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Crónicas de un país en arriendo
Ana Victoria Silva
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES Y
LENGUA CASTELLANA
BOGOTÁ, D.C
2018
Crónicas de un país en arriendo
Ana Victoria Silva
Autora
Humberto Alexis Rodríguez
Tutor
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES Y
LENGUA CASTELLANA
BOGOTÁ, D.C
2018
Al Gran Imaginable, presente bajo diferentes formas en los relatos de los pueblos.
A nuestros ancestros, que hicieron posible este presente provisto de material para la
imaginación y el desahogo.
A los compañeros de camino, por soportar buenamente nuestros demonios.
A nuestros muertos, los que reviven en el relato y se actualizan en la memoria.
A todas las parias, las putas, a las que nos heredaron la tierra, por ser el lugar de los herejes.
A mi dulce Colibrí,
Y a Juan.
Agradecimientos
Agradecimientos especiales y de todo corazón a los demonios que no nos permiten olvidar, que
nos eximen de la morfina del olvido, aunque, cuántas veces la hubiésemos deseado. A los de
siempre, porque conscientes de eso no nos dejaron solos. A los que se ausentaron pero nos
dejaron tantas cosas por decir. A la universidad, que en todo caso tiene la potestad de avalar la
experiencia. Y a los docentes, con la esperanza de que no olviden su labor como interpeladores
del conocimiento.
Resumen
A lo largo del documento podrán hallarse las consideraciones que sobre el ejercicio pedagógico,
pero también del ejercicio literario como espacio de reflexión, y como rubro de la memoria,
hemos podido recoger a lo largo de la aventura que fue escribir Crónicas de un país en arriendo.
Abstract
Throughout the document you can find the considerations on the pedagogical exercise, but also
the literary exercise as a space for reflection, and as a rubric of memory, we have been able to
collect throughout the adventure that was to write Chronicles of a country for rent .
Abstrato
Ao longo do documento você pode encontrar as considerações sobre o exercício pedagógico, mas
também o exercício literário como um espaço de reflexão, e como uma rubrica de memória,
fomos capazes de coletar toda a aventura que foi escrever Crônicas de um país para alugar
Tabla de contenido
A manera de introducción ..................................................................................................................... 7
Bases conceptuales: “Latinoamérica es grande, pero pendeja” ......................................................... 10
El locus de enunciación, una afrenta pluritópica a la diatopía. ............................................................. 13
Del relato y cuestiones de método: bienvenidos bastardos. ..................................................................... 17
De las personas y su representación a la representación de la realidad ......................................... 21
Narrar el mal: la dimensión colectiva del Derecho a la verdad ............................................................ 22
A manera de conclusión ......................................................................................................................... 25
Bibliografía............................................................................................................................................ 26
Anexos .................................................................................................................................................. 28
A manera de introducción
El proyecto de escritura “Crónicas de un país en arriendo” es una recopilación de escritos de
carácter narrativo recogidos a lo largo de por lo menos dos años de trabajo, unidos por un relato
conductor. Dicho relato se construyó juntando restos de las conversaciones entre un biólogo que
presta sus servicios de caracterización a una empresa minera y un indígena que le sirve de guía.
Bajo el concepto fragmentario que subyace a las conversaciones que suceden en diferentes
momentos y lugares hemos tejido otros relatos, en ese sentido declaramos que en el ejercicio de
escritura de Las crónicas de un país en arriendo, no pretendemos la conformación de un texto
único, ello es, de una totalidad uniforme, sino acaso de la construcción relatada de una totalidad
poliforme. De otra manera expuesto, lo que hemos hecho- quizá sin un éxito contundente- ha
sido ante todo juntar historias disímiles e incluso inacabadas y lo hemos hecho usando el método
combinatorio, cuya dinámica será desarrollada con mayor detalle en un apartado posterior.
La organización responde, a la sazón de la conversación, al concepto del movimiento, bajo las
formas del tránsito, la estación, y la fuga. Ello en principio sugiere que no se trata de un ejercicio
desorganizado y dejado al azar, sino precisamente de un ejercicio de manufactura en el que se
van cosiendo los retazos hasta formar quizá una colcha. La primera relación que establecimos, es
aquella que señala la cuestión de la memoria en el desarrollo del relato, se reconstruye desde
quien, por vencido, ha sido sistemáticamente silenciado. Vueltos a la historia reconocimos la
sistematicidad de este silenciamiento, por ello se establecieron relaciones simbólicas con el curso
del movimiento, en el sentido en que cada una de ellas –estaciones, tránsitos y fugas- condensan
a la memoria en un fragmento de su ser polimórfico.
En los tránsitos se hallarán las conversaciones entre dos personajes (el biólogo y el indio) de
cuyas conversaciones surgirán algunos episodios de la historia colombiana, combinados en las
estaciones con historias de mujeres que sufrieron, de diferentes maneras los embates de la
violencia y de la vida. Las fugas, por su parte, estarán conformadas por relatos cortos cuya
especificidad es, justamente, el desplazamiento y en el intermedio, el monólogo del asesino, cuya
figura intenta erigirse como el arquetipo del hombre que ha puesto el dedo en el gatillo. El
encuentro con El Dorado es en realidad una pequeña parte, que sin embargo está relacionada con
el proceso de colonización y saqueo inaugurados con el re-descubrimiento de América por la
vieja viciosa Europa, que dio paso a la consolidación del paradigma de la modernidad bajo cuyo
manto se ha ido consolidando también la realidad de los países en arriendo. En el medio y
también en los márgenes (sobre todo en los márgenes) de esta caudalosa Historia escrita con
hache mayúscula, se suceden las otras historias, las que más bien tienen asidero en la memoria,
para nosotros, las estaciones y las fugas, guardados en Los Relatos (tanto de las gentes viejas que
pasan de generación en generación, como los que han sido puestos en papel).
Tal vez esta estructura recuerde un poco la descripción de la obra escrita por Ítalo Calvino en los
años 70 (Sí, Las Ciudades Invisibles), en la que Marco Polo y Kublai Khan, los personajes por
medio de los cuales Calvino presenta a sus ciudades con nombre de mujer, reflexionan en torno a
lo real y lo imaginario. Pues bien, fue precisamente ese documento el que inspiró en gran medida
tanto este ejercicio de reflexión, como el resultado literario en que pretendemos, se constituya.
No se crea sin embargo que se trata esta de una copia burda del ejercicio que nos inspiró en
primer momento (ni más faltaba), de allí hemos tomado la forma en que fue hecho, es decir, el
método de fragmentación y combinación usado por el autor de Las ciudades invisibles a que
hemos hecho referencia, y que, insistimos, será desarrollado más adelante.
Antes de ello quisiéramos detenernos en una cuestión que ha ocupado un lugar relevante en la
discusión nuestra sobre el ejercicio de escribir. En primera no decimos que sea un ejercicio como
quien a algo mecánico quisiera referirse, muy al contrario, y quizá sea esta la palabra más
adecuada, escribir es un momento en nuestra cotidianidad, por lo que entendemos que es parte
constitutiva de nuestro hacer diario casi tanto como comer, o dormir… o cagar, aunque bien
puede ponerse en consideración la anorexia o la pobreza, el insomnio de causa fisiológica o de
pura necesidad y el estreñimiento o la diarrea. Hechas las salvedades, lo que queremos decir
cuando ponemos en cuestión que la escritura es un momento de la vida, es que no se trata de una
cuestión espontánea sin asidero en el mundo de la vida. Más bien todo lo contrario, la
enunciación que allí se materializa está ubicada, está geohistóricamente referenciada. Así las
cosas ponemos en cuestión varios de los criterios que nos han servido como anclajes a ese mundo
de la vida, desde aquel que solemos poblar en nuestros desvaríos más perversos. Más que
criterios, estas preocupaciones, intentarán ser abordadas detalladamente a continuación. En
primer lugar se encontrará la cuestión que aborda el locus enuntiationis este apartado se
constituye en un posicionamiento político de la escritura desde una perspectiva decolonial; en
segundo lugar se podrá hallar un apartado sobre el relato, el cual será abordado desde dos
perspectivas, la primera aquella que lo entiende como parte de la caja negra de la memoria de los
pueblos que han sido no-ser, y la segunda, desde el punto de vista de la particularísima
manufactura, se planta frente al momento escritural y su no-estructura. En el último apartado se
hará el abordaje del método que hemos seguido para la escritura de Las crónicas de un país en
arriendo. Y por último se hallará el resultado de este trabajo.
Bases conceptuales: “Latinoamérica es grande, pero pendeja”1
De lo que hasta ahora hemos planteado es posible entender que la intención de este trabajo es
plantarse frente a las formas convencionales de mirar la narración, desde una forma divergente
de estructurar la realidad interna del texto, que no sea indiferente a la realidad misma de la cual
proviene, al menos a nivel estético. Esto es precisamente lo que queremos asumir como punto
para la discusión de la que se ocupa este aparte. En este orden de ideas intentaremos exponer con
la claridad que nos sea posible desplegar diferentes aspectos relacionados con ello, no nos
ocuparemos en gran medida de la realidad interna2, nos ocuparemos más bien de desarrollar la
cuestión que rodea a la mentada realidad interna entendiendo que es de esos factores de los
cuales se nutre la obra. Para ello hablaremos brevemente de lo que supone para nosotros el
momento escritural, y luego iremos hacia la cuestión del locus de enunciación que nos exige una
ubicación geohistórica de la obra literaria.
Aquello que hemos denominado el momento de la escritura y que la sitúa como un espacio-
tiempo en el tiempo de la cotidianidad, la saca del topos institucional y la revela en su carácter de
posibilidad vital. No quiere decirse con ello otra cosa diferente a que entendemos que la escritura
es y se hace en su dimensión histórica más allá de la instrumentalización que la circunscribe al
ámbito instruccional e ideológico3. Esta apertura de la escritura hacia el sentido por demás
peligrosa, apunta al entendimiento del carácter dinámico por el cual se constituye en modo de
1 Fragmento de la canción de Los Prisioneros “Latinoamérica es un pueblo a sur de los Estados Unidos” 2 Que dentro de las escuelas formales apunta a la construcción de lo verosímil dentro del texto literario, y que sería
realmente valorado por autores como Friedman (1995). Refiere al ocultamiento del narrador en favor de la
mantención de la “realidad del relato” hacia de una suerte de independencia. 3 Wilmer y Ernell Villa (2008), señalaban acertadamente que en favor de develar las formas otras de la literatura, por
fuera del canon logocentrico denunciado por Derrida, habría que entender a la escritura alfabética más allá del
centramiento occidental, para ofrecer a las formas Otras de las expresión un lugar igual en el horizonte de la
construcción de sentido, ello, desarrollado por el mismo Derrida, entró en el universo de la significación como archi-
escritura, cuyo carácter asume que existen formas diferentes de organizar la experiencia y que se sitúan por fuera del
sistema dominante, pero que tienen una validez equivalente.
consolidación de la memoria, pero también del movimiento imaginante de la creación4. No bien
entendemos que aún en cuanto es precisamente la escritura uno de los bastiones que se blandieron
en contra de los llamados pueblos ágrafos, y que además se constituyó en una de las formas más
tenaces y persistentes del proceso de colonización (tanto desde el punto de vista estético en la
forma de los géneros literarios, como desde el punto de vista ideológico instalado tanto en la
religión como en la instauración de modelos determinados de gobierno), hace parte de lo que para
nosotros es presente. Quizá la diferencia patente entre los nosotros de ahora y los de antes sea
ese hecho de comprender que existen formas otras de narrarse que están bien lejos de ser
expresiones gráfico-alfabéticas y que no por ello son jerárquicamente menos calificadas.
Arriesguémonos a declarar entonces que con el objetivo de deshacernos de los límites canónicos
de los géneros, nos hemos puesto en la tarea de la construcción de crónicas, pero no como las
entendió la corona española (ni antes ni después de exigir el haber pisado tierras desconocidas),
sino como se fueron haciendo y tuvieron la dicha de estar entre las expresiones primeras de la
fagocitación por los pueblos americanos de las formas gráficas- alfabéticas de Europa5, ello es,
recolectando los relatos, las conversaciones, las pinturas, la música de manera que a nuestro paso
y en nuestras manos logre poner ante los ojos y oídos de quien en frente tome nuestro trabajo, los
fragmentos del mundo que pudimos recuperarle al tiempo.
Las crónicas de un país en arriendo responden de esta manera al interés por hablar desde los
márgenes, y en este caso, de plantearnos una literatura que hable desde allí mismo. No desde los
cánones estéticos propuestos y promovidos desde la academia culta que supone una corrección
4 Que señalara Bachelard en su libro El Aire y los Sueños (2003). 5 Mignolo en su trabajo hace una genealogía de la crónica, y encuentra que en principio el género está determinado
por una autoridad, en consonancia con ello encuentra que la Disciplina no es otra cosa que el lugar desde el cual se
sustenta la consolidación de formaciones discursivas (Mignolo, 1981, p. 161-162) Por otro lado lo que se ha dado en
llamar fagocitación consiste en la absorción del ser (función predominante del paradigma moderno eurocéntrico) por
el estar (identificación de las formas otras de considerarse como habitantes del mundo en consonancia con todos los
otros seres que lo habitan), este término fue acuñado a la discusión decolonial por Kusch (1999, p. 146)
de adecuación estructural6 sino más bien de una recolección de relatos, desde la misma palabra
inscrita, pero también desde modos otros que intentaremos traducir, al fin del entendimiento, y
cómo no, para los efectos del requisito institucional.
En ese sentido, es decir, viendo la escritura como un proceso histórico a nivel general, es que
podemos decir que se trata de un momento en nuestra cotidianidad… pero un momento del cual
nos sentimos responsables en la medida en que consideramos relevante hacernos cargo de él.
¿Pero qué implica que entendamos a la escritura como un proceso histórico que además tiene la
potencia de hacerse vivo en nuestras manos, y qué implica además hacernos cargo de ello?
En principio, tiene esta cuestión que ver con algo que por parecer panfletario a la academia tiende
a ser desechado, pero de cuya necesidad estamos convencidos, y es la liberación. Para los
académicos que discuten desde la decolonialidad, uno de los puntos álgidos el precisamente aquel
que nos ubica en la construcción de una identidad que a diferencia de la Identidad con mayúscula
impuesta como modelo por la modernidad letrada, parte de la diferencia, de la comprensión de la
diversidad como cuestión inherente a las sociedades y las historias de la humanidad7; y tiene
como punto de partida la América Nuestra de Martí8. Partimos de allí, porque esta tierra, esa
parte en el sur del mundo nos vio nacer.
6 Cuya decadencia fuera ya denunciada como precisa por Derrida (1989) 7 Una apuesta por la diversalidad que implica la universalización de la diversidad como principio para el estar. 8 La decolonialidad, como hermana de la poscolonialidad plantea la discusión que planta cara a los discursos
modernos que sustentaron la colonización y la colonialidad como consecuencia de la primera desde los márgenes. La
decolonialidad, a diferencia de la poscolonialidad encuentra su casa en América Latina (Castro Gómez, 2007).
El locus de enunciación, una afrenta pluritópica a la diatopía.
En el Sur del mundo, uno de los tantos sures9 (la vieja África, la milenaria Asia, la América
Latina Nuestra), hemos concebido este proyecto de escritura que intenta ser otra botella al mar,
no una vacía, sino acaso una plegaria, un grito sofocado y guardado para después. No tiene
pretensiones de verdad, pero no se concibe tampoco por fuera del mundo, y menos que menos, de
esa parte del mundo de donde nace. Quiere decirse con ello que en primera instancia este
proyecto de creación intenta concebirse como una fuga de las cárceles que se han impuesto al
pensamiento desde el sistema moderno bajo el cual se inventa el mundo “correctamente”. Puede
parecer no obstante, que nuestras pretensiones son descabelladas, pero son, ni más ni menos que
un intento de apostarle a la emancipación10 de nosotros mismos (en ese proceso individualísimo
en el que nuestros fantasmas nos asaltan) y de la culta academia11 (aquella cuya característica
principal parece ser pensar desde otro, hablar desde otro); ambos elementos, según lo vemos (y
9 La categoría del Sur Global fue inaugurada en el seno de las discusiones sobre las Epistemologías del Sur, de las
cuales Boaventura de Sousa Santos es un representante importante. Una de las cuestiones fundamentales que plantea
este autor en los términos de una propuesta analítica y deconstructiva de las realidades históricas, políticas,
económicas y epistémicas, es precisamente la que comprende al mundo en relación con la totalidad, ya no desde el
paradigma moderno de la exclusión sino desde aquel que es consciente de la opresión y las dinámicas de dominación
que se desarrollan de manera compleja y que extienden sobre la comprensión de la realidad mantos que matizan las
pretensiones de una teoría universal. El Sur Global, comprende entonces el conjunto de lugares del mundo que han
sido víctimas tanto del capitalismo como del colonialismo, es decir las periferias del globo. 10 Para nosotros la emancipación adquiere el matiz de la decolonialidad puesto que se pone en el contexto de la América Nuestra. En ese sentido aclaramos que si bien somos conscientes de que la “emancipación” como concepto
tiene su asidero en el discurso Ilustrado de Europa, nos interesa, tal como lo señala Mignolo (2010) en relación al
ejercicio filosófico de Enrique Dussel, que la emancipación esté directamente emparentada con el concepto de
Liberación. Para los efectos del documento que nos ocupa serán usados ambos (emancipación- liberación) como
sinónimos. 11 Cuando decimos de la emancipación del ser le ponemos en relación con el ejercicio de su autonomía y en tanto
ello en la posibilidad de asumirse como sujeto histórico con la capacidad de actuar en consecuencia tanto con la
historia como con sus principios éticos –que no morales-. En ese sentido un ser auténtico en el ejercicio de su
autonomía impulsará sus esfuerzos a apropiarse de las instituciones que históricamente han funcionado como
dispositivos de disciplinamiento generando, desde la misma institución líneas de fuga por medio de las cuales se
puedan burlar los muros, no tumbándolos, sino atravesándolos.
podría constatarse en el pensamiento de varios de los autores de la apuesta decolonial12)
conllevan en alguna medida a la emancipación con respecto al poder, entendido este como la
fuerza autoritaria que ejerce el Estado –padre- sobre la Cultura –madre- y que llega al pueblo –
hijo- como una cierta manera correcta de ser (Dussel, 1976). Entiéndase pues que el ejercicio que
nos hemos propuesto con la escritura de Las crónicas de un país en arriendo, es el de levantarnos
en contra del poder que el padre- Estado ha ejercido sobre nosotros como pueblo –hijo-, ello,
desde el relato como forma de recuperar a la cultura –madre- de su alienación histórica13. Por
esta vía queremos poner de presente pero adicionalmente en escena, una de las preocupaciones
fundamentales de la academia Latinoamericana, a saber, aquella cuyo centro está en la
colonización y sus consecuencias, tanto a nivel estructural, como a nivel analítico. Nos
proponemos pues, el ejercicio cabal de una desobediencia epistémica14 desde la cual podamos
entendernos autónomamente, con una historia más allá y más acá del proyecto de la modernidad.
Esta suerte de in-corrección por medio de la que hemos propuesto el ejercicio de creación
literaria introduce un movimiento si se quiere caótico, puesto que va al encuentro del pasado en el
presente, ello es, de la historia tal y como la recuerda la memoria (las memorias), pero también de
cómo la reconstruye la palabra en la boca del Otro, que somos nosotros mismos. Este Otro del
12 Ver nota al pie 8 13 Para Dussel, así como para otros autores latinoamericanos, el proceso de colonización que se vivió en
Nuestroamérica, fue así como eurocéntrico, falocéntrico y patriarcal. De ahí que lo que se entiende como el padre de
América Latina sea el hombre colonizador que violó a la mujer indígena y negra (madre) esclavizando al hombre
indígena y negro. De esta violación nació el hijo (pueblo) latinoamericano, hijos bastardos, por demás (Dussel,
2009). 14 La desobediencia epistémica tal como es formulada por Walter Mignolo consiste en el proceso mediante el cual se
da una desvinculación del proyecto colonial y colonizador, no desde la negación radical de la referencia en el
discurso y la instauración de un modelo novel de conocimiento y de pensamiento, sino desde la consciencia práctica
de la existencia de pluri-versos, ello es de modos de pensamiento distintas o no-existentes.
que aquí se habla es aquel que expresa la exterioridad, ello es, lo que está por fuera de “lo
mismo” inscrito dentro del sistema15.
En este panorama se pone de presente el aspecto fundamental que cuestiona por el lugar desde el
cual hablamos, este topos no señala desde luego exclusivamente una porción de tierra, más allá,
conduce al entendimiento del territorio como el espacio donde el estar habita por encima del ser.
Ello implica, ni más ni menos, que la comprensión del territorio en su dimensión metafísica,
como el espacio en el cual se teje la vida en toda su magnitud, donde se ama, donde se sueña,
donde se construyen lazos, donde se hacen redes16.
Es en ese sentido en el que puede pensarse además de la escritura cuyo centro es el logo, aquellas
otras expresiones por las que se cuenta y se registra al territorio como ya ha sido descrito, esas
archi-escrituras17. Y más allá, entender que la cuestión entonces deja de ser la de un universo
hacia el reconocimiento de la existencia de pluriversos; en consonancia, el ejercicio
Hermenéutico desde el cual se entiende al mundo, pasa de la diatopía (desde la que el centro mira
su periferia) a la hermenéutica pluritópica (desde la que todos se miran y se reconocen en su
diferencia)18.
15 Para Enrique Dussel la exterioridad como categoría analítica es la distancia que se ejerce política y prácticamente
de la proximidad primera (que es la madre) para poner al ser en relación con el otro, con el rostro del otro. “El otro
(en cuya expresión se incluye siempre a la otra) es la noción precisa con la que denominaremos la exterioridad en
cuanto tal, la histórica y no la meramente cósmica y físico-viviente. El otro es alteridad de todo sistema posible más
allá de “lo mismo” que la totalidad siempre es. El ser es y el no-ser es todavía o puede serlo el otro, diríamos contra Parménides y la ontología clásica (…) La individualización de esta experiencia personal-comunitaria es una de las
deformaciones europeas dependiente de la revolución burguesa. Cada rostro, único, misterio insondable de
decisiones todavía no tomadas, es el rostro de un sexo, de un género de una generación, de una clase social, de una
raza, de una nación, de un grupo cultural, de una edad de la historia.” (Dussel, 2011, p. 81- 83) 16 Ver Mignolo “(…) no se trata sólo de geografía (estar físicamente en un lugar o no estar en otro) sino de territorio:
tanto el espacio como la memoria del espacio” (1995, p. 24). 17 Ver nota al pie 3 18 Como es sabido, Gadamer habría planteado la hermenéutica diatópica desde la cual en principio intentó
entenderse la cuestión de la interpretación como una relación comprensiva que asumió sin embargo que el centro de
la cuestión estaba en la manera de entender el mundo de occidente, frente a lo demás como un bloque compacto. La
crítica que se hace desde los discursos decoloniales, especialmente Mignolo (1978), retomando las ideas de Panikkar
Pero claro, ¿qué tiene que ver todo esto con el momento escritural que proponemos, y todavía
más con lo que de ese proceso pueda leerse luego? Bueno, pues se trata, como habría sido dicho
en principio, si se nos permite recordar, de la recolección de fragmentos de tiempo que hemos ido
guardando de momentos diversos que corresponden a la investigación histórica por la que hemos
venido transitando, y que es posible deducir de lo ya dicho. Dicha investigación consta de tres
momentos uno documental (consulta de fuentes documentales, periodísticas, literarias, históricas,
de la música popular); de campo (entrevistas, conversaciones registradas y no); y creación que
tiene ya que ver con el resultado de nuestro manejo del material. Debe entenderse entonces que
más acá y más allá del momento creativo, están los Otros, la diversalidad, en la que hemos
partido al encuentro de nosotros mismos en ese viaje infinito que no tiene en verdad un punto de
llegada, al menos no todavía; no hablamos pues sólo nosotros, y es posible entonces que se
reconozcan las voces de Otros que hablarán con nosotros, por nuestras manos, por nuestras
bocas, por nuestros ojos19.
Nuestro locus de enunciación espera ser pluritópico, en esa visión abarcadora del territorio del
que somos parte, de esos lugares con memoria que también son los Otros y que acaso, somos
nosotros, nosotros Los Otros, los hijos bastardos, orgullosos de sus bastardidad.
(1997) sobre la multiculturalidad, es precisamente que la diferencia no puede concentrarse en un solo bloque. Ello
implica entender que no existen sólo dos lugares desde los cuales se habla, sino diversos. Por tanto la diatopía se
queda corta y debe enunciarse la pluritopía. 19 Así diría Dussel al referirse al encuentro con el Otro “Entre los entes o cosas que aparecen en el mundo, que se
manifiestan en el sistema junto con los instrumentos hay uno absolutamente sui generis, dis-tinto a todos los demás.
Junto a las montañas, los valles y los ríos; junto a las mesas, martillo y máquinas, irrumpe cotidianamente en nuestro
entorno el rostro de otros seres humanos. Alejados de la proximidad, en la lejanía, su presencia vuelve a acordarnos
de la proximidad postergada” (p. 81)
Del relato y cuestiones de método: bienvenidos bastardos.
“(…) los militares odian esas almas, pero yo las quiero para mí”
(Fito Páez, Dos días en la vida, 1988)
Dado que nuestro interés metodológico no se introduce en la intención de construir una unidad, al
menos una que se considere así en su más pura acepción, sino más bien una suerte de estructura
polimorfa como es la vida, nos aplicaremos en la tarea de intentar exponer los conceptos por
medio de los cuales reconstruimos, a la manera de un Frankenstein el concepto mismo del relato.
Posteriormente situaremos, en el otro lado de la línea20 aquello que corresponde a las narrativas
nuestras, unas narrativas del mal, que por su mismo carácter maldito hacen emerger la figura del
Otro, la del bastardo, y como ha quedado dicho, la nuestra.
Para pensarnos el Relato tuvimos que retomar dos conceptos: la conversación y el movimiento, a
partir de los cuales nos era posible imaginar lo polimorfo, pero también el pluriverso, el primero
de ellos en tanto que una de sus más agudas características es acaso la posibilidad de ser una
unidad coherente, sin dejar de ser una construcción eminentemente fragmentaria que ha de
recogerse y comprenderse sólo bajo los signos que le preste el contexto para vestirse21. Y el
20Para Boaventura de Sousa Santos en el libro editado por la CLACSO y Siglo XXI, bajo el título Epistemologías del
Sur en 2009, las líneas abismales son las distinciones impuestas desde el paradigma de la modernidad a partir de las
cuales se juzga universal, civilizado, todo aquello que se determina desde “este lado”, dejando por incomprensible e
inconmensurable lo del “otro lado”, en estado de no existencia.
21 En principio se diría que la conversación constituye la forma bajo la cual, de manera predominante se presenta la
comunicación oral, pero más allá de ello se comprende como la muestra por excelencia de la forma en la cual la
competencia para comunicarse de los hablantes se hace materia. Tal forma, justamente en razón a ello, ni por un
momento debe reducirse al despliegue lingüístico, sino que debe extenderse en nombre de la comprensión a su
sentido, que no ha de hallarse si no se toman en cuenta los elementos sociales, ambientales, contextuales que, a los
ojos del analista, constituyen datos, tanto de la comunicación en sí, como de los sujetos tras la máscara del
segundo responde a que la realidad es dinámica, justamente por ello, su representación ha de
serlo, cuestión que entre otras cosas resulta harto enojosa cuando no se dispone de medios
imaginativos más que para la rabia. Dejando de lado ese detalle –que es en parte una advertencia
sobre el resultado de nuestro ejercicio escritural-, tanto la conversación como el movimiento, son
dos de los signos bajo los cuales quisimos retratar al relato.
“Cuando el río es lento y se cuenta con una buena bicicleta o caballo, sí
es posible bañarse dos (y hasta tres veces de acuerdo con las necesidades
higiénicas de cada quien) veces en un mismo río” A. Monterroso
El concepto de movimiento se compone de dos cuestiones fundamentales, a saber el espacio y el
tiempo. No hay movimiento sin espacio en el cual desplegarnos, pero tampoco es posible que tal
pueda ejecutarse si no se hace en un intervalo determinado del tiempo. Más allá de su definición
física, nos interesa particularmente en su dimensión simbólica, que a pesar de serlo, comparte en
su correlato tanto al espacio como al tiempo, es decir, que la narración ocurre en un intervalo
determinado pero también se ejecuta en un espacio posible –o en todo caso imaginado-, lo que
describe el movimiento en sí, son las acciones posibles, que vistas en modo descompuesto
asemejan multitud de fotogramas que muestran fragmentos del tiempo congelados cuya
conjunción estratégica posibilita tanto la acción, como al movimiento. Lo que esto nos señala en
principio no es otra cosa que el carácter contiguo de la acción y del movimiento, en la que uno y
otro, se confunden continuamente.
hablante/oyente. La forma particular de este tipo de texto, si así pudiésemos comprenderlo, se devela en su
naturaleza de de-formación relativa de cuyas formas monstruosas se construyen unidades coherentes. Diríase que la
conversación no tiene distingos de raza, sexo, o clase social, de ahí que todos los sujetos, una vez han adquirido el
sistema de la lengua, aún en cuanto no pueda decirse que tienen una conciencia de tal, pueden entablar, a diferentes
niveles, también diversas conversaciones (Meneses, 2002).
Crónicas de un país en arriendo tomó un referente conocido (Colombia) para ejecutar este
ejercicio de espacialidad y de temporalidad. Aunque pueda dar la impresión de que no consolida
espacio alguno, esto, que podría entenderse como una falla del proceso, corresponde a una
apuesta de desestructuración, busca generar en el lector la necesidad de ejecutar el proceso de
completar, si así pudiese llamarse, tanto los espacios, como los rostros, es decir, que el lector está
llamado a ejecutar el movimiento imaginante22 . Una vez el autor ha perdido su rostro, el rostro
del lector debería emerger a manera de espejo. ¿Qué tanto pudo mantenerse la apuesta? Es un
trabajo de dejamos al lector.
Por su parte el concepto de Conversación viene a colación a propósito, ya no sólo de su carácter
dinámico, sino, especialmente por su sino fragmentario, diríase que el ejercicio conversacional no
constituye un ejercicio uniforme, en él pueden fundirse no sólo los contenidos descritos en los
mensajes sino las tonalidades que estos adquieren, la sensibilidad a la que apelan, el placer o el
displacer que proponen en los que participan de ella. No se trata en sí de un ejercicio
unidireccional, sino todo lo contrario. Dado que nuestra pretensión es mantener la relación
reflexiva frente al ejercicio de escritura que no se dio de manera uniforme, sino que por el
contrario encontró formas diversas - en ocasiones esquizoides-, adquirió de manera no
precisamente intencional el cariz de la crítica.23 No obstante no queremos indicar con esta suerte
de confesión que sea el nuestro un ejercicio carente de orden, por el contrario, en tanto se trata
también de un ejercicio de memoria, la sistematicidad ha sido fundamental. El método que aquí
ha sido estudiado para ser puesto en escena es el método combinatorio, que como se sabe es un
método matemático de escritura, que señala entre otras cosas, precisamente, el hecho de que no
22 Gastón Bachelard (1950), en su libro El aire y los sueños, desarrolla de manera interesante este concepto. 23 Deleuze y Guattari (1988) al referirse a los motivos y contrapuntos territoriales aluden a un proceso de
enfrentamiento que en este caso toma lugar en este texto
se trata la escritura de un acto venido de la pura inspiración, sino de la posibilidad de la
combinatoria como actividad exploratoria que permite construir formas, laberintos de ideas, cuya
especificidad no escapa a la comprensión, pero tampoco a la voluntad (cabe recordar que los
conceptos de los cuales nos agarramos de forma intuitiva y que tuvieron su correlato teórico en el
método combinatorio, son el movimiento y la conversación).
Y es que en efecto, desde nuestro proyecto consideramos que el proceso de escritura no
constituye un acto metafísico por fuera de la voluntad creadora sino todo lo contrario, exigimos
de nuestro proceso la potencia como posibilidad, pero también como descentramiento del autor
como forma específica de la acción comunicativa24. Allí, donde desaparece el autor, aparece el
acto de habla como proceso de combinación, como la cosa que se dice en un momento específico
y que guarda relación íntima con las realidades que lo hacen en su pertinencia, ello es, con las
realidades que no pudieron narrarse a sí mismas sea por imposibilidad, o por incapacidad25. De
ahí que la función de la literatura no la podamos entender como el puro uso estético de la lengua,
sino ante todo, como un ejercicio de memoria en el que nacen y mueren los personajes, no desde
un interés puramente histórico –asunto que le dejamos a la historia-, sino desde la consciencia de
la labor de extender los límites del lenguaje hacia lo no dicho, hacia lo que no se nos ha permitido
articular, a lo que nuestros muertos no pudieron decir26. Y ello no es posible sin la consideración
básica sobre el lugar que ocupamos en el mundo, ello es, sin la consciencia del locus
24 Italo Calvino, considera que la figura del autor desaparece para que la obra pueda ser, pueda resucitar por fuera de la exposición del alma de una subjetividad específica, por lo que la figura que cobra total importancia es la del lector.
(Calvino, 1995) 25 Para Giorgio Agamben la escisión de la autoría, que no de la subjetividad es un proceso propio de los actos de
memoria en los cuales queda al descubierto la nuda vida señala así que “Todo creador es siempre un co-creador, todo
autor es un co-autor. Y así como el acto del auctor completa al del incapaz, da fuerza de prueba a lo que por sí
mismo carece de ella, y vida a aquello que por sí sólo no podría vivir, se puede decir, a la inversa, que es el acto
imperfecto, o la incapacidad que le precede y que es subsanada por el autor, lo que da sentido a la palabra del auctor-
testigo” (Agamben, 2000, p. 157) 26 Calvino es claro al respecto cuando señala que en el proceso de combinación de la pura fabulación el lenguaje
excede a los límites del rito y se completa en la función del mito, pero no es posible una sin la otra, de manera así
que el exceso es condición de posibilidad para lo no dicho (p, 197).
enuntiationis, que nos ubica en América Latina, en la América Nuestra de Martí, y que nos
compele hacia la asunción de una posición ética, que nos establece en el cara-a-cara con el Otro,
que de alguna manera somos también nosotros como Otros excluidos27. Visto desde el método
combinatorio encontramos allí nuestra propia arista, lo que es en otras palabras el espacio del
narrador que no puede serlo sin la existencia de una realidad material cuyas especificidades
fungen de material para la combinación.
De las personas y su representación a la representación de la realidad
La construcción de los personajes en el sentido en que ha venido exponiéndose la cuestión
fundamental del método, ello es desde la combinatoria, ha sido puesta en escena tomando como
referente distintas historias que tomamos la decisión de enmarcar bajo unidades de significación
con características autónomas y de alguna manera anónimas (Conversaciones), lo que hace que se
piense más que en personajes como figuras puramente surgidas “de la imaginación del autor” en
figuras arquetípicas cuya sustancia se expresa en espacios significativos por medio de los cuales
recuperamos los caracteres específicos, tanto del personaje, como de las historias que se cuentan
por medio de él y sus acciones.
La realidad que ha sido construida no corresponde, así mismo, a una realidad lineal, y justamente
por ello no puede ser así representada28, confluyen por tanto, los distintos materiales que en su
propiedad encuentran asidero en el relato. No hay entonces una pretensión de unidad lineal, sino
de unidad discontinua, tal y como la entendería Calvino cuando señalara en una de sus
27 En su filosofía de la Liberación, Enrique Dussel comprende el acto de liberación como acto supremo en el sentido
en que exige trascender la dominación no ya desde la negación sino desde la restitución de la exterioridad al
oprimido antes de su dominación (Dussel, 1995). 28 “(…) un libro no tiene objeto ni sujeto, está hecho de materias diversamente formada, de fechas y de velocidades
muy diferentes. Cuando se atribuye el libro a un sujeto, se está descuidando ese trabajo de las materias y la
exterioridad de sus relaciones” (Deleuze, Guattari, 2012)
conferencias el carácter discontinuo del pensamiento humano29. En el mismo sentido en que los
personajes, la “realidad” se construyó con retazos recogidos de la indagación (histórica e
investigación documental directa) sobre los movimientos que se desarrollan tanto desde el punto
de vista físico, como y especialmente, desde el punto de vista simbólico (no de otra manera la
fábula se eslabona hasta dar al traste con la consolidación del mito) que es el que se retiene por
medio de los relatos. En este sentido, corresponden los hechos allí narrados, a la combinación de
hechos diferentes vividos por distintas personas en épocas disímiles. No es pues el capricho del
autor lo que allí se encuentra, sino la puesta en escena de las fuerzas epocales, los materiales del
carácter existencial de la historia en su dimensión más humana, la que aparece en la sutileza de la
huella30.
Narrar el mal: la dimensión colectiva del Derecho a la verdad
La divulgación para la comprensión de hechos asociados a la crueldad humana impide que estos
se repitan, incluso desde las consideraciones descritas en el derecho internacional puede
rastrearse el interés en que el conocimiento de la verdad, permita la construcción de las
sociedades en justicia, por lo que ambos en su valoración jurisprudencial exceden el límite de la
individualidad para constituir elementos colectivos de interpretación, pero también de acción31.
La importancia de la narrativa en esta cuestión se da por su capacidad de hacer vívidas las
imágenes de la crueldad, y por lo tanto, de llevar a la reflexión y posterior debate de tales
29 Ítalo Calvino Cibernética y Fantasmas (apuntes sobre la narrativa como proceso combinatorio), Contenida en la
compilación Punto y Aparte, 1995. 30 “El lugar de esa nube cambiante que teníamos en la cabeza hasta ayer y de cuyo espesamiento o dispersión
intentábamos darnos cuenta describiendo estados psicológicos impalpables, sombríos paisajes del alma, en lugar de
todo eso hoy sentimos la rapidísimo paso de señales por los intrincados circuitos que conectan los relés, los diodos,
los transistores que abarrotan nuestra bóveda craneal (…)” Calvino, 1995,p. 190 31 González-Salzberg (2008), Damián es claro al señalar que la verdad debe ser concebida en su bidimesionalidad no
ya sólo desde el Derecho, sino desde su implicación ética-colectiva que es justamente aquella que excede por su
naturaleza misma los límites del tribunal.
cuestiones, asunto que entre otras cosas excede al derecho mismo y se incrusta en el ámbito de la
cultura, pero también de la posibilidad de ser. Habría de tenerse, sin embargo, cuidado de no
establecer la función de la literatura y de la narrativa en el establecimiento de la verdad, es de
recordar que al menos en lo tocante al género narrativo no es la finalidad, en este sentido se
insiste en que concebimos nuestro trabajo como un ejercicio de memoria cuyo carácter específico
apunta a la reconstrucción de la huella, y por tanto del carácter existencial, no histórico
(estrictamente hablando). No hay un interés en reconstruir los hechos-tal-y-como-fueron sino de
reconstruir los hechos a partir de las impresiones que dejaron.
Son más claras las imágenes mentales provocadas por la actualización del relato que los
conceptos filosóficos que las definen. Es precisamente esta capacidad de actualizarse
constantemente en la experiencia de cada lector, lo que dota a la narración de su fuerza
develadora; traen a la luz los discursos de las víctimas y los vencidos con una fuerza descriptiva
tal, que es capaz de ampliar nuestra visión moral sobre lo que realmente implican los actos de
crueldad, más allá de su relación con la justicia o la reparación económica32 sin embargo, la
apuesta por la democracia no se agota en la denuncia de la crueldad de la guerra armada; como
bien sugieren algunos teóricos, educar para una democracia implica entre otras cosas la
reconciliación entre las artes y las ciencias como alternativa a la educación para el desarrollo
económico, y es aquí donde se señala la proyección pedagógica del acto literario, no como libro
del dogma, sino como posibilidad de creación y autonomía, propuesta que se desarrolla
32 Siguiendo la propuesta de Lara (2006), una última razón para justificar la importancia de las narrativas del mal es
su conexión con el juicio reflexionante, que permite la comprensión filosófica de la crueldad a partir de la
descripción de actos concretos.
actualmente en la Biblioteca Popular y Agroecológica El Uval bajo el nombre de Aula Viajera y
que será objeto de la proyección de quienes escriben.
A manera de conclusión
De acuerdo con la realización de nuestro proceso, podemos llegar a distintas conclusiones. Entre
ellas, quizá la que más peso tenga, en lo que a nuestro quehacer refiere, es justamente la
posibilidad de crear, de hacer del proceso creativo también un proceso de reflexión que tenga sus
consecuencias sobre el ejercicio de aula. Es por eso que Las Crónicas de un país en arriendo,
según como lo vemos es apenas un momento en el proceso pedagógico que emprendimos con el
Aula Viajera que pretende llevar la experiencia al campo docente en prácticas de aula
alternativas. Si bien nuestra realidad, tal y como se concluye en el libro no es esperanzadora, sí
lo es el ejercicio pedagógico, como ejercicio anónimo de subversión por medio del cual nos
tomamos el deber de hacer contrapoder.
No llegamos a atrevernos a dar un paso más allá, a cerrar lo que apenas se abre por la sencilla
razón de declararnos imposiblitados para ejercicio semejante. Si de ello se tratase, sin embargo, y
más como ejercicio de reflexión pura sobre el proceso creativo, diríamos que no se trata de un
proceso fácil, que las más de las veces la emoción de la idea se pierde con el verbo, pero sobre
todo ante el poder hipnótico de la página en blanco.
Crear es un proceso necesario para el ejercicio pedagógico, quien no crea, quien no se atreve a
crear no puede más que pensar el aula de manera típica, no tiene otro camino que asumir la
realidad pedagógica de manera descontextualizada y por tanto inservible.
El ejercicio creativo, al igual que el ejercicio pedagógico en su sentido más crítico, es
necesariamente político, que no es lo mismo que decir que es adoctrinador, no busca serlo.
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Anexos
** En documento independiente se presenta el libro “Crónicas de un país en arriendo”