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Articulo publicado en Revista Diagnosis 2009, vol. 6, pp 11-26. JSSN 1668-5474. Teoría y terapia cognitivo-conductual de los trastornos alimentarios Theory and cognitive-behavioral therapy for eating disorders Guillermina Rutsztein [email protected] Doctora de la Universidad de Buenos Aires, área Psicología. Lic. en Psicología, UBA. Profesora Regular Adjunta en la asignatura Clínica Psicológica y Psicoterapia -Psicoterapias, .l!.mergencias e lnterconsultas (Cátedra ll), Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires Directora de! Proyecto de investigación URA.CyT (P803) "Imagen cmpora! y trastornos alimentarios en estudiantes de ballet". Programación UBACyT 200612009 de la Universidad de Buenos Aires. Directora del Proyecto UBANEX "Trastornos Alimentarios: Detección de riesgo en estudiantes secundarios de la Ciudad de Buenos Aires". Programa de Extensión de la Universidad de Buenos Aires 2009/20 lO. Docente del curso de Posgrado "Teorías, tratamientos e investigación en trastornos de la alimentación". Programa de Actualización en Terapia Cognitiva. Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Categoría ll del Programa de Incentivos para docentes investigadores de universidades nacionales. Secretaria de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación. Resumen: Este trabajo se propone presentar el modelo de tratamiento cognitivo conductual para los trastornos alimentarios desarrollado por Fairburn, Cooper y Shafran. En una primera parte se hace una breve referencia a la conceptualización de los trastornos alimentarios, así como a diversos estudios epidemiológicos nacionales e internacionales. En una segunda parte se hace una referencia histórica sobre los tratamientos que se fueron desarrollando para los trastornos alimentarios para centrarse en la psicoterapia cognitiva conductual. Finalmente, se desarrolla la última versión de la terapia cognitiva conductual para los trastornos alimentarios desde una visión "transdiagnóstica". Palabras Clave: trastornos alimentarios/ terapia cognitiva conductual/ teoría transdiagnóstica Abstract: The aim of this paper is to present the cognitive behavioral therapy model for eating disorders developed as suggested by Fairburn, Cooper & Shafran. The first part is a brief reference to the conceptualization of eating disorders, as well as various national and international epidemiological studies. The second part provides a historical reference about the treatments that were developed for eating disorders, after which focus is made on cognitive behavioral therapy. Finally, the latest version of cognítive behavioral therapy for eating disorders is developed from a "transdiagnostic" view. Key Words: eating dísorders 1 cognitive behavíoral therapy/ transdiagnostic theory 1

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Articulo publicado en Revista Diagnosis 2009, vol. 6, pp 11-26. JSSN 1668-5474.

Teoría y terapia cognitivo-conductual de los trastornos alimentarios

Theory and cognitive-behavioral therapy for eating disorders

Guillermina Rutsztein [email protected]

Doctora de la Universidad de Buenos Aires, área Psicología. Lic. en Psicología, UBA. Profesora Regular Adjunta en la asignatura Clínica Psicológica y Psicoterapia -Psicoterapias, .l!.mergencias

e lnterconsultas (Cátedra ll), Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires Directora de! Proyecto de investigación URA.CyT (P803) "Imagen cmpora! y trastornos alimentarios en

estudiantes de ballet". Programación UBACyT 200612009 de la Universidad de Buenos Aires. Directora del Proyecto UBANEX "Trastornos Alimentarios: Detección de riesgo en estudiantes secundarios

de la Ciudad de Buenos Aires". Programa de Extensión de la Universidad de Buenos Aires 2009/20 lO. Docente del curso de Posgrado "Teorías, tratamientos e investigación en trastornos de la alimentación".

Programa de Actualización en Terapia Cognitiva. Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.

Categoría ll del Programa de Incentivos para docentes investigadores de universidades nacionales. Secretaria de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación.

Resumen:

Este trabajo se propone presentar el modelo de tratamiento cognitivo conductual para los trastornos alimentarios desarrollado por Fairburn, Cooper y Shafran. En una primera parte se hace una breve referencia a la conceptualización de los trastornos alimentarios, así como a diversos estudios epidemiológicos nacionales e internacionales. En una segunda parte se hace una referencia histórica sobre los tratamientos que se fueron desarrollando para los trastornos alimentarios para centrarse en la psicoterapia cognitiva conductual. Finalmente, se desarrolla la última versión de la terapia cognitiva conductual para los trastornos alimentarios desde una visión "transdiagnóstica".

Palabras Clave: trastornos alimentarios/ terapia cognitiva conductual/ teoría transdiagnóstica

Abstract:

The aim of this paper is to present the cognitive behavioral therapy model for eating disorders developed as suggested by Fairburn, Cooper & Shafran. The first part is a brief reference to the conceptualization of eating disorders, as well as various national and international epidemiological studies. The second part provides a historical reference about the treatments that were developed for eating disorders, after which focus is made on cognitive behavioral therapy. Finally, the latest version of cognítive behavioral therapy for eating disorders is developed from a "transdiagnostic" view.

Key Words: eating dísorders 1 cognitive behavíoral therapy/ transdiagnostic theory

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Articulo publicado en Revista Diagnosis 2009, vol. 6, pp 11-26. ISSN 1668-547 4.

Desde hace algunos años, los trastornos alimentarios constituyen un serio motivo de

preocupación para las políticas públicas de salud. Gran parte de esta preocupación se

relaciona con las graves consecuencias físicas y emocionales que involucra no solamente

a la persona afectada, sino también a su familia. Asf, e! interés de !a investigación clínica

en el área de los trastornos alimentarios surge como una necesidad de dar respuesta a las

dificultades que presentan actualmente un amplio sector de la población: las mujeres

jóvenes que viven en la cultura occidental o que han sido "occidentaiizadas". //~--

Los trastornos de la alimentación se caracterizan por la presencia de'. alteraciones ~~>~-- .. -,----~

importantes de las conductas relacionadas con la ingesta de alimentos, acompañados por

un ~gran temor· a engordar y una excesiva preocupación por la imagen corporal, la comida ,,,, //(''

y el p9So.AI igual que otros trastornos, se trata de enfermedades multideterminadas en las

que los factores psicológicos, biológicos y socioculturales se encuentran en un punto

máximo de entrecruzamiento. Si bien hoy nadie parece defender la exclusividad de alguno

de estos factores en su etiología o mantenimiento, el modo en que ellos interactúan sigue

siendo objeto de estudio y controversia ( 1 ) .

Las estimaciones sobre la incidencia y prevalencia de los trastornos alimentarios

varían según la población estudiada y los instrumentos de evaluación utilizados. Por lo

tanto, para comparar datos de diferentes fuentes resulta imprescindible que el diseño del

estudio sea el mismo y esta situación ya implica una dificultad cuando se hace una revisión

de los estudios. Sin embargo, resulta claro el aumento de la prevalencia de los trastornos

alimentarios en la cultura occidental.

La prevalencia de la anorexia nerviosa entre las mujeres ha variado de 0.3% al 3. 7%

y de 1% al 4.2% para la bulimia nerviosa, en EEUU (2). En España, diversos estudios de

doble fase realizados en mujeres de 12 a 21 años, dan cuenta de una prevalencia de

trastornos alimentarios del 4.1% al 6.41% (3}. Las cifras publicadas en el Reino Unido

informan que la prevalencia de los trastornos alimentarios no especificados oscila entre 1%

a 3.3%, bulimia nerviosa 0.5% a 1.0% y anorexia nerviosa 0.7%, en mujeres (4). Estas

cifras también se corresponden con las publicadas en el oeste de Europa y EEUU {3).

Los trastornos alimentarios suelen presentarse en la pubertad, la adolescencia o en el

inicio de la edad adulta, si bien en los últimos años se ha observado que se presentan

cada vez en edades más tempranas y perduran hasta edades cada vez más avanzadas

(5). Los estudios indican que afecta principalmente a población femenina,

aproximadamente por cada 9 casos de trastornos alimentarios en mujeres, se presenta 1

en hombres. Las mujeres entre los 15 y los 19 años de edad constituyen aproximadamente

el40% de los casos identificados, tanto en estudios de EEUU como de Europa (3).

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En nuestro país, un claro ejemplo de la relevancia social que esta temática está

alcanzando es la reciente promulgación de la Ley 26.396, sancionada por el Congreso de

la Nación en el año 2008. En esta ley se declaran como temas de "interés nacional" el

diagnóstico, e! tratamiento y !a prevención de !os trastornos alimentarios (6). Una

investigación realizada en el período 1995/1997 en Buenos Aires, señala que la

prevalencia de los trastornos de la alimentación en mujeres alcanzó un 13% (7). Otro

estudio reaiizado con cuestionarios autoadministrables y en el que participaron estudiantes

mujeres de entre 13 y 23 años que asistían a escuelas estatales del Distrito de Avellaneda

(Pcia. de Buenos Aires), señala que la prevalencia de los trastornos de la alimentación

alcanzó un 18.8% (8). Un estudio más reciente, realizado con una muestra de 1971

adolescentes (1231 mujeres y 740 varones) entre 10 y 19 años, señala que el 6.95% de

los adolescentes argentinos que concurren al consultorio del pediatra presenta algún tipo

de trastorno alimentario (9). Este último estudio incluye, además de los cuestionarios

autoadministrables, un cuestionario completado por el pediatra en una entrevista

diagnóstica.

Resultados preliminares de nuestro estudio que incluyen un total de 454 adolescentes

(283 mujeres y 171 varones) entre 13 y 18 años, dan cuenta que el 14% de las mujeres y

el 3% de varones presenta trastornos alimentarios (1 0). Se trata de un estudio de doble

fase en el que se utilizaron cuestionarios autoadministrados en una primera tase y en la

segunda fase se realizaron entrevistas semiestructuradas para determinar la presencia de

trastorno alimentario. Se observó que el 30.4% de las mujeres se considera gorda o con

exceso de peso y el 24.7% realizó dietas para adelgazar en el último año. Sin embargo,

sólo el 9.1% de ellas presenta un índice de masa corporal asociado con sobrepaso. El

7.4% de las estudiantes mujeres se provoca vómitos, el 3.2% consume laxantes, el 2.5%

pastillas para adelgazar y el 1.4% diuréticos. Todas estas conductas eran realizadas con el

fin de no aumentar de peso.

No cabe duda la importancia de llevar a cabo en nuestro país estudios para estimar el

alcance de estas patologías, con el fin de implementar políticas de intervención

adecuadas. La intervención precoz por medio de un equipo interdisciplinario y

especializado en estas patologías resulta indispensable (i 1 ).

Los primeros tratamientos

Si bien tenemos noticias de experiencias de restricción alimentaria femenina desde

épocas muy remotas -sabemos que la práctica del ayuno en el ámbito religioso ha existido

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desde siempre y aún persiste-, es recién a partir del siglo XVII que comienza a ser tema de

interés en ámbitos académicos y objeto de discusiones científicas, tanto .. la ... --···· ···-.,

conceptualización teórica como el tratamiento de lo que actualmente lfamamos\iinorexia) /-:: ----- ~-.. .

i"/he!Viosa (12).

"---~-~-riÍia literatura se cita el at1ículo "Phthisíologia: or a Treatise of Consumptions" de

Richard Morton publicado en 1694 (i 3), como la primera descripción clara de la anorexia

nerviosa. Aiií, se describe ei caso de una joven de 2ü años que padecía io que Morton

denominó "consunción nerviosa" y fue tratada en el año 1 686. Morton describe que la

paciente rechazó la indicación médica (combinaciones de sales, agua y tónicos) y tres

meses más tarde perdió el conocimiento y murió. Este médico deJ siglo' XVU fue el primero ~.,.,"''""' '

en señalar concretamente varios de los síntomas típicos de la anorexia nerviosa: la

disminución del apetito y la consiguiente pérdida de peso, que no se acompañaba de los

síntomas típicos de la consunción que eran fiebre y tos. Morton sostenía que todos estos

síntomas se debían a "inquietudes y pasio_nes de la mente". "-"?!.':"'::5'":"~'""' 'V• '"<>'

A partir de entonces, han ido apareciendo artículos en la literatura científica sobre

relatos de casos, la mayoría mujeres jóvenes, que pierden mucho peso y se enferman

aparentemente, a causa del rechazo hacia la comida. En realidad, las personas

ayunadoras han sido motivo de fascinación y estudio por muchos años. Pero el

reconocimiento específico, la verdadera individualización de la anorexia nerviosa le

corresponde al siglo XIX. Sir William Guli (14) en Londres en 1874 y Charles Lasegue (15) ~

en París en 1873, publicaron en forma independiente un número de casos de (rechazo:-> .,_, ----------~· -

q1ác~ ~~~;alimentación\ que claramente se reconocen como las primeras descripciones '-------·~·'"~'""' '""',~~-~~

clínicas de la anorexia nerviosa. Si bien los autores han enfatizado diferentes aspectos de

la enfermedad, podemos afirmar que los rasgos centrales descriptos, aún se mantienen.

La literatura publicada en el siglo XIX se concentraba en el tratamiento del síntoma

primario de la anorexia nerviosa: la restricción alimentaria. Así, se describen una serie de

métodos para obligar a alguien a comer contra su voluntad, digamos que la intervención

médica consistía fundamentalmente en "la realimentación vigilada".

El imperativo terapéutico puede resumirse como sigue: hacer ganar un máximo de

kilos en un mínimo de tiempo. J. F. Venables, citado por Brusset (16), escribió en el año

1930: "El médico debe adoptar una postura muy firme y disponerse a luchar por cada

bocado de alimento". Existe un gran número de publicaciones dedicadas a los diferentes

medios para obligar a alguien a comer contra su voluntad. Así, J. Guislain describió el

"sillón basculante con abrebocas de llave" publicado en 1826 en el ''Tratado sobre la

alienación mental y sobre los hospicios de alienados", citado por Brusset (16).

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Según .. Brusset (16) hasta mediados del siglo XX, los tratamientos de la anorexia

. nerviosa .se ápoyaron en una tríada constituida por el aislamiento, ··la realimeñlaCión \___ ~··"·~:~-",_----~- '«"·. ..,, """~,

forzada y la terapéutica bioló:glcá (drogas, electroshock y lobotomías). Deberemos esperar ' ---·-·-"

h~ista !a segnrréfa mitad de! sig!o XX para que vuelvan a destacarse !as teorías

psicológicas. Estas nuevas conceptualizaciones surgen en un principio desde las

contribuciones deh,modelo psicoanalítico (S." Freud, A. Freud, K. Abraham, L. Jessner y D.

Abse:~J: Lacan, H B~ryétermodeio sistémico (S. Minuchin, M. Seivini Palazzoii) (i i).

Fundamentalmente éiiTlodelo sistérñféo _y, en un principio también el modelo -'-""',

-~ ' - .. -.. --- '-\

psicoanalítico, consid~~élron a la anorexia nerviosa como una respuesta patológica a la

crisis adolescen1e:··EI rechazo a la alimentación es @~~~ido como una expresión d~) la "'· . ... -··· .~·· ·~.

lucha·de la adolescente por l.t(i;tutonomía, la individua~i9n,.~ la sexualidad.

Terapia coqnitivo-conductual para la bulimia nerviosa (CBT-BN) r---~~.,._·----~- ~~~--~~,~- ....,,

/ La terapia cognitivo-conductual. para la bulimia nerviosa fi:te descripta por primera vez {, /,J<'""'"'~~'"'j \,,~"'"""'" ,,,, ,, ~~-'-''

e~~§t por C. G. Fairburn de la Universidad de Oxford, Reino Unido (17) y se publicó

como manual de tratamiento en el año 1985 (18,19). Desde la publicación del manual, el

modelo cognitivo-conductual para el tratamiento de la bulimia nerviosa ha sido el

tratamiento más intensamente estudiado en el área de los trastornos alimentarios y ha sido

periódicamente revisado en base a la mayor experiencia clínica que se fue obteniendo.

Diferentes estudios controlados han mostrado su eficacia, teniendo un efecto beneficioso

en todos los aspectos de la psicopatología de la bulimia nerviosa. Se trata de un

tratamiento bien establecido que ha sido ampliamente aceptado. Ha sido estudiado en la

mayoría de los principales centros de investigación en el área como Alemania, Australia,

Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda y el Reino Unido con resultados positivos

equivalentes.

Si bien la glotonería y el atracón son bien conocidos desde hace mucho tiempo atrás

como así también la acción de vomitar después de hartarse de comida, la bl11imia n,erv!oªa~)

fue descripta como entidad clinica independiente recién en el año 1979 (20). Existen

referencias históricas -de la presencia de bulimia como síntoma, e incluso como un

sfndrome clínico, desde la Antigüedad. Sin embargo, al poner énfasis en el estado

emocional particular del paciente con bulimia nerviosa después del atracón, Russell

comienza a considerar que la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa son entidades

excluyentes. Finalmente, la bulimia nerviosa es caracterizada como una entidad clínica

separada dé la anorexia nerviosa desde la publicación del DSM 111 (21 }. El tiempo

transcurrido ha ido mejorando el conocimiento clínico tanto de la anorexia nerviosa como

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de la bulimia nerviosa y permitió fijar con mayor precisión los conceptos, de manera tal que

fue posible establecer criterios diagnósticos cada vez más sutiles.

La terapia cognitiva fue originalmente desarrollada por A. Beck (22) para tratar la

depresión y C. G. Fairburn ia adaptó para ei tratamiento de ia buiimía nerviosa. Cabe

señalar que los aspectos sobre los que se centra el tratamiento cognitívo-conductual para

la bulimia nerviosa son diferentes como así también los procedimientos, pero resultó

igualmente eficaz para producir cambio cognitivo.

El tratamiento desarrollado por Fairburn se basa en la perspectiva cognitiva de los

procesos involucrados en el mantenimiento de la_ bulimia nerviosa (18, 19, 23). Las --- ' ~/'distorsiones cognitivas con respecto a la (í(!lagen corporal y el peso son caracterfsticas

)ro-pias"T~~~f1tO de la anorexia nerviosa com~ de la bulimia nerviosa, tal es así que se

requiere su presencia para determinar el diagnóstico. Podr[@:mos decir que estas

~ist¿~siones cognitivas constituyen el "núcleo psicopatológico" de los trastornos '--·-~···

alimentarios.

Los pacientes con bulimia nerviosa suelen presentar un peso normal o sobrepaso, por

lo tanto la recuperación del peso no es aquí un tema central, tal como lo es para los

pacientes que presentan anorexia nerviosa. De todos modos, los pacientes con bulimia

nerviosa requieren el establecimiento de un patrón regular de comidas para no presentar

atracones. Es decir, se intenta minimizar la restricción alimentaria para que no se convierta

en el disparador de los atracones, como ocurre en gran parte de los casos.

Los pacientes con anorexia o bulimia nerviosa tienden a valorarse ellos mismos en

gran parte, o exclusivamente, en función de la imagen corporal y el peso. En cierta forma,

sostienen algunos autores, porque la apariencia y más especialmente el peso, parece ser

más controlable que otros aspectos de la vida y por otra parte, porque hacer dieta y perder

peso está reforzado socialmente. Estos pacientes constantemente están insatisfechos con

· su apariencia, con su peso y suponen que se sentirían mejor con ellos mismos y t~~~o

cambiaría, si fueran más delgados. '·

O~ apuerdo con ~sto, el trastorno persiste largamente debido a la presencia de estas

distorsiones cognitivas como característica específica. Las otras características pueden ser

e-Atendidas como secundarias: hacer dieta, preocuparse por las propiedades de los

alimentos, provocarse vómitos, abusar de laxantes o diuréticos, presentar baja autoestima,

perfeccionismo o un modo dicotómico de pensar. Todas estas características son propias

de los pacientes que presentan miedo a engordar y son muy sensibles a los cambios de su

imagen corporal. 6

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Según este modelo, la presión social por obtener un ideal de belleza centrado en la

delgadez y las correspondientes distorsiones cognitivas respecto a la propia imagen y el

peso, conducirían a los pacientes a restringir su alimentación de un modo rígido y poco

realista. Un proceso que !os deja susceptibles a episodios de sobreingesta y

consecuentemente a los vómitos, en la mayoría de los casos. De este modo, tanto la

conducta alimentaria restrictiva como los consiguientes atracones y la conducta

compensatoria inadecuada (vómitos, uso de iaxantes yio diuréticos, ejercicio físico

excesivo) podrían pensarse como consecuencias negativas de estas distorsiones

cognitivas respecto a la propia imagen y el peso.

Tal vez, el atracón sería el único componente de las características de este trastorno '"''""-',,,"'',,,,

que cuesta pensarlo cbmo una expresión directa de la excesiva preocupación por la

imagen corporal y el pesq. El atracón se encuentra presente en todos los pacientes con ·.,

bulimia nerviosa por su prop.iii.definición y en un subgrupo que presenta anorexia nerviosa.

Probablemente, en la mayoría de los casos, el atracón sea el resultado del tipo de di~ta tan restrictiva propio de estos pacientes (19).

La terapia cognitivo-conductual para la bulimia nerviosa, tal como la describió

Fairburn hace más de 15 años se basa en un modelo que enfatiza el rol de los aspectos

cognitivos y también conductuales en el mantenimiento del trastorno. Se trata de un

tratamiento ambulatorio, de tiempo limitado, estructurado, orientado hacia el problema y

... centrado principalmente en elpresente y en el futuro.

Si bien el primer objetivo del tratamiento cognitivo-conductual para la bulimia nerviosa

se centra en lograr un patrón alimentario regular como así también r~~~;i~",~~ atracones y

·ras purgas, no se limita a estos logros. propo~e encara? las excesivas preocupaciones "~-'-''' ,.;\ "' " "''... -sobre. la fma,gen corporal y el peso, dado que juStamente son estas preocupaciones las

... , ,. ''''"" ''"''·'"•'•"'

que llevan a dªsarreglos con respecto a la alimentación; como así también iritervenrr sobre

la autovaloraciÓ~ negativa que presentan estos pacientes. En este ~entido, existe

evidencia empírica que en aquellos pacientes que se han recuperado sólo en los áspecto~ '··~~-=r'""

conductuales, aumentaron las posibilidades de recaída. Este aumento se relacionaba

directamente con la presencia de las preocupaciones sobre la imagen corporal y el peso,

que aún se mantenían.

Diferentes estudios controlados dan cuenta de una significativa disminución de los

atracones, los vómitos y el abuso de laxantes; aunque el porcentaje de pacientes que

presenta una abstinencia total de atracones y purgas resulta variable y bastante menor.

Sin embargo, no debe dejar de mencionarse que muchos pacientes han tenido excelentes

resultados más allá de no estar completamente abstinentes (19).

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Artículo publicado en Revista Diagnosis 2009, vol. 6, pp 11-26. ISSN 1668-547 4.

La eficacia del tratamiento ha sido demostrada en numerosos estudios como, por

ejemplo, el meta análisis publicado por Lewandowski, Gebing, Anthony & O'Brien (24). En

esta revisión de resultados los autores arriban a la conclusión que !a terapia cognitivo-

conductual para la bulimia nerviosa es altamente beneficiosa. Los datos dan cuenta que

resultó más eficaz que una variedad de tratamientos, tales como las versiones que daban

prioridad a los aspectos conductuales del tratamiento cognitivo-conductual, la exposición

con prevención de respuesta, la psicoterapia de apoyo y el tratamiento con antidepresivos.

Se observó en los pacientes tratados con psicoterapia cognitivo-conductual, una menor

preocupación por la imagen corporal y el peso, como así también unctmarcada mejoríct~n ,,,, c~{fl).0,;owr#~'l·C<-'i;"""''-F"". i'-'"''' ,,

el. funcionamiento psicosocial. Los estudios muestran que el traiamTento cognitivo-~""--·······~· .. rnnrtfif"tfta!· tienA Un eft=>rto imnort!:'lnto:> An !!:"! diC!mÍnllf'ÍO'n r!t=> la frt=>f'IIAnCÍ!:"! nA la ÍnnAC:t!:'l -- '""" __ ,....., • • - • -v~ •• ·~ • ... """'' • - -· • o "'-A, •-• • ••• • ....,._. , ~- • , _...,...,.. ...... , • '"""" -- •• ·~""''-""'-

compulsiva. Este efecto no es solamente mayor que el de los antidepresívos, sino que

además se mantiene a largo plazo.

En cambio, la situación fue diferente cuando se compararon los resultados de la

terapia cognitivo-conductual para la bulimia nerviosa con los de la terapia interpersonal

(25, 26, 27). La terapia interpersonal es un tratamiento focalizado diseñado por Klerman,

Weissman, Rounsaviiie & Chevron para la depresión (28).

La adaptación sugerida para el tratamiento de la bulimia nerviosa se centra en la

identificación y modificaCión de los .. problemas interpersonalé's actual~s y no en el trastorno

alimentario en sí mismo. Según el estudio que investigó sus ef~cto~-~§é::~~coniró que a:r~ final del tratamiento era menos efectivo que el tratamiento cognitivo-conductual pero en el

seguimiento, !a diferencia entre ambos tratamientos desapareció debido a la continua

mejoría entre los pacientes que recibieron terapia interpersonal. Al año del tratamiento, la

terapia interpersonal resultó ser tan efectiva como la cognitívo-conductual. De cualquier

modo, la terapia cognitivo-conductual se la considera como el tratamiento psicoterapéutico

de elección para el tratamiento de la bulimia nerviosa debido a su más rápido efecto para

producir cambio clínico en los pacientes. De todas maneras, antes de que terapia

interpersonal pueda ser aceptada como un tratamiento bien establecido, sus efectos

necesitan ser evaluados en otros estudios controlados (25, 26, 27).

Pareciera entonces que hay más de una manera de influir en Jos procesos

involucrados en el mantenimiento de la bulimia nerviosa. La experiencia clínica sugiere

que la terapia interpersonafbpera mejorando el funcior¡amiento int~rpersonal y por lo tanto

la valoración de sí mismo. Esto resulta en una moderación en la dependencia de los

pacientes a valorarse según su imagen corporal y el peso. Por lo tanto, el control del peso

comienza a tener menor importancia, se dieta menos y de una manera menos rígida y la

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severidad del trastorno alimentario gradualmente va disminuyendo. Si este es el modo de

acción, no debería sorprender que le lleva más tiempo a la terapia interpersonal mostrar

sus efectos que al tratamiento cognitivo-conductual.

C::'1n t:>mh~rru\ ~ln••nnc: n~l"'iAnt&:>c:: nn mt:>inr~n o In h~I"'An mtt\/ limitarl~m,.ntt:> l"'ll~nrln ....., ,, -···-""""·~-, '"""'::J...,. • .....,"""' t"'"""--•-••o.-- A~- •••v;-•"""''$ ,_ • "-"---·· •••-J ,,,, .... -""""'' ,_,, .. __ ._.........,,,_..,

son tratados con terapia cognitivo-conductual. En este sentido, se debe tener en cuenta

que en algunas situaciones el tratamiento tognitivo-conductuá! llo es recomendable

cuando 6ay presencia de un trastorno psicótico;--una depresión severa con riesgo de "'~v, .,,~""-"·"•~~--"'''~0 "''<•"•'""'"'•'•>',,•,e •'A '~

suicidio o abuso de sustancias (19).

Una gran cantidad de estudios controlados sobre el tratamiento cognitivo-conductual

de la bulimia nerviosa muestran claramente que la gran mayoría de los pacientes pueden

ser tratados en forma ambulatoria y que es la modalidad de tratamiento más aconsejada,

pero en casos severos el hospital de día es un recurso a tener en cuenta. En cambio, la

internación debe ser indicada como último recurso y por un período corto. Se sugiere

cuando el paciente presenta depresión severa, riesgo suicida, estado de salud

preocupante, severo desequilibrio electrolítico o en el caso en que el tratamiento

ambulatorio haya fracasado o su efecto haya sido mínimo. O en el caso de las mujeres,

cuando se encuentra cursando el primer trimestre de embarazo y los hábitos alimentarios

resultan tan severamente perturbados que puede existir riesgo de aborto espontáneo (19).

Este tratamiento consta de tres etapas y en cada una de ellas se detalla claramente

los objetivos y los procedimientos correspondientes. Este tratamiento ha sido diseñado

para superar la bulimia nerviosa en forma progresiva, utilizando una secuencia de

intervenciones cuidadosamente planificadas. Se trata de un tratamiento aditivo y cada

procedimiento se agrega al anterior con un orden establecido.

Cabe aclarar que estas pautas estandarizadas que a continuación van a ser

expuestas, fueron desarrolladas en el contexto de investigación de resultados y limita el

tratamiento a un máximo de 20 sesiones. Pero en el contexto de la práctica clínica el ritmo

y la duración del tratamiento varían y suele extenderse.

El primer objetivo del tratamiento es reestablecer un patrón alimentario regular y ~~<~-'

reducir la insatisfacción con la imagen corporaL Para ello se utiliza una combinaci6n dé

técnicas cognitivas y conductuales con el fin de producir, en un principio, un cambio en los

pacientes con respecto a la alimentación, para más adelante ocuparse de las actitudes

hacia la imagen y el peso y poder intervenir sobre distorsiones cognitivas tales como el

pensamiento dicotómico, el perfeccionismo y la baja autoestima.

Si bien en cualquier modelo psicoterapéutico es de gran importancia para el resultado ) .

la existencia de una buena relación terapeuta-paciente, lo es aún más para e! tratamtento "'-,,,,,~ ... ,'<,,

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Articulo publicado en Revista Diagnosis 2009, vol. 6, pp 11-26. ISSN 1668-547 4.

de los trastornos alimentarios. Se debe tener en cuenta que se le solicita al paciente que

lleve a cabo situaciones que pueden resultarl(no del todo agradables teniendo en cuentª~ ,,, su sintomatología. Además, se trata de t)acientesque a menudo se sienten ayergonzados ......__ ~.

por su conducta y smtmuy sensib!.es a muestras (\e desaprobación. ~''-"-•~.<v,_ • <,,,,'<>

En la primera etapa, se presenta la perspectiva cognitiva del mantenimiento de la

bulimia nerviosa y se utilizar(técnicas conductuales y psicoeducacionales' con el fin de

romper et, ciCfo~>dieta-atracón-purga \y ,reemplazarlo progresivamente por

··,alimentario regul~r. Resulta necesaria la.,dlsmínución de !a conducta dietante

·justamente, es la que dispara el atracón en la mayoría de los pacientes.

porque,

Desde la primera sesión, el terapeuta comienza a trabajar con el paciente sobre el

esquema que se representa en la Fig. i , incluyendo las propias experiencias del paciente

de un modo personalizado. Así, de un modo didáctico, podríamos decir que el tratamiento

tiende a intervenir desde abajo hacia arriba del esquema representado en la Fig 1 . Primero

se intentará reducir las purgas, los atracones y la conducta dietante para luego ocuparse

de las preocupaciones por la imagen corporal y el peso.

1 r

111

L

Baja autoestima

Preocupación excesiva por de la figura y el peso

1 <111 1

Dieta estricta

J Atracón

J Vómito autoinducido

Figura 1- El modelo cognitivo-conductual del mantenimiento de la bulimia nerviosa. Fairbum, Marcus and Wilson (1993, p. 369)

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Artículo publicado en Revista Diagnosis 2009, vol. 6, pp 11-26. JSSN 1668-547 4.

Si bien lo que más les preocupa a los pacientes, en un principio, son los atracones y

quizás las purgas, se les explica que además se deben producir cambios en otras áreas

con el fin de obtener una recuperación duradera. Sólo intervenir sobre los atracones y/o las

purgas, posiblemente resulte en un efecto temporario ya que los factores que !os

mantienen aún continúan operando. El tratamiento debe centrarse tanto en la conducta

(atracón y purga) como en los pensamientos (su preocupación por la imagen corporal y el

peso) y las emociones. Se le explica entonces ai paciente esta perspectiva cognitiva sobre

el mantenimiento de la bulimia nerviosa y la necesidad de un cambio tanto conductual y

fundamentalmente cognitivo, para asegurar la permanencia del cambio. ·~ . ~

Se le informa al paciente sobre los. efectos adversos 'de dietas restrictivas y las

e consecuencias físicas de los atracones, la provocación de vómitos y el abuso de laxantes

···yro··diuréticos. Desde la ~ifu~ra sesión, el pacient~_debe registrar todo lo que come, el

momento del día en que lo 1hace, si se trata del almuerzo, de la cena, de una colación

planificada o de un atracón. Si se provocó el vómito, o utilizó laxanates y/o diuréticos y

también los pensamientos y sentimientos asociados con la situación de la ingesta de

alimentos o líquidos. Este registro, por un lado le ofrece al terapeuta un panorama

exhaustivo sobre la. problemática alimentaria y las circunstancias en las cuales ocurre y por

el otro, promueve que el paciente tenga una mayor claridad sobre lo que come y cómo se

relacionan los atracones con situaciones específicas disparadoras. En cada sesión, se

comienza con una revisión del registro desde la última sesión.

La mayoría de las pacientes con bulimia nerviosa se saltean comidas como parte de

una dieta altamente restrictiva. La intensidad y rigidez de las dietas puede ser entendida

como una expresión de la influencia combinada de_ dos distorsiones cognitivas: el

/p;~~~~i~nismo y el pensamiento dicotómico. Ante la menor transgre;;~nen ladieta los

pacientes consideran que rompieron la dieta, resultando una desvalorización extrema. Sin

embargo estas transgresiones resultan inevitables, dado que las reglas que se han

impuesto son demasiado estrictas. Las purgas y otros formas extremas de control de peso,

como los ayunos y la actividad física excesiva, forman parte de los intentos que realizan

cíclicamente estos pacientes para compensar !os efectos de los atracones. En este

sentido, resulta de suma importancia trabajar con los pacientes las consecuencias físicas

del uso de conductas purgativas, además de la ineficacia de los laxantes y de Jos vómitos .

auto provocados para controlar el peso.

Se trabaja con el paciente la importancia de realizar tres comidas más dos colaciones

planificadas por día con la indicación de que estas comidas no deben ser seguidas por una

conducta compensatoria y no debe haber un período mayor de 3 horas entre las comidas.

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La introducción de este patrón alimentario tiene como efecto desplazar la conducta

dietante seguida del atracón, propia de los hábitos alimentarios de estos pacientes.

Generalmente, los pacientes se resisten a esta intervención por su gran temor a engordar.

Pero se !es explica que en !a medida que vayan adquiriendo hábitos alimentarios

regulares, se irán reduciendo el número de atracones y por lo tanto la cantidad de calorías

consumidas. La mayoría de los pacientes que dejan de tener atracones y purgas, no

aumentan de peso. Revisando junto con ei paciente ia propia historia del peso, es posible

inferir que con dietas restrictivas, por lo general, no ha bajado de peso. Muy por el

contrario, ha aumentado: la restricción alimentaria díspara~l ciclo atracón-purga-dieta.

En esta etapa, junto con él paciente, se trabaja sobre ~diversas estrategias con el fin \,_"'"""~''

de reducir la frecuencia de los atracones. En este sentido, una vez que se identificaron las

situaciones de alto riesgo para que se dispare el atracón, resulta altamente beneficioso

que el paciente genere una lista de conductas alternativas que le resultan placenteras y

factibles de cumplir y que a su vez sean incompatibles con los atracones. Se intenta que el

paciente pueda anticiparse a las situaciones de riesgo para el atracón y planificar

situaciones para poder encararlas. Durante esta fase, se sugiere incluir a familiares o

amigos en el tratamiento, en caso de ser posible (19).

En la segunda etapa del tratamiento, el modelo enfatiza aún más los intentos para

establecer hábitos alimentarios regulares con el particular interés de eliminar la fuerte

tendencia de estos pacientes a dietar porque, como ya se dijo, generalmente es la manera

tan rígida de dietar lo que los predispone a tener atracones. Una vez que se ha logrado

producir cambios en el patrón alimentario, se enfocará el tratamiento en lo que comen y

cuánto comen. Así es como se va a trabajar sobre la evitación que realizan estos

pacientes de determinados tipos de alimentos y el intento persistente de mantener una

ingesta de baja calorías.

Primeramente, se van a identificar los "alimentos prohibidos" y en las siguientes

semanas se les pide a los pacientes que incorporen progresivamente en su alimentación

aquellos "alimentos prohibidos", comenzando por los más fáciles hasta llegar a los más

difíciles. Por supuesto, que esta incorporación gradual de ~~alimentos prohibidos" va a

comenzar cuando el paciente ya no presente atracones en forma regular, y además, estos

"alimentos prohibidos" se incorporarán alejados de aquellos episodios que el terapeuta y

el paciente hayan identificado como los precipitantes de los atracones. Se interviene,

además, sobre una amplia gama de circunstancias que el paciente se fue acostumbrando

a evitar, como por ejemplo, las salidas sociales donde la situación de la comida está

presente.

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En esta etapa, el tratamiento gradualmente se va centrando aún más en la

reestructuración cognitiva al ocuparse de los pensamientos y las creencias que estos \

a la comidaj la dieta y el peso, que actúan como

elementos perpetuadores.

Con abundantes ejemplos, se le explica al paciente la relación entre pensamiento­

emoción-conducta, dando cuenta del importante lugar que ocupa el pensamiento! en la

producción de .las emociones. De manera tal que no es la situación la que provoca el

malestar, sino la interpretación que se hace de ella. Con el fin de lograr un cambio

cognitivo el pacientE} debe aprender a identificar y monitorear todos aquellog'pt:msamientos

distorsionados, creencias irracionales, expectativas y atribuciones erróneas que presenta

con respecto a la comida, el peso y la imagen corporal (19).

En tanto estos pensamientos puedan ser identificados, se le indica al paciente que los

registre con el fin de poder hacer un juicio crítico sobre ellos, al analizar la razonabilidad de

cada uno de ellos: ¿en qué evidencia se basa este pensamiento?, ¿existe alguna otra

forma de interpretar esta situación? La idea es que el paciente pueda entender estos

pensamientos como hipótesis que deben ser testeadas a la luz de la evidencia disponible.

Por ejemplo, la perspectiva que tienen, en general, los pacientes acerca de que todos los

problemas se resolverán una vez que alcance el peso que se propone, o que todas sus

rli.Ji,..uftad""' "'"" ni .. esul+ ... rlo rln "'U nrnhlnm"' ,._,..,... 1 .... nlin'>nn+..,,._;;;n ,.,. ni """"'" UIIIV OV OVIl ~~ 1 llO.U UV V fJ Vt.JOCill U \.lVI 1 10. QIIIIIVB ILO.VIVII U VI fJOVV ..

El terapeuta debe centrarse en la identificación de aquellos pensamientos que están

determinados por creencias disfuncionales. Entre ellas, la necesidad de ser queridos por

todos, la obligación de hacer las cosas perfectas o que el valor de una persona depende

de lo que los demás piensan de esa persona. En los pacientes con trastornos alimentarios

la necesidad de estar delgados está en la línea de ser querido por todos y la dieta debe

realizarse perfectamente, por eso se sienten tan mal cuando no pueden continuar con la

dieta de manera tan rígida como se habían propuesto. En esta etapa, en el manuai se

sugiere utilizar la técnica de resolución de problemas que ayuda a las pacientes a

enfrentarse con aquellas situaciones consideradas de alto riesgo para atracones y purgas.

La última etapa, se centra en consolidar el progreso y en asegurar que los cambios se

mantengan en el futuro, con el fin de prevenir las recaídas. En este sentido, es importante

aue el oaciente tenaa exoectativas realistas con resoecto al futuro, una idea muv común es 1 l "" 1 1 Jt

creer que nunca más va a presentar un atracón en su vida. En cierta forma, esta

expectativa puedo hacerlo más vulnerables a la recaída. El paciente debe conocer que la

posíbiiidad de voiver a tener un atracón es reai cuando se presentan esas situaciones

altamente riesgosas que fue trabajando durante el tratamiento y que logró superar. En esta

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etapa, se revisa junto con el paciente, aquellas modalidades que le resultaron más útiles

para afrontar esas situaciones. Se intenta que el paciente pueda elaborar un plan que lo

ayude a abordar cualquier dificultad futura .

.lllgunnc och lrlinc cunioron niiQ 1 10'1!:1 alta froruonri!:! r!t:l> unmitnc !:lntoc rlo r-nmon?!lr oJ , •t t'Vl.J/ "'"-''-"-'-~IVV 'tJ ::::f1 ..... 1VII '1"""'-" Ul1\..4. lt. f V'V ...... ,,,_,1\.4 '-"l"':' Y"'flttLVV ......... L'W"V ""'"' V\JI '""""' &...""'t V

tratamiento está asociada con resultados desalentadores. En cambio, la importancia de

trabajar sobre la motivación del paciente como una medida preliminar antes de comenzar

el tratamiento, se ganó la atención de los especialistas en los últimos años y se encontró

que impacta ampliamente en la rapidez de la respuesta al tratamiento, fundamentalmente

en la anorexia nerviosa (29).

Con respecto a los cambios obtenidos mediante el tratamiento cognitivo-conductual

de la bulimia nerviosa, los estudios muestran que estos cambios se mantienen

considerablemente a través del tiempo. Así, un estudio sobre el seguimiento a largo plazo

(casi 6 años) de pacientes con bulimia nerviosa tratadas exitosamente con terapia

cognitiva-conductual, muestra que el 60% de las pacientes obtuvo un buen resultado, el

29% intermedio, el 1 O% malo y un 1% de las pacientes falleció (27). En cambio, es poco lo

que se sabe sobre el pronóstico a largo plazo de pacientes con bulimia nerviosa que no

han sido tratadas, entre un período de i a 2 años se informó bajos porcentajes de mejoría

espontánea.

En cuanto al tratamiento cognitivo- conductual para la anorexia nerviosa/sbn pocos

los ,estudios realizadds hasta el momento para determinar s~~ ~ficacia: Según Garner,

Vito~séR y Pike (29) hay que tener en cuenta la presencia,~ae algUnos obstáculos para

poder realizar este tipo de estudios. La incidencia de la anorexia nerviosa es más baja que

la de la bulimia nerviosa y el 'diseño de tratamieflto con pacientes con anorexia nerviosa es

más complicaad por la nec~siaa:n~dé~h1Iernación de algunas de estos pacientes. Además,

en general las jóvenes con anorexia nerviosa no aceptan fácilmente el tratamiento y

menos aún cuando se trate de participar como sujeto en una investigación. Sin embargo,

existe una gran cantidad de estudios de casos que indican que la terapia cognitiva­

conductual es efectiva y así también lo sugiere la evidencia clínica.

Proveer información sobre las consecuencias de la restricción alimentaria, los vómitos

autoinducidos y el abuso de laxantes, como así también acerca de la regulación del peso y

la importancia de tener hábitos alimentarios regulares, constituye un aspecto muy

importante en el tratamiento tanto de la bulimia nerviosa como de la anorexia nerviosa. Sin

embargo, existen diferencias en el tratamiento~de la anorexia nerviosa, principalmente en

lo que hace a la motivC~,ción pª[ª eL~cllffibid y la recuper~ción de pesQ,, A diferencia del

paciente con bulimia nerviosir, el paciente con anorexia nerviosa no presenta conciencia

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de enfermedad. Presenta un intenso temor a engordar a pesar de estar con un muy bajo

peso, acompañado de una distorsión de la imagen corporaL

Cognitive Behavior Therapy for eatíng disorders; CBT-E) (30, 31, 32)

Se trata de la reformulación del tratamiento cognitivo-conductual para la bulimia

nerviosa descripto por el equipo liderado por Fairburn. A fines de los años 1990, no cabía

dudas que el tratamiento cognitivo-conductual para la bulimia nerviosa era considerado el

tratamiento con apoyo empírico de primera opción {4, 24). Del mismo modo, sostiene

Fairburn, resultaba claro que debía ser mejorado.

Los estudios daban cuenta que menos de la mitad de los pacientes lograban una

recuperación plena y duradera. Esta situación llevó a Fairburn junto con Copper y Shafran

a analizar en detalle, paciente por paciente, por qué algunos pacientes experimentaban

una recuperación plena y duradera y otros no (31 ). La terapia cognitivo-conductual

mejorada para los trastornos alimentarios (CBT-E) da cuenta de la identificación de

aquellos obstáculos y su tratamiento en esta nueva versión (30, 31, 32).

Al mismo tiempo, los autores extendieron la teoría cognitivo-conductual de la bulimia

nerviosa a todos los trastornos de la conducta alimentaria y sobre esta base desarrollaron

el tratamiento desde una perspectiva "transdiagnóstica".

Actualmente se distinguen dos tipos específicos de trastornos de la conducta

alimentaria, anorexia nerviosa y bulimia nerviosa, junto con una categoría diagnóstica

residual que son los llamados "trastornos alimentarios no especificados". Si bien los

manuales de diagnóstico vigentes posibilitan el diagnóstico para un solo trastorno de la

conducta alimentaria de modo excluyente, la clínica da cuenta que una de las

características más llamativas resulta ser, justamente, la migración del diagnóstico. Así,

hasta el 50% de los pacientes con anorexia nerviosa desarrollan síntomas bulímicos y un

pequeño porcentaje de pacientes que inicialmente presentan bulimia nerviosa, desarrollan

síntomas anoréxicos (31 ). Aunque resulta importante aclarar que el trastorno por atracón

no comparte esta característica migratoria, propia de los demás trastornos alimentarios.

El hecho que los trastornos alimentarios persisten aunque puedan ir cambiando la

forma en que se presentan, sugiere que los mecanismos "transdiagnósticos" juegan un rol

importante en el mantenimiento de la psicopatología de estos trastornos. Esta situación

llevó a plantear si la terapia cognítivo-conductual para la bulimia nerviosa desarrollada en

los años '80 podría ser extendida a los demás trastornos alimentarios, resaltando los

aspectos en común que todos ellos presentan, como ser el núcleo psicoaptológíco y la

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severidad. Teniendo en cuenta que, en todo caso, la diferencia entre la anorexia nerviosa y

la bulimia nerviosa radicaría en el interjuego entre la restricción alimentaria y la

sobreingesta y sus efectos en el peso como consecuencia.

Desde esta perspectiva transdiagnóstica que plantean Iros l:lutorec c:e> prnnone> • ._... -. " _, _....., 1 -....... ...,

considerar a los trastornos alimentarios en una categoría diagnóstica simple y no como

trastornos separados, resaltando las similitudes más que las diferencias. De esta manera,

se cuestionaría el esquema del DSM IV (21) que implica que cada trastorno de la conducta

alimentaria requiere su propia forma específica de tratamiento.

Así, los autores consideran que los trastornos de la conducta alimentaria son

esencialmente "trastornos cognitivos" que comparten una psicopatología central: la

sobrevaluacíón de la figura, el peso y su control. Mientras que la mayoría de las personas

tiende a evaluarse a sí misma sobre la base de su desempeño percibido en una variedad

de dominios de la vida (calidad de las relaciones interpersonales, desempeño laboral,

deportivo, etc), las personas con trastornos alimentarios juzgan su valor en gran medida, o

exclusivamente, en términos de los hábitos alimentarios, la figura, el peso y la habilidad

para controlarlos.

Como ya se enunció más arriba, este tratamiento parte de una visión

"transdiagnóstica" y la idea central es producir un cambio cognitivo, al ser diseñado para

tratar la psicopatología propia de estos trastornos. La estrategia que sustenta este

tratamiento es construir una "formulación" (conjunto de hipótesis) del proceso que

mantiene la psicopatología del paciente y así poder identificar los aspectos que necesitan

ser tratados en ese paciente. Así, se construye una formulación personalizada desde el

principio del tratamiento, a ser revisado durante el tratamiento. En esta última versión del

tratamiento cognitivo conductual se vislumbra claramente un mayor acercamiento a la

clínica, a la idea de un tratamiento más personalizado y menos estandarizado. Así es

como los autores prefieren hablar de guía para el tratamiento y no de manual de

tratamiento al presentar esta última versión (31 ) .

La terapia cognitiva-conductual mejorada para los trastornos alimentarios fue

diseñada para adultos en tratamiento ambulatorio, tanto mujeres como hombres, aunque

puede ser adaptado para usarlo también con pacientes más jóvenes, o en grupo.

Existen diferentes versiones de la terapia cognitiva-conductual mejorada para Jos

trastornos alimentarios. La versión principal es la "focalizada" que se concentra

exclusivamente en la psicopatología del trastorno alimentario. Esta versión fue diseñada

para 20 sesiones en 20 semanas, con estrategias y procedimientos bien especificados,

distribuidos en 4 etapas relativamente bien definidas. Para aquellos pacientes que

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presentan un bajo peso significativo (IMC menor o igual a 17 .5) el tratamiento necesitará

ser modificado y extendido.

La versión más "amplia" es más compleja y fue diseñada para tratar tres

problemáticas adicionales de! trastorno alimentario que también contribuyen a su

mantenimiento y obstaculizan el cambio: perfeccionismo clínico, baja autoestima y

dificultades interpersonales. Originalmente se incluía también intolerancia al ánimo

negativo (dificultad para enfrentar apropiadamente ciertos estados emocionales) pero

finalmente fue incluida en la versión focalizada.

La terapia cognitiva-conductual mejorada para los trastornos alimentarios también ha

sido adaptada para pacientes que necesitan internación o un tratamiento ambulatorio

intensivo.

Si bien el modelo de tratamiento que desarrollaron Fairburn, Cooper y Shafran se

trata de una terapia cognitiva, esta última versión difiere en algunos aspectos de ciertos

formatos cognitivo-conductuales. No se utilizan los registros de pensamientos

convencionales, aunque el paciente debe completar un registro de los alimentos y líquidos

que ingiere durante el día, que incluye una columna para registrar los pensamientos y

emociones. Tampoco se podría decir que se hace uso de la restructuración cognitiva

formal, no hay en esta versión referencias a conceptos como pensamientos automáticos,

supuestos, creencias centrales y esquemas. Los autores consideran que en estos

pacientes no es necesario incluirlos para producir los cambios que se requieren. Se utiliza

el estilo terapéutico de empirismo colaborativo propio de la terapia cognitivo-conductual,

como así también las preguntas exploratorias (31 ).

No cabe duda que la reformulación que han desarrollado Fairburn, Cooper y Shafran

en esta última versión implica un gran avance tanto en la conceptualización como en el

tratamiento de los trastornos alimentarios. En principio, se trata de un tratamiento que

puede ser utilizado en todo el espectro de los trastornos alimentarios, al otorgarle mayor

importancia a lo que tienen en común todos estos trastornos, más que aquello que los

diferencia.

De esta manera, se tiene en cuenta gran parte de aquellos pacientes que requieren

tratamiento especializado en trastornos de la alimentación, pero que no presentan en

forma completa tos criterios diagnósticos descriptos para la anorexia nerviosa o la bulimia

nerviosa. En este sentido, no debemos olvidar que ~ctualmente él diagnóstico z¡jiáS

frecuente es el de los trastornos alimentarios no especificado~,' ~eguido por buli~ia nerviosa y finalmente, anOrexia nerviosa. A PElSar de ello, casi no existen estudios sobre

tratamiento centrados en pacientes con trastornos alimentarios no especificados.

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Artículo publicado en Revista Diagnosis 2009, vol. 6, pp 11-26. ISSN 1668-547 4.

Podríamos encontrar un antecedente de esta propuesta en Hsu quien en 1990

proponía la existencia de un "co~tTunuum.f1 entre los trastornos de la alimentación, en lugar

/alimentarios comparten dos aspectos centrale,s: la excesiva preocupación P2'" el p~~o y la

/ idea sobrevalorada de adelgazar, ya sea acompañada de un determinado peso, del l

seguimiento de dietas más o menos restrictivas, de conductas purgativas y de la mayor o

menor distorsión de la imagen corporal. Así es como en un extremo se encontraría la

anorexia nerviosa restrictiva, seguida de la anorexia purgastiva/de atracones y la bulimia

nerviosa tendría una posición intermedia, seguida del trastorno por atracón.

Pareciera que la idea de diseñar tratamientos específicos para cada uno de los

trastornos alimentarios obedece a un sentido pragmático como es homogeneizar la

población y así poder orientar el tratamiento a una enfermedad diagnosticable con límites

absolutamente claros y precisos. Pero surge en este p~nto lélP~(:}gunta si de ese modo no

se estaría recortando ia.verdaderá.diiT;ensiól'J de íos trastornos aiimentarios, ai reducir su

conceptualización teórica mediante la clasificación de categorías aisladas.

Por último, en la reformulación del tratamiento desarrollado por Fairburn, Cooper y

Shafran se observa claramente un acercamiento de los autores a la práctica clínica

cotidiana, intentando construir un puente entre la investigación y la clínica. Un esfuerzo

tal, resulta sin duda auspicioso para el avance de los tratamientos especializados en el

área de los trastornos alimentarios.

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