revista masónica no. 10

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Page 1: Revista Masónica No. 10

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Page 2: Revista Masónica No. 10

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La revista en papel solo por 5 euros en:

www.masonica.es

Page 3: Revista Masónica No. 10

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Page 4: Revista Masónica No. 10

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CULTURA MASONICA Revista de Francmasonería Nº 10 – Enero 2012

PUBLICA © Editorial masonica.es www.masonica.es

EDITA EntreAcacias, S. L. Apdo. de Correos 32 33010 Oviedo (Asturias) España Teléfono: (+34) 985 79 28 92

DIRECCIONES DE CORREO ELECTRÓNICO Dirección: [email protected] Redacción: [email protected] Información general: [email protected] Pedidos: [email protected] Administración: [email protected] Relaciones con autores: [email protected] Atención al cliente: [email protected] Webmaster: [email protected]

ISSN: 2171-1968 Depósito Legal: SE-6062-2010 © Reservados todos los derechos

IMPRIME Publidisa Impreso en España Cultura Masónica no se adhiere necesaria-mente a las opiniones expresadas por sus colaboradores, de las que ellos son los úni-cos responsables.

Al servicio de la

Francmasonería Universal

CULTURA MASONICA Nº 10 (ENERO 2012)

DIRECTOR

Valentín Díaz EDITOR

Ignacio Méndez-Trelles Díaz CONSEJO EDITORIAL

Amando Hurtado Ilia Galán Iván Herrera Michel Javier Otaola Joan-Francesc Pont Joaquim Villalta COLABORADORES DE ESTE NÚMERO

Jordi Farrerons i Farré José Luis Cobos Ricardo Serna Santiago Castellà i Surribas Amando Hurtado Ignacio Méndez-Trelles Díaz Ilia Galán Iván Herrera Michel Javier Otaola

Page 5: Revista Masónica No. 10

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SUMARIO

Año III / Nº 10 / Enero 2012

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Cuadro de colaboradores

9 A modo de introducción VALENTÍN DÍAZ

13 Nuevas tecnologías y Francmasonería: breve panorama

JORDI FARRERONS

20 Del Manuscrito Cooke al e-Book

IGNACIO MENDEZ-TRELLES DIAZ

47 Ciencias, técnicas y masonería AMANDO HURTADO

57 De la vieja costumbre de la masonería de ir al compás de los

tiempos Iván Herrera

62 Bioética y moral laica VIII ASAMBLEA DEL GRAN ORIENTE DE LA FRANCMASONERÍA MIXTA UNIVERSAL (GOFMU)

67 Masonería y nuevas tecnologías: TIEMPO PARA UN DEBATE RESPONDEN 8 MAESTROS MASONES

115 Catálogo editorial de MASONICA.ES

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CUADRO DE COLABORADORES DEL PRESENTE NÚMERO

(por orden alfabético)

Santiago CASTELLÀ I SURRIBAS

Maestro Masón de la Logia Llum i Llibertat nº 69 (GLSE), al Oriente del Camp de Tarra-gona. Ha sido Gran Maestro Adjunto de la Gran Logia Simbólica Española y Venerable Maestro de la Logia de Estudios Theorema. Presidente del Moviment Laic i Progressis-ta. Profesor Titular de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Rovira i Virgili, de la que ha sido Deca-no, y Vicerector.

José Luis COBOS

Maestro Masón de la Gran Logia Simbólica Española (GLSE). Grado 33. Cofundador de la Logia de Estudios Theorema y de la Logia Obreros de Hiram nº 29, al Oriente de Se-villa, de la que ha sido Venerable Maestro y en la que continúa afiliado. Fue Gran Ora-dor de la GLSE. Directivo empresarial, actualmente jubilado.

Valentín DÍAZ

Maestro Masón de la Logia Manuel Iradier nº 26, al Oriente de Vitoria-Gasteiz (GLSE). Secretario de la Logia de Estudios Theorema. Coautor (con Javier Otaola) de La Maso-nería en persona(s). Periodista. Ex corresponsal de TVE en diversos países. Director de Cultura Masónica.

Jordi FARRERONS I FARRÉ

Gran Maestre de la Gran Logia Simbólica Española (2006-2012).

Ilia GALÁN

Maestro Masón de la Gran Logia de España (GLE). Profesor titular de Estética de la Universidad Carlos III de Madrid. Profesor invitado de las Universidades de Oxford, Harvard, La Sorbona y Nueva York. Autor de una veintena de libros de poesía, ensayo y narrativa. Director de la revista Conde de Aranda. Miembro del Consejo Editorial de Cultura Masónica.

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Iván HERRERA MICHEL

Presidente de la Federación Americana de Supremos Consejos del Rito Escocés. Anti-guo y Aceptado. Grado 33. Miembro del Supremo Consejo OMEGA del R.·. E.·. A.·. A.·. para Colombia. V Orden del Rito Francés. Canciller de la Federación Colombiana de Logias Masónicas. Autor de libros como Historia de la Masonería y El Escocismo masó-nico. Miembro del Consejo Editorial de Cultura Masónica.

Amando HURTADO

Autor de libros como Por qué soy masón, Nosotros los masones y Respuesta Masónica que le han convertido en uno de los ensayistas masónicos de referencia en España. Maestro Masón Grado 33. Fundador, entre otras, de la Logia madrileña Génesis, a la que continúa afiliado. Miembro del Consejo Editorial de Cultura Masónica.

Ignacio MÉNDEZ-TRELLES DÍAZ

Editor, traductor y autor de varias obras de diferentes temáticas: ensayo literario, dic-cionarios, gastronomía, narrativa histórica, masonería, destacando en este campo el Libro de estilo masónico y Textos Fundamentales de la Masonería. Presidente del Triángulo Augusto Barcia (GLSE) y Primer Vigilante de la Logia de Estudios Theorema.

Javier OTAOLA

Abogado y escritor. Síndico (Defensor del Ciudadano) de la ciudad de Vitoria-Gasteiz. Grado 33. Ha sido Gran Maestre de la Gran Logia Simbólica Española (1997-2000) y Presidente de CLIPSAS. Fundador de la Logia Manuel Iradier, a la que continúa afiliado, y de la Logia de Estudios Theorema. Autor de varios libros (La metáfora masónica y Masonería y Hermenéutica, entre otros). Miembro del Consejo Editorial de Cultura Masónica.

Ricardo SERNA

Doctor en Filosofía y Letras, Diplomado en Estudios Avanzados de Literatura Española, es miembro del prestigioso Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (Universidad de Zaragoza), así como de la Asociación Aragonesa de Escritores. Escritor y crítico literario, ha publicado varios libros de narrativa, poesía y ensayo.

Page 9: Revista Masónica No. 10

a modo de

introducción

ESTE NÚMERO DE CULTURA MASÓNICA LO HE PREPARADO MATERIALMENTE DESDE MI CASA, COMO ES DE SUPONER. SE LO PUEDEN IMAGI-NAR FÁCILMENTE: SENTADO FRENTE AL ORDE-NADOR, INTERCAMBIANDO E-MAILS CON EL EDITOR, CON LOS MIEMBROS DEL CONSEJO EDI-TORIAL Y CON LOS COLABORADORES; LEYENDO LOS TEXTOS DE LOS DIVERSOS TRABAJOS EN LA PANTALLA Y EDITÁNDOLOS A CONTINUACIÓN PARA LUEGO ARCHIVARLOS EN LA CARPETA DE DOCUMENTOS DE MI PC Y EN UN LLAVERO DE MEMORIA USB. Y COMO NO ME FALTAN MANÍAS, POR SEGURI-DAD LO GUARDO TAM-BIÉN EN UN CD.

VALENTÍN DÍAZ

i no existieran el ordenador e internet, la cosa sería muchísimo más complicada.

El editor, Ignacio Méndez-Trelles, reside en Asturias. Los miembros del Consejo Editorial viven en

ciudades diferentes. Joan-Francesc Pont y Joaquim Villalta en Barcelona, Amando Hurtado en Segovia, Iván Herrera en Co-lombia, Ilia Galán en Madrid, Ja-vier Otaola en Vitoria. Ricardo

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A MODO DE INTRODUCCIÓN

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Serna y José Luis Cobos, dos co-laboradores habituales, viven, respectivamente, en Zaragoza y Sevilla. Y yo estoy en un pueblo de Navarra, que alterno con dila-tadas estancias en Francia.

En fin, sin el correo electrónico nuestra labor sería infinitamente más penosa y limitada, sin todo el potencial que representa una comunicación casi inmediata, prácticamente ilimitada, que permite además el envío de tex-tos e imágenes, el trabajo sobre esos materiales y el diseño y edi-ción completa de la revista. ¿Cuánto tardaríamos en hacer todo eso mediante el teléfono y los envíos postales? ¿Cuánto nos costaría, en tiempo, esfuerzos y dinero ¿Cómo recibiría yo las pruebas de la revista y las devol-vería a su vez corregidas al edi-tor?

En realidad, sin el avance que ha supuesto la informática y la transmisión digital de datos, ni siquiera existiría no ya Cultura Masónica, sino la propia editorial MASONICA.ES, tal y como la ha concebido y configurado su fun-dador y propietario, Ignacio Méndez-Trelles Díaz. La informá-tica, el mundo digital, forma par-te inseparable ya de nuestras vi-das.

En los últimos treinta años el mundo se ha transformado acele-radamente. Lo que ahora ya es

cotidiano, no hace mucho tiempo era todavía ficción. Muchos po-demos recordar aún como se in-dicaban a mano en una lista me-canografiada los pasajeros que formalizaban su embarque en los aeropuertos; y también nos acor-damos de las cajas registradoras en los establecimientos públicos y de los equipos en los hospitales, que hoy parecen rudimentarios frente a los modernos “escáne-res” y maquinas de control. O los equipos de análisis clínicos, o los utilizados en los laboratorios de investigación. O los satélites que sirven para el desarrollo medio-ambiental, la predicción meteo-rológica, los intercambios de TV y las operaciones militares.

Hay programas para casi todo. Desde los que utilizan los arqui-tectos para diseñar y trazar todos los planos y estudios de un edifi-cio hasta los que usa un cirujano para intervenir quirúrgicamente mediante un catéter frente a pantallas que recuerdan a las de las naves espaciales de las pelícu-las.

El impresionante desarrollo tecnológico ayuda, naturalmente, al desarrollo científico, cambia costumbres, modelos de activi-dades económicas, formas de participación política y social, nuestros sistemas de salud y educación; representa, en defini-tiva, una transformación cultural.

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A MODO DE INTRODUCCIÓN

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Une y separa. Clarifica y confun-de.

Barack Obama puede ver en tiempo real y en un despacho, a comandos especiales del ejército asaltando el refugio ultrasecreto en Pakistán de Bin Laden. Pode-mos grabar en vídeo momentos de fiesta familiar con un teléfono portátil y mandárselo a continua-ción a un primo que está en un pueblo de la Patagonia o en Es-tambul.

Cámaras de vídeo insta-ladas en nuestras ciu-dades pueden identi-ficar entre miles de personas a delincuen-tes (o perseguidos políticos de las dicta-duras) cuyos datos fa-ciales han sido previa-mente almacenados en un pro-grama con dispositivos de memo-ria.

Bancos y empresas pueden hacer un seguimiento diario de nuestros movimientos a través de la tarjeta de crédito que utiliza-mos; y pueden cruzar datos para saber nuestras preferencias y ofrecernos en las webs que visi-tamos los productos que hipoté-ticamente pueden interesarnos. Y nuestras conversaciones telefóni-cas, e incluso las cara a cara, pueden ser fácilmente intercep-tadas y descifradas.

Las nuevas tecnologías sirven para todo, para lo bueno, lo exce-lente, lo malo y lo peor.

Si alguien se interesa por la Masonería, es casi seguro que navegará por Internet para in-formarse, y si entra en un busca-dor como Google puede pasarse media vida mirando los miles de páginas webs con las que puede contactar. Si teclea “Logias masónicas en Dondesea” tendrá rápidamente una o varias webs

que le informarán sobre las logias en esa loca-lidad (Dondesea) que ha demandado. Puede descargarse gratui-tamente en formato PDF todos los núme-ros aparecidos de Cultura Masónica. Y

puede comprarse un mandil o cualquier arreo a través de las páginas de regalía masónica.

Este mundo de nuevas tecno-logías es el que vivimos y en el que hacemos Masonería. De todo lo que supone ya, y de lo que puede representar en el futuro, no podemos dejar de reflexionar y debatir o nos quedaremos ori-llados en las cunetas de la histo-ria. Los masones somos plena-mente conscientes. Hace tiempo que forma parte de nuestras re-flexiones y preocupaciones.

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A MODO DE INTRODUCCIÓN

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El coloquio anual del año 2009 de CLIPSAS, la Internacional de la Masonería Liberal y Adogmática, ya tuvo como debate a las Nue-vas Tecnologías. Reproducimos en este número la intervención en ese foro del Gran Maestro de la GLSE. Otros foros masónicos han abordado el tema, que es un debate abierto y de actualidad.

Bajo el rótulo de “Nuevas Tec-nologías” nos referimos habi-tualmente, y con un sentido re-duccionista, a las Nuevas Tecno-logías de la Información y la Co-municación, que son la de ámbito más general. Pero el mundo ma-crotecnológico, que diría Amando Hurtado, nos invita también a se-

guir reflexionando sobre el senti-do de la Ciencia y abarca campos de gran interés para los masones. Como el de la Bioética, que bien se merece un número entero de Cultura Masónica, y al que hace-mos referencia en esta entrega de nuestra revista.

De momento nos hemos aproximado, no sin las dificulta-des inherentes al tema, a estas tecnologías de la información que forman parte de la vida cotidiana de los ciudadanos de todo el pla-neta en este siglo XXI, y también de nuestro universo masóni-coÅ.

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NUEVAS TECNOLOGÍAS

Y FRANCMASONERÍA:

BREVE PANORAMA

EL GRAN MAESTRO DE LA GRAN LOGIA SIMBÓLICA ESPAÑOLA (GLSE) EXPONE AQUÍ SU VISIÓN DEL PA-PEL DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA INFOR-MACIÓN Y LA COMUNICACIÓN EN EL UNIVERSO MASÓNICO, PONIENDO DE RELIEVE LOS FUNDA-MENTOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y POLÍTICOS QUE HAN IDO CIMENTANDO EL DESARROLLO DE ESAS NUEVAS TECNOLOGÍAS, Y EN CONCRETO, DE IN-TERNET.

ESTE ARTÍCULO FUE LA CONTRIBUCIÓN DE SU AU-TOR, EN TANTO QUE GRAN MAESTRO DE LA GLSE, AL COLOQUIO ANUAL DE CLIPSAS(*) CELEBRADO EN 2009 EN BUCAREST (RUMANÍA) CUYO TEMA DE DEBATE FUE CÓMO UTILIZAR LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS PARA LA DIFUSIÓN DE LOS PRINCIPIOS MASÓ-NICOS EN EL MUNDO PROFANO.

JORDI FARRERONS I FARRÉ

i hubiera que definir la actual sociedad de la información (socie-dad que, no olvidemos, engloba de manera casi exclusiva los paí-ses del mundo industrializado) habría que concluir que, como re-

zaba la canción, «el futuro ya está aquí».

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NUEVAS TECNOLOGÍAS Y FRANCMASONERÍA: BREVE PANORAMA

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Internet, la Red de Redes, ha supuesto la más grande revolución tec-nológica desde, seguramente, la primera emisión televisiva. La compa-ración es muy adecuada porque, como veremos, ambos inventos re-configuraron el mundo, y porque ambos inventos coexisten con mucha dificultad debido a que plantean paradigmas completamente diferen-tes.

1. LA REVOLUCIÓN NO SERÁ TELEVISADA… SERÁ EN INTERNET Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, y su sangrante peaje de más de 60 millones de muertos, las potencias mundiales occidentales (y, en cierta medida, también las soviéticas) decidieron crear una «clase me-dia» que atenuara los conflictos sociales y que, a la vez, sustentara una economía basada en el consumo. Nacía así el capitalismo moderno a cuya enésima transformación nos estamos enfrentando hoy.

Un capitalismo definido, en primer lugar, como sociedad de consu-mo y, en segundo lugar, como sociedad de masas, necesitaba una herramienta de marketing global y masiva, y la naciente televisión cumplía a la perfección con este papel. La TV, de hecho, ha cumplido con este papel durante medio siglo de manera hegemónica y casi ex-cluyente, relegando a otros medios (radio, prensa escrita…) a meros comparsas de menor peso. Durante los años 80 del pasado siglo se acuñó la frase «si no sale en la TV, no existe».

En sus continuos vaivenes, el capitalismo moderno ha mutado hacia una sociedad de masas llevada al extremo: la enorme clase media, pe-se a un empobrecimiento generalizado que comienza con la asunción, en los años 80, de los postulados neoliberales de la Escuela de Chica-

go, comienza a asumir de manera masiva la «democratización de los medios» gracias a una herramienta creada, en los

años 60, al margen de todo marketing o decisión polí-tica, en el Massachussets Institute of Techno-logy: Internet.

Internet es hija de la Guerra Fría. Ante la posibilidad de un ataque nuclear, los EEUU buscaban una manera

de evitar la pérdida de sus datos fiscales y gubernamentales. Internet

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NUEVAS TECNOLOGÍAS Y FRANCMASONERÍA: BREVE PANORAMA

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fue la solución: los datos no eran físi-cos, sino bits de información circulan-do por una red de grandes ordenado-res gubernamentales, académicos y militares. Era, pues, imposible acabar con ellos.

Sin embargo, Internet comenzó a crecer a un ritmo exponencial tras la creación, en 1983, del protocolo TCP/IP, y, sobre todo, a partir de la creación del lenguaje de marcado HTML, en 1990, por parte del equipo de Tim Berners-Lee, en el CERN de Gi-nebra.

Las posibilidades que abrían los nue-vos lenguajes de programación y los nuevos protocolos eran casi ilimi-tadas: páginas web, directorios de archivos, foros, correo electrónico, intercambio de datos, boletines… Ante todo, Internet era participativa, rompiendo con la relación unívoca de la TV en la que el espectador es un ente pasivo: de repente, todo el mundo podía emitir sus mensajes en igualdad de oportunidades.

La entrada masiva de capital a partir de mediados de los años 90 (la famosa «burbuja de las puntocom») no hizo sino demorar la revolu-ción pendiente y, de paso, evidenciar que los criterios empresariales se habían quedado completamente desfasados y anticuados ante algo tremendamente nuevo y complejo: las empresas entraron en Internet como un elefante en una cacharrería, de manera salvaje, torpe, codi-ciosa y estúpida, y acabaron como era de prever: abandonando el bar-co al darse cuenta de que no conseguirían nunca dirigirlo.

La revolución definitiva llega con la llamada «Internet 2.0», una nue-va matriz de pensamiento en el mundo digital en la cual la base de to-do planteamiento web es la participación masiva y continua: en efec-to, Internet vuelve a sus inicios, pero con una tecnología mil veces más potente. El efecto inmediato de la Internet 2.0 son las llamadas Redes Sociales, cuyos exponentes más conocidos (Facebook, Tweeter, MyS-pace…) están modificando, incluso, los hábitos vitales del mundo in-dustrializado.

Internet es hija de la Guerra Fría. Ante la posibilidad de un ataque nuclear, los EEUU buscaban una manera de evitar la pérdida de sus datos fiscales y gubernamentales. Internet fue la solución: los datos no eran físicos, sino bits de información circulan-do por una red de grandes ordenadores gubernamenta-les, académicos y militares. Era, pues, imposible acabar con ellos.

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NUEVAS TECNOLOGÍAS Y FRANCMASONERÍA: BREVE PANORAMA

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2. FRANCMASONERÍA E INTERNET: EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS

Sin duda, este panorama de interconexión continua que es la actual Internet da al traste (o, al menos, modifica sustancialmente) algunos de los conceptos tradicionales de privacidad, discreción y anonimato. Si en la antigua Internet se hizo habitual la suplantación de personali-dades, en la Internet 2.0 es casi imposible, pues el cruce de datos es tal que se puede saber quién es quién en pocos segundos: es por eso que, en las modernas redes sociales, los internautas se identifican con nombres y apellidos.

En este paradigma, es normal que la Masonería (o, mejor dicho, sus miembros) puedan verse intimidados. Al fin y al cabo la Masonería es una sociedad que tradicionalmente busca la discreción, exactamente aquello que la nueva Internet amenaza con más claridad. Sin embargo, con las precauciones adecuadas y un conocimiento profundo del fun-cionamiento de las Redes Sociales, la Masonería puede beneficiarse enormemente de ellas, en más de un sentido.

Cuando se habla de Internet, el profano digital suele pensar en pági-nas web. Sin embargo, Internet es un universo mucho más amplio y lleno de aplicaciones y posibilidades. Hace ya algún tiempo que todos nosotros utilizamos algunas.

Hoy en día a cualquiera que ocupe el sitial de Secretario Guarda Se-llos le extrañará encontrarse con un Hermano que no disponga de co-rreo electrónico o e-mail. Rara será también la Logia, Gran Oriente, Obediencia o cuerpo Masónico que no disponga de, por lo menos, una sencilla página web en la que hacer pública su existencia y filosofía.

Estas dos herramientas básicas, pertenecientes a la primera Internet, son, sin embargo, infrautilizadas o directamente mal aplicadas en la mayor parte de casos. No es infrecuente ver páginas web con una na-

vegación caótica, contenidos calcados a otras, visualmente po-bres o directamente anticuadas. Tampoco es infrecuente el

uso desorganizado del correo electrónico, las listas abier-tas de remitentes, la escasa actualización de listas de

miembros…

Si ni siquiera hemos comprendido bien los alcan-ces de la Internet primitiva, ¿cómo

esperamos dar el salto a

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NUEVAS TECNOLOGÍAS Y FRANCMASONERÍA: BREVE PANORAMA

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¿Damos una imagen y un men-saje unívoco, claro, sencillo y ac-tual? ¿Sabemos posicionar nues-tras páginas en los buscadores para que aparezcan en la prime-ra página de los resultados?

las nuevas Redes Sociales para nuestro provecho?

Para un uso consecuente de Internet y sus aplicaciones hemos de progresar en conocimiento técnico, pero también en conceptos clave de toda página web. Hemos de comenzar a encargar nuestras páginas a personal competente, se trate o no de Hermanos y hemos de unifi-car estrategias no sólo dentro de una misma Obediencia, sino dentro de grupos más amplios. ¿Sabemos, por ejemplo, que un mismo diseño de página web, en-cargado por varias Logias sale mu-cho más barato, y que da una ima-gen corporativa, seria y ordenada de la Obediencia?

¿Somos capaces de unificar imá-genes, colores, tipos de letra y nave-gación sin comprometer la libre sobe-ranía de cada Logia a la hora de verter sus propios contenidos? ¿Tenemos la idea clara de cómo nos ve un profano que busca in-formación? ¿Damos una imagen y un mensaje unívoco, claro, sencillo y actual? ¿Sabemos posicionar nuestras páginas en los buscadores para que aparezcan en la primera página de los resultados?

Con respecto al uso interno de herramientas, debemos superar el ni-vel epidérmico que supone el e-mail. Es bien cierto que es una herra-mienta poderosísima, pero no es menos cierto que también podemos utilizar, para abaratar costes, telefonía por Internet, conferencias on-line para la toma de decisiones rápidas (aquellas que no precisan de una reunión formal) a varias bandas e incluso foros privados para de-batir y/o exponer temas de orden administrativo. Mantener servidores FTP desde los que los distintos Hermanos puedan descargarse calen-darios y otros documentos es una forma un tanto más avanzada pero factible de emplear la Red.

Y todo esto forma parte de la Internet «primitiva». Veamos ahora qué son las Redes Sociales y cómo podría la Masonería emplearlas con provecho.

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NUEVAS TECNOLOGÍAS Y FRANCMASONERÍA: BREVE PANORAMA

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3. QUIEN NO TIENE FACEBOOK, NO EXISTE No es así, evidentemente. Pero es un ejemplo perfecto para

comparar con la frase histórica según la cual sólo existía lo que aparecía por TV. Las Redes Sociales están impulsan-do cambios profundos en la vida de muchas personas: reencuentros con compañeros de colegio tras decenas de años, contacto cotidiano con personas a miles de kilómetros de distancia, creación de clubes por afinida-

des y, en el caso de las nuevas generaciones, el completo abandono de la TV (a la que ven anticuada, aburrida y que no re-

fleja su realidad inmediata).

Así pues, el antiguo paradigma comunicativo unidireccional de la TV (y demás medios, como radio y prensa) está dando paso a un nuevo mundo de emisores y receptores múltiples, con más o menos cosas que decir, y en el cual se harán necesarias nuevas formas de prioriza-ción y categorización de contenidos.

Estas Redes Sociales que forman parte de la mal llamada «Internet 2.0» han sido denunciadas por suponer, en muchos casos, una pérdida de intimidad y privacidad. Sin embargo, estas críticas vienen de los medios «amenazados» y olvidan un aspecto básico de estas Redes: que en todas ellas se puede restringir el acceso a la información que deseamos de varias maneras, y que la pérdida de privacidad se da sólo por propia voluntad o por ignorancia tecnológica.

La Francmasonería, que técnicamente no es sino un colectivo de asociaciones ciudadanas conectadas y/o federadas, puede beneficiarse de estas nuevas Redes Sociales de la misma manera que un ciudadano: cada Logia puede hacerse presente en alguna de las Redes Sociales mayoritarias y elegir si sus miembros son visibles o no, y si, por otra parte, la pertenencia pública a la Logia puede restringirse también en el perfil de cada miembro.

Mediante la presencia en las Redes Sociales la Masonería puede ex-poner su existencia, difundir mensajes a Hermanos y a profanos, apo-yar y hacer frente común con determinadas causas, trabar conoci-miento con Hermanos y Logias similares, mantener un calendario de fácil acceso y un sinfín más de posibilidades, sin comprometer su prin-cipio de no hacer proselitismo (principio sistemáticamente violado, to-do sea dicho, en países de tradición masónica dogmática).

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NUEVAS TECNOLOGÍAS Y FRANCMASONERÍA: BREVE PANORAMA

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A la vez, la responsabilidad que recae sobre nosotros es la de estu-diar las Redes Sociales y articularlas en nuestro beneficio sin compro-meter la privacidad de aquellos Hermanos que no deseen ser identificados como tales, y respe-tando la soberanía de cada Logia, principio básico de nuestra insti-tución.

4. CONCLUSIONES Al igual que cuando hablábamos de las aplicaciones básicas de In-ternet, debemos hacer un esfuer-zo de claridad expositiva también en nuestro eventual acceso a las Redes Sociales. Hemos de pensar en el profano, no sólo en aquél inte-resado en acceder a la Orden, sino también en aquél cuyo interés no pasa de la mera curiosidad, o el que estudia los movimientos sociales y ciudadanos, o aquel que simplemente ha oído hablar de nosotros en alguno de los numerosos libros que nos han mitificado o intentado desprestigiar en los últimos años.

Es nuestro deber, como miembros activos de la sociedad, dar un mensaje y una imagen transparentes, unívocos, claros, de quiénes so-mos y qué proponemos, y sería en nuestro provecho que lo hiciéramos de manera correcta, aprovechando las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías, pero no olvidando nunca que la Masonería es vi-vencial, es decir, que todos estos instrumentos son sólo accesorios, y que la verdadera vida masónica se desarrolla dentro de cada Taller, mediante el Ritual y el libre y fecundo debate de ideas entre sus miembros.Å

________________________

* CLIPSAS (Centre de Liaison et d’Information des Puissances Signataires de l’Appel de Strasbourg) (Centro de Enlace e Información de las Potencias Firmantes del Llama-miento de Estrasburgo). Fundado en 1961 es la mayor organización mundial de Obe-diencias Liberales y Adogmáticas de la Masonería.

El antiguo paradigma co-municativo unidireccional de la TV (y demás medios, como radio y prensa) está dando paso a un nuevo mundo de emisores y re-ceptores múltiples, en el cual se harán necesarias nuevas formas de priori-zación y categorización de contenidos.

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DEL MANUSCRITO

COOKE AL E-BOOK

EN ESTE TRABAJO SE HACE UN DOCUMENTADO Y ATRACTIVO RECORRIDO HISTÓRICO, QUE DE LA MANO DEL EDITOR DE ESTA REVISTA, NOS LLEVA DESDE LOS PRIMEROS INCUNABLES QUE TESTIMONIAN LA MASO-NERÍA OPERATIVA HASTA NUESTROS DÍAS, OFRECIEN-DO LAS CLAVES TÉCNICAS, SOCIALES Y ECONÓMICAS QUE HAN IDO CARACTERIZANDO LOS CAMBIOS QUE SE HAN IDO PRODUCIENDO EN EL MUNDO DE LA IMPRE-SIÓN, EDICIÓN Y DIFUSIÓN DE TEXTOS, Y SU INCIDEN-CIA EN LAS PUBLICACIONES MASÓNICAS.

ES UN ARTÍCULO QUE, ESTAMOS SEGU-ROS, PUEDE SERVIR DE REFERENCIA EN SU ÁMBITO, AYUDÁNDONOS A ENTEN-DER Y COMPRENDER LA EXTRAORDINA-RIA DIMENSIÓN DE LA INFLUENCIA QUE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN HAN IDO GENE-RANDO A LO LARGO DE SIETE SIGLOS.

IGNACIO MÉNDEZ-TRELLES DÍAZ

i exceptuamos —por razones de naturaleza— la Constitución de York (926) y los Estatutos de los Canteros de Bolonia (1248), el

Manuscrito Cooke es, junto con el Manuscrito Regius1 en su for-

ma poemática, el documento fundacional en prosa de lo que se puede considerar como el corpus documental masónico. Prácticamente todos

1 El Manuscrito Regius fue creado en verso, concretamente en 794 versos escritos en inglés antiguo con lo que se conocía como «rima en pareado» —doggerel verse—, hacia el año 1390.

S

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DEL MANUSCRITO COOKE AL E-BOOK

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los Old Charges derivan de una u otra forma del Manuscrito Cooke y de él beben los sucesivos documentos que nos sirven para conocer el oficio a través de su perspectiva histórica.

El Manuscrito Cooke pertenece a la época aproximada de principios del siglo XV. Tradicionalmente se sitúa entre 1410 y 1420, aunque el documento no se pondría a disposición del público en general hasta 1861 con su publicación en la obra History and Articles of Masonry de Mathew Cooke, de quien toma su nombre.

El manuscrito, que constituye una recopilación de conocimientos históricos y normativas para el gremio de los constructores recogidos a partir de los usos, costumbres y saberes de los últimos siglos, se re-dactó —o compiló— coincidiendo con el nacimiento de la imprenta gutenberiana en algún lugar cercano al condado de Oxford o al de Gloucester, zona clave en tiempos de la masonería operativa.

Para ubicarnos en el contexto histórico-tecnológico, el Manuscrito Cooke se sitúa casi exactamente en el momento de la invención de los tipos móviles —concepto técnico de la imprenta— que tuvo lugar en Maguncia alrededor del año 1440 como respuesta a un mercado cre-ciente del libro que ya no podía atender solamente el laborioso trabajo de los scriptoria.

NACIMIENTO DE LA IMPRENTA DE TIPOS MÓVILES La imprenta no es fruto del invento genial y azaroso de un personaje llamado Gutenberg, ni fue un proceso de mera serendipidad por el que afortunadamente se descubrió tan enorme avance para la humanidad. En realidad, Gutenberg, junto con un equipo de pensadores y creativos anónimos, se sirvió de una acumulación de avances tec-nológicos para plasmar físicamente un sistema de pro-ducción industrial claramente reclamado por la sociedad en su permanente necesidad de modernización.

El invento de los tipos móviles se basa-ba esencialmente en unos moldes sobre los que se forjaban unos caracteres metá-licos. Estos moldes se colocaban ordena-damente en unas cajas que servirán para después crear las páginas de los libros por

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DEL MANUSCRITO COOKE AL E-BOOK

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medio de composiciones enmarcadas con tablillas de madera forman-do lo que se conocía como «galeradas». El término se usó hasta hace bien poco, con la llegada de la era digital, para referirse a las pruebas que salían de la imprenta.

El primer documento impreso industrialmente fue lo que se conoce como la «Biblia de Gutenberg» o «Biblia de 42 líneas» por las 42 líneas que tenía cada página com-puesta. El trabajo se realizó hacia 1450 en Maguncia y supuso un avance espectacular en el concep-to de la producción editorial. En el tiempo que un escriba componía una copia, la imprenta de tipos móviles podía crear 200 ejempla-res, de una precisión y fiabilidad, además, bastante superior a la del trabajo manual, siempre sujeto a la imperfección humana.

Al principio las obras que salían de las máquinas de impresión eran muy semejantes a los ma-

nuscritos al uso. Las páginas no estaban numeradas, no había ninguna clase de encabezado o pie de página pues todo ello suponía un trabajo adicional, e innecesario, para los escribas. La mecanización permitió dar al libro todos los aditamentos que hoy entendemos indispensables en la maquetación de cualquier obra.

Durante un tiempo se utilizaron unas páginas iniciales muy sobrecar-gadas, a menudo con complicadísimos frontispicios, que buscaban atraer la atención del lector para descifrar su contenido. Los títulos de las obras podían tener hasta una veintena de líneas. Eran «títulos-introducción» terriblemente explícitos, lejos todavía de los títulos su-gerentes, insinuadores y provocadores del mercado editorial actual.

La primera tinta que se empleó fue a base del hollín que dejaban las lámparas mezclado con barnices de colores y, curiosamente, claras de huevo. Con tan precaria materia prima y mucho ingenio se lograron auténticas obras de arte.

Johannes Gutenberg (1398-1468)

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Los primeros trabajos impresos con el nuevo invento no se dedica-ron, como se cree normalmente, a la difusión altruista de la cultura, sino a atender la demanda real de libros que había en la época. Y ésta era, casi exclusivamente, la de la propia Iglesia, que no dejaría de con-denar al mismo tiempo la invención como una artimaña más del de-monio para propagar el mal. Así, los primeros encargos fueron sobre todo indulgencias y bulas papales. De estas últimas, la masonería ha sido tristemente protagonista en más de una ocasión.

EN EL PRINCIPIO FUE EL IMPRESOR-EDITOR Con el nacimiento de la imprenta comienza también un nuevo oficio clave para el mundo de la cultura: el del impresor-editor. Los primeros profesionales del gremio del libro debían ser personas muy hábiles en el sentido material de la palabra, pues tenían que tener la suficiente destreza manual para la composición de los textos con los tipos móvi-les y la rudimentaria maquinaria de la época y, además, poseer una amplia cultura —con el dominio del latín como premisa indispensa-ble— para poder entender la composición de las obras.

Allá por el siglo XVI, los primeros maestros impresores tenían que asumir varias funciones. Debían ser, en primer lugar, empresarios, te-ner visión comercial y capacidad de inversión. Además estaba la faceta estrictamente cultural, no todo el mundo podía enfrentarse a un ne-gocio que no pudiera entender en esencia. Y muchas veces hacía de traductor, revisor y corrector; y, finalmente, también debía actuar co-mo librero.

Como en el resto de oficios, los impresores estaban organizados en gremios. En países como Inglaterra llegaron a estar estrictamente re-gulados mediante decretos reales cuyo fin no era otro que supervisar la producción de libros para asegurarse de que no se ponía en circula-ción material subversivo para las autoridades religiosas o civiles.

Los buenos resultados que producían los nuevos impresores dieron pie a mercados de edición emergentes, hasta la fecha muy limitados. Las universidades, los tribunales de justicia e incluso la aristocracia comenzaron a hacer encargos. Se comenzaron a imprimir a escala ob-jetos como almanaques y otros elementos gráficos, incluso fuera de las ciudades, con una importante concentración económica e indus-trial. La imprenta no tardó en estar presente en casi todas las ciudades

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de la Europa central y del norte de Italia, donde Venecia se convirtió en todo un referente del oficio.

La primera obra impresa gracias a los tipos móviles llegó a Inglaterra de la mano de William Caxton, antiguo trabajador de una importante imprenta de Brujas. Una vez conocido el oficio, puso todo su empeño en abrir el primer negocio de impresión en Inglaterra hacia 1475, en un lugar cerca de la emblemática abadía de Westminster. El sistema de mecenazgo habitual de la época le permitió sobrevivir a la aventu-ra.

El gremio impresor de Londres tenía su centro neurálgico en las proximidades de la catedral de San Pablo, importante enclave de desa-rrollo de la masonería operativa, aunque es probable que el interés del entorno para los impresores fuera más bien por la proximidad también del Tribunal de Justicia y su capacidad para generar demanda de im-presiones de carácter burocrático para el sistema judicial inglés.

En París las primeras imprentas se asentaron en el entorno de la Sorbona, con su comercio universitario. En Francia destacó igualmente la producción editorial de Lyon —importante enclave masónico tam-bién—, que siempre rivalizó con la de París. Ginebra, por su parte, en su condición de refugio de muchos calvinistas también fue un impor-tante centro impresor.

Primeros impresores, siglo XV

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En España el negocio de la imprenta comenzó por asentarse en Va-lladolid, sede por entonces de la corte real, en Toledo, por su impor-tancia religiosa y en Alcalá de Henares por demanda de su universidad.

El resto de Europa, con los países del este, los países nórdicos y Rusia fueron incorporándose a la innovación tecnológica de la imprenta a lo largo de todo el siglo XVI.

En América la imprenta como comercio libre no llegó hasta 1638 en Nueva Inglaterra. Antes se crearon algunos talleres de impresión, co-mo uno México en 1539 y otro en Lima en 1580, pero estaban sujetos a las encomiendas de la Iglesia y sus fines de colonización.

LA REFORMA, UN NUEVO MERCADO PARA TODOS Las primeras ediciones hechas por el método gutenberiano tenían una tirada media de 1.000 ejemplares, tardándose, a diferencia de hoy, bastantes días en completarse la impresión. La parte más complicada llegaba en el momento de la encuadernación. Los bellos ejemplares que se han conservado hasta la actualidad constituyen una minoría muy selecta y terriblemente laboriosa.

La mayoría de publicaciones iban «cubiertas» con un papel basto; en muchas ocasiones incluso quedaban sin encuadernar, como ocurre en la mayoría de catecismos masónicos que aún se conservan. También eran muchos los compradores de libros que los encuadernaban por su cuenta y medios.

El idioma dominante de las publicaciones de las primeras décadas de la imprenta era el latín. En latín se transmitían los tres troncos de co-nocimiento básicos: los de la Iglesia, los la ley y los de la ciencia. El pueblo llano, por tanto y de momento, quedaba excluido del acceso al conocimiento impreso.

Hasta la llegada de la Reforma protestante, en la que se promovió la difusión de la biblia en las lenguas vernáculas, la Iglesia tan solo reco-nocía como auténtica la Biblia Vulgata. En el campo de la ciencia, hasta la presentación de los trabajos de Galileo impresos en italiano en la segunda década del siglo XVII, apenas si se conocen documentos que no estén en latín. La aceptación de la lengua vulgar como medio de comunicación oficial no llegaría en Europa hasta prácticamente el de-creto Villers-Cotterêts promulgado por el rey de Francia Francisco I, en

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el que se instituía el francés como lengua obligatoria de todos los do-cumentos oficiales.

Un paso fundamental en la popularización de las obras impresas, y por tanto del desarrollo del libro y de la imprenta, fue la traducción al alemán de la biblia bajo el empuje de la Reforma. No solamente la Bi-blia de Lutero alcanzó una gran difusión. Por aquella misma época ya existían hasta 18 traducciones al alemán que se difundían entre las grandes clases populares que no podían acceder al latín. El problema de estas versiones, digamos «menores», de la Biblia traducida era que muchas de ellas utilizaban un lenguaje muy dialectal que limitaba su producción a un público lec-tor potencial muy pequeño, además de ser traducciones excesivamente literales en las que se diluía gran parte del mensaje bíblico.

La Biblia de Lutero es tan importante en la historia del libro porque fue el primer documento correctamente traducido, se podría decir, y hecho en el alemán más co-nocido y accesible para todo el mundo. El inconveniente radicaba en que su coste aún era considerablemente ele-vado, debido a su calidad, haciendo del libro una obra al alcance de pocos. No obs-tante, la Biblia de Lutero podría ser considerada como el primer best-seller de la his-toria. Se estima que el número de ejemplares impresos a lo largo de múltiples ediciones y reimpresiones llegó a alcanzar los 200.000 en vi-da del propio Lutero. Un hecho sin precedentes en el mundo del libro «no oficial».

Lutero también es un buen ejemplo histórico de los riesgos del autor en el control de su obra. Murió atormentado al ver que aquel trabajo intelectual al que dedicó toda su vida se perdía sin orden ni concierto

Frontispicio de una de las primeras impresiones de la Biblia de Lutero

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en infinidad de reediciones cercenadas, vulgarizadas y plagadas de errores, entre las imprentas de toda Europa, que no hacían otra cosa que aprovechar el éxito comercial de aquel best-seller en unos tiem-pos en los que el concepto de la propiedad intelectual ni existía.

LIBRO Y CIENCIA En el campo de la ciencia, la irrupción de la imprenta supuso, cualitati-vamente, el mismo avance que recientemente ha supuesto la arrolla-dora presencia de Internet. No hay un solo campo de la ciencia que no se haya beneficiado extraordinariamente por ambos inventos del hombre.

En los inicios de la imprenta, los libros todavía «querían» parecerse a sus códices predecesores. Pero con los años fueron descubriéndose las posibilidades de los tipos móviles, se desarrollaron infinitas tipografías y cada vez con más frecuencia se usaron placas con ricas ilustraciones.

La ciencia encontró en el libro impreso el punto de apoyo para mo-ver el mundo que Arquímedes buscaba. Al principio lo hizo tímidamen-te, y lo que es peor, propagando infinidad de errores por la falta de ri-gor, y de conciencia so-bre lo transcendental de la impresión en un so-porte indeleble. Fue muy sonado el error gráfico de la obra de Galileo Si-dereus nuncius, primera obra en donde aparece una ilustración de la su-perficie lunar, pero con ésta al revés.

El nuevo concepto de libro permitía ahora im-primir con suma facilidad no solo texto, sino tam-bién esquemas, dibujos, planos… que permitían recoger las explicaciones científicas con mayor claridad. Los estudios astronómicos, por ejemplo, se vieron enriqueci-dos por un material que permitió realizar importantes trabajos compa-

Ilustraciones de la Luna del Sidereus nuncius de Galileo (1610)

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rativos, como los del astrónomo danés Tycho Brahe, que realizó im-portantes trabajos de confrontación entre las teorías ptoloméicas y los principios copernicanos, de los que pudo beneficiarse su ayudante Ke-pler para formular su famosa teoría de las órbitas elípticas.

La geografía también encontró una base perfecta para todos los tra-bajos cartográficos. El primer atlas moderno se realizó en las impren-tas de Amberes en 1570, el Theatrum orbis terrarum, obra del flamen-co Ortelius. Con sus 69 mapas quedaba abarcada toda la superficie te-rrestre conocida, una garantía para tantos navegantes y exploradores.

El problema, una vez más, siguió siendo la propagación involuntaria de muchos errores debidos a la falta de rigor de muchos impresores, más preocupados por su sustento material que por el rigor y la impor-tancia de lo que publicaban. Con todo, gracias a la estandarización, se producían menos errores que con el trabajo de los escribas.

La materialización del libro científico como obra de interés para la humanidad se realizó gracias al mecenazgo tan habitual de la época. Evidentemente, muy pocas personas podrían o querrían comprar li-bros relacionados con la ciencia, salvo los propios científicos, no muy abundantes tampoco. La contribución de familias de mecenas como la de los Médici, aun a riesgo de verse enfrentados con la Iglesia y de su-frir graves consecuencias, fue algo decisivo para el desarrollo del libro y de la ciencia.

Por otra parte, instituciones tan importantes como la Royal Society imprimieron todo el enorme caudal de conocimientos que generaban gracias al nuevo formato de libro impreso industrialmente. Buen ejemplo de ello fueron las Philosophical Transactions, tipo de publica-ción periódica y originaria de la década de 1660 donde se recogieron, para llegar hasta nuestros días, importantísimos trabajos científicos.

En el campo de las ciencias humanas, los editores renacentistas re-currieron a los clásicos de Grecia y Roma. Horacio, Virgilio, Cicerón… volvieron a deleitar a las clases cultas. Platón, Aristóteles y todos los grandes filósofos griegos recuperaron su puesto en la sociedad del pensamiento gracias a la nueva difusión de la cultura que representa-ba el libro impreso. El impresor veneciano Aldo Manucio (1449-1515) jugó un papel fundamental en la difusión de esta clase de literatura que rescataba el mundo clásico para la sociedad profundamente adormecida tras el largo y oscuro período de la Edad Media.

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LIBRO E INQUISICIÓN A lo largo de su historia, el libro ha contado con grandes amigos y me-cenas, pero también con poderosos enemigos. El más destacado de todos estos últimos ha sido, desde luego, la Santa Inquisición con su Index librorum prohibitorum.

En su pertinaz lucha «contra el progreso de la humanidad», la Iglesia lo condenó prácticamente todo. La censura del material impreso fue una verdadera obsesión para las autoridades eclesiásticas, que veían la herejía en cualquier página impresa. En 1558, una época de incipiente actividad editorial gracias a los nuevos medios de impresión, el Índice Romano de Libros Prohibidos ya contaba con 1.000 títulos proscritos. Entre ellos figuraban autores como Erasmo o Rabelais.

El Index expurgatorius, como también se llegó a conocer, acabó in-cluyendo en sus columnas prácticamente a todos los pensadores y científicos a quienes la humanidad tiene que agradecer el lugar donde ha llegado: Descartes, Montesquieu, Gessner, Spinoza, Pascal, Copér-nico, Galileo, Kepler, Hume, Kant, Condorcet… y así hasta la última lista expurgatoria publicada en 1948, trigésimo segunda edición, que reunía cerca de 4.000 títulos. Aquí nos encontramos con sus últimas víctimas, entre las que se podrían citar a Víctor Hugo, a Zola o a Balzac por su vi-sión obscena del mundo.

Galileo ante la Santa Inquisición acusado de herejía por sostener la teoría de que el Sol es el centro del sistema planetario

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Más grave aún es que, en realidad, la lista de libros prohibidos, el «Índice», no incluía todos los libros prohibidos por la Iglesia, sino so-lamente aquellos que podían dar lugar a dudas sobre su bondad y res-peto con sus preceptos eclesiásticos. Erasmo, por ejemplo, tenía que ser incluido en la lista porque podría suscitar dudas razonables, pero autores clara y expresamente contrarios a las ideas de la Iglesia, como Marx o Nietzsche, estaban implícitamente prohibidas con carácter ipso facto sin más necesidad de exclusión.

Afortunadamente la censura del libro mediante la Inquisición estuvo localizada en unos lugares muy concretos: Italia y, principalmente, Es-paña, que en tiempos del Imperio ya suponía un territorio considera-ble. Felipe II estableció tres centros inquisitoriales en el Nuevo Mundo —Ciudad de México, Lima y Cartagena de Indias— para garantizar su cumplimiento en todo el reino, aunque no parece que tuviera la efica-cia que tuvo en la España continental y europea. El resto de países eu-ropeos, no acataron o hicieron caso omiso frecuentemente, como fue el caso de Francia, de los mandatos inquisitoriales. El libro sobrevivió así a una de las mayores amenazas a las que tuvo que hacer frente en su historia: su fanática e irracional equiparación con una manifestación más del demonio.

Por su parte, la masonería sufre la condena de su trabajo desde an-tes de las conocidas bulas y encíclicas papales que comienzan en el si-

glo XVIII para llegar hasta finales del XIX2.

Ya en el Concilio de Avignon, celebrado en 1326, la Iglesia condena la costumbre de canteros y albañiles de utilizar palabras secretas y sig-nos, e igualmente posturas para reconocerse entre los miembros:

Además, en algunos cantones de nuestras provincias, hay gente, por lo general noble, a veces plebeya, que organiza ligas, sociedades, coaliciones prohibidas, tanto por el derecho eclesiástico como por el derecho civil, ba-jo el nombre de cofradías. Se reúnen una vez al año, en algún lugar, para realizar sus conciliábulos y reuniones; al penetrar en el recinto, se pronun-

2 Bula In Eminenti, Papa Clemente XII (1738), Bula Providas, Papa Benedicto XIV (18 de mayo de 1751), Bula Quo Graviora, Papa León XII (13 de marzo de 1825), Encíclica Traditi Humilitati, Papa Pío VIII (24 de mayo de 1829), Encíclica Mirari Vos Papa Gregorio XVI (15 de agosto de 1832), Encíclica Qui Pluribus, Papa Pío IX (9 de no-viembre de 1846), Encíclica Humanum Genus, Papa León XIII (20 de abril de 1884), En-cíclica Dall'alto dell'Apostolico Seggio, Papa León XIII (15 de octubre de 1890), Encíclica Inimica Vos, Papa León XIII (8 de diciembre de 1892), Encíclica Custodi Di Quella Fede, Papa León XIII (8 de diciembre de 1892).

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cia un juramento por el cual deben defenderse entre sí de quien quiera que fuere excepto de sus Maestros, prestarse asistencia recíproca en cual-cualquier ocasión, darse consejos y apoyarse recíprocamente. A veces, luego de vestirse con un uniforme, y empleando marcas y signos distinti-vos, eligen entre ellos a un superior, al cual juran obedecer en todo; la jus-ticia se ve entonces perjudicada porque se cometen crímenes y robos.

*…+

Prohibimos este tipo de conjuraciones, conspiraciones, convenios, aún cuando no se denominen cofradías. Por otra parte, decretamos la disolu-ción y la nulidad de facto de éstas, a partir del momento en que se las emprende y someteremos a aquellos que las emprenden a la sentencia de excomunión; sentencia que sólo podrá derogar el Concilio provincial, salvo en artículo mortis.

El origen monástico de la masonería (Eduardo Callaey)

Desde este mismo momento en que se condenan hasta las prácticas habituales de la masonería operativa, todo lo relacionado con maso-nería es sistemáticamente proscrito.

LIBROS CURIOSOS: ARS MORIENDI Y LIBROS DE EMBLEMAS Al tiempo que se censuraban los libros de pensamiento y de ciencia, otros libros sí gozaban del beneplácito del estamento religioso y políti-co.

Un tipo de obra que tuvo gran éxito fue el de los libros que prepara-ban para morir, Ars moriendi o «Arte de morir». Generalmente eran textos anónimos con intrincadas ilustraciones en las que ángeles y demonios luchan por el alma de quien está a punto de morir. Las ame-nazas del Juicio Final y otros terrores del infierno servían para hacer aún más tétrica la situación ante la muerte.

En los tratados sobre el «Arte de morir» se enseñaba a defenderse contra las cinco tentaciones del demonio: le pérdida de la fe, la impa-ciencia, la desesperación, el orgullo y la avaricia. Además estos textos servían para promover los testamentos en los que se dejaban los bie-nes terrenales en favor de la Iglesia, bien en forma de donación directa o mediante la contratación de misas por sus almas.

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La muerte debía llegar en el propio lecho, rodeado de la familia y el sacerdote que le ayudaría a poner su alma en manos de los ángeles. Todo un arte del buen morir, en paz con Dios y la Iglesia.

Se estima que en el período incunable que llega hasta 1501, se imprimieron en torno a 50.000 copias, lo que da una idea del éxito de este formato de libro para la época. Los Ars moriendi gozaron de gran aceptación popular hasta principios del siglo XVI. La pu-blicación de la obra de Erasmo De prepara-tione ad mortem en 1534, auténtico tratado sobre la preparación para morir, supuso el punto de inflexión a partir del cual este tipo de obras comenzaría a declinar hasta llegar a

desaparecer.

Otro tipo curioso de obra que se vio muy beneficiado por la trans-formación del manuscrito en libro impreso industrialmente fue el de los «libros de emblemas». Básicamente estas obras estaban formadas por una imagen, un lema y un texto explicativo que vinculaba los dos anteriores elementos. La idea era explicar conceptos apoyándose vi-sualmente en alguna imagen. En cierto modo eran herederos y conti-nuadores de la tradición de los bestiarios medievales. Generalmente se trataba de obras bellamente ilustradas, en muchos casos inspiradas por obras clásicas como podían ser las Fábulas de Esopo.

En los inicios del género y durante el siglo XVI, lo que interesó a los emblemistas fue, sobre todo, el aspecto utilitario y didáctico del em-blema. El poder de convicción de las imágenes las convertía en una herramienta didáctica o de propaganda para enseñar el camino de la virtud.

El primer libro de emblemas del que hay constancia se atribuye a un personaje milanés llamado Andrea Alciato, que nació a finales del siglo XV. La impresión de la obra se realizó en Ausburgo y contenía 99 epi-gramas en latín que trataban de fomentar los buenos sentimientos, como el de la armonía en lugar de la guerra, representado por un dibu-jo de un laúd. Aunque la obra se suele atribuir en su conjunto a Alcia-to, realmente fue la gran visión comercial del impresor quien com-

Clásica ilustración de Ars moriendi

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prendió y lanzó al mercado la idea de utilizar imágenes para reforzar textos poemáticos pensados para formar a las personas.

Los libros de emblemas sirvie-ron para desarrollar toda una co-rriente de obras simbológicas con equivalencias que han llegado hasta nuestros días. La balanza servía para representar la justicia, la guadaña la muerte, el amor se representaba con ángeles, etc., como aún se hace en la actuali-dad.

La literatura emblemática, gra-cias al desarrollo de la imprenta, pronto se extendió a otros ámbi-tos culturales, como los temas que específicamente concernían a la aristocracia, entiéndase trata-dos de protocolo y buenas cos-tumbres, otros de carácter religioso, como los muy extendidos sermo-nes ilustrados, o los temáticos sobre flora, fauna, mitología o historia.

LA IMPRENTA EN LA ILUSTRACIÓN Con la Ilustración llegó una nueva era para la cultura y, por tanto, para el progreso en todos sus frentes. El latín tuvo que dejar paso a un idioma más moderno, más ágil y más adaptado a los tiempos políticos, sociales y económicos que corrían: el francés.

El siglo XVIII trajo la «Edad de la Razón», y con ella los enunciados científicos que darían paso, un siglo después, a su materialización tec-nológica. En la Europa ilustrada, el libro se convirtió, por primera vez en la historia, en un objeto más de consumo popular. A partir de 1750, los niveles de alfabetización empezaron a crecer de un modo muy sig-nificativo, generando así nuevas capas de negocio para las industrias de la lengua.

Atalanta fugiens, libro de emblemas sobre alquimia creado por Michael Maier (1617)

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En los mercados urbanos de libros aparecen los primeros textos de ficción, que pronto desbancarán la producción de obras religiosas y le-gales, materia abrumadoramente mayoritaria hasta la fecha. Se crean con fuerza los géneros de la novela sentimental, la novela difamatoria y otros géneros completamente novedosos, como las conocidas «góti-cas». El mundo rural no recibió los nuevos avances del libro hasta casi llegada la Revolución Francesa, con la unión de los campesinos y los habitantes de las ciudades en un frente común contra la censura y la represión.

A mediados de siglo surge en Francia una de las mayores aventuras editoriales de la historia: la Encyclopédie, auspiciada por Denis Diderot y Jean d’Alembert, que durante más de 20 años generó un trabajo continuado tanto para autores como impresores del país, encarnando como nadie ni nada la idea de la Ilustración. La primera parte fue pu-blicada en 1751 con 17 tomos a tamaño folio. Poco tiempo después se editaron 11 tomos más con notables mejoras de encuadernación y grabado. En esta primera obra monumental y conjunta colaboraron in-telectuales del prestigio de Rousseau o Voltaire, aparte de la no menos importante contribución autoral del propio Diderot. La idea, nada mo-desta, era agrupar todos los conocimientos del hombre en una única obra de fácil acceso, consulta y comprensión, algo que de momento no ha conseguido del todo ni Internet.

Sin embargo, el principal punto de sustento del libro para su entrada definitiva en el mercado de consumo fue la alfabetización. El proceso de alfabetización no fue todo lo uniforme que hoy se entendería con la moderna unificación y normalización de los idiomas. Muchas personas podían leer textos de imprenta, pero no manuscritos. Otros, en Cen-troeuropa sobre todo, solo podían leer la clásica escritura gótica de las biblias. Incluso hubo personas alfabetizadas en la niñez que, por falta de uso y por los frecuentes cambios tipográficos, volvieron a quedar analfabetizados.

Pese a todo, a finales del siglo XVIII el nivel de alfabetización de Euro-pa era lo suficientemente elevado como para generar una demanda de libros sin precedentes que no se vio acompañada de una mejora sus-tancial del estado puramente tecnológico de la imprenta. Los tipos se-guían haciéndose con plomo, endurecido con antimonio. La composi-ción de los textos seguía siendo manual, con los riesgos de error in-herentes a todo trabajo humano. Los hábitos y métodos de corrección de imprenta aún estaban lejos.

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Por otra parte, la fabricación de papel seguía siendo muy primitiva, usando como materia prima los paños y ropas viejas recogidos por los traperos. El propio almacenamiento del papel suponía un riesgo conti-nuo de devastadores incendios por la peligrosa convivencia que tenía con los sistemas de alumbrado aún basados en luces de llama descu-bierta, como simples velones. La tinta también era bastante rudimen-taria, aunque con suficiente calidad, a base principalmente de resinas, linaza, trementina y alguna materia sólida como cáscaras de nuez tri-turadas.

Durante la época de la Ilustración los impresores —impresores-editores-libreros—formaban un gremio muy cohesionado y con un al-to nivel de regulación. Como otros tantos gremios, incluido natural-mente el de los masones operativos o constructores, tenían sus pro-pios códigos de conducta y su propia jerga del oficio. Por ejemplo, en Inglaterra los trabajadores que hacían el trabajo pesado de tirar de las prensas se llamaban «caballos», los compositores «monos» y los jóve-nes aprendices «diablos». Todos ellos pertenecían a una «capilla» y es-taban sujetos a un sistema de sanciones por comportamientos indebi-dos, como beber en exceso o pelearse.

Dictionnaire Raisonne des Sciences des Arts et des Metiers, 1ª edición en 35 volúmenes (1751-1772), editada por Jean d'Alembert y Denis Diderot

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El sistema gremial regía la vida de las diferentes «capillas» de impre-sores, cuyo santo era San Juan Evangelista. No podemos dejar de ver un cierto paralelismo con la masonería, que también tiene muy pre-sente a los dos San Juan en sus conmemoraciones solsticiales. Los im-presores también solían celebrar solemnes misas y grandes banquetes —ágapes— en honor de su patrono.

Es con la llegada del fin del siglo cuando el mundo del libro y de las industrias de la impresión empiezan a resentirse de la competencia desleal creada por mano de obra sin cualificar, más barata y ajena al propio gremio impresor, y por una incipiente mecanización del traba-jo. Era el principio de la «modernización».

LA ERA DEL EDITOR Hasta bien entrado el siglo XIX, las tiradas de libros apenas rebasaban los mil ejemplares, y menos aún en el incipiente género de la novela, hasta entonces considerado «menor». Es a partir de aquí cuando el li-bro comienza a producirse en serie, lográndose considerables ahorros en los costes tanto de mano de obra como de papel.

En Europa occidental nace la figura del editor tal como hoy lo enten-demos: un empresario del comercio del libro desligado ya de la impre-sión y la venta al público. El trabajo del nuevo editor era la organiza-ción del negocio de la creación literaria, con sus aspectos puramente financieros y sus relaciones con los autores para la creación de libros de una determinada línea editorial. A aquella época pertenecen edito-res legendarios como Larousse o Hetzel.

Con la llegada del empresario editor, fruto de la maduración de una sociedad cada vez más lectora, llega también la mecanización de la imprenta. Tras cuatro siglos de imprenta con el sencillo método ma-nual de Gutenberg, los primeros sistemas mecanizados ofrecen nuevas posibilidades de impresión que suponen un nuevo avance exponencial en la producción de libros.

En 1800 aparecen las nuevas prensas de metal de Stanhope que, aparte de ser mucho más resistentes que las clásicas de madera, esta-ban dotadas de una platina con la que el impresor podía aplicar toda la tinta de un folio en una única operación. En 1811 llega la prensa cilín-drica de vapor, invento de Friedrich Koenig, cuya primera máquina ad-quiere el periódico londinense The Times. Con ella logra imprimir

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1.100 hojas a la hora, producción poco menos que impensable algunos años atrás. Durante todo el siglo XIX no dejan de aparecer nuevos mo-delos de prensas mecánicas y rotativas que compiten ferozmente por ganarse un mercado claramente hambriento de libros y cultura.

A finales del siglo, la maquinaria de composición tipográfica se había depurado hasta poder producir enormes cantidades de material im-preso en cuestión ya no de días, sino de horas —50.000 páginas a la hora en muchos casos—, lográndose nuevamente enormes ahorros de costes. Paralelamente aparecen las primeras plegadoras y las primeras encuadernadoras con potentes gui-llotinas que permitían cerrar el ciclo de creación del libro en consonan-cia con el avance en la producción de páginas.

El papel empieza a utilizarse en bobinas de gran anchura y, lo más importante, comienza a obtenerse de la pulpa de madera en lugar de a partir de trapos. De esta manera se consigue la reducción de costes de-finitiva que se necesitaba para dar rienda suelta a una producción a escala realmente industrial.

El público lector se hizo cada vez más exigente con las ediciones, re-clamando obras impresas cada vez en un papel más blanco. Fue así como comenzó la introducción del cloro en el blanqueo del papel, algo que generó graves problemas en un principio pues el excesivo uso del ácido acabaría por autodestruir con los años muchas obras de finales del siglo XIX.

El avance de los tres principales frentes del libro —mecanización, materia prima y comercialización—, unido a otros avances tecnológi-cos, como el desarrollo del ferrocarril, que mejoró notablemente la logística de la difusión cultural, permitió crear la amplia base social re-ceptiva de los países occidentales sobre la que se sustenta la sociedad moderna actual.

Jules Hetzel (fotografiado por Félix Nadar), uno de los editores más importantes de la

Europa del siglo XIX

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A la luz de este nuevo marco económico cobra importancia la figura del editor, muchas veces de origen humilde y, sobre todo, visionario, que se arriesga y apuesta en los fluctuantes mercados de la cultura. Su trabajo es invertir en «opciones de futuro», autores u obras que tal vez puedan amortizar la inversión y permitir otras aventuras que man-tengan la empresa a flote. El editor, centrado en su nuevo papel de empresario, pierde sus habilidades —y conocimientos muchas veces— en tipografía y demás aspectos técnicos de la impresión.

En el siglo XIX nacen sellos editoriales con una influencia definitiva en la sociedad moderna, como Larousse, Longman o Mac-

millan, éste último creador del «Acuerdo de precio único» en 1899, que ha regulado, y regula hasta la

fecha, el precio de venta al público de los libros desde las editoriales con el fin de evitar que se produzcan subastas a la baja capa-ces de poner en peligro la propia existen-

cia de los libros.

Este siglo también fue testigo del nacimiento de los modernos dere-chos de autor gracias a la negociación de la remuneración de los escri-

tores con los editores, aspecto este que no tenía lugar antes de la existencia de la figura del editor-empresario. El anti-guo editor-impresor-librero lo que hacía era pagar una can-tidad, cuando lo hacía, al autor por su obra, de la que debía

despedirse ya de por vida, se imprimiera la obra lo que se imprimiese.

En el nuevo marco editorial se fue estableciendo la costumbre de pagar al autor según los ejempla-res que se iban vendiendo (no los que se imprimie-sen), con lo que el autor permanecía vinculado a su obra mientras ésta estuviera viva. A finales de siglo,

la legislación internacional ya contemplaba la persecución de edicio-nes pirata y el reconocimiento de los derechos de autor incluso fuera del país de éste.

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SIGLO XX, LAS INDUSTRIAS DE LA LENGUA Casi a finales del siglo XIX, el siglo de la «tecnología romántica», se in-ventaron las primeras máquinas de linotipia, un sistema de composi-ción tipográfica en metal caliente que se realiza mediante la fundición de todos los caracteres de una línea en un solo bloque. Estas máqui-nas, con un teclado de 90 teclas y manejadas por un solo operador mejoraban notablemente el proceso de composición al evitar tener que montar, retirar y ordenar a mano los caracteres tipográficos.

La linotipia aumentó de una forma nunca vista hasta el momento la capacidad de producir libros a escala industrial con un bajísimo coste de mano de obra. Un solo operador podía componer cientos de libros al año, con lo que el libro entraba en una auténtica era industrial. A principios del siglo XIX Francia ya publicaba unos 15.000 títulos al año, Italia 10.000 y Alemania más de 20.000, siendo por entonces el mayor productor de libros del mundo. Empezaba así la era del consumo de masas para el sector editorial.

El enorme abaratamiento de costes permite emprender grandes proyectos enciclopédicos, como la Encyclopedia Britannica en el área lingüística del inglés, la Enciclopedia Universal Ilustrada de Espasa en la del español o la enciclopedia Larousse en la del francés. En el otro ex-tremo de la producción editorial surge con fuerza el libro barato en rústica con la revolucionaria encuadernación fresada de tapa blanda, de la que Penguin Books fue señera durante décadas. En realidad, el gran éxito de Penguin se atribuye a la sabia combinación de libros muy baratos, pero cómodos y de aspecto sugerente, con grandes títulos de la literatura universal.

El fenómeno best-seller arrasa las librerías sustentado por las mo-dernas técnicas de marketing, más que por la calidad intrínseca de las obras. A pesar de la connotación negativa de este fenómeno editorial desde el ángulo cultural, no cabe duda que gracias a sus ventas los edi-

10ª edición de la Encyclopedia Britannica (1902)

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tores pudieron publicar muchas otras obras de corte más culto, pero mucho más minoritario, que no hubieran podido asumir sin la seguri-dad económica que proporcionan esas grandes ventas a unos costes superreducidos.

A su vez, el diseño de los libros experimentó un notable avance pa-sando de la cromolitografía desarrollada en Francia a mediados del si-glo XIX, que ya permitía imprimir en color, aunque de un modo bastan-te laborioso al tener que prepararse una plancha para cada color, a la litografía offset. Con este nuevo método, el color se obtiene mediante un proceso químico que transfiere un negativo fotográfico a una su-perficie previamente al momento de la impresión, con lo que se redu-cen las operaciones de manipulación al mínimo.

A partir de mediados de siglo, con la implantación definitiva de la tecnología offset a cuatro tintas, la impresión entra en una fase más o menos estable que permite realizar cualquier clase de libro, incluidos los de ilustraciones, los cómics o cualquier otro tipo de edición en la que haya presencia de color, hasta llegar a la era digital con el fin de siglo.

«POD» O IMPRESIÓN BAJO DEMANDA El final del siglo XX marca el punto de inflexión entre la era analógica y la digital. El mundo del libro entra entonces en un proceso irreversible de virtualización. El trabajo de creación editorial abandona definitiva-mente la gran parte manual —y artesanal— que encerraba para reali-zarse desde la distancia digital y cibernética que imponen, o facilitan, las nuevas tecnologías.

Por primera vez en la historia comienza a cuestionarse el soporte físico del libro fuera del papel. Durante quinientos años el libro no podía ser otra cosa que hojas encuadernas, pero la llegada de la era digital planteó nuevas posibilidades cuyo alcance está todavía muy le-jos de ser vislumbrado.

Sin embargo, antes del gran salto de la edición en papel a la edición digital surge con fuerza un nuevo sistema de impresión que recoge to-dos los avances tecnológicos acumulados. Se trata de la impresión ba-jo demanda (print on demand o «POD»), que combina la tecnología di-gital con la electromecánica. Gracias al nuevo proceso de impresión digital, en el que desaparecen los soportes de la preimpresión, como

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las placas o los fotolitos, de la composición de los textos en pantalla se pasa directamente al soporte final en papel, con la consiguiente acele-ración y simplificación del proceso. Esto permite un ahorro enorme de costes, eliminando la necesidad de cantidades mínimas de impresión

para rentabilizar todo el proceso de la pre-impresión, en el que era necesario realizar fotolitos o pla-cas tanto para un ejemplar como para cien mil.

La impresión bajo demanda está cambiando radicalmente el pano-rama editorial, permitiendo que la publicación de un libro ya no sea exclusiva de unos pocos privile-giados que eligen las editoriales. La posibilidad de imprimir 25 ó 50 ejemplares, con una gran calidad y

economía, permite ya a cualquiera hacer realidad el sueño de ver su obra en forma de libro impreso; otra cosa ya es verla en las estan-terías de las librerías.

La tecnología de la impresión bajo demanda avanza con paso decidi-do hasta el momento en que sea posible imprimir libros sobre la mar-cha en máquinas como las que expenden tabaco o café. En Estados Unidos ya se encuentran máquinas de impresión bajo demanda en muchas librerías, como la Espresso Machine instalada desde 2007 en la Biblioteca Pública de Nueva York. En cuestión de minutos puede im-primir un libro a partir de un archivo PDF y encuadernarlo mediante fresado.

La impresión bajo demanda ofrece muchas ventajas nuevas. Aparte de hacer realidad, como decíamos, los sueños de publicar su libro a tantas personas anónimas, también permite imprimir títulos descata-logados de muy escasa demanda, fomentar los negocios editores de nicho, eliminar el gran problema de almacenamiento que suponía la edición tradicional con tiradas muy elevadas para su escasa venta, ahorrar en logística y, no menos valioso, contribuir a la conservación del medioambiente al imprimirse estrictamente lo necesario.

Espresso Book Machine 2.0 fabricada por Soho's On Demand Books, que ofrece la im-presión bajo demanda de cualquier libro de dominio público. Su coste está alrededor de 100.000 $.

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De momento la impresión bajo demanda, o impresión digital, es ren-table hasta unos niveles de tirada; el mundo de las grandes ventas, e incluso de las ventas medias, sigue recurriendo a la impresión offset tradicional, tanto por costes como por calidad de la impresión.

EL LIBRO VIRTUAL, ¿FIN DEL CAMINO? Al igual que sucedió con las fallidas predicciones que pronosticaron la desaparición de la radio con la llegada de la televisión, es muy proba-ble que tampoco se cumplan las agoreras predicciones de la muerte del libro en papel a manos de su sucesor el libro electrónico. La radio tiene su mayor auge hoy en día, en parte gracias a la televisión con su poder para mover masas, y es probable que ocu-rra lo mismo con el libro.

De igual forma, con la apari-ción de Internet se predijo una drástica caída en el consumo de papel. Sin embargo, Inter-net ha multiplicado su consu-mo de un modo alarmante in-cluso. En el mercado de los li-bros —a los que iba a aniqui-lar—, Internet vio cómo el mayor negocio lo creaba, precisamente, una librería: Amazon.

El libro ya está acostum-brado a ver anunciado su fi-nal cada cierto tiempo, pe-ro parece que se resiste a desaparecer.

El nuevo reto que afronta es su propio hijo, el libro electrónico. En estos momentos, todo el negocio del libro se re-vuelve inquieto alrededor de este «incómodo» nuevo invento. Las edi-toriales ven peligrar el monopolio de la producción y la distribución, los libreros —con bastante motivo— el de las ventas, los autores el de sus derechos de la propiedad intelectual… Pero, en realidad, nadie sa-

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be aún a ciencia cierta dónde están los peligros y dónde las oportuni-dades.

Todo esto podría plantearse justo a la inversa, en clave de ventajas: las editoriales abaratarían de un modo espectacular sus necesidades de inversión, así como los de logística; las librerías podrían reducir al mínimo sus costes laborales e incluso los de instalaciones; y los auto-res podrían llegar a todo el mundo sin tener que conformarse con los minúsculos derechos de autor con los que ahora se conforman.

El libro electrónico, el e-book, es el protagonista de este nuevo esce-nario en donde se pierden todos los papeles tradicionales del mundo editorial. La función del editor y del librero parece que están pasando a manos de informáticos y expertos en telecomunicaciones. El autor parece que pierde su prestigio y reconocimiento social al verse difumi-nado igualitariamente en un pandemónium de escritores.

Alguien dijo hace poco que «en España pasamos de un país en el que nadie leía un libro a un país en el que todo el mundo escribió un libro». No se sabe qué será peor, aunque probablemente sea el primer caso.

De momento, lo único cierto en todo esto es que ha nacido un nuevo soporte del libro que presenta grandes ventajas, pero también impor-tantes inconvenientes. Las ventajas comienzan sin duda por la excep-cional capacidad de almacenamiento que podemos llegar a tener en la palma de la mano. Lo cual no quiere decir que sea exactamente el un tanto pueril argumento de poder llevar en la maleta 1.500 novelas si uno se va de fin de semana. A ver quién lee 1.500 novelas durante un fin de semana, o durante una semana o un mes. Ni siquiera se podrían empezar el diez por ciento. La ventaja del almacenamiento radica en la economía de costes, de espacio, de alcanzabilidad y de rendimiento energético, más que en poder llevar encima 1.500 novelas.

Los inconvenientes también existen, y deben ser muchos a juzgar por las tristes cifras de ventas del e-book. En Estados Unidos, vanguar-dia de todo lo que lleva pilas, las ventas durante el año 2010 rondaron el 5 por ciento, y esto contando la brutal campaña que hizo Amazon para vender su Kindle con algunos best-seller (El Símbolo Perdido, de Brown, entre otros). En España la cifra todavía no llega al 3 por ciento.

Parece claro que el libro electrónico no puede quedar solamente de la mano de los e-Readers o lectores electrónicos. Su tecnología basada en la tinta electrónica supone una limitación de interfaz de usuario ex-

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cesiva para un público acostumbrado al poder arrollador de la imagen en movimiento y, sobre todo, en color.

La tinta electrónica, por motivos técnicos que sería muy largo expo-ner aquí, tiene de momento grandes problemas para poder llegar al color. Por ahora tendrá que quedarse con el aspecto un tanto depri-mente de los años del blanco y negro. A su favor tiene, también hay que decirlo, la ventaja de que es prácticamente como leer en papel, no cansa la vista más que éste y se puede leer tranquilamente tumbado en la playa a pleno sol. Además su consumo energético es mínimo al consumir solo cuando se cambia de página: energía biestable, o lo que es lo mismo, energía que tiene dos estados estables. Mientras no se cambie de estado, no se consume.

El «tirón» del e-book debe venir forzosamente de otras plataformas tecnológicas, como las tabletas y demás dispositivos móviles. Estos medios sí tienen una gran aceptación en el «público tecnológicamente alfabetizado», aunque ahora el problema es el contrario al de los e-Readers: su interfaz de usuario es muy atractiva, en color, movimiento, Internet…, pero supone mucho consumo energético, con la incomodi-dad de las recargas cada vez más frecuentes, y el mismo cansancio pa-ra la vista que la pantalla de cualquier ordenador junto con la imposi-bilidad de leer a pleno sol.

Así las cosas, parece que el libro, tal como lo conocemos, con su tac-to, su olor, su aspecto culto y distinguido, seguirá sobre las estanterías del salón durante bastantes años.

El libro es un objeto «redondo», es algo perfecto muy difícil de mejo-rar que tampoco es necesario cambiar. ¿Al-guien se plantea abandonar el bolígrafo por-que existen los ordenadores? El progreso no es forzosamente dejar en el camino lo que es útil. Es más bien saber utilizar lo que mejor nos conviene y con lo que nos sen-timos más a gusto.

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MASONERÍA Y LIBRO HOY Desde hace ya por lo menos un siglo los libros de masonería han de-mostrado tener su mercado, aunque curiosamente el más amplio y rentable sea el de los libros antimasónicos.

Es probable que esta paradoja solo se dé aquí, aunque tiene su ex-plicación. Por diversas razones la masonería se ha movido casi siempre un poco en la bruma. A veces por su propia supervivencia —en las eras y países dictatoriales—, otras veces debido a cierto gusto morboso por el misterio y la exclusividad de los propios masones. Esto es un caldo de cultivo que aprovecharon muy oportunamente algunos autores pa-ra sacar obras completamente indocumentadas y exentas de todo ri-gor histórico con el único fin de vender libros. En España tenemos dos casos flagrantes por su nivel de amarillismo e indocumentación: Ricar-do de la Cierva y César Vidal.

Autores como éstos se han lucrado hasta la saciedad del desconoci-miento que muchas sociedades —como la española sin ir más lejos— tienen de todo lo relacionado con la masonería, sin importarles las consecuencias y mucho menos la brutal y sanguinaria represión que los grandes dictadores ejercieron sobre tantos inocentes por la sola sospecha de tener algo que ver con la masonería.

Curiosamente la masonería nunca ha contestado a estos ataques y a tantas difamaciones vertidas.

Durante el siglo XX se han publicado miles de títulos sobre maso-nería, como tan bien documentan las publicaciones de carácter bi-bliográfico del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME) gracias al inestimable esfuerzo y dedicación, entre otros, de su fundador el jesuita Ferrer Benimeli.

En los países de larga tradición masónica, como Francia, el número de títulos publicados por masones es extraordinario. Realmente son pocos los temas de lectura que han alcanzado estos niveles de entra-das en el ISBN, aunque aquí también hay que lamentar que las tiradas sean siempre modestas si las comparamos con los títulos de corte co-mercial antimasónico.

Sin ir más lejos, el disparatado libro Yo fui masón, de Maurice Caillet, de reciente publicación, en el que un antiguo masón abandona su logia para pasar a hacer milagros —y no en sentido figurado, sino milagros pretendidamente como tales— gracias a la virgen de Lourdes, se ha

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convertido en un best-seller con unas ventas que es posible no haya llegado alcanzar ni Beresniak con toda su obra y años de dedicación a la masonería.

Actualmente la literatura masónica no comercial, la generada por los propios masones, tiene una amplia presencia en Internet, no siempre respetuosa con los derechos de autor, hay que añadir. Parece que fi-nalmente éste ha sido el soporte donde ha conseguido establecerse toda la documentación, debate, cuestionamiento y comunicación de la masonería. Los blogs, las páginas web de las logias, las redes sociales y muchos foros han servido para dar un marco de referencia público y abierto para todos aquellos que se interesan por el tema.

En este contexto libre de Internet es de destacar la abrumadora ma-yoría de contenidos de carácter positivo o imparcial frente a la maso-nería. Los grandes aprovechados de la literatura antimasónica apenas si son visibles en este medio que difícilmente puede reportarles ningún beneficio económico, al margen de exponerse a la crítica do-cumentada de personas que sí saben de lo que hablan y quedar en manifiesto ridículo.

La literatura masónica también se ha visto beneficiada por los avan-ces tecnológicos del mundo editorial con importantes sellos especiali-zados como DETRAD en Francia o MASONICA.ES en España y Latino-américa. Al socaire de iniciativas como éstas están surgiendo muchos proyectos editoriales que es probable lleguen a cambiar definitiva-mente la imagen estereotipada de sociedad cerrada, e incluso oculta o secreta, que todavía subyace en países donde la masonería sigue es-

tando alejada de la sociedad en la que convive.

Para lograr la continuidad y la adaptación de la masonería a los nuevos tiempos tan cam-biantes en que vivimos, es necesario que consigamos pasar del Manuscrito Cooke al e-Book, como reza el título de este artículo, lle-llevando en los nuevos soportes nuestro mensaje y nuestra filosofía a una sociedad

que se está cuestionando todos sus valo-res.Å

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CIENCIAS, TÉCNICAS

Y MASONERÍA

CON LA SOLVENCIA Y EL RIGOR INTELECTUAL QUE LE CARACTERIZA, EL AUTOR DE ESTE ARTÍCULO NOS OFRECE UNA REFLEXIÓN DE CALADO SOBRE EL PENSAMIENTO Y LA METODOLOGÍA CIENTÍFICA EN RELACIÓN CON LAS TÉCNICAS GENERADAS POR ESA MISMA METODOLOGÍA; TÉCNICAS QUE, SEGÚN EL AUTOR, LLEGAN A CONVERTIRSE EN UN FIN EN SÍ MISMAS, DEJANDO DE LADO LA MORALIDAD DE LA INTENCIÓN. EN EL MUNDO MACROTECNOLÓGICO DEL TIEMPO QUE VIVIMOS, EL PROGRESO TÉCNICO ESTÁ DETERMINADO POR LA ESPECULACIÓN CAPITA-LISTA QUE FAVORECE LAS TECNOLOGÍAS MÁS RENTABLES DESDE EL PUNTO DE VISTA ECONÓMICO, LLEVÁNDONOS A LA PARADOJA DE QUE CUANTO MÁS AVANZAN LAS TÉCNICAS MAYOR ES EL DISTANCIAMIENTO DE LA GENTE RESPECTO A LA CULTURA HUMANISTA.

AMANDO HURTADO

xiste una importante diferencia entre el concepto judeo-cristiano de la Naturaleza y el concepto que de ella tuvieron los maestros del pensamiento clásico griego. Para el judeo-

cristianismo, la Natura fue creada por Dios y puesta a disposición del Hombre a fin de que la dominase en provecho propio: “sed fecundos y

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Ciencia y técnica formarán un tándem inseparable en el que la primera utilizará a la segunda, en principio, no para ejercer poder sobre la Naturaleza, sino para avan-zar en su conocimiento imi-tando sus procesos en bene-ficio del Hombre.

multiplicaos, henchid la Tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves

del cielo y en todo animal que repta so-bre la tierra. Os he dado toda hierba de

semilla, así como todo árbol que lleva fruto de semilla: os servirá de ali-mento” (Gén. 1/28-29).

La entrega de poder sobre la Natu-raleza derivaría de una donación de

Dios a la privilegiada especie humana que habría de encontrar su expresión

definitiva en la Alianza mosaica y en el me-sianismo.

Para Heráclito, Platón y la filosofía clásica griega en general, la Fisis o Natura, era eterna e inalterable. Nunca fue creada. Por ello, obedece a la ley de “necesidad” en la que se inscribe el Hombre mismo, sin capa-cidad para someterla, sino tan sólo para reconocerse en ella a través de la razón. La conciencia de la transgresión de las leyes de la Natura-leza conocidas no genera sentimiento de “pecado”, sino de error, sub-rayando la necesidad del conocimiento o scientia y del planteamiento metodológico de la acción científica: tekhné será el arte u oficio que permita la utilización de las fuerzas naturales para satisfacer necesida-des humanas imitando o reproduciendo sus pautas.

Ciencia y técnica formarán un tándem inseparable en el que la pri-mera utilizará a la segunda, en principio, no para ejercer poder sobre la Naturaleza, sino para avanzar en su conocimiento imitando sus proce-sos en beneficio del Hombre. La diferencia respecto al concepto bíbli-co no es meramente semántica y no entenderlo así ha solido tener graves consecuencias...

La decantación en favor del método, a partir de la revolución coper-nicana, con Kepler, Bacon, Galileo, Newton, Descartes y demás repre-sentantes del movimiento científico de los siglos XVI y XVII, llevó a un primer plano la necesidad de la experimentación para la comproba-ción de las hipótesis científicas.

Ha habido, a lo largo y ancho de la Historia, experiencias consensua-das gradualmente como válidas a partir de diversos testimonios per-sonales, que, sin exigencia de límite numérico ni de datos precisos, han ido siendo homologadas para formar un supuesto cuerpo definiti-vo de pruebas de la existencia de determinados fenómenos. La dife-

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rencia metodológica fundamental estriba en que las hipótesis científi-cas, para ser admisibles, han de poder ser experimental y objetiva-mente confirmables o refutables.

El pensamiento científico, estimulado por la observación racional del mundo, sugiere hipótesis cuya verificación se aborda siguiendo méto-dos experimentales que, si son reiteradamente confirmatorios, pue-den conducir al descubrimiento de una pauta o norma física univer-salmente reconocible.

Sin una experimentación metodológi-camente emprendida, prescindiendo de dogmas previos, no será científica la in-terpretación de la Naturaleza. Con ello, la ciencia moderna y la contemporánea si-túan en las hipótesis, deducidas de ana-logías observadas, el punto de arranque de la investigación experimental. Investi-gación “metódica” (o ritualizada), aunque los métodos seguidos puedan ser diver-sos. El objetivo final será la verificación de la validez de la hipótesis y el alcance o ámbito de dicha validez, con sus implica-ciones.

Pero el saber y el hacer han mantenido siempre una relación de do-ble sentido: no es sólo después de haber analizado y desarrollado las leyes físicas cómo los hombres de todas las épocas llevaron a cabo magníficas realizaciones. Con frecuencia, ha sido la reflexión sobre lo hecho la que los ha llevado a descubrir esas leyes experimentalmente. Y si el estudio racional de una percepción humana no admite experi-mentación, habremos de situarlo en el terreno de la Filosofía, como apuntaba Michel Foucault...

Por otra parte, la metodología científica genera técnicas de proce-samiento de la acción susceptibles de ser utilizadas no sólo con fines investigativos, sino también como expresiones subjetivas del poder de actuación humano. Las técnicas llegan a convertirse en un fin en sí mismas, dejando de lado la moralidad de la intención.

Cuando lo que cuenta únicamente es lo que “hacemos”, indepen-dizándolo de una finalidad moral, nos encuadramos en el mundo del cálculo al que se refería Heidegger. Es la gran diferencia, a mi juicio, entre la cultura de la Alquimia y la de la Técnica. La ética del investiga-

Cuando lo que cuenta única-mente es lo que “hacemos”, independizándolo de una fina-lidad moral, nos encuadramos en el mundo del cálculo al que se refería Heidegger. Es la gran diferencia, a mi juicio, en-tre la cultura de la Alquimia y la de la Técnica. La ética del investigador científico de nuestro tiempo ha dejado de ser antropológica, aunque lo que hace tenga consecuencias antropológicas.

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dor científico de nuestro tiempo ha dejado de ser antropológica, aun-que lo que hace tenga consecuencias antropológicas.

De no existir una conciencia moral colectiva sobre las consecuencias de la polución atmosférica ¿cabrá considerar el aire como un medio o como un fin?. Considerando el aire sólo como elemento sustentador, el acento del quehacer técnico puede recaer en lograr la mayor estabi-lidad, rapidez y utilidad de ingenios volantes en ese medio. Lo real-mente ético para los gestores de esa tecnología podría reducirse a al-canzar la máxima eficacia en su campo de actuación, sin más.

El hecho de que el mundo en el que vivimos, que nos determina, se convierta en un mundo tecnológico y no ya en un mundo en el que existen y se desarrollan también las tecnologías, está haciendo que la Técnica sea el sujeto de la Historia y los hombres sólo sus coetáneos, como sugiriera Günther Anders al analizar la especificidad del móvil que puede llevar a “apretar el botón” activador de cualquier ingenio concienzudamente realizado.

Por otra parte, la dinámica económica del mundo macrotecnológico, diseñado durante la segun-da parte del siglo XX, consi-dera el progreso técnico en interacción con la acumula-ción de capital y plantea la selección de las técnicas en función de los precios de sus dos factores fundamen-tales: capital y trabajo. Con

ello, la especulación capitalista tiende a favorecer las técnicas más ren-tables económicamente (las que produzcan mayores intereses y plus-valías con menor costo laboral), de tal forma que el progreso tecnoló-gico, dentro de la dinámica social, se aleja cada vez más de un objetivo moral relacionado con el bien común.

Estamos viendo confirmarse algunas de las reflexiones avanzadas por Hegel y Marx respecto a la importante influencia de la cantidad en la evolución de la calidad: el dinero puede ser considerado como un medio para solucionar necesidades y promover progreso, pero si se convierte en objetivo de acciones especulativas acumuladoras, se transforma su calidad convirtiéndolo en instrumento técnico para la obtención de poder.

El antropólogo Marc Augé señala que el 50% de los ciudadanos estadounidenses ignoran que la Tierra invierte un año en dar una vuelta al Sol. En contraste con esto, la Universidad de Harvard cuenta con un presupuesto para investigación científica que supera al del conjunto de todas las universidades de la Unión Europea.

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Dentro de ese marco mundial macrotecnológico se percibe una im-portante paradoja: cuanto más avanzan las diversas técnicas, mayor es el distanciamiento de las gentes respecto a la cultura humanista. Lo ponen de manifiesto diariamente los medios audiovisuales y las múlti-ples encuestas y estadísticas en circulación.

El antropólogo Marc Augé (EHESS-Paris) señala que, según sus últi-mos datos, el 50% de los ciudadanos estadounidenses ignoran que la Tierra invierte un año en dar una vuelta al Sol, por ejemplo. En con-traste con esto, la Universidad de Harvard cuenta con un presupuesto para investigación científica que supera al del conjunto de todas las universidades de la Unión Europea. Tampoco el flujo masivo de estu-diantes y posgraduados, procedentes mayoritariamente de países con-siderados socialmente subdesarrollados, hacia las bien dotadas uni-versidades y centros de investigación está traduciéndose en mejoras

sociales en sus países de origen. Cer-ca de mil millones de personas pade-cen hambre en ellos...

Creo que merece la pena subrayar que con el término “globalización” se tiende, cada vez más, a aplicar un ra-zonamiento meramente economicis-ta a todas las actividades e intercam-bios humanos, por lo que me parece más comprehensivo hablar de la “mundialización” como interactivi-dad socio-económica planetaria y del mundialismo como ideología en vías de impreciso desarrollo, resultante de una creciente participación ciuda-dana en las instituciones mundiales.

A propósito de la mundialización, señala el sociólogo y profesor polaco Zygmunt Bauman que es irrever-sible: “Vivimos ya en un mundo de interconexión y de interdependen-cia a escala planetaria. Todo lo que pueda ocurrir en alguna parte del mundo puede afectar a la vida y al futuro de las gentes de todo el pla-neta. Al considerar las medidas adoptables en un lugar hay que tener en cuenta las reacciones que pueden suscitar en el resto del mundo. Ningún territorio soberano, por vasto, poblado y rico que sea puede proteger por sí sólo sus condiciones de vida, su seguridad, su prosperi-

La autonomía fisiológica de los cortex primitivos del ce-rebro se traduce en la difi-cultad del pensamiento consciente y racional para controlar nuestro compor-tamiento emocional, mien-tras nuestro neocortex ha proseguido elaborando pensamientos conducentes hacia las metas científicas y tecnológicas que nos hacen sentirnos más sa-pientes.

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dad a largo plazo, su modelo social o la existencia de sus habitantes. La dependencia recíproca es mundial.”

Como masones, todo esto nos invita a reflexionar sobre las readap-taciones que esta nueva etapa de mundialización de las ciencias y de sus técnicas pueda exigir de nosotros y de nuestra Orden, surgida en el Siglo de las Luces que precedió a la revolución industrial (otro momen-to clave del largo proceso “mundializador”, que sin duda comenzó hace milenios).

La bifronte utopía fundacional que nos inspira es la búsqueda de “la Verdad” a través de un proceso de iniciación personal que nos permita “contribuir al bien de la Humanidad”. Por ello, en masonería, la exége-sis social es parte inseparable de ese trabajo de búsqueda.

¿Cuál era el concepto de Humanidad en el siglo XVIII? ¿Qué se en-tendía entonces por Ciencia? ¿Existe hoy, socialmente, una Humani-dad o más bien numerosas parcelas sociales humanas? ¿En qué medi-da puede la iniciación personal masónica repercutir en bien de la Humanidad? Son cuestionamientos que pueden tener respuestas dife-rentes para el análisis del presente y del futuro de nuestra Orden.

Por “Humanidad” no se ha entendido siempre lo mismo, aunque el término se haya referido siempre a la especie humana. Obviamente, pertenecen a ella quienes comparten determinadas características fi-siológicas y psicológicas de las que derivan determinados comporta-mientos, pero la interpretación de lo que le es “característico” ha lle-vado, a lo largo de siglos, a esencializar aspectos étnicos y culturales desfigurando el concepto unitario de la especie y promocionando nive-

les de humanidad en función de la raza, la casta, el sexo, las costum-bres o las creencias, mediante ar-gumentaciones teológicas, morales e incluso científicas.

Apunta el Hermano Jacques Fon-taine que la fuerza de la Francma-sonería es la de no haber renuncia-do nunca a la evolución ética que la ha llevado desde James Anderson hasta nuestros días, en alerta per-manente para reunir lo disperso... A menudo, se nos acusa a los ma-sones de haber hecho del Hombre

La Ciencia es interpretada hoy —por una gran mayor-ía de gentes— no como la teoría de un sistema, sino como el conjunto de parce-las de conocimiento capa-ces de generar aplicaciones técnicas socialmente útiles (o “rentables”), viniendo a diluirse en el consumismo mercantilista.

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el centro del universo, ignorando su dimensión divinizada como “ima-gen” de Dios o de los dioses. Pero es precisamente la pretensión de institucionalizar culturalmente la separación entre humanidad y ani-

malidad, enfatizada por las religiones, lo que más ha contribuido a que esa misma línea di-visoria sirva, oportunamente manipulada, pa-ra separar a los hombres creando minorías más o menos próximas a determinadas con-cepciones de “lo divino”. Conceptos cultura-les, en suma, que impregnan los ideales de fondo, como materia tóxica de cada tiempo.

Se ha dicho que, de todas las ciencias humanas, la del Hombre es la más digna de él. No obstante, no ha sido la Antropología la ciencia más cultivada ni la más desarrollada durante siglos, a pesar de que relevantes fi-guras de la cultura percibieron siempre la

evolución de la estructura humana, que en nuestro tiempo analizan la Genética, la Neurología, la Psicología y sus diversas especificidades. Fue Kant quien más subrayó la importancia de la filosofía antropológi-ca, distinguiéndola - como “ciencia de los fines últimos de la razón humana” - de la tradicional filosofía “académica”.

Sabemos que las capas cerebrales del paleocortex y del mesocortex, que compartimos con nuestros antecesores en la cadena evolutiva, han quedado fijadas en lo que eran hace millones de años. Ellas con-trolan nuestras emociones (sed, hambre, cólera, libido). La autonomía fisiológica de esos cortex primitivos se traduce en la dificultad del pen-samiento consciente y racional para controlar nuestro comportamien-to emocional, mientras nuestro neocortex ha proseguido elaborando pensamientos conducentes hacia las metas científicas y tecnológicas que nos hacen sentirnos más sapientes.

Pero nos dicen los expertos que el neocortex no haría sino prestar a las pulsiones emanadas de las viejas capas cerebrales, potenciándolas, los medios de la inteligencia que ha ido acumulando. Ello explicaría las guerras, los genocidios y el egoísmo salvaje en la lucha por la vida, in-cluso en las sociedades culturalmente más sofisticadas.

En realidad, ningún sistema moral o religioso ha ignorado ese gran escollo, refiriéndose a él de diversas formas. Los remedios que tradi-cionalmente se han propuesto para superarlo han alcanzado una muy

Para su realización, el ideal de fraternidad masónica está abocado a trascender los linderos espaciales y temporales en los que cris-talizó corporativamente en el siglo XVIII, puesto que el Hombre es, como señala Jean Marie Schaeffer, la cristalización genealógica inestable de una forma de vida en evolución.

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limitada eficacia, restringida a individualidades o personalidades es-porádicas, a menudo “santificadas”, tanto en Occidente como en Oriente. Lo cierto es que existe una visión universal de la naturaleza común de la conciencia humana —objeto de la que algunos llaman Psicología perenne o transpersonal— que aflora en múltiples manifes-taciones a lo largo de la cadena evolutiva.

Hasta el siglo XVIII, un reducido número de hombres podía aspirar a dominar los conocimientos de casi todas las ciencias de su tiempo, quintaesenciándolas en una sabiduría totalizadora. La Enciclopedia dieciochesca fue un empeño que tenía ese sentido. El científico era un “sabio”. Pero el desarrollo evolutivo de las técnicas de investigación científica ha ido acotando progresivamente parcelas de conocimiento interactuantes, tejiendo una amplísima red de sapiencias que obliga a situar prudentemente esa Sabiduría en un horizonte más remoto.

La Ciencia es interpretada hoy - por una gran mayoría de gentes - no como la teoría de un sistema, sino como el conjunto de parcelas de conocimiento capaces de generar aplicaciones técnicas socialmente útiles (o “rentables”), viniendo a diluirse en el consumismo mercanti-lista.

La reflexión masónica, ante tal panorama, se centra en la búsqueda personal del sentido que podamos dar a nuestra propia vida como miembros de la comunidad humana. Por ser humanista —aunque no situando al Hombre como centro del universo, sino como aspirante a descubrir ese centro— y porque postula el trabajo como una síntesis de pensamiento y acción, indispensable para la mejora de la condición humana, conlleva la Masonería una dimensión espiritual indisociable de su propia naturaleza. Concibe al Hombre como microcosmo, ima-gen del universo, con una aspiración innata a lo que le supera, a lo que le trasciende. Detrás de las formas percibidas intuye una Arquitectura cósmica de la que la humanidad forma parte y cuyo código estructural se hace gradualmente accesible a través de las ciencias en cuanto vehículos del conocimiento.

La espiritualidad masónica se condensa en la “búsqueda de la Ver-dad”, que se simboliza como “Palabra Perdida”, identificable para mu-chos con la auténtica finalidad de la Scientia de la Philosophia Peren-nis, en el sentido en el que ha definido a ésta, en nuestro tiempo, Karl Jaspers: a pesar de la amplia gama de escuelas filosóficas y a pesar de todas sus contradicciones y exclusiones recíprocas como abanderadas de la “Verdad”, figura en toda la Filosofía un “Uno” que nadie posee,

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CIENCIAS, TÉCNICAS Y MASONERÍA

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pero en torno al cual han gravitado los esfuerzos filosóficos de todos los tiempos como tema central de una única y eterna Philosophia Pe-rennis. Lo que implica también que los mismos temas, intelectuales o espirituales, pueden tener diferentes aproximaciones y representacio-nes imaginarias y que la vía hacia ese “Uno” universal no es exclusiva-mente místico-religiosa.

La vitalicia labor de búsqueda exige una praxis ética racional. La Ma-sonería nació, evolucionó, y ha de seguir evolucionando en el tiempo, como proyecto de fraternidad universal pionero en la toma de con-ciencia de la diversidad y de la compatibilidad de las culturas mundia-les. Para su realización, ese ideal de fraternidad está abocado a tras-cender los linderos espaciales y temporales en los que cristalizó corpo-rativamente en el siglo XVIII, puesto que el Hombre es, como señala Je-an Marie Schaeffer, la cristalización genealógica inestable de una for-ma de vida en evolución.

Como ocurre en la evolución de los idiomas, las generaciones huma-nas se suceden heredando bagajes de experiencias y conceptos con-sensuados en el seno de sus grupos sociales, originando culturas que se desarrollan incorporando gradualmente nuevas experiencias mati-zadoras, modificadoras, ampliadoras o expurgadoras de conocimien-tos, en función de nuevos datos y de las interpretaciones que surgen de esas nuevas experiencias vitales.

Las formas lógicas nacen de la práctica de la investigación, pero también dependen de la inscripción del buscador en una determinada forma del proceso cognitivo, vinculado con su adscripción a una cultu-ra social.

La validez de la metodología simbolista masónica para afrontar los sucesivos retos de las evoluciones socio-culturales me parece induda-ble, como genuina expresión de la Psychologia Perennis. Pero su efec-tividad y alcance dependerán de que nuestra Orden, como escuela de un Arte de vivir en fraternidad, mantenga su propia capacidad evoluti-va sin menoscabo de su vocación iniciadora, asimilando efectivamente en su didáctica ritualizada los valores esenciales contenidos en los co-nocimientos que va haciendo aflorar el buril inteligente, diestramente utilizado, que simbolizan las ciencias y técnicas de cada tiempo.

Carpe diem.Å

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CIENCIAS, TÉCNICAS Y MASONERÍA

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Citas

Günther Anders: La Obsolescencia del Hombre

Zygmunt Baauman: La globalización

Emmanuel Kant: Crítica de la razón práctica

Michel Foucault: Les mots et les choses

Karl Jaspers: Was ist Philosophie?

Jacques Fontaine: Les neuf poisons de la pensée maçonnique

Jean Marie Schaeffer: La fin de l’exception humaine.

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De la vieja costumbre de la

masonería de ir al compás

de los tiempos

SE ESPERA QUE PARA EL AÑO 2018 EL CINCUEN-TA POR CIENTO DEL MERCADO LABORAL DE LOS PAÍSES DESARROLLADOS ESTÉ CONSTITUIDO POR MIEMBROS DE LA LLAMADA GENERACIÓN DIGITAL (DIGITAL NATIVES O GENERACIÓN ME), Y NO CREO QUE SEAN MUCHOS LOS MASONES QUE CONSIDEREN QUE LAS LOGIAS SE ESCA-PARÁN DE SEMEJANTE IRRUP-CIÓN, U OPINEN QUE LA ORDEN DEBE RETIRARSE A UN CASTILLO SOBRE LA CUMBRE DE UNA MON-TAÑA DE CRISTAL UBICADA AL FI-NAL DEL MUNDO, COMO HICIE-RON «LOS SIETE CUERVOS» DE LOS HERMANOS GRIMM.

Iván Herrera Michel

in embargo, y a pesar de que a los nacidos antes de 1980 nos asalta el temor de que cueste más concentrarse mientras más abunde la información, la generación más conectada e informada

de todos los tiempos no va a cambiar sus hábitos por el solo hecho de haberse Iniciado en una Logia Masónica. Es de esperar que en la era de Google, Amazon y Facebook ella traerá a la Orden las herramientas que importan, y nosotros habremos de lidiar con novedosos compor-tamientos y expectativas.

S

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DE LA VIEJA COSTUMBRE DE LA MASONERÍA DE IR AL COMPÁS DE LOS TIEMPOS

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Al estar estos nuevos masones acostumbrados a roles más libres y horizontales, el intentar controlarlos con una lupa y un cordel es un craso error al momento de acercar las diferentes mentalidades. Por ende, la jerarquía Masónica, si no desea quedarse sola con su oropel, deberá revestirse de información idónea, argumentos válidos y dispo-sición para escucharlos realmente, ya que ellos valoran más el cono-cimiento que la experiencia y son dados a comparar las fuentes. Con-sideran que tiene más conocimiento útil un joven de 28 años con un Doctorado, que un «viejo» de 50 con 25 años de experiencia.

Las cosas han cambiado mucho desde que hacia 1450, Gutenberg, para ganar una apuesta, inventó la imprenta de tipos móviles. 530 años después, en agosto del año 1981, la empresa IBM presentó en público, en el Hotel Waldorf Astoria de Nueva York, el primer compu-tador personal con un precio de 1.565 dólares que exigía un monitor que había que comprar separado. Ese día se inició una nueva etapa para la humanidad con un potencial difícil de pronosticar por ahora, y yo estoy convencido de que estos últimos treinta años representan so-lo la primera ola del tsunami que se nos vino encima.

Ya han transcurrido muchos siglos desde que la humanidad solu-cionó al problema de resguardar y divulgar en el tiempo y en el espa-cio sus creencias y conocimientos. Igualmente, ya han pasado más de tres milenios desde la aparición, en lo que hoy es Irak, del Poema de Gilgamesh, la narración escrita de mayor antigüedad que conocemos.

Desde entonces el libro, como solución efectiva para esa necesidad comunicativa, ha tenido cinco importantes innovaciones: de la tablilla de barro pasó al rollo de papiro, luego al códice de madera, de allí a la impresión de Gutenberg, y ahora al e-book.

Cada uno de estos inventos produjeron en su tiempo una revolución cultural que, más allá de impactar a la sociedad con la difusión de una mayor cantidad de información (que de por sí, fue importante), arrojó una transculturización invasiva de nuevas perspectivas que afectó las identidades anteriores, creando novedosos valores generacionales. En consecuencia, se variaron las características de los grupos sociales.

Hoy en día, no existe un modelo asociativo, cualquiera que sea su fi-nalidad, Iniciático o no, que pueda abstenerse por mucho tiempo de estar en los medios digitales. Ahora es posible observar con facilidad los efectos de la revolución cultural que generó la imprenta en cinco siglos, así en lo personal gustemos también de admirar los textos ma-nuscritos anteriores con sus hermosas representaciones.

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Pero, ¿son suficientes 30 años de la vertiginosa vida moderna para calcular el impacto de la tecnología informática? ¿O habrá que espe-rar un tiempo prudencial mayor para tener la perspectiva adecuada sobre lo que representa la tecnología y las redes sociales para la Ma-sonería?

Por lo pronto, es fas-cinante constatar los cambios irremediables que ya ha generado la tecnología informática en nuestras vidas, en nuestros trabajos y en nuestros grupos socia-les, a partir de lo que les podemos contar los de la «vieja guardia» a nuestros hijos acerca del mundo en el que vivimos nuestra niñez y adolescencia.

Es un lugar común escuchar que entonces éramos muy felices corre-teando sin celulares, sin jugar fútbol en 3D, sin Iphone, sin Facebook, y de cómo el «cara a cara» ofrecía un sabor humano que hoy no senti-mos en los chats, pero el hecho real es que ellos son muy felices con estas novedades y pertenecen a un contexto que posee sabores y co-lores distintos al nuestro.

A la Generación Digital, que ya está ingresando a la Masonería, le gusta poseer un espacio propio para ser creativa. Está acostumbrada a compartir información, la tecnología informática le regala significados distintos según sus necesidades y momentos de vida, y le ha desarro-llado su crecimiento y su personalidad. Ni siquiera imaginan como se podía contar antes con tan poca información.

Las enciclopedias y las bibliotecas de hace 40 años eran infinitamen-te más limitadas que lo que ofrece la Red en estos días, quedaban más lejos y había que hacer un curso para llevarse un libro para leerlo en casa. Y ni hablar de prestar a alguien un libro masónico.

Hoy, desde los más jóvenes hasta los más viejos, están contando con mayores posibilidades de conocer otras opiniones para construir la propia, y eso brinda la oportunidad de que podamos ser más plurales e incluyentes, y, en el caso de la Masonería, la nueva generación entien-de de manera natural que las relaciones entre las estructuras obedien-

A la Generación Digital, que ya está ingresando a la Masonería, le gusta poseer un espacio propio para ser creativa. La tecnología informática le regala sig-nificados distintos según sus necesidades y momen-tos de vida, y le ha desarrollado su crecimiento y su personalidad. Ni siquiera imaginan como se podía contar antes con tan poca información.

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ciales y los masones de a pie deben ser estrechas, trasparentes y hori-zontales.

Y, entre otras cosas, ¿No es eso lo que siempre se ha pedido?

Hoy valoramos mucho las cualidades de la rancia Masonería presen-cial tal como la conocimos cuando nos Iniciamos, pero ¿Qué pasará cuando la realidad virtual entre de lleno en la Logia? ¿Nos saldremos nosotros?

He sabido de experiencias masónicas, que, apoyadas en Internet, en video beam, y en otros aparatos electrónicos, se vienen presentando desde hace algunos años, tales como Tenidas virtuales, incorporación de hologramas, proyección de símbolos en las paredes, y quien sabe que cosas más.

Al parecer, ya está entrando la reali-dad virtual en la Orden sin que la ma-yoría perciba el fenómeno, y, natural-mente, no me refiero a la tecnología que se ha empleado para cambiar el órgano tubular de la Columna de la Armonía por un reproductor de CD (o un parlante de I-Pod), o para usar micrófonos en vez de proyectar la voz por todo el recinto, o para usar bombi-llos eléctricos en vez de velas, o para usar aparatos de aire acondicionado para regular la temperatura de la Logia,

o para leer Planchas en un Tablet en vez de hacerlo en una hoja de pa-pel, o para que las citaciones a las Tenidas en vez de hacerse por tarje-tas impresas se hagan mediante grupos web.

Ahora se trata de ir más allá: de extender los límites materiales de la Logia, de concebir rectángulos tan amplios como lo virtual lo permita, de trascender con mayor amplitud el tiempo, el espacio y los horarios, y de concebir una Logia universal de este a oeste, de norte a sur, y del cielo al centro de la tierra, en la que se pueda viajar de occidente a oriente, uniendo de paso lo que está muy disperso por el mundo

¿No es acaso esto lo que se enseña desde los mismos inicios de la Masonería moderna?

Indudablemente, los atrevimientos tecnológicos vendrán solos y el método masónico, sin cambiar su condición ordenada y sistemática, se

Hoy valoramos mucho las cualidades de la rancia Masonería presencial tal como la conocimos cuan-do nos Iniciamos, pero ¿qué pasará cuando la realidad virtual entre de lleno en la Logia? ¿Nos saldremos nosotros?

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adaptará a los nuevos accidentes sin afectar su núcleo duro, de tal forma (de eso estoy seguro) que lo veremos practicarse válidamente… ¡hasta sin la presencia física de los Masones que intervienen en las Te-nidas!

En lo personal, y aunque como le dijo Steve Jobs a la Revista Newsweek, 2011, «cambiaría toda mi tecnología por una tarde con Sócrates», espero no perder-me una de esas Tenidas virtuales, en las que antes, durante o después, segura-mente contaré como eran las cosas «en mi época». Porque también en el futuro será importante que la tradición oral transmita eso que el historiador y an-tropólogo Jan Vansina define como «mensajes verbales que reportan conocimientos del pasado al mo-mento presente».

He conocido la resistencia que tienen algunos Masones a la vincula-ción de la tecnología informática a la Masonería, pero yo, para ser sin-cero, solo observo que en este campo, estamos, una vez más, en pre-sencia de la vieja y terca costumbre de la Orden de ir al compás de los tiempos, sin transformar su esencia en lo fundamental.

Y también he notado, que todo está sucediendo, como diría Erich María Remarque, «en un día tan tranquilo y calmado,

que el informe del ejército se limitó a la frase: sin novedad en el frente».Å

En lo personal «cambiaría toda mi tecnología por una tarde con Sócrates», pero espero no perderme una de esas Tenidas virtuales, en las que antes, durante o después, seguramente con-taré como eran las cosas «en mi época».

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BIOÉTICA

Y MORAL LAICA

EL TEXTO QUE OFRECEMOS A CONTINUACIÓN ES EL DO-CUMENTO APROBADO POR LA VIII GRAN ASAMBLEA DEL GRAN ORIENTE DE LA FRANCMASONERÍA MIXTA UNIVER-SAL (GOFMU), CELEBRADA EN MONTEVIDEO (URUGUAY) LOS DÍAS 9 Y 10 DE DICIEMBRE DE 2005, Y QUE ES UNA SÍNTESIS DEL DEBATE LLEVADO A CABO EN LOS TALLERES DE LA CITADA OBEDIENCIA DURANTE ESE AÑO. ESTE DOCUMENTO, INDEPENDIENTEMENTE DE SUS POSI-CIONES, CREEMOS QUE TIENE LA VIRTUD DE PLANTEAR PREGUNTAS QUE AYUDAN A SUSCITAR LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE SOBRE LOS DESAFÍOS QUE REPRESENTA LA BIO-TECNOLOGÍA Y ANTE LOS QUE LA MASONERÍA NO PUEDE NI DEBE QUEDAR AUSENTE, PORQUE BIOÉTICA Y MORAL LAICA FORMAN PARTE DEL NÚCLEO DE LA ESPECULACIÓN MASÓNICA. EL TEXTO LO HEMOS LOCALIZADO EN INTERNET Y PENSA-MOS QUE SU REPRODUCCIÓN ES UN RECONOCIMIENTO AL TRABAJO REALIZADO POR EL GOFMU Y NO PUEDE CONSTI-TUIR EN NINGÚN CASO UNA FALTA DE RESPETO A ESTA OBEDIENCIA, QUE LO HA HECHO PÚBLICO EN LA RED, POR LO QUE ENTENDEMOS QUE SU DIFUSIÓN ES LIBRE.

VIII ASAMBLEA DEL GRAN ORIENTE DE LA FRANCMASONERÍA MIXTA UNIVERSAL

(GOFMU)

ablamos de moral laica como sinónimo de una moral autó-noma construida desde la razón y el posicionamiento crítico, libre de prejuicios dogmáticos y en un marco de pluralismo

y tolerancia de ideas. Es una moral que no surge de lineamientos dis-ciplinarios religiosos o mera adopción heterónoma de preceptos aje-nos a la voluntad individual.

H

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BIOÉTICA Y MORAL LAICA

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La moral laica presupone un pluralismo de valores igualmente legí-timos aceptado autónomamente por la diversidad de grupos e indivi-duos en la prosecución tanto del bien particular como del bien común, de la justicia y de la libertad.

Su condición de universal surge de la admisión de diversos puntos de vista que respeten la transparencia argumentativa, el carácter razona-ble de las soluciones propuestas para reglar conflictos de intereses, el celo por proteger a las personas afectadas por las decisiones y, sobre todo, la disposición al dialogo interdisciplinario y transcultural así co-mo a la crítica liberal, consideradas como condiciones necesarias de la argumentación razonable.

Por eso la moral laica es matriz de la democracia como forma de vida pues parte y a su vez remite al respeto a la dignidad como máxima ex-presión de la autonomía humana, a la preservación del pluralismo que es la resultante de la coexistencia pacífica de las diversas opiniones sobre "el buen vivir" de las sociedades democráticas.

Bioética proviene del griego "vio" vida, "ethos" carácter, comporta-miento, "ike/tike" estudio técnica. Van Rensselaer Poteer la define como "la disciplina que combina el conocimiento biológico con el de los valores humanos".

Se refiere a la disciplina científica que aborda los problemas éticos relaciona-dos con la vida humana y especialmente, con los retos derivados de la biotecnolog-ía. Por lo tanto se trata del "estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y del cuidado sanitario, en cuanto que tal conducta se ex-amina a la luz de los valores y de los principios morales" (Encyclopedia of Bioethics).

Sin negar los hechos de la ciencia, busca rescatar y preserva los valo-res morales.

Encontramos que tiene diferentes facetas entre las que vemos:

· Problemas morales frente a la relación terapéutica.

· Decisiones de moral política sobre población, investigación, medio ambiente investigación científico tecnológico, etc.

La moral laica es matriz de la democracia como forma de vida pues parte y a su vez remite al respeto a la dignidad como máxima expresión de la autonomía humana.

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· La experimentación humana y el control de la conducta, de frente a los temas de la definición de vida y muerte.

Todas cosas sometidas a opiniones extremadamente sensibles por su carga emocional, entonces sujetas a las más variadas concepciones dogmáticas o prejuiciosas.

Es aquí donde debemos procurar la reflexión desde el punto de vis-ta laico, es decir, ni religioso ni político, afirmando una moral que ten-ga como objetivo la autonomía del ser humano, con su dignidad y de-rechos.

Entonces la bioética y la moral laica están íntimamente unidas en tanto la primera tiende a evitar la deshumanización de la ciencia y la segunda cumple con ponerla al servicio del hombre.

Ante lo expuesto surgen algunas interrogantes y reflexiones:

· ¿Conocer el mapa genético de un individuo permitirá evitar graves enfermedades, o podrá atentar contra su intimidad causándole estig-matización y discriminación por motivos biológicos?

· ¿Las prácticas de ingeniería genética perfectiva (eugenésis) llevarán al perfeccionamiento genético independientemente de la finalidad te-rapéutica o social que se persiga?

· ¿En el proceso de perfeccionamiento técnico de investigación sobre clonación humana sea con fines terapéuticos o reproductivos, cuáles derechos y libertades de los clones de respetarán? ¿Debemos orientar los esfuerzos a la obtención de técnicas que permitan desarrollar teji-dos aislados, o fomentar los estudios orientados al desarrollo de indivi-duos completos?

· ¿Qué medidas adoptaremos ante la disponibilidad de órganos pro-ducidos a partir de células madre toti-potenciales, para que éstos lle-guen a todas las clases sociales?

Tenemos además temas como el de la muerte digna y la eutanasia; la elección racional reproductiva; la fertilización in vitro; la maternidad de alquiler, así también como los trasplantes de órganos. Por ello no podemos mirar solamente a la moral del pasado, sino que debemos fomentar la autonomía de elección, sin anclajes en creencias supersti-ciosas o de culturas que solo poseen un valor histórico.

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Nuestra perspectiva laica es con relación a los dogmas de tipo reli-gioso, como ideológicos, políticos o científicos. Así sabemos que la ciencia ha estado siempre acompañando el progreso de la humanidad, pero también sabemos que ella puede estar sometida a poderes que la utilicen en beneficio propio o de pequeños grupos elitistas muy pode-rosos, generalmente en detrimento de las grandes mayorías.

Nosotros los francmasones precursores de la "Razón, la Tolerancia y la Fraternidad" debemos procurar que se brinde a cada individuo las mismas oportunidades e iguales derechos.

Como libre pensadores, debemos ser actores en el desarrollo de nuevas solu-ciones morales, dentro de un marco laico de acción, acompañando en su proceso progresivo y progresista a la sociedad en su accionar evolutivo.

Debemos prepararnos para crear con-ciencia, a través de los más amplios deba-tes que pongan todas estas cosas en el si-tio de la preocupación humana que co-

rresponde, saliendo de la inmediatez a que nos tienen sometidos, es decir, de los debates de coyuntura políticos, geopolíticos o de la eco-nomía de supervivencia.

Las garantías en una sociedad de seres libres pasa por acentuar una idea esencial: que los hombres y las mujeres del Siglo XXI continuemos luchando por ser artesanos en la construcción de nuestro propio des-tino. Y solamente en una sociedad de seres libres, es decir, donde im-pere la democracia más amplia, brevemente, en una sociedad de ciu-dadanos, hombres y mujeres libres e iguales, en un estado de derecho, es ahí donde se puede desarrollar fecundamente los debates sobre el futuro y la bioética

La posibilidad y el derecho a transformar la naturaleza mediante la ciencia y la tecnología, están en la base de las reflexiones científicas. Es aquí donde interviene la Bioética para dirimir acciones tendientes a la protección de los equilibrios sistémicos que garanticen una razonable calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.

La bioética y la moral laica están íntimamente unidas en tanto la primera tiende a evitar la deshumaniza-ción de la ciencia y la se-gunda cumple con ponerla al servicio del hombre.

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Ni perjuicios ni dogmas, ni las diferentes creencias, podrán dirigir u orientar las discusiones mientras éstas se realicen en el marco de acuerdos que respeten los derechos y obligaciones inherentes a la dig-nidad humana, como expresión de una moral laica, responsable y comprometida con la libertad, la igualdad y la justicia.Å

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MASONERÍA Y NUEVAS TECNOLOGÍAS

tiempo para un debate

Responden 8 maestros masones

¿DEBE LA MASONERÍA ESTAR PRESENTE EN LOS «FOROS SOCIALES» DE INTERNET? ¿QUE VENTA-JAS E INCONVENIENTES OFRECEN ESTOS FO-ROS? ¿ES POSITIVA O NECESARIA UNA «INTRA-NET» EXCLUSIVA E INTER-OBEDIENCIAL DE LA MASONERÍA?

JOSÉ LUIS COBOS

Esta pregunta nos conduce implícitamente a una más genérica:

"¿Debe la masonería estar presente en los foros sociales o espacios públicos (sean cuales sean estos)?", porque si, de facto, ya hemos con-cluido que la masonería debe participar en los espacios públicos con-vencionales y tradicionales, no se me ocurre ninguna razón por la que no deba hacerlo en cualquier otra modalidad de espacio que vaya sur-giendo con la evolución natural de la sociedad, independientemente de las precauciones y habilidades que requieran estas nuevas modali-dades.

La aparición de las redes sociales virtuales y la generalización del uso de Internet en nuestros días han provocado la irrupción de la maso-nería en estos medios y son raras las obediencias y las logias que no están, en menor mayor medida, presentes en ellos.

Y yo me pregunto si esta decisión ha sido tomada tras la debida re-flexión acerca de esta primera pregunta formulada más arriba, o más

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TIEMPO PARA UN DEBATE

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bien la masonería se ha visto arrastrada por la fuerza de los hechos que constituyen la realidad social.

Conviene pues aclarar qué entendemos por presencia de la maso-nería y qué por foros sociales, y con ello contestaríamos a las dos pri-meras preguntas de este apartado:

Presencia de la masonería: supongo que lo que se trata de averiguar con esta pregunta es la conveniencia de una presencia institucional en la red y a qué nivel (logias, obediencias, supremos consejos, organis-mos internacionales), y no la de los masones en tanto que masones ya

que, como ciudadanos, todo el mundo tiene derecho a estar presente donde le plazca y donde lo dejen. Por lo tanto me voy a ceñir al aspecto insti-tucional.

A mí la cuestión no me ofre-ce ninguna duda. Creo firme-mente que la masonería debe participar activa y responsa-blemente en este nuevo esce-nario de la vida pública que es

Internet, lo mismo que creo que de-be hacerlo en los otros espacios

públicos. Y lo tiene que hacer desde todos los niveles institucionales antes mencionados.

Ahora bien, cuando digo que esta participación tiene que hacerse responsablemente, me refiero a que cada órgano debe medir bien sus fuerzas para que su aporte sea asiduo, respetuoso, argumentado, y en el ámbito o la perspectiva que compete a la masonería que no es otro que el de la ética, además, evidentemente, de la debida presentación de sí misma.

Cuando digo "tener que", no me refiero a que sea una obligación que haya que cumplir a toda costa sino que se trata más bien de un objetivo (prioritario, desde luego) a alcanzar en el progresivo desarro-llo de los distintos organismos masónicos. Podemos poner como obje-ción a esta opinión que la realidad masónica a lo largo y ancho del mundo es tan diversa, y muchas veces tan opuesta y contradictoria, que la imagen resultante en la sociedad no nos dejaría en un muy buen lugar.

José Luis Cobos

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Esto es cierto y, de hecho, es lo que ocurre cuando visitamos Inter-net para recabar información sobre la francmasonería: masones, lo-gias, obediencias, supremos consejos y ciertos organismos internacio-nales como por ejemplo CLIPSAS, mantienen páginas Web y blogs para dar una información sobre quiénes son y cuáles son sus actividades, presentando un variopinto panorama que más que aclarar las ideas al que va buscando comprender el fenómeno masónico, más bien, en muchos casos, lo confunde.

Pero este estado de confusión se debe precisamente a que nuestra Orden no ha sabido mantener los suficientes debates internos para llegar a consensos acerca de lo que somos y, consecuentemente, no sólo no hemos elaborado ningún discurso de comunicación con la so-ciedad civil, sino, lo que es más grave, ni siquiera hemos sentido la ne-cesidad de hacerlo, amparándonos en un mal entendido deber de se-creto.

Hoy, la sociedad de la comunicación, la sociedad en red, ya no nos permite este anonimato y este ocultamiento. Nuestra condición de or-ganización institucional nos obliga a decir clara y públicamente cuál es nuestro rol institucional.

Una de las exigencias que nos plantea la interpelación a la que so-mos sometidos es la de definir la función social que nos incumbe. Si argumentamos nuestra legitimación en que siempre hemos sido per-seguidos por defender los valores fundamentales y universales de Li-bertad, Igualdad, Fraternidad y Tolerancia; si la masonería es una ex-presión mundial de aspiración de progreso de la humanidad basada en la naturaleza misma del hombre en cuanto puro y completo hombre; estamos con esta argumentación haciendo manifiesta, públicamente, la dimensión institucional de la masonería.

A partir de ese momento y por simple coherencia con el nivel de exi-gencias instaladas en las sociedades libres y democráticas, tenemos que pronunciarnos abiertamente acerca de nuestro papel y tendremos que responder de ello, ante las expectativas suscitadas, con el produc-to social que corresponda.

Hoy la sociedad reclama saber quién es quién. Aquello que perte-nezca al dominio de lo privado habrá que defenderlo con decisión de la presión inquisidora de la sociedad. Pero a cambio de ese derecho a la privacidad, se hace más exigible la servidumbre y el retorno social que en cada caso toque. No es el camino más fácil, ciertamente.

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Lo cómodo es el anonimato, y así nadie nos pide cuentas, pero esto no sería ni justo ni juego limpio, ni con la sociedad ni con los que se in-corporen a nuestro trabajo, atraídos la mayoría de las veces por los mensajes que nosotros mismos vertemos al público. La alternativa a este posicionamiento es la marginalidad y la clandestinidad, y no son sendas estas muy recomendables para una vía constructivista.

No se trata de coger las pancartas y salir a la calle a vociferar nuestra índole, sino de contestar con precisión y naturalidad, cuando se nos pregunta: "…Estos son nuestros intereses, esto es lo que hacemos y he aquí las pruebas de ello…", pero debemos dejar bien claro que nuestro rol institucional es la reflexión ética.

En efecto si, como decía el filósofo y masón alemán Karl C. F. Krause (1781-1832), la masonería es la única institución que se ocupa del "Hombre en su pura y completa humanidad, en su totalidad", en la re-flexión ética hallamos la ocupación humana que mantiene permanen-temente la vista puesta en ese objetivo de trabajo con las dos pregun-tas siguientes: ¿Es así como me construyo plenamente como ser humano? ¿Es esta la sociedad que permite el desarrollo integral del ser humano?

Resolver la primera de las preguntas es emprender el camino iniciá-tico de la masonería. Resolver la segunda es mantener, comprometi-damente, un constante ejercicio de crítica y revisión acerca del hom-bre en el mundo.

La Ética es una parcela de intereses y conocimientos que incumben a todo ser humano. Nadie debe abdicar de su escrutadora mirada ética hacia sí mismo y hacia la sociedad. Sin embargo, la tendencia de lo co-tidiano es a banalizar, trivializar, apegarnos a la apariencia.

Por el contrario, el método masónico nos invita a penetrar en el in-terior de las cosas, a hacer visible lo oculto y en eso consiste la re-flexión ética, en asegurarnos que las cuestiones que abordamos van a quedar suficientemente profundizadas hasta ver en qué aspectos y en qué medida queda comprometido lo humano en la situación estudia-da.

Una vez que todos los elementos constituyentes del problema están sobre la mesa, cada cual que elija sus opciones como mejor le cum-plan, porque no es tarea de la masonería decirle a nadie como tiene que actuar.

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Pero además de las razones citadas para recomendar la presencia de la masonería en los foros sociales, en España tenemos una obligación más que cumplir, aunque sólo fuera por lavar el honor y el buen nom-bre de tantos masones que fueron ultrajados, perseguidos, expoliados, vilipendiados, o tuvieron que expatriarse durante la dictadura fran-quista.

Esto sólo podemos conseguirlo haciéndonos visibles ante la sociedad y demostrando con nuestros actos, con nuestros hechos, que la maso-nería es una expresión respetable que trabaja por la concordia entre los hombres y los pueblos.

Los foros sociales: creo que sería prolijo entrar en el análisis de las distintas herramientas y espacios que constituyen lo que llamamos In-ternet, por lo que, para este trabajo, voy a considerar la red como un gran foro social que podemos adaptar a nuestras necesidades.

Pienso que lo que conviene destacar aquí es el carácter de "espacio público" que adquiere Internet por el hecho de la masificación de su utilización. No obstante hay que señalar importantes diferencias entre el espacio público natural que podríamos llamar la calle o el ágora, y el espacio público virtual que llamamos Internet.

En la siguiente tabla menciono cinco diferencias que me parecen re-levantes a la hora de reflexionar sobre las ventajas e inconvenientes que pueden tener el uso de los foros virtuales, ya sea en masonería o en cualquier otro ámbito.

LOS FOROS SOCIALES EN EL ESPACIO PÚBLICO

EL ÁGORA LA RED INTERNET

Realidad física. Realidad virtual.

Lenta movilización de interesa-dos y afectados por un problema.

Rápida reacción de interesados y afectados por un problema.

Actuación integral del individuo, simultaneando sus áreas intelec-tiva, afectiva y motivacional, re-sultando muy difícil enmascarar las reacciones emocionales pro-

Actuación mucho menos media-tizada por las emociones de la propia interacción humana. La verdadera personalidad del indi-viduo puede quedar fácilmente

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ducidas por la propia interacción de persona a persona(s)

oculta por una falsa que corres-ponda al rol que se ha elegido previamente.

Escasos requisitos instrumentales para participar. Basta con la pre-sencia física. Nadie queda exclui-do.

Sofisticados requisitos: ordena-dor, conexión, habilidades especí-ficas. Una gran parte de la huma-nidad queda excluida.

Modelo intelectual: procesa-miento de la información basado en la dialéctica y el trabajo lento inductivo-deductivo. Papel fun-damental de la memoria.

Modelo intelectual: sistema in-terdisciplinar. Lo importante no es el dato sino saber cómo acce-der a él, sobre la marcha.

Respecto a una “intranet” exclusiva e inter-obediencial de la Maso-nería, pienso que en un mundo en el que todo se globaliza, la maso-nería, que se pretende universal, debería saber aprovechar todas las herramientas y todas las oportunidades para convertir en una realidad fáctica esta aspiración fundacional.

Una intranet, que operara no sólo en un ámbito obediencial sino también en el inter-obediencial, serviría, además de para compartir los recursos disponibles de manera rápida y eficaz, para ofrecer nuevos escenarios transversales que nos permitirían llegar a esos consensos a los que antes nos hemos referido acerca del ser mismo de la maso-nería.

Creo que es urgente distinguir la diversidad que cabe en el marco masónico de aquellas otras diferencias incompatibles con él. Tenemos que poder definirnos a partir de unos rasgos que podamos llegar a compartir universalmente por haberlos consensuado también entre todos, buscando aquellos referentes que nos permitan sobrepasarnos como individuos y como sociedad.

También podemos reflexionar entre todos sobre cuál es el alcance de cada uno de estos rasgos para que podamos llegar al menos a una comprensión de término medio que nos permita elaborar discursos coherentes de comunicación con la sociedad civil.

Intranet sería para esta tarea una herramienta idónea por su agilidad y su extensión.

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IVÁN HERRERA

No creo que la Masonería (entendida en su conjunto) posea una op-

ción real para estar o no estar en los “Foros Sociales”. Ya es demasia-do tarde para impedirlo, no habría podido reprimirse y no hay forma de sacarla de allí.

Más bien podríamos sentarnos a evaluar cual ha sido la experiencia y como ofrecer referentes progresistas para quien elija adoptarlos. Lo mismo podría hacer el sector dogmático, cristiano, ocultista o cual-quier otro de la Orden, sin perjuicio de tantos espontáneos como pulu-lan en la red y que, como toda rueda suelta, están fuera de control.

Un punto a tener en cuenta es que el planeta Masónico nunca ha es-tado en control de nadie, a pesar de los espacios absolutistas que lo distinguieron y lo siguen distinguiendo.

En este orden de ideas, ahora parece que lo ideal en algunos secto-res de la Masonería fuera “un Masón libre, en una Logia libre, en una Internet libre”. Claramente, estamos ante la libertad del Masón ocu-pando una nueva área.

Si alguien me preguntara si en este contexto civilizacional: ¿Está preparada la Masonería para la libertad con la que se puede contar?. Yo le contestaría sinceramente que parte de ella sí lo está. Me consta.

Pero, siendo realistas, la Masonería está muy lejos de poder contar con una Intranet universal, ya que hasta los sectores más incluyentes se niegan a aceptar algunas otras formas de ser Masón, y no son pocos los Masones que ven con antipatía la presencia de la Orden en el espa-cio virtual. A lo único a lo que podemos aspirar, con los pies en la tie-rra, es a una Intranet en una o entre varias Obediencias “amigas”.

Es como si a la vieja pregunta de “¿Sois Masón?”, debiéramos con-testar, para no faltar a la verdad: “algunos Hermanos me reconocen como tal”. Esta grieta de tres siglos no la va a cerrar Internet.

SANTIAGO CASTELLÀ

La masonería en tanto que escuela iniciática no presenta un conjunto

de ideas fácilmente comunicables con la brevedad y concentración que exigen los foros sociales. Sin embargo sí que es un buen medio para que quien tenga interés en conocer nuestra institución pueda ac-ceder a sus ideas básicas y a su sentido, para obtener una visión histó-rica y conocer sus actividades públicas.

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Es difícil pensar en alguna entidad realmente eficaz que no tenga una página web pública informativa. La utilización de los foros con otras finalidades —debate interno, contacto, relaciones fraternales— sí que debe tener un carácter privado de logia, obediencial o inter-obediencial.

RICARDO SERNA

Es evidente que, hoy por hoy, la mayor parte de las logias tienen su

página web propia y cada día son más numerosos los talleres que op-tan por sacar a la luz su blog a fin de aproximarse a la sociedad de al-guna forma. Por eso, no veo motivo para que no se integren también igualmente en las redes sociales. De hecho, algunas publicaciones masónicas, círculos de intereses masónicos, masones declarados a

título individual, o incluso ciertas obediencias y logias, muestran ya hoy sus cuentas y sites en redes como Facebook o Twitter sin el menor problema.

Las ventajas de estar en ubicaciones de Inter-net pueden contemplarse desde atalayas diver-sas. En el aspecto de la «normalización» de rela-ciones entre la Masonería y la sociedad, de la que la Orden deviene y forma parte, estar en los llamados foros sociales constituiría una gran ventaja.

La juventud, por otro lado, contemplaría la institución masónica de otra manera más próxima a sus medios de relación y costumbres habituales; la vería como una corporación más, sin oscurantismo a la hora de mostrarse en

público. Y como consecuencia de esto, es probable que viésemos au-mentar a medio plazo el número de iniciaciones de profanos jóvenes en según qué zonas geográficas.

También sería ventajosa la presencia de la Masonería en las redes y foros sociales de Internet para fomentar el debate sobre asuntos de ética y pensamiento. Entre los propios masones, existen actualmente muchísimas divisiones y diferencias de bulto, y no me refiero solo a los distintos Ritos que se practican en el mundo, sino más bien a las des-

Ricardo Serna

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iguales maneras de entender el hecho mismo de pertenecer a la Ma-sonería.

Es probable que la ubicación generalizada de las Obediencias y logias en Internet, fomentase un positivo diálogo entre las diversas organiza-ciones masónicas, y a su vez entre los masones de diferentes creen-cias, Ritos y ámbitos culturales.

Por otra parte, y dado que la Masonería siempre está predicando el deseo de aproximación sincera a la sociedad, no me parecería co-herente el fomento generalizado de espacios «Intranet», que servirían únicamente para aislar el fenómeno masónico en guetos electrónicos y preservarlo —en teoría— de miradas profanas y frescas. Además, dentro de cualquier página web bien hecha, siempre cabe la posibili-dad de habilitar un espacio para uso exclusivo de una comunidad de-terminada de usuarios a través de contraseñas establecidas.

La Masonería española necesita ventilar sus talleres, dejar que entre la brisa de la sociedad y colaborar entonces con ella. Pero claro, para eso hay que abrirse con nobleza, empezar a dar la cara y sobre todo trabajar con responsabilidad en múltiples direcciones. Y de paso, al ventilar, echar fuera el viejo tufo caciquil que todavía invade algunas estancias.

ILIA GALÁN

Debería estar en donde la sociedad se gesta. Como los medios de

comunicación tradicionales han ido perdiendo credibilidad, la gente busca zonas ajenas a intereses institucionales donde comunicarse.

Inconvenientes hay los mismos que en cualquier sociedad libre don-de todos pueden hablar y, por tanto, decir insensateces también. Aho-ra, los foros sociales de internet son el nuevo ágora, donde todavía no controlan las fuerzas del sistema, el capital no ha conseguido dominar-los ni la censura es fácil, de momento. Por tanto, si se quiere influir, se tiene que estar ahí.

IGNACIO MÉNDEZ-TRELLES

Definitivamente sí, aunque esto no quiere decir que sea positivo en

sí mismo. Los «foros sociales» son el reflejo del pulso de la sociedad en todas sus manifestaciones y por lo tanto reflejan tanto sus miserias como sus grandezas.

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En mi opinión las redes sociales, hoy por hoy, están sirviendo en gran medida para banalizar todo cuanto nos rodea: las tragedias, las alegr-ías, los sentimientos... haciendo que muchas personas expongan in-conscientemente su privacidad hasta cotas sin retorno.

Sin ir más lejos, los departamentos de recursos humanos de las em-presas tienen muchas veces en la huella digital de los candidatos el mejor informe para tomar decisiones. La policía, incluso, afirma que detiene a mucha más gente por reconocimientos de los testigos en los perfiles de Facebook que en las ruedas de reconocimiento habituales.

Y por banalizar, las redes sociales han llegado a banalizar hasta la amistad al utilizar el término «amigo» indiscriminadamente para cual-quier contacto electrónico, en lugar de haber acuñado un término ade-cuado como en su día se hizo con «pen pal» para las amistades episto-lares.

En masonería está claro que las redes han servido para desarrollar unas «relaciones fraternales» sin fronteras totalmente impensables hace poco más de una década. Pero también está claro que han servi-do para sacar a la luz las luchas fratricidas que, como en todas partes, hay puertas adentro.

Por último, en cuanto a las intranets obedienciales y masónicas en general, es curioso constatar que allí donde ya están funcionando, su resultado es realmente pobre si lo comparamos con el de de los siste-mas abiertos. Para utilizar intranets tiene que haber algo que contarse de verdad, algo que compartir, y me temo que en muchos casos y en muchos sitios hay poco realmente que contarse. Siento este pesimis-mo que de vez en cuando me ataca con respecto a las interioridades de la masonería.

AMANDO HURTADO

Ante todo, debo confesar que no me gustan los “foros” de Internet y

que no participo en ninguno, a pesar de las machaconas invitaciones que recibo de personas a las que no conozco...y, sorprendentemente, también de personas a las que sí conozco, me consta que saben cuál es mi dirección electrónica y tienen plena libertad para entablar un diálogo personal conmigo, sin el anonimato y sin las constricciones que pueden darse en esos foros. La vivencia de una conversación no es la misma si su contenido se escribe o se transmite sin presencia perso-nal.

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La tecnología que pone los fotones al servicio de la comunicación se desarrolla a un ritmo que excede mi disponibilidad para tratar de “es-tar al día”, superando mi muy pobre conocimiento del tema.

Las nuevas aplicaciones y sus sucesivas versiones, propuestas co-mercialmente en cadena sin fin, se me antojan inducciones al consu-mo muy semejantes a las practicadas por los tradi-cionales fabricantes de juguetes, predecesores en la inversión de la oposición entre fondo y forma que subyace en la cultura lúdico-informática, don-de el medio/mensajero viene a ser el mensaje, su-bordinando éste a aquél, como señalara McLuhan.

Un mensajero globalizador que, en primer térmi-no, explota ingeniosamente el deseo de prolonga-ción en el tiempo de la edad juvenil-juguetona (que puede ser creativa), estimulando tanto el gusto por el juego como el prurito “coleccionista” de cientos de miles de seguidores. Se congratulaba Twitter oficialmente, hace poco tiempo, de ser vehículo de más de doscientos millones de intercambios diarios en todo el mundo...

Por otra parte, entiendo también que algunos de esos “foros sociales”, cuando en ellos se debaten oportunamente temas puntuales de interés general, aspiran a ser una versión actualizada del ágora clásica (o una ampliación del Hyde Park Corner londinense). Sin embargo, por lo que percibo de cómo se vie-nen desarrollando, no me parece que sean el medio idóneo para tratar esos temas masónicamente, de manera expresa.

Se ha dicho, con razón, que un plato culinario “entra por los ojos” antes de degustarlo. Las ideas y las sensaciones surgen en nosotros di-ferentemente o con distintos matices, en función de los resortes cere-brales que se activen en circunstancias determinadas.

El medio a través del cual recibimos determinadas señales activado-ras suele jugar un importante papel y en mi experiencia personal nues-tras intervenciones en foros abiertos de Internet, aportando criterios masónicos, no alcanzan su mayor eficacia objetiva cuando los etique-tamos adscribiéndolos expresamente a nuestra línea de pensamiento, dando pie a que cualquier razonamiento lógico sea evaluado, a menu-do, tan sólo como proselitista.

Amando Hurtado

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Otra consideración merecen los portales informadores obedienciales y logiales, que nos permiten eliminar o paliar el tradicional tabú secre-tista, explicando precisamente en qué consisten los intransmisibles secretos de la personal experiencia iniciática gradual, en un lenguaje asequible para quienes “buscan” sin prejuicios dogmáticos.

Opino que nuestros portales deberían ser cuidadosa y técnicamente diseñados y sus contenidos bien seleccionados, en función del fin común tradicionalmente recogido en las Constituciones de todas las Obediencias de la Orden. Pero esto constituye un escollo difícilmente superable sin un consenso generalizado.

La idea de una “Intranet” exclusiva serviría al fin inmediato de un mayor acercamiento entre masones, patentizando esa Fraternidad que está siempre en el horizonte, pero a menudo cubierta de espesas nieblas...Todo podría abordarse a partir de ahí.

JAVIER OTAOLA

La Masonería como Sociedad de Pensamiento debe estar presente

allá donde se articule alguna forma de pensar y este pensar se comu-nique, se difunda, se manifieste1.

Todo lo que incumbe al ser humano en su completa y pura humani-dad le incumbe también a la masonería que se dedica precisamente a educar nuestra humanidad intentando sacar de nosotros nuestra me-jor versión. Un asunto que afecta a la forma en que los seres humanos nos comunicamos da de lleno en el núcleo duro del método masónico que trabaja especialmente sobre el silencio, el símbolo, el reconoci-miento, la comunicación y la palabra.

Los Foros y Redes Sociales son un aspecto de lo que se denominan nuevas tecnologías de la comunicación (TIC), que son un haz de posibi-lidades, con ventajas evidentes pero también con impactos a corto, medio y largo plazo que no siempre son fáciles de predecir.

Para empezar vamos a intentar inventariar a qué llamamos nuevas tecnologías y qué son las redes sociales:

1 Monográfico El impacto de las redes sociales en la enseñanza y el aprendizaje. Intro-ducción: La enseñanza superior y las promesas y los peligros de las redes sociales. RUSC. Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento, vol. 8, nº 1 (enero 2011).

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1) Internet sería la matriz de todo el conglomerado de nuevas tec-nologías; la Red es la autopista por la que circulan los diferentes modos de comunicación, pero no todo lo que circula por Internet es equivalente; Internet es un nuevo mundo que se define por sus presencias y ausencias.

2) Redes sociales: WEB, Blogs, Facebook, YouTube, Podcast, Twitter, Tuenti, Linkdin... son algunos de los formatos más característicos de esas nuevas formas de comunicación, aunque no las únicas.

Otras como la Prensa electrónica, que está modificando el periodis-mo, o el libro electrónico, que va a modificar la edición, o Spotify, que va a modificar la empresa discográfica, merecen seguramente un tra-

tamiento diferenciado. El correo electrónico ya está incorporado a nuestra vida más ordinaria, vinculado además a la terminal del móvil.

La Masonería es por su naturaleza mediadora, y las redes sociales son espacios de mediación de gran potencia.

La Masonería debe interesarse por las nuevas tecnologías de la comunicación (TIC) y por la Re-des Sociales; debe hacerse visible en esas redes, pero claro, no puede estar de cualquier manera.

La Masonería como institución (Gran Logia, Su-premo Consejo, Logias…) tiene que estar de una manera protocolizada y supervisada ya que la

imagen de la masonería no puede quedar comprometida por actua-ciones particulares sino que está encomendada a los órganos de re-presentación (Gran Maestro, Comisión…).

Las redes sociales, cada una en su propio modo (webs, blogs, Twit-ter, Facebook…) son espacios virtuales en los que se desarrolla una parte importante de nuestra vida social en la actualidad. No estar en las Redes Sociales, es en cierto modo “casi” no estar en el mundo.

¿Qué ventajas e inconvenientes ofrecen estos foros de las Redes? Cada uno de esos foros tiene su propio perfil, de ventajas e inconve-nientes:

WEB

Los sitios de redes sociales (SNS, social network sites) pueden re-presentar una ventaja ya que fomentan el diálogo, promueven la

Javier Otaola

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compartición de recursos, facilitan la colaboración y desarrollan destrezas de comunicación.

FACEBOOK

Es una de las redes sociales de mayor impacto y difusión por su facilidad y potencia de difusión, sin embargo tiene sus aspectos oscuros, según informa Wikipedia. En el momento de aceptar el contrato de términos de uso de la comunidad, el usuario cede la propiedad exclusiva y perpetua de toda la información e imáge-nes que agregue a la red social

Aunque el director ejecutivo Mark Zuckerberg, declaró, para tranquilizar a los usuarios, que "nunca se utilizará esta informa-ción fuera del servicio Facebook", la red social obtiene facultad de utilizar esta información como desee.

El 21 de abril del año 2010 se dio a conocer que Facebook planea hacer visibles las páginas de Internet consultadas por sus usua-rios, lo que ha levantado polémica debido a la pérdida de la priva-cidad. "Pasamos de una situación donde no teníamos un control suficiente, a otra donde Facebook vuelve públicas categorías en-teras de informaciones, en una lógica de negocios" según Kurt Opsahl, abogado de Electronic Frontier Foundation dedicada a la defensa de los internautas.”

También hay complicaciones a la hora de darse de baja3

TWITTER

La red permite mandar mensajes de texto plano de bajo tamaño con un máximo de 140 caracteres, llamados tweets, que se mues-tran en la página principal del usuario. Los usuarios pueden sus-cribirse a los tweets de otros usuarios; a esto se le llama "seguir" y a los suscriptores se les llaman "seguidores” o “tweeps”. Todos los grandes medios, instituciones, gobiernos, partidos políticos, están

2 Buenavista, Ignacio (03-03-2009). «Facebook se queda con los derechos de autor de nuestras fotos». Antena 3 noticias: p. D01.

«Facebook corrige su cláusula sobre derechos de contenidos tras la polémica». Eco-Diario. 18-02-2009. 3 «Facebook acusado de divulgar vida privada de sus usuarios por dinero». Yahoo! No-ticias. 06-05-2010.

Melber, Ari (11-02-2008). «Does Facebook Own You Forever?». The Huffington Post. «Como darse de baja en Facebook». Solo Tecnología. 11-05-2010.

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presentes en Twitter y emiten enlaces a sus webs, mensajes, con-vocatorias, noticias…

Además se utiliza para el seguimiento de eventos en directo, la retransmisión de charlas y ponencias, el intercambio de opiniones recogida de preguntas o valoraciones durante un evento en el que la gente asiste como público o incluso comentarios sobre películas o debates retransmitidos por la televisión. Aunque hay autores que dudan de su utilidad4.

Twitter también se puede utilizar para hacer entrevistas.

Según indica Wikipedia: “Muchos usuarios de Twitter han creado pequeñas comunidades en torno a este sistema de nanoblogging, que han llegado a materializarse en el mundo real. Usuarios de una localidad o región realizan reuniones cada cierto tiempo don-de, además de conocerse, intercambian opiniones, aficiones y muchas otras cosas. Actualmente también se realiza algún que otro evento que no sólo conlleva socializar, sino también el hecho de fomentar, comunicar y difundir su uso.”

¿QUE PAPEL DEBE REPRESENTAR INTERNET EN LA FORMACIÓN MASÓNICA?

AMANDO HURTADO

Según los teóricos de la ciencia informática, una información designa o centra uno o varios acontecimientos posibles, dentro de un conjunto de acontecimientos diversos.

La información disminuye la “incertidumbre”, pero, según esos mis-mos teóricos, no se puede llamar información a aquello que pueda te-ner un efecto determinante de nuestras “decisiones” (eso sería “for-mación”). Lo que viene a contradecir la práctica del periodismo al uso.

4 Hacker Exposes Private Twitter Documents. Consultado el 04-11-2009. Consulta ori-ginal del artículo en inglés 15-07-2009.

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Por otra parte, la toma de decisiones también se ve perturbada cuando se produce una saturación informativa provocada por la ava-lancha de mensajes que suministra hoy la electrónica.

Siguiendo en el terreno de la teoría de la información, cabe señalar asimismo que toda información se desplaza a través de canales (mate-riales, como el hilo telefónico en decadencia, o energéticos, como las ondas de radio, etc.). A lo largo de ese recorrido, la información se ve interferida por el “ruido”, constituido por perturbaciones de diversa naturaleza que degradan la calidad del mensaje recibido.

Esa degradación es un problema inherente a la comunicación y es preciso dotar a la transmisión de suficientes elementos, aparentemen-te “redundantes”, para eliminar o reducir al mínimo el riesgo de ambi-güedad o error en la recepción del mensaje, de tal forma que será el mensaje más su contexto lo que asegurará el transporte de la informa-ción contenida en el mensaje que se desee transmitir: la palabra “afirmativo”, en respuesta a una pregunta formulada, contiene más sílabas que la palabra “sí”, pero la redundancia silábica ayuda a evitar posibles confusiones.

Todas estas comprobaciones de la ciencia informática revalidan vie-jos conocimientos verificados y considerados por todas las culturas “preinformáticas”.

Por citar sólo un pequeño ejemplo relacionado con la Masonería: en el siglo XVIII, el Gran Oriente de Francia estableció la necesidad de transmitir, de oreja a oreja y semestralmente, palabras “de paso” para informar sobre la identidad masónica de todos los participantes en los trabajos de las logias de la Federación.

Pareció necesario hacerlo, como “redundancia” aclaratoria en aque-llos momentos de especial turbulencia obediencial. Con todo, sigue siendo frecuente que esas palabras, emitidas al oído por el Venerable Maestro del Taller, regresen a él con alguna deformación tras haber sido comunicadas por cada Hermano a su contiguo en la Cadena de Unión.

Opino que la formación masónica requiere de un contexto cultural y ético (como “redundancias” específicas) que no transmite un portea-dor informático como Internet. La formación masónica se construye partiendo de dos presupuestos éticos básicos: ser persona libre y de buenas costumbres. Conceptos vivenciales ambos, de difícil definición atemporal o adogmática —y aún más difícilmente transportables—

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que presuponen la existencia de referentes sociales y psicológicos (o “de conciencia”). Sólo sobre esa base, será en una Logia regularmente constituida donde se podrán desarrollar las vivencias fraternales de-terminantes de la formación masónica.

IVÁN HERRERA

No podemos llamarnos a engaño: un amplio sector de la Orden po-

see una gran inclinación a usar Internet en sus investigaciones Masóni-cas, para relacionamientos personales con otros Masones y para la búsqueda de literatura. El rol del Internet en la formación Masónica es un alcance más, apenas natural, de su presencia activa en el mundo contemporáneo.

Yo no veo inconvenientes en que entre los Vigilantes y los Aprendi-ces y Compañeros se promueva un espacio virtual adicional para des-arrollar iniciativas, así como un mayor contacto y habilidades para la selección de datos, complementario al necesario diálogo constructivo.

Igualmente, es un hecho que el Internet facilita la obtención de una más grande cantidad de información, para el proceso de transforma-ción de metas y horizontes, al que invita la Masonería.

Y eso nunca es malo para nadie.

IGNACIO MÉNDEZ-TRELLES DÍAZ

Yo creo que, como en todas las ramas del conocimiento, Internet

ofrece unas herramientas inigualables para la formación masónica. Su capacidad ilimitada de almacenamiento, clasificación y acceso lo sitúan como la herramienta incuestionable de nuestra era.

Hemos pasado de los pequeños manantiales enciclopédicos (de ac-ceso muy limitado y casi elitista) a la fuente inagotable del conoci-miento total, algo con muchos más pros que contras y, sobre todo, mucho más justo para la humanidad.

Sin embargo, la masonería, tan particular siempre, no entiende la formación en razón del mero conocimiento, sino por la interiorización de un proceso iniciático difícilmente comprensible por métodos carte-sianos. La masonería es fundamentalmente vivencial, subjetiva, y mu-chas veces enigmática e incomprensible, por eso las herramientas tec-nológicas tienen una utilidad limitada para ella.

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ILIA GALÁN

Pienso que es un complemen-

to, porque la experiencia del rito es corporal, espacial, sonora y personal (las intuiciones que uno tiene cuando percibe en frente a alguien).

La diferencia entre un rito vi-vido personalmente y lo que ahí se aprende o el aprendizaje por internet es similar a hacer el amor con alguien o simularlo vir-tualmente por internet. Entre ambos mundos media un abismo.

RICARDO SERNA

Opino que en España, con Internet o sin él, la mayor parte de los ma-

sones no van a incrementar la formación masónica que tienen cuando son iniciados; al menos, a corto y medio plazo.

La experiencia me dice que quien no se informa, quien no lee libros acerca de asuntos masónicos en formato tradicional, tampoco los lee en Internet, salvo excepciones.

Actualmente, las bibliotecas que existen en los talleres masónicos –que son pocas, por cierto– están prácticamente muertas, y de ello podrían dar fe los bibliotecarios de las mismas. No existe apenas in-terés formativo y escasea la curiosidad, y tengo la certeza absoluta de que hay profanos que saben más de la Francmasonería que muchos de los propios iniciados en la Orden.

Al masón medio español actual –muy necesitado de formación masónica seria y rigurosa– no le interesa demasiado cultivarse, ni tampoco pone mucho empeño en conocer con objetividad la historia y tradiciones de la Orden. Se conforma con pertenecer a una logia, pa-gar la cuota más o menos religiosamente y acudir a las tenidas.

De esta forma simple y cómoda se siente diferente, privilegiado o elegido en algún sentido, y disfruta del Rito a través de los rituales y de las relaciones sociales que generan. También es cierto que, hasta el

Ilia Galán

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presente, la cultura e instrucción académica media del masón tipo es-pañol ha sido, y sigue siendo, notablemente baja.

Quizá, con el paso del tiempo y la llegada a la Masonería de nuevas generaciones, Internet pueda servir de herramienta útil en esa labor de cultivo y formación.

JAVIER OTAOLA

Creo que Internet, el correo electrónico…y las ventajas de las nuevas

tecnologías de la comunicación pueden ser un buen complemento, un apoyo, una forma de agilizar las comunicaciones, de facilitar la difusión de textos y libros, pero la formación masónica en su sentido genuino siempre es presencial, oral, en el marco de un ritual, colegiada.

Sin embargo la Red nos da muchas posibilidades que debemos apro-vechar. Un ejemplo de logro comunicativo y de aportación a la difu-sión del conocimiento es la denominada Wikipedia que viene a reedi-tar en el marco de las nuevas tecnologías la ambición de La Enciclope-dia y los Enciclopedistas del siglo XVIII, uno de los proyectos definito-rios de la Ilustración como propuesta filosófica y pedagógica, promo-vida por Diderot y D’Alembert, a través de la cual se quería resumir el pensamiento ilustrado y todo el saber de la época.

Su osadía fue intentar poner el conocimiento al alcance de la mayor-ía invitando a todos al conocimiento. Algo análogo, a la altura de nues-tro tiempo puede representar la Wikipedia.

Actualmente, el wiki más grande que existe es la versión en inglés de Wikipedia, seguida por varias otras versiones del proyecto. Existe tam-bién la posibilidad de crear wikis especializados y temáticos. Se han ensayado varias fórmulas de wikis masónicas, sin éxito.

Lo realmente novedoso de la idea es que un wiki es un sitio web cu-yas páginas pueden ser editadas por múltiples voluntarios a través del navegador web, lo que lo convierte en una verdadera obra colectiva, en permanente actualización.

SANTIAGO CASTELLÀ

Facilita el acceso a lecturas, el conocimiento de las reflexiones de

otros Hermanos y la redacción para compartir de escritos, tareas que forman parte de la constelación de la formación masónica, entendida esta como un proceso abierto de reflexión dialogada.

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Facilita también el acceso a fuentes originales, elimina intermedia-rios y permite una formación más global no solo masónica (como un buen ciudadano de la república)

JOSÉ LUIS COBOS

Hoy es rara la logia que no utilice en mayor o menor medida las po-

sibilidades que ofrece Internet, no sólo como medio de comunicación interna o como presentación de su taller en la red (página web, blog, Facebook, etc.), sino también como ampliación y distribución de mate-rial para la formación de los obreros.

Pero está claro que el campo de posibilidades es inmenso, llegando desde la ayuda en la redacción de planchas a aprendices y compañeros por parte de sus vigilantes, hasta la participación virtual en cursos de formación o el seguimiento de cursos y conferencias preparados por reconocidas autoridades en este campo ¡imaginación al poder!

¿SE PUEDE HACER YA UN BALANCE DE LO QUE HA SUPUESTO INTERNET PARA LA MASONERÍA? ¿INCREMENTA EL NÚMERO DE AFILIACIONES EL HECHO DE DISPONER DE PÁGINAS WEB? ¿HA BANALIZADO INTERNET EL MUNDO MASÓNICO? ¿ES SIMPLEMENTE UNA FORMA DE AGILIZAR LA VIDA INTERNA DE LAS LOGIAS O TAMBIÉN LAS DINAMIZA? ¿GARANTIZA INTERNET TRABAJAR A CUBIERTO?

IGNACIO MÉNDEZ-TRELLES DÍAZ

A pesar del extraordinario efecto que Internet ha tenido en todos los

ámbitos de las sociedades modernas, no parece que para la Masonería haya supuesto ninguno de consideración.

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En Inglaterra, por ejemplo, durante las dos últimas décadas de desa-rrollo de las telecomunicaciones, que culminan con el avance expo-nencial de los últimos diez años, la masonería ha perdido casi la mitad de sus miembros: ¡más de 300.000 hermanos! Y en el resto de países de tra-dición democrática la masonería sigue estancada en sus cifras, por otra parte considerables.

En el singular caso de España, la masonería sigue teniendo los mismos miembros que tenía hace 10 años, aunque contemos, como hace alguna Obe-diencia mal informatizada, a todos los que están en el Oriente Eterno.

En mi opinión, Internet no aumenta significati-vamente el número de afiliaciones, aunque sí au-menta el número de curiosos.

Evidentemente, la exposición pública de los hipotéticos misterios ini-ciáticos de la masonería sí que banaliza el mundo masónico, pero esto ocurre con todo. ¿Qué es lo que no se ha banalizado por Internet, si hasta algo tan grave como la anorexia tiene sus propias páginas web con sus correspondientes seguidores que la trivializan como una forma de vida saludable y «con estilo»?

Internet, sin embargo, sí sirve para agilizar y dinamizar la vida logial. No cabe duda que la comunicación instantánea, gratuita y documen-tada del correo electrónico supone un paso de gigante en la organiza-ción de los Talleres. Esto sí que es de agradecer. Todas estas ventajas no impiden, por otra parte, el normal «Trabajo a cubierto» y presen-cial de las logias.

JAVIER OTAOLA

Hay ya algunos efectos que se pueden apreciar. La facilidad de las

comunicaciones nos ha permitido un trabajo a distancia que antes era casi imposible. Esta misma revista Cultura Masónica no sería pensable sin las comodidades de las nuevas tecnologías.

Otro efecto favorable es el hecho de que ha roto muchas barreras ficticias que impedían la comunicación entre las Logias y las Obedien-cias. Las noticias hoy están al alcance de todos y cualquier profano que se acerque a las puertas de una logia tiene mucha más información previa de la que teníamos nosotros hace 30 años.

Ignacio Méndez-Trelles

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La llamada masonería regular no puede hoy en día evitar los flujos de información que permiten a todos los hermanos conocer lo que hacen otras Grandes Logias. La transparencia evita los cotos cerrados y los corralitos mentales.

El acercamiento a la masonería se hace hoy más fácilmente gracias a internet. Todas las Grandes Logias y Grandes Orientes tiene sus pági-nas web donde informan de su historia, su estructura asociativa, sus características, sus reglamentos.

Es más difícil hoy seguir manteniendo el imaginario antimasónico del oscurantismo y el secreto cuando hay tanta y tan buena información sobre la masonería en la red. No obstante esa información debe actua-lizarse regularmente y debe contrastarse y confrontarse con los clási-cos discursos antimasónicos también presentes en la Red.

Internet obliga también a las Grandes Logias a tener un discurso público, capaz de presentarse en sociedad, de ser debatido, argumen-tado, contrastado. No valen ya los simples argumentos de autoridad, es preciso un esfuerzo de calidad intelectual ya que estamos expues-tos al ojo crítico de las Redes Sociales y de todos los agentes que por ellas circulan. Hoy más que nunca es precisa, para cualquier Gran Lo-gia, una política de comunicación.

Sobre el “a cubierto”, creo que la Red tiene los mecanismos de segu-ridad suficientes para preservar la privacidad del trabajo masónico al menos en los mismos términos que el trabajo presencial.

JOSÉ LUIS COBOS

Hacer un balance de todos los efectos que ha podido tener Internet

en la vida de la masonería es prácticamente imposible porque no te-nemos los datos consolidados de todas las obediencias, y porque la gran mayoría de las logias no llevan un registro pormenorizado de los canales a través de los cuales les llegan las peticiones de los profanos.

En esta materia, tenemos que conformarnos con la impresión que tenemos de este fenómeno a través de lo que ocurre en nuestra logia y extrapolarla a un ámbito mayor.

Yo me centraría en dos aspectos de las repercusiones que ha tenido la entrada de Internet en el mundo de la masonería. Uno sería: ¿en qué medida ha intervenido en el flujo de ingresos de profanos? El otro sería: ¿cómo ha obligado a las logias a repensar la cuestión de darse a

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conocer en el mundo profano y por lo tanto de autodefinirse como masonería y como logia?

En cuanto al primer aspecto, no cabe duda de que, por lo menos aquí en España, donde la cooptación no es un método de ingreso prac-ticable por ser tan escaso el colectivo masónico, las peticiones de in-greso se han multiplicado significativamente.

Además, dado que las logias mantienen sus páginas web, el profano puede inferir el tipo o estilo de logia que se presenta, y por lo tanto éste dispone de más elementos para hacer una elección más ajustada. Por otra parte, la cantidad de información que circula por la red permi-te al interesado saber si las motivaciones que lo guían hacia la maso-nería son atendibles o no.

Pero a medio y largo plazo creo que es el segundo aspecto el que va a tener una influencia más beneficiosa en nuestra institución ya que obliga al masón a cuestionarse los modelos que venían condicionando la relación con la ciudad.

Esto obligará a poner al día nuestro lenguaje, que tendrá que pasar de ser simbólico a argumentativo, a revisar nuestra comprensión del concepto de secreto y a asumir responsablemente nuestro papel como actores en la construcción del espacio público.

Desde luego, con todo este trabajo por delante, Internet arrastra a la logia a una actividad, a un dinamismo, que infunde nuevas ilusiones y nuevas expectativas más acordes con el verdadero espíritu constructor de la masonería.

Cierto es que la profusión de datos y noticias acerca de un tema con-lleva el riesgo de banalizarlo y cotidianizarlo, pero este riesgo se mani-fiesta cuando los datos superficiales excluyen la presencia de los de mayor enjundia por una falta de espacio.

Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en las cadenas de televisión so-metidas a la tiranía de la audiencia que demanda mayoritariamente programas "basura". En Internet las cosas no son así y encontramos conviviendo datos banales con datos sólidos y profundos.

En cuanto a que Internet impida trabajar “a cubierto”, mientras que las tenidas se celebren a puerta cerrada, el sentido ordinario que le damos al concepto de “a cubierto” no tiene por qué verse perjudicado.

El hecho de que un mayor número de personas conozca mejor los elementos que constituyen nuestro método de trabajo no solo no al-

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tera la calidad de la vivencia masónica experimentada durante la teni-da, sino que mejora el grado de conciencia con el que el profano se adentra en una actividad ciertamente compleja que puede llevar a equívocos a muchas personas.

RICARDO SERNA

Se puede afirmar, sin lugar a dudas, que Internet ha beneficiado mu-

cho a la Masonería en poco tiempo, sobre todo por ese «proselitismo tapado» que los talleres hacen a través de las páginas web y de los si-tios de las redes sociales.

Una mayor presencia de las logias en el espacio electrónico tiene, automáticamente, la respuesta de profanos que indagan y se interesan por el asunto.

De ahí que sea tan importante para la Francmasonería española, confeccionar con pulcritud –y no de cualquier manera– las páginas y los blogs que se suben al peculiar universo común de Internet. Es im-portante diseñar bien esas páginas, tanto en el diseño estructural y técnico como en los contenidos de texto; se ven algunas que producen vergüenza ajena.

Está comprobado sobradamente que la posesión de un blog o de una página web por parte de una logia, incrementa notabilísimamente las posibilidades reales de contactar con profanos, y en consecuencia de realizar nuevas iniciaciones. De hecho, muchos talleres habrían te-nido que abatir columnas estos últimos años de no haber sido por la «propaganda» hecha desde Internet por las Obediencias y logias espa-ñolas.

Algunos masones de la vieja guardia piensan que la Masonería se banaliza a través de Internet. Banalizar significa dar carácter banal, o sea, trivializar o tintar de común la Orden.

En mi opinión, la Masonería no quedaría banalizada en Internet si la información que se diese en los sitios fuese amplia, seria, bien estruc-turada y conforme a la verdad, y estuviese además acompañada de una estética moderna pero a la vez acorde con la dignidad de la Insti-tución. Solo se banaliza cuando se presenta mal, o sin el decoro debi-do.

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Las logias pueden apoyarse en los sitios de la red para convocar eventos y promover encuentros. Podríamos decir, grosso modo, que Internet da pie a la actividad, al movimiento efectivo de los talleres.

Es un elemento más a través del que se puede movilizar en ciertos aspectos el día a día rutinario de la Francmasonería, aunque Internet no sea un factor dinamizador en sí mismo. Diríamos, para bien enten-dernos, que la red es una herramienta que puede llegar a ser utilísima si se conoce y se utiliza adecuadamente.

De lo dicho hasta aquí, se deduce fácilmente que Internet no es algo tangible, ni permite tampoco la relación humana tal y como la enten-demos hasta hoy.

En la red no se debe «trabajar masónicamente», dado que no hay seguridad total de privacidad. El trabajo masónico ha de ser una labor nacida del contacto personal entre los iniciados.

Internet es un apoyo, claro que sí, una formidable manera de llegar a más gente, al mundo profano, pero nunca podrá comer terrenos esen-ciales al auténtico encuentro fraternal con los iniciados. En Internet, por tanto, no se debe pretender el trabajo a cubierto de las indiscre-ciones del mundo profano, sobre todo porque Internet es parte de ese mundo externo.

Es objetivo decir, creo yo, que la Masonería está hoy en un severo punto de contradicción: por un lado quiere abrirse a la sociedad y a la vez, por otro, busca sistemas de ocultación en el seno de las mismas herramientas que desea utilizar en la consecución de sus movimientos centrífugos.

ILIA GALÁN

Internet ha facilitado el conocimiento para los profanos, poder acce-

der a las páginas web oficiales y llegar a contactar con las logias. Un gran incremento de afiliaciones se ha debido a este medio, aunque pa-rece ser que las mejores o más fiables suelen venir de la mano de ami-gos que conocen la trayectoria de un masón; ahí no se da el peligro de la simulación o las apariencias falsas que hacen entrar erróneamente a quien quizá no le convendría.

Sin duda, contar todo, arrojar vídeos de iniciaciones, elimina la di-mensión mistérica y vulgariza lo que debiera ser una elevación perso-

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nal y espiritual, más que un espectáculo circense, tal y como es para muchos cuando se ven las páginas.

Cuando las páginas de Internet tienen claves, su seguridad es la misma que la que pueden otorgar sus miembros. Si uno da la llave a los demás, desaparece la privacidad. Esto sucede no pocas veces, siendo muy de lamentar por los hermanos que creían estar a cubierto, guardados por el secreto o, simplemente, la intimidad.

SANTIAGO CASTELLÀ

Internet es el ateneo decimonónico, la nueva Ágora ciudadana. En es-

te sentido, estar en la Red no reporta consecuencias distintas a las de antaño, en cambio, no estar en Internet significaría desaparecer.

La banalización significaría romper el método en logia, y a eso no lle-ga Internet. Y trabajar a cubierto en una sociedad democrática supone tan solo garantizar el secreto de pertenencia a quien lo desee. El se-creto tiene un carácter más simbólico -en la intrasmisibilidad explícita de lo iniciático- que real.

IVÁN HERRERA

Es ideal que contemos con un espacio largo de tiempo para hacer ba-

lances, pero siempre se puede hacer uno sin importar el periodo tras-currido. Sin embargo, para un estudio serio tendría que disponer de un levantamiento técnico con el que no cuento ahora.

No obstante, a mí me parece, por lo que observo a mi alrededor y aún reconociendo el peligro de ser casuístico, que Internet no ha incrementado el número de Iniciaciones, a pesar de que de vez en cuando alguien “toca el pórtico” virtual de una Obediencia que cuenta con un sitio Web. También sería útil obtener un guarismo estimado de las personas que se hubieran iniciado de no ser

por lo que vieron (y no les gustó) en la Red.

Paralelamente, han surgido espacios sociales en Internet para los masones, con diferentes grados de banalidad, a la vez que una abun-dante base de datos y de estudios serios con los cuales no se contaría

Iván Herrera Michel

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de otro modo. Esto permite la oportunidad de que los trabajos logia-les hoy puedan alcanzar puntos más altos.

Los documentos de divulgación que ofrecen las Logias de Investiga-ción de España, Inglaterra, Francia, Bélgica, Alemania, USA, etc., a través de la nube, son apenas un botón de muestra de ello, junto con la gran cantidad de libros gratis que se ofrecen de manera legal, y la facilidad con la que podemos comprar las novedades editoriales a me-dida que van siendo publicadas, ya sea en papel o en formato electró-nico.

Todos los que de vez en cuando los consultamos desde un PC en nuestra residencia, tenemos mucho que agradecer a Internet por esta oportunidad enriquecedora única y nada banal.

AMANDO HURTADO

Mi experiencia personal es que a través de Internet se viene desarro-

llando una labor divulgadora positiva por parte de determinadas Lo-gias y Obediencias, si bien, en conjunto, la realización deja bastante que desear desde algunos puntos de vista.

Del aspecto periodístico no puedo opinar como profesional, pero sí como lector y modesto escritor con cierto número de horas de vuelo. Se percibe, en la mayor parte de los portales obedienciales y logiales de Internet, una gran voluntad puesta al servicio de nuestra causa, al mismo tiempo que un reiterado esquematismo expositivo.

Es probable que el buscador profano se sienta saciado tras leer epí-grafes y textos casi idénticos e incluso llegue a percibir algo parecido a un “y yo más”, en ciertos casos.

Al mismo tiempo, Internet constituye también un gran vehículo para los detractores de la Masonería. A través del la Red se difunden , mul-tiplicados y con mendacidad creciente, los tópicos y leyendas urbanas consagradores de la imagen negativa que logró implantar en nuestro país el nacional-catolicismo tradicional.

Son abundantísimos los blogs y diarios digitales que transmiten, en batería y con recalcitrante regularidad, las atrocidades mentales más dispares atribuidas a un pensamiento masónico imaginado, nunca abordado y expuesto como expresión de una cultura filosófica, e in-ventando para él un peso social y una involucración política de los que carece hoy por completo.

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No poseo suficientes datos para enjuiciar acertadamente lo que, hasta ahora, ha supuesto Internet para la Masonería. Por lo que co-nozco, en relación con mi propia Logia y con algunas del entorno más próximo, no son raras las solicitudes de ingreso de personas a las que el libre acceso a los portales telemáticos mueve a “curiosear” más a fondo.

Mi experiencia personal en esto me ha mostrado que, con cierta fre-cuencia, esos curiosos carecen del bagaje cultural indispensable para aprender a través de nuestro método simbolista o, por el contrario, acuden atraídos por alguna concepción morbosa de lo que ellos en-tienden por “rito”, inducidos precisamente por la machacona propa-ganda antimasónica tradicional.

Nuestro primer grado habría de servir de eficaz criba, en aquellos ca-sos en que el voluntarismo de algunos aplomadores debilita los crite-rios de análisis selectivo. ¡Hélas!

Pero creo que no se puede cerrar un balance de lo que Internet pue-da suponer para la Masonería. Lo mejor está por llegar, porque esta-mos a tiempo de perfeccionarnos también en la utilización de ese me-dio.

Bastaría con seguir de cerca algunos ejemplos ya en marcha, como el de “Colectánea Masónica” (que es, en mi opinión, uno de los más se-ñeros), tratando de vitalizar y actualizar los contenidos de nuestras páginas, haciendo de ellas mensajeros atractivos y fluídos. Tambien el Centro Ibérico de Estudios Masónicos y nuestra revista, Cultura Masónica, son ambiciosas e inteligentes iniciativas integradoras.

En todo caso, deberíamos intentar abordar la creación de un maga-cin de esas características, en el que pudiesen participar no sólo los Hermanos del colectivo masónico mejor dotados y dispuestos para esas tareas, sino también personalidades representativas de los diver-sos sectores culturales, con el beneplácito y la ayuda económica de las diversas Obediencias, en la medida de sus respectivas dimensiones y capacidades. Sería un paso significativo en pro de la evolución positiva de las relaciones interobedienciales y, de hecho, un dinamizador po-tencial de la vida interna de las logias.

Internet no garantiza lo que entendemos por trabajar “a cubierto”. Tal cobertura no la tienen garantizada los secretos cónclaves vatica-nos, ni siquiera el Fondo de Reserva estadounidense, a juzgar por las noticias que se difunden de vez en cuando...

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Nuestros trabajos iniciáticos, en Logia, necesitan de una intimidad no perturbable que simbolizamos con la cobertura del Templo. Esa clase de experiencia vivencial en fraternidad es entendida por algunos como exclusivamente relacionable con el misticismo religioso, por lo que de-ducen que lo que hacemos los masones es sólo “encubrir” algo suscep-tible de ser descubierto.

Pero esto nos lleva directamente al siguiente punto de la encuesta.

¿SON LAS LLAMADAS “LOGIAS VIRTUALES” UNA OPCIÓN VÁLIDA?

JAVIER OTAOLA

Sólo en el caso de las denominadas Logias de estudios o de investiga-

ción, que son más bien seminarios y que no desarrollan trabajo iniciá-tico, cabe una actividad virtual de interés.

En las Logias simbólicas el trabajo presencial es indispensable. No puede haber proceso iniciático a distancia. El método masónico exige la inmediatez, la oralidad, la presencia. Reducir la vida de una logia a un intercambio de mensajes escritos o de videos sería matar el sentido mismo de lo iniciático.

Sin embargo sí hay algunas funciones de la actividad de la logia que pueden verse aligeradas, facilitadas y perfeccionadas gracias a la co-municación virtual: los asuntos administrativos y de secretaría, las co-municaciones y convocatorias, los intercambios de planchas, los víncu-los de solidaridad y de apoyo mutuo.

ILIA GALÁN

Logias virtuales equivale a sexo virtual o a alimento virtual, es decir,

una quimera, un sueño…

Sí sirven grupos de encuentro oral o escrito, pero no serían realmen-te logias si fueran solamente virtuales. Así como el pan representado no alimenta, ni el vino en fotografía o descrito tampoco embriaga.

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RICARDO SERNA

Está claro que no. Como hemos dicho más arriba, la logia virtual

plantea diversas inseguridades con las que el masón tradicional no está dispuesto a transigir. La más notoria es, desde luego, el factor de la seguridad.

En la red no hay certezas de que se mantenga la discreción o el se-creto exigido en los diversos Ritos. Y por otra parte, el concepto de «logia virtual» es todavía algo difuso, inconcreto y escasamente expli-cado que pocos masones vislumbran con mediana lucidez.

AMANDO HURTADO

Creo que no. Considero que el proceso iniciático personal masónico

se produce a lo largo de la vida, en una diversidad de circunstancias vi-tales en las que van aflorando en nuestra conciencia percepciones sin-gulares de la realidad.

La iniciación, tal como yo la entiendo, es un aprendizaje que vincula pensamiento, conocimiento, sentimiento y acción. Cada uno de noso-tros es gestor de su propia iniciación, que será masónica si es recono-cida como tal por quienes le acompañan como Hermanos o Hermanas en el mismo empeño.

No es únicamente en la Logia donde pueden producirse nuestras vi-vencias iniciáticas, pero es en el espacio geométricamente trazado del Taller donde se produce periódica y regularmente el encuentro frater-nal en el que podemos poner a prueba libremente el nivel iniciático al que hemos accedido, teniendo en cuenta que la Masonería - y es ésta también mi opinión personal - es esencialmente una escuela de ética y de antropología que nos educa en el encuentro y el trato con el otro (o la otra) desde el yo.

Aunque no sea impensable una “Logia virtual”, como circunstancial abstracción intelectual, no será ése nunca el espacio geométrico sos-tenido por la presencia de las columnas vivas que son los Hermanos del Taller, capaces de moldear la palabra matizándola con tono y tim-bre, subrayándola con talante y gesto, vitalizándola con el impulso de sus manos en la Cadena de Unión.

Participar en una Tenida es mucho más que leer y pulsar teclas, utili-zando iconos para labrar la piedra en la soledad de nuestra habitación. Es, fundamentalmente, convivencia que entrena para convivir en este

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mundo, aprendiendo a controlar las reacciones y a traducir pensa-mientos y sensaciones en actos responsables.

El Rito practicado en Logia, los gestos, los pasos, la circumambula-ción, constituyen un conjunto de actos modélicos con ese sentido: pensamiento y acción pautados por principios configuradores de un orden a partir del caos: cuerpo y mente coordinados subrayan la im-portancia de la acción.

De forma semejante argumentaba María Montessori su método didáctico, uniendo el aprendizaje al movimiento corporal: “Nuestros cerebros han evolucionado para ayudarnos a vivir en un entorno diná-mico, a navegar, a encontrar alimentos y a huir de los predadores. No han evolucionado para ayudarnos sólo a escuchar a alguien, sentados en el aula, regurgitando luego la información”.

IGNACIO MÉNDEZ-TRELLES DÍAZ

Entiendo que solo las logias de estudio pueden llegar a existir y a tra-

bajar virtualmente. La masonería es intrínsecamente presencial, humana, sensorial…

Lo que no quita que existan puntos de encuentro, organizaciones, asociaciones, centros, etc. que se articulen electrónicamente, aunque para revertir finalmente de algún modo en el contacto personal y di-recto.

SANTIAGO CASTELLÀ

El método simbólico se basa en la ruptura espacio-tiempo que supo-

ne la dramatización ritualística, irreproducible virtualmente (de mo-mento, quizás con formas de simulación virtual pueda recrearse una logia), por que no se trata de intercambiar ideas, ni de debatir sim-plemente, sino de la vivencialidad fraternal de la logia.

JOSÉ LUIS COBOS

Las logias virtuales son una opción siempre que no pretendamos rea-

lizar en ellas los mismos trabajos que hacemos en una logia presencial.

Por ejemplo, una tenida magna de iniciación sería imposible desarro-llarla en una logia virtual porque los medios tecnológicos disponibles hasta el momento no permiten reproducir a distancia todas las mani-festaciones emocionales, intelectivas, reactivas, etc. que la presencia

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real de una persona conlleva. Suprimiríamos todo el lenguaje corporal y toda la carga afectiva que, en la vivencia real de una experiencia en una interacción social, tiene lugar.

En una tenida ordinaria, este detrimento no sería tan grave, pero desde luego, en una tenida de iniciación los contenidos emocionales son absolutamente necesarios y tienen que producirse sincrónicamen-te con la aparición de los sucesivos símbolos que se van desgranando a lo largo de la iniciación.

IVÁN HERRERA

La verdad es que nunca he pertenecido ni trabajado en una “Logia

Virtual”, pese a que desde hace alrededor de una década vengo oyen-do sobre el tema y me han invitado a algunas de sus “Tenidas”.

Tampoco tengo, a priori, nada en contra de esta forma adaptativa de la Orden al cambio de milenio. De lo que si estoy seguro, es que solo el transcurso del tiempo dirá si ellas constituyen un callejón evolutivo sin salida, o por el contrario son un eslabón más hacia una nueva for-ma de ser y estar en la Masonería que será común en el futuro.

¿PUEDE LA MASONERÍA MANTENERSE AJENA A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS?

RICARDO SERNA

Por supuesto que no. Ni debe ni puede. Si lo meditamos bien, nos

damos cuenta enseguida de que, aunque lo pretendiera aposta, la Francmasonería se vería impotente a la hora de mantenerse fuera de los ámbitos tecnológicos.

La sociedad entera, de la que forma parte la Masonería, se integra y confunde en los ámbitos tecnológicos, siendo éstos vehículos inevita-bles de progreso y de civilización, plataformas de avance y actualiza-ción social.

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Estar fuera de dichas plataformas sería como no existir para el mun-do. Y además, a estas alturas del viaje, es impensable apearse en mar-cha.

IVÁN HERRERA

No existe la más mínima posibilidad de que la Masonería o cualquier

otra institución, centralizada, o de pluralidad autocéfala, se mantenga al margen del “conjunto de teorías y de técnicas que permiten el apro-vechamiento práctico del conocimiento científico”, que es como el Diccionario de la Real Academia Española define tecnología en su pri-mera accesión.

La tecnología está al servicio de la Masonería desde su fundación a principios del siglo XVIII. No veo por qué habría de excluir a las nue-vas, por el solo hecho de ser informáticas o virtuales.

De hecho, ya no pudo ser ajena a ellas.

IGNACIO MÉNDEZ-TRELLES DÍAZ

Aunque lo quisiera no podría porque hasta cruzar un semáforo está

condicionado por las nuevas tecnologías y más en concreto por las tecnologías de la información.

Las nuevas tecnologías afectan directamente —a través de su uso expreso— en la vida de los masones e indirectamente en infinidad de pequeños detalles de la vida cotidiana.

Las nuevas tecnologías son fundamentales para salir del ostracismo tecnológico y humanista de la masonería. De hecho yo creo que nues-tra supervivencia depende mucho de la sincronización que hagamos del método de trabajo con las nuevas tecnologías, sin por ello dejar de condenar el uso frívolo y banal que en muchos casos se hace de todo lo que concierne a las redes sociales.

AMANDO HURTADO

No creo que la Masonería pueda mantenerse ajena a nada de lo que

ocurra en nuestro mundo. Como he dicho en otro momento, el hecho de que el mundo en el que vivimos, que nos determina, se convierta en un mundo tecnológico y no ya en un mundo en el que existen y se desarrollan también las tecnologías, está haciendo que la Técnica sea

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el sujeto de la Historia y los hombres sólo sus coetáneos, como señala-ra Günther Anders.

Ante esa constatación, los masones estaremos siempre obligados a considerar de modo prioritario la finalidad moral específica subyacen-te en nuestros actos al realzarlos utilizando los medios que las tecno-logías pongan a nuestro alcance.

Si lo nuestro es la búsqueda de sentido de un universo del que cono-cemos muy poco, nuestra iniciación progresiva no puede ser ajena al aprendizaje, también permanente y “siguiendo las vías trazadas”.

Mantener nuestra identidad como Orden implica, a mi modo de ver, que los cauces por los que discurre la tradición masónica han de ser, en cada momento histórico, los del buen discernimiento.

JOSÉ LUIS COBOS

Si la masonería mantiene un objetivo constructivo de y para la socie-

dad, y si la comunicación es la materia prima principal que constituye el tejido social, la masonería debería estar siempre abierta a incorpo-rar, experimentar y reflexionar sobre cualquier novedad que aparezca en este campo o que se esté investigando.

JAVIER OTAOLA

La Masonería no puede mantenerse al margen de los fenómenos que

afectan e interesan a los seres humanos, y las Nuevas Tecnologías cumplen esos requisitos. La Masonería tiene que encontrar su propia manera –entre la Escuadra y el Compás- para incorporar las nuevas tecnologías de la comunicación a su propia actividad.

SANTIAGO CASTELLÀ

No, como no puede mantenerse ajena a los avances científicos ni a

las innovaciones tecnológicas. Lo cual no significa que sea su instru-mento preferente, sino tan solo útil cuando instrumentalmente sea más eficaz sin desnaturalizar el método que es vivencial y no virtual.

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ILIA GALÁN

Sólo en la medida en que la sociedad pueda hacerlo. Por un lado, se

puede, pero, por otro, no conviene que una institución se mantenga en todo de una forma primitiva, pues no tiene que ver con su espíritu.

Los masones del siglo XVIII y XIX, por ejemplo, eran, en parte, los más avanzados de sus sociedades. ¿Sucede lo mismo ahora?

¿EN QUE MEDIDA DEBEN O PUEDEN UTILIZARSE LAS NUEVAS TECNOLOGÍA EN EL SENO DE LAS LOGIAS? ¿SON UNA ALTERNATIVA PARA EL DE-CORUM DE LOS TALLERES?

IGNACIO MÉNDEZ-TRELLES DÍAZ

Este debate del «decorum virtual» está encima de la mesa desde

hace algún tiempo, a mi juicio, de una manera absurda. Yo que me considero un apasionado homo tecnologicus encuentro hasta ridículo —con todo respeto para los que opinan lo contrario— pensar en logias decoradas virtualmente.

¿Alguien se imagina ir a un hotel que tiene decoradas sus paredes con hologramas o con proyecciones de vídeo? ¿Alguien iría a un res-taurante de paredes blancas en las que se proyectan «imitaciones» de cosas reales?

¿Quién pagaría la entrada a un museo en el que todo es falso y pin-tado, digamos, electrónicamente? Más aún, ¿alguien decoraría su casa así? Entonces, ¿por qué las logias sí?

¿Éramos los más atrasados, los últimos en llegar a la tecnología, y ahora vamos a ser los primeros en destacar por hacer bobadas con el progreso? No, mire usted, yo virtualmente disfruto del cine y de la te-levisión.

Si quiero tener una planta en una habitación, no la proyecto con el ordenador, la coloco guapamente en un tiesto y la riego de vez en

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cuando. Y para terminar, ¿tan caro es nuestro «decorum» que no nos lo podemos permitir?

Yo creo que cada cosa tiene su sitio, no va a ser menos en este caso.

ILIA GALÁN

Dependerá de qué tecnologías se trate. Luces, efectos sonoros, pan-

tallas, ¿por qué no? El decorum depende del buen gusto o mal gusto que tengan los que organizan el espacio físico de una logia.

Los efectos pueden ayudar al encuentro entre los hermanos, pero sólo si están bien hechos, pues un rito torpe queda en pantomima.

JAVIER OTAOLA

En cuestiones estéticas y funcionales, en la decoración de las logias

—al menos en España— todavía estamos anclados en un gusto siglo XIX que debemos superar. Manteniendo los elementos simbólicos esenciales, las logias pueden adoptar nuevos materiales, nuevos dise-ños y nuevas tecnologías en sus logias, desde la iluminación, los pro-yectores, las imágenes en tres dimensiones, la música…

En mi última visita a la Gran Logia Liberal de Turquía, donde tuve el honor y el placer de exponer una plancha sobre Europa y Turquía, me agradó comprobar la rápida asunción por parte de los hermanos tur-cos de las nuevas tecnologías.

Mientras leía la plancha —en francés— desde el asiento del Orador, en el Occidente se desplegó una pantalla sobre la que se fue proyec-tando el texto escrito de mi intervención traducido al turco para facili-tar la comprensión de mi trabajo. Este tipo de mecanismos elementa-les y otros más avanzados que nos permiten las tecnologías de la in-formación y comunicación deben ser cada vez más usuales en nuestras logias.

AMANDO HURTADO

En lo que la Logia tiene de escuela, y recordando la legendaria adver-

tencia clásica de que no debería entrar en la Academia quien no fuera “geómetra”, creo que la tecnología informática puede utilizarse en las logias de la misma forma que se vienen utilizando otras.

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Las velas continúan presentes en la casi totalidad de nuestras logias como símbolos del fuego universal que produce luz; pero la luz eléctri-ca, menos simbolizante para los adeptos de determinadas tendencias esotéricas, nos aporta un notable y reconocido servicio.

Otro tanto cabe decir de la música grabada, con la que subrayamos determinados momentos durante nuestros trabajos en logia. Tan ba-nales ejemplos pueden muy bien ilustrar la utilidad que otras tecno-logías pueden aportarnos.

En mi labor como Segundo Vigilante he echado de menos, a menu-do, elementos audiovisuales que nos permitieran describir con mayor pulcritud los trazados geométricos (no sólo los más elementales) apo-yando los correspondientes razonamientos, o ilustrar algunos de los conceptos contenidos en determinadas planchas.

La misma o mayor importancia pueden tener esos elementos auxilia-res en el 2º y 3º grados. Lo importante es aprender a construirnos y a construir pensamiento positivo. Cuanto más perfectos sean los útiles empleados inteligentemente con tal fin, tanto mejor.

SANTIAGO CASTELLÀ

Pueden serlo mientras no pertur-

ben la columna de la belleza, y pue-den perturbarla tanto como cual-quier objeto físico. Por lo tanto hay que hacer un test de eficacia y esté-tica y no de la naturaleza del medio.

IVÁN HERRERA

Los símbolos Masónicos no se debi-

litan ni se vuelven precarios si se cambia la percepción de la materia física por la visualización holográfica, a la que igualmente le atribuyo una capacidad presencial en el decorum de las Logias. Diferente al tra-dicional, pero igualmente real y plena de contenido.

Es apenas natural que la dramatización física y el uso del sentido del tacto ayuden a fijar conceptos, pero no por ello es pernicioso un ma-yor grado de abstracción en la labor, acorde con los usos a los que es-tamos acostumbrados en la cotidianidad extra-logial.

Santiago Castellà

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Por el uso de la tecnología informática no debe variar la realidad ob-jetiva ni la subjetiva en la Logia ni tampoco su mundo Masónico figu-rado.

Al fin y al cabo, de acuerdo al conocido aforismo, la tradición es para mantener viva la llama.

JOSÉ LUIS COBOS

Siempre que se apliquen para conseguir el efecto que cada elemento

de la vida masónica pretende, en principio no debe haber ninguna li-mitación para la utilización de las nuevas tecnologías, a menos que, claro está, fuesen intrínsecamente nocivas o fuesen éticamente repro-chables.

Desde luego sería muy refrescante abandonar los viejos estilos de-cimonónicos con que decoramos nuestros talleres y que arrastramos más por imitación que por conservación de una tradición que debe te-ner su valor en sus símbolos y no en el aspecto de estos.

RICARDO SERNA

La utilización de las nuevas tecnologías puede ser muy variada en los

talleres o en la organización de las logias. Es evidente que los medios solo se usan cuando hacen falta, y por ende la Masonería puede utili-zar la tecnología en los momentos y circunstancias proclives a dicha necesidad.

La medida de uso la da el mismo sentido común de las personas. La Masonería debe procurarse medios técnicos acordes con sus necesi-dades reales o conforme a sus perspectivas de actuación, y así podrá usar las tecnologías en los lugares y situaciones en las que sea conve-niente hacerlo.

Las Obediencias y Logias no tienen que plantearse un límite o un te-cho de usos tecnológicos; insisto en que el sentido común y las necesi-dades puntuales deben dictar la utilización, o no, de determinadas nuevas tecnologías.

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¿LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS SUPONEN UNA TRANSFORMACIÓN CULTURAL Y SOCIAL? ¿EN QUE SENTIDO? ¿CÓMO AFECTA ESA TRANS-FORMACIÓN A LA MASONERÍA?

AMANDO HURTADO

En mi opinión, tecnología y transformación social son interdepen-

dientes, manteniendo a lo largo de la Historia una recíproca relación de causa/efecto.

La necesidad humana de conocer e imitar las leyes de la Naturaleza aboca a la búsqueda y a la experimentación creadora de técnicas. A su vez, esas técnicas abren pequeños o grandes nuevos horizontes de-terminando modificaciones en la dinámica social.

A la evolución cultural y social han contribuido siempre las técnicas: desde la producción del fuego, la cerámica o la rueda, hasta los apa-rentemente más modestos, como pudo ser la invención del estribo por los jinetes nómadas asiáticos, revolucionando el arte bélico...

En el psiquismo humano se alojan ciertas constantes referenciales: la muerte, eros, la fertilidad, el hambre, el miedo a lo desconocido... Son esos referentes biológicos los que han contribuido, a lo largo de la His-toria, a configurar los paradigmas sociales en función de convicciones e intereses de grupos gradualmente preponderantes, desarrollándose en ellos formulaciones especulativas (religiosas y filosóficas) enfatiza-das como condicionantes.

Hay que preguntarse si las tecnologías emergentes serán capaces de influir en esas constantes psíquicas que han determinado la orienta-ción de las civilizaciones.

De ahí que comprender el funcionamiento del cerebro humano sea, tal vez, la apuesta más importante que tienen pendientes las nuevas tecnologías. Además de ser el cerebro un objetivo tecnológico, el es-tudio de su funcionamiento alienta la búsqueda de tecnologías que permitan superar las limitaciones cerebrales, si bien ese empeño no

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debería seguir asentado sobre la premisa de lo que se viene llamando la “metáfora del ordenador”.

Será importante identificar la naturaleza y el funcionamiento especí-fico del sistema simbólico cerebral, a través de neuronas y sinapsis, porque aunque el paralelismo cerebro-ordenador haya ayudado a la psicología cognitiva (según reconocen los expertos) las investigaciones en neurociencia vienen revelando importantes diferencias entre am-bos: el cerebro es analógico y el ordenador es esencialmente digital.

Mi opinión es que Masonería y sociedad mantienen una relación in-quebrantable. El mundo macrotecnológico está ofreciendo a la Maso-nería un escenario ampliado en el que se mueven los mismos actores o, al menos, los mismos personajes de siempre.

La ampliación de datos que van aportando las ciencias y las técnicas conlleva la posibilidad de aplicar la metodología simbolista masónica en un mundo mejor conocido, en el que el Hombre sigue (y va a se-guir) enzarzado en una perenne búsqueda de sentido.

La Orden ha pasado ya, durante sus tres siglos de existencia, por per-íodos de evolución técnica y social de extraordinaria trascendencia histórica, encontrando siempre cauces para transmitir su tradición esencial en beneficio de hombres y mujeres receptivos, capaces y de-seosos de esforzarse en su auto-construcción aportando algo a esa gran construcción de la Fraternidad humana.

El futuro seguirá dependiendo de la calidad real de nuestras logias, del rigor de sus trabajos y de la ejemplaridad que sus miembros sepan y puedan proyectar en la sociedad, aprendiendo a actualizar las for-mas sin adulterar el contenido. Lo nuestro no es la publicidad o la no-toriedad, aunque en modo alguno deba serlo el “secretismo”, a menu-do muy mal entendido, incluso por los propios masones. Modus in re-bus...

JOSÉ LUIS COBOS

Estamos viviendo una época de grandes transformaciones sociales y

culturales que son debidas a múltiples factores que interaccionan en-tre sí. Uno de ellos es el espectacular avance de las nuevas tecnologías, principalmente aquellas aplicadas al campo de las comunicaciones.

Otros son, por ejemplo, el imparable crecimiento demográfico, la permeabilización o incluso la inexistencia de las fronteras nacionales

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en cuestiones medioambientales, circulación de capitales, de mano de obra y del conocimiento.

Desde luego son las nuevas tecnologías las que, de manera más cer-cana y cotidiana, han cambiado los modos de vida y las costumbres; las que en definitiva han globalizado ese fenómeno social que los so-ciólogos llaman "revolución de las expectativas".

El hombre moderno vive conectado permanentemente a una red de comunicación que tiene una dinámica y unas reglas de juego propias y que plantea unas exigencias de conducta aún no bien definidas a pesar de que la red ya es la nueva realidad social que ha emergido de la ma-no de las nuevas tecnologías.

El individuo ya no es un ser que termina en sí mismo al que le es po-sible establecer contactos más o menos frecuentes con otros, ahora es potencialmente un ser-en-red que interactúa con el sistema, introdu-ciendo en cada intervención una modificación que es recogida por es-te.

El propio sistema reticular establece un primer requisito: el dato que circula por él tiene que ser fiable, de lo contrario todo el edificio se de-rrumba. Esto hace que el interés general se centre en la calidad de la comunicación y en las circunstancias en que se produce esta.

La aparición del fenómeno “wiki” o el código abierto, introducen nuevos conceptos éticos que terminarán sustituyendo los viejos para-digmas y tendremos toda la sociedad y particularmente los masones una ingente tarea de dilucidación ética que realizar.

¿En qué manera puede afectar a la masonería el advenimiento de estos nuevos paradigmas socio-culturales? Pues, de momento, ten-dremos que enfrentarnos al debate ético que plantean todos estos cambios y la masonería dispone del escenario adecuado para acome-ter este trabajo, como ya hemos defendido antes en varias ocasiones.

Quizás, la pregunta más comprometida sería: ¿Atiende nuestro método iniciático con suficiente amplitud los nuevos modos del ser con los que se construye la nueva sociedad? A mi juicio, sí, pero urge realizar un trabajo de reinterpretación de nuestros símbolos (secreto, pulido de la piedra bruta, altos grados, etc.) que han quedado prisio-neros de unas interpretaciones clásicas que ya no valen.

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SANTIAGO CASTELLÀ

Esta es, a mi entender, la primera y principal cuestión. El resto es pu-

ra gestión asociativa. Internet: La República Universal. Las ideas bási-cas sobre identidad —quien soy ¿yo y mis virtuales?—, pertenencia —¿de dónde soy?—, nación… se verán trastocadas.

El viejo lema del Imperio AEIOU —ustria est Imperium orbe et uni-versum— cobra ahora su sentido más radical, un imperio sin territorio, la ciudad como espacio universal.

En los modelos de economía desmarcada se estudia cómo cada per-sona tiene un umbral de rebeldía distinto: para rebelarse (cambiar de marca por ejemplo) cada persona necesita saber cuántos congéneres van a hacer lo mismo, con objeto de saber el grado de éxito o fracaso de la nueva opción.

Hay personas con un umbral de rebeldía muy bajo y se bastan ellos para rebelarse y cambiar, marcan tendencia o fracasan. Otros no cam-bian hasta que no ven que mayoritariamente se cambia.

Internet permite conocer los grados de rebeldía y contactar entre rebeldes sin perder el anonimato. Con esto se explican los fenómenos de cyberturbas o la publicidad viral. Las formas de hacer política, de construir la república, por lo tanto irán cambiando.

Pero la cuestión más de fondo, es que en una sociedad virtual el po-der deja de ser un valor escaso a repartir y controlar democráticamen-

te.

IGNACIO MÉNDEZ-TRELLES DÍAZ

Al menos en teoría, las nuevas tecnologías solo deberían afectar a la

masonería en su vertiente, digamos, burocrática. La cuestión iniciática, filosófica, esotérica si la hubiera, cultural, formativa incluso, es algo que queda en el interior de las personas.

Sin embargo, el nuevo escenario mundial de acceso a la información ha puesto al alcance de todos documentación sensible que hasta hace bien poco estaba celosamente escondida en fotocopias o sensaciona-listamente publicada en obras antimasónicas o masónicas más o me-nos serias.

En este nuevo contexto cultural, queda de la mano de cada uno la in-terpretación que se hace de las «cosas masónicas» desde fuera. El pro-

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fano puede acceder “googelianamente” al legado masónico con toda libertad, y esto sí representa un cambio en la forma en que las perso-nas llegan a la masonería.

En la era pre-digital se llamaba a las puertas de una logia con el en-canto, el pequeño misterio, la deseada incógnita incluso, de algo des-conocido y trascendente, místico casi. Ahora, cuando alguien llega al umbral de la logia, sabe perfectamente lo que tiene detrás de la puer-ta a la que llama, la mayoría incluso sabe en qué va a consistir la cere-monia de Iniciación, aunque la vivencia va a ser bastante diferente y probablemente más intensa de lo que había pre-visualizado por la red.

Esto es, creo yo, lo que ha cambiado la revolución digital de las tec-nologías de la información con respecto a la masonería.

ILIA GALÁN

La imprenta transformó la sociedad y la cultura, como hoy lo está

haciendo Internet o las representaciones visuales en tres dimensiones. Todo ello puede ser utilizado adecuadamente si hay buenos diseñado-res y pensadores que lo hagan fructificar.

Sería lamentable no aprovechar las posibilidades que nos ofrece un nuevo mundo, como lo sería sólo tomar una moneda de un tesoro hallado cuando podríamos tomarlo todo.

IVÁN HERRERA

A Internet se le atribuye efectos positivos y negativos. Entre los pri-

meros, podemos contar ventajas para la información, los negocios, la diversión, una sociabilidad ampliada y para el crecimiento de las per-sonas.

Entre las consecuencias negativas, puede presentarse un menor bienestar psicológico, nuevas adicciones, algunas psicopatologías y una mayor vulnerabilidad.

Todo depende de la interacción de las características personales del usuario y de su entorno social. Sus consecuencias son síntomas de una normalidad o anormalidad preexistente al uso del Internet y al acceso a sus contenidos.

En el terreno de la Masonería, sucede igual. Una actitud constructi-va frente a Internet facilita el uso de las herramientas y la edificación misma, y un manejo perverso ocasiona la destrucción de la propia y la

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ajena. Es decir, que, como siempre sucede, son los seres humanos y sus intenciones los que pueden crear cosas sublimes o aberrantes con las herramientas que tienen a su alcance.

Hay que evitar los predicamentos éticos o moralistas aplicados a la tecnología, y trasladar la valoración al individuo. La tecnología no es ni buena ni mala, como lo pueden ser las personas que las usan.

Es lógico que una tecnología usada por tantos individuos, en tantas partes, sean masones o no, termine afectando a las personas, y a través de ellas a la humanidad entera en sus diferentes escenarios so-ciales, culturales, morales, etc., y por esta misma vía a la Masonería.

RICARDO SERNA

Nadie puede negar que, debido al uso mayor de las nuevas tecnolo-

gías, la vida del hombre ha cambiado notablemente en las últimas décadas. En términos generales, para bien.

Algunos medios nos han facilitado el trabajo y la relación, han acele-rado las comunicaciones, han relanzado el comercio y prometen ir aún más allá en el tema de hacernos más fáciles ciertas labores y activida-des.

Todo esto constituye, sin duda, una transformación de los hábitos y modos de vivir de la gente, lo que a su vez genera una visión cultural diferente a la del último cuarto del siglo XX.

Vivimos un apasionante momento, no exento de graves amenazas. Pero gracias a las nuevas tecnologías, los seres humanos tenemos algo más fácil la intercomunicación de ideas y la transmisión de informa-ciones.

Esta progresiva modificación cultural producida por el uso extendido —que no generalizado, ni mucho menos— de las nuevas tecnologías, ofrece a la Francmasonería un nuevo puente de conexión con la socie-dad circundante.

Las logias han de aprovechar las herramientas tecnológicas a su al-cance para simplificar algunos de sus movimientos, para hacer más sencilla su actividad interna y especialmente para dar al mundo profa-no información fidedigna de sus principios y actuaciones.

Acabo diciendo que el uso de las nuevas tecnologías ha de ser siem-pre racional. Es decir, constructivo y solidario. Es preciso valorar con inteligencia las necesidades de cada taller, y usar las nuevas tecnolo-

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gías en función de dichas necesidades concretas. De no ser así, se co-rre el riesgo de que la tecnología mal utilizada ofrezca a medio plazo frutos indeseados.

JAVIER OTAOLA

La tercera parte de la población mundial ya es 'internauta'. Eso signi-

fica 2.500 millones de personas. La revolución digital no hace más que crecer. Tiene muchos efectos positivos: aumento de la comunicación, de la mediación cultural, de la interconexión, de los valores cosmopoli-tas, de los intercambios…pero también tiene sus efectos indeseables.

Nicholas Carr, uno de los autores que más a fondo ha estudiado el impacto de las nuevas tecnologías de la comunicación, analiza el efec-to “distracción” que están ya provocando en su libro Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Señala que Internet "está erosionando la capacidad de controlar nuestros pensamientos y de pensar de forma autónoma".

“No escapé de estas redes sociales porque no me interesen. Al con-trario, creo que son muy prácticas, incluso fascinantes, pero precisa-mente porque su esencia son los micromensajes lanzados sin pausa, su capacidad de distracción es enorme", dice Carr Y esa distracción cons-tante, que según Carr es inherente a las nuevas tecnologías, es sobre la que este autor investiga desde hace casi dos décadas y nos alerta en su libro.

Nicholas Carr (1959) afirma que se percató, hace unos años, de que su capacidad de concentración había disminuido, de que leer artículos largos y libros se había convertido en una ardua tarea5. Sus libros son "una oda al tipo de pensamiento que encarna el libro y una llamada de atención respecto a lo que está en juego: el pensamiento lineal, pro-fundo, que incita al pensamiento creativo y que no necesariamente tiene un fin utilitario.

La multitarea, instigada por el uso de Internet, nos aleja de formas de pensamiento que requieren reflexión y contemplación, nos convier-te en seres más eficientes procesando información pero menos capa-

5 Lo probamos todo... ¿sin comprender nada? La cultura del picoteo resume un libro en un tuit, un disco en una canción y la información en un titular. Lo digital lleva a una forma de consumir fragmentaria. BENJAMÍN PRADO

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ces para profundizar en esa información y al hacerlo no solo nos des-humanizan un poco sino que nos uniformizan".

Dice más:

“Leer libros probablemente sea menos natural, pero ¿por qué va a ser peor? Hemos tenido que entrenarnos para conseguirlo, pero a cambio alcanzamos una valiosa capacidad de utilización de nuestra mente, que no existía cuando teníamos que estar constantemente alerta ante el exterior muchos siglos atrás.

Quizás no debamos volver a ese estado primitivo si eso nos hace perder formas de pensamiento más profundo.

Lo que yo defiendo en mi libro es que las diferentes formas de tec-nología incentivan diferentes formas de pensamiento, y por dife-rentes razones Internet alienta la multitarea y fomenta muy poco la concentración.

Cuando abres un libro te aíslas de todo porque no hay nada más que sus páginas. Cuando enciendes el ordenador te llegan mensa-jes por todas partes, es una máquina de interrupciones constantes.

Lo que ocurre con Internet es que la escala, a todos los niveles, se dispara. Y sin duda hay cosas muy positivas. La Red nos permite mostrar nuestras creaciones, compartir nuestros pensamientos, es-tar en contacto con los amigos y hasta nos ofrece oportunidades laborales.

No hay que olvidar que la única razón por la que Internet y las nue-vas tecnologías están teniendo tanto efecto en nuestra forma de pensar es porque son útiles, entretenidas y divertidas. Si no lo fue-ran no nos sentiríamos tan atraídos por ellas y no tendrían efecto sobre nuestra forma de pensar. En el fondo, nadie nos obliga a uti-lizarlas.”

Si lo que tú haces te hace, es inevitable concluir que los cambios en la forma de comunicarnos han de tener efectos sobre nosotros: Inter-net está alterando los hábitos mentales, como en su momento los cambió la escritura, la imprenta, la televisión…

De alguna manera las nuevas tecnologías coagulan y multiplican el efecto de todas esas tecnologías y abren un nuevo tiempo en el que, como dice José Luis Cobos el ser humano tendrá que pensarse como un ser-en-red.

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La masonería es una sociabilidad mediadora, y en esa función me pa-rece indudable que las nuevas tecnologías de la comunicación le inte-resan, en la medida en que multiplican la capacidad de mediar entre los seres humanos.

Pero, por otro lado, el método masónico es también una invitación a la introspección y al silencio interior, a la reflexión en su sentido más etimológico, que implica ensimismarse, doblarse sobre uno mismo, mirarse en el espejo, y las nuevas tecnologías de la comunicación su-ponen en este caso una amenaza por su capacidad de fascinación, de ruido, de pérdida de tiempo en habladurías y banalidades.

El desafío se plantea en los siguientes términos: lograr, por un lado, una utilización inteligente de los nuevos medios para desarrollar una actividad comunicativa de calidad que a todos nos enriquezca, incor-porando a la vida de la logia todo aquello que la mejore, y, por otro lado, no perder de vista la “gravitas” del método masónico, su tempo lento y pausado, su equilibrio de silencios y palabras, su carácter pre-sencial y personalizado.Å

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RITUALES [SERIE BLANCA] Ritual del Rito Escocés Antiguo y Aceptado - Primer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Escocés Antiguo y Aceptado ISBN (papel): 978-84-92984-18-3 / DL: M-26306-2010 1ª edición, 2009 -Págs: 204 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)

Ritual del Rito Escocés Antiguo y Aceptado - Segundo Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Escocés Antiguo y Aceptado ISBN (papel): 978-84-92984-53-4 / DL: M-22139-2011 1ª edición, 2009 - Págs: 172 -180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)

Ritual del Rito Escocés Antiguo y Aceptado - Tercer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Escocés Antiguo y Aceptado ISBN (papel): 978-84-92984-54-1 / DL: M-22140-2011 1ª edición, 2009 - Págs.: 234 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)

Ritual de Emulación - Primer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Emulación DL: SE-4581-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 164 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)

Ritual de Emulación - Segundo Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Emulación DL: SE-4612-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 140 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)

Ritual de Emulación - Tercer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Emulación DL: SE-4581-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 144 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)

Ritual del Rito Francés - Primer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Francés ISBN (papel): 978-84-937565-7-4 / DL: SE-30-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 160 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)

Ritual del Rito Francés - Segundo Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Francés ISBN (papel): 978-84-92984-35-0 / DL: SE-757-2011 1ª edición, 2010 - Págs: 160 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)

Ritual del Rito Francés – Tercer Grado Rituales y Ceremonias Oficiales del Rito Francés ISBN (papel): 978-84-92984-70-1 / DL: SE-0000-2012 1ª edición, 2010 - Págs: 160 - 180 x 120 mm - PVP: 18 € (papel)

Trabajos de Banquete - Rito Francés Moderno ISBN (papel): 84-937565-8-1 / DL: SE-32-2009 1ª edición, 2010 - Págs: 100 - 176 x 116 mm - PVP: 12 € (papel)

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Ceremonia de Honras Fúnebres y Ceremonia del Recuerdo Ritos y Ceremonias Oficiales DL: SE-4975-2009 1ª edición, 2010 - Págs: 72 - 180 x 120 mm - PVP: 12 € (papel)

Ritual de Tenidas Blancas Ritos y Ceremonias Oficiales ISBN (papel): 978-84-92984-40-4 / DL: M-11806-2011 1ª edición, 2009 - Págs: 104 - 176 x 116 mm - PVP: 12 € (papel)

AUTORES CONTEMPORÁNEOS [SERIE ROJA] Textos Fundamentales de la Masonería Autor: Ignacio Méndez-Trelles Díaz ISBN (papel): 978-84-936941-0-4 / ISBN (digital): 978-84-937078-7-3 / DL: SE-3079-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 388 - 210 x 140 mm - PVP: 18 € (papel)/9 € (digital)

El Misticismo de la Masonería Autor: Reuben Swinburne Clymer ISBN (papel): 978-84-936941-1-1 / ISBN (digital): 978-84-937392-4-9 / DL: M-26314-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 136 - 210 x 140 mm - PVP: 11 € (papel)/9 € (digital)

Fragmentos de un discurso masónico Autor: Javier Otaola ISBN (papel): 978-84-937078-4-2 / ISBN (digital): 978-84-937078-5-9 / DL: SE-3039-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 222 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)

Rito Francés: historia, reflexiones y desarrollo Coordinador de la obra: Víctor Guerra ISBN (papel): 978-84-92984-14-5 / ISBN (digital): 978-84-92984-15-2 / DL: M-25428-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 418 - 210 x 140 mm - PVP: 19 € (papel)/9 € (digital)

En Oro y Azur Joaquim Villalta ISBN (papel): 978-84-92984-24-4 / ISBN (digital): 978-84-92984-25-1 / DL: SE-6395-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 260 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)

El Escocismo Masónico Autor: Iván Herrera Michel ISBN (papel): 978-84-937078-7-3 / ISBN (digital): 978-84-937078-9-8 / DL: SE-3580-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 176 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)

Masonería cuestionada Autor: Vicente Rocamora Morales ISBN (papel): 978-84-92984-03-9 / ISBN (digital): 978-84-92984-06-0 / DL: SE-598-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 166 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)

La masonería en persona(s) Autores: Javier Otaola y Valentín Díaz ISBN (papel): 978-84-92984-00-8 / ISBN (digital): 978-84-937392-01-5 / DL: B-9693-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 400 - 210 x 140 mm - PVP: 21 € (papel)/11 € (digital)

Respuesta masónica (edición revisada) Autor: Amando Hurtado ISBN (papel): 978-84-92984-10-7 / ISBN (digital): 978-84-92984-11-4 / DL: SE-2933-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 384 - 210 x 140 mm - PVP: 19 € (papel)/9 € (digital)

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La Masonería del Oriente de Asturias Autor: Víctor Guerra ISBN (papel): 978-84-937392-0-1 / ISBN (digital): 978-84-937392-3-2 / DL: SE-4247-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 416 - 210 x 140 mm- PVP: 19 € (papel)/9 € (digital)

La metáfora masónica Autor: Javier Otaola ISBN (papel): 978-84-92984-16-9 / DL: M-92984-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 274 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)

7 Semblanzas masónicas Autor: Nicolás Brihuega ISBN (papel): 978-84-92984-29-9/ISBN (digital): 978-84-92984-30-5 / DL: SE-6870-2010 1ª edición, 2010 - Págs.: 168 - 210 x 140 mm - PVP: 12 € (papel)/8 € (digital)

El Compás y la Pluma Autor: Ricardo Serna ISBN (papel): 978-84-92984-22-0 / ISBN (digital): 978-84-92984-23-7 / DL: SE-7642-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 274 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)

La masonería en la construcción de sociedades Autor: Diego González Rodríguez ISBN (papel): 978-84-92984-36-7 / ISBN (digital): 978-84-92984-37-4 / DL: M-3913-2011 1ª edición, 2011 - Págs: 224 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)

El Rito Francés o Moderno: la masonería del Tercer Milenio Autor: Supremo Conselho do Rito Moderno de Brasil ISBN (papel): 978-84-92984-51-0 / ISBN (digital): 978-84-92984-52-7 / DL: SE-4186-2011 1ª edición, 2011 - Págs: 248 - 210 x 140 mm - PVP: 16 € (papel)/8 € (digital)

El Toque y la Palabra Autor: Iván Herrera Michel ISBN (papel): 978-84-92984-62-6 / ISBN (digital): 978-84-937392-63-3 / DL: SE-7990-2011 1ª edición, 2011 - Págs: 284 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/9 € (digital)

TEXTOS HISTÓRICOS Y CLÁSICOS [SERIE AZUL] Título: El Significado de la Masonería Autor: Walter Leslie Wilmshurst - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-92984-07-7 / ISBN (digital): 978-84-92984-08-4 / DL: SE-1370-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 240 - 210 x 140 mm - PVP: 16 € (papel)/10 € (digital)

Título: La Iniciación Masónica Autor: Walter Leslie Wilmshurst - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-92984-68-8 / ISBN (digital): 978-84-92984-69-5 / DL: SE-8525-2011 1ª edición, 2010 - Págs: 256 - 210 x 140 mm - PVP: 16 € (papel)/10 € (digital)

El Santo Arco Real de Jerusalén Autor: Walter Leslie Wilmshurst - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-937392-1-8 / ISBN (digital): 978-84-937392-2-5 / DL: SE-4185-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 112 - 210 x 140 mm - PVP: 12 € (papel)/10 € (digital)

Moral y Dogma del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (Grados de Aprendiz, Co m-pañero y Maestro) Autor: Albert Pike - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-937078-2-8 / ISBN (digital): 978-84-937078-3-5 / DL: SE-3032-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 170 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/10 € (digital)

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Moral y Dogma del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (Logia de Perfección) Autor: Albert Pike - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-937392-7-0 / ISBN (digital): 978-84-937392-6-3 / DL: SE-5441-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 212 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/10 € (digital)

Moral y Dogma del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (Capítulo Rosacruz) Autor: Albert Pike - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-92984-17-6 / ISBN (digital): 978-84-92984-19-0 / DL: SE-5658-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 170 - 210 x 140 mm - PVP: 12 € (papel)/9 € (digital)

Moral y Dogma del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (Príncipe del Tabernáculo) Autor: Albert Pike - Traductor: Alberto Moreno Moreno ISBN (papel): 978-84-92984-33-6 / ISBN (digital): 978-84-92984-34-3 / DL: M-1217-2011 1ª edición, 2010 - Págs: 222 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/10 € (digital)

Los orígenes del Ritual en la Iglesia y en la Masonería Autor: Helena Petrovna Blavatsky ISBN (papel): 978-84-936941-7-3 / ISBN (digital): 978-84-937392-9-4 / DL: SE-3780-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 94 -210 x 140 mm - PVP: 6 € (papel)/4 € (digital)

Constituciones de Anderson ISBN (papel): 978-84-936941-6-6 / ISBN (digital): 978-84-92984-26-8 / DL: M-23462-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 68 - 210 x 140 mm - PVP: 5 € (papel)/3 € (digital)

Estatutos de los Canteros de Bolonia ISBN (papel): 978-84-936941-2-8 / ISBN (digital): 978-84-92984-04-6 / DL: SE-6358-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 70 - 210 x 140 mm - PVP: 5 € (papel)/3 € (digital)

Manuscrito Regius ISBN (papel): 978-84-936941-3-5 / ISBN (digital): 978-84-937565-0-5 / DL: SE-3861-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 68 - 210 x 140 mm - PVP: 5 € (papel)/3 € (digital)

Manuscrito Cooke Colección: Serie Azul ISBN (papel): 978-84-936941-4-2 / ISBN (digital): 978-84-937392-5-6 / DL: AS-1520-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 68 - 210 x 140 mm - PVP: 5 € (papel)/3 € (digital)

Manuscrito Dumfries Nº 4 ISBN (papel): 978-84-936941-5-9 / ISBN (digital): 978-84-937392-6-3 / DL: SE-3863-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 72 - 210 x 140 mm - PVP: 5 € (papel)/3 € (digital)

LIBROS PRÁCTICOS [SERIE VERDE] Libro de estilo masónico Autor: Ignacio Méndez-Trelles Díaz ISBN (papel): 978-84-92984-05-3 / ISBN (digital): 978-84-92984-09-1 / DL: M-26307-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 402 - 210 x 140 mm - PVP: 21 € (papel)/15 € (digital)

La Cocina Masónica Autor: Pepe Iglesias ISBN (papel): 978-84-937078-6-6 / ISBN (digital): 978-84-92984-27-5 / DL: SE-3199-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 480 - 210 x 140 mm - PVP: 24 € (papel)/15 € (digital)

Términos Simbólicos de la Masonería Autor: Albert Fargas - Traductora: Cristina Cabrera ISBN (papel): 978-84-937565-9-8 / ISBN (digital): 978-84-92984-02-2 / DL: SE-563-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 252 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/10 € (digital)

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Los Ritos Masónicos Autor: Manuel Rodríguez Castillejos ISBN (papel): 978-84-937565-3-6 / ISBN (digital): 978-84-937565-4-3 / DL: SE-6482-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 270 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/10 € (digital)

Mi primer paso regular en Emulación Autor: Fernando Lamarca ISBN (papel): 978-84-92984-12-1 / ISBN (digital): 978-84-92984-13-8 / DL: M-28021-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 154 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/10 € (digital)

Un análisis del ritual masónico Autor: George Meredith Sanderson -Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-55-8 / ISBN (digital): 978-84-92984-56-5 / DL: SE-6340-2011 1ª edición, septiembre 2011 - Págs: 142 - 210 x 140 mm - PVP: 12 € (papel)/6 € (digital)

Las enseñanzas morales de la masonería Autor: JSM Ward -Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-60-2 / ISBN (digital): 978-84-92984-61-9 / DL: SE-7224-2011 1ª edición, septiembre 2011 - Págs: 100 - 210 x 140 mm - PVP: 10 € (papel)/6 € (digital)

Cuaderno de Instrucción Masónica I Grado de Aprendiz (Rito Escocés Antiguo y Aceptado) ISBN (papel): 978-84-92984-38-1 / ISBN (digital): 978-84-92984-39-8 / DL: M-8470-2011 1ª edición, 2009 - Págs: 107 - 140 x 105 mm - PVP: 6 € (papel)/5 € (digital)

Catecismo Masónico de Instrucción Grado de Aprendiz (Rito Emulación) ISBN (papel): 978-84-937565-5-0 / ISBN (digital): 978-84-937565-6-7 / DL: SE-6650-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 130 - 170 x 110 mm - PVP: 6 € (papel)/5 € (digital)

Manual del Aprendiz Entrado (Ritual de Emulación) Autor: JSM Ward - Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-43-5 / ISBN (digital): 978-84-92984-44-2 / DL: SE-3715-2011 1ª edición, mayo 2011 - Págs: 140 - 170 x 110 mm - PVP: 8 € (papel)/5 € (digital)

Manual del Compañero (Ritual de Emulación) Autor: JSM Ward - Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-45-9 / ISBN (digital): 978-84-92984-46-6 / DL: SE-3731-2011 1ª edición, mayo 2011 - Págs: 134 - 170 x 110 mm - PVP: 8 € (papel)/5 € (digital)

Manual del Maestro Masón (Ritual de Emulación) Autor: JSM Ward - Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-47-3 / ISBN (digital): 978-84-92984-48-0 / DL: SE-3711-2011 1ª edición, mayo 2011 - Págs: 172 - 170 x 110 mm - PVP: 8 € (papel)/5 € (digital)

Manual de los Grados Superiores (Ritual de Emulación) Autor: JSM Ward - Traducción y presentación: Manuel Corral Baciero ISBN (papel): 978-84-92984-49-7 / ISBN (digital): 978-84-92984-50-3 / DL: SE-3730-2011 1ª edición, mayo 2011 - Págs: 138 - 170 x 110 mm - PVP: 8 € (papel)/5 € (digital)

BIOGRAFÍAS [SERIE NEGRA] Napoleón III: Emperador, revolucionario y masón Autor: Miguel Córdoba ISBN (papel): 978-84-92984-57-2/ ISBN (digital): 978-84-92984-58-9 / DL: SE-6931-2011 1ª edición, octubre 2011 - Págs: 324 - 210 x 140 mm - PVP: 18 € (papel)/9 € (digital)

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MASONERÍA VISUAL [SERIE SEPIA] Una mirada a la Logia Textos: Javier Otaola – Ilustraciones: Sebastián Utreras ISBN (papel): 978-84-92984-65-7 / DL: SE-0000-2012 1ª edición, enero 2012 - Págs: 180 - 230 x 200 mm - PVP: 25 € (papel, tapa dura)

LITERATURA [SERIE AMARILLA] Antología de Poetas Masones Autores: Johann Wolfgang von Goethe, Rudyard Kipling, Rubén Darío y Oscar Wilde ISBN (papel): 978-84-936941-9-7 / ISBN (digital): 978-84-92984-28-2 / DL: SE-3879-2009 1ª edición, 2008 - Págs: 198 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/6 € (digital)

El Muro de Piedra Autor: Anselmo Vega Junquera ISBN (papel): 978-84-937078-0-4 / ISBN (digital): 978-84-937078-1-1 / DL: SE-2364-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 228 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/6 € (digital)

Los masones de San Blas Autor: Anselmo Vega Junquera ISBN (papel): 978-84-937565-1-2 / ISBN (digital): 978-84-937565-2-9 / DL: SE-5562-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 192 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/6 € (digital)

El secreto de Amparo Autor: Anselmo Vega Junquera ISBN (papel): 978-84-92984-31-2 / ISBN (digital): 978-84-92984-32-9 / DL: SE-6996-2009 1ª edición, 2009 - Págs: 288 - 210 x 140 mm - PVP: 15 € (papel)/6 € (digital)

OTRAS PERSPECTIVAS [SERIE PÚRPURA] El Protector Autor: Ricardo E. Polo ISBN (papel): 978-84-92984-20-6 / ISBN (digital): 978-84-92984-21-3 / DL: SE-6112-2010 1ª edición, 2010 - Págs: 360 - 210 x 140 mm - PVP: 17 € (papel)/9 € (digital)

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REVISTA CULTURA MASÓNICA CULTURA MASÓNICA Nº 1 Los documentos antimasónicos Año I - Noviembre 2009 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 86 - PVP: 5 €

CULTURA MASÓNICA Nº 2 El Rito Francés en el mundo Año I – Enero 2010 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 132 - PVP: 5 €

CULTURA MASÓNICA Nº 3 Masones y cristianos Año I – Abril 2010 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 142 - PVP: 5 €

CULTURA MASÓNICA Nº 4 Masonería y literatura Año I – Julio 2010 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 130 - PVP: 5 €

CULTURA MASÓNICA Nº 5 Masonería y mujer Año II – Octubre 2010 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 164 - PVP: 5 €

CULTURA MASÓNICA Nº 6 Masonería y filosofía Año II – Enero 2011 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 126 - PVP: 5 €

CULTURA MASÓNICA Nº 7 El Derecho Humano Año II – Abril 2011 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 84 - PVP: 5 €

CULTURA MASÓNICA Nº 8 Masonería y Música Año II – Julio 2011 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 138 - PVP: 5 €

CULTURA MASÓNICA Nº 9 El Rito Escocés Antiguo y Aceptado Año III – Octubre 2011 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 144 - PVP: 5 €

CULTURA MASÓNICA Nº 10 Masonería y nuevas tecnologías Año III – Enero 2012 ISSN: 2171-1968 / DL: SE-6062-2009 Págs: 000 - PVP: 5 €

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