sayenco abril 2011
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Revista Sayenco Liceo GM Temuco Dos inèditos de Selva SaavedraTRANSCRIPT
Gabriela Mistral
Selva Saavedra
Eugenia Caamaño
Juan Huenuán
Marcelo Arce
Ingrid Odgers
Ana Rosa Bustamante
Cristina Cambareri
Gladys Mendía
Óscar Mancilla
Cristián Berríos
Claret Cea
Nicol Calfunao
Bárbara Mora
Denise Fuentes
Katherine Antipe
Azfael Martínez
Almudena Aibar
Nelson Vallejos
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Foto: Rous Boisier
Elicura Chihuailaf y Héctor de Cunco visitaron el Liceo Gabriela Mistral
como parte de su proyecto Fondart “Retrato azul de la Araucanía”. Un gran
honor y una gran experiencia para las estudiantes poder compartir con tan
grandes creadores.
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Presentación
Un año más comienza, y llega abril. Con abril, decían los romanos, se abre
el año, es el mes que abre, aprilis. Y también es el mes de Gabriela, que
incluye en su nombre el abril, y cuyas páginas siempre están abiertas e
iluminándonos.
El taller literario Sayenco abre sus puertas, e invita una vez más a cuantos
lo deseen a sumarse a sus páginas y a sus reuniones creativas (los viernes a
las 14:30 horas en la Biblioteca del Liceo Gabriela Mistral de Temuco).
Desde aquí, agradecemos el interés que demostraron quienes quisieron
colaborar con nosotros. Numerosos han sido los envíos, y pedimos
disculpas si entre el trajín de los correos recibidos que se apilan se nos
olvidó incluir a alguien. No desesperen, insistan, que de seguro les
atenderemos.
Ojalá que las páginas en blanco sigan llenándose de líneas abiertas, de
líneas que no terminan, de líneas caminantes.
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Tabita Muñoz, Claudia Bahamonde, Karina Campos, Claret Cea, Nicol Calfunao,
Katherine Antipe, Denise Fuentes, Safka Fierro. Todas ellas recitaron durante la tertulia
en homenaje a Selva Saavedra, con honda emoción.
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Índice
Ilustraciones:
Sergio Vergara : Portada –modificada en sus proporciones- “Las tres
gracias”; páginas interiores: 10, 12, 18, 20, 30, 32, 34, 36, 46, 48, 54, 56,
58.
Murales de Villarrica, Alapinta.cl; páginas: 24, 26, 28,42.
Estudiantes del liceo: Javiera Epuleo, páginas 14 y 50; Fernanda
Torres, pág. 16; Gisela Saavedra, pág. 44; contraportada: Paola
Henríquez.
Gabriela Mistral ……… 7
Selva Saavedra ……… 11
Eugenia Caamaño ……… 19
Juan Huenuán ……… 21
Marcelo Arce
Ingrid Odgers
Ana Rosa Bustamante
……… 27
……… 29
……… 31
Cristina Cambareri ……… 33
Gladys Mendía ……… 35
Óscar Mancilla ……… 37
Cristián Berríos ……… 39
Claret Cea
Nicol Calfunao
……… 43
……… 45
Bárbara Mora ……… 47
Katherine Antipe ……… 51
Azfael Martínez ……… 53
Almudena Aibar ……… 55
Nelson Vallejos ……… 57
Abdón Corral ……… 59
Album de fotos ……… 61
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7
La mujer fuerte
Me acuerdo de tu rostro que se fijó en mis días,
mujer de saya azul y de tostada frente,
que en mi niñez y sobre mi tierra de ambrosía
vi abrir el surco negro en un abril ardiente.
Alzaba en la taberna, honda la copa impura
el que te apegó un hijo al pecho de azucena,
y bajo ese recuerdo, que te era quemadura,
caía la simiente de tu mano, serena.
Segar te vi en enero los trigos de tu hijo,
y sin comprender tuve en ti los ojos fijos,
agrandados al par de maravilla y llanto.
Y el lodo de tus pies todavía besara,
porque entre cien mundanas no he encontrado tu cara
¡y aun te sigo en los surcos la sombra con mi canto!
Gabriela Mistral, Desolación.
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EL PENSADOR DE RODIN
A Laura Rodig
Con el mentón caído sobre la mano ruda,
el Pensador se acuerda que es carne de la huesa,
carne fatal, delante del destino desnuda,
carne que odia la muerte, y tembló de belleza.
Y tembló de amor, toda su primavera ardiente,
y ahora, al otoño, anégase de verdad y tristeza.
El "de morir tenemos" pasa sobre su frente,
en todo agudo bronce, cuando la noche empieza.
Y en la angustia, sus músculos se hienden, sufridores.
Cada surco en la carne se llena de terrores.
Se hiende, como la hoja de otoño, al Señor fuerte
que le llama en los bronces... Y no hay árbol torcido
de sol en la llanura, ni león de flanco herido,
crispados como este hombre que medita en la muerte.
Gabriela Mistral, Desolación.
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DESVELO
He intentado dormir y el sueño esquivo
huye desde mis párpados cansados.
El desvelo tan solo me revela
la involuntaria negación amarga
de mi ser.
¡Ah! ¡Qué halago el del desvelo!
Selva Saavedra.
Poema inédito que fue recitado por Elicura Chihuailaf en la Tertulia
Homenaje a Selva Saavedra celebrada en el Liceo Gabriela Mistral en
noviembre de 2010.
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¿Qué soy?
¿Qué soy?
Soy rama sacudida
por los puelches del Sur.
Ellos
desprendieron mis hojas otoñales
e hicieron sendas de recuerdos
en este crudo Invierno…
¿Qué soy, entonces?
Un abanico de luciérnagas
que en vano intento de volar
mutilaron sus alas.
Soy pues, ansias de ser
Y así, ser nada.
Selva Saavedra.
Poema inédito que fue recitado por Patsy Riquelme en la Tertulia
Homenaje a Selva Saavedra celebrada en el Liceo Gabriela Mistral en
noviembre de 2010.
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“Mapuche”
El canelo florido
es como el alma mapuche.
El notro,
su espada de fuego,
sangre derramada.
Generoso como el blanco
de tus ulmos,
trabajas como abeja- obrera
sin salario.
Áspero como boldo,
animador de la gesta
de tu pueblo,
que siempre te acompañen
las flores gloriosas del copihue.
Por ti- más que nadie-
pese a pacificaciones,
discriminaciones
y reducciones
palpita el corazón de La Frontera.
Selva Saavedra
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“Callar, llorar”
Hay que callar.
La frase inútil
cae como guijarro.
Hay que callar, callar.
El destino no niega
el consuelo divino de llorar.
Tengo que ocultar
este secreto anhelo
y dar mi queja al viento.
Qué alma puede entender
Este dolor amor.
Selva Saavedra
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19
Te miro,
dos veces te miro,
vuelvo a mirarte
el mismo goteo
t
a
c
t
a
c
en la piedra.
Te miro,
última mirada.
Soltaron todos los pájaros
de sus jaulas.
Eugenia Caamaño
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21
A Kiyen
Tu voz llena la casa de mi espíritu
y siembra lunas en el huerto de mi sueño.
Cuando me llamas,
el mundo se detiene en la vibración de tu palabra
y vuelan los jardines en busca sus aves.
Tan hondo es nuestro pacto de vida
que te llevas mis ojos hacia todo lo que miras,
su luz y sombra por los bosques del camino.
Mi amada, en tus pies duermen las danzas del hombre
oh! nacida del amor entre dos fuegos estupendos.
Tú, que llevas la espada aguda del misterio
sé la peregrina luminosa
que guarda los cantos del pasado.
Juan Huenuán
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ENTREVISTA A JUAN HUENUAN
-Hablas en tu libro de “Seres distraídos”. Hay quien piensa que la literatura es una
distracción. O es todo lo contrario?
Bueno, cuando hablo de seres
distraídos me refiero a como las
personas (y voy a generalizar) de
este momento histórico, se han
vaciado de intuición y han dejado de
comunicarse con otros niveles de
existencias, apelando solo al
supuesto conocimiento dado por lo
empírico y su esfuerzo por reducir
los sentidos a un papel irrelevante.
La pérdida de los rituales y la
omisión del significado de algunos
símbolos claves, son la fractura de
los puentes conductores hacia el
pasado y los elementos de la
naturaleza.
Foto: Gerardo Quezada
Ahora, volviendo a la pregunta, la literatura puede cumplir con distintos roles, incluidos
la posibilidad de distraer en su connotación más sana y lúdica, o bien, como un ejercicio
sistemático de evasión de lo que podríamos llamar “mundo o realidad”. En cualquier
caso, de este conjunto de lecturas nos queda un sedimento luminoso que nos ayuda a
emancipar la conciencia; creo que ante todo, la literatura nos concede la opción de
acceder a esa libertad efímera y desde esa conciencia optar por las cavernas, el cielo o la
construcción de bisagras entre ambos.
-La guitarra y el cuchillo. ¿Son antagónicos o complementarios?
Son complemento. Me gusta pensar en un hombre capaz de tocar la guitarra, cantar, ser
bueno para los combos, buen conversador, atractivo para las mujeres, culto, etc. O sea,
todo un ideal de hombre renacentista, ja.
-Al remover las brasas del pasado, ¿se prende el fuego del futuro?
Lo que llamamos futuro, no es sino, la consecuencia que de nuestras acciones se
desprende y la consecuencia de las acciones de hombres que estuvieron antes que
nosotros, por tanto, existe un diálogo constante, no exento de traumas y dificultades,
entre ambos conceptos temporales. ¿Se puede encender el fuego del futuro removiendo
las brasas mencionadas, entendiendo este fuego como la proyección de la vida de una
cultura? La respuesta es sí, en la medida que esta acción de hurgar se rija por el respeto,
el deseo de aprender de estas experiencias y proponer estrategias para proyectar esta
vida.
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-¿En qué sentido escribir supone un destete o una vuelta a la madre tierra?
No busco definir mi escritura como un acto categórico, unívoco, de fuga o retorno hacia
lo que podríamos llamar memoria. Si observo mi vida con calma, me doy cuenta que
estos desplazamientos u oscilaciones siempre han estado presentes, manifestados en la
relación con mi familia (y la relación de éstos con su propio origen), la (de)formación
escolar, mi temprana inquietud por el arte, experimentar el amor de pareja, la
universidad, y la paternidad. Cada una de estas etapas, con sus propias posibilidades de
madurez y consciencia, han estado marcadas por una actitud distinta hacia mi origen
mapuche. Desde el cuasi-trauma provocado por las burlas de niños en el colegio,
pasando por una auto censura de lo indígena en mi vida (léase también auto-
chilenización), hasta un estado de aceptación, reconciliación y valoración de mi mismo
y de mi cultura, en tanto persona mapuche. Y desde ahí, otras posibilidades de
exploración escritural, que indagan no solo en el dolor, el desarraigo o las derrotas, sino
que también desde la ironía, la autocrítica, las preferencias y el contexto histórico en el
cual estamos viviendo. En “Romería”, algunas de estos procesos los veo, el resto, es un
desafío para las creaciones que vienen.
-Aleixandre decía “el poeta canta por todos”. ¿Tiene lugar el ego en poesía?
Por supuesto. En unos más que otros, claro está, pero siempre está presente. No lo
percibo como algo necesariamente negativo, y tampoco lo confundo con la soberbia.
Algunos intentan cantar por todos, otros solo buscan profundizar en sus propias
obsesiones y en ambos casos el ego se expresa como una huella digital. Una vez, Guido
Eytel, me decía que en ocasiones era bueno sentirse como el mejor escritor, pero
también como el peor; yo lo interpreto como una forma de romper un peligroso status
quo respecto de la visión que tenemos de nuestra propio trabajo, donde uno nunca es lo
uno o lo otro. Eso sí, no hay que dejarse encandilar por los flashes del momento (si es
que algún día conseguimos alguno que valga la pena) ni terminar cambiando el lápiz por
el micrófono. Lo mejor es trabajar en silencio y cultivar la amistad donde pueda darse.
-Unamuno hablaba de la intrahistoria, no la historia de las grandes batallas sino de los
hitos del día a día. ¿Tu interés por la historia tiene algo que ver con esto?
Es efectivo que la historia, sobre todo en esta etapa de mi escritura, tiene mucho de
relevante. Veo acá la posibilidad de trabajar no solo con referentes clásicos de la
literatura, sino también con procesos, hechos, personajes y nomenclaturas que aporten a
la construcción de mi poética. Historia y literatura, son como dos hermanos que avanzan
por caminos tan similares que, comúnmente, suelen perderse sus atribuciones
específicas como en el caso de crónicas, cartas y documentos administrativos
tempranos, que con el transcurso del tiempo van adquiriendo mayor significación y
relevancia. Pero debo decir que me interesa más ampliar el zoom de la mirada, a la
opción de detenerme en lo cotidiano o cosas más puntuales, (lo que nada tiene que ver
con una suerte valoración del discurso histórico oficial, ni con la omisión de la
trascendencia del hombre común como potencial actor del cambio social). Como he
dicho en otras oportunidades, creo que se ha perdido el sano ejercicio de mirar y
entender los fenómenos en su generalidad a cambio de la parcelación constante del
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enfoque: la especialización sobre especialización termina siendo una curiosa y nueva
forma de ceguera, una muerte lenta por la hipertrofia de un solo músculo, y bueno, en la
actualidad hay muchas obras que dan cuenta de ello.
-Romería es también el título de un poema central del libro. En él afirmas que tu canto
maldice y perdona. ¿Cuál es tu idea de convivencia entre las culturas mapuche y
chilena?
Hay que entender que la opresión históricamente ha venido desde las estructuras
institucionales que el poder va configurando para asegurar control en sus dimensiones
territorial, económica, religiosa e incluso psíquica y que, haciendo uso de las nuevas
tecnologías, estas formas de dominio se van complejizando conforme se avanza. Ha
sido este “poder”, con sus distintas manifestaciones en el tiempo, y no el común
mayoritario de la sociedad chilena, el que ha ejercido esta violencia. En estos últimos 20
años (sumemos también la resistencia histórica) ha sido el movimiento indígena y más
puntualmente el mapuche, el único capaz de frenar y poner en riesgo esta
institucionalidad: ya no son los grandes movimientos sociales o llamados también
populares, los que han asumido este protagonismo. Por este motivo también, el
mapuche, ha sentido la represión de Estado más dura.
Una convivencia en donde no se criminalicen las reivindicaciones, no solo de las
minorías indígenas, sino de todo aquel movimiento social que cuestione, critique, y
pretenda establecer cambios estructurales que beneficien a la mayoría y no a unos
pocos. Eso sería un buen comienzo, pero solo el comienzo. Es un tema largo y sus
aristas, múltiples.
-En “Culebra en la noche” aparecen dos modos encontrados de vivir la sexualidad.
¿Es posible la síntesis o el acercamiento? ¿O su encuentro es caótico?
Es curiosa la lectura que haces, pues no escribí ese texto pensando en lo sexual como un
tema relevante en el poema, pero sí es posible advertir dos modos de vincularse y ver al
mundo. Existe una manera desprovista de culpa, vitalista y primigenia, donde
podríamos considerar lo sexual como otra manifestación de esta integración con lo
natural. Por otro lado, está el cruce con lo occidental, su culpa judeo-cristiana y sus
cinismos. La culebra, más que tener una connotación sexual, asume el rol de una
compleja mensajera, que carga este simbolismo binario. El hombre tiene la opción de
escuchar esta sabiduría o bien someterse a su castigo. Jugamos con una serpiente que
nos recuerda a la del huerto sagrado del edén, pero también a kai kai y a tren tren vilú.
-Tus páginas se hacen eco también de la violencia. ¿Es algo congénito o podremos
algún día resolver nuestras diferencias sin que llegue la sangre al río?
No soy muy optimista en este sentido, al corto plazo no veo manera de terminar con
esto, menos considerando las posiciones ideológicas representadas en el gobierno y las
coaliciones políticas y sus propuestas. La sangre no ha parado de llegar al río, desde el
arribo de colón hasta nuestros días, y es sangre indígena, no hay que olvidarse de ello.
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MAL
mal mío
marcas momentáneamente
miro muchos mohos
más mienten movimientos monstruosos
marcas meticulosas mecen mi mente
marcho metonimia marchita
mástil marcado
mal
JUÁREZ
“Calle del futuro”
villa miseria antes del cigarrillo
muslos rasgados por cercas de alambre
damas
cielo verde grita
cuerpos desechos basura
un tapiz de huesos y zapatos
descomposición
necrófilo torrente
rito perverso
carne seca
Marcelo Arce Garín, Exhumada.
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Silencio
Las preguntas
Dardos en mi ventana
Y este frío
Congela la lengua
Y esta lluvia
Eterno el paraguas
En un rincón
Desconocido
De nuevo
El aire
Las preguntas
Palabra
Es agua
Es río
Es mar
Un puente a cruzar
Y allí nace allí crece y allí lanza
Su marea y su vértigo
Ingrid Odgers, Galería.
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El cisne lleva en su garganta
un fuego amargo:
apagó la luz
de las palabras
y
va quemando las hojas que arrastra
un libro de dudas
peregrino de la brisa
envuela
hacia un signo
infinito
Ana Rosa Bustamante
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Señalemos con lápiz
Señalemos con lápiz
hasta dónde llegó el agua,
no debemos olvidar
que alguna vez estuvimos a punto de vivir como náufragos.
Mecanografista
No logro descuajeringar ese cielito,
mirar esa nada, dormir ese núcleo
indeleble. No logro
desprender el ocaso, picotear como un ave
las migajas del día. No siento que estar
se trate de mí. Estar es un equilibrista con paraguas,
yo vengo a mecanografiar los sueños.
Cristina Cambareri
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EN EL OJO DEL TUNEL ARDE LA DIMENSION INEDITA
siento el peso del túnel
sus garras excavando
esas que dejan la página NEGRA
el pecho no puede astillarse más
la mente toma la AUTOPISTA
subiendo escaleras en el aire
el espacio es vacío y negro cuando tengo el llanto encerrado
una luz eléctrica ILUMINA todo
y me abro en el ojo del túnel
procreo sin semillas
soy tan FERTIL como el aullido del mar
velocidad máx. 90
dicen encienda las luces en el túnel
como si uno ya no estuviera encendido desde siglos
no hay DESVIO
no hay regreso
llamo por el teléfono de emergencia
el túnel mira dentro de su ojo un luminoso cadáver
afino el oído
haré amistad con EL TUNEL aunque me lije el pecho
haré amistad con el cuerpo
con las emociones
con LA VOZ
comprenderé los gestos y ademanes
del incendio que arde sin saber
asumiré las manos artríticas
que no se cierran ante la carne ni la espada
todos saben que me están matando
LENTAMENTE
que las entrañas son Mérida
que estos son los años plásticos
donde las semillas son LA TRANSICION
que estos son los años SIN LENGUA
las rocas sangran nieve blanca cuchillera
el ojo del túnel sabe que no ve todo
las pequeñas llamas van corriendo hacia la orilla del mar
las llamas alcoholes derritiéndonos
Gladys Mendía (Venezuela, 1975)
www.lospoetasdelcinco.cl Email: [email protected]
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PUDUHUAPI
El silencio es palabra,
Palabra fluyendo hacía lo hondo
Oleaje, onda irreversible
como soplido y cielo
En medio entremedio de
Sombras que se apagan
Eso, ese espontáneo rumor,
Esa circulación, circulación que
Llaman silencio.
HUELLA
Soy vestigio, vestigio
De color inacabado
El tono particular del amor
La incandescencia dejada atrás
enterrada o fría.
Soy vestigio, vestigio vuelto al presente,
Como el viejo escape de los amantes
ese color que no acaba
Inacabado y solo.
Óscar Mancilla
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FLORES MUSTIAS
Cuatro días y seis horas exactas antes de su fin, Camila Egaña Godoy probaba el
delicioso mariscal con vino blanco que años más tarde dio fama a la posada
Ancarola de San Antonio. Aunque tenía unos kilos de más, en seguida pidió un
flan de manjar, durazno y nuez moscada y luego una copa de helado. El
reencuentro con el puerto le trajo muchísimos momentos de regocijo. Pero debía
cumplir una misión y no deseaba fallar. Por la noche condujo hasta el cementerio
de la ciudad, y estuvo oculta entre tumbas hasta divisar una luz a eso de las dos
de la madrugada. Acercándose con sigilo y destreza, Camila vio que un hombre
de unos sesenta años, cabello ceniza y mediana estatura forzaba una lápida con
su chuzo.
- Ponga la herramienta en el suelo y luego levante las manos. Si me mira a los
ojos, lo mato- Dijo la mujer apuntándole con un arma.
El hombre obedeció de inmediato y mantuvo la vista clavada al suelo.
- Un ladrón de tumbas me imagino - Masculló ella con ira contenida-. Quizás
eres algo peor.
- Soy un salvador de almas- Dijo el extraño.
Camila extendió la mano diestra hacia el desconocido, y su piel clara palideció
hasta lo indecible. Luego de permanecer unos segundos en silencio, le dijo:
- Usted lo conoce.
- Es verdad- Afirmó el hombre-, lo he visto. Fue la experiencia más horrible de
mi vida. Mi nombre es Francisco Legrand. Por favor, ayúdeme a cargar hasta mi
casa el cadáver que reposa en este sepulcro, y le contaré lo que hago para
combatirlo.
Subieron a la cajuela del automóvil de Camila los restos de un joven pelirrojo.
Ella se estremeció al ver las marcas de torturas que presentaba el cuerpo.
- ¿Sabe a que huele este muchacho? - Preguntó Legrand.
- A flores mustias - Contestó ella-, el maldito acostumbra frotar pétalos contra la
piel de sus victimas, y luego rellenarles la garganta con flores de coronas. En
Valparaíso mató a catorce personas, y desde allí vengo siguiéndolo.
- ¿Cómo supo que él estaba en San Antonio?...
- Si no hubiera estado aquí me habría buscado. Ambos nos necesitamos.
Francisco Legrand vivía en un vagón abandonado de esa vía entre San Antonio y
Rancagua que la compañía había dejado a medias. Una bruma lánguida sembraba
la tierra.
- Tengo trampas por todos lados- Dijo el hombre-. Si ese mal nacido llega a
aparecerse por aquí, lo dejaré como jamón frito. Por favor, pase a mi humilde
hogar, y disculpe el desorden. Es un mal de nosotros los genios.
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En el interior del vagón apenas había espacio para una colchoneta. Había un sin
fin de aparatos, circuitos, cables, extensiones; y en medio de todo una camilla
metálica, donde Legrand puso los restos del pelirrojo.
- Si no me hubiera colgado al tendido eléctrico estaría en la ruina- Dijo
Francisco-. En todo caso no lo recomiendo a nadie. ¿Ve ese aparato que esta
allí?... Es una lavadora que inventé. El otro día me dio la corriente y como
andaba sin ropa atraje una hoja de papel a directamente a mi culo...
Tras conectar agujas y cables al cuerpo del joven, Legrand encendió la mayoría
de sus aparatos. Camila notó que su cabello color miel se erizaba ligeramente.
Hubo un zumbido largo y molesto, y por último el joven pelirrojo abrió los
párpados llorando desconsolado. Entonces Legrand musitó algo en un idioma
muy dulce que Camila desconocía, y sus palabras resonaron hermosas como si
las acompañara una energía sublime. Un rayo transparente hizo blanco en el
pecho del joven. En seguida Francisco Legrand le dijo en lengua común:
- ¿Te obligó a renunciar verdad?...
- Si- Contestó el pelirrojo sin moverse.
Legrand le habló al oído y luego de que expresara un inmenso alivio el joven
manifestó:
- Si, que ese sea mi destino.
- Entonces- Dijo Francisco Legrand con voz grave-, vete así como viniste, y
olvida el dolor que acompañó tu adiós del mundo.
Un resplandor obligó a Camila a cubrirse la vista, y cuando abrió los ojos todos
los aparatos se hallaban apagados, y el joven pelirrojo estaba muerto.
- Solo resulta si están fresquitos y más o menos enteros- Comentó Francisco.
- ¿Usted inventó la Maquina de Resucitación?...
- Yo construí esta hace ocho años, pero sé que existe una en Santiago, otra en
Antofagasta, y si no me equivoco también hay una en Rancagua.
- ¿Quién le enseñó esas palabras extrañas que pronunció al principio?... ¿A qué
Lengua pertenecen?...
- No lo sé- Contestó el Francisco Legrand y una sombra de inquietud cubrió sus
ojos calmos- Las aprendí en un sueño que no me dejaba en paz. Hace mucho
tiempo que perdí la noción entre lo real y lo ficticio. Al verla en el cementerio
esta noche, pensé por un momento que estaba alucinando.
Cuando Camila bajaba del vagón dispuesta a seguir su camino, volteó para
preguntarle al resucitador:
- ¿Alguna vez se ha propuesto destruirlo?... Usted dijo que lo podía freír...
- Lo haría si intentara hacerme daño- Dijo Legrand-. No todos somos guerreros y
enarbolamos enseñas de un bando. Hay zonas intermedias, donde uno puede vivir
sumergido en un pozo abandonado. Además le temo demasiado. La Sangre de
Kaikai fluye casi pura por las venas de ese demonio...
- Lo sé- Murmuró Camila mientras subía a su automóvil.
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- ¿Usted es la Heredera de Treng-Treng, verdad?... La serpiente que salvó al
mundo...
- Soy una mujer con tres días y siete horas de vida- Contestó ella mientras
aplicaba la reversa.
El tiempo transcurría indolentemente. Camila vigilaba las calles, pero no
conseguía pista alguna. Sin embargo la presencia del otro contaminaba su ser. Iba
tras ella para absorberla a la hora de la agonía, y así volverse independiente y
más temible. La atormentaba una gran angustia. Camila se hacía cada vez más
humana. Como un virus fue apoderándose de su alma el recuerdo del terremoto
de 1985, y la destrucción que trajo a su amado San Antonio. A poco más de dos
horas del fin, Camila pudo hallar el rastro que buscaba. Una sombra que le
helaba la sangre salía del cementerio con dos coronas en sus manos. Mientras la
seguía vio al guardia del campo santo: Se hallaba inconsciente sobre una lápida.
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Cuando el Heredero de Kaikai se internó en el bosque, Camila redujo las
revoluciones para no delatarse. La obscura silueta se detuvo frente a una mujer
de unos cuarenta años que se hallaba atada de pies y manos. Una pelota de goma
le atoraba, y en su mirada desorbitada refulgía el esplendor de la muerte.
- ¡Detente y no me mires a los ojos, o te mato de inmediato!- Exclamó Camila-.
¿No te cansas?...
- Jamás acabarán conmigo- Dijo el asesino-. Soy el condimento secreto de la
sopa más sabrosa.
Después que ella le descargó su arma en el cuerpo, el Heredero de Kaikai se puso
de rodillas; y rápidamente Camila extrajo un hacha armada con madera de
voigue, el árbol sagrado de los mapuches, y la arrojó sobre su enemigo. Pero no
tuvo fuerzas para comprobar si había acertado, porque justo en ese instante cayó
sin sentido.
Cinco minutos antes de su adiós, Camila tuvo un momento de lucidez y vio a
Francisco Legrand gritando alborozado con una batería de auto en las manos:
- ¡Logré encerrarlo!... Cada noche de mi vida mearé sobre el mal nacido...
- ... ¿La mujer está a salvo?... - Preguntó ella con un hilo de voz-.
- Apenas la desaté huyó como un conejo...
- No la culpo- Musitó Camila-... ¿Puedo pedirle un favor?...
- El que usted quiera...
- Diga ahora esas palabras que conoce. Usted sabe cuanto las necesito. Y por
todo lo que usted considere sagrado lleve mi cadáver a un incinerador.
Cristián Berríos
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43
Prisionero de un niño
Quisiera poder poner
Un pie sobre otro
Y luego volar
Sobre los barrotes
Y quitarlos de tus
Prisioneros ojos,
Tienes tu libertad
Guardada en un libro escrito en el océano
Sumergido en altas quebrazones de olas
Que lloran por tus ojos
Tus párpados renegados
Tanto luchaste por un mañana
Injusto es tu calvario
Tú y tu alma se cansaron de inocentes pero dolorosos maltratos
Cantaste una triste estrofa de hojas hiladas por la luna
Creo que jamás te imaginaste a dónde llegarías.
Sólo me queda decirte
Qué equivocados pensamientos de un niño que hoy calma su llanto eterno.
Claret Cea.
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45
TESTIGO DE DESTRUCCION
Llora el viento
por no tener a quién acariciar en las noches.
Sufre el lago de mi tierra
por no poder dormir a sus peces.
Grita un hombre en el seno del despecho de su vergüenza
por haber usado la motosierra.
El agua fluye
mientras le toma la falda a la niña
que sentada está en una piedra
con su último suspiro.
El último chilco cayó ayer.
Fluyó como las palabras de vida que se las llevó el viento.
Mi mano transparente
quiere atravesar la maleza,
pero esta maleza que un día, tan segura de sí misma,
dijo “Tecnología y surgimiento”
ha muerto.
Nicol Calfunao.
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47
Cómo escribir en tercera persona
Cómo escribir en tercera persona si no sé
cómo vivir sin miedo si la gente me aterroriza
cómo llorar sin lágrimas si mis ojos botan agua
cómo vivir la vida si no sé qué es vivir
dime dime que es lo que yo no sé que pasó
dime dime que yo no sé si esto es miedo de amor
dime dime si en la vida solo hay que sufrir
dime como escribir de ti si no sé nada de mi
cuéntame como confiar en ti si no se quién eres de verdad
cuéntame si en verdad de mis ojos salen gotitas de agua cuando trato de
saber la verdad
cuéntame que en la vida también hay felicidad
cuéntame por qué nada es eterno ni siquiera el dolor
como sé que esto es miedo no es intuición
dime que es verdadero y que no sufriré otra vez
cuéntame que sucedió en mi pasado que ahora le tengo miedo al amor
dime por qué pienso que todo es un poco de felicidad y un montón de dolor
explícame por qué mierda no soy como quiero
explícame por qué nada sale como yo espero
explícame por qué cuando te necesito no te tengo
explícame por qué en esta vida todos mentimos sabiendo que duele más
que la misma verdad
dime por qué lloras
como sales esas gotas
cuéntame qué sucede
explícame por qué diablos mientes.
Bárbara Mora
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49
Sueño
¿Por qué me encanta en la noche
Soñar con tu sonrisa, tus ojos,
Tus labios, tu rostro, soñar cada día
Que me besas y me acaricias
Con tanta ternura el rostro
Y nos abrazamos con tanto amor
Y nuestros cuerpos se vuelven uno solo.
¿Pero por qué sólo pasa a ser un sueño?
Esta es una sola fantasía de noche
Que de tan sólo pensar que ya es de día
Me asusta más el saber que tú tienes otra
Y tú nunca sabrás de mis sentimientos
Y mi amor por ti tendrá que morir
Igual que todo lo que está a mi lado.
Denise Fuentes
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Te amaré
Un final empapado de sangre
el dolor nunca se irá,
el tormentoso día jamás será olvidado
la triste partida de un amor sin vida
por siempre será recordado.
Ama no me dejes,
no abandones este cuerpo penoso
no me dejes en esta triste agonía
que sin ti será una pesadilla.
Amor no me dejes
no empapes de sollozos mi vida
no me quites mis últimos días
que por ti ya no me queda más vida.
Me quitaste todo y
ahora tú te largas,
que haría yo por volver a esos días
en los que no te conocía.
Si tan sólo supiera cómo decirte adiós
si tan sólo supiera cómo olvidarte
simplemente sería feliz
pero moriría de pena sin ti
Pero vale morir para ser feliz
así que hoy te digo adiós,
hoy aprendí algo sobre ti
que siempre amaste a otra alma
pero por siempre te amé, te amo y te amaré.
Katherine Antipe
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Eternidad y reencarnación
“y de mi cuerpo descompuesto, crecerán las flores
Y yo estaré entre ellas…Eso es eternidad”
-Edvard Munch
…y caí en un pozo tan hondo,
Tan profundo y vacío,
Tan oscuro y frío
Como mi sin-razón.
Y ahí quedo mi angustia
Y nació una tristeza,
Curiosa aspereza
De mi corazón.
Y ahí fue quedando
Mi pálido cuerpo,
Puesto entre cerros,
Ahí en mi ataúd.
Y mientras se helaban
Mis pálidos huesos,
Sobre mi losa
Creció una flor.
Azfael Martínez
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Almudena Aibar Hidalgo, de su libro
El manuscrito de la risa y su perfume.
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A ti, que lo eres todo.
Tú que no serás nunca,
Que pudiste ser todo,
Que fuiste todo y que eres todo,
A ti que suenas en mi sien intensa,
Donde mueren las horas,
Donde el olvido es ser,
A ti que naces a cada palabra,
Por qué el mundo se mira
Con la cierta distancia,
Por qué no hay tiempo ahora,
Por qué tanto dolor.
Prefiero de las piedras
El cálido susurro,
La esperanza vestida
De la resurrección.
Hay puertas, hay ventanas,
Nadie nos ha vedado
Caminar por las brasas
Hasta la defunción.
Nelson Vallejos
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Recorre el sol, avisa de sus púas,
cuando el incendio se propaga
muere,
sigue naciendo,
conversa,
ve al mercado,
come, camina, silba,
sale al sol…
no ha terminado el sol de difundirse
y hay una rama en la memoria que
llega reptando por la tierra seca
para abrir las palabras olvidadas
Abdón Corral
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ALBUM DE FOTOS
Actividades Literarias en el Liceo
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Elicura Chihuailaf se dirige a las estudiantes del Liceo.
(Foto: Gerardo Araneda)
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Las estudiantes Camila Leficura, Isabel Marileo, Tania Melín y
Jacqueline Nahuelpi leyeron poemas de Selva Saavedra traducidos al
mapuzugun.
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Los poetas Jaime Medina, Elena Muñoz, Nelson Pacheco y Cristian
Cayupan, de la mesa regional de escritores Juan Pablo Ampuero,
rindieron un sentido homenaje a Juan José Irarrázabal, poeta fallecido
el día anterior a la tertulia.
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Nicol Calfunao, Karina Campos, Leslie Parra y Katherine Antipe
posan frente al panel que anuncia la Tertulia literaria.
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Claret Cea disfruta de la exposición dedicada a Selva Saavedra, en la
que tuvo una participación destacada.
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La profesora Patsy Riquelme habló de la humanidad de Selva
Saavedra y recitó uno de sus poemas inéditos.
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Consuelo Martínez, poeta y futura pedagoga que formó parte de
Sayenco y sigue colaborando en sus actividades.
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