Cristo, el Dios-hombre; Su Iglesia, que por l, en l, y sobre l ha sido eregida, tambin es una y nica. Dada esta relacin, cabe aadir que la unidad de la Iglesia es funcin de la unidad de la Persona del Seor Cristo, el Dios-hombre. Por ello, siendo orgnicamente ntegra y teantrpica, adems de ser nica en todos los mundos, la Iglesia como organismo, segn todas los leyes del cielo y de la tierra, es indivisible. La divisin, cualquiera que sea, significara su muerte. Ante todo, al encontrarse sumergida en el Dios-hombre, es antes un organismo teantrpico, y luego una entidad teantrpica. En ella, todo deviene teantrpico: la naturaleza, la fe, el amor, el bautismo, la Eucarista, todos los santos misterios y todas las sagradas virtudes, su enseanza, su vida entera, su inmortalidad, su eternidad, y su infraestructura. S, s. Claro que s; en ella, todo deviene la integridad teantrpica y la cristificacin indivisible, la sanctificacin, la deificacin, el Trinitarismo, la salvacin. En la Iglesia, todo se funde orgnicamente y por la eterna gracia increada, constituye un cuerpo singular teantrpico, con una nica Cabeza el Dios-hombre, el Seor Cristo y con sus miembros; todos, sin dejar de ser siempre personas autnomas e invioladas, estan unidas por la misma eterna gracia increada del Espritu Santo mediante los santos misterios y las sagradas virtudes, constituyen la unidad orgnica, comprenden el cuerpo nico, y confiesan la nica fe, que los une el uno al otro y al Seor Cristo.A los Apstoles cristoforos los conduce la inspiracin divina cuando divulgan la unidad y la unicidad de la Iglesia, fundamentadas sobre la unidad y la unicidad del Dios-hombre, su Fundador, el Seor Cristo, y de la realidad teantrpica de su personalidad: Pues nadie puede poner otro cimiento que el que est puesto, Jesucristo. (1 Co. 3, 11)Es mas, los santos padres y los doctores de la Iglesia, confiesan con la sabidura divina de los querubines y el celo de los serafines, mantenindose en comunin con los santos Apstoles, la unidad y la unicidad de la Iglesia ortodoxa. Cabra aadir que son justificables tanto el ardor celoso, que anim a los santos padres de la Iglesia en todos los casos de sectarianismo e insuficiencia en atenerse a la prctica de la Iglesia, como la severidad, con la cual denuncian la hereja y el cisma. Y por ello, la importancia de los santos Concilios, tanto locales como ecumnicos. Conforme al espritu y la perspectiva de los santos padres, siendo los entendidos en todo lo que concierne a Cristo, la Iglesia no es ms que una y nica, porque el Seor Cristo, al no tener varios cuerpos, tampoco cuenta con varias Iglesias. Porque el Cristo, Dios-hombre, es uno y nico, la Iglesia, conforme a su naturaleza teantrpica, es una y nica.De ah, la imposibilidad ontolgica y esencial de la fragmentacin, o sea la divisin de la Iglesia. De hecho la divisin dentro de la Iglesia jams ha ocurrido, ni se da lugar. No obstante la presencia de la apostasa que separa de la Iglesia a los tallos esteriles que voluntariamente marchitan y caen lejos de la eterna Vid vivificadora y teantropica, el Seor Cristo (Jn. 15,1-6), y los herejes y los cismticos que puntualmente se desprenden de la Vid, para trasplantarse lejos de la Iglesia Una e Indivisible de Cristo. Todos ellos dejan, por tanto, de formar parte de la Iglesia y de ser miembros del cuerpo teantrpico. Cabe enumerarlos as: los primeros en separarse fueron los gnsticos, seguidos por los arrios, los macedonios, los monofisitas, los iconoclastas, los catlicorromanos, los protestantes, los uniatas, y as sucesivamente, las legiones de herejes y cismticos.II. La santidad de la IglesiaSin duda, la Iglesia por su naturaleza teantrpica, constituye una entidad singular sobre la faz de la tierra. Pues, la santidad constituye una realidad que compenetra su naturaleza.Es, por as decir, realmente el obrador teantrpico de la sanctificacin humana. Adems, conforma la sanctificacin de la creacin entera a travs de los hombres. Es santa porque es el Cuerpo teantrpico de Cristo. Su cabeza eterna es el mismo Seor Cristo y Su alma inmortal es el Espritu Santo. Por tanto, toda ella es santa: su enseanza, su gracia, sus misterios, sus sagradas virtudes, su dominio, todos los medios que le han sido confiados para la sanctificacin de los hombres y de todo lo creado. Sabemos que nuestro Dios y Seor Jesucristo, por el amor sin igual que tiene por la humanidad, dign encarnarse Iglesia1 gracias a su encarnacin2 . Adems, la santific por su pasin, la Resurreccin, la ascensin, la enseanza, los milagros, la plegaria, el ayuno, los misterios, y las virtudes. Es decir, mediante toda su vida teantrpica. Esto, en cumplimiento de la promesa divina: pues Cristo tambin am a la Iglesia y se entreg a si mismo por ella, para santificarla, purificndola mediante el bao del agua en virtud de la palabra, y presentrsela resplandeciente a si mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada (Ef. 5, 25-27).El transcurso de la historia, confirma la realidad del Evangelio. La Iglesia est llena a desbordar de pecadores. Acaso stos al formar parte de la Iglesia reducen, violan, o destruyen la santidad de la misma? Ni mucho menos! La Cabeza es el Seor Cristo, y el Espritu Santo es su Alma. Su enseanza divina, sus misterios, y sus virtudes, son sagrados, indisolubles e inmutables. Los pecadores son tolerados, acogidos, y encaminados hacia el despertar y levantados por el arrepentimiento, la rehabilitacin espiritual y la transfiguracin. No obstaculizan, en absoluto, la santidad de la Iglesia. No obstante, para preservar la santidad de la Iglesia, aquellos pecadores que, persistiendo en la maldad y la malicia atea, desprecian el arrepentimiento, son separados de la Iglesia por la accin visible de la autoridad teantrpica de la Iglesia o por la accin invisible del juicio divino. Arrojad de entre vosotros al malvado! (1 Co. 5,13).Los santos padres en sus obras y mediante los Concilios, confesaron que la cualidad esencial e inmutable de la Iglesia es la santidad. Por tanto, los padres del 2 Concilio ecumnico, la definieron as en la formula del artculo noveno del Smbolo de Fe, y los concilios ecumnicos posteriores lo confirmaron.III. Sobornost, La Catolicidad de la IglesiaEs plena e absolutamente universal y catlica, la naturaleza teantrpica de la Iglesia. Es ms bien teantrpicamente universal y teantrpicamente catlica. El Seor Cristo, el Dios-hombre, logra perfecta e integralmente unir a Dios y el hombre por y en Si Mismo, haciendo factible la unin con Dios, a travs del hombre, de todos los mundos y todo. Porque el destino de la creacin, por su esencia, depende del hombre (cf. Rm. 8,19-24). El organismo teantrpico, por as denominar a la Iglesia, comprende todas las cosas que: en l fueron creadas, todas las cosas en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, los Dominios, los Principados, las Potestades (Co. 1,16). Todo lo comprende el Dios-hombre. l es la Cabeza del Cuerpo, de la Iglesia (Col. 1, 17-18).El organismo teantrpico de la Iglesia, se constituye de seres. Cada uno, viviendo la plenitud de su persona, es una clula viva y divina. As es la ley de la catolicidad teantrpica que lo comprende todo y obra por todos. En todo momento, se mantiene el equilibrio teantrpico entre lo divino y lo humano. Pues, como miembros del cuerpo en la Iglesia, experimentamos la plenitud de nuestro ser mediante la expresin de todas sus dimensiones divinas. Adems, en la Iglesia del Dios-hombre, el hombre experimenta su propio ser como ente que lo abarca todo. Teantrpicamente abarcador, experimenta no solo que est completo, sino que es la totalidad de la creacin. Es decir: el hombre experimenta su ser dios-hombre por la eterna gracia increada.La catolicidad teantrpica de la Iglesia, conforma la cristificacin incesante de un colectivo, realmente lograda por la eterna gracia increada y la virtud. Todo es comprendido por Cristo el Dios-hombre. Todo se experimenta a travs de l como propio de cada uno, siendo a la vez propio del organismo teantrpico singular e indivisible. Cabe aadir que la vida en la Iglesia es la catolicizacin teantrpica. Se trata de la lucha por revestir, mediante la eterna gracia increada y la virtud, la semejanza del Dios-hombre, la cristificacin, la teosis, la vida en la Trinidad, la sanctificacin, la transfiguracin, la salvacin, la inmortalidad, y la eclesialidad.En la Persona de Cristo viva, el Dios-hombre se une perfectamente a Dios y el hombre y la creacin, purificndolos del pecado, del mal, y de la muerte por la preciossima sangre del Salvador (cf. Col. 1, 19-22). En l, vemos reflejada y se alcanza la catolicidad teantrpica de la Iglesia. El alma de la catolicidad de la Iglesia es la Persona teantrpica del Seor Cristo. En la vida catlica de la Iglesia, Quin preserva siempre el equilibrio teantrpico entre lo divino y el ser humano, es el Dios-hombre. La Iglesia, que es su Cuerpo, la Plenitud del que lo llena todo en todo (Ef. 1, 23), se colma del Seor Cristo, a desbordar. Es universal en cada persona que la conforma y constituye una de sus clulas.Como el trueno, la universalidad es la catolicidad que retumba en los santo Apostles, los santos padres, los santos Concilios ecumnicos y locales.IV. La Apostolicidad de la IglesiaSucede que los primeros dios-hombres por la eterna gracia increada, son los santos Apstoles. Al igual que el Apostol Pablo, cada uno de ellos, viva la frase: vivo, pero no yo, sino es Cristo quien vive en m (Ga. 2, 20). Cada uno de ellos es un otro Cristo; son una perpetuacin de Cristo. En ellos todo es teantrpico porque todo fue recibido del Dios-hombre. La apostolicidad no es otra cosa que la Dios-hombra del Seor Cristo, asimilada libremente mediante la lucha santa de las sagradas virtudes: la fe, el amor, la esperanza, la plegaria, el ayuno, etc.. Por ello, cuanto en ellos es hombre, vive libremente a travs del Dios-hombre, piensa a travs del Dios-hombre, siente a travs del Dios-hombre, obra a travs del Dios-hombre, y ejerce su voluntad a travs del Dios-hombre. El Dios-hombre histrico, el Seor Jesucristo, segn ellos, es el Valor supremo y el mximo Criterio. En ellos, todo pertenece al Dios-hombre, es a causa del Dios-hombre, y radica en el Dios-hombre. Siendo as siempre y en todas partes, constituye, segn ellos, la inmortalidad segn el tiempo-espacio de este mundo. De modo que sin dejar de formar parte de este mundo, son participes de la eternidad teantrpica de Cristo.La apostolicidad teantrpica, se perpeta integra mediante los sucesores en este mundo de los Apstoles cristforos: los santos padres. Entre ellos, en cuanto a su esencia, no hay distincin: es el mismo Dios-hombre Cristo Quin vive, obra, anima y resucita a todos y cada uno en igual medida, porque ayer como hoy, Jesucristo es el mismo, y lo ser siempre (Hb. 13, 8). A travs de los santos padres, los santos Apstoles siguen vivos entre su patrimonio teantrpico, los mundos teantrpicos, los objetos sagrados teantrpicos, los misterios teantrpicos, y las sagradas virtudes teantrpicas. De hecho, los santos padres, sea en la persona de un santo, o sea en la persona del obispo de alguna iglesia local, o sea como miembro de los santos Concilios ecumnicos o locales, apostolizan continuamente . Pues solo hay una Verdad, la Verdad Trascendente que es el Dios-hombre, el Seor Jesucristo. He aqu por qu los santos Concilios ecumnicos desde el primero hasta el ltimo, confiesan, defienden, dan fe, anuncian, y conservan un nico Valor supremo: el Dios-hombre y Seor, Jesucristo.El Dios-hombre, Cristo vivo, encarnado enteramente en el cuerpo teantrpico de la Iglesia, siendo su Cabeza inmortal y eterna, constituye la tradicin principal, la tradicin trascendente, de la Iglesia ortodoxa. Por lo consiguente, el krygma no es simplemente la divulgacin. Sino el mensaje trascendente de los santos Apostoles y los santos padres que conocen a Cristo crucificado, a Cristo resucitado, y a Cristo ascendido. Confiesan, mediante el todo de sus vidas y sus enseanzas, unnimes y de una sola voz, que Cristo el Dios-hombre enteramente encarna su Iglesia, como encarn su Cuerpo. Cada uno de los santos padres, declara con san Mximo el confesor: Expongo, no mis opiniones, sino lo que los padres me han enseado, sin cambiar una iota de su enseanza.En adelante ha de escucharse el estruendo de la profesin universal de los santos padres todos, que glorificados por Dios, entonan el pregn inmortal de san Juan Damasceno, confesando: Recibmos y conocemos todo lo que se nos ha transmitido en la Ley, los profetas, los apstoles, y los evangelistas, sumamente lo estimamos, y a parte de ello, no pedimos nada ms... Pues estando completamente satisfechos con ello, "no desplazamos el lindero antiguo que nuestros padres hicieron" (Pr. 22, 28), ni violamos la Tradicin divina. Reiteran la amonestacin paternal del Santo damasceno, dirigida a todos los cristianos ortodoxos, diciendo: Por tanto, hermanos, hemos de plantarnos sobre la roca de la fe y la Tradicin de la Iglesia, sin desplazar el lindero antiguo que nuestros padres hicieron, ni dando lugar a quienes estn impacientes por introducir novedades y minar la estructura de la Iglesia ecumnica, apostlica, y santa de Dios. He aqu por qu est prohibido que a mano libre cada cul hiciera lo que le plazca, pues poco a poco el Cuerpo entero de la Iglesia fallecera.La santa Tradicin, es enteramente propa del Dios-hombre, enteramente de los santos Apstoles, enteramente de los santos padres, enteramente de la Iglesia, en la Iglesia, y por la Iglesia. Los santos padres, como los "guardianes de la tradicin apostlica", dan testimonio, al igual que los santos Apstoles mismos, de la singular y nica Verdad. Se trata de la verdad trascendente de Cristo, el Dios-hombre, que predican y confiesan incansablemente, como los "picos de oro del Verbo." El Dios-hombre, el Seor Cristo es uno, nico, e indivisible. Esto significa que la Iglesia es nica e indivisible, por constituir la encarnacin del Dios-hombre Cristo, que perdura a travs de los siglos y toda la eternidad. A la Iglesia, por su naturaleza y su historia terrenal, no se la puede dividir. La nica posibilidad es marchitar y desprenderse de ella. Desde el principio y por todos los siglos y toda la eternidad, la unidad y unicidad de la Iglesia es teantrpica.La sucesin apostlica, o sea el patrimonio apostlico, es teantrpico, de principio a fin. Qu trasmiten a sus sucesores los santos Apstoles? Nada menos que el Seor Cristo, el Dios-hombre mismo, con todas las delicias imperecederas de su maravillosa Persona teantrpica, el Cristo, Cabeza singular de la Iglesia. Al trasmitir otra cosa, la sucesin deja de ser apostlica y se interrumpe la Tradicin apostlica, porque carece de jerarqua apostlica y de la Iglesia apostlica.La santa Tradicin es el Evangelio del Seor Cristo, y el mismsmo Seor Cristo, que el Espritu Santo encarna en el alma de cada creyente en la Iglesia entera. Por la energa del Espritu Santo, todo lo que le pertenece a Cristo deviene nuestro, por lo tanto humano. Sin embargo, esto solo se da lugar en el cuerpo de la Iglesia. Como alma de la Iglesia, el Espritu Santo incorpora a cada fiel al cuerpo de la Iglesia, como si ste fuese una minscula clula. Hace del fiel coheredero del Dios-hombre (Ef. 3, 6). Cada creyente realmente deviene Dios-hombre mediante la eterna gracia increada del Espritu Santo. La vida en la Iglesia, supone latransfiguracin de cada creyente en Dios-hombre por la gracia eterna e increada, mediante las virtudes personales y evanglicas. Es crecer en Cristo. Es revestirse de Cristo mediante el crecimiento en la Iglesia y la constitucin de la Iglesia. Porque la vida del cristiano representa la incesante teofana cristocntrica. Por obra del Espritu Santo, mediante los santos misterios y las sagradas virtudes, Cristo el Salvador es comunicado a cada fiel creyente. Hace del creyente la tradicin viva, la vida vivificada: Cristo, vida nuestra (Col. 3, 4). Todo lo Suyo, comprende as lo nuestro, siendo nuestro eternamente: su verdad, su rectitud, su amor, su vida, y su divina Hypstasis entera.Qu constituye la santa Tradicin? Es el Seor Jesucristo, el mismsmo Dios-hombre en la plenitud de las delicias de su divina Hypostasis. A travs del l y por l, se nos comunican las delicias de la Trinidad Santa. Esta es la realidad que se otorga y se manifiesta mediante la Santa Eucarista. En la Eucarista, se logra y se repite la plenitud de la economa teantrpica de salud del Salvador a favor nuestro y para nuestra salvacin. Se edifica la morada del Dios-hombre con todos sus maravillosos dones milagrosos. l est presente en ella, en la vida de la Iglesia, de la plegaria, y de la liturgia. Retumba sin cesar, por todo ello, y por todos los siglos, la filantrpica advertencia del Salvador: Sabed que yo estoy con vosotros todos los das hasta el fin del mundo (Mt. 28, 20). Est presente, con los Apstoles y con todos los fieles a travs de los Apstoles, hasta el fin del mundo. Se trata de la santa Tradicin de los Apstoles de la Iglesia ortodoxa: vivir en Cristo = vivir en la Trinidad santa. Crecer en Cristo = Crecer en la Trinidad (cf. Mt. 28, 19-20).Cabe hacer recalcar que la santa Tradicin siempre viva y vivificadora en la Iglesia ortodoxa de Cristo, comprende la santa liturgia, todos los oficios divinos, todos los santos misterios, todas las sagradas virtudes, la totalidad de la verdad eterna y la rectitud eterna, todo amor, toda la vida eterna, la plenitud del Dios-hombre, el Seor Cristo, de la santa Trinidad entera, y la vida teantrpica entera de la Iglesia en su plenitud teantrpica, con la Toda-santa Theotokos y todos los santos.La santa Tradicin, constituye la persona del Seor Cristo, el Dios-hombre. Su persona transfigurada dentro de la Iglesia. Su persona sumergida en la gracia que es como el mar solemne, litrgico, e incontenible. Su persona contenida enteramente tanto en la eucarista como en la Iglesia. He aqu la buena nueva autntica. La buena nueva, confesada por los santos padres y los santos Concilios ecumnicos, que constituye la santa Tradicin. Mediante la plegaria y la piedad, esta buena nueva ha sido preservada de toda mancha del demonismo humano y del humanismo diablico. Se conserva entero al Seor Cristo, Aqul que constituye la Tradicin eterna de la Iglesia, sin duda alguna, grande es el Misterio de la divinidad: l ha sido manifestado en la carne (I Tm. 3, 16). Sucede, pues, que se manifiesta como hombre, como Dios-hombre, y como Iglesia. Por la obra filantrpica de la salvacin y la deificacin de la humanidad, es l Quin magnific y elev al hombre por encima del querubn y del santsimo serafn.

NOTAS DE TRADUCTOR1. Meyendorff, John. Byzantine Theology, (New York 1983) 176. los charsmata del Espritu no son realidades creadas, sino la eterna gracia increada o "energa" de Dios. A esa vida divina increada, el hombre slo tiene acceso en el cuerpo del Logos hecho hombre. Por consiguiente, la gracia del Espritu no nos llega "a travs" o "desde" el Hijo; lo que se nos concede no es la propia hypstasis del Espritu ni una gracia temporal creada, sino la "manifestacin" externa de Dios, distinta de su persona y de su esencia.2. Ibid., 175. de la actividad del Espritu en el mundo despus de la encarnacin, se puede deducir la consustancialidad de las tres personas de la Trinidad, pero no se puede inferir ninguna causalidad en la eterna relacin personal entre el Hijo y el Espritu.

Copyright 2007, Iglesia Ortodoxa EspaolaParroquia Ortodoxa San Marcos.C/San Ramon, 2 - 20.303 Irun, GipuzkoaPatriarcado de SerbiaRevisador e impreso para utilizarlo pastoralment por el Archimandrita Silas, Sacro Arzobispado Orodoxo Griego de Mexico, bajo el Patriarcado Ecumnico de Constantinopla, para mision en Costa Rica