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35 JURÍDICAS JURÍDICAS JURÍDICAS JURÍDICAS JURÍDICAS PAR AR AR AR ARTIS TIS TIS TIS TISANISMO O TERR ANISMO O TERR ANISMO O TERR ANISMO O TERR ANISMO O TERRORISMO EN L ORISMO EN L ORISMO EN L ORISMO EN L ORISMO EN LA ERA TÉCNIC ERA TÉCNIC ERA TÉCNIC ERA TÉCNIC ERA TÉCNICO-INDUS O-INDUS O-INDUS O-INDUS O-INDUSTRIAL TRIAL TRIAL TRIAL TRIAL Recibido: jun. 12 / 06 Aprobado: jun. 27 / 06 MARY LUZ SANDOVAL ROBAYO * * Socióloga y Magíster en Sociología, Universidad Nacional de Colombia. Ex funcionaria de organismos internacionales, consultora internacional en género, investigadora independiente. Actualmente es docente de tiempo completo, Universidad de Caldas. [email protected]

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Recibido: jun. 12 / 06Aprobado: jun. 27 / 06

MARY LUZ SANDOVAL ROBAYO*

* Socióloga y Magíster en Sociología, Universidad Nacional de Colombia. Ex funcionariade organismos internacionales, consultora internacional en género, investigadoraindependiente. Actualmente es docente de tiempo completo, Universidad de [email protected]

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RESUMEN

El presente artículo busca descubrir através de la teoría del partisano de CarlSchmitt, –a propósito del nuevo discursonormativo antiterrorista–, los elementoshistóricos a través de los cuales esposible establecer las relaciones entrepartisanismo y terrorismo, como dostipologías que en la realidad no se dande forma pura. Igualmente, establecemediante el ejercicio analítico, bajo quécondiciones una lucha armada continúasiendo partisana y contrasta el punto devista de este autor con algunas otrasteorías del conflicto más recientes.

Palabras claves: Partisano, terrorista,derecho internacional, criminalización.

ABSTRACT

PARTISANISM ORTERRORISM IN THETECHNO—INDUSTRIAL ERA

The present article intends to discoverthrough the partisanism theory of CarlSchmitt, –concerning the new normativeantiterrorist discourse-, the historicalelements through which it is possible toestablish the relationships betweenpartisanism and terrorism, as twotypologies that are not manifested in apure way in reality. In the same manner,it establishes, by means of the analyticexercise, under what conditions anarmed conflict continues being partisan;furthermore, it contrasts this author’s

point of view with some other recentconflict theories.

Key words: Partisanism, terrorist,international law, criminalization.

INTRODUCCIÓN

No existe en estos momentos un temaque involucre mayor cantidad desubjetividad y de parcialidad política, quedespliegue más pensamientos ysentimientos que el terrorismo. Actorespertenecientes a los campos de lapolítica, la economía, la ley, la academiahan construido un punto de vista sobreél, con lo cual contribuyen a crear,recrear e imponer un tipo de actitud ymentalidad de colectivos e individuosalrededor del mundo sobre esefenómeno. Las conductas, lospensamientos, los sentimientos, los juiciosde legisladores teóricos e intelectualesse reflejan claramente en los discursosalrededor del terrorismo. En ese sentido,el discurso antiterrorista en todos loscampos, desde el político, pasando porel académico, el normativo y el mediático,funciona como una práctica de violenciasimbólica, ejercida de forma más directay sin obstáculos a través de la televisiónal generar miedo, con el cual conscienteo inconscientemente los medios manejana los individuos provocando unasensación de inseguridad; ese miedolleva a pensar en la necesidad de cederuna parte adicional de nuestra libertadal Estado, estructura legítima que tienecomo deber protegernos, pese a sudemostrada incapacidad1.

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Según el punto de vista dominante, elterrorismo no tiene discusión, existecomo una enorme amenaza, la televisiónha registrado atentados a nivel mundial,Estados Unidos, la Unión Europea y laONU, lo han reglamentado, los políticoslo han condenado y los expertos lo hanestudiado. El discurso de G.W. Bush hasido respaldado por ingentes cantidadesde tinta escrita por intelectuales,legisladores y periodistas.

En el campo académico, igual que en elpolítico y el normativo, el tema hagenerado polarización política. Hay dosposiciones a primera vista opuestas: losdefensores del Estado de derecho y delos derechos humanos a nivel global ylos de la política de seguridad. Noobstante, a la luz de los vaivenes de lasrelaciones de poder y lasargumentaciones políticas, no es fácilestablecer quienes defienden una u otraposición. Estados Unidos ha construidoun discurso en torno a la política de laseguridad como un mecanismo parapromover la democracia y los derechoshumanos en todo el globo. Losdefensores de los derechos humanospromueven el derecho de intervención,aún con la fuerza, para hacerlos respetar(derecho de injerencia e intervención enel derecho internacional). Lo que vemosentonces es una mixtura paradójica entreestas dos posiciones que en el planoanalítico pueden aparecer comoenemigas. Esa tendencia paradójica setraslada por la creciente

interdependencia, a los países másdébiles de la periferia mundial, a travésde la masificación de las publicacionesgeneradas en los centros de producciónacadémica.

En esta discusión hasta los másdestacados intelectuales asumen unapostura política. La teoría másconocida sobre el origen y lascaracterísticas de la figura delguerrillero es La teoría del partisanode Carl Schmitt. Con base en ella sepueden interpretar las diferenciasrespecto de la figura del terroristamoderno. El presente artículo tienecomo propósito desglosar dicha teoríae invitar al lector a obtener sus propiasconclusiones mediante el ejercicio de lacomparación y aplicación a la realidadactual.

2. Una doble visión de2. Una doble visión de2. Una doble visión de2. Una doble visión de2. Una doble visión deCarl SchmittCarl SchmittCarl SchmittCarl SchmittCarl Schmitt

En todas las épocas ha habido luchas yguerras, se han establecido reglas parahacerla, pero también se han violado.Según Schmitt la teoría de Carl VonClausewitz y su máxima “la guerra comocontinuación de la política” involucra ala teoría del partisano cuya prueba es laaplicación de sus lecciones por Lenin yMao Tse-tung a las denominadasmilitarmente guerras de baja intensidad.

Desde entonces en el derecho de guerraclásico, en la forma como es concebido

1 De acuerdo con la teoría contractualista, la sociedad es sólo posible mediante la acción de ceder partede nuestra libertad soberana al Estado.

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dentro del derecho internacional europeo,no se da cabida al partisano en el sentidomoderno. O se lo calificaba como tropaligera móvil o como un simple criminalque se encontraba fuera de la ley. Elderecho de guerra clásico dejó de ladotanto a la guerra civil como la guerracolonial. El ius publicum europaeum serefería a la guerra interestatal realizadamediante ejércitos regulares y estatalescontra un enemigo del mismo carácter.La guerra civil abierta empezó a serconsiderada una sublevación de índolearmada que debía reprimirse medianteel estado de sitio, la policía y el ejército,a menos que se diera reconocimiento alos rebeldes como beligerantes.Inglaterra, Francia y España, noobstante, no se alejaron de las guerrascoloniales. Podemos pensar que éste esel antecedente de la criminalización delrebelde-combatiente en Europa, pues enEstados Unidos esa figura nunca existiócomo tal.

El partisanismo se adapta a dos tipos deguerra: la guerra civil y la guerra colonial.En la siguiente cita Schmitt ya realizauna relación entre la lucha partisana y elterror:

“El partisano moderno no espera ni graciani justicia del enemigo. El dio la espaldaa la enemistad convencional con susguerras domesticadas y acotadas, y sefue al ámbito de otra enemistadverdadera, que se enreda en un círculode terror y contraterror hasta laaniquilación total” (SCHMITT, 1966:20).

Como estrategia de lucha anticolonial, laguerra partisana ha sido protagonista acomienzos del siglo XIX en España y enRusia y posteriormente en el siglo XXse extendió a muy diversos lugares delmundo: China contra la invasiónjaponesa (1932-1945), durante laSegunda Guerra Mundial en Polonia,Rusia, los Balkanes, Francia, Albania,Grecia y otros. Luego de esta guerra, seexpandió a Indochina, Vietnam, Malaya,Filipinas, Argelia, Chipre, Cuba y Laos.En la mayoría de esos países la luchapartisana representa la de una nacióndébil contra una fuerte pero además, laposibilidad de victoria sobre elcolonialista.

El partisano es caracterizado por Schmittcomo un combatiente irregular, con unalto compromiso político, éste últimole otorga una particularidad que lodiferencia del criminal, pertenece a unpartido o sigue una ideologíageneralmente revolucionaria que implicauna adhesión total del mismo, además,aunque no menos importante, elpartisano tiene un carácter telúrico.

La sofisticación de las armas y de losmedios de destrucción, del tráfico, de lacomunicación, facilitó la lucha partisanay la de las tropas regulares con lo cualsurge la relación de terror y contraterror,círculo vicioso, reflejo según Schmitt delos métodos partisanos mismos. El usodel terror por parte del partisano norepresenta aún así su transformación enla figura del delincuente común ni en ladel terrorista. Por varias razones, en

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primer lugar porque su carácter espolítico, motivo por el cual lo diferenciadel simple ladrón o atracador. Eldelincuente común por el contrario sólopiensa en su ganancia personal. Laíndole y la palabra partisano reivindicael valor de lo político y significaadherencia a un partido que hace laguerra con fines políticos.

Sin embargo, aclara, que en tiempos dedesestabilización se lo puedeconfundir con los bandidos. En elderecho internacional “la regularidad”constituye así un problema conceptual,aún existente en el DerechoInternacional Humanitario: “regular” e“irregular” son calificativos de ordenmilitar y no legal.

Su índole política, irregularidad ymovilidad son las característicasprincipales de su actuación. Hasta ahípodríamos decir que coincidiría con elcarácter del terrorista político, si setomaran estos dos como tipos puros nomezclados. Pero su índole telúrica,limitada al espacio geográfico terrestreempieza a constituirse en una diferencia.Los actos terroristas no están limitadospor esa particularidad (secuestro deaviones, uso de armas más sofisticadasque atraviesan el espacio aéreo, porejemplo).

En ese sentido, el nuevo partisano de laera de la industrialización quien seconvierte en un “técnico de la luchainvisible”, en saboteador, en espía y porúltimo en mercenario, que pierde sulimitación telúrica y se desagrariza,

empieza a parecerse más en ciertosaspectos al terrorista urbano de nuestrostiempos.

De acuerdo con el derecho internacional,según el autor: Convenios de La Hayade 1907, ratificados por los Conveniosde Ginebra del 12 de agosto de 1949 ypor el Manual Militar Americano de 1956,la actividad del partisano es irregularpero no es ilegal, por ello de caerprisionero, el partisano, tiene derecho aun tratamiento especial. En ese contextodifiere del terrorista, por cuanto en estederecho se excluyen algunasactuaciones propias del terrorismo tantointernacional como interno, esto es, seexcluyen los crímenes de lesahumanidad y los crímenes de guerra.

La evolución del Derecho InternacionalHumanitario está articulada al desarrollotécnico-militar. Sólo hasta 1977 seempieza a disponer de normasrelacionadas con la protección de lapoblación civil de ataques aéreos. Seestablecen los denominados principiosespecíficos del derecho de la guerra cuyabase es la distinción entre combatientey no combatiente, a partir de entoncesconvertida en derecho positivo, ese esel caso del Protocolo adicional I de 1977.Esa distinción se pierde en la prácticapor varias razones: la sofisticación de losmedios de hacer la guerra, el cambio delas tácticas de guerra interna que afectana la población civil, el uso del terror porparte de los Estados como en el caso deEstados Unidos de Norteamérica envarios países (Afganistán, Irak) lo cualdio al traste con varios principios

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fundamentales de dicho Protocolo queapuntan precisamente a la prohibición deactuaciones terroristas como, porejemplo:

• Las partes en conflicto harán,en todo tiempo, la distinción entre lapoblación civil y los combatientes, demanera que se salven la población y losbienes civiles (artículo 48)• No serán objeto de ataques lapoblación civil como tal ni las personasciviles, ni siquiera como represalias(artículo 51).• Quedan prohibidos los actos oamenazas de violencia cuya finalidadprincipal sea aterrorizar a la poblacióncivil (artículo 51).• Las partes en conflicto tomarántodas las precauciones a fin de salvar ala población civil y, por lo menos, parareducir al mínimo las pérdidas y losdaños que se podrían causarincidentalmente (artículos 57 y 58).

De igual forma las llamadas por MaryKaldor y otros autores “nuevas guerras”rompen con lo estipulado en el principiode limitación ratione loci; algunos deellos son:

• Se prohíbe atacar localidadesque no están defendidas.

• La población nunca seráutilizada para proteger objetivos militarescontra los ataques.• Los bienes de los civiles nodeben ser objeto ni de ataques ni derepresalias. Se prohíbe destruir osustraer bienes indispensables para lasupervivencia de la población.• Se prohíbe el pillaje.• Se prohíben los ataquesindiscriminados (PICTET, 1998: 84 - 91)2.

Entonces la violación de esos principioses un indicio de la transformación delpartisano en terrorista o al menos delcomienzo de la mixtura entre estas dosfiguras. No obstante, como dice Schmitt,este derecho de la guerra fue establecidocon el ánimo de dar entrada al ComitéInternacional de la Cruz Roja, CICR,para hacer intervenciones humanitarias,pero internamente no obliga, sino que lapolicía y, en nuestro caso, el ejército,continua en la tarea de perseguir a lospartisanos “sin consideración de las ideasque los inspiran”. Es decir, no se juzgapor los fines involucrados en la lucha sinopor los medios utilizados en la misma.Por ende, otra forma de acotar lasdiferencias entre partisano y terroristaes la de valorar no los fines que puedenser incluso altruistas en ambos casos, sinopor los medios puestos en práctica. Losmedios del partisano se supone deben

2 Todos estos principios se han violado en las guerras interestatales y durante el conflicto internoarmado colombiano, por parte del Estado, las guerrillas y los paramilitares y por el narcoterrorismo nocobijado por el Derecho Internacional Humanitario por constituir un agente que actúa en el marco delcrimen común. La alianza con sectores mafiosos o usufructo directo de los cultivos ilícitos por partede paramilitares y guerrillas complejiza la categorización de éstos como criminales políticos o comunes.De hecho los paramilitares no sustentan una ideología, no hacen proselitismo político, ni constituyenun partido con un programa y aspiraciones políticas aún.

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respetar la vida, la integridad y la libertadde quienes no están directamenteinvolucrados en la reyerta armada, esdecir, los no combatientes, en cambio,los ejercidos por el terrorista no tienenen consideración tales preceptos, trátesedel terrorismo de Estado o del terrorismode facción.

Según el alcance que le da el teóricoalemán al Derecho Internacional, elpartisano no tendría los derechos yprivilegios del combatiente:“...es un criminal, según el Derechocomún, y se puede neutralizar conprocesos sumarísimos y con represalias. Enlos procesos de criminales de guerra,después de la Segunda Guerra Mundial,sobre todo en los juicios de Nürembergcontra generales alemanes (Jodl, Leeb, List)se reconocieron, por principio, estoscriterios. Todas las crueldades quesobrepasan la represión necesaria de lospartisanos, como medidas de terror, castigoscolectivos o participación en un genocidio,se consideran, naturalmente, crímenes deguerra” (SCHMITT, 1966: 38).

Schmitt comparte la idea anterior yañade que el DI amplia demasiado elderecho a personas que se equiparan acombatientes regulares. Por otra parte,los grandes cambios tecnológicos delarmamento afectan, dice, aún más lalucha partisana, lo cual lleva al final apensar si no se trata sólo de proteger ala población civil de los combates sinode protegerla de los mismos partisanos.No obstante le otorga un crédito

fundamental al Derecho de Ginebra yreconoce que la potencialidad debeligerancia es la base del acotamientode la guerra y mantiene las distincionesesenciales de guerra y paz, militar y civil,enemigo y criminal, guerra estatal yguerra civil. Percibe que para entoncesya se presentaba una tendencia hacia eldesdibujamiento de esas distinciones,adelantándose así a los teóricos de lasnuevas guerras en la era global.

Schmitt divide dos tipos de partisanos queen el caso de América Latina soninseparables: el defensor autóctono dela patria (contra un enemigo exterior) yel activista revolucionario. Un activistarevolucionario que participe en unaguerra civil contra el Estado y losgobiernos que lo representan puede estaractuando aunque indirectamente contraun enemigo externo con el cual estáaliado el gobierno de que se trate o lasélites del poder contra las cuales seenfrente (como en el caso de Chinamucho más directamente contra lainvasión japonesa en 1932 y luego contrael Kuo-min-tang obteniendo la victoriaen 1949). Fueron los movimientospartisanos revolucionarios en Rusia yChina los que llevaron al extremo lairregularidad de la confrontación armaday la idea del enemigo absoluto: la clasecapitalista en el uno y el colonialista y sualiado nacional el otro.

El sentido de la guerra, dice, radica en laenemistad y si como asegura Clausewitzla guerra es la continuación de la política

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por otros medios, entonces la políticatambién contiene un elemento deenemistad; si la paz a su vez contiene elgermen de la guerra, también contieneuna enemistad potencial. La Guerra Fríaes así una forma de adaptarse a laenemistad por medios no abiertamenteviolentos. De ello deriva laindeterminación entre guerra y paz enese periodo. La guerra partisanatampoco es militarmente abierta.

Schmitt hace alusión a cuatro elementosque hacen parte de un todo y quefinalmente revolucionan la vida social yla visión de la lucha partisana: el aspectoespacial, la destrucción de lasestructuras sociales, la conformación denuevas relaciones político-mundiales y elaspecto técnico-industrial.

Con la ampliación del espacio marítimoy espacial cambian no sólo las tácticasirregulares del partisano sino también lasde la guerra regular. Los primerospueden aprovechar lo amplio de unterritorio y dominarlo con pocas tropaspor lo cual Schmitt no lo saca del espacioterrestre.

Es en Vietnam y Laos donde loscomunistas, según el autor, se sirvieronde la población civil cobrándolesimpuestos y cometiendo actosterroristas contra ella para generarrepresalias de los franceses y a la vezodio de las poblaciones contra éstos. Lamoderna guerra revolucionaria, nos dice,lleva a utilizar múltiples medios“subconvencionales” contra el enemigo.

Esos elementos empiezan a transformarlos métodos partisanos típicos por otrosnuevos más proclives a la violenciapolítica e indiscriminada. Esos elementosde modernización más lairregularidad es lo que permite elaparecimiento del uso del terror. Sinembargo, Schmitt no está interesado enampliar o profundizar ese aspecto quetan solo esboza en esta argumentación.El partisano se coloca así en el centrode una nueva clase de beligerancia cuyafinalidad sigue siendo la destrucción delorden social establecido, es decir, sumotivación política continúa existiendo apesar de sus nuevos métodos(SCHMITT, 1966: 101).

La práctica del secuestro, por ejemplo,fue usada por los alemanes entre 1870-71 en la guerra germano-francesa, contraalcaldes, médicos, notarios, etc.,pertenecientes a las capas burguesas ycon prestigio social. En las guerras civilespartisanas los comunistas se enfilaroncontra esta misma clase social, perotambién contra los soldados regulares.Esa parece ser una práctica bastante viejay sigue utilizándose por parte de lasguerrillas actualmente, como en el casocolombiano. Este tipo de guerra generauna lógica de terror, contra-terror ydestrucción de las estructuras sociales.A través de esos métodos sólo bastan unospocos partisanos para generar presioneseficaces sobre grandes masas. Esa es lalógica de la utilización del terror tan biendescrita por Schmitt. Dicha destrucciónva acompañada naturalmente de unambiente general de desconfianza razón

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por la cual las estructuras socialesterminan por horadarse.

Al introducirse en la conciencia generalla noción político universal, se creó latendencia según la cual las fuerzastelúricas internas comienzan a orientarseen una dirección de carácterinternacional que ayudan o protegen oabandonan a los partisanos de acuerdocon sus propios intereses (Guerra Fría).De esta forma el partisano pierdeindependencia igual que su lucha y seconvierte en instrumento de los otros.Para entonces Schmitt solo concebía quelos combatientes irregulares dependíansiempre de alguna forma de una potenciaregular.

¿Es esto actualmente cierto? Desde elpunto de vista del asesor del BancoMundial, Paul Collier ya no es así, losguerrilleros o delincuentes comunes –según su criterio– después de la GuerraFría, son capaces de sostenerse a símismos mediante la extorsión y laexplotación de economías de enclavedentro de las propias fronteras de suspaíses, se convierten en depredadoresde recursos internos para podersobrevivir. Pero Schmitt tiene razón alplantear la dependencia aún existente delos grupos guerrilleros de la tecnologíaque sean capaces de suministrarles otrospaíses (armas especialmente) para sudesarrollo. Así, como sabemos, continúasiendo actualmente. Esas armas siguenproviniendo de las potencias donde secrea la tecnología más avanzada (eltercero interesado). Ese tercero más

poderoso (y hoy en día puede ser másde uno) suministra armas, municiones,dinero, logística, medicamentos, etc., locual sirve al partisano desde el punto devista del autor, para su reconocimientopolítico, para diferenciarse del criminalcomún, le sirve en últimas paralegitimarse ante la comunidadinternacional, mientras lo apolítico implicaidentificarse con lo criminal. ¿Cómoqueda esta situación después de laGuerra Fría? La ayuda ya no sesuministra digamos de cara a lacomunidad internacional como tampocofueron todos los casos durante la GuerraFría, sólo que ahora se hace de maneramás clandestina, ya no tienepresentación, por decirlo de algunamanera, el suministro de armas de laforma descrita por Schmitt, pues seestaría rompiendo con el precepto de lano injerencia en los asuntos internos deuna nación, y porque desde el punto devista del Derecho Humanitario, elloconstituye el quebrantamiento de unaregla fundamental.

En el largo plazo siguiendo con el análisisdel autor, lo irregular se legitima con baseen lo regular:

“El partisano pierde su terreno en lamedida en que se motoriza. Al mismotiempo aumenta su dependencia de losmedios técnico-industriales que necesitapara su lucha. El poder del tercerointeresado crece cada vez más hasta quellega a alcanzar dimensiones planetarias.Parece, pues, que todos los aspectos delpartisanismo que consideramos hasta

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ahora están subyugados por el todopoderoso aspecto técnico” (SCHMITT,1966: 106).

Lo cual es esencialmente cierto todavía,pero los partisanos en muy diversoslugares han logrado implementar suspropias tecnologías adecuadas a sumedio. ¿Es acaso la tecnología uno delos aspectos capitales a tener en cuentaen la transfiguración del partisanomoderno en terrorista?. Probablemente,pero hasta un punto, pues tambiéndepende de la carencia de legitimidadque cada vez es mayor ante los tercerosinteresados quienes prohijaron dichasguerras durante la Guerra Fría y ahoralas condenan al menos de dientes paraafuera ya que continúan siendo losprincipales proveedores de armas ytecnología para la destrucción. Pero a lavez, porque esas transformaciones de lavida social tienen que ver con asuntoscomo la mayor urbanización de muchasde las sociedades antespredominantemente agrarias. Eldesarraigo del campo es otro de losaspectos a tener en consideración en esatransformación.

A finales de los años sesenta el partisanoque analizaba Schmitt ya luchaba conpistolas, ametralladoras, granadas,bombas plásticas y quizá, según él,llegaría a hacerlo con armas atómicastácticas. Pese a utilizar dichas armascontinuaban siendo partisanos desde suvisión, pero debían estar preparados paraque esas armas los eliminaran. Mientrasel partisanismo agrario continuaba

luchando con armas mucho menossofisticadas, lo vemos entonces y ahora.La desproporción entre ese tipo de luchacontra la de los ejércitos regularescontinuaría creciendo como de hecho hasucedido en algunos casos.

En un mundo de medios de destrucciónatómicos, adelantaba, el partisanismotendría que desaparecer y sus reductosno supondrían tan siquiera un factorde perturbación. Ese sería el escenarioesperable desde una visión puramentetécnica. No obstante, Schmitt no sedejó arrastrar por esa opinión, sino quesugirió la posibilidad de la adaptacióndel partisanismo a los nuevos tiempostécnico-industriales y lo denominó unaespecie de partisano industrial, muyparecido a nuestros ojos a la figura delterrorista de ahora. Pero su análisis ibaincluso más allá hasta imaginar unaespecie de partisano que tomaríaposesión de los espacios devastadospor la guerra nuclear. El desarrollotecnológico sólo supondrá nuevasposibilidades para nuevos tipos deguerra. En ese otro escenarioimaginaba ya la irrupción de undominador de la tierra en su totalidad;es decir, el espacio de lucha seampliará al planeta entero. Y aún enese escenario en el cual ya nosencontramos, también la luchapartisana tendrá lugar. Como lo tendríaen el caso hipotético en el cual llegó apensar: en la era espacial. Con esaspalabras reafirma su teoría de amigo-enemigo como una especie de luchaimperecedera.

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El partisano –en el evento del soldadoregular que se transforma en él–, puedellegar a convertirse en terrorista y segúnparece, la línea divisoria entre las dosformas de lucha es muy dúctil.

El problema mortal para el partisanotanto como para el partisano terroristaes que está contra la ley y ésta, está dellado del Estado, aunque el Estado mismono pueda estar por encima de ella. Elpartisano tiene carácter de ilegalidad,mientras el terrorista, si tal tipo puroexistiera, tiene un carácter de ilegalidade ilegitimidad simultáneamente. Elpartisano puro, aislado de los métodosterroristas, si existiera, sólo tendría queconfrontar el primer problema, esto es,el de la ilegalidad, pues de alguna maneraal no ejecutar actos aborrecibles podríacontar con la legitimidad de su existenciay de sus fines. La legitimidad, en cambio,representa para cualquier actor políticolo contrario del aislamiento, es decir, elacompañamiento de sus bases y sussimpatizantes en general. El terroristatrátese de facción o de Estado y, aunqueeste último no sea concebido por Schmitt,parte de su característica es estarcompletamente solo, porque norepresenta ningún interés societal. Eseno es el caso del partisano y ni siquieradel que utiliza el medio del terror para laconsecución de sus fines políticos. Puesla completa soledad sería específica delos individuos inmersos en contextostotalitarios como los descritos porHannah Arendt en Los orígenes deltotalitarismo (ARENDT, 1994: 399).

La declaración de guerra siempre implicala identificación de un enemigo. ¿Pero quépasa cuando no hay una declaraciónabierta de guerra a pesar de la existenciade la misma, como en el caso colombiano?Tanto el gobierno como los gruposguerrilleros tienen claro quién es elenemigo, sin embargo, ambos han acudidoa actos contra la sociedad civildesarmada convirtiendo a ésta enenemigo de unos u otros, de los gruposguerrilleros en tanto ven en algunaspoblaciones, posiciones cercanas a susenemigos y para los paramilitares quienesigualmente castigan mediante el terrorcomunidades que a sus ojos protegen alos grupos insurgentes, y también para elEstado que ve en la lucha guerrillera unfactor de desestabilización. Eso hasucedido en varios conflictos armadosinternos.

Pero el enemigo ha dejado de ser tanclaro actualmente, se ha difuminadoentre la sociedad. Por ello cuandoorganismos defensores del DIH comoel CICR aseguran que la guerra sucia(contra la sociedad) sólo es superadacuando los enfrentamientos se den sóloentre las dos partes entendidas comoverdaderos enemigos, tienen razón.Hasta tanto esa sea la regla y no laexcepción, se puede decir que se haconstituido una verdadera guerrainsurreccional.

En todos los eventos de guerra tantointerna como externa se trata dedeterminar quién es el verdadero

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enemigo. En una guerra civil el enemigomás peligroso es el hermano. En unaguerra con medios terroristas, el enemigoes cualquiera, sea culpable o inocente,combatiente o no combatiente3. Elenemigo se desdibuja, no es identificadoclaramente, a menos que se trate de unavenganza contra la sociedad en suconjunto, que obedezca a una índolenihilista o que se llegue a la total soledadde quienes la ejercen (terrorismo“puro”). Esa difuminación del enemigo,significa además la falta de legitimidadde los dos lados en confrontación;ninguno puede contar con bases firmesde apoyo social; es probablemente lailegitimidad4 lo que provoca la guerrasucia contra la sociedad civil, pues éstaes cercada por un círculo vicioso dondeel terror la coloca del lado del que logremantenerla bajo control y elmantenimiento del control únicamentepor la fuerza provoca igualmenteilegitimidad y en la práctica desconfianzaentre quien es amenazado o dañado ensu integridad física, en su vida y libertady quien ejerce el terror que al tiempo nopuede confiar en alguien que sóloobedece por la coerción de las armas5.

Es la distinción de las diferentes clasesde enemigos lo que apoya la distinciónentre las diferentes clases de guerras.

El derecho europeo consiguió algoimportante a los ojos de Schmitt,prescindir de la criminalización deladversario en la guerra, relativizar laenemistad y considerarlo ya no unenemigo absoluto sino relativo (alguiencon quien se puede negociar). Esaconquista se pone en entredicho por elpartisano de la herencia leninista quien,a sus ojos, generó una absolutización delpartido y con ella una absolutización delpartisano que a su vez convirtió laenemistad de clase en absoluta.

Cuando un sujeto lucha por causas queno son políticas, deja de ser partisano yse convierte en criminal. Es el carácterpolítico de la lucha lo que lo hacepartisano, al perder ese carácter o al serlearrebatado como sucede de acuerdo conla caracterización de Mary Kaldor, dePaul Collier y de Hans MagnusEnzensberger sobre las nuevas guerrasvacías de lo ideológico y de lo político,éstas se criminalizan totalmente(COLLIER, 2001). (ENZENSBERGER,1994), (KALDOR, 2001). Para que esaíndole política se mantenga, el tercerointeresado es el puente del partisano conla regularidad, pues le otorga elreconocimiento que requiere para serconsiderado un beligerante, esto es, unigual al gobierno, con un mando

3 A ello lleva la entrada de la sociedad civil en el conflicto, como lo han hecho los dos últimos gobiernosen Colombia a través de medidas como la red de informantes y los soldados campesinos.4 Establecida por Max Weber como el grado significativo de la validez de un orden social en tanto esvisto como obligatorio o como un modelo de conducta a seguir, como algo que debe ser, por el lado delos partícipes o una parte de ellos (WEBER, 1977: 661-663).5 Que significa según Weber: “La probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relaciónsocial, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad. (WEBER,1977: 43).

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6 Más bien ha sido todo lo contrario, las presiones del presidente Álvaro Uribe luego del atentadocontra el Club El Nogal y diversas otras, provocaron que los países centroamericanos y luego de losatentados el 11 de marzo contra la estación de transporte en Madrid, aquellos que integran la UniónEuropea, introdujeran, igual que ya había hecho el gobierno norteamericano, a ambos grupos, guerrillerosy paramilitares en su lista de organismos terroristas. Probablemente el caso más cercano sea Venezuela,cuyo jefe de Estado mantiene, según algunos, relaciones aunque no abiertas con las FARC.

responsable, etc., lo que no ha logradola guerrilla colombiana6.

Lo esencial de lo político no es laenemistad sino la dualidad amigo-enemigo. El enemigo sería el gobiernointerno y el amigo el gobierno externo,que aunque lo reconozca política aunqueno públicamente y pese a noconsiderarlo de pleno un beligerante, esun elemento clave para su fundamentopolítico. Si por el contrario, un tercero oterceros –como hoy sería la comunidadinternacional– no lo reconoce para elcaso colombiano, se pierde esaposibilidad y se derivaría de allí sucriminalización. El discurso sobre la luchaantiterrorista y la inclusión de lasguerrillas colombianas en las listasnegras de Estados Unidos y la UniónEuropea, tiene como consecuencia esacriminalización de la que habla Schmitt.

Esta coincidencia trágica entre laexistencia de una lucha con medios queproducen terror y la lucha antiterroristaa nivel mundial, más la proscripción delas luchas internas en el nuevo ordenmundial, por intelectuales reconocidos,legisladores y medios de comunicación,apoyan dicha criminalización pese a queclandestinamente las guerrillas e inclusolos paramilitares reciban diversassubvenciones por parte de otros países

(sociedades civiles y gobiernos, cuyointerés es poco claro políticamentehablando). Las subvenciones puedenconvertirse en un factor igualmentedesestabilizador cuando se trata dearmas, dinero, logística o ayudahumanitaria como varios centros deinvestigación sobre los conflictos yentidades no gubernamentales comoMédicos Sin Fronteras denuncian(MÉDICOS SIN FRONTERAS, 1993a– 1993b – 1996). Y además cuando susmotivaciones también son económicas;de manera que la criminalización internatambién puede obedecer a unacriminalización externa: venta de armasdel mercado negro, mercenarismo, etc.Especialmente también si apoyan lasfuerzas irregulares contrarias como a lasautodefensas así se las acuse de dientespara afuera de terroristas.

Las guerras que resultan de laabsolutización del enemigo son muchomás intensas e inhumanas ya quedescalifican al enemigo aún en el ámbitomoral, lo convierten, dice Schmitt, en unmonstruo a quien hay que destruircompletamente. Discursos en los queestá involucrado el “eje del mal” o dondesimplemente el otro considerado enemigorepresenta en los discursos “el mal” sonejemplos de esa descalificación.

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Pero existe otra absolutización descritapor el autor alemán y es la que tiene quever con la realidad de la bomba nuclearproducto del desarrollo técnico-industrial,cuyo fin es la mera destrucción. Estaasimetría entre protección y obediencia,entre “una parte de la humanidad reducidaa rehenes” de la otra parte poderosa queposee los medios atómicos, exigía quehubiese un enemigo absoluto, de lo contrarioesos medios resultarían profundamenteinhumanos, Schmitt se refiere por supuestoa las circunstancias de la Guerra Fría. Actoseguido cita a Hobbes según el cual unhombre amenazado resulta mucho máspeligroso que un animal:

“Los hombres que emplean aquellosmedios contra otros hombres se venobligados a destruir también moralmentea los otros hombres, es decir, a susvíctimas y objetos. Hay que declarar ala parte contraria, en su totalidad, comocriminal e inhumana, como un desvalorabsoluto. Si no es así, ellos mismosresultarían criminales e inhumanos. Lalógica del valor y desvalor despliega todasu consecuencia destructora y obliga anuevas discriminaciones,criminalizaciones y desvalorizacionescada vez más profundas, hasta ladestrucción de toda vida que no merecevivir” (SCHMITT, 1966: 129).

Pero cómo interpretar este análisis a laluz del fin de la Guerra Fría donde elenemigo supuestamente hadesaparecido, o al menos un enemigo tancontundente como lo era la antigua Unión

Soviética. En primer lugar podríamosdecir que la enemistad pasó de serabsoluta a relativa, en segundo lugar dejóde ser política, pues ya no se trata de laconfrontación entre dos sistemasdistintos de vida y en tercer lugar laausencia de enemigo creó un vacío enla sustentación de la racionalidad de laexistencia de la carrera armamentistaatómica. ¿Cómo se llenó ese vacío? ¿Dequé argumentos se vale la potencia delnorte para continuar sosteniendo elhecho incontrovertible de su supremacíaarmamentística? En ninguno de los casoslos enemigos siguientes hicieronnecesaria la potencial utilización de losmisiles atómicos: la lucha contra elnarcotráfico se hace contra paísesdébiles con gobiernos endebles, con lalucha contra la corrupción ocurre otrotanto; la lucha económica se hace conotras reglas de juego aunque el chantajepolítico-militar juega allí un papelimportante frente a la agresividad depotencias mucho menos poderosas.

Pero la lucha contra el terrorismoencuentra un especial sabor moral quepor un lado justifica la continuación de lacarrera armamentista, crea lascondiciones para incursionar muyagresivamente en la lucha económica porla búsqueda de nuevos mercados, crea lajustificación para llevar a cabo guerraspreventivas en búsqueda de recursostanto materiales como humanos paraexplotar y apoya moralmente el discursocontra los demás, los opositores decualquier índole, apoya moralmente las

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medidas contra los inmigrantesindeseados y obliga moralmente a losaliados a sumarse en esa “justa causa”a favor de la libertad y la democracia.Es en este plano de la lucha contra elterrorismo donde la lógica del valor ydesvalor de la que nos habla Schmitt esmás evidente, sobre todo entre EstadosUnidos (Inglaterra y débilmente Españaen momentos de la invasión a Irak) ylos líderes de los grupos calificados deterroristas; ambos han utilizado ellenguaje moral para descalificar a suenemigo como “el mal”. Como todo elmundo ha dicho ya no se trata siquierade declararle la guerra a los pequeñospaíses de Estados no obedientes sino dedeclararle la guerra a un enemigo tandifuso que puede estar en todas partes.Ese enemigo a diferencia del anteriorno es concreto por más esfuerzos quese hagan para hacerlo visible a la opiniónpública a través de la elaboración delistas de grupos terroristas o de Estadosdesobedientes implicados según algunosde forma soterrada con los gruposterroristas. Ya no se trata de un Estadoclaramente designado. El terrorismointernacional digámoslo así no es unenemigo material.

Estos nuevos tipos de guerras cuyoanálisis se achaca en primer lugar aKaldor y a Collier ya habían sidopronosticados por Carl Schmitt en elcontexto de la Guerra Fría:

“Nuevas especies de enemistad absolutatienen que surgir en un mundo en dondelos contrincantes se empujan unos a otros

hacia el abismo de la desvalorización totalantes de aniquilarse físicamente. Laenemistad se hará tan horrorosa que nisiquiera se podrá hablar de enemigo yenemistad. Ambos se proscribirán ycondenarán en debida forma antes deempezar con la obra de la destrucción.La destrucción se hará entoncescompletamente abstracta y absoluta. Yano se dirige contra un enemigo, sino queservirá a la imposición, llamada objetiva,de valores supremos, y éstos, como essabido, no tienen precio. Sólo la negaciónde la enemistad verdadera abre elcamino para la obra destructora de laenemistad absoluta” (SCHMITT, 1966:129).

En ese contexto formas no conocidas deenemistad darían lugar a nuevas formasde partisanismo (Palestinos, Chechenos).El fin de la Guerra Fría ha dado lugartambién a transformaciones delpartisanismo que según Kaldor y Collierse despolitizaron completamente. Noobstante, si es lo político lo que distingueal partisano de otras formas de lucha,no se trataría de partisanismo sinosimplemente de delincuencia común. Elpartisano dejaría de existir para serreemplazado por organizacionesmeramente criminales como soncalificadas las guerrillas aún existentesen el mundo. Según Kaldor, ese vacíoideológico ha sido llenado por elsignificado de la identidad étnica ynacionalista. Contrario a la ideauniversalista de la lucha de clases y laconfrontación entre dos sistemas de vida,se trata de guerras fragmentadas,

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particularistas y exclusivistas. Y segúnCollier simplemente por intereseseconómicos. Desde ese punto de vistael partisano habría desaparecido.

Pero contrario a cualquier análisis deesas características, varios de losconflictos armados internos aúnexistentes, nacieron durante la GuerraFría, cuando la ideologización de esosgrupos estaba en pleno auge. Ese es elcaso del conflicto colombiano, el cualademás no tiene las característicasatribuidas por Kaldor de guerra étnica onacionalista. Y aunque presente losmismos síntomas encontrados por esosdos autores de las nuevas guerras, estoes, el ataque a gran escala contra lapoblación civil, el uso de armas noconvencionales, etc., que llevan a laviolación sistemática de los derechoshumanos y con ello del derecho de laguerra, su raíz histórica sigue siendoideológica y política. Digamos entoncesque sus fines son políticos aunque susmedios se hayan transformado en virtuddel alcance de los nuevos recursostécnicos de destrucción. La guerra enColombia continuaría siendo partisana ytan irregular como lo fue desde suscomienzos. No olvidemos que lairregularidad ha sido tradicional enColombia desde el comienzo de su vidarepublicana. La lucha entre partidosdurante la época de la violencia tuvo esacaracterística. La lucha irregular seconvirtió en costumbre y en tradición,ella ha jalonado la siguiente etapaguerrillera. La guerra de hoy tambiénhereda esa particularidad.

La mezcla de regularidad e irregularidadseñalada por Kaldor no corresponde alas guerras de la era de la globalizaciónsino que proviene de mucho antes, delas guerras contra Napoleón en Españacomo lo señala Schmitt. La totalirregularidad se da cuando los Estadosrecurren por esas circunstancias a lautilización de medios, como por ejemplo,la creación de autodefensas,paramilitares, manos negras, etc. (ElSalvador, Guatemala, Nicaragua,Colombia). La única salida del círculovicioso de la irregularidad implicadeshacerse en forma real y no ficticiade esos paraejércitos y fortalecer alejército regular. Igualmente supone laidentificación real del enemigo, con el finde proteger a la sociedad civil ydesmarcarla del papel de enemigo. Peroesa es una tarea que corresponde alEstado como garante de los derechos desus ciudadanos. Poco puede pedirse alas guerrillas cuya naturaleza es lairregularidad, aunque ello no obsta parapresionar porque obedezcan losprincipios de la protección de la sociedadcivil estatuidos en el DerechoInternacional Humanitario, única manerade lograr algún reconocimiento delegitimidad.

Si de un tajo se elimina el carácter políticode los partisanos como lo hacen lasteorías de Kaldor y Collier, el derechode la guerra, el DIH quedaría por fuerade consideración. Con la criminalizacióntotal del partisanismo se deslegitimaríaal derecho mismo, se lo dejaría sin

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funciones. Se destruiría con ello laposibilidad de transformar la enemistadabsoluta en relativa, se absolutizaría aúnmás la guerra y se perdería el derroteropolítico de la misma. Los procesos depaz se harían imposibles y se pasaría ala estrategia de la destrucción física delenemigo el cual ya no es hoy el partisanosino el terrorista, una figura ficticiarepresentada por aquellos que no sólousan de hecho la violencia criminal sinoquien puede llegar a usarla. Un paso tanimportante en la civilización se habríaperdido. En eso radica justamente elpeligro de estas nuevas corrientesexplicativas de los conflictos. En esoconsiste el peligro de la políticaantiterrorista, en sí mismadespolitizadora, de los Estados Unidos yla Unión Europea. La UE dice defenderla lucha contra el terrorismo sobre la basede la protección de los derechoshumanos y con ello cae en uncontrasentido.

¿Cómo defender la lucha contra elterrorismo en sí misma despolitizadora ycriminalizante y al tiempo defender losderechos humanos estatuidos en elderecho internacional? Eso esjustamente lo que se ha pedido al actualgobierno colombiano. Éste se halla enuna doble pugna: la presión avasalladoraque pide medidas para evitar y controlarel terrorismo así sea mediante larestricción de los derechosfundamentales consignados en la cartamagna y la necesidad de proteger elEstado de Derecho y de resguardar losderechos humanos. El conato de

Estatuto Antiterrorista de la primeraadministración del presente gobierno, erala concreción de la guerra total contra elenemigo interno. Pero ese enemigo noes ya el partisano sino el terrorista; elterrorista no hubiera sido quien atentade hecho y de forma indiscriminadacontra la sociedad civil mediante laviolencia extrema, sino cualquiera dequien se sospechara que pudiera llegara hacerlo, el terrorista hubiese sidopotencialmente todo el mundo. Ese es elsabor que deja la fallida iniciativa dereforma, pues, no se trataba de medidasexclusivamente orientadas a la luchacontra los grupos subversivos sino de latransformación de cuatro artículos de laConstitución encargados de proteger losderechos fundamentales de toda laciudadanía colombiana. Y ese estatus deciudadano lo han perdido los alzados enarmas, entonces éstos ¿qué podíanperder si ya se encontraban en estadode ilegalidad?

Es difícil juzgar la posición de CarlSchmitt por un sólo rasero. Puede servirpara condenar o para salvar al enemigointerno y sin embargo apunta a hechosfundamentales no captados por otrosteóricos de su época. Por ello se adelantahasta cierto punto a los que como Kaldory Collier pretenden decir cosasespecialmente distintas al plantear quelas guerras de hoy son nuevas en losaspectos mencionados; la teoría deSchmitt brinda pistas muy importantessobre un hecho clave: que lo señaladopor estos teóricos no es más que elcorolario de una tendencia o un proceso

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iniciado mucho antes de los años ochentacuando según Kaldor principia esatransformación. De igual forma nos daelementos para comprender de quémanera son los medios los que cambianeste tipo de lucha. Y adicionalmente,pero no menos importante, brindaherramientas para concluir que el campode los académicos renombrados y entreellos no sólo Kaldor y Collier sino tambiénWalter Laqueur, por ejemplo, utilizandolos medios intelectuales y la pretensiónde rigurosidad, como instrumento deaprobación y legitimación conducen a ladespolitización de los problemas socialesy políticos, con lo cual el campo políticose ve liberado de la carga que se le podríaatribuir de manipulación política deldiscurso sobre el terrorismo y ladespolitizadora criminalización del actopolítico violento.

Conclusiones

Carl Schmitt hace un análisis genético yvislumbra la transformación delpartisanismo en terrorismo.

El partisano dice, también se hamodernizado. En el contexto de GuerraFría se convirtió en un “técnico de lalucha invisible”. Es un tipo de guerrillerocuyo origen se remonta a la épocanapoleónica y sobrevive hasta nuestrosdías. Sin embargo, cuando los partisanosson reconocidos legalmente de acuerdocon el derecho internacional, obtienenprivilegios que desdibujan sus principalescaracterísticas y que pueden

reinsertarlos en la vida política y civil.

Desde su punto de vista, la irregularidadsólo es característica de las faccionespartisanas, pero no de los Estados. ElEstado por su monopolio del poder military bajo el supuesto de que éste essuficiente para contener el orden internoy por ser un Estado maduro (como loson los Estados europeos) no requeriríade la recurrencia a la irregularidad. Encasos como el nuestro donde no haymonopolio de la fuerza (WEBER, 1977),la irregularidad partisana se confrontapor medios iguales, ejemplos de lo cualsólo se dieron durante las luchascoloniales y no dentro de los Estadoscolonialistas. En Colombia, lairregularidad de la lucha partisana,engendrada por los tipos deconfrontación tradicionalmente llevadasa cabo en el país, generó otras formascomo la de las autodefensas y la de losparamilitares. Así las cosas, lairregularidad de una parte arrastra a lairregularidad de la otra. De aquí sedesprende la posibilidad de larecurrencia a la irregularidad del Estado,al usar también el terror comocontraterror para combatir el deladversario partisano.

Es esperable bajo esta lógica esbozadapor Schmitt a través de la cual se puedeleer la transformación de la luchapartisana, entonces, que elcontraterrorismo genere más accionesterroristas.

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De acuerdo con lo anterior, existenvarias aristas de análisis entre ellas: larelación entre medios y fines, elproblema de la mala utilización einterpretación del término terrorismo yla relación entre terror y Estado. Es claroque al hacerse esa distinción el asuntoradica en estudiar el fenómeno delterrorismo interno en cada país.

El uso del terrorismo no tienejustificación moral, pero tampoco la tienela colocación de todos los movimientosinconformes en “un sólo saco” y decriminalizar el delito político (como elderecho de rebelión) tal cual se derivade las teorías de Mary Kaldor y PaulCollier y salirse completamente delmarco del Derecho Internacional y delDerecho Internacional Humanitario, yaque constituye un peligro para lahumanidad en su conjunto tal como loseñalara Jacques Derrida,inmediatamente después del 11 deseptiembre (BORRADORI, 2003) yespecialmente para los fines positivos delconflicto (según la acepción de LewisCoser).

A partir de la teoría de Schmitt podemosconcluir que el partisano se convierte enterrorista al utilizar nuevos mediostécnico-industriales, perder el vínculotelúrico, dejar de representar una causapolítica, perder el apoyo externo deterceros (o al menos de un tercero) y al

dejar de tener representatividad de losintereses de un grupo social específico.Así el partisano se convierte en criminal.No obstante, la descalificación delenemigo como criminal, tiende a hacerlas guerras más intensas e inhumanas.Es la lógica del valor y del desvalor delenemigo la que genera finalmente ladeshumanización total de laconfrontación y con ello el conflicto seinserta en una suerte de círculo viciosode discriminaciones y criminalizacionespara hacer ver que el enemigo es peorque quien lo combate. Pese a lastransformaciones de la forma de hacerla guerra y la recurrencia a métodosterroristas, las guerrillas colombianasaún tienen motivaciones políticas. Si lacriminalización termina por imponerseeso significa que el DIH y el DI engeneral, deja de tener efectividad yvalidez7.

De aplicarse un poco de lógica diríamosque el crimen político es aquél que tieneuna finalidad política, la expresión decreencias políticas, en el cual el ejecutores miembro de un grupo político,partidario de una causa política que tienepor objetivo último el derrocamiento dela estructura constitucional del Estado.

Schmitt puede ser leído de varias formasa la luz de los acontecimientos actuales,puede servir para condenar a losenemigos del statu quo o para

7 La invasión de Irak por parte de Estados Unidos e Inglaterra y la captura del representante de lasFARC, Granda, en territorio venezolano son dos ejemplos de la violación total del principio desoberanía y del derecho internacional.

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reivindicar su lucha con el prisma delderecho internacional, podemos fijar lamirada solamente en sus antecedentesideológicos o por el contrario utilizar subrillante interpretación acerca de lo quehace partisano a un rebelde paraestablecer algunas conclusiones. Todaslas obras tienen una doble lectura (o másde dos), Marx, Lenin y Mao basaron susestrategias en un militar aristócrata (CarlVon Clausewitz), los ejércitos regularesde la segunda mitad del siglo XX,estudiaron a Mao para combatir lasguerrillas; Habermas y Derrida, porejemplo, tienen posturas diferentes sobrela obra de Carl Schmitt, su posturaprovoca reacciones opuestas en losteóricos tanto internacionales comonacionales de los conflictos, por lasustancialización que propone sobre labase de la díada amigo-enemigo.

Varios de los teóricos de los conflictoscoinciden en un elemento: el terrorismoes un medio cada vez más frecuente enlas guerras internas, pero sus posturasdesconocen las consecuencias jurídicasde la criminalización indiscriminada delterrorismo, en cuanto no tienen enconsideración las condiciones socialese históricas en que se da.

Es importante no dejar de señalar untema que está articulado con todos losdemás y es que el terrorismo pese a la

diversidad de definiciones tiene que vercon los ataques indiscriminados contrala sociedad civil, ese es eldenominador común entre todas lasconceptualizaciones y No con losatentados contra el Estado y lademocracia. Esa diferenciación está enla base de lo que evitaría un gobiernoautoritario. Contrariamente a losostenido en nuestro país, el terrorismoes toda acción que atente contra laintegridad, la vida y demás valores delas personas, no contra el ordenamientopolítico, pues hasta el ordenamientopolítico puede ser derrocado por la víaviolenta como lo ha probado la historia8.

8 Palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez de respuesta a los panelistas Eduardo Pizarro Leongómezy Socorro Ramírez en el Foro realizado por la Facultad de Comunicación Social de la Universidad dela Sabana y el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, IEPRI, denominado“Colombia: ¿amenaza terrorista o conflicto armado?” y transmitido el 1° de mayo de 2005 por elCanal Institucional.

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