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Estudos Feministas, Florianópolis, 25(1): 422, janeiro-abril/2017 187 Karina Batthyány Universidad de la República, Montevideo, Uruguay Natalia Genta Universidad de la República, Montevideo, Uruguay Valentina Perrotta Universidad de la República, Montevideo, Uruguay El apor El apor El apor El apor El aporte de las familias y las te de las familias y las te de las familias y las te de las familias y las te de las familias y las mujeres a los cuidados no mujeres a los cuidados no mujeres a los cuidados no mujeres a los cuidados no mujeres a los cuidados no remunerados en salud en Uruguay remunerados en salud en Uruguay remunerados en salud en Uruguay remunerados en salud en Uruguay remunerados en salud en Uruguay http://dx.doi.org/10.1590/1806-9584.2017v25n1p187 Esta obra está sob licença Creative Commons. Resumen: Resumen: Resumen: Resumen: Resumen: Considerando el creciente protagonismo de los cuidados en la agenda pública y de investigación en Uruguay, el presente artículo se enfoca en un tipo de cuidado prestado en forma no remunerada que requiere mayor visualización: el cuidado no remunerado en salud. Se propone responder a las siguientes interrogantes: ¿Quiénes asumen los costos del cuidado no remunerado en salud en Uruguay?, ¿Qué perfil tienen las personas cuidadoras no remuneradas en salud?, ¿A quiénes cuidan? ¿Cuál es el vínculo que mantienen con el sistema institucional de salud? Para ello, utiliza información proveniente de la Encuesta Nacional de Cuidados No Remunerados en Salud, realizada por el Grupo de Investigación Sociología de Género, de la cual las autoras son integrantes. Dicha Encuesta es representativa de la población uruguaya, está basada en una muestra bietápica y estratificada por nivel socioeconómico en la que se consultó a 1198 hogares sobre la realización de cuidados no remunerados en salud. Se demuestra que el cuidado en salud es mayormente realizado por integrantes del hogar, y de forma no remunerada. Las mujeres son las principales cuidadoras en salud, lo que da cuenta de la división sexual del trabajo existente en estas tareas. Por su parte, son las mujeres de mayor edad las que se dedican principalmente a proporcionar este cuidado, y esto es un rasgo distintivo de los cuidados en salud que los diferencia de los cuidados no remunerados cotidianos. Palabras claves: Palabras claves: Palabras claves: Palabras claves: Palabras claves: Género, cuidados, salud, uso del tiempo, trabajo no remunerado 1. Introducción 1. Introducción 1. Introducción 1. Introducción 1. Introducción Uruguay se enfrenta al desafío de asumir un nuevo enfoque de las políticas sociales de nueva generación, consistente en el reconocimiento por parte del Estado del

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Estudos Feministas, Florianópolis, 25(1): 422, janeiro-abril/2017 187

Karina BatthyányUniversidad de la República, Montevideo, Uruguay

Natalia GentaUniversidad de la República, Montevideo, Uruguay

Valentina PerrottaUniversidad de la República, Montevideo, Uruguay

El aporEl aporEl aporEl aporEl aporte de las familias y laste de las familias y laste de las familias y laste de las familias y laste de las familias y lasmujeres a los cuidados nomujeres a los cuidados nomujeres a los cuidados nomujeres a los cuidados nomujeres a los cuidados no

remunerados en salud en Uruguayremunerados en salud en Uruguayremunerados en salud en Uruguayremunerados en salud en Uruguayremunerados en salud en Uruguay

http://dx.doi.org/10.1590/1806-9584.2017v25n1p187

Esta obra está sob licença Creative

Commons.

Resumen: Resumen: Resumen: Resumen: Resumen: Considerando el creciente protagonismo de los cuidados en la agenda pública yde investigación en Uruguay, el presente artículo se enfoca en un tipo de cuidado prestado enforma no remunerada que requiere mayor visualización: el cuidado no remunerado en salud. Sepropone responder a las siguientes interrogantes: ¿Quiénes asumen los costos del cuidado noremunerado en salud en Uruguay?, ¿Qué perfil tienen las personas cuidadoras no remuneradasen salud?, ¿A quiénes cuidan? ¿Cuál es el vínculo que mantienen con el sistema institucional desalud? Para ello, utiliza información proveniente de la Encuesta Nacional de Cuidados NoRemunerados en Salud, realizada por el Grupo de Investigación Sociología de Género, de lacual las autoras son integrantes. Dicha Encuesta es representativa de la población uruguaya,está basada en una muestra bietápica y estratificada por nivel socioeconómico en la que seconsultó a 1198 hogares sobre la realización de cuidados no remunerados en salud. Sedemuestra que el cuidado en salud es mayormente realizado por integrantes del hogar, y deforma no remunerada. Las mujeres son las principales cuidadoras en salud, lo que da cuenta dela división sexual del trabajo existente en estas tareas. Por su parte, son las mujeres de mayoredad las que se dedican principalmente a proporcionar este cuidado, y esto es un rasgodistintivo de los cuidados en salud que los diferencia de los cuidados no remunerados cotidianos.Palabras claves:Palabras claves:Palabras claves:Palabras claves:Palabras claves: Género, cuidados, salud, uso del tiempo, trabajo no remunerado

1. Introducción1. Introducción1. Introducción1. Introducción1. Introducción

Uruguay se enfrenta al desafío de asumir un nuevoenfoque de las políticas sociales de nueva generación,consistente en el reconocimiento por parte del Estado del

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cuidado como derecho universal. El país discute laimplementación del Sistema Nacional Integrado deCuidados, colocándose como uno de los pioneros en laregión en la consideración de los cuidados como unproblema público y asumiendo el Estado un rol clave.1

Numerosos estudios han demostrado que lageneración de bienestar de nuestras sociedades dependeen buena medida de las actividades domésticas, en suinmensa mayoría no remuneradas, que son desarrolladaspor las familias. El cuidado de la salud constituye una delas actividades no remuneradas con mayor incidencia sobrela vida económica y social de los países. Estudiosinternacionales (María del Mar GARCÍA- CALVENTE, et al.;1999; Ximena DÍAZ, et al., 2006; María de los Ángeles DURÁN,2008) evidencian que el cuidado de la salud de personasdependientes es realizado mayoritariamente por las familias,mientras que las instituciones públicas y privadas participande forma minoritaria.

La distribución entre Estado, familias, mercado ycomunidad de los costos, roles y responsabilidades en laatención de las personas dependientes (niños/as, personasmayores, discapacitados) es lo que se pone en juego en ladefinición del cuidado como política pública. La intervencióny articulación de esos diferentes actores impactan en la posiciónde las mujeres en las familias y en el mercado de trabajo, asícomo determinan la efectiva capacidad de las mujeres deejercer los derechos vinculados a su ciudadanía social.

La provisión de cuidados en salud por parte de lasfamilias carece de visibilidad dadas sus características detrabajo no remunerado. Parte de esta invisibilidad se sustentaen que estos servicios no suponen una retribución monetaria,o una contabilización de los tiempos invertidos, lo que tornadifícil su cuantificación y la estimación de su aporte sobre elbienestar social. Ello deriva en que la atención y los cuidadosde la salud sean generalmente entendidos y analizadosúnicamente en el marco del sistema institucional de salud.Dicho sistema conjuga instituciones públicas y privadas paraofrecer servicios profesionales e implica trabajo remuneradodel personal de la salud y de los/as cuidadores/as. Sinembargo, estos servicios constituyen sólo la punta de uniceberg en el que el cuidado no remunerado, sobre tododentro de las familias, se configura como un verdaderosistema invisible de atención a la salud (DURÁN, 2008, p.114).

Las oportunidades actuales con que cuentan lasfamilias para sostener la provisión de cuidados se venactualmente comprometidas por la denominada “crisis delcuidado”. La crisis del cuidado consiste en un desajusteentre la demanda de cuidados, compuesta por las personasdependientes (debido a edad o a enfermedad permanente

1 El Sistema Nacional de Cuidadosse propone pasar de un modelofamilista a uno de corresponsa-bilidad social entre varones ymujeres y entre Estado, mercado,familias y comunidad, generandocambios en la actual divisiónsexual del trabajo, a través dedistintos mecanismos institucio-nales de regulación y oferta deservicios. Al mismo tiempo planteala necesidad de valorizar la tareade cuidados, profesionalizándola,a través de la capacitación de lasy los cuidadores. Para cumplir consus objetivos, el Sistema proponela creación de nuevos servicios,la regulación de los existentes y laformación de quienes trabajan enlos cuidados, así como la promo-ción activa de las transformacio-nes culturales hacia la corres-ponsabilidad en los cuidados.(CONSEJO NACIONAL DE POLÍTICASOCIAL, 2012)

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o temporal) y la oferta de cuidados, proveniente de laspersonas disponibles para cuidar. En el contexto de crisis, laoferta de cuidados disminuye mientras que aumenta lademanda. Este desajuste se vincula a una serie de cambiosculturales y demográficos entre los que se destacan elaumento de la esperanza de vida, la cual incrementa lademanda de cuidados de personas mayores, la disminuciónde hogares de tipo tradicional (mujer ama de casa y varónproveedor) y el aumento de la participación de las mujeresen el mercado laboral, que impactan en la disminución depersonas, particularmente mujeres disponibles para brindarcuidado.

La constatación del aumento de las necesidadesespecíficas de cuidados en salud es producto de variosfactores, entre los que podemos destacar el proceso deenvejecimiento, que genera demanda creciente de cuidadoa personas mayores, pero también de la vulnerabilidad delsistema sanitario, el que está apoyado en las mujeres y enun modelo familiar biparental tradicional. Dichas causas,entre otras, han derivado en una serie de cuestionamientos.¿Quiénes asumen los costos del cuidado no remunerado ensalud en Uruguay? ¿Qué perfil tienen las personascuidadoras no remuneradas en salud?, ¿A quiénes cuidan?¿Cuál es el vínculo que mantienen con el sistemainstitucional de salud?

2. Cuidados, género y uso del tiempo2. Cuidados, género y uso del tiempo2. Cuidados, género y uso del tiempo2. Cuidados, género y uso del tiempo2. Cuidados, género y uso del tiempo

La noción de cuidados continúa siendo discutidaconceptualmente mientras persisten innumerables trabajosde investigación que abordan uno o varios aspectosempíricos relacionados a las actividades de cuidado. Hoyconviven diversas conceptualizaciones acerca del cuidadoy las formas de abordarlo (Carol THOMAS, 2011, p.145).

Partiendo y reconociendo una noción amplia decuidado,2 la investigación en la que se basa este artículoha conceptualizado al cuidado como la acción de ayudara un niño o a una persona dependiente en el desarrollo y elbienestar de su vida cotidiana.

En esta definición, es central que las personas quereciban cuidados se encuentren en situación dedependencia. Con estos fines, las personas en situación dedependencia son aquellas que no pueden realizar lasactividades de la vida diaria por sí mismas, y esto es debidoa: la edad, en el caso de los/as niños/as y las personasmayores; y una discapacidad temporal o crónica, en elcaso de las personas adultas.

Se reconocen las limitaciones que presenta acotar lassituaciones donde se ejerce cuidado a aquellas donde existe

2 Referimos a la definiciónpropuesta por Berenice FISHER yJoan TRONTO (1990) “El cuidadoes una actividad específica queincluye todo lo que hacemos paramantener, continuar y repararnuestro mundo, de manera quepodamos vivir en él tan biencomo sea posible. Ese mundoincluye nuestros cuerpos, nuestroser y nuestro ambiente, todo loque buscamos para entretejeruna compleja red del sosteni-miento de la vida. (FISHER YTRONTO, 1990 en Sonia MONTAÑO,2010, p. 27)

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algún grado de dependencia. Entre otras críticas, el cuidadoasí definido presenta la problemática de tener unaconcepción dualista y estática, en donde los que proveencuidados son asumidos como totalmente autónomos eindependientes y aquellos dependientes son lo opuesto. Porel contrario, el dar y recibir cuidados son actividades que enla realidad ocurren de forma simultánea, e incluso laspersonas consideradas autónomas reciben algún tipo decuidado, por tanto se propone hablar de interdependencia(Valeria ESQUIVEL, 2012, p.150). A pesar de esta limitación enla definición que se elije, se reconoce que los cuidados sonuna necesidad de todas las personas durante toda la vida,aunque con diversas intensidades a lo largo del ciclo vital.La elección de acotar los cuidados a aquellos otorgados aquienes están en situación de dependencia responde a lanecesidad de especificar el alcance de los cuidados en lasinvestigaciones empíricas, así como al análisis de las políticaspúblicas (Rosario AGUIRRE et al., 2014, p. 49).

Desde esta perspectiva, el cuidado entonces implicahacerse cargo de los cuidados materiales, lo que conllevaun trabajo, de los cuidados económicos, que implican uncosto económico, y de los cuidados psicológicos, queimplican un vínculo afectivo, emotivo, sentimental. Loscuidados pueden ser realizados de manera honoraria obenéfica por parientes en el marco de la familia, o demanera remunerada en el marco o no de la familia. Lanaturaleza de estas tareas variarán según se realicen o nodentro de la familia, y también de acuerdo a s se trata o node una tarea remunerada (AGUIRRE, 2004, p. 133, Karina,BATTHYÁNY, 2004, p.50).3 Esto significa que los cuidados noson por definición en sí mismos de carácter remunerado ono remunerado, sino como consecuencia de eleccionespolíticas, valoraciones culturales compartidas y sistemas degénero.

La especificidad del trabajo de cuidado es la deestar basado en lo relacional, ya sea en el marco de lafamilia o por fuera de ella. El trabajo se realiza cara a caraentre dos personas, y genera lazos de proximidad en unasituación de dependencia, pues una es tributaria de la otrapara su bienestar y mantenimiento. De todas formas, lo queunifica la noción de cuidado es que se trata de una tarearealizada por mujeres, ya sea que se mantenga dentro dela familia, o que se exteriorice por la forma de prestación deservicios personales.

En los últimos años, los cuidados empiezan a adquirirprotagonismo en la agenda de investigación, as como enlas políticas públicas.4 El cuidado se distingue de otros tiposde trabajo no remunerado debido a su dimensión vincular,a partir de la cual está culturalmente asignado a las mujeres,

4 Para un recorrido conceptual delos cuidados en la agenda deinvestigación y su vínculo con laspolíticas públicas, ver AGUIRRE etal., 2014.

3 Esta definición fue inspirada enlos aportes de Marie-ThéreseLETABLIER (2001).

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como una responsabilidad ‘naturalmente’ femenina. Lascaracterísticas relacionales y afectivas de la tarea decuidado están asociadas a la identidad femenina, lo queposiciona el cuidado como uno de los temas sustantivosdirectamente relacionados al real ejercicio de laciudadanía social de las mujeres. Tomando el ejemplo deArlie Russell HOCHSCHILD (2003), existe una imagen quesimboliza el cuidado hasta la actualidad,

el retrato de una madre con su hijo en brazos. Lamadre que aparece allí suele estar en su casa sentadaen un sillón, o en un escenario de ensueño, como unjardín. (...) quien brinda cuidado en ella no es unhombre, sino una mujer. No está en un lugar público,sino en su casa. Además, el cuidado que se retrataparece un acto natural, que no requiere esfuerzo. Lamujer está sentada, quiescente, no parada ni enmovimiento (posiciones asociadas con el “trabajo”).Parece disfrutar del cuidado que brinda a su hijo, y elrostro del hijo a menudo sugiere que la madre es buenaen la tarea de cuidarlo (HOCHSCHILD, 2003, p.307).

La asociación tan estrecha y naturalizada de lasmujeres con el cuidado termina por responsabilizarlasexclusivamente de la tarea, de sus costos, y genera obstáculospara su desarrollo en el ámbito público, y por tanto es clavepara entender las desigualdades de género que persistenhasta la actualidad.

Paralelamente al desarrollo del concepto decuidados, todavía en construcción, se elaboraron instrumentosmetodológicos que permitieran operacionalizarlo y medir ladistribución de este trabajo por sexo. Las Encuestas de Usodel Tiempo realizadas en el país en 2003, 2007 y 2013, son laherramienta que contribuye a visibilizar el trabajo noremunerado, entre los cuales el cuidado es uno de suscomponentes claves.

La medición a través del uso del tiempo demostróque la carga global de trabajo de las mujeres (entendidacomo la suma del trabajo remunerado y no remunerado) esmayor que la de los varones, ya que las mismas seincorporan al mercado laboral sin renegociar su tiempo detrabajo en el hogar. Estas encuestas también permitieronvisibilizar las vinculaciones entre trabajo remunerado y noremunerado, demostrando que las dificultades que tienenlas mujeres en el acceso y permanencia en el trabajoremunerado son en parte debido a la carga en el trabajono remunerado. En definitiva, evidenciaron que ladistribución de tiempos y tareas está condicionada por ladivisión sexual del trabajo.

Por otra parte, los esfuerzos de cuantificación ygeneración de indicadores buscan la valoración del trabajo

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no remunerado, de manera a demostrar los costoseconómicos y sociales que conlleva. Contribuyen a visibilizarel trabajo realizado por las mujeres así como su aporte albienestar al mostrar el rol que cumplen en el ámbito privado.

Finalmente, los datos que provienen de dichasencuestas constituyen una de las manifestaciones empíricasde la división sexual del trabajo, al mostrar las inequidadesentre varones y mujeres en los cuidados de niños y personasdependientes. De esta manera contribuyen a visualizar lanecesidad de que las políticas públicas planteen loscuidados como una responsabilidad social y colectiva yno como un problema individual a fin de disminuir lasdemostradas desigualdades de género.

Mientras que en un primer momento los cuidados eranparte de los distintos tipos de trabajo que estaban incluidosen el trabajo no remunerado medidos en dichas encuestas,en los últimos años se ha comenzado a concebir los cuidadosen su especificidad, a entenderlos en relación con sucontribución al bienestar y como actividad que trasciendeel ámbito no remunerado. Por tanto se ha comenzado abuscar estrategias que permitan medirlos específicamente.5

Los hallazgos presentados en este artículo, derivadosde la Encuesta Nacional de Cuidados No remunerados enSalud, pretenden contribuir en la línea desarrollada por lasencuestas del uso del tiempo. Buscan profundizar en elanálisis específico de los cuidados, pero particularmenteen lo que a cuidados no remunerados se refiere y en un tipode cuidado, los vinculados a la salud, poco exploradoscon anterioridad. Para dar cuenta de la especificidad deltrabajo de cuidados no remunerados en salud, en esteartículo se realizaran comparaciones con los datosprovenientes de las Encuestas de Uso del Tiempo en los casosdonde sea pertinente.

3. Antecedentes de medición de los3. Antecedentes de medición de los3. Antecedentes de medición de los3. Antecedentes de medición de los3. Antecedentes de medición de loscuidados de salud no remuneradoscuidados de salud no remuneradoscuidados de salud no remuneradoscuidados de salud no remuneradoscuidados de salud no remunerados

Si bien existe un recorrido considerable de lasencuestas de uso del tiempo en la región latinoamericana yen Uruguay particularmente, persisten dimensiones quecontinúan sin ser suficientemente indagadas. RosarioAGUIRRE y Fernanda FERRARI (2014, p.16) sostienen que esnecesario incorporar o mejorar la captación de las horasespecíficas de cuidado relevadas en dichas encuestas,otorgándole un tratamiento más exhaustivo y detallado.Asimismo presentan evidencias de que en las encuestas deuso del tiempo se presta mayor atención a la poblacióninfantil respecto a las personas mayores y/o condiscapacidad. Esta ausencia o escasez de información

5 Producto de la importancia queadquieren los cuidados en el país,en el formulario 2013 de Encuestade Uso del Tiempo se agreganpreguntas específicas sobrecuidados, particularmente seindaga por cada poblacióndependiente por separado y sobrecontratación de cuidados externosal hogar.

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continúa siendo un obstáculo para dimensionar lasnecesidades de cuidado existentes, y sobre todo su posibleredistribución.

En línea con estas reflexiones, la investigación que esinsumo para este artículo pretendió, por un lado, profundizaren las horas de cuidado realizando una encuesta de uso deltiempo específica para su medición. Por otro lado, posibilitódar cuenta de uno de los distintos tipos de cuidados, loscuidados no remunerados en salud, recibidos en mayormedida por personas mayores y por quienes tienenenfermedades crónicas.

La escasez de información y datos confiables sobreel papel que las familias cumplen en el cuidado de la saludtiene repercusiones negativas en la formulación yplanificación de políticas de salud. Como indica LourdesFERRÁN (2008, p.88), la omisión de indicadores sobre losservicios de salud domésticos impide que las políticaspúblicas puedan apreciar su efectivo valor en el marco delos sistemas de atención de salud. A partir de ello, es evidentela necesidad de nuevos indicadores que den cuenta delesfuerzo, medido en tiempos, que las familias realizan paracontribuir al cuidado de la salud de sus miembros.

Los antecedentes regionales indican que, dadas lasrestricciones de recursos financieros que han enfrentado losservicios públicos de salud, son los hogares quienes debenenfrentar o complementar los cuidados de salud requeridospor un paciente, sea comprando los medicamentos,haciendo uso de los servicios privados o cuidando a losenfermos en el hogar (María Eugenia GÓMEZ LUNA, 2001, p.2).

A nivel internacional, existen varios antecedentes demedición directa de los cuidados familiares en salud. Unantecedente a destacar es el de María del Mar GARCÍA-CALVENTE et al. (1999, p. 43) en España, quienes afirmanque los cuidados no remunerados realizados por las familiasson el principal proveedor de atención en salud, mientrasque los servicios remunerados participan de formasecundaria. Estudios más recientes (DURÁN, 2008, p. 148)muestran que sólo el 12% del tiempo total dedicadoanualmente al cuidado de la salud lo aportan losprofesionales sanitarios, el 88% restante es tiempo dedicadopor los familiares. La familia se constituye así en el principalprestador de cuidado a la salud. En el caso de Canadá, seestima que entre un 85% y un 90% del total de los cuidadosprestados está por fuera del sistema de salud (NATIONALCOORDINATING GROUP ON HEALTH CARE REFORM AND WOMENAND HOME CARE, 2002, p. 3).

Encuestas específicas realizadas en Canadá (HEALTHCANADA, 2004, p.14) buscaron establecer un perfil de loscuidadores familiares, determinar el tipo de hogar en que se

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realizan estos cuidados, qué tareas de cuidado específicasse realizan, en qué período de tiempo, y determinar los costospara quienes cuidan.

Dentro de los principales resultados de dicha encuestase destaca que el 4% de los adultos canadienses estánproporcionando actualmente cuidado familiar a otro quesufre de una discapacidad física o mental o enfermedadcrónica. Esto se traduce en alrededor de un tercio de todoslos tipos de cuidadores. La mayoría de dichos cuidadores(77%) son mujeres y por lo general mayores de 45 años, lasque constituyen el 51% de la población cuidadora del país.El 31% de los cuidadores son retirados y el 16% son amas decasa (HEALTH CANADA, 2004, p. 15).

Las mujeres, como grupo, están mucho más involu-cradas en el cuidado de las familias, mientras que losvarones lo están en áreas tales como el pago de facturas, ollevar y traer personas enfermas. Una buena parte de loscuidados en salud en los hogares implica la atención anecesidades básicas como bañarse, alimentarse, entre otras,y en menor medida se realizan actos específicos como curarheridas dentro de los hogares (HEALTH CANADA, 2004, p.28).

En cuanto a las representaciones de los cuidadoresen torno al cuidado, la mayoría los percibe como una respon-sabilidad de familia (67%). Se destaca la existencia de unsignificativo grupo (35%) que declara haber asumido estepapel dado que no disponen de nadie más que se encarguedel cuidado o debido a la falta de servicios externos decuidado en el hogar (25%) (HEALTH CANADA, 2004, p.26).

El estudio destaca la inversión de roles entre los hogaresy el sistema institucional de salud, ya que al contrario de loque suele pensarse, son los hogares los que apoyan alsistema sanitario. El uso de servicios formales parece serexclusivo para aquellos miembros de la familia que requierenuna atención intensiva.

En el caso español (GARCÍA-CALVENTE et al., 1999, p.43), se puso de manifiesto que el 98% de quienes necesitancuidados de salud los reciben de fuentes distintas a losservicios sanitarios institucionales, bien mediante elautocuidado (32%), o mediante el sistema informal familiar(66%), o ambos (1%).

La investigación plantea que una de las consecuen-cias de las reformas de los sistemas sanitarios en España fuela derivación a los hogares de las responsabilidades y costosdel cuidado de la salud. La reforma coloca el énfasis en laatención de la salud en el entorno del enfermo, transfiriendoal hogar más número de cuidados y de mayor complejidad(GARCÍA-CALVENTE et al., 2004, p.84).

Entre los estudios realizados es posible encontrarsimilitudes en el perfil de las personas cuidadoras: la mayoría

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son mujeres, personas mayores de 45 años y pertenecientesa niveles socio-económicos bajos con poco acceso almercado de empleo (GARCÍA-CALVENTE et al., 1999, DanielLA PARRA, 2001, GARCÍA-CALVENTE et al., 2004).

Los antecedentes constatan el rol fundamental delas mujeres en el sostenimiento (en base a trabajo invisible)del sistema de salud. En el caso español, las mujeres son el60% de los cuidadores principales de personas mayores yel 75% en el caso de personas con discapacidad. Lasmujeres asumen con mayor frecuencia el papel decuidadoras secundarias, de tal manera que cuando unacuidadora principal necesita ayuda para cuidar, suelerecurrir a otra mujer de la familia: madre, hermana o hija(GARCÍA- CALVENTE, 2004, p.84).

Como consecuencia de la sobre recarga de laactividad de cuidados no remunerados en salud, se exponea las mujeres a que su propia salud se vea afectada enalgún grado, particularmente en la esfera psicológica. Losefectos también pueden apreciarse en el empeoramientode sus posiciones en el mercado de empleo (ya sea porabandono temporal o definitivo del mismo o por laimposibilidad de acceder a él), en la situación económicapersonal, en la pérdida de redes sociales y en el disfrute deltiempo libre. Uno de los grandes costos que tiene el cuidadoinformal en salud para las mujeres es el escaso tiempodisponible (GARCÍA-CALVENTE et al., 2004, p.86).

A nivel regional, se destaca el antecedente de Chile(DÍAZ et al., 2006, p.39), el que comparte todos los hallazgosidentificados en las investigaciones europeas y canadienses,con la diferencia de que el tiempo dedicado al cuidado nodifiere significativamente entre mujeres y varones.

Considerando estos antecedentes, puede señalarseque se cuenta con numerosa evidencia, centrada sobretodo en Europa, con la excepción de Chile en la región,respecto a que son las familias quienes realizan el mayoraporte en la provisión de cuidados en salud. Lainvisibilización de este aporte sustantivo para el bienestarsocial se asocia a la naturalización del trabajo noremunerado que ha sido llevado a cabo históricamente porlas mujeres, sin un reconocimiento del mismo como tal.

Uruguay no contaba con antecedentes respecto a lamedición del trabajo no remunerado en salud ni al perfil delas personas que lo proveen. Tampoco se contaba con infor-mación respecto a los costos derivados de la realización deestas tareas. Debido a la invisibilidad del aporte de las fami-lias, no existen políticas específicas ni de coordinación entreel Sistema Nacional Integrado de Salud y otros organismosdel Estado o la comunidad para apoyar a las familias en surol de prestadoras de servicios no remunerados en salud.

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En cuanto a la organización del sistema de salud enUruguay, cabe señalar que el país experimentó una reformamuy importante en los últimos años. Hasta el 2007 existíandos subsistemas que funcionaban en forma paralela. Unsubsistema de salud pública, el que atendía a la poblacióncon menos recursos y otro privado, compuestos porInstituciones de Asistencia Médica Colectiva (IAMC) yseguros, que brindaba cobertura a través del pago de unacuota o de aportes de los/as trabajadores/as formales y susempleadores/as (MINISTERIO DE SALUD PÚBLICA, 2010, p.67).

En 2007 se crea el Sistema Nacional Integrado deSalud que universaliza la atención en salud en el país. Entrelas principales reformas, el nuevo Sistema integra elsubsistema público y el privado, crea un seguro nacionalde salud incluyendo en él a toda la población y no sólo alos trabajadores privados como en el anterior sistema.Universaliza el aseguramiento social incluyendo a losfamiliares. Transforma el modelo de atención avanzando enla implementación de la estrategia de Atención Primaria enSalud. Fortalece la política de Rectoría y Contralor y nivelala calidad y cantidad de las prestaciones. Por otra parte,incorpora la participación social como eje clave de laconducción de la reforma con la participación de usuariosy trabajadores (FERNÁNDEZ GALEANO y OLESKER (2009) enMINISTERIO DE SALUD PÚBLICA, 2010, p.68).

A pesar de estos avances que supusieron una mejoraen el acceso a los servicios de salud de una importanteproporción de la población, la población uruguaya presentadificultades en el acceso a los cuidados en salud tanto eninternación hospitalaria como en domicilio. El acceso estáestratificado en función de los niveles socioeconómicos delos hogares y los lugares de residencia, ya que estos serviciosno están distribuidos homogéneamente en el territorio. Lacantidad de tiempo que sería necesario contratar a unapersona durante un proceso de enfermedad significaría uncosto muy alto para las familias de niveles socioeconómicosmedios y bajos.

Junto a los servicios de hospitalización provenientesde instituciones públicas y privadas, en el país existen serviciosprivados (denominados servicios de acompañantes) quebrindan cuidado cotidiano a enfermos durante la internaciónhospitalaria y en domicilio. Son servicios privados ofrecidospor el mercado que realizan tareas de cuidados en saludsimilares a las que realizan las familias de forma noremunerada. No existen servicios públicos gratuitos nisubsidiados similares.

En el caso de las personas que proveen cuidadosremunerados de salud, quienes realizan tareas similares alas realizadas por los familiares, se observa que las mujeres

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son la mayoría de los trabajadores del sector. Se trata de unapoblación altamente feminizada y envejecida,probablemente como producto de las reglas del mercadolaboral. Constituye un sector vulnerable en varios aspectos:la incidencia de la pobreza entre quienes trabajan en elsector es el doble de lo que ocurre para la poblaciónocupada, la mayoría de los trabajadores no aporta a laSeguridad Social, su nivel educativo es bajo, la estabilidaden dichos puestos de trabajo está comprometida, los ingresossalariales son más bajos que el salario mínimo nacional, entreotras. Estas condiciones de trabajo dan cuenta de la carenciade valor social de la tarea de cuidados protagonizado porlas mujeres. Por tanto, los cuidados cotidianos de salud, seanprovistos por el mercado o por las familias, son realizadosmayormente por mujeres, a partir de la división sexual deltrabajo tradicional y en claras condiciones de vulnerabilidadasociadas a la invisibilización, la sobre-carga de trabajo, lainformalidad, y la escasa valoración social de la tarea(AGUIRRE, 2013, p. 67). Dado el proceso de envejecimientode la población uruguaya, el colectivo de personas mayoresde 65 años se presenta como uno de los grandesdemandantes de cuidados y particularmente de aquellosespecíficos de salud. La prevalencia de las enfermedadescrónicas o de dependencia permanente es más alta en estegrupo respecto a los colectivos de otras edades.

El alargamiento de la vida tiene como consecuenciala mayor duración del tiempo en que se necesitan cuidados.A medida que evoluciona el proceso de envejecimiento dela población, se incrementan los porcentajes de dificultadesde visión, audición y movilidad prevalentes en la población,de acuerdo a los datos arrojados por el Censo 2011.6

Por ende, la disponibilidad de cuidadores es unaspecto fundamental para dar cobertura a dichasnecesidades, la que encuentra limitantes en la rígida divisiónsexual del trabajo que responsabiliza casi exclusivamente alas mujeres por estas tareas y a la negociación inter-generacional.

Respecto a la negociación inter-generacional, sobrecómo se distribuye el cuidado de las personas mayoresdependientes, es claro que se encuentra mediada por losintereses y representaciones sobre los deberes y obligacionesde cuidado para cada generación. En base a los resultadosde la Encuesta Nacional de Representaciones Sociales delCuidado, Karina BATTHYÁNY, Natalia GENTA y ValentinaPERROTTA (2012, p.55) identifican que existen diferentesconcepciones sobre la situación deseada para el cuidadode las personas mayores. En este punto se evidencia unadiferencia entre los menores de 69 años y los mayores de 70años, ya que estos últimos perciben más fuertemente que

6 La Encuesta de Hogares Ampli-ada (2006) midió una gama másamplia de limitaciones en relaciónal censo. Fueron consideradas laslimitaciones permanentes parautilizar los brazos o manos, parahablar y de limitaciones que ledificultan relacionarse con losdemás. Para esta encuesta, de lapoblación mayor de 65 años el8,4% presenta limitaciones y un5,6% de aquellos menores de 65años. Del total de las mujeres el9,1% de la población tiene limita-ciones y del de hombres un 7,7%.En general, las mujeres de más de65 años presentan en mayorporcentaje limitaciones, respectode los hombres en ese mismotramo de edad.

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los primeros la obligación de los/as hijos/as en el cuidadodirecto de padres y madres. Los datos muestran que hijos ehijas se sienten obligados a garantizar el cuidado, pero nonecesariamente al cuidado directo. Esto da cuenta de unademanda insatisfecha en los cuidados familiares directospor parte de las personas mayores.

En los últimos años Uruguay ha avanzado en laampliación de su sistema de protección social. Ejemplo deello es el Plan de Equidad, el propio Sistema NacionalIntegrado de Salud, la reforma en las asignaciones familiaresy los niveles más altos de las jubilaciones y pensiones. En elmarco de la discusión sobre el Sistema Nacional Integradode Cuidados, la investigación de la que surge estedocumento aporta insumos para la caracterización ycuantificación del cuidado de salud no remunerado quebrindan las familias y las mujeres y sus posiblesarticulaciones con el Sistema Nacional Integrado de Salud.

4. Estrategia metodológica4. Estrategia metodológica4. Estrategia metodológica4. Estrategia metodológica4. Estrategia metodológica

La investigación que dio origen a este artículo ubicaa los cuidados en salud no solamente como unaresponsabilidad del sector sanitario, sino como un asuntoque requiere del compromiso de diversos sectores del Estado,así como de la ciudadanía.

Para abordar los cuidados no remunerados en salud,se consideraron los desarrollos teóricos de la temática decuidados desde la perspectiva de género. Los antecedentesde investigación relativos a los cuidados generan lanecesidad de distinguir en su especificidad los cuidadosen salud del resto de los cuidados cotidianos necesariospara el bienestar. En esta línea, en el proceso deoperacionalización necesario para medir los cuidados noremunerados en salud se distinguieron, por un lado, aquellasactividades que se llevan a cabo en los hogares diariamentey que contribuyen a la prevención y promoción de salud enun sentido amplio (son las relevadas en las encuestas deuso del tiempo), y por otro lado, las tareas de cuidado noremunerado en salud.

En el primer caso, se encuentran las actividadesdestinadas a higienizar el hogar, preparar alimentos,higienizar a niños y niñas pequeños así como adultosdependientes, que sin duda implican actividades de trabajono remunerado en salud ya que promueven el bienestarfísico, psíquico y social de los individuos que habitan loshogares. Las encuestas de uso del tiempo muestran que el30% de las mujeres en Uruguay dedican tiempo al cuidadoinfantil. En cuanto al cuidado de personas mayores y depersonas dependientes, alrededor del 4% de la población

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uruguaya declara ser cuidadora para 2013 (BATTHYÁNY,2015, p. 98).

Estos datos (y su respectiva medición en horas) estánrelevados en las encuestas de uso del tiempo y no formanparte del objeto de la Encuesta Nacional de Cuidados NoRemunerados en Salud. Esta Encuesta se centró en elsegundo tipo de tareas, aquellas de cuidado en saluddestinadas a apoyar a las personas que tienen sucapacidad de funcionamiento disminuida.

Se distinguen cuatro tipos de cuidados noremunerados en salud:

• Cuidados de salud específicos realizados en elhogar (hacer tratamientos, controlar manifestaciones de laenfermedad, administrar medicinas, etc.).

• Cuidados de apoyo a la salud realizados en elhogar ante situaciones de enfermedad (alimentar, higienizar,etc.).

• Acompañamiento (traslados específicos, entretener,concurrir a las consultas médicas, etc.);

• Gestiones con el sistema institucional de salud(solicitar consultas, retirar análisis, etc.).

La definición operativa del trabajo de cuidados noremunerados en salud construida para la Encuesta refiere atodas las tareas destinadas al cuidado en el ámbito de lasalud realizadas para los miembros del hogar que nopueden hacerlas por sí mismas, sin recibir retribuciónmonetaria por ellas. También incluyen los cuidados parapersonas que no viven en el hogar ya sean familiares o no.

Se consideran personas que no pueden realizar porsí mismas las actividades de cuidado de salud noremunerado: niños/as y niñas/as, personas mayoresdependientes, personas con discapacidad inhabilitadospara autocuidarse, enfermos crónicos, de episodios agudosinhabilitantes, terminales, etc.

La Encuesta se propuso describir y cuantificar loscuidados que proveen los hogares. Asimismo buscó conocercómo se distribuye este trabajo entre varones y mujeres ycuáles son las consecuencias para la vida de éstos/as. Estainformación aporta conocimiento fundamental sobre lacontribución de las familias y de las mujeres al sistemasanitario, aportando datos sobre su magnitud en nuestromedio y enriqueciendo el concepto de cuidados que se havuelto clave en el marco de los sistemas de protección ybienestar.

En el presente artículo, se abordan algunas de lasdimensiones indagadas por la Encuesta: 1) las horas decuidado de salud no remunerado provistas por varones ymujeres en las familias; 2) los tipos de tareas de cuidados ensalud no remunerada que se proveen; 3) el perfil de las

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personas y de los hogares que brindan cuidados en saludno remunerado; y 4) la participación relativa de las familiasen el cuidado de salud en comparación con las institucionesde salud.

Se trató de una encuesta representativa de lapoblación uruguaya, basada en una muestra bietápica yestratificada por nivel socioeconómico, en la que se consultóa 1198 hogares sobre la realización de cuidados noremunerados en salud. Hasta el momento, esta es la primeraencuesta que mide los cuidados no remunerados en salud,por tanto no se contaba con un marco muestral para definirun tamaño de muestra acorde con la distribución de loscuidados en la población. Debido a esto, se realizó un primerrelevamiento para ubicar a los “hogares cuidadores”, y luegoun segundo relevamiento en donde se pudo medirefectivamente los cuidados que se brindan. Los antecedentesde investigación (GARCÍA-CALVENTE et al., 1999, DÍAZ et al.,2006) evidenciaban que entre 10% y 20% de los hogaresbrindan cuidados no remunerados en salud, y dichasinvestigaciones plantearon estrategias de abordaje similaresa la mencionada para Uruguay.

En el primer relevamiento, se detectaron de maneraaleatoria 210 hogares en los que se realizaron cuidados noremunerados en salud.7

Ese total fue aumentado a 300, con el objetivo de seranalizado específicamente en base a una muestra confiable.8

Respecto a las ventajas y desventajas asociadas a laaplicación de esta técnica, se destaca como ventaja elesfuerzo por visibilizar el cuidado a través del tiempo dededicación, el cual continúa siendo actualmente un desafíoque apunta a la transformación de las relaciones de género.Esto se aplica especialmente para la región latinoamericanaen la que, a pesar de los importantes avances en la materia,no se cuenta aún con encuestas de uso de tiempo periódicasy comparables entre los países de la región. En definitiva,esta investigación permite aportar elementos para la compren-sión del cuidado como un trabajo no remunerado, medibleen horas, sin desconocer que es esta una de las tantas ycomplementarias líneas de análisis para su comprensión.

Como desventaja ha de señalarse que el tiempo essubjetivo y no es lineal, englobando una serie de subjeti-vidades y sucesos que son incompresibles desde una con-cepción cronológica del mismo. Se ha priorizado el hechode que al mismo tiempo el tiempo es un recurso utilizado ydistribuido de forma desigual entre mujeres y varones, loque hace legítimo su análisis.

A continuación se presenta el análisis de algunos delos resultados de la Encuesta de Cuidados No Remuneradosen Salud.

7 La pregunta filtro para que unintegrara la muestra era lasiguiente: “Durante la últimasemana ¿usted o alguna personadel hogar ha realizado algunatarea de cuidados por la que noha recibido remuneración parauna persona dependiente conenfermedad crónica o temporalo ha acompañado a algunapersona a una institución deatención en salud?”8 Tanto para los hogares en losque se realizaron cuidados noremunerados en salud como paralos que no, se relevó informaciónsobre las personas de caráctersocio-demográfico. De estaforma, se obtuvieron datos sobrela composición de los hogares ysobre su nivel socioeconómico.

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5. Principales hallazgos5. Principales hallazgos5. Principales hallazgos5. Principales hallazgos5. Principales hallazgos

5.1 ¿Quiénes brindan cuidados de salud5.1 ¿Quiénes brindan cuidados de salud5.1 ¿Quiénes brindan cuidados de salud5.1 ¿Quiénes brindan cuidados de salud5.1 ¿Quiénes brindan cuidados de saludno remunerados?no remunerados?no remunerados?no remunerados?no remunerados?

Este apartado profundiza en el perfil de las personasy los tipos de familias que realizan cuidados no remuneradosen salud. En Uruguay, el 17,5% de los hogares brindancuidados no remunerados en salud.

En cuanto a la tipología de hogares, los que brindancuidados en salud presentan una proporción mayor dehogares biparentales con hijos (37,7%), extensos (14,3%) ycompuestos (15,3%), en comparación con los que no lohacen (cuyas cifras son 30,0%, 4,4% y 8,9% respecti-vamente). Estos tres tipos de hogares son más numerosos ypor tanto cuentan con mayor número de potencialescuidadores y beneficiarios del cuidado en salud. Como seanalizará más adelante, aproximadamente el 60% de loscuidados se realizan entre miembros del hogar.

Fuente: Elaboración propia en base a la Encuesta Nacionalde Cuidados No Remunerados en Salud. Uruguay 2013

Cuadro 1 - Cuadro 1 - Cuadro 1 - Cuadro 1 - Cuadro 1 - Tipo de hogar según provisión de cuidados ensalud

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Respecto a los cuidadores/as, se observa el fuerteprotagonismo de las mujeres, quienes representan el 76,6%de quienes brindan cuidados en salud no remunerados.Los datos concuerdan con los de la Encuesta de Uso delTiempo 2013, que muestran que las mujeres participan enel cuidado infantil (niños/as de 0 a 12 años) en el 80,0% delos casos mientras que lo hacen el 59,2% de los varones. Enel caso de las personas con discapacidad estas cifras conde 79,9% y de 49,7% respectivamente.

Los cuidados no remunerados en salud se brindanen su gran mayoría a familiares (92,2%), ya sea que vivandentro (58,0%) o fuera del hogar (34,2%). Se observandiferencias importantes entre varones y mujeres cuidadores/as. El 73,9% de los cuidados que realizan los varones son amiembros del hogar. Sin embargo, las mujeres no cuidan deforma tan concentradamente a miembros del hogar, sinoque el 45,4% de sus cuidados están destinados a personasfuera del hogar. Por tanto, se evidencia que las mujeresbrindan ayuda a otros hogares en mayor medida que losvarones, convirtiéndose en un eslabón central en laestrategia de cuidado con la que cuentan los hogares.

El cuadro 3 muestra la edad de los beneficiarios delcuidado según el sexo de quien los cuida. Se observa que,de los cuidados realizados por mujeres, el 43,7% estádestinado a personas mayores de 70 años, mientras queesto ocurre con solo el 30,3% del cuidado que realizan losvarones.

Fuente: Elaboración propia en base a la Encuesta Nacional de Cuidados No Remuneradosen Salud. Uruguay 2013

Cuadro 2 - Cuadro 2 - Cuadro 2 - Cuadro 2 - Cuadro 2 - Tipo de vínculo entre beneficiario/a y cuidador/a por sexo del cuidador/a

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Si bien en todos los niveles socioeconómicos son lasmujeres las que cuidan en mayor proporción que los varones,esta diferencia se incrementa en el caso del nivelsocioeconómico bajo. En este nivel los varones se involucranmenos en los cuidados en salud no remunerados que lasmujeres: el 14% de los cuidadores en salud no remuneradosde nivel bajo son varones, mientras que son el 26% de loscuidadores de nivel medio y el 21% de los de nivel alto, loque coincide con la tendencia encontrada respecto a lasEncuestas del Uso del Tiempo, así como a lasrepresentaciones sociales del cuidado (BATTHYÁNY, GENTA,PERROTTA, 2012, p.21).

Los datos de EUT 2013 muestran que la carga detrabajo que las mujeres realizan en materia de cuidado apersonas dependientes aumenta a medida que disminuyenlos ingresos de las personas. Mientras que la tasa departicipación de las mujeres que residen en hogarespertenecientes al primer quintil de ingresos es de 60,0%, enaquellas del quinto quintil este valor desciende a 12,5%.Las brechas de género, por su parte, aumentan a medidaque disminuyen los ingresos de las personas (BATTHYÁNY,GENTA, PERROTTA, 2015, p.60).

Por otra parte, los datos de la Encuesta Nacional deRepresentaciones Sociales del Cuidado evidencian que en

Cuadro 3 - Cuadro 3 - Cuadro 3 - Cuadro 3 - Cuadro 3 - Edad en tramos de los y las beneficiarias/osdel cuidado por sexo del cuidador/a

Fuente: Elaboración propia en base a la Encuesta Nacionalde Cuidados No Remunerados en Salud. Uruguay 2013

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los sectores de bajos ingresos, en mayor medida que en losotros niveles, persisten valoraciones más familistas y quetienden a cargar la responsabilidad del cuidado en lasmujeres (BATTHYÁNY, GENTA, PERROTTA, 2012, p.28).

En esta línea, al observar el vínculo que los cuidadoresen salud no remunerados tienen con el trabajo remunerado,encontramos que si bien las mujeres cuidadoras presentanmenor participación en el mercado laboral que los varonescuidadores, son las mujeres de nivel socioeconómico bajolas que se encuentran en una situación más vulnerablerespecto a contar con ingresos propios. Así, tan solo el 27%de las mujeres cuidadoras no remuneradas en saludacceden al trabajo remunerado, mientras esto ocurre con el50% de los varones cuidadores del mismo nivel.

La encuesta evidencia por tanto un grupo de mujeresque se dedica fuertemente a las tareas de cuidados noremunerados y no accede al trabajo remunerado, con losconsecuentes impactos en su autonomía económica.

Gráfico 1 - Gráfico 1 - Gráfico 1 - Gráfico 1 - Gráfico 1 - Proporción de cuidadores/as no remunerados/as en salud que tienen trabajoremunerado por sexo y nivel socioeconómico.

Fuente: Elaboración propia en base a la Encuesta Nacional de Cuidados No Remuneradosen Salud. Uruguay 2013

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En la actualidad, las mujeres continúan presentandomayores dificultades que los varones para articular trabajoremunerado y cuidados. Los datos para Uruguay muestranun comportamiento opuesto entre varones y mujeres respectoa la participación en el mercado laboral cuando tienenhijos menores, dado que mientras los varones incrementansu participación, las mujeres la reducen. Este indicadorevidencia el impacto que tiene el cuidado en las trayectoriaslaborales de las mujeres.

Respecto al perfil de quienes brindan cuidados noremunerado en salud, observamos que es el tramo entre 46y 65 años el que presenta la mayor proporción de personasque brindan dichos cuidados (44%). Probablemente estoesté asociado a que en este tramo etario conviven personasque cuidan tanto a sus padres y madres adultos/as mayorescomo a sus nietos/as. En el caso de las mujeres, estaproporción es más relevante que en el caso de los varones(47% vs. 37%), concentrándose aproximadamente la mitadde las mismas en este tramo etario.

Se evidencia también la baja participación de losjóvenes en estas tareas en comparación con las personasadultas y adultas mayores. Solo el 11% de los cuidadores/as tiene menos de 30 años. Si comparamos estos datos conlos resultados de la Encuesta de Uso del Tiempo realizadaen 2007 (INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, 2008, p. 24),se observa que el tramo etario dónde se concentraba lamayor proporción de personas que realizaban trabajo noremunerado era el de 30 a 45 años, edad asociada a lamayor demanda de cuidados de niños/as.

Los datos presentados indican que los cuidados noremunerados en salud son brindados por personas de mayoredad. Esto podría explicarse tanto por la simultaneidad depersonas dependientes que cuidan (niños/as y personasmayores), como por las mayores posibilidades que tienenlas personas mayores de cubrir el cuidado ante situacionesextraordinarias, que desbordan la estrategia de cuidadocotidiana (enfermedades temporales, accidentes) debidoa pertenecer en mayor medida a la población inactiva.

5.2 ¿Cuántas horas dedican mujeres y5.2 ¿Cuántas horas dedican mujeres y5.2 ¿Cuántas horas dedican mujeres y5.2 ¿Cuántas horas dedican mujeres y5.2 ¿Cuántas horas dedican mujeres yvarones al cuidado de salud novarones al cuidado de salud novarones al cuidado de salud novarones al cuidado de salud novarones al cuidado de salud noremunerados?remunerados?remunerados?remunerados?remunerados?

El promedio de horas semanales que la poblaciónmenor de 65 años destina en Uruguay al cuidado noremunerado en salud es de 53 horas, siendo de 56 horaspara las mujeres y 44 para los varones. Se observa un mayornúmero de horas de dedicación al cuidado no remuneradode salud respecto a los cuidados cotidianos (Encuestas de

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Uso del Tiempo, 2003, 2007 y 2013). En la EUT 2013 surgeque el promedio de horas semanales que las mujeresdedican al cuidado es de 22 horas, mientras que los varonesdedican 17 horas (BATTHYÁNY, 2015, p. 98).

Dicha diferencia probablemente se explique porqueel cuidado de salud requiere un cuidado más intensivodurante el tiempo que se desarrolla una enfermedad,9 aexcepción de casos de personas con dependencia crónica,las cuales tienen mayores requerimientos de cuidados enforma permanente.

Al analizar la cantidad de horas semanales decuidado que destinan los cuidadores/as en función de suedad, se observa que las mujeres dedican más horas alcuidado en salud no remunerado en todos los tramos etarios,con excepción de las personas mayores de 65 años. En estecaso, ocurre el fenómeno contrario, ya que los varones cuidanmayor número de horas que las mujeres. Al indagar conmayor detenimiento a estos varones, se pueden señalaralgunas tendencias que necesitan mayor profundizacióndado el escaso número de varones que cuidan.

En general, podemos decir que estos varones sonpersonas mayores que no trabajan de forma remunerada,que cuidan a sus cónyuges también mayores y en lamayoría de los casos con dependencia crónica, y queconforman hogares biparentales sin hijos. Por tanto, su mayordedicación horaria puede deberse a que conviven con lademanda cotidiana y continua de sus cónyuges mayoresenfermas. Otra hipótesis posible es que dichos varones tienenmayor dedicación al cuidado porque no se enfrentan (porel momento del ciclo vital) a las obligaciones propias delmercado laboral o lo hacen en menor medida que en otrasetapas de la vida, con lo que se encuentran más disponiblespara el cuidado. La reducción de las responsabilidadesque caracterizan el rol del varón proveedor a estas edades,puede producir un “relajamiento” que deje a los varonesmás disponibles para el cuidado. Por otro lado, la escasezde apoyos de los hijos y sobre todo hijas que tienen menordisponibilidad de tiempo que antes para brindar cuidado,también puede presionar para que los varones conyuguesasuman en mayor medida las tareas de cuidado.

La estrategia utilizada por los hogares para cubrir lademanda de cuidados en salud incluye los cuidadosbrindados por sus mismos integrantes, pero también apoyosexternos como: contratación de personas, trabajo noremunerado de parientes y no parientes y servicios brindadospor instituciones públicas y privadas. El 18% de los hogaresque brindan cuidados no remunerados en salud recibeapoyo externo para el cuidado de la salud de sus miembros.

9 Por ejemplo, las horas destinadasal acompañamiento de enfermosdurante la internación hospitalaria,o las horas requeridas de cuidadoinfantil mientras dura un procesode enfermedad como la gripe.

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Al analizar el promedio de horas semanales decuidado que recibe el hogar desde fuera (remuneradas yno remuneradas) se observa que es muy inferior al promediode horas semanales que brindan sus propios miembros (79vs. 31).

Por otra parte, cuando se analiza la distribución delas horas de cuidado en función de su carácter remuneradoy no remunerado, se evidencia que la mayor parte de lashoras recibidas por el hogar son no remuneradas, ya seanbrindadas por sus propios integrantes como por personasexternas al hogar (90 vs. 23). Los hogares que cuentan concuidados externos reciben un promedio de 23 horassemanales de cuidado remunerado en salud provenientesde servicios (de acompañantes de enfermos/as o adultos/as, centros infantiles donde se realizan tratamientos médicos,centros de larga estadía, centros de día) y de personascontratadas.

Fuente: Elaboración propia en base a la Encuesta Nacional de Cuidados No Remuneradosen Salud. Uruguay 2013

Gráfico 2 - Gráfico 2 - Gráfico 2 - Gráfico 2 - Gráfico 2 - Promedio de horas semanales dedicadas al cuidado no remunerado ensalud según sexo y edad del cuidador/a.

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6. Reflexiones finales6. Reflexiones finales6. Reflexiones finales6. Reflexiones finales6. Reflexiones finales

Los datos presentados en este artículo evidencian enprimer lugar que las familias dedican un mayor número dehoras al cuidado no remunerado de salud cuando locomparamos con los cuidados cotidianos. El cuidado desalud, por tanto, requiere una dedicación más intensivadurante el tiempo que se desarrolla una enfermedad tantosea crónica como temporal.

En segundo lugar, el cuidado en salud es mayormenterealizado por integrantes del hogar, y de forma noremunerada. Solo 18% de los hogares encuestados hanutilizado algún tipo de cuidado externo (remunerado y noremunerado) para cubrir la necesidad de cuidados porenfermedad de sus miembros.

La cantidad de tiempo que sería necesario contratara una persona durante un proceso de enfermedadsignificaría un costo muy alto para las familias de nivelessocioeconómicos medios y bajos. Las dificultades en elacceso conducen, dada la división sexual del trabajoimperante, a una mayor dedicación de las mujeres de lasfamilias a estos cuidados de forma no remunerada.

En tercer lugar, las mujeres son las principalescuidadoras en salud (76,6%), lo que da cuenta de la divisiónsexual del trabajo existente en estas tareas. Por su parte, sonlas mujeres de mayor edad las que se dedicanprincipalmente a estas tareas, y esto es un rasgo distintivo deestos cuidados específicos que los diferencia de los cuidadosno remunerados cotidianos. Esto probablemente se deba ala simultaneidad de personas dependientes que cuidan(niños/as y personas mayores) y a las mayores posibilidadesque tiene esta población de cubrir el cuidado ante situacionesextraordinarias, que desbordan la estrategia de cuidadocotidiana (enfermedades temporales, accidentes).

También puede observarse que en relación al tipode cuidado que brindan las mujeres, éste parece ser másexigente que el que brindan los varones, dado que, en primerlugar, éstas realizan cuidados en mayor medida que losvarones para otros hogares, con los costos que trae el hechode trasladarse en términos de tiempo, cansancio, etc. Ensegundo lugar, es más exigente desde el punto de vista delas personas beneficiarias, ya que a diferencia de losvarones, las mujeres cuidan en mayor medida a personasmayores respecto a niños/as. La mayor carga de cuidadode salud a personas mayores tiene altos niveles de exigenciadesde el punto de vista de quien cuida (BATTHYÁNY, GENTA,PERROTTA, 2013, p.31). 10

Por tanto, la división sexual del trabajo en este casono sólo se observa en la mayor participación de las mujeres

10 Un estudio realizado anterior-mente (BATTHYÁNY, GENTA, PERROTTA,2013) indagó en el discurso exper-to sobre el cuidado de calidadpara adultos/as mayores y paraniños. En el caso de los adultos/asmayores el discurso experto señalalas dificultades adicionales quetiene su cuidado, el que exige altosniveles de tolerancia y empatía,al mismo tiempo que la capacidadpara mantener la distancia afec-tiva adecuada que le permitasoportar el stress que conlleva elcuidado a adultos/as mayores.

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y en la mayor cantidad de horas dedicadas (12 horas dediferencia), sino en el tipo de cuidado brindado. Podríaafirmarse entonces que hay una división sexual cuantitativay cualitativa del trabajo de cuidado de salud brindado enlos hogares. Este hallazgo es análogo al encontrado en lasinvestigaciones sobre uso del tiempo en trabajo noremunerado (BATTHYÁNY, 2009, p. 108).

Esta división sexual del trabajo tiene consecuenciasen el ejercicio de derechos de las mujeres, entre ellos el accesoal trabajo remunerado. Así, tan solo el 27% de las mujerescuidadoras del nivel socioeconómico bajo acceden altrabajo remunerado, lo que evidencia las dificultades quepresenta la carga de cuidados de salud no remunerado parala autonomía económica de las mujeres. Son las mujeres demayores niveles socioeconómicos las que tienen mayordisponibilidad económica para costear servicios de cuidadoexterno durante el tiempo que dure la enfermedad de susfamiliares.

Por tanto, los cuidados cotidianos de salud sonrealizados mayormente por mujeres, a partir de la divisiónsexual del trabajo tradicional, y en claras condiciones devulnerabilidad asociadas a la invisibilización, la sobre-carga de trabajo y la escasa valoración social de la tarea.

En el marco de la construcción del Sistema NacionalIntegrado de Cuidados, la alta provisión de cuidados noremunerados en salud que proveen los hogares y las mujeresal sistema de salud habilitan a reflexionar sobre el grado deinstitucionalización de la salud a la que se aspira, a sabiendasde que la poca o nula institucionalización, con sus discutidasconsecuencias, tiene costos para el ejercicio de derechos dequienes se hacen cargo de dichas tareas, las mujeres. Cabepreguntarse cuál es el rol deseado del sistema institucionalde salud en la provisión de cuidados frente a enfermedadestemporales, accidentes y enfermedades crónicas.

Finalmente, a partir de estos hallazgos, cabeplantearse algunas interrogantes a futuro: ¿Cómo es posibleincluir los cuidados específicos en salud en el sistema deprestaciones de cuidados? ¿Cuál es el tipo decomplementariedad posible entre el Sistema NacionalIntegrado de Cuidados y el Sistema de Salud? ¿Quémedidas son necesarias para valorizar la tarea de cuidados,sea esta desarrollada dentro del hogar o en el mercado?¿Cómo generar acciones que valoricen la tarea de cuidadosen el mercado sin sumar excesivos costos a las familiasquienes contratan actualmente estos servicios? ¿Cómo seresuelve la cobertura de las necesidades de cuidado deuna forma que no sobre recargue a las mujeres?

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[Recebido em 13/01/2015,reapresentado em 06/05/2016

e aceito para publicação em 03/07/2016]

The contribution of family and women to unpaid health care in UruguayThe contribution of family and women to unpaid health care in UruguayThe contribution of family and women to unpaid health care in UruguayThe contribution of family and women to unpaid health care in UruguayThe contribution of family and women to unpaid health care in UruguayAbstract: Abstract: Abstract: Abstract: Abstract: Considering the growing importance of care in public agenda and research inUruguay, this paper focuses on one type of unpaid care that requires more visualization: unpaidhealth care. It aims to answer the following questions: Who bears the costs of unpaid health carein Uruguay? What is the profile of unpaid caregivers in health care? What relationship do they havewith the institutional health system? It uses information from the National Survey of Unpaid HealthCare, conducted by the Research Group Sociology of Gender, of which the authors of this articleare members. The survey is representative of the Uruguayan population, based on a two-stagesample stratified by socioeconomic level, where 1,198 homes were consulted about unpaidhealth. It demonstrates that health care is mostly done by household members, on unpaid basis.Women are the main caregivers in health, what shows the existing sexual division of labor in thesetasks. In turn, it is older women who are mostly dedicated to such care, and this is a particularfeature that differentiates the health care of unpaid everyday care.Keywords:Keywords:Keywords:Keywords:Keywords: Gender; Care, Health; Time Use; Unpaid Work

A contribuição das famílias e mulheres aos cuidados não remunerados com aA contribuição das famílias e mulheres aos cuidados não remunerados com aA contribuição das famílias e mulheres aos cuidados não remunerados com aA contribuição das famílias e mulheres aos cuidados não remunerados com aA contribuição das famílias e mulheres aos cuidados não remunerados com asaúde no Uruguaisaúde no Uruguaisaúde no Uruguaisaúde no Uruguaisaúde no UruguaiResumo: Resumo: Resumo: Resumo: Resumo: Considerando o crescente protagonismo dos cuidados na agenda pública y depesquisa no Uruguai, o presente artigo está focado em um tipo de cuidado prestado de formanão remunerada que requer mais atenção: o cuidado não remunerado em saúde. Este estudose propõe a responder às seguintes questões: Quem se responsabiliza pelos custos do cuidadonão remunerado em saúde no Uruguai? Qual é o perfil das pessoas cuidadoras não remuneradasem saúde? A quem cuidam? Que vínculo mantém com o sistema institucional de saúde? Para talpropósito, a investigação usa informação proveniente da Encuesta Nacional de Cuidados NoRemunerados en Salud (Questionário Nacional de Cuidados Não Remunerados em Saúde),realizada pelo Grupo de Investigación Sociología de Género, do qual as autoras são integrantes.Tal questionário, representativo da população uruguaia, está baseado em uma amostra deduas etapas e estratificado por nível socioeconómico, em que foram consultados 1.198 lares

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EL APORTE DE LAS FAMILIAS Y LAS MUJERES A LOS CUIDADOS NO REMUNERADOS EN SALUD EN URUGUAY

sobre a realização de cuidados não remunerados em saúde. Se demonstra que o cuidado emsaúde é realizado principalmente por integrantes do lar, e de forma não remunerada. Asmulheres são as principais cuidadoras em saúde, o que mostra a divisão sexual do trabalhoexistente nestas tarefas. Por sua vez, são as mulheres de mais idade que se dedicamprincipalmente a esses cuidados, e esta é uma característica particular que diferencia oscuidados com a saúde dos cuidados não remunerados cotidianos.Palavras-chave:Palavras-chave:Palavras-chave:Palavras-chave:Palavras-chave: Gênero, cuidado, saúde, uso do tempo, trabalho não remunerado

Karina BatthyányKarina BatthyányKarina BatthyányKarina BatthyányKarina Batthyány ([email protected]). Doctora enSociología por la Univeriste de Versailles Saint Quentin en Yvelines, Francia. ProfesoraAgregada Grado 4. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de la República. Líneas deinvestigación: Género, cuidados y responsabilidades familiares, uso del tiempo,metodología de la investigación.

Natalia GentaNatalia GentaNatalia GentaNatalia GentaNatalia Genta ([email protected]). Candidata a Doctoraen Sociología por Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República, Uruguay.Máster en Ciencias Sociales con mención en Género y Desarrollo por FLACSO Ecuador.Asistente Grado 2 Departamento de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales. Universidadde la República. Líneas de investigación: Género, cuidados, migraciones.

VVVVValentina Palentina Palentina Palentina Palentina Perrottaerrottaerrottaerrottaerrotta ([email protected]). Magister enGénero, Sociedad y Políticas (PRIGEPP-FLACSO). Estudiante de Doctorado por Facultad deCiencias Sociales, Universidad de la República, Uruguay. Ayudante Grado 1, Departamentode Sociología, Facultad de Ciencias Sociales Universidad de la República. Líneas deinvestigación: Género, cuidados, políticas públicas.