97847870 abril gonzalo david
TRANSCRIPT
-
ABRILGonzalo David
-
Abril / Gonzalo David
Editorial 404
Junio 2012
Editorial Digital 404
Web: www.editorial404.org
E-Mail: [email protected]
Facebook: Editorial 404
Twitter: @editorial404
Edicin, diagramacin y diseo logo: Matas Fuentes
Diseo de portada: Gabrielle Cram
Impresin nica para uso promocional en Dimacofi.
Abril por Gonzalo David / Editorial 404 se encuentra bajo
una Licencia Creative Commons BY-NC-ND 3.0.
Todos los derechos reservados, no obstante, queda permi-tida la reproduccin, difusin o exposicin total o parcial de la obras al pblico, en cualquier tipo de soporte, sin que sea necesario el consentimiento previo del autor siempre que sean citados: autor, editorial y el contexto de origen.
-
ABRILGonzalo David
-
PROLOGO
Esa rara costumbre de amar
Acechar la palabra, provocar el colap-
so del conflicto en pos de la claridad del mensaje,
aunar la bsqueda de una identidad en la discordia,
perpetrar la poesa o lo que llamara la pos poesa,
este giro, crnico de la crnica, ante el flagelo del
verso, del verso de libro, diramos, para as, dar lu-
gar a algo ms que sencillamente prosa potica, poe-
sa prosaica o como quiera llamrsele. Es eso y ms,
lo que se juega en Abril, de Gonzalo David. Y ms:
el trueque de la palabra dicha a la palabra desnuda,
7
-
honesta, franca, que busca aquella inspiracin pas-
toral de Ral Zurita en Anteparaso; una imagen
que, se me ocurre, es bblica y sagrada: la de Mara
Magdalena rescatada de su empedramiento por Jess.
Esto significa que la figura del hombre que res-
cata a la mujer de sus sombras es antigua y misteriosa,
que es ms que sencillamente literaria y que se podra
decir que en algunos, los romnticos, los exgetas, los
bohemios, es una suerte de mandato de la concepcin
misma de la palabra inspiracin. Que aquello que
llamamos inspiracin (que atraviesa todo este texto
asombroso), es la inspiracin misma de la compasin.
La sociedad moderna ha credo encontrar en la
compasin un sinnimo mal habido de la lstima. Pero
la lstima lastima. La compasin es al mismo tiempo
la exigencia de un juicio, de un estrado ante lo que la
mujer debe compadecer por sus actos. Pero este jui-
cio no busca culparla, y se queda, por tanto, tan solo
en una declaracin. Esta declaracin es la clave y la
esencia misma de Abril. Es el mismo David quien de-
clara aqu, por ella y hacia s mismo, segn Abril va
relatando. Esto significa que la inspiracin del texto
es en s una declaracin, no cualquiera, sin embargo
(porque esto es poesa pura), sino una declaracin de
8
-
amor. Bajo ese compromiso, el personaje en prime-
ra persona de este libro sorprendente, nos abre hacia
la compasin que deriva de la comprensin y del la-
mento mismo del hombre hacia la mujer en sombras.
La pregunta esencial, en este caso, no es una,
sino dos: si este proceso es recproco y si este pro-
ceso se puede dar a la inversa, de mujer a hombre.
A mi entender, lo que Abril muestra es que no hay
compasin, no hay entendimiento ni declaracin sin
retribucin. Que, para ponerlo en trminos direc-
tos, esto es literatura, y como tal, las cartas se ven
claras. No hay ingenuidad permitida y podramos
decir que el personaje en primera persona s busca
algo a cambio, lo busca, incluso, obsesivamente. Y
quizs esto sea lo central de esta pequea nouvelle,
que es en s la obsesin por la mujer en ruinas, la
obsesin compulsiva por su conquista, por adue-
arse de ella, de su claridad opacada en el tiempo.
La relacin inversa es posible pero me cuesta,
admito, mucho penetrar en ella. Es oscura y misteriosa.
Atisbo, sin embargo, que La Odisea podra ser un des-
liz de esa misma obsesin, pero encarnada en Penlo-
pe, quien ha de entregarse a su misteriosa artesana de
esperas en pos de la llegada de un hombre aventurero.
9
-
Son solo pinceladas casi obligadas sobre un
libro como Abril, de Gonzalo David, absolutamente
imprescindible, necesario, y atingente, para entender
incluso la dinmica amorosa de los jvenes de hoy.
FELIPE RUIZ VALENCIA
DoctorenFilosofa
10
-
11
Sobre Abril
ABRIL, la joven protagonista de la novela y
no tan solo nombre de mes, busca instalar el territorio
que suea en un pas en llamas, mientras su carcter
gritante deviene alegora y la rajadura en su alma sn-
toma del mundo en que vive y Chile el escenario en
donde se rie su batalla no tan solo interior y de la cual
igualmente infectado el autor de estas lneas desespe-
radas, el yo ficticio enamorado de ella y del conflicto
que incorpora reflejando el suyo simultaneamente.
Al Sur de Chile, actualmente quemndose tanto
como ellos mismos los protagonistas, quieren huirse,
segn las palabras de un chico que s llora, refugiarse
-
ah para empezar a construir un presente y futuro para-
lelo mejor, el paraso codificado. El sueo como ficcin
de una realidad posible sera el mensaje ms optimis-ta de esa novela inquietante corporeal cuyo entorno actual est condicionado por los regmenes de un ca-pitalismo fro que igualmente impera a sus habitantes.
ABRIL es una historia de (des)amor marcada y limitada en sus expresiones por las imposibilida-des de un entorno hostil en cuyo escenario aparece el fro capitalismo como actor que incluso prohibe al amor y no puedo evitar que LWTUA, la versin de Susanna and the Magical Orchestra que mata len-tamente, resuena y resuena en mi odo interior
When routine bites hard, And ambitionsare low. And resentments ride high, And emo-tions wont grow. Love, love will tear us apart,again. Love, love will tear us apart, again.
Dije que est infectado igualmente el prota-gonista de la esquizofrenia de emociones de ABRIL quin a la vez ha devenido su enfermedad obsesiva: Es tan extrao sentir que la odio y la amo al mismo tiempo. Ella es la perversin y el deseo pero en una lnea narrativa incomparable, Love le dicen, Rabia le dicen, Ternura le dicen. Por qu?, si la enferme-dad de la protagonista tan solo es expresin y sntoma de su entorno enfermizo que no sabe ofrecerle una vida aceptable: cuando se le ofrece con una mano
12
-
la dicha y con la otra el desdn, no sabe qu hacer, se bloquea y escabulle. Claro, quin sabra? As el protagonista es afectado de ABRIL e infectado del mismo entorno que les incluye a los dos y hace que se siente incapaz de actuar, impotente ante su rabia, su vulnerabilidad, que igualmente son suyas, incapaz de traer su mochila ya que ni sabe cargar su propia. La distancia, la cobarda y los juegos de po-der en el amor, que les impide a los dos de final-mente encontrarse son sntomas de la misma his-toria. Pero, un momento!, tambin la esperanza se inscribi como un susurro en esa novela, que suena tan inmediata como un live-script en el cul el pun-to final todava no se escribi. Qu ganar, la co-barda y los juegos de poder en el amor o el amor con todos sus expresiones de ternura? Decdete!
GABRIELLE CRAMEditora edicin austriaca de Abril
ELTPublikationen
13
-
ABRILGonzalo David
-
Lasniasbonitassiempresonlasqueestnmstristesporquesabenquehaymstosdispuestosa
hacerlesdao
Ray Loriga
-
18
-
Abril an no sabe qu mierda hacer con su
vida, se quiere cambiar nuevamente de carrera, no
tiene idea para dnde va la micro. Me aferro a la
esperanza de poder imaginar los desiertos flori-
dos que ya iluminaron una Atacama postmilenial,
ahora en forma de algoritmos sobre las supera-
venidas de este paraso en llamas, porque s que
Abril es una geografa que ha sido explorada pero
no redimida. Sabe que algo sigue mal y pienso si
alguien querr reescribir La Novela Nacional,
pero dejando de jugar a ser nios terribles para
asumir que en estos actos poticos hay que tener
el coraje de empuar mucho ms que un par de
19
-
versos sufridos y sublimes.
Abril me quiere acompaar a recorrer el sur
de Chile, y temo que podra volver a caer en el de-
seo de lamer sus heridas, incluso las ms profun-
das. Pens que era el captulo cerrado de un libro
perverso con nombre de mes, pero aparece, otra
vez, toda inestable y violenta como sus mil posi-
bilidades de reencarnarse y as disimular el miedo
de vivir en una patria que no nos quiere. He bus-
cado todas las maneras de escabullirme y de escri-
bir nuevos versos en los parques de esta ciudad,
pero me habla a partir de nada como queriendo
acribillarme o no s qu, como probando formas
inditas para sobrevivir en estos precipicios her-
mosos y etlicos, pero asquerosamente solos.
Abril es un sueo rabioso que se enciende
para recordarnos que an existe la orfandad y el
delirio a los pies de la cordillera de Los Andes.
Sonre y hace malabares con sus emociones para
verse menos dolida, ocultando esas noches inmen-
sas sin padres ni pequeas caricias donde poder
20
-
refugiarse; a pesar de sus disfraces me pregunta
si practico algn tipo de magia ancestral. Quisiera
acabar con el determinismo social y con los pre-
juicios. Quisiera que se esfumaran los temores de
reconstruir un sueo suyo sobre las ruinas de este
largo y angosto pedazo de estropajo.
Le insisto que no compre una polera femi-
nista porque no est para discursos baratos ni ca-
ricaturas del poder, s que vaya al puesto donde
estn vendiendo el libro Canciones punk para se-
oritas autodestructivas, porque el nombre es ad
hoc a su sonrisa tan vulnerable y debera tenerlo
entre sus lecturas de la semana. Seguimos cami-
nando junto a otros amigos. Segn Hctor, esta es
la mejor forma de terminar el da, y estoy total-
mente convencido que as es.
Le explico que cada silencio es una marea
de palabras sin direccin, y que una dedicatoria
es muy poco para lo que quiero decir. Me pide
que ponga todo, absolutamente todo lo que est
en mi cabeza sobre el papel; pienso en todos los
21
-
errores de mi vida y en las formas de remediarlos.
Me confundo. Se rie. Bebe lo ltimo de cerveza.
Quiero llevrmela a San Fernando, Chilln o a
cualquier lugar donde podamos correr y escon-
dernos. O mejor no, una ciudad donde podamos
reescribir La Novela Nacional.
Han pasado un par de das y siento que es-
toy perdiendo el tiempo. Estas pginas son peores
que los bodrios ledos por poetillas en esos antros
provincianos entre borrachos escandalosos; y no
se trata de problemas literarios, sino de esta in-
certidumbre muchas veces bella pero tambin tor-
mentosa, de no saber si estos poemas terminarn
siendo solo escombros de un libro eternamente
indito o el presagio de todas las expresiones de
la ternura.
Me ha costado dormir las ltimas noches.
La distancia, por muy pequea, aprieta el estma-
go y corta el aire. La extrao como solo se extraa
a las personas de las que uno no quisiera separarse
nunca ms. Es asombroso de sobremanera, no en-
22
-
cuentro las palabras, pienso en un par de versos de
Sarah Kane y en un poemario que cre que haba
quedado en el pasado. Paso horas sentado frente a
mi netbook escribiendo estas lneas casi como un
flujo de conciencia. Abril me pregunta qu tanto
llevo porque est ansiosa de leer este captulo.
Toda la msica que escucho es la banda so-
nora de una novela enorme, donde lo que hacemos
poco y nada tiene que ver con lo que sentimos. Mis
das estn saturados de imgenes poticas y Abril
es una de ellas, pero mucho ms, porque la ficcin
es una excusa cuando la vida es tremenda. Verla
llegar al GAM es el mejor regalo de cumpleaos
que me podra haber hecho y le da un nuevo sen-
tido cuando digo que mis fines de semana son una
Norteamrica adolescente.
Estoy lleno de lugares comunes, de versos
repetidos, de figuras manoseadas. Me siento como
el compositor de todas esas cancioncitas lastimo-
sas de la radio que corean las mismas nias felices
que jams leeran un libro como este, o como los
23
-
de mis amigos. Es imposible no caer en el ima-
ginario potico de los noventa, en la msica y la
TV que me malcriaron, en todos los fenmenos
polticos y estticos de las hiperdictaduras. Los
chicos que no lloran desaparecieron y con ellos
la lucha. El nico enemigo es un mal chiste saca-
do del cmic, un Lex Luthor travestido.
Abril quiere un abrazo, necesita un abrazo.
Imagino los modos que podra usar para escribirle
una nueva historia en una Inglaterra sudamerica-
na. No necesita arrancarse a otro pas ni recos-
tarse sobre las avenidas de Santiago soando una
ruleta rusa; en su rostro todo amanece, como si
fuera un relmpago atraviesa la noche de oriente
a occidente. Ella brilla en un mundo con fobia, en
una ciudad que se estrella contra el suelo, como
un alcohlico esquizoide sobre el pavimento en
las entradas de los peores bares. La capital no es
ms que una provincia sobrepoblada y mejor ves-
tida.
Como una primavera en Chernobyl han
24
-
sido los ltimos cuarenta aos de Chile, los dia-
rios a manera de esquirlas, los parques un campo
minado; todos los sueos parecen una telenovela
mexicana producida por Televisa S.A. Cree que
morir de cirrosis o de un hematoma crnico en el
corazn; lo dice entre chistes y me bombardea la
cabeza solo por las malditas se da la vida, como
un canto nacional que me inquieta mientras sepa
que no ha llegado ese momento perfectamente
fotogrfico donde no tema esperar con calma la
muerte. Ahora entiendo por qu a la gente le gusta
tanto Eternal sunshine of the spotless mind y 500
days of Summer.
Todas las metrpolis son una caja de Pan-
dora de la que intentamos huir. He reconocido en
sus calles una estela de cicatrices sobre la acera,
el dolor instalado como una realidad paralela in-
cluso en los antros de moda, la perversin en el
centro como una galera subterrnea y multicolor
entre lucha de gneros y comercio extico. Las
ciudades en las que he vivido han sido un crimen
pero tambin una oportunidad. Cuando miro a
25
-
Abril pienso que Santiago no podra existir sin
ella, convencido que tiene las respuestas a sus
preguntas y la capacidad de entender que el tic tac
del reloj no es una bomba de tiempo.
Necesito que me enve seales de humo.
Estuve en el Biobo y ahora me voy a la Tie-
rra Prometida, me siento como un forastero so-
bre un terreno baldo y sin embargo la oigo como
un futuro condicional. Si me preguntara por qu
aparece el personaje en un libro anterior, le dira
que es porque mucho antes de conocerla todos los
poemas eran sobre ella, y que esas historias fue-
ron figura de quien habra de venir.
Estoy sobrepasado de incertidumbres, y eso
ya es mucho. Escribo, escribo y escribo; camino
por el borde costero entre Concn y Via; intento
descansar cuando llega la noche; trato de leer para
un trabajo que debo terminar, pero como vuelvo
a escribir, le digo a mi editor que quiero ser El
Nuevo Mesas Cyberpunk de la Poesa Chilena en
Llamas; converso con Courtney Love y presien-
26
-
to que tiene el autoestima literaria por el suelo,
incluso ms abajo; es de una ternura inconmensu-
rable sentirla tan frgil que me da risa y pena a la
vez.
Abril no es la chica perfecta, est muy lejos
de serlo, y eso me encanta. No me preguntaron si
quera nacer en Chile, no me advirtieron de estos
nudos mentales. Morrissey tena razn. He cono-
cido el cielo y el infierno. He visto a la gente que
quiero con sus mejores mscaras, aparentando ser
personas decentes y felices, clase media perfecta,
consumidos por la gangrena extrema que los co-
rroe. Ella es una fractura expuesta totalmente cu-
rable. Abril sabe muy en el fondo que los sueos
son la hoja de ruta de un paraso codificado, y que
si escribo estas lneas es porque estoy totalmente
convencido que uno de estos das pintar de colo-
res el arcoris monocromtico en el cielo de Arica
a Puerto Montt.
Est acostada. No se ha drogado. Espera
que ya sea 31 para celebrar Ao Nuevo. La veo
27
-
mientras duerme: hace figuritas con los ojos, di-
buja escenas de una pelcula que an no se ha
filmado, conversa en el living de una casa sobre
sus proyectos, viajes, vida loca. No quiero que se
vaya, soy capaz de hacer cualquier cosa para de-
tenerla; Abril no tiene que escapar de este pas,
aqu se puede construir un paraso codificado, yo
puedo construrselo. Probablemente se sinti ridi-
culizada porque debe ser la ensima vez que da la
PSU.
Es tan fcil dejar por el suelo la reputacin
de una persona, como si fusemos mejores unos
que otros. Ella no ve su belleza, aunque sabe que
la tiene, pero duda como si fuese un espejismo
posmo del que debemos sospechar. Para salvar a
Abril hay que borrar estas hojas y volver a escri-
birlas, pero se puede, como tambin se puede re-
construir una nacin acabada cuando todo arde y
se consume.
Segn Donoso, la ley es el mapa del cri-
men, ata de manos, limita. He pensando en todas
28
-
las soluciones, en los subterfugios, las salidas al-
ternativas, pero es imposible.
Escarbar en las canciones de Serrano. Tener mie-
do y hambre, pero no fro. Esperar a que Manu
llame para que vayamos por unas birras e insistir
que no hay generacin posible en el actual pano-
rama del mapa potico nacional, pero an as, se
puede ser parte de una hermosa complicidad con
los discursos de mis amigos loquillos y sus estti-
cas del desborde. La superficie de Latinoamrica
arde, pero en el cielo sus lumbreras no dejan de
brillar.
Chile se est quemando y no es una metfo-
ra. Los incendios en el sur se extienden cada vez
ms. Miles de hectreas arrasadas por el fuego
que prendi no sabemos quin. La incertidumbre
y la esperanza son dos palabras que por separado
saben amargas pero que juntas son un sortilegio
para el futuro inmediato. Una obra es mucho ms
que ochenta pginas bond con una portada papel
couch a todo color, mucho ms que un puado de
29
-
imgenes poticas o el delirio escritural de lo que
se ha visto o presume. Abril me escribe despus
de dos semanas sin verla y no s qu hacer, no s
qu decir; la distancia debera ser tipificada como
un acto criminal.
Te imaginas que de verdad exista un cielo y
tierra nueva, una creacin restaurada despus del
fin de los tiempos, un lugar eterno donde podamos
correr y comer de todos los rboles frutales. Si
fuese as estoy seguro que ah no existir el dolor
y que la ley ser solo un mal recuerdo por causa
de una vieja naturaleza; tendremos la oportunidad
de comenzar denuevo sin el terror a la ortodoxia,
porque la ortodoxia ser parte nuestra. He inten-
tado encontrar los argumentos suficientes pero ha
sido en vano; en un lugar como aquel te buscar
sabiendo que la muerte nos da una nueva oportu-
nidad porque el fin de la restauracin ser volver
al modelo antes de la cada.
Escribe sin puntuacin. Sirve el pitcher me-
30
-
jor que los hombres. Llega cuando pienso que no
lo har. Entra a las shoperas ms rascas. Toma la
iniciativa. Se compra libros perversos. No conoce
la vergenza. Se escabulle demasiado rpido. De-
sea inventar un paraso codificado. Es la enferme-
dad pero tambin el antdoto. Esconde la basura
debajo de la alfombra. Continuamente lo estropea
todo. Viaja, regresa, se vuelve a ir. Se reconoce en
la poesa. Es vctima de los chismes. Transforma
las superavenidas en un desierto florido cuando
sonre.
Sabemos quienes somos, pero no donde es-
tamos. Diseminados en la geografa y los colores
ya empezamos a construir el territorio, esa Re-
pblica Mental que nos ha sido esquiva pero que
cientos de libros podrn darle forma imaginaria y
consistente, de tal manera que en veinte aos ser
otra la historia, seremos nosotros en la historia,
los que sobrevivimos al Bosque del Abandono.
Es comprensible hablar de escrituras subversivas
cuando sabemos que los terroristas estn en las
oligarquas.
31
-
Quise llamarla pero no encontr su nme-
ro. Pens ubicar a un par de amigos para conse-
gurmelo pero era demasiado tarde. Le escrib un
mail, pero no lo envi. Si los temores fuesen un
ocano, me estara hundiendo.
Me encontr con Cristin en el Bar de la Gringa.
l se reconoce como uno de los cuerpos celestes
que se estn extinguiendo en la galaxia colchagi-
na de la periferia sentimental. Haba peleado con
su novia y borr todos los archivos de su guin;
rompi y quem la versin impresa y anillada a
menos de un da de la entrega. Son solo sesenta
escaletas. No es tanto, cierto? Es bastante. No
s por qu somos tan idiotas que queremos a las
peores nenas.
Es la chica ideal. No se parece en nada a
Abril, Summer o a la Courtney Love de la chi-
lean poetry. Podemos salir a caminar por el cen-
tro durante la noche, tomar helado en una gelate-
ra topsima, y ya es suficiente. Me hace sentir que
32
-
estamos dentro de una pelcula filmada en 35 mm,
con una fotografa perfecta y locaciones sutiles y
hermosas.
Pucha, no estoy dispuesto a llevarla para
pasar vergenza; ust tiene el corazn muy livia-
no mijita. Con ust tengo todo que perder.
Abril tiene la pura cagada. No le renovarn
el contrato hasta marzo. No termin amasando
fortuna en una agencia de Ciudad Empresarial ni
de notera en algn programilla de cuarta. Me es-
cribe despus de mucho tiempo. Quiere que nos
juntemos. Es tan extrao sentir que la odio y la
amo al mismo tiempo. Ella es la perversin y el
deseo pero en una lnea narrativa incomparable,
love le dicen, rabia le dicen, ternura le dicen.
No s si responder, no s si llamarla. Es-
toy con esa sensacin de no querer hacerla sentir
importante, que no me afecta su ausencia, que no
quiero verla o que me da lo mismo. Abril hace to-
das las cosas ms difciles, no s si tanto para m
como para ella. La poesa chilena es una joda, un
33
-
juego de nios, pero las alternativas estn, siem-
pre puedo hallarlas. Olvida el amanecer ahogado
que nunca pudimos. El amanecer es parte de la
ficcin.
Mientras caminaba por Condell ya saba de
la furia en contra de una nacin lejana que no me
quiere y que yo tampoco quiero. Lanzara estas
pginas a la papelera de reciclaje o quemara una
bandera como rito purificador. Europa es el patio
trasero de Amrica Latina, una tribu antiqusima
con pretensiones mayores. Si en estas lneas exis-
tiera el rencor seguiran existiendo los chicos que
no lloran, por eso s que retroceder no es una al-
ternativa y que La Novela Nacional se convertir
en una fogata extinguida en medio del Bosque
del Abandono.
Me enva mensajes de texto todas las no-
ches, mientras duermo, para que nos juntemos en
algn lugar del centro. Est en pijamas, me vis-
to rpido, nos reunimos en la esquina de su casa;
siempre se me olvida llevar un ejemplar del libro.
Abril est bordando con fuego los sueos que al-
34
-
guna vez tuvo, pero que las imposibilidades eter-
nas de todo le robaron. Los chicos que no lloran
estn deconstruyendo el sentido del proletariado
por medio de la cumbia, vestidos de guayaberas,
al ritmo del cario latino y entrometindose en las
radios nacionales; nunca he entendido por qu se
apropian hasta de lo que no es suyo.
El lenguaje es abuso y carencia, un jugueteo
pobre de labios, si es que acaso algo rescata de los
recovecos locos y codificados en el corazn del
corazn. Puede decir que me extraa un kilo pero
se oye tan falso, tan a compromiso con la buena
onda de unas salidas y la complicidad bonita ante
el intento de un nuevo pacto. Mis viejos dicen que
las palabras se las lleva el viento, como todas esas
veces que repet estar. Ningn epgrafe de Ray
Loriga me har cambiar de opinin, a menos que.
Lucybell es la peor banda del mundo. Han
editado unos discos horribles en formato super-
ventas y con un puado de letras para las calceti-
neras. He visto algunos afiches de sus conciertos
35
-
caminando por Merced, tambin de Manuel Gar-
ca y Combo Ginebra. El espectro musical en la
cartelera chilena es una amalgama multicolor de
la que estoy huyendo por salud mental. Necesi-
to tenderme en el pasto hmedo y escuchar elec-
trnica francesa tardes completas como solo los
malabaristas del indiepop pueden hacerlo. No me
digas que son delirios de grandeza porque si no
creer que tambin los seres infelices odian a los
que no son como ellos.
Ya, si respondiera a su seal, si la busca-
ra dejando atrs los juegos de poder, no tengo la
seguridad que podamos dar el salto a un nuevo
captulo para extinguir el fuego mental de esas
dcadas que tendrn que releerse, pero an as lo
intentara. No me interesa ser el mejor poeta de
mi generacin, mientras sepa que ella desea huir
para ver si en otro lugar existe la posibilidad de
comenzar de cero. Toma el telfono y marca, no
lo dudes.
Abril es la chica ms bella de la ciudad. Ilu-
36
-
mina las noches ms que todas las constelaciones
en el cielo al que mira esperando las respuestas
para combatir el determinismo histrico, el pasa-
do, el miedo y las caravanas de la muerte a cues-
tas. Est cansada de luchar, desde que estaba en
la Arcis intent un cambio, una nuevsima inde-
pendencia, pero quiero que entienda que no hay
que transformar el pas, sino las cosas mnimas,
las ms pequeas, las historias, porque La Novela
Nacional son los fragmentos que todos da a da
escribimos con el gesto y la ternura, unos de los
pocos ingredientes que quedarn para la posteri-
dad.
Cuando el cerro San Cristbal se estaba in-
cendiando ella caminaba por algn lugar. Alguien
no le avis, o quizs as deba ser, todo a su tiem-
po, sin apurar los hechos; algo me hizo pensar que
el fin de un poemario no era el fin de una historia,
sino el principio de una reencarnacin definitiva
y permanente. Un amigo poeta escribi un tex-
to casi como sacado de un viaje con LSD; cree
que Abril tiene algo en comn con Nadia, ese per-
37
-
sonaje extrao y taciturno de Teillier. Podra ser,
aunque a Abril le encanta The Smiths ().
Las palabras escritas y dichas son fragmen-
tos de un futuro incierto. Ya se lo haba anunciado
con seales entrecortadas en un sucucho de mala
muerte a metros de Lastarria. Nunca fui bueno
para anotar el lenguaje de mi corazn, o esas pro-
vocaciones impetuosas que nacen a partir de la
intuicin y las premoniciones.
Abril no es como Yin Yin. Prefiere no escuchar
canciones de nia lesa porque sabe que no podra
dormir y avanza entre las personas con la espe-
ranza que alguien pueda ver. Es tan fcil entender
que no debemos derrocar el constructo social y
econmico, la clave est en la microafectividad
y en todas las pequeas revoluciones del cario
sobre el desierto florido que ella pinta durante las
cuatro estaciones desde los puntos cardinales que
forman la Alameda y la Gran Avenida. Cuando
sonre todo amanece, cuando duerme, tambin.
Cree que muy lejos de aqu podra curar sus
38
-
fracasos y fracturas e insiste que no la podr con-
vencer de lo contrario. No es de egosta, slo que
me gustara construir un territorio imaginario den-
tro del que ya vivimos, donde el nico modo de
comunicarse sea la poesa, por medio de palabras
y caricias y todas las formas posibles en las que
se pueda experimentar el lenguaje, un territorio
donde no seamos vctimas de las circunstancias ni
de la moralidad que nadie respeta pero con la que
todos, en algn momento, se abanderizan. Si pu-
diera recobrar el tiempo, estoy seguro que habra
hecho callar a un par de personas.
Est investigando sobre las artes que se en-
cuentran en extincin. Todas las maniobras emo-
cionales tienen distintos nombres pero apuntan al
mismo hecho. No Decir siempre ser una fobia
extendida pero remediable. En la ecosofa no est
la receta ni menos la conclusin. Terrorismo es
ser cmplice del determinismo social, dejar las
cosas como estn, la pasividad y la cobarda de
una boca cerrada y unos pies quietos.
39
-
Mi Norteamrica Adolescente no es una
caricatura burda del candor provinciano, sino que
la manifestacin estrepitosa de una pequea re-
volucin ante el calor de una noche falsamente
perfecta, porque es en esas ocasiones que se en-
cubren miles de auras de gemidos indecibles, por-
que es en esas fiestas que se disfrazan los rboles
genealgicos en llamas. Mi cabeza es el wurlitzer
de todas las canciones que jams se reescribirn y
que Abril tararea antes de dormir.
A Abril le encantan las novelas macabras creyen-
do que su vida es una de ellas. Le sealo que no se
adelante a los hechos; podemos iniciar un ritual
para sobrevivir al invierno como los hijos insu-
rrectos del mercantilismo sentimental. Si me con-
tara sus secretos podra dibujarle un orculo como
telaraa sobre los parques de la ciudad, como to-
dos los pentagramas imaginarios de una era pre-
moderna.
David Foster Wallace la conoci el invierno
de 2006. No recuerda el nombre del bar, slo que
estaba junto a un par de amigas. No se acerc; la
40
-
miraba sentado desde la barra intuyendo que sera
la protagonista de su obra pstuma y de absoluta-
mente todos los libros eternamente inditos que
ningn editor querra publicar, pensando que el
acto escritural tiene un carcter proftico. Se fue
entristecido de sobremanera sabiendo que sera el
nico que ve en ella lo que nadie ms.
Maana sabr si la desdicha suya ha sido un
anagrama futuro o slo las seales de una atrofia
con posibilidad de sanacin. Si le insisto que se
quede es porque estoy totalmente seguro que la
Nuevsima Poesa Chilena es una pandemia que
infecta y no mata, un jardn botnico en medio de
la capital cuando los sietes das sean un fin de se-
mana permanente. Sus deseos son un misterio en
forma de sistema codificado que se entrelaza con
las gentes y las calles y los lugares que conoce
por vez primera. Atraviesa las madrugadas y las
festividades como los cuerpos celestes; no conoce
la luz.
La Piromana de Sueo es una de las dis-
41
-
ciplinas ms antiguas en la historia de la huma-
nidad, se aprende durante la infancia y se practi-
ca hbilmente entre los veinte y los treinta aos.
Abril ha conseguido experimentar un punto ma-
yor: daar a las personas que ama.
Los sbado son un grado de inflexin de la
narrativa que intentamos comenzar. Vagamos por
este pueblo fantasma del que queremos escapar
prontamente y terminamos en un boliche del cen-
tro casi vaco. El calor, el tedio y la distancia nos
cercenan el nimo hasta sentirnos los nios malos
de las postvanguardias en la tierra del olvido, foto-
grficamente lrica, como esos lugares nebulosos
donde se ambientan los videojuegos de zombies.
Se re a carcajadas de la fauna sepia a la entrada
de la catedral de la Plaza de Armas. No es falta de
azcar. Es entretenido pero tambin bizarro. Todo
es tan kitsch...
La ausencia de un padre puede explicar mu-
chas cosas. Mientras ms escarbo ms motivos
encuentro para justificar o por ltimo para enten-
42
-
der que nada ocurre por caprichos de unos aos
furtivos y etlicos en cada. Imagino que hay mu-
cho por reconstruir y demasiado por comenzar;
cada hora por muy inslita es una nueva oportuni-
dad de susurrarle misterios al odo y as trazar las
primeras manchas de un cuento para las mismas
Abriles que necesitarn soarse con la rajadura
en el alma cicatrizada y el corazn abandonado en
el desierto florido que bord en los parques de su
ciudad.
No quiero forzar nada, no quiero escribir
ms de lo debido. El terror del mundo es una esfe-
ra lumnica en el techo de la fiesta. Abril siempre
busca la felicidad pasajera, pero cuando se le ofre-
ce con una mano la dicha y con la otra el desdn,
no sabe qu hacer, se bloquea y escabulle. Siente
un delirio asombroso, mientras sea recproco, por
el desamor de unos analfabetos megalmanos que
no entregan ms que esa felicidad momentnea.
Me cuenta de los hombres con los que se ha acos-
tado ltimamente con la facilidad de conocer y
desechar, como si estuviese hablando de comer-
43
-
cio sexual. El deseo y los juegos de poder tambin
son una de las manifestaciones del capitalismo
exacerbado y depredador.
Es curioso cmo todos intentan construir la iden-
tidad social a partir de la autoestima. Verse onde-
ramente rancia para sumar puntos al inters que
causa en los chicos que no lloran y sus viernes
bailables, para sentir la admiracin a la que puede
aspirar una imitacin burda de una estrella de ga-
raje rock en decadencia, como si Facebook fuera
la Rolling Stone transversal y de mayor alcance,
y la mala fama un capital al que se puede echar
mano.
Abril se toma la ficcin demasiado en serio.
La poesa es mucho ms que un sumario de reve-
laciones a priori; anoche me acost con el temor
de que mis desvaros eran un holograma de la pro-
yeccin mental de mi otro yo. Es como un sueo
que se repite y se repite y se repite, cada vez ms
ntido y bello, pero ms cercano a la imposibili-
dad instalada en el mismo territorio de la inde-
44
-
pendencia. No quiero saber ms nada, no voy a
perdurar en una trampa que me he tendido sabien-
do que algunos gestos son parte del efecto ptico;
mientras No Decir sea un estandarte o un muro
de proteccin, no har ni el mnimo esfuerzo por
derribar los puentes del alma de las autopistas del
mundo.
Recurre al horscopo chino para descifrar un fu-
turo inmediato que le aterra pero intenta abrazar.
Algo no est saliendo bien. Siento el coraje de ver
en ella a la peor chica que podra haber conocido;
camino por el Parque Forestal escuchando unos
covers de Jiminelson y pensando que la mayora
de nuestros encuentros han sido como una jaura
de impulsos desenfocados.
La extrao y repito que una semana en mi
lugar es una eternidad. Felipe me pregunta por
ella y siento una descarga sinestsica en el odo
medio de mi conciencia.
El neoliberalismo es mucho ms notorio en
las relaciones afectivas que en la economa. El ca-
45
-
rio como un bien de consumo protegido y condi-
cionado al poder adquisitivo del otro; no me dice
lo que piensa, pero lo da a entender de alguna for-
ma descifrable. Este jueguito tonto y cobarde de
no querer mostrarse expuesto ante la posibilidad
de perder no durar mucho. Una divina revelacin
me ensea que el miedo no es posible cuando la
sinceridad est detrs de nuestras motivaciones.
Recuerdas cundo comenz? Yo s, perfec-
tamente. Todas las palabras transcurrieron a vein-
ticuatro fotogramas por segundo en mi memoria
visual, nada fue al azar, ni siquiera esa primera
salida frustrada por mi horrible horario de clases.
Me arrepiento de no haber hecho callar a un par
de personas que con un ojo panptico observaron
solo sobre la superficie, ignorando la parcialidad
al medir nada ms que los actos reflejos. Hoy po-
dra respirar bajo el agua y no solamente escribir
en la arena del mar, encontrar un traje de superh-
roe que s me quede a la medida; dime si puedes
leer estas lneas escritas mucho antes en el fondo
de tu corazn, y si es as, promete que no ser una
-
alegora en vano.
El Sueo Americano no es ms que un
puado de excepciones elevadas a una potencia
imaginaria. No te dejes engaar por una esperan-
za artificial que lo novedoso no dura mucho tiem-
po. Piensa ms de dos veces antes de tomar una
decisin. Recuerda que de los errores se aprende.
Pronto te llegar un libro desde Temuco, atesra-
lo. Si no te sientes bien, ve a un parque, recustate
en el pasto y escucha esos temitas de Telepopmu-
sik. Si ests peor, llmame. Baja las dosis de todo.
BUENAS NOCHES.