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UNIVERSIDAD CENTROCCIDENTAL LISANDRO ALVARADO DECANATO EXPERIMENTAL DE HUMANIDADES Y ARTES PROGRAMA LICENCIATURA EN PSICOLOGIA Relación entre los agentes involucrados en el bullying (víctimas y agresores) y los niveles de depresión e ideación suicida en adolescentes del Edo Lara. Trabajo de grado presentado por: Yackeline ROMAN LEAL Ana Daniela SOSA PEREZ al Programa de Psicología como un requisito para obtener el titulo de Licenciatura de Psicología Tutora: M. Auxiliadora DE POSADAS Barquisimeto, Julio 2012

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UNIVERSIDAD CENTROCCIDENTAL LISANDRO ALVARADO

DECANATO EXPERIMENTAL DE HUMANIDADES Y ARTES

PROGRAMA LICENCIATURA EN PSICOLOGIA

Relación entre los agentes involucrados en el bullying (víctimas y agresores) y los

niveles de depresión e ideación suicida en adolescentes del Edo Lara.

Trabajo de grado presentado por:

Yackeline ROMAN LEAL

Ana Daniela SOSA PEREZ

al

Programa de Psicología como un requisito para obtener el titulo de Licenciatura

de Psicología

Tutora:

M. Auxiliadora DE POSADAS

Barquisimeto, Julio 2012

Esta tesis está dedicada a todos aquellos niños

y adolescentes que han tenido la valentía de

alzar la voz en contra de las intimidaciones.

En memoria de quienes han decidido quitarse

la vida por no encontrar otra solución.

Agradecimientos

Agradecemos a Dios por darnos la dicha de tener el apoyo de nuestros padres

y hermanos(as), quienes estuvieron acompañándonos en esta etapa de nuestras vidas.

Le damos gracias a nuestra tutora María Auxiliadora de Posadas “Aux” por

compartir su sabiduría y experiencia para el desarrollo de este trabajo. Su dedicación

y dulzura nos mantuvo motivadas en este proceso. A Cecilia de Barrios por

comprometerse a acompañarnos en la recta final de nuestro proyecto.

Muchas gracias a los directivos del Colegio Independencia, especialmente al

Profesor Henry Pereira y al departamento de psicología. Su hospitalidad e interés por

el bienestar de los alumnos, nos permitieron desarrollar exitosamente nuestra

investigación.

i

Índice de contenido

Índice de tablas ............................................................................................................ iii

Índice de figuras .......................................................................................................... iv

Resumen ........................................................................................................................v

Introducción ...................................................................................................................2

Marco Teórico ...............................................................................................................4

Violencia escolar .......................................................................................................5

Bullying .....................................................................................................................6

Agentes involucrados.................................................................................................8

Depresión ................................................................................................................. 13

Ideación suicida .......................................................................................................17

Método .........................................................................................................................22

El problema ..............................................................................................................22

Objetivos ..................................................................................................................24

Objetivo general ...................................................................................................24

Objetivos específicos ...........................................................................................24

Variables .................................................................................................................. 25

Variable independiente ........................................................................................25

Variables dependientes ........................................................................................25

Variables controladas............................................................................................... 27

Tipo de investigación ...............................................................................................27

Diseño ......................................................................................................................28

Participantes .............................................................................................................28

Instrumentos ............................................................................................................28

ii

Procedimiento ..........................................................................................................32

Consideraciones éticas .............................................................................................32

Resultados ....................................................................................................................34

Discusión de resultados ...............................................................................................41

Conclusiones ................................................................................................................45

Limitaciones y recomendaciones .................................................................................46

Referencias ..................................................................................................................48

Referencias electrónicas ..............................................................................................57

Anexos .........................................................................................................................58

iii

Índice de Tablas

Tabla 1. Operacionalización del Instrumento para la Evaluación del Bullying .... 25

Tabla 2. Operacionalización del Inventario de Depresión Infantil ........................ 26

Tabla 3. Operacionalización de la Escala de Ideación Suicida .............................. 27

Tabla 4. Diferencia entre los grupos ........................................................................ 38

Tabla 5. T de Student para grupos independientes.................................................. 38

Tabla 6. Diferencias de los grupos respecto a las dimensiones del Inventario de

Depresion Infantil ...................................................................................................... 39

Tabla 7. Correlación entre las dimensiones del Cuestionario de Depresión infantil

y la ideación suicida .................................................................................................. 40

Tabla 8. Correlación entre ideación suicida y puntaje total de depresión ............. 40

iv

Índice de figuras

Figura 1. Distribución de las puntuaciones en el Inventario de Depresión Infantil.35

Figura 2. Distribución de las puntuaciones en la Escala de Ideación Suicida…….36

Figura 3. Niveles de depresión en adolescentes víctimas…………………………36

Figura 4. Niveles de depresión en adolescentes agresores………………………..37

v

UNIVERSIDAD CENTROCCIDENTAL LISANDRO ALVARADO

DECANATO EXPERIMENTAL DE HUMANIDADES Y ARTES

PROGRAMA DE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

Relación entre los agentes involucrados en el bullying (victimas y agresores) y los

niveles de depresión e ideación suicida en adolescentes del Estado Lara.

Autoras: Yackeline Román

Ana Daniela Sosa

Tutora: M. Auxiliadora de Posadas

Julio, 2012.

Resumen

El bullying actualmente es una realidad en las instituciones educativas del país a la

que no se le ha prestado la atención necesaria. Este fenómeno ha sido asociado con la

depresión e ideación suicida. El objetivo del presente estudio es examinar la relación

entre los agentes del bullying (víctimas y agresores) y los niveles de depresión e

ideación suicida en adolescentes. La población estuvo constituida por 315 estudiantes

de ambos sexos, con edades comprendidas entre 14 y 16 años, cursantes de 8vo., 9no.

y 4to. año de bachillerato de un colegio del Edo. Lara. Para medir las variables, se

utilizaron tres instrumentos de evaluación: Instrumento para la Evaluación del

Bullying (INSEBULL) (Avilés y Elices, 2007), Inventario de Depresión Infantil

(Kovacs, 1985) y Escala de Ideación Suicida (Roberts, 1980). Para el análisis de los

resultados se utilizó el estadístico t de Student para muestras independientes (p˂0,05)

y el coeficiente de correlación de Pearson (p˂0,01). Los resultados obtenidos

confirmaron que: 1) existe asociación entre la victimización e intimidación y el

incremento del riesgo de sufrir depresión e ideación suicida, 2) las victimas presentan

mayores niveles de depresión que los agresores y 3) La ideación suicida está presente

tanto en victimas como en agresores.

Palabras clave: bullying, acoso escolar, depresión, ideación suicida, adolescentes,

víctima, agresor.

2

Introducción América latina es considerada “el continente más violento” por el Banco

Interamericano de Desarrollo (Quintana, Montgomery y Malaver, 2009). Venezuela

no escapa de esta realidad, por el contrario según el “Observatorio Venezolano de

Violencia” dirigido por el psicólogo Roberto Briceño León, Venezuela es el país con

más homicidios en América del Sur, registrando aproximadamente 19.336 asesinatos

en el 2011. De hecho, no es de extrañar que la principal causa de muerte en la

juventud sean los accidentes, homicidios y suicidios (Informe21, 2011).

La violencia se manifiesta de diferentes formas y en ámbitos diversos, son

numerosos los estudios que lo abordan e intentan comprender sus causas y sus

expresiones. En las últimas décadas, a nivel mundial, ha llamado la atención de

medios y profesionales, numerosos eventos violentos ocurridos dentro y en las

adyacencias de las instituciones educativas protagonizados por estudiantes

(Barrientos, 2007).

Actualmente, en Venezuela el CECODAP (Centro Comunitario de

Aprendizaje), organización venezolana que defiende los derechos de los niños y

adolescentes señala que existe un fenómeno nuevo, al menos en cuanto a las

solicitudes de asesoría presentadas ante dicha institución. Se trata del fenómeno del

bullying, que constituye una gran preocupación para la sociedad y de manera

particular para la escuela por sus consecuencias físicas y psicológicas sobre quienes

participan de alguna manera en él (Arellano, 2008).

Olweus (1978) y Lowenstein (1977) acuñaron el término de bullying, que se

ha extendido ampliamente y lo definieron como el acoso escolar hacia los individuos

más débiles en forma continua que se manifiesta en golpear, insultar, amenazar,

rechazar y excluir socialmente, etc. Estas conductas involucran a tres agentes: la

víctima, el agresor y los espectadores, siendo los principales, los dos primeros.

Es fundamental considerar las graves consecuencias de este fenómeno tanto

para la víctima como para el agresor. Como es bien conocido, los adolescentes tienen

entre sus tareas básicas la consolidación de la identidad y el conocimiento propio y

ajeno, para tal fin la convivencia con los pares es crucial (Quintana et al., 2009).

3

De acuerdo a las investigaciones, los adolescentes que han sido víctimas de

acoso escolar comúnmente presentan problemas de sueño, disminución de la

autoestima, aislamiento social, depresión y dolores de cabeza o abdominales. Por otra

parte, el intimidador, sin duda tiene algunas características particulares, y su conducta

se asocia con conductas antisociales, síntomas de depresión y déficit de atención e

hiperactividad (Díaz-Atienza, Prados y Ruiz-Veguilla, 2004).

Asimismo, Arellano (2008) señala que la intimidación a largo plazo produce

altos niveles de ansiedad, angustia, hiperactividad e incluso cuadros depresivos, este

último relacionado estrechamente con conductas suicidas, por tal motivo estos

últimos casos son de interés de medios de comunicación masivos. Además mientras

la víctima reprima la ira y la frustración que le causan tales agravios, mayores serán

las secuelas y las conductas autodestructivas.

En esta ocasión, se considerarán las variables depresión e ideación suicida

debido a su gran importancia e impacto en la sociedad, específicamente en los

adolescentes, ya que la situación en los planteles ha alcanzado los limites,

provocando muertes violentas y suicidios junto a un gran número de secuelas físicas

y psicológicas (Iriarte, 2008). A pesar de la situación previamente reseñada y la

preocupación pública por dichos episodios violentos, en Latinoamérica existen

escasos estudios relacionados con el tema (Cajigas, Kajan, Luzardo, Najson, Ugo y

Zamalvide, 2006).

Considerando lo expuesto, la presente investigación pretende examinar la

relación entre los agentes involucrados en el bullying (víctimas y agresores) y los

niveles de depresión e ideación suicida en adolescentes. Los resultados podrían

contribuir a la creación de programas preventivos para el bullying, la depresión y el

suicidio, además de intervenciones para el mejoramiento del clima escolar.

4

Marco Teórico A continuación, en este apartado se presentarán los aspectos teóricos y

antecedentes relacionados con la investigación que sustentan el desarrollo de la

misma. Inicialmente se expondrán los conceptos y tipos de violencia, centrándose la

información posteriormente en el ámbito escolar. Para así definir los conceptos de

violencia escolar y bullying, seguido de esto se proporciona información relacionada

a los agentes involucrados y las consecuencias que estos presentan, lo que guiará al

estudio de los niveles de depresión e ideación suicida en adolescentes, variables

escogidas para la presente investigación.

La Organización Mundial de la Salud (OMS,1996) define violencia como “El

uso intencional de la fuerza o el poder físico de hecho o como amenaza contra uno

mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas

probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del

desarrollo o privaciones” pp.5.

Para Barbeito y Caireta, (2005) la violencia es una conducta que implica una

violación o privación de lo que es fundamental en la persona, entendiendo como

fundamental la integridad física, psíquica o moral, así como los derechos y libertades

que le corresponden al ser humano. Esta no debe ser sólo entendida como el acto

físico de agresión, pues implica también todo lo que dificulte el desarrollo del sujeto

hacia su autorrealización (Arellano, 2007).

Por su parte, Valadez (2008) plantea que la violencia es una conducta

aprendida, consciente o inconscientemente, para la defensa o la agresión a otra

persona y ésta puede manifestarse de diversas maneras tales como: física, verbal,

psicológica.

Al hacer referencia a la violencia física, esta se puede expresar en aquellos

actos dirigidos al cuerpo de la victima para producir daño o dolor, por ejemplo,

golpes, patadas, cachetadas, entre otros. Asimismo, la violencia o maltrato

psicológico se refiere a cualquier acción para controlar, aislar socialmente,

desvalorizar, denigrar y humillar, por su parte la violencia verbal se expresa a través

de insultos, ofensas, sobrenombres y amenazas (Rey-Anacona, 2009).

5

Cabe destacar que a OMS (1996) hace la siguiente clasificación en cuanto a la

violencia:

Violencia auto infligida: comprende las conductas suicidas y las autolesiones

tales como pensamientos e intentos suicidas y suicidio consumado, además

de la automutilación.

Violencia interpersonal:

a) violencia familiar o de pareja: involucra a los miembros de la familia o la

pareja, por ejemplo el maltrato de menores y de personas mayores.

b) violencia comunitaria: se da entre personas sin parentesco, conocidas o

no que conviven en una comunidad como por ejemplo, la violencia

juvenil, violación sexual, violencia escolar y laboral.

Violencia colectiva: puede ser social, política y económica.

Violencia escolar

En el presente trabajo, se resalta de modo particular la violencia escolar, que

es uno de los fenómenos más estudiados desde los años 70 en países de Europa y

Estados Unidos. En los primeros estudios, la violencia escolar se entendía como

aquellos actos de vandalismo leve y destrucción a la escuela, sin embargo este

concepto ha ido evolucionando, incluyendo además aquellas conductas agresivas

tanto físicas como verbales por parte de los alumnos hacia sus pares (Estévez, 2005).

Bronfenbrenner (1979) presentó un enfoque para analizar dicho fenómeno en

el cual el autor describe diversas causas para conocer algunos elementos que influyen

en el origen de la violencia escolar. Este modelo expone un enfoque ecológico que

incluye los siguientes factores:

1. Biológicos: características genéticas, y psicológicas propias de la persona.

2. Familiares: el clima familiar negativo, los problemas de comunicación entre

padres e hijos, la frecuencia de conflictos familiares, la utilización de

estrategias disfuncionales para su resolución y los estilos de socialización

parental autoritaria y negligente. Así mismo, es común que la familia no tenga

6

métodos de comunicación asertivos con los hijos y exista violencia entre sus

miembros.

3. Del entorno social: falta de recursos comunitarios en su zona de residencia,

grado de violencia del barrio o comunidad, agresividad visualizada en medios

de comunicación y tolerancia e impunidad de la violencia como valor

predominante de la sociedad.

Arellano (2008) define la violencia escolar como, aquellas conductas

agresivas realizadas de forma intencional y persistente, de escolares hacia escolares,

que buscan una relación de dominio ejerciendo poder para controlar al más débil.

Para esto, es perpetrada la intimidación y la violencia verbal, física y psicológica, lo

cual puede generar múltiples consecuencias en ambos sujetos implicados.

Asimismo, la violencia y el acoso escolar se conjugan cuando el acoso se

vuelve físico, por ejemplo, dar puñetazos o empujones. Resulta importante aclarar

que, de igual manera existe acoso sin violencia al realizar por ejemplo, gestos

irrespetuosos o exclusión social; igualmente se dan otros comportamientos violentos

que no se consideran dentro de la definición de acoso escolar, como es el caso de una

pelea ocasional durante el recreo (Olweus, 2007). Es importante resaltar que existen

muchos tipos de violencia y cuando ésta se da entre escolares y es intencional se

llama bullying.

Bullying

El bullying se entiende como aquella acción agresiva dirigida a otro sujeto que

no es capaz de defenderse por sí solo, con la intención de intimidar, o victimizar.

Olweus, (1978) desarrolló los primeros criterios en relación a este término,

con la intención de diferenciar el bullying de otras manifestaciones propias de la

convivencia escolar, tales como: conductas disruptivas, juegos turbulentos, bromas e

incidentes puntuales. Literalmente, del inglés “bully” significa matón o bravucón; en

este sentido, se trataría de conductas que se relacionen con la intimidación, la

tiranización, el aislamiento, la amenaza, los insultos, sobre una víctima o victimas

señaladas que ocupan ese papel, (Avilés, 2002). Para que la conducta agresiva se

considere como bullying debe cumplir con los siguientes criterios, (Olweus, 1978):

7

a) La acción debe ser repetida y por un tiempo prolongado.

b) Una relación de indefensión y desequilibrio de poder social y psicológico

con dos agentes involucrados: victimas y agresores.

c) La agresión puede ser:

Física: referida a agresiones del cuerpo.

Verbal: referida a insultos, sobrenombres y burlas.

Psicológica: referida a aislamiento, rechazos y chantaje.

El abuso que se presenta con mayor frecuencia es el verbal (Riobó, 2005), el

acoso psicológico y el acoso social le siguen en porcentaje. Es importante mencionar

que en los escolares de primaria dominan la violencia reactiva/impulsiva, mientras

que en los estudiantes de secundaria se observa más la violencia instrumental de tipo

psicológico y el ciber-acoso (Carozzo, 2010).

En relación a lo anterior, Sullivan, Cleary y Sullivan (2003), definen el

bullying como un evento o cadena de eventos de intimidación de naturaleza agresiva

o de manipulación dirigida a un alumno por parte de uno o varios pares durante un

tiempo. Este fenómeno es ofensivo e implica un desbalance de poderes entre los

implicados. De acuerdo a estos autores, existe una serie de elementos involucrados en

el bullying:

El agresor tiene mayor poder que la víctima.

La conducta de bullying suele ser organizada, sistemática y oculta.

Todos los actos de intimidación tienen una dimensión, bien sea

emocional o psicológica.

Se produce a lo largo del tiempo.

Las víctimas suelen sufrir daños físicos, emocionales o psicológicos.

Sullivan et al., (2003) también realizan una clasificación del acoso entre pares:

Acoso físico: es el más común y asume un daño en la víctima al ser

arañada, escupida, mordida, pegada, pateada, halada por el cabello o a

causa de algún otro ataque físico.

8

Acoso no físico: conocido también como acoso social, que a su vez tiene

dos divisiones:

o Verbal: el cual incluye llamadas telefónicas ofensivas, pedido de

dinero u objetos materiales mediante amenazas, asignación de sobrenombres,

insultos, comentarios crueles y burlas, difusión de rumores falsos y

malintencionados y uso de un lenguaje agresivo hacia la víctima.

o No verbal: puede ser directo e incluye los gestos y caras de desprecio

que son utilizados para amedrentar y mantener la posición de agresor ante la

víctima. El acoso no verbal indirecto, implica el aislamiento, exclusión, envío

de notas ofensivas y manipulación.

Los actores más frecuentes del acoso son los varones y predominan las

agresiones físicas, mientras que las chicas recurren más a otras acciones denigrantes

de carácter no físico como los rumores, los chismes y la exclusión (Carozzo, 2007). A

continuación se hará una descripción de los agentes involucrados en el bullying.

Agentes involucrados: víctimas y agresores

Los principales agentes que intervienen en el fenómeno del bullying son la

víctima y el agresor, sin embargo, actualmente se entiende que los espectadores son

también partícipes de dicha dinámica. Los espectadores pueden ser testigos directos

que presencian el hecho, e indirectos formados por el personal, las autoridades del

colegio, la familia y la sociedad en general (Trautmann, 2008).

Avilés (2002) realiza una descripción de los perfiles psicosociales de los agentes

involucrados en el bullying:

Los agresores: tienen temperamento agresivo e impulsivo y cuentan con

deficientes habilidades para expresar y negociar sus deseos. Asimismo,

muestran falta de control de la ira, son violentos y con bajo nivel de

autoestima. En relación a los aspectos físicos, los agresores son por lo general

del sexo masculino y poseen mayor fuerza física. En lo social, estos presentan

un desbalance en sus respuestas con una gran carga agresiva en sus relaciones

sociales.

9

Se pueden observar inmersos en grupos de alumnos repitientes por ser

mayores y su integración escolar es deficiente (Cerezo, 1997). Estos no son

tan populares en la escuela como los pares bien adaptados pero sí más que las

víctimas. Asimismo, los agresores suelen no tener lazos fuertes con su familia

y no estar muy interesados por la escuela y al persistir en las conductas de

bullying es muy probable que terminen involucrados en actos de vandalismo,

uso del alcohol y las drogas y porte de armas (Trautmann, 2008).

Las víctimas: suelen ser débiles, inseguras, ansiosas, sensibles, tranquilas,

tímidas, con bajos niveles de autoestima y muchas de ellas presentan de dos a

cuatro veces más problemas de salud somática que aquellos individuos que no

han sido victimizados (Farrigon, 1993). Las víctimas suelen tener una opinión

muy negativa acerca de si mismas y de su situación. En el ámbito familiar,

pueden ser dependientes y apegadas al hogar, pasando generalmente más

tiempo en casa. Físicamente las víctimas son más débiles, dóciles, lentas y

con mayores niveles de ansiedad e inseguridad. En cuanto a las relaciones

sociales, por lo general son alumnos rechazados y poco populares (Olweus,

1993).

Los espectadores: son alumnos que manifiestan miedo a ser intimidados y

convertirse también en blanco de agresiones, por lo cual se inhiben de ayudar

e incluso fomentan la participación en los actos del bullying. También se

indica que el espectador, al igual que la víctima, se siente indefensa ante las

agresiones.

En lo que respecta a las investigaciones relacionadas con el bullying, Avilés y

Monjas (2005) se propusieron conocer la incidencia del fenómeno del maltrato y sus

formas más frecuentes en población española. Además, diferenciaron la incidencia de

las variables de sexo y edad entre las conductas de intimidación y victimización y las

formas que adoptan.

Para ello se aplicó el Cuestionario sobre Intimidación y Maltrato Entre Iguales

(CIMEI) (Avilés, 1999) a una muestra de 496 alumnos de 1er a 4to año, entre 12 y 16

10

años de cinco institutos de educación secundaria, permitiendo asumir las siguientes

conclusiones:

Al menos uno de cada veinte alumnos fue víctima del bullying por parte de

sus compañeros y la misma proporción aproximadamente fue la de agresores.

Se encontró más varones agresores que niñas agresoras.

A mayor edad, menor victimización.

Las víctimas y los agresores actúan en presencia de testigos que en su gran

mayoría se quedan al margen. Un 81,6% reconoce que el maltrato convive

con ellos diariamente.

Los participantes perciben que existe más maltrato de tipo social y verbal que

de tipo físico, además se observa que los maltratos más elaborados ocurren en

las edades más avanzadas del curso escolar.

El bullying sucede la gran mayoría de las veces en el interior de la institución

educativa y lejos de la vista de los adultos.

Los agresores expresan que agreden debido a que son provocados, y las

victimas informan que son agredidos por el deseo del agresor de gastarles una

broma y molestarlos.

Recientemente, Lozano, Salas y Dovat, (2010) realizaron una investigación

descriptiva con el fin de conocer la prevalencia, las características y la relación del

bullying con el bienestar emocional y físico de los adolescentes. Se contó con una

muestra de 203 alumnos de 2do. año de bachillerato, residentes de Uruguay, a

quienes se les administró un cuestionario que medía las siguientes variables: tipo de

participación en el bullying (No participa, participa como víctima, como agresor,

como víctima y agresor, como espectador pasivo, como espectador activo), edad,

sexo, frecuencia de las agresiones sufridas e infringidas, las formas de agresión, los

motivos, la conducta ante las agresiones, los antecedentes médicos patológicos,

consumo de sustancias psicoactivas, tipo de rendimiento escolar, la existencia de

disfunciones familiares y la existencia de somatización.

Los datos mostraron que, el 65% de los participantes están involucrados en el

bullying (22,4% como agresores, 12% como víctimas y 30% como víctimas y

11

agresores). En relación con la tipología de la agresión, se determinó que el 92% es de

carácter psicológico. En cuanto a la motivación, los resultados reflejan que 50% de

los participantes lo hace sin ningún motivo en especial, además del 78% de los

jóvenes que han presenciado el bullying sólo 22% han tomado acciones para

intervenir.

Por último se determinó que, la edad de las víctimas y los agresores es de

aproximadamente 13 años y que el 46% de las niñas son acosadas frente a un 37% de

los varones. Es importante resaltar que, no se encontró una correlación significativa

entre el bullying y la situación familiar, sin embargo, se encontró que existe relación

con variables como enfermedades crónicas, consumo de alcohol y trastornos

psicosomáticos (Lozano et al., 2010).

Evidentemente, existen diversas consecuencias del bullying, tanto físicas como

psicológicas, reflejadas en la adolescencia o más adelante en la adultez. Las victimas

de bullying, según investigaciones, tienen más dificultades para mantener amistades

estables, que aquellos que no lo son. Por otro lado, es muy probable que algunos

individuos comiencen a acosar a otros en respuesta al acoso del que ellos son

víctimas, de esta manera se convierte el bullying en un círculo vicioso donde cada vez

más niños comienzan a ser acosados (Lund, Kragelund, Hjorth, Kriegbaum, Molbo,

Due y Christensen, 2008).

Schäfer, Korn, Smith, Hunter, Mora-Marchan, Singer y Maulen (2004) en su

investigación realizada con población de España, Alemania y Reino Unido, aplicaron

un cuestionario retrospectivo donde se indaga sobre experiencias de victimización en

la escuela, cuyos resultados arrojaron que el 28% de los niños habían sido

victimizados en la escuela y las consecuencias se manifiestan de la siguiente manera:

En cuanto a seguridad personal y psicopatologías, el 5% expresaron tener ideas

recurrentes sobre las agresiones, lo cual les producía trastornos de sueño, pérdida de

apetito y ansiedad. La idea de suicidio fue recurrente: 9% “Sí, una vez”; 13% “Sí,

más de una vez”. En general mostraron un auto concepto bajo y mayor vulnerabilidad

para la depresión.

12

Por su parte, Fernández y Martín (2005) exponen también las consecuencias

del bullying, tanto en la víctima como en el agresor. En las víctimas, en primer lugar,

los efectos que se han observado con mayor frecuencia apuntan hacia la sensación de

soledad e infelicidad, dicen sentir temores y miedos permanentes, niveles bajos de

autoestima, problemas psicosomáticos y emocionales, ansiedad y depresión, miedo de

asistir a la escuela, problemas en los hábitos alimenticios y de sueño, ideas e intentos

suicidas. En segundo lugar, en el agresor se puede predecir que a futuro podría estar

involucrado en hechos delictivos por la naturaleza de su comportamiento. Estos

buscan alcanzar aceptación y popularidad utilizando la violencia y sometiendo a sus

pares a la sumisión. La impunidad de sus acciones es reforzante para su intolerancia y

falta de autocontrol.

Igualmente Baeza, Vidrio, Martínez y Godoy (2010) describieron en México las

consecuencias que el bullying puede tener para la víctima, afirmando que es común

que dichos individuos padezcan de ataques de ansiedad, gastritis, cefalea, terrores

nocturnos, fobias y miedo a ir a la escuela. Así mismo, sienten que sus vidas se

encuentran amenazadas sin saber cómo solucionar esta situación. Por otro lado, en la

adultez se pueden presentar problemas de ansiedad, comportamiento antisocial y

abuso de drogas y alcohol.

De igual manera, se asocia la victimización con alteraciones del sueño,

vómitos, dolores de cabeza y del cuerpo. Además, se relaciona con poca aceptación

de los pares, debilidad física, sentimientos de soledad y abandono. En el ámbito

escolar, presentan baja satisfacción y rendimiento escolar lo que puede causar a largo

plazo ausentismo y fobia al colegio. Finalmente se ha comprobado que las víctimas

de bullying suelen presentar pensamientos e ideas suicidas (Toledo, 2009).

Como se ha estudiado, las consecuencias en las víctimas pueden ir desde la

pérdida de la capacidad de establecer relaciones interpersonales estables, de la

confianza en sí mismo y los demás, hasta altos niveles de depresión que en ocasiones

les lleva a desear la muerte y en otras acrecienta el deseo de venganza como modo de

escapar a las agresiones vividas (Cerezo, 2008).

13

Así pues, el bullying se ha asociado con diversas variables que son consecuencia

de su práctica. En esta investigación se tomaron en cuenta la depresión y la ideación

suicida por ser de mayor gravedad y competencia en la psicología.

Depresión

En el año 2002, la depresión se consideró como la 4ta enfermedad más común

a nivel mundial y se predijo que en 2030 alcanzaría el 2do lugar (López y Mathers,

2006). De hecho, las consecuencias sociales y personales de la depresión para el

individuo que la sufre son diversas, tal es el caso de los hombres que experimentan un

déficit significativo en el ámbito laboral. Por otra parte, las personas con depresión

tienen más probabilidades de morir principalmente por el suicidio (Lund et al., 2008).

La Asociación Americana de Psicología (1994) define la depresión como un

trastorno caracterizado por sentimientos de tristeza, irritabilidad, cambios en el

apetito y en los patrones de sueño, baja autoestima y pensamientos o actos suicidas.

Por su parte el DSM-IV (Manual Diagnóstico y estadístico de los Trastornos

Mentales) clasifica la depresión como un trastorno del estado de ánimo que incluye

aquellos que tienen como característica principal una alteración del humor. Visto de

esta forma, se describirán a continuación los criterios para identificar los episodios

afectivos que están presentes en la depresión y así poder diagnosticar un trastorno

depresivo mayor.

Criterios para el episodio depresivo mayor:

A. Presencia de cinco (o más) de los siguientes síntomas durante un periodo

de 2 semanas, que representan un cambio respecto a la actividad previa;

uno de los síntomas debe ser (1) estado de ánimo depresivo o (2) perdida

de interés o de la capacidad para el placer.

1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo

indica el propio sujeto (p. ej., se siente triste o vacio) o la observación

realizada por otros (p. ej., llanto). Nota: En los niños y adolescentes el

estado de ánimo puede ser irritable.

14

2. Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o

casi todas las actividades, la mayor parte del día, casi cada día (según

refiere el propio sujeto u observan los demás).

3. Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (p. ej., un

cambio de más del 5% del peso corporal en 1 mes), o perdida o aumento

del apetito casi cada día. Nota: En los niños hay que valorar el fracaso en

lograr los aumentos de peso esperables.

4. Insomnio o hipersomnia casi cada día.

5. Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día (observable por los

demás, no meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido).

6. Fatiga o pérdida de energía casi cada día.

7. Sentimiento de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que pueden

ser delirantes) casi cada día (no los simples autoreproches o culpabilidad

por el hecho de estar enfermo).

8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión, casi

cada día (ya sea una atribución subjetiva o una observación ajena).

9. Pensamientos recurrentes de muerte (no solo temor a la muerte), ideación

suicida recurrente sin un plan especifico o una tentativa de suicidio o un

plan especifico para suicidarse.

B. Los síntomas no cumplen los criterios para un episodio mixto.

C. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro

social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

D. Los síntomas no son debido a los efectos fisiológicos directos de una

sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) o una enfermedad medica (p.

ej., hipotiroidismo).

E. Los síntomas no se explican mejor por la presencia de un duelo (p. ej.,

después de la pérdida de un ser querido), los síntomas persisten durante

más de 2 meses o se caracterizan por una acusada incapacidad funcional,

preocupaciones mórbidas de inutilidad, ideación suicida, síntomas

psicóticos o enlentecimiento psicomotor.

15

Criterios para el diagnóstico del trastorno depresivo mayor, episodio único:

A. Presencia de un único episodio depresivo mayor.

B. El episodio depresivo mayor no se explica mejor por la presencia de un

trastorno esquizoafectivo y no esta superpuesto a una esquizofrenia, un

trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante o un trastorno psicótico

no especificado.

C. Nunca se ha producido un episodio maníaco, un episodio mixto o un

episodio hipomaníaco. Nota: Esta exclusión no es aplicable si todos los

episodios similares a la manía, a los episodios mixtos o ala hipomanía son

inducidos por sustancias o por tratamientos o si se deben a los efectos

fisiológicos directos de una enfermedad medica.

Debe señalarse que presuntamente hay factores biológicos y psicológicos que

causan la depresión, sin embargo, el fenómeno del bullying es un ejemplo de un

factor psicosocial prevenible que puede causar dicha enfermedad (Lund, Kragelund,

Hjorth, Kriegbaum, Molbo, Due y Christensen, 2008).

En el 2008, Lund et al., realizaron una investigación en Dinamarca en la que

examinaron la relación que existe entre el bullying, la depresión en la adultez y el

estado de salud mental de los padres como factor determinante para la depresión en

hombres, ya que se ha demostrado que puede ser la causa del desarrollo de dicha

enfermedad. Se utilizó como muestra a 6.096 hombres nacidos en el año 1.953 y se

aplicó el Major Depression Inventory (MDI) para medir la depresión, basado en 12

ítems. Además se realizaron preguntas como: ¿Algún doctor le ha dicho que usted

sufre de depresión? (si/no), seguidamente se pide que el sujeto especifique la edad en

la que fue diagnosticado teniendo la opción de responder entre las siguientes

opciones: antes de los 20 años, 21-30 años, 31-40 años, después de los 41 años.

En segundo lugar, para medir el bullying se realizaron preguntas como:

¿alguna vez fue acosado en la escuela? con la opción de responder lo siguiente: 1.No

2. Si, por un corto periodo de tiempo 3. Si, por mucho tiempo. Esta información se

utilizó para evaluar tres variables: a) prevalencia del bullying vs. ausencia. b)

16

intensidad del bullying. c) duración. Dichas preguntas fueron desarrolladas a partir de

las investigaciones de Olweus (1989).

Para medir la variable relacionada con la salud mental de los padres se

utilizaron dos preguntas: ¿Su madre biológica sufrió alguna enfermedad mental?

(si/no/no lo sé/), ¿Su padre biológico sufrió alguna enfermedad mental? (si/no/no lo

sé). Esta información se utilizó para determinar lo siguiente: a) al menos uno de los

padres sufrió alguna enfermedad mental. b) ninguno de los padres ha sufrido una

enfermedad mental. c) al menos uno de los padres sufrió de alguna enfermedad

mental y no conozco si el otro sufrió de alguna enfermedad mental. d) no conozco si

mis padres sufrieron de alguna enfermedad mental.

Los resultados de dicho estudio, demostraron que los participantes que fueron

víctimas de bullying en la escuela tienen más probabilidades de ser diagnosticados

con depresión entre los 31 y los 51 años de edad o de presentar síntomas severos a los

51 años. Los autores concluyeron que ser víctima de bullying, puede ser uno de los

factores psicosociales más severos para el desarrollo de la depresión en la edad

adulta. Sin embargo, no se encontraron evidencias acerca de una relación entre el

bullying y la existencia de enfermedades mentales en los padres (Lund et al., 2008).

Uba et al. (2009) examinaron los predictores de depresión en la agresión entre

pares utilizando como muestra 242 adolescentes entre 13 y 17 años residentes de

Malasia. Se aplicó el Inventario de Depresión Infantil (Kovacs, 1985) para medir la

depresión en niños y adolescentes. Para evaluar el bullying, se contó con el

Cuestionario de agresión entre pares (Rigley y Slee, 1993) que contiene 3 subescalas

que incluyen:

1. Subescala de bullying de 6 ítems para medir las conductas agresoras,

2. Subescala de 5 ítems para medir la tendencia a ser victimizado por otros.

3. Subescala de 4 ítems para medir el comportamiento pro-social.

El estudio indicó que la depresión se relaciona significativamente con el

bullying (r=.296,p ≤.01) y la victimización (r = .432, p ≤ .01). Además se demostró

que, no existe una relación significativa entre el bullying y las conductas prosociales

coincidiendo con estudios previos que concluyeron que, el comportamiento prosocial

17

se relaciona con una buena salud mental. Por otro lado, se encontró una diferencia

considerable en relación con el género, ya que los participantes del sexo masculino se

inclinan más hacia las conductas de bullying que las participantes del sexo femenino.

Por último, se demostró que existen predictores que relacionan a las victimas

con la depresión, y que los adolescentes con altos puntajes para el bullying de igual

manera indican altos puntajes para esta variable, sin embargo, no se encontraron

diferencias significativas de género en relación a la depresión. Los resultados de

dicha investigación confirman los hallazgos de estudios anteriores sobre la agresión

entre pares y su relación con la depresión concluyendo que los agresores y las

víctimas presentan significativamente más predictores de depresión que aquellos

individuos que no están involucrados en este fenómeno. Es importante señalar que la

depresión ha sido relacionada a su vez con la ideación suicida. A continuación se

expondrá la siguiente variable en estudio.

Ideación suicida

Mundialmente el suicidio se considera como un problema de salud pública

que se ha incrementado con el pasar de los años, reflejado en las cifras de suicidio en

la población adolescente entre los 15 y 19 años. En Venezuela en el año 1981 la tasa

de suicidio era 9,0 para llegar en 1989 a 10,6 (Robledo, 2007).

Las investigaciones asocian la ideación suicida con la depresión,

pensamientos disfuncionales y eventos negativos de la vida (Adams y Adams, 1996),

así como también se ha vinculado con la autoestima; siendo la depresión el predictor

más influyente en la conducta suicida.

La adolescencia es un período de numerosos cambios, tanto físicos como

emocionales, llena de nuevos retos que impone la sociedad. Diversas vivencias que

ocurren durante la adolescencia, pueden ocasionar pensamientos suicidas en el

adolescente, aun cuando estos pensamientos pueden estar presentes desde la niñez

(Rosselló y Berríos, 2004)

Para profundizar acerca de este tema es esencial definir los siguientes

términos según Serfaty (1998):

18

Suicibilidad: conductas e impulsos que abarcan desde ideación,

planificación, intento suicida y suicidio consumado.

Suicidio: etimológicamente significa “muerte de sí mismo”, hecho que

una persona en forma voluntaria e intencional realiza caracterizado por la

fatalidad y la premeditación.

Intento de suicidio: Conductas que intencionalmente realiza un individuo

para dañarse a sí mismo, para alcanzar la muerte sin lograr su objetivo.

Ideación suicida: pensamientos relacionados con la muerte expresados en

ideas como “no quiero seguir viviendo” estas expresiones pueden o no

contener la planificación del suicidio. Se pueden clasificar en:

o Leves: sólo ganas de morir.

o Moderadas: ganas de morir con esbozo de planificación.

o Graves: decisión de morir con planificación exhaustiva para su

concreción.

Pagán, Parrilla y Parrilla, (1990) igualmente afirman que el comportamiento

suicida implica una serie de conductas manifestadas por ideas, amenazas, intentos y

la consumación del suicidio. La idea, hace referencia a aquellos pensamientos

concurrentes que tiene el sujeto acerca del deseo de matarse o morir. La amenaza, es

por su parte la expresión de ese deseo, bien sea de forma oral o escrita, y que puede

estar acompañada por algún daño auto infligido o la muerte. Finalmente, el intento es

toda aquella acción realizada con el objetivo de causarse un daño o quitarse la vida.

Se ha evidenciado que los eventos de vida negativos contribuyen en el desarrollo

de síntomas depresivos (Kwon y Oei, 1992). A pesar de no estar justificado el suicido

por causa alguna, ciertos sucesos pueden colocar en una situación de vulnerabilidad

caracterizada por desesperanza extrema y desaliento, lo cual predispone al

adolescente a cometer una conducta suicida. Algunos de estos sucesos suelen estar

relacionados a los cambios físicos, las relaciones con los pares, los conflictos

filosóficos-espirituales y la influencia familiar (Kirk, 1993).

Roland (2002) estudió los síntomas depresivos y pensamientos suicidas en los

agresores, las víctimas y los alumnos no involucrados en el bullying, en una muestra

19

de 2.088 niños noruegos cursantes de 8vo. grado. Los resultados revelaron que tanto

los agresores como las víctimas tenían puntuaciones significativamente más altas de

síntomas depresivos y pensamientos suicidas que los alumnos no involucrados en el

bullying. Asimismo, las víctimas tenían una puntuación media significativamente

mayor en depresión que los agresores, observándose en los agresores puntuaciones

más altas en pensamientos suicidas que las víctimas.

Díaz-Atienza et al. (2004) realizaron un estudio con una muestra de 410

estudiantes españoles entre 12 y 17 años de edad cuyo objetivo era conocer la

relación entre ser agresor o victima de bullying con la depresión e ideación suicida. El

instrumento para conocer la incidencia del bullying fue el Cuestionario sobre las

Relaciones entre Compañeros de clase (Fernández, 1998) donde se definen como

víctimas aquellos participantes que sufren la intimidación (abusos, amenazas o malos

tratos) con una frecuencia mayor de cuatro veces desde que empezó el curso escolar,

así pues, los agresores fueron aquellos individuos que respondieron que en lo que

llevaban de año escolar habían acosado a algún compañero por más de cuatro veces.

A su vez se utilizó el Inventario de Depresión Infantil (Kovacs, 1985) donde se

incluyeron preguntas sobre ideación e intentos suicidas. Las preguntas de ideación

suicida valoraron lo siguiente: 1) Autoestima, 2) Ideación, 3) Ganas de vivir, 4)

Esperanza, 5) Deseo de muerte, 6) Ilusión de vida, 7) Intentos de autólisis o

autolesiones voluntarias.

En consonancia con los resultados, los autores concluyeron que las víctimas y los

agresores presentan más síntomas depresivos, que los adolescentes que no se

encuentran expuestos a este tipo de comportamiento. Además, la investigación arrojó

datos que demuestran que los agresores presentan más síntomas depresivos y las

victimas reflejan mayor deseo de muerte. Por otro lado, se constató que el mayor

número de víctimas y agresores se encuentran en los grupos de más de 13 años (Díaz-

Atienza et al., 2004).

Fekkes, Pijpers y Verloove-Vanhorick (2004) realizaron un estudio transversal en

Holanda a una muestra de 2.766 niños de primaria de 9 años a 12 años. Les fue

aplicado un cuestionario sobre el comportamiento de intimidación y problemas de

20

salud. El objetivo de dicha investigación fue evaluar la asociación entre el

comportamiento de intimidación y una gran variedad de problemas de salud

psicosomáticos y la depresión. En los resultados se obtuvo que, las víctimas de

bullying mostraban mayores posibilidades de padecer depresión y síntomas

psicosomáticos en comparación con niños que no participan en el comportamiento de

intimidación.

Por su parte, Brunstein, Marrocco, Kleinman, Schonfeld, y Gould (2007)

plantearon como objetivo en su investigación, evaluar la asociación entre la conducta

de intimidación y la depresión, ideación e intento suicida en los adolescentes.

Utilizaron una encuesta de auto informe en una muestra de 2.342 alumnos

estadounidenses, obteniendo como resultados que, aproximadamente el 9% de la

muestra manifestó ser víctima frecuentemente y el 13% informó haber intimidado a

sus pares. Asimismo, constataron que la exposición frecuente a la victimización

estaba relacionada con un alto riesgo de depresión, ideación e intentos de suicidio en

comparación con los adolescentes no involucrados en este fenómeno. Igualmente, en

los agresores se encontraron resultados similares, especialmente entre las niñas.

Brunstein, Sourander, Kumpulainen, Piha, Tamminen, Moilanen, Almqvist

y Gould (2008) en un estudio realizado en los Estados Unidos buscaron conocer, la

relación predictiva entre la conducta de acoso infantil con la depresión y la ideación

suicida a los 18 años, aplicaron una prueba psicológica a 2.348 jóvenes finlandeses

nacidos en 1981 para un examen del servicio militar. Los jóvenes escogidos, habían

sufrido de acoso escolar a la edad de 8 años. Los resultados de la investigación

reflejan que, los niños que fueron intimidadores con frecuencia eran más propensos a

sufrir una depresión grave e ideación suicida, en comparación con niños que no eran

intimidadores. Los niños que fueron víctimas a su vez, eran más propensos a estar

deprimidos y presentar ideación suicida a los 18 años, concluyendo que el acoso

escolar en la niñez es un factor de riesgo para la depresión e ideación suicida

posterior.

Por su parte, Fleming y Jacobsen (2009) se propusieron establecer una

relación entre el bullying y los síntomas depresivos en 8.131 adolescentes chilenos,

21

aplicaron una encuesta de salud y los resultados revelaron que 47% de los estudiantes

habían sido víctimas del bullying y 30% de ellos reportaban haberse sentido tristes y

desesperanzados por dos o más semanas en el último año. Los estudiantes de 9no. año

de secundaria reportaron niveles más altos de soledad, problemas del sueño e

ideación suicida. Las niñas evidenciaron más síntomas de depresión, desesperanza,

soledad, problemas del sueño y pensamiento suicidas que los niños. Además

demostraron que ser acosado por un largo periodo de tiempo suele relacionarse con

un aumento estadísticamente significativo para la depresión.

Por otra parte, Hinduja y Patchin (2010) realizaron una investigación en los

Estados Unidos con una muestra de 2.000 estudiantes de secundaria escogidos al

azar. El objetivo de dicho estudio, fue determinar la relación entre la ideación suicida

y ser víctima o agresor de bullying. Los resultados indican que 20% de los

estudiantes reportaron ideas suicidas, además, todas las formas de bullying fueron

significativamente asociadas con el incremento de ideación suicida entre los

estudiantes víctimas y agresores en comparación con aquellos que no están

involucrados en el bullying.

A su vez, Valadez, Amezcua, González, Montes y Vargas (2011) se

propusieron conocer la relación entre el bullying y la ideación e intento suicida, en

una muestra de 723 adolescentes de enseñanza media superior de tres escuelas

públicas en México. Para esto, utilizaron un auto-reporte con una sección de escalas

tipo likert, desarrollada y validada por los autores, para identificar y evaluar

situaciones presentes en adolescentes en su interrelación escolar. El estudio determino

que los procesos de victimización se asocian de manera significativa con la presencia

de pensamientos suicidas.

Luego de haber realizado la revisión bibliográfica, resulta de interés relacionar

el bullying con la depresión e ideación suicida en adolescentes venezolanos, debido a

la ausencia de investigaciones en el país.

Por otro lado, como manifestó Menéndez (2004) la mayoría de las

investigaciones están enfocadas en describir los efectos negativos sobre la víctima,

dejando de lado al agresor, quien también presenta características relevantes.

22

Mayormente, en los agresores han sido evaluados los predictores de conducta

antisocial, ignorando que estos al igual que las víctimas pudieran presentar rasgos de

depresión e ideación suicida. Es por esto que se realizará un estudio de los dos

principales agentes involucrados en el fenómeno del bullying considerando la

relación entre las variables seleccionadas.

Método

El problema

Actualmente la sociedad está invadida por hechos violentos que son reflejados

diariamente en los medios impresos, la televisión y en la vida cotidiana. Dichos

eventos, generan un clima de incertidumbre y desesperanza por la imposibilidad de

convivir en paz y tranquilidad. Es alarmante comprobar que una gran cantidad de

jóvenes han escogido el camino de la violencia, actuando muchos de ellos dentro de

los planteles de educación (Arellano, 2007).

Organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para

la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Fondo de las Naciones Unidas

para la Infancia (UNICEF) junto a profesores, psicólogos y personas involucradas en

el ramo, han observado con preocupación este fenómeno debido al aumento de las

cifras de las conductas agresivas de adolescentes, lo que dificulta el desarrollo normal

del aprendizaje (Fernández, 2011).

El diario Tal Cual, publicó en 2011 un reportaje acerca de las cifras que

manejan las instituciones pertenecientes a la Red por la Convivencia Pacífica

(CECODAP, el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UCAB, la Fundación

TAAB, Fé y Alegría, la fundación Luz de Vida, el Observatorio Venezolano de

Violencia Escolar, el Centro Gumilla y la Cátedra de Prevención de Violencia

Escolar). Ellos registraron entre el 2009 y el 2010 un número de 339 casos de

violencia escolar.

En la actualidad, este tipo de conductas violentas entre escolares se conoce

como bullying. Trautman (2008), señala que el bullying es un comportamiento

23

agresivo hacia un individuo más débil escogido y no, al azar, con el fin de causar

atropellos repetidamente.

Avilés y Monjas (2005) hicieron una investigación sobre el tema y

concluyeron que de veinte alumnos, más de uno ha sufrido de violencia escolar por

parte de sus pares, lo que es similar en cantidad, a los alumnos que son agresores de

forma continua.

Es hora de aceptar que, el bullying es una realidad en los colegios y liceos del

país y que se ha venido contemplando como conductas normales en los adolescentes,

encubriendo así lo que verdaderamente implica este tipo de violencia.

Así pues, resulta necesario tomar en cuenta las consecuencias de las conductas

de bullying en los escolares. Menéndez (2004), afirma que a la víctima se le ha

relacionado con diversas variables tales como: fracaso escolar, ansiedad y ausentismo

escolar. Por su parte, el intimidador se asocia con: conductas antisociales, depresión,

déficit de atención e hiperactividad (Díaz-Atienza et al., 2004).

Los estudios acerca del bullying y la ideación suicida son recientes, así como

su asociación con el malestar depresivo y la ideación suicida. Es importante resaltar

que el suicidio es la tercera causa de mortalidad más común en jóvenes de 15 a 29

años (Fréitez, 2008). Estas variables se han convertido en un importante objeto de

estudio debido al problema de salud pública que representan.

Haciendo hincapié en las últimas dos variables mencionadas, se resalta la

investigación realizada en Malasia por Uba, Yacoob y Juhari (2010) quienes a través

de su estudio obtuvieron como resultado una correlación significativamente positiva

entre el bullying y la depresión en adolescentes.

A su vez, Brunstein, Marroco, Kleinman, Schonfeld y Gould (2007)

determinaron que la condición a largo plazo de ser víctima o agresor se relaciona con

la depresión e ideación suicida en comparación con aquellos adolescentes que no

están involucrados en conductas agresoras ni de victimización.

Por su parte Mills, Guerin, Lynch, Daly y Fitzpatrick (2004) concluyeron en

su estudio que ser víctima de bullying, está significativamente asociado con la

depresión y pensamientos e intentos suicidas.

24

Los antecedentes hasta aquí expuestos, permiten dimensionar el fenómeno

para entender su importancia, pues, como se ha demostrado éste no sólo puede marcar

para siempre a las personas involucradas, sino traer la muerte como consecuencia de

su práctica (Iriarte, 2008).

Al considerar las repercusiones físicas y psicológicas de estos actos violentos

entre pares, en las escuelas y liceos, es lamentable que en América Latina se hayan

empleado únicamente encuestas con base en lo antropológico y sociológico, obviando

la importancia de los procesos psicológicos. Por otro lado, como se mencionó

anteriormente, las primeras investigaciones estaban enfocadas en describir los efectos

negativos sobre la víctima, dejando de lado al agresor quien también presenta

características relevantes (Menéndez, 2004). Asimismo, las variables estudiadas en la

presente investigación no han sido relacionadas anteriormente en Venezuela a pesar

del impacto de la violencia escolar en los adolescentes del país.

La importancia de este tema radica en que cuando el bullying está presente en

la adolescencia, puede considerarse como un factor de riesgo para padecer depresión

o cometer un intento de suicidio, por lo que su prevención podría disminuir

significativamente ambos riesgos.

De acuerdo a lo planteado, se formula la siguiente interrogante: ¿Existe una

diferencia significativa entre los niveles de depresión e ideación suicida en

adolescentes víctimas y agresores del bullying?

Objetivos

Objetivo general

Determinar la relación entre los agentes involucrados del bullying (víctimas y

agresores) y los niveles de depresión e ideación suicida en adolescentes.

Objetivos específicos

Identificar adolescentes víctimas y agresores del bullying.

Identificar los niveles de depresión en adolescentes víctimas y

agresores del bullying.

25

Identificar la presencia de ideación suicida en adolescentes víctimas y

agresores del bullying.

Establecer la diferencia entre los niveles de depresión e ideación

suicida en víctimas y agresores del bullying.

Variables

Variable independiente

Agentes involucrados en el bullying

Definición conceptual: alumnos involucrados en conductas basadas en el daño

físico y psicológico, donde existe una relación de dominio-sumisión en la cual se

figuran dos perfiles: el agresor quien se dirige de forma repetitiva a hacia otro

compañero que toma el papel de víctima (Olweus, 1978) y (Avilés, 2005).

Definición operacional: puntaje obtenido para identificar víctimas y agresores del

bullying mediante la aplicación del INSEBULL (Avilés y Elices, 2007).

Tabla 1. Operacionalización del Instrumento para la Evaluación del Bullying

(INSEBULL) (Avilés y Elices, 2007).

Variable Dimensión Perfil Definición Ítems

Agentes

involucrados Cognitivo –conductual

Victimización

Grado de

percepción y

conciencia que el

alumno/a expresa

como protagonista

victima en

situaciones de

bullying.

11

12

13

14

19

33

Intimidación

Grado de

percepción y

conciencia que el

alumno/a expresa

como protagonista

agresor en

situaciones de

bullying.

20

21

22

23

24

25

26

28

33

26

Variables dependientes

Depresión

Definición conceptual: se caracteriza por la presencia de un estado de ánimo

deprimido o una pérdida de interés o placer en casi todas las actividades por un

período de al menos 2 semanas. En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede

ser irritable en lugar de triste (DSM-IV, 2002).

El modelo teórico propuesto por Beck sobre la base del cual se desarrolló el

Inventario de Depresión infantil de Kovacs, señala que los eventos negativos

producidos en edades tempranas forman un estilo de pensamiento con esquemas

cognitivos inadecuados acerca de uno mismo, el mundo y el futuro. Estos esquemas

se mantienen latentes en la persona y se activan cuando surge algún acontecimiento

análogo a la experiencia que les dio origen (Ramírez, 2009)

Definición operacional: puntaje obtenido en el Inventario de Depresión Infantil

(Kovacs, 1985) con el requerimiento de presentar los síntomas depresivos por al

menos 2 semanas.

Tabla 2. Operacionalización del Inventario de Depresión Infantil (Kovacs, 1985).

Variable Dimensión Definición Factores Ítems

Depresión Cognitiva-

Conductual

Eventos negativos producidos en

edades tempranas que forman un estilo

de pensamiento con esquemas

cognitivos inadecuados acerca de si

mismo, el mundo y el futuro. Estos

esquemas se mantienen latentes en la

persona y se activan cuando surge

algún acontecimiento análogo a la

experiencia que les dio origen.

Humor negativo

1, 6, 8, 10, 11, 13

Problemas

interpersonales 5, 12, 26, 27

Inefectividad 3, 15, 23, 24

Anhedonia 4, 16, 17, 18, 19,

20, 21, 22

Baja autoestima 2, 7, 9, 14, 25

Ideación Suicida

Definición conceptual: ideas sobre la posibilidad de hacerse daño a sí mismo y de

producirse la propia muerte (Roberts, 1980).

27

Definición operacional: Puntaje obtenido en la Escala de Ideación Suicida

(Roberts, 1980).

Tabla 3. Operacionalizacion de la Escala de Ideación Suicida (Roberts, 1980).

Variable Dimensión Definición Ítems

Ideación

suicida Cognitiva

Ideas sobre la posibilidad de hacerse

daño a sí mismo y de producirse la

propia muerte.

1,2,3, 4

Variables controladas

Ramos y cols. (2004) hacen una clasificación de las variables extrañas de

acuerdo a su procedencia. Se tomarán en cuenta los conceptos de estos autores para el

desarrollo de la investigación:

Variables extrañas originadas por los participantes: para el control de las

variables edad y sexo, se seleccionaron alumnos en un rango de 14 a 16 años,

cursantes de 8vo., 9no. y 4to. año de bachillerato, quienes registraron la

información de estas variables en una hoja de datos. En relación al control de

las variables socio-demográficas y de nivel socioeconómico, la muestra

estuvo compuesta exclusivamente por alumnos del Colegio Independencia,

ubicada en una zona de clase media en la ciudad de Barquisimeto, Edo. Lara.

Variables extrañas originadas por la situación: La aplicación de los

instrumentos se realizó en los salones de clase del Colegio Independencia, los

cuales cuentan con características similares de infraestructura, ventilación e

iluminación. Asimismo, para el momento de la aplicación, se utilizaron las

mismas instrucciones para todos los participantes.

Tipo de investigación

El presente estudio se enmarca dentro de lo denominado, investigación no

experimental de campo. Es considerada no experimental por la no manipulación de

las variables de estudio, pues estas variables están presentes como una característica

de la población estudiada (Kelinger y Lee, 2002). Por otro lado, se considera de

campo puesto que los datos de los sujetos fueron recolectados directamente y en su

28

ambiente natural. Así mismo, las variables fueron observadas y evaluadas en

situaciones ya existentes y no construidas por los investigadores, sin ejercer

influencia sobre las mismas (Arias, 2006). Los objetivos del estudio son de tipo

descriptivo (Ramos et al. 2004).

Diseño de la investigación

Para la investigación se utilizó un diseño cuasi experimental de dos grupos

independientes, donde no se manipularon las variables y los sujetos de investigación;

estos no se eligieron al azar si no que fueron escogidos por una característica propia

de los participantes. La muestra fue seleccionada de acuerdo al puntaje obtenido a

través del Instrumento para la Evaluación del Bullying (INSEBULL), formando dos

grupos: víctimas y agresores. Por otro lado, la investigación es de corte transversal,

pues los datos fueron seleccionados en un solo momento para cumplir los objetivos

de la investigación (Hernández, Fernández y Baptista, 2001).

Participantes

La población estuvo compuesta por 315 alumnos de ambos sexos con edades

comprendidas entre 14 y 16 años cursantes de 8vo., 9no. y 4to. año de bachillerato del

Colegio Independencia, ubicado en una zona de clase media, de la ciudad de

Barquisimeto, Estado Lara.

La muestra no probabilística, fue seleccionada a conveniencia (Peña, 2009) y

estuvo conformada por participantes que obtuvieron los puntajes correspondientes

para víctimas y agresores del bullying en el INSEBULL, resultando un total de 97

alumnos involucrados en el fenómeno del bullying, siendo 65 víctimas y 32

agresores.

Instrumentos

Con el objetivo de evaluar las variables en estudio, se aplicaron las siguientes

pruebas:

1. Instrumentos para la Evaluación del Bullying (INSEBULL)

Consta de dos instrumentos, un Autoinforme y un Heteroinforme. En esta

ocasión, se utilizó únicamente el Autoinforme que fue elaborado como una

29

adaptación del cuestionario sobre intimidación y maltrato entre iguales de Ortega,

Mora-Merchán y Mora (1995) y del cuestionario sobre abusos entre compañeros de

Fernández (1998).

Está conformado por 32 ítems que se agrupan y responden a varios bloques

temáticos, dicho cuestionario incluye un cuadernillo de preguntas y una hoja de

respuestas, para salvaguardar la sinceridad de los participantes, se prefirió que fuera

anónimo sin embargo aquel alumno que deseara identificarse se encontraba libre de

hacerlo.

El Autoinforme mide las siguientes dimensiones del fenómeno: intimidación,

victimización, solución moral, red social, falta de integración social, constatación del

maltrato, identificación participantes en el bullying y vulnerabilidad escolar ante el

abuso.

En cuanto a la consistencia interna el Autoinforme arroja un puntaje de α=.84, así

mismo en relación a los factores que mide, se refleja con claridad la existencia de dos

factores consistentes con valores que se sitúan alrededor de α=.90 para las

dimensiones pertinentes en esta investigación como lo son la intimidación y la

victimización.

La validez de contenido se realizó mediante la consulta a jueces expertos quienes

consideraron adecuada la definición de cada una de las dimensiones mediante los

ítems seleccionados para así concluir que dicho instrumento recoge adecuadamente

los contenidos deseados con una media de M= 8,70.

Para la corrección del Autoinforme se procesan los datos en una plantilla de

corrección automatizada que requieren una hoja de cálculo Excel del paquete

informático Microsoft Office.

Luego del procesamiento de datos, para identificar a las víctimas y los agresores

se permitió recoger las puntuaciones de todos los participantes respecto a las dos

variables más consistentes en la escala: intimidación y victimización, tomando en

cuenta los 15 ítems correspondientes para la evaluación de dichas dimensiones. Las

puntuaciones vienen dadas en típicas como media 100 y desviación típica 15.

30

2. El Inventario de Depresión infantil (CDI) de Kovacs (1985):

Es un instrumento compuesto por 27 ítems. Fue creado para sujetos entre 8 y 17

años. El tiempo de aplicación es, aproximadamente, entre 10 y 20 minutos. Cada uno

de los ítems consta de tres opciones con el fin de medir intensidad y/o frecuencia de

síntomas depresivos en el niño o el adolescente en una escala tipo Likert. Las

respuestas obtienen puntuaciones desde “cero” (ausencia del síntoma) hasta “dos”

(forma más severa del síntoma) (Kovacs, 1985).

El contenido de los ítems del CDI cubre la mayor parte de los criterios para el

diagnóstico de la depresión:

Humor negativo

Problemas interpersonales

Sentimientos de inutilidad

Anhedonia

Baja autoestima

Los resultados obtenidos de las contestaciones al cuestionario aportan datos

sobre depresión total en el niño o adolescente. La puntuación total puede oscilar entre

0 y 54 puntos. Según Kovacs (1985). Para considerar un síntoma depresivo, debe

tener una duración de por lo menos dos semanas.

Confiabilidad y consistencia interna: Se han realizado diversas investigaciones

entre 1978 y 2003 en distintos países de Europa y los Estados Unidos que indican que

el inventario es fiable con un Alfa de Cronbach entre 0,70 y 0,94 (Kovacs, 2004). En

América latina, se hizo un estudio con población Peruana donde Raffo (1991) obtuvo

un puntaje elevado de 0.81 para la consistencia interna (Ramirez, 2009).

Validez: A) Validez de contenido: se encontró una validez de contenido por

encima del 80% en todos los ítems de acuerdo al criterio de los jueces en la

investigación de Raffo (1991). B) Validez de criterio: se han realizado diversos

estudios entre 1980 y 2001 para correlacionar los puntajes del instrumentos con otras

escalas de depresión más utilizados como: el Reynolds Adolescent Depression Scale

(Reynolds, 1989) cuyos puntajes con el Inventario de Depresión Infantil (Kovacs,

1985) varían entre 0,56 y 9, 94 (Ramirez, 2009). C) Validez de constructo: en las

31

investigaciones realizadas entre 1980 y 2001 se utilizaron varias pruebas que miden

constructos relacionados con la depresión en niños y se obtuvieron correlaciones

positivas con aquellos que miden ansiedad, estilo atribucional, miedo, ira,

agresividad, eventos de vida etc. La ansiedad obtuvo el mayor grado de correlacion

con un puntaje de 0,81 evidenciando una estrecha relación entre la depresión infantil

con la ansiedad (Ramírez, 2009).

3. La Escala de Ideación Suicida (Roberts, 1980):

Se utilizará la adaptación hecha por Mariño, Medina, Chaparro y González

(1993) de la Escala de Ideación Suicida de Roberts (1980) dirigida a adolescentes.

Este instrumento consta de 4 reactivos. Las opciones de respuesta permiten conocer la

presencia de los síntomas en la última semana y por días en una escala de razón con

las siguientes opciones de respuesta: 1= 0 días; 2= 1-2 días; 3= 3-4 días, y 4= 5-7

días.

En un estudio reciente, Sánchez-Sosa, Villarreal-González, Musitu y

Martínez-Ferrer (2010), reportaron que el índice de adecuación de la muestra de

Káiser-Meyer-Olkin toma un valor mayor a .70 (MSA=.786) y el test de esfericidad

de Bartlett (χ2(6)=1725 p=.000) rechaza la hipótesis nula de variables independientes,

encontrando una estructura unifactorial que explica el 64.49% de varianza.

El rango de puntuaciones de la escala varía entre 4 y 16. Todos los reactivos

están redactados en sentido directo y la puntuación en la escala se obtiene por la suma

simple de reactivos. Se suman todos los ítems y su recorrido es de 4 a 16 puntos. A

mayor puntaje mayor ideación suicida. Es de administración individual y dura

aproximadamente de 3 a 4 minutos

Se ha evaluado la consistencia interna en adolescentes mexicanos, variando de

α=.81 a α=.88 (González-Forteza, 1996), (González-Forteza, et al. 1998), (Mariño, et

al. 1993) y (Sánchez-Sosa et al., 2010). La validez concurrente de la escala se

correlaciona significativamente con valores positivos y medio altos con

sintomatología depresiva (r=.509; p=.000), intento suicida (r=.430; p=.000) dificultad

para identificar y expresar emociones (r=.399; p=.000) además, se correlaciona

32

significativamente con valores negativos y medios y con medidas de autoestima

general (r=-.344; p=.000) y familiar (r= -.365; p=.000) (Sánchez-Sosa, et al. 2010).

Procedimiento

Para llevar a cabo la presente investigación, se efectuó una primera reunión

con los directivos de las instituciones elegidas, con el fin de explicar el propósito y

los alcances de la investigación. Luego de la aprobación de la dirección del plantel, se

acordaron las horas convenientes para la aplicación de las pruebas a los respectivos

participantes.

Los días pautados, las investigadoras asistieron al plantel vestidas

uniformemente y capacitadas para cumplir con los objetivos. Asistieron a las aulas de

cada una de las secciones que conforman 8vo, 9no y 4to año de bachillerato para

establecer contacto con los alumnos e indicar las instrucciones para responder cada

instrumento. Luego de un tiempo de 45 minutos fueron recolectadas las pruebas en

sobres de manila para su respectivo análisis.

Consideraciones éticas

Para la siguiente investigación fueron tomados en cuenta los artículos del

Código de Ética profesional del Psicólogo en Venezuela (1981) referidos a la

investigación, la cual fue realizada y supervisada por personas técnicamente

entrenadas y científicamente calificadas como expone el Art. 30 de esta ley.

Por otro lado, es importante considerar el contenido del Art.31. cuyo texto

expresa que la investigación debe ser precedida de una evaluación cuidadosa de los

riesgos y los beneficios y debe haber un contrato claro y justo entre el investigador y

el sujeto de la investigación, que delimite las responsabilidades de cada uno. En la

investigación se tomo en cuenta cada uno de los puntos expuestos en este artículo.

La población elegida, no fue coaccionada ni obligada a participar en la

investigación, por lo cual se tuvo plena libertad para retirar su consentimiento y

suspender la participación en cualquier momento, sin que esto les trajera perjuicio

alguno (Art. 32).

33

Del mismo modo, como señala el Art. 35, se respetó el derecho del individuo

a su intimidad, para lo que se tomaron las debidas precauciones. Por tanto, se

garantizó el anonimato de los sujetos y la confidencialidad de la información obtenida

de ellos.

En cuanto a la comunicación en materia de investigación, se tomó en cuenta

que si los resultados de la investigación no fueron los esperados por los

investigadores, no sería razón admisible para silenciar la publicación. Asimismo, al

publicar los resultados del estudio, se preservó la veracidad de los mismos y se dio

crédito a las instituciones y personas que hayan colaborado para su realización (Art.

42).

Al hacer referencia a la aplicación de los instrumentos a utilizar para la

medición de las variables en estudio, se explicó a los sujetos de investigación la

naturaleza, propósitos y resultados de la prueba en lenguaje comprensible, siendo los

resultados de las pruebas expuestos al finalizar la investigación en este caso (Art. 59).

34

Resultados De acuerdo a lo pautado en la presente investigación, para determinar la

relación entre los agentes involucrados en el bullying, la depresión y la ideación

suicida, se aplicó una batería de pruebas constituida por los siguientes instrumentos:

el Autoinforme del Instrumento para la Evaluación del Bullying, (Insebull) (Avilés y

Elices, 2007), el Inventario de Depresión Infantil de Kovacs (1985) y la Escala de

Ideación Suicida (Roberts, 1980).

Los datos obtenidos en todas las pruebas fueron procesados mediante el

paquete estadístico SPSS.18.0

Con la finalidad de cumplir con los objetivos de la investigación e identificar

a los adolescentes víctimas y agresores del bullying se utilizó el Insebull (Avilés y

Elices, 2007) cuya confiabilidad de α =0,84 fue determinada en la población

española. Fueron seleccionados aquellos jóvenes cuyas puntuaciones ponderadas

superaron 115 (media de 100, desviación típica de 15) en las dos variables más

consistentes de la prueba: intimidación y victimización.

En cuanto al Inventario de Depresión Infantil (Kovacs, 1985) se efectuó un

análisis de la confiabilidad de la prueba en la muestra de la presente investigación,

cuyos resultados (α= 0,809) indican que el instrumento es fiable para la población

aplicada. Estos resultados coinciden con los obtenidos por la autora de la prueba en

Estados Unidos y en países de Europa (α=0,70 y α=0,94) y por Raffo (1991) en

algunos países de Sur América (α=0,81). Siguiendo las instrucciones de la prueba se

consideró la siguiente clasificación: depresión leve, puntuaciones entre los percentiles

51-65; depresión moderada puntuaciones entre los percentiles 66-80; y, depresión

severa, puntuaciones por encima del percentil 81. En la población estudiada en la

presente investigación, se efectuó un análisis descriptivo y la media de las

puntaciones estuvieron en el percentil 50,6 con una desviación típica de 11 (Ver

figura 1).

35

Figura 1. Distribución de las puntuaciones en el Inventario de Depresión Infantil

(Kovacs, 1981).

Con la Escala de Ideación Suicida (Roberts, 1980) se efectuó, igualmente un

índice de confiabilidad, cuyo resultado fue de α=0,607, indicador de escasa

consistencia interna. Estos resultados difieren de los realizados análisis efectuados

por González-Forteza (1996), González-Forteza, et al. (1998), Mariño et al. (1993) y

Sánchez-Sosa et al. (2010) en adolescentes mexicanos quienes encontraron una

confiabilidad con variaciones entre α=0.81 y α=0.88. En la población estudiada

obtuvo una media de 5.27 dentro de la puntuación que va de 4 a 16 puntos en la

escala, que indica que a mayor puntuación, mayor ideación suicida (Ver figura 2).

36

Figura 2. Distribución de las puntuaciones en la Escala de Ideación Suicida (Roberts,

1980).

La muestra quedó conformada por 72 agentes involucrados en el bullying: 65

víctimas y 32 agresores.

En el grupo de víctimas fue evaluado el índice de depresión infantil y se

determinó que 33 de ellas obtuvieron puntuaciones dentro de lo considerado

depresión. Los resultados del análisis de frecuencia indican lo siguiente: del total de

alumnos considerados deprimidos, el 88% (n=29) obtuvieron puntuaciones dentro de

los considerado depresión leve; el 9% (n=3) están dentro del nivel depresión

moderada; y el 3% (n=1) se percibe con rasgos dentro de la clasificación depresión

severa (Ver figura 3).

Figura 3. Niveles de depresión en adolescentes víctimas.

88%

9%

3%

Leve Moderada Severa

37

Por otro lado, en la muestra de 32 agresores, 6 manifiestan estar deprimidos,

83% (n=5) de estos reflejan un nivel de depresión leve y el 17% (n=1) depresión

severa (Ver figura 4).

Figura 4. Niveles de depresión en adolescentes agresores.

Respecto a la presencia de ideación suicida, según el análisis estadístico

descriptivo aplicado, se constató que del total de 65 víctimas, el 33.8% (n= 22)

manifestó tener ideas suicidas, mientras que los agresores (32) el 9.4% (n=3)

afirmaron tener ideas de suicidio.

Seguidamente, se aplicó una t de Student para muestras independientes,

prueba que es utilizada para evaluar si dos grupos difieren entre sí de manera

significativa respecto a sus medias (Peña, 2009). La selección de esta prueba

estadística se realizó en base al objetivo de la investigación. Se empleó un nivel de

significancia de 0,05 (p< 0,05). Se determinó que las víctimas de la muestra

estudiada, están significativamente más deprimidas que los agresores (t=3,393

p=0,001; xv=12,62, xa= 8,19). Por el contrario, en cuanto a la ideación suicida no se

observó diferencia estadísticamente significativa entre la cantidad de víctimas y de

agresores que manifestaron tenerlas (xv= 5,52, xa= 4,75) (Ver tabla 4 y 5).

83%

17%

Leve Severa

38

Tabla 4

Diferencia entre los grupos.

Bullying N Mean Std. Deviation Std. Error Mean

Niveles de depresión Víctimas 65 12,62 6,247 ,775

Agresores 32 8,19 5,602 ,990

Ideación suicida Víctimas 65 5,52 1,751 ,217

Agresores 32 4,75 1,760 ,311

Tabla 5

T de Student para grupos independientes.

Levene´s Test

for Equality of

Variances

t-test for Equality of Means

95% Confidence

Interval of the

Difference

F Sig. T Df

Sig.(2-

tailed)

Mean

Difference

Std. Error

Difference Lower Upper

Niveles de

depresión

Equal

variances

assumed

3,671 ,058 3,393 95 ,001 4,428 1,305 1,837 7,019

Equal

variances

not

assumed

3,521 68,192 ,001 4,428 1,257 1.919 6,937

Ideación

suicida

Equal

variances

assumed

2,626 ,108 2,041 95 ,044 ,773 ,379 0,21 1,525

Equal

variances

assumed

2,038 61,505 ,046 ,772 ,379 ,015 1,532

En cuanto a los niveles de depresión evaluados por el Cuestionario de

Depresión Infantil (Kovacs, 1985) y considerando las dimensiones que mide la escala

(humor negativo, problemas interpersonales, sentimientos de inutilidad, anhedonia y

baja autoestima) se analizó la diferencia entre los grupos a través una t de Student

para muestras independientes, donde se encontraron diferencias significativas

(p<0,05) con respecto a cuatro de las cinco dimensiones que mide el cuestionario

(Humor negativo, sentimientos de inutilidad, anhedonia y baja autoestima) (Ver tabla

6).

39

Tabla 6

Diferencias de los grupos respecto a las dimensiones del Inventario de

Depresion Infantil (Kovacs, 1985).

Bullying N Mean Std. Deviation Std. Error Mean

Humor negative Victimas 65 3,34 1,923 ,238

Agresores 32 2,03 1,805 ,319

Problemas

interpersonales

Victimas 65 1,18 1,236 ,153

Agresores 32 1,22 1,128 ,199

Inefectividad Victimas 65 2,63 1,527 ,189

Agresores 32 1,94 1,664 ,294

Anhedonia Victimas 65 3,60 2,269 ,281

Agresores 32 2,31 2,681 ,474

Baja

Autoestima

Victimas 65 1,95 1,849 ,229

Agresores 32 ,75 1,503 ,266

Para conocer la magnitud de la diferencia entre los grupos, se calculó el

tamaño del efecto, cuyos resultados comprobaron una alta magnitud (d= 0,68) para

las medias en la variable depresión, al contrario el resultados para la ideación suicida

que por no tener una diferencia significativa, no fue calculado el tamaño efecto.

Finalmente, los resultados de la investigación permitieron relacionar la

ideación suicida y las dimensiones propuestas por Kovacs (1985) a pesar de no ser un

objetivo de la presente investigación. Para esto, se aplicó un Coeficiente de

correlación de Pearson (p<0.001). Los resultados mostraron que existe una relación

moderadamente positiva entre la ideación suicida y el humor negativo (r= 0,472

p=0.000), sentimientos de inutilidad (r=0,320 p=0.001) y anhedonia (r= 0,490

p=0.000), y una alta relación positiva entre baja autoestima e ideación suicida

(r=0,645 p=0.000) (Ver tabla 7).

40

Tabla 7

Correlación entre las dimensiones del Cuestionario de Depresión infantil y la

ideación suicida.

Ideación

Suicida

Humor negativo

,472(**)

Problemas

interpersonales

,136

Sentimientos de

inutilidad

,320(**)

Anhedonia

,490(**)

Baja autoestima

,645(**)

** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).

Así mismo, se evidenció una alta relación positiva con respecto a las

puntuaciones entre depresión total e ideación suicida (r=0,566 p= 0,000) (Ver tabla

8).

Tabla 8

Correlación entre ideación suicida y puntaje total de depresión.

Depresión

Total

Ideación suicida

,566(**)

** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).

41

Discusión de resultados El objetivo de esta investigación es determinar la presencia de depresión e

ideas suicidas en adolescentes participantes en Bullying como víctimas o como

agresores. Para alcanzar tales objetivos, inicialmente se identificaron los principales

agentes de Bullying (víctimas y agresores) y luego se evaluaron las variables

asociadas.

En los apartados siguientes se discutirán los resultados presentados

previamente y las conclusiones que se desprenden de esta discusión.

En primer lugar, se identificó que un 30,8% de la muestra se ha visto

involucrada en eventos de violencia escolar, ya sea como víctimas o como agresores.

Esta cifra coincide con diversas investigaciones efectuadas a nivel mundial, en las

cuales se reporta que la frecuencia del fenómeno en las instituciones educativas oscila

entre el 6% y el 49% del total de alumnos (Bond, Carlin, Thomas, Rubin y Patton,

2001), (Nansel, Craig, Overpeck, Saluja y Ruan, 2004) y (Lecannelier, 2005). A pesar

de que el rango reportado en los diversos estudios es muy amplio, la cantidad

conseguida en el presente trabajo se puede considerar alta, aun para esas cifras

(Olweus, 2004). Es lógico que existan menor número de agresores que de víctimas,

ya que un solo agresor puede victimizar a muchos de sus compañeros. En Venezuela,

hay pocos estudios sobre el tema por lo tanto, no es posible relacionar las cifras

encontradas con otros datos a nivel nacional.

Al hacer referencia a la presencia de depresión, en la presente investigación

las víctimas de bullying, reportaron más síntomas depresivos, que los agresores. Este

dato coincide con diversos estudios realizados sobre el tema, como el efectuado por

Roland (2002) y Uba et al. (2009) donde se demostró que la depresión se relaciona

significativamente con el bullying y la victimización. De igual manera, Sweeting,

Young, West, y Der (2006) llevaron a cabo un estudio longitudinal realizado con

jóvenes en escuelas de Escocia en el que demostraron que existe una relación entre la

victimización y la depresión, del mismo modo Estevez, Musitu y Herrero, (2005)

encontraron una relación significativa entre la victimización y la depresión en

adolescentes españoles. Es importante acotar que en la mayoría de los estudios

42

reportados, los objetivos de la investigación fueron diferentes a los propuestos en el

presente trabajo, no obstante los resultados son compatibles. Se puede considerar

razonable que las victimas presenten mayores niveles de depresión que los agresores

ya que se ven sometidos constantemente al rechazo y la burla de sus pares reforzando

su baja autoestima, convirtiéndose esto en un círculo vicioso difícil de revertir.

La mayoría de los investigadores se han concentrado principalmente en

estudiar las consecuencias del bullying en las victimas, no obstante, en la presente

investigación se encontró un dato importante: los agresores también reportan

síntomas depresivos, lo que coincide con el estudio realizado por Díaz- Atienza, et al

(2004).

Con respecto a la presencia de ideación suicida en los agentes involucrados en

el bullying, según la Escala de Ideación Suicida utilizada (Roberts, 1980), las

víctimas reportan más cantidad de ideas suicidas que los agresores, aunque la

diferencia entre ambos no resultó ser significativa. Estos resultados coinciden, en

parte, con lo encontrado por Hinduja y Patchin (2010), quienes demostraron que la

ideación suicida está presente en victimas y agresores, pero acotan que la

victimización tiene mayor relación con esta variable. Con los autores antes

mencionados coincide Valadez et al. (2011) quienes en su estudio hallaron que la

victimización puede inducir a la aparición de ideas suicidas y que existe relación

significativa entre la victimización y la presencia de pensamientos sobre suicidio.

Contrariamente, en los trabajos de Roland (2002) se encontró que los

agresores obtuvieron puntuaciones más altas en la medición de ideas suicidas, que sus

víctimas.

Si bien, la diferencia no fue significativa para ideación suicida entre victimas

y agresores, es preocupante la cantidad de adolescentes con ideas suicidas 33%

(víctimas) y 3% (agresores). Este hecho obliga, a prestar la atención necesaria a estos

jóvenes en situación de riesgo.

La presente investigación reveló, al igual que el estudio realizado por Diaz-

Atienza et al. (2004), que los adolescentes que se clasificaron como víctimas,

presentaron una mayor puntuación en el Inventario de Depresión Infantil (Kovacs,

43

1985) y en la Escala de Ideación Suicida (Roberts, 1980) no obstante sólo los rasgos

depresivos fueron significativamente mayores en las víctimas que en los agresores.

Por último, el estudio permitió indagar la correlación que tiene la ideación

suicida con todas las dimensiones que mide el Inventario de depresión infantil

(Kovacs, 1985), encontrándose una relación significativa entre dicha variable y el

humor negativo, los sentimientos de inutilidad, la anhedonia y la baja autoestima.

Diversos estudios permiten sostener dichos resultados, como es el caso de un estudio

que señala como una de las causas de ideación suicida y suicidio la incapacidad para

enfrentarse y resolver los problemas interpersonales, lo cual se encuentra relacionado

con los sentimientos de inutilidad considerados en el CDI (Valenzuela, 2009).

Asimismo, se relacionaron algunos factores familiares y personales y se

encontró que la baja autoestima puede ser un elemento que predice la ideación suicida

(Martin, Richardson, Bergen, Roeger y Allison, 2005) y (Sarmiento y Aguilar, 2011).

Esta relación coincide con un estudio realizado en México donde se reveló que en un

grupo de escolares con ideación suicida tienen niveles más bajos de autoestima que

sus compañeros (De la Torre, Cubillas, Román, Valdez y Abril, 2009). Contrario a

esto, Jiménez, Mondragón y González-Forteza (2007) determinaron que la baja

autoestima no está significativamente asociada con la ideación suicida en estudiantes

mexicanos.

Por otro lado, no se encontraron investigaciones donde se relacione el humor

negativo y la anhedonia (dimensiones evaluadas en el CDI) con la ideación suicida,

por lo cual no se pueden comparar dichos resultados obtenidos en la investigación.

La correlación entre depresión e ideación suicida, concuerda con las

investigaciones de Rosselló y Berrios (2004) y Jiménez et al. (2007) quienes también

señalan la existencia de la relación entre estas variables.

Es importante tomar en cuenta, que aunque el bullying, la depresión y la

ideación suicida han sido investigados anteriormente, al parecer existe un efecto

dominó entre estos problemas. Este puede comenzar con las conductas de bullying,

generando entre los involucrados síntomas depresivos e ideación suicida, lo que

termina afectando la autoestima y diversos aspectos de la vida del adolescente,

44

trayendo, en ocasiones, consecuencias irremediables de mayor gravedad como el

suicidio.

45

Conclusiones La presente investigación, cuyo objetivo fue examinar la relación entre los

agentes involucrados del bullying (víctimas y agresores) y los niveles de depresión e

ideación suicida en adolescentes, permitió concluir que:

Las víctimas superan en número a los agresores en la muestra estudiada.

En segundo lugar, se observó que existe asociación entre los procesos de

victimización e intimidación del bullying y el incremento del riesgo de sufrir

depresión e ideación suicida.

Asimismo, los resultados revelaron que las víctimas presentan mayores

niveles de depresión que los agresores. Sin embargo, los que intimidan también

presentan síntomas depresivos.

La ideación suicida está presente tanto en víctimas como en agresores, no

obstante, la diferencia entre ambos no es estadísticamente significativa.

Por último, se concluye que no sólo el bullying interfiere con el desarrollo

normal y el proceso educacional del adolescente, y aunque no se pueda aseverar que

los involucrados presenten síntomas depresivos e ideación suicida exclusivamente

por causa del bullying, es evidente que la falta de atención a estos actos los coloca en

una situación de riesgo innecesaria. Aunque la presencia del bullying es frecuente en

los planteles, no debe ser considerado parte normal de la vida escolar, menos aun en

Venezuela donde los índices de violencia son alarmantes y todo hecho que exacerbe

la agresión debe ser combatido.

46

Limitaciones y recomendaciones En el desarrollo de la investigación se presentaron diversas limitaciones que

se mostrarán a continuación seguidas de las respectivas recomendaciones que se

deben considerar para futuros trabajos de investigación.

En primer lugar, la información se obtuvo mediante un auto informe basado

en la opinión de los mismos sujetos, lo que puede inducir a que algunos no

contestaran de manera sincera todos los ítems, malinterpretaran la situación de

maltrato o que mintieran acerca de sus sentimientos y aquellas conductas socialmente

desaprobadas. Para futuras investigaciones, es conveniente incluir reportes de los

adultos con los que el sujeto se relaciona, como padres y profesores, ya que son una

fuente importante de información que permite corroborar los datos proporcionados en

el auto informe. Se recomienda también utilizar otros métodos de registro, tanto

cualitativos como cuantitativos, como la observación directa, registros conductuales,

entrevistas, entre otros.

En la muestra estudiada, se obtuvo una confiabilidad por debajo de la

conseguida en anteriores análisis de la Escala de Ideación Suicida (Roberts, 1980),

por lo tanto los resultados referentes a esta variable no son confiables. Lo anterior,

establece la necesidad de que en próximos estudios se compruebe previamente la

fiabilidad de la escala mediante una prueba piloto o bien, se escoja una escala con

mayor confiabilidad.

El presente estudio es de corte transversal, lo que imposibilita determinar

relaciones causales, es decir, no se puede afirmar que la depresión y la ideación

suicida están presentes a consecuencia del bullying, o que éstas sean unas de las

razones por la que estas personas se convierten en víctimas o agresores. Para futuras

investigaciones, se recomienda realizar estudios longitudinales que provean

información más amplia sobre este fenómeno.

Asimismo, se presenta otra limitación al haber evaluado únicamente a las

víctimas y los agresores, sin considerar que los espectadores también forman parte de

la dinámica del bullying. En próximos estudios, se sugiere la inclusión de este grupo

para su evaluación.

47

Igualmente, una limitación de este trabajo fue la escogencia de la muestra

perteneciente a una única institución educativa, donde predomina una determinada

clase social, por lo que los resultados no pueden ser generalizados. En función de lo

planteado, se hace necesario, desarrollar investigaciones con una muestra más amplia

que incluya estudiantes de diversos planteles educativos que pertenezcan a diversas

clases sociales.

Algunos aspectos relacionados anteriormente con el bullying no fueron

considerados en este trabajo, como por ejemplo, la violencia intrafamiliar, el rechazo

de las figuras paternas, la falta de expresión afectiva hacia el adolescente, los

antecedentes de trastornos psicológicos, entre otros, pero sería conveniente

explorarlos en el futuro para obtener una mayor comprensión del problema.

Asimismo, para esta investigación no se tomaron en cuenta las variables de

edad y sexo. En próximos estudios, esto contribuiría a entender mejor el fenómeno,

así como a la elaboración de programas de prevención e intervención adaptada a las

características de los agentes involucrados.

Es importante resaltar que en Venezuela, actualmente existen pocas cifras

oficiales y trabajos relacionados con las variables estudiadas, por dicha razón se

dificulta la comparación de los resultados obtenidos con estudios previos en

población venezolana. En base a lo expuesto, resultaría importante tomar en cuenta el

bullying, la depresión y la ideación suicida para la realización de otros estudios en el

país.

Finalmente, los resultados apuntan a la necesidad de una política anti bullying

en los planteles educativos, así como programas de intervención, donde deben estar

involucrados padres, profesores, trabajadores del colegio y psicólogos, con el fin de

disminuir los riesgos de ocurrencia de esta dinámica y las consecuencias reseñadas en

la investigación.

48

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ANEXOS