francisco cornejo, first commander of the ferrol’s

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TIEMPOS MODERNOS 36 (2018/1) ISSN:1699-7778 Francisco Cornejo, primer comandante... María Baudot Monroy pág. 215 Francisco Cornejo, primer comandante del Departamento Marítimo del Ferrol (1730-1737) Francisco Cornejo, first commander of the Ferrol’s Maritime Department (1730-1737) María Baudot Monroy Universidad Nacional de Educación a Distancia Resumen: El objetivo de este trabajo es sacar a la luz la carrera profesional del teniente general de la Armada, Francisco Cornejo y López de Cotilla, paradigma de los militares que protagonizaron la transición entre el final del siglo XVII y la primera etapa reformista borbónica, y analizar algunas de sus decisiones que contribuyeron al desarrollo del nuevo Departamento marítimo de Ferrol. Palabras clave: Real Armada de Felipe V, Ejército de Carlos II; Departamento marítimo de Ferrol. Abstract: The aim of this work is to highlight the career of General Francisco Cornejo y López de Cotilla, an example of the military personnel that led the transition between the end of the seventeenth century and the first Bourbon reformist period, and to analyze some of his decisions that contributed to the development of the new maritime department of Ferrol. Keywords: Spanish Navy of Felipe V; Army of Carlos II; Maritime Department of Ferrol. Recibido el 23 de junio del 2017. Aceptado el 11 de diciembre de 2017.

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Page 1: Francisco Cornejo, first commander of the Ferrol’s

TIEMPOS MODERNOS 36 (2018/1) ISSN:1699-7778

Francisco Cornejo, primer comandante... María Baudot Monroy

pág. 215

Francisco Cornejo, primer comandante del Departamento

Marítimo del Ferrol (1730-1737)

Francisco Cornejo, first commander of the Ferrol’s Maritime

Department (1730-1737)

María Baudot Monroy

Universidad Nacional de Educación a Distancia

Resumen: El objetivo de este trabajo es sacar a la luz la carrera profesional del teniente

general de la Armada, Francisco Cornejo y López de Cotilla, paradigma de los militares

que protagonizaron la transición entre el final del siglo XVII y la primera etapa

reformista borbónica, y analizar algunas de sus decisiones que contribuyeron al

desarrollo del nuevo Departamento marítimo de Ferrol.

Palabras clave: Real Armada de Felipe V, Ejército de Carlos II; Departamento

marítimo de Ferrol.

Abstract: The aim of this work is to highlight the career of General Francisco Cornejo

y López de Cotilla, an example of the military personnel that led the transition between

the end of the seventeenth century and the first Bourbon reformist period, and to

analyze some of his decisions that contributed to the development of the new maritime

department of Ferrol.

Keywords: Spanish Navy of Felipe V; Army of Carlos II; Maritime Department of

Ferrol.

Recibido el 23 de junio del 2017. Aceptado el 11 de diciembre de 2017.

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Francisco Cornejo, primer comandante del Departamento Marítimo

del Ferrol (1730-1737) 1

“Se echa especialmente de menos un buen diccionario biográfico de España,

realizado a base de investigaciones sistemáticas en fuentes de primera mano. Nuestro

conocimiento sobre la biografía de los españoles, incluso de aquellos de gran

importancia histórica, es terriblemente limitado. Pero aún es mayor el

desconocimiento casi absoluto en que hay que moverse en personajes de segunda fila,

pero de gran importancia en la vida del país y en el desarrollo del Estado, como son la

mayoría de los consejeros y la alta burocracia”2.

Recogiendo el guante lanzado por el profesor Elliott en la cita introductoria a

este trabajo, reclamación que posteriormente han secundado otros historiadores3,

nuestro objetivo es sacar a la luz la carrera profesional de uno de los personajes de

segunda fila que contribuyeron al desarrollo de la Real Armada de Felipe V. Francisco

Cornejo ingresó en 1685 en el Tercio Viejo de la Armada del Ejército de Carlos II con

apenas diez años de edad, y se integró en la Real Armada de Felipe V como capitán de

mar y guerra en 1714. En la nueva institución desarrolló un destacado cursus honorum,

siendo una pieza clave en la creación del Departamento marítimo de Ferrol entre 1732 y

1737. Ese año fue elegido por el rey como uno de los tres marinos que formaron la

Junta de Marina rectora del Almirantazgo4. A partir de 1741 fue consejero del Consejo

de Guerra, falleciendo como decano del mismo en 1759.

De la biografía de Francisco Cornejo (villa de Valle, Valle del Ruesga, agosto

de 1675- Madrid, 27 de marzo de 1759) llama la atención, en primer lugar, un hecho

poco habitual entre los marinos del siglo XVIII: los casi 71 años de servicio

ininterrumpidos a la Monarquía. Así consta en una extensa relación de servicios

redactada por el oficial mayor de la Secretaría de Guerra en 1756 a partir de otras dos

relaciones anteriores y de las numerosas certificaciones y cartas que presentó el propio

Cornejo para avalar la relación de servicios5. En ella se destaca explícitamente que no

usó de licencia ni durante la época en la que sirvió en el Ejército ni después de

incorporarse plenamente a la Armada en julio de 17146. Otro hecho destacable de la

carrera profesional de Cornejo es que supone un magnífico ejemplo de la continuidad

1 Este trabajo ha sido realizado gracias a la ayuda del proyecto de investigación financiado por el

Ministerio de Economía y Competitividad Culturas urbanas. Dinámicas en ciudades y villas del litoral

noroccidental ibérico, HAR2015-64014-C3-2-R, con co-financiación del FEDER. 2 John ELLIOTT y J. F. DE LA PEÑA, Memoriales y cartas del conde-duque de Olivares, Madrid,

Alfaguara, 1978-1981, t. I, p. XXIII. 3 “Necesitamos más estudios de detalle – microhistorias-“. Christopher STORRS, “Nuevas perspectivas

sobre el reinado de Carlos II (1665-1700)”, en M. del C., SAAVEDRA (ed.), La decadencia de la

Monarquía Hispánica en el siglo XVIII, Madrid, Biblioteca Nueva, 2016, pp. 17-37, la cita en p. 37. “Una

«alta administración militar» en situación de casi lienzo blanco”. F. ANDÚJAR, “Poder militar y poder

civil en la España del siglo XVIII. Reflexiones para un debate”, Mélanges de la Casa de Velázquez,

XXVIII (2), 1992, pp. 55.70, la cita en p.56. 4 Archivo General de Simancas (en adelante AGS), SMA, 59, Cornejo al marqués de Torrenueva, Ferrol,

2 de julio de 1737, confirmando la recepción de la cédula del nombramiento. 5 Archivo Museo Naval de Madrid (en adelante AMNM), Ms. 85bis, doc. 273, ff. 450-459, Miguel

Darrichena y Borda, oficial mayor de la Secretaría del Despacho de Estado y Guerra, Madrid, 20 de

noviembre de 1756. Relación de servicios del general de Marina don Francisco Cornejo, en esta fecha

decano del Consejo de Guerra. 6 AMNM, Ms. 85 bis, doc. 267, ff. 442-444. Relación de Servicios de don Francisco Cornejo, 1714-1741.

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que existió entre la oficialidad del Ejército de Carlos II y el de Felipe V. Cornejo, como

muchos militares coetáneos, participó sucesivamente en las contiendas durante las

últimas décadas del siglo XVII, en la Guerra de Sucesión y a partir de 1714 se integró

en la Real Armada de Felipe V, en la que desempeñó cargos de relevancia y

responsabilidad en las campañas de la nueva Marina borbónica hasta llegar al

generalato7. Otros ejemplos de carreras profesionales muy similares son los de Andrés

Reggio y Branciforte, Rodrigo Torres Morales, marqués de Matallana o Juan José

Navarro, marqués de la Victoria8. Cornejo, Rodrigo Torres y el marqués de la Victoria,

como otros muchos militares que comenzaron a servir a la Monarquía durante el reinado

de Carlos II o durante los primeros años del reinado de Felipe V, se convirtieron en los

mandos de la Marina de Felipe V a partir de 1715, contribuyendo con su experiencia a

diseñar la política naval y a la creación de las nuevas instituciones navales borbónicas.

Como ocurre con la mayoría de los marinos del siglo XVIII, Cornejo no ha

despertado un interés especial en la historiografía, a pesar de tener a sus espaldas una

intensa carrera militar y de haber jugado un significativo papel en algunos episodios

protagonizados por la Armada. Lo cual deja en evidencia, una vez más, las lagunas

existentes en la Historia marítima y naval, y la necesidad de trabajos de investigación

que saquen a la luz las actuaciones de los hombres que ejecutaron las directrices de la

política naval española. Sobre Cornejo tan solo se encuentran breves reseñas

biográficas, que transcriben literalmente algunos párrafos de la Relación de Servicios de

1756 en las clásicas recopilaciones biográficas de marinos ilustres realizadas por

Francisco de Paula Pavía, Antonio y Alfredo del Río en el siglo XIX, y por Ricardo de

la Guardia, a principios del siglo XX. Estas referencias fueron recogidas fielmente por

el capitán de navío José Blanco Núñez para la reciente redacción de un artículo

dedicado a Cornejo9.

Aunque de una carrera profesional tan extensa, en la que desempeñó cargos de

responsabilidad cabría esperar un buen legado de documentación, era evidente que

debido a las numerosas campañas en las que participó el personaje y a los distintos

mandos que ejerció en el Ejército y sobre todo en la Armada, la documentación iba a

estar muy dispersa y repartida entre los distintos archivos españoles. Lamentablemente,

en cuanto empezamos a bucear en los archivos pudimos confirmar que con excepción

de su etapa al frente del Departamento de Ferrol, no era tanta la documentación

disponible y que, efectivamente, se hallaba muy dispersa. Su expediente personal como

oficial del Cuerpo General de la Marina, solo recoge un pequeño listado con las fechas

de sus ascensos de grado durante el tiempo que sirvió en la Armada (1714-1741)10

. Por

7 A. J. RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, “¿Continuidad o cambio? El generalato entre los Austrias y los

Borbones”, Cuadernos Dieciochistas, 15, 2014, pp. 47-72 8 Sobre estos marinos véase, A. del SOLAR Y TABOADA, Don Rodrigo Torres Morales, primer

marqués de Matallana, Badajoz, Ediciones Arqueros, 1930; J. VARGAS PONCE, Vida de d. Juan José

Navarro. Primer marqués de la Victoria, Madrid, Imprenta Real, 1808, y VV.AA., "El marqués de la

Victoria en la España de su tiempo", Revista de Historia Naval, monográfico dedicado al marqués de la

Victoria, 28, 1996. 9 F. de P. PAVÍA, Galería biográfica de los generales de Marina, jefes y personajes notables que

figuraron en la misma corporación entre 1700 y 1868, en la imprenta a cargo de J. López, 1873; J. A. y

A. DEL RÍO, Marinos ilustres de la provincia de Santander, Santander, 1881; R. DE LA GUARDIA,

Datos para un cronicón de la Marina militar de España. Anales de trece siglos de Historia de la Marina,

El Correo Gallego, 1914, y J. M. BLANCO NÚÑEZ, “Don Francisco Javier Cornejo y Vallejo”, Revista

General de Marina, cuaderno de agosto y septiembre, 2003, pp. 343-349. 10

Archivo General de la Marina “Don Álvaro de Bazán” (en adelante AGMAB), leg. 620/286.

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el contrario son bastante más explícitas algunas relaciones de méritos relativas a su

etapa en el Ejército (1689-1713). Estas relaciones describen las carreras profesionales

de los interesados paso a paso, basándose en datos exactos, avalados con certificaciones

de los superiores, sobre destinos y campañas, por lo que son una gran ayuda para

reconstruir las biografías profesionales. Sin embargo, al ser su objetivo apoyar la

solicitud de ascensos, mercedes y prebendas, no siempre lo cuentan todo. Hacen

especial hincapié en las actuaciones destacadas del solicitante, incluyendo las heridas y

lesiones durante las campañas, y omitiendo otras acciones menos o nada afortunadas en

las que se vio involucrado el solicitante. Sobre los primeros años en el Ejército de

Cornejo apenas hay documentación en la que aparezca mencionado, no obstante hemos

podido documentar su intervención en algunas expediciones. Por el contrario, hemos

encontrado documentación de la etapa como marino y como comandante general del

Departamento de Ferrol que permite conocer el funcionamiento inicial de la base naval

gracias a las iniciativas de Cornejo.

Primeros años en el Ejército, 1689-1714.

Después de haber quedado huérfano de padre, Cornejo, con apenas diez años

de edad, ingresó en enero de 1685 como arcabucero aventajado en una de las compañías

del Tercio de Infantería de la Armada Real del Mar Océano del maestro de Campo

Jorge de Villalonga que se hallaba destinado en Gibraltar. Al iniciarse la Guerra de los

Nueve Años contra Francia (1689-1697) su compañía se trasladó a Cataluña, tomando

parte en la liberación del sitio de Camprodón11

. Su siguiente destino, a partir de 1691,

fue como soldado de la guarnición de Gibraltar y le brindó su primera experiencia

marinera, al embarcarse para perseguir y capturar con éxito una saetía francesa cargada

con géneros para la Berbería. Posteriormente, Cornejo junto a su Tercio embarcó en

uno de los tres navíos genoveses fletados por la Corona para el intercambio de

prisioneros musulmanes por cautivos cristianos en Ceuta, después de la pérdida de

Larache. Permaneció en Ceuta custodiando a los cautivos durante cuatro meses. En

1693 lo encontramos navegando de nuevo hacia Nápoles en la armada del almirante

Pedro Corbete, formada por quince velas. Su misión era el transporte de tropas y

pertrechos a Nápoles, Génova y Cataluña. Estando la escuadra anclada en el puerto de

Baya del reino de Nápoles, donde algunos navíos recibían carena, fue atacada por una

escuadra francesa, Cornejo sirvió en la artillería de la batería más avanzada,

contribuyendo al rechazo del ataque. Al año siguiente la escuadra se mantuvo en

Menorca, Cornejo participó activamente en la fortificación de la entrada al puerto de

Mahón. De ahí, Cornejo pasó con la escuadra a patrullar el Cabo de San Vicente con la

intención de encontrarse con la flota de Indias y convoyarla hasta Cádiz. En octubre de

1793 Cornejo fue ascendido a alférez de la compañía del Tercio de Infantería de D. Juan

de las Cuevas y al año siguiente es destinado a liberar la ciudad de Ceuta, sitiada por

Mulay Ismail12

. Su estancia en Ceuta se prolongó cinco duros años, pues los

enfrentamientos fueron duros y continuos. Cornejo fue seriamente herido en numerosas

ocasiones durante los combates, porque fue de alférez de la manga de vanguardia a

11

AMNM, Ms. 85, doc. 273, ff. 450-459. Sobre esta guerra véase: A. ESPINO LÓPEZ, El frente catalán

en la Guerra de los Nueve Años, (1689-1697), tesis doctoral, Universidad Autónoma de Barcelona, 1994.

Agradezco al profesor Francisco Andújar los datos que me ha facilitado sobre Cornejo. 12

Sobre las tropas que se enviaron a levantar el asedio véase: A. J. RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, La

ciudad y guarnición de Ceuta (1640-1700). Ejército, fidelidad e integración de una ciudad portuguesa a

la Monarquía hispánica, Ceuta, Instituto de Estudios Ceutíes, 2013, capítulo IV.

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deshacer los ataques del enemigo. En 1698 fue ascendido a capitán de Infantería vivo de

una de las compañías del Tercio del maestro de campo Jorge de Villalonga y dos años

más tarde se trasladó junto a su Tercio a la guarnición de Cádiz. En 1701 se embarcó

junto a su Tercio en la escuadra francesa del vice-almirante conde d'Estrées que

navegaba hacia Nápoles para someter la revuelta promovida por partidarios del

emperador austríaco. Al año siguiente está de regreso en Cádiz, agregado al Tercio de

Infantería de Juan Antonio Ibáñez luchando contra las tropas inglesas de la flota del

almirante Rooke que habían desembarcado, ocupado y saqueado el Puerto de Santa

María y Rota. En agosto de 1703, como reconocimiento a los diez y nueve años de

servicio ininterrumpido y a sus “destacadas intervenciones” es nombrado ayudante real

del Ejército de Andalucía, cuyo mando ostentaba el capitán general marqués de

Villadarias13

. La declaración de guerra de Portugal en 1704 llevó a Cornejo a luchar en

el país vecino, participando en la toma de varias villas. La toma de Gibraltar por los

ingleses en agosto de 1704 obligó a desatender las operaciones en Portugal para

concentrar las tropas en el sitio de la plaza a partir de septiembre14

. Cornejo acompañó

al marqués de Villadarias, quien le encargó obstaculizar por mar la llegada de víveres al

Peñón. Tras el levantamiento del sitio en abril de 1705 regresó al frente portugués.

Durante la espera para entrar en acción se ocupó de instruir y entrenar a los regimientos

nuevos de Infantería miliciana movilizados, así como de inspeccionar las Infantería,

Caballería y los Dragones. A las órdenes del duque de Osuna, capitán general del

Ejército de Andalucía y de sus costas, participó en la toma de las plazas de Serpa y

Moura hasta que el 27 de noviembre de 1708 fue elegido castellano del Castillo de

Santa Catalina en el Puerto de Santa María por el duque de Osuna. Al año siguiente

teniendo noticias de que los ingleses planeaban un asalto a Tarifa, se le ordenó

trasladarse a dicha plaza para ponerla en estado de defenderse, reforzando las murallas,

defensas e instruyendo a la infantería, lo que motivó que los ingleses desistieran de su

plan. Avisado nuevamente de que intentaban desembarcar en Zahara y Veguer para

hacerse con víveres, ordenó evacuar todo el ganado existente y los objetos de valor, con

el resultado de que nuevamente truncó los planes ingleses.

Durante 1710 acompañó al capitán general Francisco Manrique y Arana al

reconocimiento de las principales plazas andaluzas para ponerlas en estado de defensa.

Ese mismo año le fue concedido el hábito de Santiago15

. Al año siguiente Manrique le

nombró gobernador interino de la plaza de Sanlúcar de Barrameda, y durante 1712 y

1713 Cornejo aprovechó su estancia es esta población para dirigir las obras de

reparación del castillo de Santa Catalina y desenterrar las baterías costeras para poner en

estado de defensa el litoral gaditano. En junio de 1714 un nuevo destino cambió la vida

de Cornejo. Manrique le entregó el mando de una fragata de cuarenta y cuatro cañones,

La Sorpresa, con la que debía incorporarse a las fuerzas navales de Felipe V que

estaban llevando a cabo el bloqueo del puerto de Barcelona16

. Previamente, José

Grimaldo había pedido al intendente de Marina Salvador de Olivares una "relación de

los oficiales de mar que actualmente subsisten en la Armada y Galeras y parajes en que

se hallan". De acuerdo con los listados conservados en la Secretaría de Guerra, Olivares

13

AGS, SGU, Suplemento, leg. 559. Salvador de Olivares a José Grimaldo, 1713, Relación de oficiales

que han servido en la Armada y al presente en la guarnición de Cádiz y los que hay en aquella plaza,

además de los que están en los Regimientos de la guarnición, 14

Una panorámica sobre la situación del Ejército durante el sitio en C. de CASTRO, A la sombra de

Felipe V: José Grimaldo, ministro responsable, Madrid, Marcial Pons, 2004, pp. 113-119. 15

Archivo Histórico Nacional (en adelante AHN), Órdenes Militares, Caballeros de Santiago, exp. 2137. 16

AMNM, Ms. 85bis., doc. 273

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informó que uno de los oficiales de mar destinados en las inmediaciones de Cádiz era el

ayudante real Francisco Cornejo17

.

En la Real Armada, 1714

Después de la firma del Tratado de Utrecht en 1713, mientras en los despachos

europeos se seguía negociando para consolidar la frágil paz alcanzada, Felipe V puso en

marcha la campaña para recuperar Barcelona mediante un asedio por mar y tierra de la

ciudad18

. Esta campaña fue la primera de una serie de expediciones anfibias

inmediatamente posteriores (1715 Mallorca, 1716 Cerdeña y 1718 Sicilia), que llevó a

cabo el monarca en el Mediterráneo para intentar recuperar el peso político en Europa y

el control sobre el Mediterráneo occidental, mermados por la pérdida territorial

impuesta en Utrecht19

. Como ya había ocurrido durante la Guerra de Sucesión, Felipe V

se vio obligado a recurrir a su abuelo Luis XIV para poder ejercer su poder naval, muy

limitado por la falta de buques de guerra y de oficiales de Marina con capacidad de

mando20

. Con el asesoramiento de Jean de Orry, encargado de las finanzas21

, se fletaron

a la Marina francesa dos fragatas y varias embarcaciones menores armadas y tripuladas,

y el rey solicitó el envío adicional de oficiales de la Marina francesa de distinta

graduación, especialmente altos mandos expertos en la guerra naval. Felipe V pidió a

Luis XIV explícitamente la participación de los tenientes generales Juan Ducasse y el

bailío Bellefontaine, a quienes entregó el mando de todas las fuerzas marítimas

concentradas en el Mediterráneo para el bloqueo de Barcelona. Para el caso de que no

pudieran acudir a su llamada por su avanzada edad, como así ocurrió, instó que fueran

sustituidos por el jefe de escuadra marqués de Gavaret22

.

17

AGS, SGU, Suplemento, leg. 559. 18

Sobre las negociaciones previas a las campañas véase, N. SALLÉS VILASECA, “«Que nos odien, si

también nos temen». El razonamiento estratégico de las campañas de Cerdeña y Sicilia. (1717-1718)”,

Vegueta. Anuario de la Facultad de Geografía e Historia, 16, 2016, pp. 313-334. Sobre el sitio y bloqueo

naval de Barcelona véase, M. BRUGUERA, Historia del memorable sitio y bloqueo de Barcelona y

heroica defensa de los fueros y privilegios de Cataluña de 1713 y 1714, Barcelona, Fiol y Gros, 1871. J.

ALBAREDA SALVADÓ, La Guerra de Sucesión de España, (1700-1714), Barcelona, Crítica, 2012, pp.

360-385. 19

D. OZANAM, “Felipe V, Isabel de Farnesio y el revisionismo mediterráneo (1715-1746)”, Historia de

España de Menéndez Pidal. Tomo XXIX: La Época de los primeros Borbones. La nueva monarquía y su

posición en Europa (1700-1759), Madrid, Espasa-Calpe, 1985, pp. 573-593; Christopher STORRS, "The

Spanish Risorgimento in the Western Mediterranean and Italy, 1707-1748", European History Quarterly,

2012, 42, 4, pp. 555-577; F. FAUSTA GALLO, “El Mediterráneo en el nuevo contexto europeo (1700-

1715)”, en M. TORRES ARCE y S. TRUCHUELO (eds.), Europa en torno a Utrecht, Santander,

Universidad de Cantabria, 2014, pp. 89-112, y N. SALLÉS VILASECA, “La política exterior de Felipe V

entre 1713 y 1719: un desafío al sistema de Utrecht”, en J. ALBAREDA SALVADÓ (ed.), El declive de

la Monarquía y del Imperio Español. Los tratados de Utrecht (1713-1714), Barcelona, Crítica, 2015, pp.

277-317. 20

P.E. PÉREZ-MALLAÍNA BUENO, “La Marina de guerra española en los comienzos del siglo XVIII,

(1700-1718)“, Revista General de Marina, 199, 1980, pp. 137-155, e IDEM, Política naval española en

el Atlántico, 1700-1715, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-americanos, 1982, pp. 126-141. 21

Sobre Orry y sus reformas ver, A. DUBET, Un estadista francés en la España de los Borbones. Juan

Orry y las primeras reformas de Felipe V (1701-1706), Madrid, Editorial Biblioteca Nueva, 2008, y G.

HANONTIN, Jean Orry. Un homme des finances royales entre France et Espagne (1701-1705),

Córdoba, Servicio de Publicaciones Universidad de Córdoba, 2009. 22

Real cédula de 21 de febrero de 1714 transcrita en C. FERNÁNDZ DURO, Armada española desde la

unión de los reinos de Castilla y Aragón, Madrid, Museo Naval, 1973, t.VI, pp. 112-113.

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Fue en el contexto de esta expedición naval conjunta hispano francesa, cuando

se pusieron los fundamentos para reformar la Marina de guerra y reconstruirla

materialmente. Sobre estos cimientos, durante los siguientes años se construiría la nueva

institución, que empezó a denominarse Real Armada. Previamente se habían suprimido

los títulos de las escuadras regionales que todavía persistían en la metrópoli,

refundiéndolas en una única fuerza naval dependiente política y económicamente de la

Corona. Las escuadras de galeras del Mediterráneo, la Armada de Barlovento, la

Armada del Mar del Sur y el Galeón de Manila siguieron operando con independencia23

.

A propuesta de Jean Orry, para mejorar la coordinación y especialización gestora y

fiscalizadora de la Administración estatal, en noviembre de 1714 mediante un real

decreto se dividió la Secretaría del Despacho en cuatro Secretarías: Estado, Justicia,

Guerra y Marina e Indias con un secretario al frente de cada una de ellas. Se crearon

también los cargos de veedor general como supervisor de todos ellos, así como el de

intendente general al frente de la Secretaría de Hacienda con una función claramente

fiscalizadora. Este último, posteriormente se convertirá en Secretario de Hacienda24

. Por

lo tanto, desde final de 1714 la incipiente Real Armada empezó a ser gestionada a través

de la Secretaría de Marina e Indias por el primer secretario de la institución, Bernardo

Tinajero de la Escalera25

. La nueva Real Armada se consolidó a partir de 1717 como

una institución centralizada y profesionalizada, dependiente directamente de la corona a

través de la Secretaría de Marina, gestionada mediante la "vía reservada", gracias a las

reformas llevadas a cabo por Alberoni y por el intendente general de Marina y

presidente de la Casa de la Contratación, José Patiño26

. A pesar de la tendencia

centralizadora de todas las reformas, la Armada mantuvo cierta independencia

económica, fuera del control de la Tesorería General27

. La intención fue que la Corona

dispusiera de un instrumento potente para ejercer su poder naval en todo su imperio.

Felipe V decidió empezar a utilizar su creciente poder naval para recuperar el control en

el Mediterráneo.

En febrero de 1714, para facilitar la transmisión de órdenes entre los marinos

franceses y los españoles que participaron en el bloqueo naval al puerto de Barcelona,

en se estableció un nuevo orden de grados jerárquico equivalente a los que existían en la

Marina francesa mediante la promulgación de un real decreto28

.

Mientras en los despachos se fraguaban estas reformas administrativas, en

junio de 1714 el capitán general de Andalucía, Manrique, entregó el mando de la fragata

San Fernando, alias Sorpresa, de 50 cañones a Cornejo con la orden de acudir a

reforzar la acción de las escuadras que estaban llevando a cabo el sitio de Barcelona. En

su derrota desde Cádiz a Barcelona, bordeando la costa mediterránea, Cornejo tomó

setenta cautivos moros en el puerto de Málaga, que entregó en Cartagena para ser

utilizados como chusma en la escuadra de galeras. De Cartagena llevó bombas y cebada

23

P.E. PÉREZ-MALLAÍNA, Política naval española […], op.cit, p. 442-443. 24

D. PERONA TOMÁS, Los orígenes del Ministerio de Marina. La Secretaría de Estado y del Despacho

de Marina, 1714-1808, Madrid, Ministerio de Defensa, 1998, pp. 48-56. 25

Ibídem, pp. 50-62. 26

C. PÉREZ FERNÁNDEZ-TURÉGANO, Patiño y las reformas de la Administración en el reinado de

Felipe V, Madrid, Ministerio de Defensa, 2006, pp. 89-134. 27

S. SOLBES FERRI, “El control del gasto de la Marina en las Secretarías de Estado y del Despacho.

Los pagos de la Tesorería General en la primera mitad del siglo XVIII”, en M. BAUDOT MONROY

(ed.), El Estado en guerra. Expediciones navales españolas en el siglo XVIII, Madrid, Polifemo, 2014, pp.

147-193. 28

Real Cédula de 21 de febrero de 1714. D. PERONA TOMÁS, Los orígenes […], op. cit., pp. 43-45.

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hasta Barcelona para los sitiadores, quedando incorporada su fragata a la armada

sitiadora hasta el final del bloqueo en septiembre. Aparte de las dos fragatas francesas,

la flota española la componían dos navíos armados en guerra aportados por el general de

la Carrera de Indias, Andrés de Pes29

; una escuadra de diez embarcaciones mercantes

armadas en guerra aportada por Manuel López Pintado, contratada por asiento

inicialmente para llevar a La Habana todos los pertrechos y la artillería necesarios para

el proyecto de rearme naval de Tinajero, consistente en construir en La Habana diez

navíos de 60 cañones30

; otra escuadra formada por tres navíos de línea El Real, La

Reina y El Príncipe de Asturias, fletada por asiento al marino-comerciante genovés

marqués de Mari,31

; las escuadras de galeras del Mediterráneo mandadas

respectivamente por Carlos Grillo, José de los Ríos y Baltasar de Guevara, así como

unas cincuenta embarcaciones fletadas o compradas al comercio y armadas en guerra

que se despacharon desde los puertos de Cádiz, Alicante y Cartagena al mando de los

oficiales de mar y guerra disponibles. Uno de estos hombres fue Cornejo, quien

concluida la campaña en septiembre, como el resto de oficiales que habían participado

en ella y lo solicitaron, quedó incorporado a la nueva Real Armada gozando un sueldo

de 100 escudos32

.

Como se habían avistado embarcaciones argelinas en aguas cercanas a

Cataluña, en noviembre de 1714 Cornejo fue uno de los oficiales que recibió el encargo

del gobernador general de la Armada, Pedro de los Ríos, de patrullar la costa catalana

hasta Salou con una pequeña escuadra formada por su fragata y otra nombrada El

Águila. Cornejo mantuvo su misión de patrullaje durante todo el invierno y, después de

carenar las fragatas en Alfaque (Tarragona), se incorporó en marzo de 1715 a la armada

que Patiño estaba preparando en Barcelona para la toma de Mallorca.

La recuperación de Mallorca de las fuerzas austracistas también fue una

operación anfibia conjunta hispano francesa33

. Cornejo participó al mando de la fragata

La Sorpresa que cargaba 44 cañones. Desde Barcelona transportó al tercer batallón de

Infantería de la Marina francesa. Desembarcado el batallón entre los días 15 y 16 de

junio en calas cercanas a Felanitx, cruzó varias veces el Mediterráneo escoltando las

tartanas que cruzaban entre Mallorca y Barcelona llevando pliegos para las cortes de

Francia y España con la noticia del desembarco. Cornejo se reincorporó a la armada

expedicionaria para la toma de Palma y concluida esta, fue el encargado de transportar

en La Sorpresa y La San Antonio un contingente de 300 hombres para tomar Ibiza. La

rápida claudicación de las autoridades austracistas permitió que Cornejo transportara a

los disidentes en su viaje de regreso a Mallorca. Allí se incorporó a la flota con la que

navegó hacia Cádiz, pasando por Barcelona para desembarcar parte de las tropas. Ya en

29

F. FONT BETANZOS, “La deuda de la ciudad de Cádiz con el almirante Andrés de Pes”, Revista de

Historia Naval, 121, 2013, pp. 73-92. 30

P.E. PÉREZ MALLAÍNA, Política naval española […], op. cit, pp.341-342 y 405-408, y E.TAPIAS

HERRERO, El teniente general Manuel López Pintado (1677-1745). Ascenso económico y social de un

comerciante marino de la Carrera de Indias, tesis doctoral, Sevilla, 2015, pp. 181-184. 31

Sobre Esteban de Mari Centurion, marqués de Mari, (1683-1749), véase G. CANDIANI: “Navi per la

nuova marina della Spagna borbónica: l’assiento di Stefano de Mari, (1713-1716)”, Mediterranea,

ricerche storiche, XII, 2015, pp. 107-146. 32

AMNM, Ms. 85bis.doc. 267. C. FERNÁNDEZ DURO, Armada española […], op.cit, t.VI, pp.114-116. 33

E. PASCUAL RAMOS, Poder y linaje durante la Guerra de Sucesión en el reino de Mallorca. El

marqués de la Torre, Palma de Mallorca, 2013, pp. 206-213, e Ibídem, “Formación e instrucciones de la

expedición anfibia para la conquista de Mallorca (1715)”, Revista Universitaria de Historia Militar, 5,

2016, pp. 46-66.

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Cádiz fue destinado a supervisar la carena que debían recibir las embarcaciones en los

astilleros del Puente de Zuazo34

.

En marzo de 1716 ascendió a capitán de navío y obtuvo el mando de La

Hermiona, un navío de 52 cañones que junto con el San Dimas, un mercante fletado a

un comerciante gaditano, formaron una pequeña escuadra para llevar azogues y pliegos

a Veracruz35

. Zarpó de Cádiz ese mismo mes, emprendiendo su primer viaje a América

con la peculiaridad de que en La Hermiona viajó el nuevo virrey novohispano marqués

de Valero con su numeroso séquito y voluminoso equipaje36

. En diciembre de 1717

estaba de regreso en Cádiz. Traía más de 5.000.000 de pesos para la Hacienda, 150

arrobas de plata labrada para el rey, así como varias alhajas con diamantes y perlas de

gran valor para la reina y el príncipe de Asturias de parte del nuevo virrey, del duque de

Linares y del obispo de Puebla.

A principios de marzo de 1718 Cornejo volvió a zarpar de Cádiz al mando de

dos buques de guerra y trece mercantes en los que transportaba cinco batallones hacia

Cerdeña, que había sido recuperada en agosto del año anterior mediante una expedición

anfibia comandada por el marqués de Mari y el marqués de Lede. Los batallones iban

destinados a reforzar las tropas de Lede que habían protagonizado el desembarco37

. De

regreso a Barcelona, se hizo cargo interinamente de la gran armada que se estaba

pertrechando, destinada a la conquista de Sicilia, compuesta por 13 buques de guerra y

unos 30 barcos de transporte fletados, hasta que llegaron a Barcelona los mandos de las

escuadras que formaron la armada. En junio de 1718 al mando del Príncipe de Asturias

zarpo junto a la flota hacia Sicilia. Ninguna de las Relaciones de Servicios presentadas

por Cornejo hace mención a los sucesos de Sicilia, lo cual no es sorprendente, si

tenemos en cuenta que estas relaciones se redactaban para apoyar la solicitud de

mercedes. Evitaban, por lo tanto, mencionar hechos o actuaciones poco afortunados,

como el apresamiento por los ingleses del Príncipe de Asturias38

. En cualquier caso,

desde Palermo Cornejo fue enviado a San Feliú de Guixols para supervisar el apresto y

armamento del Cambí, uno de los navíos que se construyeron en el astillero catalán.

Con el Cambí navegó hacia Cádiz, consiguiendo escapar de la persecución de una

escuadra de seis navíos ingleses, que le persiguieron hasta que entró en el Estrecho,

aprovechando la oscuridad de la noche. Una decisión arriesgada si no se conocían las

corrientes y los vientos reinantes a la hora de cruzar del Mediterráneo al Atlántico.

Cornejo entró sin sufrir contratiempos en Cádiz en diciembre de 1718.

En abril de 1719, en plena Guerra de la Cuádruple Alianza (1718-1721) zarpa

de nuevo hacia Veracruz. Va al frente de una escuadra formada por los navíos de línea y

la fragata San José, San Juan Bautista y San Luís, que transportan azogues y

numerosos pertrechos de repuesto para el mantenimiento de los buques en Veracruz39

.

Patiño le había confiado el mando de la decaída Armada de Barlovento y su

34

AMNM, Ms. 85bis, doc. 273. 35

AGMAB, leg. 620/286. 36

Ibídem. Los registro de carga en Archivo General de Indias (en adelante AGI), Contratación, 1281,

N.1.R.2, y AGI, Contratación, 5469, N.2. R.10. 37

Sobre la toma de Cerdeña, M. A. ALONSO AGUILERA, La conquista y el dominio español de

Cerdeña (1717-1720): introducción a la política española en el Mediterráneo posterior a la Paz de

Utrecht, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1977. 38

C. FERNÁNDEZ DURO, Armada española […], op. cit, t.VI, p. 162. 39

Los registros de carga en AGI, Contratación, 1285, N. 1, R. 1, R.2 y R.3 respectivamente.

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restauración con la incorporación de los tres buques que llevaba consigo desde Cádiz40

,

así como reforzar con los buques la actuación de las fuerzas expedicionarias enviadas

desde Cuba a recuperar las plazas de Pensacola y Mobile ocupadas por Francia41

. Era la

primera iniciativa política metropolitana que se encomendaba a la Armada desde el final

de la guerra para reforzar la defensa naval del ámbito caribeño, porque hasta este

momento el despliegue de la recuperada fuerza naval se había concentrado en el

Mediterráneo. La Armada volvió así a asumir también en aguas del virreinato

novohispano una función que le era propia, pero que por falta de unidades navales y de

oficiales durante las últimas décadas se había dejado en manos de la Marina francesa

durante la Guerra de Sucesión42

, o en las de corsarios armados por los gobernadores de

las plazas americanas, quienes también asumieron la tarea de combatir el creciente

contrabando:

“Que tengan muy particular cuidado en no permitir que en el territorio de la

jurisdicción de sus gobiernos se introduzcan géneros extranjeros, y que detengan y

apresen las embarcaciones que los llevaren, castigando a sus dueños, de modo que

escarmienten, y no vuelvan a intentar introducciones semejantes, para que de esta

manera se logre obviar estos perjuicios y daños, de cuyo remedio depende

restablecimiento de los comercios de estos reinos, donde sin embargo de las repetidas

órdenes y providencias dadas anteriormente […] se ha frecuentado comercio ilícito

entre vasallos míos y los comerciantes extranjeros43

”.

Desde mediados del siglo XVII estas pequeñas escuadras corsarias, apoyadas

ocasionalmente por los buques de la Armada de Barlovento, combatieron el

contrabando practicado por corsarios británicos desde Barbados y Jamaica. No cabe

duda de que los ingleses, apoyados por los gobernadores de Barbados y Jamaica y por

las colonias norteamericanas supieron aprovechar la escasa presencia naval española en

todo el arco caribeño. En el siglo XVIII, bajo la pantalla del navío de permiso, del

asiento de negros y de los nuevos privilegios comerciales, adquiridos mediante los

tratados de comercio negociados por Alberoni con el embajador británico George Bubb

en 1715 y 1716, el contrabando y las ocupaciones ilegales de territorios del virreinato44

aumentaron considerablemente45

. Alberoni fue plenamente consciente del peligro que

estos asentamientos ilegales significaban para la integridad del imperio, y de las

pérdidas económicas que causaba el comercio ilícito, de ahí que promoviera medidas

políticas para reforzar la defensa de los territorios americanos y potenciar y rentabilizar

40

B. TORRES RAMÍREZ, La Armada de Barlovento, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos,

1981, p.195. A la Armada de Barlovento solo le quedaba un navío Nuestra Señora de Guadalupe que

había hecho varios viajes a España trayendo caudales durante la guerra. En 1715 regresó a Veracruz con

la flota de López Pintado. 41

AGI, México, 633. Expediente sobre la entrada de franceses en el Seno mexicano y poblaciones que

hicieron en Santa María de Gálvez (Pensacola) y Mobile. 42

P. E. PÉREZ-MALLAÍNA, Política naval española […], op.cit. pp. 76-87. 43

Archivo General de la Nación de México (en adelante AGNM), Impresos Oficiales, vol. 45, exp. 28, ff.

145-147, citado en R. REICHERT, “Navegación, comercio y guerra. Rivalidad por el dominio colonial en

la región del Golfo de Honduras, 1713–1763”, Península, VII/1, 2012, pp. 13-37. 44

A. del CANTILLO, Tratados, convenciones y declaraciones de paz y comercio que han hecho con las

potencias extranjeras los monarcas de la Casa de Borbón desde 1700 hasta el día, Madrid, Imprenta de

Alegría y Charlain, 1843, pp. 170-174. Los privilegios añadidos consistieron en una reducción de las

tasas fiscales como nación más favorecida, equiparándolas a las que pagaban los españoles, y en un

incremento del arqueo del navío de permiso anual de 500 toneladas a 650. 45

R. REICHERT, “El Golfo de Honduras: estrategias geopolíticas y militares de una frontera imperial,

siglos XVI-XVIII”, Tzintzun. Revista de Estudios Históricos, 65, 2017, pp. 9-40.

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el comercio colonial. En este sentido hay que destacar: la creación del virreinato de

Nueva Granada, el Proyecto de Galeones y Flotas de 1720, el nuevo asiento con el

Consulado para enviar ocho navíos de aviso anuales a Veracruz y Cartagena, la

reactivación de la Armada de Barlovento, el estímulo de la actividad corsaria en aguas

del Caribe. También se contempló llevar a cabo expediciones anfibias para desalojar a

franceses e ingleses de los territorios que ocupaban en el Golfo de México

aprovechando el contexto de la Guerra de la Cuádruple Alianza46

. Patiño, como

intendente general de Marina, fue el responsable de llevar a cabo las reformas

planeadas por Alberoni y de diseñar la nueva política naval para reforzar la defensa del

Golfo mexicano mediante la reconstrucción de la Armada de Barlovento, el fomento de

la actividad de los corsarios, con cuyas presas se abastecía la Armada de Barlovento47

, y

el envío de navíos de línea y fragatas a Veracruz y La Habana. Este cambio en la

política naval también se reflejó en la financiación de la defensa colonial. A pesar de

que durante la primera mitad del siglo los buques de guerra se construyeron y se

armaron en la metrópoli, a partir de 1720 el virreinato mexicano empezó a invertir en la

defensa del Caribe más dinero que el que enviaba a la Península, consolidándose la

tendencia de financiar la defensa colonial con los ingresos de los virreinatos.

Financiación que fue aumentando progresivamente durante el siglo XVIII48

.

Las misiones que Patiño había encomendado a Cornejo eran el desalojo de los

franceses de los presidios de Mobile y Pensacola y la conquista de la isla de Providencia

en manos inglesas49

. En mayo de 1719 el coronel de Dragones Alfonso Carrascosa

zarpó de La Habana con una flotilla formada por catorce embarcaciones ligeras

capturadas a corsarios para desocupar Pensacola, recuperando la soberanía española del

presidio. Sin embargo, en agosto la plaza fue nuevamente tomada por la escuadra

francesa destacada en la colonia francesa de Saint Domingue. Avisado Cornejo, zarpó

de Veracruz en octubre con los navíos y cuatro fragatas pequeñas para hostilizarlos. A

consecuencia de un temporal naufragaron y se perdieron durante la navegación los

navíos que Cornejo había llevado de Cádiz, el San Luis y el San Juan Bautista. Para el

mantenimiento de la escuadra, los oficiales reales de Veracruz remitieron al comisario

de la escuadra de Cornejo, José del Campillo, caudales para sueldos, víveres, medicinas,

balería y pertrechos por un valor de 263.000 pesos50

. La inferioridad de fuerzas frente a

la escuadra francesa, formada por cinco navíos de línea de 60 y 70 cañones que

reforzaba la defensa de la plaza, impidió la recuperación de Pensacola, por lo que

46

E. HEREDIA HERRERA, “Asiento con el Consulado de Cádiz de 1720 para el despacho de Avisos”,

VV.AA., La burguesía mercantil gaditana (1650-1868), Cádiz, Instituto de Estudios gaditanos, 1976, pp.

163-172; J. M. LÓPEZ BERNAL, “Las comunicaciones postales en América durante la época colonial

(siglos XVI-XVIII)”, en Archivo General de Indias, El Correo español en América, Sevilla, Ministerio de

Cultura, 1996, pp. 23-34, y A. KUETHE, “La política colonial de Felipe V y el proyecto de comercio de

1720”, en F. NAVARRO (ed.), Orbis incognitus, Avisos y legados del Nuevo Mundo, Huelva,

Universidad de Huelva, 2007, pp. 233-241.. 47

B. TORRES RAMÍREZ, La Armada de Barlovento […], op. cit, pp. 195-197. 48

J. TEPASKE, “La política española en el Caribe durante los siglos XVII y XVIII”, en A. ACOSTA y J.

MARCHENA (eds.), La influencia de España en El Caribe, La Florida y La Luisiana, 1500-1800, La

Rábida, Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1983, pp. 61-87. 49

W. GRIFFEN, “Spanish Pensacola, 1700-1763”, The Florida Historical Quarterly, vol. 37, 3 y 4, 1959,

pp. 242-262; J. TEPASKE, “La política española en el Caribe en los siglos XVII y XVIII”, en A.

ACOSTA, y J. MARCHENA (eds.), La influencia de España en el Caribe, la Florida y la Luisiana,

1500-1800, La Rábida, Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1983, pp. 61-87. 50

AHN, Estado, leg. 2884, caja 2. En México a 25 de octubre de 1719, Simón de Carragal, Relación de

caudales remitidos al comisario real de Marina D. José del Campillo en virtud de orden de S.E. el virrey

para el pagamento de la armada que vino a cargo del comandante D. Francisco Cornejo.

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Cornejo desembarcó los trescientos hombres que llevaba en el cercano fuerte de la bahía

de San José, estableciendo una guarnición, y permaneció patrullando la costa durante

algún tiempo. La falta de una escuadra con navíos de línea capaz de enfrentarse a la

francesa hizo que Pensacola permaneciera en poder de Francia hasta que se firmó la paz

que puso fin a la guerra, a finales de 1722.

En febrero de 1720 Cornejo zarpó nuevamente de La Habana con una pequeña

escuadra de fragatas, algunas embarcaciones de corsarios cubanos y mil hombres para

tratar de conquistar la isla de Providencia. Un fuerte temporal en el Canal de Bahamas

dispersó la escuadra y destruyó algunas embarcaciones. Cornejo consiguió regresar a La

Habana, donde permaneció ocupado dirigiendo las reparaciones y carenas de las

maltrechas fragatas51

. En mayo se reunieron en junta de guerra todos los oficiales del

Ejército y de la Armada que estaban en La Habana para evaluar las posibilidades de

recuperar Pensacola contando con los dos navíos y la fragata que Patiño había enviado

de refuerzo. El general Baltasar de Guevara presidió la junta.52

Tras analizar los más

recientes informes sobre las escuadras francesas e inglesas que patrullaban el Caribe, se

constató que persistía una notable inferioridad de fuerzas, que desaconsejaba un nuevo

intento de recuperar Pensacola y de atacar Providencia. No obstante, se decidió patrullar

la zona con las embarcaciones disponibles, porque “se mantiene esta costa llena de

corsarios, balandras y bergantines” que practicaban un creciente comercio ilícito53

.

Finalmente, cuando se recibieron en La Habana los caudales de las cajas mexicanas,

Guevara ordenó zarpar hacia España. Cornejo lo hizo montando el navío La Begoña,

levó anclas el 3 de noviembre y entró en Cádiz el 22 de diciembre. Llevaba consigo

siete millones de pesos en plata y un millón más en frutos. Desde su primera campaña

en la Marina en el sitio de Barcelona Cornejo se había ganado el reconocimiento de sus

superiores, lo que unido a la falta de mandos experimentados contribuyó a que fuera

ascendido a jefe de escuadra en abril de 172154

.

Ese mismo año emprendió su siguiente misión. Nuevamente al mando de la

Begoña se hizo a la vela en diciembre como segundo comandante de la flota de

Galeones hacia Tierra Firme que mandaba el general Baltasar de Guevara. En diciembre

de 1723 zarpó la flota de La Habana. Durante el viaje de regreso un recio temporal

dispersó el convoy, quedando la Begoña desarbolada de su palo mayor y con la caña del

timón rota. Cornejo consiguió entrar en la ría Pontevedra en febrero junto a dos

mercantes que encontró perdidos cerca de la costa. Para reparar su navío se vio obligado

a permanecer en Pontevedra hasta abril de 1723, entrando el 19 de ese mes felizmente

en Cádiz con un tesoro de siete millones de pesos en oro y plata, y más de un millón en

frutos55

.

51

C. FERNÁNDEZ DURO, Armada española […], op.cit, t. VI, p.183-184. 52

AHN, Estado, leg. 2884, caja 2. Resolución tomada sobre lo acordado para la ejecución y

cumplimiento de las órdenes de S. M. de 1 y 27 de enero de este año en asunto armamento y expedición

que manda hacerse para desalojar los franceses de los puestos de Santa María de Gálvez, por otro

nombre Pensacola, Mobila, y Masacra, situados en el Seno Americano y que indebidamente ocupan. 53

AHN, Estado, 2884, caja 2. La Habana, 15 de mayo 1720, Alonso de Balbas, comisario ordenador de la

escuadra de Baltasar de Guevara a Miguel Fernández Durán. Idem marqués de Valero, virrey de Nueva

España. 54

AGS, SMA, leg. 751, ff. 59-60. 55

AMNM, Ms. 85bis, doc. 273. Salvo indicación explícita hemos reconstruido la actividad profesional de

Cornejo en la Real Armada siguiendo la relación de méritos contenida en el manuscrito citado.

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El 31 de diciembre de ese año vuelve a zarpar al mando de la Estrella de Mar

como segundo comandante de la flota de Galeones que manda el teniente general Carlos

Grillo. En febrero la flota entró en Cartagena. Una vez que los mercantes quedaron

seguros en el puerto, Cornejo se dedicó a patrullar la costa de Tierra Firme persiguiendo

a los corsarios para que los galeones pudieran navegar con cierta tranquilidad a

Portobello. En una de las patrullas, de camino a Portobello, Cornejo avistó frente a la

bahía de Tolú un convoy de cuatro fragatas corsarias inglesas a las que persiguió,

manteniendo un duro enfrentamiento durante más de dos horas. Con una de ellas como

presa, pues las otras tres pudieron escapar aprovechando la oscuridad de la noche, y con

su navío muy maltratado por el fuego enemigo, entró en Portobello, con el triste balance

de 46 heridos y 11 fallecidos durante el combate.

A final de abril los galeones, sin haber podido deshacerse de toda su carga

están de regreso en Cartagena, donde a los pocos días de llegar fallece el general Grillo,

quedando Cornejo al mando de la flota. Los años siguientes de 1724, 1725, 1726 y 1727

supusieron una etapa difícil para Cornejo porque los galeones se vieron obligados a

permanecer en Cartagena. La falta total de caudales impidió pagar los sueldos a las

tripulaciones, comprar pertrechos y materiales para reparar los maltratados navíos, así

como para poder conseguir suficientes víveres para la marinería y la tropa. Cornejo se

vio obligado a recurrir a una vía alternativa de financiación enviando a Lima en dos

ocasiones a dos capitanes del Ejército para pedir dinero al virrey peruano. Igualmente,

solicitó furtivamente a los ingleses de Jamaica que le enviaran medicinas y víveres para

sus hombres. A principios de 1726 le avisaron desde la corte del inicio de hostilidades

con Inglaterra y de la llegada de una escuadra de 12 navíos al mando del almirante

Hosier con el objetivo de capturar los galeones.

En abril Cornejo decidió zarpar hacia Portobello para que descargaran sus

fardos. Con las maderas de respeto de su buque ordenó construir una pasarela para

agilizar y facilitar la descarga, simultáneamente ordenó construir varias baterías en la

boca del puerto que armó con la artillería de los buques, y para evitar daños irreparables

a los barcos, dispuso que quedaran desaparejados. En junio apareció la escuadra de

Hosier en el horizonte, quedando fondeada frente al puerto. El bloqueo se mantuvo

hasta noviembre, fue una larga y tensa espera durante la cual, el calor y las

enfermedades tropicales se cebaron con los hombres, especialmente con los que estaban

embarcados en los buques ingleses. La pérdida de más de 2.500 hombres y los muchos

tripulantes enfermos motivaron que Hosier decidiera ordenar a sus capitanes retirarse a

Jamaica para atender a los enfermos y buscar nuevos marineros para reemplazarlos. A

pesar de que Cornejo también tenía muchos enfermos entre sus hombres, en cuanto

desaparecieron las velas inglesas del horizonte dispuso que sin perder un instante se

aparejaran los navíos y que se prepararan para hacerse a la vela lo antes posible. Lo

consiguieron en pocas semanas, entrando en Cartagena durante los primeros días de

enero de 1727. El fallecimiento de Hosier cuando regresaba a Portobello para

restablecer el bloqueo, fue providencial para que Cornejo pudiera regresar con los

galeones hacia Portobello en agosto de 1727 para recoger el fruto de la feria y los

caudales peruanos que esperaban a buen recaudo. A principios de octubre, a pesar de

que la escasez de víveres no permitió bastimentar completamente los barcos de la flota,

decidió zarpar hacia España. Fue una navegación especialmente dura, por el mal tiempo

en forma de vendavales y aguaceros, y por la falta de víveres y agua. Con los hombres

al límite de sus fuerzas se vio obligado a arribar en Faro para aprovisionarse de pipas de

agua, bizcocho y carnes para los enfermos. Finalmente, en diciembre, la flota entró en el

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puerto gaditano. Esta fue la última vez que Cornejo cruzó el Atlántico, pues a partir de

1729 navegó en aguas metropolitanas y asumió el mando de las escuadras movilizadas

por Felipe V para recuperar el control del Mediterráneo.

En abril de 1729 Patiño le encomendó la inspección de la nueva red de

defensas costeras del reino de Galicia, de las obras de reconstrucción de los castillos de

La Palma y San Felipe, y las de la construcción del nuevo arsenal de A Graña en la ría

ferrolana, obras que había proyectado y dirigía Francisco Montaigú, ingeniero director

de las obras del reino de Galicia56

. Bajo su supervisión, en el futuro arsenal de A Graña

se habían levantado durante 1727 y 1728 el muro, una grada, dos almacenes y la nave

central de un tercer almacén. En su grada se estaba construyendo desde enero de 1729 el

Galicia, un navío de 70 cañones bajo la dirección de Lorenzo de Arzueta, y en cuanto

fuera botado debía iniciarse la construcción de un segundo navío de línea semejante al

Galicia, el León, y de una fragata de 50 cañones, la Hermione57

. A Cornejo le

acompañaron varios oficiales del Ejército y un comisario real. Cornejo y sus

acompañantes recorrieron en una falúa la costa desde cabo Prior hasta La Coruña

inspeccionando los emplazamientos seleccionados por Montaigú para las baterías

costeras destinadas a proteger la costa y las nuevas instalaciones militares en la ría de

Ferrol de un ataque enemigo. En julio, Cornejo navegó hacia Santander bordeando la

costa. Iba en busca de los restos de una escuadra destrozada por una fuerte tempestad

durante el invierno anterior. Su destino final era Guarnizo, donde debía agilizar el envío

hacia A Graña de todos los materiales necesarios para agilizar la construcción naval, y

formar una escuadra con todos los navíos que encontrara, tanto viejos como los recién

construidos, armarlos y llevarlos a Cádiz. Pudo formar una escuadra de siete buques,

con los que entró en el puerto gaditano en febrero de 1730. De allí paso a Castilblanco,

donde se hallaba la familia real, a besar la mano del rey, quien le mostró su satisfacción

y le pidió que permaneciera en la corte. Estando la corte en Granada a mediados de

abril, el rey le entregó el mando de una escuadra de 22 velas que se estaba armando en

Barcelona como parte de una movilización general ordenada para presionar a las

potencias firmantes del Tratado de Sevilla (1729) a cumplir lo pactado con respecto a la

introducción de tropas españolas en los ducados italianos de Parma, Plasencia y

Toscana para garantizar la sucesión del infante don Carlos a los ducados58

. Felipe V

quiso mandar un claro mensaje a sus rivales europeos: había recuperado su poder naval

después del desastre de cabo Passaro (1718) y estaba decidido a utilizarlo. Los barcos

armados permanecieron fondeados frente el puerto barcelonés en una amenazante

expectativa durante todo el verano, hasta que a final de septiembre Cornejo recibió la

56

AMNM, Ms. 85bis, doc. 273. A. VIGO TRASANCOS, Galicia y el siglo XVIII. Planos y dibujos de

arquitectura y urbanismo, (1701-1800), A Coruña, Fundación Barrié, 2011. El trabajo de referencia

sobre el sistema defensivo es obra del mismo autor, Ferrol y las defensas del puerto de guerra del rey: la

Edad Moderna, 1500-1800, Ferrol, Autoridad Portuaria-Ferrol, 2008, p. 72 y ss. 57

N. FORT ROLDÁN, “El arsenal de A Graña”, Boletín de la Real Academia Gallega, 19, 1908, pp.

146-147; J. A. GRANADOS LOUREDA, “El arsenal y astillero de Ferrol en el siglo XVIII. De A Graña

a Trafalgar”, en Actas del International Congress: Technology of the ships of Trafalgar, an homage to

their designers and constructors, Madrid-Cádiz, ETSIN, 3-5 de noviembre de 2005; H. FRANCO

CASTAÑÓN, “El arsenal de La Graña”, Revista de Historia Naval, 93, 2006, pp. 109-112, y J. M.

VÁZQUEZ LIJÓ, “La política naval de Felipe V en Galicia: proyectos y realizaciones en torno al

inconcluso arsenal de A Graña, (1726-1746)”, en M. LÓPEZ DÍAZ (ed.), Galicia y la instauración de la

Monarquía borbónica, Madrid, Sílex, 2016, pp. 95-122. 58

A. BETHENCOURT MASSIEU, Relaciones de España bajo Felipe V. Del Tratado de Sevilla a la

guerra con Inglaterra (1729-1739), Las Palmas, Universidad de Valladolid, Universidad de La Laguna,

Universidad de Las Palmas, UN.ED., 1998, pp. 65-95.

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orden de conducir la escuadra a Cádiz, donde entró en octubre. Le esperaba una

agradable noticia, el ascenso a teniente general que le había concedido el rey el 4 de

septiembre59

.

En noviembre se hizo nuevamente a la vela hacia Ferrol montando el León,

pero no permaneció mucho tiempo al frente del Departamento, pues el fallecimiento del

duque de Parma en enero de 1731 precipitó la cuestión de la sucesión española a los

ducados italianos, dando al rey la posibilidad de retomar el intento de recuperar el

control del Mediterráneo instalando en los ducados al infante don Carlos junto a un

contingente de tropas españolas. Contando con el apoyo de Inglaterra, Felipe V ordenó

la movilización de una gran flota formada por las escuadras de los tres departamentos,

cuyo mando entregó al marqués de Mari, para trasladar tropas y al infante don Carlos a

Italia. El conde de Charny fue puesto al frente del Ejército expedicionario60

. En abril

Cornejo recibió la orden de zarpar hacia Cádiz con la escuadra de su Departamento,

debía incorporarse lo antes posible a la flota del marqués de Mari para navegar juntos

hacia Barcelona, donde se unirían a la escuadra inglesa del almirante Charles Wager

para cruzar juntos hacia Livorno61

. A pesar de contar con la probada eficacia del

intendente Freire y del comisario de Marina de Ferrol, Cenón de Somodevilla62

, el

armamento de la escuadra en Ferrol se retrasó, motivando que Wager y Mari zarparan

de Cádiz a principios de septiembre sin esperar a Cornejo para cumplir los tiempos

establecidos en los tratados para estacionar las tropas en Italia. Cuando la escuadra de

Ferrol llegó a Cádiz debido al mal tiempo reinante se necesitaron unos cinco días para

provisionarla para la expedición, esto motivó que Cornejo descargase su ira sobre el

intendente de Marina gaditano, Salvador de Olivares, acusándole de ser el responsable

del retraso por la lentitud del aprovisionamiento. Patiño pidió explicaciones a Olivares,

quien muy molesto explicó al ministro que a pesar del mal tiempo la escuadra se había

aprestado en tan solo cuatro días, y le dejó claro lo injustificado de las acusaciones de

Cornejo: “para que se venga V.E. en inteligencia de la ninguna reflexión con que ha

procedido este oficial general, que llevado de su genio se desluce tanto cuanto tira a

oscurecer las operaciones ajenas”63

.

Concluida la expedición con éxito, las escuadras regresaron a Cádiz en

diciembre. Después de desembarcar, Cornejo fue nuevamente llamado a Sevilla donde

se mantenía la corte. Patiño estaba organizando una gran expedición destinada recuperar

la plaza de Orán. Es muy probable que Cornejo, además de ser recibido en audiencia

por el rey, colaborara con Patiño en los preparativos de la expedición, porque en abril de

1732 el rey le entregó el mando naval de la gran flota movilizada para la expedición

59

AGMAB, 620/286. 60

M. BAUDOT MONROY, “No siembre enemigos. El viaje del infante don Carlos de Borbón y la

expedición naval hispano-inglesa a Italia en 1731”, Obradoiro de Historia Moderna, 25, 2016, pp. 1-33.

IDEM, “El regreso de Felipe V a Italia después de la Guerra de Sucesión. La expedición anfibia hispano-

inglesa a la Toscana de 1731”, Revista Universitaria de Historia Militar, vol. 5/1/ 2016, pp. 67 – 88. 61

Formaron la escuadra de Cornejo los siguientes buques: el Príncipe, la Princesa, el León, la

Guipúzcoa, el San Isidro, el Rubí y el paquebote el Diego. La armada en su conjunto la formaron 25

buques de guerra, 7 galeras y 48 mercantes fletados para transportar la tropa, los caballos, los víveres y

los pertrechos. La escuadra inglesa la formaron 16 buques de guerra. 62

A. RODRÍGUEZ VILLA, Don Cenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, Madrid, Librería de

M. Murillo, 1878, pp. 4-5. 63

AGS, SMA, leg. 429. Cádiz, 20 y 22 de septiembre de 1731, Salvador de Olivares a José Patiño.

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anfibia. El mando del Ejército expedicionario recayó en el conde de Montemar64

. En

esta ocasión en los puertos de Barcelona, Alicante y Cádiz se movilizaron nada menos

que 528 velas y unos 28.000 hombres, que formaron las tres divisiones que integraron la

flota, que zarpó de Alicante el 15 de junio. Cornejo montaba el San Felipe de 80

cañones65

. Como es conocido la expedición fue un nuevo éxito, la plaza y todos sus

castillos se tomaron entre los últimos días de junio y los primeros de julio de ese año66

.

Concluido el desembarco cada división naval regresó a su puerto de partida; Cornejo

condujo la suya a Cádiz, en cuyo puerto entró el 2 de septiembre. Apenas desembarcado

fue nuevamente llamado a la corte, que continuaba en Sevilla. El rey le felicitó por el

éxito de la campaña y le recompensó entregándole la encomienda de Moraleja de la

Orden de Alcántara, con la merced de poderla traspasar a su sobrino Pedro Cornejo, a

quien concedió merced del hábito de la Orden al año siguiente67

. En el contexto de la

visita se le ordenó que se reincorporara a su destino en Ferrol para ocuparse “de las

muchas especies anejas a este puerto”, es decir, para promover la compleja puesta en

marcha del departamento marítimo68

. Cornejo zarpó de inmediato de Cádiz con los

navíos San Isidro, Santiago y el paquebote San Diego llegando a Ferrol el 31 de

octubre. Los buques quedaron incorporados a la escuadra del departamento. Esta fue la

última navegación de Cornejo.

Al frente del Departamento marítimo de Ferrol, 1732-1737

Como hemos mencionado anteriormente, Cornejo ya había pasado breves

estancias en Galicia en 1730 y 1731, sin embargo fue a partir del 1 de noviembre de

1732 cuando asumió efectivamente el mando militar del Departamento marítimo del

Norte, cuya jurisdicción abarcaba desde la desembocadura del Miño, frontera con

Portugal, hasta la del Bidasoa, frontera con Francia. El Departamento nació con una

singular bicefalia, en A Graña se construyó el arsenal para la construcción naval y la

capital departamental se estableció en Ferrol. Las funciones del cargo de comandante

fueron amplias, pero al no estar todavía claramente definidas y desarrolladas en la

normativa existente69

, como sí lo estaban las de los miembros del cuerpo de Ministerio70

64

L. FÉ CANTÓ, "El desembarco de Orán en 1732. Aproximación a una operación compleja", RUHM,

vol.5/10/2016, pp. 89-110. 65

A, ALBEROLA ROMÁ, “La expedición contra Orán del año 1732. El embarque de tropas en el puerto

de Alicante”, LQNT, patrimonio cultural de la ciudad de Alicante, 1, 1993, pp. 191-199. 66

La documentación sobre la expedición en AGS, SMA, 429. Véase también “Relación de lo acecido en

la navegación de la Armada que se congregó en la bahía de Alicante y de los gloriosos progresos del

Ejército del Rey en la conquista o restauración de la plaza de Orán, en África, los días 29 y 30 de junio y

1 de julio de 1732”, Revista de Historia Naval, 54, 1996, pp. 117-126. 67

Expediente de Pedro Cornejo, número 382 de 1733, en V. CADENAS VICENT, Caballeros de la

Orden de Alcántara que efectuaron sus pruebas durante el siglo XVIII, Madrid, Hidalguía, 1991, t. 1, pp.

154-155. 68

AGS, SMA, 173. Cornejo a Patiño, Ferrol, 2 de diciembre de 1732. 69

J. PATIÑO Y ROSALES, Ordenanzas e instrucciones que se han de observar en el Cuerpo de la

Marina de España, reimpresas en Cádiz por Jerónimo de Peralta, 1717, capítulo I, ff. 1-3. “No queda

determinado por S.M. hasta donde se haya de extender la autoridad de estos generales de mar, y en tierra,

además del mando absoluto que deben tener en los hechos de guerra y mar, y solo es su real intención que

los unos, en falta de otros superiores, tengan el mismo mando y autoridad que aquellos en sus navíos y

escuadras, arreglándose a las instrucciones particulares que en cada expedición o mando particular les

fueren dadas”, La cita en ff. 1-2. 70

Las Ordenanzas de Patiño para el Cuerpo de Ministerio de 1725 son analizadas por C. PÉREZ

FERNÁNDEZ-TURÉGANO, “La Hacienda de Marina en la política naval del primer tercio del siglo

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(el intendente de Marina, el comisario ordenador, el ministro contador, el tesorero y los

escribanos), los roces y enfrentamientos entre las autoridades civiles y militares por

ejercer el poder en el Departamento fueron frecuentes71

. Sin duda por este motivo,

Cornejo pidió a Patiño un nuevo nombramiento de su cargo que especificara los límites

de su mando y una instrucción exacta y detallada de sus competencias. Patiño le

confirmó que la zona que quedaba bajo su mando era la comprendida en el territorio del

Departamento marítimo, incluyendo los puertos y los castillos que guardaban la ría de

Ferrol. Así mismo, le confirmó que se trataba de una jefatura absoluta, "independiente"

de la función que pudieran ejercer los oficiales del Ejército que tuvieran destino en los

castillos, añadiendo que no necesitaba más nombramiento, que la orden verbal de

hacerse cargo del Departamento que se le había dado en Sevilla a su regreso de la

expedición a Orán72

.

Cuando Cornejo llegó a Ferrol el 31 de octubre de 1732, la construcción del

arsenal de A Graña avanzaba muy lentamente según un nuevo proyecto de 1731,

dirigido por su autor el ingeniero Juan de la Ferriere73

. Lo mismo ocurría con las obras

del castillo de San Felipe. Para Cornejo la causa de la lentitud era que se habían

contratado muy pocos operarios74

. Sin perder tiempo, Cornejo empezó a organizar el

territorio y las jurisdicciones de A Graña y de Ferrol para poder ejercer su mando.

Ambas eran pequeñas villas, Ferrol solo tenía ciento cincuenta “casillas, muy pequeñas,

fabricadas con tierra y a punto de arruinarse la mitad”, que pertenecían al señorío del

conde de Lemos. Cornejo pidió a Patiño que, lo antes posible, ambas villas pasaran a la

jurisdicción real para poder “poner en ejecución varios proyectos nada ruidosos y de

mucha utilidad para el público”75

. Lo cierto era, que Ferrol acogía desde hacía dos años

de forma permanente una escuadra de varios buques, adscrita al departamento76

, eran

los navíos de línea Santiago, San Isidro, Santa Ana y La Reina; la fragata Hermiona y

XVIII”, en L. MARTÍNEZ PEÑAS, y M. FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, De las Navas de Tolosa a la

Constitución de Cádiz. El Ejército y la guerra en la construcción del Estado, Valladolid, Universidad

Rey Juan Carlos, 2012, pp. 251-278. 71

M. BAUDOT MONROY, “Los cuentos de don Francisco. Luchas de poder el en Departamento

marítimo del Norte, 1735”. Coloquio internacional Culturas urbanas en la Edad Moderna: dinámicas e

impacto en el espacio rural, Universidad de Santiago de Compostela, 18-19 de mayo de 2107. La

bibliografía sobre las luchas entre los oficiales de guerra y los de "cuenta y razón" en la Armada es

abundante, algunas referencias son: J. P. MERINO NAVARRO, La Armada española en el siglo XVIII,

Madrid, 1981, pp. 42-45; G. FRANCO RUBIO, “¿Espada o pluma? ¿Destino militar o puesto

administrativo?”, Cuadernos de Historia Moderna, 18, 1997, pp. 69-86; C. PÉREZ FERNÁNDEZ-

TURÉGANO, “La fiscalización económica de la Marina española en el siglo XVII”, en L. MARTÍNEZ

PEÑAS y M. FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, (coords.), La Hacienda militar: 500 años de intervención en

las Fuerzas Armadas, Valladolid, Ministerio de Defensa, 2012, pp. 251-278. 72

AGS, SMA, 59. Patiño a Cornejo, 10 de noviembre de 1734. Cornejo a Patiño, 23 de noviembre de

1734 y Patiño a Cornejo, 1 de diciembre de 1734. 73

Los planos de este proyecto en AGS, MPD-12-043. A. VIGO TRASANCOS, Ferrol y las defensas

[…], op. cit., pp. 76-101, y R. RÍOS LÓPEZ, Secuencia constructiva del arsenal de Ferrol en el siglo

XVIII, Máster en Rehabilitación Arquitectónica, Universidad da Coruña, 2013, p. 13.

http://hdl.handle.net/2183/11723. [Consultado el 4/5/2017]. 74

AGS, SMA, 173, Cornejo a Patiño, 2 de diciembre de 1732. En A Graña trabajaban 50 canteros y 90

peones, y en el castillo 75 canteros y 62 peones. 75

AGS, SMA, 173, Cornejo a Patiño, Ferrol, 3 de agosto de 1733. 76

Con motivo de la movilización naval para las campañas de Italia (1731) y Orán (1732) se emitieron

reales órdenes dividiendo el conjunto de la flota por primera vez en tres escuadras, adscritas

respectivamente a cada Departamento y portando los navíos banderas distintas para distinguirlos. Son las

RR.OO de 22 de agosto de 1731 y 20 de enero de 1732, citadas en C. PÉREZ FERNÁNDEZ-

TURÉGANO, Patiño y las reformas […], op. cit, p.116.

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el paquebote San Diego. La previsión era que el número de navíos aumentara en el

futuro, por lo que era imprescindible habilitar viviendas e infraestructuras para alojar a

los componentes de las dotaciones y tripulaciones. Por este motivo, propuso a Patiño

que los ingenieros proyectaran un trazado urbano “a la moderna” para Ferrol, antes de

que el creciente flujo de marinos y habitantes crease un crecimiento urbano

desordenado. Hay que tener en cuenta, que los oficiales destinados en los buques se

habían visto en la necesidad de alojarse lejos de Ferrol durante las invernadas por falta

de casas77

. Dadas las condiciones climáticas con frecuentes y abundantes lluvias,

Cornejo formuló que todas las casas estuvieran unidas unas a otras por portales,

siguiendo la fisonomía de algunas villas gallegas78

. Para facilitar la circulación, sugirió

que las calles tuvieron un ancho de 10 varas entre las dos aceras (8,359 metros), de

modo que pudieran circular dos carros en direcciones opuestas y hacer el giro. También

llamó la atención de la importancia de conectar ambas villas portuarias con las tierras

del interior, haciendo transitables los caminos para facilitar los abastos con carros. Para

fomentar el crecimiento demográfico y económico de Ferrol, propuso dejar la villa libre

de derechos por lo menos durante diez años79

.

A las pocas semanas de su primera carta, sin esperar la respuesta del ministro,

Cornejo volvió a escribirle, insistiendo en que aprobara cuanto antes sus propuestas, y

añadiendo algunas nuevas ideas, como la de dejar el gobierno de la villa en manos del

intendente del reino de Galicia, o en las del intendente de Marina del Departamento.

Consideraba importante nombrar cuanto antes a “hombres de representación y

conducta” para la administración de la Justicia ordinaria, que controlaran la

construcción de casas y, sobre todo, los abastos y su distribución. Fomentar la

producción local de alimentos era un tema que le tenía “impaciente en extremo”, porque

no conseguía convencer a los gallegos ni siquiera para “plantar una lechuga”. Según

Cornejo, “cerrados en su torpeza y pusilanimidad, sin hacer ni dejar hacer a otros” no

veían la utilidad de fomentar la agricultura80

. Además de fomentar la agricultura,

Cornejo consideraba extremadamente necesario y urgente empezar a plantar robles,

pinos, hayas, alisos y álamos blancos y negros para provisión del futuro arsenal y para

disponer de leña y carbón.

Antes de su nombramiento como comandante general del Departamento,

Patiño había enviado al teniente de fragata José de Reymir para analizar la posibilidad

de poder abastecer de productor agrarios y maderas el futuro arsenal, Reymir había

quedado admirado del potencial del puerto ferrolano y del territorio que lo circundaba,

pero tampoco había podido adelantar nada por la resistencia de los lugareños. Patiño

trasladó todas las propuestas de Cornejo al Consejo de Castilla para su dictamen, antes

de tomar una decisión.

En enero de 1733 el rey ordenó el armamento de la escuadra de Ferrol para

pasar a Cádiz e incorporarse allí a la que debía operar en el Mediterráneo al mando del

77

AGS, SMA, 430. Cornejo a Patiño, 13 de enero de 1733. AGS, SMA, 173, Cornejo a Patiño, 3 de

agosto de 1733. 78

A. VIGO TRASANCOS, Arquitectura y urbanismo en el Ferrol del siglo XVIII, Vigo, Colegio Oficial

de Arquitectos de Galicia, 1985, p.18. 79

AGS, SMA, 173, Cornejo a Patiño, Ferrol, 18 de noviembre de 1732. 80

Ibídem, Cornejo a Patiño, Ferrol, 2 de diciembre de 1732.

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teniente general Antonio Serrano81

. El objetivo de esta nueva campaña era continuar

con la hostilización a los argelinos que habían llevado a cabo las escuadras de Domingo

Justiniani y Blas Lezo después de la toma de Orán y bombardear la plaza de Argel, pero

la muerte del rey de Polonia en febrero dirigió el rumbo de la guerra hacia Italia82

. Con

el precedente del armamento de la escuadra ferrolana de 1731 para las campañas de

Italia y Orán, este nuevo armamento se llevó a cabo con toda normalidad. Como en

1731, el aparejamiento de los buques se retrasó unas semanas, porque hubo que

movilizar marineros, artillería, balería y fusiles de Vizcaya y Santander y faltaron

algunos oficiales que se incorporaron desde Cádiz83

. En cualquier caso, esta actividad

naval denota que el Departamento, a pesar de sus carencias iniciales, funcionaba con

toda normalidad.

Por real decreto de 21 septiembre de 1733 el Consejo aprobó la incorporación

de Ferrol y A Graña a la Corona por compra al conde de Lemos por una recompensa de

3.401 reales, cantidad correspondiente a las rentas anuales de ambas villas84

. El 15 de

octubre el corregidor de La Coruña tomo posesión en nombre del rey, sin poder

nombrar alcalde de realengo para ejercer la jurisdicción ordinaria por falta de “hombre

de representación”, dejando al que había, Francisco López Ferreiro, hasta que la Cámara

de Castilla propusiese al rey, por la vía de Marina, un letrado para ejercer la vara

conjuntamente de ambas villas85

. En 1735 a propuesta de la Cámara el rey designó

como “alcalde mayor letrado” al abogado de la Audiencia José Benito de Figueroa, a

quien también encomendó de la Auditoría de Marina del Departamento86

.

Cuando Cornejo confirmó la toma de posesión de las villas a Patiño, insistió

sobre lo mucho que convenía “la atención a dirigir, gobernar y plantear lo político y

civil en estos contornos para las providencias y abastos, no solo de este Departamento,

sino también de La Coruña”, que era sede de la Audiencia, de la Intendencia y de la

Capitanía General. Argumentaba su petición con el hecho de no existir todavía asientos

que garantizaran el aprovisionamiento. Y citaba el ejemplo de los recientes abastos de

trigo, realizados de forma fortuita y a precios muy elevados, gracias a que el factor,

Bernardo Moller, lo había podido comprar a naves francesas que entraron

“accidentalmente” en los puertos de La Coruña o Vigo, a instancias de Bernardino

Freire y de él mismo. Sin duda, le preocupaba que la ausencia de un suministro regular

81

AGS, SMA, 430. Ferrol, 13 de enero de 1733, Cornejo a Patiño. AGS, SMA, 59, Sevilla, 25 de marzo

de 1733, Patiño a Cornejo. 82

M. BAUDOT MONROY, La defensa del Imperio. Julián de Arriaga en la Armada (1700-1754),

Madrid, Ministerio de Defensa – Cátedra de Historia Naval, Universidad de Murcia, 2012, pp. 235-237.

Sobre el armamento de la escuadra de Ferrol, A. GONZÁLEZ ENCISO, “La escuadra de Ferrol, 1733”,

en M. BAUDOT MONROY (ed.), El Estado en guerra. Expediciones navales españolas en el siglo

XVIII, Madrid, Polifemo, 2014, pp. 25-59. Del mismo autor, “La Marina a la conquista de Italia (1733-

1735)”, Revista de Historia Naval, Cuaderno monográfico 69, 2014, p. 15. 83

AGS, SMA, 59. Patiño a Cornejo y Freire, adjuntando las patentes de los nombramientos de los

oficiales, Sevilla, 21 de marzo de 1733. 84

AGS, SMA, 173, Madrid, 21 de septiembre de 1734 y Madrid, 4 de noviembre de 1734, "El Consejo da

cuenta". Sobre esta cuestión véase, J. BURGOA FERNÁNDEZ, C. de ARACIL RODRÍGUEZ, Ferrol.

La Historia y los símbolos de la ciudad ilustrada, Ferrol, Visión Libros, 2012, pp. 151, 157-180. 85

AGS, SMA, 173. Nota en el expediente de incorporación de 7 de junio de 1734. 86

BARREIRO MALLÓN, B., "Organización administrativa de Ferrol y su comarca a fines del Antiguo

Régimen", Obradoiro de Historia Moderna, 5, 1996, pp. 69-94. M. LÓPEZ DÍAZ, "Corregimientos y

corregidores de Galicia (1700-1759): elementos para una panorámica general", en M. LÓPEZ DÍAZ,

Galicia y la instauración de la Monarquía borbónica, Madrid, Sílex, 2016, pp. 123-167.

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fuera causa de retrasos en el suministro de las raciones de Armada comprometidas por

el asentista Miguel Arízcun87

.

Cornejo excusaba su intromisión en asuntos que correspondían a los

intendentes, porque éstos, según decía, no se ocupaban, y clamaba a Patiño para que

enviara a José del Campillo (“porque como él no le hay en la Marina”) durante tres

años, para organizar las cuestiones relacionadas con la logística departamental y

establecer los asientos necesarios con la Administración para asegurar el

aprovisionamiento no solo del Departamento, sino del Reino88

. Los argumentos de

Cornejo coincidían con la política promovida por Patiño desde 1730 de fomentar la

administración directa para los suministros del Ejército y de la Armada, prescindiendo

todo lo posible de los asentistas privados, convirtiendo a los intendentes en los

responsables del aprovisionamiento. Esta política centralizadora funcionó bien para el

Ejército hasta 1739, pero no para la Armada, que siguió contratando con Arízcun por la

complejidad de las raciones de Armada y porque ofreció un precio muy competitivo89

.

A principios de 1736, durante la guerra contra Portugal por la colonia de

Sacramento (1735-1737)90

, Patiño ordenó a Cornejo armar con el mayor sigilo la fragata

de 42 cañones El Javier. Su comandante, el capitán de fragata Francisco Lastarría,

llevaba instrucciones para el gobernador de Buenos Aires, Miguel de Salcedo, y órdenes

de incorporarse a la escuadra de Nicolás Giraldin91

, encargada de atacar Sacramento. Se

eligió el puerto de Ferrol porque facilitaba el armamento de buques de una manera

mucho más discreta que la bahía gaditana, donde los numerosos mercantes extranjeros

enseguida percibían el movimiento que generaba el armamento de buques. Y en este

caso se trataba de evitar que portugueses e ingleses supieran anticipadamente del envío

de refuerzos. El propio Cornejo no podía estar más de acuerdo con la decisión de

Patiño: “siendo este puerto el que juzgo más apto para tales comisiones…”92

. Cornejo

personalmente redactó la instrucción secreta que debía llevar Lastarría para “su

gobierno” durante la campaña y las derrotas, que acompañó de un plano de la costa

comprendida entre Río de la Plata y Trinidad de Buenos Aires alzado por él, con sus

latitudes, longitudes, rumbos, distancias, fondos y de otro con un perfil del paisaje con

sus montes y señales geográficas más destacadas para facilitar la orientación desde el

mar. Un trabajo que le llevó veinticuatro días, y que consideró necesario para mantener

el secreto del destino de la fragata y porque en Ferrol no había “ni oficial de guerra, ni

piloto” capaz de redactar el derrotero y alzar los mapas correspondientes. Precisamente

por este motivo y por su “cortedad de vista”, compresible a sus 61 años, pidió a Patiño

la creación del cargo de piloto de la Armada para Ferrol. Sugirió al ministro el

nombramiento de Domingo Pérez, con quien había navegado y que había sido maestro

del Seminario de San Telmo sevillano. Entre las responsabilidades del futuro director de

87

R. TORRES SÁNCHEZ, "Los navarros en la provisión de víveres a la Armada en el siglo XVIII", en

R. TORRES SÁNCHEZ (ed.), Volver a la "hora navarra". La contribución navarra a la construcción de

la Monarquía española en el siglo XVIII, Pamplona, Eunsa, 2010, pp. 213-262. 88

AGS, SMA, 173. Cornejo a Patiño, Ferrol, 20 de octubre de 1733. 89

R. TORRES SANCHEZ, “Los navarros […]”, op. cit., pp. 244-245. 90

A. BETHECOURT MASSIEU, Relaciones de España […], op. cit, pp. 379-398, y D.TÉLLEZ

ALARCIA, La manzana de la discordia: historia de la colonia de Sacramento desde la fundación

portuguesa harta la conquista definitiva por los españoles, (1677.1777), Rubeo, 2008. 91

La documentación sobre el apresto de la escuadra de Giraldin en AGS, SMA, 393, docs. 482-535. El

diario de la expedición redactado por Giraldin sobre la expedición a Buenos Aires disponible en:

http://bibliotecadigital.rah.es/dgbrah/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=1005987 92

AGS, SMA, 59. Cornejo a Patiño, Ferrol, 13 de septiembre de 1736.

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pilotos de Ferrol estaba la de examinar a los candidatos a un puesto como piloto de la

Armada, y la de fabricar ballestillas, cuadrantes y reglas de madera con primor y

exactitud. También debía mantener en perfecto estado las agujas náuticas, las

ampolletas, los carreteles y las correderas. Patiño aprobó la solicitud de Cornejo casi a

vuelta de correo, pidiéndole que propusiera el título y el sueldo. Teniendo en cuenta la

gran responsabilidad adjunta al cargo, Cornejo sugirió que se le nombrara "Director de

Pilotos", que se le otorgara el grado de capitán de fragata para que los oficiales le

respetaran, y que se le pagara un sueldo de 75 escudos mensuales, más 25 para un

dibujante, porque en Ferrol “cuesta más que en Cádiz todo lo necesario para la vida,

excepto la carne”93

. Domingo Pérez se mostró sumamente agradecido por el

nombramiento, quedando incorporado al cargo en abril de 173794

.

Con motivo de las movilizaciones navales de 1731 (traslado del infante don

Carlos a Italia y reconquista de Orán) y 1733 (campaña de Italia) habían faltado

oficiales para formar las dotaciones de la escuadra de Ferrol. En previsión de completar

de forma permanente el número de oficiales destinados en el Departamento, en febrero

de 1735 Cornejo llamó la atención de Patiño sobre este hecho. Lo hizo recordándole una

conversación mantenida por ambos tiempo atrás, sobre la aversión de los oficiales de

Marina a ir destinados a Ferrol, y las artimañas a las que recurrían para evitarlo y

quedarse en Cádiz, donde había más posibilidades de embarcarse en campañas de corso

o en las flotas de Azogues y de la Carrera de Indias. Y cómo el propio Patiño entonces

sugirió que la solución era armar uno o dos de los navíos de Ferrol para escoltar las

flotas a América. Patiño se hizo eco del recordatorio de Cornejo y en mayo de 1736 le

ordenó que se armaran dos de los navíos de la dotación fija del Departamento de Ferrol,

el San Carlos y el San Fernando, para escoltar la flota de Azogues de ese año. Cornejo

agradeció a Patiño la medida, congratulándose, no solo porque iba a solucionar la

carencia de oficiales, sino porque contribuía a fomentar la actividad naval del

Departamento, y a facilitar que los matriculados gallegos regresaran a su tierra después

de desembarcar95

.

Cornejo permaneció en Ferrol hasta julio de 1737, cuando el marqués de

Torrenueva, sucesor de Patiño en la Secretaría de Marina, le comunicó que había sido

seleccionado por el rey junto al marqués de Mari y a Rodrigo Torres para formar la

Junta de generales de Marina encargada de regir el Almirantazgo96

. La nueva institución

había sido creada por Felipe V después de la muerte de Patiño para proporcionar al

infante don Felipe un cargo oficial representativo con sus correspondientes rentas. La

nueva institución asumió muchas de las funciones de la Secretaría de Marina, actuando

en paralelo, lo que generó una confusa duplicidad. No obstante, mientras funcionó el

Almirantazgo (1737-1742), su Junta rectora, con el marqués de la Ensenada, su

secretario, al frente, promovió importantes reformas en la Armada97

. Antes de marchar

93

Ibídem. 94

Ibídem. San Lorenzo el Real, 18 de noviembre de 1736, marqués de Torrenueva a Cornejo y a Freire.

Ibídem. Sevilla, 18 de diciembre de 1736, Domingo Antonio Pérez al marqués de Torrenueva. 95

AGS, SMA, 393, Cornejo a Patiño, Ferrol, 15 de febrero de 1735 y 28 de mayo de 1736. El trabajo de

referencia sobre las matrículas de mar es el de J. M. VÁZQUEZ LIJÓ, La Matrícula de Mar en la España

del siglo XVIII, Madrid, Ministerio de Defensa, 2007. 96

AGS, SMA, 59, Cornejo al marqués de Torrenueva, Ferrol 2 de julio de 1737. 97

A. de CEBALLOS-ESCALERA Y GIL, El Almirantazgo General de España e Indias en la Edad

Moderna: el infante don Felipe, el príncipe de la Paz y el infante don Antonio, Madrid, Real Academia de

la Mar, 2012, capítulo III.

Page 22: Francisco Cornejo, first commander of the Ferrol’s

TIEMPOS MODERNOS 36 (2018/1) ISSN:1699-7778

Francisco Cornejo, primer comandante... María Baudot Monroy

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hacia San Ildefonso nombró comandante interino del Departamento al capitán de fragata

Diego Lalande.

A partir de enero de 1740 Cornejo fue uno de los miembros y vocal de la Junta

de Hacienda y Baldíos, y desde mayo de 1742 también decano del Consejo de Guerra

hasta su muerte en agosto de 1759. Es significativo, que el marqués de la Ensenada

contara con él en las Juntas consultivas que creó, después de su nombramiento como

ministro en 1743, para diseñar la política naval y la política colonial. La pertenencia de

Cornejo a los Consejos y Juntas mencionadas le obligó a emitir muchos dictámenes, que

están esperando ser estudiados.

Reflexión final

Se puede decir que Cornejo supo aprovechar las oportunidades que le brindó la

vida y que tuvo mucha suerte al sobrevivir, habiendo estado expuesto en primera línea

de batalla. Sin duda, fue un hombre valiente y despierto, que a través de la intensa

actividad desarrollada, tanto en su etapa en el Ejército, como posteriormente en la

Marina, supo acumular valiosas experiencias y enseñanzas que le permitieron ejecutar

con éxito cada nueva comisión que le fue encomendada. Un buen ejemplo es que,

durante su etapa como infante de Marina a finales del siglo XVII, aprendiera no solo

navegación, sino a montar un buque de guerra y a ejercer el mando de una escuadra. Su

pericia para sacar los Galeones de Portobello y llevarlos a Cádiz con el tesoro, evitando

en condiciones extremas ser apresados por las escuadras inglesas que los acechaban, le

valió el reconocimiento del rey, que lo llamó a la Corte para conocerlo. Patiño vio sus

capacidades y las puso en juego para echar a andar el Departamento marítimo del Norte.

Cornejo no fue a Ferrol con un programa detallado de medidas diseñado por Patiño para

ponerlas en marcha. Sabemos que verbalmente le habían dado algunas instrucciones,

pero fue Cornejo, quien, en función de las necesidades que fueron surgiendo en su

gestión al levantar el Departamento naval, fue elaborando iniciativas, que presentó al

ministro, quien las respaldó, ordenando su ejecución. Muerto Patiño, Felipe V lo

encumbró a la Junta del Almirantazgo la nueva institución que regía la política naval, y

no por antigüedad. El rey quiso contar con los marinos que mayores servicios le habían

prestado hasta entonces, entre ellos estaba Francisco Cornejo.