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UNIVERSIDAD DE CHILE VICERRECTORIA DE ASUNTOS ACADÉMICOS PROGRAMA ACADÉMICO DE BACHILLERATO "Leonel Lienlaf: Se ha despertado el ave de mi Corazón. Expresión del choque cultural entre mapuches y winkas, y de revitalización de la identidad cultural Mapuche" Por Francisca Salazar Monografía para optar al grado Académico de Bachiller en Humanidades Profesor guía Roberto Aedo

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Se ha despertado el ave de mi corazón de Leonel Lienlaf, análisis.

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Page 1: Monografía Final

UNIVERSIDAD DE CHILEVICERRECTORIA DE ASUNTOS ACADÉMICOSPROGRAMA ACADÉMICO DE BACHILLERATO

"Leonel Lienlaf: Se ha despertado el ave de mi Corazón. Expresión del choque

cultural entre mapuches y winkas, y de revitalización de la identidad cultural

Mapuche"

Por Francisca Salazar

Monografía para optar al grado Académico de Bachiller en Humanidades

Profesor guía Roberto Aedo

Santiago de Chile, 2013

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Resumen

Se ha despertado el ave de mi corazón es un poemario escrito en doble

registro, mapudungün y castellano que se considera dentro de la poesía

etnocultural, es decir, un tipo de literatura que trata una temática propiamente

étnica a través de una escritura que se rige por normas occidentales. Leonel

Lienlaf, su autor, es un poeta mapuche que desde niño tuvo que verse obligado a

relacionarse, e incluso adaptarse, a una cultura ajena, que llega a considerar

como totalmente contraria a la suya. El contexto en que comienza a escribir este

libro es en medio de un fuerte sentimiento de no pertenencia a ninguna cultura,

como si estuviera entre dos mundos, a lo que posteriormente respondería con la

firme decisión de no olvidar jamás sus orígenes. Este estudio es comprendido

desde un punto de vista literario y antropológico, en el cual se analizan los poemas

en torno a cinco temas diferentes con respecto a la cultura mapuche: Conexión

con la naturaleza, el choque cultural e interculturalidad entre mapuches y winkas,

historia del pueblo mapuche, mitología mapuche, y cosmovisión, creencias

religiosas y tradiciones mapuches ancestrales. Al concluir este estudio, fue posible

demostrar que a partir de los elementos culturales a los que se accedió en función

de estas temáticas este poemario logra una efectiva revitalización de la identidad

cultural mapuche.

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Page 3: Monografía Final

Índice

Resumen..................................................................................................................1

Introducción..............................................................................................................3

I. Poesía Mapuche Actual: Poesía etnocultural.................................................6

II. Acercamiento histórico al Pueblo Mapuche....................................................8

III. Leonel Lienlaf: “Suspendido en el aire como el canto de los pájaros”.........15

IV. Se ha despertado el ave de mi corazón (Nepey ñi güñün piuke).................18

a. Conexión con la naturaleza..........................................................................19

b. Choque cultural e interculturalidad entre mapuches y winkas......................23

c. Historia del pueblo mapuche........................................................................27

d. Mitología mapuche.......................................................................................30

e. Cosmovisión, creencias religiosas y tradiciones mapuches ancestrales......33

Conclusión....................................................................................................................................39

Bibliografía....................................................................................................................................41

Anexos...........................................................................................................................................45

Anexo 1...............................................................................................................45

Anexo 2...............................................................................................................46

Anexo 3...............................................................................................................47

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Page 4: Monografía Final

Introducción

En la literatura chilena existe una porción de ella que se considera

marginada, ahí se encuentra la literatura mapuche, que surge dentro del contexto

de la interacción entre los winkas (todo hombre que no pertenece a la cultura

mapuche) y el pueblo mapuche. Esta literatura se denomina etnocultural, término

adoptado por Iván Carrasco, cuyos autores más conocidos son Sebastián

Queupul, Pedro Alonzo, Leonel Lienlaf, Elicura Chihuailaf, Segundo Aillapan,

quienes “han transformado su tradición oral de epeu, ül, koneu y nütram en

escritura regida por normas europeas, para redescubrir su pasado y redefinir su

identidad personal y social, pero sin abandonar su lengua ni su cultura. Estos

escritores no solo han asumido una expresión diferente, sino también han

elaborado una teoría intuitiva de su escritura, una metalengua, que prueba que no

son textos aislados o casuales, sino un sistema de escritura poética.” (Carrasco I. ,

2000, pág. 198).

Leonel Lienlaf es un poeta mapuche que desde joven se dedicó a componer

poesía, primero en mapudungün y luego en castellano. Además es un participante

activo dentro de la difusión del Conocimiento y la literatura mapuche, llegando

incluso a experimentar en otras artes como la música y el cine. En definitiva, es un

representante de su pueblo que siente que vive entre dos mundos, y que lucha por

no olvidar jamás sus orígenes. Su obra se extiende a tres poemarios: Se ha

despertado el ave de mi corazón, publicado en 1990 con sólo 19 años, Pewma

dungu = Palabras soñadas (2003) y Hierba-Agua (2006)1. En ellos se mantiene

constante la temática de las tradiciones mapuches, el traspaso de la tradición oral

de sus antepasados (principalmente a través de su abuela); la importancia de

elementos como el fuego, la tierra, el agua, el aire y la naturaleza en general; la

intervención histórica de parte de los chilenos-occidentales en su cultura y el

conflicto directo e indirecto que acarrea este hecho; el deseo de retomar su

dinámica cultural en la forma más genuina posible, entre otros aspectos. Leonel

con respecto a la poesía mapuche en general se ha formado una opinión bastante

1 Leonel Lienlaf también colabora con Carlos Aldunate en Voces Mapuches, Mapuche Dungu (2003) aportando parte de su historia y poesía.

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clara, lo que manifiesta en una entrevista con Daniel Swinburg, expresando que

“Se trata de una poesía oral tradicionalmente cantada en familia, donde se

cuentan hechos, episodios y situaciones de la vida diaria. Es toda una visión de

mundo volcada en un canto; a veces, es un simple tocar el cultrún” (Swinburn,

1989).

Se ha despertado el ave de mi corazón, es su despertar como poeta,

experiencia que no accidentalmente resulta exitosa, no sólo por ser el principal

motivo de la obtención del Premio Municipal de Literatura en 1990, sino porque en

ella encuentra una nueva forma de hacer oír su voz, que es la misma de sus

antepasados, plasmando todo lo que ha guardado dentro de su alma por 19 años.

Es aquí donde muestra relevancia en mantenerse fuera de la cultura chilena y por

hacer la diferencia, señalándola como todo lo opuesto a la propia, expresando su

rebeldía frente a la situación de su pueblo. Mi preferencia por esta obra también

radica en su estructura misma, ya que sus cuatro capítulos representan de forma

armoniosa y delicada las cuatro zonas que dividen al kultrung, que en un solo

instrumento logra reunir toda la cosmovisión mapuche.

Lo que se pretende hacer a continuación es un estudio desde un punto de

vista literario y antropológico de este poemario, ya que a través de la

interpretación de la poesía2 de Lienlaf es posible acceder a ciertos elementos

culturales mapuches. Estos elementos podrán ser apreciados de acuerdo a cinco

secciones que abordan cada una un tema específico con respecto a la cultura

mapuche: Conexión con la naturaleza; Choque cultural e interculturalidad entre

mapuches y winkas; Historia del pueblo mapuche; Mitología mapuche; y por

último, Cosmovisión, creencias religiosas y tradiciones mapuches ancestrales.

Además, a partir del estudio de Se ha despertado el ave de mi corazón se

intentará demostrar que la poesía de Lienlaf es una revitalización de la identidad

cultural mapuche.

2 La interpretación se realizará desde la traducción de los poemas, debido a mi desconocimiento de la lengua mapuche.

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Previo a este análisis literario es necesario comprender el estado en que se

encuentra la poesía mapuche actual para saber dentro de qué márgenes nos

encontramos cuando leemos la poesía de Leonel; realizar un acercamiento

histórico que relate de forma poco profunda, lamentablemente3, cómo el pueblo

mapuche vivió antes y después de la conquista, y cómo fue el doloroso camino

que lo trajo hasta el presente, para así comprender los motivos de las principales

problemáticas entre mapuches y winkas, que generan el choque cultural e

interfieren en la forma en que se define la propia identidad del hablante lírico en

cada poema; y también conocer en cierta medida la biografía de Leonel Lienlaf,

sobre todo los sucesos de su vida que fueron posiblemente responsables en su

proceso creativo.

Es preciso escuchar la voz de nuestros mapuches, porque el principal

motivo de que traduzcan sus textos al español es hacernos conscientes de la

existencia de una cultura que puede intelectualizar sus conflictos y recordarnos

que ellos también tienen una historia que contar, en la que lamentablemente la

mayoría de las veces nosotros hemos sido quienes los han exiliado de su propio

paraíso. Como dijo Leonel Lienlaf, él cree en “una integración, pero esta se logra,

primero, asumiendo lo que somos” (c. p. Carrasco M., 2005, pág. 227). La poesía

mapuche es un mundo desconocido para la mayoría de los chilenos, lleno de una

magia que espera más ser oída que leída y que es justo y necesario hacerla oír.

3 El acercamiento histórico a la cultura mapuche en esta oportunidad no podría tener un mayor nivel de profundidad, porque hacerlo estaría fuera de las intenciones de este estudio, limitándonos a tener una suerte de “pincelada histórica” sobre los mapuche.

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I. Poesía Mapuche Actual: Poesía etnocultural

La literatura mapuche no se ha mantenido siempre de la misma forma, ha

ido evolucionando, como lo plantea Iván Carrasco, desde la oralidad hacia la

escritura. Este cambio se va desarrollando en relación con el contexto de

interculturalidad que se genera precisamente en la interacción entre mapuches y

españoles (Carrasco I. , 2000). Antes de la llegada de estos últimos a Chile y

Argentina, las discursividades mapuche se consideran intraculturales, construidos

a partir de “criterios, valores, referencias, códigos y géneros propios de su

tradición cultural” (Carrasco I. , 1990, pág. 20), restringidas principalmente al epeu

(relato), al ül (canto) y konew (adivinanza) (Carrasco I. , 2000). Pero luego del

encuentro inevitable entre estas dos culturas, se comenzó a gestar un proceso

rápido de literalización “que ha generado una literatura propiamente tal con

géneros nuevos, entre los cuales se halla el poema escrito” (Carrasco H. , 2002,

págs. 83-86).

Los formas de expresión mapuche antes mencionadas son catalogadas

como etnoliteratura, “conjunto o sistema de manifestaciones textuales de carácter

verbal (oral), consideradas como propias por el pueblo que las produce y que

como tales, cumplen diversas funciones en la vida de las comunidades” y en este

caso “se desarrolla en el ámbito de la tradición oral e implica una metalengua

específica, contextos socioculturales y situaciones pragmáticas determinadas.”

(Carrasco I. , 2000, pág. 195).

Iván Carrasco divide el proceso de literalización de la tradición etnoliteraria

mapuche en tres etapas: “oralidad absoluta”, “oralidad inscrita” y “escritura propia”.

La primera coincide históricamente con el periodo prehispánico, y posee un

discurso de carácter intracultural que se expresa de una forma exclusivamente

oral, siendo representativos el epeu y el ül. La segunda resulta ser una adaptación

a las “posibilidades de escritura” de la cultura imponente, iniciando con la

transcripción de textos en mapudungün con su respectiva traducción al castellano,

generando la incorporación de algún modo a la literatura chilena y la anulación del

componente musical, dejando solo la versión verbal. Aquí los temas indígenas y

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occidentales se relacionan mutuamente, creándose literatura indigenista con

motivo indígena pero de autor occidental, como Alonso de Ercilla y su famosa obra

“La Araucana”, y también el tema winka expresado por mapuches en su

etnoliteratura. La última etapa comprende a la “literatura mapuche propiamente tal”

que resulta del dominio absoluto de la literalización, donde el autor mapuche es

totalmente consciente de su creación literaria, y escribe de acuerdo a su “particular

concepto de literatura, pudiendo o no asumir la tradición” (Carrasco H. , 2002, pág.

85).

La literatura mapuche en “sentido moderno” se va desarrollando casi al

mismo tiempo que la etnoliteratura en forma de poesía, epeu didáctico, entre

otras. La lírica mapuche trasciende a la oralidad y tradicionalidad de la

etnoliteratura, convirtiéndose en la base de la poesía etnocultural, “manifestación

característica de los escritores de la zona centro-sur del país”, que comenzó en

1963 con Luis Vulliamy (poeta chileno descendiente de colonos suizo-franceses) y

con Sebastián Queupul Quintremil, poeta mapuche cuyo principal rasgo es que se

construye a partir de “dos sociedades en contacto, alteradas o transformadas por

la influencia recíproca” (Carrasco I. , 2000, pág. 142).

La poesía etnocultural mapuche basa su temática en lo propiamente étnico,

tratando temas como la “discriminación, el etnocidio, la aculturación forzada, la

injusticia social, educacional y religiosa” y la “desigualdad socioétnica” (Carrasco I.

, 2000, pág. 197). Intenta establecer una conexión cultural entre este pueblo y la

sociedad winka, presentando sus textos con normas de escritura europeas, pero

con temas netamente mapuches, y en un doble registro: su lengua materna y el

castellano. Esta estrategia textual intenta romper con la separación existente entre

ambas sociedades, dirigiéndose a un destinatario monolingüe de castellano o

mapudungün, o a uno bilingüe, desacreditando la perspectiva etnocentrista

predominante hasta hoy. Lo que se intenta expresar es una forma alternativa de

vida, diferente a la de la actual sociedad chilena consumista y homogeneizadora,

basándose en el contacto y el diálogo interétnico, en vez de combatir o negar a la

otra cultura. Pero al mismo tiempo nos pone al tanto de sus conflictos, de la

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asimetría social, económica y cultural, a modo de denuncia y testimonio de las

injusticias, brutalidades y marginaciones vividas por este pueblo de parte de los

colonos y de la sociedad chilena. Poetas como Sebastián Queupul, Pedro Alonzo,

Leonel Lienlaf, Elicura Chihuailaf y Segundo Aillapan, se disponen a transformar

su tradición oral en escritura, volviendo a su pasado y redefiniendo su identidad

personal y social, generando, a su vez, una metalengua como un sistema propio

de escritura poética (Carrasco H. , 2002; Carrasco I. , 2000).

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Page 10: Monografía Final

II. Acercamiento histórico al Pueblo Mapuche

Mapuche significa “gente de la tierra” (Wilhelm, 1959, pág. 145), lo que

implica que es dueño natural de esta tierra, por la que siente amor y respeto, ya

que ella es su madre y por esta misma razón la defiende y la cuida de todo

dominio extranjero (Alonqueo, 1984).

El origen mitológico de los tiempos inició con un diluvio, donde los únicos

mapuches que sobrevivieron fueron los que huyeron al cerro que está “al otro lado

del Bío-Bío”, y luego, cuando las aguas se calmaron, “se esparcieron por la tierra y

la poblaron” (Bengoa, 2000, pág. 13). También existe otra versión de este

comienzo: la serpiente marítima Cai Cai un día comienza a inundar la tierra, a lo

que respondió otra culebra “tan poderosa como la anterior, que vivía en la cumbre

de los cerros”, Ten Ten, que les aconsejó que subieran a los cerros. Cuando se

calmó el agua, los mapuches bajaron y poblaron la tierra. Con estas dos variantes

del principio de los tiempos, inicia José Bengoa la Historia del pueblo mapuche,

una lucha manifiesta entre la naturaleza y el hombre mapuche.

A la llegada de los españoles, el pueblo mapuche habitaba desde el río

Maule hasta el río Itata (frontera que muy prontamente se desplazó al río Bío Bío),

con una población aproximada de un millón de habitantes. Se abastecían

principalmente de la caza, la recolección, la horticultura y agricultura. Aún no

habían “sufrido en plenitud una revolución agrícola”, por lo que no se habían

logrado convertir en una sociedad sedentaria, lo que les permitió tener una libertad

que otras culturas paralelas no tenían. La población se mantenía por la

abundancia de recursos, lo que hacía innecesaria la acumulación, evitando que la

sociedad tuviera guerras internas permanentes (Bengoa, 2000). Su organización

social se centraba en la familia, una familia muy numerosa donde convivían todos

los sucesores masculinos del jefe de familia, es decir, un sistema patrilineal donde

la mujer tenía que tenía que cambiarse a la ruca de su marido. No existe una

“comunidad” local o primitiva ni diferenciación social significativa, cada familia vive

independiente si sin ejercer ningún tipo de dominación sobre las otras. Sólo

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Page 11: Monografía Final

existen las alianzas y sistemas de regulación de conflictos, lo que se hace a través

de un hoy llamado ulmén y toqui en tiempos de paz, quién está encargado de

mediar, mantener la paz y dar consejos. El toqui también se encargaba de

organizar las faenas y la guerra (Bengoa, 2000). El o la Machi tenía la función de

dedicarse y consagrarse “al servicio de la salud”. Es un “título” que le otorga a la

persona que lo posee la capacidad de formar una institución y una forma de

organización social “que tiene un significado netamente humano que involucra

ideas de fraternidad y filantropía de servir y salvar el cuerpo de las enfermedades”

(Alonqueo, 1984, pág. 47). Estas características se mantendrán a través de la

historia a pesar del constante estado de guerra en el que vivirá el pueblo

mapuche.

La guerra de Arauco caracterizó casi tres siglos de la historia mapuche, una

serie de batallas que poco a poco fueron trayendo como consecuencia la

reducción territorial y poblacional de este pueblo. Pedro de Valdivia entre 1540 y

1558 fundó una serie de ciudades como Santiago y Valdivia, manteniéndose la

firme oposición mapuche. En este contexto surgen héroes como Lautaro, quizás el

primer jinete mapuche, famoso por capturar a Valdivia y someterlo a juicio de

acuerdo a la norma mapuche en 1554. Después de tres años Lautaro es

asesinado (Bengoa, 2000).

El curso de la historia cambió radicalmente en 1598 en el “Desastre de

Curalaba”, donde al mando de Paleantaro los mapuche destruyeron en su

totalidad las ciudades al sur del Bío Bío, suceso que demostró el

perfeccionamiento en el arte de la guerra que habían logrado debido a los casi

cuarenta años de lucha constante. Valdivia fue reducida a cenizas, despoblaron

Angol e Imperial, y Villarica quedó completamente destruida y abandonada por

ochenta y tres años. Así se formó la frontera del Bío Bío, que en los años

siguientes, fue cruzada por los jesuitas que tenían la intensión de evangelizar a la

población de una forma más pacífica, estrategia que también resultó fracasar, ya

que las guerras continuaron con la victoria frecuente del pueblo mapuche.

(Bengoa, 2000)

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En 1818, ya declarada la Independencia de Chile, los mapuche llevaban

260 años libres de dominio español y tenían el territorio más extenso que ha

poseído una cultura indígena en toda América latina. Dominaban “desde la actual

provincia de Buenos Aires hasta el Océano Pacífico” (Bengoa, 2000, pág. 45) y su

economía era principalmente ganadera mercantil. En las guerras de

Independencia los mapuche aparecen dentro del discurso nacionalista, “como

parte de la constitución heroica de la nación”, pero al mismo tiempo, en una esfera

más privada, son considerados como parte de la “barbarie” (Bengoa, 2000, págs.

137-138). Esta actitud contradictoria, según Bengoa, será predominante en el

problema indígena actual.

La intervención directa del Estado chileno en territorio mapuche se mantuvo

al margen hasta 1859, cuando comenzó a planearse la llamada “pacificación de la

Araucanía” o, de una forma más coherente a lo ocurrido, “ocupación de la

Araucanía”. En 1867, al mando del coronel Saavedra, se inicia una guerra que

duró 15 largos años (Bengoa, 2000). Esta guerra resultó ser la más sangrienta

presenciada por una cultura indígena en Chile, donde no sólo estaban

involucrados guerreros, sino todo el pueblo mapuche: “Se incendiaron las rucas,

se mataba y capturaba mujeres y niños, se arreaba con los animales y se

quemaban las sementeras” (Bengoa, 2000, pág. 205).

El alzamiento general de 1881, será memorado por los mapuche como la

representación de la resistencia de su pueblo, de la lucha incansable, donde todos

los mapuche se unieron y organizaron para atacar lugares donde se agrupara una

población winka, como fuertes o pueblos. Mapuches desnudos, a caballo, con

lanzas, que nunca se rindieron frente a la cultura dominante, luchando hasta el

final, como último intento dentro de esa larga guerra de mantener su libertad y su

independencia. Un acto simbólico, un rito necesario luego de haber fracasado “la

negociación, la beligerancia y el combate, la neutralidad y el aislamiento” (Bengoa,

2000, pág. 297). La guerra terminó en esta batalla final con el fracaso del pueblo

guerrero, reduciéndose su territorio en un 90 por ciento, obligándolos a vivir en

quinientas mil hectáreas y a convertirse en “campesinos minifundistas y pobres de

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Page 13: Monografía Final

campo, los más pobres de Chile quizá” (Bengoa, 2000, pág. 326). Es una parte de

la historia negada por muchos historiadores, con la intensión de dejar en el olvido

un horror presente de un genocidio, una masacre de un pueblo que nunca volvió a

ser el mismo.

La Ley de Radicación Indígena, formalmente denominada Ley Indígena

dictada el 4 de diciembre de 1866, tenía como fin repartir de “forma equitativa” las

tierras que corresponderían a cada familia mapuche. Esta Ley, según Alonqueo,

“decretó el exterminio y la inanición paulatina del pueblo mapuche, legalizando

todos los despojos y usurpaciones fraudulentas e ilícitas como botín de guerras”

(Alonqueo, 1984, págs. 146-147). Las tierras fueron entregadas a los mapuche

como Títulos de Merced, un título gratuito que otorgaba el Estado, que

básicamente significó la antes mencionada reducción de su territorio, donde

muchas de estas tierras fueron usurpadas por winkas (Bengoa, 2002).

La sociedad mapuche del siglo XX tuvo un significativo crecimiento de la

población y, al mismo tiempo, de la pobreza, generándose también una disolución

de alrededor de 200 comunidades mapuche (Piñeiro, 2004). Las primeras tres

décadas de este siglo estuvieron marcadas por la usurpación, violencia y

discriminación. Dentro de este contexto los mapuche se refugiaron dentro de su

propia cultura y sus tradiciones, facilitando una actitud más cerrada frente al

mundo winka a modo de resistencia cultural, ya que el intento de defenderse de la

usurpación de sus propios territorios por la vía legal resultaba en situaciones muy

excepcionales a su favor (Bengoa, 2000). A su vez, muchos comenzaron a

integrarse de un modo u otro a la sociedad chilena, incluso los hijos de algunos

caciques comenzaron a ir a las escuelas rurales. En la primera década de este

siglo surge un grupo de jóvenes con educación chilena pero reconocidos

mapuche, fundándose la primera escuela de la Araucanía con un profesor

mapuche (Antonio Neulman), cuyos egresados formarán la Sociedad Caupolicán

Defensora de la Araucanía. Así surge una generación de profesores que intentan

integrarse, incluso a través de la política. Francisco Melivilu Henríquez es en 1927

el primer diputado mapuche en Chile, quien se plantea el propósito de denuncair

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en todo momento las injusticias cometidas contra su pueblo (Piñeiro, 2004).

Manuel Panguilef es otro personaje relevante dentro de este intento de

“integración respetuosa”, como dice Bengoa, él se dedica a organizar en las

primeras décadas de este siglo la Federación Araucana, una sociedad de

resistencia, con el fin de revitalizar su cultura, recurriendo a ritos, cantos y sueños

proclamados en congresos donde, en un principio, acudía un gran público

mapuche que fue declinando hacia la década de los treinta (Bengoa, 2000).

El siglo XX parece ser un periodo de intentos de integración de forma activa

y demandante de parte de esta cultura, y la forma más manifiesta es a través de

sociedades e instituciones mapuche, intervención política, protestas y las tomas

de fundos iniciados en los años sesenta, maneras alternativas de hacer oír su voz.

La reforma Agraria marcó otro periodo dentro de este siglo. Hacia la década de los

sesenta esta reforma favoreció a algunos campesinos de pequeños fundos

mapuche, logrando recuperar algunas de las tierras arrebatadas (Organización

Mapuche Meli Wixan Mapu, 2003). En el gobierno de Salvador Allende la Reforma

Agraria significó la devolución de muchos de los fundos a sus dueños mapuche,

proceso que terminó en 1973 con el Golpe de estado del que actualmente se

conmemoran cuarenta años. La dictadura chilena devolvió a sus antiguos

propietarios o a nuevas empresas algunas tierras que habían sido recuperadas

por los mapuche, en otros casos fueron rematadas y en situaciones excepcionales

otras fueron conservadas por los indígenas. Este periodo oscuro para la sociedad

chilena no mantuvo ajeno de dolor al pueblo mapuche, una porción de su

población fue asesinada o desaparecida por militares, ciento cincuenta y siete

fueron declarados desaparecidos en las Actas de la Comisión Rettig, mientras que

cientos huyeron al extranjero, todo por motivos políticos, al ser militantes o

dirigentes de partidos políticos de oposición. En 1979 se dicta una ley de división

de Comunidades en la cual se entregan muchos de los territorios a particulares,

quitándoles el carácter de indígenas a las tierras en el momento de ser cedidos a

nuevos propietarios. Debido a las persecuciones políticas, a partir de los ochenta,

los mapuche comienzan a distanciarse de los movimientos sociales ajenos,

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aislándose en una intensión de reafirmación como un pueblo diferente (Piñeiro,

2004; Organización Mapuche Meli Wixan Mapu, 2003).

Al volver Chile a la democracia, en 1989 se firma el pacto de Nueva

Imperial que acuerda “la creación de una Comisión especial de Pueblo Indígenas

(CEPI)”, la redacción de “una nueva Ley Indígena” y “la creación de la Corporación

Nacional de Desarrollo Indígena (lo que será posteriormente la CONADI)”

(Organización Mapuche Meli Wixan Mapu, 2003). El pueblo mapuche, “Por su

parte (…) se comprometían a resolver sus problemas y canalizar sus demandas

por la vía institucional. Esta cláusula se refería al fantasma de las tomas de

fundos.” (Bengoa, 2002, pág. 184). El Estado cumplió con todo lo prometido hasta

que en 1993 La Ley indígena es modificada por el parlamento, lo que, junto a otros

factores, debilitó el pacto antes mencionado (Piñeiro, 2004). Una importante

modificación fue la eliminación de un artículo que hacía referencia a la realización

de megaproyectos y su impacto en comunidades indígenas (Bengoa, 2002)

Los conflictos no cesaron en la década de los noventa: desde 1995

comienzan a realizarse movimientos mapuches con la intensión de exigir su

derecho histórico a la tierra (usurpada ahora por grandes empresas

transnacionales y nacionales) y sus “derechos políticos como reconocimiento

constitucional, ratificación de convenios internacionales y el derecho que tiene

todo pueblo a la autodeterminación” (Piñeiro, 2004, pág. 9). Estos conflictos entre

mapuches y empresas privadas u organismos del estado, se intensifican por la

inconformidad del este pueblo frente a su situación de pobreza, donde la

respuesta del Estado a los movimientos que se han generado con este motivo ha

sido contantemente la represión sistemática y el gasto fiscal en programas de

corte asistencialista.

En pleno siglo XXI se mantienen latentes problemáticas referentes

principalmente al territorio, entre las que destacan el conflicto con la industria

forestal, con los proyectos viales, y con la construcción de centrales eléctricas

(como es en el caso de las presas de Pangue y Ranco, siendo esta última

culpable de la inundación de un cementerio mapuche en 2004) (Piñeiro, 2004).

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El pueblo mapuche ha sido constantemente protagonista de diversos

conflictos en los que se ha intentado defender un legado que con esfuerzo se ha

mantenido a través de la historia: su cultura y su tierra usurpada y vuelta a usurpar

repetitivamente. Pareciera que desde la llegada de los españoles la historia de

esta etnia quedara marcada por una lucha inagotable en contra de un ambiente

totalmente adverso, que no les ha dejado ningún periodo de paz en el que puedan

disfrutar tranquilamente de un territorio que hace muchos años dejó de

pertenecerles físicamente, porque los que recuerden el inicio de los tiempos del

pueblo mapuche, recordarán que fueron el pueblo nativo que poseyó el territorio

más extenso de todo Chile. Como si la historia se repitiera infinitamente, los

mapuche hasta el día de hoy se mantienen firmes frente a su mayor miedo: el

olvido de su cultura.

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III. Leonel Lienlaf: “Suspendido en el aire como el canto de los pájaros”.

Leonel Lienlaf es poeta, músico y cineasta mapuche. Nació en Alepué, en

la costa de Temuco, el día celebración del año nuevo mapuche We Tripantu (23

de junio) de 1969. Desde niño se vio obligado a integrarse a la sociedad winka,

primeramente como un estudiante más del sistema educacional chileno, en el

colegio Misión Franciscanos de Alepué, con un idioma, religión y cultura

diferentes, presentándose en su vida, como él mismo expresa en una entrevista

con la Revista de Libros de El Mercurio, su “primer gran choque cultural”

(Swinburn, 1989). En esta etapa Lienlaf se sintió ajeno a ambas culturas, debido a

las grandes diferencias existentes entre ellas, dificultándose su encuentro con la

propia identidad.

Quizás el conflicto cultural más complejo en esta temprana edad, y que

posteriormente se dará también en la Universidad, fue el contacto con la religión

católica y sus valores enseñados en el colegio franciscano, que tenía muchos

puntos en contra de la propia, como el rechazo a la ceremonia de rogativa

mapuche Nguillatún calificada como “algo del diablo” (Rodríguez, 1994, pág. 7).

Unos años más tarde tendría ir a Temuco a estudiar al internado del

colegio, lo que va coincidiendo con una forma de pensar más consciente sobre la

situación marginada en que se encuentra su pueblo y con el surgimiento de una

postura de defensa frente a él y sus costumbres (Rodríguez, 1994). Pero esta

época de su vida también va acompañada de una intensa ola de cuestionamientos

y una tristeza profunda, que se funda en un sentido de no pertenencia a ningún

lugar, a ninguna cultura, está “Suspendido en el aire / como el canto de los

pájaros”4, naciendo en él la inevitable necesidad de expresarse escribiendo,

“Desde los diez años, cuando me fui interno, perdí mucho contacto con mis

padres. Iba a verlos sólo tres veces al año, porque era muy lejos. Y sentía mucha

nostalgia y melancolía. Ahora mirando hacia atrás, creo que me sentía como un

exiliado. No era de ninguna de las dos partes, no me involucraba en ninguna 4 Primeros dos versos del poema “Estoy” (pág. 109) de Se ha despertado el ave de mi corazón.

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Page 18: Monografía Final

cultura, estaba como en el aire. Lloré por los cerros de Alepué, a mis padres…

Tuve una gran melancolía por mucho tiempo. Ahí empecé a escribir”. Por ello Se

ha despertado el ave de mi corazón fue fundamental en la vida de Leonel “La

historia del libro ha sido como la historia de mi vida, igual que como salí de mi

casa, volando. No pertenecí a ninguna parte” (c. p. Carrasco M., 2005, pág. 228).

Al salir del colegio decide estudiar pedagogía básica bilingüe en la

Universidad Católica de Temuco, donde nuevamente se enfrenta a la visión de la

religión católica (Swinburn, 1989). A los 18 años visita a Raúl Zurita en su oficina

de la Universidad de la Frontera en Temuco, donde Leonel le habla sobre su

escritura en mapudungün, y le muestra los poemas que posteriormente

aparecerán en Se ha despertado el ave de mi corazón un año más tarde. Ese día

se conocieron y comenzaron una amistad en la que Leonel le contaba de su

pueblo, sus tradiciones y de su vida en la reducción en la que habitaba. La idea

que tenía Zurita de la poesía de Lienlaf cambió un día en que la escuchó de su

propia boca en su forma original, el canto:

Su voz subía y bajaba y yo miré a Amparo, mi mujer, y vi que

sentía lo mismo que yo. Estábamos los tres en la mesa del

comedor y era muy tarde. Al otro día me pareció que algo del

mundo se había abierto y que yo también podía recordar, que ese

canto de Leonel no me era extraño. (Zurita, 1989)

Con este libro obtiene el Premio Municipal de Literatura en 1990,

convirtiéndose en “la primera obra mapuche que en la larga historia de este país

obtienen un reconocimiento de este tipo”. Tenía sólo veintiún años, y no pudo

evitar sentir miedo, nerviosismo y timidez, ya que tuvo que viajar de Temuco a la

capital sin tener idea de lo que lo esperaba. En una entrevista al diario Austral de

Temuco, sobre la impresión que le produjo haber ganado, asume humildemente

que le “pareció algo extraño que un primer y único libro obtuviese un premio

compartido por un poeta de reconocida trayectoria como es Armando Uribe. Fue

una impresión que es casi imposible describir.” (Chávez, 1990). Lienlaf, en ese

entonces, tiene dificultades en asumirse como un verdadero “poeta”, debe definir

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Page 19: Monografía Final

su posición intelectual frente a su propia poesía, él no quiere “recuperar la

identidad mapuche”, ya que no cree “que haya nada que rescatar. Lo esencial de

mi pueblo es el sentido sagrado de la vida, que no ha perdido nunca.” (Guerrero,

1994)

Leonel en los años siguientes comienza a buscar otras formas de arte con

las que pueda expresarse: en 1998 publica su disco compacto Lienlaf: Canto y

Poesía Mapuche, editado por el sello discográfico Mundo Vivo. En esta década se

dedica también a la investigación sobre temas propiamente mapuches, la difusión

de manifestaciones culturales, Conocimiento mapuche, participando en variadas

actividades y eventos públicos y literarios, llegando incluso a asociarse con el

mundo del cine, participando como guionista en Punalka El Alto Bío Bío en 1994,

We Tripantu en 1996, y Wirarün-grito y Quinquen, tierra de refugio, los dos en

1998 (García Barrera, Carrasco Muñoz, & Contreras Hauser, 2005).

Su poesía se extiende a sus dos obras siguientes: Pewma Dungu =

Palabras soñadas (2003) y Hierva agua (2006). Ambas mantienen el mismo

carácter de poesía etnocultural, de su propia tradición que aprendió principalmente

de las enseñanzas de su abuela.

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Page 20: Monografía Final

IV. Se ha despertado el ave de mi corazón (Nepey ñi güñün piuke)

Leonel Lienlaf a partir de Se ha despertado el ave de mi corazón trata la

problemática contemporánea del pueblo mapuche por medio de la

“transcodificación de la tradición del canto indígena tradicional” (Carrasco I. , 2000,

pág. 207) o, en otras palabras, “aprovecha las ventajas de la escritura para vaciar

en ella todo su mundo oral” (Fernández, 2005, pág. 6). Pero esto no significa que

este sea un proceso simple y perfecto, de hecho Leonel en una entrevista con el

diario El Mercurio señala que “Cuando dejas el mapudungun estampado sobre un

papel, se convierte en algo duro que está como asustado, sin permitir a las

palabras seguir su rumbo. La oralidad te permite variar el sentido; la escritura, no”

(Guerrero, 1994).

Es un libro hermoso y profundo que está estructurado de forma circular y

dividido en cuatro partes, “El sueño de la tierra grita en mi corazón…”, “Mi sueño

se despierta entre pesadillas…”, “Mi corazón está despierto en la tierra” y “Me

encontré con mi corazón más allá del sol poniéndose”, al igual que el kultrung de

la machi, un “microcosmos” que representa la cosmovisión mapuche. Además,

este poemario está escrito en doble registro, mapudungün y castellano, aunque en

un principio los escribió en su idioma natal, porque de esta forma es como Lienlaf

puede expresarse de forma espontánea, a diferencia del castellano, lengua que

tuvo que aprender a la fuerza y que como medio de expresión le resulta más difícil

(Guerra, 2004). El primer obstáculo en el proceso creativo de la poesía de Leonel

fue escribir en mapudungun, siendo el segundo la propia traducción, ya que se

“fuerza ese contenido a entrar en otros parámetros poéticos a través de los cuales

conceptos e imágenes se opacan o adquieren un mayor sentido” (Guerrero, 1994).

Con respecto a la temática, es en esta su primera obra, donde Leonel

Lienlaf plantea una utopía que trae el mundo ideal de sus ancestros al suyo actual,

en una constante oposición al mundo imperfecto winka (Carrasco H. , 2002), pero

al fin y al cabo también está presente un intento de reconciliación porque

considera que su poesía es un “diálogo creativo”, asumiendo que hace “poesía

bilingüe porque” cree “que debemos aceptar nuestras diferencias sin negarnos”

(Guerrero, 1994).

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Page 21: Monografía Final

a. Conexión con la naturaleza

Mapuche, como señalamos anteriormente, es la gente de la tierra, los hijos

de ella, y dentro de la poesía mapuche contemporánea que sigue la tradición

etnocultural está presente inevitablemente un intento por recuperar el vínculo

sagrado con el origen “que es la expresión de la reciprocidad de los hombres con

la naturaleza en una actitud mágica y cósmica” (Fierro & Geeregat, 2004, pág. 79).

Para la tradición ancestral mapuche, según investigaciones de María Ester Grebe,

antropóloga fallecida el año pasado, la naturaleza tiene un espíritu y vida propia,

donde cada elemento que la compone, cada árbol, cada piedra, cada ave, cada

gota de lluvia etc., a su vez tiene un espíritu ngen, dueño o guardián, que tiene el

deber de preservar la vida y la trascendencia de los fenómenos naturales en el

entorno al que pertenecen y del que están a cargo (Grebe, 1994).

Leonel Lienlaf en Se ha despertado el ave de mi corazón se encuentra en

un constante diálogo con la naturaleza dotándola de personalidad propia, lo que

se puede ver en “Temuco ciudad”:

El río Cautín

en el medio

baja llorando

por Temuco

llora.

El cerro Ñielol

sentado mira

grandes casas

Casas que no son

de mapuches,

piensa.5 (pág. 39)

El río conoce la historia de su pueblo, y empatiza con él, siente su sufrimiento y

baja llorando, llora, reiteración que denota la intensidad de su pena. Mientras el

cerro, desde su altura, observa un paisaje que jamás volverá a ser el mismo, 5 Dos primeras estrofas de “Temuco-ciudad”.

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Page 22: Monografía Final

transformado completamente por la modernidad y por el invasor que ahora se

declara dueño de esa tierra, de esa ciudad, Temuco. Este diálogo también se

manifiesta claramente en “Palabras dichas”:

“Es otra tu palabra”

me habló el copihue,

me habló la tierra.

Casi lloré.

“Tus lágrimas debes

dárselas a las flores”

me habló el pájaro chucao. (pág. 57)

Tanto el copihue como la tierra y el pájaro chucao guían al hablante hacia su

origen, hacia la naturaleza, le señalan a quién debe dirigir sus lágrimas y cuál

debe ser su lengua, la mapuche. Los elementos naturales no se limitan, en este

caso, sólo a un papel de mero espectador, sino que son participantes activos

personificados que intentan interferir en el actuar del hablante, orientándolo a lo

esencial, emocionándolo casi hasta llorar por la profundidad del mensaje.

La pampa recogió mis huesos

y los recorrió uno a uno

luego amasó mi espíritu

meciéndolo entre sus brazos.

La pampa me pidió que cantara

la poesía del infinito6 (pág. 83).

Ahora es la pampa la que le habla y lo guía, es la tierra, la madre sabia y tierna

que da vida al hablante de una forma física en un principio, y luego de una forma

inmaterial. Es la madre creadora que le indica su camino, la poesía, donde puede

manifestar sus propios sentimientos y los de su pueblo. El hablante también

dialoga con los pájaros wüdko7 (pág. 63), con la lluvia (pág. 89) y con el sol (pág.

113).

6 Primera estrofa y dos primeros versos de “Creación”.7 Esta ave es el urco chileno.

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Page 23: Monografía Final

En el libro, además de dialogar y personificar a los elementos naturales,

está presente la idea de la unión del hablante con ellos en un todo, el inche8 no

sólo empatiza con ellos sino que siente con ellos.

Yo era un tronco formado

por miles de caras

que salían de tu rostro.

Por el tronco caminé a través

de cientos de generaciones

sufriendo, riendo, (…)9 (pág. 55)

En este caso el paso de hombre a árbol es un viaje onírico hacia sus antepasados,

cuyos rostros salen de su madre tierra, logrando vivir sus sufrimientos y alegrías.

Aquí el tronco no es sólo parte de la naturaleza, es “el tronco cultural propio”

(García Barrera, Carrasco Muñoz, & Contreras Hauser, 2005, pág. 101), porque

“Los árboles representan para los mapuches, por sí mismos, la condición de

escaleras al wenumapu10, a través de las cuales se regeneran los vínculos

perdidos entre los miembros de la comunidad y los dioses por medio de códigos

secretos y mágicos rituales.” (Fierro & Geeregat, 2004, pág. 82). En

“Transformación” el hablante ya no es sólo un tronco, una parte del árbol, sino un

árbol completo:

La vida del árbol

invadió mi vida

comencé a sentirme árbol

y entendí su tristeza.

Empecé a llorar por mis hojas,

mis raíces, (…)

Yo me sentía árbol

porque el árbol era mi vida (pág. 99)

8 La primera persona, el Yo en mapudungün (Wilhelm, 1959)9 Versos del siete al doce de “Pasos sobre tu rostro”. 10 Wenumapu es la tierra de arriba, donde se encuentran “dioses, espíritus benéficos y antepasados” (Grebe, Pacheco, & Segura, 1972, pág. 49)

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Page 24: Monografía Final

Pareciera que también fuera un viaje hacia el pasado de su pueblo, debido a los

tiempos verbales que se utilizan, donde progresivamente se va fusionando con el

ser del árbol, comprendiendo y viviendo su tristeza, porque el árbol es su pasado

es la conexión que tiene con la eternidad. El mapuche es el único que puede dar

testimonio de lo que siente la naturaleza, porque ella es incapaz de hablar,

compartiendo con ella el mismo sufrimiento. “Renacimiento”, en contraste con los

dos poemas anteriores, nos cuenta de una unión que se produce en tiempo

presente, en un ahora lleno de felicidad:

Se confunde mi espíritu

cuando se alegra

y florece con la tierra.

Espíritu florido. (pág. 67)

En el proceso de la unión es donde surge este estado de alegría, cuando el

espíritu del hablante no sabe dónde empieza su espíritu y dónde comienza la

tierra, su madre, porque son un todo que florece. Su felicidad está presente

porque, aunque viva en una tierra corrompida por el occidentalismo, aún puede

volver donde sus “antepasados disfrutaron de la naturaleza virgen, de los misterios

y las voces que emergían de la madre tierra invitando a vivir, disfrutar y respetar

todos los aspectos que de ella emergían” (Fierro & Geeregat, 2004, pág. 83)

b. Choque cultural e interculturalidad entre mapuches y winkas

Uno de los grandes temas en torno al cual Leonel Lienlaf nos lleva por el

despertar del ave de su corazón es el inevitable contacto con la sociedad winka,

proceso en el que desde muy temprana edad se vio obligado a participar. Su

primer choque cultural, como mencionamos anteriormente, fue comenzar sus

estudios en un colegio rural de Alepué, teniendo que adaptarse a una cultura que

reconoce como todo lo opuesto a la suya, produciendo en una temprana etapa de

su vida un rechazo que lo llevaría a reconocer frente a Raúl Zurita, coeditor de su

primer libro, que “sólo por odio” aprendería “a hablar el español” (Zurita, 1989,

pág. 17).

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Page 25: Monografía Final

“Rebelión” es la expresión de la extrañeza que le produce enfrentarse a una

nueva forma de ver el mundo:

Mis manos no quisieron escribir

las palabras

de un profesor viejo.

Mi mano se negó a escribir

aquello que no me pertenecía

Me dijo:

“debes ser el silencio que nace”.

Mi mano / me dijo que el mundo

no se podía escribir. (pág. 79)

La cultura mapuche originariamente posee una condición ágrafa, de modo que la

tradición se mantiene sólo de forma oral, por ello el hablante se resiste a aprender

a escribir, menos aún en una lengua que no le pertenece.

Pero a medida que Leonel va creciendo aprende a vivir en esta sociedad

que tiene tan desvalorizados a sus indígenas, motivo que lo lleva en un principio a

escribir su poesía: “En un tiempo escribí poesía como algo nostálgico, como

queriendo recuperar esa parte que había perdido [...] todo lo que escribía estaba

muy relacionado con la cultura mapuche porque era algo que añoraba [...]".” (c. p.

Guerra, 2004). Pero Leonel no se mantuvo sólo en el odio, sino que aceptó su

realidad y la de su pueblo, dándole alas a su canto para no separarse jamás de su

cultura original.

Leonel Lienlaf expresa que oscila entre dos mundos, y que la interacción le

ha quitado un poco de su identidad que intenta recuperar incesantemente (Guerra,

2004). “Confusión” nos describe este limbo en el que se encuentra

inevitablemente:

Se levanta un sol violeta y lo veo, (…)

Veo también mis ojos que se escapan

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Page 26: Monografía Final

y mis manos que se pierden

siguiéndolos

mientras mis pies al arrancarse

dejan tendido en el suelo

mi espantado cuerpo.

Mi pensamiento vaga buscándome la

mente

entre las paredes de edificios

iluminados y fríos.

Mi boca corre tras sus palabras

que huyen y yo me quedo aquí

sin nada, sin comprender. (pág. 59)

El hablante no sabe dónde está, aunque diga que se queda “aquí”, en un lugar

donde no es él, porque ni su mente ni sus palabras están ahí. No se siente parte

de la ciudad winka donde están los edificios que tienen luz pero que no dan calor.

Lo único que queda de él es “espantado cuerpo” alienado y confundido, porque

todo su ser, su mente, su voz, sus ojos, sus manos, sus pies se fueron al lugar

donde realmente quiere estar: en el este donde están “los espíritus benéficos” y

“sus antepasados” (Grebe, Pacheco, & Segura, 1972, pág. 55).

La idea de encontrarse en otro lugar se repite en “Extranjero”: “Ando por

otras tierras / durmiendo (…)” (pág. 103). Y en “Temuco Ciudad” el cerro Ñielol es

testigo de la ocupación de un territorio ajeno que pertenecer al pueblo mapuche,

convirtiendo en extraño un lugar que antes no lo fue:

El cello Ñielol

sentado mira

grandes casas

Casas que no son

de mapuches,

piensa.11 (pág. 39)

11 Segunda estrofa de “Temuco-ciudad”.

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Page 27: Monografía Final

Otro de los choques culturales que se presentan en Se ha despertado el

ave de mi corazón, es el de carácter religioso, debido al intento del Catolicismo de

imponerse a la religión mapuche desde que se instaló en el continente americano.

En “Pasos sobre tu rostro”, el hablante viaja hacia el pasado y encarna lo que

vivieron sus antiguas generaciones:

(..) y vi una cruz que me cortaba la

cabeza

y vi una espada que me bendecía

antes de mi muerte12. (pág. 55)

Dentro de este contexto el poema “Dios” señala una interacción interétnica

desde el presente:

Trarin pewma,

kimno dungu

ñipülli ñi wirarün

kintunmew ñi pu alwe.

Dios

¿Güyngelaymi? (pág. 52)

Sueños y sueños encadenados,

palabra desconocida,

grito de mi corazón

que busca su principio.

Dios

¿No tienes nombre?13 (pág. 53)

Desconoce totalmente a la tradición winka con un intento de refugiarse en la

propia porque su corazón así se lo pide. Leonel Lienlaf en una entrevista de la

Revista de Libros de El Mercurio, expresa que Genechen14, “Quizás haya sido 12 Versos del 13 al 16 del poema “Pasos sobre su rostro”.13 Segunda y tercera estrofa del poema “Dios” en mapudungün y castellano.14 Ngenechen: “Sustantivo que significa el Ser Supremo, la voluntad todopoderosa que domina, gobierna, dirige, guía al ser inteligente, racional, e irracional” (Alonqueo, 1984, pág. 41)

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Page 28: Monografía Final

recreado después de la Conquista como una necesidad de colocarle nombre a

Dios porque el mapuche no le tenía, pues el nombre es producto del miedo a no

existir, que Dios -el Absoluto- no lo tiene” (Swinburn, 1989), es por ello que le

pregunta a Dios si tiene nombre. La razón por la cual expongo este poema en

mapudungün y en castellano se debe a que la palabra Dios está escrita de la

misma forma en ambas versiones porque no existe este concepto en la lengua

mapuche, lo que se entiende como un “préstamo lingüístico” (Rodríguez, 1994,

pág. 58).

c. Historia del pueblo mapuche

Se ha despertado el ave de mi corazón nos habla desde un sujeto mapuche

que revive su pasado para no olvidar y que viaja hacia el constantemente. El

hablante hace alusión tanto a hechos concretos del pasado como también a la

historia global del pueblo mapuche que desemboca en el presente. “Le sacaron la

piel” forma parte de esta primera categoría:

Tres veces vino el malón (…)

El winka está disparando.

Escondámonos debajo de la montaña (…)

Cuando recién descansaba mi mano

muchas armas nos rodearon

tomando a nuestro Cacique

mientras a nosotros nos golpeaban.

Le sacaron la piel de la espalda

y cortaron su cabeza.

(…) y la piel de su espalda

la usaron de bandera

Y su cabeza me la amarraron a la

cintura.15 (págs. 31 y 33)

15 Fragmentos de las primeras cuatro estrigas del poema “Le sacaron la piel”.

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Page 29: Monografía Final

Esta es la historia de cómo unos winkas asesinaron al bisabuelo de Leonel Lienlaf

en la Guerra de Arauco (Guerra, 2004). El hecho se relata en primera persona

singular y en colectivo, y aunque sabemos que es imposible que el autor-hablante

lo presenciara, esta historia está latente en su vida como si hubiera estado ahí, él

es una voz a través de la cual se expresa su pueblo. La muerte de un mapuche es

la historia de la muerte de todos los mapuche, y al atarle la cabeza de su

bisabuelo a la cintura ya no puede separarse de él, porque su existencia

trasciende en el tiempo.

Un importante personaje de los primeros años de guerra constante en la

que inevitablemente se vería inmerso el destino mapuche, es Lautaro o Lautraro

quien es retratado en “El espíritu de Lautaro”:

Anda cerca de la vertiente

bebiendo el agua fresca

y grita en las montañas

llamando a sus guerreros.

Lautaro viene a buscarme,

a buscar a su gente

para luchar con el espíritu

y el canto16. (pág. 41)

Lautaro héroe épico es la encarnación de la lucha física y espiritual frente a otro, y

del intento de trascender como cultura a través de la tradición oral mapuche.

Mientras el conflicto interétnico exista Lautaro estará presente estimulando a su

gente, pero más allá de la leyenda el personaje histórico habitó entre esas

montañas.

“Palabras en invierno” nos relata el genocidio que comenzó desde la

Colonización, poniendo especial énfasis en una tristeza colectiva que es

compartida también con la tierra y todo lo que la habita:

Ya se ha mojado al tierra,16 Primera y tercera estrofa del poema “El espíritu de Lautaro”.

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hermano

el viento del norte

asustó a mi corazón

y esparció su sangre.

Ahora ríos de lágrimas

caen desde el cielo

y los bosques lloran.

es grande el suspiro

de los animales,

es fuerte el llanto de la

tierra

y todo mi cuerpo gime

porque no encuentra su

Primavera. (pág. 81)

Con respecto a la segunda categoría antes mencionada, es decir, el

testimonio de la historia global mapuche que considera también el presente o un

pasado más cercano, el poema “Estoy” establece una conexión entre lo más

remoto y lo que el hablante vive en ese momento:

Yo soy la visión

de los antiguos espíritus

que durmieron en estas pampas.

Soy el sueño de mi abuelo

que se durmió pensando

que algún día regresaría

a esta tierra amada.17 (pág. 109)

El sujeto hablante representa a sus antepasados y su trascendencia en el

mundo, pero el presente no es como ellos lo pensaron, porque su pueblo aún no

ha vuelto a habitar en la tierra amada. De un modo u otro es la mirada realista e

incluso pesimista de la desembocadura de su historia, la historia de todos los

mapuches que no han podido recuperar lo suyo.

17 Segunda estrofa del poema “Estoy”.

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Page 31: Monografía Final

d. Mitología mapuche

Leonel Lienlaf en Se ha despertado el ave de mi corazón nos sitúa en un

espacio-tiempo difícil de identificar la mayoría de las veces, sobre todo cuando nos

introduce en el hermoso mundo de la mitología mapuche, donde, en vez de existir

una temporalidad definida, nos revela la “eternidad”: el tiempo sagrado, el

comienzo del Tiempo (Dowling, 1973). El mito en la cultura mapuche cumple el rol

de expresar, exaltar y codificar “las creencias”; garantizar “la eficiencia del ritual” y

contener “reglas prácticas para aleccionar al hombre” (c. p. Dowling, 1973, pág.

113), es decir permite la organización religiosa, social, económica, moral y la

permanencia de las costumbres mapuche. El mito representa algo verídico, “la

única revelación válida de la realidad” (Dowling, 1973, pág. 116), por ello es parte

escencial de la cultura mapuche, que conserva su mitología como una reliquia

sagrada incorrumplible que mantiene vivo su pasado y su origen.

Uno de los poemas más representativos y explícitos sobre la mitología

mapuche en el libro es Kai-Kai y Treng-Treng, las dos serpientes que poseen la

propiedad de hacer subir el nivel del mar y aumentar el nivel de los cerros

respectivamente:

Kai-Kai lleva sobre su espalda

el mar.

Treng-Treng crece.

Kai Kai se ha puesto a descansar

en la colina con flores

mientras el agua del océano

refresca su espalda. (pág. 105)

El mito tradicional cuenta de una lucha entre estas dos serpientes, Kai-Kai que

quiere arrasar con todo lo que tiene por delante y Treng-Treng que aconseja a los

mapuche subir a los cerros para protegerse. Pero el poema narra de una forma

suave una tragedia que redujo significativamente a la población mapuche, como

si sólo existiera el mar y la colina, las flores y el mar, la totalidad uniéndose en la

destrucción para dar origen a una renovación absoluta. El poema se complementa

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Page 32: Monografía Final

con una imagen de Kai-Kai sobre la tierra y el mar a su espalda, subiendo hacia la

colita, y también con el poema en mapudungün y castellano escrito con letra

manuscrita (ver anexo 1). Treng-Treng es nombrada en otra ocasión en el

siguiente fragmento de “Cantos en un bote”:

Ya la noche nos está mirando

y Treng-treng nos cuida desde lejos

para que podamos encontrar la tierra. (pág. 71)

La misión de la serpiente de las montañas no se reduce a la protección de los

mapuche sólo en el inicio de los tiempos, sino que está constantemente

preocupada de su retorno a la tierra y a su seguridad, incluso en una actividad tan

común como la pesca.

Otro poema que expresa de forma narrativa un mito ancestral mapuche es

“El Sueño de Mañkean”:

Hace muchos pasos atrás

(cuando estos años aun no se soñaban)

bajaron mis pies en un segundo.

Bajaron un día

con el suave canto de la brisa

a buscar el beso de la piedra.

Cerca de la madre de las aguas

me miró la piedra en flor

y en el choque incesante de las olas

me abrazó su espíritu.

Acaricié entonces mi corazón

y encendí con fuego mi camino

para vigilar el sueño del sol

y el baile de las estrellas.

Mi risa es el sol del mediodía,

mis lágrimas las vertientes,

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Page 33: Monografía Final

mi dormir es el descanso del amor

y mi despertar la vida de los peces.

Es así mi existir

es así mi palabra

y las aguas me continúan cantado. (págs. 75 y 77)

A lo que hace referencia el poema es al mito de “El encantamiento de Mañkean (o

Manquian)” que cuenta cómo un joven llamado de ese modo iba caminando con

sus amigos cuando se encontró con una hermosa piedra con forma femenina,

provocando en él un inexplicable deseo de casarse con la mujer que la roca tenía

en su interior. Ella resultó ser nada menos que Shumpallwe, la sirena dueña del

océano, a la que misteriosamente Manquian se sintió atraído, y la abrazó,

provocando que se convirtiera lentamente en piedra. Al poco tiempo de que sus

familiares y toda la comunidad se enterara de lo ocurrido, y dentro de la tristeza

provocada por su ausencia, una machi joven tuvo un sueño con él donde le

contaba que estaba felizmente casado con la hermosa sirena y que hagan mafën

(pago) y ngillatun (rogativa) en su honor. A los pocos días cumplieron con lo

encargado por Manquian realizando todo tal como lo había indicado, a lo que

Shumpallwe respondió generosamente con una abundancia de mariscos que la

comunidad jamás habían visto en su vida (Alonqueo, 1984). En el poema el

hablante es Manquian, quien narra lo que le ocurrió y cómo se encuentra en el

presente. En el primer párrafo relata lo sucedido en tiempos muy remotos, cuando

se acercó a abrazar la piedra “con el suave canto de la brisa”, como si su

descenso fuera como un encanto, acompañado de una hermosa música suspirada

por el viento. Después se unen, primero materialmente por el choque de su cuerpo

y el de ella como si fueran olas del mar, y finalmente, dentro de una violenta

colisión en la que se convierte en piedra, espiritualmente. Sólo en esa unión pudo

conectarse con su corazón y conocer su destino y misión: “vigilar el sueño del sol /

y el baile de las estrellas”, velar el día y la noche. Manquian le cuenta en el sueño

a la machi que se ha fundido con la totalidad, que se ha vuelto parte de la

naturaleza, y todo a modo de consuelo para que sus familiares y amigos no sufran

por él porque no se ha ido, está vivo con el mar.

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Page 34: Monografía Final

e. Cosmovisión, creencias religiosas y tradiciones mapuches ancestrales

Para profundizar en la poesía de Leonel Lienlaf es necesario superar

algunas barreras culturales e intentar comprender la realidad tal como la cultura

mapuche la comprende. Por ello, es necesario entender que la cosmovisión

mapuche está íntimamente relacionada con la religión, y que a partir de ellas se

organiza toda la vida social e individual y todo lo relacionado a sus tradiciones.

Este pueblo ha transmitido desde siempre su cosmovisión y sus contenidos de

forma oral, pero muy restringidamente debido a su carácter esotérico y secreto,

conservando su discurso dentro de la interculturalidad y evitando todo tipo de

difusión a quien no pertenezca a la etnia. Pero a su vez, dentro de la misma

comunidad los niveles de acercamiento con respecto al esquema total de la

cosmovisión varían, siendo los portadores (cacique y machi) los que tienen el

conocimiento completo de ella (Grebe, Pacheco, & Segura, 1972). La cosmovisión

en esta oportunidad será entendida como “las suposiciones, premisas e ideologías

que comparten los miembros de un grupo sociocultural que determinan cómo ven

e interpretan el mundo en el cual viven” (Sanchez, 2010, pág. 82). Pero a pesar de

lo relacionada que esté la cosmovisión con la religión, ambas poseen diferencias

importantes ya que la primera otorga las “suposiciones y conceptualizaciones

centrales” en base a las cuales las personas actúan, mientras que la religión es

parte de ellas en la medida en que se relaciona “con seres sobrenaturales y los

ritos”. Y al mismo tiempo que la cosmovisión involucra creencias que no están

relacionadas a lo sobrenatural “provee la base para todos los subsistemas además

de la religión” (Sanchez, 2010, pág. 86).

El cosmos mapuche está dividido verticalmente en siete plataformas

cuadradas superpuestas que definen la estructura del cielo, la tierra y el infierno.

En la plataforma más alta se encuentran los dioses creadores, mientras que la

tierra o mapu, Mundo Natural, se encuentra debajo del Anka Wenu o medio arriba,

y sobre el Minche mapu o tierra de abajo, siendo estos dos últimos considerados

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Page 35: Monografía Final

como Mundos Sobrenaturales del mal, “zonas oscuras, extrañas y caóticas en las

cuales residen, respectivamente, los espíritus maléficos (wekufe) y los hombres

enanos o pigmeos (laftrache).” (Grebe, Pacheco, & Segura, 1972, pág. 49). El

cosmos mapuche y sus plataformas están representadas como escalones en el

altar de la machi y árbol cósmico mapuche denominado rehue, donde la chaman

entra en un estado de trance extático y se comunica con el dios Ngenechen

(Dowling, 1973). Horizontalmente todas las plataformas están orientadas según

los cuatro puntos cardinales, siendo la mapu considerada como “tierra de los

cuatro lugares” (meli witrán mapu) albergando en su cuadrilátero central al anën

mapu, la “tierra donde estamos sentados”, es decir, el lugar designado por los

dioses para ser poblado por los mapuche (ver anexo 2). El norte y el oeste

representan éticamente al mal, mientras que el este y el sur al bien (Grebe,

Pacheco, & Segura, 1972). Como dijimos anteriormente, el kultrung es un

microcosmos mapuche, que también representa la estructura de la tierra y de

todos los niveles cósmicos verticales (ver anexo 3, Dibujo del kultrún). Este

instrumento es únicamente empleado por la machi y utilizado con los fines de la

comunicación ritual (Grebe, 1973), situación que se ve expresada en el poema

“Rewe del Pillán”:

Una mano sostiene el kultrung

como el universo sostiene

a la tierra.

El kultrung está pensando

y dos dedos

están sentados a su lado.

Rewe del pillán

grita mi corazón

y pude verlo al mirar

hacia el horizonte de mi misterio. (pág. 107)

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Page 36: Monografía Final

La machi al sostener al kultrung en su mano izquierda tiene al microcosmos de su

cultura en sus manos, donde al mismo tiempo está ella incluida, abandonándose a

la ritualidad sobre el rewe. El hablante es testigo de la ceremonia y describe al

kultrung como un personaje activo dentro de ella, que posee la característica de

pensar y estar consciente de su función dentro de la cultura, está vivo. Pillán,

además de ser el nombre del dios del fuego, los volcanes y el rayo que habita en

las montañas, es el nombre con el que se denominan las almas de los

antepasados de las machis (Dowling, 1973). Ese es el altar de la machi, de su

alma y de sus antepasados, situación con la que el hablante, que también podría

ser la machi en medio del trance, está comprometido emocionalmente, pudiendo

tener algún tipo de perspectiva sobre su futuro misterioso.

“Llamaradas” nos narra la vivencia de la ritualidad protagonizada por el

hablante:

Una llama salió de mi alma,

la llama era mi alma

ardía,

fuego de canelo lo tomó

canelo de Ngenechen

se transformó

mi cuerpo de canelo.

Una a una cayeron

mis lágrimas sobre el Rewe

y mi cabeza mira y mira

cómo la tierra da vueltas

sobre mis maños agonizantes. (pág. 61)

En este poema, a diferencia del anterior, el rito que se desarrolla sobre el altar

posee la especificidad, según Claudia Rodríguez, de ser acompañado por un

sacrificio. El hablante experimenta un viaje místico en el cual el fuego, a pesar de

producir daño y dolor, no destruye, sino que permite la transformación y la unión

de su alma con el dios y Ngenechen y el canelo. Y mientras llora sobre el altar

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Page 37: Monografía Final

puede ver a la tierra girar en la palma de sus manos, en una experiencia muy

cercana a la muerte18.

Un tema muy recurrente dentro de todo el poemario, con respecto a las

creencias mapuches, es la muerte. Este concepto es comprendido de una forma

totalmente diferente en contraste con nuestra cosmovisión cristiana-occidental, ya

que el lugar donde habitan los muertos no es el mismo donde mora Ngenechen.

De hecho este sitio varía dependiendo de la clase social a la cual pertenezca cada

mapuche. En la escala más alta están los toqui y los guerreros más distinguidos;

luego en nivel ascendente vienen los fundadores de los linajes apu, lonkos, ülmen,

o, por denominación española, caciques; y finalmente están los reche o mapuches

comunes. El poema “El río del cielo” describe un lugar temporal por el que las

almas de los reche visitan por un tiempo, y que a veces ocupan definitivamente las

almas de los ülmenes que se convierten en estrellas (Dowling, 1973):

El gran río del cielo

se ha dormido a mitad del camino

y en sus aguas se refrescan

las almas de mis antepasados.

En río se ha quedado dormido,

está descansando,

esperando las aguas de nuestras

almas.

El gran río del cielo duerme

y me espera19. (pág. 85)

El hablante espera alguna vez llegar al río del cielo donde alguna vez estuvieron

las almas de sus antepasados en una especie de renovación donde todos son

agua del mismo río. Este río es wenumapu leüfu, lo que coincide con el 18 El hablante, al igual que en “Rewe del Pillán”, podría ser la machi que en medio de su transe extático tiene en sus manos un kultrung como si sostuviera a la tierra y al mismo tiempo fuera una con el árbol sagrado y el Ser Supremo.19 Primeros cuatro versos de la primera estrofa junto a la tercera y cuarta estrofa de “El Río del cielo”.

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Page 38: Monografía Final

wenupamu, las cuatro plataformas más altas de todo el Universo mapuche que

representan el Mundo Sobrenatural del bien. El río del cielo duerme mientras

espera la llegada de las almas mapuches y la del hablante. Pero la característica

de ser un lugar transitorio se ve reafirmada en “Mamayeja”:

Mi abuela aún no se ha

marchado

pero su espíritu ya no

está con nosotros

y no sé cuándo vendrá

para reunirse con la tierra20. (pág. 45)

Al morir un mapuche su espíritu es denominado am, y durante un tiempo cercano

a un año vaga cerca del sitio donde falleció para luego adquirir el carácter de pellü,

que es finalmente como llegará hacia el lugar que le corresponde según su clase

social. La abuela del hablante está en esta primera etapa en forma de am,

esperando a convertirse en pellü y viajar a la Isla Mocha, ubicada en el poniente,

donde se encuentra “la morada de las almas de los muertos” Ngülllchenmaiwe

(Dowling, 1973, pág. 19).

La vida y la muerte como un fluir hacia una gran masa de agua también está

presente en el poema “Estoy”, pero este lugar final no tiene nombre, es

desconocido a diferencia de “Rewe del pillán” (pág. 107), donde puede ver “hacia

el horizonte de” su “misterio”:

Voy como agua

por este río de vida

hacia el gran mar de lo que

no tiene nombre21. (pág. 109)

Por otro lado, dentro de esta sección cabe señalar la importancia del poema

“Cantos en un bote” que sale del esquema místico y sobrenatural, para llevarnos a

la bella cotidianeidad mapuche:

20 Última estrofa de “Mamayeja”.21 Últimos cuatro versos de la primera estrofa de “Estoy”.

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Page 39: Monografía Final

Sentados en nuestra canoa

que sueña con el sol

al nacer la mañana,

vamos abrazando el sentimiento

del mar.

Llamando al pez vamos

esperando el agrado del mar

para poder volver a casa

y comer con nuestra gente

al amparo del fogón.

Ya las noche nos está mirando

y Treng-treng nos cuida desde lejos

para que podamos encontrar la tierra.22 (pág. 71)

La aparente simplicidad del tradicional arte de la pesca nos muestra a un colectivo

que también intenta subsistir asumiendo su condición espiritual y material, pero

con un profundo respeto hacia el mar y los peces que lo habitan, porque la suerte

que tengan en su tarea depende meramente de la voluntad de ellos. La pesca es

una actividad que dura desde el amanecer hasta la noche, y el retorno a tierra

firme es velado por Tren-treng, la montaña que sirve como casi la única referencia

visual en el basto e impredecible océano. La mitología, religión y cosmovisión son

tan abarcadoras en la vida mapuche, que están presente hasta en una actividad

tan común como la pesca.

Conclusión

Leer poesía mapuche es penetrar en una realidad muy diferente, y en su

mayoría opuesta a la nuestra. Una de las principales barreras que se presentan en

la interpretación de este tipo de creaciones es el desconocimiento de la lengua

mapuche, debido a que el intento de traducción que nos presenta Se ha

despertado el ave de mi corazón, realizada por el mismo autor, no logra transmitir

22 Primera, tercera y cuarta estrofa de “Cantos en un bote”.

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en su totalidad lo que quiere expresar o permanece una gran cantidad de

significado oculto en el mapudungün. Lo que se suma al escaso conocimiento de

la historia, las costumbres, las creencias, la religión y la cosmovisión mapuche.

Pero también existen puntos de confluencia en los que se rebela la naturaleza

humana que no tiene etnia ni lengua, porque la tierra llorando y sufriendo por los

grandes errores de la humanidad es una realidad compartida por todos.

Leonel Lienlaf nos ubica en un espacio rural en el que se desarrolla todo su

mundo cultural, también nos lleva en un viaje hacia sus antepasados,

posicionando al mundo urbano en un lugar lejano que nombra en escasas

ocasiones, como en “Temuco Ciudad” y “Confusión”, donde el cerro Ñielol ve

casas que no son de mapuches y se siente confundido entre fríos edificios

respectivamente. Al conocer su vida es adecuado asumir que en la mayoría de los

poemas el hablante en Se ha despertado el ave de mi corazón es el mismo

Leonel, lo que confirma en una entrevista expresando que aquí está escrita la

historia de su vida.

Este estudio literario y antropológico de Se ha despertado el ave de mi

corazón nos ha permitido demostrar que Leonel logra revitalizar la identidad

cultural mapuche a partir del rescate de una tradición oral que es considerada una

“metalengua”, una nueva forma de escritura poética en mapudungün, que va

ligada a una traducción al castellano que permite la apertura hacia un público más

amplio, con una temática que no se escapa de los márgenes de la cultura

mapuche. Esta identidad mapuche, que está presente desde “Le sacaron la piel”,

hasta “Volveré”, late con fuerza en cada verso, está mostrándonos la cercana y

respetuosa relación de los mapuche con la naturaleza, está contándonos la

historia de su pueblo como si fuera él mismo el que estuviera hablando y

expresando un resentimiento que tiene intenciones de ser superado a través de un

canto escrito, e incluso dibujado. Es la cosmovisión mapuche, el gran universo,

tratando de ser traducido a palabras en un idioma desconocido que no alcanza a

resumir su grandeza.

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Page 41: Monografía Final

Este poemario intenta cambiar la concepción netamente “folklórica” que se

tiene de los mapuche demostrándonos que es un pueblo que aún sigue vivo y que

su legado no se reduce a la esterilidad de los museos, sino que está presente en

cada leyenda, en cada rito y en cada ceremonia que hasta el día de hoy se

mantienen vigentes, y que es precisamente lo que Se ha despertado el ave de mi

corazón nos quiere recordar.

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Anexos

Anexo 1

Ilustración del poema “Kai-Kai y Treng-Treng” (Lienlaf, 1989, pág. 105)

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Anexo 2

Concepción Vertical del Cosmos mapuche (Grebe, Pacheco, & Segura, 1972, pág. 50)

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Anexo 3

Concepción horizontal del cosmos. Orientación y división de la plataforma terrestre según la cultura mapuche. (Grebe, Pacheco, & Segura, 1972, pág. 52)

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