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UNIVERSIDAD DE BARCELONA ISSN: 0210-0754 Depósito Legal: B. 9.348-1976 Año XVI. Número: 92 Marzo de 1991 EL ESTUDIO DE LA MORFOLOGÍA URBANA: UNA APROXIMACIÓN Joan Vilagrasa ÍNDICE Nota sobre el autor EL ESTUDIO DE LA MORFOLOGIA URBANA: UNA APROXIMACION Tradiciones y temas clave en morfología urbana La morfología urbana en la geografía española Un esquema para el análisis morfológico y paisajístico de áreas urbanas Nota sobre el autor Joan Vilagrasa Ibarz es Catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona, en la Facultad de Letras del Estudi General de LLeida (Lérida). Nació en Lérida (1953) y realizó la licenciatura en Geografía e Historia (especialidad Geografía) en la Universidad de Barcelona. Su Tesis de Licenciatura, dirigida por el Dr. LLuís Casassas versó sobre Industrialització, fet urbà i environament (1978) y su Tesis Doctoral, dirigida por el Dr. Carles Carreras sobre Creixement urbà i agents de la producció de l´espai: el cas de la ciutat de LLeida (1940-1980) fue presentada en noviembre de 1983. Ha desempeñado un papel esencial en la consolidación de los estudios de geografía en la Facultad de Letras del Estudi General de Lleida, donde es profesor desde 1978 y donde ha ejercido el cargo de Decano. Su actividad docente e investigadora se ha centrado en el campo de la geografía humana y, en especial, de la geografía urbana con mayor atención a los agentes que intervienen en la producción del espacio urbano, espacio social de la ciudades, promoción inmobiliaria y morfología, temas en los cuales ha realizado aportaciones destacadas dentro de la geografía española. Ha impulsado los estudios urbanos en Cataluña a través de la organización de cuatro reuniones sobre el estudio de la ciudad ( Setmanes d'Estudis Urbans a Lleida: I, 1982; II, 1984; III, 1986; IV, 1989, en colaboración con el Ayuntamiento de Lérida y los Colegios de Arquitectos y de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de la misma ciudad). Es también director de la serie de monografías Espai/Temps, Quaderns del Departament de Geografía , Historia de l'Estudi General de Lleida (desde 1988, ocho números publicados) y miembro del consejo de redacción de Ilerda. Humanitats, revista del Institut d'Estudis Ilerdencs.

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UNIVERSIDAD DE

BARCELONA

ISSN: 0210-0754

Depósito Legal: B.

9.348-1976

Año

XVI. Número: 92 Marzo de 1991

EL ESTUDIO DE LA MORFOLOGÍA URBANA: UNA APROXIMACIÓN

Joan Vilagrasa

ÍNDICE

Nota sobre el autor

EL ESTUDIO DE LA MORFOLOGIA URBANA: UNA APROXIMACION

Tradiciones y temas clave en morfología urbana

La morfología urbana en la geografía española

Un esquema para el análisis morfológico y paisajístico de áreas urbanas

Nota sobre el autor

Joan Vilagrasa Ibarz es Catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona, en la Facultad de

Letras del Estudi General de LLeida (Lérida). Nació en Lérida (1953) y realizó la licenciatura en Geografía e

Historia (especialidad Geografía) en la Universidad de Barcelona. Su Tesis de Licenciatura, dirigida por el

Dr. LLuís Casassas versó sobre Industrialització, fet urbà i environament (1978) y su Tesis Doctoral, dirigida

por el Dr. Carles Carreras sobre Creixement urbà i agents de la producció de l´espai: el cas de la ciutat de

LLeida (1940-1980) fue presentada en noviembre de 1983.

Ha desempeñado un papel esencial en la consolidación de los estudios de geografía en la Facultad de Letras

del Estudi General de Lleida, donde es profesor desde 1978 y donde ha ejercido el cargo de Decano. Su

actividad docente e investigadora se ha centrado en el campo de la geografía humana y, en especial, de la

geografía urbana con mayor atención a los agentes que intervienen en la producción del espacio urbano,

espacio social de la ciudades, promoción inmobiliaria y morfología, temas en los cuales ha realizado

aportaciones destacadas dentro de la geografía española. Ha impulsado los estudios urbanos en Cataluña a

través de la organización de cuatro reuniones sobre el estudio de la ciudad (Setmanes d'Estudis Urbans a

Lleida: I, 1982; II, 1984; III, 1986; IV, 1989, en colaboración con el Ayuntamiento de Lérida y los Colegios

de Arquitectos y de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de la misma ciudad). Es también director de la serie

de monografías Espai/Temps, Quaderns del Departament de Geografía , Historia de l'Estudi General de Lleida

(desde 1988, ocho números publicados) y miembro del consejo de redacción de Ilerda. Humanitats, revista

del Institut d'Estudis Ilerdencs.

Page 2: Museos... Vilagrasa

Entre sus publicaciones destacamos las siguientes:

- "Creixement urbà i producció de l'espai a Lleida (1940 1980)", Documents d'Anàlisi Geogràfica, nº 95, pp.

97-138.

- Estudis Urbans a Lleida, Lleida, Estudio General y Ayuntamiento, 1982, 144 pp. (Editor).

- "Polèmiques i posicions a l'entorn dels problemes urbans de Lleida (1940 1970). Una anàlisi de la premsa

escrita";"La imatge de la ciutat de Lleida" (como coordinador del Grup d'Estudis Urbans), ambos en Estudis

Urbans a Lleida, 1982.

- "Los estudios urbanos en Cataluña: un campo interdisciplinar", Cuadernos de Sección, Historia y Geografía,

nº 1, Eusko Ikanskunza, Sociedad de Estudios Vascos, Zarautz,1983, pp. 203 230 (en colaboración con C.

Carreras).

- "La Geografia Històrica anglosaxona", Revista Catalana de Geografia , nº 0, mayo 1985, pp .31 46

- "Una aproximació morfogenètica al creixement urbà. El cas de la Lleida contemporània (1860

1985)" BIC/BIS (Col·legi Oficial d'Aparelladors i Arquitectes Tècnics de Lleida), nº 10, agosto 1986, pp.23-

36

- "La Geografía Histórica" en A. García Ballesteros (coordinadora), Teoría y Práctica de la Geografía,

Madrid, Alhambra,1986, pp.361-372 (en colaboración con Carles Carreras).

- "La enseñanza universitaria de la geografía y el empleo de los geógrafos", Geo-Crítica, nº 64, julio 1986, 63

pp. (en colaboración con F.López Palomeque, R. Morell y L.Urteaga)

- "La promoción inmobiliaria. Aproximación a su estudio", Jornadas de Geografía y Urbanismo, Salamanca,

1986, p.155-166.

- "Política d'habitatge i promoció privada a Lleida (1940-1980)", Revista Catalana de Geografia, nº 5, julio

1987, pp.32-50.

- Les Ciutats Mitjanes ¡ Petites a Catalunya. Evolució Recent i Problematica Actual, Barcelona, Institut

Cartogràfic de Catalunya, 1987, 656 pp. (Editado en colaboración con R. Morell).

- "Leonardo Benevolo: la història vista des de l'arquitectura i l'urbanisme", L 'Avenç, nº 114, 1988, pp. 44-48

(en colaboración con F. Vilà).

- "Novela, espacio y paisaje: sugerencias para una geosofía estética", Estudios Geográficos, nº 191, 1989

- Història Urbana i Intervenció en el Centre Històric, Barcelona, Institut Cartogràfic de Catalunya, 1989, 386

pp. (Editado en colaboración con L. Claverol).

- "Jeremy Whitehand parla a la Revista Catalana de Geografia", Revista Catalana de Geografia, nº 8, 1989,

pp.21 -28.

- "Localització de l'activitat econòmica a la ciutat de Lleida", Treballs de la Societat Catalana de Geografia,

vol. IV, nº 20, 1989, pp. 57-91 (Como coordinador del Grup d'Estudis Urbans).

- "Forma i funció a la ciutat de Lleida" en A. López, coordinador, Lleida Viva. Cultura Urbana i Medi,

Lleida, Ateneu Popular de Ponent, 1990, pp.155-181.

Page 3: Museos... Vilagrasa

- Centre Històric i Activitat Comercial: Worcester 1947-88. Un Estudi de Morfologia Urbana, Lleida,

Espai/Temps, nº 7, 1990, 101 pp.

- Creixement Urbà i Agents de la Producció de l'Espai: El Cas de la Ciutat de Lleida (1940-1980),

Barcelona, Institut Cartogràfic de Catalunya, 1990, 697 pp.

- "The fringe-belt concept in a Spanish context: the case of Lleida" en T. R . Slater, ed., The built Form of

Western Cities, Leicester, Leicester University Press, 1990, pp.300-318.

EL ESTUDIO DE LA MORFOLOGIA URBANA: UNA APROXIMACION

Por Joan Vilagrasa Ibarz

En este artículo se abordan algunos aspectos de la geografía y de la morfología

urbanas que creo pueden ser de utilidad para la conceptualización de programas

de investigación sobre la evolución de la forma urbana. Primero se describen

sumariamente aquellas tradiciones que de forma relevante se han ocupado de la

morfología urbana como aspecto central del análisis geográfico, para presentar,

con mayor detalle, los que se han considerado temas clave, destacando las

aportaciones bibliográficas más significativas. Ello se completa con una

descripción del papel de la geografía española en su aprehensión de la forma

urbana. El apartado final desarrolla un esquema general de interpretación de los

cambios morfológicos acontecidos en las ciudades españolas desde la postguerra,

que sin ánimo de constituirse en un modelo explicativo general si que pretende

delimitar tendencias y dar pistas sobre los procesos de transformación de la

ciudad, de su estructura y de su paisaje.

Debe señalarse aquí que el presente trabajo se reclama como un estudio de

morfología urbana y conviene apuntar en sus inicios una definición: el estudio de

la forma urbana y de los procesos y personas que la modelan. Ello significa que

sin el estudio de las contingencias socioculturales y económicas que envuelven a

la ciudad difícilmente podrá darse una visión dinámica, y comprensiva, de las

transformaciones de los paisajes, pero, por otra parte, éstos -entendidos como

variables independientes de nuestro estudio- se analizan, al cabo, únicamente

como productores de formas. Los procesos sociales y la actitud de los agentes

sirven aquí, tan solo, para sistematizar, y entender mejor, aquello que vemos

cotidianamente y que constituye el paisaje urbano.

Tradiciones y temas clave en morfología urbana

Se han publicado diversos trabajos sobre la aproximación morfológica de la

geografía urbana y sobre las tradiciones epistemológicas que la han alimentado

desde finales del siglo pasado1. Esto me exime de realizar un repaso histórico de

Page 4: Museos... Vilagrasa

enmarcamiento del análisis morfológico, aunque puedan presentarse brevemente

aquí aquellas líneas de trabajo que influyen en las aproximaciones actuales y,

también, en mi propia conceptualización. Desde mi punto de vista deben

resaltarse las aportaciones pioneras de la escuela alemana, las de la geografía

cultural norteamericana y las de la geografía histórica anglosajona.

Las tres están históricamente conectadas y, seguramente, la primera de ellas

marcó las bases conceptuales y buena parte de las líneas empíricas

posteriormente desarrolladas. Otto Schluter ha sido reconocido, por una parte,

como el introductor de un nuevo concepto clave en la geografía, el de paisaje

cultural, y por otra, como uno de los pioneros en el análisis morfológico urbano,

concretamente en el de la evolución de los planos de ciudades2. Esta doble

aportación puede considerarse como las iniciales señas de identidad de la

disciplina que nos ocupa. Desde el punto de vista empírico, el análisis del plano,

desde entonces siempre presente, se amplió pronto hacia las tipologías

edificatorias y pronto atendió a los usos del suelo como elementos directores de

la comprensión de los paisajes urbanos. En los países de lengua germana se

desarrolló así una potente escuela, especialmente ubicada en Viena y con Otto

Hassinger y Hans Bobeck a la cabeza. Sus estudios, el último en colaboración

con E. Lichtenberger, sobre la capital austríaca se consideran, desde hace años,

hitos de la subdisciplina3.

Por otra parte, la idea de paisaje cultural cobró especial vigencia a partir de la

formalización que de ella hizo Carl O. Sauer, dando lugar a la bien conocida

escuela de Geografía Cultural. Las conexiones entre las aportaciones alemanas,

de Schlüter, y el desarrollo saueriano son bien conocidas, aunque cabe señalar

que, inicialmente, el estudio morfogenético de la escuela de Berkeley se aplicó,

básicamente, a los entornos regionales y rurales más que a los urbanos. Estos

últimos fueron primeramente abordados por uno de los principales colaboradores

de Sauer, John B. Leighly, que estudió los tipos de ciudades -fundamentalmente

del plano- de dos regiones escandinavas entre los últimos años veinte y los años

treinta4. Desde entonces, esta parte del análisis del paisaje cultural se ha asentado

ampliamente en la escuela californiana. De entre los problemas clave que han

abordado deseo resaltar uno, introducido por el propio Sauer para los entornos

agrícolas, el de la difusión de fenómenos geográficos, en el caso que nos ocupa,

de tipologías urbanas -para el plano y para la edificación- desde diferentes

regiones5.

En otro trabajo se han esbozado las difusas fronteras entre la geografía cultural

saueriana y algunas de las líneas de trabajo de la geografía histórica anglosajona,

especialmente la norteamericana6. Puede destacarse aquí cómo la línea más

empirista de las dos escuelas no difiere substancialmente en cuanto a temas y

Page 5: Museos... Vilagrasa

problemas clave del estudio de los paisajes urbanos. Si que, en cambio,

aportaciones más recientes señalan la exploración de nuevos caminos del análisis

paisajístico. Sin duda, dichas aportaciones pueden enmarcarse en la llamada

geografía humanística, aunque en el contexto de estas páginas pueda ser más

adecuada la ubicación global en la tradición historicista que de hecho abarca a

todas las corrientes y escuelas hasta ahora mencionadas. Por su trayectoria larga,

continuada y coherente deseo destacar aquí la figura de David Lowenthal. Este

profesor británico, con largas estancias en Estados Unidos ha abordado dos temas

de especial interés para el estudio de los paisajes, y en los últimos años, de los

urbanos. El primero de ellos es el de la percepción, del que puede considerarse

uno de sus pioneros. El segundo el de la conservación del medio, muy

especialmente, del histórico7.

La originalidad de este autor reside en la combinación de ambos temas dando

lugar a sugerentes aproximaciones para el estudio paisajístico. El punto clave

reside en lo que puede llamarse la aprehensión presente de los artificios del

pasado. El proceso de aprendizaje -la cultura adquirida- y los problemas del

mundo actual se entrecruzan para establecer valoraciones específicas del medio y

para seleccionar, de él, aquello que hay que preservar. Fundamentalmente, y

como es requerido por un análisis subjetivista de los entornos, el concepto de

paisaje vuelve a plantearse como netamente holístico, donde la suma de las partes

nunca es comparable al todo.

Estas breves notas sobre tradiciones de influencia en el estudio morfológico han

de permitir encuadrar los que son temas claves del estudio actual morfogenético.

Habitualmente se han planteado cuatro grandes apartados de normal atención por

parte del morfólogo: el plano, el parcelario como parte específica de éste, la

edificación y la imagen urbana como percepción y como paisaje global.

Ya se ha señalado cómo el análisis de planos de ciudades constituye el inicio de

la atención morfológica en geografía urbana. Las visiones clásicas iniciales

contienen una doble vertiente al atender simultáneamente al emplazamiento

urbano, muchas veces asociado al medio físico8, y a las etapas históricas del

crecimiento. Las fórmulas de análisis parecen bastante unificadas ya en la época

de entreguerras si se atiende a trabajos de origen geográfico y escolar diverso.

Por ejemplo, si se consideran seis trabajos relevantes de la época, de orígenes

geográficos distintos, y se comparan en detalle, puede observarse la gran

coincidencia en método y perspectivas que se utilizan: fundamentalmente, valor

del emplazamiento, distinción entre tramas planificadas -regulares- o no

planificadas, elementos topográficos de influencia en la formación del plano,

papel orientador de las vías de comunicación y atención a caractrísticas

funcionales predominantes de repercusión transhistórica (ciudad catedralicia,

Page 6: Museos... Vilagrasa

ciudad mercado, ciudad defensiva...)9. Este esquema tempranamente

generalizado ha servido para enmarcar muchas monografías urbanas y aún hoy es

ampliamente utilizado. Los problemas que apunta derivan, sobre todo, del alto

grado de generalización de las tipologías utilizadas y de la, a veces, débil

atención histórica a la forma urbana como tal, a su expansión y a su

transformación. La idea de difusión de tipos de plano, apuntada ya por

Leighly10 y generada pocos años después desde la geografía cultural fue

estimulante como ruptura de la inercia metodológica, aunque en realidad poco

seguida. Los análisis de mayor finura sobre la comprensión de los planos urbanos

hubieron de esperar a una mayor atención a la influencia de los medios de

transporte en la evolución histórica del plano, a intentos de contextualización

histórica que relacionaran las etapas de crecimiento con los ritmos económicos

de crisis y de expansión y, también, a un cambio de escala en el análisis

bidimensional de la forma urbana que abocó en una atención específica hacia los

tipos de parcelario existentes.

Sin duda, aquellos estudios sobre la estructura urbana que ponían su énfasis en el

papel de las comunicaciones en la diferenciación social y funcional del espacio

influyeron en autores que desde un punto de vista histórico analizaron la ciudad

norteamericana (y la británica) como producto de una expansión horizontal solo

explicable por las inmensas posibilidades de movimiento que la revolución de los

transportes supuso11. Los estudios de D. Ward sobre Boston y Leeds y de J. E.

Vance sobre la británica Nottingham en comparación con ciudades

estadounidenses y sobre Birmingham son buenos ejemplos de lo dicho12. Ambos

autores abordan la creación de las áreas suburbanas de finales del siglo XIX

como producto del cambio tecnológico que supuso la generalización del

ferrocarril suburbano. El primer autor destaca, además de la creación de áreas

periféricas, el papel relevante de la innovación en el transporte en las

transformaciones de los centros de negocios urbanos en relación al conjunto

regional. Vance, por su parte, analiza las diferentes relaciones que se establecen

entre lugares de residencia obrera y centros de trabajo en función del incremento

de la movilidad personal. Pocos años después Adams generalizó cuatro

momentos recientes de la expansión urbana en relación a cuatro formas de

transporte, que para el Medio Oeste norteamericano eran 1 / hasta 1880, a pie o

con tracción animal; 2/ de 1880 a 1918, tranvía; 3/ 1920-1941, "autorecreational

era" y 4/ a partir de 1945, "freeway era"13. Cada etapa de innovación había

supuesto una nueva época de expansión. Por su parte, Muller destacó como cada

uno de los medios de transporte, con una elasticidad diferente, además de

capacidad de movimiento, había generado formas específicas de extensión del

plano urbano14.

Page 7: Museos... Vilagrasa

Dos de estos autores, Ward y Adams, completan su aportación introduciendo un

elemento nuevo de análisis: la relación entre innovación tecnológica en el

transporte y ciclos expansivos en la construcción residencial. De hecho, este

nuevo elemento permite introducirnos en el segundo aspecto de avance antes

reseñado, el de contextualización de las etapas del plano en el marco del

crecimiento y recesión demográficos y económicos. Aquí, el concepto central

utilizado ha sido el de franja o cinturón periférico. Fue M.R.G. Conzen quien

acuñó el término a finales de los años cincuenta, inspirándose en un trabajo

alemán de la época de entreguerras15. Según Conzen, las franjas periféricas

harían referencia a aquellas partes del plano urbano formadas en momentos

estacionarios o de débil crecimiento y compuestas por una mezcla de usos del

suelo que buscan localizaciones periféricas, que excluyen las de tipo residencial.

De hecho, este autor propone un análisis de las etapas de crecimiento de la

ciudad a partir de delimitar las formaciones de épocas de recesión y su

alternancia con las de crecimiento. Planteaba, así, una lectura dinámica e

histórica del plano que se alejaba de la simple categorización a partir de etapas

históricas genéricas y evaluando su real impacto en la ciudad. Conzen asoció el

concepto de franja periférica a la aparición de líneas de fijación o barreras al

crecimiento (las murallas, un río, una vía de ferrocarril) que frecuentemente

constituían estas zonas con usos del suelo atípicos. A finales de los años sesenta,

J.W.R. Whitehand, por entonces docente en el mismo centro que Conzen, amplió

y redefinió el concepto. Según él, entre los muchos usos colonizadores de las

franjas periféricas destacaban los de tipo institucional. Adaptando las teorías de

William Alonso sobre la renta del suelo urbano estableció una diferenciación

básica de usos -institucionales y residenciales- de alternancia entre épocas de

crisis y de crecimiento que obedecían a la diferente capacidad que las

instituciones tenían para pagar suelo urbano durante la recesión, cuando el

mercado privado estaba retraído16. Paralelamente, incorporó el análisis de los

ciclos de la edificación residencial en su esquema, estableciendo un modelo en el

que recesión inmobiliaria y actividad institucional permitía definir los cinturones

periféricos17. Más tarde, quizás menos obsesionado por las aportaciones de corte

teorético y atendiendo algunas sugerencias críticas flexibilizó el esquema inicial

introduciendo el estudio del comportamiento y protagonismo de propietarios e

instituciones18.

El análisis parcelario aparece ligado, por una parte, al estudio de la propiedad

como factor definidor de formas urbanas, y por otra a la de los usos del suelo. Se

ha destacado, en el primer sentido, el trabajo pionero de J.D.Fellman como un

ejemplo de proceder del geógrafo ampliamente basado en los estudios de historia

urbana y, especialmente, en los realizados por J. H.Dyos y sus colaboradores.

Apoyándose en una fuente fiscal este autor analiza las parcelaciones en Chicago

Page 8: Museos... Vilagrasa

a finales del siglo XIX considerando la interacción entre los intereses de la

propiedad, de nuevo en momentos de auge demográfico y económico, y la

expansión urbana precedente basada en la formalización de las líneas de

ferrocarril, la disposición de asentamientos preexistentes y la acción institucional

en la creación de parques públicos19. Se trata, en suma, de un estudio sobre la

valorización de espacios periféricos en momentos de crecimiento y sobre los

procesos de apropiación por parte de los propietarios. Por otra parte, David Ward

analiza, con fuentes catastrales, las permanencias de las propiedades rústicas en

el plano urbano de Leeds, poniendo el acento en los condicionantes de los

elementos preexistentes en la formación de la ciudad. Según el tipo de propiedad

-de mayor o menor extensión- y según las condiciones topográficas resultan,

según el autor, tipologías parcelarias distintas con influencia posterior en los

tipos constructivos urbanos20. R.J.Johnston, por su parte, ha analizado la

evolución del parcelario de una antigua área residencial de clase alta en

Melbourne señalando diversas subdivisiones parcelarias en relación a un cambio

de status social residencial de la zona21. Estos análisis, de por sí muy diferentes -

especialmente el de Johnston, de claro matiz teorético- inciden en explicaciones

específicas de la formación de partes de planos urbanos, difícilmente

aprehensibles desde la categorización global de unas etapas genéricas del

crecimiento. En todos ellos el papel de la propiedad urbana se demuestra como

de máximo interés para comprender las formas parcelarias.

Paralelamente a una consideración del parcelario como célula del plano urbano

en relación directa con su entorno -trazado viario- y con su historia22, cabe

considerar la visión de la dinámica del parcelario como producto global de las

transformaciones sociales que se producen en la ciudad y como contenedor de

diferentes usos del suelo según épocas. En este sentido, M.R.G. Conzen ha sido

quien mejor ha analizado las transformaciones del parcelario antiguo en relación

a las transformaciones industriales y posteriores. Para el análisis utiliza el

concepto de ciclo de parcela (burgage cycle) que describe la relación existente

entre el espacio parcelario y la superficie edificada según diversos momentos.

Sus investigaciones en los centros históricos de Alnwick y de Newcastle Upon

Tyne23 señalan un comportamiento evolutivo que cumple cuatro fases. La inicial

de cubrimiento parcial de la parcela medieval se ve densificada por demandas de

nuevos usos en el suelo central llegando a la máxima densificación en los slums

"victorianos" y, con una última fase recesiva -de desdensificación- que tiene

lugar en épocas recientes. El intento de Conzen, al margen de la posibilidad de

generalización del ciclo a otras sociedades, es mostrar la adaptabilidad del

parcelario antiguo a los diferentes usos del suelo en cada etapa histórica.

Recientemente, los investigadores más próximos a la línea de trabajo de Conzen

han iniciado análisis sobre el parcelario de zonas consolidadas (finales del XIX y

Page 9: Museos... Vilagrasa

principios del XX) de áreas suburbanas residenciales de clases medias y medias-

altas. Estudios sobre zonas residenciales del sur de Londres y del de Birmingham

muestran un proceso de compartimentación de parcelas inherente a la sustitución

de la edificación24. Por el contrario, los nuevos usos comerciales en los centros

históricos tienden hacia una reconversión de diversas parcelas en una única.

El estudio tridimensional de la forma urbana, es decir, la inclusión de la

edificación, ha sido largamente olvidado en Geografía urbana25. A pesar de esta

afirmación del maestro galés deben reseñarse aportaciones relevantes desde el

primer tercio de siglo. En primer lugar cabe referirse a estudios germanos

fuertemente influenciados por los historiadores de la arquitectura y que culminan

con la obra de Hassinger sobre Viena. Al otro lado del Atlántico, Jones ensayaba

tempranamente una clasificación de áreas residenciales basada en las

dimensiones del edificio -frente de fachada y número de habitaciones- así como

según el grado de conservación de éste26. Pero es a partir de los sesenta cuando

se da un salto cualitativo en el estudio de la edificación si se atiende al mayor

número de artículos en publicaciones geográficas de amplia difusión que van

apareciendo. Probablemente, y de forma inicial, se trata de una mayor atención,

por parte de la geografía cultural, a los estilos arquitectónicos. Dos artículos, casi

coetáneos, ambos publicados en el Annals norteamericano marcan, a mi

entender, las principales aproximaciones de la geografía al tema. F.Kniffen

publicó un influyente artículo sobre tipologías arquitectónicas en Estados Unidos

estudiando la difusión de estilos entre 1700 y 185027. Su método consistió en

establecer una regionalización de los tipos de casas sobrepuesto a

regionalizaciones de tipo cultural étnicas, dialectales y comunitarias para

establecer orígenes y caminos de difusión. A lo que aquí interesa, la arquitectura

-los estilos- deviene un índice cronológico del desarrollo urbano, y esta vía,

desgraciadamente olvidando el tema de la difusión, ha sido posteriormente

utilizada en muchos trabajos28.

En 1966, un año más tarde que Kniffen, R.J.Salomon abordaba la configuración

de los paisajes urbanos en relación a la evolución de sus edificios. Se trataba de

entender porciones menores del paisaje como una amalgama de estilos y de

épocas que llegaban a caracterizarlo. Aborda la evolución de distintos edificios

analizando las transformaciones sufridas y estableciendo una tipología que

resumía, a partir de cada edificio, los rasgos globales del paisaje (desde

"esencialmente no modificado" hasta "muy modificado" o "completamente

substituido")29. En síntesis, se trataba de establecer, en áreas maduras y

consolidadas, el grado de conservación o de substitución acaecidos. Este es el

tema posteriormente más desarrollado; en él, y de forma progresiva, se han ido

entrecruzando diversas aproximaciones. En primer lugar, la incidencia de la

innovación tecnológica en la relación entre forma y función -recuérdese al

Page 10: Museos... Vilagrasa

respecto el conocido artículo de Jean Gottmann sobre los rascacielos-30 y, sobre

todo, la búsqueda en los cambios funcionales de marcos explicativos de la

transformación del paisaje. Posteriormente, integrando las dos cuestiones

últimas, una mayor atención al comportamiento de los agentes urbanos y a los

procesos de decisión que abonan operaciones de reforma o substitución del

entramado edificado. Finalmente, una atención prioritaria al tema de la

conservación urbana y a sus políticas.

No es difícil adivinar, atendiendo a los parámetros temporales de estos estudios -

desde mediados los sesenta- el impacto de las diferentes perspectivas

epistemológicas y escolares de la geografía más contemporánea. Así, Davis

propone un método analítico de estudio del centro urbano en el cual la propuesta

es la codificación de los estilos arquitectónicos a partir de la evolución de las

funciones acaecidas en la fábrica urbana31. Utilizando cuatro indicadores

morfológicos -número de plantas, estilo, material de construcción y uso-

establece una matriz funcional-temporal en la que las transformaciones o

substituciones de edificios se ligan estrictamente a nuevas necesidades de usos

viejos o bien a la colonización de nuevos.

En 1977, J.W.R. Whitehand publicó un artículo que constituyó, a la vez, una

revisión del trabajo realizado hasta entonces por el autor -estudio de los

cinturones periféricos, incorporación de los ciclos constructivos y de las teorías

de la renta del suelo en el análisis-y el avance de un programa de investigación

que incorporaba algunos temas nuevos32. Fundamentalmente, trataba de

introducir, de nuevo, el tema de la innovación-difusión en el análisis de tipos

arquitectónicos. Esta se abordaba, por una parte, prestando atención a los lugares

de innovación de estilos arquitectónicos y, por otra, a los patrones de difusión

espacial que estos adquirían. Por aquel entonces, el autor consideraba que los

procesos de difusión tenían un carácter jerárquico-espacial, de centros mayores a

menores (especialmente desde Londres en el caso británico hacia niveles

jerárquicos inferiores) y que las pautas temporales de difusión se encontraban

condicionadas por la situación recesiva o expansiva de los ciclos edificatorios,

siendo estas últimas fases las correspondientes a adopciones estilísticas

mayoritarias. Pocos años después Gordon apuntaba la necesidad, comentando el

artículo de Whitehand, de una síntesis entre su propuesta y las de Ward y Vance

más centradas en el papel de las instituciones y de los propietarios del suelo33;

en suma, de atención a los agentes urbanos. De hecho, el trabajo empírico de

Whitehand y de sus colaboradores durante los años ochenta ha seguido

substancialmente dicha sugerencia. Se ha centrado, durante la primera mitad de

los años ochenta en el análisis de los cambios producidos en el entorno

construido en los centros comerciales urbanos y, más recientemente, en áreas

suburbanas residenciales consolidadas. En el primer tipo de estudios, se plantea

Page 11: Museos... Vilagrasa

los procesos de introducción de estilos arquitectónicos desde principios de siglo

ligándolos a la actividad comercial. La innovación estilística se produce

directamente relacionada a los momentos expansivos de la construcción local,

que dejan una impronta de arquitecturas nuevas en el centro. Estas se introducen,

en un principio, por promotores y arquitectos foráneos procedentes de grandes

aglomeraciones -las estudiadas son ciudades pequeñas y medias- y muy

relacionada con la colonización, por parte de compañías comerciales nacionales,

de los centros urbanos. En un segundo estadio se procede a la adopción general

de estilos por parte de promotores y arquitectos locales34. Visiones similares a

las de Whitehand se están publicando recientemente bien para constatar cómo los

intereses explícitos de promotores definen el proyecto arquitectónico, bien para

entender globalmente las formas urbanas producidas por el " capitalismo

corporativo" en el centro urbano, como concluye un estudio sobre el distrito

central de Toronto entre 1880 y 191035.

Hasta ahora se han reseñado trabajos que básicamente ponían el énfasis en la idea

de cambio, en la búsqueda de determinaciones estructurales de éste -usos y renta

del suelo, ciclos, procesos de difusión- y en la caracterización de sus

protagonistas -propietarios, promotores y arquitectos. Ciertamente, los años

ochenta, al igual que en otros campos de la geografía urbana y, genéricamente,

del estudio de la ciudad, han puesto de manifiesto un interés opuesto, como es la

conservación de los paisajes de valor histórico. En muchos de los trabajos

citados, este tema aparece subyacente aunque hasta ahora, y desde la morfología,

se ha abordado aún de forma débil. M.R.G. Conzen ya apuntó unos principios

orientadores del tema, aunque muy genéricos. Básicamente, el valor del

conocimiento histórico de la forma urbana en los trabajos de preservación y en la

gestión urbana, y la importancia de las tramas históricas como orientadoras e

integradoras de las personas en su medio36. Tomando como base los estudios

recientes antes citados sobre centros comerciales o paisajes residenciales

maduros y su propia investigación sobre áreas calificadas de conservación

integral, P.Larkham ha intentado profundizar en la relación entre conservación y

estudio morfológico. Substancialmente el esquema de análisis incluye 1/ la

sucesión de modas arquitectónicas, 2/ la actitud dual de promotores y arquitectos

frente a la innovación arquitectónica y frente al lugar, 3/ la sensibilidad de los

gestores del urbanismo local y la legislación sobre preservación, 4/ el papel -

francamente relevante en Gran Bretaña- de las sociedades conservacionistas, y 5/

los resultados, visibles en los paisajes de valor histórico, fruto de las

transformaciones a lo largo de los años, potenciadas por el entramado de los

puntos anteriores37. Los resultados deben considerarse poco generalizables de un

caso a otro, y menos de una época a otra, aunque este autor llega a diferenciar

tres tipos básicos de actuaciones recientes en los centros históricos. El énfasis en

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el contraste arquitectónico entre lo viejo y lo nuevo, utilizado por la arquitectura

de signo moderno -de Estilo Internacional- y por el high-tech postmoderno, el

disfraz arquitectónico basado en la utilización de estilos historicistas o de

voluntad integradora con el medio preexistente, y la utilización moderna del

vocabulario arquitectónico vernacular, ampliamente potenciado por algunas

arquitecturas postmodernas38. Larkham apunta cómo sensibilidades culturales de

diferentes épocas inciden en la utilización mayor o menor de cada una de las

opciones y, también, como, más que una opción concreta, lo que interesa es el

resultado final de la actuación, que según él debe basarse en un control estricto

del proyecto y de la edificación por parte de los gestores urbanísticos. De forma

similar se ha pronunciado en nuestro país el arquitecto Ignacio de Solà-Morales

al valorar las actuaciones sobre el patrimonio en función de su resultado formal o

estético y al resumir el periodo histórico reciente como un cambio de actitud

desde el contraste a la analogía39.

Las relaciones entre morfología e imagen de la ciudad son difíciles de establecer,

e incluso es discutible que la primera pueda incorporarse como parte de la

segunda. De hecho, por ejemplo, Harold Carter, certifica su ubicación conjunta

en la perspectiva del estudio de los paisajes urbanos, aunque después procede a

un análisis compartimentado40. De forma similar actuó M.P. Conzen al revisar

las aproximaciones morfológicas urbanas y su génesis41. Probablemente, sean

las distintas tradiciones que han enfocado las dos ramas que nos ocupan la

principal dificultad para llegar a una síntesis útil. A pesar de ello, una y otra

pueden aportarse mutuamente conceptos y perspectivas. Quizás, en este sentido,

vuelve a ser el problema de la conservación de los paisajes de valor histórico uno

de los nexos que permite una cierta complementación. Puede ser interesante, para

fundamentar lo dicho, recordar brevemente la obra de K. Lynch y entenderla, en

parte, como una evolución hacia esta perspectiva. Sus análisis iniciales eran muy

de corte sicologista, con un interés específico en el dibujo del paisaje urbano en

la mente del ciudadano -o del automovilista- , en cambio el Lynch maduro parece

abordar las relaciones entre percepción y medio de forma inversa. Sus

indagaciones se sitúan en dos parámetros, uno débilmente abordado en sus

trabajos anteriores, el otro nuevo: el papel del técnico del planeamiento en la

tarea de diseñar ambientes socialmente satisfactorios y la potenciación del

"sentido del lugar" como instrumento clave para lograrlo42. Es aquí donde el

tema de la conservación histórica vuelve a aparecer al considerar las pervivencias

de épocas pasadas como elemento central del sentimiento de pertenencia.

Efectivamente, la acción del planificador debe ayudar a responder "¿de qué

tiempo es este lugar? " .

Desde la Geografía creo que se ha procedido, al menos en algunos autores, de

forma similar. La visión morfológica que trasciende hacia la potenciación del

Page 13: Museos... Vilagrasa

sentido del lugar es parca y reciente. Un trabajo, de 1964 sobre la ciudad italiana

de Viterbo constituye una excepción remarcable43, al menos si atendemos a la

fecha temprana en que fue realizado. El grueso del estudio de Price se desarrolla

a partir de parámetros clásicos -etapas de crecimiento de la ciudad, edad de la

edificación y referencia a estilos arquitectónicos- aunque su emmarcamiento y su

conclusión son novedosos respecto a los trabajos entonces al uso. El

enmarcamiento por su énfasis en la imagen visual que persigue su análisis

morfológico, en el que se trata de aprehender un paisaje terminado, formado por

la historia y resultando una combinación única -una imagen que afecta al

habitante y al visitante. Su conclusión, por resaltar el carácter modélico de la

actuación preservadora de la ciudad italiana donde, según el autor, y citando a

Lewis Mumford, se mantiene la calidad de la ciudad medieval: preservación de la

herencia histórica, sentido de unicidad del conjunto urbano, escala humana.

Si el estudio anterior puede valorarse como atípico desde la perspectiva de la

morfología urbana más empírica, debe señalarse como valiosa incursión desde

las aprehensiones perceptuales, al alejarse de aproximaciones comportamentales

y avanzar por caminos de síntesis entre el análisis de la forma como elemento

objetivizable -historiado- y el del paisaje como contexto visual de la experiencia.

En este sentido, David Lowenthal ha señalado las variantes relaciones entre uno

y otro aspecto. Según este autor, la percepción del pasado tiende a apoyarse en

valores y necesidades actuales. Su discurso, sumamente complejo, puede

esquematizarse en tres aspectos: mirar, conocer, cambiar44. La mirada hacia

tiempos pretéritos es muy diversa según sociedades histórica y geográficamente

ubicadas. Cada una de ellas, según su contexto -por ejemplo la antigua Inglaterra

frente a la joven América- valora aspectos diferentes de su propia historia. Esta

última, o la formación colectiva de un sentido histórico, es la que realmente

asienta el conocimiento sobre la mirada, la que le confiere un significado y la que

legitima cualquier actuación -de cambio o de conservación- sobre los paisajes.

Centrándose en la conservación, el autor concluye que cualquier acción

preservadora implica una transformación de la propia historia al seleccionar de

ella aquello que realmente interesa recordar o potenciar. En este contexto

adquieren relevancia dos tareas: la de fijar la historia de la ciudad a modo del

documentalista y la de narrar la historia de los paisajes urbanos. La primera de

ellas ya ha sido apuntada como cometido del morfólogo, según la perspectiva de

M.R.G. Conzen, al proporcionar criterios a los gestores de la ciudad45. Sobre la

segunda, cabe utilizar como ejemplo una publicación reciente que resume la

evolución del paisaje urbano de los últimos cien años46.

La originalidad de la obra de Edward Relph reside en situarse dentro de una

perspectiva diferente a la de las historias arquitectónicas más frecuentes. Estas

últimas, acostumbran a centrarse en el aspecto disciplinar más estricto para

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desarrollar sus explicaciones y a separar el hecho arquitectónico del

planeamiento urbano o, como mucho, a contemplar este último como un capítulo

más47. El foco de análisis de Relph es el paisaje y éste es entendido como

fenómeno arquitectónico y de planeamiento a la vez y contextualizado por la

sociedad y la tecnología. De esta forma, el autor ensaya una narración sobre

cómo el mundo de las ideas ha ido conformando los paisajes modernos y cómo

las relaciones a menudo contradictorias entre idea y realidad han permitido

concebir nuevos paisajes como propuestas alternativas a los anteriores. La de

Relph no es, al cabo, una forma nueva de proceder del geógrafo. Se trata,

simplemente, de reconstruir una historia cultural del territorio y entender este

elemento visual que es el paisaje como producto de la historia en toda su

complejidad: ideas y contextos socio-económicos, situación tecnológica,

estructuras de poder.

* * *

De este apretado repaso de lo que aquí se han considerado aportaciones

relevantes a la morfología urbana internacional pueden destacarse, a modo de

conclusión, algunos aspectos.

En primer lugar, la existencia de una tradición morfológica en Geografía urbana,

a tenor de lo descrito como temas-clave articuladores. Esta se acota,

fundamentalmente, en el marco de una geografía del paisaje, y su génesis y

desarrollo se ubica, geográficamente, en los países de lengua alemana y en el

dominio anglosajón. Contrariamente, la geografía francesa, y junto a ella, las

otras geografías nacionales que se han desarrollado principalmente bajo su

influencia, considerando a menudo temas morfológicos, no han llegado a una

articulación subdisciplinar48, probablemente por quedar, la aproximación

paisajística de la geografía, diluida dentro del enfoque regional.

En segundo lugar, la morfología urbana se ha mostrado poco y tardíamente

sensible a las aportaciones generales de la geografía y, concretamente, de la

urbana. Las aportaciones analíticas, aunque presentes, han sido poco fructíferas

en el estudio de las formas urbanas y buena parte de geógrafos que proviniendo

de este campo de estudio las adoptaron acabaron abandonando su cultivo (los

casos más relevantes al respecto son Ron Johnston y de forma más ambigua

Harold Carter). De forma similar, la atención a agentes y estrategias, en su

versión comportamental y decisional o desde el planteamiento crítico es también

pobre y muy reciente. Pesa quizás, en ello, el ligamen existente entre la

perspectiva analítica y la reacción a ella, que en el marco en el que se escribe,

continua siendo esencialmente espacial y no paisajística.

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En tercer lugar, y dentro de la aproximación paisajística de la geografía, existen

dificultades y se ha avanzado poco en la conexión entre morfología y percepción.

La primera inicialmente lastrada de un empirismo formalista y posteriormente

influenciada más por la historia económica que por la historia de la cultura; la

segunda, condicionada por la perspectiva behaviorista y la historia de las ideas.

Finalmente, señalar cómo la situación actual de la geografía abona avances

significativos en el camino de una morfología urbana más sensible a los

planteamientos metodológicos generales de la disciplina y conexiones más

fundamentadas entre morfología y percepción para el estudio de la ciudad. A ello

no es ajena la reciente reivindicación del tema del paisaje urbano desde múltiples

perspectivas escolares: el paisaje urbano empieza a entenderse como esencial en

la comprensión del sentido del lugar, el paisaje urbano se ha considerado como

producto relevante de la "dialéctica socio-espacial"; morfología y percepción

ambiental se hallan en la base de un estudio operativo del paisaje como diseño

urbano49. Quizás se trate más de enunciados de intenciones que de proyectos de

trabajo; en cualquier caso, la selección bibliográfica efectuada hasta aquí

pretende destacar aquello que más sólidamente puede ayudar, desde la tradición

interna de la morfología urbana, a materializarlos.

La morfología urbana en la geografía española

El repaso anterior a las tradiciones y los temas clave en la morfología urbana

internacional de carácter geográfico debe servir de contrapunto a la visión que se

da a continuación sobre el tema en España. Aquí se parte de dos presupuestos

básicos que han de permitir la comprensión de las características específicas de la

tradición nacional.

En primer lugar, se afirma que en el desarrollo de la geografía urbana española,

la morfología no está en ninguna parte pero está en todas partes. Es decir, sin ser

la forma urbana el objeto central de análisis de la mayoría de trabajos, ésta es

parte relevante -a veces tan solo implícitamente- del discurso geográfico, muy

especialmente en las monografías sobre ciudades individuales o partes de ellas.

Ello es así, quizás, debido a la ambigüedad semántica de las palabras paisaje y

morfología, utilizadas indistintamente para señalar características físicas de la

fábrica urbana, pero también para describir aspectos socio-económicos -la

morfología social- o, incluso, para descripciones de tipo literario, en los que la

forma, su asentamiento histórico y su cromatismo se complementan con

descripciones tipistas o sociológicas de la población. Pero sobre todo, la

presencia e inexistencia a la vez de los témas morfológicos, se debe, sin duda, al

señalado como "desarrollo dependiente" de la geografía urbana española respecto

Page 16: Museos... Vilagrasa

las tradiciones foráneas y, a lo que aquí interesa, durante muchos años de la

tradición francesa y del esquema de Blanchard50.

En segundo lugar, se argumenta que desde posiciones periféricas a la morfología,

la geografía urbana española ha realizado aportaciones muy significativas para la

comprensión de la forma urbana. Con ello se quiere decir que puntos de vista y

teorías orientadas inicialmente hacia reflexiones no paisajísticas de la geografía

urbana se han traducido, en algunas aportaciones españolas, en análisis y

aprehensiones morfológicas. Aquí cabe hablar, además de un "desarrollo

dependiente", de un "desarrollo desigual", en el sentido que las aportaciones

metodológicas foráneas -sensiblemente las de la geografía anglosajona y las de la

sociología francesa- se han complementado, más que excluido, con la sólida

tradición iniciada con la monografía de Grenoble, aún de gran peso, consciente o

inconsciente, en la producción actual. Al margen de contradicciones

epistemológicas, que las hay y muchas, aquí se valora positivamente esta

situación ya que permite asentar algunas perspectivas de comprensión potente de

las formas urbanas. Como apunte se señalan dos: la atención a la dialéctica entre

cambios y permanencias, fruto del peso de la consciencia historicista que convive

con la aproximación funcional, y la consideración de actores y políticas urbanas

no en un espacio abstracto sino en un paisaje con atributos. Para entender mejor

lo dicho, aproximémonos -selectivamente- a la historia reciente de los estudios

morfológicos en España.

Las revisiones bibliográficas y aprehensiones de la geografía urbana española,

aunque con diferencias de detalle, se muestran unánimes al señalar una linea

evolutiva que puede sumarizarse en los siguientes puntos51: 1/ Inicios de la

atención a la ciudad durante la postguerra y estrechamente ligados a dos de los

grandes maestros de la geografía española, José Manuel Casas y Manuel de

Terán. 2/ Culminación de una primera etapa, de asentamiento de la perspectiva

francesa, con la Tesis, de 1956, de Joaquín Bosque Maurel sobre Granada 52. 3/

Abandono por parte del grupo en torno a Casas Torres de la atención a los

estudios sobre el espacio interno de la ciudad y su adscripción a una perspectiva

funcionalista, de análisis socio-regional, y profusión de estudios sobre ciudades

medias o barrios de Madrid por parte de Terán y sus discípulos, adoptando una

creciente preocupación por los problemas sociales y de segregación, que

culminan con la publicación de la síntesis de García Fernández sobre Valladolid

en 1974 (escrita bastantes años antes)53. 5/ Auge de los estudios urbanos en los

setenta, ahora ya desde múltiples perspectivas y con gran permeabilidad a las

aportaciones foráneas. De estos se han destacado, normalmente, el conjunto de

Tesis Doctorales dirigidas por Terán, progresivamente escoradas hacia lo social,

y las aportaciones de Capel y los que con él trabajaron en Barcelona, inicialmente

impulsoras de las perspectivas sociológicas francesas de tipo marxista. 6/ Una

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situación similar para el último decenio, en el que el sesgo histórico sigue siendo

característica relevante de la producción geográfica urbana referida al espacio

interno de la ciudad.

Además de la pronta traducción al catalán del esquema metodológico de

Blanchard54 y de la aportación divulgadora de las geografías urbanas foráneas de

José Gaviras55 fueron efectivamente Casas y Terán los introductores del

esquema de análisis francés. El primero, con su esquema de geografía urbana de

Jaca, el segundo a partir de sus artículos sobre Calatayud, Daroca y Albarracín y

sobre Sigüenza56. Interesa destacar, del bien conocido planteamiento

metodológico, el emplazamiento como elemento inicial director de la forma del

caserío y del entramado viario, adaptados a la topografía, y la dialéctica entre

evolución histórica y funciones como conformadora del paisaje urbano. Desde un

punto de vista estrictamente morfológico ello puede evaluarse desde dos

perspectivas: en primer lugar, el frecuente análisis detallado del plano, pinceladas

más superficiales sobre la edificación y visión del paisaje urbano como síntesis o

conclusión. En este sentido, aunque sin trabajos tan profundos como algunos de

los de la escuela alemana antes sumarizados o los de la escuela de geografía

cultural, las aprehensiones no diferían en demasía de las realizadas en otros

países. En segundo lugar, la inclusión de los aspectos morfológicos en un

entramado discursivo de atención a aspectos históricos no siempre relevantes

para la comprensión de la forma, de trabajosos análisis sobre la evolución de la

población, de estudio de aspectos funcionales urbano-regionales, que contribuían

a diluir la información estrictamente paisajística. Quizás las múltiples temáticas

abordadas en las monografías ha impedido la aparición de una tradición

estrictamente morfológica, como se ha señalado para el caso francés57. Esta

dicotomía -atención a la forma y supeditación del análisis de ésta a un esquema

rígido mucho más amplio- se percibe claramente en el trabajo de Bosque Maurel

sobre Granada58. En él, las partes estrictamente morfológicas son: "El

Emplazamiento", (págs. 35 a 47), "Morfología Urbana" (págs. 217 a 227), "La

Vivienda" (págs. 238 a 258); 42 páginas de un total de poco más de 300. Aparte,

se encuentran valiosísimas consideraciones sobre la forma de la ciudad en el

apartado de evolución histórica. Más que el número de páginas interesa resaltar

su situación estratégica en el conjunto de la obra, donde de forma

compartimentada, la morfología sirve de apoyo a las consideraciones de tipo

histórico, funcional o socio-demográfico. De hecho, el que puede considerarse

como apartado de conclusiones (el último capítulo, sobre la estructura urbana)

muestra perfectamente el papel asignado a la forma: la estructura urbana es una

resultante de la acción conjunta de la evolución histórica, de las funciones, de la

estructura demográfica y de la morfología urbana. La opción es intercambiable;

la morfología también puede considerarse resultado de los otros factores

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especificados, aunque en el análisis concreto de nuestras monografías, ésta

siempre está supeditada.

En las monografías de barrios madrileños que desde mediados los cincuenta van

apareciendo en la revista Estudios Geográficos, dirigidas las más de las veces por

Manuel de Terán, el planteamiento es muy similar. Normalmente, una primera

parte, de evolución histórica del poblamiento que aboca en la caracterización y

funciones actuales. Se va así explicitando una relación entre la forma y la función

en la que la primera siempre se encuentra supeditada. La morfología se

caracteriza, así, como producto de los condicionantes físicos y topográficos,

primero, al revelarse el emplazamiento como elemento inicial de análisis, y como

adaptación a los tipos sociales, a su evolución demográfica o a las funciones

económicas, después. Este esquema tiene una gran traducción hacia la

comprensión de la forma física de la ciudad en el trabajo del propio Terán sobre

las calles de Alcalá y de Toledo en Madrid59. Este trabajo debe considerarse un

hito desde la perspectiva que aquí interesa pues es uno de los pocos en los que la

morfología -y la comprensión del paisaje- llega a ser el objetivo de estudio. Aquí

el contraste social y funcional entre las dos calles tiene su contrapunto formal

continuadamente, llegando, el planteamiento de relación entre la forma y la

función a erigirse en directriz metodológica.

De hecho, muchas de las Tesis Doctorales dirigidas por Terán en los años

setenta, y la síntesis sobre Valladolid de García Fernández, muestran una

progresiva atención hacia los aspectos paisajísticos. En el análisis ahora se

incorporan otros elementos comprensivos además del funcional, a la vez que el

papel del emplazamiento va perdiendo su vigor explicativo en muchos de los

trabajos. Muy marcadamente, el planeamiento urbano y las características de la

propiedad. Por ejemplo, en los trabajos de Ruiz Palomeque sobre el casco

antiguo madrileño, de Mas sobre el barrio de Salamanca, de Brandis sobre el

paisaje residencial madrileño o de del Río sobre Villaverde, se puede establecer

perfectamente cómo la forma se liga al planeamiento y a la estructura de la

propiedad60, ésta última subrayada como elemento estructurador morfológico de

manera especial en el trabajo de Mas, aunque este autor, en el momento de dar a

conocer su Tesis, opta por publicar separadamente los aspectos más claramente

morfológicos, el estudio del plano parcelario y el de la edificación61, siendo el

libro más sesgado hacia la historia del planeamiento, su formalización en relación

a la estructura de la propiedad y su caracterización demográfica y funcional. Bien

diferentes son las publicaciones de Dolores Brandis y de Isabel del Río que

dedican la última parte de sus libros al análisis del paisaje y al establecimiento de

tipologías derivadas de las formas del parcelario y del caserío. Ello es

significativo puesto que su situación estratégica en la última parte del libro aboca

en lo que puede llamarse la conclusión general de éste: la existencia de unos

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paisajes específicos de los que anteriormente se ha explicado su génesis a partir

de las políticas urbanas y de las características socio-demográficas y que

finalmente se traducen en formas urbanas: parcelarios, tipos edificatorios,

características de las viviendas.

La publicación, en 1975, del libro Capitalismo y morfología urbana en España,

de Horacio Capel62 es reconocida como una de las aportaciones de tipo sintético

más relevantes de la geografía al estudio de la ciudad española. Resalta en él la

relación que es capaz de establecer entre forma urbana -con una tipología de

áreas residenciales ampliamente utilizada posteriormente- y marco legislativo de

desarrollo de las políticas urbanas y estrategias de los agentes productores de

espacio urbano. El marco conceptual en gran parte se deriva de las aportaciones

de la sociología urbana francesa de tipo marxista y, quizás especialmente, de la

de Topalov en su caracterización de las rentas urbanas y de las estrategias de

producción residencial en Francia. Pero por otra parte, las ideas foráneas se

enmarcan perfectamente en la tradición de análisis urbano de los geógrafos

españoles. En la primera parte del libro, de forma descriptiva, se ensaya una

caracterización de las etapas de crecimiento urbanos que recoge la literatura hasta

el momento existente sobre el tema y esboza el marco tipo en el cual los agentes

inmobiliarios han ido desarrollando su labor. Aquí nos encontramos, pues, con

otro tipo de planteamiento en el que a las perspectivas más funcionales se les

añade el papel jugado por propietarios, promotores, políticos y planificadores. En

parte, puede percibirse una cierta convergencia con los trabajos realizados por

Terán u otros geógrafos en la década de los sesenta y muy especialmente en los

setenta. La diferencia estriba, quizás, en la consideración de un marco teórico

mucho más elaborado. A pesar de lo dicho, y a pesar del título, la morfología

sigue estando poco presente en el libro, puesto que frente a un énfasis sobre los

grupos, las estructuras y los mecanismos que abocan en una teoría bien

desarrollada sobre los agentes urbanos, las tipologías morfológicas son aún

genéricas y, al cabo, poco desarrolladas. La relación entre agentes y paisajes es

por su parte sobreentendida pero tampoco profundizada en demasía. Su valor,

desde el punto de vista morfológico es, a pesar de todo, muy grande puesto que

sugiere los caminos de investigación que permiten una caracterización social de

la morfología.

De hecho, algunos de los trabajos dirigidos por Capel ya en el primer lustro de

los años setenta y en años posteriores permiten aproximaciones más valiosas a

los aspectos morfológicos a la vez que se insertan en el marco general

especificado anteriormente. De todos ellos pueden extraerse algunas perspectivas

comunes: atención a la caracterización funcional de la zona; explicación de ésta a

partir de la historia reciente -y muy marcadamente por los procesos de

industrialización- ; atención a la estructura de la propiedad urbana y descripción a

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partir de ella del parcelario urbano; inclusión de la política urbanística como

elemento de comprensión de estrategias urbanas. A pesar que la palabra

morfología se utiliza profusamente, el análisis morfológico es una vez más un

elemento relativamente periférico de los trabajos. Se llegan a dar datos sobre

superficie construidas, alturas, formas del parcelario, pero el interés fundamental

reside más en aprehender los procesos de apropiación que en entender éstos en

relación a las formas urbanas. El libro de Carreras sobre Sants63, parte

substancial de su Tesis Doctoral, por ejemplo, está estructurado con un último

apartado sobre "morfología urbana", en la que se sumariza la actividad de

propietarios, industriales, constructores y promotores, pero sin una atención

sistemática a los paisajes surgidos.

Durante el decenio pasado, la situación puede señalarse como muy similar.

Ahora ya se ha incorporado de forma profusa la idea de "producción del suelo", y

los análisis de agentes urbanos, a la vez que se ha diversificado notablemente el

origen de los trabajos, dirigidos, a menudo, por otras generaciones a las aquí

nombradas. A las perspectivas de las universidades madrileñas y a la de

Barcelona se le añaden las de Oviedo, Valencia, Sevilla, Santander o La Laguna.

El énfasis sigue estando en la propiedad, y en algunos casos en la promoción

inmobiliaria aunque la resultante paisajística, que aparece más o menos en todos

los trabajos es, en cambio, poco analizada sistemáticamente.

De lo dicho hasta aquí se desprende una evolución que si bien muy acotada a la

tradición francesa en sus primeros tiempos, aportó ejemplos relevantes de

análisis del plano urbano y, en menor medida, de los tipos edificatorios. Esta se

ha ampliado posteriormente con estudios más de detalle -de los que resaltan los

de los planos parcelarios detallados y en relación a la estructura de la propiedad-

y alguna aprehensión central de la edificación. De hecho, un comportamiento

similar al realizado en otros países antes aludidos, aunque sin incorporar

aportaciones relevantes para la morfología en su análisis del detalle y de la

génesis de la forma -por ejemplo el estudio de cinturones periféricos o el de la

evolución de las parcelas- y sin abordar de forma explícita el tema de la

conservación, que antes se ha revelado como de interés reciente para la

morfología urbana internacional. La dependencia de lo morfológico respecto lo

funcional primero y de éste y del comportamiento de los actores urbanos después

permite plantear una cierta originalidad en los trabajos españoles. Estos quizás

sólo apuntan las variantes paisajísticas de dichas dependencias pero fundamentan

lo que puede ser la vía futura de estudio. A destacar, en este sentido que si bien

en Estados Unidos o en el Reino Unido también se están considerando tales

aspectos, estos se desarrollaron en España con anterioridad. En este sentido, la

eclosión de las geografías comprometidas -radicales- al insertarse en nuestro país

en una tradición de base historicista permitieron establecer puntos de contacto

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entre el análisis social y el morfológico. Mientras, en los países anglosajones, la

morfología siguió un camino de exploración de las ideas teoréticas que, al cabo,

pocos frutos dieron, y no fue hasta finales de los años setenta que la idea de

agente empieza a ser tenida en cuenta por los morfólogos.

Un esquema para el análisis morfológico y paisajístico de áreas urbanas

Uno de los problemas detectados en las líneas anteriores hace referencia a la

ambigüedad del concepto morfología urbana y su utilización amplia para el

análisis de aspectos muy diversos de la ciudad. En realidad, en la producción

española de los últimos años, buen número de trabajos que dicen ser sobre

morfología lo son sobre aspectos sociales, políticos o económicos que inciden en

los paisajes aunque sin, por ello, poder definirse de forma estricta como

investigaciones morfológicas. Conviene pues recordar la definición señalada

inicialmente: el estudio de la forma urbana y de los procesos y personas que la

construyen. Se trata, por lo tanto, de comprender las causas sociales que

fomentan los cambios -o las permanencias- del plano, de la edificación y de la

propia imagen urbana entendida como paisaje global. Las líneas que siguen

pretenden esbozar algunos aspectos que interesa profundizar para el

entendimiento de la evolución de la forma urbana. No pretende ser ni excluyente

de otras opciones ni universal en su aplicación aunque sí que enfatiza en el

resultado final físico, a diferencia de tantos otros trabajos, y pretende tener un

grado elevado de generalización que al menos pueda servir como línea directriz

en los ámbitos culturales más próximos. La propuesta parte de priorizar la

atención del investigador hacia dos tipos generales de procesos; el primero, el de

la acumulación de capital y su repercusión en la construcción de la ciudad; el

segundo, el de las perspectivas culturales en la arquitectura y en el planeamiento.

Los procesos de acumulación y circulación de capital en relación a la ciudad han

sido bien estudiados desde hace tiempo. Recordemos, por ejemplo, los trabajos

pioneros de arquitectos italianos al respecto64, de gran valor para el caso español

por su proximidad social, las teorizaciones de David Harvey sobre los tres

circuitos de circulación del capital, con su énfasis en un segundo circuito de

colocación de excedentes en infraestructura territorial65, o estudios empíricos

más cercanos, fácilmente relacionables con el tema como es el de Solà Morales y

Gómez Ordóñez para Barcelona y, ligando proceso de acumulación y políticas de

planeamiento, el de Ureña66. Desde una utilización "morfológica" de la idea de

acumulación y circulación de capital, al menos tres aspectos pueden ser

resaltados como relevantes: la dinámica y el papel del sector de la construcción

en el proceso general de acumulación, la atención al grado de dispersión o

concentración de capitales que invierten en lo urbano, y por extensión, el grado

de desarrollo de la sociedad capitalista y finalmente, el papel de las políticas

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urbanas como soporte de los procesos de acumulación, a lo que aquí interesa, de

los derivados de lo urbano como medio construido.

Un primer aspecto ya ampliamente utilizado en investigaciones empíricas sobre

el sector de la construcción hace referencia a los ciclos de la edificación. El

interés se ha centrado, hasta ahora, en el análisis del impacto sobre el crecimiento

urbano de los momentos de recesión o de expansión del ciclo. Whitehand ha

apuntado cómo los ciclos pueden señalar las etapas de formación del plano

urbano atendiendo a dos aspectos: la alternancia entre actividad institucional y

actividad privada como elementos rectores de la formación de nuevos espacios

en épocas de crisis y en momentos de crecimiento respectivamente y el

protagonismo de la primera en la creación de cinturones periféricos o franjas

marginales, definidos por usos del suelo atípicos, poco densos y, normalmente,

no residenciales67. Más recientemente se han discutido algunos aspectos de la

conceptualización de Whitehand al respecto, especialmente haciendo referencia a

la consideración de factores históricos y políticos además de la simple atención a

las teorías neoclásicas de las rentas del suelo, y atendiendo más a los procesos de

promoción de suelo que no a los usos surgidos68, pero el impacto paisajístico

diferenciado para épocas recesivas y épocas expansivas ha sido unánimemente

considerado. En cualquier caso, al menos para los dos últimos siglos, la

consideración de las dinámicas de la construcción para el análisis de las etapas de

formación del plano urbano constituye una sugerencia estimulante.

Directamente en relación con el análisis de los momentos de crecimiento y de

recesión se encuentran, al menos, dos hipótesis más sobre su impacto en la forma

urbana. La primera de ellas, aborda las localizaciones diferenciales de las

construcciones de tipo privado según la coyuntura expansiva del sector. Mª.

Angels Alió ha mostrado cómo puede plantearse una alternancia en la

localización de obras entre centros y periferias. Estas últimas serían colonizadas

en los momentos álgidos del ciclo por parte de la iniciativa privada; en cambio,

los momentos depresivos mostrarían una preferencia locacional por la renovación

del centro de la ciudad69. Una visión similar puede extraerse de las

consideraciones de trabajos recientes sobre el centro histórico de Santiago de

Compostela, sobre el de Oviedo o sobre el de Lleida70. Cabe decir, a pesar de

ello, que un refinamiento de este presupuesto requiere de gran sensibilidad

histórica y de atenciones a otros supuestos como las políticas urbanas y el grado

de concentración de capitales de producción de lo urbano, puesto que análisis

sobre ciudades y centros históricos británicos muestran, al contrario de los

ejemplos citados, una correlación exacta entre ciclo general y ciclo en el centro

urbano71.

Page 23: Museos... Vilagrasa

La segunda hipótesis profundiza en los momentos de crisis como modeladores de

las expansiones urbanas subsiguientes. Aquí, en primer lugar, se trataría de ver

como las nuevas áreas urbanizadas durante períodos recesivos -siguiendo los

conceptos de los cinturones marginales, en lugares poco apetecibles para la

edificación ortodoxa, con líneas de fijación o barreras del crecimiento urbano-

influyen en la creación de áreas potenciales de crecimiento y varían sus

posiciones de renta. Los mecanismos de la urbanización marginal, que en

determinadas circunstancias puede considerarse como parte de los cinturones

periféricos españoles de postguerra, tal como han sido estudiados por Solà-

Morales y sus colaboradores72 pueden entenderse como preparación de suelo

urbano en áreas intersticiales. En segundo lugar, se trataría de entender la acción

institucional en materia de urbanización y de planeamiento también como

preparación del nuevo momento de crecimiento. Así se ha señalado por parte de

Ureña, que considera el papel del planeamiento en estos momentos como

propiciador de las condiciones óptimas de acumulación subsiguiente, o así se ha

planteado en parte por Tarragó al enfatizar la disponibilidad de la administración

local, al carecer de competencia fuerte por parte del sector privado en los

períodos de crisis económica, para adquirir nuevo suelo urbano y planear su

futura urbanización y para disminuir los déficits urbanos en áreas las cuales se

valorizan con las inversiones municipales73. Ello apuntaría a una consideración

de los momentos recesivos del ciclo constructivo como relevantes en el proceso

de expansión urbana al marcar, cualificar y diferenciar aquellas áreas

susceptibles de ser urbanizadas.

Paralelamente a la atención al impacto de las dinámicas de la construcción según

su ubicación en el ciclo, es relevante abordar, para una comprensión mejor de las

formas urbanas surgidas, las características de los agentes urbanos implicados en

la construcción de la ciudad así como las formas específicas de obtención de

beneficios y de rentas. Aquí se mantiene que cada momento histórico a analizar

puede interpretarse como producto del grado de concentración o de dispersión de

capitales existente, siendo la forma urbana dependiente de los rasgos

estructurales de la promoción inmobiliaria. La evolución de algunas

características de los agentes inmobiliarios ya se ha expresado en otros trabajos

para el caso de la ciudad de Lleida, algunos de los núcleos menores de su región

o, también, para la de León74. Otros estudios, aunque más periféricamente

también han abordado el tema y existe un intento de generalización explicativo

del caso español75. Sumarizando, el cambio de tendencias sucedido en nuestro

país y con un punto de inflexión que puede situarse en los últimos años cincuenta

puede resumirse en tres aspectos:

En primer lugar, el progresivo desplazamiento en peso específico de las

actuaciones de los pequeños promotores inmobiliarios, con actuaciones poco

Page 24: Museos... Vilagrasa

capitalizadas y de dimensiones las más de las veces reducidas, por una gran

promoción, de disponibilidad financiera considerable, con actuaciones de

tamaños mayores y dirigidas hacia un mercado urbano de venta más que hacia la

utilización directa o al mercado de arrendamiento. Por ejemplo, Cortizo ha

mostrado como en León las características de los agentes inmobiliarios varían en

este sentido entre la postguerra y los años setenta. El primer período señala una

clara dominancia de la pequeña promoción y de aquellos agentes que

construyeron tan solo una vez, mientras que a partir de 1957 se establece

progresivamente el papel director del gran promotor (que construye en total más

de cien viviendas) a la vez que un buen número de los agentes urbanos actúa

varias veces.

Ello conlleva una segunda cuestión. Se trata de evaluar el paso que va desde la

dominancia de la propiedad territorial en los procesos de producción de suelo

urbano a la de una promoción inmobiliaria profesionalizada y que actúa

directamente en el mercado residencial o de servicios. Aquí, las evidencias

empíricas también son numerosas. Estudios sobre algunas ciudades catalanas en

el siglo XIX señalan a la gran propiedad rústica como la directora del proceso de

urbanización de nuevas áreas. Directamente, construyendo, o más

frecuentemente, indirectamente, parcelando y poniendo suelo urbano en el

mercado, hacendados agrícolas, grandes comerciantes e industriales que invierten

en fincas y profesionales liberales dominaban la transformación de suelo rústico

en urbano. Este, puesto en manos de grupos inversionistas y de propietarios

medios, era convertido en espacio residencial. Paralelamente, la promoción

profesionalizada continuaba siendo escasa en la ciudad consolidada, en donde la

casa de "renta" se erige como paisaje habitual y demostrativo de un tipo

específico de actuación, la dirigida al mercado de alquiler76. La situación

durante la postguerra española parece no ser demasiado diferente. Los procesos

de parcelación ilegal que generaron barrios de hábitat marginal puede ser un buen

ejemplo de la dominancia de la propiedad territorial como agente urbanizador. En

cambio, un estudio sobre las parcelaciones realizadas a partir de 1960 en Lleida

muestra cómo promotores profesionales van asumiendo de forma progresiva la

totalidad del proceso constructivo, desde la parcelación del suelo hasta su

construcción directa. Los propietarios del suelo, que siguen apareciendo en la

petición de la parcelación lo hacen asociados a los promotores profesionales

siendo habitual la cesión de suelo a cambio de viviendas o de porcentajes del

beneficio extraído por la venta77.

Mercé Tatjer, en sus intentos de aprehensión de la evolución de las formas de

propiedad y de promoción inmobiliaria ha señalado este proceso expresamente

ligado a la difusión de la propiedad horizontal como forma más extendida de la

propiedad urbana78. Ello conlleva la aparición de grupos profesionales de la

Page 25: Museos... Vilagrasa

promoción así como de una relevante introducción del capital financiero en el

sector. En palabras de Carles Carreras al analizar los procesos de producción del

espacio urbano del barrio barcelonés de Sants, "esto significa, pues, que los

propietarios en la medida que aumentan en número, pierden en capacidad de

decisión, y que un nuevo elemento ha pasado de prestar unos servicios

temporales a modelar el espacio con todas sus consecuencias. Son las

inmobiliarias y constructoras a las que nos referimos constantemente"79.

Inherente al paso de la preponderancia de la pequeña a la gran promoción y de la

dirección de los procesos de urbanización, desde los propietarios de suelo o de

casas a los promotores profesionales, está también la caracterización que atiende

al origen mayoritario local o foráneo, según el período analizado, de los agentes

urbanos. En este sentido, la penetración de capitales financieros de muy diverso

signo en el negocio inmobiliario ha conllevado una concentración del sector y

una más frecuente actuación de empresas de alcances regionales o estatales en el

conjunto del territorio. Se trata, en suma, de detectar cómo desde una sociedad

capitalista prefinanciera se ha llegado a la de un capitalismo monopolista y

corporativo. En este sentido, los análisis comparativos de ámbito nacional o

internacional señalan cómo para periodos temporales similares, los procesos de

asentamiento de una promoción de grandes dimensiones, profesional y

concentrada en grandes compañías son muy diferentes. Así, si se recogen algunos

estudios sobre barrios barceloneses, sobre ciudades del área barcelonesa, sobre

Lleida como muestra de una ciudad de tipo medio fuera de la influencia

metropolitana, o sobre núcleos menores de ésta última zona y se comparan es

fácil establecer un proceso de difusión de la forma moderna de promoción, que

sigue, palpablemente, los canales de la jerarquía urbana catalana. Así, la

penetración de la moderna promoción profesional llegó mucho antes a la gran

ciudad y a su área metropolitana que no a la ciudad de tipo medio, y allí se

consolidó antes que en las pequeñas ciudades y núcleos menores. Por otra parte,

se ha podido constatar que, además de Barcelona, las ciudades medias y

pequeñas desarrollaron un sistema local de promoción profesional muy potente al

contrario que los núcleos menores, más dependientes de la cabecera regional80.

La comparación de algunos aspectos de las características de la promoción

inmobiliaria entre España y Gran Bretaña también abundan en la diferenciación

debida al distinto grado de desarrollo del capitalismo en ambos países y para

épocas recientes. Así, ciudades de tipo pequeño y medio inglesas denotan una

penetración de la promoción profesional muy anterior a la de los casos catalanes

de rango similar antes sumarizados. Por otra parte, ésta es mayoritariamente de

capitales foráneos muy marcadamente londinenses, que actúan

indiscriminadamente en todo el territorio británico81. Si la atención se desplaza

hacia la promoción dirigida hacia la creación de espacios terciarios de uso propio

Page 26: Museos... Vilagrasa

las consideraciones son similares. La situación de capitalismo corporativo señala

una actuación potente de compañías financieras y terciarias y de grandes

empresas comerciales en la remodelación del centro ciudad de núcleos pequeños

y medios en el Reino Unido, al menos desde la época de entreguerras, con la

intención de instalar allí sus sucursales, mientras que en la ciudad media española

parecen estar aún poco presentes, dominando la compra o alquiler de locales

antes que la promoción directa de ellos. Como caso extremo de la actuación del

capitalismo de tipo corporativo cabe citar los trabajos de Gunter y Holdsworth

sobre el centro de negocios de Toronto, o el de este último autor sobre

Manhattan, en los que señalan cómo las grandes compañías financieras han

renovado totalmente el paisaje urbano central en unos pocos años. La creación de

parques tecnológicos o centros de servicios ubicados periféricamente tal como

los analiza Knox en Estados Unidos sería otro ejemplo de actuaciones

transformadoras del paisaje de las grandes corporaciones económicas

norteamericanas82.

El papel de la política urbana en los procesos de urbanización y su conexión con

los procesos generales de acumulación de capital es el tercer aspecto a

considerar. Aquí, las aportaciones fundamentales también han sido formuladas

desde la sociología marxista francesa e italiana durante el decenio de los setenta.

Sumarizando algunos aspectos puestos de relieve desde entonces puede decirse,

en primer lugar, que planeamiento y política urbana pueden entenderse, por un

lado, como las medidas generales de apoyo a los procesos de acumulación de

capital (entendido como inversiones en capital fijo de apoyo a los medios de

producción y a la creación de un fondo de consumo), y por otro, como medidas

sensibles a los objetivos de los grupos interesados en la acumulación derivada

directamente de la producción de medio construido83. Si uno u otro de los

aspectos es el prioritario o si entran en contradicción o se complementan sólo

puede analizarse en concreto para cada caso. Lo que aquí es relevante es que el

planeamiento y las prácticas políticas de las instituciones son fundamentales en

las direcciones precisas que toman los ciclos constructivos y en su plasmación

espacial y morfológica. Si se atiende, por ejemplo, a las políticas sobre vivienda

de los últimos cincuenta años en España es fácil detectar un comportamiento

permisivo para la creación de áreas de hábitat marginal durante la postguerra y de

creencia en que el problema de la habitación obrera puede y debe ser solventado

por el Régimen y que se corresponde con los momentos de estancamiento del

ciclo, y un comportamiento de estimulación de la producción de viviendas

privadas a partir de la legislación sobre Renta Limitada subvencionada, de un

decaimiento de la producción directa por el Estado, que pasa a ocuparse de las

capas sociales más residuales, y de progresiva legalización de los barrios

Page 27: Museos... Vilagrasa

autoconstruidos, que se insertan en los primeros momentos del auge del ciclo de

la construcción y que se prolongan hasta la nueva crisis.

Por otra parte, ha sido señalado el comportamiento diferente y, a menudo

conflictivo, entre las instancias, y políticas, estatales, y las de tipo municipal84.

Normalmente se sugiere que mientras las primeras tendrían un papel más acorde

con el apoyo a los procesos generales de la acumulación, las segundas se

orientarían hacia una mayor comprensión de los procesos particulares de

producción del suelo. En este sentido, los programas de inversiones, las

modificaciones puntuales del planeamiento, la práctica política diaria de la

institución local, servirían para adecuar las normativas generales y los proyectos

de planeamiento a los intereses más específicos de los agentes urbanos locales.

Las implicaciones morfológicas de los procesos de concentración descritos

pueden analizarse desde dos perspectivas. Una, de aprehensión global de la

ciudad y de análisis de la formación de su plano, la otra, a una escala mayor, de

caracterización de los cambios en la trama urbana y en la edificación. La primera

se ha descrito como un doble movimiento de dimensión horizontal y de

dimensión vertical que toma forma a partir de los cambios inducidos en los

sistemas de promoción inmobiliaria85. La hipótesis es la de asignar una

extensión prioritariamente horizontal del crecimiento durante los momentos de

recesión o inicios de la expansión, y una principal densificación de espacios

intersticiales -y de la ciudad consolidada- en los momentos de crecimiento. Al

menos, la forma de la expansión reciente de la ciudad española puede

interpretarse desde esta óptica. El impacto del crecimiento de postguerra es,

fundamentalmente, horizontal. En estos años, el crecimiento urbano se realiza a

partir de coronas periféricas o núcleos discontinuos respecto de la ciudad

consolidada. En este sentido, los núcleos de hábitat marginal abundantemente

surgidos durante estos años o la actuación, también muy numerosa, de

organismos estatales en la promoción de polígonos de viviendas y en una

situación de débil crecimiento inmobiliario privado, junto a la creación de

espacio institucional, conforman las particulares franjas periféricas españolas.

Son, pues, paisajes residenciales de baja densidad de ocupación -a excepción de

algunas promociones públicas- que con su localización periférica permiten la

revalorización de los espacios intersticiales creados, que se incorporan así al

mercado del suelo urbano. Aquí, la iniciativa privada está largamente

caracterizada por los propietarios de suelo rústico en áreas periurbanas, y el

impacto en la forma del plano es el crecimiento a saltos de la ciudad ampliando

el mercado de suelo urbano.

Los últimos años cincuenta marcan la inflexión general del ciclo y se abre un

proceso de densificación "vertical" de las tramas urbanas creadas, o tan solo

Page 28: Museos... Vilagrasa

apuntadas, en el período anterior. Convergen, aquí, las nuevas políticas de

estímulo de la producción privada de viviendas, la progresiva formación de una

promoción inmobiliaria profesionalizada y su mayor capitalización y

tecnificación, que permite operaciones de gran alcance. La ciudad española,

durante el decenio de los sesenta y parte del de los setenta se densifica; la

propiedad horizontal se generaliza y las nuevas áreas residenciales, a menudo

ocupando las zonas intersticiales entre el núcleo consolidado de la ciudad y los

polos creados durante la postguerra, se constituyen en las nuevas morfologías

dominantes.

La crisis abierta el último lustro del decenio de los setenta puede considerarse, a

partir de algunas evidencias, como de retorno hacia el movimiento horizontal del

crecimiento. Tarragó ha señalado el papel fundamental de los Ayuntamientos y

otras administraciones en la adquisición de suelo periférico y también se ha

podido considerar la gestión urbana municipal como controladora del mercado

del suelo y como directora del proceso urbano a partir de la cualificación

realizada del suelo adquirido86. En un trabajo en curso sobre la evolución

reciente de las ciudades medias catalanas se ha observado como en muchas

ocasiones el patrimonio municipal del suelo se ha combinado con la política de

suelo de la Generalitat en la dirección del proceso de urbanización87. Se trataría,

por lo tanto, de una repetición substancial del momento de postguerra,

aprovechando el retraimiento del mercado para la creación de nuevos polos

susceptibles de urbanización en los años subsiguientes de crecimiento. Si bien el

resultado puede asimilarse, los procesos son bien diferentes: frente a un

crecimiento descontrolado estaría, ahora, una política reflexiva sobre el

crecimiento de la ciudad, en donde la creación de patrimonio público del suelo

serviría, al menos teóricamente, para controlar el mercado y condicionar las

nuevas formas surgidas.

Si se atiende más concretamente a la forma tridimensional de la ciudad, y

específicamente a algunas características de la edificación, la referencia

fundamental debe ubicarse en el análisis de la promoción inmobiliaria. La

postguerra española muestra una continuidad de la propiedad del suelo, y de las

casas, como elemento básico definidor de los procesos urbanizadores. A ello se le

añade una aún baja concentración de capitales interesados en el suelo urbano y

una consecuentemente baja capacidad de inversión. Areas suburbanas y

marginales en la periferia se derivan de los procesos de parcelación de las

propiedades rústicas generando diversos tipos edificatorios pero, en general,

calificables como poco densos y, en buena parte, de vivienda unifamiliar. En la

ciudad consolidada, por su parte, subsiste como promoción tipo la de la casa de

alquiler, de propiedad vertical y, comparativamente con el periodo subsiguiente,

de pequeñas dimensiones. Estos rasgos generales deben matizarse para cada caso

Page 29: Museos... Vilagrasa

concreto -para cada ciudad y para cada parte de ella- y ya se apuntan, durante los

años inmediatos a la contienda, excepciones relevantes. Muy especialmente,

algunas de las promociones residenciales directamente construidas por

organismos estatales -o paraoficiales- que rompen con el fenómeno de bajas

densidades de ocupación en la periferia y también, la aparición de algunas

promociones privadas de mayores dimensiones, orientadas tal vez hacia el

mercado no residencial o hacia la vivienda de propiedad horizontal. Aquí, la

atención a las características de tamaño y de posición en la jerarquía urbana de

los diversos núcleos, traducible en la presencia o no de una mayor concentración

de capitales, de compañías financieras o de promotores inmobiliarios

profesionales, es fundamental.

El cambio de las políticas de la vivienda, a finales de los años cincuenta,

estimulando la edificación privada, revierten en una situación radicalmente

diferente de las características de la promoción inmobiliaria. Esta,

profesionalizada y, de forma creciente, con mayores capacidades de inversión y

apoyada en el capital financiero, domina el auge de la producción residencial de

los años sesenta. La forma urbana deviene, en gran parte, resultado de la

construcción de viviendas para el mercado de propiedad, desplazando la

denominada propiedad horizontal a la casa de renta. Por su parte, las dimensiones

de la edificación se hacen, en promedio, mucho mayores tanto en la ciudad

consolidada -vía la renovación y reparcelación urbanas- como en las periferias,

donde polígonos residenciales de iniciativa privada colonizan el nuevo espacio

junto a los de tipo público. Los últimos años sesenta, con cambios substanciales

en la política de vivienda, abocan en una mayor diversificación del mercado

urbano. A lo que aquí interesa, se multiplica la edificación de tipo terciario, de of

icinas y de sedes corporativas, especialmente en las partes centrales de las

ciudades.

El retraimiento del mercado a partir de 1976 significa una inversión de la

tendencia edificatoria, ahora más interesada en el centro que en las periferias.

Este ve paulatinamente substituida su trama más tradicional por la edificación

terciaria de tipo nuevo, mientras que en la periferia, nuevas edificaciones de baja

densidad -las casas de tipo adosado, suburbanas- inician su aparición con fuerza.

La aprehensión de los cambios culturales que abocan en estilos y lenguajes

arquitectónicos diferentes es infinitamente menos generalizable que la realizada

para la evolución de los procesos de acumulación. A pesar de ello, pueden llegar

a apuntarse algunos aspectos como caracterizadores de las formas surgidas en el

período reciente que aquí se analiza.

Page 30: Museos... Vilagrasa

En primer lugar, cabe establecer una relación directa entre lenguajes formales y

características estructurales de la promoción. Si se consideran, globalmente, tres

grandes tipos de actuación arquitectónica para los últimos cincuenta años -

arquitecturas historicistas, de lenguajes modernos y postmodernas- es fácil

observar como su mayor impacto se corresponde, sucesivamente, con los

períodos de recesión, crecimiento y crisis que definen el último ciclo de la

edificación española. Las arquitecturas historicistas y decorativistas son en

España dominantes desde el último tercio del siglo pasado, a pesar de la irrupción

del movimiento moderno y, muy significativamente dentro de él, del Estilo

Internacional a partir de los años veinte. Su impronta de postguerra es fácil

asimilarla a la continuidad de los tipos edificatorios más ligados a la propiedad

vertical y a la casa de renta burguesa. Los elementos historicistas -como la

imitación de la base de sillería, la decoración de medianeras y la profusión de

detalles clasicistas- se hace presente tanto en la residencia de clases altas como

en el suburbio. Por su parte, las edificaciones promocionadas por el Estado, o las

de carácter terciario e incluso las relativamente reducidas de residencia de

propiedad horizontal, rompiendo con la estructura más clásica de la casa de renta,

continúan utilizando profusamente detalles asimilables a los tipos históricos. En

el caso de la vivienda social, el ruralismo, junto al decorativismo barroco

español, definen, las más de las veces, los nuevos polígonos surgidos; en la

promoción institucional, el monumentalismo, que es también apreciable de forma

recurrente en las grandes promociones privadas -terciarias y residenciales- de la

época.

El Estilo Internacional es, en cambio, el lenguaje de la promoción inmobiliaria

profesionalizada en el momento de auge del ciclo edificatorio. Los balcones

corridos, que homogeneizan la fachada, se constituyen en el símbolo externo de

la propiedad horizontal progresivamente dominante frente a la decoración

jerarquizada de la casa burguesa anterior. Decididamente, la segregación vertical,

aún visualizable en la edificación de postguerra, deja paso a un entorno formal

democrático en el detalle, reflejo de la definitiva configuración de la segregación

horizontal en la ciudad. De impacto menor y más tardío, el monumentalismo

institucional y terciario se substituye por la ventana corrida y el muro pantalla,

también homogeneizador de fachadas y superficies.

Las alternativas al Estilo Internacional van introduciéndose lentamente en España

desde los últimos años sesenta y afirmándose progresivamente desde la caída del

ciclo edificatorio. Los lenguajes postmodernos, heterogéneos entre ellos tienen

en común una vuelta a los gustos decorativistas, a la referencia histórica o a la de

tipo popular. Entre ellos tienen, a veces, poco en común, aparte del rechazo, más

o menos radical, del estilo anterior. Sus máximas representaciones se dan en los

edificios de tipo institucional, en el centro ciudad, en los nuevos edificios de

Page 31: Museos... Vilagrasa

oficinas, y en las promociones suburbanas de casas adosadas. En concepto se

asemejan a menudo a los viejos historicismos, aunque en realidad se alejan de

ellos en la resolución proyectual y en la utilización de materiales nuevos o en su

buscado eclecticismo de mezcolanza de lo nuevo y lo viejo. Si los historicismos

arquitectónicos pretendían, a veces, reproducir o acercarse a las arquitecturas

pasadas, en el postmoderno, la referencia más que la mimesis es el elemento

definidor.

En segundo lugar, puede servir el esquema popularizado por François Choay para

el urbanismo88 para entender las lógicas de la composición arquitectónica.

Progresismo y culturalismo como polos opuestos de las concepciones

planificadoras se asimilan, aquí, a estilos modernos e historicistas como

categorías básicas de definición de un proyecto arquitectónico. Ello es

perceptible desde la doble condición -de planificadores y de edificadores- de

muchos de los autores presentes en la antología de Choay que remite a una praxis

arquitectónica en consonancia con la urbanística, y lo es, también, en la posición

que se desprende de la propia autora, un neo-culturalismo de rehumanización de

la ciudad como ente colectivo y que fácilmente puede relacionarse con algunos

presupuestos de la arquitectura postmoderna que, por aquellos años, iniciaba su

andadura.

Para las historias paralelas recientes del urbanismo y de la arquitectura españolas

es fácil apoyarse en el trabajo clave de Fernando de Terán y, también, en una

síntesis más reciente89. En ésta última realiza una periodización del

planeamiento desde la postguerra que abarcaría una primera etapa "orgánico

nuclear", una subsiguiente de "planeamiento abierto" para acabar en un momento

actual de "transición y de búsqueda". El primer momento supone una visión

cientifista de tipo evolucionista pero, a su vez, analógica, de trasposición del

modelo natural a lo humano. En este sentido, lo cultural, la esencia, la historia,

pretende constituirse en una de las bases de la planificación futura, en una idea de

ciudad como una evolución ininterrumpida (Terán cita explícitamente el

organicismo de Geddes en la base de la praxis de la época). El academicismo y

monumentalismo propios de la arquitectura de postguerra, junto a la valoración

agrarista y los lenguajes regionales, darán contenidos específicos al órgano

urbano durante años. Aquí, la distinción fundamental viene planteada por la

diferenciación del planeamiento funcionalista -ya habitual en la postguerra

europea- y uno funcional-organicista, que sobrepone a la relación entre forma y

función la analogía, no ya naturalista sino, en el Nuevo Régimen, ideológica: la

forma destaca los valores de la nueva España, y ésta no es más que su base y

potencialidad agraria, su variedad regional paisajística y su tradición imperial.

Por otra parte, es cierta, y así se ha destacado, la diversidad de arquitecturas de la

época y sus valores desiguales, sin poderse calificar globalmente, al no existir en

Page 32: Museos... Vilagrasa

realidad un "Estilo Nacional", lo que permite decir a algunos autores que es el

eclecticismo la característica dominante90.

En el planeamiento, la Ley del Suelo (1956) supone el momento álgido de la

concepción orgánico-nuclear. A partir de ella se inicia una reacción, que aboca en

la idea de una ordenación no cerrada, probabilista, que Terán asocia, en su

momento de triunfo definitivo, a la nueva Ley del Suelo de 1975. El período

entre ambas es el del desarrollismo, del crecimiento y transformación económica

y de reubicación espacial de la población. Aquí, la idea de polígono permite

establecer un nexo fácil entre planeamiento (abierto) y forma arquitectónica

("moderna"). Algunos autores han señalado el racionalismo subyacente en

muchas de las plantas de polígonos de postguerra diversos (residenciales, de

núcleos de colonización, de cuarteles militares), respecto al enmascaramiento

historicista de sus alzados.91 Sin entrar en el detalle, desde los últimos cincuenta,

la residencia masiva se erige como difusora -en el paisaje, no en la profesión

arquitectónica- de un nuevo lenguaje que rechaza el simbolismo proyectual y que

se ubica en lugares faltados de preexistencias históricas condicionantes. La

promoción residencial de vivienda masiva, ahora en manos privadas facilita la

desideologización. Puede, en este sentido hablarse de un asalto de los nuevos

lenguajes desde las periferias residenciales al centro ciudad. En éste, la profesión

inmobiliaria, al desplazar al inversionista ocasional y al promotor de casas de

renta, sustituye, también, los viejos academicismos.

El triunfo del "planeamiento abierto" conlleva la insatisfacción crítica por sus

resultados, formalizada en la etapa de transición y búsqueda. Aquí Terán destaca

la insatisfacción por el planeamiento como método de intervención en la ciudad,

la reducción real del crecimiento urbano y, también, una crisis general del

cientifismo que aboca, respectivamente, en la defensa del proyecto y la

desvalorización del plan, una atención circunscrita hacia la ciudad consolidada

contra la orientación de extensión anterior, y una visión de la ciudad como

producto cultural e histórico. Concepto de ciudad, gestión global y arquitectura

concreta vuelven a tener su coherencia en los postmodernos, que como la ciudad,

y desde su propia perspectiva, no son definibles unitariamente sino como

caminos de búsqueda, de contextualización en el sitio.

Un corolario se desprende de lo dicho, la actitud del proyecto, y del arquitecto,

frente al contexto histórico y a la preservación patrimonial. Como se ha apuntado

anteriormente, esta puede sumarizarse a partir de una evolución que va desde el

disfraz arquitectónico (o, en ocasiones, el "revival") al contraste deliberado, y de

éste a la analogía entre obra nueva y fábrica preexistente.

Page 33: Museos... Vilagrasa

La figura 1* resume algunas de las características definitorias de los procesos

urbanizadores y de las formas surgidas en España durante el último ciclo

edificatorio a partir de lo que aquí se ha argumentado. Pretende más ser una guía

aproximada de tendencias sobre agentes y políticas y sobre formas urbanas

resultantes, que no un patrón explicativo general. Las matizaciones son múltiples

según ciudades y procesos específicos, y la atención a la posición que ocupa cada

ciudad en la jerarquía urbana es clave en la detección de los procesos señalados

en momentos diferentes a los aquí mencionados. En cualquier caso, su utilización

para el análisis de ciudades concretas puede enriquecer, matizar y probablemente

variar muchos de los aspectos señalados. Aquí se plantea, simplemente, la

validez general del esquema como punto de partida.

Agentes dominantes Propiedad territorial Promotor profesional Promotor profesional

Corporaciones

Características promoción

inmobiliaria

Dispersión

Baja capacidad de inversión

Promotor ocasional

Origen local

Concentración

Penetración capital financiero

Profesionalización

Origen local / foráneo

Condentración

Capital financiero

Profesionalización

Origen local / foráneo

Políticas urbanas Permisibilidad "horizontal"

Problema vivienda asumido por

el Estado

Permisibilidad "vertical"

Problema vivienda asumido por

el Sector Privado

Control

Problema vivienda asumido por

el Sector Privado

Centro (renovación) Casa de "renta"

(propiedad vertical) Propiedad horizontal

Propiedad horizontal

Terciarización

Periferia

Creación franjas marginales

- parcelaciones suburbanas y

marginales

- polígonos prom. oficial

- espacios institucionales

Densificación y colmatación

intersticial

Polígonos privados

Creación franjas marginales

- política institucional de suelo

- suburbanización

Page 34: Museos... Vilagrasa

Planeamiento "Orgánico-nuclear" "Abierto" "Transición y búsqueda"

Lenguajes arquitectónicos Historicismos Modernos Postmodernos

Conservación histórica Monumento y disfraz

arquitectónico del entorno

monumental

Monumento y contraste

arquitectónico del entorno

Conservación integral y

analogía del entorno y analogía

entre lo nuevo y lo viejo

Figura 1

NOTAS

1. M.P. Conzen, "Analytical approaches to the urban landscape" en K.W. Butzer, ed.,Dimensions of human

geography. Essays on some familiar and neglected themes. Chicago, Univ. of Chicago, Department of

Geography, Research Paper nº 186, 1978, pp. 128-65; J.W.R. Whitehand, "Urban morphology" en M.

Pacione, ed., Historical Geography: progress and prospect. Londres, Croom Helm, 1987, pp. 250-76. Puede

consultarse también "Jeremy W.R. Whitehand parla a la Revista Catalana de Geografia" i Revista Catalana de

Geoqrafia, nº 8, 1988, pp. 21-28.

2. H. Capel, Filosofía y ciencia en la Geografía contemporánea. Barcelona, ed. Barcanova, 1981, pp.346 y ss.;

J.W.R.Whitehand, "Urban morphology", op. cit. nota 1.

3. H. Hassinger, Boden und Lage Wien, Viena, Geogr. Studien, 1946; H. Bobek, E.Lichtenberger, Wien:

Bauliche Gestalt und Entwicklung seit der mitte des 19 Jahrhunderts, Graz, Böhlau, 1966.

4. J.B. Leighly, "The towns of Mälardalen in Sweden: A study in Urban morphology", University of

California Publications in Geography, vol. 3, 1928, pp. 1-131; J.B. Leighly, "The towns of medieval

Livornia", University of California Publications in Geography, vol. 6-7, 1939, pp. 235-313.

5. Los estudios que pueden considerarse como clásicos al respecto son el de D. Stanislawski, "The origin and

spread of the grid pattern towns", Geographical Review, vol. 36, 1946, pp.105-20 (traducción castellana en

Theodorson, ed., Estudios de Ecología Humana, Barcelona, Labor, 1974, vol I, pp. 485-500) y el de F.

Kniffen, " Folk housing: key to diffusiom", Annals of the Association of American Geographers, vol.55,

1965, pp. 549-77.

6. J. Vilagrasa, "La Geografia històrica anglosaxona", Revista Catalana de Geografia, vol I, nº 0, 1985, pp.

31-46.

7. D. Lowenthal, "Geography, experience and imagination: towards a geographical epistemology", Annals of

the Association of American Geographers, vol. 51, 1961, pp. 241-260 (traducido: P.H. Randle, ed., Teoría de

la Geografía, Buenos Aires, Gaea y Oikos, 1984, vol II, pp.189-230); D. Lowenthal, The past is a foreign

country, Cambridge, Cambridge University Press, 1985.

8. G.Taylor (1946), Geografía Urbana. Un estudio del emplazamiento, evolución,forma y clasificación de

pueblos, villas y ciudades, Barcelona, Omega, 1954.

9.Se han comparado los trabajos de R. Blanchard, Grenoble, étude de géographie urbaine, París, A. Colin,

1912; H.J. Fleure, "Some types of cities in temperate Europe", Geographical Review, vol. 10, 1920, pp.357-

Page 35: Museos... Vilagrasa

374; W. Geisler, Die Deutsche Stadt: ein Beitrag zur morphologie der Kulturlandschaft, Stuttgart, Engelhorn,

1924; A. Davis, "A study in city morphology and historical geography", Geography, vol. 18, 1933, pp.25-37;

R.E. Dickinson, "The towns of East Anglia: a study in urban morphology", Geography, vol. 19, 1934, pp. 37-

50; J.B. Leighly, op. cit. nota 4. Las visiones más generales -de manual- de Taylor (op. cit. nota 8) e incluso

de P. Lavedan (1936), Géographie des villes, París, Gallimard, ed. de 1959, coinciden substancialmente .

10.Según D.H. Miller, "John B. Leighly, 1895-1986", Annals of the Association of American Geographers,

vol. 78, 1988, pp. 347-57, el aspecto de la difusión está muy presente en los trabajos de 1929 y 1939 (op. cit.

nota 4) aunque ha sido poco considerado por la literatura geeográfica.

11. En este sentido pienso especialmente en el conocido esquema de sectores de H.Hoyt (1939).

12. D. Ward, "A comparative historical geography of streetcar suburbs of Boston, Mass., and Leeds, England:

1850-1920", Annals of the Association of American Geographers, vol. 54, 1964, pp. 477-89; D. Ward, " The

Industrial Revolution and the emergence of Boston's Central Bussines District", Economic Geography, vol.

42, 1966, pp. 152-71; J.E.Vance, "Housing the worker: the employment linkage as a force in urban structure",

Economic Geography, vol. 42, 1966, pp.294-325; J.E. Vance, "Housing the worker: determinative and

contingent ties in Nineteenth Century Birmingham", Economic Geography, vol .43, 1967, pp. 95- 127.

13. J .S. Adams, "Residential structure of Midwestern cities", Annals of the Association of American

Geographers, vol.60, 1970, pp.37-62.

14. P.O. Muller, "The evolution of American suburbs: a geographical interpretation", Urbanism. Past and

Present, University of Wisconsin, vol.4, 1977, pp. 1-10.

15.M.R.G. Conzen, Alnwick, Northumberland: a study in town-plan analysis, Londres Institute of British

Geographers, 1960 (2ª ed. de 1969); M.R.G. Conzen "The plan analysis of an English city centre" en K.

Norborg, ed., Proceedings of the I.G.U. Symposium in Urban Geography. Lund 1960, Lund, Lund Studies in

Geography, serie B, nº 24, 1962, pp. 383-414.

16.J.W.R.Whitehand,"Urban rent theory, time series and morphogenesis: an example of eclecticism in

geographical research", Area, vol 4, 1972, pp. 215-22.

17. J.W.R.Whitehand, "Building cycles and the spatial pattern of urban growth", Transactions. Institute of

British Geographers, vol 56, 1972, pp. 39-55.

18. En este mismo sentido G. Gordon proponía una síntesis entre las propuestas de Whitehand, de corte más

estructural, con las de Ward y Vance, de atención al papel de agentes urbanos e instituciones. Vid. G. Gordon,

"The historico-geographical explanation of urban morphology. A discussion of some Scottish evidence",

Scottish Geographical Magazine, vol. 97, 1981, pp.16-26.

19. J. D. Fellman, "Pre-building growth patterns of Chicago", Annals of the Association of American

Geographers, vol. 47, 1957, pp.59-82.

20.D. Ward, "The pre-urban cadaster and the urban pattern of Leeds", Annals of the Association of American

Geographers, vol. 52, 1962, pp.150-66.

21.R.J. Johnston, "An outline of the development of Melbourne's street patterm", Australian Geographer, vol.

10, 1968, pp. 453-65.

22. F. Boudon "Tissu urbain et architecture: l'analyse parcellaire comme bas de l'histoire architecturale",

Annales. Economies, Sociétés, Civilisations, vol. 30, 1975, pp. 773-818.

Page 36: Museos... Vilagrasa

23. M.R.G. Conzen, op. cit. nota 15.

24. J.W.R. Whitehand, "The changing urban landscape: the case of London's high class residential fringe,",

Geographical Journal, vol. 154, 1988, pp. 351-66; A.N. Jones, P.N. Booth, P.J. Larkham, N.D. Pompa, J.W.R.

Whitehand, The management of planned residential landscapes, Birmingham, School of Geography,

University of Birmingham, Working Paper nº 43, 1988.

25. H. Carter ( 1981 ), El estudio de la Geografía urbana, Madrid, I.E.A.L., 1983, p. 202.

26.H.Hassinger, op. cit. nota 3; W.D. Jones, "Field mapping of residential areas in metropolitan Chicago",

Annals of the Association of American Geographers, vol . 21, 1931, pp. 207-14.

27. F.Kniffen, op. cit. nota 5.

28. Por ejemplo, J.E.Rickert,"Home facades of the Northeastern United States: a tool of geographical

analysis", Annals of the Association of American Geographers, vol. 57, 1967, pp. 211-38; S.Openshaw, A

Theory of the morphological and functional development of the townscape in an historical context, Newcastle

Upon Tyne, University of Newcastle, Department of Geography, Seminar Paper nº 24, 1973; R Bastian,

"Architecture and class segregation in late Nineteenth Century Terre Haute, Indiana", Geographical Review,

Vol. 65, 1975, pp. 166-79.

29. R J.Salomon, "Procedures in townscape analysis", Annals of the Association of American Geographers,

vol. 56, 1966, pp. 254-68.

30. J. Gottmann,"Why the skycraper?", Geographical Review, vol. 56, 1966, pp. 190-212.

31.W.K.D. Davis, "The morphology of central places: a case study", Annals of the Association of American

Geographers, vol. 58, 1968, pp. 91-110.

32. J.W.R. Whitehand, "The basis for an historico-geographical theory of urban form", Transactions. Institute

of British Geographers, New series, vol 2, 1977, 400-16.

33. G. Gordon, op. cit. nota 18.

34. Vid. por ejemplo, J.W.R. Whitehand, "Land use structure, built form and agents of change" en

R.L.Davies&A.G. Champion, eds., The future for city centre, Londres, Academic Press, Institute of British

Geographers, Special Publication nº14, 1983, pp. 41-59; J.W.R. Whitehandw,"Renewing the local CBD: more

hands at work than you thought?", Area, vol 15, 1983, pp. 323-26; J.W.R. Whitehand, Rebuilding towns

centres: developers, architects and styles, Birmingham, University of Birmingham, Department of Geography,

1984.

35. Ian Bentley, Bureaucratic patronage and local urban form, Oxford, Joint Centre for Urban Design, Oxford

Polytechnic, Research Note nº15, 1983; G. Gunter & D.W. Holdsworth, "Corporate capitalism and the

emergence of the high-rise office building", Urban Geography, vol. 8, 1987, pp.212-31.

36. M.R.G. Conzen, "Geography and townscape conservation", in Anglo-German Symposium in applied

geography, Giessen-Wurzburg-Munchen, 1973. Giessener Geographische Schriffen, 1975, reproducido en J

.W. R. Whitehand, ed., The Urban Landscape: historical development and management: papers by M.R.G.

Conzen, Londres, Academic Press, Institute of British Geographers, Special publication nº 13,1981, pp.75-86.

37. Este esquema ha sido utilizado en la Tesis Doctoral de P.J.Larkham, Conservation,planning and

morphology in West Midlands conservation areas, 1968-1984. Birmingham,. Department of Geography,

University of Birmingham, 1986, inédita. Un amplio resumen de su trabajo es P.J. Larkham, Aesthetic

Page 37: Museos... Vilagrasa

control, architectural styles andtownscape change, Birmingham, University of Birmingham, Department of

Geography, Occasional Publication nº 25, 1988.

38. vid. P.J.Larkham & J.W.R. Whitehand, "La morfologia urbana i la planificació dels paisatges urbans

històrics a Gran Bretanya" en Història urbana i intervenció en el centre històric, Barcelona, Institut

Cartogràfic de Catalunya, 1989, pp. 217-238.

39.I. de Solà-Morales, "Del contraste a la analogía. Transformaciones en la concepción de la intervención

arquitectónica" en Història urbana i intervenció en el centre historic, 1989, op. cit. nota 38, pp. 21-34.

40. H. Carter (1981), El estudio..., op. cit. nota 25, p.201.

41. M.P.Conzen (1978), op. cit., nota 1.

42. Las dos obras de Lynch más representativas en el sentido del texto son, desde mi punto de vista, What

time is this place?, Cambridge, Mass., M.I.T. Press, 1972 (traducción castellana, ¿De qué tiempo es este

lugar?, Barcelona, Gustavo Gili, 1975) y Managing the sense of a region, Cambridge, Mass., M.I.T. Press,

1976.

43. E.T. Price, "Viterbo: landscape of an Italian city", Annals of the Association of American Geographers,

vol. 54,1964, pp. 242-75.

44. D. Lowenthal, The past is a foreign country, 1985, op. cit. nota 7. Muchas de las ideas del libro aquí

utilizadas están ya de forma embrionaria en D.Lowenthal, "Age and artefact. Dilemmas of apreciation" en

D.W. Meinig, ed., The interpretation of ordinary landscapes, NuevaYork, Oxford University Press, 1976,

pp.103-28.

45. vid. nota 36.

46. E.Relph, The modern urban landscape, Londres, Croom Helm, 1987.

47. Vease, por ejemplo, dos historias de la arquitectura moderna de reconocido valor y ampliamente

utilizadas, la de Giedion y la de Frampton. La primera, dedica, al final del libro dos capítulos a la

"urbanística" una vez realizado el análisis arquitectónico. La de Frampton, se limita a una introducción -

valiosa, por otra parte- sobre los condicionantes sociales, culturales y tecnológicos que dan lugar a la

arquitectura moderna: S. Giedion (1960), Espacio, tiempo y arquitectura, Madrid, Dossat, 1982 (sobre la

segunda edición italiana de 1960); K. Frampton ( 1980), Historia crítica de la arquitectura moderna,

Barcelona, Gustavo Gili, 1981 ) .

48. P. Pinchemel, G. Pinchemel, "Geographers and the city. A contribution to the history of Urban Geography

in France" en J. Hatten, ed., The expanding city: Essays inHonour of Jean Gottman, Londres, Academic

Press, 1983, pp.294-318.

49. D. Ley, "From urban structure to urban landscape", Urban Geography, vol 9, nº 1, 1988, pp. 98-105; P. L.

Knox, "The social production of the built environment. Architects, architecture and the Post-Modern city",

Progress in Human Geography, vol. 11, nº 3, 1987, pp. 354-77; B. Goodey; J.R. Gold, "Environmental

perception: the relations with urban design", Progress in Human Geography, vol. 11, nº 1, 1987, pp. 126-133.

50. C.Carreras i Verdaguer,"Ciudades y Geografía urbana en España desde 1950" , en III Coloquio Ibérico de

Geografía (Barcelona, 27 septiembre -2 octubre, 1983). Acta, Ponencias y Comunicaciones, Barcelona,

Universidad de Barcelona, 1984, p. 256.

Page 38: Museos... Vilagrasa

51. Vid. por ejemplo, C. Carreras, op. cit. nota 50 y R. Mas Hernández, "Sobre la geografía urbana en

España" en Història urbana i intervenció en el centre històric, 1989, op. cit. nota 38, pp. 163-86.

52. J. Bosque Maurel, Geografía Urbana de Granada, Zaragoza, C.S.I.C., 1962 (reedición facsímil por la

Universidad de Granada en 1988).

53. J. García Fernández, Crecimiento y estructura urbana de Valladolid, Barcelona, Los Libros de la

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54.R. Blanchard, "Un mètode de Geografia urbana", Butlletí del Centre Excursionista de Catalunya, nº 428,

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55. J. Gavira, "La Geografía de la ciudad" , Estudios Geográficos, vol.1, pp.119-68 + 8 láminas.

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1946; M. de Terán Alvarez, "Calatayud, Daroca y Albarracín. Notas de Geografía urbana", Estudios

Geográficos, nº 6, 1942, pp. 163-202; M. de Terán Alvarez, "Sigüenza, estudio de Geografía urbana", nº 25,

1946, pp. 633-66.

57. P. Pinchemel; G. Pinchemel ( 1983), op. cit. nota 48.

58. J. Bosque (1962), op. cit. nota 52.

59. M. de Terán, "Dos calles madrileñas: las de Alcalá y Toledo", Estudios Geográficos, nº 84-85, 1961, pp.

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61. R. Mas Hernández, "El plano parcelario del sector nordeste del ensanche de Madrid", Ciudad y Territorio,

nº 2/1978, pp. 25-48 y "Tipos de vivienda en el Ensanche Nordeste de Madrid", Estudios Geográficos, nº 152,

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62. H. Capel, Capitalismo y morfología urbana en España, Barcelona, Los Libros de la Frontera, 1975.

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64. M. Folin (1972,1974), La ciudad del capital y otros escritos, Barcelona, Gustavo Gili,1976; B. Secchi,

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66. J.L. Gómez Ordoñez & M. de Solà-Morales, "Crecimiento urbano como inversión en capital fijo. El caso

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Un planteamiento hipotético", Ciudad y Territorio, nº 68, 1986, pp.33-52.

67. J.W. R. Whitehand, op. cit. notas 16 y 17.

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68. M.Barke, "Morphogenesis, fringe-belts and urban size: an exploratory essay" y J.Vilagrasa, "The fringe-

belt concept in a Spanish context: the case of Lleida", ambos en T. Slater, ed., The built form of Western

cities, Leicester, Leicester University Press, 1990, pp. 279-99 y 300-18.

69. Ma.A.Alió, Projectes y realitat d'un procés urbà decimonònic, Vilafranca del Penedes 1865-1939,

Barcelona, Universidad de Barcelona,1986.

70. MªR. Alonso, Mª V. Bonino, "La evolución de las licencias de obras en el centro histórico de Santiago de

Compostela", X Congreso Nacional de Geografía (28 septiembre-30ctubre de 1987), Zaragoza, A.G.E., 1987,

pp.471-82; S.Tomé, "Oviedo: un centro histórico en transformación", Ciudad y Territorio, nº 88-4, 1988,

pp.23-36; J. Vilagrasa, Agentes sociales y paisaje urbano. Una aproximación morfológica a la evolución

reciente de centros urbanos históricos y comerciales, Memoria de Investigación presentada para acceder a la

Cátedra de Geografía Humana en el Estudi General de Lleida (Universidad de Barcelona), 1990, 2 vols.,

inédita.

71. Ver, por ejemplo, P.J. Larkham, M. Freeman, "Twentieth-Century British comercial architecture", Journal

of Cultural Geography, vol .9,1, 1988, pp.1 -16.

72. M. de Solà-Morales, " La urbanización marginal y la formación de plusvalía del suelo", Papers. Revista de

Sociologia, nº3, pp. 365-80.

73. J.M.Ureña, op. cit. nota 66; M.Tarragó, "¿Cambio de signo en la política urbana?. Reflexiones sobre la

influencia de la crisis económica sobre el urbanismo actual" en A. Bonet, ed., Urbanismo e historia urbana en

el mundo hispánico, Madrid, Universidad Complutense, 1985, vol. I, 139-46.

74. J.Vilagrasa, "La promoció immobiliària a Lleida (1940-1980)" y Grup d'Estudis Urbans, "Promoció

immobiliària i característiques de l'edificació en les petites ciutats de l'entorn de Lleida: Alcarràs, Les Borges

Blanques i Mollerussa" ambos en Les ciutats petites i mitjanes a Catalunya. Evolució recent i problemàtica

actual, Barcelona, Institut Cartogràfic de Catalunya, 1987, pp. 497-508 y 433-458; T.Cortizo (1984), León.

Propiedad y producción del suelo, Oviedo, Universidad de Oviedo.

75. J.Vilagrasa, "La promoción inmobiliaria. Aproximación a su estudio", Jornadas de Geografía y

Urbanismo (Salamanca, 13, 14, 15, de Diciembre de 1984), Salamanca, Junta de Castilla y León, 1986, 155-

66.

76. Ver, en este sentido, Mª A.Alió, op. cit. nota 69; M.Larrosa, La urbanització de la ciutat industrial.

Sabadell, 1845-1900, Sabadell, Col.legi de Doctors i Llicenciats (Delegació de Sabadell), 1986; J. Oliveras,

La consolidació de la ciutat industrial (Manresa 1871-1900), Manresa, Caixa d'Estalvis de Manresa,1986.

77. J.Vilagrasa, "El cadastre de la propietat rústica en àrees periurbanes i els permisos municipals de

parcel.lació en l'estudi de la propietat i de la promoció immobiliària: Lleida,1960-1980" en Les ciutats petites

i..., 1987, op. cit. nota 74, pp.641 -56.

78. M.Tatjer, "Propiedad inmobiliaria y espacio urbano. Aproximación a su estudio", Revista de la

Universidad Complutense, 1979, vol. XXVI I I, nº 115, pp. 539-655.

79. C.Carreras, op. cit. nota 63, p. 138.

80.La comparación puede establecerse a partir de los trabajos sobre Sants de C. Carreras (op. cit. nota 63), de

J.Vilagrasa sobre Lleida y del Grup d'Estudis Urbans sobre sus núcleos menores (op. cit. nota 72) y sobre

otros núcleos cercanos a la aglomeración de Barcelona: GEOTOP, "Sant Vicenç dels Horts, estudi de les

transformacions recents d'un municipi del Baix Llobregat", Revista Catalana de Geografia, vol V, nº 17,

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1982; A. de Habsburgo, Propiedad y espacio en Castelldefels, Castelldefels, Ayuntamiento y Vicens Vives,

1983.

81. J. Larkham, M. Freeman, op. cit. nota 71.

82.G.Gunter, D.W.Holdsworth, op. cit. nota 35; D.W. Holdsworth, "Morphological transformations in lower

Manhattan, 1898-1920" y P.L.Knox (1990), "The restless urban landscape", ambas comunicaciones orales a la

International Conference on the Urban Landscape (Birmingham, 9 y 10 de julio de 1990), Institute of British

Geographers y Urban Morphology Research Group, 1990.

83.M. Folin, op. cit. nota 64.

84.P. Sicca (1980), Historia del Urbanismo. El siglo XIX, Madrid, I.E.A.L., 1981, vol I, pp. 52 y siguientes.

85. J. Vilagrasa, op. cit. nota 75.

86. M.Tarragó, op. cit. nota 73 y J. Mª Llop, "La actuación en suelo urbano. Una opción táctica del

planeamiento", Ciudad y territorio, nº 59-60, 1984, pp. 157-67.

87. J.Vilagrasa y R. Morell, Etapas de crecimiento y morfologíá urbana de las ciudades medias catalanas entre

1939 y 1988, Investigación en curso de realización financiada por la Dirección General de Investigación

Científica y Técnica (DGICYT) (referencia PS88-0029).

88. F. Choay (1965), El Urbanismo. Utopías y Realidades, Barcelona, Lumen, 1970.

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