mini biografia de tertuliano

287

Upload: nicolas-leon

Post on 03-Dec-2015

376 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

Mini biografia

TRANSCRIPT

  • A ' . O O G I A

    I DE

    BT1116

  • Jos Angel Benavides,

  • \

    A P O L O G A DE QUINTO SEPTIMIO

    F L O R E N T E T E R T U L I A N O ,

    P R E S B T E R O D E C A R T A G O ,

    C O N T R A L O S G E N T I L E S ,

    EN DEFENSA DE LOS CHRISTIANOS:

    T R A D U C I D A 176. 110536

    por el Illmo. Fr. D. Pedro Maero, Obispo de Tarazona, Se.

    Km BIT*-OTICA KSLXk C O N L I C E N C I A : E N M A D B g | | . V C NUEVO LfOM

    EN LA OFICINA DE D. BENITO CANO. AO K D C C U X I U ,

    37945

  • r i t / t

    T S .

    tefi

    . 0 i ' I J . t j\ 3 T 3 T T / " T I rf O IOJ 1

    A ' j ; ra o

    J ( T / I : . D B O J Al -J 1

    *-:. i01 - AS;;- ;cr 3

    , \ AcilOiJOA.T

    0 K - O O T I N ? 3 . a 3 A A V . ;) j i O / j y 3

    A L R E Y N. S r .

    F E L I P E I " V r

    o

    f . /Si . ' . H'^ ft ."'A V.'. \ r.U'5 KOt-O/I .s.0 ' . i J . j V.1 -M'.T L hVi "

  • causa de la Religin es lo que escribi Ter-tuliano en estos tres opsculos, que dedico la piedad catlica de V. M., no para im-plorar el real patrocinio , como suele hacer-se en estas cartas (que los que desean la emienda agradecen la correccin), sino para manifestar el exemplo. No son estas lneas Dedicatoria , sino parte del libro. Tertu-liano escribe cmo se han de hacer estas virtudes: V. M. las muestra hechas. El ha-bla : V. M. obra. El dice: V. Magestad ensea. Tertuliano las pinta con los colores de la eloqencia : V. M. las vivifica con el exercicio de las operaciones; con que se puede decir hay tanta diferencia de la par-te del libro que escribe Tertuliano la que V. M. ensea, como de lo vivo lo pinta-do. La sangre y los tesoros que se han der-ramado en Flandes por conservar la pure-za de la Religin no lo ignoran los mismos que no lo dicen. No se han buscado en aque-llas peleas vasallos que se tenan, sino Re-ligin pura que se intent profanar. A los mismos vasallos naturales no quiso la Ma-gestad Catlica tener por propios estando

    fue-

    fuer a de la Fe. Mas dentro de las venas tie-ne V. M. la Religin que la sangre : no con-sinti estuviese en Espaa el que sali de Roma : fuera de la Religin todo es ageno. Divdase el Patrimonio Real (siendo innume-rable), y se hallar que se gasta mas en de-

    fensa de la Fe , que en servicio de la Mo-narqua. No hablo de los gastos que se hacen en las armadas , exrcitos y presidios (que estos no los pasar la emulacin por gastos religiosos), sino precisamente los que se ha-cen en materia de Religin aumentando la Fe , sustentando Ministros y erigiendo tem-plos en Asia , Africa, Amrica y Filipinas. \0 bienaventurado el Reyno donde gasta mas la defensa de la Fe que la vida, la Religin que el Estado , la Casa de Dios que la del Rey! Para no apartar del oficio de defensor de la Fe el de profesor de la paciencia, gas-ta V. M. tanto patrimonio en defensa de la Religin , y sufre que la emulacin se lo nie-gue ; pero no embaraza sta la continuacin de tan santa obra; porque sabe bien la Ma-gestad Catlica que en las obras de Religin mas crece el mrito quando se les niega el

    aplau-

  • aplauso. La paciencia en las calamidades me-jor la ha practicado V. M. que Tertuliano la ha escrito. No es menester individuar por menor los golpes , que al paso que son recios, son muy tiernos, sino mostrar el magisterio de la constancia con que V. M. ha tolerado. Ninguna adversidad de acerbos casos ha conturbado el nimo real, ni inmutado la mesura , ni desconcertado la resignacin. Atendi V. M. la mano que enviaba los tra-bajos, y reconociendo discretamente el fin que tiene Dios en la amargura de estos exer-cicios, admitilos como prendas de su amor, agradecilos como beneficios 9 con que no cau-saron destemplanza, sino consuelo. Podr ser que alguno haya visto al Rey Catlico enojado, pero no impaciente; que el enojo es afecto , la impaciencia vicio. Q,uin podr referir sin muchas lgrimas la piedad con que V. M. socorre no solo los Eclesisticos, sino todos los fieles Irlandeses, Ingleses y Escoceses desterrados de aquellas Provincias por causa de la Religin Catlica, acudien-do la pobreza de todos segn la calidad y necesidad de las personas como si fuese pa-

    dre

    dre de cada uno. Los que contaren la muche-dumbre de hombres, nios y mugeres que es-tos aos han venido desterrados de Inglater-ra Irlanda los Rey nos de V. M., y la largueza con que se alimentan n la mesa de la piedad catlica podrn sumar la cantidad que se gasta en estos quotidianos socorros. O caridad verdaderamente catlica! pues mu-chas veces se ha faltado en lo domstico lo preciso, porque los Catlicos desterrados tu-viesen lo sobrado. Siendo yo General de la Orden de S. Francisco di noticia V. M. como haban llegado huyendo de la persecu-cin tres Monjas Irlandesas de la Orden de Santa Clara, y luego V. M. fu servido mandar dotarlas de su Real Hacienda con tan real magnificencia , que el mismo que la recibi la moder por excesiva. Luego des-embarcron quarenta y tres Religiosas de la misma nacin por la misma causa, y pare-cindome que nuevamente pedir era molesta-mente abusar de la piedad, me encog por modestia , contentndome con dar razn V. M., que luego fu servido desahogar mi encogimiento, mandando consignar quatro mil

    du-

  • ducados cada ao para alimento de las Reli-giosas desterradas, que efectivamente se pa-garon , y actualmente se gastan en este em-pleo. Constando pues el exemplo con que V. M. exercita estas operaciones, se conoce-r la justificacin de mi Dedicatoria pues quando otros dedican V. M. las obras de sus escritos , yo dedico en V. M. para exem-plo de todos los siglos los libros de la defensa de la Fe , el libro de la paciencia,y el libro de los socorros que deben hacerse los pre-sos por causa de la Religin, para que una vez se vea grabado en la ara del exemplo lo que otras se ha visto en los escritos. Dios guarde la Real Persona de V. M. como yo suplico y la Christiandad ha menester. Ta-razona 8 de Diciembre de 1656.

    Fr. Pedro Maero, Obispo de Tarazona.

    PRE-

    A D V E R T E N C I A D E L EDITOR.

    3Sn todos los siglos de la Iglesia han sido recomendables las obras de Tertuliano, especialmente las que es-cribi siendo Catlico ; y los Santos Padres y Escritores Eclesisticos hi-ciron siempre grande aprecio de ellas no solo por su mucha antigedad, si-no por la vivacidad de ingenio de su autor, y por el ardiente zelo que en sus escritos mostr siempre en defen-sa de los Christianos contra las perse-cuciones que padecieron de los Gen-tiles. Entre todas se contempla por mejor y de mas singular mrito la Apologa que escribi en tiempo del Emperador Severo fines del siglo se-gundo y principios del tercero : obra ciertamente digna de los elogios que en todos tiempos le han hecho los que escriben asuntos de Religin.

    Con este motivo varios escritores pia-

  • piadosos publicaron en sus pases esta obra en lengua vulgar con el fin de facilitar su lectura los que ignorasen el lenguage latino de Tertuliano , y pudiesen disfrutar los fieles una obra t i l , llena de piedad , y de mucha edificacin. En Espaa el Ilustrsimo D. Fr. Pedro Maero, Obispo de Ta-razona , siendo Guardian en el Con-vento de S. Francisco de Zaragoza, traduxo al castellano la Apologa mediados del siglo pasado , y se pu-blic en Zaragoza en 1 6 4 4 en un vo-lumen 4.0 Despues continu en tra-ducir otras obras del mismo Tertu-liano , como fueron el libro de Pacien-cia y el de la Exhortacin los Mr-tires , y los public en la reimpresin que hizo de la Apologa en el ao 1 6 5 r, siendo ya Obispo de Tarazona , la qual dedic Felipe I V . , y en esta edicin aument mucho la Prefacin y puso mas notas en la obra. No di-

    r re

    r ahora cosa alguna sobre los pare-ceres de los sabios acerca del m-rito de esta traduccin de Maero, sobre la erudicin y crtica en los asun-tos que trata en la Prefacin la Apo-loga y dems escritos de Tertuliano y en sus notas , por no alargarme de-masiado , y porque lo considero mas propio de los que se dedican mejo-rar los escritos que traducen y publi-can, que no de un mero editor que so-lo se propone que el pblico no ca-rezca de una obra til, y que la de-sea con ansia. Solo dir que mi ni-mo en esta reimpresin ha sido facili-tar los que desean esta obra poder-la conseguir mnos costa que los po-cos exemplares que se hallan de venta de la edicin anterior , y que el p-blico literario disfrute una obra caste-llana de autor que se ha tenido por texto de nuestro idioma. Porque no admite duda que la versin de Mae-

    ro

  • ro de los libros de Tertuliano , aun-que muy libre y redundante , tiene en su favor haber explicado los pen-samientos de Tertuliano con lengua-ge espaol puro y castizo; prenda muy apreciable , y que conduce mu-cho para mantener nuestro idioma en aquella pureza que se desea en un tiempo que se est corrompiendo conti-nuamente por la introduccin de voces y frases extraas, quando sabemos que nuestra lengua no carece de otras cor-respondientes , mas propias y puras.

    Estos han sido los motivos que me han impelido para hacer esta reim-presin. Si los literatos aprueban , co-mo lo espero , m i m o d o de pensar, continuar en reimprimir algunas obras, como que mi nimo es y ha sido siem-pre contribuir por mi parte , quanto pueda la reimpresin y publicacin de las obras tiles los adelantamien-tos de las letras y cultura de la Nacin.

    P R E -

    PRE-F ACION

    A XA A P O L O G A r A TOVAS LAS OBRAS

    D E T E R T U L I A N O .

    E ste libro apologtico es el principal que Tertu-liano escribi > porque en la erudicin es el mas perito , en la magnitud el mas extenso , en la doc-trina el mas catolico , en el orden de escribir el segundo de sus opsculos, y en la importancia de las materias que trata ei primero. Por esta ma-yora , y por las instancias de algunos curiosos, se tratar en el exordio todo lo concerniente al ar-gumento de este tratado , la vida de su Autor, y la calidad de su doctrina , para que desde la cabeza de sus libros se derive las otras partes el jnfliuco de las noticias.

    I. A qu leyes de traducir est ajustada esta versin.

    o es mi nimo en esta versin afectar estudios de ostentacin intil, que fuera vanidad irreligio-sa : ni intento descifrar Tertuliano , que fuera presumir mas que los doctos ; pues los hombres mas eruditos de Europa que trabajaron para ilus-trarle , confiesan que dexron los otrs que es-tudiar. Solo pretendo que este trabajo sirva de

    A exem-

  • ro de los libros de Tertuliano , aun-que muy libre y redundante , tiene en su favor haber explicado los pen-samientos de Tertuliano con lengua-ge espaol puro y castizo; prenda muy apreciable , y que conduce mu-cho para mantener nuestro idioma en aquella pureza que se desea en un tiempo que se est corrompiendo conti-nuamente por la introduccin de voces y frases extraas, quando sabemos que nuestra lengua no carece de otras cor-respondientes , mas propias y puras.

    Estos han sido los motivos que me han impelido para hacer esta reim-presin. Si los literatos aprueban , co-mo lo espero , m i m o d o de pensar, continuar en reimprimir algunas obras, como que mi nimo es y ha sido siem-pre contribuir por mi parte , quanto pueda la reimpresin y publicacin de las obras tiles los adelantamien-tos de las letras y cultura de la Nacin.

    P R E -

    PRE-F ACION

    A XA A P O L O G A r A TOVAS LAS OBRAS

    D E T E R T U L I A N O .

    E ste libro apologtico es el principal que Tertu-liano escribi > porque en la erudicin es el mas perito , en la magnitud el mas extenso , en la doc-trina el mas catolico , en el orden de escribir el segundo de sus opsculos, y en la importancia de las materias que trata ei primero. Por esta ma-yora , y por las instancias de algunos curiosos, se tratar en el exordio todo lo concerniente al ar-gumento de este tratado , la vida de su Autor, y la calidad de su doctrina , para que desde la cabeza de sus libros se derive las otras partes el jnfliuco de las noticias.

    I. A qu leyes de traducir est ajustada esta versin.

    o es mi nimo en esta versin afectar estudios de ostentacin intil, que fuera vanidad irreligio-sa : ni intento descifrar Tertuliano , que fuera presumir mas que los doctos ; pues los hombres mas eruditos de Europa que trabajaron para ilus-trarle , confiesan que dexron los otrs que es-tudiar. Solo pretendo que este trabajo sirva de

    A exem-

  • exemplo la piedad de los rieles, y q-ie se enfer-vorice la tibieza de los Christianos h llama de los incendios de la primitiva I^lesii. Para fomen-tar la devociou y despertar la-pereza 110 hay au-tor mas antiguo, ni libro mas ardiente , si el des-ali 10 de la versin no deteriora la viveza de los origin iles. De sta doy en el exordio la razn , no para embargar la c;is ira , que agradecen la cor-reccin los que estudian sin confianza, sino para que nadie juzgue por imperitos casuales los yer-ros que la necesidad hace forzosos. Querer domes-ticar la ferocidad de este Africano, induce necesi-dad en los yerros : haberlos previsto, excusa. Ar-dua^ pretensin querer copiar con vulgares pince-les ideas tan remotas de lo vulgar : dificultosa em-presa querer llevar sin torcer la mano por agenas lneas : imposible asunto beberle Tertuliano el espritu: despeo inevitable querer correr en las tinieblas obscuras.

    Lactancio (1) llama los opsculos de Tertu-liano ingeniosas obscuridades, y S. Agustn (2) estu-diadas tinieblas 5 que en estudios de este autor has-ta las tinieblas son doctas, y lucida la obscuridad. Los escoliadores prohijan esta lobreguez tan ciega las figuras griegas que observ. Escribi latn en griego ; qued obscuro como el romance en latn. Yo la atribuyo la extravagancia del ingenio, que por alto es casi imperceptible, por fecundo' tan copioso , que avocndose tantas alusiones y noti-cias , no pueden salir ordenadas 5 salen en tropel

    con-(1) L. j . Diu. in instit. cap. 1. Tertullianus in loquendo pa-

    rum facilis , minas comptus , & multum obscurus. (2) Lib. 1 . contra Faust. Ajfectavit Tertullianus obscuri-

    talem.

    Confuso unas sobre las otras. Para desenlazarlas y colocarlas graciosa y desembarazadamente en la ora-cion es preciso aadir reformar palabras. Si esto es faltar las leyes de la versin , es falta forzo-samente necesaria$ que el estilo de este Autor no se puede sujetar estos rigores. Algunos (1) quie-ren que sea la versin tan fiel y puntual, que no se mude una slaba, ni una coma, sino que pase como dicen los Griegos el barco por barco (ceda la propiedad la indecencia de la voz) y el mor-tero por mortero. Otros ( 2 ) desahogan este rigor con la licencia parafrstica. Ambas leyes exceden: aquella es escrupulosa, sta relajada. El (3) cortar lo superfiuo, dice S. Gernimo , no es injuria de la sentencia , sino adorno : aadir para llenarla no es infidelidad , sino alio. L a parfrasis es interpre-tacin licenciosa , que no es fiel traslado del ori-ginal , sino explicacin del sentido ; no copia fiel y verdadera , sino suma equivalente , que por eso los Griegos la llaman proporcion. No entiendo yo, dice (4) Quintiliano , que la parfrasis sea tan so-lamente interpretacin de la letra , sino varia decla-racin de los sentidos declarados con qualquier gne-ro y abundancia de palabras.

    Las reglas fieles de traducir las observ Cice-on

    (x) Boecio traduxo Porfirio la letra sin aadir, ni mudar una slaba , ni coma , por seguir el adagio de los Griegos : In versione mortarium esi vertendum mortarium; 6- scapha scapha.

    (2) Rufino verti parafrsticamente la Apologa de T e r -tuliano de griego en latin.

    (3) Epist. 65. eadem ad verbum exprimere , non est ejus qui servare velit eloquii venustatcm.

    (4) L. 10. c. 5. Nque ego paraphrasin es se interpreta-tionem tantum volo , sed cia eosdem sensus certamen at-que temulationem.

    Az

  • 4 Prefacin /a Apologia ron en la versin de las oraciones contrarias de Eschines y Demstenes, trasladando la viveza de la sentencia, y mudando la pompa griega en ma-gostad latina (i). En esta versin, dice Tulio, co-pi la imagen , no los colores : no cont las palabras, sino las pes : no mir ri nmero , sino el valor. C o n esta regla se ha de medir nuestra versin : en la qual ponder palabras , no las cont : recog el gra-no del valor de la sentencia, y no cuid de la paja despojo de las slabas, aadiendo en lo conciso los suplementos .forzosos ; en lo suspenso la tra-bazn de las clusulas;, en lo simblico el circun-loquio para aclarecer el sentido : pues como dice -S. Geronimo (2): El que traduce no ha de mirar la material significacin de la voz, sino la cor-respondencia que tiene con el idioma, en cuya lengua traduce. para penetrar sta procur rastrear los im-pulsos que el autor imprime en las sentencias que escribe ; pues como dice Quintiliano (3) : La mayor parte de la eloqencia nace del espritu ardiente y fervoroso. Aquello que no se lee es-el alma de la sentencia : el conato con que se dixo, la substan-cia. Si en esta versin se hallaren algunas cer-cenadas redundantes , no por eso debe censurar-se de mnos fiel ; que de otra mas puntual dixo S. G e r n i m o (4) : Confieso ingenuamente , que en la

    ver-

    (1) In Pra:f. ad duas orationes contrar. Non cnim me an-numerare ca lectori putavi , sed tantum appendere. Vase en San Gernim. Epist. 101.

    (2) Epbt. ad Sunniam ; & Fretelam. Hanc esse regulam boni jnterpreti: scimus ut idiomata alterius lingua:, suce lin-gue: expri*nat proprietate.

    (3) Lib. i , cap. 2. Maxima pars eloquenti^ constai animo. (4) Ep. 101. Libera voce profiteor, me interpretai ione Gra-

    corum m scripturir sanctis , ubi verborum ordo mysterium est , non xxerbum de verbo , sed sensum exprimere de sensu.

    versin de la Sagrada Escritura , en la qual aun el orden de las palabras es misterioso , no traslado yo palabra de palabra, sino sentencia de sentencia.

    La falta (1) de fidelsimo' ajustamiento tiene dis-culpa en la variedad con que se escribe la letra del texto ; pues apnas se hallarn dos exemplares que en toda una clusula conformen. Este desorden se evitar' siguiendo leccin determinada de un esco-liador i pero no hay determinadamente alguno que en todo siga lo mas cierto ; que en algunas clu-sulas es mas probable la puntuacin de Zefiro, en otras las adiciones de Renano ; en otras la situacin de Pamelio; en otras la correccin de la Cerda, y en otras la rigurossima reformacin de Nicols Rigal-cio : y el que traduce debe eligir la leccin mas ra-zonable. En versin de libro sagrado fuera obligacin sealar por qu una leccin se sigue y otra se dexa, y en sta fuera curiosidad. Mas dixo Clemente (2) Ale-xandrino: El que ocupa todo su entendimiento en escar-bar las comas de las dicciones ignora las cosas. Quando se busca con sencillez la edificacin de los fieles no se atiende ostentacin de erudicin. Y dixo (3) S. Gregorio : No es decoroso 4 los que ensean las doctrinas del cielo estrecharse las reglas de Dona-to. No por eso me desviar del instituto en seguir norte fixo , que atender seguir los originales del doctsimo P. Juan Luis de h Ceida por mas nue-vamente correctos. Y quando me apartare de su

    . sen-(1) La variedad con que se lee la letra original de los li-

    bros de Tertuliano es grandsima. (2) Lib. 2. Stromat. Eos qui becrent dictionibus, & inhis

    tunt oceupati , res ipsee fugiunt. (3) Epist. ad Leandr. Refertur dist. 36. Indignum vehe-

    menter existimo , ut verba calestis oraculi restringam sub re-gulis Donati.

  • sentir para satisfaccin de la pena en no seguir-le sealare la fuerza de dexarle. Pudo la desaten-cin dexar esta versin con faltas 5 mas dixo S. Ge-rnimo {i) que en una sencilla traduccin puede ha-ber faltas sin culpas-, qU e la raredad del ingenio de este prodigioso Africano traxo los ctrgos la excusa.

    II. Que esta Apologa se escribi contra la quinta persecucin de la Iglesia.

    A n o (2) 200 de Christo estaba en Cartago Ter-

    e r a " Z \ l T - 0 n i 0 P r a u s e n d * & Em-perador Severo se haba movido en Roma una per-secucin contra los Christianos tan cruel, q u e ^ munmerue se pensaba era la ltima de Am-ChriT-to. Acudi Tertuliano Roma ardientemente ze-loso al amparo de la christiandad afligida ; y ( 3) all

    sent^ndf i * " ^ A p o l ^ e i 1 sudefensaV pre-sentandola secretamente los Cnsules, Senadores y Magistrados. Un ao tan solamente dur e rl

    r n p a P e r S C C U C o n : durlo que tardo Tertuliano en- escribir: leyse esta Apolo-

    ga, no^tn. 10U Simplex translati0 hahere errorem,

    (2) Esta Apologa se escribi ao 2 0 0 . Porque dice aou

    o^nrt AfbinV^ W T " bUSCaban Cmnces c o n f r X con Albino. Y la victoria contra Albino sucedi ao ron como d.ce Gualterio secc. 2. fol. .80 Y J u u

    y ci las obras de Tertuliano. 7 ga, y revoc el Senado su decreto. Llmase (1) la quinta persecucin de la Iglesia; no porque fue-se la quinta que Severo decret en Alexandra ao 204 , volviendo victorioso de la segunda jornada de los Partos; sino porque f i prehdio de aquella. Y comunmente es llamada persecucin de Severo, no porque este Prncipe la decretase, sino porque sucedi en tiempo de su imperio.

    Apnas conclayo Tertuliano la Apologa , quan-do en competencia la procuraron traducir las na-ciones de la christiandad. Tradxose primeramen-te en lengua (2) griega ; y de la griega le verti en latina parafrsticamente Rufino , para que acla-recida la densidad del estilo original, corriese mas comunmente entre los fieles tratable , para que no hubiese en la Iglesia nacin , ni entre los fieles in-genio que no gozase de este literario prodigio. Mil y quatrocientos aos han pasado desde que Ter-tuliano la escribi , y mas de mil ha estado sepul-tada en la ignorancia comn i hasta que la indus-tria (3) de Juan Bautista Egnacio la sac luz des-pues de tan largas y vergonzosas tinieblas. La afi-cin que tengo los rudimentos de la primera in-fancia de la Iglesia (que todas las nieces tierna-mente son amables) me inclin procurar viera

    Es-( 1 ) La quinta persecucin de la Iglesia la decret Seve-

    ro en Alexandra ao 204. Hieron. in Origenem, Oros. lib. 7 . cap. 17 . Euseb. lib. 6. cap. 2.

    (2^ Esta Apologa se escribi en latn; y luego se tradu-xo en gr iego; y del griego le verti parafrsticamente R u -fino , Eusebio, Niceph. ap. Pamelium , tom. 2. in frag. annot. 1 .

    (3) Desde el tiempo de S . Gernimo estaba olvidada esta Apologa , hasta que en nuestro tiempo la imprimi Juan Bautista Egnacio.

  • 3 Prefacin la Apologa Espaa en idioma vulgar la leche con que se ali-mentaba la christiandad recien nacida , el fervor de aquella niez , los exercicios de los primeros fie-les , el zelo de los ministros , y la defensa de su Religin , que tan apresuradamente procurron aprender en este tratado las naciones de la chris-tiandad.

    En las mantillas de nuestra f e , en la primera persecucin de la Iglesia que decret Nern, no (i) tuvo otra defensa aquella nia inocencia , sino so-llozar con llanto amargo en la tribulacin de las vexaciones. El sufrir era probar, y la paciencia de-fensa. Pero medrando , y siendo ya mas crecida mezclaba con Jos gemidos las voces , y la pa-ciencia de la injusticia arrimaba la razn oportu-namente los descargos. Duraban aun las reliquias de la persecucin de Trajano (2), y or Quadra-to Obispo de Atenas en presencia de Hadriano su sucesor, defendiendo la inocencia de los Christia-nos, y mitigse la persecucin. AI mismo Ce'sar present Arstides (3) una elegante Apologa para que examinara en el escrito del filsofo la oracion que oy en la voz del santo Obispo. Con este exemplo se opuso Justino Mrtir (4) en defensa de los Christianos escribiendo dos Apologas: la una dedic al Senado, y la otra Antonino Pi Em-

    pe-( 1 ) Contra la persecucin de Nern no se escribi en Ja

    Iglesia Apologa. (2) Ao 128. or Quadrato Obispo de Athenas en presen-

    cia de Hadriano Emperador. (3) Ano 129 . escribi Arstides Filsofo una Apologa : y

    Hadriano permiti vivir en paz los Ohristianos. (4) Ano 150. escribi Justino Mrtir dos Apologas , la

    una dedico al Senado, la otra Antonio P i : y pacific-se la Iglesia,

    y las obras de Tertuliano. 9 perador. Imitle despues su discpulo (1) Taciano Asirio, dirigiendo M. Aurelio otro fiorentsimo tratado , del qual admirando su eloqtiencia (habien-do apostatado su Autor), dixo S. Gernimo, que

    fu maravilla ver en el estircol la rosa. Mas feliz-mente escribi otra defensa Atengoras ( z ) , que intitula Legaca por los Christianos ; pues presenta-da Marco Aurelio aplac con ella una tempes-tad de amenazas y rigores.

    A la quinta persecucin de la Iglesia se opuso en sus principios (3) la ardiente pluma de Tertu-liano , escribiendo esta Apologa contra los Gen-tiles tan profunda , que Angelo Policiano (4) la llama inmensa ; tan abundante que dixo S. Ger-nimo {$ ) : En la Apologa encerr Tertuliano todas las doctrinas y enseanzas de los siglos tan valien-te , que dixo Pamelio : Con ella hizo cejar el mpe-tu furioso del Imperio. Dispuso esta defensa Tertu-liano con tanta densidad de argumentos y razones, que dixo Lactancio (): En esta materia ningu-no dex que discurrir , y dex todos que copiar.

    On--#0.QfM9 Uiptr; jynofi.- .-I i. ji p ; ' ii.

    ( 1 ) Ao 1 7 4 . escribi Taciano una Apologa dedicada M. Aurelio. Este fu discpulo de Just ino, y despues Here-siarca de los Encratitas Severianos.

    (2) Ao 179. escribi Atenagoras filsofo una Apologa, que llama Legatio pro christianis, dedicada M. Aurelio.

    (3) Ao 200. escribi Tertuliano la Apologa dedicada al Senado, no contra la persecucin que Severo decret ao 204,

    . sino contra la de Plautiano su teniente. (4) Lib. 4. Epist. 5. lllud volumen scito es se prope im-

    mensum. (5) Epist. 84. Libri contra Gentes Tertuliani cunctam ste-

    culi continent disciplinam. (6) Lib. 4. Inst. cap. $. Tertulianus hanc causam plenc

    peroravit. B

  • 'io Prefacin la Apologa Once aos despues escribi M. Minado (i) Flix, ciudadano Romano, un dilogo, en que hablan Oc-tavio catlico, y Cecilio gentilj y siendo Flix de ingenio frtil y amensimo , traslada all muchas pginas de esta Apologa sin demrito de su elo-qencia 5 que habiendo escrito Tertuliano de un ar-gumento , no dex al ingenio qu discurrir , ni la eloqencia qu decir con novedad.

    III. Ddase quin decret esta persecucin.

    E i p. Juan Luis (2) de la Cerda dice que se de cret con orden y noticia del Emperador Severo. Alega en su favor el testimonio de Tertuliano, que escribiendo Escapula dice (3): Los Presidentes de Mauritania y Len persiguen ahora la Religin Chris-tiana. No parece pues creible , dice el P. la Cerda, que los Presidentes obrasen esto sin especial r-r den de su Prncipe. No es buena la conjetura 5 por-que para (4) mover persecucin un Presidente en su provincia bastaba el derecho antiguo que pro-hiba qualquier extraa y peregrina Religin. Ni el testimonio que alega le favorece; porque el no exe-

    i: : - r cii-( 1 ) Ao 2 1 1 escribi un dilogo Flix Minucio, causdi-

    co y ciudadano Romano; y all copia mucho de esta Apo-loga. Estos opsculos se hallarn tom. 1 . BB. PP. impresa en Colonia ao 1 6 1 8 .

    (2) E l P. la Cerda in cap. 5. Apolog. in notis num. 164. Htec sciente Severo faca sunt. Pero en el libro ad Scap. c. 4. num. 49. mud sentencia. H

  • tuliano que entonces fli Severo el amparo de los Christianos, < cmo se puede decir , que fli au-tor de sus tormentos \ De esta benevolencia no solo son testigos los autores Chris-tianos (i) ; pero lo dice expresamente Ulpiano, que fu el mas pernicioso enemigo (2). Divo Severo y Antonino , dice , no solo permitieron que pudieran te-ner honores y dignidades los que seguan la supers-ticin christiana, sino que los forzaron y obligaron admitir aquellas que tenan compatibilidad con su instituto.

    Y tomando el argumento mas de cerca, aqu en la misma Apologa dice (3): Que Severo jamas hizo , ni us leyes contra Christianos ; y en otro ca-ptulo le exorna con ttulo de constantsimo 5 por-que resisti las instancias populares , y no flaque en la antigua benevolencia. Pues si en la misma querella del agravio dice la parte ofendida que Se-vero fu constantsimo en el favor, y que jamas les hizo agravio, < cmo se le puede prohijar el ser autor de la persecucin ? Responde el P. la Cer-da (4) que se borre all el nombre de Severo, y

    se

    ( 1 ) Eusebio , Nicforo y Orosio dicen, que Severo en los principios fu devoto y favorable la Christiandad.

    (2) Ulpianus 1. 3 . D. de Decurionibus. Eos , qui judai-tam superstitionem sequuntur, Divus Severus & Antoninut honores adipisci permisserunt 5 sed & necsssitatem eis impo-suerunt, qute superstitionem eorum non Itederet.

    (3) Hablando de los Emper. que haban usado leyes con-tra Christianos, dice Tertuliano aqu c. 5. Nullus Severus impressit , y c. 4. Heri Severus Constantissimus Principum.

    (4) P. la Cerda in c. j . n. 163. lllud quod additur : nullus Severus, mrito abrasimus, nam persecutio excitata a Severo eccasionem dedit huic Apologtico.

    se ponga Marco Vero. Confieso que borrando de todas partes el nombre es el remedio bueno, pero perjudicial ; pues borrando los nombres propios todos los Autores de los libros, se les podra po-ner en pleyto sus obras, y Homero sus versos. Pero ya el P. la Cerda ( 1 ) en las notas del libro Escapula conoci que habia razn para excusar Severo.

    El autor de esta persecucin constantemente fu Plautiano ; y sucedi as. Por muerte violenta de Didio Juliano fu electo Emperador ao 195 Lu-cio Septimio Severo de ilustre sangre , de buenas letras, de experiencia militar, de nacin Africano, natural de Leptis , General que entonces era del exrcito Romano que militaba (2) en Hungra. El ao 3 de su I m p e r i o rebel con ayuda de los Par-tos Pescenio Nigro , Procnsul de Syria. Sali en persona Severo , venci al Tirano , dom los Partos , y triunf.

    El ao 4 rebel en Francia Clodio Albino Pro-cnstil de la parte de Inglaterra (3), pele con l Severo , y vencile junto Leon en batalla muy dudosa. El ao cinco ele su Imperio tuvo nueva que los Partos haban invadido nuevamente las fron-

    te-

    (1) P. la Cerda in cap. 4. 1. ad Scapulam n. 49. Hiec ignorante Severo facta sunt. Baronio siente lo mismo ai un. 2 0 1 . n. 8.

    (2) Severo estaba en Hungra en Carnunto , pueblo en-tre el Danubio y Harcinia , quando fu electo por el exr-cito en Abril ao 195 : y el primero de Junio del mismo ao lo recibi el pueblo, y lo aclam el Senado.

    (3) Severo hizo Clodio Albino Procnsul de Francia, y de una parte que tenia el Imperio en Inglaterra. Hero-dianus 1. 3. Plautianus, socer Antonini, dotem filia sute dederat , qu

  • 14 Prefacin la Apologa te ras del Oriente, y contra ellos hizo jornada Se-vero acompaado de sus hijos.

    Por su ausencia dex en Roma por Goberna-dor de occidente a Lucio Septimio Plautiano su (i) valido su (z) paisano , su consuegro , y enemigo implacable de Christianos. Aunque era Plautiano de ferocsimas costumbres , le respetaba la plebe. Tan-ta opinin tenia de su Prncipe el pueblo, que no pudieron tanto con e'1 los conocidos demritos del valido , como el crdito del juicio que le eligi. A este pidi el vulgo la persecucin que Severo haba negado , y Plautiano la concedi por tener-le su devocion para alevosos designios. Eran Cn-sules Cornelio Annulino y M. Flavio Frontonio y no supieron resistir por lisonja, por miedo a la peticin que hizo Plautiano; que el no re-plicar los ministros inferiores los rdenes mani-fiestamente injustos , no es tanto puntualidad de forzosas obediencias, como embarazo de pusilni-mes. Porque el Senado decret la persecucin, le (3) dedlco Tertuliano la Apologa para estancar e dao en la fuente de perjuicio ; que los autores que es-cribieron Apologas siempre las dedicron al Ma-gistrado que las decret , y tenan autoridad pa?a revocar el decreto. El de ste tenia dos clusulas^):

    (1) Dio. 1. 4. De Plautiano dicebatur, calum ruerJtZ poye quam damnum ab Imperatore in/erri

    n u L 3 ) x D e , C a T * r t u l i a n a I Senado l a Apologa, cap. r

    ^ ^ j r s i s v s j ^ j s r - -

    y las obras de Tertuliano. 15 Que no se oyese al Cbristiano en su defensa > y que no se le averiguase otro delito sino el nombre. C o n -tra ste escribe aqu Tertuliano , probando la ini-quidad del decreto , la inocencia de los Christia-nos en los delitos que les oponan , la malignidad de los gentiles en imponer los delitos que come-tan ellos , la falsedad de los Dioses, y la verdad de la Religin Christiana. , t , | l r , fyr,

  • 14 Prefacin la Apologa te ras del Oriente, y contra ellos hizo jornada Se-vero acompaado de sus hijos.

    Por su ausencia dex en Roma por Goberna-dor de occidente a Lucio Septimio Plautiano su (i) valido su (z) paisano , su consuegro , y enemigo implacable de Christianos. Aunque era Plautiano de ferocsimas costumbres , le respetaba la plebe. Tan-ta opinin tenia de su Prncipe el pueblo, que no pudieron tanto con e'1 los conocidos demritos del valido , como el crdito del juicio que le eligi. A este pidi el vulgo la persecucin que Severo haba negado , y Plautiano la concedi por tener-le a su devocion para alevosos designios. Eran Cn-sules Cornelio Annulino y M. Flavio Frontonio y no supieron resistir por lisonja, por miedo a la peticin que hizo Plautiano; que el no re-plicar los ministros inferiores los rdenes mani-fiestamente injustos , no es tanto puntualidad de forzosas obediencias, como embarazo de pusilni-mes. Porque el Senado decret la persecucin, le (3) dedico Tertuliano la Apologa para estancar e dao en,1a fuente de perjuicio , que los autores que es-cribieron Apologas siempre las dedicron al Ma-gistrado que las decret , y tenan autoridad pa?a revocar el decreto. El de ste tenia dos clusulas^):

    (1) Dio. I. 4. De Plautiano dietbatur, cxlum ruer JtZ poye quam damnum ab Imperatore in/erri

    n u L 3 ) x D e , C a T * r t u l i a n a I Senado la Apologa, cap. r

    ^ ^ j r s i s v s j ^ j s r - -

    y las obras de Tertuliano. 15 Que no se oyese al Cbristiano en su defensa ; y que no se le averiguase otro delito sino el nombre. C o n -tra ste escribe aqu Tertuliano , probando la ini-quidad del decreto , la inocencia de los Christia-nos en los delitos que les oponan , la malignidad de los gentiles en imponer los delitos que come-tan ellos , la falsedad de los Dioses, y la verdad de la Religin Christiana. , t , | l r , fyr,

  • 16 Prefacin la Apologa decret en ausencia de Severo , como defiende tam-bin Baronio. Tampoco el (*) caso de la corona sucedi en el repartimiento que se hizo en el dona-tivo de aquellas fiestas : porque expresamente dice Tertuliano ( i ) que sucedi en unas fiestas anuales; y las de los triunfos no eran anuales, sino indeter-minadamente casuales> que es casual el feliz suce-so de una victoria.

    Aquel caso de la corona del soldado no pudo de ninguna manera motivar la persecucin contra quien escribe aqu Tertuliano porque sta se decre-t ao 200 de Chiisto , y el caso , quando mas se cjuiera adelantar , sucedi ao 206. La prueba le-gtima en Tertuliano se halla. Escribi Tertuliano el libro de la corona siendo ya herege Montais-ta , como se ve en aquellas palabras (2): No falta ya sino que tambin rehusen los martirios los que rehu-san las profecas de Montano ; no tienen otra escritura en la tnemoria , sino la que dice se ha de huir de la persecucin: y yo conoc Obispos suyos , que eran leo-nes en la paz. , y ciervos en la guerra. Luego este libro no se escribi ao 200 , en el qual no solo era Catlico Tertuliano , como (3) uniformemente

    di-r (*) E l caso fu. Lleg un soldado con la corona en la

    mano recibir un donativo. Pregunt el Tribuno, por qu no la llevaba en la cabeza: respondi el Christiano que por serlo. Mandle prender : irritse el pueblo , y desaforse la milicia contra ellos.

    (1) Lib. de cor.mil. c. 12. Ecce annua votorum nuncupatio. (2) L. de cor. mil. c. r. "Plae superest, ut etiam manyria re-

    cusare meditentur, qui propketias ejusdem S. Sancti respuerunt, Nul/am aliam Evangelii memoriam curant,quam accingi fug

  • 18 Prefacin a la Apologa cho, n el libro Montaista de la corona se pude escribir este ao , y conseqCientemente el hecho de la corona del soldado no ocasion la persecucin que este ao se decret. Yo creo que aquel caso sucedi ao 205 en las (1) fiestas decennales de Se-vero , en las de su hijo Antonino Caracalla ao 2 1 0 ; porque en ambas ocasiones se dieron la miliria ricos donativos.

    La ocasion que tuvo esta persecucin contra quien escribe Tertuliano , no fu otra sino la que l seala aqu (2) en el captulo 35. Celebrbanse las fiestas de la eleccin de Severo el primer dia (3) de Junio (que este dia fu elegido); y estando el C sar ausente en la segunda jornada de los Partos, Plautiano su Teniente la festej con pompa solem-nsima con intencin fraudulenta, que maosamen-te aspiraba al dominio propietario del Imperio. No festejaron los Christianos aquella (*) fiesta porque se celebraba con ritos gentiles , con ceremonias va-nas y lascivias torpes. Interpret Plautiano este desvo por trato de conjurados - y de parciales en

    la ( 1 ) E n las fiestas decennales de Severo se di el congiario

    al pueblo , y donativo la milicia ao 205. Tambin en las de Antonino su hijo ao 2 10 .

    (2) Apolog. c. 35. Propterea igitur publici hostes , quia Imperatorilus vanos honores non dicant ; quia solemnia eo-rum conscientia potius , quam lascivia celebrant Christiani.

    (3) Las fiestas de los Csares eran el dia de su naci-miento , el de su eleccin , y el primer dia de Enero ; en que se hacan por su salud y buenos sucesos sacrificios. Estas se llamaban Solemnia , vel vota Cxsarum. _ (*) Conjeturo que estas fiestas eran el dia primero de J u -

    mo , en que el Senado admiti Severo , porque dice Tertuliano cap. 35. Alegre y ardiente el sol, vana es la luz medio dia. Esto mas conviene Junio , que Abr i l , ni Enero.

    y las obras de Tertuliano. 19 la rebelin de Albino, y la abstinencia religiosa pa-

    . s plaza de alevosa. Acudi el pueblo furioso ape-llidando contra la sangre christiana ; agasajle Plau-tiano , y con zelo del servicio del Emperador de-cret la persecucin el Senado. Pens Plautiano con el doloroso servicio ganar el pueblo , y des-cuidar el Csar ; mas (1) no qued esta maldad sin castigo, ni se ocultron estos designios Severo; que tiene tal gnero de fragrancia la traicin, que si se piensa se huele.

    V , Que era Catlico Tertuliano escribiendo este tratado, y que es catlica la Apologa.

    3 3 e qualquier manera que se explique la denomi-nacin de las doctrinas , sta de la Apologa tiene catlica verdad y pureza autorizada. La fe sana del autor influye calidad en lo que escribe , y la con-formidad de lo escrito con la verdad, certeza. De esto se infiere , que habiendo escrito Tertuliano esta Apologa siendo Catlico (2), como general y uniformemente dicen los Santos Padres ; y te-niendo esta doctrina conformidad con lo que te-nia^ entonces la Iglesia definido , qued esta Apo-loga catlicamente autorizada por la fe pura de su autor , y calificada de catlica por la conformidad que tuvo con las verdades infalibles que tenia la Iglesia definidas.

    Re-

    ( 1 ) Antonino mat por su mano Plautiano , y su hi-j a Plautila repudi, y desterr con Plauto su hermano Lipari.

    (2) S. Gernimo Epist. 55. y S. Agust'-n 1. de Hcer. dicen, que Tertuliano escribi la Apo.oga Catlico. Ninguno escri-bi , ni sinti lo contrario.

    C 2

  • 20 "Prefacin a[la' Apologa Revel Dios la Iglesia sucesivamente las ver-

    dades , ajusfando la calidad de las revelaciones al mrito , al tiempo y la edad 5 y esto insinu el Salvador, quando dixo (1) : Otras noticias tengo que daros ; pero no las podis llevar ahora , que ajusta Dios la instruccin con la capacidad, la carga con la flaqueza, y el alimento con la delicadeza de las nieces ; y dixo Nacianceno (2): Si todo el go'pe de las divinas luces cayera un mismo tiempo sobre los ojos de los fieles , no quedaran ilutrados , sino ciegos. Estaba la Iglesia en sus menores nieces quan-do escribi esta Apologa Tertuliano. No estaban entonces difluidas , sino las verdades ajustadas la menor edad ; despues en la ocurrencia de las oca-siones se definieron otras para comprehension ma-yor , para complexin mas robusta. La doctrina de la Apologa conforme estaba la escritura y lo que tenia entonces la Iglesia dfinido. Si en a'lgo est opuesta ahora con lo que despues se difini, 110 es error ignominioso ; que no es torpeza tro-pezar no habiendo aun la luz amanecido. No todo lo falso es formal error, ni toda ignorancia ma-licia , ni toda desatencin desacierto ; que el per-der el tino en las tinieblas no es culpa vergonzo-sa , sino desayre desatentado; y dixo S. Agustin (3): En el dicho no catlico queda catlico el nimo, quan-do con rendimiento dcil queda aparejado para la cor-reccin. El ingenio escrupuloso en doctrinas de Ter-

    tu-(0 Adhuc multa baleo vobis dicere, sed non potestis portare

    modo. Joan. 16. n. 12. (2) Orat. 37. Vides illuminationes paultim nolis affulgen-

    tes ; ne si repente omnia in lucem efferentur , &c. (3) L- de Orig. Anima: cap. 15. Iste quippe animus , etiam

    in dictis per ignorantiam non Citholicis , ipsa est correctionis prcemeditatione ac prceparatione catolicus.

    y las obras de Tertuliano. 21 tuliano con este antdoto podr quedar saneado.

    En el captulo 9. nm. 5. dice (1) : Que los Chris-tianos no pueden comer sangre de reses , ni morteci-nas. Este "no fu error, sino precepto eclesistico, que dur en la primitiva Iglesia mintras dur la causa de la prohibicin. Los convertidos del Ju-daismo altercaban que se habia de observar la ley (2) antigua que prohiba estas viandas. Los de la gen-tilidad decian que no, pues en la nueva ley 110 las dex (3) Christo prohibidas. La Iglesia deseosa de unir los primeros fieles en estrecha uniformidad (4) orden , que todos se abstuviesen de sangre y mor-tecinios ; porque pareca mas fcil los Apsto-les , dice (5) Augustino , recabar de los gentiles la abstinencia, que desarrimar los Judos de su te-ma. En virtud pues de esta eclesistica prohibicin, no por fuerza de la vieja ley , se observ en la Iglesia la abstinencia de estas viandas mintras dur el peligro de la sedicin.

    En el captulo 22. nm 1. dice (6): Que los de-monios engendraron aquellos gigantes que la Escri-

    tu-

    (1) Apol. cp. 9. Proplere quoque svffocatis , & mortici-niis abstinemusj ne quo modo sanguine contaminemur.

    (2) Carnes eorum non comedetis , & morticinia vitalitis, levit. cap. 1 1 . n. 11 .Excepto quod carnem cum sanguine non comedetis. Genes, cap. 9. num. 4.

    (3) De la ley .nueva. Paul, ad Timoth. cap. 4. Nihil reji-ciendum , quod cum gratiarum actione recipitur.

    (4) Act. 15. 17/ abstineant d contaminationibus simulacro-rum , d fornicatione , svffocatis & sanguine. ,

    (s) Aug. 1. 3. contr. Faust. Ele gis se mihi videtur rem fa-cilem , gentibus non onerosam.

    (6) Apolog. c. 22. Sed quonjodo de Angelis quihusdam, sua sponte corruptis, corruptior gens Dccmonum evaserit, apud litteras sanctas cognoscitur. Alude 3I Genes, c. 6. Videntes filii Dei filias hominum , quod Se.

  • tura llama hombres famosos. Tampoco esto mere-ci entonces censura alguna. En la antigedad de los filsofos , y de algunos Santos Padres, fu sen-tencia comunsima de la escuela (i) de Platn , que los demonios eran vivientes corpreos. Esta cano-sa antigedad embarg la curiosidad la investiga-cin de la duda, y por la autoridad de los anti-guos se tuvo por cierto lo dudoso; y dixo Ter-tuliano (2): La antigua doctrina de los filsofos las leyes de la naturaleza hace ser opiniones , y la prescripcin de la filosofa usurpa el derecho la pro-babilidad. De este principio pues infiri legtima-mente l ertuliano , que los demonios , siendo subs-tancias vivientes y corporales, podan engendrar otros de su especie. Luego aquella proposicion no tuvo entonces error filosfico 5 que no yerra en fi-losofa el que deduce bien una conclusin proba-ble del principio probabilsimo. Pero (3) ahora aquel principio , y h conclusin que se infiere, despues que amanecieron mayores luces seria error inex-cusable.

    Ni mereci aquella opinion censura teolgica; porque no tenia oposicion con Escritura, mate-ria difinida, y segua en ella Tertuliano la versin de los (4) setenta, que tenia irrefragable autori-

    dad.

    ( 0 La escuela de Platn hacia corpreos los demonios. August. 1. 8. Civit. cap. 17 .

    (2) L. de Anim. c. 2. Vetustissima philosophorum doc-trina leges natura opiniones suas facit , omnia prcescribit.

    ( i ) Angeles y demonios puros espritus. Algunos dicen se decret de fe en el Concilio Lateranense an. 1 2 1 5 . Vase a. S. Thom. Opsc. 23. , (4) La versin de los 70. decia Gnes. cap. 6. n. 2. Vi-

    den,es Angel Dei filias hominum. De su autoridad grande B*SMo de Len x. p. Vajr. qusest. 4 . cap. xo. fol. 4 2 J .

    y las obras de Tertuliano. 2 3 dad. Ni obsta que fuese contraria la Hebrea ori-ginal (que (1) por ventura era la mas autntica Escritura), ni que la tenga ahora con nuestra Vul-gata, que es de fe ; porque la oposicion con la Hebrea no trat entonces de examinarla, ni con-denarla la Iglesia, y por eso sin ninguna nota se-guan aquella opinion los mas insignes (2) Padres de la Iglesia , y la versin de nuestra Vulgata no (3) estaba entonces ni aun nacida. Luego esta propo-sicion no fu entonces hertica, aunque era falsa; que una cosa es error formal, otra ignorancia en-gaosa.

    En el captulo 47. nm. 4. dice (4): Que las almas de los justos que mueren sin tener que purgar, van al paraso , y que no van al cielo basta el da. del juicio. El P. la Cerda quando excusa esta doc-trina (en otro lugar (5) la condena) dice que no fu error , porque no estaba entonces difinido , que las almas que no tienen que purgar gozan de la visin de Dios. Yo pienso que esto ha sido siempre de f e , porque ( * ) la Iglesia siempre vener como bienaventurados los Mrtires y aquel linage de justos; mas no por eso err teolgicamente Ter-tuliano , porque l no niega estos justos la vi-

    sin ( 1 ) La original Hebrea pura, no viciada , era la escri-

    tura autntica. (2) Esta opinion de Tertuliano siguiron Minucio, Cle-

    mente Alexandrino, Justino , lr ineo, y otros Padres. (3) E l autor de la Vulgata del Gnesis fu S. Gernimo

    200 aos despues de Tertuliano. (4) Apolog. c. 47. Si Paradysum nominamus destinatum re-

    cipiendis spiritibus Sanctorum, Se. (5) P. la Cerda damnat. Tert. in c. 2. Apol. num. 1047 .

    & excusat in cap. 45. 1. de Anim. n. 756. {*) Muchas veces se decret , que ven luego Dios los

    justos puros. Vazq. x. part. d. 37 . cap. 4.

  • 24 Prefacin la Apologa sion beata , sino el puesto. En un libro dice (i): No va la alma justa dormir en las estrellas, como la puso Platn i ni al ayre, donde Ario la coloca ; ni al seno de la luna, donde los Estoicos la hospedan, sino un seno delicioso, donde se dexa Dios partici-par como se dex ver Christo de los Patriarcas. Y en este libro dice (2): Las almas que ven Dios, des-de el altar claman al Seor. El Paradox de Tertu-liano decia que las almas de los Mrtires van al paraso , que las de otros justos estn. debaxo el altar, y otras en un seno delicioso gozando de Dios , y esperando la resurreccin de sus cuerpos, para subir al ciclo en cuerpo y alma el dia del jui-cio (3); pero 110 las niega all la visin beata, que era el- error que se ventila.

    En el captulo 48. nm. 2. dice (4): Que el fue-go corporal no puede atormentar la alma desunida de su cuerpo por ser espritu puro. Zefiro y la Cerda piensan que Tertuliano niega el tormento de fue-go las almas separadas; mas llanamente no lo entiendo as. Porque en el libro de la alma dice (5): Si la alma comete delitos sin dependencia del cuerpo, congruentsima cosa es, que tambin sin cuerpo pa-dezca los ardores infernales. Y da la razn en el li-

    (1) L. de Anim. cap. 4 ; . Non in cethere dormitio nostra cum puens Plato,us , &c. Christus Patriarchas & Prophetas compotes sui fecit.

    (a) L. de Ora. c. 5. Clamant ad Domtnum in visu anime mariyrum sub altari.

    (3) As excusa Tert. Lesio I. 3. de summo bono, c. 1 . n. 6. & 1 3. '

    (4) Tertu!. Apol. cap. 48. num. 2. Ide reprassntabuntrj

    ?uoi Pe quidquam potest anima sola sine stabil: materia, id est carne. -y Cap. 58.Congruentissirnvm est, animam licet non stec-

    tau carne pumn, quod non sociata carne comisit. '

    y las oirs de Tertuliano. 25 bro de la resurreccin de la carne ( 1) : Si la alma hace una culpa , dice , sin ayuda de la carne , padez-ca por si la pena sin ayuda de su cuerpo ; que quien hace de suyo , por s padece. N i obsta decir que en aquellos libros puso las almas capaces de estas pe-nas porque ense que eran corporales (2) ; por-que de esto ya se infiere que no err en negar la pena las alias separadas, sino en darles cierta manera de cuerpo sutilsimo , que es otro linage de error menos torpe , que S. (3) Agustn llama expresamente material.

    A mas , que en este libro ambas verdades con-fiesa con catlica pureza, que la alma es puro espri-tu , y que separada padece > que en el cap. 47. dice: El (4) Paraso destinamos para hospedar los espri-tus de los Santos y en el captulo 48. (s) : Los montes arden , y duran, J que ser de los condenados\ \qu de los enemigos de Dios 1 No dice aqu Tertu-liano que la alma separada no padece , sino que por ser espiritual no la atormenta el fuego con aque-lla accin corporal con que estando unida al cuer-po la aflige , sino con otra espiritual accin, que de la potencia obediencial del fuego se deduce por divina elevacin , como sienten (6) tambin otros

    ca-(1) L. de Resur. car. cap. 17. Quantum ad agendum anima

    de suo sufficit, tantum ai patiendum. (2) Tercul. 1. de Anim. cap. 7. lncorporalitas nihil patitur,

    non habent per quid pati possit. (3) L. de Her. h

  • 26 . P r e f a c i n la Apologa catlicos Doctores; y esta potencia obediencial del f.iego con sentimiento profundo la llama aqu (i) Tert i l iano fuego subterrneo, tesoro para penas.

    Aqu hacia raya el instituto de intrprete de este tratado ; mas porque son tan generalmente ce-lebrados los escritos de Tertuliano , tratar del uso y autoridad de su doctrina dando conocer el au-tor ; que no todos los que le nombran le cono-cen , ni todos los que le alegan le estudian, ni to-dos los que le estudian le entienden. Las senten-cias toman la verdad de la conformidad que tienen con lo que dicen, la meloda de la consonancia, la autoridad de la calidad y mrito de los autores. Siendo pues tantos los hombres doctos que mane-jan los libros de Tertuliano , estudiando sus sen-tencias , castigando la letra , comentando el sentido , traduciendo los originales , ninguno he visto que hasta ahora haya tratado de la autoridad de su doctrina; que de la virtud calificada nace el magisterio. Estremeci la Iglesia la tragedia de Tertuliano ; y aunque muchos representan aquellas primeras jornadas , ninguno aspira rematar la pos-trera examinando los fines con que acab , siendo los fines los que merecen desmerecen los aplau-sos. Para mostrar pues la autoridad y uso de esta doctrina tratar del final suceso de la vida de su autor ; pues como l mismo dixo (2): La doctri-na se ha de conocer por el autor , ti autor por la doctrina.

    VI.

    (1) Tert. Apol. cap. 47. Est ignis arcani subterrnea ai Pcenam thesaurus.

    (i) Apol. cap. 3. Competebat prius de auctore sectam rt-*ogno:cere , aut auctorem de secta.

    V I . Patria , nombre, profesion y conversioni de Tertuliano.

    N a c i Tertuliano ao ciento y setenta de Chris-to N. Sr. en el tercero del Pontfice P io , y en el veinte y uno de Antonino Pio Emperador, y en el Consulado de Trtulo y de Sacerdio. Fu Afri-cano de nacin , y tuvo por patria Cartago me-trpoli de la provincia ( 1 ) , como l mismo en muchos lugares lo confiesa. Todas las descenden-cias tuvo de nobilsima sangre. Llamse su padre Septimio Trtulo, ambas familias patricias y consu-lares. Los Trtulos (2) tuviron el solar en Roma, y hubo en ella muchos Cnsules de esta familia. Los Septimios le tuviron en Leptis colonia R o -mana en Africa, de donde furon naturales Septi-mio Macer , Septimio Severo Emperador , con quien nuestro Septimio tuvo cercano parentesco. Su padre fu en Africa Centurin (3) proconsular, como dice S. Gernimo. Su madre sospecho SG llam Quinta Florencia. El decir se llam Quinto por haber sido el quinto hijo de sus padres , es adivinacin de Pamelio, que tambin pudiera de-

    cir

    ( 1 ) D . Joseph Pellizer sospecha que Tertuliano fu de Leptis. Mas los testimonios expresos no dan lugar la sospe-cha. S. Gernimo dice: Tertullianus ponitur provincia Aphri-ce , civitatis Cartaginensis. Y el mismo autor hablando de Cartago 1. de Pallio cap. 1. Cm autem ultimarent tempora patria , y en esta Apologa cap. 9. Teste militia patri mostra.

    (a) Trtulo Cnsul en el Imperio de Anton. P io , y Flavio Trtulo, en el tercero de Severo.

    (3) Hierony. de Script. Eccles. Patre Centurione procon-filari.

    D 2

  • 28 Prefacin la Apologa cir que por haber sido el hijo sptimo se llam Septimio. El apellido de Quinto fue materno , por aquella conjetura que mas comunmente se llama-ban Quintas las matronas , como prueba con mu-chos exemplos Onufrio. Los Florentes era familia Romana del orden eqiiestre. Pudirase contentar Tertuliano con el nombre paterno si los mesmos nombres se contentaran > pero todos estos quatro nombres de quatro grandes familias conspiraron quedarse en Tertuliano ambiciosos de ser mas, y llamse : Quinto , Septimio , Florente, Tertuliano.

    Desde los tiernos aos de la infancia se exer-cit en estudios liberales, y en todos fu consu-madsimo letrado. Supo con tanta perfeccin la re-trica , que en la edad juvenil la ense en la es-cuela (i) de Cartago. El especial empleo de sus es-tudios fu el de la jurisprudencia , en que tuvo por maestro Servidio Scevola, y por condiscpulo Emilio Papiniano. Por levsimas conjeturas dicen Bernardo (2) Rutilio y Juan Encardo , que fu nues-tro Tertuliano el autor del Senadoconsulto que cita Ulpiano en las Pandectas lorentinas; pero ni en el nombre , ni en el tiempo convienen ; que aquel se km Tertiliano (3), y floreci muchos

    aos (1) Trithemius de Script. Eccles. Tertullianuf Carthagine

    rethoricam glorios docuit. (2) Rutilo y Fricardo dicen que este eclesistico Tertu-

    liano fu el jurisconsulto; porque Eusebio le llama doct-simo en leyes Romanas. Con esto probarn que J u l i a n o , el que mat Pertinaz , era el Juliano autor del perpetuo edicto , porque era docto jurisconsulto el matador ; y fu 70 aos despues.

    (3) Nuestro Tertuliano naci los siete aos de Antonino PO ; y entonces tenia ya autor el S. C . Tertiliano , que dixo Ulpian. 1. 2. . Sed si quis, ff.ad S. C. Tertul. Si quis decesisset relicta fiiia , Se. D. Pius decrevit, essare S. C. Tertilianum.

    aos antes que nuestro autor naciera. Otros con mas probabilidad afirman que nuestro escritor fu el jurisconsulto autor del libro de castrensi peculio, que le refiere en el derecho (1) civil, porque en la edad y en el nombre conforman. Yo creera que es el nuestro diferente ; porque S. Gernimo, que por menor refiere todos los libros que nuestro Ter-tuliano escribi siendo Gentil, Catlico y Scismti-co , no dice que hubiese escrito algn especial tra-tado de jurisprudencia. Tambin en la nacin se diferencian , que aquel fu Romano , y el nuestro Africano , como los Padres , los Concilios y l mis-mo se intitula. Pero sospecho que aquel juriscon-sulto fil un pariente cercano suyo y de su nom-bre , al qual alaba en el libro de las (2) Prescripcio-nes. Tuvo el ingenio tan vivo , y de comprehen-sion tan extensa y penetrante , que no hubo es-tudios en que no supiera con magisterio relevante todos los que vivieron en su edad.

    Estando en la juvenil se cas despecho de su inclinacin por fuerza de (3) las leyes Papias, que no estaban abrogadas entonces. En esta edad y es-tado escribi algunos insignes tratados que la in-juria de los tiempos (4.) los perdi , y los alegan

    gra-

    ( 1 ) De otro Tertuliano se hace mencin l. singulari de castrensi peculio , in l. 4. incipit Miles , ff. de castrensi peculio.

    (2) Cap. Meus qu'tdem propinquus ex eodem poeta, inter ccetera stili otia pinacem Cebetis explicuit. Denota , que su pariente era conocido por el nombre $ y que profesaba ma-yores estudios que la poesa.

    (3) Las leyes Papias Poppeas del celibato abrog Severo. Tertul. Apol. cap. 4.

    (4) Escribi Tertuliano de nuptiaritm angustiis, y tambin de fato que cita S . Gern. epist. 22. y estos libros se perdiron.

  • 30 Prefacin la Apologa graves autores. Sigui ciegamente la (i) adoracion de ios dolos , hasta que los treinta y ocho aos de su edad en el 194 de Christo N. S. se convirti nuestra santa Fe. Jacobo Pamelio pasa su conver-sin al ao 196 ; porque en este ao renunci la toga por la capa. Pero (2) esta es muy leve conjetura para sealar un Christiano los aos de la fe. La ocasion de su conversin aunque no la explica la seala. > - ^ >

    Era Tertuliano orador causdico , y acertse hallar en el consistorio en ocasion que interroga-ba un Christiano el presidente. Era el Christia-no hombre vulgar y sencillo, y en testimonio de su fe mand un dolo que dixese quin era el Dios verdadero. Respondi el dolo con prontitud: que l y todos los dolos eran demonios , y que solamente (3) era verdadera la Religin y divini-dad que adoraban los Christianos. Repar Tertu-liano en la sencillez del que mand, en la obe-diencia pronta del orculo , en la confosion ver-gonzosa del presidente > acudi la gracia , abri los Ojos , conoci el error, convirtise. Instruido fu bautizado con gozo universal de la Iglesia, tenien-do por discpulo de la fe al maestro de la gentilidad.

    Ca-(1) Tertul. Apol. cap. 23, De vestris fuimus : fiunt non nas-

    cuntur Christiani. Lib. de Peenit. c. 1. Quod, & nos retro fuimus. (2) La capa no era trage propio que sealaba al Chris-

    tiano \ que los filsofos Gentiles usaban tambin capa , co-mo dice Tertuliano 1. de Pall. c. 6. Y los Christianos ves-tan los mismos trages que los Gentiles como dice Ap. cap. 42. nm. 1 . La capa no era seal de Rel igin, sino de vida austera y penitente, como dice Gernimo epist. xo. Eusebio 1. 2 1 . cap. 6.

    (3) Habla de los demonios que respondan por la fe de Christo, Apolog. c. 23. Quia piurimum illis credendo , in Christo Domino eredidimus.

    y las obras de Tertuliano. 31 Catlico Tertuliano no dex los estudios, me-

    jorlos : dise la leccin de los libros sagrados, y en ellos aprovech tan apriesa , que en cinco aos de estudio tuvo tan familiar la Escritura co-mo el idioma materno. Por no defraudar con las obligaciones del matrimonio las horas de la ora-don y del estudio , ,se concert con su muger para apartarse. Con igual espritu consinti la honest-. sima matrona : apartronse, vivieron continentes. En estado de continente fu ordenado de sacerdo-te el ao nono (1) de su conversin , y en el d-cimo obtuvo la dignidad de Presbtero de la Igle-sia de Cartago. Vivi Tertuliano treinta (2) y cin-co aos despues de su conversin con variedad de servicios , con variedad de sucesos ; y muri ao 2-3 3 los setenta y tres aos de su edad , en el primero del Pontfice Policiano. i * 1 T * f - r \ > ' \ , 1 K^ v *f*

    V I L Estudios di Tertuliano , y servicios que hizo con ellos la Iglesia.

    T uvo tan elevado ingenio Tertuliano , y tan pro-fundo decir , que en alabanza de su erudicin, des-pues de la censura de los Padres , ningn hiprbo-le es encomio , ninguna exageracin arrojo. S. Ge-

    r-( 1 ) E l ao 203. que era el nono de su conversin , y a

    era sacerdote , lib. ad Scapul. cap. 2. dice: Oramus (2 sa-crificamus pro sa'.uie Imp. habla del Sacrificio de la Misa.

    (2) Ao 2 1 4 viva Tertuliano. Porque lib. de Monog. dice cap. 3. que desde que S. Pablo escribi la epstola 1 . ad Corinth. hasta entonces habian pasado 160. aos. L u e -go habiendo escrito S. Pablo aquella epstola ao $4 de Christo , bien se infiere que escribi el libro de Monog. ao 2 1 4 .

  • 30 Prefacin la Apologa graves autores. Sigui ciegamente la (i) adoracion de ios dolos , hasta que los treinta y ocho aos de su edad en el 194 de Christo N. S. se convirti nuestra santa Fe. Jaeobo Pamelio pasa su conver-sin al ao 196 ; porque en este ao renunci la toga por la capa. Pero (2) esta es muy leve conjetura para sealar un Christiano los aos de la fe. La ocasion de su conversin aunque no la explica la seala. > - ^ >

    Era Tertuliano orador causdico , y acertse hallar en el consistorio en ocasion que interroga-ba un Christiano el presidente. Era el Christia-no hombre vulgar y sencillo, y en testimonio de su fe mand un dolo que dixese quin era el Dios verdadero. Respondi el dolo con prontitud: que l y todos los dolos eran demonios , y que solamente (3) era verdadera la Religin y divini-dad que adoraban los Christianos. Repar Tertu-liano en la sencillez del que mand, en la obe-diencia pronta del orculo , en la confosion ver-gonzosa del presidente > acudi la gracia , abri los Ojos , conoci el error, convirtise. Instruido fu bautizado con gozo universal de la Iglesia, tenien-do por discpulo de la fe al maestro de la gentilidad.

    Ca-(1) Tertul. Apol. cap. 23, De vestris fuimus : fiunt non nas-

    cuntur Christiani. Lib. de Peenit. c. 1. Quod, & nos retro fuimus. (2) La capa no era trage propio que sealaba al Chris-

    tiano que los filsofos Gentiles usaban tambin capa , co-mo dice Tertuliano 1. de Pall. c. 6. Y los Christianos ves-tan los mismos trages que los Gentiles como dice Ap. cap. 42. nm. 1 . La capa no era seal de Rel igin, sino de vida austera y penitente, como dice Gernimo epist. xo. Eusebio 1. 2 1 . cap. 6.

    (3) Habla de los demonios que respondan por la fe de Christo, Apolog. c. 23. Quia plurimum illis credendo , n Christo Domino eredidimus.

    y las obras de Tertuliano. 31 Catlico Tertuliano no dex los estudios, me-

    jorlos : dise la leccin de los libros sagrados, y en ellos aprovech tan apriesa , que en cinco aos de estudio tuvo tan familiar la Escritura co-mo el idioma materno. Por no defraudar con las obligaciones del matrimonio las horas de la ora-don y del estudio , ,se concert con su muger para apartarse. Con igual espritu consinti la honest-. sima matrona : apartronse, vivieron continentes. En estado de continente fu ordenado de sacerdo-te el ao nono (1) de su conversin , y en el d-cimo obtuvo la dignidad de Presbtero de la Igle-sia de Cartago. Vivi Tertuliano treinta (2) y cin-co aos despues de su conversin con variedad de servicios , con variedad de sucesos ; y muri ao 2-3 3 los setenta y tres aos de su edad , en el primero del Pontfice Ponciano. i * T i f \ V ' \ \ 1 t^s, *f*

    VII . Estudios di Tertuliano , y servicios que hizo con ellos la Iglesia.

    T uvo tan elevado ingenio Tertuliano , y tan pro-fundo decir , que en alabanza de su erudicin, des-pues de la censura de los Padres , ningn hiprbo-le es encomio , ninguna exageracin arrojo. S. Ge-

    r-( 1 ) E l ao 203. que era el nono de su conversin , y a

    era sacerdote , lib. ad Scapul. cap. 2. dice: Oramus (2 sa-crificamus pro sa'.uie Imp. habla del Sacrificio de la Misa.

    (2) Ao 2 1 4 vivia Tertuliano. Porque lib. de Monog. dice cap. 3. que desde que S. Pablo escribi la epstola 1 . ad Corinth. hasta entonces habian pasado 160. aos. L u e -go habiendo escrito S. Pablo aquella epstola ao $4 de Christo , bien se infiere que escribi el libro de Monog. ao 2 1 4 .

  • rnimo ( i ) 1- llama Biblioteca universal del siglo, porque en todas facultades fu maestro Tertulia-no. La circunferencia de las ciencias , dice (2) Li l i -nense , miran Tertuliano como su centro las li-ne as : en l halla la gramtica preceptos, la retrica nervio y energia , la lgica argumentos , la medici-na aforismos , la tica mximas , la mitologia fbu-las , la historia noticias, la filosofa propiedades , la

    jurisprudencia glosas , la teologa verdades , la Es-critura comentos. Toda esta diversidad de artes supo reducir Tertuliano una consonancia de estilo tan vehemente , que no se halla orador de mas p o m -pa , ni retrico de fuerza tan robusta. Entenderlo todo es pericia, discurrir en todo erudicin , sa-berlo todo prodigio, ensearlo todo monstruosi-dad. S. Agustn le da (3) el lauro de la eloquen-z a , S. Gernimo (+) la palmi de h erudicin, Teodoreto (5) el vivo ardor del estilo , Lactan-cio (6) la llave de b s misterios , Eusebio (7) el principado de la jurisprudencia, S. Cipriano (8) el universal magisterio : Vicencio Lirinense las armas

    con-(1) Epist. 84. Apologeticus Tertulliani cunctam sceculi con-

    timi disciplinam. (2) Vicent. Lirin. Com. 1. c. 24. Talis est viri eruditio,

    ut apud Latinos omnium facile princeps judicandus est, om-nem pbilosopbiam, omnes sectas, omnem historiam mira ca-pacitate complexas est.

    (i) Tertullianus dissertissimus Latinorum. (4) Epist. 84. Ni hit eruditius, & acutius Tertulliano. (5) Hom. 7. Ne ino vivaci us scripsit Tertulliano (6) L. 1. Instit. cap. 4. Tertullianus reconditissimorum in-

    terpres. (7) L. 2. c. 2. Tertul. vir & legum Q Romanarum insti-

    tutionum periti ssimus. (8) Hieronymut de Cypriano ait : Hic dicebat , da magis-

    trum, Tertullianum significans.

    y las obras de Tertuliano. 33 c o n t r a la h e r e g a . Este es, d i c e ( 1 ) , el que puso en los periodos de la oracin tan vehemente espritu , que al que con la viveza de la sentencia no le lleva, con la energa le arrastra. Este es el capitn contra la perfidia venturoso , que logr en todos los combates los encuentros , con cada slaba di un golpe , con ca-da palabra herida, cada razn fu victoria , cada sen-tencia triunfo. N o se hal la P a d r e a n t i g u o q u e h a y a l e i d o e s t o s o p s c u l o s , q u e 110 d iga lo q u e d i x o Sidonio Apolinar (2): En el estilo de este autor se halla oportunidad en los exemplos, fidelidad en los testimonios, propiedad en los eptetos, urbanidad en las figuras , fuerza en los argumentos , peso en los sentidos , fuego en las palabras , rayos en las clusu-las. L o s h o m b r e s m a s e r u d i t o s de esta edad a f e c -t a r o n ca l i f i car su o p i n i o n c o n estudiar le , p o r q u e s e l l e g p e n s a r q u e p e r i t o d i s c p u l o de la e rud i -c i n d e T e r t u l i a n o es g r a d u a c i n d e un iversa l m a -g i s t e r i o .

    L o s s e r v i c i o s q u e h i z o este m i n i s t r o la I g l e -s ia n o se pueden e p i l o g a r sin in jur ia . C o n esta A p o -l o g a (3) m i t i g una p e r s e c u c i n : c o n el a r g u m e n -to del captulo 1 7 del testimonio de la alma con-

    v i r -CDD

    ( 1 ) Vincentius Lirin. Commonit. 1 . cap. 24. Tanta nesci0 qua rationum densitate ejus orJfio conserta est, ut ad con-sensum sui , quos suadere non potest, impellat. Cujus quot pene verba tot sententice, quot sensus tot victoriaz.

    (2) L. 9. Epist. 7. In hoc opportunitas in exemplis, fides in testimoniis, proprietas in epithetis , urbanitas in fguris, virtus in argumentis , pondus in sensibus , flamen in ver bis, fulmen in clausulis.

    (3) Con el Apologtico se mitig la persecucin ; y vien-do que los plebeyos se convertan con el argumento del cap. 1 7 . hizo un libro, que l l ama : Del testimonio de la alma.

    E

  • virti muchos Gentiles la Fe ; y hallando la veni la docilidad escribi prontamente de aquel ar-gumento m\ tratado , ampli zeloso la puerta las conocidas conversiones. Para los sabios de la gentilidad escribi un libro De (i) la naturaleza de l.i alma de tanta erudicin , que todo quanto has-ta hoy ha discurrido la filosofa por toda la anti-gedad , se halla all descifrado reprehendido. Supo en Roma que Escpula (2) Procnsul de Car-tago movi en su provincia una persecucin in-humana: partise toda diligencia , y con modes-to rendimiento le present una tierna deprecacin en defensa de la Christiandad Africana. Era Esc-pula inexorable enemigo de Christianos, y con sus lgrimas irritse > que la ferocidad con el modes-to rendimiento del que ruega mas se obstina. Vien-do que sus diligencias no aprovechaban con el Pre-sidente , mud el estilo, volvise negociar con los fieles. Con tan ardiente espritu escribi un (3) libro los Christianos presos en la crcel, que los enfervoreci tanto en el deseo de padecer tormen-tos , que fli necesario poner tasa la pretensin de los martirios , la ansia del morir. Acudi lue-go al resto de los fieles atribulados con la cruel-

    " dad UtHt 1 .i..* - II-JL arritxi S

    ( 1 ) El libro de Anima sobre toda erudicin eruditsimo. (2) Escpula Procnsul de Cartago movi persecucin en

    su provincia ao 202 mitigada la de Roma , y Tertuliano le escribe deprecando.

    (3) Tcrt. 1. ad Martyr. c. 2. Christianus extra carcerem jaculo renuntiavit, in carcere etiam carceri. Esto es al delevte desordenado de verse presos. Y 1. ad Scapulam , cap. S . Ar-rias Antonias m Asia cum persequeretur instan,er , omnes uims civuaus Christiani ante tribunalia ejus se mana facta obtulerum. Lase la epist. s . de S. Cypriano en la perse-cuc.on de Decio , Csar Baronio ao 253 .

    dad de los rigores, exhortndolos con otro (1) li-bro de paciencia la tolerancia de las vexaciones. Todos los libros de Tertuliano en esta persecucin sirvieron ; si no consigui de los presidentes la pie-dad , alcanz de los fieles la paciencia. En esta per-secucin escribi , y en otra se dispuso padecer el martirio , ordenando primero su testamento (2), en que dexa su muger la herencia de los dos le-gados , la castidad y la fe.

    En la paz de la Iglesia se estragaban las cos-tumbres , y acudi Tertuliano las que se conser-vaban puras con antdoto , y las viciadas con re-medio. Ense las vrgenes en un (3) libro la moderacin en el alio contra la fragilidad de la pureza ; y en otro el retiro y el recato contra los riesgos del sexo. Moder con un tratado la dema-sa de las matronas Africanas en los trages, en las galas y en los afeytes. A los mas perfectos instru-y con otro libro de la Oracin, al qual alaba en-carecidamente S. Hilario. En otro libro anim los pecadores la Penitencia, y refren para no abusar de la divina piedad. En el libro de los Es-pectculos mostr Tertuliano que su eloqiiencia to-do lo persuade , pues bast este libro desaficio-nar los Romanos de las comedias. Supo que los Judos (4) , gente quien la disimulacin desva-

    ne-( 1 ) En esta persecucin escribi el libro de Patientia. (2) L. 1. ad uxorem cap. 1. Pracipio igitur tib quantx

    eontinentia potes, post excesum nostrum renunties nuptiis, Se. (3) Tertul. 1. de velandis Virginibus.

    Tertul. 1. de cultu foeminarum. Tertul. 1. de habitu muliebri.

    (4) Vicent. Lir. cap. 24. Nibil pen sibi ad expugnandum est propositum , quod non aut acumine trruperit, aut pondere ilhserit y sciunt Judxi y Marciones, Se.

    E 2

  • 36 Prefacin la Apologa nece , la piedad los relaxa , y la tribulacin los obs-tina , andaban sediciosamente infamando nuestra sagrada Religin. Sali zeloso, disput con uno, y cerr con todos. Escribi contra Judos un tra-tado tan lleno y abundante , que habiendo copia-do de l sentencias , Escrituras y argumentos to-dos los autores de la posteridad que escribiron contra Judos en mas de mil y quatrocientos aos, no le acabaron de copiar.

    Escribi contra todos los hereges de su tiem-po , Marcion , Valentino , Praxeas , Hermgenes, Quintila , y Gnosticos, con tanta com prehensin de los errores , con tan robusta fuerza de razones, que herega una vez impugnada de Tertuliano jamas levant cabeza. Las heregas de estos nuevos he-reges sentina son universal, en que se recogen nuevos y antiguos errores , y apenas se hallar all alguno de los que Tertuliano impugn ; que tan muertos quedaron en su pluma los errores , que Ies imposibilit la resurreccin , aun quando la ma-licia lo intentara. Contra ( 1) Herege tan perverso co-mo Marcion no escribi de propsito, sino un autor en la Iglesia, y aquella herega apnas revi-vi jamas ; que habindola impugnado Tertuliano, y1 en ella dex que herir, ni otros dex que hacer.

    Estas obras han sido siempre almagacen uni-versal de la IgJesia para controversias contra here-S c s , para enseanzas de costumbres, y para noti-cias eclesisticas. En ellas estudi S. Cipriano, de

    ellas ( 0 Jacobus Pamelius ad Gregorium 1 3 . in Prefat. Adversus

    yaraanem solus bic extat scriptor. Esto se entiende ex pro-/ro: que contra Marcion escribi Orgenes, Clemente Alex. ^ac ianceno , Hi lar io .

    ellas copi S. Gernimo , de ellas se vali S. Agus-tn , con ellas argy S. Paciano , ellas imit S. Isidoro, con ellas aprovech S. Hilario , y fi-nalmente en los libros de este autor solo dex de aprovechar el que no los lleg conocer , no los supo estudiar.

    Otros mayores triunfos alcanz de la herega. No haban nacido estas modernas sectas , y ya las tenia impugnadas ; con la previsin las impugna, y con la comprehension anticipada las vence. Y dixo l mismo (1): El conocer la herega es ven-cerla , y el anteverla ahuyentarla.' Despues de escri-tos algunos tratados en Alemania y en Francia con-tra los hereges novatores , se acudi como ma-yor remedio la oficina de Tertuliano: y Audo-berto Macereo (2) traduxo en lengua francesa el libro de las Prescripciones con tan aventajado apro-vechamiento , que con l se convirtieron sectarios, y se reduxron dogmatistas. O fuerza del espri-tu robusto de nuestra fe! pues mintras en ella estuvo Tertuliano catlicamente constante escri-bi con tal vehemencia , que pasron los impul-sos herir la malicia de los venideros. O esprn tu por entonces verdaderamente proftico! pues no se vencen errores futuros sino con impugnaciones profticas.

    Parecer algunos que esta calificacin es fer-vor del zelo , exageracin del agrado , y satisfac-cin al empeo de la abogaca. Por esto quiero

    re-

    (1) Adversus Valen, cap. 3. Htereses cognoscere debellasse est, & prcevidisse fugasse. (2) Audoberto Maceteo D. Parisense v.erti en lengua francesa ao 1 56 1 el jib. ds Prxscrip. con gran utilidad de la Iglesia.

  • 38 Prefacin la Apologa remitir la censura al juicio de los que leern, sin proponer otro mayor abono los mritos de este autor , que administrar originalmente las palabias que dexo escritas , para que en ellas muerda el fre-no la perfidia, reciba la Religin fomentos , y el escrpulo materiales para certificarse en la duda.

    VIII . Que en la, autoridad humana no hay tan eficaz testimonio contra Luteranos y Calvinistas como

    los escritos de Tertuliano.

    o hay tan eficaz testimonio en la autoridad humana contra la herega moderna como poder probar con el primer autor latino (1) de la Igle-sia (despues de Apolonio y Vctor) que conver-s y vivi con los discpulos inmediatos de los Apstoles , que en los principales artculos que la hertica perfidia ultraja y niega , no usa hoy la Iglesia Romana otra creencia que la que entonces us. Esta proposicion se dixo en la primera im-presin de este libro , y algunos hombres doctos echron menos la prueba que podia tanto servir al consuelo de los fieles , para que no pareciese exgerativa y paradoxa. Por esta causa ahora se pondrn puntualmente los testimonios mas expre-sos de Tertuliano en la misma forma original que los refiere para confusion de la herega, consuelo de los Catlicos , satisfaccin de los que recate-ron el crdito y testimonio de nuestra santa Re-

    li-( 1 ) E l primer autor latino de la Iglesia ( despues de Apo-

    lonio y Victor) fu Tertuliano. Hieron. de Script. Eccles. n. 63. Tertullianus presbytcr demum primus post Victoren

    Apollonium ponitur.

    y las obras de Tertuliano. 39 ligion ; pues como dixo Tertuliano (1): La noti-cia de las Eurituras.es fomento de la Fe. Reconz-canse pues estos libros con sinceridad ; que de ellos se puede componer enteramente cabal el catecis-mo contra Luteranos y Calvinistas; pues en ellos se hallan los preceptos y mandamientos de Dios, el Smbolo de la Fe , la oracion Dominica y Sa-lutacin Anglica , el nmero de siete sacramen-tos , la primaca de la Iglesia Romana , la potes-tad de perdonar pecados y fulminar censuras, los votos de castidad , la presencia real del cuerpo y sangre de Christo en la eucarista , la confesion au-ricular , la adoracion de las imgenes, las penas del purgatorio, las oraciones por los difuntos, la autoridad de las tradiciones, y el rito de ceremo-nias en la administracin de los sacramentos, que son los principales artculos que mas ciega y obs-tinadamente niegan los Luteranos y Calvinistas. Los preceptos del Declogo, que son mandamien-tos de la ley de Dios escritos primero en el co-razon de la misma naturaleza, y despues promul-gados por el divino indefectible Legislador , los refiere y declara Tertuliano : libro contra Judaos, lib. de idololatria, y lib. contra Gnosticos. L a ora-cion Dominica la refiere y explica en particular opsculo llamado de la Oracin : la salutacin an-glica en la parte que es texto evanglico la ex-plica en muchos libros.

    hl --{ h -,r>i->i i f '1 i ' M Sm-

    ( 1 ) L . 2. ad Uxor. c. 6. Si la muger Christiana estuviese casada con un Gentil : Quec Dei mentio ? quee Christi invo-ca! o* qu

  • 38 Prefacin la Apologa remitir la censura al juicio de los que leern, sin proponer otro mayor abono los mritos de este autor , que administrar originalmente las palabias que dexo escritas , para que en ellas muerda el fre-no la perfidia, reciba la Religin fomentos , y el escrpulo materiales para certificarse en la duda.

    VIII . Que en la, autoridad humana no hay tan eficaz testimonio contra Luteranos y Calvinistas como

    los escritos de Tertuliano.

    o hay tan eficaz testimonio en la autoridad humana contra la herega moderna como poder probar con el primer autor latino (1) de la Igle-sia (despues de Apolonio y Vctor) que conver-s y vivi con los discpulos inmediatos de los Apstoles , que en los principales artculos que la hertica perfidia ultraja y niega , no usa hoy la Iglesia Romana otra creencia que la que entonces us. Esta proposicion se dixo en la primera im-presin de este libro , y algunos hombres doctos echron menos la prueba que podia tanto servir al consuelo de los fieles , para que no pareciese exgerativa y paradoxa. Por esta causa ahora se pondrn puntualmente los testimonios mas expre-sos de Tertuliano en la misma forma original que los refiere para confusion de la herega, consuelo de los Catlicos , satisfaccin de los que recate-ron el crdito y testimonio de nuestra santa Re-

    li-( 1 ) E l primer autor latino de la Iglesia ( despues de Apo-

    lonio y Victor) fu Tertuliano. Hieron. de Script. Eccles. n. 63. Tertullianus prssbyter demum primus post Victorem

    Apollonium ponitur.

    y las obras de Tertuliano. 39 ligion ; pues como dixo Tertuliano (1): La noti-cia de las Eurituras.es fomento de la Fe. Reconz-canse pues estos libros con sinceridad ; que de ellos se puede componer enteramente cabal el catecis-mo contra Luteranos y Calvinistas; pues en ellos se hallan los preceptos y mandamientos de Dios, el Smbolo de la Fe , la oracion Dominica y Sa-lutacin Anglica , el nmero de siete sacramen-tos , la primaca de la Iglesia Romana , la potes-tad de perdonar pecados y fulminar censuras, los votos de castidad , la presencia real del cuerpo y sangre de Christo en la eucarista , la confesion au-ricular , la adoracion de las imgenes, las penas del purgatorio, las oraciones por los difuntos, la autoridad de las tradiciones, y el rito de ceremo-nias en la administracin de los sacramentos, que son los principales artculos que mas ciega y obs-tinadamente niegan los Luteranos y Calvinistas. Los preceptos del Declogo, que son mandamien-tos de la ley de Dios escritos primero en el co-razon de la misma naturaleza, y despues promul-gados por el divino indefectible Legislador , los refiere y declara Tertuliano : libro contra Judaos, lib. de idololatria, y lib. contra Gnosticos. L a ora-cion Dominica la refiere y explica en particular opsculo llamado de la Oracin : la salutacin an-glica en la parte que es texto evanglico la ex-plica en muchos libros.

    hl --{ h -,r>i->i i f '1 i ' M Sm-

    ( 1 ) L . 2. ad Uxor. c. 6. Si la muger Christiana estuviese casada con un Gentil : Quee Dei mentio ? quee Christi invo-ca! o* quee fomenta fidei de Scripturarum interjectione'i

  • Smbolos de la Fe que usa la santa Iglesia Catlica Apostlica Romana.

    D o s smbolos usa la Iglesia Romana: el prime-ro se llam Apostlico, porque los Apstoles le compusieron antes de dividirse por el mundo pa-ra que fuesen los Fieles uniformemente instruidos en lo esencial de la creencia, y de este Smbolo us la Iglesia Romana desde el principio de la Fe , y se recita cada dia en maytines , prima y completas. El otro Smbolo se llama Niceno (i), porque se dispuso en el Concilio Niceno, que se congreg ao trescientos y veinte y cinco de tres-cientos y diez y ocho Obispos contra la here-ga de Arrio , y le adapt en nombre del Con-cilio Osio ( 2 ) Obispo de Crdoba , Legado del Pontfice, como dice S. Atanasio , en tiempo de S. Silvestre y Constantino Emperador. Este Smbolo se canta pblicamente en la Misa en las mayores solemnidades despues de cantado el Evan-gelio ; porque per Evangelium corde creditur ad justitiam , & per Symbolum fit ore confessio ad sa-

    lu-

    ( 1 ) Ano de Christo 325 , en el 1 2 del Papa Sylvestro, y 20 del Emperador Constantino, se congreg Concilio Uni-versal de 3 18 Obispos en Nicea ciudad de Bytnia , don-de contra Arrio se determin la consubstancialidad del Hijo con el Padre Eterno.

    (2) De Osio Obispo de Crdoba dice S. Athan. epist. ad solitar. Hic Osius princeps est synodorutn , & si quid scribit, ubique auditur : hic formulam fidei in Nicena synodo concepit, 3 Arranos ulique traduxit. R;ase de esta ocupacion de Osio Enrique Spondano . que por lo mnos no inventron los Es-paoles este elogio de un Obispo de su nacin.

    y las obras de Tertuliano. 4r lutem. Este Smbolo , como dice Teodoro (1), des-de luego se comenz cantar en las Iglesias de Oriente, donde mas prevaleca la herega de Arrio, en reprehensin de sus blasfemias ; pero en la Igle-sia Ro nana no se us tan presto , por la razn que da Rufino (2): En la Iglesia, dice , de la Ciu-dad de Roma no se halla se hiciese as; y creo fu porque all no tuvo principio ninguna herega , y no se admite aadiencia de una sola palabra de lo que se expresa en el Smbolo Apostlico; pero despues que lamentablemente se dilat la herega de Arrio por oc-cidente orden la Iglesia Romana que tambin se cantase en la Misa , aadiendo algunas clusulas to-madas del mismo Smbolo Apostlico , y de las difiniciones de fe que se hicieron en la Iglesia se-gn la ocurrencia de los errores que se conden-ron. Lo que se pretende pues mostrar es, que to-dos los artculos de fe que se refieren, as en el Smbolo Apostlico , como en el Nizeno, se ha-llan expresados en los smbolos que refiere Tertu-liano , para que se conozca qun tenazmente asi-do estaba la creencia de la Iglesia Romana; pues tan anticipadamente profes la fe misma que aho-ra ensea la Iglesia, como se ver en los tres sm-bolos que refiere.

    Sm-(1) Teodoro I. de Collec. i BB. Timotheus Simbolum Fidei

    per singulas synaxes dici curavit cum autem ante semel tan-tum in anno recitatum esset.

    (2) Rufino referido de S. Cypriano in Symbolo. In Ec-clesia autem urbis Romee hoc non deprehenditur factum: quod

    -ego proptere esse arbitrar , quod nec hxresis ulla illic sum-sit exordium , & utique adjectionem unius saltem sermonis ea-rum qui praceserunt, in Fide non admittit auditus.

    F

  • Smbolo de la Fe que refiere Tertuliano , libro contra Praxeas, cap. 2.

    n ebax o esta dispensacin y disposicin que (1) lla-

    mamos econmica, decimos : 1 Que bay un Dios nico solamente. 2 Que bay un Hijo de Dios , que es su Palabra,

    que procede del Padre. 3 Que por este Hijo se criaron todas las cosas , y

    sin l no se hizo nada. 4 Que esta Palabra Hijo envi el Padre las

    entraas de una Virgen. 5 Que este Hijo naci de ella Hombre y Dios, Hijo

    del Hombre, Hijo de Dios , que se llama Jesu-Christo.

    6 Que ste padeci , muri , y fu sepultado , se-gn haban profetizado las Escrituras. '

    7 Que resucit por la virtud de Dios Padre, 8 Que resucitado, volvi subir los cielos. 9 Que est asentado la diestra de Dios Padre.

    10 ( 1 ) Tert. I. Cont. Prax. cap. 2. refiere esta forma de Sm-

    bolo de la Fe : Sub hac lamen dispensai ione, quam acono-micam dicimus , ut unici Dei sit f & Filius sermo ipsius , qui ex ipso processer, per quem omnia faca sunt, sine quo

    factum est nihil. Hunc missum Patre in Virginem, & ex ea natum hominem & Deum filium hominis , f Filium Dei,

    cognominatum Jesum Christum : Hunc passum , hunc mor-tuum , & sepultum secundum Scripturas , 6- resuscitatum d Patre , & in calos reassumptum, sedere ad dexteram Patris, venturum judicare vivos & mortuos -, qui exinde misserit, se-cundum promissionem suam , Patre, Spiritum Sanctum Pa-rcleJU.m sanct'ficatorem Fidei eorum , qui credunt in Patrem pues los nuevos y los viejos son mas modernos que la nor-ma de la Fe.

    Smbolo de la Fe que refiere Tertuliano, libro de Velandis Virginibus. Cap. 1.

    I j a regla (1) de la Fe precisamente es una, sola, inmoble irreformable, con la qual se cree 1 En un Dios nico y omnipotente Criador del

    mundo, 2 T en su Hijo Jesu-Christo. 3 Naci de la Virgen Mara. 4 Crucificado debaxo del poder de Poncio Pilato. 5 Resucitado el tercero dia de entre los muertos.

    6

    ( 1 ) Tert. lib. de Veland. Virg. c. 1 . refiere otro Smbo-lo de la Fe. Regula quidem Fidei una omnino est , sola, immobilis, & irreformabilis, credendi scilict, in unum Deum Omnipotentem mundi conditorem , Filium ejus Jesum Chris-tum: natum ex Virgine Maria: crufixum sub Pont io Pilato: tert id die resuscitatum mortuis , receptum in calis : seden-tem nunc ad dexteram Patris: venturum judicare vivos, & mortuos , per carnis etiam resurrectionem. Hac lege Fidei ma-nente , ccetera jam disciplina , conversationis , admit-tunt novi totem correctionis, proficiente usque in finem gra-fia Dei.

    F 2

  • '"44 Prefacin la Apologa 6 Que subi resucitado los cielos. 7 Que est sentado ahora la diestra de Dios,

    Padre. 8 Que ha de volver juzgar vivos y muertos. 9 Que han de resucitar todos buenos y malos para

    asistir en el juicio final. Perseverando esta ley de la f e , todos los dems ins-

    titutos pertenecientes la enseanza y conversacin de la Iglesia admiten novedad en la correccin, cre-ciendo hasta la fin la gracia de Dios.

    Smbolo de la Fe que refiere Tertuliano, libro de Prascriptionibus. Cap. 13 .

    Z i Km - . j a regi Or de la (1) fe para que profesemos lo que h-

    ( 1 ) Tert . 1 . de Prascrip. c. 1 3 . refiere otro Smbolo de la Fe. Regula Fidei est ut jam qui defendamus quod profi-teamur j ilia scilicet qua creditur : Unum omnium Deum essej ncc alium prxter mundi conditorem qui de nihilo universa produxerit per Verbum suum , primo omnium demissum: id Verbum Filium ejus appellai um , in nomine Dei vari visum Patriarcbis : in Prophetis semper auditum: postremo de-latum ex Spiri tu Patris Dei , & virtute in Virginem Ma-riani-. came factum in utero ejus , & ex ea natum egisse Christum. Exinde predicasse novam legem, & novam pror-tnissionem Regni Ccclorum : Virtutes fecisse : fixum Cruci: ter-tia die resurrexisse : in Cwlum exectum : sedisse ad dexter am Patris : mississe Vicar i am vim Spiritus Sancii , qui credentes agat : venturum cum claritate ad, sumendos Sanctos in vita: (cternx , & promissorum ccclestium fructum, & ad prophanos judicandos igne perpetu , facta utriusque partis resuscita-tane. Hcec regula Christo institua tiullas habet apud nos quccstiones , nisi quas hcereses inferunt. Si quid tibi vi de-tur , vel ambi guitat e pendere , vel obscuritate obumbrari, est utique aliquis Doctor gratia scientice donatus , qui expar.dat. Novissime ignorare melius est, ne quod non debeas, noris, quia quod debeas , nosii. Fides in regula posita est : adver sus regulam nihil scire, omnia scire est.

    habernos de defender, es aquella con que se cree. 1 Que Dios solamente es uno, y que no hay otro

    sino el Criador del mundo. 2 El qual cri de nada todas las cosas del uni-

    verso por su palabra : que naci ntes de to-dos siglos.

    3 Esta palabra se llama Hijo de Dios : que fu visto variamente en el nombre del Seor por los Patriarcas, y o i do en los Profetas. :>

    4 En los ltimos tiempos este Hijo fu enviado por la virtud de Dios Padre, las entraas de la Virgen Mara.

    15 En el vientre de esta Virgen fu hecho carne , y naci de ella hecho Jesu-Christo.

    6 Despues comenz predicar una ley y promesa nueva del Rey no de los Cielos. ,

    . 17 H