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ANALÍTICA REVISTA DE FILOSOFÍA N.º 5

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  • ANALTICARevista de FilosoFa N. 5

  • Revista de filosofa, N 5

    Directorscar Augusto Garca Zrate

    Comit EditorialDavid Villena Saldaa

    Jos Antonio Tejada Sandoval Pablo Quintanilla Prez-Wicht

    ReseasAlonso Zela

    Comit Consultivo InternacionalAlberto Cordero-Lecca

    (City University of New York, EE.UU.) Jean-Pierre Cometti

    (Universidad de Provenza, Francia) Pascal Engel

    (Universidad de Ginebra, Suiza)W. D. Hart

    (Universidad de Illinois, Chicago, EE.UU.)ystein Linnebo

    (Universidad de Birkbeck, Reino Unido)Georg Meggle

    (Universidad de Leipzig, Alemania) Francisco Mir Quesada Cantuarias

    (Sociedad Peruana de Filosofa)Luis Piscoya Hermoza

    (UNMSM, Per)Jorge Secada Koechlin

    (Universidad de Virginia, EE.UU.) Matthias Schirn

    (Universidad de Munich, Alemania)Scott Soames

    (Universidad de California Sur, EE.UU.)

    Correo-e: [email protected]: http://cesfia.org.pe/analiticaIncluida en The Philosophers Index

    ISSN: 1996-1464Depsito Legal: 2012-01040

    ANALTICA

  • SUMARIO

    Presentacin 5

    ARTCULOS

    Normatividad doxstica en animales no humanos 9Laura Dann

    La importancia de un buen transporte: la distincin conceptual - no conceptual y el empirismo de conceptos 29Lisa Skidelsky

    La autorreferencia autoconsciente y el uso del yo como sujeto 61Javier Vidal

    La base axiolgica de la epistemologa popperiana 81Jos Rosales Trabuco

    ESTUDIO CRTICO

    Nuevas ideas en torno al problema de la mala compaa 97Lucas Rosenblatt

    RESEAS

    R. Raatzsch, Ludwig Wittgenstein Zur Einfhrung 115Reseado por Damin Szmuc

    K. Gdel, obras completas 127Reseado por Christian Espndola

  • 4Laura Dann

    NOTAS

    Proyecto Leibniz en espaol 145Juan A. Nicols

    Homenaje a Juan Camacho Camacho 151Jaime Villanueva Barreto

    NOTICIAS 159

    LIBROS RECIBIDOS 165

    ConteniDo

  • PRESENTACIN

    El Centro de Estudios de Filosofa Analtica (CESFIA) ha cumplido cinco aos. Este primer lustro deja tras de s numerosas satisfacciones y tiene como corolario la edicin del nuevo nmero de Analtica, que ofrecemos hoy a la comunidad. Siempre ser grato recordar la multitudinaria conferencia inaugural del verano de 2007 a cargo de Evandro Agazzi, quien disert en torno al impacto de la semitica en la filosofa de la ciencia.

    Como se sabe, entre otras actividades, nuestra institucin ha promovido la puesta en acto de cinco cursos internacionales de filosofa. La acogida de cada uno de estos eventos fue abrumadora y la participacin de los asistentes result tan constante y comprometida como la de los expositores.

    Merecen, en este sentido, nuestro agradecimiento a personas como Paul Benacerraf, Jean-Pierre Cometti, Alberto Cordero, W. D. Hart, Miguel Hidalgo-Serna, Matthias Schirn y Edward Zalta. No podemos, asimismo, dejar de mencionar la realizacin del I Coloquio Peruano de Filosofa Analtica y, en consecuencia, la amable colaboracin de Pascal Engel, Mitchel Green, Trenton Merricks, Agustn Rayo, Gonzalo Rodrguez-Pereyra, Claudine Tiercelin y Stephen Yablo. Otras presentaciones han contado con el apoyo de Eduardo Barrio, John Earls, Ramn Garca Cobin, Mario Gmez Torrente, Klaus Jaff, Luis Piscoya, Pablo Quintanilla y Javier Vidal.

    Desde luego, no slo individuos han echado a andar nuestro proyecto. El apoyo de instituciones result capital. Mencionamos a la Sociedad Peruana de Epistemologa, la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Mar-

  • 6Laura DannPresentaCin

    cos, el Vicerrectorado de Investigacin y la Facultad de Educacin de la misma universidad, el Departamento de Humanidades de la Pontificia Universidad Catlica del Per, la Facultad de Ciencias de la Comunicacin, Turismo y Psicologa de la Universidad San Martn de Porres, la Universidad Ricardo Palma y la Embajada de Francia en el Per.

    Gracias tambin a las editoriales y autores que han confiado en nosotros. De modo especial, nuestro reconocimiento a Alianza Editorial y Tecnos (Grupo Anaya),Editorial Crtica (Grupo Planeta), Plaza y Valds Editores, Springer Verlag, Rodopi y a las editoriales de las universidades de Cambridge, Javeriana, Nacional de Colombia, Oxford y Princeton por los gentiles envos de materiales a resear. Asimismo, nuestro profundo agradecimiento al cuerpo de rbitros por la responsable labor que realizan.

    Gracias finalmente a quienes ao a ao contribuyen con sus textos a Analtica y a ustedes, nuestros lectores, cuyo inters mantiene vivo esta empresa editorial.

    Comit editoRial

  • ARTCULOS

  • [Analtica, Ao 5, N. 5, Lima, 2011; pp. 09-28]

    NORMATIVIDAD DOXSTICA ENANIMALES NO HUMANOS

    Laura Dann

    Universidad Nacional de Crdoba C [email protected]

    Recibido: 25/06/11Aprobado: 30/08/11

    RESUMENEl propsito central de este trabajo es caracterizar una variante de normatividad doxstica que no requiera de competencias metarepresentacionales, pero que mantenga en pie la idea de quien posee creencia no slo ha de poder equivocarse en lo que cree, sino que ha de contar tambin con algn tipo de sensibilidad a tales errores. Segn espero mostrar, adems, esta variante no tiene por qu ser dominio exclusivo de los animales humanos, dotados de lenguaje. Para lograr tal fin, procuro identificar un patrn de conductas no lingsticas que constituya un buen indicador de que una criatura es sensible a sus errores doxsticos y ofrezco alguna evidencia emprica que sugiere la existencia de animales no humanos que de hecho muestran comportamientos de sta ndole.Palabras clave: Creencias, normatividad, mentes animales.

    ABSTRACTIn this paper I try to defend a notion of doxastic normativity which does not depend on metarepresentational competences. Nevertheless, according to this notion, to have a belief is not only to have a mental state that might be erroneous, but also to be sensitive to such doxastic errors. Besides, I will try to show that this kind of doxastic normativity is not necessarily confined to human animals. In order to defend this last claim, I will try to identify a

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    Laura Dann

    pattern of nonlinguistic behaviors which indicates that a creature is sensitive to its doxastic errors, and offer some ethological evidence which suggests that there are nonhuman animals capable of such behaviors.Keywords: Beliefs, normativity, animal minds.

    1. La normatividad de las creencias y la concepcin intelectualista del error

    Un rasgo caracterstico de nuestras creencias es que son susceptibles de evaluacin normativa en virtud de su verdad o falsedad, correccin o incorreccin, etc. Por lo tanto, una de las tareas que deber afrontar quien est interesado en atribuir creencias a animales no humanos, consistir en mostrar que tales criaturas cuentan con el tipo apropiado de normatividad, o para decirlo de otro modo, que pueden poseer creencias errneas.

    Ahora bien: cmo caracterizar este tipo de error? En qu consiste precisamente tener creencias errneas, o estar equivocado en lo que se cree? En primera instancia parece que, si alguien cree que P, su creencia ser errnea cuando su contenido represente de modo inadecuado un estado de cosas, pues nuestras creencias han de ajustarse al modo de ser de las cosas (Beisecker 1999). La verdad o la adecuacin al entorno operan, pues, como parmetros a partir de los cuales juzgamos normativamente nuestras creencias.1 El objetivo de tales estados doxsticos es la verdad o, en un sentido ms amplio, la representacin adecuada del entorno.

    A esto se suma que, para muchos autores, el tipo de normatividad que debemos atribuir al propietario de creencias no se reduce a la posibilidad de representarse el entorno falsa o inadecuadamente, sino que debe involucrar, adems, la capacidad para descartar siquiera ocasionalmente algunas de nuestras creencias en virtud de su carcter errneo. Dicho de otro modo: quien posee creencias no slo ha de poder albergar creencias que puedan ser evaluadas

    1 La verdad no es necesariamente la nica norma que gobierna las creencias. Tambin se ha sostenido que las creencias pueden ser evaluadas normativamente tomando como parmetro la evidencia que las justifique, el conocimiento y la racionalidad. Cfr. Engel (2007, 181).

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    como errneas de acuerdo con parmetros externos, sino que ha de contar, adems, con alguna capacidad para reconocer activamente los propios errores y corregirlos (Bermdez 2003).2

    Son varios, sin embargo, los modos posibles de caracterizar el tipo de reconocimiento de sus errores que debe poseer la criatura a la que atribuimos creencias. Para lo que aqu denominar la concepcin intelectualista del error defendida, con diferencias de matices, por autores como Davidson (1982, 1999) y McDowell (1994, 2009) la criatura que posee creencias ha de poder volverse reflexivamente sobre tales estados y evaluarlos en trminos epistmicos.

    Como es bien sabido, Davidson ha defendido que para poseer una creencia es preciso contar con el concepto de creencia. A su vez, en tanto las creencias son, esencialmente, estados que pueden ser verdaderos o falsos, poseer el concepto de creencia requiere poder pensar en la posibilidad de que sta sea falsa. Lo cual involucra la capacidad para volverse reflexivamente sobre los propios pensamientos, albergando estados mentales de segundo orden acerca del estatus epistmico verdadero o falso de los de primeros. McDowell, por su parte, considera que lo que convierte a los humanos en genuinos propietarios de conceptos y creencias es nuestra capacidad no slo para actuar en respuesta a ciertas razones sino, adems, para responder a dichas razones en cuanto tales. Esto equivale no slo a ser capaces de actuar porque tenemos cierta creencia que opera como una razn para nuestro comportamiento, sino tambin a poder preguntarnos si dicha creencia est justificada y si debiramos, por lo tanto, actuar como ella nos indica.3

    2 Una razn que puede darse a favor de esta segunda exigencia, es la siguiente: las creencias ofrecen distintas representaciones de estados de cosas en las que un agente racional se apoya a la hora de seleccionar un curso de accin apropiado para satisfacer sus deseos. Pero, para poder cumplir tal funcin resulta central que las creencias representen el mundo de modo adecuado y que, cuando el agente se equivoque y forme una creencia falsa, cuente con algn modo de reconocer dicha falsedad y modificar sus creencias de un modo que haga posible reinstaurar un curso de accin exitoso (Okrent 2007).

    3 Cfr. McDowell (2009, 128).

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    Ambos autores consideran, pues, que el genuino propietario de creencias ha de contar con la capacidad metarepresentacional para volverse reflexivamente sobre las credenciales epistmicas de las propias creencias y evaluarlas como verdaderas o falsas en el caso de Davidson o como justificadas o injustificadas en el de McDowell. A lo cual aaden, finalmente, que este conjunto de requerimientos slo puede ser satisfecho por las criaturas humanas, lingsticamente competentes, insertas en prcticas discursivas de carcter social. Como consecuencia del estrecho vnculo que trazan entre las creencias de primer orden, las creencias de segundo orden y el lenguaje, los dos coinciden en rechazar a priori la posibilidad de atribuir creencias a los animales no humanos carentes de lenguaje.4

    En lo que sigue querra defender en contra de estas posiciones intelectualistas la posibilidad de deslindar un tipo de normativi-dad doxstica que prescinda de toda apelacin a estados metare-presentacionales. Para esta concepcin deflacionada, la normativi-dad de las creencias ha de incluir no slo la posibilidad de albergar estados doxsticos errneos, sino tambin algn tipo de compren-sin de tales errores por parte del propietario de las creencias, pero de un modo menos exigente que el propuesto por los enfoques intelectualistas. Segn espero mostrar, adems, esta variante de normatividad no tiene por qu ser dominio exclusivo de los ani-males humanos, dotados de lenguaje.

    2. Animales que se equivocan: un caso hipottico

    El propsito central de este trabajo, segn indiqu arriba, es delimitar una nocin de normatividad doxstica que no requiera de competencias metarepresentacionales, pero que mantenga en pie la idea de que quien posee una creencia no slo ha de poder estar equivocado en lo que cree, sino que ha de ser capaz de percatarse de ello y modificar sus creencias en consecuencia. Para delimitar qu

    4 Muchos otros autores, que defienden la posibilidad de atribuir creencias a los animales no humanos, siguen trazando, como Davidson y McDowell, un vnculo de dependencia entre el dominio de un lenguaje natural y la posesin de competencias metarepresentacionales. Se destacan entre ellos Bermdez (2003), Clark (1998) y Dennett (2000)

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    se encuentra involucrado en este tipo de normatividad doxstica, puede ser til deslindarla de otros dos casos ms bsicos: i) el mero cambio de ciertos estados informacionales a la luz de las modificaciones del entorno y ii) la modificacin directa de las acciones a partir de los fracasos para alcanzar ciertos objetivos en la prctica.

    Comencemos por examinar i). La capacidad de una criatura para cambiar de creencias, pasando de un estado representacional a otro en sucesivos momentos del tiempo, no resulta suficiente para decir que sta satisface la idea de normatividad que aqu nos interesa, ni siquiera cuando tales cambios son desencadenados por un evento en el mundo que se oponga a nuestra representacin originaria y acuerde con nuestra representacin posterior (Jacobson, 2010). Para ver este punto, imaginemos que en T1 una criatura C muerde una manzana a la que se representa como un alimento, para encontrarse con que se trata de un juguete de goma. A partir de esta experiencia, en T2, C pasa a representar a la manzana como un juguete y ya no la busca como alimento. En este caso, podemos decir que C cambi de estados representacionales de un modo bien ajustado a su entorno, pero no que se percat del error en sus creencias pues, para esto ltimo, es necesario que C cuente con algn tipo de sensibilidad a la inadecuacin de su creencia en T1 y modifique sus creencias a la luz de tales fallas doxsticas.

    Detengmonos ahora en ii): la competencia para modificar las propias acciones a partir de la deteccin de un error en la prctica. Bermdez (2003) ha propuesto una distincin conceptual que puede ayudarnos a comprender en qu consiste la capacidad mnima para detectar un error doxstico que estoy procurando delimitar aqu y en qu se diferencia de las competencias de tipo ii). De acuerdo con este autor, una criatura puede percatarse de sus errores de dos modos diferentes: uno, ms bsico, que opera mediante una sensibilidad prctica a los resultados, y otro, ms complejo, que denomina sensibilidad doxstica. La sensibilidad prctica al error, nos dice, se encuentra ampliamente extendida en el mundo animal y consiste en la capacidad para modificar las

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    Laura Dann

    propias conductas de modo directo cuando se detecta, por los efectos obtenidos, que dicho comportamiento ha sido un fracaso. Este es, presumiblemente, el tipo de competencia que pone en juego la criatura que se percata de que debe correr ms rpido para escapar de un predador, que debe golpear con ms fuerza el fruto que intenta cascar, etc.

    Ahora bien, este tipo de sensibilidad prctica al error no tiene por qu involucrar la capacidad para percatarse de que hay algo equivocado en las propias creencias, ni la capacidad consecuente para modificarlas. Esto se debe a que, al menos cuando un organismo afina y corrige sus acciones sobre la marcha, parece posible explicar sus modificaciones conductuales en trminos de las interacciones dinmicas entre sus acciones motoras y su percepcin de los resultados, sin apelar al cambio ni a la correccin de sus estados doxsticos. De hecho, en casos de criaturas de cognicin relativamente simple, podra no haber creencias involucradas como gua de la accin, sino slo una combinacin de propsitos o necesidades bsicas y estados perceptuales.

    Las cosas son diferentes, en cambio, cuando una criatura cuenta con una sensibilidad a las fallas de tipo doxstico. En tales casos, ella primero corrige sus creencias en respuesta a cierta evidencia sobre su falsedad o inadecuacin y, posteriormente, como consecuencia de tal cambio doxstico, modifica su comportamiento. Es claro que quien posee este tipo ms complejo de sensibilidad al error s se percata, en algn sentido a especificar, del error en sus creencias y no meramente en su accin. Luego, parece que cumple con el requisito de normatividad doxstica en el doble sentido de ser capaz de albergar creencias equivocadas y de poder, adems, reconocer tales errores.

    Tomando en consideracin estas distinciones, querra dedicar-me ahora a indagar qu tipo de conductas nolingsticas podran inclinarnos a pensar que estamos ante una criatura dotada de sen-sibilidad doxstica al error.

    Examinemos, como punto de partida, el famoso ejemplo del perro de Malcolm (1973) que persigue a un gato y, al verlo trepar

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    a un rbol, se queda ladrando bajo el mismo sin advertir que su presa potencial ha escapado saltando a un techo cercano. Al menos desde un punto de vista externo, como intrpretes, sentimos la tentacin de afirmar que el perro cree errneamente que el gato se encuentra arriba del rbol. Pero, an si aceptamos este punto, el ejemplo no nos proporciona razones para pensar que nuestro perro satisfaga el segundo requisito que hemos asociado a la posesin de creencias: la posibilidad de detectar qu stas son errneas.

    Imaginemos a continuacin, complejizando libremente el relato de Malcom, que despus de persistir un rato en esta conducta poco fructfera sin obtener seal alguna de la presencia del gato, el perro deja de ladrar, observa nuevamente qu ocurre a su alrededor y detecta al gato sobre el techo. Furioso, cambia de lugar y pasa a ladrar debajo del techo.

    Qu ha ocurrido en nuestro caso hipottico? Aparentemente, el perro se ha percatado de su error y lo ha corregido. Cabe observar, sin embargo, que no se ha limitado a perfeccionar o modificar de modo inmediato su accin (como en el caso ii), sino que se ha vuelto hacia su entorno para buscar informacin nueva que gue su comportamiento subsiguiente. Por otra parte, el que haya cambiado la conducta del modo especfico en que lo hizo pasando a ladrar bajo el techo en lugar de realizar cualquier otra accin (correr dentro de la casa, dejar de buscar al gato, etc.), nos indica que el animal no est respondiendo por ensayo y error, sino que est guiando su conducta en base a la nueva informacin adquirida. Ahora bien: qu otro nombre hemos de dar al estado informacional acerca de un estado de cosas que puede ser verdadero o falso y que la criatura busca modificar de modo activo para guiar su conducta, sino el de creencia?5 Parece plausible concluir, por tanto, que lo que el perro imaginario ha hecho es corregir sus creencias para, luego, corregir de modo apropiado su accin. El

    5 Alguien podra sostener que el estado informacional errneo que se est intentando modificar es una percepcin y no una creencia. Esta opcin puede descartarse, sin embargo, en el caso de nuestro ejemplo, porque el perro de Malcolm no est viendo (ni percibiendo por ningn otro sentido) al gato arriba del rbol.

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    Laura Dann

    tipo de normatividad que muestra este animal se corresponde, por tanto, no con la mera sensibilidad al error en la prctica (ii), sino con la sensibilidad doxstica a los resultados que he identificado como caracterstica de quien posee creencias.

    Distingamos, finalmente, la conducta del perro de nuestro ejemplo del comportamiento de una criatura que meramente modifica sus estados informacionales a medida que recibe nuevos datos del entorno (i). Segn vimos, en el caso (i) la criatura actualiza y modifica su informacin sobre el mundo, pasando de un estado representacional a otro, pero no posee comprensin alguna sobre la inadecuacin de la informacin originaria, ni realiza ningn intento activo de reparacin o correccin de la misma. En el caso de nuestro ejemplo, en cambio, el perro acta guiado por su creencia originaria de que el gato est arriba del rbol y tropieza con que esta conducta lo conduce a resultados poco exitosos. Enfrentado a esta situacin, nuestro animal se da cuenta de que algo est mal en la prctica pero su conducta de bsqueda de nueva evidencia indica que este animal nota, adems, siquiera de modo prctico e implcito, que para solucionar el problema es preciso realizar un tipo especfico de cambio: un cambio informacional. Dicho de otro modo, la conducta de este animal nos indica que es capaz de reconocer que est ante un tipo especfico de problema (un problema acerca en sus creencias) y de identificar de qu modo hay que solucionarlo (cambiando sus creencias a partir de nueva informacin). Parece, pues, que no slo puede albergar creencias errneas sino que se percata, siquiera en un sentido mnimo que resta especificar, de que se ha equivocado en lo que cree. En lo que sigue, defender que podemos explicar el tipo de captacin del error en la creencia que evidencia esta criatura sin apelar a las capacidades metarepresentacionales en las que centran su atencin los enfoques intelectualistas.

    3. Normatividad doxstica sin metarepresentaciones: dos modelos

    Admitamos, siquiera por el momento, que al enriquecer el relato del perro de Malcom hemos ofrecido un ejemplo (hipottico) del

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    tipo de comportamiento nolingstico que constituira un buen indicador de la sensibilidad doxstica al error necesaria para la posesin de creencias. Preguntmonos ahora: qu capacidades necesita poner en juego dicho animal para detectar y corregir el error en su creencia? Necesita como supone el intelectualista disponer de la capacidad metarepresentacional para volverse sobre su creencia previa y evaluarla como falsa? En lo que sigue procurar dar una respuesta negativa a este ltimo interrogante, sugiriendo dos explicaciones alternativas que involucran procesos cognitivos diferentes pero que no suponen, en ningn caso, competencias metarepresentacionales.

    Comencemos examinado una opcin que se inspira laxamente en algunos desarrollos previos de Carruthers (2008).6 Inicialmente, el perro de nuestro ejemplo gua su conducta, consistente en ladrar y esperar bajo el rbol, apoyndose en la creencia de que el gato est arriba del rbol. Eventualmente, ante el fracaso en la prctica de la conducta, el perro modifica este estado doxstico inicial y pasa a albergar la creencia opuesta: el gato no est arriba del rbol. Tal cambio doxstico puede explicarse por la intervencin de un mecanismo que, ante el fracaso de la conducta guiada por una creencia P, se vuelve de modo automtico sobre el contenido de dicha creencia y lo invierte.

    Una explicacin de este tipo no apela, como lo hacen los enfoques intelectualistas, a competencias metarepresentacionales. La razn de ello es simple: el animal de nuestro ejemplo no se vuelve reflexivamente sobre sus creencias qua creencias para evaluarlas en trminos epistmicos. l no se representa creyendo, falsa o inadecuadamente, que el gato est en el rbol. As descrito, el proceso sera, sin duda, metarepresentacional. Pero, siguiendo a Carruthers, nos hemos cuidado aqu de indicar que lo que se postula es un mecanismo que se dirige estrictamente al contenido

    6 Me refiero, ms especficamente, a la explicacin que Carruthers (2008) ofrece del fenmeno de la sorpresa, tradicionalmente considerado como un fenmeno que involucra metacognicin, en trminos de cognicin de primer orden. Con algunas modificaciones pertinentes, intentar aplicar un esquema semejante para explicar la sensibilidad doxstica al error.

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    Laura Dann

    de la creencia a lo credo y lo modifica. El resultado de tal proceso es que la criatura, de hecho, corrige sus creencias, pero para ello no precisa percatarse de que sus creencias son falsas, sino meramente de que el mundo es de otra manera. Dejando de lado las preocupaciones por la exactitud y recurriendo a un lenguaje ms pintoresco: la criatura que se corrige de este modo no se dice a s misma: Oh, mi creencia de que el gato estaba arriba del rbol era falsa, sino algo como Oh, el mundo no es de este modo con el gato arriba del rbol sino de este otro con el gato ausente del rbol.7 El perro est tratando de dirimir cmo son las cosas en el mundo y no tratando de establecer cul de sus creencias es la correcta.

    Por otra parte, al pasar de un contenido a su opuesto creyendo ahora que el gato no est en el rbol el perro an no cuenta con informacin suficiente para guiar su conducta posterior. De all que comience un proceso de bsqueda de nueva informacin que le permita formar una creencia ms especfica la de que el gato est en el techo que le posibilite comportarse de modo ms exitoso.

    Hay razones, sin embargo, por las que esta primera explicacin puede resultar insatisfactoria. En primer lugar, al postular un mecanismo que corrige mecnicamente los contenidos de nuestras creencias, hemos pasado de una explicacin de nivel personal a una de nivel subpersonal. Lo cual parece problemtico si nuestro inters era dar cuenta de la sensibilidad de la criatura y no de sus mecanismos al error en sus creencias. En qu sentido, podramos preguntarnos, comprende la criatura que sus creencias son errneas, cuando lo que ha ocurrido es simplemente que sta ha pasado de modo automtico va la operacin de un mecanismo subpersonal de un estado mental a otro?

    Ante tales interrogantes, quizs convenga analizar una expli-cacin alternativa que no apela a mecanismos subpersonales, sino que descansa sobre la atribucin de ciertas capacidades inferencia-

    7 Aqu parece estar implicada la capacidad para manipular y comparar distintas representaciones o modelos del mundo. Sin embargo, siguiendo a Perner (1991), podemos pensar que una criatura puede comparar representaciones tratndolas como distintas situaciones posibles, sin ser capaz de representrselas qua representaciones que un sujeto (en este caso l mismo) se forma de su medio.

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    les, o protoinferenciales, al perro de nuestro ejemplo. La idea ahora es la siguiente: supongamos que el perro que ladra bajo el rbol cuenta con dos creencias. La primera de ellas tiene el con-tenido el gato est arriba del rbol. La segunda, captura una gene-ralidad conocida por el animal de nuestro ejemplo como: si el gato est arriba del rbol entonces debo poder divisarlo desde abajo del rbol. Luego, despus de ladrar un buen rato bajo el rbol sin seales del gato, nuestro perro arriba a la creencia de que el gato no se divisa desde abajo del rbol e infiere, por Modus Tollens, que el gato no est en el rbol.

    Alguien podra objetar que resulta excesivo atribuir a un ani-mal sin lenguaje la capacidad para realizar una inferencia por Mo-dus Tollens. En particular, se ha sostenido que atribuir al animal la capacidad para realizar inferencias de este tipo equivale a adjudi-carle el dominio de principios lgicos de inferencia y de conectivas lgicas como la negacin y el condicional. A su vez, prosigue esta lnea argumentativa, para poder emplear un pensamiento en el que figuren tales conectivas, una criatura necesita comprender de qu modo se vinculan veritativofuncionalmente los componentes del mismo. Para poder, por ejemplo, pensar un pensamiento con-dicional de la forma Si A entonces B, la criatura ha de poder com-prender que A no puede ser verdadera y B falsa. Pero, esto ltimo slo es posible si la criatura es capaz de volverse metareflexiva-mente sobre la estructura de sus propios pensamientos, algo que exige que los mismos se encuentren representados lingsticamen-te (Bermdez, 2003).

    No me detendr aqu a discutir estas razones, pero sealar, para quien las encuentre convincentes, que podemos dar una ex-plicacin similar del razonamiento de nuestro perro atribuyndo-le, no una inferencia deductiva propiamente dicha, sino una pro-toinferencia anloga al Modus Tollens (Bermdez 2003). Los ras-gos que distinguen a este tipo especfico de protoinferencias son:a) El reemplazo del condicional material en la primera premisa

    si el gato est arriba del rbol debo poder divisarlo desde abajo del rbol por una premisa en la cual no se introduce un operador

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    condicional en sentido estricto, sino que slo se establece la existencia de una vinculacin causal entre dos estados de cosas. De acuerdo con Bermdez, la capacidad para capturar tales regularidades causales en el entorno natural se encuentra ampliamente extendida en el reino animal.8

    b) El reemplazo de aquellas premisas que involucren la negacin (externa) de una proposicin como P por una premisa en la que figure un predicado contrario al de la proposicin original. En el caso de nuestro ejemplo, hemos de atribuir al perro la creencia de que el gato est ausente del rbol, en lugar de la creencia no es cierto que el gato est en el rbol. Con lo cual no estaramos asumiendo que el animal posee el concepto de negacin, sino nicamente que domina el par de predicados contrarios pertinentes.En sntesis: cualquier criatura que sea capaz de registrar ciertas

    regularidades causales y de entender los pares de predicados contrarios relevantes, podr llevar a cabo razonamientos que se aproximen al Modus Tollens. Partiendo de un condicional causal, bastar con que el animal forme la protonegacin del consecuente para que luego arribe a la protonegacin del antecedente. Como bien seala Bermdez, una protoinferencia de este tipo carecer de la validez formal que posee un genuino Modus Tollens pero an ser, pese a ello, vlida desde un punto de vista semntico: sus premisas no podrn ser verdaderas y su conclusin falsa.9

    Un punto central de la explicacin que hemos dado, es que el perro que realiza una inferencia o, en todo caso, una proto

    8 Bermdez (2006) indica explcitamente, sin embargo, que no pretende atribuir a los animales no humanos una comprensin plena de la nocin de causalidad, pues sta involucra el domino de nociones modales necesarias para comprender la idea de causa suficiente. Bermdez se limita, en cambio, a sostener que los animales no humanos cuentan con la capacidad para rastrear relaciones causales entre hechos o eventos, basndose en la deteccin de regularidades (probabilsticas o determinsticas) entre ellos. Esta capacidad mnima basta para permitirles elaborar protoinferencias como la ejemplificada en el cuerpo del texto.

    9 La protoinferencia que estamos considerando no es vlida en virtud de su forma pues la transicin que nos lleva de la premisa a la conclusin no depende de una regla formal, sino del par de conceptos contrarios involucrados en cada caso. Cf. Bermdez (2006), pp. 9697

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    inferencia est razonando sobre cmo son las cosas en el mundo y no sobre cules son sus creencias sobre el mismo. Retomando nuestra distincin anterior, est operando con los contenidos de sus actitudes proposicionales y no con las actitudes proposicionales mismas. En este sentido, cambia de creencias de un modo racional, en virtud del fracaso de sus expectativas en la prctica, pero sin involucrar para ello habilidades metarepresentacionales. A esto se aade que el primer cambio doxstico al que lo conduce su desempeo inferencial no resulta suficiente para indicarle cmo actuar. De modo anlogo a lo que ocurra con la explicacin del cambio doxstico va mecanismos subpersonales, el perro cree ahora que el gato no est en el rbol, pero an no sabe dnde se encuentra. Luego, el proceso inferencial se ve complementado por una bsqueda activa de la nueva informacin necesaria para dirimir cmo son las cosas all afuera; bsqueda que, con suerte, conducir a la adquisicin de un estado doxstico que s permita guiar las acciones de la criatura de modo exitoso.

    Retornemos ahora, una vez ms, a nuestra pregunta inicial: en qu sentido podemos decir que el perro de nuestro ejemplo comprende que ha cometido un error en su creencia? La respuesta que creo vlida, para cualquiera de los dos modelos explicativos aqu sugeridos, es la siguiente: dado que, en ningn caso hemos atribuido a nuestro animal competencias metarepresentacionales, no podemos adjudicarle una comprensin explcita del error en sus creencias10. Esto es: no tenemos por qu caracterizar la capacidad para percatarse del error de esta criatura como una capacidad para realizar un juicio de segundo orden en el cual: a) aparezcan representadas de modo explcito la propia actitud de creer y el contenido proposicional credo; y b) se predique explcitamente la falsedad de la actitud proposicional representada. Pero s parece adecuado afirmar que el perro cuenta con una comprensin

    10 Estoy empleando aqu una de las mltiples acepciones de la distincin explci-toimplcito. De acuerdo con ella, el sujeto que comprende de manera explcita el error en sus creencias ha de dominar los conceptos de error y de creencia, mientras que quien los domina de modo implcito se ve exceptuado de satisfa-cer este requisito (aunque debe comportarse de un modo acorde con la informa-cin de que hay un error en lo que cree, Cf. Davies, (2001)

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    implcita del error doxstico en la medida en que saber reconocer de manera prctica y activa este tipo especfico de equivocacin, identificando qu debe corregir (su informacin acerca del mundo) y de qu modo (mediante la bsqueda de nueva evidencia), para reinstaurar una prctica exitosa.11

    4. Animales que corrigen creencias: un ejemplo emprico

    A lo largo del apartado anterior:a) He indicado, siguiendo a Bermdez, en qu consiste ser sensi-

    ble al error en las propias creencias.b) He delineado, mediante un ejemplo imaginario, un patrn de

    conductas no lingsticas que constituyen un buen indicador de que una criatura cuenta con este tipo de sensibilidad a sus errores doxsticos. Si un animal no humano mostrara un pa-trn semejante deberamos, pienso, concluir que estamos ante una criatura que posee el tipo de normatividad apropiada para atribuirle creencias.

    c) He sugerido dos explicaciones alternativas de dicha sensibi-lidad doxstica en animales no humanos, que no apelen a las

    11 Siguiendo nuevamente a Bermdez (2003) podemos trazar una distincin ulterior, prxima a nuestros fines, entre dos tipos de modificaciones doxsticas: la directa y la reflexiva. En el primer caso, las creencias son modificadas en respuesta inmediata a los cambios en la estructura y naturaleza de la evidencia disponible. Cierta evidencia perceptual impacta sobre nuestra creencia, que es modificada en respuesta a la discrepancia existente entre el resultado esperado y el resultado percibido. La modificacin doxstica puede ser vista aqu como un proceso de mantenimiento y/o de restauracin de la coherencia, que busca minimizar las tensiones entre la evidencia perceptual disponible para la criatura y las creencias que se apoyan en tal evidencia Lo que importa es que el sistema doxstico se mantenga lo suficientemente coherente e integrado como para que la criatura en cuestin cuente con una perspectiva unificada del mundo y pueda actuar de acuerdo con la misma. La modificacin doxstica reflexiva, en cambio, se rige por la norma de la verdad antes que por la de la coherencia. Este es el espacio habitado por las criaturas capaces de reflexionar explcitamente acerca de las relaciones epistmicas o justificatorias que existen entre sus pensamientos y sus percepciones. Aunque podemos encontrar criaturas no lingsticas capaces de modificar sus creencias de modo directo, la modificacin reflexiva aquella que involucra el concepto de verdad y la capacidad para volverse reflexivamente sobre las propias creencias se encuentra confinada al mbito de los usuarios de un lenguaje.

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    competencias metarepresentacionales caras a la tradicin in-telectualista. La tarea que he realizado hasta aqu es esquemtica y deja sin

    responder numerosos interrogantes. En este apartado final querra abordar brevemente al menos uno de ellos. An si se admite que nuestro ejemplo imaginario del perro que persigue al gato logra describir un patrn conductual que constituye evidencia fiable de la sensibilidad a los errores doxsticos, uno podra preguntarse por la relevancia emprica del mismo. Es que acaso hay animales no humanos reales que se comporten aproximadamente como el perro de nuestro ejemplo? O nos hemos limitado a explicitar un patrn nolingstico puramente ficticio?

    Una respuesta acabada a tal interrogante se dificulta, espe-cialmente por la falta de estudios o experimentos sistemticos des-tinados a examinar la conducta de animales que se enfrentan, en la prctica, con la falsedad de sus creencias. Sin embargo, algunas observaciones etolgicas indican, siquiera de modo tentativo, que s hay animales que muestran patrones conductuales semejantes, al menos en sus puntos ms relevantes, al de nuestro perro imagi-nario. Querra examinar aqu dos ejemplos.

    El primer caso es el de la conducta de una madre antlope ante la amenaza de un potencial predador. Segn relatan los et-logos, los antlopes americanos han desarrollado una estrategia especializada, bautizada como la escondida (hiding) para prote-ger a sus cras de los predadores. Dicha estrategia descansa en el comportamiento coordinado de la madre y la cra. Poco despus del nacimiento, la madre lleva a su cra lejos del lugar en el cual dio a luz. El infante camina una distancia breve, al llegar a cierto punto se reclina y permanece tendido inmvil durante dos o tres horas hasta el retorno de la madre. Este comportamiento permite esconder al infante de los predadores. Pero, para ello, es preciso no slo que la cra permanezca echada y absolutamente inactiva, sino tambin que la madre evite dar seales de su escondite. Es decir, la madre debe permanecer lo suficientemente lejos del rea en la que el infante se esconde, para que su propia localizacin no

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    proporcione una pista valiosa a los predadores, y no debe revelar conductualmente que est retornando hacia el infante.

    En un contexto de este tipo se desarrolla el caso anecdtico que nos interesa, observado por Byers (2002). Una tarde lluviosa una madre antlope se hallaba en un barranco, iniciando su camino de regreso hacia sus dos cras escondidas, cuando se encontr de pronto con dos guilas doradas que sobrevolaban la zona. Al detectar la amenaza, la madre se alej del escondite de las cras y luego se detuvo, girando su cabeza hacia atrs, para observar a las guilas. Despus de unos minutos, las guilas se alejaron de la zona. La madre antlope esper entonces unos treinta minutos y, finalmente, reinici su retorno hacia sus cras. Cuando estaba a slo unos metros de distancia, las guilas reaparecieron nuevamente. Ante ello, la madre antlope volvi a alejarse del sitio donde yacan sus infantes, se detuvo nuevamente, gir la cabeza y escrut al cielo hasta que las guilas desaparecieron. Despus de esperar una media hora reinici, esta vez con xito, el camino de retorno hacia su cra.

    No parece demasiado arriesgado redescribir este caso emprico de un modo semejante al de nuestro ejemplo imaginario. Basta con partir del supuesto de que la madre que regresa hacia su cra lo hace guiada por una creencia como la siguiente: el camino est libre de predadores. Luego, al encontrarse sorpresivamente con las guilas doradas, detiene la conducta originaria y se aleja de la zona peligrosa, presumiblemente porque ha logrado invertir su creencia original con respecto al camino despejado. De todos modos, antes de reiniciar el regreso se detiene a observar a las guilas, buscando informacin sobre su ubicacin subsiguiente hasta que, tras observar su partida y habiendo dejado pasar el tiempo prudencial, retorna a su cra. Como nuestro perro imaginario, la madre antlope real tambin busca, de modo activo, la informacin que necesita para reanudar adecuadamente el curso de accin que le permita satisfacer su propsito.

    Un segundo tipo de ejemplos a examinar son algunos com-portamientos de los chimpancs que aprenden a emplear una

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    herramienta. En primera instancia, las observaciones etolgicas muestran que los chimpancs se equivocan en el empleo de he-rramientas, especialmente durante su infancia y adolescencia y, a menudo, corrigen su desempeo a partir de la observacin de un modelo. Esto sugiere que cuentan con alguna sensibilidad a sus errores en la prctica y cierta capacidad para corregirlos de manera activa. Sin embargo, necesitamos contar con evidencia de un pa-trn conductual an ms complejo. Un patrn que sugiera no slo la sensibilidad del animal a los resultados de las propias acciones, sino alguna capacidad para detectar un problema en los conteni-dos doxsticos que guan su prctica y para modificarlos.

    Pues bien, pienso que es posible evidencia de este segundo tipo de competencia en una serie de experimentos llevados a cabo por Hirata y colegas (2006) con el fin de estudiar cmo aprenda un grupo de chimpancs cautivos a emplear herramientas para extraer miel. En estos estudios, los investigadores realizaron un hueco de 5 mm en una pared transparente, tras la cual colocaron una botella con miel. Los chimpancs contaban con la posibilidad de introducir un objeto delgado y flexible por el hueco para obtener la miel. Para ello podan elegir entre unos 20 objetos diversos, no todos adecuados para la tarea, que se hallaban desparramados por el suelo. En uno de los experimentos, los investigadores formaron parejas de chimpancs compuestas por una animal experto en el empleo de herramientas para resolver esta tarea y por otro inexperto. Pues bien, lo que se observ fue que, en su gran mayora, los chimpancs inexpertos trataron de resolver primero la tarea por s mismos. Aquellos que fracasaron en el primer intento, se volvieron posteriormente hacia el chimpanc experto para observar su conducta. Los que tuvieron xito en su primer intento, en cambio, se abstuvieron de observar al experto. A mi parecer, este patrn conductual sugiere que los chimpancs son, efectivamente, sensibles a los errores en sus creencias. Como en el caso imaginario que plante arriba, tambin aqu parece apropiado pensar que estos animales parten de una creencia instrumental inicial sobre cmo conseguir la miel, la abandonan ante su fracaso en la prctica

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    y buscan nueva evidencia observacional (el comportamiento del experto) que les permita arribar a una nueva creencia sobre cmo actuar para lograr mejores resultados. Es preciso reconocer, sin embargo, que carecemos de evidencia sistemtica especfica que nos permita fortalecer una conclusin de este tipo.

    Es claro que es mucho lo que resta hacer para complementar y refinar la concepcin de la normatividad doxstica que aqu he presentado, as como para evaluar su posibilidad de articulacin efectiva con la evidencia emprica. Sin embargo, si las consideracio-nes anteriores son acertadas, parece que es posible articular una va-riante de normatividad doxstica que resulta independiente tanto del dominio lingstico como de la posesin de capacidades metarepresentacionales. Intent explicitar, adems, qu tipo de conduc-tas constituiran un buen criterio de la presencia de este tipo de sensibilidad al error en animales no humanos. Luego, si logramos mostrar, reforzando lo que sugieren los casos empricos analiza-dos, que hay especies diferentes de la nuestra que pueden satisfa-cer tales criterios conductuales, contaremos con un buen indicador de que hay animales no humanos que poseen el tipo de normativi-dad apropiada para atribuirles creencias de modo justificado.

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  • LA IMPORTANCIA DE UN BUEN TRANSPORTE: LA DISTINCIN CONCEPTUALNO

    CONCEPTUAL Y EL EMPIRISMO DE CONCEPTOS

    Liza skiDeLsky

    Universidad de Buenos Aires - Consejo de Investigaciones Cientficas y Tecnolgicas

    [email protected]

    Recibido: 02/03/11Aprobado: 21/07/11

    RESUMENDesde que Evans (1982) propuso una diferencia entre los estados de pensamiento y los estados perceptivos basada en una distincin de tipos de contenido conceptual y no con-ceptual respectivamente, innumerables filsofos han adhe-rido a esta distincin. Recientemente, Prinz (2002, 2005) ha defendido un empirismo de conceptos que afirma que los vehculos de los conceptos son estados perceptivos. Mi in-tencin en este trabajo es mostrar que a pesar de que ambas tesis estn formuladas en niveles distintos mientras que la distincin es una tesis acerca del contenido representacio-nal, el empirismo de conceptos es acerca de los vehculos representacionales, stas son incompatibles. Por un lado, si la distincin fuera sostenible, el empirismo de conceptos no parecera ser una opcin viable en tanto hiptesis emp-rica acerca de la arquitectura cognitiva. Por otro lado, si el empirismo de conceptos resultara viable, la distincin no tendra peso emprico en tanto no recogera clases diferen-tes de estados psicolgicos.Palabras claves: Conceptos, contenido no conceptual, veh-culos representacionales, requisito de generalidad, estados perceptivos.

    [Analtica, Ao 5, N. 5, Lima, 2011; pp. 29-60]

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    ABSTRACTSince Evans (1982) put forward a difference between cognitive states, such as thoughts, and perceptual states, based on the distinction between conceptual and non-conceptual content, respectively, many philosophers have given support to the distinction. Recently, Prinz (2002, 2005) has defended a concept empiricism which considers that the vehicles of concepts are perceptual states. My intention in this paper is to show that although both theses are stated at different levels while the distinction is a thesis about representational content, concept empiricism is about representational vehicles, they are incompatible. On the one hand, if the distinction is defensible, concept empiricism does not seem to be a viable option as an architectural hypothesis. On the other hand, if concept empiricism turns out to be viable, the distinction will have no place in cognitive psychology since it would not pick up different classes of psychological states.Keywords: Concepts, nonconceptual content, representa-tional vehicles, generality constraint, perceptual states.

    Desde que Evans (1982) propuso una diferencia entre los estados cognitivos de pensamiento y los perceptivos basada en una distincin de tipos de contenido conceptual y no conceptual respectivamente, innumerables filsofos han adherido a esta distincin. Recientemente, Prinz (2002, 2005) ha defendido un empirismo de conceptos que afirma que los vehculos de los conceptos son estados perceptivos. Mientras que la distincin es una tesis acerca del contenido representacional: El proceso de conceptualizacin o juicio lleva al sujeto de estar en una clase de estado informacional (con un contenido de un cierto tipo, contenido no conceptual) a estar en otra clase de estado cognitivo (con un contenido de un tipo diferente, a saber, contenido conceptual) (Evans 1982, p. 227, mi subrayado), el empirismo de conceptos es acerca de los vehculos representacionales: El empirismo de conceptos es una tesis acerca de la naturaleza de las representaciones mentales o los vehculos del pensamiento (Prinz 2002, p. 109). Mi intencin en este trabajo es mostrar que a pesar de que ambas tesis estn formuladas en niveles distintos, stas son incompatibles. Esto

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    quiere decir que si los argumentos filosficos en conjuncin con la evidencia emprica muestran que la distincin conceptualno conceptual resulta verdadera, entonces no puede serlo el empirismo de conceptos, y viceversa.

    La incompatibilidad consiste en lo siguiente. Si resulta cierto que el contenido de los estados cognitivos (i.e., de los pensamientos) es conceptual y el de los estados perceptivos (i.e., del procesamiento de la informacin y de las experiencias perceptivas) no es conceptual, entonces no parece plausible la idea de que los estados perceptivos vehiculen conceptos. De manera que si la distincin conceptualno conceptual es correcta, habra que abandonar el empirismo de conceptos. Sostendr esto en base a un argumento que muestra que la distincin de tipos de contenido representacional depende (en parte) de una distincin en la estructura combinatoria de los vehculos representacionales. De esto se seguira que si el tipo de contenido est (en parte) restringido por el tipo de vehculo representacional, entonces los vehculos perceptivos no seran adecuados para transportar contenido conceptual. Por otro lado, si el empirismo de conceptos resultara verdadero y los vehculos perceptivos pudieran transportar conceptos, entonces no parece plausible la idea de que los estados cognitivos se distinguen de los perceptivos por el tipo de contenido que poseen. En consecuencia, la distincin habra perdido su argumento principal y ms slido, basado en las restricciones que imponen los vehculos representacionales a los contenidos representacionales, y habra que abandonarla. As, la distincin entre contenidos no tendra un lugar en la psicologa cognitiva, en el sentido de que no recogera ninguna diferencia real entre clases de estados psicolgicos en virtud del tipo de contenido de esos estados.

    El trabajo est divido en 4 secciones. En 1, presento la distincin conceptualno conceptual respecto de los contenidos mentales. En 2, ofrezco el que considero que sera el argumento ms slido a favor de la distincin entre tipos de contenido. Como parte del mismo, abordo la cuestin de la relacin entre los contenidos y los vehculos mentales defendiendo la legitimidad de contraponer

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    una hiptesis acerca de los vehculos representacionales y una tesis acerca de los contenidos representacionales. En este apartado ya queda claro en qu consiste la incompatibilidad. En 3, me ocupo de ahondar en la misma desarrollando en detalle algunos aspectos del empirismo de conceptos. En 4, presento las conclusiones.

    1.Conceptualismo y no conceptualismo de contenido

    Si hay algo en lo que todos los filsofos concuerdan es que los conceptos son los constituyentes de los pensamientos. As, para tener un pensamiento, se requiere que un individuo posea exactamente los conceptos involucrados en el contenido de ese estado. Por ejemplo, para tener el pensamiento de que el cielo es azul, se requiere poseer, al menos, los conceptos cielo y azul, de manera que cules pensamientos se tienen depende de qu conceptos se tienen. Por otro lado, una gran mayora de filsofos concuerda en que, a diferencia de los estados de actitud proposicional que poseen contenido conceptual, hay otros estados mentales que poseen contenido no conceptual. Tpicamente, estos estados son las experiencias perceptivas y los estados tempranos del procesamiento subpersonal de la informacin perceptiva. Los contenidos de estos estados no estn constreidos por los conceptos que posee el individuo. Se puede tener una experiencia perceptiva que representa un matiz particular de un color sin poseer el concepto de ese matiz o se puede estar en un estado temprano de procesamiento visual que representa un arreglo particular de intensidades sin poseer ningn concepto relacionado con intensidades.

    As, la distincin conceptualno conceptual establece ciertas condiciones que se requieren para estar en un estado con contenido conceptual y no conceptual, de manera que la distincin clasifica distintas clases de estados: los estados cognitivos que dependen de conceptos y los estados perceptivos que no dependen de conceptos. En cambio, la distincin aplicada a los contenidos supone una perspectiva ms fuerte que la de estado. La perspectiva

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    de contenido supone que los estados cognitivos y los perceptivos tienen diferentes tipos de contenido. Mientras que la perspectiva de estado es neutral respecto del tipo de contenido que poseen estos estados, afirmando solamente que se diferencian por el tipo de actitud que se tiene hacia esos contenidos (las creencias y las experiencias involucraran distintas relaciones entre el sujeto y el contenido, independientemente de que el contenido de ambas clases de estado sea del mismo tipo o no), el no conceptualismo de contenido sostiene que los estados cognitivos y los perceptivos se diferencian por el tipo de contenido en la medida en que representan el mundo de una manera diferente.

    Desde que Heck (2000) postul esta distincin entre el no conceptualismo de estado y el de contenido, sta ha tenido reformulaciones posteriores por, entre otros, Speaks (2005), Byrne (2005), Crowther (2006) y el mismo Heck (2007). Al igual que muchos otros filsofos, considero que la distincin en juego en el debate, tanto tradicional como actual, entre los conceptualistas (aquellos que sostienen que el contenido de las experiencias perceptivas tambin es conceptual, McDowell 1994, Brewer 2005) y los no conceptualistas concierne al contenido (Toribio 2007, Bermdez 2007, Heck 2000, 2007).1 As, todo el peso de la distincin de contenido radica, por supuesto, en qu quiere decir que los estados con contenido conceptual y no conceptual tienen un tipo diferente de contenido. Tanto para los conceptualistas como los no conceptualistas, el contenido es la manera en que el mundo es representado, de modo que sea cual fuera la naturaleza del mismo, el contenido tiene condiciones de satisfaccin (e.g., es verdadero o falso segn represente correctamente o no). La cuestin radicara

    1 No me voy a ocupar aqu de argumentar a favor de esto (tan slo como muestra considero que la cita de Evans (1982, p. 227), mencionada en la introduccin, es lo suficientemente explcita). Por otro lado, si bien la perspectiva de estado, en principio, sera compatible con el empirismo de conceptos, no es una perspectiva interesante de adoptar. No slo porque una distincin entre estados es inviable sin una distincin entre contenidos (dado que no queda claro qu razones habra para la distincin entre estados dependientes de conceptos e independientes de conceptos que no sea una distincin basada en el tipo de contenido), sino porque no rescata ninguna de las razones ni los argumentos conceptualistas tradicionales en contra del no conceptualismo.

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    ms bien, segn el no conceptualista, en que representan de una manera diferente. En general, se considera que esta diferencia radica en que el contenido conceptual, a diferencia del no conceptual, est constituido por conceptos. Si se concibe como tradicionalmente se hace a los estados de actitud proposicional o, en general, a los pensamientos, como relaciones que mantiene un sujeto con una proposicin, y se concibe a las proposiciones ya sea desde una perspectiva fregeana como entidades abstractas o desde una perspectiva fodoriana como entidades fsicamente instanciadas, los pensamientos tienen conceptos como constituyentes.2 Estos constituyentes pueden concebirse a la manera de Evan (1982, p. 101) como una serie de ejercicios de diversas habilidades conceptuales distintas o a la manera de Fodor como entidades mentales, i.e. representaciones con propiedades semnticas y no semnticas. Sea como fuera la concepcin ontolgica de los conceptos (en tanto habilidades o particulares mentales), segn ambas perspectivas los pensamientos estn estructurados en el sentido de que poseen constituyentes, estos constituyentes son los conceptos, y estos se comportan de manera de satisfacer el requisito de generalidad (Evans 1982), o sistematicidad (Fodor 1987) o recombinabilidad (Peacocke 1992, Prinz 2002).3

    Segn Evans (1982), los pensamientos estn estructurados. As, el pensamiento de que Avigail est contenta tiene algo en comn con el pensamiento de que Adam est contento, y el pensamiento de que Avigail est contenta tiene algo en comn con el pensamiento de que Avigail est triste. Eso que tienen en comn son los conceptos. En el caso del pensamiento de que Avigail est contenta, el sujeto ejercita la habilidad de pensar acerca de Avigail (y en esto consiste el concepto Avigail) y la habilidad de pensar acerca de cualquier objeto arbitrario que est contenta/o (en esto

    2 Estas maneras no son las nicas de entender las proposiciones. No obstante, adoptar otras perspectivas, por razones que no desarrollar aqu, tiene inconvenientes respecto no slo de la nocin misma de contenido, sino que vuelve el debate entre los conceptualistas y los no conceptualistas tericamente irrelevante (cf. Toribio 2007, Bermdez & Cahen 2011).

    3 Voy a asumir, al igual que muchos otros filsofos (e.g., Prinz 2002, Johnson 2004) que, para lo que interesa aqu, estas propiedades tratan acerca de lo mismo.

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    consistira el concepto contenta/o). De manera que alguien que piensa que Avigail est contenta y que Adam est contento ejercita en dos ocasiones la habilidad conceptual que llamamos: poseer el concepto de estar contento. Al igual que si piensa que Avigail est contenta y que Avigail est triste ejercita en dos ocasiones una nica habilidad: la habilidad de pensar acerca de Avigail.

    El pensamiento es el resultado de un complejo de habilidades, as como la comprensin de una oracin es el resultado de un complejo de habilidades.4 Cuando se dice que la comprensin de la oracin Fa resulta de dos habilidades, i.e. la comprensin de a y de F, nos comprometemos con predicciones acerca de cules otras oraciones comprender el sujeto (y tambin nos comprometemos a que haya una explicacin comn, aunque parcial, de su comprensin). De la misma manera, si los pensamientos Fa y Gb estn estructurados, nos comprometemos con la afirmacin de que el sujeto tambin tiene la posibilidad de pensar Fb y Ga. Y tambin nos comprometemos con la idea de que hay una explicacin parcial comn de la posesin de los pensamientos, por ejemplo, de que a es F y a es G, en el sentido de que hay un nico estado cuya posesin es una condicin necesaria para tener ambos pensamientos (i.e. la habilidad cognitiva de pensar a). De manera que si un sujeto tiene los pensamientos estructurados de que a es F y b es G no habra en principio ninguna barrera conceptual para tener el pensamiento de que a es G o que b es F.

    As, si a un sujeto se le atribuye el pensamiento de que a es F, entonces debe tener los recursos conceptuales para tener el pensamiento de que a es G, para cualquier propiedad de ser G de la cual tiene una concepcin. Esta es la condicin que llamo El requisito de generalidad (Evans 1982, p. 104).

    La idea bsica es que la habilidad para pensar Fa se descompone en las habilidades cognitivas de pensar a y F, estas habilidades son lo suficientemente diferentes como para poder dar cuenta de la habilidad de pensar Fa en virtud del ejercicio de la habilidad

    4 Si bien Evans parte de la comparacin entre el lenguaje y el pensamiento para introducir el requisito de generalidad, tambin establece una diferencia fundamental: mientras que las oraciones no requieren estar estructuradas, los pensamientos estn esencialmente estructurados (1982, p. 102).

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    de pensar a y pensar en a como F. De manera que son ciertas habilidades cognitivas recombinatorias las que permiten pensar algo como F. Dado que poseer un contenido intencional (de que a es F) es ipso facto cumplir con el requisito de generalidad, ste es, parcialmente, constitutivo de la nocin de contenido conceptual.5

    As como Evans parte de la comparacin con la comprensin lingstica para introducir el requisito, Fodor & Pylyshyn (1988, p. 121) presentan el argumento de la sistematicidad del pensamiento como una recapitulacin del argumento de la sistematicidad del lenguaje: As como no se encuentra gente que pueda comprender la oracin Juan ama a la chica pero no la oracin La chica ama a Juan, tampoco hay gente que pueda pensar el pensamiento de que Juan ama a la chica pero que no pueda pensar el pensamiento de que la chica ama a Juan. Si se asume que comprender una oracin involucra tener el pensamiento que expresa, del hecho de que la habilidad para producir y comprender algunas oraciones est intrnsecamente conectada con la habilidad para producir y comprender otras en particular, se sigue que la habilidad de pensar que Juan ama a la chica est intrnsecamente conectada con la habilidad de pensar que la chica ama a Juan. Esto tambin puede apreciarse si se compara entre el aprendizaje del lenguaje tal como lo hacemos y aprender un lenguaje memorizando un libro de frases. Se puede aprender cualquier parte del libro sin aprender el resto, pero no hay hablantes nativos que sepan cmo decir en espaol Juan ama a la chica pero que no sepan decir en espaol la chica ama a Juan.

    Este fenmeno se explica en la medida en que se considere que los pensamientos poseen una estructura sintctica combinatoria y una semntica composicional que permite la recombinabilidad de sus constituyentes (i.e., de las representaciones conceptualizadas). As,

    Supngase, por ejemplo, que es un hecho acerca del ingls que las frmulas con el anlisis constituyente SN V SN estn bien

    5 El requisito es una afirmacin modal que refiere a la competencia para recombi-nar conceptos. El sujeto podra satisfacer el requisito aunque en alguna ocasin en particular no lo ejercite por algn factor adventicio.

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    formadas; y supngase que Juan y la chica son SN y ama es el V. Se sigue que Juan ama a la chica, Juan ama a Juan, la chica ama a la chica y la chica ama a Juan deben ser todas oraciones. (Fodor & Pylyshyn 1988, p. 121).

    Esto quiere decir que los pensamientos tienen una estructura constitutiva, esto es, estn conceptualmente articulados, estn com-puestos por conceptos recombinables entre s. Esta recombinacin es posible gracias a la composicionalidad sintctica y semntica de las representaciones mentales.6 La composicionalidad sintctica consiste en que el anlisis de una representacin mental compleja se determina exhaustivamente por la sintaxis del sistema represen-tacional junto con el anlisis sintctico de sus primitivos lxicos. La composicionalidad semntica consiste en que la interpretacin semntica de la representacin mental compleja se determina ex-haustivamente por la sintaxis del sistema representacional y la in-terpretacin semntica de sus primitivos lxicos (Fodor 2008). As, la explicacin de la capacidad de tener los pensamientos Juan ama a la chica, Juan ama a Juan, la chica ama a la chica y la chica ama a Juan se explica por constituyentes en comn, los conceptos, que contribuyen tanto al anlisis sintctico como a la interpretacin se-mntica de estos pensamientos.

    Tal como se mencion, mientras que para Evans poseer un pensamiento consiste en ejercer ciertas habilidades cognitivas estructuradas, para Fodor consiste en que las representaciones mentales complejas que componen el contenido conceptual tienen estructura constitutiva. Por otro lado, mientras que para la mayora de los filsofos neofregeanos, la satisfaccin del requisito de generalidad es una propiedad esencial de los pensamientos (Evans 1982, Peacocke 1992), para Fodor y Heck (2007) constituye una propiedad contingente, de manera que el requisito sera una verdad emprica ms que necesaria. Ms all de estas diferencias, la cuestin a tener en cuenta, tanto en la lnea neofregeana (al menos

    6 Fodor (2001) ya no cree que el lenguaje sea semnticamente composicional a la manera en que efectivamente lo es el pensamiento (no obstante, en ese mismo artculo y en textos posteriores, como 2008, sigue comparando la composicionalidad del pensamiento con la del lenguaje). De todas formas, esto no afecta la cuestin principal aqu que concierne a la composicionalidad del pensamiento.

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    en autores como Heck) como fodoriana, es que los constituyentes de los pensamientos no slo cumplen un rol explicativo para dar cuenta de la capacidad de tener pensamientos y que estn relacionados entre s, sino que son causalmente relevantes en la produccin del comportamiento.

    Un no conceptualista sostiene que los estados que no satisfacen el requisito de generalidad o sistematicidad, en el sentido relevante mencionado, son estados cuyo contenido es no conceptual. En el caso de las experiencias perceptivas, el contenido no est conceptualmente articulado en el sentido relevante dado que estar en una experiencia perceptiva no supone que el individuo posea representaciones estructuradas de la manera en que hemos visto. Lo mismo ocurre con los estados perceptivos subpersonales del procesamiento de la informacin. Cuando le atribuimos al cerebro computaciones a travs de las cuales localiza los sonidos que omos, ipso facto le atribuimos representaciones de la velocidad del sonido y la distancia entre los odos, sin embargo, esto no compromete con la idea de que el cerebro tiene que ser capaz de representar la velocidad de la luz o la distancia entre cualesquiera otras cosas (Evans 1982).

    Siendo la idea de estructura la que est en debate entre los con-ceptualistas y los no conceptualistas, la cuestin sera si las repre-sentaciones o habilidades cognitivas estructuradas que se ponen en juego cuando se tiene un pensamiento con el contenido de que el cielo es azul tambin se ponen en juego cuando se percibe el cielo azul (ya sea en la experiencia perceptiva o en los estados subperso-nales de procesamiento de la informacin visual). A continuacin, ofrecer un argumento que sigue la lnea a favor de que la estruc-tura de los estados con contenido conceptual es diferente de la de los estados con contenido no conceptual y sostendr que ello se debe, en parte, a que el contenido conceptual requiere una estruc-tura particular de los vehculos representacionales; estructura que los vehculos perceptivos no poseen. De manera que en el transcur-so de su desarrollo, quedar explicitada la incompatibilidad entre la distincin y la tesis bsica del empirismo de conceptos.

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    2. La incompatibilidad

    Hemos visto que la manera tradicional de entender el no conceptualismo de contenido es considerar que los estados que no satisfacen el requisito de generalidad o la sistematicidad son estados cuyo contenido es no conceptual. Los estados que satisfacen el requisito tienen una estructura constitutiva, cuyos constituyentes cumplen un rol explicativo para dar cuenta de la capacidad de tener pensamientos, realizar transformaciones entre ellos y explicar el comportamiento. En lo que sigue, a partir de lo desarrollado en 1, ofrecer el que considero que es el argumento ms apropiado para dar cuenta de esta distincin de tipos de contenidos entre los estados cognitivos y perceptivos. Llamo a este argumento el argumento FodorHeck porque se basa en consideraciones de Fodor (2007, 2008) y Heck (2007), y tiene la siguiente forma: 7

    (i) La sistematicidad /el requisito de generalidad es una propie-dad, al menos, de nuestro pensamiento conceptual.

    (ii) La explicacin de la sistematicidad o del requisito requiere, al menos, combinaciones formales/estructurales/sintcticas en-tre constituyentes sintcticos cannicos.

    (iii) La sintaxis es una propiedad, en ltima instancia, de los veh-culos de las representaciones mentales.

    (iv) Las representaciones mentales vehiculadas por smbolos satis-facen la sistematicidad/el requisito.

    (v) Las representaciones mentales cuyos vehculos son percepti-vos no satisfacen la sistematicidad/el requisito.

    (C) Luego, el tipo de contenido cuando es transportado por un vehculo simblico sera contenido conceptual, pero cuando es transportado por un vehculo perceptivo sera no conceptual.

    7 Para mostrar que este argumento es el ms apropiado, habra que mostrar tambin que los argumentos tradicionales a favor de la distincin entre tipos de contenido (e.g., el argumento de la riqueza de la experiencia perceptiva, de la continuidad evolutiva, etc.) no son relevantes para establecerla. Me ocupo de mostrar eso en Skidelsky (2010). Por otro lado, si bien el argumento se basa en reflexiones de los autores mencionados, esto no quiere decir que lo sostenido por l refleje fielmente la postura efectiva de ambos.

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    La premisa (i) es mayoritariamente aceptada por los concep-tualistas y no conceptualistas. Esto no quiere decir, por supuesto, que no haya sido puesta en duda en otros contextos. Algunos han intentado mostrar que el requisito tiene contraejemplos (Richard 1994) o que la sistematicidad del pensamiento no es un fenmeno tan generalizado como se cree (Johnson 2004). Siendo que la siste-maticidad constituye una propiedad contingente, al menos para Fodor y Heck, es natural que pueda tener excepciones. Se podra pensar que estas crticas atacan ms bien la postura neofregeana que considera que la satisfaccin del requisito de generalidad es una propiedad esencial de los pensamientos y por tanto constituye una verdad necesaria. Evans sostiene esto ltimo, pero tambin afirma que: Quizs se deba conceder que el requisito de generali-dad es un ideal, al cual nuestro sistema actual de pensamiento slo se ajusta de manera aproximada (1982, p. 105). De modo que si los cuestionamientos al requisito lo que marcan es que puede ha-ber excepciones, esto es algo que los propios defensores, ya sea en su versin contingente como necesaria, parecen conceder. Lo que volvera falsa la premisa (i) es que nuestros pensamientos nunca cumplieran con el requisito de generalidad.8 Cuestin que aparen-temente no tiene apoyo emprico (Fodor 1987).

    La premisa (ii) afirma que para la satisfaccin del requisito se requiere que las representaciones mentales posean propiedades formales o sintcticas dado que la recombinabilidad de los constituyentes de los pensamientos se realiza, en ltima instancia, en virtud de sus propiedades sintcticas/formales. As, Fodor & Pylyshyn (1988, p. 120) afirman: Ntese, al pasar, que la sistematicidad es una propiedad del dominio de la sintaxis de un lenguaje. Asimismo, Heck sostiene que: La representacin de los contenidos como estructurados permite establecer ciertas generalizaciones, tales como el requisito de generalidad, de una manera natural representando las relaciones entre los contenidos que figuran en esas generalizaciones como esencialmente sintcticas (2007, p. 122). As, lo que parece ser crucial para la

    8 Tal como sostienen posiciones pragmatistas radicales, como la de Travis (1994).

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    satisfaccin del requisito son las propiedades sintcticas de los pensamientos.9 Es posible recombinarlos de manera de dar lugar a otros relacionados en virtud de que tienen un anlisis estructural en trminos de sintagma nominal y sintagma verbal. Los constituyentes de esos sintagmas estn dados por la descripcin cannica de la cadena de smbolos. La estructura cannica del pensamiento de que Juan ama a la chica es ((Juan)SN (ama)V (a la chica)SP)SV)O. Dada esta estructura es posible recombinar los constituyentes de modo de dar lugar al pensamiento de que la chica ama a Juan. De manera que el hecho de que ciertos estados satisfagan el requisito de generalidad parece ser una cuestin, en ltima instancia, acerca de la estructura sintctica de las representaciones que conforman su contenido.

    Esto no significa que las propiedades semnticas de las repre-sentaciones mentales no sean relevantes para la recombinacin de los constituyentes representacionales.10 Segn Fodor (2007, 2008), y tal como vimos en 1, la explicacin de la sistematicidad se basa en la composicionalidad tanto sintctica como semntica. As, la sintaxis y la semntica de Juan ama a la chica estn determina-das por hechos como que Juan es un sustantivo y denota a Juan, amar es un verbo y denota la relacin x ama a y, etc. Heck (2007) considera que si bien es cierto que la satisfaccin del requisito de generalidad es una consecuencia de la estructura sintctica de las representaciones mentales, las similitudes sintcticas son relevan-tes slo por cmo la sintaxis est relacionada con la semntica (p. 135). Dado que los constituyentes de los pensamientos cumplen un rol causal en la explicacin de la conducta, segn Heck, sta no

    9 Prinz (2002) tambin considera que el requisito alude a propiedades sintcticas de las representaciones. As, afirma: Otra propuesta sintctica para identificar a las representaciones perceptivas toma su inspiracin de discusiones de lo que los filsofos llaman contenido no conceptual Una sugerencia acenta las propiedades combinatorias (ver Evans 1982 y Davies 1989). A veces se piensa que las representaciones no conceptuales carecen de generalidad. (p. 111).

    10 O que no pueda haber restricciones semnticas. Evans (1982) sostiene que la recombinabilidad est sujeta a que la misma sea significativa. Sin embargo, Camp (2004) sostiene que el requisito no tiene por qu tener restricciones categoriales, de manera que cadenas sintcticamente bien formadas, aunque semnticamente absurdas, pueden expresar pensamientos.

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    puede explicarse slo en trminos sintcticos sino que tambin en trminos de hechos acerca del contenido de esas representaciones. Es decir que similitudes en comportamiento deben explicarse en trminos de similitudes en las representaciones, pero tambin de lo que ellas representan, de manera que el hecho de que se puedan tener los pensamientos Fa y Gb, si te tienen Fb y Ga, es irrelevan-te a menos que los elementos en comn sealen una similitud en contenido.

    Estas consideraciones apuntan a que la estructura de las representaciones no slo es sintctica sino tambin semntica y que para dar cuenta de la sistematicidad o el requisito de generalidad habra que acudir a ambos aspectos. Esto parecera ir en contra de la premisa (ii). Sin embargo, lo nico que afirma esta premisa es que sin estructura de constituyentes sintcticos, el requisito de generalidad no podra satisfacerse. Esto es as no slo en el sentido trivial de que sin constituyentes sintcticos/formales no podran realizarse combinaciones ni transformaciones inferenciales entre pensamientos, sino en el sentido ms sustantivo de que el rol causal de los contenidos de los pensamientos est dado en virtud de las propiedades sintcticas de las representaciones mentales. Los procesos mentales causales, para un realista intencional, y tal como veremos en relacin a la premisa (iii), son slo sensibles a las propiedades sintcticas/formales de las representaciones mentales. As, las propiedades semnticas pueden tener un rol en la explicacin de la conducta slo porque estn reflejadas de alguna manera en la sintaxis de las representaciones mentales (Fodor 1987). De modo que, al menos para realistas intencionales como Heck y Fodor, no podra haber composicionalidad en el sentido requerido para explicar la sistematicidad o el comportamiento sin propiedades sintcticas.

    La premisa (iii) afirma que las propiedades sintcticas son, en ltima instancia, propiedades de los vehculos representacionales. Respecto de las representaciones mentales, se puede distinguir, por un lado, su contenido y, por el otro, su vehculo. Mientras que el contenido se relaciona con lo que representan, los vehculos se

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    relacionan con aquello que porta el contenido. Una tesis o teora acerca de los vehculos da razones a favor de que los vehculos representacionales son imaginsticos (al estilo de las fotografas, los grficos, etc.) o simblicos (oraciones) o de otro tipo. Por ejemplo, el hecho de que la Torre Eiffel est en Pars puede representarse por medio de una oracin o un mapa; ambos son vehculos diferentes que transportaran el mismo contenido. Lo que afirma la premisa del argumento es que la satisfaccin del requisito es posible porque lo que se combinan son los vehculos de las representaciones mentales.

    Ahora bien, esta afirmacin requiere cierta clarificacin por-que es sabido que los conceptos pueden entenderse como cons-tituyentes del vehculo o del contenido de las representaciones mentales. Segn la perspectiva fodoriana, los conceptos son los constituyentes de los vehculos de las representaciones mentales del lenguaje del pensamiento o mentals. El mentals tiene propie-dades sintcticas y semnticas similares a los lenguajes naturales, pero no es ninguno de ellos. As, la representacin mental com-pleja Juan ama a la chica constituye una oracin del mentals sin-tcticamente estructurada que significa que Juan ama a la chica. Sin embargo, mientras que las propiedades sintcticas son esenciales para la individualizacin de las frmulas del mentals, sus pro-piedades semnticas, o sus contenidos, no lo son. El lenguaje del pensamiento constituye un sistema de smbolos que refleja algo as como el clculo de predicados, en el cual los pensamientos estn compuestos por conceptos de predicado, conceptos singulares y constantes lgicas. Los conceptos son estas frmulas o vehculos, que adquieren contenido de manera contingente en virtud de, por ejemplo, relaciones nomolgicas con propiedades en el mundo (se-mntica informacional) o cualquier otro tipo de semntica que se considere adecuada.

    Segn la perspectiva neofregeana, en cambio, los conceptos son los constituyentes del contenido, y tal como se vio en 1, estos se entienden en trminos de las habilidades cognitivas del pensador y se individan en trminos de habilidadestipo. As, tener el

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    pensamiento de que Avigail est contenta consiste en ejercitar la habilidad de pensar acerca de Avigail (concepto Avigail) y la habilidad de pensar acerca de cualquier objeto arbitrario que est contento (concepto estar contento/a). En este sentido, en principio, parecera que una postura as es neutral respecto de la realizacin vehicular de las habilidades. No obstante, si se quiere respetar la idea de que hay una explicacin (parcial) comn de la posesin de los pensamientos, por ejemplo, de que a es F y a es G, en el sentido de que, al menos, hay un nico estado cuya posesin es una condicin necesaria para tener ambos pensamientos, entonces hay que entender esas habilidades como teniendo una base categorial, i.e., un mecanismo causal subyacente. As, la manera de entender el requisito de generalidad alude a un elemento en comn. Si ese elemento en comn (que son los conceptos) no forma parte de los mecanismos causales, difcilmente se pueda sostener que cumple un rol en la explicacin del comportamiento. Y dado que los procesos mentales causales slo operan en virtud de propiedades sintcticas/formales, en ltima instancia, tal como sostiene Davies (1998), los neofregeanos estaran comprometidos con un lenguaje del pensamiento. Lo que hace que un sistema representacional constituya un lenguaje del pensamiento es justamente ciertas propiedades sintcticas de sus vehculos representacionales, y Davies muestra que una concepcin neofregeana que de cuenta de aquello en comn que tienen los pensamientos est comprometida con que las propiedades sintcticas de los conceptos formen parte de sus vehculos.

    El argumento de Davies tiene dos pasos. El primero parte del enfoque neofregeano de que pensar requiere el uso de conceptos y la posesin de conceptos requiere el compromiso con ciertos patrones de inferencia i.e. el compromiso de realizar inferencias en virtud de su forma. Una manera de expresar esto sin requerir que el pensador sea capaz de especificar las formas es en trminos del cumplimiento por parte del pensador de las condiciones de conocimiento tcito de la regla de inferencia en particular. Este conocimiento tcito se entiende en trminos de un factor

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    causal comn que media todas las transiciones que instancian esa regla en particular. El segundo paso del argumento conecta el conocimiento tcito de reglas con el lenguaje del pensamiento. Dado el procesador que opera como el factor causal comn para todas las transiciones mediadas por una regla en particular, los inputs tienen que compartir una propiedad que active la conexin inputoutput. Puesto que el procesador es un mecanismo causal, la propiedad tiene que ser un determinante fsico de las consecuencias causales de las configuraciones del input. El nico candidato que cumple con este requisito es una propiedad sintctica. La conclusin es que se requiere un lenguaje del pensamiento para satisfacer la condicin de realizar inferencias en virtud de su forma. As, a pesar de que el mismo Evans (1982) afirma que la idea de que el pensamiento est estructurado no tiene por qu llevar a sostener un lenguaje del pensamiento (aunque no da razones de por qu esto sera as), si se quiere que los constituyentes de los pensamientos tengan un rol explicativo en la capacidad de tener pensamientos, hacer transiciones inferenciales y para dar cuenta del comportamiento, entonces no parece haber una opcin ms adecuada que comprometerse con propiedades sintcticas de vehculos del pensamiento.

    Las premisas (iv) y (v) afirman que las representaciones mentales vehiculadas por smbolos satisfacen la sistematicidad/el requisito, mientras que las representaciones mentales cuyos vehculos son perceptivos no satisfacen el requisito. La idea es que habra dos maneras distintas de representar. Una, la conceptualizada, parece estar constituida por conceptos en la medida en que sera un representar como. Las representaciones conceptualizadas representan x como F, esto es, se aplica a x la representacin mental que expresa el concepto F o se representa a x como cayendo bajo el concepto F (e.g., se representa caballo como caballo). La otra manera de representar, la no conceptualizada, es una especie de representar a secas en donde se representa x de alguna u otra manera, en el sentido, por ejemplo, en el que la representacin puede llevar informacin acerca de x sin representar

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    a x como F.11 La primera forma de representar es paradigmtica de las representaciones simblicas, discursivas u oracionales, mientras que la segunda de las imaginsticas o icnicas.

    Ambos tipos de vehculos representacionales, los discursivos y los icnicos, son en alguna forma composicionales en la medida en que pueden construirse representaciones complejas a partir de representaciones atmicas. Sin embargo, tal como Fodor (2007, 2008) y Heck (2007) sealan, la composicionalidad en estos tipos de vehculos es distinta. Como hemos visto, la composicionalidad de las oraciones est determinada por la estructura sintctica y el contenido semntico de sus constituyentes. En este sentido, las representaciones simblicas tienen una descripcin cannica que determina cules son los constituyentes (mientras que Juan es un constituyente de Juan ama a Mara, Juan ama no lo es). Esto hace que estas representaciones tengan forma lgica que hace explcita la estructura composicional y la contribucin que hace cada constituyente a la totalidad de la expresin. Adems, las expresiones llevan compromisos ontolgicos en la medida en que pueden incluir cuantificadores y el sistema representacional est as comprometido con los individuos que recorren las variables ligadas de cuantificacin. En cambio, la composicionalidad de los conos est dada por sus partes en el sentido de que tienen partes interpretables, pero no tienen una descripcin cannica al estilo de las expresiones simblicas. Esto es, todas sus partes son constituyentes y en este sentido pueden tener innumerables constituyentes (no hay distincin entre partes cannicas y meras partes). Al no tener una descripcin cannica, tampoco tienen forma lgica, sus partes semnticas y sintcticas son homogneas de manera que contribuyen a la totalidad de la misma manera. Tampoco pueden expresar proposiciones negativas (no se le aplican las combinaciones booleanas), ni cuantificadas (de ah que no haya principios de individuacin para lo que representan, de

    11 Esto significa que las representaciones conceptualizadas establecen contextos opacos a la sustitucin de predicados coextensivos en la posicin de F, mientras que las no conceptualizadas establecen contextos transparentes a la sustitucin de trminos coextensivos en la posicin x (Fodor 2007).

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    manera de que no hay una nica proposicin estructurada que otorgue el contenido de una imagen) o hipotticas o modales. En verdad, ni siquiera pueden expresar predicacin ya que esto requiere distinguir trminos que contribuyan con individuos de conjuntos (propiedades, etc.). Segn Fodor (2007, 2008), predicacin y conceptualizacin (que opera subsumiendo cosas bajo el concepto expresado por el predicado de una representacin mental) son dos caras de una misma moneda.

    As, las representaciones conceptuales del lenguaje del pensamiento tienen esencialmente una estructura constitutiva, compuesta por una sintaxis combinatoria y una semntica composicional, que es la que permite que las representaciones se combinen entre s dando lugar a distintos pensamientos. Los vehculos representacionales del lenguaje del pensamiento pueden transportar contenido conceptual porque tienen los recursos, bsicamente de combinatoria sintctica, necesarios. En este sentido, mientras que los contenidos de los pensamientos representan de manera conceptual, los contenidos de los estados perceptivos (experiencias y estados del procesamiento de la informacin) representan de manera no conceptual