jiberced orgapo äe su veperable oräep cercera y … virtual/publicaziones... · cristo nuestro...

17
jiberced Orgapo äe su Veperable Oräep Cercera y (ofraäías Dirección y Administración: Silva, 25.—Madrid (12).— Teléfono 12803 15 DE SEPTIEMBRE DE 1935 «(> NUM. 9 S 13 M .A.. P. 10 La nota mariana en la Orden de la Merced, por M. Michel Even.—El V. Fr. Alonso de Arequipa, por Fr. Guillermo Vázquez. —Un niño ejemplar. Antonio Martínez de la Pedraza, por Fr. Antonio Silva. —.A Santa Trahamunda .de Poyo (poesía en gallego), por Fr. José S. Crespo.—Página Misional.—San Jerónimo (poesia), Lope de Vega.—Luz eléctrica sin cables?, por V.—Notas de la Vida Católica, por X. —Por las Rías altas de Galicia, por Fr. G. V. Radiograma por Vján.—Nyvt .icias.—Necrologia.—Bibliografía. LA NOTA MARIANA EN LA ORDEN DE LA MERCED En un reciente artículo sobre «Ei lugar que la Santísima Virgen debe ocupar en nuestra vida cristiana» (1) recordába- mos la necesidad que cada uno de nos- otros tiene de conocer la doctrina maria- na, para cimentar sólidamente la verda- dera devoción a Nuestra Señora. Para ello exponíamos una vez más los principios fundamentales y tradicionales de la Iglesia, y añadíamos un breve re- sumen de la doctrina, que poco a poco se va haciendo común, del Beato Griñón de Montfort. Este gran misionero es eco fiel de la tradición católica, estudiada muy a fondo. Una de sus fuentes principales es el opúsculo titulado La santa esclavitud de la admirable Madre de Dios, por el santo arcediano de Evreux, Boudon. Esta idea de la esclavitud mariana no (1) LA MERCED de 195, pg. 97. constituía una novedad en la Iglesia, pues era popular en España, donde el P. Bartolomé de los Ríos, agustino, y otros que ahora veremos, se hicieron apestóles de esa forma de servidumbre desde principios del siglo XVI. Esta doctrina de la esclavitud mariana es tradicional particularmente en la Or- den de la Merced. He aquí lo que acerca de ello dice el P. Nazario Pérez, S. J., en su opúsculo: La Esclavitud de Nuestra Señora según los autores ascéticos y místicos españoles (1929): Por fin, las otras Ordenes religiosas y especialmen- te la de la Merced y la Compañía de Je- sús, con sus Congregaciones marianas, propagaron esta devoción, con algunas variantes accidentales (p. 19). La idea de la Esclavitud de Nuestra Señora, entendida como una donación completa a María, como un acto de 257 —

Upload: hakhanh

Post on 07-Oct-2018

215 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

jibercedOrgapo äe su Veperable Oräep

Cercera y (ofraäías

Dirección y Administración:Silva, 25.—Madrid (12).— Teléfono 12803

15 DE SEPTIEMBRE DE 1935 «(> NUM. 9

S 13 M .A.. P. 10La nota mariana en la Orden de la Merced, por M. Michel Even.—El V. Fr. Alonso de

Arequipa, por Fr. Guillermo Vázquez. —Un niño ejemplar. Antonio Martínez de la Pedraza,por Fr. Antonio Silva. —.A Santa Trahamunda .de Poyo (poesía en gallego), por Fr. JoséS. Crespo.—Página Misional.—San Jerónimo (poesia), Lope de Vega.—Luz eléctrica sincables?, por V.—Notas de la Vida Católica, por X. —Por las Rías altas de Galicia, por Fr. G. V.Radiograma por Vján.—Nyvt.icias.—Necrologia.—Bibliografía.

LA NOTA MARIANA EN LA ORDENDE LA MERCED

En un reciente artículo sobre «Ei lugarque la Santísima Virgen debe ocupar ennuestra vida cristiana» (1) recordába-mos la necesidad que cada uno de nos-otros tiene de conocer la doctrina maria-na, para cimentar sólidamente la verda-dera devoción a Nuestra Señora.

Para ello exponíamos una vez más losprincipios fundamentales y tradicionalesde la Iglesia, y añadíamos un breve re-sumen de la doctrina, que poco a poco seva haciendo común, del Beato Griñón deMontfort. Este gran misionero es eco fielde la tradición católica, estudiada muy afondo. Una de sus fuentes principales esel opúsculo titulado La santa esclavitudde la admirable Madre de Dios, por elsanto arcediano de Evreux, Boudon.

Esta idea de la esclavitud mariana no

(1) LA MERCED de 195, pg. 97.

constituía una novedad en la Iglesia,pues era popular en España, donde elP. Bartolomé de los Ríos, agustino, yotros que ahora veremos, se hicieronapestóles de esa forma de servidumbredesde principios del siglo XVI.

Esta doctrina de la esclavitud marianaes tradicional particularmente en la Or-den de la Merced. He aquí lo que acercade ello dice el P. Nazario Pérez, S. J., ensu opúsculo: La Esclavitud de NuestraSeñora según los autores ascéticos ymísticos españoles (1929): Por fin, lasotras Ordenes religiosas y especialmen-te la de la Merced y la Compañía de Je-sús, con sus Congregaciones marianas,propagaron esta devoción, con algunasvariantes accidentales (p. 19).

La idea de la Esclavitud de NuestraSeñora, entendida como una donacióncompleta a María, como un acto de

— 257 —

NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED, de V. L.Representa esta imagen a Nuestra Madre sentada y presidiendo el coro, como está mandado en las

Constituciones, pues la primera silla es para ella.

— 259 —

abandono entero a la Santísima Virgen,es muy antigua en España.

Una de las Congregaciones más céle-bres de Madrid era la de Esclavos deNuestra Señora de los Remedios, fun-dada en el convento de la Merced en1610 por el P. Juan Villoria, y a cuyofrente se puso, a su llegada a España, laprincesa Isabel de Francia, hija de Enri-que IV, con su esposo el Príncipe de As-turias, luego Felipe IV (1).

Poco menos importante era la Escla-vitud de Nuestra Señora de la Merced,establecida en el convento de Sevilla,cuyos Estatutos hizo en 1615 el P. FrayPedro de la Serna.

Pero a este fondo común de una per-fecta devoción a María, el espíritu ma-

riano mercedario puede y debe añadiralguna cosa especial y personal. Cadafamilia religiosa tiene su nota particularen el concierto universal de alabanzas ala Santísima Virgen, en la práctica de lafidelidad a la Reina de todos.

Esta diversidad es lo que constituyeel encanto de la Iglesia. La belleza deljardín depende de su variedad, dice SanFrancisco de Sales. Hay que evitar eloponer una devoción a otra, una muestrade amor filial a otra. Tal estrechez deespíritu nos conduciría a extremos ri-dículos y absurdos.

Por esto tenemos el derecho y aun eldeber de investigar cuál es el espírituparticular y la tradición de cada Ordenreligiosa. Por lo que toca a la Merced,parece que la Santísima Virgen esperade esta Orden (que ella misma fundó)alguna cosa especial. Veamos en quéconsiste:

En un documento extraordinariamentecurioso, el General, venerable Natal Ga-ver (en 1445), escribe a su discípulo Fray

(1) Remón, Fr. Alonso: Historia de Nuestra Señorade los Remedios. Madrid, 1617.

Bartolomé Ledo, contestando a ciertascríticas:

«No hay que extrañarse de las contra-dicciones que padece la Orden, puesCristo y su Iglesia y los santos, han pa-decido todo eso. Hijo queridísimo: nos-otros hacemos todo lo que hacen losdemás religiosos, y además de eso, conlas limosnas de los fieles, libramos anuestros prójimos de manos de los ene-migos de la fe».

«Y si otros religiosos predican, tam-bién nosotros predicamos; y si ellos ce-lebran los divinos oficios, también nos-otros los celebramos; y si ellos alaban aDios con el canto y la salmodia, esomismo hacemos nosotros; y si ellos tie-nen manos, lengua, pies y cabeza, tam-bién nosotros las tenemos; si otros sonletrados, también entre nosotros haymuchos semejantes; y si a ellos, porquesirven a Dios y hacen las cosas dichas,les dan limosnas, también a nosotros; ysi a ellos, porque prestan servicios espi-rituales al pueblo, éste les provee de lotemporal, también a nosotros, porquesomos semejantes a ellos y ejercitamosiguales ministerios; y además de eso,realizamos aquella santísima obra queCristo Nuestro Señor y Salvador llevóal cabo, siguiendo nosotros sus pisa-das),

cY por eso te dije antes que los frailesde la Orden de la bienaventurada Virgende la Merced, conviene que sean letra-dos y necesitan más de la sabiduría ydel estudio de varias ciencias, pues tie-nen que tratar con los enemigos de la fe,y cuando están entre ellos, defendernuestra fe y disputar con ellos y dar ra-zón de lo que creemos si son pregunta-dos por los malditos sarracenos, comosucede con muchísima frecuencia».

«Y si ven que algún cristiano quiereapostatar de la fe entre ellos, es necesa-rio que nuestros frailes sean hombres

— 258 —

capaces de decirles palabras salvadoras sacrificio con dar la vida por sus her-

y apartarles de tal propósito». manos.La Orden de la Merced está llamada, Que la Orden de la Merced haya sido

por tanto, desde su fundación, a hacer lo fundada por la Santísima Virgen, es unaque hacen las demás Ordenes, y así lo tradición que se remonta a su origen yhizo desde su origen, pero a los tres que no puede seriamente ser discutida.votos comunes de religión añade el Las discusiones han confirmado el hechocuarto de redención, por el cual el rel- de la aparición a San Pedro Nolasco elgioso de la Orden debe estar pronto, no 1.° de agosto de 1218.sólo para ir a redimir cautivos, sino El citado P. Natal Gaver, en su deli-también a dar su vida para librar el alma cioso opúsculo Espejo de los frailes dedel cautivo, en peligro de apostasía. la bienaventurada Madre de Dios María

He aquí en qué términos, sublimes por de la Misericordia de la redención desu sencillez, lo exponen las primeras cautivos, refiere con un candor y encan-Constituciones de la Orden: «Alegre- to incomparable la aparición de la Santí-mente los frailes de la Orden estarán sima Virgen:prontos en todo tiempo para dar su «Esta Orden santísima y cristianísimavida como Jesucristo la dió por nos- tuvo su principio en una revelación divi-otros» (1). na, comunicada por la Santísima Virgen

Pero si la Orden tiene como fin princi- María, en la forma que sigue:pal rescatar cautivos cristianos, y esa es «En el año del Señor de 1218, en lassu característica, también es verdad que calendas de agosto, a saber el día pri-desde su origen aplicó todos los medios mero del mes, en el ario VII del pontifi-de acción del ministerio ordinario: así cado del señor Papa Inocencioejercitó las armas contra los infieles, «Como el devotísimo varón Pedro decomo orden militar que era, y la hospi- Nolasco, de Mas-Saintes-Puelles, en latalidad, y el culto divino, y la vida de diócesis de San Papoul, domiciliado enapostolado, ministerios complementa- Barcelona, se hubiese ofrecido a Dios,nos, pero sustanciales y esenciales de ejercitándose por largo tiempo en obrassu institución, de misericordia, principalmente en la re-

Todo esto se halla confirmado por dención de cautivos, rogando a Dios condocumentos indiscutibles, recientemente mucho fervor le manifestara si su em-exhumados, que ha sido preciso buscar presa le era grata y merecedora de viday publicar para responder a determina- eterna, Dios quiso confortarle e instruir-das polémicas, que esta documentación le de su voluntad, por medio de la Madreha enterrado. de Nuestro Señor Jesucristo».

De ella resulta que la Orden es serne- «Y son de notar las palabras que lajante a las demás en su vida religiosa Santísima Virgen dijo al santo varónesencial, a la que añade dos notas ma- cuando le apareció: Dios Padre, Hijo ynanas: una como fundada por la Santí- Espíritu Santo, llevado de su gran mise-sima Virgen y otra personal, que nace ricordia y del amor que tiene al génerodel ministerio de la redención, y es: humano, quiso fundar y establecer una

un llamamiento a la caridad heroica, Orden que se llamara de Santa María de

llegando al extremo de abnegación y la Merced, de la redención de cautivos,a fin de que los frailes en ella profesos,

(1) Constituciones promulgadas en 1272. El originalen la fe de Jesucristo y siguiendo suen lengua catalana o lemosina.

— 260 —

ejemplo, así como El visitó el limbo y pues Nuestro Señor dijo que nadie lasacó a los que allí estaban detenidos, así tiene mayor que el que da la vida por susellos visiten a los cristianos cautivos en amigos. ¡Con razón se admiraba Pedropoder de los infieles, dándose a sí mis- Nolasco de ser él, pobre criatura, llama-mos en precio, para que en el día del do a tan árdua misión!juicio merezcan oir la palabra: Venid, La esclavitud material ha desaparecidobenditos de mi padre, a recibir el reino felizmente, pero la caridad heroica, ins-que os está preparado desde el principio pirada y exigida por la Santísima Vir-del mundo». gen, encuentra ahora, como antaño,

«Pero el Santo, como varón prudente, campo vastísimo donde ejercitarse.respondió: ¿Quién eres tú que me acon- ¡Cuántas miserias físicas y morales quesejas una obra de tan excelsa caridad, remediar, cuántas lágrimas que enjugar,acepta a Dios y meritoria para mí, indig- cuántas apostasías que prevenir y evi-no siervo tuyo?» tar!

«Síguese la respuesta que la Madre de Una nueva esclavitud brutal, la delDios, María, dió al santo varón: —Yo materialismo y comunismo, amenaza alsoy María». pueblo cristiano. Las almas, por el olvi-

«Y el santo varón exclamó: —Oh Vir- do del Evangelio, caen en esa nuevagen María, madre de gracia, madre de cautividad horrenda, que ha de ser com-misericordia, ¿quién me creerá?» batida con absoluta abnegación por los

«Y entonces la Virgen dijo al santo hijos de la Merced, religiosos y seglares.varón: —No temas nada, pues la volun- Sin duda, el sacrificarse por los demástad de Dios es que esa Orden se funde continuamente, exige una mortificaciónen mi honor, aunque será objeto de gran- activa, práctica y agotadora. Pero justa-des contradicciones». mente la unión íntima con María y las

«Y dicho esto, la Madre de Dios des- gracias que Ella nos procura, facilitanapareció». ese esfuerzo. ¿Qué no haremos para

No hemos podido resistir a la tenta- rescatar esas almas pagadas con la san-ción de traducir casi textualmente la re- gre de su Hijo benditísimo?lación del santo General Gaver. Su libro El llamamiento de la Virgen a su Or-es como las Florecitas de esta fa- den y a cuantos viven del espíritu demilia religiosa. Es lamentable que los ésta, no puede ser realizado sino pormercedarios hayan tardado tanto en pu- almas verdaderamente generosas.blicar recuerdos tan encantadores; sólo Nadie debe retroceder ante ese llama-la pereza nacional, el exceso de trabajo y miento y sus consecuencias, sino quela pobreza de la Orden, explican esta falta. «alegremente los hermanos de esta Or-

Esa relación fija el origen mariano de den estarán prontos en todo tiempo ala Orden que, como fundada por la San- dar la vida, si es necesario, como Jesu-tísima Virgen, vive enteramente dedicada cristo diö la suya por nosotros».a Ella.

MICHEL EVENPero además el rnercedario, como ca-Misionero apostólico, Terciarioballero de María, le debe un servicio es-

de la Merced.pecial, que exige la más alta caridad, Paris.

4

— 261

Santoral Mercedario

El Venerable Fr. Alonso de Arequipa t en 1569

torio, con la imagen del Señor, que elcronista Vargas entendió ser en el pasodel Eccehomo, pero que probablementeera en el de la sentencia, tan veneradohasta nuestros días en una capilla de laiglesia (1).

En aquel retiro solía Fr. Alonso tomarfuertes disciplinas, meditando en losazotes del Señor y en la vergüenza que

dulces coloquios con María pasaba no-ches enteras.

Su cama era una sencilla tarima, enque muchas veces ni se acostaba siquie-ra, contentándose con reposar sentadoen ella y arrimado el tronco a la pared.Dominaba la sensualidad con admirableabstinencia de comida y bebida, sin pro-bar el vino.

Nuestro gran cronista Fr. Gabriel Té-llez dedica unas páginas a este ' Vene-rable fraile lego, que entre las ignoran-rancias sabias de su profesión humilde,supo aventajarse a las estimaciones pre-sumidas de los más letrados; llamóseeste siervo de Dios Fray Alonso, y demanera se desapropió de todo lo terrenoque aun no quiso quedarse con el sobre-nombre y apellido; a lo menos no nos lodejaron escrito los que apuntaron, hartocortamente, las hazañas de su espiritualmilicia» (1).

En efecto, las informaciones que sehicieron a raíz de su muerte no le llamansino Fray Alonso, pues con sólo esenombre era conocido y venerado por losvecinos de Arequipa, ciudad ya enton-ces importante en el Perú, aunque no sehabía especializado en levantar y derri-bar presidentes, como en nuestrosdías.

Nuestro convento se fundó a la llega-da de los españoles, y los religiososfueron levantando con grande esfuerzouna hermosa iglesia con su órgano,antes que tuvieran casa donde vivir conalguna comodidad. Eran siete frailes en1570 con su Comendador Fr. MiguelMoreno, y vivían con gran pobrezay edificación de los fieles e indios,según la información que entonces sehizo (2),

(1) Historia General de la Merced, II, 25.(2) Barriga, Víctor M.: Los Mercedarios en e/ Perú,

pägina 177. Roma, 1933.

En ese convento había tomado el há-bito nuestro humilde lego y allí se santi-ficó en múltiples actividades, aunque laprincipal era la de sacristán, pues eraquizá el único lego de la casa.

Mientras limpiaba las cruces e imáge-nes se entretenía en fervorosos afectos,que manifestaba con besos a los piesdel Salvador y de los santos. Barríatambién la pobre residencia, y los ratosque hallaba libres los dedicaba a la ora-ción, viéndosele con frecuencia arroba-do e insensible a todo lo exterior, hastael punto de que ni pinchándolo con alfi-leres lo hacían volver en sí.

Era hombre bastante culto y, dada lapenuria de sacerdotes para la conver-sión de los indios, propusieron los su-periores a Fr. Alonso que se ordenara(tentación grave para muchos hermanoslegos), pero él la rechazó siempre enér-gicamente diciendo: para lego entré eneste convento, lego soy y lego esperomorir.

Desempeñaba también el oficio de co-cinero y, mientras trabajaba, tenía porcostumbre tararear algún canto en ho-nor de la Santísima Virgen, que sirvierade excitante a su fervor y de recreo asus fatigados músculos.

En los ratos libres sacaba una cruzdel pecho y se postraba ante ella, medi-tando con lágrimas la pasión del Señor.Así lo comprobaron muchos curiososobservándole por los agujeros de lacocina.

En la huerta había construido un ora-

Cuadro del Señor de la Sentencia, veneradoen la Merced de Arequipa.

pasó por nosotros, desnudo ante aquelpueblo soez, llorando nuestro lego amar-gamente los pecados de los hombres yazotándose sin cesar hasta que rendidocaía en tierra desnudo.

Alguna vez le encontraron en esa si-tuación los demás religiosos, que lo lle-varon a la enfermería.

Había colocado también en la capillauna imagen de la Santísima Virgen, paracuya lámpara le daban aceite sus devo-tos, aunque era muy caro en el Perú; en

(1) Vargas, Fr. Bernardo: Chronica Ord. de Merce-de, I, 434. Palermo, 1618.

Comenzó a extenderse la fama de suvirtud, por lo que salían los vecinos deambos sexos a saludarle y besarle lamano y aun los pies, cuando pasaba porla calle, con gran confusión y vergüenzadel siervo de Dios.

Sucedió una vez que pasando FrayAlonso, cierta vecina envió un hijo suyopequeño a besarle la mano, con tan malafortuna que el niño fué atropellado y selo devolvieron medio muerto a su madre,que cayó desmayada al verle.

Vuelta luego en sí, tomó al niño enbrazos, pidiendo a gritos a Fr. Alonsoque lo sanase. Turbóse el siervo de Dios

4111n•n•11

— 263 —— 262 —

E UENM

NIN -

I Antonio Martínez de la PedrozaL3

8 agosto 1920-23 febrero 1929

y contestó que llamaran a un sacerdoteque lo bendijera, pues el era un pobrelego, idiota. Sin embargo, ante las lá-grimas de la madre, dijo a los circuns-tantes que pidiesen todos a Dios la saluddel niño, y poniéndose él también enoración quedó arrobado por un rato;cuando volvió en sí, vieron todos queel niño despertaba también como de unletargo, y se levantaba sano y bueno.

Fr. Alonso lo atribuyó todo a las lá-grimas de la madre y a las oraciones delos presentes. Con esto los españolesse animaron a más servir a Dios y losindios recién convertidos se confirmaronen la fe.

Cuentanse otros varios milagros deFray Alonso, obrados con la señal de laCruz, que fueron confirmados en la in-formación autentica hecha después de sumuerte.

Estando en buena salud, corno los re-ligiosos le dijesen: si vuestra merced nose disciplinase tanto, llegaría a la vejez,él les contestó que de todos modos mo-riría muy pronto. No lo creyeron, puesle veían sano y bastante fuerte, pero enefecto, cayó enfermo poco después yllegó a punto de muerte; con lo que todosentendieron había tenido revelación deello, aumentando la veneración en que letenían.

Aumento de velocidad en lostrenes

La línea férrea de Berlín a Hamburgoes una de las más antiguas, data del1846. La velocidad por hora ha ido cre-ciendo en esta forma: 37'7 kilómetros en1851; 43'9 en 1860; 45'80 en 1870; 57'3 en1880; 63'9 en 1890; 78'7 en 1900; 88'7 en1914; 96'1 en 1932, y 124'7 en 1935. Haceochenta años, el recorrido Berlín-Ham-burgo, llevaba ocho horas y inedia, hoylo hace en solas dos horas y dieciochominutos. WEIS

Fue tal ¿1 concurso para ver su cadá-ver, que estuvo expuesto veinte horas,sin poderío sepultar y exhalando un sua-ve olor.

Noticioso de ello el Ordinario prohibióa nuestros frailes que lo enterraran sinque él lo hubiera examinado; y en efecto,se trasladó el Vicario a nuestra iglesiacon algunos canónigos y otras personaseclesiásticas.

Mandó cerrar las puertas y conducir elcadáver a una capilla y lavarlo, paracomprobar si cesaba el olor, pero éstese difundió más y más por toda la igle-sia, por lo cual el Vicario exclamó: Estoes obra del Señor y es admirable a nues-tros ojos.

El mismo Vicario tomó la iniciativa dela información que se hizo de la vida,virtudes y milagros atribuidos a FrayAlonso, de la que inserta un extracto elcitado P. Vargas, en su Crónica impre-sa en 1618.

La provincia del Cuzco, la más ricade la Orden, fue quizá la que menos hizopor la glorificación de sus hijos. El ilus-tre visitador P. Víctor M. Barriga, hijode Arequipa, ha comenzado a subsanaresa falta y sin duda renovará la memoriade Fr. Alonso.

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ

La caja o la fajaFrase de Prim a los amotinados bar-

celoneses que al ver que trataba de re-primir una rebelión popular, se decían:Este lo que busca es la faja (de general).Y Prim, lanzándose contra ellos en brio-so caballo, les contestó: La caja o lafaja; es decir, o la caja como muerto, ola faja de general corno vencedor. Ganóentonces la faja, más tarde en la calle delTurco, en Madrid, le dieron la caja.

Ciertamente, en ningún tiempo fué tannecesario poner a la vista y consideraciónde todas las almas, la biografía de niñosangelicales, como en la época presente enque con tanta furia se intenta separar alos niños de las pisadas de Jesús, únicasque los pueden conducir a la felicidadeterna. Esto y el deseo de dar a conoceruna de las más bellas flores de inocenciade la España contemporánea, me han mo-vido a pergeñar estas líneas para LA MER-CED.

Nació Antonio el día 8 de agosto de1920, en Santander. Sus padres, Florenti-no Martínez Mingo y Marina de la Pedra-za Herrera.

Su inteligencia se desarrolló con sumarapidez, en tal forma, que a los dos años,al visitarle el médico, en una enfermedadque padeció, oyeron decir a dicho doctor:

—No he visto nada igual; es un niño deuna inteligencia muy superior a su edad.

Por este tiempo, dijo un día a su ma-dre, con su media lengua, señalando a lasflores:

—¿Quién ha hecho esto, mamá?—Dios, hijo mío, que ha hecho todas

las cosas; a tí te ha dado padres, los ves-tidos...

El niño se llenaba de gratitud a papáDios, diciendo:

— Cuánto me quiere, mamina; yo lequiero también muchísimo a El! No se lopuedo decir, porque no le veo.

Su madre le dijo que Dios lo ve todo ysabía lo que él le quería. Entonces adver-tía el placer que con esto sentía Antoriito,de lo cual se aprovechó tan cristiana se-ñora para darle el siguiente aviso:

—Ya te digo, hijo mío, que Dios lo vetodo y así también ve cuando tú te ponesde genio y no le guardas en el bolsillo.

Tan bien tomó este aviso el niño, quecuando se ponía de genio (como él decía),

llevaba su manita al bolsillo, indicandoque lo metía allí.

En esta edad (dos arios) hubo que darleaceite de ricino; como se resistiese el niñoa tomarlo, le dijo su madre:

—Ya que quieres tanto a papá Dios,debes tomarlo por El.

Y al instante dijo:—Sí, mamina; por papá Dios.Y lo tomó.Como Je había dado el Señor una madre

fervorosa, ésta fué formando el alma deAntoriito con ejemplos de la Historia Sa-grada, de la Vida de Jesucristo y delcatecismo. La historia de José le gustabaque se la repitiesen muchas veces. Paraque se vea la impresión que en él produ-cían estos ejemplos, un día que su madreacariciaba a un niño del pueblo, en supresencia, le dijo:

—Mamá, no hagas muchas caricias aPaco delante de mí, porque tengo miedoque me pase lo que a Caín: que le cojaenvidia.

Su amor a Dios y odio al pecadoTenía tres arios cuando, fijándose en el

crucifijo que había en la habitación desus padres, preguntó:

—Mamá, ¿por qué está muerto papáDios?

Ella le habló de la Pasión del Señor, y elniño lloró amargamente. En otra ocasión,contándole su madre la pasión y muertede Jesús-, el niño, con los ojos llenos delágrimas, la interrumpió preguntando:

—Pero ya no sufre Jesús, ¿verdad, ma-mina?

—Sí, hijo mío, sufre cuando no le amanlos hombres y le ofenden.

—Pues yo le quiero muchísimo, muchí-simo; más que a tí, y ya ves cuánto tequiero; no quiero que Jesús esté triste pormí. ¿Cómo se le disgusta?

— 264 — — 265 —

—Se le disgusta y ofende con el pecadomortal.

—¿Y qué es eso, mamá?—Hijo mío, ya lo sabrás cuando apren-

das el Catecismo; por ahora, te basta sa-ber que Ics niños como tú no hacen peca-dos mortales.

—Pero, ¿y si los hago de mayor?Qué horror, • mamá; mejor me quiero

morir!—Mira, no te preocupes ahora por eso:

lo que haces es decir todos los días: «Vir-gen del Pilar, antes morir que pecar». Ydespués de las tres Avemarías que rezas,añadir: «María, mi buena Madre, líbramedel pecado mortal».

Su devoción a la Eucaristía y a laSantísima Virgen

A la edad de cinco años expresó a sumadre el deseo de hacer la primera Comu-nión, y como ella le decía que era muypequeño, que hasta los siete años no podíaser, Antoriito dijo:

—IQué pena no poder tener a Jesús enmi corazón, con las ganas que yo tengo!

Cuando veía ir a comulgar a sus padresy abuela les decía:

— Qué contentos iréis a recibir a Jesús!Y al regreso los besaba con entusiasmo,

exclamando:— Qué felices sois, que habéis tenido a

Jesús en el corazón! ¿Cuándo lo tendréyo? Aún falta mucho tiempo para los sieteaños. ¿Por qué no se puede comulgar alos cinco, si ya sé el Catecismo?

Un mes antes de su primera Comuniónse encontraba con sus padres y abuela enel balneario de Sobrón, y a :todas las per-sonas que había en el hotel les participabael gran acontecimiento de su próximaComunión, invitando a unos para que leacompañasen ese día y prometiendo atodos que pedirla a Jesús por ellos.

Llegó por fin el día deseado. Los padresquisieron que su hijito recibiera a Jesúsen la capilla de su casa solariega de Lien-eres (pintoresca aldea, a nueve kilómetrosde Santander, muy cerca del mar).

A las ocho celebró el Santo Sacrificio elP. Yáñez, S. J., el cual hizo la prepara-ción próxima de Antoiiito y de todos losque con él se acercaron a la SagradaMesa.

Luego que consiguió la felicidad de co-mulgar por primera vez, todos sus entu-siasmos se convirtieron en procurar ha-cerlo a diario. Esto, sin embargo, no lopermitieron sus padres, porque la saluddel niño inspiraba seria inquietud.

Aunque estuviera profundamente dor-mido, bastaba preguntarle al lado de sucama, con voz natural, que si quería ir arecibir a Jesús, para que despertara di-ciendo:

—Sí; espera un poco, que en seguidavoy.

En efecto, se vestía rápidamente, sindar la menor serial de pereza.

Semejante al de la Eucaristía era suamor a la Santísima Virgen, su «Madredel Cielo» (como él la llamaba). Muchasveces, cuando abrazaba y besaba a sumadre con la efusión grandísima quesiempre lo hizo, decía:

—Te quiero mucho ¡muchísimo! mami-na mía, más que a nada en el mundo; peromás que a tí quiero a mi Madre del Cielo.

Desde que hizo la primera Comunión,a los siete arios, no quiso acostarse nin-guna noche sin rezar el Rosario; y si al-guna vez veían sus padres que el niñotenía sueño y le decían que se acostarasin rezarle, contestaba:

—Eso, de ninguna manera; porque yoseré lo que sea, pero soy muy devoto dela Virgen.

Todos los días, unas veces acompañadode su buen padre y otras de la señora decompañía, iba a visitar la imagen de laVirgen de los Dolores que se venera en laiglesia de San Francisco, y decía muchasveces a sus familiares:

—Yo no tengo miedo a ir al infierno;me salvaré porque soy muy devoto de laVirgen.

Estaba enfermo Antoñito (y esto fuópocos días antes de su muerte), y para nodescuidar la asistencia de su hijo, su ma-dre se ocupaba en alguna labor, dentrode la habitación, aunque un poco distantede la cama del niño. Sin duda, éste creíaestar solo y dijo con voz velada:

—Mad re, madre.Al oirle-contestó:—¿Qué quieres, hijo mío?—A ntoriito, como extrañado de haber

sido oído, repuso:—No te llamaba a tí, hablaba con mi

Madre del cielo.

Espíritu de mortificacióny vencimiento

No se crea que este niño lo halló todohecho para ser bueno; esto es lo más ad-mirable en él: que teniendo un geniofuerte y rebelde supo dominarlo.

Veamos un ejemplo que confirma clara-mente nuestra afirmación.

Cierto día que la sirvienta acompañóa Antoriito de paseo, regresó con el niñomucho antes de la hora acostumbrada, ytraía a éste de la mano, llorando amarga-mente. Preguntada la sirvienta por quélloraba el niño, contestó que jugando An-toffito con otros niños, disputó con unode ellos, el cual no sólo le pegó, sino quele amenazó con romperle la cabeza. Pordefenderse, Antoriito cogió una piedra, ycuando se disponía, según él, a defender-se, la sirvienta le cogió de la mano y letrajo a casa. Excitadísimo el niño, decía:

—¿Por qué me pegó él si yo no lehabía hecho nada?

Sus padres, al verle tan excitado, te-miendo que se enfermara, quisieron tran-quilizarle, por el , momento, asintiendocon que al día siguiente se defenderíaAntoriito.

El niño se calmó al oir a sus padres;pero, llorando con gran desconsuelo ydirigiéndose a su madre, dijo:

—¡Pero, mamá, si no puedo hacer-lo! ¿No ves que entonces disgustaré aJesús? Ya sabes lo que dice el Catecismo:« que nos perdone Dios nuestros pecados,así como nosotros perdonamos a los quenos han agraviado y hecho mal».

Su madre, colmando de besos a Anto-riito, le manifestó que procediendo así severía recompensado con la paz y consue-lo que da el perdonar a los que nos hacenmal.

—Sí, mamá; yo le perdono, aunqueme cueste mucho; pero así se pondrá Jesúscontento, porque lo hago por El.

Lo propio que con los deseos de ven-ganza, sucedía a Antoffito con otros de-fectos; solamente lograba dominarlos afuerza de oración y constantes peleas. Esmuy curioso lo que trabajó para extirparla envidia.

Una tarde que se entretenía en hojearlas láminas de un libro, mientras suabuela y madre hacían labor, al miraresta última al niño, observó que estaba

llorando, y, extrañada, le preguntó quéle pasaba.

Antoñito respondió:—Mamá, lloro porque tengo envidia y

no la quisiera tener.—No digas tonterías, Tofiín—le con-

testó su madre—qué has de tener envi-dia! Yo no te la he notado.

—Sí, mamá; es que por fuera no seme conoce, pero la tengo en el corazón.Cuando voy a las casas de otros niños yles veo juguetes más bonitos que los míos,me pongo un poco triste y me gustaríaque si yo no los tengo, ellos tampoco lostuvieran.

Su madre le hizo algunas reflexiones,que devolvieron la paz al niño, el cualdijo:

—Se lo voy a pedir a Jesús todos losdías que me quite la envidia y El me laquitará.

Poco tiempo después, mirando con sumadre el Catecismo con láminas en elque había aprendido la doctrina, al llegara los pecados capitales, dijo, señalando ala envidia:

—Mamá, te advierto que la envidia seme ha quitado completamente; no tengoni una pizca. Si vieras qué contento estoyporque Periquín tiene una bicicleta; mealegro de que sea más rico que yo; no meimporta que a otros les dé Dios más; a míme ha dado muchísimo.

Su celo por la salvación de las almas

Tenía Antoffito grandes deseos de quelos de Liencres se instruyesen en la doc-trink cristiana, y para ello suplicó a sumadre que reuniera a los niños todos losdomingos en la capilla de la casa, y ledecía:

—Tú, mamina, y Anená os encargáisde los mayores, y yo me entenderé conlos chiquitines.

Al oir el niño en cierta ocasión queun religioso de la Orden de San Francis-co pedía a su madre que se suscribiera alas Misiones Franciscanas, dijo inmedia-tamente que él daría lo que fuese necesa-rio, porque deseaba, ante todo, la salva-ción de las almas. Y al efecto entregó alreligioso cinco pesetas, importe de la sus-cripción.

Una vez que el Padre se hubo mar-chado, manifestó Toilin a su mamá el

— 266 — — 267 —

gusto con que le hubiera dado más di- gravedad, pero lo ocultaba, y sólo a lanero. Sierva de María que le asistía y a una

—Por lo menos, mamá—dijo—déjame sirvienta de la casa, les dijo varias veces:que cuando vuelva el Padre le dé para —Me muero; pero no me importa mo-comprar un chinito. rir porque voy al cielo.

Luego habló a. su madre de lo que Y en otra ocasión repitió: «Me voysuponía salvar un alma de tal modo, que con Jesús».la dejó admirada, pues parecía imposible La víspera de su muerte pidió a suque un niño tan pequeño pudiese decir madre que le comprara una Sagrada Fa-tales cosas. Adivinando la intención de milia para colocarla en su mesa de noche.su hijo dijo a éste que él no debía pensar —Mamina, cómpramela, aunque sea deen ser misionero, puesto que en todos los cero noventa y cinco; quiero tener a Je-estados se puede servir a Dios. sús, María y José.

—¿Qué sería de tu pobre madre sin —Sí, hijo mío; te la compraré de algúntí? —dijo al niño. valor para que la conserves toda tu vida.

Antoilín se abrazó a su madre, al mis- Veamos lo que originó en el niño estamo tiempo que, emocionado, le decía: petición.

—Ay, mamila, antes que tuyo soy de Dos días antes de morir Antoriito, enDios, porque tú no has muerto por mí. ocasión que estaba la abuela al lado de la

La víspera de su muerte dijo: cama del niño, le dijo éste:—Quiero salvar muchas almas. —Ay, abuela!, me vienen ganas de

blasfemar, y yo no quiero; no lo digo, noSu tránsito al cielo lo digo, que no, que no—decía Antoñito

excitadísimo, hasta que, por fin, sonnen-Extraordinariamente había avanzado do a su abuela, añadió: —Ya se pasa,

este niño en el camino de la santidad; abuelita, ya estoy más tranquilín.vivía muy unido a Dios y quiso Este Al día siguiente, víspera de su muerte,unirle para siempre a Sí, «antes que la se volvió a repetir esta escena, encon-malicia, como nos dice en el Libro de la trändose entonces la madre con Antoriito,Sabiduría, cambiara su entendimiento, o el cual, volviéndose hacia ella y dirigién-la ficción engañara su alma... Fué breve dole miradas de angustia, le decía:su vida; pero valió por muchos arios, —Mamá, qué horror, me parece queporque su alma fué agradable a Dios por voy a blasfemar, y no, no quiero, Jesú.s,lo cual se adelantó a sacarle de en medio que no lo quiero decir, ayúdame; sufrode la iniquidad», muchísimo, mamila.

Parecía que presentía su muerte y que Algunos momentos se quedaba en si-quería ir previniendo a su madre, pues 'elido y parecía que rezaba. A veces mo-pocos días antes de enfermar le dijo An- vía los brazos como rechazando a alguien;toñito: esta lucha horrible duró un buen rato.

—¡Ay!, mamá; ¡cómo estás con el ni- Viéndole su madre ya más tranquilo, lefío!, siempre pensando en él. ¿Y si se te preguntó:

• muere? —Ya se pasó, ¿verdad?—No digas eso—le respondió—porque Antoriito dijo que sí, manifestando a su

tú no has de morir antes que tu madre'. madre cuánto había sufrido y añadiendo:—¿Y si Dios lo quiere, mamá, qué va- —Cómprame-una Sagrada Familia.

mos a hacer? A los pocos momentos sufrió el niño un—Pero es que Dios no lo permitirá, grave colapso. Salió de él felizmente;

porque yo le pido todos los días que te pero, preocupado y seguro de su muerte,conserve para mi consuelo, que no tengo trataba de consolar a todo trance a sumás que a tí que me cuide cuando sea madre:vieja. —Mamá, si yo me muero, ¿vas a llorar

—No te apures, mamá, ya te mandará mucho?Dios más. —No me digas esas cosas, hijo mío.

Durante la enfermedad, le oyó dos Y, sin terminar ésta de hablar, añadiónoches su abuela que decía: «Me muero». el niño:

Cono cía perfectamente Antofíito su —No, no llores, que me voy al Cielo,

porque esto que estoy sufriendo me sirvede Purgatorio.

En otra ocasión dijo Antofíito:—Dios me lo dió, Dios me lo quitó;

bendito sea su nombre.Al escuchar su madre estas palabras le

Preguntó:—¿Qué dices, Antofíito? ¿Qué es lo que

Dios te dió y te ha quitado?La salud, mamá.

Y demostrando su conformidad, dijo:— Estoy muy contento, porque sufro

tu ue ho.En efecto, el niño sufría grandes dolo-

res al tomar el alimento, porque su enfer-medad estaba en la garganta, y pedía elcrucifijo para estrecharle con su manita,esforzándose de este modo a padecer.

Al visitarle su confesor y decirle Anto-riito lo que sufría, le recomendó que ofre-ciese por el Papa todos sus dolores, yaque en aquel ario celebraba Su Santidadlas bodas de oro de Sacerdote. Antoñitodecía poco después a su madre:

—Mamá, le estoy mandando mucho alPapa; no sabes cuánto le mando.

El día 22 de febrero de 1929 se agravóla enfermedad que sufría Antoriito, hastael punto de que se juzgó indicado admi-nistrarle los Sacramentos. Su confesor, elR. P. Yáñez, oyó en confesión al enfer-mito en la noche del 22, disponiendo yhaciendo saber al niño que recibiría elSanto Viático a la mañana siguiente.

Muy de mañana el niño, lleno de ale-gría, dirigía frecuentes miradas a la puer-ta, preguntando:

—¿Cuándo viene? ¿No llega el PadreYáñez?

A las siete y media de la mañana recibióel Santo Viático, quedando tranquilo unosminutos; pasados éstos, la Sierva de Ma-ría se hizo cargo de que el enfermo seagravaba considerablemente. Llamado elmédico que vivía en la vecindad, confirmó lo desesperado del caso, y en conformi-dad y con ánimo sereno, repitió Antoriito:

—Me voy a morir, me muero.Se despidió de su abuela y padre,

dándoles un beso y llamando con vozpotente a su madre, que en aquellos mo-mentos estaba fuera de la habitación.Acudió precipitadamente a dar el últimobeso y abrazo a su hijo, que expiró enseguida (ocho de la mañana, 23 febrero1929).

Murió Antoilito en sábado, cuando secelebraban tres misas pidiendo su salud yen la misma hora en que todos los vecinosde Lieneres cumplían la oferta de asistira una misa y cantar una salve en la capi-lla de la casa, suplicando a la Virgen delPilar devolviera la salud a Aritoriito, aquien tanto amaban.

Su padre demostró, en medio de sugrande amargura, gran resignación conla voluntad de Dios, como lo demostra-ban estas palabras que le oyeron unosdías después:

—Yo ofrecí mi .hijo a mi Madre laVirgen de los Dolores. Me lo llevó. Ben-dita sea, aunque mi corazón este traspa-sado de dolor.

Cuán oportunamente podríamos traeraquí aquellos versos de Selgas, de «Lacuna vacía»:

Bajaron los ángeles,besaron su rostro,y cantando a su oído, dijeron:«N'Ante con nosotros».

Vió el niño a los ángeles,de su cuna en torno,y agitando los brazos, les dijo:«Me voy con vosotros».

Batieron los ángelessus alas de oro,suspendieron al niño en sus brazos,y se fueron todos.

De la aurora pálidala luz fugitiva,alumbró a la mañana siguientela cuna vacía.

Lo que sucedió después de volar elángel a la gloria

El Padre Claudio García Herrero, S. J.,en el capítulo último de su preciosa obrita«Un ángel de ocho arios», de la cual heentresacado este pequeño extracto, dicelas siguientes palabras, que yo hago tam-bién mías:

«No quiero prevenir, ni mucho menos,el juicio de la Iglesia, ni siquiera quierocalificar los hechos de milagrosos o desobrenaturales, ni aun de extraordina-rios, aunque en sí parezcan serlo; tansólo pretendo referir hechos históricos,completamente ciertos y asegurados conel aval de certificados facultativos y detestigos conocedores de los sucesos.»

Después de hacer esta salvedad, refie-

— 268 — — 269 —

EL SANATORIO «LAGO» DE LA TABLADA, provincia de Madrid, servido por nuestrasHermanas las Mercedarias de la Caridad.

re algunos hechos y gracias obtenidaspor medio del niño, verdaderamente sor-prendentes.

Más tarde yo mismo me enteré de unacuración obtenida, según parece, por laintercesión de Antofíito. Por otra parte,el entusiasmo con que son acogidos entodas partes, lo mismo en España que enAmérica, las oraciones dirigidas al Niño,que circulan con licencia eclesiástica,para uso privado, parece indicar que An-toriito está gozando de Dios en el cielo.

Varios padres jesuitas y benedictinos

¡Santa Trahamunda de Poyo,monxifía de San Martillo,a da palma milagreira,que contan as nais os Hilos!Teu berce foi esta terrai-o Castro ve teu vecilio,e pousaches os teus ollosnestes outeiros sombrizos,nestes vales, nestes agros,nestas fon/es, nestes nos...Os camfflfflos qu'ea andosintiron os teus pecffloscando pastaba! o gando,eando las o mufflo,cando baixabas a igrexanas festas e nos domingos,cando viñas â ribeira1-andabas ós birbirichos...Quixécheste facer monxapra mellor servir a Cristo:coitelos do seu amortfflanche o peito ferido.Lévante mouros da terra,róubanche país e veciños,

trabajan con todo interés por dar a cono-cer este niño extraordinario. Hace algu-nos años, Monseñor Amleto Tondini tra-dujo al italiano la biografía del PadreHerrero y le regaló un ejemplar al SantoPadre.

¡Quiera el Señor, si es para su gloria,y nuestra Santísima Madre, a quien tantoamaba, que le veamos pronto en los alta-res!

FR. ANTONIO MARIA SILVA

El Ferrol, 26 julio 1935.

pero non poden roubarchea tel que Ile tes a Cristo.Os pazos dos re/ses mourosnon tefien pra ti fe/lizos,nin cubizas seus tesourose fes/as e rebulicios,nin queres outr-a coroaqu'a a de ser virxen de Cristo.Por iso lonxe dos eidosonde tiñas o teu niño,erguias chorosa ós ceosas fontes dos teus ollfflos;

e Dios qu'ouse sempre os rogosdos probes e dos cautivosfai que vulvas cara a terrapol-o ceo estrekcido:o mesrno qu'as anduriñas,as dos ledos rechouchlos...¡Prega ti agora, Trahamunda,por teus hirmans e veciños,pra que vulvan os seas eidos,pra que pousen nos seus niños!

FR. JOSE S. CRESPOPoyo junio 1935.

Nos la da hecha L'Osservatore Roma-no» del 3 de agosto de este año.

Escenas misioneras

Respuesta a un cultivador de té.—Caída luminosa de una tarde. Sobre cu-bierta de un vaporcito que jadeante re-

montaba la impetuosa corriente del ríoBrammaputra, unos ingleses cultivado-res de té perezosamente estaban echadosen unas mecedoras gozando de la brisade la montaña y de la frescura del río.Subí también a cubierta para respirar ydistraer mi espíritu abatido. Lino de ellosnie reconoció y levantándose vino a sa-ludarme con un apretón de manos y apreguntarme de dónde venía. Bien claro

ergLee

lo mostraban mis deslucidos hábitos ymis raídos y gastados zapatos; venía deúna excursión misional. No pudo conte-ner su admiración mi buen inglés y ha-ciendo aspavientos calificó de impruden-cia el andar de una parte a otra concalores tan fuertes. «Pero—añadió—vos-oiros los misioneros católicos sois siem-

pre los mismos.., sacrificáis la vida porestos indígenas cuya conversión no valela pena... Padre, ¿para qué sirven lasMisiones?»

No le respondí palabra. Demasiadascosas se me ofrecían que decirle, perode seguro no las comprendería. Transidode dolor y ahogada la voz en la gargantame volví al camarote. Aquella noche nopude conciliar el sueño. En mis oídos

S4 Jada (Graharnutzda ð 'Poyo

PAGINA MISIONAL

— 271 —— 270 —

sonaban las sarcásticas palabras de miinglés: «Padre, ¿para qué sirven las Mi-siones?» ¿Es, pues, inútil mi trabajo?,me preguntaba. Si los indígenas han decontinuar lo mismo, ¿para qué fatigar-me?, ¿para qué sudar?

Primer cuadro. En aquellos momentosse presentó a mi imaginación lo que tan-tas veces había visto con mis propiosojos. He aquí un poblado pagano en sumás profunda abyección. Sus cabañasmás parecen apriscos y cochiqueras queviviendas humanas. Me acerco. Unoschiquillos, en cueros, juegan revolcán-

mi viaje. A la entrada del bosque unahoguera y alrededor de ella danzando ungrupo de hombres. Se trataba de unasepultura pagana. Todavía llego a tiem-po para ver contraerse y retorcerse elcadáver en medio de las crepitantes lla-mas... Los parientes y amigos del muer-to estaban todos borrachos.

¡Así nacen! ¡Así viven! ¡Así mueren!Este es el paganismo de esta tribu indí-gena que mi cultivador de té, a lo queparece, prefiere al cristianismo.

Otro cuadro. Han transcurrido algu-nos meses que el misionero sembró

dose en el lodo del camino. Me ven yhuyen despavoridos. Más adelante unosque parecen seres humanos están tendi-dos por los suelos a la sombra de gigan-tescos bambúes. Están bebiendo «law-pani», un brebaje alcohólico. Hay tam-bién mujeres. Todos están borrachos yhablan un lenguaje horroroso. El espec-táculo es repugnante y avivo el paso...En medio de la aldea se levanta unacabaña mayor; es el templo de las falsasy embusteras deidades. El «sokha», bru-jo que las sirve, tiene el pelaje de lasaves de rapiña: nariz corva, boca des-dentada, semblante siniestro, me miracon sus ojos de lechuza y masculla unamaldición. A la verdad que me asustabael pensamiento de que me manifestasesus imposturas... ¿Cuántos crímenestendrá sobre su conciencia? Continúo

abundantemente la «buena semilla», yhay frutos maduros de la divina gracia.Las cabañas no son las de antes. Losniños no juegan en el lodo de los cami-nos. Miradlos con sus trajecitos de fies-ta, salen a recibir al Padre. En sus ojosbrilla una nueva alegría, de sus corazo-nes brota el perfume de la vida cristiana.

La cabaña de los falsos dioses y elbrujo desaparecieron. En su lugar unasimpática capilla coronada con la cruz.Los niños en el jardincito contiguo cogenflores para adornar el altar, mientras losneófitos y catecúmenos entonan cánticosy plegarias... Empieza la misa...

Después el misionero da una vueltapor la aldea. En todas las cabañas lereciben como a enviado de Dios. Paratodos tiene palabras de consuelo y alien-to, para todos una bendición.

En el Sanatorio«Lago» de la Tabla-da. De izquierda aderecha:D. Eloy Con-cesa, Capellán delSanatorio; Dr. D ju-lio Blanco, Director,.señora de Torres Gri-ma; Excrno: Sr. Obis-po del Piauhy; DonAntonio Alvarez, Mé-dico residente; DoñaPilar Gómez de Al-varez; Sor Antonia;M. María del Socorro,Superiora; Párrocodel Guadarrama, yD. Benjamín Gutié-

rrez.

Recordando la primera visita a la aldealas lágrimas corren por mis mejillas,lágrimas de alegría y agradecimiento aDios, que también en los tiempos de hoyhace maravillas. Lo que antes era unárido desierto es hoy un florido oasis deCristo. Donde reinaban las tinieblas ylas sombras de muerte, brilla ahora laluz y la vida verdaderas. Los hijos de lafloresta llegaron al honor de ser hijos deDios.

Para esto sirven las Misiones Católicas.

Buscadores de perlas y diamantes

En la misma embarcación unos misio-neros y unos aventureros buscadores deperlas y diamantes. Se dirigían a lasfamosas minas de Golgonda y del Mala-bar, febricientos con la sed de oro. ¿En-contrarían las ansiadas riquezas? Unavez encontradas, ¿apagarían su sed deoro? Esta los atormentaba matando todapaz y gusto en su corazón.

Los jóvenes misioneros, en cambio,cantaban. Más allá del horizonte con-templaban un país inmenso y una mu-chedumbre incontable de almas que losesperaban como a sus salvadores. Tam-bién ellos eran buscadores de perlas y dediamantes, de la «perla» de inestimablevalor escondida en el corazón de todohombre que viene a este mundo, de unaperla que tiene cambiantes de rosa comoteñida con la sangre de Dios.

Id por todo el mundo, predicad elEvangelio a toda criatura, había dichoJesús, e iban, en la flor de sus años, conla sonrisa en los labios a llevar a tantospobres el mensaje de paz y de redención.Una vida de aislamiento, de sacrificio,tal vez de martirio, les esperaba. ¡Quéimporta! Pasaré los mares, salvaré unalma y después moriré, exclaman losapóstoles de la China.

Dadme almas, lleváos lo demás, dijoSan Juan Bosco a sus misioneros.

Para esto sirven las Misiones.

Obras de redención

Padre, sin vos a estas horas mi tribuhabría ya desaparecido, me decía ciertodía un catequista Inundar. Para el queconoce la situación social de estas po-bres tribus aborígenes de la India, paralos que han presenciado las vejaciones deque son objeto de parte de prestamistasy propietarios, para los que han vistodesaparecer poblados enteros víctimasde epidemias y desórdenes morales, laafirmación de mi catequista es la confir-mación de lo que las Misiones católicasvan haciendo entre los «backraces», tri-bus primitivas de este inmenso impe-rio.

Los misioneros han hecho por la Indiabastante más que el Gobierno inglés.Así lo confesó uno de sus virreyes. Pa-labras que tienen su prueba plena en losmillones de escuelas, hospitales, hospi-cios, laboratorios que se levantaron a lasombra de la Cruz, y también en laatmósfera cristiana que va invadien-do el pueblo indio, y tantas esperan-zas hace concebir de un glorioso por-venir.

Un día me decía un señor hindúe: Pa-dre, no alcanzo a comprender cómo losmisioneros católicos lo abandonáis todoy venís a llevar una vida de trabajos ysacrificios en tierra extranjera. El nopodía comprenderlo ni yo tampoco expli-cárselo con palabras. Le mostré el Cru-cifijo... Bajó la cabeza y dijo: Sí... ahoralo comprendo; vosotros amais; nos-otros, en cambio...

Esto es lo que el Misionero llevó a laIndia, la Cruz, símbolo del sacrificio ypoema de amor.

— 272 — — 273 —

SAU SME

FRAGMENTOS

DE «EL CARDENAL

DE BELÉN»,

DE LOPE DE VEGA

Por esta senda que sigomundo olvidado de tí,bien puedo decir por míque traigo mi bien conmigo.

Basta vuestra compañía,libros, en tal soledad,para estudiar la verdadque a tanta verdad me guía..

Si un filósofo sin fela hacienda en el mar echó, .

ner mucho que deje yoeso que mi hacienda frie? •

Si otro se sacó los ojosporque a la especulaciónde las cosas que altas sonla daba la vista enojos,¿qué mucho que yo me privede aquestas vistas livianasde las doncellas romanas...?

Hoy quiero estudiar en Vossin ojos y sin hacienda,para que nada me ofenda,

¡oh ciencia infinita, Dios!Por aquesta soledad

os voy buscando, bien mío,y que os he de hallar confíopor silencio y humildad.

Cristo mío, oid mi canto,pues os canto con el cantoque en soledad aprendí.

En dos puntos, sol y mi,se encierra el canto, mi Dios,el sol que canto, sois Vos,yo soy el mi, y el compáseste canto, que es quien másnos ha juntado a los dos.

¡Ay, si pudiera hacer yocon canto tan enamoradouna solfa en mi costadojcomo la lanza os pintó,pues que de regla os sirviópara las gotas sangrientas,

puntos para mis afrentas,donde, semínima vueltoel sol en eclipse envuelto,desbarató la armoníadel mundo, pues aquel díatemió que estaba resuelto!

Cantad, canto, en este pechocon un eterno dolordeste piadoso Señor,¡misericordias que ha hecho!

Quede cantando deshecho,y ayúdenle los sentidos,a cinco voces heridos,o a tres mis potencias tresque el alma quien canta esy son de Dios los oídos.

Despertad, Cristo bendito,al canto de quien os canta;despertad de la cruz santa,cama que os dió mi delito.

Ya con el canto os imito,pue:s donde os amo me doy.

4/(+.47t,iie'4.e cee

Todos los días recibimos en casa con-ciertos, discursos, noticias y majaderíastrasmitidas por la radio, o sea por lasondas hertzianas; ¿será posible trasmitirdel mismo modo la luz? Ello representa -ría un enorme progreso y nos ahorraríamuchos trabajos y gastos.

Unas conferencias recientes dadas enMadrid por el ilustre P. Pérez del Pulgar,dan actualidad a las notas que yo teniade dos largos artículos pub l icados enEludes (1).

Hoy disfrutamos de luz eléctrica, perono trasmitida por las ondas, sino porcables. La electricidad, al recorrer undelicado hilo metálico, lo pone incan-descente, y su blancura produce unacantidad más o menos grande de luz,¿No sería posible que las ondas eléctri-cas iluminaran directamente la atmósfe-ra? Esto exige que sepamos previamentesi la electricidad se identifica o no conlas vibraciones luminosas.

En el afán de simplificación, que esinnato a nuestra inteligencia, la idea deidentificar la electricidad con la luz tentóya a los físicos al mediar el siglo pasa-do. Comenzaron por medir la velocidadde la electricidad y de la luz, y esas me-didas realizadas por procedimientosabsolutamente diversos, dieron para lasdos clases de fenómenos un valor apro-ximado de 300.000 kilómetros por se-gundo.

Faraday observó también en 1846, alpolarizar un haz de rayos luminososcerca de una bobina de inducción, que elPlano de polarización cambiaba de direc-ción bajo la influencia de la electricidad.No era malo el paso dado, pero quedabaaún mucho camino que allanar, pues enPrimer lugar la mayor parte de los cuer-Pos conductores de electricidad son opa-cos o refractarios a la luz, mientras quelos transparentes son malos condücto-res: así el vidrio, los gases, la mica.

El físico escocés Maxwuell, propuso

(1) 20 de abril y 5 de mayo de 1934.

una teoría que podía resolver la dificul-tad: en una botella de Leyden la quietudde la electricidad sería sólo aparente; enrealidad, la electricidad saltaría entre lasdos armaduras a través del vidrio. Unaprimera descarga produciría un campomagnético; éste, a su vez, sería el origende una nueva corriente del mismo senti-do que la primera...

De este modo no habría tampoco dife-rencia sustancial entre la electrostática yla electrodinámica o electricidad induci-da. Del mismo modo la onda electro-magnética, progresando en el espacio,seria alternativamente eléctrica y magné-tica, con vibraciones perpendiculares ala línea de propagación, lo mismo que enla luz.

Maxwuell trató luego de averiguar lavelocidad con que deberían propagarseesas ondas y halló una fórmula algebräi-ca, que es la relación entre las unidadeselectromagnéticas y electrostáticas, y enúltimo término la velocidad misma dela luz.

Ante ese resultado no dudó en afirmarla identidad de ambas energías o clasesde fenómenos. La diferencia consisteúnicamente en que las vibraciones lumi-nosas o capaces de impresionar nuestraretina, son rnucho más rápidas que lashertzianas que nos traen los discursos yconciertos.

Su teoría encontró, sin embargo, mu-chos contradictores, y Maxwuell fallecióen 1879 sin ver el triunfo de sus ideas,que Hertz y otros físicos fueron compro-bando experimentalmente. Así se demos-tró que las ondas hertzianas, utilizadaspor la radio, poseen todas las propieda-des de la luz, aunque invisibles, y seprestan a todos los fenómenos clásicosde la Optica. A fines del siglo XIX losfísicos Righi y Bose, por medio de ondashertzianas muy cortas, llegaron a obte-ner efectos de difracción, refracción yreflexión.

Si la luz se identifica con la electrici-dad, ¿cómo se realiza la iluminación de

VULGARIZACIÓN-: CIENTÍFICA :- taz eléctrica sin cables?- «

111111n4111•1•10

— 274 — — 275 —

Notas de la Vida Católica —r01

los cuerpos? Este debe ser también unfenómeno eléctrico. La supuesta inerciao quietud de los átomos, es otra fábuladesterrada ya de la ciencia. Los cuerposse componen de elementos positivos ynegativos, unidos entre sí por la fuerzaeléctrica. Toda molécula se compone deátomos que gravitan alrededor de un nú-cleo, formando un minúsculo sistemaplanetario. Los núcleos contienen a suvez varios electrones, que se muevenalrededor de un protón.

Las órbitas y los períodos de evolu-ción, pequeños hasta lo inverosímil, sondel mismo orden de magnitud que la am-plitud de las fuerzas eléctrica y magnéti-ca que vienen a formarlas.

¿Cabe pensar que estos dos mundospequeños puestos en conflicto no reac-cionen el uno sobre el otro? Y si estaacción mutua es real ¿no deberá tradu-cirse por una presión de irradiaciónejercida por el rayo solar sobre la placadonde tropieza?

Maxwuell y un físico italiano, Bartoli,llegaron a determinar simultáneamenteen 1876, el valor de esa presión. Elevé-monos en espíritu sobre la atmósfera te-rrestre y presentemos al sol una placametálica de un metro cuadrado. Estaplaca recibirá del sol una presión equi-valente al peso de un miligramo.

Lebedeff construyó en 1899 el molinetesuspendido en el vacío, que gira al herirel sol sus aspas negras, como observanadmirados hasta los niños en algunosescaparates, donde el pequeño artefactosirve de atractivo. La experiencia com-probó enteramente las previsiones deMaxwuell y Bartoii.

La telefonía son hilos, o radio, y laluz son, por consiguiente, en el fondo la

misma cosa, salvo la diferencia de rapi-dez de las ondulaciones, ¿por qué lasestaciones emisoras de radio no han depoder enviar un día la luz a los espa-cios?

Todo dependerá de que se consiganondas un millón de veces más cortas quelas explotadas en la actualidad por losaparatos emisores. Con ellas se podrádejar el espacio como en las buenas no-ches de luna, ya que no como en plenodía.

Y ponemos esta limitación porque elmiligramo de presión recibido por laplaca de un metro expuesta al sol, supo-ne para toda la tierra una presión de cienmil toneladas, fuerza que coopera con lacentrífuga a mantenernos alejados delenorme horno que nos calienta, y podríaabrasarnos si nos acercásemos un pocomás.

¡Y esa presión es sólo media milloné-sima de la energía que el Astro-Rey lan-za continuamente al espacio en todasdirecciones! ¿Cómo obtener nosotrosalgo que a eso se parezca?

Preciso es recordar, además, que lasondas hertzianas sólo abren paso a laelectricidad que está en el receptor,pues la que viene por el aire sería inca-paz de moverlo. Algo parecido sucedetambién con el teléfono y el telégrafo.

Más que la posible aplicación al alum-brado, las teorías expuestas nos abrencamino para conocer la naturaleza ínti-ma de la electricidad y de la luz. La teo-ría de la emisión gana terreno de nuevosobre la de las ondulaciones, y al me-nos será preciso introducir en ésta elelemento quanta, como otro día vere-mos.

V.

El Venerable Justino de Jacobis,Obispo de Nilopolis, Apóstol y pri-mer Vicario Apostólico de Abisinia.—El 28 del pasado julio, el Santo Padre de-claró heroicas sus virtudes.

Nació en San Fele, Diócesis de Muro,en Lucania, Italia, el 9 de octubre de1800. Qué tal madre tuvo se echa de veren que enserió a su hijo, aun pequeñuelo,a hacer diariamente media hora de medi-tación, le imbuyó una tierna devoción ala Eucaristía, Pasión del Señor, a la San-tísima Virgen y a las almas del Purgato-rio, y le inscribió como cooperador en laPía Obra de la Propagación de la Fe. En1809 recibe la primera comunión. A losdieciocho arios entró en la Congregaciónde la Misión de San Vicente de Paul.Dotado y, como hoy se dice, superdotadopara las misiones, se ejercitó en ellas ensu país con magníficos resultados. El Car-denal Franzoni le invitó en 1838 a reanu-dar las Misiones en Abisinia interrumpi-das dos siglos había y en mayo del arioSiguiente, con el título de Vicario Apostó-lico, partió para Abisinia con muy pocoscompañeros. «De Abisinia, dice el Papa,no se sabía otra cosa entonces que era unpaís grande, difícil y misterioso», capaz deamilanar aun a ánimos generosos, peroque exaltó el heroico de nuestro Venera-ble. Convirtió a unos 12.000, formó ungrupo escogido de sacerdotes. Mereciódel que le consagró Obispo, que despuésfué Cardenal Massaia, este elogio: «Fun-dador de la Misión etiópica, incansableapóstol del Africa Oriental, su maestro,Pues, con la palabra y el ejemplo le en-serió cómo debe portarse un misionero:Angel de la Iglesia Etiópica; maestro de

misioneros; típico modelo de la fortalezay abnegación necesarias para promoverlas misiones». (I mei trentacinque anni.vol. V. cap. XII, 95). «A la verdad, Diosle había concedido no pocos dones de na-turaleza: inteligencia vivaz, palabra per-suasiva, ánimo impávido unido a una ad-mirable suavidad de costumbres, destre-za, incomparable para los negocios...Pero la virtud de su Apostolado y la efi-cacisima predicación de la verdad, fuésobre todo el ejemplo de su vida santa...Amaba con amor entrariabilísimo el pue-blo que se le había confiado, y para ga-nárselo mejor se adaptó en todo a la ma-nera de vivir de los indígenas, cautiván-dolos con su benignidad, paciencia, sua-vidad de conducta.

Era el 31 de julio de 1860, lugar el vallede Alghedien, desierto, tierra abrasadapor el sol africano lejos de su bella Italia,acabado por las fatigas apostólicas, echa-do en tierra, por almohada una piedra,recibidos los Sacramentos, oído el rumorde la venida del Esposo gloriosamentetransfigurado su rostro, después de bre-ves palabras en su lengua materna: «Vie-ne el Señor», murió en sus brazos. Católi-cos y herejes, mahometanos y judíos, llo-ran su muerte.

«Aquí nos encontramos, comentaba elPapa a los que habían asistido a la lecturasolemne del decreto, para honrar a estegran italiano, a este gran abisinio deadopción, cuando entre Italia y Abisiniase nubla el cielo, cuya realidad y signifi-cado, y mejor dicho, misterio, porquemisterio es todavía, nadie ignora». Ha-cerse abisinio en todo, menos en lo malo,fué su expreso propósito cuando se en-

— 276 — — 277 —

cargó de evangelizar aquella gente y lologró con tal perfección que, a su compa-triota el Cardenal Massaia, le costó traba-jo distinguirlo entre abisinios. Compren-sión y penetración, son los dotes del ta-lento; adaptabilidad, no cómica, sino cor-dial y por lo mismo profunda, a la condi-ción de los que tratamos, es la prueba deun buen carácter, es uno de los frutos del,Espíritu Santo, la Benignidad, que ríecon los que ríen, y llora con los que llo-ran, y se hace todo para todos para ganarlos a todos. Tenemos un ejemplo gran-dísimo insuperable en «El Verbo se hizocarne y habitó entre nosotros», «en todoy por todo semejante a nosotros, menosen el pecado». Hay personas buenas, perode bondad estancada que no corre por labenignidad para el prójimo, haciéndolesbien y sufriendo sus flaquezas.

Los caminos de Dios en la conver-sión de las almas.—Son muchos e im-previstos a la prudencia humana. Los mo-tivos determinantes, variadísimos; claroque el conjunto es reducible a lo que sellama «preámbulos de la fe».

El médico alemán Eduardo Sohaeffer,debió el principio de su conversión al tratocon capellanes castrenses franceses. Suconversión al Catolicismo fuó un fatigosocombate contra los inveterados prejuiciosprotestantes. Hace suyas las palabras deCatalina Emmerik de que los paganos en-tran en la basílica de San Pedro por laspuertas y los protestantes saltan por losmuros.

La holandesa Francisca van Leer, he-brea, después de una vida aventurera decomunismo y cárcel, entró en la IglesiaCatólica atraída por la Eucaristía.

D. Enrique Matorrás, secretario gene-ral de la juventud comunista española,volvió a la Iglesia porque sólo en la Igle-sia Católica se encuentra la única fuentede la justicia social.

Einar Berrum, grado máximo en laMasonería, se convirtió al Catolicismo porla riqueza de su liturgia y por la lógica desus enseñanzas dentro de la fe.

Takizaki, japonés, residente en Seattle,en los Estados Unidos, se hizo católico,por la «perfecta armonía del alma», aus-hin rit sumei, supremo ideal de los intelec-tuales japoneses y de los griegos, que esel término de las inquietudes del corazónde San Agustín, «donec quiescamus inTe».

El profesor ruso Ivan Puzyna se hizocatólico por la crisis de la Iglesia del Es-tado de Rusia y por los fenómenos inexpli-cables de Teresa Neuman, y sobre todopor la intercesión de Santa Teresita delNiño Jesús.

El P. Jesuita, Profesor de la Gregoria-na, L. M. Balasubrahmaniam, nacido enen el Induismo, para llegar a ser católicotuvo que hacer un larguísimo recorridointelectual a través de todos los grados ymatices del racionalismo. Compara suconversión a una fatigosa, pero consola-dora subida a los Alpes.

El juicio que le merece a un esqui-mal nuestra civilización material.—Churchil es la única ciudad del VicariatoApostólico de la Bahía de Hudson a don-de ha llegado la civilización, hasta tienetren con coches-camas una vez a la se-mana.

Un tal Kubluk, esquimal, que habíavenido a pasar la Semana Santa y la fies-ta de la Pascua a esta ciudad, contó deeste modo al P. Misionero sus impresio-nes sobre los blancos que trafican enaquella ciudad: «Estos blancos son muyinteligentes; saben hacer casas tan altasque uno se marea al subir a ellas; hacenandar sobre ruedas otras casas no tanaltas, pero más largas, donde se encuen-tra de todo: camas, cocina, comedor,despensa, etc.; saben hacer unas grandes

palas (las máquinas cavadoras y las dra-gadoras), que lo mismo cavan en la tierraque en el fondo de los ríos...; saben hacerun fuego que no se ve y que lo llevan porhilos de una parte a otra... y hasta lo me-ten en botellas (pilas eléctricas), paraalumbrarse, y cuando ya no lo necesitanlo vuelven a la estufa (el dinamo)...; mascon todo, y a pesar todo, aún no sabenrezar, ni siquiera en Semana Santa yPascua... En iglulik sabemos más y so-mos más felices que en estos países civili-zados...

La Iglesia católica y Alemania. • E120 de julio de 1933 se concluyó entre laSanta Sede y el Estado alemán un con-cordato. En un artículo primero quedóestablecida «la libertad de profesión yejercicio de la Religión Católica. Por elartículo 32, párrafo 2, del Protocolo final,se compromete el Estado a no poner limi-tación de ningún género en la enseñanzaY predicación pública, como es su deber,de la doctrina y máximas de la Iglesia,no sólo las dogmáticas, sino también lasmorales». Pues bien: la Iglesia sufre ac-tualmente en Alemania la limitación delejercicio de su culto en las manifestacio-nes públicas, los ataques groseros e im-pios del ministro de Instrucción y Cultu-ra (?!) señor Roserberg, la laicización detodos los actos públicos que serán exclu-sivamente nacionalsocialistas, o sea racis-tas, la violación del derecho natural divinoy eclesiástico por la ley de esterilización.Naturalmente, por lo que tienen esencialO circunstancialmente de moral o inmo-ral los negocios económicos, políticos ysociales, interesan grande inclusive y ex-clusivamente a la Iglesia.

«En lo que a esto (a la moral) se refiere,tanto el orden social cuanto el ordeneconómico, están sometidos y sujetos anuestro supremo juicio, pues Dios nosConfió el depósito de la verdad y el graví-

simo encargo de publicar toda la ley mo-ral e interpretarla y aun urgirla oportu-na e importunamente». (Pío XI, en Qua-dragesimo anno).

La Prensa Católica en el Japón.—Es uno de los países más dado a la lectu-ra. Sus bibliotecas son muchas y muyfrecuentadas. En los autobuses, tranvías,ferrocarriles, el entretenimiento favoritodel japonés es la lectura; el libro es el com-pañero inseparable de viaje. El libro es ba-rato. El ario pasado se publicaron más de24.000 sobre todo género de materias, osea casi el doble que en los Estados Uni-dos. En este campo mucho tienen quehacer las Misiones Católicas, pero lo vanhaciendo. Existen bien organizados cen-tros editores de los que salen obras decultura religiosa y profana, opúsculos,revistas, diarios y hojas de propaganda.La más notable publicación es el semana-rio «Nihon Catholic Shimbun», leído entodos los medios japoneses.

Los Dominicos de la Prefectura Apostó-lica de Shikoku publican una estimablerevista mensual de cultura general reli-giosa y civil. Los mismos religiosos de ladiócesis de Hakodate hace ya algunosaños tienen una_ editorial de la cual salie-ron obras de teología, liturgia, apologé-tica, sociología y ascética. En enero deeste ario empezaron a publicar una revis-ta ilustrada, la primera en su género delJapón. Pronto sacarán una revista cien-tífica.

Provisión de Iglesias.—Su Santidadtrasladó del obispado de Málaga al de Pa-lencia al Excmo. Sr. D. Manuel Gonzálezy García; y para Málaga nombró al Lec-toral de Sevilla D. Balbino Santos Oli-vera.

Una parroquia en Lofoten, extremi-dad norte de Europa en Noruega.—Se

— 278 — - 279 —

bendijo e inauguró en este mes de agosto.Pertenece a la Prefectura Apostólica deNoruega Septentrional. Está situada enel 69° de latitud, donde no aparece el solsobre el horizonte dos meses al ario, deverdes prados, límpidos lagos, espesosbosques, montañas rocosas que parecenprecipitarse al mar, de aspecto de acerosus glaciares perpetuos. Sus cambiantesde color es una verdadera sinfonía que nipodemos imaginar; perpetuo atardecer lasnoches de verano; los días y noches deinvierno alumbradas por un cielo lumino-so que parece arder en llamas, pero frías.

La actualidad y el porvenir de laReligión Católica en el Brasil.— Enesta sección del mes pasado dimos unaimpresión optimista del porvenir de laIglesia en el Brasil. Nuevos hechos laconfirman. El 30 de julio pasado se pro-mulgó la nueva Constitución del estadode Geraes. Juraron esta Constitución losciudadanos con la mano extendida sobrelos Evangelios con estas palabras: Juroguardar y defender la Constitución en elnombre de Dios todopoderoso. La Reli-gión es el fundamento insustituible, hoyy siempre, de toda vida civil. «En estaConstitución el estudio de la Religión esconsiderado como parte integrante de laenseñanza pública». El nombramiento deprofesores de Religión se hará contandocon la autoridad eclesiástica. No son me-nos significativas que estos hechos lassiguientes palabras del actual presidentedel Brasil, Getulio Vargas, a un redactordel periódico el Diario da Noite: «Conel mismo espíritu con que aplaudí y san-cioné la aprobación de disposiciones querobustecen la autoridad familiar y el con-cepto de la educación religiosa, funda-mento de nuestra nacionalidad y eslabo-nes fortísimos de la unidad de nuestraraza y de nuestra patria, continuaré de-fendiéndolas contra el exotismo subver-

sivo de filosofantes aventureros, no sólocomo jefe del Estado, sino también pordeber de conciencia contra estos errores».

Cómo se vive en el paraíso sovié-tico. —El precio de las cosas son el índicede su abundancia o escasez. Había en«un pueblo de la Mancha, de cuyo nom-bre no quiero acordarme», un practicanteque todas nuestras desventuras atribuíaal pícaro del dinero y con suprimirlo delcomercio humano, sin más, todos felices.Quédese así esto, sin meternos en filoso-fías como recuerdo mío y de algunos quetal vez me lean, de uno de tantos brutoscon que tropezamos en la vida y que porequivocación andan con dos pies. Volva-mos a Rusia. «Los nuevos precios aproba-dos por la autoridad son verdaderamentefantásticos. Una libra de carne cuestade seis a siete rublos (uno nonada, asícomo 12 pesetas oro); la de manteca, 12rublos (24 pesetas del mismo preciosometal oro); la libra de tomates, dos rubloscon cincuenta céntimos de rublo (cincopesetas). Una de dos, o el oro anda porlos suelos o los víveres andan por másallá de las nubes, como parece. Pero pa-rece que el oro y los víveres andan porlas mismas alturas de las estrellas teles-cópicas.

Mejora de la Economía mundial.—Anotábamos en esta sección del mes dejulio que la Economía había mejorado en1934 y que parecía mejora progresiva. ElBoletín mensual de la G-uaranty TrustCompany confirma aquel juicio, puestoque en lo que va de este año la produc-ción industrial ha aumentado por ciento:Italia el 25, Chile el 16, el Japón, Dina-marca, Finlandia, Suiza, Hungría y Ca-nadá, del 11 al 13, Alemania, Inglaterray los Estados Unidos, el 6. Aunque elaumento de producción no equivale siem-pre a mejoría económica que comprende

todo el complejo producción- consumo,como se ha observado en años anteriores,con todo en este caso parece indicar unmejoramiento total alentador de que sal-dremos del actual marasmo. Triunfo se-gún la nota ya comentada de Ginebra, dela Economía dirigida.

Atinente a lo mismo: el Brasil sufre unaretención de venta de su café, que es labase de su economía, y con el peligro deno poder pagar el cupón de su Deuda ex-terior. ¿Será creíble? «El Faro de Vigo»dice que las ocho décimas de la riquezaestá en manos de gallegos, y pide al G0-

¡Oh, qué mila gro tan espailol!Exclamación de un inglés, según cuen-

ta la historia, al oir la relación del mila-gro de San Isidro, que mientras el Santooraba los ángeles araban.

Pero se equivocó el inglés de medioa medio en la apreciación de la psicolo-gía española, pues son muchos miscompatriotas que p referirán cavar a estarrezando. Y vaya un caso.

En los tiempos no lejanos, y puedaque vuelvan, de los «asentados», tra-bajadores que se asignaban a los la-bradores, tuviesen o no en qué emplear-los, le señalaron a una señora andalu-za labradora de sólo nombre, tambiénun « asentado». Era inútil que la señorarepresentase al «asentador», que paranada necesitaba al tal obrero, porque delo que se trataba ante todo era de quelos obreros cobrasen al fin de la sema-na, y eso bien podían hacerlo sin habertrabajado. Se pagaba, pues, en los asen-tados, no precisamente el trabajo, sinola voluntad de trabajar, manifestada enestarse durante las horas de la jornadaal mandar de los amos.

Como nada tenía que mandarle la bue-na andaluza a su « asentado» en las fae-nas del campo, le mandó entrar en unahabitación de la planta baja, fresca y aMedia luz, con el botijo de manifiestoPara que cuando lo necesitase o le vinie-se en gana, mojara la palabra, y sin másempezó el rezo del rosario, y concluidoUno y otro, y así hasta que sonaron las

bierno español intervenga con el del ilra-sil, para evitar una depreciación tangrande de la moneda brasileña. Si en elBrasil tenemos tantos intereses los espa-ñoles es justo que el Gobierno de Españaconcierte un acuerdo comercial que resul-te ventajoso para los españoles.

Nuevo Obispo de Pamplona. —SuSantidad ha nombrado Obispo de Pam-plona al Sal esiano R. P. Marcelino Olae-chea y Loizaga, actual Rector del Colegiode la Ronda de Atocha, Madrid.

X.

doce en el reloj del pueblo, punto mate-mático en qde suspendieron la faena delos rosarios y despidió al obrero hastala tarde en que a la hora de entrar al fra -bajo reanudarían sus rezos.

¿Volvió el obrero? Ni por pensamien-to ni a cobrar al fin de la semana lascuatro horas que a él le parecieron eter-nas de rezo. Tal aborrecimiento cobró ala faena de rezar y al ama rezadora.

A- Pensamiento %1En todas partes se encuentran perso-

nas que sólo pueden ser comparadascon los globos; cuanto más ligeros son,más suben. Sin capacidad intelectual nicondiciones privilegiadas de corazón, seelevan por encima de los mejores y delos caracteres más sólidos y completos.En el seno de la confianza suelen reve-lar su habilidad en el vivir diciendo: «Note pongas mal con nadie; haz buena caraa todos. Con tus principios no lograrásotra cosa que perjudicarte a tí mismo.Según sople el viento, coloca la vela;arrímate donde veas ganancia, y que tunorma sea: «¡Fuera escrúpulos!»

Claro está que cuando uno de estosvolatineros cae al suelo, las acres burlasque resuenan por doquiera demuestranlo mucho que en secreto eran desprecia-dos. Entonces se repiten la palabras deEsquilo: «Ha perdido su fortuna habi-tual, se ha estrellado contra la roca dela justicia y nadie le co mpadece, nadie leecha de menos». WEIS

- 280 — — 281 —

Por las rías altas de Galicia

c=c==nril(Mía y el resto del edificio Ayuntamiento.Los Mercedarios recordamos al P. Felipede Meneses, allí enterrado en 1572, mien-tras hacía la visita de nuestros conventos.

Nuestros niños completaron en Orti-gueira sus provisiones, que con gran ape-tito consumieron en un islote, no lejos dela villa.

Cuando se cansaron de jugar, cantar yalborotar subimos de nuevo al auto, con-tinuando hasta la ría del Barquero, quepertenece ya a la provincia de Lugo. Eshermosa también, pero más pequeña quela de Ortigueira.

En ella vacía sus vagonetas un trenaéreo que desde los montes conduce elmineral de hierro. Por fortuna esa minacontinúa trabajando y los niños contem-plaron a su gusto el movimiento.

Satisfechos y con deseo de ver cosasnuevas continuamos a Vivero, cuya bahía,aunque de trazado sencillo, ofrece tam-bién hermoso aspecto. Nos sorprendió ala entrada de la villa una importantepuerta plateresca con sus cubos y trone-ras que envidiarían muchas ciudades.

Subimos a la iglesia parroquial, romá-nica, de hermosas proporciones, aunquenecesitada de restauración. Después devisitar a Jesús Sacramentado, tiramosalgunas placas en el pórtico y recorrimosotras iglesias, cruzando ante la estatuade Nicomedes Pastor Díaz, ilustre escri-tor vivariense.

Muchos de esos edificios recuerdan alfamoso mariscal Pedro Pardo de Cela, quesostuvo un largo cerco contra las fuerzasde los Reyes Católicos, empeñados enabatir la anarquía. Sonaban en mis oídoslos gritos de los sitiadores que desde fue-ra repetían: ¡Ah, Pedro Pardo, PedroPardo; habéis de entregar Vivero al Rey!Y, en efecto, no sólo hubo de rendirse,sino que su cabeza rodaba más tarde enla plaza de Mondoñedo con la de su hijoPedro de Miranda.

Yo visité un momento a la familia deCora y Lira, que tiene dos hijas Merceda,-rias, y dediqué un recuerdo al ilustre ca-ballero D. Jesús Cora, general del CuerpoJurídico, grande amigo de los Merceda-rios, como su hijo el simpático escritordel mismo nombre.

Eran las seis y media cuando reanuda-mos la marcha hacia el interior subiendopor la ladera de un valle precioso, siguien-do el curso del río Landrove.

Cuando estábamos en lo alto del montecomenzó a llover, pero esto nos contrariópoco, pues anochecía y no podíamos dila-tar el regreso a Ferro], adonde llegamosfelizmente a las ocho y media.

A la puerta de nuestra iglesia espera-ban los padres de los niños, que se ente-raron alborozados de nuestra excursión ytodos juntos rezamos una salve a NuestraSantísima Madre en acción de gracias.

FR. G. V.

— 283 —

Hice mis estudios al lado de la encan-tadora ría de Pontevedra. Los días deasueto subía con mis compañeros a losmontes vecinos, cuyas laderas semejanverdaderos jardines, con una variedadmaravillosa de tonos y al fondo el azulceleste de las aguas. Los paisajes fantás-ticos de algunos cuadros realzados conoro no dan más que una pálida idea detanta belleza.

Desde lo alto del Castro¡T e se admirana la vez las rías de Pontevedra y Arosa

y la entrada de la de Vigo, que dejanimpresión imborrable de las llamadas rías

bajas de Galicia, situadas sobre el Atlán-tico.

Arios adelante tuve ocasión de conocerlas Mariiias con las ensenadas de Betan-

zos, Puentedeume y Ferrol, que me pare-cieron bien, sin hacerme olvidar los pai-sajes de Pontevedra, que ocupaban en miafecto el lugar primero.

Después de residir varios arios en Fe-rrol no había visto aún las otras rías delNorte, hasta el 2 de mayo último, en quelos profesores de primera enseñanza denuestro Colegio me ofrecieron un asientoen el autocar que llevaba a sus alumnosen excursión.

Mi sorpresa fué grande al descubrir laría de Cedeira, villa visitada frecuente-mente por los Mercedarios, gracias a labuena amistad de su Párroco D. AntonioCastro, colaborador un tiempo de LA

MERCED.Sin detenernos seguimos monte arriba

hacia el santuario de San Andrés de Tei-

jklo, popularísimo en toda Galicia y Astu-rias y visitado anualmente por unos veintemil romeros. Un axioma popular afirma

que «a San Andrés de Teijido el que nova muerto, va vivo». ¡Es a donde puedellegar la fuerza tiránica del consonante!

La iglesia está, a orillas del mar, cercadel cabo Ortegal, y para llegar a ella hu-bimos de doblar la sierra a pie. El san-tuario es moderno. Sólo una portada pla-

teresca recuerda mejores tiempos para elArte. Bueno es también el busto del San-to, que guarda su reliquia y con el quenos retratamos, gracias a la amabilidaddel Rector señor Miragaya.

Satisfecha nuestra devoción y curios i-dad con haber visitado a San Andrés de

Lonxe, del que tanto habíamos oído ha-blar en la infancia, emprendimos el re-greso, pasando un mal rato hasta vernosen la cima del acantilado. Al cabo de treshoras estábamos en el autocar.

Contentos volvimos a Cedeira para to-mar la carretera de Santa Marta. Antesde llegar a esta villa tropezamos con elferrocarril de Ferrol a Gijón, cuyasobras están ya muy adelantadas. El via-

dueto de Mera, de cemento imitandoladrillo, ofrece hermoso aspecto. Toda 12

línea ha de ser muy costosa, pues las tri ll .

cheras, túneles y viaductos se sucedercasi sin interrupción.

La ría de Ortigueira nos embelesó 2

todos: es grande, compuesta de gran nti.

mero de ensenadas e islotes de maravillo.sa vegetación, en que el azul del mar ).el verde terrestre forman un cuadro divi.

no. Es poco profunda y por tanto incapazde barcos grandes, pero su belleza lebasta. Puede competir con la más herniosa de las rías bajas.

En la villa tenían los Dominicos un reguiar convento, cuya iglesia es hoy parro

— 282 —

RADIOGRAMAS==]

NOTICIAS7=`'

¿Quién debe cantar el PANEM DE

COELO en la reserva, el celebrante o loscantores?

¿Y si no hay cantores, sino sólo elorganista cantando la gente?

¿Y si el coro es de mujeres sola-mente?

«Dos cantores o acólitos, o a falta deéstos el diácono y subdiácono, o bien elmismo celebrante, si no hay otro que lohaga, cantan de rodillas el Panem decoelo, con aleluya en tiempo pascual, enla octava del Corpus y aun en la proce-sión del domingo siguiente a la octava».(Solans-Vendrell, edición 12. a , tomo II,núm. 549).

El P. Gregorio Martínez de Antoñana,buena autoridad litúrgica, fundado comolos anteriores en el decreto 3.983, diceque lo cantan de rodillas dos cantores oclérigos, o en su defecto el diácono ysubdiácono. (Tomo II, núm. 565).

En consecuencia a la segunda pre-gunta, si el organista no puede cantar elmencionado versículo, cántenlo los ministros, si los hay, o en su falta los mo-naguillos, que no son de peor condiciónque los cantores, o el sacristán, «y si nohay otro que lo haga», el mismo cele-brante.

A la tercera pregunta, las mujeresnunca pueden cantarlo, porque sólo de-ben cantar en la iglesia «formando partedel pueblo o representándolo » y el can-tar este versículo es de clérigos o dequienes los sustituyan, cantores, sacris-tanes o monaguillos. Se exceptúan lasreligiosas que viven en comunidad, susalumnas, las cuales en sus coros pue-den, y así lo hacen, cantar dos de ellasel Panem de coelo.

El sacerdote que dé la absolucióngeneral desde el altar, después de rezarlas preces de rodillas en la última gra-

da, ¿a qué lado se debe colocar paradar la absolución?

Al lado de la epístola y vuelto al pue-blo (Ceremonial de la orden, lib. XI, nú-mero 110). Esta es también la prescri p

-ción para la bendición papal, in cornilepistolae.

¿Se ganan las indulgencias del Ro-sario rezando el de difuntos con susoraciones, pero sin decir los misterios?

Conviene, pero parece que no es ne-cesario, anunciar los misterios al princi-pio de cada decena para facilitar la me-ditación de ellos.

Pero está prohibido, so pena de ga-nar las indulgencias, «añadir, quitar ointerpolar algo (Canon 934). Así lasletanías en que se reza un solo Kirieeleison, o no se responde a cada una delas invocaciones con el Ora pro nobis,pierden las indulgencias. Y es privilegioque se puedan ganar las indulgenciasdel Rosario, añadiendo algunas palabrasal Ave María, donde hoy esa costumbre.Tan delgado se hila.

Contestando, pues, a la pregunta, meparece que las oraciones que se añadena cada una de las decenas en el Rosariode difuntos, como verdaderas «añadidu-ras e interpolaciones » , quitan al Rosarioel carácter de tal, y por lo mismo no seganan sus indulgencias.

Ni parece legítima la razón de quepudiendo separarse el rezo de las dece-nas del Rosario, esas oraciones no sonmás que separaciones e interrupciones;porque no sólo interrumpen, sino quetambién modifican la contextura del Ro-sario, y por lo tanto caen de lleno en elmencionado canon, cuyas palabras sonterminantes: «las indulgencias cesan porcualquiera adición, sustracción o inter-polación».

Este es mi parecer, salvo meliori.

lijÁN

JUNQUERA DE AMBÍA

Huésped insigne.—Tres dias de gloriaPara Junquera, en que tuvo el honor de hos-pedar al Excmo. y Rvdmo. P. Fr. InocencioLópez Santamaria, Prelado del Piauhy.

El dia 26 de agosto, a la hora en 9ue estabaanunciada, llegó, esperado en el atrio de laex Colegiata por el P. Comendador con capaP luvial, la Comunidad, el Sr. Alcalde, losSres. Juez municipal, Presidente de la Juntalocal de Primera Enseñanza, Inspector deSanidad, jefe militar, jefes politicos, etcétera,etcétera. Con la Comunidad estaba el PadreGumersindo Placer, nuestro huésped de estosdias. Con las autoridades y pueblo el aristó-crata orensano D. Luis P. Colemán y otrosdistinguidos veraneantes.

Su Excelencia dirigió unas palabras de sa-ludo y felicitación y seguidamente se tras-ladó a la residencia, en donde fué'Mentado por las autoridades y señores delPueblo, con los cuales conversó una hora.

Dia 27. A las siete, Misa de Comunión dela V. O. T. de la Merced, por Su Excelencia.

A las diez, administró la Santa Confirma-ción a los niños y niñas, asistido por la insig-ne dama D. » Otilia Pérez de Colemän y suhijo Luisito, como padrinos, y por los señoresPárrocos del contorno.

A las cinco de la tarde, recibimos al Exce-lentisimo Sr. Obispo diocesano D. FlorencioCervirio. que vino a pagar al ExcelentisimoP. López Santamaria, su visita. Acompaña-ban a nuestro Prelado el Ilmo. Sr. ProvisorD. Diego Bug,allo y el Mayordomo de PalacioIlmo. Sr. Lage. Esperaban a Su Excelenciael Excmo. Prelado del Piauhy y las autori-dades y pueblo. El Excmo. Sr. Cervirio diri-gió un saludo emocionado a sus ovejas de estavilla , animándolos a seguir siendo fieles a suReligión. S. E. el Sr. Obispo diocesano, mar-chó muy complacido del recibimiento y de lafe de Junquera de Ambia.

A las ocho celebramos la gran velada con-memorativa del VII Centenario de la Confir-mación de la Merced, que se dignó presidirel Excmo. Sr. Obispo de Piahuy, conforme alsiguiente programa:

Palabras de presentación, Rvdo. PadreCarlos Silva Castro.

Adhesión al acto, Sr. Alcalde D José PérezCid.

«Os teus ollos», balada gallega, por el or-feón, dirigido por D. Antonio Puga.

«La Orden Mercedaria y España», señorD. José Guede.

«Los Mercedarios y la Medicina», doctorD. José Ferreiro, Inspector de Sanidad.

«Junquera de Ambia y la Merced», Reve-rendo P. Fr. Gumersindo Placer.

«L'Ampurdan», composición catalana, deE. Morera, orfeón.

«La Merced, Orden de Héroes», Sr. D. An-tonio Amado, Presidente del Consejo local dePrimera Enseñanza.

«Las Santas de la Merced», D. « Luisa Da-costa, Maestra Nacional.

«Merced a los cautivos», poesia leida porCarlitos Ferreira

«La fecundidad de la Iglesia y la Orden dela Merced», Licenciado D. Delfin Martínez,Presbítero.

«San Campio», por el orfeón, letra del Ar-zobispo Lago, música de Torres Creo.

Por fin nos dirigió una hermosa alocuciónel Excmo. P. López Santamaría, felicitandoa todos los colaboradores por su arte y amora la Merced, a las autoridades por su adhe-sión, al público (400 asistentes, que es la ca-pacidad del Salón de Actos del Catecismo)por su asistencia y cultura. Manifestó espe.cialmente su satisfacción, haciendo allí lapromesa de haber de volver por Junquera deAmbia si tiene la dicha de volver a España.

Terminamos el acto cantando el «Himnode la Merced».

El dia 28 ha sido para él de relativo des-

— 285 —- 284 —

LOS

una sentida plática. Las nuevas novi---ias recibieron los nombres de Sor Maria de

O

agbeuleesna.y Sor Maria de Jesús. Nuestrans Ao rnEl dia 6 del corriente tuvimos también una

g'ratisima visita; llegó de Madrid a ésta elExcmo. y Rvdmo. P. Inocencio López, Obis-Po de Piauhy (Brasil), acompañado de FrayPbedro N. Al divisarle lanzarnos a vuelo nues-tras sonoras campanas, para demostrar dealgún modo la inmensa alegria que su venidanos hacia sentir. Toda la Comunidad que es-Peraba en la iglesia, besó reverente el anillo.Al arrodillarse en el reclinatorio, el Coro delNoviciados.ivceiaedeocantó un precióso «Benedictus» atres

El siguiente dia celebró la Misa de Comu-nidad. El altar apareció profusamente ilumi-nado y artísticamente adornado. El Coro in-terpretó motetes que gustaron mucho.

El templo se hallaba atestado de fieles querecibieron el Pan de los Angeles de manosdel ilustre Prelado. Fué ayudado por el señor'Vicario D. Cipriano Echaniz, el Capellán donAndrés y el Hermano Pedro N., Mercedario.Tuvimos con ese motivo el gusto de saludartambién al Rvdo. P. Clemente Vázquez, Su-ePoei).io r del Reformatorio de la capital guipuz-coana. A las tres del mismo día 7 se despidede esta Comunidad.

De paso para Bérriz visitó nuestra casaSanátorio de Eibar (Guipúz-

Que Ntra. Sma. Madre bendiga todas susmpresas, guíe sus pasos y llegue con felici-ad al término de su viaje, de corazón leeseamos.A Verín.--E1 30 del corriente parten, Dios

inediante, las Hermanas destinadas a la nue-Va fundación de, Vería (Orense).

De esta provincia salen: Superiora, Reve-renda M. Jacinta Uribesalgo, Sor AmaliaGuinda y Sor Jesusa Zubia, acompañadas dela Rvda. M. Maria Aspe, C. General.

De Andalucía, Sor Maria Lourdes Gurrea,Sor Alejandra Cerralbo y Sor Felisa Lafuen-te,, acompadas de la R. M. Encarnación Maez-t a . Se van a hacer cargo de un hermoso Co-legio. Nuestra Sma. Madre recompense alIt. P. Ricardo Delgado Capeäns el interésque siempre nos demuestra.

PAQUETA (Brasil)

Preventorio D. Amelia.—Celebramos eldia del S. C. de Jesús con la máxima satisfac-ción de ver acercarse por primera vez al ban-quete Eucarístico 25 niños y 8 niñas, delas cuales una recibió la víspera las aguasbautismales, huérfana de madre rusa e hijade padre portugués.

María, antes del bautismo Salomitas, co-mulga todos los días, pidiendo a Dios queablande el corazón de su padre y tengan sushermanitos la misma dicha que ella, la de sercristianos.

Con mucha solemnidad y acompañada denuestra R. M. Provincial y varias hermanitasde Niteroi que con las niñas internas pasaronel dia aquí, celebró sus bodas de plata deprofesión Sor Inés, a quien los niños allí aco-gidos la consideran como a su propia madre.También hicieron los votos perpetuos SorMarcela y Sor Manuela. —La Corresponsal.

Viaje del Ilmo. P. Inocencio López.—El cariño y la gratitud obligaban al Ilustrísi-mo Sr. Obispo de Trebenna a visitar los cen-tros misionales que se interesan por su pre-latura del Piauhy, aunque no le fué posi-ble atender todas las peticiones por la premu-ra de tiempo.

Salió de Madrid a mediados de agosto, di-rigiéndose a Bilbao, donde asistió a variasfunciones misionales, lo mismo que en Guer-nica, Marquina, Bérriz, etc., prodigando entodas partes aliento y optimismo.

Pasó luego a Galicia, deteniéndose en losconventos de Sarria, Junquera de Ambia(donde le dedicaron una espléndida veladaliteraria) y Verin, donde pensaba tomaraguas, lo que apenas pudo hacer. En muchospueblos, lo mismo que en Madrid, hubo deadministrar el Sacramento de la Confirma-ción a numerosos niños, con permiso y aruego de los respectivos Prelados.

El de Orense, Ilmo. Sr. Cerviño, tuvo laamabilidad extraordinaria de acompañarleal convento de Poyo, donde el P. Inocenciohabía de ordenar a algunos jóvenes merce-darlos y descansar los últimos días antes deembarcar en Vigo el 7 del corriente. Leacompaña en esta última parte del viajenuestro P. Provincial.

e

— 287 —

canso. A las ocho, a continuación del Rosa-rio, nos tuvo una conferencia misional, queel gran público oyó con gran silencio y gustoinmenso.

El 29 partió. A despedirle acudió otra veztoda la población con sus autoridades. Diosvaya con el por las lejanas tierras de Brasil.

Del Instituto de las Hermanas Merceda.-rias de la Caridad

MADRID

En el Sanatorio "Lago„ de La Tablada.El dia 3 del pasado agosto tuvimos la gransatisfacción de saludar de nuevo y ofrecernuestros respetos al Ilmo. Sr. Obispo titularde Trebenna y Prelado del Buen Jesús deGurgueia (Brasil), Rvdo. P. Fr. Inocencio L.Santamaría, quien, como en su reciente visi-ta había prometido, vino a administrar el Sa-cramento de la Confirmación a los ya nume-rosos pobladores de Tablada.

El afecto, consideración y cariño que aquise le tiene se hicieron bien patentes cuando,al descender del coche que le conducia, encompañia c;e1 Rvdo. P. Provincial de la Or-den, Fr. Alberto Barros, a la puerta del Sa-natorio, estalló una nutrida salva de vítoresy aplausos que, partiendo de todas las gale-rías de las enfermas que esperaban su llega-da, se hicieron interminables hasta penetrarel ilustre Prelado en el vestíbulo del estable-cimiento, donde fué cumplimentado por sualto personal, saludándole y besando su ani-llo pastoral el eminente Dr. D. Julio Blanco,Director del Sanatorio; médicos residentesDres. Alvarez y Zapatero, Capellán, Comu-nidad, Párrocos de Los Molinos y Guadarra-ma, personal administrativo de la casa y de-más empleados.

El señor Obispo, ante tan entusiasta ala par què sincero recibimiento, se hallabavisiblemente emocionado, y después de darlas gracias a todos y conversar afablementeunos momentos con las indicadas personali-dades, acompañado del señor Director—pa-drino de la ceremonia—de la Comunidad,Párrocos y de las madrinas de la Confirma-ción—doña Pilar Gómez Pallete de Alvarezy doña Maria Suárez de Torres Grima—se

dirigió a la capilla, que estaba primorosa'mente adornada, como en los dias de grangala, donde habla de conferirse la confirma-ción.

Dirigió a los niños sentida plática llenade evangélica unción y en tono familiar, enla que expuso la significación de este Sacra-mento, la gracia que en él se recibía paradefender heroicamente la fe que se les infun-dió en el Bautismo, y juntamente con esagracia divina, los dones y. carismas del Espí

-ritu Santo, sus frutos y demás beneficioespirituales para poder cumplir fielmentelos deberes de cristianos, aun en las perse-cuciones más recias. Recibieron la Confirma-ción cincuenta y cinco niños de Tablada y

y veinticinco enfermas del Sanatorio.Terminado el solemne acto y rodeado de

todas las Religiosas, les dirigió palabras deconsuelo, aliento y fortaleza para proseguilla ardua y meritisima labor del cuidado delos enfermos a que están consagradas, t &

niendo frases de justo elogio por el celo ycompetencia con . que vienen prestando suasistencia, en pro de todo cuanto significasalvación material y moral de los enfermos

Fué despedido luego por todo el personalcon las mismas pruebas de afecto y cariñoque a su llegada, dejando entre nosotrosrecuerdo imperecedero de su visita.

Que el Señor le acompañe en el regreso asu muy amada Diócesis.

ZUMARRAGA (Noviciado

El dia 1. 0 de agosto tuvimos el honor deabrazar a nuestra amada Madre general, que,acompañada de su digna secretaria, vino apasar unos días entre nosotras. A su llegada altemplo, preciosamente adornado, se cantó el«Te Deum», que resultó muy solemne. Edomingo la obsequiamos con una veladaliterario-musical.

El 2 de agosto, fiesta de la Descensión deNuestra Santísima Madre, tuvimos misa cantada por el coro del Noviciado. El mismo diaa las tres y media de la tarde, fueron reyestidas con el blanco hábito de la Merced laspostulantes Angela Vich Aragonés y Ramona

Portela del Río. La ceremonia estuvo a cargodel señor capellán don Andrés O., que les

— 286 —

Va con el Sr. Obispo el Hermano Fr. No-lasco Ayarza, para quien no es nuevo el con-tinente americano. ¡A ambos felicísimo viajey mil bendiciones del cielo en su labor apos-tólica!

LORCA

El 31 de agosto hizo su profesión en esteconvento de Mercedarias la señorita Grego-ria Robles (ahora Sor Felicidad de Jesús),después de los Ejercicios que dió a toda laComunidad el P. Guillermo Vázquez. Perte-nece la novicia a una distinguida familialeonesa que el ario pasado lloró su separacióny ahora fué a buscar consuelo a recienteslutos domésticos, hallándolo abundante en laconfianza en Dios, que nos reunirá a todos enel cielo.

NECROLOGÍAEn Herencia, a las cuatro de la tarde del

17 de agosto, falleció la señora D. a DoloresCobos Aragonés, habiendo recibido todos losSacramentos, la indulgencia plenaria de Ter-ciaria de la Merced y la Bendición Papal.Con todo conocimiento, que conservó hastael último momento, se preparó a bien morir,contestando con todo fervor a la recomend a

-ción del alma.A sus hijos, el presbítero don Antonio

y señorita Mercedes, nuestro sentido p é-same.

Nuestros lectores nos harán una caridadencomendando a Dios esta señora, muYamante y devota de la Merced.

BIBLIOGRAFÍACATECISMO DEL ESTADO RELI-

GIOSO para uso de los novicios conformeal Código de Derecho Canónico, por elP. L. Fanfani, O. P. Traducción del PadreCándido Fernández, de la misma Orden.Un tomo de 19 X 12 centímetros, co" 154páginas. Pesetas 3,50, encuadernado. Edi-torial Litúrgica Española, S. A. Cortes, 581,Barcelona.

La finalidad de esta nueva obra del ilustrecanonista P. Fanfani, es presentar a los novi-cios y novicias un guía que, de modo claro ycompendioso, los prepare convenientementepara la profesión, según ordena el Código ensu canon 565.

Cierto que no faltan libros sobre la mate-ria, pero salvas raras excepciones, la mayorparte, más bien que señalar las principalesdisposiciones disciplinares de la Iglesia, se

proponen exclusivamente tratar asuntos deascética y mística. Labor sin duda utilísima/pero a todas luces insuficiente, si ha de llegar'se a la meta señalada por el Código: que losnovicios adquieran ideas claras y precisasacerca de lo que es y debe ser la vida religiosa.

Este catecismo aspira a llenar el vacío yestarnos convencidos de que lo cumple plena-mente. Es más, estamos seguros ' de que ser-virá admirablemente para que los noviciospuedan prepararse al examen que suelehacerse antes de la profesión, y tambiénpara que sirva de acicate y estimulo paraenfervorizarlos y alentarlos en el noble em-peño a que se han consagrado. ¡Ojalá que lossuperiores y maestros de novicios lo repartancomo pan bendito entre sus súbditos! Quizás/asi, podría evitarse el decaimiento y la faltade celo por la observancia regular que aveces se nota en ciertos individuos.

CON LAS DEBIDAS LICENCIAS

EDITORIAL CATÓLICA TOLEDANA, JUAN LABRADOR, 6, TELÉFONO 211

- 288 -