solemnidad de la ascension

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PARROQUIA EL SALVADOR DE BAEZA HOMILIA CON MOTIVO DEL DOMINGO DE LA ASCENSION D. MARIANO CABEZA PERALTA

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HOMILIA CON MOTIVO DE LA SOLEMNIDAD DE LA ASCENSION

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Page 1: SOLEMNIDAD DE LA ASCENSION

PARROQUIA EL SALVADOR DE BAEZA

HOMILIA CON MOTIVO DEL DOMINGO DE LA ASCENSION

D. MARIANO CABEZA PERALTA

Page 2: SOLEMNIDAD DE LA ASCENSION

SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN

AÑO C

“Ellos se volvieron a Jerusalén con gran alegría”

El tiempo de las apariciones del Resucitado llega a su fin. Cuarenta días

después de su Resurrección, Jesús asciende al cielo entre aclamaciones, con

gran gloria, poder y majestad.

Les fue demostrando a los apóstoles que todas sus promesas se habían

cumplido sobradamente. Que él era el Mesías, el hijo de Dios. Que su ser

de hombre traslucía su ser de Dios y que su ser de Dios no impedía su

humanidad.

Les fue demostrando que él había vencido al mal, a la muerte y el dolor.

Que sus llagas eran ya llagas gloriosas y que la cruz era cruz gloriosa,

camino y puerta de salvación y de vida eterna.

Les fue recordando que su cuerpo roto y partido en la cruz, ahora lo podían

comer y beber roto y partido en la Eucaristía, que lo reconocerían a partir

de ahora, en sus palabras, en sus gesto, al partir el pan de la Eucaristía, en

el amor hacia todos.

Los fue preparando y dándoles las últimas instrucciones antes de enviarles

el Espíritu Santo y dar comienzo a la obra evangelizadora de la Iglesia que

llega hasta nuestro días.

En esos cuarenta días de pascua, junto con la alegría y el asombro de volver

a encontrarse con el maestro, se aviva el germen de una Iglesia que fue

fundada por Jesucristo sobre el cimiento de los apóstoles y de Pedro como

roca, como cabeza: “Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.

Jesús los lleva hacia Betania, mas arriba del Monte de los Olivos, desde allí

se divisa perfectamente la ciudad santa, Jerusalén. Allí los bendijo y

ascendió a la derecha del Padre, desde donde volverá al final de los

tiempos.

Acabó el tiempo del resucitado, ahora es nuestro tiempo. Ahora somos

enviados cada uno de nosotros por el Señor, con la fuerza del Espíritu y con

la alegría de la misión encomendada.

Jesús el Señor nos ha dado todos los medios para que no nos falte de nada.

Una Iglesia Madre y Maestra fundada y querida por él para que vivamos

como familia de Dios, como hijos del Padre.

Unos pastores que nos cuidan y nos guían para que el rebaño del Señor no

se extravíe por sendas oscuras. El papa, los obispos, los sacerdotes y

diáconos, todos al servicio del pueblo de Dios.

Page 3: SOLEMNIDAD DE LA ASCENSION

Unos instrumentos eficaces de salvación como son los Sacramentos, que

jalonan nuestra vida desde que nacemos hasta que partimos hacia la casa

del Padre. Especialmente la Eucaristía, encuentro vivo con Cristo

Resucitado y la Penitencia, Sacramento que repara heridas y fuerzas porque

es perdón y misericordia de Dios.

La Palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia que nos ayuda a

interpretarla y concretarla en nuestra vida de cada día.

Las virtudes de la fe, esperanza y caridad que animan nuestra marcha hacia

la Jerusalén celeste, que nos hacen caminar con alegría al encuentro del

Señor y los hermanos.

Esta recta final hacia la pascua nos llama a la responsabilidad como

cristianos y como Iglesia del Señor.

Los tiempos de la Iglesia, desde que nació con Cristo hasta el día de hoy,

no son de mirar al cielo, no son de pasividad, de esperar que todas las

soluciones las ponga Dios en bandeja.

Sigue siendo actual el reclamo de los hombres vestidos de blanco que nos

dicen: ¿Qué hacéis plantados ahí mirando al cielo?

Esos hombres de blanco hoy también nos acompañan. Son nuestros

pastores: el Papa, los obispos, nosotros los sacerdotes. Cuando os

animamos a los seglares, a las familias cristianas, a las comunidades. Os

animamos a no dormiros, a no desanimaros, a no tirar la toalla.

Os animamos a implicaros en la acción de la Iglesia, en la transmisión de la

fe.

Os animamos a ser militantes activos del Evangelio, a luchar por un mundo

mejor que no podremos alcanzar si alejamos a Dios de nuestra vida.

La Ascensión es un elevarnos todos con Cristo hasta el cielo para tener una

perspectiva amplia sin dejar de pisar el suelo, sin desentendernos de la

realidad.

En este tiempo de Pascua nos acompaña María, la Madre de Dios y nuestra.

Ella entendió desde el primer instante este mensaje. Se elevó hasta Dios

haciéndose su sierva y se abajó hasta el suelo haciéndose servidora de los

hombres. En ella encontramos el mejor modelo de Iglesia y de vida

cristiana.

Que Ella interceda por nosotros para que cumplamos siempre el mandato y

las expectativas de Cristo para nosotros. Que así sea.