darth bane camino de destruccion

8/10/2019 Darth Bane Camino de Destruccion

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Huyendo de las vengativas fuerzas republicanas, Dessel, un minero de cortosis,

se enrola en las filas del ejrcito Sith, unindose a la sangrienta guerra contra la

Repblica y sus hroes Jedi. All, su brutalidad, astucia y excepcional dominio de

la Fuerza le convierten rpidamente en un guerrero de renombre. Pero sus jefes,siempre vigilantes, creen que le aguarda un futuro mucho ms brillante. Como

aclito de la academia Sith, donde estudia los secretos y poderes del lado

oscuro, Dessel adopta su nueva identidad: Bane. Pero la verdadera prueba an

est por llegar. Para poder ser aceptado en la Hermandad de la Oscuridad,

deber desafiar las tradiciones ms secretas y rechazar todo lo que le han

enseado. Esta ser una autntica prueba de fuego en la que deber entregarse

por completo al lado oscuro y hacer renacer de sus cenizas una nueva era de

poder absoluto.


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Darth Bane 1

Camino de destruccinDrew Karpyshyn


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Esta historia forma parte de la continuidad de Leyendas.

Ttulo original:Darth Bane: Path of Destruction

Autor: Drew Karpyshyn

Arte de portada: John Jude Palencar

Publicacin del original: septiembre 2006

1003 - 1000 aos antes de la batalla de Yavin

Traduccin: CiscoMT

Revisin: Satele88

Maquetacin: Bodo-Baas

Versin 1.0

12.07.14

Base LSW v2.2


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Star Wars: Darth Bane:Camino de destruccin

LSW

Declaracin

Todo el trabajo de traduccin, revisin y maquetacin de este libro ha sido realizado poradmiradores de Star Wars y con el nico objetivo de compartirlo con otroshispanohablantes.

Star Wars y todos los personajes, nombres y situaciones son marcas registradas y/opropiedad intelectual de Lucasfilm Limited.

Este trabajo se proporciona de forma gratuita para uso particular. Puedes compartirlobajo tu responsabilidad, siempre y cuando tambin sea en forma gratuita, y mantengasintacta tanto la informacin en la pgina anterior, como reconocimiento a la gente que hatrabajado por este libro, como esta nota para que ms gente pueda encontrar el grupo dedonde viene. Se prohbe la venta parcial o total de este material.

Este es un trabajo amateur, no nos dedicamos a esto de manera profesional, o no lohacemos como parte de nuestro trabajo, ni tampoco esperamos recibir compensacinalguna excepto, tal vez, algn agradecimiento si piensas que lo merecemos. Esperamos

ofrecer libros y relatos con la mejor calidad posible, si encuentras cualquier error,agradeceremos que nos lo informes para as poder corregirlo.

Este libro digital se encuentra disponible de forma gratuita en Libros Star Wars.Vistanos en nuestro foro para encontrar la ltima versin, otros libros y relatos, o

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Drew Karpyshyn

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Para Jen, que lo hace todo posible.


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Agradecimientos

Esta novela no podra haber tomado forma sin la ayuda de mucha gente.Me gustara agradecer a mis editores Shelly Shapiro y Sue Rostoni por darme esta

oportunidad y por quedarse conmigo a travs de todas mis reescrituras y revisiones. Me

estremezco de pensar cmo habra acabado si no hubiera sido por sus valiososcomentarios e ideas.

Cualquiera que haya ledo las series Jedi vs. Sith ver la deuda creativa que le debo aDark Horse Comics, pero tambin me gustara sealar las contribuciones de mis amigos ycompaeros de trabajo de BioWare. Muchas de las bases y el material de fondo para estanovela evolucionaron de nuestra investigacin y trabajo juntos en KOTOR,especialmente Dave Gaider, Luke Kristjanson, Peter Thomas, y James Ohlen.

Gracias por todo, tos.Drew


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PRLOGO

En los ltimos das de la Antigua Repblica, los seguidores Sith del lado oscuro de laFuerza y antiguos enemigos de la orden Jedi, eran slo dos: un Maestro y un aprendiz.

An as no siempre era as. Mil aos antes del colapso de la Repblica y el alzamiento alpoder del Emperador Palpatine, los Sith eran legin

Lord Kaan, Maestro Sith y fundador de la Hermandad de la Oscuridad, caminaba a travsdel sangriento campo de batalla, una sombra alta en la penumbra de la noche. Miles detropas de la Repblica y casi cien Jedi haban dado sus vidas tratando de defender estemundo contra su ejrcito, y haban perdido. l se deleitaba en su sufrimiento ydesesperacin; incluso ahora poda percibirlo elevndose como el hedor de los cuerposrotos desparramados por el valle.

En la distancia se avecinaba una tormenta. Conforme cada resplandor de un rayo

iluminaba el cielo, el gran templo Sith de Korriban era visible momentneamente en ladistancia, una silueta austera alzndose sobre el horizonte yermo.Un par de figuras esperaban en el centro de la matanza, una humana y la otra twilek.

l las reconoci a pesar de la oscuridad: Qordis y Kopecz, dos de los ms poderososLords Sith. Una vez haban sido rivales amargos, pero ahora servan juntos en laHermandad de Kaan. Se aproxim a ellos rpidamente, sonriendo.

Qordis, alto y tan flaco que pareca casi esqueltico, le devolvi la sonrisa.Esta es una gran victoria, Lord Kaan. Ha pasado demasiado tiempo desde que los

Sith han tenido una academia en Korriban.Percibo que ests ansioso por empezar a entrenar a los nuevos aprendices aqu

contest Kaan. Espero que me proveas con muchos adeptos Sith ms poderosos yleales y Maestros en los aos venideros.Proveerte? Pregunt Kopecz haciendo nfasis. No querrs decir

proveernos? No somos todos parte de la Hermandad de la Oscuridad?Su pregunta se encontr con una risa fcil.Por supuesto, Kopecz. Un mero desliz de la lengua?Kopecz rehsa a celebrar nuestro triunfo destac Qordis. Ha estado as toda la

noche.Kaan dio una palmada en el hombro pesado del twilek.Esta es una gran victoria para nosotros dijo l. Korriban es ms que slo otro

mundo: es un smbolo. El lugar de nacimiento de los Sith. Esta victoria manda unmensaje a la Repblica y a los Jedi. Ahora de verdad conocern y temern a laHermandad.

Kopecz se encogi de hombros para liberarse de la mano de Kaan y se gir con ungolpe de las puntas de los largos lekku alrededor de su cuello.

Celebrad si queris grit sobre su hombro mientras se alejaba. Pero la guerrareal slo acaba de empezar.


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PARTE UNO

Tres Aos Despus


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Dessel estaba perdido en el sufrimiento de su trabajo, apenas al tanto de su alrededor.Sus brazos le dolan por el vapuleo sin fin del martillo hidrulico. Pequeos trozos de

piedra saltaban de la pared de la caverna mientras l la perforaba, rebotando en sus gafasprotectoras e hiriendo su cara y manos expuestas. Nubes de polvo atomizado llenaban elaire, obscureciendo su visin, y el zumbido estridente del martillo llenaba la caverna,apagando los otros sonidos mientras excavaba centmetro a centmetro agonizante en lagruesa veta de cortosis entretejida en la roca ante l.

Insensible al calor y la energa, el cortosis era preciado para la construccin dearmaduras y escudos tanto por intereses comerciales como militares, especialmente con lagalaxia en guerra. Altamente resistentes a los rayos blster, las aleaciones de cortosissupuestamente podan soportar incluso la hoja de un sable lser. Desafortunadamente, lasmismas propiedades que lo hacan tan valioso tambin lo hacan difcil de extraer. Los

sopletes de plasma eran virtualmente intiles; llevara das hacer arder incluso unapequea seccin de roca con cortosis incrustada. La nica forma efectiva de extraerlo eraa travs de la fuerza bruta de los martillos hidrulicos vapuleando sin descanso la veta,picando el cortosis trocito a trocito.

El cortosis era uno de los materiales ms duros de la galaxia. La fuerza del martilleorpidamente desgastaba la cabeza del martillo, desafilndolo hasta que se volva casiintil. El polvo obstrua los pistones hidrulicos, atascndolos. Extraer cortosis era difcilpara el equipo y an ms difcil para los mineros.

Des haba estado martilleando durante cerca de seis horas estndar. El martillo pesabams de treinta kilos, y el esfuerzo de mantenerlo alzado y presionando contra la cara de la

roca le estaba pasando factura. Sus brazos estaban temblando por el esfuerzo. Suspulmones jadeaban por aire y se ahogaban en las nubes de polvo fino de materiallanzadas por la cabeza del martillo. Incluso sus dientes le dolan: el traqueteo de lavibracin se senta como si los estuvieran soltando de sus encas.

Pero a los mineros en Apatros se les pagaba basndose en cunto cortosisrecuperaban. Si abandonaba ahora, otro minero se metera y empezara a trabajar en laveta, llevndose una parte de los beneficios. A Des no le gustaba compartir.

El zumbido del motor del martillo cobr un tono ms agudo, volvindose un gemidoagudo con el que Des estaba demasiado familiarizado. A veinte mil rpm, el motorabsorba el polvo como un bantha sorbiendo agua despus de una larga travesa por eldesierto. La nica forma de combatirlo era por la limpieza y el servicio regular, y laCompaa de Minera del Borde Exterior prefera comprar equipo barato y reemplazarlo,en lugar de invertir crditos en mantenimiento. Des saba exactamente lo que iba a ocurrirdespus, y un segundo despus, lo hizo. El motor explot.

Los hidrulicos se agarraron con un horrible crujido, y una nube de humo negroescupi en la parte trasera del martillo. Maldiciendo al MBE y a sus polticas


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empresariales, Des liber su dedo contrado del gatillo y lanz la pieza de equipo gastadaal suelo.

Aprtate, niodijo una voz.Gerd, uno de los otros mineros, dio un paso adelante y trat de apartar a Des del

camino con un golpe de hombro para poder trabajar en la veta con su propio martillo.

Gerd haba estado trabajando en las minas por casi veinte aos estndar, y habaconvertido su cuerpo en una masa de msculo duro, anudado. Pero el mismo Des habaestado trabajando en las minas durante diez aos, desde que era un adolescente, y l eraigual de slido que el hombre mayor, y un poco ms grande. l no se movi.

No he acabado aqudijo l. El martillo ha muerto, eso es todo. Dame el tuyo yseguir con ello un rato.

Conoces las normas, nio. Paras de trabajar y alguien ms tiene permiso parameterse.

Tcnicamente, Gerd tena razn. Pero nadie nunca se meta en la propiedad de otropor un mal funcionamiento del equipo. No, a no ser que estuviera tratando de iniciar unapelea.

Des ech un vistazo rpido alrededor. La cmara estaba vaca a excepcin de ellosdos, estando a menos de medio metro de distancia. No era sorpresa; Des normalmenteescoga cavernas lejos de la red principal de tneles. Haba sido ms que meracoincidencia que Gerd estuviera aqu.

Des conoca a Gerd de tanto tiempo como poda recordar. El hombre de edad mediahaba sido amigo de Hurst, el padre de Des. Antes, cuando Des empez a trabajar en lasminas con trece aos, haba recibido un montn de abusos por parte de los mineros msgrandes. Su padre haba sido el peor torturador, pero Gerd haba sido uno de los

principales instigadores, repartiendo ms de su justa parte de provocaciones, insultos, yocasionales tirones de orejas.Sus acosos haban terminado poco despus de que el padre de Des muriera de un

fuerte ataque al corazn. No era que los mineros sintieran lstima por el joven hurfano,an as. Para cuando Hurst muri, el adolescente alto, flacucho al que les encantabaacosar se haba convertido en una montaa de msculo de manos pesadas y untemperamento feroz. El de minero era un trabajo duro; es la cosa ms cercana a lostrabajos forzados fuera de una colonia prisin de la Repblica. Quien fuera que trabajaraen las minas de Apatros se volva grande, y Des sucedi que se convirti en el msgrande de todos ellos. Media docena de ojos morados, innumerables narices sangrantes, y

una mandbula rota en el espacio de un mes era todo lo que les tom a los antiguosamigos de Hurst decidir que estaran ms felices si dejaran en paz a Des.

An as era casi como si le culparan de la muerte de Hurst, y cada pocos meses unode ellos lo intentaba de nuevo. Gerd siempre haba sido lo suficientemente listo comopara mantener la distancia, hasta ahora.

No veo a ninguno de tus amigos aqu contigo, viejo dijo Des. As queretrocede de mi propiedad, y nadie saldr herido.


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Gerd escupi en el suelo a los pies de Des.Ni siquiera sabes qu da es, no, chico? Una kriffida desgracia es lo que eres!Ellos estaban lo suficientemente cerca el uno del otro, que Des poda oler el amargo

whiskey corelliano en el aliento de Gerd. El hombre estaba borracho. Lo suficientementeborracho como para ir buscando pelea, pero an lo suficientemente sobrio como para

mantenerse.Hoy hace cinco aos dijo Gerd, agitando su cabeza tristemente. Hoy hace

cinco aos que tu propio padre muri, y t ni siquiera lo recuerdas!Des raramente siquiera pensaba ya en su padre. No haba sentido verle irse. Sus

recuerdos ms recientes eran de su padre golpendole. Ni siquiera recordaba el motivo;Hurst raramente necesitaba uno.

No puedo decir que eche de menos a Hurst del mismo modo que t, Gerd.Hurst? Resopl Gerd. l te cri por su cuenta despus de que tu mam

muriera, y t ni siquiera tienes el respeto de llamarle Pap? T desagradecido hijo desabuesa kath!

Des mir abajo amenazantemente a Gerd, pero el hombre ms bajo estaba demasiadolleno de bebida y de indignacin moralista como para ser intimidado.

Debera haber esperado esto de un cachorro de mudcrutch como t: continuGerd. Hurst siempre deca que no eras bueno. Saba que haba algo mal contigoBane.

Des apret sus ojos, pero no pic. Hurst le haba llamado por ese nombre cuandoestaba borracho. Bane. Haba culpado a su hijo por la muerte de su mujer. Le habaculpado por estar pegado a Apatros. Consideraba que su nico hijo era la desgracia 1de suexistencia, un hecho que tenda a escupirle a Des en sus rabietas borrachas.

Bane.Eso representaba todo lo malicioso, ruin, e infame de su padre. Golpeaba a losmiedos ms internos de cada nio: el miedo a la decepcin, el miedo al abandono, elmiedo a la violencia. Cuando era un nio, ese nombre le haba herido ms que todos losgolpes de los puos pesados de su padre. Pero Des ya no era un nio. Con el tiempoaprendi a ignorarlo, junto con todo el resto de la bilis de odio que escupa la boca de supadre.

No tengo tiempo para estomurmur l. Tengo trabajo que hacer.Con una mano agarr el martillo hidrulico del agarre de Gerd. Puso la otra mano en

el hombro de Gerd y le apart de un empujn. Tambalendose de espaldas, el hombreembriagado dio con su taln en una roca y cay duramente contra el suelo.

Se levant con un gruido, sus manos cerradas en puos.Supongo que tu padre ha estado fuera demasiado tiempo, chico. Necesitas a

alguien que te devuelva la cordura a golpes!Gerd estaba borracho, pero no era ningn imbcil, se dio cuenta Des. Des era ms

grande, ms fuerte, ms joven pero haba pasado las ltimas seis horas trabajando conun martillo hidrulico. Estaba cubierto de mugre y el sudor goteaba de su cara. Su

1Juego de palabras con desgracia (bane en ingls) en el original.


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camiseta estaba empapada. El uniforme de Gerd, por otra parte, todava estabarelativamente limpio: sin polvo y sin manchas de sudor. Deba haber estado planeandoesto todo el da, tomndoselo con calma y acomodndose mientras Des se desgastaba.

Pero Des no iba a retroceder en una pelea. Lanzando el martillo de Gerd al suelo, sedej caer agachndose, con los pies extendidos y los brazos hacia fuera enfrente de l.

Gerd carg hacia delante, balanceando su puo derecho en un gancho violento. Desextendi el brazo y cogi el puo con la palma abierta de su mano izquierda, absorbiendola fuerza del golpe. Su mano derecha golpe hacia delante y agarr la parte inferior de lamueca derecha de Gerd; mientras tiraba al hombre mayor hacia delante, Des se agach yse gir, llevando su hombro al pecho de Gerd. Utilizando el propio impulso de suoponente contra l, Des se tens y tir fuertemente del puo de Gerd, dndole la vueltahacia arriba de forma que golpe el suelo con su espalda.

La lucha tendra que haber acabado justo entonces; Des tuvo medio segundo dondepoda haber soltado su rodilla contra su oponente, sacndole el aire de los pulmones yclavndole al suelo mientras l golpeaba a Gerd con sus puos. Pero no ocurri. A suespalda, exhausta por las horas de levantar el martillo de treinta kilos, le dio un espasmo.

El dolor era agonizante; instintivamente Des se irgui, agarrndose los msculoslumbares anudados. Le dio a Gerd una oportunidad para rodar fuera del camino y volvera ponerse en pie.

De alguna forma Des consigui dejarse caer en su flexin de combate de nuevo. Suespalda aullaba en protesta, y l gesticulaba conforme dagas al rojo vivo de dolor, sedisparaban a travs de su cuerpo. Gerd vio los gestos y se ri.

Tienes un tirn ah arriba, chico? Deberas saber que es mejor no tratar de luchardespus de una jornada de seis horas en las minas.

Gerd carg hacia delante de nuevo. Esta vez sus manos no eran puos, sino garrasaraando y agarrando cualquier cosa que pudieran encontrar, tratando de anular la alturadel hombre ms joven y alcanzarle acercndose. Des trat de lanzarse fuera del camino,pero sus piernas estaban demasiado rgidas y resentidas como para hacerle llegar. Unamano agarr su camiseta, la otra tena agarre en su cinturn mientras Gerd tiraba deambos hacia el suelo.

Ellos forcejearon juntos, luchando en la piedra dura, irregular del suelo de la caverna.Gerd tena su cara hundida contra el pecho de Dessel para protegerla, evitando que Des lediera un codazo slido o un cabezazo. Todava tena agarrado el cinturn de Des, peroahora su otra mano estaba libre y golpeaba a ciegas hacia donde imaginaba que estara la

cara de Des. Des fue forzado a envolver sus brazos alrededor del propio brazo de Gerd,entrelazndolos de modo que ningn hombre pudiera lanzar un puetazo.

Con sus extremidades unidas, la estrategia y la tcnica significaban poco. La lucha sehaba convertido en una prueba de fuerza y resistencia, con los dos combatientesdesgastndose lentamente el uno al otro. Dessel trat de hacer rodar a Gerd sobre suespalda, pero su cuerpo agotado le traicion. Sus extremidades eran pesadas y blandas;no pudo conseguir hacer palanca como necesitaba. En su lugar fue Gerd quien fue capaz


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de torcerse y girarse, liberando una de sus manos mientras todava mantena su carapresionada fuertemente contra el pecho de Des de forma que no quedara expuesta.

Des no tuvo tanta suerte su cara estaba abierta y vulnerable. Gerd le dio un golpecon su mano libre, pero no golpe con un puo cerrado. En su lugar llev su pulgar confuerza hacia la mejilla de Des, slo a un par de centmetros de su verdadero objetivo.

Golpe de nuevo con el pulgar, buscando sacar uno de los ojos de su oponente y dejarleciego y retorcindose de dolor.

Le llev a Des un segundo darse cuenta de lo que estaba ocurriendo; su mentecansada se haba vuelto tan lenta y torpe como su cuerpo. Apart su cara justo cuando elsegundo golpe aterriz, el pulgar golpeando dolorosamente en el cartlago superior de suoreja.

La ira oscura explot dentro de Des: una explosin de pasin fiera que arras con elcansancio y la fatiga. De repente su mente estaba despejada, y su cuerpo se senta fuerte yrejuvenecido. Saba que iba a hacer a continuacin. Ms importante, saba con absolutacerteza lo que Gerd hara a continuacin tambin.

No poda explicar cmo lo saba; a veces simplemente poda anticipar el siguientemovimiento de un oponente. Instinto, habran dicho algunos. Des senta que era algo ms.Era demasiado detallado demasiado especfico para ser simple instinto. Era mscomo una visin, una breve mirada al futuro. Y cuando pasaba, Des siempre saba quhacer, como si algo estuviera guiando y dirigiendo sus acciones.

Cuando el siguiente golpe lleg, Des estaba ms que preparado para l. Podadibujarlo perfectamente en su mente. Saba exactamente cundo iba a llegar yprecisamente dnde golpeara. Esta vez gir su cabeza en direccin opuesta, exponiendosu cara al golpe que llegaba, y abriendo su boca. Mordi con fuerza, su sincronizacin

perfecta, y sus dientes se hundieron profundamente en la carne sucia del pulgarinquisitivo de Gerd.Gerd grit mientras Des cerraba su mandbula, seccionando los tendones y rompiendo

el hueso. Se preguntaba si poda morder limpiamente y entonces como si el propiopensamiento lo hiciera pasarseccion el pulgar de Gerd.

Los gritos se convirtieron en alaridos mientras Gerd liberaba su agarre y se alejabarodando, agarrando su mano mermada con la que tena entera. La sangre carmes brotabaa travs de los dedos tratando de restaar el flujo de su mun.

Levantndose lentamente, Des escupi el pulgar en el suelo. El sabor de la sangreestaba caliente en su boca. Su cuerpo se senta fuerte y revigorizado, como si algn gran

poder se disparara por sus venas. Toda la pelea haba eliminado a su oponente; Des podahacer lo que quisiera con Gerd ahora.

El hombre mayor rod hacia atrs y adelante en el suelo, su mano aferrada a supecho. Estaba gimoteando y llorando, rogando misericordia, suplicando ayuda.

Des agit su cabeza en disgusto; Gerd se lo haba buscado. Haba empezado comouna simple pelea de puos. El perdedor habra acabado con un ojo morado y algunosmoratones, pero nada ms. Entonces el hombre mayor haba llevado las cosas a otro nivel


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tratando de dejarle ciego, y l haba respondido a su nivel. Des haba aprendido hacamucho a no escalar una pelea a no ser que deseara pagar el precio por perder. Ahora Gerdhaba aprendido esa leccin tambin.

Des tena un temperamento, pero no era del tipo de los que seguan golpeando a unoponente indefenso. Sin mirar atrs a su enemigo derrotado, abandon la caverna y se

dirigi de vuelta al tnel para contarle a uno de los capataces lo que haba ocurrido paraque alguien pudiera ir a atender la herida de Gerd.

No estaba preocupado por las consecuencias. Los mdicos podan reinsertar el pulgarde Gerd, as que en el peor de los casos a Des le multaran con un da o dos de su sueldo.La corporacin no se preocupaba realmente de lo que hacan sus empleados, mientrassiguieran volviendo a extraer el cortosis. Las luchas eran comunes entre los mineros, yMBE siempre haba hecho la vista gorda, aunque esta lucha haba sido ms violenta quela mayora, salvaje y corta, con un final brutal.

Al igual que la vida en Apatros.


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Sentado en la parte trasera del crucero de tierra que se utilizaba para transportar a losmineros entre la nica colonia de Apatros y las minas, Des se senta exhausto. Todo lo

que quera era volver a su litera en las barracas y dormir. La adrenalina haba sidodrenada de l, dejndole consciente de la rigidez y el dolor muscular de su cuerpo. l sehundi en su asiento y mir el interior del crucero.

Normalmente, habra habido otros veinte mineros embutidos en el speeder con l,pero este estaba vaco excepto por l y el piloto. Despus de la pelea con Gerd, el capatazhaba suspendido la paga de Des, a efectos inmediatos, y haba ordenado al transporte quele llevara de vuelta a la colonia.

Este tipo de cosas se estn volviendo viejas, Des haba dicho el capatazfrunciendo el ceo. Tenemos que hacer ejemplo de ti esta vez. No puedes trabajar enlas minas hasta que Gerd est curado y de vuelta al trabajo.

Lo que realmente quera decir era, No puedes ganar ms crditos hasta que Gerdvuelva. A l todava le cobraran el alojamiento y las comidas, por supuesto. Cada da quese quedaba sentado sin hacer nada ira a su cuenta, sumndose a la deuda que estaba tandesesperado por saldar.

Des imaginaba que pasaran cuatro o cinco das hasta que Gerd fuera capaz desostener un martillo hidrulico de nuevo. El mdico local haba reinsertado el pulgarseccionado utilizando un vibroescalpelo y carne sinttica. Un par de das de inyeccionesde kolto y algunas medicinas baratas para paliar el dolor, y Gerd estara de vuelta. Laterapia de Bacta le habra tenido de vuelta en un da; pero el bacta era caro, y MBE nopagara por l a no ser que Gerd tuviera un seguro de minero lo cual Des dudaba

bastante.La mayora de mineros nunca se preocupaban del programa de seguros de la

compaa. Era caro, para empezar. Lo que con el alojamiento, las comidas, y las tarifasque cubran el coste del transporte hacia y desde las minas, la mayora pensaban que ya lehaban dado a MBE ms que suficiente de su paga difcilmente ganada sin aadir primaspor seguros al montn.

No era solo el coste, an as. Era casi como si los hombres y mujeres que trabajabanen las minas de cortosis estuvieran en negacin, rechazndose a admitir los peligrospotenciales y riesgos con los que se encontraban cada da. Tener un seguro les forzara amirar a los hechos fros, duros.

Pocos mineros llegaban a alcanzar la edad dorada. Los tneles reclamaban muchoscuerpos, enterrados por los derrumbes o incinerados cuando alguien golpeaba una bolsade gas explosivo atrapada en la roca. Incluso aquellos que lograban salir de las minastendan a no sobrevivir mucho en su retiro. Las minas les pasaban factura. Los hombresde sesenta aos se iban con cuerpos que parecan y se sentan como si fueran de noventa,cascarones rotos desgastados por dcadas de una dura labor fsica y por la exposicin acontaminantes areos que se colaban por los filtros de MBE por debajo del estndar.


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Cuando muri el padre de Dessin ningn seguro, por supuestotodo lo que sacDes fue el privilegio de acarrear con la deuda acumulada de su padre. Hurst haba pasadoms tiempo bebiendo y apostando que excavando. Para pagar su habitacin mensual y lascomidas a menudo tena que pedir un prstamo de crditos a MBE con una tasa de intersque sera criminal en cualquier parte salvo en el Borde Exterior. La deuda continuaba

amontonndose, mes a mes y ao a ao, pero a Hurst no pareca importarle. l era unpadre nico con un hijo del que resenta, atrapado en un trabajo brutal que despreciaba;haba abandonado cualquier esperanza de escapar de Apatros mucho antes de que elataque al corazn le reclamara.

El engendro de Hutt probablemente se habra alegrado de saber que le haban pegadoa su hijo su factura.

El transporte aceler sobre las rocas yermas de las llanuras del pequeo planeta sinhacer ningn sonido salvo el interminable ruido montono de los motores. Los baldossin caractersticas pasaban volando en un borrn, hasta que la vista fuera de la ventana noera otra cosa sino una cortina de gris sin forma. El efecto era hipntico: Des poda sentirsu mente cansada y su cuerpo con ansias de perderse en el sueo profundo y sin sueos.

As era cmo te agarraban. Te hacan trabajar hasta el hasto, atontaban tus sentidos,nublaban tu voluntad hacia la sumisin hasta que aceptabas tu suerte y ma lgastabas tuvida entera en el polvo y la mugre de las minas de cortosis. Todo en el servicioincansable de la Compaa de Minera del Borde Exterior. Era una trampasorprendentemente efectiva; funcionaba en los hombres como Gerd y Hurst. Pero no iba afuncionar con Des.

Incluso con la deuda aplastante de su padre, Des saba que saldara su cuenta conMBE algn da y dejara atrs esta vida. Estaba destinado a algo ms grande que esta

pequea existencia, insignificante. Lo saba con absoluta certeza, y era este conocimientolo que le daba la fuerza para continuar enfrentando a este incansable trabajo montono, aveces desesperanzador. Le daba la fuerza para luchar, incluso cuando parte de l se sentacomo si quisiera abandonar.

Estaba suspendido, incapaz de trabajar en las minas, pero haba otras formas de ganarcrditos. Con un gran esfuerzo se forz a levantarse. El suelo se balanceaba bajo sus piesconforme el speeder haca los ajustes constantes para mantener la altura de crucero demedio metro sobre el nivel del suelo. Se tom un segundo para acostumbrarse al ritmoondulante del transporte, entonces medio camin, medio se tambale hacia el aisladoentre los asientos y el piloto en el frente. No reconoci al hombre, pero todos tendan a

parecerse de todas formas: caractersticas lgubres, sin sonrisa, ojos vacos, y siemprellevando una expresin como si estuvieran al borde de un dolor de cabeza cegador.

Hey dijo Des, tratando de sonar despreocupado, viene hoy alguna nave alespaciopuerto?

No haba motivos para que el piloto mantuviera su atencin fija en el camino dedelante. El viaje de cuarenta minutos entre las minas y la colonia era una lnea recta por


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un plano vaco; algunos de los pilotos incluso se echaban la siesta durante la ruta. An aseste rehus mirar a Des mientras contestaba.

Una nave de carga toc tierra hace un par de horasdijo con una voz aburrida.Una nave de carga Militar de la Repblica.

Des sonri.

Se van a quedar un tiempo?El piloto no contest; l slo resopl y agit su cabeza ante la estupidez de la

pregunta. Des asinti y se tambale de vuelta hacia su asiento en la parte trasera deltransporte. Conoca la respuesta, tambin.

El cortosis se utilizaba en los cascos de todo, desde los cazas hasta las navescapitales, as como se entretejan en la armadura corporal de las tropas. Y mientras laguerra contra los Sith no terminaba nunca, la necesidad de la Repblica por cortosiscontinuaba aumentando. Cada pocas semanas un carguero de la Repblica tocaba tierraen Apatros. Al siguiente da se ira de nuevo con sus plataformas de carga repletas delvalioso mineral. Hasta entonces los oficiales de tripulacin y soldados alistados por igual,no tendran nada que hacer salvo esperar. Por sus experiencias pasadas, Des saba quecuando los soldados de la Repblica tenan un par de horas libres les gustaba jugar a lascartas. Y donde la gente jugaba a las cartas, haba dinero por hacer.

Hundindose en su asiento en la parte trasera del speeder, Des decidi que quizs noestaba del todo preparado para meterse en su litera despus de todo.

Para cuando el transporte se detuvo en los lmites de la colonia, el cuerpo de Desestaba cosquilleando de anticipacin. Salt fuera y dio una caminata hacia su barraca a unpaso sin prisas, luchando contra sus propias ansias y la necesidad de correr. Inclusoahora, imaginaba l, los soldados de la Repblica y sus crditos estaran sentados en las

mesas de juego en la nica cantina de la colonia.An as, no tena sentido correr hacia all. Era el final de la tarde, el sol justo estabaempezando su descenso ms all del horizonte hacia el norte. Por el momento la mayorade los mineros del turno de noche estaran despiertos. Muchos de ellos ya estaran en lacantina, pasando el rato hasta que tuvieran que hacer el viaje hacia las minas paraempezar su jornada. Durante las siguientes dos horas Des supo que tendra que tenersuerte para encontrar un lugar para sentarse en la cantina, sin hablar de encontrar unasiento vaco en una mesa de pazaak o sabacc. Mientras tanto, pasaran otro par de horasantes de que los hombres que trabajaban en el turno de da subieran en los transportes queles esperaban para dirigirse de vuelta a sus hogares; tena que llegar a la cantina mucho

antes que ninguno de ellos.De vuelta en su barraca, se quit su mono manchado de mugre y salt hacia las

duchas comunitarias desiertas, limpiando el sudor y el polvo de roca fina de su cuerpo.Entonces se cambi a unas ropas limpias y pase hacia la calle, haciendo su caminolentamente hacia la cantina al otro extremo de la ciudad.

La cantina no tena un nombre; no lo necesitaba. Nadie haba tenido nunca ningnproblema para encontrarle. Apatros era un mundo pequeo, apenas ms que una luna con


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una atmsfera y algo de vida vegetal indgena. Haba un par de lugares preciosos a losque ir: las minas, la colonia, o los baldos yermos que haba entre ellas. Las minas eran uncomplejo enorme que abarcaba las cuevas y tneles excavados por MBE, as como lasramas de refinera y procesamiento de las operaciones de MBE.

Los espaciopuertos estaban localizados all tambin. Los cargueros se iban a diario

con cargamentos de cortosis destinados a un mundo ms rico y ms cercano a Coruscanty el Ncleo Galctico, y los navos que llevaban equipo y suministros para mantener enmarcha las minas llegaban al otro da. Los empleados que no eran lo suficientementefuertes para extraer cortosis trabajaban en las plantas de refinera o en el espaciopuerto.La paga no era tan buena, pero tendan a vivir ms.

Pero no importaba dnde trabajara la gente, todos volvan a casa al mismo lugar alfinal de sus jornadas. La colonia no era otra cosa que una ciudad destartalada de barracastemporales reunidas por MBE para albergar a los pocos cientos de trabajadores que seesperaba que mantuvieran las minas en funcionamiento. Como el propio mundo, a lacolonia se la conoca oficialmente como Apatros. Para aquellos que vivan all, se lallamaba comnmente las chozas de barro. Cada edificio era del mismo tono gris suciodel duracero, el exterior envejecido y desgastado. Los interiores de los edificios eranvirtualmente idnticos, las barracas de los trabajadores temporales se haban convertidotodas en demasiado permanentes. Cada estructura albergaba cuatro habitaciones pequeasprivadas preparadas para dos personas, pero que a menudo contenan a tres o ms. Aveces familias enteras compartan una de esas habitaciones, a no ser que pudieranencontrar los crditos para los escandalosos alquileres que MBE cobraban por msespacio. Cada habitacin tena literas construidas en las paredes y una nica puerta que seabra a un pasillo estrecho; un bao comunitario y una ducha estaban situados al final.

Las puertas tendan a chirriar en sus bisagras mal puestas que nunca se atendan; lostechos eran un parcheado de arreglos rpidos para sellar las goteras que inevitablementehaba cada vez que llova. Las ventanas rotas estaban precintadas contra el viento y elfro, pero nunca se reemplazaban. Una fina capa de polvo se acumulaba sobre todo, peropocos de los residentes se molestaban nunca en barrer sus domicilios.

Toda la colonia media menos de un kilmetro cuadrado, haciendo posible caminardesde cualquier edificio hasta otra de las estructuras idnticas en menos de veinteminutos estndar. Pese a la similitud incansable de la arquitectura, navegar por la coloniaera fcil. Las barracas haban sido situadas en filas rectas y columnas, formando una redde calles utilitarias entre los domicilios uniformemente espaciados. Las calles no podan

decirse que estuvieran exactamente limpias, aunque difcilmente estaban infectadas debasura. MBE limpiaba la basura y los desperdicios lo suficientemente a menudo paramantener las condiciones sanitarias, ya que un brote de enfermedades alimentado por lasuciedad afectara de manera adversa la produccin de la mina. Sin embargo, a lacompaa no pareca importarle la porquera que inevitablemente se acumulaba a travsde la ciudad. Generadores rotos, maquinaria oxidada, trozos de metal corrodo, yherramientas desechadas, desgastadas, abarrotaban las estrechas calles entre las barracas.


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Slo haba dos estructuras en la colonia que eran de alguna forma distinguibles delresto. Una era el mercado MBE, la nica tienda del mundo. Una vez haba sido unabarraca, pero las literas haban sido reemplazadas por estanteras, y el rea de duchascomunitarias ahora era una sala de almacenamiento asegurada. Un cartel pequeo enblanco y negro haba sido pegado a la pared exterior, indicando las horas en las que

estaba operativo. No haba expositores para contratar vendedores, y no haba anuncios. Elmercado almacenaba slo los objetos ms bsicos, todos a unas subidas de preciosescandalosas. Los crditos eran de buen gusto adelantados contra futuros sueldos con lastpicamente altas tasas de inters de MBE, garantizando que los compradores pasaranan ms horas en la mina trabajando para sus compras.

El otro edificio distinto era la propia cantina, un triunfo magnfico de belleza y diseosi se le comparaba con la homogeneidad lgubre del resto de la colonia. La cantina estabaconstruida a un par de cientos de metros ms all del lmite de la ciudad, puesta bienaparte del enrejado gris de barracas. Se mantena slo con tres pisos de altura, perodebido a que todas las otras estructuras estaban limitadas a una nica planta dominaba elpaisaje. No es que necesitara ser tan alta. Dentro de la cantina todo estaba localizado en laplanta baja; los pisos superiores eran meramente una fachada construida por Groshik paralucirse, el dueo neimoidiano y camarero. Encima del techo de la primera planta, elsegundo y tercer piso no existan realmente, slo estaban las paredes alzadas y una cpulahecha de cristal tintado violeta, iluminada desde dentro. Luces violeta a juego cubran lasparedes exteriores azul plido. En casi cada mundo el efecto habra sido ostentoso ychabacano, pero en medio del gris de Apatros dudosamente era as. Groshik a menudoproclamaba que haba hecho intencionadamente su cantina todo lo estridente posible,simplemente para ofender a los mandamases de MBE. El sentimiento le haca popular

con los mineros, pero Des dudaba de si a MBE realmente le importaba que fuera de una uotra forma. Groshik poda pintar su cantina del color que quisiera, mientras le diera a lacorporacin su parte de los beneficios cada semana.

El da de veinte horas estndar de Apatros se divida equitativamente entre las dosjornadas de los mineros. Des y el resto del grupo de temprano trabajaban de 0800 a 1800;sus contrapartes trabajaban de 1800 a 0800. Groshik, en un esfuerzo por maximizar losbeneficios abra cada tarde a las 1300 y no cerraba durante diez horas seguidas. Esto lepermita servir al grupo nocturno de trabajadores antes de que empezaran y coger algrupo de da cuando ese turno hubiera terminado. Cerrara a las 0300, limpiara por doshoras, dormira seis, y entonces se levantara a las 1100 y empezara el proceso de nuevo.

Su rutina era bien conocida para todos los mineros; el neimoidiano era tan constantecomo la salida y la puesta del plido sol naranja de Apatros.

Conforme Des cruzaba la distancia entre el lmite de la colonia en s y la puerta debienvenida de la cantina, ya poda escuchar los sonidos que llegaban desde dentro:msica alta, risas, parloteos, vasos tintineando. Eran casi las 1600 ahora. Al turno de dale quedaban dos horas antes de que fuera hora de irse, pero la cantina estaba todava


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repleta de trabajadores del turno de noche buscando beber o algo que comer antes de quesubieran a bordo de las lanzaderas que les llevara a las minas.

Des no reconoca ninguna de las caras: los grupos del da y de la noche raramentecruzaban sus caminos. Los clientes habituales eran la mayora humanos, con un par detwileks, sullustanos, y cereanos llenando la multitud. Des estaba sorprendido de ver a un

rodiano, tambin. Aparentemente el grupo nocturno era ms tolerante con otras especiesque el del turno de da. No haba camareras, sirvientes, o bailarinas; el nico empleado enla cantina era el propio Groshik. Cualquiera que quisiera una bebida tena que llegar a lagran barra construida en la pared trasera y pedirla.

Des se abri paso a travs de la multitud. Groshik le vio llegar y momentneamentese hundi fuera de la vista tras la barra, reapareciendo con una jarra de cerveza Gizerjusto cuando Des alcanz el mostrador.

Llegas pronto hoy dijo Groshik mientras dejaba caer la bebida con un golpefuerte. Su voz baja, grave, era difcil de escuchar por encima del estruendo de la multitud.Sus palabras siempre tenan una calidad gutural, como si estuviera hablando desde laparte trasera de su garganta.

Al neimoidiano le gustaba, aunque Des no estaba seguro de por qu. Quizs eraporque l haba visto crecer a Des desde un nio joven hasta un hombre; quizs slosenta lstima porque Des hubiera tenido a tal hierba de rank por padre. Cual fuera larazn, haba un acuerdo en pie entre los dos: Des nunca tena que pagar por una bebida sise la serva sin pedrsela. Des agradecido acept el regalo y la baj de un largo trago,entonces golpe con la jarra vaca en la mesa.

Me met en un pequeo problema con Gerd contest l, secndose la boca. Learranqu el pulgar de un mordisco, as que me dejan irme a casa temprano.

Groshik inclin su cabeza hacia un lado y fij sus enormes ojos rojos en Des. Laexpresin amarga de su cara de anfibio no cambi, pero su cuerpo tembl un tanto ligero.Des le conoca lo suficientemente bien para darse cuenta de que el neimoidiano se estabariendo.

Parece un trato justograzn Groshik, rellenando la jarra.Des no engull la segunda bebida como lo haba hecho con la primera. Groshik rara

vez le daba ms de una por cuenta de la casa, y no quera abusar de la generosidad delcamarero.

Gir su atencin hacia la multitud. Los visitantes de la Repblica eran fciles deavistar. Cuatro humanos dos hombres, dos mujeres y un hombre ithoriano en

uniformes limpios del ejrcito. No eran slo sus ropas lo que les haca destacar, an as.Todos permanecan rectos y altos, mientras que la mayora de los mineros tendan aencorvarse hacia delante, como si llevaran un gran peso en sus espaldas.

En un lado de la habitacin principal, una seccin ms pequea estaba acordonada delresto de la cantina. Era la nica parte del lugar con la que Groshik no tena nada que ver.La Compaa MBE permita las apuestas en Apatros, pero slo si estaba al cargo de lasmesas. Oficialmente era para evitar que cualquiera hiciera trampas, pero todos saban que


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la verdadera preocupacin de MBE era mantener las apuestas bajo control. No queranque uno de sus empleados ganara mucho y saldara todas sus deudas en una noche consuerte. Al mantener los lmites mximos bajos, MBE se aseguraba de que fuera msprovechoso trabajar en las minas que en las mesas.

En la seccin de juego haba cuatro soldados ms del ejrcito que llevaban el

uniforme de la flota de la Repblica, junto con una docena o as de mineros. Una mujertwilek con el rango de suboficial de marina en su solapa estaba jugando al pazaak. Unjoven insignia estaba sentado en la mesa de sabacc, hablando en voz alta a todo el mundoa su alrededor, aunque nadie pareca estar escuchndole. Dos oficiales ms amboshumanos, un hombre, una mujer tambin estaban sentados en la mesa de sabacc. Lamujer era una teniente; el hombre llevaba la insignia de comandante. Des supuso queeran los oficiales al mando snior de la misin de recibir el cargamento de cortosis.

Veo que te has dado cuenta de nuestros reclutas murmur Groshik.La guerra contra los Sith oficialmente nada ms que una serie de enfrentamientos

militares extendidos, incluso aunque toda la galaxia saba que era una guerra requeraun flujo constante de cadetes jvenes y entusiastas para las lneas de frente. Y por algunarazn la Repblica siempre esperaba que los ciudadanos del Borde Exterior saltaran antela oportunidad de unirse a ellos. Siempre que una tripulacin militar de la Repblicapasaba por Apatros, los oficiales trataban de reunir nuevos reclutas. Compraran unaronda de bebidas, entonces la utilizaran para empezar una conversacin, normalmentesobre la vida gloriosa y heroica de ser un soldado. A veces resaltaban la brutalidad de losSith. Otras veces inventaban promesas de una vida mejor en la milicia de la Repblica,todo mientras pretendan ser amistosos y simpticos con los locales, esperando que un parse uniera a su causa.

Des sospechaba que reciban algn tipo de extra por cualquier nuevo recluta queengaaran para alistarse. Desafortunadamente para ellos, no iban a encontrar demasiadosdispuestos en Apatros. La Repblica no era demasiado popular en el Borde; la gente aqu,incluyendo a Des, saba que los Mundos del Ncleo explotaban los planetas pequeos,remotos como Apatros para su propio beneficio. Los Sith encontraban un montn desimpatizantes anti-Repblica ah fuera en los lmites del espacio civilizado; ese era unode los motivos por los que sus nmeros continuaban creciendo mientras la guerra seprolongaba.

Pese a su insatisfaccin con los Mundos del Ncleo, la gente todava se alistara conlos reclutas si la Repblica no estuviera tan preocupada por seguir la ley absolutamente al

pie de la letra. Cualquiera que tuviera esperanzas de escapar de Apatros y del agarre de lacorporacin minera estaba en un duro golpe: las deudas a MBE todava tenan que serpagadas, incluso por los reclutas que protegan la galaxia contra el alzamiento de laamenaza Sith. Si alguien le deba dinero a una corporacin legtima, la flota de laRepblica guardara su sueldo hasta que esas deudas fueran pagadas. No demasiadosmineros estaban contentos con la perspectiva de unirse a una guerra slo para tener elprivilegio de que no se le pagara.


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Alguno de los mineros estaba resentido con los oficiales snior y su constante presinpara atraer a jvenes hombres y mujeres ingenuos para unirse a su causa. A Des no leimportaba, an as. Les escuchara parlotear toda la noche, mientras siguieran jugando alas cartas. Imaginaba que era un pequeo precio a pagar por poner sus manos en suscrditos.

Su entusiasmo deba haberse visto, al menos para Groshik.Hay alguna posibilidad de que escucharas que una tripulacin de la Repblica iba

a parar por aqu e iniciaras una pelea con Gerd slo para poder llegar aqu antes?Des agit su cabeza.No. Slo una feliz coincidencia, eso es todo. Desde qu ngulo estn trabajando

esta vez? La gloria de la Repblica?Tratan de advertirnos de los horrores de la Hermandad de la Oscuridad fue la

respuesta cuidadosamente neutral. No les va demasiado bien.El dueo de la cantina se guardaba sus opiniones reales para s mismo cuando se

trataba de asuntos de poltica. Sus clientes eran libres de hablar sobre cualquier tema quequisieran, pero no importaba cmo se calentaran sus discusiones, siempre rechazabatomar parte.

Malo para el negocio haba explicado una vez. Estate de acuerdo con alguieny sern tus amigos durante el resto de la noche. Oponte a ellos y te odiarn durantesemanas. Los neimoidianos eran famosos por su astuto sentido de los negocios, yGroshik no era una excepcin.

Un minero se abri paso hasta la barra y pidi una bebida. Cuando Groshik fue acumplir con el pedido, Des se gir para estudiar el rea de juego. No haba ningn asientolibre en la mesa de sabacc, as que por el momento estaba forzado al rol de espectador.

Bien durante una hora estudi los juegos y las apuestas de los recin llegados, prestandoatencin particularmente a los oficiales snior. Tendan a ser mejores jugadores que lastropas alistadas, probablemente porque tenan ms crditos que perder.

El juego en Apatros segua una versin modificada de las reglas Estndar de Bespin.Las bases del juego eran simples: consigue una mano tan cerca de veintitrs como seaposible sin pasarte. Cada ronda, un jugador tena o que apostar para quedarse en el juego,o abandonar. Cualquier jugador que escogiera quedarse poda sacar una nueva carta,descartarse de una carta, o poner una carta en el campo de interferencia para fijar suvalor. Al final de cada ronda un jugador poda plantarse, revelando su mano y forzando aque todos los otros jugadores mostraran sus cartas, tambin. La mejor mano de la mesa

ganaba el bote de mano. Cualquier puntuacin por encima de veintitrs, o por debajo demenos veintitrs, era una bomba que requera que el jugador pagara una sancin. Y si unjugador tena una mano que sumaba exactamente veintitrsun sabacc completol oella ganaba el bote sabacc como un extra. Pero con cambios aleatorios que podancambiar inesperadamente el valor de las cartas de ronda a ronda, y con otros jugadoresplantndose pronto, un sabacc completo era mucho ms difcil de lograr de lo que sonaba.


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El sabacc era ms que un juego de suerte. Era de estrategia y estilo, saber cundotirarse un farol y cundo retirarse, saber cmo adaptarse a las cartas cambiandoconstantemente. Algunos jugadores eran demasiado cautos, no apostando nunca ms dela baza mnima incluso cuando tenan una buena mano. Otros eran demasiado agresivos,tratando de abusar del resto de la mesa con apuestas abusivas incluso cuando no tenan

nada. La tendencia natural de un jugador era evidente si sabas qu buscar.El insignia, por ejemplo, claramente era nuevo en el juego. Segua quedndose con

manos flojas en lugar de retirar sus cartas. Era un cazador, no se satisfaca con cartas losuficientemente buenas para coger el bote de mano. Siembre buscaba la mano perfecta,esperando una buena ganancia y recoger el bote sabacc que continuaba creciendo hastaque se ganaba. Como resultado, seguan cogindole con manos bomba y teniendo quepagar una sancin. No pareca ralentizar sus apuestas, an as. Era uno de esos jugadorescon ms crditos que sentido comn, que encajaba bien con Des.

Para ser un jugador de sabacc experto, tenas que saber cmo controlar la mesa. No lellev a Des muchas manos darse cuenta de que el comandante de la Repblica estabahaciendo justo eso. Saba cmo hacer grandes apuestas y hacer que los otros jugadoresretiraran las manos ganadoras. Saba cundo apostar poco para meter a los otros a jugarmanos que tenan que haber retirado. No se preocupaba mucho por sus propias cartas;saba que el secreto del sabacc era imaginar lo que todos los dems llevaban y dejarlespensar que saban qu cartas llevaba l. Era slo cuando todas las cartas eran reveladas yl amasaba las fichas cuando sus oponentes se daban cuenta de lo equivocados quehaban estado.

Era bueno, Des tena que admitirlo. Mejor que la mayora de los jugadores de laRepblica que pasaban por ah. Pese a su apariencia plcida, era inflexible alzar bote tras

bote. Pero Des tena un buen presentimiento; a veces simplemente saba que no podaperder. Iba a ganar esta noche y ganar a lo grande.Hubo un gruido de uno de los mineros en la mesa.Otra ronda y ese bote sabacc habra sido mo! Dijo l, agitando su cabeza.

Tienes suerte de haberte plantado cuando lo has hecho aadi l, hablando alcomandante.

Des saba que no era suerte. El minero haba estado demasiado alterado, se habaestado retorciendo en su asiento. Cualquiera con medio cerebro habra visto que estabayendo hacia una mano poderosa. El comandante lo haba visto y haba hecho sumovimiento, cortando pronto la mano y cortando las esperanzas de los otros jugadores a

la altura de las rodillas.Eso es tododijo el minero, apartndose de la mesa. Estoy seco.Parece que ahora es tu oportunidadsusurr Groshik bajo su aliento mientras se

arrastraba para llenar otra bebida. Buena suerte.No necesito la suerte esta noche, pens Des. Cruz el suelo de la cantina y camin

sobre la cuerda de nanoseda hacia la sala de juego controlada por MBE.


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Des se aproxim a la mesa de sabacc y asinti al CardShark Beta-4 que reparta lasmanos. MBE prefera a los droides automticos a los crupieres orgnicos: no haba

salario que pagar, y no haba riesgo de que un jugador artero convenciera al droide parahacer trampas.Entrodeclar l, tomando el asiento vaco.El insignia estaba sentado directamente enfrente de l. l dej salir un largo silbido,

fuerte.Maldicin, eres un chico grandegrit estrepitosamente. Cunto mides uno

noventa? Uno noventa y cinco?Dos metros ms contest Des sin mirarle. Pas la tarjeta de su cuenta de MBE

por el lector construido en la mesa e introdujo su cdigo de seguridad. La compra por lamesa se aadi al total que ya estaba en deuda de su cuenta de MBE, y el CardShark

obedientemente empuj una pila de fichas sobre la mesa hacia l.Buena suerte, seordijo l.El insignia continu evaluando a Des, tomando otro trago largo de su jarra. Entonces

rebuzn una risa.Guau, os hacen crecer bien grandes aqu fuera en el Borde colega. Ests seguro

que en realidad no eres un wookiee que alguien ha afeitado para gastar una broma?Un par de los otros jugadores se rieron, pero rpidamente se detuvieron cuando vieron

a Des apretar su mandbula. El hombre ola a cerveza corelliana. El mismo olor que tenaGerd cuando inici una pelea con Des justo un par de horas antes. Los msculos de Desse tensaron, y se inclin hacia delante en su silla. El hombre ms pequeo dej salir un

suspiro corto, nervioso.Vamos, hijodijo el comandante a Des en una voz calmante, dando un paso para

controlar la situacin del mismo modo que haba estado controlando la mesa durante eljuego. Tena un aire de autoridad tranquila, un patriarca presidiendo una ria familiar enla mesa. Slo es una broma. No puedes aceptar una broma?

Girndose para encarar al nico jugador en la mesa lo suficientemente bueno paradarle un desafo real, Des resplandeci con una sonrisa y dej que la tensin se deslizarade sus msculos enroscados.

Seguro, puedo aceptar una broma. Pero mejor aceptar tus crditos.Hubo una breve pausa, y entonces era como si todo el mundo hubiera suspirado de

alivio. El oficial se ri entre dientes y le devolvi la mirada.Suficientemente justo. Juguemos a las cartas.Des empez lento, jugando de manera conservadora y retirndose a menudo. Los

lmites en la mesa eran bajos; el valor mximo de cualquier mano dada estaba limitado acien crditos. Entre la apuesta inicial de cinco crditos y la tasa de la administracin dedos crditos que cargaba MBE a los jugadores cada vez que empezaban una nueva ronda,los botes de mano apenas cubriran el coste de sentarse en la mesa, incluso para un


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jugador slido. El truco estaba en ganar los suficientes botes de mano para ser capaz dequedarse el tiempo suficiente para tener una oportunidad con el bote de sabacc quecontinuaba aumentando con cada mano.

Cuando al principio empez a jugar, uno de los soldados trat de darle algo de charla.Me doy cuenta de que la mayora de mineros humanos aqu afeitan sus cabezas

dijo l, sealando con la cabeza fuera a la multitud. Por qu es eso?No nos afeitamos. Nuestro pelo se cae respondi Des. Ocurre por trabajar

demasiadas jornadas en las minas.Por trabajar en las minas? No lo pillo.Los filtros no eliminan todas las impurezas del aire. Trabajas turnos de diez horas

da tras da, y los contaminantes se apoderan de tu sistema l habl en una voz plana,neutral. No haba amargor. Nos ponemos enfermos un montn de veces; nuestro pelose cae. Se supone que nos tomamos un par de das libres y empezamos de nuevo, perodesde que MBE firm esos contratos de la milicia de la Repblica las minas nunca secierran. Bsicamente, estamos siendo lentamente envenenados para asegurarnos de quevuestro contenedor de carga est lleno cuando os marchis.

Eso era suficiente para cortar cualquier otro intento de conversacin, y elloscontinuaron las manos en un relativo silencio. Despus de media hora Des estaba en pazpor la noche, pero slo acababa de calentar. Empuj su apuesta inicial y la parte de MBE,como hicieron los otros siete jugadores en la mesa. El crupier sac dos cartas para cadauno de ellos, y otra mano empez. Los primeros dos jugadores echaron un vistazo a suscartas y se retiraron. El insignia de la Repblica mir a sus cartas y lanz suficientesfichas para quedarse en la mano. Des no estaba sorprendido, l difcilmente retiraba suscartas, incluso cuando no tena nada.

El insignia rpidamente empuj una de sus cartas en el campo de interferencia. Cadaturno, un jugador poda mover una de las cartas-chip electrnicas al campo deinterferencia, sellando su valor para protegerlo de que cambiara si haba un cambio alfinal de la ronda.

Des agit su cabeza. Sellar cartas era un juego de tontos. No podas descartarte de unacarta sellada; Des normalmente prefera mantener todas sus opciones abiertas. Elinsignia, sin embargo, estaba pensando a corto plazo, no planeando por adelantado. Esoprobablemente explicaba por qu haba perdido varios cientos de crditos durante lanoche.

Mirando su propia mano, Des escogi quedarse. Todos los dems jugadores se

retiraron, dejndoles slo a ellos dos.El CardShark reparti otra ronda de cartas. Des mir abajo y vio que haba sacado

una Resistencia, una figura con un valor de ocho negativo. Estaba sentado frente a untotal de seis, una mano increblemente dbil.

El movimiento inteligente era retirarse; a no ser que hubiera un cambio, estabamuerto. Pero Des saba que iba a haber un cambio. Lo saba con tanta seguridad comohaba sabido dnde y cundo iba a moverse el pulgar de Gerd cuando l lo mordi. Estos


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breves vistazos al futuro no ocurran a menudo, pero cuando lo hacan, saba losuficientemente bien qu tena que escucharlos. Empuj sus crditos. El insignia igual laapuesta.

El droide recogi las fichas hacia el centro de la mesa, y el marcador enfrente de lempez a pulsar con rpidos colores cambiantes. El azul significaba que no haba

cambio; todas las cartas se quedaran igual. El rojo significaba un cambio: saldra unimpulso del marcador, y una carta electrnica de cada jugador se reiniciara al azar ycambiara su valor. El marcador parpade hacia atrs y adelante entre rojo y azul,ganando velocidad hasta que estaba pulsando tan rpidamente que los colores seemborronaron en una nica tonalidad violeta. Entonces el parpadeo empez a ralentizarsey fue posible ver los colores individuales por separado de nuevo: azul, rojo, azul, rojo,azul Se detuvo en rojo.

Maldicin! Maldijo el insignia. Siempre cambia cuando tengo una manobuena!

Des saba que no era verdad. Las probabilidades del cambio eran cincuenta-cincuenta:completamente aleatorias. No haba forma de predecir si un cambio iba a llegar a noser que tuvieras un don como lo tena ocasionalmente Des.

Las cartas parpadearon mientras se reiniciaban, y Des recogi su mano una vez ms.La Resistencia se haba ido, reemplazada por un siete. Estaba en veintiuno. No era unsabacc, pero era una mano slida. Antes de que la siguiente ronda pudiera empezar, Desdespleg sus cartas, exponiendo su mano en la mesa.

Asciendo a veintiunodijo l.El insignia lanz sus cartas a la mesa con disgusto.Maldita bomba.

Des recogi el pequeo montn de fichas que estaban en el bote de mano, mientrasque el otro hombre pagaba a regaadientes su sancin al bote de sabacc. Des supona queestaba cerca de los quinientos crditos ahora mismo.

Uno de los mineros de la mesa se levant.Vamos, tenemos que irnosdijo l. El ltimo speeder se va en veinte minutos.Con refunfuos y quejas, los otros mineros se levantaron de sus asientos y caminaron

para empezar su jornada. El insignia les observ irse, entonces se gir con curiosidadhacia Des.

No vas a ir con ellos, gran colega? Pens que te estabas quejando antes sobre tenerun da libre.

Yo trabajo en el turno de da dijo Des brevemente. Esos tos son del turno denoche.

Dnde est el resto de tu grupo? pregunt la teniente. Des claramente reconocisu inters como un intento de evitar que el insignia dijera algo para enemistar an ms alminero grande. La multitud se ha vuelto horriblemente escasa. Ella hizo un gestocon su mano alrededor a la cantina, ahora virtualmente vaca excepto por los soldados del


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ejrcito de la Repblica. Al ver los asientos libres de la mesa de sabacc, un par de ellosestaban deambulando para unirse a sus camaradas en el juego.

Estarn por aqu pronto dijo Des. Yo slo termin mi jornada un poco anteshoy.

De verdad? Su tono implicaba que slo conoca un nico motivo para que el

turno de un minero terminara antes.Tenientedijo educadamente uno de los soldados recin llegados mientras llegaba

a la mesa. Comandante aadi l, dirigindose al otro oficial. Le importa si nosunimos, seor?

El comandante mir a Des.No quiero que este joven piense que la Repblica est alindose en su contra. Si

todos tomamos los asientos, dnde van a sentarse sus amigos cuando aparezcan? l diceque estarn por aqu en cualquier minuto.

No estn aqu ahora dijo Des. Y no son mis amigos. Deberais sentaros. lno aadi que la mayora de los mineros del turno de da no jugaran, de todos modos.Cuando Des se presentaba en la mesa tendan a irse; ganaba demasiado a menudo para sugusto.

Los asientos vacos fueron rpidamente ocupados.As que cmo te estn tratando las cartas, Insignia? pregunt una joven mujer al

hombre que Des haba superado en la ltima mano. Ella se sent a su lado y puso unajarra llena de cerveza corelliana en la mesa en frente de l.

No muy bien admiti l, dando una sonrisa e intercambiando su jarra vaca porla llena. Puede que quede en deuda contigo por esta bebida. No parece que est desuerte esta noche. l seal con la cabeza en direccin a Des. Vigila a este. Es tan

bueno como el comandante. O eso, o hace trampas.l sonri rpidamente para mostrar que slo era otra de sus bromas moderadamenteofensivas. Des lo ignor; no era la primera vez que le haban llamado tramposo. Estaba altanto de que su precognicin le daba una ventaja sobre otros jugadores. Quizs era unaventaja injusta, pero no lo consideraba hacer trampas. No era como si supiera lo que iba apasar en cada mano; no poda controlarlo. l era lo suficientemente listo para hacer lamayora cuando eso ocurra.

El CardShark empez a pasar las fichas a los recin llegados, desendoles a cada unode ellos una superficial Buena suerte mientras lo haca.

As que parece que realmente no te llevas bien con los otros mineros dijo la

teniente, centrndose en los comentarios anteriores de Des. Has pensado alguna vezen cambiar de profesin?

Des gru por dentro. Para cuando se haba unido a la mesa los oficiales habanabandonado su discurso de reclutamiento y se haban ceido principalmente a jugar a lascartas. Ahora l le haba dado una apertura para sacarlo de nuevo.

No estoy interesado en convertirme en soldado dijo l, poniendo su parte de laapuesta inicial para la siguiente mano.


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No vayas tan rpido dijo ella, su voz deslizndose en un golpeteo relajante,leve. Ser un soldado para la Repblica tiene sus recompensas. Sospecho que es mejorque trabajar en las minas, por lo menos.

Hay toda una galaxia ah fuera, hijo aadi el comandante. Mundos muchoms atractivos que este, si no te importa que lo diga.

Como si no lo supiera, pens Des. En voz alta dijo,No planeo pasar toda mi vida aqu. Pero cuando me vaya de esta roca, no quiero

pasar mis das esquivando blsters Sith en la lnea de frente.No vamos a luchar contra los Sith mucho ms, hijo. Los tenemos huyendo ahora.

El comandante habl con tal seguridad calmada, que Des estaba medio tentado decreerle.

Eso no es lo que he escuchado dijo Des. Los rumores dicen que la Hermandadde la Oscuridad ha estado ganando ms batallas. He escuchado que ahora tienen ms deuna docena de regiones bajo su control.

Eso fue antes del General Hothmeti baza uno de los otros soldados.Des haba escuchado de Hoth en la HoloRed; l era un autntico hroe de la

Repblica. Victorioso en media docena de enfrentamientos importantes, era un estrategabrillante que saba cmo arrebatar la victoria de las fauces de la derrota. No erasorprendente, dado su trasfondo.

Hoth? pregunt inocentemente, mirando abajo a sus cartas. Basura. Retir sumano. No es un Jedi?

Lo escontest el comandante, echndole un vistazo a sus propias cartas. Empujuna pequea apuesta. Un Maestro Jedi, para ser ms precisos. Y un excelente soldado,tambin. No podras pedir un hombre mejor para liderar los esfuerzos de guerra de la

Repblica.Los Sith son ms que simplemente soldados, ya sabes dijo el insignia borrachoseriamente, su voz incluso an ms fuerte que antes. Algunos de ellos pueden usar laFuerza, igual que los Jedi! No puedes derrotarlos slo con blsters.

Des haba escuchado multitud de historias sueltas sobre los Jedi haciendoextraordinarias proezas a travs del poder mstico de la Fuerza, pero imaginaba que eranleyendas y mitos. O al menos exageraciones. Saba que haba poderes que trascendan almundo fsico: sus propias premoniciones eran una evidencia de eso. Pero las historias delo que los Jedi podan hacer eran simplemente demasiado imposibles para creerlas. Si laFuerza era realmente un arma tan poderosa, por qu esta guerra estaba durando tanto?

La idea de responder ante un Maestro Jedi realmente no me atrae dijo l. Heescuchado algunas cosas extraas sobre lo que creen: sin pasin, sin emocin. Suenacomo si quisieran convertirnos a todos en droides.

Otra ronda de cartas fue repartida a los jugadores restantes.Los Jedi son guiados por la sabiduraexplic el comandante. No dejan que las

cosas como el deseo o la rabia nublen su juicio.La rabia tiene sus usosseal Des. Me ha sacado de algunos sitios asquerosos.


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Creo que el truco est en no meterse en esos sitios en primer lugar contraatac lateniente con su voz leve.

La mano termin un par de turnos despus. La joven mujer que le haba comprado labebida al insignia consigui un veinte, no una gran mano, pero no una mala, tampoco.Ella mir al comandante mientras l desplegaba sus cartas, y sonri cuando l solo tena

diecinueve. Su sonrisa se desvaneci cuando el insignia mostr su veintiuno. Cuando lagarr el bote, ella cort su risa con un codazo amistoso en sus costillas.

Todo el mundo hizo la apuesta inicial y el crupier reparti otro par de cartas a cadajugador.

Los Jedi son los defensores de la Repblica continu la teniente con seriedad.Sus modos pueden parecer extraos para los ciudadanos normales, pero estn de nuestraparte. Todo lo que quieren es la paz.

De verdad? dijo Des, mirando sus cartas y empujando sus fichas. Pens quequeran barrer a los Sith.

Los Sith son una organizacin ilegal explic la teniente. Ella retir sus cartasdespus de un momento de cuidadosa deliberacin. El Senado hizo un proyecto de leyilegalizndolos cerca de tres mil aos atrs, poco despus de que Revan y Malak trajeranla destruccin a toda la galaxia.

Siempre haba escuchado que Revan salv la Repblica dijo l.El comandante volvi a la conversacin.La historia de Revan es complicada dijo l. Pero los hechos permanecen, los

Sith y sus enseanzas fueron prohibidos por el Senado. Su propia existencia es unaviolacin de la ley de la Repblica y con un buen motivo. Los Jedi entienden laamenaza que los Sith representan. Es por eso por lo que se han unido a la flota. Por el

bien de la galaxia, los Sith deben ser barridos de una vez por todas.El insignia borracho gan la mano de nuevo, su segunda vez seguida. A veces eramejor ser afortunado que bueno.

As que la Repblica dice que los Sith deben ser barridos dijo Des mientraspagaba la apuesta inicial para la siguiente mano. Si los Sith fueran los que estuvieran almando, apuesto a que diran lo mismo de los Jedi.

No diras eso si supieras cmo son realmente los Sith dijo uno de los otrossoldados. He luchado contra ellos: son asesinos sedientos de sangre!

Des se ri.S, cmo se atreven a tratar de mataros en mitad de una guerra? No saben que

estis ocupados tratando de matarles a ellos? Qu groseros!T sangriento chucho kath!solt el soldado, levantndose de su asiento.Sintese, hombre de cubierta!ladr el comandante. El soldado hizo lo que se le

dijo, pero Des poda sentir la tensin en el aire. Todos los dems en la mesa, con laposible excepcin de los dos oficiales, le estaban mirando.

Bien. Lo ltimo que tienen en mente ahora son las cartas. Enfadar a la gente nocreaba buenos jugadores de sabacc.


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El comandante perciba que las cosas estaban mal, tambin. Hizo lo que pudo porrechazar la situacin.

Los Sith siguen las enseanzas del lado oscuro, hijo le dijo a Des. Si hubierasvisto el tipo de cosas que han hecho durante es ta guerra y no slo a otros soldados. Noles importa si los civiles inocentes sufren.

Slo medio escuchando, Des mir sus cartas y puso una apuesta.No soy estpido, Comandante dijo l entonces. Tanto si la Repblica los

reconoce oficialmente como si no, estis en guerra con la Hermandad de la Oscuridad. Ycosas malas ocurren durante la guerra, en ambos bandos. As que no trates deconvencerme de que los Sith son monstruos. Son personas, como t y como yo.

De todos los jugadores en la mesa, slo el comandante retir sus cartas. Des saba queal menos un par de los soldados estaban jugando con manos malas simplemente por tenerla oportunidad de derrotarle.

El comandante suspir.Tienes razn, hasta cierto punto. Los soldados normales, los que sirven en el

ejrcito porque no saben cmo son realmente los Maestros Sith y la Hermandad de laOscuridad, son slo gente. Pero tienes que mirar a los ideales tras esta guerra. Tienes queentender por lo que cada lado est luchando.

Ilumneme, Comandante. Des puso slo una sombra de condescendencia en suvoz y como si nada lanz ms fichas, sabiendo que exasperara a la mesa an ms. Estabacontento por ver que nadie se retiraba; estaba jugando con ellos como un msico bithtrinando una cancin con un sabriquete.

Los Jedi buscan preservar la pazreiter el comandante. Sirven a la causa de lajusticia. Cuando es posible, utilizan su poder para ayudar a aquellos que lo necesitan.

Buscan servir, no gobernar. Creen que todos los seres, sin importar especie o gnero, hansido creados igual. Seguro que puedes entender eso.Era ms una frase que una pregunta, pero Des contest de todos modos.Pero todos los seres no son realmente iguales, no? Quiero decir, algunos son ms

listos, o ms fuertes o mejores en las cartas. l sac una pequea sonrisa del comandante con el ltimo comentario, aunque todos

los dems en la mesa fruncieron el ceo.Suficientemente cierto, hijo. Pero no es el deber de los fuertes ayudar a los

dbiles?Des se encogi de hombros. No crea mucho en la igualdad. Trabajar para hacer que

todo el mundo fuera igual no dejaba mucho espacio para que nadie alcanzara la grandeza.Entonces qu hay de la Hermandad de la Oscuridad? pregunt l. En qu

creen ellos?Ellos siguen las enseanzas del lado oscuro. La nica cosa que buscan es poder;

creen que el orden natural de la galaxia es que los dbiles sirvan a los fuertes.


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Suena bastante bien si eres uno de los fuertes.Des despleg sus cartas, entoncesagarr el bote, liberando los gruidos y maldiciones murmuradas bajo el aliento de losperdedores.

Des mostr una sonrisa canalla alrededor de la mesa.Por el bien de la Repblica, espero tos que seis mejores soldados que jugadores

de sabacc.T cobarde mudcrutch, hierba de Rank! Grit el insignia, saltando y tirando su

bebida al suelo. Si no fuera por nosotros, los Sith estaran sobre todo este pozo demundo!

Otro minero le habra intentado golpear a Des, pero el insignia incluso ms queligeramente borracho tena suficiente disciplina militar para mantener sus puos a unlado. Una mirada severa del comandante le hizo sentarse y musitar una disculpa. Desestaba impresionado. Y un poco decepcionado.

Todos sabemos por qu la Repblica se preocupa por Apatros dijo l, apilandosus fichas y tratando de parecer despreocupado. De hecho, estaba escaneando la mesapara ver si alguien ms se estaba preparando para hacer un movimiento en su contra.

Utilizis cortosis en los cascos de vuestras naves, lo utilizis en las carcasas devuestras armas, incluso lo utilizis en vuestra armadura corporal. Sin nosotros, notendrais una oportunidad en esta guerra. As que no pretendas que ests haciendo ningnfavor aqu: nos necesitis tanto como nosotros os necesitamos a vosotros.

Nadie haba puesto la apuesta inicial an; todos los ojos estaban fijos en el dramadesarrollndose entre los jugadores. El CardShark vacil, su programacin limitadaestaba insegura de cmo manejar la situacin. Des saba que Groshik estaba observandodesde el otro extremo de la cantina, con su mano cerca del blster aturdidor que mantena

guardado tras la barra. Dudaba que el neimoidiano lo necesitara, an as.Totalmente cierto concedi el comandante, empujando su apuesta inicial. Losotros, incluyendo a Des, le siguieron. Pero al menos os pagamos por el cortosis queutilizamos. Los Sith simplemente os lo cogeran.

No corrigi Des, estudiando sus cartas, pagis a MBE por el cortosis. Esoscrditos no llegan directos a un to como yo. l retir su mano pero no par dehablar. Mira, ese es el problema con la Repblica. En el Ncleo todo es grandioso: lagente es sana, rica, y feliz. Pero aqu en el Borde las cosas no son tan fciles. He estadotrabajando en las minas casi tanto como puedo recordar, de una u otra forma, y todava ledebo a MBE suficientes crditos como para llenar el casco de un carguero. Pero no veo a

ningn Jedi que venga a salvarme de este poquito de injusticia.Nadie tena una respuesta para l esta vez, ni siquiera el comandante. Des decidi que

haban hablado suficiente de poltica; quera centrarse en ganar los dos mil crditos quese haban acumulado en el bote de sabacc. Entr para matar.

No tratis de venderme a vuestros Jedi y vuestra Repblica, porque es exactamentelo que es: vuestraRepblica. Decs que los Sith slo respetan la fuerza? Bueno, as esbastante similar a como funcionan las cosas aqu en el Borde, tambin. T cuidas de ti


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mismo, porque nadie lo har. Es por esopor lo que los Sith siguen encontrando nuevosreclutas dispuestos a unirse a ellos aqu fuera. La gente sin nada siente que no tiene nadaque perder. Y si la Repblica no lo imagina pronto, la Hermandad de la Oscuridad va aganar esta guerra sin importar cuntos Jedi estn liderando vuestro ejrcito.

Quizs deberamos centrarnos en las cartas; sugiri la teniente despus de un

silencio largo, incmodo.Eso est bien para mdijo Des. Sin resentimientos?Sin resentimientosdijo el comandante, forzando una sonrisa.Un par de los otros soldados murmuraron un asentimiento, pero Des saba que los

resentimientos estaban an ah. Haba hecho todo lo posible para asegurarse de quellegaran profundo.


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Las horas pasaban. Otros mineros empezaron a llegar, el turno del da llegaba parareemplazar al grupo nocturno que se haba ido. El CardShark segua repartiendo, y los

jugadores seguan apostando. El montn de fichas de Des se estaba volviendocontinuamente ms grande, y el bote de sabacc segua creciendo: tres mil crditos, cuatromil, cinco Ninguno de los jugadores pareca estar divirtindose ya; Des imaginaba quesu despotrique mordaz haba arrasado con todo el placer del juego.

A Des no le importaba. No jugaba al sabacc para divertirse. Era un trabajo, al igualque trabajar en las minas. Una forma de ganar crditos y saldar su cuenta con MBE parapoder dejar Apatros atrs para siempre.

Dos de los soldados se apartaron de la mesa, limpios de sus crditos. Sus asientosfueron ocupados pronto por mineros del turno de da. El atractivo del enorme bote delsabacc era suficiente para atraerles, pese a su reluctancia a ir contra Des.

Otra hora pas y los oficiales snior la teniente y el comandante finalmenteterminaron. Ellos, tambin, fueron reemplazados por mineros con vistas a lograr unabuena mano y meterse en los bolsillos el bote de sabacc sin reclamar. Los soldados de laRepblica que se quedaron alrededor, como el insignia que al principio haba desafiado aDes, deban tener unos bolsillos muy, muy profundos.

Con el constante flujo de jugadores nuevos y dinero nuevo, Des se vio forzado acambiar de estrategia. Haba recopilado varios cientos de crditos; tena un colchnsuficiente para poderse permitir perder un par de manos si tena que hacerlo. Ahora sunica preocupacin era proteger el bote de sabacc. Si no tena una mano con la quepensara que poda ganar, se plantara en los primeros pocos turnos. No iba a darle a nadie

ms la oportunidad de hacer una mano de veintitrs. Dej de retirarse, incluso cuandotena cartas dbiles. No participar en una mano les daba a los otros jugadores demasiadasoportunidades de ganar.

Algunos cambios afortunados y algunas pobres elecciones hechas por sus oponentesle aseguraron que su estrategia funcionaba, aunque no sin ningn coste. Sus esfuerzos porproteger el bote de sabacc empezaron a comerse sus beneficios. Su pila de ganancias sehundi rpidamente, pero merecera la pena si ganaba el bote de sabacc.

Tras mano a mano agonizante, los jugadores continuaban llegando y yndose. Uno auno los soldados abandonaron sus asientos, forzados cuando se quedaban sin fichas y nopodan permitirse ms. Del grupo original, slo quedaban Des y el insignia. La pila delinsignia estaba creciendo. Un par de los soldados se quedaron a mirar, aferrndose a suhombre para que derrotara al minero bocazas.

Otros espectadores iban y venan. Algunos slo estaban esperando a que un jugadorse fuera para poder meterse y tomar el asiento. Otros eran atrados por la intensidad de lamesa y el tamao de los botes. Tras otra hora el bote de sabacc lleg a las diez mil fichas,el lmite mximo. Cualquier crdito que se pagara ahora al bote de sabacc estara perdido:


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iban directamente a las cuentas de MBE. Pero nadie se quejaba. No con la oportunidad deganar una pequea fortuna sobre la mesa.

Des mir al crono sobre la pared. La cantina cerrara en menos de una hora. Cuandose sent antes en la mesa, se haba sentido seguro de que iba a ganar a lo grande. Por unmomento haba sido as. Pero las ltimas horas haban drenado sus fichas. Trabajar para

proteger el bote de sabacc estaba devastndole: se haba quedado sin todos sus beneficiosy tuvo que volver a comprar dos veces. Haba cado en la clsica trampa del jugador,obsesionndose tanto con ganar el gran bote que haba perdido de vista cunto estabaperdiendo. Haba dejado que el juego pasara a ser personal.

Su camiseta estaba caliente y pegajosa de sudor. Sus piernas estaban adormecidas porestar sentado tanto tiempo, y su espalda le dola de estar inclinado hacia delanteexpectante de estudiar sus cartas.

Haba perdido casi mil crditos esa noche, pero ninguno de los otros jugadores habasido capaz de aprovecharse de su desgracia. Con el bote de sabacc al lmite todas lasapuestas iniciales y sanciones iban directamente a MBE. Tendra que trabajar un mes deturnos agotadores en las minas si quera volver a ver esos crditos. Pero era demasiadotarde para retroceder ahora. Su nico consuelo era que el insignia de la Repblica habaperdido por lo menos dos veces lo que l. An as cada vez que el hombre se quedaba sinfichas, simplemente alcanzaba su bolsillo y sacaba otra pila de crditos, como si tuvieradinero ilimitado. O como si simplemente no le importara.

El CardShark dispar otra mano. Conforme ech un vistazo a sus cartas, Des empeza sentir las primeras sombras reales de duda. Y si su presentimiento estaba equivocadoesta vez? Y si esta no era su noche para ganar? No poda recordar un momento en elpasado en el que su don le hubiera traicionado, pero eso no significaba que no pudiera

ocurrir.l empuj sus fichas con una mano dbil, desafiando cada instinto que le deca que seretirara. Habra tenido que plantarse al principio del siguiente turno, sin importar lodbiles que fueran sus cartas. Un poco ms y alguien ms podra robar el bote de sabaccpor el que l estaba trabajando tan duro.

El marcador parpade y las cartas cambiaron. Des no se molest en mirar;simplemente dio la vuelta a sus cartas y musit,

Me planto.Cuando vio su mano sinti como si le hubieran abofeteado. Estaba en un veintitrs

negativo exactamente, una bomba. La sancin limpiaba su pila de fichas.

Whoa, gran colega se mof el insignia embriagadamente, debes estarempapado de lum para plantarte con eso. Qu brix estabas pensando?

Quizs no entiende la diferencia entre mas veintitrs y menos veintitrsdijo unode los soldados que estaba viendo el enfrentamiento, sonriendo como un gato manka.

Des trat de ignorarles mientras pagaba la sancin. Se senta vaco. Hueco.No hablas demasiado cuando ests perdiendo, eh?se burl el insignia.


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Odio. Des no senta nada ms al principio. Puro odio, al rojo vivo consuma cadapensamiento, cada movimiento, y cada onza de razn de su cerebro. De repente no leimportaba el bote, no le importaba cuntos crditos haba perdido ya. Todo lo que queraera barrer la expresin de petulante de la cara del insignia. Y slo haba una forma en laque lo poda hacer.

Dio una mirada salvaje en direccin al insignia, pero el hombre estaba demasiadoborracho para ser intimidado. Sin quitar los ojos de su enemigo, Des desliz su tarjeta dela cuenta de MBD por el lector e hizo otra compra, ignorando la parte lgica de su menteque trataba de hablarle acerca de no hacerlo.

El CardShark, sus circuitos y cables ignorantes de lo que estaba ocurriendo realmente,empuj una pila de fichas hacia l y ulul su tpico nimo,

Buena suerte.Des abri con el As y el dos de espadas. Estaba en diecisiete, una mano peligrosa. Un

montn de potencial para ir demasiado alto en su siguiente carta y que fuera una bomba.Vacil, sabiendo que el movimiento inteligente era retirarse.

Pensndotelo dos veces?Reprendi el insignia.Actuando en un impulso que no poda siquiera explicar, Des movi su dos al campo

de interferencia, entonces empuj sus fichas hacia el bote. Estaba dejando que susemociones le guiaran, pero ya no le importaba. Y cuando la siguiente carta result ser untres, saba qu tena que hacer. Empuj su tres al campo de interferencia junto al dos queya estaba ah. Entonces hizo la apuesta mxima y esper al cambio.

Haba en realidad dos formas de ganar el bote de sabacc. Una era conseguir una manoque sumara veintitrs exactamente, un sabacc completo. Pero haba incluso una mejormano: la matriz del idiota. En las reglas modificadas de Bespin, si tenas una mano de dos

y tres del mismo palo y sacabas la figura conocida como el Idiota, que no tena del todoningn valor, tenas una matriz del idiota 23 en el sentido literal. Era la mano ms raraposible, y vala ms que incluso un sabacc completo.

Des estaba a dos tercios de llegar ah. Todo lo que necesitaba ahora era un cambioque se llevara su diez y lo reemplazara con el Idiota. Por supuesto, eso significaba quetena que haber un cambio. E incluso entonces tendra que conseguir al Idiota de l yhaba slo dos Idiotas en toda la baraja de setenta y seis cartas. Era ridculamenteimprobable.

El marcador result rojo; las cartas cambiaron. Des ni siquiera tena que mirar sumano: lo saba.

Mir justo a los ojos del insignia.Me planto.El insignia mir abajo a su propia mano para ver qu le haba dado el cambio y

empez a rerse tan fuerte que apenas pudo mostrar su mano. Tena el dos de copas, eltres de copas y el Idiota!

Hubo jadeos de sorpresa y murmullos de incredulidad en la multitud.Cmo os gusta esta, chicos?se ri l. La matriz del idiota en el cambio!


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l se levant, extendiendo el brazo hacia el montn de fichas en el pequeo pedestalque se asentaba en el centro de la mesa representando el bote sabacc.

Des golpe con su mesa y agarr la mueca del joven en un agarre tan fro y durocomo el duracero, entonces despleg sus propias cartas. Toda la cantina se qued ensilencio como una tumba; la risa del insignia se apag en su garganta. Un segundo ms

tarde liber su mano y se volvi a sentar, patidifuso. Desde el otro extremo de la mesaalguien dej salir un largo silbido, bajo de asombro. El resto de la multitud arda enalboroto.

nunca en mi vida no puedo creer estadsticamente imposibleDosmatrices del idiota en la misma mano?El CardShark resumi el resultado de la forma ms puramente analtica.Tenemos dos jugadores con manos de igual valor. La mano ser determinada por

un repentino cierre.El insignia no reaccion con el mismo tipo de calma.T estpido mudcrutch!l escupi, su voz ahogada de ira. Ahora nadie va a

llevarse el bote de sabacc! Sus ojos sobresalan salvajemente; una vena estabapalpitando en su frente. Uno de sus compaeros soldados haba puesto una mano en suhombro, como si tuviera miedo de que su amigo pudiera saltar por la mesa para tratar dearrebatarle la vida al minero que haba al otro lado.

El insignia tena razn: ninguno de ellos obtendra el bote de sabacc en esta mano. Enun cierre repentino a cada jugador se le reparta una carta ms, y el valor de las manos sevolva a calcular. Si tenas la mejor mano, ganabas pero no tendras el bote de sabacc a

no ser que tuvieras veintitrs exactamente. Eso, sin embargo, pareca imposible: no habams Idiotas que repartir para preservar una matriz del idiota, y ni una sola carta tena unvalor ms alto que el quince del As.

No es que a Des le importara. Era suficiente destruir la voluntad de su oponente;aplastar sus esperanzas y robarle su victoria. Poda sentir el odio del insignia, y lresponda a l. Era como un ser viviente, una entidad de la que poda extraer fuerza,alimentando su propio infierno de rabia. Pero Des no mostr sus emociones para que lasvieran el resto del grupo. El odio ardiendo en l era su propio almacn privado, un poderrabiando en su interior tan fiero que poda sentir que podra rasgar el mundo si lo dejabaescapar.

El crupier reparti dos cartas bocarriba para que todo el mundo las viera. Ambas erannueves. Antes de que cualquier siquiera tuviera tiempo de reaccionar el droide habarecalculado la mano, haba determinado que los dos jugadores estaban todavaempatados, y dispar otra carta a cada uno de ellos. El insignia sac un ocho, pero Dessac otro nuevo. Idiota, dos, tres, nueve, nueve veintitrs!

l extendi su brazo lentamente y le dio un golpe a sus cartas, susurrando una nicapalabra a su oponente:


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Sabacc.El soldado se volvi furioso. Salt, agarr la parte inferior de la mesa con ambas

manos, e hizo un lanzamiento poderoso. Slo el peso de la mesa y sus estabilizadoresinternos evitaron que volcara, aunque sali volando y golpe de nuevo el suelo con unestruendo difano. Todas las bebidas en ella se derramaron; cerveza y

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