museos, una industria que promete optimismo
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OCIO TRANSFORMADOR. RESIGNIFICACIONES Y TENDENCIAS DEL OCIO EN TIEMPOS DE CRISIS.
OCIOGUNE 2012
Museos, una industria que promete optimismo.
Laura Mendoza Bress
Marta Álvarez Alday
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INDICE
Cultura y crisis económicaIndustrias culturales como oportunidad de Consumo y de Desarrollo Humano.Valor de cambio y valor de su uso.Evolución Políticas culturales.Gestión cultura/economía hoy.
Marco teórico Economías creativas.Proceso de interacción Economía/Cultura.
Estudios de impacto económico.
Aplicación práctica El caso del Museo Guggeheim Bilbao.
CONCLUSIONES, LIMITACIONES Y FUTURAS INVESTIGACIONES
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CULTURA Y CRISIS ECONÓMICA
En entornos de adversidad el arte ofrece sus mejores frutos.
La cultura permite al ser humano la capacidad de reflexión sobre sí mismo y a través de ella, el
hombre discierne valores y busca nuevas significaciones. (UNESCO: Declaración de México,
1982) MOMA de Nueva York surge a raíz de la Crisis del 29.
Este trabajo de investigación defiende el papel de los museos como
una industria que promete optimismo.
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INDUSTRIAS CULTURALES COMO OPORTUNIDADES DE CONSUMO Y DESARROLLO HUMANO.
“La cultura es una fuerza motriz en la sociedad y la economía europea de hoy. Es un factor de identidad, de confianza y de cohesión social para los individuos y los territorios” (Unión Europea, 1998: 647).
Difícil porque se reorienta el campo intelectual a una ideología más comercial.
Un nuevo “contrato cultural” establece a la cultura como una importante fuente de desarrollo económico y al turismo como su motor principal.
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CULTURA/TURISMO HOY COMO FACTOR DE CRECIMIENTO ECONÓMICO. En determinadas ciudades, centros patrimoniales o
festivales y grandes acontecimientos culturales han tenido un efecto positivo directo sobre la situación financiera no solo de las infraestructuras culturales propiamente dichas, sino sobre el conjunto de la economía del territorio en el que se desarrollan (Throsby, 2001).
Infraestructura visitantes/año en 2010Museo del Louvre 8,5 millones
Metropolitan Museum-Nueva York más de 5 millones
Centro Cultural
Banco do Brasil en Río de Janeiro
(exposiciones sobre el Islam,
Regina Silveira y Rebecca Horn). 2.317.772
29ª Bienal de São Paulo (19/9 -12/12) 535.000
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CULTURA: VALOR DE CAMBIO Y VALOR DE USO. Los bienes culturales son inapropiables. Muchos de ellos exigen
conectividad humana (Cortina, 2002). El peso comunicativo y representativo de lo cultural va más allá de los intereses que acoge.
Los bienes culturales no son mercancías comunes, incluso en su propia comercialización.
La producción, distribución y consumo de los bienes culturales tienen un aspecto económico [valor de cambio] que los preside y un valor de uso propio de una manifestación del comportamiento colectivo.
En el ámbito económico, el valor está relacionado con la utilidad, el precio y la importancia que los individuos o los mercados asignen a las mercancías. En el caso de la cultura, el valor subsiste en ciertas propiedades expresables, como indicación del mérito o importancia de una obra, objeto, una experiencia o cualquier otro elemento.
El comportamiento cultural refleja objetivos comunes derivados de la expresión de las creencias, las aspiraciones y la identificación de un grupo.
“debe resistirse la tendencia al dominio de una interpretación económica del mundo, derivada del poder del paradigma económico moderno”
(Throsby, 2001: 56).
Si queremos una teoría completa y con validez operativa es esencial que el valor cultural se admita junto con el valor económico.
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EL VALOR ECONÓMICO DE LA CULTURA.
Los capitales simbólicos, como el conocimiento o la cultura, se han transformado en mercancías y poseen un valor de cambio. Su valor reside en que su existencia da lugar a un flujo de servicios que producen valor cultural y económico (Throsby, 2001).
El capital cultural carece de valor económico en cuanto no se puede negociar como activo, excepto en la medida en que se pueda comprar y vender los derechos a futuras rentas [derechos de autor].
La inversión en cultura es sobre todo un campo de posibles, una suerte de monopolio sobre un fragmento de futuro (Rodríguez, 2007).
HOY MÁS QUE NUNCA LA CULTURA CONECTA CON OPORTUNIDADES DE CONSUMO Y DESARROLLO.
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ECONOMÍAS CREATIVAS DESPUÉS DE LA II GUERRA MUNDIAL
En los estatutos de las Naciones Unidas surgió la dimensión cultural y la Declaración de los Derechos Humanos en 1948 incorporó el derecho a la participación cultural. Al mismo tiempo se facilitó un contexto institucional formal para asuntos culturales a nivel internacional con la fundación de la UNESCO. Los estados miembros reconocieron la importancia omnipresente de la cultura en los asuntos nacionales y especialmente en el desarrollo, y acordaron líneas maestras para la ejecución de políticas culturales. La UNESCO establece objetivos, crea estructuras y garantiza unos recursos adecuados con el fin de crear un entorno conducente a la realización humana. Para 1998 los objetivos políticos fueron:
1. Hacer de la política cultural uno de los componentes clave de la estrategia de desarrollo económico.
2. Promover la creatividad y la participación en la vida cultural. 3. Reforzar la política y la práctica para promover las industrias culturales y
salvaguardar y dar realce al patrimonio cultural. 4. Promover la diversidad cultural y lingüística en y para la sociedad de la
información. 5. Poner más recursos humanos y financieros al servicio del desarrollo cultural.
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EVOLUCIÓN DE LAS POLÍTICAS CULTURALES Hasta 1980: centradas en políticas redistributivas: utilizar
la cultura como instrumento para atenuar desigualdades producidas por el mercado (Leonardo, 2007).
A partir de 1989 (DATAR-RECLUS): “centralidad cultural”:“… la atracción cultural, no sólo es un proceso de cierto
renombre, o de prestigio, que otorga una etiqueta de “calidad” …, sino que ejerce un influjo poderoso en la atracción de mano
de obra cualificada, así como hacia la concentración de determinados tipos de servicios y actividades…Por eso, parece existir una estrecha correlación entre los itinerarios culturales
y los procesos de difusión de la high tech” (Reclus, 1989: 7).
La capacidad de desarrollo tecnológico hace del sector cultural uno de los nichos estratégicos más importantes desde el punto de vista de las políticas de I+D.
La prosperidad de una región depende de su capacidad para activar y multiplicar sus fuerzas creativas (Florida, R., 2007)
Vinculación del hecho cultural con acumulación de capital y el sector 2002).
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HOY GESTIONAR LA CULTURA ES GESTIONAR EL CONFLICTO ENTRE PROYECTOS SURGIDOS
Iniciativas creativas:Particularistasindividualistas
Exigencias del territorio:ParticipaciónCooperaciónsolidaridad
La vinculación cultura/desarrollo ha tensionado completamente la relación con la academia o los aparatos públicos que en ambos casos responden a principios distintos del comercial.
Esta tensión es la que exige competencias inéditas que permitan combinar los desafíos impuestos por el mercado, la promoción del territorio y, el derecho a la participación activa de la ciudadanía.
La tensión es inherente al ámbito de lo social, siempre surcado por el conflicto. La existencia de divergencia es, incluso,
deseable porque suscita el diálogo. Relacionalidad (Rivalta, 2004) implica una reconsideración de
la reciprocidad jerárquica, pero no a costa de la instrumentalización de la cultura sino como una recomposición
de las desigualdades implícitas.
Contribución puramente económica
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PROCESO DE INTERACCIÓN ECONOMIA/CULTURA : ETAPA I
El sector cultural comenzó a resolver una gran variedad de problemas que antes correspondían al ámbito de la economía y la política provocando un enorme y repentino interés por parte de los políticos y sectores privados hacia la promoción del arte.
La cultura vale para incrementar la educación, mitigar las luchas raciales, ayudar a revertir el deterioro urbano, crear empleo y reducir el delito y sirve para generar ganancias y promover el desarrollo económico. Se consolida así el concepto cultura-recurso.
Necesidades económicas que se vuelven políticas para hacer frente a realidades sociales complejas (Yudice,
2002).
El ámbito cultural, y el ocio en general, son una de las vías privilegiadas para resocializar la economía y para
incrustar en las estructuras económicas los componentes que la cultura aporta al desarrollo. (Álvarez y Fernández
Villarán, 2012).
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ETAPA II “REGENERACIÓN DEL TEJIDO URBANO” Y “RENOVACIÓN DE LA ECONOMÍA POR LA CULTURA”:
Resumen discurso urbanístico que durante los últimos 25 años se ha apoderado de ciudades USA y europeas como Glasgow, Liverpool, Birmingham, Londres, Nantes, Rotterdam, Hamburgo o Frankfort.
Invirtiendo en infraestructuras culturales marcadas por la grandiosidad estilística cobra vida la idea de Manuel Castells (1986): una extraordinaria actividad urbana en la que, junto al trabajo de innovación, se desarrolla el tejido social de bares, restaurantes, encuentros en la calle, etc. que da vida al lugar.
Realzar así la calidad de vida le permite a la ciudad atraer y retener a los innovadores, indispensables para la nueva economía creativa (Yudice, 2002).
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FASE III: CREATIVIDAD Y PLURALISMO: VALORES PARA EL DESARROLLO Y SOCIAL
La cultura es un “antídoto” contra una perspectiva homogeneizadora y el turismo es el fenómeno facilitador para que los contactos a través de ella se vuelvan más fecundos y más provechosos desde el punto de vista económico y social.
Es pues de gran interés para los territorios incorporar tempranamente los recursos turístico-culturales al resto de sus economías. Estas prácticas pueden desarrollar una emancipación, como algo que permite entender intelectualmente qué somos y lo que hacemos en un
orden social determinado (Borja Villel, 2006).
Las posibilidades de abrir un diálogo creativo y personal estimulando la capacidad de pensar a través de ofertas turístico-culturales son prácticamente infinitas.
La economía por sí sola no podía servir de fundamento para un programa en pro de la
dignidad y el bienestar de los seres humanos.
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EL IMPACTO ECONÓMICO DE LAS ACTIVIDADES CULTURALES El primer estudio, con un notable eco internacional, fue
realizado sobre la importancia económica de las artes y la cultura en el área metropolitana de New York por el Cultural Assistance Center en 1983.
Aún hoy, el funcionamiento de los mercados de oferta y demanda de los bienes y servicios todavía no permite dimensionar fehacientemente el beneficio adicional que ofrecen a la sociedad y a la economía (Melo y López, 2001).
Los estudios de impacto económico, además de medir los costes y beneficios de una infraestructura cultural —o incluso de todo el sector turístico-cultural de una localidad o región—, aplican técnicas macroeconómicas. Estos estudios utilizan las tablas input y output de Leontieff como herramienta para calcular conjuntamente los efectos de las relaciones intersectoriales de una economía y su demanda agregada. Esta técnica (Álvarez Alday, 2003) a pesar de sus limitaciones es la única metodología de que se dispone, junto con la Contabilidad Nacional, para un conocimiento integrado de la actividad económica de un territorio.
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CASO CONCRETO DE ESTUDIO DE IMPACTO ECONOMICO DEL MUSEO GUGGEMHEIM-BILBAO
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LA INCLUSION DE LA CULTURA EN EL CIERCUITO ECONÓMICO
ADAPTADO DE TOSELLI, 2006
Repercusiones positivas Repercusiones negativasGeneración de producción, renta y empleo en los países que producen los bienes, servicios y experiencias (incluyendo su aportación a las arcas del estado vía impositiva).
La necesidad de generar ingresos opera en contra de ciertos intereses de las generaciones presentes y futuras: desvirtualización del cometido cultural.
Aumento de exportación (y/o atracción de turistas) con la consiguiente entrada de divisas.
Comercialización de la experiencia de ocio a costa de valores intrínsecos.
Efecto de arrastre, a través de las relaciones intersectoriales, sobre el resto de actividades económicas con especial relevancia del turismo y de las infraestructuras de ocio.
Prevalecimiento del enfoque empresarial y homogeneización del consumo.
Aumento de las oportunidades de diversificación en el terreno económico.
Procesos de "desculturalización", inclusive de banalización o de "autenticidad escenificada".
Mejora de la imagen de la región/país ligado a determinadas actividades y por lo tanto de sus posibilidades de atracción de negocios, inversión extranjera y visitantes.
Sentimiento de rechazo o inhibición cuando la comunidad siente invadido su espacio vital.
Atracción y retención del talento y de los innovadores .
Mercantilización extrema de las tradiciones, despojándolas de su verdadero significado.
Revitalización del interés de los habitantes por la cultura. Mejora del nivel cultural de la población local.
Competencia feroz entre regiones y uso generalizado de estrategias similares para la construcción de marcas o destinos turísticos.
Valor añadido o de diferenciación en destinos turísticos ya desarrollados o no.
Aumento de la producción de residuos y alteración de los ecosistemas.
Desarrollo de políticas y programas interdisciplinares.Genera recursos para el mantenimiento, protección y mejora del patrimonio. Sensibilización hacia la identidad de los pueblos.
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CONCLUSION, LIMITACIONES Y FUTURAS INVESTIGACIONES. El valor económico de la cultura no es su única razón de
ser. Valor económico y valor cultural se complementan. Las industrias culturales en épocas de crisis se reactivan y
tiran del PIB. Globalización, cambio cultural y tecnológico exigen continua adaptación. Creatividad y pensamiento crítico.
El Guggemheim Bilbao refleja una contribución creciente a la producción, empleo y renta en época de crisis.
LIMITACIONESEstudio de un mayor numero de infraestructuras.Dificultad de definición del sector y obtención de datos,
fiables, homogéneos.FUTURAS INVESTIGACIONESIntegración de estudios de impacto económico y social.
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LA INDUSTRIA CULTURAL Definiciones distintas en tiempo y lugar. Dumazadier
(1964), Throsby (2001), Baumol y Bowen (1966), Guidieri (1998). García, Fernández y Zofío (2009).
“Conjunto de ramas, segmentos y actividades auxiliares productoras y distribuidoras de bienes y servicios con contenidos simbólicos, concebidas por un trabajo creativo, organizado por un capital que se valoriza y destinado finalmente a los mercados de consumo con una función de reproducción ideológica y social” (Bustamante y Zallo, 1988: 35).
Hoy la industria cultural tiene consecuencias socioeconómicas de impacto en consonancia con su capacidad para generar valor añadido en un sistema capitalista en el que el centro de gravedad se ha desplazado de la producción al consumo (Leonardo, 2007).
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