bertely maria. perspectivas teoricas construccion ciudadanias

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Perspectivas teóricas construcción cuidadanas

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  • Fbio Almeida Santiago Alfaro Juan Ansin Alvaro Bello Mara Bertely C tari bel Castillo Pilar Chinchayn Sebastin Granda Ral Gutirrez Luis Enrique Lpez Guido Machaca Alexandra Martnez Guillermo McLean Mara Elena Ortiz Maxim Repetto Fidel Tubino

    FONDO

    EDITORIAL l'iINIIIIIJA UNIVERSIDAD CATLICA 1)11 II m

    9 789 9 7 2114/,';/,

    CIUDADANA inter-cultural < me optos y pedagogas

    ii .(!

  • Primera edicin, abril de 2008

    Ciudadana intercultural. Conceptos y pedagogas desde Amrica Latina

    Proyecto Educacin Ciudadana Intercultural para los Pueblos Indgenas de Amrica Latina en contextos de pobreza Auspiciado por la Fundacin Ford

    Editores Santiago Alfaro Rotondo Fidel Tubino Arias-Schreiber Juan Ansin Mallet

    Hecho el depsito legal en la Biblioteca Nacional del Per N. 2008-03602 ISBN: 978-9972-42-849-4

    Diseo de cartula Camila Bustamante Dejo

    Correccin de estilo Agustn Panizo Jansana

    Cuidado de edicin Santiago Alfaro Rotondo y Agustn Panizo Jansana

    Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Catlica del Per Plaza Francia 1164, Lima 1 [email protected] www.pucp.edu.pe/publicaciones/

    - Red Internacional de Estudios Interculturales - RIDEI, 2008 [email protected] www.pucp.edu.pe/invest/ridei/

    ndice

    Introduccin 9

    Primera parte: Marcos conceptuales 27

    Ciudadana Intercultural en Amrica Latina: La bsqueda de un 29 marco conceptual Alvaro Bello Maldonado

    Hacia una ciudadana intercultural en la Bolivia 49 plurinacional? Luis Enrique Lpez Hurtado

    Marco conceitual do projeto Educaclo Cidada Intercultural no 91 contexto da escola indgena de Roraima, Brasil Maxim Repetto Carreo

    Concepcin de ciudadana que orient el diseo del curso de 107 Formacin Ciudadana Intercultural y del material educativo "Derechos de los pueblos indgenas. Gua para facilitar talleres" Sebastin Granda Merchn y Alexandra Martnez Flores

    Perspectivas tericas en torno a la construccin de ciudadanas 125 alternas. Ciudadanas interculturales, activas y solidarias frente a la crisis del modelo democrtico-liberal en Mxico Mara Bertely Busquis y Ral Gutirrez Narvez

  • El desafo de la construccin de la ciudadana intercultural en 163 las Regiones Autnomas de la Costa Caribe de Nicaragua Claribel Castillo Ubeda y Grillermo McLean Herrera

    Diferencia para la igualdad: Repensando la ciudadana y la 191 interculturalidad en el Per Santiago Alfaro Rotondo

    Segunda parte: Propuestas pedaggicas 217

    Sistematizacin de los modelos pedaggicos en las experiencias 219 educativas con pueblos indgenas en Amrica Latina Mara Elena Ortiz Espinoza

    Educacin ciudadana intercultural como prctica pedaggica 235 Pilar Chinchayn Robles

    Propuesta pedaggica para la educacin ciudadana 257 intercultural Guillermo McLean Herrera

    Modelo pedaggico para una ciudadana intercultural activa y 281 solidaria Mara Bertely Busquets

    Anlisis de la propuesta pedaggica plasmada en el texto 309 "Derechos de los pueblos indgenas en el Ecuador. Gua para facilitar talleres" Sebastin Granda Merchn y Alexandra Martnez Flores

    A proposta de material educativo do ncleo Insikiran-UFRR 335 Fbio Almeida de Carvalho

    En busca de una pedagoga culturalmente responsable para la 349 formacin de liderazgos indgenas en gestin educativa Luis Enrique Lpez Hurtado y Guido Machaca Benito

    Introduccin

  • 124 | CIUDADANA INTERCULTURAL: CONCEPTOS Y PEDAGOGAS DESDE AMRICA LATINA

    LEN TRUJILLO, Jorge 1994 De campesinos a ciudadanos diferentes. Quito: CEDIME, Abya-Yala.

    LEN, Mauricio 2003 "Etnicidad y exclusin en el Ecuador: una mirada apartir del censo de poblacin

    de 2001". Iconos, N. 17, 116-132. Quito: Facultad Latinoamericana d| Ciencias Sociales.

    MACAS, Luis 1992 "El movimiento indgena visto por sus propios protagonistas". En Ilean

    Almeida, Jos Almeida y otros. Indios. Una reflexin sobre el levantamiento indgena de 1990. Quito: ILDIS, El Duende, Abya-Yala.

    s.f. "La necesidad poltica de una reconstruccin epistmica de los saberes ancestrales". En http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/davalos/ CapMacas.pdf (descargado el 2 de octubre de 2007).

    TUBINO, Fidel 2007 "No una sino varias ciudadanas. Reflexiones desde Amrica Latina".

    Ponencia presentada en el Foro Internacional: Educacin, Ciudadana e Interculturalidad. Universidad Politcnica Salesiana del Ecuador. Quito 25 de julio de 2007.

    WALSH, Catherine "Cultura, identidad y derechos humanos". En http://www.uasb.edu.ee/padh/ centro/pdfl/wash%20catherine.pdf (descargado el 12 de septiembre de 2007).

    respectivas tericas en torno a la construccin de ciudadanas alternas. Ciudadanas interculturales, activas y solidarias frente a la crisis del modelo democrtico-liberal en Mxico

    Mara Bertely Busquets Ral Gutirrez Narvez

    Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa Social - CIESAS

    Ante la crisis del modelo democrtico-liberal en Mxico, definir lo que entendemos como "ciudadana intercultural" nos lleva a cuestionar el i onvenio poltico y el modelo de Estado-nacin que, desde el siglo XIX, han definido el ser ciudadano. Cuestionar el modelo de Estado-nacin to implica que estemos pretendiendo animar un proyecto relativista, sino un proyecto autonmico "en el marco de la nacin" (Daz-Polanco 2006: 24) que beneficie no nicamente a los pueblos indgenas, sino a la especie humana en general.

    Nuestra crtica se dirige a un Estado-nacin agotado que, lejos de representar una cultura compartida, una conciencia de pertenencia, un proyecto comn, una historia colectiva y una misma relacin con el lerritorio, como los rasgos que Luis Villoro atribuye a las naciones (1998), aparece hoy ante nosotros como una comunidad nacional inventada e imaginada (Hobsbawm 1993; Anderson 1983). El Estado-nacional agotado, no obstante contribuy a la cohesin social y poltica del Mxico liberal y republicano, sediment una democracia apuntalada en el ciudadano, definido como un individuo con derechos iguales ante la ley, en la que los derechos culturales no eran siquiera considerados y donde se poda aspirar como mximo a la integracin de la diversidad en un proyecto comn.

    En la primera parte de este ensayo haremos una presentacin muy general del estado que guardan los derechos indgenas en Mxico, con particular nfasis en las acciones desempeadas por la Comisin Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indgenas (CDI) y la modificacin al artculo 27 constitucional. Consideramos que este contexto resulta suficiente para plantear, tambin en esta parte, los debates derivados de la lectura de los libros Estado plural, pluralidad

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    de culturas de Luis Villoro (1998) y Elogio a la diversidad de Hctor Daz-Polanco (2006), as como de un artculo de Boaventura de Sousa Santos (1997) intitulado "Un concepcin multicultural de los derechos humanos". Adems de estos autores, incluimos algunos otros en eslc dilogo.

    La segunda parte la dedicamos a sintetizar los aportes de Jorge Gasch (en prensa a/b), con quien construimos la propuesta filosfica, poltica, pedaggica y metodolgica que inspir el proyecto focal-Mxico: "Conflicto intercultural, educacin y democracia activa en Mxico. Ciudadana y derechos indgenas en el movimiento pedaggico intercultural y bilinge de Los Altos, la Regin Norte y la Selva Lacandona de Chiapas"1.

    PRIMERA PARTE

    1. Notas sobre el estado que guardan los derechos de los pueblos indgenas en Mxico

    Es un hecho que los Estados nacionales han aceptado el reto que implica la diversidad, porque no solo han cambiado radicalmente los discursos en torno al tema, sino que incluso se han manifestado a favor de la misma, han desarrollado programas de atencin a la diversidad y, en algunos casos, han introducido reformas importantes en las distintas legislaciones nacionales. En todos los casos preocupan las condiciones de desigualdad y de pobreza estructural generadas por el sistema.

    Pero: cul es el estado que guardan los derechos de los pueblos indgenas en Mxico?

    Mxico, como una nacin pluricultural cuya poblacin indgena est representada por 12,7 millones de personas que habitan en las

    1 El proyecto focal-Mxico forma parte del proyecto general "Educacin Ciudadana Intercultural para los Pueblos Indgenas de Amrica Latina en Contextos de Pobreza", financiado desde el 2004 por la Fundacin Ford y coordinado acadmicamente por Fidel Tubito y Juan Ansin de la Pontificia Universidad Catlica del Per en seis pases (Per, Bolivia, Brasil, Nicaragua, Ecuador y Mxico). En el proyecto participaron los educadores tsotsiles, tseltales y ch'oles de la Unin de Maestros de la Nueva Educacin para Mxico (UNEM) en el estado de Chiapas, Mxico.

    MARCOS CONCEPTUALES - MXICO | 127

    distintas entidades federativas (CONAPO 2000) y pertenecen a 62 l'i ii pos etnolingsticos, se caracteriza por una gran riqueza cultural y huniversidad. La Comisin Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indgenas (CDI), que sustituye al Instituto Nacional Indigenista (INI) y que en el 2006 modific las reglas de operacin aplicadas a los programas bajo su responsabilidad, es la encargada de garantizar el uspeto a los derechos de los pueblos indgenas, en supuesta atencin a lis demandas de estos pueblos y sus organizaciones.

    La CDI enuncia que busca fortalecer "una nueva relacin entre || Estado, la sociedad y los pueblos, caracterizada por un entorno de apertura y disposicin nacional e internacional que les permita desarrollar sus capacidades autonmicas de acuerdo con el marco legal vigente y respetando sus derechos y libertades fundamentales". Pero, cmo se desarrollan las capacidades "autonmicas" a travs de las acciones de la CDI?

    La CDI impulsa programas de albergues escolares indgenas, destina I ondos regionales indgenas, estimula el turismo alternativo en zonas indgenas, desarrolla programas de apoyo a la productividad con iniciativas especialmente dirigidas a las mujeres indgenas, fomenta y desarrolla las culturas indgenas, y establece convenios en materia de pisticia e infraestructura bsica para este sector de la poblacin. No obstante la importancia de estas iniciativas, y aunque se argumenta la participacin de los pueblos en su desarrollo, la CDI administra desde arriba los fondos asignados por la hacienda pblica para el desarrollo de programas educativos, de salud, de alimentacin y de promocin cultural, econmica y jurdica. Con ello se pretende el desarrollo integral de las personas, las comunidades y las familias, la generacin de ingresos y de empleos, y el desarrollo local y regional de dichos pueblos.

    El modo en que opera la CDI constituye un claro ejemplo del i ratamiento de los indgenas como sujetos del inters pblico. Como organismo pblico, la comisin se "interesa" y "atiende" a sujetos que viven en los municipios indgenas que reportan niveles de marginacin alta o muy alta, donde no existen los servicios bsicos, ni las condiciones materiales mnimas para el impulso de proyectos de desarrollo propio. I'ara evitar la exclusin social, tnica y geogrfica que padecen los pueblos indgenas, la CDI considera "deseable" y "ventajosa" la apertura de mercados para los productores indgenas, requirindose de

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    fondos y acciones que favorezcan la produccin, la comercializacin, la vida comunitaria y los niveles de vida de la poblacin2.

    La CDI reporta la transferencia de recursos financieros a organizaciones civiles, as como la participacin del sector privado en el impulso de sus programas. La empresa Coca-Cola, por ejemplo, aporta importantes recursos para la construccin de albergues en el Estado de Mxico y, en menor m:dida, en Chiapas. En colaboracin con las empresas, intervienen el gobierno federal y los gobiernos estatales, municipales, as como los propios beneficiarios.

    En los proyectos productivos, educativos y culturales para el sector rural, desarrollados con apoyos multilaterales e intersectoriales, los programas y las reglas de operacin dificultan el acceso directo de los pueblos indgenas a los recursos financieros, requirindose del aval, la administracin y la intermediacin de personas no indgenas, adscritas a organizaciones civiles, instituciones acadmicas o iglesias.

    La desconfianza en la honestidad y en la capacidad de autogestin de las organizaciones indgenas se expresa aun en proyectos que reportan impacto, xito y continuidad en el tiempo, manifestndose el ejercicio de una poltica discriminatoria y excluyente, as como un importante margen de control de los recursos por parte de agentes no indgenas. Como los fondos implican este tipo de intermediacin, no existen mecanismos que impulsen la participacin de los pueblos para que los recursos destinados a distintos programas se complementen, reportndose traslapes y duplicacin de iniciativas, as como un gran

    2 A la fecha, la CDI reporta la entrega de 250 fondos regionales, con los cuales operan 241 organizaciones de productores indgenas. Estos fondos funcionan a travs de una Asamblea General de Delegados, rgano mximo de decisin, y de su Consejo Directivo, rgano de representacin y gestin, administrando los recursos fiscales destinados al financiamiento de actividades productivas y de inversin. La CDI crea, en consecuencia, el Programa d Coordinacin de Apoyo a la Productividad, en un esfuerzo por coordinar las accione federales, estatales y municipales. Tambin se informa acerca de la creacin del Modelo de Atencin Diferenciada (MAD) en las Delegaciones Estatales y Centros Coordinadores (CCDI) para la atencin a necesidades planteadas en contextos especficos a iniciativa do' pueblos y comunidades y, para el 2004, el Programa de Infraestructura Bsica introduce alguno de los servicios bsicos a ms de 2.300 localidades. Adems, se reporta la firma del Convenio General de Colaboracin Interinstitucional para el Desarrollo del Ecoturismo, Turismo Rural y dems actividades de Turismo de Naturaleza en Mxico en el ao 2004 y, un ao despus, la constitucin de un Grupo de Trabajo Interinstitucional, con el objeto de coordinar acciones gubernamentales orientadas al impulso del ecoturismo. Otra institucin que vela por los derechos indgenas en Mxico es el Instituto Nacional de Lengua Indgenas.

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    desperdicio financiero. Los proyectos de ecoturismo para el desarrollo integral y sustentable, donde las organizaciones indgenas tienen mayor control sobre sus propios recursos, son la excepcin al respecto.

    Ms all de la distancia que existe entre los programas de la CDI y el ejercicio pleno de los derechos indgenas en relacin a la autonoma, la autogestin y el control sobre los recursos propios, la comisin es una de las pocas instancias de gobierno que sin enunciarlo explcitamente busca favorecer el arraigo territorial de las poblaciones rurales.

    Otras instituciones, como la Secretara de Educacin Pblica, el Consejo Nacional de Fomento Educativo y las Secretaras de Educacin Estatales, se ufanan de "atender" a los indgenas que trabajan como jornaleros agrcolas en las grandes empresas agroindustriales a partir de una escolarizacin precaria que les permite (a) responder con menores desventajas a las exigencias del mercado de fuerza de trabajo nacional e internacional y (b) soportar en sus lugares de origen el desempleo lemporal y la crisis de la pequea unidad productiva.

    Como muestra, el cuadro 1: para el ao 2000, la poblacin indgena que nace en las entidades receptoras de fuerza de trabajo, como son los polos agroindustriales de Baja California, Jalisco y Sinaloa, reporta los ms altos porcentajes de personas que han nacido o radican en oir entidad. Los Estados como Chiapas y Guerrero, mientras tanto, i cportan mayor estabilidad entre los habitantes que han nacido y i acucan en estas entidades. Estos datos indican la importancia que tiene la migracin interna pendular, golondrina y no estable en la reproduccin econmica de las familias indgenas, en un nicho laboral donde la fuerza de trabajo se utiliza en determinados momentos del proceso productivo. El resto del tiempo, los indgenas regresan a sus nichos de vida originales, reincorporndose a la migracin cuando los productores agrcolas as lo requieran y bajo condiciones de empleo que estn lejos de atender los derechos humanos.

    No obstante la pobreza, la crisis estructural del campo y el intenso proceso de migracin de las familias indgenas a los grandes polos industriales y ciudades, la tenaz resistencia de estos pueblos, no solo de Chiapas y de otras entidades de Mxico, sino de muchos pases Luinoamericanos, est buscando debilitar, a partir de la vitalizacin del arraigo territorial y de otras formas de resistencia, las polticas I m luyentes y etnocidas implantadas por el Estado-nacin por ms de MIO aos.

  • 130 | CIUDADANA INTERCULTURAL: CONCEPTOS Y-PEDAGOGAS DESDE AMRICA LATINA

    Ya entrada la segunda mitad del siglo XX, las organizaciones indgenas comenzaron a ocupar los espacios abiertos por el proceso de globalizacin neoliberal que, en Mxico, debilit las accione, gubernamentales en materia indgena. Particularmente en los ltimos cincuenta aos, los pueblos indgenas pasaron de la resistencia pasiva a la accin y movilizacin social. A la vez, se colocaron en los primeros planos de la discusin internacional las demandas por el reconocimienii i de la autonoma y la autodeterminacin de los pueblos indgenas, asi como la necesaria transformacin de las constituciones nacionales.

    Sin duda, muchos avances se dieron en toda Latinoamrica, desde la implementacin de polticas bilinges, pasando por distintos modelos diferenciados de educacin, salud y estatutos autonmicos, hasta el reconocimiento constitucional de naciones "pluriculturalcs" (Mxico) y "multitnicas" (Nicaragua). En el mbito internacional, se reconocen los derechos culturales y colectivos en el Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo, en la Declaracin de Loa Derechos de los Pueblos Indgenas del Mundo (1994) y en el captulo 26 de la Agenda 21 (Morales 1994).

    En estos y otros instrumentos jurdicos se reconoce la igualdad en dignidad y derechos de los pueblos indgenas y, al mismo tiempo, el derecho a ser diferentes, siendo algunas de sus expresiones particulares: el reconocimiento a su preexistencia y autodeterminacin interna, la proteccin de las identidades tnicas y la promocin de sus culturas, el derecho a participar en la definicin de sus propias formas y modelos de desarrollo, as como el derecho a la tierra y al uso de sus recursos naturales.

    Aunque el peso y el contenido que las distintas constituciones atribuyen a estos derechos es variable (Morales 1994), en la mayora de los casos se establece el carcter inalienable, indisponible I imprescindible (Brasil, Constitucin de 1989), y no enajenable, inembargable e intransmisible, de las tierras de propiedad colectiva o comunal indgenas y aun campesinas (Bolivia, Constitucin de 1967).

    En Mxico, sin embargo, la reforma al artculo 27 constitucional introdujo a principios de la dcada de 1990 un matiz que inconform a muchos pueblos indgenas en tanto que, a pesar de que se segua protegiendo la personalidad jurdica y la propiedad sobre las tierras ejidales y comunales, incluida la integridad de las tierras de los grupos indgenas, se estableca lo siguiente:

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    La ley, con respecto a la voluntad de los ejidatarios y comuneros para adoptar las condiciones que ms les convengan en el aprovechamiento de sus recursos productivos, regular el ejercicio de los derechos de los comuneros sobre la tierra y de cada ejidatario sobre su parcela. Asimismo, establecer los procedimientos por los cuales ejidatarios y comuneros podrn asociarse entre s, con el Estado o con terceros y otorgar el uso de sus tierras [...] (Artculo 27, Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos, 2004)

    Modificaciones constitucionales como esta, que en lo especfico permiten a ejidatarios y comuneros disponer a voluntady a conveniencia sobre derechos antes inexistentes, justifican el impulso gubernamental de iniciativas como el PROCEDE. Estas modificaciones y programas, no obstante los altos ndices de marginacin, pobreza y dispersin reportados en las regiones indgenas, incentivan la renta y la venta de parcelas que en su condicin no enajenable haban amortiguado la crisis y el conflicto social, adems de garantizar haber garantizado la continuidad e integridad de los distintos pueblos indgenas que habitan el territorio nacional. Aunque la parcelacin privada se incentiva a cambio de prstamos y nuevas regulaciones sobre la propiedad de la tierra, los indgenas de Chiapas y de otros lugares de Mxico encontraron en esta medida el agotamiento de las formas tradicionales y corporativas de inclusin de los pueblos indgenas a la comunidad poltica.

    En el mundo acadmico, como respuesta a esta crisis de legitimidad, se acuaron los nuevos conceptos que hoy nos permiten discutir en torno al ejercicio de los derechos indgenas y a los tan anhelados Estados plurales. Gracias a ello, hoy tambin podemos preguntarnos si las "ciudadanas tnicas" y las "ciudadanas diferenciadas" jerarquizarn los derechos ciudadanos en categoras de primera y segunda clase, o si las "ciudadanas ampliadas" y las "ciudadanas culturales" producirn "diversidades alienadas" o "hibridaciones" que, probablemente, enmascaren la integracin uniforme de los diferentes a las demandas del mercado global (De la Pea 1998, 1999a, 1999b; Daz-Polanco 2007: 11; Bertely 2008, en este volumen).

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    2. De la nacin histrica a la nacin proyectada

    Ms all del pesimismo, lo aprendido en los aos que abarc el desarrollo del proyecto focal-Mxico nos indica que efectivamente ln nacin "histrica" mexicana, acerca de la cual nos dice Luis Villoro que "la herencia es destino" (1998: 16), comienza a transitar hacia una "nacin proyectada", bajo iniciativa y control indgena y de aquellos no indgenas que los acompaan. Y, aunque Luis Villoro no insista en ello, a nosotros nos interesa enfatizar en el hecho de que la nueva nacin proyectada no se funda en el dilogo entre proyectos nacionales diferentes, sino en el "rechazo" a una nacin histrica y en la voluntad de indgenas y no indgenas por construir de modo activo y desde abajo un proyecto de sociedad distinto.

    [...] el nfasis pasa de la aceptacin de una identidad heredada a la decisin de construirla. La pertenencia a la nacin se mide por la adhesin a un proyecto hacia el futuro, decidido en comn. La nacin proyectada puede rechazar una nacin histrica antecedente e intentar forjar sobre sus ruinas una nueva identidad colectiva. Debe entonces reconstruir el pasado para volverlo conforme a su proyecto. Si la nacin "histrica" funda su identidad en su origen y transcurso en el tiempo, la "proyectada" la construye mediante la decisin voluntaria. (Villoro 1998: 16)

    El rechazo y el conflicto intercultural pueden explicarse a partir de la confusin que Villoro plantea, por ejemplo, en torno al uso de los conceptos de Estado y nacin. Tan cierta resulta esta confusin que los pueblos indgenas de Mxico no han sido reconocidos como "naciones" con derechos propios y de autodeterminacin, aun cuando tienen conciencia de pertenencia y manifiestan distintos grados de autoidentificacin.

    La nocin de conflicto intercultural, como fundamento de nuestra postura poltica y filosfica en torno a la ciudadana intercultural (Gasch: en prensa/a), nos distingue de aquellas posturas que ven en el dilogo y en la cooperacin entre culturas el insumo para el ejercicio de las "ciudadanas diferenciadas" y las "ciudadanas hbridas". En nuestro caso, el conflicto inherente a la ciudadana cultural, lejos de apuntalar un relativismo que "puede ser un formidable adversario a la diversidad" (Daz-Polanco 2006: 30), es un motivo para incentivar la construccin de: (1) criterios universales de evaluacin en materia

    MARCOS CONCEPTUALES - MXICO | 133

    moral y epistemolgica y (2) normas transculturales que, adems de favorecer la comprensin mutua, garanticen las mejores condiciones para la vida social y natural en el planeta.

    De esta manera, en nuestro concepto de ciudadana intercultural se irticulan las dimensiones ticas, territoriales y jurdicas del conflicto entre culturas, expresndose esta confrontacin en el debate ms importante en materia de derechos indgenas. Este debate, expresado ni la ruptura del dilogo entre el Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional y el Estado mexicano, se expresa en el tratamiento de los pueblos indgenas como sujetos del derecho o, a la inversa, como sujetos del inters pblico.

    J. De una nacin de desarraigados a una nacin arraigada

    IV ro volvamos a plantear por qu las reformas al artculo 27 constitucional provocaron descontento entre los pueblos indgenas de Mxico, y por qu el arraigo territorial y el sentimiento de pertenencia se articulan en la construccin cotidiana de la nueva nacin proyectada. Todos sabemos que la compulsiva dominacin, integracin y homogeneizacin cultural que experiment Mxico en los mbitos educativo, poltico, econmico, jurdico y administrativo (Bertely 1998a) se gener de manera sistemtica cuando los "criollos desarraigados", denominados as por Luis Villoro, dejaron de identificarse con su nacin originaria.

    A diferencia de entonces, lo que presenciamos en el presente es la transformacin de una nacin construida por los desarraigados a una nacin proyectada bajo iniciativa y control de los pueblos indgenas que buscan arraigarse en sus territorios ancestrales y culturas originales. Se nata de un nuevo movimiento histrico que actualmente se moviliza "de la conciencia de nacin en un grupo a la construccin de un nuevo Estado" (Villoro 1998: 30), y a partir de una conciencia nacional "indita" formulada, entre otras iniciativas y documentos, en Los Acuerdos de San Andrs Larrinzar sobre Derechos y Cultura Indgena. En ese sentido, coincidimos en que:

    La construccin de una nueva nacin tiene as una condicin inicial: la existencia de un grupo social que ya no se siente restringido a pertenecer a las comunidades histricas preexistentes y puede proyectar una nueva forma de cultura que las rebasa (Villoro 1998: 20).

  • 134 | CIUDADANA INTERCULTURAL: CONCEPTOS Y PEDAGOGAS DESDE AMRICA LATINA

    El asunto de la nacin arraigada y fundada en la pertenencia como condicin para el ejercicio activo de la ciudadana intercultural resulta tambin importante en el caso de los indgenas urbanizados y trasnacionalizados. Ms que "naturalizar" su situacin y prepararlos para enfrentar los retos implicados en la decisin de emigrar, podramos motivar en ellos el inters por recuperar los territorios abandonados, as como vitalizar el sentimiento de pertenencia y el arraigo, al contrastar los beneficios reales que les ofrece la vida urbana en comparacin con la campesina. Como est sucediendo ya con otros pueblos3, organizados en torno a proyectos productivos locales, este modelo podra incidir en la reversin de la intensa movilidad geogrfica que poco interviene en el mejoramiento de la calidad de vida, en la movilidad social y en las condiciones de empleo de los migrantes.

    Por estos motivos, y no por un "escencialismo etnicista" o "atrincheramiento de identidades" (Daz-Polanco 2006: 29), "los hombres y las mujeres del maz" o "los hombres verdaderos" que participaron en este proyecto se "singularizaron" frente al occidental (Villoro 1998: 38). Esto, en la medida en que el arraigo territorial, la pertenencia y la integridad sociedad-naturaleza se consideraron como los elementos consustanciales al ser indgena. En este sentido, asumimos que la nacin y la cultura "proyectadas" y con ellas la ciudadana intercultural se construyen a partir de muestras palpables y cotidianas de una democracia activa y solidaria. De este modo, la filosofa poltica indgena, y el tipo de "democracia" o de "vida en comn" implcita en ella, se objetiva en los valores positivos de estos pueblos, en las maneras an saludables de relacionarse con el territorio, en las formas propias de organizacin y de gobierno, as como en la vida diaria de muchas comunidades indgenas.

    En contraste, las personas urbanas, como los otros distintos a nosotros, se conciben como los desarraigados que, al emigrar a las metrpolis en busca de falsos satisfactores, suelen olvidarse de sus

    3 Solo por mencionar un caso, la Fundacin Ayujk, creada hace quince aos en la Regin Mixteca de Oaxaca y apoyada entre otras agencias por la Fundacin Kellog, tiene el objetivo explcito de evitar la migracin. Esta fundacin gestiona acciones de capacitacin en los municipios oaxaqueos ms pobres del pas, impulsando proyectos productivos con la misma gente y con miras a la autogestin y al auto-desarrollo. En alianza con distintos programas, esta Fundacin ha puesto en marcha proyectos productivos de traspatio e invernaderos, 147 cajas de ahorro e industrias locales para la elaboracin de quesos y chocolate.

    MARCOS CONCEPTUALES - MXICO | 135

    lerritorios originales y trabajan en espacios y tiempos artificiales. Son los indgenas y no indgenas urbanos los que, en muchos casos, realizan labores mono-activas impuestas a cambio de un salario. Son ellos quienes se rigen por el orden pblico y caen presa del individualismo, la competencia y la distribucin desigual de la riqueza. Dominados por el ejercicio del poder egosta, los desarraigados creen en la democracia liberal, formal y representativa, corrompindose su pensamiento, corazn y cuerpo al distanciarse del orden natural que debera regir la vida social.

    Ms que un dilogo infructuoso, ejercer una efectiva ciudadana intercultural supondra construir las bases de un proyecto poltico, social y econmico liberador, que subvierta el ejercicio de la dominacin y la sumisin objetivas y subjetivas, y que, a partir del control del poder egosta y del ejemplo, difunda en todo el mundo su potencial iransformador y aleccionador (Gasch: en prensa/a; Bertely 2007).

    En este sentido, consideramos que la conciencia de "protonacin" (Villoro 1998: 37) no surge siempre de los desarraigados, sino de aquellos que luchan por el control de sus recursos propios; emana de pueblos indgenas cuya identidad, cultura y relacin con el territorio ha persistido aunque con algunos cambios desde la colonia, y de cuya continuidad se gesta una nacin "indita" proyectada hacia el futuro (Villoro 1998:41).

    4. Realizacin plena o subversin de la democracia liberal

    En otro orden de ideas, aunque estamos de acuerdo con Luis Villoro cuando sostiene, inspirado en Guillermo Bonfil Batalla (1987), que la otra nacin est por venir, en la que la rebelin no solo de Chiapas, sino de los indgenas organizados en otros lugares de Latinoamrica se dirige al reconocimiento de su autonoma por derecho sin, por ello, pretender la disolucin del Estado, discrepamos en cuanto a la cualidad que debera asumir esta transformacin.

    Pero ahora, notmoslo bien, esta corriente se presenta con caractersticas nuevas: no busca la subversin de la democracia, sino su realizacin plena; no pretende la disolucin del Estado, sino su transformacin; no est en contra de la "modernidad", sino contra su injusticia. (Villoro 1998: 47)

  • 136 | CIUDADANIA INTERCULTURAL: CONCEPTOS Y PEDAGOGAS DESDE AMRICA LAII

    Para el proyecto focal-Mxico, la no disolucin del Estado pero s su transformacin y reforma implica la construccin de un Estado desde abajo, en el que las instituciones legitimen las iniciativas generadas por los pueblos indgenas. En este sentido, la transformacin del Estado deber subvertir de manera radical las prcticas y los valores democrticos derivados de la modernidad occidental y, en contraste, configurarse desde una democracia activa y solidaria.

    A partir de las condiciones que guardan los derechos de los pueblos indgenas en Mxico a ms de diez aos del movimiento zapatista, suponemos imposible "sintetizar" (Villoro 1998: 47) sin cambios fundamentales en la cultura poltica y en el sistema de valores dos modelos democrticos que no solo resultan opuestos, sino que se afincan en maneras distintas de definir un proyecto comn que resulte benfico no solo para los pueblos indgenas, sino para el mundo entero.

    Cmo imaginar un Estado "respetuoso de toda diferencia" (Villoro 1998: 47) cuando habra que "tolerar" el derecho de los pueblos indgenas a controlar recursos que resultan estratgicos para el capitalismo contemporneo? John Gledhill (2004) respondera que aun en los pases que han legislado a favor de los indgenas como sujetos del derecho, los intereses privados en alianza con los Estados nacionales y las superpotencias militares suelen afectar en trminos negativos la posibilidad real de hacer efectivos estos derechos (2004: 82). Por lo mismo, en la sistematizacin del proyecto-focal Mxico sostenemos que:

    No basta, entonces, con promover el dilogo entre culturas y respetar la diversidad en sentido simblico cuando, como sostiene Young Marin (2001), este tipo de dilogo siempre se establece en el marco de relaciones de poder asimtricas y cuando la legislacin no suele considerar el derecho de los pueblos indgenas al manejo de sus propias instituciones, recursos estratgicos y proyectos de desarrollo. (Bertely 2007: 20)

    Es un hecho que el proceso de globalizacin neoliberal ha llevado a las empresas trasnacionales a la bsqueda de nuevos mercados de mano de obra y de consumo hasta antes no explorados. En este avance han llegado hasta los territorios indgenas, ya que han encontrado en ellos grandes posibilidades de aprovechamiento de recursos naturales, mano de obra barata y mercado para sus productos. De una u otra manera, la

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    invasin objetiva y axiolgica de los intereses neoliberales ha provocado || resistencia de los pueblos indgenas, llevndolos a fortalecer su i elacin con sus territorios originales, a "reindianizarse" y a revitalizar sus lenguas, prcticas culturales y demandas de reconocimiento.

    5. La relacin sociedad-naturaleza y la interdependencia como arenas conflictivas

    I',ira no hablar de recursos tan estratgicos como el petrleo, el agua y la energa elctrica, la sola devastacin que est provocando la empresa Monsanto en un recurso tan importante para los pueblos indgenas mexicanos como es el maz, resulta ilustrativa acerca de un conflicto no solo entre culturas diferentes que difcilmente pueden llegar a tolerarse y a respetarse mutuamente, sino del conflicto histrico entre proyectos de sociedad opuestos, sustentados en dos formas de relacionarse con la naturaleza: sea para la acumulacin indiscriminada de la riqueza y el beneficio de unos cuantos, o para beneficio de los indgenas y de la mayora de las personas que habitamos el planeta Tierra.

    Mara Elena lvarez-Buylla Roces (Ayala y Romero 2007) sostiene que el aumento del precio de la tortilla4 y las supuestas necesidades de importacin del maz no se deben a una crisis de produccin, sino a la utilizacin de la variedad amarilla para la generacin de combustibles naturales. Por su parte, Gerardo Torres Salcido (Ayala y Romero 2007) afirma tambin que se ejerce "una competencia monoplica en el mbito de la tortilla" y que el mercado nacional de harina de maz asciende a nueve millones de dlares, de los cuales el 70 y 80% son manejados por una sola empresa.

    Al respecto, Torres Salcido informa que desde la firma del Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte (TLCAN) no existe una poltica de proteccin al maz, repercutiendo en el alza de su precio el aumento del de los combustibles naturales en Estados Unidos de Amrica, as

    4 Luis Alberto Vargas (Ayala y Romero 2007) informa que el nombre de la "tortilla" se deriva de la torta espaola, elaborada de masa de harina y otros ingredientes, de forma redonda y aplanada. El nombre de la "tortilla" en nhuatl es tlaxcalli (ta: cosa, xca: cocida). Para hacer la tortilla se requiere contar con los granos secos del maz separados de la mazorca. Se les coloca en un recipiente con agua caliente que contenga un producto alcalino. Con ello se obtiene el nixtamal.

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    como el incremento en el precio del producto como alimento humano, para aves y ganado en pases como China y la India. Los aumentos en el precio del maz, entonces, tendern a repercutir en el precio de otros alimentos bsicos, como la carne, el huevo y la leche. Torres tambin sostiene que el maz azul producido en Mxico tiene altos contenidos de antioxidantes, mientras que el amarillo contiene aflatoxinas derivadas de hongos y altamente cancergenas, y el transgnico amenaza la diversidad de especies existentes (Ayala y Romero 2007).

    En este orden de ideas, Luis Alberto Vargas Guadarrama sostiene lo siguiente:

    Mxico es el centro geogrfico de origen y diversificacin del maz, poseedor de la mayor parte de la variacin existente en el mundo para este cultivo, con ms de 50 linajes y subespecies, aunque se siguen encontrando otras nuevas, como ocurri alrededor del Lago de Ptzcuaro. Los restos ms antiguos de su polen datan de siete mil 400 y seis mil 700 aos antes de nuestra era y fueron identificados en el valle de Oaxaca [...]. El maz representa un recurso valioso para la alimentacin por su costo, facilidad de acceso y contenido de nutrimentos: cien gramos del producto proporcionan entre 207 y 260 kilocaloras. Un kilogramo proveer aproximadamente dos mil 200 kilocaloras, ms que suficiente para cubrir las necesidades de energa de un adulto, quien realiza trabajo moderado y requiere un mil 800. (Ayala y Romero 2007: 5-6)

    Por la introduccin de nuevos patrones de consumo, Vargas (Ayala y Romero 2007) sostiene que aunque el maz no es un alimento perfecto porque es deficiente en hierro y triptofano, y convertido en tortilla aporta el 30% de las necesidades en carbohidratos y el 15% de protenas su consumo ha declinado a favor de otros alimentos: la comida rpida, los alimentos chatarra y otros productos con bajos contenidos nutricionales. Estos cambios estn causando obesidad en la poblacin en general. Adems de este problema se debe agregar los efectos negativos que sobre la salud provocan el consumo de bebidas carbonatadas y el abandono de los vegetales y cereales en la dieta diaria.

    Frente al debilitamiento de la funcin rectora que deberan cumplir los Estados nacionales, qu tipo de democracia deberamos construir?, cmo imaginar una "democracia radical" sin considerar que la relacin sociedad-naturaleza constituye una arena de intereses en conflicto?,

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    pueden llegar a coincidir proyectos sociales cuya interdependencia se basa en el ejercicio de la dominacin y la subordinacin?, y de qu manera es posible contrarrestar la concentracin de la riqueza, la globalizacin de la pobreza y el capital sin patria?

    Luis Villoro propone un Estado plural compatible con la interdependencia no solo entre culturas sino tambin planetaria, apoyada en la gobernabilidad mundial y en acciones concertadas a nivel internacional.

    La globalizacin nos ha hecho sensibles a los grandes problemas planetarios que los Estados nacionales no estn en posibilidad de resolver. Ante todo, el peligro de la extincin de la vida en la Tierra: la contaminacin de la biosfera; la destruccin de la capa protectora de ozono; el "efecto invernadero"; el crecimiento demogrfico a niveles que pronto harn imposible su subsistencia; el agotamiento de los recursos naturales [...] (Villoro 1998: 54)

    Pero, acaso los problemas ambientales que padece el planeta no dependen de las dinmicas perversas que rigen el mercado abierto y de la seduccin que provoca la modernidad urbana y occidental? Cul es la fuente "cultural" de los problemas ambientales que nos hacen i n terdependientes ?

    Para el proyecto focal-Mxico, la "ciudadana intercultural" no supone el simple reconocimiento de las culturas diferentes, sino un proceso de interaprendizaje entre los indgenas y los no indgenas que busque explicitar la relacin sociedad-naturaleza y la interdependencia entre culturas como arenas conflictivas, en sociedades cuyos valores y proyectos son opuestos y alternativos. En particular, en el contexto de relaciones interculturales fundadas en el ejercicio de la dominacin y la sumisin, la cultura electoral y el modelo democrtico liberal y representativo encuentran sus lmites en el modelo activo y solidario del cual se deriva otra manera de ejercer la ciudadana.

    Si aspiramos, como en el caso de toda Amrica, a que los pueblos indgenas puedan ejercer su derecho a la autodeterminacin y a la autonoma sin escindirse del Estado (Villoro 1998: 57), necesitamos reflexionar acerca del falso dilema liberal entre los derechos individuales y colectivos.

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    6. El falso debate entre derechos individuales y colectivos

    Dado que permanecen las condiciones de marginacin y de exclusin Sfl las poblaciones indgenas, y que sus pueblos y organizaciones persisten no solo en los cambios constitucionales formales, sino en hacer efectiva la autonoma por derecho en la vida prctica, los intereses a favor del mercado abierto han considerado imperativo fortalecer la participacin de los lderes indgenas en los poderes de Estado (National Intelligence Council, en Daz-Polanco 2006: 186). Esto, a fin de evitar la irrupcin de conflictos que afecten sus intereses. En este contexto, se impulsan diversos programas para la formacin de lderes indgenas, de formacin ciudadana y para la solucin de conflictos que pretenden ofrecer las herramientas bsicas para la defensa de los derechos colectivos en un liberalismo igualitario como el que propone John Rawls (2001).

    Sin embargo, a partir de qu marcos democrticos se definen los derechos, los estilos de participacin poltica y el liderazgo indgenas? En primer lugar, la concepcin liberal de ciudadana, entendida como el ejercicio de los derechos individuales representados en los derechos humanos y que por su pretensin de universalidad se colocan por encima de los derechos colectivos, ha sido ampliamente cuestionada por diversos autores (Villoro 1998; Daz-Polanco 2006; De Sousa 1997).

    Como crtica a la concepcin dualista de los derechos individuales y colectivos, Luis Villoro sostiene:

    [...] en las sociedades reales, los derechos individuales no pueden abstraerse de una dimensin colectiva. El "derecho de los pueblos" es la figura del derecho internacional que reconoce esta dimensin colectiva de los derechos humanos. No puede oponerse a los derechos individuales; por el contrario, permite su ejercicio [...] Entre las necesidades bsicas est la de pertenencia. (Villoro 1998: 92)

    El prrafo anterior demuestra que ya no es posible identificar al liberalismo con el individualismo y a las culturas indgenas con el comunitarismo porque, adems, "la condicin de una asociacin poltica voluntaria es la capacidad de sus miembros de decidir libremente, conforme el propio sistema de fines y valores" (Villoro 1998: 92).

    Los que insisten en esta dualidad son los liberales a ultranza porque, al sostener que los derechos colectivos atentan contra los individuales, desean promover el individualismo, afirmando que los valores

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    universales deben estar por encima de los diferenciados. Se trata de una posicin filosfica, poltica y cultural que, compartida por un grupo de individuos, fue acuada como afirmara Carlos Marx en la .ociedad burguesa, donde el hombre fue "separado del hombre y de la comunidad" (citado por Villoro 1998: 91). Aunque Luis Villoro critica la posicin de Marx al sostener que esta separacin es caracterstica de loda asociacin basada en la libertad de las personas (1998: 91), no podemos negar que una "clase" de personas ha impuesto al mundo lo que a ellos conviene: la libre empresa y el contrato mercantil.

    Hctor Daz-Polanco (2006), despus de aludir a los ejemplos clsicos y comunes dirigidos a desacreditar a las culturas especficas como referentes de normas morales y valores polticos en tanto violan las libertades individuales como sucede con la prctica de la clitoridectoma y la ablacin del cltoris en frica, se pregunta:

    qu sucedera si los valores de la individualidad entran en contradiccin con el contexto cultural, de tal modo que hagan imposible la vida en comunidad y el que sus integrantes vivan dignamente y con plena autoestima en tanto miembros del grupo de individuos? (2006: 33)

    Para el proyecto focal-Mxico no hay duda en que todos los individuos nacen en colectivos y que sus fines y valores son el resultado de la intersubjetividad inherente a cualquier cultura. De la misma forma, las sociedades indgenas estn conformadas por individuos que actan en la reproduccin y en la transformacin del colectivo y, al igual que en cualquier cultura, existen en estas sociedades tambin grupos de inters que influyen o tratan de influir en el establecimiento de las normas y los valores comunes.

    En este sentido, no estamos negando la presencia del poder individual y centralizado en el mundo indgena, y sobre esta dimensin ya han abundado algunas investigaciones dedicadas al anlisis del cacicazgo y el despotismo en el seno de los mismos pueblos indgenas (Pineda 1993; Bertely 1998b). Pero, precisamente por ello, y porque nuestros fines son educativos, el reconocimiento de las diferencias "tpicas" entre las sociedades indgenas y no indgenas nos permite definir lo que de manera intencional nos interesa fortalecer en la vida prctica.

    De este modo, si tuvisemos que marcar algunas diferencias entre las sociedades indgenas y no indgenas, estas diferencias no se referiran al ejercicio de los derechos individuales y colectivos, sino a que, en el

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    primer caso, las relaciones de parentesco, de vecindad y de amistad cumplen un papel estructurante en la construccin de la persona y de la cultura (Mead 1982), adems de que el control relativo sobre el ejercicio del poder egosta interviene en la capacidad de accin, de transformacin y de participacin de personas que, a final de cuentas, tienen la libertad de aceptar o no de modo voluntario y en un marco de relativa igualdad las normas y los valores colectivos. En las sociedades indgenas, !a persona es el cuerpo/espacio en que se manifiesta de manera dialctica la relacin individuo/colectivo y, por ello, en nuestro proyecto atendimos las dimensiones ticas, territoriales y jurdicas que imbrican el ejercicio cotidiano de los derechos humanos e indgenas.

    De modo paradjico, en las sociedades urbanas y occidentales, la accin de los individuos est coartada por una serie de leyes, normas e instituciones pblicas que aseguran y centralizan el control de las decisiones en un grupo minoritario. Esto, bajo el falso supuesto de que los "representantes" electos por ciudadanos individuales, ubicados en los niveles de gobierno federal, estatal y municipal, y en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, velan por los legtimos intereses de los individuos libre y polticamente asociados. Las crisis parlamentarias en muchos pases latinoamericanos demuestran cmo la falacia electoral se reproduce tambin en otras instituciones liberales, incluidos los dispositivos educativos, diseados "en representacin" de los intereses educativos de comunidades a las cuales nunca han escuchado.

    7. Del Estado plural preconcebido a una ciudadana intercultural en la praxis

    En el proyecto focal-Mxico reconocemos el valor de las propuestas incluyentes en torno al ejercicio de la ciudadana, porque los conceptos de ciudadana diferenciada y/o ampliada, entre otros, han demostrado a nivel terico la posibilidad de "pensar" en la existencia de Estados pluriculturales. Consideramos, sin embargo, que los conceptos y las propuestas relacionadas al ejercicio de la ciudadana intercultural y los derechos culturales y lingsticos de los pueblos indgenas, derivados del "pensamiento" de los acadmicos, los polticos, los tecncratas y aun de algunos lderes indgenas que participan en el diseo de

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    Lis polticas pblicas, suelen caracterizarse por su carcter idealista, genrico y abstracto (Gasch: en prensa a/b).

    Debido a ello, es probable que la mayora de los "pensadores" consideren posible la transformacin de las actuales sociedades en un conjunto de naciones pluralistas como producto del dilogo armonioso, respetuoso y tolerante entre culturas. Esta posibilidad parecera obviar, y a veces subestimar, la dominacin y la subordinacin que histricamente han caracterizado a las relaciones interculturales. En este paradigma con distintos nfasis podramos situar a la "hermenutica diatpica" (De Sousa 1997), algunos de los "principios normativos transculturales" (Villoro 1998), as como a la nocin de "autonoma pluralista" (Daz-Polanco 2006).

    Para poner los derechos humanos al servicio de una poltica progresista y emancipadora, la hermenutica diatpica de Boaventura de Sousa Santos (1997) asume que la globalizacin del derecho puede darse desde arriba o, al contrario, de-abajo-para-arriba. Nosotros estaramos de acuerdo en esta segunda va porque se construira a partir de un "cosmopolitismo" fundado en la bsqueda de valores culturales alternativos, no imperialistas e inspirados en las perspectivas poscoloniales, recurrindose tambin al derecho internacional en aspectos vinculados con el patrimonio comn de la humanidad, como es la sustentabilidad de la vida humana en el planeta (De Sousa Santos 1997: 44-45). De hecho, el descubrimiento de valores alternativos, la preocupacin por el territorio como patrimonio comn y de la humanidad, as como la aplicacin situacional del derecho internacional en materia indgena, son los tres elementos fundamentales del modelo filosfico, poltico y pedaggico acuado en el proyecto focal aqu comentado.

    Pero profundicemos en los contrastes entre el Estado plural preconcebido y la ciudadana intercultural vivida. Para De Sousa Santos (1997), si los derechos humanos derivan de una construccin cultural occidental particular y limitada, construida a partir de los intereses de los Estados capitalistas hegemnicos, el dilogo intercultural sera el medio para aumentar "la conciencia de incompletud" que se expresa tanto en el mundo occidental, como en las otras culturas: hind, islmica y dems.

    A partir de un ejercicio contrastivo, reflexivo y marcadamente racionalista que parte de concepciones idealistas, genricas y abstractas

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    en torno a las diferencias culturales, De Sousa Santos (1997) muestra cmo el "topos" del dharma hind o el del umma islmico son tan incompletos como el topos occidental de los derechos humanos. En este escenario de incompletudes, el dilogo intercultural y la "hermenutica diatpica" mostraran lo siguiente:

    [...] la debilidad fundamental de la cultura occidental consiste en establecer dicotoma-, demasiado rgidas entre el individuo y la sociedad, volvindose as vulnerable al individualismo posesivo, al narcisismo, a la alienacin y a la anomia. De la misma manera, la debilidad fundamental de las culturas hind e islmica se debe al hecho de que ninguna de ellas reconoce que el sufrimiento humano tiene una dimensin individual irreductible [...] (De Sousa Santos 1997: 50)

    Sin atender a la pragmtica poltica y cultural que rige las relaciones interculturales, la existencia de tales incompletudes sera la condicin para el dilogo intercultural, bajo el supuesto de que el "mestizaje", el enriquecimiento y el establecimiento de exigencias y valores "mximos" entre las distintas posturas en torno a los derechos humanos fuesen posibles.

    Sin abundar en las similitudes entre este planteamiento y la "raza csmica" propuesta por Jos Vasconcelos en 1921, cuando fue creada la Secretara de Educacin Pblica en Mxico, los responsables del proyecto focal-Mxico observamos que, en lugar de atender a los efectos negativos que sobre las sociedades subordinadas tienen los intereses econmicos y culturales dominantes, De Sousa Santos (1997) cede ante una preconcebida "completud discursiva" que solo podra derivarse del conocimiento intersubjetivo y reticular entre culturas. Por este motivo, cuando este autor reconoce las dificultades y los conflictos inherentes al ejercicio de este tipo de hermenutica, entre culturas cuya relacin se ha caracterizado por la permanente violacin a los derechos humanos, no propone reconocer las expresiones objetivas y subjetivas de la dominacin sino escoger, de entre las versiones discursivas existentes, aquellas que van "ms lejos en el reconocimiento del otro" (De Sousa Santos 1997: 52).

    Esta postura sobre el dilogo intercultural, fundada en la comparacin discursiva entre textos normativos antiguos y distintos, factibles de complementarse, concibe a las culturas como estticas y anquilosadas en el tiempo y el espacio, pero con capacidad de apropiarse de los

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    discursos ajenos, cuando es un hecho que el conocimiento del otro siempre ha dependido del modo y del grado en que la dominacin y la subordinacin han estado presentes en las relaciones interculturales.

    En este sentido, un ejercicio diatpico sera viable para los indgenas porque reconocen y han vivido en carne propia los valores occidentales impuestos, mientras que sera ilusorio para los occidentales, dado que tendran que experimentar en s mismos las otras culturas y no solo analizar sus discursos tpicos para realmente conocerlas y "evaluarlas". En consecuencia, los occidentales tendran los dos pies en su cultura, y solo los odos en la otra, mientras los indgenas, con un pie en ambas culturas, seran los nicos con capacidad para decidir sobre la conveniencia de un "mestizaje" que, en nuestra opinin, enmascara el conflicto entre filosofas y proyectos de sociedad opuestos y confrontados. El sueo del multiculturalismo utpico, entonces, nos parece propio de un nuevo paradigma integracionista que acta a favor de un mestizaje cultural que difcilmente podr realizarse.

    Siguiendo ahora con Luis Villoro (1998), y sin negar el valor de los argumentos que motivaron y enriquecieron la primera parte de este ensayo, existen cuatro principios transculturales y universales acuados por l que quisiramos discutir, en tanto condicionan la realizacin de una cultura "valiosa": la autonoma, la autenticidad, la finalidad y la eficacia. Tericamente, tras la aceptacin voluntaria de estos principios, se podran establecer una serie de derechos y deberes para con la cultura propia y, a la vez, hacia las otras culturas, a fin de que toda poltica cultural promueva las actividades libres y creativas, as como el respeto a las diferencias culturales. Estos principios transculturales y universales seran promovidos desde arriba por un Estado receptivo y sensible a las diferencias?, en qu parte del mundo existe un Estado similar de facto cuando, en su manifestacin actual, los agentes de gobierno representan una de las partes en conflicto, habindonos dado suficientes muestras de no estar dispuestos a una verdadera apertura cultural? Y, por ltimo, el Estado plural sera una aspiracin poltica racional y abstracta hacia el futuro, sin contar con referente alguno en la accin poltica y en la vida prctica de los mismos pueblos?

    Para terminar esta discusin, Hctor Daz-Polanco (2007) pone acertadamente el anlisis de la diversidad cultural en el marco de la globalizacin neoliberal y del sistema econmico-poltico capitalista, mostrando los intereses "etnfagos" que estn detrs de las polticas

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    homogeneizadoras a favor de las diferencias. Daz-Polanco (2007) nos advierte acerca de los riesgos de caer en suposiciones ingenuas e idealistas con respecto a la disposicin de los grupos dominantes hacia el orro, cuando son precisamente sus agentes los que han impuesto la ideologa liberal para defender sus particulares intereses econmicos y polticos. En contraste con las posiciones anteriores, este autor explora las posibilidades que se derivan de una propuesta contractualista que atienda ciertos "metaprincipios" (diversidad y necesidades bsicas) y que, adems, posibilite un acuerdo intercultural no meramente racional, sino poltico. Esto, cuando reconoce que al interior de la ideologa liberal existen argumentos que posibilitan el respeto a la diversidad cultural.

    Al igual que nosotros, consciente del conflicto de intereses alrededor de la diversidad cultural, propone el fortalecimiento cotidiano de las comunidades con sentido colectivo a contrasentido de las intenciones liberales por exterminarlas, as como la reflexin terica y la toma del poder va el ejercicio de la autonoma pluralista al interior de los Estados nacionales. Por desgracia, Daz-Polanco (2007) no abunda en las experiencias sociales concretas que podran dar origen a los "metaprincipios", ni en las acciones que ilustraran modos especficos de ejercer activamente la autonoma pluralista. El autor concluye, por lo tanto, en que la existencia de una sociedad realmente pluricultural descansa en el dilogo intercultural, en la disposicin abierta al dilogo entre culturas, y en el establecimiento de un pacto transcultural a favor de la comunicacin y la tolerancia. De nuevo, al "pensar" el Estado plural de este modo, se nutren las perspectivas ingenuas.

    SEGUNDA PARTE

    1. El marco filosfico y poltico de la UNEM

    Los mecanismos de pertenencia individual al colectivo, los deberes y las obligaciones de las personas, as como el contenido y las formas de gobierno y de autoridad en toda comunidad poltica (lo que podramos llamar, en trminos liberales, las formas de ciudadana), son construcciones culturales que se "manifiestan", "materializan" y "objetivizan" en las prcticas sociales cotidianas. Diferentes

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    comunidades culturales cuentan, por lo tanto, con distintas formas de pensar y ejercer la "ciudadana".

    Las distintas maneras de ser "ciudadano" y de ser "sujeto poltico" se derivan de las variadas formas de organizacin social de los grupos humanos y, como construcciones culturales, estas formas tambin se manifiestan en el mbito de las prcticas sociales cotidianas.

    A pesar de su inherente pragmatismo, las prcticas sociales cotidianas no son caticas ni anrquicas. A lo largo de su historia, todos los grupos humanos han construido una serie de concepciones y valores sobre la sociedad que dan significado y sentido a su vida en colectivo. De una u otra forma, explcita o implcitamente, estos modelos de sociedad estn presentes y son un factor importante en las actividades de la vida diaria, en la cual se reconstruyen y significan.

    Pero estos modelos de sociedad, en el caso de los pueblos indgenas y la sociedad occidental, se encuentran histricamente en conflicto e interrelacionados, pudindose proyectar a partir de ellos dos modelos de sociedad antagnicos que se caracterizan por determinados rasgos genricos (Gasch: en prensa/a). Estos rasgos genricos y "tpicos" en sentido weberiano conllevan necesariamente discursos y prcticas no nicamente "ideales" sino reales, acerca del tipo de personas que integran dichos colectivos; modelos, discursos y prcticas conforme a los cuales se desarrolla el proceso de socializacin de los individuos, desde que nacen hasta que se convierten en sujetos plenos de derechos y obligaciones, promoviendo ciertos rasgos "positivos" y desestimando los rasgos considerados como "negativos".

    En lo que refiere a las sociedades indgenas tseltales, tsotsiles y ch'oles con las que trabajamos en este proyecto focal, varios estudios haban dado cuenta ya de sus modelos de sociedad y democracia, implcitos en las prcticas sociales cotidianas. Tal es el caso del estudio realizado por Antonio Paoli (2003), quien define el proyecto social de los pueblos tseltales como "Lekil Kuxlejal" (la vida buena por antonomasia). Por su parte, Jorge Gasch tambin haba encontrado que los pueblos indgenas mayas compartan los mismos rasgos genricos con las sociedades amaznicas del Per:

    Concluyo de esta comparacin que la intercomprensin entre mi persona como pedagogo y los alumnos indgenas de ambos pases solo ha sido posible porque el discurso pedaggico que he usado ha tomado como realidad referencial la de un tipo de sociedad sociedad

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    indgena, tribal, o como se la quiera llamar de la cual cada sociedad indgena, amaznica o mexicana, no es ms que una variante cuyos miembros se reconocen fcilmente en los rasgos genricos del tipo de sociedad, identificando en ellos los rasgos especficos de su experiencia particular en determinado pueblo. (Gasch: en prensa/a)

    De este modo, en un dilogo entre los educadores de Unin de Maestros de la Nueva Educacin para Mxico (UNEM) y Jorge Gasch, se explicitaron y sistematizaron los rasgos genricos de las sociedades indgenas, destacando la estrecha relacin e interdependencia sociedad naturaleza, el ejercicio de una democracia activa y solidaria, as como la vigencia de prcticas de solidaridad y de reciprocidad distributiva, laboral y ritual, entre otros rasgos.

    Por el hecho de que ciertos grupos de personas en las sociedades indgenas comparten bienes y comidas, cooperan en hacer chacras o milpas, fabricar botes o artesanas y celebran fiestas podemos hablar de una solidaridad que vincula a las personas de estos grupos y distinguir una solidaridad distributiva, una solidaridad laboral y una solidaridad ceremonial, las tres formas de solidaridad que estn basadas en la reciprocidad que hace que el beneficio que doy hoy a otro miembro del grupo de solidaridad, lo recibir de l en una prxima oportunidad. Siempre doy, para que el otro, a su vez, me d; le colaboro, para que l me colabore, le invito a una fiesta, para que luego l me invite. (Gasch: en prensa/a)

    Por otra parte, al asumir que la sociedad indgena se encuentra subordinada a la sociedad no indgena, la definicin de los rasgos "tpicos" de esta tambin se hace necesaria. En contraste con la sociedad indgena, la sociedad no indgena, identificada con el proyecto democrtico y modernizador impulsado por una nacin "histrica" apuntalada en la filosofa liberal, se caracteriza por la suma de individuos autnomos, libres y racionales, abstrados de cualquier contexto cultural, que firman un contrato social de forma voluntaria, para conformar la nacin de acuerdo con sus propios intereses.

    El esquema que ilustra los contrastes entre los tipos de sociedad indgena y no indgena, adems de sugerir los sentidos posibles de una educacin tica y ciudadana intercultural y bilinge como la que queremos, es el siguiente:

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    SOCIEDAD NO INDGENA* ^SOCIEDAD INDGENA I )OMINACIN/SUBORDINACIN RESISTENCIA/AUTONOMIA

    SOCIEDAD- -NATURALEZA SOCIEDAD NATURALEZA

    DERECHOS AGRARIOS SOBRE DERECHOS TERRITORIALES DE

    LA TIERRA LOS PUEBLOS

    Trabajo en lugares artificiales - Trabajo en distintos ecosistemas

    Tiempos artificiales - Tiempos naturales y cclicos

    Trabajo impuesto y a cambio de - Trabajo gustoso y libre

    un sueldo - Trabajo pluri-activo y pluri-capaz

    - Trabajo especializado, mono-- Compatibilidad entre vida laboral

    activo y montono y familiar

    - Incompatibilidad entre vida - Unidad domstica y relaciones de

    laboral y vida familiar parentesco

    - Orden pblico - Control del poder egosta

    - Ejercicio del poder egosta - Control de dominacin objetiva y

    - Ejercicio de la dominacin subjetiva

    objetiva y subjetiva Rasgos positivos de la sociedad

    Rasgos de la sociedad no indgena: indgena:

    a) Individualismo y competencia a) Cooperacin y solidaridad

    b)Distribucin y consumo desigual comunal

    de la riqueza b)Cooperacin y solidaridad

    c) Trabajo por contrato y para un distributiva

    patrn c) Cooperacin y solidaridad laboral

    d) Libre culto religioso y laicismo d) Cooperacin y solidaridad

    e) Leyes y decretos, fuerza pblica ceremonial

    f) Actitudes, valores y normas e) Autoridad y formas de gobierno

    pblicas f) Actitudes, valores y normas comunitarias y de grupos

    DEMOCRACIA FORMAL DEMOCRACIA ACTIVA

    DEMOCRACIA DEMOCRACIA SOLIDARIA

    REPRESENTATIVA (PRAXIS DE RESISTENCIA Y

    (D OMINA CIN/SUMISIN) CONTROL)

  • 150 | CIUDADANA INTERCULTURAL: CONCEPTOS Y PEDAGOGAS DESDE AMRICA LATINA

    Como vemos, son dos modelos de sociedad "tpicamente" diferentes y antagnicos, por lo que esta filosofa se opone a las perspectivas armnicas y angelicales en *x>rno a la vida democrtica, las cuales sostienen la posibilidad de establecer relaciones de respeto, tolerancia y dilogo entre culturas diferentes. En contraste con estos enfoques, la filosofa poltica aqu acuada asume que los rasgos genricos positivos de las sociedades indgenas, as como su particular tipo de democracia, se expresan en el marco de las relaciones de dominacin y sumisin existentes entre las sociedades no indgenas e indgenas, manifestndose como formas activas de resistencia (Gasch: en prensa/a).

    De esta forma, lo que est en juego en el proceso de construccin y formacin en ciudadanas interculturales son dos modelos de sociedad alternativos, por lo que proponemos investigar, explicitar y difundir a nivel local, nacional e internacional: cmo los pueblos indgenas, a diferencia de la sociedad dominante, promueven el igualitarismo y el control del ejercicio del poder egosta y de la dominacin en su seno. Esto, a fin de construir las bases de un proyecto poltico liberador, democrtico y solidario que resulte aleccionador no solo para los pueblos indgenas, sino para todo el mundo. Al haberlo vivido en carne propia, sabemos que solo experimentando y siendo testigos directos de la "aplicacin prctica" de los rasgos genricos aludidos, los no indgenas seremos capaces de contrastar estos con los rasgos de nuestra propia sociedad.

    Es as como nuestra propuesta pedaggica supone la construccin de ciudadanas interculturales como una prctica de resistencia activa a los procesos de dominacin/subordinacin que caracterizan a las relaciones interculturales. Este proceso de construccin y formacin en ciudadanas interculturales parte de una concepcin pragmtica, situada y activa de la cultura y, por lo mismo, tambin de una comparacin entre ciudadanas y tipos de sociedades contrastantes. En ese sentido, no nos quedamos en un pragmatismo asctico y neutral, proponiendo en su lugar la explicitacin y el contraste entre los modelos de sociedad en conflicto, para fomentar los rasgos positivos de las sociedades indgenas, y para subvertir los rasgos negativos de la sociedad no indgena. A partir de este ejercicio cotidiano, intentamos construir una alternativa a los inminentes riesgos que para la supervivencia de la humanidad estn implicando la expansin y la imposicin del modelo de sociedad democrtico liberal.

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    2. Nuestra propuesta metodolgica

    Aunque en otro lado se expone la propuesta filosfica (Bertely 2007) y el modelo pedaggico (Bertely 2008, en este volumen) que inspira esta iniciativa para la educacin ciudadana intercultural, en este apartado delineamos algunos de los principios metodolgicos del proyecto focal-Mxico.

    Ms all de "pensar" en el Estado plural, los indgenas y no indgenas que participamos en este proyecto optamos por involucrarnos en situaciones de interaprendizaje, cuya potencialidad educadora en contextos interculturales ya haba sido probada en una iniciativa previa dedicada al diseo de Tarjetas de autoaprendizaje (Bertely 2004).

    En este proyecto, a partir de cuatro etapas destinadas al estudio exploratorio, el estudio experimental, el diseo de materiales y la validacin de estos en escuelas y comunidades, desarrolladas a partir de varios talleres e investigacin in situ, indgenas y no indgenas explicitamos y formalizamos nuestra propuesta metodolgica. Los educadores tseltales, tsotsiles y ch'oles y nosotros como sus colaboradores no indgenas pudimos analizar en el contexto poltico de Chiapas la relacin y las caractersticas de nuestros universos culturales, para definir los contenidos educativos de una ciudadana activa y solidaria encarnada en el ejercicio cotidiano de la autonoma y la autodeterminacin por derecho, dirigida a la reactivacin de sus propias culturas.

    Sustentados en la propuesta filosfica, poltica y pedaggica de Jorge Gasch (en prensa: a/b), que de modo resumido presentamos en esta parte, partimos de una concepcin pragmtica, situada y activa de la cultura, donde esta no solo "se dice", sino se hace. En otras palabras, ya que los procesos de conflicto y negociacin no se reducen a un ejercicio puramente reflexivo y discursivo, sino pragmtico y activo, la formacin para una nueva ciudadana intercultural requiri explicitar y sistematizar situaciones de la vida prctica. Estas situaciones, siempre ubicadas en el marco de la relacin entre los pueblos indgenas y la sociedad dominante, nos mostraron los mecanismos de pertenencia individual al colectivo, los deberes y las obligaciones de la persona indgena, as como el contenido y las formas de gobierno y de autoridad que conforman la vida poltica indgena. A partir de ah se contrastaron los paradigmas y las visiones de sociedad indgena y no indgena para

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    integrar, desechar, volver a significar y/o adaptar una filosofa poltica acorde a la dinmica intercultural.

    Gracias al mtodo induct-vo intercultural (Gasch: en prensa/b) y nuestro inters por producir una etnografa interpretativa arraigada en las prcticas culturales (Bertely 2000a; Glaser y Strauss 1967), as como a los aportes de la sociolingstica al estudio de la socializacin familiar (Bertely 2000b), la autora y la evocacin en contextos interculturales (Lindenberg 1996; Podest 2002, 2003), pudimos producir el bricolage de tcnicas e instrumentos que nos llev a subvertir el locus de enunciacin de los administradores, los tecncratas y los diseadores de polticas educativas (Bertely 2003).

    Nuestro bricolage metodolgico emergi a partir de la crtica a las pretensiones realistas (Bertely 2001) que caracterizan a la antropologa norteamericana culturalista, a la tradicin britnica estructural y estructural-funcionalista, y a la ciencia social positiva europea, interesadas en la neutralidad valorativa como indicador de validez. En el proyecto focal-Mxico confirmamos que el realismo etnogrfico, aunque aumenta la sensacin de objetividad, oculta la relacin de dominacin que ejerce el investigador no indgena sobre la persona indgena. Esta relacin de dominacin se expresa en lo que el investigador es, hace, cree y conoce al formar parte de una sociedad especfica y, sobre todo, cuando su perspectiva se impone en las relaciones interculturales.

    Para que la relacin dedominacinse transformara en interaprendizaje, result importante la vivencia compartida a lo largo de los talleres y visitas a las comunidades. Solo de esta manera, produciendo una metodologa compartida, los no indgenas pudimos relativizar nuestras certezas, derivadas del etnocentrismo. Pensamos que, de algn modo, generamos un conocimiento intercultural que situ los valores y las prcticas polticas de las sociedades indgenas y no indgenas en sus justos trminos.

    En otro sentido, la Grounded Theory acuada por Barney Glaser y Anselm Strauss (1967), conocida tambin como Teora arraigada, nos ayud a develar el sentido implcito de la filosofa poltica indgena, va la comprensin inductiva y sistemtica del comportamiento cotidiano. En el marco de este proceder metodolgico, las hiptesis y las categoras "empricas" no surgieron nicamente de los datos observados, sino que estas, al igual que los insights, fueron comparadas y analizadas in situ mediante un permanente proceso de investigacin e interaprendizaje.

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    Por ltimo, nos resultaron de primordial importancia los enfoques metodolgicos interesados en descolonizar el discurso por medio de la autora nativa y la co-autora entre indgenas y no indgenas (Lindenberg 1996; Podest 2002, 2003). Con esta perspectiva, que nos llev a incursionar tambin en la evocacin, descubrimos la riqueza intercultural derivada del conocimiento vivencial de los indgenas, vehiculada a partir del uso de mltiples lenguajes: oral, narrativo y grfico. Esto, en contraste con una antropologa que siempre privilegi la voz del antroplogo y del profesional en el estudio de la cultura.

    Con estas herramientas, los indgenas mayas de la UNEM y nosotros, sus colaboradores no indgenas, pudimos disear un material educativo intercultural y bilinge para el ejercicio de la ciudadana y la democracia activa y solidaria. Baste mencionar que, aunque en este ensayo no sealamos los resultados del proyecto en materia lingstica, la lgica discursiva que apuntal la experiencia parti del uso tanto oral como escrito de la lengua materna de los educadores mayas. Por tal motivo, el material incluye dos CD con audio-grabaciones en lenguas indgenas y en espaol, lo cual favorece no solo la lectura, sino la oralidad y el multilingismo, as como la estandarizacin del lenguaje poltico indgena.

    3. El material producido

    Solo nos resta mencionar algunas caractersticas del material producido. El cuadernillo Los hombres y las mujeres del maz. Democracia y derecho indgena para el mundo (Bertely y UNEM 2007) es la sntesis de una experiencia de interaprendizaje que abarc tres aos. El material incluye tres temas y ocho relatos. El tema relativo a Nuestro territorio se desarrolla en cinco relatos titulados: "La vida en nuestro territorio", "Cooperacin y vigilancia comunal", "Tomar acuerdo sobre la tierra", "Viene el incendio y llega el acuerdo" y "La importancia de los ojos de agua para nuestra comunidad". Sobre el tema Experiencias de organizacin y Buen gobierno se incluyen dos relatos ms: "Estamos unidos en la asamblea" y "La fiesta de San Antonio de Padua". Por ltimo, en el tema relativo al Hombre verdadero se considera el relato denominado "El msico en la fiesta de la Naturaleza".

    Entre otras caractersticas, la secuencia didctica de cada relato favorece la alfabetizacin tica, la alfabetizacin territorial y la

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    alfabetizacin jurdica. La alfabetizacin tica se enfoca en mostrar cmo se viven en la vida prctica los valores positivos de las comunidades indgenas participantes. Estos valores son: "el mundo vivo", "el acuerdo", "el trabajo", "el respeto", "la cooperacin", "la solidaridad" y "la palabra". De la aplicacin prctica de estos valores emergen algunos de los dilemas ticos implicados en los relatos, as como preguntas dirigidas a los lectores indgenas y no indgenas.

    De modo secuencial, dependiendo del contenido de cada relato, estos dilemas y preguntas van transitando hacia una alfabetizacin territorial fundada en la identificacin visual de los lugares sagrados y los seres sobrenaturales (Maldonado 2004). Tambin se pueden identificar los marcadores territoriales, la geografa, los recursos disponibles, los ros y/o las lagunas donde las personas realizan actividades que tienen que ver con los relatos. Al mostrar en mapas vivos y en dibujos cmo viven, conciben y se relaciona las personas con la "tierra cgnita" (Macho 2005) y cmo se expresa su experiencia espacial a travs de distintos "mapas cognitivos" (De Castro 1999), el cuadernillo atiende a este tipo de alfabetizacin.

    Con todo ello se garantiza el anclaje prctico necesario para lograr una alfabetizacin jurdica situacional. En otras palabras, el contenido de cada relato indica por qu y qu buscar en los diversos instrumentos jurdicos, incluidos, entre otros: la Declaracin Universal de los Derechos Humanos, la Convencin de los Derechos del Nio, la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos, la Ley Agraria, la Ley General del Equilibrio Ecolgico y la Proteccin al Ambiente, la Constitucin Poltica del Estado de Chiapas, la Ley para la Prevencin, el Combate y el Control de Incendios del Estado de Chiapas, el Convenio 169 de la Or ganizacin Internacional del Trabajo y los Acuerdos de San Andrs Larrinzar. Con ello reconocimos, en la complejidad que se deriva de la interlegalidad y el ejercicio cotidiano del pluralismo jurdico, la importancia de fortalecer una autonoma por derecho en el nivel local, estatal nacional y universal.

    Con este material, indgenas y no indgenas probamos el potencial implcito en una filosofa poltica intercultural apuntalada en la praxis de resistencia, el conflicto y el uso de tipologas, as como en el interaprendizaje, la intercomprensin y la co-autora. Tambin logramos, indgenas y no indgenas, construir una propuesta educativa para mbitos formales e informales que siembre la semilla de un

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    planteamiento poltico y acadmico renovador en torno al cmo, dnde, para qu y qu de otra educacin ciudadana intercultural para el mundo.

    En carne propia nos percatamos de la importancia de formar principalmente a las personas no indgenas educadas en el modelo democrtico liberal, en primer lugar, para que conozcan o, ms bien, vivan los valores de la cultura indgena y, en segundo lugar, para que puedan reflexionar sobre sus propios valores y prcticas. Por nuestras propias resistencias, nos dimos cuenta de que una propuesta de esta naturaleza encontrara tambin resistencias de todo tipo a nivel institucional y en las personas no indgenas por los prejuicios, supuestos y estructuras incorporadas en el habitus democrtico liberal y conservador que ha permeado aun a los mismos indgenas.

    Comprendimos que nuestra propuesta metodolgica, limitada en sus posibilidades de impacto por su carcter participativo, local y situado, podra engarzarse, aunque no automticamente, con otras iniciativas gestadas por organizaciones y grupos que estn luchando por construir un mundo ms sano, habitable, igualitario y diverso.

    Conclusin

    Sabemos que el proceso de formacin para este tipo de ciudadana intercultural tendr sus propios ritmos y que, en consecuencia, debemos trabajar conjuntamente con "grupos aliados estratgicos" que bien pueden pertenecer a la izquierda partidista, no partidista y a organizaciones civiles indgenas y no indgenas que luchan y reivindican los derechos culturales.

    De esta forma, con anclaje local y con la intencin de vitalizar el arraigo, construiremos juntos una sociedad ms abierta a la diversidad cultural y una ciudadana intercultural fundada en un modelo democrtico alternativo al modelo liberal que subvierta los intereses de las instituciones supranacionales que se han apoderado de los llamados Estados nacionales. Esta construccin no se dar en el marco de un dilogo armnico y respetuoso entre culturas, sino a partir del conflicto abierto y explcito en un terreno donde el control sobre la relacin sociedad-naturaleza nos parece fundamental. Esto significa que a travs de la vida prctica estaremos actuando en los dos terrenos: el de la

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    cultura indgena y el de la cultura occidental. En ambos, y en estrecha colaboracin con organizaciones y grupos altermundistas, buscamos sembrar las condiciones objetivas y subjetivas para frenar la expansin sin lmites de la globalizacin desde arriba y sin fronteras. Si actuamos de otra forma estaremos abonando la "etnofagia" a la que se refiere con toda razn Hctor Daz-Polanco (2006).

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    Bibliografa

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    2007 Conflicto intercultural, educacin y democracia activa en Mxico. Ciudadana y derechos indgenas en el movimiento pedaggico intercultural bilinge en los Altos, la regin Norte y la Selva Lacandona de Chiapas. Sistematizacin de la experiencia. Mxico: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa Social, Pontificia Universidad Catlica del Per, Fundacin Ford.

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    cu tura indgena y el de la cultura occidental. En ambos, y en estrecha colaboracin con organizaciones y grupos altermundistas, buscamos sembrar las condiciones objetivas y subjetivas para frenar la expansin sin limites de la globalizacin desde arriba y sin fronteras. Si actuamos de otra forma estaremos abonando la "etnofagia" a la que se refiere con toda razn Hctor Daz-Polanco (2006).

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