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AUTORIDADES

Canciller Su Excelencia Reverendísima

Mons. MARIO ANTONIO CARGNELLO Arzobispo de Salta

Rector Pbro. Lic. JORGE ANTONIO MANZARÁZ

Vice-Rectora Académica Mg. Dra. MARÍA ISABEL VIRGILI DE RODRÍGUEZ

Vice-Rectora Administrativa Mg. Lic. GRACIELA MARÍA PINAL DE CID

Secretario General Dr. GUSTAVO ADOLFO FIGUEROA JEREZ

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CURRÍCULUM DATOS PERSONALES:

Apellidos: TOLEDO

Nombres: Víctor Fabio

E-mail: [email protected]

ESTUDIOS DE GRADO: - Licenciado en Relaciones Internacionales - Universidad Católica de Salta (Año 2003).

ESTUDIOS DE POSGRADO: - Profesor Universitario en Relaciones Internacionales - Universidad Católica de Salta (Año 2010).

ESTUDIOS DE POSGRADO EN PROCESO DE CURSADO: - Maestría en Administración de Negocios. Escuela de Negocios. Universidad Católica de Salta. Segundo Año (2004-2006).

CUSOS DE POSGRADO: - Postítulo en Políticas Públicas - Universidad de Georgetown - Universidad Católica de Salta. Julio - Noviembre

de 2003. - Certificate en Integración Regional. Universidad de Georgetown - Universidad Católica de Salta. Agosto -

Noviembre de 2004. - Las fuentes orales en la construcción de la memoria. Universidad Nacional de Salta. Junio de 2005. - Metodología de la Investigación Científica. Programa "Formador de Formadores". Universidad Católica de Salta,

Septiembre de 2005. - Curso de capacitación docente Educación a distancia y entornos virtuales a distancia. Instituto de Educación

Abierta y a Distancia. Universidad Católica de Salta (2006). - Curso de capacitación Docente en Tecnologías de la Información y el Conocimiento (TIC) Construyendo las

aulas del siglo XXI. Universidad Católica de Salta (2007). - Curso de Posgrado "Aprender para comprender y construir conocimientos". Santilla Docentes. (2006-2007). - Curso de Sociología Política. Universidad Nacional de Salta. Salta (2007). - Curso de Capacitación Docente: "Educación a distancia y entornos virtuales de aprendizaje". (144 horas cátedra)

S.E.A.D. Universidad Católica de Salta. (2010). - Curso de Posgrado "El Nacimiento de la Diplomacia en la Edad Moderna". (40 horas cátedra) Universidad

Nacional de Salta. Salta. (Octubre de 2012).

EXPERIENCIA DOCENTE: - Ayudante Docente de la Cátedra Estrategia I. Universidad Católica de Salta (Desde el año 2004). - Ayudante Docente de la Cátedra Estrategia II. Universidad Católica de Salta (Desde el año 2004). - Ayudante Docente de la Cátedra Historia Universal Contemporánea. Universidad Católica de Salta (Desde el año

2005). - Ayudante Docente de la Cátedra Metodología y Técnicas de la Investigación II. Lic. en Relaciones

Internacionales. Universidad Católica de Salta (Desde el Año 2006). - Adjunto Coordinador por concurso de la Cátedra Negociaciones Internacionales. Escuela de Negocios de la

Universidad Católica de Salta (Desde el año 2006). - Auxiliar Docente de la Cátedra Relaciones Internacionales I. SEAD. Universidad Católica de Salta. (Desde el año

2007). - Auxiliar Docente de las Cátedras de Estrategia I y Estrategia II SEAD. Universidad Católica de Salta. (Desde el

año 2007).

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- Adjunto de la Cátedra Seminario de Problemas Económicos Argentinos. Universidad Católica de Salta (Desde el año 2008).

- Ayudante Docente de las Cátedras de Derecho Internacional Público I y Derecho Internacional Público II. Universidad Católica de Salta (Desde el año 2008).

- Auxiliar Docente de la Cátedra Derecho Internacional Público y Privado. Escuela de Negocios de la Universidad Católica de Salta. (Desde 2008).

- Auxiliar Docente de la Cátedra de Historia Política y Económica Universal. Lic. en Comercio Internacional. Escuela de Negocios de la Universidad Católica de Salta. (Desde 2009).

- Auxiliar Docente de la Cátedra Historia Social y Económica Universal. Facultad de Economía y Administración de la Universidad Católica de Salta. (Año 2010).

- Adjunto de la Cátedra Historia Social y Económica Universal. Facultad de Economía y Administración de la Universidad Católica de Salta. (Desde el año 2011).

EXPERIENCIA EN INVESTIGACIÓN: - Proyecto de Investigación "Conflictos religiosos después de la Guerra Fría" subsidiado por la Fundación Capacit-

Ar del NOA. Resolución Nº16/01 (Mayo de 2001). - Joven Investigador del Instituto de Estudios Económicos, Regionales y del MERCOSUR (IEMER). Resolución Nº

01/03. - Co-Director del Trabajo de Investigación "Treinta Años de Política internacional (1975-2005)". Universidad

Católica de Salta (Año 2007). - Investigador Invitado en el Proyecto "Análisis crítico de las reperentaciones de ‘fin de milenio’ Implicadas en los

discursos del arte". (Poyecto Nº 1.701). Universidad Nacional de Salta. Res. 031 C.C. I./08. - Investigador Junior del Proyecto "Estructura Actual y Posibilidades Futuras del Copmercio Exterior Argentino con

la Región ‘Asia-Pacífico". (BID-RGM1015). Salta - Buenos Aires. (Años 2008-2009). - Investigador del proyecto de investigación "La aplicación del principio de libre determinación de los pueblos a los

pueblos originarios de América del Sur". Universidad Católica de Salta. (Años 2012-2014) Res. Rectoral Nº 693/12.

PUBLICACIONES: - Libros: Introducción al Estudio de las Relaciones Internacionales. EUCASA, Salta, 2006. ISBN: 78-950-623-033-3. - Módulos: Módulo del Trabajo Final de Investigación. (SEAD). Relaciones Internacionales, Universidad Católica de Salta.

Salta, 2011. - Artículos de Divulgación Científica:

- "El fin de la transición y la tentación imperial". Cuadernos Universitarios Nº 1, EUCASA, Universidad Católica de Salta, 2008. ISBN: 978-950-623-048-7.

- "El pasaje del siglo XX al siglo XXI: Incertidumbres y certezas de un mundo en transición". En Rodríguez, Alicia; Moyano Elisa, Guzmán, Raquel (Comps-). La cultura en transición del siglo XX al XXI. CIUNSA, Universidad Nacional de Salta, 2010. Págs. 13-24. ISBN: 1978-987-633-502-7.

- "Las artes visuales, la imagen y la representación del conflicto".Cuadernos Universitarios Nº 4. EUCASA, Salta, 2011. Págs. 169-178. ISNN 2250-7132.

- "El impacto de las nuevas tecnologías de la información en la diplomacia: Wikileaks y la e-Diplomacy". Cuadernos Universitarios Nº 4. EUCASA, Salta, 2011. Págs. 203-206. ISNN 2250-7132.

- "De Guernica a Bagdad. Las artes visuales y la representación de la guerra". En Rodríguez, Susana A. (coordinadora). La ciudad y sus representaciones. Arte y literatura a fin de milenio. EUNSA, Universidad Nacional de Salta, 2012. Págs. 205-217. ISBN: 978-987-633-086-2.

- "La delimitación del tema de investigación en las tesis de Relaciones Internacionales: desafíos y oportunidades a través de enfoques no tradicionales. La experiencia en las tesis de licenciatura en la Universidad Católica de Salta". En Peñaranda, Noelia; Zazzarini, Susana; Bejarano, Ignacio (compiladores). Experiencias innovadoras en investigación aplicada. DASS-UCSE, San Salvador de Jujuy, 2012. ISBN: 978-987-26314-2-0.

- Ponencias: - "El pasaje de la interdisciplinariedad a la transdisciplinariedad en las Relaciones Internacionales". VII Congreso

Argentino - Chileno de Estudios Históricos e Integración Cultural. Salta, 25 al 27 de Abril de 2007. ISBN: 978-987-9381-80-9.

- "El pasaje del siglo XX al siglo XXI: Incertidumbres y certezas de un mundo en transición". Foro Análisis crítico de las Representaciones de ‘Fin de Milenio’ implicadas en los discursos del Arte. Proyecto Nº 1.710. Universidad Nacional de Salta, Salta, Noviembre de 2008.

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- "La crisis económica y financiera internacional desde la óptica de los estudios de larga duración". VI Jornadas Latinoamericanas de Historia de las Relaciones Internacionales: "Regiones y Naciones. Las Relaciones Internacionales en el Espacio Latinoamericano y en el Mundo". AAHRI - Universidad Católica de Santiago del Estero. 9 - 11 de Septiembre de 2009. ISBN: 978-987-24489-3-6.

- "La Crisis Financiera Internacional: Una perspectiva política interna e internacional". XXI Congreso Argentino de Derecho Internacional "Dr. Enrique Ferrer Vieyra". Córdoba, Octubre de 2009. (En co-autoría con Luciano Acedo Salím, Federico de Singlau, Elizabeth Klink y Valeria Vorano).

- "El lugar de Brasil en la Reconfiguración del Sistema Internacional". XXII Congreso Argentino de Derecho Internacional Argentina y su proyección latinoamericana en el Bicentenario de la Revolución de Mayo". Salta, 21, 22 y 23 de Octubre de 2010.

- "La delimitación del tema de investigación en las tesis de Relaciones Internacionales: desafíos y oportunidades a través de enfoques no tradicionales. La experiencia en las tesis de licenciatura en la Universidad Católica de Salta". IV Simposio Internacional de Investigación: La investigación en la Universidad. Experiencias innovadoras en investigación aplicada. San Salvador de Jujuy, 19, 20 y 21 de Octubre de 2011.

VINCULACIONES: - Miembro Asociado de la Asociación Argentina de Derecho Internacional (A.A.D.I.). (Desde el año 2006). - Secretario pro tempore de la Sección de Derecho Internacional Público del Instituto de Derecho Internacional.

Facultad de Ciencias Jurídicas. Universidad Católica de Salta (2007-2010). - Representante de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Católica de Salta ante el Consejo de

Investigaciones de la Universidad Católica de Salta (Desde el año 2008-11 y 2011-13). - Miembro del Consejo Editorial de la Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Católica de

Salta. Res. Nº 459//11 (Desde el año 2011). - Representante de la Universidad Católica de Salta ante la Secretaría de Universidades de la ZICOSUR.

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ÍNDICE

PLANIFICACIÓN ........................................................... 8 PROGRAMA DE CÁTEDRA MODALIDAD NO

PRESENCIAL ............................................................... 8

EQUIPO DOCENTE ...................................................... 8

FUNDAMENTOS ........................................................... 8

OBJETIVOS .................................................................. 9

CONTENIDOS .............................................................. 9

METODOLOGÍA .......................................................... 10

EVALUACIÓN ............................................................. 10

RECURSOS DIDÁCTICOS........................................... 11

BIBLIOGRAFÍA ........................................................... 11

UNIDAD I: LA ECONOMÍA ARGENTINA ACTUAL ........ 13

PARTE I: Innovación .................................................. 13

Introducción ................................................................ 13

Conceptos básicos ...................................................... 14 Enfoque “ortodoxos” y “heterodoxos” de la Tecnología y de

la Innovación ............................................................... 16

El cambio técnico y los países en desarrollo ................... 17

La difusión internacional de tecnología .......................... 19

Problemas tecnológ.sectoriales en países en desarrollo .. 20

Enfoque evolucionista .................................................. 24

Sistema Nacional / Regional de Innovación .................... 28

Introducción al concepto ............................................... 28

Sistema Nacional/Regional de Innovación ...................... 29

Sistemas Nac. o Regionales de Innovación y Clusters .... 32

Implicaciones metodológicas ........................................ 32

Implicaciones para el desarrollo nacional/regional ........... 33

Implicaciones para la competitividad nacional/regional .... 36

Implicaciones políticas ................................................. 37

Modelos de innovación ................................................. 37

Sistemas de incentivos ................................................. 38 Supuestos y condiciones para la formulación e

implementación de políticas .......................................... 39

BIBLIOGRAFÍA PARTE I .............................................. 42

Actividades ................................................................. 45

EVALUACIÓN DEL SEMINARIO................................... 46

PARTE II: La competitividad....................................... 47

Introducción ................................................................ 47

Análisis conceptual de la competitividad ........................ 47

El concepto ................................................................. 48

Competitividad vía precios o costos ............................... 51

Competitividad sistémica y estructural ........................... 53

La paradoja de Kaldor .................................................. 54 Factores causales de la competitividad sistémica y

estructural ................................................................... 55

La aproximación de Fagerberg (1988) ........................... 56

El enfoque de Porter (1990) .......................................... 57

Fuentes de ventajas competitivas .................................. 60

Enfoque metodológico de esta nueva teoría ................... 61

Conceptos básicos ...................................................... 63

BIBLIOGRAFÍA PARTE II ............................................. 68

Actividades ................................................................. 70

EVALUACIÓN DEL SEMINARIO................................... 71

UNIDAD II: DEUDA EXTERNA ARGENTINA ................ 73

1. Introducción ............................................................. 73 2. Evolución Histórica y Económica de la Deuda Externa

Argentina .................................................................... 73

2.1. Origen de la deuda ................................................ 73 2.2. Primera crisis de la deuda externa: mediados de 1982

hasta setiembre de 1985 ............................................... 75 2.3. Primera solución: Plan Baker de octubre de 1985 a fin

de 1986 ....................................................................... 76 2.4. Segunda crisis de la deuda: febrero de 1987 a

principios de 1991 ........................................................ 77 2.5. Segunda solución: Plan Brady, desde 1991 hasta

mediados de 1995 ........................................................ 77

2.6. Última crisis: 1995 a diciembre del 2001 .................. 78

2.7. Acto final: situación actual (2002 a 2004) ................. 79

3. Algunas propuestas de solución ................................. 79

Actividad Nº 1 .............................................................. 80

Anexo I ....................................................................... 80 Opiniones de la Doctrina Social de la Iglesia en torno a la

Deuda Externa ............................................................. 80

UNIDAD III: Inversiones Extranjeras Directas .............. 82

1. Introducción ............................................................. 82

2. Definiciones y conceptos ........................................... 82

3. Características de la IED Argentina ............................ 84

4. La Internacionalización de la PyME ............................ 85

4.1. La PyME y los Mercados Internacionales ................. 85

4.2. La Exportación como Vía de Internacionalización ..... 90

4.3. La Inversión como Vía de Internacionalización ......... 94 4.4. La Cooperación Empresarial como Vía de

Internacionalización ...................................................... 95

4.5. Consideraciones Finales ........................................ 97

Actividad Nº 2 .............................................................. 99

Anexo II..................................................................... 100

Organismos multilaterales de crédito ............................ 100

1. Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial ........ 100

2. Banco Interamericano de Desarrollo ......................... 101

UNIDAD IV, V y VI ..................................................... 103

1. Introducción ........................................................... 103

2. Teoría y conceptos sobre la integración económica ... 103

2.1. Nueva teoría del Comercio Internacional ................ 103

2.2. Causas del Proceso de Integración ....................... 104

2.3. Efectos del Proceso de Integración........................ 106

2.4. Tipos de Procesos de Integración .......................... 107

3. La Unión Europea ................................................... 108

3.1. Orígenes ............................................................. 108

3.2. Estructura cctual y características de la UE ............ 109

3.3. Organismos y Políticas de la UE ........................... 110

3.4. Relaciones entre Argentina y la UE ....................... 111

3.5. Datos Globales de la UE ...................................... 112 4. Tratado de Libre Comercio de América del Norte

(NAFTA por siglas en inglés) ....................................... 114

4.1. Origen del Tratado ............................................... 114

4.2. Características del NAFTA.................................... 114

4.3. Relaciones de Argentina con el NAFTA ................. 115

4.4. Algunos Datos Globales del NAFTA ...................... 116

5. MERCOSUR .......................................................... 116

5.1. Creación y desarrollo del MERCOSUR .................. 116

5.2. Características del MERCOSUR ........................... 117

5.3. Datos Globales .................................................... 119

BIBLIOGRAFÍA .......................................................... 120

Actividad Nº 3 ............................................................ 120

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Referencias de íconos:

Actividad en el Foro.

Actividad de Reflexión no obligatoria.

Actividad Grupal.

Actividad Individual.

Actividad Obligatoria. Debe ser enviada para su evaluación.

Atención.

Audio

Bibliografía.

Glosario.

Página web - Internet.

Sugerencia.

Video.

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PLANIFICACIÓN

PROGRAMA DE CÁTEDRA MODALIDAD NO PRESENCIAL

UNIDAD ACADÉMICA: FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS

CARRERA: Lic. en Relaciones Internacionales

CÁTEDRA: Seminario de Problemas Económicos Argentinos AÑO: 4º Año RÉGIMEN: 1ºSem.

EQUIPO DOCENTE

PROFESOR/A:

Lic. Víctor F. Toledo

FUNDAMENTOS

Para Paul Samuelson, Premio Nobel de Economía, existen cuatro tipos de países: los desarrollados, los subdesarrollados, Japón y la Argentina. Sucede que, aún para los estudiosos, Argentina es un caso excepcional, pues con grandes recursos naturales y humanos, no alcanzó el umbral del desarrollo de otros países con similares o menores condiciones. Es incontrastable el hecho que la economía argentina ha mantenido, a lo largo de su historia, una única constante: la inestabilidad. A grandes expansiones siguieron profundas crisis que mellaron los avances conseguidos. Algunos economistas sostienen que hay dos períodos en la economía del país, la de 1880 a 1930 y la de 1930 en adelante; para otros, el gran problema se inicia fundamentalmente con la aplicación de políticas neoliberales en los años 70, bajo el proceso de Reorganización Nacional. Independientemente de la postura que se adopte, es evidente que la Argentina, desde el punto de vista económico, presenta problemas estructurales que impiden su desarrollo. Es importante, por ello, analizar sus problemática para comprender el presente y tratar de imaginar posibles soluciones. Un licenciado en Relaciones Internacionales no es un economista, de modo tal que este curso no pretende ahondar con la profundidad de un especialista en Ciencias Económicas en las cuestiones técnicas de los problemas económicos argentinos. Lo que se buscará será, fundamentalmente, desarrollar la capacidad analítica y crítica de los estudiantes para comprender su propio país y región, para proyectar desde ese lugar el entendimiento de los fenómenos globales. El seminario de problemas económicos argentinos hará uso de conceptos claves de la Economía Política, una disciplina que estudia el rol del Estado en la economía. El aprendizaje de esos conceptos e instrumentos es de fundamental trascendencia para los licenciados en Relaciones Internacionales, máxime cuando la economía influye cada vez más en el ámbito político. Paralelamente a ello, se analizarán cuestiones puntuales y presentes, que signifiquen la adquisición de conocimientos significativos para los estudiantes, como así también los saberes procedimentales. Será indispensable para el desarrollo del curso indagar en la historia económica del país, pues a la luz de ella se podrán contextualizar los problemas actuales. En este caso resulta interesante observar que los estudiantes que asistirán al curso, en su mayoría, “forma parte de una generación de argentinos

AÑO LECTIVO

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[…] que comparte, pese a otras abismales diferencias culturales, institucionales y aún económicas, un infortunio singular con sus coetáneos de Afganistán, Arabia Saudita, Corea del Norte, Cuba, Haití, Irak, Irán, Kuwait, Nicaragua, Perú, Venezuela y la mayoría de los países de África subsahariana: no conoce de primera mano la experiencia del crecimiento económico, al menos tal como lo mide la profesión de los economistas, esto es, con el aumento sostenido del ingreso promedio por habitante […] la lista es demasiado pequeña y habla de situaciones excepcionales, que obligan a explicaciones particulares” (Gerchunoff, Pablo; Llach, Lucas,2007:459-460). El curso apuntará fundamentalmente al estudio y tratamiento de esa cuestión, instando a la reflexión de los estudiantes y al estímulo para que, desde su lugar como tales, y como futuros profesionales de Relaciones Internacionales, contribuyan al desarrollo del país.

OBJETIVOS

Conocer los conceptos claves de la Economía Política y sus instrumentos.

Comprender el desarrollo de la economía argentina desde su consolidación como Estado Nacional hasta la actualidad.

Analizar la evolución de los diversos sectores de la economía de Argentina y las políticas impartidas por el Estado en cada uno de ellos.

Comprender el impacto de la inversión extranjera directa en la economía del país.

Explicar las causas que llevaron al país al endeudamiento externo.

Diferenciar las diferentes etapas del desarrollo industrial de la Argentina.

Reconocer las políticas y estrategias aplicadas en Argentina en relación con los bloques económicos regionales y extra-regionales.

Evaluar la incidencia de la globalización en la economía argentina.

Reflexionar sobre las condiciones necesarias para el desarrollo de Argentina.

Valorar el trabajo colaborativo, así como la actitud crítica y la libre expresión de las ideas en el marco del respeto por los compañeros.

CONTENIDOS

UNIDAD I: Economía Política y Contexto Internacional Definición. La Economía Política como disciplina científica. Nociones fundamentales e instrumentos de la economía política. Diversas concepciones teóricas sobre la Economía Política. El pensamiento económico en la República Argentina. Sectores claves de la economía argentina. El rol del BCRA en la estabilidad monetaria y la presión inflacionaria. El impacto de la crisis financiera internacional en la política económica del país. UNIDAD II: Argentina y la Deuda Externa Origen de la deuda. Organismos multilaterales de financiamiento y banca privada. Evolución de la deuda. Tasas de interés. Del endeudamiento en el Proceso de Reorganización Nacional al Plan Brady en los ‘90. Ley de convertibilidad y deuda externa. “Blindaje” y “Megacange”. El impacto de la devaluación y la “pesificación” de la economía. “Default” y renegociación de la deuda externa. . Los Holdouts (buitres) y las disputas judiciales en torno a la reestructuración de la “deuda soberana”. Implicancias de la deuda en la economía argentina. UNIDAD III: Argentina y la inversión extranjera Distintos tipos de inversiones. Inversión extranjera directa (IED). Flujos a escala mundial en las últimas décadas. La IED y los flujos de comercio y tecnología. Sectores económicos y geográficos de localización de la IED y de otros flujos de inversión extranjera. Competitividad de la economía argentina.

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UNIDAD IV: El campo argentino El sistema agrario exportador durante el régimen oligárquico. La crisis de 1929. El pacto Roca Runciman. El campo durante el apogeo peronista. El desarrollismo y la industria agropecuaria. El impacto de las reformas estructurales de los ’90. El boom de la soja y las oleaginosas. Las retenciones a las exportaciones: las disputas del gobierno con el campo. Las perspectivas de los bio-combustibles. UNIDAD V: El sector industrial en la economía argentina El desarrollo industrial por sustitución de importaciones. El fenómeno de la nacionalización de la economía. El desarrollismo. Las políticas neoliberales. El resurgimiento de las industrias tras la devaluación de 2001. Perspectivas del sector automotriz, de la construcción y el energético. UNIDAD VI: Argentina frente al fenómeno de la integración económica El MERCOSUR, nacimiento, crisis y decadencia. Las relaciones con el TLC y las perspectivas del ALCA. Los lazos con la Unión Europea. Las relaciones comerciales con Estados Unidos. Los vínculos con los países del Sudeste Asiático. China e India los nuevos mercados. La incidencia del comercio exterior en la economía argentina.

METODOLOGÍA

Las seis unidades de las que consta el programa se desarrollarán teniendo en cuenta los conocimientos previos de los estudiantes. Se hará especial hincapié en el análisis de texto y en la producción propia, desarrollando las capacidades procedimentales de los estudiantes. Se hará especial hincapié en el control de las asignadas a los estudiantes y la interacción entre ellos a través del foro, debatiendo con opiniones fundamentadas y produciendo trabajos de distinta índole, según se indique oportunamente: informes de lectura, ponencias para congresos, ponencia para seminarios, resúmenes, comentarios de libros, artículos periodísticos y ensayos vinculados con los problemas económicos argentinos, tanto los pasados, que sirvan para comprender la situación presente, como los de actualidad, que sean de utilidad para que los estudiantes puedan, con la guía del docente, construir conocimientos. La reflexión y valoración del trabajo individual y grupal será el norte de guiará el desarrollo de la materia. Para llevar adelante los objetivos planteados se llevarán a cabo las siguientes tareas en el proceso de enseñanza y aprendizaje: - Clases teóricas explicativas docentes, con presentaciones en power point. - Trabajos prácticos escritos, por parte de los estudiantes, en forma individual o grupal, mediante uso

de bibliografía, guías de trabajos, lecturas previas y producción de textos.

EVALUACIÓN

CRITERIOS: - Desempeño individual y grupal. - Participación en los foros. - Presentación de los trabajos prácticos en tiempo y forma. - Coherencia y adecuación en la elaboración de los trabajos. - Capacidad de análisis. - Responsabilidad.

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INSTRUMENTOS: Diagnóstica: - Evaluaciones diagnósticas de ideas previas al inicio de la materia. Formativa: - Evaluación de proceso-producto a través de participación en los foros y trabajos prácticos. Sumativa: - Presentación de un ensayo. - Examen final oral o escrito. CONDICIONES PARA OBTENER LA REGULARIDAD Y/O PROMOCIONALIDAD - Presentación en tiempo y forma y aprobación de 2 trabajos prácticos. - Participación en tiempo y aprobación de 2 foros obligatorios - Participación en tiempo y forma de 2 foros opcionales.

- Presentación en tiempo y forma y aprobación de un ensayo.

RECURSOS DIDÁCTICOS

Los recursos didácticos a utilizar durante el cursado de la cátedra serán:

- Video Clases - Módulo de Estudio - Mapas conceptuales - Esquema de contenidos - Artículos de publicaciones especializadas - Power Point - Internet

BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

AUTOR TÍTULO EDITORIAL

LUGAR Y AÑO DE EDICIÓN

Arciénaga Morales, Antonio Módulo de Seminario de Problemas Económicos Argentinos.

UCASAL Salta, 2011

Gerchunoff, Pablo; Llach, Lucas

El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un siglo de políticas económicas argentinas

Emecé Bs. As., 2007

Girón, Alicia; Correa, Eugenia (Coords.)

Del Sur hacia el Norte: economía política del orden internacional emergente.

Clacso Bs. As., 2007

Lattuada, Mario; Neiman, Guillermo

El campo argentino. Crecimiento con exclusión.

Capital Intelectual

Bs. As., 2005

Rapoport, Mario Las políticas económicas de la Argentina Booket Bs. As., 2010

Stiglitz, Jospeh; Charlton, Andrew

Comercio Justo para todos Taurus Bs. As. 2008

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BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA:

AUTOR TÍTULO EDITORIAL LUGAR Y AÑO

DE EDICIÓN

Barsky, Osvaldo La rebelión del campo. Sudamericana Bs. As., 2008

Bulat, Tomás Economía Descubierta Ediciones B Bs. As., 2013

Burgeño, Carlos Los Buitres. Historia oculta de la mayor operación financiera contra la Argentina.

Edhasa Bs. As., 2013

Calcagno, Eric La nueva deuda externa explicada a todos. Catálogos Bs. As., 2006

Cortés Conde, Roberto La política económica de la Argentina en el siglo XX.

EDHASA Bs. As., 2008

De Pablo, Juan Carlos Los economistas y la economía Argentina. Mc Graw – Hill Bs. As., 1997

De Pablo, Juan Carlos La Economía Argentina La Ley Bs. As., 2005

Fernández Díaz, Andrés; et al

Economía Política. Mc Graw - Hill Bs. As., 2006

Ferrer, Aldo Argentina y el Orden Mundial. F.C.E. Bs. As., 2003

Ferrer, Aldo La economía argentina desde sus orígenes hasta principios del siglo XXI.

F.C.E. Bs. As., 2004

Ferreres, Orlando

Dos siglos de economía argentina (1818-2004).

El Ateneo Yenny

Bs. As., 2005

Furtado, Celso Teoría y Política del desarrollo económico. Siglo XXI Bs. As., 1968

Kanenguiser, Martín El default más tonto de la historia argentina. La crisis de la deuda que aún se puede evitar

Planeta Bs. As., 2014

Lagos, Martín,; Llach, Juan Claves del retraso y del progreso de la Argentina

Temas Buenos Aires,

2011

Peralta Ramos, Mónica La economía política argentina. Poder y clases sociales (1930-2006).

F.C.E. Bs. As., 2007

Rapoport, Mario Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2000).

Macchi Bs. As., 2001

Víctor F. Toledo

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UNIDAD I

LA ECONOMÍA ARGENTINA ACTUAL1

PARTE I: Innovación

Introducción Hemos mencionado ya que uno de los principales problemas de la economía argentina contemporánea está centrado en las carencias o insuficiencias vinculadas a la capacidad de innovación de los distintos sectores económicos y de las empresas dentro de los mismos. La falta de atención a esta cuestión crucial se debe a la falta de tratamiento de la problemática de la innovación en el ámbito del pensamiento dominante dentro de la ciencia económica, la escuela neoclásica, que hasta muy entrada la década de los noventa ha considerado exógeno a la economía al cambio técnico. Es decir que el cambio tecnológico y la innovación que emerge del mismo fueron considerados como un factor dado, como un parámetro de los modelos neoclásicos, y por lo tanto se plasmó en la práctica en una visión estática de la economía. Por otra parte, la defensa a ultranza de la capacidad “óptima” de asignación de recursos de los mercados, incluso más allá de lo que la evidencia empírica señalaba en contrario, y la oposición a la intervención estatal, han hecho de esta corriente económica más bien una propuesta ideológica del liberalismo económico, que tanto daño le ha hecho a este país. Esta cerrazón a debatir un fenómeno tan dinámico como el conocimiento y la innovación han sido también reflejadas en el ámbito de las ideas

del desarrollo2, en donde el crecimiento provenía del único motor posible: la fuerza de

mercado, fruto del libre juego de la oferta y la demanda. Se trata, por lo tanto, de una visión unidimensional y mecanicista del proceso económico, cerrada a discutir las problemáticas económicas del mundo moderno, y que se adjudica el patrimonio de la razón en esta ciencia. El presente Módulo intentará contraponer a estas claves limitadas de análisis del cambio técnico, otras provenientes de distintas corrientes de pensamiento. Para empezar, se realizarán una serie de precisiones conceptuales en el próximo punto. En el epígrafe 3, se confrontarán estos conceptos con los postulados por el mundo neoclásico, para tratar de marcar las diferencias más importantes. A continuación, se intentará aplicar estas claves de análisis -pensadas para y desde los países centrales- a los países en desarrollo, entre los cuales se encuentra Argentina, debido al carácter esencialmente imitador de los países que están más bien en la zaga tecnológica. Esta problemática se especifica aún más en el punto 5, cuando se plantea el análisis de la problemática de la difusión tecnológica, la otra cara de la moneda de la innovación, particularmente la que emerge de la transferencia de tecnologías, aunque no sólo reducido a la misma. En esta línea de análisis, se plantean los problemas tecnológicos a nivel sectoriales en países en desarrollo como Argentina, dado que la innovación tecnológica tiene también asimetrías sectoriales que son importantes de tener en cuenta.

1 Esta Unidad consta de dos partes:

Parte I: Innovación Parte II: La Competitividad

2 Debe señalarse que la idea de desarrollo es mucho más abarcadora que la de crecimiento, involucrando factores no

solamente económicos, sino también institucionales y culturales.

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A partir del epígrafe 7 se intentará profundizar el análisis. Retomando los conceptos ya planteados, se intentará una síntesis de los mismos desde la óptica del enfoque evolucionista o neoschumpeteriano, tratando de recoger los diversos elementos en un nuevo modelo interactivo de innovación, y explicando la dinámica central de evolución de la actividad innovadora de empresas y países. Esta síntesis se prolonga en el punto 8, que recoge una categoría central de análisis: el de sistema nacional de innovación. En este marco se analiza también –brevemente- un fenómeno particular sobre el que recientemente se ha prestado mucha atención por sus efectos positivos o inhibitorios del proceso de innovación: la agrupación o clustering de empresas e instituciones en un dado territorio. En el último bloque se detallan una serie de implicaciones en distintos planos de los conceptos aportados. En primer lugar, en el punto 9 se señalan sucintamente las consecuencias metodológicas que comporta estas claves de análisis. Seguidamente, se analiza idénticos efectos sobre los conceptos de desarrollo nacional, aunque sólo desde la perspectiva de la relación innovación–desarrollo. Luego, el punto 11 analiza la vinculación innovación y competitividad. Se debe aclarar que el Módulo N° 2 trata de manera más específica la problemática de la competitividad, pero este epígrafe recoge ya la vinculación con la problemática de la innovación. Finalmente, el apartado 12 analiza las implicaciones para la formulación e implementación de política vinculadas a la innovación. Para ello, se retoma la cuestión de los modelos de innovación como base de este tipo de políticas, se aborda brevemente la cuestión de los sistemas de incentivos, y se enuncian cuáles son las bases sobre las cuales se asienta las políticas que emergen de estos nuevos paradigmas del proceso de innovación.

Conceptos básicos Se puede señalar que tanto el pensamiento económico en general como el de otras ciencias sociales han destacado la estrecha relación existente entre cambio tecnológico y desarrollo económico. No obstante, existe una gran insatisfacción teórica sobre el conocimiento vinculado al progreso técnico, incluso en los trabajos más recientes, hasta llegar incluso a afirmarse un estado preteórico en la materia (cfr. Pavitt, 1984; Buesa y Molero, 1989). En la visión neoclásica, el estudio se dirige generalmente al enfoque del cambio técnico en relación con la productividad del trabajo, con la sustitución de factores -trabajo por capital-, con el crecimiento, etc. En esta escuela, como mencionáramos, subyace la idea de la innovación tecnológica como exógena al análisis económico, el cual se basa principalmente en los conceptos de función de producción y de productividad marginal de los factores (cfr. Freeman, 1975). Entre otras importantes aportaciones efectuadas en esta corriente, merece mencionarse especialmente la teoría del “ciclo de producto” de Vernon (1966), en la que se explica como una innovación se produce generalmente en los países centrales, originando un nuevo producto que será exportado, con lo cual se genera una difusión del mismo a la par que su maduración productiva, factores ambos que permitirán más tarde su producción en otros países, primero en los otros más avanzados y luego en los menos desarrollados (cfr. Vernon, 1990). Este modelo contrasta con la teoría convencional del comercio, de ventajas comparativas de factores, poniendo de relieve los problemas dinámicos de la innovación, difíciles de incorporar en los modelos neoclásicos tradicionales. En otra línea de trabajo, puede destacarse la obra de Nathan Rosenberg (1979), quien aboga por un tratamiento interdisciplinar de la problemática tecnológica y de la

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innovación, para poder así captar sus multifacéticas dimensiones. La obra tanto de Rosenberg, como de Cristofer Freeman, a las que pueden sumarse los numerosos aportes de Richard Nelson y O. Winter (1982), Giovanni Dosi, Luc Soete, Keith Pavitt, entre otros, construyó una nueva alternativa en el estudio de la problemática de la innovación, denominada escuela neoschumpeteriana o teoría evolucionista. Esta ha realizado los aportes más importantes en torno a la modelización y conocimiento de la innovación, razón por la cual sus claves de análisis serán tenidas en cuenta para el estudio de la realidad económica de Argentina. Previo a seguir avanzando, sería necesario nuevamente hacer algunas precisiones con respecto a los varios conceptos usados en este campo de estudio. En primer lugar, cabría destacar el término “actividad inventiva”, el cual incluye “todo esfuerzo científico-técnico, desde el trabajo exploratorio inicial acerca de la naturaleza de un cierto fenómeno, hasta la formulación de las propiedades básicas de un producto o proceso productivo nuevo o mejorado, y llegar incluso hasta la etapa de reducción de la idea original en una rutina productiva definida y directamente utilizable en una fábrica” (Katz, 1976, pág. 13). La “tecnología” puede definirse entonces como el conjunto de conocimientos que una sociedad posee de las artes industriales -resultante de esa actividad inventiva-, y la tasa de progreso técnico como la tasa de incremento de este acervo (o “stock”) de conocimientos (Jones, 1979). Los significados anteriores, investigados básicamente por J. Schmookler (1966), son generalmente el punto de partida (Rosenberg, 1979) de los estudios en el terreno de la innovación. En la actividad inventiva podemos distinguir una parte de invenciones que no se aplican directamente a la producción de las que sí lo hacen. A estas últimas las llamaremos “innovaciones”, las que en una definición conocida de la OCDE (1980), son todas las transformaciones de un idea en un producto vendible -nuevo o mejorado- en un proceso operativo o en un nuevo método social; cubriendo las medidas científicas, técnicas, comerciales y financieras necesarias para asegurar el éxito del desarrollo y la comercialización de los productos manufacturados nuevos o mejorados, para permitir el uso comercial de procedimientos o para introducir un nuevo método de servicio social. Por lo tanto, existirá verdadera innovación cuando un bien -producto o proceso- haya sido aceptado por el mercado. Por otra parte, es posible distinguir, en la línea de Schumpeter (1939), “innovaciones mayores” de “innovaciones menores”, representando las primeras -para este autor- un cambio radical en la función de producción. Las segundas supondrán mejoras reflejando un proceso de asimilación y aprendizaje de la tecnología en uso. Otra distinción posible de realizar es la de “tecnología incorporada” que representa la actividad inventiva involucrada en bienes de equipos, y la “tecnología desincorporada” que representa la tecnología bajo la forma de planos, diseños de ingeniería de planta y de producto, manuales de instrucción y/o operación de plantas o procesos, patentes, know-how, fórmulas, monografías científicas, asistencia técnica variada, etc. Una importante cuestión es la de diferenciar al progreso técnico de sus efectos, entre los que se destacan: alcanzar una misma producción con menores insumos -lo que es equivalente a lograr una mayor producción con menores cantidades de uno o más insumos (inputs)-, un aumento en la calidad de la producción o la obtención de productos totalmente nuevos. Ello nos lleva a definir una “innovación de proceso” como aquella que genera nuevas tecnologías de producción de bienes ya existentes en el mercado, y una “innovación de productos” como aquella que modifica la forma de los bienes actuales o introduce bienes totalmente nuevos (Jones, 1979). Además, se han propuesto diversos esquemas de clasificación del progreso técnico, entre los cuales los más clásicos -como los de Hicks o Harrods- se refieren a una clasificación del mismo según que este progreso técnico sea ahorrador de mano de

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obra, ahorrador de capital o neutral a ambos factores productivos (Solow, 1957; Allen, 1968). En los nuevos enfoques, la innovación tecnológica es entendida a partir de dos conceptos: los “paradigmas tecnológicos”, concebidos como “un modelo y un patrón de soluciones a un tipo selecto de problemas tecnológicos, basados en una selección de principios derivados de las ciencias naturales y de tecnologías materiales”; y las “trayectorias tecnológicas”, definidas como una forma normal de solucionar los problemas, basándose en los paradigmas tecnológicos. Estos últimos poseen un fuerte efecto de exclusión y en su selección intervienen fuerzas económicas y fuerzas institucionales a lo largo de la cadena ciencia-tecnología-producción (Buesa y Molero, 1989). Según las recientes aportaciones de Christopher Freeman y Carlota Pérez (1988), basadas en estos conceptos, las innovaciones pueden ser clasificadas, según el grado de alcance de las modificaciones del sistema económico, en: - Innovaciones incrementales: son aquellas que podrían ser asociadas con las

innovaciones menores, en las que juega un papel importante la evolución de la demanda, a la que siguen.

- Innovaciones radicales: son aquellas que generan un salto importante, fruto del esfuerzo formal en I+D (Investigación y Desarrollo). Por ejemplo: la computadora de V generación.

- Innovación que genera cambios en el sistema tecnológico: produce un impacto mucho mayor que la innovación radical, generalizándose a todo un sector económico. Por ejemplo, la aparición de la biotecnología en el sector farmacológico, representando un cambio en el sistema tecnológico de este sector.

- Innovación de cambios en el paradigma tecnológico: se trata de un cambio técnico tal que impacta en forma global y generalizada en todos los sectores. Por ejemplo, el nuevo paradigma surgido a partir de las denominadas tecnologías de la información.

Enfoque “ortodoxos” y “heterodoxos” de la Tecnología y de la Innovación

En la visión de los denominados “ortodoxos”, la tecnología tiene las siguientes características (Dosi, Pavitt y Soete, 1990): 1. La tecnología es información. 2. Existen costos en la producción de la tecnología. 3. Los agentes económicos implicados maximizan su beneficio en un marco de

información completa. 4. Las innovaciones son de proceso y suponen cambios en la función de producción,

que pueden ser representados como un desplazamiento de la curva de dicha función.

5. Las innovaciones se incorporan a las industrias de bienes de capital, sector entonces fundamental para el progreso técnico.

6. Todos los sectores son iguales desde un punto de vista técnico-productivo. 7. La difusión de la tecnología permite el libre acceso de los países a la misma,

estando su competitividad en los mercados basadas en ventajas comparativas según la dotación de factores.

8. Existen mercados de competencia perfecta. En la visión “heterodoxa”, basada en la evidencia empírica recogida en torno al fenómeno tecnológico, se tiene en contrapartida la siguiente visión del mismo:

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1. La tecnología es conocimiento, por lo que su producción es costosa y nada fácil. 2. Existen importantes costos en la transferencia de tecnología y existen elementos

que no son comerciables, por ser elementos tácitos y usualmente no explicitables -como el “know how” de una organización-, por ello es importante un esfuerzo tecnológico propio dado lo localizado y específico de una tecnología al nivel de empresa. El aprendizaje, por ende, tiene muchas variedades y dificultades, no siendo lineal la transición ciencia-tecnología.

3. La actividad innovadora es acumulativa, con rendimiento creciente en el tiempo, y los agentes del mercado tienen información imperfecta, dado que la innovación es siempre un proceso incierto.

4. La evidencia empírica demuestra que aproximadamente el 75% de las innovaciones son de producto. La función de producción no refleja adecuadamente el cambio técnico, el cual es endógeno al proceso económico.

5. Estudios recientes demuestran que la mitad de las innovaciones -de productos o proceso- las originan los usuarios.

6. No todos los sectores económicos son iguales frente a la innovación. Existe asimetría no sólo de los agentes económicos sino también de los sectores por la existencia de fenómenos de acumulabilidad (por ejemplo, curva de aprendizaje), apropiabilidad (de la renta tecnológica, por ejemplo, patentes) y oportunidad técnica de innovar.

7. La innovación crea monopolios temporales y estructuras de mercado imperfectas. Es a partir de estas diferencias, sobre todo sectoriales, que es posible intentar una aproximación teórica, mediante una clasificación que permita recoger las características señaladas al proceso de innovación. Pavitt (1984) realiza una taxonomía de los distintos sectores industriales a partir del binomio mercado-tecnología, en la que se refleja las distintas trayectorias tecnológicas de las empresas, trayectorias que recogen los hechos diferenciales de acumulabilidad, especificidad, apropiabilidad y oportunidad de los diversos sectores. Dichas categorías se muestran en la Figura 6, tomada de Vernon (1990), quien realizó sustanciales modificaciones con relación a la formulada por Pavitt (1984), adaptándola a las características más salientes de los países en desarrollo.

El cambio técnico y los países en desarrollo A diferencia de lo que ocurre con los países avanzados, la incorporación de tecnología en los países en desarrollo -aún los más dinámicos- presenta una naturaleza claramente imitativa de avances generalmente ocurridos años antes en los países desarrollados (Katz, 1976). De allí que -como lo afirmáramos en Alonso et al (1991)- una de las notas caracterizadoras del peculiar proceso de desarrollo económico y social del Tercer Mundo es la insuficiente dotación de capacidades tecnológicas propias, con lo cual el crecimiento económico y el reequipamiento industrial lleva siempre aparejado el sistemático recurso a la importación de tecnologías foráneas, que -por lo demás- proveen a las economías en desarrollo de una oferta tecnológica no siempre homologable a la vigente en los países industrializados y no siempre adecuada a las necesidades específicas de las naciones importadoras. Además, de este rasgo general de subordinación tecnológica, el mundo en desarrollo engloba un conjunto muy heterogéneo de países, comprendiendo naciones con un nivel de desarrollo relativo de diversos grados de complejidad, no sólo tecnológica sino también económica y social. Desde un punto de vista formal, es posible evaluar la capacidad en Ciencia y Tecnología de un país a partir de criterios como el volumen absoluto y relativo de financiamiento, la cantidad y calidad de sus recurso humanos en la materia, los flujos de comercio e información originados por esta capacidad (servicios de ingeniería, diseño, etc.) y la capacidad en investigación aplicada para resolver problemas in situ. Estos cinco criterios permiten una caracterización sobre el

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nivel de institucionalización de la Ciencia y la Tecnología, como la formulada por Aaron Segal (1987), para algunos países en desarrollo. Desde un punto de vista informal, existen un cúmulo de capacidades más difíciles de ser detectadas y cuantificadas (Katz, 1976; Segal, 1987), de relevante importancia para la comprensión de los avances tecnológicos, y de especial importancia en el caso de los países en desarrollo debido al carácter imitativo -ya señalado- de su quehacer innovador. Se trata de los “secretos del oficio”, entre los que podemos destacar (Rosenberg, 1979; Segal, 1987): - Aprendizaje por la práctica (learning by doing): éste se da en las fases posteriores a

la I+D, generalmente en la manufactura, y consiste en la reducción de costos unitarios de producción y en una posible mejora cualitativa de la misma, usualmente reflejada a través de la llamada curva de aprendizaje, la cual es de importancia estratégica cuando se trata de productos de corto ciclo de vida o de alta tecnología (fabricación de componentes) ya que genera ventajas competitivas dinámicas para los primeros en iniciar la fase productiva. Lo interesante de destacar es que esta forma de aprendizaje no requiere un aparato de apoyo caro ni personal altamente especializado, sino un ambiente organizacional y empresarial práctico e innovador.

- Aprendizaje por el uso: también llamada ingeniería inversa, implica la capacidad para desarmar equipos u otros productos, y a partir de ello generar un aprendizaje que permita mejoras -por ejemplo- en aspectos del mantenimiento, diseño o en cambios hechos sobre la marcha.

- Pequeñas mejoras técnicas: se trata de mejoras ingenieriles que entrañan disminuciones de costo, generando por lo tanto una innovación de carácter menor. Podemos agregar también aquí las reducciones de costos basadas en mejoras en el mantenimiento y en la fiabilidad de los equipos.

- Algunos perfeccionamientos tecnológicos, como por ejemplo los relacionados con la instrumentación y el control, permiten adelantos científicos gracias a avances en el instrumental de investigación.

- La organización industrial de un sector -entre otras, las relaciones con los proveedores o los clientes, subcontrataciones interindustriales, etc.-, permiten la incorporación de innovaciones reflejadas generalmente por las mejoras de calidad, uso más eficiente de insumos (inputs), etc.

Las investigaciones realizadas, tanto sobre la compra como sobre la adopción y aplicación de tecnologías industriales en los países de la periferia, ha mostrado un amplio rango de desacuerdos, pero es posible -a pesar de, aún, insatisfactorios resultados- puntualizar aquel sobre las que existe un alto grado de consenso. Lo que sigue corresponde al trabajo de Vernon (1990) sobre este consenso: 1. Los países en desarrollo que generan una robusta capacidad interna de búsqueda

y evaluación de tecnologías foráneas son generalmente capaces de adquirir las tecnologías que ellos necesitan en términos satisfactorios. Aquellos que fallan en la búsqueda y evaluación pueden cometer costosos errores.

2. Los países en desarrollo pueden identificar y aprender la mayoría de las tecnologías por ellos requeridas, sin haber desarrollado primero una fuerte comunidad científica. La necesidad de lazos estrechos sobre la ciencia y la industria emerge solamente en las etapas más avanzadas del proceso nacional de adquisición de capacidades tecnológicas.

3. A pesar de los muchos criterios que determinan la tecnología apropiada a un dado entorno, el criterio más importante que afecta la elección de tecnologías es generalmente la escala de operación de las plantas. Consecuentemente, la elección tecnológica de una empresa está sujeta al nivel de ventas esperado. Estas expectativas están ligadas a su vez al tamaño y estructura del mercado local y a las perspectivas de exportación, ambas profundamente afectadas por las políticas estatales.

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4. Sin embargo, para aplicar efectivamente tecnologías relevantes, las empresas deben embarcarse en un proceso continuo de aprendizaje por la práctica, a través del cual es posible evaluar el grado de eficiencia en la aplicación de dichas tecnologías y la capacidad empresaria para absorber tecnologías más avanzadas.

5. Con el incremento de las capacidades técnicas de un país, el desafío tecnológico para éste también cambia a formas que demandan una mayor flexibilidad organizacional, incluyendo -entre otras- redes tecnológicas entre empresas cooperantes.

6. La propensión de una nación a satisfacer estas condiciones está profundamente relacionado con la situación regulatoria interna y de la organización industrial adoptada. Existen dos condiciones en particular que mejoran el proceso: el deseo de los gerentes y empresarios de no caer en una carrera competitiva, y la sensación por parte de los mismos de no estar operando en un ambiente de alto riesgo, en el cual sus proyectos podrían ser discrecionalmente bloqueados y los beneficios arbitrariamente usufructuados por otros.

7. Las empresas que han adaptado productos o procesos a las condiciones locales, tienen posibilidades de encontrar demandas existentes sustanciales -a sus productos o procesos- en otros países.

Sintetizando, los factores más críticos en la transferencia y aplicación de tecnologías -sobre todo industriales- son internos al receptor de la misma: internas al país en cuanto al ambiente económico y regulatorio, interna a la empresa en términos de capacidades, incentivos y actitudes de empresarios y técnicos, e interna a la estructura industrial de dicho país. La elección de los canales de transmisión de tecnología foránea es también muy importante, pero el peso relativo de los diferentes canales (licencias, “joint ventures”, etc.) depende en forma considerable de las condiciones nacionales, incluyendo la actitud y capacidad de empresarios y técnicos para el aprendizaje por la práctica. En este caso, la importancia del criterio en la elección de un canal está dada en la medida que el mismo nutra esa capacidad de aprendizaje e incentive el mismo en la empresa y en el país (Vernon, 1990). Podríamos agregar a lo anterior, con un cierto tono de crítica, que no se han tenido demasiado presentes en las proposiciones precedentes las condiciones contractuales imperantes en el “mercado” de tecnologías, en el que una operación pone en contacto a dos partes fuertemente asimétricas, y en el cual la más débil -como lo confirma la amplia literatura al uso- es explotada monopólicamente por quien posee el control económico real o virtual de la tecnología en compraventa (Katz, 1976; Buesa y Molero, 1989). Dado que los problemas sobre transferencia de tecnología, extensamente investigados, caen fuera del objetivo del presente trabajo, nos limitaremos aquí en nuestros comentarios, mencionando un excelente tratamiento en Katz (1976) y en Arriola (1988). Dedicaremos, en cambio, algunos párrafos al problema más general de la difusión tecnológica, de marcada importancia para los países en desarrollo.

La difusión internacional de tecnología La década de los ’80 ha registrado un importante descenso de los flujos internacionales de tecnología desde los países de la OCDE hacia las naciones en desarrollo, cualquiera sea el indicador de difusión tecnológica que se adopte: inversión extranjera directa (10), importación de bienes de capital, pago de licencias y “know how”, asistencia técnica oficial, etc. (Ernst, 1989). Como lo señaláramos en Alonso et al. (1991), se han incrementado -por el contrario- las restricciones a la difusión tecnológica, mediante -entre otras medidas- la aplicación de protecciones agresivas a los derechos de propiedad industrial e intelectual. A modo

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de ejemplo, al revés de lo ocurrido con la Revolución Verde, los actuales desarrollos biotecnológicos son de propiedad privada, con los consiguientes problemas y costos (patentamiento, precios de transferencia, etc.) implicados para los países en desarrollo. A ello se suman regímenes de propiedad intelectual extendidos al software, “chips” y servicios en general, productos farmacéuticos y los ya citados biotecnológicos (plantas y animales), la decreciente publicación de “papers” científico-tecnológicos, la apropiación privada vía contratos de los gastos públicos de I+D, etc. Paradójicamente, mientras las barreras a la difusión aumentan respecto al mundo en desarrollo, la década de los ’80 presenció un crecimiento espectacular de acuerdos de cooperación tecnológica en los países centrales, incluso a nivel oficial, como los institucionalizados a través de los Programas Marco de la Comunidad Europea, logrando una tensión creativa entre competencia y cooperación que se ha demostrado fecunda. Las propuestas de los países desarrollados en la Ronda Uruguay del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) acerca de los problemas de la propiedad industrial e intelectual, reflejan la tendencia a extender universalmente “los patrones de propiedad intelectual que se ajustan a las necesidades de los países industrializados” (cfr. Pretjar Bojnar, citado en Alonso et al. (1991)). Cabe señalar que los mecanismos informales de transferencia de tecnologías, como son el estudio de becarios en países desarrollados -a veces causa de la fuga de cerebros en programas de capacitación mal implementados-, la información tecnológica de los documentos de patentes, las ferias de maquinarias y servicios, la difusión de trabajos y estudios científico-tecnológicos, los textos técnicos, etc., juegan un papel no menos importante que los canales formales de los contratos de transferencia de tecnología y de compra de equipos (Buesa y Molero, 1989).

Problemas tecnológicos sectoriales en países en desarrollo Como hemos destacado en el punto 2, es posible reflejar una clasificación de los distintos sectores teniendo en cuenta la trayectoria tecnológica de las empresas en los mismos, y sobre la cual -siguiendo a Pavitt (1984) y a Vernon (1990)- realizaremos un comentario de las condiciones tecnológicas que deben resolver las empresas destacadas en distintos sectores económicos, en especial en los países de menor grado de desarrollo relativo (ver Figura 1). En un primer grupo de sectores tenemos aquellos en los cuales las empresas son menos dinámicas tecnológicamente, fabricando y vendiendo productos maduros, altamente estandarizados, como calzado, cerámico, textil, confección, bebidas y alimentos, cuya competencia se efectúa básicamente en función de su precio. Las plantas fabriles son de mediano tamaño para abajo, más o menos intensivas en mano de obra (Pavitt, 1984).

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Figura 1: TAXONOMÍA DE SECTORES SEGÚN CARACTERÍSTICAS TECNOLÓGICAS

TIPO DE PRODUCTO

SECTOR PRINCIPAL

PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS

DEL MERCADO

OBJETIVO TECNOLÓGICO

FUENTE DE TECNOLOGÍA

BALANCE PRODUCTO

VS. PROCESO

Producto maduro.

Sensitivo al precio.

Escala de planta

moderada.

Manufactura Tradicional Agricultura

Sensitivo al precio. Mercado competitivo.

Reducción de costos.

Proveedores de Maquinaria.

Servicios de extensión de

agencias públicas

Proceso

Producto maduro.

Sensitivo al precio. Capital

intensivo. Escala de

planta a gran escala.

Materiales a granel

(acero). Industria química.

Productos químicos de consumo. Durables.

Sensitivo al precio. Mercado oligopólico.

Reducción de costos.

Ingenieros de producción.

Internos o de casas

matrices. Proveedores

de maquinaria.

Proceso

Productos y Servicios maduro. Capital

Intensivo. Escala de

Planta a gran escala.

Plantas eléctricas.

Ferrocarriles

Inelástico al precio. Mercado de competencia

monopolística.

Reducción de costos.

Aumento de la capacidad de

planta.

Ingenieros de producción internos.

Proveedores de maquinaria.

Proceso

Producto especializado. Sensible a la performance.

Escala de planta

moderada.

Maquinaria Instrumentos

Sensitivo al rendimiento.

Mercado oligopólico.

Diseño de producto.

Interna o de las casas matrices. Clientes.

Producto

Producto basado en la

ciencia. Producto

intensivo en investigación.

Productos eléctricos y

electrónicos. Industria química.

Mezcla de varias características.

Mezcla de varias

características

I+D Interna. Proveedores

de maquinaria. Mezcla

Fuente: Vernon, R. (1990), pág. 25.

Los costos de manufactura están sujetos no sólo a los costos laborales -determinados básicamente por la productividad de la mano de obra y por el tipo de cambio- sino también a la eficiencia técnica con que opera la planta fabril. En dichas plantas, los aspectos tecnológicos tienen que ver con dos cuestiones, referida la primera a la elección original de equipos y procesos y la segunda a las modificaciones y adaptaciones que surgen de lo anterior (Vernon, 1990). Dado que las empresas de esta clase de sectores son fuertemente dependientes de fuentes externas de tecnologías, ya sea proveedores de equipos nacionales o

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importados y de servicios de extensión tecnológica -usualmente gubernamentales-, la elección de equipos y procesos estandarizados -y con posibilidades de una amplia oferta- comporta problemas que se pueden englobar en: la existencia o no de restricciones de importación, la mayor o menor disponibilidad de maquinaria ahorradora de mano de obra barata -por incorporación de automatismos microelectrónicos- sobre la cual el empresario basa sus ventajas comparativas, pero a la vez ahorradoras de tareas de inspección y control de calidad para las cuales hay escaso personal, con mayor o menor flexibilidad en sus niveles y diversidad productiva -importantes para las proyecciones comerciales-, problemas o no de servicios de asistencia post-venta, etc.(Vernon, 1990). El tamaño relativamente reducido de las empresas hace que, frecuentemente, el esfuerzo en tiempo y dinero de la búsqueda sea una barrera que lleva a una elección a ciegas en la que confía en un proveedor local o en un importador. La existencia de servicios de asistencia técnica gubernamentales pueden jugar aquí un rol altamente justificado desde un punto de vista económico, siendo de importancia que los mecanismos de extensión que presten una asistencia sean efectivamente competentes (Vernon, 1990). Una vez que la planta o la maquinaria está en operación, surge la necesidad de adaptaciones y modificaciones que se revelan altamente específicas a la empresa (Buesa y Molero, 1989), en las que las fuentes externas -proveedores o agencias de extensión- pueden prestar un valioso apoyo, pero limitado, recayendo el mayor esfuerzo -condición casi necesaria para el éxito- en el proceso de aprendizaje por la práctica en el cual debe embarcarse la empresa. Los estudios revelan que las empresas en los sectores de esta clase, merced a un esfuerzo interno que incluye gastos sustanciales en I+D, han podido evolucionar en direcciones de mayores requerimientos tecnológicos, mejorando sus habilidades de producción y encontrando nichos de mercado en industrias intensivas en diseño. La industria de la confección de Hong Kong, la industria electrónica de Korea del Sur y la industria aeronáutica brasileña registran esta evolución (Vernon, 1990). Una segunda categoría de sectores podría englobar a aquellas empresas que compiten en mercados masivos, y que son relativamente grandes en tamaño, con una estructura de mercado oligopolística, con plantas de gran escala, con procesos de trabajo más bien capital intensivos, que compiten en su mayoría sobre la base de precios. Entre los sectores podemos mencionar el que contiene a las empresas siderúrgicas, las metalúrgicas, las dedicadas a los productos químicos de base, petroquímicas, la industria del cemento, del vidrio, construcción de partes complejas para la industria automotriz, entre los más destacados. Con frecuencia, subsidiarias de empresas multinacionales participan en este grupo, dependiendo ello de las políticas gubernamentales. Las fuentes tecnológicas en este caso provienen de los suministradores de equipo, pero también puede ser adquirida vía licencia, en cuyo caso se busca la desagregación del paquete tecnológico, o mediante joint ventures con empresas foráneas, o de empresas de ingeniería; buscando alternativas que hagan menos frágiles las posiciones competitivas. La evidencia sugiere que este número de canales de acceso a la tecnología aumenta con los años de madurez de la tecnología requerida, mejorando las oportunidades para el adquirente (Vernon, 1990; Katz, 1976). En esta clase de sectores se repiten las lecciones del grupo 1, obteniéndose un alto retorno por una búsqueda y una comparación cuidadosa a la hora de comprar. El comprador se enfrenta a problemas relacionados con la adecuación de la tecnología a los factores internos de precios, a los requerimientos de mano de obra, a las posibilidades de aparición de ineficiencias de operación en contextos distintos al original de la tecnología en cuestión, las instancias críticas de mantenimiento, las

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necesidades del escaso personal de supervisión, la flexibilidad a distintos niveles de producción, etc. Las actividades adaptativas, por otro lado, varían de acuerdo al producto en elaboración, pero en la mayoría de los casos es necesario un significativo esfuerzo en este sentido, siendo de marcada importancia la tarea de los Departamentos internos de ingeniería de producción y/u oficinas técnicas, a través de los cuales se realizan “puestas a punto” y otras modificaciones técnicas que persiguen la reducción de costos. Se observa un fenómeno de saturación de estas innovaciones menores a medida que transcurren los años de instalación de planta, tendiendo a agotarse. Las consultoras y profesionales de la ingeniería juegan también un rol destacado en el flujo de tecnología de planta para la empresa (Katz, 1976), desempeñando el valioso papel de eslabón final en la cadena de transferencia tecnológica, mediante la adecuación de la oferta técnica a la demanda productiva específica (Buesa y Molero, 1989). En una tercera categoría encontramos empresas que operan en sectores caracterizados por ser monopolios naturales, como las empresas generadoras y distribuidoras de electricidad, telecomunicaciones, etc. Se trata entonces de plantas de gran escala, capital-intensivas, similares en sus características tecnológicas a las del grupo anterior, con empresas multinacionales operando ocasionalmente en estos mercados, en las que con frecuencia operan empresas estatales dado el carácter eminentemente nacional de dicho mercado (Vernon, 1990). Los oferentes en este caso suelen incluir importantes diferencias tecnológicas, al igual que en otros aspectos como servicios post-venta y facilidades de financiación. Se tiende a prestar mayor atención a esta última que a la eficiencia técnica de funcionamiento en las ofertas. Además, la elección de tecnologías se inclina hacia las de mayor intensidad de capital dentro del espectro disponible, con el objeto de evitar a veces pesados costos de una mano de obra -ocasionalmente conflictiva-, o requerimientos de supervisión muy escasos, prefiriéndose pagar los intereses del capital financiado -menores en algunas situaciones a los costos de otros posibles conflictos. Otro problema son las deseconomías de escala, en las que eventualmente puede incurrirse debido a necesidades de ampliar las capacidades de plantas ya existentes, lo cual lleva de nuevo a la necesidad de un esfuerzo de aprendizaje por la práctica, específico a la planta y a sus particulares mercados de operación, para una modificación adecuada (Vernon, 1990). En un encadenamiento hacia atrás, estas empresas pueden generar la aparición de una capacidad local de bienes y servicios en la que el desarrollo de proveedores –establecimiento de estándares y otros requisitos de provisión- puede ser de mucha importancia para otros sectores del tejido industrial. También juega positivamente la desagregación de los proyectos de construcción de plantas llave en mano, exigiendo un determinado porcentaje de componentes de provisión nacional, que fortalece sobre todo al estratégico sector de bienes de equipos, como lo muestran –por ejemplo- las realizaciones del plan nuclear argentino. En una cuarta categoría tenemos un grupo muy heterogéneo de productos, que no involucran necesariamente gran escala e intensidad en capital, y al cual pueden evolucionar las empresas del grupo 1. La estructura de mercado es menos elástica al precio para estos productos, siendo importantes otros mecanismos de competencia como la diferenciación de productos, sobre todo a través de marcas comerciales. En el caso de maquinarias y otros bienes afines, el rendimiento es un factor de competencia principalmente incisivo (Vernon, 1990). La presencia de las empresas multinacionales juega un rol importante, ya sea a través de la implantación directa en el mercado local, o especialmente como proveedoras de tecnología y/o de una marca u otro medio de diferenciación, importantes en esta clase

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de productos. Los contratos de transferencia de tecnología son, usualmente, controlados por los gobiernos con el objeto de evitar costos abusivos de la compraventa, cláusulas comerciales restrictivas y otras medidas abusivas. Sobre este respecto cabe acotar un cambio en las políticas gubernamentales de la década del ’80, poniéndose un mayor énfasis en las fases del aprendizaje posterior que en los problemas contractuales, dado lo complicado de los mecanismos de control y sus controvertidos resultados (Buesa y Molero, 1989). Algunos requerimientos impuestos a las subsidiarias de empresas multinacionales, como por ejemplo en el sector de componentes de la industria automotriz, se han mostrado a veces como mecanismos exitosos en la aceleración de la transferencia de tecnología a nivel local (Vernon, 1990). Nuevamente, un elemento absolutamente necesario en el aprendizaje tecnológico es la existencia de técnicos, gerentes y empresarios locales motivados para su adquisición, lo cual a su vez depende en gran medida de las políticas nacionales concernientes. Se puede también argumentar una quinta categoría de sectores, existentes en un número muy limitado de casos, siendo más la excepción que la regla en el ámbito de los países en desarrollo. La demanda de actividades altamente basadas en ciencia y en I+D, en la producción de este tipo de productos, involucra altos costos y riesgos, a los que se agregan las dificultades en la apropiación de los resultados (Pavitt, 1984). Por lo tanto, se trata de sectores intensivos en ciencia e I+D, como podrían ser la industria aeronáutica, farmacológica, informática, entre otras. En estos sectores se requiere una colaboración entre firmas innovadoras, consultores externos, universidades,- en suma, una gran complejidad del tejido industrial-, que a veces representa un listón muy alto a superar por la organización industrial de las países en desarrollo, todo lo cual -sumado a su costo- hace pesar las prioridades de inversión, de los escasos fondos en estos países, en este tipo de sectores (Vernon, 1990). En Argentina, por ejemplo, el número de empresas que realizan I+D para resolver sus problemas son contadas con la mano, según lo muestra la experiencia del FONTAR (Fondo Tecnológico Argentino).

Enfoque evolucionista

Por otra parte, la teoría evolucionista3 ha observado la persistencia empírica en el

tiempo de patrones asimétricos entre empresas, sectores económicos y países en base a sus capacidades tecnológicas. Ello implica la coexistencia de mejores o peores tecnologías de producción, en forma independiente de cualquier conocimiento de precios relativos. Estos elementos tienen marcada importancia -como punto de partida- en lo que podría denominarse una nueva teoría de la producción. A diferencia de las consideraciones neoclásicas de libre acceso a la tecnología y, por ende, de una uniformidad productiva básica de las empresas en el marco competitivo, las nuevas hipótesis fundamentales son -para el evolucionismo- que la producción genera un conocimiento que es básicamente específico a la empresa y a su proceso productivo; es decir, tácito y no fácilmente transferible, existiendo por tanto asimetrías entre las empresas. Como Dosi, Pavitt y Soete (1990) lo expresan, la teoría de la producción neoclásica sería un caso particular de esta nueva formulación, un caso especial en el que se da simultáneamente que no existe cambio técnico, que todas las empresas son uniformes

3 Se sigue en este punto a Dosi, Pavitt y Soete (1990), pág. 114 y ss.

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y que la sustituibilidad es norma entre las distintas combinaciones tecnológicas de factores: “Así, en la representación de la estructura tecnológica de la producción de una industria en un dado momento del tiempo en un espacio n-dimensional definido por n insumos o factores, se podría encontrar un conjunto discreto de puntos de forma más o menos ordenada a lo largo de un vector que parte desde un origen. La naturaleza de los paradigmas tecnológicos define los n insumos y la dirección del vector (la trayectoria). La distancia entre los puntos exteriores y uno cercano al origen determina la brecha tecnológica entre las empresas (esto es, el grado de asimetría tecnológica de la industria). Desde un punto de vista dinámico, los procesos de innovación y

difusión son los mecanismos claves del cambio.”4

En esta formulación aparece el concepto de frontera tecnológica englobando o delimitando un espacio en el que coexisten empresas más eficientes -en sentido técnico- con aquellas que no lo son tanto. Sin embargo, el conjunto de tecnologías que conviven en este espacio no son mutuamente sustituibles, sino que siguen una evolución irreversible, constreñidas por el paradigma o modo de resolución de los problemas productivos. La evolución industrial se ve entonces compelida por un mecanismo de selección “darwiniano”, de sobrevivencia de las tecnologías de productos y procesos más “fuertes” en relación a su entorno, y un mecanismo “lamarkiano”, de adaptación y aprendizaje a partir de una configuración básica de diseños en torno a productos y procesos. En este contexto la innovación crearía discontinuidades o asimetrías mientras que la difusión tecnológica induciría mecanismos de convergencia, tanto entre empresas como entre países (cfr. Dosi et al., 1990). El modelo de innovación formulado en este marco teórico destaca las relaciones interactivas que se dan a lo largo de todo el proceso productivo, a diferencia de los modelos lineales en los que la producción sólo intervenía en las etapas de prototipos y lanzamiento de series industriales de un nuevo proceso y/o de un nuevo producto. El modelo interactivo más aceptado es el de Kline y Rosenberg (1986), que se expone en la Figura 2.

Figura 2: Modelo Interactivo de Innovación/Difusión. El Modelo de la Cadena

4 Dosi, Pavitt y Soete (1990), pág. 115. Las cursivas son de estos autores.

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Nota: C: Cadena Central de Innovación. f: Lazos de Retroalimentación. F: Retroalimentación Particularmente Importante. K-R: Vínculos entre el Conocimiento y la Investigación y caminos de retorno. Si el

problema se resuelve en el nodo K, el vínculo 3 hacia R no es activado. El retorno de la investigación (lazo 4) es problemático, de allí la línea punteada.

D: Vínculo directo hacia y desde la investigación de problemas de invención y diseño. I: Contribución del sector industrial a la investigación científica mediante instrumentos,

máquina-herramientas, y procedimientos tecnológicos. S: Apoyo financiero de empresas a la investigación en ciencias subyacentes a áreas de

producto para ganar información directamente y detectar trabajos externos. La información obtenida puede aplicarse en cualquier lugar a lo largo de la cadena.

Fuente: Kline y Rosenberg (1986). Tomado de OCDE (1992), pág. 25

En esta misma línea de análisis es interesante de destacar la clasificación que hacen Gómez Uranga y Sánchez Padrón (1992) de la producción basándose en la formas de aprendizaje en la relaciones interindustriales y en el consumo (Tabla 1). Dicha clasificación pretende conjuntar coherentemente algunas de las aportaciones que surgen justamente desde la teoría evolucionista. Sobre esta base, la variable tecnológica en relación a la producción es entonces considerada como endógena y dinámica, evolucionando de manera continua aunque no cerrada a discontinuidades propias de innovaciones radicales, y por su carácter tácito y altamente orientado (a resolver problemas específicos) se genera primordialmente en el propio proceso productivo.

Tabla 1: Clasificación de la Producción

PARTICULARIDADES PRINCIPALES DE

LOS BIENES

EJEMPLOS DE BIENES DE

PRODUCCIÓN O DE CONSUMO

INTENSIDAD DE LAS

VARIABLES

VARIABLES ESCOGIDAS

(a) Se adecuan en ma-yor medida al arquetipo del mercado.

Productos estánda-res para el consumo directo de masas.

Baja

Complejidad del producto.

Intervención del usuario.

Necesidad de mantenimiento.

(b) Incorporan efectos de aprendizaje.

Producción en In-dustrias de origen mecánico: aeronáutica, bienes de equipo eléctrico-electrónico, máqui-na-herramientas, material de trans-portes.

Software.

Otros bienes para consumo directo: ej. en relación con la vivienda (bricolaje).

Equipos electrónicos.

Alta

Fuente: Gómez Uranga y Sánchez Padrón (1992), pág. 156.

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Por lo tanto, la creación de tecnología en una empresa involucra diseño, desarrollo y prueba de productos y procesos de fabricación, seguido del aprendizaje por la práctica (para los procesos) y por el uso y el error (para los productos), y comprendiendo -además- mucho conocimiento tácito incorporado en el personal y en la organización interna de la empresa. La tecnología, por lo tanto, es generada en gran parte no a través de actividades de investigación y desarrollo tecnológico (I+DT), sino mediante actividades tecnológicas parcial o totalmente dedicadas a diseños, desarrollo o ingeniería de producción, resolución de problemas, actividades de mantenimiento, control de calidad, etc.; en suma, por actividades propias de la organización productiva, dependiendo éstas de los campos en los que opera la empresa (Patel y Pavitt, 1988). La clave para comprender la diferencia de óptica evolucionista y neoclásica subyace en el carácter dinámico y estático que una y otra, respectivamente, dan a la representación de la tecnología. Para los neoclásicos la tecnología se introduce en la producción en un único momento y para siempre. Para el evolucionismo, en cambio, existen efectos dinámicos que implican la mejora continua de la tecnología una vez introducida, a través no sólo de la generación (de una nueva) sino también de la difusión de la misma (Foray, 1992). Los rendimientos crecientes son en realidad uno de los frutos generados durante el proceso de difusión tecnológica. Sobre éste convergen diversos mecanismos: aprendizaje por el uso, externalidades de red, economías de escala en la producción y complementariedades con otras tecnologías. Estos mecanismos producen la evolución de la tecnología seleccionada inicialmente a lo largo de una trayectoria irreversible, al punto que se puede afirmar que “la teoría de los rendimientos crecientes de adopción (de una tecnología) es principalmente una teoría de la irreversibilidad del cambio técnico” (cfr. Foray, 1992, pág. 205). De ahí que se afirme -en esta teoría- que una tecnología no se elige porque es eficiente sino que se hace eficiente, dinámicamente, porque se elige. Esto implica reconocer que la selección de una tecnología puede no ser la más eficiente inicialmente (en término de rendimientos y de resultados). Pero una vez seleccionada, se inicia un proceso de mejora por el uso, por el incremento del número de adoptantes (externalidades de red), por difusión de información sobre la misma que reduce riesgo e incertidumbres, por el logro de economías de escala (en sus insumos o en la propia evolución de la producción con dicha tecnología). Todo ello refuerza la difusión, en un proceso que retroalimenta positivamente la eficiencia técnica de una dada tecnología industrial y consolida su trayectoria irrevocable. El proceso de difusión tecnológica también afecta a otras magnitudes productivas importantes. En un contexto dinámico, la productividad también se modifica en su conceptualización y en su evolución. Su definición tradicional está centrada en el producto y en los factores de producción, homogeneizados ambos en términos de

valor5. Sin embargo, en un contexto de interdependencia productiva y tecnológica

como el actual, la productividad es el resultado complejo de la interacción de un gran número de tecnologías interdependientes (Rosenberg, 1982). Por ejemplo, como se tratará en el epígrafe 3, las nuevas formas organizacionales tienden a explotar fuentes “ocultas” de productividad mediante la integración de tecnologías materiales y organizacionales, fórmula de indudable impacto sobre la competitividad.

5 El factor generalmente considerado es el trabajo, bajo la hipótesis de que es posible reducirlo a trabajo homogéneo, y

valorado por su equivalente monetario o su valor trabajo (en número de horas). Esta formulación tiene evidentes problemas para reflejar el cambio técnico. Ello se debe a la falta de referencia del factor trabajo a niveles de vida o de consumo y a la posibilidad de aumentar la productividad por descensos en los salarios, lo que no tiene nada que ver con mejoras tecnológicas y productivas de ningún tipo.

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Sistema Nacional / Regional de Innovación

Introducción al concepto El enfoque sistémico parece ser el mejor abordaje que la literatura ha dado hasta el momento a un fenómeno tan complejo, como es el proceso innovador llevado a cabo

en un territorio6. En los Sistemas Nacionales de Innovación (SNI) convergen lógicas

de análisis macroeconómicas (sobre el cambio técnico y el desarrollo socioeconómico), mesoeconómicas (sobre las dinámicas de las economías locales) y las microeconómicas (centradas en el estudio del proceso innovador al nivel de la empresa). Este enfoque, que pretende ser más omnicomprensivo de la realidad, incluye también las facetas sociales, políticas y culturales del proceso innovador, las relaciones entre Ciencia, Tecnología, Economía y Sociedad, y, por todo ello, permite capturar en forma apropiada el patrón interactivo y complejo del proceso innovador a nivel territorial. Diferentes autores han estudiado el concepto de sistema de innovación, generalmente al nivel de un país, aunque en la actualidad se ha extendido a una región e incluso sectores. Entre los más destacados cabe mencionar al inglés Christopher Freeman (1988), con su trabajo pionero sobre Japón, en el que por primera vez se aborda el concepto, al danés Bengt-Åke Lundvall (1988) quien acuña la noción más acabada (de sistema nacional de innovación), al norteamericano Richard Nelson (1992) y su visión evolutiva del fenómeno, e incluso se puede mencionar a Michael Porter (1991) y su diamante sistémico de la competitividad. Además, y lo que es importante para este proyecto, numerosos países y organizaciones supranacionales como la Unión Europea, la OCDE, la UNCTAD o la CEPAL, han adoptado el enfoque de sistemas de innovación (a nivel local, nacional e internacional) como marco de base para la

formulación de políticas7. Una posible definición que precise el fenómeno bajo análisis

es la que ofrecen Johnson y Lundvall (1994): el Sistema Nacional de Innovación “está constituido por los elementos y las relaciones que interactúan en la producción, difusión y uso de conocimientos nuevos y económicamente útiles y que se localizan u originan dentro de un estado”. Este enfoque sistémico del proceso de innovación tiene como base, partiendo de esta definición, un nuevo paradigma de análisis, distinto al de la escuela económica neoclásica, nuevo paradigma en el cual se destacan diversos pilares básicos (Lundvall, 1988; Lundvall et al., 2001: 7-11; Navarro, 2001: 3; Edquist, 2000: 4 y ss.): a) El recurso económico más importante es el conocimiento y, consecuentemente, el

proceso socio–económico más destacado es el aprendizaje (de individuos, organizaciones y regiones).

b) Dicho aprendizaje es fundamentalmente interactivo (learning by doing, by using y by interacting), y es un proceso social por naturaleza, lo que trae a un primer plano

6 En la Teoría General de Sistemas, tal como la ampliaron los discípulos de Bertalanffy (1976), se pueden señalar tres grandes

áreas de interés: la primera se puede caracterizar como ciencia de los sistemas y comprende la exploración y la teoría científica de los sistemas en las diferentes ciencias; la segunda enfoca la tecnología de sistemas, es decir, los problemas emergentes de la tecnología y sociedad modernas modelizados como sistemas, como por ejemplo los sistemas informáticos (tanto del hardware como del software); finalmente, se considera la filosofía del sistema, que consiste en la reorientación del pensamiento y de la cosmovisión o concepción del mundo, todo lo cual configura un nuevo paradigma científico de sistema, en contraste con el enfoque analítico, mecanicista, lineal-causal de la ciencia clásica. Este nuevo paradigma, o lógica de análisis, es el que primará en la modelización de los sistemas locales/regionales de innovación.

7 Véase a nivel local y nacional (Suecia y Noruega) a Uhlin y Levland (2001 : 3-4), Edquist (2000) en nota de pie 18 sobre la

experiencia de la Unión Europea (Carta a los Miembros del Consejo del 16 de octubre de 1999) y de la OCDE, y Navarro (2001 : 2). Las importantes consecuencias de adoptar este enfoque de la problemática de la innovación para la formulación de políticas al respecto se analizarán más adelante con cierto detalle, debido a la importancia metodológica y política para este proyecto.

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de análisis el entramado organizacional, cultural, político e institucional8de un país o de una región en la generación, utilización y difusión de nuevo conocimiento.

c) En el centro del aprendizaje se encuentra el proceso de innovación9, que ocupa un

lugar central y endógeno en la economía de un territorio, el cual lejos de ser conceptualizado con un enfoque lineal tiene carácter justamente interactivo (basado en el modelo propuesto por Kline y Rosenberg, 1986).

d) Se adopta un enfoque holístico, considerándose por ello todos los factores y actores determinantes del sistema. Existen esencialmente tres factores considerados: los agentes económicos (empresas), las organizaciones (públicas y privadas) y las instituciones (o reglas de juego del sistema).

e) La naturaleza acumulativa y con diferencias en las oportunidades del proceso innovador determinan que la historia sea muy importante para el sistema. En otras palabras, lo que se puede hacer en el futuro depende de lo que se haya realizado en el pasado, por lo que la trayectoria de evolución histórica del sistema es crucial para poder entender su dinámica.

f) Basándose en lo anterior, no existe un sistema óptimo sino diferentes sistemas de innovación en permanente estado de evolución, razón por la cual la comparación entre sistemas existentes es una forma metodológica básica para poder estudiar a

los sistemas10

.

De este modo, los actores y factores determinantes del proceso de innovación son no sólo aquellos vinculados a la estructura económica de una región, sino también aquellos vinculados a la configuración institucional. Ambos tipos son a su vez resultantes de procesos interactivos de aprendizaje desplegados espacial y culturalmente.

Sistema Nacional/Regional de Innovación Se debe acotar que el concepto de SNI ha sido aplicado o transpolado al nivel regional y local, (Buesa, 2002; Richiardi, 2000; Hommen y Doloreux 2003; Heijs, 1998), aunque el acento dominante en este trabajo será a escala nacional. Por su capacidad gráfica y expositiva, se destaca la modelización sistémica propuesta por Müller et al. (1995), quienes identifican un total de 24 factores para caracterizar las capacidades de innovación en relación con las empresas nacionales. Dichos factores constituyen verdaderos determinantes estructurales de las capacidades de innovación regional o local, y pueden agruparse a su vez en seis campos primarios, tal como lo muestra el siguiente gráfico:

8 Aquí, lo institucional tiene que ver con las reglas de juego, tanto formales como informales. En lo que resta del texto, en caso

de no aclararse, lo institucional tiene que ver con las entidades del sistema. 9 Entendido en un sentido amplio (innovaciones organizacionales, estratégicas, conceptuales, culturales y sociales) y no sólo

restrictivo a la innovación tecnológica. Se trata de la denominada versión de Aalborg de sistemas de innovación, en comparación con una visión más restrictiva de EE.UU. (Nelson, Mowery, etc.). Cfr. Lundvall et al. (2001 : 7) y Navarro (2001: 8-9).

10 No se trata de comparar el SNI nacional con un sistema óptimo ideal, que no existe debido al carácter acumulativo y

evolutivo del proceso de innovación y del sistema, de forma tal de “medir” su grado de eficiencia en su dinámica de funcionamiento. Por el contrario, la comparación se da entre sistemas concretos y entre componentes o factores determinantes de los mismos, al objeto de analizar sus comportamientos y resultados en base a objetivos prefijados (Edquist, 2001 : 4 y ss.).

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Este esquema, a modo de “espectro”, muestra el arco de factores determinantes de la capacidad de innovación empresarial al nivel Nacional o regional, lo cual lo hace de mucha utilidad para tener una visión global de la problemática que nos ocupa. Ciertamente, la sola enumeración de factores no es suficiente, y por otra parte es sólo una visión estática de los mismos. Para adoptar una perspectiva dinámica, hace falta caracterizar el conjunto de las interrelaciones que existen entre los distintos factores, individualizando aquellas que tengan particular importancia en reforzar y aumentar las capacidades de innovación y aprendizaje nacional. Para capturar estos aspectos dinámicos, algunos autores (Lundvall et al., 2001; Edquist, 2000), señalan cinco elementos diferenciadores de los Sistemas Nacionales de Innovación (SNI): - Los factores micro-organizativos internos a las empresas, sobre todo las rutinas de

trabajo y los esquemas organizacionales, que influyen notablemente en los procesos internos de resolución de problemas, de aprendizajes concomitantes a las soluciones alcanzadas y de innovaciones al nivel de la empresa.

- Las interacciones entre empresas, de gran importancia en los procesos de aprendizajes, en donde las diversas formas de relación entre empresas (empresas-proveedor, empresa-cliente) son también conducentes a la transferencia de conocimientos e información vital para los procesos de innovación.

- Las organizaciones vinculadas al proceso de innovación, particularmente aquellas generadoras de conocimiento como universidades y centros tecnológicos, que desarrollan una tarea muy importante tanto en la producción como difusión del conocimiento existente en el tejido productivo, a la vez que tienen un papel crucial en la formación del capital humano y del capital social del sistema innovador.

Universidades

Centros de Investigación

Instituciones de Transferencia de

Tecnología

Cooperacion con empresas asociadas

Centros de Capacitación

Consultoras

Capital Riesgo

Clientes

Capacidades de

Innovación de las

empresas locales

Competidores

Subcontratación

Inversiones en I+D

Empresas de Ingeniería

Estudios Económicos

Apoyo Financiero

Políticas Regionales

Políticas Nacionales / de la U.E.

Centros Tecnológicos o Parques Científicos

Infraestructura Técnica

Nivel Educativo real y potencial de la Fuerza del Trabajo

Calidad de Vida

Cultura o “milieu” innovadora

Tamaño de la empresa

Calificaciones de los trabajadores

Proveedores

Oferta

Tecnológica

Políticas

de Apoyo

Servicios de Apoyo a

la Innovación

Ambiente

Regional

Cooperación entre

Empresas

Esfuerzo

Empresarial de I+D Fuente: Muller et al. (1995).

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- El rol del Estado, con influencias decisivas sobre los procesos de innovación empresarial y social a través de sus funciones de tipo estratégicas, reguladoras,

coordinadoras, negociadoras, facilitadoras11

y consensuadoras (Uhlin y Levland,

2001: 16). Su acción genera incentivos directos e indirectos que afectan en gran medida los procesos de aprendizajes sociales y empresariales, y por ende el desarrollo de las innovaciones al nivel espacial y sectorial.

- La estructura institucional, que incluyen tanto las reglas formales como informales que están en la base del funcionamiento del sistema nacional de innovación, afectando también a la formación del capital humano y social en un espacio

nacional12

.

Por otra parte, uno de los problemas que presenta este enfoque de SNI es el de establecer los límites del sistema. Al respecto, se han propuesto la identificación de los límites sobre la base de las funciones desarrolladas por los distintos agentes en relación con el proceso de innovación. Por ejemplo, un caso identificado por Rickne (2001) en torno a empresas de biomateriales de un sistema avanzado de innovación es el que se muestra en la Figura 4.

Figura 4: Límites Funcionales de un Sistema de Innovación (de biomateriales)

Fuente: con ligeras modificaciones tomado de Rickne (2001).

11

Ésta incluye la capacidad inversora y de asignación de recursos por parte del Estado. 12

Otras funciones claves de las reglas institucionales son las que tienen que ver con la difusión de información y reducción de

incertidumbres, regulación de conflictos, coordinación entre agentes, producción de incentivos, generación de bloqueos al proceso de innovación (Edquist, 2000).

Desarrollar Capital Humano

Crear y difundir productos

Incubar

Gestionar

Facilitar la Regulación

Legitimar tecnologías y empresas

Crear mercados y difundir conocimiento de mercados

Mejorar Redes o Networks

Facilitar la financiación

Crear Mercados de Trabajo

Capital Humano

Herramientas Tecnológicas y de desarrollo

Materiales, componentes y productos complementarios

Instalaciones y equipos

Administración y organización

Reparto de Riesgos

Redes o Networks

Organizaciones

de I+D

Empresas

Relacionadas

Usuarios

Entidades de

Capital Riesgo

Funciones Tipos de Actores Recursos

Crear y difundir oportunidades tecnológicas

Accesos a mercados y conocimiento de mercado

Capacidades Estratégicas y de Gestión

Recursos Financieros

Buscar tecnologías, mercados y socios

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Estas funciones son generalmente una materia pendiente o se prestan con deficiencias en las naciones o regiones menos favorecidas, y un cuello de botella a la problemática de desarrollo como se detalla más adelante.

Sistemas Nacionales o Regionales de Innovación y Clusters La versión reducida de los sistemas nacional/regional de innovación está íntimamente emparentada con el concepto de cluster (OCDE, 2001a:8). Es posible pensar que un sistema local de innovación está integrado por un conjunto reducido de clusters, que interactúan mutuamente entre ellos. Esta visión es particularmente fértil cuando los cluster se agrupan a lo largo de la cadena de valor de los productos/servicios producidos localmente, y muestra la importancia de los clusters para los procesos de innovación. Pero, ¿qué es un cluster y cuál es su compatibilidad con un SNI? Siguiendo a Michael Porter (1998:78) “... los clusters o agrupamientos son grupos geográficamente próximos de empresas interconectadas e instituciones asociadas en un campo en particular, unidas por tecnologías en común o habilidades. Ellas normalmente existen dentro de un área geográfica donde es fácil la comunicación, la logística y la interacción personal. Los clusters están normalmente concentrados en regiones y a

veces en un solo pueblo”13.

La proximidad geográfica facilita la difusión del conocimiento, y mejora así el desarrollo de las organizaciones y de las reglas institucionales, las cuales a su vez actúan positivamente sobre el funcionamiento del cluster. Es decir, que los procesos de aprendizaje tienen en el cluster a una caja de resonancia que, adecuadamente explotada y promovida, puede actuar como el motor del sistema local de innovación. El carácter interactivo del mismo genera que los apoyos a este tipo de organización socio-económica produzcan efectos ampliados, mejorando el uso de los escasos recursos públicos. Por este conjunto de razones, en el presente Módulo se tendrán muy en cuenta las políticas de cluster en relación al sistema nacional/regional de innovación.

Implicaciones metodológicas Dado el tipo de modelización que un enfoque sistémico comporta, las herramientas pertinentes de análisis deben tener el poder de capturar estas interrelaciones para un análisis más exhaustivo. Por ello, la importancia tanto de las empresas como de otros actores claves, los que juegan un papel central dentro del marco de una dinámica interactiva. En este Módulo se ha planteado metodológicamente tal perspectiva, cuyo basamento teórico se encuentra en el concepto de sistema nacional/regional de innovación. En este contexto, la taxonomía de empresas que se desarrollará más adelante intenta justamente capturar el comportamiento diferenciado de las empresas en vez de tratar a éstas como actores homogéneos, y pasivos recipiendarios de opciones “decididas” ex–ante por los “mercados”. Por el contrario, la perspectiva aquí adoptada (de comportamiento taxonómicos diferenciados) implica reconocer que las empresas son constructores activos, por la práctica, de opciones estratégicas que no están definidas ex–ante, y que dependen de sus capacidades y competencias internas, particularmente sus capacidades para innovar (cfr. Nelson [1991]) y de los estímulos y economías externas del entorno nacional/regional/local.

13

Esta definición ha servido de base a numerosos estudios, entre los que se pueden destacar Comisión Europea (2002;

2002a) y OCDE (2001).

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33

Implicaciones para el desarrollo nacional/regional El desarrollo de un SNRI tiene numerosos cuellos de botellas, al igual que la propia problemática del desarrollo. En otras palabras, la innovación como nueva savia del desarrollo local, tiene a éste necesariamente como telón de fondo. En términos históricos, fue Joseph Schumpeter quien primero indicó que la innovación es el

elemento disruptivo que permite a la economía emerger del flujo circular y estático14

,

alcanzando una dinámica sostenida de desarrollo. Las “destrucciones creadoras”, como el austríaco calificó a las innovaciones, son la fuente principal de ciclos, reajustes, perturbaciones y desequilibrios en el sistema capitalista, generando

discontinuidades y saltos en el desarrollo económico15

. No obstante, no se puede

asumir una relación causa–efecto entre la innovación tecnológica y el desarrollo económico ya que el propio proceso de innovación no es en absoluto lineal (cfr.

Silvani, 1995: 39) 16

.

Retomando el concepto de los estrangulamientos de diversos circuitos socio–económicos en un determinado territorio, la idea original de Hirschmann (1958) es muy enriquecedora en términos teóricos y orientadora en términos operativos. Este autor señala la existencia de diversos cuellos de botella al desarrollo que actúan tanto como obstáculos a una dinámica positiva y acumulativa, como oportunidades (cuando se los resuelve mediante las políticas y medidas adecuadas). Estos conceptos, que también tienen dimensión sistémica en el pensamiento de Hirschmann, están plenamente relacionados con el concepto de sistema de innovación, como lo destaca Lundvall et al. (2001: 6), en especial por los lazos de retroalimentación que presentan los círculos viciosos y virtuosos identificados en estas teorías del desarrollo. Por ello, puede considerarse a los SNRI como parte integrante de los modelos de desarrollo nacional/regional y como una plataforma de integración de diversas políticas conducentes al desarrollo basadas en la innovación. En relación con las teorías de desarrollo nacional/regional, más recientemente, y precisamente del análisis de la dinámica de la innovación, Ewers y Wettmann (1980) proponen el concepto casi equivalente de “déficit funcional” de las regiones periféricas. La identificación de dichos déficit tiene una gran importancia para poner en marcha un desarrollo endógeno basado en la innovación, independientemente de los instrumentos propuestos (Ciciotti, 1995 : 21). Sin pretensión de exhaustividad, entre el déficit o carencias estructurales de las naciones/regiones de menor grado de desarrollo relativo han sido identificados los

siguientes17

:

- Menor capacidad y tradición de los agentes e instituciones para alcanzar consensos

o acuerdos en torno a objetivos de desarrollo compartidos, que permitan la coordinación de esfuerzos y el desarrollo de un capital social necesario para el desarrollo de la nación/región: la confianza y reciprocidad entre los agentes.

- Escasos vínculos de cooperación entre instituciones públicas y privadas, particularmente entre empresas, y entre éstas y las universidades o centros tecnológicos locales. A ello se agrega un marco legislativo y cultural que no favorece justamente dicho encuentro.

- Falta de información especializada o de difusión de la misma entre los actores sociales; es decir, carencia de referencias específicas de mercados y oportunidades

14

Una sistematización de estas ideas circulares para la economía puede verse en Sraffa (1960). 15

Una visión actual, algunos dirían neo-schumpeteriana, de la teoría de las ondas largas de desarrollo puede verse en la obra

de Freeman y Pérez (1988). 16

Según este autor italiano, “… la interdependencia (entre innovación y desarrollo) no significa un modelo general

reproducible…” en cualquier lugar (Silvani, 1995 : 39). 17

Las observaciones que a continuación se destacan tienen que ver con las opiniones del autor en relación a Argentina,

aunque también se pueden rescatar elementos de estudios como por ejemplo los de OCDE (2001: 21 y 77).

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comerciales sobre áreas periféricas en términos económicos y políticos, como el caso de Argentina. Existen bases de datos que no se ajustan a lo que hace falta a los actores tanto locales como foráneos para tomar decisiones de inversión. Esto pasa en muchos de los países emergentes, e incluso en áreas periféricas de Europa y EE.UU.

- Carencias estructurales en materia de infraestructuras de apoyo a la innovación (centros y parques tecnológicos, laboratorios de ensayo y certificación, laboratorios de I+D, centros de transferencia de tecnología, universidades, etc.).

- Ausencia de servicios y funciones claves (escasa presencia de fabricantes de maquinaria, falta de una oferta adecuada de servicios a las empresas, reducida actividad de empresas locales de ingeniería, ausencia de servicios avanzados como capacitación, diseño o calidad; deficientes mecanismos de financiación de la innovación, entre otros) que pueden estimular procesos de innovación empresarial en una nación con menor desarrollo relativo como Argentina. La paradoja “demanda débil - oferta pobre de servicios” es una constante en las naciones/regiones periféricas (Landabaso, 2003: 3), círculo vicioso que sólo se rompe con políticas apropiadas.

- Escaso interés de una amplia mayoría de las empresas locales sobre innovaciones (de productos, procesos u organizacionales) debido a que generalmente operan en sectores “maduros” o al final del ciclo de vida del producto, con menores oportunidades para innovar, además compitiendo usualmente sobre la base de

precios y para mercados locales o nacionales18

.

- Debido a todo este déficit, la implementación de políticas de innovación y desarrollo tiene efectos generalmente fragmentarios en vez de sinérgicos. Esto pone de manifiesto que en las naciones/regiones de menor desarrollo relativo el problema no es sólo la formulación sino sobre todo la implementación de políticas e instrumentos para alcanzar objetivos convergentes.

- Las tecnologías “importadas” de empresas y centros tecnológicos foráneos no

siempre son apropiadas adecuadamente por las empresas locales19

generándose

importantes problemas tanto para su adaptación como adopción y transferencia por parte del tejido productivo local.

- Escasos eslabonamientos productivos, o deficiente integración hacia delante y hacia atrás, de los sectores industriales y de servicios existentes en la nación/región. De forma concomitante, falta de estímulos y apoyos a la subcontratación como forma de especialización o centramiento productivo.

- Reducida dimensión de la economía nacional/local comparada con el proceso de internacionalización y/o con algunas grandes empresas que operan con lógica de economías de enclave (sin ninguna o escasa relación con la red de empresas locales).

- Problemas estructurales del tejido económico, concentrado en productos

“maduros”20 o de demanda débil, en general de escaso valor agregado, y que no

consigue generar mayor valor añadido en Argentina, dejando las etapas más industriales para otras naciones más avanzadas.

18

Como se verá en el punto siguiente, y a diferencia del enfoque neoclásico que consideraba a todos los sectores productivos

iguales desde una perspectiva tecnológica, los sectores considerados maduros no generan usualmente innovaciones propias sino que incorporan cambios tecnológicos que provienen de otros sectores más dinámicos y con mayores oportunidades tecnológicas para innovar.

19 Debido a que están diseñadas para otra dotación de factores productivos, para otra cultura organizacional y de gestión, para

otra capacitación de la mano de obra, para otras estrategias y especificaciones de mercado, para otra logística tal vez más agresiva, para otra disponibilidad de servicios conexos como mantenimiento, reparación, reprogramación, etc.

20 Se trata de bienes o servicios con escaso valor añadido, que compiten fundamentalmente en base a precio, el cual suele

estar a la baja (o con grandes variaciones estacionales). Estos productos atienden a una demanda demasiado elástica al precio (disminuye rápidamente el consumo cuando aumenta el precio), e incluso pueden ver deteriorarse su valor relativo en relación a otros productos industriales (deterioro de los términos de intercambio). De allí que la vía de solución sea la innovación y la diferenciación (marcas, diseño, etc.) de estos productos, con el agregado de conocimiento (marketing, tecnologías de alimentos, etc.) en la formulación del producto, buscando nichos de mercado de demanda inelástica (no disminuye el consumo con un aumento de precio).

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- Reducidas vocaciones empresariales o emprendedoras y falta de estímulos culturales para las mismas, tanto en el propio tejido productivo como en el sistema educativo formal y no formal. Esta insuficiencia de capacidades emprendedoras reduce en gran medida la aparición de nuevos proyectos de negocios que dinamicen el tejido económico actual, abriendo nuevas oportunidades (industriales o de servicio) económicas y de empleo. Esto coadyuva -a su vez- a la falta de desarrollo de una cultura innovadora, que permita un desarrollo endógeno y, al mismo tiempo, la atracción de inversiones desde fuera de la región.

- A ello se suma una lógica de análisis de la información y de los escenarios que no es dinámica ni ha evolucionado para adaptarse a los tiempos que corren (lo cual no significa en absoluto perder los patrones culturales propios sino fortalecerlos con una perspectiva más activa y dinámica de la cambiante realidad de la región, del país y del mundo). Sobre esta cuestión de lógica de análisis, o lógica dominante, es importante señalar que la información cruda o sin predigerir no es conocimiento “accionable”, es decir que entre directamente en el proceso de toma de decisiones

productivas21

. En otras palabras, esto significa que los agentes en Argentina aun

cuando podrían tener acceso a ricas fuentes disponibles de datos, internamente disponen de sistemas pobres (o lógicas internas) de interpretación de esa

información22

.

- Gran debilidad y falta de incentivos en el sistema local de capacitación tanto a nivel laboral como empresarial. Como lo documentan numerosos casos de análisis en diversas naciones, incluso las más desarrolladas, existen insuficientes incentivos entre los agentes para asignar recursos a la generación de activos intangibles mediante la capacitación del personal, que tienda a mejorar la productividad y calidad de los productos (bienes y servicios).

- Finalmente, el sistema financiero en las naciones menos desarrolladas generalmente

no cuenta con alternativas para la financiación de proyectos innovadores, que requieren de un enfoque en donde se contemple su mayor incertidumbre pero también su elevada tasa de beneficios. Las experiencias de capital-riesgo y de otras formas de financiación (business angels por ejemplo) son vitales para promover proyectos innovadores.

Para solucionar estas carencias estructurales o déficit funcionales se han propuestos numerosas estrategias o modelos de desarrollo. Las diferencias esencialmente estriban en cuál es el motor del desarrollo seleccionado. No obstante todos ellos tienen alguna crítica que pueda formularse. Es posible, sin embargo, adoptar un enfoque eléctrico (cfr. Ciciotti, 1995), que permita a partir de los datos empíricos –y subsanando los problemas clásicos de cada uno de estos modelos- sumar en la estrategia de desarrollo basado en la innovación tanto: - A las grandes empresas, mediante la vinculación tecnológica con las empresas

locales. - A las pequeñas empresas nacionales, tratando de superar sus problemas de

competitividad de costos y competitividad sistémica23

.

- De los polos de desarrollo, mediante una correcta selección de los sectores productivos que actuarán como tractores del desarrollo.

- Finalmente, de las exportaciones locales como motor del desarrollo, subsanando los problemas microeconómicos de propensión exportadora y sin abandonar la demanda local.

21

Es decir, información no es equivalente a conocimiento, como se pone de manifiesto en el punto siguiente. 22

En INTERNET, por ejemplo, la principal barrera es muchas veces el idioma y, además, la falta de capacidad para la

delimitación del contenido de lo que se busca y un claro enfoque de para qué se lo busca. 23

En el Módulo siguiente se detalla el análisis de la problemática de la competitividad.

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Implicaciones para la competitividad nacional/regional Tradicionalmente, la competitividad de las empresas y regiones estuvo relacionada de manera unidireccional a precios y costos. Se suponía que las evoluciones de ésta estaban esencialmente vinculadas a la variación de los precios y -principalmente- los costos unitarios laborales. Se afirma aún hoy que una disminución de dichos costos genera necesariamente aumentos de competitividad. Sin embargo, la existencia de resultados “paradójicos” -como los planteados por el economista británico Kaldor

(1978)24

- en la determinación de la competitividad a través de la evolución comparada

de los precios y/o costos de un país respecto del entorno internacional, han llevado a ensayar un enfoque distinto de la competitividad, entendiéndose como un fenómeno más amplio en cuya determinación está presente un complejo conjunto de capacidades y factores, no necesariamente ligados a los costos, y de probada relevancia en la proyección y actividad de las empresas en los mercados. A esta acepción se ha denominado competitividad sistémica. Dicha competitividad sistémica remite a otros mecanismos de competencia en los mercados distintos del costo, particularmente del costo laboral, como son estrategias basadas en la calidad del producto, su nivel de adecuación a la demanda mediante innovación continua, la competencia en base a tiempo de llegada a los mercados, a los servicios post-venta, a la calidad ambiental del producto y/o proceso, y, en general, a todas las prácticas de diferenciación técnica y comercial del bien. En la base de estos mecanismos de competencia se encuentran los procesos de creación, difusión y adaptación tecnológica que afectan no sólo a las condiciones materiales de la producción sino a todos los eslabones de la cadena de valor de la empresa. Sin embargo, es en y desde la producción donde estos procesos de innovación/difusión muestran toda su capacidad como fuente de ventajas competitivas. Estos factores tecnológicos-productivos se encuentran, a su vez, plenamente imbricados con factores de tipo organizativo e institucional, vinculados a la constitución del aparato productivo nacional o local, o a las interconexiones entre sectores y actividades económicas en un dado territorio (cfr. Alonso, 1992), elementos todos contenidos en el concepto de sistema regional/local de innovación. La creación y mantenimiento de dichos factores organizativos a nivel espacial trae a un primer plano de análisis la existencia de recursos y capacidades específicas de la empresa y del tejido empresarial local, que hacen posible comportamientos diferenciados entre las empresas (Nelson, 1991) y entre los países y regiones. De esta forma, recursos y capacidades dinámicas -cuya intensidad en conocimiento hace difícil seguir con el tratamiento estático dado a los mismos- sirven para explicar la diferencia persistente en la performance competitiva de las empresas y regiones en los mercados. Ello marca una nueva visión de la problemática competitiva, plenamente coherente con el

concepto de competitividad sistémica25

.

Si tanto las innovaciones tecnológicas y organizacionales como las externalidades positivas (factores sistémicos) representan la piedra angular sobre la que se basan las nuevas formas de competitividad de las empresas, es indudable que el capital humano es de forma creciente el recurso más importante de la empresa, sobre todo en la sociedad del conocimiento hacia la cual avanzamos (cfr. Dosi, 1996). En este sentido, existe gran complementariedad entre las políticas de innovación, desarrollo local, competitividad y empleo. Por ejemplo, la mejora de la empleabilidad de las personas, como objetivo explícito de cualquier iniciativa de promoción del empleo a través de la

24

Las naciones que habían aumentado sus cuotas de exportación (Japón y Alemania), en los mercados mundiales, eran

aquellas en las que -en términos comparativos- más habían crecido sus costos laborales, y viceversa, aquellas naciones que habían reducido sus cuotas de exportación (EE.UU. y Gran Bretaña) habían reducido comparativamente sus costos laborales; todo lo contrario de lo que predecía la “sabiduría” convencional.

25 Véase, entre los trabajos más destacados los de Fagerberg, 1988; Dosi y Soete, 1987; Taddei y Coriat, 1993; Dosi et al.,

1990; Amendola et al., 1993.

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capacitación, es sólo alcanzable si se enfoca el marco más amplio de la necesidad del

tejido productivo local de aumentar su competitividad, para la cual la capacitación26

potencia algunos de sus factores determinantes: productividad, calidad, propensión a innovar, flexibilidad organizacional, polivalencia de los trabajadores, etc. A su vez, no es posible obtener y sostener una competitividad a largo plazo en ausencia de equidad o justicia social, la cual contribuye a potenciar trabajadores sanos y competentes, y nuevos mercados locales y regionales conectados a través de una

demanda efectiva27

. Es incluso conveniente ir más allá de las relaciones directas entre

empleo y competitividad, incorporando incluso el análisis de efectos indirectos como las diferentes formas de distribución de la renta y los modos en que se distribuyen las ganancias de productividad entre los diversos agentes económicos, promoviendo a través de iniciativas explícitas aquellas que son más eficientes en término del binomio competitividad-empleo (cfr. Coriat, 1997). En resumen, las relaciones competitividad-innovación-desarrollo local implica que, como muy bien lo expresara el estudioso chileno Fajnzylber (1989 : 103), “… en el mercado internacional compiten no solamente empresas, sino que se confrontan sistemas productivos, esquemas institucionales y organismos sociales en los que la empresa constituye un elemento importante, pero integrado en una red de vinculación con el sistema educativo, la infraestructura tecnológica, las relaciones gerencial-laboral, público-privado y el sistema financiero”.

Implicaciones políticas El diseño de las políticas no sólo se basa en datos, experiencias y evidencias, sino también en los modelos y enfoques conceptuales que -a su vez- se derivan de los modelos teóricos en boga. En los apartados anteriores se ha revisado justamente las bases teóricas de los modelos de desarrollo y de competitividad, todo ellos desde la perspectiva de la innovación. Antes de avanzar sobre elementos guía para la formulación de políticas, es también pertinente hacer lo propio con los distintos modelos que se han formulado de la problemática de la innovación, por la importancia e impacto que han tenido sobre las políticas de estímulo a la misma.

Modelos de innovación En el modelo lineal de innovación, predominante hasta finales de los años ochenta, había supuestos de base que formaban parte –implícita o explícita- de la formulación de instrumentos de intervención pública. Entre ellos merece destacarse los siguientes (Patel y Pavitt, 1994: 78): - El cambio técnico y la innovación resultan de la tecnología “incorporada” en las

nuevas versiones o generaciones de la maquinaria, por lo cual la inversión tradicional juega un rol crucial.

- El cambio técnico y la innovación también se producen basados en la tecnología “desincorporada” que proviene casi sin costo alguno (para la empresa y las regiones) de la difusión del conocimiento técnico como “información” codificable.

- El cambio técnico y la innovación generan incrementos de productividad que (como subproductos sin costo alguno de la experiencia productiva) se originan mediante el “aprendizaje por la práctica” (learning by doing).

26

La capacitación como insumo crítico del sistema productivo, y no como apéndice del sistema educativo, es el nexo principal

que permite vertebrar tecnología, empleo y competitividad. 27

Cf. vgr. Ducatel et al. (1997), pp. 30-38.

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- Los agentes son capaces de comportamientos maximizadores, en un marco de información completa, siendo las señales de mercado (precio) información necesaria y suficiente para tal comportamiento.

- Finalmente, las economías convergen de forma natural al equilibrio, a través de procesos de mercado, y no dependen de la trayectoria histórica de dichos procesos involucrados en tal ajuste.

Hoy se sabe numerosas cuestiones más del complejo proceso innovador: - Conocimiento no es lo mismo que información. - Existe un cúmulo de conocimientos tácitos o no codificables de vital importancia para

resolver problemas innovadores complejos. - Racionalidad limitada de los agentes económicos, en un marco de incertidumbre y

de información incompleta permanente. - La difusión tecnológica no es instantánea y menos un fenómeno simple producido a

través de las actividades comerciales en un marco de librecambio. - El aprendizaje por la práctica y el conocimiento tácito tienen costos importantes,

llevados a cabo por las empresas a través de proyectos formales e informales de I+DT. El aprendizaje es esencialmente un proceso interactivo de carácter fundamentalmente social.

- Los mecanismos de generación y de acumulación de activos tecnológicos, particularmente de los “intangibles”, juegan un papel central en la nueva economía del conocimiento. Estos mecanismos tienen también una naturaleza interactiva y forman parte de los procesos de aprendizaje social, individuales y colectivos, de las empresas y otras organizaciones del sistema local/regional de innovación.

- Los sectores económicos tienen claramente diferencias en su propensión a innovar. - Los mecanismos de ajustes económicos tienen que ver con procesos dinámicos

generados tanto por los cambios técnicos como por los institucionales (reglas). Ello implica que el sistema económico está en una constante evolución, y por ende carece de sentido la entelequia neoclásica de tendencia al equilibrio.

- Las economías son dependientes de la trayectoria histórica de evolución, tanto organizacional como institucional (reglas), y no independiente de las mismas.

Estas nuevas evidencias del proceso innovador dan lugar a un enfoque amplio (de sistema), como un medio para resaltar justamente lo que quedaba oculto al modelo anterior: la importancia de las instituciones, de las competencias o capacidades de las mismas en la generación–acumulación–difusión del conocimiento, y de la estructura de incentivos a la innovación para determinar la tasa de aprendizaje tecnológico de un país o de una región (Patel y Pavitt, 1994).

Sistemas de incentivos El sistema de incentivos a la innovación resulta no sólo de la formulación e implementación de políticas gubernamentales, sino de la interacción de las mismas tanto con las instituciones como con la fuerzas de mercado (Lall, 1996 : 312). Dicha interacción moldea un conjunto de estímulos públicos y privados que afectan a la dinámica de la innovación en una nación, en particular a las capacidades tecnológicas locales. Por lo tanto, no son sólo las políticas públicas las que tienen importancia con relación a los incentivos, aunque las buenas intervenciones sean cruciales cuando existen fallos de mercado y debilidades en el tejido institucional, como es el caso de las naciones de la periferia económica, como Argentina. El sistema de incentivos es de capital importancia en la modelación de los sistemas nacionales de innovación, motivo por el cual se hace pertinente detallar cuáles son los componentes usuales de dicho sistema. Según el nivel en el cual se formulan, los incentivos podrían clasificarse en los siguientes grupos:

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a) Incentivos de Políticas Macro-regionales: se engloban aquí las políticas consensuadas a nivel del Mercosur.

b) Incentivos macroeconómicos nacionales: disponibilidad de crédito, políticas fiscales, políticas y clima de crecimiento, tratamiento de la inversión, la estabilidad y convergencia económica, la balanza de pagos, entre otros. Este tipo de incentivos se ven reducidos cada vez más en un marco macroregional de integración, como lo es el Mercosur para Argentina.

c) Incentivos vinculados a la competencia: estructura de los mercados, tamaño de los mercados (a nivel de sector o segmento de competencia), rivalidad entre las empresas, economías de escala y economías de gama, estrategias de las empresas, barreras de entrada y de salida, políticas gubernamentales en torno a la regulación de la competencia, cultura y práctica de la cooperación entre empresas, entre las políticas y prácticas del mercado más destacadas.

d) Incentivos a través de políticas mesoeconómicas o regionales (provinciales o regionales): se trata de un amplio conjunto de intervenciones de las administraciones autonómicas o locales, sobre todo en materia de incentivos públicos a la cooperación, clustering y networking, subsidios a la I+D precompetitiva o apoyos a otras etapas y formas de innovación (diseño, transferencia y difusión de tecnología, capacitación, efectos demostración, parques tecnológicos, identificación de la oferta tecnológica, generación de servicios de apoyo a la innovación, creación de un sistema institucional de apoyos públicos, etc.). Esto tipo de incentivos, que ganan presencia en un marco de integración regional, es usualmente selectivo en su aplicación a sectores o incluso a empresas.

e) Incentivos a través de los mercados de factores: se incluyen aquí tanto las medidas vinculadas al funcionamiento de los mercados de capitales (por ejemplo, la aparición de capital riesgo o business angels, financiación de largo plazo, incluidas reglas de transparencia y de valoración de riesgos y proyectos) hasta los mercados de trabajo (lo que puede involucrar al sistema educativo, a las políticas de capacitación). En general, se trata de generar externalidades positivas que coadyuven al desarrollo de la innovación en sus diversas formas, solucionando particularmente fallas en los mercados de factores (bajo el supuesto de que la flexibilidad y buen funcionamiento de los mismos genere una asignación óptima de recursos). Este tipo de incentivos son funcionales o de amplio espectro de aplicación, en vez de selectivos, lo que los hace a veces más atractivos para quienes desconfían de la selectividad (o elección de ganadores) (Lall, 1996 : 315).

Hablar de sistema de incentivos implica una búsqueda sistemática de coordinación de políticas, instituciones y prácticas de mercado de muy distintos niveles y horizontes de acción, todo lo cual puede ser objeto de un estudio particular de intervención pública.

Supuestos y condiciones para la formulación e implementación de políticas Se ha partido del concepto de sistema regional/local de innovación, como matriz integradora tanto analítica como operacional para este proyecto. Además, como consideramos la idea de desarrollo endógeno basado en la innovación, que permite identificar los déficit que deben resolverse mediante una adecuada formulación y enfoque de los instrumentos y políticas, incluyendo también la cuestión esencial de la implementación. Hemos revisado también las bases de los nuevos modelos de competitividad, y su especial relación con el desarrollo local y la innovación. A partir de estas bases es posible enunciar las condiciones o requisitos que imponen la visión ampliada de estos tres fenómenos. Se persigue con ello elaborar una guía de análisis que nos permita luego analizar la formulación e implementación de políticas en la Argentina contemporánea, poniendo el acento en los sesgos sistémico y en los

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supuestos aportados en los diferentes modelos descriptos. Dichas condiciones podrían sintetizarse en las siguientes: - El enfoque sistémico implica que las políticas nacionales o regionales específicas

deben tener en cuenta su impacto sobre el conjunto del sistema y no sólo sobre el “target” o población objetivo seleccionada. Acorde con el carácter sistémico de los factores determinantes de la innovación y la competitividad de las empresas locales, la política de desarrollo basada en la innovación ha derivado también hacia el desarrollo de criterios que permitan analizar justamente los efectos sinérgicos de las

distintas políticas implementadas28.

- En segundo lugar, debe haber un abanico mínimo de instrumentos políticos en acción para que los efectos de los mismos tengan la magnitud y la dirección deseada. Esta condición puede sintetizarse diciendo que si faltan componentes importantes o si algunos eslabones críticos de una remozada política de innovación y desarrollo nacional no están bien implementados, o no existe un adecuado marco de consenso, los resultados alcanzados por las restantes iniciativas reducirían sensi-blemente su impacto positivo en el aumento de capacidades dinámicas endógenas de desarrollo basado en la innovación. A esto se le denomina la condición holística de la política de innovación, es decir la necesidad de tener en cuenta al gran número de determinantes del proceso de innovación desplegado al nivel del espacio nacional o regional (Edquist, 2000 : 14; Lundvall et al., 2001: 19; Navarro, 2001: 3).

- Se deben examinar detalladamente los roles, intereses e interacciones de los agentes, tanto destinatarios como involucrados en la implementación de políticas de estímulo a la innovación y desarrollo regional, para poder generar una coordinación efectiva de todos los agentes, con especial énfasis en las empresas y organizaciones de generación de conocimiento. Las políticas nacionales/regionales de innovación también tienen que tener en cuenta la promoción o creación de “organizaciones o reglas institucionales de discurso”, es decir organizaciones o normas creadoras de códigos de lenguaje y de ámbitos de debate local (definiciones, categorías, modelos, metáforas, lógicas de análisis, etc.) de forma tal de promover la comunicación entre los agentes y alcanzar acuerdos y formas mutuas de comprensión. Como lo destacan las conclusiones de la Comisión para el Diálogo Argentino, promovida por el Episcopado Argentino con el apoyo de Naciones Unidad, los argentinos hablamos mucho pero dialogamos poco. En otros países, generalmente esta tarea se encomienda a Agencias semipúblicas, que tienen la capacidad de integrarse y formar parte del complejo entramado social, y de promover códigos comunes de comunicación local (Uhlin y Levland, 2001 : 16).

- Otro aspecto importante de la política de innovación nacional/regional es el vinculado a la revisión de las reglas institucionales como incentivos (o desincentivos) a la innovación. Muchas veces, el rediseño de estas reglas es un motor más importante para la innovación y el aprendizaje local que los subsidios u otras ayudas financieras (que por cierto, necesitan reglas para aplicarse) (Edquist, 2000 : 13).

- Por otra parte, esta condición anterior también implica revisar cómo se gesta y cómo se implementan las iniciativas diseñadas, en todo lo cual la capacidad de estratégica, de negociación, de coordinación, de promoción y de consenso por parte del estado municipal y de la Agencia de Desarrollo son fundamentales. Dado que se trata de movilizar a agentes que no tienen dependencia jerárquica con el Estado, la

construcción de espacios públicos29

para consensuar estrategias y mecanismos de

implementación cobra un valor crucial. Se trata de la aplicación de una política de desarrollo e innovación a través de lo que algunos autores llaman “la gestión por

autonomías compartidas”30

.

28

Esto implica, entre otras cuestiones y como se plantea más adelante en un requerimiento específico, la necesidad de

integrar y entrelazar las políticas de externalidades pecuniarias con aquéllas de carácter tecnológicas. 29

Se refiere a espacios comunes de diálogo no estatales, fuera de la estructura propia del poder ejecutivo municipal o

provincial, como podría ser una Agencia de Desarrollo Local. 30

Los agentes estatales tienen la capacidad de coordinar estructuras institucionales a pesar que las mismas son autónomas y

funcionalmente separadas del Estado. Influenciado los códigos, normas y procedimientos de estas estructuras, algunos

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- En un contexto de integración como el Mercosur, cobran mayor importancia las políti-cas mesoeconómicas, es decir, aquéllas destinadas a la creación, mantenimiento y evolución de los factores sistémicos locales o regionales que caracterizan a los distintos aparatos productivos y a las empresas en ellos insertas, y en gran medida de competencia local y regional. Dichos factores son fundamentales para la flexibili-dad y la eficiencia técnica y asignativa de una economía local. Son, además, el en-torno absolutamente necesario para que las empresas alcancen el desarrollo de sus competencias dinámicas y el despliegue de sus ventajas competitivas en los merca-dos. En definitiva, todo ello implica un nuevo enfoque de la competitividad, en el cual factores no asociados al precio son también importantes determinantes de ésta.

- La importancia central de las empresas en la configuración de las ventajas comparativas y competitivas. Este dato empírico (Nelson, 1991) pone de manifiesto la necesidad de un abanico de políticas, cuyo objetivo básico debe ser el de promover los recursos y capacidades dinámicas internas a las empresas. Para estos efectos, las políticas de promoción de la demanda son un importante determinante del proceso de innovación local. Estas políticas incluyen desde normas reguladoras, estándares técnicos o comerciales, homologación de servicios avanzados, hasta la adecuada utilización de la capacidad de compra del Estado Municipal (Edquist, 2000 : 14), promoviendo la creación de mercados o la oferta local de bienes y servicios.

- En una lógica renovada de las estrategias empresariales locales, los mercados de referencia para cualquier industria o actividad productiva dejan de ser los mercados locales. Esto no implica abandonar los mercados locales, sino extender el horizonte de referencia para las estrategias implícitas o explícitas de actuación de los actores económicos a una órbita macrorregional (Mercosur) e inclusive mundial. Aunque parezca paradójico, la globalización económica lejos de minimizar la importancia de la base territorial o mercado doméstico de partida de las empresas la aumenta, al punto tal que carencias de diversos factores locales de producción y competencia repercuten directa o indirectamente en el posicionamiento competitivo de las empresas en la arena nacional e internacional. Esta perspectiva podría resumirse en: “pensar globalmente y actuar localmente”. Por ende, los apoyos públicos, particularmente a las PyMEs, deben no sólo apuntalar las acciones al nivel local sino favorecer las estrategias de proyección a otros horizontes de competencia. En este sentido, la presión competitiva es sólo un requisito necesario del entorno de las

empresas31

para la modernización y la mejora de la capacidad de innovación de

éstas. Hace falta apoyar la acción concreta de las firmas locales para que éstas hagan una correcta lectura de las señales del mercado debido a la racionalidad limitada e incertidumbre con las que operan.

- Congruente con la condición anterior, es necesario reconocer las importantes relaciones existentes entre los procesos de integración económica como el Mercosur e incluso el ALCA, y la dinámica de desarrollo nacional, que provoca e induce especiales estrategias de especialización productiva al nivel nacional/regional.

- Se debe también apuntar a promover sistemas de incentivos pecuniarios y no pecuniarios para estimular la propensión a innovar. En particular, un sistema de información para el suministro de datos lo más personalizados y específicos posibles dado los fallos de mercado existentes en este sentido en las áreas económicas marginales.

- Las externalidades territoriales -y su explícita promoción- juegan un papel muy importante, incluida la coordinación de los agentes intervinientes en el proceso innovador. Las economías externas que hoy se consideran son de dos tipos:

pecuniarias32

y tecnológicas33

. Las primeras, en gran medida tratadas y justificadas

agentes tienen no obstante la capacidad para facilitar la auto-organización de estas estructuras al mismo tiempo que aseguran las funciones reguladoras y de desarrollo del sistema (Uhlin y Levland, 2001 : 16).

31 Las políticas neoliberales tienden a considerar a la presión de los mercados como la única receta para lograr la competitividad y la eficiencia de las empresas nacionales, es decir como condición necesaria y suficiente.

32 Se dicen pecuniarias pues el uso de estas externalidades permite a las empresas que las usufructúan una reducción esencialmente de sus costos de producción.

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en las políticas de desarrollo tradicionales, representan ventajas locacionales de carácter básicamente estático, que remiten a la generación y/o abundancia de factores o insumos genéricos, disponibles en un determinado entorno espacial a menores precios relativos, como por ejemplo mano de obra semicalificada, infraestructuras de transporte, materias primas, y servicios generales a la industria (bancarios, seguros, transportes, etc.). A este tipo de economías externas se han sumado hoy otras externalidades de carácter más dinámico, como son aquellas vinculadas a la variable tecnológica: flujos adecuados de información entre los

agentes (cooperación entre empresas34

, difusión de know how de gestión

empresarial, etc.); servicios avanzados a las empresas (consultorías de calidad, de diseño industrial, de diseño de estrategias empresariales, de logística, de mantenimiento, de actividades de investigación y desarrollo, de servicios bancarios y de seguros especializados, capacitación permanente y de calidad de la mano de obra, servicios de calibración y etc.); la generación de nuevo tejido empresarial con mayor dinamismo innovador, que generen efectos demostración sobre el resto del aparato productivo; economías de intermediación (cercanía de la industria auxiliar y/o de clientes); externalidades ambientales (infraestructuras y apoyos que reduzcan el impacto ambiental; entre las externalidades más destacadas. En definitiva, el

desarrollo de un sistema regional/local de innovación35

.

- El fortalecimiento institucional, en particular del sistema educativo con un enfoque centrado en la formación de competencias, tiene un rol central en la formación del capital humano y el capital social, y por ende en el fortalecimiento del sistema local de innovación.

- Finalmente, cualquier acción que se intente no debe generar el clientelismo de las empresas sino su verdadera promoción y desarrollo; de allí que el esfuerzo debe estar adecuadamente dimensionado, so pena de gastar escasos recursos sin efectos visibles.

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33

Las externalidades de carácter tecnológico permiten a las empresas que las reciben esencialmente mejoras en la productividad de sus procesos productivos (desde el aprovisionamiento hasta el marketing).

34 Se incluyen externalidades tecnológicas en forma de redes (locales, regionales, nacionales e internacionales), las que están

en la base de la constitución de los denominados sistemas nacionales de innovación. 35

A éstas podrían agregarse los efectos del tamaño de mercado y su eslabonamiento territorial y del orgware o mezcla

sistémica de organizaciones, reglas institucionales y comportamientos básicamente innovadores, esenciales para la configuración y evolución del mencionado sistema regional de innovación.

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43

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Actividades 1. Introducción General:

Se adoptará un enfoque de los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales del módulo orientados a la sistematización conceptual, a la reflexión sobre las claves de posibles de estudio la problemática económica argentina, y a la construcción autónoma de criterios propios de análisis y actuación. Se intentará, a través de observaciones de situaciones concretas (análisis de casos), la puesta en juego de saberes previos integrados con las nuevas reflexiones conceptuales del módulo, de forma tal que los estudiantes puedan re-significar su conocimiento (tanto el ya adquirido como el nuevo) a través de procesos de enseñanza y aprendizaje metacognitivos.

En esta línea de trabajo, se realizarán trabajos prácticos y eventualmente monografías sobre temas de interés de los estudiantes, desde una dinámica en lo posible grupal, de forma tal de aplicar los conceptos y conocimientos aprehendidos de los distintos Módulos provistos por la Cátedra, tratando así de motivar la capacidad de resolución de problemas y/o discusión de casos.

El plan de trabajo del Seminario incluye entonces las siguientes actividades:

- Lectura y reflexión sobre los distintos módulos y trabajos monográficos provistos

por la cátedra. - Presentación de dos (2) trabajos prácticos. El primero debe incluir un análisis de

las problemáticas de la innovación empresarial en Argentina; el segundo deberá enfocar las cuestiones de competitividad de algún sector económico argentino. La extensión máxima de los trabajos prácticos, incluyendo la caracterización del objeto de estudio, datos empíricos y posibles dinámicas de solución o evolución, y bibliografía, no superarán las diez carillas, en letra Times New Roman 12, con un espaciado interlínea simple, y márgenes de 2,5 cm (arriba, abajo, izquierda y derecha).

- Un examen parcial (y su recuperatorio de ser necesario), realizado al final para evaluar los contenidos del módulo.

- Una monografía de una temática económica argentina, en lo posible contemporánea, de no más de quince carillas, según la Guía de Trabajos Monográficos provista por la Cátedra.

2. Lectura Parte 1: Preguntas orientadoras, luego de la lectura del texto:

- ¿En qué consiste el proceso de innovación? - ¿Desde el punto de vista tecnológico e innovador, todos los sectores son iguales? - En caso negativo, ¿cuáles son algunas de las diferencias? - ¿La tecnología es conocimiento o es información, o es una mezcla de ambas? - ¿Qué relación hay entre innovación y difusión tecnológica? - Para un país como Argentina, ¿es de menor importancia la problemática de la

difusión tecnológica? Justifique su respuesta. - ¿Cuál es la lógica del modelo lineal de innovación? - ¿Cómo funciona el modelo interactivo de innovación? - ¿Qué es un Sistema Nacional de Innovación? - De acuerdo a estos parámetros, ¿cómo juzgaría el grado de avance de Argentina

en torno al SNI? - ¿Cómo son y como operan los sistema de incentivos a la innovación? - Describa algunas políticas de promoción de la innovación que Ud. conozca.

Valore si se ajustan a algunos de los supuestos de base enunciados en el texto.

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3. Trabajo Práctico: El trabajo práctico vinculado a este módulo deberá incluir un análisis de las

problemáticas de la innovación empresarial en Argentina. La cátedra indicará oportunamente a través del Foro los documentos (y en su caso los sitios Web donde se encuentran) para realizar este trabajo práctico.

EVALUACIÓN DEL SEMINARIO: Los requerimientos mínimos para la regularidad de la materia Seminario I son las siguientes: - Estudio de las clases satelitales, que contienen las claves de análisis y principales

temas de estudio de los trabajos prácticos y examen. - Presentar el 100 % de los dos informes o trabajos prácticos que determine la

Cátedra. - Aprobar una evaluación global o en su defecto su recuperatorio. El puntaje de

aprobación para la regularidad es de cuatro puntos, lo que implica haber respondido al 60% de las preguntas de examen, según el correspondiente puntaje otorgado a cada una de las mismas. En el examen entran todas las unidades del programa.

Por otra parte, para aquellos estudiantes que deseen promocionar la materia, se agregan los siguientes requisitos: - Se puede optar a la promoción sólo si se obtiene un puntaje igual o superior a 6

(seis) puntos en el examen o en su defecto en el recuperatorio. - La presentación de una monografía académica según los cánones establecidos por

la Cátedra a través de la Guía de Realización de Trabajos Monográficos. La aprobación de la monografía debe hacerse con un puntaje igual o superior a 7 (siete). Los criterios de aprobación de la monografía se detallan en el punto siguiente.

- La nota final de promoción es el promedio del examen final, del recuperatorio en su caso, y de la monografía.

Para aprobar la monografía es necesario que esta satisfaga cada uno de los siguientes criterios: - Reunir los requisitos formales (de longitud, interlineado, tipo de letra y márgenes)

establecidos en el punto 5 previo y en la Guía para la Realización de una Monografía, que la Cátedra pone a disposición.

- Respetar los aspectos metodológicos básicos: adecuada definición del objeto de estudio o problemática abordada, metodología de investigación, fuentes utilizadas, citación de las fuentes en el texto y en la bibliografía final, conclusiones que recapitulen los resultados alcanzados.

- No se debe plagiar. El plagio, es decir la mención de ideas o frases de otros autores sin la correspondiente cita, es motivo de desaprobación automática de la monografía.

- La monografía debe ser entregada en papel, para que quede registro de la nota, y en los plazos estipulados por el cronograma estipulados por la Cátedra.

- Los requisitos complementarios que eventualmente puedan ser establecidos en el Foro.

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PARTE II: La competitividad

Introducción En un marco de competencia cada vez más acusado como el actual, la obtención de ventajas competitivas sostenibles resulta cada vez más de la posesión por parte de las

empresas de capacidades de diferenciación1. Dichas capacidades, a su vez, son

originadas en forma creciente por activos intangibles, que van desde las patentes y licencias hasta la reputación y el know how de la empresa (cfr. Hall, 1992). Por lo tanto, los recursos -en especial los tecnológicos y organizacionales- y las capacidades de gestión y coordinación de los mismos representan una de las fuentes básicas de la competitividad de las empresas. El tópico que se desarrolla en el presente Módulo es el estudio de la competitividad de un país a partir de la identificación de las fuentes micro y macroeconómicas de la misma. Algunas de dichas fuentes fueron analizadas en el Módulo anterior, desde la óptica propia de la innovación y de la producción. Se propone ahora completar el análisis, vinculando dichas bases causales de ventaja competitiva con los comportamientos y las reglas resultantes de la presión competitiva de los mercados, a través de un esquema analítico específico. Para ello, se descenderá en un esfuerzo introspectivo a nivel interno de la empresa, con la idea de aportar un marco teórico que -desde los procesos empresariales más básicos- explique las diferencias en los comportamientos competitivos de empresas y sectores de la economía argentina. Este enfoque ya ha sido ensayado en la literatura, en especial en Arciénaga (1998). Se trata de un marco teórico generado a partir de la síntesis y aportes de diversas escuelas de pensamiento entre las que están presentes estudios de estrategias competitivas, de la gestión o management de la empresa, de historia económica, de la corriente evolucionista y de la organización industrial. Dicha síntesis se entronca en lo que se ha dado en llamar el paradigma o teoría de las capacidades dinámicas (cfr. Teece y Pisano, 1995). En esta línea de argumentación, en el segundo epígrafe se estudiará la cuestión conceptual. Luego, en el punto 3 se abordará la problemática de la competitividad, con una exposición de los distintos marcos conceptuales y la paradoja surgida de la contrastación empírica, con especial énfasis en el marco de concepción sistémica y estructural de la competitividad. En esta revisión conceptual se reseñarán especialmente dos líneas de investigación en torno a la competitividad sistémica y estructural, foco central de este Módulo. A continuación, en el epígrafe 4, se dará tratamiento a las fuentes de ventaja competitiva que dispone la empresa moderna surgida en el Módulo anterior.

Análisis conceptual de la competitividad Tal vez por su carácter de referente, el concepto de competitividad ha estado casi siempre presente en todo análisis de la realidad económica. Ello ha implicado una paulatina modificación de las fronteras originales de significación, haciéndose por ello necesario un análisis de las distintas acepciones. Las conceptualizaciones posibles

1 La diferenciación de producto se entiende como la capacidad de generar la preferencia del cliente por un dado producto en

detrimento de otro de la competencia (imperfecta sustituibilidad). Las fuentes de la misma son: los efectos acumulados de campañas publicitarias, una capacidad superior de diseño del producto elegido (garantizado -en su caso- por derechos de patente), y/o el control de sistemas de distribución. La única diferencia actual con la formulación clásica de Bain es que no se trata de la diferenciación en el seno de una industria, comparando una industria con otra, sino en las capacidades internas de diferenciación de una empresa con relación a otra (Bianchi, 1991).

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han dado lugar a dos enfoques dominantes: la denominada competitividad vía precios y la competitividad sistémica y estructural. Si el concepto entraña cierta dificultad, mayores inconvenientes existen en la traducción del mismo en términos de medida. Así, se analiza -en el punto 2.2.- el enfoque elegido en términos de indicadores para la medición de la competitividad estructural. Dado que esta última es la línea de análisis elegida, el siguiente punto (3.) reseñará en particular dos desarrollo específicos al respecto, que aportan a este Módulo las claves teóricas y metodológicas de análisis de la competitividad argentina.

El concepto Las actividades de producción tenían importante papel en el mundo clásico. En la teoría clásica del comercio, tal como la formulara Ricardo, la ventaja comparativa en la producción de bienes entre países explicaba el comercio. Dicha ventaja se basaba esencialmente en una mayor productividad del trabajo. Esta productividad diferencial puede deberse a disparidades en el clima, la cultura nacional, o también a distintas capacidades tecnológicas, siendo las dos primeras causas originales del pensamiento ricardiano. La pérdida de importancia de la producción en la teoría neoclásica, y su correlativa

representación mediante un modelo factorial de carácter simplificado2, redujo las

consideraciones ricardianas a una visión mucho más simplista de “dotación relativa de factores”, en el conocido modelo de Heckscher-Ohlin-Samuelson (HOS), como causa primordial en la explicación del comercio. Los supuestos de este modelo exigen -como se sabe- retornos constantes a escala, competencia perfecta tanto en los mercados de bienes como de factores de producción, tecnología de libre disponibilidad para las empresas y países, funciones de producción equivalentes en todos los países, en los que se usa idéntica tecnología. La empresa es, por tanto, una tomadora de precios, con los que determina automáticamente su volumen de producción. Por lo tanto, esta última (producción) es la única variable sobre la que tiene capacidad de gestión, dado que los precios son “dados” por el mercado. Por ello, la palabra competitividad no se recoge en un marco de competencia perfecta. Entre los primeros atisbos en el uso del calificativo competitivo se encuentran los realizados en el ámbito de la teoría de competencia monopolística (Chamberlain, 1933). Se percibía ya entonces que había empresas con cierto éxito en la

confrontación con sus rivales en el mercado3, sobre todo mediante el uso de marcas

que permitían a las empresas diferenciar el producto de sus competidoras creando un cierto monopolio dentro de su propia marca. En este último marco, de competencia imperfecta, es donde se recoge el vocablo. Así, la competitividad de las empresas es un concepto microeconómico que se define casi de manera unívoca. Se trata de la capacidad de las firmas de competir, ganar cuotas de mercado, mejorar sus beneficios

y crecer4 (OCDE, 1992).

Siguiendo a Salas Fumás (1992), se puede destacar que dicha definición remite a tres elementos importantes: el contexto de competencia del mercado, la posición relativa de la empresa y la viabilidad en términos de crecimiento. El primero hace referencia al binomio inseparable entre estructura de los mercados y comportamiento (competitivo)

de la empresa5. No es posible entender las capacidades competitivas de la empresa

2 A lo que ya se hiciera referencia en el Módulo I, en el epígrafe 2.

3 Capacidades que fueran luego identificadas como barreras a la competencia por Bain (1956).

4 Cfr. OCDE (1992), pág. 239. Igualmente pueden obtenerse definiciones análogas en Salas Fumás (1992), Alonso (1992), y

Buckley et al. (1992) en Capítulos 1 y 2. Estos dos últimos autores recogen, particularmente, una variada gama de definiciones de la literatura especializada.

5 En este binomio puede reconocerse el esquema de análisis clásico de la economía industrial: estructura-comportamiento-

resultados.

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sin una referencia a la estructura de los mercados de competencia. En otras palabras, no se puede entender la competitividad sin establecer su contexto. Pero los comportamientos no están determinados sólo por la estructura. El segundo expresa que la competitividad de la empresa es sólo relativa a sus competidores más directos. Se trata, por lo tanto, de un concepto relativo que requiere de otros rivales como parámetros de contrastación. Ello implica la posibilidad de medir la posición relativa. Finalmente, el tercer elemento hace referencia a factores internos, organizacionales y de gestión, que deben garantizar la viabilidad de la empresa en términos comerciales y financieros. La interpretación del concepto toma, sin embargo, distintos matices según qué concepción se tenga de empresa. La consideración de la empresa como tomadora de

precios y maximizadora de beneficios6, propia del mundo neoclásico, conduce a que

los factores básicos que determinan la competitividad sean los precios de mercado y los costos de producción, considerándose esencialmente -en este último caso- los costos laborales unitarios. Como veremos más adelante, se trata de la competitividad vía precios. La teoría evolucionista destacará, sobre la base de observaciones empíricas, una definición mucho más fenomenológica de la empresa. Para este enfoque, las

empresas “... fundamentalmente, son organizaciones que saben hacer cosas”7. Ello

conlleva la consideración de otros elementos distintos del precio, que contribuyen sustancialmente a la competitividad microeconómica de las empresas. Se trata de factores vinculados esencialmente a la variable tecnológica, a la innovación y a aspectos organizacionales (cfr. OCDE, 1992). Como agudamente lo expresa Metcalfe (1995):

“Hay la necesidad de tratar la competencia como un proceso conducido por el comportamiento diferencial de firmas activas, en vez de un estado de equilibrio compuesto por firmas que tratan la tecnología como un bien público y responden

pasivamente a las señales del mercado”8.

La extrapolación de este concepto de competitividad al ámbito macroeconómico9,

particularmente a nivel de los países, provoca los primeros ajustes y tensiones. Una primera nota característica en este nivel es la definición del ámbito macroeconómico de competencia, el cual es remitido al campo del comercio internacional (como puede verse a continuación). Se asocia así, en gran parte de los textos, competitividad con el desempeño de las exportaciones industriales (Haguenauer, 1989; Alonso, 1992). Nuevamente, el marco teórico de partida será importante en la interpretación final del

concepto, aunque muchas veces esta referencia haya estado ausente10

. Así, la

competitividad de una nación puede definirse, de acuerdo con la propuesta

consensuada por la OCDE (1992)11

, en los siguientes términos:

6 La gestión, en la formulación del marginalismo más convencional (representadas por la teoría del equilibrio general y la teoría

de la decisión), no es un problema significativo. Las hipótesis básicas que generan la exclusión de la gestión son: racionalidad únicamente constreñida por la lógica de la optimización y limitar los medios de coordinación sólo a los precios de los mercados. El precio de dicha exclusión es transformar la economía teórica en economía normativa. Cfr. Favereau (1993).

7 Cfr. Winter (1993), pág. 189. Prima, por tanto, la consideración de la óptica y el conocimiento productivo, en torno al cual se

define el organismo empresa. Es el conocimiento como base para la creación de recursos (Amendola, 1992), concepto que

ya se utilizara en el análisis de la producción en el Módulo anterior cuando se analizó el enfoque evolucionista (epígrafe 7). 8 cfr. ibidem, página 1564.

9 Al cual se concederá, a partir de aquí, atención preferente.

10 «Virtualmente todos los debates en torno a la competitividad de las economías nacionales ha sido conducidos usando

medidas de competitividad más que definiciones» (cfr. Francis, 1989, página 8). 11

Cfr. ibidem, páginas 237 y 242. Dicha definición, a su vez, se basa en el Informe de 1985 de la Comisión Presidencial de

EE.UU. sobre Competitividad Industrial.

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“La competitividad de una nación es el grado en el cual puede, bajo condiciones de libre mercado, producir bienes y servicios que pasen la prueba de la competencia internacional, mientras simultáneamente mantenga y expanda los ingresos reales de sus ciudadanos. La competitividad es la base del nivel de vida de una nación. Es también fundamental para la expansión de las oportunidades de empleo y de la capacidad para solventar sus obligaciones internacionales”.

Un aspecto central a resaltar es que la competitividad no puede estar basada en bajos salarios y devaluaciones continuas, lo que Fajnzylber (1989) denominó competitividad

espuria y efímera12

, sino en bienes y servicios producidos en última instancia por las

empresas de un país. La inclusión del bienestar en esta formulación pone en duda las aproximaciones macroeconómicas tradicionales basadas exclusivamente en precios, costos y tipo de cambio (Salas Fumás, 1992). Por el contrario, como Fajnzylber (1989)

acota13

, se requiere una mejora de la productividad para sustentar la mejora de

salarios, para lo cual a su vez se hace imprescindible la mejora del proceso productivo mediante la introducción del cambio tecnológico y organizacional. De esta forma, la tecnología y los factores relacionados hacen su aparición como factores explicativos de la competitividad y también en relación a los salarios (e indirectamente al empleo). Por otra parte, tanto desde un punto de vista micro como macroeconómico, y en vistas de la utilidad operativa de su medición, la competitividad se ve casi naturalmente encaminada a una definición a partir de sus resultados, es decir ex-post (Fouquin, 1986, pág. xi; Haguenauer, 1989). Esta perspectiva ha tenido no pocos inconvenientes. Uno importante es el confundir o asimilar los conceptos de ventaja

comparativas con competitividad14

, a tal punto de usar los indicadores del primero

para definir al segundo. Como muy penetrantemente lo expresa Alonso (1991):

“...esta relación (entre ambos conceptos) no es en modo alguno lineal, pudiéndose diferenciar ambos fenómenos. De hecho, las ventajas comparativas... hacen referencia a un fenómeno estructural que expresa la posición que respecto al comercio, mantienen entre sí las industrias de un país. La competitividad es, en cambio, un fenómeno que expresa la posición de un país, respecto a otros, en una determinada industria. En el primer caso se comparan industrias en el seno de un país; en el segundo, países en el seno de

una industria”15

.

Un problema adicional de los enfoques ex-post es que no remiten a los factores causales de la competitividad (Alonso, 1992; Martín, 1993). De allí que otra posible aproximación al concepto de competitividad sea desde los factores explicativos o determinantes de la misma. Ello implica indagar en las causas tanto micro como macroeconómicas que promueven o soportan la capacidad competitiva de empresas, sectores y países. Esta nueva línea de análisis es debida, en parte, también a la insatisfacción teórica que se da por la falta de ajuste de los modelos de comercio internacional a la realidad empírica. Los primeros resultados discordantes aparecen con la denominada “paradoja de Leontief”. Este autor encuentra -por los años cincuenta- que las exportaciones de EE.UU eran menos intensivas en capital que sus importaciones, lo que sorprendió debido a que se trataba entonces del país con la más alta dotación de capital, en

12

Cfr. Fajnzylber (1989), página 91. 13

Ibidem, página 103. 14

Véase, por ejemplo, Lieberman (1989) o Tharakan et al. (1989). Se debe matizar que ello se debe en parte a que la ventaja

comparativa se mide usualmente sólo en términos de exportaciones. Sin embargo, el concepto de ventaja comparativa hace referencia a todo el conjunto del comercio exterior. Cfr. Bowen (1983).

15 Cfr. ibidem, página 73.

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términos de la tasa capital/trabajo16

. Ya en la década de los ’60, Posner (1961) señala

que la ventaja comparativa generada por la innovación de un nuevo producto es transitoria, y depende del tiempo o brecha (gap) que los otros países tarden en imitar. Con ello pretendía ya entonces explicar el comercio entre países de similares niveles de ingreso. En este marco del gap tecnológico, un conjunto de nuevos elementos se agregan al debate teórico. El primero de ellos fue el renovado tratamiento dado a la variable

tecnológica17

, que -a diferencia de su conceptualización tradicional- se revelaba como

carente de libre disponibilidad para los agentes productivos, altamente específica a la empresa que la produce, no exenta de costos en su transferencia y asimilación, generadora de retornos crecientes a escala, entre los rasgos más salientes. El segundo elemento es el descubrimiento del comercio intraindustrial como patrón importante en la especialización comercial de los países desarrollados (Alonso, 1991; Martín, 1993). La existencia y continuo incremento del comercio intraindustrial no es posible explicarlo con el modelo Heckscher-Ohlin-Samuelson, que predice que el comercio internacional debe producirse entre industrias diferentes y soportado por la disímil disponibilidad relativa de los factores de producción. La evidencia empírica

demuestra18

que el comercio internacional se produce tanto entre industrias, como

entre firmas y entre países, con similares dotaciones de factores. Así, a finales de los ’70, surgen nuevas formulaciones en el ámbito del comercio que desafían la “sabiduría” del modelo neoclásico tradicional. Algunos de estos nuevos enfoques se vieron también motivados por el notable ascenso de Japón y diversas naciones del Sudeste Asiático, cuyo éxito en el comercio internacional contrariaba notablemente la teoría de las ventajas comparativas basadas en la abundancia relativa de factores, ya que estos países prácticamente carecen o poseen relativamente pocos recursos naturales. Paralelo a ello, ocurrieron notables cambios en los patrones de especialización comercial de los países industrializados, durante los ’80, provocados por la consolidación de las tecnologías de producción avanzadas y por nuevas formas asociadas de competencia, generando el crecimiento relativo de algunos sectores

intensivos en conocimiento en detrimento de otros más tradicionales19

. En conjunto,

estas situaciones han generado diversas aproximaciones teóricas del comercio internacional, y según la que se elija se tienen -a su vez- diversas vías de medición de la competitividad (cfr. Martín, 1993). Se pueden, así, destacar dos enfoques dominantes tanto en la medición como en la explicación de la competitividad (<biblio>). El primero, y más recorrido, es el de la medición de la competitividad vía costos o precios. La segunda aproximación es la de la competitividad sistémica y estructural, en la que se incluyen un conjunto más amplio de factores, distintos de precios y costos, con énfasis en los factores tecnológicos.

Competitividad vía precios o costos Entre las muchas medidas de la competitividad internacional, la más utilizada ha sido hasta hoy la del crecimiento relativo de los costos unitarios laborales (CULR). El supuesto básico que esta formulación expresa es que el crecimiento de los costos

16

Recientemente, Bowen et al. (1987) realizaron un ejercicio similar que condujo a muy pobres resultados en términos de una

explicación de comportamientos comerciales de los países basada en la dotación de factores. 17

Sobre lo que ya se comentó extensamente en el punto 2.4. del Capítulo anterior. 18

Cfr., entre los diversos autores posibles, las evidencias de MacCharles (1987). Un completo tratamiento actualizado del

comercio intraindustrial puede verse en el trabajo de Carrera (1996), especialmente Capítulo 1. 19

«Las diferencias en los patrones de especialización, de acuerdo al dinamismo de las respectivas demandas de los países,

son un ingrediente crucial para la explicación de por qué el éxito competitivo difiere entre dichos países» (Dosi, Pavitt y Soete, 1990; página 197).

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unitarios laborales de un país por encima de otros reducirá las cuotas de mercado de dicho país, tanto en la economía nacional como en la arena internacional. Desde un punto de vista teórico, los dos supuestos explicativos que respaldan esta

forma de expresar la competitividad son los siguientes (Segura, 1992, pág. 27)20

:

Los costos se transmiten de manera directa a los precios de venta. Ello implica que las variaciones en las estructuras de coste de las empresas deben tener un reflejo perfecto en la formación de los precios de venta.

La competencia internacional se fundamenta en los precios de venta. Ello implica reconocer sólo la competencia en base a precio como única estrategia comercial en los mercados internacionales.

Así, bajo estos supuestos, las claves de la competitividad de un país estarán en la obtención de ventajas comparativas de precios, las que a su vez se derivan, según el modelo Heckscher-Ohlin-Samuelson, de una mayor abundancia relativa de algunos de los factores productivos. En términos de medición, los indicadores habituales a los que frecuentemente se recurre incorporan variables que -se suele considerar- generan impactos sobre los precios, como los salarios, la productividad y la tasa de cambio de la moneda, o incluso cambios en el propio precio de la producción. Los indicadores resultantes son entonces una combinación de estas variables que, como lo comenta ajustadamente Francis (1989), página 6, sólo miden cambios relativos en torno a una posición de competitividad de base pero no permiten evaluar niveles de competitividad. Dichos indicadores (IC) toman formulaciones muy conocidas, como las

siguientes21

:

IC = (P/p’) * Tc , donde: P = índice de precios del país analizado. p’ = índice de precios medios ponderado de los países del marco de comparación. Tc = tasa de cambio efectiva nominal del país estudiado respecto al marco de

comparación, expresada en divisa extranjera en relación a la moneda nacional. IC = (CUL/cul’) * Tc = {(S/p)/(S’/p’)} * Tc, donde: CUL = Costos Unitarios laborales del país analizado. cul’ = Costos Unitarios laborales del marco de países de comparación. Tc = Tasa de cambio efectiva nominal del país estudiado respecto al marco

internacional de comparación, expresada en divisa extranjera respecto a la moneda nacional.

S ó S’ = Salarios reales del país (o países) analizado. p ó p’ = Productividad aparente del trabajo del país (o países) analizado. Los indicadores así expresados no son otra cosa que la tasa de cambio real ponderada por las trayectorias de los precios o los salarios del país en cuestión y el marco internacional de comparación (cfr. Viñals, 1993). Puede inferirse claramente que un incremento (descenso) de los índices de competitividad así definidos implica

20

Supuestos de difícil cumplimiento como lo explicita este mismo autor en las páginas siguientes de esta publicación, incluso –

según el autor de este Módulo- para el caso argentino, 21

Una descripción más detallada de la derivación de estas ecuaciones puede hallarse en Alonso (1992). Otros índices de

competitividad, como los sugeridos por Bismut y Oliveira Martins (1986), pág. 110, se construyen prácticamente a partir de la misma fundamentación: un modelo de demanda con equilibrio externo, coherente con los dos supuestos ya comentados, y dependiente de los precios relativos. Es interesante contrastar que el Informe 1985 de la Comisión Presidencial de EE.UU. sobre Competitividad Industrial destaca que «la competitividad no puede ser definida como la habilidad de una nación para mantener un balanza comercial positiva. Las naciones más pobres son frecuentemente capaces de hacer esto muy bien. La balanza comercial refleja el valor del dólar, los flujos internacionales de inversión, la crisis de la deuda internacional, y otras consideraciones que tienen poco que ver con la capacidad fundamental de las industrias de un país de competir efectivamente y crear más altos niveles de vida para sus ciudadanos». Cita tomada de OCDE (1992), pág. 242.

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una pérdida (ganancia) de productividad para el país en cuestión, lo que puede deberse en su caso a elevaciones (descenso) de precios, a un ascenso (descenso) de salarios, a una menor (mayor) productividad, a un incremento (disminución) de la

paridad cambiaria22

, o a un efecto combinado de dos o más de los factores

considerados. Esta vía de cálculo de la competitividad, a través de distintos indicadores de precios y costos, ha sido suficientemente estudiada para el caso argentino por numerosos autores. Se podría mencionar, sin pretensión de exhaustividad, los análisis más recientes -en torno al período que este Módulo contempla- de Heymann y Kosacoff (2000), Kosacoff (1995) y Kosacoff (1994).

Competitividad sistémica y estructural Por ello, la atención preferente de este Módulo se centrará en otra forma de entender la competitividad a nivel macroeconómico, la denominada competitividad estructural. De las múltiples definiciones sobre esta última se destaca la que, probablemente, más amplio consenso haya ganado. Se trata de la propuesta por la OCDE (1992), página 243, discutida y debatida ampliamente a escala mundial en el marco del Programa internacional Tecnología-Economía (TEP) de esta Institución: “El análisis de la competitividad de una nación debe incluir factores relacionados con la forma en la cual las economías están estructuradas y participan de la división internacional del trabajo: • La competitividad internacional de una economía nacional se construye sobre la

competitividad de las empresas que operan y exportan desde sus fronteras. Esto es, en gran medida, una expresión de la capacidad de competir y el dinamismo de las empresas, sus capacidades de invertir y de innovar como consecuencia tanto de su propia I+D como de la apropiación exitosa de tecnologías externas.

• Sin embargo, la competitividad de una economía nacional es también algo más que la simple suma del conjunto o competitividad “promedio” de sus empresas; hay muchas formas en las que las características y comportamientos de una economía doméstica, vista como una entidad con rasgos propios, afectará -a su vez- la competitividad de las empresas”.

De esta definición se pueden destacar varios aspectos. El primero es que el marco de referencia de la competitividad de un país es el de los mercados internacionales, en un contexto de economía abierta. Esta definición conserva -entonces- el carácter relativo y contextual para el crecimiento de una nación, que se señaló para las aproximaciones microeconómicas y a nivel de país. Otro aspecto digno de mención es que el concepto señalado incluye tanto los fines como los medios para el logro de estos fines (cfr. Buckley et al., 1992; página 36). En este sentido esta concepción hace referencia tanto a la eficiencia como a la efectividad con la que alcanzar la meta de incrementar la oferta de bienes y servicios que aprueben la competencia internacional. Esta doble dimensión es la que, según estos

últimos autores, diferencia la competitividad de la eficiencia23

.

22

Este último efecto es bajo la suposición de transmisión completa y automática de las variaciones de cambio a los precios de

exportación (importación) en moneda extranjera (nacional). Se ha recogido evidencia empírica en los ’80 en la cual no se observa ese pasaje o «pass through» completo, debido a la existencia de estrategias empresariales de exportación, costos

no recuperables, mantenimiento de cuotas de mercado, etc. Cfr. Rodríguez Rodríguez (1996). 23

Aunque la única eficiencia contemplada por estos autores es la eficiencia en la asignación de recursos, no incluyéndose en

este sentido las eficiencias productivas de carácter técnico, global o X, a las que se hizo referencia en el Módulo anterior.

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Una última faceta a destacar de esta definición se refiere a la necesidad de considerar la integración entre los niveles micro y macro de la competitividad (Salas Fumás, 1992). Ello implica que el éxito comercial de un país no es atribuible sólo a la competitividad de sus empresas, sino también a factores estructurales presentes a nivel de país. Ambos niveles en conjunto permiten pasar la prueba de la competencia internacional, tanto en los mercados nacionales como internacionales (Alonso, 1992). Por lo tanto, la competitividad remite a un conjunto de elementos muchos más amplios que sólo costos y precios. Por el contrario, presenta un carácter sistémico en el que se engloban tanto las capacidades (esencialmente de gestión y tecnológicas) de las empresas como las características (económicas, institucionales, educacionales, laborales, etc.) del país. Justamente por este carácter a esta nueva perspectiva se le ha dado en llamar competitividad estructural. Fajnzylber (1989) acota con meridiana claridad que: “En el mercado internacional compiten no solamente empresas, sino que se confrontan sistemas productivos, esquemas institucionales y organismos sociales en los que la empresa constituye un elemento importante, pero integrado en una red de vinculación con el sistema educativo, la infraestructura tecnológica, las relaciones

gerencial-laboral, público-privado y el sistema financiero”24

.

En otras palabras, la competitividad de un país recoge una doble dinámica en la que tanto empresas como sistemas nacionales ponen en juego fortalezas mutuas, en algunos casos de carácter sinérgica, para competir en la arena internacional.

La paradoja de Kaldor El cuestionamiento del enfoque tradicional de la competitividad en términos de precios y/o costos, que derivó el análisis hacia factores explicativos de carácter más

estructural25

, tuvo como uno de sus puntos de partida el trabajo de Kaldor (1978). El

estudio de este economista británico tuvo la virtud de mostrar que la visión convencional del crecimiento de costos unitarios laborales, como determinantes de la competitividad internacional de un país, es -en el mejor de los casos- demasiado simplificada (Fagerberg, 1988). Otros trabajos, llevados a cabo en EE.UU. por la prestigiosa Brooking Institution, confirmando la paradoja para este país, abrieron un interesante debate internacional en torno a la forma tradicional de medir la competitividad (OCDE, 1992). Los

conocidos resultados de Kaldor (1978)26

fueron que las naciones que habían

aumentado sus cuotas de exportación (Japón y Alemania), en los mercados mundiales, eran aquellas en las que -en términos comparativos- más habían crecido sus costos laborales. Y aquellas que habían reducido sus cuotas de exportación (EE.UU. y Gran Bretaña) habían reducido comparativamente sus costos laborales. Era todo lo contrario de lo que predecía la “sabiduría” convencional. Otros estudios confirmaron la cambiante relación entre precios y competitividad, que daba lugar en algunos casos a una relación positiva “perversa” entre competitividad y costos

laborales27

. También para países de un desarrollo relativamente homologable al de

Argentina, como es España, Alonso (1992) demuestra en un meduloso trabajo que este país ibérico constituye un ejemplo notable de la paradoja de Kaldor, por la evolución positiva de sus cuotas de mercado exterior y sus costos unitarios laborales relativos de forma agregada, en el período 1975 a 1990. Estos resultados constituyen

24

Cfr. ibidem, página 103. 25

Es decir, factores relacionados a características de plazo de los patrones de acumulación tecnológica y de capital (cfr. Dosi,

Pavitt y Soete, 1990; página 191). 26

El estudio se hizo teniendo en cuenta datos de 11 países de la OCDE y para el período 1963-1975. 27

Cfr. entre los más actuales Dosi, Pavitt y Soete (1990), Capítulo 6; Fagerberg (1988); y Amendola et al. (1993).

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un importante antecedente argumentales de que la paradoja de Kaldor no sólo se produce en países avanzados, sino también en aquellos considerados como de mediano desarrollo, a los cuales se podría aproximar la realidad de nuestro país. Los defensores de la visión convencional esgrimieron que los países que tenían una relación positiva entre costos y cuota de exportación presentaban comportamientos anómalos debido a varias razones: reducción de los márgenes de beneficio de las empresas exportadoras, subsidios a la exportación, precios duales para el mercado doméstico y el de exportación, y productividad mayor en los sectores exportadores. Sin embargo, otros autores -al igual que Kaldor- se inclinan por considerar la paradoja como una consecuencia de los efectos de factores no precios, principalmente aquellos de carácter tecnológico (cfr. Soete, 1981; OCDE, 1992). Como bien lo señalan Dosi, Pavitt y Soete (1990), en realidad la paradoja pone de manifiesto que la consideración clásica de la competitividad vía precios descansa

sobre los supuestos de ventaja comparativa28

, dominantes en un marco estático para

la interpretación de dicha competitividad entre países. En cambio, en términos dinámicos, los factores esencialmente ligados a la actividad innovadora son la fuente fundamental de ventajas absolutas entre países. En este último contexto, la competitividad es un concepto absoluto, es decir independiente de comparaciones entre sectores de un país, aunque obviamente se compara dicho país con el mundo. Los resultados de la paradoja de Kaldor expresan justamente este carácter dinámico de la competitividad para los países desarrollados y algunos de mediano desarrollo relativo. Ahora bien, ¿por qué el crecimiento relativo de los costos o precios sobre las cuotas de exportación puede tomar en algunos casos formas incongruentes o “perversas”? El epígrafe siguiente intentará, a nivel macroeconómico, proporcionar algunas respuestas.

Factores causales de la competitividad sistémica y estructural El trabajo empírico en torno a los factores causales de la competitividad sistémica y estructural se incardina en una frondosa literatura, que presenta una gran variedad de enfoques. Sin embargo, es posible distinguir dos líneas básicas, que se ejemplificarán a través de sendos trabajos. Para la primera se ha elegido el trabajo de Fagerberg (1988), que introduce la tecnología como un factor fundamental en la explicación de la

competitividad29

. Aunque en el texto del Módulo no se realizará una descripción

detallada, vale la pena acotar que dentro de esta misma tradición, algunos trabajos como los de Amendola et al. (1993) consideran elementos dinámicos en la modelización de la competitividad, propios de la naturaleza de la tecnología y el conocimiento productivo. Para la segunda, una tradición diferente, pero no menos sugerente, lo constituye el estudio de Porter (1990), al que se analizará a continuación. El objetivo que se persigue con la reseña de estas dos investigaciones es doble: perfilar la base para una futura estructuración de los factores explicativos -que pueda ser utilizada para interpretar la realidad de Argentina- y brindar un punto de referencia concreto de la forma de análisis propuesta.

28

Que hacen referencias a comparaciones entre sectores de un mismo país. 29

Trabajos con similares enfoques empezaron con los pioneros estudios de Gruber et al. (1967) y Keesing (1967), y

continuaron con análisis más actuales por Soete (1981, 1987), Dosi y Soete (1983) y Dosi et al. (1990), entre los más destacados. No se consideran aquí los trabajos de la «nueva teoría del comercio», dentro del marco neoclásico, que también hacen endógena la tecnología (cfr. Romer, 1990).

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La aproximación de Fagerberg (1988) Uno de los trabajos luminares y de mayor impacto en el análisis de la competitividad estructural fue el llevado a cabo por Fagerberg (1988). Se centrará brevemente el análisis en exponer el modelo sugerido por este autor, con una especial referencia a los supuestos que se asumen en dicho modelo. Otros de cuño similar, la mayoría de los cuales desarrolla los aportes centrales de este investigador noruego, se recogen más detalladamente en Alonso (1992). Los factores explicativos de la competitividad que se consideran, además de los precios, son la tecnología y la capacidad instalada de producción. Todos estos factores se expresan a través de una función multiplicativa: S(X) = A Cv (T/Tm)e (P/Pm)-a (1) donde: S(X) = cuota de exportación del país respecto al mundo (X/M), C = capacidad instalada de producción para responder a la demanda, (T/Tm) = capacidad tecnológica del país respecto del mundo, (P/Pm) = precios relativos del país respecto al mundo, (A, v, e, a) = son constantes positivas. La variable capacidad introduce un interesante elemento. El argumento que se utiliza para ello es que se constata que un país aun siendo muy competitivo en términos tecnológicos y en precios puede fallar en incrementar sus cuotas de mercado merced a restricciones en la capacidad para atender la demanda. Inversamente, un país puede compensar su falta de competitividad tecnológica y de precios con una gran habilidad productiva para atender la demanda de productos (Fagerberg, 1988). Esta

capacidad de suministro30

, se supone a su vez dependiente de tres factores: a) el

crecimiento de las capacidades tecnológicas y know how, que es posible por la difusión tecnológica desde los países en la frontera tecnológica al país en consideración (dQ/Q); b) el crecimiento del equipamiento de producción, equipamiento de transporte y la infraestructura física del país, reflejando la inversión (dK/K); c) el

crecimiento relativo de la demanda (dW/W)31

. Suponiendo también una forma

multiplicativa se tiene: (dC/C) = z (dQ/Q) + r (dK/K) - l (dW/W) (2)

donde, z, r, l son parámetros positivos. Por otra parte, se supone que el fenómeno difusivo del conocimiento sigue una curva logística, como es común en la literatura al uso: (dQ/Q) = f - f (Q/Q*) (3) donde: f = constante positiva,

(Q/Q*) = proporción entre el nivel de desarrollo tecnológico del país y aquel de

los países en la frontera tecnológica32

.

Los indicadores utilizados para las distintas variables son: a) tasa de crecimiento de la cuota de mercado (volumen) del país considerado en el mercado mundial; b) nivel

30

Como literalmente la llama Fagerberg (1988), pág. 359 y ss. 31

Dado que un gran incremento de la misma puede hacer decrecer la cuota de exportación. Este efecto «absorción» de la

demanda interna se ha observado también para España. Cfr. Alonso (1991), pág. 48. 32

Ello implica que la contribución de la difusión (dQ/Q) será cero para los países en la frontera, lo cual es cuestionable. Cfr.

Fagerberg (1988).

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tecnológico del país considerado con relación al país más avanzado de la muestra, tomado ya sea (1) en términos de gastos de I+D civil sobre el PIB, ó (2) como patentes registradas en el exterior ponderadas per cápita y corregidas por el nivel de apertura

del país33

; c) la tasa de inversión bruta como porcentaje del PIB34

del país en cuestión;

d) el crecimiento del comercio mundial a precios constantes; e) el crecimiento de la competitividad tecnológica se aproxima a través de (1) el promedio ponderado del porcentaje anual de crecimiento de la I+D civil del país menos el promedio de todos los países de la muestra, ó (2) el porcentaje anual de crecimiento de las solicitudes de patentes en el extranjero para el país considerado menos el promedio para los países de la muestra; f) finalmente, el crecimiento en los costos unitarios laborales relativos en una divisa común para el país considerado35. Dicho modelo fue estimado a través de datos de panel, contando para ello con los datos de la OCDE de 15 países desarrollados, para el período 1960-1983. Una de las principales conclusiones extractadas es que se cumple la denominada paradoja de

Kaldor (1978)36

. A continuación se reproducen los principales valores que reflejan el

efecto de los distintos factores considerados en la cuota de exportación, tomando sólo los países en los que se encontró una relación “perversa” entre la misma y los costos unitarios laborales relativos. La Tabla 1 recoge los resultados.

Tabla 1: Factores Explicativos de la Paradoja de Kaldor

País

(1)+(2)+3) (1) (2) (3)=(a)+(b) (a) (b)

Crecimiento de la cuota de Mercado

(valor predicho)

Competitividad Tecnológica

Propia

Costos Unitarios Laborales Relativos

Capacidad de

Suministro

Difusión Tecnológica

Inversión / Demanda

Japón 103,3 66,9 -09,9 37,4 20,9 16,5

GB -16,2 6,9 0,8 -23,9 15,9 -39,8

EE.UU -29,8 -0,6 1,6 -30,8 7,3 -38,2

Fuente: Fagerberg (1988), pág. 371.

El primer elemento a destacar es el exiguo valor del efecto de los costos unitarios laborales sobre la cuota de mercado, contrariamente a la creencia generalizada de su importancia. En segundo lugar, destaca el elevado peso de la capacidad tecnológica propia seguida de la cuantía apreciable de los efectos de difusión tecnológica, de acuerdo con otras evidencias que colocan la variable tecnológica como fuente central de causalidad de la competitividad. Se agrega la falta relativa de inversión como factor explicativo del bajo desempeño internacional de EE.UU. y de Gran Bretaña.

El enfoque de Porter (1990) Existen otras líneas de trabajo sobre la competitividad estructural, en las que se ha indagado el doble juego entre empresas y sistemas nacionales. Entre los estudios más

exhaustivos de este último enfoque, merece destacarse el trabajo de Porter (1990)37

,

33

Se supone que el número de patentes solicitadas fuera de un país refleja tanto el tamaño de dicho país como la importancia

relativa de los mercados exteriores en relación al mercado doméstico. Cfr. Fagerberg (1988), pág. 365. 34

En el modelo se considera también que las inversiones en capacidad física de producción son también uno de los diversos

factores necesarios para generar capacidad tecnológica. Cfr. Basberg (1988), pág. 362. 35

Los costos unitarios laborales del mundo son el promedio de los mismos de todos los socios comerciales del país en

consideración. 36

Kaldor (1978) encontró que los países que más crecían (decrecían) en sus exportaciones eran los que más aumentaban

(disminuían) sus costos laborales, lo cual contradecía las interpretaciones usuales vía precios. 37

Aunque este autor no utilizara el apelativo de competitividad estructural, acuñado según OCDE (1992), página 243, por

Mistral en 1978.

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llevado a cabo en varios países. La dinámica analítica en este autor va de la empresa a las ventajas nacionales y no al revés como es la característica de las teorías Ricardianas del comercio. Por otra parte, Porter en este trabajo parte de evidencias empíricas, pretendiendo en primer término responder a la pregunta por qué un país tiene ventajas en ciertos sectores. Para ello, considera factores a los que denomina determinantes de la ventaja nacional. Con ellos pretende explicar por qué un país es una base adecuada para competir en un sector. Es decir, cuáles son los elementos que hacen que un país sea una plataforma adecuada desde donde se determina la estrategia, donde se desarrollan procesos y productos y donde radican las técnicas esenciales y propias de la empresa. El conocido “diamante” propuesto por este autor, representado en la Figura 1, aglutina con carácter sistémico cuatro factores del entorno nacional que determinan el éxito de

sus empresas e industrias38

: condiciones de los factores, las condiciones de demanda,

industrias de apoyo y relacionadas, y la estrategia, estructura y rivalidad en la industria. Estos cuatro determinantes deben actuar de manera conjunta y de forma autorreforzante para producir los efectos deseados de ventaja nacional. En otras palabras, no existen relaciones causales biunívocas sino relaciones circulares, en donde unos determinantes influyen en otros. A los factores contenidos en el diamante se agregan dos adicionales de naturaleza dispar: el azar o casualidad histórica (descubrimientos, guerras, catástrofes, etc.) y la

acción de los gobiernos39

. Por otra parte, la buena situación de los determinantes no

garantiza el éxito a las empresas nacionales. De hecho se constata que cuanto más dinámico es el entorno nacional, más probable es que algunas empresas fracasen. Sin embargo, aquellas que consiguen “sobrevivir” y prosperar en un entorno de este tipo, pueden prosperar en la competencia internacional. Por último, Porter (1990) constata que, aunque su unidad de análisis es el sector -o más propiamente el segmento-, las naciones raramente triunfan en la competencia internacional en un único sector, sino en un agrupamiento de sectores conectados por relaciones horizontales y verticales.

Figura 1: Factores Determinantes de la Ventaja Nacional.

Fuente: Porter (1990), pág. 182.

38

El estudio de Porter (1990) se lleva a cabo a nivel de industria y de «clusters» o agrupamiento de industrias, introduciendo

con esto último un interesante elemento de análisis al estilo de los sugeridos por Becattini (1979) sobre la industria integrada como unidad de análisis.

39 Esta última, según Porter (1990), está sobre-enfatizada. La política nacional fracasa si el gobierno es la única fuente de

ventaja. Cfr. ibid, nota 67, pág. 976.

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En referencia al “diamante”, las condiciones de demanda incluyen todo el cúmulo de posibilidades e influencias que brinda el aprovechamiento de las economías de escala de tipo estático y, de modo más importante, a través de las economías dinámicas. Por ello, es más importante la calidad que la cantidad de la demanda. Los tres factores

que interesan de la demanda en este esquema son: la composición de la demanda40

,

sus pautas de crecimiento y los mecanismos a través de los cuales se transmite a los mercados internacionales las preferencias nacionales. En relación a los sectores conexos y auxiliares, este enfoque analítico tiene en cuenta el carácter integrado de los procesos sectoriales de industrialización. Las dos vías posibles a considerar son la de los sectores proveedores y la de los sectores conexos. Los primeros actúan tanto permitiendo el acceso eficaz y pronto a los inputs más rentables y de mejor calidad, dando una mayor y mejor coordinación al sistema de enlaces en la cadena de valor, como alentando procesos de innovación y mejora. Los segundos aportan ventaja competitiva a las empresas en la medida que las actividades coordinadas o compartidas brindan posibilidades de beneficiarse del flujo de información, conocimientos tecnológicos y efectos productivos sinérgicos (logística, comercialización, etc.). En cuanto a la rivalidad de las empresas, la atención se concentra sobre la estrategia y estructura de las empresas, las metas y objetivos que inspiran su comportamiento y la rivalidad en el mercado interior. Se reconoce que aunque no exista un sistema de dirección empresarial que sea universalmente válido, los métodos de dirección crean oportunidades para las ventajas competitivas. Por otra parte, uno de los aspectos más importantes que parecen derivarse de este extenso trabajo de investigación -llevado a cabo por un amplio equipo internacional- es la fuerte relación existente entre la rivalidad en el mercado doméstico y la creación y sustentabilidad de las ventajas competitivas, como resultado del efecto de la competencia. En relación a las condiciones de los factores, es interesante destacar por ejemplo que, en contraste con la teoría tradicional del comercio, los recursos productivos -o dotación de factores de producción- son analizados por Porter (1990) con una perspectiva dinámica. Se introduce así el concepto de ventaja competitiva sustentable en el tiempo, y se privilegia el tratamiento de aquellos elementos que son creados y difíciles de imitar. Por ende, el éxito competitivo de las empresas no se basa sólo en la

disponibilidad de diversos factores41

, sino en el grado de eficacia y eficiencia con que

éstos utilizan, se adaptan y se coordinan por dichas empresas (cfr. Fernández, 1993). No se trata por ende de una mera asignación, casi contable de los recursos, sino de

una utilización sobre una base cognitiva cada vez más importante42

. De acuerdo con

su calidad y nivel, la naturaleza y función, y el origen, Porter (1990) clasifica los factores productivos para destacar aquellos de mayor importancia en vista de la competencia, tal como se muestra en la Figura 2.

40

En especial lo que Porter llama «usuarios domésticos avanzados», a los que asigna un papel especial en términos de

efectos favorables sobre la competitividad. Fagerberg (1995), en un interesante trabajo, contrasta empíricamente esta hipótesis, obteniendo amplio respaldo estadístico para la misma, con datos de 16 países, 23 pares de productos y 3 años seleccionados (’65, ’73 y ’87).

41 Los factores que pueden ser considerados son los siguientes: Recursos Humanos, Recursos Físicos, Recursos de

Conocimiento, Recursos de Capital y Recursos de Infraestructura. 42

En línea con lo comentado sobre el concepto de eficiencia económica en el Capítulo anterior.

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Figura 2: Factores desde el Punto de Vista Competitivo

Fuente: Elaboración propia a partir de Porter (1990).

Son los factores integrantes del núcleo central -es decir, los avanzados43

,

específicos44

y creados45

- los que ofrecen bases decisivas y sustentables para la

ventaja competitiva de las regiones y naciones. Desde esta perspectiva dinámica, el acto de creación de dichos factores no es único y se requiere una permanente inversión en el tiempo para mejorar su calidad y/o evitar que se deprecien. Además, sobre la base de casos de éxito en la competencia internacional, podría decirse que

usualmente las inversiones públicas se concentran en los factores básicos46

y

genéricos47

, mientras que las empresas se concentran en sus inversiones -en mayor

medida- en torno a factores avanzados y especializados, altamente específicos a sus fines productivos y competitivos. En el próximo epígrafe se justifica de manera más detallada la relación entre recursos productivos y ventaja competitiva, recurriendo para ello a otros enfoques teóricos complementarios a los hasta aquí reseñados.

Fuentes de ventajas competitivas El estudio de la competitividad sistémica y estructural remite, de manera casi natural, a un tema que es central en estos momentos para la economía y el bienestar de un país: el estudio de los factores causales o determinantes de la competitividad industrial, desplazándose el énfasis de los factores macroeconómicos usuales (costos de mano de obra, flexibilidad de la mano de obra, despido libre, tasas de cambio y de interés, gastos de I+D, inversión y balanza de pagos) a otro tipo de factores. Se trata de factores, tanto macro como microeconómicos, cuya intensidad en conocimiento

43

Engloba recursos como la mano de obra altamente especializada, infraestructuras avanzadas de telecomunicación, de I+D,

de abastecimientos, etc. 44

Son especializados para ciertas actividades sectoriales e inclusive a una empresa. 45

Los más importantes para conseguir ventajas competitivas sustentables y de orden superior son los avanzados y

especializados, los cuales se crean, no son dados. 46

Abarcan -entre otros- recursos naturales, posición geográfica, cantidad y costo de la mano de obra poco o semicalificada.

Rara vez son fuente de ventaja sustentable. 47

Son aquellos de una amplia aplicación sectorial, sean tanto básicos como avanzados, como por ejemplo la red viaria, la

infraestructura educativa, el equipamiento sanitario, las fuentes energéticas, etc.

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hace difícil seguir con el tratamiento estático dado tradicionalmente a los recursos productivos. En el presente epígrafe se realizará, a diferencia de los anteriores, un enfoque marcadamente de carácter microeconómico. El esfuerzo sobre las fuentes causales de ventaja competitiva se centrará en aquellos factores, que dan origen en último término a las diferencias discrecionales (es decir, estratégicas) que emplean las empresas en los mercados (Nelson, 1991). De esta forma, la búsqueda se orienta hacia los elementos microorganizativos de la empresa, en cuya base destacan activos de carácter intangible y tácito. La endogeneización de los recursos por parte de las empresas representa un punto central en una concepción de la ventaja competitiva, que se hace cada vez más intensiva en conocimiento. La propia organización de la empresa juega en esta tarea un papel capital. En este sentido, han surgido en un área de confluencia entre los estudios empresariales y los aportes de la economía no convencional un conjunto teórico en el que la competitividad de la empresa se explica en términos de recursos y capacidades (cfr. Wernerfelt, 1984; Nelson, 1991; Mahoney y Pandian, 1992; Hansen y Wernerfelt, 1989; Grant, 1991; Foss (1993); Teece y Pisano, 1995; Fernández, 1993). Como agudamente lo señala esta última autora, estos modelos buscan integrar la teoría de la empresa con un enfoque económico de la competitividad. La capacidad de esta línea de estudio aporta elementos prometedores en el análisis de la competitividad, a través del tratamiento de activos intangibles y de la consideración de nuevos elementos -como la organización y recursos internos de la empresa-, en una combinación con algunas de las contribuciones de la economía industrial. Por ello, en las líneas siguientes, se estudiarán los enfoque, conceptos y esquemas básicos de

análisis de la Teoría Basada en Recursos ó Teoría de las Capacidades Dinámicas48

, y

cómo éstos se imbrican en la explicación de la competitividad.

Enfoque metodológico de esta nueva teoría Durante muchos años el estudio de las estrategias de las empresas ha tenido dos grandes enfoques paralelos, ambos con escaso nivel de diálogo entre sí. Se trata tanto de los trabajos que -en el marco de la Economía Industrial- se llevaron a cabo desde los años ’30, como de los estudios que las teorías del comportamiento y del management realizaron al respecto. Se podría decir, con las matizaciones del caso, que unas y otras teorías podrían caracterizarse de la siguiente forma: los primeros conciben las estructuras industriales como la fuente básica de explicación de los

resultados competitivos49

; los segundos tienden a contemplar sólo los

comportamientos de las empresas en su adecuación al entorno como la única fuente

explicativa de las estrategias y resultados competitivos50

.

La década de los ochenta ha visto, sin embargo, romper diversos moldes, con lo cual se ha producido un acercamiento entre las diversas teorías en el área de las ciencias sociales, con una fertilización cruzada entre muchas de ellas que ha resultado

48

El primer nombre se debe a Wernerfelt (1984) y el segundo a Teece, Pisano y Shuen en 1990. Cfr. sobre el segundo Nelson

(1991) ó Teece y Pisano (1995). 49

Se trata del conocido esquema Estructura-Comportamientos-Resultados, en el que se ha tendido a reducir los

comportamientos a actitudes mecánicas dictadas por la estructura. Ello implica a la postre negar en gran medida el papel activo de las estrategias de las organizaciones en la configuración de la propia estructura y de los resultados. Se puede incluir también aquí el análisis de Porter (1985) y las cinco fuerzas que gobiernan la competencia en un sector.

50 Anulando con ello, en la práctica, el papel que juegan los elementos económicos externos a la empresa, de carácter

histórico, institucional y estructural

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realmente muy fructífera para el avance del conocimiento51

. Desde el ámbito

económico se han sucedido la aparición o consolidación de teorías como el

evolucionismo52

y la denominada “nueva teoría de la organización industrial”. Desde

el ámbito organizacional se han profundizado viejos aportes53

para alumbrar lo que

actualmente se conoce como la Teoría (de la empresa) Basada en Recursos o Teoría de las Capacidades Dinámicas. La fecundidad de los aportes y de su síntesis hace incluso pensar en la posibilidad de una nueva teoría de la firma (cfr. Conner, 1991; Nelson, 1991). Por otra parte, en su estado actual, esta teoría provee de una excelente plataforma de diálogo con líneas de investigación tanto económicas como del ámbito de la gestión y de la sociología. Lo original de este nuevo enfoque es, como Wernerfelt (1984) lo expresa, que trata de “... mirar a las empresas en término de sus recursos más que en término de sus productos... (para arrojar)... una luz diferente sobre las opciones estratégicas, sobre

todo aquellas abiertas a las empresas diversificadas”54

. Esta visión de la empresa

implica que la misma no es un mero elector pasivo de opciones de un menú previamente establecido, sino que es un constructor activo (por la práctica) de opciones que no están claramente identificadas ex-ante (por las limitaciones de

recursos y capacidades) (Nelson, 1991)55

. En la base de esta perspectiva se

encuentra -como punto de partida- la constante empírica, ya observada por Penrose (1959), de que dentro de una misma industria las empresas tienen comportamientos diversos y que estas diferencias tienden a permanecer. Incluso, dichas heterogeneidades son mayores entre empresas (en una misma industria) que entre

distintas industrias (Rumelt et al., 1991; y Rumelt, 1991)56

. Nelson (1991), por otra

parte, destacará el carácter discrecional de dichas diferencias, significando que se trata de un producto del espacio propio de maniobra que tienen las empresas en término de estrategia competitiva, en contraposición a la hipótesis económica dominante de que dichas diferencias son el reflejo de los distintos entornos en los cuales las firmas operan. Este conjunto de elementos ha llevado a fundar la hipótesis, básica en esta teoría, de que la ventaja competitiva (propia de las empresas) en mayor medida que el entorno de competencia es la principal fuente de diferencias entre las empresas. Es preciso, por tanto, analizar las fuentes de ventaja competitiva que esta teoría localiza en los recursos y capacidades de la empresa (cfr. Grant, 1991). Así, los recursos sirven para explicar la heterogeneidad, la diferencia persistente y casi estable en la performance competitiva de las empresas en los mercados. Ello marca

51

Un excelente tratamiento de las relaciones cruzadas y conceptos compartidos con otras teorías económicas y de gestión, por

parte de la Teoría Basada en Recursos, con profusas referencias, puede encontrarse en Mahoney y Pandian (1992), Rumelt et al. (1991), ó Wernerfelt (1995).

52 Desde cuyo tronco se formula la teoría de capacidades dinámicas (Nelson, 1991).

53 Como las teorías ricardianas de rentas, las formulaciones sobre acumulación de recursos y su despliegue en los mercados

de Edith Penrose (1959), los aportes de Schumpeter (1934) en torno a la competencia y la innovación, y las «competencias distintivas» de Selznick (1957). Cfr. Grant (1991) y Fernández (1993a).

54 Cfr. Wernerfelt (1984), pág. 179. Recuérdese el enfoque similar mencionado para el análisis de la producción en el punto 7.

del Módulo anterior. En él se destacaba la necesidad de equilibrar el enfoque neoclásico (dominante) de la producción desde el producto, con un enfoque desde los procesos (tecnologías, capacidades organizacionales y recursos cognitivos) de producción.

55 El comportamiento de la empresa en el mundo neoclásico se limita a la elección entre un conjunto conocido de opciones,

sólo constreñidas por las tecnologías disponibles, y sin dificultad para las acciones derivadas de dicha elección, encaminadas por otra parte a la maximización de beneficios. La identificación de cuáles son los mejores cursos de acción, cómo debe hacer para identificar dichas acciones a partir de los recursos con los que cuenta, no es un problema para esta

escuela económica. Cfr. Nelson (1991). 56

Más en concreto, este último autor encontró que las diferencias entre empresas (de una misma industria) eran seis veces

mayores que los efectos de las diferencias observadas entre industrias. Otros trabajos como los de Hansen y Wernerfelt (1989) encuentran que los factores organizacionales tienen el doble de impacto que los factores económicos (estructurales) en la explicación de la varianza entre empresas (en término de tasas de beneficios). A nivel internacional, el trabajo de Dosi et al. (1990), en relación a diferencias tecnológicas, encuentra que éstas son mucho mayores en un mismo sector que entre distintos sectores de un mismo país.

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una nueva visión de la problemática competitiva. Como certeramente lo señala Arrègle (1996):

“Mientras el análisis competitivo clásico estudia la industria para posicionar en ella la empresa y luego permitirle crear ventajas competitivas según la elección efectuada (ventaja de coste o ventaja de diferenciación), el Enfoque Basado en Recursos se interesa por la creación de una ventaja competitiva defendible

dentro del marco de un entorno (de mercado) proactivo”57

.

Otro aspecto importante lo constituye la unidad de análisis. Aunque en principio la

unidad de análisis está constituida por la empresa58

, es posible trabajar con esta teoría

a nivel de industrias. A este nivel, los recursos específicos de una industria representan una barrera de entrada al estilo de las consideradas por la Economía Industrial (cfr. Maijoor y Van Witteloostuijn, 1996). En lo que sigue, el tratamiento se efectuará a nivel de empresa, pero prácticamente todas las hipótesis centrales sugeridas por la Teoría Basada en Recursos son extrapolables a nivel de industria. En este sentido cabe acotar que, al igual que en la teoría del cambio técnico, es posible trabajar en estos dos niveles: a nivel de la empresa o a niveles agregados de industrias, regiones o naciones. Los resultados del primer nivel frecuentemente alimentan modelos agregados, debido al papel central que tiene la empresa en la competencia y en el cambio técnico (cfr. Lippi, 1988; Arundel y Soete, 1994).

Conceptos básicos Para el desarrollo de esta perspectiva, la Teoría Basada en Recursos se apoya en un concepto renovado de recursos y capacidades y en la noción ricardiana de rentas. Debido a la importancia de dichos conceptos como fundamentos del esquema analítico que se persigue construir, y la ausencia de una síntesis un tanto sistemática de los mismos, a continuación se tratan las aristas más destacadas de esta base conceptual. Recursos y capacidades: En relación a los recursos, estos se definen como aquellos activos específicos a la empresa, tangibles o intangibles, que están de forma semipermanente ligados a la

empresa59

. Se trata de elementos idiosincrásicos y altamente específicos a la firma60

,

en ocasión con marcadas indivisibilidades, características que impiden en la mayoría

de los casos su comercialización en el mercado61

. Ambos aspectos permiten decir, en

una analogía biológica, que los recursos representan los códigos genéticos que explican los particulares rasgos competitivos de una empresa y la heterogeneidad (competitiva) entre empresas (Mahoney y Pandian, 1992). Siendo básicamente no comercializables, estos componentes específicos se acumulan internamente en la empresa a lo largo del tiempo (cfr. Dierickx y Cool, 1989). Esta

57

Cfr. Arrègle (1996), página 25. El agregado entre paréntesis no es del original. 58

El motivo de ello es el origen de esta teoría, muy vinculada al análisis estratégico de competencia entre empresas. 59

Se debe hacer una distinción con relación a los insumos o inputs. Estos son factores de producción genéricos y para los

cuales existe un mercado de intercambio. En cambio, los recursos a los que se refiere esta teoría pueden en su caso ser creados a partir de inputs, pero no tienen un mercado de intercambio. Cfr. Arrègle (1996).

60 Debido al carácter altamente localizado de la búsqueda de soluciones que la empresa se plantea para adaptar los insumos

genéricos. Cfr. Dosi (1988) o más recientemente Stuart y Podolny (1996). 61

Se está -por tanto- ante la presencia de mercados de factores incompletos, más que imperfectos. Cfr. Barney (1986) sobre

mercados imperfectos y la réplica (acertada en opinión del suscrito) de Dierickx y Cool (1989) sobre mercados incompletos.

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especificidad de los recursos le permite a la empresa apropiarse de la renta diferencial

que los mismos generan62

.

Otras dos características de los recursos, derivados de su carácter idiosincrásico, es la imperfección (para otras compañías) tanto en su imitabilidad como en su sustituibilidad. Esto hace que la empresa poseedora de dichos recursos pueda sustentar su ventaja competitiva (ante los competidores), dado que este conjunto de factores no pueden adquirirse en el mercado. La sustentabilidad de las ventajas (y por tanto de niveles diferenciales de renta) está en función de las barreras a la imitación

(Mahoney y Pandian, 1992)63

. La imitabilidad y la sustituibilidad hacen referencia a la

facilidad con que las empresas rivales son capaces de acumular recursos similares, para lo cual los recursos deben reunir una serie de características que faciliten ó -por

el contrario- impidan su imitación64

:

• Deseconomías de Compresión de Tiempo: Se trata de un problema de rendimientos

decrecientes cuando el tiempo es el recurso limitante. Se da esta característica en recursos de gran importancia para la empresa, como formación e I+D. Por ejemplo, no es lo mismo (en términos de resultados) invertir una determinada tasa de gastos en I+D en dos años que en un año, o comprimir la formación de dos años en uno. La evidencia empírica parece confirmar la ventaja que en este sentido tienen los primeros emprendedores (cfr. Krugman, 1992).

• Eficiencias del Volumen de Recursos: Existe cuando el volumen de recursos acumulados facilita -a su vez- el subsiguiente proceso de acumulación de dicho recurso. Se da en muchos campos, como es el caso del fenómeno estudiado para la tecnología, en el cual el éxito en la obtención de nuevos recursos tecnológicos en el futuro depende de lo que se haya hecho (y acumulado) en el pasado. Las

economías de redes65

también se incluyen entre este tipo de características. Partir

de un bajo nivel de recursos puede ciertamente incrementar la dificultad en alcanzar el volumen adecuado. Ello implica que existen efectos de “masa crítica”, que dificultan el cierre de la brecha, por ejemplo tecnológica, entre dos empresas ó -extendiendo el concepto a nivel macroeconómico- entre sectores ó países.

• Interconexión de los Stocks de Recursos: Los distintos recursos guardan en muchos casos interrelaciones de tipo sistémicas. En este caso, la dificultad en la construcción o generación de un recurso dado depende no de su nivel inicial sino del nivel inicial

de otro recurso requerido para el adecuado desarrollo del primero66

.

• Erosión de los recursos: Los recursos también se deprecian o se hacen obsoletos, por lo que se hace necesario un esfuerzo explícito para mantenerlos y aumentarlos, o en su caso cambiarlos o modificarlos. El poder disuasorio del volumen de recursos

está en función de la rapidez de erosión de los mismos67

. Si dicho volumen se

deteriora muy rápidamente en el tiempo, la credibilidad de la amenaza disuasoria es mucho más difícil de establecer.

62

La especificidad, la acumulabilidad y la apropiabilidad coinciden con las observaciones que el evolucionismo hace de la

tecnología, por otra parte un recurso muy importante en la Teoría Basada en Recursos. 63

Es de notar la equivalencia con el concepto de barreras a la competencia formuladas por la Economía Industrial. Estas

últimas son efectos estructurales que inhiben las fuerzas (porterianas) de la competencia, permitiendo ventaja a las firmas que ya las han obtenido (incumbents). Cfr. McGrath et al. (1995).

64 Se sigue esencialmente en este punto a Dierickx y Cool (1989), página 1507 y ss.

65 Cfr. epígrafe 7. del Módulo anterior; los beneficios del «recurso» aumentan con el número de adoptantes, como es el caso de

las telecomunicaciones, ordenadores, etc. Cfr. Foray (1992), página 178 y ss. 66

En este sentido, contrariamente a la teoría transaccional, la teoría Basada en Recursos admite la posibilidad de internalizar

un recurso debido a que principalmente la empresa se beneficia en forma cualitativa de su interrelación, aunque existan recursos ociosos. Cfr. Conner, 1991.

67 Se trata del conocido modelo de disuasión, o capital deterrence model, elaborado por Bain, Labini y Modigliani, enriquecido actualmente con diversos aportes, en el cual los elementos de amenaza por parte de la empresa establecida (incumbent)

son recursos como: exceso de capacidad productiva (tamaño estratégico), nivel de precios (economías de escala), especificidad o ventaja de especialización de las inversiones, know how acumulado en la gestión de la producción, gastos de I+D, publicidad, recursos para el diseño de productos, etc. Cfr. Bianchi (1991).

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• Ambigüedad Causal: En muchos casos, el proceso de acumulación de recursos no es determinista y continuo sino más bien estocástico y discontinuo. Dicha característica responde a la incertidumbre de muchos procesos de generación de recursos, entre ellos la tecnología. Existe un proceso de “imitabilidad incierta” que explica la presencia de diferencias competitivas entre empresas, incluso en el caso que hubiera competencia perfecta.

• Sustituibilidad: Aun en presencia de falta de imitabilidad, los recursos pueden ser vulnerables a la sustitución por otros diferentes. El peligro proviene que el éxito en la sustitución con nuevos recursos (por parte de una empresa) puede generar la obsolescencia de los anteriores (en manos de otra empresa). Un claro ejemplo de ello se tiene en las denominadas tecnologías disruptivas (Bower y Christensen, 1995), cuya emergencia desplaza a las anteriores.

Por todos estos atributos, los recursos han recibido apelativos como “factores estratégicos” (Barney, 1986), “competencias distintivas” o “competencias básicas” (Prahalad y Hamel, 1990), recursos estratégicos, etc. Su carácter estratégico justamente proviene de la conjunción de las tres características fundamentales ya señaladas: difícilmente imitables, difícilmente sustituibles y difícilmente comercializables (Dierickx y Cool, 1989; Arrègle, 1996).

De todos los recursos68

, los considerados como más esenciales desde un punto de

vista estratégico para la competencia son los recursos intangibles (Grant, 1991). Dichos intangibles se pueden clasificar como activos o como habilidades. Los primeros incluyen patentes, marcas, copyright, diseños registrados, secretos de comercio, contratos, bases de datos, software a medida, reputación, etc. Y los segundos habilidades y competencias como el know how de los empleados (también de proveedores y distribuidores), las aptitudes colectivas de la empresa (ó del tejido empresarial), la cultura organizacional, la estructura organizacional, etc. (cfr. Hall, 1992). Este tipo de recursos incorpora mucho conocimiento tácito, es decir no

codificable69

, y por lo tanto de difícil imitación o intercambio. Este criterio taxonómico

se puede combinar con otro de dependencia o independencia de los recursos intangibles de las personas, dando como resultado una clasificación como la propuesta por este último autor en la Tabla 2.

Tabla 2: Marco de clasificación de los recursos intangibles

DIFERENCIAS DE COMPETENCIAS

Funcional Cultural Posicional Regulatorio

DEPENDIENTE DE LAS PERSONAS

Know how de empleados,

proveedores y distribuidores

Percepción de calidad, habilidad

para aprender,

etc.

HABILIDADES

Reputación,

redes

INDEPENDIENTE DE LAS

PERSONAS

Bases de datos

Software a medida

Contratos, licencias, secretos de

comercio, derechos de propiedad

industrial

ACTIVOS

Fuente: Hall (1992), página 140, con ligeras modificaciones.

68

Se distinguen básicamente seis grandes grupos: recursos financieros, físicos, humanos, tecnológicos, organizacionales y la

reputación de la empresa (cfr. Grant, 1991; Arrègle, 1996). 69

Quizás la mejor representación del conocimiento tácito la presenta el concepto alemán «Erfahrungswissen», que significa

precisamente conocimiento a través de la experiencia (Fahrenkrog y Boekholt, 1994, página 1). Ello implica naturalmente el flujo de conocimientos intangibles asociados.

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Los recursos intangibles, por estar basados intensivamente en información y conocimiento y por su carácter muchas veces tácito, conllevan la consideración de otro concepto fundamental para la Teoría Basada en Recursos: se trata de las capacidades o competencias específicas de la empresa. Estas se definen como el producto de la interacción y la coordinación de los recursos en el seno de una organización (cfr. Fernández, 1993), capacidades que se explicitan en la forma de rutinas organizativas de trabajo. La Teoría Basada en Recursos conecta así con el concepto de rutinas organizacionales propuesta por el evolucionismo (Nelson y Winter,

1982)70

, que es una noción sistémica que resulta de la interacción entre una

tecnología, un aprendizaje colectivo71

y unos procedimientos organizacionales dados

(Arrègle, 1996). Las vinculaciones entre recursos y capacidades son especialmente importantes. Entre los primeros, muy pocos son productivos por sí mismos; necesitan de las capacidades para el despliegue de los mismos. Se puede expresar que “... mientras los recursos son la fuente de capacidades para una empresa, las capacidades son su fuente

principal de ventaja competitiva”72

. En efecto, aunque el estudio de algunas

estrategias (incremento de capacidad, inversiones en I+D, publicidad, etc.) y enfoques estructurales (barreras a la movilidad, estrategias de grupo, etc.) explican en parte las diferencias competitivas, la investigación de las fuentes de dichas diferencias señala que las capacidades críticas para la acción son mucho más efectivas en la práctica para unas empresas que para otras (cfr. Iansiti y Clark, 1994). La relación entre recurso y capacidad puede ser interpretada como una relación stock (recursos) y flujo (capacidades). Esta analogía tiene como punto crucial que el flujo puede ajustarse casi instantáneamente mientras que el stock no (cfr. Dierickx y Cool, 1989). A diferencia de los recursos físicos, las capacidades -en muchos casos- no se deterioran mientras son aplicadas o compartidas; por el contrario, crecen y mejoran por la propia práctica (Prahalad y Hamel, 1990). Continuando con la analogía biológica precitada, se podría decir que las capacidades (ribosomas) traducen en productos y funciones útiles el potencial de los recursos (estructura genética). Para adquirir el carácter de estratégicas, estas capacidades deben reunir un conjunto de requisitos: tener un potencial que permita el acceso a un gran número de mercados, contribuir de manera importante al valor percibido por el cliente del producto y ser difíciles de imitar para empresas competidoras (Prahalad y Hamel, 1990; Arrègle, 1996). La construcción de las capacidades de una empresa es un proceso fundamentalmente cognitivo, involucrando elementos explícitos y también tácitos. De ahí que las rutinas de resolución de problemas son valoradas como la célula fundamental a partir de la cual se genera conocimiento y capacidades (Cfr. Iansiti y Clark, 1994). Dichas capacidades son las que en un momento dado generan comportamientos y productos superiores, que se traducen en ventajas competitivas que la firma despliega en los mercados con el objeto de rentabilizarlas. Rentas: La elección de los recursos y las capacidades de la empresa como fundamento de su

estrategia competitiva de largo plazo se basa en dos premisas73

: a) los recursos y

70

Cfr. ibidem, especialmente el Capítulo V sobre Skills. Sobre desarrollos convergentes de estas dos teorías puede verse

Wernerfelt (1995). 71

Se refiere al aprendizaje organizacional, que se puede definir como un fenómeno colectivo de adquisición y de elaboración

de capacidades las cuales, más o menos profundamente, en forma más o menos durable, modifican la gestión de situaciones y las situaciones mismas. Cfr. Koening (1994), página 76.

72 Cfr. Grant (1991), página 119. Esta relación entre capacidad y competitividad se ha tratado también por historiadores

económicos como Chandler (1990). 73

Recursos y capacidades estratégicas se suelen a veces englobar como competencias estratégicas o básicas, aunque como

se vio es posible distinguir ambos conceptos, distinción por otra parte ya presente en el trabajo de Penrose (1959), pág. 25.

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capacidades proveen, por sus condicionantes en términos de limitaciones y posibilidades, la línea directriz básica para el desarrollo de la estrategia; b) los recursos y capacidades son la fuente primaria de renta para la empresa (cfr. Grant, 1991). Dicha renta depende no sólo de los recursos y de las diversas capacidades, sino también de la habilidad específica de la empresa para apropiarse de las mismas

(Grant, 1991). Cabe aclarar que se entiende por renta no el beneficio económico74

que

pueda obtener una empresa, sino el concepto ricardiano de excedente o surplus entre los ingresos (generados por un recurso) y el coste o valor de oportunidad de dicho recurso en un uso alternativo (o el valor de venta del mismo) para dicha empresa. Se pueden distinguir cuatro tipos básicos de rentas, como los que se recogen en la Figura 3, que representan fuentes esenciales de ventajas competitivas.

Figura 3: Rentas y Ventajas Competitivas

En la base del proceso de generación de rentas se encuentra la diferencia entre las empresas en términos de información, suerte y/o capacidades. Para ello, la empresa selecciona su estrategia de generación de rentas basada en sus capacidades y recursos (Mahoney y Pandian, 1992). En este contexto, la estrategia puede definirse como el ajuste y renovación de la posición competitiva de una empresa, definida -a su vez- por un conjunto único de recursos-capacidades y de relaciones que cambian con el tiempo y la competencia (Conner, 1991). Por otra parte, existe evidencia empírica de que los recursos idiosincrásicos de una empresa sirven como fuerza impulsora en la estrategia de diversificación. Ello es compatible con una premisa de la Teoría Basada en Recursos que argumenta que la empresa transfiere recursos intangibles entre actividades relacionadas. En otras palabras, la dirección de diversificación no es al azar (Mahoney y Pandian, 1992). Con ello se enfoca a las empresas multiproducto, no consideradas por otra parte en la

teoría convencional hasta fechas muy recientes75

.

74

Beneficio marginal que debe ser maximizado según la teoría neoclásica. 75

Se prestaba sólo atención a la diferenciación de producto pero fabricados por distintas empresas, con lo cual no eran

compatibles las estrategias de producción de masa (bajo coste) y las estrategias de diferenciación de producto para una misma empresa. Cfr. Bianchi, 1991.

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Management Journal, vol. 16, pp. 171-174. - Winter, S. (1993): “On Coase, Competence and the Corporation”, incluido en Williamson y

Winter (eds., 1993).

Actividades 1. Introducción General:

Se adoptará un enfoque de los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales del módulo orientados a la sistematización conceptual, a la reflexión sobre las claves de posibles de estudio la problemática económica argentina, y a la construcción autónoma de criterios propios de análisis y actuación. Se intentará, a través de observaciones de situaciones concretas (análisis de casos), la puesta en juego de saberes previos integrados con las nuevas reflexiones conceptuales del módulo, de forma tal que los estudiantes puedan re–significar su conocimiento (tanto el ya adquirido como el nuevo) a través de procesos de enseñanza y aprendizaje metacognitivos.

En esta línea de trabajo, se realizarán trabajos prácticos y eventualmente monografías sobre temas de interés de los estudiantes, desde una dinámica en lo posible grupal, de forma tal de aplicar los conceptos y conocimientos aprehendidos de los distintos Módulos provistos por la Cátedra, tratando así de motivar la capacidad de resolución de problemas y/o discusión de casos.

El plan de trabajo del Seminario incluye entonces las siguientes actividades:

- Lectura y reflexión sobre los distintos módulos y trabajos monográficos provistos

por la cátedra. - Presentación de dos (2) trabajos prácticos. El primero debe incluir un análisis de

las problemáticas de la innovación empresarial en Argentina; el segundo deberá enfocar las cuestiones de competitividad de algún sector económico argentino. La

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extensión máxima de los trabajos prácticos, incluyendo la caracterización del objeto de estudio, datos empíricos y posibles dinámicas de solución o evolución, y bibliografía, no superarán las diez carillas, en letra Times New Roman 12, con un espaciado interlínea simple, y márgenes de 2,5 cm (arriba, abajo, izquierda y derecha).

- Un examen parcial (y su recuperatorio de ser necesario), realizado al final para evaluar los contenidos del módulo.

- Una monografía de una temática económica argentina, en lo posible contemporánea, de no más de quince carillas, según la Guía de Trabajos Monográficos provista por la Cátedra.

2. Preguntas orientadoras, luego de la lectura del texto:

• ¿Cómo se puede definir la competitividad? • ¿Cuáles son los puntos clave de esta definición? • ¿Cuál sería el entorno de referencia que Ud. utilizaría para medir la

competitividad Argentina? • ¿Qué problemas tiene la competitividad microeconómica cuando se la extrapola

al nivel macroeconómico? • ¿Qué relación hay entre innovación y competitividad? • ¿Qué relación hay entre precios y competitividad? • ¿Cuáles son los factores explicativos de la competitividad vía precios? Justifique

su respuesta. • ¿Cuál es la lógica o supuestos sobre los que descansa la competitividad vía

precios? • ¿Cómo funciona la competitividad sistémica y estructural? • ¿En qué consiste el modelo de competitividad planteado por Michael Porter? • ¿Qué relación tiene la competitividad con un Sistema Nacional de Innovación? • ¿Cómo juzgaría la competitividad global de la economía Argentina? • Describa algunas políticas de promoción de la competitividad que Ud. conozca.

Valore si se ajustan a alguna de las dos formas básicas de entender la competitividad.

3. Trabajo Práctico:

El trabajo práctico vinculado a este módulo deberá incluir un análisis de las problemáticas de la competitividad de la industria Argentina. La cátedra indicará oportunamente a través del Foro los documentos (y en su caso los sitios Web donde se encuentran) para realizar este trabajo práctico.

EVALUACIÓN DEL SEMINARIO Los requerimientos mínimos para la regularidad de la materia Seminario I son las siguientes: - Estudio de las clases satelitales, que contienen las claves de análisis y principales

temas de estudio de los trabajos prácticos y examen. - Presentar el 100 % de los dos informes o trabajos prácticos que determine la

Cátedra. - Aprobar una evaluación global o en su defecto su recuperatorio. El puntaje de

aprobación para la regularidad es de cuatro puntos, lo que implica haber respondido al 60% de las preguntas de examen, según el correspondiente puntaje otorgado a cada una de las mismas. En el examen entran todas las unidades del programa.

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Por otra parte, para aquellos estudiantes que deseen promocionar la materia, se agregan los siguientes requisitos: - Se puede optar a la promoción sólo si se obtiene un puntaje igual o superior a 6

(seis) puntos en el exámen o en su defecto en el recuperatorio. - La presentación de una monografía académica según los cánones establecidos por

la Cátedra a través de la Guía de Realización de Trabajos Monográficos. La aprobación de la monografía debe hacerse con un puntaje igual o superior a 7 (siete). Los criterios de aprobación de la monografía se detallan en el punto siguiente.

- La nota final de promoción es el promedio del examen final, del recuperatorio en su caso, y de la monografía.

Para aprobar la monografía es necesario que esta satisfaga cada uno de los siguientes criterios: - Reunir los requisitos formales (de longitud, interlineado, tipo de letra y márgenes)

establecidos en el punto 5 previo y en la Guía para la Realización de una Monografía, que la Cátedra pone a disposición.

- Respetar los aspectos metodológicos básicos: adecuada definición del objeto de estudio o problemática abordada, metodología de investigación, fuentes utilizadas, citación de las fuentes en el texto y en la bibliografía final, conclusiones que recapitulen los resultados alcanzados.

- No se debe plagiar. El plagio, es decir la mención de ideas o frases de otros autores sin la correspondiente cita, es motivo de desaprobación automática de la monografía.

- La monografía debe ser entregada en papel, para que quede registro de la nota, y en los plazos estipulados por el cronograma estipulados por la Cátedra.

Los requisitos complementarios que eventualmente puedan ser establecidos en el Foro.

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UNIDAD II

DEUDA EXTERNA ARGENTINA

Dr. Antonio A. Arciénaga "Los países en vía de desarrollo no correrán en adelante

el riesgo de estar abrumados de deudas, cuya satisfacción absorbe la mayor parte de sus beneficios. Las tasas de interés y la duración de los préstamos deberán disponerse de manera

soportable para los unos y los otros, equilibrando las ayudas gratuitas, los préstamos sin interés mínimo y la duración de las amortizaciones".

Encíclica Populorum progressio, 54. Pablo VI

1. Introducción Como lo afirman prestigiosos juristas, como el italiano Pierangelo Catalano o el americano Lyndon La Rouche, la deuda externa es una forma moderna de esclavitud en este siglo XXI. En el caso argentino, la deuda externa ha acompañado toda la existencia de la Nación, desde el empréstito con la Banca Baring hasta nuestros días. Ciertamente, la problemática de la deuda se agrava a niveles de crisis a partir del endeudamiento sistemático practicado por la última dictadura militar, tal como se refleja en el dictamen final del juicio llevado a cabo en esta materia (causa judicial N° 14.467, expediente N° 7.723). El presente apunte toma bajo consideración la problemática de la deuda externa argentina a partir del 24 de marzo de 1976. El enfoque no sólo busca indagar sobre las causas económicas subyacentes sino también poner énfasis sobre una perspectiva histórica y una identificación de los agentes vinculados a la generación y evolución de la deuda desde esa fecha. Anteriormente, aunque existía una deuda externa, ésta no condicionaba el futuro argentino al extremo generado por una verdadera política de endeudamiento sistemático, ocurrida justamente a partir de esta fecha clave. Por ello, en el punto 2, a continuación, se esbozan los distintos periodos en los cuales puede ser dividida para su estudio la deuda externa argentina, destacándose los distintos periodos de crisis y los subsiguientes enfoques de solución adoptados, así hasta la actualidad. En el punto 3, finalmente, se esboza una serie de proposiciones a modo de conclusión. A su vez, la Actividad 1 incluye algunas preguntas de investigación y aprendizaje, y en el Anexo I se incluye la posición de la Doctrina Social de la Iglesia en torno a la deuda externa.

2. Evolución Histórica y Económica de la Deuda Externa Argentina

A fin de estudiar la deuda externa argentina se proponen a continuación una serie de periodos históricos, a partir de hechos o datos fácticos que marcan puntos de inflexión en el tratamiento de la deuda externa, tanto por parte de nuestro país como por parte de los acreedores internacionales y de los organismo multilaterales de crédito, en particular el Fondo Monetario Internacional.

2.1. Origen de la deuda El origen puede situarse en el periodo que va de 1976 a mediados de 1982, cuando la moratoria mexicana de pago de la deuda provoca la emergencia de la primera crisis

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de la deuda. Durante este periodo se dan una serie de condiciones tanto nacionales como internacionales que abonaron la idea de una economía permanente de endeudamiento, sostenible en el tiempo. En el terreno internacional se destacan algunos acontecimientos como los siguientes: • Abundancia internacional de petro-dólares, fruto de la crisis del petróleo producida

en 1973. Esta excesiva liquidez llevó incluso a una oferta de financiación internacional por parte de los bancos comerciales a los países, operaciones que eran sólo manejadas por las instituciones multilaterales de crédito.

• Fruto de esta abundante liquidez y oferta sin antecedentes, las tasas de créditos

internacionales eran muy bajas, e incluso negativas teniendo en cuenta las tasas de inflación de la economía mundial, lo que daba la idea a los países y a los economistas de la posibilidad de endeudarse con costos incluso negativos para el capital así obtenido.

• Relajación de las condiciones necesarias para evaluar el riesgo de los créditos

concedidos, por parte de los oferentes y futuros acreedores de la deuda. A diferencia de las operaciones con los organismos multilaterales, que exigían proyectos que demostraran la viabilidad del mismo tanto en términos económicos como financieros para su devolución, la banca comercial de los países centrales obvió estos requisitos básicos de cualquier empréstito. Por ello, a diferencia de la deuda de años precedentes, representada por colocaciones de bonos en el exterior, la deuda externa entonces generada es esencialmente deuda con los bancos comerciales internacionales.

• A nivel nacional se deben contabilizar una serie de circunstancias que tienen que ver

con la particular situación política y económica argentina, emanada de la particular filosofía neoliberal del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. Entre las cuestiones económicas más salientes se pueden destacar las siguientes:

• Programa de liberalización de los mercados, basado en una filosofía de fe absoluta

en la capacidad de asignación óptima de los recursos por parte del mercado. Esta liberalización también alcanzó al mercado de financiero.

• Apertura externa de la economía, con una reducción notable (40% en promedio) de

los aranceles de importación. Esta medida no afectó inicialmente (dos primeros años) a los sectores industriales y productivos debido a una interesante competitividad ganada en el periodo anterior, aunque luego sumó también a la crisis del mercado interno.

• Enfoque monetarista de economía abierta, que supone igualar la tasa de inflación

interna con la externa, ajustándose esta última a la tasa de devaluación del tipo de cambio. Esta convergencia de las tasas de interés y de inflación pretendía un nuevo esquema de precios relativos de la economía, con una producción nacional especializada según el esquema de las ventajas comparativas. Previamente, se hacía necesario un periodo de transición hacia una convergencia que nunca se logró. Por el contrario, la tasa de interés interna tuvo un gran crecimiento, y se dio una tasa inflacionaria superior a la prevista, lo que llevó a un nivel de endeudamiento tal que generalmente lo que debían era superior al valor mismo de los activos de las empresas.

• Redistribución regresiva del ingreso nacional, lo que supuso un retroceso importante

en el poder adquisitivo de los trabajadores y una reducción paulatina en su participación en el ingreso nacional. Esta política también afectó negativamente al mercado interno, creando una aguda recesión de los sectores industriales y productivos en general.

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A estas condiciones económicas cabe agregar otros ingredientes de tipo político, que fueron puestos de manifiesto en la resolución final del juicio de la deuda externa antes mencionado. Entre las principales decisiones políticas cabe destacar las siguientes:

• Seguro de cambio para estatizar las deudas externas privadas, y modificaciones en

la legislación nacional para establecer la posibilidad de fijar tribunales extranjeros para dirimir las diferencias en acuerdos de créditos con los bancos comerciales internacionales.

• Política sistemática de endeudamiento según lo registra la amplia investigación

llevada a cabo en ocasión del juicio por la deuda externa argentina. Incluso, se puede citar el dictamen de los expertos designados por el Colegio de Ciencias Económicas de Buenos Aires, presidido por el Dr. Guillermo Klein, padre de uno de los imputados y condenados por este juicio, en el que se confirman que no había razones económicas para la contracción de deuda en las proporciones alcanzadas.

• El endeudamiento externo fue acompañado por una política sistemática de fuga de

capitales, los cuales tendrán un papel muy importante más adelante, durante la implementación del Plan Brady en Argentina.

Con la decisión de México de no pagar su deuda externa sale a la arena internacional la imposibilidad de pagar la deuda por parte de los países deudores, y consecuentemente se pone en marcha una demoledora maquinaria internacional por parte de los acreedores, al frente de la cual estará –hasta nuestros días- el Fondo Monetario Internacional.

2.2. Primera crisis de la deuda externa: mediados de 1982 hasta setiembre de 1985 Propagada como reguero de pólvora la incapacidad de pago de los países deudores, particularmente de América Latina (y entre ellos Argentina), se genera una crisis que puso inmediatamente en guardia a los países acreedores del primer mundo, basada en una estrategia que podría sintetizarse en los siguientes términos: • La causa de la crisis es identificada por los acreedores, a partir de un enfoque

neoclásico u ortodoxo, como una mera cuestión de iliquidez coyuntural de los países deudores. Por ello, la solución planteada, también ortodoxa o neoclásica, es el ajuste del déficit presupuestario como mecanismo básico de la generación de recursos para el pago de la deuda. Aparece así la lógica del ajuste continuo que acompañará el tratamiento de la deuda hasta nuestros días. El ajuste producirá, siempre, un agravamiento de la crisis, transferencia lisa y llana de riquezas nacionales a los acreedores, y un enorme costo económico, social y político para nuestro pueblo.

• Los acreedores exigen la intervención previa del FMI y la implementación de planes

de ajuste como condición previa a cualquier renegociación. De esta forma, el papel del FMI al servicio del capitalismo de las potencias se transforma en una realidad incontrastable.

• La política de Reagan, conocida como la “regonomics”, apunta a planes militares

importantes, como la Guerra de las Galaxias, generando un endeudamiento notable del presupuesto norteamericano para poder llevarlos a cabo. En consecuencia, al transformarse a EE.UU. en el nuevo destinatario de los fondos de capitales, éstos invierten sus flujos hacia Argentina y Latinoamérica, justo en el momento en que estos más los necesitan.

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• Las tasas de cambio internacionales (Libor y Prime), a consecuencia de la gran demanda para cerrar el déficit del presupuesto norteamericano, comienzan a trepar incesantemente, contrastando con los valores bajos señalados en el periodo anterior, con lo cual se agrava la situación de la deuda externa por el aumento de los servicios o intereses crecientes a los cuales tiene que hacer frente nuestro país. En otras palabras, el déficit norteamericano lo pagamos desde el Tercer Mundo.

• Exigencia de los acreedores de negociar caso a caso, impidiendo la formación de un

club de deudores. De esta forma, se rechaza cualquier iniciativa de tratamiento conjunto, y por supuesto también el tratamiento político de la deuda, tal como lo planteaba tímidamente el Acuerdo de Cartagena.

Cabe acotar, que a partir de diciembre de 1983 Argentina recupera la democracia, y comienza a tratar de investigar la enorme deuda heredada. A la comisión constituida en el Senado de la Nación para investigar los ilícitos económicos, que no llegó a nada, incluso habiendo secuestrado toda la documentación probatoria de ilícitos del estudio de Mairal y Klein Asociados, le siguió la acción del Banco Central, quien investigó parcialmente la deuda externa privada a través de la Circular 340/84. Invariablemente, los resultados fueron archivados, participando en la maniobra los mismos personajes nefastos que permanecerán en ese papel durante más de 20 años. Aquí se pueden mencionar a José Luis Machinea, a Daniel Marx, a Carlos Melconian, a Domingo Cavallo, entre los miembros del elenco estable de renegociación de la deuda, habiendo todos participado en la estatización de la deuda externa privada. Cabe acotar que, a pesar de los escasos medios con que contó la comisión de investigación designada a través de la circular 340/84, se determinó que el 90% de la deuda investigada era ilegítima y el Estado no tenía obligación de pagarla. Entre las maniobras más frecuentes se encontraban: anomalías en la concertación del seguro de cambios, autopréstamos entre matriz y filial o entre empresas fantasmas en el exterior y empresas argentinas, endeudamiento externo por proyectos que nunca se llevaron a cabo, préstamos financieros que en realidad debían ser considerados verdaderos aporte de capital, sobrefacturación de compras en el exterior, retención de divisas de exportaciones en el exterior y luego ingresadas como autopréstamos, entre las más destacadas. En la lista de las empresas investigadas figuraban tanto grandes empresas argentinas (Techint, Bunge y Borg, IMPSA, etc.) como también bancos transnacionales (Boston Bank, Citibank, etc.). Ninguno de estos responsables fue jamás preso, ni siquiera Martínez de Hoz a quién la justicia argentina (en el juicio ya mencionado) condenó; pero no fue preso dado que la causa había prescripto por el tiempo transcurrido.

2.3. Primera solución: Plan Baker de octubre de 1985 a fin de 1986 El fracaso del tratamiento de la deuda llevó a ensayar otras soluciones. Para ello, se lanza en octubre de 1985 el denominado Plan Baker, que estaba basado en los siguientes pilares básicos: • Reconocer que había la necesidad de crecimiento por parte de los países deudores,

para mejorar su capacidad de pago, lo que implicaba parcialmente abandonar la premisa de la iliquidez como causa fundamental.

• Renovado énfasis en la apertura económica, en la privatización y en los mecanismos

de asignación de recursos por parte del mercado, en plena sintonía con un planteo

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ortodoxo de crecimiento basado en una apertura al comercio exterior basado en la teoría de las ventajas comparativas.

• Un fondo de casi 30.000 millones de dólares aportado por el Tesoro norteamericano,

a ser distribuido entre 15 países a lo largo de tres años. El plan fue rotulado acertadamente como “muy poco y muy tarde”, y ya para finales de 1986 prácticamente había muerto. Numerosos países plantean el rechazo de la intermediación del FMI (Brasil, Perú y Venezuela), y se lanzan algunos planes buscando reactivar la economía. En el caso argentino hace su aparición el Plan Austral, que no logró reanudar las corrientes de préstamos e inversiones a partir de un apoyo explícito para la mejora de las exportaciones. Cabe acotar que mientras las “commodities” o productos diferenciados producidas por países como Argentina sufrían un deterioro de sus términos de intercambio en los mercados mundiales, la revolución tecnológica de las tecnologías de la información hacía que los segmentos más dinámicos de dicho mercado mundial fueran esquivos para un país como Argentina, que no había incorporado estas facetas del cambio técnico. El fracaso del plan mostró que las posibilidades de cobro por parte de los acreedores eran cada vez más limitadas, comenzando a destacarse como única posibilidad la capitalización o canje de la deuda externa por activos públicos.

2.4. Segunda crisis de la deuda: febrero de 1987 a principios de 1991 Este periodo comienza con la moratoria unilateral de Brasil, proclamada en febrero de 1987, hasta el lanzamiento de un nuevo mecanismo de soluciones, el llamado Plan Brady. Frente a la posición brasileña se suma Ecuador, Bolivia, y parcialmente Perú, Costa Rica, Honduras y Nicaragua. Argentina no pasa de un tímido amague, perdiendo a mi modesto juicio una oportunidad histórica para renegar de su deuda ilegítima y negociar en mejores condiciones la deuda legítima. Cabe acotar que aparecen en este periodo los mercados secundarios de deuda externa para los títulos, y los bancos acreedores comienzan a hacer previsiones o reservas por incobrables, lo cual devalúa aún más los títulos bancarios de deuda externa. En realidad, es el propio mercado quien se sincera y comienza a admitir la incobrabilidad de la deuda externa, tanto de los países de América Latina como de otras latitudes. Esta etapa termina con la entrada de Argentina en el Plan Brady, aunque habiendo pasado previamente por el descalabro de las hiperinflaciones en 1989 y una virtual cesación de pagos hasta 1991. Argentina no consigue de ninguna manera equilibrar sus cuentas en el sector externo, y los ajustes no hacen más que agravar terriblemente la crisis. No por nada se llamó a esta década como la “década perdida”.

2.5. Segunda solución: Plan Brady, desde 1991 hasta mediados de 1995 Argentina entra decididamente en el Plan Brady, cuyo argumento central está basado en el swap o canje de deuda externa por activos públicos. Ello implica el montaje de un auténtico plan de privatizaciones, desregulaciones y apertura de la economía, monitoreado por supuesto por el inefable FMI. En este periodo se reduce parcialmente la deuda, junto a lo cual hay una inversión de los flujos de capitales voluntarios, que retornan a nuestro país. Es la hora de los países denominados emergentes. Es muy importante destacar que la hasta entonces deuda externa en títulos de la banca comercial se atomiza en bonos que se venden a terceros, librando a los bancos

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paulatinamente de esta carga. Ello tendrá importantes consecuencias tanto para la renegociación de la deuda como para la aparición de nuevos actores en torno a la misma: inversores individuales, fondos de pensiones y fondos buitres. La economía nacional se estabiliza a partir del famoso Plan de Convertibilidad, que logró frenar de cuajo la inflación. El retorno de las inversiones significó también el retorno del crédito, con lo cual se produjo el crecimiento de algunos sectores industriales, como el de bienes duraderos (automóviles, heladeras y otros electrodomésticos) para satisfacer demandas atrasadas, y también los sectores de servicios públicos privatizados en el marco del swap de deuda. El periodo termina con el efecto Tequila de México, que provoca la inversión de estos flujos de capitales. Es digno de mencionar que este efecto Tequila es muy similar en sus formas a Corralito Argentino, aunque fue resuelto de una manera totalmente distinta. En Argentina, además, se debe sumar otro factor adicional: la eliminación de los fondos previsionales como fuente genuina del Estado para financiarse, al privatizarse los mismos en el esquema montado por Cavallo: las AFJP. Esta decisión significó la desfinanciación y déficit permanente del Presupuesto del Estado, para lo cual siguiendo con la lógica del endeudamiento continuo se comenzó a tomar nuevamente deuda. A pesar de toda nuestra traumática experiencia de los ochenta, que demostraba que una política de endeudamiento continuo no era sostenible en el tiempo, sin embargo esa fue la dirección adoptada, con la connivencia y corresponsabilidad del FMI para quienes fuimos los alumnos más aplicados en la adopción de las recetas de dicha institución multilateral. Es importante destacar que, en el proceso de privatizaciones de las empresas públicas argentinas, participaron viejos actores nacionales de la deuda. Los mismos que la generaron durante el periodo 1976-1982, participando también en la fuga de capitales, luego -aliados con el capital internacional- vuelven como socios para comprar deuda argentina y hacerse así con las empresas privatizadas. Sobre los mecanismos del canje de deuda vale la pena hacer un comentario aparte. En vez de reconocer la deuda a los valores de mercado secundario, el Plan Brady planteaba que los Estados debían reconocer los títulos a los valores nominales. Para esto, por supuesto, ya no valen los mecanismos de mercado. Así, una empresa compraba por migajas la deuda externa (la argentina estaba a menos de un treinta por ciento de su valor nominal para 1991) y las cambiaba a valores nominales por empresas valuadas por operadores también internacionales, que como se mostró en la crisis norteamericana del caso Enron (2003) estaban también vinculados a los intereses de las empresas compradoras. En otras palabras, con deuda barata se hicieron con activos de empresas públicas a valores de saldo.

2.6. Última crisis: 1995 a diciembre del 2001 La desfinanciación estructural del Estado no pudo resolverse con el endeudamiento continuo. La declamada estabilidad económica, sólo sostenible con la entrada de capitales o deuda para equilibrar las cuentas del sector externo, era una ilusión óptica. El cambio de gobierno, de Menem a la Alianza, no modificó el rumbo de la política. Incluso los actores fueron los mismos: José Luis Machinea, Daniel Marx y Domingo Cavallo. Se sucedieron, sin solución de continuidad, medidas con nombres rimbombantes, pero que sólo eran parches circunstanciales y no soluciones de fondo. Primero fue el Blindaje, en el que como por arte de magia “desaparecieron” 30.000 millones de

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dólares, que en realidad nunca llegaron al país, ya que fue más bien un enjuague de cuentas por parte del FMI. Luego, en la tercera etapa Cavallo, el famoso Megacanje, en el que irresponsablemente se endeudó al país en 50.000 millones de dólares más. Esta operación puede ser definida como cambio de deuda por tiempo, de forma tal que el problema estallara en el gobierno constitucional que heredara la carga. No obstante, la crisis explotó mucho antes, previo al último despojo de los bancos, apropiándose lisa y llanamente de los ahorros de miles de argentinos, con la complicidad de la decisión del gobierno “democrático” de turno.

2.7. Acto final: situación actual (2002 a 2004) La anunciada cesación de pagos, denominada muy castizamente default, ha venido a cerrar la política de endeudamiento sistemático y a abrir el último acto de una nueva formulación económica en torno a la deuda: la quita del 75%.Acompañando a todo este proceso estuvo la salida de la convertibilidad, que devolvió a Argentina una competitividad vía devaluación. Ésta permitió recuperar numerosas actividades productivas, reactivando la economía en estos dos últimos años contra todos los pronósticos de los gurúes del establishment nacional e internacional. El planteo del gobierno argentino de atar el pago de la deuda al crecimiento parece haber sido aceptado en la comunidad financiera internacional, pero las ingerencias y el monitoreo continuo de las metas fiscales y de crecimiento pactadas con el FMI parecen indicar que la cláusula puede ser papel mojado en cualquier momento. Además, el FMI fue privilegiado como acreedor en detrimento de los otros agentes tenedores de bonos de la deuda externa argentina, lo que muestra su capacidad de fiscalizar e incluso hacer fracasar (con sus recurrentes recetas recesivas) el proceso de crecimiento económico.

3. Algunas propuestas de solución El gobierno argentino sólo ha explorado una estrategia en torno a la deuda externa: la quita del 75% del valor nominal de los bonos. En mi modesta opinión, se han dejado de lado otras soluciones que no son excluyentes con relación a esta primera, a saber: • La aplicación de fuertes impuestos a los capitales fugados, parte de los cuales

fueron reinvertidos por los grupos económicos “nacionales” en los procesos de privatización. Se deberían sancionar un régimen fiscal especial, con fuertes multas y penas de cárcel para estos delincuentes económicos, los nuevos dueños del poder en Argentina.

• La ilegitimidad de la deuda es una posibilidad abierta que se puede plantear en

tribunales internacionales, como el de La Haya. Para ello, el mencionado juicio de la deuda externa es un importante jalón y antecedente, sistemáticamente acallado por la principal prensa argentina (también involucrada en la deuda externa privada).

• Esclarecimiento histórico de los responsables de la deuda externa en Argentina. Sin

este condimento jurídico el tratamiento de la deuda jamás tendrá ribetes de justicia, aunque lo paguemos entre todos los argentinos actuales y de las generaciones venideras.

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Actividad Nº 1

• ¿Cuáles fueron las condiciones de los mercados financieros internacionales en el origen de la deuda argentina?

• ¿Cómo variaron esas condiciones durante la década de los

ochenta y luego de los noventa? • ¿Cuáles fueron las distintas soluciones planteadas a lo largo de los

últimos 30 años? • ¿Cómo variaron los actores en torno a los grupos de acreedores? • Investigar los valores numéricos de la deuda externa argentina

para el periodo 1976 a 2003. Se sugiere el acceso a Internet a la página del Banco Central o a la página de la CEPAL (www.eclac.org).

Anexo I:

Opiniones de la Doctrina Social de la Iglesia

en torno a la Deuda Externa CENTESIMUS ANNUS (035). – “Es inaceptable que la derrota del socialismo deje al capitalismo como único modelo de organización económica... En este sentido se puede hablar justamente de lucha contra un sistema económico, entendido como método que asegura el predominio absoluto del capital, la posesión de los medios de producción y la tierra, respecto a la libre subjetividad del trabajo del hombre. En la lucha contra este sistema no se pone, como modelo alternativo, el sistema socialista, que de hecho es un capitalismo de Estado, sino una sociedad basada en el trabajo libre en la empresa y en la participación. Esta sociedad tampoco se opone al mercado, sino que exige que éste sea controlado oportunamente por las fuerzas sociales y por el Estado, de manera que se garantice la satisfacción de las exigencias fundamentales de toda la sociedad... Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito, en cambio, exigir o pretender su pago, cuando éste vendrá a imponer de hecho opciones políticas tales que llevaran al hambre y a la desesperación a poblaciones enteras. No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables. En estos casos es necesario -como, por lo demás, está ocurriendo en parte- encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y al progreso”. SOLLICITUDO REI SOCIALI, 19: “Habiendo cambiado las circunstancias tanto en los países endeudados como en el mercado internacional financiador, el instrumento elegido para dar una ayuda al desarrollo se ha transformado en un mecanismo contraproducente. Y esto ya sea porque los países endeudados, para satisfacer los compromisos de la deuda se ven obligados a exportar los capitales que serían

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necesarios para aumentar o, incluso, para mantener su nivel de vida, ya sea porque, por la misma razón, no pueden obtener nuevas fuentes de financiación indispensables igualmente”. POPULORUM PROGRESSIO, 054: “... los países en vía de desarrollo no correrán en adelante el riesgo de estar abrumados de deudas, cuya satisfacción absorbe la mayor parte de sus beneficios. Las tasas de interés y la duración de los préstamos deberán disponerse de manera soportable para los unos y para los otros, equilibrando las ayudas gratuitas, los préstamos sin interés, o con un interés mínimo, y la duración de las amortizaciones. A quienes proporcionen los medios financieros se le podrán dar garantías sobre el empleo que se hará del dinero, según el plan convenido y con una eficiencia razonable, puesto que no se trata de favorecer a los perezosos y parásitos. Y los beneficiarios podrán exigir que no haya injerencias en su política y que no se perturbe su estructura social. Como Estados soberanos, a ellos les corresponde dirigir por sí mismos sus asuntos, determinar su política y orientarse libremente hacia la forma de sociedad que han escogido. Se trata, por tanto, de instaurar una colaboración voluntaria, una participación eficaz de los unos con los otros, en un plano de dignidad igual, para construir una convivencia civil verdaderamente digna del hombre”.

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UNIDAD III

Inversiones Extranjeras Directas

1. Introducción El presente apunte aborda la problemática de las inversiones extranjeras directas (IED) en Argentina, con énfasis en la última década de los noventa hasta nuestros días. Para ello, en primer lugar, se intentan algunas definiciones conceptuales, que permitan avanzar luego en la comprensión de las características más destacables de este flujo de capitales. A continuación, se detallan las características más importantes de la IED durante la década de los noventa, contrastándolas con el periodo 2001-2004. Por otra parte, en un cuarto apartado, se hace mención a los agentes promotores de la IED, y a los modelos subyacentes de estudio. En este sentido, al protagonismo de las empresas multinacionales, aún vigente, se ha incorporado también la dinámica de internacionalización de las PyMEs (pequeñas y medianas empresas) de los países desarrollados. Dada la importancia del fenómeno para la particular situación argentina, y las posibilidades laborales de este fenómeno para un Licenciado en Relaciones Internacionales, el presente documento hace una referencia más extensa sobre este punto. Finalmente, la Actividad 2 recoge algunas preguntas de investigación. A su vez, el Anexo II incluye una breve referencia a los organismos multilaterales de crédito, necesarias tanto para referenciar la problemática de la deuda externa ya analizada como la promoción de flujos de capital entre los cuales se encuentran las inversiones extranjeras directas.

2. Definiciones y conceptos En términos microeconómicos, una inversión se refiere a la formación de nuevos activos de capital. Es decir bienes que tengan la posibilidad de producir otros bienes (productos o servicios). En contraposición, el ahorro es un consumo no efectuado o la abstención del mismo. Estos conceptos pueden ser extrapolados al ámbito internacional, con algunas peculiaridades.

Siguiendo las definiciones de la OCDE (1998) y del FMI (1997)1, vamos a destacar

que las inversiones extranjeras directas son un tipo de inversión internacional realizada por una entidad residente en un país (inversor directo) con el fin de establecer un interés duradero en una empresa residente en un país distinto al del inversor (empresa de inversión directa). El término de “interés duradero” hace referencia a la importancia de una relación a largo plazo entre el inversor directo y la empresa de inversión directa, y a un notable grado de influencia de éste (el inversor directo) en la gestión de dicha empresa. A su vez, la inversión directa implica tanto la transacción inicial entre las dos entidades y todas las demás transacciones de capital que se realicen entre ellas y entre las empresas afiliadas, tanto agregadas como no agregadas. ¿Qué es una empresa agregada en el marco de la IED? Una empresa de inversión directa es una empresa agregada en la que un inversor extranjero posee un 10 por ciento o más de las

1. Véase OCDE (1998): Definición Comparativa de Inversión Extranjera Directa, París, 3ª edición y FMI (1997): Manual del FMI

sobre Balanza de Pagos, Washington, 5ª edición.

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acciones ordinarias o derecho a voto para una empresa agregada o no agregada en la que un inversor extranjero tiene una propiedad equivalente. La posesión del 10 por ciento de las acciones ordinarias o de derecho a voto es la directriz para determinar la existencia de una relación de inversión directa. Se supone con ello que una posesión de al menos el 10 por ciento por parte del inversor directo le permite a éste influir o participar en la gestión de una empresa. Para ello, no es necesario el control total o absoluto por parte del inversor extranjero de la empresa en cuestión. Las empresas de inversión directa se definen como entidades que están poseídas directas o indirectamente por el inversor y comprenden: • Filiales (una empresa en la que un inversor no residente posee más del 50 por

ciento). • Asociadas (una empresa en la que un inversor no residente posee entre el 10 y el 50

por ciento). • Sucursales (empresas no agregadas poseídas total o conjuntamente por un inversor

no residente). Se debe acotar que las acciones con derecho a voto son acciones ordinarias o participaciones que otorgan derecho a voto a su propietario. Estas acciones pueden ser “valores cotizados” (es decir, acciones ordinarias o participaciones que coticen en un mercado de valores oficial), o “valores no cotizados”. En el contexto argentino y latinoamericano, una parte muy importante de la IED reciente, durante la década de los noventa, corresponde a la compra por inversionistas extranjeros de empresas nacionales, tanto públicas como privadas. Desde una perspectiva estrictamente macroeconómica, la IED tiene un impacto importante en diversos aspectos económicos, sociales, tecnológicos y políticos de las economías receptoras: • Un conjunto de facetas -generalmente positivas aunque también pueden haber

efectos concentradores perversos o no deseados para un país- vinculado a las políticas de desarrollo económico del país receptor de la IED. Por este motivo, generalmente las políticas de desarrollo buscan generar las condiciones o factores determinantes de la atracción de la IED, para sumarlas o complementarlas con los esfuerzos inversores basados en el ahorro local. Entre los efectos negativos cabe destacar aquellos en los cuales la IED resuelve problemas de la empresa, pero no de la economía nacional, situación que generalmente se da cuando la inversión no genera un valor agregado que quede en el país receptor. Éste es un mero espacio físico para el ensamble de piezas materiales y de insumos que provienen de otros países, con una total desconexión con los procesos productivos y la economía nacional. El efecto de este tipo de IED genera lo que se ha dado en llamar “economías de enclave”.

• La IED también generalmente va acompañada de flujos tecnológicos asociados a la

propia dinámica de inversión, particularmente cuando esta se concentra en los sectores productivos (agricultura, ganadería, industria y servicios). Estos efectos de la IED sobre la difusión tecnológica pueden tener efectos ampliados en el país receptor cuando se da el caso de IED efectuada por las PyMEs de los países desarrollados, ya que la menor asimetría entre las empresas inversoras y las recipiendarias permite una mejor absorción por parte del tejido productivo local, como se argumenta más acabadamente en el punto 4 a continuación.

• El flujo de capital extranjero también es un factor clave para la política monetaria del

gobierno, al abrir nuevas posibilidades de crédito y tener impacto sobre el mantenimiento de una determinada tasa de cambios del receptor.

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• La IED tiene efectos positivos sobre la formación bruta de capital fijo (FBCF) de la economía nacional, especialmente cuando esta se efectúa no para comprar empresas existentes sino para generar nuevas empresas con instalaciones y equipos de nueva generación. Hay que acotar que otros flujos de capital también tienen importantes efectos sobre esta magnitud económica, aunque la lógica de largo plazo hace más estable la influencia de la IED sobre la FBCF. Esta influencia de la IED aumenta en el caso de los países más pequeños y se reduce el tamaño de una economía nacional es importante.

• Impacto sobre las normas generales y leyes promocionales para incentivar la

radicación de capitales extranjeros, aunque los márgenes de libertad se han reducido en el marco de los acuerdos de la Organización Mundial de Comercio, que limitan las capacidades de los estados para reorientar la IED hacia los sectores necesarios para el desarrollo de un país.

• Contribución o efectos sobre la sustitución de importaciones (particularmente

importante en Argentina en la década de los sesenta y setenta), sobre la expansión de las exportaciones o sobre el crecimiento (a veces armónico) de la economía nacional (efecto dominante en Argentina en la década de los noventa).

3. Características de la IED Argentina La inversión extranjera directa en América Latina en general, y en Argentina en particular, tuvo durante los años noventa cuatro notas características: • Primero, contrastando con el decenio de los ochenta, la llamada década perdida, la

IED de los noventa tuvo un rápido crecimiento hasta el año 1999, fecha en la cual por primera vez los flujos se hacen deficitarios a la región y hacia Argentina. En el

caso de América Latina2, la IED se elevó de 6.758 millones de dólares en 1993 a

70.275 millones en 1999. El origen de estos flujos de inversiones provinieron esencialmente de EE.UU. y de los países de la Unión Europea. En el caso de la Argentina, en los últimos años las inversiones europeas pasaron al primer rango tanto en flujos como en activos. La participación europea en los flujos de IED entre 1990 y 1996 representó un promedio del 29% del total de IED ingresada en esos

años3. La IED europea ingreso básicamente por la vía de las privatizaciones -

adquisición de empresas públicas de telecomunicaciones, energía y transporte- entre 1990 y 1993, y por la compra de empresas locales y la creación de nuevas empresas entre 1994 y 1998. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (www.iad.org), entre 1990 y 1997 ingresaron en la Argentina IED de la Unión Europea por un total de 7.952 millones de dólares. Entre las inversiones europeas se destacan para ese mismo período, las procedentes de España (2.815 millones de dólares), Países Bajos (1.469 millones de dólares), Francia (1.317 millones de dólares), Alemania (1.036 millones de dólares), y Reino Unido (735 millones de dólares).

• Segundo, la IED se concentró básicamente en muy pocos países de la región. Para

tener una magnitud de los ingresos de capitales a la región, entre 1993 y 1998, la IED se concentró en los países de mayor tamaño: Brasil reúne el 38%, Argentina el 28% y México el 16%; entre los tres suman el 82%; y si se le agregan Chile, Perú y Venezuela se llega al 92% (ver SELA, 2000). La concentración de la IED también fue de carácter sectorial, reducida a un pequeño número de rubros. Por ejemplo, en 1997, los ingresos de IED europeas se concentraron en el sector de los servicios,

2 Ver SELA (2000): “El financiamiento externo y la deuda externa de América Latina y el Caribe en 1999”, (SP / CL / XXVI.O /

Di Nº 2-2000) Octubre 2000. 3 Ver fuente de estos datos en: http://www.eceur.org/cooperacion_argentina.htm

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básicamente en actividades bancarias, de generación y distribución eléctrica y de telecomunicaciones. Ese mismo año, cerca del 40 % de los flujos de IED europea provino de España, lo que puede atribuirse a la estrategia de adquisiciones emprendida por algunos bancos -Santander y el BBV- y empresas -Telefónica de España-.

• Tercero, la IED se comportó de manera distinta a los otros flujos financieros,

mostrando una importante inflexibilidad frente a las diversas crisis financieras internacionales acaecidas (efecto Tequila, efecto Arroz, etc.), ya que aumentó de modo significativo, mientras otros rubros caían. Existió una persistencia de la inversión extranjera directa por encima de la coyuntura y de las crisis, lo que lleva a pensar que se rige por factores de largo plazo más que por políticas de corto plazo. El posicionamiento en mercados regionales como NAFTA y Mercosur, la participación en las privatizaciones, el ingreso en los negocios bancarios, en las telecomunicaciones, en la minería, en la industrias automotriz y agroalimentaria, están inscriptos en una lógica de largo plazo de las empresas transnacionales y tienen una cierta inercia. Los requerimientos de política de estos emprendimientos se vinculan a las potencialidades de largo plazo de los mercados y son muy diferentes a los que pretenden los inversores especulativos de corto plazo.

• Cuarto, la dinámica desplegada por la IED, en sus dos terceras partes, consistió en

la compra de activos ya existentes y no redundaron en un aumento de la capacidad instalada. Se trató, primero, de la compra de empresas públicas que se privatizaban, y después de la adquisición de empresas privadas nacionales grandes. Esto no quiere decir que el efecto de tales inversiones haya sido nulo, ya que con posterioridad pudieron existir nuevas inversiones -además de las reinversiones- y pueden haberse introducido formas organizativas más eficientes. En particular, en ciertos sectores aumentó la capacidad instalada, como en la industria automotriz, la minería y algunos servicios públicos privatizados. Pero su impacto es mucho menor que si se hubieran financiado nuevas instalaciones.

4. La Internacionalización de la PyME4

4.1. La PyME y los Mercados Internacionales 4.1.1. Nuevas condiciones de la acción internacional A lo largo de las últimas décadas, los mercados internacionales han sufrido importantes transformaciones. El creciente nivel de interrelación existente entre las economías nacionales, el protagonismo de nuevas y más dinámicas formas de ventaja competitiva, el obligado recurso a resortes más complejos de competencia o las alteraciones habidas en las formas de organización de las actividades empresariales son algunas de las transformaciones más destacables. Una amplia e intensa mutación que afecta a la empresa y a su entorno. Esas alteraciones han repercutido sobre las posibilidades de acción competitiva de la pequeña y mediana empresa en el escenario internacional. La internacionalización ha dejado de ser una estrategia reservada a las grandes unidades multinacionales, para convertirse en una estrategia accesible para un amplio segmento de las PyMEs, que pueden modular más fácilmente sus niveles de compromiso internacional de acuerdo con las capacidades y recursos que le son propios.

4 Este apartado es una versión adaptada del artículo publicado por Alonso, J., Donoso, V. y Arciénaga, A. (1996): «La

Internacionalización como Estrategia Competitiva de la PYME», publicado en el Informe Anual del IMPI 1996, Instituto de la

Mediana y Pequeña Empresa Industrial, Madrid.

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En este mayor protagonismo de la PyME en los procesos de internacionalización han

tenido un papel básico tres cambios del entorno que conviene reseñar5:

• En primer lugar, el convencimiento de que las nuevas condiciones de competencia

exigen a la empresa, con independencia de su tamaño y ámbito de acción, una consideración estratégica del entorno internacional. En un mundo crecientemente abierto a los intercambios internacionales, no cabe desconocer las posibilidades que a toda empresa brinda la proyección sobre escenarios distintos al mercado doméstico. De este modo, el marco internacional ha pasado a convertirse no sólo en una referencia obligada para una estrategia ofensiva, de conquista de nuevos mercados, sino también en componente esencial de una estrategia defensiva, de salvaguardia de las posiciones en el propio mercado nacional o local.

• En segundo lugar, la proliferación, en los últimos tiempos, de nuevas fórmulas

institucionales en las que plasmar el compromiso internacional ha incrementado las opciones estratégicas para la empresa. El pretérito predominio de la relación matriz-filial que gobernó el proceso de internacionalización de los años cincuenta y sesenta, ha dejado paso a una amplia variedad de opciones, de nuevas fórmulas mixtas y contractuales, que permiten un despliegue más ágil y flexible de las capacidades competitivas en contextos cambiantes. Sin duda, estas nuevas formas institucionales de penetración han ensanchado el campo de posibilidades de acción de las PyMEs en el escenario internacional.

• Por último, acorde con las alteraciones mencionadas, el proceso de

internacionalización ha dejado de presentarse como un proyecto que se sustenta, en exclusiva, en los recursos y capacidades propios de cada unidad empresarial. Muy al contrario, internacionalizarse es, cada vez en mayor medida, integrarse en una red de acuerdos erigida por encima de las fronteras nacionales. Las vías directas de proyección internacional han dejado paso a nuevos métodos de cooperación interempresarial, de manera que la selección de los interlocutores, del ámbito de los acuerdos y de las fórmulas contractuales ha pasado a ser aspectos claves en la estrategia internacional. Y esta posibilidad de conjuntar capacidades y recursos empresariales ha abierto a las PyMEs nuevas posibilidades para la proyección exterior, eludiendo las limitaciones que al respecto pudiese imponer la dimensión empresarial.

4.1.2. El proceso de internacionalización Las alteraciones mencionadas son de suficiente relevancia como para promover un cambio en la forma de entender el proceso de internacionalización. Ya no es posible asociar tal proceso, de manera exclusiva, con las operaciones de naturaleza inversora -creación de filiales-, ni limitarlo a las fórmulas de proyección activa hacia el exterior. Más bien ha de interpretarse, en un sentido amplio, como aquel proceso a través del que la empresa establece sus vínculos, más o menos estables, con los mercados internacionales, cualquiera que sea el sentido, nivel y fórmula institucional bajo la que se presente. Apurando al extremo, la internacionalización comienza en el mismo momento en que el mercado exterior se constituye en un referente obligado para las decisiones estratégicas de la empresa, abarcando un amplio arco de posibles actividades que va desde la exportación activa hasta la inversión en el exterior, pasando por todas las fórmulas mixtas y contractuales intermedias.

5 Para un mayor detalle, véase ALONSO, J.A. (1993), «Capacidades Exportadoras y Estrategia Internacional de la Empresa»,

en J. VELARDE, J.L. GARCIA DELGADO y A. PEDREÑO (1993), Empresas y Empresarios Españoles en la Encrucijada de los Noventa, Edit. Civitas, Madrid.

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Admitir la presencia de una pluralidad de opciones para el proceso de internacionalización no impide que se reconozca la existencia de tres grandes opciones genéricas para toda empresa que trate de crear y/o rentabilizar sus ventajas específicas más allá del mercado nacional. En primer lugar, puede tratar de explotar su ventaja desde su mercado de origen, sirviendo a los mercados exteriores a través de la exportación; en segundo lugar, puede desplazar capacidades productivas al exterior, mediante la creación de empresas mixtas o filiales en el mercado de destino; y, por último, puede ceder la explotación de la ventaja a una empresa extranjera a través de licencia o franquicia.

GRÁFICO 1: FACTORES EN LA INTERNACIONALIZACIÓN

Fuente: Alonso et al. (1996), op. cit.

La segregación realizada se justifica por el tipo de factores asociados a las ventajas específicas de la empresa que en cada caso se ponen en juego (Gráfico 1). Así, tanto al exportar como al invertir en el exterior, se trata de preservar en el interior de la empresa la ventaja competitiva sobre la que se erige el proceso de internacionalización; por el contrario, esa ventaja se externaliza cuando se transmite en forma de licencia, patente o franquicia, cediendo su explotación a una empresa ajena. Adicionalmente, tanto en el caso de la licencia como en el de la inversión se aprovechan las ventajas de localización que se derivan del desplazamiento de capacidades productivas al mercado de destino; mientras que, por el contrario, la exportación prescinde de esas eventuales ventajas, al realizarse la producción en el mercado de origen. La consideración secuencial de estos factores podría justificar un esquema de decisión como el que se sugiere en el Gráfico 2. Conviene advertir, sin embargo, que si bien la diferente naturaleza de cada una de las opciones descritas justifica la segregación realizada, es frecuente que se encuentren entreveradas en la práctica internacional de una misma empresa, de acuerdo con el mercado y con el tipo de operación que en cada caso se trate.

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GRÁFICO 2: SECUENCIA DE DECISIONES

Fuente: Alonso et al. (1996), op. cit.

A su vez, cada una de las vías señaladas admite una graduación de niveles, con fórmulas institucionales diversas (Gráfico 3). Así, en la primera de las opciones, la trayectoria exportadora, cabe establecer una senda de creciente compromiso internacional que va desde la exportación ocasional, las más de las veces a instancias de un importador extranjero, a la exportación exploratoria, generalmente iniciada a través de vías de comercialización ajenas a la empresa, y de ésta a la exportación sistemática a través de redes propias, lo que comporta una cierta inversión en el exterior. En la segunda de las trayectorias, el desplazamiento de capacidades productivas, la gradación va desde las instalaciones de montaje a las diversas categorías de empresas mixtas, y de éstas a las filiales de producción, manteniéndose entre medias las variadas fórmulas, contractuales o no, de cooperación empresarial. Por último, la cesión de la ventaja a un agente extranjero adopta la forma de licencia cuando se limita a la transferencia de un derecho de explotación de una patente, y la forma de franquicia cuando, además, se transfiere un conjunto más amplio de recursos, entre los que se incluye el sistema de organización de la producción y el programa de marketing. Tal vez lo que resulta más novedoso en todo este panorama

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es la proliferación, en los últimos tiempos, de nuevos métodos de penetración en el exterior híbridos, que ocuparían el centro del diagrama planteado en el Gráfico 3, como consecuencia del desarrollo de innovadoras fórmulas de carácter mixto y contractual, creando posibilidades más acordes con las capacidades y limitaciones de la PyME.

GRÁFICO 3: TRAYECTORIAS DE INTERNACIONALIZACIÓN

Fuente: ALONSO (1993), op. cit.

Cada una de estas opciones tiene sus ventajas e inconvenientes que han de ser analizados por la empresa en relación a sus capacidades y de acuerdo con las características del mercado en el que opera. En general, la búsqueda de un más estrecho control sobre el conjunto de las operaciones exigirá a las empresas comprometer un mayor volumen de activos en el exterior; a cambio obtendrá una más firme presencia en el exterior y un mejor conocimiento del mercado en el que opera. El grado de control -y, por tanto, el nivel de recursos comprometidos- pueden aumentar los rendimientos esperados; pero, a cambio, incrementa también el nivel de riesgo de la operación y disminuye la flexibilidad operativa de la empresa frente al futuro. Así pues, la opción que finalmente se adopte descansa sobre la relación existente entre el grado de control exterior que se requiere para la obtención de unos determinados rendimientos y el nivel de riesgo que tal decisión comporta en función de los recursos comprometidos. Dado el incipiente nivel de apertura internacional de la economía argentina, es en el ámbito de la exportación, con sus variados niveles de compromiso, en donde se encuentra el grueso de las empresas internacionalizadas. Y, así, el siguiente epígrafe se dedicará a analizar muy especialmente la empresa exportadora, entendiendo que es en este conjunto donde mejor se pueden detectar los rasgos básicos, potencias y debilidades competitivas, de la PyME argentina. El epígrafe tercero estará dedicado a estudiar el proceso de inversión. Es la segunda de las grandes vías de internacionalización de la empresa. El cuarto epígrafe se centrará en el análisis de las fórmulas mixtas y contractuales de cooperación interempresarial. Finalmente, en la quinta sección se realizará algunas consideraciones finales y la enumeración de apoyos públicos específicos.

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4.2. La Exportación como Vía de Internacionalización 4.2.1. Tamaño de la empresa y capacidad exportadora La literatura internacional tiende a suponer una relación de signo positivo entre el tamaño de la empresa y su actividad exportadora: se atribuye a la gran empresa la ventaja de una acción comercial más amplia e intensa. Tal previsión se basa en argumentos de diversa naturaleza, que básicamente remiten a los efectos que se derivan de la existencia de economías de escala en la producción o en la comercialización de los bienes. No obstante, el análisis de los mercados está lejos de confirmar una interpretación sencilla de semejante relación. Como la literatura especializada se encarga de revelar, cuando de los planteamientos teóricos se desciende al análisis de la realidad empírica, son muchos los resultados que divergen o matizan aquella proposición básica. Una buena parte de las discrepancias se debe a la falta de precisión acerca del tipo de variables a través de las que, en cada caso, se aproxima el compromiso exportador de la empresa. A este respecto, idealmente puede concebirse la acción internacional como resultado de dos decisiones diferentes por parte de la empresa: una primera, de carácter dual, que es la de exportar o no exportar; y una segunda, una vez resuelta favorablemente la primera, que alude a la magnitud del esfuerzo exportador con el que se compromete la empresa. En la medida en que ambas decisiones pueden verse influidas de manera dispar por el tamaño empresarial, conviene estudiarlas separadamente. En concreto, el primer aspecto puede ser aproximado a través de la probabilidad de exportar, variable que expresa el porcentaje de empresas que exportan respecto al total; el segundo aspecto puede ser evaluado, bien de forma absoluta, a través de la exportación media -volumen de exportación por unidad empresarial-, bien poniendo el esfuerzo exportador en relación con el tamaño de la empresa a través de la propensión exportadora, que expresa el porcentaje de las ventas que se destina a los mercados exteriores. a) Tamaño y probabilidad de exportar Tanto los factores relacionados con la presencia de economías de escala como el mayor poder de mercado que el tamaño proporciona, parecen favorecer la mayor proclividad de la gran empresa -frente a la PyME- a exportar. A tales resultados contribuye la capacidad de la gran empresa para alcanzar el tamaño mínimo óptimo, si existen rendimientos crecientes, para absorber los costes fijos que requiera la exportación, al operar con un volumen de ventas superior, para acumular más rápidamente la experiencia necesaria en los procesos de gestión y comercialización, y, en fin, para beneficiarse de su mayor poder de negociación en los mercados. Por todas estas razones, cabe esperar que la proporción de empresas que exportan crezca a medida que se incrementa el tamaño. Este resultado es común a buena parte de la literatura internacional sobre el tema. b) Tamaño y exportación media Dada la relación que existe entre tamaño y capacidad operativa, no es extraño que la gran empresa revele, en promedio, una exportación superior a la PyME. Los argumentos teóricos que avalan semejante relación son similares a los que respaldan la mayor apertura comercial de la gran empresa. Los rendimientos crecientes, cualquiera que sea el ámbito en el que se manifiesten, justifican mayores volúmenes de facturación y de exportación de la empresa más grande.

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c) Tamaño y propensión exportadora La relación entre tamaño y propensión exportadora es incierta. Los factores internos a la empresa, especialmente en presencia de economías de escala, pueden inducir un incremento del coeficiente a medida que aumenta el tamaño de la unidad empresarial. Sin embargo, los factores externos a la empresa, relacionados con la estructura de los mercados, pueden invertir el sentido de esta relación. Así, un alto nivel de concentración en los mercados puede favorecer la orientación preferente de la gran empresa hacia el mercado interior, especialmente cuando en él se realizan las economías de escala; y, alternativamente, la intensa diferenciación del producto puede inducir a la PyME a tener un comportamiento exportador más activo, buscando en el exterior un segmento de demanda complementario. 4.2.2. Organización de las PyMEs para el Comercio Internacional La forma organizativa de la empresa ha visto reforzada su importancia tanta desde el punto de vista histórico, con aportaciones como las de Chandler, cuanta desde el punto de vista teórico, con aportaciones como los costes de transacción en la línea de Williamson y otros autores. Esta revitalización de la importancia de la organización se ve corroborada al abordar el proceso de internacionalización de la empresa. Si, desde una perspectiva funcional, la misión de la estructura organizativa es facilitar el doble

flujo de órdenes e información6, la empresa que se enfrenta con el contexto

internacional acrecienta su necesidad de facilitar la circulación de ese doble flujo, debido al efecto de incertidumbre y de riesgo que “el paso de la frontera” implica. En cierta medida, es precisamente el elemento de “información” el que distingue una operación internacional de otra realizada para el mercado interior. 4.2.3. Capacidades competitivas y estrategia empresarial Las modelizaciones económicas tradicionales, amparadas en el supuesto de competencia perfecta, atribuyen a los agentes reglas de conducta tan precisas como ineludibles. A la empresa no le queda espacio alguno para el desarrollo de una acción voluntaria y creativa para la defensa o mejora de su posición en el mercado. No obstante, en las últimas décadas se produjo una notable modificación en este enfoque, tratando de acercar el esfuerzo analítico al comportamiento real de los agentes. La empresa deja de concebirse como un ente pasivo, el lugar donde se realiza la función de costes que impone el mercado, para convertirse en un agente que traza respuestas estratégicas ante las estructuras cambiantes del entorno. Y de esas respuestas dependen, en gran medida, los resultados empresariales. Nace así el concepto de estrategia -o de dirección estratégica-, que presupone un cambio en la forma de concebir la relación entre la empresa y su entorno: se aprecia la mudable realidad de los mercados, y se asumen las posibilidades que las empresas tienen para incidir en semejantes transformaciones. El entorno deja de ser, entonces, un parámetro inmutable, para convertirse en un ámbito sujeto, al menos hasta cierto punto, a la capacidad de acción de las empresas. En torno a este concepto, la literatura empresarial generó un abundante repertorio de criterios y procedimientos formales para orientar el diseño de la acción empresarial, de acuerdo con sus capacidades competitivas y con las condiciones del entorno. En el caso de la empresa que decida abrirse al escenario internacional, la estrategia adquiere peculiaridades que no deben desconocerse. Internacionalizarse no es reduplicar en mercados alternativos aquellas funciones que la empresa desarrolla en

6 Véase ALONSO, J.A. y DONOSO, V. (1994): Competitividad de la Empresa Exportadora Española, ICEX, Madrid, pág. 57.

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su mercado de origen. Al afrontar el compromiso internacional, nacen nuevas funciones e instrumentos, al tiempo que se hacen más complejos los objetivos y posibilidades competitivas de la empresa. Todo ello ha de quedar necesariamente reflejado en el diseño de la estrategia empresarial. Esta, a su vez, ha de responder a los rasgos específicos de cada agente: no existen estrategias óptimas de carácter general, por encima de las circunstancias concretas de la empresa y su mercado. Sin embargo, afirmar la inexistencia de soluciones universales no implica que se carezca de criterios generales que informen la confección de una estrategia meditada (Gráfico 4). A este respecto, dos factores aparecen, en su mutua relación, como determinantes básicos del diseño estratégico: por una parte, las capacidades competitivas de la empresa; por otra, las posibilidades que brinda el mercado. Por capacidades competitivas de la empresa ha de entenderse el conjunto de recursos de que ésta dispone para captar la fidelidad de los clientes y enfrentarse a la acción competitiva en los mercados. Por su parte, el segundo factor se refiere a las oportunidades que, en un sentido dinámico, el mercado brinda para la acción de la empresa. A estos dos factores básicos es necesario añadir un tercer factor de relevancia: las actitudes y aptitudes del management. Se alude con ello al conjunto de factores subjetivos, relativos a los ámbitos formativos y motivacionales, que condicionan las decisiones empresariales.

GRÁFICO 4: VENTAJA COMPETITIVA Y ESTRATEGIA EMPRESARIAL

Fuente: Alonso et al. (1996).

El modelo descrito considera como aspectos más relevantes para el diseño y análisis de la estrategia internacional las capacidades competitivas de la empresa y las actitudes de su management, en relación con las condiciones del mercado. Al respecto, el análisis puede limitarse a tres aspectos básicos, sabiendo que otros -como el tamaño o la organización empresarial- han sido ya abordados: en concreto, se trata de las potencias y debilidades asociadas a las formas de producción, al nivel tecnológico y a las actitudes del management. a) Formas de producción Un primer factor que puede ser fuente de ventajas competitivas es la forma que adopta el proceso de producción en el seno de la empresa. La cada vez más intensa apelación a las prácticas de diferenciación del producto y de segmentación de la demanda ha revalorizado las virtudes propias de las tecnologías flexibles, capaces de generar series limitadas de diferentes variedades del producto, sobre aquellas otras orientadas a la producción en masa de bienes estandarizados. Al tiempo que nuevas opciones han abierto la posibilidad de combinar las economías de escala con altos grados de flexibilidad.

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b) Capacidades tecnológicas La apreciación anterior está acorde con los datos acerca del nivel tecnológico de la empresa. Dado que este aspecto es abordado con mayor intensidad en otro capítulo, aquí simplemente se aludirá a dos aspectos de interés: la procedencia de la tecnología empleada y el esfuerzo tecnológico que realiza la empresa. c) Actitudes y aptitudes del management Para el logro de una mejor posición en el mercado no basta con que la empresa disponga de potenciales capacidades competitivas, es necesario, además, que la dirección mantenga la actitud adecuada para que éstas se puedan desplegar y acaben por convertirse en ventajas efectivas. Este aspecto adquiere especial relevancia cuando la empresa se enfrenta a un entorno, como el mercado internacional, poco conocido, en el que es mayor la incertidumbre y el riesgo. En estos casos, la percepción del management acerca del entorno, su actitud frente al riesgo y su experiencia y nivel de conocimiento se convierten en factores cruciales para las decisiones que se adopten. No es extraño, por tanto, que numerosos estudios hayan refrendado el papel determinante que este tipo de factores tienen en la explicación del comportamiento exportador. Aun cuando es difícil aportar información sobre este tema, hay dos aspectos que pueden ser reveladores de los factores a los que se alude: el nivel de formación del personal de la empresa y la motivación con la que se afronta la actividad exportadora. 4.2.4. Instrumentos del Marketing Operativo Ya se han comentado, en apartados anteriores, las bases de la estrategia exportadora, parte fundamental de la cual es la correspondiente al marketing internacional. Teniendo presente lo ya expuesto, en lo que sigue se expondrán aquellos aspectos de la política de marketing que tienen que ver con el lado operativo o, si se prefiere, con los instrumentos concretos de su implantación y desarrollo. La exposición puede hacerse siguiendo los elementos fundamentales de lo que se conoce como el marketing mix, esto es, según las cuatro actividades siguientes: a) Configuración de algo valioso para el cliente potencial (política de producto); b) Determinación de la recompensa a recibir del cliente potencial (política de precio); c) Información de la oferta al cliente potencial (política de promoción y publicidad); d) Colocación de la oferta al alcance del cliente potencial (política de distribución). a) Configuración de algo valioso para el cliente potencial (política de producto) Una gran parte del esfuerzo operativo de marketing se centra en promover y desarrollar el producto en sus diversos niveles, desde el puramente físico (éste, sin embargo, más propio de la producción y la actividad de ingeniería) hasta el de los intangibles relacionados con el status social, el prestigio, etc. Si se consideran las diversas alternativas disponibles, al menos teóricamente, para la empresa las dos que parecen dividir mejor a los distintos grupos de PyMEs son las siguientes: por una parte, una política de diferenciación de los productos que se acompaña de precios altos o de la situación de los productos en el segmento de precios altos; por otra parte, la ausencia de una estrategia de producto, especialmente en las empresas de menor tamaño. Esta polarización, asociada al tamaño, sugiere la conveniencia de estimular el crecimiento de la empresa, al menos hasta una dimensión o umbral mínimo, que constituye una especie de “masa crítica” para abordar las tareas de la internacionalización con garantías de éxito.

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Dentro de los medios para diferenciar los productos, a lo que también se hará referencia en apartados sucesivos, se mencionará aquí uno de los más importantes y utilizados: la imposición de una marca comercial. b) Determinación de la recompensa a recibir del cliente potencial (política de precio): Se trata de la fijación de precios de exportación en función del entorno internacional, de los competidores actuantes en el o los mercados de destino, y el posicionamiento deseado del producto en estos mercados de exportación. c) Dar a conocer la oferta al cliente potencial (política de promoción y publicidad): Frente a la competitividad, entendida primordialmente a través de los precios, parece irse imponiendo otra concepción más “estructural”, basada en una amplia gama de instrumentos, cuyo fin último sería diferenciar el producto en la percepción del consumidor. Pues bien, en esta tarea pocos instrumentos hay tan admitidos y empleados como la promoción y la publicidad, que es capaz de diferenciar los productos ante el consumidor, incluso aunque sus características tecnológicas y las necesidades que satisfacen sean similares. Si se cumplen estos fines de la actividad publicitaria y de promoción, tanto mediante la información neutral como a través de la creación de un poder de mercado, es tema de debate por los expertos y, probablemente, depende de empresas, mercados y productos, careciéndose, por tanto, de una única respuesta. d) Colocar la oferta al alcance del cliente potencial (política de distribución): El último eslabón del marketing operativo es poner el producto al alcance del cliente mediante los medios de distribución convenientes. La importancia de esta actividad apenas puede exagerarse en un mundo de economías cada vez más interdependientes, y cuyas limitaciones parecen residir más en la estrechez de los mercados propios y extranjeros que en las restricciones de la capacidad productiva.

4.3. La Inversión como Vía de Internacionalización Hasta aquí se han comentado diversas facetas de la internacionalización a través de la exportación. Una segunda vía posible es mediante el desplazamiento de capacidades productivas al mercado de destino. Aquí caben, sin embargo, dos procesos distintos, de acuerdo con cuál sea el sentido en el que se orientan los flujos de inversión. Se hablaría de internacionalización pasiva en el caso de la recepción de capitales foráneos en empresas asentadas en el mercado nacional; por el contrario, sería un exponente de internacionalización activa el desplazamiento de recursos nacionales a mercados extranjeros. Ambos aspectos serán brevemente analizados en el presente epígrafe. 4.3.1. La PyME y el capital extranjero Es sabido que las décadas de desarrollo moderno en Argentina han venido acompañada, e incluso promovidas, por el capital extranjero, lo que se ha traducido en apreciables niveles de internacionalización pasiva de las empresas argentinas. Sin embargo, la importancia del fenómeno, desde el punto de vista empresarial, no se ha visto secundada por una elevada disponibilidad de datos estadísticos, para su análisis y seguimiento. Particularmente, desde el ingreso en el Mercosur, la importancia de la penetración extranjera en el sistema empresarial argentino es uno de los rasgos económicos más relevantes.

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4.3.2. La PyME y la Inversión Extranjera Directa Probablemente uno de los rasgos diferenciales de las PyMEs de los países centrales con relación a las del mundo en desarrollo es la particular dinámica de las primeras para posicionarse en el escenario internacional, llegando incluso a la realización de inversiones en mercados externos con los cuales aumentar los grados de control de las operaciones de internacionalización. Salvo honrosas excepciones, las PyMEs argentinas no ven en este tipo de operatorias una estrategia viable. Convergen para ello desde problemas en el acceso a recursos financieros más baratos hasta la falta de cultura empresarial en la materia.

4.4. La Cooperación Empresarial como Vía de Internacionalización Hasta ahora se han considerado las opciones estratégicas como si dependiesen en exclusiva de las capacidades y recursos de cada empresa; no obstante, a éstas les cabe, como posibilidad alternativa, establecer acuerdos con otras empresas para conjuntar las respectivas capacidades competitivas. En la promoción de estas fórmulas cooperativas han influido de manera muy sustancial los cambios económicos habidos en las últimas tres décadas. La creciente interpenetración de los mercados y la más intensa competencia han reforzado el papel que el escenario internacional tiene en el comportamiento estratégico. Esta exigencia choca, en ocasiones, con las limitadas capacidades que tiene la empresa, especialmente la PyME, para asumir los costes y riesgos que entraña una estrategia activa de proyección internacional. Frente a estas limitaciones, la empresa puede recurrir a la cooperación con otras empresas: se trata, con ello, de poner en común, bajo un criterio de cierta estabilidad, capacidades o recursos empresariales al servicio de objetivos compartidos. Con esta fórmula se pretende conseguir dos objetivos de manera simultánea: la máxima flexibilidad, mediante el sistema de relaciones más ágiles y versátiles que se establecen entre unidades independientes; y la mayor eficiencia, complementando las especializaciones y los recursos de cada una de las unidades comprometidas. De su naturaleza se desprende que la cooperación empresarial constituye una fórmula intermedia entre el libre mercado y la jerarquía organizativa de la empresa. 4.4.1. Los acuerdos internacionales Los acuerdos interempresariales pueden presentarse bajo una muy variada gama de fórmulas institucionales, con contenidos igualmente diversos. Y, así, pueden dar origen a relaciones formalizadas o ser absolutamente informales; pueden afectar a un campo específico de actividad de la empresa, cualquiera que éste sea, o a una combinación de alguno de ellos; pueden tener una mayor o menor perdurabilidad en el tiempo; afectar a relaciones verticales u horizontales; y, en fin, pueden ser de carácter ofensivo -para mejorar las condiciones de competencia de las empresas afectadas- o dominantemente defensivo -para reducir los niveles de competencia en los mercados-. En la versatilidad que ofrece este amplio repertorio de posibilidades es donde se asienta una de las ventajas más manifiestas de esta opción estratégica. 4.4.2. Los Programas Internacionales de Cooperación Interempresarial Otra faceta importante de la cooperación es la que se canaliza a través de distintos programas internacionales, que incluyen desde aquéllos destinados específicamente a promover la cooperación horizontal entre las empresas hasta aquellos otros que, con un matiz mucho más tecnológico, se promueven por ejemplo desde el Programa Marco de Investigación y Desarrollo Tecnológico (I+DT) Europeo, pasando por

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aquellas iniciativas destinadas a fomentar el desarrollo regional, especialmente el Programa Simón Bolivar. La cooperación representa para estos programas una componente casi horizontal en la que se pueden involucrar socios de distinta naturaleza, tamaños, sectores y regiones, dando lugar a diversos tipos de redes de contenidos muy diversos. Así, por ejemplo, se pueden destacar desde redes de cooperación entre empresas hasta redes de asociaciones sectoriales y/o regionales o redes entre organismos gubernamentales de investigación o transferencia de tecnología, pasando por agrupaciones mixtas con intervenciones y protagonismos de diversos grados, de estos cuatro tipos de participantes. Se podrían distinguir entre los programas, la promoción de tres tipos básicos de cooperación, que presentan cierto grado de solapamiento. En primer lugar, se puede mencionar un primer grupo de iniciativas que apoyan acuerdos de negocios entre empresas a través del establecimiento de un flujo adecuado de información entre las mismas a escala internacional. Este es el caso de los programas como BC-NET (Business Cooperation Network) y BRE (Bureau de Rapprochement de Entreprises)

que son redes europeas de cooperación empresarial7 , u otros como

EUROPARTENARIAT e INTERPRISE, también europeos, dedicados a fomentar la colaboración entre empresas manufactureras y/o de servicios a través de contactos directos, o instrumentos financieros como ECIP (European Community Investment Partners) destinado a promover la internacionalización de empresas PyMEs europeas a regiones como Asia, América Latina y la región Mediterránea, a través de la constitución de empresas conjuntas. En este mismo capítulo de la cooperación al desarrollo impulsada por la Comisión Europea se han diseñado también programas homólogos a los anteriores, que involucran la cooperación económica con empresas de otras regiones, de los que en particular puede mencionarse Al-INVEST, para América Latina. Un segundo gran grupo de iniciativas es el que promueve el desarrollo o transferencia

de tecnología8, a través de acuerdos de cooperación en los que usualmente se ven

implicadas, además de las propias empresas, instituciones de I+DT. En este grupo de programas se pueden mencionar algunos de los principales del programa marco europeo, como el AAIR (Investigación Agrícola y Agroindustrial), BIOMED (Biomedicina), BIOTEC (Biotecnología), BRITE-EURAM (Investigación Básica en Tecnologías Industriales y de Materiales Avanzados), ESPRIT (programa estratégico europeo de investigación en tecnologías de la información), RACE-ACTS (Investigación en Tecnologías avanzadas de comunicaciones), TELEMATICS (de aplicaciones telemáticas), el JOULE (Oportunidades conjuntas para el suministro de energía no convencional a largo plazo) o el MAST (Ciencia y tecnología marina). Se pueden contabilizar, además, otras medidas de interés como el EUREKA y el IBEROEKA. Finalmente, un tercer grupo de iniciativas abarca programas de formación profesional a través de proyectos transnacionales en los que se implican desde empresas hasta autoridades públicas y organismos de formación para el desarrollo de nuevos métodos y también para el intercambio de trabajadores.

7 La primera permite la identificación con carácter confidencial de ofertas y demandas específicas de cooperación a través de

una red de consejeros y la segunda difunde oportunidades de ofertas de cooperación sin un carácter confidencial. 8 Las iniciativas del primer grupo también dan cabida a acuerdos de transferencia de tecnología que a diferencia de los del

segundo grupo no requieren mayores adaptaciones para su comercialización. En cambio, la cooperación de transferencia de tecnología del segundo grupo incluye desde proyectos de validación en los que se deben resolver problemas de aplicación a escala industrial de resultados de proyectos de desarrollo tecnológico hasta aquellos otros -de transferencia de tecnología propiamente dicha- en los que hay que resolver todavía la adaptación de dicha tecnología a nuevos usuarios (en otros sectores y/o regiones) a través de la operación en condiciones reales.

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4.5. Consideraciones Finales La descripción realizada en las páginas precedentes dista de ser completa. No obstante, si no es una descripción completa, es suficiente para extraer algunas conclusiones de interés. En concreto, cabría destacar las tres siguientes: • En primer lugar, el variable tamaño, caracterizadora de la PyME, tiene una relación

compleja con el nivel de internacionalización de la empresa. No parece que condicione la intensidad relativa del compromiso internacional, una vez que la empresa ha decidido proyectarse hacia el exterior; pero influye de forma perceptible sobre esta última decisión. En concreto, se manifiesta una relación positiva entre el tamaño de la empresa y la probabilidad de que ésta acceda a los mercados exteriores. La evolución que sigue esta variable parece sugerir la presencia de una suerte de “efecto umbral”, un tamaño mínimo requerido para que la empresa decida proyectarse sobre el escenario internacional. Esto es especialmente relevante si se tiene en cuenta el protagonismo que la PyME tiene en la composición del parque empresarial argentino.

• En segundo lugar, hay un claro predominio de la trayectoria exportadora como vía de internacionalización activa de la PyME argentina. Las otras vías de acceso a los mercados internacionales -inversión, licencia o cooperación interempresarial- ocupan un lugar relativamente marginal. No obstante, en muchos casos, las empresas argentinas han recurrido a fórmulas pasivas de internacionalización, a través de la venta de parte de sus activos al capital extranjero. Lo que está en consonancia con el notable incremento que ha tenido la inversión extranjera a partir de principios de los noventa.

• Y, en tercer lugar, tanto la vía de penetración elegida como las formas institucionales de presencia en los mercados exteriores, pueden revelar la preferencia de la PyME por fórmulas más incipientes de internacionalización, como aquellas que comportan un menor nivel de riesgo y de compromiso de activos en el exterior. El limitado nivel de implantación de empresas argentinas en los mercados de destino confirma esta apreciación. Este bajo nivel de compromiso internacional se corresponde con la reducida experiencia internacional de la PyME argentina, habida cuenta del tradicional bajo grado de apertura, hasta fechas recientes, del mercado nacional.

El recorrido sintético que se ha realizado en los párrafos anteriores, aunque podría ampliarse sobre la base de la información disponible, es suficiente para subrayar la dificultad que presenta confeccionar un plan de medidas que pretenda robustecer la actividad exterior de la empresa PyME. Tal dificultad se deriva, muy especialmente, del variado cúmulo de debilidades que, en este aspecto, presenta la pequeña empresa. No obstante, es posible destacar cuatro objetivos diferenciados, que debieran ser objeto de atención preferente en cualquier programa de apoyo a la actividad exterior de la empresa. Se trata: • En primer lugar, de incrementar la probabilidad de que la PyME se proyecte sobre el

mercado internacional, integrando en el conjunto de empresas con vocación internacional a una parte del contingente de unidades que todavía permanecen ajenas a toda operación con el exterior.

• En segundo lugar, de aumentar el compromiso internacional de las empresas que ya

han iniciado el proceso de internacionalización, intensificando su nivel de presencia en los mercados exteriores.

• En tercer lugar, de potenciar medidas encaminadas a combatir, de manera

específica, las dificultades que para la actividad internacional se derivan del reducido

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tamaño empresarial, habida cuenta de la dominante presencia de la PyME en el parque empresarial argentino.

• Y, finalmente, teniendo en cuenta el bajo nivel de internacionalización del que parte

la PyME argentina, se deberían fomentar todas aquellas fórmulas institucionales -como la cooperación interempresarial- que acortan y facilitan el proceso de adquisición de experiencia internacional por parte de la empresa.

Entre los programas específicos pueden destacarse, de manera sintética, los apoyos recogidos en el Cuadro 1. A estos programas de carácter global, se pueden unir aquellas iniciativas que, desde diversos ámbitos institucionales, se han puesto en marcha en apoyo de la actividad internacional de la PyME. Particular interés tienen en este sentido los programas PyME-Calidad y PyMEXPORTA.

CUADRO 1: PROGRAMAS DE APOYO A LA INTERNACIONALIZACION

TIPO DE INSTRUMENTO

OBJETIVO GENÉRICO

PRINCIPALES MEDIDAS

Institucional

Genéricos

Consolidación del sistema y

coordinación de tareas.

Impulso a los acuerdos de protección recíproca. Reforzamiento de las asociaciones de exportadores. Mejora de la coordinación de instituciones. Potenciación de Consejos Asesores Provinciales.

Promoción Comercial

Generales Instrumento de

uso general.

Apoyo a la presencia en ferias en el exterior. Reforzamiento de las misiones inversas. Impulso a la creación de consorcios y centros de negocio. Creación del programa de promotores. Extensión de los grupos de promoción. Lanzamiento de planes país integrales.

Sectorial Apoyo selectivo

a sectores.

Flexibilización de los planes sectoriales. Apoyo al sector de bienes de equipo y tecnología. Apoyo al sector de productos agroalimentarios. Apoyo al sector de bienes de consumo.

Empresarial Medidas

dirigidas a la empresa.

Planes de empresa. Apoyo a las PYME. Plan de promoción e implantación. Plan de empresa líder.

Otros Medidas de

apoyo.

Potenciación de las oficinas comerciales. Apoyo a la presencia de empresas en licitaciones internacionales. Promoción del mercado asiático. Consolidación del mercado latinoamericano.

Financiera

Exportación Crédito y

aseguramiento.

Apertura y renovación de acuerdos internacionales. Aumento de cobertura de seguros a la exportación. Facilitar el acceso de las PYME al seguro de crédito. Plena utilización del resto de instrumentos financieros.

Inversión Inversión y

aseguramiento. Apoyo a los instrumentos de seguro de inversiones.

Fiscal Genérico Suavizar

tratamiento fiscal y evitar

Deducción por inversiones en el impuesto sobre sociedades. Tratamiento fiscal de los rendimientos en el

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doble imposición.

extranjero. Deducción de impuestos sobre dividendos de un no residente. Agrupación de renta para evitar la doble imposición. .

Informativa Genérico Facilitar

información y asesoría.

Acercamiento y desarrollo de los servicios de información. Desarrollo de los servicios de asesoría. Potenciación de la información sobre inversiones. Elaboración de guías de oportunidades. Programa de orientación sobre mercados exteriores.

Formativa Genérico Facilitar

formación especializada.

Reforzamiento del programa de becas. Seminarios y cursos de comercio exterior. Cursos de post-grado. Actividades de cooperación.

Fuente: Tomado con pequeñas adaptaciones de ALONSO, J.A. y DONOSO, V. (1995):”La Internacionalización

de la Empresa y el Apoyo Público”, en Colegio de Economistas, nro. 64, extraordinario, Madrid.

Actividad Nº 2

1. ¿Qué es la IED? 2. ¿Cuáles son sus impactos sobre los países y economías

receptoras? 3. ¿Cuáles son las características de la IED en Argentina durante el

decenio de los noventa? 4. ¿Cuáles son las nuevas posibilidades que ofrecen la IED de

PyMEs de países desarrollados para un país “emergente” como Argentina?

5. Detalles descriptivos de las organizaciones multilaterales de

crédito (ver Anexo II) 6. Si se busca información sobre la IED en Argentina en periodos

anteriores al analizado en este módulo se sugiere ver los datos de la obra Historia de la Relaciones Externas de Argentina, Tomo XI “Relaciones económicas externas de la Argentina, 1943-1989”, en el sitio: http://www.argentina-rree.com. Cabe aclarar que el autor de este módulo no está de acuerdo con numerosas interpretaciones dadas por los autores de este trabajo a los datos como a las políticas económicas durante este periodo.

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Anexo II:

Organismos multilaterales de crédito

1. Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial Forman parte de las instituciones creadas en las conferencias de Bretton Wood, en abril de 1944, cuando se intentó paliar los efectos económicos predecibles de la postguerra. El Fondo Monetario Internacional fue creado con el objetivo básico ayudar a los países a mantener la estabilidad de su moneda en relación a la paridad de la misma con relación al oro o con otras divisas, particularmente el dólar, de forma tal de promover el comercio multilateral. Para ello, el FMI estableció un mecanismo de ayuda a los países para que éstos pudieran paliar déficit temporales, adoptando medidas de ajuste para tratar de retornar a la estabilidad cambiaria sin recurrir a medidas de restricción de comercio (por problemas en su balanza de pagos), a reducción de reservas o controles sobre los movimientos de capitales, ayuda que debe ser prestada sin intromisión alguna en los asuntos internos de los países, como reza su acta constitutiva. Por ende, el FMI no financia proyectos específicos, como podría ser el caso del Banco Mundial o de otros Bancos Regionales. No obstante, por los efectos de las políticas de “ayuda”, ajuste mediante, aplicadas de manera permanente e indiscriminada por esta institución, con clara intromisión en las políticas internas, con modelos estándares para todo el mundo (excepto para EE.UU.), pareciera que los objetivos del FMI fueran totalmente los contrarios: desestabilizar a los países en vías de desarrollo. Por otra parte, el objetivo básico del Banco Mundial fue y es el de reducir la pobreza y mejorar el nivel de vida en el mundo en desarrollo, a través de préstamos de largo plazo, asesoramiento sobre políticas y asistencia técnica. Cabe acotar que estos objetivos se diluyen al evaluar el auténtico accionar del Banco, enmarcado en un enfoque económico ortodoxo que precisamente tiene como soluciones para la pobreza sólo un enfoque rígido y universal de políticas de crecimiento. Las críticas han ido más allá, al punto que un ex vicepresidente de esta institución, Joseph Stiglitz ha declarado con gran valentía que tanto el Banco Mundial como el FMI “. . . están dominados no sólo por los países industrializados más ricos, sino también por los intereses comerciales de estos países, lo que se refleja en las políticas de estas entidades...”, concluyendo que ambas instituciones no son representativas de

las naciones a las que dicen servir9.

Para ambas organizaciones, el órgano máximo de gobierno es la Junta de Gobernadores, integrada por 182 miembros en el caso del BM, teniendo en cuenta un representante por cada país miembro, aunque es el Directorio Ejecutivo en ambos casos quien en la práctica toma las decisiones sobre las políticas del FMI y del Banco en la aprobación de todos los préstamos. En el caso del FMI, el Directorio Ejecutivo está integrado por un directorio de 20 miembros, de los cuales 5 representan a los países con mayores cuotas suscriptas, y 15 son elegidos por los demás Estados. En el caso del Banco Mundial, este Directorio está integrado por 24 integrantes, de los cuales 5 son elegidos por los accionistas principales (EE.UU., Japón, Alemania, Francia y Reino Unido), otros tres representan a China, Arabia Saudita y la Federación Rusa, y los restantes pertenecen a los 16 grupos (uno por cada uno de ellos en los que están aglutinados los 174 países restantes. El presidente siempre ha sido de

9 Véase Joseph Stiglitz (2002): El Malestar en la Globalización, Plaza y Janés, Barcelona, pág. 44.

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nacionalidad norteamericana, y el del FMI ha sido de origen europeo, en una especie de pacto no escrito entre los principales países socios.

2. Banco Interamericano de Desarrollo Es la más antigua de las instituciones multilaterales de desarrollo regional del mundo, habiendo sido fundada en 1959. En su momento, fue la primera entidad en contar con políticas e instrumentos de apoyo al proceso de desarrollo económico, social e institucional, razón por la cual fue modelo para la creación de otros bancos regionales en otras latitudes del globo. La actividad también se extendió, desde muy temprano, hacia el apoyo a los diversos esfuerzos de integración regional. En la actualidad, el BID está compuesto por 46 países, de los cuales 26 son miembros prestatarios de la región (EE.UU., Canadá, América Latina y el Caribe, con la excepción de Cuba, quien firmó pero no ratificó el convenio constitutivo). Entre los países miembros no regionales se destacan 16 naciones europeas, Israel y Japón. Los dos principales objetivos del BID son por una parte los de reducir la pobreza y promover la equidad social, y por otra la de lograr un crecimiento económico sustentable. El Banco tiene el mandato de destinar el 50% o más de sus operaciones y el 40% o más de sus recursos a programas que promuevan la equidad social y se enfoquen la problemática de la pobreza. En este sentido, para el logro de estos objetivos se han focalizado cuatro grandes áreas prioritarias de acción: • Fomentar la competitividad a través del apoyo a políticas y programas que fomenten

el potencial de desarrollo de un país en el marco de una economía global y abierta. • Modernizar el Estado, fortaleciendo la eficiencia y transparencia de las instituciones

públicas. • Invertir en programas sociales que amplíen las oportunidades para los pobres. • Promover la integración social fortaleciendo los vínculos entre países de la región,

con el objeto de desarrollar mercados ampliados de bienes y servicios. A los efectos de los préstamos, los países han sido clasificados como Grupos I y II según su PIB per cápita a valores de 1997. El Grupo I, es decir los países más grandes (Argentina, Bahamas, Barbados, Brasil, Chile, México, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela), reciben el 65% del volumen de los préstamos. En contraste, el 35% restante se canaliza a los países del Grupo II, integrado por aquellos de menores ingresos. Los países no prestatarios participan como aportantes de apoyos financieros diversos, con derecho a voto en la Asamblea de Gobernadores del Banco (máximo órgano de conducción del Banco), de acuerdo al capital aportado o suscripto. Desde su sede en Washington administra dos organismos específicos: la Corporación Interamericana de Inversiones (CII, organización financiera multilateral) y el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN, fondo autónomo del BID). Por otra parte, existe coordinación del BID con los otros organismos multilaterales, en particular FMI y Banco Mundial. Si hubiera que comparar esta institución con las mencionadas diríamos que es la más flexible y menos ortodoxa a la hora de imponer condiciones y financiar proyectos. Las ayudas del Banco se plasman en préstamos, garantías, donaciones, inversiones en el FOMIN, la confección de instrumentos flexibles de ayuda financiera, apoyo a operaciones de comercio exterior de países miembros prestatarios, préstamos de inversión y de políticas, cooperación técnica, préstamos al sector privado, programa de empresariado social, ayudas financieras de emergencias y apoyos a la formulación

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de proyectos. Desde 1995 los préstamos al sector privado no requieren de garantías gubernamentales. Por último, el poder de votación, dependiente del monto de recursos con que los países suscriben el capital ordinario de la institución, está en un 50,02% en manos de América Latina y el Caribe; EE.UU. tiene el 30%, los países europeos el 9,11%, Japón el 5%, Canadá el 4% e Israel el 1,89% restante. Fuentes posibles para este tema:

Diez de Velazco, Manuel (1999): Organizaciones Internacionales, Editorial Tecnos, Madrid.

Páginas de Internet de los distintos organismos.

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UNIDAD IV, V y VI

1. Introducción El presente apunte aborda la problemática de los procesos de integración económica puestos en marcha en el Siglo XX, con especial énfasis en las experiencias de la Unión Europea, quizá la forma más avanzada de integración en toda la historia económica del hombre, la experiencia del NAFTA (por su acrónimo en inglés) o Tratado de Libre Comercio de Norte América (TLCNA por sus siglas en castellano) y el Mercado Común del Sur o MERCOSUR. Para entender más acabadamente estos fenómenos regionales de integración, analizaremos en primer lugar las bases conceptuales que la teoría económica propone, tratando de evaluar los argumentos utilizados y cuán plausibles son como teoría. Partiremos para ello con el análisis de la teoría del comercio internacional basada en las ventajas comparativas, mostrando su incapacidad para explicar los fenómenos contemporáneos tanto de patrones de especialización comercial de los países como las experiencias de integración. Sobre la base de esta teoría de las ventajas comparativas, en gran parte superada, los defensores del libre comercio a ultranza plantean una versión romántica de la integración, algo que como veremos no tiene nada que ver con lo que acontece en la realidad. Las propias experiencias históricas han dado lugar a modificaciones sustanciales de estas teorías de integración económica. A continuación, se estudiará la experiencia de la Unión Europea, tanto desde un punto de vista histórico (para tener una idea más cabal de los caminos sinuosos que deben atravesar los países involucrados) como desde el punto de vista de las estructuras, políticas y características peculiares o idiosincráticas que dan forma a la actual UE. Luego, por contraste, analizaremos la realidad del NAFTA, con una breve mención a la extensión del mismo como se ha dado llamar al ALCA. Finalmente, analizaremos el caso del MERCOSUR, comenzando primero por un relato de su génesis, de su evolución, y de los problemas a los que se enfrenta en la actualidad. Se estudiarán algunas cifras macroeconómicas comparadas con otros grandes bloques, como para tener una idea de la dimensión e importancia relativa del MERCOSUR. El Anexo I contiene las preguntas de investigación y estudio.

2. Teoría y conceptos sobre la integración económica

2.1. Nueva teoría del Comercio Internacional En la teoría económica convencional del comercio internacional, tal como la formulara David Ricardo, la ventaja comparativa en la producción de bienes entre países explicaba el comercio. En otras palabras, las diferencias estructurales entre los países fueron el motor del comercio intersectorial en el siglo XIX y la mitad del siglo XX. La ventaja comparativa se basaba esencialmente en una mayor productividad del trabajo. A su vez, esta productividad diferencial podía deberse a disparidades en el clima, la cultura nacional, o también a distintas capacidades tecnológicas, siendo las dos primeras causas originales del pensamiento ricardiano. La pérdida de importancia relativa de la producción en la teoría neoclásica, y su correlativa representación mediante un modelo factorial de carácter simplificado (la función de producción), redujo las consideraciones ricardianas a una visión mucho

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más simplista de “dotación relativa de factores”, en el conocido modelo de Hechscher–Ohlin–Samuelson, como causa primordial en la explicación del comercio internacional. Los supuestos de este modelo exigen retornos constantes a escala, competencia perfecta tanto en los mercados de bienes como de factores de producción, tecnología de libre disponibilidad para las empresas y países, funciones de producción equivalentes en todos los países, en los que se usa idéntica tecnología. La empresa, en este contexto, es por lo tanto una tomadora de precios (establecidos por el mercado), con los que determina automáticamente su volumen de producción (única variable sobre la que toma decisiones en un modelo de competencia perfecta). Por todo este conjunto de razones, la palabra competitividad no se recoge en un marco de competencia perfecta. Los primeros resultados discordantes con esta teoría de las ventajas comparativas aparecen con la denominada “paradoja de Leontief”. Este autor encuentra –por lo años cincuenta- que las exportaciones de EE.UU. eran menos intensivas en capital que sus importaciones, lo que sorprendió debido a que se trataba entonces del país con la más alta dotación de capital, en términos de la tasa capital/trabajo. Ya en la década de los ’60, Posner (1961) señala que la ventaja comparativa generada por la innovación de un nuevo producto es transitoria, y depende del tiempo o brecha (gap) que los otros países tarden en imitar. Con ello pretendía ya entonces explicar el comercio entre países de similares niveles de ingreso. En este marco del gap tecnológico, un conjunto de nuevos elementos se agregan al debate teórico. El primero de ellos fue el renovado tratamiento dado a la variable tecnológica, que -a diferencia de su conceptualización neoclásica- se revelaba como carente de libre disponibilidad para los agentes productivos, altamente específica a la empresa que la produce, no exenta de costos en su transferencia y asimilación, generadora de retornos crecientes a escala, entre los rasgos más salientes. El segundo elemento discordante es el descubrimiento del comercio intraindustrial como patrón importante en la especialización comercial de los países desarrollados. La existencia y continuo incremento del comercio intraindustrial no es posible de explicarlo con el modelo de Hechscher-Ohlin-Samuelson, que predice que el comercio internacional debe producirse entre industrias diferentes y soportado por la disímil disponibilidad relativa de factores de producción. La evidencia empírica demuestra que el comercio internacional se produce tanto entre industrias, como entre firmas y países, con similares dotaciones de factores. En tercer lugar, a finales de los ’70, surgen nuevas formulaciones en el ámbito del comercio que desafían la “sabiduría” del modelo neoclásico tradicional. Algunos de los nuevos enfoques se vieron también motivados por el notable ascenso de Japón y diversas naciones del Sudeste Asiático, cuyo éxito en el comercio internacional contrariaba notablemente la teoría de las ventajas comparativas basadas en la abundancia relativa de factores, ya que estos países prácticamente carecen o poseen relativamente pocos recursos naturales. Paralelo a ello, ocurrieron notables cambios en los patrones de especialización comercial de los países industrializados, durante los ’80, provocados por la consolidación de las tecnologías de producción avanzadas y por las nuevas formas asociadas de competencia, generando el crecimiento relativo de algunos sectores intensivos en conocimiento en detrimento de otros más tradicionales.

2.2. Causas del Proceso de Integración Sobre la base de este conjunto de elementos conceptuales y empíricos se producen también las primeras modificaciones en los enfoques de la integración económica.

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Cabe acotar que no existe todavía consenso sobre una única teoría en torno a la integración económica, particularmente debido a las diferencias en los factores causales de la misma. Entre las razones generalmente argumentadas, fruto esencialmente de una cuestionable lógica costo–beneficio seguida por los países entre las alternativas de liberalización multilateral en el marco del GATT/OMC (Principio de la Nación Más Favorecida) y el otorgamiento de preferencias arancelarias acotadas a un número reducido de países (Artículos V y XXIV y Cláusula de Concesión del GATT), como muy bien señala Volpe Martincus (2000: 5-6). Siguiendo a este autor, se pueden señalar los siguientes argumentos como elementos causales de un proceso de integración: • El otorgamiento de un pequeño margen de preferencias entre países puede ser

óptimo cuando se consideran los costos de transporte intercontinentales como un componente preponderante en la logística del comercio internacional.

• Un bloque económico puede deberse a la voluntad de los países miembros para

lograr menores costos de los ajuste estructurales necesarios en sus patrones de especialización productiva y comercial, teniendo en cuenta los cambios tecnológicos y también del comercio mundial.

• La integración tiene como uno de sus principales orígenes la obtención de beneficios

potenciales como la posibilidad de impulsar el desarrollo a través de la corrección de ciertas fallas de mercado (por ejemplo, mercado incompletos e imperfectos que dificultan la obtención de ganancias de eficiencia y de especialización, y el desarrollo de nuevos patrones productivos caracterizados por un mayor valor agregado y por formas de competencias basadas no tanto en precios como en la diferenciación de producto).

• Mejoras en los factores nacionales y regionales que atraigan inversiones extranjeras

directas, ligadas al mejoramiento en las condiciones de acceso a los mercados externos y a las capacidades productivas intrarregionales, que comportan los procesos de integración regional.

• Los acuerdos regionales permiten mantener aranceles diferenciales con respecto a

los países que no forman parte del mismo, lo cual puede ser especialmente importante en el corto y mediano plazo para aquellas economías nacionales que enfrentan dificultades fiscales y no pueden llevar a cabo liberalizaciones importantes de aranceles que se traduzcan en la crisis de sus sectores productivos. Cabe acotar que Argentina hizo todo lo contrario en esta materia en la década de los ’90.

• Para un grupo de países de menores dimensiones es más sencillo negociar

acuerdos regionales de integración que concesiones comerciales multilaterales complejas, debido a que en este último caso se producen con mucha frecuencia comportamientos no cooperativos u oportunistas y sofisticadas barreras comerciales difíciles de vencer. Se trata por lo tanto de una forma de acercar lo ideal a lo posible en materia de libre comercio.

• Los procesos de integración regional pueden ser interpretados como un camino

gradual hacia la liberalización comercial a escala mundial, ya que permiten avanzar hacia una estructura arancelaria multilateral más eficiente por las mejoras paulatinas que produce la cooperación internacional de los bloques económicos en esta materia.

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2.3. Efectos del Proceso de Integración Por otra parte, también existen un cúmulo de efectos de los procesos de integración regional, algunos de carácter más bien teóricos y no siempre verificados por las experiencias históricas, y otros de carácter más bien empíricos, es decir surgidos concretamente de dichas experiencias. Entre los efectos más importantes se pueden señalar los siguientes como los más importantes: • Uno de los efectos señalados por la teoría tradicional del comercio, pero que no

siempre se verifica en la práctica, son las reducciones de los costos implicados por el intercambio comercial regional, fruto de economías de escalas (de un mercado ampliado) y del estímulo a las mejoras introducida por la liberalización de los procesos de integración económica. Estos efectos tienen como supuesto básico, según el esquema neoclásico y neoliberal, que la apertura económica es condición necesaria y suficiente para que las empresas adopten cambios internos. Lo cierto es que la evidencia empírica, como la experiencia de la U.E., destaca que es sólo condición necesaria aunque no suficiente. Hace falta otros estímulos, especialmente por parte de las instituciones empresariales y del propio Estado, para cambiar las lógicas dominantes de competencia y las estructuras de costos vinculadas a una determinada tecnología de producción.

• La integración genera efectos de expansión y de desviación del comercio hacia el

espacio intrarregional, modificando por ende los flujos de comercio de cada país del bloque y redireccionándolos hacia el ámbito regional recién constituido. Por lo tanto, crece notablemente el comercio intrarregional.

• El nuevo espacio también permite economías de especialización, en lo cual el papel

de las empresas transnacionales también juega un rol importante. En el ámbito del nuevo espacio regional se procede a una nueva división del trabajo, particularmente catalizada cuando las filiales de empresas multinacionales sólo se orientaban al mercado interno en el marco de políticas nacionales de sustitución de importaciones. En el nuevo mercado regional las empresas proceden ahora a especializaciones que favorecen a su vez el dinamismo del comercio intraindustrial.

• Se modifican los factores que generaban la localización de las empresas en los

países miembros, originándose un nuevo equilibrio espacial que incluye también a las infraestructuras físicas necesarias para la integración (caminos, aeropuertos, puertos, etc.). Como resultado se crean polos o corredores más dinámicos en detrimento de algunas micro-regiones que ven drenadas sus ventajas locacionales. Si no hay un esfuerzo explícito por parte de los Estados en el ordenamiento espacial, como es el caso de los Fondos Estructurales y de Cohesión Europeos, se producen situaciones de marginación económicas de las regiones periféricas del nuevo bloque económico.

• Otros efectos importantes son los que tienen que ver con las condiciones más macro

de las economías intervinientes en el proceso de integración, lo que exige a su vez procesos crecientes de coordinación macroeconómica. La existencia de esta coordinación, a través de mecanismos formales o informales, diferencia a las integraciones formales de las reales. En América Latina, hubo numerosos intentos de integración económica que justamente no pasaron del carácter formal de las mismas, sin ningún efecto real.

• La integración también tiene efectos sobre las variaciones de los tipos de cambio

real, lo cual puede retroalimentar a otros efectos (condiciones macroeconómicas, cambios espaciales, etc.). En el terreno monetario es también necesario un importante esfuerzo de coordinación, para no descolocar a los actores regionales y no introducir tensiones que puedan ser irresolubles en el marco del bloque. El

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MERCOSUR es un claro ejemplo de estos problemas, con devaluaciones inconsultas por parte sobre todo de los grandes socios, Argentina y Brasil.

• También existen efectos sobre las expectativas de los agentes económicos, de

indudable importancia para el consumo, la inversión y la propia estabilidad del proceso de integración.

• Teniendo en cuenta estrictamente los procesos de integración, se debería hablar

más propiamente de regionalización del mundo comercial que de globalización, ya que las actuaciones tienden no sólo a generar integraciones hacia delante sino también a crear bloques que neutralicen a otros (contrabloques). Los ejemplos en estos últimos casos pueden ser la acción de EE.UU. con América latina, UE y México, Japón con los dragones asiáticos. Existen acuerdos para llegar a zonas de libre comercio y aumentan intercambios entre los bloques.

2.4. Tipos de Procesos de Integración En cuanto a los tipos de integración económica, se pueden distinguir las siguientes experiencias históricas: • Acuerdos de Libre Comercio o Zonas de Libre Comercio: entre los países miembros

se reducen o eliminan barreras arancelarias o para–arancelarias (barreras técnicas o comerciales), pero no se fija un arancel común frente a terceros países ajenos al acuerdo. Una experiencia de esta naturaleza podría ser la denominada EFTA (European Free Trade Agreement, lanzado en 1960 englobando a todos los países nórdicos, a Gran Bretaña, Suiza, Austria y Portugal), zona que terminaría siendo absorbida por la actual Unión Europea. Existen, además, experiencias con intercambios muy fuertes aunque sin proceso formal de integración, como es el Acuerdo del ASEAN en el sudeste asiático. También se podría citar aquí la experiencia de Latinoamérica en torno a la ALALC (luego ALADI) que comenzó en 1960.

• Unión Aduanera: se da cuando entre los países miembros no sólo se allanan las

barreras arancelarias y para –arancelarias, sino también se procede a fijar un arancel externo común (aec). Un ejemplo de este tipo podría ser la propia experiencia del MERCOSUR, aunque dado los problemas sectoriales se podrían denominar como una unión aduanera imperfecta. Otro ejemplo de este tipo de integración podría ser el caso del BENELUX, entre Bélgica, Holanda y Luxemburgo, que data de 1948 a 1958, y que fue considerado también como uno de los gérmenes de la actual U.E.

• Mercado Único o Común: se da cuando no sólo se fija un arancel externo común

sino también se procede a homogeneizar las políticas comerciales, comportándose como un único mercado sin aduanas ni barreras de ningún tipo. Generalmente, en esta etapa de integración se dan también libertad no sólo al movimiento de mercancías sino también al de capitales, servicios y personas. Como ejemplo se podría citar la experiencia de la Unión Europea desde 1993 a 1999, llamada la segunda etapa del proceso de integración.

• Unión Económica y Monetaria: Se trata de un avanzado estado de integración

económica, del cual la única experiencia histórica es la U.E. Los rasgos característicos son la total cesión de la autonomía monetaria a favor de una moneda única y una elevada disciplina macroeconómica de todos los países y regiones componentes del Tratado. En esta experiencia concreta también se han dado pasos para la unión política y social, y en menor medida en materia de defensa común.

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3. La Unión Europea

3.1. Orígenes La Unión Europea comienza su andadura en el marco de las segunda post-guerra. La finalidad de dicha integración económica tuvo que ver no sólo con las necesidades norteamericanas de generar una contraparte necesaria al Plan Marshall primero (CECA en 1950), sino también luego crear como un contrapeso a la fuerte influencia de EE.UU. en el Viejo Continente. Los hitos o fechas históricas salientes en este proceso integrador, que no fue para nada lineal, se resumen en el siguiente Cuadro:

Cronología de la Unión Europea

Sept. 1946 Discurso de Churchill en Zurich sobre los “Estados Unidos de Europa”

Mayo de 1950 Robert Schuman, primer ministro francés, propone la creación de la Comunidad Europea del Acero y del Carbón (CECA).

Junio de 1955 Reunión de Mesina para la creación de una Europa Unida.

Mayo de 1956 Aprobación en Venecia del Informe Spaak, ministro francés de RR.EE., a quien se encomendó estudiar una acción común en el campo nuclear y económico.

Marzo de 1957

Firma de los Tratados de Roma (CEE, Euratom y CECA), los que entrarían en vigencia a partir de 1958, estando la CEE integrada por seis miembros: Italia, Francia, Alemania, Luxemburgo, Bélgica y Holanda.

Octubre de 1969 Cumbre de La Haya: creación de la unión aduanera y lanzamiento de la política agraria común (PAC o subsidios desembozados al agro comunitario).

Enero de 1973 Ampliación de la CEE-6 a la CEE-9 con la incorporación de Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca.

Dic. de 1974 Puesta en marcha del Consejo Europeo, como órgano de decisión política.

Febrero de 1975 Firma del Acuerdo de Lomé entre la CEE y 46 países de África, Caribe y Pacífico (ex colonias), inaugurando la política de “ayuda al desarrollo”.

Junio de 1975 Creación de los Fondos de Desarrollo Estructural (FEDER)

Marzo de 1979 Entra en vigor el Sistema Monetario Europeo, que establece el Ecu como unidad de cuenta y una canasta de monedas que tenían una banda de fluctuación.

Junio de 1979 Inauguración del Parlamento Europeo, en Bruselas, con 410 diputados.

Enero de 1981 Ampliación de la CEE-9 a CEE-10 con la entrada de Grecia.

Enero de 1986 Ampliación de la CEE-10 a CEE-12 con la entrada de España y Portugal.

Julio de 1987 Entrada en vigor del Acta Única, que dio renovado impulso a la unión económica y monetaria, fijando fechas para el lanzamiento del Mercado Único.

Abril de 1989 Aprobación del Informe Delors, sobre la configuración futura de la unión económica y monetaria (UEM).

Enero de 1990 Entrada en vigor de la primera fase de la UEM.

Febrero de 1992

Firma del Tratado de Maastrich o de la Unión Europea da impulso definitivo a la consolidación de la Unión Europea, abarcando campos como la unión política, la UEM y la política exterior y de seguridad común (PESC).

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Enero de 1993 Entrada en vigor del Mercado Único, lo que supone consumar las cuatro libertades básicas: movimientos de personas, capitales, bienes y servicios.

Enero de 1994 Comienzo de la segunda fase de la UEM, basada en los criterios de Maastrich.

Enero de 1995 Ampliación de UE-12 a UE-15 con la entrada de Austria, Finlandia y Suecia.

Mayo de 1998 Examen de convergencia según los criterios de Maastrich para entrar en la UEM.

Enero de 1999

Lanzamiento de la tercera fase de la UEM, con los países que pasaron voluntariamente los criterios de convergencia. No hay billetes ni monedas en Euros (€) ni retirada de las monedas nacionales. Se concreta la transferencia de la política monetaria al Banco Central Europeo.

Julio del 2000 Entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio entre la UE y México.

Enero del 2002 Entra en vigor el (€) con retirada de las monedas nacionales, concretándose la UEM.

Abril del 2004 Intercambio de propuestas de integración económica entre la UE y el Mercosur.

Mayo del 2004 Ampliación de UE-15 a UE-25 con la entrada de Letonia, Lituania, Estonia, Rep. Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Polonia, Hungría, Chipre y Malta.

Fuente: elaboración propia.

3.2. Estructura cctual y características de la UE La actual UE puede ser caracterizada en términos globales como un proceso de integración gradual horizontal (número de países) y vertical (grado de integración alcanzado progresivamente). En términos estructurales, según Eurostat la UE representa el 3% de la superficie mundial, 7% de la población mundial, 31% del PIB mundial y el 45% del comercio internacional. Algunas de las características distintivas de la experiencia de la UE pueden resumirse en las siguientes: 1. El proceso de integración está en gran medida condicionado por la forma en cómo

la conciben y perciben todos los gobiernos y los pueblos de la UE, y por los mecanismos de participación en la toma de decisiones. Existen diferencias tanto en la forma del proceso como los límites al proceso de integración, que han ido variando con el tiempo. Por ejemplo, la retirada de Gaulle de la escena política en 1968 permitió destrabar el proceso de toma de decisiones y avanzar notablemente en los procesos de integración más allá de los límites originalmente previstos a partir del Tratado de Roma de la CEE.

2. Los ciclos económicos han sido muy influyentes, lo que ha implicado que el proceso

de integración no ha sido en absoluto lineal, sino que ha avanzado en ciclos expansivos y ha tenido retrocesos en ciclos recesivos.

3. El contexto político interno de los países ha condicionado también en gran medida el

alcance y la forma de llevar este proceso de integración. Existen países que como Gran Bretaña han permanecido voluntariamente al margen de la UEM. En este sentido existen dos fuerzas antagónicas en el contexto político, llamadas el

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europesimismo y el eurooptimismo, y por momentos se impone una y luego prevalece la otra.

4. El proceso de unión monetaria estuvo basado en criterios económicos y financieros

de carácter nominal, dejándose de lado criterios que reflejaran las diferencias sociales entre los países, razón por la cual ha sido bastante criticado dado que existen fuertes desigualdades entre los países de la zona €. La condiciones de convergencia han sido calificadas como criterios liberales ya que fueron concebidas al sólo objeto de permitir las cuatro libertades básicas (trabajadores, capitales, mercancías y servicios) y el adecuado funcionamiento del mercado único, con prescindencia de los problemas de convergencia social.

5. El proceso de integración ha privilegiado de manera casi unidireccional las

condiciones macroeconómicas necesarias para una estabilidad de precios, aunque esto implique una pérdida del margen de maniobra de la Comisión Europea y de los Gobiernos nacionales.

6. Para mitigar los efectos, el Tratado de Maastrich plantea la creación de los Fondos

de Cohesión y la ampliación de los Fondos Estructurales (ver Políticas en 3.3), aunque cabe acotar que no hay instituciones que abarquen un espacio social europeo.

7. Según la Comisión Europea, la última ampliación de la UE traerá como efectos el

aumento del valor de los intercambios entre los países de la UE (el cual se ha triplicado entre 1989 y 1995); un crecimiento rápido y continuo del mercado de exportaciones de Europa Occidental; un aumento de la superficie agrícola en 60 millones de hectáreas (dato importante para nuestro país); y, por último, generará una mayor influencia de la UE en las negociaciones internacionales.

3.3. Organismos y Políticas de la UE Existe una diversidad de organismos que componen la UE, encargados de formular y ejecutar las diversas políticas comunitarias de muy distinta naturaleza. En breve síntesis, dichos organismos podrían describirse como: • Consejo Europeo: máximo órgano político, que se reúne tres veces al año. Los

miembros son los presidentes o primeros ministros quienes se reúnen para trazar la macro políticas a llevarse a cabo en el seno de la UE.

• Consejo de Ministros: los ministros de las distintas áreas, reunidos en consejo,

tienen la facultad de decidir sobre las materias de su incumbencia. Estas decisiones tienen carácter tanto ejecutivo y como a veces legislativo, ya que dan origen a Directivas Comunitarias. Las decisiones se toman siempre en base a los informes elaborados por la Comisión Europea, decisiones que son siempre tomadas por consenso. En algunas materias se recurre a la mayoría cualificada, que representa el 70% de los votos.

• Comisión Europea: es el verdadero poder ejecutivo de la UE, encargado de poner en

marcha las decisiones de los Consejos de Ministros. Además, supervisa el cumplimiento de la Directrices emanadas de su seno y también tiene la capacidad de proponer iniciativas propias a los países y regiones. La dinámica de relación entre la Comisión, los Gobiernos Nacionales y los Gobiernos de las Regiones está basada

en el principio de subsidiariedad1.

1 Dejar hacer cuando los cuerpos inferiores están en condiciones de hacer (gobiernos nacionales y regionales) y hacer o

promover cuando dichos cuerpos inferiores no estén en condiciones de hacer.

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• Parlamento Europeo: tiene como misión principal el control de la Comisión Europea. También dispone de una capacidad muy restringida de legislar. Alberga en su seno también al Consejo de las regiones europeas, órgano con el cual acciona permanentemente en la búsqueda de consensos.

Entre las políticas más importantes merecen destacarse la Política Agraria Común y la Política Regional Europea. La primera, muy cuestionada por los países de América Latina en particular y del mundo en desarrollo en general, tuvo origen en el Tratado de Roma, consolidándose definitivamente a partir de la Cumbre de La Haya en 1969. Desde su nacimiento estuvo asociada a las políticas de seguridad alimentaria, comprensible sobre todo por los efectos de posguerra en Europa. Desde entonces, y sistemáticamente, primero la CEE y luego la UE han argumentado que la PAC es parte integrante de sus políticas sociales y se han negado a eliminar lo que ellos consideran legítimas políticas de ayuda social y de seguridad alimentaria. En 1987 la PAC sufre una profunda reforma, que consistió solamente en la adaptación de la oferta a la demanda, para evitar los excedentes que subsidiados entraban al mercado mundial, con claros perjuicios para países como el nuestro. Por lo demás, se prosiguió con el mantenimiento de las políticas de precios subsidiados bajo el argumento de asegurar una renta adecuada a los productores agrícolas, con el estímulo a las producciones deficitarias y con la coordinación con las Políticas Regionales. Sólo para dar una idea del volumen de los subsidios, en el año 1999 la Comisión destinó más de 38 mil millones de Euros, más de una tercera parte del presupuesto comunitario, a los subsidios de la PAC. En relación a las Políticas Regionales, éstas fueron diseñadas para resolver las graves asimetrías regionales y sociales de las distintas regiones y países europeos, incluyendo aquellas de carácter tecnológicas. El principal instrumento de intervención ha sido los fondos estructurales de desarrollo, denominados FEDER. Dichos fondos sufrieron una importante modificación en agosto de 1987 cuando se aprobó una propuesta de reforma de los mismos, estableciéndose cinco objetivos básicos que han permanecido como prioridades de apoyo hasta hoy: • Objetivo 1: fomentar el desarrollo y ajuste estructural de las regiones menos

desarrolladas de la UE. • Objetivo 2: reconvertir las regiones menos favorecidas, las regiones fronterizas o

partes de regiones gravemente afectadas por el declive industrial. • Objetivo 3: combatir el desempleo de larga duración. • Objetivo 4: facilitar la inserción profesional de los jóvenes. • Objetivo 5: promover la adaptación de las estructuras agrarias (objetivo 5ª) y

fomentar el desarrollo de las zonas rurales (objetivo 5b). Más tarde, y a partir del Tratado de Maastrich, se introducen los Fondos de Cohesión, los cuales constituyen una contribución financiera de la UE a los estados miembros que tengan un PBI por habitante inferior al 90% de la media comunitaria. Se incluyen en las actuaciones proyectos vinculados a la preservación del medio ambiente y a la construcción de infraestructuras de transporte que tengan también interés comunitario. Ciertamente, los países deben cumplir los respectivos programas de convergencia económica para poder beneficiarse de los Fondos de Cohesión.

3.4. Relaciones entre Argentina y la UE Para el análisis de las relaciones entre Argentina y la UE se procederá a sintetizar las características más salientes del comercio entre ambas economías, tal como resultan de las cifras del Cuadro 1 a continuación. Como puede observarse, el comercio exterior (exportaciones más importaciones, a precios FOB) se ha incrementado un

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452,14 % entre 1990 y el año 2000, es decir más de cuatro veces en sólo 10 años, a un promedio anual del 45% no acumulable. Por otra parte, las exportaciones argentinas crecieron un 133,7 % en todo el periodo, mucho menos que las importaciones que crecieron un 1156,6%, es decir casi 10 veces más que las exportaciones. Esto muestra a prima facie que el modelo exportador de Argentina, basado en commodities (productos no diferenciados) industriales (tubos sin costuras, aceite de soja, materia prima petroquímica, etc.) y en recursos naturales (soja, gas natural, petróleo, minerales, etc.) será siempre deficitario con los países centrales, debido a lo que el Dr. Presbisch identificara ya en la década de los ’50 como “el deterioro de los términos de intercambio” para los países de la periferia.

Cuadro Nº 1: Comercio Exterior Argentino con MERCOSUR, NAFTA y Unión Europea

Año Exportaciones FOB Importaciones FOB Saldo

Mercos Nafta UE Mercos Nafta UE Mercos Nafta UE

1990 1832,6 2101,7 1816,7 833,4 968,9 500,1 999,2 1132,8 1316,6

1991 1977,1 1551,2 1953,4 1738,2 1744,0 788,5 238,9 -192,8 1164,9

1992 2326,9 1638,3 3731,8 3676,3 2817,2 3633,3 -1349,4 -1921,4 -492,8

1993 3684,0 1562,5 3646,4 4028,7 3483,9 4139,2 -344,7 -1921,4 -492,8

1994 4803,7 2083,5 3890,5 4783,8 4819,2 6139,6 19,9 -2735,7 -2249,1

1995 6769,7 2026,9 4465,6 4602,7 4856,6 6024,5 2167,0 -2829,7 -1558,9

1996 7818,4 2470,6 4562,6 5809,0 5565,7 6901,8 2109,4 -3095,1 -2339,2

1997 9596,7 2554,4 3992,8 7612,7 7155,7 8320,9 1984,0 -4601,3 -4328,1

1998 9410,8 2701,3 4602,1 7939,1 7217,8 8620,2 1471,7 -4516,5 -4018,1

1999 7071,3 3173,8 4712,6 6298,8 5776,9 7119,2 772,5 -2603,1 -2406,6

2000 8401,8 3764,5 4691,2 7199,3 5675,2 5784,1 1202,5 -1910,7 -1092,9

Fuente: Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Nota: En millones de u$s

Esta situación se ve agravada en el caso de las exportaciones de Argentina y del Mercosur a la UE debido a los efectos de la PAC ya comentados. Los efectos de la PAC son materia actual de discusión en las negociaciones que llevan adelante la UE y el Mercosur para establecer un tratado de libre comercio entre ambas regiones. Cabe acotar, que como lo reflejaron los medios de prensa, el 15 de abril de 2004 ambos bloques debían intercambiar propuestas concretas de liberalización para la firma de dicho tratado. El Mercosur presentó en tiempo y forma una propuesta compleja en la que se incluía todo el universo arancelario (casi diez mil productos). Sin embargo, la UE no mandó ninguna propuesta y prefirió el envío de funcionarios para deslizar una “propuesta dialogada”. Desde una perspectiva estratégica, el acuerdo entre el Mercosur y la UE es vital para fortalecer lazos con el segundo destino de las exportaciones del bloque sudamericano, y a la vez mejorar las posiciones del bloque en las futuras negociaciones del ALCA.

3.5. Datos Globales de la UE A continuación, se presentan algunos datos globales de la UE, en particular de población y del producto bruto interno, teniendo en cuenta la Unión Europea de los 15 miembros.

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Cuadro N° 2: Población de la UE

Totales y por países

VALORES ABSOLUTOS (en miles de habitantes)

1993 1994 1995 1996 1997

Unión Europea 369.729 370.988 372.103 373.158 374.062

Bélgica 10.084 10.116 10.137 10.157 10.181

Dinamarca 5.189 5.205 5.228 5.262 5.284

Alemania 81.179 81.422 81.661 81.896 82.052

Grecia 10.379 10.426 10.454 10.476 10.499

España 39.086 39.149 39.210 39.270 39.323

Francia 57.654 57.900 58.139 58.375 58.609

Irlanda 3.574 3.586 3.601 3.626 3.661

Italia 57.049 57.204 57.301 57.397 57.512

Luxemburgo 398 404 410 416 421

Países Bajos 15.290 15.383 15.459 15.531 15.611

Austria 7.991 8.030 8.047 8.059 8.072

Portugal 9.876 9.902 9.916 9.927 9.946

Finlandia 5.066 5.088 5.108 5.125 5.140

Suecia 8.719 8.781 8.827 8.841 8.846

Reino Unido 58.191 58.395 58.606 58.802 58.905

Fuente: EUROSTAT

Cuadro N° 3: Producto Bruto Interno de la UE a Precios de Mercado

Totales y por países

VALORES ABSOLUTOS (en miles de millones de ECUS)

1993 1994 1995 1996 1997

Unión Europea 5916 6211 6451 6781 7144

Bélgica 183 196 209 211 214

Dinamarca 115 123 133 139 144

Alemania 1634 1729 1837 1845 1845

Grecia 79 83 89 97 106

España 420 419 440 472 482

Francia 1062 1117 1168 1205 1222

Irlanda 42 46 50 57 68

Italia 842 856 832 956 1011

Luxemburgo 11 13 13 14 14

Países Bajos 266 282 303 311 319

Austria 156 165 177 180 182

Portugal 71 74 81 86 90

Finlandia 72 83 96 98 106

Suecia 159 167 177 198 201

Reino Unido 805 857 846 911 1139

Fuente: EUROSTAT

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Puede destacarse el peso destacado de los cuatro grandes, como son Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia, tanto en población como en el producto bruto interno.

4. Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por siglas en inglés)

4.1. Origen del Tratado El NAFTA fue el primer tratado entre dos países desarrollados, Canadá y EEUU, y un país en desarrollo como México, aunque con un gran potencial de desarrollo propio. El Tratado se firmó el 17 de diciembre de 1992 y entró en vigor el 1° de enero de 1994. Tiene como antecedente al Acuerdo de Libre Comercio entre Canadá y los EEUU, de 1989, a cual amplia con la incorporación de México y profundiza con capítulos que no había en aquél. El NAFTA estableció un cronograma de desaparición progresiva de aranceles hasta un valor cero a lo largo de un período que, en general, no supera los diez años, aunque con algunas excepciones para los denominados sectores “sensibles” (productos avícolas y lácteos para Canadá; maní, azúcar, algodón y jugo de naranja para EEUU; los aranceles serán cero en 15 años). Hasta el momento, no sólo se ha cumplido con el calendario planeado sino que incluso se han efectuado rondas de negociación para una reducción acelerada de aranceles. Las preferencias otorgadas y obtenidas por México eran ya importantes para el año 2000. Por otra parte, no pocos analistas afirmaron que el NAFTA es una respuesta a la indiscutible fortaleza de la UE, sobre todo con la conformación de la UE de los 15, y al derrumbe político y económico de los países del Este europeo, lo que también aumenta el alcance de las influencias de la UE. Todo ello determinó un cambio de la política norteamericana, en el marco de un ciclo de extraordinario crecimiento como fue la década de los ’90 para esta superpotencia.

4.2. Características del NAFTA El NAFTA posee unas características diferenciales en relación a las formulaciones anteriores a la OMC a escala mundial y a las sucesivas propuestas de unión aduanera planteadas para el continente americano, desde la famosa Conferencia Panamericana de 1889, lanzada por el gobierno de EE.UU. Entre las características más salientes se pueden destacar: • El objeto primordial del NAFTA es la libre circulación de las mercancías y los

capitales, dando garantías de seguridad absoluta a la inversión. El tratado excluye de manera manifiesta la movilidad de la mano de obra (que tendería a igualar los salarios). También se excluye cualquier política o instrumento compensatorio de los efectos producido por la integración en relación a las economías con niveles de desarrollo tan asimétricos como las que se integran. Por ende, sus principales características son claramente diferentes a las descriptas para la UE y las que detallaremos para el MERCOSUR, que ponen algún énfasis en la integración económica y social.

• Otra característica distintiva del NAFTA es la inclusión de compromisos

complementarios sobre Cooperación Medioambiental, Cooperación laboral (en materia de derechos laborales para evitar el “dumping social”), Medidas de Salvaguardia, y cobertura específica de algunos de sus capítulos del área de servicios, así como el establecimiento de mecanismos de solución de controversias en las varias áreas.

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• Por ser una zona de libre comercio, el NAFTA deja en libertad a sus miembros para concluir acuerdos comerciales con terceros países. En este sentido, México ha logrado también un acuerdo de libre comercio con la UE, ha iniciado negociaciones con el Mercosur, y ha firmado acuerdos con distintos países de dentro y fuera de la región.

• El tratado incluye en su regulación un conjunto extremadamente amplio de materias.

Ello se debe a su filosofía de base: el libre comercio desde la perspectiva de la teoría de las ventajas comparativa, que ciertamente favorecen a los países centrales. Esta filosofía se concreta en tres principios aplicables tanto al comercio como a las inversiones: trato nacional (por ejemplo, eliminación del “compre nacional”, cláusula de la nación más favorecida y transparencia.

• Algunas de las disposiciones del NAFTA fueron la base de los tratados de la OMC,

aunque con algunas diferencias importantes. Por ejemplo, en lo que se refiere a controversias, éstas se originan en reclamos de los Estados en el seno de la OMC. En cambio, el NAFTA formula un procedimiento distinto en el cual las empresas o incluso los individuos que se consideren afectados en sus derechos emanados del Acuerdo, pueden reclamar directamente la formación de un tribunal arbitral para demandar a un Estado.

• Además, en las actuales negociaciones en torno al ALCA los Estados Unidos

pretenden que éste sea una extensión del NAFTA, particularmente en lo que se refiere a avanzar en la resolución de controversias por la vía antes explicada. En la experiencia de 10 años del NAFTA, los litigios han favorecido sin solución de continuidad a las grandes empresas norteamericanas o canadienses. Este es uno de los puntos más críticos de las negociaciones en torno al ALCA, cuyas negociaciones están previstas que concluyan en enero del 2005.

• El bloque del NAFTA tiene una enorme asimetría entre los países componentes:

E.UU. detenta aproximadamente el 87% del PBI, mientras que Canadá aporta el 8% y México el 5% restante. La concentración de la población es también asimétrica, aunque un poquito menor que lo detallado para el PBI (ver datos más abajo).

• A partir de este año de 2001 se eliminó la devolución de derechos aduaneros

pagados sobre insumos de productos que se exportan desde México a los otros dos miembros. Esta medida impactó sobre todo en la denominada “industria maquiladora”, localizada esencialmente en la frontera entre México y los EEUU, y por ende en la generación de empleo en México.

4.3. Relaciones de Argentina con el NAFTA Argentina no ha tenido nunca en Estados Unidos ni en Canadá mercados importantes, mientras que al revés nuestro país ha sido siempre un buen cliente para los dos gigantes del Norte. Por ello, como resulta de los datos del Cuadro N° 1, no es de extrañar que el comercio entre nuestra nación y el NAFTA tenga un carácter deficitario, siguiendo la tendencia histórica antes señalada. La raíz de la misma tiene que ver con el distinto patrón de especialización productiva entre ambas economías, que lejos de beneficiar a la Argentina como señala la teoría convencional del comercio basada en ventajas comparativas, ha generado un déficit estructural en materia de nuestro comercio exterior con las naciones desarrolladas. Cabe señalar que el saldo comercial con el NAFTA en 1990 fue favorable a nuestro país por el cierre virtual de la importación debido a la crisis de 1989, que impacta en la compra de bienes intermedios para la industria. Una leve recuperación de la industria hace que se vuelva a los valores históricos de compra de insumos intermedios y

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bienes de equipo, con lo cual el comercio vuelve a ser históricamente deficitario. Ello debe ser motivo de reflexión para las estrategias de participación de Argentina en el ALCA. Por otra parte, dicha recuperación argentina de la crisis hiperinflacionaria de 1989, a lo cual pueden sumarse la recuperación de los flujos voluntarios de inversión extranjera directa y el mejoramiento general de las relaciones diplomáticas bilaterales con los Estados Unidos durante la década de los ’90, han implicado un incremento del intercambio comercial bilateral de nuestro país con el NAFTA de aproximadamente un 307,40% en la última década (1990-2000; ver Cuadro N° 1). Sin embargo, este crecimiento significativo se ha debido en mayor medida al incremento de las exportaciones del NAFTA a la Argentina (585,74%), y no tanto por el aumento de nuestras exportaciones al NAFTA (179,12%). Cabe acotar que Argentina tiene enormes dificultades para colocar su producción primaria por las restricciones y subsidios del gobierno norteamericano, y el fuerte lobby de las empresas agrarias en el Congreso de los EE.UU (que ha demostrado sobrada eficacia en el pasado). Brasil, por otra parte, tuvo que enfrentar (2002) al lobby del complejo siderúrgico norteamericano, con importantes pérdidas a partir de la decisión del presidente Bush de incrementar las barreras arancelarias para el acero. En cuanto a la relación entre Mercosur y NAFTA, ésta será abordada en el punto siguiente.

4.4. Algunos Datos Globales del NAFTA Entre otras de las características del Nafta, se puede destacar del Cuadro N° 4 la diferente estructura de la población económicamente activa y del PBI de México en relación con los otros dos socios. En el primer caso resalta la importante cantidad de la población dedicada a las actividades rurales, en detrimento de las actividades de servicios. En cambio los socios más desarrollados tienen una estructura de población y del PBI muy parecida, evidenciando similitudes estructurales de desarrollo.

Cuadro N° 4: Datos económicos para el NAFTA (año 1993)

País Superficie

(Km2) Población

PBI (millones de u$s)

PBI/ cápita

Estructura de PEA Estructura de PIB

A I S A I S

Canadá 9.976.131 28.125.400 598.500 20.500 4.2 24.6 71.2 5.0 27.0 68.0

México 1.972.547 93.086.800 333.700 7.800 23.0 28.0 49.0 8.0 33.0 59.0

EE.UU 9.363.123 259.533.000 6.374.000 24.800 2.8 26.2 71.0 2.1 25.6 72.3

NAFTA 21.311.809 380.745.200 7.306.200 19.189 -.- -.- -.- -.- -.- -.-

Fuente: Fernández y Parejo (1995). Nota: las abreviaturas de la Estructura son las siguientes: (PEA) población

económicamente activa; (PIB) producto interno bruto a precios de mercado; (A) agricultura; (I) industria y (S) servicios.

5. MERCOSUR

5.1. Creación y desarrollo del MERCOSUR De todas las experiencias de integración económica acaecidas en América Latina, el Mercado Común del Sur o MERCOSUR es actualmente la experiencia de mayor éxito. El bloque está integrado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, y cuenta también con dos países asociados, como son Chile y Bolivia. El 26 de marzo de 1991 los

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países miembros signaban el Tratado constitutivo de Asunción, poniendo en marcha un Programa de Liberalización Comercial Recíproco, que implicó un desarme arancelario bastante poco paulatino hasta el 1° de enero de 1995 para Argentina y Brasil y enero del ’96 para Uruguay y Paraguay. Además, se establecieron acuerdos sectoriales para sectores “sensibles”, un arancel exterior común frente a terceros países y una incipiente coordinación de políticas económicas. El MERCOSUR reconoce como antecedentes cercanos los acuerdos firmados entre Argentina y Brasil en 1986, denominados PICE (Programa de Integración y Cooperación Económica), que proponía una lógica sectorial de negociación que se mantuvo hasta 1990. Los principales logros se obtuvieron para el sector automotriz debido a la presencia de las empresas multinacionales en ambos países. A partir de 1991, se cambia la lógica de negociación hacia un tratamiento más global de todas las materias de integración, sumándose además a Uruguay y luego Paraguay. No obstante, recién a fines de 1994, el acuerdo de Ouro Preto pone efectivamente en marcha al MERCOSUR como unión aduanera, avanzando así sobre lo estatuido en el tratado de Asunción. Desde esta fecha se eliminaron las barreras arancelarias entre los cuatro países (con excepciones como el sector automotriz y el azúcar), al igual que se adoptó un Arancel Externo Común (AEC). El eje central del MERCOSUR está constituido por el eje imaginario de Argentina y Brasil, de cuyas relaciones va a depender el éxito o el fracaso del Acuerdo. Brasil pasó a ser en poco tiempo el principal mercado para las exportaciones argentinas, y la Argentina es el segundo mercado en importancia para el socio carioca. Como ya señaláramos en el punto 2.3 de efectos, el comercio interregional experimentó, desde los primeros acuerdos de integración hacia fines de la década de los ‘80, un notable incremento de más del 20% anual, que quintuplicó el crecimiento del comercio extra-zona (ver Cuadro 5). Ciertamente el MERCOSUR adolece de numerosas imperfecciones, tiene aún tensiones y controversias y muestra una importante carencia en materia de institucionalización, comparado con otras experiencias. A ello debería agregarse los impactos de la crisis interna de los dos socios principales (crisis y devaluación en Brasil y la salida de la convertibilidad, devaluación y aguda recesión de Argentina). A pesar de todo ello, lo más notable es que el comercio tanto entre los dos países como en el bloque en general tuvo una gran estabilidad, evidenciando que existe una verdadera relación estructural de las economías, que se ha ido incrementando con el tiempo.

5.2. Características del MERCOSUR El mismo proceso de vaivén señalado para la integración de la UE ha tenido en su configuración, hace ya casi diez años, el MERCOSUR. Pese a ello, se han ido consolidando una serie de características que se pueden destacar: • Este proceso de integración regional constituye para la Argentina el área donde se

lograron sus mayores progresos contemporáneos en materia de inserción internacional. El MERCOSUR juega una activa participación en el conjunto de las exportaciones argentinas y cobra una relevancia mayor si se analiza su composición sectorial: del 30% que la Argentina exporta al MERCOSUR, cerca de la mitad corresponde a manufacturas industriales, que son productos de mayor valor agregado. A ello debemos agregar que las exportaciones argentinas a Chile también tienen una participación importante en el comercio argentino, cercana al 10%, realzando la importancia de la región.

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• El MERCOSUR tiene también íntima conexión con los procesos de apertura económica, desregulación y privatizaciones de toda América Latina, en el marco de las soluciones planteadas por el Plan Brady para la deuda externa. En el caso de Argentina, la apertura tuvo niveles mucho más elevados que los de cualquiera de los países centrales durante su proceso de industrialización. La integración ha significado para nuestro país la profundización de un modelo de inserción internacional basado en la exportación de recursos naturales, con una profunda desarticulación de su estructura industrial, extranjerización de sus empresas no sólo públicas, con desequilibrios permanentes en las cuentas externas hasta llegar a la cesación de pagos, a todo lo cual debe agregarse el flagelo del desempleo estructural. La conformación de un área de libre comercio no hizo nada más que exacerbar esas tendencias.

• Respecto a los otros bloques, en conjunto las exportaciones hacia los mismos se

elevan a poco más del 30% de las ventas totales, y de ellas la Unión Europea cuenta con una importancia relativa mayor. En cuanto a su composición, podemos destacar que en términos relativos la Unión Europea compra más productos argentinos de carácter primario y manufacturas de origen agropecuario que manufacturas de origen industrial y combustibles.

• La coordinación de las políticas macroeconómicas recién han comenzado, y a pesar

de algunos desencuentros se está produciendo mecanismos de consulta permanente entre los miembros del bloque. El nombramiento de un coordinador (Dr. Eduardo Duhalde) ha mejorado el clima de consensos y de tratamiento de controversias esencialmente políticas. Se puede incluir en este capítulo también las consultas por la negociación de la deuda externa entre Argentina y Brasil.

• La relativa estabilidad del comercio intrazonal demuestra que los lazos comerciales y

económicos que se establecieron entre los países –especialmente las dos naciones más grandes- en apenas una década son profundos, aunque entre 1999 y el 2001 cayera el volumen de comercio.

• En relación al ALCA, como señala Rapoport (2004: 63), “...Lo más ventajoso para la

Argentina es mantener y reforzar el MERCOSUR y negociar a través de él con los otros bloques regionales: NAFTA, UE, países Asiáticos, otros países latinoamericanos, y la OMC. Asimismo, el MERCOSUR debería avanzar rápidamente en la construcción de instituciones comunes: en especial, en la coordinación de políticas macroeconómicas que reafirmen el polo negociador y amplíen los mercados”. Es decir, que las mejores estrategias de negociación de Argentina, por el incremento de su fuerza negociadora, se dan en el marco del MERCOSUR, y no desde el ALCA, acuerdo que debe ser limitado o pospuesto a un acuerdo entre bloques comerciales para evitar el colapso de los sectores productivos que no son complementarios sino competitivos con el sector agroalimentario de la economía norteamericana.

• El MERCOSUR tuvo un lugar mucho más destacado que el NAFTA, como destino y

como origen de los flujos de comercio para Argentina. Según los datos del Cuadro N° 1, la evolución ha sido notoria, particularmente en lo que se refiere a las importaciones, que se incrementaron entre 1990 y 2000 en un 465% desde el NAFTA, y en un 728% desde el MERCOSUR, alcanzando en los últimos años el 28,5% de las exportaciones totales. En cuanto a las exportaciones, la importancia del MERCOSUR para la Argentina es más evidente: incremento cercano al 490% para el MERCOSUR en contraste con un 171% para los países del NAFTA.

• No existen mecanismos de corrección de las asimetrías regionales y sociales en el

MERCOSUR. Ello introduce tensiones difíciles de resolver. Por ejemplo, en la problemática de la caña de azúcar, no ha podido haber acuerdos fundamentalmente

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porque la liberalización provocaría un drama social en el Noroeste Argentino. Mientras no existan mecanismos compensatorios o de re –estructuración de las economías regionales va ser muy complejo avanzar en los procesos de integración.

5.3. Datos Globales A continuación se detallan algunas cifras básicas y económicas para el Mercosur, agregándose también datos de otros bloques económicos para tener una magnitud comparativa. En términos poblacionales y de superficie el MERCOSUR presenta una gran potencialidad. En cambio, en términos económicos (Cuadro N°6), tanto por el tamaño de nuestras economías, pero sobre todo por los volúmenes de intercambio, el MERCOSUR muestra que tiene un largo camino por andar.

Cuadro N° 5: Magnitudes Básicas del Mercosur y de otros Bloques

Región Área Población: 2001

miles km2 en % en millones en %

Mercosur 11.863 8,89 226,2 3,59

Mercosur, Chile y Bolivia 13.719 10,29 250,8 3,98

NAFTA 20.289 15,21 429,0 6,81

Unión Europea 3.013 2,26 379,5 6,02

Asiáticos Seleccionados (1) 941 0,71 198,1 3,14

Otros 95.416 71,54 5.044,1 80,05

Mundo 133.378 100,00 6.301,5 100,00

Fuentes: World Development Report - 2003 – Banco Mundial, Washington. Notas: (1) Incluye

Corea, Hong Kong, Malasia, Singapur y Tailandia.

Cuadro Nº 6: Magnitudes económicas del Mercosur y de otros bloques

Región

PBI: 2001 Intercambio Comercial: 2001

(1)

mil.mill. US$

en % miles

mill. US$ en % en % del PBI (1)

Mercosur 815,8 2,59 168,9 1,36 1,36

Mercosur, Chile y Bolivia 890,7 2,83 205,7 1,65 1,65

NAFTA 11.113,1 35,28 2.718,4 21,83 21,83

Unión Europea 8.181,5 25,97 4.452,5 35,76 35,76

Asiáticos Seleccionados (2) 930,7 2,95 1.209,3 9,71 9,71

Otros 10.384,0 32,97 3.864,5 31,04 31,04

Mundo 31.500,0 100,00 12.450,4 100,00 100,00

Fuente: FMI - Direction of Trade Statistics. Notas: (1) Exportaciones (FOB) más importaciones

(CIF) de bienes; (2) Incluye Corea, Hong Kong, Malasia, Singapur y Tailandia.

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BIBLIOGRAFÍA • Fernández, A. Parejo, J. y Rodríguez, L. (1995): Política Económica, Editorial Mc

Graw Hill, Madrid. • Posner, M. (1961): “International Trade and Technical Change”, en Oxford Economic

Papers, vol. 13, n° 3. • Rapoport, Mario (2004): “La Argentina y los Caminos Divergentes del Mercosur y del

Alca”, informe del proyecto de investigación UBACYT 2001-2003, mimeo. • Volpe Martincus (2000): “Integración económica y localización de la actividad

productiva: el caso del Mercosur, Departamento de Economía, Universidad Nacional de La Plata, Documento de Trabajo N° 23, abril.

Actividad Nº 3

Preguntas y temas de investigación: 1. ¿Cuáles son las razones argumentadas para potenciar el

comercio internacional por parte de la teoría neoclásica? 2. ¿Cuáles son las principales razones que se pueden identificar

como trasfondo a los procesos de integración económica? 3. ¿Cuáles son los principales efectos de los procesos de integración

económica? 4. Principales tipos de integración económica. 5. Algunos hitos en la historia de la UE. 6. Algunas características del proceso de integración de la UE. 7. Principales organismos y políticas de la UE. 8. Algunas críticas al proceso de integración de la UE. 9. Algunos hitos en la historia del NAFTA. 10. Algunas características del proceso de integración del NAFTA. 11. Algunas características de la relación entre Argentina y NAFTA. 12. Algunos hitos en la historia del MERCOSUR. 13. Algunas características del proceso de integración del

MERCOSUR. 14. Algunas características de la relación entre Argentina y

MERCOSUR. 15. Algunas críticas al proceso de integración del MERCOSUR.

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