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Análisis de la vivienda individual Página 1 1. El arquitecto y sus obras: Arquitecto estadounidense. Nació en Cleveland (Ohio), y estudió en la Universidad de Harvard lenguas clásicas y más tarde arquitectura. Allí trabajó para Walter Gropius, arquitecto alemán exiliado que se había convertido en una figura primordial del movimiento moderno. El libro de Johnson International Style, Architecture since 1922 (1932, International style: la arquitectura desde el año 1922), escrito en colaboración con el historiador Henry Russel Hitchcock, introdujo las ideas vanguardistas europeas en Estados Unidos, y popularizó el término international style, que a partir de entonces se aplicaría a un tipo de arquitectura similar en estilo a la de los maestros de la Bauhaus. Fue director del departamento de arquitectura del Museo de Arte de Nueva York entre 1932 y 1934 y más tarde entre 1945 y 1954, y desde este cargo se convirtió en uno de los árbitros del gusto con más poder de decisión en las modas arquitectónicas. Comenzó a proyectar edificios en 1942, caracterizándose por el empleo de materiales lujosos y la corrección compositiva. Entre sus obras destacan su propia casa en New Canaan, Connecticut, conocida como la Glass House (1949), el rascacielos Seagram Building en Nueva York (1958), proyectado junto al maestro alemán Ludwig Mies van der Rohe; el Kline Science Center en la Universidad de Yale (New Haven, 1962), y las oficinas centrales de la AT&T en Nueva York (1984), el primer rascacielos construido según un estilo que él mismo ayudó a imponer, el postmodernismo, bajo cuya órbita también proyectó las oficinas de la Pittsburgh Plate Glass (1984) y la Trasco Tower en Houston (1984). Obras más reconocidas del arquitecto: Casa de cristal (1949) A los 43 años. New Canaan. EEUU “THE GLASS HOUSE” De Philips Johnson (1949. Canaan, EEUU) PROYECTOS II (2013-2014)

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  • Análisis de la vivienda individual Página 1

    1. El arquitecto y sus obras:

    Arquitecto estadounidense. Nació en Cleveland (Ohio), y

    estudió en la Universidad de Harvard lenguas clásicas y más

    tarde arquitectura. Allí trabajó para Walter Gropius,

    arquitecto alemán exiliado que se había convertido en una

    figura primordial del movimiento moderno. El libro de

    Johnson International Style, Architecture since 1922 (1932,

    International style: la arquitectura desde el año 1922),

    escrito en colaboración con el historiador Henry Russel

    Hitchcock, introdujo las ideas vanguardistas europeas en

    Estados Unidos, y popularizó el término international style,

    que a partir de entonces se aplicaría a un tipo de

    arquitectura similar en estilo a la de los maestros de la

    Bauhaus. Fue director del departamento de arquitectura del

    Museo de Arte de Nueva York entre 1932 y 1934 y más tarde

    entre 1945 y 1954, y desde este cargo se convirtió en uno de

    los árbitros del gusto con más poder de decisión en las modas arquitectónicas. Comenzó a

    proyectar edificios en 1942, caracterizándose por el empleo de materiales lujosos y la

    corrección compositiva. Entre sus obras destacan su propia casa en New Canaan, Connecticut,

    conocida como la Glass House (1949), el rascacielos Seagram Building en Nueva York (1958),

    proyectado junto al maestro alemán Ludwig Mies van der Rohe; el Kline Science Center en la

    Universidad de Yale (New Haven, 1962), y las oficinas centrales de la AT&T en Nueva York

    (1984), el primer rascacielos construido según un estilo que él mismo ayudó a imponer, el

    postmodernismo, bajo cuya órbita también proyectó las oficinas de la Pittsburgh Plate Glass

    (1984) y la Trasco Tower en Houston (1984).

    Obras más reconocidas del arquitecto:

    Casa de cristal (1949) A los 43

    años. New Canaan. EEUU

    “THE GLASS HOUSE” De Philips Johnson (1949. Canaan, EEUU)

    PROYECTOS II

    (2013-2014)

  • Análisis de la vivienda individual Página 2

    Seagram Building (1958) (52 años) Arquitecto: Ludwig Mies Van der Rohe & Philip Johnson Dirección: 375 Park Avenue Ciudad: Nueva York (Nueva York) País: EEUU, América

    Kline Science Center (1962) (56 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: Universidad de Yale Ciudad: New Haven (Connecticut) País: EEUU, América

    Kunsthalle Bielefeld Museum (1968) (62 años) Arquitecto: Philip Johnson Ciudad: Bielefeld (Bielefeld) País: Alemania, Europa

    John Fitzgerald Kennedy Memorial (1970) (64 años) Arquitecto: Philip Johnson Ciudad: Dallas (Texas) País: EEUU, América

    http://www.google.es/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&frm=1&source=images&cd=&cad=rja&docid=c9yRxuKOsvyzaM&tbnid=l8lEfDejq-BO9M:&ved=0CAUQjRw&url=http://www.architecturaldigest.com/blogs/the-aesthete/2013/02/mies-van-der-rohe-critical-biography-book&ei=oBUTU-LjK-TY0QWHj4H4CQ&bvm=bv.62286460,d.d2k&psig=AFQjCNH0a0EJ8h6q0_Abi28kotbygwnfPA&ust=1393846031243537

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    Boston Public Library Extension (1972) (66 años) Arquitecto: Philip Johnson Ciudad: Boston (Massachusetts) País: EEUU, América

    Elmer Holmes Bobst Library (1973) (67 años) Arquitecto: Philip Johnson Ciudad: Nueva York (Nueva York) País: EEUU, América

    IDS Center (1973) (67 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: 80 8th Street South Ciudad: Minneapolis (Minnesota) País: EEUU, América Altura: 236 metros

    Fort Worth Water Gardens (1974) (68 años) Arquitecto: Philip Johnson Ciudad: Fort Worth (Texas) País: EEUU, América

  • Análisis de la vivienda individual Página 4

    Penzoil Place (1976) (70 años) Arquitecto: Philip Johnson Ciudad: Houston (Texas) País: EEUU, América Altura: 159 metros

    Catedral de Cristal (1980) (74 años) Arquitecto: Philip Johnson Ciudad: Garden Grove (California) País: EEUU, América

    Nations Bank Center (1983) (77 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: 700 Louisiana Street Ciudad: Houston (Texas) País: EEUU, América Altura: 238 metros

    Wells Fargo Center (1983) (77 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: 1700 Lincoln Street Ciudad: Denver (Colorado) País: EEUU, América Altura: 213 metros

  • Análisis de la vivienda individual Página 5

    Rascacielos AT&T (1984) (78 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: 550 Madison Avenue Ciudad: Nueva York (Nueva York) País: EEUU, América Altura: 197metros

    Williams Tower (1984) (78 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: 2800 Post Oak Boulevard Ciudad: Houston (Texas) País: EEUU, América Altura: 275 metros

    Pittsburgh Plate Glass (1984) (78 años) Arquitecto: Philip Johnson Ciudad: Pittsburgh (Pennsylvania) País: EEUU, América Altura: 193 metros

    http://www.google.es/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&frm=1&source=images&cd=&cad=rja&docid=WGMqPeD0PbiuEM&tbnid=dkkcokLiREBtSM:&ved=0CAUQjRw&url=http://www.epdlp.com/edificio.php?id=396&ei=0xsTU8_uOImN0AXjm4GYAg&psig=AFQjCNHLmpO3xJRY_D1V2_DdfE8Pkv3GLg&ust=1393847613683819

  • Análisis de la vivienda individual Página 6

    One International Place (1985) (79 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: 100 Oliver Street Ciudad: Boston (Massachusetts) País: EEUU, América Altura: 183 metros

    Lipstick Tower (1986) (80 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: 885 3rd Avenue Ciudad: Nueva York (Nueva York) País: EEUU, América

    33 Maiden Lane (1986) (80 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: 33 Maiden Lane at Barclay Ciudad: Nueva York (Nueva York) País: EEUU, América

    Bank One Center (1987) (81 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: 1717 Main Street Ciudad: Dallas (Texas) País: EEUU, América Altura: 240 metros

    http://www.google.es/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&frm=1&source=images&cd=&cad=rja&docid=rgftKaxPhH9qHM&tbnid=lCZljldUmI4_cM:&ved=0CAUQjRw&url=http://online.wsj.com/news/articles/SB10001424052748703398504576100341936279776&ei=bBwTU9qeOcmn0QW-84DwBg&psig=AFQjCNHmnEIHCLSNe3QcUfZO9zZ0hJllkw&ust=1393847772898028

  • Análisis de la vivienda individual Página 7

    One Atlantic Center (1988) (82 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: 1201 West Peachtree Street Ciudad: Atlanta (Georgia) País: EEUU, América Altura: 250 metros

    Comerica Tower (1990) (84 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: 500 Woodward Avenue Ciudad: Detroit (Michigan) País: EEUU, América Altura: 189 metros

    191 Peachtree (1992) (86 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: 191 Peachtree Street Ciudad: Atlanta (Georgia) País: EEUU, América Altura: 235 metros

    Puerta de Europa (Torres Kio) (1998) (92 años) Arquitecto: Philip Johnson Dirección: Plaza de Castilla, s/n Ciudad: Madrid (Madrid) País: España, Europa

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    Conocer un poco más al arquitecto:

    Mediante la entrevista realizada por la Academia de Logros EE.UU en 1992 podremos conocer más acerca de este autor considerado como el padre de los rascacielos:

    “¿Qué hizo que Ud. quisiera ser arquitecto?

    No lo se. Porque no sabía hacer otra cosa, probablemente. No era muy bueno en nada. Mi madre estaba interesada en la arquitectura, quería una casa diseñada por Frank Lloyd Wright cuando era joven, pero mi padre no lo veía de la misma manera así que llegamos a la solución de compromiso de no tener ninguna. Me gradué en filosofía en Harvard y no sabía si quería ser un teórico, un maestro o qué, pero estaba siempre interesado en arte y arquitectura. Yo no sabía dibujar así que sabía que no podía ser un arquitecto… ¿sabe? Estaba mayormente interesado en las ideas, y en la política, y en los sucesos mundiales. Fui candidato para la legislatura del estado y no quería eso. No trabajé en nada. Era un pésimo político (piojoso, en el original), terrible, tenía miedo escénico, todo al revés. Así que de pronto comprendí, en medio de mi actividad política, que había perdido mi oportunidad y, a los 34 años de edad, decidí tomar en serio lo de estudiar arquitectura. En Harvard a nadie le importaba si yo sabía o no dibujar… así que fui a Harvard, a los 34, para estudiar arquitectura. Por ese entonces yo había trabajado, en temas relacionados con la arquitectura, en el Museo de Arte Moderno (MoMA), así que me dije: ¡Qué diablos, también yo puedo ser uno!

    ¿Ocurrió algo, algún evento, un hecho más temprano que lo influenciara?

    Sí. Yo era un joven mucho más inspirado de lo que creía. Uno no sabe lo que hace cuando es joven. Hay algo que le atrae, lo excita, pero no comprende realmente que es lo que le gusta y cree que a todos les pasa lo mismo. No entendía cómo alguien podía estar en la nave de la Catedral de Chartrês y no romper en llanto, porque pensaba que era lo que todo el mundo haría. Esa fue mi reacción natural. Esa… y ante el Partenón. Una en 1919, la otra en 1928, que me hicieron comprender que tenía que estar relacionado con la arquitectura de alguna manera. Así que, cuando ingresé al MoMA, organicé el Departamento de Arquitectura y escribí un libro. Cuando fui a Harvard yo enseñaba en la escuela, así que me permitieron no tomar ese curso. Fue algo cómico.

    ¿Qué edad tenía cuando vio la Catedral de Chartrês por primera vez?

    Tenía 13. Así que pensé que si un niño como yo podía sentirse así, cualquiera podía. No pensé que era algo inusual. Mi madre tampoco. A ella le interesaba mucho el arte y me llevó a Francia por el tiempo del Tratado de Versalles y; recuerdo haberme dicho y lo escribí años después en una carta; que si viviera en Chartrês me haría Católico para disfrutar mejor de la catedral y si me volviera católico me iría a vivir a Chartrês. Porque… ¿Cómo podría yo existir sin estar cerca de esa cosa tan particular?

    Cuénteme sobre el Partenón

    Visité el Partenón por primera vez en 1928. Por ese entonces tenía mejores conocimientos de arquitectura, y de la historia. Pero la presencia real de esas piedras era algo totalmente distinto a los libros. Si uno sólo vio fotos del Partenón no tiene ni la menor idea de qué se trata. Pero estar en esa colina en particular, con todas esas enormes colinas alrededor, parado allí, con esas piedras prácticamente en las manos porque un montón se están cayendo, fue una experiencia sólo superada por Chartrês. Escribí un artículo diciendo que hubo un Philip Johnson pre y otro post Partenón, porque ese fue el punto más fuerte en mi aprendizaje de la arquitectura. Ya tenía 22 años, debí haber sabido más. Debí saber en 1922 cuando tenía 17, 18 que yo iba a hacer esto.

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    Pero creía que era así con todos, así que hice lo que me interesaba en ese momento, que era música, filosofía y griego. Pensé que iba a estar en algo relacionado con eso. Y sentí ese terrible impacto frente al Partenón, pero no fue sino hasta que tuve 34 que adquirí el juicio suficiente como para comenzar mi educación formal. La educación es terriblemente importante pero, en ese tiempo, yo no hubiera tenido ninguna. Yo era todo sensaciones convertidas en dedicación.

    ¿Cómo era Usted en su juventud, en Ohio?

    Un desperdicio. Un pequeño monstruo. Era insufrible, muy poco popular en la escuela, entre las chicas. No sabía bailar, no podía relacionarme. Era un solitario y la familia prácticamente se dio por vencida. Yo quería hacer lo mismo. Es común, ¡¿realmente para qué sirvo?! Un poco como todos los chicos de esa edad… todos pasan por eso, pero yo creía que era un caso único, que sólo yo sufría. Leí libros sobre el sufrimiento, “The Sorrows of Werther” y cosas así. Era un auténtico piojoso. Sólo cuando la arquitectura me impactó fue que comencé a ser más sensible.

    ¿Que clase de alumno fue?

    Bueno. Sorprendente. Fui un alumno algo irregular. A veces no podía hacer cosas como escribir. Era como en un bloc de notas de un escritor, exagerado hasta lo enfermizo. Así que flanqueaba todo lo que tenía relación con la escritura o cualquier expresión escrita. Por supuesto que resulta raro ahora que he escrito uno o dos libros, pero en ese tiempo era un obstáculo insalvable. No había psiquiatras por esos días, así que finalmente recalé en lo de un especialista de los nervios, usted es muy joven para recordar que eran llamados neurólogos o especialistas de los nervios. Me dijo que estaba enfermo, que era maníaco depresivo. Naturalmente, estaba encantado, pero me lo pasaba llorando. De alguna manera superas todo eso. Yo nunca pensé que podría. Era el fin del mundo otra vez, ¿sabe? Los acontecimientos de la temprana juventud no debieran preocupar a nadie, les pasa absolutamente a todos. Todos pasamos por esto y… raro que nadie le diga a uno cuando es joven que la depresión, ahora y antes, es perfectamente normal… Ese sentimiento de fracaso también es normal como lo son esas sensaciones de delirio y excitación. Y quizás esté hablando sólo para los artistas, pero lo dudo. Creo que todos tienen esas inadaptaciones… sentimientos a los que la religión o la psiquiatría ayudan… o el simple crecer. Eso es lo que hice, crecí.

    ¿Algún libro, o maestro, que le haya ayudado o influenciado?

    Sí, mi profesor de filosofía en Harvard, Rafael Demos. Era griego y con él trabajamos muchísimo en Platón. Él fue, personalmente, una gran influencia, pero no ayudó a mi sentimiento por la arquitectura en nada. Yo iba a enseñar filosofía. El director del Departamento de Filosofía de Harvard me dijo: “¿Por qué no vienes a enseñar? Hazte profesor”. ¡Bueno, yo sabía que no servía para eso! Y me lo hizo comprender Whitehead, ese gran filósofo. Me llevó a su clase, pero no había esperanzas, no podía entender ni las cosas más simples, aparentemente, y eso me sacó de la filosofía.

    ¿Algunas lecciones aprendidas durante esos duros años 30?

    Me lo saqué de la mente. Lo que me gustan son las causas. Desde el momento que me involucro en una causa, sobre-reacciono, si me involucro en una causa religiosa ando arrodillado por días, esa clase de cosas… pero por un intervalo de tiempo muy breve. Una vez que descubrí que la arquitectura era una necesidad natural mía, ese entusiasmo no conoció ataduras y ha sido igual desde entonces. El punto de inflexión fue 1939. Y desde entonces el arte ha sido la única cosa para la que he vivido. Para mí no existe el tiempo ocioso, por ejemplo. Si su trabajo es la arquitectura usted trabaja todo el tiempo, constantemente. Uno se despierta en la noche… ¡Anoche tuve una maravillosa idea!, todavía estoy trabajando en Berlín en una de esas cosas y ahora sé exactamente donde estará ubicada esa ventana. Lo disfruto más y más cada día. Tengo

  • Análisis de la vivienda individual Página 10

    que apurarme ahora. La arquitectura se parece muchas veces a la política y a las religiones, está llena de movimientos, ortodoxias, herejías, disensos, controversias. Uno parece que estuviera siempre en el medio de todo eso. Amo todo eso, ¿me entiende? No lo perdí por cambiarme de filosofía a arquitectura. Todavía soy más del tipo de arquitecto que razona que del tipo del genio. No soy un genio. Hay algunos, y los amo, pero me gusta más él toma y daca, y los cambios, y el profetizar qué va a pasar, y treparse al próximo tren por el furgón de cola, suponer lo qué va a pasar y compartirlo con los jóvenes. Una especie de… preguntarse ¿dónde estamos parados? La historia se está escribiendo en este momento, es muy emocionante y cambia cada minuto. Estar allí, formar parte de todo eso es mi mayor placer. Siempre pensé que todos lo sentían de la misma manera pero, repito, creo que todos somos distintos.

    ¿Qué lo empujó a ese punto de inflexión en 1939?

    La Guerra. Era muy obvio para mí que esta era inevitable y que yo no tenía nada que hacer en ella. No estaba conectado. Amaba a los alemanes y no le encontraba ningún sentido… pero mi país era terriblemente importante y comprendí que no estábamos en peligro, tal vez, pero el próximo paso era la guerra. Por supuesto que yo quería estar allí y finalmente lo logré, pero era muy viejo. Me llamaban “abue” en el cuartel. Pero no me llevaron y pasé muy buenos momentos, por cierto.

    ¿Por qué le tomo tanto tiempo?

    Era un maldito tonto, no es difícil de entender. Constantemente pienso en las cosas que pude haber hecho, quizás mejor. En las oportunidades perdidas, estoy lleno de arrepentimientos, pilas de arrepentimientos, pero uno no debe dejar que lo molesten. Terminaría suicidándome, que sería bueno pero no paga. ¿Para qué? Entonces, si uno puede encontrar algo para hacer, de la forma en que yo lo hice, se mantiene vivo. Esa es la razón por la que estoy vivo y activo a los 85, con montones de trabajo y viajes por delante. Trabajaré hasta que caiga, que será dentro de un largo tiempo.

    ¿Así es que terminada la Guerra comenzó inmediatamente su carrera como arquitecto?

    Si, inmediatamente.

    ¿Qué se necesita para ser un arquitecto?

    Para ser un arquitecto se tiene que conocer gente. Se tiene que conocer gente para poder obtener el siguiente trabajo. Como en casi todas las profesiones. Como el más rico y grande de los arquitectos norteamericanos decía: “El primer principio de la arquitectura es: obtén un trabajo” En otras palabras, si no se es lo suficientemente amigable y persuasivo no se llega a ninguna parte. Es difícil decirle a alguien qué es importante porque está dentro de uno. Lo mismo con la educación. La educación no ayuda. Uno puede leer todos los libros del mundo y diseñar cosas terribles. He tenido profesores a los que rendía culto, como Russell Hitchcock, un gran, gran historiador de la arquitectura y un día trató de diseñar un edificio… ¡desastre! En otras palabras, se necesita algo más que proeza intelectual. Hardvard jamás podrá hacer de alguien un arquitecto. Se necesita lo que coloquialmente llamamos genios, pero hay solamente un par de genios, de vez en cuando, como un Einstein, o un Frank Lloyd Wright. ¡Nadie puede aspirar a eso! Eso queda sujeto al libre albedrío divino. No hay nada que nadie pueda hacer al respecto. Así que se necesita al menos algo. Yo no soy Frank Lloyd Wright, lo que ya no me molesta más. Por eso mi consejo a los jóvenes es muy directo: “¿Debiera ser un arquitecto?” les pregunto, y contesto: “No”. Siempre digo no, porque si se lo puede evitar, se lo debe evitar. “Sigan algo que les permita hacer dinero más fácilmente, si eso es lo que la mayoría de los norteamericanos parece querer, yo incluido, y no se molesten en ser arquitectos”. En otras palabras, si uno va a

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    ser un arquitecto, es mejor que sienta algo dentro que hace que no pueda evitarlo. Un llamado, se le decía en los tiempos en que las religiones eran un poco más populares.

    ¿Cómo influyeron Le Corbusier y Mies van der Rohe?

    Sólo Mies me influenció. Conocí a Le Corbusier. Era un hombre desagradable, pero obviamente un genio. A uno no tiene por qué gustarle la gente sólo porque sean genios. Mies y yo nos entendíamos mejor y llegamos a ser muy allegados el uno con el otro. Trabajé con él en sus mejores edificios. Pero uno no puede ser a la vez adorador y un arquitecto poco común, tenía que iniciar mi propio camino… así que me separé de Mies e hice un tipo de trabajo distinto del de él.

    ¿Puede decirme qué inspira el diseño arquitectónico? ¿Qué pasa por su mente?

    Desastre, agonía. ¿Escuchó alguna vez a un escritor hablar del tema? Usted sabe lo que esa blanca hoja significa: ¡El peor de los horrores! Después de casi una hora de transpirar sobre la hoja vacía, uno finalmente dibuja una línea, el comienzo, y eso es lo que todos los arquitectos hacemos. Y así desarrollamos un dibujo muy tentativo, que es horrible pero, de alguna manera, uno empieza a interesarse, a meterse en la cosa. Pero luego uno comienza con otra idea, pero esta no sirve… ¿Y si hacemos tal cosa?… y así todo el día se voló, como el flash de una cámara, en lo que pareció un instante porque no se trata del flash de un genio, en mi caso, pero es el flash de lograr algo sobre el papel, y es muy divertido. Sin embargo nunca se habla de esto.

    Su Glass House ha sido considerada una de las más influyentes de este siglo, ¿por qué cree usted?

    No lo sé. Tampoco sabía que así fuera. Sí que es la casa más fotografiada… me importa un cuerno. Se supone que vivo allí y entonces viene la gente y me mira todo el tiempo. Es muy irritante. Es del tiempo en que yo trabajaba con Mies. Las ideas de Mies aparecen allí muy claramente, como el no usar nada más que vidrio en las paredes. Parecía lo más natural, pero la mayoría no pensaba que fuera muy natural, como dijeron en los diarios: “Si el Sr. Johnson quiere ser ridículo, ¿por qué no se va a ser ridículo a otra ciudad?” Por supuesto que yo disfruté de todo eso. Yo disfruto de esas batallas.

    ¿Tiene que trabajar solo?

    ¡Oh mi Dios, no! La razón por la que prefiero la arquitectura sobre la pintura es porque siempre pasa algo y tengo que consultar con alguien. Pero en el momento del llamado trabajo creativo, tengo que estar solo.

    ¿Cuán importante es ser capaz de trabajar en colaboración con alguien?

    Muy importante. No sé cómo los pintores o escritores pueden trabajar así por meses y meses. Yo me volvería rematadamente loco. No puedo trabajar si estoy solo.

    ¿Qué se siente cuando se ve un diseño convertido en realidad?

    Ese es otro gran placer. Verlo avanzar, ver las caras de la gente, ver que les gusta. Pero eso es lo que todos quieren. Se lo llama el deseo por la fama. Cada estrella de cine siente ese deseo de ser aceptado y reconocido. Un sentimiento de conquista, también. Muy, muy satisfactorio, pero hablamos de unos pocos edificios, aquellos que salieron muy bien. Pero… ¿y el otro 90% de los edificios? Ciertamente no hablaré de ellos, sólo de los que salieron bien.

    ¿Cuáles fueron sus desilusiones?

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    La mayoría de los edificios. ¡Si sólo tuviera otra oportunidad! ¿Era realmente inevitable esto o aquello? ¡Si sólo me hubieran dado ese presupuesto extra! ¡Ese es el pecado contra el Espíritu Santo! ¡Te has traicionado! Tomé ese trabajo y… ¡sabía que era un trabajo de mierda! Pero uno lo hace, llega a soluciones de compromiso y, luego, se siente avergonzado. Sólo estoy orgulloso de los edificios que he construido en mi propio terreno, realmente, porque nadie podía detenerme, si son malos, al menos no me he enterado y así continuo construyendo pequeñas casas por todo el sitio.

    ¿Cuál es el edificio del que se siente más orgulloso?

    No sé. Sé los que fueron grandes triunfos como el Museo Dumbarton Oaks, en Washington, en el que trabajé junto a sus dueños. Fue realmente en colaboración y no había presupuesto. Nada de temas de dinero, era algo así como “si esto nos gusta más, así lo haremos”. Así que tenía total libertad y era un proyecto simple para construir un museo pequeño, en el que trabajé junto con los dueños, y fue puro placer de principio a fin.

    Usted diseñó muchos edificios que van desde la Glass House hasta la Crystal Cathedral hasta el controvertido AT&T. ¿Hay diferencias entre diseñar una casa y diseñar un rascacielos?

    Es más difícil porque cada decisión que uno toma significa una diferencia enorme en el resultado final. En cambio, si se tiene una buena planta para un rascacielos, todo lo que hay que hacer es cargarlo en la computadora de otro, no la mía, y con un clic uno produce todo los planos hasta el centésimo piso, así que uno tiene que tomar unas pocas decisiones básicas y luego comienza la batalla, porque con esos proyectos, que implican enormes sumas de dinero, todos tienen algo que decir y todos saben más que el arquitecto. Uno nunca sabe que vendrá en el futuro inmediato tratando de detener el edificio… AT&T… ¡las batallas! Es pura suerte que salió tan bien al final.

    Pero ciertamente hubo mucha controversia.

    ¿Muy peculiar… verdad? Porque no hay nada extraño en ese edificio. ¿No lo cree? Me parece un edificio muy común. Le puse un coronamiento raro al que la gente llama coronamiento Chippendale. Ahora entiendo lo que la gente quería decir, pero no sabía nada de Chippendale por ese tiempo. Era sólo una manera de terminar el edificio, de decorarlo para que la gente lo notara y distinguiera de los otros. Es natural hacer edificios para que sean vistos por la gente. El edificio Chrysler tiene un coronamiento hermoso. Se gastaron todo el tiempo en eso. No hay un cuerpo, sólo ventanas aburridas. Pero con un tope como ese será un monumento para toda la historia. Así que pensé que me gustaría un tope interesante. Mis amigos en la compañía no estaban tan contentos como yo, pero se hizo. Ellos querían algo novedoso y les dije “Bueno, esto es diferente” así que lo construimos. Seagram’s era todo lo contrario. Mies contaba con la confianza de los dueños y era idea de ellos hacerlo en bronce. Digo, no puede haber algo más caro en el mundo que el bronce. Ellos dijeron “Bien, es el material más fino, usemos el material más fino”. Por supuesto que fue un trabajo muy placentero.

    ¿Qué cosas toma en cuenta cuando diseña, la forma, la función?

    Si, esa es una muy buena pregunta, porque hay ciertas cosas que uno tiene que tomar endemoniadamente en consideración… y mucha más gente debiera hacerlo, también. Se tiene que conocer muy bien lo que tenemos, y lo que no tenemos, en la tecnología del presente o tus diseños serán cuentos de hadas y no proyectos de edificios. Otra cosa que se debe conocer es la función. La arquitectura moderna se fundó en el funcionalismo como meta y, mientras más se combata esa condición de único objetivo, más se convierte en meta única y eso es muy malo, también. El único objetivo es construir hermosos edificios, pero si no conoces su funcionamiento,

  • Análisis de la vivienda individual Página 13

    si el edificio Seagram’s no funcionara tan bien y no produjera montañas de dinero, no sería un éxito. Todos los rascacielos son máquinas de hacer dinero, así que debe funcionar a la perfección para que pueda ser rentado con ganancias. Uno puede decir “¡Oh, pero eso es mercantilismo!” Pero el mercantilismo es nuestra no-religión. Nuestro tiempo es así: consumismo y negocios. El negocio de USA son los negocios, dijo alguien y, por extraño que parezca, esto es así. Se tiene que ser endemoniadamente funcionalista en todos los trabajos, aún en una iglesia. No se puede ignorar la función. Amo diseñar iglesias porque, por supuesto, aparece el sentimiento espacial de la deidad que, para uno, es un poco más interesante que apilar capas de cubículos de oficina. Se deben conocer esas cosas. Se debe saber de estructuras y pasar el 90% del tiempo resolviéndola. Ahora uno conoce de estructura pero ¿qué hacemos con el agua, los desagües, etc.?… No tiene nada que ver con arte. Uno tiene que saber todo eso antes de empezar… Una pintura se arregla si salió mal, pero un edificio se cae. Luego vienen las reglamentaciones nacionales y municipales, que a uno lo ponen de la nuca. Y el cuidado del cliente. Porque uno siempre tiene un cliente con algunas ideas preconcebidas de cómo debe ser la casa y todo lo que uno quiere es que deje un cheque y se vaya a pasear a Europa… o que deje dos cheques. Pero la vida no es simple, si lo fuera habría más gente que serían mejores arquitectos.

    ¿Cuál es el rol de la arquitectura?

    Inspiración, como la música y la pintura. Lo hace a uno sentir mejor. Estar frente a una gran obra de arquitectura produce tanta satisfacción que uno podría no comer por días. Poder producir un sentimiento como el que yo sentí en Chartrês cuando tenía 13 años es la meta de la arquitectura.

    ¿Qué premios fueron más significativos para usted?

    Ninguno significa mucho, realmente. Lo que sí significa mucho para mi es que estuve en Europa el otro día y me ordenaron un hermoso trabajo. Esa es la recompensa de ser famoso, porque es muy placentero si eso trae un nuevo desafío, y luego otro… así puedo disfrutar cada uno de los días de mi vida.

    ¿Alguna cosa que le gustaría haber hecho y no pudo?

    Siempre quise hacer algo que siempre supe que no podría hacer, así que permanece como un sueño: construir una nueva ciudad. Las ciudades son un desastre total y eso no debiera ocurrir.

    ¿Cuáles son las conexiones entre el arte moderno y la arquitectura?

    Por supuesto que hay conexiones. Son profesiones diferentes y diferentes causas hacen que me guste más la arquitectura que la pintura, por ejemplo, pero están tan entremezcladas que no es fácil separarlas claramente. En la universidad conocí al otro hombre que influyó profundamente en mí, como Demos el profesor de filosofía de Harvard, era Alfred Barr, el fundador del MoMA quien hizo que me sintiera profundamente interesado y atraído por el movimiento moderno. Pero yo no tenía su pasión, ni su conocimiento. Él abrió mis ojos a cosas más grandes en las artes de las que yo nunca había experimentado. Conocía a Mondrian, porque él tenía una enorme conexión con la arquitectura. Algunos pintores son más arquitectónicos. Los dos grandes en la historia reciente fueron él y Malevich. Si uno no los conoce y aprecia, no comprendo cómo se puede ser un arquitecto. Pero la pintura es algo que nunca pude comprender ni explicar, sólo sentir. Hay diferentes artes, y todas se influencian mutuamente, pero no conozco la respuesta a su pregunta… ¿Cuál es la interrelación?

    ¿Cuál es el mayor desafío del próximo milenio?

    Cualquiera que haga un pronóstico es un condenado idiota. Yo lo he hecho y sé que he estado siempre, siempre, siempre equivocado. Porque uno asume cosas basadas en la experiencia

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    actual. Yo diría… simplemente la angustia continua, y reforma, y re-planear y nadie, nadie puede saber qué extraños cambios pueden ocurrir. La historia del siglo pasado… Nadie podía imaginar lo que Le Corbusier haría, o Frank Lloyd Wright haría, que cambiaría el curso de la historia, o Mies. Y los jóvenes. Tenemos una maravillosa generación de jóvenes, torciendo todo lo que nosotros hubiéramos llamado una forma. Pero lo están haciendo tán bien, con un humor tan encantador que se abre todo un nuevo espectro para la arquitectura. Sólo puedo ser optimista. El mundo puede fundirse, lo que pareciera que están haciendo muy bien, gracias, pero no afecta a la arquitectura. Como en el período bizantino tardío, que pudo ser muy malo pero que nos legó grandes iglesias que siempre nos inspiraron. Así ocurrirá con la decadencia que quizás está comenzando y quizás no… la arquitectura seguirá adelante de alguna manera y creará su propia riqueza. No se puede detener a la gente, la gente seguirá haciendo arquitectura, como no se puede hacer que la gente deje de escribir poesía. Los tiempos serán malos, o serán buenos, pero las cosas eternas como la poesía o la arquitectura siguen su curso. Esta es una de las cosas maravillosas de estar conectado a un arte tan grande como la arquitectura. Es lo que te mantiene vivo y activo, no el sexo. Platón no se equivocaba: todos tenemos un deseo de inmortalidad. Por eso la muerte no es importante. Porque la inmortalidad es lo que uno produjo, mientras estuvo aquí, que tuviera algún valor.”